La Plaga de Tu Propio Corazón

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LA PLAGA DE TU PROPIO CORAZÓN

“Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo,


langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en
donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea; toda
oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu
pueblo Israel, cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón,
y extendiere sus manos a esta casa, tú oirás en los cielos, en el
lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno
conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo
tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres); para
que te teman todos los días que vivan sobre la faz de la tierra
que tú diste a nuestros padres” (I Reyes 8:37-40). 

Quiero resaltar las palabras del versículo 38, “cuando


cualquiera de ellos sintiere la plaga en su corazón”. Salomón dice
que vienen plagas y problemas. Él dice que a través de los
problemas “cada hombre es llevado a conocer la plaga de su propio
corazón”. El profeta Jeremías dijo:

“Engañoso es el corazón más que todas


las cosas, y perverso; ¿quién lo
conocerá?” 
        (Jeremías 17:9). 

Un hombre o una mujer pueden examinarse a sí mismos, y sin


embargo fallar la “plaga en su corazón”. Creo que esta plaga del
corazón se refiere al punto débil de una persona. Y es en este punto
“débil” que Satanás obra. Cuando Satanás examinó a Pedro
encontró cobardía. Cuando Satanás examinó a Judas, encontró el
amor por el dinero. Satanás encontró la plaga del corazón en esos
dos hombres, y arruinó a Judas y casi arruinó a Pedro. 
Lo extraño de esta debilidad de la plaga del corazón, es que
casi nadie admitirá que la tiene. A nadie le gusta oír hablar del
punto interno de debilidad en su carácter. Todos los hombres y
mujeres se ponen unas caras falsas y fingen que ellos no tienen
punto débil, ninguna plaga en su corazón. Incluso se lo ocultan a sí
mismos, y tratan de ocultarlo también a Dios. Pero en tiempos de
crisis, esta plaga del corazón se manifiesta; incluso entonces
tratamos de disculparlo y esconderlo de los demás y de Dios. Pero
la plaga del corazón sale a la luz pública durante un tiempo de
prueba o tensión.
¡Mira lo que le hizo a Caín! ¿Crees que era totalmente malo?
Sus propios padres, Adán y Eva, no conocían la plaga de los celos
en su corazón. Seguramente Caín tenía un afecto humano normal
por su hermano menor, Abel. Pero un día la plaga de su corazón
salió a la luz pública. El apóstol Juan dijo: “No como Caín, que era
del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató?
Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas” (I Juan
3:12). ¡Estaba celoso de su hermano! Fueron los celos en el corazón
de Caín lo que le hizo asesinar a su hermano, Abel. 
Luego, estaba Acán (Josué 7). Era externamente un buen
hombre. Era tan bueno y decente que nadie descubrió que él era el
que robó el oro de los babilonios, desobedeciendo así el mandato de
Dios. Parecía que no había nada malo con Acán. Pero tenía un
punto de plaga en su corazón. Se codicio por oro y la seguridad que
le traería. Su rostro debe haberse vuelto pálido cuando se enteraron
de su pecado y lo apedrearon hasta la muerte, por orden de Dios. Lo
apedrearon hasta la muerte en el Valle de Acor. ¡Pusieron un
montón de piedras sobre sus huesos para que todas las generaciones
pudieran ver lo que la plaga interior del corazón puede hacer a un
hombre que se niega a arrepentirse! 
Luego estaba Herodes. Le gustaba escuchar a Juan el
Bautista predicar (Marcos 6:14-28). Procuraba a Juan el Bautista
para predicarle. Tenía miedo del Bautista, pero nunca se arrepintió
del lugar de la plaga en su corazón. Una noche, antes de todos sus
amigos, una chica bailó para él. Ella coqueteó con él mientras
bailaba, y el viejo Herodes le ofreció todo lo que pidió. Ella pidió la
cabeza de Juan el Bautista. ¡Envió al verdugo, que trajo la cabeza de
Juan el Bautista! ¿Crees que quería asesinar a un profeta como el
Bautista? ¡No! Pero en un momento de debilidad se reveló la plaga
de la lujuria sexual. ¡Nunca quiso hacerlo, pero no se opuso a la
plaga de su propio corazón!

Ahora está es la conclusión. La Biblia dice: “Examinaos a


vosotros mismos” (II Corintios 13:5). Si nos examinamos a nosotros
mismos, y pedimos honestamente a Dios que nos muestre nuestros
puntos débiles, lo hará. ¿Qué debemos hacer cuando se nos muestra
la plaga de nuestro propio corazón? Una vez más, nos dirigimos a
Proverbios para la respuesta. Es Proverbios 28:13.

“El que encubre sus pecados no


prosperará; Mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia”
        (Proverbios 28:13). 

Confiesa la plaga de tu propio corazón a Dios. Pero, espera, hay


más. No sólo “confesar”, sino “abandonar” este lugar de plaga. Esto
se llama “mortificación”. No escuchamos mucho acerca de
“mortificar” nuestra carne pecaminosa. ¡Pero es absolutamente
imperativo que lo hagamos! Cuando Dios te muestre algo en tu
corazón que está mal, ¡no culpes a otra persona! “Aparte” ese punto
débil en tu corazón. “el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia”. Y vuelve a Jesús, o ven por primera vez, y “la sangre
de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (I Juan 1:7).
¡Amén! 

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