Articulo 55 Analisis

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LA SEGURIDAD
UNIDAD CURRICULAR: CRIMINALISTICA
SECCION: AD-1B
CATEDRA: HISTORIA DE LA SEGURIDAD

EVALUACION N° 1

ANALISIS Y COMPARCION DEL ARTÍCULO


55 y 56 DE LA CONSTITUCION DE LA
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

PROFESOR: MARIA PARRA


NOMBRES Y APELLIDOS: EDGAR JOSE HERNANDEZ GONZALEZ

CEDULA DE Identidad: 12.955.851 NUMERO DE CELULAR: (0424) 181-45-89


Artículo. 55 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado, a través de los órganos de
seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad
o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el
cumplimiento de sus deberes.

La participación de los ciudadanos y ciudadanas en los programas destinados a la prevención,


seguridad ciudadana y administración de emergencias será regulada por una ley especial.

Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la dignidad y los derechos humanos de todas las
personas. El uso de armas o sustancias tóxicas por parte del funcionariado policial y de seguridad
estará limitado por principios de necesidad, conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme
a la ley.7

ANALISIS ART. 55: DERECHO A LA VIDA


El principio de competitividad también constituye un límite que impide la escogencia de
determinadas medidas. El uso de la fuerza mortal no se encuentra justificado cuando probablemente
no impida eficazmente la afectación a los bienes jurídicos protegidos. En el caso de los órganos de
seguridad ciudadana, el artículo 55 de la Constitución establece como tales bienes jurídicos dignos de
protección “la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el
cumplimiento de sus deberes”.

Del artículo 55 de la Constitución procede cierto ámbito de discrecionalidad, en la evaluación de si


un funcionario tiene el deber de intervenir o no en una situación que constituya amenaza,
vulnerabilidad o riesgo tales bienes jurídicos, así como en la selección de la medida a adoptar y su
intensidad. Sin embargo, en situaciones graves, tal discrecionalidad puede quedar reducida a cero,
esto es, el medio empleado no puede ser objetivamente ineficaz. Se trataría en tales casos de una
obligación específica, cuyo incumplimiento constituiría una omisión contraria a derecho.

Por ejemplo, el uso de armas de fuego destinado a causar la muerte de un secuestrador no constituye
un medio eficaz para proteger la vida de las víctimas del secuestro, en la medida en que exista la
posibilidad que el secuestrador no muera de inmediato y que aún pueda quitarle la vida o lesionar
gravemente a los secuestrados. Por tal motivo, incluso desde la perspectiva ex-ante, en el momento
en que se desarrollan los hechos, la idoneidad de esta medida para salvar la vida de los secuestrados
es muy cuestionable.
El análisis del principio de idoneidad debe tomar en consideración que a los funcionarios de policía
les es exigible un mayor grado de control de la situación que al ciudadano común. A diferencia del
ciudadano común, el funcionario de policía tiene la experiencia y el entrenamiento que se requiere
para asumir situaciones de peligro a la vida e integridad propia y de terceros.

En todo caso, dado el carácter inalterable e irreparable del uso mortal de la fuerza, su ejercicio sólo
podría encontrarse justificado cuando exista certeza con anterioridad al hecho, acerca de los
elementos siguientes:

1) La existencia de un peligro actual e inminente para el funcionario o un tercero

En principio, el deber de protección de la vida supone que la mínima posibilidad de la amenaza a la


vida de la víctima puede servir de justificación al ejercicio legítimo de su defensa.

Por ejemplo, en una situación de secuestro puede afirmarse que generalmente se encuentra en peligro
la vida de la víctima. Aun cuando no exista certeza de si la víctima se encuentra con vida o si ha sido
dejada en libertad puede admitirse que la presunción calificada del peligro actual es suficiente para
justificar ciertas medidas policiales, distintas del uso mortal de la fuerza.

Sin embargo, el uso de la fuerza mortal, constituye una medida cuyas consecuencias tienen el
carácter definitivo e irreversible de la muerte. Una medida de tal naturaleza tiene carácter
extraordinario, solamente admisible en casos extremos. En el análisis de fondo, todos los elementos
constitutivos de la causal de justificación deben encontrarse dados en su nivel máximo. En cuanto al
elemento relativo a la existencia de un peligro actual e inminente para el funcionario o un tercero,
sólo puede considerarse como tal el mayor grado posible de presunción de la existencia del peligro,
esto es, que exista certeza de su existencia.

2) La responsabilidad de una persona sobre el peligro inminente

La justificación de las medidas cohercitivas (distintas al uso de la fuerza mortal) de la policía


preventiva debe estar dirigida fundamentalmente frente al perturbador y sólo excepcionalmente frente
a terceros. Tales medidas pueden ser aplicadas fundamentalmente frente al sujeto sobre el cual
existen fundados indicios de la comisión del hecho. Ejemplo de ello es el requisito de la existencia de
un “motivo suficiente” exigido por los artículos 205 y 207 del Código Orgánico Procesal Penal para
la inspección de vehículos y de personas. Como lo indica el artículo 75, numeral 1 de la Ley de
Policía Nacional y del Servicio de Policía, “el nivel del uso de la fuerza a aplicar está determinado
por la conducta de la ciudadana o ciudadano.” Como se observa, tales medidas pueden ser aplicadas
frente al sospechoso de la comisión del hecho. Si se establece posteriormente que tal sospecha era
infundada, ello no afecta la conformidad a derecho de la medida, por cuanto su análisis debe ser
realizado de acuerdo con los elementos disponibles en el momento de la intervención policial, esto
es, una evaluación ex-ante de la situación.

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