Transferecia

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Centro ELEIA, Actividades Psicológicas.

Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica


Segundo Semestre
Historiales Clínicos de Sigmund Freud
Oscar Tinajero García; Alma Graciela Verduzco
Marzo 2011

“FRAGMENT OF AN ANALYSIS OF A CASE OF HISTERIA”


(DORA) (1905e [1901])

“Fragmento de un análisis de un caso de histeria” (DORA)


(1905e [1901])

Traducción libre

El descubrimiento de la transferencia

 En este historial clínico Freud describe la manera en que descubrió la


transferencia.
 Inicialmente Freud pensaba que este caso serviría para demostrar sus
teorizaciones sobre los orígenes sexuales de los síntomas de la histeria, y como en los
sueños se mostraban representaciones de dichos síntomas.
 Freud explicó después, que el prematuro abandono del tratamiento (11 semanas)
fue porque se encontraba operando una resistencia en la transferencia.
 La transferencia, que al inicio era un obstáculo, ahora se ha convertido en una de
las herramientas fundamentales del análisis al ser interpretada.
 Veinte años después del tratamiento, Freud modifica su visión de transferencia
(1905) cuando explica que la interrupción del análisis no se remitía únicamente a una
transferencia paterna, sino que también se podía ver una transferencia materna
(transferencia homosexual).
 El concepto de contra-transferencia ha sido estudiado con mayor profundidad por
teóricos post Freudianos.

El genio de Freud: Transformando un error en una herramienta.

Se pueden identificar 2 descubrimientos significativos:


1) La importancia de las zonas erógenas (en particular la zona oral como origen de la
tos nerviosa de Dora, una zona erotizada).
2) El concepto de bisexualidad psíquica (aplicado en el caso Dora por primera vez).
El error de Freud, de no captar el vínculo transferencial que se estaba suscitando en el análisis,
dio lugar al descubrimiento del fenómeno transferencial.

La fantasía inconsciente de seducción en la transferencia.

Al momento del análisis de Dora, la técnica utilizada por Freud consistía en reconstruir las
cadenas de eventos que habían sido deformadas debido al surgimiento de los síntomas
neuróticos. Lo anterior, lo llevaba a cabo a través de las asociaciones, los sueños y las memorias de
la infancia referidos por los pacientes.
El objetivo era hacer consciente lo inconsciente, poniendo atención en la formación del síntoma.
Freud notó que no era suficiente comunicar al paciente las reconstrucciones, sino que éstas
tenían que ser vividas y analizadas en la transferencia.

Transferencia: desplazamiento de la representación de una persona del pasado del paciente al


analista.

Transferencia: momento en el curso del análisis en el que se actúa en relación a una persona
significativa de la vida pasada del paciente, la cual es proyectada en el momento presente en la
figura del analista.
La transferencia permite también evocar eventos de la infancia, específicamente, las fantasías
universales.

Modificación: la transferencia homosexual de Dora.

1905: Descubre la transferencia


1925: Tras una revisión del caso Dora, detalla en el concepto de transferencia y postula que en la
figura del analista se puede proyectar tanto una figura masculina como femenina de la vida del
paciente, sin reparar en el género real del analista. (Transferencia homosexual).

La transferencia en posteriores escritos de Freud.

Al igual que en el complejo de Edipo, la idea de la transferencia se desarroll ó paso a paso en los
artículos de Freud durante varias décadas. La idea misma de transferencia está presente desde
1895, en “Estudios sobre Histeria”, fue solo con el análisis de Dora in 1905 que Freud realmente
comienza a entender cuan significante puede ser. Posteriormente depura sus ideas en el tema en
varios artículos cortos dedicados a diferentes aspectos de la transferencia. El presente, en orden
cronológico, es un esbozo de las principales fases del pensamiento freudiano en este artículo.
Supuesto abandono de Anna O. y Breuer

La transferencia indudablemente había sido sólo un mito de los primeros reportes de Freud,
publicados algunos años después del evento, de cómo Breuer interrumpió el tratamiento de Anna
O. en 1881. El reporte de Freud prestó crédito a la creencia que Brauer interrumpió
repentinamente el tratamiento porque Anna O. se había enamorado de él y, revelando la
naturaleza sexual de la transferencia de ella, Breuer aceptó el abandono: “En consabido horror él
acepto el abandono y envió a la paciente a un colega” (Carta de Freud a Stefan Zweig, 2 de Junio
de 1923, 1987c [1908 – 1938]). La reciente investigación histórica, sin embargo, pareciera indicar
que el supuesto abandono de Brauer, como Freud lo reportó, tiene menos relación con los
eventos actuales que con las memorias posteriores de Freud, probablemente modificado por las
dificultades que él tenía con Breuer – un colega, por todos conocido, de aquellos pioneros días –
acerca del papel de la sexualidad en la histeria.
Cuando Freud usa por vez primera el término “transferencia” – en 1895 en “Estudios en Histeria”
– él la creía una forma de resistencia como cualquier otra, y no le atribuía la importancia que
posteriormente ve en el fenómeno. Él la veía entonces como un límite en la eficacia y un obstáculo
en la relación de confianza necesaria para llevar a cabo el tratamiento adecuado. Él da como
ejemplos las quejas o el cariño excesivo que los pacientes podían manifestar inadvertidamente
hacia el médico. Su observación fue presentada dentro la discusión de los motivos inconscientes
detrás de su resistencia y como el paciente podía ser ayudado a superarla, como cualquier otro
síntoma es manejado en psicoanálisis.

Descubrimiento de la transferencia después del abandono de Dora.

La transferencia tomo gran significancia con el tratamiento de Dora por parte de Freud en 1905,
cuando él descubre que ella pone fin a su tratamiento debido a los sentimientos afectuosos y
eróticos que Dora transfería de forma inconsciente hacia él. Esto permitió a Freud definir la
transferencia como un displacer en el análisis de sentimientos, deseos, fantasías o quizás también
en todos los escenarios donde de hecho se reproducen experiencias pasadas con personas
importantes en el pasado de los pacientes y en particular durante la infancia. Pero aunque Freud
descubrió a posteriori que la transferencia jugaba un papel mayor en la decisión de Dora de
interrumpir el tratamiento, él no llego a considerar que fuera motivo trascendental detrás de
todas las dinámicas del proceso psicoanalítico. Esto es como él definía el fenómeno en aquel
tiempo:
¿Qué es la transferencia? Existen nuevas impresiones o reproducciones de los impulsos y
fantasías que son despertadas y hechas conscientes durante el progreso del análisis; pero ellas
tienen esta peculiaridad, que es característica de sus especies, que ellas reemplazan a algunas
personas pasadas por la persona del médico. Dicho de otra forma: el total de series de experiencia
psicológica son revividas, no como siendo parte del pasado, sino aplicadas a la persona del médico
en el momento presente. (1905e [1901]: 116).
Freud dio más detalles con respecto de la naturaleza de esta transferencia, diciendo que “no hay
medios de evitarla” y agregando “debe ser detectada casi sin asistencia” (ibid.: 116).

Hablando con Freud, él dijo “Capitán”

En “Notas acerca de un caso de Neurosis obsesiva” (1909d), Freud da un fino ejemplo de


transferencia displacentera hacia él, que es también una imagen de la naturaleza estereotipada
del fenómeno: el paciente – conocido como el “hombre de las ratas” – comenzó teniendo ideas
obsesivas mientras estaba en el ejercito, cuando escuchó a un capitán describir, con deleite en su
voz, una tortura China en la cual una madriguera de ratas era introducida al cuerpo de la victima a
través del ano. Después de escuchar el relato del paciente, Freud, en la segunda sesión del
tratamiento estuvo a punto de explicar en detalle que los síntomas eran de origen sexual, cuando
escucho al “Hombre de las ratas” dirigirse repetitivamente hacia él como “Capitán”.

Proyecciones en el psicoanálisis de representaciones de la infancia de los pacientes.

“Las dinámicas de la transferencia” (1929b) es el primer artículo escrito por Freud dedicado
exclusivamente a la transferencia; en el que usa el término “imago” – una idea de Jung – que
describe las representaciones internas del pasado de los pacientes las cuales son sustituidas en la
persona del psicoanalista. Freud también toma en cuenta la influencia de la transferencia del amor
y el odio resaltado por Ferenczi en 1909, después de haber observado que los pacientes tendían a
obligar al médico a adoptar el papel de figuras paternas quienes fueron simultáneamente amados
y temidos. Esto no es suficiente para pensar en términos simples de “transferencia”, escribe
Freud; el psicoanalista debe tomar en consideración las cualidades afectivas inherentes en la
transferencia: por tanto distingue la transferencia “positiva”, donde los sentimientos afectivos son
dominantes, de la transferencia “negativa” en donde los sentimientos son predominantemente
hostiles. Freud continúa el argumento de que los sentimientos afables vinculados con la
transferencia positiva siempre tienen una base erótica, en parte consciente y en parte
inconsciente, porque las relaciones tempranas establecidas en la infancia siempre involucran
objetos sexuales. Como resultado, la transferencia en el análisis siempre tiene un aspecto doble,
positivo y negativo; cuando la transferencia es acompañada por sentimientos hostiles o elementos
eróticos reprimidos, es transformada en resistencia. Esta doble corriente de afectos dirigió a Freud
a adoptar una idea de Breuer (1911) de ambivalencia. Sin embargo, como él decía, la ambivalencia
puede ser un fenómeno perfectamente normal, cuando se vuelve excesivo, especialmente en la
psicosis, puede inducir en el paciente una transferencia negativa hacia el analista la cual evitaría
un resultado exitoso del tratamiento.
Transferencia y repetición.

En “Recuerdo, Repetición y Trabajo concluido” (1914g). Freud va más allá: él enfatiza la


dimensión repetitiva de la transferencia y muestra la grandeza de la resistencia del paciente, la
gran tendencia a repetir la situación central del problema a través la representación más que por
medio del recuerdo.
Por ejemplo, el paciente no dice que recuerda que estuviera desafiante y crítico hacia la
autoridad de sus padres; en su lugar, se comporta de esa manera con el doctor. […] El paciente no
se recuerda teniendo una intensa vergüenza de ciertas actividades sexuales y temeroso de darse
cuenta de ellas; pero él describe claramente que esta apenado del tratamiento que ahora está
llevando y trata de mantenerlo en secreto a todo el mundo. Y así sucesivamente.
En ese estudio, Freud hace un intento mucho mayor que antes para demostrar como “las
transferencias” están en la vida diaria, y especialmente en la vida amorosa de la persona, son
diferentes de la transferencia stricto sensu que emerge en el tratamiento psicoanalítico y ha
pasado a la persona del analista: Freud llama a este último tipo de transferencia la “neurosis de
transferencia” y la describe como “una enfermedad artificial” (ibid.: 154) que es generada en y por
la situación analítica. El escenario psicoanalítico como Freud lo recomienda ofrece, la seguridad
suficiente para que el paciente de rienda suelta a sus fantasías de transferencia, las cuales el
trabajo terapéutico curará: “El instrumento principal […] para frenar la compulsión del paciente a
repetir y transformar un motivo en falsos recuerdos en dirección de la transferencia” (ibid.: 154)

Transferencia amorosa: una pertinaz forma de resistencia.

En otro artículo técnico, “Observaciones en la transferencia amorosa” (1915ª [1914]), Freud


discute lo que el analista debería hacer si una paciente queda enamorada de él. Poner fin al
tratamiento no es la solución, dice él, porque el fenómeno tiene relación con la transferencia de la
paciente, y por lo que inevitablemente tenderá a repetirse con el segundo analista, después con el
tercero, y así sucesivamente, favoreciendo la repetición. Pero el terapista debe reconocer que este
no es un amor verdadero de parte del paciente, y que “es […] como un fracaso para el psicoanálisis
si la ansiedad del paciente por amor es satisfecha ya que esta sofocada” (1915a [1914]: 166).
Cuando tal situación surge, Freud advierte que el terapista debe ser precavido de su posible
“contra-transferencia” (ibid.: 160). En otras palabras, el amor que la paciente siente por su
terapeuta es la expresión de una resistencia que se opone a la revelación de la transferencia, por
lo cual es importante descubrir sus orígenes inconscientes. Freud agrega que este amor es
sencillamente una nueva impresión de concretas situaciones pasadas y reacciones infantiles; son
estos orígenes infantiles los que le dan su carácter compulsivo y patológico, y se transforma en
una fuente de la resistencia que debe ser analizada. De cara a la transferencia amorosa, el analista
debe adoptar una actitud de reserva y abstinencia:
Está fuera de duda para el analista ceder. Por mucho que él pueda valorar el amor debe valorar
mucho más también la oportunidad de ayudar a su paciente sobre una etapa decisiva de su vida.
(Ibid.: 170)
Es así, agrega Freud, que el analista puede ayudar a su paciente “a adquirir la pieza extra de
independencia psíquica que distingue la actividad mental consciente […] de la inconsciente” (ibid.:
170)

Transferencia, la compulsión a repetir y la pulsión de muerte.

En 1920, en “Detrás del principio de placer”, Freud observa que en algunos pacientes la
naturaleza repetitiva de su transferencia parece ser imposible de superar; en lugar de progresar,
estos pacientes continúan y repiten sus frustraciones o reproducen sus síntomas porque
aparentemente ellos las encuentran imposibles de recordar y procesarlas adecuadamente.
Señalando que la conducta de estos pacientes contradice su primera teoría de las pulsiones
inconscientes – según la cual la mente humana tiene como meta principal la búsqueda de placer y
la evitación de displacer – Freud comenzó a darle en el tema esa concepción inicial. Él sugirió que
una implacable fuerza psíquica obliga a algunos pacientes a ir de angustia en angustia, de fracaso
en fracaso, de modo que ellos nunca consiguen superarlos. En orden de distinción este fenómeno
clínico de simple “repetición”, lo llamo “la compulsión a repetir”, porque el paciente parece ser
incapaz de la libre separación de esta fuerza pulsional compulsiva que Freud describe como
“demoniaca” (1920g: 21). Freud fue más lejos al postular la existencia, más allá del principio de
placer, de un conflicto primordial mayor – entre dos grupos de pulsiones inconscientes: la pulsión
de vida y la pulsión de muerte. Esta nueva idea le permitió describir la diferencia entre pacientes
neuróticos, quienes manifiestan “neurosis de transferencia” y siguen el principio de
placer/displacer, y aquellos que sufren de depresión, perversión o psicosis y que presentan una
“neurosis narcisista” y una transferencia hostil basada en el conflicto fundamental entre las
pulsiones de vida y muerte.

Desarrollos posteriores a Freud de la Contratransferencia.

 Paula Heimann y Henrich Racker:

En 1950, el concepto de contra-transferencia se desarrollo ampliamente, complementando al de


transferencia y determinando así el estilo de comunicación que se establece entre paciente y
analista.
Paula Heimann en Londres y Racker en Buenos Aires fueron los primeros en enfatizar que el
fenómeno contra-transferencial proporcionaba datos importantes sobre la experiencia analítica
del paciente.
En 1946, Klein habla de la identificación proyectiva, concepto que posteriormente fue utilizado
para el análisis de la contra-transferencia en la sesión. Ya en 1950 Heinmann, en su artículo “Sobre
contra-transferencia” muestra que ésta puede ser una herramienta fundamental para explorar el
inconsciente. Hace una diferencia entre el análisis de la contra-transferencia como parte del
encuadre analítico y como una reacción por parte de la propia neurosis.
Al mismo tiempo, Racker decía que la contra-transferencia proporcionaba datos sobre cómo el
paciente experimentaba la situación analítica. Diferencia 2 tipos de contra-transferencia:
 La contra-transferencia concordante: se basa en la empatía, el analista se
identifica conscientemente con ciertos aspectos de la psique del paciente.
 La contra-transferencia complementaria: el analista, inconscientemente,
proyecta sus objetos internos en el paciente, estableciendo una transferencia directa con
el paciente.
Neyraut (1974) incluye en el concepto de contra-transferencia el proceso analítico personal del
analista y el enfoque teórico del mismo.

 La contra-transferencia “normal” y la identificación proyectiva: Wilfred R.


Bion:

Bion, hace una diferencia entre la identificación proyectiva normal y la patológica. La diferencia
se basa principalmente en la capacidad de tolerar la ansiedad (pecho- inodoro).

 Contra identificación proyectiva: Leon Grinberg:

Basándose en el pensamiento de Racker y Bion, Grinberg (1962) postula la existencia de una


contra identificación proyectiva, la cual se refiere a la respuesta del analista a la identificación
proyectiva del paciente: el analista se identifica inconscientemente con lo que se le ha proyectado.
Esta aparece debido a los conflictos internos del analista. Si el analista no solo contiene, sino que
identifica y diferencia lo proyectado, contará con una herramienta que le ayudará a hacer contacto
con los niveles más profundos de las fantasías del analizado.

 Contrastes en las concepciones de la contra-transferencia

Existen dos opiniones opuestas respecto al concepto de contra-transferencia:


1) El primero tiene que ver con la confesión de la contra-transferencia
2) El polo opuesto se refiere a no permitir la aparición de la contra-transferencia
ya que se considera un error en el curso del análisis.

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