Historia de Las Escuelas Normales-José Oliden

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Tomado de “Legado educativo de las Escuelas Normales en la formación de maestros superiores de

Colombia”
José Oliden Muñoz Bravo
Revista Criterios- 22 (1)- rev.crit.- pp. 183-197
ISSN: 0121-8670, ISSN Electrónico: 2256-1161,
Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2015.

2. Historia de las escuelas normales


El historiador, Germán Colmenares, a principio del siglo XVIII encuentra datos de que se otorgan herencias con la
prescripción precisa que se estudie para ser maestro, y se van multiplicando esas acciones. Así surgen dos maestros
trabajadores, que como hoy, los vendedores de libros o de electrodomésticos van tocando de puerta en puerta,
pero ellos lo hacían por comida o plata, iban vendiendo su enseñanza, lo que significa que ser maestro es una
profesión que empieza antes de que existiera la escuela y el saber pedagógico.
En la colonia no había maestros y esa labor la hacían los eclesiásticos, el maestro empieza a aparecer cuando esa
figura se va desagregando (al lado del cura aparece el juez).
Y llega el momento cuando ese maestro se articula con la escuela, empezando a aparecer los Manuales. El 26 de
septiembre de 1776 surge una escuela que es completamente distinta a la parroquial o la catequista existentes; una
escuela cuyo propósito era enseñar conforme a un método, de acuerdo con una metodología.
El trabajo consultivo sobre las prácticas pedagógicas en la colonia, en concreto en el siglo XVIII y XX, ha sido un
esfuerzo por reconstruir la memoria pedagógica, es decir, lo que fue el maestro a través de la historia, que
tristemente se manifiesta como algo provisional, porque el maestro, realmente, no ha existido siempre, existe
ahora, pero que aun así no es una institución externa.
Hubo grandes épocas en las que el maestro no existía, él es un fenómeno reciente en nuestra cultura, es un hecho
del siglo XVIII. Recordar esto nos ayuda a programar o determinar cómo hay que pensar en la formación del maestro
ahora; haciendo una revisión de lo que sucedió en épocas anteriores sobre la vida del maestro, tendremos luces para
pensar la realidad educativa de hoy y del maestro.
Es importante tener en cuenta que la Ley Uribe de 1903 ordenó que en cada departamento se abriera una escuela
normal para varones y otra para mujeres, que contarían con una escuela primaria anexa para los ejercicios prácticos
de los métodos de enseñanza. Esta ley se fundamentó en dos principios que marcarían el devenir del saber
pedagógico y la educación pública hasta mediados del siglo: el énfasis en la dimensión metodológica de la pedagogía
y la finalidad educativa de progreso económico (Ministerio de Educación Nacional [MEN], 1959).
En cuanto al saber, el inicio del estudio teórico y de las prácticas pedagógicas se fue postergando con cada nuevo
plan de estudio. En el Plan Zerda1 estas asignaturas se introducieron en el primer año. En 1913 y 1919 se iniciaron en el
segundo año. En 1933 y 1935 sólo aparecieron en los dos últimos años del programa, y para 1946 se concentraron en
el último año de estudios.
Formación y maestro no han existido siempre
Primero existe el maestro; un maestro que se va produciendo silvestre (muchas veces eran personas eruditas que
venían de España). En ese tiempo habían varios conventos menores y algunos monjes que se salieron de dichos
conventos, se 187

En 1844, durante el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez, se desarrolla en Colombia, la Normal Estatal, la cual
apareció en 1821, pero no con las características de 1844; era un Estado conservador, sin embargo, reconoce
explícitamente y por ley, que la Normal es diferente de la Escuela Parroquial y de toda acción eclesiástica. Es decir, se
empieza a reconocer esa personalidad, esa naturaleza a alguien que es formador de maestros (MEN, 1946).
Las Escuelas normales2 en Colombia fueron creadas con la misión de formar maestros, y de acuerdo a ello, han
tenido un papel protagónico en la historia, de manera que “su evolución está determinada por la necesidad de
mejorar la cultura pedagógica, tanto en el campo teórico como en el investigativo y práctico” (Gelvez y Aguirre,
2010, p. 6).
El método para instruir al futuro maestro era el mismo sistema de enseñanza mutua, por esta razón debía integrarse
como uno más en los procedimientos de enseñanza. No existía aún el discurso general para todos los alumnos
maestros.

___________________________________
1El Plan Zerda organizó la inspección educativa y las direcciones departamentales de educación; dividió la educación en primaria, secundaria y profesional; y dejó
a cargo de la Administración Departamental la instrucción primaria, y la educación secundaria y superior a cargo del Gobierno Nacional.
Las escuelas normales tienen que renovarse desde sus docentes, promoviendo la formación de un nuevo maestro,
un docente con características muy diferentes al profesor tradicional. Hay que producir todo un gran cambio
generacional, es decir, una gran conmoción para un proceso selectivo entre el profesorado de las Normales, para
que queden los mejores y se proponga con ellos formar las nuevas generaciones de maestros en Colombia.
Las normales superiores van a ser las instituciones que se apropien de la actitud para crear potencialidades y medios
que en un determinado plazo le permitan, conjuntamente con las universidades, formar un nuevo maestro que esté
en condiciones de aportar esos conocimientos, en el análisis que los niños y jóvenes esperan, para que sus sueños
sean realidades (Muñoz, 2013).
La acción o componente fundamental de las Normales Superiores, surge en el hecho de estar centradas en la
investigación, porque los nuevos maestros deben prepararse óptimamente para conocer su comunidad de trabajo,
de manera que logren aplicar sus conocimientos en el análisis de experiencias y sucesos, traducidos en resultados
positivos que ayuden al logro de una excelencia educativa.
La docencia, debe definirse como enseñanza más investigación pedagógica, enfocada a escribir y profundizar sobre
las experiencias que se viven en el aula de clase con los estudiantes, proyectándose luego al conocimiento de la
familia y sus relaciones.
Ahora bien, las escuelas normales en Colombia y en algunos países Latinoamericanos, fueron llamadas escuelas
normales superiores, destacándose las escuelas normales femeninas, escuelas normales de varones, escuelas
normales departamentales, escuelas normales regulares y escuelas normales rurales (Figueroa, 2007), cuyo fin era
formar maestros que fortalecieran la educación primaria, secundaria y superior; además, se buscaba la
profesionalización para expandirse a lo largo de todo el territorio nacional.

Importancia de la formación
En cada escuela el trabajo de los maestros superiores adquirió un contenido específico, construido en la cotidianidad
escolar; cada escuela produce a sus maestros y estudiantes, es decir, cada escuela tiene los maestros y estudiantes
que merece. Es por esto que en cada escuela se genera el vínculo pedagógico maestro-estudiante; de ahí que
Gramsci citaba a la docencia como “el trabajo viviente” del maestro, que se produce dentro de una sociedad y en un
momento histórico determinado, donde cada uno de los actores refleja sus relaciones sociales y culturales y que
contribuyen a una verdadera formación.
En este sentido, pensar en la formación de maestros para atender la población de preescolar y básica primaria, es
pensar en el foco de atención, ya que estos programas tienen que ver fundamentalmente con la infancia (referida al
conjunto de niños con edades entre los 0 y los 14 años) en contextos de cambios sociales e innovación científica y
tecnológica (Gelvez y Aguirre, 2010).
El hombre debería vivir en una constante búsqueda del porqué de los fenómenos que suceden a su alrededor; el ser
humano debe alimentar esa inquietud de buscar y rebuscar el verdadero sentido de la existencia para tener más
razones de luchar y superar los estándares de la realización personal y comunitaria.
Cada quien por supuesto, orientará sus preguntas a aquello en lo que más trabaja, en lo que es su mayor
responsabilidad; sin descartar que incursione en otros campos. Y la actitud investigativa es una forma de
compromiso más profunda con el quehacer y con la comunidad que recibe los efectos en ese quehacer.
Investigar, ha sido por interpretación cultural, una tarea de los sabios, lo cual es una gran verdad; pero hoy, el
concepto se ha ampliado a otros niveles y se exige que todo profesional ausculte con mucho interés sobre lo que es
su trabajo y proyección.
Para el caso de la educación y más concretamente del maestro, es indispensable que se sienta el deseo de servir a la
causa de los estudiantes; que se piense el proceso educativo como un camino que requiere mejoramiento
permanente, y que se visualice la escuela como una experiencia de vida en donde los niños y jóvenes encuentren
respuestas efectivas a sus inquietudes.
Sáenz (2007), afirma que los maestros deben enseñar cosas que sirvan para la vida, cosas buenas que no se olviden
nunca, y que tengan presentes cuando sean mayores. Estando seguros que son reales en la vida.
El maestro, entonces, será la iluminación de su proceso, pero enfatizando que el destino de los nuevos saberes, son
los estudiantes, que quienes tienen el derecho a salir adelante son ellos, y que la institucionalidad, llámese estado,
escuela, maestro, comunidad, está en la obligación de orientar todos los esfuerzos, a ese fin. ¿Y esto cómo se logra?
Preguntándose por la vida de los estudiantes: su origen, su cotidianidad, sus aspiraciones, sus problemas… ese tipo
de preguntas deben responderse con ellos y de esos resultados salen las innovaciones que deben producirse en la
escuela, con el maestro a la cabeza; el complemento de ese proceso debe estar en la familia, pero entendiendo que
muchos hogares no tienen el privilegio de contar con personas que gocen de un buen grado de cultura.
Flórez (1994), nos sitúa nuevamente en la pretensión de hablar de la pedagogía como una ciencia, por lo tanto
afirma:
La pedagogía como disciplina científica describe de manera constructivista y hermenéutica la articulación entre el contexto
de la enseñanza y el contexto del aprendiz, con el fin de formular estrategias que permitan elevar y orientar el rigor de la
reflexión docente y la calidad de la enseñanza. (pp. 160-161).

El maestro investiga sobre los conocimientos para saber y saber bien, con el propósito de convertirlo en saber para
los estudiantes; entiéndase que sabe, la persona que está en condiciones de aplicar lo que aprendió, no la que repite
una respuesta en una prueba calificativa.
Margaret Mead: “mi abuela quiso que yo tuviera una educación; por eso no me mandó a la escuela” Rodríguez
(2001).
Todos aprenden de la escuela y los retos que se impone es formar un hombre crítico y comprometido con su
realidad en la transformación social; los padres buscan superar los peldaños que ellos conquistaron y que sus hijos
sean superiores, de allí que la escuela deba ser la fuente para conquistar sueños y anhelos como formadora de
ciudadanos y de valores que dan sentido a la vida digna.
El maestro debe saber sobre la vida de sus discípulos para conocer su realidad y de acuerdo a ella, accionar y
reaccionar en su gestión educativa; si no se indaga el ambiente familiar e inclusive el vecindario, no se puede
interpretar el comportamiento de un niño o adolescente. Este tema que refiere a la Genética, la Sociología, la
Psicología, la Economía es parte fundamental del currículo, y no se puede dejar de lado con la disculpa de que no hay
preparación plena en los docentes. La acción investigativa del maestro sobre su cotidianidad, es inherente a su
condición de orientador comprensivo de personitas que tienen dificultades para aprender y comportarse, e incluso
para aquellos que real o aparentemente se acomodan a los lineamientos de la escuela.
En esa medida, la investigación es parte esencial de la pedagogía y la pedagogía es el saber fundante del maestro;
por ello, las dos deben unirse de manera fuerte y eficaz, porque la práctica pedagógica, que es el actuar permanente
del maestro frente a sus estudiantes, escuela y comunidad, se nutre de los descubrimientos cotidianos en la sencillez
de lo común pero con la importancia de lo novedoso.

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