Confunsion Hereditaria

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UNIVERSIDAD VALLE DEL MOMBOY

Escuela de Derecho

Autora Erika Rivas

CONFUNSION HEREDITARIA
(Informe)

La palabra confusión viene de los términos latinos confundere o fundere y


significa literalmente borrar o hacer desaparecer los límites o perfiles de las cosas
de modo que no se vea su separación. La confusión hereditaria: patrimonio del
causante y patrimonio del heredero: El heredero a titulo universal se
subroga a la posición jurídica del difunto .La adquisición de la herencia lleva
consigo la transmisión del patrimonio del difunto(todas las relaciones jurídicas,
ac/vas y pasivas).El heredero se hace ,tular del nuevo patrimonio y se produce la
confusión hereditaria con el suyo propio.

Entre las consecuencias de la confusión hereditaria se encuentran:

La extensión de todas las relaciones


jurídicas que existan entre el difunto y el
heredero (por ejemplo, las deudas entre ambos).
La confusión se produce por la adquisición. Si el
heredero no llega a adquirir la herencia, no se
confunden los patrimonios.
Los acreedores del difunto concurren con los
acreedores del heredero. Como remedios generales
contra la confusión hereditaria funcionaron la separa
bonorum y la sastidatio suspecti heredis
La sastidatio suspecti heredis es una garantía
con fiadores de que el heredero va a hacer frente a las
deudas. Promesa que el magistrado obligaba a prestar
al heredero a instancia de los acreedores “satisfatio”.
La separación o bonorum consigue que los
acreedores del difunto cobren sus créditos con
preferencia a los acreedores del heredero

Esto trae como consecuencia que la obligación se extingue ipso iure por
confusión cuando en la misma persona se reúne las cualidades de deudor y
acreedor. Esta es la definición que da POMPONIO en D. 46,3,107 (Lib.2
Enchiridii): «…obligatio …resolvitur…cum in eadem personam ius stipulantis
promittentisque devenit» y que aparece también en el artº 1192 de nuestro Código
Civil: “Quedará extinguida la obligación desde que se reúnan en una misma
persona los conceptos de acreedor y de deudor”. Es decir, siendo imprescindible
para que la obligación siga existiendo que la condición de sujeto pasivo y activo
esté representada por personas distintas.

Cabe añadir que la confusión de una obligación, esto es, la coincidencia de


las cualidades de deudor y acreedor en una misma persona es provocada casi
siempre por el fenómeno de la sucesión hereditaria que, por definición, se produce
cuando a la muerte de una persona, otra asume la totalidad de las relaciones
jurídicas (propiedades, derechos, obligaciones, etc.) que pertenecían al difunto,
con excepción de algunas consideradas absolutamente intransmisibles como las
obligaciones ex delito, la manus, la tutela y aquellas relaciones que se basan en la
confianza de las partes como las que surgen del mandato o la sociedad

Por otra parte, la confusión y la venta de herencia impone al heredero la


obligación de entregar al comprador todos los bienes y derechos que la integran.
Ahora bien, podría suceder que entre el causante y el heredero existieran
derechos y obligaciones que una vez adida la herencia desaparecieran por

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confusión. Por eso, antes de llevar a cabo la venta, resultaba absolutamente
imprescindible determinar con claridad que es lo que se entiende por objeto de la
venta.

Asimismo, la confusión en los derechos reales opera como modo de


extinción de los derechos reales cuando la cosa objeto del ius in re aliena, sea de
usufructo o de servidumbre, deja de pertenecer a su propietario para formar parte
del dominium del usufructuario o del propietario del fundo sirviente en el caso de
las servidubres. Podemos afirmar a este respecto, que las causas de extinción de
los derechos reales tienen un tratamiento jurídico en las fuentes diferente a las
formas de extinción de las obligaciones. En efecto, la naturaleza de la relación
obligatoria determina que el débito y el crédito tengan un carácter transitorio.

Además, la confusión como modo de extinción de las relaciones jurídicas


ofrece desde el Derecho Romano un perfil complejo que por su peculiaridad
dificulta la delimitación y exposición de su estudio desde un punto de vista general.
Tal es así que funciona no sólo en el campo de las relaciones obligatorias sino
también en el campo de los derechos reales y opera de manera diferente según la
casuística planteada en cada uno de estos ámbitos. En nuestra opinión, se trata
de una figura que referida como institución extintiva de derechos y a pesar de su
clasicidad, ha sido estudiada de manera.

Hasta cierto punto la teoría partidaria de la confusión de patrimonios se ha


considerado que la confusión de patrimonios es el principal efecto que deriva de la
aceptación pura y simple de la herencia. Una vez aceptada, el heredero se
convierte en el nuevo titular del patrimonio del difunto e, inmediatamente, se

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produce la confusión entre su patrimonio personal y el patrimonio del fallecido, de
los que será responsable como si de uno solo se tratase.

En efecto, de la adquisición del patrimonio hereditario por parte del


heredero surge un nuevo patrimonio resultante de la suma de éste y del suyo
particular; un patrimonio unitario que deberá responder tanto frente a los
acreedores del causante como frente a los del heredero, indistintamente (art. 1003
Cc y art. 461-18 CCCat). De ello, deriva una responsabilidad ilimitada por parte del
heredero (ultra vires hereditatis) de la que surge el principal perjuicio de la
confusión de patrimonios: la concurrencia de los acreedores del causante y del
heredero en la reclamación frente a un mismo patrimonio.

Por este motivo, la aceptación pura y simple de la herencia puede originar


importantes perjuicios para los acreedores del causante, ya que la concurrencia
con los acreedores del heredero y los legatarios, dificulta la preferencia en el cobro
de los créditos de unos respecto de los otros. Además, la ley tampoco establece
un procedimiento de liquidación del patrimonio hereditario, por lo que éste se
podría repartir entre los herederos sin haber respondido previamente a las deudas.
El único aspecto sobre el que la ley sí se pronuncia es la posibilidad de que los
acreedores del causante se dirijan contra el patrimonio del heredero en la
reclamación de sus créditos

La teoría contraria a la confusión de patrimonios, considera que, de la


aceptación pura y simple de la herencia y la consiguiente confusión de
patrimonios, deriva la extinción por confusión de las relaciones que pudiera haber
entre el heredero y el causante. De lo que resulta, además, que el heredero no

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podrá oponerse a que sus acreedores particulares se dirijan contra bienes
hereditarios en la reclamación de sus deudas.

No obstante, parte de la doctrina defiende la inexistencia de la confusión de


patrimonios y, pese a la ausencia de regulación del beneficio de separación de
patrimonios por el Cc, se muestran partidarios de la existencia de una cierta
separación implícita entre los patrimonios del causante y el particular del heredero
o, como mínimo, de otorgar un carácter preferente a los acreedores del causante
en la reclamación de sus créditos.

Dicho de otro modo, los mecanismos de separación de patrimonios surgen


ya en el Derecho romano como consecuencia de los perjuicios que la confusión de
patrimonios ocasionaba, tanto a los herederos como a los acreedores del
causante, en los casos de herederos insolventes. Por ello, con la finalidad principal
de evitar los efectos negativos que se desprendían de la confusión surgieron
instituciones como el beneficio de inventario

Al hacerse el heredero titular y responsable del nuevo patrimonio, se


produce la llamada confusión hereditaria, porque a partir de la adquisición se
confunden los dos patrimonios: el propio del heredero y el del causante. Para
salvaguardar los intereses de los acreedores del causante, el pretor concedió en
un edictium de suspecto herede dos remedios o recursos: La garantía del
heredero sospechoso de escasa solvencia. Y la separación de bienes: para que
los acreedores puedan cobrar sus créditos.

Otra forma de heredar fueron las colocaciones Se trata de aportaciones de


los bienes del heredero, para evitar situaciones de manifiesta injusticia en relación
con otros herederos en potestad o con otros descendientes. Los distintos casos
examinados por los juristas se pueden agrupar en: colación de los bienes, colación
de la dote y colación de los descendientes. En los dos primeros supuestos del

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derecho clásico, la colación se da en la sucesión intestada y contra el testamento;
sólo en el tercer supuesto Justiniano extiende el deber de colación a la sucesión
testamentaria.

Del mismo modo la comunidad hereditaria: Es la situación de cotitularidad


hereditaria que se crea con la posibilidad de una delación conjunta y simultánea a
varios herederos que acepten la herencia deferida a su favor. En virtud de esta
comunidad y puesto que el llamamiento a la herencia tiene carácter universal, el
derecho sobre los bienes que la constituyen pertenece al conjunto de los
coherederos designados. Luego la comunidad hereditaria es una peculiar situación
jurídica en que se encuentran los herederos frente al acervo hereditario.

Los Partícipes en la comunidad hereditaria eran sujetos de la comunidad


hereditaria lo son los cotitulares del acervo hereditario a quienes les ha sido
deferida la herencia y la han aceptado a tenor del ius delationis. En consecuencia,
serán comuneros los herederos, los legatarios parciarios y los cesionarios de los
herederos, o sea, los adquirentes, por cualquier título de la cuota que les
corresponde en el global derecho hereditario, sin que con ello hayan adquirido la
cualidad de heredero que es per se intransmisible y se mantiene, en
consecuencia, en el transmitente.

Por otra parte, la división de la herencia, en el antiguo consortium como en


la más moderna comunidad, tiene la función de traducir en cosas concretas
aquellas cuotas ideales y abstractas que corresponden a cada coheredero. Por
tanto, es el acto que, haciendo cesar la comunidad, atribuye a cada uno la
titularidad plena de determinadas cosas en lugar de la cuota abstracta. La división
de la comunidad hereditaria podía llevarse a cabo, bien de común acuerdo entre
los coherederos (artículo 1058), bien mediante la autoridad judicial (artículo 1059),
presidida por el principio general enunciado en el artículo 1051, según el cual,
ningún coheredero podrá ser obligado a permanecer en la indivisión de la
herencia.

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Mientras que las acciones hereditarias surgen cuando una persona fallece
y su muerte es imputable a terceros o, para la fecha de su muerte, ostenta un
derecho a demandar por unos perjuicios sufridos en el pasado, sus herederos
pueden ejercer una acción hereditaria en contra de las personas a quienes el
causante hubiese podido demandar. Tamayo Jaramillo señala que la herencia es
una masa de bienes, por lo que cada heredero puede ejercer una acción, en favor
de ella, sin que sea necesaria la concurrencia de todos los herederos. En este
caso, la herencia es la beneficiaria de la sentencia, pero no el heredero que
promovió la acción, quien solo es si representante, para fines procesales. En
consecuencia, si se obtiene un fallo favorable y los demandados pagan la
indemnización correspondiente, los herederos deberán adelantar la sucesión, para
que se les adjudique la proporción de la indemnización que les corresponda a
cada uno de ellos, según las normas de sucesión. Al haber ejercido la acción
hereditaria, no podrán reclamar para sí mismos la indemnización, ya que solo
fueron representantes de la herencia.

Patrimonio del causante y patrimonio del heredero

Otro punto a considerar es el acrecimiento es una institución de carácter


general que tiene lugar en caso de comunidad jurídica, cuando el mismo derecho
pertenezca solidariamente a una pluralidad de personas. Por ello el derecho de
acrecer se aplica también al condominio. En derecho hereditario se distingue la
llamada a herederos o legatarios conjuntamente, o en grupo (coniunctim), o
separadamente (disiunctim). El derecho de acrecer tiene lugar tanto en la sucesión
intestada como en la testamentaria, y en ésta se aplica a la institución de heredero
y a los legados. En la sucesión intestada o legitima el acrecimiento se da siempre
en los casos de pluralidad de herederos.

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En los supuestos de pluralidad de legatarios se distinguen:

Si el legado es vindicatorio, que atribuye al


legatario la propiedad de la cosa legada, si no adquiere
uno de los colegatarios, la cuota o parte vacante acrece
a los otros. Lo mismo ocurre en el legado preceptorio.
Si el legado es damnatorio, la obligación a cargo
del heredero, se fracciona en tantas partes cuantas
sean los legatarios. Por ello, si uno de ellos no
adquiere, no tiene lugar el acrecimiento de los otros
legatarios, sino que su parte se queda en la herencia,
es decir, el heredero no tiene que pagarle.
En el legado vindicatorio de usufructo, con varios
legatarios, y lo mismo en el preceptorio, se da un
acrecimiento a favor de los otros usufructuarios como
consecuencia de que el derecho de usufructo es
personal e indivisible.
Para concluir La aceptación pura y simple de la herencia como modalidad
de aceptación por la que puede optar el heredero, no solo conlleva una
responsabilidad ilimitada o ultra vires por parte del mismo, sino que tiene como
principal consecuencia la confusión entre su patrimonio personal y el patrimonio
hereditario adquirido, creando así un nuevo patrimonio que responderá
indistintamente ante los acreedores del causante, los del heredero y los legatarios.

El beneficio de separación de patrimonios pretende, fundamentalmente,


otorgar una protección adicional a aquellos sujetos que puedan verse perjudicados
por la confusión patrimonial derivada de la aceptación pura y simple de la
herencia, dada la falta de legitimación de éstos para influir de modo alguno en la
decisión del heredero de optar por la aceptación pura y simple o a beneficio de
inventario.

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Esto significa que, en caso de que tenga lugar el beneficio de separación
de patrimonios, los patrimonios personales del heredero y el hereditario pasan a
considerarse como económicamente separados, lo cual permitirá poner fin a la
concurrencia de los acreedores del causante, los del heredero, y los legatarios en
la reclamación de sus créditos ante un único patrimonio. Así, como resultado de la
separación patrimonial, los acreedores del causante y los legatarios tendrán
preferencia en su reclamación frente al patrimonio del causante pese a que no
podrán perseguir el patrimonio privativo del heredero hasta una vez pagados los
acreedores personales del mismo.

REFRENCIAS

AVARRO CASTRO, M.: La responsabilidad por las deudas hereditarias, Centro


de Estudios, Madrid, 2009,

Cárdenas Mesa John Arturo, Nuevos paradigmas de la acción hereditaria


contractual en Colombia, 2013.

Migueles, Vicente FACUNDO CONFUSIÓN PATRIMONIAL INESCINDIBLE

Derecho Privado Romano. TEMA 25

PEÑA BERNALDO DE QUIRÓS, M.: La herencia y las deudas…, ob. cit., pp. 137-
138. En la misma línea LACRUZ BERDEJO, J.L. y otros: Elementos del
derecho…, ob. cit.,

MINGORANCE GOSÁLVEZ, C.: El pago de las deudas

Tamayo Jaramillo, Javier, De la responsabilidad civil, Tomo II, De los perjuicios y


su indemnización, Editorial Temis, Bogotá, 1986.

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