012 Biografías Policiales

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N. 6 6

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BIOGRAFIAS POLICIALES

BIOGRAFIAS
POLICIALES

INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LA


POLICIA NACIONAL
-INEHPOL-

Quito - Ecuador
2003
1 BIOGRAFIAS POLICIALES

PRESENTACION

Con especial satisfacción, el Instituto de Estudios Históricos de la Policía


Nacional presenta a consideración de todos los miembros de la institución
policial esta nueva obra: "Biografías Policiales", que contiene una breve
reseña de la vida, trayectoria institucional y ejecutorias de los más destaca­
dos hombres que sirvieron a la Policía Nacional; contribuyendo con esta
nueva entrega a la difusión de la historia institucional, en sustento de la
práctica de su doctrina. Un breve resumen biográfico de sesenta y cinco
personalidades policiales, clasificadas en héroes y prohombres, que contie­
ne en amena narración los rasgos más sobresalientes de su vida personal y
profesional.

Uno de los propósitos de este libro es dar a conocer a los miembros de la


Institución y al público en general, la reseña biográfica de los hombres
policías que, en su función de servicio a la colectividad, dedicaron todo su
tiempo a lograr la seguridad y tranquilidad ciudadanas, con extremada vo­
cación y un amplio sentido del deber; tradición y costumbre que nos enor­
gullece y distingue, así también nos identifica en la práctica de la doctrina
institucional, siempre al servicio de la sociedad ecuatoriana.

Es aspiración y anhelo de quienes conformamos el Instituto de Estudios


Históricos de la Policía Nacional, propender a que la sociedad ecuatoriana
vaya adentrándose en el pensar y sentir de los policías, para que pueda co­
nocerlos en la verdadera dimensión de su entrega y sacrificio, sin antago­
nismos ni prevenciones; pues el potencial humano con que han ido forjando
la actividad policial en la lucha diaria y permanente contra el crimen, la
subversión, el narcotráfico, el secuestro y el terrorismo, ha contribuido
decididamente a moldear y concretar los singulares episodios que confor­
man la dilatada y rica Historia de la Policía Nacional del Ecuador.

En las páginas de este libro encontrarán, estimados lectores, a personajes de


distintas jerarquías en los cuadros de oficiales y de tropa de la Policía ecua­
toriana, que con sus destacadas acciones y hechos sobresalientes, así tam­
bién con capacidad, honestidad y liderazgo, contribuyeron a elevar el pres-
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tigio institucional, llegando inclusive al supremo holocausto en defensa del
BIOGRAFIAS POLICIALES

orden, la seguridad y la paz, tocando los límites del heroísmo con callada
abnegación y auténtica virtud.

Hemos procurado que cada uno de los personajes biografiados sea descrito
de manera clara y objetiva, presentando su perfil personal, facetas profesio­
nales y aportes a la institución policial con evidente imparcialidad. Tene­
mos la certeza de que la lista de policías biografiados no contiene a todos
quienes lo merecen, pues obviamente por razones de diferente índole se han
omitido involuntariamente varios nombres; sin.embargo, en reconocimiento
a sus valores y virtudes, las correspondientes reseñas biográficas serán pu­
blicadas en un próximo volumen.

La presente obra: "Biografías Policiales", es un esfuerzo más de los inte­


grantes del Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional, compar­
tido con la valiosa y desinteresada colaboración de distinguidos alumnos de
la Escuela de Estado Mayor, de la Escuela de Especialización y Perfeccio­
namiento de Oficiales y de las diferentes Escuelas de Formación de Tropa
de la institución policial, convergiendo todos los autores a resaltar las vir­
tudes y grandes acciones de los héroes y mártires policiales que merecieron
el reconocimiento público.

A la luz de este planteamiento nace el afán de comprensión, reconocimien­


to, veneración y respeto a todas estas personas que, en un lugar y tiempo
determinados, supieron forjar con sus acciones de valor y gloria las brillan­
tes páginas de la Historia Policial Ecuatoriana; trascendente y significativa
contribución orientada al engrandecimiento de la Policía Nacional y la con­
solidación de su doctrina.

Dr. Edison Garcés Pozo


Comandante General de Policía (sp)
PRESIDENTE DEL INEHPOL

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BJOGRAFIAS POLICIALES

PROHOMBRES POLICIALES

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BIOGRAFIAS POLICIALES

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BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Elías Federico Mera Cevallos


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

JORGE HUMBERTO
CASTRO PABON

COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

Jorge Humberto Castro Pabón nació en la ciudad de Bolívar, cantón del


mismo nombre, provincia del Carchi, el 2 de enero de 1932. Sus padres
fueron don Eliceo Castro y doña Angela Pabón. Contrajo matrimonio con
la señorita Fanny Grijalva, cuyo enlace tuvo como fruto cinco hijos: María
Beatriz, Fanny de los Angeles, Eugenia Patricia, Bolívar Humberto y Mau­
ricio Eduardo.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "José Julián Andrade"
de la ciudad de Bolívar, para luego continuar los secundarios en el Colegio
Nacional "Mejía" de la ciudad de Quito, en donde obtuvo su grado de ba­
chiller en el año 1952.

En el albor de su juventud y lleno de esperanzas ingresó a la Escuela de


Cadetes de la Policía Civil Nacional (hoy Escuela Superior de Policía) el 1
de noviembre de 1952, para tres años más tarde, el 31 de agosto de 1954,
egresar con los despachos de subinspector segundo de Policía (subteniente),
como pa1te de la décimo quinta promoción de Oficiales Profesionales.

Durante su prolongada presencia en las filas institucionales, ascendió a


teniente el 21 de julio de 1960, a capitán el 17 de mayo de 1965, a mayor el
30 de septiembre de 1970, a teniente coronel el 30 de septiembre de 1974, a
coronel el 28 de noviembre de 1977, a general el 29 de diciembre de 1980
y a comandante general de Policía el 15 de mayo de 1983.

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Entre otros, efectuó los siguientes cursos: de Entrenamiento Policial, en
BIOGRAFIAS POLICIALES

Quito (1960); Curso de Policía, en Panamá (1963); de Cooperación Técni­


ca, en Washington (1963); de Inteligencia, en Quito (1965); de Comunica­
ciones Audiovisuales, en Quito (1966); de Tránsito, en Lima (1972); de
Oficiales, en el Instituto de Asistencia Militar de los Estados Unidos
(1974); de Oficiales Superiores, en los Estados Unidos (1976); y, de Canes
Detectores de Drogas, en los Estados Unidos (1978).

Con altura y dignidad cumplió un sinnúmero de relevantes funciones poli­


ciales, en las que prestó su valioso contingente y esmero, contribuyendo de
manera efectiva al desenvolvimiento institucional. Entre otras funciones no
menos importantes, se desempeñó como Jefe del Servicio de Tránsito de
Manabí, Jefe del Servicio de Investigación Crimin�l de El Oro, Comandan­
te Provincial del Cuerpo "Bolívar" No. 11, Segundo Jefe del Comando
Provincial "Pichincha" No. 1, Jefe del Grupo de Tránsito de Pichincha,
Comandante Provincial del Cuerpo "Morona Santiago" No. 17, Jefe del
Servicio Rural del Comando Provincial "Los Ríos" No. 8, Jefe del Servicio
de Investigación Criminal de Imbabura, Comandante Provincial del Cuerpo
"Imbabura" No. 12. Jefe del Servicio de Investigación Criminal del Gua­
yas, Jefe del Servicio de Investigación Criminal de Pichincha, Comandante
Provincial del Cuerpo "Guayas" No. 2, Director Nacional de Investigacio­
nes, Comandante del Tercer Distrito, Director General de Personal, Co­
mandante del Segundo Distrito, Subsecretario de Policía y Comandante
General de la Policía Nacional.

Como actividades complementarias se puede mencionar su participación


como miembro de los Tribunales del Crimen para Oficiales, Vocal de la H.
Junta de Cesantía, Jefe de la delegación ecuatoriana a la Asamblea General
de Interpol en Kenia, patticipación en el Segundo Curso General cie Segu­
ridad Pública en Panamá, participación en la VII Conferencia Regional
Americana de la Organización Internacional de Policía Criminal, Interpol,
en Quito, misiones especiales en Lima, Caracas, Miami, y Bogotá, repre­
sentación del Ecuador en la Conferencia Sudamericana de Jefes de Seguri­
dad en Buenos Aires, representación del Ecuador a la Conferencia Regional
de Narcotráfico en Lima, alumno de la Academia Internacional de Policía,
alumno de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la
Universidad Central del Ecuador, alumno del Instituto de Estudios Admi­
nistrativos y Desarrollo Administrativo de USAID, título de Especialista en
Inteligencia conferido por la Dirección General de Informaciones del Ecua­
dor.
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BJOGRAFJAS POLICIALES

Por su relevante accionar al seno de la Policía Nacional, fue merecedor a la


concesión de varias condecoraciones institucionales, entre ellas la "Gran
Cruz del Orden y Seguridad Nacional"; "Al Mérito Profesional" en los
grados de Gran Oficial, Oficial y Caballero; y, "Policía Nacional", de Pri­
mera, Segunda y Tercera categorías.

En su vida profesional demostró un permanente amor a la Institución y


notables acciones de servicio a la comunidad, haciéndose acreedor a innu­
merables reconocimientos, condecoraciones institucionales y distinciones
civiles. Apoyándose siempre en la verdad y la razón, jamás juzgó los
hechos tomando en cuenta un solo punto de vista, ni tampoco despreció la
opinión de los demás, basándose en la fuerza de la moral y la ética.

Su capacidad de dirección lo llevó a prever lo que podría suceder, es decir,


demostró plena visión para adelantarse a los hechos y acontecimientos.
Una línea de conducta recta hizo que manejara con precisión los aconteci­
mientos que en la sociedad se producían, tomando en cuenta el sentido
práctico de las cosas, apoyándose en gente amiga y leal y dejando a un lado
a los individualistas e inescrupulosos.

El señor ex-Comandante General de la Policía Nacional, don Jorge Hum­


bcrto Castro Pabón, fue un hombre verdadero y creador que comprendió
siempre las necesidades de sus subalternos, sus delicadas funciones y su
desempeño en la sociedad. Como hombre que amó el bien y la justicia, se
preocupó en crear alternativas y salidas organizativas que permitieron re­
solver los problemas inmediatos de la Institución Policial y dar viabilidad a
los mediatos.

Fue un tipo superior, ajeno a falsos temores e intimidaciones; supo expresar


en el momento oportuno su valentía, sus puntos de vista y sus opiniones
sobre la labor de la Institución y el trabajo emprendido por sus compañeros
y colaboradores.

Evaluó constantemente su trabajo, a fin de corregir errores propios; y con


este ejemplo educó a sus subalternos y a sus hijos, demostrando siempre
modestia como una de sus mayores virtudes, misma que le permitió ganar
la confianza de los demás, el cariño y lealtad de sus compañeros; único
camino para consolidar el éxito.

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Durante los treinta afios que sirvió como oficial en la Institución, lo hizo
BIOGRAFIAS POLICIALES

con mucha capacidad, honestidad y prestigio. En su gestión como Coman­


dante General de la Policía Nacional alcanzó del Gobierno la contratación
de los estudios de las bases técnicas para la construcción y equipamiento de
los hospitales policiales en las ciudades de Quito y Guayaquil; trabajo ar­
duo y difícil, pero llevado a cabo con eficiencia por la colaboración de su
Estado Mayor, subalternos y técnicos.

La Policía Nacional percibía sueldos muy inferiores a los de las Fuerzas


Armadas, por lo que, sustentado en las leyes pertinentes, conformó comi­
siones de miembros de la Institución en todas. las jerarquías y niveles, para
presentar un proyecto al Congreso Nacional, a fin de que se dicte una ley
orientada a nivelar dichos sueldos. Labor difícil y dura, pues hubo oposi­
ción del Presidente de la República y de las Fuerzas Armadas, pero que
gracias a la decisión y sensibilidad del Ministro de Gobierno, Dr. Vladimi­
ro Alvarez Grau, y los diputados Galo Bayas Salazar y Wilfrido Lucero, se
consiguió la aprobación de dicho proyecto por parte del Congreso Nacio­
nal, en el Gobierno del Ing. León Febres Cordero.

Desde que nuestro prohombre egresó de la Escuela Superior de Policía,


siempre buscó la oportunidad de servir, toda vez que su particular don de
gente le permitía relacionarse con toda clase de personas, especialmente
con las más sencillas y humildes; razón pór la cual fue muy considerado en
el pueblo que lo vio nacer y, en todos los lugares en donde ejerció las labo­
res propias de su profesión. Afecto que se demostró cuando formó paiie
del comité procantonización de Bolívar, en su natal provincia del Carchi,
pues en su calidad de Comandante General de la Policía Nacional siempre
impulsó esta gestión y puso todos los recursos que fue capaz para lograr
dicha cantonización; extenuante y prolongada gestión que tuvo sus frutos el
12 de noviembre de 1985, concretándose así uno de sus más caros anhelos.

Luego de su sensible fallecimiento en 1991, en la ciudad de Quito, el pue­


blo de Bolívar le otorgó un especial reconocimiento al asignarle su nombre
al Salón de la Ciudad, como muestra de gratitud, respeto y admiración por
la obra desarrollada en bien de la seguridad ciudadana del país y, paiiicu­
larmente, por el adelanto y proyección de su ciudad natal, rincón de la Pa­
tria que lo tiene como uno de sus hijos más distinguidos y predilectos.

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BJOGRAFIAS POLICIALES

\Mario César Villalobos Molina


Capitán de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

HECTOR GUILLERMO
CORDOVEZ OLMEDO
TENIENTE DE CARABINEROS

"Más glorioso es hacer historia que escribirla". Apropiada sentencia de don


Juan Carrascal que enmarca con exactitud el profesionalismo y heroica
mue1ie del señor teniente de carabineros don Héctor Guillermo Cordovez
Olmedo; inmolación acaecida en agosto de 1941 en la frontera sur, en de­
fensa de la integridad nacional. Patriótico contingente de valor, disciplina y
entrega de este joven oficial, que a los 23 años de edad se constituyó ya en
el ejemplo de las futuras generaciones policiales, sembrando con su accio­
nar el necesario marco de la doctrina policial y el permanente recuerdo de
todos los policías ecuatorianos.

Ejemplar vida y heroica muerte que, indudablemente, han pasado a consti­


tuirse en uno de los fundamentos para la práctica de la doctrina institucio­
nal y la mejor revelación de nuestra identidad policial, en el abnegado e
incomprendido camino que representa el cumplimiento de las delicadas
funciones asignadas.

Por ello, y con mucha razón, en las siguientes líneas se expone una breve
reseña biográfica de tan ilustre policía, con el reverente respeto a su memo­
ria y la más profunda veneración a su heroísmo, en la que se resaltan los
aspectos y circunstancias más importantes de su corta existencia, y más
corta todavía militancia policial, muy poco conocida para unos y totalmente
ignorada para otros.

Héctor Guillermo Cordovez Olmedo nació en la ciudad de Quito, el 26 de


diciembre de 1920, en la antigua maternidad de las calles Montúfar y Pe-
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reira, sector de San Marcos; siendo bautizado días más tarde en la varias
BIOORAFIAS POLICIALES

veces centenaria iglesia de El Belén, al final del parque de La Alameda.

Sus padres fueron don Jorge Cordovez Ricaurte, comerciante riobambeño,


y doña Delia María Olmedo Arias, distinguida dama quiteña. Se conoce
que don Jorge Cordovez fue uno de los pioneros de la cinematografía en el
Ecuador, pues trajo las primeras películas y fue inicialmente empresario y
posteriormente copropietario de algunas salas de cine en la ciudad de Qui­
to, como el Variedades, Popular, Edén y Puerta del Sol, de renombrada
tradición en la década de los años 20.

Por aquellos años don Jorge Cordovez residía en Quito, en un inmueble de


las calles Guayaquil y Montúfar, conocido actualmente como "Calé de
Queso", habiendo conocido a doña Delia María, el amor de su vida, en una
reunión social en el sector de La Alameda, pues ella vivía no muy lejos en
la calle Ramón Egas y avenida Gran Colombia.

En este cristiano y ejemplar hogar, Héctor Guillermo fue el primero de


cuatro hermanos: Héctor, Oswaldo, Grimanesa y Fabián, de los cuales so­
brevive a la fecha solamente Oswaldo. La familia vivió en una humilde
casa de adobe y teja ubicada en las calles Buenos Aires y Canadá, sitio que
antaño había sido una hacienda del señor Alvarez Barba, quien destinó su
propiedad para posteriorme1üe construir el barrio América.

La infancia de Héctor Guillermo transcurrió normalmente, siempre bajo el


amparo de su madre y de su abuela materna, que vivía con ellos, toda vez
que por razones de trabajo su padre se ausentaba continuamente de la ciu­
dad y algunas veces hasta del país; pues don Jorge hacía caminos al andar
en búsqueda del sustento para los suyos y el progreso para su familia. Sien­
do el primogénito del hogar, Héctor extrañaba constantemente a su padre;
no obstante, como todo niño, desarrolló su infancia ocupado en los juegos y
travesuras propias de la edad.

La instrucción primaria la recibió en la escuela fiscal "República de Chile",


que en aquellos años estaba ubicada en la calle Cuenca, entre Mejía y Ol­
medo, donde sin ser mal estudiante tampoco fue brillante. Terminada la
instrucción primaria ingresó al Colegio Nacional Mejía, donde cursó tres
años de Contabilidad, hasta 1937. Luego se dedicó a viajar, especialmente a
Guayaquil donde tenía algunos familiai·es y a la ciudad de Ambato, en don­
de se hallaba residiendo temporalmente su padre.
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Como situación anecdótica de su infancia se señala que en el mes de agosto
BIOGRAFIAS POLICIALES

de 1932, cuando tenía once años, durante la famosa "Guerra de los Cuatro
Días" ocurrida en Quito vio como cayó abatido en una esquina diagonal
l'rente a su casa un suboficial del Ejército, que formaba parte de la unidad
militar emplazada en el antiguo Hospital Militar de San Juan. Viendo el
niño Héctor que el suboficial se encontraba muerto y sostenía aún en sus
brazos el arma que portaba, salió corriendo hacia él y tomó el arma en
mención, que era una ametralladora ZB, y retornó inmediatamente a la
casa; arma que la mantuvo en su casa por varias semanas como un objeto
de curiosidad, admiración o posiblemente por fascinación. Pero su madre,
en conocimiento de que el Ejército estaba otorgando una recompensa eco­
nómica por la devolución de las armas perdidas en la contienda, ordenó al
niño que procediera a entregarla. Así lo hizo, en el Batallón de Atiillería
Bolívar, pero no le dieron la anunciada recompensa, y al contrario, recibió
de los militares un castigo corporal consistente en varios azotes de leve
intensidad.

, ¡\ los 17 años de edad, saliendo ·de su adolescencia, el joven Héctor Cordo­


vcz era físicamente alto, pues medía aproximadamente un metro ochenta de
estatura, de contextura fuerte, tez trigueña y pelo lacio. Los rasgos de su
personalidad ya se habían definido, acentuándose su carácter jovial, alegre,
extrovertido, bromista y amiguero, aunque algunas veces se mostraba vio­
lento, enérgico y bastante duro; sin embargo, con sus hermanos era bastante
cariñoso y cordial.

En la parte sentimental no se le recuerdan muchas enamoradas, solamente


se conoce que llegó a entablar una relación seria con la señorita Virginia
Santoliva, estudiante del Colegio 24 de Mayo, que duró aproximadamente
un año y que concluyó sin saberse los motivos. Hasta su muerte en 1941
Héctor Guillermo no contrajo matrimonio.

A principios de 1938, en conocimiento de que la institución policial se


había militarizado y adoptado el nombre de Fuerzas de Policía, y que se iba
a realizar inmediatamente un curso de profesionalización policial para
oficiales y aspirantes, el joven Héctor decidió su ingreso, aprovechando las
recomendaciones del señor teniente coronel del Ejército Juan Francisco
Gallegos Toledo, esposo de su tía, quien a la vez era compañero y muy
amigo del general Alberto Enríquez Gallo, Jefe Supremo de la República
en ese entonces, y del coronel Federico Gottaire, en ese año Inspector Ge­
neral de las Fuerzas de Policía. El teniente coronel Gallegos Toledo fue
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designado subdirector y profesor en dicho curso, y días más tarde como


BIOGRAFIAS POLICIALES

director de la naciente Escuela Militar de Carabineros.

El 28 de febrero de 193 8, el general Alberto Enríquez Gallo decreta la or­


ganización del citado Curso de Perfeccionamiento para Oficiales de Policía,
en la consideración de que era deber de los Poderes Públicos propender al
perfeccionamiento de los miembros de la Policía Nacional, en guarda de la
Seguridad y el Orden Público. Este curso debía realizarse en Quito, bajo la
dirección técnica del coronel Giacomo Negroni, que presidía la Misión
Militar Italiana contratada por el Gobierno Nacional, y el aporte de los res­
tantes oficiales de dicha misión, así como oficiales del Ejército Nacional.
Para el efecto fueron convocados como alumnos 4 capitanes, 22 tenientes,
12 subtenientes y 20 aspirantes. Como Jefe del Curso fue designado el
capitán Alberto B. Gómez (alumno).

El personal de alumnos designados en la jerarquía de aspirantes, según


consta en la disposición pertinente, fue: Luis Caicedo Z., Gonzalo H. Yé­
pez, Héctor G. Cordovez, Carlos Caicedo, Alberto Cevallos, Miguel Valle­
jo, Héctor Andrade Q., Amador Balseca, César Flores, Antonio Guerrero,
Carlos García V., César Vargas, Alfonso H. Jurado, Luis Edmundo Nieto,
Luis Abraham Cabezas, Francisco Muñoz, Alfonso López Chiriboga, Jorge
Humberto Pavón, Octaviano Corella y Neptalí Díaz.

El mismo día 28 de enero de 1938, en la orden general de la Inspección


General de las Fuerzas de Policía fue publicada el alta de los veinte alum­
nos Aspirantes, todos los cuales fueron incluidos inmediatamente en el
orgánico del Batallón de Policía de Quito, que a esa fecha funcionaba en la
esquina de las calles Cuenca y Mideros, en un edificio de construcción
colonial perteneciente a la Comunidad Franciscana, que la Policía venía
ocupando desde 1852.

El Curso de Perfeccionamiento se realizó en el local de la Academia de


Guerra del Ejército, ubicado en ese entonces en la avenida Cinco de Junio,
en la parte baja que da a la calle Loja, bajo el auspicio del Ministerio de
Defensa. Curso que es también conocido como de "Andinos", por haberse
cumplido justamente con personal militar de la rama de andinos del ejército
ecuatoriano.
Sobre la paiticipación del aspirante Héctor Cordovez en dicho curso, se
conoce que salía cada semana, uniformado, y que casi nunca hizo comenta-
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ríos con su familia sobre el régimen interno y el trato que recibía. Solía
BIOGRAFIAS POLICIALES

salir sumamente agotado y exhausto por el esfuerzo físico, ya que alguna


vez explicó que la instrucción militar era dura y que los estudios eran su­
mamente exigentes, pero nunca expresó haber sido maltratado o estropeado
físicamente. Los fines de semana que gozaba de su franco, acostumbraba a
departir ctln un grupo de amigos civiles y montaba a caballo algunas veces,
tal vez por haberse aficionado a la caballería durante el curso que realizaba.

l ,ucgo de efectuar el curso por el lapso de diez meses, mediante decreto de


23 de noviembre de 1938 suscrito por el Presidente Interino don Manuel
María Borrero, y a petición de los ministros de Defensa Nacional y de
Gobierno y Policía, por su preparación, buenas condiciones y aptitudes, se
concedieron despachos de Subtenientes de Carabineros de la República a
1 6 aspirantes, mencionándose que las destinaciones respectivas se harían
posteriormente. Héctor Cordovez ocupaba la décima antigüedad.

Y efectivamente, mediante decreto de 24 de los mismos mes y año, los


aspirantes ascendidos fueron destinados a las diferentes reparticiones del
Cuerpo de Carabineros (Institución formada el 8 de julio de 1938 en susti�
lución de las Fuerzas de Policía). El subteniente de Carabineros Héctor
Guillermo Cordovez Olmedo fue designado a prestar sus servicios en el
Batallón de Carabineros "Guayaquil", juntamente con cinco compañeros de
promoción.

Extraoficialmente se conoce que la ceremonia de graduación del Curso de


Andinos se efectuó en la Escuela Militar de Carabineros, ubicada en un
local ailexo al Convento de Santo Domingo, luego de lo cual se realizó una
pequeña fiesta al interior de la misma; acto al que asistió su madre doña
Delia, quien mostró mucha emoción y satisfacción por el logro alcanzado
por su primogénito; habiéndose a nivel familiar ofrecido una comida espe­
cial en casa. Sin embargo, por referencia de varios oficiales de policía de
aquella época, se tiene conocimiento que para dicha graduación no hubo
ninguna ceremonia, y peor en la Escuela Militar de Carabineros, pues en
aquellos lejanos años que marcan el inicio de la profesionalización institu­
cional, la austeridad era la tónica de todos los actos, pues ni siquiera la
graduación de la primera promoción tuvo caracteres de ceremonia.

El 13 de marzo de 1939, mediante decreto del Presidente Aurelio Mosquera


Narváez, el subteniente Héctor Cordovez Olmedo es dado el pase al Bata­
llón de Carabineros "Quito". Y a pedido del Comandante General de Cara-
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bineros, el 13 de julio del mismo año es dado el pase a la Compañía de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Carabineros "Loja" No. 8.

Por versión del señor general de Policía (SP) Carlos Camacho Estrella,
integrante de la primera promoción de oficiales graduados de la Escuela
Militar de Carabineros, se conoce que cuando él y varios de sus compañe­
ros militaron con el subteniente Héctor Cordovez Olmedo en el cuartel del
Batallón de Carabineros "Quito", cariñosamente le apodaban "Coshquito",
y que se había caracterizado por ser uno de los mejores oficiales, más bien
callado e introvertido, lo que difiere con el criterio expresado por sus fami­
liares.

El 7 de septiembre de 1939 es colocado en disponibilidad, supuestamente


por haber abandonado la plaza de Loja sin previa autorización de la supe­
rioridad, dejando de constar en dicho Cuerpo. Cumplidos los seis meses en
esta situación, mediante decreto del Presidente Encargado Andrés F. Cór­
dova es dado de baja con fecha 4 de abril de 1940.

El 9 de septiembre de 1940, habiéndose iniciado el período presidencial


del Dr. Carlos Arroyo del Río, el subteniente Héctor Cordovez Olmedo es
llamado al servicio activo del Cuerpo de Carabineros con la misma jerar­
quía, destinándosele al Batallón de Carabineros "Quito" No. 1, donde per­
manece hasta el 26 de mayo de 1941 en que es trasladado por disposición
superior al Batallón de Carabineros "Guayaquil" No. 2.

Ante la emergencia nacional ocasionada por la invasión peruana, el día 6 de


julio de 1941 se dispone la conformación de la Quinta Brigada "Guayas",
la misma que debía integrarse con el Batallón de Infantería "Quito", el Ba­
tallón de Infantería "Sucre", el Batallón "Carchi", el Batallón de Carabine­
ros "Guayaquil" No. 2 y el Escalón de Seguridad, compuesto a su vez por
los Batallones "Montecristi" y "Cayambe" del Ejército Nacional y el Bata­
llón de Carabineros "Machala" N. 3, sumando este contingente humano
2.800 hombres.

En tal virtud, el día 7 del mismo mes parten desde Guayaquil hacia Puerto
Bolívar los integrantes del Batallón de Carabineros "Guayaquil" No. 2, en
dos vapores alquilados y en el buque aviso "Atahualpa". Entre los embar­
cados constaba el subteniente Héctor Cordovez Olmedo, quien luego de su
arribo fue destinado en forma inmediata al destacamento militar de Que-
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brada Seca, en la provinc ia de El Oro, a órdenes del coronel Octavio
BIOGRAFIAS POLICIALES

Ochoa, comandante militar de dicho sector.

Durante su corta vida profesional se caracterizó en el plano moral por una


intachable honestidad, habiendo demostrado en la relación con sus superio­
res y compañeros un carácter algo introvertido, a pesar de que en muchas
ocasiones se mostró también alegre y jovial, más aún cuando se encontraba
con sus familiares y amistades civiles; empero, en algunas ocasiones denotó
un carácter sumamente duro y violento. De todas maneras, en los actos de
la vida, el arrojo y la valentía fueron su característica, atributos que los
ratificaría en el supremo holocausto.

Cuando el subteniente Héctor Cordovez prestaba sus servicios en el Bata­


llón de Carabineros "Guayaquil" No. 2, fue enviado a realizar la captura de
un avezado criminal que se encontraba en un local de diversión nocturna
denominado "Quinta Pareja", ubicado en las calles General Córdova y
Francisco de P. lcaza del puerto principal. El antisocial, al notar la presen­
cia de uniformados en el lugar, había abierto fuego con una escopeta, im­
pactando la mayor parte de su descarga sobre la humanidad del referido
oficial, en la zona toráxica; quien, al sentirse herido y sobre todo agredido
criminalmente, había reaccionado con arrojo y coraje, vaciando sobre el
agresor la carga de su arma de dotación. El impacto del escopetazo feliz­
mente no fue mortal ni causó heridas de consideración; no obstante, los
perdigones del disparo los conservaría permanentemente en la región afec­
tada. El delincuente tampoco murió, pero una vez atendido médicamente y
restablecido de sus heridas fue enviado a la cárcel.

Otro acontecimiento de naturaleza policial sucedió cuando prestaba sus


servicios en el Batallón de Carabineros "Quito" No. 1, concretamente en la
Tercera Compañía, la misma que en aquellos años funcionaba en un local
de la avenida Diez de Agosto y calle Santiago, frente al parque de El Ejido.
En este recinto policial defendió sus instalaciones ante el repentino ataque
de una muchedumbre enardecida; incidente que se había originado en el
antiguo y tradicional estadio de El Arbolito, en virtud de que un jefe poli­
cial de apellido Borja había faltado verbalmente al público presente en un
encuentro futbolístico, lo que condujo al populacho a intentar asaltar el
cuartel de Carabineros. Para repeler el ataque los carabineros abrieron fue­
go causando algunos heridos, pero definitivamente salieron airosos en la
defensa de sus instalaciones, que no sufrieron ningún daño material. Hecho
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¡r

BIOGRAFIAS POLICIALES

que .ocurrió a finales del año 1940, en la época del presidente Carlos Arro­
yo del Río.

Durante los primeros meses de 194 1, desde Guayaquil escribió a su madre


en Quito por lo menos cuatro cartas, las mismas que se caracterizan por una
atildada demostración de amor filial y la constante preocupación por el
bienestar de la familia, especialmente de su abuela materna y sus hermanos,
y asimismo, llenas de un permanente anhelo y esperanza de pronto estar
junto a los suyos. Pero sin duda, la carta que más impresión causa es la
remitida dos semanas antes de su deceso, jus�amente cuando desde Guaya­
quil pa1tía a la provincia de El Oro a prestar su contingente ante la amenaza
militar peruana; carta que por su impottancia y especial significado se
transcribe a continuación:

"Guayaquil, a 7 de julio de 1941


Señora Delia M. Olmedo
Mi querida mamá:
Me es grato poder escribirte en este momento muy difícil para todos, sabes
mamá que el momento que te escribo, es el momento que me toca partir
para la frontera, pero por esto no te preocupes, por cuanto tu sabes que es
mi derecho marchar donde la superioridad ordena, sabes que salgo para
Arenillas, de donde ya te escribiré contándote todo lo que pasa en la fronte­
ra, pero lo único que· te recomiendo es que no llores, por cuanto tú lo mejor
que tienes que hacer, es bendecirme todo el tiempo hasta cuando tenga el
gusto de volver a vernos en Quito. Esto es todo lo que puedo decir, sin más
por el momento me despido, hasta tener tiempo de poderte escribir; que
creo lo haré lo más pronto y espera que te dé la dirección para que tu pue­
das escribirme, pero siempre que esas cartas sean que tú, como madre, me
des ánimo para poder entrar en tierras peruanas, ya que tú eres una buena
madre como también una buena patriota, espera que te escriba, saludos a
mis hermanos, mamita Zoila, Rafico y todos los demás de la casa, y dile a
la Gabriela que me espere para pagarle, con esto me despido, tu hijo que te
quiere mucho, Héctor Guillermo Cordovez".

Durante el 23 y 24 de julio de 1941 la invasión peruana fue incontenible en


el sector de Quebrada Seca, la inferioridad numérica y logística de nuestras
tropas fue marcadamente notoria y amargamente trágica. En la defensa de
aquel rincón ecuatoriano es cuando Héctor Cordovez se cubre d,e gloria y
muere heroicamente. Lamentablemente no existe fuente documentada al-
18
1
guna que pueda informarnos al detalle sobre lo que sucedió realmente en
BIOGRAFIAS POLICIALES

11q11clla desigual confrontación.

Por versiones del señor capitán de carabineros Cerón, oriundo de Tulcán,


oxpresadas justamente al señor Oswaldo Cordovez Olmedo, hermano de
l 16ctor, se conoce que si no hubiera sido por nuestro héroe todos los com­
linl icntes del sector hubieran fallecido en aquel combate. Al parecer, ante la
nbrumadora s1,1perioridad peruana en el destacamento fronterizo de Quebra­
da Seca, se produjo una desbandada general de militares y policías ecuato­
rianos. La última vez que el capitán Cerón vio al subteniente Héctor Cor­
dovez, éste se hallaba en posesión de dos ametralladoras ZB, con las cuales
disparaba al enemigo intentando contenerlo y cubriendo la retirada de sus
eompañeros. No pudo haber resistido en su afán por mucho tiempo.

l ,o que sucedió entonces nadie lo sabe ni se lo podrá aclarar jamás. ¿Aca­


so se le agotaron las municiones y fue acorralado por las tropas peruanas?
¿,Fue asesinado cobardemente? ¿Murió en pleno combate? Lo cierto es que
l 16ctor Cordovez nunca regresó ni a su plaza ni a su familia. Su cadáver,
lastimosamente, nunca fue hallado. Se cree que los invasores lo inhumaron
en una fosa común junto con otros caídos en la refriega, tanto ecuatorianos
como peruanos. La familia se enteró de su muerte una semana después, por
la prensa. El aún no cumplía los veintiún años.

Sobre el lugar dopde reposan sus restos, se dice que es una pequeña colina
ubicada en la parte alta de Quebrada Seca, posiblemente muy cerca del
lugar donde se libró el combate de julio de 1941entre el piquete ecuatoriano
que él comandaba y las fuerzas peruanas, ampliamente superiores en núme­
ro y armamento. Según 'el señor general de Policía (SP) Bénigno Enrique
Guerrón Córdova, destinado orgánicamente en la Policía Rural de la pro­
vincia de El Oro en la década de los años sesenta, en dicha colina existía
una especie de jardín, al que semanalmente acudían los policías rurales a
depositar una ofrenda floral en homenaje al teniente Héctor Cordovez Ol­
medo y sus subalternos caídos en combate, costumbre que databa desde
hace muchos años como homenaje a su memoria y en recuerdo de su inmo­
lación; lugar en el cual lastimosamente no existe ninguna placa que asevere
tal situación y que hasta la actualidad no ha sido reconocido oficialmente
como la tumba de nuestro héroe.

El subteniente de carabineros Héctor Guillermo Cordovez Olmedo fue dado


de baja el 9 de agosto de 1941, por haber fallecido en acción de armas en la
19
Frontera Sur, dejando de figurar en el Batallón de Carabineros "Guayaquil"
B!OGRAFIAS POLICIALES

No. 2, al que pertenecía.

Posteriormente, mediante decreto de 17 de octubre de 1941, por haber fa­


llecido en las acciones libradas cuando la invasión peruana a nuestro terri­
torio, y por mérito de guerra, fue ascendido post morten al grado de Tenien­
te de Carabineros con la misma fecha de su baja, es decir 9 de agosto de
1941.

En la Orden General de la Comandancia General de Policía para el día 22


de julio de 1966, en el programa general elaborado para recordar el XXV
·¡
aniversario de la invasión peruana, en el cual también debía colocarse Ja
primera piedra del Templete a los Héroes Policiales caídos en 1941, a cons­
truirse al interior de la Escuela de Policía ubicada en el rancho San Vicente,
se inserta la nómina de los señores jefes, oficiales y tropa de Carabineros a
quienes se debía rendir tributo de admiración y reconocimiento por su ac­
tuación durante la campaña de julio y agosto de dicho año, reconocidos
oficialmente por la Comisión Investigadora del Ministerio de Defensa Na­
cional. En la nómina de oficiales, constan siete por "mérito de guerra",
doce por "actuación recomendable" y uno solo "recomendando su memoria
por mérito de guerra", lo que correspondió al teniente de carabineros Héc­
tor Guillermo Cordovez Olmedo.

Como homenaje de admira1/ión a este héroe policial y para conservar laten­


te su memoria, en el Templete-Museo del Colegio Militar "Eloy Alfaro" se
encuentra una placa recordatoria de lo ocurrido en 1941 en la frontera sur,
colocada por el alto mando de la Guarda Civil Nacional; así también en el
Temple a los Héroes Policiales, ubicado al interior del Rancho San Vicente;
una placa colocada por el Comité Patriótico "Centinelas del Sur". De igual
modo, sendos bustos y placas recordatorias en los Comandos Provinciales
de Policía El Oro No. 3 y Chimborazo No. 5, en las ciudades de Machala y
Riobamba, respectivamente, y en la Avenida de los Héroes de la Escuela
Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo", en Quito. Por últi­
mo, con letras de molde e indeleble mensaje, su nombre lo ostenta el cuar­
tel del Comando Provincial de Policía "Carchi" No.1O, en la ciudad de
Tulcán. Permanente reconocimiento de la Policía Nacional para Héctor
Cordovez Olmedo, como justa demostración de la admiración, respeto y
gratitud que le guardan las actuales generaciones policiales, por su singular
ejemplo de honor y heroísmo.

20
l lóctor Guillermo: la Policía Nacional reverencia tus méritos de ejemplar
DIOGRAFIAS POLICIALES

policía y guarda en tu memoria la evocación de un pasado de gloria. El


recuerdo de tu heroísmo dignifica nuestra doctrina e impulsa a las huestes
policiales por el noble camino del servicio a la Patria y a la sociedad.

21
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Edison Augusto Garcés Pozo


Comandante General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

JAIME ALCIDES
DURAN ARIAS

CORONEL DE POLICIA

Me toca perfilar el entorno de una vida fecunda como fue la del coronel
Jaime Durán Arias, con la verdad que impone el Instituto de Estudios His­
tóricos de la Policía Nacional y con la abundancia de méritos de una vida
llena de realizaciones. Y como un homenaje a su memoria, vengo con cier­
ta timidez a presentar la biografía del maestro y sobresaliente oficial de
Policía.

Poner el corazón en la esperanza y el espíritu, a lo mejor de la vida, no


aprisionar la voz del pensamiento para que smjan libremente las fórmulas
de la verdad, vigorizar la voluntad para nobleza del corazón, definir la vida
desde su más alto concepto para embellecer con la verdad y el amor, fue
siempre la obra positiva y constructora que caracterizó a Jaime Darán
Arias, ya como eminente profesional de la Policía, ya en la cátedra univer­
sitaria, ya en los planteles de educación policial en general.

Jaime Durán Arias vio la primera luz el 14 de octubre de 1918 en la parro­


quia Yaruquí del cantón Quito; se bautizó en el lugar de su nacimiento el
mismo mes con el nombre de Jaime Alcides Nicolás; fueron sus padres don
Nicolás Durán y doña Carmen Amelia Arias.

Los primeros años de su vida los pasó Jaime Durán en Yaruquí, junto a sus
padres y su hermana menor Amada; ya fallecida; sus estudios los realizó en
Quito en el colegio Juan Montalvo y luego pasó al Seminario San Ignacio
de Loyola de los Jesuitas en Cotocollao, en el que recibió sólidos conoci­
mientos de Gramática Latina, Castellano, Filosofía e Historia. El más gran­
de deseo de sus pad�es habría sido que el inteligente joven acoja la carrera
22
del sacerdocio, pero a pesar de estar dotado de una gran inteligencia el se­
BIOGRAFIAS POLICIALES

minarista se vio obligado a renunciar a sus intenciones, acosado por una


f'uerte anemia, la intensidad de los estudios y una deficiente alimentación
que poco a poco iba minando su salud.

1':I 2 de marzo de 1938, el Jefe Supremo de la República general Alberto


l 1: nríquez Gallo crea la Escuela Militar de Carabineros, punto de partida de
la profesionalización policía!. A los pocos días se convoca por la prensa a
todos los jóvenes ecuatorianos que deseen ingresar a dicho establecimiento,
en calidad de cadetes, para que rindan los pertinentes exámenes de admi­
sión dentro de un cupo de sesenta aspirantes. Como primer director del
plantel fue designado el teniente coronel Leonidas Yépez Baquero, jefe
militar de recia personalidad y amplia capacidad, quien dio los primeros
pasos efectivos para organizar este establecimiento militar, que más tarde
se convertiría en el alma mater institucional.

1 ,: 1 31 de octubre de 1938, el Presidente de la República don Manuel María


Borrero dispone la creación del Segundo Curso en la Escuela Militar de
Carabineros, cuyo decreto en su artículo 2 decía que: "Los alumnos que
f'ormen el antedicho curso, serán los que a juicio del Director y Profesores
de la Escuela sean designados en mérito a su aprovechamiento dentro del
personal de alumnos Cadetes del Primer Curso". Meses después le corres­
pondería a Jaime Durán ingresar en el establecimiento gracias a una feliz
coincidencia que la vida le permitió, y que narramos brevemente a conti­
nuación.

Fue una tarde del mes de diciembre de 1 938, mientras caminaba por una de
las calles céntricas de la ciudad de Quito, que se encontró con dos amigos
quienes le manifestaron que se iban a una entrevista en la Escuela Militar
ele Carabineros, previa a su ingreso como cadetes. El comandante Leonidas
Yépez Baquero, director del establecimiento, en lugar de prestarles aten­
ción a los jóvenes interesados en ingresar, puso más atención en el joven
Jaime Durán, a quien interrogó sobre sus generales de ley, estudios y más
condiciones, pensando que él también intentaba ingresar a la Escuela. Ante
el proceder del director, tras breve meditación aceptó la insinuación, y el 30
ele diciembre del mismo año ingresó a la Escuela Militar de Carabineros en
calidad de cadete de primer curso, sometiéndose ele inmediato a una vida
de esfuerzo y sacrificio compatible con la dura profesión policial. Con gran
espíritu frente a las dificultades, dando muestras de capacidad y valentía,
con el pasar de los días iba aumentando su fervor vocc;1cional y en co·rto
23
l '/l f

tiempo demostró ser un excelente cadete, distinguiéndose con la primera


BIOORAFIAS POLICIALES

antigüedad de su curso; posteriormente fue nombrado brigadier mayor,


hasta graduarse igualmente con la primera antigüedad entre los 33 compa­
ñeros de promoción, el 27 de febrero de 1941, obteniendo los despachos de
subteniente de Carabineros.

Su carrera profesional la inicia en el Batallón de Carabineros "Quito" No.1,


siendo a los pocos .días designado profesor de Historia Militar en el estable­
cimiento donde acababa de graduarse, como premio a sus amplios conoci­
mientos en la materia.

El mes de noviembre de 1941 es designado como instructor de la Escuela


de Suboficiales y Clases de Carabineros, donde permanece hasta el mes de
junio de 1942 en que es favorecido con una beca para estudiar y especiali­
zarse en Carabineros de Chile; país en el que desde el principio demuestra
las grandes cualidades, virtudes y valores de su excelente formación profe­
sional.

Luego de los primeros períodos los directivos y profesores de la Escuela de


Carabiúeros de Chile, presentan un informe de calificaciones del teniente
Jaime Durán Arias, en los siguientes términos: "Conducta Funcionaria,
muy buena; puntual y afanoso en el servicio, sobrio y correcto en sus actos
dentro y fuera del cuartel; �s culto, moral, inteligente y decl}cado al estudio,
carácter definido y sociable; lleva en forma honrosa el uniforme de la insti­
tución del Ecuador que representa; ha colaborado con eficiencia en el roda­
je administrativo del Escuadrón de Aspirantes a Oficiales, demostrando
buen criterio en la aplicación de las disposiciones reglamentarias; actúa
bien como comandante auxiliar de una sección de aspirantes, cuyo afecto
supo captarse con su trato caballeroso, enérgico pero justo". Firma el Direc­
tor de la Escuela, coronel Guillermo Villanta Ruiz.

En la Prefectura General de Valparaíso realiza un curso de Aduanas, en el


que estudia y practica varios servicios. El señor mayor Humberto Jara Ga­
llegos, Comisario, le calificó como un oficial con gran espíritu de trabajo,
puntualidad e interés por el estudio de las leyes chilenas; en el corto tiempo
que dispuso demostró dotes de mando ascendiente sobre el personal
subalterno.
Desde el mes de abril de 1943 hasta el 1O de septiembre del mismo año,
labora en la Dirección General de Carabineros de Chile, donde como siem-
24
pre se destaca y merece elogios y altas calificaciones de concepto. El coro­
BIOGRAFIAS POLICIALES

nel Héctor Zavala Haro, jefe del Departamento de Personal, emite un in­
l'orme que por su importancia se transcribe: "El teniente de Carabineros del
Ecuador Jaime Durán Arias, tiene una conducta excelente, es honrado en su
trabajo y afanoso en el servicio, tiene 'grandes condiciones como adminis­
trador y como organizador, es de trato culto, carácter sociable, de sólida
preparación general, excelentes condiciones profesionales, se esmera día a
día por perfeccionarse. En cuanto a sus condiciones morales y profesionales
es sobrio, leal, buen compañero, disciplinado, excelente colaborador, con
buenas prácticas e iniciativas".

I •: I 28 de febrero de 1944 es ascendido al grado de capitán, por mérito,


mientras continuaba en el Instituto Superior de Carabineros de Chile; allí
sigue sus éxitos como el mejor estudiante, obteniendo la primera antigüe­
dad entre veinte compañeros.

El 1 5 de marzo del mismp año, el capitán Jaime Durán Arias recibe del
Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador la siguiente nota: "Me
cumple comunicar a usted qu�, el señor Presidente Constitucional de la
República mediante acuerdo No. 28 de esta fecha, ha tenido a bien nom­
brarle delegado del Ecuador al Primer Congreso Panamericano de Crimina-
1 ística, que se reunirá en Santiago de Chile desde el 29 del mes en curso. En
consecuencia sírvase enviar por escrito la promesa de Ley, previo al des­
empeño del referido cargo". El documento lo suscribe el señor F. Guarde­
ras, Jefe del Departamento Diplomático.

En este evento internacional Jaime Durán Arias representó en forma sobre­


saliente al Ecuador; es más, su dise1tación con el tema "Funciones de la
Policía Cuerpo Unico, con secciones especiales o de diferentes cuerpos
vinculados", fue destacada, en la que propuso y demostró que la policía
debe tener una unidad institucional, una unidad funcional y una unidad
jurisdiccional, de acuerdo a la dogmática de las Ciencias de Policía; la
misma que fue comentada y aplaudida por los expertos de todo el mundo
que asistieron al congreso.

Con el afán de aprovechar el tiempo mientras permanecía en el Cuerpo de


Carabineros de Chile, sacrificando sus horas de descanso ingresa a un Cur­
so de Criminalística en el Laboratorio Técnico Policial de la Dirección de
Investigaciones, a órdenes del mundialmente conocido maestro de la Cri­
minalística Luis Sandoval Smarth, quien en expresiones por demás elogio-
25
sas alaba la personalidad de Jaime Durán, cuando dice: "Puedo certificar,
BJOGRAFIAS POLICIALES

que el señor Jaime Durán Arias de Ecuador, fue uno de nuestros eficientes
estudiantes en el Laboratorio de Investigación Técnica Policial en Chile,
durante dos años, haciendo todos los estudios en el conocimiento de las
ramas de Ciencias Criminalísticas; especialmente Documentología y Dacti­
loscopia".

En resumen, la beca obtenida por Jaime Durán Arias, y que tuvo una dura­
ción de más de dos años, fue la consagración de un hombre dotado de las
más altas cualidades, y que a futuro servirían para ponerlas en práctica en
'1
nuestra institución. Pero cuando predominat'l la envidia y la desconfianza,
se desperdician el conocimiento y la capacidad de utilizar productivamente
el capital humano. La policía debió aprovechar al máximo esta capacitación
para impulsar el desarrollo institucional; sin embargo, en la realidad, la
mezquindad pudo más que la razón y !a justicia.

Los méritos alcanzados en Carabineros de Chile fueron públicos y notorios


a todo nivel, nacional e internacional. A este respecto vale la pena transcri­
bir la nota emitida por la Cancillería Ecuatoriana, que dice: "Señor Coman­
dante General de Carabineros. Para su conocimiento tengo a bien transcri­
bir el oficio No. 26 D.12 de fecha 5 del mes en curso, que me ha dirigido el
señor Ministro de Relaciones Exteriores que dice: "Señor Ministro de Go­
bierno, nuestro Embajador en Santiago me manifiesta los siguientes parti­
culares relacionados con el acto efectuado en la Escuela de Carabineros, y
el destacado comportamiento del teniente de Carabineros del Ecuador Jai­
me Durán Arias, que realiza sus estudios en dicha institución. Fui invitado
a concurrir a un cóctel que el director y la oficialidad de la Escuela ofrecie­
ron al teniente Durán. Uno de los tenientes escogidos en razón de tener el
mismo grado de nuestro compatriota, hizo el ofrecimiento de la manifesta­
ción en términos extraordinariamente elogiosos para el teniente Durán, y
por tanto para todos los carabineros ecuatorianos. Emocionado pero en
frases muy apropiadas, agradeció el agasajo el teniente Durán, con palabras
que conmovieron a los presentes, arrancando muy nutridos y sinceros
aplausos". Considero de justicia dejar constancia en esta nota, para cono­
cimiento de esa cancillería y si usted considera conveniente también al
Ministro de Gobierno, del excelente comportamiento del teniente Jaime
Durán Arias, su inteligencia, dedicación al estudio, cumplimiento de sus
deberes, vocación profesional y simpatía personal, han sido cualidades que
le han granjeado no solo la atención, sino el cariño de sus superiores y
compañeros. Buena prueba de ello fue la manifestación a que me refiero,
il 26
1

11
que excedió los límites de lo personal para llegar a constituir un homenaje a
BIOGRAFIAS POLICIALES

nuestra patria". El documento transcrito está suscrito por el embajador


Homero Viteri Lafronte.

Estos son los datos más importantes de la estadía de Jaime Durán en la


República de Chile, concluyendo así una brillante etapa de su vida en la
formación profesional y regresando al país lleno de fama y conocimientos,
lo que mereció complacencia y alegría para unos compañeros y una infun­
dada animadversión para otros.

¡\ su regreso de Chile es designado a prestar sus servicios en el Batallón de


Carabineros "Chimborazo" No. 5, donde permanece hasta el 3 1 de octubre
de 1945, en que por mérito es ascendido al grado de subprefecto (mayor) y
destinado a la Escuela Técnica de Subinspectores, hoy Escuela Superior de
Policía. El 28 de febrero de 1946 solicita la baja de las filas de la institu­
ción, siendo llamado nuevamente al servicio el 7 de mayo 1946, en que
mediante decreto ejecutivo es nombrado Ayudante Segundo Jefe de la
Guardia Civil Nacional, función altamente destacada en la que este joven y
prestigioso oficial se desempeña eficientemente, aunque por corto tiempo.

El 5 de agosto de 1946 contrae matrimonio con la distinguida dama quiteña


doña Josefina María Laura Barba Castillo, con quien procrea cinco hijos:
Jaime Rolando, Rosario, Bruna, Marcelino y María, formados todos como
personas superiores y muy conocidos en nuestro medio y en el ámbito in­
ternacional, los cuales recibieron la enorme influencia de honradez, justicia,
y moral cristiana de sus progenitores.

El 7 de junio del mismo año es dado el pase a la Colonia Penal "Isabela",


en las islas Galápagos, como director, juntamente con el capitán Luis Vás­
conez Cifuentes y el teniente Joffre Navarro Durango, quienes acompaña­
dos de 14 miembros de tropa debían conducir por barco a más de ciento
treinta peligrosos delincuentes destinados a la flamante colonia penal, ubi­
cada en un ex-campamento militar norteamericano de la isla Isabela. La
travesía por el Océano Pacífico custodiando a tantos y peligrosos presos,
demandó ingenio y valentía por parte de sus custodios, cuya responsabili­
dad era trasladarlos sanos y salvos a su destino; por su parte, los delincuen­
tes vieron que esa era su mejor oportunidad para fugarse, pero la valentía y
astucia del personal de oficiales y tropa frustró sus intenciones e hizo que
desembarcaran en el lugar sin novedad.

27
Pero la seguridad física del "canchón" destinado para alojamiento del co­
BIOGRAF!AS POLICIALES

mandante y su personal subalterno dejaba mucho que desear, ,por lo que


debían tomarse las medidas pertinentes; y efectivamente, precautelando la
vida de los policías y sus familiares, formularon un plan que incluía cons­
truir una especie de campamento, colocando a los presos a buen recaudo.

Al respecto, en un artículo publicado por Jaime Durán Arias en la revista


"El Amigo" de la Sociedad de Egresados del Instituto Nacional de Policía,
dice: "El proyecto ocupó trabajando en el desbanque a los penados y permi­
tió hacer el muro de piedra que después se llamaría "El muro de las lágri­
mas", y que también serviría de atracción para los turistas. Cuando los
( .
1

guías, agotando uria enfermiza imaginación, hacen un resumen de las nove�


las policiales, cada uno a su manera lo explica como historia inédita, como
lugar de tortura y de llanto. El negro color de las piedras que lo forman es
el testimonio fiel del cementerio que representan".

Retomando la marcha de su vida profesional y después de tanta odisea en la


· Colonia Penal, el 15 de enero de 1 947 es dado el pase al Tercer Distrito,
luego a la Comandancia General, en la misma fecha pasa constando en esta
dependencia, el 1 1 de junio del mismo año es nombrado Director General
de Tránsito, y el 28 de octubre se le da el pase al Cuerpo de Guardias Civi­
les "Azuay" No. 6, para tres meses más tarde el 28 de enero de 1948 ser
. ascendido al grado de prefecto (teniente coronel) y continuar prestando sus
importantes servicios hasta el 3 1 de diciembre del mismo año.

Inquieto por continuar fortaleciendo su acervo cultural, en la ciudad de


Cuenca no deja pasar por alto la oportunidad de perfeccionarse en el idioma
inglés, matriculándose en el Centro Ecuatoriano Norteamericano; donde
como siempre, obtiene las más altas calificaciones y el título de intérprete
de inglés. El certificado que se le extiende dice textualmente: "El mayor
Jaime Durán tiene excelentes fundamentos de inglés y es capaz de llevar
con éxito cualquier materia enseñada en inglés".

En septiembre de 1948 es distinguido con una beca para estudiar en Ingla�


terra; el gobierno británico le c011cede la oportunidad de especializarse en la
Policía Metropolitana "Scotland Yard", donde vuelve a distinguirse comb
excelente estudiante; así lo afirma el informe confidencial emitido por la
institución, que en su parte principal dice: "Veinte estudiantes en clase,
reporte de oficiales que asisten al Curso de Instrucción para Detectives,
Inspectores y Sargentos desde el 20 de septiembre hasta el 27 de diciembre
28
dü 1 948. Nombre completo: Jaime Alcides Durán Arias, Fuerza de Policía
BIOGRAFIAS POLICIALES

1 im1atoriana. Personalidad y Conducta General: tranquilo y retraído; Ley


Criminal y Procedimiento: conocimiento profundo y gran poder de obser­
vadón; Práctica de Detective y Trabajo Científico, Trabajo Práctico: muy
1-mtisfactorio, demostró apreciación en asistencia científica.¿Conducta Gene­
rn l y desempeño: conducta general ejemplar, trabajó muy duro, al inicio
m,tü estudiante no tenía conocimientos de la ley nacional y procedimiento
d0 este país, y su inglés era igualmente limitado, pero con su concentración
en 0I estudio superó estas dificultades. El demostró un interés determinante
011 todas las ramas de la instrucción y su progreso fue muy marcado; los
estándares en etapas posteriores fueron excepcionalmente altos". La certifi­
cación lleva la firma de G;V. Tomlinson, Jefe Instructor.

1 ,: 1 1 de enero de 1949, pasa a prestar sus servicios en la Comandancia Ge-


11cral, como Ayudante General, hasta el 30 de abril del mismo año en que
es trasladado a Guayaquil, como Comandante del Cuarto Distrito.

1 ,: 1 27 de enero de 1951 sale de baja de la Institución y su reincorporación se


produce en octubre de 1952, siendo designado Primer Jefe del Regimiento
Quito, para al poco tiempo ser distinguido por e l ejecutivo como Director
General de Seguridad, constando a disposición de la Comandancia General
hasta diciembre de 1 953 . Clara, firme y ponderada, como la Policía espera­
ba, fue la actuación del prefecto Jaime Durán mientras permaneció cum­
pliendo tan delicadas tareas.

En enero de 1954 es designado Director de la Escuela de Policía, en donde


pudimos conocerlo como oficial distinguido, de carácter definido, serio
pcrn siempre caballeroso y de recia personalidad. Cuando constató la difícil
y precaria situación por la que atravesaba el alma mater institucional y sus
cadetes, de inmediato el prefecto Jaime Durán dispuso los correctivos nece­
sarios, a fin de atender las necesidades existente, tales como: unificar el
rancho de oficiales con e l de cadetes; mejorar las instalaciones y baterías
sanitarias con sus baños; dotar de nuevos uniformes de parada y de trabajo
n los cadetes; y sobre todo, devolver la dignidad de la persona humana den­
tro del trato al cadete. Desgraciadamente sólo le mantuvieron seis meses
como director; sin embargo, su paso por la dirección de la Escuela de Cade­
tes creó nuevos paradigmas en el proceso de formación educativa, que de­
terminaron cierta eficiencia en el comportamiento institucional. Pero méri­
to o virtud, siempre se distinguió por mantener un espíritu innovador frente
a las necesidades del cambio, venciendo cualquier resistencia, pues los
29
nuevos desafíos que el mundo nos plantea requieren de un constante estu­
BIOGRAFIAS POLICIALES

dio, análisis, reflexión y sobre todo la decisión de evolucionar y reaccionar


frente a las necesidades de los cambios.

El 26 de febrero de 1 955 es promovido al grado inmediato superior, es


decir al de prefecto jefe (coronel) de la Policía Civil Nacional, máximo
grado jerárquico institucional en esa época, después de haber cumplido con
sobra de méritos todos los requisitos de ley.

1• En octubre del mismo año, mediante decreto ejecutivo es colocado en si­


tuación transitoria, en la que permanece hasta el 30 de diciembre que se le
levanta tal situación y es destinado al personal a disposición de la Coman­
dancia General, para en abril de 1 956 ser puesto nuevamente en situación
transitoria, esta vez por solicitarla. El 1 2 de junio del mismo año se decreta
su baja de las filas institucionales.

No obstante, el 1 3 de septiembre de 1960 se deja una vez más insubsistente


su baja del servicio activo de la Policía Civil Nacional, destinándosele a
disposición de la Comandancia General hasta agosto de 1 96 1 , en que es
colocado nuevamente en situación transitoria, para finalmente obtener su
baja definitiva de la institución policial el 27 de diciembre de 196 1 , por
haberse agotado el tiempo de su transitoria.

Es lamentable lo ocurrido con tan brillante oficial superior de la Policía


Nacional, quien a partir del año 1 955 es sometido a intensa persecución
dentro y fuera de la Institución, con la participación de muchos de sus
compañeros así como de la dirigencia política de esa época, por el solo
hecho de ser un hombre de recia personalidad, honesto, capaz y sobre todo
eficiente y moralmente insobornable. A partir de 1 955, hasta el 27 de di­
ciembre de 1 961 que se retira definitivamente de la institución y se acoge a
las letras de retiro, su vida profesional transcurre en condiciones de total
inestabilidad profesional, unas veces en situación transitoria, a disposición
de la Comandancia General, con insubsistencias de baja, con nuevos lla­
mamientos al servicio; desperdiciándose con ello seis preciosos años de
servicio y actividad de un hombre de talento, iniciativa, experimentado
técnico y científico de la profesión policial. Más aún si esos hombres son
generadores de un estilo que los hace inconfundibles, cuyo perfil es capaz
de enfrentar el paso del tiempo, venciendo el olvido y pasando al menos a
una inmo¡jtalidad institucional.

30
Al parecer no hubieron razones que justifiquen estos hechos, solamente la
BIOGRAFIAS POLICIALES

ioeonsistencia de la Ley de Situación Policial y Ascensos de la Policía Civil


Nacional, que permitía la salida y el retorno indiscriminado del personal
policial a las filas institucionales, determinó que en éste y otros casos exce­
ll)lltes oficiales puedan aportar con sus conocimientos j y experiencias al
11iejoramiento de la Institución. También fue criticado, pues las personas
q 1 1c toman decisiones y asumen responsabilidades están siempre expuestas
111 comentario de los contemporáneos.

Jaime Durán Arias mantuvo profundas frustraciones en su vida profesional,


11 las que nunca pudo sobreponerse. El mismo, en uno de sus últimos artí­
ctdos para la revista "El Amigo", con motivo de celebrar sus ochenta años
do vida dice: "Había una concurrencia de más de 250 personas distinguidas,
quise pronunciar un discurso, desarrollar en él todo el cúmulo de inolvida­
bles recuerdos que llevo en el alma; quise dar un discurso exponiendo la
l'l)Hlidad de la miseria humana; hablar del odio, la persecución, la envidia y
111 l raición con que adornaron mi vida los ambiciosos y mediocres, y, desta­
l'llr con orgullo la nobleza, sinceridad y hombría de quienes me ofrecieron
111 1 lealtad y su respeto en la vida profesional; quise pronunciar un discurso
y hablar de esas comisiones de autoridades que, obedeciendo a su líder, en
delegación fueron a hablar en Guayaquil con Pedro Menéndez para decirle
que si me elegían Comandante General habría levantamiento de toda la
l'olieía, porque yo era un tirano y sobre todo un incapaz".

l ,os grandes hombres son grandes en el medio que quieran ubicarse; Jaime
1 > 1 1 rún Arias estaba preparado para todo. Ya separado de la Institución se
dedica de lleno a trabajar en su laboratorio de Criminalística, en la especia­
lidad de Documentología y Grafología.; actividad que le significó réditos
económicos y, lo que es más, hacerse conocer como técnico científico en la
1 11ntcria, especialidad en la que fue muy apreciado por jueces y abogados,
q 1 1ienes le calificaron como el mejor perito en Grafología de todo el país. A
111ús de esta actividad la docencia iluminó su vida, y a ella se dio también
por entero, tanto en las Escuelas de Cadetes, de Especialización Policial y
1 1 1 1 buen tiempo en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Católica
dol l •:cuador. Compañeros y alumnos de la noble profesión policial nunca
lo vimos como un colega, lo que hubiera significado una irreverencia; lo
v i 1 11 os y le respetamos como maestro y catedrático en toda su integridad.
l -: 1 coronel Jaime Durán Arias también fue un hombre social, persona muy
q11crida en algunos círculos civiles y de servicio a la colectividad; sirvió
l.:011 esmero junto a su esposa en el Club de Leones de Quito, donde fue su
31
['

Presidente por dos ocasiones. Actuó como socio fundador de la Sociedad


BIOGRAFIAS FOLICIALES

de Egresados del Instituto Nacional de Policía, donde también fue su Presi­


dente, dejando huellas profundas de su gran labor ejecutiva en bien de to­
dos sus colegas-socios.

En el campo de las letras se destacó como muy buen escritor, principalmen­


te en los asuntos policiales en los que era un erudito. Publicó cinco libros
que señalamos a continuación: "La Ciencia de la Investigación", en 1 941;
"El Servicio de Patrullaje", en 1 949; "La Identificación de Escrituras'\ en
1 965; "Criminalística; Utilización Científica de la Prueba Material en la
Práctica Forense", en 1 977; "Criminalística; El Examen Científico de Fir­
1.
mas", en 1 985. Estas últimas obras tomaron jerarquía universitaria y fueron
ampliamente difundidas a nivel nacional e internacional.

Asimismo, escribió artículos importantes sobre variados tópicos de la vida


nacional e institucional, prodigando mucha satisfacción a sus lectores por lo
acertado y profundo de sus ideas.

Entre los cargos importantes desempeñados durante su vida profesional y


pese a que por las razones expuestas no pudo llegar a dirigir los destinos de
la institución policial desde la Comandancia General, es digno resaltar que
en el grado de subprefecto, con apenas cinco años de oficial,,fue nombrado
Ayudante Segundo Jefe de la Guardia Civil, mediante acuerdo presidencial
del 7 de mayo de 1 946.

En junio de 1 947 el mayor Jaime Durán es nombrado Director General de


Tránsito, igualmente mediante acuerdo presidencial. En octubre de 1 955 de
similar manera es designado Director General de Seguridad Nacional. Im­
portantes cargos que los desempeñó en forma eficiente y profesional en
beneficio de su Institución y del país en general. Asimismo, por varias oca­
siones participó como miembro de los Tribunales del Crimen de Oficiales
Superiores de la Guardia Civil Nacional, en los que actuó con la verticali­
dad y justicia característica de su persona.

Por largos años dedicó su vida a trabajar entre su elegante y bien equipado
laboratorio de Criminalística, la cátedra policial y universitaria y la aten­
ción personal a su propiedad agrícola y fructícola ubicada en Guaylla­
bamba. Desgraciadamente le tocó soportar una grave enfermedad, a la que
enfrentó con valentía y estoicismo; de las delicadas operaciones quirúrgicas
a las que fue sometido, pudo recuperarse pero no totalmente. Con el tiem-
32
po, poco a poco su salud fue deteriorándose y a la edad de 82 años dejó de
BIOGRAFIAS POLICIALES

existir en la ciudad de Quito, rodeado cariñosamente de su esposa, hijos,


litmiliares y amigos.

Jaime Durán Arias, ejemplo en su vida pública y privada( ha rendido su


existencia y ha bajado a la tumba como bajan los justos, rodeado de la au­
reola que le dan sus preciadas virtudes; pero creo que esto no es morir,
porque ha sobrepujado el nivel común en que se agita \la Institución, para
perpetuarse con caracteres luminosos, como guía de las presentes y futuras
generaciones policiales.

33
BIOGRAFIAS POLICIALES

José Vargas Vacacela


Capitán de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

GALO RENE
( .
1
FLOR PINTO
COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

INTRODUCCION

Una de las proyecciones vitales fundamentales del hombre es la de perma­


necer, es decir, que consciente de su ser, de que existe, se resiste a no ser, a
desaparecer. El hombre se ha educado, ha luchado, ha concebido grandes
ilusiones y se ha esforzado por hacerlas realidad de modo que consciente o
inconscientemente le adjudica un valor positivo a su vida, y no le parece
justo que de pronto todo desaparezca y se desintegre en la nada, ya sea
porque reduce su actividad cotidiana, porque se vea acometido por las en­
fermedades o la vejez o porque ineluctablemente llegará la muerte. Al
hombre no le espanta tanto la muerte, en cuanto a cesación de los movi­
mientos vitales, sino en cuanto a su desaparición, a que no quede ningún
recuerdo de su tránsito terrenal.

Pero el hombre aprovecha los dones recibidos o posibilidades propias para


superar el temor a dejar de ser, como es el caso de la capacidad natural a
procrear y desarrollar una familia, en la cual puede dejar impreso un men­
saje de amor, sabiduría, costumbres sanas y tendencias positivas, imposi­
bles de borrar, ni por la distancia ni por el tiempo, superviviendo así en el
alma de sus descendientes y consiguiendo la anhelada permanencia.

Otros, además, escogerán el camino de las obras, materiales o espirituales,


para seguir viviendo en la mente y en el corazón de sus semejantes; y esta­
rán siempre presentes en las construcciones, en la literatura y en todas las
34
artes, en los libros, en la música, en las pinturas, en las esculturas, en los
BIOGRAFIAS POLICIALES

descubrimientos, en las invenciones y en las transformaciones beneficio­


sas.

Y, más allá, hay otros que nunca mueren porque llegaron a la gloria, que es
i11marcesible y deslumbrante, a través de la heroicidªd, la filantropía, el
1 1 iartirio, la santidad y las grandes obras que han impulsado el progreso de
la humanidad.

Nosotros, en la Policía Nacional, si somos sensatos y agradecidos no po­


demos permitir que compañeros que se elevaron sobre la mediocridad y
conquistaron planos superiores de entrega, renunciamiento y profesiona-
1 ismo, desaparezcan y se desvanezcan en la nada; estamos moralmente
obligados a retenerlos con nosotros, a mirarlos como ejemplos y a refrescar
permanentemente sus enseñanzas; quiero decir, para nuestro bien tenemos
que otorgarles su permanencia entre nosotros.

l J no de los policías que tiene esta calidad y estos méritos es el Comandante


( ,eneral Galo Flor Pinto.

1 >ATOS FAMILIARES

< ialo Alfredo René Flor Pinto nació en Quito, en la parroquia de Santa
Prisca, el 25 de agosto de 1922, en una casa colonial situada frente al par­
que de El Ejido; hijo de Pedro Alfredo Flor y de Zoila Victoria Pinto. Su
padre era oficial del Ejército, habiendo llegado a ostentar el grado de Ma­
yor. En sus años iniciales tuvo influencia en su formación su abuela mater­
na, doña Victoria Pinto, oriunda de Otavalo, persona de fuerte temperamen­
to y con mucha vocación política, en una época en que el país vivía una
t;ontinua conflagración a causa de las rivalidades para tomar el mando de la
República.

Recuerda nuestro personaje, como una de sus mayores impresiones de la


i n fancia -cuando tenía cinco años y asistía a la escuela primaria en Rio­
l>amba- el incendio de una parte de la Universidad Central, en Quito, donde
se consumió la osamenta de un enorme animal prehistórico, al que se lo
denominaba simplemente el " Mastodonte". Se comentaba que este infaus­
to suceso fue provocado por personas que religiosamente sostenían la teoría
creacionista del universo, frente a los que con argumentos científicos eran
adherentes a la teoría evolucionista. Muchos comentarios produjo la des-
35
BIOGRAFIAS POLICIALES

aparición de esta osamenta, a tal punto que llegó a conocimiento de este


niño, que más tarde trataría, a su vez, de dar una explicación de estos temas
trascendentales.

A su paso por el colegio sufrió lo que muchos j óvenes inteligentes y con


i deas propias tienen que pasar, al no sentirse realmente atraídos por las
enseñanzas habituales; por lo que no logró destacarse dentro de la rutina
existente, su verdadero despegue ocurrió cuando comenzó sus estudios
policiales, es decir, cuando se encontró a sí mismo y escogió un camino
para construir su auténtica vida.

En 1 953 contrajo matrimonio con Luz Bertha Aguirre Veintimilla, con


quien procreó los siguientes hijos: Lily, Galo, Diva, Susana, Bolívar y So­
ledad.

Esta familia se ha mantenido unida con fuertes vínculos de afecto y consti­


tuye la genuina riqueza que en su larga y valiosa vida ha acumulado el Ge­
neral Flor Pinto. Otra persona que siempre se mantuvo cercana a él es su
hermana Rosario Flor Pinto, para la cual ha conservado invariablemente su
mayor confianza.

CARRERA POLICIAL

Es posible que en su ingreso a la Escuela Militar de Carabineros influyó la


presencia en su vida de su padre, el mayor Pedro Alfredo Flor González, el
cual alguna vez se desempeñó como Intendente de Policía de la provincia
de lmbabura; por otra parte, su inclinación se mostró por el agrado que
sentía al leer en la prensa una historieta de lucha contra la delincuencia. El.
caso es que en algún momento se encontró con los hermanos Gustavo y
Jaime Véjar Quintana, compatiieron las ilusiones de encontrar una vida
interesante y fructífera en el Cuerpo de Carabineros y decidieron presen­
tarse a los exámenes de ingreso de la entonces llamada Escuela Militar de
Carabineros.

Tuvo éxito en los exámenes académicos; pero entonces vino el gran pro­
blema en lo relativo a su estatura, de 1 .5 8 m., por debajo de lo exigido y,
consecuentemente, expuesto a la eliminación. Pero allí estuvo presente la
persona que cambió su destino, el instructor teniente Parra, que conociendo
su buen desempeño en los exámenes sentenció: "Aquí lo hacemos crecer",
y fue aprobado. Su ingreso quedó legalizado mediante decreto ejecutivo de
36
BIOGRAFIAS POLICIALES

1 3 de mayo de 1 94 1 . Luego del primer trimestre en el primer curso, la


l 1:scuela decidió pasar al segundo curso a las tres primeras antigüedades:
( ,alo Flor Pinto, Jorge Torres Bonilla y Victoriano Toledo. En este curso
obtuvo la primera antigüedad y en esta posición pasó al tercer curso donde
f'ue designado Primer Brigadier y no Brigadier Mayor como le correspondía
on j usticia.

Su promoción, la cuarta de la Escuela Militar de Carabineros, fue ascendida


u subtenientes de Carabineros mediante decreto ejecutivo de 2 de agosto de
1 943, siendo destinado al Regimiento de Carabineros "Quito" No. l .

1 >e esta unidad pasó a la Escuela Fundamental de Policía y luego al Bata-


1 Ión "Manabí" No. 4. Aquí fue víctima del primer gran traspiés de su carre­
ra, cuando con fecha 1 de enero de 1 945 fue cancelado mediante acuerdo
ojecutivo, al igual que otros oficiales de Carabineros. Esto como retalia­
o ión política luego de los sucesos-revolucionarios del 28 de mayo de 1 944,
que hicieron desaparecer al Cuerpo de Carabineros para crear la Guardia
( livil del Ecuador. El odio sectario que vivía la nación en esos momentos se
volcó sobre los Carabineros, que lealmente habían defendido al Gobierno
( ;onstitucional.

Retornó a las filas policiales el 1 1 de septiembre de 1 947, destinándosele al


Cuerpo "Chimborazo" No. 5 ; luego pasó por el Cuerpo "Azuay" No. 6, el
Cuerpo "Loja" No. 7 y el Cuerpo "Guayaquil" No. 2. Entonces toma una
decisión extraña y solicita voluntariamente su situación transitoria, que se
le concede el 14 de febrero de 1 95 1 ; su baja se publicó el 14 de mayo si­
guiente, pero volvió al servicio activo el 5 de diciembre del mismo año.

Como ocurre con la oficialidad en general, acertada o desacertadamente,


continuó su incansable recorrido por unidades de todo el país, departamen­
tos y direcciones, que lo llevaron a la Escuela de Policía, Loja, Azuay, Qui­
to, Tulcán, Manabí, Departamento de Personal, Departamento Técnico,
Ancón, Morona Santiago, Cañar, Guayaquil, Quito, Tulcán, El Oro, Napo,
Departamento Técnico, Tungurahua, Departamento de Investigación Cri­
minal, Los Ríos, Departamento de Operaciones, Comando del III Distrito y
rinalmente, como honorable culminación de su brillante carrera, a la Co­
mandancia General de la Policía Nacional, según decreto ejecutivo de 30 de
octubre de 1 968. Su baja de la institución tiene fecha 3 1 de mayo de 1 969.
En total sirvió a la Policía Nacional 27 años, 5 meses y 27 días.

37
r, , B!OGRAFIAS POLICIALES

En cuanto a sus aséénsbs, por mérito en los grados superiores, tuvieron


lugar en las fechas siguientes: 2 de agosto de 1943, a subteniente de Cara­
bineros; 12 de julio de 1949, a subinspector primero; 3 1 de enero de 1955,
a inspector; 30 de julio de 1960, a subprefecto; 6 de agosto de 1962, a pre­
fecto; 19 de julio de 1965, a prefecto jefe; y, 30 de octubre de 1968, a pre­
fecto comandante, Comandante General de la Policía Nacional.

HECHOS DESTACADOS

El Comandante General Galo Flor Pinto se .caracterizó a través de los años


por ser un intelectual, por ser un hombre estudioso, siempre atraído por las
manifestaciones culturales y por los descubrimientos científicos. Su conno­
tación principal era la búsqueda de la verdad a través de la razón. Siempre
estuvo dispuesto a prestar su contingente de persona culta para el . desarro­
llo institucional. Por ello era siempre llamado al Comando General para
solicitarle su consejo y criterio en asuntos delicados o con perspectivas
futuras en cuanto al quehacer policial.

En 1954 formó parte de la Comisión Especial de Reformas a las leyes poli­


ciales y fue felicitado por el buen trabajo realizado, al igual que los otros
miembros de dicha comisión, por el Comandante General Arturo Suárez
Nieto. También se le incorporó en la comisión especial que, en esa época,
hizo un estudio del escalafón de jefes y oficiales; y en la que fue encargada
de elaborar un anteproyecto de Ley de Tránsito. De su pensamiento salie­
ron, asimismo, muchos reglamentos, directivas, planes y más documentos
que se produjeron para racionalizar y conformar de manera técnica las acti­
vidades y procedimientos policiales. También trabajó en el proyecto de
creación del Fondo Especial de la Policía Nacional.

En 1955 fue autorizado por el presidente de la República, Dr. José María


Velasco !barra, para que salga en comisión de servicio al exterior, a la Uni­
versidad de Indiana, en Estados Unidos de América, para realizar estudios
profesionales policiales, que los culminó exitosamente mereciendo la justa
felicitación del Comando General.

En 1964 asistió al primer curso de la Academia Internacional de Policía, en


Washington, Estados Unidos, habiendo obtenido la calificación de "sobre­
saliente y méritos".

38
1 ,e corresponde al entonces subinspector primero Galo Flor Pinto, en 1954,
BIOGRAFIAS POLICIALES

l' I rnconocimiento de haber organizado el servicio de Inteligencia de la


! 'olida del Ecuador, SIPE, llenando un vacío injustificable en una institu­
t.• i<',11 como la Policía Nacional, que no disponía para sus importantes opera­
t• irnws de una información oportuna, veraz y confiable. Puso así las bases
dt� 1111 servicio sin el cual no es posible estructurar un plan operativo eficaz.

l 'crn sus méritos en esta área crecieron de una manera trascendental cuando
:,e hizo cargo de la Dirección del Servicio de Investigación Criminal, crea­
do por e l Presidente José María Velasco !barra en 1960, a pedido de oficia­
los jóvenes de la Policía Nacional que se propusieron, como uno de los
¡i,1·111Hles objetivos institucionales de ese entonces, asumir la organización y
operación de ese servicio que significaba la incursión de la Policía en un
c1111 1 po eminentemente científico. Se pusieron las bases de esta nueva rama,
que hubo que estructurarla desde sus raíces pues lo que había en el país no
leuía nada de profesional. Fue necesario escoger el personal, entrenarlo,
n lnjarlo en oficinas aunque sean inadecuadas y proveerlo de cie1tos equipos
l'u 11damentales. El ya subprefecto Galo Flor Pinto y un grupo de oficiales
qnc participaron en esta importante creación institucional, tuvieron que
11ni ltiplicarse para salir adelante en este gran desafío. Al poco tiempo se
inauguró el primer Laboratorio Criminalístico del Ecuador, que aportaba la
garantía de una real investigación científica.

l l 110 de los aportes más significativos del Comandante General Galo Flor
P into a la Policía Nacional füe en el campo educativo, ya que a lo largo de
su carrera se desempeñó como profesor en las más diversas materias, tales
eomo: Psicología, Etica Policial, Pedagogía Social, Criminología, Procedi­
m iento Policial, Defensa Personal, Mando y Táctica Policial. Pero donde
permaneció más años, aun estando en Servicio Pasivo, fue en la Escuela de
l •'.stado Mayor, donde transmitió a sucesivas generaciones de comandantes
los principios de una cultura policial profunda y valiosa, como generalmen­
lc fue reconocido.

1 °: 11 el ejercicio de la Comandancia General tomó una decisión de gran tras­


cendencia, dio de baja a una cuarentena de oficiales que no habían cumpli­
do con el requisito fundamental para el ejercicio de la jerarquía, el de
haberse graduado en la Escuela de Formación de Oficiales, estableciendo
de esta manera y para siempre, que los componentes del cuerpo de oficiales
de la Policía Nacional tenían que ser profesionales. Este constituyó un paso
definitivo en la historia policial, ya que a lo largo de los años fueron llama-
39
,
[T

dos al servicio institucional ciudadanos que no tenían la menor noción del


BIOGRAFIAS POLICIALES

trabajo y de las responsabilidades policiales.


Por la naturaleza del hombre, susceptible de hacer el bien así como el mal,
es imperativo que de tiempo en tiempo se haga la depuración de las filas
policiales; por ello; años atrás la oficialidad se reunió e identificó alrededor
de altos ideales que llevaron a una depuración anticorrupción; esta vez, el
Comandante General Galo Flor Pinto hizo una nueva y necesaria depura­
ción, inspirado en el ideal de la profesionalización del cuerpo de oficiales.

Uno de los episodios de su vida institucion_al en que más claramente mos­


1
( .

tró su entereza y superioridad espiritual, fue el de su salida de la Coman­


dancia General y de las filas del servicio activo institucional.

TranscutTían los primeros días de enero de 1969 y no habiendo tenido buen


resultado la gestión de obtener del Gobierno un aumento en los sueldos, el
Comandante General hizo conocer esta situación a sus subalternos, los cua­
les disgustados por la incomprensión gubernamental iniciaron un paro de
actividades, comenzando por el Regimiento "Quito" No. 1. El Presidente de
la República, Dr. José María Velasco Ibarra, que tenía el hábito de enfren­
tar los problemas públicos directamente, se hizo presente en dicha Unidad
acompañado del Ministro y del Subsecretario de Defensa y del Edecán de
Servicio, y reclamó al Comandante General por la crítica situación existen­
te y acusándolo de haberla provocado por comunicar al personal policial la
negativa del aumento de los sueldos. Concluyó su amonestación exclaman­
do: "Usted está destituido", y averiguó " ¿Quién le sigue a este señor?"; le
respondieron que el general Washington Martínez y que estaba ausente. En
esta circunstancia se adelantó y se cuadró delante del presidente el siguiente
oficial en antigüedad, general Hugo Hermosa Echeverría. Nada dijo el Dr.
Velasco y más bien concedió la palabra al mayor Luis Alarcón Arguello,
Jefe de Relaciones Públicas de la Comandancia General. Este, con valentía
y presencia de ánimo manifestó que no era justo lo que se hacía con el Co­
mandante General, el cual gozaba del respaldo institucional, que todo lo
que decidió fue comunicar el resultado de una gestión que no tuvo éxito y
que era su deber hacerlo; agregó que el trato dado al Comandante General
no lo merecía ni un portero y peor en su casa y que apelaba ante el Presi­
dente para que desista de la destitución. Cuando terminó su intervención se
acercó al Dr. Velasco el general Nilo Villagómez, Subsecretario de Defen­
sa, quien apoyó la proposición del mayor Alarcón. De inmediato el Presi­
dente cambió de actitud y tomando la mano del general Flor le dijo varias
40
BIOGRAFIAS POLICIALES

veces: "Queda ratificado". La respuesta del aludido fue noble y taj ante:
"No, señor Presidente, soy hombre de honpr, presento mi baja".
Los oficiales salieron del casino de Oficiales y fueron a dialogar con la
Tropa, que estaba en paro, y la convencieron de que salga al servicio rutina­
rio. El Alto Mando se acercó al mayor Alarcón para felicitarlo, lo cual no
fue aceptado por éste, que más bien le recriminó su pasividad en la reunión
con el Presidente. Al día siguiente, el Dr. Velasco llamó al Comandante
General y al Mando Policial y les expuso su punto de vista sobre la situa­
ción institucional . El Comandante General, a su vez, hizo un análisis de la
Policía Nacional, de su realidad y de sus carencias, e insistió en su salida
del servicio activo.

En la orden general del 7 de enero de 1 969 se publicó una comunicación


del Comando General en la que expresaba el general Galo Flor Pinto, en
palabras que ha recogido la historia y que constituyen una lección de honor
para todo policía ecuatoriano, el resumen de su vida policial y su último
l lamado. La comunicación mencionada dice: "Señores Jefes, Oficiales y
Miembros de Tropa de la Policía Nacional. Cuando ingresé a la Escuela
Militar de Carabineros, ya era un hombre de honor, y por ello, me propuse
hacer una carrera bajo esa norma. He culminado y he cumplido. Al hacer­
me cargo de la Comandancia General prometí no aferrarme al cargo a
cambio de sacrificar ni un átomo de la dignidad personal mía, ni de la dig­
nidad institucional. También lo he cumplido. Si mi paso por la Policía Na­
cional deja esta enseñanza, yo estaré orgulloso de mi nombre y de mi gra­
do. Mi último llamado va por que se imponga el interés institucional sobre
el personal de cada uno de vosotros. Solo así el futuro de la Policía Nacio­
nal será grande y esplendóroso.- Quito, a 7 de enero de 1 969.- f). Galo flor
Pinto, Prefecto Comandante" .

Estando en servicio pasivo e l general Galo Flor ha continuado contribuyen­


do en todo cuanto pueda ayudar a fortalecer la Institución, y se lo encuentra
entre los fundadores y como el primer presidente de la Asociación de Ge­
nerales de la Policía Nacional y, más tarde, como uno de los fundadores y
primer vicepresidente del Instituto de Estudios Históricos de la Policía Na­
cional, INEHPOL.

VIRTUDES EJEMPLARES

41
BIOGRAFIAS POLICIALES

El general Galo Flor Pinto, que acaba de arribar a la respetable edad de 80


años, ha sido en su vida un hombre honorable, un ciudadano de bien y un
policía ejemplar. Buscó incansablemente el cultivo de su espíritu para me­
jorarse a sí mismo, para ayudar a sus alumnos y subalternos y para servir de
la mejor manera a la Patria. Su cualidad más relevante, sin duda alguna, fue
la de estimular y utilizar la razón para buscar la verdad libremente. Uno de
sus pensamientos típicos expresan: "Pensando se crea, el hombre surgió
para crear, no para ser esclavo de lo creado"; y, "Para los hombres de men­
te libre la investigación de la verdad es el deber y el derecho fundamentales
de nuestra especie".
1 .
1

Invariablemente fue un hombre modesto, trabajó unilateralmente en la Po­


licía sin desviar sus energías hacia alguna otra actividad productiva; se
mantuvo a sí mismo y a su familia con la remuneración que le entregaba
nuestra entidad; vivió sin ostentación en su casa de la Villa Flora y desde
hace poco tiempo se instaló en Nayón, luego de vender su anterior propie­
dad. Ciertamente que a él, policía y Comandante General, no le atrajo el
brillo de la riqueza material, porque previamente descubrió que la grandeza
del hombre reside y se magnifica en el espíritu y en las acciones sujetas a la
ética.

Otra virtud que practicó sin desmayo fue la honestidad, en sus diversas
facetas. Por una parte, no tomó lo ajeno, sea del Estado o de otras perso­
nas, ni se aprovechó de las jerarquías que con esfuerzo y dedicación iba
conquistando. Y, por otra parte, sabemos los que lo hemos conocido, que
jamás mintió; si cometió algún error no lo negó y si algo duro tuvo que
decir lo manifestó con toda franqueza.

Cuando niño, por temor, mintió una vez y fue descubierto por su padre, que
lo castigó severamente; desde entonces se comprometió a nunca más mentir
conscientemente.

Para no abundar mucho en su código ético, diremos que otra de sus cuali­
dades relevantes fue el desprendimiento, y basta recordar cómo se alejó
voluntariamente de la Comandancia General a pesar de la ratificación insis­
tente del Presidente de la República.

VIDA INTELECTUAL

42
Ya hemos escrito sobre su gran inclinación intelectual, que se evidenció
BIOGRAFIAS POLICIALES

durante su carrera policial, y sobre sus estudios universitarios, pero también


en este campo cultural se comprometió con la Orden Masónica como un
libre pensador que era, subiendo todos los peldaños que caracterizan a
dicha organización y llegando hasta el más alto grado. Igualmente, partici­
pó durante muchos años en los trabajos, estudios e investigaciones que
realizó un grupo de buenos ecuatorianos que se propuso encontrar una doc­
trina que condujera al perfeccionamiento de nuestra Nación.

Por fortuna, escribió y manifestó sus ideas y creencias, con especialidad en


lemas policiales y masónicos, habiendo realizado las siguientes publica­
ciones:

1 955: Temas Policiales (OPUS)


1 960: Problemas Fundamentales de la Policía Nacional (OPUS)
1 961: Sinopsis de la Investigación Criminal
1 964: Atiículos Relacionados con la Profesión Policial
1 968: Indice Biográfico de Policía
1 973: En la Era de las Transmutaciones
1 978: Nuestro Sendero
1 982: Nulas Sobre Estado Mayor
1 982: La Biblia, Verdad Revelada o Símbolo (opus internet)
1 986: La Muetie de Isis
1 995: La Fuerza del Progreso Humano
1 995: El Fuego de Prometeo (primera edición)
2001: El Fuego de Prometeo (segunda edición)
Más de 25 artículos publicados en diversas revistas

MENSAJE A LA JUVENTUD POLICIAL

Recientemente tuve el gran placer de conversar con este destacado policía,


que mantiene viva en su espíritu la inquietud sobre el presente y el futuro
de la Institución, que están confiados a las nuevas generaciones, que nece­
sariamente tienen que desprenderse de cualquier mediocridad o ambición
personal para ser dignos de una Policía Nacional cuyo destino será, si así
lo quieren sus miembros, el de una de las instituciones públicas más apre­
ciadas y respetadas.

He aquí su mensaje:

43
"En el siglo XX la humanidad acusó una transformación muy grande en
BJOGRAFIAS POLICIALES

todos los órdenes, especialmente por las siguientes causas: a) Aumento


incontrolado de la población mundial; b) Desarrollo muy grande de la cien­
cia y de la técnica; c) Gran desarrollo de la industria; d) Degeneración del
medio ambiente (atmósfera, agua y vegetación); e) Concentración del capi­
tal en cada vez menos manos (incremento de la pobreza y la miseria); f)
Globalización en todos los órdenes; g) Estancamiento doctrinario de las
religiones; h) Incremento agresivo de la corrupción, la delincuencia y el
1 .
1
terrorismo.

La situación actual lleva a suponer que si no es solucionada a breve plazo,


dentro de veinte o treinta años la Humanidad sufrirá una gran crisis, sin que
sea posible concretar detalles en cuanto a dónde y cómo de los aconteci­
mientos. Muy pocas personas de un apreciable nivel cultural están ya pre­
ocupadas por prevenir el colapso. (En la ONU se señaló el año 2005 para
establecer la responsabilidad social de las empresas, en lo que a ellas ata­
ñe). Pero, ¿será posible detener o anular definitivamente la ambición de los
que detentan el poder social, económico y político del mundo? ¿Habrá una
tercera guerra mundial o numerosos conflictos armados más o menos zona­
les? Por lo pronto es innegable el cambio notorio en la constitución y em­
pleo de la fuerza armada en los diversos países, sobre todo en los más pode­
rosos. El armamento que define los conflictos es operado por un pequeño
grupo de técnicos altameJ1te especializados, y las grandes unidades milita­
res solamente son utilizadas como fuerzas de ocupación, con tareas tradi­
cionalmente policiales.

Lo expuesto hace presumir que en el futuro, la Policía como institución con


deberes y procedimientos conocidos, tiene muchos siglos de vida por delan­
te. Los ideales que justifican la existencia de las instituciones policiales
(Orden y Seguridad) seguirán siendo imprescindibles en todo tipo de socie­
dad, y su trabajo honrado y oportuno hará que los policías sean respetados
y apreciados en todas partes, y en todos los niveles. Pero para lograr esta
posición los policías del futuro deben poseer también el más alto nivel cul­
tural y moral entre los asociados, orientar su labor a los fines preventivos
con preferencia a los represivos, convirtiéndose en agentes de un positivo
Servicjo Social, y ésta es la responsabilidad de todos los jóvenes que hoy
conforman las filas institucionales.

La Policía debe convertirse en el modelo de organización humana, en todos


los aspectos, hasta lograr que los hijos, y los hijos de sus hijos digan con
44
org11ll0, "Mi padre fue un Policía".- (f) Ledo. Galo Flor Pinto, Comandante
BIOGRAFIAS POLICIALES

( hJllt.md (SP).- Quito, 6 de septiembre del 2002".

< '( >NCLUSION


1 - :1 correr de los años no ha erosionado la inteligencia ni el amor institucio-
1111 I del Comandante General Galo Flor Pinto, por lo que debemos aprove­
(dllll' sus enseñanzas visitándolo en su hogar y conversando con él sobre los
grn11dcs asuntos que invdlucran la vida policial y el destino institucional.

l 'or otra patie, invito respetuosamente a todos los que compartimos con él
idonlüs y trabajos, a los que recibieron sus enseñanzas y consejos y a los
q 110 descubren en su persona un símbolo viviente de lo que es ser un buen
pnlicía, a perennizar de la manera más digna y honrosa su paso por la Poli-
1· !11 Nacional.

1 45
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Ernesto Munive Ayala


Mayor de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

VICTOR JULIO
MARTINEZ RUIZ

CAPIT AN DE POLICIA

Autodidacta, maestro iniciador de la Policía Científica en el Ecuador, repu­


tado como tal en Norte, Centro y Sudamérica, autor de muchos artículos
sobre procedimientos policiales e investigación, publicados en revistas
especializadas y prensa nacional e internacional; fotógrafo aficionado y
luego profesional, entre otros aspectos, es el acervo personal de este pro­
hombre policial.

Se trata del señor capitán de Policía don Víctor Julio Martínez Ruiz, nacic;lo
en Santa Ana de Cotacachi, provincia de Imbabura, el 26 de junio de 1898,
hijo de Elías Martínez y Alegría Ruiz.

Del hogar Martínez Ruiz fue su primogénito y tuvo 3 hermanos: Héctor;


María del Carmen, educadora del colegio Fernández Madrid; y, Carlos,
Comandante de Carabineros.

Muy joven contrajo matrimonio con doña Dolores Matilde Rivera Félix,
ibarreña de nacimiento, y estableció su domicilio en su querida Cotacachi.
Más tarde se movilizó hacia la gran capital, Quito, y empezó su vida de
hogar y trabajo.

Previamente, siendo emparentado con el cardenal Bernardino Echeverría


Ruiz, también cotacachense, recibió de él e11señanza y guía en sus primeros
años. No está claro que haya iniciado formalmente estudios primarios y
secundarios; al parecer, lo hizo entre lbarra y Quito, lo que nos ratifica su
caracterización como un auténtico autodidacta, siendo una de las caracterís-
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ticas de su personalidad la dedicación constante a actividades de temática
BIOGRAFIAS POLICIALES

variada, entre ellas la de su preferencia: la investigación científica.

Procreó con su esposa 7 hijos: Víctor Julio, Paco Efraín, Raúl Elías, María
del Carmen, Bolívar Alberto, Esperanza Alegría y Sonia Piedad.

Criado bajo sólidos principios de moralidad y religión, su vida fue austera,


metódica y organizada. El hogar por él formado no se disolvió nunca hasta
su fallecimiento, que tuvo lugar en Quito el 20 de julio de 1976, a los 78
años de fructífera vida.

Según Paco Efraín, uno de los hijos que le sobrevive, su numerosa familia
sin embargo de las necesidades que generaba su hogar fue un crisol de hon­
radez, manteniendo su casa exclusivamente con el escaso ingreso que ren­
día su profesión de fotógrafo, uno de los primeros en ese arte en la francis­
cana ciudad de Quito.

Era dueño y practicaba una alta moralidad, y su seriedad y honestidad raya­


ban en extremos.

Más tarde, a fuerza de tesón y práctica llegó a dominar el arte de la fotogra­


fía corporal y paisajista, lo que le reputó en su medio, siendo muy conocido
por esferas privadas y gubernamentales de la época. Precisamente este don
le posibilitó su primer trabajo formal como fotógrafo de la Oficina de Iden­
tificación de la Policía Nacional Urbana de Quito, con un sueldo de 100
sucres mensuales, nombramiento expedido mediante acuerdo del Ministerio
de Gobierno y Previsión Social, de fecha 12 de abril de 1934, a los 36 años
de edad.

Dos años más tarde, mediante acuerdo ministerial del 16. de enero de 1936
se le confiere nombramiento como fotógrafo, esta vez de la Oficina de
Identificación Dactiloscópica de Quito, con un mejorado sueldo de 250
sucres mensuales.

En el lapso de estos nombramientos seguía reputándose cada vez más como


fotógrafo profesional, y es cuando incursiona en la identificación dactilar
de las personas; ciencia y procedimientos que en el país a ese tiempo esta­
ban realmente en sus albores; y comienza a realizar fotografías de huellas
digitales y, conexamente, a interesarse en la investigación técnica del deli-
to, resolviendo ciertos casos importantes de la sociedad de la época.
47
El aprecio del los gobiernos por sus iniciativas e incursión en ciencia tan
BIOGRAFIAS POLICIALES

difícil de entender, posibilita que el Ministerio de Gobierno y su Sección


Policía, el 6 de octubre de 1 937 le nombre como Jefe de la Oficina de In­
vestigaciones de Quito, mediante acuerdo ejecutivo de la Presidencia de la
República, siendo Jefe General del Servicio de Seguridad Nacional el doc­
tor Eduardo Villaquirán M.

Su permanente deseo de superación en el arte que abrazó, lo transformó en


un profesional admirado y necesario de los cuerpos de seguridad que fun­
cionaban bajo la tutela del Ministerio de Gobierno, concluyéndose que a,
más de necesario iba siendo realmente imprescindible.

El 3 1 de diciembre de 1 940, el propio Ministro de Gobierno, en nombre del


Presidente-Constitucional de la República emite un acuerdo acreditándole
como Secretario de la Oficina-Jefe de Dactiloscopia de la Jefatura de Segu­
ridad, Identificación y Dactiloscopia de la provincia de Pichincha.

Luego, y específicamente por sus méritos, el 1 de enero de 1 942 la Presi­


dencia de la República dispone que el Ministro de Gobierno le nombre
Director General de Identificación y Dactiloscopia, mediante acuerdo mi-
nisterial.

Hasta esa fecha, en una carrer� sostenida y cada vez con más éxito, fue
dependiente del Estado en las funciones citadas anteriormente, hasta que el
28 de marzo de 1 946, el Presidente de la República le entrega despachos
como subinspector primero (teniente) de la Guardia Civil Nacional, abra­
zando según este acuerdo la carrera policial.

La desorganización o la organización interesada de los gobiernos de turno,


en aquella época hacía posible un manejo arbitrario de la Institución encar­
gada de velar por el orden y seguridad sociales, con la emisión de decretos
y acuerdos que situaban a la Policía Nacional y sus miembros bajo diferen­
tes dependencias y modalidades de trabajo. Sólo así se explica que en el
registro de las listas de revista de comisario correspondientes al biografia­
do, exista una secuencia que aparentemente no empata con lo hasta aquí
relatado, y que sin embargo no podemos hacer abstracción, lo que se apunta
así:
En 1 944, el 1 de enero es llamado al servicio activo como Mayor Asimila­
do, destinándole a la Comandancia General de Carabineros como Jefe de la
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Sección de Identificación y Dactiloscopia, donde permanece hasta el 3 1 de
BIOGRAFIAS POLICIALES

julio del mismo año en que es dado de baja.

Luego, el 2 1 de marzo de 1 946 es llamado al servicio activo como subins­


pector primero y destinado al Cuerpo de Guardias Civiles "Los Ríos" No.
1 4; y movilizado con pases a los Cuerpos de Guardias Civiles de "Guaya­
quil" No. 2 y "Esmeraldas" No. 8, colocado a disposición del Ministerio de
Gobierno y dado de baja el 3 1 de marzo de 1 949.

Curiosamente, el 27 de abril del mismo año se le da de alta como guardia


civil en el Cuerpo de Guardias Civiles "Quito" No. 1 , donde labora hasta el
21 de enero de 1 950 en que se le da de baja por innecesarios sus servicios.

A mediados de 1 951 se le da de alta con el grado de sargento en la Escuela


Técnica para Subinspectores de la Guardia Civil Nacional, hoy Escuela
Superior de Policía, dándosele de baja el 7 de enero de 1 952.

Posteriormente presta sus servicios como policía civil en el Cuerpo de Poli­


cía "Santiago Zamora" No. 1 7, permaneciendo así hasta el 1 5 de agosto de
1 955 en que es dado de baja, para luego llamarle al servicio con el grado de
subinspector primero (teniente), destinándole a la Comandancia General de
Policía.

De 1 958 a 1 960 labora en el Departamento Técnico de la Comandancia


General, en que es ubicado en situación transitoria sin perjuicio de seguir
laborando como Jefe de la Sección Criminal y Archivo, donde permanece
hasta el 3 1 de diciembre de 1 962 en que es dado definitivamente de baja,
con el grado de inspector (capitán), acumulando en filas policiales un tiem­
po de servicio de 1 3 años.

Examinada la vida profesional de este distinguido oficial, no podemos me­


nos que concluir que ésta fue demasiadamente azarosa, conflictiva y exte­
nuante por un inusual tratamiento, muy a pesar de que siempre mostró un
espíritu indomable y en la sana necedad de continuar desenvolviendo su
actividad en las tareas que él amaba, y que las cultivó y desempeñó, como
hemos dicho, con un alto espíritu de sacrificio, tenacidad y especialísimo
merecimiento.

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BIOGRAFIAS POLICIALES

Ledo. Luis Fernando Alarcón Arguello


. General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

WASHINGTON GERARDO
MARTINEZ TORRES

COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

PREFACIO

Washington Gerardo Martínez Torres, puede decirse que representó la me­


dida de lo que debe ser un policía ecuatoriano: formación conforme a los
más altos valores del espíritu, administrador acertado en las diferentes fun­
ciones institucionales que desempeñó; forjador de voluntades y apasionado
renovador de la educación policial, jefe consecuente y cultor de la honradez
y la dignidad humana.

Nunca olvidó las enseñanzas de su casa nativa, donde aprendió a valorarse


por esfuerzo propio y adquirió fundamentos plausibles para más tarde des­
arrollar, como así sucedió, su vocación de servicio a favor de la comunidad
nacional.

Nuestro biografiado condujo con fina persuasión y certeza las tropas poli­
ciales, a las cuales procuró educarlas y por las que se empeñó en dotarlas de
condiciones logísticas compatibles con la dignidad humana. Orientó, por lo
demás, el desempeño y cumplimiento del deber de los oficiales bajo su
dirección y mando.

Washington Gerardo Martínez Torres demostró condiciones de auténtico


liderazgo institucional, porque fue inflexible en la verdad de los hechos, en
la seguridad de sus acciones honestas y en la realización de sus propósitos y
50
\

aspiraciones que llevaron a la Institución policial a la consecución de sus


BIOGRAFIAS POLICIALES

objetivos profesionales.

Martínez Torres no abusó del mando. Toleró coi1 estoicismo, inclusive las
críticas interesadas y maliciosas de quienes no pudieron sustraerse del ego­
ísmo inmotivado y de la calumnia artera y perniciosa. Abierta y resuelta­
mente combatió la inmoralidad, la incapacidad, el ocio y la ignorancia de
quienes prescindían del cumplimiento ordenado y serio de sus obligaciones,
y atendían, por el contrario, su apego irresistible a los favores y canonjías.

Por ello cabe manifestar, en estricta justicia, la vida y obra dentro y fuera
de nuestra Institución de Washington Gerardo Martínez Torres, la cual
servirá de ejemplo para las futuras y actuales generaciones de policías del
Ecuador; será un señuelo vivificante de las promociones policiales, que
también se inclinan vocacionalmente a servir a sus semejantes con valor,
disciplina y lealtad y con innegable patriotismo y entrega sincera y honesta
al servicio de la ciudadanía, que mira en el policía a su amigo y garante de
sus derechos · establecidos en la Constitución del Estado y en las leyes se­
cundarias de la República.

FAMILIA Y LUGAR D E NACIMIENTO

El general Washington Martínez Torres nació en Guayaquil el 8 de no­


viembre de 1922, en el conocido y tradicional barrio de Las Peñas. Este
barrio permite la visión clara y precisa de nuestro pue1io principal, con sus
calles anchas y rectas, el comercio febril de sus habitantes, el panorama que
ofrece el río Guayas con sus embarcaciones que entran y salen del puerto, y
la vista que se pierde en el horizonte del golfo.

Las Peñas, barrio donde estuvo la antigua ciudad de Guayaquil, sirvió de


escenario y formación de la mentalidad viva y jadeante del niño Washing­
ton Gerardo. Desde ahí presenció desfiles patrióticos y vio militares mar­
chando al son de los compases marciales. Quienes lo conocieron, dicen que
Martínez Torres no perdía detalle de estos acontecimientos y los comparaba
con los dibujos que había visto en revistas y periódicos, y le recordaban los
juguetes con los cuales se divertía y pasaba su tiempo. Ahí soñó el futuro
comandante general, con ser algún día policía de la ciudad y vestir nuestra
casaca. Nunca olvidó, por eso mismo, su lugar de origen, Guayaquil y sus
contornos, el gran camino húmedo del río que besa permanentemente la
ciudad, la generosidad de su gente y la fragancia del cacao y sus huertos
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frutales. Es que Martínez Torres fue hombre de trópico y esta condición
BIOGRAFIAS POLICIALES

geográfica, pese a que vivió varios años en Ambato, marcó su modo de ser
y moldeó su conducta que demostró hasta el fin de sus días. Ahí está el
antecedente de su generosidad y su entrega total a la causa policial; de su
estudio y afanes de superación que no obstante de haberlos realizado en
Tungurahua, siempre vivió en él el movimiento rumoroso y profundo de las
aguas de su río.

Fueron los padres de Martínez Torres, los ciudadanos Gerardo Martínez y


Alejandra Torres, el primero guayaquileño y la segunda tungurahuense;
Gerardo Martínez fue un próspero comerciante y agricultor hasta cuando la
crisis económica, que cíclicamente se presenta en nuestro país, lo obligó a
salir con su familia, mujer e hijos del canal del Morrq, donde realizaba sus
negocios; y de este modo nuestro biografiado se traslada con sus padres a la
ciudad de Ambato, en donde cursa la primaria en la escuela fiscal Luis A.
Martínez e ingresa después al colegio Bólívar, destacándose tanto en las
actividades deportivas como en el estudio y aprovechamiento de la educa­
ción secundaria. Fue además connotado atleta y seleccionado para el equipo
de básquet del expresado colegio, convitiiéndose en el mejor encestador y
dando con ello trofeos y distinciones al mentado plantel educativo.

La circunstancia de que Matiínez Torres haya vivido los primeros años en


Guayaquil y el hecho de haberse trasladado con sus padres a la ciudad de
Ambato, vale decir a la sierr� ecuatoriana, formó en él desde temprana
edad, un criterio de unidad nacional al conocer ambas geografías y su gen­
te, sus costumbres y propósitos, sus actividades e idiosincrasia, que tanto le
sirvieron en los diferentes lugares del país en que prestó sus servicios, con­
virtiéndolo en psicólogo práctico y en aceitado líder y conductor de la Poli­
cía Nacional.

AÑOS DE FORMACION PROFESIONAL

La pirámide organizativa de la Policía Nacional fue conocida pormenoriza­


damente por el general Washington Martínez Torres. Pues, como es de
dominio general, nuestra entidad se llamó en sus inicios de organización
Cuerpo de Carabineros del Ecuador. Washington Martínez Torres se formó
como policía precisamente en la Escuela Militar de Carabineros, fundada el
2 de marzo de 1 93 8 por el jefe supremo de la República, general del Ejérci­
to Gil Alberto Enríquez Gallo; esta Institución tuvo vigencia desde 1 938
hasta 1 944, año en el que se produce el movimiento subversivo del 28 de
52
mayo de 1944, que depuso al presidente doctor Carlos Arroyo del Río y a
BIOGRAFIAS POLICIALES

favor del doctor José María Velasco !barra. El general Martínez Torres
pertenece a la quinta y última promoción de oficiales de carabineros, que
egresa prematuramente el 27 de mayo de 1944, apenas un día antes del
pronunciamiento militar sobredicho.

Martínez Torres jamás olvidó que en la Escuela Militar de Carabineros se


le enseñó que su rol profesional es garantizar la vida de los ecuatorianos,
mantener el orden público interno, respetar y respaldar la Constitución
Política del Estado Ecuatoriano y a los gobiernos legalmente constituidos.

Ingresó a la Escuela Militar de Carabineros el 14 de mayo de 1941 como


cadete de primer curso, y concluida su preparación profesional el 27 de
mayo de 1944, obtiene el grado de subteniente de carabineros. Normal­
mente, Matiínez Torres debió egresar con el mentado grado, en el mes de
agosto de 1944, pero el ambiente político, complejo y peligroso que vivió
la República en el año prealudido, apresuró la graduación de los cadetes e
inmediatamente fueron enviados como refuerzos de los repartos y unidades
desplazados en el territorio nacional. Empero, Matiínez Torres no alcanzó
a intervenir en la revolución del 28 de mayo de 1944, conocida como la
"Gloriosa", a pesar de haber sido destinado a la plaza de Guayaquil. De
paso, dejemos constancia que el expresado movimiento sedicioso constitu­
yó simplemente un enfrentamiento bélico entre militares y carabineros,
entre ecuatorianos, realmente fratricida porque el Ejército y una parte del
pueblo guayaquileño interesadamente catequizada por políticos de oportu­
nidad, atacaron al Cuerpo de Carabineros que se mantuvo leal al mandato
constitucional y por ello defendió, a costa de sacrificio y sangre, el poder
legalmente constituido.

Las consecuencias del referido cuartelazo, que distó mucho de ser una re­
volución en estricto sentido, fueron graves para la vida institucional de la
Fuerza Pública ecuatoriana: se suprimió el Cuerpo de Carabineros que tanto
esfuerzo y sacrificio demandó al poder público; pues alcanzó señalada pre­
paración técnica y calificada formación moral y patriótica, que mantu.v,o
con decisión y disciplina el orden público de la Nación en las buenas cos­
tumbres y la obediencia al Código fundamental y las leyes secundarias del
Ecuador.

Washington Gerardo Martínez Torres, pues, vivió la organización y desem­


peño del Cuerpo de Carabineros y cuando éste desapareció en el año de
53
1944, prestó sus servicios profesionales en la Guardia Civil Nacional, que
BiOGRAFIAS POLICIALES

reemplazó al expresado Cuerpo; continuando su carrera policial, prosiguió


asimismo durante la vida institucional de la Policía Civil; que sustituyó a la
anterior y que igualmente duró hasta el 9 de mayo de 1962, en que se insti­
tuye como Policía Nacional del Ecuador.

No satisfizo a Martínez Torres la preparación que recibió en los institutos


policiales, siempre ambicionó una amplia formación profesional, para ser­
vir a nuestra Institución. Fue de carácter respetuoso y amable, acaparó la
simpatía y estima de la oficialidad y la tropa y captó la admiración y estí­
mulo de quienes vieron en él a su representante, institucional, con deseos
crecientes de superación para todos. Viajó al exterior, visitó Estados Uni­
dos, Brasil y Panamá. Se especializó en estos países t,n su carrera policial,
amplió sus conocimientos técnicos y ratificó su conocida voluntad de co­
operación y servicio. Dominó los campos de tránsito y caballería, sin que
ello signifique que no haya conocido, en detalle, las demás ramas de actua­
ción a que se contrae el servicio policial.

EJERCICIO DE LA PROFESION

Los diferentes cambios experimentados por la Policía Nacional se traduje­


ron en innegable inestabilidad, en la sustitución deplorable de la planta de
oficiales por personas improvisadas y oficiales y tropa de servicio activo y
pasivo del Ejército Nacional, abundando los casos de civiles que ingresaron
sin haber sido cuando menos conscriptos y sin tener preparación regular
para desenvolverse en la profesión policial.

Pero, cabe manifestar que para Martínez Torres no existía la palabra impo­
sible. Inició su actividad en ese medio de incomprensión e ignorancia. Tra­
bajó acertadamente con responsabilidad y disciplina, en los diferentes re­
partos y unidades a los cuales fue destinado. Siendo subinspector segundo
de la Guardia Civil (subteniente) fue aventajado instructor de la Escuela de
Clases, y cuando subinspector primero (teniente) se desempeñó como Jefe
Provincial de Tránsito de Manabí, capitalizando el aprecio y consideración
de la ciudadanía de esa provincia, por su desempeño aceitado y el prestigio
que se reconoció a la Guardia Civil de Manabí.

Se trasladó a Martínez Torres a la ciudad de Quito, cuando fue ascendido al


grado de inspector (capitán). Sirvió en el Grupo de Tránsito de Pichincha.
Ocupó, en tal vi1iud, las funciones más altas de la rama de Tránsito; se
54
�-

desempeñó como Jefe Provincial de Tránsito de Pichincha y ocupó la Di­


BIOGRAFIAS POLICIALES

rección Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre cuando tuvo ya la je­


rarquía de prefecto jefe (coronel).
Agréguese a lo anterior que Martínez Torres fue un policía que combatió
hasta las últimas consecuencias el robo, el soborno, la substracción de bie­
nes institucionales, la falsedad en el desempeño de la profesión policial y la
mentira como sistema de justificación y supuesta inocencia. En mérito de
ello, conoció que determinados miembros del personal de tropa del servicio
de Tránsito recibían sobornos y ordenó que se cosiera los bolsillos 1de su
uniforme, para que procedan con ética y corrección.

Destácase en Martínez Torres su condición de oficial multifacético y a ello


se debe que desempeñó a cabalidad las funciones de Comandante del Es­
cuadrón de Caballería en el Regimiento Quito No. l , la Jefatura de la Guar­
dia Presidencial durante el Gobierno del Dr. Velasco !barra, que lo estimuló
abiertamente y acicateó con base en sus méritos personales y en el desem­
peño de su función y su militancia exitosa en el Regimiento Guayas No. 2,
Grupo de Caballería. A esto se añade que desempeñó con acierto, honradez
y reconocimiento general las funciones de Jefe del Servicio de Investiga­
ción Criminal del Guayas.

Muchos nos formamos bajo las órdenes de Martínez Torres en el Cuerpo


Manabí No. 4, en el Escuadrón de Caballería del Regimiento Quito No. l y
cuando desempeñaba la Comandancia General de la Policía Nacional.

EN LA SENADURIA FUNCIONAL

La Policía Nacional siempre quiso contar con un Senador Funcional que


conociera específicamente las necesidades de nuestra Institución. En el
Congreso Nacional existía un senador que representaba a las Fuerzas Ar­
madas; por medio de este legislador enderezábamos nuestras aspiraciones
institucionales a)a Función Legislativa pero, estimando que lo que abunda
no daña, y que conjuntamente con el Senador Funcional de las FF. AA. se
robustecía la presencia de la Fuerza Pública en el Congreso, gestionamos la
designación de un senador funcional de la Policía Nacional. En tal vitiud,
en elección democrática, resultó elegido para tal dignidad el Comandante
General Manuel Tamayo Salgado, como principal; como suplentes primero
y segundo respectivamente, los prefectos jefes Washington Martínez Torres
y Hugo Oswaldo Hermosa Echeverría.
55
En vista de que el Comandante General Manuel Tamayo se acogió al retiro,
BIOGRAFIAS POLICIALES

solicitando su separación voluntariamente de la institución policial, fue


reemplazado por el prefecto jefe Washington Martínez Torres, quien de
inmediato entró en funciones legislativas y debido a su gentileza y prepara­
ción no tuvo resistencias para formar parte del bloque mayoritario del Con­
greso, obteniendo de esta manera el justo aumento salarial y de rancho que
reclamaba el personal de Tropa, hasta entonces miserablemente remunera­
do.

A mayor abundamiento, el general Martínez Torres, perseverante como era,


obtuvo reformas valiosas en nuestra legislación especial, de capital impor­
tancia para el perfeccionamiento de la profesión policial. Su preocupación
central, como legislador, lo llevó a buscar medidas que superaran la preca­
ria situación económica en la que vivían policías rasos y clases. Se com­
prende así, que Martínez Torres viva en el recuerdo imperecedero de fun­
cionarios y empleados, de policías y oficiales en general, de la comunidad
policial, con mucho respeto y afecto calificados.

Por último consignaremos que el general Martínez Torres, no desperdiciaba


ni las recomendaciones o consejos que se permitían darle las personas que
le rodeaban en la institución policial. Alguna vez, un Jefe de Relaciones
Públicas visitó al general Martínez Torres en el Regimiento Quito No. 1,
luego de que obtuviera la primera suplencia de la senaduría funcional. Lo
felicitó y le recomendó leer tex't:os de política y oratoria, que lo aceptó de
buen agrado. Ese Jefe de Relaciones Públicas, cuando regresó de visita, le
agradó observar que en el escritorio de Matiínez Torres se encontraban los
textos que se había permitido recomendarle.

EN LA COMISION DE TRANSITO DEL GUAYAS

La vida política agitada de nuestro país, llevó a éste a una dictadura militar
desde 1963 a 1966, presidida por el capitán de navío Ramón Castro Jijón e
integrada por el general Luis Cabrera Sevilla, teniente coronel Guillermo
Freile Posso y el senador funcional de la institución armada, coronel Mar­
cos Gándara Enríquez. Para entonces el general Washington Martínez To­
rres tenía el grado de subprefecto (mayor) de la Policía Nacional. En ese
momento histórico este último fue designado Director Ejecutivo de la Co­
misión de Tránsito del Guayas, organismo especializado que fue fundado
en 1948, en el interinazgo de Carlos Julio Arosemena Tola. Años atrás la
mentada Comisión cayó en desprestigio ante la ciudadanía guayaquileña,
56
en razón de los actos de corrupción que proliferaron e incluso se pensó en
BJOGRAFJAS POLICIALES

extinguir a este organismo para que nuevamente se haga cargo del tránsito
vehicular en el puerto principal la misma Policía Nacional.

La anarquía en la que incurrió la Comisión de Tránsito del Guayas, originó


el nombramiento de Director Ejecutivo en la persona del entonces mayor
Washington Martínez Torres. Ejecutivo como era, comenzó por reorgani-.
zar el cuerpo de vigilantes y profesionalizar a la expresada Comisión,
creando para el objeto la Escuela de Formación para Oficiales, así como la
Escuela de Formación para Vigilantes del Servicio de Tránsito del Guayas.
Obtuvo del Gobierno la dotación de los instrumentos de las bandas de gue­
rra y músicos de dicha Institución, que gozan de innegable prestigio y to­
man parte en todos los desfiles militares que tienen lugar en la ciudad de
Guayaquil. Logró el aumento de sueldos y rancho para oficiales y tropa y
alcanzó la expedición de las leyes Orgánica y de Personal de esa Institu­
ción.

Martínez Torres emprendió una campaña de moralización de todos los in­


tegrantes del Cuerpo de Vigilantes, del mismo modo que de las autoridades
a cuyo cargo estaba administrar justicia en materia-de Tránsito, con ello
levantó la autoestima del Cuerpo de Vigilantes y recuperó para tal institu­
ción el prestigio y grado de utilidad que tuvo en años pasados, al punto que
recuperó para la Comisión la confianza de la ciudadanía y el grado de res­
peto y consideración por parte de los guayaquileños.

COMO COMANDANTE DEL REGIMIENTO QUITO

Dirigir este Regimiento constituye un señalado honor para los oficiales


superiores de la Policía Nacional. Pues los Regimientos Quito No. 1 y
Guayaquil No. 2 son verdaderas escuelas de comando, puesto que se trabaja
permanentemente en 'labores sobrecargadas de agitación diaria. Aquí llega
el oficial de Policía a conocer la realidad práctica de la vida profesional
institucional. Son las unidades más grandes e importantes del orgánico
policial. Tanto los oficiales como el personal subalterno aprenden en esos
cuarteles a perfeccionarse en sus actividades, en su extensa, variada y com­
pleja gama de objetivos profesionales.

El trabajo de Martínez Torres fue realmente sobrecargado y exigente, co­


menzaba a trabajar a las 04h00 y concluía después de medianoche. Prácti­
camente vivía en el cuartel, desde donde dirigía los trabajos que debían
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cumplir sus subalternos. Fue un trabajador inagotable, su contacto era
BIOGRAFIAS POLICIALES

permanente con el personal de oficiales y tropa, a quienes no les dejaba


solos. Los vigilaba eso sí, para que los servicios se cumplan con celeridad
Y esmero. Sorprendía su energía inagotable. Su recuerdo, por estas notas
distintivas, no se borra de sus subordinados que llegaron a idolatrarlo. Es­
taba en constante comunicación con sus subalternos y si se reclamaba como
indispensable su presencia, nunca vaciló para trasladarse inmediatamente y
resolver los problemas que se presentaban, en repartos o frente a servicios
en favor de la comunidad. Porque cuidaba al personal inferior, como si
hubiese sido realmente su padre.

COMO COMANDANTE GENERAL

El nombre de Washington Martínez Torres debe mencionarse, en honor a la


verdad histórica, junto al de otro oficial general de nuestra institución: Galo
René Flor Pinto. Porque en 1969, en el mes de enero, como es de dominio
general hubo un pronunciamiento por parte de la tropa de nuestra Policía,
reclamando el aumento de sueldos y mejores condiciones de vida, situación
que motivó la renuncia del cargo de Comandante General del señor prefec�
to comandante Galo René Flor Pinto; y en su reemplazo se encargó tales
funciones al señor general Washington Martínez Torres.

Se rumoró en octubre de 1968, que los generales Washington Martínez


Torres y Galo René Flor Pintó, serían designados Comandante General y
Subcomandante General, en su orden, la verdad es que el general Galo Flor
Pinto desempeñó las funciones de Comandante General y Washington Mar­
tínez la de Subcomandante General, pues el primero de los nombrados re­
clamó que por su antigüedad le correspondía ocupar dicho cargo, en el cual
permaneció desde el 29 de octubre de 1968 hasta el 6 de enero de 1969, en
que presenta su renuncia por cuanto el gobierno nacional impugnó su per­
manencia en la referida función y en primera instancia le destituyó, para
inmediatamente revocar esa decisión y confirmarlo en el cargo, ante el
reclamo comedido y fundamentado de un señor oficial superior.

SU O BRA MATERIAL E INTELECTUAL

El presupuesto del Estado para 1970 tuvo un desfinanciamiento de 280


millones de sucres, y se estimaba que el 67% de los ingresos fiscales serían
absorbidos por entidades autónomas. En tanto que el Estado requería de
recursos económicos para poder atender las necesidades más urgentes de su
58
administración. Esto nos demuestra que cuando Washington Gerardo Mar­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tínez Torres ejerció las impo1iantes funciones de Comandante General, el


país soportaba una grave crisis económica.
Pese a esta situación, toda la obra material desarrollada por nuestro biogra­
fiado fue posible debido a la confianza que depositaron en él, el Presidente
José María Velasco Ibarra y el Lic. Galo Maiiíriez Merchán, Ministro de
Gobierno en ese entonces, pues ambos reconocieron en el Comandante
General su responsabilidad funcionaria, su capacidad creadora y su gran
entusiasmo para emprender en obras materiales de trascendental importan­
cia para la Institución, por lo que le proveyeron de los fondos necesarios
para plasmar en realidades sus caras aspiraciones e inquietudes.

Así pues, a partir del 7 de enero de 1969 en calidad de encargado y desde el


23 de los mismos mes y año como titular, el general Maiiínez Torres reali­
za su plausible labor en nuestra Institución. Se preocupa entonces del me­
joramiento de los locales policiales en el país, convirtiéndolos en lugares
más apropiados y funcionales; adquirió por compra al Ejército Nacional el
inmueble que perteneció a las Fuerzas Especiales, ubicado en Pusuquí, ahí
funcionó primeramente la Escuela de Tropa. Mejoró las precarias instala­
ciones que existían en esta propiedad y se preocupó de comenzar la cons­
trucción de los edificios que ahora existen, sitio que en la actualidad ocupa
la Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo".

Martínez Torres fue un apasionado del progreso material de nuestra Institu­


ción. El cuaiiel de Riobamba recibió apoyo de su paiie. Adquirió por
compra la hacienda San Vicente de Uyumbicho, ubicada en la parroquia del
mismo nombre, cantón Quito, provincia de Pichincha, destinándole a la
remonta del ganado caballar de propiedad de la Policía Nacional. En la
actualidad funcionan ahí modernas instalaciones para la Escuela de Tropa y
la Unidad ele Equitación y Remonta, sin descuidar la preindicacla remonta.

rn Regimiento Guayaquil No. 2 recibió constantemente la generosa pre­


ocupación de Martínez Torres, porque pavimentó los patios interiores ele
dicho reparto, construyó la piscina para el personal de tropa, refaccionó los
antiguos edificios de ese cuartel y adecentó las piezas y locales que habían
venido ocupando las sucesivas generaciones de policía en el Puerto Princi­
pal.

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Durante el ejerc1c10 de la Comandancia General, Washington Martínez
BIOGRAFIAS POLICIALES

Torres propició cursos para el personal de tropa; aumento de sueldos y


rancho, creación de nuevas condecoraciones, dotación de nuevos uniformes
para oficiales y tropa; dotación de vehículos lanza aguas y patrulleros; ad­
quisición del terreno para la cooperativa de vivienda de la Policía en Gua­
yaquil; aumento de personal en 500 plazas para mejorar el servicio; adqui­
sición de 1 00 caballos argentinos; creación de la nueva Escuela de Tropa en
Pusuquí; expedición del Reglamento para aplicación de la Ley del Servicio
de Cesantía de la Policía Nacional; expedición del Reglamento de Conce­
sión de Condecoraciones; Reglamento para el pago de bonificaciones por
tiempo de servicio; reforma a la Ley de Cesantía; realización del curso de
Caballería para la Tropa; construcción del cuartel de Policía en la ciudad de
Riobamba, que con sobrada justicia lleva el nombre de ."General Washing­
ton Martínez Torres".

Lo cierto es que Martínez Torres recorrió el territorio nacional mientras


desempeñó las funciones de Comandante General, antes de él y después de
él resulta poco menos que difícil encontrar otro dirigente institucional que
tanto se haya preocupado por el desarrollo material y espiritual de la Policía
Nacional, como sucede con nuestro biografiado; ya que no satisfecho con
preocuparse de la logística a que hacemos referencia, buscó la depuración
de la Institución en sus oficiales superiores e inferiores; promoviendo en
dos ocasiones los reemplazos convenientes para la Policía Nacional, con el
objeto de que ocuparan las respt;ctivas posiciones jerárquicas que reunían
mérito para ello, en preparación y disciplina, en trabajo y honradez, en pa­
triotismo e ideales, de tal manera que se cumplieran los postulados de "Va­
lor, Disciplina y Lealtad", como reza nuestro lema institucional.

Washington Martínez Torres termina su , gestión� administniÜva el l 12 de


enero de 1971, fecha en la cual renuncia vdluntariamente a este ejercicio
institucional.

VIDA FAMILIAR

Nuestro personaje se casó en primeras nupcias, con la señora Oiga Gilda


Isabel Solá, en cuya unión tuvo cuatro hijos que responden a los nombres
de Oiga Susana, Juan de Dios, Luis Gustavo y Pablo Marcelo Martínez
Solá, de profesión Obstetriz, Ing. Electrónico, Economista y Abogado, en
su orden.

60
En segundas nupcias contrajo matrimonio. con la señora Marina Suasnavas
BIOGRAFIAS POLICIALES

Vaca, con quien procreó dos hijos más, llamados Washington y Marina
Martínez Suasnavas, profesional de Policía el primero, que actualmente
detenta el grado de teniente y estudiante universitaria su hermana.

Todos los vástagos del general Washington Martínez Torres, coincidían en


que éste como padre fue tierno y suave ante lo humano, y de señalada exi­
gencia en la formación educativa de sus hijos.

Educó con esmero a sus hijos y los guió y orientó dentro y fuera del país.
Siempre permaneció junto a ellos atento a sus inquietudes y necesidades.
La actitud de Martínez Torres frente a sus hijos, no solo fue de un padre
que supo quererlos y representarlos moderadamente, sino la de un conduc­
tor paciente y amigo inseparable, comprensivo y generoso.

SU SEPARACION DE LA POLICIA NACIONAL

. El 7 de enero dé {97 ¡ tuvo Íugáren- el coliseo Julio César Hidalgo de esta


ciudad capital, la final de un campeonato de box de Pichincha. Participaron
en este evento deportivo pugilistas pertenecientes a las Fuerzas Especiales
y civiles, por los títulos que se disputaban en las diferentes categorías. El
jefe del Regimiento Quito dispuso que se controlara y vigilara el orden del
espectáculo con el concurso de un señor oficial y doce miembros del perso­
nal de tropa del Escuadrón de Caballería de dicha Unidad.

El expresado coliseo estuvo totalmente lleno de espectadores, y entre el


público hubo un centenar de paracaidistas. Los civiles se esmeraron y ad­
quirieron varios triunfos en los combates boxísticos. Esta circunstancia
ocasionó el disgusto inmotivado de los paracaidistas, por cuyo motivo, sin
excusa alguna golpearon con las butacas a cualquier ciudadano que encon­
traban en el lugar. La Policía se vio obligada a actuar, ventajosamente con
el réspal<¡io de los civiles presentes. El señor oficial que comandaba el per­
sonal policial prealudido reportó la novedad a la Central de RadioPatrullas,
que a su vez informó sobre el particular al señor capitán José Julio Rivera
Montero, Jefe de Control General de la ciudad. Rivera Montero quiso con­
tactarse con sus superiores, pero_no tuvo respuesta porque no se pudo loca­
lizar a ningún jefe superior, razón por la cual José Julio Rivera Montero
asumió la responsabilidad directamente, se puede decir sin autorización
superior, y dispuso la actuación de todo el personal y equipo a su mando y
concurrió a restablecer el orden que se había alterado en el lugar. Pero los
61
acontecimientos se agravaron seriamente, en virtud de que los paracaidistas
DIOGRAFIAS POLICIALES

optaron por desplazarse desde su cuartel hasta la Plaza del Teatro Sucre,
obligando previamente a los taxistas que ocupaban los espacios de dicha
plaza a desalojarla de inmediato. Los hechos llegaron a conocimiento de la
Policía Nacional, debido a los informes proporcionados por la ciudadanía,
convertida al momento en la mejor aliada de nuestros uniformados. El
ambiente se tornó pesado y turbio en medio de la confusión ocasionada por
los paracaidistas, se produjeron hechos lamentables con muertos y heridos,
inculpándose a los integrantes de la banda de músicos del Regimiento Qui­
to, que tenían su cuartel en la antigua Escuela Espejo, casi al frente del
coliseo. Los acontecimientos anteriores se agrav¡iron todavía más, debido a
que varios tanques pe1ienecientes a las Fuerzas Especiales se situaron en la
Plaza del Teatro Sucre y estaban dispuestos a atacar al Regimiento Quito
No. 1, que se encuentra, como es de dominio general, a muy poca distancia
de dicho sitio.

Cuando la situación estuvo a punto de desembocar en un inútil derrama­


miento de sangre, intervinieron el Presidente de la República, doctor José
María Velasco Ibarra, el Ministro de Defensa, el Alto Mando Militar y el
Ministro de Gobierno, quienes ventajosamente lograron conjurar la crisis y
restablecer la paz y tranquilidad entre ambos bandos.

Los policías en mérito de la verdad estuvieron dispuestos a morir en defen­


sa de su cuartel, antes de la intervención de los funcionarios aludidos. Pero
si bien se recuperó la paz y el orden, no menos cierto es que el Gobierno,
presionado por los militares, designó al teniente coronel de Ejército Jorge
Cevallos, que se desempeñaba como edecán del Presidente, para que asu­
miera la Comandancia General de nuestra Institución, este nombramiento
mereció el rechazo unánime de toda la Policía Nacional, ya que con ello se
pretendió regresar a etapas felizmente superadas.

Estos hechos fueron ampliamente difundidos y comentados por el perio­


dismo ecuatoriano, que condenó en gran medida que un evento deportivo se
haya convertido en motivo de discordia y división de la fuerza pública. Los
periódicos nacionales, en forma directa o indirecta, opinaron favorablemen­
te a la defensa que hicimos de nuestra institucionalidad y abogaron para
que no se repitan hechos de esa índole.

La actitud de Martínez Torres frente a los acontecimientos, fue tranquila y


de gran sentido de responsabilidad, llamó a la cordura y al entendimiento
62
BIOGRAFIAS POLICIALES

entre las fracciones en disputa. Pidió que conforme a la Ley no se nombra­


ra a un militar para ocupar el cargo de Comandante General. Solicitó a la
Presidencia de la República que se respetara la autonomía institucional,
puesta interesadamente en entredicho por las apetencias d� ciertos grupos
militares y que otros miembros de las Fuerzas Ann�das conscientemente
estimaban que debía mantenerse la jerarquía policial, la Comandancia Ge­
neral en manos y a cargo de un oficial profesional de la misma, ante la re­
acción justificada de nuestra entidad y el choque frontal entre ecuatorianos
de dos instituciones, que no tenía razón de ser y sembraba perjudicial dis­
cordia entre unos y otros, llamados más bien a colaborar y aunar esfuerzos
para mantener la armonía entre soldados y policías y asegurar la paz inte­
rior de la República y la defensa exterior de su territorio y al elemento civil.

EN LA DIRECCION NACIONAL DE PRISIONES

El Gobierno Nacional valoró la calidad humana, preparación policial y


estudios técnicos realizados por Washington Matiínez Torres, y por este
motivo, pese a que ya se encontraba en la vida civil, lo llamó y le propuso
que aceptara el cargo de Director Nacional de Prisiones. Martínez Torres
consideró la propuesta y tomó en cuenta su conocimiento en esta materia y
por ello aceptó dicho cargo. Entró de lleno en el desempeño de su nuevo
destino, con su acervo jurídico acumulado dentro y fuera del país; consta­
ban sus estudios de los juicios penales de tránsito y el Derecho Penitencia­
rio, se preocupó con toda energía del mejoramiento de la administración en
cárceles y centros de detención provisional, clínicas psiquiátricas; y, sobre
todo de los centros penitenciarios de costa y sierra. Porque para Martínez
Torres la rehabilitación delincuencia! no solo dependía de locales y edifi­
cios que se construyeron, sino de la transformación moral y espiritual que
debería dirigirse dentro de los internos de esos establecimientos.

Muchos infractores no sabían leer ni escribir. No habían tenido la oportu­


nidad de formar sus hábitos sociales. Para ellos no habían existido escuelas
y planteles profesionales. Su hogar era la calle y su profesión la habilidad
que tenían por delinquir y buscar la . impunidad al burlar la acción de la
justicia. Otros internos poseían algún grado de formación educativa, pero
vertían su odio inmotivado contra los organismos que representan la reac­
ción social. Martínez Torres no hizo vida meramente burocrática. Eso hay
que destacar, porque durante su permanencia en la Dirección de Rehabilita­
ción Social, mejoró desde la provisión de la alimentación para los detenidos
hasta sus costumbres de aseo y preparación, con vista al ejercicio de traba-
63
B!OGRAF!AS POLICIALES

jos a la hora de recobrar la libertad, una vez cumplida la pena. Comprobó


Martínez Torres, que las penas largas no son las apropiadas para rehabilitar
a los delincuentes y por ello abogó por las penas de corta duración, porque
los presos recuperarán más o menos pronto el sentido social que habían
perdido.
SU MUERTE

Dos veces estuvo nuestro biografiado en el Hospital de la Policía Nacional.


Su muerte tuvo lugar el 23 de septiembre de 1 997 a causa de una hemorra­
gia masiva por graves alteraciones en sus várices esofágicas. Dejó este
mundo en medio del dolor de sus familiares y la consternación de sus ami­
gos; sus restos reposan en el cementerio Parques del Recuerdo de la ciudad
de Quito. Perdonó las ofensas recibidas mientras pasó por la vida. Ello no
obstante, en correspondencia justiciera no recibió las disculpas de quienes
lo vilipendiaron y traicionaron, seguramente por la obra fecunda y progre­
sista de Martínez Torres. Atrás quedó una vida de sacrificio y entrega a los
valores institucionales y devoción a la patria. Unicamente recuerdos y
aplausos se oyeron en la despedida fúnebre de Martínez Torres. Había
desaparecido el oficial que se inmoló en aras del progreso y la renovación
de valores de nuestra Policía Nacional; pero quedaba, además de su familia
y quienes le admiraron, una obra útil de 30 años de servicios continuados.
Vivió Martínez Torres nada menos que como un hombre, un oficial de no­
tables prendas espirituales, uh ciudadano de vida ejemplar, de quien sí pue­
de decirse que constituye un paradigma y que ha cruzado el arco de la in­
mortalidad. No en vano un busto de su figura se exhibe para ejemplo de
generaciones, en la principal avenida de la Escuela Superior de Policía de
Pusuquí. Ahí está perennizado el renovador policial, quien soñó con la
nueva Institucion y dio lustre y brillo a sus acciones profesionales. Bien
podemos decir que ese busto representa el homenaje de la Patria a Martínez
Torres, porque la amó sobre todas las cosas de la vida. Este honor, com­
plementariamente, se correlaciona con la distinción que en vida recibió
cuando se le impuso el Collar y Cruz del Orden y Seguridad de la Policía
Nacional, nuestra máxima condecoración institucional. Así pues, reinte­
grado al polvo, Martínez Torres desde la profundidad de la tumba vigila la
correcta marcha y conducción de la entidad que tanto quiso, que tanto amó.
Es como si no quisiera este pundonoroso oficial que se manchen las pági­
nas de gloria que adornan nuestra bandera e insignias policiales. Es como
si el oficial desaparecido quisiera que se cuide esmeradamente el futuro de
nuestra Policía, cuya supervivencia se ve honrada por el derramamiento de
64
BIOGRAFIAS POLICIALES

sangre de sus mártires, que han dejado su vida en la dura y tenaz lucha
contra el delito y la barbarie que azota a nuestra sociedad.

No han faltado en nuestra vida institucional policías, clases y oficiales que


pusieron en mal predicamento su historia, nombre y prestigio. No podemos
negar esta circunstancia, negativa en mala hora. Pero por ventura, junto a
ello, al lado de estas quiebras humanas se levantan magestáticas las figuras
de prohombres, que con su vida y acción nos emocionan hasta las lágrimas
de felicidad y nos predisponen a caminar por los senderos que recorrieron,
y asimilar la satisfacción que produce el sacrificio fecundo cuando servi­
mos a los demás e inclusive morimos a su servicio, porque es preferible dar
que recibir.

Estos son los hombres que hacen la historia de los pueblos en la que nos
miramos y aprendemos, porque la historia es maestra de la vida, según
palabras de Cicerón.

Nos inclinamos reverentes ante la tumba de Washington Martínez Torres.

65
BIOGRAFIAS POLICIALES

Ledo. Luis Fernando Alarcón Arguello


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

CARLOS ALFONSO
NEGRETE TERAN
CORONEL DE POLICIA

INTRODUCCION

"En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos a
cada momento de la historia".

El héroe es un modelo de los valores que la sociedad entiende como positi­


vos. La vinculación de los valores heroicos y los valores sociales es básica.
Para que aparezca el héroe · la sociedad ha de tener un grado de cohesión
suficiente como para·que existan unos valores reconocidos y comunes. Sin
valores no hay héroe; sin valores compartidos, precisando más no puede
existir un personaje que permita la ejemplificación heroica. El héroe es
siempre una propuesta, una encarnación de ideales. La condición de héroe,
proviene tanto de sus acciones como del valor que los demás le otorgan.
Esto permite que la situación heroica varíe en cada situación histórica, de­
pendiendo de los valores imperantes. La sociedad engendra sus héroes a su
imagen y semejanza, o para ser más exactos conforme a la imagen idealiza­
da que tiene de sí misma. Independientemente del grado de presencia real
de las virtudes de una sociedad determinada, ésta debe tener una ideal, una
meta hacia la que dirigirse o hacia la que podría dirigirse.

El INEHPOL, en su afán de rendir homenaje a todos los miembros de la


Policía Nacional que durante su vida funcionaria han logrado sobresalir en
el cumplimiento del deber, mediante acciones intelectuales, morales y de
innegabl� valor heroico, como justa recompensa a estos valores ha decidido
perpetuar sus nombres en las páginas de nuestra naciente historia policial,
66
como verdadero ejemplo para las generaciones presentes y futuras de la
BIOGRAFIAS POLICIALES

Policía Nacional.

Cumpliendo este loable propósito se me ha dispensado el honor de escribir


la biografía del señor coronel de Policía don Carlos Alfonso Negrete Terán,
quien durante el conflicto de 1 94 1 supo salir por los fueros de nuestra here­
dad territorial.

EL GLORIOSO CUERPO DE CARABINEROS

La historia es maestra de la vida. Cada generación teje el futuro sobre el


cañamazo que dejaron sus antecesores. Los pueblos sin historia carecen de
significado y perecen por falta de antecedentes heroicos que llegan desde
las profundidades del pasado.

En el comportamiento del ameritado Cuerpo de Carabineros en el conflicto


con el Perú, está el génesis de la Policía que hoy protege a quienes vivimos
cobijados por el pabellón nacional. Su recuerdo procura formar el presente
de nuestras vidas y nos impele al logro de estados sublimes de existencia.
Su accionar, verdaderamente, se ha transformado en valores del espíritu, en
recuerdos inmarcesibles, en señuelos de moral individual y en ejemplos de
la defensa colectiva; son como estrellas polares que guían la marcha del
estado ecuatoriano y determinan líneas de conducta para evitar los peligros
y caer en la desazón y la zozobra. Sin tan noble compQrtamiento, nos senti­
ríamos vacíos, huérfanos de formación ética, huecos y sin sustancia como
organización política y conglomerado histórico. Actitudes semejantes tra­
zan las rutas del futuro, engrandeciendo a la especie humana y promovien­
do afanes de superación innegable. La mística en una causa, la fe en la
geografía y sus posibilidades, el amor a la tierra y la inclinación a la defen­
sa del hombre y su familia, nos vienen de la tradición que nos dejan quienes
lucharon por ideales.

Necesitamos construir la historia de la Policía del Ecuador con perseveran­


cia y formación educativa moderna; Una educación en que predomine la
tabla de valores de que ahora carecemos porque estamos ayunos de valores
como la lealtad, la honradez, la responsabilidad, la gratitud y la dignidad.
El hombre ecuatoriano, en estos últimos 3 5 años, se ha separado de la vida
y obra de sus ancestros, de sus héroes, de los padres de la Patria. Se ha
enloquecido irracionalmente bajo el influjo del dinero corruptor. Esta ape­
tencia no le da tiempo para pensar en nuestra tierra sembrada de gloria. Se
67
BIOGRAFIAS POLICIALES

ha debilitado seriamente la relación hombre historia y por ello tenemos


deficiente formación educativa y deplorable condición moral. Nos ahoga la
ambición y el brillo de la riqueza. La corrupción aparece como antimonia
de las virtudes que formaron la personalidad de quienes militaron en el
Cuerpo de Carabineros, porque esos hombres estuvieron preparados con
educación y cultura de otros años, cuando se tenía fe inquebrantable en la
Patria y se daba de sí lo necesario para robustecer y tonificar los ideales de
un país mej or, y que la justicia alcance a todos y la libertad sea t.ambién una
condición inmanente a la vida humana en la tierra. Los, integrantes del
Cuerpo de Carabineros creyeron en estas metas y en demanda de ellas rega­
ron su sangre y dieron sus vidas.

Necesitamos retornar a sus enseñanzas, a su idealismo inmortal, al ejemplo


que nos dejaron; tanto más cuanto que en la hora aciaga que vivimos, esta­
mos conscientes que se nos muere la Patria y que ello demanda la inyección
vivificante de nuestra parte, en lugar de la puñalada por la espalda que dan
o asestan los inconscientes, que viven egoístamente sólo para ellos, matan­
do las iniciativas de los demás. Debemos desechar el odio que nada engen­
dra y cultivar el amor entre ecuatorianos, porque es fecundo y renovador.

Evoquemos pues con patriotismo los nombres de los miembros del Cuerpo
de Carabineros, y entre ellos principalmente el de Carlos Alfonso Negrete
Terán, y esperemos que en un futuro la enseñanza que nos dejaron se riegue
como polen que habrá de fecundar y derramar sus beneficios sobre los
ecuatorianos.

El Cuerpo de Carabineros constituye flor y síntesis del orden y seguridad


ciudadanos, y leal sostén de los valores inmutables de nuestra sociedad.

"Loor al ínclito Cuerpo de Carabineros y hagamos promesa de fe de co­


rresponder a los ideales de estos hombres magestáticos, y comencemos
desde este momento a rectificar la historia para dejar a nuestros hijos una
ruta a seguir, un propósito que cumplir, una tarea que terminar".

DATOS FAMILIARES

Nuestro héroe nacional Carlos Alfonso Negrete Terán, nació el 26 de agos­


to de 1 92 1 en la parroquia San Roque de la ciudad de Quito. Sus progeni­
tores fueron el señor doctor Daniel Negrete González, médico guayaquile­
ño, y dofí.a Piedad María Terán Santos, dama manabita. Durante su infan-
68
cia fue un niño alegre, valiente, inquieto y amigable. Gozó de la satisfac­
BIOGRAFIAS POLICIALES

ción de compartir la vida en el seno de su hogar, en donde siempre se le


prodigó cariño y afecto por parte de sus padres, quienes le inculcaron prin­
cipios morales y religiosos que supo conservarlos durante toda su existen­
cia.

Lamentablemente, posteriormente sus padres se separan, razón por la cual


vivió con sus padrinos, unos ciudadanos de origen alemán, los mismos que
se encargaron de educarle y hacerle un profesional de la policía ecuatoria­
na.

El 26 de febrero de l 9'.'J-9, en la ciudad de Loja, Carlos Alfonso Negrete


Terán contrae matrimonio con doña Gloria Dolores Espinosa Morillo, de
cuya unión surge una bonita y extensa familia, pues procrean los siguientes
hijos: Susana María; Alba Luz, doctora en ciencias de la educación; Maria­
na de Jesús (fallecida); Fanny Leonor, secretaria ejecutiva; Carlos Alfonso,
arquitecto; Marcela, secretaria ejecutiva; Daniel, analista de sistemas y
actualmente estudiante de dereého; María, secretaria ejecutiva; y Gloria,
secretaria ejecutiva.

Es necesario destacar que gracias al gran cuidado y dedicación para sus


hijos, los cónyuges Negrete-Espinosa con mucho sacrificio y privaciones
lograron hacer de ellos unos buenos profesionales. Sus hijos concuerdan en
afirmar que su padre se sentía muy orgulloso de ellos.

SUS ESTUDIOS

Gracias al cariño que tuvieron par� con nuestro biografiado sus padrinos,
fue matriculado en "1a Escuela de los Hermanos Cristianos del "Cebollar",
en la cual termina su educación primaria. La secundaria, el primero y se­
gundo cursos los aprueba en el Instituto Nacional Mejía; posteriormente y
por_ insinuación y deseo de sus padrinos, pasa a la Escuela de Artes y Ofi­
cios -actual Instituto Central Técnico- donde aprueba el tercer curso, reti­
rándose para ingresar a la Escuela de Carabineros. Durante su período de
formación particular Negrete Terán se distingue, a más de sus estudios, en
disciplinas deportivas como box y lucha greco romana, en la cual es cam­
peón de Pichincha.

En el año de 1938, al crearse la Escuela de Carabineros, cuando tenía la


edad de dieciséis años y cinco meses, con el consentimiento y apoyo de sus
69
padrinos decide ingresar a la institución policial. Con este propósito se
B!OGRAFIAS POLICIALES

prepara debidamente, rinde las pruebas de rigor y es aceptado el 28 de fe­


brero de 1 93 8 en calidad de cadete supernumerario policial. Ingresa en el
primer contingente, por lo que es uno de los fundadores de dicha escuela.
Luego de los tres años de estudio egresa ascendiendo al grado de subtenien­
te de Carabineros, el 28 de febrero de 1 94 1 .

Carlos Alfonso Negrete Terán pertenece a la segunda promoción, denomi­


nada "U33" (Unión 33), nombre que adquiere por el número de of ciáles
graduados en esa fecha, quienes mantienen \una estrecha amistad a lo largo
i

de su vida funcionaria.

Es necesario señalar que nueve de sus integrantes tuyieron el honor de de-


. fender nuestro suelo patrio, con mucho heroísmo, durante el conflicto de
1 94 1 , por lo que todos ellos son calificados como héroes, ya que cumplie­
ron con su deber patriótico con mucha lealtad y señalado valor.

De1 abril a julio de 1 948, asist� en calidad de alumno al Curso de Aplicación


Policial que dictara en nuestro país la Misión de la Policía Argentina. Di­
cho curso aprobó con nota promedio de sobresaliente.

EN EL EJERCICIO DE LA PROFESION

Nuestro biografiado, en su carrera policial ha recorrido a lo largo y ancho


toda la geografía ecuatoriana. En muchas ocasiones le tocó servir en la
línea de nuestra frontera sur. Ha ocupado distintos cargos: Jefe de Tránsito,
Jefe Provincial del Servicio de Investigación Criminal, Comandante Pro­
vincial en Varios repartos, Director General del Servicio Urbano y Rural.
Justo es indicar que en todos los cargos que le tocó servir lo hizo con efi­
ciencia y señalada responsabilidad.

Entre otros cargos de importancia, consta el nombramiento de Vocal del


Tribunal del Crimen para Oficiales Inferiores de la Policía Nacional, digni­
dad que le fue conferida por dos ocasiones.

Durante su trayectoria profesional ha merecido varias felicitaciones entre


las que constan: de la Dirección frovincial de Educación de El Oro y el
profesorado primario del cantón Machala, que en su parte pertinente dice:
"rendir homenaje de reconocimiento por parte del magisterio de este cantón
al señor Capitán Carlos Alfonso Negrete Terán por su destacada labor en
70
Puerto Bolívar, defendiendo nuestra patria, en acción de armas contra el
BIOGRAFIAS POLICIALES

invasor peruano, en julio de 1 941. . . recomendarlo a nombre de la Direc­


cióg_�rovincial de El Oro y del profesorado Primario del Cantón Machala,
al magisterio nacio_11al como genuino y auténtico Héroe Ecuatoriano". Del
Centro Social River Plate de Machala, que en lo concerniente, dice: "que se
hace saber que el 12 del presente se ha llevado a escena el drama "Exodo",
en que el autor con sobra de justicia, relieva la heroica situación del señor
subteniente Luis Alfonso Negrete en la defensa de Puerto Bolívar el 24 de
julio de 1941. Actos de esta naturaleza, que dicen muy alto del prestigio de
la institución, deben ser reconocidos por todos sus miembros para que, en
los momentos de prueba, sirvan de ejemplo y estimulen el cumplimiento
del deber".

El 7 de noviembre de 1952 la Cámara de Diputados del Congreso de la


República del Ecuador, expide un acuerdo a favor de los señores inspecto­
res Carlos Alfonso Negrete Terán y Arturo Yépez, "Por haber comandado
al personal encargado de resguardar el orden en el Recinto del Palacio Le­
gislativo con prudencia, sagacidad y diligencia recomendables. . . que du­
rante el desempeño de este comando se han distinguido como capaces pro­
fesionales y distinguidos caballeros, por lo cual se les tributa un voto de
aplauso y recomienda publicar este Acuerdo en la Orden General de la
Institución".

Con fecha 13 de diciembre de 1957, consta una felicitación ministerial de la


Subsecretaría de Educación, en la que se expresa· su efusivo agradecimien­
to, entre otros, al señor capitán Negrete por la activa y tinosa actuación del
personal de la guarnición de la policía civil en Catacocha, provincia de
Loja, con ocasión de la huelga promovida por elementos interesados en
crear problemas al gobierr10. Recomienda además la inteligente y valiosa
actitud de los señores oficiales que restablecieron el orden en esa oportuni­
dad. Reconocimiento al que se suma el señor Ministro de Educación.

COMPORTAMIENTO HEROICO EN 1941

Todos los rotativos del país, particularmente los de la costa, han narrado el
acto heroico con el que se cubrió de gloria el flamante subteniente de Cara­
bineros Carlos Alfonso Negrete Terán. Según varios artículos se establece
que en la mañana del 24 de julio de 1941, una escuadrilla de aviones del
Perú incursionó el cielo ecuatoriano sobre Pue11o Bolívar, con el afán de
bombardear al aviso Atahualpa que estaba anclado en el canal de Jambelí.
71
Entonces el subteniente Negrete que se encontraba de guarnición en dicho
BIOGRAFIAS POLICIALES

Puerto, en compañía de estudiantes de la localidad, entre ellos una mujer:


María Bolivia Quiroga, se posesioparon en la toma de agua del malecón y
. con una ametralladora "ZB" manejada por Negrete, lograron atemorizar a
la aviación peruana, puesto que una de las descargas impactó en un avión
peruano que de pronto se vio envuelto en una nube negra de humo y
posiblemente cayó en las aguas del canal de Jambelí. Este hecho hizo que
el resto de aviones emprendiera una inmediata fuga, ya que ante el temor de
ser abatidos por el valiente subteniente ecuatoriano no retornaron más. La
población civil que ya había sido abatida por bombardeos de dichos aviones
se tranquilizó de inmediato, ya que nunca más regresó la aviación peruana a
seguir causando destrozos en el suelo ecuatoriano.

La estudiante María Bolivia Quiroga también tuvo una actitud valerosa, y


nadie como ella llamada a confirmar cuál fue el valor heroico cumplido por
nuestro compañero subteniente Negrete Terán.

El acto heroico de Negrete Terán, gracias al escritor libanés Teófilo Nazur,


fue l levado a las tablas como el drama denominado "Ante el Prejuicio".
Además, el escritor de seudónimo Rodrigo de Triana escribe también el
drama histórico acerca de la invasión peruana a la provincia de El Oro,
denominado "Exodo", documentos que perpetúan la verdad histórica de lo
sucedido en Puerto Bolívar.

En un diario de Guayaquil se destaca el valor de nuestro biografiado; mani­


festando que Negrete Terán es un valioso ciudadano, hombre de brillantes
ejecutorias y héroe de la defensa 11acional en los luctuosos días del mes de
julio de 19-41. Negrete Terán seguirá demostrando como antes, su espíritu
de patriotismo y su inquebrantable deseo de servir a sus conciudadanos. En
cambio su carrera biológica de hombre valioso ascendió al estado a donde
llegaron los más preciados hijos de la patria. Su noni'Qre de héroe enalteci­
do por el Ecuador y los ecuatorianos reluce en Puerto Bolívar, donde escri­
bió la magnífica página de la defensa desesperada en riledio de un general
desconcierto.

Mientras Negrete Terán defendió la población, el enemigo no l legó a tierra


y el suelo nacional no fue mancillado, en esa área encomendada al cuidado
de un hombre que supo serlo donde muchos otros claudican.
En agosto ge 1 99 1 , el Congreso Nacional expidió un acuerdo rindiendo
homenaje a los jefes, oficiales y tropa de las Fuerzas Armadas y Policía
72
BIOGRAFIAS POLICIALES

Nacional que actuaron en 1 94 1 en defensa de nuestro territodo, recomen-


i

dando a la juventud los hechos heroicos cumplidos en dicha campaña,


mencionándose, entre otros, al señor coronel Carlos Alfonso Negrete.

El diarismo ecuatoriano, en diferentes artículos, no se cansó de magnificar


y enaltecer la actitud patriota, valerosa y heroica que cumplió Negrete Te­
rán en Puerto Bolívar. Cientos de páginas tratan de explicar a través de
distintas versiones su valor y heroísmo. Entidades civiles se han preocupa­
do de enaltecer el nombre de Negrete Terán rindiéndole sentidos homena­
jes, otorgándole diplomas, condecorándolo ,con medallas de oro, obligándo­
le a subir al escenario para recibir el aplauso de quienes asistían a saber la
verdad histórica de lo acontecido en Puerto Bolívar, cuando se presentaba
"Ante el Prejuicio" y "Exodo"; pero lamentable es decirlo, la Institución
casi nada hizo por este gran l1ombre que amó entrañ�blemente el suelo
donde nació y estuvo dispuesto a regar su sangre en defensa de la soberanía
nacional, para que ella sirva de abono para que surjan nuevos valores y
hombres de la condición cívica de nuestro biografiado. Largo sería enume­
rar los actos de homenaje que se han realizado en reconocimiento a su gesto
heroico. Estimo que eso amerita un estudio más profundo a base de una
investigación más detenida y seria.
1

NEGRETE TERAN FALLECE

Nuestro biografiado, una vez acogido al servicio pasivo, decide radicarse


definitivamente en nuestro Puerto Principal, cuna de su progenitor. Allí
desenvuelve su vida con toda normalidad, recordando sus glorias y an­
helando ver que su institución, a la que tanto amó, continúe su marcha as­
cendente para que logre consolidar la paz y tranquilidad ciudadanas.

De pronto cae enfermo, como consecuencia de una embolia; para tratarse


ingresa al Hospital del IESS . Gracias a la oportuna atención médica supera
dicha enfermedad. Pero posteriormente, esto es al año de lo ocurrido, por
segunda vez cae con embolia e infarto en su propio hogar, por lo que la­
mentablemente fallece el 2 de julio de 1 995.

Como conclusión queremos dejar constancia que Negrete Terán fue un


hombre con visión superior de institución y patria. Sus cualidades y virtu­
des exceden con mucho para que merezca pe1ienecer a las páginas de la
historia policial. Porque su actuación en la frontera constituye paradigma
73
de valor humano, amor del suelo en que nació, ardorosa defensa de la sobe­
BIOGRAFIAS POLICIALES

ranía ecuatoriana y promesa renovadora de la dignidad nacional.

74
BIOGRAFIAS POLICIALES

José Vicente Vargas Vacacela


Capitán de Policía (SP)
Miembro de Número del INEHPOL

CARLOS HUMBERTO
ORBEA PACHECO
CAPITAN DE POLICIA

LOS HEROES

En la antigua cultura griega se creó una jerarquía específica para los seres,
reales o míticos, que superaban al hombre común. En el plano más alto
estaban los dioses, que presididos por Zeus regían el Universo, la vida de
los seres humanos y los fenómenos naturales; eran inmortales y tenían por
morada el monte Olimpo. Luego estaban situados los semidioses, hijos de
los dioses, que junto con facultades sobrenaturales conservaban la inmor­
talidad. En el siguiente nivel se encontraban los héroes, descendientes de
los dioses y de los seres mortales, que en todo superaban a los hombres
normales; pero como éstos, luego de una larga vida, estaban sujetos a la
muerte.

Así se creó y se interpretó la condición de los hombres extraordinarios y


sobresalientes, dándoles un rango superior al del hombre común, y hasta
haciéndoles partícipes de un origen divino. Todos los pueblos de la tierra
tienen sus héroes, es decir, esos ilustres y grandes hombres a quienes se
considera de índole excepcional y ejemplo de seres que se han proyectado
por encima de lo que sus semejantes realizan cotidianamente.

El héroe sube a las cumbres más peligrosas y penetra en las entrañas de la


tierra, se aventura al espacio extraterrestre, descubre nuevos mundos, atra­
viesa desiertos o selvas inhóspitas, arriesga su existencia en los incendios,
erupciones, terremotos o inundaciones para salvar la de otros; expone su
salud para descubrir el origen de las enfermedades e inventa la medicina
75
para tratarlas; se somete a las más severas normas de autodisciplina para
BIOGRAFIAS POLICIALES

superar a otros en la investigación, en el deporte o en el estudio, acepta


sufrir para ayudar a guiar al prójimo hacia la seguridad y el bienestar; en­
frenta los más graves peligros para defender sinceramente una idea religio­
sa, política o ética; entra en combate por un ideal o una realidad que ama;
enfrenta a los antisociales y delincuentes que agreden a la sociedad y, en
fin, llega al sacrificio de su salud, tranquilidad, felicidad y hasta de la vida
en lucha por el bien y por las causas nobles que ganan su corazón.

La Policía Nacional puede, sin vanidad, enorgullecerse de los múltiples


héroes que ha procreado; la alta misión que la Nación Ecuatoriana le ha
confiado propicia la confrontación del hombre policía con individuos o
grupos criminales que no vacilan en atacarlo, dañarló, herirlo o matarlo.
Las fronteras patrias, los campos, las vías públicas, los pequeños poblados
y las grandes ciudades son testigos, sea a la luz del día o en la oscuridad de
la noche, del sacrificio de los héroes policiales, abatidos por la agresión, la
sevicia y la traición delincuenciales.

Se puede decir que la actividad policial llevada con conciencia, seriedad y


responsabilidad incursiona constantemente en el peligro y es en sí un ante­
cedente heroico, que obliga)tl policía a vencer temores, superar el cansan­
cio y dominar todas las adversidades que se presenten.

El prestar servicios en una organización que brilla por sus héroes, conoci­
dos o ignorados, y que nos da a nosotros, sencillos ciudadanos, la ocasión
de entrar al noble campo de la heroicidad, debe realmente constituirse en un
constante estímulo para ser cada día mejores hombres y mejores policías.

EL OFICIAL DE CARABINEROS

Carlos Humberto Orbea Pacheco nació el 3 de mayo de 1918 en el barrio


San Felipe de la parroquia Eloy Alfaro del cantón Latacunga, provincia del
Cotopaxi, siendo sus padres/á�n Donaciano Orbea y doña Laura Antonieta
Pacheco. Allí vivió solamente un año pues sus padres se trasladaron a Gua­
yaquil, donde se radicaron.

Creció junto al magnificente río Guayas y en el gran puerto estudió la edu­


cación primaria, para luego ingresar al colegio "Vicente Rocafuerte", donde
en algún momento se produjeron movimientos estudiantiles que disgusta­
f ron a su padre, el cual decidió mandarlo a estudiar a Quito, al colegio Cen-
76
tral Técnico. Aquí tuvo varios compañeros que, terminado el cuarto curso,
B!OGRAFIAS POLICIALES

optaron por incorporarse en la recién creada Escuela Militar de Carabine­


ros; entre e llos, los que más tarde fueron el general Humberto Parra y el
coronel Angel Jarrín Infante.

Fue dado de alta como carabinero en el Regimiento Guayaquil No. 2 e l 28


de febrero de 1938, hasta el 30 de junio del mismo año en que constó como
cadete de planta. Lo notable en éste, su primer año de vida institucional, es
que fue promovido, luego de poco tiempo, al segundo curso, al igual que
otros compañeros que cumplían determinadas condiciones previstas por la
superioridad y relacionadas con sus experiencias y estudios previos.

En la Escuela Militar de Carabineros se mostró como un cadete serio y


recto, l legando a obtener la insignia de sub-brigadier. Los que convivieron
con él cuentan que era algo exigente en las formaciones, y que en las típi­
cas carreras de la Escuela en veces utilizaba el yatagán para que los cadetes
aligeraran el paso.

La primera promoción de oficiales de la Escuela Militar de Carabineros es


ascendida al grado de subteniente el 3 1 de marzo de 1940, mediante decreto
ejecutivo de la indicada fecha; y estaba compuesta de 1 4 oficiales, entre los
cuales el subteniente Carlos Orbea Pacheco había logrado la séptima anti­
güedad. Su primer destino fue el Regimiento Guayaquil No. 2, al que se
presentó ese mismo mes de abril, al igual que sus compañeros José Cañiza­
res Díaz, Hugo Guevara Sánchez, Luis Vásconez Cifuentes, Carlos Cobo
Rodríguez y Luis Abad Abad. El Primer Comandante de su primera Unidad
fue el teniente coronel Carlos Rosales y, el Segundo ConÍandanie, el mayor
Julio César Samaniego.

Esta primera promoción de oficiales tiene el gran mérito de haber· puesto


las bases para la profesionalización policial en la República del Ecuador y,
también, de abrir la puerta para que año tras año egresen de la Escuela for­
mativa nuevas generaciones de oficiales que juren por su honor personal
defender las leyes, proteger la Nación, combatir la delincuencia y afirmar el
orden y la seguridad, en procura del progreso de la comunidad.

En el Regimiento Guayaquil de ese momento, es fácil imaginar la impre­


sión que tuvieron y los problemas que hubieron de enfrentar los oficiales
recién graduados con el cuadro de oficiales, provenientes en su mayoría del
�jército, del cual se apartaron en medio de las convulsiones políticas que
77
sufrió el país en el período precedente. Se cuenta que el subteniente Orbea
BIOGRAFIAS POLICIALES

tuvo dificultades con algún superior jerárquico porque comentó que el ran­
cho para la tropa era desastroso y, más aún, cuando se resistió a usar el
casco colonial que se les dio en dotación en lugar de la gorra normal de su
querido uniforme. Por esta actitud sufrió arresto y hasta hubiere ocurrido
algo peor si no hubiera estado protegido por la legislación vigente.

Es de suponer que esto influyó para que fuera dado el pase el 20 de enero
de 1941 al Batallón Machala No. 3, donde militó bajo el mando del legen­
dario mayor Ludgardo Proaño Guerrero. Este, en cambio, en vista de su
condición de oficial graduado y en plena juventud, lo sobrecargó de trabajo,
nombrándole Jefe de Tránsito, Jefe de Instrucción y Oficial Ranchero. Al­
guna vez, más tarde, el capitán Orbea expresó que . el mayor Ludgardo
Proaño era diferente al común de los oficiales de Carabineros, destacándose
de entre ellos por su conducta positiva.

Estamos ya en el nefasto año 1941, el año en que se agravaron las relacio­


nes entre el Ecuador y el Perú, en el que este mal vecino culminó sus prepa­
rativos bélicos para atacar a nuestro país. Este fue el año en que se eviden­
ció la debilidad del Estado Ecuatoriano, agitado y conmovido durante dé­
cadas de disputas internas y víctima de la deficiente educación cívica y de
criminales conflictos políticos.

Poco tiempo estuvo el subteniente Orbea en Machala, ya que tuvo que mar­
char a la línea de frontera, a la línea de peligro, donde les correspondía
estar a los carabineros por disposición de la superioridad de la Defensa.

LA REVELACION DEL HEROE

Hacia fines de febrero de 1941 recibió órdenes de su comandante para diri­


girse a su nuevo destino, la Guarnición de Cazaderos. Tuvo la compañía del
sargento Celso Burgos Guerrón y de un carabinero. Viajaron en autocarril
hasta Arenillas y desde este punto hasta su nueva plaza a pie, teniendo la
oportunidad de conocer al detalle todos los lugares de su recorrido, entre
otros: Guabillo, Balsalito, Carcabón, Quebrada Seca, Cochas de Caucho y
la montaña de Ebano o Totume. En esta comarca estaban desplegados los
batallones Cayambe y Montecristi del Ejército Nacional. Al fin del primer
día de caminata llegaron a Quebrada Seca y se presentaron ante el coman­
dante militar, mayor Félix Vega Dávila, quien los recibió con cortesía, or­
denando que se les proporcione alojamiento y alimentaéión. Al día siguien-
78
te retomaron el camino hasta Cochas de Caucho, donde pernoctaron a
BIOGRAFIAS POLICIALES

campo abierto. Estaban ya en una región montañosa y abatida por fuertes


lluvias, propias de esa época del año. Al tercer día arribaron al río Puyango,
que a causa de las precipitaciones había aumentado su caudal y se presen­
taba muy correntoso.

En la mañanáoel -euart�eció un campesino, que tenía alguna rela�


ción con el Cuerpo de Carabineros, y los pasó al otro lado; llegando una
hora más tarde a Progreso, donde se presentó ante su nuevo superior jerár­
quico, el c�pitán Eliecer Nájera Cano, el mismo que contaba con 80 carabi­
neros, desplegados entre Progreso y Zapotillo.

En primera instancia, el capitán Nájera lo nombró instructor para la guerra,


habida cuenta de su entrenamiento en la Escuela Militar de Carabineros y
de su graduación un año atrás; pero luego llegaron órdenes de mandar per­
sonal a retirar armas y municiones de Arenillas, sede del arsenal militar del
sector. Entonces, el capitán Nájera encomendó esta misión delicada al sub­
teniente Orbea, cuya primera fase consistía en requisar 25 o 30 acémilas en
los parajes de Paletillas y Mangahurco. Partió a cumplir esta tarea con dos
carabineros, a los que se unió el cabo Núñez destacado en Mangahurco. Al
cabo de 5 días regresó con 40 acémilas; a continuación, al mando de 7 ca­
rabineros se puso en camino, a través de la montaña, hacia Arenillas, donde
se presentó ante el teniente coronel Octavio Ochoa. Este jefe, como no
tenían aperos de carga, le sugirió trasladarse a Machala, al comando del
batallón, y pedirlos. Así lo hicieron, logrando la provisión de dinero para la
adquisición de los implementos que se requieren para cargar en acémilas.

Les tomó alrededor de 1O días el transporte desde Arenillas al río Puyango,


en terreno montañoso y sumamente agreste, teniendo que cargar personal­
mente, a hombros, las cajas de armas y municiones, en pasos resbaladizos y
peligrosos que los animales no podían salvar cargados. Al fin, superados
todos los obstáculos y dificultades lograron llegar de vuelta a Progreso con
20 cajas que conteriían 4 subametralladoras ZB y fusiles, destinados princi­
palmente para una reserva de campesinos, y cartuchos para los varios tipos
de armas.

Cuando estuvo en Arenillas, el subteniente Orbea comentó al teniente coro­


nel Octavio Ochoa sobre la indefinición geográfica de la línea limítrofe
entre Ecuador y Perú en el sector del cantón Zapotillo, por lo que éste or­
denó al mayor Montaño, comandante del Batallón de Ingenieros Córdova,
79
que se traslade al sitio para levantar un croquis preciso y claro que sirviera
BIOGRAFIAS POLICIALES

para las operaciones. En efecto, el mayor Montaña se presentó 2 días des­


pués de la llegada de la caravana, y salió a explorar la campiña con el sub�
teniente Orbea por alrededor de ocho días, para conocer los detalles geo­
gráficos y topográficos del lugar.

Cerca a Progreso quedaba el destacamento de Palo Negro, compuesto de


30-35 carabineros y al mando en ese momento del teniente Flores, sacrifi�
cado oficial que se encontraba enfermo, padeciendo de síntomas que hacían
presumir que estaba tuberculoso. Al frente, a unos 150 metros de distancia,
pasando la quebrada El Guásimo, se levantaba el correspondiente destaca­
mento militar peruano, en plena montaña llamada también El Guásimo.

El mayor Montaña, luego de su recorrido, dispuso la salida del teniente


Flores y recomendó su sustitución con el subteniente Orbea, a quien llegó a:
apreciar por sus virtudes, afirmando que a pesar de su juventud estaba ca­
pacitado para asumir el mando del destacamento de Palo Negro.

En efecto, en los primeros días de junio de 1941, el joven oficial Orbea se


instalaba en Palo Negro. Momentos eran aquellos en que se comentaba en
El Oro y Laja que los peruanos estaban movilizando gran cantidad de sol­
dados y armamento en toda la región y que era inminente un ataque en esa
parte. Ataque que se hizo una sangrienta realidad el 5 y el 6 de julio de
1941 contra los puestos ecuatorianos de Carcabón y Balsalito, en El Oro.
Esta noticia, debido a las deficientes comunicaciones de nuestra parte, se
supo varios días después, confirmándose que el Estado del Perú, luego de
minuciosos preparativos iniciaba una agresión organizada, planificada y
sobreseguro contra el Estado del Ecuador, que en ese momento atravesaba
una grave falta de unidad nacional.

Es entonces cuando el subteniente Orbea recuerda las lecciones y prácticas


de la táctica militar en la Escuela Militar de Carabineros, en la que se des­
tacaron los oficiales Flavio Muñoz Zamora y Luis Vega, excelentes profe­
sores que conducían a los cadetes a los parajes aledaños a Quito, al terreno,
para realizar ejercicios que llegaban inclusive al uso de tiro real. Acelera la
preparación espiritual y física de sus hombres, y les enseña el mejor apro­
vechamiento de la topografía y de las condiciones naturales del futuro
escenario de la guerra; además, con las precauciones debidas, planifica la
distribución de sus 3 3 hombres y los emplazamientos de sus preciosos fusi­
les-ametralladoras ZB.
80
BIOGRAHAS POLICIALES

El destacamento de Carabineros de Palo Negro, con gran inquietud escucha


en la mañana del 23 de julio ruidos extraños, como cañonazos, como gran­
des explosiones hacia el norte, hacia la provincia de El Oro. Ignoraban
exactamente lo que pasaba, porque no disponían de comunicaciones. ¡ Qué
mal equipado estuvo el Ecuador para enfrentar esta agresión! Pero era fácil
suponer que el Perú había puesto en movimiento su maquinaria militar en
un frente cercano. El comandante ordenó abandonar las chozas, construidas
por ellos mismos, y ocupar el emplazamiento previsto con dos ejes consti­
tuidos por los nidos de ametralladoras, rodeados de fusileros, en un frente
de aproximadamente 1 00 metros, tratando de aprovechar las ventajas mon-
tañosas y elevadas del lugar. Allí se quedaron día y noche, alertas, esperan­
do la arremetida enemiga. Y así llegó el 25 de julio; al medio día el perso­
nal acababa de tomar su rancho y lavaba la vaj illa en la quebrada cercana,
cuando se desató el ataque peruano con nutrido fuego de ametralladoras y
fusilería. Años después confesaba el ya inspector Orbea: "Cuando escu­
chamos el fuego enemigo a todos nos entró pavor; yo me desconcerté, ano­
nadé y hubiera querido meterme en un hueco; pero por la responsabilidad
de mandar tanta tropa y por el sentimiento del cumplimiento del deber,
viene una reacción que lo impulsa a uno a asumir sus obligaciones. Creo
que igual reacción tuvo la tropa y superamos el caos".

Hubo derroche de disparos por parte de los atacantes, hicieron prevalecer la


concentración de fuego sobre el movimiento. Pero no aparecían, por lo que
inicialmente los carabineros sólo hacían disparos esporádicos sin ningún
blanco concreto. El subteniente Orbea se dirigió al flanco izquierdo, donde
estaba posicionado el carabinero Luis Sanipatín Chafle, y le ordenó que
haga unos pocos disparos con su ZB. Luego pasó al otro flanco, donde es­
taba accionando la otra ZB el sargento segundo Celso Burgos Guerrón,
quien igualmente efectuó algunas ráfagas cortas. Seguían los disparos de
los soldados peruanos hasta aproximadamente la 1 6h00; entonces bajaron
un poco su intensidad, pero luego volvieron a recrudecerlos. Hacia las
1 7h30 los soldados enemigos, bien cubiettos en la montaña, comenzaron a
avanzar, pero sólo se les oía el grito reiterado de "¡Perú! ¡Perú!". Sus im­
pactos ya golpeaban más cerca del dispositivo de defensa. Un abastecedor
se intranquilizó tanto que abandonó su caja de municiones; pero el subte­
niente Orbea lo reconvino y él volvió a recogerla; luego comentó con su
personal sobre la situación, y el carabinero Sanipatín Chafle le indicó que la
situación era insostenible y que convenía replegarse; por lo que ordenó
ocupar un contrafuerte o paso obligado situado a 300 metros, donde la visi-
81
bilidad era mayor, pudiendo dominar los espacios ocupados por el desta­
BIOGRAFIAS POLICIALES

camento peruano y por el que ocupaban anteriormente ellos mismos.

Alrededor de las 1 8h30 aparecieron algunos soldados enemigos que presu­


\

miblemente pensaron que los ecuatorianos habían abandonado sus posicio­


nes, por lo que estos esperaron que aquellos se acercaran y dispararon con
precisión, causando la muerte de 5 o 6 de ellos y de una acémila. Llegó en
eso la noche, los peruanos disparaban ráfagas de ametralladoras pesadas de
tiempo en tiempo y lanzaban cohetes luminosos, mientras que los ecuato­
rianos, escasos de cartuchos, prefirieron silenciar sus armas.

Esa misma noche a las 03h00, el subteniente Orbea se encontró en el área


de combate con su inmediato comandante, el capitán Eliecer Nájera Cano,
y le dio el parte de guerra; además conversaron sobre acciones inmediatas a
cumplir. Orbea, entusiasmado por su triunfo del día y sin ninguna baja de
su lado, opinaba que debían pasar al contra-ataque; Nájera, en cambio,
creía que debían concentrarse todas las fuerzas de Carabineros en el lugar
donde posiblemente los enemigos atacarían; por lo que ordenó que el sub­
teniente Orbea se traslade a Progreso, a la cabeza de su tropa. Así lo hizo,
llegando a este sitio al medio día del 26 de julio de 1941, donde la primera
preocupación fue buscar comida, que no la habían probado desde el medio
día anterior.

Ya en Progreso, el capitán Nájera encargó al subteniente Orbea organizar la


defensa contando con 50 hombres y 4 ZB. Este se puso de inmediato a
cumplir la misión, dividiendo el personal en 4 grupbs, con su� ejes en las 4
ZB. El 26, 27 y 28 de julio completaron el dispositivo de defensa, calcu­
lando el lugar donde atacarían los adversarios y en un frente de entre 1 50 y
200 metros. El 28 de julio, día de la fiesta nacional del Perú, los destaca­
mentos ecuatorianos en El Oro ya habían sido objeto de ocupación por
parte de formaciones abrumadoramente superiores en efectivos humanos y
aymamento. Estos acontecimientos desgraciados eran ignorados por los
defensores de Loja, que mantenían su espíritu elevado y dispuesto par�
entrar en combate. En la noche, hacia las 22h00, el grupo que cubría el
flanco derecho, es decir el lado norte, hacia el río Puyango, escuchó el mo­
vimiento de hombres y los esperaron con las armas listas para abatirlos;
cuando los tuvieron cerca pidieron el santo y seña, obteniendo, en cambio,
la respuesta de que eran ecuatorianos y pertenecían al batallón Montecristi.
Avanzó el subteniente Orbea y se encontró con el teniente Dávila Peralta,
que venía al mando de 28 soldados hambrientos que no habían probado
82
alimento por largos penosos días, por lo que al día siguiente se dedicaron,
BIOGRAFIAS POLICIALES

durante la mañana, a buscar que comer, dejando su armamento al cuidado


de un centinela.

Poco antes del medio día del 29 de julio, los peruanos iniciaron su ataque
con un fuego nutrido desde posiciones montañosas donde los colonos tení­
an sus chacras. Los defensores comenzaron a disparar, lo que indujo a los
atacantes a hacer un movimiento al sur, hacia el flanco izquierdo ecuato­
riano. El subteniente Orbea se acercó al grupo que defendía esa posición y
ordenó avanzar, ,para contener al enemigo. En el intercambio de disparos y
cuando se movía hacia adelante fue herido el carabinero Arturo Paredes
Aguirre; el subteniente Orbea buscó asistencia para él, luego de darle áni­
mo, y trajo un enfermero; por desgracia, sus heridas eran graves, pues había
sido impactado por una ráfaga de ametralladora, por lo que murió en el sitio
donde cayó antes de que concluya el combate. Esa tentativa de avance pe­
ruano terminó así, en fracaso; el enemigo se retiró, llevándose a sus muer­
tos.

Luego vino otro ataque sobre el flanco derecho ecuatoriano, es decir por el
costado norte, protagonizado por dos compañías, una proveniente de Túm­
bez y otra de Cocha de Caucho, es decir alrededor de 400 soldados. Mien­
tras tanto los carabineros se hicieron de dos ZB adicionales, tomadas del
pelotón del Batallón Montecristi. Con seis ZB la potencialidad de fuego
que logró la Unidad de Carabineros fue devastadora. Habiendo los perua­
nos fallado en sus tentativas por los flancos, realizaron con mucho coraje
un asalto frontal desesperado, que igualmente se hundió en el fracaso, aba­
tidos por las ametralladoras que operaban el sargento segundo Burgos Gue­
rrón y el carabinero Sanipatín Chafle. El subteniente Orbea, vio, por ejem­
plo, cómo una ráfaga cercenó los cuerpos del subteniente peruano Carlos
Astete Mendoza y de un suboficial, del cual más tarde tomó un espadín
como recuerdo de esta sangrienta jornada. El combate duró hasta las 18h30
aproximadamente, en que el invasor se retiró abandonando los puestos y
hasta sus muertos y heridos graves. Al día siguiente rastrearon el campo de
combate y se constató que murieron en acción no merios de 41 soldados
sureños.

Este es un día de gloria triunfal para Carabineros y para la patria ecuatoria­


na, porque tl!VO ..1.ugar la más exitosa defensa territorial, en la línea de fron­
tera, en respuesta a la agresión militar planificada largamente por el Ejérci­
to del Perú: Por desgracia en los otros frentes, tanto en El Oro como en la
83
Amazonía, la superioridad peruana fue aplastante y murieron carabineros y
BIOGRAFIAS POLICIALES

soldado�iecuatorianos, en forma heroica, como el subteniente de Carabine­


ros Héétor Cordovez y su pequeño destacamento de la isla La Delicia, cerca
de ehacras, por lo que no pudieron detener al invasor. Cosa que no ocurrió
en Loja, especialmente en Progreso y Macará.

Para nuestro honor y como el agua lustral de los antiguos romanos, estas
acciones de armas en Palo Negro y Progreso, comandadas por el subtenien­
te de carabineros Carlos Orbea Pacheco, limpian de toda mancilla la digni­
dad y el valor del carabinero combatiente de 1941, al mismo tiempo que
reivindican el combate más exitoso que tuvo la. República del Ecuador en
esta guerra frustrante, que tanto daño causó al alma ecuatoriana.

El subteniente Orbea no estará tranquilo y en paz en la eternidad, si no


exalto el valor del héroe que cayó mientras a saltos trataba de acortar dis­
tancias con el enemigo, el momento del contra-ataque de la fuerza policial:
el carabinero Arturo Paredes Aguirre, cuyo nombre y el de Orbea, así co­
mo el de cientos de héroes policiales, son dignos de recordación y alabanza,
por lo menos en el corazón de los policías ecuatorianos, si no en el de todos
los que todavía comprenden lo que significa Patria.

SUCESOS POSTERIORES

La defensa nacional se derrumbó y los combatientes tuvieron que replegar­


se. A mediados de agosto el subteniente Orbea salió a Alamar, donde in­
mediatamente recibió órdenes de trasladarse con 30 hombres a Santa Rufi­
na, en el río Puyango. Estuvo en Zaruma y luego viajó a Loja, donde el
coronel Heleodoro Sáenz, que luego fue Comandante General de la Guardia
Civil Nacional, le ofreció darle de alta en el Ejército, gesto que rehusó por
conciencia policial. En septiembre de 1941 le ordenaron que se presentara
al Comando del Grupo Pebres Cordero, cuyo comandante no quiso recibirle
por ser carabinero; ¡ ironía de la vida! ¡ Un arrogante oficial de retaguardia
desaira a un héroe de la línea de combate! Estuvo en Buenaventura, en el
sector de Panupali, hasta noviembre de ese año en que viajó a Zaruma; y
luego fue dado el pase al Regimiento Guayaquil, a donde llegó luego de
una estadía en Cuenca. El 8 de agosto de 1942, estando en Manabí, fue
ascendido a teniente y trasladado al Batallón de Carabineros Chimborazo.
Pasó un tiempo en Quito y retornó luego a Manabí, donde el 1 dejulio de
1944 fue dado de baja por solicitarla.
Dieciséis años más tarde, en agosto de 1960, retornó a la carrera policial,
BIOGRAFIAS POLICIALES

pero como teniente de Comisariato; habiendo sido ascendido el 3 1 de di­


ciembre de 1 961 al grado de inspector (capitán) y destinado como oficial
pagador provincial a Esmeraldas, hasta el 8 de diciembre de 1 962 que pasa
al Cuerpo Los Ríos.

FIN DE LA CARRERA POLICIAL; HONORES Y MUERTE

El 3 1 de diciembre de 1964 solicitó la situación transitoria; haciéndose


efectiva su baja de la Institución el 31 de marzo de 1965, en que este gran
policía e ilustre ecuatoriano se alejó del servicio activo de la Policía Nacio­
nal, dejando huellas de honor que ni el tiempo ni la desidia podrán borrar.

En cuanto a reconocimientos oficiales, por haber enfrentado al enemigo en


el campo de batalla, se recuerda:

1. Condecoración policial "Al Valor", conferida el 23 de junio de 1962, en


la Presidencia del doctor Carlos Julio Arosemena Monroy.

2. Medalla y diploma de honor por Mérito de Guerra, en el XXV aniversa­


rio de la Campaña de julio-agosto de 1941, entregados por la Coman­
dancia General de Policía el 28 de julio de 1966, siendo Comandante
General el doctor Manuel Tamayo Salgado.

3 . Medalla "Congreso Nacional", creada para condecorar a los jefes, ofi­


ciales y tropa sobrevivientes de la Campaña de 1941 con el Perú, cuan­
do ejercía la Presidencia del Congreso el doctor Fabián Alarcón Rivera,
el 28 de agosto de 1991.

Este oficial símbolo, a quien debemos recordar con veneración, falleció de


cáncer a la laringe en la ciudad de Guayaquil el 7 de noviembre de 1993;
habiéndole sobrevivido su esposa doña Celia Rosa Cárdenas Vanegas. El
capitán Orbea procreó diez hijos.

COMENTARIO FINAL

El capitán Carlos Orbea Pacheco, al igual que sus compañeros de armas en


las jornadas heroicas de Loja, sobrevivieron a las acciones bélicas en que
participaron, pero esto no resta mérito a la hazaña de defender el territorio
patrio frente a un adversario más numeroso y modernamente equipado. En
85
buena hora, para la Patria y para la Policía, siguieron viviendo y, en el
BIOGRAFIAS POLICIALES

caso de nuestro personaje, aún luego de varios años, volvió a fas filas insti­
tucionales. Nuestro reconocimiento al Comandante General que lo hizo
posible. Todo ciudadano que ingresa a la Policía Nacional merece el reco­
nocimiento a su duro trabajo y a la entrega de su fuerza espiritual y de su
vigor físico, en la forma de condiciones que le permitan vivir con dignidad
y bienestar, tanto en el servicio activo como en el pasivo; más aún si se
trata de un policía que generalmente u oficialmente es reconocido por haber
prestado excepcionales contribuciones al honor y al progreso instituciona­
les.

Estimo que todavía estamos en deuda con los héroes, con los que se ofre­
cieron en sacrificio, con los que renunciaron a sí mismos para entregarse en
beneficio de los demás. En el caso del capitán Orbea y de su tropa, aún no
se han erigido los monumentos recordatorios en los lugares que les tocó
combatir.

Es menester hacer realidad el Panteón Policial, en cuyo jardín de los héroes


deben recogerse los restos de los policías ejemplares que hicieron frente
a todos los peligros en nombre del sagrado cumplirnÍeirtoclehl:ebe1;_ ..

Es grato y motivante reconocer la obra rutilante de los policías que se


destacaron por sus condiciones ejecutivas, por su ilustración y por su sabi­
duría, así como por su valor, disciplina y lealtad.

86
BIOGRAFIAS POLICIALES

Lenin Homero Vinueza Mideros


General Superior (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

JORGE HUMBERTO
PARRA CUESTA

GENERAL DE POLICIA

DATOS BIOGRAFICOS

Nuestro biografiado nace el 31 de julio de 1918 en la parroquia San Roque


de la ciudad de Quito, sus padres fueron el señor Vicente Parra y la señora
Zoila Rosa Cuesta; la instrucción primaria la cumplió en la Escuela de los
Hermanos Cristianos del Cebollar y asistió hasta el cuarto curso al Colegio
Técnico Universitario.

Ingresa a la Policía en calidad de cadete en 1938 y se gradúa como subte­


niente el 28 de enero de 1941; este mismo año cumple heroica acción como
jefe del destacamento de Macará. El 12 de noviembre de 1941 y por mérito
de guerra el Presidente Arroyo del Río firma el decreto ejecutivo en que es
ascendido al grado de teniente de Carabineros; el 30 de diciembre de 1947
asciende al grado de inspector de la Policía Civil Nacional; el 30 de di­
ciembre de 1957 es ascendido a subprefecto; el 6 de agosto de 1962 ascien­
de a prefecto y el 19 de julio de 1965 a prefecto jefe. La publicación de su
situación transitoria se produce el 30 de octubre de 1968 y su baja el 30 de
abril de 1969. En su libro- de vida consta también que el 18 de mayo de
1944 se le da la baja de las filas policiales y el 3 de julio de 1946 es rein­
corporado al servicio activo.

En cuanto a pases y designaciones siguió el camino de la mayoría de oficia­


les de Policía, se trató de un peregrinaje constante por costa, sierra y orien­
te, dejando en todas partés una cuota de trabajo y esfuerzo en beneficio de
la paz y la seguridad de los ecuatorianos.
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Estuvo casado en primeras nupcias con la señora Nelly Palacios Olobón y
BIOGRAFIAS POLICIALES

procreó cuatro hijos: Washington Humberto, Gloria Rebeca, Míriam Mar­


goth y Patricia Parra Palacios. Contrajo un segundo matrimonio con la
señora Enma Victoria Cárdenas Fernández, con la cual también tuvo cuatro
hijos: Humberto Aníbal, Mónica Paulina, Edgar Fernando y Alexandra
Verónica Parra Cárdenas.

PARTICIPACION HEROICA

"A la una de la tarde y con el personal que se me había asignado me trasla­


dé al puesto denominado Loma de Tamarindo, que efectivamente se trataba
de una pequeña elevación desde donde se divisaba el río Macará que cons­
tituía el límite entre Ecuador y Perú; todo era tensión y silencio, no se divi­
saba nada, pero mi instinto me decía que pronto entraríamos en combate,
por lo que me apresuré a desplegar mis hombres en el terreno", manifiesta
el señor general Parra.

Mi general, le digo: ¿qué se siente y piensa en un momento así? ¡Nada! , me


contesta con total convicción; las horas para pensar quedaron atrás y en
cuanto a sentir, no es precisamente miedo, es responsabilidad sobre los
hombros y la convicción profesional y patriótica de que uno tiene que cum­
plir con su deber.

Así se expresa el señor general,Humbe1to Parra Cuesta cuando el miércoles


2 de septiembre le visito en su hogar para requerir información de primera
mano sobre su actuación en 1941, con ocasión de la invasión militar del
Perú a nuestro territorio. Le encontré acompañado por su hijo Humberto,
que es teniente coronel del Ejército en retiro; me comenta que tiene otro
hijo oficial del Ejército, pero a lo largo de la conversación no puede ni
quiere ocultar el orgullo que frente a ellos y más familiares presentes siente
de haber sido Carabinero y hoy ser un Policía en servicio pasivo.

Realizo repetidos intentos para que me cuente en forma concreta su actua­


ción en el conflicto, pero simula no oírme y continúa con su narración que
empieza con su vida de cadete; que ingresó en 1938 a la Escuela de Carabi­
neros con 70 aspirantes, que de sus compañeros 14 fueron promovidos al
segundo curso y que la formación que se recibía en ese tiempo era típica­
mente militar; que se graduó de subteniente en 1941 con 3 3 compañeros y
que su primer pase fue al Cuerpo de Policía de Loja, como Jefe del Desta­
camento de Macará. Mucho énfasis pone en las peripecias de su primer
88
viaje como oficial, desde Quito a su destino, añadiendo -en mi opinión­
BIOGR/\FJAS POLICIALES

algunos pasajes que pudiendo ser reales él los matiza con alguna dosis de
imaginación.

Voy entendiendo poco a poco la razón por la que se niega a comentar pron­
tamente la acción hernie� cumplida, no quiere que se sepa sólo eso ya que
su interés principal es denunciar la tergiversación de los hechos heroicos
cumplidos por el Cuerpo de Carabineros por parte de algunos militares, y la
incapacidad que han tenido los gobiernos para hacer de los ecuatorianos un
pueblo feliz y próspero, como merece serlo en función de sus potencialida­
des.

Los gobiernos, mi querido general -dice mi entrevistado- son los culpables


de todas la calamidades que los ecuatorianos hemos sufrido desde siempre,
y alguien tiene que decirlo, los militares también. Por la época que me tocó
vivir los acontecimientos en la frontera, los gobiernos civiles y militares
que se sucedían con una frecuencia frenética, parecía que se esmeraban por
causarle el mayor daño al país, y los mandos militares que desde hace
tiempo conocían con certeza que el Perú se preparaba para una invasión al
Ecuador en gran escala, en un acto bochornoso que rayaba en traición a la
Patria, ocupaban todo su tiempo y energía en tumbar y poner gobiernos,
olvidando su única y noble misión de defender la soberanía e integridad de
la Patria. La derrota del 4 1 no debió ser tan contundente si los mandos
militares hubieran preparado un plan estratégico de defensa del país y en­
trenado profesional y psicológicamente a sus soldados para la lucha.

Lo anterior por sí solo es grave -continúa- pero es más el comentario poste­


rior al conflfoto realizado por algunos militares, en el sentido de que el
comportamiento de Carabineros no estuvo a la altura de las circunstancias.
Y o, general Humberto Parra, desmiento esos comentarios y los rechazo
airadamente por ser falsos, yo, que defendí a mi Patria con honor y sacrifi­
cio conozco de primera mano que tanto oficiales como tropa de Carabine­
ros luchamos esforzadamente y defendimos heroicamente el suelo de nues­
tros mayores. Ahí están los nombres del subteniente Carlos Orbea Pache­
co, que con 30 carabineros defendió Palo Negro y luego Panupali; el subte­
niente Carlos Alfonso Negrete Terán, que el 25 de julio del 4 1 después de
soportar un brutal asedio de artillería, solo y con una ametralladora ZB
desde el patio de su destacamento disparó una ráfaga a un avión peruano
que los atacaba, impactándole en uno de sus motores y obligándole a fugar
hacia su territorio; el capitán Jorge Proaño, que por su heroica acción en
89
Huaquillas fue condecorado por mérito de guerra. Tan verdad es lo que le
BIOGRAFIAS POLICIALES

cuento, que en el año 1966 el Ministerio de Defensa reconoció oficialmente


la sacrificada y heroica acción de 26 oficiales y 433 carabineros en defensa
de nuestro territorio, con ocasión de la invasión peruana de 1 941.

El general Parra calla, inclina su cabeza hacia delante, su respiración se


vuelve pausada y cruza sus brazos sobre el pecho; está sosegado, ya no
tiene prisa por hablar; comprendo su silencio y también callo, pero pienso:
lo que quería decir ya lo dijo, ya desahogó el dolor de su alma, ya volcó en
su compañero su verdad que le quemaba por dentro; la rebeldía que guar­
daba en su pecho, fruto del comentario injusto de, algunos militares sobre la
actuación de él y de sus compañeros en dicha campaña, estaba ya explica­
da; el volcán de su pecho herido había explotado a través de palabras aira­
das pero verdaderas. Lucía ya tranquilo, pues la paz había vuelto a su espí­
ritu.

Ahora si general Vinueza, ya puedo contarle lo que a usted le interesa, pero


no podía dejar pasar esta op01tunidad para que el país y mis compañeros
policías sepan que quienes expusimos nuestra vida en aquella ocasión, no
solo que estuvimos a la altura de las circunstancias sino que cubrimos de
gloria a nuestra amada institución de Carabineros.

Mi general -le digo- le agradezco por la explicación y le felicito por su


entereza. Gracias, me contesta y continúa: una vez graduado de subteniente
fui designado como jefe del destacamento de Macará, llegué a esa pobla­
ción e inmediatamente me puse en contacto con el teniente del ejército
Alfonso Tamayo, que era el jefe del destacamento militar y que a los pocos
días fue relevado por el subteniente Raúl Espinoza. El límite internacional
quedaba a 3 kilómetros de la población y dadas las características del terre­
no el frente que debíamos defender le dividimos en tres puntos, que corres­
pondían a los pasos obligados que el ejército peruano debía cruzar en su
plan de invasión; a mí me correspondió el punto denominado Loma de
Tamarindo.

¿De cuántos hombres disponía usted, de qué armamento y munición esta­


ban dotados sus hombres?, le pregunto; y él me contesta: "éramos total un
oficial de ejército, yo y 3 hombres entre soldados y carabineros para cubrir
los tres puntos señalados, el armamento de los militares era el fusil Mauser
con 60 cartuchos y 3 ametralladoras ZB, los carabineros teníamos fusiles
Manglicher con 30 cartuchos, la mayoría de los cuales no funcionaron".
90
El 25 de julio -continúa- la frontera está en combate; a las 10h00 un men­
BIOGRAFIAS POLICIALES

sajero peruano vestido de civil llegó a Macará y entregó una nota al Jefe
Político, firmada por un oficial peruano, en la que manifestaba que en la
madrugada había sido ultrajado el Cónsul peruano y que el escudo de ese
país había sido arrancado de su sitio y lanzado a la calle, por lo que exigía
disculpas y satisfacciones, dando plazo hasta las 14h00. Este hecho fue
fraguado, pues la verdad es que el Cónsul había abandonado la ciudad en la
madrugada y se trataba solo de un pretexto para justificar el ataque. Visto
estos hechos, a las 1 3h00 de ese día tomé mi personal y me trasladé al sitio
asignado, les expliqué la situación y les dije: "Primero la Patria y todo por
ella"; les distribuí en el terreno y pensé: "llegó la hora". Desde la elevación
observé que un soldado peruano se paseaba junto al río mirando la hora; a
las 14h00 en punto se retiró y un disparo certero de la artillería enemiga
destruyó la oficina del telégrafo dejándonos totalmente incomunicados y a
merced de nuestras propias capacidades e iniciativas. La artillería enemiga
batió toda la zona ofuscándonos momentáneamente, por lo que fue necesa­
rio tranquilizar al personal, especialmente a los pocos soldados que se en­
contraban bajo mis órdenes; deduje que el siguiente movimiento de los
peruanos sería utilizar a su infantería, cruzar el río e invadir nuestro territo­
rio, por lo que dispuse que avanzáramos reptando hasta la playa del río y
agazapados esperemos. Efectivamente, después de algunos minutos una
unidad que podía ser una compañía de soldados se desplegaron y empeza­
ron a cruzar el vado, esperé que se encontraran en la mitad y dispuse se
hiciera fuego con todas nuestras armas, especialmente con la ZB que poseí­
amos, reservándome para mí el honor de dispararle con mi viejo fusil al
comandante, que lo maté con el primer disparo; la sorpresa nos permitió
diezmar al enemigo, calculo que al menos la mitad de los invasores murie­
ron ese momento. Observamos que otra unidad que había ingresado a
nuestro territorio pretendía cercarnos, por lo que ordené retroceder, en el
trayecto nos encontramos con el carabinero Segundo Sánchez que había
quedado de cuartelero, el que nos informó que nuestro cuartel había recibi­
do fuego de artillería del enemigo y se había incendiado íntegramente, por
lo que resolví regresar a Macará; en el camino nos encontramos con una
patrulla peruana, a la que le barrimos completamente, lamentando la baja
del carabinero Sánchez, que murió combatiendo heroicamente.

Agotadas nuestras municiones fuimos desalojados de Macará la noche del


25 de julio, que fue tomada por el enemigo; en la madrugada del 26 llega­
mos a Sozoranga y el 29, después de haber sido abastecido de munición,
recibí la orden de recuperar Macará, objetivo que logramos el 31 de julio a
91
BIOGRAFIAS POLICIALES

las 13h00 con solo 25 hombres y luego de encarnizados combates. Cum­


plida esta misión y por orden superior me trasladé a Loja, en donde los
jefes militares me ofrecieron la oportunidad de pertenecer al ejército, res­
pondiéndoles que mi dignidad y lealtad al Cuerpo de Carabineros era defi­
nitiva y que permanecería en él hasta la muerte.

Terminado el conflicto, el Presidente de la República Carlos Ar�oyo del


Río me ascendió al grado de teniente, por mérito de guerra, como consta en
el decreto del 12 de noviembre de 1941. En reconocimiento a mi acción el
pueblo de Macará me ofreció un homenaje, m� condecoraron y me han
invitado para que visite la ciudad como muestra de agradecimiento a mi
persona.

Así termina su narración el señor general Parra, sin aspavientos, sin poses,
sin pretensiones, no me indica ni sus medallas ni pergaminos; por la senci­
llez con que ha fluido su narración podría pasar como recuerdo de una
anécdota. Me despido de él y sus familiares y luego busco alguna defini­
ción de la guerra, consulto textos sobre el tema y termino ratificando lo que
todos sabemos: la guerra es la prueba suprema tanto física como psicológi­
ca y moral a la que puede ser sometido un hombre, ningún sufrimíento se le
iguala pero también ninguna gloria le supera. En la guerra el hombre debe
sacar de su ser las más altas y nobles virtudes y valores; debe combatir
generalmente en un medio inhóspito, con un enemigo aguerrido, debe su­
plir con ingenio las limitaciones de su armamento y equipo, debe en fin,
vencerse a sí mismo como primera premisa para vencer a su enemigo. Para
un comandante, la situación es aún más grave, pues debe responder por sus
hombres y a pesar de cualquier limitación cumplir la misión que la Patria le
ha encomendado.

En el caso de la confrontación de 1941, todos los soldados y carabineros


ecuatorianos que combatieron lo hicieron en condiciones de total desventa­
ja, tanto en número de hombres, equipo, armamento y, especialmente, en la
capacidad de sus comandantes superiores. El subteniente Parra sumaba a
esas desventajas su inexperiencia en combate, pero le sobraba dignidad,
orgullo de ser carabinero, patriotismo y sobre todo valor; tenía conciencia
de que el hombre es fruto de las circunstancias y que llegada la suya no
podía fallarle a su Patria, a su Institución y a su nombre, y ahí le tenemos
dando la cara al enemigo y supliendo con heroísmo sus desventajas.

92
BIOGRAFIAS POLICIALES

El subteniente Parra se enfrentó seguramente con comandantes mucho más


experimentados que él, pues apenas tenía seis meses como oficial, pero con
su acción heroica comprobó una vez más que no es mej or combatiente el
que está más armado sino aquel que lucha por una causa justa, y justa era la
causa que él defendía, talvez la más justa y suprema: la defensa de la inte­
gridad territorial y la soberanía nacional; y lo hizo con gran patriotismo y
valor.

PALABRAS FINALES

Según importantes tratadistas, los mayores depredadores de la humanidad y


los diferentes países son los políticos, a ellos casi nadie les debe nada; las
glorias, el bienestar y el progreso de los pueblos se debe fundamentalmente
a los sabios, a los santos y a los héroes, y por esta razón precisamente las
naciones civilizadas y progresistas le rinden culto y perpetúan su memoria
como ejemplo de virtudes excelsas. En nuestro país, como una manifesta­
ción de subdesarrollo mental, son los políticos quienes capitalizan la aten­
ción ciudadana; los hombres virtuosos son desconocidos u olvidados y los
héroes que han muerto en defensa de la integridad territorial o de la seguri­
dad de nuestros compatriotas, reciben en el mejor de los casos honores
pasajeros, algún discurso fogoso y luego el olvido de propios y extraños;
sus viudas y huérfanos deben sobrevivir con una pensión miserable que les
condena a la pobreza eterna y también al olvido. Si logran sobrevivir como
en el caso de nuestro biografiado no reciben ni eso, la indiferencia y el ol­
vido caracterizan sus vidas.

El Instituto de Estudios Históricos de ia Policía Nacional, quiere justamente


en este caso rendir tributo de admiración y reconocimiento a un valiente
que supo enfrentar con entereza los riesgos y peligros de una guerra, y que
cumplió heroicamente su misión en beneficio de la Patria; pero pretende
también, difundiendo sus acciones patrióticas, llamar la atención a una
�ociedad indiferente que olvida que la Patria que hoy tenemos y nos cobija,
no es el resultado gratuito de determinadas circunstancias sino la herencia
de la sangre, el dolor y el sacrificio de algunos seres escogidos que rem:m­
ciaron a su seguridad y aún a su vida para forjar el presente y el futuro de
nuestra Patria. Pretendemos también que la lectura de esta biografía sirva
de orientación y guía a las actuales y futuras promociones de la Policía
ecuatoriana, y que en el ejemplo de este gran policía encuentren el norte a
seguir para ser dignos de nuestra Institución y dé'la Patria.

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BIOGRAFIAS POLICIALES

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BIOGRAFIAS POLICIALES

Ab. Fausto Alfredo Fuentes García


General de Distrito
Miembro Correspondiente Transitorio del INEHPOL

SERGIO BOLIV AR
PEREZ VELASCO
MAYOR DE CARABINEROS

"Grande en el pensamiento, grande en la acción, grande en la gloria, grande


en el infortunio, grande para magnificar la parte impura que cabe .en el alma
de los grandes y grande para sobrellevar, en el abandono y en la muerte, la
trágica expiación de su grandeza". José Enrique Rodó.

En julio de 1902, nace Sergio Bolívar Pérez Velasco, en una ciudad ubica­
da al pie de inmensas moles de granito, veladá por el ángel del misterio y
oculta entre las quebradas de los andes más cercanos al cielo, atalaya del
mundo americano: Quito, Luz de América, pueblo dichoso y heroico, anti­
guo alcázar de Atahualpa.

Sus progenitores fueron don Rafael Pérez y Pérez y doña Felisa Velasco,
ambos pertenecientes a familias de origen hispano.

Ilustre oficial policial que cursara sus estudios primarios y secundarios en


el antiguo colegio "El Cebollar" de Quito, en cuyos escenarios dejara sus
primeras inquietudes espirituales, infantiles y de adolescente y adquiriera
su bachillerato con óptimas calificaciones; durante sus doce años de per­
manencia en tan noble institución educativa, obtuvo las bases de sus cono­
cimientos profesionales que contribuyeron en la formación de una férrea
personalidad.

En este joven siempre resaltó su dinámica extraordinaria y su búsqueda


permanente de oportunidades al servicio de la comunidad ecuatoriana; en-
95
cuentra nuevas alternativas cuando descubre su verdadera vocación por el
BIOGRAFIAS POLICIALES

servicio . ciüdadano circunscrito al orden y seguridad de los ecuatorianos,


como miembro de Ia noble Institución Policial.

Su carrera la inicia en la vida militar trabajando en las Unidades de Caba­


llería; le encantaba la equitación y la acrobacia a caballo.

Allá por el año 1930, en cumplimiento de su servicio recorría varias pobla­


ciones de la altiva, hermosa y mártir provincia de El Oro, cubierta de olores
de frutas frescas, de mar y de tierra; olores deleitosos que inundaban la
proximidad de fértiles comarcas eíuroblecidas mil veces por el trabajo fe­
cundo de sus laboriosos pobladores que, luchando contra todas las adversi­
dades, siguen tenaces abriendo surcos en la tierra, horadando las rocas para
extraer el oro desde sus profundas entrañas.

En esta provincia visjta entre otras la hacienda del señor Isidro Romero y
doña Dolores Merchán, propiedad ubicada eri. el cantón Pasaje, recinto El
Guaba, donde conoce a una mujer de tez trigueña y de estatura rriediana, de
nombre Victoria Angélica, hija de quienes fueran en el futuro entrañables
amigos, ya que vieron eú Sergio Bolívar una persona llena de vittudes y
digna de confianza.

En rriedio del trino melodioso de las aves del campo y en el estremecimien­


tó de los follajes mec idos pof la transparente brisa, Victoria Angélica em­
bruja los sentimientos de Sergio Pérez Velasco, quien se compromete sen­
timentalmente invadidas de emoción sus atterias y bañada su alma por lb
más bello y puro de sus sentimientos, el amor.

Es así como en 1932 selecciona para ser la compañera de su vida a Victoria


Angélica Romero Merchán, oriunda de la provincia de El Oro, con quien
contrae nupcias en la ciudad de Güayaquil; procreando seis hijos: tres mu­
jeres y tres varones, uno de los cuales sería sucesor de su carrera.

Como oficial militar en ejercicio, que anhelaba lograr sus metas, toma la
decisión de ingresar a la Escuela Militar, donde realiza sus estudios profe­
sionales por el lapso de un año, continuando luego su carret'a en el Batallón
de Policía de Guayaquil. Posteriormente obtiene el grado de capitán en el
curso de "Andinos", que en ese entonces funcionara en la Academia de
Guerra en Quito. La Academia era una Unidad de élite creada para la mejor
formación académica del personal de suboficiales y clases; en este curso se
96
BIOGRAFIAS POLICIALES

hizo acreedor a la primera antigüedad, hecho que contribuyó para su ascen­


so. Concluida esta capacitación el 1 de febrero de 1 93 8, fue destinado del
Batallón de Policía del Guayas al Personal a disposición del Ministerio de
Gobierno.

Con este grado fue asignado como Jefe de la Misión de Estudios en Chile,
a donde fue desplazado conjuntamente con tres compañeros oficiales que le
seguían en antigüedad, para recibir capacitación en la Escuela de Carabine­
ros por el lapso de un año. En el segundo año de su estadía se dedicó a con­
tinuar sus estudios en las Comisarías de Santiago, Valparaíso y Viña del
Mar. Durante ese tiempo elabora y presenta la revista titulada "Escuadrón
de fin de año de la Escuela", con la que se hace acreedor a una excelente
calificación otorgada por el Director General de la Escuela de Carabineros
de Chile.

También se destacó como buen j inete, haciéndose merecedor a una copa de


plata y dos escarapelas como reconocimiento a su brillante participación en
el concurso de salto a caballo efectuado el 1 O de agosto del mismo año, en
Santiago, premio donado por el Embajador del Ecuador en Chile.

Durante su permanencia en Valparaíso exterioriza sus conocimientos a


través de un sinnúmero de conferencias de carácter cultural, patriótico y
social en diferentes centros sociales, como por ejemplo: en la Sociedad de
Jubilados del Ejército, en la Marina Chilena, en la Legión Femenina Chile­
na, en la Legión Femenina de América y en la Casa del Artista. Esta bri­
llante trayectoria de consagración y entrega profesional, cumplida siempre
en actitud airosa, es notoriamente representativa para perfilar la personali­
dad del capitán Pérez Velasco, hombre emprendedor y conocedor de la
importancia de trasmontar la empinada pendiente de obstáculos e incom­
prensiones hasta culminarlas en triunfo rotundo y definitivo.

Ya de retomo al país, por sus méritos es trasladado del Personal a Disposi­


ción del Ministerio de Gobierno al Batallón de Carabineros Quito No. l ,
nombrándolo como Instructor Comandante del Curso de Pei:feccionamiento
de Carabineros, que tuvo una duración de 90 días y funcionó con treinta
alumnos, quienes lo calificaron como un extraordinario instructor y forma­
dor de instructores de mucha solvencia.

El 20 de marzo de 1 940 se designa al capitán Sergio Pérez Velasco como


Director de la Escuela de Suboficiales y Clases de Carabineros, fundada
97
justamente en aquellos días; quien, junto con los subtenientes Cristóbal Saá
BIOGRAFIAS POLICIALES

Sevilla y Vicente Naranjo, hizo frente a la organización y conducción de la


flamante escuela. El capitán Sergio Pérez Velasco puso todo el empeño,
conocimiento y entusiasmo que le caracterizaba en la administración de
dicha escuela, y comprometido conjuntamente con la plana mayor integra.:
da por los tenientes Segundo Dávila Burbano y Segundo David Ponce, y
los subtenientes Alfonso Jurado Cartagenova y Jaime Sáenz Segovia, inicia
la gran tarea de formar verdaderos hombres al servicio de la colectividad.

La mencionada escuela estaba ubicada cerca de las faldas del Pichincha, al


occidente de Quito, en un sitio denominado Toctiuco, exactamente en la
hacienda que se la conocía como "Quinta Lourdes", propiedad del señor
Rosalino Rojas, a la que se llegaba por unos chaquiñanes muy angostos que
bordeaban el cementerio de El Tejar, cuyo acceso se daba por la plazoleta
contigua a la iglesia del mismo nombre; caminos que fueron abiertos gra­
cias al entusiasmo y tenacidad del capitán Pérez Velasco y al impulso y
trabajo de sus oficiales y alumnos. De la misma manera se acondicionó la
casa donde se albergaba a los setenta sargentos y cabos que recibían su
formación policial, que debía darse por el lapso de un año; la cancha de
fútbol, utilizada también para la instrucción; y, unas improvisadas caballe­
rizas; intensa acción cívica que dio solución al sinnúmero de limitaciones
para el desarrollo de las actividades propuestas, sin que esto implicara pre­
supuesto o gasto alguno para el gobierno.

Cabe destacar que en la parte pedagógica puso todo el énfasis y conoci­


mientos traídos de la Escuela de Carabineros de Chile, lo que le permitió
implantar la real doctrina del policía ecuatoriano, doctrina que la superiori­
dad· tomara muy en cuenta para la elaboración de los correspondientes
planes de trabajo y de estudios.

Hombre de recia disciplina, correcto en sus procedimientos, de singular


experiencia y de gran calidez humana, por lo que fue notorio en su adminis­
tración, se hizo acreedor a la admiración de subalternos y superiores; todo
ello a tal punto que, quienes viven hasta hoy y tuvieron el privilegio de
haber recibido sus conocimientos, ejemplo y trato, manifiestan su gratitud
imperecedera.

Durante su administración impulsó en la escuela las revistas del bastón de


mando o tolete, generada en su convicción de que éste es la verdadera arma
del policía para sus maniobras ofensivas y defensivas, co�ducción de dete-
98
nidos, formación de camillas para el traslado de enfermos y heridos, escalar
BIOGRAFIAS POLICIALES

las murallas y formar cordones policiales.

Fue activo fundador y colaborador permaneríte de la Revista de Carabine­


ros del Ecuador, a través de cuyas páginas sus artículos se orientaban a
destacar la doctrina y promover las técnicas policiales.

El 12 de diciembre de 1940 es dado el pase del Batallón de Carabineros


Quito No. 1 a Intendente Comandante de la Compañía de Carabineros Es­
meraldas No. 7, donde ocupa la vacante de mayor, fecha significativa en la
vida del mayor Sergio Pérez Velasco y su familia. Desde aquellas tierras
verdes y fecundas de belleza sin par, bajo el cielo de ensueños del amor
junto al mar, le remite un hermosa misiva a su querida y respetable esposa,
carta que hasta hoy es celosamente conservada por ella como verdadera
reliquia, ya que este detalle expresa el amor, la preocupación, buen trato,
consideración y afecto que tenía para con ella y sus hijos, en la misma que
le recuerda estar pendiente de su ascenso para que se le comunique en for-.
ma inmediata.

Este sueño se convirtió en realidad el 1 2 de marzo de 1 942, cuando me­


diante decreto es ascendido al grado de mayor de Carabineros, destinándolo
como Tercer Jefe del Regimiento de Carabineros Guayaquil No. 2.

Encontrándose al servicio de la ciudadanía guayaquileña implementó el


programa radial denominado "La Hora del Carabinero", para el fortaleci­
miento y proyección de la imagen institucional a través de todos los medios
de comunicación, haciendo de matriz la radioemisora "Excelsior" de la
ciudad de Guayaquil. Espacio radial que tuvo mucha acogida, por cuanto
también se hacía música presentando artistas nacionales de moda y artistas
pertenecientes a la Institución de Carabineros.

Continuando con sus vivencias profesionales al servicio de la ciudad ribe­


reña del caudaloso Guayas, ciudad del río milenario de alma abierta, cuna
de ilustres hombres que han engrandecido al país, el 29 de diciembre de
1942 es destinado de Tercer Comandante del Regimiento de Carabineros
"Guayaquil" No. 2 a Intendente Primer Comandante del Batallón de Cara­
bineros "Machala" No. 3.

Según el testimonio del capitán de Policía Jorge A. Proaño, que vive toda­
vía, manifiesta haber sido su colaborador y admirador en el Batallón Ma-
99
chala No. 3, y resalta su gran capacidad para la solución de problemas,
BIOGRAFIAS POLICIALES

hombre cordial y respetuoso en el trato con los subalternos y la ciudadanía


en general. Oficial que controlaba en forma permanente el fiel cumplimien­
to del servicio policial, tanto durante las horas del día como de la noche.
Hombre de sobriedad absoluta en sus costumbres, pues no consumía alco­
hol a pesar de las insinuaciones y exigencias de amigos y autoridades.

El capitán Jorge Proañb agrega que siempre consideró al mayor Sergio


Pérez como un erudito en la problemática policial, por los conocimientos
aglutinados y los procedimientos adoptados frente a cada situación.

Posteriormente, el 15 de enet'o de 1 944 el mayor Sergio Pérez Velasco es


trasladado de Primer Comandante del Batallón Machala No. 3 al Regimien�
to de Carabineros Guayaquil No. 2, como Tercer Comandante.

Nuevamente en la ciudad de cautivadoras y embrujadas tardes tropicales,


de edificios modernos, de calles anchas, de grandes instalaciones industria­
les y magníficos centros educativos. Principal puerto en el que como Tercer
Comandante del Regimiento Guayaquil, junto al teniente coronel Ludgardo
Proaño, Segundo Comandante, le tocó enfrenar valientemente la revuelta
m.ilitar que atacó e incendió el cuartel policial y provocó la caída del go .:
bierno del doctor Carlos Arroyo del Río.

Desde las 1O de la noche del 28 de mayo de 1944, los militares sublevados,


ciudadanos armados y turbas enardecidas se lanzaron a las calles para ata­
car a los carabineros, únicos defensores del gobierno constitucional; acción
que terminara a las 9 de la mañana del día siguiente.

La guarnición militar y el pueblo atacaron e incendiaron el cua1iel de Cara­


bineros acantonado en Guayaquil, el único que respaldaba al Presidente
Arroyo del Río; miembros de los batallones "Carchi", "Chimborazo" y
"Villamil", comandados por el cabecilla de la revuelta capitán Sergio Gi­
rón, aniquilaron a los carabineros en el recinto policial de las calles Chile y
Cuenca.

Correspondiéndole enfrentar el levantamiento en armas .de los militares y


pueblo en general contra la policía, el mayor Sergio Pérez Velasco tuvo una
brillante actuación en la defensa de su cuartel. Rendida la unidad fue lleva­
do prisionero al Grupo Villamil, siendo luego conducido a la ciudad de
Quito, acusado de subversivo. Como preso político es trasladado al Penal
1 00
García Moreno, permaneciendo detenido durante 3 meses. En aquellos
BIOGRAFIAS POLICIALES

tiempos él mantenía una buena relación con el ex-presidente Velasco !ba­


rra, a quien apeló para obtener su libertad, luego de la cual fue dado de baja
de las filas de la Guardia Civil, nombre que adoptó el Cuerpo de Carabine­
ros luego del triunfo de la revuelta de Guayaquil. El mayor Sergio Pérez
Velasco salió de la prisión en completo desamparo social y con su salud
muy deteriorada, perdiendo con su baja todos los derechos de la seguridad
social.

Casi inmediatame11te, con gran visión, espíritu de cuerpo y solidaridad po­


licial, miró la necesidad de ,reunir �¡ personal de servicio pasivo en una
asociación, poniendo a disposición su hogar como sala de reuniones, en la
que después de varias sesiones con beneplácito y entusiasmo logró fundar
la "Sociedad de Retirados de la Guardia Civil", que hoy de manera justa
lleva su nombre.

Avanzada su enfermedad, falleció en la ciüdad de Quito el 13 de abril de


1947, en su domicilio ubicado en la calle Rocafuerte, en la cása de la fani.i­
lia Burbano, donde arrendaba un departamento.

Con profunda consternación tanto para su familia cómo para la Institución ·


Policial, fue enterrado en el cementerio de San Diego, con todos los hono­
res, en cuyo Jµgar reposan sus restos hasfa el día de hoy.

101
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Elías Federico Mera Cevallos


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

JORGE ALFONSO
PROAÑO CHALANPUENTE

CAPITAN DE POLICIA

Jorge Alfonso Proaño Chalanpuente nació en la ciudad de Otavalo, provin­


cia de Imbabura, el 8 de septiembre de 1919.

Sus padres fueron don José Antonio Proaño Echeverría y doña Mariana
Chalanpuente Males, también otavalefíos.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela " 1O de Agosto" de la ciudad


de Otavalo, y los secundarios, �n el colegio "Juan Montalvo" de Quito.

Ingresó como cadete fundador a la Escuela Militar de Carabineros (hoy


Escuela Superior de Policía) el 2 de marzo de 1938; habiéndose graduado
como subteniente de carabineros el 28 de abril de 1941, siendo destinado
inmediatamente como instructor de la mencionada Escuela.

El capitán Proaño manifiesta que en aquella época era Director de la Escue­


la el teniente coronel Juan Francisco Gallegos Toledo, militar de severas
ejecutorias; el mayor Jacinto Yépez era Subdirector, con atributos de gran
militar; el capitán Flavio Muñoz Zamora como Comandante de Compañía,
ilustre profesional y militar a carta cabal; los tenientes Jorge Andrade, Jor­
ge Cevallos y César Paredes como Comandantes de Pelotón; y, los subte­
nientes Rubén Pérez, Rafael Armijos y Jorge Guevara como Subcomandan­
tes de Pelotón; todos con un destacado currículum de militares jóvenes muy
preparados.

102
Este grupo de eminentes militares en servicio activo -dice- nos imprimie­
BJOGRAFIAS POLICIALES

ron los sagrados principios de disciplina, espíritu de cuerpo y mística profe­


sional, pues el proceso fuerte y constante de la instrucción surtió sus gene­
rosos frutos en el joven grupo de cadetes que conformamos la Escuela.

Jorge Alfonso Proaño contrajo matrimonio con la señorita María de Lour­


des Sánchez Tobar, espiritual damita quiteña, con quien procreó ocho hijos:
Ivonne Colombia, Pedro Enrique, Diego Fernando, Yolanda Mariana, José
Eustacio, Mauricio Augusto, Guido Alfonso y Jorge Andrés.

El año 1941 tiene una connotación especial en la vida de la nación ecuato­


riana, cuando sorpresiva e infamemente, nos ataca -dice el señor capitán
Proaño- sin motivo alguno, nuestro secular enemigo del Sur. Ante esta
aleve agresión armada, nuestro heroico Ejército en primera línea de la fron­
tera y con ellos los carabineros del Ecuador en acción de esfuerzo y amor
nacional, se lucha denodadamente y pese a la enorme diferencia de armas
modernas y del elemento humano del que dispone el enemigo, la defensa
ecuatoriana presenta una inexpugnable resistencia. No tenemos armamento
moderno, no tenemos aviación, en número humano somos muy inferiores;
pues, según partes de guerra: Ecuador no alcanza 4.000 hombres a lo largo
de toda la frontera con Perú; desde Pue1to Hualtaco en El Oro hasta Macará
en Loja. Expresa orgullosamente que la calidad humana de los ecuatoria­
nos superó las desventajas y detuvo al grosero agresor en la frontera y en la
guerra misma; que nadie nos venció ni invadió nuestro territorio; y que el
enemigo se sintió frustrado en sus crueles intenciones.

En el año 1941 el subteniente Jorge Proaño prestaba sus servicios en el


Regimiento de Carabineros "Guayaquil" No. 2, y por orden del Comando
de la III Zona Militar es enviado en calidad de comandado a integrarse en
el Batallón Cayambe del Ejército, acantonado en Huaquillas, provincia de
El Oro, el 1 de junio de dicho año.

Cumple y trabaja a órdenes del mayor Luis A. Rosero, en funciones y acti­


vidades de campaña, arduas y peligrosas, bajo la natural tensión del mo­
mento. Tareas como las de tomar notas dictadas por el mayor Rosero y
transmitir sus órdenes, también en la vigilancia a las patrullas avanzadas en
la línea de frontera, siempre acompañados de dos soldados bien armados,
aplicando el "santo y seña" para la identificación, tanto en el día como en la
noche, porque las · patrullas siempre estaban ocultas y camufladas ante el
enemigo; pues, el control a las patrullas, por lo menos, se realizaba cada
103
seis horas, solucionando necesidades, 'obteniendo los partes respectivos y
BIOGRAFIAS POÚCIALES

ordenando los procedimientos tácticos y logísticos propios de la campaña.

El día 5 de julio de 1 94 1 , a eso de las 09h00 las tropas peruanas atacan con
intenso fuego de fusilería, ametralladoras y armas pesadas. El capitán
Proaño dice: "fue en verdad un ataque impresionante, pero la perfecta dis­
tribución del personal ecuatoriano en la defensa comandada por el señor
mayor Rosero, hace que contestemos con hombría y valor la feroz acometi­
da enemiga; todos, inclusive mi mayór Rosero, disparábamos al ene,migo,
sosteniéndole a raya, sin permitirle avanzar un paso; estábamos esa mañana
sobre una pequeña elevación denominada "Loma del Zorro". Sostepemos
la orden del Comando de disparar a discreción, con eficacia, viendo al
enemigo. Al medio día, nos movilizamos hacia Huaquillas y en la tarde
vamos a Hualtaco, a fin de controlar, observar la situación de la lucha y
solucionar el abastecimiento oportuno de municiones. Así transcurre el día
5 hasta llegada la noche, cuando lentamente va cesando el fuego. Al ama­
necer del 6 de julio se rompen nuevamente los fuegos y la contienda se
prolonga hasta las 1 2h00. Cumpliendo los dispositivos de la campaña bajo
la natural tensión existente, lo que templó nuestro carácter y nos abocó a
adquirir conocimientos y confianza en nuestras fuerzas. Así transcurrimos
siempre alertas, hasta el día 1 5 de agosto, cuando recibimos otro ataque
pero no tan fuerte como el anterior. Para el día siguiente, continuaron las
escaramuzas hasta la noche".

El capitán Proaño agrega que: "el día 18 mi mayor Rosero; me ordenó que,
cubierto por una patrulla, me traslade a Chacras a entregar 2 cajas de muni­
ciones para fusil Mauser largo; las hice cargar en una acémila y con una
patrulla de 3 hombres a mi mando, por una trocha llegamos a Chacras a las
1 1h00; me presenté ante mi comandante Ochoa, quien me ordenó que las
municiones las lleve 500 metros más adentro, siguiendo el río Zarumilla,
donde se forma un islote en el que estaba el subteniente de Carabineros
Héctor Cordovez Olmedo al mando de 8 carabineros; cumplí la orden y
contento llegué al islote llamado "La Mierda" -hoy los peruanos la llaman
"La Delicia"-, donde nos abrazamos fuertemente con el subteniente Cordo­
vez y le entregué la munición que ellos necesitaban. Pocos días después
que los peruanos, con una compañía completa y un tanque de guerra, masa­
craron aleve y cobardemente al subteniente Cordovez y sus carabineros".

El 23 de agosto, antes de las 06h0, se abren nuevamente los fuegos con


extremada intensidad, y el enemigo ataca con todo su poder bélico de infan-
104
tería, armas de artillería y bombardeos aéreos. El mayor Rosero ordena al
BIOGRAFIAS POLICIALES

subteniente Próaño tomar el mando del Destacamento de Aguas Verdes,


cuyo jefe había sido herido en el combate, y al frente de un pequeño pelo­
tón defiende con ardor y civismo el ataque peruano. Su pelotón de 22
hombres, entre militares y carabineros, no abandonó la lucha ni sus puestos
de vigilancia; soportaron estoicamente el fragor de la desigual lucha, a pe­
sar de la superioridad enemiga; la lucha se intensifica hasta avanzadas
horas de la noche.

El 24 de agosto se reanudan los fuegos a las 11h00. El Perú ataca con todo,
pero se mantiene a raya al enemigo, causándoles varias bajas. Aproxima­
damente a las 6 de la tarde se recibe la orden de replegarse a Arenillas,
conjuntamente con todas las unidades del Ejército y de Carabineros dispo­
nibles, caminando por la montaña. Los carabineros avanzaron hasta Puerto
Tengue!, y de allí, en una pequeña lancha, a la isla Puná, donde llegaron en
horas de la tarde; luego se trasladaron a Guayaquil, presentándose en el
Regimiento de Carabineros "Guayaquil" No. 2.

Por su valiente y heroica actuación el subteniente de Carabineros Jorge


Alfonso Proaño Chalanpuente fue ascendido al grado de teniente por mérito
de guerra, destacada paiiicipación que consta en los partes de guerra del
Ministerio de Defensa Nacional. Así mismo, en virtud del informe de la
Comisión Investigadora del Ministerio de Defensa Nacional, en el mes de
julio de 1966 se le confiere medalla y diploma por mérito de guerra; igual­
mente, por parte de la Comandancia General de Policía, se le otorga la con­
decoración "Al Valor" y, finalmente, mediante acuerdo del Ministerio de
Gobierno de 28 de agosto de 1981, se le confiere una pensión especial en su
calidad de ex-combatiente de 1941.

En agosto de 1991, el Congreso Nacional expidió un acuerdo rindiendo


homenaje a los jefes, oficiales y tropa de las Fuerzas Armadas y Policía
Nacional que actuaron en 1941 en defensa de nuestro territorio, recomen­
dando a la juventud los hechos heroicos cumplidos en dicha campaña,
mencionándose, entre otros, al señor capitán Jorge Alfonso Proaño Chalan­
puente.

Se desempeñó como Jefe del Batallón Sables en la provincia del Guayas,


denominación asignada a la Policía Rural en sus inicios, con sede en la
ciudad de Milagro y posteriormente en Daule. Fue designado instructor de
la Escuela Militar de Carabineros en dos oportunidades; también se desem-
105
peñó como Primer Ayudante de la Escuela de Clases de Quito. Luego de
BIOGRAFIAS POLICIALES

realizar un curso para Comisarios Nacionales, fue designado Comisario del


cantón Milagro. En 1946 se desempeñó como Primer Jefe del Cuerpo de
Policía "Bolívar" No. 1 1; en 1948 como Primer Comandante del Cuerpo de
Policía "Esmeraldas" No. 14; y, en 1950 como Jefe de Guarnición en Por­
tovelo, provincia de El Oro.

En el mes de julio de 1950, cuando el capitán Jorge Proaño se encuentra


prestando sus servicios en el Regimiento Guayaquil No. 2, como Jefe del
Grupo de Caballería, se produce un acto político protagonizado por el Dr.
Carlos Guevara Moreno, que en una asonada trata de llegar al Poder. Por
estas razones el Regimiento Guayaquil, sufre la ausencia de todos sus co­
mandantes, correspondiéndole asumir el mando al capitán Jorge Proaño por
ser el oficial más antiguo, quien convoca de inmediato a reunión en el casi­
no, donde a los 56 oficiales asistentes les explicó sobre el caso político
surgido en la ciudad y protagonizado por elementos del partido Concentra­
ción de Fuerzas Populares (CFP); reunión en la que se continuó analizando
la situación y la forma de vigilar la ciudad, procurando que no se altere la
tranquilidad; patrullaje que se realizó con un exitoso resultado. Sin embar­
go, al día siguiente se presentó sorpresivamente en la Unidad su comandan­
te, a quien el capitán Proaño dio parte de lo acontecido el día anterior; en
ese momento llega hasta la prevención un camión con tropa al mando de un
capitán del Ejército, el mismo que habla reservadamente con el comandante
de la Unidad policial, quien inmediatamente comunica al capitán Jorge
Proaño su arresto, para al rato ser conducido al aeropuerto y embarcado en
un avión que le condujo a Quito, donde fue recluido en el Penal García
Moreno en calidad de detenido, lugar en el que se enteró que se le había
involucrado y comprometido en la asonada política. Al día siguiente, llega­
ron detenidos hasta el Penal otros 36 oficiales del Regimiento Guayaquil.
Como consecuencia de esto, con fecha 3 1 de julio de 1950 se coloca al
capitán Jorge Proaño en situación transitoria y el 27 de enero de 1951 se le
da la baja, sometiéndole a un Consejo de Guerra, el que felizmente conclu­
ye con una sentencia absolutoria.

En la vida civil, el capitán Jorge Proaño ejerció la docencia en varios cole­


gios de la ciudad de Bogotá, Colombia, donde se desempeñó por el lapso
de 26 años hasta acogerse a la jubilación. De regreso al Ecuador se instala
en su ciudad natal Otavalo, donde es nombrado por la ciudadanía como
Presidente de la Junta Cívica para la Defensa de Otavalo, y años más tarde
como Jefe del Registro Civil en la mencionada ciudad. Actualmente se
1 06
encuentra íntimamente ligado a la Federación Ecuatoriana de Miembros de
BIOGRAFIAS POLICIALES

la Policía Nacional en Servicio Pasivo, donde se desempeña como su Se­


cretario General.

107
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Nelson Hernán Martínez Martínez


Mayor de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

ANGEL LUDGARDO
PROAÑO GUERRERO

TENIENTE CORONEL DE CARABINEROS

Difícil compromiso y dura tarea representa escribir la historia de la vida de


una persona; siempre se vislumbra el temor de alejarse de la realidad e im­
par�ialidad de los acontecimientos, en pro o en contra, con un matiz de
irrealidad y exageración de los hechos. Tamaña responsabilidad para el
biógrafo, que con una profusa investigación y análisis de los acontecimien­
tos he tratado de ser lo más justo en mi apreciación y lo más claro en mis
conceptos.

Angel María Ludgardo Proaño Guerrero, nació en la ciudad de Ambato el -8


de diciembre de 1889, hijo de don Julio César Proaño y doña Carmen Alina
Guerrero. Su instrucción primaria la recibió en la Escuela de los-Hermanos
Cristianos de su ciudad natal, en la que también cursó la secundaria hasta el
cuarto año.

El 1O de enero de 1906, a la edad de diecisiete años, ingresó al Ejército


ecuatoriano con el grado de sargento primero, y prestó sus servicios en el
Regimiento de Artillería "Bolívar", estacionado en la ciudad de Quito.
Luego de militar en varias unidades por más de 20 años de servicio, se
retira del Ejército el 29 de julio de 1926, con el grado de capitán, a la edad
de 37 años.

A mediados de 1932 se incorpora como voluntario a la División del Sur,


con la que toma parte en la "Guerra de los Cuatro Días" en Quito; meses
después, el 7 de septiembre del mismo añO, ingresa a la Policía Rural, des­
tinándosele a la provincia de Manabí, como /Jefo, y presta sus servicios
108
hasta el 25 de noviembre del referido año; luego el 1O de mayo de· 1934 es
BIOGRAFIAS POLICIALES

trasladado a la plaza de Guayaquil, con el grado de inspector, hasta el 11 de


septiembre de 1934, fecha en la que renuncia a sus funciones.

El 6 de octubre de 1935 es llamado al servicio, con el cargo de Ayudante


Mayor de la Policía de Guayaquil, y permanece hasta el 12 de enero de
1938, por cuanto es dado el pase de la Policía de Guayaquil a la Compañía
Independiente "Hualtaco", en la frontera sur, permaneciendo en esta Uni­
dad hasta el 8 de julio de 1938, fecha en que le fueran canjeados los despa­
chos por los de Capitán de Carabineros, una vez que el general Alberto
Enríquez Gallo crea la Escuela de Carabineros el 2 de marzo de 1938 y el 8
de julio del mis�o año el Cuerpo de ·carabineros, iniciándose de esta mane­
ra la profesionalización de la Policía.

Integrado ya al C:uerpo de C:arabineros, el 27 de julio de 193 8 es ascendido


al grado de Mayor dti Carabineros, en la Compañía Independiente "Hualta­
co", y pasa a ocupar la primera Comandancia del Batallón de Carabineros
"Machala" No. 3 , y se desempeña como Intendente de la provincia de El
Oro, hasta el 30 de junio de 1939, funciones que las asumía en esa época el
Comandante de Policía de la provincia.

El 1 de julio de 1939 es dado el pase al Batallón de Carabineros "Manabí"


No: 4, como Comandante de la Unidad e Intendente de la provincia. Poste­
riormente, el 31 de octubre . del · mismo año es trasladado. nuevamente al
Batallón de Carabineros "Machala;' No. 3, como Comandante de la Uni­
dad e Intendente de la provincia de_ Ei Oro.

El 16 de septiembre de 1940 se le de�tim1 como Có�andante de la Com­


pañía de Carabineros "Los Ríos" No. 1 4 e Intendente de dicha provincia.
El 19 de octubre del mismo año, retorna como Comandante del Batallón de
Carabineros '.'Machala" No.3 e Intendente de El Oro.

En el decurso de su vida institucional es destacable su parlicipacióh en julio


de 1941 en la defensa de nuestro territorio, ante · el ataque de las fuerzas
invasoras del sur, comandando un . contingente de carabineros, con los que
lucha heroicaménte, hecho que es · reconocido . aun por los más conspicuos
detractores de la fuerza de Carabineros. Al respecto, 'la Comisión Investi­
gadora del Ministerio de Defensa Nacional, en su informe de 22 de julio
de 1966 _calificó como "actuación recomendable" la desplegada por el
109
mayor Ludgardo Proaño, en su calidad de Comandante del Batallón de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Carabineros "Machala" No. 3 .

Con l a misma jerarquía de mayor, el 29 de julio de 1941 es destinado co­


mo Segundo Comandante del Batallón de Carabineros "Guayaquil" No. 2,
y meses después, el 2 de septiembre del mismo año, es trasladado como
Comandante del Batallón de Carabineros "Azuay" No. 6 e Intendente de
la provincia.

El 17 de abril de 1942 es ascendido al grado de teniente coronel de Cara­


bineros y continúa como Comandante del Batallón "Azuay" No. 6 e In­
tendente de la provincia. Y el 25 de enero de 1943 es destinado nuevamen­
te como Segundo Comandante del Regimiento de Carabineros "Guaya­
quil" No. 2.

A lo largo de la vida profesional, tanto como miembro del Ejército cuan­


to de la Policía Nacional, Ltidgardo Proaño Guerrero participó en varias
acciones de armas, entre otras en Huigra, Y aguachi -donde fue herido-,
Camisas, Atacames y Quito -en la Guerra de los Cuatro Días-; a decir de
él, "siempre actuó como verdadero patriota liberal", lo que significa que se
alineó con la ideología política liberal.

Encontrándose prestando sus servicios en la ciudad de Guayaquil como


segundo Comandante del indicado Regimiento de Carabineros, que se loca­
lizaba en la calle Chile, entre Cuenca y Brasil, conformado por aproxima­
damente 500 hombres, se produce su última acción de armas en el más
cruento hoiocausto policial, cuando en horas de la tarde del fatídico 28 de
mayo de 1944, el capitán del Ejército Sergio Enrique Girón, uno de los
principales cabecillas de la revolución contra el gobierno del Dr. Carlos
Arroyo del Río, si de revolución podemos hablar, peor aún lo que muchos
historiadores y periodistas han dado en llamarla como "La Gloriosa", inició
1.a misma deteniendo en sus propios cuarteles a los comandantes del Bata­
llón "Carchi", del Batallón "Chimborazo" y del Grupo "Villamil", luego
saca de los recintos militares a los soldados y conscriptos con la consigna
de provocar al personal del Cuerpo de Carabineros y atacar su cuartel; si­
tuación que se dio inmediatamente con el apoyo y participación de una
enardecida turba armada de palos, machetes y armas de fuego.

El teniente coronel Ludgardo Proaño, comanda y dirige las acciones de


defensa del cuartel de policía de dicha ciudad, atacado por revoltosos mili-
1 10
tares y turbas ciudadanas enardecidas, en su objetivo de derrocar al régimen
BIOGRAFIAS POLICIALES

constitucional del Dr. Carlos Arroyo del Río.

Antes de ejecutar el plan de defensa del cuartel, y ante los hechos que se
venían, Ludgardo Proaño había arengado a sus oficiales y tropa, como era
su estilo, inyectándoles valor y decisión para afrontar las inminentes accio­
nes que se producirían, y les dice: "Habéis adquirido un solemne compro­
miso con la Patria, por lo que si las circunstancias así lo determinan, ofre­
ced vuestras vidas, más aún si habéis jurado ante el Lábaro Sagrado, defen­
der la Constitución, las )eyes de la República, así como a su Gobierno le­
galmente constituido". Manifestando como corolario de sus palabras "por
mi parte, sabré cumplir mi promesa, y si he de morir, lo haré en mi puesto
y con honor". ¡ Promesa que la cumplió!

En la preparación de las acciones de d_efensa de su cuartel, el señor teniente


coronel Ludgardo Proaño, sorprende al capitán Pedro Molina, Comandante
de la Tercera Compañía, suministrando información por teléfono a los re­
voltosos, hecho ante el cual lo increpa de traidor, descargando en su cabeza
un mortal disparo, poniendo de esta manera fin a la traición.

Mermada la resistencia de los valerosos carabineros que defendieron su


recinto durante toda la noche del 28 de mayo, e incendiado su cuartel por
la turba en la madrugada del día 29, el pueblo penetró violentamente a sus
instalaciones y todo fue destrozado, por lo que sus heroicos defensores
tuvieron que abandonarlo, saliendo del humeante edificio con los brazos en
alto y conducidos detenidos al cuartel militar más cercano, siendo salvaje­
mente agredidos y vejados por el populacho.

A la par, ubicado en las gradas de la prevención del cuartel, lleno de pun­


donor, valor e hidalguía, Ludgardo Proaño se presenta ante los revoltosos,
les da la cara, y los increpa, diciéndoles "No vengo a implorarles perdón ni
compasión, sólo deseo que comprendan que hemos sido atacados y nos
defendemos, y hemos cumplido el juramento de defender la Constitución y
las leyes de nuestro y vuestro Ecuador". En ese preciso momento, un exal­
tado revoltoso realiza varios disparos al cuerpo del teniente coronel Lud­
gardo Proaño, quien cae muerto instantáneamente, terminando la existen­
cia de un valeroso hombre. Ante este deceso su baja se publica con fecha 1
de junio de 1 944, por fallecimiento.

111
BIOGRAFIAS POLICIALES

Su intervención en esta revuelta, comandando el Regimiento de Carabine­


ros Guayaquil, constituye una de las epopeyas más extraordinarias de la
vida policial, efemérides llevada a cabo en defensa del orden constituido;
por lo expuesto, especialmente por la heroica resistencia ante el ataque e
incendio al cuartel de Carabineros y su honrosa muerte, se concluye que el
señor teniente coronel Ludgardo Proaño constituye un ejemplo de . vida,
donde rinde tributo a la dignidad, al honor y a la valentía, en estricto cum­
plimiento del deber, en holocausto con su propia vida, interponiendo por
encima de sus intereses los de la Patria y los de su Institución. Ejemplo que
debe perdurar como acicate permanente de las presentes y futuras genera­
ciones policiales.

Por declaración propia, se conoce que fue soltero y tuvo tres hijos: César
Ludgardo, Angel María y Carmen Alina.

Fue de una vida noble y sencilla. Hombre íntegro y valeroso, disciplinado,


de conducta intachable, para quien el honor y la dignidad representaban la
Patria y su Institución, y la Patria y su Institudón eran honor y dignidad.
Austero en su vivir, exigente consigo mismo, dueño de una gran versatili­
dad para resolver las dificultades, peligros, escaseces, limitaciones, es decir
un auténtico líder, con un gran poder de decisión. Se le atribuye la propie­
dad de una expresión gramatical fluida y selecta. Enseñó a sus subalternos
con el ejemplo, muchos de ellos coinciden en manifestar que era muy co­
rrecto, incluso para poner orden y disciplina en los momentos necesarios, lo
hacía con mesura y ponderación, pero enérgico para dar una orden y de­
mandaba su cumplimiento sin más alternativa, su voz era grave y fuerte,
por eso se lo conocía como el "ronco Proaño".

En su filosofía de comportamiento, se descubre un afán de identificarse con


el alma de la nacionalidad y una predisposición inquebrantable de servicio
al país, en la observancia de los más altos valores, delhonor, la lealtad y el
sacrificio, como formas insustituibles de convivéncia humana.

1 12
BIOGRAFJAS POLICIALES

Ledo. Luis Fernando Alarcón Argüello


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

JAIME ANTONIO
SAENZ SEGOVIA

COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

INTRODUCCION

Al asumir la responsabilidad de escribir la biografía del señor Comandante


General de Policía don Jaime Antonio Sáenz Segovia, lo hago por cierto
muy gustoso, considerando que para mí constituye un significativo honor,
por las siguientes razones: mi biografiado es un verdadero prohombre y
goza de especial consideración entre los miembros de nuestra Institución;
es un hombre de probidad y profundos conocimientos; aplicados tanto en el
campo profesional como en la vida civil. Al igual que todos los miembros
del INEHPOL, estimo que el Comandante General Sáenz Segovia es po­
seedor de méritos más que suficientes para merecer un lugar destacado
entre los prohombres de nuestra institución y, por ende, para perpetuar su
nombre y obra profesional en las páginas · de la naciente historia policial.
Tan distinguido y respetable caballero es Miembro de Número del INEH­
POL, en el que demostró su capacidad académica e intelectual al entregar el
libro. de su autoría: "Carabineros: Punto de Partida -Memorias-", obra que
fue editada baj o el auspicio de nuestra entidad, la que por su valioso e inte­
resante contenido se agotó de inmediato y que por la demanda existente
está por publicarse su segunda edición; y finalmente, porque quien escribe
tuvo la suerte de militar en varios repartos bajo su mando y dirección, y se
nutrió del basto e ilustrado conocimiento, así como de la experiencia profe­
sional de tan destacado, inteligente, correcto y calificado jefe policial; con­
dición que innegablemente fue de mucha utilidad en el ejercicio de mi pro­
fesión.
1. 1 3
Jaime Antonio Sáenz Segovia es una figura trascendental e importante en la
BIOGRAFIAS POLICIALES

vida institucional. Intentar una investigación respecto a su formación per­


sonal, profesionalismo y pensamiento, es en consecuencia no solo una mera
inquietud o interés intelectual, sino una imperiosa necesidad para conocer­
lo, comprenderlo y valorarlo en su real dimensión.

Tuve la oportunidad de tratar personalmente a Jaime Sáenz Segovia al ini­


ciar mi carrera profesional, y pude apreciar en él su don de gente, su capa­
cidad de mando, su verticalidad, su transparencia, y sobre todo su aguda
inteligencia que hacían de él un sagaz conductor de oficiales y tropa.

DATOS FAMILIARES

Jaime Sáenz Segovia es el tercer hijo de un respetable hogar capitalino,


cuyos progenitores fueron don Eliécer Sáenz Herrera, quiteño auténtico y
de profesión militar; y doña Josefina Segovia Peñaherrera, oriunda de San
Antonio de Pichincha, radicada en Quito desde temprana edad, por lo que
puede considerársela como quiteña de corazón. Nuestro biografiado nació
en la ciudad de Quito el 30 de mayo de 1918, en la parroquia urbana de El
Salvador.

Jaime Antonio Sáenz se crió en un hogar inspirado en principios morales y


cristianos, respeto y profundo amor al prójimo, cualidades que las mantuvo
indelebles durante toda su existencia. Sus padres le cuidaron con esmero,
amor y ternura y procuraron darle la más adecuada educación. Desde niño
se despertó en él cierta vocación para servir en la fuerza pública, pues su
mejor distracción fue jugar a la guerra con "pedazos de tejos", lid que se
daba en esa época entre barrios. Le gustaba también jugar al carnaval y
practicar algunos deportes.

Cuando sus padres deciden construir su casa propia, sus hermanos y él


ayudaron para hacer realidad esta cara aspiración, por lo que se incorporan
sin vacilación a los trabajadores y colaboran con ellos cual si fueran peo­
nes. Esta actitud le permite adquirir una buena experiencia conductiva y de
trabajo conjunto.

Jaime Sáenz Segovia contrae nupcias hace más de sesenta años, en la ciu­
dad de Loja, con la distinguida dama doña Mercedes Armijos Abad, hija
del médico cirujano doctor César Armijos Ayala y doña María Teresa
Abad. De esta feliz unión nacieron Jaime Iván y Edgar Ramiro Sáenz Ar-
1 14
mijos, quienes cursaron la enseñanza superior, el primero en la Escuela de
BIOGRAFJAS POLICIALES

Ingeniería Municipal de México D.F. y el segundo en el Politécnico Nacio­


nal de México, ubicado en Zacatenco. Institutos en los que se reciben de
urbanista e ingeniero de petróleos, respectivamente. Por lo visto, Jaime
Sáenz Segovia creyó siempre que debía dar a sus hijos una formación inte­
gral y disciplinada, lo que les permitió con su ayuda conseguir las profesio­
nes antes indicadas.

SUS ESTUDIOS

El matrimonio Sáenz Segovia residió, inicialmente, en las calles Montúfar


y Manabí, exactamente en la esquina del Regimiento Quito; los dos prime­
ros años de educación primaria el niño Jaime Sáenz los cursa en la escuela
"Hermano Miguel", de los Hermanos Cristianos de San Bias; y, cuando
sus padres pasan a residir en el barrio La Victoria, de la tradicional parro­
quia de San Roque, concluyó la enseñanza primaria en la escuela fiscal
"Vicente Rocafuerte".

Su formación media la realiza en el colegio "Juan Montalvo", semillero de


brillantes y verdaderos maestros, donde aprueba hasta el cuarto curso.
Desde entonces se destaca como un esforzado y buen estudiante, condición
que perduraría durante toda su vida, pues jamás se apartó de cuadernos y
libros, fuente que nutre su saber, siendo siempre el primero de su clase.
Además, sobresale en la práctica del atletismo y otros deportes.

El ingreso de Jaime Sáenz Segovia a la Escuela de Carabineros resulta


anecdótico y por ser interesante vamos a relatarlo. En una entrevista qu�
sostuviera con él en su hogar, al averiguarle cómo ingresó a la mencionada
Escuela me respondió lo siguiente: "Corría el año de 1 938, precisamente en
el mes de febrero y ¡oh sorpresa! don Vicente de la Puente, que era mi pro-
fesor, me llamó y me dijo: alumno Sáenz, véngase usted pues le voy a in­
formar que se inicia y ya se va a inaugurar la Escuela Militar de Carabine­
ros, y allá creo que debe encaminar sus pasos; yo le veo a usted más que un
buen maestro, un gran profesional en el campo militar, pues usted es un
buen dep01tista, lo veo todos los días jugando básquet, fútbol, lanzando
bala, disco, jabalina, saltando vallas, en fin, usted es un militar nato; de
modo que debe estar encaminado hacia allá. No sabía siquiera de la exis­
tencia de la Escuela Militar de Carabineros, no tenía la menor idea de lo
que eso significaba, y al conocer de su apertura, con muchos compañeros
nos entusiasmamos y resolvimos naturalmente ingresar". Esta anécdota
1 15
nos demuestra la gran intuición que tenían los maestros normalistas de
BIOGRAFIAS POLICIALES

aquel entonces, quienes no sólo eran buenos pedagogos, sino que analizan­
do las condiciones intelectuales, morales y físicas descubrían la vocación
de sus educandos. No de otra manera se puede explicar esa gran percep­
ción del profesor De la Puente.

En efecto, Jaime Sáenz Segovia, el 8 de abril de 1938, luego de prepararse


debidamente con la ayuda de su. hermano Eliécer, que a la sazón era tenien­
te del Ejército, rinde las pruebas de rigor e ingresa a la Escuela Militar de
Carabineros en calidad de cadete supernumerario. Transcurridos los prime­
ros seis meses del año lectivo, la superioridad resuelve crear el segundo
curso, para lo cual selecciona mediante prueba de conocimientos de cultura
general y aprovechamiento en los dos trimestres. En efecto los cadetes
rinden las pruebas correspondientes y de setenta alumnos que eran logran
pasar al segundo curso las quince primeras antigüedades. Quienes después
de aprobar los dos años de estudio, egresan el 31 de marzo de 1940 en cali­
dad de subtenientes de Carabineros. El general Jaime Sáenz se gradúa con
la segunda antigüedad y es destinado como instructor profesor a la propia
Escuela Militar. Cabe anotar que durante el primero, segundo y tercer cur­
sos mantuvo la primera antigüedad por lo cual fue brigadier mayor hasta el
momento de su egreso.

Cuando tenía el grado de prefecto jefe y estaba desempeñando las funcio­


nes de Comandante del Tercer Distrito, en Cuenca, a finales de 1958 se le
concede una beca a la República Mexicana, para que realice durante un año
un curso intensivo de capacitación de Agentes del Ministerio Público de la
Policía Judicial de los Estados Unidos Mexicanos. Los estudios debían
efectuarse en el Instituto Técnico de la Policía Mexicana, adscrito a la Pro­
curaduría de Justicia del Distrito Federal. Dicho instituto es un organismo
autónomo, pues no tiene ninguna relación con la Policía. En efecto, realiza
el viaje a México en el año de 1 959; y luego de aprobar el curso en men­
ción, con calificación de mérito, retorna al país en mayo de 1960.

A su regreso de México, la Comandancia General le designa para desem­


peñar las funciones de Jefe del Departamento de Relaciones Públicas y
. Protocolo, dependencia profesional de reciente creación, permaneciendo
en ella hasta el 1O de agosto de 1 960.

EN EL EJERCICIO PROFESIONAL

1 16
Nuestro biografiado recorre la amplia y bella geografía ecuatoriana pres­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tando importantes servicios a la ciudadanía y prestigiando a la Policía Na­


cional, pues su comportamiento, eficacia, tino y sabiduría que caracteriza­
ron su vida profesional, le hizo merecedor al aprecio y consideración de
todos quienes acudían a él en demanda del servicio policial. Esa fue su
norma de comportamiento en todos los repartos y unidades en los que le
tocó laborar. Es decir, es una vida profesiónal bastante efectiva y de acer­
tados logros.

Casi todos sus ascensos lo son por mérito y se efectúan en un corto lapso,
ya que desde la fecha de egreso como subteniente de Carabineros -marzo
3 1 de 1940 hasta enero 1 de 1950- alcanza cinco jerarquías; es decir, ,en
nueve años ocho meses llega al grado de prefecto, máxima jerarquía a esa
época. Asciende a prefecto jefe el 1 de marzo de 1955.

Jaime Sáenz Segovia desempeñó cargos de mucha importancia en su vida


profesional, tales como: Profesor Instructor de la Escuela de Carabineros;
Comandante de Compañía de la misma; Comandante Provincial de varios
repartos, entre. ellos los Regimientos Quito No. 1 y Guayaquil No. 2; fue
Subdirector y Director de la Escuela de Cadetes de la Policía varias veces;
Comandante del Segundo y Tercer Distritos Policiales; Ayudante General
de la Comandancia General, cargo en el que permaneció durante largo
tiempo y, según manifiesta, fue el mejor puesto que ha tenido en su vida
funcionaria. Como dejamos anotado, el general Jaime Sáenz militó por la
mayoría de repartos y dependencias policiales, cumpliendo a cabalidad y
con responsabilidad las funciones a él encomendadas. También fue Jefe de
Investigaciones en el grado de capitán; además fue buen catedrático del
Instituto Superior de Policía -actual Escuela de Estado Mayor-, en el que
dictó clases de Organización y Administración de Policía a nivel superior
en los dos primeros contingentes, con excelentes resultados y positivo be­
neficio para lo� jefes cursantes.

Dictó la cátedra de Procedimiento Policial en la Academia de Policía de


México, cuyos alumnos recibieron con beneplácito el bagaje de conoci­
mientos que poseía el profesor, y que les transmitió con mucha lucidez,
recibiendo a la finalización de cada clase la merecida felicitación y aplauso
de parte de éstos.

Fue Director de la R�vista No. 1 de la Policía de!Ecuador, en los meses de


enero y febrero de 1959. Amerita connotar que el autor de esta biografía
1 17
conoció que el sesudo editorial de la revista lo escribió en escasos diez
BIOGRAFIAS POLICIALES

minutos. A efecto de confirmar este particular, le averigüé qué había de


cierto sobre esta inquietud, a lo que me contestó sin vacilar: "Yo había
regresado de México, embebido del más grande amor a mi Institución, y
sentí que debía transmitir un mensaje, para lo cual aproveché el espacio del
editorial de la revista, al que le puse el título de "Fe Institucional", y efecti­
vamente, lo escribí en los diez minutos a los que usted se refiere".

Por considerarlo de interés institucional, lo reproduzco en su parte sustan­


tiva: " ... no sólo son las armas y uniformes puestos en sus manos lo que
constituyen la esencia misma del Policía. ¡No! , Lo que verdaderamente
hace de un correcto y justo policía son sus conocim'ientos, su responsabili­
dad profesional, la probidad de su conducta, el sentido . cabal del deber y del
honor, el respeto por la función pública y la sociedad, la bondad en el len­
guaje, la pulcritud y decoro de todas sus actuaciones, la agilidad mental
para solucionar los problemas diarios que impone la vida moderna y la
moralidad más pura que haga posible el respeto al hogar y la sociedad... ".

Este es un mensaje de mucha trascendencia para la vida policial y estoy


seguro, tiene y tendrá vigencia para que sus componentes no solo tengan fe
en los logros y postulados del duro ejercicio de la profesión policial, sino
para que en toda actuación se inspiren en ellos y así asegurar la tranquili­
dad, la seguridad y el bienestar que demanda la ciudadanía a la Policía
Nacional, misma que por mandato expreso de la carta fundamental de la
República, está en la obligación ineludible de cumplir la misión específica
señalada en ella así como en sus leyes secundarias.
Desempeñó con mucho éxito importantes comisiones. En su Libro de Vida
Policial, consta que se le otorgó muchas felicitaciones en la Orden General
por el tino y acierto en el cumplimiento del deber.
Se hizo merecedor a la condecoración del Gobierno Nacional "Al Mérito"
en el grado de Gran Comendador; y, las institucionales "Al Mérito Policial"
de Primera y Segunda Clase. En México se le otorgó la placa insignia de
la Polícía de dicho país.

SU ASCENSO A COMANDANTE GENERAL


Después de una reñida campaña electoral en 1960, la República eligió pre­
sidente por cuarta vez al doctor José María Velasco !barra, con la mayor
votaci'ón -cuatrocientos mil votos- registrada en la historia electoral.
1 18
Al presidente Camilo Ponce Enríquez, el 1O de agosto de ese año le corres­
BIOGRAFIAS POLICIALES

pondió inaugurar el flamante Palacio Legislativo. En su discurso fue inte­


rrumpido en varias ocasiones por los integrantes del Velasquismo. Poste­
riormente interviene ante la Legislatura para leer su informe a la Nación,
que igualmente es interrumpido en varias ocasiones, llegando al doloroso
caso de no poder concluir su intervención, razón por la que se ve obligado a
abandonar el Palacio Legislativo.

Cuando el prefecto jefe Jaime Sáenz Segovia, después de los sucesos del
Congreso se retira a su casa, es llamado de urgencia a la residencia del doc­
tor Camilo Ponce, en donde el Presidente se encuentra acompañado de su
Gabinete Ministerial. Acto seguido el Presidente le ordena hacerse cargo
interinamente de la Comandancia General, por ser el coronel más antiguo
de la Policía, a pesar de que el prefecto jefe Vicente Torres Avilés se en­
contraba desempeñando la Comandancia General interinamente, ya que el
Comandante General titular había dimitido su cargo. Por lo cual asumió
dicho interinazgo hasta el regreso de Guayaquil del prefecto jefe Vicente
Torres Avilés, quien se había ausentado a dicha ciudad abandonando la
plaza por razones desconocidas.

Dos días después, es llamado de urgencia por el doctor Carlos Bustamante


Pérez, quien se encontraba a cargo del Ministerio de Gobierno y Policía;
acude muy preocupado a ese llamado ya que no conocía qué es lo que iba a
suceder; por lo que decide ir en compañía del general César Posso Esqueti­
ni, y al llegar a las puertas de dicha dependencia se encuentra con el Co­
mandante General cesante, don Eduardo Serrano Yépez, el mismo que a su
vez estaba acompañado del prefecto jefe Gustavo Isch Chiriboga, Jefe del
Servicio de Inteligencia, y del prefecto licenciado José Iturralde Arteaga,
Secretario de la Comandancia General, con quienes dialoga lo siguiente:
"Se me ha llamado a esta dependencia sin saber con qué objeto, desconozco
si para bien o para mal". Cuando se presenta ante el Ministro doctor Bus­
tamante, éste le dice: "El señor Presidente de la República me ha dado una
orden para usted y debe resolverla este mismo instante. Usted decide si
asciende al grado de Comandante General o simplemente continúa encar­
gado del mando. En el primer caso significa la terminación de su carrera, y
en el segundo, a lo mejor podría seguir en la Institución". Ante esta dis­
yuntiva aceptó el ascenso y la función de Comandante General. Conocía
extraoficialmente que el candidato oficial para desempeñar dicho cargo era
el prefecto jefe Vicente Torres Avilés, quien no era un profesional egresado
de la Escuela de Policía.
1 19
Después de posesionarse en el Ministerio de Gobierno, nos relata: "Regresé
B!OGRAFIAS POLICIALES

al edificio de la Comandancia General y mi primer acto administrativo fue


comunicar, a través de la Orden General de la Institución, mi nombramien-'
to con el siguiente mensaje -que por considerarlo de mucho interés institu­
cional tengo a bien insertar su texto íntegro-: "Habiendo recaído en el sus­
crito el merecido honor de ser nombrado por el Supremo Gobierno, Co­
mandante General Titular de la Policía Nacional, . cumplo con el ineludible
deber y la grata satisfacción de presentar a todos mis compañeros: Jefes,
Oficiales, Cadetes, Clases y Personal de Tropa de la Institución un afectuo­
so, sincero y emotivo saludo, unido a los deseos de que el bienestar y tran­
quilidad reinen en vuestros hogares. ·Al participaros de este nombramiento
que entraña una grave responsabilidad que asumo con entereza y optimis­
mo, invoco de vosotros sin exc·epción de persona, el caudal de respaldo y el
contingente patriótico de amplia y decidida cooperación para el mejor éxito
de tan delicadas funciones que se me han encomendado, para así cumplir
con los afanes y deseos que me animan de conducir a la Policía Nacional
Ecuatoriana por derroteros de engrandecimiento; tecnificación y progreso.
Qué momento más oportuno y propicio para deponer cualquier actitud de
discrepancias e incomprensiones pasadas y llamaros a la concordia y armo­
nía, que hoy más que nunca se necesitan para la aplicación de los principios
institucionales. Confío que así lo haréis, que yo de mi parte os doy mi pa­
labra de honor y de caballero que no sabré defraudaros; pues, todos y cada
uno de mis actos se ceñirán a la más elemental franqueza, sinceridad y res­
peto estricto a la Ley'"'. ·

Posiblemente Jaime Sáenz Segovia, al elaborar su saludo, consideró que la


institución que iba a regentarla estaba francamente convulsionada, ya que
dentro de su seno había surgido un movimiento de defensa profesional de­
nominado Organización de Oficiales Jóvenes de la Policía Nacional
(OJPN), que habiendo detectado ciertas falencias en el mando superior,
pretendía reorganizar la institución, sustituyendo los cuadros de mando del
�scalón superior.

El Comandante General pudo perseguir a los miembros de la OJPN, po­


niéndolos a órdenes de la judicatura policial para que sean enjuiciados por
insubordinación. Lo que jamás ni siquiera pasó por su mente, antes bien
supo respetar dicho movimiento.

Como vemos, . este es un mensaje profundamente profesional, ecuánime y


patriótico, que motiva el comportamiento ético, el cumplimiento fiel de
120
nuestro deber y obligaciones, tendiente a realizar un servicio eficaz que
BJOGRAFIAS POLICIALES

garantice el mantenimiento del orden y seguridad internos en la República;


e internamente hace un llamado para que impere el respeto y consideración
recíprocos entre superiores y subordinados, a fin de que la institución mar­
chando dentro de estos cauces logre el prestigio, confianza, respetabilidad y
consideración del poder público y de la ciudadanía en general.

Lamentablemente para él, y por ende para nuestra Institución, permaneció


por el lapso de apenas 20 días, razón por la cual, prácticamente, a rpás de lo
antes señalado no podemos hacer una evaluación de su desempeño en la
más alta dignidad institucional. Por otra parte, Jaime Sáenz Segovia me
manifestó que jamás, ni en sueños, pensó ser Comandante General de la
Policía, puesto que profesionalmente se realizó ya en el cargo de Primer
Ayudante, función que la consideraba primordial, puesto que es desde don­
de verdaderamente se comanda a una institución.

MENSAJE POLICIAL

Al terminar la segunda entrevista, le solicité se digne enviar un mensaje a


los miembros de la institución policial. A fin de satisfacer mi pedido y con
mucho agrado improvisó el siguiente mensaje: "Debo primeramente dar
gracias a Dios por haberme permitido mi formación profesional en la Poli­
cía Nacional del Ecuador. Me siento muy orgulloso y feliz de haber perte­
necido a la institución y tengo la absoluta y firme seguridad que de volver a
nacer volvería a ser Policía, pues nuestra institución está encargada de la
custodia de los más grandes valores éticos y morales de la humanidad, por
eso recomiendo a las actuales y venideras generaciones que se preparen a
conciencia; moral, intelectual y físicamente para lograr un eficiente come­
tido en su labor profesional. Sólo así la Policía Nacional alcanzará el pe­
destal que le corresponde entre las instituciones estatales. Porque estoy
convencido que un Estado puede prescindir de la Fuerza Armada, pero
jamás podrá subsistir sin la presencia de una Policía que cumpla a cabali­
dad su cometido. Quiero crear conciencia en los funcionarios del servicio
policial, que solamente dejaremos de quererla cuando cerremos nuestros
ojos, y estimo que aún desde el más allá nos permitirá Dios que sigamos
viendo a los policías: que es la gente más sacrificada, la que más entiende
al hombre de hoy y al hombre de mañana".

Finalmente, señala que la Policía es nuestra y nosotros debemos hacer de


·,

ella como bien decía el doctor Benjamín Carrión: "Tenemos que hacer del
121
Ecuador no una fortaleza militar, sino un país conocido en el mundo por su
BJOGRAFIAS POLICIALES

cultura, identidad y preparación: una unidad cultural".

El general Jaime Antonio Sáenz Segovia es un referente necesario dentro


de la Policía Nacional, al que debemos emularlo en todas sus virtudes, pa­
triotismo profundo, amor a su institución y palmario respeto y considera­
ción a la sociedad ecuatoriana.

1 22
BIOGRAFIA6 POLICIALES

Lenin Homero Vinueza Mideros


General Superior (SP)
Miembro de Número del INEHPOL

MANUEL ARQUIAS
TAMAYO SALGADO

COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

INTRODUCCION

"Señores oficiales: he sido llamado a Quito por el Ministro de Gobierno; se


the ha informado que seré designado Comandante General de la Policía; si
así fuera, el mismo hombre y comandante que ustedes han conocido seguirá
al frente de la Institución; nuestros mutuos anhelos y esperanzas seguirán
siendo el n011� que guíe mis actividades. Hoy más que nunca requiero vues­
tra cooperación para intentar conseguir los más caros objetivos instituciona­
les".

Así se expresaba el comandante del Cuarto Distrito, señor prefecto jefe


Manuel Tamayo Salgado, el día 2 de abril de 1966 en el Casino de Oficia­
les del Regimiento "Guayaquil" No. 2, ante jefes y oficiales de esa Unidad
en una reunión urgentemente convocada. Se trataba también de las palabras
de despedida de q'uien, con acie11o, había comandado el Cuarto Distrito de
Policía desde el 17 de marzo de 1964.

El 5 de abril de 1966, nuestro personaje es designado Comandante General


de la Policía Nacional, sustituyendo en esas funciones al señor prefecto
comandante Oswaldo Lugo Quijano. Manuel Tamayo, el hombre sencillo,
humano, severo, sensible y justo alcanzaba la función más alta a la que
puede aspirar un oficial de Policía; y lo hacía habiendo recorrido un camino
lleno de abrojos con paso sereno y pausado, habiendo vencido las dificulta­
des con esfuerzo y capacidad. El hombre que cambió su vocación sacerdo-
123
tal por el apostolado del servicio público, iniciaba su gestión con la misma
BIOGRAFIAS POLICIALES

modestia y energía que caracterizó su vida privada y pública.

SU NACIMIENTO Y FAMILIA

Ser chagra o que lo llamen así, para un hombre vanidoso puede sonar a
insulto o trato peyorativo, pero para los que somos de verdad y nos enorgu­
llecemos de serlo, es un privilegio; el campo ecuatoriano y el de la Sierra
en particular forma a los niños y educa a los hombres con la sabiduría que
sólo el mejor maestro, la naturaleza, es capaz de hacerlo; es el ambiente que
crea en el hombre virtudes y principios que definen para siempre su perso­
nalidad; ahí se aprende y practica la solidaridad, porque en un pueblo todos
viven como en familia y se ayudan; se aprende la justicia a través de la
acción de los padres y mayores que saben premiar las buenas obras y casti­
gar las culpas; se aprende la honestidad por el respeto a quienes la practican
y por el rechazo social generalizado que cae sobre quienes la quebrantan.

Este fue el entorno geográfico y humano en que la familia conformada por


don Luis Tamayo Vaca y doña María Luisa Salgado Puga es alegrada con
el nacimiento del niño Manuel Arquías, el 21 de junio de 1921, en la pe­
queña parroquia de Cangahua.

Don Luis es un agricultor de toda la vida y su religión es el trabajo; en su


parcela y quebrándose la espalda todos los días, sólo gana para mantener
humildemente a su familia. Su madre doña María tiene como profesión ser
madre, es decir, criar a sus hijos en el amor de Dios, alimentarlos con es­
fuerzo y gran placer y educarlos con el ejemplo. El pequeño Manuel Arquí­
as va aprendiendo a amar la tierra trabajando y cultivándola con sus peque­
ñas manos, que poco a poco y prematuramente van convirtiéndose en ma­
nos de hombre; pero se trata de un niño alegre que disfruta del sol, la tierra,
la lluvia y que corretea por quebradas y chaquiñanes acariciados por el
viento.

Manuel ha crecido y sus padres han decidido "no desperdiciarlo", pues ven
en él un niño creyente en Dios, inteligente y soñador, por lo que a pesar de
sus limitaciones económicas le matriculan en la escuela rural "Luis Acosta"
de Cayambe, en donde cursa la primaria aprendiendo sus primeras letras y
despe11ando sus primeros sueños.
Por esa época los sacerdotes de las diferentes congregaciones recorrían los
pequeños poblados de la Sierra, descubriendo y robusteciendo vocaciones
124
sacerdotales, y encontraron en el joven Manuel un excelente candidato. Sus
BIOGRAFIAS POLICIALES

paares se alegraron con la decisión de su hijo, ya que para entonces era una
grari distinción y privilegio tener un sacerdote en casa y más si se trataba de
una familia católica como la Tamayo Salgado; y, de pronto le encontramos
en el Seminario San Luis sometido a una austera disciplina, estudiando
libros sagrados y aprendiendo a servir a sus prójimos.

En cuanto a otros datos de su familia diremos que tuvo tres hermanos: Tar­
gelia, dedicada a los quehaceres domésticos; Luis, suboficial de Policía; y,
Cristobal, mayor de Policía.

Estuvo casado en primeras nupcias con Patila Ordóñez Borja y luego con
doña María Teresa Pazmiño Donoso. Tuvo siete hijos: Yolanda, Marcelo,
Mónica, Verónica, Sonia, Santiago y Ximena.

FORMACION PROFESIONAL

La vida es un cúmulo de sorpresas y el joven que dejamos en el seminario


empezó a sentir que una voz interior le decía que su vida estaría dedicada a
servir a los demás, pero no dentro del sacerdocio. Sus condiciones espiri­
tuales y psicológicas, si hubiera sido sometido al análisis de un orientador
vocacional, le habrían señalado con seguridad su capacidad, aptitudes e
inclinación por el sacerdocio, el magisterio, la medicina o la policía, y efec­
tivamente en el seminario descubrió que su verdadera vocación sería la de
servir, pero no desde el púlpito de una iglesia sino en la vida pública, que
su vocación no era la de salvar almas sino vidas, y cambió la sotana de
seminarista por el terno kaki de los policías ecuatorianos.

El 9 de mayo de 1939 ingresa como cadete a la Escuela Militar de Carabi­


neros. Eran aquellos tiempos en que aún se mantenía en ese centro educati­
vo falsos principios sobre la formación profesional; eran tiempos de abuso
injustificado como norma de vida. A Manuel Tamayo sin embargo, no le
arredró el sufrimiento porque sabía que no hay triunfo sin esfuerzo y sacri­
ficio, y llevó con gran estoicismo esta nueva prueba a la que la v:ida le so­
metía. Su espíritu y su cuerpo eran capaces desde su niñez de vencer gran­
des obstáculos.

En su nuevo centro de formación pronto se distingue entre sus compañeros


y se ponen de manifiesto algunas características físicas, intelectuales y espi­
rituales; es un buen deportista, lo que en algún momento lo lleva a formar
125
parte del equipo principal de fútbol de Liga Deportiva Universitaria, y fue
BIOGRAFIAS POLICIALES

obviamente jugador titular de la Escuela de Carabineros. Es disciplinado y


solidario y tiene gran afición por la lectura; odia la arbitrariedad y el abuso,
por lo que tan pronto como adquiere autoridad en el segundo curso y luego
éomo brigadier, pone en práctica el principio en el que siempre creyó: en­
señar con el ejemplo y no hacer a otros lo que no se desea que hagan con
uno.

Esta es la época en que se hace policía, es decir, templa su cuerpo y espíri­


tu, adquiere los conocimientos básicos de su profesión y se gradúa como
subteniente de Carabineros, jurando respetar la . Constitución y las leyes,
proteger al débil, servir a la sociedad ecuatoriana y entregar su vida si las
circunstancias del deber así lo exigieren.

VIDA PROFESIONAL

Como oficial recorre muchas provincias del país y en todas deja huella, y
sus compañeros le van conociendo por sus características peculiares de
hombre ecuánime, justo, incorruptible, humano, leal con su institución,
exigente y disciplinado; gusta de aconsejar a sus subalternos tanto en asun­
tos profesionales como personales y familiares, es un franco defensor de la
unidad y fidelidad familiar y recomienda encontrar nuevas fuentes de traba­
jo para mejorar los ingresos familiares y evitar la corrupción.

Comprende que ninguna formación es completa y que aprender más le


permitirá servir mejor, y decide mejorar como policía y como hombre; es
autodidacta, pero le hace falta conocer las leyes para poder aplicarlas, por
lo que ingresa a la Universidad y obtiene el título de doctor en jurispruden­
cia; luego se le concede una beca para especializarse en la rama de Tránsi­
to, que es su pasión, y viaja a los Estados Unidos a la Universidad George­
town.

Manuel Tamayo pertenece a la tercera promoción de Carabineros, y por lo


mismo integró ese pequeño grupo profesional que debió trabajar mezclado
con oficialidad y tropa empírica que a esa fecha conformaban las filas insti­
tucionales; el panorama se agravó en 1 944 a raíz del levantamiento militar
del 28 de mayo, que lejos de afianzar la estabilidad del personal profesional
se le dio de baja y se incorporó a centenares de gentes de cualquier clase,
en el golpe más artero que la Policía ha recibido en toda su vida profesio­
nal.
126
Pero como siempre, este nuestro joven oficial fue venciendo dificultades e
BIOGRAFIAS POLICIÁLES

imponiendo una nueva visión de lo que es una institución policial, contri­


buyendo a cimentar el carácter profesional de esta joven institución que
prometía tanto al país. Creía firmemente que la función principal de la Poli­
cía era la prevención, y por eso criticaba en cualquier reunión o foro la
tendencia represiva que imperaba en aquellas épocas.
Con logros y sinsabores, con acumulación de experiencias y conocimientos,
descubriendo el alma y los anhelos de los policías llegó a los grados supe­
riores, lo que le permitió comandar unidades operativas y dirigir unidades
administrativas. Era la época en que ya podía imprimir su personalidad y
así lo hizo; enseñaba con su ejemplo y exigía el fiel cumplimiento de las
obligaciones, su bondad característica no le impedía ser severo con quienes
quebrantaban la moral o la ley.
APORTES INSTITUCIONALES
Hay en la actualidad jefes y oficiales que con total desconocimiento de la
Historia Policial y con vanidad ilimitada hablan de lo que hacen, y creen
que la policía empieza y termina con ellos y se aventuran a hablar de la
"nueva era". Su ego les impide ver y entender que todo lo que es hoy y
tiene la Policía, es el resultado de un proceso histórico conseguido con la
capacidad y esfuerzo de los líderes que a lo largo de la historia han dirigido
sus filas y el trabajo tesonero de sus bases. No entienden que los héroes y
prohombres pertenecen a la vieja guardia y a la época contemporánea, y
que en una institución como la nuestra lo importante es ella y no cualquier
autodenominado líder transitorio.
Manuel Tamayo es un pionero en muchos aspectos; a su visión e inteligen­
cia se debe las campañas de seguridad en el tránsito en la ciudad de Quito y
a través de ellas la integración de ciudadanía, autoridades y Policía, que
hoy algunos policías creen estar inventando. Logró entusiasmar a varios
sectores ciudadanos e incorporó a esta cruzada cívica a los ministerios de
Gobierno y Obras Públicas, Municipio, Consejo Provincial, Unión Nacio­
nal de Periodistas, Radiodifusores, Sindicato de Choferes Profesionales,
Aneta, Club de Leones, Cámaras Junior, Federación de Transportistas, in­
dustriales, comerciantes y especialmente a casi todos los estudiantes de los
colegios de Quito. Estas actividades permitieron mejorar la organización
vehicular y peatonal, proteger a los estudiantes, respetar a los peatones y
especialmente disminuir el número de accidentes de tránsito.

1 27
B!OGRAFJAS POLICIALES

Como Comandante General creó la presea "Cruz Verde de la Seguridad",


un brazalete para identificación de las autoridades, miembros del comité
ejecutivo e inspectores ad-honorem; premiaba y entregaba medallas de oro,
plata y bronce en actos solemnes a los conductores profesionales y sport­
man que no habían causado accidentes de tránsito ni tuvieran causas pena­
les en su contra.
En su opinión, no había mejor relacionador público para mejorar el presti­
gio e imagen institucional que la correcta, eficiente y honesta actuación
policial, por lo que organizaba cursos de relaciones públicas y conocimien­
tos profesionales para el personal de tropa.
La ciudadanía percibió el cambio de actitud de los policías, especialmente
de tránsito y premió a su personal con respeto, respaldo y cariño. A ese
tiempo corresponde la costumbre de los conductores quiteños de entregar
regalos y confites en la Nochebuena a los policías que, desde sus tarimas,
dirigían la circulación vehicular y facilitaban así los festejos navideños de
sus conciudadanos.
En esa época también se dio el raro e insólito caso de que en las grandes
manifestaciones, que terminaban en verdaderas batallas campales entre
estudiantes y policías, los agentes de tránsito permanecían en sus tarimas
cumpliendo sus obligaciones sin que ningún maliifestante les falte al respe­
to, recibiendo por el contrario mues_tras de respeto y consideración.
El creía que prevenir era mej or que reprimir, y dispuso un equipo móvil de
conductores policiales para que a los conductores embriagados no siempre
se los detuviera, y que si no habían cometido otra infracción se los conduje­
ra seguros a sus domicilios; lo que fue creando un sentimiento de gratitud y
reconocimiento hacia el policía de tránsito.
Para el control de grandes movilizaciones vehiculares con ocasión de los
feriados, introdujo la utilización de puestos de auxilio mecánico y de aten­
ción médica de emergencia en las carreteras de Pichincha, y luego en todo
el país; no era raro encontrarlo subido en una tarima dirigiendo personal­
mente la circulación.
En cuanto a conocimientos de tránsito, lo que los policías de las últimas
cuatro décadas sabemos se debe a que, siendo un técnico en esta materia,
vertía sin egoísmo sus conocimientos a todas las promociones de las cuales
fue profesor, lo que luego como oficiales transmitimos al personal de tropa.
1 28
BIOGRAFIAS POLICIALES

Una vida útil y honesta puesta al servicio de los ecuatorianos y de la Insti­


tución tuvo la recompensa que merecía, y el día 5 de abril de 1 966 el Go­
bierno le nombró Comandante General, función que la cumplió con su tra­
dicional modestia; él sabía que todo en la vida es transitorio y efímero, que
ella misma solo es un soplo en el tiempo, y que la prepotencia de quien
manda es propia de almas pequeñas y que la auténtica trascendencia está en
las acciones superiores en beneficio de la Institución; él sabía que lo que
cuenta en la vida es el contenido y no el continente y siempre tuvo los pies
en la tierra; no usaba condecoraciones ni distintivos inútiles. Ejerció su alta
función con decoro y dignidad y siempre teniendo como marco de su auto­
ridad la ley, la moral y la doctrina, esta suprema trilogía a la que se someten
los.hombres que utilizan el mando para servir y no caer en el autoritarismo
1
y la prepotencia vana.
Durante su mandato la Institución logró un sueño acariciado por años, co­
mo fue la creación de la Senaduría Funcional de la Policía Nacional en la
Ley de Elecciones; Manuel Tamayo fue elegido democráticamente el pri­
mer Senador Funcional e integró la comisión de legislación del Senado en
una época en que esa cámara estaba integrada por auténticos patriotas y
hombres cultos, y fue una nueva oportunidad de poner en práctica sus co­
nocimientos y demostrar los niveles de cultura y civismo de los policías
ecuatorianos.
Otra de sus obras perdurables es la organizac1011 de la Cooperativa de
Vivienda de la Policía Nacional, que1 hoy permite que más de cien familias
policiales dispongamos de vivienda propia; mayor mérito tiene esta obra si
pensamos en la época en que fue realizada y su magnitud. Cosa curiosa, el
inspirador y ejecutor de este programa, de lo que se sabe, nunca adquirió un
lote en este sector, lo que prueba una vez más que servir y no servirse era el
principio que orientó su vida.
Para el personal de tropa, mediante resolución de 21 de agosto de 1 968
destinó la cantidad de 6 millones de sucres para un programa de vivienda.
Organizó además la Cooperativa Agrícola Policía Nacional, que permitió
que algunos oficiales al terminar su servicio activo tuvieran una pequeña
finca como fuente de entretenimiento e ingresos económicos para su fami­
l ia.
Fue el inspirador de la creación de la Escuela de Estado Mayor, ya que
creía con razón que quienes iban a ejercer el mando en los niveles superio­
res y a constituirse en asesores especializados de los comandantes, debían
1 29
tener la formación que correspondía a sus altas funciones; así organizó la
BIOGRAFIAS POLICIALES

Escuela Superior, como se la denominó en ese tiempo; fue el 29 de enero


de 1 968 cuando se hizo realidad esta aspiración. Convencido de que el cul­
to a los héroes es la mejor lección de patriotismo para los miembros de una
institución, organizó un importante acto de reconocimiento a los Carabine­
ros que en 1 94 1 cumplieron sacrificada y heroica acción en la frontera con
el Perú, y consiguió que el mérito de 26 oficiales y 436 miembros de tropa
sea reconocido oficialmente y conste en los registros oficiales del Ministe­
rio de Defensa.
Por su iniciativa, y con el fin de robustecer la mística de los Cadetes de la
Escuela Superior de Policía y elevar su espíritu profesional, mandó crear el
Himno de ese Instituto y lo aprobó en el año de 1966. .·
El servicio de Tránsito fue su pasión y a él dedicó muchos de sus esfuerzos;
el 25 de agosto de 1 966 mediante decreto ejecutivo se expidió la nueva Ley
de Tránsito y Transporte Terrestre, que fue uno de los objetivos que siem­
pre persiguió; en ella se creó el Consejo Nacional y la Dirección Nacional
de Tránsito, las Comisiones y Jefaturas Provinciales y los Juzgados de
Tránsito a nivel nacional. Su aspiración fue que esta ley, por fin, permitiera
una mejor organización, supervisión y control del tránsito en el país, lo que
lamentablemente no ocurrió y en la práctica hemos tenido que presenciar
con indignación que en la mayoría de ocasiones, poi: la mala fe y la ambi­
ción de muchos de sus miembros, algunos de estos organismos se han con­
vertido en mercado donde se crean dificultades para luego vender facilida­
des.
Mientras fue Comandante General consiguió la aprobación de la Ley de
Personal de la Policía Nacional, que consagró el derecho a la estabilidad y
perfeccionamiento de sus miembros y muchas más garantías para el perso­
nal policial.
El tuvo conciencia clara de que todas las derivaciones de la asonada del 28
de mayo de 1 944 fueron nocivas y perjudiciales para la Policía Ecuatoriana,
y que no era justo ni ético profesionalmente hablando, que la Institución
celebrara su día clásico el 6 de junio, que fue precisamente la fecha en que
el gobierno del dictador Velasco Ibarra borró del mapa nacional a la impor­
tante institución de Carabineros y le sustituyó por la Guardia Civil, en un
acto de odio y de irrespeto a los hombres que sólo tuvieron el valor de cum­
plir con su deber. Escogió como día clásico el 2 de marzo de 193 8, en que
1 30
que el general Enríquez Gallo creó la Escuela Militar de Carabineros, insti­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tuyendo el profesionalismo en la Policía.


A él se debe también que en e] Plan de Alfabetización de Adultos se inclu­
ya a la Policía Nacional; de esta manera pretendió que el policía ingrese al
corazón de la gente por el cumplimiento de actividades altruistas y de bene­
ficio social.
Pero el tiempo no perdona, y para nuestro biografiado su período profesio­
nal concluyó el 30 de octubre de 1 968, en que por mandato de la ley pasó a
situación transitoria. El 20 de noviembre del mismo año se publicó su baja
de la Policía Nacional.
Ya en servicio pasivo nQ se preocupó de organizar empresas ni adquirir
bienes materiales, pues él amaba la grandeza del espíritu y despreciaba la
riqueza material por las vergüenzas y pecados que ella generalmente encu­
bre; él creía que la pensión de retiro, a pesar de ser escasa, le alcanzabi
para vivir con dignidad, por lo que siguió dedicado a servir a su institución;
fue Ministro de la Corte de Justicia Policial en Guayaquil en 1 969 y de la
de Quito en 1 976.
Cuentan sus amigos que alguna ocasión concurrió al duelo de un compañe­
ro, en donde se encontró con algunos oficiales en servicio pasivo que co­
mentaron sobre la soledad y falta de comunicación en que transcurría sus
vidas; a los pocos días recibieron la .convocatoria para una reunión, en la
que les propuso la creación de una organización de carácter profesional y
social que permitiera compartir entre los viejos camaradas y defender a la
policía ecuatoriana. Así nació la Sociedad de Egresados del Instituto Na­
cional de Policía, que hoy es uno de los centros sociales y culturales más
prestigiosos de la Policía, que acoge en su seno a cerca de 300 socios.
La muerte le sorprendió en forma violenta el 19 de octubre de 1 976. Una
vida fecunda había terminado. Para rendir homenaje a su memoria la Co­
operativa de Vivienda "Policía Nacional" y un grupo de sus admiradores le
erigieron un monumento en el parque de una de las urbanizaciones de vi­
vienda que el gestó.
MENSAJE FINAL
Hay una serie de pensamientos que de alguna manera reflejan lo que debe
ser el destino del hombre: "El que no vive para servir, no sirve para vivir",
"Por sus obras los conoceréis", "Ser más que parecer". Estos y algunos
13 1
BIOGRAFIAS POLICIALES

otros expresan que el ser debe poner toda su inteligencia y voluntad en


desarrollar actividades que beneficien a sus semej antes. Parece que es Ca­
milo Chevalier quien divide a los hombres en: "Abaj o, los que aspiran lle­
gar a ser ricos. Un poco más arriba, los que aspiran ser alguien. En la
cumbre, finalmente, los que se llaman apóstoles, es decir, los que prestan
un servicio a una comunidad humana, grande o pequeña, olvidándose de sí
mismos".
En la vida, todas las profesiones y actividades ofrecen la oportunidad · de
servir, sin embargo, creo que son tres las que mejores posibilidades ofrecen
para cumplir este supremo objetivo existencial. -El médico, que cura el
cuerpo, el alma y da salud; el maestro, que guía y forma mentes y corazo­
nes; y, el policía, que ofrece a sus conciudadanos paz, supremo bien que
permite al ciudadano la posibilidad de crecer, desarrollarse y en definitiva
realizarse como persona.
El señor general Manuel Tamayo Salgado nos ofrece una vívida imagen del
hombre que trasciende, que entendió el mando y la profesión policial como
sinónimo de servir y aprovechó la oportunidad que le dio la vida para ser
útil a sus conciudadanos y a sus subalternos; nos enseña con su ejemplo
que el hombre es pasajero, que los bienes materiales mal habidos avergüen­
zan y que sólo las obras puestas al servicio de los demás vencen a la vida y
le perpetúan a su autor en el tiempo. En mi opinión no hay otra vida ni
reencarnación, hay solo ésta y por lo mismo es una sola oportunidad de
trascender. Los grandes hombres nos confirman esta verdad y Manuel Ta­
mayo lo hizo.
Si alguna ocasión resulta indispensable el conocimiento de su pensamiento
y obra; es hoy, que grandes sectores de ecuatorianos y policías han desqui­
ciado su conducta y tienen como Dios el dinero mal habido y como religión
el poder y el placer.
Que su cuerpo descanse en paz; y, que su ejemplo sea la guía que nos indi­
que el camino que los policías debemos seguir para alcanzar la grandeza de
la Institución.
¡Loor a su memoria!

1 32
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Jorge Humberto Villarroel Merino


General Superior (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

ANTONIO AQUILES
VILLAGOMEZ AGUILAR

COMANDANTE GENERAL DE POLICIA

En la tranquila y apacible parroquia de Chillanes (cantón desde 1967), pro­


vincia de Bolívar, el 15 de enero de 1917 nació Antonio Aquiles Villagó­
mez Aguilar; sus padres fueron el señor Luis Villagómez López y Elisa
Aguilar Moncayo.
La familia de don Luis Villagómez López residía en la ciudad de Riobam­
ba; lastimosamente, el prematuro fallecimiento de su madre, determinó la
necesidad de su traslado a Chillanes conjuntamente con sus siete hermanos
menores. Allí fue cuando conoció a doña Elisa Aguilar, con quien se casó
y procrearon cuatro hijos: Homero, Edison Luis, Blanca y Antonio Villa­
gómez Aguilar.
En su juventud, Antonio Villagómez Aguilar conoció en Latacunga a quien
más tarde sería su esposa: la señorita Eugenia Naranjo Escudero. Luego de
contraer matrimonio trajeron al mundo tres hijos: Laura Beatriz de las Mer­
cede, Carmen Victoria y Antonio Miguel.
Antonio Aquiles estudió hasta tercer grado en su natal Chillanes, para luego
continuar en la escuela de los Hermanos Cristianos de Guaranda. Sus estu­
dios secundarios los realizó en el colegio "Pedro Carbo" de Guaranda, pero
solamente hasta\ el tercer curso, pues en el año 1936 salió sorteado para
realizar la conscripción -obligación militar que se iniciaba justamente en
ese año-, la misma que la cumplió en Riobamba en el Grupo de Caballería
"Dávalos"; en donde, según nuestro biografiado, las condiciones logísticas
eran desastrosas, le dieron uniformes usados y la vida fue dura en general,
133
BIOGRAFIAS POLICIALES

ya que para merecer el escaso rancho les tocaba a los conscriptos la labor
de deshierbar en extensos sembríos de alfalfa, limpiar las pesebreras, cuidar
el ganado y realizar otras actividades inherentes a la rama de la caballería;
caso contrario no comían. Y agrega anecdóticamente: "Pero si por suerte
se moría un caballo, teníamos para comer carne ocho días". Bajo estas
condiciones, Antonio Villagómez templó su espíritu, conoció las dificulta­
des de la vida y proyectó su personalidad con firmes sustentos; recuerda
con gratitud a su comandante, el teniente coronel Jorge Quintana Dueñas,
que posteriormente llegaría a ser ministro de Gobierno durante la jefatura
suprema del general Alberto Enríquez Gallo.
Terminada la conscripción resolvió volver a su tierra, pero el destino quiso
que decida primero ir a Quito a saludar a un pariente cercano, el doctor
Carlos Montenegro Aguilar, que a la sazón era subsecretario de Gobierno.
Fue él quien le conversó de la inmediata realización de un Curso de Andi­
nos en el Ejército, y le sugirió que considerara su ingreso.
El referido curso de inició a principios del año 1 937 en la Academia de
Guerra del Ejército, con el auspicio de una Misión Militar Italiana contrata­
da por el gobierno nacional, dictado por el coronel Giacomo Negroni, como
director, el teniente coronel Alejandro Brutini como subdirector y otros
destacados militares ecuatorianos como profesores; con materias que en su
totalidad eran militares. El curso estuvo integrado por civiles, oficiales de
policía y oficiales de reserva del Ejército. Al finalizar dicho evento en
diciembre del mismo año, Antonio Villagómez recibió los despachos de
s,ubteniente de Policía y un diploma del Estado Mayor General del Ejército,
que ratificaba el haberlo aprobado.
Una vez concluido este curso de carácter profesional, fue designado al Ba­
tallón de Policía de Quito conjuntamente con los sesenta compañeros que lo
aprobaron; donde al poco tiempo se le toma en cuenta para participar en la
formación del "Grupo de Caballería" con otros oficiales, entre ellos los
subtenientes Cobo Rodríguez, Vásconez Cifuentes, Guevara Sánchez,
Lombeida y Jaramillo, y como comandante del Grupo el capitán Amable
Tapia. Hombres recios, duros y leales, designados a cumplir especialmeute
operativos de mantenimiento del orden enfrentando a las manifestaciones
violentas y agresivas. Antonio Villagómez dice al respecto: "nací sobre el
caballo". La mayor parte de sus integrantes eran oficiales retirados del
Ejército y cumplían con una instrucción tanto permanente cuanto exigente,
que incluía conducción del caballo y manejo de sable. Sus notorias y exito­
sas participaciones en el control de manifestaciones violentas, convergieron
1 34
a utilizarlo definitivamente como reemplazo del Escuadrón de Caballería
BIOGRAFIAS POLICIALES

"Yaguachi" del Ejército Nacional, que tradicionalmente venía ejerciendo


esta actividad.
Poco tiempo después, Antonio Villagómez Aguilar fue designado a realizar
el Primer Curso de Instrucción Militar Profesional para Oficiales de Cara­
bineros, que concluyó exitosamente en agosto de 193 8. Permaneció
aproximadamente 15 años en el Regimiento de Carabineros "Quito" No. 1,
donde ascendió hasta el grado de capitán. En ese lapso también fue instruc­
tor de Equitación de los cadetes de tercer curso de la Escuela Militar de
Carabineros y, durante varios años, fue el Abanderado de dicho centro de
formación policial.
Respecto de la asonada del 28 de mayo de 1944 en Guayaquil, en entrevista
formulada hace poco tiempo Antonio Villagómez Aguilar menciona que
"La mal llamada revolución del 28 de mayo en la ciudad de Guayaquil no
fue sino un cuartelazo, . pues elementos militares encabezados por el capitán
del Ejército Sergio Enrique Girón prepararon una revuelta en los cuarteles,
proyectándola como de origen popular. El odio a los carabineros empezó
porque miembros del Ejército declaraban que los carabineros tenían sobre­
sueldos, buenos uniformes y muchas prebendas más; lo que en realidad no
era cierto. Fue la envidia, el celo, porque la Guardia Presidencial no estaba
a cargo de los militares sino de los carabineros, hasta el 29 de mayo de ese
año, en que triunfante la revuelta renunció el Presidente Carlos Arroyo del
Río".
La tarde y noche del 29 de mayo de aquel aciago año, Antonio Villagómez
se encontraba cumpliendo el servicio de guardia en la Casa Presidencial,
ubicada en la esquina de las actuales avenidas Patria y Amazonas, donde
fue testigo presencial de los movimientos, ajetreos, apuros e incertidumbres
que vivió la familia del ex-presidente Arroyo del Río, particularmente su
esposa, doña Elena Yerovi, hasta el momento en que luego de su renuncia
al poder se asiló en la Embajada de Colombia.
Antonio Villagómez fue un oficial muy disciplinado, especialmente en los
grados subalternos. Le tocó vivir la actividad policial en la época del Pre­
sidente Arroyo del Río. En tal virtud, luego de la revuelta en Guayaquil
que culminó con el incendio al cuartel de Carabineros y la consecuente
caída del gobierno del doctor Arroyo, los cabecillas de la triunfante revuel­
ta designaron Jefe Supremo al doctor José María Velasco !barra; por lo que .
a los pocos días se anunció su ingreso a la Capital. Motivo más que sufi-
135
B!OGRAFIAS POLICIALES

ciente para que al interior de la Unidad policial de Quito se planifique el


control de dicho arribo. Y fue justamente el teniente Antonio Villagómez,
al mando del Grupo de Caballería, con 1 50 hombres, quien fue designado a
controlar la caravana motorizada que venía desde el sitio conocido como
"Carretas", en la entrada norte de la ciudad, y proporcionarle al personaje la
seguridad que correspondía. Acompañaron a la caravana al galope, hasta la
Plaza Grande, donde se habían convocado miles y miles de seguidores,
simpatizantes y curiosos; y ante el fogoso discurso del doctor Velasco !ba­
rra, que mirando a los policías decía: " . . . y éstos, estos bandidos . . . ya no
habrá más garroteros . . . ", por lo que la gente miraba de reojo a los carabine­
ros, en medio de un tremendo aguacero; según versión de nuestro biogra­
fiado.
Con el nuevo gobierno fueron dados de baja "por mala conducta" más de
200 oficiales, entre ellos los del Escuadrón de Caballería y por ende el te­
niente Antonio Villagómez Aguilar. La Institución de Carabineros fue
cambiada al nuevo nombre de Guardia Civil Nacional, colocándole como
Comandante General al teniente coronel del Ejército Rafael Astudillo, que
según nuestro biografiado "era un monstruo, no nos podía ver ni en pintu­
ra".
Con el tratamiento dado a la institución policial y las bajas producidas,
Antonio Villagómez comprendió que se avecinaban oscuros nubarrones en
su futuro profesional. Luego de haber sido dado de baja, pensó irse a su
tierra, pero nuevamente puso de manifiesto su temperamento para tomar
decisiones. Resulta que a la vuelta de la esquina de la Comandancia Gene­
ral de Policía, que en aquellos años funcionaba en la calle Rocafüerte, entre
Imbabura y Cuenca, había una tienda de víveres que se hallaba en venta.
¡Qué carajo", se dijo, y preguntó cuánto costaba; le respondieron tres mil
sucres. Compró la tienda, tuvo buena clientela y mucha acogida; vendía
papas, cebollas y más productos de primera necesidad. Le fue bien.
A los pocos meses, por insinuación del teniente Alfredo Narváez y en vir­
tud de conocerse que se estaba necesitando oficiales en la Institución, por­
que no estaban satisfechos con los "veintiocheros" que entraron por la ven­
tana, se fue a hablar con el Comandante General, quien le recibió con buen
agrado y accediendo a su ofrecimiento de servicios, dispuso su reincorpora­
ción destinándolo al Cuerpo de Guardias Civiles "Cotopaxi" No. 1 3 .
En el año 1 948 fue trasladado con el pase al Cuerpo de Guardias Civiles
"Tulcán" No. 1 O; posteriormente al Cuerpo "Bolívar" No. 1 1 , donde per-
136
BIOGRAFIAS POLICIALES

maneció un año; de allí fue trasladado al Cuerpo "Cotopaxi" No. 1 3 . Más


tarde fue destinado al Cuerpo "Laja" No. 7, como Comandante de Compa­
ñía; a continuación fue trasladado a prestar su contingente al Cuerpo
"Azuay" No. 6; y luego, por segunda ocasión, al Cuerpo "Tulcán" No. 1 0,
pero en esta ocasión como Comandante de la Unidad. Años más tarde, y ya
en la jerarquía de mayor, fue nombrado Director General de Seguridad y
Defensa Continental, en Quito. Posteriormente fue destinado a prestar
servicios en el Regimiento de Guardias Civiles "Quito" No. 1 .
En junio de 1 95 8 el coronel Villagómez es designado como Comandante
del Regimiento Guayaquil No. 2, época en la que Asaad Bucaram arremetía
contra el Presidente Camilo Ponce Enríquez. En dicha ciudad había gran­
des manifestaciones, la situación era difícil, los manifestantes atacaban a
los colegios, mercados y comercios; y la _prensa, como siempre, golpeaba
terriblemente a la Policía, demandando más acción. Con el respaldo del
Intendente de la provincia, se hizo conocer a la ciudadanía que a partir de
aquel día quedaban prohibidas las manifestaciones de todo tipo, y que si las
había serían disueltas por la fuerza. El gobernador recomendaba a la Poli­
cía que se actúe con prudencia.
El personal policial fue ubicado estratégicamente en la ciudad: en los mer­
cados, negocios y centros comerciales, para evitar sean saqueados por los
manifestantes y delincuentes. Los policías eran recibidos a pedradas, pero
ellos las recogían y las lanzaban nuevamente contra los manifestantes, a
falta de gases. Tras duras refriegas los agresores se daban a la fuga, pero
nuevamente atacaban. La prensa dio cuenta que hubo 1 5 gendarmes muer­
tos y abandonados en plazas y calles, lo que era mentira, pues realmente
sólo hubo un muerto. Tras los combates, los policías llegaban al cuartel
como podían.
Ante tan peligrosa_ situacióh, la superioridad de la Armada ubicó en el cuar­
tel policial un pelotón con 3 0 hombres, previniendo un ataque de turbas en
la noche, según las palabras del oficial que los comandaba. Al informarse
de aquello, el coronel Villagómez le había respondido al oficial: "Mi queri­
do capitán, no somos de algodón, aquí hay varones, he distribuido a la gen­
te estratégicamente; hasta los cocineros están armados".
Pero la refriega continuaba en las calles; la prensa hablaba luego de 800
muertos. "Pero eso era mentira, era exagerado", manifiesta nuestro biogra­
fiado, y agreg;a: "los muertos máximo habrían sido veinte". De todas ma-
137
neras la prensa fue dura con la Policía, calificando a sus integrantes de ase­
B!OGRAFIAS POLICIALES

sinos.
"Al siguiente día corrían bolas de que nos iban a matar", señala el general
Villagómez y complementa: "Pero no pasó nada, salimos uniformados al
servicio como de costumbre, a pie, y nadie nos dijo nada; la prensa recono­
ció a los tiempos nuestro trabajo, y nos felicitaron".
Como corolario anecdótico de este episodio en la vida profesional del gene­
ral Antonio Villagómez, es preciso señalar que, una vez superado el pro­
blema en Guayaquil, el Jefe de la Zona Militar, le dijo: "Ya ve, el problema
lo crean los políticos", pero la respuesta inmediata del coronel Villagómez
fue: "Los mandatarios, dirá; ¿A quién les mandan a controlar cuando el
pueblo se agita y la delincuencia se aprovecha? No les mandan a los fran­
ciscanos ni a los carmelitas, sino· a los policías".
En noviembre de 1961, Antonio Villagómez ostentaba el grado de coronel
y desempeñaba las funciones de Primer Comandante del Regimiento de
Policía "Quito" No. 1. El país se encontraba confundido con el distancia­
miento entre el Presidente Velasco Ibarra y el Vicepresidente Carlos Julio
Arosemena; manoseo político, declaraciones en la prensa, discusiones
constitucionales, criterios encontrados, etc., era la tónica del día. A falta
del mando policial luego de la salida de su Comandante General, el coronel
Antonio Villagómez acude con un grupo de oficiales a la Presidencia de la
República, donde el recientemente posesionado Presidente doctor Carlos
Julio Arosemena Monroy, a prestarle en tradicional procedimiento el res­
paldo policial al poder legalmente constituido.
Como el mando institucional se hiciera humo ante el repentino cambio de
gobierno y la posesión como presidente del doctor Arosemena Monroy, los
coroneles de la plaza de Quito se reúnen en Consejo Superior y emiten un
comunicado, haciendo conocer que la Institución se somete disciplinária­
mente al mando del oficial de mayor jerarquía y antigüedad, señor coronel
Antonio Villagómez Aguilar, mientras el gobierno designe al Comandante
General titular. A los tres días fue convocado por el ministro de Gobierno,
doctor Leonardo Cornejo Sánchez, e inmediatamente fue suscrito el corres­
pondiente decreto ejecutivo encargándole la Comandancia General.
Ascendido al grado de comandante general, Antonio Villagómez desempe­
ñó las funciones de Comandante General de la Policía Nacional desde el 14
de noviembre de 1961, en reemplazo del señor comandante general Cristó-
138
BIOGRAFIAS POLICIALES

bal Saá Sevilla, hasta el 1 7 de julio de 1 962, en que entregó el mando al


comandante general Francisco Andrade Crespo.
En los seis meses que comandó a la institución policial, entre otras obras y
gestiones no menos importantes, se pueden mencionar las siguientes: la
expedición y aprobación del Reglamento para Funcionamiento del Consejo
Superior; la donación e incorporación de los primeros Laboratorios de In­
vestigación Criminal, tanto para Quito como para Guayaquil, por parte de
la División de Seguridad Pública del Punto IV, incluyendo modernos equi­
pos e instrumentos para el desarrollo y actividad de la identificación dacti­
loscópica; la realización de un nuevo curso de caballería para oficiales de la
Institución, que se cumplió con éxito en las instalaciones de la Escuela de
Policía; el reconocimiento de la personería jurídica de la Cooperativa de
Cesantía Policial y la aprobación del correspondiente reglamento; la crea­
ción e inauguración oficial de la Escuela de Policía Rural "Las Peñas",
ubicada cerca de Babahoyo; y, el establecimiento de la Caja Policial, sepa­
rándola de la Caja Militar, con la fijación de los fondos pertinentes para
atender el pago de las pensiones al personal policial en servicio pasivo.
Durante el ejercicio de estas últimas funciones, había solicitado su baj a por
dos ocasiones al Presidente Arosemena, porque "había que dar paso a los
jóvenes", pero en ambas ocasiones le fue negada. Ese era su deseo, pero
finalmente se retiró de la Institución al cumplir los 3 0 años de servicio, a la
que sirvió con lealtad, entereza y honestidad.
Su preocupación permanente fue la de construir un hospital, pues constató
personalmente la carencia casi total de atención a la salud del personal,
especialmente de tropa, pues prestó su contingente en casi todas las unida­
des policiales de la República y conocía de esta situación. "Pobre tropa",
nos dice en la entrevista. En su ejercicio del mando policial consiguió la
asignación de 200 mil sucres para iniciar la construcción del hospital, de­
biendo continuar dicha tarea su sucesor. En este afán continuó los trámites
pertinentes y visitó en su oportunidad a los comandantes generales subsi­
guientes, a quienes les habló del tema, pero no encontró respuesta positiva
en ellos. Al respecto dice: "En ese entonces a los retirados nos miraban
como al perro, como intrusos".
Su probada entereza de carácter, disciplina, voluntad de trabajo y honorabi­
lidad en sus actos, hombre valiente y generoso, con gran sentido profesio­
nal, solidario con su tropa y sus principios, fueron factores de confianza,
simpatía y sobre todo de respeto por parte de compañeros, autoridades,
139
BIOGRAFIAS POLICIALES

gobernantes, militares y amigos. Sus actuaciones constituyen ejemplo para

permanentemente marcados en su conducta diaria, mientras vistió el uni­


las futuras generaciones de policías. Los principios doctrinarios estuvieron

forme verde aceituna.


Su vida profesional fue una sucesión de experiencias aleccionadoras, llegó
al máximo grado por méritos propios, arriesgó en muchas ocasiones su vida
y tomó decisiones valientes en defensa de la Institución.
Una vez acogido al servicio pasivo en 1 96 1 , el comandante general Anto­
nio Villagómez Aguilar recibió su cesantía y su pensión de retiro, pero él
no se quedó tranquilo, su espíritu muy aventurero le impulsó a buscar for­
tuna en otras tierras; trabajó en el ferrocarril a San ,Lorenzo durante 20
años. "Me saqué el aire", dice. Recuerda también que estuvo en Lita, una
población entre Esmeraldas y San Lorenzo, que era tierra de nadie; venían
los colombianos, se tomaban las tierras y después las vendían; lo quy de­
nunció a las autoridades varias veces pero nadie le hizo caso. El también,
con esfuerzo y dedicación, se hizo de una propiedad de 400 hectáreas, don­
de tenía ganado vacuno y caballar: "No podía quedarme en la plaza grande
fumando Progreso", agrega.
Actualmente es un hombre hogareño, buen padre, se preocupa por sus hijos
y adora a su familia; para él su mayor satisfacción es llevar una vida de
afecto y cariño, "que es lo que vale", manifiesta; su mayor tristeza la tuvo
hace 25 años, cuando el fallecimiento de su querida esposa. "Cuando mue­
re el cantor, muere la vida, todo es oscuro", lo dice como recitando y con
notoria nostalgia.
Habrá tenido el señor general Villagómez otros homenajes y reconocimien­
tos, pero esta obra biográfica auspiciada por el Instituto de Estudios Histó­
ricos de la Policía Nacional, dedicada a los prohombres de la institución
policial, es sin duda el primer homenaje de reconociµiiento que lo recibe en
vida; es una forma de honrarlo y reconocer sus méritos y su voluntad de
servicio a la Policía Nacional, en cuya militancia demostró su temple en los
momentos difíciles, evidenciando ser un hombre leal y convencido de sus
principios. Cuando le pusieron a prueba no vaciló en tomar decisiones en
defensa de la Institución, de sus hombres y de su propio honor y dignidad.

1 40
B!O<JRAFIAS POLICIALES

HEROES POLICIALES
(OFICIALES)

141
BIOGRAFJAS POLICIALES

1 42
BIOGRAFIAS POLICIALES

Ledo. Luis Arturo Venegas De la Torre


Coronel de Policía de E.M.
Miembro de Número del INEHPOL

MANUEL GABRIEL
ARTEAGA OÑATE

CAPITAN DE POLICIA

A las 8 de la noche del 15 de diciembre de 1993, doña Teresa Piedad Oñate


contestó el teléfono: era su hijo Manuel Gabriel que le llamaba desde la
ciudad de Tena, para informarle que a las siete de la mañana salía como
parte del operativo "Amanecer", y que estaba un poco preocupado porque
los motores de las lanchas no funcionaban bien. Manuel Gabriel le pidió
sus bendiciones y le solicitó que cuidara a su esposa y a su hijo. Llamó
también a Natalia, su esposa, y le dijo que le amaba y que pronto estaría
junto a ella y su hijo Andrés Sebastián, que apenas tenía seis meses de na­
cido.

Al día siguiente, Manuel Arteaga abrió sus ojos, y disfrutó lo bello y grato
de la vida con el nuevo amanecer: Se levantó de su cama, compañera y
testigo de sus sueños, quimeras e ilusiones; se vistió con el uniforme de los
hombres que luchan por la paz, la tranquilidad y el sosiego. Pasó lista a su
personal de las Patrullas Fluviales, agregado al Comando Provincial de
Policía "Napo" No. 20, dio parte de las novedades a sus superiores y salió
rumbo al operativo "Amanecer" sobre el inmenso y majestuoso río Putu­
mayo.

El grupo de valientes policías ecuatorianos, comandados por el teniente


Manuel Arteaga, no regresó nunca. Fueron emboscados y acribillados co­
bardemente por los guerrilleros, narcoterroristas y narcotraficantes colom­
bianos. El primero en caer abatido por las balas asesinas fue Manuel; allí se
truncó una vida predestinada a ser ejemplo de sacrificio, por el trabajo a
favor de los débiles, de los pobres, de los niños, de los ancianos, de los
143
desposeídos; en contra de los prepotentes, de los abusivos, de los inhuma­
BIOGRAFIAS POLICIALES

nos. Se extinguió una vida destinada a luchar contra la delincuencia organi­


zada, la delincuencia común, el narcotráfico y el terrorismo. Se extinguió
una luz, guía del camino a recorrer en la meta del orden y seguridad. Mode­
lo de hijo, hermano, esposo y padre, pero sobre todo de "Policía".

Manuel Gabriel Arteaga Oñate nació en la parroquia El Quinche, cantón


Quito, provincia de Pichincha, el 1 de enero de 1965; hijo de Juan Arteaga
Palomino y_ Teresa Piedad Oñate. Fue el segundo de cinco hermanos: Gui­
do Gustavo, Manuel Gabriel, Gloria Manuela, Myriam Patricia y Juan Aní­
bal. Vino al mundo en un hogar de características humanitarias, solidario y
trabajador, muy cristiano y con alto concepto de los valores y virtudes.

La casa de su familia está ubicada en El Quinche, sector de La Esperanza;


allí dio los primeros pasos y mostró el descompasado ritmo de sus travesu­
ras, iguales a las de todo niño normal. En esa casa de amplios corredores,
baja y bien soleada transcurrieron los primeros años de su infancia.

Los estudios primarios los realiza con los maestros de la Escuela Católica,
inicialmente, y posteriormente en la escuela fiscal "Pío Jaramillo Alvarado"
de El Quinche, entre los años 1969 y 1974. Fue un estudiante brillante; al
término de cada año recibió el diploma a la excelencia; fue abanderado del
Pabellón de la Escuela en quinto grado y abanderado del Pabellón Nacional
en sexto. El cómputo general de sus calificaciones de primero a sexto grado
evidenció un promedio muy alto.

La formación secundaria la inició y culminó en el Colegio Nacional "Car­


denal Carlos María De la Torre" de El Quinche; donde fue su abanderado
desde el primer curso; recibió seis diplomas a la excelencia; y, fue Presi­
dente del Consejo Estudiantil. Obtuvo el título de bachiller en Humanida­
des, especialización Físico Matemáticas, con la calificación de muy buena.

Permanentemente rendía homenaje a sus progenitores, a través de solicitar


su bendición al despertar, al salir a la escuela, luego de servirse los alimen­
tos y al acostarse; gustaba de los paseos familiares y acompañaba a su pa­
dre en las tareas del campo. Era cariñoso y solidario con sus hermanos.

Como un caso anecdótico, se cuenta que alguna vez cabalgó junto a su


padre, y que éste, molesto porque Manuel Gabriel se retrasaba, le dijo:
"Apúrese; usted no será nunca hombre a caballo"; pero la respuesta de su
144
BIOGRAFIAS POLICIALES

hijo, un tanto altanera, fue: "No puedo serlo, porque lo que me han dado es
un burro".

Quiso ser ganadero como su padre; soñaba con tener una hacienda con
ganado caballar, vacuno, bovino y muchas aves; una gran casa y una gran
familia con la cual compartir su vida, tener una ejemplar esposa y muchos
hij os; vivir con sus padres y prodigarles todo tipo de atención, cariño y
protección en respuesta a su generosidad de haberle dado la vida.

Una tarde, en su natal El Quinche, ' fue testigo presencial de un hecho que
marcaría el cambio de rumbo en su vida: un niño fue atropellado por un bus
y quedó gravemente herido sobre la calzada; pasaron algunos minutos y
nadie le prestó auxilio. El no sabía qué hacer. Miraba inerte el cuerpecito
del niño que yacía en las frías piedras; de pronto, la presencia oportuna de
un policía, quien con su decisión y procedimiento profesional permitió que
el niño sea trasladado de inmediato al hospital y salvara su vida. Manuel se
identificó con el esfuerzo del uniformado, sintió como una brasa recorrer
por sus venas cuando observó que el agente del orden tomó en sus brazos al
niño y le trasladó al hospital. Le impresionó gratamente el acto humano y
solidario del policía; en ese instante deseaba ser la persona que auxilió al
niño. Siempre resaltó entre su familia, los compañeros de la escuela y el
colegio la actitud de los policías que solucionaban problemas y ayudaban a
la gente. En algún momento de su vida planteó a sus padres el interés de
ser policía, especialmente cuando su hermano mayor, Guido, obtuvo el alta
de policía; él fue siempre su referente. En ese instante tomó la decisión. Se
acercó al Destacamento de Policía y preguntó al j efe qué debía hacer para
entrar a la Institución. El le sugirió que como era bachiller y había sido un
buen alumno se haga Oficial, que compre el prospecto en el Instituto Na­
cional de Policía que quedaba en Quito, en la avenida De la Prensa. Pidió a
sus padres que le ayudaran, rindió y aprobó los exámenes, adquirió el equi­
po, se despidió de su familia con una gran fiesta, se despidió de su Virgen
de El Quinche, llenó de ilusiones su maleta y tomó el camino rumbo a la
Capital.

¿Quién influyó en' Manuel para que tome esta decisión? Cuando se habla
de una profesión, h� factores sicológicos, externos e internos, definen una
tendencia hacia una función determinada; pero cuando se habla de la voca­
ción de ser policía no hay explicación humana, sino que tiene injerencias
divinas, ante lo cual la palabra detiene su hálito y se limita a dar paso al
espíritu para que siga su camino.
145
Manuel no solo que sintió la necesidad de ser policía como vocación sino
BIOGRAFIAS POLICIALES

como una forma de vida para servir a sus semejantes, a los más necesitados.
Percibió que cuidando a la gente ayudaría a encontrar alguna solución a
sus problemas.

Con ese sino ingresa a la Institución el I de noviembre de 1985 en calidad


de cadete de planta. Fueron 13 5 jóvenes los que iniciaron la conquista del
espacio para formarse y ser oficiales de Policía. A Manuel le asignaron el
número 136.

Manuel respondió con firmeza y obediencia a la rigidez disciplinaria; fue


rebelde ante la pedantería y sumiso a la orientación de su genio, dejándose
llevar por el régimen de la voluntad, lo que le condujo a ser un cadete
ejemplo para todos.

Demasiado serio, muy recto en sus procedimientos, temperamental, gran


deportista, practicaba el volley, integró el equipo de la gimnasia de doble
esfuerzo, tenía una resistencia física increíble; era partidario del ejemplo
para que las cosas marchen bien.

El 15 de junio de 1988 culmina su carrera y se gradúa como subteniente,


alcanzando la primera antigüedad con sobra de méritos.

En una solemne y gallarda ceremonia, junto con sus 41 compañeros de la


quincuagésima promoción, al unísono y a viva voz exclamaron: "Yo, Sub­
teniente de Policía juro por Dios y por esta Bandera, respetar la Constitu­
ción y las leyes de la República, velar por el honor y prestigio institucional
ofrendado mi vida si fuera necesario".

El eco de las salvas y de los clarines anunciando al mundo el nacimiento de


los nuevos caballeros de la paz, quedó en la retina y en el corazón de todos
los que asistieron a la ceremonia, presidida por el Presidente de la Repúbli­
ca León Febres Cordero Rivadeneira, el Gabinete Ministerial, Cuerpo Di­
plomático, Fuerzas Armadas y el Alto Mando Institucional; pero sobre
todo, en el alma de Juan y de Teresa, sus padres; Guido, Gloria, Myriam y
Juan, sus hermanos, testigos presenciales de este fausto acontecimiento.

En el verde aceituna se reflejó la inmensa satisfacción del deber cumplido;


la camisa de un blanco resplandor fijó el valor de la honeslidad y respon­
sabilidad forjada por los juveniles años de la mano de su madre, su padre,
1 46
sus hermanos, sus maestros y sus amigos; el brillo de sus zapatos de charol
BIOGRAFIAS POLICIALES

crecía a medida que transcurría la ceremonia, en ellos se reflejaba imponen­


te el astro rey; su sable, símbolo de autoridad, que le otorgó la nación para
respetar y hacer respetar las leyes, conformaron el marco ideal con el que
sueña la gente que cree en el ser humano como la única alternativa de me­
jorar el mundo.
En su erguido pecho el Presidente le impuso la condecoración "Al Mérito
Profesional" en el grado de "Caballero", y le comprometió a que el brillo
de la medalla sea más intenso por las acciones positivas que tiene que reali­
zar a favor de los ecuatorianos. Sonaron clarines y trompetas, la vida de
cadete transcurrió por su mente en fracciones de tiempo y lágrimas de feli­
cidad recorrieron las mejillas de sus padres.
También las repúblicas de Japón, Colombia, Chile, España y Estados Uni­
dos se solidarizaron con el esfuerzo realizado por Manuel y le entregaron
sendos reconocimientos.
A continuación, el desfile en honor a las autoridades presentes, el brindis, la
felicitación personal del Presidente de la República, de los familiares, de
los amigos, de los compañeros. Luego a trabajar.
Mediano de estatura -un metro setenta- y un cuerpo fino, elegante y nervio­
so, como una espada toledana. Fuerte y audaz, desde luego, no conoció el
reposo, y los obstáculos tenían que apartarse porque ponía en acción siem­
pre todas sus fuerzas, arriesgando hasta la vida. Las fatigas y los placeres
acentuaron su temple, dándole una superioridad de indiscutible dominio.
Vivía en permanente tensión.
Los ojos claros, vivísimos, le brillaban con quemante intensidad; no llora­
ron nunca, por lo mismo tenían una marca de profunda tristeza. De los la­
bios grandes, despectivos, saltaban solamente elocuentes expresiones de
apoyo y de cumplimiento del deber.
Los hondos surcos de su frente simbolizaban los senderos fértiles que reco­
rrió. Las ternillas se inflamaban a menudo, a cada golpe de pasión, y sólo
permanecían quietas a la hora del peligro o en el desarrollo de la lucha por
mantener el orden y la seguridad.
Era abnegado, usaba la sabiduría del perdón, dormía en el suelo si era del
caso ceder su cama. Tenía sobre todo la humildad infalible de rectificar con
entereza sus errores, propios de su temperamento.
147 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Inmediatamente a su graduación� es designado a prestar sus servicios en el
BIOGRAFIAS POLICIALES

Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1; Servicio Urbano. Me­


ses después es designado por la superioridad para realizar, en representa­
ción de la Policía Nacional, el Crucero de Instrucción Internacional de
guardiamarinas de la Escuela Superior Naval, a bordo del Buque Escuela
"Guayas", con el siguiente periplo: Guayaquil - San Cristóbal (Galápagos) -
Panamá - Colón - La Habana (Cuba) - Santo Domingo (República Domini­
cana) - La Guaira (Venezuela) - Cartagena (Colombia) - Colón - Panamá -
Guayaquil, evento que se inició el 23 de enero de 1989 y finalizó el 29 de
abril del mismo a.ño.

Durante la travesía, ante la tripulación del Buque Escuela dictó una confe­
rencia relacionada con la Policía Nacional, la misma que tuvo el mejor de
los éxitos, por lo que fue objeto de felicitaciones de todo el personal. Días
después, mediante oficio del Comando de Operaciones Navales, se hace
llegar al Comando General de la Policía Nacional una felicitación especial
por el excelente desempeño y rápida adaptación del subteniente Manuel
Gabriel Arteaga Oñate, en la que se destaca el excelente cumplimiento de
sus actividades durante su permanencia a bordo, en la que demostró su alto
espíritu de cooperación y disciplina militar

El 14 de agosto de 1989 es trasladado con el pase al Comando Provincial


"Guayas" No. 2, Servicio Urbano; y, el l de enero del 1990, al Servicio de
Migración del mismo Comando.

El 3 1 de julio de 1990 pasa a prestar sus servicios en el Comando Provin­


cial de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio de Tránsito, Revisión; y, el 15
de enero de 1991 es asignado al Comando. Provincial de Policía "Tungura­
hua" No. 9, Servicio Urbano. Allí conoció, en Ambato, a la mujer que se
convertiría en su esposa: Yolanda Natalia Cabezas Félix. El 20 de marzo de
1992 retorna al Comando Provincial de Poli�ía "Pichincha" No. 1, Servicio
de Tránsito, esta vez al Grnpo de Tránsito.

Luego de un año de noviazgo, Manuel Gabriel y Yolanda Natalia contraen


matrimonio en Quito, en la iglesia de Santa Teresita. El 3 de junio de 1992
es comandado en la Dirección General de Personal, Sección de Tropa. Y el
14 de julio del mismo año, luego de cumplir con los requisitos legales y
pertinentes, es ascendido al grado de teniente. Días después, el 31 de julio,
es dado el pase al Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, Jefa-
148
BIOGRAFIAS POLICIALES"

tura Provincial de Tránsito, Servicio de Investigación de Accidentes de


Tránsito.

El 1 de octubre de 1 992 se cumple uno de sus sueños, al destinársele a la


Escuela Superior de Policía en calidad de Instructor; coyuntura que supo
aprovechar para disfrutar de la sublime actividad académica y cumplir con
el compromiso de convertirse en el efecto multiplicador de los conoci­
mientos adquiridos.

El 29 de diciembre de 1 992, se le declara en comisión de servicios en el


exterior, república de Panamá, a fin de que realice un curso de "Operacio­
nes Costeras y Fluviales y Operaciones de Lanchas Patrulleras", el mismo
que se efectúa del 8 de enero al 4 de marzo de 1 993 . Concluido el curso, el
1 7 de marzo del mismo año la superioridad policial dispone su traslado a
las "Patrullas Fluviales", en calidad de comandado, pase que se concreta el
1 O de septiembre del mismo año.

En ese mismo año, el 1 5 de junio, Manuel Gabriel debió haberse sentido el


hombre más afortunado del mundo, pues en Ambato nació su primer y úni­
co hijo: Andrés Sebastián.

El 1 6 de diciembre de 1 993, a las 07h00, pasó lista el personal de las Patru­


llas Fluviales; a las 07h30, para cumplir con lo planificado en el operativo
"Amanecer", salió a proveer de combustible a siete lanchas. A las 09h00
emprendieron el recorrido aguas arriba por el río Putumayo; a la cabeza la
lancha Bo,ston Whaler, al mando del capitán Tuesman Garcés; en segundo
lugar la lancha Tiburón, al mando del teniente Manuel Arteaga; luego la
lancha Piraña, al mando del subteniente Fausto Buenaño; en cuarto lugar la
lancha Tiburón, al mando del teniente Hugo V inueza; en penúltimo lugar la
lancha Boston Whaler, al mando del mayor Velasteguí; y finalmente la
lancha del COE, al mando de un sargento del Ejército. En el trayecto pasa­
ron Peña Colorada y avanzaron hasta Piñuña Negra, sitio en el cual recibie­
ron la disposición de retornar. Llegaron hasta San Lorenzo, en donde insta­
laron un puesto de vigía y escucha. A las 1 4h00 iniciaron el retorno enca­
bezados por la lancha del COE, la lancha del mayor Velasteguí, del teniente
Arteaga, del subteniente Buenaño, del teniente Vinueza que remolcaba a la
lancha del teniente Mora y finalmente la del capitán Garcés. Posteriormen­
te sufrió daños la lancha del COE, siendo auxiliada por la lancha del mayor
Velasteguí.

1 49
A las 15h00 la lancha de Manuel flameaba la bandera tricolor del país y la
BIOGRAFIAS POLICIALES

bicolor de la Policía Nacional; cantaban el himno a la bandera como acto de


motivación para proteger a su Patria. Al entrar en la curva del sitio denomi­
nado Peña Colorada fueron emboscados salvajemente, se produjo un inten­
so fuego de armas automáticas, lanzamiento de granadas de mano y propul­
sadas que salían de la selva como si fueran una lluvia. Desde las riberas
ecuatoriana y colombiana las lanchas fueron torpedeadas con rokerts y
explosivos, sin darles tiempo para nada, pues no sabían quiénes eran; ante
tal ataque todas las lanchas trataron de cubrirse y retirarse del lugar acele­
rando los motores para salir de la emboscada. En una de las lanchas Tibu­
rón, al mando del teniente Manuel Arteaga, iban el subteniente Lasso del
GIR y los policías Zambrano, Mora, Camacho, Saavedra, Chacha, Estupi­
ñán, Mendoza y otros, en total 1O; tomaron sus armas y repelieron el ata­
que, se defendieron como verdaderos patriotas, valientes, aguerridos, gua­
pos ante el peligro y la muerte, sublimes ante lo alevoso de la agresión. En
ese momento Manuel debió haber recordado el juramento que hizo cuando
se graduó de subteniente: "defender a la Patria ofrendando su vida si es
necesario"; arengó a su tropa, les infundió valor, repelieron el ataque; no se
amilanaron pese a estar heridos, las balas exterminadoras habían impactado
en el alma del País, de sus hijos, de su tierra, de su alegría y su tristeza, de
sus cantos y plegarias, habían impactado en el rostro de los 12 millones de
ecuatorianos reflejados en los cuerpos de nuestros policías; en un instante
de preciso presentimiento ordenó a su personal lanzarse al agua, una lluvia
de granadas despedazó completamente la lancha Tiburón; nadaron tratando
de alcanzar las orillas del río Putumayo, se apoyaron en un tronco que flo­
1
taba junto a ellos, recibían fuego de ambos lados; el policía Zambrano salió
del agua pero fue acribillado a balazos. Manuel exclamaba permanente­
mente "Viva la Patria", "Viva el Ecuador", "Viva la Policía Nacional";
recibió varios disparos en su cuerpo, especialmente en la cabeza, fallecien­
do instantáneamente; su cuerpo quedó flotando en las aguas del Putumayo.
Los policías Saavedra y Chacha salieron a la orilla con las manos arriba,
allí se dieron cuenta que los asesinos eran más de 200 entre hombres y mu­
jeres, todos jóvenes, vestidos de camuflaje verde similar al uniforme que
utilizan los soldados de nuestro ejército; llevaban una cinta de color amari­
llo en el brazo izquierdo, les interrogaron, les vejaron, les quitaron todas las
pertenencias, las armas, los uniformes, les preguntaron si eran colombianos.
Los bárbaros se lanzaron al agua y sacaron los cadáveres y los abandonaron
en la orilla, se lanzaron nuevamente al agua y sacaron las armas; se identi­
ficaron como miembros de las FARC, Columna No. 12. Un helicóptero
ecuatoriano hizo su aparición pero fue repelido con balas e inclusive con
1 50
cohetes. En una lancha fueron llevados aguas abajo y dejados cerca de una
BIOGRAFIAS POLICIALES

escuela colombiana. Un pescador del sector les auxilió en una lancha y


fueron trasladados a la base.

El cadáver de Manuel, que yacía en la orilla, fue rescatado posteriormente


por sus compañeros y trasladado hasta la base, y de allí en cortejo fúnebre
aéreo hasta Quito.

En el río Putumayo quedó la energía y el espíritu de Manuel, su sangre y su


vida como ofrenda a la sagrada misión de garantizar el orden y seguridad
públicos; y los maderos, clavos y tornillos de las lanchas, como fiel reflejo
de la estirpe ecuatoriana, de la raza bravía de nuestros antepasados, de su
gente. Sus regiones, su bandera, su himno y su escudo. En el río quedó
impregnado el aroma de la vida de Manuel; sus aguas se tiñeron para siem­
pre de verde aceituna, como una esperanza cierta de mejores días para los
ecuatorianos.

Cuarenta y siete miembros de las Patrullas Fluviales fueron emboscados:


42 policías y 5 soldados. Tres cadáveres del personal del Ejército se encpn­
traron totalmente calcinados, sin ser posible su identificación. Tres desapa­
recidos: un policía y dos soldados.

El avión Avro que transportó los cadáveres de nuestros héroes aterrizó en la


pista del Aeropuerto "Mariscal Sucre". En el campo de ceremonias de la
Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo" se levantó la
capilla ardiente; hasta ese lugar asistió todo el pueblo ecuatoriano. Poste­
riormente, en una impresionante caravana de solidaridad, los restos morta­
les de Manuel Gabriel fueron trasladados a su tierra natal: El Quinche, don­
de recibieron cristiana sepultura. El Presidente de la República declaró
tres días de duelo nacional en honor a nuestros héroes.

El Presidente de la República dispuso su ascenso al grado de capitán de


Policía y el otorgamiento de la condecoración "Al Valor", en reconoci­
miento a las virtudes cívicas y patrióticas de nuestro héroe.
El nombre Manuel Gabriel Arteaga Oñate, quedó grabado en el monumento
a los Héroes de la Policía Naciónal, en donde recibirá cada 2 de marzo el
homenaje de sus hermanos policías.

Su Triunfo se convirtió en Gloria.


151
BIOGRAFIAS POLICIALES

1 52
BIOGRAFIAS POLICIALES

Edmundo Efraín Mera Hernández


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

JORGE WILFRIDO
AYALA RUGEL

TENIENTE DE POLICIA

El testimonio de ésta como de otras vidas ofrendadas por la Policía Nacio­


náLen procura de la paz ciudadana, permanece silente en el calendario que
registró los días y las noches de su sacrificio. El .holocausto y la sangre
derramada por este héroe policial: Jorge Wilfrido Ayala Ruge1, permanece­
rán inscritos con caracteres indelebles en los corazones de todos los policías
ecuatorianos.

Jorge Wilfrido Ayala Ruge! nació en la ciudad de Ambato, provincia de


Tungurahua, el 21 de enero de 1971. Fue el primer hijo del matrimonio
conformado por don Jorge Enrique Ayala y doña Blanca Romelia Ruge!;
sus dos hermanas menores son Lupe y Patricia.

Los estudios primarios los realizó en la escuela "Domingo Faustino Sar­


miento" de la ciudad de Pelileo; mientras que los secundarios los efectuó
en el colegio "Mariano Benítez" de la misma ciudad, en donde obtuvo el
título de bachiller en la especialización de físico matemático, el 7 de agosto
de 1987.

Su decisión de ingresar a la Policía Nacional se debió a la influencia de su


tío, el señor general de Policía Wilfrido Ayala Castro, actualmente en ser­
vicio pasivo; habiéndolo hecho el 15 de septiembre de 1 988 como cadete
en la Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo".

Luego de graduarse como subteniente, su primer destino profesional fue el


Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio de Tránsito,
1 53
Grupo de 'Tránsito de Pichincha, el 26 de agosto de 1991. Posteriormente,
BIOGRAFIAS POLICIALES

el 31 de agosto de 1992, es trasladado con el pase a prestar servicios en el


Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, Oficina de Investigación
del Delito, Subjefatura de Milagro.

La característica principal de la personalidad de Jorge Wilfrido, al decir de


su tío don Carlos Ayala y de su compañero el capitán Carlos Blanco Dávi­
la, se parecía a la de su madre: muy respetuoso con sus mayores y sobre
todo muy hogareño. Era un hijo muy obediente, educado con los preceptos
católicos, muy caritativo y pensaba siempre en el bienestar de los demás
más que en el suyo propio; de ahí también la inclinación para haber escogi­
do la carrera policial, profesión desde la cual podía poner en práctica la
bondad y dejar a un lado sus intereses personales, ·para trabajar y hacer
prevalecer los de la colectividad.

Jorge Wilfrido se caracterizó por ser una persona muy tranquila, se podría
decir que hasta un poco tímida, introvertida; a pesar de tener sus amigos de
barrio, fue una de las personas que no gustó de la holgazanería ni de la
jorga; al contrario, prefería mantenerse en casa junto a su madre. Gustaba
de jugar al fútbol y principalmente al básquet, siendo seleccionado en esta
disciplina deportiva en su natal Pelileo.

Durante su corta carrera policial de cuatro años y seis meses, realizó el


Curso Básico de Inteligencia Policial, dictado por la Unidad de Investiga­
ciones Especiales (UIES), y un Curso de Operaciones Tácticas Especiales,
dictado por el Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en Quito.

El día martes 6 de abril de 1993 , en la prevención del cuartel de Policía de


la ciudad de Milagro, siendo aproximadamente las 19h00, se recibió una
llamada telefónica anónima, comunicando la presencia de un vehículo por
el sector del estadio "Los Chirijos" en actitud sospechosa; novedad que le
fuera comunicada al Jefe del Comando Rural de la Policía de Milagro,
quien dispone que salga personal policial a atender esta denuncia . .

A las 19h20, utilizando un vehículo Trooper, el subteniente de Policía Die­


go Aníbal Fonseca, como Jefe de Patrulla; el subteniente de Policía Jorge
Wilfrido Ayala Ruge]; el sargento segundo José Macías Angulo; y, los
policías Pedro León Balseca Gallegos, Jhimy Karamazov Balarezo Sánchez
y Julio Eduardo Alulema Parra, se dirigen al sitio en mención, donde pre­
liminarmente no logran ubicar el vehículo denunciado, por lo que deciden
154
circunvalar los lugares aledaños; es así que a la altura de las calles Ambato
BIOGRAFIAS POLICIALES

y Eugenio Espejo logran divisar a la furgoneta marca Chevrolet Astro, co­


lor dorado con negro, placas GDI-766, optarido por salir del vehículo Troo­
per policial para verificar quienes eran los ocupantes; el primero en salir es
el subteniente Diego Aníbal Rueda Fonseca, seguido por el subteniente
Jorge Wilfrido Ayala Rugel, y luego lo hacen todos a excepción del con­
ductor del vehículo policial. Los dos señores oficiales se acercan hacia la
puerta anterior izquierda de la furgoneta, pero en esos instantes son recibi­
dos por ráfagas de metralleta que hacen blanco en los cuerpos de los men­
cionados oficiales, a consecuencia de lo cual fallece instantáneamente el
subteniente Diego Aníbal Rueda y cae mortalmente herido el subteniente
Jorge Wilfrido Ayala, así como también son heridos los señores sargento
segundo José Macías Angulo y pplicía Pedro León Balseca Gallegos.

En tales circunstancias, el policía Jhimy Balarezo Sánchez, que había esta­


do viajando en el asiento posterior del Trooper y había logrado salir por la
puerta posterior, se da cuenta que el sujeto que estaba en el asiento anterior
derecho de la furgoneta se había percatado de su acercamiento, y como ya
se había iniciado la balacera por parte de los delincuentes, ha podido tomar
el arma de dotación para su servicio, revólver calibre 38, y realiza un dispa­
ro sin dirigirlo a ningún blanco, momentos en que los delincuentes empren­
den la huída con rumbo desconocido. Los miembros policiales son auxilia­
dos y trasladados al hospital León Becerra, donde se les brinda los primeros
auxilios, pero en el caso del subteniente Jorge Wilfrido Ayala Rugel sólo se
ha podido comprobar su fallecimiento, por cuanto los impactos de bala
recibidos resultaron ser mortales.

Una vez conocida esta novedad, la superioridad organiza un operativo para


rastrear a los delincuentes involucrados en este doble asesinato y lesiones a
otros dos elementos policiales, y poco después se recibe la información
sobre la furgoneta, la misma que ha estado abandonada; y cuando se concu­
rre a verificar, se localiza en su interior el cadáver de una persona de sexo
masculino, que posteriormente es identificado como el sargento segundo de
Infantería de Marina, en servicio activo, Mario Rafael Larrea Carvajal.

Las investigaciones realizadas llevan a determinar que la autoría de estos


crímenes correspondía al contumaz delincuente Reynaldo Zamora Sandoya
y sus secuaces, por lo que las acciones policiales se orientan en ese sentido
y se logra la detención de 18 integrantes de su banda.

1 55
Al producirse esta agresión criminal injustificada y con absoluta superiori­
BIOGRAFIAS POLICIALES

dad en cuanto a calidad de armamento y su calibre, se hace racionalmente


necesaria la defensa instintiva del personal policial; a pesar de ello, los
antisociales no han dado tiempo para que este derecho se ejercite, sin em­
bargo, a,l interior de la furgoneta y a cierta distancia del teatro de los acon­
tecimientos, es localizado el cuerpo sin vida de uno de los más peligrosos
delincuentes, cuya atrocidad está demostrada en el sinnúmero de actos de­
lictivos.

La banda del tristemente célebre y contumaz delincuente Reynaldo Zamo­


ra, apodado "El Rey", había venido cometiendo una serie de ilícitos contra
entidades bancarias, comerciales, de valores, vehículos, etc., no solamente
en la provincia del Guayas sino también en otras jurisdicciones.

Como se puede apreciar de los hechos y circunstancias en que se desarro­


llaron los acontecimientos que dieron lugar a la pérdida de la valiosa vida
de dos jóvenes oficiales de Policía: Diego Rueda Fonseca y Jorge Ayala
Rugel, sin lugar a dudas se desprende que estuvieron siempre enmarcados
en cumplir con su misión de policías, esto es velar por el orden, paz y segu­
ridad social, anteponiendo a sus intereses personales los de la comunidad
en general, a tal punto de ofrendar su viµa como tributo a la paz ciudadana.

Vale anotar que no se logró la detención del jefe de la banda, Reynaldo


Zamora Sandoya, alias "El Rey", en esas fechas; sin embargo, los medios
de comunicación colectiva dieron cuenta de la detención de este delincuen­
te y asesino en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, por haber come­
tido diferentes delitos en ese país en 1999.
1

La Policía Nacional, amparada en los preceptos legales contenidos en la


Ley de Personal y por resolución del H. Conse� o Superior, resolvió ascen­
der al grado de teniente de policía, post mortem, a los dos oficiales caídos
en cumplimiento del deber, con fecha 6 de abril de 1993, día de su trágico
fallecimiento. )
Tanto la delincuencia éoµÍún como la organizada, cada día gana más y más
,

terreno en el país, manteniendo en zozobra a la ciudadanía. Tienen la posi­


bilidad de disponer de armas de grueso calibre, sofisticadas y modernas,
sobrepasando la capacidad de la institución guardiana del orden, esto es la
Policía Nacional; sin embargo, ésta es la única institución que por su sagra­
do deber, a pesar de estar en desventaja/se enfrenta con. estos delincuentes.
1 56
BIOGRAFIAS POLICIALES

Y tiene que luchar contra los efectos provocados por una corrompida so­
ciedad, sin que sea atendida por los gobiernos de tumo conforme es su
obligación. Un análisis geopolítico nos hace conocer que las causas están
en los consensos no llevados a cabo entre las élites políticas y las élites de
poder, que se han convertido en dueños del país, a pesar de conocer que las
clases más desprotegidas se mantienen en el hambre, la pobreza, la miseria
y el desempleo, y que éstas son las verdaderas causas de la delincuencia.

157
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Roberto Taco Zaldumbide


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

DARWIN PATRICIO
CABRERA PALLO

TENIENTE DE 'POLICIA

Considero un acontecimiento especial y trascendental para la vida institu­


cional, hacer hincapié al heroísmo y valentía demostrados por el señor te­

'
niente Darwin Patricio Cabrera Pallo, en sus actuaciones durante el tiempo
que permaneció en las filas policiales.

Darwin Patricio Cabrera Pallo nació en la ciudad de Quito el 27 de octubre


de 1971; fue hijo de don Marco Antonio Cabrera Tello y doña Carmen
Amelía Pallo Simba; su única hermana es la señorita Carmen Cabrera Pa­
llo, ya que por razones del destino sus dos hermanos mayores habían falle­
cido.

Darwin Cabrera dejó un pequeño hijo: Darwin Patricio Cabrera Mayorga;


bendición que Dios mandó a la familia Cabrera Pallo, y de quien se espera
- siga los pasos de su padre como un hombre de bien.

Sus estudios primarios los realizó en el Pensionado Bautista Universitario,


donde demostró ser el mejor alumno y por lo tanto el mejor egresado; la
secundaria la cumplió en la Academia Militar Borja No. 3, destacándose
nuevamente en su rendimiento académico y disciplinario, siendo conside­
rado como el mejor alumno, haciéndose merecedor a ser abanderado del
pabellón del Ecuador. Se graduó de bachiller en julio de 1989.

Posterior a ello quiso cumplir sus sueños de ingresar a la Escuela Superior


de Policía, para lo cual rindió los exámenes pertinentes, pero desafortuna-
1 58
<lamente no figuró en la lista de aprobados; por lo tanto, para no perder
BJOGRAFIAS POLICIALES

tiempo, se inscribió en la Politécnica Nacional, en donde cursó el primer


nivel de preuniversitario.

Darwin Patricio recibió su educación en una escuela cristiana llena de valo­


res y principios, lo cual se robustecía con la educación que le daban sus
padres en el hogar. Ya en la secundaria, en donde la disciplina era lo más
importante, Darwin maduraba y se desarrollaba en forma progresiva a la
par que crecía como ser humano; sus temores aumentaban al ver que las
injusticias en el país se tornaban normales; sobre todo con los más débiles.
Es así que este tipo de eventos es lo que más lo motivó para querer ser poli­
cía, para desde allí luchar con fe y esperanza por aquellos desprotegidos y
desamparados por )a justicia.

Su admiración por la institución policial aumentaba en la medida que cono­


cía más de cerca los principios de la misma; su sueño, vestir el glorioso
verde aceituna, lo iba a colocar en una posición de servicio a la patria
dentro del marco de la justicia, la verdad, la moral y la lealtad.

En el año 1 990 compró nuevamente el prospecto para ingresar a la Escuela


Superior de Policía, con toda la ilusión de que ese año si lo lograría. Las
pruebas las rindió con todo el entusiasmo y ganas de salir adelante y airoso
en este nuevo desafío. Y esta vez su nombre si salió en las listas de aspi­
rantes a cadetes; su sueño se cumplía y su vida se encaminaba por el sende�
ro escogido. Ese. día lloró de la emoción, sus mejillas dejaban notar aque­
llas lágrimas de alegría y felicidad.

Al ingresar Darwin Patricio a la Escuela Superior de Policía el 5 de octubre


de 1990, contó a sus padres que su sueño se cumplía. Demostró ser un
excelente alumno siendo el primero entre 95 cadetes, sus anhelos y aspira­
ciones los compartía con el cadete Javier Buitrón Flores, amigo y compañe­
ro, identificado cariñosamente como "Body". En la escuela se desempeñó
como un buen cadete a decir de sus superiores, como también fue ejemplo
para sus subalternos por sus cualidades y principios.

Darwin Patricio Cabrera Pallo se graduó de subteniente el 18 de agosto de


1993, obteniendo la segunda antigüedad entre los 69 subtenientes de su
promoción, por lo que fue condecorado por el Presidente de la República,
arquitecto Sixto Durán Ballén.

1 59
BIOGRAFIAS POLICIALES

Sú primer pase fue al Grupo de Tránsito de Pichincha, donde su habitación


era la número 13, la que la corripartía con los 1subtenientes Javier Buitrón y
Kléber Enríquez; su paso por esa Unidad fue iinpo1tante, ya que pudo reali­
zar un buen servicio para la sociedad y la lnstittlción.

El 2 1 de diciembre de 1 994 fue dado el pase al Comando Provincial de


Policía "Sucumbías" No. 21; lugar donde realizó excelentes trabajos, sobre
todo en su lucha cóntra: el narcotráfico. Es así que su vida estuvo en peli­
gro, y por la labor realizada tuvo un reconocimiento por parte de la comu­
nidad y de sus superiores, entregándosele una placa y un anillo.

El 15 de julio de 1996 fue trasladado al Comando Provincial de Policía


"Pichincha" No. 1, Servicio Urbano, donde fue designado a prestar sus
servicios en la Tercera Compañía; su labor como siempre fue notable, de­
mostrando ser un excelente oficial.

El subteniente Cabrera Pallo se caracterizó por ser sencillo y ordenado,


amigable, disciplinado, respetuoso y sobre todo colaborador; se emociona­
ba cuando tenía la oportunidad de ayudar, ya que su trabajo lo realizaba con
amor y gran responsabilidad.

Se trazaba metas a corto y largo plazo, las cuales las cumplía con una gran
perseverancia, de manera especial cuando estaban orientadas para beneficio
de la imagen institucional. Por su forma de ser fue bien querido por pro­
pios y extraños. No obstante, tenía un carácter fuerte y definido, confiaba
en su capacidad y estaba seguro que con esfuerzo y colaboración, podía
hacer que mejore día a día la Institución, a la que tanto quería.

He de manifestar que el mencionado oficial se había caracterizado por


combatir a la delincuencia con fuerza; es así que en la provincia de Sucum­
bías se tomaron represalias contra él, y casi había perdido su vida salvándo­
se de milagro.

Es menester señalar además, que en la ciudad de Lago Agrio (Nueva Laja)


existe un retén que lleva su nombre, y de igual manera uno de los cursos
para policías que se llevó a cabo en la provincia de Manabí; reconocimien­
tos fundamentados en su gran despliegue profesional en beneficio de la
Institución y la Patria.

1 60
El calendario marcaba el día lunes 1 2 de agosto de 1 996, Darwin se encon­
BIOGRAFIAS POLICIALES

traba de servicio de segundo cuarto, era un día de trabajo común; el men­


cionado oficial, con ganas de servir,a la sociedad con pundonor y sacrificio,
formó en el patio de partes del glorioso Regimiento Quito, a las 23h30 para
realizar su servicio de amanecida. Esa noche Darwin se encontraba ,un
tanto delicado de salud, pero a pesar de dicho inconveniente sale a cumplir
con su labor. Al transcurrir las horas se siente un tanto decaído, por lo que
se ve abocado a solicitar muy comedidamente al señor Jefe de Control de la
ciudad, que le autorice hacer el ingreso antes de tiempo para poder recupe­
rarse de su dolencia; el reloj marcaba las 04h30 y Darwin recibe el mensaje
por parte del señor Jefe de Control con la autorización para su ingreso a la
Unidad; y es así que avanzaba al Regimiento, pero cuando se l;lprestaba a
ingresar, la Central de Radio Patrullas reporta un robo a la altura de la ave­
nida América y Granda Centeno; la Central llamaba a los patrulleros qiás
cercanos, pero éstos no contestaban; es así que Darwin decide regresat y
verificar la novedad. Al llegar al lugar de los hechos, observa que tres in­
dividuos de tez morena salían de la mecánica "Apache" en precipitada ca­
rrera, los mismos que habían estado robando una motocicleta del lugar;
Darwin, al igual que el policía Vinicio Viteri su auxiliar, se bajan del patru­
llero y persiguen a los maleantes, los cuales se dispersaron uno por la ave­
nida Naciones Unidas y los otros por la calle Barón de Carondelet, hacia la
avenida Diez de Agosto. Darwin sigue a los que iban por la calle Barón de
Carondelet, y al interceptar a uno de ellos le apunta con su pistola, pero
cuando se acerca a esposarlo, por la parte posterior es sorprendido por otro
maleante. Es así que se produce un forcejeo con los delincuentes, los cua­
les le arrebatan su pistola y le disparan en su cuerpo sin piedad tres tiros.
En ese instante llega el patrullero; del mismo vehículo se baja el sargento
primero Dimas Rojas, el cual es acribillado a tiros por los delincuentes, ya
que él ni siquiera portaba un arma, pero quería ayudar a su superior. Al
escuchar los disparos se hace presente su auxiliar, el policía Vinicio Viteri,
pero los delincuentes ya habían escapado del lugar de los hechos.

Los restos del subteniente Darwin Patricio Cabrera Pallo, al igual que los
de su conductor sargento primero Dimas Rojas, fueron velados en el salón
Pichincha del Club de Oficiales con los honores de rigor, hasta donde llegó
el Presidente de la República, abogado Abdalá Bucaram Ortiz, a dar el
sentido pesar a sus familiares y manifestar que: "No ha muerto un policía,
1

ha mue1to un héroe". De igual manera, el Ministro de Gobierno, general


Frank Vargas Pazos, quien hizo públicos sus �entin1ientos de pesar a , sus .
familiares. Posteriormente el cadáver del oficial fue trasladado al Pár�ue
161
de los Recuerdos de la población de Calderón, donde le dieron sus familia­
BIOGRAFIAS POLICIALES

res y amigos el último adiós.


Darwin Patricio nunca pensó en él, ya que todo su esfuerzo fue para la Ins­
titución; él siempre soñó que como oficial de policía tenía mucho que dar y
talvez nada que recibir. Por ello decía que su muerte no tenía que ser en
vano porque si así sucedía él se iba a la tumba con la conciencia tranquila y
el corazón feliz, ya que su esfuerzo se vería reflejado en bien de los demás
y en el ejemplo de la sangre policial.

El Segundo Comandante del Regimiento Quito, t�niente coronel Mario


Segovia, manifestó que la muerte de los dos policías es una prueba del au­
mento de la inseguridad, y agregó que "la Policía está desprotegida, y si el
Gobierno no invierte en seguridad, si no fortalece el aspecto legal y logísti­
co de la Policía, el clima de caos e inseguridad seguirá presente en las ca­
lles, pues no se puede hacer nada ante una delincuencia mejor armada, lo
sucedido es un alerta, pero a pesar de estos inconvenientes la Policía está
preparada para enfrentar a la delincuencia que constantemente asecha a la
sociedad".

Como mensaje, es posible decir que todos los policías sigamos el buen
ejemplo de este gran oficial, que sin mirar atrás ofrendó lo más sagrado "su
vida", sin esperar ser recordado en este mundo, sabiendo además que lo
único que nos debe incentivar a ser mejores policías es nuestra conciencia y
sobre todo nuestra voluntad.

Que Dios bendiga a todos los hombres policías y que nos proteja de la mal­
dad que asecha día a día. Darwin, donde quiera que estés, ten presente que
en el corazón de tu familia, amigos y de todos aquellos que tuvieron la
oportunidad de conocerte y tratarte, estar_ás siempre presente; que la institu­
ción policial se agigante, se eleve, se dignifique, porque fuiste lo mejor para
ella y para el país.

La historia de los grandes hombres se escribe con pequeñas letras, talladas


en el imperecedero mármol del recuerdo que quedarán grabadas por hoy y
por siempre en nuestra mente, nuestra retina y especialmente en nuestro
corazón.

1 62
BIOGRAFIAS POLICIALES

Econ. Carlos Rodrigo Calahorrano Recalde


Coronel de Policía de E.M.
Miembro Correspondiente del INEHPOL

JUAN MANUEL
CHAVEZ MUÑOZ
MAYOR DE POLICIA

!barra, ciudad blanca de paraísos y encantos, de cumbres nevadas y torres


altas, de lagunas y valles, envuelta en el verde de sus paisajes y en la alga­
rabía y calidez de su gente. Un día de esplendores, cuando el sol descubre
la mansedumbre de la naturaleza y el rocío de las flores se convierte en
perlas, la brisa conquista la inocencia; ese día 29 de octubre de 1958, nace
en la parroquia Lita del cantón !barra, provincia de Imbabura, Juan Manuel
Chávez Muñoz: un niño de carita risueña, mirada clara y profunda, sonrisa
de esperanza y ternura de amanecida.

Sus padres: don Carlos Rogelio Chávez Vinueza y doña Esthela Muñoz
Noboa, acogen la llegada a su sexto hijo, el niño que se proyectaba a una
vida de honor y de bien, porque el ser humano está en el mundo, con el
mundo y para el mundo. Juan Manuel va creciendo, comprendiendo lo
positivo de la existencia, compartiendo el calor de su hogar formado por
sus padres, hermanos y hermanas: Galo, César, Jorge, Esmeralda, Oswaldo,
Blanca y Darwin.

Cursó sus estudios primarios en la escuela "Diez de Agosto" de la ciudad


de Otavalo, demostrando aptitudes, dedicación y compañerismo.

Como su padre fuera educador, continúa su familia en Otavalo y Juan Ma­


nuel sigue sus estudios de nivel medio en el Colegio Nacional "Otavalo", y
obtiene el título de bachiller en humanidades modernas. Destacado estu­
diante, sociable, buen amigo y compañero, demostrando solidaridad ayu-
1 63
BJOGRAFIAS POLICIALES

d1ndo a solucionar problemas; estas ocasiones de hacer el bien común, se


fortlfican en su persona para alcanzar el ideal de ser oficial de policía.

En su afán de superación, motivado por la calidad y la excelencia, estudia


idiomas en la Universidad Católica y luego en la Escuela Superior Politéc­
nica del Ejército sigue la carrera de Ingeniería Comercial. A poco tiempo
para recibirse como ingeniero ofrendó su vida.

Una vez bachiller, el 30 de septiembre de 1 979 ingresa a la Escuela Supe­


rior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo", a seguir la formación
acádémica, formal, psicológica y moral de servicio y lealtad a la Patria, en
el proceso de cadete, graduándose como oficial de Policía con el grado de
subteniente de línea el 4 de agosto de 1 982; el joven oficial pasa a formar
parte de esta noble institución con el convencimiento de enrumbar a la so­
ciedad por los caminos del bien, la honradez, la verdad, la justicia, libre de
mezquindades y bajas pasiones, demostrando valor, disciplina y lealtad,
siempre en alerta para contribuir a la paz y la tranquilidad de la comunidad.

Cumplidos los requisitos legales y reglamentarios pertinentes, el 2 1 de julio


de 1 986 asciende al grado de teniente, que lo recibe con solemnidad y orgu­
llo.

Como todo hombre busca realizarse; el sentimiento de amor viene a su


corazón, porque la razón de vivir es la proyección de los sentimientos y
hacen que el joven conozca a la mujer que elige para esposa, confidente,
madre y amiga. El 8 de junio de 1 989 contrae matrimonio con la distingui­
da latacungeña y pedagoga dedicada a la formación de la niñez, la doctora
Nora Tapia Campaña. Esta unión bendecida por Dios, se alegra con el
nacimiento de 3 hermosas niñas: Gabriela Estefanía, Johana Carolina y
Grace Alejandra; quienes fueron negadas de la presencia de su padre cuan-'
do mano alevosa y asesina privó de la vida a su padre el 1 O de junio de
1 995.

Como padre y esposo el mejor, sin egoísmos, inculcando la verdad y la


. justicia, demostrando virtudes y ejemplos sin avaricia, tolerante y recípro­
co, fiel esposo y paternal en lo más alto de su sensibilidad.

En las mismas cóndiciones anteriores, el 1 1 de febrero de 1 993 obtiene el


ascenso al grado de capitán, destinándosele a prestar sus servicios en el
Comando Provincial de Policía "Cotopaxi" No. 1 3 .
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.......!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.....
1 64
Velando por el mejoramiento profesional con . la firmeza y seguridad de un
BIOGRAFIAS POLICIALES

buen oficial de policía, aprueba el Cumio Curso de Seguridad Bancaria; el


Vigésimo Cuarto Curso en la Escuela de Especialización y Perfecciona­
miento de Oficiales; el Décimo Primer Curso de Operaciones Policiales; un.
Seminario .sobre Actualización de. Normas y Procedimientos del ISSPOL,
realizado en la Unidad de Equitación y Remonta de la Policía Nacional;
habiéndosele también otorgado la condecoración al "Mérito Profesional" en
el grado de Caballero, el 4 de mayo de 1993; así también, la condecoración
"Policía Nacional" de Tercera Categoría, por sus 15 años de servicio en la
Institución.

En julio de 1995, nuevamente con el pase al Comando Provincial de Policía


"Cotopaxi" No.13, se le encarga el Departamento de Relaciones Públicas
del Comando en mención, en estas funciones su capacidad no se hizo espe­
rar, organizó actos culturales, sociales, deportivos, centros vacacionales
infantiles y recreacionales, tratando de alcanzar el equilibrio bio-psicosocial
de las personas de todos los grupos etéreos, así como las mejores relaciones
interinstitucionales.

Encargado de la Brigada de Educación Vial, dirige a los estudiantes de los


quintos cursos de los establecimientos educativos de la provincia, demos­
trando idoneidad, capacidad, honestidad y responsabilidad, poniendo en
alto a la institución que representaba.

Desde muy temprana edad se destacó como uno de los mejores deportistas,
brillando por su habilidad y destreza, de tal manera que fue reconocido,
aplaudido y halagado por simpatizantes, seguidores y público en general
que asistía a los lugares en donde Juan Manuel demostraba el amor al de­
porte.

Juan Manuel Chávez Muñoz, era de figura atlética, bien parecido, confiado
en sí mismo, inteligente, creativo, capaz, reflexivo, analítico, solidario,
lleno de amor y paciencia; con mucho corazón, valor y respeto h�cia la
Institución Policial. Buscando que tanto hombres como mujeres seán más
honestos, más justos y más verdaderos para las futuras sociedad,es, dando
buen ejemplo como policía de corazón.

Hombre culto, amante de la pintura, admiraba los clásicos 9el romanticis­


mo, la música clásica, gustaba escuchar la música instrumental, amante de
. ,/
1 65
;,ti '

la poesía y de la buena música ecuatoriana. Sus conversaciones siempre


BIOGRAFIAS POLICIALES

fueron amenas, pues utilizaba un exquisito vocabulario.

La formación en su hogar hizo que cultivara los mejores hábitos, desarro­


llando desde su primera infancia orden, disciplina, valor, puntualidad, ver­
dad, honestidad, lealtad y todos los valores morales y humanos que fueron
practicados en su vida estudiantil y profesional, descubriendo siempre la
fortaleza del ser humano para que su conducta y su personalidad sean
ejemplos de su familia y de la sociedad.

Prestando servicios en la ciudad de Guayaquil, en el grado de capitán, por


defender el orden público y convencido del deber cumplido, cae en manos
de delincuentes avezados y es asesinado vilmente el 1 O· de junio de 1995,
truncándose una vida y una carrera que siempre fueron ejemplo para pro­
pios y extraños. Con los honores que dan las leyes y reglamentos policia­
les, su cadáver fue trasladado desde Guayaquil hasta la ciudad de Latacun­
ga, para que sus restos sean velados en el Casino de Oficiales del Comando
Provincial de Policía "Cotopaxi" No.13. En esas horas de dolor y profunda
desesperanza, estudiantes, maestros, familiares, amigos y conocidos deposi­
taron sus ofrendas florales para formar el jardín que confundía el féretro del
oficial de policía fallecido en actos del servicio. En su despedida, el toque
de clarines y la oración post mortem.

La nobleza de sus acciones y su afán de servicio, hizo que muchas veces


sacrificara su tiempo y anhelo personales en favor de quienes lo necesita­
ron. Inculcó la lectura y la cultura, elevando los valores éticos y morales,
individuales y colectivos de sus subalternos.

Se destacó por ser uno de los oficiales que orientó, apoyó y colaboró a sus
compañeros de la institución policial, demostrando de esta manera que
primero está el deber, convencido de hacer el bien y ayudar a los demás.

De carácter férreo y firme, implacable a la violación de las leyes, de coraje


y valor para enfrentar los hechos negativos, admirador de las causas nobles.

Si los derechos humanos son de equidad de género y sin distingo de edades


ni clases sociales, ¿dónde están los de la clase policial? Si todos somos
seres humanos empeñados en construir una sociedad de ideales nobles,
claros y precisos. ¿Será justo entonces que el hombre que representa la ley,
sea privado de su vida acribillado a mansalva por delincuentes, satisfacien-
1 66
do apetitos r4ines, sin que sus familiares reclamen los derechos humaqqs
BIOORAFIAS POLICIALES

que le corresponden? ¿Se olvidan acaso que la institución policial no cuen­


ta con los elementos necesarios para contrarrestar los abusos que cometén
los desadaptados que deambulan por las calles sin control y con el arma''ál
brazo?

1 67
BIOORAFIAS POLICIALES

José Antonio Vinueza Jarrín


Coronel de Policía de E.M.
Miembro Correspondiente del INEHPOL

TUESMAN ESGARDO
GARCES ROBLES
MAYOR DE POLICIA

Hombre sencillo con un alto amor a su profesión y a la patria, su holocausto


fue producto del cumplimiento de la sagrada misión de otorgar la bienaven­
turanza de la paz a sus conciudadanos, luchando contra el gran flagelo de la
humanidad como es el narcotráfico.

Tenía la sublime responsabilidad de custodiar la zona fronteriza norte en el


sector del río Putumayo, donde para muchos termina la patria, sin saber
que Latinoamérica es la Patria Grande y, además, sin saber que para noso­
tros los policías no existen fronteras porque al delito hay que perseguirle
sin tregua donde sea.

De este héroe policial trataremos de escribir su biografía, pero más que eso,
señores lectores, trataremos de hacer un recuento de su vida con la finalidad
de que de alguna manera su nombre y su ejemplo de valor no se olviden.

A mediados de 1957, el matrimonio conformado por don Arturo Garcés


Eras y doña Flor Robles Rentaría, vecinos de la bella ciudad fronteriza de
Macará, se ve alegrado con el nacimiento de un niño que posteriormente
llevaría el nombre de Tuesman Esgardo; era el 24 de junio.

Transcurre el tiempo y el niño crece dentro de un ambiente familiar lleno


de amor, pero llega el momento de una gran decisión familiar: la de buscar
nuevos rumbos en otra parte de este lindo Ecuador; es así como la familia
se traslada hasta la provincia de Imbabura y se radica en la ciudad de Ota-
1 68
valo, lugar donde Tuesman crece y se desarrolla bajo los hermosos parajes
BIOGRAFIAS POLICIALES

de la zona.

Sus primeros estudios los realiza en la escuela "José Martínez" de Otavalo,


ingresando luego al Colegio Nacional "Otavalo" de la misma ciudad, donde
luego de seis años de estudio obtiene el título de bachiller en Humanidades
Modernas; en este colegio se desarrolla como aprovechado estudiante, sus
profesores lo recuerdan como un jove11 vivaz y muy alegre, en cuyas aulas
va fortaleciendo su idea de ingresar a la Escuela Superior de Policía. Ter­
mina sus estudios secundarios el 15 de julio de 1977.

Al terminar la educación media comienza a buscar realizarse dentro de una


profesión en la que se sienta útil a la sociedad, y es así como presenta sus
papeles para ingresar a la Escuela Superior de Policía "General Alberto
Enríquez Gallo", junto a varios jóvenes que ofe1ian su contingente al lla­
mado de la Patria.

Luego de cumplir con los requisitos solicitados por la institución policial y


de pasar una rigurosa selección, ingresa como cadete el 30 de septiembre de
1 978.

Esta preparación de tres años estuvo matizada por un gran esfuerzo dentro
del proceso de educación; varios de sus compañeros recuerdan a Tuesman
como una persona muy jovial, alegre y algunas veces introvertido, pero
siempre con la sonrisa en los labios por más problemas que hubieren existi­
do.

En Quito comenzaban los vientos fuertes, el sol radiante y los días más
calurosos que los otros meses; era el inicio de agosto, llegaba el momento
en que los sueños se harían realidad, 63 nuevos "Caballeros de la Paz"
muy tempranamente se levantan, como ya es costumbre· en la vieja escuela;
todo es alegría, nerviosismo. Pero este sería un día diferente, es como qµ¿ 1
si el aire trajese sonatas de triunfo y alegría, es el día en que uno deja de s�
Cadete para convertirse en Oficial, faltan pocos minutos para que este gru-\
po de jóvenes hinchen sus pechos al jurar, frente al lábaro patrio, que entre: \ Ir
garán su vida si es necesario para hacer cumplir la Constitución y las Leyes \\ ·. . \.
de la República; hermoso juramento que es sinónimo de profesionalismo. 1 ', \I

\
,, ,
Una vez que e l subteniente Tuesman Esgardo Garcés Robles ha cumpliqo
,¡,
diez meses de haberse graduado, toma la decisión de formar un hogar�¡ y
1

1 69
contrae matrimonia con la señorita Sonia Ivonne Terán Mejía. "El hogar
BIOGRAFIAS POLICIALES

Garcés Terán procrea dos hijos.

Luego de su ascenso al grado de teniente de Policía, es considerado para


prepararse profesionalmente en otras actividades: el 14 de junio de 1988 es
nominado a formar parte del XII Curso de Vigilancia y Control en la Fron­
tera Sur, concretamente en la provincia de Loja. El 11 de diciembre de
1989 se le ordena confqrmar el Curso de Patrullas Fluviales Antidrogas, en
la Jefatura Provincial de Estupefacientes e Interpol de Pichincha, evento en
el que tiene una destacada participación, especialmente en el Curso Básico
Antidrogas; posteriormente completa este curso con la práctica en las patru­
llas fluviales, por un lapso de 20 días con instructores de los Estados Uni­
dos. Más tarde, el 5 de marzo de 1990, es nombrado a realizar el Curso de
Administración de Policía Aeroportuaria en la ciudad estadounidense de
Oklahoma, que concluye eL6 de Abril del mismo año; El 26 de marzo de
1991 es nombrado entre otros señores oficiales, clases y policías para que
realice el Curso de Operaciones Ribereñas en la ciudad del Coca, curso
desarrollado con instructores americanos. El 9 de diciembre de 1991 es
calificado como candidato idóneo a Alumno del XXII Curso de Especiali­
zación de Oficiales, terminando dicho curso con éxito. Finalmente, el 30
de marzo de 1992 recibe entrenamiento en el Comando Provincial Guayas
No. 2 sobre interdicción en las patrullas fluviales.

Nuestro héroe policial comienza su carrera profesional a los 24 años de


edad, en el glorioso Regimiento "Quito", Servicio Urbano, al cual es desti­
nado el 6 de Agosto de 1981; en esta unidad permanece durante un año.
Luego es trasladado al Comando Provincial Cañar No. 15, Servicio Rural,
el 1 de septiembre de 1982, en el que labora hasta el 3 1 de diciembre de
1984, fecha en la que es trasladado al Comando Provincial Los Ríos No. 8,
Servicio Rural.

Continuando con su trayectoria profesional, el 1 de marzo de 1985 es tras­


ladado al Comando Provincial Pichincha No. 1, Servicio Rural.

Posteriormente, el 17 de marzo de 1986, la superioridad policial considera


que el joven Tuesman Garcés Robles ha cumplido con los requisitos legales
. y es ascendido al grado de teniente de Policía de Línea. El 1 de abril de
1986, es trasladado al Comando Provincial Guayas No. 2, Servicio Urba­
no.

1 70
El 1 de agosto delrriismo año se ordena su traslado al Grupo de Tránsito de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Pichincha. El 1 de octubre es nombrado miembro del Escuadrón de Carre­


teras, donde labora por el tiempo de once meses, para luego ser destinado al
Comando Provincial Carchi No. 1 O, Servicio de Tránsito, pase que se da el
30 de septiembre de 1989.

Al culminar sus labores en el Comando Provincial Carchi No. 1 O, y ser


trasladado el 11 de diciembre de 1 989 a la Dirección Nacional de Investi­
gaciones, Jefatura Provincial de Estupefacientes e Interpol de Pichincha, la
vida profesional de Tuesman Garcés sufre un cambio y comienza una etapa
de preparación encaminada a formarse como experto en las operaciones
fluviales contra el narcotráfico.

El 1 4 de julio de 1992, luego de aprobar el correspondiente curso en la


Escuela de Especialización de Oficiales, es ascendido al grado de capitán
de Policía de Línea. El 8 de septiembre del mismo año, es reincorporado a
las Patrullas Fluviales, donde orgánicamente pertenece, presentándose en
Guayaquil, a donde le destinan como jefe de dicho servicio.

El 5 de noviembre de 1 993, viaja en comisión de servicios a la ciudad de


Bogotá, Colombia, con el objeto de coordinar las acciones para desarrollar
la Operación denominada "Amanecer" conjuntamente con la Policía Na­
cional de Colombia.

Algún tiempo atrás la Policía Nacional había recibido el apoyo logístico de


la Embajada de los Estados Unidos, la que donó varias lanchas Boston,
Whailer, Tiburón y Piraña, embarcaciones apropiadas para el patrullaje en
ríos caudalosos y profundos. Con estos medios se formó eL grupo de "Pa­
trullas Fluviales", las cuales contribuyeron a mejorar el prestigio de la insti­
tución policial no solamente al interior del país sino en el ámbito interna­
cional.

Durante los últimos meses de 1 991 y todo el año 1 992 se planificaron los
operativos denominados "Tiburón" 1 -2-3 y 4, que fueron cumplidos con
mucho éxito. En estos operativos estuvo como Segundo Com�ndante el
capitát: Tuesman Esgardo G �rcés �?�les, ��i)11 era _el planificador de las
, . . ,
operactones y ademas cumpha la dtftcil m1s1on de "v1g1a y escucha" en los
ríos; era quien tomaba las decisiones refetentes a inserciones, extracciones
y náturalmente el abordaje de lanchas y deslizadores que navegaban sospe-
171
chosamente por los ríos San Miguel y Putumayo en el Oriente ecuatoriano;
BIOGRAF!AS POLICIALES

y en la provincia de Esmeraldas, por los ríos Esmeraldas y Mataje.

Luego de estos operativos exitosos se comienza a elaborar el plan de opera­


ciones "Amanecer"; operación planificada para el mes de octubre de 1993,
la cual tenía la finalidad de controlar el tráfico ilícito de drogas y precurso­
res químicos en las provincias de Napo y de Sucumbías.

Las ciudades de Nueva Loja, Cascales, General Farfán, Río San Miguel y
Puerto El Carmen del Putumayo, hasta Puerto Rodríguez, eran utilizadas
por las organizaciones del narcotráfico, las cuales usaban especialmente las
vías fluviales como ruta y las lanchas o deslizadores como medios de trans­
porte, en los cuales se encaletaba la droga.

En los primeros días de noviembre el capitán Tuesman Garcés pasa a co­


mandar accidentalmente las Patrullas Fluviales, y ordena que el personal y
equipo de las mismas se trasladen desde el Cuartel Sur de la Policía de la
ciudad de Guayaquil hasta la provincia de Sucumbías, Lago Agrio, y desde
allí hasta el Puerto El Carmen del Putumayo, en donde se establece la base
de operaciones de la Patrulla Fluvial de 1.a Policía Nacional, con la cual se
desarrollará la Operación "Amanecer".

El 6 de noviembre de 1993 parten de la ciudad de Quito hasta Nueva Loja 1


jefe, 11 señores oficiales y 74 policías pertenecientes a Interpol, GIR, GOE
e Inteligencia de la Policía Nacional; los cuales formaban parte de las pa­
trullas terrestres y del personal que daría seguridad a las Patrullas Fluviales,
que de antemano ya estaban en la ciudad de Nueva Loja.

El 9 de noviembre las lanchas parten desde La Punta con dirección al Puer­


to del Carmen, transportando 12 oficiales y 46 clases y policías; establecen
su base en el Batallón de Selva del Ejército "Putumayo" No. 55. El 1 1 del
mismo mes, se realizan varias prácticas de abordajes e incursiones con
personal de las Patrullas Fluviales en el mismo Batallón de Selva; la misión
estaba clara para estos valientes hombres, había que patrullar los ríos Pu­
tumayo y San Miguel apoyados por un helicóptero Gacela del Ejército
Ecuatorfano, el cual tenía la virtud de estar artillado. Su Comandante titu­
lar era el mayor Carlos Velasteguí, y a partir del 1 3 de noviembre comien­
zan las labores de patrullaje desde el Puerto del Carmen basta Peña Colora­
da, y desde ésta hasta Puerto Rodríguez. El día 18 se realizan operativos en
las denominadas Piñuñas, contando con toda la fuerza disponible, esto es 7
172
BIOGRAFIAS POLICIALES

lanchas de la Policía Nacional y 2 lanchas del COE del Ejército, avanzando


hasta el sector ecuatoriano de Santa Elena. '

Pero el día 1 9 de noviembre, por información del capitán Leonardo Brito se


conoce que el sector de La Punta, en el río San Miguel, es un sector crítico
para las operaciones antinarcóticos, por lo que se realizan operativos com­
binados. entre las patrullas terrestres y las fluviales, toda vez que se tenía
información que deslizadores colombianos estarían recolectando base de
cocaína desde el sector denominado El Azul hasta La Punta, y desde ese
punto, burlando los controles policiales, con la utilización de trochas llega­
ban al sector de Puerto Colón.

Durante los patrullajes se dieron varios inconvenientes; el principal era que


los motores de las lanchas normalmente sufrían desperfectos, lo que les
ocasionaba retrasos en los recorridos y horas de llegada; a decir de los in­
formes se corría mucho riesgo y se perdía a veces un día entero en la repa�
ración de las lanchas. Todas estas acciones iban aumentando el clima de
descontento entre los lugareños que estaban inmersos en el tráfico, a lo que
había que sumar la llegada de la temporada seca, que duraba de diciembre
hasta febrero, lo que dificultaría la movilización de las lanchas por falta de
caudal en los ríos.

A partir del 1 de diciembre continúan los patrullajes normales sobre los ríos
San Miguel y Putumayo. El 7 de diciembre se hace el relevo del personal
del operativo entre el teniente coronel Fausto Egas Benavides, Jefe Opera­
tivo de Estupefacientes e Interpol de Pichincha y el teniente coronel de
Policía de E.M. Hugo Villavicencio Proaño, Jefe de Estupefancientes e
Interpol de Pichincha.

En esta fecha únicamente se releva a los elementos policiales de las unida­


des GIR, GOE y Estupefacientes e Interpol, pero continúa la misma estruc­
tura en las Patrullas Fluviales, las mismas que estaban comandadas por el
mayor de Policía Carlos Velasteguí y como segundo comandante el capitán
Tuesman Garcés Robles.

Para estas fechas la situación del área de operaciones, según Inteligencia,


era que no existían plantaciones de coca, y además habían falencias como
la falta de comunicaciones, pues los equipos se habían dañado . y no eran
reparados; pero lo más perjudicial era la falta del helicóptero militar, que no
173
BIOGRAFIAS POLICIALES

estaba cumpliendo su misión ya que se hallaba en ejercicios militares, lo


que ponía en riesgo a las operaciones fluviales.

El día en que se vistió de luto la institución policial fue el jueves 1 6 de


diciembre de 1 993 . Según el parte del mayor de Policía Carlos Velasteguí,
Jefe de las Patrullas Fluviales, se indica que: "A las 1 4h45 en el sector de
Peña Colorada, cuando las patrullas fluviales estaban dando cumplimiento
al Plan del Operativo "Amanecer", encontrándose realizando el patrúllaje
sobre 'las aguas del río Putumayo, y estando de regreso habían sido embos­
cados por miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC), en la última curva con dirección Peña Colorada � Puerto del Car­
men. La emboscada se había dado inicio a las 1 4h45 · desde el territorio
ecuatoriano, disparando armas de grueso calibre acompañadas con granadas
a la Patrulla Fluvial compuesta por miembros de la Policía Nacional, Anti­
narcóticos, Grupo GIR y COE del Ejérdto Ecuatoriano. Contestando el
fuego y alejándonos de la zona del conflicto a alta velocidad. · Pero por
motivo de las balas enemigas los timoneles no tenían facilidad para manio­
brar las embarcaciones, las mismas que de una en una comenzaron a varar­
se, entonces el fuego de parte del enemigo continuaba y nosotros nos apos­
tamos junto a la embarcación en el lado opuesto a la línea de fuego, desde
donde nos defendimos contestando el ataque armado por el lapso de una
hora 50 minutos".

"El ataque armado del enemigo culminó en primera instancia a las 1 6h35 .
A partir d e ese momento, con l a ayuda d e u n deslizador de color blanco y
equipado con motor fué�a de borda, co:\l}enzaron los guerrilleros a realizar
fabnas de reconocimiento a ca"áa Já�cha nuestra; sustrayéndose armamento,
equipo, motores fuera de borda y apoderándose de una lancha Piraña, ade­
m�s quemando una lancha Tiburón. De igual mariera buscaban con un.faro
de alta potencia por las riberas del río a personal. policial hasta altas horas
1

de la noche". /

Como resultado de · la emboscada guerrillera fallecieron los sigui¡ntes


miembros de la institución policial: capitán Tuesruan Garcés Robles, te-
. \ 1

niente Manuel Arteaga Oñate, subteniente PatriciQ Lasso Sandoval, cabo


segundo José Rosero León, policía Freddy Carranca Torres, policía Víctor
Usca Pachacama y policía Carlos Zambrano Delgado; además, cuatro
miembros del Ejército Ecuatoriano. Igualmente, resultaron heridos los
siguientes policías: mayor Carlos Velasteguí Basarttes, capitán Fausto Ta­
mayo Cevallos, subteniente Fausto Buenaño Castillo, policía José Saavedra
1 74
Delgado, policía Adalberto Estupiñán Ortiz, policía Frederic Chancay Pin­
BIOGRAFIAS POLICIALES

cay, policía Luis Rojas Chávez, policía Julio Mendoza Barragán y policía
Segundo Chacha Tixe; además, tres miembros del Ejército Ecuatoriano.

Como podemos colegir, una vez más la Policía Nacional tuvo que ofrendar
valiosas vidas de hombres comprometidos con la seguridad, hombres que
trataban de dar un mañana sin drogas a nuvstra juventud, sin tener los me­
dios logísticos completos, sin comunicaciones, sin protección aérea; es
decir, en condiciones totalmente inferiores a los delincuentes. Aquí, en
estas acciones muere el capitán Tuesman Garcés Robles.

Narrada por el capitán Hugo Vinueza Vallejo, miembro de las Patrullas


Fluviales, se conoce de Tuesman Garcés Roble.s la siguiente anécdota: "Co­
rría el mes de junio de 1993, y luego de haber realizado el mantenimiento al
equipo y lanchas patrulleras, el Grupo se aprestaba a realizar entrenamien­
tos en el muelle de Puerto Azul, sobre los esteros, y para esto nuestro Co­
mandante, el capitán Tuesman Garcés, realizó una orden de tarea, dando las
misiones correspondientes al personal de cada lancha; la situación y el mo­
do en que nos supo indicar fue extremadamente real, y se trataba de que en
algún sitio de los esteros habían ingresado un grupo de narcotraficantes a
hacer una compra de alcaloides; fue así que partimos de Puerto Azul hacia
los esteros, teníamos ya las coordenadas y sabíamos el lugar exacto, porque
inclusive días atrás se había realizado un reconocimiento previo. El mismo
día de los acontecimientos salimos a cumplir nuestra misión, pero nos di­
mos cuenta que las aguas habían bajado su caudal y que a unos pocos me­
tros del objetivo los timoneles detuvieron en forma brusca las lanchas, es­
cuchando por la radio la orden de nuestro Capitán de desembarcar para
realizar la infiltración y extracción posteriormente, pero aquí se da un
hecho singular, que al momento que nuestro Comandante Tuesman Garcés
se paró en la proa de su embarcación y realizó un salto de avance, lo raro es
que no avanzaba, nos acercamos un poco más hacia el lugar y nos percata­
mos con el grupo de oficiales y policías, que se había enterrado en el fango
hasta la altura de sus rodilla�_y n9 podía caminar;. entoti�es�sto� causó grri=
cia y él se sonrió, pero no nos habíamos percatado que a ui1os 20 metros,
c'erca de un mangle¡ ,se·encontraba un camarógrafo de Telecentro Canal 10,
que con tan mala suerte habfa filmado el desembarque agresivo de nuestro
Comandante; estas imágenes se pasaron por la noche en el mismo canal de
televisión, en donde verdaderamente mi capitán se sonrió al ver que no
podía salir del fango y naturalmente y en forma simulada nos causó gracia.
Posteriormente, el señor coronel Mario Cevallos comunica al Comandante
1 75
BIOGRAFIAS POLICIALES

Provincial del Guayas una sanción disciplinaria de 48 horas para el Jefe de


las Patrullas Fluviales, por su mal procedimiento; entonces mi capitán Gar­
cés dijo: "no importa fluviales, me voy a cumplir el castigo; pero la sonrisa
de artista nadie me la puede quitar"".

Por su heroico holocausto, el señor capitán Tuesman Garcés Robles fue


ascendido post mortem al grado de mayor con fecha 2 1 de diciembre de
1 993, concediéndole a la par la condecoración "Al Valor".

Distinguidos lectores, para finalizar quiero únicamente intentar enlazar


varios pensamientos de lo que considero es un héroe policial:

Que cada héroe policial es un referente de honor, profesionalismo y lealtad


a los sagrados principios institucionales.

Que en lo más alto de las montañas, en el silencio de los caminos, en los


llanos donde la caldera del trópico juega con el cascabel embrujado de los
ríos, allí estará el recuerdo de los héroes policiales, hombres eón estatura de
bandera. Héroe verde aceituna, verde de ilusión del alma, verde de cordi­
llera, verde de llano y de selva, eres desnudo de oropeles pero vestido de
laureles.

Héroe policial, tú eres la patria entera con montañas, ríos y esperanzas en


flor, en ti crecen las coronas de virtudes y el viento que enloquece la bande­
ra y la paz de los campos. Por ti la Policía es grande, por ti tendrán sus
hij os trayectoria de inmortalidad.

1 76
BJOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Héctor Amílcar Tapia Tamayo


Miembro de Número del INEHPOL

PATRICIO HERNAN
LASSO SANDOVAL

TENIENTE DE POLICIA

Es incuestionable el hecho de que la conciencia nacional no es producto de


simples enunciados, ni de inútiles criterios pintados con lápices agoreros.
La conciencia es la verdadera dimensión del patriotismo y éste jamás se
improvisa porque arrane� de la tierra misma, se confunde con el culto a los
antepasados, y con las piedras de los monumentos olvidados levanta altares
para el culto de nuevas generaciones.

Debemos convencernos de que no se ama lo que no se conoce, porque no


permite entender la verdadera dimensión de las cosas desde un punto de
vista objetivo. Si ignoramos los anales patrios, si rehusamos conocer las
jornadas brillantes de nuestros prohombres que nos dieron honor y digni­
dad, ¿cómo creeremos en el patriotismo, que es conocimiento directo y
reflexivo del alma de nuestra misma tierra?

Por desgracia, uno de los peores males que aquejan a nuestras instituciones
y entidades nacionales es no llevar la cronología ni la crónica de los hechos
de que soinos testigos, y en los que en muchas ocasiones somos actores
directos. El desdén, el poquísimo aprecio que nos merecen los actos heroi­
cos determinan esa indolencia; tal parecería que estamos confabulados con
la inercia y la desidia, porque las jornadas de los demás no nos interesan y
mucho más si ellas no nos benefician en forma personal o particular. Este
hecho determina que la indiferencia y el olvido busquen acomodar los
acontecimientos destacados en el alero de la ingratitud, y prontamente no
será más que un simple recuerdo todo aquello que en su momento fue en­
trega, sacrificio y heroicidad.
1 77
El Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional, INEHPOL, fiel a
BIOGRAFIAS POLICIALES

los principios para los cuales fue creado, ha iniciado la dura tarea de re9u­
perar los ejemplos y testimonios de hombres que dieron honor y lustre a la
institución policial. Cumplir con esta tarea no es cosa fácil: requiere cono­
cimiento histórico, junto con una gran dosis de paciencia, prudencia y equi­
librio emocional para evitar caer en la ambigüedad del culto a la personali­
dad, que es uno de los más detestables errores de los historiadores o perso­
nas dedicadas a esta clase de trabajos investigativos. El Instituto de Estu­
dios Históricos de la Policía Nacional, se ha propuesto dejar a las presentes
y futuras generaciones una visión estricta de la obra y gestión de varios
miembros policiales que ofrendaron su vida en el cumplimiento del deber,
o de aquellos que se destacaron en los diferentes campos del quehacer insti­
tucional, dándole nombre, prestigio y distinción.

Por consiguiente, tenemos el honor de analizar en esta oportunidad la vida


de un hombre que entregó su existencia en aras del cumplimiento del deber.
Se trata del subteniente de Policía Patricio Hernán Lasso Sandoval, quien
falleció el jueves 16 de diciembre de 1993 luego de un ataque producido
por subversivos colombianos en el río Putumayo, en la línea fronteriza
entre Ecuador y Colombia.

El subteniente Patricio Hernán Lasso Sandoval, nació en la parroquia de


Pifo, cantón Quito, provincia de Pichincha, el 6 de octubre de 1968. Sus
padres fueron don Manuel Hernán Lasso y doña Josefina Sandoval. Los
estudios primarios los realizó en su pueblo natal, y los secundarios en el
colegio nacional "Juan Pío Montúfar" de la ciudad de Quito, en donde s�
graduó como bachiller en la especialidad físico matemático el 20 de agosto
de 1987. En ese mismo año ingresó a la Escuela Superior de Policía "Ge­
neral Alberto Enríquez GaHo", graduándose como subteniente de Policía de
Línea el 30 de julio de 1990, habiendo firmado el correspondiente decreto
el Presidente de la República Ing. León Pebres Cordero.

Luego de la graduación, prestó sus servicios en el Servicio Urbano del Co­


mando Provincial "Pichincha" No. 1, en donde, a juzgar por sus ejecutorias
y trabajo profesional, recibió buenas calificaciones por parte de sus jefes y
superiores, particularmente del Primer Comandante de la Unidad, quien
firma su hoja de vida.

En el segmido semestre de 1991 la superioridad policial lo designa para que


preste sus servicios en el Comando Provincial de Policía "Azuay" No. 6.
1 78
Más tarde, durante el primer semestre de 1992, es destinado al Grupo de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Intervención y Rescate en Quito, desempeñando paralelamente las funcio­


nes de alumno y oficial operativo, recibiendo el 21 de julio de 1992, de
parte del Comandante de esa Unidad Especial, la observación de que
"cumple a cabalidad las funciones encomendadas", logrando en la califica­
ción excelentes notas. El 8 de enero de 1993, el mismo oficial que se
desempeñó como Jefe del GIR dice en su informe: "Se desempeña positi­
vamente en los diferentes operativos y funciones que realiza en esta Uni-
dad". \,

En calidad de oficial operati� del Grupo de Intervención y Rescate, es


enviaclo juntam@nte-conotros miembros de la Policía Nacional a cumplir
una misión especial en la provincia de Sucumbíos, concretamente en el
operativo "Amanecer", para efectuar patrullaje; antinarcóticos en los ríos
Putumayo y San Miguel, tendientes a erradicar cultivos de coca, destruir la
producción de la droga y laboratorios clandestinos, así también el decomiso
de precursores químicos, en cobrdinación con la Policía Antidrogas de Co­
lombia, el apoyo fluvial y aéreo del Ejército ecuatoriano y el sustento logís­
tico de la Embajada de los Estados Unidos.

Consultados varios oficiales superiores que conocieron al subteniente Lasso


Sandoval, señalan que era una persona inquieta, que gustaba de la acción y
que cuando llegó al GIR no traía un buen antecedente como oficial de línea
en otros servicios, pero que en esta actividad se destacó inmediatamente,
logrando magníficas calificaciones. Esto evidenciaba que el joven oficial
tenía aptitudes para desempeñarse eficientemente en tareas de alto conflicto
y operatividad, en las cuales demostró valor y energía para cumplir con su
objetivo.

Desde un punto de vista psicológico, el valor no es otra cosa que un medio


entre el miedo y la audacia. Es indiscutible que tememos a los males de
toda clase: el deshonor, la pobreza, la enfermedad, la muerte. Para el caso
del hombre policía, hay algo que lo pone por encima de todos los males: el
deshonor. Quien teme el deshonor es un hombre digno de admiración y
estima, porque tiene el sentimiento del honor.

¿Cuáles son, pues, entre los males temibles a los que debe aplicarse real­
mente el valor-?- Aristóteles define que son los más grandes, porque nadie
sabe mejor que el hombre de valor soportar estos males, particularmente el
179
de la muerte porque es el fin de todas las cosas, y al parecer, una vez que
BIOGRAFIAS POLICIALES

uno muere, ya no hay ni bien ni mal para él.

Sin embargo, el valor no consiste en luchar contra la muerte en todos los


casos indistintamente: por ejemplo en un naufragio, aplicando particular­
mente al caso que nos ocupa del subteniente Patricio Lasso. Es en estas
ocasiones de guerra en que la muerte aparece en ella envuelta en el peligro
más grande y más glorioso, tal como lo prueba el parte policial de su muer­
te, que es a su vez lacónico y frío. En su parte pertinente dice: " . . . Viene a
conocimiento de esta Autoridad, que el día jueves 1 6 de diciembre de 1 993
a las 07h00, el Personal de las Patrullas Fluviales, y el GIR, han recibido la
disposición del señor mayor de Policía Velasteguí, de realizar un patrullaje
fluvial en el sector de Peña Negra, por lo que el Comandante de la Patrulla,
subteniente de Policía Lasso ha dispuesto al personal del GIR, se provean
de las municiones correspondientes y chalecos antibalas. Saliendo del
muelle con dirección a Peña Negra en caravana integrada por 6 lanchas de
la Policía y una lancha del Ejército encolumnadas con un intervalo de 100
metros. Al retornar de Peña Negra una de las lanchas ha sufrido un desper­
fecto, por lo que han designado otra lancha para que la remolque, a los
pocos minutos de reiniciada la caravana han sido emboscados por subversi­
vos colombianos quienes les disparaban .desde territorio ecuatoriano, por lo
que inmediatamente han procedido a repeler el ataque e intentar salir de la
zona, pero debido a que las aguas del río Putumayo han estado impactadas
por el enemigo, por lo que ha sido imposible salir del lugar, quedando a
expensas-de que la corriente del río los llevara mientras repelían el ataque.
En estas circunstancias han logrado alejarse del lugar hasta que han podido
establecer contacto radial, siendo evacuados por un helicóptero con los
heridos que transportaba, llegando a la base a eso de las· J 8h00, y han orga­
nizado un grupo para el rescate de las víctimas, por lo que han retornado al
lugar de la emboscada a rescatar al resto de compañeros, labor que no se ha
podido realizar por la falta de los medios necesarios. Inmediatamente ha
dado a conocer telefónicamente al Comando del GIR; posteriormente a las
22h00 ha llegado al lugar el señor policía Chacha, quien había sido captu­
rado y liberado por los subversivos, dando a conocer sobre el fallecimiento
del señor subteniente de Policía Patricio Lasso Sandoval y el resto de la
patrulla del GIR. . . ".

Así pues, puede llamarse verdaderamente valiente al hombre que se presen­


ta sin tem_QJ:-ante una muetie honrosa y frente a los peligros que siempre
estuvieron latentes en esta dura jornada. Pot: lo tanto, el fin de cada acto
1 80
particular es siempre conforme al carácter del servidor policial, y como el
BIOGRAFIAS POLICIALES

valor es un deber, el fin que se propone en cada una de sus acciones es con­
forme a este noble fin. Cada cosa es determinada por el objetivo con el que
se relaciona, y por consiguiente, para satisfacer al honor y al deber.

Tenemos la seguridad de que la Policía Nacional perdió uno de sus más


jóvenes miembros, pero la patria ganó uno de los más nóveles valores en
los cuales reflexionar sobre el verdadero concepto del servicio a los caros
intereses de la paz y dignidad nacionales. De allí que su sacrificio no puede
quedar en el olvido y necesariamente debe ser recogido por la historia, ya
que ella tiene una función primordial: la de suministrar la base para la con­
ciencia institucional.

En consideración a su heroico fallecimiento en el cumplimiento del deber,


el H. Consejo Superior de la Policía Nacional resolvió ascenderle post mor­
tero al grado de teniente, disponiendo la publicación de su baja de las filas
policiales por haber fallecido en actos del servicio y concediéndole parale­
lamente la condecoración "Al Valor", como respuesta institucional a su
entrega, valor y lamentable holocausto.

181
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. EnriqueAmado Ojeda Espinoza


General de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

VICTOR MANUEL
MARTILLO MERCHAN
TENIENTE DE POLICIA

Víctor Manuel Martillo Merchán nace en Guayaquil el 19 de diciembre de


1960, siendo sus padres don Hugo Antonio Martillo y doña María Mer-/
chán, prósperos comerciantes del Puerto Prin�ipal.

La vida de Víctor Manuel transcurre sin novedad eh su etapa escolar, luego


de la cual ingresa al colegio "Cervantes" de la misma ciudad, donde se
distingue como un buen estudiante y cultivador permanente de las artes
marciales, disciplina en la cual representó a su colegio en las competencias
intercolegiales que se desarrollaban en su ciudad natal. Se gradúa de bachi­
ller en la especialización de Físico Matemático, con muy buena califica­
ción, el 3 de febrero de 1979. 1
El 15 de noviembre de 1982 ingresa a la Escuela Superior de Policía "Ge­
neral Alberto Enríquez Gallo", cuya alta de cadete de planta se publica en
la Orden General de la misma fecha. Iniciados sus estudios policiales se
distingue como un estudiante responsable y disciplinado; en el aspecto
deportivo continúa el cultivo de las artes marciales, lo que ameritaría para
que al término de su formación policial reciba el premio otorgado por la
Embajada del Japón al mejor judoca de la promoción.

' Se gradúa de subteniente de Pólicía el 29 de julio de 1985, al amparo de la


expedición del correspondiente decreto ejecutivo, y mediante acuerdo mi­
nisterial de 8 de agosto del mismo año se le destina a prestar sus servicios
en el Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, Servicio Urbano. Su
1 82
vida profesional la inicia entonces en su ciudad natal, distinguiéndose desde
BIOGRAFIAS POLICIALES

el principio como un oficial responsable y disciplinado.

La entrega y dedicación a su trabajo es evaluada por la superioridad, la que


el 13 de enero de 1986 recomienda su nombre como seleccionado para
realizar un curso en la ciudad de Washington D.C., Estados Unidos, sobre
"Tácticas de Patrullaje Contra el Terrorismo". Una vez terminado el curso,
de regreso al país se incorpora nuevamente al comando provincial al que
pertenece orgánicamente.

Con fecha 1 de marzo de 1986, mediante la expedición del pertinente


acuerdo ministerial es dado el pase a la Unidad de Investigaciones Especia­
les, de la ciudad de Guayaquil, en la que se dedica activamente a la lucha
antipandillas, figura delincuencia] que había proliferado en forma alarmante
en el Puerto Principal.

El 25 de noviembre de 1987, por orden del escalón superior, se organiza un


operativo policial comandado por el subteniente Víctor Manuel Martillo
Merchán e integrado por los agentes Arturo Villamarín, Cristóbal Gómez,
Rafael Mendieta, Francisco Galarza, Dalton Aguirre y Luis Trujillo, el
mismo que se inicia a las 19h00 con la misión de capturar a uno de los
delincuentes más peligrosos: Rigoberto Castro, quien había establecido su
cuartel general en un inmueble de la calle Babahoyo en la ciudad de Gua­
yaquil.

Luego de ser detectado por los servicios de inteligencia policial el paradero


de este delincuente, el subteniente Martillo se dirige al lugar con el fin de
capturar al mencionado antisocial.

Cumpliendo el operativo, los agentes del orden se ubican en puestos estra­


tégicos para realizar la captura; al momento de entrar en acción son recibi­
dos a bala por Rigoberto Castro y sus compinches, a consecuencia de lo
cual caen heridos de gravedad el subteniente Martillo, el agente Cristóbal
Gómez Mora y el agente Arturo Villamarín. Ante este infortunado hecho
se suspende el operativo y los compañeros trasladan en forma urgente a los
heridos hasta la clínica "Kennedy", en donde se verifica que el agente Cris­
tóbal Gómez había fallecido como consecuencia de las múltiples heridas de
bala ocasionadas por parte de los delincuentes, quedando hospitalizado el
subteniente Martillo con pronóstico reservado, ya que uno de los proyecti­
les comprometía seriamente su cerebro.
1 83
El cuerpo médico de aquella casa de salud realizó lo que humanamente
BIOGRAFIAS POLICIALES

pudo en la persona del subteniente Víctor Manuel Martillo, poniendo al


servicio la ciencia médica y el conocimiento de los galenos; lamentable­
mente, por la gravedad de la herida, fueron comprometidas partes vitales
del cerebro, lo que provocó el fallecimiento del subteniente Martillo el día
3 de diciembre de 1987, a las 17h00, como consta en el respectivo parte
policial elevado a la superioridad.

Mediante decreto ejecutivo de 19 de enero de 1988, es ascendido post mor­


tem al grado de teniente de Policía, en consideración ,a que su fallecimiento
se produjo en actos del servicio, decreto que se publica en orden general de
los mismos mes y año, en la que también se publica su baja de las filas de
la Institución con fecha 3 de diciembre de 1987, fecha de su deceso.
,- ,y
Su acto de valor, su profesionalismo y la mística que lo llevó a cumplir con
\)

el juramento hecho ante el altar de la Patria, cual es el de ofrendar su vida si


fuere necesario para mantener la paz y tranquilidad ciudadana, se había
cumplido. Por esta razón, en virtud de la pertinente resolución del Consejo
Superior de la Policía Nacional y el consecuente pedido del señor Coman­
dante General de la Institución Policial, el Gobierno Nacional le concede la
condecoración "Al Valor" post mortem con fecha 3 de febrero de 1988,
mediante la expedición del correspondiente decreto ejecutivo.

Luego de la evaluación profesional y el estudio de su hoja de vida, el Co­


mando General de la institución policial, en conocimiento de este acto de
heroísmo y valor del teniente Martillo, para perennizar su memoria y seña­
larla como ejemplo para las futuras generaciones policiales, mediante la
expedición del consiguiente decreto ejecutivo se le asigna el nombre de
"Teniente Víctor Manuel Martillo Merchán" al cuatiel policial de la ciuda­
dela "La Florida" en la ciudad de Guayaquil, con fecha 8 de mayo de 1990.

Su corta vida en el seno de la Institución Policial, a la cual sirvió por el


lapso de dos años, se distinguió por su responsabilidad, conducta intachable
y mística profesional, lo que amerita que su nombre conste en la lista inol­
vidable de nuestros héroes, como una cuota más de sangre derramada para
mantener la paz, la tranquilidad y el orden de nuestros ciudadanos; por ello,
su nombre será el mejor referente moral para seguir su ejemplo.

1 84
-----""""""""""""!!!!!!!!!!""""'""""""""'""""""""'"""""'
BJOGRAFIAS POLICIALES

Ledo. Jorge Fernando Poveda Zúñiga


General de Distrito
Miembro Correspondiente del INEHPOL

MARCO ANTONIO
MIER BURBANO
TENIENTE DE POLICIA

La grandeza de los hombres policías que ofrendaron su vida por mantener


la paz y la seguridad interior de la República, hoy luce orgullosa en las
páginas gloriosas de la historia, recordando el valor y el coraje de quienes
cumplieron el juramento sublime de ofrendar su vida si así lo fuere necesa­
rio, por ello me es sumamente grato y reconfortante haber recopilado los
datos de quien fue un gran policía, recordado por todos los ecuatorianos y
que hoy merece reposar en las páginas de la historia para que su ejemplo
sigan las futuras generaciones.

Marco Antonio Mier Burbano nació en la ciudad de Tulcán, provincia del


Carchi, el 23 de octubre de 1946. Sus padres fueron don Segundo Marcos
Mier y doña Jacinta Burbano. Hizo sus estudios primarios en la escuela
"Isaac Acosta C." de la ciudad de Tulcán y su educación secundaria en el
Colegio Experimental "Bolívar" de la misma ciudad, habiéndose graduado
de bachiller en Humanidades Modernas el 1 7 de septiembre de 1 965. Lue­
go de graduarse como bachiller, se desempeñó como Jefe de Avalúas y
Catastros del Municipio de Tulcán por el lapso de un año.

De estado civil soltero, sus hermano� lo recuerdan como un hombre bueno,


tranquilo y sencillo, con un gran espíritu de colaboración hacia el prójimo,
con un cariño profundo por su uniforme que lo supo llevar con orgullo y
manchado con la sangre de los hombres que están dispuestos a ofrendar la
vida por el bien de sus semejantes, por el ordenamiento jurídico y por la
defensa de la Constitución y leyes de la República.
1 85
BIOGRAFIAS POLICIALES

El 1 1 de noviembre de 1 966, ingresó como cadete a la Escuela Superior de


Policía, en ese entonces denominada Instituto de Policía. Finalizó su prepa­
ración como cadete el 7 de agosto de 1 969, alcanzando la vigésima primera
antigüedad de su promoción, obteniendo el grado de subinspector segundo
(hoy subteniente).
Como deportista se destacó desde su época estudiantil, siendo seleccionado
intercolegial en la disciplina de volley-ball, por lo que obtuvo una mención
honorífica. También fue seleccionado en la disciplina de fútbol en, �! Insti­
tuto Nacional de Policía.
Sus años como oficial de Policía fueron cortos, peró vividos intensamente;
iniciándose en el Comando Provincial "Los Ríos" No. 8, luego es dado el
pase al Comando Provincial "Manabí" No. 4, Unidad en '!a que permaneció
hasta el día 1 8 de junio de 1 970, fecha en la que fue trasladado al Comando
Provincial "Carchi" No. 10, donde permaneció hasta el 26 de mayo de
1 97 1 , en que fallece.

El I I de febrero de 1 97 1 , el gobierno del doctor José María Velasco !barra,


expide un decreto supremo mediante el cual se crean gravámenes referentes
al tránsito en la frontera, en los puertos y aeropuertos del país, el mismo
que es promulgado el día 1 8 del mismo mes y afío. Como hasta los prime­
ros días del mes de mayo de 1 97 1 no se hacía efectivo este decreto, el Mi­
nistro de Gobierno, atendiendo la solicitud del Director General de Inmi­
gración y Extranjería, dispone que tal normativa se haga efectiva a partir
del 26 de mayo de 1 97 1 .

Por este motivo, el día viernes 2 1 de mayo de 1 97 1 el Sindicato de Chofe­


res de Tulcán convoca a una asamblea popular, en la que se conforma el
comité de paro y se planifican las acciones a tomarse en rechazo al grava­
men de dos sucres por persona para pasar a la vecina ciudad de Ipiales,
Colombia. También acuerdan que en caso de no ser derogado inmediata­
mente el decreto, se desarrollaría un paro indefinido de actividades desde el
día martes 25 de mayo de ese año. En vista de esto, el Gobierno Central
mediante decreto de 24 de mayo dej a sin efecto este gravamen, pero el
comité de paro hace caso omiso a dicha resolución, realizando el plantea­
miento de una serie de nuevas exigencias al Gobierno Central.
A la 0 1 h00 del día martes 25 de mayo de 1 97 1 , el comité resolvió dar inicio
al paro, para lo cual se nombraron las respectivas comisiones entre los par­
ticipantes de tal medida de hecho.
1 86
"""'.................!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! , -- --
BIOGRAFIAS POLICIALES

El teniente de Policía Raúl Serrano había sido asignado de servicio al ter­


minal terrestre, a fin de resguardar el orden y la integridad de las personas y
sus bienes; los participantes del paro utilizando armas de fuego de varios
calibres disparaban desde todas partes, por lo que al pedir disposiciones al
cua1iel le ordenan que retorne al mismo. El subteniente Marco Mier Bur­
bano, al escuchar que su compañero se encontraba en peligro, solicita auto­
rización al señor mayor Quevedo para ir en su auxilio, y a la altura de las
calles Arellano y 9 de Octubre, en el sector del Estadio, se encuentran con
el teniente Serrano, quien le hacía señas para que regrese. Mientras daba la
vuelta el vehículo para retornar es alcanzado por un proyectil que, atrave­
sando el parabrisas, le impacta bajo la clavícula izquierda, destruyendo la
misma, además es herido por varios perdigones a la altura del cuello, lo que
le produce un shock hemorrágico, siendo atendido inmediatamente por los
facultativos, pero en vista de la gravedad tuvo que ser trasladado de urgen­
cia a la ciudad de Quito, en donde lamentablemente durante su trayecto
fallece el hoy héroe policial, quien en el cumplimiento del deber fue vícti­
ma de las balas arteras y cobardes que cegaron la vida de un joven oficial.

Analizadas las circunstancias se puede concluir que el señor subinspector


segundo Marco Antonio Mier Burbano, falleció en actos del servicio, de­
mostrando su valentía, decisión para proteger el orden público y la vida de
sus semej antes, ya que conociendo del riesgo al que se enfrentaba no esca­
timó esfuerzo alguno para acudir en ayuda de su compañero, dando ejem­
plo de entrega, profesionallsmo, heroísmo, espíritu de cuerpo, disciplina y
lealtad.

Por esto, la Policía Nacional del Ecuador, a través del Comando General,
resuelve reconocer este acto de heroísmo otorgándole el ascenso post mor­
tem al grado de subinspector primero (teniente). Así mismo, le otorga la
condecoración "Al Valor" post mortem, en conformidad con el Reglamento
de Condecoraciones de la Policía Nacional.

La inmolación de este hombre es el mejor ejemplo para seguir luchando por


las causas nobles y justas, así también por la grandeza de nuestra Institu­
ción.
Inmediatamente luego de su muerte, los H. Consejos Superior y Técnico de
la Policía Nacional acordaron lamentar tan doloroso acontecimiento, unién­
dose al dolor que embargaba a los familiares; acompañar en corporación a
los funerales, enviar el original a sus deudos y publicarlo por la prensa,
1 87
acuerdo que fue �uscrito por el Presidente de los H. Consejos Superior y
BIOGRAFIAS POLICIALES

Técnico, prefecto c�andante Gilberto Y épez Almeida. Tampoco se hicie­


ron faltar los acuerdos de condolencia de todos los Comandos Provinciales
de Policía, y en especia�del señor Comandante General de la Policía Na­
cional, prefecto comandante Eduardo Tamayo Montesdeoca
�0
6
Es importante recordar lo que el diario El Comercio publicó en sus páginas
del día jueves 27 de mayo de 1 97 l;' en donde según el Presidente de la Re­
pública, el paro de Tulcán fue absolutamente subversivo, político y anar­
quizante y manifestó que él no entregará el país a la anarquía comunistoide.

En homenaje a nuestro -héroe fallecido se erigió un busto, que fue colocado


en el Comando Provinciát de Policía "Carchi" No. 1O, P,ara veneración de
las futuras generaciones y para recordar la sangre y dolor que vivió la pro­
vincia del Carchi en esos fatídicos días, con la indignación popular frente a
las medidas gubernamentales y un gran operativo policial, demorándose
casi diez horas para restituir el orden en la ciudad de Tulcán.

Loor a este hombre policía que hoy reina en el Olimpo de los seres grandes
que dignifican a la Institución y se constituyen en los paradigmas del valor
humano.

188
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Gustavo Gallegos Balarezo


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

GALO EDMUNDO
MIÑO JARRIN

. MAYOR DE POLICIA

Al rayar el alba, cotidianamente, un contingente de valientes y gallardos


policías inician sus labores con suma hidalguía, dispuestos a sortear los
inminentes peligros que su especialidad les representa, enfrentando a de­
salmados criminales, delincuentes, terroristas y narcotraficantes, para brin­
dar paz y tranquilidad a la comunidad ecuatoriana; y lo hacen con fe, con
decisión y con mística, dominando el miedo y con temple de acero, porque
se inspiran en la presencia espiritual de su patrono, mayor de Policía Galo
Edmundo Miño Jarrín, nombre con el que se identifica al Grupo de Inter­
vención y Rescate, GIR, una de las unidades especiales de reconocido pres­
tigio en nuestra patria y más allá de las fronteras, por su gran valentía y
elevado profesionalismo, virtudes que fueran sembradas y cultivadas por
hombres de la talla de Galo Miño, distinguido caballero de la paz que
heroicamente ofrendara su vida en el sagrado cumplimiento del deber, un
fatídico día jueves 11 de septiembre de 1986.

Escribir sobre la vida del mayor Galo Miño Jarrín constituye un honor para
cualquier policía ecuatoriano, y ese honor me ha dispensado el INEHPOL;
compromiso muy delicado y de gran responsabilidad, que me atrevo hacer­
lo motivado por el pleno convencimiento de que todos cuantos visten y
hemos vestido el sagrado uniforme verde aceituna guardamos sentimientos
de cariño, admiración y respeto al compañero que constituyó y constituye
un auténtico ejemplo de valor y heroísmo para las generaciones presentes y
futuras de nuestra imperecedera institución.
1 89
acuerdo que fue �uscrito por el Presidente de los H. Consejos Superior y
BIOGRAFIAS POLICIALES

Técnico, prefecto c�andante Gilberto Yépez Almeida. Tampoco se hicie­


ron faltar los acuerdos de condolencia de todos los Comandos Provinciales
de Policía, y en especial del señor Comandante General de la Policía Na-
cional, prefecto comandante Eduardo Tamayo Montesdeoca.
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"-

Es importante recordar lo que el diario El Comercio publicó en sus páginas


del día jueves 27 de mayo de 197 L, en donde según el Presidente de la Re­
pública, el paro de Tulcán fue absolutamente subversivo, político y anar­
quizante y manifestó que él no entregará el país a la anarquía comunistoide.

En homenaje a nuestro ·héroe fallecido se erigió un busto, que fue colocado


en el Comando Provinciál de Policía "Carchi" No. 10, para veneración de
las futuras generaciones y para recordar la sangre y dolor que vivió la pro­
vincia del Carchi en esos fatídicos días, con la indignación popular frente a
las medidas gubernamentales y un gran operativo policial, demorándose
casi diez horas para restituir el orden en la ciudad de Tulcán.

Loor a este hombre policía que hoy reina en el Olimpo de los seres grandes
que dignifican a la Institución y se constituyen en los paradigmas del valor
humano.

1 88
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Gustavo Gallegos Balarezo


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

GALO EDMUNDO
MIÑO JARRIN

. MAYOR DE POLICIA

Al rayar el alba, cotidianamente, un contingente de valientes y gallardos


policías inician sus labores con suma hidalguía, dispuestos a sortear los
inminentes peligros que su especialidad les representa, enfrentando a de­
salmados criminales, delincuentes, terroristas y narcotraficantes, para brin­
dar paz y tranquilidad a la comunidad ecuatoriana; y lo hacen con fe, con
decisión y con mística, dominando el miedo y con temple de acero, porque
se inspiran en la presencia espiritual de su patrono, mayor de Policía Galo
Edmundo Miño Jarrín, nombre con el que se identifica al Grupo de Inter­
vención y Rescate, GIR, una de las unidades especiales de reconocido pres­
tigio en nuestra patria y más allá de las fronteras, por su gran valentía y
elevado profesionalismo, virtudes que fueran sembradas y cultivadas por
hombres de la talla de Galo Miño, distinguido caballero de la paz que
heroicamente ofrendara su vida en el sagrado cumplimiento del deber, un
fatídico día jueves 1 1 de septiembre de 1 986.

Escribir sobre la vida del mayor Galo Miño Jarrín constituye un honor para
cualquier policía ecuatoriano, y ese honor me ha dispensado el INEHPOL;
compromiso muy delicado y de gran responsabilidad, que me atrevo hacer­
lo motivado por el pleno convencimiento de que todos cuantos visten y
hemos vestido el sagrado uniforme verde aceituna guardamos sentimientos
de cariño, admiración y respeto al compañero que constituyó y constituye
un .auténtico ejemplo de valor y heroísmo para las generaciones presentes y
futuras de nuestra imperecedera institución.
1 89
BJOGRAF!AS POLICIALES

El 6 de febrero de 1 953, la ciudad de Guaranda, hermosa capital de la pro­


vincia de Bolívar, se sentiría orgullosa de recibir en su seno a G�lo Edmun­
do, como mucha ternura y felicidad sintieron sus padres: el señor �'�alo Mi-
ño, nacido en Latacunga, y la distinguida dama doña Carolina Jarrín, oriun-
da de Guaranda; quienes al igual que toda su familia dan fe del espíritu
cariñoso, bueno y responsable de Galo, hombre dedicado por entero a su
hogar, y muy abnegado en cuanto a sus estudios y formación académica.

Sus hermanos son: Magdalena, Susana, Yo landa, Raquel, Consuelo, María


Elena, Fátima, Bernarda, Byron y Marcelo Miño Jarrín, mujeres y hombres
de bien que, al igual que nuestro mártir, tienen en un alto sitial el concepto
de servicio a la sociedad.

Los estudios primarios los realizó en su ciudad natal en la escuela "Gustavo


Lemus", y los secundarios en el colegio "Pedro Carbo" de la ciudad de
Guaranda. Se graduó de bachiller en Humanidades Modernas en el año
1 970. Durante esta etapa de su vida se caracterizó por una profunda incli­
nación al deporte, como lo reconocen sus compañeros y profesores.

Motivado por una profunda inspiración policial y por una gran disposición
al servicio de la sociedad, el 30 de septiembre de 1 97 1 ingresa al Instituto
Nacional de Policía, Escuela de Formación de Oficiales "General Alberto
Enríquez Gallo", graduándose como subteniente de Policía el 30 de junio
de 1 974. Según sus compañeros de promoción, la trayectoria de su vida al
interior de la Escuela de Policía fue diáfana, caracterizándose por ser más
que un compañero un amigo respetuoso, leal y considerado. En calidad de
subteniente de Policía es designado al Grupo de Tránsito de Pichincha,
lugar donde forjó sus primeros ideales que se irían acrecentando a lo largo
de su carrera policial.

Cuando ostentaba el grado de subteniente de Policía conoció a una distin­


guida y bella dama, doña Marcia Dolores Carrera, con quien contrae ma­
trimonio civil el 1 3 de diciembre de 1 979, consagrándolo al creador el 1 5
de diciembre del mismo año, en la ciudad de Quito. Su abnegada y sufrida
esposa lo tiene siempre presente como el esposo y padre extremadamente
cariñoso, exageradamente responsable, hombre bueno, preocupado, siem­
pre velando por su bienestar y el de su hija, María Alexandra Miño Carrera,
dulce niña, que al momento de la muerte de su padre apenas tenía cuatro
años diez meses de edad; hoy, toda una hermosa y respetable señorita que,
- 1 90
BIOGRAFIAS POLICIALES

motivada por el espíritu de su padre, se identifica por sus extraordinarias


cualidades morales e intelectuales.

Cuenta su esposa, Marcia Carrera, que el día de su muerte Galo Miño se


encontraba disfrutando de su día franco, realizando el último pago de su
casa en el Filanbanco ubicado en la avenida Colombia. Al escuchar en su
radio Handy que miembros del grupo subversivo Alfaro Vive Carajo eran
rodeados por pers'onal de su Grupo Especial, se trasladó a su domicilio, en
el cual le manifestó a su hija: "que le de permiso para ir a trabajar" a lo que
la niña, María Alexandra, le había respondido que "si le autorizaba" siem­
pre y cuando después de sus labores le llevara al Parque de la Carolina,
propuesta que había sido aceptada por el capitán Miño retirándose a cum­
plir con su sagrado deber, su última misión; desafortunadamente la cariñosa
y paternal promesa nunca llegó a cumplirse por su total entrega al servicio
de la Patria y de la Institución.

Con decreto de 5 de enero de 1978, es ascendido al grado de teniente, de


Policía de Línea; y, el 1 de septiembre de 1982, por igual vía al grado de
capitán de Policía de Línea.

En el grado de teniente paiticipó en los V Juegos Deportivos Nacionales,


haciéndose acreedor a las medallas de oro, plata y bronce en el deporte de
tiro, enalteciendo el buen nombre y prestigio de la Policía Nacional.

En los meses de agosto y septiembre de 1981 participó en el Campeonato


Selectivo de Tiro en Argentina. En diciembre del mismo año intervino en
Barquisimeto, Venezuela, en los IV Juegos Bolivarianos, en la misma dis­
ciplina deportiva.

Nuestro valiente héroe policial, Galo Miño Jarrín, llenó de gloria al deporte
ecuatoriano en la ciudad de Caracas, Venezuela, el 16 de agosto de 1983,
en los IX juegos Panamericanos, donde vence al coloso de los Estados Uni­
dos y obtiene la única medalla de oro para el Ecuador, convittiéndose así en
campeón Panamericano de Tiro. "La medalla Panamericana se la dedico a
mi madre, que se encuentra enferma en el Ecuador"; así lo manifestó el
capitán Galo Miño, al ser entrevistado por los medios de comunicación
social al obtener el triunfo.

191
BIOGRAl'IAS POLICIALES

En septiembre de 1 983 viaja a Europa a los países de Alemania, Suiza y


Austria, en el grado de capitán, a participar en el campeonato de armas
automáticas.
A nombre del Ecuador intervino en los XIII Juegos Olímpicos en Los Án­
geles, USA, en los meses de julio y agosto de 1 984. En esta contienda
alcanzó la marca nacional de pistola libre con 542 puntos.

Por dos ocasiones representó al Ecuador en la república de México: la pri­


mera vez para participar en el Campeonato Internacional de Tiro, "Benito
Juárez" en marzo de 1984; y en abril de 1 985 participando en el Campeona­
to Mundial de Tiro.

Profundizó su afición a este deporte cuando el profesor de la Policía de


Francia Valery Carmona dictó un curso de Tiro al Blanco en el Instituto
Nacional de Policía. Luego de terminado el mismo fue seleccionado por
Pichincha, ganando así su primera medalla en esta disciplina deportiva.
Sus acciones en los Juegos Nacionales fueron estelares; su dedicación le
llevó a competir con buenos resultados en el campeonato Mundial de Aus­
tria.

El mayor Galo Miño fue siempre un destacado deportista, se había corona­


do como Campeón Nacional en su deporte favorito. En 1 983 fue denomi­
nado como el mejor deportista de Pichincha y el mejor deportista Amateur,
por lo que la Policía Nacional le publicó una felicitación en la Orden Gene­
ral del 4 de enero de 1 984. Tenía grandes ilusiones, era buen amigo, un
extraordinario tirador, sentía la obligación de transmitir a sus compañeros
los secretos que guardaba este deporte.

En el año 1 977, nuestro país frente al avance de la delincuencia se vio en


la necesidad de extremar esfuerzos para detener la ola de actos delincuen­
ciales y subversivos que debilitaban peligrosamente la seguridad interna.
En julio de 1 977, aprovechando la cooperación técnica internacional de la
policía francesa, fue convocado un grupo de 1 5 oficiales de la Policía Na­
cional, previa selección, para ser preparados e instruidos en técnicas poli­
ciales modernas, conformándose así, el grupo denominado "Fuerzas Espe­
ciales de la Policía Nacional". Dentro de este histórico grupo de oficiales
iniciadores de las fuerzas especiales policiales se encontró el subteniente
Galo Edmundo Miño Jarrín, quien también realizó el curso en esta especia-
1 92
�-

BIOGRAFIAS POLICIALES

Iización dirigida por el profesor francés Valery Carmona, en donde puso de


manifiesto toda su destreza y capacidad profesional.
En enero de 1 978 viaja en comisión de servicios a la ciudad de Houston,
Texas, Estados Unidos de Norteamérica. A la República de Chile, en co­
misión de servicios en junio de 1 978.

En el grado de teniente es designado a realizar el Curso de Fuerzas Especia­


les en la República de Francia, de agosto a diciembre de 1978. En el año
1 982 realiza un Curso de Oficiales de Seguridad y de Contra Terrorismo en
la ciudad de Quito.

En abril de 1 984 fue designado a integrar el Grupo de Fuerzas Especiales


de la Policía Nacional. Hasta el día de su muerte participó en numerosas
operaciones policiales de combate a las organizaciones subversivas y terro­
ristas. En la actualidad el Grupo de Intervención y Rescate, GIR, lleva su
nombre como un justo reconocimiento a su entrega heroica en actos del
servicio.

En agosto de 1 984 viaja a la ciudad de Bogotá, Colombia, a participar en el


III Congreso Sudamericano de Policías Uniformadas. En septiembre de
1 985 viaj a a la República de España a realizar el curso de Instrucción Poli­
cial. Por varias ocasiones ejerció en la institución el profesorado en las
materias de Armas y Tiro y de Educación Física.

En los pocos años que el destino le prodigó para que sirviera a la institu­
ción, hizo que se sintiera su presencia en varias comisiones oficiales y de­
portivas en el exterior. Marcó su capacidad policial y deportiva en varios
países de Europa y América.

En la década de los años ochenta se intensificaron las acciones delincuen­


ciales de tinte subversivo, teniendo mayor protagonismo el grupo auto de­
nominado "Alfaro Vive Carajo". En términos generales los delitos fueron:
asesinatos, asaltos y robos a bancos y establecimientos comerciales, secues­
tros, colocación de bombas explosivas, narcotráfico, robo de armas en ins­
talaciones militares y policiales, asaltos a carros blindados, entre otras vio­
laciones a la ley. Delitos cometidos con armas de fuego y extremada vio­
lencia. La Policía Nacional supo enfrentar esta grave amenaza a la seguri­
dad interna, a la democracia y la libertad, y no permitió el avance ni la
organización masiva de la subversión en el país. Para la Institución consti-
1 93
tuyó una trayectoria de triunfos el neutralizar estas agrupaciones ilícitas,
BIOGRAFIAS POLICIALES

por el esclarecimiento de los delitos y la identificación de los delincuentes


y subversivos, todo en un conjunto de acciones policiales sin precedentes.
Lamentablemente todo esto, a costa del martirio y holocausto de muchos de
nuestros admirados y siempre recordados compañeros. Una de estas accio­
nes ennoblecedoras, pero verdaderamente trágicas y muy dolorosas, oca­
sionaría la muerte de Galo Miño Jarrín. ..

El jueves 11 de septiembre de 1986 la Central de Radio Patrullas reportó el .


robo de una camioneta Ford, color blanca; hecho cometido por dos indivi­
duos quienes abandonaron al propietario del vehículo, maniatado y amor­
dazado, en el sector de Carcelén. Alrededor de las 09h30, siete individuos
fuertemente armados, utilizando la camioneta robada, proceden a asaltar la
sucursal del Banco de la Producción ubicada en la avenida Seis de Diciem­
bre y Río Coca de la ciudad de Quito. Concluido el asalto y robo, tres o
cuatro de los sujetos se embarcaron en la camioneta mientras otros se die­
ron a la fuga en diferentes direcciones. Los de la camioneta realizan un
transbordo en la calle Tomás de Berlanga a un automóvil Datsun color
celeste. Personal del Servicio de Investigación Criminal observa los pasos
de los asaltantes y los sigue a prudencial distancia hasta su guarida ubicada
en las calles Francisco Cruz de Miranda y Mañosca, de la ciudadela Alta­
mira, domicilio que también era vigilado por agentes de Inteligencia poli­
cial por actividades sospechosas de los AVC. De inmediato se dispone un
operativo policial para cercar la casa. Los asaltantes al sentirse descubier­
tos abrieron intenso fuego en contra de los uniformados, hiriendo al tenien­
te Euclides Mantilla y a dos policías. Ante la gravedad de la situación, la
Policía realizó la evacuación de las personas de las casas vecinas e intentó
una nueva incursión, momentos estos en los que llega el capitán Galo Miño
Jarrín, quien se encontraba franco, tenía el día libre, pero al escuchar en su
radio portátil lo que estaba sucediendo, a sabiendas de la peligrosidad de
los subversivos y a pesar de no portar su chaleco antibalas, pero motivado
por su valentía y espíritu profesional, concurre de inmediato al lugar para
intervenir en el enfrentamiento. En medio del tiroteo, al intentar alcanzar
un sitio estratégico en el segundo piso del inmueble, el capitán Galo Miño
es alcanzado por una de las balas asesinas disparadas por los subversivos.
Herido de gravedad es conducido al Hospital Militar donde minutos des­
pués informaron de su fallecimiento, debido a la penetración del proyectil
de arma de fuego que le comprometió la arteria aorta torácica, pulmón de­
recho y el hígado.

1 94
Cuando los sediciosos pretendían utilizar explosivos sin importarles la vida
BIOORAFIAS POLICIALES

de las personas civiles que habitan el sector, la Policía realiza una nueva
incursión en la que fallecen tres de los terroristas atrincherados. La Policía
al tomar el inmueble encontró en su interior una fuerte dotación de armas:
cuatro carabinas Ruger Mini, una carabina Winchester, un fusil marca Ar­
molite, seis revólveres Smith Wesson, un revólver marca Rubi, una pistola
marca Browing, cuatro alimentadores de fusil y pistola, setecientos trece
cartuchos, catorce vainas, treinta tacos de dinamita, una funda de mezcla
explosiva para uso inmediato, ocho bombas de gas tipo tarro, una bomba
neplo preparada de plástico, nueve cajas llenas de cápsulas detonantes eléc­
tricas, dos fundas de pólvora negra, un taco de dinamita, un puñal negro,
una brújula militar marca Knife, tres porta granadas, un estuche de revól­
ver, cinco revistas "Que Púchicas". Fueron encontrados además fajos de
billetes con la identificación del Banco de la Producción, que fuera asaltado
poco antes.

Había sucedido una verdadera tragedia. La Policía no podía aceptar ni


creer la muerte de tan querido compañero y de grandes promesas en la Ins­
titución. Venía aún lo más triste, comunicarle lo sucedido a su abnegada
esposa doña Marcia Carrera, quien, en medio de la desesperación y el llan­
to, no podía aceptar tan infausta noticia. Abrazada al cuerpo de su esposo
pretendía con el calor de su alma darle vida y no dejarle que se vaya, pero
ya Dios le había llamado. La capilla ardiente fue levantada en el Instituto
Nacional de Policía. Al día siguiente, viernes 12 de septiembre de 1986,
luego de una misa campal, sus restos fueron depositados en el Parque de los
Recuerdos.

La noticia del heroico fallecimiento del capitán Galo Miño Jarrín alarmó a
toda la comunidad. Se podía sentir el enorme aprecio y consideración que
Galo Edmundo se había ganado de sus conciudadanos civiles y uniforma­
dos. Estas expresiones constituían una respuesta a su sencillez, humildad y
permanente caballerosidad. Todos querían decirle el último adiós. A su
velación asistieron distinguidas autoridades y personalidades de connotado
prestigio nacional, como el Presidente de la República, Ing. León Pebres
Cordero, el Ministro de Gobierno y Policía, Luis Robles Plaza, ministros de
estado, autoridades eclesiásticas, el Alto Mando Policial y la cúpula de las
Fuerzas Armadas, prestigiosos políticos de diferente ideología, compañeros
policías de todas las jerarquías en servicio activo y pasivo, autoridades y
personajes deportivos, amigos y familiares quienes, con su presencia, le
ofrendaron el más grande acto de solidaridad y cariño junto a su tumba.
1 95
BIOGRAFJAS POLICIALES

tuyó una trayectoria de triunfos el neutralizar estas agrupaciones ilícitas,


por el esclarecimiento de los delitos y la identificación de los delincuentes
y subversivos, todo en un conjunto de acciones policiales sin precedentes.
Lamentablemente todo esto, a costa del martirio y holocausto de muchos de
nuestros admirados y siempre recordados compañeros. Una de estas accio­
nes ennoblecedoras, pero verdaderamente trágicas y muy dolorosas, oca­
sionaría la muerte de Galo Miño Jarrín.

El jueves 1 1 de septiembre de 1 986 la Central de Radio Patrullas reportó el


robo de una camioneta Ford, color blanca; hecho cometido por dos indivi­
duos quienes abandonaron al propietario del vehículo, maniatado y amor­
dazado, en el sector de Carcelén. Alrededor de las 09h3 0, siete individuos
fuertemente armados, utilizando la camioneta robada, proceden a asaltar la
sucursal del Banco de la Producción ubicada en la avenida Seis de Diciem­
bre y Río Coca de la ciudad de Quito. Concluido el asalto y robo, tres o
cuatro de los sujetos se embarcaron en la camioneta mientras otros se die­
ron a la fuga en diferentes direcciones. Los de la camioneta realizan un
transbordo en la calle Tomás de Berlanga a un automóvil Datsun color
celeste. Personal del Servicio de Investigación Criminal observa los pasos
de los asaltantes y los sigue a prudencial distancia hasta su guarida ubicada
en las calles Francisco Cruz de Miranda y Mañosca, de la ciudadela Alta­
mira, domicilio que también era vigilado por agentes de Inteligencia poli­
cial por actividades sospechosas de los AVC. De inmediato se dispone un
operativo policial para cercar la casa. Los asaltantes al sentirse descubier­
tos abrieron intenso fuego en contra de los uniformados, hiriendo al tenien­
te Euclides Mantilla y a dos policías. Ante la gravedad de la situación, la
Policía realizó la evacuación de las personas de las casas vecinas e intentó
una nueva incursión, momentos estos en los que llega el capitán Galo Miño
Jarrín, quien se encontraba franco, tenía el día libre, pero al escuchar en su
radio portátil lo que estaba sucediendo, a sabiendas de la peligrosidad de
los subversivos y a pesar de no portar su chaleco antibalas, pero motivado
por su valentía y espíritu profesional, concune de inmediato al lugar para
intervenir en el enfrentamiento. En medio del tiroteo, al intentar alcanzar
un sitio estratégico en el segundo piso del inmueble, el capitán Galo Miño
es alcanzado por una de las balas asesinas disparadas por los subversivos.
Herido de gravedad es conducido al Hospital Militar donde minutos des­
pués informaron de su fallecimiento, debido a la penetración del proyectil
de arma de fuego que le comprometió la arteria aorta torácica, pulmón de­
recho y el hígado.

1 94
Cuando los sediciosos pretendían utilizar explosivos sin importarles la vida
BIOGRAFIAS POLICIALES

de las personas civiles que habitan el sector, la Policía realiza una nueva
incursión e{la que fallecen tres de los terroristas atrincherados. La Policía
al tomar el inmueble encontró en su interior una fuerte dotación de armas:
cuatro carabinas Ruger Mini, una carabina Winchester, un fusil marca Ar­
molite, seis revólveres Smith Wesson, un revólver marca Rubi, una pistola
marca Browing, cuatro alimentadores de fusil y pistola, setecientos trece
cartuchos, catorce vainas, treinta tacos de dinamita, una funda de mezcla
explosiva para uso inmediato, ocho bombas de gas tipo tarro, una bomba
neplo preparada de plástico, nueve cajas llenas de cápsulas detonantes eléc­
tricas, dos fundas de pólvora negra, un taco de dinamita, un puñal negro,
una brújula militar marca Knife, tres porta granadas, un estuche de revól­
ver, cinco revistas "Que Púchicas". Fueron encontrados además fajos de
billetes con la identificación del Banco de la Producción, que fuera asaltado
poco antes.

Había sucedido una verdadera tragedia. La Policía no podía aceptar ni


creer la muerte de tan querido compañero y de grandes promesas en la Ins­
titución. Venía aún lo más triste, comunicarle lo sucedido a su abnegada
esposa doña Marcia Carrera, quien, en medio de la desesperación y el Ilan­
to, no podía aceptar tan infausta noticia. Abrazada al cuerpo de su esposo
pretendía con el calor de su alma darle vida y no dejarle que se vaya, pero
ya Dios le había Ilamado. La capilla ardiente fue levantada en el Instituto
Nacional de Policía. Al día siguiente, viernes 12 de septiembre de 1986,
luego de una misa campal, sus restos fueron depositados en el Parque de los
Recuerdos.

La noticia del heroico fallecimiento del capitán Galo Miño Jarrín alarmó a
toda la comunidad. Se podía sentir el enorme aprecio y consideración que
Galo Edmundo se había ganado de sus conciudadanos civiles y uniforma­
dos. Estas expresiones constituían una respuesta a su sencillez, humildad y
permanente caballerosidad. Todos querían decirle el último adiós. A su
velación asistieron distinguidas autoridades y personalidades de connotado
prestigio nacional, como el Presidente de la República, Ing. León Pebres
Cordero, el Ministro de Gobierno y Policía, Luis Robles Plaza, ministros de
estado, autoridades eclesiásticas, el Alto Mando Policial y la cúpula de las
Fuerzas Armadas, prestigiosos políticos de diferente ideología, compañeros
policías de todas las jerarquías en servicio activo y pasivo, autoridades y
personajes deportivos, amigos y familiares quienes, con su presencia, le
ofrendaron el más grande acto de solidaridad y cariño junto a su tumba.
1 95
BIOGRAFJAS POLICIALES

Al repudiar tan execrable crimen, los medios de comunicación social desta­


caron en grandes titulares la valerosa acción de la Policía Nacional en gene­
ral y en particular de nuestro héroe Galo Miño, cuyos principales textos
ocupaban las primeras planas de los periódicos: Hoy, El Comercio, El Ex­
preso, El Universo, entre otros. En ellos se publicaron las expresiones del
Presidente de la República, León Pebres Cordero; del Ministro de Gobierno
y Policía, Luis Robles Plaza; los pronunciamientos del Congreso Nacional
condenando el auge de violencia; de varios sectores políticos condenando
la violencia y artículos de numerosos reconocidos comentaristás de la pren­
sa.

En el periódico Hoy, del 1 2 de septiembre de 1 986, se publicaban las pala­


bras del señor Presidente León Pebres Cordero, que en sus expresiones
dij o: "Yo creo que este es un capítulo muy doloroso y desgraciadamente se
hace vivir al país, en momentos en que en lugar de que se generen estas
terribles experiencias los ecuatorianos deberíamos aunar esfuerzos para
luchar frente a la crisis que nos agobia y que requiere la mejor atención en
el mancomunado espíritu de lucha de todo el pueblo ecuatoriano". "Y
contra este tipo de violencia es muy difícil tomar medidas preventivas,
porque atacan en la noche, matan a oficiales, como al que han asesinado
ayer por la espalda" .

En el periódico El Comercio, de la misma fecha, se destacaban las palabras


del Ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, que manifestó: "Esto también
resulta una nueva comidilla para esos buitres de la Defensa a los Derechos
Humanos de los delincuentes y no de las víctimas, porque, fatalmente, en el
país se están sucediendo día a día hechos de esta naturaleza".

Ante la partida de Galo Miño fueron innumerables las expresiones de dolor


de sus amigos y compañeros. De entre algunas de ellas, deseo registrar
unas pocas palabras de las expresadas por el señor capitán de policía del
GIR, Juan Ruales Almeida, que al despedirse, en el último adiós, le decía:
"Esta pena que nos aflige, no logra encontrar la razón para comprender tan
triste realidad que estamos viviendo en este drama sin nombre, pero tene­
mos que aceptar la trilogía del destino: nacer, vivir, y en tu caso, morir
heroicamente. Lograste no solamente mantener hasta la muerte el orgullo
de ser un oficial ejemplar, un leal amigo y un fiel compañero, honrando a tu
familia y a la institución policial, gracias a tu asombrada capacidad intelec­
tual y moral, dando todo de cuanto fuiste capaz para ubicarte en el primer
sitial de honor para orgullo de la Policía Nacional".
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1 96
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Al escribir esta importante biografía, septiembre del 2002, se cumplen jus­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tamente dieciséis años de la muerte del mayor Galo Miño, circunstancia


esta que, constituyendo un aniversario de la fecha en que Galo Edmundo
respondiera al llamado de Dios, con mucho dolor, pero también con suma
admiración, el busto de su inmortal presencia, cuyo cimiento lleva nuestros
corazones, fue ubicado exactamente en el sitio que la Patria y la Institución
han destinado para hombres policías que ofrecieron sus vidas en defensa de
la libertad y la seguridad del pueblo ecuatoriano; el lugar, la Avenida de los
Héroes de la Policía Nacional, allí en ese recinto sagrado, siempre lleno de
solemnidad, la Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Ga­
llo", crisol donde nacen y se forman con espíritu de gladiadores los caballe­
ros de la paz, hombres siempre dispuestos a sacrificar sus vidas en cumpli­
miento del deber.

Así es como mueren los hombres de valor, hombres exclusivos, únicos,


designados por el Todopoderoso para que se conviertan en estrellas brillan­
tes que iluminen los pasos y las ejecutorias de los auténticos guerreros de la
paz, que tienen la misión más ennoblecedora de la tierra, la de velar por la
tranquilidad, la seguridad y la vida de sus semejantes.

Jamás podría quedar en el olvido los nombres y las acciones de hombres


hidalgos, como la del mayor de Policía Galo Edmundo Miño Jarrín que,
convertidos en héroes verdaderos, transforman sus acciones en pilares sóli­
dos para la existencia eterna de nuestra In.stitución. Su vida ejemplar y su
heroica muerte nos permiten aceptar la realidad de la existencia de valores
éticos y morales como el honor, la honestidad, la dignidad, la humildad, la
sencillez, la lealtad, que, entre otras virtudes, fortalecen permanentemente
el espíritu y la razón de ser del policía ecuatoriano. Así es como se cumple
el sagrado juramento ante el Tricolor Nacional, como lo hiciera Galo Miño,
"el de ofrendar su vida en el cumplimiento del deber, si la Patria así lo de­
manda".

Galo Edmundo Miño Jarrín fue ascendido post mortem al grado de mayor
de Policía de Línea, otorgándole a la par la condecoración "Al Valor", y
también su baja del servicio activo de la Policía Nacional, por haber falle­
cido en actos del servicio, con fecha 11 de septiembre de 1986.

1 97
BIOGRAFIAS POLICIALES

Galo Ruperto Bermúdez Carranza


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

VICTOR HUMBERTO
MOYA GALARRAGA

TENIENTE DE POLICIA

Los retos y los peligros para las fuerzas policiales del Ecuador, son innume­
rables.
El profesionalismo y entrega de la Policía Nacional es puesto a prueba
permanentemente, a pesar de las críticas de quienes quieren encasillar las
acciones policiales dentro de supuestas doctrinas violatorias a los principios
fundamentales, lo que es desmentido por los hechos cotidianos y las reali­
dades históricas.
En el campo del honor han caído numerosos efectivos, que ofrendaron su
vida por defender la vocación de servicio a la comunidad, cuyo valor y
lealtad casi nunca es resaltado por los detractores del trabajo policial.
El subteniente de Policía Víctor Humberto Moya Galárraga murió siendo
víctima de balas asesinas que sacudieron su cuerpo de pies a cabeza. Allí
quedó truncada su vida personal y profesional, deteniendo su futuro ambi­
cioso.
La Policía ganó un héroe, un mártir, pero la sociedad perdió a un talentoso
hombre y su familia a un hijo ejemplar.
La muerte del subteniente Moya causó tremenda consternación entre quie­
nes lo conocíamos. Aparte de ser un oficial responsable, era un amigo y un
confidente. Víctor Moya será recordado como el gran amigo, el caballero,
y será un ejemplo para sus compañeros de institución. El forma parte del
gran contingente de mártires de la institución policial.
.......
1 98
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.......!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Víctor Humberto Moya Galárraga nació en la ciudad de Quito, provincia de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Pichincha, el 28 de agosto de 1975. Sus padres fueron el señor Víctor Al­


fredo Moya Castro y la señora Gladys Guadalupe Galárraga Jácome.
Sus estudios primarios los cursó en el Pensionado "Pedro Pablo Borja" No.
1; y los secundarios, en la Academia Militar "Ecuador", en donde se graduó
de bachiller en la especialidad de físico matemático.
En el albor de su juventud y lleno de esperanzas ingresó como cadete a la
Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo" el 1 de octu­
bre de 1993, donde se forjó su espíritu bajo la trilogía de: valor, disciplina y
lealtad.
Desde muy niño había sido aferrado a esta profesión, tal es así, que a pesar
de la insinuación de sus padres en el sentido de que siguiera otra profesión,
él siempre estuvo predispuesto a arriesgar su vida con el único objetivo de
servir.
Luego de haberse graduado como subteniente en la Escuela Superior de
Policía el 1 de agosto de 1996, como parte de la quincuagésima octava
promoción de oficiales, y obtenido la trigésimo octava antigüedad, su pri­
mera destinación fue al Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. l ,
Servicio Urbano.
Su personalidad fue bien definida, ya que tuvo a sus progenitores como los
entes más importantes dentro de su formación. El hogar fue el ambiente
ideal para su desarrollo. Su vida estuvo matizada de diferentes maneras,
como el hombre que amó el bien y la justicia, demostrando capacidad inte­
lectual.
Siempre se apoyó en la verdad y la razón, esto significó que jamás juzgó
los hechos en forma a priori o tomando en consideración un solo punto de
vista; jamás despreció o dinamizó la opinión de los demás, basándose su
opinión en las apreciacioúes de principio, es decir en la fuerza de la lógica,
de la verdad, de la moral y la ética.
Fue de tipo autoritario, que significa que fue ajeno a falsos temores e inti­
midaciones; éste fue uno de los atributos que le permitieron consolidar el
éxito, evitar la sobreestimación de las fuerzas propias y el menosprecio de
las fuerzas contrarias. Durante su formación adquirió un carácter fuerte, el
mismo que le sirvió para luchar permanentemente contra el narcotráfico.

1 99
En su c01ia carrera policial, entre otros, realizó los siguientes cursos: el del
BIOGRAFIAS POLICIALES

Grupo de Intervención y Rescate, en la ciudad de Quito; V Curso de Subte­


nientes de la Policía Nacional, en Quito; IX Curso Básico Antidrogas, en
Quito; 111 Curso de Inteligencia Antidrogas, en Lima, Perú.
Prestó sus servicios en el Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. l ,
Servicio Urbano, Unidad de Vigilancia Norte; en e l Comando Provincial de
Policía "Guayas" No. 2, Servicio Urbano; y, nuevamente en el Comando
Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, Jefatura Antinarcóticos de Pichin­
cha.
Por haber aprobado con la calificación de sobresalie•nte el V Curso de Sub­
tenientes en la Escuela de Especialización y Perfeccionamiento de Oficia­
les, le fue otorgada la condecoración "Al Mérito Profesional" en el grado
de Caballero.
Como dato anecdótico del subteniente Víctor Humberto Moya, se puede
mencionar que en los procesos investigativos sobre grupos de narcotrafi­
cantes, tuvo que realizar excepcionales acciones, una de ellas fue desempe­
ñarse como betunero durante aproximadamente dos meses para poder com­
plementar un trabajo de inteligencia antidrogas.
Por investigaciones y operaciones básicas de inteligencia, personal de la
Unidad de Inteligencia de Antinarcóticos de la Jefatura Provincial de Anti­
narcóticos de Pichincha, tuvo conocimiento que una bien organizada banda
de narcotraficantes estaba operando en el país, desde el interior del ex Penal
García Moreno de la ciudad de Quito. Es así que con el conocimiento del
Jefe Provincial de Antinarcóticos de Pichincha, el subteniente Víctor Moya
Galárraga, Jefe de la Unidad de Inteligencia de dicha Jefatura, se hizo cargo
de esta investigación con la finalidad· de identificar, capturar y desarticular
esta organización delictiva. Para obtener resultados positivos logran infil­
trarse en esta organización como agentes encubiertos, iniciándose de esta
manera el operativo denominado "Jaula".
El día lunes 22 de octubre del 2001, el subteniente Víctor Moya había man­
tenido una reunión de trabajo con los agentes a su mando, para explicarles
las planificaciones respectivas y al mismo tiempo el contacto que el pre­
nombrado oficial mantenía con la organización, y que inclusive ese día
debía realizarse la entrega de una muestra de heroína en el centro comercial
"El Recreo", previa a una negociación que tenía� prevista.

200
En los días posteriores, el subteniente Moya les había dispuesto a sus agen­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tes que continúen realizando los seguimientos y vigilancias respectivas,


hasta que se proceda con la transacción prevista.
El día viernes 26 de octubre del 200 1 , el subteniente Moya Galárraga había
recibido una llamada telefónica de parte del ciudadano Mauricio García
Basantes, en el sentido de que a las 18h00 iba a realizarse la transacción de
la droga en el redondel de Chillogallo. Efectivamente, al llegar a dicho
redondel el citado señor oficial, quien estaba acompañado por la señorita
cabo segundo Nancy Almache, había estacionado su vehículo Cherokee
color negro, sobre la avenida Morán Valverde, a pocos metros del redondel
en sentido occidente - oriente, y había procedido a bajarse del vehículo
dirigiéndose él solo hasta el redondel a tomar contacto con el ciudadano
Mauricio García Basantes, con quien había conversado por el lapso de 1O
minutos. Luego el subteniente Moya conjuntamente con el ciudadano
Mauricio García se habían dirigido hasta el Cherokee, subiéndose el men­
cionado ciudadano y conduciendo el vehículo el señor oficial en forma
rápida sobre la avenida Morán Valverde, con dirección hacia La Ecuatoria­
na, momento en que el ciudadano García le había preguntado a Moya si
tenía el dinero, respondiendo positivamente; para luego dirigirse por la
avenida principal de La Ecuatoriana hasta la ciudadela !barra, en donde el
ciudadano García le había pedido a Moya que se estacione frente a un
restaurante de pollos. El ciudadano se había bajado del vehículo indicando
que ya regresaba con la droga, instantes en los cuales el subteniente Moya
había tratado de comunicarse con los equipos de apoyo, sin lograr su obje­
tivo. Luego de unos instantes, Mauricio García se había acercado a la ven­
tana del Cherokee del costado anterior derecho, indicando que se realizará
la transacción en ese lugar, oponiéndose la señorita cabo segundo Almache
e indicando que así no era el trato, sino que debían hacerlo en el centro
comercial "El Recreo". Al notar algo extraño el señor oficial había proce­
dido a encender el vehículo para salir del lugar, siendo en esos instantes
interceptados por dos vehículos, desde cuyo interior se habían bajado sus
ocupantes, uno de los cuales se había encontrado uniformado con camuflaje
de la Policía Nacional y que posteriormente se conoció era el policía Fran­
cisco Esquive! Madrid, quienes gritando que son de la Policía Judicial y
que los que estaban en el interior del Cherokee eran traficantes, habían
procedido a abrir la pue1ia del Cherokee, procediendo a arranchar violen­
tamente de manos de la señorita Almache la maleta color negro en donde se
había encontrado 1 .050 billetes de cien dólares falsos que iban a ser utiliza­
dos en la supuesta transacción, así como también una mochila color verde
201
que pertenecía al subteniente Moya en la que portaba sus documentos per­
BIOGRAFIAS POLICIALES

sonales. Instantes después habían procedido a bajar del Cherokee a la seño­


rita Almache para llevarla a otro vehículo, siendo conducidos hasta un sec­
tor despoblado, en donde se habían escuchado unas detonaciones que pro­
venían del interior del Cherokee, correspondientes a los disparos impacta­
dos en la humanidad del subteniente Moya. Unas tres cuadras más adelante
habían abandonado a la mencionada clase, dándose a la fuga los delincuen­
tes.
Luego, la señorita cabo segundo Nancy Almache había salido corriendo a
pedir auxilio en el lugar, tomando contacto con la Central de Radio Patru�
llas y con la Jefatura de Antinarcóticos, quienes disponen que se realice el
rastreo correspondiente para la localización de los delincuentes y el traslado
de la ambulancia al lugar de los acontecimientos, quienes habían compro­
bado el deceso del mencionado señor oficial.
Al realizar el operativo de búsqueda de los delincuentes, habían procedido
a la detención de los antes mencionados, inclusive al miembro policial in­
volucrado, así como también la aprehensión de la droga que iba a ser nego­
ciada y la recuperación del dinero falso.
El viernes 26 de octubre del 2001, en cumplimiento de su juramento, el
subteniente de Policía Víctor Humbe1to Moya Galárraga salió con los equi­
pos de la Unidad de Inteligencia de la Jefatura Provincial Antinarcóticos de
Pichincha, con una sola meta: la de neutralizar el criminal accionar de los
narcotraficantes y ponerlos a órdenes de las autoridades competentes. Pero
todo fue en vano, el destino lo tenía todo preparado, sus ideales y su vida
fueron bruscamente interrumpidos por las balas asesinas de los narcotrafi­
cantes en la noche de ese fatal día, al sur de la ciudad de Quito, al tratar de
neutralizar una organización que traficaba con heroína. Fue rápida la em­
boscada rastrera, y las intenciones asesinas de los narcotraficantes le condu­
jeron hacia un sitio oscuro, en donde luchó valientemente por liberarse,
pero la superioridad numérica fue fatal; sin embargo, en los últimos minu­
tos de su vida y mortalmente herido, demostró su valentía, coraje y valía,
gritó y gritó a su compañera de operativo para que huya y busque ayuda.
Agonizante y sabiendo que sus minutos estaban contados, no dudó en sacar
su arma y defender su vida, no se rindió fácilmente.
Con el fallecimiento del mencionado oficial, la institución policial perdió
uno de sus hombres de gran valía, un miembro policial dedicado por entero
a luchar contra el narcotráfico. Sin embargo, como consecuencia de su
202
muerte, fue posible la detención de aproximadamente 18 personas involu­
BIOGRAFIAS POLICIALES

cradas en este ilícito, además la aprehensión de varias evidencias que fue­


ron la prueba plena para que se aplique justicia de acuerdo con la ley.
El Consejo Superior de la Policía Nacional, en razón de su fallecimiento en
actos del servicio, resolvió ascenderle post mortem al grado de teniente,
disponiendo a la par su baja de las filas policiales.
De igual manera, por su valiente actuación en cumplimiento del deber, le
fue concedida la condecoración "Al Valor".
"Yo Subteniente de Policía juro por Dios y esta bandera, respetar fielmente
los deberes de nuestra Constitución, proteger a la sociedad ecuatoriana y
sus bienes, velar por el honor y prestigio institucional policial, ofrendando
mi vida si fuere necesario". Este juramento lo hacemos todos los policías,
y compromete y obliga la irrenunciable voluntad de llegar hasta el máximo
sacrificio en el cumplimiento del deber.
Este mismo juramento hizo Víctor Humberto Moya Galárraga. Sus huellas
imborrables se mantienen en el tiempo, detenidas en el pensamiento de
todos los que le recordamos; demasiado pronto fue llamado a la eternidad,
demasiado grande el sacrificio para tan corta estancia, en donde las lágri­
mas no devuelven esperanzas. No volverá jamás, pero vivirá por siempre
en nuestras mentes y corazones. Este joven y pundonoroso oficial fincó sus
esperanzas en aplicar los nuevos conocimientos adquiridos en la Escuela
Regional de la Comunidad Andina de Inteligencia Antidrogas, y por sobre
todo, el afán de luchar contra el flagelo de la humanidad que cada día afecta
a miles y miles de jóvenes en todo el mundo.
Que la muerte del subteniente de Policía Víctor Moya Galárraga nos sirva
de estandarte. Que su recuerdo viva por siempre en nuestras mentes y su
ejemplo fortalezca el alma y espíritu de todos los compañeros policías que
buscamos el engrandecimiento de nuestra Institución.

203
BIOGRAFIAS POLICIALES

Lino Antonio Proaño Daza


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

MARCO ALONSO
NARV AEZ CAMACHO

MAYOR DE POLICIA

Comprender el curso y el sentido de la historia ha sido un afán eterno del


hombre, más aún si entendemos que la misma ha sido fo1jada por seres
humanos. El conocimiento de personas allegadas a quienes la hicieron ha
permitido conocer algo de esos hechos, pero en la mayoría de los casos
permanecen en la obscuridad, siendo muchas veces tergiversadas o adulte­
radas las acciones verdaderas; pero, cuando la labor investigativa se realiza
sobre bases concretas e idóneas, cuando el talento se afina y la búsqueda se
hace sobre fuentes de incuestionable veracidad, siempre el resultado será
digno de todo crédito.

La Policía Nacional del Ecuador tiene un pasado histórico, noble y glorio­


so, a través de páginas escritas por hombres que se han constituido en el
pilar y la fuente de donde se nutre el presente y se proyecta el futuro insti­
tucional. La historia es el sustento de la cultura de los pueblos y de sus
instituciones; es como el árbol, que si no se levanta con raíces fuertes, con
un leve vendaval se viene a tierra. Los hechos heroicos realizados por sus
hombres, constituyen el pilar fundamental de su identidad.

Este es el caso del señor capitán de Policía Marco Alonso Narváez Cama­
cho, ascendido post mortem al grado de mayor de Policía, quien en 1979
murió como héroe y como mártir. Héroe insigne de su deber y mártir de la
justicia y el derecho. Su sacrificio dejó enseñanzas elocuentes para la Insti­
tución y para la Patria, a través de la demostración de la formación y con­
vicción de un miembro policial, fiel a su jural'nento de entregar su vida si
fuera necesario, para la conservación de la paz y seguridad ciudadana.
204
BIOGRAFIAS POLICIALES

La Dirección Nacional de Educación de la Policía Nacional, a través de sus


establecimientos educativos de formación, capacitación y perfeccionamien­
to, en coordinación con el Instituto de Estudios Históricos de la Policía
Nacional, INEHPOL, tratan de rescatar y poner en conocimiento de las
nuevas generaciones, los diversos casos de valientes policías que se convir­
tieron en mártires al servicio de la sociedad ecuatoriana y que deben ser
recordados como héroes institucionales, cuyo ejemplo servirá de espejo y
deberá constituirse en la luz para el correcto procedimiento de la Institución
y sus miembros.

Marco Alonso Narváez Camacho nació en 'Quito, provincia de Pichincha, el


1 de junio de 1945. Sus padres fueron don César Alfonso Narváez Castro y
doña María Lucila Camacho Merizalde, ambos profesores de educación
primaria. Marco Alonso fue e l tercero de siete hermanos.

Sus estudios primarios los realizó en el jardín de infantes "Mercedes No­


boa" y en el centro escolar "Eloy Alfaro", de la ciudad de Quito; y, los
secundarios, en el Instituto Nacional "Mejía", donde estudió hasta el cuarto
curso, para luego continuarlos en el colegio "San Gabriel", donde obtuvo su
título de bachiller.

Entre sus logros estudiantiles fue campeón nacional estudianti l de maratón,


representando al Instituto Nacional "Mejía". También pmiicipó en varias
ediciones de la prueba pedestre "Quito - Ultimas Noticias", especialmente
en sus años de cadete.

Ingresa a la institución policial el 31 de octubre de 1966, en calidad de po­


l icía (cadete supernumerario policial). El 8 de noviembre de 1968 es de­
signado como cadete de planta del Instituto Nacional de Policía, Escuela de
Formación para Oficiales.

En 1966, el sefior general de Policía Rodrigo Narváez Rivera, primo del


señor César Alfonso Narváez Castro, padre de nuestro biografiado, desem­
pefiaba las funciones de Director General del Instituto Nacional de Policía,
que funcionaba en la avenida La Prensa, antiguo Rancho San Vicente. Un
oficial de reconocido prestigio que se constituyó en modelo e impulsor para
que Marco Alonso Narváez siga la carrera policial; perteneció a la trigési­
ma promoción de oficiales de línea.

205
Al obtener con su graduación la jerarquía de subinspector segundo (subte­
BIOGRAFIAS POLICIALES

niente), el 1 de agosto de 1969, Marco Narváez fue destinado a prestar sus


servicios en el Comando Provincial "Guayas" No. 2, aunque inicialmente
designado a la Segunda Compañía del Servicio Urbano, a los pocos meses
fue trasladado como Jefe de Destacamento de Policía Rural en el cantón El
Empalme de la provincia del Guayas.

Tenía una recia personalidad y fue firme a la hora de tomar decisiones;


nunca se dejaba impresionar por nada. Por ser parte de una familia de
maestros, la influencia de sus padres moldeó una personalidad en donde la
equidad y la justicia estaban presentes en todos sus actos.

Hombre de valores y principios inculcados en su hogar, en donde la honra­


dez, la honestidad, la lealtad y la solidaridad fueron los postulados y guías
de su accionar, tanto en su vida privada como en las actuaciones profesio­
nales.

Su padre, César Alfonso Narváez, fue su profesor, guía y maestro durante


sus estudios primarios en el centro educativo Eloy Alfara, con quien en la
temporada de vacaciones y en compañía de sus hermanos, solía salir de
excursión por diferentes poblados del país, a fin de conocer otras culturas,
fundamentadas en la variedad étnica de las diferentes regiones del territorio
ecuatoriano. Esto le permitió ser un respetuoso permanente de las culturas,
tradiciones y costumbres, lo que lo demostraba permanentemente como un
don de su personalidad.

El compañerismo y la amistad que demostraba siempre, denotaba una gran


dosis de humanismo, por lo que siempre decía ante sus familiares, amigos,
compañeros de trabajo: "Que agradecía a Dios el haber nacido en el seno de
un familia pobre y que si algún día llegaría a faltar, lo único que él podía
dejar era el ejemplo de ser un hombre honrado y con un nombre limpio".

Estuvo casado con la señora María Carolina Meza Navarro, con quien pro­
creó tres hijos: Yadira Carolina, fallecida en 1995; Marco Alonso; y, Yuri
Fidel Narváez Meza, teniente de Policía en servicio activo.

Era de carácter alegre, jovial y decidido en las actividades que realizaba;


extrovertido y demasiado amigable, afectuoso, amante y respetuoso de los
valores y derechos de las personas.

206
Desde los 12 años, en compañía de su hermano Hugo Fidel, solía participar
BIOGRAFIAS POLICIALES

en Radio Tarqui, en el programa de cachos la Hora Sabrosa. Como padre,


era muy orgulloso de su familia, inculcando a sus hijos valores y principios
que para él eran la base de una sociedad más humana.

Según versiones de sus compañeros de promoción, "era una persona muy


entusiasta, amigo, compañero leal, jocoso y alegre. Solidario en todo mo­
mento, amigo íntegro, con las falencias que todo ser humano posee. Era un
idealista con actitudes muy especiales".

Previo el cumplimiento de los requisitos establecidos en las leyes y regla­


mentos institucionales, fue ascendido al grado subinspector primero (te­
niente) el 3 1 de julio de 1973; e, igualmente, al grado de capitán el 5 de
octubre de 1978.

En su carrera policial realizó varios cursos, entre otros no menos importan­


tes el de Perfeccionamiento y Promoción en la Escuela de Especialización y
Perfeccionamiento para Oficiales, en 1977. Fue alumno del Décimo Se­
gundo Curso de Inteligencia Militar, realizado en el mismo año. También
realizó una gira de observación en la república de Colombia desde el 19 de
agosto hasta el 5 de septiembre de 1978.

A lo largo de su actividad profesional fue destinado a las siguientes Unida­


des y Servicios: el 16 de agosto de 1971, al Comando Provincial "Pichin­
cha" No. 1, Servicio Urbano; el 4 de agosto de 1972, al Comando Provin­
cial "Loja" No. 7, Servicio Rural; el 1O de octubre del mismo año, al Co­
mando Provincial "Loja" No. 7, Servicio Urbano; el 23 de mayo de 1973, a
la Dirección General de Tránsito; el 31 de julio del mismo año, al Comando
Provincial "Guayas" No. 2, Servicios Logísticos, y luego al Escuadrón
Auxiliar del Cuarto Distrito; el 30 de noviembre de 1975, al Comando Pro­
vincial "Pichincha" No. 1, Servicios Logísticos, Guardia del Ministerio de
Gobierno; el 15 de mayo de 1976 al Comando Provincial "Guayas" No. 2,
Servicio Urbano; el 15 de septiembre de 1976, al Comando Provincial
"Tungurahua" No. 9, Servicio Urbano; el 9 de agosto de 1977, al Comando
Provincial "Chimborazo" No. 5, Servicio Urbano; el 31 de octubre de 1977,
nuevamente al Comando Provincial "Tungurahua" No. 9, Servicio Urbano;
el 5 de octubre de 1978, al Comando Provincial "Guayas" No. 2, Unidad de
Vigilancia; y , el 10 de agosto de 1979, al Comando Provincial "Guayas"
No. 2, Interpol, como Subjefe.

207
Desde los inicios de la década de los años 70, la familia Mori Luzuriaga,
DIOGRAF!AS POLICIALES

oriunda de Catacocha, provincia de Loja, se había afincado en la ciudad de


Guayaquil. Era una familia numerosa y de modestos orígenes. A los pocos
años de permanencia en esta ciudad, había logrado elevar su poder econó­
mico, hasta el punto de tener facilidad para la adquisición de bienes y capa­
cidad para incursionar en varios negocios, con elevadas sumas de dinero
para la época.

Sus principales negocios eran la empresa "Marmoriza Cía. Ltda.", con pis­
tas de patinaje y bolos, la cadena de boutiques "D'Mori", lujosas propieda­
des, etc., y para el año 1976, uno de sus miembros, Jaime Mori, había sido
detenido por tráfico de drogas y sentenciado a 8 años de prisión, pena que
la cumplía en la Penitenciaría del Litoral en la época del suceso.

Para el año 1979, una escalofriante escalada en el tráfico de narcóticos se


había registrado al sur del país, especialmente en las provincias de Loja, El
Oro y Guayas, conocida para ese entonces como la "Ruta de la Cocaína".

La llamada "Conexión Ecuatoriana", aprovechando las consecuencias de la


guerra frontal del gobierno de Colombia, a la guerrilla, al terrorismo y al
tráfico de estupefacientes, hace que el negocio sea trasladado hacia el
Ecuador, desde donde se negociaba y enviaba grandes cantidades de droga
a los Estados Unidos.

Para esa época, se conocía que en el Ecuador actuaban 5 grupos dedicados


a este ilícito negocio, uno de los cuales se encontraba integrado por la fami­
lia Mori Luzuriaga, liderados por los hermanos Jaime y Vicente, conforma­
do además por varias mujeres que hacían el trabajo de "correos" para el
transporte y traslado de la droga.

Los agentes de la Interpol del Guayas, habían conocido que el detenido


Jaime Morí Luzuriaga, salía todos los días del recinto carcelario a bordo de
una volqueta azul de su propiedad hasta su domicilio, en donde almorzaba
y luego retornaba a la penitenciaría, valiéndose de un permiso otorgado por
el director de ese centro carcelario.

El 23 de septiembre es detenido el narcotraficante Luis Marotto Fuentes;


dicho traficante se encontraba prófugo de la cárcel de Bahía de Caráquez.
En sus declaraciones manifiesta que sus contactos para la entrega de la
droga tenían estrecha vinculación con los hermanos Morí Luzuriaga.
208
Con estos antecedentes, el personal de la Interpol del Guayas al mando del
BIOGRAFIAS POLICIALES

capitán Marco Alonso Narváez, el sargento segundo Adolfo Luna Peralta, y


los policías Manuel Sánchez y Teófilo Ordóñez Villacrés, pusieron en eje­
cución un plan de vigilancia a los hermanos Mari.

El 24 de septiembre, aproximadamente a las 14h00, como de costumbre el


detenido Jaime Mari llega a su domicilio, lugar en donde se encontraban
algunas personas, procediendo los agentes a ingresar al mismo y luego de
un registro descubren una balanza y pmte de un laboratorio de procesa­
miento de droga, así como dos "hayacas" (sacos de yute) que contenían 200
gramos de pasta de cocaína, por lo que proceden a la detención de los her­
manos Jaime y Jorge Gonzalo Mari Luzuriaga.

En sus declaraciones, Jorge Gonzalo Mari Luzuriaga manifiesta que días


antes había entregado a su hermano Vicente 10 kilos de pasta de cocaína,
que para la época alcanzaba un valor de cuatro millones de dólares; entrega
que había sido realizada en la oficina de la "Empresa Marmoriza" ubicada
en el Policentro, por lo que en compañía de éste deciden trasladarse al lugar
antes mencionado a fin de proceder a su detención.

El día lunes 25 de septiembre de 1979, siendo aproximadamente las 19h00,


el capitán Marco Alonso Narváez, quien se desempeñaba como Subjefe
Provincial de la Interpol del Guayas, en compañía de los agentes Adolfo
Luna, Manuel Sánchez y Teófilo Ordóñez, pertenecientes a la Jefatura Pro­
vincial de Estupefacientes e Interpol del Guayas, y del detenido Jorge Gon­
zalo Mari Luzuriaga, habían concurrido al Policentro, sección pista de pati­
naje y bolos, con la misión de proceder a la captura de su propietario Vi­
cente Mari Luzuriaga, por el ilícito de tráfico de drogas.

Al ingresar a la oficina ubicada en la planta superior, en donde funcionaba


la gerencia de la empresa "Marmoriza Cía. Ltda.", y al momento que el
detenido Jorge Mari le manifiesta a su hermano Vicente que le proceda a
entregar los 1O kilos de pasta de cocaína que días atrás le había entregado
en esa misma oficina, de uno de los cajones de su escritorio había sacado
un arma de fuego, haciendo algunos disparos en la humanidad de su her­
mano Jorge Gonzalo, quien fallece en el mismo sitio, y del capitán Marco
Narváez, que recibe cuatro disparos, siendo internado con diagnóstico re­
servado en la Clínica Kennedy, resultando además herido el causante, quien
también fue trasladado a la misma casa asistencial. Como consecuencia de
las heridas recibidas, el capitán Marco Alonso Narváez Camacho, fallece
209
en esta casa de salud a las 05h00 del 26 de septiembre de 1979, a la edad de
BIOGRAFIAS POLICIALES

34 años.

En el mismo operativo fallece el ciudadano Jorge Gonzalo Mori Luzuriaga,


por impactos de arma de fuego ocasionados por su hermano Vicente, por
considerarlo "soplón" ante los miembros policiales. También resulta heri­
do el narcotraficante Vicente Mori Luzuriaga, por los disparos de arma de
fuego realizados por el capitán de Policía Marco Narváez. El herido fue
trasladado a la Clínica Kennedy, recuperándose satisfactoriamente en días
subsiguientes. Posteriormente puesto a órdenes de las autoridades compe­
tentes, saliendo en libetiad. Actualmente tiene su residencia en la ciudad
de Santo Domingo de los Colorados.

Revisado el Libro de Vida, el expediente de su fallecimiento y los docu­


mentos que reposan en el Archivo de la Dirección: General de Personal de
la Policía Nacional, su desempeño profesional fue siempre en el ámbito de
los servicios Urbano y Rural, en donde realizó acciones orientadas al co1i1:­
bate de la delincuencia, especialmente en las zonas en las que por su fun­
ción como Jefe de Destacamento, tenía la facultad directa de hacerlo, sien­
do en el grado de capitán cuando incursiona en el combate directo al narco­
tráfico, al ser designado como Subjefe de la Interpol del Guayas.

Por resolución del H. Consejo Superior de la Policía Nacional, el capitán


Marco Alonso Narváez Camacho fue ascendido post mortem al grado de
mayor con fecha 26 de septiembre de 1979, día de su muerte; siendo dado
de baja por haber fallecido en actos del servicio y en cumplimiento del
deber.

Los medios de comunicación de la época, señalaban: "El Capitán Narváez


prestaba servicios en la Gobernación del Guayas desde el 1O de agosto de
1979. En su primer mes de actividades había demostrado un celo profesio­
nal impresionante y una rectitud de procedimientos que llamaron la aten­
ción de las autoridades seccionales. Era un Oficial de alta calificación,
entrenado para cumplir misiones peligrosas. Su "currículum" exhibía ele­
vadas notas profesionales y siguió cursos de entrenamiento especial en
diversos países. Extraoficialmente se indica que gozaba de la confianza del
célebre Buró de Narcóticos de los Estados Unidos y era un hombre de con­
fianza de los organismos policiales internacionales empeñados en la lucha
contra el tráfico de drogas".

210
"Cuando la luz ilumine las tinieblas y la paz retorne al espíritu de tus seres
BIOGRAFIAS POLICIALES

queridos, estoy seguro que habrás logrado, allá, donde todo es dicha y feli­
cidad, comprender los errores del pasado, volcando tu compañía espiritual
hacia tus seres queridos y a tus compañeros de profesión. Así, serás el faro
rector que alumbre desde el cielo el camino incomprensible del destino".
Estas palabras sintetizan el sentimiento sublime de sus familiares y amigos.

La mística, el esfuerzo de los hombres, el gran sentido de responsabilidad


y la voluntad inquebrantable que tenemos quienes formamos parte de la
gran familia policial, ha hecho que el cumplimiento del deber vaya muchas
ocasiones más allá de lo humano y terreno, llegando a ofrendar su vida en
un supremo holocausto, con la única intención de dar a nuestro pueblo un
ambiente de tranquilidad y de paz.

Por lo mismo, ser policía significa: dignidad, esfuerzo constante, disciplina,


preparación moral, intelectual y física, para el cumplimiento de la ardua
tarea en la cual debe c01tjugar sabiamente la fuerza de la disciplina, con la
flexibilidad de la razón.

21 1
BIOGRAFIAS POLICIALES

Edison Abelardo Medina Santiana


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

CARLOS RAMIRO
OROZCO ALLAUCA

S UBTENIENTE DE POLICIA

Carlos Ramiro Orozco Allauca nació en la parroquia La Matriz, cantón


Guano, provincia del Chimborazo, el 31 de marzo de 1975; sus padres fte­
ron don Carlos Humberto Orozco Vanza, artesano en calzado y alfombras,
i

y doña Laura Elisa Allauca Allauca, especializada en el mismo arte, ambos


guaneños. Carlos Humberto Orozco fue concejal del cantón Guano entre
los años 1990 y 1994; actualmente ocupa la vicepresidencia de la Coordi­
nación Nacional de Exportadores del Ecuador.

El hogar Orozco Allauca procreó cuatro hijos: María Lilia, Paúl Santiago,
Carlos Ramiro y Fabián Alberto.

Carlos Ramiro estudió en el jardín de infantes "Medalla Milagrosa" de la


ciudad de Guano y luego en la escuela fiscal "Pacífico Villagómez", donde
fue abanderado. Los estudios secundarios los realizó en el colegio Técnico
Superior "Carlos Cisneros" de Riobamba, donde obtuvo su bachillerato en
mecánica industrial, en 1992.

Entrevistados sus padres, manifiestan que Carlos Ramiro tuvo vocación


policial y le gustaba servir a la comunidad, admiraba la justicia e igualdad
en la sociedad; anhelaba ser un oficial de policía para hacer cumplir las
leyes establecidas y la Constitución de la República. Además, deseaba
brindar una satisfacción a sus padres, hermanos y amigos de su cantón y su
provincia.

212
Carlos Ramiro Orozco Allauca ingresó a la Escuela Superior de Policía
DIOGRAFIAS POLICIALES

"General Alberto Enríquez Gallo" el 1 de octubre de 1993, desempeñándo­


se como un estudiante brillante, responsable y constructivista. Además,
mientras cursaba sus estudios policiales, aprobó el sexto ciclo de Derecho
en la Universidad Técnica Particular de Loja, con magníficas calificacio­
nes. Luego de la correspondiente ceremonia de graduación, es ascendido al
grado de subteniente de policía de línea el 1 de agosto de 1996; posterior­
mente labora en el Servicio de Tránsito en la ciudad de Quito, como tam­
bién en el Servicio Urbano en la provincia de Manabí, desempeñándose con
eficiencia durante su corta carrera policial de 4 años y 7 meses.

Se caracterizó por tener una personalidad muy definida, ya que siempre


trató de unir a su familia fomentando la paz y tranquilidad, demostrando su
liderazgo en el afán de asociar a todos con quienes convivía; demostrando
ser una persona tranquila, pero cuando palpaba algún asunto negativo de
sus padres, hermanos, compañeros o amigos, los llamaba siempre a la re­
flexión con un carácter fuerte e imponente, haciéndoles ver que a nada con­
duce el enojo, la envidia y la soberbia. Aún más, frente a la comunidad
adornaba la sobriedad en los procedimientos policiales, con la verticalidad
y el respeto a los derechos humanos. Con sus compañeros y amigos fue un
ejemplo de trabajo y pundonor.

Siempre demostró ser una persona de carácter estable, pacífico y positivo,


lo que adornaba su conducta; demostró su alegría con sus compañeros y
amigos de la institución policial, así también con su digna familia; siempre
que pasaba por el frente de una iglesia se persignaba con la mano derecha,
cuando estaba ubicada al costado derecho, y si se encontraba al costado
izquierdo lo hacía con la mano izquierda.

Durante sus años de actividad profesional, tanto en el Grupo de Tránsito de


Pichincha como en el Servicio Urbano de la provincia de Manabí, ciudad
de Manta, su misión encomendada la cumple con éxito por su trabajo
honesto, abnegado y dedicado, con procedimientos diáfanos, claros y dig­
nos de resaltar frente a sus subalternos y superiores jerárquicos.

El 19 de febrero de 1998, en horas de la noche, el distinguido subteniente


Carlos Orozco Allauca se encontraba con su acompañante señorita Jessica
Ortega Delgado circulando por la ciudad de Manta en un vehículo Chevro­
let Swift, color marrón, cuando en forma intempestiva es interceptado por
un grupo de antisociales, quienes sorprenden y bajan del vehículo a la seño-
213
rita Ortega, y acto seguido secuestran al subteniente Orozco, conduciéndole
BIOGRAFIAS POLICIALES

con rumbo indeterminado. El cadáver del joven oficial fue localizado al


siguiente día, vilmente mutilado y con evidentes muestras de haber sido
martirizado.

Una vez conocido el vil secuestro y posterior asesinato del subteniente


Orozco Allauca, la Policía Nacional dispone una exhaustiva investigación
sin que se llegue lamentablemente a la identificación y captura de los mal­
hechores. Luego de este trágico hecho, los familiares trasladan su cuerpo
sin vida a la ciudad de Guano, provincia del Chimborazo, donde proceden
al sepelio de sus restos mortales en presencia de miembros de la institución
policial, familiares, amigos y pueblo en general, para' dar cristiana sepultura
a este destacado y pundonoroso oficial de policía.

Como consecuencia de este lamentable acontecimiento, el distinguido sub­


teniente Carlos Orozco fue dado de baja de las filas policiales el 21 de ma­
yo de 1998, dejando de constar en el Comando Provincial "Manabí" No. 4,
Servicio Urbano, Manta.

La Policía Nacional realizó las respectivas investigaciones para tratar de


establecer concretamente lo ocurrido, las razones de su secuestro y poste­
rior asesinato; trágico acontecimiento que enlutó una vez más a la institu­
ción del orden y la seguridad, y que consternó a su atribulada familia.

Este nuevo mártir policial, subteniente Carlos Ramiro Orozco Allauca, fue
un personaje fundamental para su familia y también para la Policía Nacio­
nal, por la claridad en su trayectoria estudiantil y profesional, por su capa­
cidad y humildad. Brindó todo su potencial en beneficio de la gente humil­
de y necesitada; por ello, vivirá en nuestros corazones y en la historia de
nuestros héroes.
1

214
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Pedro Marcelo Carrillo Ruiz


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

DIEGO ANIBAL
RUEDA FONSECA
TENIENTE DE POLICIA

"El heroísmo es la concentración deslumbradora y gloriosa del valor" (F.


Amiel).

Al referirme al señor teniente de policía Diego Aníbal Rueda Fonseca, debo


decir que fue una de las personas que invitan a ser como ellas: de una vida
noble y sencilla, de proyección al valor, entrega y sacrificio por sus seme­
jantes. Hombre íntegro y valeroso, disciplinado, de conducta intachable,
para quien el honor y la dignidad representaban la Patria y su Institución, y
la Patria y su Institución eran honor y dignidad.

Con el ejemplo enseñó a sus subalternos la disciplina, la moral, la ética y la


toma de decisiones basadas en principios de justicia y equidad, a través de
actos mesurados y ponderados, pero enérgico para dar una orden que de­
mandaba su inmediato cumplimiento.

Durante los pocos años de servicio que le deparó la vida, fue tiempo sufi­
ciente para conocer las excelentes dotes de que estaba revestido como un
oficial pundonoroso, cumplidor de su deber y con una mística de servicio a
sus semejantes que le hacían un oficial excepcional.

Desde muy temprana edad sus actitudes, pensamientos, sentimientos e in­


clinaciones lo vislumbraron como un ser realmente maravilloso, digno y
capaz de todos los triunfos que se proponga, por su capacidad intelectual
como por su entrega y tenacidad; pero, sobre todo. por el gran amor que
adicionaba a las cosas que le apasionaba, como fue su desmedido amor por
215
la profesión de oficial de la Policía Nacional, a la cual llegó a querer tanto,
BIOGRAFIAS POLICIALES

que inclusive, en una balanza entre su hogar, su familia y la Institución


Policial, pesaba más la última, afirmando que si perdía la vida en el ejercí-
. cio de su deber, la familia no debería sufrir, pues esa sería su mayor felici­
dad.

Al tenor de lo dicho, séame permitido hacer una breve reseña biográfica del
señor teniente de Policía Diego Aníbal Rueda Fonseca, quien nació en la
ciudad de Quito el 1 3 de junio de 1 965. Sus padres fueron don Gilberto
Aníbal Rueda y doña Eva Ernestina Fonseca. Fue el sexto de nueve her­
manos: Gilberto, Bayardo y Zayda Rueda Villalba;· Rocío, Mónica, Gilda,
Fernanda y Juan Carlos Rueda Fonseca.

Los estudios primarios los realizó en la escuela "Simón Bolívar", de la


ciudad de Quito; los secundarios, en el colegio "Teodoro W. Anderson" de
primero a cuarto curso, culminándolos en el colegio "Luciano Andrade
Marín", donde obtuvo el título de bachiller en Humanidades Modernas en
la especialidad de Químico Biólogo.

Diego Aníbal, desde pequeño llevó en su sangre el espíritu que anima a


todo policía, como es el de solidaridad, protección, ayuda y lucha por la
justicia; esto lo demostró cuando teniendo tan solo doce años de edad y
siendo estudiante, en cierta ocasión, al caminar por el parque de "La Ala­
meda" de la ciudad de Quito, muy por la mañana, dirigiéndose a su escuela,
miró de cerca como un individuo asaltaba a una señora de edad, quitándole
su cartera; sin pensar dos veces, soltó su mochila y corrió tras él, tratando
de evitar la acción delictiva, sin lograrlo debido a su corta edad y desventa­
ja física frente al adulto agresor.

Otra de las razones que le animaron a escoger la carrera policial, fue su


gran admiración por dos de sus tíos que formaban parte de las filas de la
institución policial, el general Luis Rueda Bedoya y el coronel Ruffo Rueda
Bedoya. Un estímulo más fue el apoyo de su familia, que sabía el espíritu
que lo animaba y su sueño de ser un oficial ejemplar de la Policía Nacional,
al servicio de la sociedad ecuatoriana.

Ingresó a las filas policiales el 1 5 de diciembre de I 987, en calidad de cade­


te. Recién ingresado a la Escuela Superior de Policía "General Alberto
Enríquez Gallo", por su gran capacidad intelectual y física se hizo merece­
dor a una beca que le llevó a Santiago de Chile, a la Escuela de Carabineros
216
B!OGRAFIAS POLICIALES

"General Carlos Ibáñez del Campo", en donde se destacó en todos los cam­
pos, dejando en muy alto grado el nombre de nuestro país y el de la Policía
Nacional del Ecuador; donde finalizó sus estudios con mucho éxito el 1 de
agosto de 1990, alcanzando la primera antigüedad entre los estudiantes
extranjeros; y, la octava de toda la promoción de oficiales chilenos y forá­
neos.

Diego Aníbal Rueda Fonseca tenía una personalidad muy definida: bastante
extrovertido, eminentemente humano y solidario, sabía ser amigo y respe­
taba a su familia, demostrando sensibilidad y ternura ante todo aquello que
le rodeaba. Era disciplinado, lo que se exigía a sí mismo exigía a los de­
más; justo, persistente, recio; cualidades que le permitían conseguir sin
dificultad lo que se proponía. Amaba el orden, la limpieza, llevaba con
orgullo y nitidez su uniforme verde oliva, al que lo respetaba tanto que no
permitía ni una arruga, peor una mancha en él.

Ascendido al grado de subteniente de Policía de Línea, es dado el pase al


Comando Provincial "Pichincha" No. 1, prestando sus servicios en la Uni­
dad de Vigilancia Sur (U.V.S.), permaneciendo hasta el 3 1 de agosto de
1992, fecha en la que es destinado al Comando Provincial "Guayas" No. 2,
Servicio Rural, población de El Empalme, para luego ser trasladado a la
ciudad de Milagro, en donde permanece algunos meses antes de su trágico
fallecimiento.

Al culminar sus estudios en la Escuela de Carabineros de Chile "General


Carlos Ibáñez del Campo", obtuvo tres de las diez condecoraciones otorga­
das por ese Centro de Estudios Policiales a los nuevos oficiales. Una de
ellas le fue otorgada por haber obtenido la primera antigüedad de todos los
estudiantes extranjeros; otra, por ser el deportista más regular en todos l()s
tres años; y otra, por haber sido uno de los diez brigadieres de la promo­
ción.

Los conocimientos adquiridos a través de su preparación y capacitación le


permitieron enfrentar en innumerables ocasiones a delincuentes de alta
peligrosidad que atentaban contra las personas y sus bienes, dando siempre
ejemplo de valentía, coraje y entrega a su Institución. Lo anterior, lo de­
mostró al desarticular la famosa banda de delincuentes "Los Encapucha­
dos", mientras cumplía su servicio en El Empalme, provincia del Guayas.

217
El subteniente Diego Aníbal Rueda Fonseca prestaba sus servicios en la
BIOGRAF!AS POLICIALES

ciudad de Milagro de manera ejemplar, lo que le hizo acreedor al aprecio y


respeto de sus superiores, subalternos, autoridades civiles y pueblo en gene­
ral de ese cantón.

El día martes 6 de abril de 1993, se había trasladado desde la ciudad de


Quito a Milagro con el propósito de recoger todas sus pertenencias del
cuartel, para dirigirse al día siguiente hasta El Empalme, lugar al que había
sido dado el pase nuevamente. A las 18h30 de ese mismo día, se comunica
telefónicamente con su familia en Quito, indicando que se encontraba bien
y que más tarde llamaría nuevamente; siendo esta: llamada la última que
hiciera a sus seres queridos.

En la Prevención del cuartel de Milagro, el indicado día, siendo aproxima­


damente las 19h15, se recibe una llamada telefónica de parte de una perso­
na que no había querido identificarse, comunicando la presencia de un ve­
hículo tipo furgoneta, color dorado con negro, cuyos ocupantes estaban
merodeando en actitud sospechosa, novedad que es comunicada al señor
Jefe del Comando Rural de la Policía Nacional en Milagro, quien dispone
que salga el personal policial a dar atención a esta denuncia.

A las 19h20, salen en un vehículo Trooper los señores: subteniente de Poli­


cía Diego Aníbal Rueda Fonseca, como Jefe de Patrulla, subteniente de
policía Jorge Wilfrido Ayala Ruge!, sargento segundo José Macías Angulo
y los policías Pedro León Balseca Gallegos, Jhimy Karamazov Balarezo
Sánchez y Julio Eduardo Alulema Parra. Se dirigen al sitio del auxilio,
pero no localizan al vehículo con los sospechosos y deciden rastrear el sec­
tor, circunstancias en las que al llegar a las calles Ambato y Eugenio Espejo
logran divisar a la furgoneta marca Chevrolet Astro, color dorado con ne­
gro, placas GDI - 766, optando por salir del vehículo Trooper policial para
verificar quienes eran los ocupantes; el primero en salir es el subteniente
Diego Aníbal Rueda Fonseca, seguido por el subteniente Jorge Wilfrido
Ayala Ruge!, y así lo hacen todos a excepción del conductor del patrullero
Julio Eduardo Alulema Parra. Los dos señores oficiales se acercan hacia la
puerta anterior izquierda de la furgoneta, pero en esos instantes son recibi­
dos por ráfagas de metralletas que hacen blanco en el cuerpo de los mis­
mos, a consecuencias de lo cual fallece instantáneamente el subteniente
Diego Anibal Rueda Fonseca y cae mortalmente herido el subteniente Jorge
Wilfrido Ayala Ruge!, así como son heridos también los señores sargento
segundo José Macías Angulo y policía Pedro León Balseca Gallegos.
218
Una vez conocida esta novedad, la superioridad organiza un operativo para
BIOGRAFIAS POLICIALES

rastrear a los delincuentes que habían cometido este doble asesinato y le­
sionado a otros dos miembros policiales, y poco después se recibe la infor­
mación sobre la furgoneta, la misma que estaba abandonada; cuando se
concurre a verificar, se localiza en su interior el cadáver de una persona de
sexo masculino que posteriormente es identificado como el sargento segun­
do de Infantería de Marina en servicio activo de nombre Mario Larrea Car­
vajal.

Estos hechos de sangre se hacen públicos y notorios por la difusión realiza­


da por los diferentes medios de comunicación social, a la ve1, que la institu­
ción policial, consciente de su deber frente a la sociedad, emprende las
investigaciones correspondientes a fin de que este hecho de sangre no que­
de en la impunidad. En tales circunstancias y valiéndose del número de
placas de la furgoneta Chevrolet Astro, logra localizar al dueño del vehícu­
lo, pero paralelamente asoma el denunciante y posterior detenido Pablo
José Arosemena Mármol, el mismo que pretende confundir a los investiga­
dores asomando como el supuesto propietario del vehículo sustraído en el
que se cometieron los delitos, para luego conocer que éste participó en las
acciones delictivas que cegaron la vida de jóvenes oficiales miembros de la
Policía Nacional y determinar su participación en la banda de delincuentes
éncabezada por Reinaldo Zamora Sandoya (a) "El Rey Zamora", de triste
recordación por la serie de delitos cometidos en diferentes partes del país.

La acción desarrollada por el subteniente Rueda Fonseca, contribuyó enor­


memente a evitar asaltos y permitió la posterior detención de algunos
miembros de la banda de "El Rey Zamora".

Fue lamentable la pérdida irreparable de este oficial de policía, con una


formación y experiencia extraordinaria, basada en principios de honestidad,
rectitud y servicio a la comunidad.

Para su familia la tristeza fue infinita por la pérdida del hijo, hermano, es­
poso y padre cariñoso, responsable y abnegado que cayó en el cumplimien­
to de su deber.

En el campo del derecho, se formalizó la respectiva acusación particular en


contra de los delincuentes que terminaron con la vida de quien fuera subte­
niente Diego Aníbal Rueda Fonseca.

219
El H. Consejo Superior de la Policía Nacional, en base al informe investi­
BIOGRAFIAS POLICIALES

gativo correspondiente, resolvió que el señor subteniente de Policía Diego


Aníbal Rueda Fonseca sea ascendido post mortem al inmediato grado supe­
rior, por haber fallecido en actos del servicio, con fecha 6 de abril de 1 993 ,
igualmente sea dado de baja con la misma fecha. Concomitantemente, el
mismo H. Consejo, solicitó al señor Comandante General, que el destaca­
mento policial de Milagro lleve el nombre del indicado señor oficial falle­
cido.

De lo expuesto, especialmente por la heroica acción contra la delincuencia


organizada y su honrosa muerte, se concluye que el señor teniente Diego
Aníbal Rueda Fonseca, constituye un ejemplo de vida, donde rinde tributo
a la dignidad, al honor y a la valentía, en estricto cumplimiento del deber,
en holocausto con su propia vida, interponiendo por encima de sus in­
tereses los de la Patria y su Institución. Ejemplo que debe perdurar como
acicate permanente de las presentes y futuras generaciones policiales.

Diego Rueda fue uno de aquellos oficiales que hacen recordar con profunda
emoción los ideales de la Institución, y si la muerte no le hubiera cortado su
trayectoria, podríamos creer que hubiera servido para algún día conducir
los destinos de la Institución por senderos luminosos, con un ideal determi­
nado y propósitos definidos. El encarnaba el prototipo de lo que debe ser el
oficial de policía: paradigma de una vida de honradez y nobleza espiritual,
como lo debemos ser nosotros, para que la posteridad conserve nuestro
recuerdo con cariño y reverencia.

Sobre su recuerdo dejemos caer nuestro homenaje póstumo y con reveren­


cia consagremos su nombre entre las figuras más puras de la oficialidad de
la Policía Nacional ecuatoriana.

220
BIOGRAFIAS POLICIALES

Héctor Aníbal Mejía Araque


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

ROMMEL ANTONIO
TAPIA ESPINOZA
TENIENTE DE POLICIA

La Escuela de Estado Mayor de la Policía Nacional ha contemplado en su


pénsum de estudios un espacio para recordar a todos los oficiales que
ofrendaron su vida en el cumplimiento del deber; iniciativa que, a través de
la narración de sus biografías, tiene como objetivo incrementar aún más el
deseo de servicio a la Patria en todos los elementos policiales.

Rommel Antonio Tapia Espinoza nace en Jordán, pequeña localidad del


cantón Otavalo, en la provincia de Imbabura, el 20 de septiembre de 1966.
Hijo de don Abraham José Tapia Andrade y doña Rosa Anita Espinoza
Flores. Fue el segundo de tres hermanos.

Por el trabajo de su padre, un sargento de policía, toda la familia se trasladó


a Quito. A la edad de cinco años inicia sus estudios primarios e ingresa al
jardín de infantes "Fe y Alegría" al sur de la ciudad. Terminados sus estu­
dios primarios ingresa en octubre de 1979 al colegio "San Pedro Pascual",
en donde obtiene el título de bachiller en Humanidades Modernas, especia­
lización físico matemático.

En los seis años de secundaria se destaca como buen estudiante y demues­


tra profunda convicción religiosa, lo que le hace merecedor a una beca que
le otorga el Colegio para que ingrese al Seminario; sin embargo, para agos­
to de 1984, una vez obtenido su título de bachiller se inscríbe en la Univer­
sidad Central como estudiante de Ingeniería. Transcurren los días én las
aulas universitarias, pero su ideal y sus anhelos no estaban allí. La decisión
de ser ingeniero no nacía de su verdadera inquietud, que era la de s�r útil a
221
'j"'
la sociedad; él deseaba desde niño pertenecer a las filas de la Policía Na­
BIOGRAFIAS POLICIALES

cional. Decide entonces esforzarse y toma cursos de nivelación académi­


cos, entrena su cuerpo diariamente exigiéndose a sí mismo por lograr su
sueño, el mismo que se hace realidad el 1 de octubre de 1985 en que ingresa
a la Escuela Superior de Policía "General Alberto Enríquez Gallo", ubicada
en ese entonces en la avenida La Prensa, antiguo rancho "San Vicente", en
calidad de cadete de planta.

El cadete Rommel Tapia siempre obtuvo una de las 1O primeras antigüeda­


des durante los tres años de su formación profesional. "Fue un excelente
compañero, bromista, dispuesto a colaborar, alegre como un niño", dijeron
sus compañeros de promoción. Uno de ellos, bastante compungido por la
muerte de Rommel, escribió: "El día en que tú naciste, todo el mundo río y
sólo tú lloraste". También se destacó en los deportes, específicamente en la
disciplina de kárate.

Luego de graduarse el 23 de junio de 1988 como subteniente de Policía, es


destinado al Comando Provincial "Manabí" No. 4, Servicio Urbano, donde
pondría de manifiesto el cúmulo de conocimientos y formación moral e
intelectual que recibió en la Escuela, para con todo el fervor de la juventud
servir a la Patria.

En ésta, su primera y última plaza de trabajo, fallecería trágicamente el 13


de agosto de 1990.

Fueron dos años de trabajo en los que el subteniente Tapia Espinoza de­
mostró responsabilidad y capacidad en el servicio, así también disciplina y
lealtad. "Mi hijo, una vez que se graduó de oficial se hizo más espiritual",
expresa su madre y recuerda que Rommel le había dicho que en la Aviación
hay un oficial sacerdote, y que de pronto él también lo podía ser en la Poli­
cía. Además, doña Rosa Espinoza mencionó qlie él presentía su muerte,
que la última vez que lo vio se despidió más cariñoso que de costumbre, y
que al alejarse lo vio como transparente.

En los días próximos a la tragedia, el descontento popular campeaba en el


cantón Rocafuerte, provincia de Manabí, una típica población de la costa
ecuatoriana cercana a Portoviejo, con gente humilde y sencilla dedicada a
las labores del campo y la pesca; donde sus habitantes esperan que lleguen
las pocas lluvias del invierno, para que aplaque el calor y dé un poco de
verdor al paisaje. Un lugar donde es fácil encontrar µn buen semillero para
222
influir en la conciencia y ánimo de las personas. Desde días atrás las auto­
BIOGRAFIAS POLICIALES

ridades cantonales preparaban un paro de actividades a fin de conseguir del


Gobierno asignaciones para obras de infraestructura. Con los consabidos
discursos en que no falta el tinte político para ganar simpatías para las
próximas elecciones, y con claros mensajes para ocasionar el caos, en la
noche del domingo 12 de agosto de 1990 la asamblea popular declara un
paro general de actividades.

La ciudad amanece tomada por los huelguistas, las vías de acceso a la mis­
ma se hallan totalmente cerradas a la circulación vehicular. Alrededor de
las diez de la mañana, el paro que se desarrollaba con normalidad salvo el
cierre de las vías, se torna violento con hechos vandálicos, para medio día
· se tiene corno resultado la muerte de un estudiante y seis heridos asilados ·
en el hospital, además de muchas personas detenidas. El tumulto cegado y
encolerizado empieza a romper vidrios, destruir los vehículos que circulan,
quemar llantas y atacar.con piedras a la fuerza pública. El vehículo cisterna
policial, en acción para desalojar a los manifestantes, se queda preso entre
. los muros de tierra trasportados en las horas de la mañana, y no contentos
con ello, los manifestantes lanzan al vehículo bombas incendiarias caseras,
impidiendo así la acción policial.

La violencia era tal, que salió fuera del contt'ol policial. Por el respeto a la
vida de los manifestantes la Policía toma su distancia y solicita ayuda a
Portoviejo, pero la comunicación es deficiente; ante lo cual, el Oficial de
Semana, teniente Fern:a:ndo Zárate, dispone el traslado al cantón Rocafuerte
del patrullero CP4-ST-02, al mando del subteniente Rommel Antonio Tapia
Espinoza y con el policía Víctor Santos Bazurto Bazurto como auxiliar,
para que sirvan de enlace en la comunicación.

Al llegar al cruce de carreteras a dos kilómetros de distancia de la pobla­


cióri de Rocafuerte, sitio donde la comunicación por radio era buena, el
subteniente Tapia, observando la magnitud y violencia de los pobladores,
quienes portaban palos, machetes y armas corto punzantes, se reporta con
Portoviejo, de donde le comunican que va otro patrullero con material CM
y seguridad; en estas circunstancias, aproximadamente a los diez minutos
de haberse comunicado con la Central, son sorprendidos por cuatro vehícu­
los: una camioneta Mazda o Ford Courier blanca con franjas azules a los
costados, un automóvil color marrón, una camioneta roja y un camión ver­
de con la parte posterior de mad�ra; los dos carros pequeños eran conduci­
dos por conocidos dirigentes del paro y a su vez autoridades del cantón.
223
BJOGRAFIAS POLICIALES

Simultáneamente se acercan al patrullero unos· niños de ocho a diez años de


edad aproximadamente; y el subteniente, presintiendo una emboscada, pre­
gunta a los niños si hay personas en los camiones, ante lo cual los niños se
dirigen al camión verde, pero al regresar lo engañan y le manifiestan que en
la parte posterior de los carros grandes no hay nadie. Se baja del patrullero
con el deseo de establecer un diálogo con los dirigentes, pero de los dos
carros grandes se bajan aproximadamente unas 80 personas que venían en
cuclillas para no ser vistos, los mismos que rodean al patrullero e impiden
que éste salga.

El populacho enfurecido procede a desarmar al chofer policial de un revól­


ver Smith Wesson calibre 38; disparan a las llantas del patrullero, colocan
encima y debajo del carro botellas de gasolina, obligando al chofer a que
apague el motor. Mientras tanto otros individuos atacan al subteniente,
entre ellos un tipo corpulento que con cuchillo en mano hacía ademanes de
querer degollarlo; es entonces que el oficial procede a disparar al aire siete
tiros. Luego se escuchan más detonaciones de armas y una bala asesina
hiere al subteniente Tapia en el brazo derecho con trayectoria a la altura del
pecho. El auxiliar Bazurto logra correr a los matorrales, de donde es se­
cuestrado por los mismos dirigentes que descendieron de los carros y le
conducen vendado los ojos a una casa. Una vez herido el subteniente se
escuchó "déj alo, no lo mates"; el subteniente se incorpora y logra entrar al
patrullero balbuceando. "estoy herido", el populacho permite que el patru­
llero salga, pero por tener las llantas bajas sólo avanza un trayecto corto;
y es el patrullero al mando del subteniente Luis Piedra, quien venía de Por­
toviej o trayendo gas lacrimógeno de apoyo, el que hace el trasbordo del
herido. El subteniente Tapia fallece en el trayecto hacia el hospital

Ante este hecho repudiable, la Comandancia General de Policía dispuso


que se realice una investigación profunda, a fin de encontrar autores, cóm­
plices y encubridores de este cobarde asesinato que enlutó a la familia poli­
cial.

En octubre de 1990 el teniente coronel Carlos Ortiz Jaramillo, supervisor


de la Inspectoría General de la Policía Nacional, emitió el informe de las
investigaciones realizadas, con las conclusiones de que el principal sospe­
choso de haber disparado era el ciudadano Washington Cedeño Albán, y
que la actuación del subteniente Rommel Tapia estuvo de acuerdo al proce­
dimiento policial, ya que su muerte se produce en circunstancias en que fue
224
BIOGRAFIAS POLICIALES

emboscado y disparado a quemarropa, tomando en consideración que el


subteniente portaba una ametralladora "S,tar".

Mediante resolución del H. Consej o Superior de '1a Policía Nacional, de


fecha 25 de septiembre de 1990, se solicita al señor Comandante General de
la Institución se ascienda post mortem al grado inmediato superior al señor
subteniente de Policía que en vida se llamó Rommel Antonio Tapia Espi­
noza; ascenso que se produce mediante decreto ejecutivo de 1 6 de noviem­
bre del mismo año.

La recomendación que se sugiere en este documento es que, por hallarse en


estado de beligerancia el cantón Rocafuerte, donde no existía destacamento
policial, se tomen las medidas pertinentes para detener al culpable, cómpli­
ces y encubridores, por intermedio del Grupo de Intervención y Rescate y
de la Unidad de Investigaciones Especiales, para no dejar en la impunidad
el asesinato.

Con la emisión de este decreto, se puede decir que termina la historia y se


da por cerrado el caso, porque por más que se siguieron realizando durante
1 1 años las correspondientes acciones en busca de justicia, no se ha progre­
sado nada. El culpable fue y es protegido por autoridades y por todo el
pueblo; una pequeña población en donde todos se conocen, todos son em­
parentados, saben sus nombres, sus direcciones. Se suma a esta situación
nuestro sistema judicial, que administra usualmente justicia a favor del que
tiene poder y dinero. Nadie vio nada, todos los testigos manifestaron des­
conocer el asunto, sólo un humilde campesino, que imprimió su huella digi­
tal por ser iletrado, manifestó que el disparo salió de uno de los carros de
los dirigentes. Se sabe quienes portaban armas ese momento, se tiene el
análisis y la identificación del proyectil, pero no se llega conclusiones. El
caso se volvió político: en el Gobierno estaba la Izquierda Democrática, y
las autoridades de Manabí eran del APRE, CFP y PSC. El Gobernador,
ante la presión política y de los pobladores, dio inmediata libertad a los
doce presuntos cómplices que estuvieron detenidos. El Presidente del Con­
cejo, quien estaba en uno de los dos vehículos pequeños, se autoasiló en el
hospital con dolencias renales para evitar los interrogatorios. El juicio si­
gue en la Corte Superior de Portoviejo, pero el padre del subteniente indica
que se están haciendo las gestiones tendientes a que se traslade el juicio a la
Corte Superior de Justicia de Quito.

225
No es el primer caso ni será el último, emboscadas como ésta, balas asesi­
B!OGRAFIAS POLICIALES

nas, hechos vandálicos premeditados o no, truncan la vida de valerosos


oficiales y miembros de tropa. El teniente Rommel Tapia tuvo las agallas
de un verdadero héroe, porque a sabiendas que iba a ser disparado a que­
marropa, prefirió ofrendar su vida, se sacrificó y él lo sabía, pero prefirió
hacerlo antes que disparar su ametralladora "Star" contra la muchedumbre,
porque de haberlo hecho se habría producido una masacre. Si fue justa o
no la negativa de declararle héroe ante la solicitud realizada por su madre,
sólo las autoridades policiales y el reglamento lo dirán. De todas maneras
hubiera sido solamente la legalidad de un decreto impreso en un papel;
porque oficiales como él, son el orgullo de la Institución. Con la ofrenda
de su vida dio un ejemplo de práctica de los principios sagrados del accio­
nar policial. Hoy, en reconocimiento justo, la escuela para cursos de for­
mación de policías de la ciudad de Portoviejo, lleva su nombre.

Estos fatales e intencionados acontecimientos, provocados por la ambición


del poder por parte de politiqueros que buscan el caos, contrasta con la
actitud de máximo respeto y no utilización de armas por parte de la institu­
ción policial. Tratan de provocar a fin de que las fuerzas del orden reaccio­
nen utilizando los mismos medios. La Policía respeta los derechos huma­
nos de los demás y ella a su vez reclama por lo mismo, pero nadie hace
caso.

226
BIOGRAFIAS POLICIALES

' Lenin Homero Vinueza Mideros


General Superior (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

CESAR EDUARDO
ZEA LOPEZ
MAYOR DE POLICIA

Revisando la historia y obras de ilustres policías del pasado, no he podido


menos que admirar cuánta grandeza, desprendimiento y patriotismo cabe en
algunos espíritus selectos, cuyas obras y cuyas acciones engrandecen a la
Institución y a la Patria. Pero al hacerlo tampoco he podido dejar de compa­
rar esas acciones con aquella actitud que, lastimosamente; se ha generado y
generalizado en los ecuatorianos, y que nos está llevando por senderos de
odio y de vergüenza.

De estos hombres selectos he escogido el nombre del mayor Eduardo Zea


López, primero porque en el 2003 se cumplen ya catorce años de su muerte
heroica, y luego porque considero que es un límpido éjemplo de lo que
debe ser un policía y un ciudadano ecuatoriano que ama �u profesión, que
ama su institución y contribuye a engrandecer su patria.

Guachapala, pequeño pueblo perteneciente al cantón Paute, provincia del


Azuay, era para 1951 sólo un conjunto de casas de adobe y paja enclavado
en una hermosa campiña verde y fría, cuyos fértiles campos daban el sus­
tento a sus pobladores, que eran como casi todos los hombres que habitan
los pequeños pueblos serranos: amables, trabajadores, sencillos y solida­
rios; se conocían todos y todos se ayudaban. El verano era época de alegría
y las cosechas la recompensa que la tierra entrega a quienes la trabajan con
amor y esfuerzo.

En este pueblo vivía el hogar de don César Guillermo Zea Jaramillo y doña
María Angélica López López, él era policía y ella estaba dedicada a atender
227
BIOGRAFIAS POLICIALES

su hogar; él había escogido por profesión aquella que le daba la oportuni­


dad de ser útil a sus semejantes; élla, la de criar a sus hij os y educarles con
amor. En este hogar nació el 26 de julio de 1 95 1 el niño César Eduardo Zea
López.

Sus primeras experiencias y conocimientos los adquirió de la vida, de la


naturaleza y de sus padres, y de éstos también los primeros ejemplos, los
valores y principJos que harían de él un hombre honrado, valiente y útil.

Buscando nuevos horizontes y facilidades para educar a sus hijos, la familia


Zea López se trasladó a la ciudad de Macas en donde se radicó definitiva-
mente.

Los estudios primarios los hace en la escuela "Eloy Alfaro", fue época de
alegría, de forjar amistades sinceras y permanentes y de aprendizaje organi­
zado; ya por entonces conoce a la niña Gladys Cecilia Cruz Montenegro,
que desde ese momento será parte importante de su vida, se hacen amigos y
eso les hace felices.

La secundaria la cursó en el Normal Superior "Don Bosco", y esta circuns­


tancia fue definitiva en su formación, pues estos normales eran los que a
través de la disciplina, la investigación y la solidaridad formaban a los anti­
guos maestros ecuatorianos, aquellos que entendían la docencia como un
apostolado y no como un simple medio de vida.

Cé\sar fue un buen estudiante y un gran deportista, y es que en el Oriente de


eseentonces,casi todos los jóvenes eran buenos deportistas, su contacto con
la naturaleza les hacía fuertes y los orientaba al deporte; el voley y el fútbol
' 1

eran los mejores entretenimientos y fragua para formar temperamentos


luchadores y competitivos; representó por algunos años a su provincia en la
selección de fútbol.

Aquella niña a quien ya conocemos, convertida ahora en una agraciada


jovencita sigue,/participando en su vida; César y Cecilia siguen cultivando
su amistad; nos preguntamos ¿será sólo amistad el sentimiento que los une
• ya por tantos años?

Consultada ahora doña Gladys dice que no, que el amor ya había tocado sus
j óvenes corazones y que admiraba en él su pmte y su capacidad como estu­
diante y deportista.
228
EI-1-5 de julio de 1973 se gradúa como bachiller normalista y al siguiente
BIOGRAFIAS POLICIALES

año ingresa como profesor en la escuela fiscomisional "Santiago". Podía


pensarse que el rumbo de César Zea estaba definido, pero no, una inquietud
en su mente y en su corazón no le dejaba en paz, le llamaba, le atraía y
poco a poco iba tomando forma... Era su vocación, era el llamado de la
sangre, del alma. Era ese impulso global del espíritu que nos empuja: y nos
arrastra hacia una actividad que estamos convencidos nos re_alizará como
personas y nos hará felices.

Quería ser oficial de policía; vaya tozudez de este muchacho; un joven que
había sufrido la ausencia casi permanente de su padre/porque éste era poli­
cía, que era pobre por ser hijo de un padre pobre, por ser policía; que había
sentido muy cerca la posibilidad de ser huérfano, por ser hijo de un padre
policía. ¡Quería ser policía! Es que junto con los sinsabores que había su­
frido, su despierta inteligencia le decía que si quería ser algo diferente y
mejor que los demás, la profesión de policía le daba esa oportunidad; re­
cordaba el principio de fe cristiana "Gloria a Dios en le cielo y paz a los
hombres en la tierra" y las palabras de Jesús a sus apóstoles: mi paz os de­
jo, mi paz os doy; de lo que infería que Dios no quería para los hombres ni
democracia ni globalización ni autonomías regionales, sólo aspiraba para
ellos el supremo don de la paz, y César Eduardo Zea López quería dedicar
su vida a defender este don divino y esta necesidad humana.

Así pues, la decisión estaba tomada, intentaría ser oficial de policía, para
ello contaba con su vocación, preparación y voluntad, En enero de 1972 se
despidió de sus compañeros y discípulos confiándoles su secreto.

Un día de agosto se despidió de su tierra y sus amigos, atrás quedaba la


ciudad en cuyo seno forjó su personalidad; recibió la -bendición de su madre
y se fue a forjar su destino.

Para un joven bien preparado; sin vicios y deportista; el ingreso a la Escuela


Superior de Policía no . fue un problema, su amigo de siempre el teniente
Oswaldo Montalvo Cozar, sería su apoderado y guía. En la escuela templó
su carácter, aprendió las técnicas de su profesión, robusteció - sus valores
personales y profesionales; y en 1975 se graduó como subteniente de poli­
cía e inició una profesión que tiene como insignia y norte: ser�G_ Y hacerlo
en todas las regiones de la Patria constituyendo tih instrumentó de unidad
nacional, conociendo las angustias y desesperanzas de los humildes e inten­
tando ayudar a resolver sus dificultades, soportando algunas veces la prepo-
229
tencia e insolencia de los que en este país se ha dado en llamar "personas
B!OGRAFIAS POLICIALES

importantes", pero también sirviéndoles a ellas. César Eduardo Zea se dis­


tinguió siempre como un oficial competente, altamente honesto, solidario,
creativo, justo, valiente y sencillo especialmente, como siempre lo es todo
hombre valioso.

Este nuestro joven oficial era pues casi un hombre realizado, pero algo le
faltaba a su corazón; y doña Cecilia Cruz vuelve a aparecer en su vida,
pero ya no como la compañera de escuela ni como la amiga de su juventud,
sino como una mujer dispuesta a amar y ser amada; almas gemelas que
habían recorrido paralelas sus jóvenes vidas no podían tener otro destino
que juntarse y así lo hicieron. En abril de 1976 en la iglesia de Bellavista de
Ambato se unieron ante Dios y se juraron amar en la vida y más allá de
élla. Su hogar fue bendecido con dos hijos: César Eduardo y Mariuxi
Viviana Zea Cruz.

En la década de los 70 aparecen en nuestro país manifestaciones de nuevos


y más crueles delitos: atentados terroristas, secuestros, asaltos a mano ar­
mada, extorsión y narcotráfico; la sociedad ecuatoriana se conmociona y
como siempre la policía da la cara y responde creando dos unidades con las
mejores características técnico profesionales: el Grupo de Intervención y
Rescate como Unidad Táctica y la Unidad de Investigaciones Especiales
como Unidad de Inteligencia; se recluta el personal mejor capacitado en
estas áreas y el capitán Zea es incorporado a la Unidad de Inteligencia.
Luego de un §evero proceso de entrenamiento y especialización, cumple
brillantes acciones con su Unidad para derrotar al mayor mal que amenazó
a los ecuatorianos en la década de los 80: la subversión y el terrorismo.
Sólo Dios sabe lo que pudo ocurrirle a este país de no ser por la heroica
acción de la policía, pero tenemos indicadores \Jaros y dolorosos de la des­
composición, violencia y caos que los países vecinos padecen y que noso­
tros pudimos estar compartiendo. Esta sociedad tiene una deuda de gratitud
impagada con la Policía, y es que no habiendo sufrido grandes pruebas ni
crisis aún no ha aprendido a valorar bienes supremos como la libertad, la
democracia y mucho menos la paz; pero por otro lado olvidan, señores, que
la nuestra es una misión que hace mucho dejó de necesitar de la alabanza y
que nos basta humildemente saber que tenemos un valor y nunca un precio.
En los primeros días de junio de 1989 la U.I.E.S. descubrió una banda in­
ternacional de delincuentes; en la tarde del jueves 15 de junio se planificó
la captura de sus miembros; César Zea estaría al mando de una de la Uni­
dades involucradas. Aproximadamente a las ocho de las noche recibieron
230
-
.,:e: - -

BIOGRAFIAS POLICIALES

información de que los delincuentes se encontraban en Pomasqui; un grupo


operativo los enfrentó, la tranquilidad de la noche fue herida por ráfagas de
fuego, con el saldo de un oficial y dos policías heridos y los delincuentes
que fugaban en dirección a Quito, acontecimiento trágico y admonitivo de
lo que vendría después.

A las nueve de la noche, el grupo .de antisociales llegó a la casa No. 650 de
la calle Naula y penetró en élla, afuera el capitán Zea y sus hombres toma­
ron posiciones, un frío intenso atenazaba el ambiente; éllos a pesar de estar
inquietos permanecían confiados, eran profesioilales competentes que asu­
mían los riesgos conscientemente, · gente ácostumbrada a actuar, hombres
que habían hecho el juramento de defender a la sociedad ecuatoriana y sus
derechos, no como un acto formal sino como un compromiso solemne . y
definitivo que estaban dispuestos a cumplir.

Los delincuentes salen del local y el capitán Zea les intima prisión, él
aprendió y practicó siempre el respeto a sus semejantes, incluyendo a los
delincuentes, y pretendió detenerles sin el uso de las armas; la respuest� fue
una locura de violencia, ráfagas de metralla endieron la noche, gritos y
maldiciones, dos cuerpos que caen y los delincuentes que huyen; a la luz
mortecina del sector los policías atónitos no pueden dar crédito a lo que ven
sus ojos: en un gran charco de sangre yace el cuerpo acribillado de César
Zea; le alcanzó, dicen los expertos, una ráfaga vertical disparada no para
cubrir una fuga sino para asesinar sin posibilidades de salvación, pues los
catorce proyectiles le impactan de la cabeza a los pies: murió instantánea­
mente; el otro policía caído es Wilson Zapata, que en estado grave es conc.
<lucido al hospital.

Y o me encontraba ese momento como comandante del Regimiento Quito,


recorriendo la avenida De la Prensa a la altura del aeropuerto, me dirigí al
lugar de los acontecimientos y ya no encontré nada, sólo oscuridad, silencio
y frío. Tal vez ya no era el frío de la noche sino el frío de la muerte; conti­
nué a la morgue y entre llanto· de hombres, los policías presentes, vi el
cuerpo del capitán Zea; su rostro estaba pálido, sus ojos cerrados, sus labios
entreabiertos, no había rictus de dolor ni angustia, por el contrario era un
rostro que irradiaba paz, esa paz que siempr�.amó, esa paz por la que había
luchado, esa paz por la que había vivido, esa paz por la que hoy moría. Ese
ideal de paz era lo que irradiaba su rostro. Su cuerpo en cambio era una
criba; el informe de los forenses decía: "ha sido víctima de laceración cere­
bral múltiple, hemorragia cerebral, fractura total del cráneo, hemorragia
23 1
aguda interna, laceración del pulmón izquierdo, bazo destruido por penetra­
BIOGRAFIAS POLICIALES

ción de proyectiles de arma de fuego, lo que constituye la causa evidente de


su muerte violenta".

Viendo-ese. cuerpo pretendí intentar entender lo que es la vida y lo que es la


muerte, vano intento, solo alcancé a recordar el pensamiento de N. Obs­
troski, autor del clásico ruso "Así se templó el acero", que con alguna pro-
. moción de alumnos de la Escuela de Especialización de Oficiales le adap­
tamos como orientación y guía para la policía ecuatoriana, y que dice "Lo
más preciado que posee el hombre es la vida; se le otorga una sola vez y
hay que Vivirla de forma que no se sienta un dolor torturante por los años
pasados en vano, para que no quede la vergüenza por el ayer vil y mezqui­
no, y para que al morir se pueda exclamar: toda la vida y .todas mis fuerzas
han sido entregadas a lo más hermoso del mundo: la lucha por la paz y la
seguridad ciudadana y el engrandecimiento de mi Institución".

No sé si César Eduardo Zea conocía este pensamiento, pero al ver su cuer­


po y recordar sus obras estaba seguro que había cumplido su contenido:
vivió para servir, dedicó su capacidad y sus mejores esfuerzos a mantener
la paz de los ecuatorianos y murió, a pesar de su juventud, dejando un lega­
do de honor y sacrificio.

La Policía lloró su partida y honró su memoria: capilla ardiente severa,


misa solemne, escolta de honor, sables brillantes y sonoros clarines le des­
pidieron, y algo que sin lucir tanto reflejaba el sentimiento de sus compañe­
ros y amigos de profesión: lágrimas que brotaban unas y otras contenidas y
que solo se vierten cuando realmente se siente una ausencia. En el Parque
de los Recuerdos y cuando todas las oraciones fúnebres habían concluido,
su joven viuda sobreponiéndose al dolor y con una entereza y valor dignos
de la mujer de un policía dijo:

"Señores:

Se preguntárán por qué la viuda no lleva su traje tradicionalmente negro, no


lo llevo, porque Eduardo no ha muerto; sil espíritu se queda conmigo, con
sus hijos, con la institución policial a la que tanto honró y por la que ofren­
dó su vida. Se queda con ustedes señores policías, como ejemplo de su dura
lucha por el bienestar del pueblo, al que calladamente sirvió durante su
corta existencia.

232
Eduardo fue un hombre en· toda la extensión de la palabra, esposo y padre
BIOGRAFIAS POLICIALES

ejemplar, profesional inigualable, como un amigo caball�ro, entregado por


completo a la causa justa, luchador incansable por los derechos de todos los
ecuatorianos.

Amigos: acoged su bandera de lucha y seguid sus pasos; ahora les habla
una ecuatoriana que pide a su pueblo unión para vencer la violencia y el
crimen que desgraciadamente impera en el país y deja tantas vidas en la
orfandad y el llanto.

Me dirijo especialmente a los defensores de los derechos humanos, ¿acaso


ahora su Institución defenderá mis derechos y los de mis hijos? Es hora de
reclamar justicia y hacer conciencia de que también los miembros de la
Policía Nacional son seres humanos que merecen respeto y garantías para
impedir que día a día vayan cayendo y ofrendando sus vidas en las calles de
nuestro Ecuador.

Señor, yo te pregunto por qué te lo llevaste de mi lado, pero te doy las gra­
cias por habérmelo dado, concédeme y hazme aceptar las cosas que no
puedo cambiar".

Sí, doña Gladys, alejarse no es partir, César Eduardo Zea se alejó de usted y
de nosotros, pero no ha partido; está aquí, su espíritu nos cobija y su ejem­
plo nos dirige; los héroes no parten, se quedan; sólo su cuerpo, sólo la ma­
teria, es decir lo menos importante del hombre se va; sus acciones y los
ejemplos que son el fruto de su inteligencia, corazón y voluntad se quedan
con nosotros y para siempre.

César Eduardo Zea cruzó los límites de la heroicidad, su nombre es luz y se


encuentra en las alturas de la gloriación a las viudas de los policías ecuato­
rianos; son cientos de mujeres que el dolor le han convertido en amor y
crían y educan a sus huérfanos con sacrificio y abnegación; ellas y ellos aún
esperan de nosotros comprensión y ayuda.

Señores Oficiales Generales y Superiores en servicio activo:

Que el ejemplo de1' mayor César Eduardo Zea les ilumine al) momento de
tomar las decisiones que comprometen el presente y futuro de la Institu­
ción.

233
Señores Oficiales Inferiores y personal de Tropa:
BIOGRAFIAS POLICIALES

Desechad como César Eduardo Zea lo hizo el poder, el placer y el dinero


como objetivo personal y profesional y optad como ideal de vida la solida­
ridad, la eficiencia y la honestiqad en homenaje a su memoria.

Señores Cadetes:

Vosotros sois la savia que pronto nutrirá las filas policiales: aprended
de la vida de Cé�ar Eduardo Zea y descubrid en sus actos la concreción
sublime del patriotismo; él dejó abierto un sendero, preparaos para intentar
recorrerlo.

234
BIOGRAF!AS POLICIALES

HEROES POLICIALES
(TROPA)

235
BIOGRAFIAS POLICIALES

236
BIOGRAFIAS POLICIALES

Mario Gonzalo Acostá Játiva


Teniente Coronel.de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

FERMIN EULOGIO
ALAVA ALAVA

CABO PRIMERO DE POLICIA

"Con uniforme ciertos cobardes pasan por guerreros" (Grandville).

Esta biografía nos lleva a conocer cual fue la trayectoria de un hombre po­
licía, al que la muerte le sobrevino cuando más amaba la vida y cuando
tenía un noble ideal para seguir viviendo: sus hijos y su esposa; aquel que
ni remotamente imaginaría que con su muerte también murieron los ideales
de toda una familia por la que se ha vivido.

Tema muy poco profundizado en nuestra institución, que busca ser la guía
de las jóvenes generaciones policiales que pretenden emular aquellas haza­
ñas y valerosos actos realizados por nuestros héroes; el conocimiento exis­
tencial puede evitar que la inminente muerte nos' pueda sorprender en cual­
quier m6inehto del cumplimiento del deber.

Investigación realizada con dedicación y esfuerzo de quien se siente policía


de corazón, desplegando todo tipo de recursos para llegar a recabar la in­
formación necesaria sobre la historia y vida de im héroe policiaL

Fermín Eulogio Alava Alava nació en el recinto El Rodeo de la parroquia


Río Chico, ce1·ca de la población de Crucita; pe11eneciente al Cantón Porto�
viejo, Provincia de Manabí, el 11 de marzo de 1957. Sus padres fueron don
José Alava Rodríguez y doña Luz Alava Macías.

Sus estudios primarios los realizó en la escuelita rural "Río Chico" del re­
cinto El Rodeo; de la jurisdicción de Crucita, Los secundarios, en el cole-
237
gio "Crucita" de la población del mismo nombre, llegando hasta el tercer
BIOGRAFIAS POLICIALES

curso de ciclo básico.'

Luego estudió durante dos años en el Instituto de Formación para Artesa­


nos, en la especialidad de sastrería en su natal ManabL Fue un experto
sastre de costura fina. Por sus inclinaciones policiales decidió g.bandonar
su oficio e ingresó a la Escuela de Formación de Policías.

El 15 de mayo de 1978, luego de haber sido sometido a un proceso de se­


lección y reclutamiento, fue calificado idóneo y apto para ingresar a las
filas de la Policía Nacional en cal.idad de aspirante a policía, dándosele de
alta como tal.

Su ingreso a la institución policial tiene mucho que ver con la influencia


por parte de policías amigos suyos, quienes despertaron en él ese espíritu
policial que había en su karma personal; amigos y compañeros de recinto
que inclinaron su vocación al servicio de la sociedad.

Reclutamiento exigente, pues los cursos de formación eran bajo un régim�m


duro y disciplinado, sobrepasando los límites de formación del futuro poli­
cía de línea. Podemos recordar a sus instructores los señores suboficiales
primeros Pasquel y Chugá, y los señores tenientes Jorge Poveda y Marco
Cuvero, que hoy ostentan el grado de general de distrito.

La Comandancia General le designó a la Escuela de Formación para Policí­


as "Sargento Primero de Policía José Emilio Castillo Solís", que funciona­
ba en Pusuquí, donde reaJizó el XV curso de profesionalización policial,
siendo su promoción la vigésirr,io séptima. Se graduó en una sobria mañana
del 21 de febrero de 1979 cdn _el grado de policía de línea, correspondién­
dole la quincuagésima quinta antigüedad.

Ferrnin Eulogio Alava es c;lescrito corno una persona alegre, de espíritu


jovial, muy sincera; buscabá el bienestar de los demás y era considerado un
buen_ compañero, característica atribuida por la sangre rnanabita que corría
por sus venas. En ocasiones demostró ese espíritu de cuerpo para cumplir
funciones delicadas y arriesgadas en beneficio de la sociedad.

Su carácter era firme, sere�o y "seguro; era muy responsable para cumplir
tareas policiales; su característiqa era no titubear cuando recibía la disposi­
ción de cumplir con una misió')1 policial; le gustaba hacer bromas a sus
238
BIOGRAFIAS POLICIALES

compañeros, en los primeros años de policía comenzó yá a destacarse pro­


fesionalmente, al trabajar como seguridad én la Presidencia de la Repúbli­
ca.

Permaneció en la institución policial durante 14 .años y 11 meses, pero el


destino le arrebató todas sus energías y vitalidad para continuar trabajando
por la sociedad; ofrendó su vida valerosamente en una dura misión que le
tocó afrontar; fue la trágica madrugada del 14 de abril de 1993, enfrenta­
miento armado y sangriento que se dio tras una persecución implacable que
las fuerzas policiales venían apretándole al delincuente Reynaldo Zamora,
mejor conocido como "El Rey Zamora".

Con fecha 22 de marzo de 1985 contrajo matrimonio con Maridela Belén


Martínez Bravo, con quien procreó tres hijos: Luciano Fabricio, de 17 años;
Cristian Fermín, de 15 años; y, Lisseth Maribel, de 14 años; con residencia
actual en Santo Domingo de los Colorados, urbanización Los Rosales.

Ascendió al grado de ca�o segundo el 1 de noviembre de 1986, siendo des­


tinado con el pase al Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en Quito.

En 1979, en la ciudad de Quito, realizó el segundo curso para policías de


línea en la disciplina de Fuerzas Especiales, curso que se había realizado .
únicamente para sargento�pfhneros y suboficiales. Este grupo sería la base
operativa para conformar el Grupo de Intervención y Rescate de la Policía
Nacional; su instructor fue el señor teniente Jorge Poveda Zúñiga, uno de
los fundadores de esta unidad élite.

�n abril de .1 986, en Baton Rouge, Estados Unidos de Norteamérica, reali­


zó un curso de ' Protección de Dignatarios, con instructores americanos,
curso al que asistieron varios de los actuales integrantes del Grupo de In-
. .

tervención y Rescate.

Varios de los hombres del GIR tuvieron formación inicial en España, por lo
que a su regreso algunos monitores capacitaron profesionalmente a quienes
conformaban el Grupo; eran días aciagos, pues la guerrilla en el Ecuador se
había desnudado ante la sociedad. Valentía, técnica y profesionalis1110 fue
lo que recibió Fermín Eulogio Alava Alava en otros cursos de entrenamien­
to a cargo de grupos élite de los Estados Unidos.

239
BJOGRAFIAS POLICIALES

El 3 agosto de 1 987 realiza un curso de Armeros en la fábrica de municio­


nes "Santa Bárbara" del Ejército Nacional, en la ciudad de Quito.
Entre sus destinaciones de servicio se pueden destacar las siguientes: el 28
de febrero de 1 979, a su primera Unidad policial, el Grupo de Tránsito de
Pichincha; el 6 de abril de 1 98 1 , a la Oficina de Seguridad Pública de Pi­
chincha; el 1 4 de enero de 1982, en la Dirección Nacional de Seguridad
Pública; el 5 de mayo de 1 983, en el Escuadrón Frontera de El Oro; el 1 0
de enero de 1 984, en el Grupo de Fuerzas Especiales; el 27 de octubre de
1 984, en la Presidencia de la República.

Una vez aprobado el II Curso de Fuerzas Especiales, por sus extraordina­


rias cualidades profesionales fue · seleccionado idóneo para conformar el
pionero Grupo de Intervención y Rescate de la Policía Nacional, creado
como respuesta a la intervención armada del grupo subversivo Alfaro Vive
Carajo (AVC).

Las experiencias adquiridas en los enfrentamientos armados contra los gru­


pos subversivos "AVC" y "Montoneras Patria Libre", le__J:lermitieron ser
uno de los principales hombres baluarte con que contaba el GIR; el presti­
gio de esta unidad policial le llevó a crear otra sede en Guayaquil, para
responder tácticamente en el litoral ecuatoriano a la delincuencia y desarti­
cular organizaciones dedicadas al narcotráfico.

El Comando General y el GIR-Quito deciden confiarle una nueva respon­


sabilidad destinándole al GIR-Guayaquil; nueva designación que por coin­
cidencia de la vida le permitió también ser uno de sus fundadores.

En la noche del 6 de abril de 1 993, elementos del Servicio Rural de Mila­


gro, tras una llamada a la Central de Radio Patrullas salen de su cuartel a
verificar la presencia de sospechosos en el interior de una furgoneta Chevy­
Van tras del estadio "Los Chirijos" en Milagro, sitio en el qué mueren ase­
sinados trágicamente por impactos de armas de fuego los señores subte­
nientes Diego Rueda Fonseca y Jorge Ayala Ruge), quedando gravemente
heridos dos señores clases del Servicio Rural de Milagro. Las investiga­
ciones determinaron · que los autores de estos hechos fueron los integrantes
de la banda delictiva del asesino Reynaldo "Rey" Zamora, dedicada al asal­
to de bancos y entidades privadas; se caracterizaban por tener una gran
preparación en el manejo de todó tipo de armas, granadas y explosivos; sus
actuaciones en los hechos delictivos eran en tiempo récord; varios de sus
240
BIOGRAFIAS POLICIALES

integrantes habían sido entrenados como comandos en las Fuerzas Arma­


das, en servicio activo.
Ante estos hechos de sangre, todos los servicios del Comando Provincial
"Guayas" No. 2 recibieron la misión de localizar y aprehender a los inte­
grantes de la temible y sanguinaria banda de asaltantes liderada por Rey­
naldo Zamora, integrada por más de 25 antisociales.

Los asesinatos acaecidos en la ciudad de Milagro, golpearon en lo más


profundo del sentimiento y espíritu policial de todo el Comando Provincial
"Guayas" No. 2, cuyos integrantes activaron_ sus fuentes de información e
inteligencia, desplegaron incansables esfuerzos para capturar a los integran­
tes de esta banda; así, el grupo élite de la Unidad de Investigaciones Espe�
ciales, siguiendo muy de cerca las actividades de estos criminales, los loca­
liza al norte de la ciudad de Guayaquil, en el sector de La Guardiana, donde
estaban los principales cabecillas; no había la menor duda de que pronto la
acción policial desarticularía las actividades de esfos-petigrosos antisocia­
les.

Por tratarse de una misión especial y peligrosa, el Comando del IV Distrito


dispone que el grupo táctico GIR-Guayaquil se haga cargo de la incursión
y posterior captura de todos sus integrantes, apoyados por las unidades de
Inteligencia Policial, entre ellas la UIES,

El GIR, con tres equipos tácticos de hombres muy bien entrenados y prepa­
rados, se traslada al lugar en que habían sido localizados los malhechores;
en uno de estos equipos tácticos se encontraba el cabo segundo Fermín
Eulogio Alava A lava, con una basta _ experiencia en este tipo de acciones
policiales.

Inteligencia policial localiza la casa de seguri�ad en la que se encontraba


refugiado el delincuente Reynaldo Zamora con algunos peligrosos antiso­
ciales, hábiles en el manej o de armas, qui�nes le daban protección; a pesar
de que la Policía había ya rodeado toda la casa de seguridad y pidió la ren­
dición de los antisociales, estos sanguinarios asesinos abren fuego en contra
de los miembros del GIR, lo que fue respondido valerosamente por el gru­
po táctico del GIR y la UIES; sin embargo, en este intenso tiroteo que se
había prolongado ya más de 1 5 minutos, cae mortalmente herido el cabo
segundo Fermín Alava, el mismo que había recibido un disparo de arma de
241
fuego de largo alcance en su frente, causándole la muerte instantánea en el
B!OGRAF!AS POLICIALES

lugar de lá incursión.
Según versión de su/ compañeros que participaron en la incursión, la muer­
te se produce cuan90 se había, lanzado las granadas de gas hacia el interior
de la : ivienda; e � 1epido accionar de movimie�tos para los escalamientos de
_ _
los miembros deyGIR hizo que los cascos antibalas que portaban se movie­
ran de su posición original, lo que había ocasionado que el casco qu'é porta­
ba Fermín Alava en ese momento se haya movido, dejando un pequeño
espacio de vulnerabilidad en su parte frontal, suficiente para que una certe­
ra bala agresora de parte del · asesino Reynaldo Zamora hiciera blanco, trá­
gico saldo para la Policía del Guayas que perdía a 3 de sus hombres y tenía
a dos miembros más con graves heridas de bala, en menos de 8 días.

Ante la inconformidad del Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2,


porque solamente se había otorgado una simple felicitación a quien ofrendó
su vida, enfrentando a una peligrosa banda de asesinos y asaltantes; el Co­
mando General de la Institución, sensible con este justo pedido, con fecha
17 de junio de 1 993 le otorga la condecoración "Al Valor"; reconocimiento
post mortem por su valeroso acto de entrega y profesionalismo, en el que
perdió la vida en el fiel cumplimiento de su deber policial.

Que este sacrificio sirva de ejemplo para las futuras generaciones, por su
gran trayectoria policial, preparación, entereza y entrega en cada una de s6s
actuaciones, a pesar de los grandes riesgos que implican este tipo de incur­
siones tácticas operativas.

Rendimos un reconocimiento muy sentido a la memoria de quien se nos


adelantó en llegar ante el Supremo Creador, por cumplir con su sagrado
deber de proteger a la sociedad.

Que este tipo de trabajos biográficos se siga haciendo permanentemente.


No es justo que no existan memorias policiales de tantos héroes que ofren­
daron su vida en el cumplimiento del deber; sólo así estaremos rindiendo
justo tributo a su sacrificado holocausto.

242
BIOGRAFIAS POLICIALES

Harold Fernando Aguirre Proaño


Subteniente de Policía
Alumno de la Escuela de E. y P. de Oficiales

JOSE RAFAEL
ARAUJO VINUEZA

SARGENTO PRIMERO DE POLICIA

José Rafael Araujo Vinueza nació el 24 de octubre de 1915 en Quito, hijo


de don José Miguel Araujo y doña María Vinueza; creció en una familia
humilde de 7 hermanos: Beatriz, Guillermo, Gustavo, Plutarco, Enriqueta y
Laura. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en la ciudad capi­
tal, para luego continuar las carreras de Derecho y de Medicina en la Uni­
versidad Técnica Particular de Loja, donde aprobó tercero y cuarto cursos,
respectivamente. Los estudios universitarios los efectuó aprovechando que
su hermano Guillermo residía en la ciudad de Loja.

José Araujo Vinueza contrajo matrimonio en el año 1951, con la señorita


Beatriz Rosero Mejía, mientras prestaba sus servicios en el Cuerpo de Poli­
cía "Tulcán" No. 10, en cuyo enlace procreó cuatro hijos: Edgar Alfonso,
Gloria, Fabián Francisco y Laura.

Siempre se caracterizó por ser una persona de bien y muy educada, que le
gustaba leer y prepararse, pero no pudo culminar sus estudios por falta de
recursos económicos. Era una persona muy alegre y respetuosa que no
tenía vicios, pero había sido un mujeriego empedernido; por ello sus fami­
liares manifiestan que a su sepelio asistieron cerca de diez personas que
decían ser sus hijos, los cuales eran de diferentes madres y . procreados en
diferentes lugares del país. Sus familiares dicen conocer y tener relación
con cuatro de ellos, de nombres: Hugo, Gustavo, Amada y Lvz María Arau­
jo Correa, hijos de la señora Susana Correa, quien era de Loja.

243
BIOGRAFIAS POLICIALES

A los 2 1 años ingresa por primera vez a la institución policial, eso es en


enero de 1 93 6, dándose de alta como gendarme; ascendió al grado de cabo
segundo el 28 de enero de 1 949, a cabo primero el 20 de septiembre de
195 1 y a sargento segundo el 1 de marzo de 1 952. Realizó un curso en la
Escuela de Clases en Cuenca desde el 1 5 de agosto de 1 93 8 hasta marzo de
1 939; y, un curso de Radio Operadores desde el 12 de mayo de 1 942 hasta
el 1 3 de octubre de 1 944.

El 20 de marzo de 1 9 5 1 es puesto en situación transitoria por cuanto había


tenido un cruce de palabras con un señor oficial, en ese tiempo el teniente
Napoleón Santamaría, quien le había realizado un informe por insubordina­
ción. Pero al poco tiempo, valiéndose de la amistad que había tenido su
esposa con el señor Comandante General de ese tiemp�, coronel Héctor
Salgado Ruiz, al ver que no procedía su separación fue reincorporado a las
filas de la institución policial el 20 de agosto de 1 95 1 . En noviembre de
1 957 se publica su baj a voluntaria, por acogerse a la situación de retiro.

Durante ese tiempo labora en el Cuerpo de Policía "Tungurahua" No. 9; el


1 5 de febrero de 1 949 es dado el pase al Cuerpo de Policía "Tulcán" No.
1 0, luego al Cuerpo "Guayas" No. 2, posteriormente al Cuerpo "Quito" No.
1 , y el 30 de septiembre de 1 953 .al Cuerpo "Los Ríos" No. 8.

El 3 1 de marzo de 1 960, ingresa por segunda ocasión a la institución poli­


cial, y es dado de alta como policía civil, destinándolo al Cuerpo de Policía
"Los Ríos" No. 8. Asciende al grado de cabo el 3 1 de octubre de 1 962; y, a
sargento segundo el 3 1 de enero de 1 963 .

Prestó sus servicios en él Cuerpo de Policía "Los Ríos" No. 8 desde el 3 1


de marzo de 1 960, en que es destinado a la hacienda "San Carlos" ubicada
en la misma jurisdicción provincial. El 3 1 de enero de 1 963 es dado el pase
al Cuerpo de Policía "Tulcán" No. 1 O; y, el 1 5 de mayo de 1 964, es trasla­
dado a prestar sus servicios en el Comapdo Provincial de Policía "Guayas"
No. 2.

Mientras prestaba los servicios en el Comando Provincial "Guayas" fue


designado para realizar las investigaciones tendientes a descubrir a los au­
tores, cómplices y encubridores del asalto y asesinato de miembros de la
institución policial, en uno de los retenes de la ciudad de Guayaquil, lo cual
había sido noticia de conocimiento ,público; esto fue aproximadamente a
mediados de 1 969, según versiones de su esposa, quien indica que en ese
244
B!OGRAFIAS POLICIALES

tiempo trabajaba de civil e infiltrado. De las investigaciones se¡'111hl111 1


obtenido datos importantes que condujeron a l a captura de vario doli11 ,
cuentes, pero que realizando las últimas investigaciones había des?f>a1·eeido
el sargento José Rafael Arauja.

Al no asomar por algún tiempo, el Comando General había dispuesto ni


Servicio de Investigación Criminal del Guayas agote todos los med ios purn
su localización. Su señora esposa, doña: Beatriz Rosero, manifiesta que se
le engañaba sobre el paradero de su esposo y había empezadd por el lo una
acción penal contra la institución policial; a partir de esto se dispone la
localización del señor clase, la cual fue inútil.

No es sino un año después, durante la dictadura de Velasc1b !barra, 011 la


revuelta que hubo en el país y por los levantamientos en co , tra del gobict·­
no, que se cerraron las universidades y que la Fuerza Públict se encontraba
custodiando las mismas, cuando al interior de la Univers dad Estatal ele
Guayaquil es encontrado el cadáver del sargento José Rafaeli, Araujo Vinue­
za, en el anfiteatro de la mencionada universidad, conjuntan\ente con otros
cuerpos que habían servido para las clases en la Facultad de Medicina. El
cadáver fue reconocido por algunos de sus compañeros de labores y poste­
riormente por su esposa. Este hecho sucedió el 26 de junio de 1970, día
que se le asigna como la fecha de defunción del mencionado clase.

La señora esposa manifiesta que de la autopsia se desprendieron suposicio­


nes de que el sargento segundo José Arauja Vinueza había fallecido, aproxi­
madamente hace 6 meses y que presentaba muestras de golpes y torturas,
ya que habían sido desprendidas las uñas de los pies y se encontraban cor­
tadas las falanges de los dedos de las manos. Todo esto llevó al alto mando
a pensar que murió en cumplimiento de su deber, en mano de los delin­
cuentes a los cuales investigaba. Por esta razón es ascendido post mortem
al grado inmediato superior de sargento primero el 26 de junio de 1970.
Además se dispuso en la misma orden general que se asigne su nombre a la
Compañía a la cual pertenecía, denominándola "Sargento Primero José
Rafael Arauja Vinueza".

El cuerpo del sargento primero José Rafael Arauja Vinueza fue velado en
el cuartel del Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, y su sepelio
fue con todos los honores, al mismo que asistieron el Presidente de la Re­
pública doctor Velasco !barra, el alto mando policial, diferentes autoridades
245
civiles y muchísimos amigos; sus restos descansan en el Cementerio Gene­
BIOORAFIAS POLICIALES

ral de Guayaquil.

Dos de los hijos de José Rafael Araujo Vinueza continuaron con la tradi­
ción e ingresaron a prestar su contingente en la institución policial: el señor
capitán de servicios Edgar Alfonso Araujo Rosero, quien en la actualidad
se desempeña como Jefe Financiero del Primer Distrito; y la señora cabo
segundo Gloria Elisa Araujo Rosero, quien luego de cumplir los 20 años de
servicio se acogió al servicio pasivo.

246
B!OGRAF!AS POLICIALES

Wilson Leonardo Guillén R11111011


Coronel de Policía de 11\,M,
Director de la Escuela "Sócrates Arbol(\(111 11

SOCRATES MANRIQUE
ARBOLEDA SANABRIA
CABO SEGUNDO DE POLICIA

El señor cabo segundo Sócrates Manrique Arboleda Sanabria, nació en In


parroquia B ilován del cantón San Miguel, provincia de Bolívar, el 29 de
/

abril de 1954; s� instrucción primaria la realizó en la escuela "José Vas­


concelos" de B ilován, sin continuar con sus estudios secundarios pues se
convi1iió en agricultor, trabajo mediante el cual ayudaba a su señora madre
doña Débora Sanabria, para su subsistencia.

Ingresó a la institución policial el 15 de noviembre de 1973, y contrajo


matrimonio con la señorita Norma Susana Coloma Camino el 1 de abril de
1975, producto de cuyo enlace procrearon un hijo de nombres Sócrates
Manrique Arboleda Coloma, el mismo que nace en 1978.

El cabo segundo Sócrates Arboleda Sanabria permaneció en servicio activo


de la institución policial por 5 años, 2 meses y 15 días; tiempo en el que
prestó su contingente en algunas plazas como son: Comando Provincial
"Pichincha" No. 1, en 1973; Comando Provin'cial "Azuay" No. 6, en 1974;
Comando Provincial "Bolívar" No. 11, en 1974; Comando Provincial "El
Oro" No. 3, en 1975; Comando Provincial "Los Ríos" No. 8, en el Servicio
Rural acantonado en la ciudad de Quevedo, en 1976, donde permaneció
hasta el 3 O de enero de 1978, en que, por disposición del capitán Cisneros y
para dar cumplimiento a una boleta de captura girada por el Juez Primero
de lo Penal del Chimborazo, se trasladó en compañía del policía César Ca­
yambe al sitio denominado "Agua Limpia" del recinto La Libertad, parro­
quia La Maná, provincia del Cotopaxi, siendo las 18h45, para proceder a la
detención del criminal cuya identidad corresponde a los nombres de Ulbio
247
BIOGRAFIAS POLICIALES

Palacios Verdesoto. Una vez localizado el domicilio se trasladaron al mis­


mo, donde fueron recibidos por el indicado sujeto, armado de una escopeta
de cartuchos calibre 1 6, y por su mujer de nombre Rita Clemencia Rodrí­
guez, esgrimiendo en sus manos un machete.

Los policías en mención, luego de identificarse y solicitarle que se entre­


gue, esperan unos segundos por su respuesta, pero lej os de entregarse se
abalanza contra el policía Sócrates Arboleda disparando su escopeta, para
impactarle en el costado derecho del abdomen; quien, al sentirse herido,
intenta utilizar la carabina de dotación que esos momentos portaba, pero el
arma sufre algún desperfecto y no funciona, por lo que el policía Arboleda
Sanabria opta por sacar en forma inmediata su revólver y efectuar algunos
disparos contra el delincuente Ulbio Palacios, logrando alcanzarle en el
pecho y en el brazo, pese a lo cual intentó darse a la fuga, cayendo ·a unos
3 0 metros de la casa debido a la gravedad de las heridas. Mientras tanto el
policía César Cayambe había procedido a desarmar a la mujer, la misma
que había intentado agredirle con el machete que portaba.

Inmediatamente el policía Arboleda es recogido por su compañero de ac­


tuación y es trasladado en el vehículo que disponían al Policlínico "Proa­
ño", en la ciudad de Quevedo, donde recibe los primeros auxilios, para
luego ser conducido al Hospital General de dicha localidad, en donde se le
realiza una intervención quirúrgica, pese a lo cual el día 3 1 de enero de
1 978 y siendo las 1 2h30, en circunstancias en que era trasladado en una
ambulancia a la pista de aterrizaj e de la compañía fumigadora ATOMEC,
para ser embarcado en una avioneta y trasladado .a la ciudad de Quito, fa­
llece debido a la gravedad de sus heridas.

Según el protocolo de autopsia, la muerte del señor policía Sócrates Arbo­


leda Sanabria se debió a una hemorragia interna por heridas de proyectil de
arma de fuego. Luego de haberse cumplido las diligencias de ley, el cadá­
ver del infortunado miembro de la Iristitución del orden y la seguridad, fue
conducido al cuartel de Policía para su velación, hasta el primero de febrero
de 1 978, en que se procede a su sepelio en el cementerio de dicha localidad,
con evidentes muestras de dolor por parte de todos los presentes.

El arma del avezado cegó una joven pero importante vida, dejando en la
orfandad a un tierno niño y sumidos en el más grande dolor a su e�posa y a
sus padres. El accionar policial en defensa de la· seguridad ciuda'dana ha
cobrado una nueva vida, incrementando la larga lista de héroes y mártires
248
BIOGRAFIAS FOLICIALES

policiales en el sagrado cumplimiento del deber. El nombre de Sócrates


Manrique Arboleda Sanabria, por su heroico y trágico holocausto, �'e ins­
cribe en la galería del honor policial con indelebles caracteres.

Posteriormente, el señor policía Sócrates Arboleda Sanabria es dado de \baja


de las filas policiales y ascendido post mortem al grado de cabo segu�do,
por haber fallecido en actos del servicio, con fecha 3 0 de enero de 1 978.

En el mes de marzo de 1 978, mediante la expedición del pertinente decreto


del Consej o Supremo de Gobierno, el nombre del cabo segundo Sócrates
Manrique Arboleda Sanabria, fue asignado a la Escuela de Policía Rural
ubicada en Las Peñas, cercana a Babahoyo. El texto del mencionado decre­
to dice: "Considerando que constituye un deber fundamental de los reprf­
sentantes del poder público reconocer el mérito de quienes se hayan esfor­
zado en el cumplimiento del deber como servidores públicos; que la misión
encomendada a los miembros de la Policía Nacional origina muchos ries-­
gos y peligros; que en cumplimiento de su misión específica, ofrenda su
vida el señor cabo 2do. de Policía Sócrates Manrique Arboleda Sanabria; y
en uso de las atribuciones de que se halla investido, decreta: Desígnase a la
Escuela de Policía Rural, cuyo asiento está en el lugar conocido como "Las
Peñas", la denominación de "Cabo Segundo Sócrates Manrique Arboleda
Sanabria".

Termina con este lamentable holocausto la vida del señor cabo segundo
Sócrates Manrique Arboleda Sanabria, pero deja un gran ejemplo de sacri­
ficio, valor y entrega para las generaciones venideras que · se formarán en
esta prestigiosa Escuela, que orgullosamente ostenta su nombre.

249
BIOGRAFIAS POLICIALES

María Cristina Rivadeneira Chávez


Teniente de Policía

EDISON WILFRIDO
ASIMBAYA CRUZ
CABO SEGUNDO DE POLICIA

Edison Wilfrido Asimbaya Cruz nació en la parroquia Tambillo, cantón


Mejía, provincia de Pichincha, el 16 de junio de 1966. Proviene de una
familia humilde, hijo de don Antonio Asimbaya Luje y doña Bertha Cruz
Toapanta. Luego de sus estudios primarios y secundarios, obtuvo el título
de "Técnico Industrial".

El 1O de marzo de 1987 contrajo matrimonio con la señorita Sandra Eliza­


beth Toalombo Banda, con quien procreó dos hijos: Edison Xavier, nacido
en 1988 y Lenin Alexander nacido en 1994.

El 15 de marzo de 1993, cuando tenía 26 años de edad, ingresó en calidad


de aspirante a la Escuela de Formación de Tropa del Comando Provincial
"Guayas" No. 2, en donde luego de realizar el respectivo Curso de Profe­
sionalización fue dado de alta como Policía Nacional de Línea, con fecha
15 de octubre del mismo año.

Inmediatamente es destinado a prestar sus servicios en el mismo Comando


Provincial de Policía, Servicio Urbano, en donde cumple sus actividades
hasta el 15 de julio de 1995.

Posteriormente pasa a prestar sus servicios en el Comando Provincial "Bo­


lívar" No. 11, Servicio Urbano, permaneciendo hasta el 23 de julio de
1997, para luego ser destinado a prestar su contingente en el Comando Pro­
vincial de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano, en el cual labora
hasta el 13 de septiembre del mismo año.

250
�-

En esta focha, encontrándose de conductor del patrullero de la Brigada


BIOGRAFIAS POLICIALES

Barrial No. 13, aproximadamente a las 24h00 se había acercado hasta la


estación de gasolina Tripetrol, ubicada en la ciudadela Biloxi, avenida Ma­
riscal Sucre y pasaje Ajaví, con la finalidad de proveerse de gasolina, mo­
mentos en que el señor Raymond Dávila Rubio, propietario del minimerca­
do "Tremark", ubicado en dicho lugar, había solicitado auxilio indicando
que en la parte posterior de su local comercial se producía un asalto. Inme­
diatamente el policía Edison Wilfrido Asimbaya Cruz, en compañía del
cabo segundo Galo González, Jefe de Patrulla, y guardias de seguridad de
la gasolinera, del Banco de Préstamos e Iván Nicolás Paladines, guardia de
seguridad del conjunto habitacional Biloxi, se habían dirigido hasta el lugar
de los hechos, verifiqmdo que se trataba de una gresca de proporciones
entre dos grupos de jóvenes, los mismos que ante la presencia policial habí­
an procedido a darse a la fuga, siendo uno de ellos perseguido por el policía
Edison Asimbaya Cruz y el guardia de seguridad privada Iván Paladines.

En el momento en que el policía Asimbaya Cruz había logrado detener a


uno de estos sujetos, se había producido un forcejeo entre los dos; ante tal
circunstancia el guardia de seguridad privada Iván Paladines, con el ánimo
de amedrentar a los protagonistas de la gresca y especialmente al sujeto que
forcejeaba con el policía Asimbaya, saca a relucir su arma de fuego (recor­
tada); y lamentablemente al accionar el percusor, accidentalmente se pro­
duce un disparo. que impacta en la humanidad del policía Edison Asimbaya
Cruz, quien fallece momentos más tarde víctima de hemorragia interna y
perforación del pulmón, pese a los esfuerzos desplegados por los facultati­
vos en el ánimo de salvarle la vida.

Por su trágica muerte acaecida en el más estricto cumplimiento del deber, el


policía Edison Wilfrido Asimbaya Cruz pasó a engrosar la interminable
nómina de héroes policiales, dejando como enseñanza para sus compañeros
y futuras generaciones policiales, el valor y la heroicidad de su holocausto,
en procura de mantener el orden, la seguridad y la paz ciudadana.

Edison Asimbaya Cruz, previa resolución del Consejo Superior de la Poli­


cía Nacional, fue ascendido post mortem al inmediato grado de cabo se­
gundo y dado de baja de las filas institucionales por haber fallecido en actos
del servicio; por la misma razón, le fue concedida la condecoración "Al
Valor".

25 1
BIOGRAFIAS POLICIALES

Ornar Ernesto Muñoz lbarra


Subteniente de Policía
Alumno de la Escuela de E. y P. de Oficiales

JOSE HUMBERTO
BARRIONUEVO OSORIO
CABO SEGUNDO DE POLICIA

El señor cabo segundo José Humberto Barrionuevo Osorio fue nativo del
cantón Pangua, de la provincia de Cotopaxi; nació el 19 de marzo de 1937,
siendo sus padres don Víctor Rugo Barrionuevo y doña Zoila Osorio.

Sus estudios primarios los realizó en una escuela fiscal de su lugar natal,
Pangua; ya en su juventud motivado por un profundo sentimiento de servi­
cio a los demás, ingresa a la institución policial el 5 de abril de 1962, a los
25 años de edad, destinándosele a prestar los servicios en el Comando Pro­
vincial "Azuay" No. 6, Servicio Urbano, de donde es trasladado con el pase
al Comando Provincial "Pichincha" No 1, Servicio Rural.

José Humberto Barrionuevo es llamado a prestar sus servicios en la Policía


Nacional cuando la ciudad de Quito se encontraba atravesando momentos
difíciles, debido a las permanentes protestas que se desarrollaban en contra
del gobierno, marco de violencia e incertidumbre que provoca en la Ciuda­
dela Universitaria enfrentamientos entre sujetos no identificados, los cuales
inclusive proceden a abrir fuego contra el personal policial uniformado que
controlaba el desarrollo de las manifestaciones, quienes al tratar de repeler
dicha agresión son alcanzados por los proyectiles, falleciendo en estas cir­
cunstancias el policía José Humberto Barrionuevo Osorio, joven elemento
que colaboró valerosamente con sus compañeros que se hallaban en des­
ventaja ante la arremetida de los manifestantes, desatinada actuación poli­
cial que lamentablemente tuvo como consecuencia, además, dos heridos de
bala en sus filas, los cuales fueron trasladados de urgencia a recibir aten­
ción médica en diferentes casas de salud, policías que responden a los nom-
252
BIOGRAFIAS POLICIALES

nombres de Arcesio Florencia Salazar y Segundo Enrique Pardo, quienes


por su valerosa y destacada actuación fueron ascendidos al grado inmediato
de cabo segundo, y dados el pase del Servicio Rural al cual pertenecían, al
Servicio de Investigación Criminal (SIC), conforme lo dispuesto por el
ministro de Gobierno y Policía, señor Rodrigo Vela Barona.

En igual forma, se dispuso


J
que el policía José Humberto Barrionuevo Oso-
rio sea ascendido al grado de cabo segundo y destinado orgánicamente al
Comando Provincial "Pichincha" No. 1 , Servicios Logísticos, otorgándole
la baj a de las filas policiales por haber fallecido en actos del servicio.

El ascenso post mortem de José Humberto Barrionuevo, fue resuelto por el


Comando General con la figura de "por mérito", destacando sus sentimien�.
tos de hallarse hondamente conmovido por tan doloroso hecho que enlutó a
toda la Institución, cumpliendo con el deber de exaltar su nombre para que
sea considerado como ejemplo en el cumplimiento del deber, registrando su
memoria en la Historia Policial.

El ascenso y baj a de este héroe y mártir policial fueron publicados en la


pertinente Orden General de la Institución con fecha 1 2 de julio de 1 965,
fecha de su fallecimiento.

La acción de valentía, entrega y heroísmo demostrada por el cabo segundo


José Humberto Barrionuevo Osario en el cumplimiento del d,eber, todavía
es recordada por sus familiares y algunos compañeros. Momento opmtuno
para reiterar su condición de hombre sencillo y responsable, respetuoso y
valiente, buen hij o para con sus padres y un gran policía entregado por
completo a su sacrificada e incomprendida labor, que ofrendó su vida en la
satisfacción del deber cumplido, constituyéndose en ejemplo de las nuevas
generaciones policiales.

253
BIOGRAFIAS POLICIALES

Patricio Geovanny Pazmiño Castillo


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

LUIS OSWALDO
CABRERA P ASQUEL
CABO SEGUNDO DE POLICIA

Encontrándonos en los albores del siglo XXI y próximos a cumplir los 65


años de vida profesional institucional, resulta un acto de justicia hacer una
revisión retrospectiva de la gloriosa Policía Nacional del Ecuador; y, revi­
sando las páginas de su historia viva, vamos a encontrar en ellas muchos
hechos memorables, cuyos protagonistas han sido en su mayoría sus más
humildes elementos, aquellos que dentro de los rangos en los que la vida
los ha situado, han hecho honor al misticismo profesional y han dado todo
de sí en aras del cumplimiento de su sagrada misión, haciendo honor a la
oración diaria del Policía ecuatoriano: "Valor, disciplina y lealtad, para
servir a la sociedad, a la institución, a la patria libre y soberana".

La historia nos demuestra que los hombres somos apenas un rayo fugaz que
se dibuja en el firmamento, que lo que hoy somos, mañana ya no seremos;
pero es menester aprovechar este efímero paso por la vida para que el ma­
ñana nos recuerde por las obras espirituales o materiales que hayamos po­
dido sembrar y dejar como legado a las generaciones futuras. Esto debería
ocurrir al seno de la Policía Nacional, pues dentro de los altibajos provoca­
dos por el hombre policía, la Institución es permanente. De allí la impor­
tancia que sus miembros conozcan la historia de sus héroes, aquellos que en
su momento rubricaron con sangre su permanencia en las filas instituciona­
les, aquellos que entregaron su vida al servicio de la sociedad y que deben
servir como un ejemplo viviente para las generaciones actuales y futuras;
no obstante, nuestros héroes policiales yacen en el más fatídico olvido.
Unos pocos han sido convertidos en patronos de unidades o escuelas poli­
ciales; pero ni siquiera ellos, cuyo nombre consta en comunicaciones ofi-
254
�-

BIOGRAFIAS POLICIALES

ciales, son conocidos por los miembros policiales, y menos por la sociedad
civil a la que ofrendaron su vida. ¿Quién de nosotros recuerda quién es el
señor cabo segundo de Policía Luis Oswaldo Cabrera Pasquel?

El trabajo de investigación que me permito presentar tiene por finalidad


esbozar la biografía de uno de los muchos héroes policiales, el señor cabo
segundo Luis Oswaldo Cabrera Pasquel, un policía que se ubica en época
reciente y que, por circunstancias de la vida, ha quedado en el olvido inclu­
so de sus compañeros.

El día 1 O de diciembre de 1 956 el hogar del señor policía Roberto Segundo


Cabrera y la señora Rosa María Pasquel, con residencia en la parroquia La
Matriz del cantón Tulcán, provincia del Carchi, se alegró con el nacimiento
de su quinto hijo, a quien bautizaron con el nombre de Luis Oswaldo; sien­
do en la ciudad de Tulcán donde transcurrieron los primeros años de su
infancia; su padre, oriundo del cantón Bolívar, provincia del Carchi, había
ingresado a las filas de la Policía Nacional el 2 1 de junio de 1 951 como
guardia civil, y a la fecha de nacimiento de Luis Oswaldo, se encontraba
prestando servicio en Tulcán; su madre, oriunda del cantón Huaca, provin­
cia del Carchi, con su abnegación característica se dedicaba al celoso cui­
dado del hogar. Alrededor del año 1 960, el guardia civil Roberto Segundo
Cabrera fue destinado a prestar su contingente en Ambato, a donde se tras­
ladó con su familia.

Cuando su padre fue dado el pase a la ciudad de Ambato, Luis Oswaldo


ingresó a la escuela "Luis A. Martínez", donde terminó sus estudios prima­
rios; luego, por la precaria economía de su numerosa familia, suspendió sus
estudios secundarios y se �edicó a trabajar en los Talleres "Cepeda", en
donde aprendió el oficio de tapicero automotriz.

Posteriormente decidió salir de Ambato y radicarse en la ciudad de Quito,


donde consiguió trabajo en una fábrica de plásticos, lo que le permitió in­
gresar al Instituto Nacional "Mejía", en cuya sección nocturna estudió del
1

primero al quinto cursos.

Cuando cumplió la edad necesaria, realizó el servicio militar obligatorio en


el Batallón de Infantería No. 37 "Vencedores", donde en 1 977 se licenció
con el grado de sargento de . reserva del Ejército ecuatoriano.

255
BIOGRAFIAS POLICIALES

Patricio Geovanny Pazmiño Castillo


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

LUIS OSWALDO
CABRERA PASQUEL
CABO SEGUNDO DE POLICIA

Encontrándonos en los albores del siglo XXI y próximos a cumplir los 65


años de vida profesional institucional, resulta un acto de justicia hacer una
revisión retrospectiva de la gloriosa Policía Nacional del Ecuador; y, revi­
sando las páginas de su historia viva, vamos a encontrar en ellas muchos
hechos memorables, cuyos protagonistas han sido en su mayoría sus más
humildes elementos, aquellos que dentro de los rangos en los que la vida
los ha situado, han hecho honor al misticismo profesional y han dado todo
de sí en aras del cumplimiento de su sagrada misión, haciendo honor a la
oración diaria del Policía ecuatoriano: "Valor, disciplina y lealtad, para
servir a la sociedad, a la institución, a la patria libre y soberana".

La historia nos demuestra que los hombres somos apenas un rayo fugaz que
se dibuja en el firmamento, que lo que hoy somos, mañana ya no seremos;
pero es menester aprovechar este efímero paso por la vida para que el ma­
ñana nos recuerde por las obras espirituales o materiales que hayamos po­
dido sembrar y dejar como legado a las generaciones futuras. Esto debería
ocurrir al seno de la Policía Nacional, pues dentro de los altibajos provoca­
dos por el hombre policía, la Institución es permanente. De allí la impor­
tancia que sus miembros conozcan la historia de sus héroes, aquellos que en
su momento rubricaron con sangre su permanencia en las filas instituciona­
les, aquellos que entregaron su vida al servicio de la sociedad y que deben
servir como un ejemplo viviente para las generaciones actuales y futuras;
no obstante, nuestros héroes policiales yacen en el más fatídico olvido.
Unos pocos han sido convertidos en patronos de unidades o escuelas poli­
ciales; pero ni siquiera ellos, cuyo nombre consta en comunicaciones ofi-
254
BIOGRAFIAS POLICIALES

ciales, son conocid�s por los miembros policiales, y menos por la sociedad
civil a la que ofrendaron su vida. ¿Quién de nosotros recuerda quién es el
señor cabo segundo de Policía Luis Oswaldo Cabrera Pasquel?

El trabajo de investigación que me permito presentar tiene por finalidad


esbozar la biografía de uno de los muchos héroes policiales, el señor cabo
segundo Luis Oswaldo Cabrera Pasquel, un policía que se ubica en época
reciente y que, por circunstancias de la vida, ha quedado en el olvido inclu­
so de sus compañeros.

El día 1O de diciembre de 1956 el hogar del señor policía Roberto Segundo


Cabrera y la señora Rosa María Pasquel, con residencia en la parroquia La
Matriz del cantón Tulcán, provincia del Carchi, se alegró con el nacimiento
de su quinto hijo, a quien bautizaron con el nombre de Luis Oswaldo; sien­
do en la ciudad de Tulcán donde transcurrieron los primeros años de su
infancia; su padre, oriundo del cantón Bolívar, provincia del Carchi, había
ingresado a las filas de la Policía Nacional el 21 de junio de 1951 como
guardia civil, y a la fecha de nacimiento de Luis Oswaldo, se encontraba
prestando servicio en Tulcán; su madre, oriunda del cantón Huaca, provin­
cia del Carchi, con su abnegación característica se dedicaba al celoso cui­
dado del hogar. Alrededor del año 1960, el guardia civil Roberto Segundo
Cabrera fue destinado a prestar su contingente en Ambato, a donde se tras­
ladó con su familia.

Cuando su padre fue dado el pase a la ciudad de Ambato, Luis Oswaldo


ingresó a la escuela "Luis A. Matiínez", donde terminó sus estudios prima­
rios; luego, por la precaria economía de su numerosa familia, suspendió sus
estudios secundarios y se dedicó a trabajar en los Talleres "Cepeda", en
donde aprendió el oficio de tapicero automotriz.

Posteriormente decidió salir de Ambato y radicarse en la ciudad de Quito,,


donde consiguió trabajo en una fábrica de plásticos, lo que le permitió in­
gresar al Instituto Nacional "Mejía", en cuya sección nocturna estudió del
primero al quinto cursos.

Cuando cumplió la edad necesaria, realizó el servicio militar obligatorio en


el Batallón de Infantería No. 37 "Vencedores", donde en 1977 se licenció
con el grado de sargento de.reserva del Ejército ecuatoriano.

255
El 4 de agosto de 1984, ya encontrándose en las filas policiales, alcanzó el
BIOGRAFIAS POLICIALES

título de chofer profesional, mismo que le fue concedido por el Consejo


Provincial de Tránsito y Sindicato de Choferes Profesionales de Imbabura.

Luis Oswaldo Cabrera Pasquel, fue uno de los miembros de su familia que,
siguiendo los mandatos de su vocación inquebrantable, lució orgulloso y
reverente el sagrado uniforme institucional; vocación legada como herencia
por su padre; su hermana Olga Piedad, contrajo matrimonio con el señor
suboficial de Policía César Arturo Valverde; su hermano Wilson Segundo,
que ingresó a la Policía Nacional y se acogió al servicio pasivo con el grado
de cabo segundo; su hermano Rodrigo Armando, que perteneció también a
la Policía Nacional. Así, la familia Cabrera Pasquel tenía en su seno al
padre, tres hijos y un yerno ejerciendo la profesión policial.

Luis Oswaldo Cabrera tuvo diez hermanos: Gladys Esperanza, Olga Pie­
dad, Wilson Segundo, María Cecilia, Lidia Yolanda, Orlando Guillermo,
Rodrigo Armando, Inés Angélica, Rosa Matilde y Silvia Ximena.

Luis Oswaldo Cabrera decidió ingresar a la Policía Nacional, y el 31 de


mayo de 1977 fue dado de alta, constando orgánicamente en el Escuadrón
de Emergencia del Primer Distrito. Luego, el 13 de junio del mismo año es
destinado a realizar el Curso de Profesionalización en la ciudad de Santo
Domingo de los Colorados, Escuadrón Rural, a cuyo término se ubica en la
decimoquinta antigüedad.

Terminado el curso de profesionalización, continúa prestando sus servicios


en la ciudad de Santo Domingo de los Colorados, a pesar de que orgánica­
mente constaba en el Escuadrón de Emergencia del Primer Distrito. El 3 1
de octubre de 1978 es dado e l pase a la Comandancia General, Grupo de
Tránsito de Pichincha.

El 25 de mayo de 1978 contrae matrimonio con la señorita Ana Lucía Mar­


tínez, radicándose con su esposa en el barrio San Juan; de su matrimonio
nacieron dos hijos: Edison Oswaldo, en 1978; y, Santiago Wladimir en
1980.

El 28 de febrero de 1982 es destinado al Comando Provincial "Tungura­


hua" No. 9, Servicio de Tránsito. Posteriormente, el 31 de enero de 1983,
es destinado a prestar su contingente en la Jefatura Provincial de Migración
de Pichincha, hasta el 4 de octubre de 1984, en que es destinado a prestar
256
sus servicios como conductor en la Dirección General de Personal de la
BIOGRAFIAS POLICIALES

Policía Nacional.

El 3 de abril de 1986, se le destina como conductor a la Dirección Nacional


de Tránsito. Y el 1- de noviembre de 1986, es designado al Grupo de Trán­
sito de Pichincha, donde según cuenta su señora esposa, se le asignó por un
tiempo la responsabilidad de conductor del patrullero de la Oficina de Su­
pervisión de Líneas de Transporte Urbano.

El 18 de junio de 1987, es asignado a la guardia de la Comandancia Gene­


ral de Policía, y seguidamente, el 14 de julio del mismo año pasa a trabajar
como conductor en la Dirección de Bienestar Social; para finalmente, el 21
de septiembre de 1987, ser destinado a laborar como conductor del señor
Director General de Personal de la Policía Nacional.

Entrevistas realizadas a sus familiares, determinan que Luis Oswaldo Ca­


brera Pasquel fue una persona extrovetiida que entablaba amistad con faci­
lidad; gustaba de ayudar a las personas aún sin conocerlas. Sus momentos
de descanso los dedicaba a la intimidad de su hogar, y cuando el trabajo y
las circunstancias lo p�i:mitían solía llevar a sus niños a la Unidad policial
donde laboraba, actitud que la tomó mientras sus hijos iban creciendo. Esta
forma de amar y educar a sus hijos ha influido en su segundo vástago, San­
tiago Wladimir, para su ingreso a la Policía Nacional el 15 de diciembre de
1 998.

Dice doña Ana Lucía Martínez, que su esposo gustaba vestir bien, a la me­
dida de la capacidad económica generada por sus ingresos honestos como
policía; que tenía predilección por la ropa casual y le disgustaba usar corba­
ta; que sus hábitos alimentarios eran normales, gustaba de todas las comi­
das pero tenía preferencia por el tallarín, tortillas de papa y mariscos. Que
en el aspecto físico, tenía aptitud por los depoties y practicaba el fútbol y la
natación, de tal modo que en todas las unidades donde trabajó integraba los
equipos de fútbol en representación de sus compañeros, eventos que han
quedado perpetuados en fotografías, que son celosamente guardadas por su
esposa, que se enorgullece y aflige al tiempo de presentarlas y revivir los
recuerdos de su esposo.

No conocía el rencor; cuando atravesaba por malos momentos se irritaba,


pero de inmediato recobraba su estado de ánimo y buscaba un acercamiento
257
entablando conversación para disipar cualquier aspereza y encausarse en la
BIOGRAFIAS POLICIALES

habitual normalidad dentro de su hogar y trabajo.

Por otra parte, con referencia a cursos policiales, condecoraciones y men­


ciones especiales durante su tiempo de servicio en la Institución, se debe
indicar que no realizó ningún curso ni recibió menciones de tipo especial,
destacando que de la revisión de su hoja de vida no se observan aspectos
negativos, y que más bien es una hoja de vida profesional limpia.

El 16 de febrero de 1 988, el Director General de Personal, señor general


Byron Pinto Muñoz, se encontraba con su familia, fuera de la ciudad y, a
pesar de que el sector de su residencia en la ciudadela Jipijapa contaba con
servicio policial permanente, por tratarse de un barrio en el que residen
algunos jefes policiales, había dispuesto a su conductor Luis Oswaldo Ca­
brera que fuera periódicamente a su domicilio para verificar novedades.
Para el cumplimiento de esta misión Cabrera Pasquel tenía que utilizar el
vehículo Chevrolet Opala, asignado al mencionado oficial general.

En horas de la mañana del referido día, Luis Oswaldo Cabrera Pasquel


había pedido a su hermano Rodrigo Armando, también policía, que lo
acompañara para dar cumplimiento a la consigna; y efectivamente habían
tomado el vehículo anteriormente descrito para trasladarse al domicilio de
dicho señor oficial general, donde habían verificado por el lapso de diez
minutos que en el inmueble no existían novedades, incluso han contactado
con los policías de servicio en el sector, quienes también habían informado
que no existían novedades; hecho esto se retiran del lugar.

Pero a eso de las 1 1 h30 y luego de haber cumplido con su responsabilidad,


Luis Oswaldo Cabrera y su hermano Rodrigo Armando pasaban por las
calles Isla Floreana e Isla Isabela, ciudadela Jipijapa, a unas siete cuadras
de distancia del domicilio del señor general Byron Pinto Muñoz, cuando en
estas circunstancias habían observado a dos individuos desconocidos que
en actitud sospechosa salían de lo que aparentemente era una panificadora
sin nombre, que luego se estableció era de propiedad de Rosa María Tasin­
tuña y su esposo Luis Eduardo Suquillo, llevando consigo varios objetos
que los iban colocando al pie de un arbusto sobre la acera.

Esta actitud había despertado el interés de Luis Oswaldo Cabrera y su


acompañante, quienes observaban a los dos ,individuos sin dar al principio
mayor importancia, pero al ver que se aproximaba el vehículo Opala color
258
café, un vehículo policial que no tenía los colores distintivos de la Institu­
BIOGRAFIAS POLICIALES

ción, uno de aquellos individuos había hecho señales con sus manos para
que el vehículo se detuviera; por lo que Luis Oswaldo Cabrera que iba al
volante, realiza una maniobra y se estaciona al lado izquierdo de la calzada,
para de inn;iediato en forma decidida y sin temor abandonar el vehíctilb y
verificar conforme su vocación policial quiénes eran y qué hacían estas
personas que le parecían sospechosas; pero en esos instantes uno de los
antisociales, posiblemente al percatarse de su condición de policía,-sin -rne­
diar tiempo para cualquier acción había sacado a relucir un revólver color
plateado calibre 3 8 largo, con el que realiza dos disparos al policía Luis
Oswaldo Cabrera Pasquel; uno de ellos impacta en el segundo espacio in­
tercostal izquierdo a la altura de la línea media clavicular, y otro en la re­
gión supraciliar izquierda lado externo. Como consecuencia de estos im­
pactos, Luis Oswaldo Cabrera Pasquel cae mortalmente herido, mientras
que los dos delincuentes se dan a la fuga.

Simultáneamente y al escuchar las detonaciones, Rodrigo Armando Cabre­


ra, que había permanecido en el interior del vehículo, sale del misme� y--­
observa a su hermano tendido en la calzada, por lo que toma el revólver que
el herido tenía en dotación y se lanza en persecución de los causantes por
espacio de una cuadra y media aproximadamente, lapso en el que realiza
varios disparos, uno de los cuales había impactado en la pierna derecha de
uno de ellos, pese a lo cual logran escapar, mientras el perseguidor retorna
al escenario de los acontecimientos para brindar auxilio a su hermano, re­
portando la novedad a la Central de Radio Patrullas que inmediatamente
destaca al lugar al señor teniente Fernando Romero, que se encontraba al
mando del patrullero SIC-9 y al señor capitán Julio César Obando, que se
encontraba como Oficial Jefe de Control, siendo trasladado el herido al
hospital Voz Andes, en donde fallece luego de aproximadamente 50 minu­
tos de agonía.

Como padre responsable que vela por el futuro de sus hijos, Luis Oswaldo
Cabrera Pasquel había adquirido por intermedio del Banco Ecuatoriano de
la Vivienda una casa en la ciudad de Quito, barrio Carapungo, que hoy
constituye el domicilio de sus deudos.

Recuerda su esposa que desde el mismo momento en que se conoció del


fallecimiento de su esposo, la institución policial se mostró solidaria con -su
familia, hecho que se manifestó de manera objetiva cuando tomó a su cargo
la organización y coordinación de todos los aspectos de carácter legal y
259
exequias fúnebres; pero lo que más rememora y agradece doña Ana Lucía
BIOGRAFIAS POLICIALES

Martínez, es la presencia permanente y actos de respeto que la Institución


tuvo para con la familia y esposo durante los funerales.

El H. Consejo Superior de la Policía Nacional, en sesión del día 23 de fe­


brero de 1988 procedió al estudio de la documentación relacionada con este
hecho de sangre, habiendo resuelto oficiar al señor Comandante General de
la Policía Nacional, para solicitar que-de conformidad con la Ley de Perso­
nal, sea ascendido post mortem al grado de cabo segundo de Policía y dado
de baja de las filas institucionales, resolución que se ejecuta el 3 de marzo
del mismo año.

En justicia y en razón de que se estableció que los hechos y circunstancias


que rodearon el lamentable fallecimiento del señor cabo segundo Luis Os­
waldo Cabrera Pasquel, estuvieron acompañados de acciones que pusieron
de manifiesto sus elevadas virtudes profesionales y actuación valiente y
decidida para salvaguardar la vida y bienes de la sociedad ecuatoriana, a
costa de su propia integridad, se le otorgó post mortem la condecoración
"Al Valor", misma que fuera entregada a su esposa doña Ana Lucía Martí­
nez en ceremonia oficial realizada en la Escuela Superior de Policía, el mes
de agosto de 1988.

Luis Oswaldo Cabrera Pasquel es sin lugar a dudas un héroe policial, cuya
memoria debe ser recordada con reverencia porque su ejemplo sirve de
pauta para que nosotros, que todavía nos encontramos viviendo las insatis­
facciones y sinsabores de la profesión policial, miremos siempre adelante,
al final del túnel donde se dibuja la meta que nos impusimos al inicio de
esta noble y desinteresada carrera; y tengamos la conciencia de que para
llegar a ella, debemos obrar con firmeza pero con humildad, con dureza
contra la delincuencia en todas sus manifestaciones, pero con ternura hacia
nuestros semejantes que requieren de los servicios policiales; debemos dar
todo de nosotros, mancomunando esfuerzos unos y otros para lograr que la
sociedad se sienta segura y duerma con tranquilidad, sabiendo que su vida y
sus bienes son cuidadosamente protegidos por este puñado de hombres que
velan su sueño y que se mantienen las 24 horas del día, todos los días de su
vida, siempre alerta para cuidar su bienestar, como lo hizo Luis Oswaldo
Cabrera Pasquel hasta exhalar el último suspiro.

260
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Ernesto Munive Ayala


Mayor de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

JOSE REINALDO
CARRION PUETATE

CABO SEGUNDO DE POLICIA

Del hogar formado por la carchense Laura Beatriz Puetate y Carlos Eduar­
do Carrión Sf,lavédra, lojano, nacen en Machala dos hijos: José Reinaldo, en
1972, y Javier Alejandro en 1980, los dos predestinados para incorporarse
en las filas de la Policía Nacional.

José Reinaldo, primogénito, vio la luz primera por alumbramiento normal


en la Maternidad de la ciudad de Machala. Esta familia de migrantes inter­
nos del país empezó a desplazarse por él, en virtud de que el padre de la
familia, Carlos Eduardo Carrión Saavedra, abrazó la carrera policial, y suje­
to a las movilizaciones que impone la institución, originó que destacado en
el Comando de Policía "El Oro" No. 3, su hogar tenga asiento en la ciudad
de Machala, tras breve vivencia en la ciudad de Tulcán. Es pues un típico
hogar policial en el que tres de sus miembros, como queda dicho, abrazaron
la carrera del servicio a la sociedad de su patria.

En la actualidad, el suboficial segundo de policía Carrión Saavedra conti­


núa en la vida activa institucional, laborando en el Comando Provincial de
Policía "Napa" No. 20, Servicio Rural, en la población de Lumbaquí; así
como su hijo que le sobrevive, Javier Alejandro, que acredita el grado de
policía y trabaja en el Comando Provincial "Guayas" No. 2, Servicio Urba­
no.

Doña Laura Beatriz, madre de nuestro biografiado, relata que José Reinaldo
fue un nifío normal en su desarrollo, con buena salud y que únicamente a
los 9 años de vida sufrió un accidente de tránsito en Machala, del que salió
261
muy estropeado, que fue sanado de sus c011tusiones y heridas en breve lap­
BlOGRAFIAS POLICIALES

so por el doctor N. Cárdenas, propietario de un policlínico de Machala.

Como primogénito que fue del hogar, José Reinaldo recibió mucho afecto
de sus padres, especialmente de su madre, quien a pesar de su fuerte tempe­
ramento típicamente carchense, aparte de guiarlo, le amó mucho. Por los
sucesivos pases recibidos por su padre, decidió establecer su hogar en Ma­
chala, tras una breve estancia en Arenillas, y ante la ausencia del jefe del
hogar se encargó de su educación de casa y en la escuela y colegio. Relata
que era un niño de temperamento tranquilo y que a sus seis años inició sus
estudios primarios en la escuela suburbana de Machala "Luis Armando
Ugarte", en la que cursó hasta el tercer grado; y que cuarto, quinto y sexto
grados los hizo en la escuela "Martha Bucaram de Roldós". Acota que era
cumplidor en sus tareas y nunca fue llamado la atención por sus profesores.

Paralelamente desde muy niño, cuando cursaba el cuarto grado, comenzó a


realizar trabajos pequeños con alguna remuneración, en albañilería y lim­
piando calzado, cuyo fruto entregaba a su mamá.

Su afición deportiva desde los primeros años fue el fútbol, en el que disfru­
taba mucho siendo arquero de un equipo barrial llamado "Vilupana", en la
ciudadela Santa Elena, ganándose el afecto y admiración de sus amigos,
quienes lo apodaban Naldo.

Inició sus estudios secundarios en el Instituto Técnico "El Oro", en el que


siguió hasta cuarto curso, recibiéndose de bachiller en el colegio "Juan
Montalvo" donde estudió el quinto y sexto cursos.

A pesar de ser un hogar pequeño en número y no sumido en la pobreza,


dice su madre que trabajó como costurera y que, José Reinaldo, al terminar
el tercer año de colegio dejó de estudiar por un año, dedicándose a trabajar
en albañilería, mecánica y en cultivo de banano, con un primo, en Arenillas
y Huaquillas. Sus ingresos los entregaba a su madre, quien los administra­
ba destinándolos en parte a su propia educación.

En su juventud fue amiguero, tomaba muy poco y nunca fumaba. Entre sus
relaciones familiares y amigos varios, siempre estuvo vinculado con com­
ponentes de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, quienes, según su
madre fueron inculcándole su orientación hacia el servicio policial, preci-
262
sando que admiraba a su padre policía activo y quería imitarlo, como en
BIOGRAFIAS POLICIALES

realidad ocurrió.

Así es como el 15 de noviembre de 1994, un año después de recibirse de


bachiller en ciencias sociales, informado de la apertura de un curso de
formación de policías en Quito, ingresa como aspirante a policía en la Es­
cuela de Formación de Tropa "Sargento Primero José Emilio Castillo So­
lís", en Tambillo, provincia de Pichincha, y tras 11 meses de estudios y
preparación, se gradúa de policía y es dado de alta como tal el 15 de octu­
bre de 1995, destinái1dosele al Comando Provincial de Policía "Esmeral­
das" No. 14, Servicio Urbano.

No tuvo problema alguno, dice su madre, en su estancia en la escuela de


formación policial, pues su inclinación y su afán por llegar a ser policía era
altamente acariciado por su hijo. Su récord de estudios no demuestra brillo
especial, en todo caso se graduó con merecimientos, en ceremonia a la que
asistieron su madre y algunos amigos de la familia. Relata que sintió gran
júbilo por haber coronado la aspiración de su vida y se sentía orgulloso por
esta razón, sentimiento compartido por su familia.

Su vida profesional la inició, como queda dicho, en el Comando Provincial


"Esmeraldas" No. 14, en el Servicio Urbano, a partir del 19 de octubre de
1995. Fue precisamente en esa ciudad en la que conoce a una joven esme­
raldeña, Ingrid Castro Bustos, quien tenía a ese tiempo 16 años de edad y a
la que elige como la compañera de su vida, procreando un hijo que alegró
su hogar y al que bautizaron como MichaeL

Doña Ingrid relata que pese a su juventud y la de su esposo, formaron un


hogar pobre y digno al que nunca faltaba en condiciones de esposo y padre
con su presencia, afecto y guía. Manifiesta que su esposo le relató que su
vida fue algo triste con su padre ausente por las tareas policiales, y al lado
de su madre que trabajaba en la costura en apoyo del hogar. Primero vivie­
ron cerca del cuartel policial y luego en la casa de los padres de Ingrid; no
tiene queja de José Reinaldo, al que describe coino un buen hombre, reser­
vado y con mucho cariño para la institución policial. Quiso volver a su
tierra Machala, pero no consiguió hacerlo, y al contrario, el 21 de agosto de
1997 recibió su pase de Esmeraldas a la Dirección Nacional de Inteligencia,
en Quito, repai1o en el que inició tareas operativas. Que pese a conocer
muy poco sobre las funciones policiales, no le gustó ese movimiento por-
263
que tenía entendido los riesgos del nuevo trabajo dispuesto a su esposo
BIOGRAFIAS POLICIALES

policía, en la lucha contra el narcotráfico.

Se comunicaba con frecuencia desde Quito a Esmeraldas, y que un día an­


tes de su deceso, fue la última vez que habló con su esposo, recomendándo­
le tome cuidado en sus actuaciones y recibiendo por repuesta que no se
preocupe, que sabe cuidarse y que asimismo lo haga con su persona y su
tierno hijo.

Por casualidad se comunicó con Quito el día lunes 29 de septiembre de


1997 a las 09h00, conociendo con estupor de que su esposo había sido
herido la noche anterior, que había recibido un disparo en el corazón y se
encontraba en el Hospital de la Policía. Esta dolorosa noticia obligó a su
urgente viaje a Quito, y al averiguar en esa casa de salud le indicaron que
había fallecido y que su velatorio sería en la capilla ardiente del Regimiento
Quito No. 2, al que asistió con el más profundo dolor por la desaparición de
su joven y amante esposo. Recuerda que encontró a su suegro, suboficial de
policía Carlos Carrión quien pugnaba por llevar su cadáver a la ciudad de
Machala, disponiendo la superioridad policial la entrega de sus restos a ella
como su esposa, y que una vez logrados los acuerdos familiares aceptó su
traslado a la ciudad mencionada al tercer día del velatorio, para darle sepul­
tura en la tierra que lo vio nacer.

Mantiene que el mejor recuerdo de su esposo fallecido en el cumplimiento


de su deber, es la vida de su hijo común, Michael, de tres años de edad y
que es muy parecido a su padre; al paso que recuerda nació de un difícil
embarazo, prematuramente con una y media libras de peso corporal en el
Hospital de Esmeraldas, novedad que atrajo al periodismo esmeraldeño,
cuyo alumbramiento y posterior desarrollo fue relatado en medios escritos
y radiales por al menos seis meses que tomó el fortalecimiento del niño.
Precisa que su esposo era un hombre honrado, que mantenía criterios co­
rrectos sobre el servicio policial, que no tomaba ni fumaba y que su plato
favorito era el encocado de pescado cocido por ella, que disfrutaba mucho
de la playa, del fútbol y del ceviche de camarón y que el corto lapso que
Dios le deparó como compañero de su vida la hizo muy feliz, que sin ser
corpulento era alto, simpático, de piel clara, igual que sus ojos cafés. Tras
el insqceso, su viuda vivió corto tiempo en Esmeraldas y luego se trasladó a
la ciudad de Guayaquil, donde actualmente vive guardando su recuerdo en
compañía de su hijo.

264
DIOGRAflAS POLICIALES

Agrega que el hermano menor de su esposo, Jávier Alejandro, se prometió


ingresar a la Policía Nacional en recuerdo de su fallecimiento, aspiración
que la logró y al momento es un policía profesional.

Los registros de la vida policial del mencionado cabo segundo Carrión Pue­
tate, en efecto le acreditan una corta vida profesional de alrededor de dos
años y diez meses, y en su hoja de vida profesional no acredita méritos ni
deméritos, únicamente una licencia de 3 0 días obtenida en 1 997; pero es
evidente que su inclusión. en las filas del servicio de Antinarcóticos debió
haber tenido su origen en sus calificaciones profesionales más altas que el
promedio, por la delicadeza y el riesgo de esa misión, que normalmente
deben reunir los policías destinados a ese servicio; y, es en esa tarea, el
aciago día domingo 28 de septiembre de 1 997, aproximadamente a las
2 1 h00, en que un grupo de trabajo del personal de antinarcóticos de Pichin­
cha, del que formaba parte José Reinaldo, llegó al destacamento de Guay­
llabamba, parroquia rural al norte de Quito, a solicitar al suboficial segundo
Carlos Toapanta, a la sazón jefe de esa unidad, su colaboración con perso­
nal policial para realizar una incursión al domicilio de propiedad de Clara
Tituaña, en búsqueda de droga, precursores químicos e información sobre
tráfico de estupefacientes, siendo recibidos desde el interior con fuego,
actuación en la que fallecen el suboficial segundo Carlos Toapanta y José
Reinaldo, nuestro biografiado, y resultan heridos los señores teniente de
Policía Pablo Cerda y cabos segundos Manuel Guerra y Manuel Criollo,
huyendo los hechores de semej ante acto de cobardía.

Con posterioridad a este hecho de sangre, que enlutó no solamente dignos


hogares policiales sino a la Institución y a la Patria misma, se cumple el
mandato legal respectivo y se asciende al grado de cabo segundo de policía
post mortem al policía José Reinaldo Carri6n Puetate, con fecha 28 de sep­
tiembre de 1 997, y adicionalmente se acredita la condecoración "Al Valor"
en su nombre y memoria el 1 4 de enero de 1 998.

Una joven vida ecuatoriana, y en este caso la de un policía, sucumbió en la


fecha citada en estricto cumplimiento del deber, ofrendando su vida heroi­
camente a la causa de la lucha contra el mal del siglo, la drogadicción, y en
cumplimiento de los altos y permanentes postulados del orden y la seguri­
dad social ecuatorianos, como conformante privilegiado de la institución de
los caballeros de la paz.

265
: Renovamos con esta oportunidad el sentimiento de admiración y respeto a
BIOGRAFIAS POLICIALES

este joven, recomendamos su nombre y ejemplo a las futuras generaciones


policiales y nos adherimos sentida y reverentemente a sus deudos por la
ausencia definitiva de este hijo, esposo, padre y policía ejemplar.

266
BIOGRAFIAS POLICIALES

Claudio Wladimir Guerra Carrera


( Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

FREDDY LEOPOLDO
CARRANCO TORRES

CABO SEGUNDO DE POLICIA

Han sido muchas; demasiadas las veces que los policías ecuatorianos
hemos tenido que levantar los cuerpos ensangrentados de nuestros compa­
ñeros y amigos, caídos en el cumplimiento de nuestra sagrada misión, de
velar y defender el derecho ajen:o. Mordiendo nuestras lágrimas y sintiendo
la impotencia a que la ley nos somete, sepultamos a numerosos héroes poli­
ciales que no dudaron en ofrendar su vida, y lo más triste, ei1frentamos el
corazón destrozado de padres, viudas y huérfanos que han perdido a su ser
más querido; no puede y no debe borrarse jamás de nuestra mente el rostro
de nuestros compañeros, ni estas escenas, que de alguna forma nos han
vuelto recios y endurecidos por ser testigos de tanta injusticia, al término de
llegar a creer que la mue1te es una rutina del trabajo.

Freddy Leopoldo Carranca Torres nació el 2 de mayo de 1 966 en la ciudad


de Quito. Pasó toda su niñez en el barrio San Juan, pero su adolescencia la
vivió en el popular barrio de La Colmena, en casa de sus padres, donde
permaneció con su esposa e hijos, según sus planes, hasta tener su propia
vivienda. Sus hermanos y amigos le conocían por el sobrenombre de "Su­
co", por el color de su tez.

El niño Freddy Carranca fue el quinto de siete hijos concebidos por doña
J

Luz María Torres Sandoval, abnegada madre de familia, y don Ulvio Bolí­
var Carranca Echegaray, militar de carrera, inspirador primario de Freddy
en la consecución de su profesión. Sus hermanos mayores también paitici­
pan influyendo en lo que más anhela en su vida, ser un servidor de la Patria,
pues su hermano Iván Bolívar, el mayor, es el primero en incursionar en la
267
carrera policial, como oficial de línea; su segundo hermano es Darwin Fer­
BIOGRAFIAS POLICIALES

nando; el tercero Rubén Patricio, quien juega también un papel preponde­


rante, pues es policía activo, entusiasta investigador; a él le sigue su herma­
na Geovana Berenice; el quinto lugar es de Freddy, el sexto de Mauricio
Martín y, finalmente María Belén.

Terminados sus estudios secundarios, mientras se presentaba la oportuni­


dad de un próximo curso de profesionalización policial, se produce su rela­
ción con la señorita Sandra Julissa Ganchala Ruiz, a quien le profesa un
entrañable amor, fruto del cual procrean tres hijos: Andrea Paulina, Diego
Fernando y Freddy Josué Carranco Ganchala.

Freddy Carranco cursó sus estudios primarios en la esc'uela fiscal "Leopol­


do N. Chávez" de El Tejar, en la ciudad de Quito; estudios que los efectuó
satisfactoriamente, desarrollándose como un niño normal y afectuoso, con
evidentes deseos de superación en la vida.

Sus estudios medios los realizó en primer término en el colegio "San Fer­
nando" de Quito, que los ejecutó sin inconvenientes; pero su afán por la
institución policial lo guió a continuar sus estudios secund�rios en un am­
biente de régimen policial, al que sentía aprecio; es así que se gradúa como
bachiller en el Instituto Técnico Superior "Policía Nacional" de la Capital.
Allí adquiere un cúmulo de conocimientos técnicos que le servirían más
tarde para ganarse el aprecio de los vecinos de su barrio.

Aquellos conocimientos especiales que Freddy poseía, realmente los había


adquirido durante su paso por el Colegio Técnico de la Policía, donde los
supo aprovechar de tal forma que le servirían más tarde para su apoyo a la
comunidad de su barrio, que a decir de sus familiares, constantemente lo
requerían.

Desde siempre, el niño Freddy Leopoldo sintió el deseo de abrazar la carre­


ra de las armas en beneficio de la comunidad, pues su padre, un militar de
carrera, les dio siempre el ejemplo de disciplina y valor a sus hijos. Su tío
Jaime Torres, influyó notablemente en el ánimo de Freddy para escoger a la
Policía Nacional. El ingreso de sus hermanos mayores Iván y Darwin a la
institución del orden, así como la creación de grupos de élite como el GIR,
fueron el detonante para su decisión de ingresar a la noble institución poli­
cial.
268
Sin perder tiempo y en cuanto se aperturó el trigésimo octavo curso de pro­
BIOGRAl;IAS POLICIALES

fesionalización en la Escuela de Formación para Tropa "Sargento Primero


de Policía José Emilio Castillo Solís", Freddy se inscribe, es aprobado y
realiza su entrenamiento básico por nueve meses; intenso trajinar que da
sus frutos el 26 de abril de 1991 con la graduación del nuevo policía ecua­
toriano.

Luego de su graduación como policía, es destinado al Comando Provincial


de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano, donde debía poner en prác­
tica sus conocimientos; sin embargo, su objetivo estaba fijado en pertenecer
a la primera unidad élite policial: el Grupo de Intervención y Rescate
(GIR); oportunidad que no tardó en presentarse, y en cuanto se publicó el
llamamiento al curso en la Orden General, presuroso se inscribió y, como
antes, fue aceptado. Durante seis meses de intensos entrenamientos consi­
guió su anhelado objetivo, y así llegó a pertenecer al GIR, en donde realizó
su especialidad en explosivos, recibiendo para el efecto clases de computa­
ción para el manejo de un robot contra-explosivos; también participó en
otros cursos de especialización.

Sus familiares y amigos lo describen como un joven alegre, jovial, inquieto


y curioso, que le agradaba ayudar a la gente. Hacía abundante obra social,
lo que le valió el aprecio de sus vecinos y amigos del barrio, quienes reco­
nocieron su valor otorgándole una placa de reconocimiento a su labor.

También era un entendido en muchas actividades manuales, como carpinte­


ría, electricidad, plomería, pintura; todo lo que le proponían lo hacía con
entusiasmo.

Alegre conversador, se hacía querer de los demás y le era simpático a la


gente, pues su curiosidad le llevaba a entablar amistad con cualquier perso­
na que requería algún servicio, y él se lo sabía dar. Nunca se lo veía enoja­
do, siempre fue jovial y cualquier problema lo solucionaba con alegría.

Pese a haber permanecido poco tiempo en la Policía Nacional (dos años y


ocho meses), realizó un curso de especialización en el Grupo de Interven­
ción y Rescate por el lapso de seis meses, concluyéndolo el 2 de febrero de
1992. También efectuó varios cursos de computación, que le servirían
como complemento para su posterior especialización en el control de ex­
plosivos, pues el manejo del robot contra explosivos, requería de esos co­
nocimientos básicos.
269
Gracias a su manera de ser, pronto fue apreciado por sus superiores, que lo
BIOGRAFIAS POLICIALES

toman en cuenta para realizar un curso de Tácticas de Antiterrorismo y


entrenamiento con armas durante treinta días, en el Campo Beauregard,
Louisiana, Estados Unidos, a cargo de los US Marshal, curso que lo aprobó
con éxito el 18 de septiembre de 1992.

Pese a no contar con mayor tiempo en el área operativa de la Institución,


recuerdan sus familiares que se sentía paiiiculannente orgulloso de haber
participado en el operativo antidrogas más importante que se ha realizado:
el operativo "Ciclón", donde interviene como miembro del equipo de apre­
hensión de Jorge Reyes Torres, pues ésta fue su primera incursión y una de
las más imp011antes que llevó a cabo.

Numerosos informes daban a conocer de la difícil situación que se vivía, en


las provincias nororientales de Napo y Sucumbías, debido al permanente
accionar de grupos delincuenciales dedicados a traficar drogas ilícitas, el
desvío de precursores químicos y una dominante presencia de narcoguerri­
lla, plenamente identificada como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC) y Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes al
darse cuenta del lucrativo negocio que representa el narcotráfico deciden
tomar partido en estas actividades, <latido "protección" a narcotraficantes y
sus ilegales operaciones.

Esta grave situación motiva al mando institucional a disponer la planifica­


ción y ejecución de las operaciones policiales necesarias, para solucionar de
manera definitiva esta permanente amenaza. En la Dirección Nacional de
Investigaciones, Estupefacientes e Interpol, se planifica el operativo "Ama­
necer", consistente en la implementación de puestos de control fijos y mó­
viles, en sitios estratégicos de las diferentes vías ter11estres y fluviales de las
provincias de Napo y Sucumbíos, contando para el efecto con la participa­
ción de las Patrullas Fluviales Antidrogas, apoyadas por el Grupo de Inter­
vención y Rescate (GIR), el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), la
Compañía de Operaciones Especiales (COE) de la Brigada No. 19 "Napo"
y el Grupo Aéreo BAE 15 del Ejército ecuatoriano, así como la coordina­
ción con la Policía Antidrogas de Colombia y el apoyo logístico de la Em­
bajada de los Estados Unidos, operativo que dio inicio el 4 de noviembre de
1993.

El operativo estaba concebido en dos fases de 30 días cada una y al término


de las mismas se debía proceder al relevo del personal de apoyo, no así del
270
personal de las Patrullas Fluviales, que debían permanecer hasta el término
BIOGRAFIAS POLICIALES

del operativo; el día 7 de diciembre se producen los respectivos relevos,


correspondiéndole al pplicía Freddy Leopoldo Carranca Torres del C I R,
cumplir la misión de brindar apoyo y seguridad al personal Antidrogas y de
las Patrullas Fluviales, durante sus recorridos por los ríos San Miguel y
Putumayo, realizando controles y registros de personas, de embarcaciones,
así como de fincas sospechosas en las riberas de los indicados ríos.

Las estadísticas diarias de aprehensión de traficantes, drogas, químicos,


armas, explosivos y municiones, demostraban que las organizaciones delic­
tivas habían detenido sus actividades, toda vez que las permanentes accio­
nes de la Policía no les permitían seguir operando. Este hecho se eviden­
ciaba al percibirse un clima de hostilidad y animadversión por parte de los
habitantes del sector, que veían disminuidos sus ilegales ingresos, producto
de las drogas, químicos y el contrabando, consecuencia del efectivo control
policial, lo que habría motivado a que los delincuentes afectados en su eco­
nomía acudan ante quienes los "protegen" a cambio del pago de dinero
sucio, los narcoguerrilleros de las FARC, para que sean éstos quienes de­
vengando sus salarios destruyan la vanguardia del respeto a la ley, repre­
sentada en los policías defensores de la norma legal.

La salida de la patrulla se registró a las 07h00 con rumbo al sector denomi­


nado Piñuña Negra, sobre el río Putumayo, y conformada por un jefe, ocho
oficiales, y veinte hombres entre clases y policías, a bordo de seis lanchas
policiales y una lancha de la Compañía de Operaciones Especiales (COE)
del Ejército, con siete militares, en misión de seguridad.

En la lancha policial No. 4 tipo Tiburón, al mando del teniente Manuel


Atteaga Oñate, se encontraba designado el policía del GIR Freddy Leopol­
do Carranca Torres, con la misión de brindar seguridad y protección a sus
compañeros de la Patrulla Fluvial Antidrogas, mientras ejecutaban sus ac­
ciones de registro a sospechosos; también se encontraban a bordo el subte­
niente Patricio Lasso Sandoval, el cabo primero José Rosero León, los po­
licías Víctor Usca Pachacama y Segundo Chacha Tixe, miembros del GIR;
y los policías Segundo Marcelino Camacho Bedoya, José Saavedra Delga­
do, Carlos Zambrano Delgado y Galo Morán Zambrano, de las Patrullas
Fluviales.

El patrullaje se lo desarrollaba aguas arriba hasta Piñuña Negra, lugar en el


qtie por la escasa profundidad de las aguas las lanchas empezaron a vararse,
27 1
lo que obliga al retorno de la Patrulla. Y siendo las 14h30, cuando se
BIOGRAFIAS POLICIALES

aproximaban al sector de Peña Colorada, pese a que se remolcaba una lan­


cha averiada, se produce una aleve emboscada por parte de narcoguerrille­
ros, que a los gritos de "Viva Colombia", "Viva las FARC", iniciaron un
indiscriminado fuego desde las dos riberas del río, aprovechando la espesu­
ra del bosque tropical, lo que provocó una gran cantidad de muertos y heri­
dos como consecuencia del aleve ataque.

La lancha Tiburón No. 4 en la que se encontraba destacado Freddy Carran­


ca junto con personal del GIR, es la que enfrentó el peso del ataque, por ser
su misión la de dar protección a la Patrulla Fluvial'Antidrogas; también fue
la que mayor número de muertos y heridos sufrió, pues todos sus ocupantes
desbordaban valor y sacrificio hasta el extremo de ofrendar su vida, pues
los sobrevivientes de la embarcación narran que tuvieron que agotar sus
municiones antes de que el fuego cesara, y allí observaron cómo sus com­
pañeros eran cobardemente asesinados y luego despojados de sus armas y
equipos; lo único que les quedaba era intentar salvar su vida nadando bajo
el agua para alcanzar la orilla y protegerse en la selva. En estas circunstan­
cias, que la muerte les tocaba por todas partes, es verdaderamente digno de
resaltar el comportamiento heroico del policía Freddy Leopoldo Carranca
Torres, que enfrenta con su arma, hasta acabar sus municiones, la agresión
guerrillera en contra de sus compañeros policías, dándoles la oportunidad
de alejarse del peligro y así poder salvarse numerosas vidas de policías y
militares. Quizás tenía una opo1iunidad de sobrevivir si se lanzaba al agua,
alcanzaba la orilla y se refugiaba en la espesura de la selva, pero un policía
como lo era Freddy Carranca, nunca pensó en sí mismo, en la suerte de su
esposa y de sus hijos, sino en sus compañeros y amigos que requerían en
ese momento su ayuda.

El 18 de diciembre del mismo año, en la Orden General de la Institución,


fue publicada la siguiente resolución del Comando General, que entre otras
cosas dice textualmente:

1. Declarar ocho (8) días de duelo Institucional, en homenaje póstumo


a los miembros de la Policía Nacional, caídos en el cumplimiento
de su deber.
2. Exaltar sus nombres como ejemplo de valor, lealtad y dignidad en
el ejercicio de sus funciones específicas, para quienes integramos la
Institución Policial y para sus nuevas generaciones.
272
3. Hacer presente a los familiares de los compañeros fallecidos, el
BIOGRAFIAS POLICIALES

más sentido testimonio de pesar del Mando Policial y de la Institu­


ción en general.
4. Publicar la presente resolución en la Orden General institucional.

En la misma Orden General se publican las resoluciones del H. Consejo


Superior de la Policía Nacional, a pedido del Comandante General, solici­
tando el ascenso post mortem al grado de cabo segundo, del policía Freddy
Leopoldo Carranco Torres, de conformidad con la Ley de Personal, y en
este nuevo grado sea dado de baja por haber fallecido en actos del servicio,
con fecha 16 de diciembre de 1993. Así mismo, se alcance el correspon­
diente decreto ejecutivo, mediante el cual se conceda la condecoración "Al
Valor" a los señores miembros de la Institución ascendidos post mortem,
entre otros al cabo segundo Freddy Leopoldo Carranco Torres, en confor­
midad con lo estipulado en el Reglamento de Condecoraciones de la Policía
Nacional.

Es ineludible el hecho de que la actividad de control de drogas ilícitas, co­


rresponde en cualquier lugar del mundo civilizado a los organismos policia­
les; mal se podría pensar que la Policía Nacional del Ecuador ha desmaya­
do en su lucha contra este flagelo en cualquier lugar del territorio patrio,
por el contrario, se han reforzado las intervenciones contra los narcotrafi­
cantes y sus testaferros, golpeándolos donde más les duele, cercenándoles
de raíz sus poderosas organizaciones, que pretenden estar protegidas ro­
deándose de dinero y corrupción; sin embargo, el valor y la tenacidad de
los policías ecuatorianos, se lo debemos al ejemplo de nuestros héroes,
como Freddy Leopoldo Carranco Torres.

Para todos quienes hacemos la Policía Nacional, el supremo sacrificio de


nuestros compañeros, inmolados en cumplimiento del deber, nos demuestra
que ninguno murió en vano; todos derramaron su sangre para fecundar con
ella la simiente de nuevas generaciones en nuestra noble Institución, que
mantiene en sus filas hombres íntegros, valientes y decididos, capaces del
holocausto cuando la sociedad y la Patria así lo requieren.

273
BIOGRAFIAS POLICIALES

Teresa Carranza Carrillo


Coronel de Policía de E.M.
Directora de la Escuela "José E. Castillo"

JOSE EMILIO
CASTILLO SOLIS

SARGENTO PRIMERO DE POLICIA

José Emilio Castillo Solís, nació en la hermosa ciudad de Esmeraldas, capi­


tal de la provincia del mismo nombre, la noche del 1O de noviembre de
1940; hijo de una modesta familia integrada por don José Dimas Castillo y
doña Julia Solís. Cuando niño se había destacado entre sus hermanos como
el mejor, dotado de una clara inteligencia había logrado terminar con satis­
facción la instrucción primaria, en una de las escuelas de la ciudad de Es­
meraldas, quedando truncas sus nuevas aspiraciones de proseguir sus estu­
dios secundarios, debido a la precaria situación de sus padres, quienes no
pudieron solventar sus estudios.

Sin embargo, su trayectoria de grandeza jamás pudo quedar truncada por


este desfase de bogar en la pobreza, muy habitual en los hogares ecuatoria­
nos; sus sueños de mejores días continuaron en su mente como saetas per­
manentes desde tempranos días. Había crecido junto al mar y junto al río;
había conocido en más de una ocasión lo que es el sabor amargo de la in­
justicia, del abandono y de las obras del mal, que por cie11o jamás comulga­
ron con él.

Así, su poca ilustración no fue motivo para quedarse en el camino de tan­


tos, sino que pudo emerger junto a su conciencia en el camino del bien, de
la honradez y del aprecio común.

No cabe duda que la imagen de futuro policía la había visto en su tierra


nativa, en aquellos hombres de uniforme azul que infundían respeto y que
luchaban por la paz social de su provincia; y un hombre de bien no siente
274
otra cosa que ese mismo afán de ser útil a los demás, no dejando tampoco
DIOGRAFIAS POLICIALES

de ser respetado y querido por sus obras.

Durante el mes de abril de 1962, cuando contaba con 21 años de edad, tras
un duro y cabal enfrentamiento por la vida lo encontramos en las calles de
la ciudad de Quito; portaba entre los bolsillos de su chompa unos cuantos
documentos. ¿Qué hacía? Nadie podía saberlo, excepto su padre, quien
dejando atrás todo prejuicio había consentido ese viaje, un viaje que traería
esperanzas y una vida diferente.

José Emilio estaba consciente de ello y había luchado por ser un policía
nacional, y lo iba a lograr en ese mismo mes. Es efectivamente así, porque
el 25 de abril de 1962, el Comando General de la Policía Nacional publica
su alta como policía; había sido aceptado en las filas de la institución más
noble del país, y ese era el puente por el cual habría de caminar hacia lo
desconocido.

Poco tiempo después contrae matrimonio con la agraciada joven Kelvis


Angélica Mejía Castillo, posiblemente escogida de entre su parentela, con
quien llega a procrear, en el transcurso de los años, dos niñas: Kelvis
Alexandra y María Jacqueline, sus primeros y maravillosos frutos.

Transcurren siete largos años de fructífera labor policial y al final de ellos,


de ese número siete perfecto y misterioso, el Comando General de la Poli­
cía Nacional le concede el primer ascenso. Ha logrado un escalón jerárqui­
co como un caso de excepción; puesto que otros no lo han logrado. Esta
fue una de las gratas satisfacciones que imprimieron en su alma nuevos
bríos. Su ascenso a cabo segundo se produjo el 25 de octubre de 1969.

Y como si ello fuera poco, tres años más tarde, se publica su ascenso a cabo
primero. Una razón más que suficiente para acallar a cualquier boca ines­
crupulosa que critica las acciones y logros de los demás; su ascenso se pro­
duce por mérito, conforme reza la ordenanza en su hoja de vida.

José Emilio ya es un hombre de excepción; su carrera dentro de la institu­


ción policial está para ser recordada siempre y bajo una senda muy defini­
da. Es amigo del buen ejemplo, de la capacidad y la lealtad para con los
superiores y amigos, es un fiel cumplidor de sus deberes y su horizonte se
expande ilimitadamente.
275
Esto es evidente, puesto que en reconocimiento a esa tray�ctoria poco co­
BIOGRAFIAS POLICIALES

mún, como algo inverosímil, un año después, el 30 de abril de 1973 , a sus


once años de servicio es nuevamente ascendido a sargento segundo. No
podemos imaginar cuales eran las virtudes intrínsecas que le habían llevado
a ese sitial, pero allí estaba una vez más orgulloso de sí mismo. Bien mere­
cido el particular aplauso de su superiores y compañeros, que miraron en él
a un verdadero servidor del pueblo.

Con estos antecedentes lo encontramos ahora prestando sus servicios en el


Comando Provincial de Policía "Esmeraldas" No. 14, Servicio Rural. El
flamante sargento segundo de policía vuelve a su tit:trn nativa para fo1jar su
lucha en defensa del hombre del campo.

No obstante, por esos íntimos secretos de la vida o por la rudeza misma que
la existencia carga sobre nosotros, encontramos a José Emilio Castillo Solís
con una nueva familia; en esta época tiene por esposa a doña Martha Bea­
triz Méndez Lara, con quien ha procreado cuatro hijos: Shirley Verónica,
Martha Beatriz, José Emilio y Carmen Yolanda, quienes a la postre, en
unidad con sus dos hermanos, serían beneficiarios del montepío policial.

De ese modo llegamos al día 18 de septiembre de 1973. Aquella mañana


había salido en compañía de tres policías ri1ás hacia las montañas de Lita.
Día fatal y negro que contó con el final de sus horas en uno de aquellos
parajes. Había recibido la orden de proceder a la captura del peligroso
criminal Policarpo Quiñónez Arízala, un fornido hombre de raza negra, que
con mucha audacia había sembrado el terror en la región, robando, asesi­
nando, violando y en general siendo el azote de la paz social. La misión no
era fácil, pero el deber de un policía es ese, hacer respetar la ley, aprehen­
der a los delincuentes y dar tranquilidad a las personas de bien. No cabe
duda de que ese fue su lema primordial.

El destino, apuesto y arrogante, lo depositó finalmente tras las huellas del


temerario delincuente de color; y éste, sintiéndose acorralado cual fiera
dentro de su madriguera, sin otra alternativa que la del cobarde, tiende la
emboscada a su perseguidor, y oculto en los matorrales espera su llegada.
Cuando el sargento Castillo Solís aparece, se encontraba de espaldas a la
mira de la escopeta de perdigones, éste descarga toda la furia suya y de su
arma contra el valeroso defensor de la ley. Se produce la detonación, cuyo
eco lentamente se pierde en la espesura salvaje; José Emilio Castillo cae a
tierra herido de muerte, y mientras sus compañeros proceden a auxiliarle, el
276
delincuente escapa nuevamente como alma llevada por el diablo. Momen­
BIOGRAFIAS POLICIALES

tos después todo es tristeza, soledad indómita, José Emilio expira asesinado
por la espalda por Policarpo Quiñónez Arízala.

Por versiones de sus amigos y compañeros, se conoce que días más tarde,
con la colaboración decidida de personal del Destacamento Rural de Santo
Domingo de- los Colorados, el avezado criminal Policarpo Quiñónez Aríza­
la fue detenido en las montañas y llevado posteriormente al Penal García
Moreno de Quito, donde fue recluido hasta la llegada de la sentencia que
debía cumplir por todos sus crímenes.

La historia sin embargo jamás queda asolada o quieta; ella continúa latente
para las futuras generaciones, y enmarca los hechos en el campo del honor,
del heroísmo y la celebridad.

El 25 de septiembre de 1973, el Comando General de la Policía Nacional


hizo un justo reconocimiento a su labor, a su carrera profesional y a su per­
sona misma, concediéndole post mortem el último ascenso al grado de sar­
gento primero de Policía.

Y gracias a esa misma preocupación superior, de reconocer el mérito alcan­


zado por sus hombres, el Gobierno Nacional, mediante decreto supremo de
21 de febrero de 1978, asignó su nombre a la Escuela de Formación para
Tropa de Quito, ubicada en aquel año en el recito policial de Pusuquí, como
ejemplo para las futuras generaciones.

La Escuela que lleva su nombre, transita gloriosa por el sendero del tiempo,
dejando a su paso un reguero de hombres nuevos, educados y entrenados
para mantener la eterna lucha por la paz y la justicia social. De allí egresan
nuevas semillas heroicas, germinadas a la sombra de su patrono, que quizá
sabrán llenar con orgullo el vacío dejado por los héroes y mát1ires policia­
les.

277
BIOGRAFIAS POLICIALES

José Alonso Hidalgo


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

JOHNNY MARCELO
CORDOV A OCAÑA

CABO SEGUNDO DE POLICIA

La historia es la maestra de la vida -dice la concepción filosófica-, y a ella


estamos sujetos todos los seres humanos, porque los elementos sociales de
lucha determinan vencedores o vencidos; aquí la majestad de la historia,
que a la postre nos juzgará en nuestros hechos y acciones dándonos el sitio
que la imparcialidad y la prudencia lo señalen.

La Policía Nacional tiene una rica y heroica historia puesta al servicio de la


comunidad, lamentablemente desconocida por la mayoría de los ciudada­
nos. Debemos pensar que quienes hacemos las instituciones llamadas a
conservar el orden y la seguridad ciudadana, también somos parte del diario
convivir nacional, por lo tanto estamos inmersos en la historia del pueblo.

Combatir el crimen es una de las funciones más heroicas que desempeña la


Policía Nacional, no solo porque en el intento sus miembros arriesgan su
vida, sino también porque es una tarea que nunca termina, dado que en el
Ecuador como en el resto del mundo, la violencia, los asaltos, los secues­
tros, robo de domicilios y de vehículos, la violación, el fraude y la extor­
sión, se han convertido en hechos que ocurren todos los días y en cualquier
lugar.

Nuestros hombres . se han inmotializado por sus actos ante la inmutable


responsabilidad del cumplimiento del deber, que revela el concurso espiri­
tual y la satisfacción íntima de su entrega, con la convicción de que en
nuestra conciencia está esculpida la razón y el proceder de los valientes
policías.
278
Es necesario perennizar el nombre de aquellos policías que acuñan como
BIOGRAFIAS POLICIALES

norma de vida el trabajo riguroso, soportando en muchas ocasiones la in­


comprensión de la gente y las inclemencias del tiempo, el sacrificio de de­
jar a sus seres más queridos para cumplir su misión y que desde el anoni­
mato, sin esperar recompensas ni elogios, desarrollan su peligrosa activi­
dad, movidos por la satisfacción infinita de servir a la sociedad, con el (mi­
co deseo de mantener la paz y aportar al desarrollo del país.

El trayecto recorrido por los caballeros de la paz nos recuerda innumerables


acciones de hombres decididos y patriotas, precursores de la Policía Nacio­
nal, que no se doblegaron ante la magnitud de lo desconocido ni los cons­
tantes peligros, y que aportaron con su vida al engrandecimiento de la Insti­
tución Policial y al desarrollo del país, ofreciendo paz y tranquilidad a sus
conciudadanos.

Las páginas de la historia policial han sido escritas con la sangre generosa­
mente derramada por algunos de sus miembros, como también con las lá­
grimas de las viudas y huérfanos cuyos esposos y padres policías ofrenda­
ron su vida en el cumplimiento del deber.

Johnny Marcelo Córdova Ocaña nació en la parroquia San Andrés del can­
tón Guano, provincia de Chimborazo, el 15 de octubre de 1975. Sus padres
fueron don Alonso Robet1o Córdova Machado y doña Gladys Dolores
Ocaña Ortega, ambos oriundos de Riobamba. Johnny Marcelo fue el pri­
mero de tres hermanos.

Johnny Cordova Ocaña inició sus estudios en el jardín de infantes del Pen­
sionado Atahualpa, de la ciudad de Quito, ya que por razones de trabajo sus
padres tuvieron que vivir un tiempo en la capital de la República. De re­
greso a la provincia de Chimborazo, realizó sus estudios primarios en la
escuela "José de San Martín", de la parroquia San Andrés, en el cantón
Guano; para luego continuar con sus estudios secundarios en el Colegio
Experimental "Pedro Vicente Maldonado" de la ciudad de Riobamba, don­
de se graduó como bachiller en la especialización de físico matemático el
22 de julio de 1 992.

Una de las razones que motivaron a Johnny Marcelo decidir ingresar a la


institución policial, fue la orientación de su madre, quien supo inculcar en
él la profesión policial como una carrera digna, de honor y de servicio a la
sociedad, como también un futuro promisorio. Otra razón, la imagen de sus
279
dos tíos por parte de madre, los mismos que ostentan actualmente el grado
BIOGRAFIAS POLICIALES

de sargento segundo; suficientes argumentos para que Johnny Marcelo


Cordova Ocaña acceda inmediatamente a la petición que le hiciera su ma­
dre. Luego de los trámites pertinentes y una vez aprobados los exámenes
de ingreso, en su condición de aspirante a Policía es designado como alum­
no de la Escuela de Formación para Policías "Cabo Segundo de Policía
Sócrates Manrique Arboleda Sanabria", ubicada en Las Peñas, Babahoyo,
el 15 de junio de 1993, de la que egresa con el grado de policía de línea con
la quinta antigüedad, el 3 0 de noviembre de 1993.

Luego del curso de profesionalización es designado como policía a prestar


sus servicios en el Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, lugar eh
el cual realiza su vida profesional hasta el día de su fallecimiento. Laboró
también en los servicios policiales Urbano, Grupo de Operaciones Especia­
les y Migración.

Como parte de su entrenamiento policial, realiza un curso en el Grupo de


Operaciones Especiales el 15 de enero de 1996, en el Comando Provincial
"Guayas" No. 2.

Entre las diferentes cualidades que determinaron la personalidad de Marce­


lo Córdova Ocaña tenemos su responsabilidad, inteligencia y educación.
De personalidad bien definida, se desenvolvía solo y tomaba sus propias
decisiones, siendo muy responsable en su trabajo, al que lo tomaba con
mucho ánimo y cariño. Era muy preocupado de lo que pasaba con su insti­
tución, con sus compañeros y con sus familiares; muy educado y respetuo­
so con sus vecinos y allegados.

Tenía un carácter muy humano y sentimental, era amigable con quien trata­
ba, aunque muy recio y firme en sus actos profesionales, actitudes que lo
condujeron a ser escogido para realizar el curso en el Grupo de Operacio­
nes Especiales.

Ya como policía obtiene el título de chofer profesional en el Sindicato de


Choferes Profesionales de Riobamba el 19 de noviembre de 1997, así como
también por deseos de superación en diferentes academias aprende el idio­
ma inglés, llegando a dominar el mismo.

El día 7 de noviembre de 1998, en el Retén No. 23 de la ciudad de Guaya­


quil, a las 05h00 se produce la muerte del policía Johnny Marcelo Córdova
280
Ocaña, en circunstancias en que ha intervenido prestando auxilio 11 111 1m11t1 ,
BIOGRAFIAS POLICIALES

ra Teresa Segura, a quien minutos antes unos delincuentes la habín mmltudn


robándole dinero y pertenencias. El uniformado se había trasladado II vorl ,
ficar la novedad hasta la calle Décima, y al virar por la calle F, en d i rliccló11
al lugar del auxilio, logra detener a un sujeto que se encontraba en unn 1 1 10
tocicleta, sin percatarse que en esos instantes también se encontraba c11 lll
sector un grupo de delincuentes pertenecientes a la banda de asaltantm; a
bordo de un taxi parqueado en el lugar, los mismos que repentinamente
realizan disparos con armas de fuego automáticas en contra de la humani­
dad del policía Córdova, quien repele el ataque y se enfrenta a bala con los
antisociales, en inferioridad de condiciones, ya que los delincuentes se en­
contraban en mayor número y con armamento sofisticado. El policía cae
mortalmente herido siendo trasladado de urgencia al Hospital de la Policía
Nacional por personas caritativas, donde los médicos comprueban su falle­
cimiento.

Johnny Marcelo Córdova Ocaña presentaba varios orificios de entrada a la


altura del tórax superior costado derecho, por los cuales emanaba abundan­
te sangre, como también escoriaciones en la nariz y en la rodilla , derecha,
según consta en la diligencia de levantamiento del cadáver previa a la prác­
tica de la autopsia de ley.

De las circunstancias anotadas anteriormente y por versiones de personas


del lugar, se puede establecer que el policía Johnny Marcelo Córdova Oca­
ña, cumpliendo con su deber policial, había acudido a un llamado de auxi­
lio, siendo emboscado por delincuentes, produciéndose su muerte violenta
en manos de estos cobardes asesinos que en un número mayor dispararon
contra su humanidad.

Luego de su fallecimiento, se procedió a la velación y traslado del cadáver


hasta su última morada, con los honores reglamentarios ya que su deceso se
produjo en actos del servicio. Murió soltero a la edad de 24 años.

Johnny Marcelo Córdova Ocaña, por su acto heroico en beneficio de la


seguridad ciudadana, fue ascendido post mortem al grado de cabo segundo;
habiéndole concedido paralelamente por su dignificante holocausto la
condecoración "Al Valor".

La descomposición social que hoy día experimenta nuestro país, ha dado


como resultado el incremento desmedido de una delincuencia cada vez más
28 1
violenta, avezada y mejor equipada logísticamente; complementándose con
BIOGRAFIAS POLICIALES

una justicia corrupta y organismos mal llamados defensores de los derechos


humanos, que han abierto los senderos para que esta delincuencia se sienta
amparada en la corrupción imperante en el país y, principalmente, en los
organismos encargados de hacer justicia; producto de lo ella! tenemos una
delincuencia que no duda en eliminar a los ciudadanos que se resisten,
orientando su mirada al policía que trata de prevenir, controlar y neutralizar
las acciones de esta escoria de la sociedad.

Nuestro servicio policial es la escuela del sacrificio; nuestro dormir es velar


por la seguridad de los ciudadanos; y, nuestro descanso, es la faena diariá
en los puestos de trabajo diseminados en toda la geografía nacional. No
obstante, de nada nos quejamos porque hacemos de nuestra profesión un
altar, al que concurrimos todos los días a depositar nuestra ofrenda de si­
lencioso sacrificio por la comunidad.

Las desgracias nunca han disminuido nuestra moral; al contrario, ellas han
forjado nuestro espíritu como se forja el acero: con fuego y para siempre.

282
BIOGRAFIAS POLICIALES

Edwin Oswaldo Aguirre Muí\oz


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

JORGE VICENTE
CORDOV A VEINTIMILLA

CABO PRIMERO DE POLICIA

Los hombres hacen las instituciones, y éstas se hacen grandes sobre la base
de aquellos, más aún cuando por defender sus principios se derrama la va­
liosa sangre de sus integrantes. En este contexto, la Policía Nacional se
encuentra empeñada en rescatar la verdadera historia de sus héroes, de
aquellos valientes policías que ofrendaron su vida en el cumplimiento del
deber, como es el caso del cabo primero Jorge Vicente Córdova Veintimi­
lla, héroe y mártir de la institución policial.

Jorge Vicente Córdova Veintimilla nació en 1� ciudad de Machala, provin­


cia de El Oro, el 16 de octubre de 1959. Sus padres fueron don Vicente
Córdova Rodríguez y doña Bremilda Veintimilla Ocampo.

Sus estudios primarios los realizó en una escuela fiscal de Machala, y los
secundarios en uno de los colegios nacionales de la misma ciudad, en don­
de aprobó únicamente el segundo curso.

Jorge Vicente Córdova procede de una familia de muy pocos recursos eco­
nómicos, como la mayoría de miembros policiales que hemos optado por
esta hermosa carrera. Por versiones de familiares, se conoce que en cierta
ocasión observó que un grupo de policías procedía a perseguir a unos de­
lincuentes que habían asaltado a un vehículo de carga que circulaba por su
barrio, dándose cuenta que esto era lo que él quería hacer, ayudar a la ciu­
dadanía y luchar contra quienes le hacían daño. Estos antecedentes le im-
pulsaron a ingresar a la Policía Nacional el 28 de abril de 1980, en calidad
283
de policía, destinándolo como alumno en la Escuela de Formación de Tropa
BIOGRAFIAS POLICIALES

"Cabo Segundo Sócrates Manrique Arboleda Sanabria", de la ciudad de


Babahoyo.

Luego de aprobar el correspondiente curso de profesionalización el 12 de


febrero de 1981, es destinado a prestar su contingente en el Comando Pro­
vincial de Policía "Manabí" No. 4, Servicio Rural; posteriormente, el 27 de
mayo de 1986, es trasladado al Comando Provincial de Policía "El Oro"
No. 3, a realizar el Curso de Frontera (Puestos de Vigilancia Sur), el mismo
que lo cumplió en el Batallón de Infantería Pichincha, acantonado en Pasa­
je; el 1 de junio de 1988, es dado el pase a la Policía Especial del Banco
Central del Ecuador, en Jipijapa; seis meses más tarde, el 3 1 de diciembre
del mismo año, es trasladado al Servicio Urbano del mismo Comando
Provincial, de donde seis meses más tarde, el 15 de junio de 1989, se le
destina al Servicio Rural del mismo Comando. El 1 de agosto de 1990, es
dado el pase al Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, Servicio de
Investigación Criminal; y, el 1 de octubre de 1991, es trasladado a prestar
su contingente en el Servicio Rural del mismo Comando Provincial.

En los primeros años efe su ejercicio policial, Jorge Córdova Veintimilla,


como todo elemento policial cuando · inicia su carrera, solía ser eufórico,
decidido y temerario en sus actuaciones. Pero en el plano familiar era muy
. cariñoso, especialmente con su hijo y sus padres. Con el pasar del tiempo
·· su carácter fue definiéndose bajo una personalidad recia que le hizo desta­
carse entre sus compañeros y lograr el aprecio de sus amigos.

Previo el cumplimiento de todos los requisitos legales y reglamentarios, el


2 de marzo de 1993 es ascendido al grado de cabo segundo.

Por versión de sus familiares, se conoce que tuvo tres hijos: Jorge Eduardo
Córdova Macías, Jorge Vicente Córdova Cedeño y María Isabel Córdova
Cedeño.

La mayor parte de su carrera policial la realizó en el Comando Provincial


"Manabí" No. 4, Servicio Rural, donde se origina su máxima virtud de
conocer perfectamente el medio en el que desenvolvía sus actividades, por
lo que fue considerado como uno de los mejores elementos policiales en
este campo.

284
El cabo segundo Jorge Vicente Córdova Veintimilla se encontraba prestan­
BIOGRAFIAS POLICIALES

do sus servicios en el Destacamento de Policía del cantón Balzar, provincia


del Guayas; y siendo aproximadamente las 10h00 del día 20 de mayo de
1995, se había recibido una llamada telefónica indicando que sujetos des­
conocidos han procedido a asaltar al comerciante Arturo Veintimilla, por lo
que de inmediato procede a la persecución de los delincuentes involucrados
en compañía de tres compañeros, comunicando simultáneamente a la Sub­
jefatura del Servicio Rural del cantón Daule, en ese entonces a cargo del
señor mayor Edgar Riofrío Chávez, quien al mando de ocho policías proce­
de también a la persecución y rastreo de los delincuentes, en los cantones
Balzar y Daule.

Las acciones desplegadas por personal policial del Servicio Rural del can­
tón Balzar, así como por el personal de refuerzo de la Subjefatura del Ser­
vicio Rural de Daule, tenía por objeto la localización de los delincuentes
cerca de las orillas del río Balzar, hacienda "El Carmen", en el sector cono­
cido como "La Boyada". En este sitio se produce el enfrentamiento del
personal policial contra aproximadamente 15 delincuentes, autores del asal­
to y robo al comerciante Arturo Veintimilla, así como de innumerables
delitos de todo tipo en la zona. Habiendo arribado al lugar los cuatro poli­
cías del destacamento del cantón Balzar, repentinamente son emboscados
por los antisociales, pues viéndose descubiertos proceden a parapetarse
entre el monte, disparando indiscriminadamente contra los cuatro agentes
del orden, en cuyo enfrentamiento lamentablemente se produce el falleci­
miento del cabo segundo Jorge Córdova Veintimilla, antes de la llegada de
los refuerzos.

La muerte de Jorge Córdova Veintimilla en este espectacular operativo


montado por las fuerzas policiales, fue instantánea, debido a una herida de
bala a la altura de la cabeza, con orificio de entrada y no de salida.

Producto de la respuesta policial ante el artero ataque recibido, son abatidos


los delincuentes Francisco Stalin Zeas Macías y Martiniano Lascano, mien­
tras que los restantes logran darse a la fuga aprovechando lo agreste del
terreno.

En esta misma acción, el señor mayor Edgar Riofrío recibe un disparo en el


pecho, destruyéndole la parte frontal de su chaleco antibalas pero sin llegar
a herirlo, salvando su vida en forma milagrosa.

285
Al llegar a conocimiento de la superioridad esta novedad, se dispusieron las
BIOGRAFIAS POLICIAtES

investigaciones respectivas del caso, determinándose, como era lógico, que


nuestro biografiado falleció en actos del servicio y en cumplimiento del
sagrado deber profesional, por lo que de conformidad con la resolución
adoptada por el H. Consejo Superior de la Policía Nacional el 17 de julio de
1995, es ascendido post mortem al grado de cabo primero, con fecha 20 de
mayo de 1995, día de su fallecimiento; igualmente, en virtud de su heroico
desenvolvimiento en las acciones libradas se procedió a otorgarle la conde­
coración "Al Valor", juntamente con quienes actuaron directamente en este
operativo.

El trabajo policial es tan exigente y peligroso, que nos haría falta tiempo
para describir las múltiples vicisitudes a las que estamos expuestos, espe­
cialmente en el sector rural donde por la falta de medios logísticos, princi­
palmente de comunicaciones, se hace difícil pedir refuerzos y ayuda, cuan­
do así se lo requiere, lo que torna extremadamente difícil el accionar poli­
cial, muchas veces con trágicas consecuencias.

Hemos tenido, lamentablemente, que perder muchas vidas valiosas de nues­


tro orgánico para que los poderes políticos se den cuenta que no se requiere
de discursos para combatir la inseguridad, sino de acciones concretas en
favor de la Policía, traducidas en personal, armamento, medios de transpor­
te, comunicaciones, equipos y otros requerimientos indispensables.

Como lo dijo el señor general de Policía (sp) Arturo Pazmiño Fierro: "Lo
antisocial es y lamentablemente seguirá siendo un aritagonismo, frente a lo
cual los policías ecuatorianos ponen en juego sus mejores vit1udes y condi­
ciones, como hombres de l�onor y de valor"; frase que sintetiza la condición
en la cual nos encontramos frente a esta gran lacra social que es la delin­
cuencia organizada.

"Vivir consiste en construir buenos recuerdos", ese es el mensaje que con


su muerte nos dejó Jorge Vicente Córdova Veintimilla. Recuerdos que
deben perdurar en los anales de la historia de la Policía Nacional. Sigamos
el ejemplo que este valiente policía dejó: "morir por defender los principios
por los cuales juró, ante el estandarte patrio, el día de su graduación como
caballero de la paz y la justicia".

286
BIOGRAFIAS POLICIALES

Diego Alejandro Mejía Valencia


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

LUIS ANTONIO
CHANALUISA MORALES
SARGENTO SEGUNDO DE POLICIA

La Policía Nacional, a través de la historia, ha tenido grandes demostracio­


nes de valor por parte de sus hombres, los mismos que con mística y profe­
sionalismo han sabido enfrentar los peligros en su lucha diaria por combatir
la delincuencia, muchas veces ofrendando su propia vida para brindar la
paz y tranquilidad a la sociedad, siendo muy pocas ocasiones considerados
como héroes o reconocidos como mártires por la Institución o la sociedad.

Como podemos darnos cuenta, la función del policía es demasiado sacrifi­


cada y entregada al servicio de la socieqad; y es por eso que hoy debemos
reconocer a nuestros policías, que en muchos casos son héroes anónimos.
Ya es hora de que la comunidad conozca la verdadera y abnegada labor que
cumple el policía en aras de mantener la seguridad ciudadana.

Luis Antonio Chanaluisa Morales nació el 4 de agosto de 1 950 en la ciudad


de Otavalo, provincia de Imbabura; sus padres fueron el señor José Antonio
Chanaluisa y la señora María Concepción Morales, ambos oriundos de
Otavalo.

Los._estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "Diez de Agosto" de


la �1udad de Otavalo y, los secundarios, en el Colegio Nacional "Otavalo",
de la misma ciudad.

Como todo hombre que nace predestinado a cumplir con una misión en la
vida, Luis Antonio tuvo un gran deseo de servicio- a la sociedad, particu­
larmente porque desde muy pequeño le gustó vestir el uniforme policial, ya
287
que sieinpre admiró a esos grandes hombres que vestían el uniforme kaki y
BIOGRAFIAS POLICIALES

que luchaban contra la delincuencia, ayudando a todas las personas que los
necesitaban. Buscó entonces el apoyo de sus padres, quienes le ofrecieron
toda la ayuda posible de acuerdo a sus modestos ingresos, haciendo factible
el gran sueño que tuvo de ser pmie de la institución policial.

El 17 de noviembre de 1971 ingresa a la Escuela de Formación de Policías


"Sargento Primero de Policía José Emilio Castillo Solís", donde realiza el
correspondiente curso de profesionalización destacándose por ser un buen
estudiante y depotiista, lo que le permitió ubicarse dentro de las diez prime­
ras antigüedades de su promoción.

Una vez egresado de la escuela, el 15 de junio de 1972 es dado de alta co­


mo policía y destinado a prestar sus servicios, por primera vez, en el Co­
mando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, Compañía de Emergencia.

Tenía una personalidad muy definida, caracterizándose por ser un hombre


que le gustaba ayudar a los necesitados y especialmente luchar por aquello
que siempre anheló, que es el hacer prevalecer la justicia y la verdad. En
muchas ocasiones tuvo actuaciones sobresalientes al enfrentar a peligrosos
delincuentes, lo que le granjeó la consideración y el respeto de sus superio­
res, compañeros y amigos. En su vida personal se caracterizó por ser un
hombre tímido que le gustaba pasar el tiempo libre con su familia y amigos
más cercanos. Sin embargo, su carácter era muy fuerte y temperamental, lo
que hacía de él un hombre de lucha que muchas veces no medía las conse­
cuencias-en los operativos policiales que participaba.

Previo el cumplimiento de los requisitos señalados en las leyes y reglamen­


tos institucionales, el 1 de marzo de 1985 asciende al grado de cabo segun­
do. El 8 de mayo de 1986, por disposición de la Comandancia General, se
presenta a realizar el Curso de Frontera (Puestos de Vigilancia Sur) en la
provincia de Loja. Y así mismo, con el cumplimiento de los requisitos
previstos, asciende al grado de cabo primero el 1 de abril de 1989.

El cabo primero Luis Antonio Chanaluisa Morales, durante su carrera poli­


cial prestó los servicios en los siguientes repartos y unidades: el 31 de julio
de 1974, pasa a prestar los servicios en la Comandancia General de Policía;
el 3 0 de septiembre del mismo año, es destinado al Grupo de Tránsito de
Pichincha; el 30 de junio de 1978, se le destina con el pase al Comando
Provincial de Policía "Galápagos" No. 19, Servicio Rural; el 30 de sep-
288
DIOGRAFIAS POLICIALES

tiembre de 1978, es trasladado nuevamente a prestar sus servicios en el


Comando Provincial "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano; el 31 de agosto
de 1981, es dado el pase al Servicio Rural del Comando Provincial de Poli­
cía "Pichincha" No. 1; el 1 de marzo de 1985, es trasladado al Servicio
Urbano del mismo Comando Provincial; y, el 1 de mayo de 1989, se le
destina a prestar su contingente en el Escuadrón de Emergencia del Co­
mando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1.

El 12 de febrero de 1988 se hace acreedor a la condecoración "Policía Na­


cional" de Tercera Categoría, por haber cumplido 15 años en el servicio
policial.

Durante su permanencia en la institución policial, la mayor parte de su


tiempo prestó su contingente en el Servicio Rural, del cual sacó excelentes
experiencias.

En la ciudades de Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja y otras se había venido


cometiendo una verdadera ola de asesinatos, robo de vehículos, asaltos a
casas bancarias y otra serie de figuras delictivas, cometidas por delincuen­
tes armados de metralletas, pistolas y en algunos casos granadas y explosi­
vos. Toda esta serie de delitos mantenía en constante peligro a la comuni­
dad, por lo que se había consti�uido en un verdadero reto para la . Policía
Nacional, que con el empleo de todos sus servicios realizaba las investiga­
ciones pertinentes, hasta que finalmente el día 15 de junio de 1989, en la
ciudad de Quito se logra localizar una de las guaridas de estos antisociales,
exactamente en la calle Naula No. 988, por lo que se dispone realizar vigi­
lancia en la mencionada dirección a fin de detectar los movimientos de los
delincuentes y procurar su captura.

El cabo primero Luis Antonio Chanaluisa Morales se encontraba prestando


sus servicios en el Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. l ,
Compañía d e Emergencia, y había sido designado a l retén policial de la
ciudadela Andalucía, ubicado en el sector de la calles Machala y Jorge Pie­
dra, para realizar el turno de primer cuarto nocturno. Es cuando por mora­
dores del sector, se entera que en la calle Naula se estaba produciendo un
enfrentamiento entre policías y delincuentes, por lo que inmediatamente y
sin dudarlo sale del retén policial a cumplir con su deber y prestar su cola­
boración a los compañeros en problemas.

289
En el lugar en que se encontraba el equipo de vigilancia, se produce un
BIOGRAFIAS POLICIALES

enfrentamiento entre los agentes de la policía, al mando del capitán Eduar­


do Zea López, y la banda de delincuentes conformada por colombianos y
ecuatorianos. Producto de este enfrentamiento cae mortalmente herido el
capitán Eduardo Zea y resulta herido el cabo segundo Wilson Zapata Suá­
rez. Una vez que se produce esta balacera los delincuentes huyen del lugar,
pero son interceptados por el cabo primero Luis Antonio Chanaluisa, que
avanzaba por la calle con el arma en la mano en auxilio de sus compañeros,
siendo sorprendido por uno de los delincuentes colombianos, de nombre
Sixto Rolando Estupiñán Rosero, el mismo que lo encañona con una metra­
lleta y obliga a levantar las manos, procediendo a arrebatarle el revólver de
dotación, marca Smith Wesson calibre 38, que tenía en su mano diestra, y
le dispara en la cabeza, cayendo al piso mortalmente herido; los delincuen-
tes huyen del lugar a bordo de un taxi.

Una vez que el cabo primero Chanaluisa Morales cae herido motialmente
por la cobarde agresión de la banda de delincuentes, personas caritativas
del lugar le brindan los primeros auxilios, pero al darse cuenta que las heri­
das son graves es trasladado al hospital Metropolitano, en donde confirman
su muerte por disparos de arma de fuego a corta distancia.

Su cuerpo es trasladado al casino del Regimiento Quito No. 1, en donde se


levanta la capilla ardiente, en la que se le rinde los honores correspondien­
tes en su féretro cubie110 por el tricolor nacional, para posteriormente ser
trasladados sus restos a su pueblo de origen y dárseles cristiana sepultura.

El día jueves 20 de julio de 1989, en virtud del pedido formulado por el


Director Nacional de Investigaciones, Estupefacientes e Interpol y la reso­
lución del H. Consejo Superior de la Policía Nacional, el Comando General
concede al cabo primero Luis Antonio Chanaluisa Morales la condecora­
ción "Al Valor" y su ascenso post mortem al grado de sargento segundo,
disponiendo paralelamente su baja de las filas policiales, con fecha 15 de
junio de 1 989, por haber fallecido en actos del servicio.

Me parece justo resaltar el valor y el alto espíritu de compañerismo demos­


trado por el sargento segundo Luis Antonio Chanaluisa Morales; quien, sin
pensarlo dos veces, acudió al lugar de los hechos para apóyar a sus compa­
ñeros cuando eran objeto de una emboscada por parte de una banda inter­
nacional de delincuentes dedicada al asalto y robo a mano armada.

290
Debo también comentar que en este caso, el destino se hizo presente con el
BIOGRAFIAS POLICIALES

sargento segundo Luis Antonio Chanaluisa Morales, pues fue dado de alta
como policía el 15 de junio de 1972 y su mue11e ocurrió el 15 de junio de
1989, es decir exactamente cuando cumplía 17 años de servicio en la Insti­
tuci"ón Policial.

Deseo felicitar al Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional,


por darnos la oportunidad de conocer sobre los hombres que integran las
filas policiales y que han ofrendado la vida en cumplimiento del deber.

Siendo el reconocimiento una de las virtudes del hombre policía, esta ini­
ciativa es absolutamente positiva, pues permite enriquecer la historia de la
Policía Nacional mediante la exaltación de las virtudes de sus hombres que,
en el cumplimiento del deber, llegaron al sacrificio de ofrecer su vida por
mantener la paz y seguridad, conforme al juramento realizado cuando su
graduación en las diferentes escuelas de formación policial. Y gratitud a
sus familiares, al conocer que sus hijos, esposos y padres figurarán en la
historia de nuestra gloriosa Institución, en merecido reconocimiento de
admiración y respeto.

29 1
BIOGRAFJAS POLICIALES

Lic. Luis Arturo Venegas De la Torre


Coronel ele Policía ele E.M.
Miembro ele Número del INEHPOL

VICTOR HUGO
ENDARA AMAGUA
CABO PRIMERO DE POLICIA

Con la bendición de Dios y el amor de su esposo cabo primero de Policía


(sp) Víctor Hugo Endara, doña María Amagua Añaquinga culminaba el
proceso de engendrar a su hijo. El jueves 17 de marzo de 1970 sintió los
dolores de parto y el día viernes 18 dio a luz un hermoso niño en la mater­
nidad Isidro Ayora de Quito, al que el 15 de junio del mismo año, sus orgu­
llosos padres le bautizaron en la iglesia de San Bias y le pusieron el nombre
de Víctor Hugo.

Doña María, oriunda de Amaguaña, le prodigó todo el amor y sabiduría de


madre. Víctor Hugo, su padre, de origen ibarreño, se desveló por su pro­
tección y bienestar. Su casa ubicada en el tradicional barrio San Bias fue
testigo de sus primeros años de existencia; en ella recorrió sus corredores y
dio sus primeros pasos. El patio de su casita fue el escenario de sus prime­
ros toques a la pelota de trapo que luego se convertiría en la pasión de su
vida.

Se distinguió en los estudios primarios en la escuela fiscal "República de


México", como también en el campo deportivo, pues formó parte de la
selección de fútbol de su querida escuela.

El barrio El Tejar tuvo el honor de verle pasar todos los días hacia el cole­
gio "Carlos Zambrano", con su maleta al hombro y la número 5 en sus ma­
nos llenas de ilusión y esperanza por su deporte preferido: el fútbol. Soli­
dario, b,uen amigo, excelente alumno, respetuoso con sus profesores; profe­
só la religión católica, creyó en Dios, asistió a la iglesia de su barrio, cola-
292
boró en las actividades sociales que implicaban ayudar al prójimo. Siempre
BIOGRAFIAS POLICIALES

se opuso a la violencia. Su barrio, lamentablemente plagado de violencia y


delincuencia fue fortaleciendo en su alma y cuerpo la ilusión de llegar a ser
algún día, con el ejemplo y el respaldo de su padre, un buen policía. Luego
de los seis años de estudio obtuvo el título de bachiller en Ciencias Socia­
les.

Pasó a trabajar con Juan Guaranda como estampador de camisetas, ponien­


do de manifiesto su amor por el trabajo y su creatividad, pero sobre todo su
responsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones. Juan Guaranda es
tío de la que posteriormente sería su esposa.

A los 21 años ingresó a la institución policial como aspirante a policía; allí


cultivó la doctrina de que ser policía no es una profesión peor aún un mo­
dus vivendi, ser policía es una forma de vida de servicio a los demás.

El 1 de febrero de 1991 la Escuela de Formación de Policías "Sargento


Primero de Policía José Emilio Castillo Solís", ubicada en Taml,illo, abrió
sus puertas para recibir al futuro héroe; vistió por primera vez el uniforme
policial que tanto anheló, trotó las montañas del sector, respiró el aire puro
• de Tambillo, se alimentó de los frutos que da esa fértil tierra de Machachi,
percibió agradecido las madrugadas y crepúsculos de la zona, recogió de
sus instructores la doctrina policial que siempre puso en práctica, montó a
caballo y, como el viento, llegó a la meta de culminar sus estudios. Se
incorporó como policía el 1 de octubre de 1991. El título le dedicó a su
madre, como reconocimiento por el inmenso esfuerzo de hacer de él un
hombre de provecho.

Luego de su graduación como policía, fue designado al Comando Provin­


cial "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano, destinándole a la Unidad de Vigi-
lancia Sur.

En sus francos nunca dejó de asistir a las canchas de fútbol de San Roque;
benditas canchas que le permitieron conocer a la mujer de sus sueños: Rosa
María Pailacho Guaranda. El destino quiso que ella viniera desde Pacto a
con�cer a Víctor Hugo. De enatnorados y novios caminaron un año por las
tradicionales calles del Quito milenario. Celebraron el matrimonio en el
Registro Civil de San Agustín y el eclesiástico en la iglesia del barrio de
San Blas, el 14 de diciembre de 1992.
293
Tuvieron dos hijos: Franklin y Michael; a quienes siempre les inculcó el
BIOGRAFIAS POLICIALES

valor del respeto a los padres, el amor a su familia, la solidaridad, la sensi­


bilidad, lo importante que significa poder ayudar a los demás, que no es
bueno hacer daño, a temer a Dios, a rezar y ser gratos con la vida.

Víctor Rugo realizó los cursos de profesionalización, de Policía Judicial y


de Frontera (Puestos de Vigilancia Sur).

El 1 de abril de 1998 fue dado el pase al Comando Provincial "El Oro" No.
3 , a los Puestos de Vigilancia Sur. En este curso se distinguió por su entre­
ga y dedicación a sus tareas. El 30 de septiemb1:e, luego de culminar con
éxito el curso, la superioridad le designó al Comando Provincial Pichincha
No. 1, Jefatura Provincial de Tránsito, Sección Licencias.

Por la noche del día martes 13 de abril de 1999, Víctor Rugo ayudó a sus
hijos en las tareas escolares, cenaron y luego junto a su esposa reposó. Se
levantó como siempre a las 5 de la mañana, preparó el desayuno, revisó las
mochilas para que lleven todos los implementos a la escuela, dio un beso de
despedida a su mujer y partió a la Jefatura de Tránsito. Era el aciago día
miércoles 1 4 de abril de 1999.

Luego de cumplir con sus obligaciones, Víctor Rugo pasa lista a las 18h30
y es autorizado para salir franco. La primera idea que se le pasa por su
mente y por su alma es ir a casa a apiñarse con su mujer y sus hijos; tomó
el bus que lleva al personal hacia el sur. Desciende del vehículo en El Te­
jar,.toma la calle Chile para dirigirse a su casa. En ese instante observa que
sus compañeros policías perseguían a un grupo de delincuentes que mo­
mentos antes habían cometido algunas fechorías. No pensó, reaccionó
como todo un verdadero policía, como todo un varón, se unió a la persecu­
ción y logró alcanzar a uno de ellos, lo toma de la camiseta pero el delin­
cuente logra safarse, huye aterrado ante la figura gigante del policía. No
puede seguir, la presencia atlética del policía le hace sucumbir; "alto, poli­
cía", exclama Víctor Rugo, y el cobarde delincuente desenfunda su arma de
' fuego y dispara contra su humanidad, le hiere en la región hipocondríaca.
· Víctor Rugo fallece inmediatamente. Su cuerpo inerte fue trasladado a la
morgue para la práctica de las diligencias médico legales.

La capilla ardiente se levantó en el Casino de la Unidad de Vigilancia Cen­


tro Occidente. Sus familiares, compañeros, amigos y vecinos solicitaron
velarle en la casa comunal del barrio; hasta ese lugar concurrió toda la ve-
294
BIOGRAFIAS POLICIALES

cindad, porque era muy apreciado y respetado. Las manifestaciones de


solidaridad y dolor fueron la tónica del lamentable acontecimiento, las flo­
res se constituyeron en testigos del aroma a heroicidad que circulaba en el
entorno, el coro luctuoso y las oraciones por el alma de nuestro compañero
fuer911 la apertura de la procesión presidida por la banda instrumental del
Regimiento Quito No. 1 , hacia la iglesia de San Diego, que abrió sus puer­
tas pesadamente para recibir a cuatro alabarderos que portaban el cadáver
de nuestro héroe.

La mirada de los asistentes está en los despojos de una vida henchida de


amor, de servicio y de ayuda a los demás; miembros rígidos y helados; ojos
sin luz ni claridad; oídos que perdieron el rumor de los sonidos; una boca
que terminó su ración de voces y alegrías; un cerebro apagado; un corazón
desecho por el amor y las ilusiones; unos pies encadenados y exánimes; un
puñado de tierra que está por demás entre los vivos y espera que se abran
las entrañas de una tumba para morar en ellas eternamente, sorbiendo el
frío del silencio y degustando la acidez del abandono y del olvido.

Pero la vida de Víctor Hugo Endara Aragua fue un movimiento, una emo­
ción, una caricia que dio y recibió, una gota de dicha o de quebranto, una
. migaja de amor que transformó en esperanza y en deseo de superarse, en el
impulso generoso que le llevó a las órbitas fantasmagóricas de la ciencia o
del arte, en la búsqueda de la verdad y la justicia, al deleite luminoso del
servicio a la Patria; a la conquista del bien y del sumo bien que es Dios.

Quedaron en la tierra sus padres, su esposa y sus hijos como testigos de que
la muerte no es sino un sueño que viene y se va, que es la noche de descan­
so para el día y la aurora que tiene que apagarse en el ocaso para volver a
refulgir en la mañana de otros días.
/

El informe investigativo elaborado por el Jefe de la Brigada de Automoto­


res, establece que el cabo segundo de Policía Víctor Hugo Endara Amagua,
fallece el día 1 4 de abril de 1 999, víctima de un disparo de arma de fuego
en circunstancias en que intentaba capturar a un delincuente que huía en
precipitada carrera, sin embargo de ello escapa y continúa corriendo, a lb
que el cabo segundo Endara Amagua exclama: "Alto, policía", y el mal­
hechor procede a dispararle, huyendo del lugar, siendo detenido en la calle
Mideros y encontrándole en su poder el arma de fuego con la que disparó y
causó la muerte violenta a Víctor Hugo Endara.

295
Por lo descrito anteriormente se desprende que su fallecimiento se produce
BIOGRAFIAS POLICIALES

en estricto cumplimiento de sus deberes, pues en su accionar puso en alto


las cualidades y virtudes que deben ser características propias de todo
miembro policial, esto es el valor, la responsabilidad y vocación de servicio
a los demás, aun a costa de su vida.

En consideración a su heroico y trágico holocausto, el H. Consejo de Clases


y Policías de la Institución resolvió su ascenso post m01iem al inmediato
grado superior de cabo primero; así también la correspondiente baja de las
filas policiales por haber fallecido en actos del servicio. Igualmente, en
consi�eración de las mismas razones, el otorgamiento de la condecoración
"Al Valor", en conformidad con los estipulado en el Reglamento de Con­
decorai::iones policiales.

Los héroes policiales no son héroes anónimos; no obstante, el nombre de


ninguna calle o plaza recuerda su martirio. Una vez enjugadas las lágrimas
y mitigado el dolor de sus deudos, sus nombres se perdieron bajo el manto
del olvido que tendió sobre ellos el paso del tiempo. Son los policías ecua­
torianos caídos en el cumplimiento del deber. Son casi un millar de valero­
sos caballeros de la paz que han ofrendado su vida en aras de garantizar el
orden y la seguridad, públicos a lo largo de sesenta y cinco años de profe­
sionalización de la folicía Nacional del Ecuador. Sus restos mortales
duermen el sueño de los justos, en camposantos repartidos en todo el terri-
. torio ecuatoriano.

Tengo la seguridad de que está cerca el día en que juntos, todos los policí­
as, tomemos la decisión de rendirles un tributo de justo reconocimiento a
todos nuestros héroes, y apoyados en nuestras manos, con inquebrantable
decisión, levantemos un monumento a su memoria en algún lugar histórico
del Distrito Metropolitano de Quito y en todas las provincias de nuestra
Patria.

Siempre vivirán los que por la Patria mueren.

296
BIOGRAFIAS POLICIALES

Arq. Luis Eduardo Tamayo Jácome


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

DULFO CRISTOBAL
GOMEZ MORA

CABO SEGUNDO DE POLICIA

La Patria no olvidará su holocausto y su sacrificio, pues en ellos se funda­


menta su permanencia. A pesar de la débil gratitud humana, su herencia de
honor permanecerá en el corazón de los policías.

Héroe, es el varón ilustre y famoso por sus hazañas y virtudes, quien lleva a
cabo una acción heroica de gran valor, de nobles ideales, de sacrificio ele­
vado, con espíritu imperdurable y bien dominado.

Al referirme al señor cabo segundo Dulfo Cristóbal Gómez Mora, debo


manifestar que fue de aquellas personas que invitan a ser como ellas, de
una vida noble y sencilla, cuyas facciones de su alma van impresas en el
perfil que la caracterizó y proyectó en su entorno.

Hombre íntegro y valeroso, disciplinado y de conducta intachable, para


quien el honor y la dignidad representaban la Patria y su Institución. Aus­
tero en su vivir y exigente consigo mismo, dueño de una gran versatilidad
para resolver las dificultades, peligros y limitaciones; es decir, un auténtico
líder que enseñó a sus compañeros con el ejemplo. Muchos de ellos coin­
ciden en manifestar que era muy correcto, incluso para poner orden y disci­
plina en los momentos necesarios, y que lo hacía con mesura y pondera­
ción.

Dulfo Cristóbal Gómez Mora nació en la ciudad de Guayaquil el 16 de


noviembre de 1963; siendo sus padres don Dulfo 'fobfas Gómez López y
297
BIOGRAFIAS POLICIALES

doña Oiga Grecia Mora Sesme. Fue bautizado a los pocos meses en la
iglesia Nuestra Señora del Cisne. Siendo muy pequeño fallece su padre.

Al tener 3 años de edad, en 1 966, su madre contrae matrimonio con el sub­


oficial mayor de Policía Napoleón López Paladines, quien lo crió y lo edu­
có como a un verdadero hijo dándole ejemplo de honradez y trabajo.

Fue el mayor de 7 hermanos: Mercedes, Yadira, Washington, Gabriel, Luis


y Alex López Mora. De niño era capaz de ser amable y generoso, quería
contribuir con el mundo que lo rodeaba, deseaba que se haga un reconoci­
miento a lo que él hacía, no le gustaba que le reprochen sus errores, estu­
diaba porque consideraba un deber.

Sus primeros estudios los realizó en la escuela religiosa "Corazón de Ma­


ría", y siempre fiel a sus principios se desempeñó como monaguillo de la
iglesia Sagrados Corazones. Sus padres escogieron un colegio católico
para que su hij o se prepare para un futuro basado en la fe y la gracia de
Dios.

En el colegio era extraordinario, su disciplina excelente y sus calificaciones


lo mantenían siempre entre los primeros. Era un joven que todo lo tenía; y
fue creciendo, desarrollándose física y afectivamente en el colegio "Provin­
cia del Azuay" donde se graduó de bachiller.

En la escuela y luego en el colegio, dentro de su hogar y en los estableci­


mientos educacionales, aprendió a desempeñar pequeñas tareas, ayudó a
sus hermanos, a sus compañeros, a los pobres y a los vecinos.

El servicio militar obligatorio lo realizó en el Batallón "lmbabura", acanto­


nado en Santa Rosa, provincia de El Oro, donde es recordado por sus com­
pañeros por sus dotes personales de solidaridad, responsabilidad, respeto,
honestidad, puntualidad y lealtad, que lo llevaron a ser admirado y aprecia­
do por sus superiores y compañeros.

Su profesión era mecánico automotriz, título obtenido en el SECAP. Ingre­


sa a trabajar en la Volvo, donde se desempeña como mecánico a diese!. En
1 984 se compromete con la señorita Amada Herrera Herrera, con la cual
procrea dos hijas: Oiga Jazmín y Cristina Alexandra Gómez Herrera.

298
BIOGRAFIAS POLICIALES

En 1 984, inclinado por sus principios y convencido que la carrera policial


es humanística y social por excelencia, ingresa a la Policía Nacional. El
trabajd de práctica comunitaria fortalece la identidad de Dulfo Gómez, y lo
prepara pragmáticamente para garantizar la seguridad pública y enfrentar
con respeto y propiedad la responsabilidad como futuro policía.

El 3 1 de julio de 1 984, se da de alta como policía en la Escuela de Forma­


ción de Tropa "Sargento Primero José Emilio Castillo Solís", ubicada en
Quito en el sector de Pusuquí, en la misma que realiza el correspondiente
curso de profesionalización; terminado el cual, el 3 1 de abril de 1985 es
destinado al Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio
Urbano. El 1 de septiembre de 1 987 es trasladado con el pase al Comando
Provincial de Policía "Guayas" No. 2, Servicio de Investigación Criminal.

La juventud inundaba su alma y su cuerpo de infinitas posibilidades en


cuanto a disponibilidad de energías, generosidad para la entrega, capacidad
de ilusión; esa madurez le proporcionaba una mayor prudencia y una más
completa visión de los problemas, podía descubrir aspectos valiosos en los
que quería apoyar, conocía sus valores y sus deficiencias, estaba en condi­
ciones de adoptar características de un buen policía; razón por la cual in­
gresa al primer curso de Fuerzas Especiales, obteniendo una de las primeras
antigüedades, por lo que pasa a ser auxiliar del Jefe de dicha Unidad Espe­
cial, quien al referirse a la personalidad de Dulfo indica: "Que era un poli­
cía que aceptaba sus limitaciones, a las que hacía frente aceptándolas, no
las negaba pero tampoco las tenía, miraba de frente, cara a cara sin exagerar
pero tampoco sin ignorar; buscaba en sus compañeros lo que a él le faltaba,
tenía prudencia, podía tener control a la hora de enfrentarse a situaciones
difíciles, sintonizaba fácilmente con las preocupaciones ajenas".

Dulfo era libre, consc�ente y responsable de sus actos, entendiendo la liber­


tad como la capacidad de seleccionar entre alternativas de acuerdo a su
recta razón. El iba adquiriendo mayores conocimientos y tenía la posibili­
dad de ser dueño de su destino profesional, de transformar a sus semejantes
cuando y en cuanto esté a su alcance, poniéndose siempre a su servicio.

Tenía un carácter extrovertido, con el que le resultaba fácil relacionarse,


pero también era reflexivo. Poseía un control valioso a la hora de enfrentar
situaciones difíciles.

299
Este carácter le llevó a que a los 2 años de estar en la Institución sea dado el
BIOGRAFIAS POLICIALES

pase a la ciudad de Guayaquil, pasando a pertenecer al Grupo Especial


Antipandillas. Allí comenzó para él un gran reto y responsabilidad, que no
dejó de ser una satisfacción ya que se enmarca en procedimientos técnicos.

Estaba preparado para actuar con serenidad, capacidad, seguridad y auto­


control en cualquier circunstancia y en defensa de los ciudadanos; razón
por la cual se inscribió en varios cursos de karate donde obtuvo menciones
honoríficas y placas de reconocimiento.

En la noche del 25 de noviembre de 1987, bajo el mando del subteniente


Víctor Martillo Merchán y la presencia de 8 miembros del Grupo Especial
Antipandillas (GEA), entre los que se encontraba el policía Dulfo Cristóbal
Gómez Mora, se planifica la captura de Rigoberto Castro, considerado co­
mo uno de los más peligrosos delincuentes de la ciudad de Guayaquil, des­
pués de recibir una información reservada que daba cuenta que Rigoberto y
su banda pasarían por una sala de baile del sector de las calles Babahoyo y
Brasil.

El personal policial se trasladó a dicho lugar en un vehículo Mitsubishi


color negro y dos motocicletas, llegando a las calles Gómez Rendón y Ba­
bahoyo, donde se parqueó el vehículo, quedándose en el lugar el subtenien­
te Martillo acompañado del agente Villamarín y de Dulfo Gómez, mientras
que los agentes Manuel Barrera y Luis Trujillo se ubicaron en las calles
Babahoyo y Brasil, esquina. Los agentes procedieron a responder a dispa­
ros de arma de fuego, por lo que acto seguido corrió Manuel Barrera hasta
dicha esquina, donde se percató que el subteniente Martillo yacía en el sue­
lo en posición de cúbito ventral y se encontraba herido en la frente; mien­
tras que continuaba la balacera que efectuaban los delincuentes escondidos
detrás de un taxi.

Mientras esto sucedía por un lado, en otro sitio el ingeniero Carlos Mansur
te�ía un revólver en sus manos y apuntaba a la cabeza del agente Villama­
rín. El agente Barrera efectúa varios disparos repeliendo el ataque que
efectuaban los delincuentes, y el agente Villamarín logra correr; sin embar­
go a las espaldas del agente Barrera se escucha un disparo, por lo que pro­
cede a lanzarse al suelo; resulta que un individuo alto, delgado, de tez blan­
ca tenía en sus manos un arma de fuego semiautomática y estaba escondido
debajo de un taxi; en esos momentos Dulfo Góme?'. grita "Barrera, corre
que nos matan" y sale corriendo, mientras que Barrera sigue hasta la esqui-
300
na de las calles Lizardo García y Gómez Rendón, lugar donde se embarcan
BIOGRAFIAS POLICIALES

en un taxi.
Dulfo Gómez se encontraba herido; Barrera piensa que no era de gravedad,
por lo que se dirigen en un taxi al Policlínico del cuartel Modelo, donde
lastimosamente se comprueba que la herida que presenta el policía Gómez
Mora era de gravedad, por lo que es llevado de inmediato a la clínica Ken­
nedy donde fallece.

Se levanta la capilla ardiente en el casino de oficiales del cuartel Modelo,


donde se procede al velatorio del subteniente Martillo Merchán y del poli­
cía Gómez Mora, los restos mortales de este último son trasladados a la
ciudad de Durán, donde recibe cristiana sepultura.

El 5 de enero de 1988, el Consejo Superior de la Policía Nacional resolvió


solicitar al Comandante General de la Institución, proceda a dar de baja a
Dulfo Cristóbal Gómez Mora, por haber fallecido en actos del servicio,
previo su ascenso post mortem al grado de cabo segundo, con fecha 25 de
noviembre de 1987, día de su fallecimiento.

Dulfo Cristóbal Gémez Mora murió victima de heridas a nivel del tórax.
Allí quedó truncada su vida personal y profesional. La Policía ganó un
héroe, un mártir, pero la sociedad perdió a un talentoso hombre, y su fami­
lia a un hijo, un p<1-dre cariñoso y bondadoso, un compañero ejemplar.

El recuerdo de Dulfo Cristóbal Gómez Mora está y debe estar presente en


nuestras acciones contra la criminalidad y la corrupción, esta es la única
forma de construir la grandeza de nuestra Institución. La entrega y el sacri­
ficio · en esta 'lucha, sin lugar a dudas será el mejor homenaje a nuestro
héroe, ya que él ofrendó su preciosa vida como ejemplo de dignidad, honor
y valentía, en estricto cumplimiento del deber.

30 1
B!OGRAFIAS POLICIALES

Luis Eduardo Sarmiento López


Coronel de Policía de E.M.
Director de la Escuela "José L. Herrera"

JOSE LIZANDRO
HERRERA CALDERON
CABO SEGUNDO DE POLICIA

José Lizandro Herrera Calderón nació en la parroquia de Puéllaro, cantón


Quito, provincia de Pichincha, el 1 O de mayo de 1 937; hijo de Segundo
Joaquín Herrera y Dioselina Calderón. Contrajo matrimonio con doña Zoi­
la Rosa Torres, con quien procreó cinco hijos.

Desde muy niño su sueño e ideales siempre estuvieron encaminados a ser


un hombre de bien, pues proviene de un hogar humilde, donde sus padres
tenían que sustentar a doce hijos; concluye su instrucción primaria en una
escuela fiscal de su pueblo natal; y, cuando es mayor de edad, acude al
llamado de la Patria para cumplir con el servicio militar obligatorio, que lo
realiza en el cantón Huaquillas, provincia de El Oro.

El sueño de toda su vida se hace realidad cuando ingresa a la noble Institu­


ción Policial el 22 de mayo de 1 967, en calidad de policía, prestando ini­
cialmente sus servicios en la Unidad de Emergencia del Cuarto Distrito de
la ciudad de Guayaquil, hasta el 1 3 de diciembre de 1 968, en que es dado el
pase al Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano,
· destacándose siempre entre sus compañeros por su carisma y profesiona­
lismo.

Pero el 21 de noviembre de 1 969 la institución policial se viste de luto nue­


vamente, porque otro de sus hijos queridos cae abatido en el cumplimiento
del deber. Esta vez son los estudiantes de la Universidad Central de Quito,
quienes con brutal indiferencia acribillaron a balazos a un sencillo y hones­
to guardián del orden; cuando consciente de sus obligaciones trata de des-
302
pejar, junto con sus compañeros policías, los obstáculos que a lo largo de la
BIOGRAFIAS POLICIALES

avenida América, a la altura de la Universidad Central, exaltados estudian­


tes habían colocado para bloquear dicha vía, valiéndose de todo cuanto
podían disponer y utilizar para alcanzar sus violentos objetivos.

La noche del 21 de noviembre de 1969, junto con sus compañeros de servi­


cio, el policía José Lizandro Herrera Calderón recibió la orden de despejar
las vías adyacentes a la Universidad Central, para que el tránsito se desen­
volviera normalmente. A cumplir la disposición acudieron elementos de
tropa al mando de varios oficiales, cuando repentinamente, desde el interior
de la Facultad de Jurisprudencia se comenzó a disparar armas de fuego; los
disparos aumentaron y varios elementos no identificados y cubiertos el
rostro se movieron hacia los árboles cercanos a la entrada de la Facultad.
Luego se escucharon varios disparos de armas automáticas y se hicieron
detonar tacos de dinamita y bombas molotov contra los miembros policia­
les, quienes trataban de disuadir a los revoltosos manifestantes utilizando
gases.

A eso de las 19h25, cae a la fría calzada de la urbe quiteña el policía José
Lizandro Herrera, se observa en su pecho la mancha de sangre originada
por la entrada de un proyectil, pues había sido alcanzado por los violentos
manifestantes. Uno de sus compañeros le escuchó decir "me han herido", y
que posteriormente ha comenzado a llamar a su esposa. En estas circuns­
tancias, varios compañeros acuden a prestarle ayuda y lo conducen hasta un
patrullero ubicado en el sector. Urgentemente es llevado a uno de los hos­
pitales más cercanos, pero en el camino sólo pudieron comprobar que había
fallecido, dejando un sentimiento de dolor e impotencia en sus compañeros
de labor diaria.

Médicos legistas de la Comandancia General de Policía, que realizaron el


protocolo de autopsia a · la víctima, certifican que un proyectil de carabina
calibre 22 ingresó por la parte izquierda del esternón, atravesando la aurícu­
la izquierda del corazón y parte del pulmón del mismo lado, para luego
alojarse en la pared posterior del tórax, lo que produjo una aguda hemorra­
gia interna, que fue la causa de su trágica muetie.

Escenas de dolor y cuadros de ternura se produjeron cuando los familiares


del infortunado policía y compañeros llegaron hasta el Regimiento Quito,
cuartel en el que prestaba sus servicios, en cuyo casino principal se levantó
303
la capilla ardiente para velar los restos mortales de este nuevo héroe poli­
B!OGRAFIAS POLICIALES

cial.

Desde el cuartel del Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1, el


féretro fue trasladado hasta la iglesia de La Merced y posteriormente al
cementerio de San Diego, el día 24 de noviembre de 1969; acompañaron a
este cortejo fúnebre el Presidente de la República, doctor José María Velas­
co Ibarra; el Ministro de Gobierno y Policía, Lic. Galo Martínez Merchán;
el Ministro de Defensa Nacional, Jorge Acosta Velasco; el Ministro de
Previsión Social, Lic. Luis Robles Plaza; el Comandante General de Poli­
cía, prefecto comandante Washington Martínez Tórres, y altos funcionarios
del Gobierno y miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional,
en servicio activo y pasivo.

"Paz en su tumba y gloria a los héroes que mueren en cumplimiento de su


deber".

José Lizandro Herrera Calderón es otro compañero policía que alcanza la


inmortalidad, cuota de su sacrificio y abnegación, al ofrendar su vida en el
cumplimiento del deber, en bien de sus conciudadanos y de la sociedad
ecuatoriana. En forma inexorable la muerte privó de la vida a un valiosísi­
mo guardián de la paz y de la seguridad interna del país.

Ante este doloroso suceso preguntamos: ¿Es de beneficio para un miembro


policial sacrificar su vida con el único afán de servir a la sociedad? ¿Com­
prendieron que este hombre policía dejó atrás padres, esposa, hijos, compa­
ñeros y amigos? Seguramente no. Esta es la dolorosa realidad frente a los
hechos nefastos, como el que ocasionó la muerte de este pundonoroso poli­
cía.

Que la sangre derramada por este honesto servidor, por este caballero de la
paz, sea ejemplo de abnegación y sacrificio; y su nombre, al igual que el de
otros héroes policiales, ocupe un lugar preponderante en la galería de márti­
res de la Policía Nacional.

Ofrendar la vida en beneficio de sus semejantes para garantizar la paz y su


tranquilidad, sin reclamar nada a cambio, sin pregones y en silencio, espe­
rando únicamente las lágrimas vertidas por sus seres queridos, amigos y
compañeros, merece el homenaje de respeto, veneración y sublimación de
304
su nombre, por todos y cada uno los miembros de la noble institución poli­
BIOGRAFIAS POLICIALES

cial.

El policía José Lizandro Herrera Calderón, fue ascendido post mortem al


grado de cabo segundo el 22 de noviembre de 1 969.

El 2 1 de febrero de 1 978, la Policía Nacional, para inmortalizar su nombre


alcanzó del Gobierno de las Fuerzas Armadas, la expedición del correspon­
diente decreto mediante el cual se asigna a la Escuela de Perfeccionamiento
y Capacitación de pases del Litoral, ubicada en el recinto Fumisa, pe1tene­
ciente al cantón Buena Fe, provincia de Los Ríos, el nombre de "Cabo Se­
gundo de Policía José Lizandro Herrera Calderón"; perennizando así el
nombre de nuestro héroe y convirtiéndolo en el patrono inmortal de ejem­
plo, valor y sacrificio para todas las promociones de oficiales, clases, poli­
cías y aspirantes a policías que han pasado por esta tradicional y gloriosa
"Escuela de Fumisa": templo del saber de la Policía Nacional.

305
BIOGRAF!AS POLICIALES

Pablo Gerardo Santos Andrade


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

VICTOR RAMON
JIMENEZ TORRES

CABO SEGUNDO DE POLICIA

El reconocimiento es una de las virtudes más loables que engrandece a los


hombres y a las instituciones. Con este trabajo espero satisfacer las inquie­
tudes y preocupación de los compañeros policías que, con madurez y ética
profesional, buscan fortalecer el espíritu y la unidad, propendiendo a man­
tener mefóres relaciones con la comunidad, a base del conocimiento de la
realidad policial, a través de esta manifestación narrativa sustentada en
hechos reales. Reconocimiento muy meritorio a las acciones que han reali�
zado nuestros compañeros, transformados en héroes e inmolados en el
cumplimiento del deber, cuyo martirio no ha sido conocido en la verdadera
dimensión de los hechos.

La sociedad ecuatoriana se sustenta en pilares endebles, en cuanto a valores


que permitan elevar el autoestima de todos sus integrantes, por lo que hay
que reforzarlos con el conocimiento de los actos relievantes más trascen­
dentales de la vida diaria, como son los ejecutados por los miembros de la
Policía Nacional.

El acto heroico ejecutado por el señor policía Víctor Ramón Jiménez To­
rres, conjuntamente con otro compañero, fue una noble lección que el pue­
blo ecuatoriano no ha olvidado; la Policía Nacional, a los veinte años de
haber ocurrido este nefasto suceso, ha concebido la brillante idea de peren­
nizar los nombres de los compañeros que cayeron en este valeroso acto, a
fin de que su sacrifi c io sirva de estímulo y orgullo de las actuales y futuras
generaciones de agentes del orden.

306
BIOGRAFIAS POLICIALES

La institución policial engrosó la lista de héroes, pero el país perdió a dos


hijos valiosos que no titubearon ante el peligro extremo, en aras de salva­
guardar la integridad física de la comunidad; la valentía y profesionalismo
demostrado por sobre todas las cosas, es el único legado que dejó a sus
padres, hermanos y compañeros el policía Víctor Jiménez Torres, quien
será recordado por su afán de servicio a la sociedad, por su valentía y pun­
donor en favor de las causas nobles que enorgullecen el alma y el espíritu.

Víctor Ramón Jiménez Torres nació en la parroquia Olmedo del cantón


Paltas, provincia de Loja. Sus padres fueron don Miguel Angel Jiménez
Jiménez y doña María Torres Jiménez. Víctor Ramón tuvo ocho hermanos:
José María, Rafael, Antonio, Angel, Miguel, Mariana, Gloria y Elsa Jimé­
nez Torres.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "Cristóbal Colón" de


la parroquia Olmedo, sin que haya continuado su formación secundaria por
razones económicas.

Desde temprana edad, Víctor Ramón Jiménez demostró su vocación de


servir •a la sociedad, inspirado en el ejemplo de los policías que prestaban
servicio en 'su pequeño lugar natal. Luego de haber ayudado por varios
años a sus padres en las labores agrícolas que desarrollaban en su propie­
dad, creyó conveniente mejorar su condición de vida y la de sus progenito­
res, razón por la que a sus veinte años de edad acudió al llamado de la insti­
tución policial.

Ingresó a la Policía Nacional el 3 0 de noviembre de 1 980, y luego de apro­


bar el correspondiente curso de profesionalización, que lo realiza en el Re­
gimiento Quito, es destinado a prestar sus servicios en el Comando Provin­
cial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano.

Víctor Ramón Jiménez había demostrado una sólida personalidad desde su


infancia, posiblemente producto de la necesidad de generar apoyo y ayuda
al trabajo de sus padres en las duras labores del campo; estas experiencias
le permitieron que defina sus ponencias con responsabilidad absoluta. Fue
un buen hijo y hermano, que pensó únicamente en hacer el bien a los demás
apoyándose en la verdad y la razón.

Su fuerte temperamento le impedía sentir temor ante el peligro. Una de sus


mej ores virtudes era no atemorizarse ante los acontecimientos adversos;
3 07
cualidades propias del hombre de bien que, sin escatimar esfuerzos ni me­
BIOGRAFIAS POLICIALES

dir consecuencias o riesgos personales, pusieron de manifiesto su carácter y


personalidad en el cumplimiento del sagrado deber policial.

El escaso tiempo de servicio y permanencia en la institución policial, no le


permitió gozar de las oportunidades que esta digna profesión brinda a sus
miembros, pues Víctor Ramón Jiménez Torres permaneció en la Policía
Nacional solamente un año, once meses y veintisiete días.

Una de las experiencias más tristes de Víctor Ramón había sido dejar por
primera vez su hogar, su pueblo, sus padres, hennanos y amigos, en busca
de un mejor futuro en la institución policial; pero el haber alcanzado el
sueño de ser policía, había sido motivo de orgullo y regocijo de todos sus
familiares y amigos.

El día viernes 26 de noviembre de 1982, aproximadamente a las 1Oh40


ingresa un sujeto al edificio ubicado en las inmediaciones de las avenidas
Doce de Octubre y Andrés Coello en la ciudad de Quito, sitio en donde
funcionaba la Embajada de Israel; este sujeto llevaba consigo un maletín
tipo ejecutivo color negro, al darse cuenta que el ascensor se encontraba
dañado decide subir por las escaleras; el nerviosismo que demostraba le
hacía subir las gradas de dos en dos, actitud que llamó la atención de las
personas que se encontraban en el lugar, quienes habían seguido con la
vista sus movimientos. Al llegar al segundo piso, el sospechoso había
encendido una mecha que salía del maletín, y sale en precipitada carrera
hacia el exterior del edificio, dejando el maletín en el segundo piso.

El maletín expide un aroma a azufre que invade los cinco pisos del inmue­
ble. El grupo de personas que miró al sospechoso, intuye que se trata de un
explosivo y da aviso a los policías que prestaban servicio en la parte exter­
na del inmueble, dando seguridad a la Embajada.

Los policías Víctor Ramón Jiménez Torres y Luis Gustavo Ruales Ipiales,
de 22 y 29 años de edad respectivamente, pertenecientes al Comando Pro­
vincial de Policía "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano, destinados a cubrir
el servicio de seguridad en dicha embajada, una vez enterados de la nove­
dad existente en el segundo piso, en cumplimiento estricto de sus obliga­
ciones, como es el de velar por la paz y el orden público salvaguardando la
integridad física de los conciudadanos, acuden valientemente a tratar de
308
impedir la acción criminal que se intentaba cometer en el interior del in­
BIOGRAFIAS POLICIALES

mueble.

Tanto Víctor Ramón Jiménez Torres cuanto Luis Gustavo Ruales Ipiales, al
hacerse cargo de la situación, de acuerdo a las versiones de testigos y datos
periodísticos, se conoce que comienzan a golpear todas las puertas de los
departamentos y oficinas que habían en el edificio, disponiendo la evacua­
ción inmediata de todos los presentes a fin de que se pongan a buen recau­
do; seguidamente el policía Luis Ruales se da cuenta que la mecha con una
centelleante llama está por ingresar al interior del maletín que había dejado
el sospechoso en el segundo piso, habiendo exclamado ¡Es preciso bajarlo
de aquí!. .. le grita a su compañero Víctor Jiménez, ¡Ayúdame con esto! . ..

El policía Víctor Jiménez, sin titubeo alguno presta el contingente a su


compañero. Y durante el trayecto de evacuación del artefacto explosivo,
con viva voz había gritado: ¡ Corran todos!. .. ¡ Déjennos a nosotros!. .. ¡Alé-
Jense ....

1

Simultáneamente, Luis Ruales había expresado: ¡Ya falta poco, Dios mío!
No había terminado de exclamar por segunda vez su preocupación, cuando
un estruendo sórdido y macabro se había dilatado por todas partes; vuelan
paredes, vidrios, maderas y trozos de carne sanguinolenta de los policías
Luis Ruales y Víctor Jiménez, estrellándose contra las paredes como perdi­
gones de plastilina que se adhieren a la superficie. Después de la explosión
había existido una extraña sensación de terror indescriptible. La valiente
intervención de los dos policías salvaguardó la integridad de todas las per­
sonas que ocupaban el edificio de cinco pisos.

A consecuencia de la explosión, el policía Luis Gustavo Ruales Ipiales


queda totalmente desfigurado, todos sus miembros cercenados; su muerte
se produjo en esos mismos instantes. El policía Víctor Jiménez, que aún
daba señales de vida, presentaba astillados los huesos de sus piernas y bra­
zos entre retazos de músculos sanguinolentos; en forma inmediata fue tras­
ladado al Hospital Militar. Mientras tanto la gente gritaba desconsolada, la
histeria hacía presa de muchos, que lloraban desconsoladamente de
impotencia, de _ rabia, de angustia al ver el cuadro macabro de los
compañeros policías.

Víctor Ramón Jiménez Torres ha muerto, sus dos últimos días de agonía
fueron pavorosos; un verdadero Cristo en su lecho de dolor. Al principio le
309
BIOGRAFIAS POLICIALES

amputaron ambas piernas; sus familiares y los médicos abrigaban la espe­


ranza de que sobreviviría, luego se le amputó un brazo y se le extrajo el ojo
derecho.

Otra de las consecuencias producidas por la explosión fue el lamentable


fallecimiento, luego de tres días de conmovedores sufrimientos, de la seño­
ra María del Carmen de Rojas, que se hallaba embarazada; esta señora se
había encontrado cruzando frente al edificio el momento de la explosión.

En consideración a su heroico fallecimiento, el Comandante General de la


Policía Nacional dispone el ascenso a su inmediato grado superior de los
dos valientes policías, dándoles también de baja de las filas policiales por
haber fallecido en actos del servicio y en cumplimiento de su sagrado de­
ber; concediéndoles a la par la condecoración "Al Valor" por su ejemplar
actuación y holocausto a cambio de la seguridad ciudadana.

Mediante anuncios de prensa del día 28 de noviembre de 1 982, el Presiden­


te Constitucional de la República, doctor Osvaldo Hurtado Larrea, rechaza
de manera frontal el acto criminal acontecido el día 26, que segó la vida de
dos pundonorosos agentes del orden, que actuaron heroicamente en cum­
plimiento de su deber. Agrega además en su enunciado, que los nombres
de Luis Ruales Ipiales y Víctor Ramón Jiménez Torres quedarán grabados
en la conciencia y corazones de todos los ecuatorianos, como héroes socia­
les que han defendido la paz ciudadana que en nuestro país es el mayor
patrimonio.

La prensa nacional exhibió en sus primeras páginas los titulares "POLI­


CIAS DEBEN SER DECLARADOS HEROES". Las publicaciones indi­
caban que la acción de los policías había sido una noble lección que el pue­
blo ecuatoriano no va a olvidar jamás; quie,nes pudieron observar el terrible
acontecimiento, tenían que apretarse el corazón con la mano para no afli­
girse con la situación. En esos instantes venían las reflexiones; en esos
momentos cualquiera justifica la pena de muerte para los criminales; hasta
un ateo presiente a Satanás morando en los seres de los responsables de este
hecho; ¡No hay derecho! Manifiesta la prensa, a la vez que exhorta a las
autoridades para que no se escatime esfuerzo alguno a fin de dar con el
paradero de los responsables de este execrable hecho delictivo.

La acción valiente y desinteresada de los señores policías Víctor Ramón


Jiménez Torres y Luis Gustavo Ruales Ipiales, evidentemente evitó que la
310
tragedia fuera de mayores proporciones; con la ofrenda de sus vidas a cam­
B!OGRAFIAS POLICIALES

bio de la seguridad social, la Policía Nacional ha engrosado la lista de


héroes y mártires, pero el país ha perdido a dos de sus hijos pundonorosos.
La institución policial, a pesar de haber transcurrido dos décadas de este
acontecimiento, ha creído conveniente poner de manifiesto el acto heroico
de nuestros compañeros, a fin de que sus nombres se perennicen en nues­
tras memorias y que su ejemplo fortalezca el espíritu de lucha y trabajo de
las actuales y futuras generaciones.

Que el fallecimiento del policía Víctor Ramón Jiménez Torres y de todos


los compañeros que nos han antecedido al llamado del Todopoderoso, en
cumplimiento a nuestra sagrada misión de precautelar el orden social, con­
tribuya a la reflexión de cada uno de nosotros; que nos permita comprender
que la muerte no da una segunda oportunidad y que cada día que pasa hay
que vivirlo como si fuera el último; esto nos obligará a ser cada día mejores
en todas nuestras áctividades, tanto en el trabajo como en nuestra vida per­
sonal.

Que los familiares y más deudos de los compañeros caídos en acción, forta­
lezcan 'sus vidas convencidos de que nuestros héroes ocupan un sitial prefe­
rencial en el reino de Dios, al haber ofrendado su vida por el bien del pró­
jimo. ¡Que haya paz en su tumba! Y que desde lo más alto guíen nuestras
actuaciones y procedimientos en la lucha contra la delincuencia.

3 11
BIOGRAF!AS POLICIALES

José Antonio Vinueza Jarrín


Coronel de Policía de E.M.
Miembro Correspondiente del INEHPOL

GALO ANTONIO
MASACHE
SARGENTO SEGUNDO DE POLICIA

Corría el año 1961, y el 26 de septiembre, en la bella provincia fronteriza


de Laja, concretamente en la parroquia Utuana del cantón Calvas, nace un
niño que posteriormente llevaría el nombre de Galo Antonio; su madre fue
doña Vicenta Masache Loján, quien con gran dedicación y esmero crió a su
hijo hasta verle convertido en un hombre.

Habiendo aprobado su instrucción primara, únicamente logra terminar el


cuarto curso del nivel secundario. Ingresa a la Policía Nacional y realiza el
correspondiente Curso de Profesionalización en la Escuela de Formación
Policial "Gabo Segundo Sócrates Manrique Arboleda Sanabria", ubicada en
el sector de Las Peñas, cerca de Babahoyo, donde es dado de alta como
policía nacional, el 31 de octubre de 1984.

Durante su vida profesional, previo el cumplimiento de los requisitos esta­


blecidos, es ascendido al grado de cabo segundo el 1 de marzo de 1994, y
posteriormente al grado de cabo primero el 2 de diciembre de 1998.

Prestó su valioso servicio en el Comando Provincial "Pichincha" No. 1, en


el Comando Provincial "Guayas" No. 2 y en el Comando Provincial "El
Oro" No. 3; en este último realizó el curso de frontera (Puestos de Vigilan­
cia Sur).

Contrajo matrimonio con la señorita Flor Francisca Delgado García, el 26


de abril de 1996, previa autorización de la Comandancia General.

312
BJOGRAFJAS POLICIALES

En 1999 se le concede la condecoración "Policía Nacional" de Tercera


Categoría, por sus quince años de servicio.

El cabo primero Galo Antonio Masache, un hombre surgido de las entrañas


de nuestro pueblo y merecidamente designado como prohombre policial,
puso de manifiesto su vocación de servicio a la comunidad y a sus conciu­
dadanos, sin importarle su vida, olvidándose de sus familiares que lo esta­
ban esperando en casa.

Este doloroso hecho sucedió el 1 1 de noviembre de 1999 en Guayaquil. El


delincuente N. Íordán, en compañía de Pablo Vicente Sánchez Wilches,
asaltan el domicilio de la señora Carmen Francisca Miranda Bravo, a la
cual le habían engañado haciéndose pasar como empleados de la Empresa
Eléctrica, con la finalidad de entrar a su domiciljo. En el lugar N. Jordán
había amenazado a la señora Carmen Miranda y a su hijo, un menor de 13
años, con un arma de fuego, para luego atarles de pies y manos y colocarles
una venda en la boca para facilitar el robo.

Cometido el ilícito, los dos asaltantes habían.salido rápidamente del domi­


cilio, separándose y tomando diferentes rumbos, junto con el producto del
robo.

La agraviada señora logra desatarse de las amarraduras y sale a pedir auxi­


lio; varios jornaleros del Municipio le prestan ayuda y van en persecución
del delincuente de nombre N. Jordán, quien toma hacia el cementerio Jardi­
nes de la Esperanza, lugar cerca del cual se había encontrado con el cabo
primero de Policía Galo Antonio Masache.

Por el lugar, en una moto roja de su propiedad, había estado drculando el


cabo primero Galo Antonio Masache; quien, al ver que varias personas
perseguían a un individuo, pone de manifiesto esa característica propia del
caballero de la paz, del hombre de honor, y procede a colaborar en la captu­
ra del supuesto delincuente, sin saber que éste estaba armado.

El agente policial trata de detener al antisocial, pero éste saca el arma y le


dispara aproximadamente a unos 80 centímetros de distancia, produciéndo­
se una penetración de proyectil que le causa una hemorragia aguda interna,
con laceración de corazón, hígado, estómago, páncreas y riñón izquierdo.

313
Nuestro héroe y mártir es auxiliado por varias personas, que en el afán de
BIOGRAFIAS POLICIALES

salvarle la vida le llevan al hospital "Luis Vernaza", llegando a este centro


médico a las 11h30; los galenos de esta casa de salud tratan de salvarle la
vida, pero lamentablemente a las 14h00 se produce el deceso de este valien­
te agente del orden.

El día de su muerte estaba franco, vestía de civil, por lo cual en los prime­
ros instantes no se sabía que era miembro de la Policía Nacional. Luego de
identificado muchos se lamentaban lo ocurrido, especialmente la agraviada,
quien al enterarse que ha muerto un policía por ayudarle, manifestó; "ino­
centemente ha dejado de existir". Esta es otra cuota que nuestra institución
entrega a la sociedad en pago de la tranquilidad y la paz social.

El delincuente Pablo Vicente Sánchez Wilches fue detenido por varias per­
sonas y vigilantes de la Comisión de Tránsito del Guayas, pero lamenta­
blemente el asesino de nuestro prohombre logró fugar, quedando de esta
manera impune la muerte de otro servidor de la sociedad.

En consideración a su heroica actuación y consecuente fallecimiento, el


cabo primero Galo Antonio Masache fue ascendido post mortem a su in­
mediato grado superior de sargento segundo, decretándose su baja de las
filas policiales por haber fallecido en actos del servicio y en el cumplimien­
to del deber; así mismo, por estas encomiables razones, le fue concedida la
condecoración policial "Al Valor".

Que el recuerdo del sargento segundo de Policía Antonio Galo Masache,


\

permanezca siempre entre nosotros y sus familiares; y a la vez, sea el refe­


rente de honor y valentía para las nuevas generaciones de policías; concien­
tes de que el policía es un hombre que tiene talla de bandera y su pecho está
lleno de honor.

3 14
BIOGRAFIAS POLICIALES

Miller Hernán Acosta Morejón


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

GALO NICOLAS
MORAN ZAMBRANO

CABO PRIMERO DE POLICIA

La vida policial requiere de sacrificio y valor para generar el bienestar de la


comunidad y cumplir con el deber que la Patria ha encomendado a los
miembros de esta noble institución.

Es menester conocer los acontecimientos transcendentales a través del


tiempo y reconocer el valioso apo1te legado por quienes nos antecedieron.
Recordar y reconocer a nuestros héroes que ofrendaron su vida en defensa
de la paz y tranquilidad, cumpliendo el deber que la Patria e Institución les
habían encomendado, fortalece e imprime los principios que la doctrina
requiere. El recordar a nuestros héroes caídos en la vil emboscada ocurrida
el 16 de diciembre de 1993, trae a la memoria el nombre de un valeroso
miembro de la Institución, el señor cabo segundo Galo Nicolás Morán
Zambrano; quién ofrendó su vida, conjuntamente con otros policías, al
sostener un enfrentamiento con guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revo­
luci01iarias de Colombia, FARC, que operaban en la frontera colombo -
ecuatoriana, las mismas que protegían el cultivo, los laboratorios de droga y
el accionar del narcotráfico del vecino país del notte.

Galo Nicolás Morán falleció a temprana edad quedando trunca la brillante


cmTera profesional que tenía por delante, c01tando repentinamente sus aspi­
raciones; pero la sociedad e institución reconocen en él a un hombre ejem­
plar y digno de émulo por parte de las futuras generaciones policiales.

Galo Nicolás Morán Zambrano nació el 16 de septiembre de 1967 en la


parroquia Zapata! Viejo, cantón Ventanas, provincia de Los Ríos.
315
DIOGRAFIAS POLICIALES

Sus padres fueron don Vicente Morán Morales y doña Angela Zambrano
Sánchez. Tuvo siete hermanos: Ignacio, Miguel, Gabriel, Clemente, Julia,
Rutina y Nelly. El segundo de los nombrados, Miguel Angel, actualmente
es miembro de la Policía Nacional y ostenta el grado de sargento primero,
prestando sus servicios en el Comando Provincial de Policía "Guayas" No.
2.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela "Juan Francisco Cevallos"


de Zapata! Viejo, y los secundarios, en el colegio "Seis de Octubre", de la
ciudad de Ventanas, donde se graduó de bachiller .en ciencias sociales.

Desde temprana edad tuvo vocación de servicio a la sociedad, participando


con entusiasmo en las actividades que desplegaba la comunidad de Zapata!,
población donde vivió su niñez y juventud, llegando a ser apreciado por los
pobladores de su comunidad. Su afán de servicio al prójimo le indujo a
formar parte de las filas policiales, enfatizando que a la institución policial
ingresó por la inclinación de servir a los demás.

En calidad de aspirante a policía ingresó a la Escuela de Formación de Tro­


pa "Sargento Primero José Emilio Castillo Salís", en Pusuquí, el 1 de di­
ciembre de 1987. Una vez culminado el correspondiente curso de profe­
sionalización, fue destinado a prestar sus servicios en el Comando Provin­
cial "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano, el 1 5 de junio de 1988, para in­
mediatamente realizar un Curso de "Patrullas Fluviales".

El destino le deparó una vida de entrega al servicio de la sociedad, prestan­


do su valioso contingente con entereza y honestidad en las unidades\donde
fue destinado, lo que le valió ganarse el respeto y consideración de sus
superiores y compañeros.

Sus padres lo supieron fo1jar desde su infancia en un ambiente adecuado


que marcó su personalidad. Fue una persona que apreció la honestidad, la
justicia y respetó a los demás.

Asumió los ideales y normas de vida honradamente, actuó conforme a sus


motivaciones y siempre se lo concibió como una persona madura y formal,
libre de conflictos y problemas, adaptándose correctamente al medio.

316
Tenía un gran poder imaginativo y una amplia capacidad de reflexión; gus­
BIOGRAFIAS POLICIALES

taba meditar antes de obrar, le agradaba trabajar en equipo. Fue una perso­
na práctica, organizada, objetiva, flexible y adaptable.
El 30 de julio de 1 991 fue destinado al Comando Provincial de Policía "Ga­
lápagos" No. 19, Patrullas Fluviales, servicio al que pe1teneció la mayor
parte de su trayectoria profesional.

En las provincias de Napo y Sucumbías el índice delincuencia! se había


incrementado ostensiblemente, especialmente por la presencia de narcotra­
ficantes y guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colom­
bia, que constantemente frecuentaban estas zonas perpetrando una serie de
ilícitos e inclusive atentando contra la soberanía nacional. Esta situación
obligó a que se efectúe la planificación de un operativo al que se le deno­
minó 11Amanecer11 ; para el efecto se implementó el Grupo de "Patrullas
Fluviales", que realizarían patrullajes sobre los ríos Putumayo y San Mi­
guel.

El Operativo se puso en ejecución el 4 de noviembre de 1993, participando


fuerzas combinadas de diferentes servicios policiales, con el apoyo del
COE de la Brigada No. 1 9 "Napo", el Grupo Aéreo BAE 15 del Ejército
Ecuatoriano, en coordinación con la Policía Antidrogas de la República de
Colombia, contándose para el efecto con el apoyo logístico de la Embajada
de los Estados Unidos.

Las patrullas fluviales tenían como misión controlar y disminuir la activi­


dad ilícita que desarrollaban los narcotraficantes y guerrilleros en el sector;
pero su presencia había obstaculizado las actividades que realizaban estos
grupos ilegales.

La misión constante en el plan establecía el compromiso de luchar infatiga­


blemente contra el narcotráfico, la erradicación de plantaciones, la produc­
ción, elaboración, extracción y el tráfico ilícito de sustancias estupefacien­
tes; además, tenía que procederse a la aprehensión de equipos, armamento,
municiones y explosivos.

El 16 de diciembre de 1993, la patrulla fluvial sale hacia el sector de Peña


Colorada, en el río Putumayo, con 1 jefe, 8 oficiales y 20 policías, en 6
lanchas policiales y una lancha del COE con tripulación de 7 militares. El
3 17
patrullaje se desarrolla normalmente en el trayecto sobre el río Putumayo
B!OGRAFJAS POLICIALES

aguas arriba, atravesando Peña Colorada y avanzando hacia Piñuña Negra.

Concluidas las actividades la patrulla emprende su retorno. A las 14h45, a


la altura de Peña Colorada, la patrulla es atacada desde las dos riberas del
río con fuego de armas automáticas y granadas de mano, que provenían
desde la vegetación.

La emboscada se produjo en una zona selvática de dificil acceso, asediada


por una guerrilla colombiana experta en recorrer esta zona; siendo alrede­
dor de 200 guerrilleros los que atacaron a la patrulla fluvial.

El ataque es repelido, pero las lanchas no tenían cobertura y en su afán de


alejarse río abajo comienzan a vararse. El enfrentamiento se prolonga
aproximadamente por una hora y treinta minutos. Cesado el ataque prima­
rio, un deslizador guiado por guerrilleros se sustrae el armamento y destru­
ye las lanchas. Los miembros de la patrulla son tomados prisioneros y
varios de sus miembros fueron ajusticiados con un balazo en la cabeza.

En la base de operaciones se escucha un reportaje requiriendo ayuda, mani­


festando que habían sido objeto de una emboscada y que existían varios
heridos.

El uso de granadas y disparos de armas automáticas por parte de los guerri­


lleros, obliga a los miembros de la patrulla a lanzarse al río en busca de
protección en la vegetación, pero muchos de ellos son acribillados por los
guerrilleros que se encontraban ocultos en trincheras preparadas con antela­
ción. A la zona del enfrentamiento llega minutos más tarde un grupo de
apoyo para respaldar a los agredidos, siendo impedido su accionar por el
fuego de las ametralladoras de los agresores.

Como consecuencia de este cobarde y desigual ataque, se produjo un epílo­


go devastador en contra de varios miembros de las instituciones en�argadas
de controlar el orden.

La consecuencia más lamentable fue el fallecimiento de tres oficiales y


cuatro miembros de tropa, nueve heridos, así también la sustracción de
equipo y material; del Ejército fallecieron cuatro miembros y resultaron
heridos tres. Entre los desaparecidos figuran el policía Galo Morán Zam-­
brano y un miembro del Ejército.
318
BIOGRAFIAS POLICIALES

El policía Galo Morán Zambrano fue ascendido post mortem al grado de


cabo segundo y dado de baja por haber fallecido en actos del servicio, el 1 6
d e diciembre d e 1 993, fecha d e s u fallecimiento. Como repuesta institucio­
nal en reconocimiento a su trágico holocausto, le fue otorgada la condeco­
ración "Al Valor", en conformidad con lo estipulado en el Reglamento de
Condecoraciones de la Policía Nacional.

El cabo segundo Galo Nicolás Morán Zambrano y sus compañeros, no


murieron en vano; su valiente y decidida acción jamás quedará en el olvi­
do. Ellos ofrendaron su vida como verdaderos héroes, sacrificándose para
cumplir a cabalidad con la misión encomendada por la Patria y la Institu­
ción.

Ellos no derramaron en vano su sangre, con ella fecundaron y fortalecieron


las raíces de las futuras generaciones de una institución noble, sacrificada e
incomprendida como la Policía Nacional, que en sus filas tiene a hombres
honestos; íntegros, decididos, valientes, patriotas y emprendedores, con el
compromiso de servir a la sociedad para lograr su bienestar y tranquilidad. ..

Hombres como Galo Nicolás Morán Zambrano, inspiran e incentivan para


que los miembros de la institución policial laboremos con ahínco. Nuestro
mayor homenaje para estos héroes constituirá el trabajo tesonero y sacrifi­
cado que cotidianamente realicemos en beneficio de la sociedad.

Galo Nicolás Morán Zambrano, pasará a la historia y se lo recordará como


un profesional responsable que cumplió a carta cabal la misión a él
encomendada, y formará parte de esa legión de mártires que luchó por un
ideal sacrificando incluso su vida, que es lo más valioso que puede ofrecer
un ser humano por el bienestar de sus semejantes.

3 19
BIOORAFIAS POLICIALES

Hugo Vinicio Amores Herrera


Subteniente de Policía
Alumno de la Escuela de E. y P. de Oficiales

MIGUEL ANGEL
MUÑOZ ORELLANA

SARGENTO SEGUNDO DE POLICIA

El 8 de agosto de 1956, en la parroquia Juncal del cantón Cañar, provincia


del mismo nombre, doña Natividad Orellana Orellana alumbra a la vida un
nuevo ser: Miguel Angel Muñoz Orellana, producto del amor con don Mi­
guel Muñoz Muñoz.

Miembro de una familia humilde, cuyo padre se dedicaba a la agricultura y


su madre a la atención de sus hijos y de los quehaceres del hogar, a sus
siete años de edad ingresó a una escuela del recinto Monte Negro, pertene­
ciente al cantón Cañar, llevando a cabo sus estudios hasta tercer grado,
luego de lo cual se retiró para ayudar a sus padres en las labores del campo.

En su niñez ni se imaginaba siquiera que iba a ser policía, ya que su ilusión


era ser agricultor como su padre; pero son sus familiares quienes le obligan
a ingresar a las filas policiales, debido a la difícil situación que vivía su
familia y la escasez de trabajo que existía en el sector en donde residía. Y
es a sus veinte y cinco años de edad que ingresa a realizar el Curso de Pro­
fesionalización en la ciudad de Guayaquil, en el cuartel <leí' Comando Pro­
vincial "Guayas" No. 2, el 3 1 de marzo de 1982. Luego de graduarse de
policía seis meses más tarde, es destinado a prestar sus servicios en el mis­
mo Comando Provincial, Servicio Urbano.

Posteriormente, el 1 de marzo de 1985, es dado el pase al Comando Provin­


cial de Policía "Cañar" No.15, Servicio de Investigación CriminaJ, donde
labora apenas dos meses. Después tuvo una etapa de inestabilidad -laboral,
320
BIOGRAFIAS POLICIALES

debido a que en el mismo año 1 985 es trasladado nuevamente al Comando


Provincial "Guayas", y luego de dos meses otra vez al Comando Provincial
"Cañar", Servicio Rural, donde permanece cuatro meses, siendo posterior­
mente destinado a la Policía Especial del Banco Nacional de Fomento, el 1
de marzo de 1 986, donde permanece durante cinco años.

Es el 1 6 de mayo de 1 986, cuando contrae matrimonio con la señorita


Vicenta Isabela Zambrano Caicedo, con quien procrea cuatro hijos: Alicia
Maricela, de 1 6 años de edad; Richard David, de 1 5 años; Miguel Angel, de
1 4; y, Patricio Alejandro Muñoz Zambrano de 1 1 años, teniendo su resi­
dencia en la parroquia Cochancay, cantón La Troncal, provincia del Cañar.

El 6 de agosto de 1 99 1 es trasladado al Comando Provincial "El Oro" No.


3; donde realiza el Curso de Fronteras (Puestos de Vigilancia Sur); luego de
lo cual, el l de febrero de 1 992, es designado a prestar su contingente en el
Servicio Urbano del mismo Comando Provincial. Finalmente, el l de ene­
ro de 1 993, es destinado al Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2,
Servicio Urbano.

Al estar prestando su contingente en esta última Unidad, el 1 de marzo de


1 994, luego de haber transcurrido doce años de tener el grado de policía, es
ascendido al grado de cabo segundo, que lo recibe con entusiasmo y res­
ponsabilidad.

Luego, el 26 de diciembre de 1 996, es calificado idóneo para ascender al


inni.ediato grado superior de cabo primero; año en el que a más de realizar­
se el ascenso en mención, también recibe la condecoración "Policía Nacio­
nal" de Tercera Categoría, por haber cUmplido 1 5 años de servicio en la
Institución.

Continuó su vida personal y profesional en una forma correcta, sin descui­


dar a su mujer y a sus cuatro hijos, cumpliendo con su responsabilidad de
padre, por lo que los días francos viajaba desde su lugar de trabajo en Gua­
yaquil (Residencia del Cónsul de los Estados Unidos), hasta su casa ubica­
da en la parroquia Cochancay, provincia del Cañar.

Y es en uno de esos viajes en que el cabo primero Miguel Muñoz sale de su


casa para dirigirse a su trabaj o, sin saber que esa despedida con su esposa e
hijos iba a ser el último adiós, desconociendo que era un viaje sin regreso a
su hogar, ya que el día viernes 1 l de junio de 1 999, a las 1 8h00 aproxima-
321
damente, se embarca en un bus de la cooperativa San Luis, disco No. 21, en
BIOGRAFIAS POLICIALES

su parroquia de Cochancay con destino a la ciudad de Guayaquil; y siendo


las 19h50 aproximadamente, pasando el Control Integrado de La Troncal, a
cincuenta metros, a la voz de "esto es un asalto", cuatro delincuentes fuer­
temente armados tratan de sustraer los objetos y pe1tenencias de los pasaje­
ros, pero es gracias a la reacción rápida y valiente del cabo primero Miguel
Muñoz que se logra frustrar el asalto, pues por cumplir su misión como
policía, esto es garantizar la seguridad de las personas y sus bienes, saca a
relucir su arma de dotación marca Glock, y procede a repeler el asalto dis­
parando a los delincuentes. De esta manera logra eliminar a dos de los
malhechores y hiere gravemente a un tercero, el mismo que fue encontrado
muerto después del operativo de búsqueda realizado por el personal policial
de El Triunfo; el cuarto delincuente se había dado a la fuga, luego de dispa­
rarle al cabo primero Miguel Muñoz, impactándole dos disparos, uno a la
altura del tórax y otro en la patte frontal de su cabeza, produciéndose de
esta forma el fallecimiento de este miembro policial que dejó en el abando­
no a su esposa y en la orfandad a sus cuatro hijos.

Es por esta heroica actuación que el H. Consejo de Clases y Policías de la


Institución, en uso de las facultades que establece la ley y por la acción
valiente y heroica cumplida por el cabo primero Miguel Muñoz Orellana,
resolvió ascenderle post mortem al inmediato grado superior de sargento
segundo de Policía; como también, otorgarle la condecoración "Al Valor"
por su actuación excepcional y valiente, en que lamentablemente perdió su
vida, cumpliendo así a cabalidad con el juramento que nosotros como poli­
cías realizamos en el momento de ponernos al servicio de la-sociedad: "Yo
Policía Nacional juro por Dios y por esta bandera respetar la Constitución y
las Leyes de la República, velar por la seguridad de las personas y de sus
bienes, por el honor y prestigio institucional, ofrendando mi vida si fuese
necesario".

Por eso te recordaremos como un héroe policial.

322
BIOGRAFIAS POLICIALES

Lic. Jorge Fernando Poveda Zúñiga


General de Distrito
Miembro Correspondiente del INEHPOL

MANUEL OSWALDO
NAMICELA CONTENTO

SARGENTO SEGUNDO DE POLICIA

El despertar de los héroes de la Patria nos anima a seguir creyendo en la


gloria de los hombres que, pregonando orgullosos a su Institución, han
ofrendado la vida por el bien de la Nación.

A estos hombres nobles, celadores incansables del orden y la justicia, hoy


los queremos perennizar ubicándoles en las páginas gloriosas de la historia,
para que se constituyan en el ejemplo de las futuras generaciones.

El señor sargento segundo de Policía Manuel Oswaldo Namicela Contento,


nació en la parroquia Tambo del cantón Catamayo, provincia de Loja, el 17
de diciembre de 1961. Sus padres fueron don Tarquina Namicela y doña
Julia Contento, oriundos de la misma provincia.

Su primera educación la recibió en el seno del hogar y fue su madre la mo­


deladora del espíritu, quien le enseñó las primeras letras. Sus estudios los
cursó en la parroquia Tambo, lugar de su nacimiento. A los 24 años de
edad contrajo matrimonio con la señorita Sandra Isabel Córdova, con quien
procreó cuatro hijos: Sandra Nathalia, Olger Oswaldo, Nancy Elizabeth y
Jonathan Andrés, que en la actualidad tienen 17, 16, 1 3 y 9 años, respecti­
vamente.

Su esposa lo recuerda como un hombre bueno, hogareño, honesto y entre­


gado a su familia, siempre orgulloso de su uniforme y cumplidor de su
deber.
323
El 3 1 de marzo de 1 982 ingresa a la institución policial con el alta de poli­
BIOGRAFIAS POLICIALES

cía nacional, iniciando su vida profesional en el Comando Provincial "Gua­


yas" No. 2, Servicio Urbano, hasta el 30 de abril de 1 983, en que es desti­
nado con el pase al Comando Provincial "Pichincha No. 1 ", Servicio Rural,
en donde permanece hasta el 1O de octubre de 1 984.

Posteriormente fue designado a realizar el Curso de Fronteras (Puestos de


Vigilancia Sur) en la provincia de Loja; una vez concluido el mismo fue
asignado nuevamente al Servicio Urbano del Comando Provincial "Gua­
yas" No. 2, plaza en la que permaneció hasta el , 15 de febrero de 1989.
Desde el 1 de octubre de 1 993 pasó a prestar sus servicios en la Policía
Especial del Banco Central del Ecuador, en la ciudad d,e Quito; regresando
el 8 de noviembre de 1 994, por segunda vez, al Comando Provincial de
Policía "Pichincha" No. 1, asignándosele a la Brigada 51, en el sector de
Cotocollao.

Toda esta trayectoria de trabajo, perseverancia, sacrificio y dedicación se


vio truncada un fatídico 16 de junio de 1999, cuando tres delincuentes que
portando armas de fuego y cortopunzantes, luego de asaltar y robar a los
señores Víctor Navarro Ramón y Lorena Chávez en el sector del mirador
del Pululahua, se dan a la fuga. El señor cabo primero de Policía Manuel
Oswaldo Namicela Contento, Jefe de Patrulla, conjuntamente con sus com­
pañeros cabo segundo Javier Vargas, conductor, y policía Raúl Patuña,
auxiliar, cumpliendo su deber de velar por la tranquilidad de las personas y
sus bienes, realizan un rastreo por la zona en busca de los antisociales; y a
la altura de las avenidas Mariscal Sucre y Diego de Vásquez, luego de una
gran persecución, interceptan a los delincuentes quienes viajaban en un
vehículo marca Lada. Estos últimos, en una forma sorpresiva y cobarde
disparan contra el personal uniformado, quienes en alguna forma responden
a la agresión. De este lamentable y trágico hecho resultan heridos el policía
Raúl Patuña y el cabo primero Manuel Oswaldo Namicela Contento. Su
compañero de patrullaje los traslada hasta el Hospital de la Policía de esta
ciudad, lugar en donde fallece el mencionado clase.

Este hecho de sangre que enlutó nuevamente a la institución policial, no


quedó impune, toda vez que con ayuda del resto de unidades policiales de
la plaza se logró la captura de los delincuentes, quienes fueron puestos a
órdenes de la autoridad competente.

324
BIOGRAFIAS POLICIALES

De este hecho, acaecido el 1 6 de junio de 1 999, y de la actuación del cabo


primero Manuel Oswaldo Namicela Contento, se concluye que falleció en
actos del servicio, por lo que el H. Consejo de Clases y Policías de la insti­
tución policial, reconociendo este acto de heroísmo y holocausto resuelve
su ascenso post mortem al grado de sargento segundo de Policía; así tam­
bién, por las mismas consideraciones, le otorga la condecoración "Al Va­
lor", de conformidad con el Reglamento de Condecoraciones de la Policía
Nacional.

Manuel Namicela fue dado de baja de las filas policiales el 1 6 de junio de


1 999, por haber fallecido en actos del servicio.

La muerte de este sencillo hombre, que escogió el digno apostolado de ser


policía para servir a sus semejantes, enlutó a la Institución y a su familia.
Las balas cobardes y asesinas de los delincuentes segaron para siempre la
vida de este miembro de la institución del orden y la seguridad, pero que
hoy lo tenemos en el Olimpo de los grandes hombres, para ejemplo de los
jóvenes policías y las nuevas generaciones, que tendrán que aprender a
fortalecer su espíritu y a forjar su carácter, imitando a este gran servidor de
la Patria: sargento segundo Manuel Oswaldo Namicela Contento; a quien
debemos perennizarlo en el templete de los héroes y mártires policiales,
esculpiendo su nombre con letras de bronce en el mármol milenario que
jamás sucumbirá ante los avatares del destino y las inclemencias del tiem­
po. Un justo reconocimiento a quien cumplió estrictamente con su deber de
defender la vida de los demás, a costa de la suya propia.

325
B!OGRAFIAS POLICIALES

Mario César Villalobos Molina


Capitán de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

VICTOR ALFONSO
OÑATE GUEVARA
CABO PRIMERO DE POLICIA

Víctor Alfonso Oñate Guevara vio la luz el 25 de-mayo de 1965, en la pa­


rroquia El Altar, cantón Penipe, provincia de Chimborazo. Sus padres fue­
ron don José Oñate Chávez, nacido en la misma parroquia y de profesión
agricultor, y doña Mercedes Guevara Orozco, igualmente oriunda de El
Altar y dedicada a los quehaceres domé_sti�os.

Víctor Alfonso fue el único hijo del matrimonio Oñate Guevara, pues a
poco de nacido sus padres se separaron y cada uno formó un nuevo hogar;
en estas circunstancias su padre procreó dos hermanos: Patricio y José Oña­
te Chávez; y su madre, tres hermanos más: Eduvina, Segundo y Jorge Gue­
vara Orozco. Víctor Alfonso fue entonces el mayor de todos.

El niño Víctor Alfonso fue bautizado a los pocos días de nacido en la igle­
sia del cantón Guano, provincia de Chimborazo, habiendo hecho la primera
comunión en la ciudad de Riobamba, cuan1o cursaba el quinto grado. Des­
de su niñez abrazó la religión católica, como sus padres y hermanos.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "Cinco de Junio" de


la ciudad de Riobamba, perfilándose como uno de los alumnos más aprove­
chados, lo que le significó que al terminar sus estudios primarios le conce­
dan una beca para continuar la secundaria en el colegio salesiano "Santo
Tomás Apóstol" de la misma ciudad, en cuyo proceso educacional tuvo un
rendimiento excelente, destacándose de entre sus compañeros por su dedi­
cación a los estudios, la actividad deportiva y su carácter ameno, desintere-
326
sado y respetuoso. Se graduó de bachiller en julio de 1 984 en la especiali­
BIOGRAFIAS POLICIALES

dad de Químico Biólogo.

Con el título de bachiller en la mano, ingresó a trabajar en un laboratorio


clínico de la Sultana de los Andes, donde poco a poco fue nutriéndose de
mayores conocimientos en el área de su especialidad y ganando experiencia
en su actividad. Pero no contento con su remuneración y en el mejor afán
de superación, a los pocos meses inició en el mismo colegio salesiano los
estudios para una nueva carrera, la de "electricista", en la que se graduaría
luego de tres años de estudios.

En 1984 conoce a la señorita Silvia del Carmen Flores Real, estudiante


secundaria .nacida en Chambo, Chimborazo, de quien se enamora y contrae
matrimonio en 1985, en la iglesia parroquial de Pungalá, cantón Riobamba,
luego de dos meses de noviazgo. No obstante, Víctor Alfonso continuó
estudiando para ser electricista, y una vez graduado, por las responsabili­
dades que exige el matrimonio, pasó a trabajar como electricista y chofer en
una empresa de construcciones de Riobamba, en la que permaneció hasta
el año 1 991 sin lograr cumplir sus expectativas de ascenso en el trabajo y
de mejoras en la retribución económica, razón por la que decidió entonces
su ingreso a la Policía Nacional.

El matrimonio con Silvia del Carmen fue bendecido con el nacimiento de


su primogénito en 1 986, que llevaría los mismos nombres que su padre:
Víctor Alfonso. Seis años después vendría al mundo otro hermanito: Dar­
win Paúl, nacido en 1992. Pero aquellos bemoles del destino le depararían
un año antes de su muerte el nacimiento de un nuevo hijo: Víctor Adrián,
fruto de su relación con la señorita Rosario Patricia Uyaguari Guerra, resi­
dente en la ciudad de Guayaquil.

A principios de 1991, en vittud de la poca remuneración que recibía en la


empresa constructora donde trabajaba, y por recomendación de su cuñado
Hernán Vinicio Flores, a esa fecha miembro de la Policía Nacional con
asiento en Guayaquil, tomó la decisión de ingresar a la institución policial,
para lo cual presentó la documentación pertinente. A los pocos días fue
dado de alta como aspirante a policía, habiéndosele designado a realizar el
correspondiente curso de profesionalización en la Escuela de Formación de
Tropa de San Miguel de Bolívar.

327
BIOGRAFIAS POLICIALES

Iniciado el curso el 1 de febrero de 1 9 9 1 , la espera de su graduación fue un


tanto larga, pues la separación de su familia repercutió en su rendimiento,
pero poco a poco fue solucionando la situación, pues cuando salía franco se
trasladaba a Riobamba, donde vivía con su esposa e hijo. La decisión de
forjarse un nuevo camino al seno de la Policía Nacional y responder ante
los suyos por un mejor horizonte de vida, le hizo entregarse íntegramente al
proceso de formación policial, y dedicó todos sus esfuerzos para aprove­
charlo. Así, al graduarse de policía el 1 5 de octubre del mismo año, obtuvo
con todo honor y distinción la primera antigüedad de su promoción.

Durante la realización del curso en la Escuela de .Formación de Tropa, se


conoce que fue muy aprovechado en su formación académica, policial y
doctrinaria, así también en la práctica de varios_ deportes, y con mucha no­
toriedad tocando la guitarra y cantando, pues era una afición que siempre
practicaba. Se dice que era un alumno coino pocos, que siempre respondía
con capacidad y decisión en todo lo que emprendía.

El alta de policía le fue dada el 1 5 de octubre de 1 99 1 , habiéndosele desti­


nado al Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio Urba­
no, en el que desarrolló sus actividades por pocos meses, pues en diciembre
del mismó año fue escogido por la superioridad para realizar un curso de
Policía Judicial en Quito, planificado para nueve meses. Curso en el que
también tuvo un excelente desempeño, como lo testifican varios de sus
compañeros. Durante el lapso de dicho curso su familia radicó siempre en
Riobamba, pero él se las arreglaba como podía en el cqartel del Regimiento
Quito para atender sus requerimientos personales y responder adecuada­
mente ante las exigencias de los estudios.

Culminado el curso de Policía Judicial, por su aprovechamiento y decisión


fue trasladado con el pase a la ciudad de Guayaquil el 1 de octubre de
1 992, justamente al Servicio de Policía Judicial. Allí estuvo sin su familia
por algunos meses, pero ya para 1 994 su señora y dos hijos se instalaron en
la Perla del Pacífico, en una casita arrendada y ubicada en la calle García
Goyena y la 2 1 , al sur de la ciudad, donde residiría hasta el día de su muer­
te en enero del 200 1 .

Por versión de algunos compañeros, se conoce que nunca faltó a su trabaj o


y que era muy respetuoso con sus superiores, quienes siempre le distinguí­
an por su calidad moral y dedicación attrabaj o, especialmente en su activi­
dad de agente investigador. Su carácter amable y definido, pero a veces
328
BIOGRAFIAS POLICIALES

fuerte, se identificaba con el perfil del policía responsable. No le gustaban


las cosas fuera de lugar, siempre trataba de enmendar las situaciones que a
su juicio estaban mal, pero era un Quijote en su cometido. Tenía un carácter
jovial, bromista y ameno, pero muchas veces se tomaba sentimental y que­
rendón. Sin ser alto tampoco era pequeño, tenía una estatura normal y físi­
camente era delgado. Un bigote grande y negro adornó hasta su muerte las
facciones de su rostro.

Destinado en octubre de 1 992 a la Oficina de Investigación del Delito


(OID) del Guayas, hoy Servicio de Policía Judicial (PJ), con sede en Gua­
yaquil, fue asignado al grupo operativo denominado "Ciclones", en el cual
desarrolló con dedicación y responsabilidad la delicada actividad enco­
mendada, con la mística de servicio característica del policía profesional.
Peligrosa labor antidelincuencial que en forma permanente le trajo una
serie de dolores de cabeza, dificultades y otros sinsabores en el cumpli­
miento del deber, ante una sociedad que no comprende el verdadero servi­
cio que desempeña el hombre policía, y en el marco de una proliferante
delincuencia cada vez más avezada y organizada, inconvenientes que los
supo superar en virtud de su valentía, decisión, serenidad y gran experien­
cia que fuera adquiriendo en el enfrentamiento con el hampa guayaquileña,
estadísticamente la más creciente y peligrosa del país.

Así, el 8 de enero del 200 1 salió de las dependencias policiales a las 4 de la


tarde, con dirección al suburbio de la ciudad, a realizar trabajos investiga­
tivos pendientes para la solución de uno de los casos que se encontraban a
su cargo. Para ello utilizó un automóvil Mazda 323, color vino, del servicio
policial, a cuyo volante se confundió en el intenso tráfico de las calles por­
teñas.

Al circular coincidencialmente por las calles 43 y la K, en el sector oeste de


la urbe, se percata de que un ciudadano, posiblemente comerciante, identi­
ficado posteriormente como Erwin William Alvear Collaguazo, era objeto
de un asalto a mano armada por parte de tres maleantes del sector, quienes
luego de cometer el ilícito se daban a la fuga en veloz carrera. Al enterarse
de la situación, el cabo Víctor Alfonso Oñate acelera su vehículo con direc�
ción a la calle "J", por donde huían los asaltantes, no sin antes advertirle
por señas a la víctima para que espere su regreso. Luego de las:investiga­
ciones policiales pertinentes, los delincuentes fueron identificados como
José Antonio Bermita Bulgarín (a) "Teyo", Freddy Alume Contreras (a)
"Culebra" y Juan Arámbulo García (a) "Volqueta".
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
329
Una vez cerca de los asaltantes, el cabo Oñate Guevara desciende del vehí­
BIOGRAFIAS POLICIALES

culo y encara a los delincuentes sacando su arma de dotación y ordenando


se detengan, pero uno de ellos no hace caso de la orden y continúa veloz­
mente su fuga, no así el otro, Juan Arámbulo, que avezadamente lo desafía
y se le acerca reluciendo un arma de fuego en sus manos, con la que inme­
diatamente dispara hiriendo de gravedad al cabo Oñate en la región hemito­
ráxica, pese a lo cual el miembro policial responde el ataque con su arma de
dotación, revólver Smith Wesson calibre 38, utilizando los seis proyectiles
de su tambor, 99asionándole al malhechor heridas en una oreja y en la
pierna izquierda, a pesar de lo cual logra huir disparando más proyectiles
que no llegan al policía sino a su vehículo, desapareciendo del sector;
mientras que el cabo Oñate Guevara, gravemente herido, solamente alcanza
a dar unos pocos pasos y cae abruptamente sobre el pavimento, ante lo cual
recibe ayuda del ciudadano asaltado y de varias personas de la zona, testi­
gos oculares de los hechos, trasladándole de urgencia al Hospital Guaya­
quil, donde lastimosamente los galenos solamente pudieron comprobar su
deceso. Acción policial de trágico resultado que enlutó una vez más a la
institución policial.

Por su acto de valor, entrega y profesionalismo, el Consejo de Clases y


Policías recomendó su ascenso al grado de cabo primero y la correspon­
diente baja del servicio activo por haber fallecido en actos del servicio;
ascenso y baja que fueron publicados en la orden general con fecha 8 de
enero del 2001, día de su fallecimiento. Además, el mismo Consejo institu­
cional, en consideración al arrojo, valentía y coraje demostrados por este
ejemplar policía, recomendó la concesión de la condecoración "Al Valor",
la misma que le fue otorgada con fecha 19 de septiembre del mismo año,
mediante la expedición del correspondiente decreto ejecutivo.

El nombre del cabo primero de Policía Víctor Alfonso Oñate Guevara, por
su valor, entrega y holocausto en defensa de la sociedad ecuatoriana, se ha
constituido en el símbolo del policía profesional y en ejemplo de las pre­
sentes y futuras generaciones policiales; ejemplo de honor, dignidad y
servicio que debe constituirse también en guía de la gran familia que repre­
senta la Policía Nacional del Ecuador. Su nombre, fo1jado con el tesón y
sacrificio del servicio policial, figurará con letras de molde en la memoria
de quienes con orgullo ostentamos una jerarquía policial.

330
BIOGRAFIAS POLICIALES

John Danny Cárdenas Cruz


Subteniente de Policía
Alumno de la Escuela de E. y P. de Oficiales

WALTER ISIDRO
ORDOÑEZ LOPEZ

CABO PRIMERO DE POLICIA

Walter Isidro Ordoñez López nació el 14 de abril de 1968 en el cantón El


Guaba, provincia de El Oro; sus padres fueron el señor Segundo Ordóñez
Avila y la señora Lorenza López Julio. Walter Isidro, hombre de muchas
virtudes y cualidades, fue el tercero de tres hermanos.

Fue educado con mucho esmero, destacándose como deportista, buen estu­
diante, excelente hijo y cariñoso hermano. Al finalizar sus estudios prima­
rios y secundarios se graduó de bachiller en ciencias sociales; luego de lo
cual comenzó a trabajar muy duro en el negocio de su padre. Pero tenía un
ideal, un sueño que cumplir, cual era entrar a esta hermosa institución: la
Policial Nacional, donde se forman los caballeros de la paz.

El I 5 de agosto de 1 992, a los 24 años de edad, ingresó a la Institución en


calidad de aspirante a policía, habiendo realizado el correspondiente curso
de profesionalización en la Escuela de Formación de Tropa "Cabo Segundo
de Policía José Lizandro Herrera Calderón", ubicada en la población de
Fumisa, cercana a la ciudad de Quevedo, provincia de Los Ríos.

Con gran decisión, orgullo, amor y constancia cumplió a cabalidad con sus
deberes, aprendiendo todo I.o enseñado por sqs instructores, quienes le in­
culcaron disciplina, responsabilidad, lealtad y mística en la defensa de la
sociedad y amor a su profesión.

331
BIOGRAFIAS POLICIALES

Luego de su graduación, en la que obtuvo una de las diez primeras antigüe­


dades de su promoción, con fecha 2 de abril de 1 993 es ascendido al grado
de policía de línea, habiéndosele destinado a prestar sus servicios en el
Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano, asig­
nándole a la Primera Compañía, don_cle laboró con ,gran profesionalismo.

A los cinco meses de graduado, el 1 de septiembre de 1 993, es designado


para realizar el Curso de Fronteras (Puestos de Vigilancia Sur)cen la pro­
vincia de El Oro, donde cumplió funciones específicas en los diferentes
destacamentos fronterizos con el Perú, concretamente en Chacras y Hualta­
co, cumpliendo al igual que sus superiores y compañeros el mandato de
servicio a la Patria con decisión y entrega. Destacándose en el policía Wal­
ter Isidro Ordóñez López su sentimiento patriótico, donde aprendió a domi­
nar el medio, mantuvo su ideal de servir a la sociedad y forjó su carácter.

Al terminar su período y con gran felicidad por culminar el curso en la


frontera, el 5 de mayo de 1 994 fue designado a prestar sus servicios en el­
Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2. Allí es incorporado al
operativo "Látigo", junto con otros miembros de la Unidad, con la finalidad
principal de luchar en forma permanente para contrarrestar el auge delin­
cuencia), capturando a delincuentes como "El Patucho" Rigoberto Castro y
desbaratando bandas de antisociales roba carros, lográndose la recuperación
de muchos vehículos y presentando una dura batalla a las pandillas juveni­
les.

En el año 1 994 contrajo nupcias con la- señorita Enid Yisela Ordóñez Her­
nández, con quien procreó dos hijos Anthony Javier y Kevin Walter Ordó­
ñez Ordóñez que significaron la mayor alegría en su vida.

El 2 1 de diciembre de 1 994, al señor policía Walter Isidro Ordóñez López


se le coloca a disposición del Comando General de la Policía Nacional, por
un procedimiento aparentemente irregular tipificado en la Ley de Personal,
dej ando de constar en el Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2,
Servicio Urbano, iniciándose una información sumaria para establecer una
posible mala conducta profesional.

Una vez investigada su acción policial, el 29 de enero de 1 996, se levanta la


situación a Disposición del Comandante General en que fuera colocado,
pues se determinó que el policía Walter Ordóñez López no había incurrido
en ninguna acción reñida con la ley y por lo tanto no existió mala conducta
332
B!OGRAFIAS POLICIALES

profesional, por lo que fue designado a prestar sus servicios en el Comando


Provincial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano, donde continuó
desempeñando sus actividades con normalidad.

El 2 de diciembre de 1 998, luego de haber cumplido con los requisitos pre­


vistos en la ley, eltiempo de servicio en el grado y el resultado del trabajo
que los policías efectúan en los lugares de destino, como recompensa a la
permanente y tesonera labora cumplida fue ascendido al grado de cabo
segundo, lo que provocó mucha alegría en su esposa como en sus tiernos
hijos, que lo miran optimistas transitar por el camino del éxito.

Es así que el día 29 de julio de 1 999, el cabo segundo Walter Isidro Ordó­
ñez López, haciendo uso de su franco se traslada donde unos familiares en
- el sector de la �venida 24 de Mayo, lugar en el que se percata que un sujeto
de raza negra realizaba disparos en contra del cabo segundo de Policía Jai­
me Enrique Gutiérrez Mosquera, el mismo que cae herido por los disparos
del sujeto de color, identificado posteriormente como Jimmy Eduardo Per­
laza Quinteros. Sin pensar dos veces y siempre enfrentando con valor y
heroísmo el ataque armado de este peligroso delincuente, Walter Ordóñez
trata de ayudar a s11 compañero que se encontraba herido y se enfrenta al
antisocial, intercambiando disparos en plena vía pública, hasta que una bala
asesina termina con su vida. El destino le había preparado una cita con la
muerte, en el cumplimiento del deber policial: una causa noble, por la de­
fensa de la sociedad. Dejó en la orfandad a sus pequeños hijos y sumidos
en el dolor y la tristeza a su esposa, familiares, amigos y compañeros.

El 29 de julio de 1 999 por su valiente y heroica acción, el H. Cons�jo de


Clases y Policías de la Institución resolvió su ascenso post mortero al grado
de cabo primero, así también su correspondiente baja de las filas policiales
por haber fallecido en actos del servicio; concediéndole igualmente la con­
decoración "Al Valor", la misma que en su momento fue recibida por su
esposa, doña Enid Yisela Ordóñez.

Su valor, heroísmo y decisión nos servirá como ejemplo para la posteridad;


su noble y desinteresada acción policial la llevaremos en el recuerdo y en lo
más profundo de nuestros corazones. Mientras tanto, las lágrimas se desli­
zan sobre su tumba, como símbolo del reconocimiento y homenaje a los
héroes y mártires policiales.

333
BIOGRAFIAS POLICIALES

Econ. Carios Rodrigo Calahorrano Recalde


Coronel de Policía de E.M.
Miembro de Correspondiente del INEHPOL

FRANCISCO ARTIDORO
ORTIZ INFANTE
CABO PRIMERO .DE POLICIA

Francisco Artidoro 01tiz Infante nació en la ciudad de Celica, cantón del


mismo nombre, provincia de Loja, el 6 de junio de 1964. Sus padres fue­
ron don Pablo Ortiz Encalada y doña Honorina Infante Cabrera.

Francisco Artidoro, su tercer hijo, va creciendo, comprendiendo lo positivo


de la existencia, compartiendo el calor de su hogar formado por sus padres,
hermanos y hermanas.

Da sus primeros pasos fuera del hogar y empieza sus estudios primarios en
una escuela fiscal de la ciudad de Alamor, provincia de Loja, demostrando
aptitudes, dedicación y compañerismo.

Francisco Ortiz Infante sigue sus estudios de nivel medio en el colegio a


distancia "Monseñor Leonidas Proaño" de la ciudad de Guayaquil, en don­
de aprueba el 4to. curso, siendo un destacado estudiante.

El día 15 de noviembre de 1984, Francisco Artidoro ingresa a la Escuela de


Formación de Policías de Línea "Cabo Segundo de Policía Sócrates Manri­
que Arboleda Sanabria", ubicada en el sector de Las Peñas, cerca de Baba­
hoyo, a seguir el Curso de Profesionalización como aspirante a Policía,
graduándose como Policía de Línea el 31 de mayo de 1985. Una vez gra­
duado adopta el convencimiento de poder enfrentar la vida delictiva y tratar
de mantener una sociedad encaminada por el bien, libre de amenazas y con
costumbres sanas, demostrando valor, disciplina y lealtad hacia la misma,
siempre en alerta a los problemas existentes, cumpliendo a cabalidad la
334
BIOGRAFIAS POLICIALES

misión encomendada, demostrando que es un policía que está presto para


mantener la seguridad, la paz y la tranquilidad pública.

Ya con el grado de policía nacional, el 3 1 de mayo de 1985 es dado el pase


al Comando Provincial de Policía "Guayas" No. 2, en vista de ser un buen
elemento y haber demostrado dotes de fiel cumplimiento del deber, el 1 de
noviembre de 1986 es trasladado al Servicio Antinarcóticos, en la misma
provincia; el 3 de diciembre de 1987 es designado a realizar el Curso de
Puestos de Vigilancia Sur (PVS), en el Comando Provincial de Policía "El
Oro" No. 3; el 31 de diciembre de 1988 es designado al Comando Provin­
cial "Guayas No� 2, Servicio Urbano; el 1 de septiembre de 1990 es desti­
nado a la Policía Especial del Banco Central del Ecuador, en Guayaquil; y
el 6 de marzo del 1997 pasa a prestar sus servicios en el Consulado de los
- Estados Unidos en Guayaquil.

En el mes de agosto de 1990 se relaciona en unión libre con la sefiorita


Grisefia Lorena Mufioz Bernabé, mujer dedicada a la formación de la nifiez.
Esta relación se alegra con el nacimiento de tres niños: Ricardo Adrián,
Ronald Francisco y Astrid Anabel, a quienes les fue negada la presencia de
su padre en 1998, cuando una mano asesina le privó la vida.

Por haber cumplido con el tiempo de servicio necesario, así como todos los
requisitos estipulados legal y reglamentariamente, el 1 de marzo de 1994 es
ascendido al grado de cabo segundo, que lo recibe con orgullo y responsa­
bilidad.

Francisco Artidoro Ortiz Infante tuvo confianza en sí mismo, era inteligen­


te, de gi·andes dotes, reflexivo, solidario, lleno de amor y paciencia. Para él
lo primero era el deber, siempre haciendo el bien sin mirar las diferencias
de la vida en lo humanístico, ayudando a los demás; era un hombre de pro­
mesas cumplidas, que sabía pedir y agradecer, diferenciando entre el bien y
el mal, ascendiendo los escalones de la vida para ser mejor y más positivo.

Fue un hombre conocedor de la realidad de nuestro país, inconfundible en


la superación y partícipe en todos los eventos sociales, culturales y deporti­
vos. Sus conversaciones eran siempre amenas, utilizando un vocabulario
adecuado para el efecto, siempre observando el respeto a los demás y sin
descuidar su sencillez.

335
BIOGRAFIAS POLICIALES

La formación en su hogar hizo que cultivara los mejores hábitos, desarro­


llando desde su infancia la puntualidad, la hqnestidad y la lealtad, valores
morales y humanos que fueron practicados en su vida estudiantil y profe­
sional, descubriendo siempre la fortaleza del ser humano para que su per­
sonalidad sea ejemplo de su familia y sus compañeros de trabajo.

El día domingo 25 de octubre de 1 998, el señor cabo segundo Francisco


Artidoro Ortiz Infante, luego de realizar su servicio normal en el Consulado
Americano de Guayaquil, a las 1 9h20 se embarca en un bus de servicio
público de la línea 3 5, en el que se traslada con dirección a su domicilio
ubicado en la ciudadela Las Tejas. Pero a la altura del segundo puente de
la vía Perimetral se suben tres sujetos, los mismos que según el señor Mi­
guel Angel Mena Coya, conductor de dicho vehículo, habían pagado el
pasaje incompleto, manifestando que les faltaba trescientos sucres y que les
llevara nomás. Casi de inmediato, al fondo del vehículo había escuchado
varias detonaciones de arma de fuego y gritos desesperados de los pasaje­
ros, por lo que había procedido a bajarse del mencionado vehículo por la
puerta del costado izquierdo, corriendo y escondiéndose al otro costado de
la vía, observando lo que sucedía; dándose cuenta que del bus se bajaban en
precipitada carrera solamente dos sujetos que se habían subido anterior­
mente con armas de fuego, de igual forma muy asustados se bajaron los
pasajeros e inclusive algunos se botaron por las ventanas, luego de todo
esto regresó al bus para continuar con su recorrido, el mismo que era desde
el Estadio de Barcelona hasta el Puerto Marítimo.

Al llegar al Puesto de Auxilio Inmediato de la isla Trinitaria, se bajó del


bus para indicar que en el mismo tenía a dos personas heridas, por lo que
tomó contacto con el señor subteniente Patricio Arroyo que en ese momen­
to se encontraba al mando del patrullero Sierra 04, el mismo que procedió a
llevar a los heridos hasta el Hospital del Seguro de la ciudad de Guayaquil,
en donde los médicos constataron el fallecimiento de uno de ellos, por lo
que procedió a revisar sus pertenencias, identificándolo como Francisco
Artidoro Ortiz Infante, cabo segundo de Policía.

Luego de las investigaciones realizadas por la Policía Judicial del Guayas,


se desprende en lo principal, lo siguiente: "Que el señor cabo segundo
Francisco Artidoro Ortiz Infante, el día 25 de octubre de 1 998 a las 1 9h00,
es víctima de delincuentes quienes asaltan a los pasaj eros de un bus de ser­
vicio urbano, y para evitar dicho asalto actúa el mencionado clase, murien­
do en eJ intento de frustrar el ilícito, actuando en defensa y protección de
336
BIOGRAFIAS POLICIALES

los pasajeros del bus que en ese momento se encontraban indefensos, pro­
duciéndose su muerte violenta en manos de delincuentes, que en número
mayor dispararon contra su humanidad".

Con los honores que le otorgan las leyes y reglamentos policiales, el día 27
de octubre de 1 998 su cadáver es trasladado al Cementerio General de
Guayaquil, previo su velatorio en el Casino de Clases y Policías del Co­
mando Provincial de Policía "Guayas" No. 2. En esas horas de dolor y
profunda desesperanza, familiares, amigos y compañeros depositaron sus
ofrendas florales en el féretro del clase que luchó por el orden y seguridad
ciudadanos.

El señor cabo segundo Francisco Artidoro Ortiz Infante, de acuerdo a la


Ley de Personal de la Policía Nacional fue ascendido post mortem al inme­
diato grado de cabo primero, por haber fallecido en actos del servicio y en
cumplimiento del deber; así mismo, por resolución del H. Consejo Superior
de la Policía Nacional le fue concedida la condecoración "Al Valor". Paz
en su tumba.

337
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr-. Enrique Amado Ojeda Espinoza


General de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

ELIAS
RAMIREZ TARIRA

CABO SEGUNDO DE POLICIA

Nace en la parroquia Limones del cantón Eloy Alfaro, provincia de Esme­


raldas, el 15 de septiembre de 1961, siendo sus padres don Justiniano Ra­
mírez Quiñónez y doña María Tarira Preciado.

Fue casado con Mélida Quiñónez Ortiz, con quien procreó cuatro hijos:
Leonela, Galo, Tatiana y Wílmer; ocupaba el cuarto puesto entre cinco
hermanos.

Su instrucción primaria la realiza en la escuela "Eloy Alfara" de su tierra


natal; sus estudios secundarios los inicia en el colegio "5 de Agosto" de la
ciudad de Esmeraldas, en donde termina el quinto año de instrucción. En
su vida estudiantil se distingue por sus atributos personales, morales y de­
portivos; por su estatura de 1.97 es seleccionado para integrar el equipo de
su colegio en la disciplina de basketball; integró también por dos ocasiones
la selección de su provincia en la misma rama deportiva, participando en
dos campeonatos nacionales, recibiendo por ello varias distinciones y reco­
nocimientos tanto de su plantel como de la Federación Deportiva de Esme­
raldas.

Su vocación al servicio de la sociedad le orienta a escoger la noble carrera


policial, ingresando a la Institución el 31 de agosto de 1982. Inmediata­
mente de su ingreso es asignado a la Escuela de Formación de Tropa "José
Emilio Castillo Solís" de Tambillo, para realizar el Curso de Profesionali­
zación por el lapso de nueve meses, a cuya culminación se gradúa con la
segunda antigüedad.
338
Durante los 'catorce años que permanece al .servicio de la Institución y de la
BIOGRAFIAS POLICIALES

Patria, presta sus servicios en los Comandos Provinciales "Guayas" No. 2,


"Pichincha" No. 1 y "Esmeraldas" No. 14. Al interior de la Policía Nacio­
nal se perfeccionó en otra disciplina deportiva, como es el voleyball, inte­
grando el equipo ideal en los Comandos en donde sirvió, distinguiéndose
siempre como un policía disciplinado, cumplidor de su deber y gran depor­
tista, lo que le mereció el reconocimiento permanente de sus superiores.

Durante su vida profesional realizó, a más del curso antes indicado, el Cur­
so del Escuadrón de Fronteras, desempeñando sus servicios en el Comando
Provincial "El Oro" No. 3.

Por sus atributos profesionales en el campo policial y especialmente su gran


capacidad en el área de la investigación criminal, es seleccionado por la
superioridad para realizar el Curso Especial Antinarcóticos el 6 de enero de
1986. A partir de esta fecha estabiliza su actividad en esta rama, distin­
guiéndose por su profesionalismo, capacidad y honestidad, lo que le mere­
ció ser llamado en forma periódica a perfeccionar sus conocimientos y téc­
nicas en este campo; es así como realiza un nuevo curso antinarcóticos en
la ciudad de Quito el 7 de diciembre de 1994, hasta que heroicamente le
sorprende la muerte el 26 de julio de 1996 en la ciudad de Esmeraldas, en
donde prestaba sus servicios.

Su muerte ocurre en la noche del 26 de julio de 1996, cuando desempeñaba


las funciones de Agente Especial Antinarcóticos en el área de Inteligencia.
En cumplimiento de su específica función hacía el seguimiento del narco­
traficante Albín Zúñiga Rúa, quien reside en San Lorenzo, en donde es
conocido públicamente como traficante de drogas. El cabo Ramírez cono­
cía que dicho sujeto tenía su mercado para la distribución de la droga en los
balnearios de la provincia, tales como Atacames, Súa, Tonsupa y Same.

Es así como, por disposición del Jefe de la Interpol del Comando Provincial
"Esmeraldas"No. 14, se monta un operativo con apoyo del personal del
GOE, OID y Servicio Urbano, cerrando el cerco policial para la detención
del mencionado narcotraficante, el mismo que por información del cabo
Ramírez se encontraba en la casa de su cuñada en el barrio La Propicia, en
las afueras de la ciudad de Esmeraldas. Se ejecuta el operativo y el cabo
Elías Ramírez Tarira, como conocedor personal del delincuente, incursiona
en primera línea en el domicilio de la cuñada apoyado de otros compañeros,
siendo recibido a bala por el delincuente Albin Zúñiga, disparos que com-
339
BIOGRAFIAS POLICIALES

prometen órganos vitales de su organismo, falleciendo horas después por


hemorragia aguda, según el informe del médico de la Unidad.

Su vocación policial y sus grandes atributos, llevaron al cabo Ramírez Tari­


ra a dedicar gran parte de su permanencia en la Institución Policial a la
lucha contra uno de los delitos más nocivos para la sociedad y considerado
de lesa humanidad, como es el tráfico de drogas, en donde en una forma
valiente, honesta y heroica ofrendó su vida, constituyéndose en uno más de
esos grandes héroes que la Policía Nacional día a día entrega a la sociedad;
permanente cuota de mártires en su lucha incesante contra el delito y la
delincuencia organizada.

Este ejemplo del cabo Elías Ramírez Tarira y su holocausto, servirá de


referente moral y profesional para las presentes y futuras generaciones de
los caballeros de la paz y la sociedad ecuatoriana.

Su nombre engalana el templete de los héroes policiales, cuyos sarcófagos


tienen como nicho las murallas eternas de los Andes y como cirios funera­
les las estrellas del cielo.

340
BIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Edison Augusto Garcés Pozo


Comandante General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

DIMAS EVANGELIO
ROJAS JIMENEZ

SARGENTO PRIMERO DE POLICIA

Cuando no hay respeto a la ley, a la autoridad y a la patria decimos que la


sociedad vive en la confusión y el caos. El policía es el más cercano cum­
plidor de la ley, y su obligación primordial es garantizar el cumplimiento de
la misma, pero hoy en día esa misión del poder de policía se va haciendo
cada vez más difícil debido al incremento desmedido de la delincuencia
nacional e internacional que azota nuestro país.

Con este prolegómeno paso a narrar un hecho que despertó el repudio pú­
blico hacia el malhechor que privó la vida de dos miembros de la institu­
ción policial: el subteniente Darwin Patricio Cabrera y el sargento segundo
Dimas Evangelio Rojas Jiménez; quiénes, en cumplimiento de su ronda de
servicio nocturna y en atención a una denuncia, acuden con el patrullero en
auxilio de un robo que se estaba perpetrando en su sector de vigilancia y
persiguen a los delincuentes, uno de los cuales, al amparo de la soledad y
de las sombras de la noche, realiza disparos a quemarropa contra los poli­
cías, los cuales fallecen instantáneamente.

Dimas Evangelio Rojas Jiménez nace en la parroquia Julio Moreno del


cantón Guaranda, provincia de Bolívar, el 1 9 de junio de 1 953, siendo sus
padres don Luis M. Rojas y doña Clelia María Jiménez.

Aprendió las primeras letras en su tierra natal. Una vei terminados sus es­
tudios primarios se dedicó a ayudar en las tareas de casa hasta la edad de 21
años, en que decide ingresar a las filas de la Policía Nacional. Presenta la
34 1
documentación requerida en la Dirección General de Personal, y el 30 de
BIOGRAFIAS POLICIALES

junio de 1974 es dado de alta con el grado de policía de línea y designado a


prestar sus servicios en la Comandancia General, iniciándose así una exce­
lente carrera profesional.

Como todos los miembros de la Policía Nacional, Dimas Evangelio Rojas


fue asignado a distintas Unidades del país, en donde supo destacarse por su
espíritu de responsabilidad, respeto a las leyes y reglamentos de la Institu­
ción. Entre las Unidades en donde prestó sus valiosos servicios constan:
Comando Provincial "Pastaza" No. 16, Comando Provincial "Cañar" No.
15, Comando Provincial "Tungurahua" No. 9 en varias oportunidades, Co­
mando Provincial "Guayas" No. 2, Comando Provincial "Bolívar" No. 11 y
Comando Provincial "Pichincha" No. 1, donde fallece en cumplimiento de
actos del servicio y es ascendido post-mortem al grado de sargento primero.

El sargento segundo Dimas Evangelio Rojas realizó dos cursos durante el


ejercicio de su militancia policial: de Semaforización, en julio de 1989, en
Quito; y, el de Fronteras, en la provincia de El Oro, en 1995, quedándose a
servir en ese rincón de la Patria por el lapso de un año, para luego ser dado
el pase al Comando Provincial "Pichincha" No. 1, Servicio Urbano.

Por la capacidad demostrada en todos los actos de su vida, la superioridad


le dio la oportunidad de trabajar en casi todos los servicios que conforman
la Policía Nacional. Dentro de su vida privada, Dimas Rojas Jiménez con­
trajo matrimonio con la señora Emma Gardenia Jara Rivadeneira, de cuyo
enlace fueron procreados tres hijos, a quienes les pusieron los nombres de
Nancy Alexandra, María Eugenia y Henry Vinicio. Fue esposo responsable
y padre amantísimo; lo que coadyuvó a que con su esposa forme un hogar
ideal.

Desde al año 1974, en que ingresa a las filas policiales cumpliendo con
todos los requisitos que la ley prevé, escala cuatro jerarquías en sus 22 años
de actividad, lo que revela una regularidad en hacerse acreedor a los ascen­
sos. Asimismo, fue merecedor a la condecoración "Policía Nacional" en
dos ocasiones, en las categorías de Tercera y de Segunda, para cuyo otor­
gamiento consta como requisito indispensable el tener buena conducta pro­
fesional, la que supo demostrar en todos los actos de su vida institucional.

El 13 de agosto de 1996 se produce el alevoso asesinato de dos jóvenes


miembros de la institución policial, infausta circunstancia que puso de due-
342
BIOGRAFIAS POLICIALES

lo a la Policía Nacional. El subteniente Darwin Patricio Cabrera Pallo y el


sargento segundo Dimas Evangelio Rojas Jiménez perdieron la vida acribi­
llados por las balas de un cobarde delincuente, que disparó a mansalva
cuando los elementos policiales cumplían con la sagrada misión de proteger
la vida y la propiedad de la colectividad.

El informe oficial de las investigaciones dice lo siguiente: "El día martes 1 3


d e agosto de 1 996, a las 02h00 aproximadamente, sujetos n o identificados
habían llegado hasta los talleres "Apache", ubicado en la Av. América No.
4683 y Mañozca de la ciudad de Quito, procediendo a romper el candado y
sacarse una moto marca Honda 2000. El señor Luis Lincango cuidador en
el lugar, da la alarma y comunica a la Central de Radio Patrullas el robo
que se estaba perpetrando, dicha Central de Radio envía al patrullero del
sector de siglas P-8 al mando del señor subteniente de policía Darwin Patri­
cio Cabrera Pallo, como conductor el señor sargento de policía Dimas
Evangelio Rojas Jiménez, como auxiliar el señor policía Osear Vinicio
Viteri, quienes acuden a verificar dicho robo; al llegar al sitio indicado los
miembros policiales observan a dos individuos, el uno de raza negra y el
otro un mulato junto a la motocicleta, quienes en precipitada carrera huyen
por la Avenida América con dirección norte, abandonando la moto; al ser
perseguidos los dos sujetos se separan, tomando el un delincuente (mulato)
la calle San Francisco hacia la avenida Naciones Unidas, siendo persegui­
dos por el policía Osear Viteri, y en su afán de evadir su captura se despoja
de su chompa en la que estaba su tarjeta de débito Filanbanco Electrón, por
lo cual se logra establecer su identidad como Rolando Wladimir Jaramillo
Vallejo".

El parte agrega que mientras el sujeto de tez morena continuaba por la calle
Carondelet, perseguido por el subteniente Darwin Cabrera y el sargento
Dimas Rojas en dirección a la avenida l O de Agosto, al llegar a las bodegas
generales del Banco del Pichincha presumen que este sujeto se habría es­
condido en un costado de la calle, por lo que los miembros policiales paran
el patrullero y descienden. En estas circunstancias se produce un forcejeo
entre el subteniente Darwin Cabrera y el sujeto de raza negra, quien saca su
arma de fuego, pistola calibre 32, y efectúa disparos en contra de la huma­
nidad del subteniente Cabrera, quien cae al piso mortalmente herido; acto
seguido, el delincuente toma la pistola Glock calibre 9 mm., de dotación del
referido oficial, y procede a disparar contra el sargento Dimas Rojas Jimé­
nez quien, pese a no tener armamento, se acerca a colaborar con el subte-
343
niente Cabrera que yacía en el piso, pero nuevamente es disparado por el
BIOGRAFIAS POLICIALES

delincuente y cae mortalmente herido.


Luego de cometer este doble asesinato, el sujeto de tez morena abandona el
lugar de los hechos con dirección a la avenida 1O de Agosto, llevándose
consigo el arma del oficial.

Demasiado duro es el oficio policial, es por ello que constantemente la


sociedad y la institución reclaman al Estado las ;mayores protecciones y, a
los ciudadanos, las más solícitas consideraciones. Sus funciones por defini­
ción son demasiado riesgosas para los agentes del orden, pues están ex­
puestos a las peores asechanzas de los antisociales, que cada día se acre­
cientan en el Ecuador.

Estos trágicos asesinatos a miembros de la Policía Nacional, que periódi­


camente estremecen la conciencia nacional, no hacen sino realzar la tras­
cendencia de la función policial y la dureza de su oficio. Esto sin duda ayu­
da a afirmar la imagen de la policía. Los ciudadanos que conocen de cerca
los beneficios del trabajo institucional la admiran y respetan, saben que el
coraje y decisión toca muchas veces los bordes del heroísmo, como el caso
del sargento Dimas Evangelio Rojas Jiménez, que pese a estar desarmado
trató de ayudar a su superior para que no lo mataran; su abnegación y sacri­
ficio desembocó en el martirologio. Toca por lo mismo inclinarnos reveren­
tes y con profunda resignación ante estas permanentes desgracias que caen
sobre la institución y las atribuladas familias de sus desaparecidos inte­
grantes.

Detrás de este caso tan conmovedor están los miles de sacrificios callados
que de día y de noche protagonizan los guardianes del orden, la seguridad y
la paz. El sacrificio comienza junto con cada jornada de trabajo, nunca
saben si su servicio terminará sin novedad, o que a lo mejor se suscitará
alguna dolorosa sorpresa. El portar el arma de Estado no significa en este
caso una ventaja, porque las normas del servicio obligan a los agentes del
orden a repeler las agresiones mas no les permite tomar la iniciativa, y por
eso son víctimas de la audacia criminal.

Ante la tristeza que causa la muerte de un miembro de la Institución, es


preciso reflexionar en el hecho de que el sargento Rojas Jiménez cumplía
su ronda cuando fue sorprendido por las balas asesinas, y que no titubeó un
instante en hacerse presente a realizar su trabajo con prontitud, dando
344
BIOGRAFIAS POLICIALES

muestras de valor y de la entereza característica de quienes forman la Poli­


cía Nacional. El sargento segundo Dimas Rojas Jiménez era jefe de hogar,
y en él han quedado su esposa e hijos sin la necesaria protección y con la
permanente ausencia de su ser querido.

No se conoce el nombre de quien mató al sargento segundo Dimas Evange­


lio Rojas Jiménez, pero si se sabe que lo mató la violencia, ese feroz azote
que se expande a través de nuestra patria y el mundo entero. Violencia de la
cual a lo mejor todos somos culpables y de la que cualquiera puede ser
víctima.

Luchar contra la violencia y la injusticia es trabajar más; es educar para


liberar y para construir; es servir desinteresadamente en nuestra profesión;
es cumplir la función policial con exactitud y celo.

El sargento segundo Dimªs Evangelio Rojas Jiménez fue muerto en actos


del servicio, rindiendo tributo al diario cumplimiento del deber. Y en su
homenaje, el Consejo Superior de la Policía Nacional resolvió darle de baja
con la mención de "por haber fallecido en actos del servicio", a la vez que
en reconocimiento a su arrojo, decisión y valentía, sea ascendido post­
mortem a la jerarquía de sargento pritnero, con fecha 1 3 de agosto de 1 996,
día de su fallecimiento, en conformidad con la Ley de Personal de la Poli­
cía Nacional. Días más tarde, previa la resolución del mismo Consejo, se le
confiere mediante la expedición del pertinente decreto ejecutivo la conde­
coración "Al Valor", por su heroico comportamiento.

El Todopoderoso dará a su familia y a sus amigos el necesario consuelo, y a


la Policía Nacional el imperecedero recuerdo de un policía que por cumplir
la promesa contraída con la Patria, entregó su vida a cambio de la seguridad
ciudadana.

345
BIOGRAFIAS POLICIALES

Jorge Aníbal Navarrete Rivadeneira


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

FRANCISCO POLIVIO
ROJAS LEIVA

CABO SEGUNDO DE POLICIA

La historia de la Policía Nacional contiene innumerables páginas plenas de


arrojo, valor y sacrificio escritas por sus hombres y mujeres, quienes todo
lo dieron, incluso la vida, en defensa de la Patria, la Constitución y las le­
yes. A través de la historia ha tenido grandes demostraciones de valor por
parte de sus hombres, que han sabido enfrentar los peligros en la lucha
diaria por combatir la delincuencia. Son más de 400 los mártires institu­
cionales que han entregado generosamente su preciada existencia; éste es el
aporte de nuestra institución a la Patria.

Nos corresponde en esta ocasión rendir un homenaje póstumo de gratitud al


cabo segundo Francisco Polivio Rojas Leiva, hombre de honor que fue
asesinado en la provincia de El Oro el 28 de diciembre de 1 993 .

Francisco Rojas Leiva nació el 1 5 de agosto de 1 964, en Alamor, cantón


Puyango, provincia de Loja. Sus padres fueron don José Gregorio Rojas y
doña Josefina Leiva.

Los estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "Río Chinchipe" de


Alamor, en la que ingresó a la edad de 6 años y terminó sus estudios en
1 976.

Pese a la incómoda posición económica de su familia, el j oven Francisco


Polivio mantuvo su decisión de culminar la secundaria; es así que ingresa al
346
BIOGRAFIAS POLICIALES

colegio "JuUo l. Espinosa O." de la parroquia Alamor, en cuya institución


educativa culminó sus estudios secundarios en 1 983 .
Decía Sartre que "el hombre es su elección", y con ello quería significar
que todo ser es un conjunto de elementos y no una simple suma de partes
aisladas.

Francisco Rojas Leiva desde su niñez atesoró principios que, con el pasar
del tiempo, se convirtieron en su norte, pues para él la seguridad era im­
prescindible para garantizar las libertades de los ciudadanos y el disfrute
efectivo de sus derechos, constituyendo uno de los pilares básicos de la
convivencia democrática. Estas expresiones vertidas en sus amigos y com-
. pañeros lo impulsaron a cumplir con su sueño de convertirse en un defensor
de la seguridad, en un caballero de la paz; tenía clara su visión de servicio a
la sociedad, de vestir el uniforme policial y ayudar a todas las personas que
lo requieran: Para esto dedicó su esfuerzo y el de sus padres, reuniendo los
recursos económicos necesarios para cumplir su sueño, y durante un año se
dedicó a trabajar con ahínco teniendo como meta fija convertirse en miem­
bro de la Policía Nacional del Ecuador.

Su alta .se publica en la Orden General de 1 1 de octubre de 1 984, en el Co­


mando Provincial "Pichincha" No. 1 , Escuadrón de Emergencia, destinán­
dosele a la Escuela "Cabo Segundo Sócrates Manrique Arboleda Sanabria",
ubicada en Las Peñas, junto a la ciudad de Babahoyo, donde debía realizar
el curso de Profesionalización Policial, pero que por los graves problemas
existentes en la provincia del Guayas, la promoción a la que pertenecía fue
trasladada a culminar su formación en la ciudad de Guayaquil.

Su formación profesional concluyó el 1 7 de mayo de 1 985, siendo destina­


do el 1 de junio del mismo año a prestar sus servicios en el Comando Pro­
vincial "Guayas" No. 2, Servicio Urbano, iniciando así su carrera profesio­
nal.

En el devenir diario, miles de hombres vestidos de aceituna se exponen


anónimamente para brindar la seguridad que la sociedad necesita y deman­
da; su personalidad, definida con un temperamento espontáneo, diáfano,
sencillo y equilibrado, caracterizado por sus principios perfectamente inte­
riorizados, se acoplaba al temperamento sanguíneo coi;i un deseo de vivir,
sin considerar las cosas demasiado graves ni tampoco difíciles; procurando
siempre encontrar las cosas bellas de la vida, buscando hacer agradable su
347
BIOGRAFIAS POLICIALES

presencia donde quiera, por lo que sorteaba las situaciones difíciles con
alegría y difícilmente le invadía la tristeza, pues gustaba de disfrutar la vida
sin excesos.
Siempre buscó la aceptación y apoyo de sus compañeros, lo cual le valió
buenas amistades al interior y exterior de la Institución. En su vida fami­
liar, su esposa doña Celia María Vera Laines lo recuerda como una persona
tranquila, de fácil conversación, expresiva y práctica.

Siendo el carácter parte de la personalidad, éste tuvo las influencias propias


de su desarrollo, pues sus hábitos estaban complementados con su forma­
ción humilde pero de principios; siempre mantenía una actitud positiva,
conservando sus ideales de llegar al más alto grado como clase; prefirió la
familia a los festejos externos y su voluntad expresó siempre su anhelo de ir
adelante. Su capacidad de reflexión se mantiene en el recuerdo de sus
compañeros. Siempre fue realista y objetivo, atento y cordial, enemigo de
la prisa y de acciones impensadas.

Al culminar su formación profesional en la Escuela "Cabo Segundo Sócra­


tes Manriqu_e Arboleda Sanabria", se hace acreedor a un diploma de honor
como el más destacado en trabajos prácticos de la trigésima segunda pro­
moción.

En 1988 contrajo matrimonio con la señorita Celia María Vera Laines, con
quien procreó una hija de nombres Jennifer Karina, a la que lamentable­
mente pudo disfrutar por poco tiempo. Su residencia la ftjó en Guayaquil,
en la ciudadela "Pájaro Azul"

Dentro de su corta vida profesional, Francisco Leiva es designado en 1987


a realizar el décimo curso de PVS (Puestos de Vigilancia Sur), siendo des­
tinado a la provincia de Loja, retornando en julio del mismo año a prestar
sus servicios en Guayaquil. Dos años más tarde, en 1989, en la misma
ciudad realiza un curso de refrescamiento en materias policiales.

Su vida profesional continuó en el Servicio Urbano del Comando Provin­


cial "Guayas" No. 2 hasta el 18 de octubre de 1989, fecha en que es desti­
nado al Servicio de Migración del mismo comando provincial, en el que
desarrolló sus actividades durante tres años más.

348
El 1 de octubre de 1 993 la superioridad policial le destina al Comando Pro­
BIOGRAFIAS POLICIALES

vincial "El Oro" No. 3, Servicio Rural, lugar donde prestó su contingente
hasta que fue asesinado por delincuentes en El Guaba, provincia de E l Oro,
en defensa de los pasajeros de un bus de "Rutas Orenses", que había sido
asaltado. /

El Consejo Superior de la Policía Nacional, en sesión de 1 4 de marzo de


1 994, resolvió dar de baja de las filas institucionales al policía Francisco
Polivio Rojas Leiva, por haber fallecido en actos del servicio, con fecha 28
de diciembre de 1 993, solicitando a la par el ascenso del mencionado poli­
cía al grado de cabo segundo, de conformidad con la Ley de Personal de la
institución policial.

El mismo Consejo, con fecha 23 de marzo de 1994 resuelve conceder al


cabo segundo Francisco Rojas Leiva la condecoración "Al Valor", en aten­
ción a su heroica actuación en cumplimiento del deber.

Una de las cosas que más impactó en su vida fue sin duda la llegada al país
del Papa Juan Pablo II, cuando recién iniciaba su vida profesional en Gua­
yaquil; su presencia fue un impacto por la personalidad y carisma del líder
religioso, lo que le constituyó, a decir de su esposa, una experiencia inolvi­
dable.
La vida y la muerte siempre han sido el gran dilema de este mundo, debido
a que no sabemos a ciencia cierta de dónde provenimos y a dónde vamos
después de la muerte.
La difícil condición social de los ecuatorianos ha desbordado en niveles de
pobreza extremos, acentuando las diferencias sociales; en este entorno, el
aparecimiento de más personas carentes de valores o de una formación de
principios y ética, ha desatado una escalada permanente de violencia en el
país. El aparecimiento de delincuentes extremadamente violentos, cuyo
respeto para sus semejantes y sus vidas es nulo, ha provocado la muerte de
muchos caballeros de la paz. El hombre policía sabe que muchas veces,
durante su trayectoria profesional, deberá enfrentarse a la muerte; la mayo­
ría salen airosos,· pero siempre existe una cuota que pagar. Estos mártires
son los que con su sangre fortalecen la mística y el valor de todos quienes
hacemos la Policía Nacional del Ecuador.
Aquella frase de "Valor, Disciplina y Lealtad", citada todos los días al pa­
sar lista en las unidades policiales, unida a la convicción de cada guerrero
349
de la paz para defender la vida de las personas como si fuera la suya propia,
BIOGRAFIAS POLICIALES

ha impulsado a todas las innumerables acciones heroicas de nuestros com­


pañeros.
El concepto de servicio está relacionado con el honor; antes estaba ligado a
la habilidad y al mérito, el caballero de la paz toma conciencia de su valor
cuando es reconocido por la sociedad a la cual pertenece, y si le apoyan y
brindan el reconocimiento debido podría considerarse como el más grande
hombre, en cumplimiento a lo consagrado constitucionalmente, es decir la
extraordinaria función de velar por la comunidad.

Los principios expuestos llevaron al policía Francisco Polivio Rojas Leiva


al sacrificio, cuando en cumplimiento a las disposiciones superiores había
salido franco con ocasión de navidad, debiendo presentarse el día 29 de
diciembre en el Comando del Servicio Rural de El Oro. Así, luego de
haber disfrutado de unos días junto a su esposa e hija, retornaba el día 28 de
diciembre en horas de la noche a Machala tomando un bus de la cooperati­
va "Rutas Orenses", desde Guayaquil, lugar donde había fijado su residen­
cia. Habiendo transcurrido más de una hora de viaje, a la altura de la
hacienda bananera "Pensilvania" perteneciente al cantón El Guaba, cuatro
individuos que se habían embarcado como pasajeros en Guayaquil se dis­
tribuyeron en el interior del bus, uno en la parte posterior, dos en la parte
central y otro en la parte delantera; este último se levanta portando un arma
de fuego y, a la voz de "esto es un asalto", procede a amenazar al conductor
y le obliga a desviar el vehículo hasta una guarda raya. En este momento el
policía Francisco Rojas, quien se encontraba armado, reacciona de inmedia­
to para procurar salvaguardar la vida de los pasajeros, enfrentándose con el
antisocial que se encontraba en la parte delantera, y luego de identificarse
procede a disparar el arma hiriendo al delincuente; en el cruce de disparos,
otro delincuente hiere al policía en el abdomen, situación que aprovecha el
segundo delincuente, que se encontraba a espaldas del policía, para apuña­
larlo con un arma corto punzante y ocasionarle la muerte. Esta acción llena
de valor evitó que los antisociales cometieran más crímenes; el policía
Francisco Rojas cumplió con su deber hasta el sacrificio.

Tras la agresión, los delincuentes huyeron del lugar dejando en el piso el


infortunado cuerpo del valiente policía, quien falleció a pesar de los inten­
tos de los pasajeros por ayudarle. Su cuerpo fue trasladado hasta el hospital
general de Machala, donde se comprobó que había fallecido. Este aconte­
cimiento reunió en el velatorio a varios de sus compañeros de promoción,
350
quienes a más de lamentar su muerte, le renovaron sus respetos y admira­
DIOGRAFIAS POLICIALES

ción por su valentía y arrojo.

En los rastreos por lugar del asalto se encontró un delincuente muerto, po­
siblemente al que el valiente policía había herido, el mismo que había sido
abandonado por los antisociales en su huida.
El Comando Provincial "Guayas" No. 2 y el Comando Provincial "El Oro"
No. 3 implementaron operativos para identificar y detener a los asesinos del
policía Rojas, desarticulando varias bandas de asaltantes de transporte pú­
blico; sin embargo, hasta hoy no ha sido posible identificar a los autores de
su trágica muetie.

De las investigaciones realizadas por al Oficina de Investigación del Delito


(hoy Policía Judicial), se confirmó la actuación heroica del policía Francis­
co Rojas en el informe que fue elevado hasta el Comando General; razón
por la éual el Consejo Superior, luego de analizarlo en justicia, solicitó al
Comando General el trámite respectivo para que se le otorgue la corídeco­
ración "Al Valor", distinción que la recibió su esposa y tierna hija en el mes
de marzo de 1994, con ocasión de celebrarse un aniversario más de la pro­
fesionalización institucional.

Su muerte, calificada por haber ocurrido en actos del servicio, ha permitido


que su esposa e hija puedan recibir una pensión de montepío, lo que de
alguna manera se constituye en apoyo para solventar las necesidades eco­
nómicas de su familia.

Estos hombres, que a través de los tiempos han ofrendado sus vidas como
el más valioso apo11e para la seguridad de sus semejantes, también son
padres, esposos e hijos que sufren los desvelos de largas noches de servicio,
en días laborales, fines de semana y festivos; haga frío o calor, llueva o no,
conviviendo con lo mejor y con lo peor de la sociedad a la que sirven.

La vinculación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica


para comprender la transformación que se produce al llegar a la época con-·
temporánea. Señalemos un punto de partida: para que aparezca el héroe la
sociedad debe ser lo suficientemente consciente para que existan valores
reconocidos y comunes. Sin valores no hay héroes; el héroe es siempre una
encarnación de ideales. La condición de héroe, por ende, proviene tanto de
sus acciones como del valor que los demás le otorguen.
35 1
BIOGRAFIAS POLICIALES

Los héroes no solamente están constituidos de valores y virtudes sino tam­


bién de amor, de añoranza y del deseo de buscar en la realidad los sueños y
ficciones creados por la sociedad. Hace mejores a los amigos y peores a los
enemigos. Cuando nos planteamos qué tiempos han sido mejores, miramos
a nuestros héroes.
No puede ser más justo este reconocimiento para una persona que ofreció
lo más preciado: su vida, para defender sus principios y cumplir en justicia
su sagrada misión.

Muchos aspectos de nuestra vida, tienen sus remotos orígenes en el mundo


clásico. La democracia, la república, la filosofía, la seguridad nacieron hace
muchos siglos. Cada cultura tiene una explicación diferente sobre el origen
del hombre y del mundo. Los griegos lo representaron a través de bellísi­
mos mitos. Los personajes de estos mitos son los dioses y los héroes. Los
dioses eran inmortales y sumamente poderosos, pero también tenían mucho
parecido con los humanos e inclusive compartían con los hombres sus vir­
tudes y sus defectos: celos, envidia, rencor, etc. Otros mitos eran protago­
nizados por los llamados héroes, hombres que tenían cualidades extraordi­
narias por ser hijos de un dios con un mortal.
Sin embargo en nuestra institución los héroes, los mártires, no nacen de la
unión de dioses con humanos; su valor supremo estriba en su capacidad
para entender la noble misión que abrazaron, de hacerla suya con tal fuerza
que sus actos sobresalgan con tal poderío que, a costa de su propia vida,
den razón a la existencia de una institució11 digna y noble por mil razones.

La excelencia humana y la superioridad de los hombres dispuestos al sacri­


ficio, es la característica primordial del noble caballero de la paz; es el sen­
tido del deber.

Plasmar en la historia los nombres de cientos y miles de mártires de la Poli­


cía Nacional, es un derecho que estaba postergado, pues solamente unos
pocos, con toda justicia, han merecido ocupar un espacio en los corazones
de todos los policías. Pero esta iniciativa loable se debe a mucha gente que
tiene clara visión de nuestro futuro, pues la historia de la Policía Nacional
es tan rica y la escribimos todos los días con letras de sangre.

352
IJIOGJtAl'IAS POLICIALES

Pablo Hernán Páez Castro


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.
��-s.
\_j

JOSE LUIS ALFONSO


ROSERO LEON

SARGENTO SEGUN�O DE POLICIA

Evocar los acontecimientos heroicos de la institución policial es rememo­


rar, con nombres y apellidos, la épica y cruenta lucha que este cuerpo ar­
mado de enorme trascendencia nacional ha escul�ido en las páginas subli­
mes de la Historia. Intrépidos hombres uniformádos, que sin importar las
inclemencias geográficas y la naturaleza agreite, y más prevalidos del
cumplimiento del deber y compromiso con lti. colectividad, ofrendan · su
propia vida para privilegiar la de los demás.

Una de estas acciones ejemplares se escr.ibió en la amazonía ecuatoriana, en


· las orillas del gran río Putumayo, ubicado en la joven provincia de Sucum­
bíos, limítrofe con Colombia, el 16 de diciembre de 1993. Fecha de pro­
funda recordación que describe la inmolación de siete valerosos hombres
pertenecientes a una Patrulla Fluvial del Grupo de Intervención y Rescate
de la Policía Nacional, que en cumplimiento de su sagrado deber para con
la Patria, no escatimaron ningún esfuerzo en su denodada y constante vigi­
lia para luchar contra el narcotráfico, aupado por la guerrilla colombiana en
una "zona candente" que, de a poco, se ha convertido en la Meca del nego­
cio ilícito de los estupefacientes.

De estos intrépidos policías merece destacarse el nombre del sargento se­


gundo José Luis Alfonso Rosero León; quien en su plenitud de vida y con
una excelente hoja de servicios, sucumbió en el fiel cumplimiento del de­
ber, y es a quién me referiré en las próximas líneas.

353
BIOGRAFIAS POLICIALES

José Luis Alfonso Rosero León, nació el 1 9 de marzo de 1 95 5 en la parro­


quia Monte Olivo del cantón Espejo, provincia del Carchi. Sus padres fue­
ron don Moisés Rosero Tobar y doña María Eulalia León.

Su instrucción primaria la recibió en la escuela fiscal "Velasco lbarra" de la


parroquia Bolívar (hoy cantón del mismo nombre), provincia del Carchi.
Estuvo casado con la señora Mélida Georgina Balseca Analuisa, con quien
procreó dos hijos: César Alfonso y Mónica Lorena Rosero Balseca.

Familiares entrevistados relatan que José Luis Rosero, cuando niño, tomó
como imagen a un vecino del barrio al cual veía uniformado de Policía
Nacional, mismo que era muy considerado y respetado en su pueblo natal,
empezando desde allí con el sueño de vestir el uniforme policial, sueño que
se hizo realidad en 1 978 cuando ingresó a las filas de la Institución; en la
cual se destacó como un hombre disciplinado, profesional y humanístico,
por lo que le recuerdan cariñosamente sus compañeros.

Ingresó a la Policía Nacional, como queda dicho, el 1 5 de mayo de 1 978,


habiendo realizado el correspondiente curso de profesionalización en la
Escuela de Formación de Tropa "Sargento Primero de Policía José Emilio
Castillo Solís", ubicada en aquel año en el recinto policial de Pusuquí, en
Quito. Al egreso de dicho establecimiento de formación policial, fue desti­
nado a prestar sus servicios en el Comando Provincial "Pichincha" No. 1 ,
Servicio Urbano, en donde figuró hasta el 30 de diciembre de 1 980, fecha
en la que se le traslada a la Dirección Nacional de Migración, en la ciudad
capital.

El 6 de mayo de 1 98 1 pasa a prestar su contingente en el Servicio de Segu­


ridad Pública, Jefatura Provincial de Pichincha; y aquel mismo año, por
disposición del Comando General, se le destina con el pase al Comando
Provincial "Guayas" No. 2.

Dos años más tarde, en 1 983, es trasladado a Quito a prestar servicios en la


Guardia del Ministerio de Gobierno, año en el que también laboró en la
ciudad de Manta, Manabí, por disposición de la superioridad.

El 1 O de enero de 1 984 pasa a integrar el Grupo de Fuerzas Especiales, con


sede en Pusuquí, y ese mismo año, el 1 6 de mayo es destinado al Grupo de
Seguridad del Presidente de la República. Posteriormente, previa la reali-
354
BIOGRAFIAS POLICIALES

zación del curso pertinente, es trasladado a prestar los servicios en el Grupo


de Intervención y Rescate (GIR).

José Luis Rosero, una vez cumplidos los requisitos establecidos por la ley,
fue ascendido al grado de cabo segundo el 1 de noviembre de 1 986, y en las
mismas condiciones al grado de cabo primero el 1 9 de noviembre de 1 992.

Temple, coraje y valor son virtudes del policía ecuatoriano, y si a ello aña­
dimos constancia, superación y don de gente, estaremos encontrando al
individuo adecuado y orgulloso de vestir el uniforme. Estas características
impregnaban en la formación personal de José Luis Alfonso Rosero León,
como paradigma de una promoción de policías que se inspiró en el gran
reto del servicio a la comunidad, para ser parte relevante en el compromiso
de "salvar vidas", en detrimento de la suya misma.

El término solidaridad y su constante enfrentamiento al p¿ligro delineaban


su personalidad, que se caracterizaba en cada uno de los operativos ejecu­
tados por el Grupo de Intervención y Rescate, Unidad élite que ha escrito
con letras de oro acciones encomiables al servicio de la Patria, pues con
este grupo especial combatió cara a cara con la muerte, donde salió airoso
en sus propósitos.

Sin lugar a dudas, su temple de hombre curtido por la adversidad y enmar­


cado en la gran pasión de sus ideales, culminó en el cenit de su carrera con
un infausto suceso, que alevosa y temerariamente complotaron los enemi­
gos de la paz y testaferros del oprobio en el río Putumayo, provincia de
Sucumbí os.

Su vocación estuvo determinada por la sencillez innata del hombre de bien,


que tuvo en sus padres a los émulos virtuosos en la reciedumbre de su for­
mación, a la que iba compaginado su talento y la franca disposición de
enaltecer los valores elevados de la dignidad, el amor filial, el compañeris­
mo y el cumplimiento del deber en todas sus facetas.

El apodo de "Robot" con el que se lo conocía, le impusieron sus compañe­


ros para identificarlo con el hombre corpulento, duro y recio, impertérrito
en sus acometidas, pero que distaba mucho en su comportamiento al in­
terior de su hogar, donde con César Alfonso y Mónica Lorena -sus hij os­
departía con toda la ternura de padre abnegado y cariñoso, al cual acudían
355
, BIOGRAFIAS POLICIALES

presurosos en busca de sus sabios consejos y cálido regazo, como lo con­


firma doña Mélida Balseca, su esposa y compañera de siempre.

Una celada infamalj� en diciembre de 1993, silenció una vida productiva y


8:llspiciosa que hubÍéra fructificado en su plenitud; pero como los buenos
árboles, Jos.é,Éuis sucumbió de pie, y si bien es cierto que nada compensa
su desaparición prematura, no lo es en tanto y cuanto sus hazañas son el
símbofo y paradigma de lucha para ser emulado por las nuevas generacio­
nes.

En octubre de 1 993 se elaboró el plan de operaciones para el control y re-


·1 presión del tráfico ilícito de drogas y precursores químicos en las provin­
cias de Napa y de Sucumbías, así también para erradicar las plantaciones,
la producción, la elaboración y el uso indebido de sustancias estupefacien­
tes y psicotrópicas, además, proceder a la aprehensión de equipos, arma­
mento, municiones y explosivos desde y hacia nuestro país, especialmente
en las vías fluviales. Este operativo estaba respaldado por procedimientos
legales y reglamentarios. El cabo primero José Luis Rasero León se em­
barcó en la )ancha tipo Tiburón con 9 Policías más, al mando del teniente
Manuel Artéága Oñate y el subteniente Pat'ricio Lasso Sandoval, en una
actitud serena y profesional por cumpHr con el deber en la lucha contra el
narcotráfico.

El jueves 1 6 de diciembre se registró la salida de un jefe, ocho oficiales y


veinte policías en seis lanchas policiales, además una del COE con tripula­
ción de 7 militares. El patrullaje de realizaba en forma normal, cuando de
pronto todas las naves fueron atacadas desde las dos riberas del río con
fuego de armas automáticas y granadas de mano. En la base de operacio­
nes se escucha el reportaje del teniente Arteaga quien pide ayuda informan­
do que habían sido atacados, ayuda que nunca llegó. Las consecuencias del
operativo fueron lamentablemente trágicas, perdieron la vida 7 miembrqs
de la Policía Nacional y 4 del Ejército, resultando heridos 9 policías y tres
militares.

Ante estos acontec'imientos, la reacción del pueblo ecuatoriano fue de soli­


daridad, respaldo y pesar con los policías caídos en el cumplimiento de su
deber, rechazando la actitud vil y cobarde de los agresores. Los medios de
comunicación también comentaron al respecto y hubo consternación por los
hechos ocurridos en el Putumayo.

356
La noticia de la sangrienta acción guerrillera en contra de miembros de
BIOGRAFIAS POLICIALES

Policía Nacional y el Ejército Ecuatoriano, conmocionó al ente policial. El


Presidente de la República declaró duelo nacional de tres días, en memoria
de los valientes hombres de nuestra patria que ofrendaron su vida ,en cum-
plimiento del deber.

Por su connotado y heroico fallecimiento, la superioridad policial le ascen­


dió post mortem al grado de sargento segundo, por haber fallecido en actos
del servicio, y por la misma causa le otorgó la conde.coración "Al Valor".

La vulnerabilidad que representa para las poblaciones fronterizas ecuato­


rianas este incesante comercio de precursores y drogas en toda su gall}a
conocida, bajo el auspicio de grupos insurgentes y fuerzas irregulares del
vecino país de Colombia, camuflados en una vasta zona cálida tropical con
una densa y espesa vegetación, ha sido factor preponderante para que la
fuerza policial emprenda acciones de inteligencia y de efectos disuasivos,
desde hace algún tiempo a esta parte; por lo que ha encontrado siempre
resistencia incluso de los mismos pobladores de esta zona marginal, al con­
vertirse éstos en informantes y colaboradores de las mafias cocaleras, por lo
rentable y fácil que resulta este medio.

La patrulla que recorría el río Putumayo en misión de vigilancia, represen­


taba una avanzada en la lucha frontal contra esta epidemia que asola y so­
cava la misma supervivencia de los pueblos y a la cual no hay que darle
tregua. Loable resulta entonces esta titánica labor desplegada por hombres
que se juegan la vida en cada una de sus incursiones, en la certeza de ases­
tar un duro golpe a este flagelo mundial.

Que estas vidas inmoladas en el fragor de su lucha diaria contra la delin­


cuencia, no sólo representen una fría estadística del número de uniformados
que han caído en el cumplimiento del deber; sino más bien redunde como
un hito de heroicidad que temple el espíritu de sus componentes y resurja el
sentimiento de auténtico espíritu de cuerpo, para idear nuevas estrategias y
apoyo logístico, además de contar con armamento sofisticado, que evite en
lo posterior hechos repudiables como los mencionados.

Estoy convencido que el nombre de José Luis Alfonso Rasero León y sus
compañeros caídos en el cumplimiento del deber, será el referente más
próximo para reivindicar la noble función del cuerpo policial, que aun lejos
357
de las metrópolis y en sitios inhóspitos, también se hace presente para sal­
BIOGRAFIAS POLICIALES
1
vaguardar la seguridad y soberanía nacional. 1
d
Es menester retomar estos hechos para puntualizarlos en su verdadera di­
mensión y magnificarlos ante todas y cada una de las nuevas promociones
de oficiales y tropa, que verán en ellos la _emulación del verdadero propósi­
to que anima a la institución policial e11 aquel juramento de entregarse por
entero en la lucha contra el crimen, inclusive a costa de su propia integri­
dad.

358
DIOGRAFIAS POLICIALES

Jaime Humberto Bravo Gallardo


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

LUIS GUSTAVO
RUALES IPIALES

CABO PRIMERO DE POLICIA


/

Para ver las páginas de la historia policial Y"ínás aún las de grandes demos­
traciones de valor, sacrificio y abnegaéión de sus hombres, quienes han
sabido enfrentar con estoicidad y profesionalismo los peligros de la lucha
diaria, enfrentando a la delincuencia y ofrendado muchas veces hasta su,
vida; el pasado será más honroso si a estos hombres les reconociéramos
como se debe su ejemplo, su grandeza y su desprendimiento.

Es nuestro deber, entonces, exaltar la meniÓria de nuestros héroes y márti­


res policiales, inmolados en el cumplimiento del deber; y qué mejor a tra­
vés .de su biografía, se reconozca la labor desplegada en beneficio de la
comunidad.

Luis Gustavo Ruales Ipiales nació en la ciudad de Ibarra, provincia de Im­


babura, el 23 de septiembre de 1 953; fueron sus padres don José Antonio
Ruales Santacruz y doña María Romelia Ipiales, ambos oriundos de Ibarra;
matrimonio que procreó cuatro hijos más: Luz, César, María y Jaime Rua­
les Ipiales.

Sus estudios primarios los realizó en la escuela fiscal "28 de Septiembre"


de la ciudad de Ibarra; y, los secundarios, en el colegio nacional "Teodoro
Gómez de la Torre", de la misma ciudad.

Estuvo casado con la señora María Isabel Amaya, con quien procreó un
hijo: José Luis Ruales Amaya. · Su profesión era la de ebanista.
359
Desde muy niño, Luis Gustavo había tenido inclinación por el uniforme
BIOGRAFIAS POLICIALES

verde aceituna y le gustaba la idea de ser algún día miembro de la Policía


Nacional; lo cual se reforzó ya en su juventud por el incentivo y la orienta­
ción que le brindó su primo, en ese entonces el capitán de Roticía Juan Rua­
les; destacándose más todavía el apoyo incondicional d,/sus padres a los
objetivos e ilusiones de su amado hijo. Razones suficientes para que se
decida a presentar la correspondiente documentación p�evia a su ingreso a
la Policía Nacional.

Terminado el Curso de Profesionalización en la Escuela de Formación de


Tropa "Cabo Segundo de Policía Sócrates Manrique, Arboleda Sanabria",
ubicada en el sector de Las Peñas, cerca de Babahoyo; es dado de alta como
policía de línea y destinado a prestar sus servicios en el Comando Provin­
cial de Policía "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano, el 3 1 de octubre de
1 978.

Por su carácter extrovertido, ameno, alegre, desinteresado y leal con sus


compañeros, rápidamente se gana el aprecio de todos ellos; Luis Gustavo
destaca en la actividad deportiva, concretamente en la práctica del fútbol y
el voley, disciplinas que las practicó desde muy joven.

El 3 1 de diciembre de 1 978 es destina�o a prestar su contingente en el Ser­


vicio Rural del mismo Comando Pr \rincial; no obstante, es designado a
laborar como seguridad en la Embaja a de Israel en Quito.
1
Durante su corta permanencia de cu tro años en la Institución, desarrolla
sus_ actividades en el Comando Proyincial de Policía "Pichincha" No. 1 ,
Servicios Urbano y Rural, donde acurmla grandes experiencias que le per­
miten en sus actuaciones mostrar una ¡ alta dosis de entrega y valor.

Luis Gustavo Ruales de a poco veí� cumplir sus sueños, fo más preciado
1

para él y toda su familia: graduarse �e policía y ahorrar para comprar una


casita que le permita albergar con arhor a su familia. Tratando de encua­
drar nuevos horizontes, el joven policía empieza a destacarse en todas las
acciones a él encomendadas, a pesar de su corta carrera policial.

Destinado en el Comando Provincial "Pichincha" No. 1 , desde diciembre


de 1978, es tras!adado conjuntamente con su compañero Víctor Ramón
Jiménez Torres a desempeñar las funciones de servicio permanente en la
Embajada de Israel en Quito; acciones y labores que las cumplía a cabali-
360
BIOGRAFIAS POLICIALES

dad y sin ningún problema. Hasta que sucedió lo siguiente: Quito se apres­
taba a festejar un aniversario más de su fundación española, para esto se
habían prdgramado diferentes actos como exposiciones, conciertos, bandas,
y otros espectáculos, uno de ellos en el hall principal de la Casa de la Cul­
tura Ecuatoriana, cercana a la Embaj ada de Israel, a los cuales asistirían
centenares de estudiantes.

El 26 de noviembre de 1 982, la delincuencia internacional preparaba un día


de terror para la ciudad de Quito, concretamente en el segundo piso del
edificio ubicado en la avenida 1 2 de Octubre No. 562 y pasaje Andrés Ca­
ello de esta ciudad, lugar donde funcionaba la embajada en referencia.

El drama de horror lo causó la colocación de un artefacto explosivo en di­


cho edificio, orientado aparentemente en contra de la embajada, en la cual
el policía Luis Gustavo Ruales Ipiales cumplía con las funciones de vigi­
lancia policial de carácter permanente, juntamente con el policía Víctor
Ramón Jiménez Torres.

El poeta y periodista licenciado Atahualpa Martínez, quien cumplía las


funciones de Agregado de Prensa en la Embajada de Israel en Quito y vivió
los hechos personalmente, anota en una parte de su libro "Carlos El Cha­
cal" lo siguiente:

"Me despojé de la leva, que acomodé tras del espaldar de mi asiento e ini­
c;ié mi trabajo".

" 1 0:3 5 horas; el Embajador me llama al teléfono para que vaya a su oficina,
me traslado a ese lugar. En ese mismo instante y de acuerdo a las investi­
gaciones policiales que postyr10rmente se realizaron, y a la declaración de
varios testigos, se supo que: un hombre jovén de anchas espaldas, con gafas
obscuras, ingresa al edificic(portando un maletín tipo ejecutivo de color
negro, con absoluta tranquilidad y trata de tomar el ascensor, sin despertar
sospechas".

Los policías que en ese momento se encontraban en la puerta, uno de ellos


Luis Gustavo Ruales, no se, percatan ni levantan sospechas en lo más mí­
nimo de este sujeto, pues al parecer era un profesional al servicio del terro-
- '
rismo.

361
"Por fortuna para nosotros hubo una falla eléctrica, de aquellas que con
BIOGRAFIAS POLICIALES

frecuencia ocurren en la ciudad. El ascensor del edificio quedó sin funcio­


nar. Entonces el terrorista se ve impedido de utilizar este servicio y decide
buscar las gradas para ascender hasta el mezanine. Avanza hasta el sexto
escalón, abre la maleta y arregla la mecha".

"10:36 horas; enciende la mecha de la carga de dinamita, dejando una gran


huella de pólvora quemada y azufre impregnados en el sócalo de la pared y
parte de la grada".

"10:37 horas; con la carga mortal encendida trata de subir los escalones
hacia el cuarto piso".

"1O:38 horas; cuatro personas al comprobar que el ascensor no funcionaba


tratan de bajar por las gradas y se encuentran con el terrorista, quien al ser
sorprendido, corre gradas abajo dejando su carga mortal con la mecha en­
cendida".

"10:39 horas; estas personas al darse cuenta de lo que pasaba empiezan a


gritar que hay una bomba en las escaleras y que estallará en cualquier mo­
mento. ¡Socorro!. .. ¡Socorro! ... ".

"10:40 horas; pero mientras esto ocurría, cuando sonó la alarma los dos
policías encargados de la seguridad del edificio de la Embajada, que se
encontraban en la planta baja, como bólidos suben tras el maletín mortífero
y, sin dudar, lo toman y corren con él gradas abajo. El Policía que tenía la
bomba de la muerte trataba de ganar la calle para lanzarla. Imagínense la
tragedia que hubiese ocurrido. Centenares de niños inocentes hubiesen
perecido sin saber por qué. ¡ Sólo Dios sabe los últimos pensamientos del
policía que portaba la bomba! ¿Acaso concientemente se inmoló? o ¿no
tuvo conciencia de lo que le podía pasar? O pensó, en realidad, lanzarla a
la calle donde su acción causara una gran cantidad de víctimas".

Según el parte policial y versiones de sus familiares, el cuerpo sin vida de


Ruales Ipiales queda mutilado de sus dos piernas, una mano, parte de un
brazo y completamente desfigurada Ía cara. Su cuerpo fue enterrado en el
cementerio San Francisco de Ibarra, en primera instancia; posteriormente
los deudos trasladaron sus restos al cementerio San Miguel de la misma
ciudad, por tener mejor infraestructura.

362
Luis Gustavo Rtiales Ipiales fue ascendido post mortem, · en el Comando
BIOGRAFIAS POLICIALES

Provincial "Pichincha" No. 1, Servicio Rural, al grado de cabo primero.


Publicándose su baja de las filas policiales el 26 de noviembre de 1982.

Posteriormente, el H. Consejo Superior de la Policía Nacional recomendó


se le otorgue .la condecoración "Al Valor", por sus actos de valor, entrega y
profesionalismo, el 17 de diciembre de 1982, distinción que le fue concedi­
da mediante la expedición del correspondiente decreto ejecutivo.

Es justo realzar el heroísmo, entrega y holocausto del cabo primero Luis


Gustavo Ruales Ipiales, quien ofrendó su vida en defensa de los demás,
cumpliendo con creces el juramento policial de velar por el orden y seguri­
dad ciudadanos, ofrendando la vida si fuere necesario.

Luis Gustavo: no dudamos que tu acción fue la de entregar la vida por los
demás, y que por la acción de tu valor, no se registraron más víctimas civi­
les que lamentar. Luis Gustavo Ruales Ipiales, tu nombre es luz de gloria y
valor para las nuevas generaciones de la Policía Nacional.

El Instituto de Estudios Históricos de la Policía Nacional, organismo en­


cargado de difundir el acervo histórico de nuestra Institución, ha tenido el
acierto de recopilar y de poner énfasis en la narración objetiva del pasado
de nuestros prohombres, héroes y mártires policiales, para que sirva de
estímulo y orientación a las nuevas generaciones policiales.

363
BIOGRAFIAS POLICIALES

César Gustavo Gallegos Balarezo


General de Policía (sp)
Miembro de Número del INEHPOL

LUIS ENRIQUE
SAMPEDRO NAV ARRETE

CABO SEGUNDO DE POLICIA

Luis Enrique Sampedro Navarrete nació el 21 de junio de 1 959 en la parro­


quia Malchiguí, cantón Pedro Moncayo, provincia de Pichincha. Sus pa­
dres fueron don Luis Sampedro Manosalvas y doña María de Jesús Nava­
rrete.

Luego de haber realizado sus estudios primarios y secundarios, obtiene el


título de bachiller en Ciencias Sociales, en el colegio "General Rumiñahui".

Concluido el correspondiente Cl,lrso de formación profesional, es dado de


alta como policía el 30 de noviembre de 1 983 . Dos años después, el 1 7 de
diciembre de 1 985, contrae matrimonio con la señorita Gladys Patricia
González González, formando un hogar muy feliz y procreando tres hijos:
Gabriela Carla, nacida en 1 986; Luis Andrés, nacido en 1 987; y, Alejandra
Patricia Sampedro González, nacida en 1 993 .

Durante su vida profesional prestó servicios en el Comando Provincial de


Policía "Imbabura" No. 1 2, Servicio Urbano; en la Dirección Nacional de
Investigaciones; en el Comando Provincial de Policía "Pichincha" No. 1 ,
Servicio Urbano; en la Policía Especial del Banco Central del Ecuador,. en
Quito; su último destino fue en la Oficina de Investigación del Delito de
Pichincha. Fue ascendido al grado de cabo segundo el 1 de marzo de 1 994.

Durante sus doce años de labor policial fue designado para realizar varios
cursos, entre otros: en la Escuela de Detectives, en septiembre de 1 984; de
364
BIOGRAFIAS POLICIALES

Relaciones Humanas, en agosto de 1 9?4; Curso de Capacitación para el


Control de Drogas, en la Escuela de Entrenamiento de la Policía Militar
Aduanera, en junio de 1 99 1 ; Seminario sobre Derecho Penal y Criminolo­
gía, en Quito, del 2 al 8 de abril de 1 99 1 ; Seminario sobre Lavado de Nar­
codólares auspiciado por el Congreso Nacional, en Quito, en 1 992; y, Cur­
so de Policía Judicial, del 3 de diciembre de 1 993 al 1 O de marzo de 1 994,
en la Dirección Nacional de Educación de la Policía Nacional, en Quito.

Por sus brillantes ejecutorias en el marco de la investigación criminal, es­


pecíficamente por el esclarecimiento del caso de homicidios conocido co­
mo "El Encajonado", el Comando General de la Institución le concedió una
significativa felicitación, publicada en Orden General de 1 O de noviembre
de 1 987.

Varias fueron las comisiones de importancia que le correspondió cumplir


en su actividad profesional, entre ellas: en Colombia, comisión de servicio
por investigaciones; en Francia, luego de aprobar el <é�rso de francés, de
entre 1 O candidatos en la Alianza Francesa, en Quito, auspiciado por el
Servicio de Cooperación Técnica Internacional de Policía de Francia,
S .C.T.I.P., asiste a realizar un curso sobre Policía Judicial con otros seis
miembros de la Institución, desde el 22 de octubre al 1 2 de noviembre de
1 994.

Doña Gladys Patricia González González, viuda del cabo segundo Sampe-
. dro Navarrete, sosteniendo sus lágrimas de dolor para poder expresarse,
comenta: "Luis Enrique era un hombre extraordinariamente bueno, hogare­
ño y responsable en el hogar. Era muy apasionado por su profesión, daba
la vida por la Policía, se dedicaba más a ella que a su familia. Estudió en la
nocturna del Colegio Rumiñahui por cuanto trabajaba en el día para poder
sustentarse e ingresar a la Policía. Su preocupación era la Policía. V ivía·
pe11diente del trabajo, de sus jefes, de sus compañeros. Amaba mucho a sus
páclres, por su madre sentía una devoción especial, ella lo consideraba su
hijo preferido. Respecto a los problemas de la oficina, es decir de su traba­
jo, no le gustaba comentar; a veces le notaba muy preocupado pero no que­
ría contar nada. La única vez que algo dijo fue justamente una semana antes
de que le mataran, me contó que habían llamado a la Oficina (OID) para
amenazar, pero no me especificó a quien o a quienes".

Actualmente doña Gladys González viuda de Sampedro vive en Calderón,


provincia de Pichincha; se dedica a su hogar y se mantiene con los escasos
365
recursos de la pensipn que le entrega el ISSPOL. Sus hijos: Gabriela, hoy
BIOGRAFIAS POLICIALES

de 1 7 años, estudia eú el Colegio Espejo; Luis Andrés, de 1 5 años en el


colegio Dillon; y, Alejandra de 9 años está en primaria.

La señora subteniente Gladys Proaño, distinguida mujer policía que se ha


identificado por sus especiales aptitudes en el Servicio de Investigación
Criminal, informaJo siguiente: "Trabajamos juntos un largo tiempo en la
Brigada de ' Homicidios del Servicio de Investigación Criminal de Pichin­
cha. "Peter", refiriéndose a Luis Sampedro, profesionalmente era un exce­
lente policía; era una persona muy seria y recta en sus comportamientos.
Un buen investigador. Se dedicaba completamente a s� trabajo y lo desem­
peñaba con mucho empeño, mucha dedicación y perseverancia. No escati­
maba el tiempo y exigía que el resto de ·compañeros haga lo mismo. Con
su forma de ser inculcaba al trabajo. No aceptaba dádivas ni recompensas.
Tuvo excelentes resultados en investigaciones sobre casos de homicidios.
Todos sabemos que el último caso que investigó, fue el caso de "los sui­
zos". Los autores de estos crímenes fueron los miembros de una banda de
delincuentes conformada por ecuatorianos y colombianos. Se les capturó.
Se dieron a la fuga, amenazaron a los investigadores-y luego asesinarían a
mansalva a "Peter" con ráfagas de metralletas. Todos sufrimos y lamenta­
mos su muerte. Pusimos especial cuidado y dedicación para descubrir y
capturar a los autores de tan horrendo acto criminal".

En el año de 1 993 se conforma en la Oficina de Investigación del Delito de


Pichincha un grupo de investigadores, incluido el mencionado clase Luis .
Enrique Sampedro Navarrete, quienes tenían la consigna de dedicarse a
investigar a una organización delictiva conformada por delincuentes co­
lombianos y ecu_¡itorianos, que por esa época empezaron a delinquir asal­
tando bancos;6Ómbas de gasolina e instituciones varias. Luego de realizar
tareas básicas de inteligencia, seguimientos, vigilancias y diferentes inves­
tigaciones, llegan a descubrir que esta banda de antisociales estaba integra­
da por los siguientes delincuentes: Diego Fernando Tabares Marín (colom­
biano), John Jairo Almanza (colombiano), Johan Sánchez Benalcázar (co­
lombiano), Rubén Emilio Fuli Solano (colombiano), Jorge Aníbal Mera
Cabrera (colombiano), Fernando Santamaría Moscoso (colombiano), Diego
Fernando Jaramillo Legarda (ecuatoriano), Freddy Cardona alias "Loco
Freddy (ecuatoriano), Rugo Américo Ferri Aray (ecuatoriano) y otros. Esta
organización delictiva asesina a varios ciudadanos de nacionalidad suiza,
en la parroquia de Tumbaco, por lo que la Oficina de Investigación del
Delito de Pichincha logra la localización y captura de parte de dicha banda
366
delincuencial, interviniendo directamente el detective cabo segundo Luis
BIOGRAFIAS POLICIALES

Enrique Sampedro Navarrete, destacándose en los interrogatorios, diligen­


cia preprocesa! que la cumplió a cabalidad como un buen profesional, sin
saber que dicha acción le sentenciaba a una muerte segura, por la venganza
delictiva de estos antisociales.

Como es conocido, al menos en esa época, los delincuentes al ser puestos a


órdenes de las autoridades competentes, en su mayoría recobraban fácil­
mente la libertad; en este caso ocurrió así, dichos delincuentes salieron en
libertad y comenzaron a planificar su venganza en contra del cabo Luis
Sampedro Navarrete, que les interrogó sobre los múltiples delitos por ellos
cometidos. El día de su criminal venganza se concretó el 6 de noviembre
de 1995, al mediodía, en circunstancias que el investigador Luis Sampedro
se encontraba transitando por el parque Julio Andrade; fue emboscado en la
calle León Vivar por esta gavilla de delincuentes, quienes portando armas
de grueso calibre interceptaron a su víctima, y sin darle oportunidad para
defenderse, de una manera cobarde y traicionera le dispararon por la espal­
da, impactándole treinta y cinco proyectiles, en su cuerpo, para luego darse
a la fuga. "San Peter", como cariñosamente era llamado por sus compañe­
ros, sintiendo que las balas traidoras y asesinas le arrancaban su vida, ob­
servando el infinito entrega su alma al Creador con la tranquilidad de haber
cumplido con su deber, como lo hacen los hombres valientes, los hombres
de honor de nuestras filas policiales. Sus compañeros realizaron todo el
esfuerzo posible para dar con los autores de tan vil y cobarde asesinato, que
verdaderamente privaba a la Institución de un ejemplar policía. Se identifi­
có y capturó a varios de los autores de este sanguinario asesinato por ven­
ganza. Uno de ellos murió en prisión por efectos de sobredosis en el con­
sumo de drogas. Otros fueron trasladados a la cárcel de !barra, de donde -
como era de esperarse- se fugaron.

Esta es la historia de un hombre honesto y valiente; policía excepcional,


como lo califican sus mismos compañeros. Su espíritu de trabajo le produ­
jo grandes contratiempos, entre ellos ganarse enemigos de esta calaña, cti­
minales que han perdido la noción de lo que representa un ser humano.

Quedaron niños en la orfandad, una abnegada esposa que con su corazón


destrozado da alientos de vida en un hogar enmarcado en la amargura; es lo
que queda como herencia de un policía honesto a quien el fatal destino no
le dio tiempo para abrazar a sus hijos cuando más lo necesitaban, en su
367
BIOGRAFIAS POLICIALES

adolescencia, n i de poder amparar con su amor a su adorada esposa en las


responsabilidades del hogar.
Sabemos que a "Peter" Dios lo escogió para que integre la legión de los
héroes policiales, de todos aquellos hombres que con su ejemplo engrande­
cen el nombre de la Policía Nacional del Ecuador; por eso siempre los re­
cordamos, los respetamos y los admiramos.

368
DIOGRAFIAS POLICIALES

Dr. Nelson Hernán Martínez Martínez


Mayor de Policía (sp)
Miembro Correspondiente del INEHPOL

\
FAUSTO ARMANDO
TENELEMA IZA
CABO SEGUNDO DE POLICIA

Los actos de valor permiten a los hombres que los realizan trascender hasta
la inmortalidad, perennizando su nombre en el infinito, transformándolo a
la condición de héroe.

Al hacer la narración escrita de la vida del señor cabo primero de Policía


Fausto Armando Tenelema Iza, me permito precisar los siguientes hechos:

Nació en la parroquia Santa Fe del cantón Guaranda, provincia de Bolívar,


el 6 de enero de 1 963, fue hij o de César Angel Tenelema Cungacha y María
Barbarita Iza Ramos; los estudios primarios al igual que el ciclo básico los
realizó en su lugar natal.

Ingresa a la Policía Nacional a la edad de 20 años, el 30 de noviembre de


1 983, al curso de profesionalización que lo realiza en la ciudad de Quito.
Una vez que se gradúa y es dado de alta como policía, se le designa a pres­
tar servicios en el Comando Provincial "Pichincha" No. 1 , Servicio Urbano.
Tiempo después contrae matrimonio con la señorita Judith Dioselina Meza
Mastiári, y fruto de este matrimonio nacen 3_ hij os que responden a los
nombres de: Byron Armando, Stalin Marcelo y Alexandra Natalí Tenelema
Iza.

Su vida transcurre con sencillez, privaciones y principalmente con una


marcada austeridad, propia de los hombres que han abrazado la profesión
policial; fue una persona de carácter fuerte, decidido y valiente.

3 69
Quienes lo conocieron y militaron con él dicen que adquirió un marcado
BIOGRAFIAS POLICIALES

profesionalismo y un profundo amor a la Institución y su uniforme, es de­


cir, se comprometió en la profesión policial con ímpetu y entrega total.

Durante su vida policial prestó sus servicios en el Comando Provincial


"Pichinoha" No. 1 , Servicio Urbano, desde él 3 1 de julio de 1 984 hasta el 1
de junio de 1 986, fecha en que es dado el pase al Instituto Ecuatoriano de ·
Seguridad Social, IESS, con sede en Quito, Servicio de Seguridad. Para el
año 1990 retorna al Servicio Urbano en el Comando Provincial "Pichincha"
No. 1 , y a mediados de 1 993 es destinado al Comando Provincial "Bolívar
No. 1 1 , Servicio Urbano.

Por sus aptitudes es nominado para realizar el Curso de Comando Jungla en


la República de Colombia, que lo efectúa desde el 6 de enero de 1 994 hasta
el 25 de marzo del mismo año, destacándose por su entrega, valor y disci­
plina; en cuyo lapso asciende al grado de cabo segundo, con fecha 1 de
marzo de 1 994.

Al retornar al Ecuador, luego del curso en Colombia, pasa a prestar sus


servicios en el Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional
(GOE) con asiento en la ciudad de Guayaquil.

Cabe destacar su acción valerosa y heroica con la que rinde tributo a la


Patria, a la sociedad toda, en defensa de la seguridad y el orden, entregando
su vida en manos de la perversa delincuencia en holocausto por la paz y el
imperio de la ley.

Este hecho digno de destacarse, lo eleva a la cima de los predestinados, de


aquellos que mueren en la gloria de los escogidos, de aquellos policías que
tienen el privilegio de morir en el cumplimiento de su deber, acción que los
inmortaliza y coloca en el altar de los má11ires.

Así, el día jueves 1 4 de agosto de 1 997, encontrándose realizando patrullaje


conjuntamente con personal del Grupo de Operaciones Especiales, GOE,
policías Wilman Vega Guillén, Darwin Moreno, Richard Guaseo Escobar y
Carlos Logroño, por el sur de la ciudad de Guayaquil, a eso de las 20h30
había recibido una llamada de la Central de Radio Patrullas, a efecto de que
verifique en las calles Guerrero Martínez y la A sobre la presencia de un
vehículo que había sido robado minutos antes por delincuentes; inmediata­
mente el cabo Tenelema, conjuntamente con el personal que lo acompaña-
370
ha, se traslada a dicha dirección, y de manera coincidente se encuentran en
BIOGRAF!AS POLICIALES

la bocacalle con los delincuentes, produciéndose un enfrentamiento con


armas de fuego entre los dos bandos, a consecuencia del cual resulta mor­
talmente herido el cabo Fausto Armando Tenelema Iza, quien había sido
trasladado por su compañeros de arma a la Clínica Alcívar, donde deja de
existir minutos después, siendo inútil todo el esfuerzo desplegado por los
facultativos en su empeño de salvarle la vida.

Atento a los hechos que preceden, el señor Comandante General de la Poli­


cía Nacional, previa resolución del H. Consejo Superior de la misma, re­
suelve con fecha 23 de octubre de 1997 ascenderle post mortem al grado de
cabo primero y, con la misma fecha, darle de baja de las filas policiales por
haber fallecido en actos del servicio.

Posteriormente y por la misma causa, con decreto ejecutivo de 12 de febre­


ro de 1998 se le concede la condecoración "Al Valor", en reconocimiento a
su valiente y decidida actuación en defensa del orden y la seguridad
ciudadana.

De esta manera se cierra una página más de hechos y actos heroicos de


miembros de la Policía Nacional, que han ofrendado su vida en aras de la
subsistencia del bien común y el imperio de la ley.

371
BIOGRAFIAS POLICIALES

Ab. Fausto Alfredo Fuentes García


General de Distrito
Miembro Correspondiente Transitorio del INEHPOL

CARLOS ANTONIO
TOAPANTA LARREA

SUBOFICIAL PRIMERO DE POLICIA

En todos los tiempos, el valor del hombre y la j usticia de una causa sobre
ponen al número y a la maquinaria bélica. Los pueblos moralmente gran­
des se levantan con el esfuerzo de los hombres que no preguntan el número
de sus enemigos o los peligros de una empresa, sino que con fe acometen
heroicos ante las dificultades, fieles al cumplimiento de su deber.

En la ciudad capital, corazón y cerebro de la Patria, Quito, respetable centro


de nacionalidad, cultura y progreso, donde el rilF�,tizaje plasma la quiteñi­
dad con ,características inconfundibles de arte y: efabiduría, en uno de sus
barrios más antiguos: "San Roque", el 1 5 de diciefubre de 1 942 nace Carlos
Antonio Toapanta Larrea. Y

Los artífices de su vida fueron don Segundo Fé�ix Toapanta Toapanta y


doña María Dolores Larrea Larrea, oriundos de Guaytacama, parroquia de
la ubérrima y hermosa provincia de Cotopaxi, apacible tierra de l lamativas
ferias visitadas por turistas extranjeros y nacionales.'

El matrimonio Toapanta Larrea procreó seis hijos: tres muj eres y tres varo­
nes, identificados como Laura, Gloria, Carlos, Julio, Gladys y Jorge.

Carlos Antonio, quien ocupara el tercer lugar entre sus hermanos y el pri­
mero de los varones, creció en un hogar humilde; sus padres trabaj aban en
actividades comerciales como era la venta de medias en el sector de la ave­
nida 24 de Mayo; por ello, los recursos obtenidos no solventaban las nece­
sidades básicas del hogar, peor aún la inversión que implicaba la educación
372
UIOGRAFIAS POLICIALES

de sus seis hij os; razón suficiente para que desde su corta edad, Carlos
Toapanta tuviese que trabajar para colaborar a la economía familiar.

Su infancia la compartió con la niñez del sector de San Roque, barrio que le
vio crecer y que contribuyó a la formación de su personalidad, así también
le proporcionó las oportunidades de trabajo.

Sus estudios primarios y los dos años de educación secundaria que cursó,
los realizó en el colegio "San Andrés" de la ciudad de Quito, tarea que de­
sistió cuando sus padres atravesaron una crisis económica muy fuerte, en la
que perdieron hasta el capital y por tanto la forma de subsistir a través de la
venta de mercadería.

Dicha insolvencia le llevó a su padre a golpear puertas en búsqueda de un


trabajo fijo para su hij o Carlos Antonio Toapanta Larrea; entre sus amigos
de la viej a guardia recordó la amistad que tenía con el Dr. Velasco !barra, a
quien le planteó la problemática y apeló a su sensibilidad para que le ayu­
dase a ingresar en las filas de la Policía Nacional, sueño que se convirtió en
realidad el 1 9 de diciembre de 1 967, fecha en la que su hijo ingresa a las
filas policiales. A partir de ello, este joven de 25 años, de raza mestiza y
1 .65 m. de estatura, se convierte en un policía de línea e inicia prestando su
contingente intelectual, físico, moral y de valor al servicio de la ciudadanía
ecuatoriana.

Fue asignado a trabajar en el Comando Provincial "Pichincha" No. 1 , Ser­


vicio Urbano, Unidad en la que sirviera por 9 años; es entonces, cuando en
1 97 1 se encuentra con el amor de su vida e inicia su romance con doña
Zoila Maldonado, oriunda de la provincia del Azuay, con quien contrajo
matrimonio y procreó tres hijos identificados como: Sandra del Rocío,
nacida en 1 97 1 ; Irene del Pilar, en 1 974 y Carlos René en 1 979.

El 3 1 de diciembre de 1 976 es dado el pase al Servicio Rural del mismo


Comando Provincial, donde estuvo hasta ascender al grado de cabo segun­
do el 30 de septiembre de 1 977.

La relación matrimonial con Zoila Maldonado se mantuvo por 16 años,


destruyéndose por desacuerdos mutuos que les llevaron a tomar la decisión
de divorciarse para caminar por rumbos diferentes, quedando sus hijos bajo
su cuidado y protección; además, él siempre estuvo pendiente de las nece-
373
BIOGRAFIAS POLICÍALES

sidades de sus hermanos y padres, detectando con facilidad que era un hijo,
un hermano y un padre responsable.

Transcurrido el tiempo le dan nuevos pases, uno de ellos al Comando Pro­


vincial "Guayas No. 2, Servicio Rural, el 1 de mayo de 1 980, para luego
pasar al Escuadrón de Emergencia del mismo Comando, el 1 5 de septiem­
bre de 1 980.

El 3 0 de junio 1 982 es destinado al Comando Provincial "Pichincha" No. 1 ,


Servicio Rural; es allí cuando inicia amistad con la señora Luisa Georgina
Guilcapi Meléndez, quien también trabajaba como comerciante en la ave­
nida 24 de mayo, cuyo puesto de negocio estaba ubicado justamente al
frente del de su madre. Como Carlos Antonio visitaba con frecuencia a su
madre, surgió la relación con Luisa Georgina, con quien más tarde pasaría a
compartir el resto de su vida.

Transcurridos sus primeros quince años de servicio en la institución poli­


cial, se hace acreedor a la condecoración "Policía Nacional" de tercera
categoría, el 25 de febrero de 1 983 .

Exactamente el 3 0 de junio de 1 984 recibe órdenes para trasladarse al Co­


mando Provincial "El Oro" No. 3, Servicio Urbano, por lo que viaja a la
tierra del banano, sector de poesías y de tradiciones renovadoras y espíritu
de libertad y trabajo. Luego pasa a la Policía Especial del Banco de Fo­
mento; y, el 3 11 de octubre del mismo año, es trasladado a prestar sus servi-
cios al Grupd de Tránsito de Pichincha.

Encontrándose de servicio en este Quito colonial, centro refulgente del arte


religioso y de iglesias de arquitectura barroca, Carlos Antonio Toapanta
Larrea contrae nupcias con Georgina
,\
Guilcapi Meléndez el 1 7 de marzo de
1 986; y el 1 0 de octubre de 1 987, tras un feliz embarazo, nace su cuarto
hijo, a quien le inscriben con el Aombre de Hernán Darío Toapanta Guilca­
pi. En ese entonces, por disposición de la superioridad, se encontraba tra­
baj ando en el Escuadrón de Carreteras.
/
Cuando Carlos Toapanta Larrea vistió el uniforme policial por el lapso de
20 años, se hizo acreedor a la condecoración "Policía Nacional" de segunda
categoría, legalizada el 3 1 de marzo de 1 988, logro que generó regocijo en
su vida personal y familiar.

374
El 3 de junio de 1 989, nace una nueva hija, a quien la llamaron Geovanna
DIOGRAFIAS POLICIALES

Nataly Toapanta Guilcapi; niños que crecieron disfrutando del calor de


hogar generándoles seguridad y afecto.

Después de haber visto crecer y disfrutar de las travesuras que hicieran su


pequeñuelos; por disposición superior, el 1 de septiembre de 1 993 debió
presentarse por segunda vez en el Comando Provincial "El Oro" No. 3,
Puestos de Vigilancia Sur (PVS). Después de transcurridos ocho meses
recibe una nueva orden el 5 de mayo, por la que lo trasladan al Comando
Provincial "Guayas" No. 2, Servicio Urbano. Este hecho anima a sus hijos
a un mayor progreso físico, moral e intelectual. En este servicio permanece
por el lapso de 2 años 6 meses y luego pasa a desempeñarse en la Policía
Especial del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, en Quito,
desde el 7 de noviembre de 1996, cargo que ocupó durante 4 meses, para
luego ser trasladado al Comando Provincial "Pichincha" No. 1, Servicio
Urbano, donde le sorprendió la muerte.

En la tarde del día domingo 28 de septiembre de 1 997, Carlos Toapanta se


encontraba de servició en la Unidad Especial del Escuadrón de Carreteras,
ubicado en el sector de la Y a la entrada de Guayllabamba, provincia de
Pichincha. La Policía Nacional, a través de un grupo de cinco agentes de la
Interpol, se encontraba realizando labores de seguimiento y rastreo de un
grupo de narcotraficantes de precursores químicos, a quienes por algún
tiempo les habían seguido la pista; al localizar el domicilio donde almace­
naban los precursores, un grupo de tres,policías y dos oficiales reciben una
orden superior para reforzar al grupo de agentes de la lnterpol que realiza­
ban el operativo para capturar a un grupo de narcos, que ese día hacían uso
de un camión marca Isuzu, color azul, placas TBN-703 , en el que transpor­
taban el destructor y prohibido cargamento; al llegar a la "Y" de la citada
población, se percatan que fueron descubiertos y disparan contra los poli­
cías, quienes emprenden una tenaz persecución.

Aunque el carro se perdió por una calle obscura, los agentes siguieron la
pista de los mafiosos e identificaron el sitio donde se encontraban almace­
nados los precursores químicos. Ingresaron cautelosamente al domicilio de
Clara Magdalena Tituaña Casaguano, donde fueron sorprendidos los nar­
cos, pero estos dispararon contra los policías, que inmediatamente respon­
dieron, siendo impactado mortalmente el suboficial segundo Carlos Anto­
nio Toapanta Larrea, quien falleció víctima de una bala que le entró por la
cara y le salió por su oído derecho.
375
BIOGRAFIAS POLICIALES

También cayó abatido el policía José Reinaldo Carrión Puetate de 25 años.


Ambos quedaron sin vida en el patio de la propiedad donde estaba la bode­
ga clandestina de los narcos, que se camuflaba como si fuese una fábrica de
bloques.

Este hecho delictivo enlutó una vez más a las filas policiales y dejó en la
orfandad a cinco hij os, los cuales en la áctualidad son adolescentes y co­
mentan con gran tristeza y lágrimas la pérdida de su padre, que siempre
estuvo al servicio de los demás.

Cada mañana que le veían salir, lo encomendaban a. Dios y le expresaban


su cariño; le recuerdan como un hombre recto, recio, de mucha disciplina,
pero muy afectivo; quien compartía sus juegos y en sq tiempo libre les
brindaba su afecto y su ejemplo de hombre de bien.

Esta es la forma como un policía, que vistiera su uniforme con mucho pun­
donor en todas sus acciones, tras 29 años de servicio, a la edad de 5 5 años,
termina su vida al servicio de la institución policial en el cumplimiento de
su sagrada misión; acto heroico que le mereció el reconocimiento de la
superioridad policial al ascenderle post mortem al grado de suboficial pri­
mero. Su baj a le fue concedida por haber fallecido en actos del servicio.

376
BIOGRAFIAS POLICIALES

Oswaldo Arturo Chérrez De la Cueva


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

JAIME HOMERO
TORRES SANCHEZ
CABO SEGUNDO D E POLICIA

Enclavada en el centro de la provincia de Imbabura, muy cerca de la prós­


pera ciudad de Cotacachi se encuentra la parroquia de Imantag, tierra que le
vio nacer a Jaime Homero Torres Sánchez el 3 de marzo de 1949; hijo de
Luis Alfonso Torres Guerra, de profesión policía, y Eliana Marieta Sán­
chez, dedicada a los quehaceres domésticos,' ambos oriundos de la misma
población.

El matrimonio Torres Sánchez procrea seis hij os, siendo Jaime Homero el
tercero de ellos. Con el devenir del tiempo, por las desavenencias familia­
res y conyugales que conlleva la vida de un policía entregado a su profe­
sión, el hogar se malogra y la separación se hace inevitable.

Al producirse la separación, el niño Jaime Homero- Torres Sánchez queda al


cuidado de su padre; su vida comienza a ser un largo peregrinaje de ciudad
en ciudad y de cuartel en cuartel, en donde su padre prestaba servicios a la
institución policial.

Desde su corta edad la institución policial fue parte de su vida, los compa­
ñeros de su padre tanto oficiales como tropa se encariñaban con el niño; es
así que, cuando el padre tenía que salir a algún servicio, el niño se quedaba
en el cuartel.

Al llegar a la edad escolar tuvo su primer tropiezo, porque siempre le tocó


estudiar en difenmtes centros escolares de los distintos lugares en quo su
377
BIOGRAFIAS POLICIALES

padre trabajaba, no obstante termina su primaria en la escuela "Luis Felipe


Borja" de Imantag, lugar de su nacimiento.

Al terminar la escuela, sin tener una estabilidad familiar, el cariño a su pa­


dre y el gusto a la vida policial, así también la satisfacción de vivir de cuar­
tel en cuartel, hace que transcurran algunos años y tome la decisión de ser
policía por vocación.

Esa decisión tomada hace que salga a la ciudad de Quito en busca de ayuda,
y acude a su tía Beatriz Torres Guerra de Prado. Por ser un joven sencillo,
educado y carismático se gana el aprecio y cariño de toda su familia y en
especial de su tío político Galo Prado Carrillo, que trabajaba como conserje
en el Colegio Municipal Sebastián de Benalcázar, a quien le comunica su
decisión y le pide el apoyo para ingresar a la Policía. Su tío político, cono­
cedor de que en el colegio estudian los hijos del Comandante General César
Octavio Posso Esquetini, pide a uno de ellos que le ayude para que su so­
brino pueda ser policía; la respuesta no se hizo esperar, al día siguiente
acudió a la Comandancia General a la entrevista, y el 1 6 de febrero de 1 960
ingresó a la Institución como policía civil.

Pasando a formar parte del Escuadrón Sables del Regimiento Quito No. 1 ,
ubicado en las calles Montúfar y Manabí, ahí hizo sus primeras maniobras
policiales con mucha responsabilidad y ahínco, algo que siempre aspiró y
anheló para ser un buen policía.

Su vida sentimental y privada está encerrada en el poco tiempo que ejerció


su vida profesional. Conoció a la señorita Sabina Antonieta Acosta Nava­
rrete, con quien quiso contraer matrimonio e incluso solicitó la debida auto­
rización a la Comandancia General; pero esto no se pudo llevar a cabo por
cuanto ella era menor de edad y se requería la autorización del padre, la que
fue imposible obtener, razón por la cual pasaron a convivir y formar un
hogar. En el momento del llamado a cumplir su misión, que le quitaría la
vida, su conviviente estaba en estado de gestación; luego nace una niña
llamada Ximena Jackeline Torres, a la que la familia de Jaime Homero
adopta, pasando a vivir con Eulalia Torres de Arroyo.

El mes de mayo de 1 97 1 se produce la rebelión de Tulcán contra el gobier­


no de Velasco Ibarra, por la expedición de un decreto en el cual se creaba
un gravamen de Migración y Extranjería relacionado con el tránsito vecinal
fronterizo, por el que cada persona debía pagar un impuesto de dos sucres,
378
disposición que no agradó a la ciudadanía carchense, pues se lo consideraba
lllOGllAFIAS POLICIALES

desde todo punto vista inconveniente. Es así que el 21 de mayo de 1971 se


convoca a una asamblea popular, en donde se declara un paro indefinido en
rechazo al gravamen impuesto.

El Jefe del Comando Provincial "Carchi" No. 10, consciente del problema
que s,e avecinaba, se pone en alerta y comunica la novedad al Comando
General de la Policía Nacional; el día 24 de mayo la Comandancia General
ordena enviar refuerzos del Regimiento Quito No. 1 y del Comando Pro­
vincial "Imbabura" No. 1 2. El día 25 de mayo, desde el Regimiento Quito
viajan 4 oficiales y 50 policías, uno de ellos era el policía Jaime Homero
Torres Sánchez del Escuadrón Sables; el armamento que portaba cada
miembro era una carabina 30-M l , con 20 cartuchos de dotación, un sable y
material CM. Después de pasar muchos enfrentamientos en la ciudad de
San Gabriel por cuidar al Presidente Velasco lbarra, al llegar a la ciudad de
Tulcán, la patrulla que cuidaba la Central Telefónica había sido tomada por
los insurrectos y, por orden desde Quito mediante radio, se pide que se
recupere dicha central telefónica, para lo cual se forman dos pelotones inte­
grados uno por militares y otro por policías; el de policías lo comandaba el
subteniente Elicio Moscoso Enríquez con 20 miembros del Escuadrón Sa­
bles del Regimiento Quito, entre los que constaba Jaime Torres Sánchez.

Además de la misión de tomarse las oficinas de teléfonos, este personal


debía recuperar los fusiles y carabinas sustraídos de la Oficina de Estancos
y las arrebatadas a otros policías. Se había acordado que el personal de la
Policía debía ir delante del piquete militar, para gasificar la zona tanto al
interior como al exterior de dichas oficinas, a fin de apoderarse del edificio
y realizar un requisamiento total.

La Policía avanza de norte a sur por la calle Olmedo, en dos columnas en­
cabezadas la una por el mayor Quevedo y la otra por el subteniente Mosco­
so, gasificando la zona, la misma que se constituye en un verdadero campo
de guerra.

El subteniente Moscoso avanza con su personal por la calle Olmedo y Bo


yacá, en donde recibe un impacto de bala en su mano derecha quedando
gravemente herido, es ayudado por policías y conducido a la clínica Tulcú 1 1 .
E n ese momento se produce u n nuevo enfrentamiento que causa más lwl'i
dos, y el policía Torres toma la esquina que deja el subteniente Moscoso,
pidiendo a los soldados que lo cubran mientras auxiliaba al mayor Quow
379
B!OGRAFIAS POLICIALES

do, que también se encontraba herido; al mismo instante cae herido el sol­
dado Flores.

El policía Jaime Torres pasa a proteger y cubrir a los soldados que debían
cruzar la esquina; recibiendo un impacto de proyectil en la cabeza, cayendo
gravemente herido. Cuentan sus compañeros que él trata de incorporarse
sin abandonar su carabina 3 0-M l , pero se desploma y pierde la vida. Es así
como a su temprana edad cae un policía hecho de corazón, el que desde su
infancia amó a su profesión sin importarle su precio.

Por su acto de valor, entrega y profesionalismo, el Consej o Superior de la


Policía Nacional recomendó su ascenso post mortero al grado de cabo se­
gundo, así también la correspondiente baja por haber fall�cido en actos del
servicio; ascenso y baj a que fueron publicados el 26 de mayo de 1 97 1 .

El policía tiene la inmensa responsabilidad de ser dueño de su destino pro"


fesional, de transformar a sus semejantes en cuanto esté a su alcance, inclu­
so ofrendando su vida, como fue el caso de nuestro compañero cabo segun­
do Jaime Homero Torres Sánchez, héroe policial que murió con la satisfac­
ción del deber cumplido.

380
DIOGRAFIAS POLICIALES

Edwin Marcelo Echeverría Albuja


Teniente Coronel de Policía
Alumno de la Escuela de E. M.

VICTOR HUGO
USCA PACHACAMA
CABO SEGUNDO DE POLICIA

Es justo el reconocimiento a los héroes policiales, hasta el momento olvi­


dados :)us familias abandonadas. En las ceremonias fúnebres se despiden
los re_r:us, murmurando: otra víctima más y cuántas víctimas más serán.
Lamentablemente serán muchas más, por la desventaja en la que se trabaja,
no importa si hay guerra o hay paz, si la situación económica es buena o
mala, si el índice de desocupación es alto o bajo; siempre habrá un policía
que pondrá su pecho descubierto 'a las balas de aquellos que intentan afectar
a nuestra sociedad, dejando una esposa sin marido, un hijo sin padre y una
institución enlutada.

Víctor Rugo Usca Pachacama nació el 6 de mayo de 1 969 en la ciudad de


Quito, provincia de Pichincha. Sus padres fueron el señor Juan Manuel
Usca y la señora Gloria Susana Pachacama. Tuvo cuatro hermanos: Rer­
nán Patricio, Manuel Eduardo, Washington Iván y Ruth Isabel.

Los estudios primarios los realizó en la escuela "Cinco de Junio" ubicada


en la ciudadela San Bartolo de Quito. Culminada su instrucción primaria,
los estudios secundarios los efectuó en el colegio "Santiago de Guayaquil",
igualmente de la ciudad capital, en donde obtuvo su bachillerato en la espe­
cialización filosófico sociales.

Víctor Rugo Usca Pachamama a los doce años ingresó a la Cruz Roja, don­
de se desempeñó como brigadista hasta su ingreso a la institución policial.
Cuando cumplió los 1 8 años de edad ingresó al Sindicato de Choferes Pro­
fesionales, en donde obtuvo la licencia profesional; posteriormente, cum-
381
pliendo el mandato constitucional, ingresó a realizar el servicio militar
BIOGRAFIAS POLICIALES

obligatorio, luego de lo cual ingresó a la Policía Nacional.

Víctor Usca Pachacama, desde su temprana juventud siempre tuvo el deseo


de servir a los demás, su desprendimiento lo llevó a permanecer atento para
ayudar y colaborar con quien lo necesitaba, y es ésta la razón que lo llevó a
ingresar a la institución policial, porque llegó a comprender que desde ella
estaría en mejor capacidad de brindar ayuda a las personas más necesitadas.

Luego de su graduación como policía en la Escuela de Formación de Tropa


"Cabo Segundo José Lizandro Herrera Calderón", ubicada en el recinto
Fumisa, vía Quevedo - Santo Domingo, el 15 de enero de 1992, fue desig­
nado a prestar su contingente en el Comando Provincial de Policía "Gua­
yas" No. 2, Servicio Urbano. Pero al poco tiempo realiza un curso en el
Grupo de Intervención y Rescate de la ciudad de Quito, de febrero a julio
de 1993 .

Como miembro del Grupo de Intervención y Rescate, tuvo participación en


el operativo antinarcóticos denominado "Ciclón"; posteriormente fue de­
signado a prestar sus servicios en las provincias de Napo y Sucumbíos, ríos
Putumayo y San Miguel, como miembro del equipo táctico que trabajaba
con la Patrulla Fluvial, en operaciones de inteligencia y control de las acti­
vidades de narcotráfico en la zona fronteriza con Colombia.

Víctor Hugo Usca Pachacama era una persona de buenos sentimientos, su


preocupación era la de ayudar a los demás; es por esto que desde los diez
años ingresó como brigadista a la Cruz Roja ecuatoriana, en donde poste­
riormente se dedicó a dar charlas a los trabajadores de varias empresas,
entre ellas "Licoresa" y "Tanasa", instruyendo a la gente en la prevención
del SIDA y a evitar el consumo de las drogas.

Aproximadamente a los 1 7 años de edad, conjuntamente con varios amigos


del barrió La Joya No. 1 ubicado en el kilómetro 18 al sur de la ciudad de
Quito, formó un grupo de teatro, al que dedicaba gran parte de su tiempo,
pues era su afición.

Por su carácter y personalidad se preocupaba mucho por los demás, le en­


cantaba aconsejas a los jóvenes, principalmente a aquellos cuya conducta
intentaba desviarse; era un soñador y luchaba por la igualdad de los dere-
3 82
BIOGRAFIAS POLICIALES

chas de las personas, pues siempre estuvo colaborando con los más despo­
seídos y necesitados.

En el ámbito familiar fue considerado un buen hijo; siempre estuvo preocu­


pado del bienestar de sus padres y hermanos. A los 1 9 años tuvo una hija
con Susaná Elizabeth Escobar, de nombres Mónica Fernanda.

Como miembro activo de la institución policial no tuvo mucha experiencia


en el ámbito operativo, porque su permanencia en la misma fue muy corta.
De acuerdo a sus compañeros era leal y buen amigo, con un cúmulo de
conocimientos para ayudar a las personas, principalmente a los más necesi­
tados.

La Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía Nacional, el 1 5 de


octubre de 1 993 elabora un informe de inteligencia en el que se determina
la situación regional de la pr/ovincia de Sucumbías, especificando datos
geográficos, topográficos y/sobre la naturaleza, Ísí como las vías de comu�
nicación fluviales que le hacen propicia para el tráfico ilícito de drogas y
precursores químicos, sumando a esto la falta de control oficial en la zona,
donde existen indicios de plantaciones de coca y amapola en las riberas de
los ríos Putumayo y San Miguel, cuyas cosechas son recolectadas por los
narcotraficantes; además, se reciben cantidades no determinadas de precur­
sores quím icos que sirven para elaborar la droga, la misma que retorna al
país una vez procesada.

Con el informe de inteligencia, el 1 9 de octubre de 1 993 se elabora el plan


de operaciones "Amanecer", para el control y represión del tráfico ilícito de
drogas y precursores químicos en las provincias de Napa y Sucumbías.

La misión constante en el mencionado plan determinaba que el Comando


General de la Policía Nacional, en coordinación con la Dirección Nacional
de Investigaciones, la Embajada de Estados Unidos en el Ecuador y demás
organismos internacionales comprometidos en la lucha contra el narcotráfi­
co, desarrollaran acciones con la finalidad de erradicar la producción, ela­
boración y extracción de sustancias estupefacientes y sicotrópicas; proce­
diendo además, a la aprehensión de equipos, armamento, municiones y
explosivos utilizados por los narcotraficantes; acciones que debían estar
respaldadas por los procedimientos legales y reglamentarios en vigen\:?ia.
',""
383
BIOGRAFIAS POLICIALES

En la planificación pertinente se explica que las operaciones tácticas las


desarrollarán fuerzas combinadas de la Policía Nacional con el servicio de
Estupefacientes e Interpol, el Grupo de Intervención y Rescate y el Grupo
de Operaciones Especiales.

Transcurría el último mes de 1 993, los días se sucedían con la relativa nor­
malidad que implican los operativos policiales, nadie podía presumir que
para muchos sería su último año. El día no contrastaba con lo común del
tiempo, pero en el corazón de muchos hombres flotaba un extraño presen­
timiento que tensaba la acción, pero ésta se afirmába con la conducta serena
y profesional de cumplir con el deber, de ir más alto del infinito por la con­
vicción de luchar para proteger miles de vidas acosadas por las drogas.

Conjugando con los primeros rayos solares se inició la actividad policial,


había que continuar con la lucha; así, a las 07h00, la Patrulla Fluvial con
personal del GIR inicia su recorrido hacia el sector de Pefia Colorada, en el
río Putumayo: 1 jefe, 8 oficiales y 20 policías en 6 lanchas, y adicionalmen­
te 1 lancha del COE con tripulación de 7 militares. El tiempo transcurría y
las actividades eran normales sobre el trayecto del río Putumayo; la Patrulla
Fluvial constituida por 7 lanchas, habían atravesado Peña Colorada y
avanzaban hacia Piñuña Negra.

Siendo las 1 4h00, concluidas las actividades profesionales en el lugar, la


patrulla inicia su retorno, el mismo que no se realizó con la agilidad espe­
rada por los daños ocurridos en la lancha Piraña al mando del subteniente
Mora, por lo que se dispone que la lancha Boston al mando del capitán
Garcés remolque a la afectada.

Eran las 1 4h45 ; la naturaleza presentaba un espectáculo impresionante; Al


entrar en una curva conformada por el río, a la altura de Peña Colorada, la
patrulla es atacada desde las dos riberas del río con fuego emanado de ar­
mas automáticas y granadas de mano que salían desde la espesa vegetación.
Se repelía el ataque, las lanchas no tenían cobetiura por lo que buscaban
alejarse de la zona, el caudal del río era bajo y las naves empezaron a varar­
se, el enfrentamiento continuaba prolongándose por aproximadamente una
hora y treinta.minutos.

Una vez que cesó el ataque primario, se vio desplazarse un deslizador color
blanco con motor fuera de borda, guiado por guerrilleros, para inspeccionar
3 84
las lanchas ecuatorianas, quienes proceden a sustraerse de 111111 de e l l11s e l
BJOGRAFIAS POLICIALES

armamento, motores y a destruir las otras.


A las 16h-30, en la base de operaciones se escucha un reporlétie del scllor
Delta 15 (teniente A1ieaga) que requería ayuda, manifestando que lrnbfa11
sido objeto de una emboscada y que existían varios heridos; la ayuda 110 l'uc
posible porque el personal militar y policial que llegó a la zona fue i111 pedi ..
do de navegar por el fuego de las ametralladoras.

El subteniente Buenaño, y los policías Chacha y Saavedra, sobrevivientes


del atentado, se encontraban detenidos en un campamento guerrillero de las
FARC, Columna No.. 12, para posteriormente ser trasladados aguas ab,üo
hasta la casa de un campesino y luego a Puerto Ospina, en Colombia.

En el muelle se realizaban actividades de recepción de heridos y cadáveres


que bajaban por el río, así como la detención de embarcaciones que llega­
ban a la deriva; así se recibió una canoa que transportaba al subteniente
Buenaño que se encontraba herido. Luego arribaron los policías Camacho,
Saavedra y Chacha, quienes narraron que ante el ataque todos trataron de
llegar a la orilla, pero en los intentos por escapar varios fueron rematados
por los guerrilleros que se desplazaban en un deslizador.

Como consecuencia de la ejecución de la planificación, resultaron vilmente


asesinados varios miembros de la institución policial: 3 oficiales y 4 miem­
bros de tropa, entre ellos, el policía Víctor Hugo Usca Pachacama; quien, al
igual que todos los fallecidos, fue ascendido post mortem al grado de cabo
segundo, y dado de baja de las filas policiales por haber fallecido en actos
del servicio. De igual manera, el H. Consejo Superior de la Institución
resolvió concederle la condecoración "Al Valor", en consideración al even­
to y trágico holocausto.

Se cumplieron las honras fúnebres estipuladas por las leyes y reglamentos


institucionales, nada más para corresponder con la norma; p�rque una vez
culminada la ceremonia, ya nadie se acuerda del héroe muerto ni de su
esposa, sus hijos ni familiares, que deben continuar en desventaja enfren­
tándose a la vida.

El cielo se está colmando de héroes policiales. La sangre derramada forta­


lecerá aún más a la familia policial, pese a que e l l lanto y el dolor hume­
dezcan con lágrimas nuestros rostros.
385
La larga lista de policías asesinados sigue incrementándose, en estos mo­
BJOGRAFIAS POLICIALES

mentos probablemente algún otro policía está ofreciendo su vida en defensa


de nuestra sociedad e ingresando en las huestes de los gloriosos hombres
que ennoblecen a la institución policial.

Tanta gloria llevan en su muerte los policías, que a pesar de la falta de re­
conocimiento social por su entrega, imponen por encima del deber seguir
incansablemente luchando contra la delincuencia, por la paz social y la
seguridad del pueblo, del cual somos y nos nutrimos, aunque algunos hipó­
critas piensen que no somos seres humanos y que pertenecemos a una raza
inferior.

3 86
DIOGRAFIAS POLICIALES

John Danny Cárdenas Cruz


Subteniente de Policía
Alumno de la Escuela de E. y P. de Oficiales

JORGE WASHINGTON
VERGARA BORJA

CABO PRIMERO DE POLICIA

El señor cabo primero Jorge Vergara Borja nació en la parroquia San Pablo
del cantón San Miguel, provincia de Bolívar, el 2 de enero de 1 97 1 ; fue
hijo de don Jorge Bolívar Vergara y doña Teresa Borja.

Sus estudios primarios los realizó en una escuela de su ciudad natal y poste­
riormente los secundarios en un colegio de la localidad, obteniendo el título
de bachiller en ciencias sociales.

Llevado por la voluntad y convicción de servir a la sociedad, ingresó a las


filas policiales el 1 5 de enero de 1 993, en calidad de aspirante a policía. El
curso de profesionalización lo cumplió exitosamente en el Comando Pro­
vincial de Policía "Imbabura" No. 12, graduándose el 1 5 de septiembre de
1 993 . Luego fue designado a prestar servicios en el Comando Provincial
de Policía "Guayas" No. 2, Servicio Urbano.

El 29 de mayo de 1 993 contrajo matrimonio con la señorita Jacqueline del


Pozo Vergara. Luego de transcurrido el tiempo legal de permanencia en el
grado, es ascendido a cabo segundo el 2 de diciembre de 1 998. Con poste­
rioridad es designado a prestar su contingente en el Servicio Rural de la
provincia del Guayas, en donde se desempeñó como un buen profesional en
el cumplimiento de sus actividades.

El viernes 26 de noviembre de 1 999, encontrándose de servicio en el cantón


Santa Elena, provincia del Guayas, obedeciendo a una llamada de auxilio
desde el barrio 24 de Julio, acudió al mencionado lugar a verificar la llama-
387
da recibida; llegando al sitio se produce un enfrentamiento armado entre
BIOGRAFIAS POLICIALES

delincuentes y policías, cayendo gravemente herido el cabo Jorge Vergara


Borja, por lo que es trasladado hasta una clínica particular con el propósito
de salvarle la vida, lo que resultó un esfuerzo vano pues el mencionado
gendarme falleció.

Al ofrendar su vida en cumplimiento del deber, es decir defendiendo la


seguridad de los ciudadanos, el cabo Vergara Borja pasó a . enrolar la nutri­
da nómina de los héroes policiales; por cuya razón, posteriormente, el H.
Consejo de Clases y Policías de la Institución resolvió ascenderle post mor­
tem al grado de cabo primero, así también otorgarle la condecoración "Al
Valor", distinción que le fuera entregada a su esposa doña Jacqueline del
Pozo.

La muerte del cabo primero Jorge Washington Vergara Borja no sólo dejó
un gran vacío y mucho dolor al seno de su familia, sino también en las sa­
crificadas y siempre mal comprendidas filas policiales.

Hugo Marcelo Zapata Corrales


388
IJIOGRAFIAS POLICIALES

Teniente Coronel d(� Policía


Alumno de la l•:scnela de K M .

CARLOS ALFREDO
ZAMBRANO DELGADO

CABO SEGUNDO DE POLICIA

En su trabajo diario, todos los miembros de la Policía Nacional se han ca­


racterizado con acciones de valor, coraje y entrega, ofrendando su vida en
muchas ocasiones, en cumplimiento de la sagrada misión asignada consti­
tucionalmente. Con este contexto, el 16 de diciembre de 1993 en el sector
de Peña Colorada, sobre el río Putumayo, miembros de las "Patrullas Flu­
viales" fueron vilmente atacados por aproximadamente 200 guerrilleros de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, dotados de
diferentes tipos de armamento, gran cantidad de munición y apoyados
individuálmente por radios para sus coordinaciones; el personal policial
emboscado, a pesar de la inferioridad numérica y del armamento limitado.
que poseía, repelió el ataque heroicamente, falleciendo en él varios miem­
bros de la institución policial, entre ellos el valeroso y noble policía Carlos
Alfredo Zambrano Delgado; trágico epílogo que enluta una vez más a la
institución del orden y la seguridad.

Carlos Alfredo Zambrano Delgado nació el 21 de enero de 1956 en el can­


tón Tosagua, provincia de Manabí; sus padres fueron don Vicente del Rosa­
rio Zambrano Vélez y doña Eliana Ybralia Delgado Vera. Carlos Alfredo
tuvo ocho hermanos: María Vicenta, Jesús Esperanza, Marlene Margarita,
Tomás Balduino, Elina Concepción, José Wilfrido, Ramón Vicente y Angel
Artimidoro; los dos últimamente citados son actualmente ex-policías.

Sus estudios primarios y secundarios, hasta el quinto curso, los realizó en el


colegio particular "Pedro Chumacher" de la ciudad de Tosagua; destacán­
dose como un alumno muy dedicado, respetuoso con sus maestros y ami-
3 89
gable y cariñoso con sus compañeros. Años después, el 11 de marzo de
B!OGRAFIAS POLICIALES

1980, obtuvo el título de sastre profesional en un instituto de la ciudad de


Quevedo.

En 1980 contrajo matrimonio con Gloria Vicenta Cueva Carrión, una agra­
ciada jovencita de la ciudad de Cariamanga, cantón Calvas, provincia de
Laja, con quien procreó tres hijos: Juan Carlos, nacido en 1981; Delia Na­
talia, nacida en 1985; y, Carlos Alfredo, nacido en 1990. El primero de los
nombrados, Juan Carlos, lastimosamente falleció en el año 1991 a conse­
cuencia de la leucemia.

Habiéndose radicado en Quito en 1981, decide presentar la documentación


necesaria para su ingreso a la Policía Nacional, pues de�de muy niño su
máxima ilusión fue llegar algún día a ser policía, para poder defender a la
gente desprotegida de su querido cantón Tosagua, según lo comentan sus
familiares y amigos.

Calificada favorablemente su carpeta fue destinado a la Escuela de Forma­


ción Policial "Cabo Segundo José Lizandro Herrera Calderón" ubicada en
el sector de Fumisa, provincia de Los Ríos, en la vía Santo Domingo - Que­
vedo, de donde, como parte de la sexta promoción ,de policías, egresó del
pertinente curso el 20 de febrero de 1982.

Culminado el curso de profesionalización, ya con el grado de policía de


línea fue destinado orgánicamente a prestar sus servicios en el Comando
Provincial de Policía "Guayas" No. 2, Servicio Rural. Posteriormente y
hasta el año 1993 en que pasa a integrar las "Patrullas Fluviales", toda su
carrera profesional la desarrolló en los diferentes servicios y dependencias
de dicha Unidad provincial, adquiriendo una gran experiencia; atributos
que, aunados a su esfuerzo, dedicación y entrega, hicieron de Carlos Zam­
brano un policía lleno de valor y decisión, apto para cualquier circunstancia
de riesgo y peligro.

Carlos Zambrano Delgado, era un hombre sencillo. Se conoce que demos­


tró mucha voluntad para ayudar a las personas necesitadas; era activo para
desarrollar todas sus labores, tanto familiares como institucionales; inteli­
gente para tomar las mejores alternativas en los trabajos a él encomenda­
dos; y como todo hombre policía, arriesgado para afrontar cualquier peligro
en las acciones que demanda el servicio policial. Se dice que era una per­
sona muy tranquila y pasiva para aceptar y afrontar los múltiples proble-
390
mas que le abocó la vida, siempre desarrollando sus actividades en forma
D!OGRAFIAS POLICIALES

enérgica y cumpliendo a cabalidad lo que a él se le encomendaba.

En ejercicio de su actividad profesional, el policía Carlos Alfredo Zambra­


no realizó varios cursos, entre ellos, el de "Vigilancia e Interdicciót� en
Aguas Costeras y Vías Fluviales", en la ciudad de Machala, provincia de El
Oro; Décimo Séptimo Curso "De Protección de Fronteras", en la Brigada
de Infantería El Oro No. 1, en 1991; Curso de "Entrenamiento y Reacondi­
cionamiento de Motores Fuera de Borda", en la ciudad de Panamá, el} sep­
tiembre de 1992.

Correspondiéndole a la Policía Nacional el control e investigación de los


delitos especificados en la Ley de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópi­
cas, así también el descubrimiento y detención de los infractores, e igual­
mente la aprehensión inmediata de todo lo concerniente a sustancias, equi­
pos, laboratorios, químicos, valores monetarios, instrumentos financieros,
bienes, objetos y otros que se utilizan para la comisión de ilícitos; a media­
dos del año 1993 se planificó el operativo "Amanecer", para el control,
vigilancia y represión del tráfico ilícito de estupefacientes y precursores
químicos en la frontera con Colombia, provincia de Sucumbfos, con
patrullajes fluviales por los ríos San Miguel y Putumayo.

El 16 de diciembre de 1993, siendo aproximadamente las 07h30, con un


jefe, 8,oficiales y 20 policías, distribuidos en 6 lanchas, y adicionalmente 1
lancha del COE con tripulación de 7 militares, el grupo de "Patrullas Flu­
viales" inicia su trabajo de rutina. En la lancha tipo Tiburón, al mando del
teniente Manuel Arteaga Oñate, con¡,taba como tripulante el policía Carlos
Alfredo Zambrano Delgado. Luego de abastecerse de combustible todas
las lanchas, se continúa con la navegación, informando de todas las nove­
dades del recorrido a la Central de Radio. Concluidas las actividades pro­
fesionales en el lugar, la patrulla inicia su retorno, el mismo que no se rea­
liza con la agilidad esperada por daños ocurridos en la lancha Piraña al
mando del subteniente Mora, por lo que se da otra orden de navegación y se
dispone que la lancha Boston, al mando del capitán Garcés, remolque a la
afectada. Había preocupación, por cuanto no se escuchaban reportes de la
novedad. Y siendo las 14h45 aproximadamente, al entrar en una curva, a la
altura de Peña Colorada, la patrulla es atacada desde las dos riberas del río
con fuego de armas automáticas, con granadas ,de mano y propulsadas que
salían desde la vegetación. Se repelió el ataque, pero las lanchas no tenían
cobertura, por lo que se buscó alejarse de la zona; el caudal del río era bajo
391
y la nave empezó a vararse. El enfrl;)ntamiento continuaba, prolongándose
BIOGRAFIAS POLICIALES

por aproximadamente una hora y treinta minutos; enfrentamiento en el que


fueron vilmente asesinados varios miembros de la Policía Nacional, entre
otros el pundonoroso policía Carlos Zambrano Delgado.

Las actividades suscitadas en el río Putumayo tuvieron un epílogo devasta­


dor para la institución policial, produciendo incalificables resultados que se
grabaron para siempre en el cerebro y corazón de todos los ecuatorianos.

Como consecuencia de su heroico fallecimiento, al igual que el resto de


compañeros, el H. Consejo Superior de la Institución resolvió su ascenso
post mortem el 17 de diciembre de 1993, por lo que Carlos Alfredo Zam­
brano Delgado fue ascendido al grado de cabo segundo y dado de baja con
fecha 16 de diciembre del mismo año, fecha de su fallecimiento.

Por las mismas consideraciones, el mencionado Consejo resolvió conceder­


le la condecoración "Al Valor", como justo homenaje de reconocimiento y
admiración; distinción institucional que fue recibida por su esposa doña ·
Gloria Vicenta Cueva Carrión.

El Ecuador se encuentra ubicado geográficamente en un lugar que lo ha


convertido en un país de tránsito de drogas y de precursores químicos, lo
que condujo a que la institución policial planifique el operativo "Amane­
cer", el mismo que se lo concibió sin considerar la peligrosidad que revestía
la zona, frecuentemente transitada por narcotraficantes y guerrilleros.

El operativo .no consideró una apropiada apreciación de Inteligencia, con


detalles que especifiquen las características de la zona en la que se iban a
efectuar las operaciones policiales. Tampoco se contó con la logística ne­
cesaria que apoye y respalde constantemente las actividades de las patrullas
fluviales. La información recabada de quienes vivieron estos acontecimien­
tos nos hace deducir que hubo exceso de confianza, lo que propició la no
adopción de las medidas que el caso requería.

Todo el pueblo ecuatoriano debería sentirse orgulloso y satisfecho de tener


en este país héroes policiales, como lo es el cabo segundo Carlos Alfredo
Zambrano Delgado; quien, sin medir las consecuencias en el cumplimiento
del deber, ofrendó su vida en el río Putumayo. Todos los compañeros poli­
cías que fueron vilmente asesinados constituyen el referente de la entrega y
el valor que caracteriza a los miembros de la Policía Nacional. Estos acon-
392
tecimientos deben llevarnos a reflexionar sobre las medidas de protección y
ll!OGRAFIAS POLICIALES

seguridad con que se debe afrontar este tipo de operaciones policiales, de­
biendo enfatizar en la realización de una planificación adecuada, que consi­
dei-e una logística y un apoyo apropiado, que concuerde con la actividad a
efectuarse; el personal debe estar capacitado e instruido suficientemente,
para enfrentar las diferentes acciones y adoptar las correspondientes medi­
das de seguridad, a fin de evitar que se repitan estos luctuosos aconteci­
mientos.

393
BIOGRAFIAS POLICIALES

INDICE

PRESENTACION 3

PROHOMBRES POLICIALES 5

CASTRO PABON, JORGE HUMBERTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1


Comandante General de Policía
CORDOVEZ OLMEDO, RECTOR GUILLERMO . . . . . . . . . . . . . .
Teniente de Carabineros
- DURAN ARIAS, JAIME ALCIDES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Coronel de Policía
- FLOR PINTO, GALO RENE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , . . . . . . 34 ✓
Comandante General de Policía
MARTINEZ RUIZ, VICTOR JULIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Capitán de Policía
- MARTINEZ TORRES, WASHINGTON GERARDO . . . . . . . . . .. 50
Comandante General de Policía
- NEGRETE TERAN, CARLOS ALFONSO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 66
Coronel de Policía
ORBEA PACHECO, CARLOS HUMBERTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Capitán de Policía
PARRA CUESTA, JORGE HUMBERTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
General de Policía
PEREZ VELASCO, SERGIO BOLIVAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Mayor de Carabineros
PROAÑO CHALANPUENTE, JORGE ALFONSO . . . . . . . . . . . . 102
Capitán de Policía
PROAÑO GUERRERO, ANGEL LUDGARDO . . . . . . . . . . . . . . . . 108 ,/
Teniente Coronel de Carabineros
SAENZ SEGOVIA, JAIME ANTONIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 113
Comandante Gener,al de Policía
- TAMAYO SALGADO, MANUEL ARQUIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Comandante General de Policía
VILLAGOMEZ AGUILAR, ANTONIO AQUILES . . . . . . . . . . . . 133
394
Comandante General de Policía
BIOGRAFIAS POLICIALES

HEROES POLICIALES (OFICIALES) 141

.,,. - ARTEAGA OÑATE, MANUEL GABRIEL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Capitán de Policía
1 43

'"' - AYALA RUGEL, JORGE WILFRIDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Teniente de Policía
1 53

,., - CABRERA PALLO, DARWIN PATRICIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Teniente d e Policía
158

,;. - CHAVEZ MUÑOZ, JUAN MANUEL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Mayor de Policía
1 63

,. - GARCES ROBLES, TUESMAN ESGARDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Mayor de Policía
1 68

., - LASSO SANDOVAL, PATRICIO HERNAN . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Teniente de Policía
1 77

MARTILLO MERCHAN, VICTOR MANUEL . . . . . . . . . . . . . . . .


Teniente de Policía
L - 1 82

- MIER BURBANO, MARCO ANTONIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Teniente de Policía
v 1 85

- MIÑO JARRIN, GALO EDMUNDO . . . . . . . . 1 • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


-� Mayor de Policía
1 89 /'
- MOYA GALARRAGA, VICTOR HUMBERTO . . . . . . . . . . . . . . .
Teniente de Policía
i; 198

,,,. - NARVAEZ CAMACHO, MARCO ALONSO . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Mayor de Policía
204
(; - OROZCO ALLAUCA, CARLOS RAMIRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
Subteniente de Policía
212

Teniente de Policía
d -
RUEDA FONSECA, DIEGO ANIBAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215

- TAPIA ESPINOZA, ROMMEL ANTONIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .


'

r
Teniente de Policía
22 1

� - ZEA LOPEZ, CESAR EDUARDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Mayor de Policía
227

HEROES POLICIALES (TROPA) 235

- ALAVA ALAVA, FERMIN EULOGIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Cabo Primero de Policía
,\¡ 237

ARAUJO VINUEZA, JOSE RAFAEL . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243


395
Sargento Primero de Policía
BIOGRAFIAS POLICIALES

ARBOLEDA SANABRIA, SOCRATES MANRIQUE . . . . . . .. 247


Cabo Segundo de Policía
, - ASIMBAYA CRUZ, EDISON WILFRIDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 250
Cabo Segundo de Policía
BARRIONUEVO OSORIO, JOSE HUMBERTO . . . . . . . . . . . . .. 252
Cabo Segundo de Policía
CABRERA PASQUEL, LUIS OSWALDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
Cabo Segundo de Policía
CARRION PUETATE, JOSE REINALDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Cabo Segundo de Policía
CARRANCO TORRES, FREDDY LEOPOLDO . . . . . . . . . . . . ... 267
Cabo Segundo de Policía
CASTILLO SOLIS, JOSE EMILIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274
Sargento Primero de Policía
CORDOVA OCAÑA, JOHNNY MARCELO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
Cabo Segundo de Policía
CORDOVA VEINTIMILLA, JORGE VICENTE . . . . . . . . . . . . .. 283
Cabo Primero de Policía
CHANALUISA MORALES, LUIS ANTONIO . . . . . . . . . . . . . . . . 287
Sargento Segundo de Policía
ENDARA AMAGUA, VICTOR RUGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292
Cabo Primero de Policía
GOMEZ MORA, DULFO CRISTOBAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 297
Cabo Segundo de Policía
HERRERA CALDERON, JOSE LIZANDRO . . . . . . . . . . . . . . . .. 302
Cabo Segundo de Policía
JIMENEZ TORRES, VICTOR RAMON . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 306
Cabo Segundo de Policía
V
MASACRE, GALO ANTONIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312
Sargento Segundo de Policía
MORAN ZAMBRANO, GALO NICOLAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315
Cabo Primero de Policía
MUÑOZ GRELLANA, MIGUEL ANGEL . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 320
Sargento Segundo de Policía
- NAMICELA CONTENTO, MANUEL OSWALDO . . . . . . . . . 323
Sargento Segundo de Policía
OÑATE GUEVARA, VICTOR ALFONSO . . , . . . . . . . . . . . . . . . . 326
Cabo Primero de Policía
ORDOÑEZ LOPEZ, WALTER ISIDRO . . . . . . . . . . . . . . . . . ... . . .. 331
3 96
BIOGRAFIAS FOLICIALES

Cabo Primero de Policía


ORTIZ INFANTE, FRANCISCO ARTIDORO . . . . . . . . . . . . .. .
Cabo Primero de Policía
334

¡... - RAMIREZ T ARIRA, ELIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Cabo Segundo de Policía
338
- ROJAS JIMENEZ, DIMAS EVANGELIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
Sargento Primero de Policía
i 341

ROJAS LEIVA, FRANCISCO POLIVIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Cabo Segundo de Policía
346

..� - ROSERO LEON, JOSE LUIS ALFONSO . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..


Sargento Segundo de Policía
353

P - RUALES IPIALES, LUIS GUSTAVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359 r/


Cabo Primero de Policía
SAMPEDRO NAVARRETE, LUIS ENRIQUE . . . . . . . . . . . . ..
Cabo Segundo de Policía
364

TENELEMA IZA, FAUSTO ARMANDO . . . . . . .. . . . . . . . . . . ..


Cabo Segllndo de Policía
369

TOAPANTA LARREA, CARLOS ANTONIO . . . . . . . . . . . . .. . 372


Suboficial Primero de Policía
.. TORRES SANCHEZ, JAIME HOMERO . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 377
Cabo Segundo de Policía
'J> - USCA PACHACAMA, VICTOR HUGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cabo Segundo de Policía
381

�· - VERGARA BORJA, JORGE WASHINGTON . . . . . . . . . . . . . . .


\,•..r /

Cabo Primero de Policía


387
,(
,:, - ZAMBRANO DELGADO, CARLOS ALFREDO . . . . >: . . . . . .
Cabo Segundo de Policía
389

INDICE 394

397
Impreso en GRAFITEXT Cía. Ltda.

Av. de La Prensa N58-154 y Cristóbal Vaca de Castro


Telefax: 2537966 - 259951 4
Quito - Ecuador

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