Ce Octubre 00
Ce Octubre 00
Nota de Relatoría: Pueden consultarse los siguientes autos: del 13 de julio de 2000, Exp.
17583, actor: Angélica Esquivel Lora; del 31 de agosto de 2000, Exp. 17450, actor: Antonio
Martínez.
Nota de Relatoría: Ver las siguientes providencias: sentencia del 23 de marzo de 1981, Sala
de Casación Civil. Reitera lo dicho en otras providencias, que pueden verse en la Gaceta
Judicial LXX, 2; LXXVII, 51 y XC 330, proceso Enrique A. Fuentes contra herederos de José
Galo Alzamora; auto del 4 de febrero de 1981, Sala de Casación Civil, proceso abreviado
suscitado por Juan de la Cruz Acevedo contra Magnolia Rosa Gómez; auto de 8 de octubre de
1987, Exp. 4686, actor: Soc. Blanco y Cía. Ltda., y auto del 10 de mayo de 1994, Exp. 8237,
Actor: Comunidad Indígena, ambos proferidos por la Sección Tercera del Consejo de Estado.
Es sabido que el título ejecutivo se define como el documento en el cual consta una obligación
clara, expresa y exigible, según el artículo 488 del Código de Procedimiento Civil. El título
ejecutivo debe reunir condiciones formales y de fondo. Los primeros miran, a que se trate de
documento o documentos éstos que conformen unidad jurídica, que sea o sean auténticos, y que
emanen del deudor o de su causante, de una sentencia de condena proferida por el juez o
tribunal de cualquier jurisdicción, o de otra providencia judicial que tenga fuerza ejecutiva
conforme a la ley, o de las providencias que en procesos contencioso administrativos o de policía
aprueben liquidación de costas o señalen honorarios de auxiliares de la justicia. Las exigencias de
fondo, atañen a que de estos documentos aparezca, a favor del ejecutante o de su causante y a
cargo del ejecutado o del causante, una “obligación clara, expresa y exigible y además líquida o
liquidable por simple operación aritmética si se trata de pagar una suma de dinero”. Frente a estas
calificaciones, ha señalado la doctrina, que por expresa debe entenderse cuando aparece
manifiesta de la redacción misma del título. En el documento que la contiene debe ser nítido el
crédito - deuda que allí aparece; tiene que estar expresamente declarada, sin que haya para ello
que acudir a elucubraciones o suposiciones. ”Faltará este requisito cuando se pretenda deducir la
obligación por razonamientos lógico jurídicos, considerándola una consecuencia implícita o una
interpretación personal indirecta”. La obligación es clara cuando además de expresa aparece
determinada en el título; debe ser fácilmente inteligible y entenderse en un solo sentido. La
obligación es exigible cuando puede demandarse el cumplimiento de la misma por no estar
pendiente de un plazo o condición. Dicho de otro modo la exigibilidad de la obligación se debe, a
la que debía cumplirse dentro de cierto término ya vencido, o cuando ocurriera una condición ya
acontecida, o para la cual no se señaló término pero cuyo cumplimiento sólo podía hacerse dentro
de cierto tiempo que ya transcurrió, y la que es pura y simple por no haberse sometido a plazo ni
condición, previo requerimiento. El mandamiento de pago lo profiere el juez cuando encuentra
que la demanda reúne los requisitos legales y que existe el título ejecutivo; consiste, en materia
de obligaciones dinerarias en la orden perentoria que se da al deudor para que cumpla con la
obligación, clara, expresa y exigible contenida en el título ejecutivo, dentro de los cinco días
siguientes (art. 498 C. de P. C.). En el caso concreto la Sala encuentra que sin que existiese
título ejecutivo se profirió mandamiento de pago. En efecto, como quedó explicado, no es
dable la ejecución por obligaciones derivadas de un contrato estatal cuando este ha sido
liquidado por las partes contratantes y en la correspondiente acta de liquidación se afirma
estar a paz y salvo por todo concepto. El Tribunal encontró un título ejecutivo complejo. Sin
embargo, la Sala considera que los documentos enunciados no conforman un título ejecutivo,
pues a pesar de que el Tribunal dijo que el acta de liquidación lo integraba, lo cierto es que en
esta no quedaron saldos a favor del contratista. Al no existir título ejecutivo, por ausencia de
obligaciones claras, expresas y exigibles a cargo del ejecutado, el mandamiento de pago
carece de sustento, y el proceso ejecutivo también.
La Sala, encuentra, además, otra irregularidad en relación con el trámite del proceso, cual fue
que el Tribunal requirió al ejecutado para que aportara los documentos con el objeto de
integrar el título. La Sala en auto proferido el día 27 de enero de 2000 precisó que en el
proceso ejecutivo no tiene por qué solicitar al ejecutado que allegue pruebas tendientes a
integrar el título del que se habla. En este punto, por ser similar a otra irregularidad encontrada
en este juicio, se reiterará esa jurisprudencia, que alude a que la única posibilidad de pruebas
es en lo que respecta a las medidas previas. Por medio de las diligencias previas se pretende
completar algunos de los requisitos legales que prevé la ley para que el documento o conjunto
de documentos presten mérito ejecutivo pero únicamente respecto de su exigibilidad o
autenticidad. Es necesario por tanto que el demandante aporte los documentos que en
principio constituirían el título ejecutivo, a los cuales simplemente les falta el requisito
relacionado con la exigibilidad de la obligación o el de la certeza de que quien figura como
demandado sea la misma persona que suscribió el documento. El juez del proceso ejecutivo
carece de competencia para requerir a los posibles deudores a efecto de que remitan al
expediente el documento o conjunto de documentos que constituyen el presunto “título
ejecutivo”, de cuya existencia pende la procedibilidad del proceso ejecutivo. Por su naturaleza,
proceso de ejecución, la demanda ejecutiva debe ir acompañada del o los documentos que
contienen la obligación clara, expresa y exigible, por cuya efectiva satisfacción se acude a la
jurisdicción; pues el fundamento de este proceso es la certeza sobre la existencia de la
obligación. A diferencia de los procesos declarativos o de conocimiento, es el demandante
quien debe aportar con la demanda, la prueba de su condición de acreedor, de la obligación
clara, expresa y exigible que existe a su favor, y de que la persona demandada realmente es
su deudor. En ejercicio de la acción ejecutiva, el demandante tiene la carga de demostrar su
condición de acreedor ab initio; no es posible, como acontece en los procesos ordinarios,
probar la titularidad del derecho subjetivo alegada, en desarrollo del proceso. No es dable
pretender que sea el juez de la ejecución quien busque, solicite, y requiera los documentos
que podrían constituir el título ejecutivo; pues esta es una carga procesal del ejecutante, no
una función del juez. Cosa distinta es la posibilidad que ofrece la ley para que el demandante,
antes de que se profiera el mandamiento de pago, logre el concurso del juez para
complementar los requisitos de exigibilidad o autenticidad exigidos por la ley para que exista el
título ejecutivo, mediante la utilización de las diligencias previas. Las cuales son taxativas y
restringidas, a las situaciones que prevé. En otras palabras, frente a la demanda ejecutiva el
juez tiene tres opciones. -Librar el mandamiento de pago cuando los documentos aportados
con la demanda contienen una obligación clara, expresa y exigible, esto es, constituyen título
ejecutivo. -Negar el mandamiento de pago porque junto con la demanda no se aportó el título
ejecutivo. -Disponer la práctica de las diligencias previas solicitadas en la demanda ejecutiva
que cumplan los supuestos legales (art. 489 C. de P. C.). Las cuales, una vez cumplidas,
conducen al juez a proferir el mandamiento de pago si fueron acreditados los requisitos legales
para que exista título ejecutivo; o negarlo, en caso contrario.
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
Consejera ponente: MARÍA ELENA GIRALDO GÓMEZ
2°. La presente conciliación y este último auto tiene efecto de cosa juzgada, en
cuanto da por terminada la presente acción ejecutiva, por pago total de la obligación
y deberá dársele cumplimiento en los términos del art. 176 y 177 del C.C.A.
adicionado art. 60 Ley 446/98.
4°. (sic) Una vez hecho lo anterior, archívese (sic) las diligencias” (fol. 247 c. 1).
II ANTECEDENTES PROCESALES:
A.
Administrativo de Arauca, por la vía ejecutiva para el pago de la suma de $37’136.289, mas la
actualización de dicha suma y los intereses moratorios a la tasa del 1% mensual desde el día 3 de
diciembre de 1997, fecha en que la obligación se hizo exigible, hasta cuando se haga efectivo el
pago (fols. 3 a 15 c. 1).
El demandante adjuntó copia simple del contrato 095 de 1997, de su adicional, del acta parcial
07 y de certificados de disponibilidad presupuestal; solicitó al Tribunal que, previamente a
proferir el mandamiento de pago, ordenara oficiar a la entidad demandada para que remitiera
los originales de los anteriores documentos que se hallaban en su poder, así como las ordenes
de pago 8.142 y 8.148 que representan los valores que pretende cobrar a través de este
proceso ejecutivo (fols. 18 a 45 c. 1).
B.
dispuso oficiar al Alcalde de Arauca con el fin de que remitiera los referidos documentos (fol.
48 c. 1).
C.
remitió, entre otros, los siguientes documentos en original (fol. 50 c. 1):
- Contrato 095 suscrito el 10 de abril de 1997 entre Unión Temporal H & M y el Municipio de
Arauca. (fol. 102 a 116 c. 1).
- Contrato adicional 01 suscrito el 8 de octubre de 1997, por medio del cual las partes
contratantes adicionaron el valor inicial del contrato 095 (fols. 79 a 81 c. 1).
- Acta de liquidación del contrato 095 de 1997 y de su adicional 01 en la que consta el valor
neto pagado de las actas N° 01, 02,03,04,05,06,07, 08 (final), como también el valor pagado
de los ajustes a las mismas ocho actas.
En esa acta de liquidación del contrato, en lo referente al acta parcial N° 7, que es la que se
cobra en este proceso, se indicó:
D.
trámite del proceso la Sala del Tribunal profirió sentencia en la cual ordenó seguir adelante la
ejecución.
Luego, la Secretaría liquidó el crédito y la Sala aprobó esa liquidación. Frente a esta decisión
el demandado interpuso apelación.
El Consejo de Estado en esta Sección en auto proferido el día 14 de octubre de 1999, decretó
la nulidad de todo lo actuado a partir del mandamiento ejecutivo, por falta de competencia
funcional, pues correspondía a la Sala del Tribunal y no al ponente resolver sobre la orden de
pago, por tratarse de un proceso de dos instancias (fols. 244 a 250 c. 4).
No obstante que el recurso de apelación contra el auto que aprobó la liquidación del crédito
fue concedido en el efecto diferido, cuando el proceso se encontraba en el Consejo de Estado
para ser resuelto, el Magistrado sustanciador del Tribunal, por auto de 19 de octubre de 1999,
ordenó entregar a la ejecutante los dineros correspondientes al total de la liquidación recurrida.
E.
de un lado, ordenó obedecer y cumplir lo resuelto por el superior y, de otro, ordenó a la
ejecutante la devolución del título judicial por la suma de $48’358.784.oo; de esta última
decisión la parte demandante interpuso los recursos de reposición y subsidiario de apelación,
de los cuales desistió posteriormente (fols. 243 a 248 c. 1).
F.
recursos presentados por el actor y, de otra, libró nuevamente el mandamiento ejecutivo en la
forma solicitada (fols. 256 a 261 c. 1).
()
“la Sala tiene claridad que la administración ya pagó, como se advierte a folio 239 a
241 del cdno principal, como se decretó la nulidad de todo el trámite se hace necesario
volver a empezar la acción y la administración puede proponer la excepción de
pago” (fol. 239 c. 1).
G.
(fol. 262 c. 1). En oportunidad y en escritos presentados los días 13 y 15 del mismo mes de
marzo, propuso las siguientes excepciones:
Sin entender del por qué se ordenó la entrega de los dineros embargados al
ejecutado sin estar en firme el auto que aprobó la liquidación del crédito me
permito solicitar así como lo manifestó la misma Sala se tenga esa entrega como pago
de la obligación debida y como tal extinguida la obligación.
El artículo 1.630 del C. C., estima que el pago puede hacerlo por el deudor cualquier
persona, aún sin su conocimiento o contra su voluntad, siendo válido el mismo tal
como lo ordenó y realizó el Tribunal por medio del Magistrado Sustanciador y de
la secretaría del mismo ( )” (fol. 268 c. 1).
“II – Excepción de inexistencia de título ejecutivo”.
La fundamentó en que:
“Como lo afirma el Honorable Magistrado que hizo salvamento de voto al auto que
aprobó la liquidación del crédito, surtido primeramente en este proceso por auto de
fecha marzo 05 de 1999, el mandamiento de pago y el proceso en sí, carece del título
ejecutivo necesario para proceder al cobro por esta vía judicial”.
A continuación se refirió a los requisitos formales y de fondo que deben reunir los documentos
que constituyan título ejecutivo y consideró que el mandamiento de pago ordenado en su contra
se fundamentó en fotocopias que no reúnen tales requisitos, pues se requería del original o de
fotocopias autenticadas y con la constancia de prestar mérito ejecutivo; que darle calidad de título
ejecutivo a simples copias o fotocopias, conlleva el riesgo que el derecho sea ejercido dos o más
veces (fols. 270 a 273 c. 1).
Por lo anterior, solicitó que se declaren probadas las excepciones, se termine el proceso, se
decrete el levantamiento de las medidas cautelares y no haya condena en costas para el
demandado.
H.
(fols. 274 y 275 c. 1).
I.
conciliación (fols. 276 y 277 c. 1).
El día 2 de mayo siguiente se dio inicio a la mencionada audiencia a la cual asistieron los
apoderados de las dos partes y el Procurador Delegado; en el acta se dejó constancia en los
siguientes términos:
revisados los documentos que soportan la acción ejecutiva aparecen dos ordenes de pago
que respaldan el mandamiento de pago pero a renglón seguida aparece el acta de
liquidación 003 que no incluye los mismos valores;
en tercer término, que respeta la decisión de las partes pero considera que la acción debió
ser la ordinaria y no la ejecutiva, pero que será la Corporación la que decida si debe o no
ser avalado el acuerdo.
a) Fotocopia simple de certificación expedida por la Tesorera Municipal de Arauca, con fecha
6 de marzo de 2000, en la cual certifica que la Administración Municipal adeuda a la ejecutante
las sumas de que tratan las órdenes de pago que se pretenden en la demanda.
b) Original del acta de comité de conciliación suscrita por la Alcaldesa de Arauca, el Secretario
de Hacienda Municipal, el Secretario de Obras Públicas y el Jefe de la Oficina Asesora –
Jurídica, en la cual autorizan al apoderado judicial para que “proceda conforme a lo estipulado
en la ley y se reconozcan los derechos a que tiene vocación legal la Unión Temporal H y M. - -
- Respecto a su pago, se acordó que si es aprobada esta conciliación por el Honorable
Tribunal Administrativo de Arauca, éste se hará efectivo dentro de los seis (6) meses
siguientes a la aprobación de la misma” (fol. 286 c. 1).
“Que en el acta de liquidación aparece valor neto pagado acta No. 07 por
($38’137.296,09), esto no quiere decir que haya sido cancelado efectivamente
sino ejecutado en obra” (fol. 287 c. 1).
J.
a la conciliación y declaró terminado el proceso por pago total de la obligación.
En primer lugar, se ocupó de la caducidad y consideró que en este caso no operó tal
fenómeno jurídico.
En segundo lugar, respecto del pago, expresó que aprobó la liquidación realizada por la
Secretaria por auto proferido el día 12 de enero de 1999 por el monto total de $48’358.784;
que el pago se ejecutó el día 28 de octubre del mismo año; que la parte ejecutante renunció en
el acuerdo a la actualización y a los intereses por el período comprendido entre enero y
octubre de 1999 y, concluyó, respecto de este punto, que:
“esta conciliación o mejor este pago total de las pretensiones no es lesivo para los
intereses patrimoniales de la Nación (sic). Por el contrario resulta favorable en la
medida que la parte ejecutante podía exigir la actualización e intereses hasta la fecha
de pago y al aceptar este acuerdo renunció a ellos”.
En tercer lugar, con relación al título ejecutivo, manifestó que de los documentos allegados,
concretamente del acta de liquidación final, de las “cuentas de pago 8.142 y 8.148, que se
desprenden del contrato No. 095 del 10 de abril de 1997, se establece la existencia de título
ejecutivo contractual contra el Municipio ejecutado, además si en el acta de liquidación puede
surgir alguna duda sobre la posibilidad de pago, este hecho se aclara con las certificaciones
tanto del Secretario de Obras Públicas, como de la Tesorera del Municipio, donde se afirma
que los referidos pagos se encuentran pendientes, que la cuenta no ha sido cancelada por un
monto de $38’137.296,09”.
En cuarto lugar, manifestó que la actuación no está viciada de nulidad, pues se enfrentan
intereses económicos de un contratista y de una entidad de la Administración los cuales son
susceptibles de conciliar por cuanto no está prohibido por la ley y, las partes tienen capacidad
legal y están correctamente representadas.
En quinto lugar, en lo que atañe con los reparos formulados por el Ministerio Público, expresó
que ellos no constituyen obstáculo para aprobar el acuerdo conciliatorio; que no avala esa
Corporación situaciones donde se ponga en duda las acreencias de los contratistas que de
buena fe contratan con la Administración y tampoco comparte la observación que debió
acudirse a un juicio ordinario contractual cuando existe título ejecutivo.
El Magistrado Fernando José María Mejía Mejía salvó el voto; expresó que retoma los
argumentos del señor Procurador ante Tribunal y reitera lo dicho en el salvamento de voto del
9 de marzo de 1999, en el cual expuso:
El trámite de este proceso ha sido muy irregular, primero que todo el mandamiento
ejecutivo de pago debió haber sido considerado en Sala Plena, situación que no se
dio; pero sí la sentencia que ordena seguir adelante con la ejecución. Cuando el
Magistrado presentó su ponencia, se parte de la base de que si es proceso ejecutivo,
tiene que estar debidamente constituido el título ejecutivo, aspectos que la Sala
considera se encuentran dentro del proceso, porque el Magistrado debe entender y
conocer ampliamente cuales son los títulos ejecutivos de carácter contractual.
La Sala mayoritaria consideró que esas órdenes de pago sí son título ejecutivo y
para mi, muy lamentablemente es una situación tan ilegal que no merecía sino haber
decretado la nulidad desde el auto que libró mandamiento de pago, como reitero no
hay título ejecutivo en este proceso para condenar al municipio a pagar unas sumas
que aunque aparentemente se debe proceder por otro camino’”.
Además, agregó:
“Hay dos cosas que no comprendo: si el acta 007 que pretendía cobrar como título
ejecutivo pertenecía a una liquidación del contrato original, ¿cómo puede explicarse
que le hubieran pagado el contrato adicional por un valor de $215.826.058,oo y no la
suma de $38.137.296,09 (valor total de las cantidades pretendidas)? Y, además, la
señora Alcaldesa cuando remitió el oficio DA – 212 del 19 de febrero de 1997, se
refirió a dos ordenes de pago totalmente diferentes, pues allí dice textualmente lo
siguiente: ‘las órdenes de pago 3148 a favor de la Unión Temporal H y M POR
VALOR DE $14.311.238 no se ha pagado. Igual condición la orden de pago 9142 por
valor de $23.826.058’, lo que quiere decir que es diferente la numeración a las que
se enuncian en la demanda ( )”.
El Magistrado disidente expresó que comparte lo dicho por el Procurador en cuanto a que la
acción debió ser ordinaria y no ejecutiva, porque no aparecen claras las sumas que se
reclaman y, por tanto, la conciliación lograda no tiene la claridad que exige la ley 446 de 1998,
por lo cual resulta lesiva para los intereses del municipio (fols. 299 a 302 c. 1).
K.
se recuerda fue el aprobatorio de la conciliación judicial y de terminación del proceso ejecutivo;
esa apelación la interpuso con el fin de que se revoque y en su lugar se impruebe el acuerdo
conciliatorio.
El mandamiento de pago se dictó con base en una órdenes administrativas que con
posterioridad fueron colocadas en entredicho por cuanto aparecen canceladas en el acta de
liquidación final del contrato; que debe entenderse que el acta de liquidación de un contrato es
un corte o estado de cuenta definitivo entre los contratantes y debe contener tanto las deudas
como los créditos a favor o en contra de éstos, al igual que las inconformidades o salvedades
y constancias que den fe del estado del contrato al momento de su liquidación.
De acuerdo con lo expresado por la jurisprudencia del Consejo de Estado, sólo los vicios del
consentimiento pueden cambiar lo consignado en el acta de liquidación de un contrato; por
tanto, si el contratista por error firmó y aceptó como cancelada el acta de liquidación parcial 07,
no era esta la vía sino la ordinaria.
El hecho relativo a que el Consejo de Estado hubiese decretado la nulidad de todo lo actuado
por falta de competencia funcional del ponente para librar mandamiento de pago, no significa
que el Tribunal tenía que librar, nuevamente, dicho mandamiento de pago sin verificar que los
documentos constituyeran título ejecutivo.
Finalmente, como el demandado propuso excepción de inexistencia de la obligación, al menos
debió darse la oportunidad para que el Tribunal examinara nuevamente, en la sentencia, los
documentos aportados como título.
III CONSIDERACIONES:
Sin embargo como la Sala advierte en forma palmaria, ostensible, que no existe título
ejecutivo, habrá de dejar sin efectos toda la actuación surtida en la primera instancia y, en
consecuencia adoptará la decisión correspondiente. En el mismo sentido se ha pronunciado la
Sala en varias oportunidades (1[1]).
¿Se pregunta la Sala qué debe hacer el juzgador ante un error judicial evidente, dentro del
mismo proceso que se adelanta, cuando está contenido en una providencia que no es la
objeto de su revisión?.
Si se recurriese en forma exclusiva al artículo 357 del Código de Procedimiento Civil, sin
articularlo con todo lo demás previsto en el ordenamiento jurídico, la respuesta sería que no se
1[1]
Pueden consultarse los siguientes autos: 13 de julio de 2000, Expediente 17.583, actor:
María Angélica Esquivel Lora; 31 de agosto de 2000, proceso 17.450, actor Antonio
Martínez. Demandado: Municipio de Santiago de Tolú, entre otros.
podría hacer nada, porque, según ese canon, el ad quem sólo tiene competencia sobre la
materia apelada, salvo que encuentre causales procesales de nulidad. Dice la norma:
“Artículo 357.
por lo tanto el superior no podrá enmendar la providencia en la parte que no fue
objeto del recurso, salvo que en razón de la reforma fuere indispensable hacer
modificaciones sobre puntos íntimamente relacionados con aquella. Sin embargo
cuando ambas partes hayan apelado o la que no apeló hubiere adherido al recurso,
el superior resolverá sin limitaciones.
En efecto:
Según la Constitución
los jueces, como autoridades de la República, “están instituidas para proteger a todas las
personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos
y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes del Estado y de los
particulares” (inciso final art. 2);
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a las leyes preexistentes al acto que se le imputa,
ante juez o tribunal competente y “con observancia de la plenitud de las formas propias de
cada juicio” (art. 29);
Las actuaciones “de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena
fe” (art. 83);
Es deber del juez “Prevenir, remediar y sancionar por los medios que este Código
consagra, los actos contrarios a la dignidad de la justicia, lealtad, probidad y buena fe que
deben observarse en el proceso, lo mismo que toda tentativa de fraude procesal” (art. 37,
numeral 3).
Varias han sido las manifestaciones de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado
sobre que “el auto ilegal no vincula al juez”; se ha dicho que:
la actuación irregular del juez, en un proceso, no puede atarlo en el mismo para que siga
cometiendo errores, porque lo interlocutorio no puede prevalecer sobre lo definitivo ( 2[2]);
La Sala es del criterio que los autos ejecutoriados que se enmarcan en la evidente o
palmaria ilegalidad, en este caso por ausencia de requisitos para declarar la existencia de
título ejecutivo, al no constituir ley del proceso en virtud de que no hacen tránsito a cosa
juzgada, por su propia naturaleza de autos y no de sentencias, no deben mantenerse en el
ordenamiento jurídico.
Y afirma de esa manera, porque con la entrada en vigencia de la Constitución Política de 1991
la calificación de la República como un Estado de Derecho con Justicia Social tiene
implicaciones, entre otros, en la Administración de Justicia.
2[2]
Corte Suprema de Justicia. Sentencia de 23 de marzo de 1981. Sala de Casación Civil.
Reitera lo dicho en otras providencias, que pueden verse en la Gaceta Judicial LXX, 2; LXXVII,
51 y XC 330. Proceso Enrique A. Fuentes contra Herederos de José Galo Alzamora.
3[3]
Corte Suprema de justicia. Sala de Casación Civil. Auto de febrero 4 de 1981. Proceso
abreviado suscitado por Juan de la Cruz Acevedo contra Magnolia Rosa Gómez. Consejo de
Estado. Sección Tercera. Autos: a) de 8 de octubre de 1987. Exp. 4686. Actor: Sociedad
Blanco y Cía. Ltda. Demandado: Municipio de Funza. b) de 10 de mayo de 1994. Exp. 8.237.
Actor: Comunidad Indígena Zenú de San Andrés de Sotavento .
Si en la actualidad, en primer término, los errores judiciales han sido corregidos por tutela
(art. 86 C. N), cuando por una vía de hecho se quebrantó un derecho constitucional
fundamental, y en segundo término, han sido indemnizados los perjuicios ocasionados por
haberse causado un daño antijurídico (art. 86 C.C.A), por el error judicial ¿por qué no
corregir el error y evitar otro juicio, si es que hay lugar a ello?.
Recuérdese que la ley Estatutaria de Administración de Justicia define el error judicial como “el
cometido por una autoridad investida de facultad jurisdiccional, en su carácter de tal, en el
curso de un proceso, materializado a través de una providencia contraria a la ley” (art. 65).
no debe permitir con sus conductas continuar el estado del proceso, como venía, a
sabiendas de una irregularidad procesal que tiene entidad suficiente para variar el
destino o rumbo del juicio;
¿Cómo entonces pronunciarse en este caso, sobre si procede o no aprobar una conciliación
judicial, cuando la Sala tiene la íntima convicción de que no existe título ejecutivo?. Por
consiguiente, como lo accesorio sigue la suerte de lo principal, es claro que si no hay título no
puede haber pronunciamiento sobre el acuerdo conciliatorio.
Tal circunstancia conduce al juzgador que tome medidas sobre la irregularidad de lo actuado,
en primer lugar, declarando el error advertido y, en consecuencia, la insubsistencia de lo
actuado y, en segundo lugar, negando el mandamiento de pago.
El proceso ejecutivo tiene su fundamento en la efectividad del derecho subjetivo del ejecutante
que consiste en la facultad de reclamar el cumplimiento de una obligación clara, expresa y
exigible.
Es por ello que la obligación, por cuyo cumplimiento se acude a la jurisdicción, debe tener
esas tres características reveladas en el documento o conjunto de documentos que la
contienen.
En otras palabras, el proceso ejecutivo tiene su origen en la obligación clara, expresa y
exigible contenida en el título ejecutivo y cuyo titular es el acreedor; tiene por finalidad
asegurarle a éste la satisfacción de su acreencia mediante la utilización de medios coercitivos
legítimos y legales.
1. Título ejecutivo
Por ser este el punto de partida del proceso ejecutivo, resulta fundamental para el juzgador
conocer su esencia y fundamento, puesto que las providencias que se profieren en el proceso
tienen como finalidad su cumplimiento.
Para ejecutar es necesario demostrar, que el ejecutante tiene un derecho privado, es decir que es
acreedor.
Es sabido que el título ejecutivo se define como el documento en el cual consta una obligación
clara, expresa y exigible.
El título ejecutivo debe reunir condiciones formales y de fondo. Los primeros miran, a que se
trate de documento o documentos éstos que conformen unidad jurídica, que sea o sean
auténticos, y que emanen del deudor o de su causante, de una sentencia de condena proferida
por el juez o tribunal de cualquier jurisdicción, o de otra providencia judicial que tenga fuerza
ejecutiva conforme a la ley, o de las providencias que en procesos contencioso administrativos o
de policía aprueben liquidación de costas o señalen honorarios de auxiliares de la justicia. Las
exigencias de fondo, atañen a que de estos documentos aparezca, a favor del ejecutante o de
su causante y a cargo del ejecutado o del causante, una “obligación clara, expresa y exigible y
además líquida o liquidable por simple operación aritmética si se trata de pagar una suma de
dinero”.
Frente a estas calificaciones, ha señalado la doctrina, que por expresa debe entenderse cuando
aparece manifiesta de la redacción misma del título. En el documento que la contiene debe ser
nítido el crédito - deuda que allí aparece; tiene que estar expresamente declarada, sin que haya
para ello que acudir a elucubraciones o suposiciones. ”Faltará este requisito cuando se pretenda
deducir la obligación por razonamientos lógico jurídicos, considerándola una consecuencia
implícita o una interpretación personal indirecta”(4[4]).
La obligación es clara cuando además de expresa aparece determinada en el título; debe ser
fácilmente inteligible y entenderse en un solo sentido.
2. Mandamiento de pago.
Lo profiere el juez cuando encuentra que la demanda reúne los requisitos legales y que existe el
título ejecutivo; consiste, en materia de obligaciones dinerarias en la orden perentoria que se da al
deudor para que cumpla con la obligación, clara, expresa y exigible contenida en el título
ejecutivo, dentro de los cinco días siguientes (art. 498 C. de P. C.).
Cuando se realiza de mutuo acuerdo por las partes, los contratantes definen quien le debe a
quien y qué cantidad, y saben si se les reconocerá o no el pago de las reclamaciones
formuladas durante la ejecución del contrato. Es también una oportunidad para expresar las
5[5]
reclamaciones que quedan pendientes de solución.
Es por ello que las solicitudes que el contratista formule en relación con las obligaciones
derivadas de un contrato que ha sido liquidado, deben quedar expresamente consignadas en
el acta de liquidación del contrato.
5[5]
Sentencia de 10 de abril de 199, expediente 10.608 del 10 de abril de 1997, actor Hugo
Segura Lara. Demandado: Distrito Capital de Santa Fe de Bogotá.
En efecto la jurisprudencia de la Sala ha señalado insistentemente, que el contratista debe
hacer la salvedad o manifestar la inconformidad en el acta de liquidación, en defecto de lo cual
no le es dable reclamar con posterioridad el cumplimiento de obligación contractual alguna
derivada del mismo contrato.
La Sala, en sentencia proferida el día 10 de abril de 1997 dentro del expediente No. 10.608,
afirmó:
“El hecho de que al momento de la liquidación final del contrato el contratista no haya
reclamado, o dejado salvedad en relación con aquellos conceptos que consideraba
insolutos, le impide demandar a través de un proceso judicial su reconocimiento.
La liquidación final del contrato tiene como objetivo principal, que las partes definan
sus cuentas, que decidan en que estado quedan después de cumplida la ejecución
de aquel; que allí se decidan todas las reclamaciones a que ha dado lugar la
ejecución del contrato, y por esa razón es ese el momento en que se pueden
formular las reclamaciones que se consideren pertinentes. La liquidación finiquita la
relación entre las partes del negocio jurídico, por ende, no puede con posterioridad
demandarse reclamaciones que no hicieron en ese momento.” ( 6[6])
Con fundamento en todo lo anterior se hará el análisis de los documentos que sirvieron de
base para proferir el mandamiento de pago.
D. Caso concreto:
El proceso ejecutivo de que conoce la Sala se adelantó con posterioridad a la liquidación del
contrato 095 de 1997; se inició para exigir el pago de una obligación derivada del mismo que,
según afirma el contratista en la demanda, no fue satisfecha en la oportunidad legal.
6[6]
Actor: Hugo Segura Lara. Demadado: Distrito Capital de Santafé de Bogotá.
El demandante:
adjuntó copia simple del contrato 095 de 1997, de su adicional, del acta parcial 07 y de
certificados de disponibilidad presupuestal. Solicitó al Tribunal oficiar a la entidad
demandada a efectos de que remitiera en original, las ordenes de pago 8.142 y 8.148 por
cuyo pago adelantó el proceso ejecutivo.
El Tribunal:
accedió, por medio del auto proferido el 8 de junio de 1998, a lo solicitado por el demandante y
dispuso oficiar al Alcalde de Arauca con el objeto de que fuesen remitidos los documentos
solicitados en la demanda.
El Alcalde:
atendió, mediante oficio 145 del 23 de junio de 1998 atendió el requerimiento del Tribunal y
remitió, entre otros, los siguientes documentos en original:
.
Arauca. (fol. 102 a 116)
.
contratantes adicionaron el valor inicial del contrato 095.
.
.
.
neto pagado de las actas N° 01, 02,03,04,05,06,07, 08 (final), como también el valor pagado
de los ajustes a las mismas ocho actas.
Se indicó a propósito del acta N° 7 lo siguiente:
.
38’137.296,09”
.
.
998.081.991,42
998.081.991,42”
De todo lo anterior la Sala encuentra que sin que existiese título ejecutivo se profirió
mandamiento de pago.
El Tribunal encontró un título ejecutivo complejo, conformado por: “el acta parcial N° 07 del
mes de noviembre de 1997, dentro del contrato estatal No. 095 del 10 de abril de 1997, y su
adicional 01 al principal cuyo objeto era la construcción de las obras faltantes requeridas para
la protección, recuperación y control de las aguas lluvias en el Caño Córdoba y de paisajismo
por $738.775. y $215.826.058, al igual que el acta de liquidación, donde las partes de mutuo
acuerdo dándole aplicación al art. 60 de la ley 80 de 1993, establece los acuerdos,
conciliaciones, transacciones de todo tipo respecto a la ejecución del contrato” y “en las
órdenes de pago No. 8.142 y 8.148 del 3 de diciembre de 1997, vistas a fl. 52 y 53 firmadas
por la parte contratante, pero no por la parte contratista donde el ejecutado se obligó a pagar
tales sumas” (fol, 258 c. 1).
Sin embargo, la Sala considera que los documentos enunciados no conforman un título
ejecutivo, pues a pesar de que el Tribunal dijo que el acta de liquidación lo integraba, lo cierto
es que en esta no quedaron saldos a favor del contratista.
Todo lo contrario, como quedó referido, en la liquidación del contrato afirmó el contratista que
“el Municipio de Arauca cumplió con las obligaciones adquiridas” y renunció expresamente “a
toda acción , reclamo o demanda en relación con el contrato y la presente liquidación” (fols. 56
c. 1).
De todo lo anterior se infiere que entre las partes no quedó pendiente pago alguno, que las
obligaciones a cargo de cada uno de los contratantes fueron satisfechas mutuamente, y que
los pagos por concepto de las actas parciales de obra y de reajuste, incluida el acta parcial
número 7 y las ordenes de pago Nos. 8.142 y 8.148, se realizaron a satisfacción del
contratista.
Al no existir título ejecutivo, por ausencia de obligaciones claras, expresas y exigibles a cargo
del ejecutado, el mandamiento de pago carece de sustento, y el proceso ejecutivo también.
La Sala, encuentra, además, otra irregularidad en relación con el trámite del proceso, cual fue
que el Tribunal requirió al ejecutado para que aportara los documentos con el objeto de
integrar el título.
La Sala en auto proferido el día 27 de enero de 2000 ( 7[7]) precisó que en el proceso ejecutivo
no tiene por qué solicitar al ejecutado que allegue pruebas tendientes a integrar el título del
que se habla. En este punto, por ser similar a otra irregularidad encontrada en este juicio, se
reiterará esa jurisprudencia, que alude a que la única posibilidad de pruebas es en lo que
respecta a las medidas previas.
Por medio de las diligencias previas se pretende completar algunos de los requisitos legales
que prevé la ley para que el documento o conjunto de documentos presten mérito ejecutivo
pero únicamente respecto de su exigibilidad o autenticidad.
7[7]
Proceso 13.103. Actor: STAR Ingenieros Civiles y Cia. Demandado: Municipio de
Aquitania.
Es necesario por tanto que el demandante aporte los documentos que en principio
constituirían el título ejecutivo, a los cuales simplemente les falta el requisito relacionado con la
exigibilidad de la obligación o el de la certeza de que quien figura como demandado sea la
misma persona que suscribió el documento.
El juez del proceso ejecutivo carece de competencia para requerir a los posibles deudores a
efecto de que remitan al expediente el documento o conjunto de documentos que constituyen
el presunto “título ejecutivo”, de cuya existencia pende la procedibilidad del proceso ejecutivo.
Por su naturaleza, proceso de ejecución, la demanda ejecutiva debe ir acompañada del o los
documentos que contienen la obligación clara, expresa y exigible, por cuya efectiva
satisfacción se acude a la jurisdicción; pues el fundamento de este proceso es la certeza sobre
la existencia de la obligación.
Jorge D. Donato:
“la legitimación procesal de las partes debe surgir, por una parte, de la coincidencia
entre quien deduce la pretensión y quien aparece en el título como acreedor.
()
Por otro lado la legitimación procesal de las partes debe también resultar de la
coincidencia entre la persona frente a quien se interpone la pretensión y quien figura,
también en el título, como deudor.
()
En punto de la legitimación procesal corresponde, pues, atenerse a las
determinaciones del título, con prescindencia de quiénes sean los verdaderos
titulares de la relación jurídica documentada en él, ya que ello no puede ser objeto de
debate y decisión en el juicio ejecutivo, sino, eventualmente, en el proceso de
conocimiento posterior.”8[8]
Hernando Morales:
8[8]
Donato, Jorge. Juicio Ejecutivo, Editorial Universidad. Buenos Aires 1993. 2ª edición
actualizada. Pág. 56 y 57.
9[9]
Morales Molina, Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil, novena edición. Editorial
ABC - Bogotá, 1996. Pág. 157.
( )
Si no puede aducir el demandante título ejecutivo, no podrá entablar proceso
ejecutivo; si no puede exhibir ese título que haga indiscutible su derecho a través de
cualquiera de los documentos que reunan los requisitos previstos en el art. 488, será
menester que previa discusión en proceso ordinario con su deudor pruebe la
efectividad de su derecho, y sólo una vez que la sentencia le haya reconocido dicho
derecho, o le haya declarado su calidad de acreedor, tendrá en sus manos el título
ejecutivo correspondiente.10[10]
().
Presentada la demanda con arreglo a la ley, acompañada del documento que preste
mérito ejecutivo, el juez ordena al demandado que cumpla la obligación de acuerdo
con lo pedido y con lo dispuesto para las diversas clases que se han explicado.
()
Para dictar mandamiento ejecutivo, como para admitir toda demanda, es menester
examinar y encontrar acreditadas la jurisdicción y competencia, así como los
elementos de admisibilidad de la demanda previstos en los numerales 1 a 5 del art.
85, o sea los requisitos formales, los anexos, la debida acumulación de pretensiones,
la presentación personal y el poder legalmente aducido. También, en apariencia al
menos, debe hallarse la legitimación en causa, o sea que del título se desprenda que
el ejecutante es el acreedor y el ejecutado el deudor.( 11[11])”
No es dable pretender que sea el juez de la ejecución quien busque, solicite, y requiera los
documentos que podrían constituir el título ejecutivo; pues esta es una carga procesal del
ejecutante, no una función del juez.
Cosa distinta es la posibilidad que ofrece la ley para que el demandante, antes de que se
profiera el mandamiento de pago, logre el concurso del juez para complementar los requisitos
de exigibilidad o autenticidad exigidos por la ley para que exista el título ejecutivo, mediante la
utilización de las diligencias previas. Las cuales son taxativas y restringidas, a las situaciones
que prevé.
10[10]
Ïbidem pág. 166.
11[11]
Íbidem pág. 208.
2) Negar el mandamiento de pago porque junto con la demanda no se aportó el título
ejecutivo.
E. Conclusión:
Las circunstancias advertidas de oficio por la Sala, la conducen a que de acuerdo con las
normas constitucionales y legales, antes indicadas, tome medidas sobre la irregularidad de lo
surtido, en primer lugar, declarando el error advertido y la consecuente insubsistencia de lo
actuado y, en segundo lugar, negando el mandamiento de pago.
Para tomar dichas medidas la Sala se sirve también de la jurisprudencia, la cual en términos
de la Constitución es criterio auxiliar de la actividad judicial.
RESUELVE
PRIMERO.
se libró mandamiento de pago, por no existir título ejecutivo.
SEGUNDO.
TERCERO.
del Municipio de Santiago de Arauca (Departamento de Arauca).