Complicidad Especial.

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Se puede decir que la complicidad es una forma de participación en un

delito, en donde una o varias personas contribuyen con el autor de un hecho


punible realizando actos anteriores o simultáneos a éste, sin llegar a ser su
actuación imprescindible para la realización del delito; a su vez, tiene que
estar consciente en la participación del hecho al cual coopera.

Cuando se habla de complicidad especial, algunos autores lo


relacionan con los casos de secuestro y agavillamiento; en el caso de
secuestro por ser un delito permanente ya que al privar de la libertad al
sujeto pasivo, situación que se prolonga en el tiempo y cesa solamente
cuando el autor la modifica de modo que la privación de libertad deje de
tener lugar, toda ayuda fraudulenta prestada al autor se entenderá como
complicidad especial.

El cómplice especial no participa materialmente en la ejecución del


hecho, sino que presta un auxilio o cooperación que puede ser a través de
medios materiales para que éstos puedan ejecutar el acto criminoso que se
proponen.

En el artículo 84 del Código Penal venezolano establece algunos


supuestos con respecto a la complicidad ordinaria o complicidad simple, sin
embargo, estos también se pueden aplicar a los casos de complicidad
especial.

En el numeral número uno (1) señala que una persona incurre en un


hecho punible cuando incita o promete ayuda para después de cometer el
acto. En la complicidad especial lo podemos observar cuando un
adolescente es incitado o apoyado por un adulto; en la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, establece que los adolescentes
solo pueden ser sancionados según lo establecido en la ley. A su vez señala
que no son penalmente responsables. Es por esto que muchas veces los
adultos que planifican realizar un acto típico, buscan a niños o adolescentes
para realizarlo.

En el segundo numeral, explica que una forma de ser cómplice


también puede ser cuando una persona da instrucciones o suministra medios
para realizarlo. Un ejemplo de esto puede ser cuando un funcionario, ya sea
militar o policía, se ve incluido en un acto delictivo, ya sea suministrando
armas, vehículos u otros medios para la realización de mismo.

Por último, en el numeral tres (3) la ley expresa que cuando una
persona facilita la perpetración de un hecho o presta ayuda antes o durante
la ejecución del hecho, también pasa a ser cómplice. Sería el caso, por
ejemplo, de la conducta del empleado bancario que deja abierta la bóveda
del Banco para facilitar así la acción de apoderamiento del dinero allí
depositado; o la conducta de la empleada doméstica que le procura al autor
del hurto las llaves del apartamento; o la conducta del farmaceuta que
elabora y suministra al autor del envenenamiento, de acuerdo con él, la
sustancia mortífera. En todos estos casos se puede apreciar que la conducta
del cómplice reviste una especial importancia en orden a la realización del
hecho, de manera tal que ésta se hace depender de su intervención, por lo
que podemos concluir que el autor no habría realizado el hecho sin tal
conducta del cómplice.

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