El Imperialismo
El Imperialismo
El Imperialismo
Sobre Japón:
Allen, G. C., Breve historia económica del Japón modemo (1867-1937). Madrid, Tecnos, 1980
Buruma, Ian, La creación de Japón, 1853-1964. Barcelona, Mondadori, 2003. ·
Collcutt, Jansen y Kumakura, Japón. El imperio del sol naciente. Barcelona, Ediciones Folio,
1990.
Mutel, J., Historia del Japón. El fin del Shogunato y el Japón Meiji, 185311912. Barcelona, Vi-
cens Vives, 1972.
CAPÍTULO 18
EL IMPERIALISMO
por CRISTINA VIÑES MILLET
Catedrática de Historia Contemporánea,
Universidad de Granada
l.
2.1. ANTECEDENTES
Antes de entrar de lleno en el tema, puede resultar conveniente hacer una peque-
ña reflexión en torno al colonialismo como realidad histórica y al proceso de trans-
formación sufrido por éste a lo largo de los siglos. El fenómeno que vamos a estudiar
no surge por primera vez en la Edad Contemporánea sino que, por el contrario, es
una realidad casi tan antigua como el mundo mismo. Práctica corriente en la Anti-
güedad, los pueblos mediterráneos -fenicios, griegos, romanos- la ejercieron siste-
máticamente, constituyendo una de las bases de su civilización y de su esplendor. Es-
pañoles y portugueses en el siglo XVI heredan, en cierta medida, esta tradición, aun-
que matizándola convenientemente en función de las necesidades y la mentalidad de
la época. El siglo XVIII la eleva a categoría de teoría, definiéndose entonces lo que se
denominó el «pacto colonial», según el cual la metrópoli y la colonia se configuran
como dos partes de un todo, complementarias una de la otra.
A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, fundamentalmente a partir de 1815
en que, aparentemente, el continente ha recuperado su ritmo normal de vida, la pre-
sencia europea se va afirmando en el resto del mundo. Es la etapa de las grandes ex-
ploraciones geográficas, en las que la aventura romántica juega un papel importante.
DE LAS REVOLUCIONES LIBERALES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
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El deseo de conocer tierras hasta entonces inexploradas, contribuyendo con ello al rias . que sigan alimentando el proceso Materias primas en muchas
progreso de la ciencia, es un factor de primera categoría en este ?r~ceso. Pe:o junto ocas10nes que escasean en el área europea y abundan en otros continentes.
a él se puede observar ya otras tendencias y deseos de orden econom1co y social o po- La acumulación de todos estos factores obliga a las grandes potencias a salir del
cerrado ,marco cont~nent~l en b~sca de espacios más amplios y prometedores para su
lítico. economia. ~e resuelta as1, en .cierta forma, la vieja teoría del pacto colonial, aunque
Protagonista indiscutible de este momento s~rá In~laterra, que _continúa as~ una
tendencia ya larga en el tiempo, secundada a distancia por _Francia, que comienza en proporciones nunca conocidas hasta entonces y con unas connotaciones que
ahora a poner las bases de lo que será su importante Impeno. Con to.do'. es pronto fican esta etapa. Las necesidades económicas del mundo occidental están, sin duda
en la base del proceso imperialista y, para algunos especialistas, constituían suficien~
para hablar de gran imperialismo. Ello hay que reservarlo ~ ,la ~ase sig~1ente en el
tiempo, fruto de la unión del espíritu capitalista y la proyecc1on mtemac1onal de los te explicación. Otros, sin embargo, estimaban que desde esa única perspectiva, mu-
chos cabos quedaban sueltos. Así, fueron tomando forma otras teorías razonadas
gobiernos. , . .
Efectivamente, y a pesar de esa larga trayectoria temporal, es en ~l ~lt1mo tercio desde d~stintos. ángulos y enfoques, y según las cuales la expansión euro~ea del últi-
mo tercio del siglo XIX adquiere una compleja pluralidad.
del siglo XIX -el que nos interesa particularmente:- cuando el, colomahsmo s~ ll~va
El primer punto de aviso, posiblemente, en esa búsqueda de razones alternativas
a sus últimas consecuencias, tanto en lo que se refiere a la teona como a la practica.
Hasta tal punto que, llegado un momento, pareció que la importancia de un país se a la me~a explicación económica, fue la constatación de que no siempre el colonialis-
medía en relación directa a su espacio colonial. El tema, por lo que tenía de atrayen- mo occidental resultaba rentable para el país que lo protagonizaba. Si resultaba cier-
te y hasta cierto punto insólito, acaparó la atención de especialistas y estudiosos, mo- to, en ocasiones, que la aventura colonial podía ser un negocio fabuloso, en otros mu-
chos cas.~s generó una carga gravosa para el Estado y, en consecuencia, para el país
tivando la formulación de teorías explicativas de distinta índole.
en cuestlon. Por ello había que admitir inexcusablemente que junto a la apetencia ma-
terial tenían que actuar otros factores.
Es~os fac~ores podían ser de orden político y estratégico o militar; de orden de-
2.2. TEORÍAS SOBRE EL IMPERIALISMO mográfico; e mcluso de orden moral e ideológico. Para cada una de estas cuestiones
Cada momento histórico y cada escuela concreta han intentado llegar a una ex- hay ui:a exp~icac~ón lógica. L~ política de prestigio, reforzada en buena medida por
las tesis nac10nahstas, conducm a una presencia más activa y determinante a escala
plicación de este hecho por un camino diferente. En la segu,nda mit~~ del _siglo XIX,
intem~cional. Una forma'. e importante, de conseguirlo era la empresa colonial que
cuando se halla en pleno apogeo el desarrollo capitalista, seran los cnticos liberales y
garantizaba una zona de mfluencia y un prestigio indudables. En una relación estre-
marxistas quienes se aproximen a esta cuestión, aunque sin llegar a form~lar teoría
cha se planteaban necesidades de tipo estratégico que reafirmaran la inmunidad del
alguna. En la primera mitad de nuestro siglo dos nombres d~stacan po: la 1~portan
p~opio espa~io co~onial, frente a posibles o eventuales agresiones exteriores, prote-
cia de los estudios realizados: Hobson y Schumpeter. A partir de los anos cmcuenta
g1e~do al mismo :1~mpo la~ imprescindibles rutas de comunicación con la metrópoli.
la producción historiográfica adquiere importancia y difusión, al tiempo que comien-
Al tiempo, la acc1on colomal --enfocada en términos generales- suponía un buen
zan a formularse las primeras ideas acerca del anticolonialismo. .,
Posiblemente, la teoría más difundida para explicar el proceso de expans1on co- campo de entrenamie?to para unos ejércitos en muchas ocasiones inactivos, y una
plataforma de lanzamiento para sus jefes y oficiales que vieron aumentar considera-
lonial haya sido la que toma como base las transformaciones e~onómicas llev~~as a
blemente sus posibilidades de promoción y ascenso.
cabo en los países de Occidente. El punto de partida podemos situarlo en la cns1s d~
Los países de la órbita occidental venían conociendo desde tiempo atrás un im-
superproducción que padece el mundo occidental en tomo a 1873. S~ trata, en re~h
por:ante avance. en sus niveles demográficos, acelerado en esta etapa final del siglo.
dad de una de tantas crisis que afectan periódicamente a la economia y que son m-
dic~tivas de la necesidad de efectuar reajustes en su estructuración y desarrollo. El Es.esta una reahdad que se puede considerar positivamente en principio, ya que la vi-
tahdad de un país se mide por la vitalidad de su población. Con todo, llegado un mo-
motivo es muy simple. Al comenzar los años setenta del siglo XIX, l_a may~rí~ de_ :os
mento'. la sit~ación puede invertirse. La tendencia a una superpoblación puede llegar
países europeos habían puesto en marcha ya su propio proceso de mdustnahzac1on.
~ ocasionar importantes problemas y conflictos internos. Algunos derivados de la di-
La producción, limitada hasta entonces, se generaliza, lo que provoca una fuerte com-
ficultad de abastecer adecuadamente a sus habitantes. Otros, de la imposibilidad de
petencia y una saturación de los mercados del continente. . ofrecer un puesto de trabajo digno a todos ellos. Si una vía de solución se arbitró me-
Esta saturación motiva una serie de rápidos efectos en cadena. En pnmer lugar,
dia~te el c~nt~ol de natalidad, otra salida fue la emigración a las áreas coloniales que
y como veíamos ya, la mayor parte de los gobiernos implicados ten~erán ~ defender
se vieron vitahzadas, al mismo tiempo, por este refuerzo humano.
sus propios productos. En un instinto lógico de preservar la econ~mia nacional, ~sta
Junto a estas consideraciones, todas ellas con un sentido eminentemente prácti-
blecen medidas proteccionistas que desembocan en la implantación de una sene de
co, a~túan ~otivos de más difícil consideración. El hombre europeo, orgulloso y
aranceles. En segundo lugar, se plantea la necesidad de buscar nuevos mercados
supenor, se siente llamado a una misión civilizadora de la que se cree responsable his-
de consumo donde esa producción nacional pueda colocarse sin problemas. Para mu-
tóricamente. Considerando a otras razas y pueblos como menores de edad y necesi-
chos autores, proteccionismo y colonialismo son dos fenómenos paralelos. Junto a
tados, por tanto, de tutela y protección, se lanzan a llevarles todo lo que de impor-
esto, una realidad se plantea en forma cada vez más acuciante: la necesidad de mate-
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tante hay en su mundo: la lengua, la cultura, la mentalidad, la ideología y la religión, colonialismo económico (caso de Estados Unidos sobre Centro y Sudaméri-
aspecto este último que tiene una importancia básica en este proceso. Al lado de gru- ca). Por último, para cerrar esta tipología colonial, más tardíos en el tiempo fueron
pos y personas civiles, los misioneros -católicos y protestantes, fundamentalmente- los mandatos, creados por la Sociedad de Naciones, tras la Primera Guerra
fueron en más de una ocasión avanzados en territorios todavía sin explorar. Su cono- para administrar los territorios que habían pertenecido a las potencias vencidas.
cimiento del terreno y de la población autóctona fue utilizado con relativa frecuencia
por los gobiernos que seguían sus pasos.
Qué duda cabe que el proceso que acabamos de esbozar, al margen ya de la mo- 3. Las áreas Berlín
tivación concreta que lo propicie, supone una importante movilidad en las sociedades
de fin de siglo. Movilidad, por otra parte, que afecta a muy distintos sectores de esas Las dos grandes áreas de expansión occidental fueron Asia y África. La expansión
mismas sociedades. En el fondo de todo ello hay que advertir el impulso técnico eu- por Asia y Extremo Oriente presentó, relativamente, pocas dificultades. En este esce-
ropeo, derivado de la segunda revolución industrial. La modernización de los arma- nario, las rutas del Índico cobraron una gran importancia. Mientras Francia extendía
mentos permite las expediciones militares que acaban en ocupación. El desarrollo in- su dominio por el Sureste asiático, Gran Bretaña ocupaba Birmania y creaba un pro-
dustrial demanda la expansión hacia zonas tan lejanas. Los nuevos sistemas de trans- tectorado en Afganistán, con el que intentaba controlar y detener las apetencias rusas.
porte, más rápidos y seguros, van abriendo caminos no pensados hasta entonces. El Con la presencia occidental en Asia fueron, sin embargo, dos milenarios Imperios
transvase humano y de productos y mercancías hubiera resultado penoso Y difícil, o -China Y Japón- los que se vieron afectados en forma más espectacular e impor-
incluso imposible, sin las posibilidades que ofrecían los nuevos tiempos. tante.
En ambos casos, la evolución de su propia historia se vio cortada radical y dra-
máticamente, iniciándose un nuevo período que en cada uno de los casos seguiría por
2.3. TIPOLOGíA DE LA COLONIZACIÓN
caminos diferentes. En China, la situación llevó a extremos especialmente tensos, oca-
síona~do una resistencia nacional que estalla por primera vez en las llamadas guerras
De todo lo que llevamos dicho parece claro, efectivamente, que el proceso colo- del opio (1839-1860). En 1899 las potencias europeas forzaron al gobierno imperial a
nial fue complejo en sus motivaciones y desarrollo. Los países que fueron sus princi- la concesión de importantes puertos en el norte y sur del país. Alemania, Rusia, In-
pales protagonistas se mueven por distintas motivaciones, o por ~na conjunci~n de.to- glaterra y Francia fueron los países beneficiados por esa apertura, que dio lugar a la
das ellas, según los momentos y circunstancias. De ello se denva otra realidad im- rebelión de los bóxers (1900-1901). El ejército expedicionario conjunto, confiado al
portante a tener en cuenta: la colonización se plasma en realidades muy diferentes, mariscal alemán Waldersee, sofocó duramente el levantamiento nacionalista chino.
como diferentes fueron sus motivaciones. La tipología colonial llegó a ser extremada- Aproximadamente hasta la mitad del siglo XIX, la presencia europea en África se
mente variada, aunque aquí nos vamos a ceñir a aquella que resultó más frecuente en había limitado a enclaves costeros, algunos de ellos con siglos ya de existencia, como
ocurría con las plazas españolas y portuguesas. A partir de ese momento, la expan-
la época que estudiamos.
La colonia, en el sentido más estricto del término, es aquel territorio en el que se sión colonial se intensifica, dando comienzo la ocupación del interior del continente.
implanta el gobierno y administración de una potencia occidental, y que actúa sobre Las vías de penetración fueron los grandes ríos: los belgas se expansionaron por el
la población nativa, a la que se somete totalmente. Bases económicas, establecidas en Congo, los franceses por el Senegal y los ingleses por el Níger. La exploración inicial
grandes y lejanos países a los que controlan económica pero no. políticamente (~a de aquellos territorios dio paso inmediatamente a su apropiación colonial.
cao, Hong-Kong). Colonia de poblamiento, a la que se trasladan importantes contm- Al tiempo que se inician las rutas de penetración, el Mediterráneo cobra un nue-
gentes humanos desde la metrópoli que, junto con ellos, llevan su lengua, sus in~titu vo interés, convirtiéndose en escenario de rivalidades, protagonizadas básicamente
ciones y formas de vida, y que de este modo se convierte en un calco de la patria le- por Francia e Inglaterra. La tensión aumenta tras la apertura del canal de Suez. Gran
jana (Argelia, Canadá). Bases de carácter estratégico, habitualmente pequeños enclaves Bretaña estaba interesada en el control del Mediterráneo oriental, que le aseguraba su
destinados al mantenimiento de una guarnición militar en un lugar importante por sí ruta hacia la India y le proporcionaba la ocasión también de crear un eje continuo
mismo o por servir de control a las rutas comerciales (Gibraltar, las Malvinas). Pro- que uniese El Cairo con El Cabo. Francia, por su parte, desde sus iniciales bases de
tectorado, se da en aquellos territorios donde existe de antiguo una estructura políti- Argelia, pretendía expansionarse por el noroeste africano, necesitando para ello esta-
ca y cultural, pero a los que se considera necesitados de ayuda que debe prestarles el blecer un control sobre el Mediterráneo occidental. Esa posición le hubiera
país colonizador quien, a cambio de ello, establece un control militar y una explota- do, asimismo, enlazar sus posesiones en Senegal. La creación de ejes continuos dará
lugar a tensiones internacionales, en las que el momento más conflictivo será Fasho-
ción económica (Marruecos).
Además de todo esto, la presencia occidental se dejó sentir en otros continentes da (1898).
a través de unas vías de actuación menos visibles, pero de enorme importancia. A tra- La lucha por el dominio de África -el «reparto de África», como se le denomina
vés del control económico ejercido sobre una nación, sin inmiscuirse en su vida polí- habitualmente- dio origen a la Conferencia de Berlín, convocada por el canciller ale-
tica y sin desplazar a él funcionarios ni militares (China, Persia), o bien mediante fuer- mán Bismarck y celebrada entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero
tes inversiones de capital que llegaron a dominar el panorama y que establecieron un de 1885. Su objetivo era establecer «Un espíritu de entendimiento mutuo» y un mar-
EL IMPERIALISMO
445
co de actuación adecuado, tanto para los países interesados en la actuación
como para el desarrollo moral y material de las comunidades autóctonas.
Objetivo fundamental también de aquella reunión fijar una serie de normas
que racionalizaran -al menos en teoría- las nuevas actuaciones que habían de com-
pletar la ocupación del continente. A ella asistieron las potencias europeas, "'•H•ou.-
dose a Turquía y Estados Unidos. Efectivamente, en dicha conferencia
se una serie de acuerdos tendentes a regular la presencia occidental en el
continente africano. Evidentemente, lo ya realizado quedaba fuera esa regulación,
limitándose a establecer unas mínimas reglas del juego.
En sus conclusiones se contemplaban aspectos como la libertad de comercio en
muy determinadas zonas, la neutralidad de ciertos territorios, la trata de esclavos, o
la regulación de la navegación por los ríos Níger y Congo. Con todo, los resultados de
la conferencia no se pueden calificar precisamente de positivos. Uno de los principios
reconocidos en ella -el de la ocupación efectiva como base del derecho colonial- im-
pulsó a una loca carrera, que aceleró el reparto de África en forma incontrolada y ar-
bitraria. Y aunque, efectivamente, una serie de tratados fueron establecidos como con-
secuencia del ambiente creado por la Conferencia de Berlín, superando en ..,,Jan..nn•v
las diferencias surgidas entre las potencias imperialistas, en ellos primaron por enci-
ma de cualquier otra consideración los intereses occidentales, que no contemplaron
en ningún momento a los pueblos, culturas o civilizaciones africanas. Ni la Confe-
rencia de Berlín ni otros acuerdos internacionales posteriores evitaron que el am-
biente se fuera enrareciendo, hasta llegar a convertirse en uno de los factores
minantes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Pero eso llegaría más tarde. De
momento, al comenzar el siglo XX, se había conseguido implantar la hegemonía eu-
ropea sobre el resto de los continentes, organizada y asumida plenamente por el gran
imperialismo desarrollado en esta etapa.
coloniales
r.·.·
. .·. •·...· · EL IMPERIALISMO 447
DE LAS REVOLUCIONES LIBERALES A LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
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~ . . , británica no se inicia entonces sino que, por Hacia mediados del siglo XIX, la presencia inglesa en la
tante tener en cuenta que la colomzac1on t l al siglo XVI en dura competencia mu- mente importante: desde hasta Cachemira; desde Bengala a
¡ . , nes podemos remon ar os ' . . en el centro, los territorios de la Confederación Márata; casi toda la costa oocldlenta
~
el contrano, sus onge E .erto que su primer Impeno co1omal se
chas veces con españoles y portugue~es. s ~1 o perdiéndolo en gran medida como y amplios territorios en el noroeste. A partir de la reestructuración entonces,
1 , fu d t lmente en el espacio amencan ' . d l . se completan las conquistas, teniendo en cuenta fundamentalmente cerrar el paso a
centro n amen a . d E t d s Unidos en el último terc10 e s1-
consecuencia de la independencia e s a o ' un posible expansionismo de otros países. Así, Beluchistán y sirvieron de
barrera a las ambiciones rusas o francesas, respectivamente.
t glo XVIII. 'b t ·ndiferente este descalabro. Casi inme-
Sin embarg~, Inglaterra no l ªv~sac:t~s lde referencia, que se convierten en el En las dos últimas décadas del siglo XIX, Inglaterra se anexiona importantes y
~
¡
diatamente comienza ~ trazar nu~ pran Im erio colonial. A lo largo del siglo XIX bien distribuidos territorios en el continente africano. En él existía un importante en-
¡ embrión de lo que sera su segun o y g . E fa que abre la marcha en el camino de clave estratégico y político, con larga trayectoria histórica a sus espaldas: Egipto.
Gran Bretaña actúa con una doble ventap. h s t' mpo la única potencia que se mueve Como es sabido, era éste un territorio sometido a la soberanía del turco, lo
., l . l y al ser durante mue o ie . que había dado lugar en más de una ocasión a tensiones de carácter internacional. En
la expans1on co orna , bl ellas zonas que más convienen a sus
ede elegir sin pro emas, aqu lI . 1867 el entonces bajá de El Cairo, protagoniza un golpe de Estado y rompe rápida-
en este terreno, pu ' h t de relieve acertadamente, e mpeno
intereses. En segundo lugar, cor:io se ~ p~es ~s decir un Imperio no movido por fi-
~
mente sus vínculos de dependencia con Turquía. Su idea era convertir Egipto en un
británico es ante todo un Impeno econom:co. , . , país moderno, dotado de infraestructura, desarrollado económicamente y con impor-
. fu d d n el podeno econom1co. tante nivel cultural. Para ello necesitaba una aproximación a los países occidentales
nes económicos, smo n a o e t se pone en marcha el proceso de ex-
Por todo ello, cuando en los años sehten a m'no recorrido Para entonces ha po- y, fundamentalmente, su ayuda económica. Francia fue la llamada a ejercer ese papel.
. Inglaterra lleva ya mue o ca 1 · De esa forma, en el Egipto de Ismail se ponen en marcha dos procesos paralelos: mo-
pans1ón europea, . d l territorios ultramarinos, posee un 1m-
dido reservarse la mayor y meJor part~b.el'dosd de acrecentarlo continúan abiertas. dernización y occidentalización, por un lado; por otro, dependencia económica e in-
t dilatado y sus pos1 l l a es . cluso política de las potencias europeas, particularmente de Francia.
perio enormemen e . . d l . 1 IX los ingleses dominan la parte onen-
Cuando se inicia el último tercio e s1g o x ' d l África occidental -entre ellas Esa estrecha colaboración dio algunos resultados positivos. Por ejemplo, la im-
tal del Canadá, algunas ,isl_as ª?tilla~:~t::~::rit~rios en la India, una enorme re- portante y ambiciosa obra del canal de Suez, que quedaba concluido en 1869. Fecha
Gambia-, parte de Sudafr1ca, :7Pº
gión en Australia y numerosas is as y ene aves,
l muchos de ellos con carácter estra- significativa, puesto que a partir de ella las cosas iban a cambiar sustancialmente. Al
año siguiente, Francia sufría una importante derrota frente a Prusia. Egipto se veía
tégico. . . . , su desarrollo, hasta dominar la cuarta impotente para hacer frente a las deudas contraídas. Era el momento de Inglaterra.
A lo largo de los añ~s sigment~· c:~~~ªla tipología colonial, en función de las La mayor parte de las acciones del canal pasan a su poder, abriéndole con ello ruta
parte de, l~s tierras. Al ti~mp_o, va is:dos de sus propias necesidades. Importantes hacia la India. Suez se convierte a partir de entonces en un punto vital del Imperio
caractenstlcas de los t:i;ritor~o~ ?cu~e des ylazan de la metrópoli para instalarse, fun- británico, implantando fuertemente su dominio económico sobre el país. El fracasa-
contingentes de poblacion bnta~:c~s habifantes indígenas eran poco nu~erosos o fá- do intento nacionalista de 1881 le dio pie para establecer, también, una tutela políti-
damentalmente, en lugares don bl l . de poblamiento de diseno absoluta- ca, poniéndose en marcha el protectorado inglés sobre Egipto.
cilmente dominables. Allí se esta bf c~~ co o~~~:ona queda supri~ida o relegada por Pero, sin duda, la India fue la obra predilecta de Inglaterra y el mayor orgullo de
mente británico, en el que la po ac1on a~t b tan fácil o práctico llevar a cabo esta la corona. Prueba de ello sería la coronación de la reina Victoria como emperatriz
completo. En otras regiones, donde no resu la .ª de explotación basadas específica- de la India (1877). Con su dominio se llega al momento de máximo esplendor del im-
archa auténticas co ornas ' A'fr. perialismo inglés orgulloso y dominante. Plenamente significativa de ello es la frase
política, se ponen en m . t ti olo ía se da básicamente, en ica
mente en sus posibilidades econ~m1cas. Es a s ~ve; dos acclones concretas, dado su de lord Curzon: «El Imperio británico es, después de la Providencia, la más grande
A ia En cada uno de estos contmentes vamo . , . fuerza bienhechora que hay en el mundo.»
Y s · ,. l f · , del Imperio bntamco. . Al tiempo que el Imperio se estructuraba definitivamente, nuevos planteamientos
interés especifico en a ormac1on fu . 1 a dudas la India La presencia
tro de acción e sm ugar , . d'f surgían, fundamentalmente en aquellas colonias de poblamiento de las que hacíamos
En Asia, su gran c:n . stru~turarse en tres etapas perfectamente l. e-
inglesa en aquellos territorios puede e . d por la Compañía de las Indias mención. En aquellos extensos territorios, la tendencia a adquirir una organización
. hasta 1773 protagomza a propia -aunque calcada de la de la metrópoli- era cada vez más clara. Esta situa-
rendadas. Una pnmera, . ' . d hasta 1858 época de un go-
Orientales y la explotación col~,mal pnvada. LaDse~ne:~ fecha hast~ 194 7 gobernará ción obligó al gobierno británico a conceder estatus especiales a algunas de aquellas
. d 1 Compama y la corona. es e bl ., posesiones, iniciándose así el proceso de formación de la Commonwealth.
bierno conJunto e a b' d 't ión viene motivado por una su evac1on
exclusivamente la corona. El cam io ehs1 uac l b1'erno inglés la necesidad de un La primera colonia que obtuvo su autonomía fue Canadá, debido a su propia si-
l . ayos lo que ace ver a go l fi tuación interna y a las particularidades de un poblamiento blanco sin problemas es-
protagonizad a por os c1p '. . . , de la obra en la India. Aparece entonces a -
control más estric~o '! la estab1hzac101.10 mixto de funcionarios británicos y magnates pecíficos. Entre 1864 y 1867 se diseña su estructura política: Congreso, Senado y go-
gura del virrey, asistido por un. conl~e) hº d' sería una cuestión latente, que lleva- bierno que será responsable ante el Parlamento británico. La figura del gobernador,
. dí s·
in genas. m em
bargo el nac1ona ismo m u
' . . .
)
( 1920 ) a la independencia (194 7 .
representante del monarca inglés, sirve de enlace directo con la metrópoli. Diferente
ría desde las reformas adm1mstrat1vas
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PRIMERA GUERRA MUNDIAL
DE LAS REVOLUCIONES LIBERALES A LA
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. d . . . lmente a servir de lugar de reclusión "'"'"~'"y Tonkin. En 1888 se constituye la Unión General a la 1896
· · d l que en
fue el caso de Australia, colonia destma a m:cm t ales del siglo XIX en que se pone se incorpora e1 temtono e A1to Laos. Es entonces, y como consecuencia vanee
., . . ·A
a la poblac1on pemtenciana. p_ar 1
t"rdelosanoscenr '
l . da de inmigrantes, fundamental- francés, cuando Inglaterra se anexiona Birmania especie de
· ..,., b. fu ' para
ª de-
, ·
fin a esa po1itica, com1enz
· a a incrementarse a na
l t blec1"do sobre esa emigrac1on per-
·, fensa d e sus poses10nes . .1.am ién e Ju1es Ferry quien dio orden actua
. uelo El contro es a . dagascar, obligando a su soberano, mediante la fuerza, a aceptar el r d
mente al descubrirse oro en sus · b . , . E 1890 se federaban las cmco pro-
.. , una Austra l.ia bl anca y de origen. ntan1co.
mlt10 , 1 f d
n . 'n de Estados, base de 1a Aus- Francia. La revuelta de 1896, de carácter nacionalista, fue ]a excusa aprove h d e
convertir. d"1ch o protectorad o en colorna. . Utl·1·izando un sistema parecido c e a a para ,
vincias orientales, y en 1901 se constitma a e erac10
., l b , · d e D""b . , onsegma
tralia actual. ltaron complicadas, aunque por moti- tam b1en a ase estrateg1ca JI utl, en Soma1ia.
También en ~ueva Zel~nda las cosas r~~~ha contra la población autóctona -los continente africano es el gran foco de interés de estos momentos. Sob él
. , fr ancesa, d an d o lugar a tensiones y conflictre se
., la am b"ic1on
vos diferentes. Alh fue preciso entablar _unad . conada Tras ello Nueva Zelanda va a proyec t ar tam b ien
, t rm1na a o arrin · ' Gran Bretaña. Tomando Argelia como base de operaciones, los franceses os con
maoríes- que fina l mente sena ex e . , . más alto y mejor nivel de vida,
se convirtió en una de las posesiones britamcas con un protectorado sobre Túnez en 1881. Paulatinamente llevan a cabo la penetració
. h . . l , l nen
alcanzando la situación de dominio en 1907. "b r la Unión Sudafricana, que se los oasis s~ ananos, r:uentras por e no Senega se adentran hacia el Sudán occiden-
La última colonia en conseguir ese estatus _1 a alse ar fue el choque entre los co- tal, conq~1stando la cmdad de Tombuctú en 1894. Dos años antes, se había conquis-
· "t "ón En primer ug , tado el remo de Dahomey, en la zona golfo de Guinea. Estaba claro que el centr
vio envuelta en una compl eJa s1 uaci .d d . ados bóers Éstos habían esta-
lonos ingleses y an~iguo~ colonos_ holan e~e~n :no~i:nsvaal, pro~incias sobre las que del Imperio francés se estructuraba en el noroeste de África. Para completar su d:.
blecido una comumdad mdepend1ente en r g y. , llega a su punto culminante al ~ini?, tan sólo ~altaba Marruecos, ~aís que se mante~í~ ~ndependiente, aunque muy
· · glesas La tens1on mflmdo económicamente por Francia. Desde 1902, se imcia una penetración pacífica
ahora se lanzaban las apetencias m .. . L i"stencia de los bóers por salvar
. , llos territorios. a res cuya consecuencia sería el establecimiento diez años más tarde de un protectorado'
descubrirse oro tamb 1en en aque . . , . mayor y mejor organizada. co-
su independencia chocó con la potencia bdritahn1ca, con los territorios pero la lucha compartido con España. '
. h segui o acerse ' . 'frazada ya la política colonial en este espacio africano, quedaba por unir estos te-
menzar el siglo XX, Ing1aterra a con l bl" l firma del Acuerdo de Pretoria, por
de guerrillas mantenida por los bóers e o igTa a a l Es el primer paso para el na- rritorios con los que Francia poseía en la costa del Índico. En este caso, el eje conti-
, Orange y ransvaa . . . nuo de ocupación se trazaba de este a oeste del continente. En una o dos ocasiones a
el cual se concede 1a autono:~ma a 906 1909 con un régimen federado s1m1-
cimiento de la Unión Sudafricana, entre 1 y , lo largo de este proceso, la rivalidad con Inglaterra por sus respectivas áreas de in-
lar al de Canadá. b de la Commonwealth, formada fluencia había quedado de manifiesto. Esa tensión salta definitivamente en 1898. El
Así, paulatinamente, se habían puesto 1as_ adsesl más estrechas relaciones con eje El Cairo - El Cabo de Inglaterra y el eje este-oeste de Francia, a la fuerza tenían
. . , guían mantemen o as . , que entrar en colisión en algún momento y en un determinado lugar. En 1895, una
por dom1mos autonomos que se mente Chamberlain qmen mas
la metrópoli. De todos los políticos ingleses fue.' s:dg~ra De e;ta forma el Imperio bri- expedición oficial dirigida por Marchand había partido del Congo, tomando posesión
· · de un estatus JUri ico. ' . tres años más tarde de Fashoda, en el curso superior del Nilo. Ésta fue la primera cir-
luchó por dotar a 1os d omm1os "d d de i"ntereses económicos, po-
o mo una comun1 a cunstancia en que Inglaterra se vio seriamente amenazada en su sueño imperial. El
tánico comenzaba a estructurarse c . b
líticos o defensivos que beneficiaba a todos sus m1em ros. ejército colonial británico, mandado por Kitchener, exigió a Marchand la evacuación
de Fashoda. Tras un momento en que la política internacional se vio abocada a una
crítica situación, Inglaterra impuso su criterio, recortando el expansionismo francés
4.2. EL COLONIALISMO FRANCÉS en África, que quedaba limitado a sus dominios noroccidentales ya conquistados.
. cionalista e imperialista de la época, A pesar de ello, al comenzar el siglo xx Francia se había convertido en una de las
Si hay un país que encarna el ai;nb~ente n;l la resencia colonial de Francia se primeras potencias coloniales, dominando unos territorios catorce veces más extensos
ése es Francia. Al iniciarse_la III Repubh'; (l:is ~rsof (algunas islas antillanas, parte que la metrópoli. Este Imperio francés mantuvo unas características propias que lo
limitaba a enclaves pequenos. y,. sobre to ~~ne ~ e Indochina, Camboya y Nueva C~ personalizaban fuertemente. Francia era, dentro del continente europeo, el país don-
de Guayana, Argelia, establec1m1entos en . g 11 aría a formar un Imperio de pn- de menos se había dejado sentir la presión demográfica, debido a la temprana im-
ledonia). Tomando éstos como punto de part1~a, ~gp ra ello se conjugó la actividad plantación de normas de control. Esta situación le impide crear colonias de pobla-
merísima importancia en el contexto internac10dna .. rta pol1't1"cos entre los que des- miento al modo británico. Incluso los contingentes de población que envía a lugares
1 d "d"do apoyo e c1e os , . clave, como Túnez o Argelia, son relativamente pequeños. En contrapartida, la políti-
de grupos colonizadores, con e ec1 i , d .d" d s defensores de la importancia
taca la figura de Jules Ferry, uno de los ma~ ~c~ l o ca de afrancesamiento de aquellos territorios fue importante y activa. A través de es-
que para el país podía tener la expansión co orna . nsionista francés El primer cuelas y misiones, difunden su lengua, su cultura, su religión, sus formas de vida,
0 marcha el proyecto expa . d A constituyendo posiblemente el legado más importante del colonialismo francés. Con-
A partir de 188 se pone en b b l formación de un protectora o.
paso fue la expedición a Túnez, que aca a laden .ª . sobre Indochina iniciado en la trariamente a lo que ocurrió en el caso de Inglaterra, para Francia su Imperio no re-
., F so completar e om1mo ' d b e sultó rentable, pero constituyó su mayor orgullo.
continuac1on, erry se propu . . onstituía un protectora o so r
época de Napoleón III. Se conqmstaba Hano1 y se c
450 DE LAS REVOLUCIONES LIBERALES A LA PRJMERA GUERRA MUNDIAL
Durante una buena parte del siglo XIX, el expansionismo ruso había tenido como
objetivo primordial los Balcanes y el Mediterráneo, buscando siempre una necesaria
salida al mar. Esta política se convirtió en objetivo prioritario durante el reinado del
zar Nicolás I, hasta que la guerra de Crimea (1853-1856) puso fin, momentáneamen-
te, a estas ambiciones. Las potencias europeas, en términos generales, eran contrarias
a que Rusia alcanzara su tan anhelada salida al mar por los Estrechos. Esta situación
obliga a reestructurar la política exterior rusa que, a partir de los años centrales del
siglo, centra su área de expansión natural en Asia.
En forma paulatina pero continuada se lleva a cabo la implantación rusa en el
continente asiático. Primero, en la región montañosa del Cáucaso, sometida tras te-
ner que vencer la dura resistencia de la población indígena. Simultáneamente, ade-
lantando sus fronteras en Asia central, hasta situarlas entre el Caspio, el Aral y el Bal-
kach. A continuación son las fértiles regiones del Turquestán las que atraen su inte- .!!!
rés, sometiendo mediante una continuada campaña a sus ciudades más importantes. oO)
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Al comenzar los años setenta, todo el Turquestán había quedado bajo su área de in- .........ip::;;
fluencia, que pretendía extenderse hacia las zonas montañosas del Pamir.
La potencia más afectada por el expansionismo ruso era, sin duda, Inglaterra. Por
una parte, aumentaba el peligro sobre Turquía, que el gobierno británico deseaba con-
servar inmune; por otra, sus propios intereses en la India podían peligrar ante aque-
lla inquietante vecindad; finalmente, se ponía en juego el área de influencia sobre Per-
sia. Este viejísimo Imperio, postrado política y económicamente y, por lo tanto, vul-
nerable a la dependencia exterior, era una codiciada presa. Tanto ingleses como rusos
deseaban obtener de Teherán concesiones de tipo económico, dando lugar esta situa-
ción a tensiones y recelos. Inglaterra deseaba delimitar perfectamente su zona de in-
fluencia en esta parte del globo, evitando injerencias externas. Su dominio sobre Af-
ganistán le permitió establecer un Estado-tapón que defendiera sus intereses en Asia
central.
Con todo ello, el Imperio ruso tuvo que desplazar su línea de actuación hacia el
Extremo Oriente, es decir, hacia la costa del Pacífico. Dentro de esta política está la
colonización de Siberia, la cesión por parte de China de los territorios situados al nor-
te del río Amur y la obtención de la zona costera entre este río y Corea, donde fun-
daba el puerto de Vladivostok. Su atención se centró entonces sobre China, de la que
consiguió importantes concesiones, como la construcción de vías férreas en este país
y la entrega de Port Arthur. Con ello, Rusia conseguía su largo deseo de obtener una
salida al mar. Sin embargo, su presencia en el Extremo Oriente se vería pronto ame-
nazada por un expansionismo emergente: el del Japón.