La Lingüística en La Traducción
La Lingüística en La Traducción
La Lingüística en La Traducción
La lingüística en la traducción
Introducción
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por editoriales, comercio, tiempo, espacio', cuando no de limitaciones
debidas a la censura y otras muchas trabas que condicionan el producto
definitivo. No obstante, puesto que lo que se traduce son textos, esto es,
realizaciones concretas en una lengua determinada, intentaremos valorar
las herramientas lingüísticas de que se dispone para realizar el trasvase.
Finalmente mostraremos cómo en ocasiones las diferencias culturales
generan un conflicto en la traducción del mismo modo que lo generan en
la comprensión de un texto dentro de un mismo sistema lingüístico, por lo
que, en determinados casos, las consideraremos ajenas a la traducción.
La lingüística estructura su campo de estudio en disciplinas y, dado
que en el proceso de la traducción lo que se vierte de una lengua a otra
son mensajes linqüisticos", puede resultar útil circunscribir la problemática
de la traducción a cada una de las parcelas que acotan las disciplinas
lingüísticas. El marco en el que se realiza el análisis lingüístico abarca
desde las unidades más extensas, definidas por la gramática -el enun-
ciado- hasta las más pequeñas, tratadas por la fonología. Este marco
puede resultar insuficiente para la valoración global del texto, por lo que
requerimos una concepción de la lingüística centrada en los elementos de
la expresión y del contenido, sin perder de vista la referencia que actuali-
zan los signos ni el contexto y la situación en que se producen los men-
sajes. El campo de la lingüística así delimitado sabe dar cabida e integrar
no sólo a la fonología y a la gramática sino también a la semántica y a la
pragmática.
La fonología en la traducción
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términos ajenos a esta ciencia, propios de la fisiología o de la física, que
le permiten analizar las características de la materialidad física del sonido
-la onda sonora- y de su producción, transmisión y percepción.
La problemática que en el trasvase interlingüístico plantea el plano de
la expresión habrá que situarla por tanto en el terreno de la fonología. No
es la realización más abierta o más cerrada de una vocal en una lengua
en la que ese rasgo no sea pertinente lo que pueda plantear problemas
en la traducción. Si ese rasgo es pertinente sí será objeto de interés pues
podrá incidir directamente en un cambio en el significante que conlleve un
cambio del significado. Es decir, lo que puede ser relevante -atendiendo
a la expresión- no es la materialidad del sonido sino el lugar que este
ocupa en el sistema de una lengua histórica.
1.1. La asociación indisoluble de expresión y contenido que caracteri-
za al signo lingüístico se produce de manera estable y arbitraria en una
lengua determinada y cualquier semejanza o coincidencia con la asocia-
ción establecida en otra lengua puede ser pura casualidad. Este hecho
condiciona seriamente todos los aspectos relacionados con el plano de la
expresión. Pueden establecerse dos situaciones en las que media seme-
janza en la expresión de ciertos signos en dos lenguas distintas:
Por un lado, los llamados falsos amigos, signos que analizados desde
una perspectiva histórica pueden tener parentesco etimológico pero pue-
den haber ido distanciando sus significados en la evolución propia de ca-
da lengua; es el caso de piano que es español significa 'instrumento mu-
sical' yen italiano 'despacio' o 'piso', procediendo el español del italiano y
este a su vez del latín planus. También pueden coincidir los significantes
por pura casualidad, por pura confluencia en la combinación de los ele-
mentos de la expresión. Puede ser el caso del inglés ten 'diez' y del es-
pañol ten 'imperativo del verbo tener'. Esto es lo mismo que sucede den-
tro de una misma lengua con los términos polisémicos y los homónimos.
Por otra parte, además de los vínculos históricos existentes entre
ciertas lenguas, no podemos olvidar los préstamos y calcos que están a
la orden del día, si bien, la manera de pronunciarlos y de incorporarlos en
el idioma responde a las características de una lengua determinada.
1.2. Una muestra clara de que la asociación entre significante y signifi-
cado es arbitraria puede observarse en el caso de las onomatopeyas.
Podría llegar a creerse que existe cierta motivación en los signos cuyo
significante imita el sonido del hecho evocado por su significado. No
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obstante, si cotejamos ciertas muestras onomatopéyicas en distintas len-
guas, comprobamos que la adecuación de los ruidos o sonidos de la na-
turaleza varía de un sistema lingüístico a otro y que sopesando el grado
de motivación y el de arbitrariedad que portan estos signos, vence este
último. Tomemos por caso el conocido canto del gallo que en español nos
despierta con su quiquiriquí, en francés con el cocorico y en inglés con el
cock-doodle-do. Son signos que con una ligera motivación surgen en
cualquier lengua, adaptados a las características fonemáticas de ese
idioma.
La traducción de las onomatopeyas requiere un conocimiento claro y
preciso de su alcance en la lengua origen y una correcta adecuación a las
características de la lengua de destino. En las traducciones de Exercices
de style, en el texto titulado Onomatopées (pág. 39), puede observarse
cómo determinados sonidos de una lengua se vierten en otra obedecien-
do a factores idiomáticos:
1. Sur la plate-forme, pla pla pla, d'un autobus, teuff
teuff teuff (ES, 39)
En la plataforma, plas, plas, plas, de un autobús, tuf,
tut, tuf (ESe, 74)
On the platform, pla pla pla, of a bus, chuff chuff
chuff (ESi, 58)
2 (brr, brr, brr, il ne faisait donc pas si chaud que
ya ). Et toco (ES, 39)
... (trr, trr, precisamente no hacía calor ... ). y chim-
pum. (ESe, 74)
... (boorra boorra, it wasn't as warm as all that. .. ). Ha
ha. (ESi, 59)
1.3. Puede entenderse que traducir es transferir el contenido de lo ex-
puesto en una lengua a otra, y es así en un porcentaje elevado de casos,
sin embargo en determinados textos la elección de signos o concatena-
ción de los mismos se efectúa por las peculiaridades de su expresión en-
tre aquellos que sirven para actualizar una determinada realidad en un
acto de habla concreto. Partiendo de este supuesto, conseguir que una
secuencia fónica con unas características determinadas se asocie con un
significado equivalente al de la lengua origen es un hecho muy improba-
ble. Taber y Nida (1986), dos grandes teóricos de la traducción señalan
que "todo aquello que se puede decir en una lengua puede ser dicho en
otra distinta, excepto si la forma es uno de los elementos esenciales del
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mensaje". Evidentemente este es uno de los mayores inconvenientes con
los que cuenta la traducción. Pero aún partiendo de la dificultad plantea-
da, debe tenerse presente que procedimientos semejantes a los existen-
tes en la lengua origen pueden darse también en la lengua meta. Esto es,
si en una lengua se puede hacer el ejercicio de escribir una novela pres-
cindiendo de una determ inada letra, es de esperar que ese ejercicio se
pueda repetir en cualquier otra lengua que tenga escritura alfabética, por-
que la articulación de los mensajes en unidades mínimas significativas y
estas a su vez en unidades mínimas distintivas -fonemas--, es un me-
canismo del que disponen todas las lenquas''. Por ello, con mayor o me-
nor dificultad, se podrá aceptar el reto de encontrar palabras o expresio-
nes que no contengan la letra en cuestión y puedan actualizar una refe-
rencia paralela en la lengua de destino".
Un claro ejemplo de este ejercicio es el realizado por Georges Pérec
en su novela La disparition, escrita en francés sin la letra "e", la más
abundante de todas en esta lengua, y el empeño ha sido continuado en
su traducción al alemán, inglés y recientemente al español. La historia
que narra el texto español es la misma que la relatada en el original. Las
diferencias vendrán impuestas por la adecuación de un texto a otro en la
búsqueda de las equivalencias. Por lo que respecta al plano de la expre-
sión, en español se ha escrito la novela sin la letra "a", lo cual podría in-
terpretarse como una falta de equivalencia con el texto francés dado que
no es la misma letra la omitida en ambas lenguas. Sin embargo lo que
hay que tener en cuenta es el lugar que ocupa cada elemento dentro de
su sistema lingüístico y, en el caso de las letras -puesto que se trata de
un texto escrito- observar que es la representación gráfica no sólo de un
fonema sino que puede ser el significante de un signo, es decir que esa
letra represente la expresión de un contenido y estén asociados multi-
contextualmente. En efecto, en francés, en la grafía, el morfema de fe-
menino está asociado a la letra "e" y en español ese valor de contenido
está asociado en la grafía con la letra "a". Es posible que los traductores
3. Evidentemente no se puede identificar letras y fonemas por tratarse de elementos gráficos y conjunto
de rasgos fónicos pertinentes respectivamente, y mucho menos en la lengua francesa, donde la ausen-
cia de la letra "e" no significa la ausencia del fonema leI, que puede manifestarse en la grafia corno
"ai", "ay". Basamos el paralelismo entre ambos en el carácter que pueden tener las letras de repre-
sentación gráfica de los fonemas.
4. En este caso estamos marginando las lenguas con escritura ideográfica, corno el japonés, en las que
los signo gráficos no se corresponden con sonidos sino con significados y según el contexto (no fo-
nético sino sernántico) pueden tener una pronunciación u otra.
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hayan tenido en cuenta este dato a la hora de elegir la ausencia de la
letra "a" en la versión española. Como grafía también la "e" es la letra
más empleada en español" En cualquier caso han traducido la novela
respetando fielmente su contenido siempre que se lo permitía la restric-
ción impuesta por la ausencia de la vocal "a".
He aquí un ejemplo del texto origen, seguido de una traducción literal
y de la solución propuesta en el texto traducido por M. Arbués et al.:
A Rocamadour, on pilla un stock: on y trouva du
thon, du lait, du chocolat par kilos, du mais par
quintaux, mais tout avait I'air pourri (D, 11)
Si la versión al español se efectúa traduciendo estrictamente los signi-
ficados, no es posible hallar en español signos que traduzcan al mismo
tiempo el significado del francés y que estén asociados a un significante
carente de la letra "a", empresa fundamental de la traducción de esta no-
vela. La traducción más próxima a la designación del texto original podría
ser:
En Rocamadour se robó un stock: allí se encontró
atún, leche, chocolate por kilos, maíz por quintales,
pero todo parecía podrido.
Sólo en este enunciado han aparecido ocho aes, lo cual no se ajusta
al objetivo perseguido por estos traductores, por ello la propuesta suya es
la siguiente:
En Grenoble se robó un stock: bonito, leche, kilos
de dulces, montones de trigo, pero todo podrido (S,
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La elección de signos en español cumple el primer requisito que es
evitar la letra "a". También cumple con el cometido básico de toda traduc-
ción que es transferir el sentido del enunciado. Para llevar a cabo ambas
exigencias es imposible mantener los mismos significados y estos se
sustituyen por otros que pueden estar dentro del mismo campo semántico
o ser hiperónimos del mismo. Este es el caso de traducir chocolat por
dulces, mets por trigo, entendiendo que en el primer caso se trata de un
dulce y en el segundo de un cereal y de la poca importancia que tiene
5. La frecuencia de uso de la vocal "e" en el espailol escrito es del 13.19% mientras que la ocurrencia de
la vocal "a" es del 12.85%, según los datos proporcionados por J. R. Aiameda y F. Cuetos. Dicciona-
rio de frecuencias de las unidades linguistícas en castellano, Universidad de Oviedo, Servicio de Pu-
blicaciones, Oviedo, 1995, p.492.
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para el sentido del enunciado o de la obra en general la sustitución de
uno por otro, frente a la importancia de enumerar ciertos productos con la
restricción gráfica anteriormente mencionada. Lo mismo sucede en la
traducción de quintaux 'quintales' por montones, lo importante no es la
cantidad exacta, -de hecho no se precisa el número de quintales- sino
dar a entender que se trata de un gran volumen, eso sí, en cuyo signifi-
cante no aparezca la vocal "a". Sustituir Rocamadour por Grenoble es
sustituir el nombre de una ciudad francesa por otra en una esfera en la
que son intercambiables, pues lo pertinente es ser 'ciudad francesa'.
Otro ejemplo que se puede destacar es el que sigue, si bien la solu-
ción difiere del anterior:
Ah Moby Dick! Ah maudit Bic! (D)
iOh, Moby Dick! iOh, móvil Bic! (S)
Parece bastante acertado para traducir el juego de palabras realizado
por Perec en el que en la segunda parte del enunciado se cambia el or-
den de las consonantes b+a ~ a+b Imóbi díkl ~ Imódi blkl. En español
no fue posible hallar signos que permitiesen ese mismo juego por lo que
se procedió a buscar un signo con las mismas vocales que el primero yel
mismo número de sílabas. Esto es una muestra de la cercanía que pre-
senta el texto español respecto al original.
La gramática en la traducción
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miento profundo de la gramática de la lengua origen y de la lengua meta
para apreciar el valor opositivo que tiene un determinado morfema en el
sistema de la lengua y evaluar su aportación al mensaje. El conocimiento
idiomático que se le supone a cualquier traductor le permitiría realizar
este análisis de forma mecánica. El interés de mostrar en qué medida la
gramática puede paliar ciertos problemas de la traducción se orienta a
aquellos casos en los que pudiera existir algún problema en las equiva-
lencias y es necesario averiguar el valor del morfema en cuestión. Para
ello deben comprobarse las relaciones paradigmáticas, opositivas, que
mantiene con otros morfemas y las sintagmáticas, contrastivas, que man-
tiene con otros elementos del mensaje. De ahí podrá deducirse el valor
que aporta al enunciado. Descender del enunciado en la búsqueda de
equivalencias gramaticales implica entrar en concreciones ligadas a las
características de una lengua determinada, al orden de los elementos y el
valor de los mismos, por eso, descender del nivel del enunciado implica
acercarse, a veces peligrosamente, al texto origen. La rigidez en el orden
sintáctico es un hecho idiomático, varía de una lengua a otra.
2.2. Lo pertinente en la traducción desde el punto de vista gramatical
no es el trasvase de los significados gramaticales, sino los mecanismos
de que disponen las lenguas para relacionar los signos léxicos y categori-
zarlos, es decir, para que puedan desempeñar una función en la oración.
Por ello deben tenerse en cuenta dos aspectos:
2.2.1. Los rasgos de contenido que en una lengua pueden tener ca-
rácter gramatical, en otra pueden ser léxicos, porque lo que hace que una
unidad de contenido sea léxica o gramatical no es la naturaleza sustancial
de la realidad referida sino el papel que juega en el ordenamiento sintác-
tico de la oración (Teso, 1990: 184). En una misma lengua un rasgo de
contenido puede manifestarse léxicamente en un signo y gramatical-
mente en otro: en español, mi, tu, su son signos que contienen el rasgo
de contenido 'persona' pero su manifestación no interviene en el ordena-
miento sintáctico de la oración (mi casa es alta, tu casa es alta, su casa
es alta); su manifestación no condiciona la presencia de otros elementos
gramaticales. Sin embargo, yo, tú, él también son signos portadores del
rasgo de contenido 'persona' pero su manifestación exige la actualización
del mismo valor de contenido en el núcleo oracional (yo tengo una casa,
tu tienes una casa, él tiene una casa), lo cual indica que en este caso se
trata de una figura de contenido gramatical, y en aquel de una figura de
contenido léxico.
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Si en el seno de una lengua pueden organizarse los valores de conte-
nido ora como figuras gramaticales, ora como figuras léxicas, no puede
pretenderse que en las equivalencias interlingüísticas se repita la misma
conformación del material léxico y del gramatical. La omnipersonalidad
conseguida en español mediante el morfema se -recurso gramatical-
puede obtenerse en inglés mediante procedimientos léxicos -people,
nobody.
Como se dice ahora (R 19) lAs people say nowa-
days (Ri 34)
No se piensa en ellas (R 447) I Nobody pays any
attention to them (Ri 480)
En los pueblos se habla mal del médico (R 467) I In
villages people speak ill of the doctor (Ri 502)
2.2.2. Por otra parte, la referencia que en una lengua se actualiza re-
curriendo a un determinado morfema en otra se hace con un morfema
perteneciente a un paradigma diferente o sirviéndose de cualquier otra
unidad de contenido. Tomemos por caso el título de la obra de Saint Éxu-
péry Le petit Prince, que se traduce al inglés como The litle Prince, pero
al español como El Principito y al asturiano como El Principín, es decir lo
que en una lengua se expresa mediante un adjetivo en otra se hace me-
diante un afijo. O el valor de contenido que en una lengua se formaliza en
una preposición --chez-, en otra puede ser un sustantivo: chacun chez
soi se traduce al español por cada uno en su casa. La oposición léxica
existente en español entre los sustantivos esquina I rincón se manifiesta
léxicamente también en inglés mediante el uso de dos preposiciones at
the comer I in the comer. Por eso, en la traducción no debe ser un objeti-
vo el plasmar en la lengua meta la categorización ni el orden de los ele-
mentos de la lengua de partida, sí el valor que aportan al enunciado.
2.3. Las figuras de contenido gramatical categorizan sintácticamente al
sintagma en el que se manifiestan. Un mismo signo léxico puede situarse
en la categoría del sustantivo (canto), adjetivo (cantable) o verbo (canta-
ban) según los morfemas con los que se manifieste en el sintagma. Se-
cundariamente, los morfemas, como figuras de contenido que son, pue-
den aportar cierta referencia a la realidad ('singular', 'femenino', 'acción
terminada' ... ). Esas referencias también están delimitadas desde el idio-
ma, es decir, tienen un valor que no siempre se puede extrapolar a otras
lenguas porque ese valor lo adquieren por oposición en un sistema lin-
güístico determinado. En español, las formas verbales pretérito perfecto I
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pretérito indefinido conllevan los morfemas de 'anterioridad' y 'acción ter-
minada', si bien la primera desde la 'perspectiva de presente' y la segun-
da desde la 'perspectiva de pasado'. Por esta razón se emplea el perfecto
para expresar una acción que el hablante siente próxima en el tiempo y el
indefinido cuando media cierta lejanía. La lengua francesa también cono-
ce la diferencia formal entre passé composé I passé simple pero los valo-
res morfemáticos son distintos a los expresados en español. En francés
actual el passé simple está relegado al lenguaje literario, y en el oral se
usa sólo el passé composé para indicar 'acción terminada' y 'anteriori-
dad'. El matiz culto introducido en francés con el uso del passé simple
deberá expresarse en español mediante otros recursos, de la misma ma-
nera que el francés deberá servirse de otros medios para plasmar las dis-
tintas referencias expresadas en español por el perfecto o el indefinido.
Se podría en este caso hablar de falsos amigos gramaticales, es decir, de
paradigmas gramaticales que tienen una estructura aparentemente se-
mejante pero que proyectada hacia la realidad configuran referencias di-
ferentes (Muñiz Cachón, 1991).
La semántica en la traducción
151
ser compartidas por distintas comunidades de hablantes. La semántica
estudia la relación entre los significados y las referencias que actualizan.
Para entender lo que es el significado y el valor que puede tener en el
trasvase interlingüístico es conveniente que lo situemos dentro del ámbito
referencial, es decir conviene caracterizarlo a partir de las referencias
posibles que es capaz de actualizar. Constituirían el significado los rasgos
constantes en las distintas referencias que puede actualizar un determi-
nado signo. A través de un significado se pueden actualizar todas las re-
ferencias que constituyen el ámbito referencial de ese significado, es de-
cir, el ámbito referencial es una clase que agrupa ciertas entidades con
propiedades comunes acotadas por el significado. Conviene señalar, no
obstante, que la relación dada entre las referencias y el significado puede
ser de diversa índole y que su exposición pudiera aclarar algunas cues-
tiones relacionadas con la traducción (Núñez y Teso: 1996: §2.1.2.2)
3.1. Cuando la relación de todas las referencias posibles dentro de un
ámbito referencial con el significado es biunívoca, es decir, cuando todas
las referencias tienen todos los rasgos semánticos del significado, habla-
mos de clase bivalente. Si bien en todas las lenguas existen partes del
vocabulario cuyo ámbito referencia I es una clase bivalente, esta no es
una asociación muy frecuente, sobre todo no es muy frecuente en el uso
común del lenguaje. Esta asociación suele darse en los tecnicismos. En
la traducción este es un tema de gran importancia dada la precisión con
la que deben traducirse estos térm inos en toda la producción científica y
técnica así como en gran parte de los manuales de uso de diversos apa-
ratos. La casuística de cómo traducirlos suele ser muy variada:
-Puede suceder que la lengua meta tenga un signo que designe
exactamente la misma realidad que el de la lengua origen. Es el caso de
hexágono (esp.), hexagone (fr.), hexagon (ing.), esagono (it.). Las equi-
valencias a este nivel no suelen plantear muchos problemas por tratarse
de realidades compartidas interlingüísticamente.
-Puede que la lengua meta desconozca el concepto o el objeto y este
entre en el nuevo sistema tomando por significante una traducción literal
de la lengua origen. Este tipo de introducción de elementos en el voca-
bulario recibe el nombre de calco semántico:
Ciencia ficción (calco del ing. science-fiction 'ficción
científica') f. Género de obras literarias o cinemato-
gráficas, cuyo contenido se basa en hipotéticos lo-
gros científicos y técnicos del futuro. La traducción
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más adecuada al español hubiese sido 'ficción cien-
tífica' .
-Puede darse que, como en el caso anterior se desconozca el con-
cepto u objeto y se incorporen a la lengua meta tanto el significante de la
lengua origen como el significado. Estos son los llamados préstamos. En
el proceso de adaptación el significante fluctúa hasta llegar a adecuarse a
las características fonológicas y gramaticales del sistema de acogida. En
el momento en que la adaptación a la lengua meta culmina, deja de ser
un extranjerismo y se convierte en una palabra patrimonial:
Airbag (préstamo del ing. airbag 'bolsa de aire') m.
Colchón de aire, colchón de seguridad en algunos
automóviles. La Academia propone sin éxito peto de
seguridad o peto neumático. Esta palabra inglesa,
aún no reconocida por la Academia, formará en bre-
ve parte de nuestro patrimonio pues se ha extendido
tan rápidamente como el mecanismo que designa.
-Puede darse el caso de que en la lengua origen exista una estructu-
ración de la realidad distinta de la de la lengua término. Suele ser el caso
de la estructuración de los estudios en distintos países, de las calificacio-
nes escolares, de las graduaciones del ejercito, de las distribuciones de
los Ministerios, etc. Aquí la traducción exige bien una adaptación, bien la
conservación del término origen, acompañado de una explicación -ge-
neralmente una nota-, según las exigencias del documento a traducir.
Estas suelen ser las vías por las que se traducen los signos que se in-
cluirían en clases bivalentes. En cualquier caso debe tenerse en cuenta
que constituyen un grupo reducido dentro del léxico de las lenguas.
3.2. Cuando la pertenencia a una clase pueda darse en grados, es de-
cir, cuando no se puede afirmar ni negar categóricamente que una de-
terminada realidad pertenezca a un ámbito referencial concreto sino que
se podría calibrar su grado de pertenencia, hablaremos de clase difusa.
Como señala Wandruszka (1976: 38):
hay muchas [... ] palabras con un contenido bien co-
nocido en el centro y en cambio con zonas límite po-
co claras, inseguras y que se interfieren reiterada-
mente con otras palabras. Hay muchas palabras que
se usan ya en un sentido estricto, ya en un sentido
amplio. Esta coexistencia e intercambio de distintos
usos de la misma palabra hace con frecuencia difícil
ya veces imposible la delimitación conceptual preci-
sa del contenido de esa palabra.
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Teóricamente, el hecho de que el ámbito referencial de un signo sea
una clase difusa no plantea ni resuelve los problemas de la traducción,
pero sí da pie a una explicación aceptable de la rigidez o flexibilidad con
la que pueda tratarse el trasvase de los significados. La palabra silla la
define el ORA E, en su primera acepción, como "asiento con respaldo, por
lo general con cuatro patas, y en que solo cabe una persona". No especi-
fica si tiene brazos o no. Podría pensarse que es sin brazos ya que
"asiento con respaldo y con brazos para una persona" podría ser butaca.
¿En qué ámbito referencial deberían incluirse las sillas de oficina que
suelen -o pueden- tener brazos, en el auspiciado por el significado de
silla o por el de butaca? ¿Quizá en el de sillón? Evidentemente silla per-
tenece a una clase difusa. En la mayor parte del léxico de cualquier len-
gua las fronteras que delimitan los significados no suelen ser tan nítidas
como el de las clases bivalentes. Incluso muchos términos pueden in-
cluirse en clases bivalentes como tecnicismos y en clases difusas en su
uso común. Así pues, mientras que en una descripción biológica ballena
no podría incluirse entre los 'peces' por ser un 'mamífero' y estos dos
términos se oponen en la clasificación de los vertebrados, sea por el he-
cho de vivir en el agua, por las aletas o por su apariencia general, desde
la óptica de la lengua común, hasta cierto punto cabe considerar a la ba-
llena como pez.
Estas consideraciones permiten cierta flexibilidad al traducir pues si la
mayor parte del vocabulario se agrupa en clases difusas no puede pe-
dírsele a la traducción que actúe como si de clases bivalentes se tratase,
antes bien, los ámbitos difusos en los que se inscribe la mayor parte del
léxico de cualquier lengua facilitan la adecuación de las realidades, es-
tructuradas idiomáticamente a partir de los significados. Esta flexibilidad
en la adecuación de los significados posibilita que al traducir se pueda
tener en cuenta la frecuencia de uso de una palabra en una lengua de-
terminada, el estilo, el nivel de lengua, ... es decir, que entre los signos
que podrían tener significados cuyos ámbitos referenciales tuviesen zo-
nas comunes, se elegiría en la traducción el que mejor se adecuase a los
usos de la lengua término.
3.3. Por último, dentro de las relaciones entre referencias y ámbito re-
ferencial pueden darse las denominadas agrupaciones con prototipo; en
ellas el prototipo es la referencia que tiene el mayor número de rasgos
característicos típicos del ámbito referencial. Las clases previamente
mencionadas -difusas o bivalentes- pueden tener prototipo o no te-
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nerlo. Es decir puede haber una clase bivalente con prototipo o una clase
difusa con prototipo. Aunque no todas las palabras de la lengua pertene-
cen a clases en las que se dé una referencia típica, el vocabulario más
frecuente sí suele tenerla, lo cual facilita la creación de términos polisémi-
cos y usos figurados (Núñez y Teso, 1996: 71). Orientados hacia la tra-
ducción, debe tenerse en cuenta que los prototipos varían de una lengua
a otra e incluso en las variedades diatópicas de una misma lengua pue-
den resultar prototípicas referencias que no lo son en otras zonas. Así,
cuestiones relacionadas con la fauna, flora, paisaje u otros fenómenos
naturales, tomarán como prototipo las referencias más conocidas en el
entorno. La elección que debe realizar el traductor entre la traducción del
significado o la adecuación al entorno, vendrá impuesta por el tipo de
texto que deba trasladar a otra lengua.
Debe quedar claro que el significado sólo sirve para cimentar la com-
prensión global del texto y esta será posible sólo a través de los significa-
dos; al mismo tiempo, debe partirse también de que traducir no es tradu-
cir el significado, pues este obedece a una configuración particular que se
va forjando en una lengua a través de su historia, es decir, los significa-
dos están estrechamente ligados a las peculiaridades de un idioma y no
son transportables de un sistema lingüístico a otro.
La pragmática en la traducción
155
meer, 1996: 18) consideran más adecuado hablar de "traslación intercul-
tural" que de "traslación interlingual" por las limitaciones que puede tener
este último enfoque. La perspectiva pragmática nos permite acercarnos a
los textos, ya como meros receptores, ya como receptores que se con-
vertirán en emisores -traductores-, sabiendo que aquellos se sujetan a
un principio de cooperación regulado por unas máximas de cantidad, de
cualidad, de relación y de modalidad (Grice, 1991). Si no se observan
estas máximas, se producirá una ruptura en la interpretación que condu-
cirá al receptor a otra interpretación a la que llegará mediante un meca-
nismo de inferencia. Para construir y reconstruir el sentido del texto es
necesario estar inmerso en una cultura pero no como algo separado de la
lengua sino como un todo, como una realidad extralingüística que sirve
de referencia a los propios signos lingüísticos.
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En segundo lugar, la adecuación del mensaje a los interlocutores que el
intérprete debería realizar teniendo en cuanta sus conocimientos y ex-
pectativas, le vendrá facilitada en gran medida por el texto original. Hasta
cierto punto, la actualización del discurso es automática, no es el traduc-
tor quién deba dejar constancia de ella.
La interpretación sería un caso límite de la traducción, cuya frescura
emana de la complicidad entre los que comparten la misma situación es-
pacio-temporal. El intérprete, digámoslo así, no se ve obligado a traducir
los silencios, porque esos silencios y la presencia de su autor pueden ser
percibidos y descifrados correctamente sin su mediación por los destina-
tarios. Ciertamente en la interpretación entran en juego otros factores que
exigen una eficiente adecuación pragmática, ya que podrían conducir a
errores más graves de los que puedan darse en la traducción de textos
escritos -en las relaciones diplomáticas, por ejemplo- (Cf. Hatim y Ma-
son, 1995: 85-86).
En la traducción de textos escritos la propia tipología textual delimitará
el marco en el que cabe la reconstrucción por parte del traductor del
contexto en que fue emitido el mensaje. Este marco limitaría por un lado
con el contenido semántico que se traduce y por el otro, con aspectos
claramente extralingüísticos y culturales que afectan a la correcta inter-
pretación del texto. Así pues, el propio contenido semántico del texto
puede, en ciertos casos -pongamos en la traducción de unas instruccio-
nes de uso de cualquier aparato electrodoméstico- clausurar la traduc-
ción en el nivel de la desambiguación y asignación de referente, mientras
que en otros casos -en textos literarios fundamentalmente- se abre
todo un abanico de implicaturas pragmáticas de las que el traductor no
podrá desentenderse a riesgo de errar su traducción.
A la manera en la que los silencios juegan un papel decisivo en la mú-
sica, lo que no se dice explícitamente en los textos es fundamental para
la correcta interpretación de los mismos; pero la experiencia del traductor
constata que lo que no se dice en una lengua, no siempre debe callarse
en otra y se ve obligado tantas veces a decir lo que no se dice y a callar
lo que se decía en pos de respetar el texto. Esta adecuación entre lo ex-
plícito y lo implícito en la traducción es fuente de graves problemas, de
las llamadas ganancias y pérdidas.
Son muchos los estudios dedicados a comentar las ganancias y las
pérdidas que se producen al verter un texto de una lengua a otra. B.
157
Magné (1993) critica que en la traducción al inglés de La vie mode
d'emploie de Georges Perec no se hayan tenido en cuenta la situación de
enunciación ni los guiños que el autor hace al lector, ya que Perec conci-
be la escritura como un juego que se establece entre emisor y receptor,
un juego basado en lo explícito y lo implícito que el lector debe recons-
truir. Algunos de los ejemplos que B. Magné expone pueden servirnos
para evaluar por qué se producen las ganancias y las pérdidas o dicho de
otra manera, por qué a veces es necesario convertir en explicaturas lo
que en el texto origen no son más que implicaturas y cuándo este proce-
dimiento resulta inadecuado. Para ello conviene precisar en qué sentido
se usan algunos términos.
El término implicatura introducido por Grice, lo emplearemos aquí en
el sentido que hoy adopta en el modelo relevantista de Sperber y Wilson
(1996). Para ellos se trata de un contenido no expresado explícitamente y
que se deduce de supuestos anteriores, es decir se obtiene por inferen-
cia. A este concepto contraponen el de explicatura para designar el con-
tenido que se comunica explícitamente por medio de un enunciado siem-
pre que este contenido suponga el desarrollo de una forma lógica codifi-
cada por dicho enunciado.
En el proceso de interpretación de un texto se pasa por una fase de
desambiguación que conduce a la asignación de referentes. Hay ocasio-
nes en que la ambigüedad proporcionada por el mensaje está buscada
por el emisor y si en la traducción se asigna al enunciado una forma pro-
posicional única se estarán perdiendo ciertas interpretaciones a las que
explícita o implícitamente se llegaba en el texto original.
El sentido de un texto -sumando explicaturas e implicaturas- es lo
que el autor ha querido transmitir con ese texto. Si partimos de un princi-
pio de cooperación por parte del emisor cabe pensar que la información
que nos proporciona será relevante y que como receptores, en el proceso
de desambiguación y asignación de referentes nos inclinaremos por la
solución que suponga menor esfuerzo. Entonces, ¿por qué existen las
implicaturas? ¿qué es lo que debe traducirse? Volvamos al ejemplo pre-
viamente mencionado.
Al final del capítulo 22 de La vie mode d'emploie el narrador enumera
los lugares en los que se encuentran las Reliquias de la Pasión. Este es
el final de la lista:
158
a
Le Saint Souaire Rome, Jérusalem, Turin, Cadouin
en Périgord, Carcassonne, Mayence, Parme, Pra-
gue, Bayonne, York, Paris, etc.
Señala B. Magné que a partir de Mayence, las ciudades son célebres
no por la presencia hipotética del Santo Sudario sino -también hipotéti-
camente- por su jamón. El lector podrá inferir a partir de la descodifica-
ción del mensaje y apelando a su conocimiento del mundo, algo que no
está explícitamente expresado: que el autor está enumerando "ciudades
célebres por su jamón". Esta premisa implicada podrá a su vez implicar
otras premisas o conclusiones: "que dichas ciudades son más conocidas
por su jamón que por el Santo Sudario", "que son muchas las ciudades
que dicen tener Reliquias de la Pasión, tantas como se caracterizan por
su jamón", etc.
Las implicaturas y los supuestos de un enunciado pueden variar en
fuerza. "Cuanto más fuerte sea la inducción y más amplia sea la gama de
posibilidades entre las que pueda elegir el oyente, más débiles serán las
imlplicaturas" (Sperber y Wilson, 1994: 245). Si se observa que al pasar
de una lengua a otra el conocimiento del mundo de los hablantes de la
lengua meta puede resultar insuficiente o inadecuado en ese asunto y
debilitar la explicatura, se podría intentar un acercamiento siempre y
cuando se siga la misma estrategia del texto origen, es decir, se podrían
reforzar los datos con el fin de que el receptor del texto meta alcance la
información implicada. Lo que parece inaceptable es la conversión en
explicatura de la implicatura. En la versión al inglés del párrafo prece-
dente el traductor ha considerado que la implicatura "ciudades célebres
por su jamón" perdía fuerza para los lectores ingleses por lo que decide
reforzarla:
The Holy Shroud, in Rome, Jerusalem, Turin, Car-
douin in the Périgord, Carcassonne, Mainz, Parma,
Prague, Bayonne, York, Paris, Ayrshire, etc.
Puede observarse el enriquecimiento de la lista con el nombre de Ayr-
shire, lo cual contribuiría a favorecer la descodificación y consiguiente
interpretación de la implicatura. Aun así, temía el traductor que no queda-
se claro y opta por convertir la implicatura en explicatura, añadiendo en el
índice: Ayrshire (Scotland), for the best bacon. La adición final ha modifi-
cado la estrategia discursiva del texto origen que buscaba que el lector
desempeñase un papel activo y el traductor limita en gran medida esta
posibilidad. Pero no es este el único inconveniente; las implicaturas cum-
159
plen un papel específico en la comunicación y es que aportan, o al menos
sugieren, más información que las explicaturas y según el grado de fuer-
za que tengan amplían considerablemente el abanico de posibles inter-
pretaciones, con lo que ofrecen al receptor varias posibilidades de cerrar
el texto. Por otro lado, en este caso, una explicatura del tipo for the best
bacon más que en una aclaración se convierte en un enigma pues como
explicatura resulta incoherente con el texto precedente. Como informa-
ción inferida era totalmente coherente y como señalamos anteriormente
da pié a otras implicaturas, ciertamente más debilitadas.
Remitimos una vez más a la tipología textual para considerar cuándo
una implicatura debe explicitarse. Si en el paso de una lengua a otra de
un texto informativo el asunto tratado pierde claridad, el traductor deberá
adecuar el texto a las peculiaridades extralingüísticas de la lengua de
destino.
160
entre el texto destinado a un país o a otro. La realidad muestra que la
única diferencia que existe entre textos en el mismo idioma destinados a
países diferentes es la legislación. Por supuesto esta necesidad también
surge cuando a las diferencias entre naciones se añaden las diferencias
de idioma, pero ni en este caso ni en el anterior nos parece que pueda
considerarse este un problema de la traducción.
5.3. Otra circunstancia de la traducción que consideramos que afecta
en la misma medida cuando se da sin mediar traducción es el subtitulado
de películas. Este procedimiento surgió con el fin de hacer accesibles los
diálogos de una película en una lengua distinta del original mediante la
traducción del texto escrita en el pie de la imagen. Posteriormente este
procedimiento se utilizó -subtitulando en el mismo idioma de la versión
original- como refuerzo para extranjeros o destinado a espectadores
sordos. La limitación del espacio del que se dispone para subtitular, unido
a que la velocidad de procesamiento de la señal acústica es superior a la
de la señal visual convierten a veces los subtítulos en resúmenes de lo
expresado en la secuencia sonora. Este hecho se suma al de la traduc-
ción en el caso de subtítulos de películas extranjeras pero queremos in-
sistir en la necesidad de considerarlos por separado.
Con este recorrido a través de las disciplinas lingüísticas hemos queri-
do señalar la utilidad que puede aportar la lingüística en el proceso de la
traducción.
Nómina literaria
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Bibliografía
Mounin, G. (1983), Historia de la lingüística: desde los orígenes al siglo XX, Madrid:
Gredos.
Núñez, R Y Teso, E. DEL (1996), Semántica y pragmática del texto común. Producción y
comentario de textos, Madrid: Cátedra.
Teso, E. DEL (1990), Gramática general, comunicación y partes del discurso, Madrid:
Gredos.
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