Estereotipos

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PUBLICACION DEL CENTRO DE INVESTIGACION DE ESTUDIO SAHAR –

VERANO 2015 – Nro. 27- ISSN 2347-0283

Publicación declarada de interés cultural y auspiciada por el Ministerio de


Cultura de la Nación Argentina.

La imagen y la construcción de estereotipos durante los siglos XIX y XX

Exposiciones, pintura, fotografía y cine

Autor: Viviana Alioto1

Abstract: La palabra imagen ,tiene muchos significados desde representación hasta copia ,
pasando por símbolo, idea, figura, retrato, imitación, modelo, reproducción, semejanza,
metáfora y comparación. En el idioma alemán imagen es “bild” que también significa construir.
O sea podemos ver a la imagen como construcción; una construcción que significa, que
expresa, que comunica, y que, por tanto, debe ser interpretada. (Roca, 2004)

Las imágenes que nos rodean no son neutras: están influidas por la visión subjetiva del emisor y
también por la del receptor, así como por el canal de información y el contexto, formando parte
de los procesos de cognición y comunicación del ser humano.

1
Lic. en Cs Químicas UBA- posgrado 1- Radioquímica y física nuclear. 2-Polimeros.Docencia en Fac. De Cs
Veterinarias Cátedras de Qca. Orgánica e Inorgánica respectivamente. UBA. Danzas y teatro: Escuela Salomé Vega,
Maestría en Método Árabe teatral- Salomé Vega MAT. Egresada ADS de Amir Thaleb. Expresión teatral Vicky
Olivares. Teoría Teatral, Emeterio Cerro. Especialización en Cultura del Cercano Oriente Antiguo Estudio Sahar,
equipo de investigación Estudio Sahar. 2013 Curso de Ritmología de Osvaldo Brandán. 2012 Talleres teórico
práctico con Helene Heriksen sobre : Ouled Nail, Romani, Danzas con cucharas de Turquía, Shaabi Tunecino,
danzas de Marruecos, Shikhat,, Bereberes, Danzas de Irán. En 2014 especialización Ghawazee, estilo Banat Mazin
con Helene Eriksen. Cursos y workshops con maestros nacionales e internacionales. Expositora Congreso de
Música y Danza Árabe 2013 y 2014

1
El enunciado: Una imagen vale mil palabras, significa que ningún discurso o explicación puede
superar el impacto, poder y posibilidades de una imagen; en este caso visual ya que nos
referiremos a la imagen impresa, pintura, fotografía y cine y a la exhibición.

Estas imágenes no solo serán registro más o menos fiel de una cultura, de un momento, de una
situación, manifestarán también una manera de “ver “de una sociedad”. El “otro” es visto y
mostrado de una manera que conviene a los intereses de los “unos”

En este caso en particular mostraremos cómo Occidente “veía” a Oriente y mediante las
imágenes reforzaba y ayudaba a la construcción de estereotipos.

Palabras claves: Fotografía – Estereotipo – Orientalismo

Situación geopolítica

A partir del siglo XVI Europa había comenzado a fortalecerse militarmente lo cual iba a devenir
en expansión, en dominación, frente a un Imperio Otomano que se debilitaba paulatinamente.
Las grandes potencias Europeas se dividirán el mundo dominando el Norte de África, Medio
Oriente, India principalmente, siendo Francia e Inglaterra las principales potencias dominantes.

Desde finales del siglo XVIII y el siglo XIX estaremos en la era de los Imperialismos, con la
aparición de un nuevo imperialismo: el colonizador. Este nuevo colonialismo fue una
consecuencia de una era de rivalidad económico- política entre economías nacionales
competidoras.

Como expresa Hobsbawm la conquista del mundo por la minoría “desarrollada” transformó
ideas y aspiraciones por la fuerza y por las instituciones mediante el ejemplo y mediante la
transformación social.

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El “Otro”, los estereotipo “orientales”

Desde las primeras aproximaciones y observaciones de las sociedades imperialistas respecto a


los sujetos que habitaban los territorios colonizados, ha existido un creciente interés en
determinar y clasificar la posición del otro en comparación con las naciones europeas. Sin
embargo, tal iniciativa ha ido mucho más allá de lo llanamente cultural o científico, para
estructurar una metodología que llevaría a un mayor poderío político, geográfico y económico
por parte de las potencias occidentales. (Ribero, 2013)
En el enfrentamiento con otra cultura se producen reacciones contrapuestas. Una es negar la
distancia cultural y asimilar a los otros a nosotros o a nuestro vecino, mediante la utilización de
la analogía, como un reflejo del yo. Es esta analogía la que hace inteligible lo exótico, lo que lo
domina. La otra respuesta es la contraria, la que remarca lo opuesto a nuestra cultura. (Burke,
2005, p.155), generalmente asociado a lo negativo.
El ‘otro’ esta generalmente asociado a lo exótico, se construye un estereotipo del “otro”
colocándose “uno” en posición de superioridad.

Edward Said definirá como Orientalismo a la “institución colectiva para estudiar Oriente” que
se desarrolló en los países occidentales a partir del siglo XVIII y se relaciona con Oriente.
relación que consiste en hacer declaraciones sobre él, adoptar posturas con respecto a él,
describirlo, enseñarlo, colonizarlo y decidir sobre él; en resumen, el Orientalismo es un estilo
occidental que pretende dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente. Una
justificación académica para dominar, el Orientalismo es un discurso de poder. Occidente
creará entonces un estereotipo de Oriente. Un estereotipo del primitivo, el salvaje, reforzando
la idea de superioridad de lo civilizado sobre lo primitivo
La creación del otro” estigmatiza diferencias reales o imaginarias. El “otro” es geográficamente
“otro” nosotros estamos “aquí” y los “otros” allá.

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El exotismo constituye una forma directa de otredad en la que se oponen la anormalidad del
lugar lejano con la normalidad del “aquí”. La otredad de lo exótico no es el brutal y rudo “otro”
de los primeros encuentros, es un “otro” suave, representado y transformado en mercancía
que el mundo colonial ofrece como espectáculo, en las pinturas orientalistas, los zoo humanos,
las danzas exóticas. (Staszak, 2008)
En las descripciones Europeas de Oriente, había una deliberada actitud a subrayar las
diferencias que hacían a Oriente diferente de Occidente, ubicándolo en un estado de
“otredad”. Dentro de las diferencias que marcaban se hacen siempre presentes el considerar
oriente como un lugar de sensualidad lasciva, un lugar proclive a la violencia. Los orientales son
haraganes, depravados, incapaces de autogobernarse, justificando la idea de dominación y
civilización. El objetivo del discurso colonial es construir al colonizado como una población de
tipos degenerados sobre la base del origen racial, de modo de justificar la conquista y
establecer sistemas de administración e instrucción. En consecuencia, pese al "juego" en el
sistema colonial que es crucial a su ejercicio del poder, el discurso colonial produce al
colonizado como una realidad social que es a la vez un "otro" y sin embargo enteramente
conocible y visible. (Bhabha, 2002)

Construyendo imágenes:

Pintura Orientalista

Con este escenario pensemos en cómo fue la literatura, la narrativa de viajeros, misioneros y
estudiosos. Obviamente al servicio del Imperialismo, fantasiosa, romántica, reforzando aún más
los estereotipos previamente forjados, “la sensual odalisca, el buen moro, el salvaje, el harem
secreto etc.
Además de la literatura, la representación en imágenes visuales nos permitiría recomponer las
imágenes mentales.

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Claramente podemos verlo en las pinturas orientalistas y luego en la fotografía, el film y las
exposiciones Universales.
A mediados de siglo XIX el orientalismo estaba en su apogeo en Europa. Artistas extranjeros
como David Roberts, Jean Léon Gérôme, Eugene Delacroix y Eugene Fromentin visitaron Egipto
tomando nota de los sitios históricos, las costumbres locales, paisajes según una moda
romántica exagerada. Gerôme, establecido en Cairo por meses o y a veces años, fue uno de los
que introdujo la pintura de caballete en Egipto. (Zuhrur, 2003)

El pintor orientalista llegaba, como todos los viajeros, atraído por el exótico oriente. Buscaba
desesperadamente descubrir a las mujeres, descubrir los secretos de harem, penetrar en ese
lugar prohibido…dejarse llevar por la sensualidad de Oriente, plasmar lo “pintoresco”.
El harem era el lugar de la casa donde solo entraban las mujeres y los familiares, ningún extraño
podía pasar las puertas del harem. Un lugar al cual los pintores no podían ingresar por lo tanto
sus obras son fruto de la imaginación y los relatos de otros. Obras en las que se pintan mujeres
en poses lascivas, indolentes, desnudas, con miradas sugestivas invitando a satisfacer los
deseos. Esa era la visión orientalista de estos pintores europeos. Basta ver las obras de
Delacroix, o Gérôme que reforzaban el estereotipo femenino oriental.

Exposiciones y Zoos humanos

La imagen del otro, del salvaje, el primitivo, también fue construida a través de las Ferias,
Exposiciones Universales y los zoológicos humanos. Estas exposiciones tuvieron lugar alrededor
del mundo desde N. York, Paris, Viena, Londres, etc. exhibiendo al ‘otro” mostrando sus
diferencias con el Occidente civilizado. Hasta mediados del siglo XX existieron estas
exhibiciones. Las exposiciones Universales armaban pabellones dedicados a las colonias. En
1851 la gran exhibición en Londres fue la primera en su género. El pabellón de Egipto causó
sensación por su imitación de una calle del Cairo llena de comerciantes, una mezquita,
negocios, bailarinas y cafés. Esta fórmula sería repetida en París, Chicago, San Francisco, Milán y

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Berlín. Como ejemplo: La calle del Cairo de la exposición Universal de Paris de 1889 con una
reproducción de un Cairo medieval, con tiendas, burros traídos del Cairo con sus cuidadores,
gritos, bailarinas, y gentío como metáfora del ‘desorden decadente”. Se tomaba extremado
cuidado en detalles como la pintura deteriorada o avejentada de las paredes, por ejemplo, para
darle realismo. Este realismo era el que impactaba al visitante y estimuló el gusto por ‘las
reconstrucciones exóticas” que prosiguió durante el período de las grandes exhibiciones
Occidentales.
En la segunda mitad del siglo surge plenamente desarrollado el modelo de zoo humano para
exhibir lo exótico, ciertos elementos raciales como los “pueblos negros” que podían o no
formar parte de otras grandes exhibiciones como Exposiciones Universales o Coloniales. En
estos espectáculos públicos quedaba demostrada la jerarquía de las colonias y las diferencias
raciales. Tribus enteras se “importaban”, por así decirlo, de las colonias y se exhibían
reproduciendo sus aldeas y villas, recreando la vida de la misma en su lugar de origen, cercadas
como animales enjaulados y armadas de forma tal que lo exótico y lo diferente eran la atracción
principal.
La exhibición de gente exótica sugería que eran inferiores en status a los europeos y por ende
colonizables, una forma de auto justificar sus argumentos en lo concerniente a las políticas
imperialistas en el extranjero. Mostrar estas diferencias, mostrar al otro, al salvaje era una
forma de dar testimonio de lo que el occidental no era. Lo que en algún momento quiso tener
algún valor antropológico fue rechazado por los antropólogos por haber devenido más en un
circo que en una “muestra” con valor científico. Los zoo humanos se caracterizaron
principalmente por explotar las diferencias raciales, las diferencias físicas, las ferias hacían más
hincapié en lo exótico. Ambos pretendían demostrar quién era realmente civilizado y quien aún
necesitaba serlo.

La fotografía,

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A principios del siglo XIX hubo una expansión sin precedentes en la circulación de imágenes
impresas lo cual produjo una modificación en los hábitos sociales introduciendo cambios en la
transmisión y en la recepción de la información, en un período que podemos considerar como
el origen de la cultura visual.
La fotografía desempeñó un papel fundamental en esta transformación cultural, en que la
imagen irá ganando terreno a la palabra impresa, ya que éste es uno de los medios en que más
se desdibujan las fronteras entre la realidad y su representación (Naranjo, 2006, p11)
La industria fotográfica y su veloz expansión hicieron que se enviaran fotógrafos a los lugares
más distantes del mundo.
Allí no solo fotografiaban a los colonos sino a los locales para vender estas fotografías a los
turistas. Comienza el apogeo de las fotos postales. Fotografías que recorren rápidamente el
mundo llegando e incitando la imaginación del europeo
Se abren estudios fotográficos donde se pueden fotografiar e incrementar el catálogo de
personajes exóticos.
En muchos caso hasta se aprovechan las exposiciones y ferias para “armar” fotografías como si
se tratase de fotos realizadas en las colonias sin desplazarse gran cosa.
Mayormente estas fotografías son manipuladas, ya explicaremos por qué y no representan
valor antropológico. Los fotógrafos contribuyeron al concepto de raza creando visibles marcas
de diferencia racial ayudando a crear un consenso entre fotógrafo y creencia popular.
Los estereotipos raciales establecidos en la fotografía etnográfica llegaron al film etnográfico y
al cine popular.
El concepto de estético de pintoresco tuvo un importante impacto en la reconfiguración
imaginaria del espacio colonial para beneficio del público occidental. (High and Sampson, 2005)
Por ejemplo el desorden de Rue du Cairo era caótico y decadente, pero era el “encantador
mundo de los nativos”.
El problema no es hacer una imagen de Oriente sino hacer de Oriente una imagen” (T Mitchell,
1998)

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Esto es importante para entender el impacto social de la fotografía que crea una distancia entre
uno y el mundo, igual que la Rue du Cairo armada como algo pintoresco, como una calle de
Egipto medieval y como un objeto de exhibición.
La tarjeta postal es una rotunda defensa del espíritu colonial en forma de imagen (Alloula,
1986)
Es la propagación del fantasma del harem por medio de la fotografía. La era de oro de la postal
colonial se ubicó entre 1900 y 1930. El motivo más recurrente fue el de la mujer argelina. No
conoce la historia otra sociedad en que las mujeres han sido fotografiadas en tal gran escala
para ser mostradas al público. (Alloula, 1986)
Detrás de estas imágenes vemos a grandes líneas la percepción colonial del nativo, la fijación
con el cuerpo de la mujer nativa, haciendo que la postal sea una forma de plasmar ese cuerpo,
femenino, erotizarlo y hacerlo llegara a una clientela movida por el deseo de posesión
La fotografía mostraba a estas mujeres posando detrás de rejas, mirando hacia “esa otra
mirada que la captaba” haciéndolo testigo de su confinamiento. Sus cuerpos serán mostrados
como eróticos, una puesta en escena del voyeurismo del fotógrafo (Alloula, 1986)
La falta de expresividad, temas banales, etc que serían considerados como negativos y que se
ven generalmente en las postales son la base de una nueva estética, que borra las huellas de
toda producción para darle realismo. En estas fotos las mujeres son retratadas en vestidos
flotantes o vaporosos, en posiciones sensuales, con fondos que sugieren el interior del harem,
la intimidad del mundo femenino o puertas entreabiertas que “invitan’ al espectador, miradas
cómplices como si el fotógrafo hubiera podido sutilmente filtrarse y espiar en las habitaciones
de las mujeres. Es tan importante la imagen como la falta de ella ya que la oscuridad, por
ejemplo, de un interior, del cual nada se ve incita a la imaginación, es lo oculto, el harem, lo
prohibido, los placeres exóticos, la intimidad.
Ambientes calmos, armónicos una composición que difícilmente pueda encontrarse en la
realidad. (Alloula, 1986).
El espíritu de los pintores orientalistas se plasma en la fotografía orientalista.

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El tema del harem es recurrente en el imaginario occidental es el lugar donde hay placeres
ilimitados, perversiones de todo tipo, la homosexualidad femenina es uno de los temas más
explotados que contribuyó a erotizar la idea del harem, es el lugar donde solo hay mujeres y
ningún hombre...
Otro de los temas es el de la ‘odalisca” situándola como un cuerpo para el placer.
Representadas raramente frente a una audiencia estas bailarinas con sus pechos expuestos,
adoptan poses indolentes lascivas y de total abandono cuando no totalmente desnudas.
La inclusión de instrumentos musicales, vestuario etc. para darle un marco folclórico es otro de
los temas de las postales, construyendo a través de modelos con movimientos de danza y
músicos una representación “realista”. Por ejemplo las Ouled Nayl retratadas una y mil veces
en poses de sugestivo erotismo, abrazadas, apoyando el pecho una sobre otra, sugiriendo
cierto grado de lesbianismo, adornadas hasta el exceso, y por supuesto la exhibición de pechos.
La fotografía, no solo fue de y para viajeros sino que también tomó el carácter de documental.
En cuanto al valor antropológico Huxley escribe "Aunque ya existe un gran número de
fotografías etnológicas, se pierde mucho de su valor al no haber sido tomadas uniformemente y
con un plan bien estudiado. El resultado es que raramente son mensurables o comparables con
otras y que no logran dar información precisa respecto a las proporciones y la conformidad del
cuerpo"(Huxley, 1869).
La ambivalencia de la fotografía, su capacidad para documentar, evidenciar o mentir ha llevado
a una serie de historiadores y críticos en las últimas décadas, a repensar el papel desempeñado
por la fotografía y otros productos culturales en la construcción de identidades estereotipadas
durante el período de la dominación colonial y ha animado a artistas, como Joan Fontcuberta, a
cuestionar con su obra la objetividad de la fotografía y el discurso científico (Naranjo)
Si hacemos un análisis de estas fotografías podemos ver además de lo anteriormente
mencionado , que por ejemplo en el caso de las ouled nail casi todas tienen la misma recargada
ornamentación y sin tener en cuenta jerarquías, edades etc cosa que el fotógrafo ignora en
busca de un resultado efectista, una imagen exótica.

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La fotografía estudió las diferencias de las razas humanas, sobre todo los negros para
considerarlo más que un mono y menos que un blanco y justificar la esclavitud..
La fotografía etnográfica no escapa tampoco a la representación Orientalista del nativo, del
salvaje y tomada como real.
Muestras fotográficas en las exposiciones universales son claro ejemplo de ello.

Fotografía “documental de consumo masivo”

Dentro de la fotografía documental y de consumo masivo el más claro exponente lo tenemos


en la larga trayectoria de fotografía orientalista del National Geographic’s
La política del N.G era la de “retratar a la gente en su atuendo natural- o la falta del mismo- en
su estado natural. O sea producir cientos de imágenes de mujeres no occidentales con el pecho
descubierto, simulando una actitud natural, buscando mostrar pobreza, marginalidad,
formando el estereotipo del árabe y vendiéndolo como “real”.
Bajo la inocente apariencia de una publicación para el estudio y conocimiento subyace la
construcción de identidades relativas a género, raza y nación. Usando por ejemplo al pie de una
ilustración de un grupo de Zulúes con varios niños: frases como “nada más que la fenomenal
fecundidad de la raza los ha mantenido en número” (Steet, 2000)
Confirmando con esta frase un estereotipo, la hipersexualidad de las razas primitivas.
A través de más de cien años NG ha construido la imagen del hombre y la mujer árabe según
una visión Orientalista. Para Edward Said, cada imagen espectacular, exótica o representación
académica involucraba una grado de violencia, descontextualización, miniaturización etc, etc.

Analizando las fotografías del NG se observan realismos forzados, signos redundantes de


atraso, repetición de poses, adornos de las mujeres, expresiones eróticas, “naturalidad” fingida,
poses ridículas, sugerencia de intimidad, invasión de las habitaciones privadas y voyerismo.
Vemos la similitud con las postales y fotos de las mujeres argelinas, copiando poses,
situaciones, vestimenta etc. y por supuesto las mismas técnicas del fotógrafo en cuanto a

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manejo de la ambientación, poses, expresiones, vestuario o pequeños detalles pero haciendo
de la fotografía una imagen previamente manipulada.
Steet pone de ejemplo el caso de dos niños en un burro a los cuales antes de tomarle la foto
hacen entreabrir el vestido de la niña mostrando su pecho adolescente. El lugar es real, el
desierto, los niños son reales y la vestimenta también solo que la situación está manipulada
para mostrar la realidad que quiere el fotógrafo para su artículo.
Otro semanario, Life, tampoco escapa al uso de la fotografía en la construcción o el refuerzo de
los estereotipos construidos, con fotos de “acaudalados” sauditas, bailarina de la “tradicional”
danza del vientre, paisajes desérticos con un pastor solitario, pobreza, inferioridad y atraso.
Vemos entonces que la fotografía por este rol ambivalente, debe ser tomada e interpretada con
mucho cuidado para fines de investigación.

Cine
El film colonial pretende iniciar al espectador occidental en una cultura desconocida. Esto es
válido aun para los film ubicados en tierras exóticas y tiempos lejanos, por ejemplo “Los diez
mandamientos, Intolerancia etc. cuyos héroes y heroínas orientales eran interpretados por
actores occidentales. El cine representaba un rol etnográfico e historiador escribiendo la
cultura de los otros. Los primeros films mostraban jeroglíficos, libros antiguos abiertos;
imágenes que implicaban a Hollywood como una forma de griot popular y occidental.
Asociándose a si mismo con escritos, especialmente con “escritos originales”, el cine temprano
brindó un aura pedagógica a un medio aun asociados al entretenimiento circense. (Shahat,
1997)
El nacimiento del cine coincidió con el momento imperialista. Los films reproducían el
mecanismo colonialista por el cual Oriente, rendido como carente de cualquier rol histórico o
narrativo, se convierte en objeto de estudio y espectáculo. Oriente como metáfora de
sexualidad es encapsulada en la figura recurrente de la mujer velada. La mujer velada es un
espejo del misterio de Oriente en sí mismo, requiere de un proceso Occidental de “develación”

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para comprenderlo. La mujer velada en pintura, fotografía y cine Orientalista expone su piel,
irónicamente mucho más que lo que ocultan. (Alloula, 1986)
Esta exposición de la mujer “otra” desnudándola se convierte en una alegoría del poder
occidental masculino, que ella, como metáfora de la tierra, se torna accesible al conocimiento y
penetración Occidental. (Shahat, 1997).
El “rescate” es un tema recurrente, la mujer raptada por el árabe, o africano violento debe ser
“rescatada”, una metáfora de la tierra colonizada representada como la mujer que debe ser
salvada del desorden del caos. La figura del raptor asesino o del caníbal reproduce el rol
ideológico del liberador Occidental. Los estereotipos del árabe polígamo, el negro libidinoso,
son ejemplos de ubicar en un lugar inferior al Islam polígamo frente a un occidente Cristiano
representado por la pareja monógama. La justificación de la expansión Occidental está ligada a
lo sexual. Lo exótico y erótico permite al imaginario Imperial a desarrollar sus propias fantasías
de dominación sexual. Aun en el cine mudo se incluían escenas de con danzas eróticas y el
repetido y obsesivo tema del Harem,
Como ejemplo de este cine es la saga del Sheik, Salomé, Cleopatra. La industria del cine mostró
un gran entusiasmo por los estilos visuales asociados a la danza, por los trajes inspirados en la
danza, poses, decorados, se construye la imagen de la “vamp” encarnada en Cleopatra o
Salomé. La influencia orientalista en la representación de la mujer satura las imágenes del cine,
las revistas especializadas y de fans.
El cine colonialista fue una herramienta para reafirmar la identidad nacional y Francia supo
utilizarlo durante los años 30. Films que en la mayoría de los casos se ubicaban en las colonias,
algunos de corte realista otros de género patriótico como los de “La legión extranjera”, “Legión
de honor”, Sin embargo a pesar the la impresionante diversidad de filmas orientalistas, el cine
colonial fue construido como un corpus unificado. La narración de estos films se estructura en
basa al contraste entre la representación de la moderna Francia metropolitana y la primitiva
África y Oriente. Films como L’homme du Niger donde célebres Oficiales héroes se esfuerzan
valientemente en extender la misión civilizadora de Francia en el interior del África y
pretendidos films etnográficos convenientemente manipulados.

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Si tomamos conciencia de todo esto nos daremos cuenta que el orientalismo sigue vigente en
el cine y la TV. Películas como “La momia”, “La joya del Nilo”, la inocente Aladino de los
estudios Disney (escrita y animada al finalizar la Guerra del Golfo), series como las recientes
Homeland, o Tyrant.
Desde su nacimiento el cine y la TV se constituyeron en fuertes medios de comunicación de
mensajes. La Televisión, sobre todo, por la llegada a todos los miembros de una familia, de una
comunidad.

Por todo lo expuesto podemos concluir que la imagen fue una poderosa herramienta en la
construcción del “otro” y el sostén de los estereotipos, desde las pinturas, la fotografía del
viajero, la postal, la fotografía etnográfica, y documental, el cine, la TV, las exposiciones, teatro
y espectáculos musicales y toda aquella expresión basada en imágenes impresas o no.
El Orientalismo sigue vigente hoy en día y lamentablemente aún se continúan imprimiendo en
las retinas imágenes de estereotipos que se grabarán y que reafirmando ese discurso.

BIBLIOGRAFÍA

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(versión digital Amazon para Kindle)

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