DMA Dieta Metabolismo Acelerado Haylie P
DMA Dieta Metabolismo Acelerado Haylie P
DMA Dieta Metabolismo Acelerado Haylie P
“¡Ya era hora de que nos conociéramos!”, fueron las primeras palabras que le dije a Haylie
Pomroy, la nutrióloga de la consulta privada a la que me había integrado hacía poco tiempo en
Burbank, California. Nuestros horarios de trabajo no coincidían, pero con frecuencia mis
pacientes y otros médicos de la clínica me contaban lo brillante que era esta nutrióloga.
Cuando finalmente la conocí, no pude estar más de acuerdo con ellos; sin duda era una
persona excepcional, más allá de su personalidad magnética y el trato cuidadoso que sin duda
les da a sus pacientes. Lo que me impresionó más era el estado de los pacientes mismos,
quienes estaban muy felices, satisfechos y recuperando la salud con gran rapidez tras perder
peso de forma significativa y hasta sorprendente gracias al plan de Haylie. Es una mujer que
obtiene resultados.
Comencé a mandar con ella a algunos de mis pacientes, en particular a personas obesas
que sufrían de diabetes o hipertensión, para quienes la pérdida de peso era literalmente una
cuestión de vida o muerte. En sus siguientes citas, me contaban con mucho entusiasmo sobre
Haylie y los deliciosos alimentos reales y placenteros que la dieta incluía. Incluso me
compartían las recetas y me agradecían con sinceridad haberlos enviado con ella. Nunca antes
había visto a tanta gente comprometerse con un plan de dieta.
Al principio, tras ver el tipo de resultados que Haylie obtenía con sus clientes, me pregunté
si no sería acaso otro de esos planes de pérdida de peso que a la larga fracasarían y
frustrarían a esos pacientes, muchos de los cuales habían bajado y subido de peso varias
veces en su vida. Pero una vez que Haylie me enseñó el plan paso a paso, me di cuenta de
que era diferente de todos los demás. El programa de Haylie tiene solidez médica y está
fundamentado en ciencia real, no en teorías experimentales ni en evidencia anecdótica. No hay
misterio alguno: Haylie conoce a profundidad cómo funciona nuestro metabolismo y cómo los
cambios bioquímicos que desencadena la alimentación pueden acelerarlo o hacerlo más lento.
Lo mejor de todo es que el plan funciona con rapidez, de manera integral, y los resultados son
duraderos. Sus pacientes no recuperan el peso que han perdido.
Una de las razones por las cuales funciona tan bien es que es agradable y fácil de cumplir.
El plan consiste en un sistema ingenioso de horarios y distribución de comidas que funciona
como entrenamiento para el metabolismo. He visto que la gente pierde peso, que disminuyen
sus niveles de colesterol, que sus niveles de azúcar en la sangre se estabilizan, que duermen
mejor y que superan la depresión. Estos resultados no son temporales, sino que son capaces
de superar la prueba del tiempo. Haylie siempre dice: “Deja que la comida haga el trabajo por
ti”, y sabe muy bien cómo hacerlo, incluso en el caso de pacientes que no han podido librarse
del peso extra con otras dietas.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, en 2010, 35.7% de los
adultos estadounidenses padecían obesidad, mientras que 34.2% tenían sobrepeso. Esto
indica que 69% de los adultos estadounidenses pesaban más de lo que debían, poniendo en
riesgo su salud y bienestar. Los problemas relacionados con el peso han alcanzado
proporciones epidémicas, así que no hay tiempo que perder. En el consultorio he sido testigo
de los terribles efectos secundarios del exceso de peso: enfermedades coronarias crónicas,
diabetes, depresión y un estilo de vida poco satisfactorio y muy sedentario. He visto a los
pacientes ser víctimas del círculo vicioso de las dietas radicales y los atracones posteriores, y
no poder escapar de las constantes luchas contra la comida y esos kilos de más que no logran
perder por más que lo intentan. También he presenciado el desgaste psicológico que causan
los problemas de peso y las enfermedades crónicas asociadas a ellos, que, sin duda, es muy
alto.
Haylie les proporciona esa luz al final del túnel proverbial cuando han perdido la fe en las
dietas. Desearía que todos pudieran tratarse directamente con Haylie, pues es una gran
inspiración y motivación para sus clientes, quienes le tienen un gran aprecio. Por eso celebro
que haya decidido escribir este libro, pues ahora cualquiera tendrá acceso a su increíble plan y
contará con su apoyo. A través del humor, la enseñanza y la firmeza en partes iguales, Haylie
provoca cambios que muchos creíamos imposibles. Créanme cuando les digo que es posible
lograr cambios en cuanto a su peso, su salud y su vida. He visto a Haylie lograrlo, así que no
puedo esperar para darle a cada uno de mis pacientes un ejemplar de este libro. Si lo estás
leyendo, es posible que nunca más tengas que buscar ayuda médica a consecuencia de la
devastación provocada por enfermedades crónicas inducidas por las dietas. Nada me dará
más gusto que perder unos cuantos pacientes gracias a que están recuperando la salud.
Así que, ¡felicidades! Con la ayuda de Haylie Pomroy, tu metabolismo y tú están a punto de
empezar a sanar.
TE PRESENTO A TU
METABOLISMO
Introducción
Algunas personas consideran que perder peso es un misterio, o incluso algo imposible, pero en
realidad no es tan complicado. No es cuestión de calorías, gramos de grasa o de
carbohidratos. A la gente le gusta afirmar que para bajar de peso basta con comer menos
calorías de las que el cuerpo consume. Calorías más, calorías menos. Nunca he creído en
esto, y he presenciado lo falso que resulta para algunas personas. No se trata de comer
menos calorías, sino de quemarlas.
Se trata de tu metabolismo. Enciéndelo y lograrás quemar todo lo que comes como una
hoguera, incluso si es mucho. ¿Has visto a esas personas muy delgadas que siempre se
atascan? Es porque tienen metabolismos rápidos. Por otro lado están quienes apenas si
prueban bocado y siguen teniendo peso de más. Su metabolismo es lento, se ha apagado y no
quema las grasas como debería. Si apisonas tu metabolismo hasta que quede como un
montón de leños húmedos, no hará nada por ti. Si a esa pila le agregas chatarra, crearás la
fórmula para el desastre. Es imposible encender la hoguera así. Te quedarás con una pila de
leños húmedos y chatarra enmohecida. Es decir, te quedarás con la grasa. Esto es lo que
ocurre cuando le echas comida chatarra, azúcares procesados y todos esos otros alimentos
que sabes que probablemente no debes comer a un cuerpo con metabolismo lento. Acumulas
grasa y más grasa, y nada parece consumirla.
Pero no es grasa de más lo que quieres, sino músculos esbeltos. Deseas tener energía,
hormonas saludables, niveles normales de colesterol y de azúcar en la sangre, así como
cabello, uñas y piel increíbles. Quieres irradiar salud y disfrutar el proceso para obtenerla.
Anhelas verte y sentirte de maravilla, pero estás cansado de privarte de lo que te gusta.
¡No hay problema! Sólo hay que arreglar la pila de leños mojados. Hay que secarlos,
agregarles algún líquido inflamable y encender un fósforo. Hay que prender de nuevo la
hoguera, encender el metabolismo, y entonces podrás comer como la gente “normal”. Podrás
comer como otras personas, como nunca creíste que podrías volver a hacerlo.
El problema de muchos de mis clientes, y tal vez también el tuyo, es que, si tienen
sobrepeso y se han pasado la vida haciendo dietas para controlarlo (posiblemente sin obtener
resultados a la larga), aquello que creían que les ayudaba en realidad les ha hecho daño.
Hacer una dieta tras otra durante mucho tiempo “enmohece” tu metabolismo, apaga la hoguera
y lo hace cada vez más lento, año tras año, hasta que no es más que una pila de leños
húmedos. Cuanto menos comes, más lento se hace el metabolismo, así que cada vez serán
menores las porciones que tu cuerpo podrá procesar.
Ésta es la razón por la cual muchas personas son incapaces de perder peso, a pesar de
que comen poco. La llama de su metabolismo se ha apagado y son incapaces de encenderla
de nuevo; los leños están húmedos, la chatarra se ha acumulado y el proceso se vuelve
disfuncional.
Requieren un nuevo comienzo. Necesitan reiniciarse.
Les hace falta lo que ahora tú tienes entre las manos: la dieta del metabolismo acelerado.
¿CÓMO SURGE LA DIETA DEL METABOLISMO ACELERADO?
Todo empezó con un par de borregos. ¡En serio! Soy un poco agreste... o sea, tengo
formación en ciencia agrícola y zootecnia. Estuve involucrada con los Future Farmers of
America (FFA), una organización estadounidense que promueve la educación agrícola y
pecuaria. Soy una apasionada de la ciencia, aunque no estudié una carrera relacionada con
alimentos, como podría esperarse. Estudié una licenciatura en ciencias animales. Ahí fue
cuando empecé a entender que la comida puede utilizarse, de manera sistemática y con un
propósito específico, para moldear el cuerpo como un escultor daría forma a un trozo de
arcilla.
Siempre me ha fascinado entender cómo funcionan las cosas, en particular el cuerpo
humano. Pero también me obsesionaban los animales, así que creí que podría enfrentarme a
los rompecabezas que plantea la ciencia animal y decidí convertirme en veterinaria.
Sin embargo, en la universidad, las clases estaban mucho más orientadas hacia la
zootecnia. De hecho, Temple Grandin (autor de best-sellers, profesor de ciencia animal y
reconocido consultor en la industria ganadera) fue uno de mis profesores y mentor personal.
Tomé clase sobre producción de ovejas, producción de reses, alimentación ganadera y
nutrición animal. Trabajé como ayudante técnico veterinario y, para prepararme para la
especialidad veterinaria, hice prácticas en nutrición en la Universidad Estatal de Colorado. En
conjunto, obtuve una visión sorprendente sobre la nutrición. Cuanto más aprendía sobre la
alimentación animal, más creía que algunos de los mismos conceptos eran aplicables para las
personas; que la dieta humana también podía ser manipulada con cuidado para acelerar el
metabolismo e incrementar la velocidad de la quema de grasas.
SÉ UN CABALLO DE CARRERAS
Me fascinan los caballos. Disfruto montarlos, estudiarlos y admirarlos, pero también creo
que pueden enseñarnos cosas interesantes sobre el metabolismo.
Algunos caballos son de fácil mantenimiento, pues es posible mantenerlos e incluso
engordarlos con pequeñas porciones de comida. Hay otros que son “devoradores”, pues
se les puede alimentar y alimentar, y aun así es difícil lograr que conserven el peso.
¿Qué diferencia hay entre ellos? El metabolismo. En zootecnia, hay un concepto
denominado tasa de conversión alimenticia. ¿Cómo se alimenta a una res para lograr la
mejor musculatura, distribución de la grasa, calidad y valor mercantil de la carne? ¿Cómo
se alimenta a un caballo para optimizar las fibras musculares de contracción rápida y de
contracción lenta, de modo que sean más veloces en una carrera o tengan energía
suficiente durante recorridos largos? La aplicación de estos principios tanto a la industria
ganadera como a la equina implica transacciones de miles de millones de dólares. Esto
me hace preguntarme: ¿por qué nadie ha adaptado el conocimiento científico que
tenemos de estos animales a la pérdida o ganancia de peso en los humanos? Sería algo
revolucionario. Pues eso es justo lo que yo estoy haciendo por ti.
¿Qué tipo de caballo deseas ser? ¿El regordete de fácil mantenimiento o el delgado
devorador? ¿Vas camino al Derby de Kentucky o seguirás viviendo de puro pasto?
Decidí enfocarme en el bienestar, no en la enfermedad. ¿Podría ayudar a la gente a
mantenerse saludable a través de mi conocimiento sobre ciencia animal? ¿Y qué ocurriría si a
esta mezcla integrara mi pasatiempo favorito: la comida? Fue así que decidí cambiar el rumbo
de mi profesión.
En 1995, la consultoría sobre bienestar físico se estaba volviendo popular. Para ser un
consultor de bienestar físico certificado es necesario pasar una serie de cursos científicos
sobre anatomía y fisiología, ejercicio, nutrición y manejo de estrés, así como certificarse en
primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar. Parecía lo indicado para mí, así que me
concentré en el estudio. Deseaba ser capaz de valorar el perfil de salud de un individuo y
hacerle recomendaciones que en verdad fueran útiles y significativas sobre nutrición, ejercicio y
manejo del estrés.
Me volví consultora de bienestar físico registrada con especialidad en salud holística,
nutrición, ejercicio y manejo de estrés... ¡pero no quería dejar de aprender! Me dediqué a
obtener casi una docena más de certificaciones avanzadas. Era increíble. Había encontrado mi
vocación. Entré a trabajar a un grupo de consultorios privados como nutrióloga y consultora de
bienestar físico y, en menos de lo esperado, abrí varias clínicas hermosas y exitosas: mi
primera clínica de cuidado integral de la salud, en Fort Collins, Colorado; una clínica serena y
con ambientación zen en Beverly Hills; otra muy animada en Burbank, junto a los estudios
Warner Brothers y Disney, y al centro ecuestre de Los Ángeles; y la más reciente, en Irvine,
California, enfocada en el uso de mis productos alimenticios formulados para ayudar a la gente
a perder peso con rapidez y de forma permanente.
Nunca publicité mis servicios, sino que el negocio floreció gracias a la recomendación de
boca en boca, casi desde un principio. ¿Te preguntas por qué? Por la peculiar forma en la que
uso la comida para modelar el cuerpo. Cuando obtienes buenos resultados, las noticias vuelan.
Muchos de mis clientes vienen por recomendación de una red de médicos que me conocen
y confían en mi sistema. Muchos de ellos tienen padecimientos crónicos, como diabetes,
enfermedad celiaca, trastornos tiroideos, artritis, cardiopatías o problemas hormonales y de
fertilidad. Todos necesitan mejorar su estado físico para sanar con mayor eficiencia. Los
pacientes con mejor salud y un peso ideal se recuperan más rápido de otros padecimientos.
No basta con que digan que se sienten mejor, sino que sus estudios de laboratorio deben
demostrar el cambio positivo: sus niveles de colesterol y de azúcar en la sangre deben
mejorar, su presión sanguínea debe mejorar, así como también deben ser mejores las cifras
que arroja la báscula.
Sin duda, el cambio es positivo, y por eso siguen llegando pacientes. A medida que
progresó mi carrera, el negocio comenzó a prosperar, pero, conforme se corrió la voz, más
clientes querían tratarse directamente conmigo. Mi sistema siempre ha sido del todo
personalizado. Los clientes vienen a verme una vez por semana o cada 15 días, y a medida
que progresan, continúo ajustando el plan a sus necesidades. Sin embargo, dada la gran
cantidad de clientela, este tipo de servicio personalizado se estaba volviendo difícil de
mantener.
Empecé a tener clientes que se trasladaban desde cientos y miles de kilómetros sólo para
verme, o que me mandaban sus jets privados para que yo viajara a sus casas. En ocasiones
los acompañaba a sus citas con el médico e incluso les cocinaba en sus propias cocinas (de
hecho, aún lo hago con algunos clientes). Me encanta ese tipo de contacto personal, por lo que
me parecía una lástima no tener varios clones que pudieran hacer lo mismo.
No podía estar en todas partes a la vez, así que mucha gente que con desesperación
deseaba consultarme no siempre podía entrar en contacto conmigo. Caí en cuenta de que
necesitaba encontrar la forma de estar con ellos y apoyarlos, aunque no fuera en persona.
Necesitaba desarrollar un sistema de pérdida de peso rápido, efectivo, significativo y
permanente que pudiera entregarle al mundo. Así que junté los conceptos y técnicas que uso
con mis clientes en el consultorio para elaborar este libro, y lo hice de tal modo que cualquier
persona en cualquier lugar pueda seguir la dieta, la cual funcionará, con rapidez y de forma
sorprendente.
Sólo hay una condición en toda esta cuestión de la “extraordinaria pérdida de peso”:
deberás hacer lo que yo te diga. Durante las próximas cuatro semanas serás mío y tendrás
que estar dispuesto a aceptarlo. Si en verdad deseas bajar de peso, tendrás que dejarme
tomar el volante. Deberás comprometerte.
La comida puede hacer mucho por ti, pero para eso deberá adquirir un lugar diferente en tu
vida durante las próximas semanas. Digamos que usará un sombrero y vestimenta distintos. Es
tu herramienta, no una fuente de entretenimiento, ni tampoco tu enemiga. Más bien está a tu
servicio, y tú eres su amo. La pondrás a trabajar arduamente a tu favor, y en 28 días sentirás
una diferencia abismal.
Me han dicho que puedo ser muy intensa y hasta mandona, pero te diré algo: no seré firme
contigo por ocio. No seré una de esas personas que te inspiren a cambiar tu vida a través de
guías motivacionales vagas. Yo te mostraré exactamente cómo lograrlo. Este libro se trata de
emprender acciones, no de exponer teorías. Por fortuna, el plan es sencillo y te alimentará,
tanto a nivel físico como emocional. Te dará energía, recibirás muchos halagos y, lo principal,
mejorarás tu salud y bienestar.
Puedo ser severa en lo que concierne al plan, pero es por tu bien. Me importas; me
importan tu vida y tu salud. Estoy aquí para ayudarte. El compromiso con la dieta del
metabolismo acelerado no implica contar calorías, gramos de grasa ni otras cifras engorrosas.
Quieres bajar de peso, no hacer operaciones matemáticas, ¿verdad? Lo único que deberás
hacer es comer comida buena, deliciosa y real, en el orden específico en el que te lo indique.
Dame cuatro semanas y te haré sentir la llamarada del metabolismo acelerado.
SÉ LO QUE SE SIENTE ESTAR EN TU LUGAR
En caso de que todavía estés dudando apostarle toda tu confianza a mi sistema, déjame
asegurarte que te entiendo. Sé lo que es tener sobrepeso y estar frustrado y sin motivación,
listo para tirar la toalla. Yo misma he estado en esa posición y sé lo que implica luchar contra
las emociones e intentar calmarlas a través de la comida. Sé lo que es vivir un divorcio y ser
madre soltera. Sé lo difícil que es intentar bajar de peso cuando estás muy estresado. Sé lo
que es estar enferma, confundida, perdida.
Pero también sé cómo se siente mejorar, bajar de peso, sanar, recuperar la esperanza y
encontrar el camino. Lo he recorrido personalmente. Y también he hecho mi tarea. Me
obsesiona saber más, así que cuando mis clientes desean saber el porqué de algo, necesito
averiguar la respuesta. Durante varios años he estudiado textos de endocrinología, asistido a
seminarios médicos especializados, aprendido sobre hormonas, inmunología, alergias
alimenticias y medicina tradicional. Si alguno de mis clientes quiere saber qué agua es mejor
tomar, asistiré a un seminario sobre agua para darle la información más adecuada. He
construido una amplia red de especialistas para sustentar mi trabajo; gente de Brigham y el
Hospital de la Mujer, la Clínica Cleveland, la Clínica Hold-torf, el Hospital Pediátrico, la Clínica
Mayo, y clínicas en Alemania y México. Ahora bien, no sólo te comparto lo que yo hago, sino lo
que la ciencia afirma que es cierto y que puede ayudarte.
Un amigo cercano me preguntó alguna vez por qué me salía tanto de los límites de mi
profesión clínica. Le contesté, un poco en broma, que por fin había encontrado la vocación que
me permitía satisfacer mi obsesión neurótica de saber los “porqués”. La verdad es que lo hago
por ti, porque me importan tus resultados. Así de sencillo. Me importa mucho la gente. Me
intereso profundamente por cada uno de mis clientes, y me aseguro de que haya cambios en
su vida. Quiero que todos, incluyéndote, sean personas felices, sanas e íntegras.
Como ves, escribí este libro para ti. Mis lectores también son mis pacientes, y quiero más
que nada en el mundo ayudarlos a lograr cambios reales y significativos en su vida. Con este
libro, quiero que aprendas de tu propio metabolismo y entiendas las implicaciones que tiene en
tu salud lo que haces para recuperar el equilibrio químico e incrementar tu velocidad interna de
quema de grasas. Los alimentos tienen distintos efectos en el cuerpo. Algunos crean músculo;
otros contribuyen al almacenamiento de grasas o a incrementar los niveles de azúcar en la
sangre; unos más proporcionan energía rápida. La dieta del metabolismo acelerado manipula y
mejora tu metabolismo con alimentos funcionales específicos, combinados en diferentes fases
para evocar cambios fisiológicos precisos en el cuerpo.
Durante cada fase de la dieta del metabolismo acelerado sentirás los cambios evidentes en
tu cuerpo. Al terminarla comprenderás de forma clara y accesible cómo reacciona el cuerpo a
los alimentos y cómo se puede nutrir al metabolismo en vez de hacerlo perezoso.
Es una dieta placentera, no de privación. Te dirigiré hacia un nuevo rumbo, para revitalizar
tu metabolismo apagado, para que disfrutes de nuevo la comida y dejes de temerle, o de
negártela, o de dividirla en porciones ínfimas en platitos diminutos. Con la dieta del
metabolismo acelerado los terribles efectos secundarios de las dietas son inexistentes. ¡No
volverás a pasar hambre! Sacudiré tu metabolismo de la forma adecuada para mejorar la
proporción entre músculo y grasa, mientras tú disfrutas de una vida más saludable y llena de
energía, y te enamoras de nuevo de la comida.
Ésta es la dieta del metabolismo acelerado.
Acompáñame y disfruta el proceso, la comida que viene y tu nuevo cuerpo libre de kilos de
más. Será emocionante para ambos. Sigue las reglas y siente cómo se avivan las llamas de la
hoguera. No serás el primero. Muchas celebridades, atletas, estrellas de rock y personas con
enfermedades crónicas confían en la dieta. Los médicos confían en ella. Así que tú también
puedes hacerlo.
Bienvenido a mi consultorio. Toma asiento. Soy tu nueva nutrióloga y sé que dentro de
cuatro semanas ocuparás menos espacio en mi oficina.
CAPÍTULO UNO
En estos tiempos se le exige más al cuerpo humano que en cualquier otro momento de la
historia. Le pedimos que viva a partir de alimentos que son de la peor calidad posible, gracias
a tantos aditivos químicos, conservadores y procesamientos. Nos atiborramos de azúcar y
edulcorantes artificiales, productos lácteos llenos de hormonas y alimentos como trigo, maíz y
soya que están tan modificados genéticamente que es casi un milagro que podamos digerirlos.
Vivimos en un mundo de suelos agotados, aire contaminado y aguas pululantes de sustancias
químicas ambientales. Consumimos alimentos y bebidas en contenedores plásticos que liberan
todavía más sustancias químicas en su interior. Y, además, vivimos con cantidades
abrumadoras y aplastantes de estrés.
Dadas estas circunstancias, no es sorprendente que no te sientas de maravilla. Estás
cansado todo el tiempo, te enfermas con demasiada frecuencia o has subido unos cuantos
kilos (si no es que varios). Diariamente atiendo a clientes que necesitan cambios en su vida;
algunos están enfermos y otros todavía no, pero hacia allá van. Todos necesitan perder peso
para que su cuerpo funcione mejor, y necesitan cambiar ya. Es urgente. Sienten como si
estuvieran perdiendo tiempo valioso, días y horas y minutos valiosos en los que podrían
sentirse... en los que podrías sentirte animado, saludable, con energía, fuerte y lleno de vida.
Sé que quieres dejar de preocuparte por la comida y la grasa y lo que la báscula te reporta
en las mañanas. Tal vez antes lograste perder mucho peso —20, 30, 50 kilos o más—, pero
ahora lo estás recuperando y te da pánico. Quizá sólo es que estás tan cansado de hacer
dietas que esperas, anhelas, que exista una mejor forma de bajar de peso, una que te permita
comer de nuevo.
Lamento mucho que nunca te hayan explicado bien cómo funciona tu cuerpo cuando de
comida se trata, y cómo la culpa la tiene tu química corporal, no tú. Lamento también que el
estrés te haga sentir que estás inmerso en un círculo del que no puedes escapar, y que
sientas ira, tristeza e incluso temor por tu salud y la forma de tu cuerpo. Te mostraré un
camino distinto, en el que la comida y el estilo de vida que escojas te darán energía y fuerza,
no fatiga, obesidad, enfermedad, desesperación ni te harán sentir desprecio por ti mismo. Sin
embargo, los estudios demuestran que, una vez que has vuelto lento tu metabolismo, no es
fácil que la tasa metabólica regrese a la normalidad, incluso después de una dieta normal.
Cuando te privas de comida, tu cuerpo se ajusta para subsistir con un número reducido de
calorías y hace más lento el metabolismo. Esto quiere decir que, cuando dejas cualquier dieta,
es probable que recuperes el peso perdido y más. Tu cuerpo sólo está intentando salvarte de
una posible hambruna en el futuro.
Cuando estás sometido a un estrés tremendo, tu cuerpo excreta hormonas de crisis que le
indican que debe almacenar grasa y quemar músculo. Además, si estás saturado de
sustancias químicas, pesticidas y contaminantes, tu cuerpo crea nuevas células de grasa que
almacenan dichas toxinas, para que no te envenenes o enfermes. Y cuando consumes
alimentos carentes de nutrientes o llenos de colorantes, saborizantes y edulcorantes
artificiales, tu cuerpo hace lo mejor que puede para sobrevivir el embate de estas sustancias
extrañas y desacelera el metabolismo para minimizar el daño que sufre el sistema completo.
En pocas palabras, el mundo en el que vivimos nos somete al riesgo constante de tener un
metabolismo lento.
Pero estamos a punto de cambiar la situación. Es momento de ir más allá de la culpa, las
acusaciones y el desprecio propio, y mirar hacia adelante. Éste es el cambio de paradigma
que requiere tu cuerpo para crear una nueva versión más saludable de ti mismo. El nuevo tú ve
la comida como una herramienta para reparar el daño y recuperar la salud. El nuevo tú ama las
frutas y las semillas y la proteína y las grasas saludables. El nuevo tú sabe cómo reacciona el
cuerpo frente a comidas específicas y a una alimentación estratégica, y además cuenta con
los recursos para perder peso y perderlo para siempre.
Encontraremos a ese nuevo tú ahora mismo. Requerirá un poco de esfuerzo, pero no será
complicado. No te pediré que pases hambre de nuevo, pues es probable que eso sea lo que te
haya traído hasta aquí en un principio. Así que establezcamos algo: es hora de romper con
todo lo anterior. Si la comida fue tu enemiga en el pasado, no volverá a serlo jamás. Daremos
un paso hacia el futuro, en el cual la comida es tu medicina. Aun si tienes 5 o 10 kilos de
sobrepeso, es la medicina que necesitas. Necesitas aprender cómo sosegar el estrés,
desbloquear la grasa y desatar tu metabolismo.
No intentarías reparar un televisor o un auto si no entendieras su estructura o
funcionamiento, ¿verdad? El mismo principio es aplicable a la maravillosa obra de arte
biológica que es tu cuerpo. Así que empecemos por discutir qué es el metabolismo y qué hace.
Después abordaremos algunas ideas equivocadas sobre la alimentación y la pérdida de peso
que pueden haberte afectado en el pasado.
¿QUÉ ES EL METABOLISMO?
Uno de los motivos por los cuales hacer dieta tras dieta desacelera el metabolismo es porque
el cuerpo interpreta la privación de alimento como inanición. La inanición estresa las glándulas
suprarrenales, las cuales, a su vez, inducen una cadena de reacciones químicas en el cuerpo
que suprimen la producción normal de las hormonas que promueven la quema de grasa (T3) y
favorecen una mayor producción de una hormona tiroidea distinta que fomenta el
almacenamiento de la grasa (T3 reversa o Tr3). Ésta es una explicación supersimplificada,
pero, en síntesis, esta hormona de almacenamiento de grasas, la Tr3, bloquea los receptores
hormonales en todo el cuerpo, en particular en el abdomen, los muslos y las nalgas, como un
arquero frente a una portería. La hormona que quema las grasas (la T3) no puede anotar el
gol y convertir las grasas en combustible.
La Tr3 es una hormona esencial, pues sin ella tendríamos que comer cada dos horas o
moriríamos. Las glándulas secretan esta hormona para indicarle al cuerpo que no debe
quemar las 500 calorías del desayuno demasiado rápido. El mensaje es algo así: “Cuidado, tal
vez eso sea todo lo que tendrás para aguantar el día” o “No te quemes la cena entera, pues
quizá no recibamos más alimento hasta las 2:00 p.m. de mañana”. Es como si alguien te dijera
que sólo tienes cuatro tazas de arroz y dos de frijoles para todo el mes. Te asegurarías de
racionar el alimento para sobrevivir, así que no te lo acabarías el primer día. Eso es lo que ve
la Tr3 cuando estás demasiado estresado y no comes lo suficiente: cuatro tazas de arroz y
dos de frijoles.
Cuando el cuerpo produce Tr3 en exceso, comienza a almacenar grasa en vez de
quemarla, incluso cuando ya hay bastante grasa a bordo. Como dije antes, la Tr3 es como un
arquero frente a los receptores de T3 que para el balón (la T3). Sin embargo, el cerebro
detecta este excedente de hormonas tiroideas, sin importar de qué tipo sean, y reduce la
producción de todas las hormonas tiroideas. Como consecuencia, el metabolismo baja la
velocidad, y entonces comienzas a almacenar todo lo que comes como grasa, hasta los
alimentos saludables.
La única forma de revertir el proceso es darle un empujón al metabolismo para reactivarlo,
y la mejor forma de empezar es deshacerse de las antiguas creencias erróneas sobre la
comida que ejercen su peso sobre ti.
Así que refutaremos algunos de los mitos metabólicos que te bloquean el paso, y en el
siguiente capítulo discutiremos cuáles son los cinco participantes principales que ajustaremos
con la dieta del metabolismo acelerado antes de llegar a la parte deliciosa... ¡la comida!
MITO METABÓLICO 1: SI TAN SÓLO PUDIERA COMER MENOS, POR FIN LOGRARÍA
PERDER PESO
Una de las creencias erróneas más comunes que escucho entre los clientes es que, si pudieran
comer menos, lograrían perder peso. De hecho, ocurre todo lo contrario. Ya he perdido la
cuenta de cuántos de ellos han llegado a decirme que literalmente no consumen más de 1 200
o 1 400 calorías al día. También suelen ser personas que se ejercitan entre cinco y siete veces
por semana, y aun así no bajan de peso. Dicen cosas como: “¡Te juro que eso es todo lo que
como!” o “¡Te prometo que no estoy haciendo trampa!”, como si fuera a enviarlos a la oficina
del director por falsificar su diario de comidas.
Y les creo. ¿Sabes por qué? Porque comer menos en realidad empeora la situación.
Cuando el metabolismo es demasiado lento, hasta la lechuga se almacena como grasa, y el
organismo deja de quemar las grasas. El otro día le explicaba a una paciente que, por las
reacciones de su sistema hormonal, hasta los carbohidratos presentes en su preciosa mezcla
de lechugas orgánicas estaban siendo utilizados como vehículo para almacenar grasa. Es
abrumador e injusto, ¿no lo crees? Hasta los alimentos más saludables pueden provocar esto
si tu sistema metabólico requiere reparación.
Esta mujer creía que estaba haciendo las cosas bien al comer tanta lechuga. Sin embargo,
después de tantos años de hacer dietas (y consumir productos dietéticos, estresarse
demasiado, comer irregularmente y llevar un programa de entrenamiento físico que considero
excesivo) había desarrollado resistencia a los carbohidratos, así que cualquier carbohidrato
que llegaba a su sistema, hasta los de la lechuga, se transformaba en azúcares y se
almacenaba como grasa en lugar de ser metabolizado. ¡Rayos!
También están aquellos que se saltan el desayuno, no comen hasta las 2:00 p.m. y luego
consumen 4 500 calorías entre esa hora y el momento de irse a dormir. Por tanto, su cuerpo
ya está en modalidad inanición cuando consumen el primer alimento del día. Comen en exceso
porque su cuerpo entra en pánico y no pueden parar. Su cuerpo se enfurece porque lo privan
de comida durante mucho tiempo, así que son afortunados si sólo consumen esas 4 500
calorías para calmarlo. ¿Por qué el cuerpo reacciona con tanta violencia y desencadena esa
necesidad furiosa de comer? Cuando no comes hasta después de mediodía, le estás exigiendo
a tu cuerpo que despierte, salga de la cama, se bañe, se vista, piense, conduzca y trabaje
todo el día (e incluso se ejercite) sin combustible. A eso le llamo crueldad.
¿Qué otra cosa crees que ocurre cuando no le das a tu cuerpo el combustible que le aporta
la comida? Hay una razón por la que no te mueres aunque no comas. El cuerpo encuentra
alimento a pesar de ti: lo toma de tu tejido muscular. Se ha demostrado que un cuerpo privado
de alimento recurrirá primero al músculo para obtener combustible, no a la grasa. Así que, si
no alimentas a tu cuerpo, se “comerá” tus músculos para obtener el combustible que requiere
para seguir vivo. Es un tanto desagradable y hasta desconcertante saber lo fundamental que
es el músculo para la quema de grasas, así como para mantenerte en forma a nivel estructural
y permitirte moverte con facilidad y energía a lo largo del día.
¿Sigues creyendo que vale la pena saltarse alguna comida? ¿Quieres temerle hasta a la
lechuga? O, peor aún, ¿quieres que sea lo único que puedas comer por el resto de tu vida?
MITO METABÓLICO 2: SI ME GUSTA DEMASIADO, SEGURO ES MALO PARA MÍ... O
PARA MI CINTURA
Históricamente, hacer una dieta consiste en privarse, en limitar las porciones, en prohibirse
ciertos tipos de alimentos, y en reducir o modificar los horarios de comida. La mayoría de mis
clientes obesos que han hecho dieta tras dieta nunca disfrutan lo que comen. Consumen
alimentos blandos y repiten muchos de los mismos platillos aburridos; en muchas ocasiones
(sobre todo las comidas “dietéticas”), éstos carecen de los nutrientes que estimulan la
producción de las hormonas que nos hacen sentir bien y nos mantienen satisfechos y llenos de
vitalidad. No sólo se quedan hambrientos, sino que también se aburren y deprimen. Las dietas
pueden ser experiencias que aíslan a la gente.
La vida no es tan divertida sin alimentos deliciosos. Comer de forma restrictiva es soso y
ciertamente no es efectivo, pues el sistema natural del cuerpo se altera por completo. Así que
otra de las cosas que hará la dieta del metabolismo acelerado es alentarte a usar todos tus
sentidos de forma positiva, y así ayudarte a estimular tu metabolismo de nuevo, ser sociable y
crear una comunidad en torno a tu nueva forma de comer. El placer es un arma poderosa que
estimula la secreción de endorfinas, disminuye los niveles de hormonas de estrés, acelera el
metabolismo... ¡y ayuda a quemar grasas!
Emery es una de mis clientes, y es la típica persona obsesionada con las dietas. Da
clases en cuarto año de primaria y, cuando llegó a verme por primera vez, tenía 15 kilos
de sobrepeso.
Había intentado con todas las dietas: Weight Watchters, Jenny Craig, la dieta Lindora,
entre otras. Las conocía a la perfección y se sabía de memoria todas las
recomendaciones y trucos. Sin embargo, con el paso de los años, estos trucos dejaron de
funcionarle para perder peso. Seguía una dieta baja en calorías, pero la había llevado al
extremo de la privación y ya no le daba placer alguno la comida. Lo peor de todo es que
había suprimido su metabolismo al punto de que ya no lograba perder peso. Casi diario
comía pechugas de pollo hervidas sin piel y brócoli; no consumía más de 1 200 calorías
por día. Jamás consumía tentempiés. Aun así, tenía bastantes kilos de más, y la báscula
no le daba tregua.
Una vez que tomó asiento, le dije que debía seguir mi plan de cuatro semanas, en el
que comería cinco veces al día los alimentos especificados en el orden indicado.
Cuando vio el mapa de comidas que le diseñé, abrió los ojos como platos y me miró
aterrada. “Si como todo esto, subiré 10 kilos en cuatro semanas. No hay forma de que
coma tanto.”
Le dije que, si subía 10 kilos, yo iría personalmente a su casa diario a cocinarle,
empacarle los alimentos y guardarlos en el refrigerador. Estuvo de acuerdo. De cualquier
forma, salía ganando. Emery ha logrado bajar 13 kilos, y aún no puede creerlo. La última
vez que nos vimos me dijo: “Es una locura. No sé qué ocurrió, pero es increíble”.
Yo sí lo sé. Emery permitió que la comida trabajara a su favor, no en su contra.
Dicho de otro modo, privarse (hacer dieta tras dieta) es malo y comer es bueno.
Recuerdas qué se siente comer, ¿verdad? ¿Recuerdas lo que es comer sin culpas? ¿Te
suena? Es importante que lo tengas siempre en mente. Ahora, repite conmigo: comer es
bueno.
Comer. Es. Bueno.
MITO METABÓLICO 3: PERDER PESO SÓLO ES COSA DE SUMAR Y RESTAR
CALORÍAS
Si eres de esas personas que se han privado y han pasado hambre por años, tal vez sigas
dudando que comer sea bueno... pero te tengo otra buena noticia.
Las calorías son una gran mentira.
Cuando se lo digo a mis clientes, suelen responderme: “¿Cómo puedes ser nutrióloga y no
creer en las calorías?”
De hecho, es probable que mi negocio sea tan próspero precisamente porque no creo en
esta anticuada ecuación para perder peso. Cuando afirmo que no creo en las calorías, mis
clientes reaccionan con incredulidad, pero al poco tiempo los convenzo. Una vez que saben que
la culpa de sus problemas no la tienen ellas, descubren que ya no necesitan seguir contándolas
(pues no son reales) y sienten como si los acabaran de liberar de una prisión. ¿A qué obsesivo
de las dietas no le encantaría vivir en un mundo en el que no existieran las calorías? Pues,
¿adivina qué? Vives en ese mundo. Quizá pienses que estoy loca, o incluso te enoje que lo
diga (no serías el primero), pero es cierto. Preferiría creer que Santa Claus y el conejo de
Pascua salen a correr todas las mañanas durante el verano antes que creer que una pechuga
de pollo, un pastelillo o un sándwich de atún tienen, digamos, unas 200 calorías. Es como
afirmar que tanto un fisicoculturista como mi madre de 92 años gastarían la misma cantidad de
energía al levantar una pesa de 20 kilos.
Claro que no. Es ridículo, como también lo es la idea de que una taza de palomitas
naturales tiene 55 calorías y dos rebanadas de pizza de pepperoni tienen 420 calorías.
Considero que una de las creencias erróneas más generalizadas hoy en día es la idea de
que perder peso es sólo cuestión de sumar y restar calorías. Suena lógico, pero es falso. La
teoría de calorías más/calorías menos es una supersimplificación de la forma en la que el
cuerpo aprovecha la energía. Además, en mi opinión, también es una herramienta
mercadológica maliciosa que se ha utilizado para defender alimentos poco saludables y hasta
dañinos.
Una caloría, en términos de la industria alimentaria y de las dietas, es en realidad una
kilocaloría (kcal), o 1 000 calorías, como la concibe la química. (En nutrición la llamamos
caloría porque ésa es la convención.) Una caloría es la cantidad de energía que se requiere
para incrementar 1°C la temperatura de un kilogramo de agua, cuando la comida está sellada
y se incinera dentro de un contenedor rodeado de agua.
Ni en la escuela ni en la práctica clínica he podido aceptar la idea de contar calorías como
si se tratara de diminutas esferas o moléculas que conforman la comida, pues no lo son. Una
caloría no es un objeto. ¿Qué tiene que ver la comida sellada en un contenedor, rodeada de
agua e incinerada con tu cuerpo y contigo? Nada.
Las calorías no son más que energía. En el caso de comida que no ha sido incinerada (o
digerida) aún, es energía potencial. Fuera del laboratorio, esta energía potencial, o “caloría”,
tiene poco que ver con el experimento de incineración de comida. En el mundo real, las
“calorías” están sujetas a millones de variables —pues el cuerpo y la configuración bioquímica
de cada individuo son distintos—, así que no serán lo mismo para ti que para otras personas.
Lo que en verdad importa, más allá del número de “calorías” que en teoría consumes o no, es
cómo procesas los alimentos o, dicho de otro modo, distribuyes la energía, una vez que está
en tu organismo.
En el mundo real, en un cuerpo humano auténtico, la así llamada “caloría” no es más que
energía en potencia, así que un individuo es potencialmente propenso a engordar consumiendo
sólo 1 400 calorías al día, como también lo es si consume 2 400 calorías. Todo depende de lo
que el cuerpo haga con la energía en potencia que recibe. Si la quema como combustible,
¡pum! Utiliza y agota las calorías. Si las almacena como grasa, se quedan ahí, en las caderas,
las nalgas o el abdomen, en espera de que las utilicen. La noción de que 200 calorías son lo
mismo para ti que para mí es absurda. ¿Por qué entonces seguimos pensando así? Es
confuso, deprimente, y me enfurece.
El cuerpo humano es una combinación compleja de procesos químicos relacionados entre
sí. Cada uno de ellos puede afectar lo que ocurre con los alimentos que comes y la energía
que consumes, y cómo esto se vincula con las fibras musculares que pierdes o ganas, y con
las células de grasa que acumulas o descartas.
Piénsalo así: imagina que necesitas mover un auto. Es algo muy pesado y difícil de
empujar. Si te doy la llave o te digo dónde contratar una grúa, es fácil moverlo. Si no tienes la
llave ni una grúa, y además el freno de mano está puesto, ¡ya perdiste! Ese auto no irá a
ningún lado.
Quemar “calorías” es parecido. Digamos que necesitas quemar esas supuestas 100
calorías. Si tu metabolismo es disfuncional, es como si no tuvieras la llave ni una grúa. Va a ser
dificilísimo quemarlas, como lo sería empujar el auto cuesta arriba con el freno de mano
puesto. No me quedaría más que desearte suerte.
Sin embargo, si tienes la llave, que en este caso es un metabolismo rápido alimentado por
comida rica en nutrientes, quemar esas 100 calorías casi no requiere esfuerzo alguno. Basta
con meter la llave y conducir. No significa que alguien con metabolismo rápido puede consumir
8 000 calorías al día (a menos que sea un nadador y medallista olímpico), sino que tu cuerpo
estará preparado si acaso un día comes demasiadas calorías. Es importante avivar el fuego
de tu metabolismo con frecuencia, por si acaso se te atraviesa un helado de chocolate en el
camino.
TU VELOCIDAD DE COMBUSTIÓN
Lo que en realidad determina lo que ocurre en tu cuerpo cuando comes no son las calorías,
sino tu velocidad de combustión o metabolismo. Como ya he afirmado, el metabolismo
determina lo que haces con lo que comes, ya sea que lo quemes, lo utilices para desarrollar la
estructura del cuerpo, lo almacenes en el hígado como glucógeno y lo uses como combustible
rápido, o lo empaquetes como grasa en los bolsillos de tu cuerpo (ya sabes cuáles: las nalgas,
los muslos, la cadera y el abdomen).
Distintos factores afectan tu velocidad de combustión, la cual no tiene nada que ver con el
número de calorías de la comida que eliges. ¿Se te fracturó una pierna y tu cuerpo requiere
energía para repararse? ¿Dormiste bien anoche? ¿Hace cuatro días que estás estreñido?
¿Estás deshidratado? ¿Te has levantado de ese escritorio en las últimas siete horas? Todas
estas condiciones intervienen en tu uso de las calorías, aunque también es relevante el tipo de
alimentos y su densidad de nutrientes, cuándo y cómo los comes, así como tus niveles de
estrés y actividad física, y la composición actual de tu cuerpo o correlación entre músculo y
grasa. No hay forma de limitar la velocidad de combustión a un solo dato.
Otra de las cosas que deseo que tengas en mente, incluso antes de iniciar el plan, es que, si
deseas reparar tu metabolismo y revertir la cascada de sucesos bioquímicos provocados por
el estrés y la obsesión con las dietas que lo han hecho lento, deberás hacer un cambio
fundamental: reconciliarte con la comida. Tu metabolismo lo necesita y lo desea, pues así es
como se supone que debe funcionar tu cuerpo. Así que quiero que recuerdes todo el tiempo
cómo debería reaccionar tu cuerpo a la comida.
Cada vez que ingieres alimentos se desata una serie de reacciones bioquímicas. El cuerpo
las memoriza, de modo que cuando hueles, tocas o ves algún alimento, el cuerpo responde de
manera específica, aprendida, y desata las reacciones incluso antes de que pruebes bocado.
Quienes hacen dieta tras dieta intentan desvincularse de la comida, y desarrollan una relación
tan negativa con ella que pierden noción absoluta de lo que se sentiría que dicha relación fuera
positiva. A mí me gusta pensar que es la relación romántica por excelencia, pues puede ser
caliente y húmeda, picante y cremosa, melosa y pegajosa, además de muy variada. También
encarna el auténtico significado de “hasta que la muerte nos separe”, pues sin comida no
podríamos vivir. Pero, sin comida saludable, es imposible llevar una vida saludable.
El primer pensamiento de muchos obsesivos de las dietas cuando ven o huelen o prueban
algo delicioso es: “¡No!” o “¡Maldita culpa!” Así no es como se supone que debe reaccionar
nuestro cuerpo a la comida.
Imagina que vas a una cena por alguna festividad en la que importa mucho la comida, como
Navidad o Acción de Gracias, o a tu restaurante favorito. ¿Qué harías? Si te obsesionan las
dietas, es probable que sientas ansiedad. ¡Ay, no! ¿Cómo enfrento esta situación? ¿Me salto
la entrada si todos los demás la están comiendo? Puedo tomar un trago, pero no comer
postre, o tal vez comer tres cucharadas de postre y evitar el alcohol. Debo descifrar cómo
aguantar la noche sin comer carbohidratos. Y, la peor parte: No comeré durante el día para
poder disfrutar la cena.
¿Cómo vas a divertirte en estos eventos si te domina el estrés? No sólo no vas a disfrutar
cabalmente algunos de los mejores momentos de tu vida, sino que además el estrés te hará
almacenar más grasa. Harás que tu cuerpo entre en modalidad inanición y luego, cuando
llegues a la cena o festejo, comerás en exceso, y tu cuerpo agarrará con desesperación todas
esas calorías y las convertirá en grasa al instante. Tu intención era buena. Hiciste lo que
cualquiera que estuviera a dieta haría. Sin embargo, esto es lo peor que puedes hacer, a
menos que lo que quieras sea almacenar grasa. Apuesto a que no es así, ¿verdad?
Es momento de revertir esta reacción. Si te invitan a algún festejo divertido, es mucho más
saludable para el metabolismo pensar algo como: ¡Genial! Me invitaron a la fiesta del año, o
Amo la cena de Acción de Gracias, o ¡Estoy emocionado de ir a mi restaurante favorito!
Luego, debes comer antes del evento, a lo largo del día, para que el metabolismo esté
despierto. (Más adelante te diré paso a paso cómo hacerlo.)
Comer de forma adecuada antes de un suceso significativo y tener una actitud positiva al
respecto mantendrá a las hormonas de estrés a raya. En vez de emitir la alerta roja que
provocará el almacenaje de cada molécula de grasa, el cuerpo pensará: “¡Cielos! ¡Enciendan
motores! ¡A movernos!” De este modo, el metabolismo irá a toda velocidad, y estarás en la
mejor posición para quemar cualquier exceso que hayas decidido permitirte en esta
circunstancia especial. Además, vale la pena resaltar que es más probable que te diviertas y lo
disfrutes, sin siquiera atiborrarte de comida. Estarás más relajado, contento, y experimentarás
placer y una sensación de control cuando comas. ¡Todos ganan! (En el capítulo diez, “Vivir con
un metabolismo acelerado”, te daré otras estrategias para enfrentarte a estas invitaciones a
eventos especiales.)
Esta forma de pensar es revolucionaria, como también lo será tu nuevo estilo de vida, y te
encantará. Repara tu metabolismo, y, mejor aún, hazlo comiendo alimentos increíbles, y
jamás tendrás que volver a preocuparte por las calorías, la culpa, los eventos especiales o
cualquier otra cosa relativa a la comida. Durante las siguientes cuatro semanas mira hacia el
frente, toma el volante y deja que el plan dirija tu cuerpo hacia el camino del bienestar.
Tuve un cliente, a quien llamaré Jack, que era muy alto y tenía unos 50 kilos de
sobrepeso. Deseaba empezar mi programa y hacerlo dos veces durante dos meses.
Estaba desesperado por bajar de peso porque su seguro no le cubriría una cirugía de
rodilla si no bajaba al menos 20 kilos. En esos tiempos, estaba en extremo ocupado y
bajo demasiada presión. Le dije: “Jack, toma la oportunidad y come precisamente lo que
te indico. El plan es sencillo. Mira al frente, no hacia atrás, y hazlo. Atraviesa esta etapa
de mucha presión laboral y veamos qué ocurre cuando estés del otro lado”.
Dos meses después, Jack miró hacia atrás. Había perdido casi 30 kilos. Estaba
furioso: “Esto debía ser riguroso. Se suponía que tendría hambre. ¿Por qué no pasó
antes? ¿Qué me ocurrió?”
Con una agenda tan saturada y la necesidad apremiante de someterse a la cirugía, ni
siquiera se había dado el tiempo de reflexionar sobre el programa. Le enfurecía que
nunca le hubieran dado la opción de sanar su metabolismo y detonar la quema de grasas
desde el interior. Estaba enojado porque durante muchos años había tenido una relación
muy negativa con la comida. Antes de llegar a mi consultorio, Jack había pasado años
torturándose con dietas extremas y pasando hambre, y el resultado habían sido todos
esos kilos de más. En la actualidad, está en su peso ideal, le arreglaron la rodilla y hace
carreras en el lodo y desafíos atléticos fuera de lo común. Aún a veces expresa
frustración porque su metabolismo fue lento durante tantos años y había una opción real
que tardó en descubrir: la del metabolismo acelerado.
Esto me ocurre con frecuencia, y por eso me da gusto, aunque también a veces
tristeza, desempeñar mi profesión todos los días.
Enamórate de la comida de nuevo y deja que ella te nutra, apoye y guíe a través del portal
hacia el nuevo paradigma de la alimentación.
VERDAD METABÓLICA 2: LA COMIDA ES ALGO QUE ALGUNA VEZ ESTUVO VIVO Y
VIENE DE LA TIERRA, EL CIELO O EL MAR
Para que algo pueda ser considerado alimento, en mis términos, tiene que ser real. Es decir,
manzanas, naranjas, aguacate, pollo, camote, cerdo, camarones, almendras, mango... Las
sustancias químicas, los edulcorantes y colorantes artificiales, los bloqueadores de grasa, los
conservadores, los pesticidas, los solventes de pintura, los líquidos para limpiar el horno, los
herbicidas y los insecticidas NO cuentan como alimentos.
¿Alguna vez te ha dado curiosidad averiguar los usos de algunas de las sustancias
químicas que suelen encontrarse en nuestros “alimentos”?, ¿y qué son exactamente el amarillo
#5 o el azul #6? ¿Qué función cumplen el aluminio, el benzoato de sodio, la quinolona, la
carmoisina y la tartrazina 19140 en nuestro cuerpo? El otro día leí un empaque, y el segundo
ingrediente era amarillo anaranjado FCF15985 (E110). No estaba segura de si debía hornear,
asar o freír el “amarillo”, así que decidí no incluirlo en la cena.
Muchas de estas sustancias están diseñadas para agregarle color a la pintura o eliminar
manchas de las alfombras, para construir barcos y chalecos antibalas. ¡No son comida! Por lo
tanto, no deberíamos consumirlos.
Si quieres, úsalos para decorar tu casa y construirte un búnker, pero no te los metas a la
boca. La Sociedad Médica Estadounidense ha acuñado un término para estas sustancias
químicas industriales que están presentes en los alimentos: obesogénicos.
Estos productos obesogénicos alteran el equilibrio hormonal normal e inhiben la
metabolización de los lípidos (grasas). ¡Los obesogénicos engordan! Por desgracia,
irónicamente la mayoría de los alimentos “de dieta” prefabricados están saturados de estas
sustancias.
Deja de consumirlas. Si aún sientes la necesidad de preguntar por qué y no te preocupa
que la acumulación de estas toxinas llegue incluso a matarte, te daré otro dato para saborear.
1. Tu hígado
2. Tus glándulas suprarrenales
3. Tu tiroides
4. Tu glándula pituitaria
5. Tu sustancia corporal: la grasa blanca, la grasa parda y el músculo
LOS CINCO PARTICIPANTES PRINCIPALES EN TU CUERPO
Las suprarrenales son pequeñas glándulas localizadas justo arriba de los riñones, en la
espalda baja, las cuales secretan hormonas que regulan la reacción del organismo a todo tipo
de estrés: físico, emocional, ambiental y mental. Ellas son responsables de las hormonas que
le permiten al cuerpo adaptarse a los cambios, sea de manera funcional o disfuncional. Dichas
hormonas determinan cómo accedes al combustible en tu interior y lo que haces con el
combustible o la comida que consumes. ¿La almacenas como grasa o la quemas como
energía?
Digamos que debes desvelarte toda la noche haciendo las correcciones de tu libro para
enviárselo a tu editor. ¿Continúas alimentándote cada tres horas, dándole combustible a tu
cuerpo, hormonas y cerebro?, ¿o no tomas alimento después de las seis de la tarde? Eso es
lo que por lo regular harías, aunque no vayas a dormir. La respuesta es: cuando estás
despierto trabajando, debes seguir comiendo. De otro modo, dejas al cuerpo sin combustible,
y le haces creer que lo estás matando de hambre. Antes de que te des cuenta, el metabolismo
comenzará a ir más lento.
Algunas de las hormonas específicas para el metabolismo que liberan las glándulas
suprarrenales son: cortisol, adrenalina, aldosterona y epinefrina. Su producción responde a las
situaciones estresantes o a las placenteras. Las primeras pueden ser tan graves como un
accidente automovilístico o tan mínimas como saltarse una comida. Las suprarrenales
responden tanto al estrés agudo del accidente como al estrés crónico de una mala relación, un
ambiente laboral desagradable o una situación familiar apremiante.
La secreción de estas hormonas de estrés regula la liberación de glucosa o azúcar de las
células musculares y hepáticas, ya sea para estimular o disminuir la velocidad metabólica del
cuerpo. Es decir que este proceso depende de los nutrientes o de los alimentos que consumes
o evitas consumir. Cuando experimentas estrés, el excedente de hormonas producido estará
influido por lo que has estado comiendo. Si nutres tu cuerpo durante las situaciones de tensión
con alimentos adecuados, no acumularás tanta grasa como la que quemes.
En pocas palabras, el estrés extrae los nutrientes de partes del cuerpo que no deseas,
como el músculo. Si llevas una dieta saludable y rica en nutrientes, tu cuerpo no necesitará
recurrir a sí mismo y podrás manejar el estrés. Si, por el contrario, no comes lo suficiente o no
te alimentas de forma adecuada, el metabolismo se hará lento debido a una serie de
reacciones químicas complejas. Consume alimentos adecuados en los momentos apropiados,
y así alimentarás a las glándulas suprarrenales, de modo que puedan sobrevivir al estrés sin
afectar el metabolismo.
El agotamiento de las suprarrenales ocurre cuando el cuerpo se somete a cantidades
significativas de estrés durante mucho tiempo. Se debe a que el cuerpo ha estado secretando
crónicamente hormonas de estrés que debían ser guardadas en caso de situaciones de crisis
repentinas. ¿Ubicas ese arrebato que sientes cuando te sobresaltas o asustas? Es el
excedente de hormonas. Considero que dichas hormonas que te inspiran a enfrentar la
situación o huir de ella son sagradas y deben guardarse para las verdaderas emergencias. Sin
embargo, muchos de nosotros vivimos y sobrevivimos gracias a la energía que nos dan, día
tras día. ¡No estamos diseñados para funcionar así! Cuando el exceso de hormonas de estrés
es constante, el cuerpo se mantiene en estado de crisis. En estas circunstancias, las hormonas
disminuyen el consumo de combustible, pues el cuerpo no le ve fin a tan agotadora exigencia.
El agotamiento de las suprarrenales es un problema cada vez más común entre mis clientes.
Las cosas empeoran por culpa de la mala calidad de los alimentos y el incremento de las
sustancias químicas ambientales. Por eso es tan importante que consumas tantos alimentos
limpios (u orgánicos) como sea posible. Tus glándulas suprarrenales te lo agradecerán.
Cuida tus suprarrenales y aliviánalas con esta dieta y un buen manejo del estrés.
Veamos más de cerca lo que ocurre exactamente cuando tu cuerpo percibe el estrés. En
primer lugar, el hipotálamo (una glándula del tamaño de una almendra que está en el
cerebro) estimula a la pituitaria (otra glándula, del tamaño de un chícharo, que está en la
base del cráneo) para que secrete una hormona llamada ACTH (o adenocorticotropa). La
ACTH estimula a las suprarrenales (aquellas chiquitinas que están en la espalda baja,
justo encima de tus riñones) para que produzcan cortisol. ¿No te has perdido aún? Bien,
pues el cortisol, a su vez, estimula al hipotálamo —una parte del cerebro— para que le
indique a la pituitaria —otra parte del cerebro— que disminuya la producción de la
hormona estimulante de la tiroides (o tirotropina).
La tirotropina disminuye la producción de otras hormonas tiroideas T3 que queman
grasas, lo cual provoca la secreción excesiva de hormonas Tr3 que fomentan el
almacenaje de las grasas y hacen más lento el metabolismo. A falta de una alimentación
apropiada, todo este proceso provoca que las suprarrenales estimulen la aldosterona,
otra hormona, para que descomponga el músculo y obtenga combustible de él (en forma
de glucosa almacenada como glicógeno), y que luego, junto con la Tr3, convierta la
glucosa en grasa, sin darle tregua, para ser almacenada. ¡Malas noticias para ti y tus
intentos de perder peso y sentirte bien!
Si cuentas con un buen suministro de aminoácidos (como taurina) derivados de las
proteínas, minerales como yodo, azúcares complejos y una función enzimática saludable
en el hígado (la cual depende de los nutrientes tomados de la comida), entonces, en vez
de canibalizar tu músculo en busca de combustible para la crisis, puedes mantener una
respuesta saludable de secreción de cortisol. Esto provocará que la T4 se convierta en la
hormona quemagrasas, biológicamente activa y metabólicamente agresiva que es la T3, y
no en la inoportuna Tr3 que causa tantos problemas cuando se produce en exceso. Tu
cuerpo aprenderá a reaccionar como una máquina luchadora esbelta y poderosa, y no
como una maraña confusa de pánico y almacenamiento de grasa.
Tu tiroides
En la sección anterior hice una breve mención de la pituitaria, pero es hora de conocerla mejor.
Como dije, creo que la glándula pituitaria es como el termostato del cuerpo, pues secreta
hormonas que regulan y ajustan las acciones de muchas otras hormonas dentro del cuerpo.
Por ejemplo, la pituitaria estimula a la tiroides para que secrete hormonas con hormona
estimulante de la tiroides (tirotropina). Si el nivel de tirotropina es elevado, la tiroides requiere
mucha motivación o empuje para hacer su trabajo (hipotiroidismo). Imagínate a la pituitaria
gritándole a la tiroides: “¡A trabajar, perezosa! ¡Muévete como si en verdad quisieras!”
Si el nivel de tirotropina es normal, la pituitaria no necesita más que hablar en tono normal:
“Sigue así”. Si es muy bajo, entonces la tiroides puede sobreactivarse (hipertiroidismo), y la
pituitaria, apenas susurrar. Claro que, como ya lo expliqué, si la tiroides produce mucha Tr3
que almacena grasa, la pituitaria puede percibirlo como exceso de hormona tiroidea y sólo
susurrar cuando debería estar gritando. Por este motivo, los resultados normales en estudios
de laboratorio no necesariamente indican una función tiroidea óptima, pues no distinguen la Tr3
de la T3.
La pituitaria también regula la producción de hormonas sexuales, como estrógeno,
progesterona, testosterona y DHEA. La regulación de cada una de ellas, así como de las
hormonas suprarrenales, es crucial para la salud y la velocidad del metabolismo. Así que la
pituitaria no es sólo el termostato del sistema de calefacción, sino también el centro de control
del gigantesco ecosistema conformado por las hormonas.
Tu sustancia corporal
CONFORMACIÓN DE UN EQUIPO
Lo primero que busco en los análisis, además de los números anormales, son las cifras que
indican que el metabolismo es rápido, pues los resultados “normales” señalan una variedad de
cosas. Las cifras te dirán si tienes la química corporal de alguien con metabolismo lento, o la
de alguien con metabolismo acelerado, o si estás en medio.
Recuerda que no soy médico, así que mi opinión sobre aquellos resultados que son
indicativos de un metabolismo acelerado puede diferir de la de tu médico. Sin embargo, no soy
una persona cualquiera que te pide que molestes a tu médico para que te mande a hacer
análisis sin sentido. Éstas son las cifras que uso en la clínica con mis clientes, muchos de los
cuales llegan a mi consultorio por recomendación de sus médicos. Día con día les pido a mis
pacientes estos análisis, y con frecuencia varios doctores me preguntan mi opinión sobre los
resultados, porque veo más allá de lo “normal” en busca de cifras que hablen de un
metabolismo acelerado, en particular cuando deseo ayudar a la gente a perder peso de forma
sana.
Éstos son los análisis que tu doctor debe mandarte a hacer:
TIROIDES: Es necesario que te hagas análisis para conocer los niveles de tirotropina
(TSH), T3, T4 y T3 reversa (Tr3). No olvides solicitar los de T3 reversa (Tr3), pues no siempre
forman parte del perfil tiroideo típico. Estas cifras pueden revelar ciertos problemas tiroideos,
pero también hay algunos análisis adicionales, como el de peroxidasa tiroidea (TPO) y el de
anticuerpos antitiroideos, los cuales pueden ser solicitados si se sospecha de enfermedad de
Hashimoto o de Graves. Una vez descartadas, esos resultados pueden decirte aún más sobre
tu salud en general y sobre lo crucial que es nutrir al cuerpo y al metabolismo. Si tienes un
metabolismo acelerado, los números coincidirán con los que te presento a continuación. Esto
es a lo que aspiramos:
Tu química corporal
METABOLISMO
NORMAL
ACELERADO
PERFIL TIROIDEO
TSH 4-4.5 mIU/L Debajo de 1.0 mIU/L
T3 2.3-4.2 pg/ml 3.0-4.2 pg/ml
T4 0.7-2.0 1.5-2.0
T3 reversa 90-350 pg/ml 120 o menos pg/ml
PERFIL DE LÍPIDOS
Colesterol 125-200 mg/dl 165-185 mg/dl
Triglicéridos Menos de 150 mg/dl 75-100 mg/dl
HDL (colesterol “bueno”) Superior a 46 mg/dl 70 o más mg/dl
LDL (colesterol “malo”) Menos de 130 mg/dl 100 o menos mg/dl
GLUCEMIA
Hemoglobina glicosilada A1C Inferior a 6.0 Inferior a 5.4
En ayunas 65-99 mg/dl 75-85 mg/dl*1
HORMONAS ACCESORIAS
Cortisol 5-23 mcg/dl 8-14 mcg/dl
Leptina 18 10-12
LA ENSEÑANZA DE LA LEPTINA
La leptina es una hormona que promueve el almacenamiento de grasa blanca y que suele
ser estimulada por la producción de células de grasa, lo cual genera un círculo vicioso de
producción de grasa. De hecho, la leptina bloquea los receptores de hormonas sexuales,
incluidas el estrógeno, la progesterona y la testosterona. Cuando eso ocurre, el cuerpo
comienza a guardarlas, en vez de usarlas, y esto, a su vez, fomenta el almacenamiento de
grasa. Por ejemplo, si el cuerpo guarda estrógeno, puedes hincharte y subir de peso de
forma repentina. Antes de llevar las reses al matadero se les administra una descarga de
estrógeno para que ganen peso con rapidez y retengan líquidos. Para los humanos el
estrés, saltarse el desayuno y las fluctuaciones hormonales características del embarazo
y la menopausia, así como la andropausia (la menopausia masculina), son las causas más
comunes de incremento de niveles de leptina. Algunas de ellas están fuera de nuestro
control, por lo que debemos hacer todo lo que está en nuestras manos para mantener el
equilibrio hormonal en la pituitaria, la conversión metabólica de las hormonas en el hígado
y la disponibilidad de las hormonas para generar músculo y no almacenar grasa.
También queremos fortalecer las suprarrenales usando la comida como combustible.
Para eso está diseñada la dieta del metabolismo acelerado. Controla lo que puedas, crea
un ambiente que te conduzca a un metabolismo acelerado y restablece los desequilibrios
acumulados. Al menos puedes controlar el desayuno... ¡así que cómetelo!
ESTRÓGENOS: Sólo para mujeres. Considero que es bueno medir los niveles de
estrógeno a cualquier edad. Si estás atravesando la perimenopausia (ese periodo de hasta 10
años antes de la menopausia), tus niveles de estrógeno pueden revelar si un desequilibrio
hormonal está provocando algunos de los síntomas. Por tanto, es recomendable tener una
lectura de referencia anterior para que sepas si las cosas se están desequilibrando más
adelante. Lo ideal es medir los niveles de tres formas distintas de estrógeno: estradiol, estriol
y estrona. El primero es el que la mayoría de los doctores monitorean con más frecuencia. En
el caso de sobrepeso en la parte media del cuerpo o en el caso de mujeres posmenopáusicas,
también tomo en cuenta la estrona, pues su producción no sólo ocurre en los ovarios, sino que
puede ser estimulada por células grasas y por las glándulas suprarrenales, además de que
puede estar relacionada con un incremento de peso inducido por estrés.
Hay varias opiniones sobre los niveles ideales de estos tres estrógenos. Para los
propósitos del metabolismo, me interesa asegurarme de que los tres entran dentro de rangos
“normales” y que no se han salido de control. Si estás menstruando, asegúrate de que te
hagan la prueba lo más cercano al tercer día de tu periodo. Es el mejor momento para
echarles un vistazo a tus hormonas.
TESTOSTERONA: Sólo para hombres. El rango normal puede ir de 200 a 800, pero los
hombres con metabolismo acelerado pueden alcanzar cifras entre 800 y 1 200. Lo ideal es que
esté por encima de 600. Conocer estas cifras te permite ver una instantánea del estado actual
de tu salud y hacer algo al respecto, y una de las cosas que puedes hacer es comer. La dieta
del metabolismo acelerado está diseñada para proporcionarte el combustible que necesitas
para tener un cuerpo saludable. Y el alimento es la medicina.
Cuando los resultados salen de rango, cuando el metabolismo ha sido suprimido, lo primero
que necesitas es ¡cambiar tu dieta! Puedes maltratar a un caballo para que llegue a la meta, o
puedes alimentarlo, entrenarlo y cuidarlo. De ambas formas ganarás la carrera, pero si lo
maltratas durante mucho tiempo, lo agotarás, debilitarás y perderás... justo en el momento en
el que más necesitas ganar ese premio en dólares.
Ni en la vida ni en la salud hay garantías, pero, cuanto mejor te cuides y más sano esté tu
metabolismo, más confiarás en que tus sistemas corporales te desintoxicarán, eliminarán y
quemarán grasas, te mantendrán en un peso saludable, te permitirán alcanzar un buen
equilibrio hormonal y prevendrán posibles enfermedades.
¡Nútrete y florece! Es lo que deseo para ti. Todo comienza con un metabolismo saludable y
en funcionamiento óptimo. ¿Estás listo para que te explique cómo llegar ahí?
CÓMO FUNCIONA
EL PROGRAMA
CAPÍTULO TRES
Ahora sabes qué puede salir mal cuando haces dieta tras dieta o consumes alimentos que no
contienen suficientes nutrientes. ¿Qué puedes hacer al respecto? ¿Cómo se arregla?
Cuando el metabolismo se ha vuelto disfuncional, requiere el equivalente a un entrenador
personal para volver a estar en forma: alguien que pueda tomar la materia prima que es tu
cuerpo y esculpirla hasta obtener la figura de tus sueños. Yo soy esa entrenadora y la dieta
del metabolismo acelerado es tu guía de rutinas para poner a tono tu metabolismo.
¿A qué me refiero con “rutinas”? Si sólo haces un tipo de ejercicio, como correr o subirte a
la escaladora elíptica, el cuerpo se acostumbra y al poco tiempo dejas de ver resultados. Te
estancas porque utilizas los mismos músculos de la misma forma todos los días e ignoras los
demás músculos del cuerpo. Del mismo modo que la combinación de rutinas mantiene al
cuerpo en estado de sorpresa, la dieta del metabolismo acelerado baraja los patrones
alimenticios de dos formas:
1. Llenándote de algunos de los nutrientes vitales que te hacen falta, aunque nunca de la
misma forma por más de dos días seguidos.
2. Pidiéndole a tu cuerpo que haga algo difícil, pero nunca durante más de dos o tres días
seguidos.
Consideremos cómo las tres fases de la dieta del metabolismo acelerado convencen al
cuerpo de quemar grasa, generar músculo, equilibrar las hormonas y sentar las bases para la
creación de un tú más saludable. Nuestro cuerpo requiere dietas variadas que le proporcionen
todos los nutrientes necesarios para desempeñar todas las funciones biológicas, fisiológicas y
neuroquímicas. Las tres fases de la dieta del metabolismo acelerado te dan esta variedad de
carbohidratos complejos, azúcares naturales, proteínas, grasas e incluso sal que requieres
para conservar la normalidad de la química corporal. En ocasiones necesitarás niveles
terapéuticos muy altos de estos elementos, en particular cuando te has privado de ellos
durante demasiado tiempo. Incluir estos combustibles, aunque no al mismo tiempo, te ayuda a
reconstruir, restablecer, enriquecer y reponer tu agotado cuerpo y tu metabolismo apagado.
Cada fase dura poco tiempo, así que no agotas otros sistemas o partes de tu cuerpo.
Realizar cualquiera de ellas durante mucho tiempo es como pedirte que limpies toda la casa
después de una noche de desvelo; estarás exhausto y no harás un buen trabajo. Juntos
limpiaremos tu casa (tu cuerpo) habitación por habitación, poco a poco, hasta que esté
reluciente.
Durante cuatro semanas, seguirás la rotación de las tres fases. Cada una está diseñada
estratégicamente para hacer trabajar o permitir descansar a los distintos sistemas corporales,
y cada una cumple su función en cada semana del ciclo natural del cuerpo (28 días). Al
segmentar el trabajo de esta forma, tu cuerpo recibirá la atención, el apoyo y las expectativas
altas que necesita, fase por fase, un par de días a la vez.
Cuando pases a la fase siguiente, el sistema y los órganos involucrados en la anterior
podrán relajarse, descansar y restablecerse. Un metabolismo sano requiere hacer tres cosas:
Las tres fases hacen posibles estos tres pasos si se llevan a cabo en orden.
Antes de que puedas utilizar la comida como energía, necesitas calmar tus glándulas
suprarrenales. De eso se trata la primera fase, de sosegar el estrés.
LO BÁSICO
Ésta es una fase con elevados índices glicémicos, niveles moderados de proteína y
baja en grasas.
Baja en grasas
CÓMO COMER
EJERCICIO DE LA FASE 1
Al menos uno de los dos días haz una rutina
vigorosa de ejercicio cardiovascular, como
correr o escaladora elíptica, o una clase
animada de ejercicios aeróbicos. El cardio
es ideal para la fase 1 alta en
carbohidratos.
Durante esta fase, si eres amante de los carbohidratos, comerás todas las cosas
deliciosas que amas y deseas, como fruta, pasta, arroz, galletas y pan tostado. Estos
alimentos altos en carbohidratos, con niveles moderados de proteína y bajos en grasa
nutren las suprarrenales y alivianan el estrés psicológico. Deseo que tu cuerpo se
enamore de la comida en esta fase, así que transitar por ella se sentirá bien, será fácil
y divertido.
Las frutas dulces y los granos enteros estimulan las endorfinas en el cerebro e
inundan el cuerpo con nutrientes de fácil acceso, por lo cual la fase 1 es seductora y
nutritiva a la vez.
A nivel biológico, su objetivo es auténticamente inundar el cuerpo de nutrientes, lo
cual estimula la actividad en la digestión y el metabolismo de los cinco participantes
principales de los que hablamos antes: el hígado, las glándulas suprarrenales, la
tiroides, la glándula pituitaria y los tejidos corporales. Las suprarrenales se nutren en
particular del consumo alto pero controlado de azúcares naturales, con lo cual se
calman y comienzan a funcionar mejor. Estas glándulas responden a los picos de azúcar
en la sangre generando hormonas de estrés especializadas en el almacenamiento de
grasa. Sin embargo, cuando los niveles de azúcar son más estables (incluso si están
elevados dentro del rango saludable), las suprarrenales se tranquilizan y comienzan a
metabolizar la grasa con mayor eficiencia. Este equilibrio del azúcar es crucial para
individuos que se han vuelto diabéticos, resistentes a la insulina, hipoglicémicos, han
subido mucho de peso de forma repentina o tienen altos niveles de triglicéridos.
Los alimentos de la fase 1 también están considerados por ser ricos en nutrientes
que estimulan el metabolismo; en particular, tienen alto contenido de vitaminas B y C.
Las vitaminas B se encuentran en los frijoles, las carnes y los granos enteros, y
estimulan a la tiroides para iniciar el efecto termogénico (de quema de grasas) que
acelera el metabolismo. Además, son cruciales para la metabolización de las grasas,
proteínas y carbohidratos. La vitamina C, presente en frutas como naranjas y fresas, y
en verduras como brócoli y camote, ayuda al cuerpo a convertir la glucosa en energía,
uno de los objetivos principales de la fase 1. Asimismo, ayuda a transportar dicha
glucosa a las mitocondrias —los diminutos quemadores de grasa de tus células—, las
cuales la descomponen y la convierten en energía, en vez de almacenarla como grasa.
La abundancia de vitaminas B que recibirás durante esta fase también te ayudará a
apoyar a las suprarrenales en la estimulación del metabolismo de la grasa y el
desarrollo de músculo esbelto.
La fase uno, sosegar, convence al metabolismo gradualmente de que ya no está en
una situación de emergencia. Está bien digerir de verdad la comida que estás
consumiendo de nuevo, usar la energía y los nutrientes provenientes de esos alimentos,
en lugar de almacenarla como grasa para una supuesta inanición o privación nutricional
futura. Durante los primeros dos días, le enseñaremos a tu cuerpo cómo convertir la
comida en energía, en vez de almacenarla como grasa. Le diremos: “Calma, calma,
todo estará bien”. Gracias a los alimentos que consumirás en esta fase, tu cuerpo
comenzará a creerlo.
Tu cuerpo empezará a sentir que es posible que todo vaya a estar bien de nuevo.
Éste es el primer paso del proceso.
La estimulación de las enzimas digestivas es una de las herramientas más útiles
para lograrlo en la fase 1. Cuando inundas tu cuerpo con tantos nutrientes y energía, se
vuelve capaz de descomponer los alimentos que consumes y de liberar los nutrientes
presentes en ellos. Queremos que la digestión implique el menor esfuerzo posible, por
lo cual el consumo de proteína es moderado y el de grasas muy bajo. Tanto las
proteínas como las grasas son más difíciles de digerir que los carbohidratos, como
granos y frutas, así que, al limitar su consumo, tu cuerpo se tranquiliza y se siente
motivado. Las enzimas digestivas liberan las vitaminas, los minerales y los fitonutrientes
presentes en los alimentos que consumes, y el metabolismo comienza su recuperación
después del estado de alerta por inanición. La alimentación de la fase 1 está diseñada
específicamente para ser amable con el cuerpo. Te desharás de todas aquellas cosas
que te estresan a nivel físico, así como de aquellas que destruyen tu metabolismo,
como trigo, lácteos y cafeína, los cuales provocan irritación o inflamación del tracto
gastrointestinal y pueden entorpecer el movimiento intestinal y promover la resistencia a
la insulina. Por ahora, todas ellas quedan fuera de la jugada. La fase 1 sosegará tus
glándulas suprarrenales y reducirá así la liberación de las hormonas de estrés que no te
dejan perder peso. Tus niveles de azúcar en la sangre se estabilizarán y tu cuerpo
sentirá de pronto que ha salido de la zona de peligro.
La fase 1 es amable con tu cuerpo y contigo. Los sabores dulces y los alimentos
reconfortantes te permitirán acoplarte al plan con tranquilidad física y emocional.
Quienes han pasado la vida a dieta no se han permitido estar a menos de 100 metros
de algunos de estos alimentos durante meses, incluso años. Es hora de volver a lo
normal. La fase 1 se siente como alimentación normal y no como una dieta.
Quienes hacen dietas bajas en carbohidratos tienden a espantarse cuando ven la
lista de alimentos de esta primera fase, pues se les ha enseñado a creer que los
carbohidratos son malos. Pero los carbohidratos no son malos, la comida no es mala,
siempre y cuando provenga de fuentes saludables. Las frutas, el arroz integral, la
avena, los granos alternativos como amaranto y quinoa, las lentejas y los frijoles son
buenos. Los carbohidratos que no consumirás durante esta fase son azúcares
refinadas, trigo o maíz. Estas fuentes de carbohidratos son más difíciles de procesar, y
la mayoría de la gente los ha consumido en exceso a lo largo de su vida.
Aunque no seas de los que hacen dietas bajas en carbohidratos y estés
acostumbrado a comer muchas azúcares refinadas y alimentos procesados que no
requieren gran trabajo digestivo, tu cuerpo también tendrá que ponerse las pilas. Los
alimentos ricos en azúcares refinadas hacen que el páncreas, las suprarrenales, la
tiroides, el hígado y la vesícula biliar se vuelvan perezosos. Es como si llevaras largo
rato sobre la escaladora elíptica a un ritmo tan lento que apenas si te distrae de ver el
partido que están pasando en la televisión del gimnasio, y entonces llega un entrenador
personal que te muestra una manera más eficiente de ejercitarte. Ahora bien, no
estamos en un campo militar, por lo que este entrenador es amable y gentil, y te ayuda
a acondicionarte sin que te agotes, sino de modo que te llenes de energía y vigor.
Vamos a mimarte y nutrirte, no a maltratarte. Es hora de romper los viejos patrones,
no de fomentarlos. Las vitaminas B en esta fase te ayudarán a modificar la sensación
natural de pánico que el cuerpo puede sentir momentáneamente al carecer de las
azúcares refinadas y harinas blancas a las que se ha habituado.
¿Qué más puedes esperar de esta fase? ¡Que no volverás a pasar hambre! No
comerás azúcares refinadas, jugos o frutas secas durante esta fase, pues ellos le
facilitan demasiado las cosas al cuerpo y promueven que el metabolismo se vuelva lento
y perezoso. ¿Y si mejor comes peras, manzanas, piñas y fresas jugosas, y batidos de
fruta y pan de espelta y arroz integral y avena? ¿Qué esperas?
Además de las frutas y los granos enteros de la fase 1, también consumirás
proteínas de alta calidad, como pollo orgánico, pavo orgánico e incluso búfalo, así como
hierbas y especias como cilantro y perejil que promueven el estímulo de las enzimas
digestivas. No te preocupes, obtendrás suficientes proteínas que tu cuerpo digerirá con
facilidad. Todo lo que comas será rico en nutrientes, porque los alimentos con una alta
densidad de nutrientes requieren que el cuerpo haga un mayor gasto calórico para
extraerlos. Tus órganos y enzimas digestivas despertarán y recibirán la señal:
¡Adelante, equipo! ¡Hay mucho trabajo por hacer! Mis clientes aman esta fase por los
alimentos reconfortantes que les hacen sentir que no están haciendo una dieta. Otro
beneficio de esta fase es que los carbohidratos buenos mejoran tu estado de ánimo, te
ayudarán a superar los locos antojos de azúcar y te permitirán salir del bajón de la
cafeína, siempre y cuando te desintoxiques de cafeína durante los próximos 28 días (lo
cual recomiendo con fervor). Los alimentos de la fase 1 te impulsarán a reponerte de la
sensación de “caída”, como también lo hará la frecuencia con la que comas, pues lo
harás cinco y a veces seis veces al día. ¡Hazte a la idea!
Es probable que antes de leer este libro hayas escuchado el término glucémico en
frases como “alimentos con bajo índice glucémico” y “alimentos con alto índice
glucémico”. Está de moda hablar del índice glucémico, pero la mayoría de la gente
no sabe qué es en realidad. Se lo explico a mis clientes como la velocidad de
distribución del azúcar de un alimento consumido. Digamos que tienes un vaso de
jugo de naranja y una taza de rebanadas de naranja. Tal vez ambos contengan 23
gramos de azúcar, pero el índice glucémico del jugo es mayor que el de las
rebanadas de naranja, porque el cuerpo convierte el azúcar del jugo en azúcar en la
sangre con mucha mayor rapidez de lo que convierte el azúcar de las rebanadas de
naranja. La fibra contenida en estas últimas hace más lento el proceso, y el jugo
carece de ella.
El problema con alimentos con alto índice glucémico, como azúcares refinadas
extraídas de su “empaque” original (la naranja, por ejemplo) y procesadas como
jugo, azúcar de caña o jarabe de maple, o cualquier otro endulzante, es que se
transforman demasiado rápido al llegar al torrente sanguíneo. Cuando el cuerpo
recibe demasiada azúcar de una sola vez —es decir, si es más de la que puede
usar como energía y almacenar en los músculos como energía de fácil acceso—,
comienza a enviarla directamente a las células grasas.
La fase 1 incluye alimentos con alto índice glucémico, mas no con un índice
glucémico superalto. Por eso no hay jugos, frutas secas, azúcares refinadas o
frutas con mucha azúcar, como bananas o uvas. Más bien nos enfocamos en frutas
y granos enteros ricos en fibra que te mantienen en ese dulce lugar en el que tu
cuerpo recibe suficiente azúcar para tener energía, pero no más de la que puede
manejar, de modo que no almacena grasas.
Mango Naranja
Manzana Piña
En las recetas del capítulo once encontrarás más refrigerios para la fase 1.
Así que, durante los próximos dos días, le enseñaremos a tu cuerpo cómo convertir
la comida que consumes en energía en lugar de almacenarla como grasa. Llevas mucho
tiempo almacenando grasa en donde no quieres tenerla, y pronto nos haremos cargo de
ella, pero el primer paso es hacer que el cuerpo empiece a quemar la comida que estás
consumiendo.
¡Ésta es la fase 1! Sólo son dos días, y serán increíbles. Recuerda: frutas y granos,
proteína magra y casi nada de grasas. Ésas son las claves. ¿Listo? ¡Genial!
Pasemos ahora a la fase 2.
LO BÁSICO
Ésta es una fase alta en proteínas y verduras, y baja en carbohidratos y grasas.
Alta en alimentos que favorecen la función hepática (la cual ayuda a las células a
liberar la grasa)
Ajo Col
Brócoli Limones
Cebollas Verduras de hoja verde
Baja en grasas
CÓMO COMER
EJERCICIO DE LA FASE 2
Haz al menos un día de entrenamiento de fuerza (levantamiento de pesas)
durante la fase 2. Enfócate en levantar mucho peso y hacer pocas repeticiones.
Levantar pesas durante la fase 2 incrementará de forma sorprendente tu poder
metabólico, así que ¡adelante! Si no estás seguro de cómo hacerlo de forma
segura, pregunta si alguien en tu gimnasio local puede guiarte a través de la zona
de pesas libres o toma una clase en la que se utilicen pesas, como Body Pump.
¿Por qué son tan fundamentales las verduras alcalinizantes? Porque, para tener un
funcionamiento saludable, el cuerpo debe mantener cierto nivel de pH. Esto
significa que la cantidad de ácido en el torrente sanguíneo debe mantenerse dentro
de cierto rango para que el cuerpo funcione bien y para que sigamos vivos. El pH
puede verse afectado por lo que comemos. Algunos alimentos, como la carne,
tienden a estimular la producción de ácido, pues se requiere más ácido para
descomponer y digerir la carne. Las dietas que se concentran en el consumo de
grandes cantidades de carne y omiten las verduras alcalinizantes pueden provocar
que el cuerpo se vuelva demasiado acídico y caiga en estado de cetoacidosis. En
este estado, puedes hipermovilizar las grasas, pero el costo es muy elevado.
Mucha gente que hace este tipo de dietas se vuelve resistente a los carbohidratos
y propensa a recuperar el peso de forma repentina (rebote) una vez que cambia su
alimentación. También extenúan a los riñones e incrementan la producción de
hormonas de estrés y la inflamación sistémica. Hacer una dieta alta en proteínas
sin consumir verduras también hace lento el metabolismo de forma terrorífica, pues
te deja en condiciones peores de aquellas en las que estabas en un comienzo. Tan
pronto dejas la dieta de puras proteínas, subirás hasta 20 kilos. Lo he visto ocurrir
una y otra vez. Si en alguna de tus vidas pasadas fuiste fisicoculturista, también
comprenderás los daños musculares que provoca el exceso de acidez; hay una
acumulación de ácido láctico que impide la formación eficiente de músculos.
La magia de la fase 2 es que combina altos niveles de proteína con una gran
cantidad de verduras verdes, las cuales son alcalinizantes. Esta abundancia de
verduras durante la fase 2 es crucial para evitar que el cuerpo caiga en este estado
de acidez indeseado. También estimulan las enzimas digestivas que incrementan la
velocidad de quema de grasas, con lo que avivan la hoguera. La mayoría de las
verduras son alcalinizantes, pero las más alcalinizantes de todas suelen ser las
verduras verdes de bajo nivel glucémico. Es por esto que algunos regímenes que
promueven el consumo de jugos y batidos verdes suelen anunciarse como dietas
alcalinas.
Las verduras verdes hacen cosas increíbles por ti cuando aumentas la ingesta
de proteína animal. Así que éntrale a las verduras para mantener el pH de tu
cuerpo en el rango adecuado y para que todo funcione como es debido. Piénsalo
así: la proteína es el leño y las verduras verdes son el líquido combustible. Es difícil
encender un leño, pero si le agregas el líquido inflamable, en un abrir y cerrar de
ojos tendrás una hoguera. Si combinas proteínas y verduras verdes alcalinizantes,
tu metabolismo quemará grasas como nunca.
Tu cuerpo está del todo listo para digerir esta proteína, en particular porque ya has
estimulado a las enzimas digestivas durante la fase 1, pero las enzimas digestivas que
se estimularán en la fase 2 fortalecerán el efecto digestivo de forma más evidente.
Ahora podemos ir al límite con las proteínas, pero, como seguiremos limitando el
consumo de grasas, se le exigirá más a la digestión que en la fase 1. ¡Caray! ¡Qué buen
entrenamiento! Recuerda: sólo dura dos días y luego pasaremos a la siguiente fase,
que consiste en sanar y reparar.
Estamos reconstruyendo las capacidades de tu cuerpo gradualmente, con la ayuda
de todos los fitonutrientes presentes en estas verduras con bajo índice glucémico. Las
verduras verdes, además de ser alcalinizantes, son ricas en nitrógeno, el cual es
esencial para la conformación de músculo. También ayuda al cuerpo a descomponer la
proteína en aminoácidos que llegarán a los músculos para fomentar su retención y
desarrollo. Toda la proteína que consumirás se incorporará con facilidad a tu cuerpo. La
fase 2 se encarga, literalmente, de transformar la composición de tu cuerpo, pues
genera músculo en donde se necesita y carboniza la grasa innecesaria. Es la arquitecta
que toma la materia prima y construye un templo hermoso llamado tú.
Los clientes que aman la carne adoran esta fase, y los que solían hacer dietas bajas
en carbohidratos también se sienten cómodos en ella. Si disfrutas cenar bistec y
ensalada, o lomo de cerdo y brócoli, o filete de lenguado con espárragos, te encantará
esta fase. Es probable que tampoco extrañes los carbohidratos, pues los habrás
consumido en abundancia durante la fase anterior. Recuerda que sólo dura dos días.
Pasarán volando cuando pienses cuánta grasa estás desbloqueando y cuánto músculo
potenciador del metabolismo estás desarrollando.
UN DÍA TÍPICO EN FASE 2
En las recetas del capítulo once encontrarás más refrigerios para la fase 2.
¿Y SI NO TE GUSTA LA ALIMENTACIÓN BAJA EN CARBOHIDRATOS?
¿Qué pasa si odias esta fase? La fase 2 puede ser difícil si amas la fruta, los
almidones, la avena de la mañana; pero sólo dura dos días y con ella lograrás mucho.
Todo lo que le proporcionaste a tu cuerpo en la fase 1 está sustentando los esfuerzos
de desarrollo muscular de la fase 2. Como dije: sólo son dos días. No tienes que perder
la cabeza por la fase 2. Todo está bien. Estamos reparando el metabolismo, no
enviándote a un parque de diversiones. Si en verdad te irrita comer así, desquítate en el
gimnasio con pesas muy pesadas. Deja tu ira en el gimnasio y siente cómo se queman
las grasas mientras se esculpe tu cuerpo.
Piénsalo así: si tuvieras que ir a terapia de rehabilitación después de una lesión, es
probable que adores la parte del masaje, pero odies las 4 000 flexiones diarias de
rodilla. Sin embargo, ambos procesos son esenciales para tu recuperación. Algunos
momentos son difíciles, pero es parte de la rehabilitación. Así que, si te sientes
insatisfecho, te diré algo: estoy orgulloso de ti por ser capaz de existir fuera de tu zona
de confort. Estás más que bien. Estás haciendo el trabajo que se requiere para sanar.
No te desanimes.
Además, ya es hora de empezar la fase 3, y te va a encantar.
GUÍA DE BOLSILLO
LO BÁSICO
Ésta es una fase alta en grasas saludables, con niveles moderados de
carbohidratos y proteínas, y fruta con bajo índice glucémico.
CÓMO COMER
Si empezaste la fase 1 en lunes, la fase tres siempre caerá en viernes, sábado y
domingo. De la lista maestra de alimentos comerás:
EJERCICIO DE LA FASE 3
Haz al menos un día de una actividad que disminuya el estrés, como yoga o
respiración profunda, o disfruta un masaje. ¡Sí, el masaje cuenta! No es una
“actividad” como tal, pero incrementa el flujo sanguíneo hacia las áreas adiposas
del cuerpo, reduce el cortisol y hace justo lo que queremos durante esta fase.
Es fácil incluir verduras cuando comes huevo, pero no olvides comerlas también
aunque desayunes avena o pan tostado. Esto ayudará a mantener abierta la puerta del
transporte que expulsará la grasa y también mejorará la digestión saludable de las
grasas. Las verduras tienen tantas enzimas útiles para el proceso que ¡es necesario
comerlas! Queremos que las células grasas de tus nalgas y muslos se suban al vagón
de las enzimas para que vayan a producir hormonas, músculo y energía.
Como refrigerio, puedes comer ¼ de taza de humus con verduras, y luego almorzar
un envuelto de aguacate, lechuga y pavo, o una enorme ensalada de hojas verdes con
pechuga de pollo, o un montón de verduras de esta fase aderezadas con aceite de oliva
u otros aderezos de la fase 3. Para la cena también puedes recalentar las sobras de
una cena anterior de la fase 3, pero no olvides el grano. O puedes disfrutar unos
deliciosos camarones salteados o chili con aguacate.
Algunas veces mis clientes no tienen muy claro cómo incluir las grasas en sus
comidas. La respuesta es: ¡con libertad! Por ejemplo, uno de ellos me preguntó: “Si
comeré camarones salteados, ¿puedo agregarle aguacate a mi ensalada?” La
respuesta es simple: ¡Sí! La razón es que sólo estás incluyendo grasas saludables, así
que quiero que las consumas con libertad. Come el salteado, los aguacates, e incluso
un aderezo de aceite de oliva. Baña tus verduras en humus o en guacamole. Embárrale
mantequilla de almendras al apio. Es sano. Además, sólo lo harás durante tres días.
Las grasas que consumes en esta fase vivifican el proceso termogénico. ¡Así que
cómelas! Siempre que te apegues a la lista de alimentos de la fase 3 al final de este
capítulo, vas por buen camino.
A continuación... las reglas del camino.
Chabacano
Durazno
Fresa
Guayaba
Higos
Kiwi
Limón: verde y amarillo
Mandarina
Mango
Manzanas
Melón
Melón dulce
Moras: zarzamoras, arándanos, frambuesas
Naranja
Papaya
Peras
Piña
Sandía
Toronja
Frijoles secos o enlatados: flor de mayo, blancos, negros, bayos, pintos, peruano,
alubias, habas Lentejas
GRANOS Y ALMIDONES
Amaranto
Arroz integral: arroz, cereal, galletas, pasta
Arroz salvaje
Avena
Cebada
Espelta: pan, pasta Harina de cacahuate Leche de arroz Pan de granos germinados
Quinoa
Tapioca
Trigo sarraceno
GRASAS SALUDABLES
Acelga
Apio
Arúgula
Berros
Brócoli
Cebolla morada, blanca y amarilla
Cebollitas de cambray
Chalotes
Champiñones
Col, todos tipos
Col rizada
Endivias
Espárragos
Espinaca
Espirulina
Frijoles: ejotes, peruano, habas
Germinado de mostaza
Hinojo
Lechuga romana
Pepino, todos tipos
Pimientos
Poro
GRANOS Y ALMIDONES
GRASAS SALUDABLES
Cerezas
Ciruelas
Duraznos
Limón, agrio y amarillo
Moras: zarzamoras, arándanos, frambuesas
Ruibarbo
Tunas
Almejas
Atún blanco enlatado en agua
Aves de cacería: faisán
Calamares
Callo de hacha
Camarones
Cangrejo, carne
Carne de búfalo
Cerdo: lomo, chuletas
Conejo
Cordero
Hígado
Huevos, enteros
Langosta
Ostiones
Pavo
Pescado: blanco, basa, arenque, trucha
Pollo: sin piel, sin hueso, carne blanca u oscura
Res: filete magro, bistec
Salchichas de pollo o pavo, libres de nitratos
Salmón, fresco, congelado o ahumado (libre de nitratos)
Sardinas enlatadas en agua
Frijoles secos o enlatados: flor de mayo, blancos, negros, bayos, pintos, peruano,
alubias, habas
Garbanzos
Leche de almendra sin endulzar
Lentejas
GRANOS
Ajo fresco
Algarrobo
Caldos: res, pollo, verduras*3
Condimentos naturales: salsa tamari, sal de mar
Endulzantes: Stevia, xilitol
Especias: pimienta (negra, blanca), chile triturado, canela, polvo de cacao, polvo de
curry
Extracto de vainilla o de menta
Hierbas frescas: cilantro, menta, perejil, albahaca, cebollín, eneldo
Hierbas secas: de todo tipo
Jengibre fresco
Pasta de jitomate
Pepinillos
Salsa
GRASAS SALUDABLES
*1 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
*2 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
*3 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
CAPÍTULO CUATRO
Ahora que sabes cómo y por qué funciona la dieta, es momento de que la hagamos funcionar
a tu favor. En este capítulo asentaré las reglas. Te diré exactamente qué necesitas comer (y
cuáles son los pocos alimentos que están fuera de los límites) durante los próximos 28 días
para que la pérdida de peso sea una realidad. Despídete por 28 días de la cotidianidad: ésta
es tu sesión intensa de reparación. Si deseas que funcione, tendrás que seguir las reglas. No
se vale discutirlas ni desviarse de ellas. Durante las próximas cuatro semanas, este conjunto
de reglas no es negociable.
Ahora bien, son reglas sencillas y claras. No hay nada que temer. Quiero que confundas a
tu cuerpo para perder peso, pero no pretendo que el confundido seas tú.
La idea es que sea divertido. Así que aquí va una regla que te va a gustar: tienes que
comer. De hecho, la primera regla de la dieta del metabolismo acelerado es que tienes que
comer cinco veces al día, todos los días. En total, son 35 veces a la semana. ¡No hagas
trampa y te saltes una comida! Comerás, y comerás mucho. Y aun así vas a bajar de peso.
Sin embargo, no lo lograrás si no comes según el plan estratégico que he diseñado. Las
reglas son cruciales si quieres que la dieta funcione.
D.I.E.T.A
Es hora de hacer las paces con la DIETA, y no con la palabra dieta, sino con el acrónimo
D.I.E.T.A.: Debo Ingerir Estratégicamente Todos mis Alimentos.
Quiero que todos los días te hagas las siguientes preguntas:
Si vas a seguir el plan, debes ser consciente de que deberás cambiar algunas de tus
costumbres, aun si no quieres. No te haré comer algo a lo que seas alérgico, algo que vaya en
contra de tus creencias o que en verdad detestes. Mis reglas permiten todas estas diferencias.
Si te rompieras la pierna, no le dirías al médico: “Ay, no, doctor. Lo siento, pero no usaré esa
férula. No va con mi estilo. Y tampoco se me antoja usar las muletas”. Claro que no lo dirías.
Si estuviera rota, usarías la férula. Seguir las instrucciones del doctor es necesario por
cuestiones médicas. Del mismo modo, seguir mis reglas de reparación es necesario por
cuestiones metabólicas.
Léelas con cuidado. Regresa a ellas cuantas veces sea necesario. Son aplicables a todas
las fases y aportan instrucciones específicas para cada fase que son cruciales. Aunque no son
“para siempre”, te sentirás tan saludable y lleno de energía durante los próximos 28 días que
querrás apegarte a algunas de ellas —o tal vez a todas— por el resto de tu vida. Recuerda
que ninguno de nosotros necesita la cafeína o los edulcorantes artificiales para sobrevivir. Aun
cuando no creas del todo la teoría de que algunas de las cosas que eliminaremos durante las
siguientes cuatro semanas tienen un impacto negativo en tu salud, puedo asegurarte que no
encabezan la lista de las cosas que yo usaría para mejorar tu salud.
QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER PARA TENER
UN METABOLISMO ACELERADO
Qué hacer
Regla 1: Debes comer cinco veces al día, 35 veces a la semana
Es decir, el día se divide en tres comidas y dos refrigerios. La buena noticia es que comerás
35 veces a la semana. Cuando afirmo que no morirás de hambre o te abstendrás de comer
frutas, carbohidratos, grasas o proteínas, ¡lo digo en serio!
No puedes saltarte comidas ni refrigerios. Esto es crucial para reparar el metabolismo y no
es negociable. No me importa si crees que no tienes hambre. Tienes que comer.
Regla 2: Debes comer cada tres o cuatro horas, excepto mientras duermes
Esto implica que tal vez debas comer más de cinco veces al día. Si te desvelas o pasas más
de tres o cuatro horas sin comer, debes agregar un refrigerio adicional, de acuerdo con la fase
en la que estés. Por ejemplo, si terminas de cenar a las 7:00 p.m. y no te vas a dormir sino
hasta las 11:00 o 12:00 de la noche, debes comer un refrigerio de tu fase tres o cuatro horas
después de haber terminado de cenar. Si te preocupa cómo pueden encajar tantas comidas en
una agenda muy apretada, guarda la calma. Mis clientes son gente increíblemente ocupada,
igual que tú, y se dan tiempo para comer cada tres o cuatro horas. La clave está en ajustarlo a
tus horarios. El siguiente cuadro contiene algunos ejemplos de cómo hacerlo si tienes un
horario más o menos fijo, si eres madrugador, si te levantas tarde o si trabajas turnos en las
noches. La última fila está vacía para que pongas tus propios horarios típicos:
Regla 3: Debes desayunar durante la primera media hora después de despertar. Todos
los días
No esperes para desayunar. Si necesitas salir corriendo y no tienes tiempo para sentarte a
comer bien, puedes tomar el refrigerio de la mañana primero y el desayuno cuando llegues a la
oficina. Pero debes comer algo durante la primera media hora, de modo que tu cuerpo no
trabaje sin combustible. Otra cosa: no te ejercites sin algo en el estómago. Suelo decirles a
mis clientes: “No te prives de comida y luego te prives en la caminadora”. Tal vez creas que
quemas más grasa así, pero en realidad es una de las peores cosas que le puedes hacer a tu
metabolismo.
Regla 7: Debes beber la tercera parte de tu peso en decilitros de agua todos los días
Por ejemplo, si pesas 90 kilos, debes tomar 30 decilitros de agua al día (3 litros). Si pesas 80
kilos, debes tomar 26.6 decilitros de agua (o 2.6 litros). Una vez que hayas cumplido con este
requerimiento, puedes tomar té herbal sin cafeína o hacerte limonada con limones frescos y
endulzarla con Stevia o xilitol (mas no con azúcar, miel, jarabe de maple o néctar de agave).
Sin embargo, el té y la limonada no cuentan en el total de agua que debes beber cada día.
Limita el número de bebidas endulzadas naturalmente a no más de dos por día. No se trata
de que tus papilas gustativas se acostumbren al sabor de las bebidas dulces, aun si no tienen
valor glucémico alguno. Y recuerda: ¡el agua es primero!
FASE 1: Por lo menos un día haz ejercicio cardiovascular vigoroso, como correr, hacer
escaladora elíptica o tomar una clase de ejercicios aeróbicos.
FASE 2: Por lo menos un día haz entrenamiento de fuerza con levantamiento de pesas.
FASE 3: Por lo menos un día haz alguna actividad que disminuya el estrés, como yoga o
respiración profunda, o disfruta un buen masaje. No es una “actividad” como tal, pero
incrementa el flujo de sangre a las áreas adiposas del cuerpo, reduce los niveles de cortisol y
hace el trabajo que necesitamos en esta fase.
Qué no hacer
Irónicamente, los alimentos que más se te antojan pueden ser aquellos a los cuales tu
cuerpo es más intolerante. Cuando era niña, solía tener un deseo brutal de comer
mantequilla, la cual devoraba directamente de la barra. Qué asco, ¿no crees? No podía
evitarlo. También padecía un incómodo salpullido. No sabía que ansiaba comer grasa
porque mi cuerpo la necesitaba. Ahora sé que debo comer grasas buenas, pero también
soy intolerante a los lácteos. Cuando dejé de consumirlos, mi piel se recuperó.
¿Cuál es tu debilidad, tu ansia oculta?
A veces les pregunto a mis clientes: “Imagina que tengo una varita mágica y puedo
hacer que tu comida favorita y más deseada se vuelva el alimento más saludable del
planeta. ¿Qué elegirías?” Aceptan con algo de vergüenza que son adictos a los
carbohidratos o tienen antojos incontrolables de azúcar, chocolate o queso. Es entonces
cuando les sugiero con delicadeza que tal vez son esos mismos alimentos los que deben
eliminar de sus dietas, al menos durante un rato.
LAS REGLAS
Estas reglas son simples y más fáciles de seguir de lo que crees. Si necesitas más incentivos,
piensa que seguirlas te permitirá sentirte de maravilla. Muchos de mis clientes se enamoran de
cómo se sienten e incorporan estas reglas en sus estilos de vida cotidianos sin mirar atrás. Si
ya se te olvidaron, sólo recuerda lo fundamental: come cinco veces al día y sólo alimentos que
estén en las listas de cada fase.
QUÉ HACER
Regla 1: Debes comer cinco veces al día: tres comidas y dos refrigerios al día. No se
vale saltarse comidas o refrigerios.
Regla 2: Debes comer cada tres o cuatro horas, excepto mientras duermes.
Regla 3: Debes desayunar durante la primera media hora después de despertar.
Todos los días.
Regla 4: Debes seguir el plan las cuatro semanas completas.
Regla 5: Debes apegarte a los alimentos permitidos en cada fase. Religiosamente. Va
de nuevo: sólo come lo que esté en la lista de alimentos de la fase en la que
estés.
Regla 6: Debes seguir el orden de las fases.
Regla 7: Debes beber la tercera parte de tu peso en decilitros de agua todos los días.
Regla 8: Elige orgánico siempre que sea posible.
Regla 9: La carne debe ser libre de nitratos.
Regla 10: Debes ejercitarte tres veces a la semana, de acuerdo con la fase en la que
estés.
QUÉ NO HACER
Regla 1: Nada de trigo.
Regla 2: Nada de maíz.
Regla 3: Nada de lácteos.
Regla 4: Nada de soya.
Regla 5: Nada de azúcar refinada.
Regla 6: Nada de cafeína.
Regla 7: Nada de alcohol.
Regla 8: Nada de fruta seca o jugos de fruta.
Regla 9: Nada de edulcorantes o endulzantes artificiales. Regla 10: Nada de alimentos
“de dieta” libres de grasa.
Sobre todo, recuerda el acrónimo D.I.E.T.A.: ¡Debo Ingerir Estratégicamente Todos mis
Alimentos!
CAPÍTULO CINCO
Sé que he sido bastante mandona y que quiero que todo se haga a mi manera. Tengo
buenas razones: en momentos como éstos necesitas alguien con mano dura que te aprecie.
Pero si acaso creíste que no te iba a permitir tomar tus propias decisiones, este capítulo te
convencerá de lo contrario. De hecho, quiero que personalices la dieta del metabolismo
acelerado para que se ajuste a tu estilo de vida. Es tu cuerpo, tu comida, tu salud y tu dieta.
Debes seguir mis reglas —eso no está en duda—, pero también puedes adaptar la dieta del
metabolismo acelerado a tus circunstancias personales, de modo que puedas hacerla bien,
como parte de tu vida, en el mundo real.
Una vez tuve un cliente que entró a mi oficina y, antes de siquiera tomar asiento, comenzó a
aleccionarme: “Mira, haré la dieta y estoy dispuesto a escucharte, pero debes saber que no
puedo comer esto, ni aquello, ni esto otro...”
“A ver, espera un poco”, le dije, con la mano levantada. “Siéntate. Hablemos al respecto.
Juntos podemos elegir qué puedes comer y qué no, qué estás dispuesto a hacer y qué no.
Entonces haremos un compromiso adecuado para ambos, y me escupiré en la palma de la
mano y tú en la tuya, y cerraremos el trato, ¿OK?”
Hay tantas variables involucradas en la pérdida de peso exitosa, y si no las consideras es
como prepararte para fracasar. Quiero que mi plan se convierta en nuestro plan. Deseo que
juntos personalicemos la dieta para negociar un acuerdo que no te ponga en riesgo ni ponga en
riesgo la pérdida de peso sustancial.
Casi siempre los clientes nuevos llegan a mi consultorio en medio de un ataque de pánico.
Saben que comenzarán una “dieta” y se alteran por sus propios prejuicios sobre las dietas. A
veces dicen cosas como: “Va a ser un martirio”, o “Sé que me la pasaré mal”, o “Sé que será
lo más difícil que haya hecho en la vida”. Incluso afirman cosas aún más fatalistas, como: “Soy
incapaz de bajar de peso, pero lo intentaré”, o “Te apuesto que seré el único cliente al que no
le funcionará tu dieta”, o “Estaré agradecido aunque sólo baje unos cuantos kilos”.
Momentos como éstos me parten el corazón. Mi larga experiencia en el campo de la
nutrición me ha enseñado lo difícil y doloroso que puede ser para algunas personas perder
peso, y lo común que es que lo recuperen a pesar de sus esfuerzos.
Pero te prometo que esta vez será diferente. Sí, mi programa es estricto e insisto en que lo
sigas al pie de la letra. Muchos aspectos de la dieta del metabolismo acelerado no son
negociables, pero no es dolorosa y hay muchos otros aspectos que sí son adaptables y
personalizables. Hazla tuya. Deja de pensar que será una sentencia de encarcelamiento
impuesta por alguien más por tu supuesto propio bien.
Quiero saber qué es lo que te gusta, cuáles son los alimentos que amas. Deseo conocer
las partes buenas, malas y feas de tu pasado alimenticio, sin juzgarte. ¿Cuáles son tus
obsesiones? Las mías son la crema ácida, la mantequilla, el helado, los aguacates y la
mayonesa (se nota que me gusta la comida cremosa, ¿verdad?). Odio los caramelos, pero me
encanta el chili y las sopas. Puedo comer piña hasta que se me caigan los labios, pero no soy
muy fan de las manzanas.
También soy idealista. Todos los lunes por la mañana comienzo con una actitud entusiasta,
pero luego ocurre alguna “catástrofe” en una de las clínicas o en la escuela de mis hijos. Debo
correr al aeropuerto o dar una entrevista. Debo entrevistar a un nuevo chef y probar montones
de recetas. Así que me preparo para lo peor y tengo mis propios refrigerios de impacto en
cada auto y oficina, e incluso en mi portafolio. Cada vez que llego a casa me reabastezco.
Pero mis semanas siempre son un reto, así que procuro que mi alimentación no lo sea.
¿QUIÉN ERES?
¿Qué hay de ti? ¿Qué alimentos te resultan irresistibles? ¿Cuáles no te encantan? ¿Eres
quisquilloso o te comes lo que te pongan enfrente? ¿Cómo suelen ser tus semanas? ¿Cuándo
tiendes a triunfar y en qué cosas sueles cometer errores?
Este capítulo se trata de “analizar tu vida”. En este capítulo cerraremos el trato como
“hermanos de saliva” con un apretón de manos. Te ayudaré a observar los aspectos de tu vida
que tal vez no se ajusten a una versión genérica de esta dieta, y después te ayudaré a que la
dieta funcione a tu favor, como lo he hecho por muchos cientos de personas más.
¿Trato hecho?
HORA DE LA REVISIÓN
Antes de personalizar la dieta del metabolismo acelerado de forma eficiente, deberás ser
honesto con quién eres, qué haces, qué te gusta y qué tal vez no estés dispuesto a hacer.
Es hora de que revises tu vida. Piensa en tus hábitos y en lo que ha ocurrido cuando has
hecho otras dietas.
Muchas de estas preguntas son fáciles de contestar si haces un ejercicio sencillo. Quiero
que durante los próximos tres días hagas un diario alimenticio, para tener una mejor idea de
cómo es tu vida en realidad, cómo se distribuyen tus actividades y cómo haremos encajar la
dieta del metabolismo acelerado en tus propios horarios.
A continuación te presento un ejemplo de cómo hacer el diario alimenticio. Además de
contestar las preguntas anteriores, incluye cada bocado, por pequeño que sea, en el diario
durante tres días. Analiza si fue una comida o tentempié intencional, o un desliz. Recuerda que
la honestidad es la mejor política. Queremos tener una visión amplia de tu realidad para
identificar posibles obstáculos y evitar desastres a toda costa. Lo harás para que la dieta
funcione. Así que no te guardes nada.
Lo primero que debes tomar en cuenta es tu horario de actividades diarias. Si trabajas fuera
de casa y tienes un horario fijo e inamovible, es probable que determine cuándo y cómo
comerás. Por ejemplo, quizá no puedes desayunar durante la primera media hora después de
despertar porque debes salir corriendo hacia la oficina, y ahí es donde sueles comer algo. No
hay problema. Siempre y cuando comas algo durante esta primera media hora no estás
rompiendo las reglas. Sólo es cuestión de intercambiar el desayuno y el refrigerio. Mientras te
preparas para ir a trabajar, cómete una manzana, o un huevo duro en el trayecto. Una vez que
llegues al trabajo, consume el desayuno correspondiente a tu fase, ya sea avena o pan
tostado, huevos o envuelto de pavo, o apio con humus. También necesitas pensar qué
opciones de comida son más viables cuando no estás en casa. Si hay cocina en tu oficina,
maravilloso. Si no, ¿será necesario que empaques el desayuno desde la noche anterior?
Si trabajas en el turno de la noche, tu horario quizá sea distinto. Siempre y cuando comas
durante la primera media hora después de despertar y cada tres o cuatro horas después, no
importa a qué hora comience tu día, sea a las seis de la mañana o de la tarde, o a cualquier
otra hora.
Tanto tu horario de trabajo como otros aspectos de tu vida pueden influir en la hora de la
cena. Si sueles cenar muy tarde, tal vez necesites comer dos refrigerios durante la tarde para
asegurarte de recibir alimento cada tres o cuatro horas.
Tus actividades cotidianas pueden influir en el día que eliges para empezar la dieta. Aunque
suelo recomendar empezarla en lunes para que la fase 3, que es cuando las opciones de
comida son más liberales, caiga en fin de semana, quizá no le funcione a todo mundo. Tengo
una clienta que todos los miércoles por la noche sale a cenar con su marido, así que prefiere
empezar la dieta en sábado. Así, sábado y domingo son los días de la fase 1, los días ricos en
carbohidratos, lo cual se ajusta mejor con su alimentación de fin de semana, pues es cuando
come con su familia. Los miércoles, que cena con el marido, está en la fase 3, así que puede ir
a un restaurante de comida mexicana y disfrutar un rico guacamole, o a un restaurante
mediterráneo y saborear un delicioso humus, o pedir sashimi de salmón en un restaurante
japonés. Jueves y viernes son los días restantes de la fase 3, así que para el sábado está lista
para empezar la fase 1 de nuevo.
Cuando analices tus actividades, piensa en estos términos: ¿hay días específicos de la
semana en los que sería mucho más fácil estar en cierta fase? Con base en esto, determina el
día de inicio. Las reglas funcionan con cualquier horario, sobre todo si siempre tienes
refrigerios de impacto (que encontrarás en la sección de recetas) en tu bolso o escritorio. Esto
es crucial. Es posible que la dieta del metabolismo acelerado funcione en relación con tu vida,
siempre y cuando la planees por adelantado.
TUS PORCIONES
Cada receta de este libro incluye el número de porciones, pero tus porciones estarán en
función de cuánto peso buscas perder. Si tienes muchos kilos de más, necesitarás más comida
(¡no menos!) para que tu metabolismo se ponga en marcha.
Para determinar el tamaño de tus porciones debes establecer primero tu meta de pérdida
de peso. Eso no lo defino yo. Tú ya sabes exactamente cuánto quieres pesar y cuál es el peso
con el que te sientes cómodo. Toma ese número, compáralo con tu peso actual y busca en la
tabla siguiente el tamaño de las porciones para tu dieta del metabolismo acelerado.
• 120 gramos de carne, 170 gramos de pescado o ½ taza de leguminosas cocidas (como
lentejas o frijoles negros) en todas las fases.
Si necesitas perder más de 10 kilos, una porción es 170 gramos de carne, 250 gramos de
pescado o ¾ de taza de leguminosas cocidas. Si necesitas más, aumenta el tamaño de la
porción utilizando esta fórmula. Si consumes embutidos como refrigerio, una porción son 60
gramos, que son como 3 o 4 rebanadas.
Granos:
Fruta:
• 1 pieza o una taza de la fruta específica de cada fase en todas las fases, y agrega media
porción por cada 10 kilos extra que quieras perder. (Recuerda, en la fase 2, las únicas
frutas permitidas son limones.)
Grasas:
• Fase 1: nada de grasa adicional a la comida ni para cocinar (pues es una fase baja en
grasas).
• Fase 2: nada de grasa adicional a la comida ni para cocinar (pues es una fase baja en
grasas).
• Fase 3: ½ aguacate, ¼ taza de nueces crudas, ¼ de taza de humus o guacamole, 2
cucharadas de mantequilla de nueces crudas (como de almendra o de semillas de girasol),
2 a 4 cucharadas de aderezo de ensalada. De nuevo, agrega media porción por cada 10
kilos extra que quieras perder.
Verduras:
¡Ilimitadas! En lo que a verduras se refiere, mientras más, mejor, pues contienen todas las
enzimas y los fitoquímicos que fomentan la metabolización de las grasas, así que cómelas con
libertad. No importa cuántos kilos tengas que perder, puedes comer tantas verduras como
desees.
Cuando les enseño a mis clientes los tamaños de las porciones de la dieta del metabolismo
acelerado suelen ponerse nerviosos, en particular si antes han hecho dietas con restricciones
calóricas muy estrictas. Debo recordarles varias veces que se necesita energía para perder
peso, y que la energía proviene de la comida. Así que no les temas a estas porciones. Son tu
medicina. Es tu combustible. Mientras sean alimentos específicos de cada fase y sigas los
mapas de comidas, éstos acelerarán tu metabolismo tanto que tu cuerpo combustionará toda
esa comida y más. Recuerda, las dietas de inanición promueven la conservación de grasa. Las
dietas en las que se come suficiente comida real sirven para quemar grasa.
EN DÓNDE ESTÁS AHORA
Es más probable que la mayoría de mis clientes sepa su meta de peso que sus medidas, pero
para mí es fundamental tomar sus medidas básicas antes de que comiencen la dieta del
metabolismo acelerado porque dicen más de lo que estás construyendo a nivel estructural que
las cifras de la báscula. Por esta razón no soy partidaria de utilizar el índice de masa corporal
para monitorear el peso. Tal vez alcances un peso que parezca normal, pero en realidad tu
estructura corporal no es saludable. Por ejemplo, puedes tener demasiada grasa corporal,
aunque te veas delgado. O puedes tener una distribución de peso saludable incluso si estás
por encima del rango “normal” en la tabla de índice de masa corporal.
Por eso sugiero que te tomes las medidas ahora, y sigas registrándolas. Son cuatro:
Si tienes ciertas restricciones nutricionales, la dieta del metabolismo acelerado puede parecer
desafiante. ¿Qué pasa si eres vegetariano, vegano o debes comer alimentos sin gluten? ¡No
hay problema! Esta dieta tiene tantas opciones que puedes adaptarla con facilidad de acuerdo
con tus restricciones nutricionales. Veamos cada una por separado:
Vegetariano
Cualquiera de las fases se puede adaptar con facilidad a una dieta vegetariana, en particular si
estás dispuesto a comer huevo y pescado mientras haces la dieta del metabolismo acelerado.
(Sé que el pescado no suele pertenecer a un régimen vegetariano, pero hay quienes hacen una
excepción y tal vez tú eres uno de ellos.) Si no, en cada receta de las fases 1 y 3 que incluyen
carne, puedes sustituirla por ½ taza de leguminosas, como lentejas, frijoles negros, frijoles
blancos o cualquier otro tipo de frijol específico para cada fase (o pescado específico de cada
fase).
La fase 2 es la más desafiante para los vegetarianos, pues es baja en carbohidratos, y la
dieta excluye todo producto de soya o sus derivados, pero si estás dispuesto a comer huevo y
pescado, estarás bien durante esos dos días. Tal vez tus opciones sean más limitadas, pero
sólo son dos días. Si no estás dispuesto a comer pescado o huevo, ve la siguiente sección
para seguir la dieta si eres vegano.
Vegano
Es fácil seguir las fases 1 y 2 si eres vegano porque puedes sustituir la carne de cualquier
receta por leguminosas. Sin embargo, la fase 2 es más desafiante. Las leguminosas ricas en
proteínas y los granos tienen demasiados carbohidratos para esta fase. Es por eso que, como
vegano, puedes romper una regla. Sólo una. La regla de la soya.
Por lo regular prohíbo la soya en la dieta del metabolismo acelerado por sus estrógenos
vegetales y también por la forma en que suele estar procesada y modificada genéticamente.
Sin embargo, si eres vegano, no quiero que creas que no puedes hacer esta dieta. Por ello,
sólo durante la fase 2 remplaza cualquier carne con alguno de los siguientes (pero no con
otros) productos de soya:
Cocina el tofu sin grasa y ásalo u hornéalo tú mismo, en vez de comprarlo precocido, pues
está más procesado. Puede que pierdas peso más despacio, pero seguirás llevando una
alimentación baja en carbohidratos durante esos dos días de la fase 2 si te apegas a alguna
de estas tres opciones. Sin embargo, recuerda que durante las fases 1 y 3 tendrás que seguir
las reglas igual que los demás; es decir: nada de soya.
Libre de gluten
Llevar una dieta libre de gluten es muy sencillo en la dieta del metabolismo acelerado, puesto
que la fuente principal de gluten, el trigo, está fuera del menú. Sin embargo, hay unos cuantos
productos en las recetas y listas de compras que contienen gluten. No los comas. El pan de
granos germinados y los productos que contienen espelta, cebada, dürüm, centeno o semolina
contienen gluten, así que evítalos. También está presente en la avena convencional.
Cámbiala por avena libre de gluten (fíjate en el empaque; debe estar procesada de forma
distinta para evitar contaminación por trigo) y por cualquiera de los granos libres de gluten.
Entre ellos están:
• Amaranto
• Arroz integral
• Trigo sarraceno
• Mijo
• Quinoa
• Arroz salvaje
Y, cuando sigas las recetas, sustituye cualquier grano que tenga gluten por alguno sin
gluten. Por ejemplo, si una receta incluye centeno, cámbialo por arroz integral o quinoa. Todos
los granos sin gluten ya mencionados están en la lista de alimentos de la fase 1.
TUS PREFERENCIAS
¿Qué clase de comedor eres? A quienes son quisquillosos tal vez no les gusten todas las
recetas del libro, como tampoco algunos elementos de las listas de compras, pero siempre
que sigas el mapa de comidas específico para cada fase y consumas alimentos específicos de
cada fase (incluso si sólo te gustan unas cuantas cosas), estarás bien. Sólo asegúrate de
comer las cantidades designadas de granos, proteínas, frutas, vegetales y grasas en cada
comida y en cada fase, y nunca te saltes una comida o refrigerio. Fuera de eso, las elecciones
de alimentos dependen de ti.
Tal vez disfrutas comer lo mismo todos los días. ¡No hay problema! Incluso si desayunas lo
mismo todos los días de la fase 1, sólo son ocho desayunos iguales en un mes. Sigues
teniendo variedad. Quizá seas de los que se aburren con facilidad y te gusta el cambio.
¡Perfecto! Prueba una receta distinta cada día si te agrada.
¿No te gustan mis recetas? (Me cuesta trabajo creerlo, ¡porque son fantásticas!) Usa tus
propias recetas, si lo prefieres. Prometo no ofenderme. Si sigues el mapa de comidas y
consumes los alimentos de la fase específica, la dieta funcionará.
TU FAMILIA
Algunos de mis clientes tienen familias y deben cocinar para su cónyuge, pareja y/o hijos. Una
de las cosas increíbles de la dieta del metabolismo acelerado es que está llena de comida real
que a la mayoría de la gente le gusta, así que lo más probable es que tu familia coma lo
mismo que tú. Muchas de las recetas incluidas son de cuatro a seis porciones, así que, si
tienes una familia que alimentar, comparte con ellos esos deliciosos platillos. Es una forma
saludable de comer acompañado, sea hombre, mujer o niño. A mis hijos les encantan las
recetas de este libro, e incluso fueron entusiastas conejillos de Indias mientras las
perfeccionaba.
Sin embargo, si sabes que a tu familia no le gustarán las comidas de la dieta, no debes
cocinar como si fueras restaurante. Haz lo que muchos de mis clientes y yo hacemos: dedica
un día a cocinar para toda la semana. Por la forma en que está configurada la dieta, es fácil
cocinar los platillos de cuatro semanas en una sesión. Separa las porciones de chili, estofados,
arroz y avena en contenedores de tamaño individual para congelador y congélalos. De ese
modo, puedes hacer la cena de tu familia y, si no se ajusta a tu fase, lo único que necesitas es
descongelar un platillo apropiado para ti.
TU PROPIO ESTILO PARA COCINAR
A algunas personas les encanta cocinar y otras personas evitan la cocina a toda costa. La
dieta del metabolismo acelerado es ideal para los grandes cocineros y los apasionados de la
cocina porque las recetas son interesantes (y sencillas), deliciosas y divertidas de hacer. Si no
te gusta cocinar, lo detestas, y temes cualquier dieta que implica acercarte a una estufa,
necesitamos hablar seriamente.
Una de las maneras más importantes de encaminar a tu metabolismo hacia la quema de
grasas de nuevo es volver a consumir comida real. ¿Recuerdas la comida? ¿Esas cosas en la
sección de productos frescos del supermercado, detrás del mostrador de carnes y no
procesada y empacada en una caja en el congelador? Consumir alimentos reales es muy
importante para el proceso de reparación que necesitamos completar. Deseo con ansias que
me des un voto de confianza e intentes cocinar.
La buena noticia es que no tendrás que cocinar demasiado. Las recetas de este libro están
diseñadas específicamente para que prepares cantidades considerables de un platillo y lo
empaques y congeles (etiquetado con la fase a la que pertenece y listo para llevar). Entonces,
cuando vuelvas a esa fase, lo único que debes hacer es sacar el contenedor del congelador,
calentarlo y voilà. Es comida precocinada que resulta ser casera y está llena de la nutrición
intensa que este programa requiere.
Seas fanático de la cocina o no, cocinar por adelantado de esta forma te ahorrará mucho
tiempo y preocupaciones. De hecho, yo dependo en exceso del congelador, de mis tres ollas
eléctricas de cocción lenta y de mi olla para hacer sopas. A veces cocino hasta cuatro platillos
a la vez. Es una buena forma de pasar el domingo, si te gusta cocinar como a mí. No tengo
técnicas elegantes; sólo es cuestión de picar algunas cosas, poner todo junto en una olla
eléctrica o normal, y dejar que se cocine hasta que esté listo. Además, puede ser un consuelo
saber que no tienes que cocinar otra cosa en semanas.
La primera semana es la que requiere que cocines más, pero podrás hacer suficiente para
las siguientes semanas. Algunos de mis clientes cocinan para los 28 días en una sesión, lo cual
no es tan difícil de hacer. Pero también puedes cocinar cuando tengas tiempo y empacar los
sobrantes. Luego, lo único que tienes que hacer es barajar las comidas (a menos que los
miembros de tu familia las hurten de tu congelador por lo deliciosas que son; a mí me pasa con
mucha frecuencia).
Una forma específica de que cocinar sea aún más fácil es comer lo mismo durante la
primera y la tercera semanas. Esto agrega variedad a tus comidas e implica poco
esfuerzo. Planea un día en el que puedas cocinar todos los platillos para una semana,
congela los sobrantes y aprovecha esa comida en la semana tres. Pasa otro día
cocinando todos los platillos de la semana dos, congela los sobrantes y cómelos durante
la semana cuatro. Es una forma eficiente de asegurarte de que siempre tengas algo
bueno de comer. (Y, cuando llegues a la semana tres, te darás cuenta exactamente de
por qué es una excelente idea. Te daré una pista: te verás bien y tal vez pienses en
desviarte del plan. Tener la comida preparada de antemano te mantendrá motivado a
seguir por el buen camino.)
Vale la pena aclarar que, por supuesto, no es obligatorio cocinar por adelantado. Si te
encanta cocinar y tienes tiempo para preparar todos tus platillos justo antes de comerlos,
¡adelante! Sin embargo, la falta de tiempo puede ser un problema, incluso para quienes nos
encanta cocinar. Hacerlo por adelantado evita que la falta de tiempo se convierta en un
obstáculo. Sólo recuerda que esto depende de tus preferencias y necesidades; si no lo
deseas, no es necesario que cocines un montón de platillos en una sesión. Tal vez una tarde
tienes tiempo para preparar la cena, así que haces estofado de pollo. Haz más de lo indicado,
disfrútalo y congela el resto. Siempre ten en mente formas de facilitarte la alimentación que
sean congruentes con tu estilo de vida; pero, por favor, no le temas a cocinar. Es crucial para
tu salud y para los cambios metabólicos que estamos suscitando. ¡Tú puedes!
Cocinar es el pequeño precio que pagas por recuperar tu salud y el cuerpo de tus sueños.
La comida casera es la más nutritiva, por ello alimenta tu cuerpo con lo que necesita para
trabajar mejor. También tiene el efecto secundario placentero de hacer que tu familia y tú se
sientan saludables y llenos de vida. Así que a cocinar, hervir, asar, hornear o cualquiera que
sea tu estilo.
Cocinar por adelantado y congelar los platillos es bueno para tu cartera, aunque hay otras
formas de que la dieta del metabolismo acelerado le convenga a tu bolsillo. En vez de
variar cada comida o refrigerio, lo que implicaría comprar mucha comida distinta y usar
sólo partes, algunos de mis clientes prefieren tomar siempre los mismos dos o tres
refrigerios y comidas durante los 28 días. Si compras nueces y semillas a granel, puedes
hacer paquetes individuales. Haz una olla de chili y sepárala en contenedores individuales
para comerla varias veces en la semana. Si no te causa problema apegarte a unos
cuantos platillos y refrigerios fiables, ahorrarás mucho dinero y desperdiciarás poca
comida.
TU NIVEL DE ACTIVIDAD FÍSICA
Por último, hablemos de ejercicio. La dieta del metabolismo acelerado está diseñada para
incluir tres días de ejercicio a la semana:
Esto implica que puedes hacer caminadora o tomar una clase de spinning durante la fase 1,
una clase de Body Pump durante la fase 2 y una de Bikram yoga en la fase 3. Si no te
entusiasma ir al gimnasio, haz una caminata enérgica o corre en un parque cercano durante la
fase 1. En la fase 2 puedes levantar pesas en casa, aunque sean polainas. Durante la fase 3
haz yoga o estiramientos con algún DVD comercial, o busca algunos maravillosos ejercicios de
respiración en YouTube. Recuerda: los ejercicios no se mezclan, sino que también son
específicos para cada fase, como las listas de comida.
Si no acostumbras hacer ejercicio, tres días a la semana es más que suficiente.
¿Y si eres fanático del ejercicio? He tenido clientes que me dicen: “¡Pero voy a clase de
spinning todos los días!” o “Tomo clase de acondicionamiento físico cinco veces por semana”.
Mi respuesta es: “Pues dejarás de hacerlo durante los próximos 28 días”.
Estamos programados para creer que, mientras más ejercicio hagamos, más rápido
bajaremos de peso, pero la naturaleza misma del ejercicio implica el desgarre y rompimiento
de los músculos, y el posterior uso de los recursos del cuerpo para repararlos. Es momento de
ser avaros con tus recursos, pues queremos canalizar esa energía en la reparación del
metabolismo, no en la de los músculos desgarrados. Tres días de ejercicio a la semana es
todo lo que necesitas para impulsar el metabolismo y conservar la energía de los alimentos
que estás consumiendo y usarás para reparar el metabolismo.
Si eres de los que se ejercitan a diario y no te sientes bien al dejar de hacerlo, entonces
puedes ajustarlo al plan. Tu entrenamiento debe coincidir con el tipo de ejercicio de cada fase.
Puedes hacer cardio, pero sólo en la fase 1. Es decir, dos días de cardio a la semana,
incluyendo clase de spinning, de aeróbicos, de baile —como zumba—, correr, trotar o hacer
uso de las máquinas de cardio en el gimnasio, como la escaladora elíptica o la caminadora.
Sólo son 28 días, así que dos días de cardio a la semana mientras tienes una alimentación alta
en carbohidratos es suficiente para mantenerte en forma.
Puedes luego levantar pesas dos días también, pero sólo durante la fase 2. Uno de los
días ejercita la parte superior del cuerpo, y el otro, la parte inferior.
En la fase 3 puedes hacer yoga los tres días, si prefieres. Como ya dije, para que el plan
sea efectivo, una vez por semana es suficiente. Sin embargo, aunque el ejercicio sea parte
esencial de tus actividades, sólo se vale hacer clases de yoga o estiramientos en esta fase.
Asimismo, asegúrate de terminar la clase con un prolongado y rico periodo de relajación que
incluya respiraciones profundas que calmen tu cuerpo. Cuando terminen los 28 días puedes
volver a tu rutina física normal. Recuerda que el ejercicio estresa el cuerpo, así que pon
atención a lo que sientes mientras te ejercitas y hazlo con precaución. Haz lo suficiente para
ayudarte, pero no demasiado como para lastimarte.
PERSONALIZA Y CONSTRUYE TUS PROPIOS
MAPAS DE COMIDAS
Algunos clientes quieren tener un mapa a seguir y punto. Por eso te proporciono un mapa de
comidas ideal con sugerencias de alimentos en los próximos cuatro capítulos, para cada una
de las siguientes cuatro semanas de la dieta del metabolismo acelerado. A muchos otros
clientes les funciona mejor una estrategia más personalizada, así que esta sección es para
quienes desean hacer sus propios mapas para los próximos 28 días.
El mapa de comidas será tu guía para llevar registro de tu día, como a qué hora te
levantas, en qué fase estás y qué comerás. Tu mapa de comidas personalizado te permitirá
poner en él los alimentos que amas sin salirte de fase. Utiliza las listas de alimentos de cada
fase del capítulo anterior o remítete a la lista maestra de alimentos al final del libro para elegir
desde antes qué quieres comer. Entonces, al iniciar la semana, tendrás todo lo que necesitas y
sabrás exactamente qué comer, además de que estarás seguro de que serán alimentos que te
gustan.
Cuando me reúno con mis clientes los ayudo a personalizar sus mapas. Pasamos un buen
rato llenando los mapas de comidas con base en sus preferencias. Siempre les pregunto:
“¿Qué alimentos te encantan?”, y les pido que resalten sobre la lista de cada fase los que ya
saben que adoran, y luego que encierren en un círculo los que les gustaría probar. Luego les
pido que revisen las listas una vez más y tachen lo que no les gusta.
A continuación llenamos el mapa de alimentos. Es preferible hacerlo primero con lápiz y
empezar por los refrigerios. Con las listas particulares de cada fase en mano, pondremos los
refrigerios que sabemos que te gustan. Después pasaremos a los desayunos y cenas. Los
almuerzos se eligen al final, pues considero que a esa hora se pueden comer las sobras de la
cena o del desayuno anteriores, como trozos de tocino de pavo sobrantes del desayuno para
complementar la ensalada del almuerzo, o guardar un poco del filete de la cena para hacer un
envuelto de filete con hojas de lechuga al día siguiente.
La gente suele olvidar con mucha frecuencia consumir sus refrigerios, pero debes tener en
mente que son de fundamental importancia para el éxito de este programa. Los refrigerios
sirven para avivar el fuego del metabolismo, de modo que el cuerpo pueda digerir y
metabolizar las comidas mejor. Están colocados en horarios estratégicos y han sido
elegidos para suscitar una reacción neuroquímica, bioquímica, fisiológica y metabólica
específica. No puedes olvidarlos ni cambiarlos de fase. Te recomiendo que siempre
tengas refrigerios específicos de cada fase en la bolsa, el auto o la oficina.
A continuación hay un mapa de comidas en blanco sobre el cual puedes trabajar para crear
tu propia dieta del metabolismo acelerado personal. Antes de empezar cada semana, deberás:
Listo. ¿No te pareció divertido? Al elegir la comida que disfrutas y llenar las tablas de cada
semana diseñarás tu propia dieta con base en tu forma de vida y tus gustos.
Las claves del éxito para la dieta del metabolismo acelerado son: saber las reglas,
conocerte a ti mismo y planear con anticipación. Date tiempo para cocinar, llena tus
contenedores para congelar las porciones y comprométete. Construye la dieta en relación con
quién eres y qué haces, y prepárate para sentirte mejor que nunca.
ANTES DE DARLE VUELTA A LA PÁGINA
Los siguientes cuatro capítulos han sido diseñados para llevarte de la mano y prepararte para
algunos de los obstáculos emocionales que pueden surgir en el camino durante las próximas
cuatro semanas, así como para proporcionarte mapas de comidas “ideales” por si no quieres
hacer los propios. He descubierto, tras varios años de acompañar a mis clientes a lo largo del
plan, que cada semana tiene características únicas en cuanto a lo que puedes experimentar y
sentir. Observemos el panorama y veamos qué puedes hacer para seguir alimentando a tu
cuerpo y cerebro, de modo que tu metabolismo se mantenga encendido durante todo el
proceso.
TERCERA PARTE
¡Bienvenido a la primera semana! En ella, tu cuerpo pasará por las tres fases de la dieta del
metabolismo acelerado. Harás la fase 1 dos días, la fase 2 dos días y la fase 3 tres días.
Comerás un montón de comida, mucha de la cual parecerá un sueño hecho realidad. Tal vez no
toda te fascine, pero esta semana aprenderás qué te gusta y qué no de cada fase. Y
aprenderás muchas cosas más.
Sé que estás emocionado por comenzar, y yo estoy lista para acompañarte a cada paso.
En este capítulo llenarás tu primer mapa de comidas oficial, y en él pondrás los platillos y
refrigerios que comerás esta semana. Ahora bien, si prefieres que yo te diga qué comer, sigue
el mapa de comidas ideal de la primera semana que he preparado para ti. He aprendido que a
algunos de mis clientes les gusta que les indique exactamente qué comer, mientras que otros
desean descifrarlo por sí mismos. Prefieras lo que prefieras, aquí encontrarás las
herramientas.
Así que hablemos sobre la primera semana, a la cual me gusta llamar “la semana de la
caída libre”.
SEMANA DE LA CAÍDA LIBRE: QUÉ PUEDES ESPERAR
Y CÓMO ES PROBABLE QUE TE SIENTAS
La primera semana es emocionante, pero, dado que esta dieta es muy diferente, también
puede ser diferente y un poco aterradora. Recuerda, queremos confundir al metabolismo, no a
ti. Al comenzar el plan, habrá muchos cambios y tal vez de inicio te lleve algo de tiempo
acostumbrarte a esta nueva forma de comer.
Además, es necesario que hagas las paces con tus viejos fantasmas alimenticios. A medida
que te prepares para comenzar la dieta, quizá asomarán sus feas cabezas. Es probable que
tus obsesiones previas con el conteo de calorías o de carbohidratos, tu miedo a las frutas, las
carnes o la grasa, así como tus derrotas previas hagan su aparición en estos días. Escúchame
con atención: ninguno de ellos está invitado a esta fiesta. Déjate caer conmigo y dejemos a
esos viejos fantasmas atrás. Quiero que estés listo y que comprendas lo que está ocurriendo.
Recuerda que no estás solo en este viaje.
Éstas son algunas de las frases célebres de muchos clientes antes de empezar la primera
semana de la dieta:
CRÉELO
Creo con fervor en los decretos positivos. Esta semana, incluso antes de empezar,
visualízate perdiendo peso y estableciendo metas, sin obsesionarte con las cifras.
Enfócate en la reparación de tu cuerpo y los cambios que irás detectando. Esta semana
le exigiremos muchas cosas a tu cuerpo, en términos metabólicos. Le exigiremos que se
ponga en pie y ponga atención. Éste no es sólo un cambio de paradigma mental y
emocional, sino un enorme cambio de paradigma metabólico, así que tus éxitos y fracasos
anteriores nada tienen que ver con lo que estás haciendo ahora. Es un juego
completamente distinto.
MUCHO DE MUCHAS COSAS
Otra de las advertencias que les hago a mis clientes antes de la primera semana es que en
ella tendrán que acostumbrarse a comer mucho de muchas cosas. Es decir, que algunos días
comerán mucha fruta. Otros días comerán mucha proteína. Otros días más, muchas verduras.
En otros, muchas grasas. Esta vastedad está diseñada para enriquecer al cuerpo y darle los
nutrientes que necesita para fabricar músculo, hueso, cabello, piel y uñas. No olvides que
nuestro principal objetivo es transformar tu metabolismo de tal forma que sea capaz de extraer
los nutrientes de la comida y los use para alcanzar el equilibrio hormonal y estabilizar la salud.
Dicho lo anterior, es probable que esta semana seas testigo de una importante pérdida de
peso. Muchos de mis clientes bajan entre 250 gramos y medio kilo al día, a veces hasta más.
Esto también puede resultar aterrador. Algunas personas se preguntan si está pasando
demasiado rápido, si están quemando músculo en lugar de grasa. Otros son impacientes y
creen que no van a la velocidad adecuada, o temen que no están consiguiendo el éxito que
esperan.
Está bien ser un poco pasivo esta semana. No sobreinterpretes lo que está ocurriendo. No
te obsesiones con las cifras por el momento. En vez de eso, enfoca tu energía y concentración
en ajustarte al ritmo de las fases y sentirte cómodo con tu lista de compras. Presta mucha
atención a las diferencias entre los alimentos de cada fase. Toma nota sobre cuáles son los
que más disfrutas y subráyalos en la lista de compras. Toma muchas notas. Participa en la
reparación de tu propia salud. Apenas le estás agarrando el modo, así que enfócate en la
dieta, pero no sucumbas a la ansiedad. Si sigues las reglas aquí planteadas y confías en la
dieta, el resto se irá acomodando.
Una vez que empieza la semana, los comentarios de mis clientes empiezan a ser más
positivos, sobre todo en relación con la comida. Dicen cosas como:
Haz al menos un día de ejercicio cardiovascular entre ligero y moderado durante la fase 1.
Haz al menos un día de levantamiento de pesas (más peso, menos repeticiones)
durante la fase 2.
Haz al menos un día de alguna actividad muy relajante en la fase 3, como yoga, una
caminata en el parque en un día soleado o un masaje. De hecho, recomiendo mucho
hacer una cita con el masajista en la fase 3 de la primera semana, pues te ayudará a que
tu cuerpo se adapte con calma a la nueva rutina.
QUÉ COMER ESTA SEMANA: MAPA DIARIO DE COMIDAS
PARA LA PRIMERA SEMANA
Cuando mis clientes me visitan, juntos diseñamos mapas de comidas para esa semana, de
modo que sepan exactamente qué comer y en qué momento. Esta planeación previa hace que
el programa no requiera mucha reflexión y sea fácil de seguir. A continuación te ofrezco un
mapa de comidas previamente llenado. Puedes intercambiar platillos de la misma fase, o
seguirla en parte y modificarla a tu conveniencia. Siempre y cuando sean alimentos específicos
para cada fase, te apegues a las categorías de cada comida o refrigerio, y las porciones sean
correctas, puedes adaptar el mapa a tus propias necesidades. (En el capítulo anterior
encontrarás las instrucciones para personalizar tu propio mapa de comidas.)
Cada fase ha sido resaltada. He escrito los componentes de las comidas arriba y, en una
línea inferior, los alimentos o recetas que pueden funcionar para esa comida. Los platillos
cuyas recetas están más adelante están también señalados y etiquetados según la fase a la
que pertenecen.
Recuerda que esta dieta implicará cocinar un poco, pero no temas. Cuando hagas una
receta, empaca las porciones adicionales, etiquétalas según la fase a la que pertenecen y
congélalas. He diseñado los mapas de comidas para que buena parte de las recetas de la
primera semana hagan su aparición de nuevo en el mapa “ideal” de comidas de la tercera
semana. Cuando esto ocurra, ya tendrás la comida preparada y lista en el congelador. Saca
ventaja de la emoción inicial de esta semana para cocinar todo lo del mes, pues a veces el
entusiasmo se diluye en una o dos semanas.
Otra cosa: este mapa de comidas está diseñado para una persona que necesita bajar 10
kilos o menos. Por cada 10 kilos adicionales que desees perder, incrementa el tamaño de las
porciones agregando media porción original más. (Por ejemplo, si necesitas bajar 10 kilos, la
porción de chili son dos tazas. Si necesitas bajar 20 kilos, la porción de chili son tres tazas.)
SEGUNDA SEMANA:
¡OH, POR DIOS!
Llevas una semana entera de la dieta del metabolismo acelerado. Ya pasaste por las tres
fases una vez y sé que te sientes diferente respecto de hace una semana. Ahora te doy la
bienvenida a la segunda semana.
En esta semana tu cuerpo volverá a pasar por las tres fases de la dieta del metabolismo
acelerado, pero no será igual que la semana pasada porque estás en una semana distinta de
tu propio ciclo personal de cuatro semanas (para hombres y mujeres). Estarás exponiendo a
un cuerpo distinto a las tres fases esta semana, y aquí es donde se pone interesante. Esta
semana se sienta en la mesa un cuerpo cuyas glándulas suprarrenales se han calmado y cuyo
hígado ha sido estimulado, que ha sido nutrido para promover la producción de hormonas
tiroideas y otras hormonas quemagrasas, y cuya composición ha comenzado a cambiar, pues
convierte la grasa en combustible y el combustible en músculo. Imagina a la pituitaria que no
cabe de la emoción de ser quien orqueste todos estos gloriosos eventos.
Hasta ahora has perdido un poco de peso, así que tal vez comienzas a ver la luz al final del
túnel. Tu escéptico interior empieza a guardar silencio. En este capítulo te acompañaré durante
una nueva semana y te daré un mapa de alimentos completamente nuevo (aunque es decisión
tuya seguir el mapa aquí proporcionado o hacer uno propio).
También quiero que discutamos qué ocurrirá en esta semana. La semana pasada fue el
capítulo de la caída libre. Debiste darme un voto de confianza y creer en la dieta. Ahora
empiezas a ver resultados. Me gusta llamarle “la semana de no jod*s”, pero hay a quienes no
les gustan las groserías, así que me he censurado un poco (sólo un poco)...
SEMANA DEL “¡OH, POR DIOS!”: QUÉ PUEDES ESPERAR
Y CÓMO ES PROBABLE QUE TE SIENTAS
La segunda semana siempre es interesante. Por lo regular la gente se espanta un poco por lo
que ha ocurrido y por lo que pasará después. La semana dos puede ser como un paseo en
montaña rusa, tanto a nivel emocional como organizacional. ¡Oh, por Dios!, no llevas tanto
tiempo en el programa para sentir que es tu segunda naturaleza ni has agarrado del todo el
ritmo, pero sabes que es emocionante. También puedes sentir emoción, miedo o confusión por
la forma en que tu cuerpo está reaccionando al plan. ¿Has perdido suficiente peso?
¿Demasiado peso? ¿Has superado la abstinencia de café y azúcar, y la semana pasada se
fue volando? Respiremos profundo y sigamos adelante. Permitámosle al programa inspirarnos
a ser constantes, consistentes y a repararnos. El ímpetu incrementará esta semana, así que
no te pelees con él ni eches a volar tu creatividad; por ahora, sigue la corriente. La gente suele
reaccionar a esta sensación aterradora de ímpetu incrementado de una de las siguientes
formas: les asusta dejar de bajar de peso si restringen o duplican las porciones, pues creen
que pueden rebelarse y seguir bajando de peso de la misma manera.
Muchos de mis clientes experimentan una pérdida de peso significativa en la primera
semana, y a veces les asusta pensar que pueden estancarse. Su reacción ante esto es limitar
las porciones. Reducen las porciones de proteína a 120 gramos y las verduras a ½ taza en la
cena, y sólo comen proteína y verduras durante la fase 1, dejando de lado los granos
fundamentales. O se saltan la fruta del desayuno en la fase 3, pues creen que mientras menos
coman más peso perderán. Pero es lo peor que puedes hacer si estás intentando calentar el
metabolismo.
La otra posibilidad de reacción es que se dicen algo como: “Oh, por Dios, he bajado
demasiado de peso y no puede ser saludable. Lo mejor sería comer más”, u “Oye, si puedo
perder tanto peso haciendo exactamente lo que dice Haylie, supongo que debería poder comer
más y estará bien si no bajo tanto en la segunda semana”. Entonces se rebelan y comienzan a
hacer trampa, agregan carbohidratos o grasas en los lugares y fases incorrectas, hasta que
regresan a sus antiguos hábitos.
Ambas reacciones disfuncionales afectarán la pérdida de peso o la pararán definitivamente.
Tuve una clienta que perdió bastante peso en la primera semana. Se había portado como
un ángel, lo cual le había dado excelentes resultados. Durante la segunda semana, el diario de
comidas mostró que se había desviado bastante de las porciones de granos del mapa de
comidas de la fase 1, y que no le había puesto aguacate a su pan tostado en la fase 3. Incluso
se saltó un refrigerio de medio día porque no tenía hambre. Pensó: “Si lo estoy haciendo muy
bien y me siento llena y satisfecha, imagínate lo ocurrirá si como mucho menos”. Asistió a
cuatro clases de spinning e hizo una carrera larga en una semana. Cuando nos sentamos
juntas al final de la segunda semana, sólo había bajado medio kilo y se sentía bastante
agotada. Es increíble lo sencillo que fue convencerla de que comenzara el programa de nuevo
(así es, comenzamos de cero). Entonces logró durante cuatro gloriosas semanas de éxito
sentirse satisfecha y visitar al masajista más y al instructor de spinning menos.
Puesto que había limitado la comida tanto y había incrementado el ejercicio intenso, me
preocupaba que las hormonas de inanición estuvieran al máximo. Si el cuerpo entra en
modalidad inanición, las hormonas de estrés aumentan. Y ¿qué hacen estas hormonas de
estrés? Le indican al cuerpo que almacene grasa, en lugar de quemarla. ¿Te acuerdas?
Bueno, pues esta semana sé amable contigo mismo y cuídate del estrés.
El estrés es, sin duda, uno de los factores centrales de la segunda semana. Por eso
también le llamo la semana del “¡Oh, por Dios!” La gente se estresa por el considerable peso
que ha perdido, por si ha sido lo suficientemente rápido o si ha sido excesivo. O se van en
sentido contrario y se preguntan si dicha pérdida implica que pueden empezar a cambiar las
reglas del plan.
Es importante entender que si la culpa y el estrés engordan, ¡sentirse culpable por estar
estresado engorda todavía más! Así que esta semana asegúrate de contratar un masaje, date
un baño caliente con aceites de lavanda, trata de hacer ejercicio cardiovascular al aire libre en
un ambiente agradable y prepárate con la comida, pues es ésta la que te sacará adelante.
Alguna vez tuve un cliente que estaba muy ansioso porque estaba por acabarse una pera que
había agarrado como refrigerio cuando se dio cuenta de que estaba en la fase 2. “Entré en
pánico”, me confesó. No entres en pánico, sólo prepárate bien.
Durante la segunda semana haz un esfuerzo consciente por deshacerte del estrés y de la
culpa. El estrés fomenta la producción de respuestas hormonales que no deseamos en este
momento, así que si te has saltado fases o las has confundido, no te estreses. Sigue adelante,
pero con mayor conciencia. Lo mejor que puedes hacer por ti mismo, además de apegarte al
plan, es seguir sintiéndote bien por lo que estás haciendo. Siente el poder que tienes, siéntete
fuerte, y si cometes un error, perdónate y continúa. Sentirse culpable sólo empeora cualquier
desliz.
Estos sentimientos comunes suelen estar fundamentados en temores sobre lo que ocurrió
la semana anterior e incredulidad en cuanto a que puedes disfrutar la comida y aun así perder
peso, o en pensar que lo que ocurrió la primera semana fue coincidencia y que es imposible
que pase dos semanas seguidas. He conocido personas que incluso empiezan a sentirse así
hacia el final de la primera semana.
Escucha con cuidado estas sabias palabras: La verdadera reparación del metabolismo
ocurre si nuestro proceso de reparación es estable y constante.
Cada fase del plan es específica e intensa, razón por la cual le exige mucha energía al
cuerpo y no podemos quedarnos mucho tiempo en ella. Si nos quedamos demasiado tiempo en
una misma fase, el cuerpo se cansa y no puede hacer el trabajo necesario. Por eso
cambiamos de fase de forma cíclica, pero no debes modificarlas o empezar a improvisar, pues
el proceso dejaría de funcionar.
La segunda semana es tu oportunidad de agarrar bien el ritmo que establecimos en la
primera semana. No es momento de hacer cambios. La estabilidad y la constancia disminuyen
el estrés en todos los aspectos de tu vida, tanto a nivel fisiológico como psicológico, de modo
que tu cuerpo siente que está bien quemar grasa, pues no hay necesidad de almacenarla. Sólo
apégate al programa y todo saldrá de maravilla.
Tal vez durante la segunda semana pienses: “Oh, por Dios. Debo hacer algún cambio para
que esto siga funcionando”, u “Oh, por Dios. Debo cambiar algo para que no vaya tan rápido
este tren”. Detente un momento y respira profundo. La segunda semana no se trata de hacer
cambios drásticos.
En lugar de eso, me gustaría que durante la segunda semana te enfocaras en celebrar lo
que disfrutaste la semana anterior, y quizá en aceptar probar nuevos alimentos que no comiste
durante la primera semana. También es un buen momento para sentir curiosidad sobre lo que
está ocurriendo en tu cuerpo. No hay nada que temer. La primera semana implica confianza;
esta semana implica hacerte preguntas y mantener la mente abierta.
No reacciones instintivamente a lo que ocurrió la semana pasada, sino inquisitivamente y
con apertura. Tu cuerpo está respondiendo a varios cambios metabólicos sorprendentes, así
que en la segunda semana debes convencerlo de que sí, en verdad lo estamos haciendo y
tenemos todo lo que necesitamos. Tenemos suficiente fruta, suficiente grasa, suficientes
carbohidratos, suficiente proteína. No te asfixiaré con demasiada comida ni te mataré de
hambre al quitarla. Comeremos suficiente. Esto es lo que tu cuerpo necesita sentir, y la mejor
forma de transmitir el mensaje del cerebro al metabolismo es guardando la calma, poniendo
atención y siguiendo las reglas.
¡No olvides hacer el ejercicio de cada fase! Esta semana intenta que el día de cardio
moderado de la fase 1 sea al aire libre o en una clase de baile con música que te encante.
Haz al menos un día de levantamiento de pesas pesadas durante la fase 2, aderezado
con una buena dosis de rock pesado, para dejar el estrés o la frustración de la semana en
un charco de sudor en el gimnasio. También recuerda hacer un día de actividad
superrelajante durante la fase 3, como una suave clase de yoga o ese masaje que te
debes desde la semana anterior. He descubierto que muchas escuelas de masajistas
ofrecen masajes gratuitos o a bajo costo, y suelen ser muy buenos porque los estudiantes
intentan impresionar a sus instructores. Si te sientes bien y quieres hacer más, está bien.
Sólo respeta el ejercicio de cada fase. Puedes hacer dos días de cardio durante la fase
1, pero no hagas cardio durante las fases 2 o 3. En la fase 2 no hagas otra cosa que no
sea levantamiento de pesas, y en la fase 3 sólo haz actividades para reducir el estrés. El
ejercicio incrementa la producción de endorfinas, las hormonas de la felicidad, así que
combinar los entrenamientos y los alimentos especificados en el mapa de comidas servirá
para estimular, reconstruir y reponer a cada uno de los cinco participantes principales, así
como para equilibrar la conexión entre cerebro, carne y hormonas.
A continuación te ofrezco un mapa ideal de comidas para la segunda semana. Al igual que
en la anterior, puedes sustituir platillos, siempre y cuando pertenezcan a la misma fase.
QUÉ COMER: MAPA DIARIO DE COMIDAS DE LA SEGUNDA SEMANA
Recuerda ser tan creativo como quieras, pero siempre dentro de los lineamientos. No
flaquees en la cocina, pues si congelas suficiente comida durante la primera semana, casi no
tendrás que trabajar la semana siguiente, a menos que así lo desees. Antes de ir a comprar
para las comidas de la siguiente semana, haz un inventario de tu congelador. Básate en las
porciones que ya tienes congeladas. ¿Hay algo por ahí que te haya encantado? ¿Almendras
crudas o mangos congelados? Determina qué necesitas usar para incluirlo en el mapa de
comidas de la semana próxima.
El peso parece esfumarse, y te ves y te sientes fantástico. Es probable que sientas la
combustión interna, la grasa que se derrite mientras la llama del metabolismo se aviva. ¡No
tengas miedo y deja que tu cuerpo queme todo lo que pueda durante esta segunda semana!
CAPÍTULO OCHO
Después de dos semanas de hacer la dieta del metabolismo acelerado, para el mundo
exterior es bastante obvio que estás bajando de peso. Durante la tercera semana mis clientes
me dicen que finalmente están empezando a entender lo que llevo todo este tiempo
diciéndoles. Ya lo comprenden. El miedo se ha esfumado y ahora creen que en verdad pueden
bajar de peso si comen bien. Ahora te sientes cómodo con la dieta y sabes lo que estás
haciendo. Has dado grandes pasos y notas que tu cuerpo responde a ellos. Es una semana de
auténtica transformación, en la que el cambio de paradigma se ha concretado. Crees en ti
mismo. Crees en tu capacidad para reparar tu metabolismo y acelerarlo.
También ésta es la semana en la que mis clientes dicen que empiezan a recibir comentarios
de la gente a su alrededor. La tercera semana es la que capta miradas. Tu energía y
confianza se han renovado, y te ves mejor que nunca. Durante la tercera semana muchos de
mis clientes también afirman que por fin aceptan que perder peso con la dieta del metabolismo
acelerado no es doloroso. Pueden seguir socializando, comiendo con otras personas, y no
tienen por qué sentirse aislados. Hay tantas opciones de comida deliciosa que hacer la dieta
del metabolismo acelerado en el mundo real es más fácil de lo que jamás imaginaron.
Sin embargo... esta semana tiene su desafío particular. Lo he visto cientos de veces. Me
gusta llamarla “la semana pretenciosa” o la semana de “Si crees que así me veo bien, espera
a verme con una copa en la mano”.
¿Cuánto has bajado? ¿Cinco kilos? ¿Siete kilos? Seguro piensas: Oye, no es tan difícil.
Éste es mi momento. Si me desvío un poquito, si hago tantita trampa, siempre puedo
regresar al buen camino y seguir bajando de peso. Entonces empiezas a hacer trampa.
Piensas: ¿Por qué no tomarme un par de copas de vino en la fiesta?, o Es sólo una
rebanadita de pastel. No pasa nada, y vuelves a tomar tu café con leche en las mañanas o
cualquier otra cosa. Es ahora cuando empiezas a regresar a los viejos vicios que
descompusieron tu metabolismo en un principio.
Recuerda que mi objetivo es que no necesites estar a dieta por el resto de tu vida. Mi
objetivo es reparar tu metabolismo para que puedas comer en una parrillada, una fiesta infantil
o un festejo de cumpleaños, y no sufras del agresivo aumento de peso que conlleva un
metabolismo lento. Deseo que seas capaz de disfrutar tu vida, aprendas a moderarte antes y
después de un gran evento, seas constante con el ejercicio y te sientas bien en situaciones
normales, como salir a cenar a un restaurante o ir a una fiesta.
Se necesitan 28 días para llegar a ese punto. ¡Y punto! No es negociable.
Por muy bien que te sientas, por divertido que sea y por mucha confianza que hayas
adquirido, ¡no bajes la guardia! La tercera semana es una semana de peligro.
LA SEMANA DE “SI CREES QUE ASÍ ME VEO BIEN...”: QUÉ PUEDES
ESPERAR Y CÓMO ES PROBABLE QUE TE SIENTAS
Es obvio que quieres seguir bajando de peso. La dieta del metabolismo acelerado te lo
permitirá, pero lo que necesitas entender en este momento, durante esta semana, es que la
pérdida de peso no es mi principal objetivo. Estoy más interesada en proveerte de un
metabolismo acelerado, saludable y en funcionamiento óptimo que en que pierdas peso. Me
interesa que encuentres un peso y equilibrio en el cual puedas comer y vivir sanamente todos
los días de tu vida. En ese punto, podrás tener una vida rica y satisfactoria sin estar todo el
tiempo a dieta. Si ya has bajado de peso, genial, pero eso no quiere decir que el metabolismo
ha sido reparado por completo. Todavía no terminamos.
En la dieta del metabolismo acelerado ocurren dos cosas: reparamos tu metabolismo y lo
aceleramos. Ambas pueden ocurrir con rapidez, o quizá lleve un poco más de tiempo que el
metabolismo acelerado se encienda por completo.
El retraso en la reparación suele ajustarse en la tercera semana. Lo he visto en particular
en el caso de clientes que durante mucho tiempo han llevado dietas bajas en carbohidratos.
Tenía una clienta que no había comido fruta ni granos durante años. No había probado bocado
ni de arroz integral. Lo único que comía era carne, pescado, pollo y verduras. Cuando vino a
verme por primera vez, estaba muy preocupada. Dijo que no habría manera de que pudiera
comer toda esta comida. Decía: “Con sólo mirar una rebanada de pan tostado subo un kilo”.
Su experiencia no es tan distinta de la de muchos más que han hecho dietas bajas en
carbohidratos por periodos muy largos de tiempo. Se vuelven intolerantes a los carbohidratos y
suben mucho de peso aunque los consuman en cantidades mínimas.
Durante las primeras dos semanas perdió muy poco peso y estaba muy preocupada. Le
enfaticé que estaba comiendo cientos de gramos de carbohidratos y no estaba subiendo de
peso. Ésta es la etapa de reparación. Su cuerpo estaba aprendiendo a volver a usar los
nutrientes presentes en alimentos ricos en carbohidratos. Una vez que su cuerpo se reeducó a
comer carbohidratos de nuevo, comenzó a perder peso en serio, pero, antes de que su
metabolismo pudiera comenzar a quemar grasas a gran velocidad, debía reparar lo que le
había hecho con años de una alimentación baja en carbohidratos.
Si durante las dos primeras semanas no pierdes tanto peso como habías esperado,
enfócate en la gran cantidad de carbohidratos con alta densidad de nutrientes que has estado
comiendo, y en las grasas saludables que has disfrutado. Al mantenerte firme también estás
viviendo una reparación sustancial de tu metabolismo. ¿Qué pasa cuando comienzas a perder
peso? No sólo reparaste tu metabolismo, sino que lo aceleraste de forma sorprendente. No
sólo has aprendido a quemar lo que comes, sino también a incinerar tus reservas de grasa.
La reparación del metabolismo no consiste en bajar de peso, aunque la pérdida de peso
ocurrirá si tienes muchos kilos de más. Se trata de que el cuerpo sea capaz de extraer los
nutrientes de la comida de forma efectiva y exhaustiva, de modo que tus reacciones
fisiológicas y bioquímicas frente a la vida sean normales y adecuadas. Se trata de lograr cosas
importantes como la liberación saludable de hormonas sexuales, tener piel, cabello y uñas
radiantes, mejorar la agudeza cerebral y prevenir enfermedades como la diabetes, las
cardiopatías, un infarto e incluso cáncer de seno. La pérdida de peso es sólo otro de los
maravillosos efectos secundarios de tener un metabolismo acelerado.
Hay que ver el panorama completo. Celebra tus éxitos, pero no te des palmadas tan
fuertes en la espalda que te hagan caer de boca. No celebres saliéndote del programa antes
de completar el ciclo entero de sanación. Hay muchas otras formas de hacerlo que no implican
comida, como comprarte ropa nueva, hacerte un facial, una pedicura o exfoliar tu piel, o incluso
planear irte a un retiro de yoga o de bienestar físico después de los 28 días.
Es tan crucial que no puedo enfatizarlo demasiado: si haces trampa en este momento, si te
detienes justo ahora, lo único que estarás haciendo es repetir los viejos patrones y apegarte
al mismo paradigma obsoleto. Ya sabes cuál es. Es aquel bajo el cual vivías, aquella prisión
de la que tanto intentabas escapar. Es la mentalidad de “Siempre estaré a dieta”, o de “Debo
hacer dieta para que me quede ese atuendo o para asistir a cierto evento social”. Es el viejo
paradigma de “No puedo más porque mi peso está fuera de control y estoy tan insatisfecho
con mi cuerpo que estoy dispuesto a someterme a lo que sea”. ¿Te acuerdas de él?
Quiero que no te vuelvas a sentir así jamás. De eso se trata la reparación del metabolismo.
Cuando tu metabolismo sea una hoguera, podrás ponerte toda la ropa que quieras y asistir a
cualquier tipo de evento social. Quiero que no vuelvas a sentir que tu peso está fuera de
control. No quiero que te sientas insatisfecho con tu cuerpo. Deseo que comas como una
persona normal. Con esta dieta no perderás peso de forma temporal. A lo largo de todo el
programa, estarás aprendiendo a restablecer tu metabolismo con comida, en vez de deprimirlo
con dietas. En este momento estás en pleno vuelo, justo a la mitad de una transformación
fisiológica, neuroquímica y bioquímica que te recompensará con un metabolismo ágil y
saludable.
En ocasiones, mis clientes se sienten tentados a dejar la dieta en la tercera semana. Es
crucial que no lo hagas. Debes completar el ciclo de 28 días la primera vez que haces la dieta.
En ocasiones posteriores puedes regresar a ella sólo por cuestiones de mantenimiento, y
hacer una o dos semanas nada más. No hay problema con eso. Muchos de mis clientes la
hacen cada tres meses, para que su cuerpo se mantenga alerta y despierto, y su metabolismo
siga acelerado. Avivar por temporadas el fuego metabólico enriquece al cuerpo, estimula la
absorción de nutrientes y le recuerda al cuerpo que debe transformarlos en el tipo correcto de
sustancias y estructuras, como músculo, huesos, hormonas y una química cerebral equilibrada.
Algunos de ellos sólo la hacen una o dos veces al año, para recordar cómo es un programa
nutricional saludable y bien balanceado. Son ideas que ellos han diseñado, pero, por ahora,
estás en el plan de 28 días, ¡así que debes apegarte a él!
Les ayudo a mis clientes a prepararse para los playoffs de la NBA, para la alfombra roja y
para giras musicales agotadoras. Les insisto en que se apeguen al plan hasta que llegue la
hora del espectáculo.
Es más importante que nunca ser diligente a medida que la sanación del metabolismo
progresa. No estoy lista para dejarte ir a mostrarle al mundo tu nuevo cuerpo. Todavía no llega
la hora de tu debut. El espectáculo será 28 días después de que hayas comenzado la dieta del
metabolismo acelerado. No es sólo parte de la rehabilitación y la reparación, sino el empujón
final para lograr la combustión. Pero si te sales del programa ahora, tu cuerpo sólo habrá
experimentado las tres fases durante dos semanas de tu ciclo mensual de 28 días.
Tu cuerpo no ha terminado el maratón de reparación metabólica aún. ¿Acaso sacas la ropa
de la lavadora antes del ciclo de enjuague? ¿Sacas el coche del taller a la mitad del proceso
de cambio de aceite? ¿Te levantas en medio de una cirugía de emergencia y le dices al
doctor: “Oiga, creo que ya ha sido suficiente por hoy”?
Cuando era más joven, estuve en un accidente automovilístico grave. Durante años tuve
que hacer fisioterapia, terapia ocupacional y terapia de recuperación del habla. Era
desgastante y difícil, pero tuve un cirujano fabuloso a quien le apasionaba enseñarme el
panorama completo. Tenía anillos honorarios del Super Bowl por el trabajo milagroso que
había hecho al rehabilitar a jugadores de la NFL, así como jugadores de hockey y de golf
profesionales. Siempre me decía: “Sabremos que tuviste éxito cuando hayas regresado a la
cancha”. Ésa era su frase distintiva. Así que yo me visualizaba como una atleta que debía
regresar al juego. No sólo hacía la fisioterapia para mejorar mi rango de movilidad, sino para
volver a estar en la cima.
Lo mismo ocurre con la dieta del metabolismo acelerado. No se trata de perder peso, sino
de volver a comer y de que tu cuerpo se desempeñe a nivel metabólico como el de cualquier
deportista profesional. Su objetivo es permitirte volver al juego de la vida y sacarte de la
soledad que implican las dietas.
Al igual que yo, ese doctor era un sargento y las cosas se debían hacer a su manera,
según afirmaba. Yo debía ser constante, debía ser firme y debía ser diligente. Debía ir a su
consultorio o se negaría a atenderme. Debía seguir su programa al pie de la letra hasta que
estuviera lista para ser dada de alta.
Aún no estoy lista para darte de alta. Eso ocurrirá al terminar los 28 días, no antes. Aunque
te veas muy bien, y aunque te verías mejor con una copa en la mano, posterga un poco más el
consumo de esa bebida, por favor. Todavía no firmes la salida, pues no hemos terminado.
Este programa no es una solución fácil. La tercera semana es crucial, así que mantente
alerta, sé constante y no quites la vista del premio mayor: un metabolismo acelerado y el
hecho de que jamás tendrás que volver a privarte de la comida real.
No olvides hacer los ejercicios de cada fase: uno o dos días de cardio moderado en la
fase 1, uno o dos días de levantamiento de pesas pesadas en la fase 2 y de uno a tres
días de actividades superrelajantes en la fase 3. No es hora de hacer de lado el ejercicio.
Ahora estás liberando la grasa a buena velocidad, y tu cuerpo está trabajando con
diligencia para convertirla en combustible. No quieres que se redistribuya en el cuerpo,
sino quemarla o convertirla en músculo con el ejercicio. Recuerda hacer el entrenamiento
específico de cada fase durante 28 días. Es crucial para una auténtica transformación
estructural.
Necesitas moverte para desarrollar músculo. Usa tu nueva energía y confianza en ti
mismo para aumentar el ejercicio un poco en cada fase. Te estás volviendo más rápido,
fuerte y mejor para relajarte, así que asume con una sonrisa lo que está ocurriendo. Tu
cuerpo se está transformando frente a tus ojos.
QUÉ COMER: TU MAPA DIARIO DE COMIDAS
DE LA TERCERA SEMANA
De nueva cuenta, te ofreceré un mapa de comidas que te dirá exactamente qué comer esta
semana. Recuerda, puedes intercambiar platillos pertenecientes a la misma fase, o recurrir a
algunas de mis sugerencias, pero no a otras. Si quieres comer lo que te sobró de la primera
semana durante toda la tercera para no cocinar, ¡perfecto! Si quieres probar nuevos platillos,
¡adelante! Siempre y cuando te apegues a los alimentos y refrigerios específicos de cada fase
y las porciones sean las correctas, puedes adaptar el plan a tus propias necesidades.
También es buen momento de releer las reglas de la dieta del metabolismo acelerado. ¡No
vayas a intercambiar las fases! Te ves bien, pero todavía no puedes comer como si ya tuvieras
un metabolismo acelerado.
Tuve una clienta llamada Layla, quien bajó mucho de peso con la dieta del metabolismo
acelerado, pero no durante la tercera semana. En vez de bajar, subió de peso,
precisamente por las razones que te acabo de explicar. Se veía bien y lo sabía. Sentía
que había salido de la crisis, y además estaba loca de ocupada. Así que comenzó a hacer
una pequeña trampa aquí y otra allá, dejó de tomar suficiente agua, empezó a tomar vino
y se permitió comer uno que otro postre. También se saltó el almuerzo del lunes y cenó
tarta de queso. En la fase 1 redujo la cantidad de fruta para compensar los carbohidratos
(lo cual no funciona), y comió cordero en la fase 2, el cual sólo está en la lista de la fase
3. Se estancó e incluso subió medio kilo en un día.
Layla no estaba lista aún. Su metabolismo estaba mejorando, pero no estaba
reparado por completo. A pesar de que tenía una semana muy pesada, dejar de tomar
agua fue un gran error, pues ésta es crucial para expulsar las toxinas que están siendo
liberadas por toda la grasa que se está quemando. Si reduces la cantidad de agua en
esta semana, las hormonas producidas por las suprarrenales le indicarán al cuerpo que
baje el ritmo de pérdida de peso mientras se hace cargo de las toxinas recién liberadas.
También debes respetar las fases hasta que terminen las cuatro semanas, así como los
tamaños de las porciones. No te saltes comidas ni refrigerios. No comas algo fuera de
fase hasta que tu cuerpo esté listo, y no lo está todavía. A pesar de su desliz, Layla
regresó al buen camino y se sacudió la culpa para poderse sacudir los kilos de más. Hoy
en día se ve guapísima, aunque le costó un poco más de lo que esperaba llegar a donde
está.
Mantén la fuerza precisamente porque te ves muy bien. Sólo falta una semana más. La
última semana es la más sencilla porque te estás volviendo experto en la dieta del metabolismo
acelerado. El peso seguirá esfumándose, así que apégate al plan y sigue haciéndolo como
hasta ahora.
Vas por buen camino. Puedo imaginar que incluso has comenzado a reeducar a tus
familiares y amigos, y les compartes de tu almuerzo o refrigerios con orgullo. Ya no te
escondes ni estás aislado en el mundo de las dietas. Te has vuelto experto en comida y te
emociona todo lo que ella puede hacer por tu cuerpo. Está ocurriendo. Te estás convirtiendo
en una de esas personas que declaran sin reparos: “Claro, es que tengo un metabolismo
acelerado”.
Estoy muy orgullosa de ti. Has llegado a la cuarta semana. Es probable que no sólo te hayas
acostumbrado a comer de una forma completamente nueva, sino que también concibas la
comida en otros términos. Para muchas personas, ésta habrá sido una gran transición. ¡Lo
lograste! Has llegado a la última semana.
Ha llegado la hora de mirar hacia atrás y ver lo que has logrado en los últimos 21 días. Ya
sea que hayas diseñado tus propios mapas o hayas seguido los menús que te sugerí, es
momento de sacarlos y ver qué te funcionó. ¿Aumentaste las porciones de espinacas y brócoli
durante la fase 2, y al parecer eso te ayudó a sentirte lleno y perder más peso? ¿Sentiste que
el pan francés de la fase 1 te satisfizo más que el pan tostado simple con fruta? ¿Acaso la
avena o el chili te hicieron sentir acalorado y mareado?
¿Cuáles han sido las claves que te han llevado al éxito hasta este punto? Ésta es la mejor
semana para examinar cuáles fueron las cosas que te gustaron, cuáles redujeron en serio tus
hormonas de estrés y cuáles te hicieron sentir de maravilla.
Es hora de darlo todo.
Es la semana para hacerlo. Sé perfecto. Sé fuerte. Sé increíble. Haz cada fase al pie de la
letra. Haz el ejercicio apropiado para cada fase. Completa el proceso de reparación y
enciende la hoguera del metabolismo.
También es buen momento para hacer todo lo que quisiste durante las cuatro semanas y
que no has hecho aún: revisa las recetas del capítulo once que no has probado todavía.
¡Hazlas! (O quédate con tus favoritas o con los sobrantes de las de las semanas anteriores, si
te es más fácil.) Si hay ejercicios específicos de cada fase que no has intentado aún (una
clase de meditación, un seminario de respiración profunda), ¡adelante! Por lo regular, mis
clientes afirman que la cuarta semana es bastante sencilla. Se dan cuenta de que están por
terminar, se sienten bien por haber perdido peso y quieren llegar a la meta con la cara en alto.
¡Tú también puedes hacerlo! Durante tres semanas has estado utilizando los alimentos
como medicina para mejorar tu salud y bienestar físico, así que debes sentirte de maravilla,
equilibrado y estable, con control sobre tus antojos, más fuerte y liviano y mejor que hace
cuatro semanas. Haz de ésta la mejor semana de todas y disfruta lo más posible el trabajo
increíble que has hecho.
LA SEMANA DE DARLO TODO: QUÉ PUEDES ESPERAR
Y CÓMO ES PROBABLE QUE TE SIENTAS
Estás por empezar la última semana de tu ciclo personal de 28 días, la cual también es la
última semana de la dieta del metabolismo acelerado. Recuerda que tu cuerpo, en esta parte
específica del ciclo de cuatro semanas, nunca ha probado esta dieta en particular. Para tu
cuerpo, cada una de las cuatro semanas es una experiencia completamente nueva porque tu
metabolismo está en momentos distintos. Estás en etapas distintas de reparación y
reconstrucción, y cada vez que pasas por las tres fases, tu cuerpo se vuelve más saludable.
Aunque estés satisfecho y contento con la cifra que marca la báscula, no debes olvidar que tu
cuerpo aún no ha sido del todo reparado. Estás muy cerca, pero no quieres detenerte antes de
llegar a la meta.
Adopta en serio los principios durante esta semana. Apégate de forma precisa y exacta al
mapa de comidas y a la lista de compras, incluso si anhelas beber una copa de vino o comer
un postre al terminar. Es la última semana para avivar el metabolismo. ¡Olvídate de los leños
húmedos!
¡CON TODO!
Extrañarás que te diga qué hacer cuando se terminen estas cuatro semanas, ¿verdad? Así
que, por última vez, te diré exactamente qué comer. Recuerda que puedes intercambiar
platillos de la misma fase, o comer algunos de los platillos sugeridos, pero otros no. Además,
estás en la recta final, así que no es momento de echar a volar la creatividad en cuanto a las
reglas o de empezar a intercambiar fases. Sí, alguna vez me quité una férula del tobillo una
semana antes de terminar el tratamiento, pero tenía una exhibición hípica importante al día
siguiente, era joven, y mi madre debía trabajar esa noche, así que no estaba en casa para
disuadirme. Creo que todos estamos de acuerdo en que ya no estamos tan jóvenes ni somos
tontos, así que te prohíbo que te desvíes del camino. Ambos sabemos que necesitas, deseas
y mereces lo que te está ocurriendo, así que no rompas mis reglas. Por el contrario, dale con
todo y termina con todas tus fuerzas. Mientras estás en el proceso de hacer la dieta durante
esta última semana, quiero que empieces a pensar en qué harás cuando termines esta dieta.
En el próximo capítulo, “Vivir con un metabolismo acelerado”, lo discutiremos a profundidad,
pero es probable que por ahí del miércoles de esta última semana te hagas consciente de que
está por terminarse y te preguntes: “¿Qué haré la próxima semana?” Quizá estás frente a una
transición fundamental en tu vida, así que mientras experimentas los dolores de parto de la
cuarta semana, quiero que empieces a planear de forma estratégica tu futuro.
Aunque algunos aspectos del metabolismo tienen un componente genético, en la mayoría
de los casos el metabolismo lento se debe a cómo ha sido tu vida. ¿Cómo la vivías antes?
¿De qué forma es distinta a lo que has vivido en los últimos 28 días? ¿Qué has aprendido en
las últimas cuatro semanas sobre la manera en la que tu cuerpo desea vivir? ¿Qué cosas
crean un ambiente óptimo para tu cuerpo, tu metabolismo y tu bienestar físico general?
Si te sientes mejor, con más claridad y lleno de energía sin necesidad de cafeína, ¿en
verdad deseas volver a lo anterior? Si te sientes más feliz, calmado y desintoxicado al no
comer azúcares refinadas, gluten o maíz, ¿en serio quieres volver a comerlos?
Si es así, tu metabolismo estará más preparado para enfrentar estos alimentos de vez en
vez, en cantidades moderadas. Sin embargo, considera lo bien que te sientes sin ellos.
Algunas personas regresarán a sus hábitos poco saludables, pero el metabolismo acelerado lo
compensará. Por desgracia, si sigues arrastrándote hacia el callejón de la comida que no le
proporciona a tu cuerpo los nutrientes que necesita y que contiene ciertas sustancias tóxicas
que no requieres y que sólo hostigan tu hígado y promueven la acumulación de grasa, ¿qué
crees que ocurrirá? Estarás de nuevo donde empezaste. Un metabolismo acelerado te servirá
si llevas un estilo de vida saludable, pero es incapaz de anular como por arte de magia uno que
sea del todo disfuncional.
Así que esta semana, mientras te entregas por completo al plan, piensa cómo puedes
entregarte por completo a tu vida. Con esto quiero decir que vivas como si de verdad fuera tu
intención hacerlo, con propósito y criterio. Cuida tu cuerpo. Acabas de arreglarlo. ¿Te gustaría
que se descompusiera otra vez?
Antes de regresar a tu vida “normal” y de comer como la gente “normal”, debes entender lo
que esto significa. En caso de que todavía no estés seguro, observa cómo te has estado
alimentando durante las últimas cuatro semanas. No te has privado de ningún grupo alimenticio.
Has comido proteína, frutas, verduras y granos. Has estado perdiendo el excedente de peso
de forma regular. Tu fisiología y química interna han mejorado. Te ves mejor. Te has ejercitado
con moderación. Tu estado de ánimo ha mejorado. ¿No te gustaría vivir así todo el tiempo?
Mi objetivo es que aprendas a vivir en equilibrio y disfrutes tu vida sin que eso represente un
riesgo para tu salud. La obesidad y el aumento de peso provocan incrementos en los casos de
diabetes, cáncer de seno, depresión, cardiopatías y muchas otras enfermedades crónicas.
Estás en el buen camino y has aprendido mucho sobre cómo mejorar tu salud. Has participado,
tenido éxito y causado impacto en la báscula, tu salud y tu vida entera.
Hace poco me reuní con una clienta a quien no había visto en años. Está entrando a la
menopausia y buscaba algunas terapias naturales que la ayudaran a sortear los cambios
hormonales. Ya había reiniciado la dieta del metabolismo acelerado y había completado el
ciclo de 28 días, con lo que regresó a su peso ideal. Hacía seis años que había hecho una
versión del plan conmigo, así que me sorprendió que no hubiera olvidado el ritmo, los alimentos
ni las fases después de tanto tiempo. Me dijo que, como parte de un estilo de vida saludable,
había mantenido muchos de los cambios inspirados por la dieta, pero sentía que necesitaba un
ajuste estricto, no sólo para regresar a su peso ideal, sino también para recordarse lo bien que
se sentía su cuerpo y cómo respondía ante los buenos tratos. Me recitó varias de las que
llamó “Las frases célebres de Haylie”, como “No te prives de comida y luego te prives en la
caminadora” (come antes de ejercitarte), o “Prefiero una orden judicial que comida artificial”
(nada de edulcorantes artificiales), o “Si dice ser libre, déjalo ir” (no compres productos que
dicen ser de dieta o estar libres de grasas o azúcares). ¡Me sentí muy orgullosa! Me llenó de
orgullo que su postura ante su salud fuera preventiva, que tomara la iniciativa de reiniciar un
programa de dieta que promovería su salud y le permitiría regresar a su peso ideal, y de que
nos llevara a mí y a mis frasecitas cursis en su aventura de vida durante los últimos seis años.
Ya que es nuestra última semana juntos en este breve plan de 28 días, considera la
posibilidad de que siga siendo tu nutrióloga por muchos años. Estaré contigo toda la vida, la
cual disfrutarás gracias a las mejorías en tu salud y en tu equilibrio corporal, y a que has
alcanzado el peso más saludable posible.
Considera elegir alimentos balanceados y saludables de ahora en adelante. Considera la
opción de preferir casi siempre alimentos ricos en nutrientes en vez de alimentos con calorías
vacías. Considera que puedes moverte y liberar el estrés y comer toneladas de verduras.
Piensa en todo lo que has aprendido y cómo puedes vivir bajo esos principios esta semana, la
próxima y el resto de tu vida. Lleva contigo lo que has ido recopilando. Ya sabes cómo
estimular a los cinco participantes principales y tienes las herramientas para encender, avivar y
mantener la hoguera metabólica, así que durante esta semana acepta los cambios que has
hecho y piensa en cómo algunos de ellos podrían no sólo cambiarte la vida, sino ser para toda
la vida.
MAPA DE COMIDAS DE LA CUARTA SEMANA
Tal vez quieras echarle el último vistazo al congelador, refrigerador y alacena para
inventariar y cambiar alguna de estas comidas por cosas que tengas a la mano. Termina la
semana con algunos de tus platillos favoritos de las anteriores, o con recetas nuevas de la
siguiente sección que te mueras por probar. No te preocupes si no alcanzas a probar todo,
pues son recetas que puedes seguir haciendo y disfrutando una vez que termines la dieta del
metabolismo acelerado. Mis hijos tienen varias recetas favoritas entre las del capítulo once,
muchas de las cuales uso en fiestas y eventos sociales, así que no sólo son recetas “de dieta”.
Son para toda la vida.
¡Has terminado! ¡Lo lograste! Cuando llegues al final de esta semana y hayas perdido aunque
sea 250 gramos al día durante las últimas cuatro semanas, habrás rehabilitado por completo tu
metabolismo disfuncional y obtenido salud abundante, un buen equilibrio hormonal, niveles
estables de colesterol y un sistema inmunológico sano. Juntos, los cinco participantes
principales, tú y yo, hemos hecho un gran trabajo en estos 28 días. Estoy muy orgullosa de ti y
espero que nos encontremos en otras aventuras de vida. Sin embargo, antes de dejarte ir,
quisiera que habláramos sobre cómo será la vida con este cuerpo nuevo y hermoso que debes
cuidar.
CUARTA PARTE
Si aún tienes peso por perder, te recomiendo regresar al inicio y volver a hacer el ciclo de 28
días completo una vez más. Muchos de mis clientes hacen dos o tres ciclos, hasta que se
encuentran en donde quieren estar. Pero ¿qué pasa si sólo quieres perder otros tres, cuatro o
cinco kilos?
No hay problema. Tras terminar las cuatro semanas, puedes agregar tantas semanas
adicionales como necesites —una, dos, siete o las que sean— hasta que estés en el peso
deseado. Aun si sólo tienes unos cuantos kilos de sobrepeso, aunque sean tres o cuatro,
continúa hasta llegar a la meta. Tal vez sólo se requiera una o dos semanas adicionales, pero
hazlas. Es importante que llegues a la meta. De otro modo, te garantizo que dentro de cinco
años seguirás teniendo problemas con esos mismos tres o cuatro kilos. Deshazte de ellos
ahora mismo y deja que sean otros los que cuenten historias de cuando estuvieron a punto de
lograr sus objetivos... porque tú habrás logrado el tuyo.
Como ya dije, muchos de mis clientes hacen el ciclo de 28 días una vez cada tres meses
para mantener al metabolismo entrenado, como si fuera un atleta. Otros lo hacen una o dos
veces al año. Tuve una clienta que hizo dos ciclos de la dieta del metabolismo acelerado y
llegó a su peso ideal en esos primeros 56 días. Sin embargo, lleva una vida tan agitada y
demandante, y viaja todo el tiempo, que hace la dieta del metabolismo acelerado una semana
al mes. Lleva años haciéndola religiosamente, y le funciona. Dice que mantiene el fuego del
metabolismo encendido y que el resplandor dura todo el mes. También asegura que la dieta le
recuerda que puede cocinar comida nutritiva, reconfortante y enriquecedora, y que esos
momentos de sentirse como una diosa en su hogar la hacen mantener los pies en la tierra.
Ya sea que hagas la dieta del metabolismo acelerado durante 28 días o cuatro, seis u ocho
ciclos, en algún punto deberás dejar de perder peso y quedarte en el que te hace feliz y te
mantiene saludable. Aunque no lo creas, también tengo algunas reglas para cuando alcanzas tu
meta.
Cuando hayas alcanzado tu peso ideal, te habrás graduado de la dieta. Has probado las
mieles de la auténtica salud, así que en este capítulo te mostraré cómo seguir cosechando
todos los beneficios saludables por los que has trabajado tanto. Éste es mi plan de
mantenimiento que sí funciona y funciona para siempre.
REGLAS DE MANTENIMIENTO
Amo a mis caballos. Los alimento bien, los cepillo bien y los consiento. Reciben mucha
atención, aunque no se compara con la manera en que se les trata a algunos caballos de
carreras y de concurso, los cuales tienen sus propios masajistas privados que les ayudan a
relajar los músculos, reciben terapias de reiki que manipula su energía, e incluso tienen cobijas
especiales con magnetos integrados que sirven para tratar las inflamaciones. Comen seis
veces al día y tienen varias sesiones de adiestramiento y aseo durante el día. Se les mima y
quiere. Es fácil identificar a un caballo bien alimentado, pues cuando está en una exhibición
brilla e irradia belleza y confianza.
¿Por qué no te tratas a ti mismo de esta forma? ¡Puedes hacerlo! Ahora que ya
despertaste a tu metabolismo y lo pusiste en forma, quiero que te veas a ti mismo como un
entrenador vería a un valioso caballo de concurso. Quiero que te valores, te respetes y te
nutras para que te desempeñes al máximo. Deseo que brilles. Deja que la vida sea tu
escenario. Trátate como si tuvieras el potencial de ganar la Triple Corona. Sacúdete la melena
y sal al mundo. Quiero que respetes tu propio nivel de desempeño metabólico y valores lo que
has logrado con tu propio cuerpo. Sigue adelante con orgullo y dignidad, y con el compromiso
de que nunca volverás a maltratar tu cuerpo.
Eres un campeón. Has estado encerrado en mi establo, así que es hora de salir y reflejar
frente al público el cuidado que te has procurado los últimos 28 días.
Este tipo de autocuidado debería ser tu nueva realidad al regresar a la vida real después
de cuatro semanas de hacer la dieta del metabolismo acelerado. Sé que tal vez te sientas un
poco nervioso, pues regresar a la vida cotidiana puede parecer aterrador. Quizá te preguntas:
“¿Y si regreso a mis viejos hábitos dañinos?”
No te preocupes. Has adquirido hábitos tan positivos aquí que los viejos vicios no volverán a
tener cabida. Además, eres más fuerte que hace un mes.
Sin embargo, para no recuperar el peso y mantener al metabolismo acelerado, te ofrezco
algunos principios fundamentales que recomiendo que sigas en tu vida cotidiana.
LAS HERRAMIENTAS PARA VIVIR CON UN METABOLISMO ACELERADO
1. Come de 10 a 15 gramos de proteína cada dos horas durante el día, desde la primera
media hora después de despertar hasta que llegues al evento. Come como si estuvieras en la
fase 2: baja en carbohidratos, muchas verduras y altas cantidades de proteína, sobre todo
proteína animal, la cual se absorbe con mayor facilidad. Haz comidas ricas en proteínas y,
entre comidas, consume rebanadas de pechuga de pollo o de embutidos de pavo libres de
nitratos, 30 a 60 gramos de filete de res, lomo de cerdo o pescado sobrante. Esto mantendrá
estables los niveles de azúcar en la sangre y tus músculos tendrán el combustible para
almacenar las azúcares extra (como el vino o la margarita que planeas beber) como glicógeno
en lugar de como grasa.
Hacer esto también será como ponerle freno a la posibilidad de una borrachera o de darte
un atracón porque llegarás con apetito, mas no hambriento. Por último, comer proteína cada
dos horas durante todo el día sin falta estimula las hormonas quemagrasas, las cuales estarán
preparadas y en forma para encargarse de cualquier cosa que ingieras.
2. Emociónate por el evento. ¡Es muy importante! El régimen proteínico funcionará, así que
no tienes motivos para estresarte. Espera el evento con ansias, en vez de preocuparte por él.
Así, cuando llegues te la pasarás increíble. Esto convence a tu cuerpo de que no hay
emergencia alguna y de que todo va de maravilla. Si mantenemos a las hormonas de estrés
fuera de la jugada, el cuerpo no tendrá razones para almacenar grasa. Mientras tú bailas y
disfrutas la fiesta, tu cuerpo se entretendrá con su propio festín de quema de grasas.
1. Come azúcares naturales todo el día. Desayuna fruta y toma fruta con el almuerzo.
Debe ser fruta entera, no jugos. Cuando el desayuno y el almuerzo están colmados de fruta, el
cuerpo se ajusta con comodidad a niveles de azúcar en la sangre elevados pero estables. En
esas dos comidas, desayuno y almuerzo, come como si estuvieras en la fase 1.
3. Cena grasas saludables. Las grasas buenas reducirán la velocidad de transporte del
azúcar. Así que cena como si estuvieras en la fase 3.
4 . Disfrútalo. Ve a la fiesta y pásatela bien mientras saboreas ese rico pastel de trufa de
chocolate. Luego sal a bailar. Deléitate sin culpas. Recuerda que la culpa engorda más que los
chicharrones.
Debo tener mano dura y actuar como barandilla de mis clientes y lectores. Si empiezas a
tomar las curvas con demasiada velocidad o empiezas a desviarte del camino, quiero estar
aquí con mis reglas estrictas para evitar que te lances al barranco proverbial y acabes con la
dieta. Si rompes las reglas y la barandilla te falla, debemos encontrar una forma de hacer una
llamada de emergencia para que recibas la ayuda necesaria y repares el metabolismo
lesionado. Recuerda que esta llamada es sólo para emergencias, no para ir atrás de la
ambulancia y zafarte de un embotellamiento.
Emergencia 6: Empecé la dieta y tuve que interrumpirla antes de terminar los 28 días.
¿Puedo empezarla de nuevo?
Por supuesto. La dieta siempre estará a tu disposición, y una alimentación saludable y buena
para el metabolismo fomentará la recuperación de tu cuerpo en cualquier momento de tu vida.
Créeme, entiendo que la vida nos pasa a todos. Tuve una clienta que estuvo conmigo tres años
y nunca perdió un solo kilo. Entre los cafés, los viajes de negocios repentinos, un divorcio,
decesos de familiares, tener que cuidar a uno de sus padres y la vida misma, se salía del plan
una y otra vez. Me impresionó que al menos lográramos evitar que subiera de peso y que
controláramos su diabetes. Un día, las estrellas se alinearon y le permitieron hacer la dieta del
metabolismo acelerado durante cuatro meses seguidos, con la cual bajó 30 kilos. Soy paciente
y estaré lista cuando tú lo estés. Siempre tendré 28 días para ti.
Éstas son mis estrategias de supervivencia cuando la vida real se atraviesa en medio de
nuestro plan de salud “perfecto”. Sé que al principio dije que serías mío sólo por 28 días, pero
quiero que sepas que la puerta siempre estará abierta, y que los mismos principios de
sanación y reparación del metabolismo pueden aplicarse al tratamiento de la artritis, el
colesterol alto, la diabetes y la fatiga.
En mi consultorio sigo viendo clientes que llegaron desde la semana en que inauguramos la
clínica. He visto a sus familias crecer y multiplicarse. He celebrado sus éxitos y compartido sus
dolores y dificultades.
A otros, tiene mucho tiempo que no los veo. Hace poco llegó un paciente recomendado por
un cliente antiguo a quien no había visto en tres años, desde que logró perder 20 kilos con
éxito gracias a mi dieta. El amigo con quien me recomendó no paraba de hablar de él, de mi
cliente original, y de lo bien que se veía y del físico sorprendente que tenía. Me dio mucho
gusto saber que seguía progresando.
No me sorprendió. Así funciona la dieta del metabolismo acelerado. Aprendes de ella, la
vives, la amas y nunca das un paso atrás. Este cliente había aprendido cómo vivir y comer
para mantener y nutrir su metabolismo de por vida. La comida es la más valiosa de las
medicinas, así que aprovecha el ímpetu de las últimas semanas y sal y vive la vida.
Sólo no olvides que seguiré aquí para ayudarte. Seré tu nutrióloga toda la vida. A través de
mis libros, de mis clínicas y de mi página web, seguiré proporcionándote formas nuevas,
sencillas e innovadoras de estar sano, mantenerte sano y apreciar la vida. Quiero que sigas
hablando de la dieta del metabolismo acelerado durante años como aquella que te sacó del
círculo vicioso de las dietas. Ahora vivirás el estilo de vida del metabolismo acelerado,
disfrutarás las deliciosas recetas del libro, interactuarás con una gran comunidad de gente
dedicada a la salud y el bienestar físico, y tendrás los recursos que necesitas para mantener
tu increíble cuerpo nuevo.
Si ya alcanzaste tu meta de peso y estás del todo cómodo y satisfecho con el peso que
ahora tienes, te pido de favor que vayas a comprarte un nuevo par de jeans o a tomarte las
medidas de un traje nuevo. ¡Olvídate de tu viejo guardarropas!
Por último, antes de que volvamos a vernos, te desearé varias cosas:
Deseo que tengas una larga vida llena de salud y amor.
Deseo que cuentes tus riquezas, no tus calorías.
Deseo que tengas energía para experimentar la felicidad.
Deseo que siempre tengas los recursos necesarios para reparar tu cuerpo.
Deseo que ames la comida y todo lo que ella puede hacer por ti.
Sobre todo, deseo que salgas y presumas tu metabolismo acelerado para que el mundo lo
vea, y que te deleites con el placentero estilo de vida del metabolismo acelerado.
CAPÍTULO ONCE
Espero haberte infundido un nuevo amor por la cocina si aún no te encantaba, pues la comida
real hecha en casa es por mucho la mejor forma de comer para mantener un metabolismo
acelerado. Pero necesitas recetas, así que aquí te comparto algunas de mis favoritas. Cada
una está marcada según la fase para la cual es apropiada, y todas son deliciosas. Muchas de
ellas son también las favoritas de mi familia y de muchos de mis clientes. Estoy segura de que
tú también las disfrutarás.
RECETAS DE LA FASE 1
¡Que no te atrape el hambre sin un refrigerio de impacto a la mano! Durante la fase 1, los
refrigerios siempre incluirán fruta, así que asegúrate de tener fruta que resista el
transporte en tu escritorio, tu auto o en tu bolsa. Algunas frutas resistentes son las
manzanas, naranjas y mandarinas.
Una de mis frutas favoritas es el mango, pero el mango fresco no es en realidad muy
práctico para comer en el escritorio. ¡Hago todo un desastre cuando pelo el mango y
chupo el hueso! Pero he descubierto una buena manera de poder llevar mangos:
simplemente meto una bolsa grande de mango congelado en mi bolsa o en mi auto. Para
media mañana, los mangos ya se han descongelado, pero siguen frescos, ¡y son
absolutamente deliciosos! Compra una bolsa grande de mangos congelados y divídelos en
bolsitas individuales; así podrás tener mangos cada vez que los quieras comer.
Desayunos de la fase 1
Refrigerios de la fase 1
Pon el mango y el hielo en la licuadora junto con ¾ de taza de agua. Exprime el limón y
agrégalo junto con el Stevia o el xilitol. Espolvorea la menta sobre la mezcla y licua hasta que
esté batido. Disfrútalo con 8 o hasta 10 galletas de arroz.
▪ ½ taza de avena
▪ ½ taza de fruta congelada, como fresas o piña
▪ ½ taza de cubitos de hielo
▪ 1 sobre de Stevia o xilitol
▪ Canela molida, al gusto
Pon la avena en la licuadora y mantén el botón presionado hasta que quede pulverizada. Apaga
la licuadora y añade una taza de agua. Incorpora el resto de los ingredientes y licua hasta que
quede batido. Sirve.
AVENA
FASE 1
4 porciones
Me gusta hacer toda la caja de avena en una sola preparación y luego congelarla con
moras, canela y Stevia en porciones de 1 ½ tazas. Así, puedo sacarlas del congelador
y calentarlas fácilmente mientras hago de nuevo la fase 1. También puedes cocinar la
avena durante toda la noche en una olla de cocción lenta.
▪ 1 taza de avena
▪ 2 tazas de moras frescas
▪ Stevia y canela molida, al gusto
▪ 1 clara de huevo
▪ 1 cucharadita de extracto de vainilla
▪ ¼ de cucharadita de canela molida
▪ 1 rebanada de pan de granos germinados
▪ ½ taza de fresas congeladas
▪ 2 cucharaditas de jugo de limón
▪ ⅛ de cucharadita de Stevia o xilitol
Bate la clara de huevo junto al extracto de vainilla y la canela en un tazón pequeño. Remoja el
pan en la mezcla, pero asegúrate de que los dos lados del pan queden bien cubiertos.
Calienta una sartén antiadherente y coloca el pan sobre la superficie. Voltéalo
ocasionalmente para que se tueste por ambos lados.
Mientras se cocina, calienta las fresas en una sartén a fuego lento. Cuando estén
medianamente blandas, agrega el limón y la Stevia o el xilitol, y cocina hasta que esté caliente.
Inmediatamente después, sírvelo sobre el pan francés y ¡disfrútalo!
Escurre bien el atún y ponlo en una cacerola pequeña. Agrega la manzana, el pepino, la
zanahoria y la cebolla, y mézclalos bien.
Exprime el limón sobre la mezcla y revuélvela bien. Sirve todo sobre la espinaca.
Nota: si prefieres, usa vinagre balsámico en lugar del limón, pero recuerda: nada de aceite.
Unta la mostaza sobre el pan. Intercala las hojas de lechuga y las rebanadas de pavo. Agrega
la cebolla y el jitomate. Sazónalo con sal y pimienta. Sirve.
Cocina el tocino de pavo o el pavo molido en una sartén antiadherente. Sazónalo con la sal de
mar, la mostaza seca, la pimienta negra y el orégano. Unta la mostaza preparada en la tortilla
y agrégale las verduras y el jitomate. Pon encima el tocino o el pavo molido. Enrolla la tortilla y
¡disfrútalo!
Pon cuatro tazas de agua en una olla sopera grande y añade los caldos. Añade el pollo, la
cebolla, el ajo, el laurel, sal y pimienta. Lleva todos los ingredientes a ebullición. Baja la flama y
deja la sopa cocinándose a fuego lento durante una hora.
Agrega las verduras y la cebada a la olla. Vuelve a llevar a ebullición y deja que se cocine a
fuego lento una o dos horas más, hasta que las verduras tengan la textura deseada.
Atención: dado que esta receta contiene una gran cantidad de leguminosas
almidonosas, cuenta como una porción de granos, proteínas y verduras. No es
necesario agregar un grano adicional a la comida, aun si el mapa de comidas lo exige.
En una olla sopera antiadherente, saltea el pavo, las cebollas, el apio, el ajo y el jengibre, junto
con dos cucharadas de agua, hasta que los ingredientes se suavicen. Añade el caldo, la
calabaza, la col rizada, los frijoles y las especias. Déjalo hervir.
Tapa la olla, baja el fuego y deja hervir a fuego lento durante 15 o 20 minutos, o hasta que
las verduras estén suaves. Prueba y sazona con sal y pimienta al gusto.
Prepara la pasta siguiendo las instrucciones del empaque, con cuidado de no cocerla de más.
Cuando esté lista, cuélala y lávala. Deja de lado por el momento.
Corta la salchicha de pollo en trozos de medio centímetro.
Precalienta una sartén antiadherente. Vierte una cucharada de agua y agrega la salchicha,
la cebolla y el ajo. Cocina a fuego medio hasta que la cebolla se caramelice un poco. Incorpora
la calabacita, el brócoli, la sal y la pimienta, y calienta hasta que las verduras estén cocidas
pero crujientes, entre tres y cinco minutos.
Agrega la pasta a la sartén y mezcla hasta que todo esté caliente. Sirve de inmediato.
Coloca la pechuga de pollo, el caldo, el arroz salvaje, la cebolla y el ajo en una olla eléctrica de
cocción lenta. Agrega la mezcla de champiñones, jitomate, sal, orégano, albahaca y pimienta.
Tapa y deja cocer a temperatura alta durante cuatro horas o a temperatura baja durante seis.
¡Sirve y disfruta!
Arroz integral
▪ 1 ¼ de taza de caldo de pollo o de verduras
▪ 2 tazas de arroz integral crudo
▪ 1 taza de calabacita picada
▪ ½ taza de jitomate maduro en rodajas
▪ 2 cucharadas de cebolla morada picada
▪ 1 cucharadita de cilantro (fresco o seco)
▪ 1 cucharadita de ajo triturado
Filete mignon
▪ Jugo de ¼ de limón
▪ ½ ramito de romero fresco
▪ 1 cucharadita de ajo triturado
▪ ⅛ de cucharadita de sal de mar
▪ ⅛ de cucharadita de pimienta negra
▪ 350 gramos de filete de res
Para preparar el arroz: pon el caldo y el arroz en una sartén y llévalo al punto de hervor. Una
vez que hierva, agrega el resto de los ingredientes del arroz y vuelve a llevar al punto de
hervor. Tápalo, permite que se cueza a fuego lento y revuelve ocasionalmente durante 30
minutos o hasta lograr la consistencia deseada.
Para preparar el filete: precalienta la parrilla. Mezcla el jugo de limón, el romero, el ajo, la
sal de mar y la pimienta negra, y úntaselo generosamente al filete. Asa el filete a fuego alto
hasta alcanzar el término deseado. Sírvelo acompañado del arroz.
LOMO DE CERDO CON BRÓCOLI Y PIÑA
FASE 1
1 porción
▪ Jugo de ½ limón
▪ ¼ de cucharadita de ajo triturado
▪ ¼ de cucharadita de perejil seco
▪ ⅛ de cucharadita de romero seco
▪ ⅛ de cucharadita de orégano seco
▪ ⅛ de cucharadita de sal de mar
▪ Una pizca de Stevia
▪ Una pizca de canela molida
▪ 120 a 170 gramos de lomo de cerdo
▪ 3 tazas de floretes de brócoli
▪ ½ taza de piña a la parrilla o 2 rebanadas
Para preparar el marinado: mezcla el jugo de limón, el ajo, el perejil, el romero, el orégano, la
sal, la pizca de Stevia y la de canela en un recipiente pequeño. Mete la carne de cerdo en una
bolsa plástica resellable y vierte el marinado en el interior. Cierra herméticamente. Marina la
carne en el refrigerador por al menos 30 minutos, aunque es mejor dejarla toda la noche.
Prepara un asador de carbón o de gas. Saca la carne y ásala a fuego alto, dándole la
vuelta sólo una o dos veces, durante cinco o seis minutos en total. (Asar la carne a fuego alto
evita que el lomo se seque.)
Retira el lomo de la parrilla y mantenlo caliente. Coloca los floretes de brócoli sobre el
asador junto con la piña. Cocina por 30 segundos de cada lado, para carbonizar. Sácalos del
fuego y sirve junto al lomo.
Nota: si no tienes parrilla, puedes asar el lomo. Precalienta la parrilla y luego agrega el
lomo, e incorpora los trozos de piña al final justo antes de servir.
▪ 1 toronja rosa
▪ ¼ de cucharadita de canela
▪ Una pizca de cardamomo (opcional)
▪ Una pizca de nuez moscada (opcional)
Pela y separa los gajos de toronja. Espolvorea la canela, el cardamomo y la nuez moscada.
Hornea a 190 °C durante 20 minutos o hasta que la canela se caramelice.
PERA AL CACAO
FASE 1
1 porción
▪ 1 pera
▪ ½ a 1 cucharadita de polvo de cacao
Rebana la pera y espolvorea el polvo de cacao. Puedes comerla cruda u hornearla durante 10
minutos (o meterla al microondas 30 segundos) antes de servir.
Espolvorea el chile piquín sobre la sandía y luego vierte el jugo de limón encima.
BATIDO DE SANDÍA
FASE 1
1 porción
Congela la sandía. Luego licua los cubos de sandía junto con el jugo de limón y el extracto de
hierbabuena. Adorna con la hoja de menta.
Desayunos de la fase 2
Pescado con pimiento rojo picante y col rizada al ajo y limón Filete de basa asado con
brócoli
Pollo horneado a la canela y mostaza con espinaca al ajo y limón
Tiras de filete Nueva York con brócoli al vapor
Pimiento rojo relleno
Estofado de puerco con peperoncino
Refrigerios de la fase 2
En una sartén antiadherente, calienta una cucharadita de agua y cocina la cebolla, el chalote, el
ajo y el chile hasta que estén suaves. Agrega la espinaca y mantén al fuego hasta que se
cueza. Incorpora el huevo y revuelve los ingredientes. Permite que los huevos se cuezan hasta
el punto deseado. Espolvorea perejil, pimiento seco triturado y sal antes de servir.
Calienta la cebolla, el chalote y el ajo en una sartén antiadherente hasta que estén suaves.
Agrega la espinaca y los champiñones, y mantén al fuego hasta que estén cocidos. Incorpora
las claras y revuelve. Permite que los huevos se cuezan hasta alcanzar la consistencia
deseada. Espolvorea la sal antes de servir.
Cocina el tocino de pavo en una sartén antiadherente o parrilla durante 4 minutos de un lado y
3 del otro. Sazona el apio con jugo de limón y sal. Sírvelos juntos.
Drena la lata de atún. Pon el atún en un pequeño recipiente y agrega el pepino, la albahaca y la
cebolla. Mezcla bien. Incorpora el jugo de limón, la mostaza, la sal y la pimienta. Con una
cuchara, coloca la mezcla dentro de las mitades del pimiento. ¡Sirve y disfruta!
Precalienta la parrilla. Con unas tijeras, elimina la grasa sobrante del filete. Sazónalo por
ambos lados con sal, pimienta y ajo.
Coloca el filete en la parrilla y ásalo hasta el término deseado, de 7 a 15 minutos (puedes
cortarlo en rebanadas o por la mitad si deseas que quede bien cocido sin que se calcine el
exterior).
Mientras tanto, echa la espinaca, el pepino, la cebolla, el chile y el pimiento en un recipiente
grande para ensaladas. Vierte encima de la mezcla el jugo de limón y espolvorea el cilantro.
Deja un momento de lado.
Rebana el filete en tiras de 3 centímetros y colócalas encima de la mezcla de verduras.
Viértele encima el aderezo antes de servir.
Extiende la salsa de rábano picante sobre las rebanadas de rosbif y envuelve con ellas los
trozos de pepino. Agrega sal. ¡Sirve y disfruta!
Unta la mostaza sobre las rebanadas de rosbif. Luego envuélvelas con las hojas de lechuga
romana. Espolvorea el cilantro, el pimiento seco triturado, vierte el jugo de limón y sirve.
Precalienta la parrilla. Sobre un trozo de papel de aluminio, coloca el filete y los espárragos.
Mezcla el jugo de limón, el ajo, el cilantro, la sal, la pimienta y el pimiento seco triturado en un
pequeño recipiente. Cierne la mezcla sobre el filete y los espárragos. Dobla los extremos del
papel de aluminio para sellar el contenido. Coloca el envuelto sobre la parrilla y asa de 20 a 25
minutos, dependiendo del término que desees.
Quita el envuelto de la parrilla y ábrelo con cuidado. Permite que salga el vapor y que la
carne se enfríe.
Vierte el jugo que soltó la carne en un pequeño recipiente y mézclalo con mostaza o vinagre
balsámico.
En un plato extendido, coloca las dos hojas de lechuga romana. Con un cucharón, coloca la
mitad de la carne y los espárragos sobre cada hoja. Vierte encima la mezcla con mostaza o
vinagre. Tapa con las dos hojas restantes, sirve y disfruta.
Nota: si te sobra o quieres duplicar la receta, separa la carne y los espárragos del
almuerzo de mañana, envuélvelos en hojas de lechuga y aderézalos con el aderezo de
ensaladas de la fase 2, si lo deseas.
Unta la mostaza sobre el pollo y envuélvelo con las hojas de lechuga. Espolvorea encima el
cilantro y el pimiento seco triturado, y viértele el jugo de limón antes de servir.
Coloca el pollo en una olla sopera grande junto con el caldo y 8 tazas de agua. Agrega las
verduras y las especias. Lleva al punto de hervor y luego baja el fuego y deja hervir a fuego
lento durante una hora.
Deja enfriar, saca el pollo y deshuésalo. Agrega la carne de pollo a la sopa, vuelve a
calentar, sazona al gusto con sal y pimienta, y sirve.
Sella la carne en una sartén, luego pon todos los ingredientes en la olla eléctrica de
cocción lenta y deja cocer a temperatura baja de 6 a 8 horas, o a temperatura alta de 4
a 5 horas.
En una olla antiadherente grande, cocina la cebolla y el ajo con dos cucharadas de agua a
fuego medio hasta que se suavicen. Agrega la res, el chile, el cilantro, el pimiento seco
triturado y la pimienta. Revuelve hasta que las especias cubran la carne.
Vierte los caldos y las ocho tazas de agua. Calienta a fuego alto. Cuando llegue al punto de
hervor, baja el fuego al mínimo. Agrega la col y la sal. Revuelve ocasionalmente y deja cocinar
a fuego bajo durante cerca de una hora. Sirve de inmediato.
Nota: también puedes poner los ingredientes en una olla eléctrica de cocción lenta y
dejarlos cocinar a temperatura baja entre 6 y 8 horas.
Coloca todos los ingredientes en la licuadora y lícualos hasta que la mezcla sea uniforme.
En un recipiente pequeño, mezcla el jugo de limón, la pasta de chile, el pimiento seco triturado,
el cilantro, la sal y la pimienta. Coloca el pescado sobre una capa de papel de aluminio dentro
de un recipiente para horno y vierte la mezcla sobre el pescado.
Precalienta el horno a 190 °C. Hornea el pescado sin cubrirlo, entre 20 y 30 minutos,
dependiendo del grosor del filete.
Mientras se hornea, combina una cucharada de agua en una sartén antiadherente con el
jugo de limón y el ajo.
Agrega la col rizada y cocina a fuego medio hasta que esté suave, pero sin que pierda el
color.
Sazona con sal y pimienta al gusto, y sírvela junto al pescado.
Precalienta el asador.
En un recipiente pequeño, mezcla el jugo de limón con la Stevia, la mostaza y la canela.
Úntale la mezcla al pescado generosamente para darle sabor. Con cuidado, coloca el pescado
en el asador y ásalo entre 12 y 15 minutos o hasta que el pescado empiece a descascararse.
Mientras tanto, cocina el brócoli al vapor. Llena una vaporera con 0.5 a 1 cm de agua y
llévala al punto de hervor. Tápala y deja cocer el brócoli entre 4 y 6 minutos, o hasta que se
pueda pinchar fácilmente con un tenedor. Sazona con sal y pimienta al gusto, y sírvelo junto
con el pescado.
Espinaca al limón
▪ 1 cucharada de jugo de limón
▪ 1 cucharadita de ajo triturado
▪ 3 tazas de espinaca baby
▪ Sal de mar y pimienta negra
Precalienta el horno a 190 °C. Mientras se calienta, prepara la mezcla para sazonar el pollo.
Combina el jugo de limón, la canela, la mostaza y el endulzante en un recipiente pequeño.
Coloca el pollo en una charola para hornear. Vierte la mezcla encima del pollo, cubre la
charola con papel de aluminio y métela al horno. Hornea el pollo durante 40 minutos.
Aumenta la temperatura del horno a 200 °C y quita el papel de aluminio. Hornea el pollo
destapado durante 15 minutos más.
Para preparar la espinaca: en una sartén antiadherente pon una cucharada de agua y el
jugo de limón para cocinar el ajo y la espinaca. Sazona con sal y pimienta.
Precalienta el asador. Con unas tijeras, corta el excedente de grasa del filete. Sazónalo por
ambos lados con ajo, sal y pimienta. Colócalo en el asador y asa hasta el término deseado,
entre 7 y 10 minutos. (Si deseas que el filete quede bien cocido sin carbonizarse, córtalo por la
mitad.)
Mientras tanto, cocina el brócoli al vapor. Llena una vaporera con 0.5 a 1 cm de agua y
llévala al punto de hervor. Tápala y deja cocer el brócoli entre 4 y 6 minutos, o hasta que se
pueda pinchar fácilmente con un tenedor. Sazona con sal y pimienta al gusto, y sírvelo junto al
filete.
Nota: en lo personal, prefiero hacer un filete adicional y servirlo con ensalada en el
almuerzo o cena del día siguiente.
Precalienta el horno a 190 °C. En una sartén antiadherente, cuece parcialmente la carne y la
cebolla a fuego medio. Baja la flama y agrega el apio, el cilantro, el ajo, la sal, la pimienta, el
orégano y la albahaca. Cuando la carne esté del todo cocida, quita la mezcla del fuego y
agrega la espinaca.
Lava bien los pimientos, quítales la parte superior y desflémalos. Rellena cada uno con
entre ½ y ⅔ de taza de la carne de res. Colócalos en un recipiente de vidrio para hornear con
dos cucharadas de agua en el fondo del recipiente. Cúbrelo con papel de aluminio y hornéalo
durante 50 minutos.
Saca el recipiente del horno y quítale el papel de aluminio. Aumenta la temperatura del
horno a 200 °C y hornea los pimientos durante 10 minutos más. Deja enfriar un poco antes de
servir.
Coloca todos los ingredientes, excepto las verduras, en una olla eléctrica de cocción lenta y
cuece a temperatura baja entre 6 y 8 horas. Sirve con las verduras al vapor.
Esta receta de carne seca puede hacerse con filete de res, de búfalo, de pescado o de
otra carne orgánica.
Corta el salmón ahumado en rebanadas delgadas. Vierte el jugo de limón sobre las rodajas de
pepino y sazona con el eneldo y la pizca de pimienta blanca. Sírvelos juntos.
CANAPÉ DE OSTIÓN
FASE 2
2 porciones
▪ 1 pepino grande
▪ Ostiones enlatados en agua
▪ 1 cucharadita de jugo de limón
▪ Sal de mar y pimienta al gusto
Rebana el pepino en rodajas de 1 cm de ancho. Escurre los ostiones. Coloca un ostión sobre
cada rodaja de pepino y vierte jugo de limón sobre ellos.
▪ 30 a 60 gramos de rosbif
▪ 1 chile jalapeño de buen tamaño
Quita la parte superior del chile, desflémalo y rellena con el rosbif.
OSTIONES EN SU CONCHA
FASE 2
1 porción
▪ 3 ostiones frescos
Cuece los primeros cuatro ingredientes en una sartén. Divide la mezcla en cuatro y rellena los
hongos. Sazona con sal y pimienta al gusto.
Vierte una cucharada de caldo de verduras sobre cada hongo, cúbrelos con papel de
aluminio y hornéalos a 200 °C durante 15 minutos. Sírvelos calientes (o congélalos y
caliéntalos antes de servir).
RECETAS DE LA FASE 3
Uno de los refrigerios más sencillos y deliciosos de la fase 3 son las semillas y nueces
crudas. Contienen tanto grasas como proteínas, y son perfectas para llevar a todas
partes. Una de mis clientes llena bolsitas con los refrigerios de las cuatro semanas en un
día. Pone un manojo de almendras crudas, castañas crudas, pistaches crudos y semillas
de girasol crudas en cada una de las 24 bolsitas, y luego las guarda en una bolsa
etiquetada como “Refrigerios de la fase 3”, la cual mete al refrigerador. ¡Listo!
Cuando es necesario, compro bolsas de camarón congelado precocido. Las divido,
pongo de 8 a 10 camarones en cada contenedor y agrego un manojo de gajos de limón a
cada porción, la cual luego congelo o refrigero (si la comeré al día siguiente). Durante los
siguientes tres días, tengo coctel de camarones con el cual deleitarme. Agrega unas
rebanadas de aguacate y tendrás un refrigerio gourmet o una entrada para la cena.
Desayunos de la fase 3
Quesadillas de aguacate
Salteado de pollo al ajonjolí
Pollo al curri de coco
Risotto de quinoa y pollo
Pollo al ajonjolí y arroces
Salmón horneado con camote
Chili de aguacate
Estofado de cerdo al romero con camote
Salteado de camarones y verduras con arroz integral
Pescado con corteza de nueces y coco, con alcachofa y salsa
Refrigerios de la fase 3
Tuesta el pan. Úntale la mantequilla y cubre con las moras. Espolvorea canela y endulzante.
Sirve con jícama con limón.
Tuesta el pan. Úntale el humus y cubre con las rodajas de pepino y jitomate. Adorna con la
hoja de albahaca y sazona con sal y pimienta.
Tuesta el pan. Mientras tanto, fríe el huevo con aceite. Cuando esté listo, colócalo sobre el pan
tostado con las rodajas de jitomate y cebolla. Sazona con sal y pimienta al gusto.
▪ ½ taza de avena
▪ ¼ de taza de semillas de girasol crudas
▪ ½ taza de fruta congelada
▪ ½ taza de cubos de hielo
▪ 1 sobre de Stevia
▪ Canela molida, al gusto
Licua la avena hasta pulverizarla. Agrega las semillas de girasol y sigue licuando hasta
pulverizar la mezcla. Apaga la licuadora, agrega 1 taza de agua y el resto de los ingredientes.
Licua hasta que la mezcla quede homogénea.
▪ ½ taza de avena
▪ ½ taza de moras frescas
▪ ¼ de taza de nueces crudas y semillas
▪ Stevia
▪ Canela molida
Agrega la avena con una taza de agua en un tazón. Cúbrelo y déjalo remojar toda la noche en
el refrigerador. La mañana siguiente, cuece la avena con agua en una sartén durante
aproximadamente 30 minutos. Cuando la avena termine de cocerse, cúbrela con las moras,
nueces o semillas. Agrega Stevia y canela al gusto.
ENSALADA DE ATÚN Y ENDIVIAS
FASE 3
1 porción
Drena el atún y colócalo en un tazón pequeño. Mezcla con la cebolla, el apio, el pepino y la
toronja. Agrega el humus y revuelve hasta que la mezcla sea uniforme. Sazona con sal y
pimienta al gusto.
Coloca la ensalada de atún sobre las hojas de endivia y sirve.
ENSALADA DE CAMARÓN
FASE 3
1 porción
También puedes servirla sobre una hoja de endivia o dentro de un pimiento rojo para el
almuerzo, o usar la mitad de la porción como refrigerio.
En un tazón pequeño, combina los jitomates cherry, apio y cebolla. Revuelve con el humus, el
jugo de limón y el cilantro. Adorna con los camarones.
Sirve sobre hojas de espinaca o mezcla de lechugas.
Pica las claras de los dos huevos y el huevo entero, y coloca los trozos en un tazón pequeño.
Agrega la mayonesa y la mostaza, y revuelve todo hasta que quede homogéneo. Incorpora las
aceitunas, el pepino y la cebolla. Sazona con la sal y la pimienta.
Coloca la mezcla sobre una cama de espinacas o lechugas para servir.
▪ 2 jitomates picados
▪ ¼ de taza de aceitunas mixtas en rodajas
▪ ¼ de taza de cebolla morada finamente picada
▪ 1 cucharada de aceite de oliva
▪ ½ cucharada de vinagre balsámico
▪ 5 hojas de albahaca fresca picadas en chiffonade
▪ Sal de mar
▪ Pimienta negra
En un tazón para ensalada, combina los jitomates, las aceitunas y la cebolla. Mezcla con el
aceite y el vinagre. Adorna con las hojas de albahaca y sazona al gusto con sal y pimienta.
▪ 2 a 4 hojas grandes de lechuga romana (si usarás esta receta para la cena, cambia la
lechuga por una tortilla de granos germinados)
▪ 2 cucharadas de humus
▪ 1 cucharada de la salsa de tu elección
▪ ½ taza de carne molida de pavo cocida
▪ 1 taza de arúgula
▪ ½ aguacate en rebanadas finas
▪ Sal de mar y pimienta
Calienta la tortilla en una sartén. Extiende el humus y la salsa sobre la tortilla de forma
homogénea. Con una cuchara, extiende el pavo. Cubre con la arúgula y el aguacate. Enróllala y
¡disfruta!
ESTOFADO DE LENTEJAS
FASE 3
3 porciones (tamaño de la porción: 1 ½ tazas)
Calienta el aceite a fuego medio en una cacerola de tres cuartos. Agrega la cebolla y sofríela
durante 7 minutos, hasta que se ablande. Añade el ajo y sofríe la mezcla un minuto más, hasta
que esté fragante. Agrega la zanahoria, la sal y la pimienta. Tapa y revuelve ocasionalmente
hasta que la zanahoria esté cocida.
Agrega las lentejas y la salsa tamari. Deja cocer durante 5 minutos. Vierte el caldo y deja
cocer 5 minutos más.
QUESADILLAS DE AGUACATE
FASE 3
1 porción
Precalienta el horno a 190 °C. Unta un poco de aceite sobre la tortilla y espolvorea la sal y las
hierbas. Hornea hasta que esté crujiente, aproximadamente 10 minutos.
Mientras tanto, mezcla el aguacate, el jugo de limón y la mayonesa. Saca la tortilla del
horno y úntale la mezcla antes de servir.
SALTEADO DE POLLO AL AJONJOLÍ
FASE 3
6 a 8 porciones
Rebana el pollo en trozos de medio centímetro y déjalo a un lado. Precalienta una sartén
antiadherente grande y agrega 3 cucharadas de aceite de ajonjolí. Sofríe la cebolla entre 5 y 7
minutos, hasta que se suavice. Agrega el ajo y el jengibre, y saltea la mezcla un minuto más
hasta que esté fragante.
Agrega el pollo, el pimiento seco y el cilantro a la sartén. Sofríe el pollo durante algunos
minutos. Añade el brócoli y cocina otros 2 minutos. Agrega la calabacita y la col, y saltea las
verduras hasta que tengan la consistencia deseada. De ser necesario, incorpora otra
cucharada de aceite de ajonjolí.
Sazona con sal y pimienta al gusto. Espolvorea las semillas de girasol y sirve sobre la
quinoa cocida.
Calienta el aceite en una sartén grande. Agrega la cebolla y la sal, y saltéala a fuego medio
durante 7 minutos, hasta que esté suave. Agrega el polvo de curri y sofríe un minuto más,
hasta que el curri cubra por completo la cebolla.
Incorpora la leche de coco, los jitomates y la pasta de jitomate a la mezcla. Revuelve
ocasionalmente durante 5 minutos, hasta que la salsa espese un poco. Agrega el pollo y cuece
durante 5 o 6 minutos más, o hasta que esté bien cocido.
Incorpora la espinaca a la mezcla y cuece 3 minutos más o hasta que esté cocida.
Agrega una pizca de sal o sazona al gusto.
Sirve caliente sobre la quinoa.
Este platillo es excelente para usar los granos cocidos sobrantes. Puedes usar cualquier
grano de la fase 3 para esta receta.
Arroces
▪ 1 taza de arroz salvaje cocido
▪ 1 taza de arroz integral negro cocido
▪ 1 taza de cebada negra
▪ 1 cucharada de aceite de ajonjolí tostado
Lava el pollo y sécalo con una toalla de papel. Cuécelo hasta que adquiera una tonalidad
dorada en una sartén grande con el aceite de ajonjolí, la cebolla, el sazonador y el ajo. Déjalo
a fuego medio hasta que todo esté cocido. Pasa el pollo a un plato plano y déjalo de lado.
En la misma sartén, sofríe las colecitas de Bruselas durante aproximadamente 1 o 2
minutos. Agrega los jitomates y la albahaca, y sofríe durante 1 o 2 minutos más.
Mientras tanto, saltea la mezcla de arroces en el aceite. Mantenla caliente.
Incorpora el pollo de nueva cuenta en la sartén y saltea todo entre 3 y 5 minutos más,
hasta que las verduras estén cocidas al gusto. Espolvorea el ajonjolí tostado y sirve sobre ½
taza de arroces.
Precalienta el horno a 200 °C. Lava el camote y hornéalo durante 1 hora o hasta que sea fácil
pincharlo con un tenedor. Mantén el horno caliente a 200 °C.
Rocía aceite de oliva sobre el salmón. Vierte un poco de jugo de limón y espolvorea las
especias. Hornea durante 15 minutos, luego pásalo al asador durante 5 a 7 minutos.
Acompáñalo con el camote.
CHILI DE AGUACATE
FASE 3
Aproximadamente 6 porciones
Puesto que esta receta contiene una cantidad considerable de leguminosas almidonosas,
cuenta como una porción de grano, proteína y verdura. No es necesario agregar un grano
adicional, aun si lo especifica el mapa de comidas.
En una olla eléctrica de cocción lenta, pon la carne, las cebollas, el chile en polvo, el ajo, el
perejil o el cilantro, y el pimiento seco molido a alta temperatura.
Pon la tapa y deja a un lado mientras preparas el resto de los ingredientes.
Abre las latas y drena el contenido. Agrega las leguminosas, la calabacita y la sopa a la
olla y revuelve bien.
Cocina a alta temperatura durante 4 o 5 horas, o a baja temperatura entre 6 y 8 horas.
Revuelve y prueba ocasionalmente para ajustar la sazón.
Agrega la sal marina justo antes de servir para preservar sus nutrientes.
Sirve con rebanadas de aguacate.
ESTOFADO DE CERDO AL ROMERO CON CAMOTE
FASE 3
8 porciones
Calienta el aceite de oliva en una sartén antiadherente grande. Saltea la cebolla durante 4
minutos a fuego medio. Agrega el ajo y sofríe un minuto más. Incorpora los espárragos, las
colecitas de Bruselas, el cilantro, el pimiento seco y la sal de mar. Saltea la mezcla hasta que
las verduras estén crujientes.
Agrega el repollo chino y los camarones, y sigue cociendo a fuego medio o alto hasta que
todo esté caliente.
Sirve sobre el arroz integral.
PESCADO CON CORTEZA DE NUECES Y COCO, CON ALCACHOFA Y SALSA
FASE 3
1 porción
Salsa
▪ 1 cucharadita de humus
▪ 1 cucharadita de jugo de limón
▪ 1 cucharadita de aceite de ajonjolí tostado
▪ Sal de mar
▪ Pimienta negra
Precalienta el horno a 200 °C. Cubre un recipiente para hornear con papel de aluminio y rocíale
un poco de aceite de oliva. Deja de lado.
En un tazón pequeño, mezcla las nueces y el coco. En otro tazón, bate la clara de huevo
con un tenedor y agrega las gotas de Stevia. Remoja el pescado en el huevo y empanízalo con
la mezcla de coco y nueces hasta que quede una capa gruesa. Coloca el pescado en el
recipiente y hornéalo aproximadamente durante 20 minutos.
Mientras el pescado se hornea, hierve agua en una olla. Lava la alcachofa y quítale la base.
Pártela a la mitad por lo largo. Cuando el agua esté hirviendo, introduce la alcachofa y deja
hervir aproximadamente durante 10 minutos hasta que puedas quitarle una hoja con facilidad
(usa pinzas). Escurre la alcachofa. Combina los ingredientes de la salsa en un tazón para
servir.
En un plato, coloca el pescado con la alcachofa y acompaña con la salsa.
▪ 2 tallos de apio
▪ 2 cucharadas de mantequilla de almendra
▪ Ralladura de coco o chispas de algarrobo (opcional)
Lava y seca los tallos de apio. Córtalos en trozos de 4 a 6 cm de largo. Rellena los trozos con
mantequilla de almendra. Espolvorea sobre ellos la ralladura de coco o las chispas de
algarrobo.
Coloca la jícama en un tazón pequeño y agrega los piñones. Exprime el limón sobre la jícama y
los piñones. Agrega sal y revuelve para servir.
Licua los primeros siete ingredientes hasta formar una pasta homogénea. Acompaña cada
porción de humus con rodajas de pepino.
GUACAMOLE CREMOSO
FASE 3
1 porción
Machaca los primeros seis ingredientes y acompaña la mezcla con rodajas de pepino o de
jícama.
Licua todos los ingredientes excepto los pepinos hasta obtener una mezcla homogénea. Sirve
cada porción acompañada de 1 taza de rodajas de pepino.
MAYONESA DE CÁRTAMO
▪ 1 huevo entero
▪ ½ cucharadita de mostaza dijon
▪ Jugo de ½ limón
▪ 1 pizca de sal
▪ 1 taza de aceite de cártamo
Coloca todos los ingredientes en un frasco de cristal de boca ancha y deja que los ingredientes
se asienten al fondo. Sumerge una batidora de inmersión y enciéndela. A medida que la
mayonesa emulsione, extrae la batidora poco a poco y presiona el botón de encendido unas
cuantas veces más hasta que la mezcla sea homogénea y espesa. Mantenla refrigerada y
consúmela antes de dos semanas. Puedes aderezarla con hierbas finas picadas, especias o
cáscara de limón.
Éstas son las listas maestras que incluyen los alimentos que puedes comer en cada fase.
Cuando quieras saber si está bien comer algo dentro de tu fase o si sólo estás buscando qué
alimentos agregar a la lista del supermercado para cada fase, revísala. Recuerda, siempre
que sea posible, elige productos orgánicos.
Chabacano
Durazno
Fresa
Guayaba
Higos
Kiwi
Limón: verde y amarillo
Mandarina
Mango
Manzanas
Melón
Melón dulce
Moras: zarzamoras, arándanos, frambuesas
Naranja
Papaya
Peras
Piña
Sandía
Toronja
Frijoles secos o enlatados: flor de mayo, blancos, negros, bayos, pintos, peruano, alubias,
habas
Lentejas
Ajo fresco
Caldos: res, pollo, verduras*1
Cátsup, sin azúcar añadida, sin jarabe de maíz
Condimentos naturales: salsa tamari, sal de mar
Endulzantes: Stevia, xilitol
Especias: pimienta (negra, blanca), chile triturado, canela, polvo de cacao, comino
Extracto de vainilla o de menta
Hierbas frescas: cilantro, menta, perejil, romero
Hierbas secas: de todo tipo
Jengibre fresco
Mostaza: preparada, seca
Pepinillos
Vinagre: cualquier tipo
GRANOS Y ALMIDONES
Amaranto
Arroz integral: arroz, cereal, galletas, pasta
Arroz salvaje
Avena
Cebada
Espelta: pan, pasta
Harina de cacahuate
Leche de arroz
Pan de granos germinados
Quinoa
Tapioca
Trigo sarraceno
GRASAS SALUDABLES
Acelga
Apio
Arúgula
Berros
Brócoli
Cebolla morada, blanca y amarilla
Cebollitas de cambray
Chalotes
Champiñones
Col, todos tipos
Col rizada
Endivias
Espárragos
Espinaca
Espirulina
Frijoles: ejotes, peruano, habas
Germinado de mostaza
Hinojo
Lechuga romana
Pepino, todos tipos
Pimientos
Poro
GRASAS SALUDABLES
Cerezas
Ciruelas
Duraznos
Limón, agrio y amarillo
Moras: zarzamoras, arándanos, frambuesas
Ruibarbo
Tunas
Almejas
Atún blanco enlatado en agua
Aves de cacería: faisán
Calamares
Callo de hacha
Camarones
Cangrejo, carne
Carne de búfalo
Cerdo: lomo, chuletas
Conejo
Cordero
Hígado
Huevos, enteros
Langosta
Ostiones
Pavo
Pescado: blanco, basa, arenque, trucha
Pollo: sin piel, sin hueso, carne blanca u oscura
Res: filete magro, bistec
Salchichas de pollo o pavo, libres de nitratos
Salmón, fresco, congelado o ahumado (libre de nitratos)
Sardinas enlatadas en agua
Frijoles secos o enlatados: flor de mayo, blancos, negros, bayos, pintos, peruano, alubias,
habas
Garbanzos
Leche de almendra sin endulzar
Lentejas
GRANOS
GRASAS SALUDABLES
*1 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
*2 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
*3 Los caldos deben estar libres de aditivos y conservadores siempre que sea posible.
Agradecimientos
Deseo agradecer en especial a mi agente, Alex Glass, quien lo vislumbró todo antes de que
yo pudiera siquiera imaginarlo, y a mi invaluable abogado, John Fagerholm, quien siempre se
ha asegurado de que todo esté en orden. También deseo agradecer a mi amigo y
excepcionalmente talentoso productor Mason Novick, quien me convenció de escribir un libro y
luego me presentó a quienes harían de él una realidad.
Les agradezco con el corazón a mis increíblemente comprensivas y creativas editoras,
Talia Krohn y Heather Jackson (también conocida como la cercana), por sentirse cómodas
trabajando fuera del contexto tradicional, porque así me sentía cómoda yo.
Me siento honrada de que dos mujeres sorprendentes, Tina Constable y Maya Mavjee,
creyeran en mi visión de crear un método saludable para perder peso y volver a enamorarse
de la comida que reúne a las familias y los amigos en torno al comedor. Les estaré agradecida
por siempre. También a todo mi equipo en Crown, en particular a Leigh Ann Ambrosi, Meredith
McGinnis y Tammy Blake, quienes han tenido la paciencia y la generosidad de ayudarme a
llevar esta causa por el camino correcto. Siempre me sorprenden con todo lo que hacen.
Estoy muy agradecida con Eve Adamson, porque es increíble trabajar con una escritora
que te entiende y capta tu voz y tu retorcido sentido del humor. Y también con mi entrenadora,
Melanie. ¡Qué increíble aventura! No hay palabras que expresen mi profundo agradecimiento.
Gracias a Larry Vincent y Michellene DeBonis de UTA por sus geniales diseños y creación
de marca, y en particular por comprenderme.
A mis amadas Kim y Kym. No sería nadie sin ustedes. Gracias por involucrarse, por ser tan
generosas y por impulsarme todo el camino. A mis queridos amigos Tim y Wendy, por
alimentarme y cuidarme para que tuviera la energía de alimentar y cuidar a otros. Y a Chris y
Karen por expandir mis horizontes más allá de mis ideas más alocadas y por afirmar que la
dislexia es una razón para ser exitoso y no que alcanzamos el éxito a pesar de ella.
Deseo agradecerles también a todos mis clientes a lo largo de los años. He sido muy
afortunada de que me hayan permitido entrar en sus vidas y de que hayan compartido conmigo
sus experiencias personales. Saben que tienen un lugar muy especial en mi corazón.
Le debo un especial agradecimiento a la Universidad Estatal de Colorado, y en particular a
Nancy Irlbeck y Temple Grandin por inspirarme a salir de ahí a ayudar a la gente y a marcar
una diferencia en este mundo. Y a los doctores Michael Towbin, Jackie Fields y Orrie Clemens
les agradezco ser mis mentores e integrarme en favor del bienestar del paciente.
A mis hermanas, Heather y Holli, quienes son mis mejores amigas y pilares en medio de la
tormenta o en un día soleado. Gracias por los desvelos, por estar siempre a mi lado y por
empujarme al mundo cuando creía que no podía hacerlo. Gracias por darme a Dolan y a
Harley, quienes son la auténtica recompensa. A mi padre, Nestor. Sé que soy tu favorita y
ahora ya está en papel. Te amo y te agradezco que seas tan bueno conmigo y con mis hijos. A
mi madre, la doctora Jeanne Wilson, le agradezco que me inspire día tras día a ser una mejor
madre, amiga y ser humano. Te amo con todo el corazón.
Quiero agradecerle a mi increíble esposo, Von, quien llegó a mi vida y abrió las puertas que
me mantenían encerrada. Contigo me siento en casa. Agradezco que me hayas bendecido con
una increíble familia de cinco niños. Gracias por leer y releer y releer capítulo tras capítulo, y
por decirme una y otra vez lo inteligente y divertida que soy. Gracias por reorganizar la
Navidad completa en medio de la noche, por recordarme llevar el pasaporte, arrear al caballo
o llevar mi cobijita en el avión, e incluso por recordarme que un ramo de flores y un sorbete
pueden mejorarlo todo. Gracias por todas esas veces en las que no me preguntaste por qué.
Te amo.
Muchas personas y organizaciones son responsables de las actualizaciones de este libro. A
todas les agradezco mucho desde el fondo de mi corazón.
El material presente en este libro tiene fines meramente informativos y de ningún modo
sustituye las recomendaciones y cuidados de su médico. Al igual que con otros regímenes de
pérdida o control de peso, el programa nutricional y de ejercicio descrito en este libro debe
seguirse después de consultar a un médico para asegurarse de que sea apropiado para sus
circunstancias individuales. Tenga en mente que las necesidades nutricionales varían de
persona a persona, dependiendo de la edad, el sexo, el estado de salud y la dieta total. La
autora y la editorial no se hacen responsables de cualquier efecto adverso que ocurra como
consecuencia del uso o la aplicación de la información contenida en este libro.
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Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las
sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
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y América Central (México, Venezuela y Colombia). Consulte las direcciones y datos de
contacto de nuestras oficinas en www.randomhousemondadori.com.
Índice
Cubierta
Prólogo del doctor Bruce M. Stark
PRIMERA PARTE
Te presento a tu metabolismo
Introducción
SEGUNDA PARTE
Cómo funciona el programa
CAPÍTULO TRES
Sosegar (Fase 1), Desbloquear (Fase 2) y Desatar (Fase 3); tre
fases distintas, una semana de poder
CAPÍTULO CUATRO Reglas del metabolismo acelerado: qué hacer y qué no hacer
CAPÍTULO CINCO Analiza tu vida: haz que la dieta funcione a tu favor
TERCERA PARTE
Ser fabuloso en cuatro semanas
CUARTA PARTE
El metabolismo acelerado en acción