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Misal Mensual. Abril 2025.: Misal Mensual Buena Prensa, #4
Misal Mensual. Abril 2025.: Misal Mensual Buena Prensa, #4
Misal Mensual. Abril 2025.: Misal Mensual Buena Prensa, #4
Ebook277 pages3 hoursMisal Mensual Buena Prensa

Misal Mensual. Abril 2025.: Misal Mensual Buena Prensa, #4

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About this ebook

El Misal mensual es un folleto de publicación mensual que contiene el Ordinario de la Misa, las lecturas y las oraciones propias de cada día del mes. Además, incluye un comentario a las intenciones del Santo Padre para el mes correspondiente, el santo Rosario y las partituras para los cantos.

LanguageEspañol
PublisherBuena Prensa
Release dateMar 27, 2025
ISBN9798230102267
Misal Mensual. Abril 2025.: Misal Mensual Buena Prensa, #4

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    Misal Mensual. Abril 2025. - Buena Prensa

    Portada de Misal Mensual. Abril 2025. hecha por Buena Prensa

    + Mons. Víctor Sánchez Espinosa, Arzobispo de Puebla de los Ángeles.

    Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica.

    Misal Mensual Abril 2025

    Año 8. Número 88. Abril 2025. Publicación mensual editada y distribuida por Obra Nacional de la Buena Prensa, A. C. Apartado M-2181, 06000, Ciudad de México. Orozco y Berra 180, Santa María la Ribera. CDMX.

    Director general y editor responsable: Felipe Espinosa Torres, SJ.

    Teléfonos: 55 5546 4500 y 800 5024 090

    Ventas: opción 1

    Suscripciones: opción 2

    [email protected] - [email protected]

    www.buenaprensa.com

    Portada:

    Entrada de Jesús a Jerusalén

    Hypolithe Flandrin (1809-1864).

    Abadía de San Germán de los Prados, París, Francia.

    Contraportada:

    Entrada de Cristo en Jerusalén

    Scipione Compagno (1624-1680).

    Con aprobación eclesiástica.

    Se terminó de imprimir el 10 de febrero de 2025. Publicación periódica. Porte pagado.

    Autorizado por SEPOMEX. Registro Postal número PP09-0316 IM09-0259. Características 218551210. Certificados de Licitud de Título y Contenido Nos. 1383 y 775 respectivamente. Certificado de Reserva de Derechos de Autor, número 04-2016-072917172300-102. Hecho en México.

    Impreso en México por Arte Editorial, S. A. de C. V. Laguna de Mayrán 88, Col. Agua Azul, Nezahualcóyotl, C. P. 57500, Estado de México.

    ORDINARIO DE LA MISA

    RITOS INICIALES

    CANTO DE ENTRADA

    Si no hay canto, se recita la antífona de entrada. Terminado el canto, el sacerdote dice:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

    El pueblo responde: Amén.

    SALUDO

    El sacerdote hace la señal de la cruz y saluda a la asamblea en nombre del Señor con éstas o parecidas palabras.

    Tiempo de Cuaresma:

    La gracia y el amor de Jesucristo, que nos llama a la conversión, estén con todos ustedes.

    Y con tu espíritu.

    Cincuentena pascual:

    El Dios de la vida, que ha resucitado a Jesucristo, rompiendo las ataduras de la muerte, esté con todos ustedes.

    Y con tu espíritu.

    ACTO PENITENCIAL

    Los fieles se preparan para celebrar la Eucaristía, reconociendo sus pecados:

    Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.

    Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, pala­bra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

    El sacerdote concluye:

    Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

    Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.

    Cristo, ten piedad. – Cristo, ten piedad.

    Señor, ten piedad. – Señor, ten piedad.

    GLORIA

    (En Tiempo de Cuaresma no se dice Gloria a menos que se indique)

    Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo; Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

    ORACIÓN COLECTA

    LITURGIA DE LA PALABRA

    PRIMERA LECTURA

    Los domingos se toma del Antiguo Testamento, excepto en el Tiempo Pascual, que se toma del libro de los Hechos de los Apóstoles.

    SALMO

    El salmo se canta o recita por un salmista desde el ambón. La asamblea participa con la respuesta (R.).

    SEGUNDA LECTURA (en los domingos y solemnidades)

    Está tomada de una carta escrita por un apóstol (casi siempre por san Pablo) dirigida a alguna de las primeras comunidades cristianas.

    ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

    Aclamamos a Cristo, que nos va a hablar ahora en el Evangelio. Durante la Cuaresma, el Aleluya se reemplaza con una aclamación distinta. El verso lo canta el coro o el cantor.

    EVANGELIO

    Es la cumbre de la Liturgia de la Palabra. Escuchamos al Señor, que está vivo entre nosotros y nos habla hoy.

    HOMILÍA

    PROFESIÓN DE FE

    Terminada la homilía, cuando está prescrito, se canta o se dice el Símbolo o Profesión de fe:

    Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesu­cristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,

    En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre, todos se inclinan.

    y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

    En lugar del Símbolo Niceno-constantinopolitano, sobre todo en el Tiempo de Cuaresma y en el Tiempo Pascual, se puede emplear el Símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, también llamado de los Apóstoles.

    Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,

    En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.

    que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

    PLEGARIA UNIVERSAL

    LITURGIA EUCARÍSTICA

    PREPARACIÓN DE LOS DONES

    Se lleva el pan y el vino al altar. También se recogen los dones para la Iglesia y para los pobres.

    Presentación del pan

    Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.

    – Bendito seas por siempre, Señor.

    Por el misterio de esta agua y este vino, haz que compartamos la divinidad de quien se ha dignado participar de nuestra humanidad.

    Presentación del vino

    Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

    – Bendito seas por siempre, Señor.

    Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

    Lava del todo mi delito, Señor, y limpia mi pecado.

    Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.

    – El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

    ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

    PLEGARIA EUCARÍSTICA

    El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.

    Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

    Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

    PREFACIO II DE CUARESMA El espíritu de la penitencia cuaresmal

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque misericordiosamente estableciste este tiempo especial de gracia para que tus hijos busquen de nuevo la pureza del alma y así, libres de todo afecto desordenado, no se afanen en las realidades transitorias, sino, antes bien, pongan su corazón en aquellas que duran para siempre. Por eso, con todos los ángeles y los santos, te alabamos, diciendo sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO V DE CUARESMA El camino del éxodo en el desierto cuaresmal

    En verdad es justo bendecir tu nombre, Padre rico en misericordia, ahora que, en nuestro itinerario hacia la luz pascual, seguimos los pasos de Cristo, maestro y modelo de la humanidad reconciliada en el amor. Tú abres a la Iglesia el camino de un nuevo éxodo a través del desierto cuaresmal, para que, llegados a la montaña santa, con el corazón contrito y humillado, reavivemos nuestra vocación de pueblo de la alianza, convocado para bendecir tu nombre, escuchar tu palabra, y experimentar con gozo tus maravillas. Por estos signos de salvación, unidos a los ángeles, ministros de tu gloria, proclamamos el canto de tu alabanza: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO I DE LA PASIÓN DEL SEÑOR La fuerza de la cruz

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque mediante la pasión salvadora de tu Hijo el mundo entero ha comprendido la manera como debía alabar a tu majestad, ya que en la fuerza inefable de la cruz, se manifestó el juicio del mundo y el poder del Crucificado. Por eso, Señor, también nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO II DE LA PASIÓN DEL SEÑOR La victoria de la Pasión

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque se acercan ya los días santos de su pasión salvadora y gloriosa resurrección, en los cuales celebramos su triunfo sobre la soberbia del antiguo enemigo y se renueva el misterio de nuestra redención. Por él glorifica tu majestad la multitud de los ángeles que gozan eternamente de tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO II DE PASCUA La vida nueva en Cristo

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas del reino de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en él, ya que en su muerte fue redimida nuestra muerte y en su gloriosa resurrección resucitó la vida de todos. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO III DE PASCUA Cristo vive por siempre e intercede por nosotros

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado. Porque continuamente se ofrece por nosotros e intercede por todos ante ti, el que, inmolado en la cruz, ya no muere, porque, sacrificado, vive para siempre. Por eso, con esta efusión del gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo…

    PREFACIO III DE DIFUNTOS Cristo, vida y resurrección

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Él es la salvación del mundo, la vida de los hombres y la resurrección de los muertos. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando jubilosos tu alabanza: Santo, Santo, Santo…

    ACLAMACIÓN

    Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

    PLEGARIA EUCARÍSTICA II

    En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo: Santo, Santo, Santo…

    Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y X la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

    Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

    Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:

    Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

    Hagan esto en conmemoración mía.

    Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.

    – Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

    Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.

    Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

    Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra;

    En los domingos:

    Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;

    y con el Papa N., con nuestro Obispo N., y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad.

    En las Misas por los difuntos se puede añadir:

    Recuerda a tu hijo (hija) N., a quien llamaste (hoy) de este mundo a tu presencia; concédele que, así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección.

    Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.

    Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    Sigue el rito de la Comunión, página 10.

    PLEGARIA EUCARÍSTICA III

    Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus creaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.

    Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que se conviertan en el Cuerpo y X la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos mandó celebrar estos misterios.

    Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:

    Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes.

    Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

    Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados.

    Hagan esto en conmemoración mía.

    Éste es el Misterio de la fe. Cristo se entregó por nosotros.

    – Salvador del mundo, sálvanos, tú que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

    Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.

    Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

    Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo san José, los apóstoles y los mártires, (san N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.

    Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa

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