22 - Padre Nuestro
22 - Padre Nuestro
22 - Padre Nuestro
Te pido hoy inspiración para saber dejar huella de Dios allá donde esté
y para que mi relación contigo traspase a otros con naturalidad.
Una vez estaba en un lugar orando. Cuando «Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
terminó, uno de los discípulos le pidió: «Señor, Danos hoy nuestro pan de cada día»
enséñanos a orar como Juan enseñó a sus
discípulos». Cuántas veces estas palabras son difíciles de aterrizar
Jesús les contestó: «Cuando oréis, decid: en la vida. Te pido, Señor, que me ayudes a entender,
o mejor dicho a vivir, tu voluntad también en los mo-
‘Padre, sea respetada la santidad de tu nombre,
mentos de oscuridad. Quisiera aprender a responder
venga tu reinado;
a los desafíos con la confianza de un niño, la docili-
danos hoy el pan de mañana; dad de un cordero y la fuerza del fuego.
perdona nuestros pecados como también
Y quisiera repasar este día, esta semana, este mes.
nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
Los momentos difíciles, los momentos bonitos,
no nos dejes sucumbir a la prueba’». aquellos en los que pude experimentar tu cercanía y
(Lc 11, 1-4) tu ternura. Aquellos en los que no encontraba ni
rastro de ti. Pensar y volver a experimentar los senti-
mientos que me inundaron, las palabras que escu-
ché, las reacciones que tuve. Y todo lo pongo de
nuevo en tus manos, lo traigo a la oración para
Tú nos dices, cuando queráis orar decid
conmigo: «Padre nuestro que estás en los hacerlo real y compartirlo contigo.
cielos, santificado sea tu nombre».
«Perdona nuestras ofensas como también
Con estas palabras, Señor, quiero ser consciente de nosotros perdonamos a los que nos ofenden»
que estás presente en mi vida y dar las gracias por
ello. Gracias por haberte hecho hombre y por Perdona, Señor, mi incapacidad para cuidar a otros,
entender todo aquello que vivo, los desafíos del perdona los momentos que no supe ser instrumen-
mundo de hoy. Gracias por enseñarme cómo to, perdona, Señor, cuando no te tuve presente.
dirigirme a ti, desde la cercanía, la cotidianidad, la Cuántas veces mi orgullo no me deja reconocerte,
mirada en las cosas sencillas del día a día, desde la cuántas veces ofendo a otros consciente e incons-
pequeñez de que soy instrumento en tus manos, cientemente. Por eso hoy, desde la humildad, quiero
desde mi relación personal con cada persona que hablarte también de esto, de lo que no me deja
me cruzo. crecer ni avanzar, de lo que me da miedo, de lo que
me impide dejar que otros sean auténticos por mi
Gracias, Señor, por quererme tal y como soy. juicio, por mis reacciones.
«No nos dejes caer en la tentación PADRE NUESTRO
y líbranos del mal. Amén» ᵓAḇūn dəḇashmayyā
neṯqaddash shəmāḵ
Sí, Señor, que sepa caminar con la confianza de un ti(ᵓ)ṯē malkūṯāḵ
niño que se sabe querido y protegido por su padre. nehwē ṣeḇyānāḵ
Que sepa mirar hacia delante con los ojos de aquel ᵓaykannā dəḇashmayyā ᵓāp ba(ᵓ)rᶜā
que quiere realmente ser parte de la historia, no haḇ lan laḥmā dəsūnqānan yawmānā
como un número más, sino consciente de lo que washḇūq lan ḥawbayn
soy y tengo para ponerlo al servicio de los demás. ᵓaykannā dā(ᵓ)pḥənan shəḇaqn ləḥayyāḇayn
Quiero seguir conquistando mi relación personal wəlā taᶜlan lənesyūnā
contigo, desde las cosas pequeñas, sin grandiosi- ᵓellā paṣṣān men bīshā
dades, desde la amistad y desde la intimidad. Tú meṭṭul dəḏīlāḵ (hy) malkūṯā
sabes como soy, moldéame para en todo amar y wəḥaylā wəṯeshbūḥtā
servir. ləᶜālam ᶜālmīn
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