00 Texto Tony Díaz Epis II 2021

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DÍAZ, Tony. (1987): Buenos Aires: La arquitectura de la “manzana” en Textos de Arquitectura.

Buenos Aires. Editorial CP67.

Buenos Aires: La arquitectura de la “manzana”.


“Antes me parecías una gran mole oscura,

Las calles se me hacían dédalos intrincados.

Ahora entiendo el milagro simple de tu estructura

Y tu cuadriculado de cuaderno de grados.

Me aprenderé tu inmenso tablero de memoria,

Como la más sencilla lección de geometría,

Y entonces gozaré de la pequeña gloria

De sentir mi ciudad completamente mía”


César Fernández Moreno

El caso de Bs. As. No es importante por sí mismo; porque tenga un valor particular. Es decir, no es importante,
más allá del interés que debe tener para los arquitectos porteños, como referencia y práctica de su profesión y
reflexión. Saber que, en definitiva, Bs. As. Es su territorio. En este sentido no ha existido una lectura consciente de
su arquitectura o ésta ha estado constituida por análisis históricos de poca validez para una práctica arquitectónica
concreta.
Creemos que más allá de estos límites, una lectura de la arquitectura de Bs. As. Tiene alcances cuyo interés
puede ser más general. Bs. As. Es uno de los mejores ejemplos de ciudad de “repetición”; una ciudad que
contiene “la más sencilla lección de geometría”; una ciudad en forma de damero de las tantas existentes en
Latinoamérica como resultado de la conquista española. Pero, también, es una de las que más ha conservado
esta estructura en calidad y extensión y, en consecuencia, un ejemplo de importancia por la posibilidad que
presenta de discutir una tradición racionalista en forma real y concreta. Es, además una gran metrópolis y, en
resumen, un caso de interés a partir del hecho de que 10 millones de personas viven en una ciudad de estructura
repetida a lo largo de 125.000 Has. Construidas en forma de “manzanas”.

Casi todas las lecturas de ciudades y casi todas las teorías urbanas se han realizado en base a la experiencia de
los países centrales. En la mayoría de los casos ellas no han tenido en cuenta una realidad como la nuestra
porque, obviamente era una realidad que no les pertenecía. Así la ciudad organizada a través de una estructura
que se repite en forma de damero u otra, de manzanas rectangulares o cuadradas, etc. Es en dichos países una
alternativa de discusión (verbigracia los ensanches del siglo XIX incluyendo el Plan Cerda). Para nosotros, en
cambio, es una realidad indiscutible de todos los días y lo más sorprendente es en todo caso, que esta estructura
urbana y su arquitectura puedan ser objetadas. De cualquier manera, no podemos dejar de señalar que, larga
parte de la enseñanza en nuestras escuelas de arquitectura y gran parte de la práctica profesional en nuestro país,
estuvieron volcadas a tratar de reflejar, lo mejor posible, cualquier modelo más o menos romántico europeo de
calles y placitas “medievales”. Y esto porque en la búsqueda de lo que algunos creen debe ser una arquitectura
“más humana”, se da por sentado, suponemos, que el tipo de estructuras de nuestras ciudades genera una
arquitectura “antihumana” o, peor aún, no genera nada que pueda ser tenido en cuenta. Lo cierto es que millones
de personas viven “humanamente”, desde hace varios siglos, en este tipo de ciudad y, por supuesto, lo
“antihumano” no ha sido en ningún caso, culpa de su arquitectura.

Es por esto que, en este artículo, más que desarrollar un análisis muy particularizado de Bs. As., discutiremos
solamente algunas ideas generales…

…Como hemos señalado más arriba, casi todos los análisis que conocemos sobre Bs As. han sido de poca
validez para una práctica arquitectónica concreta. Por eso al encarar este trabajo, nuestro principal interés fue el
de aventurar un tipo de lectura que permitiera estructurar conclusiones válidas para una práctica del proyecto.

En este punto se superponen varias ideas. Una de ellas, tal vez la más importante, es que la única arquitectura
auténticamente valedera es aquella que intenta profundizar en las leyes básicas de su propio desarrollo en un
territorio dado. Esto significa en primer lugar, reconocer un territorio y, en nuestro caso, no se crea que es de poca
importancia reconocer como tal a la ciudad de Buenos Aires. Significa, además, tener en claro que con esto no se
trata de encontrar una “expresión propia” en abstracto y menos aún un estilo particular meramente folclórico. Se
trata de algo más importante: de reconocer las leyes esenciales de un fenómeno y saber cómo convertirlas en
elementos útiles para la discusión de su desarrollo y/o transformación. Creemos en este sentido, que la buena
arquitectura forma parte del proceso de una cultura y que cuando se “diferencia” es solo consecuencia de
abstractos formalismos.

De aquí que la práctica (profesional) nunca puede alejarse mucho de la cultura y viceversa. En nuestro caso fue
justamente la necesidad de participar en proyectos concretos de conjuntos de viviendas, lo que dentro de este
contexto nos inclinó a indagar sobre Buenos Aires, como la única manera de encontrar leyes ciertas sobre las que
fundar nuestro trabajo. En este sentido no ha habido una lectura de Bs. As., y consecuentemente una aplicación
de conclusiones. Por el contrario, siendo el proyecto, en arquitectura, una forma de análisis, una forma de
conocimiento, ha sido el trabajo de proyecto en concreto el que ayudó a realizar una lectura más profunda de la
ciudad.

De aquí también que nuestra propuesta de estudiar Bs. As. Haya sido del todo interesada. No nos preocupó una
mera descripción de la ciudad actual o de su desarrollo histórico; no tratamos de hacer un análisis “objetivo”. Nos
interesó, por el contrario, demostrar que la arquitectura de repetición, finalmente la arquitectura racional, es la
base de nuestra realidad y de nuestra tradición arquitectónica y, mucho más, que es la única arquitectura
“posible”, al menos en Bs. As. (y en la Argentina). Y esto no tanto como una propuesta ideológica en abstracto,
sino más bien como parte de la comprensión científica de nuestra realidad arquitectónica.

Debe quedar claro en este sentido, que lo que más nos interesó fue poner en evidencia ciertas leyes
arquitectónicas de nuestra realidad más que recurrir a la enumeración de modelos y resultados. No nos
preocuparon el estilo o los estilos sino más bien las estructuras arquitectónicas. Tampoco nos planteamos realizar
un profundo estudio tipológico. Creemos que, en muchos casos, la sana preocupación por un estudio de la
arquitectura de la ciudad ha ido produciendo equivocadamente, un conocimiento académico de simple
catalogación que, como resultado, ha logrado nada más que recurrencia y “apego”. Son trabajos que se han
convertido en meros análisis (tal vez en un plano de mayor profundidad que los de algunos años atrás) útiles
solamente como ejercicios descriptivos, pero no aptos para poder actuar sobre la realidad. El conocimiento no
puede interesarnos más que como un camino para saber mejor cómo transformar el mundo exterior. El realismo
no consiste solamente en saber cómo es la realidad sino en descubrir cómo reelaborarla consecuentemente.

En cuanto a la investigación tipológica, en Bs. As. se ha desarrollado casi un solo caso: la casa con patio
(finalmente, el edificio con patio). Esta casa típica de Bs. As, derivación de la casa pompeyana que se dividió, con
el tiempo en dos mitades, dio origen a lo que se llama vulgarmente la casa “chorizo”. Este tipo, desarrollado sobre
la base de la división en lotes de la “manzana” original, constituyó también la base de la vivienda de pisos con
pocas variantes más, hasta la introducción de otros tipos contemporáneos de validez internacional. En
consecuencia, ante la posibilidad de desarrollar la catalogación de un finalmente escaso conjunto de variables
tipológicas, o de realizar una discusión más profunda de las leyes generales de nuestra arquitectura, optamos por
esta última alternativa.

Decíamos en 1979 en nuestra propuesta de objetivos para la organización de este trabajo: “En una colección cada
uno de los elementos que la integran, adquiere un significado más allá del valor individual de cada uno de ellos,
por el solo hecho de estar integrados en un conjunto que finalmente los representa. Es decir que cada elemento
que la compone toma un nuevo valor y adquiere un sentido que, aislado, tal vez no tenía. Y, además, los
elementos que se decide coleccionar y la manera cómo se coleccionan es la consecuencia de una toma previa de
posición y de partido. Usualmente los arquitectos no usan la colección como método de trabajo; tampoco como
sistema de proyecto y mucho menos como partido arquitectónico”. Agregábamos, además: “Sin embargo una
colección intencionada de arquitectura puede tener el mismo valor y trascendencia, en su conjunto, que cualquier
trabajo de diseño. Es también en el fondo, si reúne ciertos requisitos, una manera de proyectar. O, ¿no es acaso la
colección de experiencias anteriores, propias o ajenas, conscientes o inconscientes, las que uno proyecta en el
momento de diseñar?; ¿no es acaso la colección la única forma lógica de proyectar?”. Y terminábamos diciendo:
“El objetivo de nuestro trabajo es, en consecuencia, la elaboración y diseño de una colección de obras y proyectos
que, a partir de una lectura de Buenos Aires (y algunos otros ejemplos de Argentina), permitan clarificar los límites
y contenidos del desarrollo concreto de una corriente de arquitectura”.

Obviamente detrás de estas ideas de la arquitectura de “colección” y de “repetición” está un tema que sólo
queremos mencionar en este artículo y que es el de la forma de producción de la arquitectura. Como ya
señaláramos, para nosotros, toda investigación sobre la tradición de los construido (finalmente la Historia) no
puede estar basada en el interés por el revival estilístico o constructivo sino en el “descubrimiento” de las leyes
arquitectónicas de un determinado territorio. Con ellas se deben poder articular soluciones adecuadas a las
circunstancias en que se debe actuar.

A modo de ejemplo de lo que queremos decir podemos señalar lo sucedido en nuestro país. Hace algunos años
se desarrollaron en la Argentina ciertas corrientes arquitectónicas que, reivindicando las posibilidades de articular
una corriente de “arquitectura nacional”, reelaboraron algunos aspectos de nuestra arquitectura colonial. Para
nosotros, el valor de esta arquitectura está en su estructura simple y repetida, consecuencia de aceptar las leyes
de diseño que imponía la “manzana”. Lo que creemos incorrecto, como ocurrió con dichas corrientes, es haber
copiado los muros de ladrillo de 45cm y sus soluciones estilísticas. Para una misma estructura arquitectónica, la
diferencia en el “estilo” está basada en el proceso de producción (aparte de los factores personales). Y ante esto
no podemos claudicar asumiendo soluciones tecnológicas del pasado.

Para realizar nuestro trabajo investigamos en tres campos diferentes: 1) sobre la trama de damero de Bs. As.; su
nacimiento hace 400 años y su posterior desarrollo; 2) acerca de la arquitectura que se fue produciendo dentro de
esta estructura (con los objetivos señalados anteriormente); 3) acerca de la estructura de repetición de las
ciudades latinoamericanas.

La relación entre todos estos campos es obvia; particularmente la de la estructura de la ciudad y su arquitectura.
Fundamentalmente este ha sido el trabajo realizado sobre Bs. As. Y puede en todo caso, ser generalizado a la
ciudad latinoamericana. En particular a la riqueza urbana y a la diversidad estructural del conjunto de estas
ciudades tomadas como variaciones de ciudades de repetición.

En nuestro caso concreto, la investigación se basó no sólo en lo que fue Bs. As., sino también en lo que pudo o
debió haber sido. Tratamos de no depender de un realismo simple y superficial interpretando linealmente lo que
sucedió o fue sucediendo. Más bien lo opuesto. Basamos nuestro trabajo en las etapas cruciales del desarrollo de
Buenos Aires. Y analizamos las propuestas más importantes que hubo para cada una de estas etapas, la mayoría
de ellas no llevadas a cabo. Esto nos pareció tanto o más significativo, para una tarea como la propuesta, que la
discusión detallada de aquellos proyectos que efectivamente se concretaron. Ciertamente la relación entre
“realismo” y “utopía” es, para un análisis como el que nos interesaba, cualitativamente más importante que la mera
explicación y aceptación de la realidad inmediata.

Así organizamos nuestro trabajo sobre la base de tres propuestas principales: 1era: fundación y desarrollo de Bs.
As. Hasta aproximadamente 1860, (fecha en la que la ciudad se consolida como tal); 2da: propuesta de la
Comisión de Estética Edilicia de la Municipalidad de la Ciudad de Bs. As., realizada en 1925 sobre la base de
algunos proyectos académicos (particularmente el de Forrestier); 3era: propuesta para Bs. As. De Le Corbusier
realizada con los arquitectos argntinos Kurchan y Ferrary Hardoy en 1939 y publicada en 1947 (1). En cualquier
caso, la cantidad de material recogido y elaborado fue mucho mayor y más complejo, que el correspondiente a
estas tres propuestas, pero fue a través de ellas que pudimos sintetizar la tradición urbanística de Buenos Aires y
sacar algunas conclusiones válidas. Debemos aceptar que estas son leyes más bien generales, pero creemos,
dentro de lo expresado anteriormente, que este nivel de generalidad es el necesario y suficiente. Es por cierto, el
científicamente posible y su validez está dad fundamentalmente, por la posibilidad de que estas “leyes”, puedan
servir para accionar conscientemente en el campo de la práctica profesional.

Las cuestiones que nos plantea el caso de Bs. As., en particular, y las ciudades de repetición, en general, son
diversas. Una de ellas son los límites, la definición de este tipo de estructura urbana, de por sí “infinita” e
“informal”. Derivado de esto se plantea el problema de su relación con los accidentes geográficos. En el caso de
Bs As. El tema más importante es el de su relación con el Río (el Río de la Plata). Casi desde su fundación estuvo
planteado este problema (finalmente arquitectónico) y fueron varias las ideas para resolverlo. Se debe tener en
cuenta que esta cuestión incluye, en nuestro caso, el tema del puerto y la definición de una imagen de la ciudad,
particular, además de las ciudades de repetición. Creemos, como ejemplo de lo que decíamos anteriormente, que
las soluciones adoptadas (aquellas que son la base de lo que existe actualmente), no han sido las mejores. Mucho
más felices, en todo caso, fueron algunas de las propuestas (muy primitivas) que aparecen en los primeros
relevamientos de Bs. As., o algunas otras que incluyen una isla puerto frente a la ciudad, o la que proponía Le
Corbusier en su plan de 1939. Cómo aparece la ciudad de “manzanas” frente al río, y en consecuencia, cómo se
definen sus límites es, sin duda, un tema de los más importantes de la arquitectura de Bs. As. Y de la ciudad de
repetición.

Otra de las características de esta clase de ciudad es la de poder recibir cualquier otro tipo de trazado sobre el
original del damero sin que se pierda lo esencial de su estructura. El trazado de diagonales es, por ejemplo, un
caso típico de propuesta para Bs. As., del que existen una gran cantidad de casos, incluido un proyecto que los
ingleses tenían previsto realizar en Bs. As. Si conquistaban la ciudad en 1807.

Obviamente una estructura como la de este tipo de ciudad admite, sobre la base de una cierta trama principal (por
ejemplo, el damero) varios tipos de soluciones arquitectónicas. Efectivamente permite, más que cualquier otra
estructura urbana, la superposición de diversas soluciones, particulares o generales, dado que la estructura
principal es sólo un elemento de referencia. En cualquier caso, creemos que entender esta posible flexibilidad de
uso de la trama general de la ciudad de “repetición” como un atributo principal, es un error y se basa en la no
comprensión de la arquitectura de la ciudad “damero”. Una estructura racional como la de la ciudad de manzanas
implica el desarrollo de una arquitectura de repetición basada en el uso más coherente y sensato posible de su
trama fundamental. Toda la arquitectura de Bs. As, aún en forma inconsciente, así lo ejemplifica, y sus defectos
son, en todo caso, consecuencia de la especulación más que de los problemas propios de su arquitectura. La
tradición más significativa de la arquitectura de Bs. As. Es finalmente, la de la arquitectura “moderna” ya que la
ciudad se constituyó, como gran metrópolis, en éstos últimos cien años en que pasó de menos de un millón de
habitantes a los casi diez millones señalados al principio. Sin embargo, ya se pueden encontrar en la época
colonial ejemplos de una arquitectura coherente con los principios de la “manzana”, lo que señala el origen
temprano de la mejor tradición de nuestra arquitectura. (2)

Por otro lado, en una ciudad de “repetición”, la relación de lo construido y de lo no construido, del “lleno” y del
“vacío”, es de mucha mayor importancia que en el caso de ciudades con otra estructura urbana. El tema de la
medida y de la proporción es esencial. La altura de la “manzana” y la dimensión de la calle definen la calidad de la
arquitectura en mucho mayor grado que en otro tipo de ciudad. En los centros históricos de las ciudades europeas,
por ejemplo, la calidad está dada generalmente, por la falta de proporción entre los elementos que los componen,
en el manejo casi fuera de relación de los llenos y los vacíos: la calle pequeña y angosta con relación al volumen
construido. En este sentido, con la arquitectura correspondiente a una ciudad de “repetición” estamos,
principalmente, frente a un problema de matices. Se trata de una arquitectura que no necesita propuestas
importantes, formales o de lenguaje, sino más bien soluciones lógicas basadas en el uso inteligente de variaciones
y alternativas.

En las ciudades de “repetición”, el edificio “monumento”, forma parte de la arquitectura de la ciudad y no es un


elemento de identidad aislado. En Bs. As. Recién la arquitectura académica produjo algunos edificios públicos
aislados, pero la mayoría siguieron formando parte del damero. Casi toda la arquitectura (aun en estos casos) es
de matices y de pequeñas diferencias en el plano. A un edificio “monumento” para serlo, le basta con retirarse del
frente unos 5 metros y convertirse así, en un lugar especial con relación a la otra arquitectura. No hay diferencia
entre edificio público y ciudad; existe menos el edificio singular y aislado. El comercio y los servicios, por otro lado,
forman parte también, de la arquitectura de la ciudad, indiscriminadamente a lo largo de calles y avenidas. A veces
se relacionan con algún punto singular, pero, generalmente, no estructuran una situación particular. Forman parte
del juego de “pequeñas” variaciones y matices de la ciudad que se repite sin solución de continuidad.

En el caso de una metrópolis como Bs. As., la ciudad de “repetición” se estructura como un conjunto de partes que
se diferencian no tanto por su arquitectura sino más bien por los valores propios de la traza del damero: cambio de
dirección en la trama; cambio de tipo de “manzanas”; cambio del tipo y trama de las calles, etc. Se conjugan así no
solamente grandes áreas diferenciadas, sino también distintas soluciones del damero que, a menor escala, pasan
a ser los elementos de identidad y referencia de la ciudad, finalmente los “monumentos”. La inserción de un
conjunto de edificios aislados sobre la “manzana” crea, por ejemplo, en medio de la trama del damero, una
configuración de identidad diversa, un tipo de “monumento” a escala urbana, que será punto de referencia dentro
de la arquitectura de la ciudad. Precisamente los valores del diseño en este tipo de estructura urbana están
basados, sobre todo, en los cambios de tamaño, de proporción y de orientación del tipo de “manzanas”; en las
discontinuidades del damero, etc. Con ellos es posible lograr puntos de identidad en el conjunto de la ciudad. Pero
no por una búsqueda estrechamente formalista sino para poder ubicar los elementos de referencia necesarios en
toda ciudad y, especialmente, de la ciudad de “manzanas”, dado que es una estructura sin solución de
continuidad. Las plazas y lugares públicos, son un elemento concreto que como ocurre en Bs. As., se puede
repetir mecánicamente sin llegar a constituir un lugar de real valía para la ciudad o, por el contrario, pueden
transformarse en elementos que valoricen la arquitectura del damero por el solo hecho de ser tratados
consecuentemente dentro de sus propias leyes de desarrollo.

La vegetación es, por último, un tema importante para nuestro tipo de estructura urbana. Donde la arquitectura
juega un papel “neutro” la vegetación ayuda a definir un resultado diferente de la arquitectura de la ciudad.

Los árboles de las calles de Buenos Aires son un “matiz” más de la definición de su arquitectura.
Estos son los comentarios provisorios que sugiere una primera lectura de Bs. As. Queremos señalar, como
corolario, su relación con nuestro proyecto para el Barrio Centenario en Santa Fe. Con este trabajo no se trata de
imponer la idea de que toda nuestra arquitectura debe ser realizada en forma de “manzanas”. Es solamente un
intento de ser congruentes con el desarrollo de las “leyes” propias de la arquitectura de nuestro territorio. Allí se
puede observar: a) el manejo de la proporción entre calles y manzanas; b) la variación que se produce en la
estructura general del conjunto por el simple cabio del ancho de dos calles (boulevares); c) el uso de la plaza
como elemento de identidad a partir de una variación de su orientación trazado; d) la integración del comercio, los
negocios y los edificios públicos (excepto la escuela) a la arquitectura del conjunto; e) el tratamiento de la
vegetación como elemento importante del diseño; como trama “abierta” (natural) sobre la trama ”cerrada” (artificial)
de la construcción; f) la recuperación dela manzana, no como forma cerrada sino como casa-block, con patio
interior con escaleras y terrazas que es, a otra escala, una solución típica de la vivienda popular en Bs. As. : el
“conventillo”, derivación de la casa “chorizo”, para uso como vivienda colectiva de pisos.

Septiembre 1980(Publicado en el libro “La Escuelita”, Buenos Aires, 1981 y en “La manzana como idea de ciudad”,
Barcelona, España 1982).

Notas:
(1) Es importante hacer notar que el ciclo que llega hasta 1860 es, en su conjunto, una gran propuesta urbana en la medida que se trata de la
etapa de consolidación de la ciudad. Hasta los relevamientos y grabados de la época son, en muchos casos, más importantes como
cuadro de intenciones que como reflejos precisos de la realidad. Por supuesto, también, que las tres propuestas elegidas tienen,
consistencia histórica; ellas están relacionadas al proceso de constitución de la burguesía “porteña” como clase de gobierno para todo el
país, proceso que no es el caso de precisar aquí.
(2) “En principio, limpiemos el terreno: Hay que matar la “calle-patio”. No se entrará, realmente en el urbanismo moderno sino después de
esta decisión previa. La calle-pasillo nacida en los tiempos del caballo o de la carreta de bueyes, está formada por casas, generalmente
de una planta; a veces, con un piso; las ventanas principales se abrían al interior de un cuadrilátero formado por cuatro calles y daban a
unos jardines. La concentración se operó un día, en el corazón de las ciudades y se elevaron siete pisos or encima de la planta baja;
después se llenaron los jardines de construcciones igualmente altas; sólo se reservó unos estrechos patios exigidos por las
reglamentaciones de higiene pública. Luego, incluso en vuestro país, se ha rellenado casi todo, esquivando los reglamentos; vino la
electricidad. “¡Bah!, decían: para ganar dinero basta con alumbrarse así!”. Se ha poblado todo esto de hombres y de mujeres. Ha surgido
el coche. Inunda las calles. Se ha levantado un ruido infernal, que sería penoso en plena campiña, pero que es espantoso en la calle-
pasillo, cuyos muros sirven de amplificadores acústicos prodigiosos. ¡Todo es un desastre! Las calles-pasillos hacen las ciudades pasillos.
Toda la ciudad son pasillos. ¡Qué aspecto! ¡Qué estética! No decimos nada, pero lo sufrimos. ¡Nos contentamos muy pronto! ¿Qué dirían
ustedes de un arquitecto que les sometiese un plano de casa todo lleno de pasillos? De cuando en cuando, los reyes estetas han
construido algunas cámaras nobles, cámaras de pompa, magníficas; se han convertido en las válvulas sentimentales de la ciudad: la
plaza des Vosges, Vendome, etc.” Le Corbusier en “Precisiones” (en el capítulo subtitulado “Buenos Aires puede convertirse en una de las
ciudades más dignas del mundo”).
Son muchas las discusiones que se podrían hacer con relación a este texto de Le Corbusier. Queremos solamente mencionar que un
racionalista como, W. Acosta, elaboró soluciones más ajustadas a la trama del damero y llegó, incluso, a proponer bloques de manzana
que evitarían los problemas mencionados por Le Corbusier. Este, por su parte, en el Plan de 1939, propone un área piloto de viviendas en
forma de greca. Terminando con las “manzanas” pero, reelaborando las calles tradicionales como sistema secundario de circulación.

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