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La
magnetósfera de la tierra es una capa formada por la interacción
del magnetismo de la tierra y el viento solar. Se extiende por encima de la ionósfera, más arriba de los 500 km de altura.
Un elemento importante en la cercanía de la Tierra es el campo
magnético. La acción del campo magnético da origen a una región del espacio, llamada magnetosfera, en la cual el movimiento de las partículas está dictado por el campo magnético terrestre.
La forma de la magnetosfera está definida por la interacción de las
partículas del viento solar con nuestro campo magnético, y depende, pues, de la actividad de nuestra estrella. En la dirección del Sol, la magnetosfera se extiende por término medio hasta 60.000 kilómetros, pero, en la dirección opuesta, se estira formando una cola que puede extenderse hasta millones de kilómetros. Cuando las partículas del viento solar alcanzan nuestro planeta, la inmensa mayoría son desviadas por el campo magnético y rodean la magnetosfera. Algunas partículas que consiguen penetrar son cogidas en la trampa y se ponen a girar en espiral alrededor de las líneas de campo, y a viajar alternativamente de un polo magnético al otro.
TAMAÑO Y FORMA
La forma de la magnetósfera está definida por la intensidad del viento
solar, y la intensidad del campo magnético, por tanto tiene mucha variabilidad. Si no existiese viento solar, las líneas magnéticas de la tierra se expandirían sin límite (teóricamente hasta el infinito). Pero bajo la presión del viento solar, la magnetósfera es muy comprimida. Allí donde termina se denomina "magnetopausa", y en la dirección del sol está aproximadamente a unos cien mil kilómetros de la superficie. Sin embargo, en la dirección contraria al sol, se expande muchísimo, hasta cerca de un millón de kilómetros, por lo que esa frontera forma una figura en forma de elipsoide.
CARACTERÌSTICAS
A finales de la década de 1960 los datos de los satélites que orbitan
la Tierra ya habían proporcionado una imagen bastante completa, aunque burda, de nuestra envoltura magnética y de plasma hasta sus límites cercanos. La imagen a la que condujeron las medidas detalladas de estos satélites difería enormemente de lo que se había supuesto unos años antes. En particular; la presencia de flujos de partículas cargadas o corrientes eléctricas desde una región de plasma hacia otra, así como la de campos eléctricos que aceleran partículas hasta muy altas energías, revelaron una capa envolvente de plasma de la Tierra muy dinámica y frecuentemente turbulenta. La magnetosfera de la Tierra (y todas las demás magnetosferas) existe porque el Sol emite continuamente plasma a gran velocidad y en todas direcciones. Este plasma, que tiene una conductividad eléctrica muy alta, pues está totalmente ionizado y es muy diluido, no acepta la penetración de un campo magnético externo (propiedad bien conocida de los buenos conductores eléctricos). En estas circunstancias, el campo magnético de la Tierra es barrido del medio interplanetario y comprimido hacia nuestro planeta por el lado que da al Sol, el lado día. En el lado opuesto, el lado noche, las líneas de campo se estiran alejándose del Sol, formando una cola como la de los cometas El interior de la magnetosfera también se encuentra parcelado; tiene una estructura celular en la que se distinguen grandes regiones diferenciadas donde el plasma se estructura de manera particular y que responden como un solo ente en relación con los demás. La magnetosfera se considera como la región del espacio que rodea a la Tierra en donde los procesos físicos que ocurren están dominados por el campo geomagnético, esto es, donde el material atmosférico ya está en estado de plasma y su densidad es tan baja que las colisiones entre las partículas no desempeñan ningún papel importante. Toda la magnetosfera se encuentra llena de plasma, principalmente de origen ionosférico, aunque en ocasiones se cuela en ciertas regiones de ella el plasma de origen solar.
FUNCIONES
Una de las funciones, es proteger a la atmósfera más próxima a la Tierra de
la radiación iónica, (la misma que irradia el uranio), capaz de destruir toda la vida de la superficie terrestre y que viene del Sol. Además, si no existiera, las partículas solares habrían disociado los átomos de hidrógeno y oxígeno, y nuestro planeta habría perdido la mayor parte del agua de su atmósfera y de los océanos. Se cree que esto pudo ocurrir en Marte. Por otro lado, si estas partículas provenientes del Sol logran perturbar lo suficiente nuestra magnetosfera, se pueden producir interrupciones o mal funcionamiento tanto de equipos de radio, radar, satélites que intervienen en los GPS, como así mismo se provocaría desorientación en los animales. También afectaría a la temperatura, y a los movimientos de la parte externa de la atmósfera.
EFECTOS
IMPORTANCIA
Aunque pueda parecer lejana, la magnetosfera es esencial, ya que
protege la vida en la Tierra actuando como un escudo frente a las letales partículas provenientes del Sol. Algunos científicos creen que sin ella el planeta hubiera perdido la mayoría del agua de su atmósfera y de los océanos, porque las partículas solares habrían disociado los átomos de hidrógeno y oxígeno. Se cree que este fenómeno pudo ser importante en la pérdida de agua en Marte.
Además si las partículas solares llegan a perturbar la magnetosfera lo
suficiente pueden producir un mal funcionamiento, e incluso interrupciones, de los equipos de radio, de radar o de los satélites, como los que controlan los GPS. Asimismo, la magnetosfera afecta a la temperatura y al movimiento de la parte externa de la atmósfera. Y tampoco hay que olvidar que los polos magnéticos sirven de orientación no sólo a los seres humanos sino a diversos animales. Un importante papel ambiental de la magnetosfera es proteger a la atmósfera más próxima a la Tierra de la radiación iónica. Se trata de la misma forma de radiación peligrosa que irradian algunos elementos radiactivos como el uranio. Sin la magnetosfera la radiación iónica destruiría toda la vida de la superficie de la tierra.