Sentencia - DIP - Art 8 CPC y Reciprocidad
Sentencia - DIP - Art 8 CPC y Reciprocidad
Sentencia - DIP - Art 8 CPC y Reciprocidad
N° 2004-000475
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Ponencia del Magistrado: ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ.
Mediante escrito presentado en fecha 20 de mayo de 2004 por ante la Secretaría de la Sala de
vez actúa como representante de la Sociedad Anónima Ojeda, Gutiérrez Espinoza y Asociados,
Consultores Jurídicos tal y como consta al folio dos (2) de la pieza 1 del expediente, solicitó el
exequátur de la sentencia dictada en fecha 11 de diciembre de 2002, por el Juzgado Tercero Civil
del Distrito de la ciudad de Managua, República de Nicaragua que declaró a favor de ciudadanos
El 4 de diciembre de 2005, se dio cuenta en Sala, siendo reasignado el expediente al Magistrado que
exequátur, cuanto ha lugar en derecho, y ordenó emplazar a las sociedades mercantiles Dow
Chemical Company, Shell Chemical Company, y Standard Fruit Company hoy conocida como Dole
Food Company Inc, las dos primeras domiciliadas, según indica la solicitante, en la ciudad de
Caracas, Distrito Capital, para que comparezca dentro de los diez (10) días de despacho siguientes a
Por auto emanado del Juzgado de Sustanciación de la Sala de Casación Civil de este Máximo
Tribunal, de fecha 5 de mayo de 2005, se señaló el error en la citación, por cuanto se ordenó
emplazar a las sociedades mercantiles “...Shell Chemical Company...” cuando a quien realmente
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correspondía emplazar era a la sociedad mercantil “Shell Oil Company”, quedando así subsanado el
Constan del cuaderno separado del expediente signado bajo el Nº 2004-000475, nomenclatura de
esta Sala, copias certificadas referentes a la solicitud de medida de embargo, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil, por la abogada Coromoto
D’urso Morales, actuando en su carácter de apoderada judicial del ciudadano Walter Antonio
Gutiérrez Morales, sobre la totalidad de los bienes muebles que se encuentran en las oficinas del
piso 8, ubicadas en el edificio Shell Venezuela, y que se decrete medida preventiva de embargo
sobre las cuentas corrientes de las entidades: Banco Mercantil Nº 1031041419, Banco Venezolano
En decisión de fecha 14 de junio de 2005, emanada de esta Sala de Casación Civil, se declaró
improcedente dicha solicitud de medidas cautelares, por cuanto en una solicitud de esta naturaleza
es necesario la concurrencia de los dos supuestos: el fumus boni iure y el periculum in mora, siendo
En fecha 17 de junio de 2005, la abogada Coromoto D’Urso Morales consignó por ante la
conformado por la inminente venta de las gasolineras y otros activos de la empresa Shell Oil
Company en Venezuela. Por otra parte, con base a una serie de documentos, solicita se acuerden las
medidas cautelares que garanticen las resultas del exequátur que se tramita por ante esta Sala de
Casación Civil.
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Mediante escrito de fecha 7 de marzo de 2006, consignado ante la Secretaría de esta Sala de
Casación Civil, la abogada Coromoto D’urso Morales, identificada supra, solicitó proseguir con la
sustanciación del exequátur en cuanto a las empresas “Shell Chemical Company” y “Dow Chemical
Company”, obviando o excluyendo la citación a la empresa “Dole Food Corporatión INC” todo
esto de conformidad con los principios contenidos en los artículos 10, 14, 15, 26 y 27 del Código
de Procedimiento Civil. (sic) (folios 1283 y 1284 de la segunda pieza del expediente).
- I–
reposición de la sentencia emanada en fecha 14 de junio de 2005, que declaró improcedente las
medidas solicitadas, la Sala observa que el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil dispone:
Sin embargo, el Tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar los puntos dudosos,
salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referencias o de cálculos
numéricos que aparecieren de manifiesto en la misma sentencia, o dictar
ampliaciones, dentro de tres días, después de dictada la sentencia, con tal de que
dichas aclaraciones y ampliaciones las solicite alguna de las partes en el día de la
publicación o en el siguiente.”
“…Ningún Juez podrá volver a decidir la controversia ya decidida por una sentencia,
a menos que haya recurso contra ella o que la ley expresamente lo permita…”.
Al comentar el artículo 252, la doctrina nacional expresa: “...Es principio general que las
sentencias son irrevocables. El juez agota su jurisdicción sobre la cuestión disputada al dictar la
no hay tal agotamiento de la función jurisdiccional y el juez puede –conforme a la regla del
artículo 310- revisar su propia providencia y revocarla por contrario imperio si fuere conducente.
Pero si la decisión es una sentencia inapelable (como la de las primeras cuestiones previas: Art.
357) el fallo es irrevisable en forma absoluta, tanto por la instancia superior como por el mismo
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juez que lo dictó; de lo contrario se inutilizaría la intención consuntiva de la ley al crear ‘ad
Henríquez La Roche, Código de Procedimiento Civil, Tomo II, Segunda Edición) (Resaltado de la
Sala.)
Así lo sostuvo esta Sala en sentencia Nº 3, de fecha 30 de mayo de 2002, caso: José Ignacio
Por tal motivo, vista la absoluta improcedencia del pedimento formulado por el
referido abogado, quien solicitó a la Sala que anule su propia decisión, en una suerte
de querella nullitatis no contemplada en el ordenamiento jurídico vigente, SE
DESESTIMA dicha solicitud y se ordena el archivo del expediente...” (Resaltado
de la Sala)
El mismo criterio sostuvo la Sala Constitucional de este Supremo Tribunal, tal como se desprende
de su sentencia de fecha 9 de marzo de 2001 (Caso Luís Morales Bance y otros, Expediente 00-
...omissis...
Sin embargo, valoró el legislador que ciertas correcciones en relación con el fallo
dictado sí le son permitidas al tribunal, por cuanto no vulneran los principios antes
mencionados, sino, por el contrario, permiten una efectiva ejecución de lo decidido.
Estas correcciones al fallo, conforme al único aparte del citado artículo 252 del
Código de Procedimiento Civil, se circunscriben a: i) aclarar puntos dudosos; ii)
salvar omisiones; iii) rectificar errores de copia, de referencias o de cálculos
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numéricos, que aparecieren de manifiesto en la misma sentencia; iv) dictar
ampliaciones.
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Esta prohibición legal se extiende incluso para los procedimientos de exequátur, como fue
expresamente señalado en sentencia del 29 de marzo de 2005 (caso Lilibeth Espinoza Barbosa y
del Código de Procedimiento Civil, no le es dable a la Sala revocar ni reformar el auto del 14 de
-II-
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SENTENCIA, ORDENANDO LLEVAR A CABO LAS MEDIDAS
CAUTELARES SOLICITADAS POR LA SUSCRITA, (…).
…omissis…
…Omissis…
…omissis…
7
POR TODOS LOS ARGUMENTOS ANTES TRANSCRITOS, ES QUE ESTA
REPRESENTACIÓN AFIRMA QUE SI SE CUMPLIÓ CON EL EXTREMO
PREVISTO EN EL ARTÍCULO 585 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO
CIVIL, NO SIENDO NECESARIO PROBAR EL HECHO PÚBLICO Y NOTORIO
DE QUE LAS EMPRESAS EN CUESTIÓN, SI SE ESTÁN DESHACIENDO DE
SUS BIENES, PERO, EN TODO CASO, ANEXAMOS, EN ESTE ACTO,
ELEMENTOS IRREFUTABLES SOBRE DICHOS HECHOS, AMPLIAMENTE
EVIDENTES.
…omissis…
En cuanto al hecho público y notorio, esta Sala en sentencia Nº 231, de fecha 19 de julio de 2000,
caso: Hercilia Linares contra Ramona Linares y Otros, Expediente: 00-215 estableció:
Sin embargo, es menester señalar que la medida que tomó el Juzgado Superior
Distribuidor, de reasignar las causas afectadas, no tuvo la misma difusión que las
medidas decretadas por la Comisión de Emergencia Judicial, ni tuvo fundamento
legal, bien mediante resolución dictada por dicha Comisión, o por haberse divulgado
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a través de publicación oficial. Esto, evidentemente, hace de esa decisión un hecho
singular, por lo cual no es posible considerarla como un hecho notorio, pues
para que sea considerado como tal “su existencia debe ser conocida por la
generalidad de los ciudadanos de cultura media, en el tiempo y en el lugar en
que se produce la decisión”(Carnelutti, Estudios sobre Procedimiento Civil, p.185).
En este mismo sentido, esta Sala de Casación Civil, en sentencia de fecha 21 de julio
de 1993, que hoy se reitera expresó que “la sola publicación por algún medio de
comunicación social, sin la certeza de que el hecho fuere “conocido y sabido por
el común de la gente en una época determinada”, no convertía al hecho en
notorio, pues la noticia aislada no se incorpora a la cultura...” (Resaltado de la
Sala).
Hernández, establece:
“... La necesidad que el hecho notorio formara parte de la cultura de un grupo social,
se hacía impretermitible en épocas donde la transmisión del conocimiento sobre los
hechos tenía una difusión lenta, sin uniformidad con respecto a la sociedad que los
recibía, y tal requisito sigue vigente con relación a los hechos pasados o a los hechos
que pierden vigencia para la colectividad, a pesar que en un momento determinado
eran conocidos como trascendentales por la mayoría de la población. Dichos hechos
no se podrán proyectar hacia el futuro, para adquirir allí relevancia probatoria, si no
se incorporan a la cultura y por ello la Casación Civil de la extinta Corte Suprema
de Justicia en fallo de 21 de julio de 1993, acotó que la sola publicación por
algún medio de comunicación social, sin la certeza de que el hecho fuere
“conocido y sabido por el común de la gente en una época determinada”, no
convertía al hecho en notorio, concepto que comparte esta Sala, ya que la
noticia aislada no se incorpora a la cultura.
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Así, los medios de comunicación social escritos, radiales o audiovisuales, publicitan
un hecho como cierto, como sucedido, y esa situación de certeza se consolida cuando
el hecho no es desmentido a pesar que ocupa un espacio reiterado en los medios de
comunicación social.
Pensar que este hecho del cual toma conciencia no sólo el juez, sino un gran sector
del colectivo, es de igual entidad que los otros hechos litigiosos, es una irrealidad.
Tan irreal es, que la doctrina enseña que es un requisito de validez del
reconocimiento de individuos en rueda de personas, el que las fotografías de los
posibles reconocidos no deben haber recibido publicidad previa al acto de
reconocimiento.
El hecho publicitado o comunicacional no es un hecho notorio en el sentido clásico,
ya que puede no incorporarse como permanente a la cultura del grupo social, sin
embargo su publicidad lo hace conocido como cierto en un momento dado por un
gran sector del conglomerado, incluyendo al juez; y desde este ángulo se puede
afirmar que forma parte durante épocas, de la cultura, así luego desaparezca, ya que
su importancia o trascendencia era relativa, tenía importancia solo en un espacio y
tiempo limitado y a veces breve.
Este concepto moderno del hecho notorio diverge del hecho público. Este último
parte de diversos criterios conceptuales. Unos consideran que atiende a una ficción
legal de conocimiento, desligado de una difusión suficiente. Un ejemplo es el hecho
que goza de los efectos del registro público, o de la publicación en periódicos
oficiales; otra vertiente para conceptualizarlo, lo señala como el que tiene lugar en
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sitios públicos, criterio también ajeno a su difusión; y una última es, que el hecho
público es aquel que surge de actos del poder público.
El hecho comunicacional, fuente de este tipo particular de hecho notorio que se ha
delineado, es tan utilizable por el juez como el hecho cuyo saber adquiere por su
oficio en el ejercicio de sus funciones, y no privadamente como particular, lo que
constituye la notoriedad judicial y que está referido a lo que sucede en el tribunal a
su cargo, como existencia y manejo de la tablilla que anuncia el despacho; o lo
relativo al calendario judicial, a los cuales se refiere el juzgador sin que consten en
autos copias de los mismos; notoriedad judicial que incluye el conocimiento por el
juez de la existencia de otros juicios que cursan en su tribunal, así como el de los
fallos dictados en ellos.
¿Puede el juez fijar al hecho comunicacional, como un hecho probado, sin que
conste en autos elementos que lo verifiquen? Si se interpreta estrictamente el artículo
12 del Código de Procedimiento Civil, el cual es un principio general, el juez sólo
puede sentenciar en base a lo probado en autos, con excepción del hecho notorio.
Tiene así vigencia el vetusto principio que lo que no está en el expediente no está en
el mundo. Pero si observamos las sentencias, encontramos que ellas contienen un
cúmulo de hechos que no están probados en autos, pero que son parte del
conocimiento del juez como ente social, sin que puedan tildarse muchos de ellos ni
siquiera como hechos notorios. Así, los jueces se refieren a fenómenos naturales
transitorios, a hechos que están patentes en las ciudades (existencia de calles,
edificios, etc.), a sentencias de otros tribunales que se citan como jurisprudencia, a
obras de derecho o de otras ciencias o artes, al escándalo público que genera un caso,
a la hora de los actos, sin que existan en autos pruebas de ellos.
Si esto es posible con esos hechos, que casi se confunden con el saber privado del
juez, con mucha mayor razón será posible que el sentenciador disponga como ciertos
y los fije en autos, a los hechos comunicacionales que se publicitan hacia todo el
colectivo y que en un momento dado se hacen notorios (así sea transitoriamente)
para ese colectivo.
Esta realidad lleva a esta Sala a considerar que el hecho comunicacional, como un
tipo de notoriedad, puede ser fijado como cierto por el juez sin necesidad que conste
en autos, ya que la publicidad que él ha recibido permite, tanto al juez como a los
miembros de la sociedad, conocer su existencia, lo que significa que el sentenciador
realmente no está haciendo uso de su saber privado; y pudiendo los miembros del
colectivo, tener en un momento determinado, igual conocimiento de la existencia del
hecho, porque negar su uso procesal.
El hecho comunicacional puede ser acreditado por el juez o por las partes con los
instrumentos contentivos de lo publicado, o por grabaciones o videos, por
ejemplo, de las emisiones radiofónicas o de las audiovisuales, que demuestren la
difusión del hecho, su uniformidad en los distintos medios y su consolidación; es
decir, lo que constituye la noticia.
Pero el juez, conocedor de dicho hecho, también puede fijarlo en base a su saber
personal, el cual, debido a la difusión, debe ser también conocido por el juez de la
alzada, o puede tener acceso a él en caso que no lo conociera o dudase. Tal
conocimiento debe darse por cierto, ya que solo personas totalmente desaprensivos
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en un grupo social hacia el cual se dirije (sic) el hecho, podrían ignorarlo; y un juez
no puede ser de esta categoría de personas.
Planteado así la realidad de tal hecho y sus efectos, concatenado con la justicia
responsable y sin formalismos inútiles que el artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela contempla; aunado a que el proceso constituye
un instrumento fundamental para la realización de la justicia, tal como lo establece el
artículo 257 de la vigente Constitución, y que el Estado venezolano es de derecho y
de justicia, como lo expresa el artículo 2 ejusdem, en aras a esa justicia expedita e
idónea que señala el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, a pesar de que el hecho comunicacional y su incorporación a los autos de
oficio por el juez, no está prevenido expresamente en la ley, ante su realidad y el
tratamiento que se viene dando en los fallos a otros hechos, incluso de menos
difusión, esta Sala considera que para desarrollar un proceso justo, idóneo y sin
formalismos inútiles, el sentenciador puede dar como ciertos los hechos
comunicacionales con los caracteres que luego se indican, y por ello puede fijar
como cierto, los hechos que de una manera uniforme fueron objeto de difusión por
los medios de comunicación, considerándolos una categoría de hechos notorios, de
corta duración.
Los medios de comunicación se proyectan hacia una sociedad de masas, que recibe
conocimientos por diversos medios: prensa, radio, audiovisuales, redes informáticas,
que uniforman el saber colectivo sobre los hechos que se presentan como
ciertamente acaecidos (eventos), donde las imágenes que se transmiten o se publican
someten con su mensaje a la masa a la cual pertenece el juez y las partes. Siendo así,
¿para qué exigir pruebas sobre esos hechos comunicados, si todos –así sean falsos-
creen que al menos ocurrieran verazmente? Con aceptar que el juez como parte de
ese conocimiento colectivo, así este sea transitorio y temporal, fije en un fallo un
hecho, no se ocasiona para nadie ningún daño, porque si el juez inventare el hecho,
la alzada y hasta la casación, al no conocerlo, lo eliminarían del mundo de los hechos
ciertos, necesarios para poder sentenciar, y para ello bastaría la consciencia del
sentenciador de la alzada de no conocer el hecho como cierto, ni poder tomar cuenta
de él por no saber dónde buscarlo.
...omissis...
Del contenido de los medios de comunicación masivos, hay una serie de hechos
cuya captación es limitada, no sólo por la forma como se expresan, sino porque
no son destacados por todos o por la mayor parte de los medios de una
localidad. Estos contenidos a pesar de ser difundidos, no tienen la característica
de ingresar a la cultura del grupo así sea en forma temporal. Mientras que hay
otros, que por estar extensamente difundidos y presentados de manera tal que son de
fácil aprehensión por cualquiera, pasan de inmediato, aunque puntual y
transitoriamente, a ser parte del conocimiento del grupo, destacándose entre ellos
aquellos que aparecen como información comunicacional veraz, y no como
opiniones, testimonios, anuncios, cuya autoría y veracidad no consta. De este residuo
se tiene certeza de que fueron difundidos, más no de su veracidad; pero el hecho del
cual se hace responsable el medio de comunicación y que varios medios lo
presentan como sucedido efectivamente, resulta captado por el colectivo como un
hecho veraz...”. (Resaltado de la Sala)
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En aplicación de la jurisprudencia anteriormente transcrita, se evidencia que:
considerar como hechos públicos y notorios los ejemplares de noticia vía Internet, distinguidos con
- III -
En vista de que fueron presentados nuevos documentos que según la representación judicial de la
Sala, de conformidad con lo señalado sobre este punto en el artículo 19 de la Ley Orgánica del
Son tres (3) los ejemplares de noticias del Diario “El Universal” extraídos de Internet, presentados
por la abogada recurrente para demostrar el periculum in mora, en virtud de que los mismos
Los mencionados ejemplares que el artículo 4 de la Ley Sobre Mensajes de Datos y Firmas
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1.- Publicado con fecha 28 de noviembre de 2004 y con el título “…70% DE ESTACIONES HAN
Observa esta Sala que la presente reseña no puede considerarse como prueba del presunto riesgo de
evasión de responsabilidad por parte de la empresa Shell, sino por el contrario de un proceso de
decide.-
2.- Publicado con fecha 05 de noviembre de 2004 y con el título “…SHELL ANUNCIARÁ VENTA
aludiendo a empresas ubicadas fuera del territorio nacional, razón por la cual tampoco puede
señalarse a dicha publicación como prueba del presunto riesgo de evasión de responsabilidad por
extraído en fecha 16/06/2005, este artículo habla de la posible venta de activos de la Shell, y en su
parte pertinente establece “…no confirmó ni desmintió la posibilidad de que esa compañía participe
en la compra de los activos de Shell en el país…” lo que deja establecido el rumor de las ventas de
Por consiguiente, los mencionados documentos traídos al expediente por vía electrónica, no son
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DECISIÓN
abogada Coromoto D’Urso Morales en su condición de apoderada judicial del ciudadano Walter
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los treinta (30) días del mes de marzo de dos mil siete. Años:
Presidenta de la Sala,
____________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
_________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
______________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________________
LUIS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
______________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exp. Nº AA20-C-2004-000475
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El Magistrado CARLOS OBERTO VÉLEZ, expresa su disentimiento respecto del criterio
consignado por los otros Magistrados y Magistradas integrantes de esta Sala de Casación Civil que
interpuesta por la abogada Coromoto D’Urso Morales en su condición de apoderada judicial del
ciudadano Walter Antonio Gutierrez (sic) Morales…”, petición referida a la nulidad de una
sentencia de la Sala dictada en el mismo asunto, mediante la cual declaró sin lugar la medida
cautelar solicitada y a la “nueva” solicitud cautelar por haberse presentados “nuevos documentos”
que la justificarían; por lo que, procede a consignar por vía del presente escrito “...las razones
fácticas y jurídicas de su negativa...” en atención al contenido y alcance del aparte cuarto del
Venezuela, en concordancia con el artículo 63 del Reglamento Interno del Tribunal Supremo de
cautelar, con base a que no fue demostrado el periculum in mora, señalando en su motivación, lo
siguiente:
peticionar, pretendiendo, por una parte, “RECURSO DE REPOSICIÓN DEL AUTO DICTADO
EN FECHA 21 DE JUNIO DE 2005”, que tal como lo expresó la disentida en su primer capítulo
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constituye una pretensión de nulidad del referido fallo de la Sala, y por otra, solicita nuevamente la
Comparto la primera parte de la disentida, pues, tal como se resuelve, la Sala no puede revocar por
contrario imperio sus propias decisiones; sin embargo no así lo resuelto en el capítulo III de la
sentencia que antecede, pues pasa a analizar la misma solicitud de medida preventiva que ya había
sido resuelta por la Sala, lo que evidencia que, en contradicción a lo previamente establecido
consecuencia, volviendo a decidir sobre los mismos hechos ya resueltos en la decisión de la Sala
que declaró la improcedencia de la medida preventiva por falta de prueba de los alegatos que
Efectivamente, según el artículo 19 de la Ley Orgánica que rige nuestras funciones, “ En cualquier
estado y grado del proceso las partes podrán solicitar, y el Tribunal Supremo de Justicia podrá
acordar, aun de oficio, las medidas cautelares que estimen pertinentes para resguardar la
apariencia de buen derecho invocada y garantizar las resultas del juicio, siempre que dichas
medidas no prejuzguen sobre la decisión definitiva”. Ello no significa que la parte pueda solicitar
varias veces la misma medida cautelar sobre los mismos bienes y bajo los mismos hechos.
Si la Sala ya negó la medida, la parte interesada podrá solicitar otras medidas distintas a la ya
resuelta o la misma medida pero alegando hechos distintos a los ya resuelto, lo contrario sería
aceptar indirectamente que podamos ir contra la cosa juzgada que emanó de la decisión de la
En el caso, se solicitó medida cautelar de embargo sobre unas cuentas bancarias de Shell
Venezuela, la cual fue declarada improcedente al no poder acreditar el periculum in mora. Se alegó
la realización de actos tendientes a insolventar a la referida Shell Venezuela, como la venta de sus
activos, para evadir la condena contenida en sentencia extranjera, cuyo pase se solicita. La Sala para
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declarar improcedente la cautelar señaló que dichos hechos alegados (la insolvencia) no fueron
En esta oportunidad, pretende la solicitante, volver a pedir la misma medida y con base en los
mismos hechos (insolvencia de Shell con venta de sus activos), trayendo, y así lo indica la
trae son las supuestas pruebas que demostrarían el periculum in mora, pero esos hechos ya fueron
resueltos en su oportunidad por la Sala y admitir ahora dicha presentación, desvirtuaría, por una
parte el procedimiento para traer las pruebas de los alegatos y la posibilidad del control de la misma
y, por el otro, contraría la cosa juzgada. No se está pidiendo otra medida, es la misma: el embargo
preventivo de cuentas bancarias; y tampoco se están alegando hechos nuevos que pudieran dar
Por lo expuesto, estimo que la disentida no debió entrar a analizar las documentales traídas ni
considerar la posibilidad de la procedencia de la cautelar en los términos solicitados; sino que debió
declarar la inadmisibilidad de lo solicitado por haber sido ya resuelto por la Sala y por cuanto no es
Por otra parte, la solicitud que se propone plantea el tema de la eficacia de la sentencia dictada por
órgano jurisdicción supremo de un país extranjero y el cual se requiere sea aplicable por los
Tribunales de la República mediante el procedimiento del exequátur. En este orden de cosas, resulta
de la aplicación del derecho extranjero mediante los tratados que la República tiene suscritos al
respecto. Previo al señalado tratamiento, la resolución del asunto referido a la eficacia de los actos
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respectivos contenidos en la legislación interna como son las normas del Código de Procedimiento
Civil, en virtud del mandato expreso y categórico del artículo 8 del citado Código que establece el
orden de prelación de las fuentes en el caso del Derecho Internacional Privado. Dentro de tales
adquiere una unisitada importancia, pues conduce a la mutua cooperación entre los Estados que
extranjero para lo cual es imprescindible que se cumplan los requisitos de reciprocidad exigidos por
el Derecho Internacional Público de lo cual son expresivos los Tratados internacionales y/o en las
Convenciones Internacionales regidas por el sistema que define el Derecho Internacional Privado.
En este sentido el compendio más uniforme de las resoluciones de Derecho Internacional Privado lo
constituye el Código de Bustamante que fue ratificado por la República de Venezuela en 1934.
También se encuentran vigentes por lo que respecta al Estado Venezolano, las Convenciones de su
El tema a la reciprocidad es de orden público procesal eminente y como tal de obligatoria aplicación
reglamenta expresamente; sin embargo, conviene insistir en que tal reciprocidad constituye,
además, un mecanismo de prueba que el Sentenciador debe examinar in limine litis. No podríamos
en esta oportunidad profundizar sobre los alcances valorativos de dicho punto, pues asumiríamos el
riesgo eventual de entrar a calificar situaciones de mérito que no corresponde en esta incidencia
cautelar; no obstante, preciso es que todos los supuestos probatorios de la solicitud respectiva se
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El asunto referido a la providencia de medidas cautelares, aparece reglamentado la Convención
fecha citada la cual remite a la legislación nacional el cumplimiento de los requisitos presuestarios.
Como bien dice la sentencia que antecede, los requisitos de hoy no fueron acreditados
En este punto particular, es criterio de quien disiente que debe considerarse igualmente la naturaleza
de la acción que ha dado origen a la solicitud de exequátur, pues una acción declarativa de certeza,
por ejemplo, no debería tener como garantía cautelar una medida provisoria y para que la acción
patrimonial a la cual eventualmente se contraiga la sentencia cuyo pase se solicita, pueda sustentar
una providencia cautelar, resulta indispensable que del examen preliminar que se realice aparezca
comprobado el sistema recíproco Vigente en el Estado que emite la sentencia con relación al Estado
recipiendario, que en éste caso es la República Bolivariana de Venezuela. Ese análisis preliminar de
la reciprocidad deviene congruente con los supuestos de ley existentes en ambos Estados. No se
preliminar de esos supuestos que conduzcan a establecer la congruencia -se repite- indispensable
entre dos sistemas jurídicos enfrentados en el caso del exequátur que se examinará
solicitada.
Presidenta de la Sala,
____________________________
YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
20
Vicepresidenta,
_________________________
ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
_________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
______________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
_______________________________
LUIS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
Secretario,
______________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
Exp. Nº AA20-C-2004-000475
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