Avulsion y Rectificacion de Meandros - Consideraciones para Su Predicción

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AVULSIÓN Y RECTIFICACIÓN DE MEANDROS: CONSIDERACIONES PARA SU

PREDICCIÓN
Carlos G. Ramonell y Mario L. Amsler
Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas, Universidad Nacional del Litoral (FICH, UNL)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
CC 217 (3000) Santa Fe, Argentina
E-mail: [email protected], [email protected]

RESUMEN

Para que una migración por avulsión o rectificación de meandro por desborde ocurra, es necesario que el
escurrimiento fluvial se canalice por una nueva traza, sea preexistente (captura de un canal ya establecido) o de
nueva formación (labrado de un cauce). A pesar de la validez general del enunciado previo, actualmente se
carece de herramientas para predecir dónde un cambio “brusco” de la ubicación del cauce tendrá lugar en el
tiempo, a partir de datos asequibles en estudios aplicados ordinarios. Aquí se presenta un conjunto de casos que
cubren situaciones muy diferentes en planicies aluviales de bajo gradiente, en los que se identifican geoformas
(y asociaciones de geoformas) que crean escenarios adecuados para esos cambios. Una condición común en los
casos que se exponen es que la construcción de tales escenarios es lenta, y las morfologías asociadas podrían ser
determinadas con suficiente antelación, incluso de decenas de años. Así, los fenómenos de avulsión y
rectificación de ondas pueden ser anticipados mediante observaciones simples y de bajo costo en el entorno y el
lecho de ríos.

ABSTRACT

Channel shifts by avulsion or meander chute cut-off occur when the streamflow is channelized along a new
path, which exists previously (capture by a pre-established channel) or is being built (chute development).
Despite of the previous statement validity, there are not simple tools to predict, with current data from applied
studies, where a “sudden” change in the channel location will take place in the future. This paper presents case
studies covering different situations in flat floodplains, where forms (and morphological assocciations) are
identified showing adequate patterns that prompt to non-continuous channel shifts. Common conditions
observed in the studied prototypes are the slow rate of suitable patterns development, and the “key” forms could
be determined in advance. In this way, channel avulsion and cut-offs could be anticipated through simple and
non-expensive observations along the channel and its surrounding environment.

INTRODUCCIÓN

Los fenómenos de rectificación de meandros (en sus dos variedades: por estrangulamiento o
tangencia, y por desborde) constituyen, junto a los de avulsión de tramos de cauce, los tres
modos de migración lateral no-continua que pueden experimentar las corrientes aluviales
(Schumm, 1977; Reineck & Singh, 1986; Fig. 1).

Los procesos y, sobre todo, las morfologías asociadas a sus desarrollos no son ignorados por
los ingenieros fluviales, aunque la capacidad de anticiparlos ya en los primeros estadios de su
evolución no es sencilla, con un grado de dificultad creciente según el orden en que fueron
mencionados.

Lo anterior resulta de diversos factores, y a la complejidad intrínseca que puede presentar un


prototipo dado se le suman no menos importantes “lagunas” en el conocimiento básico sobre
esos fenómenos, que por lo común procede de síntesis originadas en la literatura de índole
geológica, tanto geomorfológica como estratigráfica. La influencia de estas disciplinas en la
percepción de los procesos en cuestión se ve reflejada hasta en la definición más divulgada de
uno de ellos, e.g. el de avulsión, referido tradicionalmente como el abandono súbito de una
parte o la totalidad del cauce que se instalará en otro sitio del valle, y en la que el término en
negrita involucra tiempos de varios años a más de un siglo, de acuerdo al reciente compendio
de North (2002).

Figura 1.- Mecanismos de divagación no-continua de cauces aluviales (basado en Allen, 1965). A: rectificación de
meandro por desborde; B: corte por estrangulamiento; C: avulsión (el rango de distancias incluido es de carácter orientativo
de las magnitudes de deriva).

Si bien la temática comenzó a atenderse bajo un enfoque racional en los años ’90 (Howard,
1996; Slingerland & Smith,1998), todavía se carece de herramientas para predecir dónde un
cambio “brusco” de la ubicación del cauce tendrá lugar en el tiempo, a partir de datos
asequibles en estudios aplicados ordinarios.

En este marco, aquí se expone parte de la experiencia de los autores en la materia, con la
presentación de casos que cubren una amplia variedad de situaciones en planicies aluviales de
bajo gradiente, y donde el énfasis es puesto en la observación cuidadosa de geoformas en el
entorno y el lecho de los ríos. La contribución es continuidad del trabajo de Ramonell y Amsler
(2002), en el que por razones editoriales de extensión el tema fue sucintamente tratado en
cuatro (de los quince) tópicos de análisis propuestos.

PRESENTACIÓN DE CASOS

En Fig. 2 se da la ubicación de los cauces estudiados, que pertenecen a los sistemas fluviales
del río Salado (del Norte) y del Paraná. De éste fueron considerados su cauce principal, un
brazo secundario (río Colastiné) y una corriente marginal (río San Javier), cuya situación
hidrológica y geomorfológica en el contexto del sistema fue sintetizada recientemente en
Ramonell y otros (2000: 194-199), a cuya lectura se remite al lector interesado.
Figura 2.- Ubicación de los tramos de cauce analizados.

Algunas propiedades específicas de esos cauces en las zonas de interés se agrupan en Tabla 1.

Tabla 1.- Características básicas de los tramos de cauce analizados.


Río Salado Río Paraná Río Colastiné Río San Javier
Patrón de cauce meandriforme irregular entrelazado de thalweg sinuoso meandriforme anastomosado (4)
Bc (m) 80 1600 350 100 - 300 (5)
Bv (m) 1200 15000 (3) --- ---
Qmód (m3/s) (1) 146 14100 1686 616
Qmáx (m3/s) (1) 2672 39150 6846 6407
Qmáx / Qmín (1) 141 9 12 148
Qbf (m3/s) (2) 200 17000 2000 700
Ic (cm/km) 8 2-5 2 - 4,5 ---
Iv (cm/km) 18 9,4 - 5,6 11 7,1 - 5
Sedimento del lecho arena fina - muy fina arena media arena media arena media - cohesivo
Sedimento de margen cohesivo cohesivo - granular granular cohesivo
(1)
Fuente: SRH (2000; la serie hidrológica del río Salado comprende el período 1953-2000, mientras que las de los ríos
Paraná y Colastiné, el de 1904-2000; para el río San Javier se adoptó la serie 1913-2000 de la localidad de Helvecia, al
norte del sector examinado).
(2)
Valores aproximados (estimados desde aforos, curvas de descarga e imágenes aéreas obtenidas en diferentes
situaciones hidrométricas). Para el río San Javier, la cifra corresponde a la sección de Helvecia.
(3)
Comprende el ancho de la planicie influenciada por desbordes directos del cauce principal, más los producidos desde
los ríos Colastiné y San Javier, v. Fig. 2.
(4)
Los canales individuales del sistema son meandriformes.
(5)
Rango de promedios del canal de 1er. orden del sistema anastomosado.
Río Salado. El río Salado posee un cauce meandriforme irregular, de ondas generalmente
tortuosas y asimétricas. Su estabilidad en planta fue evaluada por los autores en FICH-INA
(1998), en el marco de los estudios para la ubicación de una conexión vial a través del valle en
un sector próximo a su desembocadura, aguas abajo de la autopista Santa Fe - Rosario (km 11
del cauce). Allí se estableció que la deriva del río por expansión y traslación de meandros era
pequeña, con una tasa media de 0,7 m/año. Sin embargo, la identificación de meandros
abandonados en diferentes estadios de colmatación aguas arriba del km 11 influyó para ampliar
el análisis hasta el km 50, e incorporar un mapa de elementos y procesos geomorfológicos que
aquí se reproduce como Fig. 3.

Figura 3.- Referencias del mapa geomorfológico (mapa en páginas siguientes) .


Figura 3.- Mapa de elementos y procesos geomorfológicos del río Salado entre rutas Provincial 70 y Nacional 11, Parte
Norte (reproducido de FICH-INA, 1998). La base cartográfica del mapa fueron fotos aéreas escala 1:20.000 de octubre de
1974 - enero de 1975 (QRP70: 134 m3/s y 101 m3/s, respectivamente).
Figura 3.- (Continuación) Parte Sur del mapa.

El mapa de Fig. 3 fue elaborado en base a la interpretación de fotos aéreas escala 1:20.000
obtenidas en octubre de 1974, fundamentalmente, con el río Salado en situación de aguas
medias, encauzado. Estas imágenes eran los únicos registros disponibles cubriendo el área en
su totalidad, además de un plano batimétrico del cauce relevado en 1928.

La fuente de Fig. 3 permitió dilucidar que cuatro de siete tramos del río fueron abandonados
mediante avulsiones y rectificaciones por desborde (una de ellas ocurrida entre los años ’20 y
’70, a la altura del km 21, y las otras con anterioridad), siendo los demás casos de meandros
estrangulados, antiguos (ca. km 40, 20 y 14). Al conjunto se le agregaba un sector de cauce en
vías de abandono hacia 1974, aguas abajo de la Ruta Prov. 70 (km 45).

El mapa puso en relieve, además, que el cauce del Salado está flanqueado por albardones en
toda su longitud, los que alcanzan desniveles de hasta 2,5 m respecto de la planicie afectada
por las crecientes ordinarias del río (Fig. 4), determinando la existencia de pantanos tras-
albardón que ocupan un 70 % de su superficie.

Figura 4.- Evolución de la sección transversal del río Salado coincidente con la traza del FFCC Mitre (km 6 del cauce, Fig.
3), en la que destacan los albardones construidos por el río luego de la década del ’30, con una tasa de acreción vertical
máxima media de 5 mm/año. (Fuente: FICH-INA, 1998).

Los albardones del Salado se hallan interrumpidos localmente por depósitos de derrame y
surcos de desborde, estando los últimos mejor desarrollados en los sitios donde el cauce se
aproxima a los bordes de la planicie de inundación ordinaria (Fig. 3).

La lectura del mapa bajo el principio de sustitución tiempo-espacio sirvió para sugerir un
esquema de evolución para las avulsiones del río, en la forma que se comenta en la leyenda de
Fig. 5.
Figura 5.- Modelo conceptual propuesto en FICH-INA (1998) para la rectificación de trenes de meandro (avulsiones) del
Salado (base: fotos aéreas de octubre de 1974; QRP70: 134 m3/s). A, Fase Inicial: aparición de surcos de desborde con
sentidos de flujo contrario en los límites de aguas arriba y abajo de un pantano tras-albardón, donde el cauce alcanza
(sucesivamente) el borde de la planicie de inundación ordinaria. B, Fase Intermedia: jerarquización y vinculación
morfológica de los surcos de desborde durante las crecidas, que los transforman en un nuevo tramo de cauce en el sitio, de
mayor pendiente. C, Fase Final: obliteración por sedimentación de la traza de cauce original, consumación de la avulsión.

Así, de los quince aspectos individualizados en las “Conclusiones” del estudio de estabilidad
morfológica, el primero de ellos enfatizó sobre la importancia de las inundaciones en los
cambios en planta del cauce, indicando que el potencial de rectificaciones dependía del
desarrollo hidrológico futuro, ya que las rutas de avulsión estaban, en diferente grado,
establecidas. En igual sentido, el ítem incluyó una recomendación de evitar acciones antrópicas
en las zonas de pantanos tras-albardón, tales como dragados y movimientos de suelos en
general, que condujeran a una concentración localizada de la escorrentía de inundación, como
la presentada en Fig. 6.

Figura 6.- Izquierda, A: aparición de surcos de desborde que conducen el flujo de inundación a través del tramo de cauce
abandonado del km 21 (base: fotos aéreas de abril de 1995, QRP70: 138 m3/s). Derecha, B: dragado del pantano tras-
albardón del área, y construcción de “llamada” para el escurrimiento de desborde (base: fotos aéreas de julio de 1996,
QRP70: 32 m3/s; no disponibles en el estudio de FICH-INA).
Con relación a los anegamientos del valle, en Tabla 2 se ofrece una versión actualizada del
análisis realizado en el trabajo original (en el que se asumió para el cauce una capacidad de
conducción “constante” de 300 m3/s), donde se insinúa, hacia la última década del siglo XX, el
aumento en la frecuencia de desbordes vinculados a crecidas geomorfológicamente efectivas
para el proceso que se trata (lamentablemente, existe un hiato de información para el lapso
1988-1992 y, así, la gran creciente de 1992 no fue medida).

Tabla 2.- Evolución de tiempos de funcionamiento de la planicie de inundación ordinaria del río Salado.
Meses de valle anegado – Meses con Qmedio > Meses con Qmedio >
Período (y % del período ) 500 m3/s 1000 m3/s
1953-70 7 – (3,2) 0 0
1971-80 16 – (13,3) 4 3
1981-87 22 – (26,2) 2 0
1993-99 15 – (17,9) 7 2

Vinculado a lo anterior, la imagen aérea de Fig. 7 muestra el despliegue de avulsiones hacia el


año 2000, donde cinco de los seis nuevos canales se ubican, total (4) o parcialmente (1), en los
bordes de la planicie de inundación ordinaria. (La Fig. 8, por su parte, facilita la comparación
con la situación del cauce registrada para 1974).

Figura 7.- Progreso de los fenómenos de avulsión del río Salado hacia el año 2000; las líneas de puntos blancos marcan los
bordes de la planicie anegada por las crecidas ordinarias del río, y las flechas indican la ubicación de los nuevos canales
fluviales (adviértase, además, el cegamiento de la embocadura del tramo de cauce del km 45, anticipada en el mapa de Fig.
3). (Base: imagen Landsat 7, banda 8, de diciembre de 2000; QRP70: 94 m3/s).
Figura 8.- Trazas del río Salado en 1974 (A) y 2000 (B). El grosor del trazo indica la importancia de los cauces en cada
año.

Para finalizar la presentación del caso, es apropiado enfatizar acerca del tiempo incluido en el
proceso completo de avulsión, desde la aparición y jerarquización de surcos de desborde, hasta
el reemplazo (y obliteración) de la traza previa del cauce. Aquél sería del orden de los 40-50
años, de acuerdo al evento registrado en la zona del km 21 (Fig. 3). Una imagen en el mismo
sentido surge de comparar el tramo “A” de Fig. 5 con su situación en el año 2000 (Figs. 7, 8),
en la cual no se alcanzaron, aún, anchos de boca similares al tramo que suplantaría. El mayor
progreso del fenómeno en la zona del km 30 no se contrapone a la sugerencia de que las
avulsiones del Salado involucrarían períodos de más de una década para su culminación
geomorfológica, aunque sus efectos nocivos con relación a eventuales obras de ingeniería
estarían, naturalmente, anticipados.

Río Paraná (cauce principal). Este cauce es entrelazado de thalweg sinuoso, propenso a la
formación de bancos y, a la vez, a la meandrificación del thalweg, con corrimientos de margen
evaluados en el orden de la decena a la centena de metros/año (Ramonell y otros, 2000; 2002).

En los trabajos de referencia se brinda una descripción detallada acerca de las divagaciones no-
continuas de las ondas del thalweg, mediante rectificaciones que los autores clasificaron en dos
categorías: cortes por desborde subaéreos (convencionales, i.e., tipo B de Fig. 1), y
rectificaciones subacuáticas, que ocurren al nivel del lecho fluvial, y cuyas manifestaciones
morfológicas en superficie (p.e., identificables desde imágenes aéreas) pueden tardar varios
años en aparecer.

En Figs. 9 y 10 se dan ejemplos de los dos tipos de deriva en tramos sucesivos del río, mientras
que en Fig. 11 ambos sectores se visualizan a la vez, ilustrando sobre la importancia de las
rectificaciones del thalweg en, p.e., el acortamiento de la longitud de la ruta de navegación
fluvial.

Figura 9.- Rectificaciones por desborde sucesivas de una onda simple del thalweg en la zona de islas Lynch – Paciencia. El
flujo es de izquierda a derecha; la equidistancia entre isobatas es de 5 m. El primer corte subaéreo del área ocurrió en el km
584, entre 1928 y 1944 (más precisamente, entre 1928 y 1932, v. Fig. 11). El segundo corte se completó hacia 1962 (Rcho.
Barroso), a pesar que el canal de desborde existía desde los años ’20. (Reproducida de Ramonell y otros, 2000).
Figura 10.- Rectificación subacuática de la onda del thalweg frente a la ciudad de Paraná (desarrollada entre 1906 y 1913),
y obliteración, por sedimentación, de la traza preexistente (1926 vs. 1918). I: bancos de arena (áreas del cauce por encima
del 0 m de la escala hidrométrica local); II – VI: profundidades crecientes desde el 0 m del hidrómetro, cada 5 m (i.e., VI:
profundidades mayores a 20 m por debajo del 0 m de la escala). (Reproducida de Prestien, 1971).
Figura 11.- Derivas del thalweg del Paraná entre los km 604 – 584 de la ruta de navegación fluvial, en el período 1901-
1957. La longitud de la línea de navegación en el tramo disminuyó un 25 % entre 1901 y 1932, como consecuencia de las
rectificaciones subaéreas y subacuáticas del thalweg. (Reproducida de Ramonell y otros, 2000).

Uno de los estudios aplicados que se realizaron en este cauce fue en la zona de emplazamiento
del Túnel Subfluvial “Hernandarias” (km 603 de la ruta de navegación; FICH, 1997), en cuyo
análisis de estabilidad morfológica se emplearon, entre otras, batimetrías de detalle (1:5.000)
relevadas en ocho años del lapso 1905-1996, en el tramo entre km 616 y 602.

En el marco de tal análisis, se constató una deriva sostenida del thalweg hacia margen derecha
aguas arriba del estrechamiento que precede al Túnel, con tasas medias de 63 m/año, iniciada
entre 1960 y 1972 de acuerdo a la cartografía tratada. En ese registro, y en un sitio ocupado
por un banco lateral hacia 1960, se advirtió la aparición de una depresión lineal en el lecho
conectada al thalweg en el estrechamiento de aguas abajo, y extendida próxima a la margen
izquierda hasta ca. del km 613, donde finalizaba con un talud “de cabecera” de 1:20 promedio.

La evolución de este surco de erosión subacuático, de profundidades superiores a la del


thalweg en idénticas secciones, se midió en los registros posteriores, notándose un
agrandamiento “hacia atrás” en 1996, año en el que las velocidades locales del flujo igualaban a
las medidas en el thalweg. En Fig. 12 se ilustra sobre lo anterior, mientras que en Tabla 3 se
reproducen valores de las transformaciones del surco en el lapso 1972-1996.
Figura 12.- Comparativo de batimetrías del cauce principal del Paraná aguas arriba del km 606, para los años 1988 y 1996
(el mapa se extiende entre los km 613 –derecha– y km 609 –izquierda–). El área del recuadro muestra el desarrollo del
surco de erosión subacuático entre esos años. (Reproducida de Ramonell y otros, 2002).

Tabla 3.- Evolución del surco de erosión subacuático mostrado en Fig. 12, período 1960-1996. (Modificado de FICH,
1997).
Ancho del surco Ancho del surco Longitud del surco (1) Longitud del surco (1) Profundidad
Año definido por la isobata definido por la isobata definido por la isobata definido por la isobata de máxima del surco
de -5 m (m) de -10 m (m) de -5 m (m) -10 m (m) (m)
1960 (2) no existe no existe no existe no existe no existe
1972 175 100 ≈ 1500 ≈ 1600 10 a 16
1988 175 100 950 575 10 a 15
1996 300 575 más de 2000 715 15 a 20
(1)
Aguas arriba de la Sección XII en la Fig. 12.
(2)
En 1960 la zona estaba ocupada por un banco de arena lateral.

Como producto de esas observaciones, en el informe final del estudio se recomendó el


monitoreo sistemático del área, ante la eventualidad de un cambio “súbito” de la ubicación del
thalweg, lo que ocurrió al término de la crecida extraordinaria de 1998 (Fig. 13).
Figura 13.- Comparativo del cauce principal del Paraná entre sus km 619 y 604, en el que se delinearon la traza del
thalweg (línea gruesa continua), la isobata de 6 m (líneas finas) y la isobata de 0 m (líneas de puntos; equivalentes a
profundidades de ca. 3 m en situación de aguas medias). El rectángulo encierra el surco de erosión subacuático
considerado, que devino en thalweg del Paraná luego de la crecida de 1998.

Luego de la experiencia comentada, y a partir de nuevas observaciones sobre batimetrías


ejecutadas en el siglo XX, los autores han identificado surcos como el descrito en distintos
tramos del Paraná Medio, donde ocurrieron desplazamientos (no-continuos) del thalweg hacia
sus trazas. En ocasiones pudo determinarse que el proceso fue abortado mediante el
cegamiento de la depresión, de acuerdo a la evolución particular de la hidrología en el sistema
(en una vía similar a la reducción de longitudes que se expone en Tabla 3 para 1988, asociada a
la bajante extraordinaria de ese año).

Parody y Strucco (1975) describieron mecanismos similares a los de la rectificación


subacuática en el Paraná Inferior, sugiriendo que los mismos eran una consecuencia directa de
la reducción de la pendiente del cauce vinculada con el progresivo incremento en la amplitud
de una onda del thalweg. Sin embargo, una singularidad del caso expuesto es que el cambio de
posición no provocó un acortamiento local de la longitud del thalweg en el área, sino que su
recorrido se incrementó en ca. 500 m, i.e., un 6 % más que el largo de la traza previa.

Río Colastiné. Este cauce secundario del Paraná es uno de los más móviles del tramo Medio,
en el que se han registrado tasas de corrimiento lateral de hasta 25 m/año, a la par de un
complejo historial de avulsiones y rectificaciones en los últimos 65 años (Figs. 14 y 15). Sus
características de movilidad y transporte sedimentario le han permitido edificar una planicie
fluvial “rugosa”, en la que cauces abandonados y espiras de meandro se reconocen por doquier
en una faja que alcanza los 10 km de anchura.
Figura 14.- Comparativo de posiciones del río Colastiné, en 1963 y 1994. Los cambios de ubicación del cauce por procesos
de corte de meandro y avulsión se han concentrado en el entorno de las islas Garcerosa y El Colorado, mientras que en los
tramos restantes la deriva lateral ha sido continua. (Reproducida de Ramonell y otros, 2000).

Figura 15.- Traza actual del thalweg del río Colastiné (línea gruesa; con idéntico trazo se representa también el thalweg
del cauce principal del Paraná y, con líneas finas, las márgenes del río). Los trazos discontinuos representan trayectos
abandonados por el thalweg, indicándose los años en que se completó la mudanza.
Dos de los cincos cambios del río mostrados en Fig. 15 se examinaron en detalle en FICH
(1998, 2003), con el auxilio de una amplia serie temporal de fotos aéreas, y batimetrías del
cauce. Las derivas restantes fueron consideradas en trabajos prácticos de la asignatura
‘Hidráulica Fluvial’ de FICH, correspondiente a la carrera de Ingeniería en Recursos Hídricos.
Si bien el conocimiento adquirido fue dispar según los casos, la información reunida indica que
una condición necesaria para el progreso de esos cambios en el Colastiné es la existencia de
rutas de desborde preestablecidas en la planicie, como canales menores o bajíos entre espiras.

Ambos requisitos se han ilustrado mediante imágenes aéreas secuenciales en Fig. 16. Allí, lo
que aparece como un incipiente corte por desborde indicado por la flecha en la foto de 1974 se
corresponde, en realidad, con una derivación de caudales a través del canal identificado con
igual rastra en la imagen de 1954. Este bajío capturó parte del flujo del Colastiné al ser
alcanzado por el crecimiento (en amplitud) del meandro adyacente del río, de lo que dan
cuenta los círculos llenos en ambas tomas. De acuerdo a los antecedentes disponibles, el
thalweg se instaló siguiendo esa traza hacia 1984, probablemente durante la crecida
extraordinaria de 1982/83.

Figura 16.- Rectificaciones del río Colastiné en el borde oeste de isla El Colorado (explicaciones en el texto). Las
imágenes aéreas muestran al cauce en situaciones hidrométricas similares (aguas medias-bajas en los registros de 1954 y
1989, y aguas bajas en los de 1974 y 2000), con diferencias máximas de niveles de 1 m.
Por su parte, la flecha en la imagen de 1989 marca una vía de rectificación ya presente en la
foto de 1974, labrada por desbordes canalizados por un bajío entre espiras de meandro. La
inundación de 1982/83 profundizó dos cortes en esa onda siguiendo tal tipo de depresiones (el
segundo señalado con un círculo), del que prosperó el apuntado en primer término, ampliado
durante las grandes crecientes de 1992 y 1998. En la última ocurrió el desplazamiento del
thalweg a la posición que se advierte en el registro del año 2000, luego de más de 20 años de
haberse iniciado la apertura de esa ruta.

Con relación al tren de meandros desactivado de isla Garcerosa (Fig. 14), su evolución fue
regida principalmente por cambios en el cauce principal del Paraná, tal como se refiere en la
leyenda de Fig. 17. Tales modificaciones en Fig. 17A fueron, a su vez, una consecuencia de las
variaciones del caudal formativo del río en el siglo XX (Amsler & Ramonell, 2002; Ramonell y
otros, 2000).

De acuerdo a la cartografía previa disponible para ese área, el ‘riacho Colorado’ se insinúa por
primera vez en 1936, tal como se lo presentó en Fig. 17B. Entre comienzos de los ‘30 y hasta
principios de los ‘40 ocurrieron 8 eventos de crecida en el sistema (470 días en situación de
desborde), parte de los cuales fueron modelando y ampliando el riacho hasta la jerarquía con
que aparece varios años después en 1943.

El último suceso que interesa comentar sobre los cambios de posición del Colastiné, se refiere
al abandono del tramo que limita por el este a la isla El Colorado (Fig. 14). Lamentablemente
no existe información suficiente como para hacer precisiones del caso, aunque sí se conoce que
esa traza concentró casi el total del caudal del río hasta 1943, al menos.

Hasta aquél año, una fracción de la escorrentía se derivaba por un canal emisario menor (activo
desde principios del siglo pasado), que fue transformado en cauce principal del Colastiné antes
de finalizar los ’60. Entre ésta década y mediados de la anterior coexistieron los dos brazos en
torno a la isla El Colorado, con anchos de boca similares y sinuosidad mayor en el brazo este.
Una explicación plausible para la adopción de la nueva ruta, es la del reajuste que habría
experimentado el río entero ante los procesos de cegamiento y reactivación de su embocadura,
expuestos en relación a Fig. 17.

Como se sugirió al empezar el tratamiento del río Colastiné, un común denominador de sus
rectificaciones y avulsiones es la presencia de vías de escurrimiento ya formadas en la planicie,
identificadas en tres de las cuatro mudanzas de cauce explicadas (sin dejar de observar que la
traza del ‘riacho Colorado’ bien pudo ser ignorada en parte de los levantamientos del primer
tercio del siglo XX).

Así, la evaluación sistemática de esas geoformas desde imágenes aéreas actualizadas


posibilitaría aislar tramos con diferente grado de susceptibilidad a la avulsión o a la
rectificación por desborde, en la manera que se presenta en Fig. 18.
Figura 17.- Avulsión del río Colastiné en su tramo superior (la nueva traza se identifica como ‘Rcho. Colorado’ en los
mapas de la derecha). A: situación general del área, en la que se visualizan las modificaciones en amplitud de la onda
descrita por el cauce principal del Paraná aguas abajo del km 640, con sedimentación generalizada en la zona del ápice
(coincidente con la embocadura del Colastiné) en el año 1943. B: detalles de la depositación en la embocadura del
Colastiné, reactivado por flujos de desborde a través del ‘riacho Colorado’.
Figura 18.- Zonificación de susceptibilidades a la avulsión/rectificación por desborde del río Colastiné. Las flechas se
disponen siguiendo las trazas de mayor susceptibilidad a tales fenómenos (i.e., zonas que deberían ser monitoreadas en
adelante), mientras que los óvalos encierran áreas de riesgo potencial menor; los tramos de río delimitados por fajas anchas
corresponden a zonas libres de riesgo. Para la clasificación se tuvieron en cuenta: a) las rutas de desborde conformadas en
la planicie (como canales menores o bajíos entre espiras -en este caso, con una orientación respecto de la del cauce que no
obstaculice el flujo de inundación-); b) la conexión de tales vías con el cauce, incluyendo su proximidad con relación a
tasas de migración conocidas del río; c) un estudio de dinámica hídrica antecedente de parte del área (Fig. 19). De acuerdo
a las propiedades conocidas del río, la zonificación debería actualizarse al cabo de ca. 10 años, de no ocurrir eventos del
tipo considerado.

Río San Javier. Este curso ocupa una posición marginal en el valle del Paraná al norte del
Colastiné, y su patrón varía entre anastomosado y meandriforme en tramos relativamente
cortos, con primacía del primero. De acuerdo a la tipificación de Brice (1984), el grado de
anastomosamiento varía entre 5 % y ca. 50 %, predominando los canales laterales sinuosos.

El sistema de cauces se presenta flanqueado por albardones como en el río Salado, y los surcos
de desborde son rasgos frecuentes sobre todo en los sectores de canal único o de bajo grado de
anastomosamiento.

El estudio del San Javier se inició recientemente, aparentando ser un caso en el que las
posibilidades de pronosticar sitios de rectificación o avulsión son mínimas. El caso se ha
incluido en esta contribución dada una particularidad del sistema, que es la gran lentitud en la
que progresan tales fenómenos, con cortes de meandro y canales laterales que han quedado
“congelados”, sin cambios en los últimos cien años (Figs. 20 y 21).
Figura 19.- Análisis de dinámica hídrica del área oeste evaluada en Fig. 18 (i.e., margen y planicie aluvial derecha del río
Colastiné). Bases empleadas: imágenes Landsat 5 obtenidas en mayo de 1997 (situación de aguas bajas), diciembre de
1997 (situación de aguas altas), y mayo de 1998 (inundación generalizada del sistema próxima al pico de la crecida
extraordinaria). (Reproducción parcial de FICH, 2003).
Figura 20.- Tramo del río San Javier ubicado en el extremo inferior del recuadro de Fig. 2. A: Parte del “Plano de
navegación del río Paraná entre Esquina y la Desembocadura - 1913” del M.O.P.; B: imagen Landsat 5, de enero de 2003
(situación de aguas medias-altas). Las flechas en ambos registros señalan los únicos cambios advertidos en el área al cabo
de 90 años (dos canales que aparecen disminuidos en la actualidad).

Figura 21.- Tramo del río San Javier ubicado en el extremo superior del recuadro de Fig. 2. A: fotomosaico de noviembre
de 1974; B: imagen Landsat 5, de enero de 2000 (situación de aguas bajas en ambos registros). En esta zona fueron
evaluadas tasas máximas promedio de corrimiento lateral de ca. 1 m/año, medidas en los ápices de los meandros del canal
de 1er. orden. En los canales de menor jerarquía no se advirtieron cambios significativos en los últimos 50 años.

De acuerdo al análisis de datos de geotecnia de varios sondeos realizados en el sector de Fig.


20, y a muestreos del material del lecho en el canal principal, la estabilidad de los cauces en el
área se explicaría por la presencia de sedimentos cohesivos en sus perímetros (FICH, 2003).
Hacia el norte (zona de Fig. 21) la situación es diferente, y los canales principales tienen lechos
arenosos.
CONCLUSIONES

Se ha presentado un conjunto de casos de ríos que han experimentado migraciones no-


continuas, que cubren situaciones muy distintas de planicies aluviales de bajo gradiente, tanto
por sus dimensiones intrínsecas, como por sus propiedades de patrón morfológico, o de
distribución y frecuencia de geoformas en las planicies adyacentes. Los modos específicos en
que se efectuaron las derivas son, asimismo, diferentes.

Asociada a cada situación expuesta, fueron identificadas geoformas unitarias y asociaciones


geomorfológicas que crean escenarios adecuados para los desplazamientos por avulsión o
rectificación por desborde, al concentrar la escorrentía de inundación o el flujo en partes del
lecho, como en el cauce principal del Paraná.

Una condición común a todos los casos es que la construcción de tales escenarios es lenta, y
las geoformas o asociaciones morfológicas pueden identificarse con suficiente antelación, lo
que permite anticipar sitios potenciales para la ocurrencia de aquellos fenómenos. Ello puede
realizarse mediante un mapeo de zonas con diferente grado de susceptibilidad a las derivas no-
continuas de cauce, del tipo elaborado para el río Colastiné. En tal sentido, se destaca el bajo
costo del análisis.

Con relación al progreso de los procesos de corte o avulsión en el tiempo, se acentúa en el


hecho que los períodos involucrados están en el orden de la decena de años, tratándose en
general de fenómenos graduales, no súbitos.

Para finalizar, resulta claro que pronósticos sobre este tipo de fenómenos, en el que intervienen
variables de primer orden desconocidas (desarrollo hidrológico en el sistema) pueden
mejorarse con la profundización en dos aspectos, independientes entre sí:

a) la acumulación de más y mejor información del caso bajo estudio (hidráulica y topográfica,
principalmente, además de la que se ha reseñado en la descripción de los casos); y

b) la integración de disciplinas, en lo que se ha dado en llamar la “aproximación


geomorfológica-ingenieril” (Winkley & Schumm, 1994), a partir de la cual los autores han
propuesto una metodología de trabajo regional (Ramonell y Amsler, 2002).

LISTA DE SÍMBOLOS

Bc: ancho medio del cauce


Bv: ancho medio de la planicie aluvial
I c: pendiente del cauce
Iv: pendiente de la planicie aluvial
Qmód: caudal módulo
Qmáx: caudal máximo de la serie
Qmín: caudal mínimo de la serie
Qbf: caudal de cauce lleno
QRP70: caudal del río Salado en Ruta Provincial 70
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