Tribunal Constitucional

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Tribunal Constitucional

Los primeros 500 días del Tribunal Constitucional:


Análisis de sus sentencias

Publicación del Centro Contenido


Universitario de Estudios
Políticos y
Aspectos esenciales de la acción directa de inconstitucionalidad en
Sociales (CUEPS) de la
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Pontificia Universidad Católica
Miguel Valera……………………………………………………………. 2
Madre y Maestra
Control preventivo de tratados. Bloque de constitucionalidad. Apli-
Santo Domingo cación de la jurisprudencia comparada e interamericana en las de-
República Domincana cisiones del Tribunal Constitucional.
Julio José Rojas Báez……………………………………………………. 12

El amparo como garante de los derechos fundamentales en la juris-


prudencia del Tribunal Constitucional.
Nassef Perdomo………………………………………………………... 38

N Ú M E R O 2
O C T U B R E D E
2 0 1 3
PÁGINA 2

Aspectos esenciales de la acción directa de


inconstitucionalidad en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional
Miguel Valera Montero1

INTRODUCCIÓN

En el sistema constitucional dominicano constitucional, el principio de constitucio-


se interrelacionan de manera indisocia- nalidad, de acuerdo al cual corresponde “al
ble tres elementos básicos: (i) Supre- Tribunal Constitucional y al Poder Judicial, en el
macía de la Constitución, (ii) Justicia marco de sus respectivas competencias, garan-
Constitucional y (iii) Constitucionalidad. tizar la supremacía, integridad y eficacia de la
Respecto al primero, el Art. 6 de la Constitución y del bloque de constitucionali-
Constitución Dominicana de 2010 (en dad.”
lo adelante CD2010) establece que “[t]
odas las personas y los órganos que ejercen De su lado, el control de la constitucio-
potestades públicas están sujetos a la nalidad ha sido definido por la doctrina co-
Constitución, norma suprema y fundamen- mo “el mecanismo a través del cual se concre-
to del ordenamiento jurídico del Estado. ta la supremacía constitucional.”3 Un “…
Miguel Valera Montero Son nulos de pleno derecho toda ley, decre- mecanismo legal para poder salvaguardar esos
to, resolución, reglamento o acto contrarios derechos [individuales inherentes a todo hom-
a esta Constitución.”La Justicia Constitucio- bre] y para que esa ley fundamental, expresión
nal es definida en el Art. 5 de la LOTCPC2 soberana del pueblo, sea respetada e invulne-
como “la potestad del Tribunal Constitucional rable…”4; mecanismo a través del cual se
y del Poder Judicial de pronunciarse en materia realiza una evaluación o ponderación para
constitucional en los asuntos de su competen- determinar “… si un acto ha sido válidamen-
cia”, pronunciamiento que se produce te cumplido por una autoridad pública, si se ha
“mediante procesos y procedimientos que tie- mantenido en los límites de su competencia, en
nen como objetivo sancionar las infracciones fin, si es compatible o no con la Constitución.”5
constitucionales para garantizar la supremacía,
integridad y eficacia y defensa del orden consti- En el ordenamiento constitucional domi-
tucional, su adecuada interpretación y la pro- nicano, el control de la constitucionalidad
tección efectiva de los derechos fundamenta- puede definirse partiendo de los objetivos
les.” Finalmente, la LOTCPC establece, en- que establece a cargo del Tribunal Consti-
tre los principios rectores de la justicia tucional y del Poder Judicial la reforma

1
Licenciado en Derecho Summa Cum Laude PUCMM, 1999. Becario Fulbright (2003). Master of Laws . LLM, University of
Houston Law Center, 2004. Socio fundador de la oficina De Camps, Vásquez & Valera. Autor de El control concentrado de la
constitucionalidad en la República Dominicana, Capeldom, 1999; Los derechos, garantías y deberes fundamentales en la Constitución
de 2010, FINJUS/USAID, 2012; Jurisprudencia constitucional del Poder Judicial, selección y clasificación de decisiones de la Suprema
Corte de Justicia (1910-2010) y fichaje de las decisiones del primer año del Tribunal Constitucional, Librería Jurídica Internacional,
2013. Co-Autor: Memorias del VII Encuentro Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional, CARJM/IIDPC, 2011; Constitu-
ción Comentada, FINJUS/USAID, 2011; Presidencialismo y democracia en la sociedad dominicana (1994-2010), PUCMM/CUEPS,
2012.
2
Acrónimo a ser utilizado en este trabajo para la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procesos Constituciona-
les, número 137-11 del 13 de junio de 2011 y modificada mediante la Ley No. 145-11 del 4 de julio de 2011.
3
Eduardo Jorge Prats, Derecho Constitucional: Volumen I, Santo Domingo: Ius Novum, 2010, p. 418.
4
Fausto Pimentel Peña, El control de la constitucionalidad y las nulidades en materia constitucional, Santiago: Universidad Católica
Madre y Maestra, tesis de grado, 1987, p. 39.
5
Ibíd., p. 40.

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constitucional del 2010 y la LOTCPC , entendiéndose quiénes pueden accionar; mientras que, en lo referente al
este control como el conjunto de mecanismos procesales objeto de la acción, aclara que la posible infracción cons-
que permiten a un intérprete competente evaluar la compati- titucional puede resultar por acción u omisión, pero rei-
bilidad de una norma, acción u omisión, con los parámetros de tera como objeto de la acción las “leyes, decretos, regla-
constitucionalidad —usualmente la Constitución y el Bloque de mentos, resoluciones y ordenanzas”.
Constitucionalidad—, con el destino último de garantizar la
supremacía de la Constitución, la defensa del orden constitu- En sus Arts. 38 a 50, la LOTCPC regula los aspectos
cional y la protección de los derechos y libertades fundamenta- procedimentales de la acción directa, a saber, su forma
les. Dicha evaluación constituye un juicio sobre la norma de interposición (Art. 38), inicio del proceso (Arts. 39 y
misma, sobre su validez, en tanto sea conforme a los 40), la audiencia (Art. 41 y 42), decisión de la acción (42
parámetros de constitucionalidad. Ahora bien, esta defini- al 44), los tipos sentencias, sus efectos jurídicos, publici-
ción es muy amplia, ya que abarca todos los mecanismos dad y ejecución (Arts. 45 al 50).
procesales establecidos a los fines antes indicados, inclui-
do entre estos la acción directa de inconstitucionalidad, cuyo 2. Las decisiones del Tribunal Constitucio-
desarrollo en la jurisprudencia del Tribunal Constitucio- nal respecto a la acción directa de
nal es el objeto del presente estudio. inconstitucionalidad
1. La acción directa de inconstitucionali- En las decisiones tomadas como consecuencia de una
dad: Regulación Constitucional y acción directa de inconstitucionalidad, el Tribunal Consti-
legislativa tucional deberá examinar aspectos procesales de dicha
acción y que inciden de manera directa en el procedi-
El Art. 184 de la Constitución dominicana de 2010 miento establecido para su conocimiento, tales como su
(CD2010) pone a cargo del Tribunal Constitucional objeto, la calidad de quienes pueden interponerla, la natu-
“garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del raleza de la infracción examinada, los efectos de sus pro-
orden constitucional y la protección de los derechos fundamen- pias decisiones, y, adicionalmente, realizar la valoración
tales”, y otorga a sus decisiones un carácter definitivo e de los argumentos o elementos de pruebas que en favor
irrevocable, constituyendo precedentes vinculantes para de la inconstitucionalidad le sean sometidos por los
los poderes públicos y todos los órganos del Estado. accionantes. Igualmente, al valorar los argumentos de
oposición, así como las pruebas que pudieren suministrar
A su vez, en el numeral 1) del Art. 185, se otorga los accionantes o que se deriven de hechos públicos y
competencia en instancia única al Tribunal Constitucional notorios, el Tribunal, en su ejercicio hermenéutico, deci-
para conocer “[l]as acciones directas de inconstitucionalidad didamente deberá interpretar tanto normas de rango
contra las leyes, decretos, reglamentos, resoluciones y orde- constitucional así como normas de rango infraconstitu-
nanzas, a instancia del Presidente de la República, de una cional y, en este último caso, debiendo realizar una inter-
tercera parte de los miembros del Senado o de la Cámara de pretación conforme a la Constitución, de así ser posible
Diputados y de cualquier persona con interés legítimo y jurídi- para mantener el status constitucional de dicha norma.
camente protegido”.
Partiendo de lo anterior, procederemos a realizar un
La LOTCPC, de su parte, en su Título II, “De los Pro- breve resumen de los aspectos principales contenidos en
cesos y Procedimientos Constitucionales”, capítulo I, las decisiones tomadas por el Tribunal Constitucional en
“Del Control de Constitucionalidad”, Sección I, “Del sus primeros quinientos días de operación, limitándonos
Control Concentrado de Constitucionalidad”, se refiere a los aspectos relativos a la naturaleza de la acción y su pro-
indistintamente a la acción directa como control concentra- cedimiento8. En el periodo que nos ocupa, el cual com-
do, y establece su objeto (Art. 36) y la calidad del accio- prende desde el mes de enero de 2012 al 31 de junio de
nante (Art. 37). En cuanto a la calidad, se limita a repetir 2013, aunque por su importancia en los temas tratados, y
lo ya establecido en el texto constitucional respecto a apelando siempre a la anuencia del lector, nos veamos

6
Constitución Política de la República Dominicana, 2010, Arts. 6, 184 y 188.
7
Ibíd., Arts. 2, 5 y 7.
8
No obstante reconocerle gran influencia a las decisiones del Tribunal Constitucional mediante ADDI en lo relativo a su proceso de constitucionalización del orden
jurídico (a decir de Riccardo Guastini) o constitucionalización del derecho (según Carbonell), por el limitado tiempo para tratar el tema que nos ocupa, y a los

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obligados a citar uno que otro fallo dictado en los meses de julio o agosto, el Tribunal Constitucional dictó noventa
(90) decisiones en materia de acción directa, de acuerdo al cuadro 1.1siguiente

Cuadro 1.1. Decisiones tomadas por el Tribunal Constitucional en sus primeros 500 días

Tipo de acción Decididas en el Decididas en el Acción Acción Acción inter-


2012 2013 interpuesta interpuesta puesta en el
(1999-2009) (2010-2011) 2012 o poste-
rior
No. de decisiones 46 44 369 11 43
Total 90 90

3. Aspectos relativos a la naturaleza de la acción y su procedimiento

La acción directa de inconstitucionalidad (en lo adelante ADDI) fue reincorporada de manera expresa desde 1994
en nuestros textos constitucionales, pero es a partir de 2011, con la promulgación de la LOTCPC, consecuencia de la
reforma constitucional operada en el 2010, donde se establecen las reglas procesales de origen legislativo, con lo cual
cambia la práctica anterior de origen puramente pretoriano.10

(i) Objeto y carácter abstracto

El objeto de la ADDI ha sido definido por el Tribunal Constitucional bajo la siguiente fórmula: “Se entiende por objeto
de la acción de inconstitucionalidad las normas que pueden ser impugnadas a través de este mecanismo procesal para que el
Tribunal Constitucional examine su conformidad a la Constitución…”11. Este “objeto” no debe confundirse con la finalidad
de la acción, la cual es de garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los
derechos fundamentales, mediante la expulsión “del ordenamiento jurídico [de] las normas sobre las que recae la inconstitucio-
nalidad”12.

fines de mantener el presente escrito con mayor fidelidad a la breve exposición presentada, entendemos prudente no adentrarnos en conceptos desarrollados por
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, aunque merece la pena indicar, solo a modo informativo, los siguientes: 1) En las decisiones TC/0022/12, TC/0049/13 y
TC/0090/13, el Tribunal desarrolla sobre el principio de igualdad, fijando criterio específico sobre igualdad de género en la TC/0028/12 y sobre el Test de Igualdad en la
TC/0033/12; 2)En sus decisiones TC/0044/12, TC/0049/13, TC/0085/13, TC/0101/13 y TC/0107/13 el Tribunal adopta el famoso Test de Razonabilidad; 3) El con-
cepto de Derechos Adquiridos es abordado en las decisiones TC/0013/12, TC/0022/12 y TC/0090/13; 4) desarrollo constitucional son tratadas en la decisión
TC/0015/13 Las leyes de desarrollo constitucional son tratadas en la decisión TC/0015/13; 5) En la decisión TC/0041/13 el Tribunal aborda el tema de los conceptos
jurídicos indeterminados, así como los escenarios de violaciones constitucionales mediante actos administrativos; 6) La libertad de empresa es tratada en decisiones
TC/0027/12 y TC/0049/13; 7) La materia tributaria ha sido de amplio desarrollo en la jurisprudencia constitucional, así las diferencias conceptuales entre tributos, im-
puestos y tasas han sido abordadas en las decisiones TC/0055/13, TC/0067/13 y TC/0100/13, mientras que aspectos de suma importancia como la doble tributación y
la igualdad en la aplicación de impuestos sucesorales han sido objeto de comentarios en las decisiones TC/0017/12 y TC/0033/12, respectivamente; 8) La tutela judicial
efectiva (art. 69.4) ha sido abordada en las decisiones TC/0085/13 y TC/0101/13; 9) El ejercicio de derechos fundamentales, el derecho al trabajo y la cláusula de no retro-
ceso en materia de derechos sociales han sido tratados, respectivamente, en las decisiones TC/0050/12, TC/0058/13 y TC/0093/12, entre otras.
9
De estas treinta y seis (36) acciones decididas en el periodo enero 2012- junio 2013, un total de treinta y dos (32) se encontraban pendientes de fallo desde el
periodo 1998-2004.
10
Hermógenes Acosta de los Santos, El control de constitucionalidad como garantía de la supremacía de la Constitución, Santo Domingo: APEC, 2010. Miguel A. Valera
Montero, El control concentrado de la constitucionalidad en la República Dominicana, Santo Domingo: Capeldom, 1999. Juan Manuel Pellerano Gómez, El control judicial
de la constitucionalidad, Santo Domingo: Capeldom, 1998.
11
Sentencia TC/0014/13, p. 6.1.
12
Sentencia TC/0015/13 (“10.3… acción directa de inconstitucionalidad, -este recurso que tiene por finalidad expulsar del ordenamiento jurídico las normas sobre las que
recae la inconstitucionalidad -…”).

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¿Cuáles son, entonces, las normas que pueden ser impugnadas mediante la ADDI? Asumiendo transitoriamente las
funciones del Tribunal Constitucional, nuestra Suprema Corte de Justicia tuvo la oportunidad de establecer el carácter
taxativo de la enumeración establecida en el numeral 1) del Art. 185 en cuanto al objeto de la acción directa.13 Esta
posición ha sido reiterada por el Tribunal Constitucional, el cual no sólo ha limitado el objeto de la acción directa a la
referida numeración14, la cual es reiterada por el Art. 36 de la Ley 137-11; sino que ha ido más lejos al fundamentar
dicha limitación no sólo en la simple enumeración, sino en la esencia de los actos enumerados, los cuales entiende que
deben ser actos estatales o actos del poder público con un carácter normativo y alcance general;15 naturaleza propia de ac-
tos cuyo contenido objetivo se encuentre sujeto a un control in abstracto de constitucionalidad, sin que dicho control
toque la “aplicación en concreto que respecto de las normas infraconstitucionales realicen los jueces en cumplimiento de sus
potestades constitucionales.”16 Más adelante el Tribunal Constitucional abunda sobre la explicación de esta excepción a la
posibilidad de control directo de la aplicación en concreto que realicen los jueces de normas infraconstitucionales, al
diferenciar el concepto de disposiciones normativas y normas o contenidos normativos, precisando que las “primeras se refie-
ren al texto legal como tal, en tanto que las segundas, corresponden a la interpretación que hacen los jueces de ese texto le-
gal.”17

Esta línea jurisprudencial aparentemente cierra la posibilidad de una in-


terpretación amplia del objeto de la acción directa, pues al aferrarse literal-
mente a la designación cerrada de tipos incluida en el Art. 185, todo acto
atacado deberá, primero, enmarcarse dentro de la tipología o designación
establecida limitativamente en el referido artículo y, una vez pase dicho ta-
miz, cumplir con las características generales de (i) haber sido dictado por
un poder público u órgano del Estado, es decir, ser un acto estatal, (ii) te-
ner un carácter normativo, correspondiendo a una disposición normativa, y,
en consecuencia, (iii) tener un alcance general.

Sobre lo anterior, el Tribunal Constitucional ha dictado una decisión


tajante advirtiendo que el mismo “se ha pronunciado en repetidas ocasiones…
[y establece] con claridad meridiana la inadmisibilidad de la acción directa en
contra de decisiones jurisdiccionales u otra actuación distinta a las contenidas en
el Art. 185.1 de la Constitución de la República y 36 de la Ley No. 137-11, ya
referidas.”18

13
Suprema Corte de Justicia, sentencia No. 6 del 28 de abril de 2010, Boletín Judicial No. 1193, p. 28 (señala que “según las disposiciones del propio artículo 185 de
la Constitución de la República, sólo pueden ser atacadas mediante acciones directas de inconstitucionalidad las leyes, decretos, reglamentos, resoluciones y orde-
nanzas, y en el caso de la especie la norma atacada no se encuentra contemplada dentro de las disposiciones del referido artículo, sino que lo es contra una decisión
emanada de un tribunal del orden judicial, la cual se encuentra sujeta a las acciones y recursos instituidos por la ley, por lo que la presente acción resulta inadmisi-
ble;…”).
14
TC/0052/12; TC/0053/12; TC/0054/12; TC/0055/12; TC/0060/12; TC/0066/12; TC/0067/12; TC/0075/12; TC/0076/12; TC/0077/12; TC/0078/12; TC/0086/12;
TC/0101/12; TC/0102/12; TC/0103/12; TC/0104/12; TC/0002/13; TC/0003/13; TC/0006/13; TC/0007/13; TC/0008/13; TC/0014/13; TC/0020/13; TC/0022/13;
TC/0023/13.
15
TC/0053/12; TC/0054/12; TC/0066/12; TC/0067/12; TC/0075/12; TC/0076/12; TC/0077/12; TC/0078/12; TC/0086/12; TC/0103/12; TC/0002/13; TC/0003/13;
TC/0008/13; TC/0023/13; TC/0041/13; TC/0056/13; TC/0060/13.
16
TC/0053/12; TC/0054/12; TC/0066/12; TC/0020/13.
17
TC/0068/12; TC/0103/12.
18
TC/0023/13, párr. 9.4. En igual sentido, véanse TC/0083/13; TC/0087/13; TC/0095/13; TC/0103/13.

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Igualmente, el Tribunal Constitucional había rechazado Finalmente, en cuanto al objeto, el Tribunal Constitu-
una ADDI contra un decreto de extradición por no tra- cional ha reiterado que la inexistencia o desaparición de la
tarse de un acto normativo de alcance general19, y dos norma o de sus efectos al momento de ser decidida la
más contra resoluciones del Consejo Universitario de la ADDI, sea por abrogación23, derogación24 o por haber
UASD, por similares razones.20 Sin embargo, en fecha 2 de agotado su vigencia y no surtir efecto jurídico alguno en
agosto de 2013, mediante la sentencia TC/0127/13, el Tri- su integridad25, implica una ausencia de objeto que hace
bunal hace una excepción en un caso de un decreto de devenir inadmisible la acción.
expropiación, y establece “que en presencia de una acción
directa de inconstitucionalidad contra un acto estatal de efec- (ii) Inconstitucionalidad por omisión
tos particulares, cada vez que esté comprobado o exista la
presunción grave de que ha sido producido con dolo, es decir, En la Sentencia TC/0079/12, el Tribunal Constitucional
con el propósito deliberado de violar la Constitución, dicha admite una ADDI bajo el argumento de inconstitucionali-
dad por omisión, es decir, que el objeto atacado en este
acción debe ser admitida, pues esta solución, que se constituye
en una excepción a la jurisprudencia constitucional de que di-caso sería la “omisión” de un actor constitucional. Ante
cho recurso está reservado para los actos estatales de efectosesta situación, cabe preguntarse ¿Contraría esto la posi-
generales, es la más adecuada en la misión de este tribunal ción jurisprudencial hasta ahora sostenida por el Tribunal?
En su voto disidente, el Magistrado Acosta de los Santos
constitucional de defender la vigencia del estado social y consti-
tucional de derecho.”21 hábilmente señala que la “inconstitucionalidad por omi-
sión” no se encuentra definida en la Constitución ni en la
Aunque siempre hemos abogado por una flexibilización Ley 137-11. Sin embargo lo que sí hace la LOTCPC es,
de la interpretación estricta del Art. 185.1 constitucional y mediante el Párrafo II del Art. 47, al facultar al Tribunal
entendemos que la intención del Pleno ha sido buena, en Constitucional dictar “sentencias interpretativas aditivas…
este caso la diferencia establecida por el Tribunal Consti- [para]…controlar las omisiones legislativas inconstitucionales,
tucional, tal como señala el magistrado Acosta de los San- entendidas en sentido amplio, como ausencia de previsión legal
tos en su voto disidente, el examen en cada caso de si la expresa de lo que constitucionalmente debía haberse previs-
violación constitucional es dolosa, grave y evidente, encie- to…”.
rra “un contenido de subjetividad y de discreción muy
amplio”22, pudiendo afectar el derecho a la igualdad y el Somos de opinión que bajo la arquitectura actual de la
principio de la presunción de constitucionalidad. Una al- acción directa, esta no puede extenderse a las omisiones
ternativa menos subjetiva, partiendo de la misma referen- inconstitucionales, las cuales tendrían que ser reguladas, a
cia internacional citada por el Tribunal Constitucional, nuestro entender, a través de la acción de amparo con-
pudo haber sido que la actuación no solamente violaba un templada en el Art. 72 de la Constitución.26 Con esto no
derecho subjetivo del accionante, sino un derecho funda- restamos valor práctico a las sentencias interpretativas
mental, como sería el de Tutela Judicial Efectiva. Ahora aditivas en el proceso de acción directa de inconstitucio-
bien, esta alternativa no está ausente de riesgos, pues nalidad, sino que al ser el objeto de dicho proceso, según
podría motivar a un encausamiento de acciones que de- lo ha definido el mismo Tribunal Constitucional, una sen-
berían ser objeto de un proceso de amparo para ser deci- tencia interpretativa aditiva no podría, sin traicionar su
didas a través de una ADDI. objetivo, subsanar una falta absoluta de acción ante un

19
TC/0060/13, párr. 9.3
20
TC/0065/13 y TC/0066/13.
21
TC/0127/13, párr. 8.5.
22
Ibíd., Voto disidente, párr. 6.
23
TC/0024/12.
24
TC/0014/13; TC/0023/12; TC/0025/12; TC/0033/13; TC/0055/13; TC/0073/13.
25
TC/0113/13.
26
A nuestro entender la acción de amparo sería la vía procesal idónea para conocer de una omisión inconstitucional por diversos motivos: (i) El Art. 72 permite de
manera expresa la acción en contra de omisiones de toda autoridad pública; (ii) al tener como fin la protección inmediata de derechos fundamentales, permite al
Juez de Amparo tomar una decisión sin efectos erga omnes que proteja el derecho vulnerado, evitando una posible violación al principio de separación de los pode-
res, pues la decisión estaría focalizada a una protección in concreto y eficaz de un derecho como consecuencia del vacío normativo creado por la omisión, y no a una

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mandato constitucional, pues ¿a qué estaría adicionando y Con el tema de la legitimación activa, el Tribunal Cons-
cuál sería el objeto? titucional ha sido incluso evasivo en algunas de sus deci-
siones, por no referirse o considerar la legitimación activa
(iii) Legitimación activa del accionante al entender que la acción era inadmisible en
cuanto a su objeto.31 Esto así, a los fines de no entrar en
En cuanto a la legitimación activa, en el periodo estu- una aparente contradicción entre el carácter abstracto de
diado debemos diferenciar de las ADDI que fueron inter- la acción y el requisito de una condición in concreto para
puestas con anterioridad a la proclamación de la Constitu- justificar la calidad de accionante.
ción Dominicana de 2010, en tanto que la redacción de
los artículos que consagran la ADDI en la reforma de Así, el Tribunal Constitucional se ha dedicado a esta-
1994 y de 2010, tienen considerables diferencias.27 blecer casos concretos en los cuales reconoce la legitima-
ción activa del accionante. De sus decisiones del año 2012
Como consecuencia de lo anterior, el Tribunal Consti- se pueden establecer, entre otros, los siguientes casos: (i)
tucional ha reconocido la posibilidad de legitimación activa perjuicio ocasionado por la violación del derecho de elegir
amplia solamente en el caso de acciones de las cuales la y ser elegidos a un cargo público por limitación de edad
32
Suprema Corte se encontraba apoderada con anterioridad establecida mediante ley; (ii) condicionar la facultad de un
al 2010 y que se encontraban en estado de recibir fallo, ya justiciable para recusar un juez a la interposición de una
33
sea por considerarlo como un derecho adquirido del fianza “lo afecta” en su derecho a un juez imparcial; (iii)
28
accionante o una excepción al principio de la aplicación ser el accionante objeto de sentencias condenatorias ata-
34
inmediata de la ley procesal en el tiempo29. En las propias cadas por la vía directa; (iv) ser el accionante parte del
35
palabras del Tribunal Constitucional, refiriéndose a estas proceso penal que produjo la resolución atacada; (v) ser
acciones incoadas con anterioridad a la reforma constitu- el accionante parte de un proceso de extradición;36(vi) ser
cional de 2010, este, “…desde que se pronunció sobre la el accionante parte en un proceso judicial ante la jurisdic-
37
calidad para accionar, ha sentado una sólida línea jurispruden- ción inmobiliaria que produjo las resoluciones atacadas;
cial, en el sentido de que la parte impugnante tiene calidad (vii) encontrarse el accionante afectado por haber sido
38
para accionar en inconstitucionalidad porque al momento de cancelado mediante la orden general atacada; y (viii) es-
su acción era “parte interesada”, ya que bastaba solamente tar el accionante alcanzado por los efectos procesales del
que el accionante tuviese un interés directo y figurara como tal acto atacado, por tratarse de un requerimiento vía acto
en una instancia, contestación o controversia de carácter admi- de alguacil a una entrevista ante la Procuraduría Fiscal.39
nistrativo o judicial o que actuara como denunciante de la in-
constitucionalidad de la ley, decreto, reglamento, resolución u
ordenanza.”30

valoración in abstracto del vacío normativo per se; (iii) El amparo no se encuentra limitado a omisiones legislativas inconstitucionales, sino a omisiones en general
cuyo carácter inconstitucional viene de la violación al derecho fundamental, pudiendo perfectamente abarcar omisiones cuya inconstitucionalidad se derive de un
mandato, expreso o implícito, al poder público de actuar, siempre que la inacción vulnere un derecho fundamental; (iv) El Tribunal Constitucional seguiría mante-
niendo la última palabra en la materia, conociendo de dicha inconstitucionalidad por omisión a través del Recurso de revisión de sentencias de amparo.
27
Principalmente en lo que respecta a la posibilidad de que personas físicas y/o jurídicas actúen como accionantes, el Art. 67.1 de la Constitución de 1994 se refería
a “parte interesada”, concepto que fue sujeto a una interpretación amplia por parte de la Suprema Corte de Justicia en su momento; mientras que el Artículo 185.1
se refiere a “persona con interés legítimo y jurídicamente protegido”, frase que ha sido objeto de una interpretación restrictiva.
28
TC-0013/12; TC-0022/12.
29
TC-0017/12; TC-0024/12; TC-0027/12.
30
TC-0043/12, párr. 6.4.
31
TC/0051/12; TC/0052/12; TC/0053/12; TC/0054/12; TC/0055/12; TC/0060/12; TC/0066/12; TC/0067/12; TC/0068/12; TC/0069/12; TC/0075/12; TC/0079/12;
TC/0087/12; TC/0089/12; TC/0102/12; TC/0103/12; TC/0104/12.
32
TC-0047/12, párr. 6.1 y párr. 6.2.
33
TC/0050/12, párr. 8.2.
34
TC/0059/12.
35
TC/0077/12.
36
TC/0078/12.
37
TC/0086/12.
38
TC/0101/12.
39
TC/0003/13.

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Esta misma línea jurisprudencial ha sido seguida en el tegido” que era además específico (calidad de consumi-
año 2013, estableciéndose que ciertos accionantes poseen dor) aunque su titularidad corresponde a la colectividad
legitimación activa en los casos siguientes: (i) impedimento (derechos reconocidos al consumidor), y mediante su
en el trámite de una denuncia en razón de prórroga a acción procuraba en base a su “interés propio” una afec-
concesión de exploración y límite a tación causada a los destinatarios finales
realizar labores de reconocimientos que adquieren bienes y servicios
superficiales en el área de la concesión (estabilidad económica), reconociendo el
de exploración;40(ii) estar afectado por Tribunal que se trató de un caso de
los alcances jurídicos de un auto de “intereses difusos”.49 No deja, sin embar-
apertura a juicio que es atacado;41(iii) go de estar presente el aspecto in concre-
es perjudicado por el otorgamiento de to, al señalarse que el accionante “como
una concesión a favor de un tercero persona física que adquiere, consume, utiliza
que previamente había sido otorgada al y disfruta de bienes y servicios, tiene el dere-
accionante;42(iv) ser imputado en un cho de demandar a fin de que los consumi-
proceso penal;43(v) afectados por efec- dores puedan disfrutar de sus derechos,”50
tos jurídicos de actos atacados directa- pues obviamente estaría garantizando a la
mente y que fueron ejecutados al am- vez su propio disfrute en un aspecto indi-
paro de la disposición legal cuya in- vidual.
constitucionalidad se impugna;44 (vi)
por afectar el acto atacado el derecho La segunda mención especial es otra
a elegir y ser elegido que posee el ac- de las que se escapa por apenas cuatro
cionante en su calidad de ciudadano;45 (4) días del periodo de 500 días tomados
(vii) accionante puesto en retiro de su como muestra, pero que estamos forza-
posición en la Policía Nacional se encuentra afectado por dos a incluir. Se trata de la sentencia TC/0114/13, me-
los efectos jurídicos del acto atacado;46(viii) por regular el diante la cual el Tribunal Constitucional no reconoce a un
acto atacado las actividades del accionante, en caso con- miembro del Ministerio Público actuando de manera indi-
creto una institución que presta servicios de educación;47 vidual, pues en el caso decidido, el acto impugnado guar-
(ix) sufrir los efectos jurídicos de un acto que determina la daba relación con la facultad de dicho organismo de regu-
expulsión del accionante de una institución de estudios lar la política criminal del Estado, en tanto que dicha fa-
superiores48; entre otros. cultad está reservada exclusivamente al Consejo del Mi-
nisterio Público, por lo que es sobre dicho órgano que
Sin embargo, merecen una mención especial en esta recaería la calidad para accionar.
sección dos decisiones tomadas por el Tribunal Constitu-
cional durante el año 2013. La primera es la decisión En conclusión, cabe advertir que, hasta ahora, el requi-
TC/0048/13, en la cual el Tribunal Constitucional, en un sito de legitimación activa asociado jurisprudencialmente
proceso de ADDI contra el Art. 143 de la Ley de Protec- de manera exclusiva a la causa de un perjuicio o, mejor,
ción al Consumidor reconoce legitimación activa al accio- vulneración in concreto de un derecho subjetivo provo-
nante por poseer un “interés propio y jurídicamente pro- cando un perjuicio, para poder acceder a una acción que

40
TC/0015/13, párr. 8.4.
41
TC/0020/13, párr. 8.2.
42
TC/0021/13, párr.6.
43
TC/0023/13.
44
TC/0029/13.
45
TC/0031/13; TC/0033/13.
46
TC/0041/13.
47
TC/0058/13.
48
TC/0065/13; TC/0066/13.
49
Cfr. párr. 8.2 y párr. 8.3.
50
TC/0048/13.

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ha sido reconocida, también jurisprudencialmente, como no se exigía la notificación de la misma al Estado; (b) La
una acción in abstracto, no guardan relación alguna. La LOTCPC tampoco prevé la necesidad de citar al Estado
legitimación activa se ha convertido en una “carta de ac- dominicano, siendo únicamente obligatorio la notificación
ceso” a la ADDI y nada más. De pasar dicho tamiz, el del escrito que contiene el recurso al Procurador Gene-
Tribunal Constitucional deberá obviar todas las conside- ral de la República y a la autoridad de la que emana la ley
raciones subjetivas e in concreto realizadas para justificar o norma impugnada, sin que la falta de opinión de esta
el derecho a accionar, y proceder a valorar los argumen- última, ni del dictamen del Procurador, tengan por
tos de inconstitucionalidad de la norma atacada desde efecto impedir la tramitación del recurso; (c) Asimismo,
una perspectiva in abstracto; por lo que los argumentos no impide el fallo de la acción directa de inconstitucionali-
que justifiquen las infracciones constitucionales alegadas dad la no comparecencia a la audiencia para conocer del
pueden no estar ni indirectamente relacionados con recurso de la parte accionante, del Procurador General
aquellos utilizados para justificar la legitimación activa del de la República y de la autoridad de la que emane la nor-
accionante. Más aún, cuando el mismo Tribunal Constitu- ma impugnada; y (d) En todo caso, la representación del
cional ha admitido que, “al no resultar indispensable la parti- Estado podía ser debidamente asumida por el Procurador
cipación activa del recurrente con posterioridad a la interposi- General de la República en virtud de las disposiciones del
ción de la acción de inconstitucionalidad para que el proceso Art. 4 de la Ley No. 1486 de representación del Estado.52
continúe su curso normal, la muerte de éste no puede tener
por efecto la interrupción de la continuación del referido pro- (v) Inconstitucionalidad y cuestiones de pura legalidad
ceso constitucional, máxime cuando lo que valora el tribunal,
al enjuiciar la constitucionalidad de una ley, es que quede ase- Desde la primera ADDI decidida, el Tribunal Consti-
gurada la supremacía de la Constitución y la conformidad con tucional ha establecido su incompetencia para decidir
la misma de la ley, siendo un requisito preponderante para la aspectos de mera legalidad o alegatos de “contrariedad al
admisibilidad de la acción que esta sea interpuesta a solicitud derecho”, advirtiendo que el control de la legalidad de los
de una parte con legitimación para accionar (…) Sin embar- actos puede ser intentado a través de las vías que la justi-
go, el proceso constitucional es autónomo (…) la acción dire- cia ordinaria o especial ha organizado para ello.53 Esta
cta de inconstitucionalidad es un mecanismo de control nor- posición se ha mantenido hasta ahora,54 aunque en un
mativo abstracto de la constitucionalidad (…) se realiza con caso específico el Tribunal Constitucional, al interpretar
independencia de la aplicación concreta en la realidad, en los una norma infraconstitucional, toma posición respecto a
casos particulares, de la norma sujeta a examen, con lo cual la preponderancia un artículo de disposición legal respec-
este modo de control se diferencia del que es propio del am- to a un principio consagrado también en dicha norma,
paro dado que en este último se verifica la substanciación de advirtiendo que realizaría el análisis de la cuestión de la
un juicio en que se dicta una sentencia que surte efectos ex- fianza judicatumsolvi no “desde la óptica de su naturaleza
clusivamente en la esfera jurídica de quien participa en ese inconstitucional conforme a su confrontación con lo dispuesto
juicio.”51 por el Art. 39 de la Constitución, sino exclusivamente enmar-
cado dentro del Código de Trabajo, al cual pertenecen las
(iv) Legitimación pasiva y puesta en causa del Estado normas impugnadas”55; y va más lejos aún al señalar que a
“la luz de dichos textos, es indudable que la exigencia al de-
Ante una petición de nulidad realizada por el despacho mandante extranjero transeúnte, en cualquier proceso judicial
del Procurador General de la República, basada en una laboral, del depósito de la fianza judicatumsolvi, debe ser re-
ausencia de citación al Estado dominicano en el proceso chazada por el juez que debe cumplir con la obligación de
de conocimiento de una ADDI, el Tribunal Constitucional impedir cualquier discriminación en los términos del referido
fijó posición respecto a lo siguiente: (a) Al momento de Principio IV del Código de Trabajo.”56 En nuestra opinión, el
interposición de la ADDI, con anterioridad a la LOTCPC, Tribunal transitó sobre un borde borroso, y debió funda-

51
TC/0062/12, párr. 7.2 y párr. 7.3.
52
TC/0107/13, párr. 7.3 y párr.7.4.
53
TC/0013/12. párr. 7.2.
54
TC/0051/12; TC/0062/12; TC/0095/12; TC/0054/13; TC/0091/13.
55
TC/0107/13.
56
Ibíd.

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mentar fuertemente su intervención partiendo de la in- titucional, y no legales ni puramente doctrinarios ni referidos a
constitucionalidad de la referida fianza, ya que dicha in- situaciones puramente individuales (pertinencia)”. Por lo que
constitucionalidad se fundamentaba por conexidad (Art. constituye un medio de inadmisión de la acción que el
46 LOTCPC) en la interpretación conforme a la Consti- accionante no haya expuesto “a través de presupuestos
tución de los artículos impugnados. argumentativos efectivos y precisos, de qué manera [la norma
objeto de la acción] infringe las normas constitucionales se-
(vi) La prueba ñaladas, situación que impide [al Tribunal Constitucional]
realizar una valoración objetiva de la acción cuestionada.”59
En el derecho procesal de la ADDI, la doctrina admite
como prueba esencial la documental, pero la prueba do- A pesar de su carácter abstracto, el proceso de ADDI
cumental, a nuestro juicio, salvo en casos de una contra- permite medios de pruebas adicionales a los documentos
dicción obvia e incuestionable, se limitará a la existencia y y argumentos. Así, en la decisión TC/0048/13, mediante la
contenido de los actos atacados, no así necesariamente cual el Tribunal Constitucional establece que las infraccio-
de su posible contradicción con el texto constitucional o nes constitucionales alegadas por el accionante no se
de las normas que conforman el bloque de Constitucio- configuran de manera apreciable, entre otras cosas, por-
nalidad. La LOTCPC exige que en su escrito de interposi- que este no había probado hechos, tales como coartación
ción el accionante exponga sus fundamentos de forma de la iniciativa privada, ausencia de crecimiento equilibra-
clara y precisa, con cita clara y concreta de las disposicio- do y sostenido de la economía y estabilidad de precios en
nes que se consideren vulneradas. función de la norma atacada, nada hubiese impedido al
accionante presentar informes técnicos preparados por
Es por esto, que en su jurisprudencia el Tribunal peritos a tales fines o, como bien le advierte el Tribunal,
Constitucional ha sido constante, en adición a documen- suministrar “datos que permitan al mismo verificar las aseve-
tar en el cuerpo de sus sentencias las pruebas documen- raciones del accionante”60. Más aún, la doctrina admite la
tales depositadas, requiere al accionante indicar las nor- posibilidad de que en la jurisdicción constitucional, cuan-
mas constitucionales violadas57, así como la indicación do resulte necesario, los jueces se auxilien de “pruebas
objetiva de la norma jurídica que colida con la Constitu- técnicas” y expertos, a los fines de poder estar en condi-
ción y explicar las razones por las cuales existe la incons- ciones de fallar aspectos relacionados a situaciones que
titucionalidad.58 escapen a la esfera de su conocimiento.61

En su decisión TC/0095/12, el Tribunal Constitucional Finalmente, en cuanto a la prueba, el mismo Tribunal


adopta los parámetros establecidos por la Corte Consti- ha reconocido la prueba de un hecho por ser su conoci-
tucional de Colombia respecto de los presupuestos argu- miento “público y notorio”, como sucedió en una ADDI
mentativos que debe contener la instancia de interposi- referente a la designación del defensor del pueblo, hecho
ción de la ADDI, estableciendo que, sin caer en formalis- cuya prueba hubiese sido suficiente para sostener la inad-
mos técnicos, los cargos formulados por el accionante misibilidad de la misma, por dejar sin efecto la pretensión
deben ser claros, ciertos, específicos, pertinentes y sufi- del accionante62.
cientes: “Esto significa que la acusación debe ser suficiente-
mente comprensible (clara) y recaer verdaderamente sobre el
contenido de la disposición acusada (cierta). Además el actor (vii) Sentencias
debe mostrar cómo la disposición vulnera la Carta
(especificidad), con argumentos que sean de naturaleza cons- En cuanto a este punto, por tratarse la ADDI de una

57
TC/0013/12.
58
TC/0062/12.
59
TC/0129/13.
60
TC/0048/13, párr. 9.4.2.
61
Cfr. Ana Giacomette Ferrer, “La prueba en los procesos constitucionales”, Santo Domingo: CARMJ, 2012, p. 205.
62
TC/0116/13, párr. 10.3.

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acción que existía, bajo características parecidas con an- Por lo que en su decisión TC/0110/13, el Tribunal dicta
terioridad a la creación del Tribunal Constitucional, este una sentencia de “inconstitucionalidad diferida” o
último ya ha dejado establecido que el mismo no está liga- “constitucionalidad temporal”, a los fines de que, en su
do a los efectos que se derivan de las sentencias de la Supre- entender, la anulación de la resolución atacada generaría una
ma Corte de Justicia, órgano que tenía a su cargo el control de situación muy compleja, al exponer la integridad física y hasta
la constitucionalidad de las leyes previo a la entrada en vigen- la vida de los intervinientes durante la ejecución de una sen-
cia de la Constitución de 2010.63 Obviamente, en nuestra tencia, así como la alteración del orden y paz públicos. Re-
opinión, esta posición es correcta en tanto se refiere a cordemos que dicha resolución había sido dictada por el
procesos de ADDI en los cuales la referida Corte no Ministerio Público regulando el uso o asistencia de la
haya declarado la inconstitucionalidad de la norma ataca- fuerza pública en la ejecución de decisiones judiciales.
da, sino que haya encontrado la misma conforme con la Dicha sentencia, a decir del Tribunal, constituyó una deci-
Constitución. sión también exhortativa, pues otorga un plazo de dos (2)
años al Congreso Nacional para que legisle sobre el mo-
De otro lado, cabe también señalar que la LOTCPC do en que el Poder Judicial ejercerá la facultad ejecutiva
otorga al Tribunal la facultad, como este mismo lo ha ad- jurisdiccional, por participar dicha facultad del contenido
mitido, de dictar sentencias interpretativas que vayan más del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
allá de la dualidad tradicional de desestimación o rechazo.

A modo de conclusión

En los primeros 500 días de operaciones, no obstante haber “heredado” una carga pesada de casos pen-
dientes de fallo, el Tribunal Constitucional ha podido salir adelante, con decisiones respecto de la ADDI que
han comenzado a moldear el procedimiento. También sus razonamientos, realizados in abstracto sobre las
normas interpretadas, han comenzado a irradiarse en el ordenamiento constitucional dominicano. Todavía es
temprano para poder señalar en la jurisprudencia constitucional una posición estricta en cuanto a lo que del
procedimiento de la ADDI se trata, pues aunque el Tribunal Constitucional ha sabido tomar y dejar los linea-
mientos fijados en su momento por la Suprema Corte de Justicia, todavía se encuentra en una lucha interna
en lo que respecta a la naturaleza de la ADDI y, en consecuencia, sobre su carácter y alcance, lo cual se refle-
ja principalmente en sus razonamientos sobre el objeto y legitimación activa.

Para citar este artículo:


Miguel Valera, “Aspectos esenciales de la acción directa de inconstitucionalidad en la juris-
prudencia del Tribunal Constitucional”. Papeles del CUEPS, no. 2, octubre de 2013, publica-
ción del Centro Universitario de Estudios Políticos y Sociales, Santo Domingo. Disponible
en: <http://www.pucmm.edu.do/RSTA/Academico/viii/centros/cueps/Documents/Tribunal%
20Constitucional.pdf >.

63
TC/0022/12, párr. 6.6.

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Control preventivo de tratados internacionales, bloque de


constitucionalidad y aplicación de la jurisprudencia
comparada e interamericana en las decisiones dictadas por
el Tribunal Constitucional en sus primeros quinientos días
Julio José Rojas Báez**

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE EL BLOQUE DE


CONSTITUCIONALIDAD
Bajo la idea más socorrida de “derechos fundamentales”, se les concibe como aquellos
que están consagrados en la Constitución.1 Bajo esta premisa, se ubica la noción
clásica de que los derechos de los individuos sujetos a la jurisdicción de un Estado
“no se determinan en torno a concepciones éticas o morales de los gobernantes o
los gobernados. Los derechos se determinan en la Constitución”.2 Sin embargo, co-
mo reconoce Eduardo Jorge Prats, las fuentes internacionales “presentan una enor-
me importancia en nuestro país”3 y “tienen vocación de concurrir a la producción de
normas aplicables en derecho interno en virtud de la Constitución.”4 La propia Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos reconoce este fenómeno, cuando dice
que la protección internacional prevista por ella es “de naturaleza convencional co-
adyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados
americanos[.]”5

La Constitución de la República Dominicana de 2010 establece un principio general


Julio José Rojas Báez de recepción del derecho internacional que es similar al régimen constitucional ante-
rior. Según las disposiciones del artículo 26.1 de la Constitución, el cual hace eco de
la parte in fine del artículo 3 de la ley fundamental anterior, queda consagrado que

“[l]a República Dominicana es un Estado miembro de la comunidad internacional,


abierto a la cooperación y apegado a las normas del derecho internacional, en
consecuencia: […] Reconoce y aplica las normas del derecho internacional, general
y americano, en la medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado [.]”6

**
Abogado Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), maestría en Estudios Legales Internacionales (American
University Washington College of Law), maestría en Derecho de la Administración del Estado (Universidad de Salamanca),
Abogado Becario “Rómulo Gallegos” (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), profesor de Derecho Internacio-
nal Público (UNIBE). Actualmente se desempeña como Secretario del Tribunal Constitucional. Las consideraciones expre-
sadas en el presente documento, así como cualquier error en el que se haya incurrido, son de la exclusiva responsabilidad
del autor, quien reconoce y agradece el comprometido, extraordinario y entusiasta apoyo del equipo de la Secretaría del
Tribunal Constitucional para la preparación de este documento
1
Javier Pérez Royo, Curso de derecho constitucional, Madrid: Marcial Pons 2010, p. 183.
2
Teresa Freixes Sanjuán, Estructura Jurídica y función constitucional de los derechos. Introducción al sistema de derechos de la
Constitución española de 1978, Barcelona: Bosch, 1992. p. 118.
3
Eduardo Jorge Prats, Derecho constitucional, Vol. II, Santo Domingo: Ius Novum, 2012, p. 276.
4
Ibíd., p. 277.
5
Organización de los Estados Americanos (OEA), Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Documentos
básicos en materia de derechos humanos en el sistema interamericano (Actualizado a 30 de abril de 2012), Washington: OEA/
Ser.L/V/I.4 Rev.14, 2012, p. 25.
6
Constitución política de la República Dominicana, G.O. 10561, 2010, p. 11.

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A esta disposición constitucional necesariamente hay que agregar el artículo 26.2. En virtud de dicho texto,

“[l]as normas vigentes de convenios internacionales ratificados regirán en el ámbito interno, una
vez publicados de manera oficial[.]”7

Como la Constitución omite, tal vez con cautela, especificar la jerarquía normativa del de-
recho internacional incorporado al derecho interno, puede entenderse que por aplicación del
artículo 74 de la Constitución esta puntualización ya no es necesaria. En el artículo 74.4, relati-
vo a las reglas que rigen la aplicación y la interpretación de los derechos fundamentales, se
consagran los importantes principios de “ponderación de intereses” (preeminencia de aquella
norma que beneficie a una mayor cantidad de personas aunque una o unas pocas sufran un
perjuicio razonable y no excesivo), “concordancia práctica” (beneficio para toda persona sin
que nadie se perjudique) y “pro persona” (mayor beneficio posible para la persona que invoca
el derecho). Sin perjuicio de lo anterior, el artículo 74.3, como base del bloque de constitucio-
nalidad, parte de las premisas –tal vez incorrectas- de que las normas internacionales y las
domésticas tienen el mismo rango, a pesar de no provenir de procesos de creación similares,
y no pueden entrar en conflicto. Bajo las previsiones de este artículo 74.3,

“[l]os tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por el Estado dominicano,
tienen jerarquía constitucional y son de aplicación directa e inmediata por los tribunales y demás órganos del Esta-
do.”8

En fecha 13 de noviembre de 2003, la Suprema Corte de Justicia dictó su Resolución 1920-2003, comúnmente co-
nocida como reguladora de “medidas anticipadas a la entrada en vigencia del Código Procesal Penal”. Entre muchos
aspectos tratados por esta Resolución, tal vez el más importante sea la identificación de la existencia del denominado
“bloque de constitucionalidad”. En palabras de la propia Suprema Corte de Justicia podría definirse el “bloque de cons-
titucionalidad” como

“el conjunto de garantías mínimas reconocidas en nuestra Constitución, así como la normativa supranacional confor-
mada por los Tratados y Convenciones internacionales que reconocen derechos fundamentales[.]”9

Para la Corte Constitucional de Colombia, por ejemplo, el concepto de “bloque de constitucionalidad” hace refe-
rencia a normas constitucionales que propiamente no se encuentran en la Constitución del Estado.10 Según la Corte, el
“bloque de constitucionalidad” comprende

“aquellas normas y principios que, sin aparecer formalmente en el articulado del texto constitucional, son utilizados
como parámetros del control de constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido normativamente integrados a la
Constitución, por diversas vías y por mandato de la propia Constitución. Son verdaderos principios y reglas de valor
constitucional, esto es, son normas situadas en el nivel constitucional, a pesar de que puedan a veces contener meca-
nismos de reforma diversos al de las normas del articulado constitucional strictu sensu.”11

7
Ibíd..
8
Ibíd., p. 29.
9
Miguel A. Valera Montero, Hacia un nuevo concepto de Constitución. Selección y clasificación de decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana en
materia constitucional (1910-2004), Santo Domingo: Capeldom, 2006, p. 615.
10
Luis Andrés Fajardo, Implementación del sistema interamericano de derechos humanos en Colombia a través del bloque de constitucionalidad, Medellín: Biblioteca Jurídica
Diké, 2010, p. 47.
11
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-225/95, p. 60.

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Los orígenes del denominado “bloque de constitucionalidad” se encuentran en la jurisprudencia del Consejo Consti-
tucional francés en el período de la V República. En esta jurisprudencia, el Consejo reconoció al preámbulo de la Cons-
titución de 1958, el cual hace referencia a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y a
otros documentos, como normas constitucionales o cuerpos normativos “adjuntos” de la Constitución.12 Con su juris-
prudencia, muy especialmente la decisión de fecha 16 de julio de 1971, el Consejo Constitucional aumentó en gran me-
dida el contenido de la Constitución.13

En cuanto a la naturaleza y jerarquía normativa de las disposiciones contenidas en el “bloque de constitucionalidad”,


la Suprema Corte de Justicia describe el mismo panorama que el mencionado artículo constitucional 74.3. Según lo es-
tablecido en la Resolución 1920-2003,

“la República Dominicana, tiene sistema constitucional integrado por disposiciones de igual jerar-
quía que emanan de dos fuentes normativas esenciales: a) la nacional, formada por la Constitu-
ción y la jurisprudencia constitucional local tanto la dictada, mediante el control difuso como por
el concentrado, y b) la internacional, compuesta por los pactos y convenciones internacionales, las
Los orígenes del opiniones consultivas y las decisiones emanadas de la Corte Interamericana de Derechos Huma-
nos; fuentes normativas que en su conjunto, conforme a la mejor doctrina, integran lo que se ha
denominado denominado, el bloque de constitucionalidad, al cual está sujeta la validez formal y material de
toda legislación adjetiva o secundaria[.]”14
“bloque de
Como corolario necesario de esta superioridad jerárquica de las normas que integran el
constitucionalidad” “bloque de constitucionalidad”, la Suprema Corte de Justicia otorga a las privilegiadas reglas
un carácter similar al de la propia Constitución. De este modo se establece que
se encuentran en la
“los jueces están obligados a aplicar las disposiciones contenidas en el bloque de constitucionali-
jurisprudencia del dad como fuente primaria de sus decisiones, realizando, aún de oficio, la determinación de la
validez constitucional de los actos y de las reglas sometidas a su consideración y decisión, a fin de
Consejo asegurar la supremacía de los principios y normas que conforman el debido proceso de ley[.]”15

Constitucional En adición a lo anterior, la propia Ley 137-11, Orgánica del Tribunal Constitucional y de
los Procedimientos Constitucionales16, consagra la interdependencia de las normas conteni-
francés en el das en el “bloque de constitucionalidad”. En efecto, el artículo 7.10 de la indicada Ley esta-
blece que
período de la V
“[l]os valores, principios y reglas contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales
República. sobre derechos humanos adoptados por los poderes públicos de la República Dominicana, conjun-
tamente con los derechos y garantías fundamentales de igual naturaleza a los expresamente
contenidos en aquellos, integran el bloque de constitucionalidad que sirve de parámetro al control
de la constitucionalidad y al cual está sujeto la validez formal y material de las normas infracons-
titucionales.”17

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional (TC) ha aplicado de manera muy contundente las disposiciones del
“bloque de constitucionalidad” en dos casos sumamente importantes e ilustrativos.

12
Andrés Mauricio Gutiérrez Beltrán, El bloque de constitucionalidad. Concepto y fundamentos, tesis de licenciatura, Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2007,
p. 16.
13
Luís Andrés Fajardo, Ob. cít., p. 27.
14
Miguel A. Valera Montero, Ob. cít., p. 616, (énfasis agregado).
15
Ibíd., (énfasis agregado).
16
En adelante llamada también LOTCPC.
17
Ley 137-11, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los procedimientos constitucionales, G.O. 10622, p. 8.

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El primero de estos casos fue decidido mediante la Sentencia TC/0048/12. En este caso, relativo a la cancelación de
un oficial de la Policía Nacional que fue declarada violatoria de la Constitución, el TC hace un profundo análisis de los
hechos y su incompatibilidad con el derecho fundamental al debido proceso como está definido en la Constitución de
la República Dominicana, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y varias sentencias y opiniones consulti-
vas de la Corte Interamericana, incluyendo los casos Las Palmeras vs. Colombia, Baena Ricardo vs. Panamá y Tribunal
Constitucional vs. Perú, así como también la opinión consultiva sobre las “Garantías Judiciales en Estados de Emergen-
cia”.18

El segundo de los casos culminó con la Sentencia TC/0050/12. Respecto de la acción directa de inconstitucionalidad
presentada por la entidad Inversiones Bretaña, S. A., contra el párrafo único del artículo 382 del Código de Procedimien-
to Civil, el Tribunal Constitucional acogió la acción al entender que dicha norma violenta el derecho fundamental al
juez imparcial y es además discriminatoria respecto del litigante civil por cuanto sólo se exige en esta materia. En esta
decisión, el Tribunal Constitucional identifica normas que consagran el derecho al debido proceso y las reconoce como
integrantes del bloque de constitucionalidad bajo los artículos 74.3 de la Constitución y 7.10 de la Ley 137-11.19

1. Control preventivo de la constitucionalidad de tratados internacionales

Una de las innovadoras competencias del Tribunal Constitucional dispuesta en el artículo 185.2 de la Constitución
es la de ejercer, en única instancia, el “control preventivo de los tratados internacionales antes de su ratificación por el
órgano legislativo.”20 Este control es realizado a requerimiento exclusivo del Presidente de la República, quien lo some-
te al Tribunal Constitucional antes de remitir el tratado al Congreso21 para que este lo apruebe o desapruebe22. La de-
cisión del Tribunal Constitucional se dicta en un breve plazo23, y lo decidido tiene un efecto vinculante tanto para el
Congreso Nacional como para el Poder Ejecutivo24.

La Ley 137-11 prevé dos situaciones. Para el caso de que el tratado sea declarado contrario a la Constitución, el TC
debe indicar en su decisión sobre cuáles aspectos recae la inconstitucionalidad25. En cambio, si el convenio se declara
conforme con la Carta Magna, queda cerrada la posibilidad de que luego sea cuestionado por inconstitucional ante el
TC o ante cualquier juez o tribunal por los mismos motivos ponderados26. De esto último cabría preguntarse cuál sería
el resultado ante la eventualidad de que se ponderen otros aspectos o motivos no ponderados por el TC.

¿Sería posible el control ex post de la constitucionalidad del tratado? Es un tema muy difícil porque luego de la apro-
bación del tratado, ya tiene fuerza interna al haberse efectuado tal acción mediante una resolución del Congreso. Sin
embargo, luego de que el Estado manifiesta su consentimiento, es decir, ratifica el tratado, éste rige en el ámbito inter-
no27 y sus disposiciones, según lo reconoce la jurisprudencia del TC, forman parte del derecho interno el cual no puede
ser invocado para impedir la ejecución de las obligaciones convencionales.28

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ya ha abordado la cuestión del fundamento del control preventivo.

18
Sentencia TC/0048/12, de fecha 8 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/621>.
19
Sentencia TC/0050/12, de fecha 16 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/662>.
20
Constitución política de la República Dominicana, Ob. cít., p. 60.
21
Ley 137-11, artículo 55, citada en Eduardo Jorge Prats, Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos Constitucionales, Santo Do-
mingo: Ius Novum, p. 164.
22
Constitución Política de la República Dominicana, Ob. cít., p. 35.
23
Eduardo Jorge Prats, Ob. cít., p. 164.
24
Ibíd..
25
Ibíd..
26
Ibíd..
27
Constitución Política de la República Dominicana, Ob. cít., p. 11.
28
Sentencia TC/0037/12, de fecha 7 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/565> y Sentencia TC/0099/12, de fecha
21 de diciembre de 2012, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/885>.

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Según lo decidido por el TC, dicho fundamento consiste en hacer efectivo el principio de supremacía de la Constitu-
ción procurando que las cláusulas que integran un acuerdo internacional no contradigan la Carta Fundamental, evitando
distorsiones del ordenamiento constitucional con los tratados internacionales, en tanto constituyen fuente del derecho
interno, para que el Estado no se haga compromisario de obligaciones y deberes en el ámbito internacional contrarios
a la Constitución.29 El control preventivo de constitucionalidad de los tratados internacionales implica la necesidad de
armonizar las cláusulas que integran un acuerdo internacional para no afectar la Carta fundamental, es decir llevando a
cabo un juicio de afinidad con la Constitución.30 En efecto, para el Tribunal es claro que los deberes y las obligaciones
consignados en un tratado no pueden entrar en contradicción con la Constitución.31

El TC también ha subrayado en su jurisprudencia el interés práctico del control preventivo. Según el Tribunal lo ha
reiterado, una vez se agota el procedimiento exigido por los principios del derecho internacional para la firma y ratifi-
cación, entran a formar parte del derecho interno y según las previsiones de la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados. En tal sentido, el Estado no podría invocar la legislación interna como causa de su incumplimiento.
Además, en virtud de los principios del derecho internacional, el cumplimiento de los tratados internacionales debe
llevarse a cabo de buena fe, es decir conforme al principio Pacta sunt servanda.32

2. Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en las decisiones del


Tribunal Constitucional

La jurisprudencia interamericana en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en el 2012

Caso Severino Fornet vs. Olivero Espinosa (TC/0007/12)

En ocasión de un recurso de revisión constitucional de sentencias de amparo (RCSA) interpuesto por el señor Se-
verino Fornet, contra una sentencia de amparo que declaró inadmisible su acción tendente a la protección de su dere-
cho de propiedad y acceso a la residencia, el Tribunal tuvo que resolver varias cuestiones. Una primer cuestión relacio-
nada al caso, en cuanto si el Tribunal debía admitir el recurso para conocer los méritos del mismo; (ii) una segunda
cuestión respecto a la naturaleza y extensión del requisito de la especial trascendencia y relevancia constitucional, a
propósito del artículo 100 de la LOTCPC; y (iii) una tercera cuestión, ajena al caso, respecto a la naturaleza del recur-
so de revisión constitucional.

En relación a la tercera cuestión, el Tribunal Constitucional estimó que el recurso de revisión constitucional tiene
una naturaleza particular y no común respecto al recurso de alzada, en sentido amplio. En efecto, a juicio del Tribunal,
el recurso de revisión no representa una segunda instancia o una instancia de apelación33, ya que no es un escenario
para dirimir conflictos inter-partes. Amparado en el leading case respecto a la doble instancia, Herrera Ulloa vs. Costa
Rica34, el Tribunal sostuvo que

En el mismo sentido, el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San
José) consagra un derecho genérico a recurrir que no implica necesariamente un recurso de apelación; al
igual que el artículo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que consigna la posibilidad
de someter el asunto a la consideración de un “tribunal superior, conforme a lo prescrito por la ley.”. Se colige,
entonces, que ambos tratados internacionales, ratificados por la República Dominicana, disponen que el Es-
tado habilite un recurso ante el juez o tribunal superior, sin llegar a requerir la adopción de una naturaleza

29
Sentencia TC/0037/12, de fecha 7 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/565> y Sentencia TC/0122/13, de fecha 4
de julio de 2013, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1631>.
30
Sentencia TC/0099/12, de fecha 21 de diciembre de 2012, pág. 15, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/885>.
31
Sentencia TC/0070/12, de fecha 29 de noviembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/814>.
32
Sentencia TC/0099/12, de fecha 21 de diciembre de 2012, pág. 15, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/885>.
33
Sentencia TC/0007/12, de fecha 22 de marzo de 2012, párr. 9. (b), disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/209>.
34
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párrs.
158 y 165.

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procesal particular, dejando a la ley interna la facultad de establecer su reglamentación. Por tanto, como se
ha señalado, el Estado puede regular ese recurso e incluso limitarlo y restringirlo. Este principio ha sido con-
firmado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyos precedentes jurisprudenciales refuerzan
el criterio de la falta de obligatoriedad del recurso de apelación en todas las materias. En efecto, en el caso
Herrera Ulloa, dicha alta jurisdicción estableció, de una parte, que: “El derecho de recurrir del fallo es una ga-
rantía primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en aras de permitir que una sentencia
adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El
derecho de interponer un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia
A juicio del adquiera calidad de cosa juzgada. Se busca proteger el derecho de defensa otorgando durante el
proceso la posibilidad de interponer un recurso para evitar que quede firme una decisión que fue
Tribunal, el adoptada con vicios y que contiene errores que ocasionarán un perjuicio indebido a los intereses
de una persona.” (sentencia del 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 158); y, de otra
recurso, sea cual parte, que: “Independientemente de la denominación que se le dé al recurso existente para recu-
rrir un fallo, lo importante es que dicho recurso garantice un examen integral de la decisión recu-
sea su rrida.” (ibíd., párr. 165). Se advierte en dicho fallo que el recurso persigue la pro-
tección del derecho de defensa para contrarrestar la posibilidad de perjuicios a
denominación, los derechos fundamentales del recurrente, sin referirse al tipo de recurso ni a
su denominación ni ámbito sino a su alcance. (Énfasis agregado)
debe ser
De modo que, a juicio del Tribunal, el recurso, sea cual sea su denominación, debe ser ade-
adecuado y cuado y efectivo en cuanto a su acceso y protección de los derechos, sin que la existencia de
una instancia superior suponga una naturaleza particular. De esta forma, el Tribunal Constitu-
efectivo en cional delimita el recurso de revisión como un remedio para la protección de los derechos
que resulten vulnerados a raíz de la decisión que ha sido dictada, pero sin que se convierta en
cuanto a su una instancia de apelación. Por lo que desestima el argumento de que el Tribunal Constitucio-
nal, al tratarse de un (RCSA) debe ser de naturaleza amplia, hasta el punto que debe ser consi-
acceso y derada como una instancia de apelación.

protección de los Sin embargo, a partir de la sentencia TC/0010/12, caso Procuraduría General de la República y
otros vs. Villavicencio, este aspecto de la sentencia comentada cayó en desuso y formalmente
derechos, revocada en la sentencia TC/0071/13, caso Santos Taveras y otros vs. CODACSA y otros. En con-
secuencia, se entiende que el (RCSA) tiene un efecto devolutivo, es decir, si el Tribunal Cons-
titucional estima el recurso de revisión, revoca la sentencia y retiene el conocimiento del fon-
do de la acción de amparo y decide sobre las pretensiones aducidas en la misma.35

Caso Ferretería Ochoa vs. Ayuntamiento del Municipio de Villa González (TC/0030/12)36
Otro caso en el cual el Tribunal adoptó criterios de la Corte IDH, ha sido en el caso relativo a la sentencia
TC/0030/12, Caso Ferretería Ochoa vs. Ayuntamiento del Municipio de Villa González. La referida sentencia versó sobre un
(RCSA) respecto a la violación del derecho de propiedad por el cobro de arbitrios municipales.

La cuestión a examinar por el Tribunal, en cuanto a la admisibilidad, era si existe una vía distinta al amparo que fuese
más efectiva a las pretensiones de la recurrente, a propósito del artículo 70.1 de la LOTCPC.37 El Tribunal Constitucio-
nal estimó que sí, que existían otras vías efectivas para la reivindicación de las pretensiones aducidas y que, de confor-
midad a la Sentencia TC/0021/12, correspondía al juez de amparo indicar la vía efectiva y el por qué la vía indicada es

35
No siempre se ha visto esto, por ejemplo, en la TC/0019/12, Caso reparto Don Domingo y Otros, el Tribunal Constitucional anuló una sentencia dictada por un tribu-
nal de amparo que era incompetente y envió al Juzgado de Primera Instancia que consideró competente. Por lo que no retuve el conocimiento del fondo de la ac-
ción de amparo. No obstante, esta última solución, al parecer, ha sido revocada sustancial e implícitamente en la TC/0123/13, caso Fundación Étnica Integral (LAFEI) y
otros, al anular la decisión de amparo dictada por un tribunal competente, pero reteniendo el fondo de la acción de amparo, en virtud del principio de efectividad.
36
Sentencia TC/0030/12, de fecha 3 de agosto de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/491>.
37
Artículo 70.- Causas de inadmisibilidad. El juez apoderado de la acción de amparo, luego de instruido el proceso, podrá dictar sentencia declarando inad-
misible la acción, sin pronunciarse sobre el fondo, en los siguientes casos: 1) Cuando existan otras vías judiciales que permitan de manera efectiva obtener la
protección del derecho fundamental invocado; […].

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efectiva. Para ello, el Tribunal, tuvo que adentrarse a concretar qué significa, a los fines de la interpretación adecuada
del artículo 70.1 de la LOTCPC, el término efectividad. En este tenor, amparado en el caso Velázquez Rodríguez vs. Hon-
duras38, el Tribunal Constitucional sostuvo que39

En lo que respecta a la existencia de otra vía eficaz, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su
primer caso contencioso, Velásquez Rodríguez contra Honduras, estableció los parámetros para determinar
cuándo el recurso resulta adecuado y efectivo. En ese sentido, estableció: “Que sean adecuados significa que
la función de esos recursos, dentro del sistema del derecho interno, sea idónea para proteger la situación
jurídica infringida”. Esto para decir, que si bien “en todos los ordenamientos internos existen múltiples re-
cursos”, “no todos son aplicables en todas las circunstancias”. Por otro lado, “un recurso debe ser, además,
eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido”.

La importancia de la sentencia en cuestión, que adoptó el criterio de la Corte IDH, radica en el hecho de que no
solo reitera la obligación de los jueces de amparo de indicar cuál es la vía más efectiva y dar los motivos del por qué es
más efectiva, también nos indica cuál es el concepto de “efectividad” en el artículo 70.1 de la LOTCPC. Además, incor-
pora un elemento innominado al criterio de inadmisibilidad en la disposición antes citada, y ese criterio que debe acom-
pañar a la “efectividad” debe ser que la otra vía sea la adecuada. Por lo que la obligación de los jueces de amparo, al
hacer uso del supuesto de inadmisibilidad dispuesto en el artículo 70.1 de la LOTCPC, no debe limitarse sólo a la apre-
ciación de la efectividad de la vía, sino también a que la misma sea adecuada.

Caso Cámara de Diputados vs. Muñoz Hernández (TC/0042/12)40

El caso de la Cámara de Diputados vs. Muñoz Hernández41 (TC/0042/12) es el caso landmark del Tribunal respecto al
acceso a la información pública. El RCSA se contraría a una cuestión que, a simple vista, era simple: ¿Constituye el
nombre un dato personal privado que no puede ser divulgado, en ocasión de una solicitud de acceso a la información
pública correspondiente a la nómina de consultores externos? El Tribunal respondió la cuestión en negativa, conside-
rando que si bien el nombre forma parte de los datos personales de un individuo, y por lo tanto puede ser divulgado en
la información solicitada, sobre todo porque permite el control democrático de los ciudadanos sobre los poderes
públicos.

A fin de arribar a la conclusión expuesta, el Tribunal fundamentó su decisión, entre otras cosas, en la decisión de la
Corte IDH respecto al derecho de acceso a la información pública, a propósito de Claude Reyes y Otros vs. Chile.42 En
este tenor, el Tribunal enfatizó la importancia del acceso a la información como derecho fundamental y como mecanis-
mo para el control democrático de la gestión pública; y además, la obligación de los Estados de garantizar el ejercicio
del derecho en cuestión.

Al respecto, el Tribunal entendió que


En relación al derecho a la información pública, la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó su
primera sentencia en fecha del 19 de septiembre de 2006 (caso Claude Reyes y otros vs. Chile), en la cual
establecen una serie de criterios para todos los Estados que forman parte del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos y, además, se enfatiza que el acceso a la información constituye un derecho fundamen-
tal. En efecto, la indicada sentencia ha precisado la importancia del derecho a la información pública para el
ejercicio del control democrático de la gestión pública y la obligación que tienen los Estados de garantizarlo,

38
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras. Fondo. Sentencia del 29 de julio de 1988. Serie C No. 4, párrs. 64 y 66.
39
Sentencia TC/0030/12, de fecha 3 de agosto de 2012, párr. 9(B)(b), disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/491>.
40
Sentencia TC/0042/12, de fecha 21 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/582>.
41
Sentencia TC/0042/12, de fecha 21 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/582>.
42
Corte IDH. Caso Claude Reyes y otros vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 19 de septiembre de 2006, serie C No. 151, párrs. 86 – 87.

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en los términos siguientes: "(...) el actuar del Estado debe encontrarse regido por los principios de publicidad y
transparencia en la gestión pública, lo que hace posible que las personas que se encuentran bajo su jurisdicción ejer-
zan el control democrático de las gestiones estatales, de forma tal que puedan cuestionar, indagar y considerar si se
está dando un adecuado cumplimiento de las funciones públicas. El acceso a la información bajo el control del Esta-
do, que sea de interés público, puede permitir la participación en la gestión pública, a través del control social que se
puede ejercer con dicho acceso” (párrafo 86). El control democrático, por parte de la sociedad a través de la opinión
pública, fomenta la transparencia de las actividades estatales y promueve la responsabilidad de los funcionarios sobre
su gestión pública. Por ello, para que las personas puedan ejercer el control democrático es esencial que el Estado
garantice el acceso a la información de interés público bajo su control. Al permitir el ejercicio de ese control democrá-
tico se fomenta una mayor participación de las personas en los intereses de la sociedad” (párrafo 87).

Acogiendo el
Caso Javier Novas Novas vs. Policía Nacional (TC/0048/12)
criterio de la Corte
La Sentencia TC/0048/12 del Tribunal Constitucional es otra importante sentencia, so-
bre todo respecto al debido proceso administrativo, a propósito de la cancelación de ofi- IDH, el Tribunal
ciales de policía. El Tribunal sostuvo, entre otras cosas, que no podía ser objeto de cancela-
ción sin un debido proceso que garantizara el derecho de defensa y el derecho a ser oído sostuvo que las
del recurrente en revisión, y que, además, la discreción reconocida al Presidente de la Re-
pública para la remoción de los miembros de los cuerpos castrenses no era ilimitada, ya reglas relativas a las
que estaba condicionada al respeto de los derechos fundamentales.
garantías judiciales
No obstante, antes de llegar a tal conclusión, el Tribunal Constitucional tuvo que abor-
dar una cuestión sobre la aplicabilidad de las reglas del debido proceso a órganos que no debían ser
pertenecían al Poder Judicial o que no era formalmente constituido como tribunal. Aco-
giendo el criterio de la Corte IDH43, el Tribunal sostuvo que las reglas relativas a las ga- interpretadas de
rantías judiciales debían ser interpretadas de manera amplia44, ya que deben existir las con-
diciones necesarias para poder defender adecuadamente sus derechos.45 Asimismo, muy manera amplia, ya
vinculado al caso objeto de examen mediante el RCSA, el Tribunal, citando el argumento
de la Corte IDH, acoge el criterio de que cualquier órgano del Estado que ejerza funciones que deben existir las
consideradas, en sentido material, jurisdiccionales, está en la obligación de adoptar las ga-
rantías del debido proceso descritas en el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre condiciones
Derechos Humanos (CADH).46
43
Corte IDH. Caso Las Palmeras vs. Colombia. Fondo, sentencia de 6 de diciembre de 2001, serie C No. 90, párr. 58; Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Fondo, sen-
tencia de 16 de agosto de 2000. serie C No. 68, párr. 128; Caso Blake vs. Guatemala. Fondo, sentencia de 24 de enero de 1998, serie C No. 36, párr. 96; OC-9/87,
Garantías Judiciales en Estados de Emergencia, 6 de octubre de 1987, párr. 28; Caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 2
de febrero de 2001, serie C No. 72, párr. 124; Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de 2001, serie C
No. 71, párr. 71.
44
Sentencia TC/0048/12, de fecha 8 de octubre de 2012, Párr. 10 (H), (j). disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/621>. “J) Dicho texto, con-
forme lo ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos, debe ser interpretado de manera amplia, apoyándose tanto en la literalidad del texto como en su espíritu,
y debe ser apreciado de acuerdo con el inciso c), del artículo 29 de la Convención, según el cual ninguna de sus disposiciones pueden interpretarse con exclusión de otros dere-
chos y garantías inherentes al ser humano o que se deriven de la forma democrática representativa de gobierno;”
45
Sentencia TC/0048/12, de fecha 8 de octubre de 2012, Párr. 10 (H), (k). disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/621>. k) La Corte ha enten-
dido, asimismo, que el debido proceso abarca las "condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquéllos cuyos derechos u obligaciones están bajo
consideración judicial” 2, a los fines de “que las personas estén en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda
afectarlos”
46
Sentencia TC/0048/12, de fecha 8 de octubre de 2012, Párr. 10 (H), (L). disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/621>. “L) La Corte In-
teramericana también ha estatuido que: “De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el Estado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete
eminentemente al Poder Judicial, otros órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del mismo tipo (...). Es decir, que cuando la Convención se refiere al derecho de
toda persona a ser oída por un "juez o tribunal competente" para la "determinación de sus derechos", esta expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa,
legislativa o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano del
Estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los térmi-
nos del artículo 8 de la Convención Americana”.
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Caso Inversiones Bretaña (TC/0050/12)47

En la Sentencia TC/0050/12, el Tribunal Constitucional consideró la constitucionalidad de la posibilidad de recusar a


un juez, condicionado al pago previo de una fianza, a fin de que la recusación formulada sea conocida.

Basado, entre otras cosas, en la sentencia Palamara Iribarne vs. Chile48, dictada por la Corte IDH, el Tribunal Constitu-
cional tuvo que delimitar el contenido esencial del derecho a un juez imparcial, a fin de determinar la constitucionalidad
del artículo 382 del Código de Procedimiento Civil. En este tenor, el tribunal observó que49

El contenido esencial del derecho fundamental al juez imparcial comporta dos dimensiones: una objetiva,
que se refiere a la imparcialidad del juez frente a la estructura del sistema de justicia; y otra subjetiva, que
apunta a la imparcialidad del juez frente a las partes del proceso, de modo que la decisión jurisdiccional a
producir no resulte contaminada con pasiones, intereses y subjetividades ajenas a la objetividad que supone
el oficio de juzgar. Este criterio, es compartido por la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos
(CIDH) que señala: “La Corte considera que el derecho a ser juzgado por un juez o tribunal imparcial es una ga-
rantía fundamental del debido proceso. Es decir, se debe garantizar que el juez o tribunal en el ejercicio de su fun-
ción como juzgador cuente con la mayor objetividad para enfrentar el juicio (…) La imparcialidad del tribunal implica
que sus integrantes no tengan un interés directo, una posición tomada, una preferencia por alguna de las partes y
que no se encuentren involucrados en la controversia(…) El juez o tribunal debe separarse de una causa sometida a
su conocimiento cuando exista algún motivo o duda que vaya en desmedro de la integridad del tribunal como un
órgano imparcial” (Caso Palamara Iribarne vs. Chile; Sentencia del 22 de noviembre del 2005 de la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos).

Delimitado el contenido esencial del derecho a un juez imparcial, a la luz de la sentencia citada de la Corte IDH, el
tribunal consideró que se condicionaba el citado derecho a la capacidad económica del litigante, ya que si no se presen-
taba la fianza, el tribunal apoderado de la recusación no conoce de la misma. En consecuencia, el Tribunal Constitucio-
nal declaró la inconstitucionalidad de la disposición, en razón de que la prestación de la fianza en ocasión de una recu-
sación judicial supone obstáculos para el ejercicio del derecho a un juez imparcial.50

3. La jurisprudencia interamericana en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional en el


2013

Caso International Investment and Construction, S.A y Viatcheslav vs. Alexandrovich Karpetskiy (TC/0008/13)

En la Sentencia TC/0008/13, el Tribunal abordó la cuestión sobre el derecho a la doble instancia en ocasión de una
acción directa en inconstitucionalidad contra el artículo 539 del Código de Trabajo. La cuestión a resolver versaba si la
regulación actual del citado artículo, en cuanto a las condiciones de la suspensión de ejecución de sentencias y el dere-
cho a recurrir en materia laboral. En este sentido, el tribunal expresó su criterio respecto a la importancia del derecho
a recurrir, a fin de evitar que queden firmes los vicios de los cuales adolece la sentencia objeto de un recurso.51

47
Sentencia TC/0050/12, de fecha 16 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/662>.
48
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 22 de noviembre de 2005, Serie C No. 135, párrs. 145 – 147.
49
Sentencia TC/0050/12, de fecha 16 de octubre de 2012, Párr. 9.2.3, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/662>.
50
Sentencia TC/0050/12, de fecha 16 de octubre de 2012, Párrs. 9.2.6 y 9.2.8, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/662>.
51
Sentencia TC/0008/13, de fecha 11 de febrero de 2013, Párr. 10.1, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1169>.

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Amparado en el caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica52, el Tribunal Constitucional sostuvo lo siguiente:

“El reclamante plantea la inconstitucionalidad del artículo 539 del Código de Trabajo, por presuntamente contravenir
la garantía procesal del derecho a recurrir sentencias ante un tribunal superior, siendo criterio de este tribunal que el
derecho al recurso es una garantía procesal orientada a permitir la revisión de una sentencia por un órgano superior
al que dictó la decisión, de modo que se resguarde el derecho de defensa de los actores involucrados en un proceso
jurisdiccional. En ese sentido, la Corte Interamericana ha señalado: «158. La Corte considera que el derecho de recu-
rrir del fallo es una garantía primordial que se debe respetar en el marco del debido proceso legal, en aras de permi-
tir que una sentencia adversa pueda ser revisada por un juez o tribunal distinto y de superior jerarquía orgánica. El
derecho de interponer un recurso contra el fallo debe ser garantizado antes de que la sentencia adquiera calidad de
cosa juzgada. Se busca proteger el derecho de defensa otorgando durante el proceso la posibilidad de interponer un
recurso para evitar que quede firme una decisión que fue adoptada con vicios y que contiene errores que ocasio-
narán un perjuicio indebido a los intereses de una persona» (Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica; Sentencia del 2 de
julio del 2004 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos).”

En este tenor, el Tribunal Constitucional confirmó la constitucionalidad del precepto citado, indicando que el artícu-
lo 539 del Código Laboral no condiciona ni prohíbe el recurso de apelación, como tampoco el hecho de que se condi-
ciona el efecto suspensivo del recurso de apelación contra las sentencias de los juzgados laborales. De hecho, a juicio
del Tribunal, sólo establece un mecanismo que regula la forma de la suspensión de las sentencias recurridas, tal como
ya lo había indicado en la Sentencia TC/0059/12.

Caso Constructora Malespín y otros vs. Pimentel53(TC/0009/13)

Este es uno de los casos más importantes del Tribunal Constitucional en el 2013, no
sólo porque por primera vez se refiere al derecho a la motivación como parte del debi-
do proceso, también porque es la primera vez que el Tribunal Constitucional anula una
sentencia de la Suprema Corte de Justicia.54 En este tenor, en ocasión de un recurso de
casación, en materia penal, las Salas Reunidas de la Suprema Corte de Justicia declaró
Es la primera vez que
inadmisible el mismo por no haberse satisfecho ninguno de los supuestos de admisibili-
dad de los artículos 417 y 427 del Código Procesal Penal. No obstante esto, los recu-
el Tribunal
rrentes interponen un recurso de revisión constitucional de decisiones jurisdiccionales
(RCDJ), en contra de la decisión dictada por la Suprema Corte de Justicia, la cual fue
Constitucional anula
anulada por el Tribunal Constitucional por no haber motivado apropiadamente porque
los supuestos de admisibilidad del recurso de casación no se habían verificado.55
una sentencia de la

Suprema Corte de
El Tribunal sostuvo que existe un compromiso a cargo de los tribunales del orden
jurisdiccional (lo cual no lo limita a los órganos que integran el Poder Judicial) de emitir
Justicia.
decisiones debidamente motivadas, lo cual es componente del debido proceso. En efec-
to, a la luz de la sentencia de la Corte IDH en el caso Apitz Barbera y otros vs. Venezue-
la56, el tribunal expuso que

52
Corte IDH. Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr.
158.
53
Sentencia TC/0009/13, de fecha 11 de febrero de 2013, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1170>.
54
Esto volvió a repetirse en otras ocasiones. Véanse las Sentencias TC/0034/13, disponible en: <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1258>, TC/0059/13,
disponible en: <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1337> y TC/0094/13 disponible en: <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1553>.
55
Sentencia TC/0009/13, de fecha 11 de febrero de 2013, Párr. 9 (C), disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1170>.
56
Corte IDH. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas,
sentencia de 5 de agosto de 2008, serie C No. 182, párrs. 77 – 78.

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Sobre el compromiso que tienen los tribunales del orden jurisdiccional de emitir decisiones motivadas como
medio de garantía al debido proceso, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Caso Apitz Bar-
bera y otros vs. Venezuela, Sentencia de fecha 5 de agosto de 2008, párrafos 77 y 78, pp. 22-23), sostuvo
que: “77. La Corte ha señalado que la motivación “es la exteriorización de la justificación razonada que permite
llegar a una conclusión”. El deber de motivar las resoluciones es una garantía vinculada con la correcta administra-
ción de justicia, que protege el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por las razones que el Derecho suministra,
y otorga credibilidad de las decisiones jurídicas en el marco de una sociedad democrática.” “78. El Tribunal ha resal-
tado que las decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar derechos humanos deben estar debida-
mente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias. En este sentido, la argumentación de un
fallo debe mostrar que han sido debidamente tomados en cuenta los alegatos de las partes y que el conjunto de
pruebas ha sido analizado. Asimismo, la motivación demuestra a las partes que éstas han sido oídas y, en aquellos
casos en que las decisiones son recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo
examen de la cuestión ante las instancias superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las “debidas
garantías” incluidas en el artículo 8.1 para salvaguardar el derecho a un debido proceso”.

Lo anterior, entre otras cosas, llevó al Tribunal Constitucional a formular reglas mínimas que toda decisión debe
satisfacer a fin de que sea considerada motivada:

G. En consideración de la exposición precedente, el cabal cumplimiento del deber de motivación de las sen-
tencias que incumbe a los tribunales del orden judicial requiere:
a. Desarrollar de forma sistemática los medios en que fundamentan sus decisiones;
b. Exponer de forma concreta y precisa cómo se produce la valoración de los hechos, las pruebas y el dere-
cho que corresponde aplicar;
c. Manifestar las consideraciones pertinentes que permitan determinar los razonamientos en que se funda-
menta la decisión adoptada;
d. Evitar la mera enunciación genérica de principios o la indicación de las disposiciones legales que hayan
sido violadas o que establezcan alguna limitante en el ejercicio de una acción; y
e. Asegurar, finalmente, que la fundamentación de los fallos cumpla la función de legitimar las actuaciones de
los tribunales frente a la sociedad a la que va dirigida la actividad jurisdiccional.

Caso Pérez Pérez vs. Medina Peña y el Procurador Fiscal del Distrito Judicial de Barahona57(TC/0017/13)

El Tribunal Constitucional estuvo apoderado de un RCSA respecto a una sentencia que había ordenado la devolu-
ción de un vehículo de motor, en poder del Procurador Fiscal del Distrito Judicial de Barahona, a una persona distinta
al recurrente, quien alegaba ser su legítimo dueño. La solución del presente caso estuvo gobernado por el caso Salvador
Chiriboga vs. Ecuador58, a propósito de la determinación del concepto de propiedad, así como las restricciones al dere-
cho de propiedad. Más aún, para el caso en cuestión, el Tribunal adoptó un concepto amplio de expropiación, en rela-
ción al principio de legalidad que debe regir en el despojo de la propiedad.59

En este sentido, adoptando el criterio de la Corte IDH, el tribunal indicó lo siguiente

57
Sentencia TC/0017/13, de fecha 20 de febrero de 2013, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1216>.
58
Corte IDH. Caso Salvador Chiriboga vs. Ecuador. Excepción Preliminar y Fondo, sentencia de 6 de mayo de 2008, serie C No. 179, párrs. 55; 60; 64.
59
Sentencia TC/0017/13, de fecha 20 de febrero de 2013, párrs. 10, (Q) - (Y), disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1216>.

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s) En virtud de las disposiciones precedentemente descritas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos


ha reiterado jurisprudencia en la que señala como atributos de la propiedad el uso y goce del bien, definien-
do los bienes como cosas materiales apropiables, así como todo derecho que pueda formar parte del patri-
monio de una persona; además, dicha Corte ha establecido un concepto amplio de propiedad, determinando
que ésta comprende todos los muebles e inmuebles, los elementos corporales e incorporales y cualquier
otro objeto inmaterial susceptible de valor.
t) Asegura la Corte Interamericana de Derechos Humanos (caso Salvador Chiriboga vs. Ecuador, sentencia
de 6 de mayo de 2008) que “El derecho a la propiedad privada debe ser entendido dentro del contexto de una
sociedad democrática donde para la prevalencia del bien común y los derechos colectivos deben existir medidas pro-
porcionales que garanticen los derechos individuales”, siendo la función social de la
propiedad “un elemento fundamental para el funcionamiento de la misma”. Por esta
razón, no se trata de un derecho absoluto al permitirse, por ejemplo, su restric-
ción por razones de utilidad pública o de interés social, siempre y cuando se prac-
tique dicha limitación según los casos y las formas establecidas por la ley y de con-
formidad con la Convención, afirmando dicha Corte que, en tales casos, el princi- El Tribunal
pio de legalidad es una condición determinante para efectos de verificar la concu-
rrencia de una vulneración al derecho a la propiedad, y supone que la legislación Constitucional, a la luz
que regule la privación del derecho a la propiedad deba ser clara, específica y pre-
visible. de la doctrina de la
u) En la referida sentencia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos señaló
que en casos de expropiación de los bienes de una persona, el principio de legali- Corte IDH, resaltó la
dad es una condición determinante para efectos de verificar la concurrencia de
una vulneración al derecho a la propiedad, insistiendo en que este principio supo- importancia del
ne que la legislación que regule la privación del derecho a la propiedad deba ser
clara, específica y previsible. principio de legalidad,
Partiendo de lo anterior, el Tribunal Constitucional concluyó señalando que cuando se trata de
w) Lo anterior implica, pues, que para privar a una persona de su propiedad, la injerencias en el
autoridad correspondiente debe hacerlo observando el debido proceso de ley,
consagrado en los artículos 68 y 69 de la Constitución dominicana, y en el artícu- derecho de propiedad.
lo 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
x) En este caso, no se evidencia que el Ministerio Público, al actuar como lo hizo,
al allanar la residencia del recurrente e incautar el vehículo propiedad de éste,
haya observado las normas que le autorizan a realizar tal actuación, como obtener
previamente una orden judicial motivada, según las previsiones del artículo 180
del Código Procesal Penal; o que, ante la presentación de la documentación perti-
nente que demuestra la propiedad del vehículo en cuestión, haya observado las disposiciones de los artícu-
los 3 y 17 de la Ley 241 sobre Tránsito de Vehículos de Motor, los cuales prescriben que la propiedad de un
vehículo de motor se prueba por el certificado de propiedad (matrícula).
y) Todo lo expuesto implica, entonces, que al no observar las disposiciones legales vigentes, el Ministerio
Público ha actuado arbitrariamente y ha vulnerado el derecho de propiedad del recurrente, por lo que el
Tribunal Constitucional procede a acoger el presente recurso.

En consecuencia, el Tribunal Constitucional, a la luz de la doctrina de la Corte IDH, resaltó la importancia del prin-
cipio de legalidad, cuando se trata de injerencias en el derecho de propiedad. Por lo que al haberse comprobado en la
especie una privación arbitraria del derecho de propiedad, acogió el recurso y revocó la decisión que había sido impug-
nada.

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Caso Esquea Guerrero y otros60(TC/0050/13)


Otra sentencia respecto a la cual el Tribunal Contitucional se auxilió de los criterios de la Corte IDH es la Senten-
cia TC/0050/13, a propósito sobre las condiciones de elegibilidad y las formalidades para la inscripción de candidaturas
políticas. En este tenor, el Tribunal se vio compelido a examinar la posibilidad de restringir los derechos políticos, y si
procede, cuáles serían los requerimientos para una restricción o regulación válida. De esta manera, a la luz del caso
Castañeda Gutman vs. México61, el Tribunal delineó los parámetros bajo los cuáles cualquier regulación de derechos polí-
ticos es permisible62.

El derecho al sufragio pasivo o derecho a ser elegido, es la prerrogativa que corresponde a todo ciudadano,
que cumpla con determinados requisitos de elegibilidad, para postularse mediante candidaturas a un cargo
público electivo en condiciones jurídicas de igualdad. Este derecho, sin embargo, no reviste un carácter ab-
soluto sino relativo, pues el Estado puede regular su ejercicio siempre y cuando se observen los requeri-
mientos de legalidad, finalidad legítima y proporcionalidad, exigidos por la jurisprudencia interamericana. En
efecto, este criterio del tribunal se corresponde con el precedente que en ese sentido ha fijado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que señala: (…) Por su parte, la participación política mediante
el ejercicio del derecho a ser elegido supone que los ciudadanos puedan postularse como candidatos en condiciones
de igualdad y que puedan ocupar los cargos públicos sujetos a elección si logran obtener la cantidad de votos necesa-
rios para ello (…) El derecho y la oportunidad de votar y de ser elegido consagrados en el artículo 23.1.b de la Con-
vención Americana se ejerce regularmente en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal e
igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores. Más allá de estas característi-
cas del proceso electoral (elecciones periódicas y auténticas) y de los principios del sufragio (universal, igual, secreto,
que refleje la libre expresión de la voluntad popular),
la Convención Americana no establece modalidad específica o un sistema electoral particular mediante el cual los
derechos a votar y ser elegido deben ser ejercidos. La Convención se limita a establecer determinados estándares
dentro de los cuales los Estados legítimamente pueden y deben regular los derechos políticos, siempre y cuando dicha
reglamentación cumpla con los requisitos de legalidad, esté dirigida a cumplir con una finalidad legítima, sea necesa-
ria y proporcional; esto es, sea razonable de acuerdo a los principios de la democracia representativa (Caso Castañe-
da Guzmán vs. México; Sentencia del 6 de agosto de 2008; Corte Interamericana de Derechos Humanos).

Respecto a los artículos 76 y 77 de la Ley Electoral satisfacen los requisitos de legalidad, finalidad legítima y propor-
cionalidad del test interamericano, por lo que, a juicio del Tribunal, se trata de formalidades para la inscripción de can-
didaturas independientes para optar por la presidencia de la República. Por lo que, el Tribunal Constitucional rechazó
la acción directa y declaró conforme a la Constitución las disposiciones cuestionadas.

Caso Hipólito Mejía Domínguez y otros vs. García Duvergé y otros (TC/0068/13)63

El Tribunal Constitucional confirmó una sentencia dictada por el Tribunal Superior Electoral, que declaró la inconsti-
tucionalidad de varios artículos del Estatuto del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), ya que preveían la posibili-
dad de decisiones sumarias respecto a la expulsión de sus miembros. En este tenor, el Tribunal Constitucional sostuvo
que las garantías del debido proceso deben ser observadas en los procesos sancionadores administrativos y disciplina-
rios64, a raíz de la aplicación combinada de los artículos 68 y 69, numeral 10 de la Constitución, respecto al artículo 8.1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), y a la luz de los casos Tribunal Constitucional vs. Perú65
y Baena Ricardo y otros vs. Panamá.66 En efecto, a juicio del Tribunal,
60
Sentencia TC/0050/13, 9 de abril de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1328>.
61
Corte IDH. Caso Castañeda Gutman vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 6 de agosto de 2008, serie C No. 184,
párrs. 148 – 149.
62
Sentencia TC/0050/13, 9 de abril de 2013, Párr. 9.1.2, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1328>.
63
Sentencia TC/0068/13, de fecha 26 de abril de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1362>.
64
Sentencia TC/0068/13, de fecha 26 de abril de 2013, Párr. 10.1 (r), disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1362>.
65
Corte IDH. Caso Tribunal Constitucional vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de fecha 31 de enero del año 2001, serie C No. 71, párr. 71; Caso
IvcherBronstein vs. Perú. Reparaciones y Costas, sentencia de fecha 6 de febrero del año 2001, serie C No. 74, párr. 104.
66
Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores) vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de fecha 2 de febrero del año 2001, serie C No.
72, párrs. 126 y 127.

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o) Cabe mencionar al respecto que al aplicar esta última norma la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en el caso Tribunal Constitucional vs. Perú, ha afirmado que: De conformidad con la separación de los
poderes públicos que existe en el Estado de Derecho, si bien la función jurisdiccional compete eminentemente al Po-
der Judicial, otros órganos o autoridades públicas pueden ejercer funciones del mismo tipo (...). Es decir, que cuando
la Convención se refiere al derecho de toda persona a ser oída por un "juez o tribunal competente" para la
"determinación de sus derechos", esta expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislati-
va o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón men-
cionada, esta Corte considera que cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter materialmente juris-
diccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los térmi-
nos del artículo 8 de la Convención Americana.
p) Y en el mismo sentido, en el caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, ha precisado que:
(…) en cualquier materia, inclusive en la laboral y la administrativa, la discrecionalidad de la administración tiene
límites infranqueables, siendo uno de ellos el respeto de los derechos humanos. Es importante que la actuación de la
administración se encuentre regulada, y ésta no puede invocar el orden público para reducir discrecionalmente las
garantías de los administrados. Por ejemplo, no puede la administración dictar actos administrativos sancionatorios
sin otorgar a los sancionados la garantía del debido proceso.

Una vez determinado lo anterior, el tribunal concluyó que67

t) En conclusión, el Tribunal Constitucional estima que los partidos políticos, al imponer sanciones discipli-
narias a los miembros a los que se impute la comisión de un hecho contrario a sus estatutos, deben respetar
los cánones constitucionales relativos a la tutela judicial efectiva y al debido proceso. Por tanto, en aplicación
de dicho principio, procede el rechazo del presente recurso de revisión de amparo y la confirmación de la
sentencia recurrida.

Caso Alejandro Alberto Paulino Vallejo vs. Junta Central Electoral68(TC/0084/13)

El presente caso versó sobre el acceso a información pública referente a nóminas que contenía datos personales, y
que si los mismos debían ser divulgados por igual. El Tribunal Constitucional indicó que el libre acceso a la información
pública no sólo se limita a la nómina de asesores, también “a los nombres, apellidos, salarios y bonos percibidos por
todo empleado o servidor público, funcionario público, magistrados y legisladores, en fin, a toda persona que de una u
otra manera perciba fondos del Estado”. El tribunal sostuvo, además, respecto a la protección de la privacidad de los
funcionarios públicos, a propósito de Fontevecchia y D`Amico vs. Argentina69:

f) Respecto de las limitaciones de la protección de la vida privada de los funcionarios públicos, la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos ha señalado –mediante jurisprudencia que nos vincula y respecto de la
cual este Tribunal expresa su conformidad- que “en una sociedad democrática los funcionarios públicos
están más expuestos al escrutinio y a la crítica del público. Este diferente umbral de protección se explica
porque se han expuesto voluntariamente a un escrutinio más exigente”. En relación con el carácter de in-
terés público, la Corte sostiene que prevalece “la protección a la libertad de expresión respecto de las opi-
niones o informaciones sobre asuntos en los cuales la sociedad tiene un legítimo interés de mantenerse in-
formada, de conocer lo que incide sobre el funcionamiento del Estado, o afecta derechos o intereses gene-
rales o le acarrea consecuencias importantes”.

67
Sentencia TC/0068/13, de fecha 26 de abril de 2013, Párr. 10.1 (t), disponible en: <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1362>.
68
Sentencia TC/0084/13, 4 de junio de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1544>.
69
Corte IDH. Caso Fontevecchia y D`Amico vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 29 de noviembre de 2011, serie C No. 238

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Además, como en la especie se solicitaba, adicionalmente, los números de cédulas de las personas que figuraban en
los documentos, ya que “es de carácter personal y que, además, no aporta nada en lo que respecta a la transparencia y
al control de la corrupción en la administración pública, aspectos que constituyen los objetivos de la Ley No. 200-04,
sobre Libre Acceso a la Información Pública”.

Silvestre Zorrilla vs. Terrero Peña70 (TC/0109/13)

En ocasión de una acción de amparo a fin de que la Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional devolviera un arma de
fuego que había sido incautada por hechos relacionados a una denuncia por violencia intrafamiliar, el Tribunal Constitu-
cional ha sido apoderado de un RCSA a fin de que la sentencia de amparo sea revocada. En este tenor, el Tribunal
Constitucional debía realizar una ponderación entre el derecho de propiedad, que recaía sobre el arma de fuego, el
derecho a la familia, y los derechos del niño, en particular respecto al valor del interés superior del niño en la resolu-
ción del conflicto entre derechos fundamentales.

En este sentido, para la determinación de la naturaleza y extensión del principio del Interés El Tribunal
Superior del Niño, el Tribunal examinó, entre otras, algunas decisiones de la Corte IDH al respec-
to, en particular los casos Villagrán Morales y otros (Niños de la Calle) vs. Guatemala71; Furlan y Fami- Constitucional
liares vs. Argentina72; la opinión consultiva sobre La Condición Jurídica de los Inmigrantes Indocumenta-
dos.73 En efecto, el Tribunal sostuvo que debía realizar

n) Por otro lado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al referirse a los derechos una pondera-
de los niños, y más específicamente al principio del Interés Superior del Niño, ha afirmado lo si-
guiente: ción entre el
Este Tribunal ha señalado que revisten especial gravedad los casos en que las víctimas de violaciones
a los derechos humanos son niños. La prevalencia del interés superior del niño debe ser entendida derecho de
como la necesidad de satisfacción de todos los derechos de los menores, que obliga al Estado e irradia
efectos en la interpretación de todos los demás derechos de la Convención cuando el caso se refiera a propiedad, que
menores de edad. Asimismo, el Estado debe prestar especial atención a las necesidades y los derechos
de las presuntas víctimas en consideración a su condición de niñas, como mujeres que pertenecen a recaía sobre el
un grupo en una situación vulnerable.1,
Respecto del interés superior del niño, la Corte reitera que este principio regulador de la normativa de arma de fuego,
los derechos del niño se funda en la dignidad misma del ser humano, en las características propias de
las niñas y los niños, y en la necesidad de propiciar el desarrollo de éstos, con pleno aprovechamiento el derecho a la
de sus potencialidades. En el mismo sentido, conviene observar que para asegurar, en la mayor medi-
da posible, la prevalencia del interés superior del niño, el preámbulo de la Convención sobre los Dere- familia, y los
chos del Niño establece que éste requiere ´cuidados especiales´, y el artículo 19 de la Convención
Americana señala que debe recibir ´medidas especiales de protección´. En este sentido, es preciso derechos del
ponderar no sólo el requerimiento de medidas especiales, sino también las características particulares
de la situación en la que se halle el niño o la niña.
niño,
Por lo que, tomando en cuenta el principio del interés superior del niño, así la seguridad e inte-
gridad de la familia, a propósito del proceso penal abierto por violencia intrafamiliar, la incautación del arma de fuego
ha sido justificada. En consecuencia, el Tribunal Constitucional revocó la sentencia y rechazó la acción de amparo.

70
Sentencia TC/0109/13, 4 de julio de 2013, disponible en: <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1618>.
71
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo, sentencia de 19 de noviembre de 1999, serie C No. 63, párr. 46.
72
Corte IDH. Caso Furlan y Familiares vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia de 31 de agosto de 2012, serie C No.
246, párr. 126.
73
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18.

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4. Jurisprudencia Comparada en las Decisiones del Tribunal Constitucional

Corte Constitucional de Colombia

La relación entre la jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia y del Tribunal Constitucional ha sido
estrecha. Tres decisiones resultan relevantes mencionar, entre otras.

En cuanto al objeto de la Acción Directa de Inconstitucionalidad (ADDI), el Tribunal ha ido delimitando el objeto de
control, lo que llevo a partir de la Sentencia TC/0051/12, caso Evelerlast74 a excluir a los actos administrativos de efec-
tos particulares y concretos. Apoyado en una decisión de la Corte Constitucional de Colombia, el tribunal reforzó su
argumento de la siguiente manera

8.2. Se advierte además, que el objeto de la presente acción directa en inconstitucionalidad recae sobre la
comunicación u oficio ALM-AU No. 0082/2010, del veintidós (22) de septiembre de dos mil diez (2010),
suscrito por el administrador local de la D.G.I.I. en la provincia de Montecristi y mediante el cual se le solici-
ta a la accionante el pago del monto relativo al ITBIS deducido de las facturas a la clientela de la empresa
por la venta de sus productos, por lo que se infiere que no se trata de una resolución u ordenanza normati-
va de alcance general para un sector de la economía, sino de un simple acto administrativo de efectos parti-
culares y concretos. En ese sentido, la jurisprudencia constitucional comparada ha considerado que el objeto
de la acción directa en inconstitucionalidad está orientado a garantizar la supremacía de la Constitución de
la República respecto de otras normas estatales de carácter infraconstitucional, pero no puede constituirse
en un instrumento para reivindicar situaciones particulares y concretas, las cuales deben encaminarse por
ante la jurisdicción contenciosa-administrativa: “La acción pública de inconstitucionalidad no es un mecanismo
establecido para impugnar decisiones de la administración ni para resolver situaciones jurídicas concretas. El ordena-
miento jurídico prevé otro tipo de acciones - ante la jurisdicción contencioso administrativa - para juzgar la legalidad
de la convocatoria a un concurso por parte de la administración” (Sentencia. C-568/95 de fecha 30 de noviembre de
1995; Corte Constitucional de Colombia).

Por medio de la decisión, el Tribunal Constitucional busca salvaguardar el carácter abstracto de la ADDI y excluir
las situaciones jurídicas concretas para que sean resueltas por ante la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, a propó-
sito del artículo 165 de la Constitución. De esta forma, también, el Tribunal ha podido depurar la esfera de competen-
cias de otros órganos a fin de que a través de los mismos tutelen la supremacía de la Constitución y los derechos fun-
damentales.

El caso en sí, representa la esencia de la doctrina del Tribunal respecto a la materia, pero ha admitido excepciones:
actos de ejecución directa e inmediata de la Constitución75; y actos dictados con la intención manifiesta de violar la
Constitución.76 No obstante, se advierte que el Tribunal ha manejado un concepto amplio de acto administrativo, pero
con la Ley 107-13 sobre Procedimiento Administrativo, deberá plantearse excluir a los reglamentos del concepto de
actos administrativos como lo dispone la ley.

En otro caso, la Sentencia TC/0049/13, caso Anadegas77, el Tribunal Constitucional tuvo la oportunidad de delimitar
el contenido esencial del derecho a la libertad de empresa (Artículo 50 de la Constitución). En efecto, el Tribunal con-
ceptualizó el derecho a la libertad de empresa y a su vez precisó los elementos del mismo, a la luz del desarrollo del
concepto en la jurisprudencia constitucional colombiana. En este sentido, el Tribunal Constitucional consideró que

74
Sentencia TC/0051/12, de fecha 19 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/726>.
75
TC/0041/13, de fecha 15 de marzo de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1265>, TC/0134/13, de fecha 2 de agosto de 2013,
disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1688>.
76
TC/0127/13, de fecha 2 de agosto de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1665>.
77
Sentencia TC/0049/13, de fecha 9 de abril de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1327>.

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9.2.2. El derecho a la libertad de empresa, consagrado en el artículo 50 de la Constitución de la República,


puede ser conceptualizado como la prerrogativa que corresponde a toda persona de dedicar bienes o capi-
tales a la realización de actividades económicas dentro del marco legal del Estado y en procura de obtener
ganancias o beneficios lícitos. Esta es la concepción más aceptada en el derecho constitucional comparado,
tal y como se puede evidenciar de la jurisprudencia que en ese sentido ha desarrollado la Corte Constitu-
cional colombiana: “La libertad de empresa comprende la facultad de las personas de afectar o destinar bie-
nes de cualquier tipo (principalmente de capital) para la realización de actividades económicas para la pro-
ducción e intercambio de bienes y servicios conforme a las pautas o modelos de organización típicas del
mundo económico contemporáneo con vistas a la obtención de un beneficio o ganancia. Esta libertad com-
prende, entre otras garantías, (i) la libertad contractual, es decir, la capacidad de celebrar los acuerdos que
sean necesarios para el desarrollo de la actividad económica; (ii) la libre iniciativa privada” (Ver Sentencia
C-263/11, de fecha 6 de abril del 2011; Corte Constitucional de Colombia).

En el caso en concreto, a juicio del Tribunal, la resolución impugnada no colocaba obstáculos a los detallistas de ga-
solina “concurrir al mercado, ofrecer condiciones y ventajas comerciales que consideren oportunas, ni la posibilidad de contratar
con cualquier consumidor y usuario; condiciones que configuran la libre competencia, de conformidad con la jurisprudencia consti-
tucional comparada (Ver Sentencia C-263/11, de fecha 6 de abril del 2011; Corte Constitucional de Colombia)”.78 Como se
observa, como resultado del diálogo inter cortes, el Tribunal Constitucional ha podido construir el concepto iusfunda-
mental de la libertad de empresa a raíz de los pronunciamientos de la Corte de Colombia.

En un caso relativo a la imprescriptibilidad de la reclamación de filiación79, la jurisprudencia de la Corte Constitucio-


nal de Colombia fue un punto de referencia, en cuanto a ciertos conceptos fundamentales. En este sentido, el Tribunal
Constitucional hasta la fecha no había adoptado un concepto sobre los derechos fundamentales, considerando apropia-
do el concepto elaborado por la Corte Constitucional de Colombia en su jurisprudencia. En este tenor, el Tribunal
Constitucional estimó lo siguiente:

La Corte Constitucional de Colombia, mediante sentencia No. SU-225, de 1998, ha definido qué son los
derechos fundamentales, y ha establecido que son aquellos que: se encuentran reconocidos directa-
indirectamente en el texto de la Constitución como derechos subjetivos de aplicación inmediata, se trata de
derechos de tal magnitud para el orden constitucional que su vigencia no puede depender de decisiones
políticas de los representantes de las mayorías.

Tampoco el Tribunal había adoptado un concepto de la dignidad humana, tal como ha sido reconocida en los artícu-
los 5 y 38 de la Constitución. En efecto, el Tribunal consideró lo siguiente, al observar la similitud existente entre el
reconocimiento de la dignidad humana en la Constitución dominicana y en la Constitución de Colombia

Del estudio combinado de los artículos 5, 7 y 8 de la Ley Sustantiva se deprende que el respeto a la dignidad
humana es una función esencial en la que se fundamentan la Constitución y el estado social y democrático
de derecho en la República Dominicana, posición similar asumió la Corte Constitucional de Colombia en su
Sentencia C-521-98, cuando señaló que: El reconocimiento superior de la dignidad como principio fundante
de nuestro ordenamiento constitucional, exige un trato especial para el individuo, de tal forma que la perso-
na se constituye en un fin para el Estado que vincula y legitima a todos los poderes públicos, en especial al
juez, que en su función hermenéutica debe convertir este principio en un parámetro interpretativo de todas

78
Sentencia TC/0049/13, de fecha 9 de abril de 2013, Párr. 9.2.4, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1327>.
79
Sentencia TC/0059/13, de fecha 15 de abril de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1337>.

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las normas del ordenamiento jurídico. De lo expuesto fluye que cuando el Estado, independientemente de
cualquier consideración histórica, cultural, política o social, establece normas sustanciales o procedimentales
dirigidas a regular las libertades, derechos o deberes del individuo, sin tener presente el valor superior de la
dignidad humana, serán regulaciones lógica y sociológicamente inadecuadas a la índole de la condición perso-
nal del ser humano y, contrarias a la Constitución, en la medida en que se afectarían igualmente los dere-
chos fundamentales, dado que éstos constituyen condiciones mínimas para la "vida digna" del ser humano;
en efecto, cuando se alude a los derechos fundamentales, se hace referencia a aquéllos valores que son aje-
nos a la dignidad humana.

Por último, en una de las sentencias más importantes de 2012, la Sentencia TC/0093/12, caso Santana Francisco, en
ocasión de la inconstitucionalidad de un decreto que discriminaba a personas de la tercera edad, en razón de la edad,
para el acceso a viviendas de interés social, al fijar una edad límite para terminar de pagar las cuotas de las mismas, el
Tribunal Constitucional estimó que tal medida supone una violación a la cláusula de no retroceso y a la cláusula de de-
sarrollo progresivo de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), a propósito del derecho a una vivienda
digna. En este sentido, el Tribunal Constitucional estimó, al declarar la inconstitucionalidad de la disposición cuestiona-
da, que

En ese orden de ideas, el contrato de venta de viviendas de interés social es un contrato que tiene un carác-
ter de naturaleza mixta, sujeto a un régimen especial, pues las viviendas enajenadas constituyen bienes del
dominio privado del Estado, cuya venta, si bien contempla aspectos regulados por el derecho civil, requiere
sin embargo de la autorización del Congreso Nacional cuando el monto del inmueble supere determinada
suma (Artículo 37.19 de la Constitución del 2002 y 93.1.k de la Constitución del 2010). Asimismo, el contrato de
venta de viviendas de interés social tiene como finalidad esencial garantizarle a la población dominicana con
menor capacidad económica el disfrute del derecho a una vivienda digna (Artículo 59 de la Constitución de
la República) mediante la adquisición de un inmueble vendido por el Estado, bajo condiciones más favorables
que las imperantes en el mercado inmobiliario privado. Dichas condiciones de accesibilidad a la propiedad
de las viviendas de interés social revisten, por la naturaleza prestacional del derecho a la vivienda digna co-
mo derecho social, de una protección jurídica especial -respecto de otros derechos fundamentales–
sustentada esencialmente sobre la base del principio de progresividad y la cláusula de no retroceso en mate-
ria de derechos económicos, sociales y culturales que impide a las instituciones del Estado desmejorar las
condiciones originalmente preestablecidas salvo razones rigurosamente justificadas. Tal es el criterio que en
ese sentido desarrolla la jurisprudencia constitucional comparada: “La denominada cláusula de no retroceso
en materia de derechos económicos, sociales y culturales, supone que una vez logrados ciertos avances en la
concreción de los derechos económicos, sociales y culturales en medidas de carácter legislativo o reglamen-
tario, las condiciones preestablecidas no pueden ser desmejoradas sin el cumplimiento de una rigurosa carga
justificativa por las autoridades competentes…En ciertos casos el mandato de progresividad y la prohibición
de medidas regresivas puede estar en estrecha conexión con el principio de confianza legítima, pues en últi-
ma instancia ambos presentan un elemento común cual es el respeto por parte de las autoridades estatales
del marco jurídico o fáctico previamente creado para la satisfacción de derechos prestacionales. También
desde la perspectiva del principio de confianza legítima es reprochable el cambio intempestivo de las condi-
ciones previamente definidas por la Administración para la satisfacción de derechos prestacionales, y a ésta
en todo caso le corresponde la carga argumentativa de justificar el cambio intempestivo de las reglas de jue-
go inicialmente acordadas” (Sentencia T-1318/05 de fecha 14 de diciembre del 2005; Corte Constitucional
de Colombia).

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Tribunal Constitucional de Perú

La jurisprudencia del Tribunal Constitucional de Perú ha sido fuente activa de consulta por parte del Tribunal Cons-
titucional, en particular en temas relacionados al derecho procesal constitucional.

El Tribunal Constitucional ha considerado que tiene la facultad de asegurar la efectividad de los procedimientos
constitucionales80, así como subsanar la inadecuada regulación de los procesos y procedimientos constitucionales.81 Es-
to lo ha hecho el Tribunal Constitucional sobre la base del concepto de autonomía procesal, el cual ha sido desarrolla-
do por el Tribunal Constitucional de Perú.

En este tenor, en la Sentencia TC/0039/1282, caso Mencía Capellán, el Tribunal Constitucional adoptó el criterio del
Tribunal Constitucional de Perú83 sobre la autonomía procesal del Tribunal constitucional, a fin de subsanar las caren-
cias de los procesos y procedimientos constitucionales, a propósito de quién debe realizar la notificación tanto del re-
curso de revisión como de la solicitud de suspensión y los plazos bajo los cuales se regula la notificación de la solicitud
de suspensión. En efecto, el Tribunal sostuvo que

h) Ante tal situación, el Tribunal tiene dos alternativas: no resolver el caso que se le ha presentado, a conse-
cuencia de la imprevisión o laguna legislativa, o llenar dicha laguna aplicando en este caso el principio de auto-
nomía procesal desarrollado por la doctrina alemana e implementado por algunos tribunales constitucionales
de la región; i) El principio de autonomía procesal faculta al Tribunal Constitucional a establecer mediante su
jurisprudencia normas que regulen el proceso constitucional “… en aquellos aspectos donde la regulación proce-
sal constitucional presenta vacíos normativos o donde ella debe ser perfeccionada o adecuada a los fines del proceso
constitucional. La norma así establecida está orientada a resolver el concreto problema - vacío o imperfección de la
norma - que el caso ha planteado y, sin embargo, lo transcenderá y será susceptible de aplicación ulterior debido a que
se incorpora, desde entonces en la regulación procesal vigente”.

En este tenor, el Tribunal consideró que dicha técnica es coherente con el Principio de Efectividad en la LOTCPC.
En efecto, el Tribunal estimó que

j) El principio de autonomía procesal es coherente con el de efectividad previsto en el artículo 7.4 de la refe-
rida Ley 137-11, texto que establece lo siguiente: “Efectividad. Todo juez o tribunal debe garantizar la efectiva
aplicación de las normas constitucionales y de 1os derechos fundamentales frente a los sujetos obligados o deudores
de 1os mismos, respetando las garantías mínimas de1 debido proceso y está obligado a utilizar 1os medios más idó-
neos y adecuados a 1as necesidades concretas de protección frente a cada cuestión planteada, pudiendo conceder
una tutela judicial diferenciada cuando lo amerite el caso en razón de sus peculiaridades”.

El Tribunal Constitucional justificó la necesidad de hacer uso de la técnica de la autonomía procesal, indicando que:

La aplicación del referido principio de autonomía procesal es imperioso en la especie, ya que de lo contrario
permanecería en un limbo jurídico, en la medida que habría que esperar de manera indefinida que el deman-
dante en suspensión notificare la demanda y, al mismo tiempo, que los demandados depositaran su escrito
de defensa.

80
Sentencia TC/0038/12, de fecha 13 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/567>, entre otras: “9. d) El Tribunal
Constitucional tiene la facultad, en este caso y en cualquier otro caso, de interpretar y aplicar las normas procesales en la forma más útil para la efectividad de la
justica constitucional”.
81
Sentencia TC/0071/13, de fecha 7 de mayo de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1443>.
82
Sentencia TC/0039/12, de fecha 13 de septiembre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/568>.
83
Tribunal Constitucional de Perú, RTC0025-2005PI, Fj 19 y 20.

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Con respecto al derecho a un juez imparcial, en la Sentencia TC/0050/1284, el Tribunal Constitucional consideró la
constitucionalidad de la posibilidad de recusar a un juez, condicionado al pago previo de una fianza, a fin de que la recu-
sación formulada sea conocida. En este tenor, a fin de determinar la inconstitucionalidad del artículo 382 del Código de
Procedimiento Civil, el Tribunal Constitucional tuvo que delimitar el contenido esencial del derecho a un juez impar-
cial, para lo cual adoptó el criterio dado por el Tribunal Constitucional de Perú en el sentido siguiente:

9.2.4) Por su parte, el Tribunal Constitucional del Perú, al conceptualizar el derecho fundamental al juez im-
parcial expresa: “En tanto que derecho fundamental, el derecho a un juez imparcial tiene un contenido constitucional-
mente protegido. Ese contenido está relacionado con aquello que el Tribunal ha identificado como las dos vertientes de
la imparcialidad, a saber: la imparcialidad subjetiva y la imparcialidad objetiva. (…) En lo que
respecta a la imparcialidad subjetiva, ésta se refiere a cualquier compromiso que pudiera
tener el juez con las partes procesales o con el resultado del proceso. Desde esta perspectiva,
el derecho a un juez imparcial garantiza que una persona no sea sometida a un proceso o
procedimiento en el que el juez, o quien está llamado a decidir sobre la cuestión litigiosa,
El Tribunal Constitu-
tenga algún tipo de compromiso con alguna de las partes o con el resultado del mismo. (…)
Al lado de la dimensión subjetiva, el Tribunal también ha destacado en el principio de impar- cional ha considerado
cialidad una dimensión objetiva, referida a la influencia negativa que puede tener en el juez
la estructura del sistema, restándole imparcialidad, es decir, si el sistema no ofrece suficientes que tiene la facultad
garantías para desterrar cualquier duda razonable” (Sentencia 00197-2010-PA/TC de fecha
24 de agosto de 2010 del Tribunal Constitucional de Perú). de asegurar la efecti-

No obstante, otra significativa influencia del Tribunal Constitucional de Perú en el vidad de los procedi-
Tribunal Constitucional de la República Dominicana ha sido en el tema referente a las
sentencias interpretativas. En efecto, la LOTCPC sólo prevé dentro del catálogo de sen- mientos constitucio-
tencias interpretativas las sentencias interpretativas desestimatorias, aditivas y exhortati-
vas, pero dejando abierta la posibilidad de adoptar otras modalidades utilizadas en el de- nales, así como subsa-
recho procesal constitucional comparado.85
nar la inadecuada re-
En este tenor, en ocasión de la inconstitucionalidad de un decreto que discriminaba a
personas de la tercera edad, en razón de la edad, para el acceso a viviendas de interés gulación de los proce-
social, al fijar una edad límite para terminar de pagar las cuotas de las mismas, el Tribunal
sostuvo que sos y procedimientos

Al resultar inconstitucional esa limitación establecida en la parte in fine del literal a), constitucionales.
del artículo 1 del decreto sometido al examen de inconstitucionalidad y no el texto
íntegro de ese literal, procede declarar su nulidad mediante la modalidad de una sen-
tencia reductora, la cual es conceptualizada en el derecho constitucional comparado de la siguiente manera:
“Las sentencias reductoras: Son aquellas que señalan que una parte (frases, palabras, líneas, etc.) del texto
cuestionado es contraria a la Constitución, y ha generado un vicio de inconstitucionalidad por su redacción
excesiva y desmesurada (…) En ese contexto, la sentencia ordena una restricción o acortamiento de la
“extensión” del contenido normativo de la ley impugnada. Dicha reducción se produce en el ámbito de su
aplicación a los casos particulares y concretos que se presentan en la vía administrativa o judicial” (Sentencia
N. 004-2004-CC/TC de fecha 31 de diciembre de 2004 del Tribunal Constitucional de Perú).

84
Sentencia TC/0050/12, de fecha 16 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/662>.
85
Ley 137-11, LOTCPC, Art. 47.

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El Tribunal Constitucional sostuvo, además, que dicha modalidad de


sentencias es permitida en el derecho constitucional dominicano. En este
tenor,
Al igual que la jurisprudencia
Esta modalidad de sentencia es permitida en el derecho constitucional
dominicano, en virtud de las disposiciones del párrafo III, del artículo del Tribunal Constitucional de
47 de la Ley No. 137-11, que le permite al Tribunal Constitucional
adoptar cualquier modalidad de sentencia “…admitida en la práctica Perú, la jurisprudencia del
constitucional comparada”.
Tribunal Constitucional de
De esta forma, utilizando esta modalidad de sentencia interpretativa
en el sentido adoptado por el Tribunal Constitucional de Perú, le permi- España ha tenido una influencia
tió depurar el contenido normativo de la disposición que había sido
cuestionada, mediante su reducción. notable en la jurisprudencia del

Tribunal Constitucional.
Tribunal Constitucional Español

Al igual que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional de Perú, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional de
España ha tenido una influencia notable en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Tanto en el aspecto procesal,
como sustantivo, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional de España ha sido muy ilustrativa y beneficiosa para re-
solver cuestiones que aunque son novedosas para la jurisdicción constitucional dominicana, no lo son en otras jurisdic-
ciones como la española.

La contribución más significativa de la doctrina del Tribunal Constitucional de España ha sido servir de base para la
interpretación adecuada del concepto de “especial trascendencia y relevancia constitucional”, que condiciona la admisi-
bilidad del RCSA y del RCDJ, cuando se trata de violaciones a derechos fundamentales. En este tenor, el Tribunal
Constitucional observó, en la Sentencia TC/0007/1286, que

El recurso de revisión no satisface los requerimientos previstos en el artículo 100 de la Ley No.137-11, que,
de manera taxativa y específica, sujeta la admisibilidad de los recursos de revisión: “(…) a la especial trascen-
dencia o relevancia constitucional de la cuestión planteada, que se apreciará atendiendo a su importancia para la inter-
pretación, aplicación y general eficacia de la Constitución, o para la determinación del contenido, alcance y la concreta
protección de los derechos fundamentales”.
En efecto, el recurso de revisión del señor Víctor Radhamés Severino Fornet que nos ocupa carece de espe-
cial transcendencia o relevancia constitucional, puesto que tal condición sólo se encuentra configurada, entre
otros, en los supuestos: 1) que contemplen conflictos sobre derechos fundamentales respecto a los cuales el
Tribunal Constitucional no haya establecido criterios que permitan su esclarecimiento; 2) que propicien, por
cambios sociales o normativos que incidan en el contenido de un derecho fundamental, modificaciones de
principios anteriormente determinados; 3) que permitan al Tribunal Constitucional reorientar o redefinir in-
terpretaciones jurisprudenciales de la ley u otras normas legales que vulneren derechos fundamentales; 4) que
introduzcan respecto a estos últimos un problema jurídico de trascendencia social, política o económica cuya
solución favorezca en el mantenimiento de la supremacía constitucional.

En la Sentencia TC/0010/1287, entre otras, se hizo explícita la referencia a la Sentencia STC 159/2009 del Tribunal
Constitucional de España, en cuanto a los elementos que identifican la especial trascendencia y relevancia constitucional

86
Sentencia TC/0007/12, de fecha 22 de marzo de 2012, párr. 9. (b), disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/209>.
87
Sentencia TC/0010/12, de fecha dos de mayo de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/266>.

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concretadas en la Sentencia TC/0007/12. En este tenor, expuso el tribunal en la Sentencia TC/0011/1288:

Para la aplicación del indicado artículo 100, este Tribunal, siguiendo los lineamientos jurisprudenciales del Tri-
bunal Constitucional Español (sentencia del 25 de septiembre de 2009), fijó su posición al respecto (TC-0007-
12, del 22 de marzo de 2012, p.9), estableciendo que la mencionada condición de admisibilidad “sólo se encuen-
tra configurada, entre otros, en los supuestos: 1) que contemplen conflictos sobre derechos fundamentales respecto a
los cuales el Tribunal Constitucional no haya establecido criterios que permitan su esclarecimiento; 2) que propicien,
por cambios sociales o normativos que incidan en el contenido de un derecho fundamental, modificaciones de princi-
pios anteriormente determinados; 3) que permitan al Tribunal Constitucional reorientar o redefinir interpretaciones
jurisprudenciales de la ley u otras normas legales que vulneren derechos fundamentales; 4) que introduzcan respecto a
estos últimos un problema jurídico de trascendencia social, política o económica cuya solución favorezca en el manteni-
miento de la supremacía constitucional.”

Respecto al derecho a la información y el derecho a la libertad de expresión, el Tribunal Constitucional, en la Sen-


tencia TC/0011/1289, ha asumido la doctrina del Tribunal Constitucional de España en su
sentencia STC 171/1990, en cuanto a la posición preferente del derecho a la información y a
la libertad de expresión. Asimismo, en la Sentencia TC/0031/1390, el Tribunal Constitucional
asumió el concepto de contenido esencial de los derechos fundamentales de aquel que fue Se parte de la
adoptado por el Tribunal Constitucional de España en su sentencia 11/1985, a propósito de
la potestad legislativa para regular derechos fundamentales idea de que todo
7.1. Para determinar si la Ley Electoral en su Artículo 86 es contraria a la Constitución de
derecho y libertad
la República, se precisa establecer si dicha legislación afecta el contenido esencial del dere-
cho a elegir que tienen los ciudadanos dominicanos. En este sentido, cabe recordar que el
legislador tiene la potestad de regular el ejercicio de tales derechos, en atención a lo dis-
fundamental posee
puesto por el artículo 74.2 de nuestra Carta Sustantiva, que reza: “Principios de reglamen-
tación e interpretación. La interpretación y reglamentación de los derechos y garantías un contenido esen-
fundamentales, reconocidos en la presente Constitución, se rigen por los principios si-
guientes: (…) 2) Sólo por ley, en los casos permitidos por esta Constitución, podrá regu- cial que constituye
larse el ejercicio de los derechos y garantías fundamentales, respetando su contenido
esencial y el principio de razonabilidad…”. su razón de ser,
7.2. Tal y como lo indica la doctrina más socorrida en la materia, la teoría del contenido
esencial es un aporte del pensamiento alemán a las ciencias jurídicas. Con base en ella, se
parte de la idea de que todo derecho y libertad fundamental posee un contenido esencial que constituye su
razón de ser, de tal forma que si se vulnera, negándolo o desconociéndolo, el resultado sería la imposibilidad
material y jurídica de su ejercicio. Este concepto quedó consagrado en la Constitución alemana en su artículo
19, numeral 1, donde se estableció la posible restricción de un derecho fundamental mediante ley o en virtud
de una ley, y en el ordinal 2 del mismo artículo, donde se disponía que “en ningún caso un derecho fundamen-
tal podrá ser violado en su esencia”.
7.3. Por su parte, el Tribunal Constitucional Español ha definido el contenido esencial como “aquella parte del
contenido de un derecho sin el cual este pierde su peculiaridad, o, dicho de otro modo, lo que hace que sea
recognoscible como derecho perteneciente a un determinado tipo. Es también aquella parte del contenido
que es ineludiblemente necesaria para que el derecho permita a su titular la satisfacción de aquellos intereses
para cuya consecución el derecho se otorga…se rebasa o desconoce el contenido esencial cuando el derecho
queda sometido a limitaciones que lo hacen impracticable, lo que resulta más allá de lo razonable o lo despo-
jan de la necesaria protección” (Sentencia No. 11/1981 de Tribunal Constitucional, Pleno, 8 de Abril de 1981).

88
Sentencia TC/0011/12, de fecha 3 de mayo de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/272>.
89
Sentencia TC/0011/12, de fecha 3 de mayo de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/272>.
90
Sentencia TC/0031/13, de fecha 15 de marzo de 2013, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/1255>.

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Asimismo, el Tribunal Constitucional ha adoptado el criterio del Tribunal Constitucional de España (ATC 310/2001)
en cuanto a la procedencia de la solicitud de suspensión, en ocasión de un RCDJ. En efecto, en la Sentencia
TC/0040/12, caso Brea Cruz, el Tribunal Constitucional rechazó la solicitud de suspensión de una sentencia que se con-
trae al pago de una suma de dinero, porque no suponía la causa de un daño irreparable, criterio que se mantiene hasta
la fecha. En tal sentido, el Tribunal estimó lo siguiente

Es facultad del Tribunal Constitucional que, a pedido de la parte interesada, pueda ordenar la suspensión de la
ejecución de las sentencias de los tribunales que hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente
juzgada, conforme a lo previsto en el artículo 54.8 de la referida Ley 137-2011, cuyo texto establece lo si-
guiente “El recurso no tiene efecto suspensivo, salvo que, a petición, debidamente motivada, de parte intere-
sada, el Tribunal Constitucional disponga expresamente lo contrario”.
La presente demanda en suspensión se rechaza, toda vez que la ejecución de esta sentencia se refiere a una
condena de carácter puramente económico, que sólo genera en el demandante la obligación de pagar una su-
ma de dinero, y en el caso de que la sentencia sea revocada la cantidad económica y sus intereses podrán ser
subsanados; en ese sentido se ha referido el Tribunal Constitucional Español, al establecer que "la obligación
de pagar o entregar una determinada cantidad de dinero (…) mediante la restitución de la cantidad satisfecha
y, en su caso, el abono de los intereses legales que se consideren procedentes (ATC 310/2001)”.

En cuanto al recurso de revisión, el Tribunal Constitucional adoptó el rationale del Tribunal Constitucional Español
del por qué la exigencia del agotamiento de las vías de recurso disponibles en la vía judicial, a fin de admitir el RCDJ, a
propósito del artículo 53.3, literal B. En efecto, en la Sentencia TC/0121/13, caso Cedano Vda. Cedeño y otros, el Tribunal
Constitucional consideró lo siguiente:

d) Dentro de este marco conceptual, en su Sentencia TC/0090/12, este tribunal declaró inadmisible un
recurso de revisión constitucional, entre otros motivos, porque se trataba de una sentencia dictada por
una corte de apelación, susceptible de ser recurrida en casación y, por tanto, sin haberse previamente ago-
tado las vías jurisdiccionales para la subsanación de la violación. En igual línea de pensamiento se ha mani-
festado el Tribunal Constitucional español (ATC 082/1981), al expresar que: (…) el Tribunal Constitucional
está abierto solamente cuando las resoluciones judiciales correspondientes no remedien la violación constitucional
denunciada primeramente ante los Juzgados y Tribunales que integran el poder judicial (…).

Finalmente, una notable influencia del Tribunal Constitucional de España en la doctrina del Tribunal Constitucional,
ha sido con el contenido del derecho a la tutela judicial efectiva (STC 32/1982). En este tenor, el Tribunal Constitucio-
nal, en su Sentencia TC/0110/13, caso Asociación Dominicana de Alguaciles, sostuvo que

En el presente caso, es preciso hacer referencia del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva consignado en el artí-
culo 69 de la Constitución de la República, el cual comprende – según palabras del Tribunal Constitucional Español– un con-
tenido complejo que incluye los siguientes aspectos: el derecho de acceso a los tribunales; el derecho a obtener una senten-
cia fundada en derecho; el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales; y el derecho al recurso legalmente previsto.

Al parecer el Tribunal Constitucional, adopta la de los primeros pronunciamientos del Tribunal Constitucional de
España, en la cual intenta diferenciar entre debido proceso y tutela. Sin embargo, todavía el tribunal no ha concretado
su doctrina al respecto.

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Tribunal Supremo de Venezuela

La referencia a la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela no ha sido del todo frecuente, pero
sí sustancial. De hecho, parte de la doctrina relevante, en cuanto al objeto de control de la ADDI, ha sido influencia –
implícitamente –Del Tribunal Supremo de Justicia. No obstante esto, el Tribunal Constitucional se ha valido de la juris-
prudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela a fin de resolver cuestiones procesa-
les que se han suscitado en el recurso de revisión constitucional y en la acción de amparo de cumplimiento.

En la Sentencia TC/0046/1291, caso Amado Calcaño, el Tribunal Constitucional observó que el RCDJ había sido in-
terpuesto por un abogado a nombre de una persona que ya había fallecido antes de que iniciaran los procedimientos.
Como las actuaciones procesales iniciaron después del fallecimiento del recurrente, se incurrió en una grave irregulari-
dad procesal que conlleva a la inexistencia del recurso de revisión. En este sentido, el Tribunal Constitucional, ante el
fraude procesal, estimó que la inexistencia del recurso es una sanción ante irregularidades graves, doctrina que adoptó
del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela

En una especie parecida a la que nos ocupa, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Venezuela aplicó
la tesis de la inexistencia, en los términos siguientes: “Tomando en cuenta lo anterior esta Sala estima que
debe declararse constatado el fraude procesal en el presente caso, tal como lo señaló el fallo apelado. Ahora
bien, en aplicación de la doctrina sentada en la citada decisión del 9 de marzo de 2000, en resguardo del
orden público constitucional y con el propósito de evitar que el proceso se convierta en un fraude contra la
administración de justicia, esta Sala estima que no resulta procedente anular las actuaciones a partir del auto
de admisión de la demanda [… ] como lo consideró el fallo apelado, sino declarar inexistente dicho juicio, y
así se declara” (Sentencia sobre el Expediente 00- 2927 del 22 de junio 2001, dictada por la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela).
El criterio jurisprudencial expuesto en el párrafo anterior fue reiterado en una sentencia más reciente. En
efecto, la indicada Sala estableció: “ Se concluye entonces que el fraude procesal resulta absolutamente con-
trario al orden público, pues impide la correcta administración de justicia, por ello puede el juez de oficio
pronunciarse sobre su existencia y tiene el deber de hacerlo ante todo alegato que le sea formulado en el
proceso que se está ventilando ante él o en un juicio autónomo de fraude […] No obstante, si del expedien-
te surgen elementos que demuestren la utilización del proceso con fines diversos a los que constituyen su
naturaleza, podrá ser declarado ex oficio el fraude procesal y, por ende, la inexistencia del juicio, cumplién-
dose así la función tuitiva del orden público que compete a esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia. En efecto, la tuición judicial de la Constitución, permite al Juez de oficio, eliminar cualquier efecto de
las actividades inconstitucionales que conozca en su función jurisdiccional. Esta tuición o defensa del orden
público constitucional es un deber de los jueces, cuando en los casos que conozcan se topen con actuacio-
nes violatorias del orden público. (Sentencia sobre el Expediente No. 09- 0467 del 18 de julio de 2012, dic-
tada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia).

De modo que, cuando existen irregularidades procesales graves, en particular al orden público, se sanciona con la
inexistencia, pero si son irregularidades menos graves, entonces se sanciona con la nulidad. El Tribunal Constitucional,
partiendo quizás del criterio del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, tendrá que definir más y más las fronteras
entre la inexistencia y la nulidad.

En la Sentencia TC/0016/1392, caso Comisión Nacional de Derechos Humanos y otros, el Tribunal Constitucional tuvo la
oportunidad de pronunciarse sobre la legitimación activa en la acción de amparo de cumplimiento. En este tenor, al

91
Sentencia TC/0046/12, de fecha 3 de octubre de 2012, disponible en <http://www.tribunalconstitucional.gob.do/node/610>.
92
Sentencia TC/0016/13, de fecha 22 de febrero de 2013, disponible en <http://tribunalconstitucional.gob.do/node/1214>.

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tratarse de actos que abordan temas de interés general y cuyo cumplimiento han de beneficiar a toda la comunidad,
coinciden con la idea de interés difuso. En este sentido, el Tribunal Constitucional adopta el concepto de interés difuso
de la Sala Constitucional de Venezuela

i) Las características de los derechos a que se refieren las indicadas resoluciones coinciden con la definición
de interés difuso establecida por la jurisprudencia. En efecto, según la Sala Constitucional de Venezuela el
interés difuso “(…) atañe a todo el mundo (pluralidad de sujetos), esto es, a personas que -en principio- no
conforman un sector poblacional identificable e individualizado, y que sin vínculo jurídico entre ellos, se ven
lesionados o amenazados de lesión. Los derechos o intereses difusos se fundan en hechos genéricos, contin-
gentes, accidentales o mutantes que afectan a un número indeterminado de personas y que emanan de suje-
tos que deben una prestación genérica o indeterminada, en cuanto a los posibles beneficiarios de la actividad
de la cual deriva tal asistencia, como ocurre en el caso de los derechos positivos como el derecho a la salud,
a la educación o a la obtención de una vivienda digna, protegidos por la Constitución y por el Pacto Interna-
cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales” (Sala Constitucional de Venezuela, Sentencia
3648/2003, del 19 de diciembre de 2003).
h) La legitimación para accionar en amparo de cumplimiento corresponde a cualquier persona cuando, co-
mo ocurre en la especie, se trate de la defensa de intereses difusos, en aplicación del párrafo II del referido
artículo 105 de la indicada Ley 137-11, texto que establece que: “Cuando se trate de la defensa de derechos
colectivos y del medio ambiente o intereses difusos o colectivos podrá interponerlo cualquier persona o el
Defensor del Pueblo.”

En consecuencia, la defensa de intereses difusos vía el amparo de cumplimiento, deberá entenderse el término difu-
so según el Tribunal Constitucional dominicano ha adoptado de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Vene-
zuela.

Finalmente, el Tribunal Constitucional de la República Dominicana ha sido influenciado por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Venezuela, en cuanto al objeto de la acción directa en inconstitucionalidad, en particular, respec-
to a los actos administrativos. En este sentido, el Tribunal Constitucional ha considerado que los actos administrativos
no pueden ser impugnados mediante la acción directa en inconstitucionalidad (por todas, Sentencia TC/0051/12;
TC/0073/12; TC/0002/13; TC/0015/13; TC/0041/12; TC/00117/13; TC/127/13; TC/0134/13), pero no es absoluta dicha
prohibición (TC/0015/13, cuando el acto ha sido dictado en virtud de una ley de desarrollo constitucional; TC/0041/13;
TC/127/13, cuando ha sido dictado un acto con la deliberada finalidad de violar la Constitución; TC/0134/13) . De hecho, en
la Sentencia TC/0041/13, caso Ferreras Concepción, el Tribunal Constitucional admite que

Los actos administrativos producidos en ejecución directa e inmediata de la Constitución y en ausencia de una ley que
los norme, aún no ostenten un alcance general o normativo, pueden ser impugnados mediante la acción directa en
inconstitucionalidad al tratarse de actuaciones que la Ley Sustantiva ordena realizar bajo ciertas formalidades de
tiempo o modo y a los fines de que se garantice la supremacía constitucional, el Tribunal debe verificar el cumpli-
miento íntegro y cabal del mandato constitucional.

Esto es sin duda parte de la doctrina del Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional, cuando indica en su juris-
prudencia constante, que “dichos actos esté de tal manera, clara e indubitablemente atribuida por la Constitución al
órgano ejecutante que no requiera de una ley habilitante que regule su ejercicio que la misma Constitución no lo reser-
ve (en su ejercicio) a la creación de una ley”.93 Existen diferencias sustanciales: (i) la Constitución de Venezuela consa-
gra este tipo de competencias, por ello creemos que el TC dominicano no citó expresamente a la Sala Constitucional,
aunque es un argumento lógico que se deriva por la estructura de la justicia constitucional, que en cierto sentido, es

93
Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional, Sentencia No. 6/2000, del 27 de enero de 2000 (Caso: Milagros Gómez y otros); Sentencia No. 2748/2001, del 20
de diciembre de 2001, caso: “Javier Elechiguerra Naranjo”, Sentencia No. 203/2012, del 29 de febrero de 2012, caso: Nelson Mezerhane”.

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parecida a la de Venezuela con ciertos matices; y (ii) mientras en Venezuela requiere una reserva legal para obstaculizar
la impugnación de un acto administrativo por medio de la acción directa, la doctrina del TC dominicano lo limita a que
tan sólo exista una ley que regule para que exista un impedimento para que la acción directa no proceda.94

Para citar este artículo


Julio J. Rojas Báez, “Control preventivo de tratados. Bloque de constitucionalidad. Aplica-
ción de la jurisprudencia comparada e interamericana en las decisiones del Tribunal Consti-
tucional”. Papeles del CUEPS, no. 2, octubre de 2013, publicación del Centro Universitario de
Estudios Políticos y Sociales, Santo Domingo. Disponible en: <http://www.pucmm.edu.do/
RSTA/Academico/viii/centros/cueps/Documents/Tribunal%20Constitucional.pdf >.

94
Véase, sobre la crítica a la inadmisión de los actos administrativos para su impugnación vía acción directa, Eduardo Jorge Prats, “Tribunal Constitucional y Control
de la Administración”, (13 de diciembre de 2012). Disponible en: <http://www.hoy.com.do/opiniones/2012/12/13/458703/Tribunal-Constitucional-y-control-de-la-
Administracion>, además, Eduardo Jorge Prats, Acción en inconstitucionalidad entró en coma, Periódico Hoy 8 de noviembre de 2011. Disponible en:
<http://www.hoy.com.do/opiniones/2012/11/8/453988/La-accion-en-inconstitucionalidad-entroen-coma>, una réplica al Prof. Eduardo Jorge Prats en: Reyes-Torres,
Amaury A., Control de Constitucionalidad: ¿están exentos de control de constitucionalidad los actos excluidos de la acción directa en inconstitucionalidad?, November 29, 2012.
Working Paper 3/2012-AART. Disponible en: <http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2186372>.

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El amparo como garantía de los derechos


fundamentales en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional
Nassef Perdomo Cordero1

El presente trabajo tiene como objetivo Constitucional en revisión de amparo es


estudiar la jurisprudencia del Tribunal limitado. Aunque éste ha emitido a la fe-
Constitucional durante sus primeros qui- cha cerca de 240 sentencias, en realidad
nientos días. Hacemos especial énfasis ese número incluye el ejercicio del conjun-
en el examen de las decisiones evalua- to de sus facultades y competencias. El
das en ocasión de recursos de revi- Tribunal Constitucional ha fallado sólo 52
sión de sentencias de amparo. Dadas sentencias en revisión de amparos. Y bue-
las características propias de la acción na parte de éstas han sido desestimaciones
de amparo, son las más apropiadas o inadmisibilidades. Es decir, la muestra
para determinar cómo falla el Tribunal con la que debemos trabajar es limitada.
Constitucional cuando los ciudadanos
acuden directamente al sistema de Sin embargo, esto no quiere decir que
Nassef Perdomo
justicia constitucional para buscar la cualquier estudio sobre sus decisiones en
salvaguarda de sus derechos. Por ello, su materia de revisión de amparos es inútil.
estudio merece hacerse de forma especia- Por el contrario, ayuda a ver cómo el Tri-
lizada aunque, necesariamente, no repre- bunal entiende la función de la jurisdicción
sentan el universo de las decisiones del constitucional como garante de los dere-
Tribunal Constitucional en materia de de- chos fundamentales. Aunque no son mu-
rechos fundamentales. chas, las sentencias del Tribunal sí permi-
ten distinguir el contorno cada vez menos
Uno de los retos que esto enfrenta es difuso de sus posiciones en materia de de-
que el universo de sentencias del Tribunal rechos fundamentales.

1. El estado social y democrático de derecho y las garantías de los


derechos fundamentales
No hay que olvidar que la jurisdicción dominicana define al Estado dominicano
constitucional con un tribunal superior como un “Estado social y democrático de
especializado es una innovación dentro Derecho” (ESSD). En el derecho constitu-
del ordenamiento jurídico dominicano. Y cional contemporáneo, la apuesta por un
que, además, coincide con una concreción ESSD es un cambio radical en la concep-
del papel del Estado frente a los derechos ción que el Estado dominicano tiene de sí
fundamentales que hace más énfasis en los mismo. Se fundamenta en tres pilares nor-
derechos sociales. mativos. Los artículos 5, 7 y 8 constitucio-
nales:
Es a partir de la reforma constitucional
de enero de 2010 que la Constitución

1
Licenciado en Derecho, diploma en estudios avanzados en derecho constitucional (DEA) . Consultor externo de la Fun-
dación Institucionalidad y Justicia.

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Art. 5. Fundamento de la Constitución. La El artículo 69 constitucional manda a que el Estado, a


Constitución se fundamenta en el respeto a la través del sistema de justicia, garantice el ejercicio de los
dignidad humana y en la indisoluble unidad de derechos fundamentales de los ciudadanos. Su párrafo
la Nación, patria común de todos los dominica- capital afirma que:
nos y dominicanas.
Art. 69. Tutela judicial efectiva y debido proce-
Art. 7. Estado Social y Democrático de Dere-
so. Toda persona, en el ejercicio de sus dere-
cho. La República Dominicana es un Estado
chos e intereses legítimos, tiene derecho a obte-
Social y Democrático de Derecho, organizado
ner la tutela judicial efectiva, con respeto del
en forma de República unitaria, fundado en el
debido proceso que estará conformado por las
respeto de la dignidad humana, los derechos
garantías mínimas que se establecen a conti-
fundamentales, el trabajo, la soberanía popular
nuación.
y la separación e independencia de los poderes
públicos.
Este mandato, claro, estaba ausente de las Constitucio-
Art. 8. Función esencial del Estado. Es función nes anteriores, lo que llevó a los tribunales de la Repúbli-
esencial del Estado, la protección efectiva de los ca a justificar su rol de garantes de los derechos a través
derechos de la persona, el respeto de su digni- de la aplicación de los tratados internacionales que con-
dad y la obtención de los medios que le permi- forman el bloque de constitucionalidad. Especialmente con
tan perfeccionarse de forma igualitaria, equitati- la aplicación de la Convención Americana de Derechos
va y progresiva, dentro de un marco de libertad Humanos (CADH). Muestra de esto es que el amparo
individual y de justicia social, compatibles con el sólo fue reconocido como una institución jurídica efectiva
orden público, el bienestar general y los dere- en nuestro ordenamiento a partir de la sentencia No. 9
chos de todos y todas. del 24 de febrero de 1999. El célebre caso Avon. En la
misma, la Suprema Corte de Justicia reconoció que, en
Es importante señalar que la mayor parte de los dere- aplicación del artículo25.1 de la CADH, “Toda persona
chos previstos en la nueva Constitución ya existían en la tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
anterior. El artículo 8 constitucional ya establecía la pro- recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que
tección de los derechos como razón de ser del Estado. la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales
De hecho, el párrafo capital del antiguo artículo 8 tiene la reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Conven-
misma esencia del actual artículo 8 arriba transcrito: ción, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”. Es relevante
Art. 8. Constitución de la República Dominicana que esta sentencia se emitió más de veinte años luego de
2002. Se reconoce como finalidad principal del que República Dominicana se adhiriera al sistema inte-
Estado la protección efectiva de los derechos de ramericano de derechos humanos.
la persona humana y el mantenimiento de los
medios que le permitan perfeccionarse progresi-
Para que se reconociera la vigencia del bloque de cons-
vamente dentro de un orden de libertad indivi-
dual y de justicia social, compatible con el orden
titucionalidad se tuvo que esperar a la Resolución 1920-
público, el bienestar general y los derechos de 2003 emitida por la Suprema Corte de Justicia el 13 de
todos. Para garantizar la realización de esos noviembre de 2003. En esta Resolución, la Suprema Cor-
fines se fijan las siguientes normas(…): te de Justicia reconoció la importancia de los derechos y
sus garantías como elementos esenciales de la democra-
Como puede verse, sin embargo, una comparación cia. Con esto abandonó la disociación entre el procedi-
entre ambos textos deja en evidencia que en el actual sis- miento democrático y los derechos, asumiendo la
tema constitucional se privilegia la figura de la persona “democracia sustancial” como norte del accionar del Esta-
como sujeto de derechos y de la dignidad que la Constitu- do dominicano. Entre sus considerandos se puede encon-
ción relaciona con estos. De igual forma, se enfatiza la trar los siguientes argumentos:
garantía de los derechos como una de las consecuencias
fundamentales de su reconocimiento constitucional. Atendido, que en un Estado constitucional y
democrático de derecho, el reconocimiento y

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tutela de los derechos fundamentales, constitu- las normas e interpretaciones que beneficien a los titula-
ye la dimensión sustancial de la democracia; res de derechos.
Atendido, que estos derechos tienen como fun-
damento los atributos de la persona humana Con esto no sólo se aceptó la validez en el ordena-
que emanan de su dignidad inherente y son miento jurídico interno de los derechos reconocidos en
reconocidos por el sistema constitucional; tratados internacionales sino que, a la vez, se acogieron
definitivamente las garantías procesales propias del Siste-
En otras palabras, a partir de la Resolución 1920-2003 ma Interamericano de Derechos Humanos (SIDH):
el ordenamiento constitucional dominicano dejó de ver
los derechos como simples aspiraciones ciudadanas. Em- Atendido, que el bloque de constitucionalidad
pezó a hacerse efectiva la promesa constitucional de que encierra garantías orgánicas sobre cuestiones
la garantía de los derechos es función esencial del Estado. tales como la independencia del Juez, del juez
natural y otras, lo mismo que garantías de
Para ello se valió de la figura del “bloque de constitu- carácter procesal que tutelan los derechos en la
cionalidad”. Esto es, tal como afirma la Suprema Corte en forma, tiempo y oportunidad para celebrar los
la misma Resolución, las “fuentes normativas que en su con- actos del juicio en las instancias procesales;
junto, conforme a la mejor doctrina, integran lo que se ha de-
nominado, el bloque de constitucionalidad, al cual está sujeta Con lo anterior, la Suprema Corte de Justicia afianzó el
la validez formal y material de toda legislación adjetiva o se- amparo dentro del ordenamiento jurídico dominicano
cundaria”. como una de las garantías por excelencia de los derechos
fundamentales. Poco tiempo después, en 2006, se aprobó
La Constitución de 2010 acoge, como hacía la anterior, y promulgó la Ley 437-06, primera norma adjetiva de re-
al bloque de constitucionalidad en el ordenamiento nor- gulación del amparo en la República Dominicana.
mativo dominicano. Lo hace a través de la aplicación de
El fortalecimiento de esta interrelación entre los dere-
varios artículos constitucionales. En primer lugar el 26:
chos fundamentales y el amparo como garantía de los mis-
mos es parte esencial del ESSD, tal y como lo concibe la
Art. 26. Relaciones internacionales y derecho Constitución dominicana. Como ya vimos, el artículo 7
internacional. La República Dominicana es un constitucional prevé que los poderes públicos tienen una
Estado miembro de la comunidad internacional, función importante que cumplir en la concreción del
abierto a la cooperación y apegado a las nor- ESSD. Por este motivo, para entender el alcance y desa-
mas del derecho internacional, en consecuencia: rrollo del mismo, deben estudiarse el amparo y las deci-
1) Reconoce y aplica las normas del derecho siones que tome el Tribunal Constitucional sobre los re-
internacional, general y americano, en la medi- cursos de revisión en esta materia.
da en que sus poderes públicos las hayan adop-
tado;
2. Decisiones del Tribunal sobre el procedi-
2) Las normas vigentes de convenios internacio-
nales ratificados regirán en el ámbito interno, miento de la acción de amparo
una vez publicados de manera oficial;
(…) El amparo es ese recurso “sencillo y rápido” al que
hace referencia el artículo 25.1 de la CADH. Tiene como
Asimismo, el artículo 74 constitucional prevé, a la vez, objetivo evitar el daño a un derecho fundamental. Luego
que: a) los derechos constitucionalmente previstos no son de la sentencia Avon ha sido una herramienta para la ga-
los únicos exigibles, sino que incluye a otros que sean de rantía de los derechos fundamentales. Sin embargo, su
igual naturaleza; b) los tratados y convenciones internacio- regulación tuvo que esperar hasta 2006, cuando se votó la
nales relativos a derechos humanos tienen jerarquía cons- Ley No. 437-06 sobre el recurso de amparo.
titucional; y c) que en la aplicación del Derecho interno e
internacional, las autoridades públicas siempre preferirán

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Su reconocimiento constitucional expreso tuvo que Tribunal Constitucional en materia de amparo están direc-
esperar a la reforma de 2010, que en su artículo 72 lee de tamente relacionadas con las formas del procedimiento.
la siguiente forma: Aunque esto en principio no parece estar directamente
relacionado con la protección de los derechos fundamen-
Artículo 72. Acción de amparo. Toda persona tales propios de un ESDD, en realidad, es consecuencia
tiene derecho a una acción de amparo para natural y necesaria de garantías como el amparo.
reclamar ante los tribunales, por sí o por quien
actúe en su nombre, la protección inmediata de Hay que tomar en cuenta que el amparo es un meca-
sus derechos fundamentales, no protegidos por nismo mediante el cual las personas pueden acceder al
el hábeas corpus, cuando resulten vulnerados o sistema de justicia para que evite o detenga un daño a sus
amenazados por la acción o la omisión de toda derechos fundamentales. Por esta misma razón, es esen-
autoridad pública o de particulares, para hacer cial procurar eliminar los obstáculos u oscuridades norma-
efectivo el cumplimiento de una ley o acto admi- tivas que puedan limitarlo. El amparo es un recurso ante
nistrativo, para garantizar los derechos e inte-
los tribunales y, por ello, es una de las formas en que pue-
reses colectivos y difusos. De conformidad con
de concretarse la tutela judicial efectiva, tal y como la des-
la ley, el procedimiento es preferente, sumario,
oral, público, gratuito y no sujeto a formalida-
cribe el artículo 69 constitucional:
des.
Párrafo.- Los actos adoptados durante los Esta-
Art. 69. Tutela judicial efectiva y debido proce-
dos de Excepción que vulneren derechos prote-
so. Toda persona, en el ejercicio de sus dere-
gidos que afecten irrazonablemente derechos
chos e intereses legítimos, tiene derecho a obte-
suspendidos están sujetos a la acción de ampa-
ner la tutela judicial efectiva, con respeto del
ro.
debido proceso que estará conformado por las
garantías mínimas que se establecen a conti-
Debe resaltarse que, en forma coherente con lo pre-
nuación.
visto en la CADH, el régimen constitucional del amparo (…)
ordena que este sea sencillo, rápido y efectivo. Así lo esta-
bleció la Ley No. 137-11 Orgánica del Tribunal Constitu- Este artículo se vincula directamente con el ya transcri-
cional y de los Procedimientos Constitucionales to artículo 72 constitucional, dejando en manos del Tribu-
(LOTCPC). nal Constitucional procurar que el amparo no se vea las-
trado por las reglas procedimentales propias de recursos
El artículo 7 de la misma prevé cuáles son los princi- menos urgentes. De ahí que las decisiones sobre materias
pios que tienen que regir la actividad procesal y la inter- procedimentales tienen que ser tomadas en cuenta en un
pretación de las normas jurídicas relativas al amparo2. análisis del tipo que nos proponemos en este trabajo.
Dada la naturaleza y función del amparo, el mismo En las páginas que siguen trataremos algunas de las de-
sólo tiene sentido en la medida en que sea “un recurso sen- cisiones más importantes del Tribunal Constitucional rela-
cillo y rápido”. Esta sencillez y rapidez son esenciales para
cionadas con el procedimiento de la acción de amparo.
su efectividad. Por eso, buena parte de las decisiones del

2
Art. 7 de la LOTCPC.- Principios rectores. El sistema de justicia constitucional se rige por los siguientes principios rectores:
1) Accesibilidad. La jurisdicción debe estar libre de obstáculos, impedimentos, formalismos o ritualismos que limiten irrazonablemente la accesibilidad y oportuni
dad de la justicia;
2) Celeridad. Los procesos de justicia constitucional, en especial los de tutela de los derechos fundamentales, deben resolverse dentro de los plazos constitucional
y legalmente previstos y sin demora innecesaria;
3) Constitucionalidad. Corresponde al Tribunal Constitucional y al Poder Judicial, en el marco de sus respectivas competencias, garantizar la supremacía, integridad
y eficacia de la Constitución y del bloque de constitucionalidad;
4) Efectividad. Todo juez o tribunal debe garantizar la efectiva aplicación de las normas constitucionales y de los derechos fundamentales frente a los sujetos obliga-
dos o deudores de los mismos, respetando las garantías mínimas del debido proceso y está obligado a utilizar los medios más idóneos y adecuados a las necesidades

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3. El amparo como vía efectiva

Desde su concepción en la CADH, se procura que el amparo sea una garantía efectiva de los derechos fundamenta-
les en peligro de ser vulnerados. Esto implica, entre otras cosas, su independencia procesal. Es decir, para que la ac-
ción de amparo se pueda interponer no es necesario que se encuentre en marcha un proceso judicial. Ahora bien, esta
independencia procesal crea interrogantes sobre cuando procede o no el amparo. Sobre todo, tomando en cuenta que
su función es detener un daño actual o inminente a un derecho fundamental, no sustituir las vías ordinarias de Dere-
cho.

Debe recordarse que el art.70.1 de la LOTCPC establece que el amparo es inadmisible “Cuando existan otras vías
judiciales que permitan de manera efectiva obtener la protección del derecho fundamental invocado”. Esta disposición, que
busca evitar que un conflicto sea objeto de dos procedimientos inconexos, lleva al juez que conoce el amparo a tener
que cuestionar si esa es la vía más efectiva para resguardar el derecho amenazado o dañado.

Por la naturaleza misma del amparo, y de los derechos que resguarda, esta es una consideración que no puede re-
solverse a priori. Sólo puede tener solución luego de un análisis de los hechos del caso específico.

Así lo ha determinado el Tribunal Constitucional que, en su sentencia TC/0030/12, afirmó:


“c) En lo que respecta a la existencia de otra vía eficaz, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en su pri-
mer caso contencioso, Velásquez Rodríguez contra Honduras, estableció los parámetros para determinar cuándo el
recurso resulta adecuado y efectivo. En ese sentido, estableció: “Que sean adecuados significa que la función de esos
recursos, dentro del sistema del derecho interno, sea idónea para proteger la situación jurídica infringida”. Esto para
decir, que si bien “en todos los ordenamientos internos existen múltiples recursos”, “no todos son aplicables en todas
las circunstancias”. Por otro lado, “un recurso debe ser, además, eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para
el que ha sido concebido”3.

Como podemos ver, el Tribunal Constitucional recurre a la sentencia Velásquez Rodríguez vs. Honduras de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En la misma, la Corte estableció que los criterios para determinar

concretas de protección frente a cada cuestión planteada, pudiendo conceder una tutela judicial diferenciada cuando lo amerite el caso en razón de sus peculiarida-
des;
5) Favorabilidad. La Constitución y los derechos fundamentales deben ser interpretados y aplicados de modo que se optimice su máxima efectividad para favorecer
al titular del derecho fundamental. Cuando exista conflicto entre normas integrantes del bloque de constitucionalidad, prevalecerá la que sea más favorable al titular
del derecho vulnerado. Si una norma infraconstitucional es más favorable para el titular del derecho fundamental que las normas del bloque de constitucionalidad, la
primera se aplicará de forma complementaria, de manera tal que se asegure el máximo nivel de protección. Ninguna disposición de la presente ley puede ser inter-
pretada en el sentido de limitar o suprimir el goce y ejercicio de los derechos y garantías fundamentales;
6) Gratuidad. La justicia constitucional no está condicionada a sellos, fianzas o gastos de cualquier naturaleza que dificulten su acceso o efectividad y no está sujeta
al pago de costas, salvo la excepción de inconstitucionalidad cuando aplique;
7) Inconvalidabilidad. La infracción de los valores, principios y reglas constitucionales, está sancionada con la nulidad y se prohíbe su subsanación o convalidación;
8) Inderogabilidad. Los procesos constitucionales no se suspenden durante los estados de excepción y, en consecuencia, los actos adoptados que vulneren dere-
chos protegidos o que afecten irrazonablemente derechos suspendidos, están sujetos al control jurisdiccional;
9) Informalidad. Los procesos y procedimientos constitucionales deben estar exentos de formalismos o rigores innecesarios que afecten la tutela judicial efectiva;
10) Interdependencia. Los valores, principios y reglas contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales sobre derechos humanos adoptados por los
poderes públicos de la República Dominicana, conjuntamente con los derechos y garantías fundamentales de igual naturaleza a los expresamente contenidos en
aquellos, integran el bloque de constitucionalidad que sirve de parámetro al control de la constitucionalidad y al cual está sujeto la validez formal y material de las
normas infraconstitucionales.
11) Oficiosidad. Todo juez o tribunal, como garante de la tutela judicial efectiva, debe adoptar de oficio, las medidas requeridas para garantizar la supremacía cons-
titucional y el pleno goce de los derechos fundamentales, aunque no hayan sido invocadas por las partes o las hayan utilizado erróneamente.
12) Supletoriedad. Para la solución de toda imprevisión, oscuridad, insuficiencia o ambigüedad de esta ley, se aplicarán supletoriamente los principios generales del
Derecho Procesal Constitucional y sólo subsidiariamente las normas procesales afines a la materia discutida, siempre y cuando no contradigan los fines de los pro-
cesos y procedimientos constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo.
13) Vinculatoriedad. Las decisiones del Tribunal Constitucional y las interpretaciones que adoptan o hagan los tribunales internacionales en materia de derechos
humanos, constituyen precedentes vinculantes para los poderes públicos y todos los órganos del Estado.
3
Sentencia TC/0030/12 del 3 de agosto de 2012, p. 10.

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la efectividad o idoneidad de un recurso no son solamente jurídicos, sino también de hecho. Es decir, la efectividad no
se deduce únicamente de la corrección jurídica de un recurso, sino de los efectos que produce:

Un recurso debe ser, además, eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido. El de
exhibición personal puede volverse ineficaz si se le subordina a exigencias procesales que lo hagan inaplicable, si, de
hecho, carece de virtualidad para obligar a las autoridades, resulta peligroso para los interesados intentarlo o no se
aplica imparcialmente4.
Siguiendo este razonamiento, y el expresado en la propia TC/0030/12, el Tribunal Constitucional determinó que:

“(…) el procedimiento previsto para la acción de amparo es sumario, lo cual impide que una materia como la que
nos ocupa pueda instruirse de manera más efectiva que la ordinaria. Corresponde, pues, al juez ordinario, y no el de
amparo, establecer cuándo procede el pago de impuestos”5.
Esto tiene dos lecturas. La primera, más obvia, es que el amparo no puede ser utilizado para eludir los procedimien-
tos ordinarios para la solución de conflictos. No puede erigirse como un sistema de justicia paralelo. La otra, igual de
importante, es que no debe confundirse la sumariedad del amparo con su efectividad. Esta última está atada no sólo a
la rapidez con la que se emiten las decisiones, sino también al contenido de estas.

Es decir, el amparo no es efectivo porque es rápido, sino porque es rápido y permite al juez conocer, de forma, cla-
ra un conflicto que puede generar la vulneración de un derecho fundamental. Si la complejidad del caso es tal que la
rapidez y el conocimiento a fondo del caso entran en conflicto, entonces, el juez de amparo debe remitirlo a las juris-
dicciones ordinarias. Así se evita que un proceso precipitado tenga como consecuencia una decisión que haga más mal
que bien.

El Tribunal también se ha enfrentado, y ha resuelto, el caso contrario. En un conflicto entre empresarios privados y
la Superintendencia de Electricidad (SIE), esta no falló a tiempo los recursos administrativos jerárquicos que le fueron
presentados contra decisiones de la Oficina de Protección al Consumidor (PROTECOM). Los afectados accionaron en
amparo, a pesar de que existían vías administrativas ordinarias para recurrir.

El Tribunal Superior Administrativo (TSA), órgano jurisdiccional que conoció la acción de amparo, la declaró inadmi-
sible precisamente por estas razones. Sin embargo, el Tribunal Constitucional, apoderado de un recurso de revisión en
materia de amparo, revocó la decisión del TSA. Justificó su decisión en el hecho de que, a pesar de que el amparo no
era la vía recursiva prevista para el conflicto tratado, la dilación de la SIE en fallar el recurso jerárquico que se le había
presentado no sólo vulneró el derecho de los accionantes al plazo razonable, sino que también obstruyó las vías de
recurso ordinarias. El Tribunal rechazó la declaración de inadmisibilidad que hizo el Tribunal Superior Administrativo
argumentando que:

“b) Sin embargo, en la especie no existía otra vía tan efectiva como la acción de amparo, porque el interés de los
accionantes consistía en lograr una decisión que constriñera a la Superintendencia de Electricidad a decidir varios
recursos jerárquicos interpuestos contra decisiones dictadas por el titular de la Oficina de Protección al Consumidor
(PROTECOM). Por tanto, en el caso de la especie, el juez apoderado de la acción de amparo interpretó de manera
errónea el aludido artículo 70.16.

Para sostener su posición, el Tribunal Constitucional, apeló a la sentencia Baena Ricardo y otros vs.

4
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez v. Honduras, párr. 66.
5
Sentencia TC/0030/12 del 3 de agosto de 2012, p. 13.
6
Sentencia TC/0021/12 del 21 de junio de 2012, p. 10.

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Panamá en la que la Corte IDH afirmó que:

“Es un derecho humano el obtener todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas, no estando la admi-
nistración excluida de cumplir con este deber. Las garantías mínimas deben respetarse en el procedimiento adminis-
trativo y en cualquier otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas”7

Como consecuencia de lo anterior, el Tribunal Consti- Hay que tomar en cuenta que siempre cabe la posibili-
tucional concedió el amparo solicitado por los recurren- dad de que el Tribunal Constitucional revoque la senten-
tes y ordenó a la SIE a fallar los recursos jerárquicos que cia de amparo atacada. En estas circunstancias es lógico
se encontraban en su poder. Como podemos ver, en este que la parte que recurre en revisión quiera evitar que se
caso el amparo procedió a pesar de que claramente existe le obligue a dar cumplimiento a una sentencia que luego
un recurso apropiado en la legislación ordinaria. Sin em- puede ser anulada. Puede considerar que ante los hechos
bargo, el Tribunal Constitucional consideró que el silencio consumados de poco le servirá la sentencia final en un
de la administración en sí mismo era una vulneración de proceso que ha ganado.
derechos.
El Tribunal Constitucional ha abordado el tema en va-
Aunque así pudiera parecer a primera vista, no hay rias sentencias. Sin embargo, dos de ellas destacan por su
contradicción entre las sentencias TC/0030/12 y relevancia en la solución jurisprudencial que el Tribunal
TC/0021/12. De hecho, su lectura conjunta confirma lo Constitucional ha dado a esta cuestión. Se trata de las
que ya habíamos adelantado: que la efectividad del amparo sentencias TC/0013/13, del 11 de febrero de 2013, y la
como vía de recurso sólo puede ser determinada aten- TC/0073/13, del 7 de mayo del mismo año.
diendo a los hechos del caso.
Antes que nada, hay que tomar en cuenta que la ejecu-
Finalmente, el Tribunal se ha tenido que enfrentar al ción inmediata de las sentencias de amparo está prevista
problema de la ejecutoriedad de las sentencias de amparo. en el artículo 71 de la LOTCPC, que establece “La decisión
Es un hecho incontestable que la efectividad de las mismas que concede el amparo es ejecutoria de pleno derecho”. Esto
depende de su aplicabilidad, de con qué efectividad pue- se fortalece con la presencia del principio de efectividad
den ser usadas para detener o impedir la vulneración de en el artículo 7.4 de la misma ley:
derechos que las justifican.
“Todo juez o tribunal debe garantizar la efecti-
Como es natural, la parte que sale gananciosa del pro- va aplicación de las normas constitucionales y
ceso, sobre todo si es la parte accionante, tiene la expec- de los derechos fundamentales frente a los suje-
tativa de que la decisión del Tribunal se cumpla en el me- tos obligados o deudores de los mismos, respe-
nor plazo posible. Esto así porque es este cumplimiento, tando las garantías mínimas del debido proceso
y no la simple sentencia, lo que hace efectiva la protección y está obligado a utilizarlos medios más idóneos
de sus derechos. Sin embargo, la parte que ha perdido el y adecuados a las necesidades concretas de
amparo puede argumentar que la ejecución de una sen- protección frente a cada cuestión planteada,
tencia que considera injusta es una violación de los suyos, pudiendo conceder una tutela judicial diferen-
ciada cuando lo amerite el caso en razón de
Sobre todo, si aún está abierta la vía del recurso de revi-
sus peculiaridades”.
sión contra sentencias de amparo ante el Tribunal Consti-
tucional previsto en los artículos 94 y siguientes de la
Lo anterior es la concreción del derecho constitucio-
LOTCPC.
nal a la tutela judicial efectiva, establecido en el artículo 69
constitucional ya reseñado. Este mandato constitucional

7
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, párr. 127. Esta cita puede encontrarse también en la Opinión Consultiva OC-
18/03 del 17 de septiembre de 2003.

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requiere que las decisiones de los tribunales sean garantía pios de efectividad y de favorabilidad, consa-
efectiva de los derechos discutidos en su sede. La única grados en los numerales 4) y 5) del artículo 7
manera de garantizar esto es si la sentencia de amparo es de la Ley No. 137-11, pudieran, en situaciones
objeto de un cumplimiento inmediato. muy específicas, facultar a que este Tribunal
aplique una tutela judicial diferenciada a los
En segundo lugar, hay que señalar que la LOTCPC no fines de tomar las medidas específicas requeri-
prevé de manera expresa la capacidad del Tribunal Consti- das para salvaguardar los derechos de las par-
tucional para ordenar la suspensión de la ejecución de una tes en cada caso en particular”10.
sentencia de este tipo. Esto lo advierte el propio Tribunal
en su sentencia TC/0013/13, en la que afirma que: El primer caso en el que el Tribunal Constitucional
suspendió la ejecución de una sentencia de amparo, fue el
“El recurso de revisión contra sentencias que fallado en la sentencia TC/0089/13 del 4 de junio de
resuelven acciones de amparo no tienen efecto 2013. En ese momento, el Tribunal Constitucional consi-
suspensivo y, a diferencia de lo que ocurre en deró que, como formaban parte del cuerpo del delito en
materia de recurso de revisión constitucional un proceso penal en curso, procedía la suspensión de
contra sentencias no susceptibles de los recursos entrega de los fondos ordenados en la sentencia de am-
previstos en el ámbito del Poder Judicial, el legis- paro recurrida.
lador no faculta de manera expresa al Tribunal
Constitucional a suspender la ejecución de la Es decir, que al momento de redactarse estas líneas,
sentencia recurrida”8. las sentencias de amparo se consideran ejecutorias de
pleno derecho.
De tal forma que, no sólo carece de efectos suspensi-
vos la interposición de un recurso de revisión en materia 4. Los límites del amparo
de amparo, sino que el Tribunal Constitucional sólo puede
otorgarla en circunstancias muy excepcionales. Esto tam- A pesar de que el amparo es una acción sencilla y so-
bién lo estableció en la sentencia TC/0013/13: metida al principio de informalidad (art. 7.9 LOTCPC),
tiene límites procesales que evitan que se desnaturali-
“La inexistencia de un texto que de manera ex- ce. El Tribunal Constitucional ha sido cauteloso y ha sos-
presa faculte al Tribunal Constitucional a sus- tenido una línea jurisprudencial que ha evitado que el am-
pender la ejecución de la sentencia en la materia paro se convierta en un recurso que sirva para dilatar
que nos ocupa; así como la ejecutoriedad de innecesariamente los procesos. Evita así que el uso inade-
pleno derecho de la sentencia que resuelven cuado de las vías procesales dañe la integridad del siste-
acciones de amparo e igualmente la posibilidad
ma.
de que el juez pueda ordenar la ejecución sobre
minuta constituyen elementos que permiten a
este Tribunal establecer que en esta materia,
Por ejemplo, el Tribunal Constitucional ha recibido
como regla general, dicha demanda es proce- múltiples recursos de amparo, a pesar de que el artículo
dente solo en casos muy excepcionales”9. 72 de la LOTCPC establece claramente que el tribunal
competente para conocer de los amparos es “el juez de
Los criterios que permiten tomar esta medida excep- primera instancia del lugar donde se haya manifestado el acto
cional fueron establecidos en la sentencia TC/0073/13: u omisión cuestionado”. La competencia del Tribunal
Constitucional es, como dice el artículo 94 de la
“No obstante, el tribunal es de criterio que una LOTCPC, para la revisión de los mismos.
correcta aplicación y armonización de los princi-

8
Sentencia TC/0013/13 del 11 de febrero de 2013, p. 8.
9
Ibíd., p. 9.
10
Sentencia TC/0073/13 del 7 de mayo de 2013, p. 7.

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Otra limitación propia de la naturaleza del amparo es que éste sólo tiene como función evitar el daño a un derecho
fundamental. No puede ser utilizado para resolver conflictos de otra naturaleza. En su sentencia TC/0097/13 del 4 de
junio de 2013 el Tribunal Constitucional afirmó este límite al amparo:

“(…) el juez de amparo no está en condiciones de determinar la procedencia o improcedencia de la pretensión del
accionante, ya que la rescisión de un contrato intervenido por organismos públicos con un agente de derecho privado,
o en este caso una razón social, debe ser ventilada por la jurisdicción contenciosa administrativa en materia ordina-
ria, a la cual le corresponde dirimir la indicada litis, tal como lo señala el artículo 165 de la Constitución, el cual facul-
ta al Tribunal Superior Administrativo para conocer y resolver en primera instancia o en apelación, de conformidad
con la ley, los conflictos surgidos entre la administración pública y los particulares”11

Con esto fortalecía el criterio que había adelantado en la TC/0075/13, cuando declaró que es inadmisible un amparo
que procure resolver conflictos propios de otras jurisdicciones:

“Al tratarse de un inmueble registrado del cual fueron desalojados por el abogado del Estado titulares del derecho de
propiedad sobre el mismo, en virtud de constancias anotadas en el certificado de título, este tribunal entiende que
existe un conflicto sobre derechos registrados que debe ser resuelto por el Tribunal de Tierras de Jurisdicción Original
correspondiente y no por el juez de amparo, de conformidad con el artículo 28 de la Ley No. 108-05, de Registro
Inmobiliario”12.

Con ello el Tribunal no limita el acceso a la justicia, sino que mantiene la naturaleza excepcional del amparo. Como
ya hemos señalado, eso evita que el amparo se convierta en una obstrucción al normal funcionamiento de la justicia o
que se cometan arbitrariedades en casos en los que la sumariedad impide la instrucción correcta del conflicto resuelto
por el juez.

Es importante señalar que, para asegurar que la naturaleza del conflicto responda a la necesidad de proteger un de-
recho fundamental y no al interés de procurar una vía jurisdiccional alterna, la parte accionante en emparo está en la
obligación de señalar claramente cuáles son los derechos fundamentales que entiende le están siendo vulnerados. El
Tribunal ha señalado que:
“Como se observa, el accionante pretende, por una parte, que el Tribunal establezca que la señora (…) violó varios
artículos de la Constitución y, por otra parte, que se anule un acta de infracción instrumentada por una inspectora
del ayuntamiento del Distrito Nacional. En lo que respecta al primer pedimento, no se indica cual derecho fun-
damental se pretende proteger ni que acción debe ordenar el Tribunal para lograr dicha protección.
En lo que concierne al segundo pedimento, se pretende la anulación de un acta de infracción, documento que, como
regla general, solo sirve para probar en justicia un determinado hecho o violación a la ley y, en caso de que dicha
acta haya sido levantada de manera irregular, la parte perjudicada tiene la oportunidad de cuestionarla cuando se
conozca el proceso de que se trate.
d) En la especie, la acción de amparo es notoriamente improcedente, porque el accionante no indica el derecho fun-
damental alegadamente violado”13 (énfasis nuestro).

Esta sentencia pudiera ser interpretada en el sentido de que la exigencia de señalar el derecho vulnerado es un
obstáculo impropio de principio de informalidad que rige al amparo. Sin embargo, tiene sentido en la medida en que
impide que esta acción sea utilizada como una forma que incidente los procesos. Se evita que el accionante apueste a
presentar amparos sin fundamento con la esperanza de que el Tribunal descubra por sí sólo la vulneración de un dere-
cho y falle a su favor.

11
Sentencia TC/0097/13 del 4 de junio de 2013, p. 15.
12
Sentencia TC/0075/13 del 7 de mayo de 2013, p. 12.
13
Sentencia TC/0086/13 del 4 de junio de 2013, pp. 8-9.

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Otro límite al ejercicio de la acción de amparo es la determinación que hizo el Tribunal Constitucional de que aso-
ciaciones ciudadanas recurran a presentar recursos de amparo en defensa de derechos que no son colectivos. En la
sentencia TC/0123/13 afirma que:

“El derecho fundamental que se violaría, en la eventualidad de que el Ministerio de Educación implementare la refe-
rida circular, es el de la educación, un derecho que es, al mismo tiempo, individual y de segunda generación. Dada la
naturaleza del indicado derecho fundamental, su protección, en caso de violación, solo puede ser reclamada por su
titular. En este orden, las entidades originalmente accionantes y ahora recurrentes, carecen de legitimidad para invo-
car las violaciones a las cuales se refiere la acción de amparo”14.

El razonamiento del Tribunal se fundamenta en que, según su interpretación, el texto del artículo 67 de la LOTCPC
exige que la parte accionante sea la titular del derecho reclamado. Según esta lógica, en el caso de marras los accionan-
tes no pueden serlo porque los derechos cuya protección buscan no son los que los artículos constitucionales 66 y
siguientes consideran derechos colectivos. Estos son:

1) La conservación del equilibrio ecológico, de la fauna y la flora; 2) La protección del medio ambiente; 3) La preser-
vación del patrimonio cultural, histórico, urbanístico, artístico, arquitectónico y arqueológico.

Esta decisión del Tribunal ha sido objeto de una dura crítica por parte de Eduardo Jorge Prats, quien afirmó que con
esa decisión el Tribunal Constitucional cierra la justicia constitucional a las organizaciones de la sociedad civil que de-
fienden los derechos fundamentales. Jorge Prats reprocha al Tribunal que ignore que, si bien es cierto que el artículo
67 de la LOTCPC afirma que el ejercicio del amparo es personal, el artículo 72 constitucional establece que la víctima
puede acudir al amparo “por sí o por quien actúe en su nombre”15. Continúa diciendo, esto permite que organizaciones
ciudadanas acudan a los tribunales a presentar amparos para que se garantice la protección de derechos que son indivi-
duales, pero cuya violación es colectiva.

Afirma también que:


“Si el TC mantiene invariable esta jurisprudencia de negar legitimidad procesal activa a las asociaciones que accio-
nan en amparo de derechos individuales de sus asociados, representados o ciudadanos, no hay dudas que se asesta
un golpe mortal al “litigio de reforma estructural” o “estratégico”, que es aquel que busca tutelar los derechos cuan-
do se produce una violación de los derechos a gran escala y de modo sistémico o estructural”16.

5. El amparo como vía para proteger los derechos del ESDD

Luego de haber examinado las más importantes decisiones del Tribunal Constitucional sobre el acceso al amparo y
el alcance del mismo, queremos resaltar cinco decisiones en las cuales se ha pronunciado claramente sobre los dere-
chos sociales propios de un ESDD. Debe señalarse que, dado que este trabajo se centra en el amparo como mecanis-
mo de garantía de derechos, sólo examinamos sentencias emitidas en ocasión de sentencias sobre recursos de revisión
en materia de amparo.

Derecho a la asistencia jurídica

El derecho a la asistencia jurídica procura garantizar que nadie pueda ser privado arbitrariamente del goce de sus
derechos, particularmente la libertad. En esto el derecho a la asistencia jurídica comparte fines y medios con el amparo

14
Sentencia TC/0123/13 del 4 de julio de 2013, pp. 16-17.
15
Eduardo Jorge Prats, “El Tribunal Constitucional cierra las puertas a la sociedad civil” en Periódico HoyDigital, 8 de agosto de 2013. Disponible en: <http://
hoy.com.do/opiniones/2013/8/8/493368/El-Tribunal-Constitucional-cierra-sus-puertas-a-la-sociedad-civil>.
16
Ibíd.

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mismo. Este derecho se encuentra específicamente reconocido por el artículo 40.4 constitucional:

“Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus familiares, abogado o persona de su con-
fianza, quienes tienen el derecho a ser informados del lugar donde se encuentra la persona detenida y de los motivos
de la detención”

Para garantizar el ejercicio de este derecho en todos los casos, la Constitución de la República establece, en los artí-
culos constitucionales 176 y 177, no sólo el derecho a la asistencia jurídica gratuita en casos penales, sino que también
crea el sistema encargado de hacerlo realidad.

Son muchos los detenidos dominicanos que cuentan con este servicio para su defensa en los tribunales de la Re-
pública. En este contexto surgió un conflicto entre el Procurador Fiscal del Distrito Judicial Duarte y los defensores
públicos de esa demarcación. El Procurador Fiscal, que cumple la doble función de persecutor y administrador de los
recintos carcelarios, impuso requisitos de acceso que dificultaban la reunión entre defensores y defendidos.

Los defensores públicos accionaron en amparo y, a pesar de perder ante el juez que conoció el amparo originalmen-
te, fueron favorecidos por el Tribunal Constitucional. Este declaró que:

Asimismo, se ha comprobado fehacientemente: 1) que la referida exigencia del Procurador Fiscal viola el derecho de
todo detenido a recibir asistencia legal inmediata, conforme a lo dispuesto por el artículo 40.4 de la Constitución, el
artículo 8.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos y los artículos 95 y 111 del Código Procesal Penal;
2) que esa prerrogativa, a su vez, forma parte integrante del derecho de defensa de toda persona a la que se le
imputa una infracción, según establece el artículo 69.4 de la Constitución;
3) que, en tal sentido, el Procurador Fiscal del Distrito Judicial Duarte ha incurrido en una infracción constitucional, al
contravenir “valores, principios y reglas contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales sobre derechos
humanos suscritos y ratificados por la República Dominicana”, cuya sanción incumbe al Tribunal Constitucional, de
conformidad a lo que disponen los artículos 5 y 6 de la referida Ley 137-116; y
4) que el mantenimiento de esa formalidad, de parte del mencionado Procurador Fiscal, conculca las normas consti-
tucionales y legales indicadas, cada vez que la falta de localización del Procurador Fiscal impida la comunicación de
un defensor público con un detenido17.
Esta sentencia, dado su carácter vinculante, obliga no sólo al Procurador Fiscal del Departamento Judicial Duarte,
sino a todas las autoridades que tengan bajo su custodia un detenido en República Dominicana.

Función social del derecho a la propiedad

La Constitución dominicana de 2010, coherente con su proclamación de un ESDD, ha establecido que el derecho a
la propiedad, aunque importante, no es absoluto. Debe que ser ejercido de acuerdo a la función social que tiene. El
párrafo capital del artículo 51 constitucional lee de la siguiente manera:
Art. 51.- Derecho de propiedad. El Estado reconoce y garantiza el derecho de propiedad. La propiedad tiene una
función social que implica obligaciones. Toda persona tiene derecho al goce, disfrute y disposición de sus bienes.
(…)

17
Sentencia TC/0018/12 del 13 de junio de 2012.

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De hecho, y continuando con la tradición constitucional dominicana, el mismo artículo 51 constitucional declara en
su numerales 2 y 3 que el acceso a la propiedad titulada de la tierra para fines productivo es un objetivo esencial para el
Estado:
2) El Estado promoverá, de acuerdo con la ley, el acceso a la propiedad, en especial a la propiedad inmobiliaria titu-
lada;
3) Se declara de interés social la dedicación de la tierra a fines útiles y la eliminación gradual del latifundio. Es un
objetivo principal de la política social del Estado, promover la reforma agraria y la integración de forma efectiva de la
población campesina al proceso de desarrollo nacional, mediante el estímulo y la cooperación para la renovación de
sus métodos de producción agrícola y su capacitación tecnológica;
(…)
Esto tiene como consecuencia que en República Dominicana no es válida la vieja concepción liberal del derecho a la
propiedad, según la cual el dueño de una cosa puede hacer de ella y con ella lo que desee.

Aunque el Tribunal Constitucional no se ha pronunciado claramente sobre las limitaciones que esto implica al dere-
cho a la propiedad, sí lo ha hecho sobre las consecuencias que tiene para el acceso a la misma. Lo hizo en ocasión del
caso en el que un parcelero al que el Instituto Agrario Dominicano (IAD) había entregado unas tierras para su explota-
ción en 1984 y al cual casi treinta años después quería despojar de parte de las mismas. Esto bajo el argumento de que,
como aún no se había completado el trámite de registro de la tierra a nombre de su explotador, éste no tenía derecho
a la misma, tal y como prevé la legislación en materia inmobiliaria en el país.

Haciendo acopio de lo previsto en el párrafo capital del artículo 51 constitucional, el Tribunal Constitucional de-
claró que, en virtud de su explotación continua de la tierra en disputa durante un período prolongado, el accionante en
amparo tiene un derecho de propiedad sobre esta aún si no ha completado el registro de la misma:

“En el caso que nos ocupa, si bien es cierto que el recurrente, Isidro Melo Otaño, no ha sido provisto del certificado
de título correspondiente y, por tanto, no ha constituido su derecho de manera definitiva, no es menos cierto que él
ha poseído de manera legal, pacífica, continua y no controvertida, durante 28 años, el predio agrícola precedente-
mente descrito, toda vez que fue regularmente asentado en el proyecto agrario AC-150-Pedro Corto, de la provincia
San Juan de la Maguana. Esta posesión fue vulnerada de forma irregular por el Director de la Gerencia No. 7, del
Instituto Agrario Dominicano (IAD), en San Juan de la Maguana”18.

Queda claro que para el Tribunal Constitucional el uso con fines socialmente productivos de la tierra produce dere-
chos aún cuando esa propiedad no esté regularmente registrada. Hay que hacer la salvedad de que esto no necesaria-
mente quiere decir que en el futuro el Tribunal decidirá que la titulación es innecesaria, o que la explotación de la tie-
rra se impone a los títulos que pueda tener en sus manos un tercero. Ahora bien, sí reconoce el fundamento constitu-
cional de la adquisición de derecho a la propiedad por causa de su uso socialmente productivo.

Derecho a la salud y derecho al agua potable

El derecho a la salud integral es una de las novedades de la Constitución de 2010. Hasta ese momento, lo que la
Constitución dominicana reconocía era el derecho de las personas a que su salud no fuera afectada por tratos vejato-
rios y se proclamaba la responsabilidad del Estado en instalar un sistema de seguridad social. No existía, al menos en el

18
Sentencia TC/0036/12 del 15 de agosto de 2012, p. 13.

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texto constitucional, un derecho a la salud propiamente dicho.

Tampoco se reconocía el derecho al medio ambiente sano y, mucho menos, el derecho al agua potable. El párrafo
capital del artículo 61 constitucional y su primer numeral superan esa carencia:

“Art. 61.- Derecho a la salud. Toda persona tiene derecho a la salud integral. En consecuencia:
1) El Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas, el acceso al agua potable, el mejoramien-
to de la alimentación, de los servicios sanitarios, las condiciones higiénicas, el saneamiento ambiental, así como procu-
rar los medios para la prevención y tratamiento de todas las enfermedades, asegurando el acceso a medicamentos
de calidad y dando asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes la requieran;”

El Tribunal pudo pronunciarse cuando un grupo de productores de agua para venta a granel accionó en emparo
contra la ejecución de la Resolución No. 2-II-2011-RTD-64, de fecha diecisiete (17) de mayo de dos mil once (2011),
emitida por la Comisión Nacional de Normas y Sistemas de Calidad, y la Resolución No. 000017,de fecha treinta (30)
de mayo de dos mil once (2011), dictada por el Ministerio de Salud Pública.

Estos órganos públicos ordenaron la suspensión de la venta de agua a granel en razón de la dificultad de controlar
su calidad, así como, la insalubridad del sistema de distribución y venta. El Tribunal falló en favor de los productores de
agua al granel, fundamentando su posición en la importancia del agua para la salud humana y la necesidad de que la mis-
ma esté disponible para la mayor parte de la población posible:

“Los sistemas de abastecimiento de agua potable son considerados parte integral de los servicios de salud que los
Estados tienen que proporcionar a toda la población, bajo el entendido de que este “(...) es un recurso natural limita-
do y un bien público fundamental para la vida y la salud” (Observación general No. 15 del Comité de Naciones Uni-
das sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales, año 2002)”19.

Continuó diciendo que:

“Ante esta situación que entraña una prohibición general de la venta de agua “a granel” destinada al consumo
humano, corresponde al Tribunal Constitucional establecer que, en el presente caso, se ha conculcado el derecho
fundamental a la libertad de empresa de los recurrentes en revisión y se ha afectado la garantía de acceso al agua
potable a segmentos pobres de la población que la Constitución pone a cargo de las referidas autoridades”20.

Los razonamientos del Tribunal no se debieron únicamente a lo establecido en la Constitución de la República, sino
que también acudió a lo resolutivo por órganos internacionales. Es el caso de la Resolución No. A/RES/64/292 de la
Asamblea General de Naciones Unidas21. Esto quiere decir que el Tribunal Constitucional se encuentra dispuesto a in-
corporar a sus decisiones las posiciones más adelantadas del derecho internacional y comparado.

Esto, mas la vinculación entre el derecho a la salud y el derecho al agua potable que hace el Tribunal Constitucional
puede tener importantes e imprevisibles consecuencias en el futuro. Esto así porque el Derecho sobre el acceso al
agua se encuentra en estos momentos en su etapa de nacimiento. No es previsible qué límites impondrá en el futuro a
la libertad de empresa ni qué responsabilidades creará al Estado. Sin embargo, ya el Tribunal Constitucional ha recono-
cido su importancia, sentando las bases para la rápida incorporación interna de su desarrollo internacional.

19
Sentencia TC/0049/12 del 15 de octubre de 2012, p. 12.
20
Ibíd., p. 13.
21
Ibíd.

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Derecho a la igualdad y el concubinato

Otro aspecto novedoso de la reforma de 2010 es el reconocimiento constitucional de que existen modos de orga-
nización familiar distintos al matrimonio. EL artículo 55.5 constitucional establece que:

La unión singular y estable entre un hombre y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar
de hecho, genera derechos y deberes en sus relaciones personales y patrimoniales, de conformidad con ley.

Esto es un reconocimiento constitucional al hecho cierto de que un gran porcentaje de las familias dominicanas se
han organizado alrededor de la unión de hecho, o concubinato, y no del matrimonio. Esto ha tenido siempre la conse-
cuencia de que las personas que viven en parejas de hecho quedan desprotegidas frente al abandono o la viudez.

Es lo que ocurrió a la accionante en este caso. A pesar de haber convivido por dos décadas con un militar, se le
negó la pensión de viudez porque la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas exigía el vínculo matrimonial.

El Tribunal Constitucional falló en favor de la viuda fundamentando su decisión en una sentencia de la Suprema Cor-
te como tribunal de casación22. Dice el Tribunal Constitucional que:

“Considerando, que las uniones no matrimoniales, uniones consensuales, libres o de hecho, constituyen en nuestro
tiempo y realidad nacional una manifestación innegable de las posibilidades de constitución de un grupo familiar, y
las mismas reúnen un potencial con trascendencia jurídica; que si bien el matrimonio y la convivencia extramatrimo-
nial no son a todos los efectos realidades equivalentes, de ello no se puede deducir que siempre procede la exclusión
de amparo legal de quienes convivan establemente en unión de hecho, porque esto sería incompatible con la igual-
dad jurídica y la prohibición de todo discrimen que la Constitución de la República garantiza;”23.

Como puede verse, la Suprema Corte –y a través de ella el Tribunal Constitucional- ocupó su razonamiento con
cuestiones de hecho y no sólo jurídicas. Procuró garantizar que los concubinos pudieran acceder a la misma protec-
ción jurídica que los casados. Esto incluso antes de que se constitucionalizara la unión de hecho en el artículo 55.5
constitucional. El Tribunal Constitucional adoptó estos razonamientos y les brindó la fuerza jurídica del precedente
constitucional.

Libertad de tránsito

La última sentencia que analizaremos se refiere a la libertad de tránsito. Aunque en principio este no parecería ser
un derecho social o propio del ESDD, el caso que se presentó ante el Tribunal contiene elementos que se acercan más
al contenido social que al contenido político de este derecho.

Durante los trabajos en la Autovía del Este la compañía constructora cerró el acceso a través del cual tradicional-
mente la comunidad de Los Solares accedía a la autopista para llegar a San Pedro de Macorís. Esto implicó que los habi-
tantes de Los Solares tenían que tomar un desvío que sumaba catorce kilómetros a su ruta habitual.

Para el Tribunal Constitucional el cierre del acceso y el posterior desvío al que obligó a los habitantes de Los Sola-
res es una vulneración de la libertad de tránsito:

22
Esta sentencia de la Suprema Corte está fechada en 17 de octubre de 2001.
23
Sentencia TC/0012/12 del 9 de mayo de 2012, p. 11, citando la antedicha sentencia de la Suprema Corte.

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“p) En este mismo sentido, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 12, indica: Toda per-
sona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tendrá derecho a circular libremente por él y a escoger
libremente en él su residencia. De igual manera, el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
expresa: Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
o) De esto se colige que el derecho al libre tránsito y al libre acceso a los demás derechos que se pueden ver afecta-
dos por la no libertad de estos, están garantizados no sólo por nuestra Constitución, sino por el bloque de constitucio-
nalidad que componen los pactos y tratados a los que como república, somos signatarios”24.

Lo importante de este razonamiento es que el Tribunal Constitucional llega a esta conclusión a pesar de que la vul-
neración al derecho no provenía del impedimento de trasladarse, sino del costo adicional causado por un desvío arbi-
trario. De hecho, el Tribunal entendió que no sólo se vulneró el derecho al libre tránsito, sino también el de otros
derechos sociales cuya conexidad con este radica en que los afectados tenían que trasladarse para tener acceso a ellos:

“En el informe técnico emitido por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) se evidencia la consul-
cación del derecho al libre tránsito y, además, la afectación de otros derechos fundamentales como el derecho a la
educación y el derecho al trabajo. Ello se deduce de la circunstancia de que, debido al cierre de la indicada vía de
acceso, los pobladores de Los Solares se han visto impedidos de acceder de manera lógica y natural a sus escuelas y
centros de trabajo, obligándoseles a recorrer, innecesariamente, entre diez (10) y catorce (14) kilómetros”25.

En otras palabras, el Tribunal Constitucional vinculó el ejercicio de los derechos fundamentales afectados, tomando
en cuenta su dimensión social.

Conclusiones preliminares
El Tribunal Constitucional, En el lapso de quinientos días ha emitido cerca de doscientas
cuarenta sentencias. Aunque este número parece ser elevado, en realidad no lo es. En primer
lugar porque buena parte de estas sentencias son inadmisibilidades, en segundo lugar, sólo 20
son sobre recursos de revisión de sentencias de amparo.

Otro factor que afecta el abanico de temas jurídicos que el Tribunal decide es que, como
los jueces tienen un papel pasivo, sólo pueden fallar aquello que les llevan las partes en conflic-
to. Es decir, el universo de sus decisiones se ve limitado por lo que los ciudadanos deciden no
sólo llevar como acciones de amparo, sino además, recurrir en revisión. Es decir que al Tribu-
nal no necesariamente llegan los conflictos socialmente más relevantes, sino aquellos en los
que intervienen partes con mayor capacidad y vocación litigiosa.

24
Sentencia TC/0071/13 del 13 de mayo de 2013, p. 20.
25
Ibíd., p. 19.

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Esto nos deja con un panorama limitado e incompleto sobre cómo el Tribunal Constitucio-
nal permitirá que el amparo se desarrolle como mecanismo de garantía de los derechos funda-
mentales. Hasta ahora, el resultado ha sido ambiguo. Mientras que por un lado el Tribunal po-
tencia al amparo como garante de los derechos fundamentales y sus derechos conexos, por
otro aparenta limitar el acceso al mismo mediante una interpretación estricta de la calidad para
accionar.

Puede concluirse que el Tribunal Constitucional todavía está en búsqueda de su identidad, y


de la del amparo como garantía de los derechos fundamentales. En este momento se encuentra
apoderado de casos que podrían ayudar a ir definiendo el sentido que dará a su jurisprudencia.
Sin embargo, aún es muy temprano para determinar si impulsará al amparo para que se con-
vierta en un instrumento efectivo de justicia social o si permitirá que se pierda en el laberinto
de los formalismos.

Para citar este artículo


Nassef Perdomo, “El amparo como garante de los derechos fundamentales en la jurispru-
dencia del Tribunal Constitucional”. Papeles del CUEPS, no. 2, octubre de 2013, publicación
del Centro Universitario de Estudios Políticos y Sociales, Santo Domingo. Disponible en:
<http://www.pucmm.edu.do/RSTA/Academico/viii/centros/cueps/Documents/Tribunal%
20Constitucional.pdf >.

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