Portafolio Ruperto Cádiz
Portafolio Ruperto Cádiz
Portafolio Ruperto Cádiz
Portafolio
https://www.artistasvisualeschilenos.cl/658/w3-article-40361.html
https://www.arteallimite.com/2016/08/12/ruperto-cadiz-los-suenos-la-tela/
https://www.youtube.com/watch?v=YH13z3kAI-Q&t=46s
En forma paralela a su trayectoria artística, entre 1970 al 1974, Ruperto Cádiz se desempeñó
como profesor ayudante de la cátedra de dibujo en la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad de Chile. Entre 1980 y 1992 fue profesor de pintura en el Instituto Cultural de
Providencia en Santiago. Desde la década de los noventa a la fecha se desempeña como
profesor de Expresión Gráfica en el Departamento de Arte de la Universidad Metropolitana
de Ciencias de la Educación- UMCE. Santiago de Chile.
”Cádiz, opta por soluciones más abstractas en sus pinturas. Signos de raíz gráfica, figuras
más o menos geométricas, asomos de vegetación y amplios cielos saturados de nubes
constituyen sus héroes, plenos de un dinamismo juguetón”
(libro “20 años en el arte” Indice Santander Amigos de Arte, La Empresa en el Arte, capítulo
Artistas de Amigos del Arte, por Waldemar Sommer, página 119)
PREMIOS – DISTINCIONES
1984- Mención Especial en Pintura, I Salón Nacional de Arte Mención Pintura, Pontificia
Universidad Católica de Chile, Sede Temuco, Chile, 3 de noviembre. Obras: “Pliegue
en el Espacio”, “Tensiones en el Cenit”.
1988- Mención Honrosa, Primer Concurso Nacional de Pintura de Entel- Chile S. A. Santiago
de Chile, julio de 1988.
2000- Premio Nacional en Pintura, otorgado por el Círculo de Críticos de Arte de la V Región,
Chile.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES
1981- R. Cádiz. Sala Exposición Amigos del Arte. Santiago de Chile. (24 de agosto)
1982- Ruperto Cádiz Rivas. Universidad Técnica Federico Santa María, en su Cincuentenario
1931- 1981. Corporación Amigos del Arte. Santiago de Chile, 22 de junio al 9 de julio.
1984- Pinturas Ruperto Cádiz. Galería Arte Actual 1984, Catálogo N.º 5. Banco del Pacífico.
Santiago de Chile.
1987- Ruperto Cádiz Pinturas. Galería Arte Actual, Catálogo N.º 43. Banco del Pacífico,
Santiago de Chile.
1991- Ruperto Cádiz- Chile. Galerie Weibe Stadt, Colonia, Alemania, 23 de junio.
1995- Ruperto Cádiz Rivas, Pintura, Galería de Arte El Caballo Verde, Concepción, Chile. 28
de agosto al 23 de septiembre.
1996- Ruperto Cádiz Rivas, Pintura “Detrás del Jardín”, Galería del Cerro. Santiago de
Chile,
2 al 17 de mayo.
1997- Ruperto Cádiz “Sueños, Juegos y Colores”. Galería Carmen Codoceo. La Serena,
Chile, 9 al 31 de octubre de 1997.
2001- Ruperto Cádiz “Paisaje Urbano”. Galería del Cerro. Santiago de Chile, 24 de julio al
16 de agosto de 2001.
2007- diciembre-2008 enero, Museo Nacional de Bellas Artes, , “30 años de pintura”.
EXPOSICIONES COLECTIVAS
1970- Homenaje al Triunfo del Pueblo, Museo de Arte Contemporáneo. Santiago de Chile.
1976- II Bienal Internacional de Arte, Pontevedra, España.
1976- VII Bienal de Ibiza, España.
1977- VI Bienal Internacional del Deporte en las Bellas Artes, Palacio de Velásquez, Madrid,
España.
1977- Exposición de Grabado Calcográfico, Galería Urbis, Madrid, España.
1987- Pintor Invitado al Concurso Nacional de Pintura Valdivia y su Río, Valdivia, Chile. 1987-
Concurso de pintura “Estimulemos al Arte” Humor (La Pintura y el Humor). Premio
Guillermo Winter 1987. Catalogo N.º 1. Centro Casa verde (Av. Las Condes 14.891).
Santiago de Chile, 22 de noviembre al 10 de diciembre de 1987.
1988- Primer Concurso Nacional de Pintura Entel-Chile. Santiago de Chile. Mención Honrosa
1988- La Gran Colectiva, Escuela Moderna de Música. Santiago de Chile.
1988- Exposición Donaciones al Museo Nacional de Bellas Artes de Chile. Santiago de Chile.
1990- “Santiago, Un Nombre para el Arte”, Primer Concurso Banco de Santiago Pintura –
Escultura – Grafica. Museo Nacional de Bellas Artes, Sala Matta. Santiago de Chile 14
de noviembre al 9 de diciembre de 1990.
1990- “Museo Abierto”, Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago de Chile.
1996- (Con) Fines Creadores, Ruperto Cádiz, Hugo Jorquera y René Poblete. Coyhaique,
Chile, octubre.
1996- VII Concurso Nacional de Pintura. Talca, Chile.
2001- Museo Abierto, Proyecto Colectivo Serigrafías. Estaciones del Metro. Santiago de
Chile.
2001- “Paisajes, Artistas Chilenos”. Galería de Arte Cecilia Palma. Santiago de Chile.
2002- Arte Chileno en Munich, organizado por el Consulado de Chile en Munich, Alemania.
2004- Pintura “Desde la Pintura” Ruperto Cádiz, Hugo Jonquera y René Poblete,
Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones Centro de Extensión “Pedro Olmos
Muñoz”, Universidad de Talca. Talca, Chile, junio.
2004- Pintura “Desde la Pintura” Ruperto Cádiz, Hugo Jonquera y René Poblete, Dirección
de Extensión Pinacoteca Universidad de Concepción. Concepción, Chile, septiembre.
2005- Tres Facetas de los artistas Hilda Rochna, Ulises Román y Ruperto Cádiz. Artium
Galería de Arte y Centro de Restauración. Santiago de Chile, octubre.
2005- Encuentro de Artistas Latinoamericanos. Museu da Energía. Sao Paulo, Brasil,
noviembre de 2005.
OBRAS EN COLECCIONES PUBLICAS Y PRIVADAS
Sus obras se encuentran en importantes colecciones privadas y públicas tanto en Chile,
España, Alemania y Estados Unidos.
Además, bajo las apariencias de un tecnicismo riguroso que guía con sus mapas, signos
indicadores y demarcaciones, los actores de estas pinturas poseen ánimos juguetones e
inestables. Al igual que las figuras pequeñas, voladoras deportistas, los gigantescos
personajes estáticos, con mucho de artefacto visceral y de satisfacción consumista,
encarnan, con subterránea violencia, la humana capacidad de obrar tonterías de
imprevisibles efectos. Así aquí, las delicias presuntas de un progreso a toda costa no temen
aceptar la evidencia de sombras bélicas. Sólo en raras ocasiones, estos protagonistas saben
hacer rendir algo su espíritu y envían hacia el cielo, en vez de naves espaciales, poéticas y
blancas palomitas de papel.
Waldemar Sommer
(Texto Presentación Catalogo R. Cádiz. Sala Exposición Amigos del Arte. Santiago de Chile,
24 de agosto de 1981)
Lo primero que nos interesa en la obra de Ruperto Cádiz, es el alegre colorido, la
festiva entonación de sus temas y el humorismo contenido. Los azules intensos, los
amarillos atrevidos, ante las altas nubes, le permiten armar sus composiciones que
nos cuentan extravagantes aventuras de letras, números y personajes inventados,
en una alfombra que se despliegan en el espacio infinito. La fina ironía está presente
en todas sus telas, al presentar planos que se desdoblan y mariposas metálicas.
Muchas veces en sus superficies de naranjas intensos se produce una horadación
extraña, una ventana libre para gozar con las alturas. Esa perforación nos produce
un respiro en medio de planos muy cerrados.
Es un arte para mirarlo con atención, ya que está repleto de punteados, flechas y
números que nos hablan de problemas contemporáneos, pero sin ahogar el espacio,
ya que la calidad plástica y el hábil reparto de cromatismo es muy logrado. Los
ardientes colores de cartel, las tiras cómicas y las charadas, están presentes en estos
simbólicos óleos, pero no se olvida el mensaje para situaciones locales. No podemos
negar, de todas maneras, que Cádiz observa el mundo con actitud amplia y se nutre
de grandes proposiciones universales. Todo alude a los objetos modernos, a los
maquinismos que nos invaden, a las plataformas espaciales, con superficies planas y
colores contrastados.
Ricardo Bindis
(Texto Presentación Catalogo Ruperto Cádiz Pinturas. Galería Arte Actual, Catálogo N.º 43. Banco del
Pacífico, Santiago de Chile, 1987)
RUPERTO CÁDIZ es un caso singular en la pintura contemporánea chilena, a cuya actual
“generación del medio” pertenece. Desde ya, es imposible encasillarlo en las
acostumbradas categorías o tendencias estilísticas. Cádiz crea en forma original un mundo
propio y “sui generis”, marcado tanto por un irónico sentido del humor, como por un
optimismo inherente, una real alegría de vivir.
Crea espacios amplios, cósmicos, irreales y los llena de una diversidad de objetos
incongruentes. Cintas de color pueden alternar con diversos signos y con objetos
figurativos, estilizados de manera por demás realista. Así crea conjuntos tan irracionales
como sugerentes, de perspectivas espaciales e ilimitadas, de destellos cromáticos vivos y
de planos de color. Opone sus objetos de cantos duros, nítidos, de concepción geométrica,
a aquellas partes más amorfas o nebulosas que suelen llenar una parte de sus telas: humo,
llamas, o sencillamente masas de color de una gran gama de tonalidades. Procedimiento
que evita todo exceso de rigor por una parte, y de blandura por la otra.
Pero Cádiz va más allá de una simple presentación de una atmósfera, de una fantasía festiva.
Pues si nos presenta un recipiente espacial con signos y formas diversos a su derredor,
también podemos pensar en una especia de cornucopia, como en una caja de Pandora,
como en un receptáculo de basura cósmica- o de sueños humanos. La interpretación de tal
polisemia dependerá de cada espectador y del ánimo en que se encuentre.
Y es así porque Cádiz al usar y variar formas conocidas por todos –geométricas o figurativas,
signos o símbolos- siempre refiere su obra a la experiencia humana y por ende al hombre.
Por más que éste ausente, por más que el mundo de Cádiz no sea el cotidiano del
espectador, irrumpe siempre la vertiente humana, aquella de la fantasía creadora que usa
el mundo de la experiencia para crear mundos nuevos.
El sentido de ironía que subyace a toda la obra del artista chileno evita que aflore ningún
sentimiento barato, ningún tono patético discordante. No está ausente ocasionalmente
cierta frialdad, quizás de carácter intelectual, pero está al servicio positivo de un control
disciplinado de la pintura. Ruperto Cádiz nos presenta una amplia gama de variaciones
sobre un tema básico. Su sentido certero del color y de la composición dinámica hacen que
dentro de la unidad orgánica que distingue a su obra, cada cuadro es un evento que puede
gozarse y apreciarse por sí mismo.
Cádiz, ya quedó dicho, es un pintor muy personal- lo cual no le impide llegar a un público
amplio, gracias a las universales características formales y espirituales de su obra.
Características éstas que le han permitido forjarse un lugar tan enaltecedor como merecido
en el campo de las artes visuales chilenas de hoy.
PEDRO LABOWITZ
(Texto Presentación Catalogo Ruperto Cádiz Rivas, Pinturas, Galería de Arte El Caballo
Verde, Concepción, Chile, 17 de octubre al 4 de noviembre de 1989)
Ruperto Cádiz: Inestabilidades Metafísicas
Uno de los episodios más intensos para el artista es el momento de creación. Luego,
sobrevienen otros momentos tan relevantes como el primero. Reunir, exhibir y vender la
obra. En suma, llevarla a los demás una y otra vez. Entre esos pasos, se inscribe otra tarea.
Es muy difícil, porque interroga al artista. Y también es compleja, porque -cuando el autor
ha entregado su quehacer al mundo- debe aceptar que otros consideren inútil o valioso ese
esfuerzo.
Al íntimo acto de fortaleza creadora, se impone este tan extremo como distante, la
interpretación. A la batalla de entrega plástica del artista se suma, ahora, una supuesta
sumisión: aceptar la lectura propuesta que aspira a dar una luz para la comprensión del
lenguaje intangible de la obra. Ahora, el pretendido traductor de lo inefable, acepta su
responsabilidad.
En ese contexto, la obra de Ruperto Cádiz comienza a navegar por la frágil memoria. Una
alacena sujeta por experiencias diversas. Algunas aceptables. Otras no. Por eso, es difícil
permitir que su trabajo sea prisionero de tiempos pasados. Muchas veces su obra ha sido
ligada al mundo surreal. ¿Surrealista?
Sí. Y, en algunas ocasiones -con amplitud de mirada-, él mismo ha aceptado esa carga
vinculante. Sin embargo, desde fuera, emerge una duda: ¿cómo podemos circunscribir su
trabajo sujeto a imágenes concadenadas, a una poderosa manifestación visual del dictado
no racional, es decir, inconsciente, automático y onírico?
Cádiz no pertenece al movimiento artístico internacional. De ese, no hay dudas. Tampoco
persigue las metas de los artistas ni los literatos de principios de siglo XX. Quizás, ha servido
para afianzar esa confusión, la sobrecargada súper estructura que, a lo largo de los años, ha
desarrollado en su obra. El soporte -en general- exhibe una vastísima red de relaciones
entre personajes e innumerables objetos útiles e inútiles; establece vínculos complejos
entre planos visuales cromáticos y espacios supuestamente arquitectónicos; sitios abiertos
y cerrados, llenos y vacíos… Esos elementos, entre algunos, incorporados a composiciones
dinámicas aparecen sujetos a situaciones contradictorias. Así, a un plano ingrávido se
opone otro con fundaciones que escapan al espacio del cuadro, por ejemplo. Y, mientras
diversos objetos parecen llenar cubos o espacios vacíos, otros flotan sin dirección clara. Esas
relaciones compositivas y, muchas más, son reiterativas. Son buscadas por el pintor. No son
accidentales. Son aplicaciones controladas por una razón narrativa muy consciente. En
suma, esos vínculos composicionales constituyen una herramienta expresiva para el pintor,
porque son parte de su abecedario creador.
Cádiz sabe que la aparente desconexión de las imágenes sirve para provocar una
ambigüedad conceptual que, en una primera mirada huidiza, tendemos a identificar con el
lenguaje onírico. Es así y lo acepta. Pero, más que un ilimitado automatismo síquico, es un
juego de imágenes que -conforme lo aplica- se transforma en un método eficaz para
construir su discurso. Un relato mucho más actual. Una historia cuyas raíces culturales están
más cerca del creciente y convulsionado mundo consumista que le toca vivir.
Además, tampoco se queda ajeno a las situaciones políticas española y chilena que vive
directamente. Circunstancias que, desde la década de 1970 en adelante, van adquiriendo
un soslayado sitio en su trabajo. Ello se refleja -en distintos momentos- bajo la forma de
rechazo a situaciones, cuya temática englobada en un tema mayor, se puede entender
como el desamparo comunicativo.
Una visión tangible a través de muros superpuestos, alturas laberínticas y soledades de
personajes huidizos que, desde el decenio último de 1970 comienzan a aparecer. Poco a
poco, Cádiz abandona sutiles gamas restringidas y, con frecuencia, monocromáticas.
Incorpora, en cambio, ricas cromías. Vibrantes armonías colorísticas se integran al escenario
plástico como una manera de reafirmar ese delicado desequilibrio existente entre lo real y
lo imaginario.
Ahora, como antes, la imagen modélica no tiene sitio. Lo objetivo interesa en la medida en
que se transforma en dato esencial. Por eso, la reproducción del motivo carece de
importancia. Cádiz no quiere copiar la realidad, la ilustra.
La comenta usando fantasiosos datos fragmentados que le sirven para evadir lúdicamente,
una y otra vez, la gravedad del clima sicológico interno de la obra. Con ese fin, la
complejidad compositiva aumenta. Cajas y grandes planos abstractos soportan, a veces,
detalladas aglomeraciones de objetos. Entre ellas, la presencia humana es banal e ínfima.
Cádiz camina en varias direcciones... sin rechazar ninguna.
Personajes robóticos y amplios fondos de cielos abiertos de antaño, han cedido lugar a un
mundo aparentemente más natural, pero también inventado. Paisajes descriptivos, en base
a ordenadas y geométricas formas que descansan en meditadas perspectivas lineales,
muestran una desnaturalizada realidad quirúrgica. Cádiz continúa provocando. Establece
nexos y contrapuntos de delicada ironía y, a la vez, desoladora nostalgia.
En los últimos tiempos, el pintor incursionado -como otras veces- en la acuarela. Este medio
le sirve para reafirmar su interés discursivo. Completas y expresivas superficies de planos
saturados acogen a personajes lúdicos. Y, en pintura, vuelve a los escenarios
deshumanizados de planos que simulan ciudades que extienden cintas o brazos -como si
fueran tentáculos- para mantener una conexión con una dimensión más existencial. En este
sentido, el trabajo de Ruperto Cádiz es un permanente comentario a la inestabilidad
metafísica del hombre contemporáneo. Y, respecto del asunto estilístico, su obra -con
depurada técnica- parece enmarcarse más apropiadamente, por cronología autoral y
circunstancias históricas, en el abierto contexto neoexpresionista internacional que bien
supo retomar los más diversos influjos vanguardistas del siglo pasado.
Carolina Abell
TÉCNICAS MIXTAS
Acuarelas y acrílicos sobre papel
“Juego de cartas” técnica mixta sobre papel 2008 50x70 cms.
“Cinema Z” técnica mixta sobre papel 2010 50x70 cms.
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