Sintesis de La Literatura Americana

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I.

Periodo colonial
Las primeras obras pertenecen a la tradición literaria
española y de sus colonias. Así, los primeros escritores
americanos —como el soldado y poeta español Alonso de
Ercilla y Zúñiga, creador de La Araucana (1569-1589).
La literatura del siglo XVI sobresale principalmente por sus
obras didácticas en prosa y por las crónicas. La Verdadera
historia de la conquista de la Nueva España (1632), de
Bernal Díaz del Castillo, lugarteniente de Hernán Cortés, y la
historia de los incas de Perú y de la conquista española,
Comentarios reales (1609 y 1617), de Garcilaso Inca de la
Vega.
En los comienzos del periodo colonial el misionero e
historiador dominico Bartolomé de Las Casas, que vivió en
Santo Domingo y en otras colonias del Caribe y el poeta
épico peruano Diego de Hojeda.
Los virreinatos de Nueva España y Perú se convirtieron en
los centros de toda la actividad intelectual del siglo XVII.
 Destacó como poeta del siglo XVII la monja mexicana
Juana Inés de la Cruz, que escribió obras de teatro como
El divino narciso (1688) y poemas en defensa de las
mujeres y obras autobiográficas en prosa acerca de sus
variados intereses.
 La colección satírica Diente del Parnaso, del poeta
peruano Juan del Valle Caviedes, y la novela Infortunios
de Alonso Ramírez (1690), del humanista y poeta
mexicano Carlos Sigüenza y Góngora.
 El dramaturgo peruano Peralta Barnuevo adaptó obras
teatrales francesas, mientras que otros escritores, como
el ecuatoriano Francisco Eugenio de Santa Cruz y el
colombiano Antonio Nariño, contribuyeron a la difusión
de las ideas revolucionarias francesas hacia finales del
siglo.
 Surgieron nuevos centros literarios. Quito en Ecuador,
Bogotá en Colombia y Caracas en Venezuela, Buenos
Aires.
II. El periodo de independencia
 La lucha por la independencia ocasionó un flujo de
escritos patrióticos, especialmente en el terreno de la
poesía.
 La narrativa, censurada por la corona española, comenzó
a cultivarse y, en 1816, apareció la primera novela escrita
en Latinoamérica —Periquillo sarniento, del mexicano
José Joaquín Fernández de Lizardi que critica la vida
colonial.
 El poeta ecuatoriano José Joaquín Olmedo alabó al líder
revolucionario Simón Bolívar en su poema `Victoria de
Junín' (1825), Andrés Bello ensalzó la agricultura tropical
en su poema Silva (1826).
 El poeta cubano José María Heredia antecedente del
romanticismo en su poema Al Niágara (1824).
III. Literatura republicana o de consolidación
Las formas neoclásicas del siglo XVIII dejaron paso al

romanticismo, que dominó el panorama cultural durante


casi medio siglo a partir de sus inicios en la década de 1830.
 Argentina entró en contacto con el romanticismo
franco-europeo de la mano de Esteban Echeverría y,
junto con México, se convirtió en el principal difusor del
nuevo movimiento. La generación romántica argentina en
el exilio de oponentes al régimen (1829-1852) del dictador
Juan Manuel de Rosas son José Mármol, con Amalia
(1855), y Domingo Faustino Sarmiento, con Facundo
(1845). Otros escritores como Hilario Ascasubi y José
Hernández con Martín Fierro (1872).
 Los poetas destacados de esos años fueron la cubana
Gertrudis Gómez de Avellaneda, autora de novelas.
 El uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, con su
narrativa Tabaré (1886).
 El chileno Alberto Blest Gana describe la sociedad
chilena con técnicas heredadas del escritor francés
Honoré de Balzac en su Martín Rivas (1862) y la novela
histórica de la época, Durante la reconquista (1897). Por
otro lado el colombiano Jorge Isaacs con María (1867).
 En Ecuador, Juan León Mera con su novela Cumyá
(1871).
 En México Ignacio Altamirano, en la misma época en
que José Martiniano Alencar inició el género regional con
sus novelas poemáticas e indianistas como El Guaraní
(1857) e Iracema (1865).
 La más famosa es Cumandá (1879) del ecuatoriano
Juan León Mera. Los novelistas naturalistas.
 El argentino Eugenio Cambaceres, autor de Sin rumbo
(1885.
 Ricardo Palma creó una narrativa mezclada con
historia: tradiciones Peruanas (1872).
El modernismo, movimiento de renovación literaria,
apareció en 1880, con sus rasgos estéticos de preciosismo,
exotismo, musicalidad, cromatismo, cosmopolita, etc. El
iniciador del movimiento fue Manuel González Prada. Entre
los principales poetas modernistas se encontraban:
 los cubanos José Martí y Julián del Casal, el mexicano
Manuel Gutiérrez Nájera y el colombiano José Asunción
Silva, pero fue el nicaragüense Rubén Darío quien se
convirtió en el más destacado representante del grupo
tras la publicación de Prosas profanas (1896) y Cantos de
vida y esperanza (1905).
 El argentino Leopoldo Lugones y el mexicano Enrique
González Martínez, que marcó un punto de inflexión hacia
un modernismo más íntimo y trató temas sociales y éticos
en su poesía.
 El uruguayo José Enrique Rodó aportó nuevas
dimensiones artísticas al ensayo con su obra Ariel (1900).
 Entre los novelistas se encontraban el venezolano Manuel
Díaz Rodríguez, que escribió Sangre patricia (1902) y el
argentino Enrique Larreta, La gloria de Don Ramiro
(1908). Novelas realistas como Aves sin nido (1889), la
peruana Clorinda Matto de Turner.
 El relato de Horacio Quiroga, autor uruguayo de historias
de la jungla quien, en Cuentos de la selva (1918), combinó
un enfoque de tipo regional centrado en la relación entre
los seres humanos y la naturaleza primitiva, con la
descripción de fenómenos psicológicamente extraños.
IV. Literatura contemporánea
La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidió con
un rebrote del interés de los escritores latinoamericanos
por sus características distintivas y sus propios problemas
sociales.
En poesía, numerosos autores reflejaron en su obra las
corrientes que clamaban por una renovación radical del
arte, como el cubismo, expresionismo, surrealismo entre la
cuales se contaba el ultraísmo.
 El chileno Vicente Huidobro fundó el creacionismo, que
concebía el poema como una creación autónoma,
independiente de la realidad cotidiana exterior, otro
chileno Pablo Neruda, que recibió el Premio Nobel de
Literatura en 1971, trató, a lo largo de su producción, un
gran número de temas, cultivó varios estilos poéticos.
 El poeta colombiano Germán Pardó García alcanzó un
alto grado de humanidad en su poesía, que tuvo su punto
culminante en Akróteras (1968), un poema escrito con
ocasión de los Juegos Olímpicos de México. En el Caribe el
cubano Nicolás Guillén, que se inspiraron en los ritmos y el
folclore de los pueblos negros de la zona.
 La chilena Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura
(1945) otorgado por primera vez a las letras
latinoamericanas, creó una poesía especialmente
interesante por su calidez y emotividad, mientras que en
México el grupo de los Contemporáneos, que reunía a
poetas como Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y Carlos
Pellicer, se centró esencialmente en la introspección y en
temas como el amor, la soledad y la muerte. Otro
mexicano, el premio Nobel de Literatura de 1990 Octavio
Paz, cuyos poemas metafísicos y eróticos reflejan una clara
influencia de la poesía surrealista francesa.
El teatro continuó su proceso de maduración. En México
pasó por una completa renovación experimental,
representada por el Teatro de Ulises (que comenzó en 1928)
y el Teatro de orientación (en 1932), activados por Xavier
Villaurrutia, Salvador Novo y Celestino Gorostiza, y que
culminaría con la obra de Rodolfo Usigli y continuaría con la
de un nuevo grupo de dramaturgos, con Emilio Carballido a
la cabeza. Por otro lado, entre los más destacados autores
de teatro argentinos se encuentra Conrado Nalé Roxlo.
Narrativa. Ha experimentado un enorme desarrollo que ha
pasado por tres fases:
La primera, dominada por una gran concentración en
temas, paisajes y personajes locales se vio seguida por otra
en la que se produjo una extensa obra narrativa de carácter
psicológico e imaginativo ambientada en escenarios
urbanos y cosmopolitas, para llegar finalmente a una
tercera en la que los escritores adoptaron técnicas literarias
contemporáneas, que condujeron a un inmediato
reconocimiento internacional y a un continuo y creciente
interés por parte del mundo literario.
La narrativa de carácter regional tuvo en el argentino
Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra (1926), la
culminación de la novela de gauchos; al colombiano José
Eustasio Rivera creador de La vorágine (1924), de la novela
de la jungla y al venezolano Rómulo Gallegos Freire, autor
de Doña Bárbara (1929), de la novela de las planicies. La
revolución mexicana inspiró a novelistas como Mariano
Azuela, autor de Los de abajo (1915), y a Gregorio López,
que escribió El indio (1935). La situación de los indígenas
atrajo el interés de numerosos escritores mexicanos,
guatemaltecos y andinos, como el boliviano Alcides
Arguedas, que trató el problema en Raza de bronce (1919),
y el peruano Ciro Alegría, autor de El mundo es ancho y
ajeno (1941), mientras que el guatemalteco Miguel Ángel
Asturias, en 1967 el Premio Nobel de Literatura, se reveló
como un excelente autor de sátiras políticas en su obra El
señor presidente (1946).
En Chile, Eduardo Barrios se especializó en novelas
psicológicas como El hermano asno (1922), y Manuel Rojas
se alejó de la novela urbana y cultivó una especie de
existencialismo en Hijo de ladrón (1951).
En Argentina, Manuel Gálvez escribió una novela psicológica
moderna acerca de la vida urbana, Hombres en soledad
(1938). En este país, así como en Uruguay, se desarrolló una
rica corriente narrativa donde se hacía gran énfasis tanto en
los aspectos psicológicos como fantásticos de la realidad.
Así, el argentino Macedonio Fernández abordó el absurdo
en Continuación de la nada (1944), y Ernesto Sábato una
novela existencial, El túnel (1948). Jorge Luis Borges, por
otro lado, fue en sus comienzos un poeta ultraísta y, más
tarde, se convirtió en el escritor más importante de la
Argentina moderna, especializado en la creación de cuentos
(Ficciones, 1945). Bioy Casares fue pionero en el terreno de
la novela de ciencia-ficción con La invención de Morel
(1940), y el uruguayo Enrique Amorim inauguró la novela
policiaca larga con El asesino desvelado (1944). Julio
Cortázar, en especial debido a su antinovela experimental
Rayuela (1963). Entre los autores uruguayos centrados en la
novela psicológica urbana se encuentran Juan Carlos Onetti
con El astillero (1961) y Mario Benedetti con La tregua
(1960).
La nueva novela mexicana evolucionó a partir del crudo
realismo como consecuencia de la influencia de escritores
como James Joyce, Virginia Woolf, Aldous Huxley y John Dos
Passos y William Faulkner. Juan Rulfo escribió en un estilo
similar su Pedro Páramo (1955), mientras que Carlos
Fuentes, en La región más transparente (1958), alterna lo
puramente fantástico y psicológico con lo regional.
El novelista cubano Alejo Carpentier añadió una nueva
dimensión mitológica a la novela ambientada en la jungla en
Los pasos perdidos (1953), al tiempo que su compatriota
José Lezama Lima consiguió crear en Paradiso (1966) un
denso mundo mitológico de complejidad neobarroca. Por
otro lado, el peruano Mario Vargas Llosa, Nóbel (2010)
descubrió a sus lectores variadas perspectivas escondidas
en el aparentemente cerrado mundo de una academia
militar en La ciudad y los perros (1962), mientras que el
colombiano Gabriel García Márquez, galardonado con el
Premio Nobel en 1982, se dio a conocer internacionalmente
con su novela Cien años de soledad (1967), en la que, a
través de una mágica e intemporal unidad, logró
transcender el ámbito puramente local en el que se
desarrolla la trama narrativa.
PARÉCEME IGUAL
Safo

Paréceme igual a los dioses aquel


hombre que de ti se sienta
y arrobado, a tu vera tus palabras
dulces escucha.
Y tu risa amorosa; que a mí, lo juro,
me ha herido el corazón en el pecho:
pues cada vez que te miro un instante
mi voz se quiebra,
inerte queda mi lengua y un fuego
penetra al punto suti l en la piel,
por los ojos no veo, los oídos
zumban sin fi n,
un sudor frío me empapa, un temblor
me domina total, más que la hierba
pálida estoy; sin fuerza, casi muerta
ya me parezco;
mas no caigas rendida, pues el pobre…

A UNA DONCELLA
Anacreonte de Teos (540 antes de J.C.)

Hace ti empo, la hija de Tántalo


se convirti ó en piedra,
junto a las riberas frigias.
Y, asimismo, la hija de Pandion
atravesó el espacio, transformada en golondrina
¡Si pudiera yo converti rme en espejo,
para que siempre tuvieras
en mí fi ja tu mirada!
¡Que no sea yo túnica
y siempre me llevarías encima!
Quisiera volverme agua límpida
para bañar tu hermoso cuerpo.
O esencia, dueña mía, para perfumarte;
cinti lla de tu garganta
y perla para tu cuello;
o sandalia para que así, al menos,
siempre estuviera tu pie sobre mí.

A MI AMADA
Anacreonte de Teos
Ven, ¡oh el mejor de los pintores!
pinta, ¡tú, el más excelente de los arti stas,
maestro en el arte roído!
¡Píntame a mi amada ausente,
tal como te la describo!
Pinta primero sus fi nos y negros
cabellos, si la cera lo permite,
junto a sus redondas mejillas
coloca bucles airosos,
y bajo ebúrnea cabellera
una frente de mármol.
Haz las pestañas, no muy separadas,
pero sin que se confundan;
que terminen, en el retrato, de un modo impercepti ble
en sus extremos, tal como son las suyas.
Ahora, pinta sus ojos de fuego,
que sean azules cual los de Atenea;
y húmedos cual los de Citeres.
Pinta su nariz y sus mejillas
con mezcla de rosas y leche.

Pinta sus labios, en los que Phitos reside,


y que incitan a besas.
Haz que todas las Gracias revoloteen
en torno al cuello de cisne,
bajo el mentón delicado.

Vístela de púrpura, y deja que se entrevean


los atracti vos que indican un cuerpo bello.

Mas… no sigas, pues la estoy viendo.


¡Oh… este retrato va a hablarme!

AMOR FUGITIVO
Mosco de Siracusa (150 antes de J.C.)

La Cipria llamaba a gritos a su hijo Eros.


Si alguien lo ha visto andar por cualquier lado, sepa que es mi fugiti vo.
Quien lo delate, será recompensado.
Tendrás por galardón, ¡oh forastero!, el beso de Afrodita;
si me lo traes, aún más que un solo beso.
Conocerás a ese niño, por sus señales, entre otros veinte.
Su cuerpo no es blanco, pues que parece fuego:
los ojos vivos, centelleantes y suave el habla.
Malvadas son sus entrañas, pues no dice lo que piensa.
Como la miel es su voz, mas, enojado, es feroz su pensamiento.
Menti roso es el niño, jamás sincero, burlón y cruel.

Lleva bucles ordenados, mas desvergonzado el rostro.


Aunque pequeñitas son sus manos hiere a lo lejos.
Hiere al mismo Aqueronte; al mismo rey del Hades.
No cubre su cuerpo, pero oculta el pensamiento.
Alado como un pájaro, vuela de hombres a mujeres
y se establece en sus corazones.

Tiene un arco pequeño y, sobre él, coloca una fl echa,


que, aunque diminuta, hasta el cielo alcanza.
Lleva a su espalda áureo carcaj y dentro agudas saetas,
con las que muchas veces, incluso a mí me hiere.

Todo lo suyo es dañino, todo, y más su antorcha,


que aun siendo pequeña, enciende al propio sol.

Si aciertas a cogerlo, átalo sin piedad.


Y si llora, ten cuidado, no te dejes engañar. Si ríe
arrástrale, y si quiere besarte, ¡huye! Es funesto
su beso,
pues veneno hay en sus labios. Si te dijere: “Toma,
te regalo mis armas”, no toques regalo tan falaz,
porque todas se templaron en su fuego.
III.- CLASICISMO LATINO (S. III – S I a.C)
Inicialmente los escritores romanos son imitati vos de los clásicos griegos. También adoptan la mitología griega, cambiando el
nombre de los dioses, por ello a Afrodita la llamarán Venus, Zeus será Júpiter.
Representantes:
Virgilio (épica), Horacio, Ovidio, Virgilio (lírica), Plauto y Terencio (Teatro).

VIRGILIO (70 – 19 a.C)


Destaca como el mayor poeta de la literatura clásica lati na.
OBRAS: “BUCÓLICAS” (10), “GEÓRGICAS” (04): Poemarios sobre la naturaleza, que lo convierten en el creador de la poesía pastoril y
posteriormente infl uye en la literatura española (Garcilaso).
“LA ENEIDA”: Epopeya incompleta, dividida en doce cantos. Tema: Peripecias y hazañas durante siete años que realiza Eneas desde
Troya hasta Lacio (Italia) donde funda Roma.
Finalidad:
a) Que la fundación de Roma por Eneas ocurre por voluntad de los dioses (Júpiter, Venus).
b) Que Roma organizará la grandeza cultural y políti ca del mundo.

Personajes: Parti cipan junto a Eneas, su padre Anquises, Dido, reina de Cartago, quien se suicida por amor al protagonista, la
princesa Lavinia, Turno o rey de los rútulos

Égloga VIII
Virgilio (Trad. Fray Luis de León)

El dulce y docto contender cantando


De Alfeo y de Damón, que embebecida
La novilla admiró, casi olvidando
La hierba y el pacer, por quien perdida,
La presa tuvo la lince, y restañando
Los ríos sosegaron su corrida;
Digamos, pues, el canto y los amores
De Alfeo y de damón, doctos pastores.

¡Oh tú, que ahora con remo victorioso,


o pasas el Timayo o la vecina
costa! ¡si jamás día tan dichoso
veré, que me conceda con voz Dina
cantar tu pecho y brazo valeroso,
cantar tu verso y musa peregrina!
A lo cual sola dice justamente
La majestad del trágico elocuente.

De ti principio, en ti fenece,
Y todo mi cantar en ti se emplea;
Recibe aquestos versos que te ofrece
La voz que tu querer cumplir desea;
Al vencedor laurel que resplandece
En torno de tu frente y la hermosa,
Consiente que allegada y como asida
Aquesta hiedra vaya entretejida.

Apenas de la noche el hielo frío


Había el claro cielo desechado,
Al ti empo que el dulcísimo rocío
Sobre la ti ernas hierbas al ganado,
Verti endo de los ojos largo río,
Al tronco de un olivo recostado,
Damón tocó la fl auta lasti mero,
Y comenzó a cantar así el primero.
Damón
Procede ya, lucero, ante el sol bello,
En tanto que de Nise fementi da
Por vil amor trocado me querello,
Y noti fi co al cielo mi herida
(bien que nunca hallé provecho en ello)
en esta hora postrera de mi vida.
Y tú suena conmigo el son levanta,
Zampoña, como en Ménalo se canta.
......................................

Beatus ille...
Horacio (Libro de los Épodos)

Feliz en que, alejado de negocios,


Como en remoto ti empo los mortales,
Paternos campos con sus bueyes ara
Y no rinde usura vasallaje
Ni le despiertan los clarines bélicos
Ni teme airados mares,
Y evita de igual del Foro las intrigas
Que del rico soberbio los umbrales.
Ya de la vid los vástagos crecidos
Enlaza el tronco de los altos árboles,
Viendo vagar sus vacas mugidoras
Por el angosto valle;
Ya corta con la hoz ramas estériles
E injerta las feraces,
O esquila mansa oveja o guardan en ánforas
Las mieles que exprimió de sus panales.

Si otoño sobre el campo alza la frente


Orlada de sus frutos más suaves,
¡como goza coger la pera injerta
y uvas como las púrpuras brillantes,
que ofrece luego a Priamo y Silvano
porque celoso la heredad le guarden!
Igual se ti ende bajo añosa encina
Que en las gramas tenaces;
Y corre en tanto el agua por las rocas
Y se arrullan las aves,
Y perdido en la fronda invita al sueño
El rumor de los frescos hontanares

ODA V DEL LIBRO I


Horacio
QUIS MULTA GRACILIS

¡Quién es, ¡oh Nice hermosa!,


con aguas olorosas rociado,
el que en lecho de rosa
te ciñe el ti erno lado,
y a quien con nudos bellos,
con simple aseo peinas los cabellos.

¿Anudas? ¡Cuántas veces


Su dicha llorará y tu fe nudada,
Y del favor las veces,
¡Ay!, y la mar airada
Sus vientos, su rendilla
Contemplaré con nueva maravilla!

El que te goza ahora


y ti ene por de oro, y persuadido
de liviandad, te adora,
y ser de ti querido,
y siempre y solo, espera,
no sabio de tu ley mudable y fi era.

Aquél es sin ventura,


En cuyos ojos luces no probada;
Yo, como la pintura.
Por voto al templo dada.
Lo muestra, he ofrecido
Mojado, al dios del mar, ya mi vesti do.

ODA X DEL LIBRO III


Horacio
EXTREMUM TANAIM

Aunque de Siti a fueras,


y aunque más bravo fuera tu marido,
condolerte debieras,
Lice, del que ofrecido
al cierzo ti enes n tu umbral tendido.

La puerta, la arboleda.
¿Oyes del fi ero, viento combati da
Cuál brama? ¿Cuál se queda
La nieve ya caída.
Del aire agudo en mármol converti da?

Deja; que es desamoda


De Venus esa tu soberbia vana;
No te halles burlada;
No te engendró Toscaza
A ser, como Penélope, inhumana.

Un poco de blandura
Usa conmigo , oh sierpe, oh más que yerta
Encina y roble dura;
Que no siempre tu puerta
Podré sufrir al aire descubierta.

LA ELEGÍA III, LIBRO II


De Tibulo
Al campo va mi amor, y va a la aldea;
El hombre que morada un punto solo
Hiciere en la ciudad, maldito sea.

La misma Venus deja el alto polo,


Y a los campos se va, y el dios Cúpido
Se torna labrador por esto solo.

¡Ay, yo con qué placer, si permiti do


Me fuera ir donde estás, con el arado
Compara el férti l campo endurecido.

Y en hábito de aldea disfrazado


Siguiera el paso de los bueyes lento,
Se tus hermosos ojos sustentado!.

Si me abrasara el sol, ningún tormento


Sinti era, ni dolor, aunque la esteva
Las manos de su amor ilustra prueba.

Su música y belleza contra el fi ero


Amor no le valió, ni saludable
Hierba de cuantas él halló primero.

Toda su medicina al incurable


Golpe quedó rendida, y traspasada
Su alma fue con fl echa penetrable.

Llevó y tornó del pasto la vacada,


La leche por su mano fue exprimida
Y con el blanco cuajó fue mezclada.

Y con delgadas mimbres qué tejida


La forma para el queso de su mano,
Dejando libre al suero la salida.
Ay, cuántas de su hermano.,
Que en pos de algún novillo le encontraba,
Se avergonzó Diana, mas en vano.

El cabello, que al oro despreciaba,


Revuelto le traía y desgreñado;
Que el duro amor así se lo mandaba.

Oh venturosa edad! ¡Siglo dorado!


Cuando sin deshonor ni inconveniente
Aun a los mismos dioses era dado
Servir al dulce amor abiertamente.

IV.- CLASICISMO MEDIEVAL.


La literatura de la Edad Media recién se inicia en el S. IX con la aparición de las lenguas romances derivadas del latí n.
La primera manifestación es la poesía épica como El Poema del Cid, luego con el cuento (Bocaccio), la novela (Amadías de Gaula).
Característi cas: Religiosa, nacionalista, caballeresca.

GIOVANNI BOCACCIO (1313 – 1375)


Discípulo de su afamado maestro Petrarca, escribe literatura moralizante. Con su obra “Decamerón” crea el cuento como especie
literaria narrati va. Es el primer estudioso de Dante y La Divina Comedia.
OBRAS: Filocolo, El Corbacho, Fianmett a, Filostrato, Decamerón.

“DECAMERÓN”
Estructura: Colección de cien cuentos graciosos, irreverentes y realistas, agrupados en diez jornadas; narrados por siete mujeres y
tres hombres, quienes huyen en 1348 a las afueras de la ciudad de Florencia por causa de la epidemia de la peste negra.
Tema: La moral eróti ca y la libertad de costumbres al fi nalizar la Edad Media (S. XIV).
Importancia:
a) Máxima obra de la cuentí sti ca medieval.
b) Junto con La Divina Comedia señalan el tránsito de la L. Medieval a la L. Renacenti sta.
Títulos: El marido penitente, La esposa celosa, El cocinero, El engañador engañado, Los tres anillos, etc.
FRANCESCO PETRARCA (1304 – 1374)
Brillante poeta italiano y humanista que junto con Dante A. y Bocaccio se consti tuyen en los precursores del Renacimiento
Literario.
A parti r de 1327, la dama Laura de Noves se convierte en la musa inspiradora de sus poemas o rimas, es a ella a quien ofrece lo más
selecto de su poesía.
OBRAS: Cancionero, África, Secretum, Triunfos, Remedios.
“CANCIONERO”: Llamada también “Rimas” es una colección de 366 composiciones poéti cas que las compuso durante 43 años (1330
– 1373).
La mayoría de ellas convierten a Laura en el símbolo del nuevo amor humanista, elevándola desde el plano terrenal hasta lo más
celesti al, quedando así como una pasión amorosa irrealizable e inalcanzable.
SI NO ES AMOR, ¿QUÉ ES ESTO QUE YO SIENTO?
Petrarca
Si no es amor, ¿qué es esto que yo siento?
Mas si es amor, por Dios, ¿qué cosa y cuál?
Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal?
Si mala, ¿por qué es dulce su tormento?

Si ardo por gusto, ¿por qué me lamento?


Si a mi pesar, ¿qué vale un llanto tal?
Oh viva muerte, oh deleitoso mal,
¿por qué puedes en mí, si no lo consiento?

Y si consiento, error grave es quejarme.


Entre contrarios viento va mi nave
- que en altamar me encuentro y sin gobierno –

tan leve de saber, de error tan grave,


que no sé lo que quiero aconsejarme
y, si ti emblo en verano, ardo en invierno.

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