Misiones
Misiones
“Desde Jerusalén hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio…” Aquí Pablo nos habla
de una extensión geográfica de cómo había avanzado el evangelio, de lo cual Pablo había
sido parte, especialmente a través de los viajes misioneros que emprendió enviado por el
Espíritu Santo a través de la iglesia local de Antioquía: “…Dijo el Espíritu Santo:
apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo
ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron” (Hechos 13 2, 3).
A la vez, manifiesta la visión amplia que Pablo tenía. No se reducía a un espacio
físico, sabía que todas las familias de la tierra tenían parte de la salvación de Dios a través
de Jesucristo.
“Ya no hay lugares…” Esta declaración da la idea que ya todos eran cristianos, sin
embargo, la idea que el apóstol transmite es que considera que ya no hay lugares donde el
evangelio no había sido predicado y donde él pudiera predicar. Ya había cristianos que
podían hacer esa tarea, mientras él alcanzaba a otras personas de otras latitudes.
Cuando vaya a España, iré a vosotros. Por muchos años, Pablo había tenido la
intención de visitar a los hermanos de Roma, sin embargo no había podido, pero ahora
que ya no tenía lugares donde predicar, se extendía a España, considerado como el último
lugar de la tierra de aquél entonces.
Dios tiene un tiempo para cada lugar, y el tiempo es hoy. Nos toca a nosotros
llevar el evangelio a muchas comunidades, de la manera en que otros nos trajeron el
evangelio.
La misión de Dios es lo que determina la acción de la iglesia. En ese sentido, todos los
ministerios deben estar involucrados en los diferentes proyectos misioneros. Comenzando
desde la estructura organizacional de la iglesia, supervisores, pastores locales, consejeros,
todos los líderes y membresía.
Esto permitirá trabajar en sintonía con la agenda de Dios y dará crecimiento a la iglesia,
tanto local como general.
6. Financiando la misión
La misión debe ser financiada por cada iglesia local. Para eso hay que establecer un
sistema claro, transparente y comprometido de recaudar y administrar las finanzas.
A través de cada culto misionero mensual, debe recaudarse la ofenda, la cual puede ser
promovida por lo que se conoce como la ofrenda de fe.
También será importante establecer un presupuesto, tanto de cuánto se proponen
recaudar como también en qué se pretende invertir. La mejor manera de motiva la
generosidad es mostrándole a las personas proyectos que valen la pena y demostrándoles
transparencia.
Conclusión: la iglesia fue llamada y convocada por Jesucristo para que continúe con su
misión de hacer discípulos en este mundo. Esta tarea es lo que justifica la existencia de la
iglesia.
Además nos dejó su Espíritu Santo para capacitarnos en el cumplimiento de esta gran
tarea. Seguro que cuando nos comprometemos con la misión de Dios, Dios se
compromete con respaldarnos.