Condenan Por Robo Con Homicidio de Un Conductor de Aplicación en Antofagasta

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Antofagasta, diecisiete de mayo de dos mil veintiuno.

VISTOS, OIDOS Y CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que, entre los días diez y doce de mayo del

presente año, ante este Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de

Antofagasta, constituida la sala por su Juez Presidente Claudia

Lewin Arroyo e integrada por las jueces Luz Oliva Chávez y

Marcela Mesías Toro, se llevó a efecto la audiencia de juicio

oral de la causa RIT N° 03-2021, RUC N° 2000083808-0, seguida por

el delito de robo con homicidio en contra del acusado Miguel

Ángel Solari Martínez, C.I. 20.543.399-6, chileno, nacido en

Antofagasta el 04 de noviembre del 2000, 20 años, soltero,

estudios medios completos, con domicilio de Calle Toconce N°

4400, población Ana Giglia Zappa de esta ciudad.

Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por

el fiscal adjunto Alberto Gallegos Morales, a la cual se adhirió

la parte querellante Inés Araya Oyarce representada por la

letrada Andrea Rozas Chacana del Centro Regional de Atención

Integral a Víctimas de Delitos Violentos, mientras que la

defensora particular Johana Godoy Escobar lo hizo respecto del

acusado Miguel Solari Martínez, todos con domicilio y forma de

notificación registrados en el tribunal.

SEGUNDO: Que, la audiencia de juicio se celebró a través de

modalidad telemática, mediante la plataforma Zoom. Durante el

desarrollo del mismo, se llevaron a efecto los interrogatorios y

contrainterrogatorios realizados tanto al acusado como a los

testigos y peritos de manera fluida y regular sin ningún tipo de

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intervención o contratiempos que hubiera podido afectar la

inmediación.

TERCERO: Que los hechos y circunstancias materia de la

acusación contenida en el auto de apertura del juicio oral, son

los siguientes:

El día 17 de enero de 2020, alrededor de las 23:00 hrs. en

circunstancias que la víctima Carlos Páez Araya se encontraba

realizando servicios para la aplicación In Drive, en su vehículo

marca Kia, modelo Rio 5, color gris, PPU LWKK.75, es abordado por

los imputados Miguel Solari y Camilo Oros, en calles Osorno con

Uruguay de esta ciudad, una vez en su interior, los imputados con

la finalidad de sustraer el móvil de la víctima, comienzan a

agredirlo con golpes en su cabeza, para luego, el imputado Solari

Martinez, con su brazo, proceder a tomar a la víctima del cuello

procediendo a estrangularla, después con la víctima sin vida se

dirigen en el vehículo hasta el sector del KM. 12 de la ruta 26,

donde dejan el cuerpo de la víctima en un sitio erizado,

sustrayendo el vehículo y huyendo del lugar con el móvil en su

poder. Luego el imputado Solari Martinez se comunica

telefónicamente con el imputado Yetro Castañeda, señalándole que

mantenía un vehículo, juntándose los tres imputados, manteniendo

en su poder el móvil de la víctima recorriendo distintos puntos

de la ciudad, procediendo luego el imputado Castañeda Quiroz a

dejar abandonado el vehículo en calle Orovilla, llevándose

consigo el celular de la víctima, la documentación y las placas

patentes del móvil, especies que botó a la basura, todo con la

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finalidad de que el delito no se descubriera. A raíz de lo

anterior, la víctima resultó con hematoma temporo parietal

derecho del cuero cabelludo y fractura de los cartílagos tiroides

y cricoides de la laringe, lesiones que le causaron la muerte a

la víctima siendo su causa asfixia por estrangulamiento.

Que, a juicio de los acusadores, los hechos antes descritos

constituyen el delito consumado de robo con homicidio, previsto y

sancionado en el artículo 433 N° 1 del Código Penal.

En el ilícito antes mencionado, los acusadores señalaron que

le corresponde al acusado participación en calidad de autor, en

los términos de los artículos 15 N° 1 del Código Penal, toda vez

que ejecutó los hechos de manera directa e inmediata. Asimismo,

señalaron que concurre a su favor la circunstancia atenuante de

responsabilidad del artículo 11 N° 6 del Código Penal.

Que, en cuanto a la pena, solicitaron se le imponga al

enjuiciado 20 años de presidio mayor en su grado máximo, las

accesorias del artículo 28 del Código Penal y el pago de las

costas de la causa.

CUARTO: Que, en el alegato de inicio, el Ministerio Público

sostuvo que tal como se puede observar, se está ante un juicio que

fue producto de una anulación, la que a criterio de la Corte se

refiere esencialmente a aspectos asociados a la fundamentación y

no es que haya dado lugar a la teoría de la defensa pues se dedicó

a abordar aspectos formales de la sentencia. Lo que se observará

en estos dos días de juicio, es la frialdad con que las personas

pueden actuar, respecto a conductas como ahorcar, abandonar un

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cuerpo, ocultarlo, estos actos serán observados primeramente en la

declaración de los familiares de la víctima, se contará con la

declaración de los funcionarios de la PDI que realizaron las

diligencias que permitieron identificar a los responsables, el

lugar donde fue abandonado el cuerpo, ocultado entre escombros.

Quizá la defensa repare respecto al ánimo de apropiación y

presente sólo un juicio por homicidio, lo que se explicaría pues

se teme a la aplicación del artículo 449 del Código Penal, este

marco penal rígido establecido por el legislador, eso llevará a

discutir cual fue el ánimo de lesionar, agredir o de apropiar,

pero lo que se tendrá que observar no sólo la conducta en sí misma

sino que también los actos posteriores que realiza el acusado, ya

que difícilmente se puede mostrar la psiquis del individuo, dentro

de su faz subjetiva lo que lo lleva a delinquir, pero se encuentra

en los actos posteriores a la ejecución del delito como el de

ocultar del cuerpo, de huir y que por hallazgos de terceros se

pudo encontrar el cuerpo de la víctima. El Ministerio Público se

compromete a que, en base a la declaración de los funcionarios

policiales, las imágenes a observar, las conductas realizadas por

el acusado, podrá llevar al tribunal, más allá de toda duda

razonable, a determinar la existencia de un delito de robo con

homicidio y no quedará más que determinar la responsabilidad y

culpabilidad del acusado.

La Querellante en tanto, en su discurso de apertura indicó

que tal como ha referido el Ministerio Público, se trata de un

juicio anulado solamente respecto de uno de los imputados y que

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por la prueba se logrará convicción de condena de que el imputado

tuvo directa participación en los hechos que se le acusan, se

advertirá la frialdad con que actuó, así que no quedará duda

acerca de la participación del imputado en los hechos, se podrá

discutir el tipo penal, sin embargo entiende que no hay duda que

acreditará por el que se acusó. Solicitó también un veredicto

condenatorio.

La defensa, por su lado, en su alegato de apertura, adelantó

que en el primer juicio cuestionaron la existencia del delito de

robo con homicidio, básicamente porque no se configura la figura

base esto es la apropiación si no que lo que hay fue un

ocultamiento de los efectos del delito, sería un homicidio

preterintencional y, eventualmente, el de homicidio simple.

Claramente, los actos dan a entender la ausencia del ánimo

apropiatorio que exige el tipo penal de robo; la versión de la

defensa, aboga por la existencia de un delito de homicidio

preterintencional, en este caso particular el Ministerio Público

sabe que lo que ocurrió en el vehículo solamente por lo que dijo

el imputado Solari y el sentenciado Oros. La versión es que iban a

un partido de futbol, a las 23:00 horas, es común los partidos en

la noche, tomaron una aplicación, en ese momento Miguel Solari

llamó a Michael Mandiola, testigo de la defensa, a quien le dijo

que le faltaba dinero y que le preste, fue escuchado por el

conductor y se generó una discusión, peleas a golpes entre la

víctima y Oros, por lo que intervino Solari en defensa de su amigo

usando una maniobra defensiva, desvaneciéndose la víctima, quedó

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consternado así que fue dejar el cuerpo a un costado de la

carretera y deshacerse del vehículo, pasándolo a Yetro Castañeda,

del cual nunca más supo. Así desde ya, como petición principal,

estima que se da la figura del homicidio preterintencional que se

sanciona como homicidio culposo y en subsidio, se pedirá condena

por el delito de homicidio simple, ya que se podrá probar la

figura base, además que se alegarán atenuantes responsabilidad

penal, como la del artículo 11 N° 9 y la del N° 8, al haberse

entregado su representado y reconocer el delito ante la Policía de

Investigaciones.

QUINTO: Que el encausado Solari Martínez, en la oportunidad

contemplada en el artículo 326 del Código Procesal Penal, es

decir, al comienzo del juicio, y advertido de sus derechos,

manifestó su deseo de prestar declaración en juicio.

Partió señalando que el día 16 de enero con Camilo tomaron un

inDriver por calle Colombia, se dirigían a la cancha Velocidad, en

el camino recibió un llamado su amigo Michael que le pidió que se

apurara pues el partido estaba por empezar, explicándole que no

tenía para pagar el inDriver y sólo llevaba para pagar la pura

cancha, le dijo que no se preocupara que cuando llegara le iba a

pagar todo, cortó, el chofer detuvo el auto, se orilló a un

costado, le preguntó que por qué había pedido un auto si no tenían

para cancelarle, le dijo que no se preocupara pues en la cancha

iban a cancelarle todo, él comenzó con su desconfianza, ahí fue

donde Camilo le dijo que no se preocupara y estuviera tranquilo,

se produjo una discusión a puros disparates y ahí Camilo con el

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chofer se fueron a los golpes, éste comenzó a golpear a Camilo y

como él iba a atrás, sólo atinó a sacar al chofer de encima de

Camilo, con su antebrazo lo sostuvo como cinco o seis segundos, de

ahí lo soltó y se desvaneció, botó espuma por la boca. Con Camilo

no tenían reacción, no sabían qué hacer, después reaccionó un

poco, el asiento de chofer lo estiró hacia atrás, al chofer lo

dejaron en el asiento de atrás, se puso a conducir sin saber

manejar, se fueron por el mismo camino donde venía, subiendo por

Salvador Allende, saliendo de Antofagasta, a la primera curva hay

como un estacionamiento de vehículos, ahí dejaron el cuerpo, se

bajaron con Camilo y de ahí se dirigió hacia a su casa, donde dejó

el auto estacionado a la vuelta de su casa, luego se fueron a su

casa con Camilo, estaba muy asustado, le dijo que no sabía qué

hacer, llamó al Yetro pidiéndole que lo ayudara, él llegó, se

dirigieron hacia el auto, ahí Camilo ya se había ido para su casa.

Se dirigieron hacia el vehículo, lo dejaron en otro lado más lejos

de su casa, le entregó a él las llaves diciéndole que no quería

saber nada del vehículo, que no lo involucrara en problemas,

quería alejarse de todo eso se dirigió a su casa y de ahí no supo

más de eso, hasta que por Facebook se enteró que el joven había

fallecido.

Al fiscal le contestó que la cancha se llama Velocidad; el

partido era de 10:00 a 11:00 de la noche más o menos, lo

organizaba Michael, jugaban con amigos de él, había ido antes a

ese lugar, fue un par de meses antes, ocasionalmente, igual iba

seguido. Es de libre acceso la cancha, pero está como escondida,

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como al fondo de una casa, se puede entrar a cualquier hora. Salía

$1200 pesos, cierra como a las 12:00 o 1:00 a más tardar.

No golpeó al conductor, sólo lo tomó con el antebrazo, no lo

golpeó ni nada, lo tomó como con la parte del codo, le abrazó el

cuello con su brazo. Este conductor le dejó moretones en la cara a

su amigo, en su lado izquierdo, denunció la agresión, pero no sabe

dónde lo hizo, fue el día en que los detuvieron. Se entregaron

voluntariamente con su abogado, en ese momento hizo su amigo la

denuncia y constató lesiones; pasó como una semana desde los

hechos hasta que se entregaron. Los hechos parece que fueron el 16

o el 17 de enero; el conductor no lo golpeó a él, sólo a Camilo

que estaba más cerca; era grande el conductor; lo tomó por el

cuello sólo por unos segundos, la víctima iba sentada en el

asiento del conductor. Cuando se desvaneció el caballero, el

asiento de conductor lo empujó hacia atrás, luego lo sujetó con

Camilo y lo dejaron en el asiento trasero; en ningún momento se

bajaron del vehículo, lo hicieron todo adentro, en ese momento la

persona no reaccionó, fue algo rápido todo, fueron como 15

segundos; se sentó luego en el asiento del piloto y se puso a

conducir, lo hizo todo por dentro del vehículo, tenía nervios y

miedo a que lo vieran; desde los hechos hasta el lugar en que

dejaron a la persona, no recuerda cuánto tiempo pasó, no recuerda

tampoco la distancia. Se fue por la misma calle en que venían, por

Buenos Aires, insistiendo que no se sabe las calles, y de ahí

llegaron a la Avenida Salvador Allende, le tocó virar por varias

esquinas hasta llegar a esa calle. Dejaron a la persona por miedo

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a lo que había ocurrido, no sabía que estaba fallecida, se enteró

por redes sociales, por Facebook. Nunca había hecho algo así, por

su mente pasaron muchas cosas, se imaginó que estaba muerto. El

miedo pasó por su mente, le pasaron miles de cosas, debido a que

se había desvanecido el conductor, el susto de mover el cuerpo. Se

bajaron del vehículo y lo sujetaron por los hombros, lo dejaron en

un estacionamiento saliendo de Antofagasta, en la primera curva,

estaba visible al público el cuerpo. Se fue a su domicilio después

de eso. Primero dejó el auto como a una cuadra y de ahí cuando

llamó a Yetro, lo dejó más lejos. Usaron el auto para llegar más

luego a su casa y luego lo iban a dejar tirado. No sabe por qué no

lo dejaron arriba, con el cuerpo. No denunciaron a esta persona

que lo agredió, por susto o por miedo. Se puso en el medio del

vehículo, no se paró entre los asientos del vehículo.

A continuación, y para los efectos del artículo 332 del

Código Procesal Penal a fin de evidenciar contradicción, le fue

exhibido al acusado la siguiente declaración que prestó el 30 de

enero del 2020, ante PDI por delegación del fiscal: “Fue en ese

momento, que repentinamente el conductor se va sobre Camilo

golpeándolo con golpes de puño cuando veo a Camilo sólo trataba de

defenderse cubriendo su rostro, ante esto procedí a defender a mi

amigo parándome en medio de los asientos delanteros y tomándolo

con mi brazo desde su cuello con la finalidad de tirarlo para

atrás y sacarlo por encima de Camilo. Cuando logré sacarlo de

entre los asientos, lo solté, él se fue a su puesto y comenzamos a

lanzarnos golpes de puño en diferentes partes del cuerpo, siempre

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desde la cintura hacia arriba, cabe señalar que siempre fueron

golpes de puño y nunca se utilizó un objeto contundente.”

Con respecto a “pararse entre medio de los asientos”,

respondió que no se paró, estaba en el medio, vio como estaba

encima de Camilo el chofer. Insistió en que quienes se golpearon

fueron Camilo con el chofer, y que él no lo golpeó.

A la querellante le respondió que el auto era gris, pequeño,

parece que era un Kia Río. Esa cancha queda como 20 a 30 metros de

su casa. Demora como 20 minutos en llegar, queda en el sector

centro, cerca del ferrocarril. Llevaban como $1200 pesos, para la

cancha, tomaron ese medio de transporte para llegar más rápido y

además ya había conversado con su amigo y le dijo que se fueran no

más. Y en el camino le reiteró que no tenía dinero. Estaba

conversado lo del pago. Iba con un poleron, short y una mochila

tipo bolso con ropa de deporte. El partido iba a empezar como a

las 10:30 horas, aunque no se acuerda mucho de ello. Tomaron el

taxi como a las 10:00 de la noche. Le habían avisado tarde del

partido y se estuvo consiguiendo dinero para pagar la cancha. No

recuerda el horario que recibe la llamada de Michael. Esto fue en

el mismo vehículo, en el mismo momento se pasó, todo ese momento

ocurrió cuando tiró el cuerpo hacia atrás.

A continuación, y para los efectos del artículo 332 del

Código Procesal Penal a fin de evidenciar contradicción, le fue

exhibido al acusado la siguiente declaración que prestó el 30 de

enero del 2020, ante PDI por delegación del fiscal: “Es así que yo

procedo a tirar el respaldo del piloto hacia atrás con la

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finalidad de colocarlo en el asiento trasero, luego me bajé del

vehículo y me subí en la parte del conductor”. Al respecto aclaró

que en ningún momento se bajó del vehículo, sólo lo hizo cuando

llegaron al lugar en dónde dejaron el cuerpo.

A tirones manejó y llegó al destino porque sabía lo

principal. Esa ruta de salida de Antofagasta, no la conocía muy

bien, tampoco conocía el lugar en que dejaron a la víctima. El

auto queda cerca del lugar dónde dejaron el cuerpo, lo bajaron y

lo dejaron ahí mismo. Se devolvieron por la misma ruta, por

Salvador Allende, ya que vive abajo. Apenas llegaron, se bajaron

con el Camilo y se dirigieron a su casa. No vio nada respecto al

chofer, no vio ninguna cosa, no hicieron tanto esfuerzo para bajar

al chofer. Llamó a esta otra persona porque no sabía qué hacer, a

Yetro lo conoce hace años y sabía que lo podía ayudar, se

dirigieron al auto y le entregó las llaves y del vehículo no supo

más. Después que cambiaron el vehículo de lado, se fue a su casa

como a las 12:00 o las 12:30. Llegó, se duchó, se cambió de ropa y

se acostó. No consulta qué pasó con el auto ni con la persona. Por

Facebook se enteró de la persona que encontraron fallecida,

también salía en redes sociales que habían encontrado el vehículo.

En forma espontánea supo lo del vehículo y del chofer.

Cuando encontraron el vehículo, se dirigió donde su hermana y

le contó todo lo que había pasado, luego le contó a su mamá y de

ahí hablaron con un abogado. Encontraron a dos cuadras de su casa

el auto, no ubica el nombre; caminando son como 5 o 10 minutos,

estaba dentro de la población donde vive. Conversó con su familia

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y un abogado para entregarse.

A su defensora le contó que se juntó con Camilo Oros, debajo

de su casa, en una placita, el dinero se lo consiguió con su

madre; estaba solo cuando le pidió dinero. Vive con su hermana

Jocelyn, su mamá vive al frente de ellos. Cuando le dio el dinero,

le dijo que era para ir a jugar a la pelota con el Michael y el

Camilo, de ahí fue a la plaza a juntarse con el Camilo. Es la

plaza Ana Giglia; pidió la aplicación inDriver en la esquina de la

plaza. El partido lo había organizado Michael 40 minutos antes y

lo había llamado, como estaba a última hora usó esta aplicación.

Cuando se subieron, el valor del trayecto era de 3 mil pesos. Ya

sabía el valor, pues antes había ido a esa cancha. Le dijo a su

amigo que no tenía dinero, pero él le dijo que fuera de todas

maneras. Michael lo llamó mientras iba en vehículo y le preguntó

por dónde venía, que se apurara pues estaba por comenzar el

partido. Habló por altavoz en el vehículo. El chofer detuvo el

auto y les empezó a decir que por qué requirieron el auto si no

tenían para pagar, le decía que no se preocupara, que allá le iba

a pagar todo, se puso agresivo, los trató con garabatos, él

mantenía desconfianza; primero golpeó el chofer al Camilo quien

también sólo tiró un par de golpes. Con su brazo lo empujaba, pero

no salía encima de Camilo, entonces ahí atinó con el brazo. Se

desvaneció al asiento del conductor la víctima. No tenía la

certeza si estaba muerto, no le tomaron el pulso, no verificaron

si estaba helado. Sabía lo principal, embriague, primera, freno y

esas cosas. Lo del chofer fue inesperado, nunca pensó que iba a

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fallecer una persona. No tenía antecedentes penales ni detención

por algún delito. Por su mente pasaron miles de cosas, como estaba

muerto, que algo le iba a pasar. Le entregó el vehículo a Yetro

Castañeda para que se llevara el auto y no lo vincularan a él.

Después no supo más de él, nunca lo usó. No revisó el vehículo. En

el trayecto en que dejan a la víctima y llevan el vehículo a Yetro

Castañeda, los vio un fumón de la población. Lo vio y preguntó por

qué venía nervioso, desesperado y transpirado y le respondió que

le había pasado algo. Le dijo que si lo había visto dijera que no

sabía nada de él. Le contó a la hermana con la que vive,

contratando más tarde a la abogada Karina. Le indicaron que tenían

derecho a guardar silencio y no obstante ello, declara. Cuando

llegaron a la PDI les dijeron que todavía no llegaba el papel de

arresto. No existía nada. A Yetro Castañeda lo conoce hace muchos

años. Le pidieron el celular y lo entregó.

Al tribunal le aclaró que tomó el inDriver en la esquina de

la placita. La cancha Velocidad está al sur. La población en que

vive se encuentra al norte de avenida Salvador Allende. Cuando los

increpó el chofer, iban ya por el ferrocarril. Cerca de la Copec,

cerca de la animita obtuvo la llamada, luego dos cuadras más hacia

el sur ocurrió la discusión con el chofer, estaban a 10 o 15

minutos de la cancha. Luego de la interacción con el chofer, tomó

la misma ruta de vuelta y demoró harto, porque no tiene

experiencia para conducir además que el auto se le paraba a cada

rato. En ese período el chofer nunca recuperó la conciencia. Se

demoró entre 15 y 20 minutos en llevar al chofer hasta el lugar

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donde lo dejaron. Y de ahí retornó a su casa, que queda hacia el

sur de Salvador Allende, se equivocó en la respuesta anterior.

Llegó a su casa como a las 12:00 a 12:30 horas.

Lo que quería es que el auto no estuviera cerca de su casa,

no quería saber más de él. No podían ellos dos dejarlo tirado, ya

que Camilo estaba en shock, no hablaba nada, él estaba muy

nervioso, no sabía qué hacer, por eso llamó a Yetro.

Re preguntado por la querellante, respondió que el chofer

paró, se orilló y empezó todo. Precisó que bajó una calle, a un

pasaje y se orilló el chofer. Desde el pasaje, siguieron derecho

hacia abajo, doblaron hacia el norte, siguieron derecho, subieron

y llegaron a la esquina de la animita Pedrito Montt, subieron por

la Copec y doblaron hacia el norte, siguieron derecho hasta la

Avenida Salvador Allende.

SEXTO: Que, en la audiencia de preparación del juicio oral,

los intervinientes no acordaron convenciones probatorias, según

consta del auto de apertura.

SEPTIMO: Que, con la finalidad de acreditar los hechos

materia de la acusación el Ministerio Público presentó las

siguientes probanzas, a la cual adhirió la parte querellante:

Prueba testimonial.

1.- Gessenia Jacqueline Estay Saavedra, conviviente de la

víctima.

2.- Marco Antonio Bruce Arriagada.

3.- Claudia Katherin Quiroz Vega.

4.- Camila Andrea Quiroz Vega.

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5.- Cristofer Andrés Quiroz Vega.

6.- Carlos Nicolás Guzmán Andrade. Sargento 1° de

Carabineros.

7.- Ckristian René Narváez Asken. Comisario de la Policía

de Investigaciones.

8.- Francisco Javier Rojas Bravo. Sub Comisario de la

Policía de Investigaciones.

Pericial:

1.- María Eliana Rojas Méndez. Perito dibujante de la

Policía de Investigaciones. Declaró por el informe planimétrico

N° 17/2020.

2.- Sergio Andrés Ulloa Rojas. Perito huellográfico de la

Policía de Investigaciones. Declaró por el informe huellográfico

N° 81/2020.

3.- Carlos Mauricio Gutiérrez Madariaga. Médico legista del

Servicio Médico Legal. Declaró por el informe de autopsia N° 02-

ANT-AUT-020-20.

Documental y Pericial de conformidad al artículo 315 inciso

final del Código Procesal Penal:

1.- Certificado de defunción de Carlos Alejandro Páez Araya.

2.- Informe de alcoholemia de la víctima.

3.- Informe toxicológico de la víctima.

Otros medios de prueba:

1.- Set de dieciocho (18) fotografías del informe de

autopsia.

2.- Set de diecinueve (19) fotografías del informe N° 21.

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3.- Set de quince (15) fotografías del informe N° 22.

4.- Set de veinte (20) fotografías del informe N° 19.

5.- Dos (2) imágenes satelitales contenidas en el informe

planimétrico N° 17/2020.

6.- Un (1) plano contenido en el informe planimétrico N°

17/2020.

OCTAVO: Que, por su lado la defensa adhirió a la prueba

fiscal, ofreciendo además los siguientes testigos:

1.- Marcela Cristina Martínez Martínez. Madre del acusado.

2.- Jocelyn Andrea Solari Martínez. Hermana del acusado.

3.- Michael Paolo Mandiola Carvajal.

4.- Paulina Andrea Corona Sánchez.

5.- Guillermo Eduardo Rivadeneira Oros.

NOVENO: Que, en sus alegaciones de clausura, el Ministerio

Público señaló que la acusación aduce un tipo penal compuesto,

acción homicida y acción de apropiación dentro de un robo por lo

tanto la carga que asume el persecutor es probar estos dos

elementos. En lo que refiere a la figura homicida, tanto en el

alegato de apertura de la defensa como en la declaración del

imputado, se llama a entender que ahorcar a una persona por la

espalda es un acto defensivo. Gracias al perito, cada acción

llevó mucho más allá de los 5 o 10 segundos que dijo el imputado,

fueron uno o dos minutos y que a esta conducta de ahorcar se le

suma una agresión anterior que es un golpe en la cabeza que causa

que la víctima tenga menores posibilidades de defenderse. En un

proceso de asfixia y muerte por ahorcamiento, el perito señaló

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dos etapas concretas, un paro respiratorio y un paro cardio

respiratorio, dentro de ese tramo se refirió aproximadamente tres

minutos, eso quiere decir que la acción, que la agresión que

realizó el acusado fue mucho más allá de los cinco segundos que

plantea, fue una acción capaz de causar la muerte, significó dos

minutos en que pudo desistir de la acción, en la eventualidad que

el dolo fuera sólo de lesionar, pero tal figura se contradice con

las imágenes que se pudieron ver en el juicio, una fractura de su

laringe, el perito señaló que la acción debió haber tenido tal

fuerza para provocar su destrucción. Dentro de esta conducta el

acusado señaló que actuó en defensa de su amigo, lesiones que

nadie vio, que no se denunciaron ni se constataron, es decir, a

criterio del Ministerio Público, derechamente no existieron, no

obstante, sí se puede tener certeza que existió este golpe en la

cabeza. Al ser consultado en el juicio, el acusado dijo que nunca

lo golpeó no obstante existía este hematoma en el cuero

cabelludo, que a criterio del perito provocó cierta inestabilidad

de conciencia lo que facilitó enormemente la acción homicida del

acusado y a eso se le debe sumar los eventos posteriores, tal

como tomar el cuerpo, salir 12 kilómetros del límite de

Antofagasta y ocultarlo entre la basura. Dijo el acusado que lo

dejaron ahí para que lo encontraran, pero ocurre que el cuerpo

fue ocultado, detrás de un bloque de cemento y tapado con basura,

cuatro días después de la acción homicida, bajo ninguna

posibilidad, bajo ningún criterio se buscaba que la víctima fuera

encontrada. Tomaron a una persona de 1,75 metros y lo tiraron

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atrás de un auto que el mismo imputado describió como chico,

pequeño. Se observaron las fotos del lugar del cadáver, de las

lesiones de la víctima, todos estos elementos llevan a entender

que la conducta realizada por el acusado, fueron más de 5

segundos, que no tuvo otra connotación que causar la muerte, esto

fue un proceso en que el ahorcamiento duró 2 minutos. Todos los

elementos llevan a concluir que hubo una acción homicida.

En cuanto a la apropiación, a lo menos, hay dos momentos

exactos en que pudo terminar la conducta homicida: al interior

del vehículo cuando la persona ya fallece y cuando se abandona el

cuerpo en un basural, en estos dos momentos si la acción era de

matar y no de apropiar se podrían haber abandonado las especies y

el vehículo, pero no lo hicieron. A eso se suma la declaración

que prestaron los funcionarios policiales, a este vehículo se le

dio una utilidad, y aquí asoma una frase bastante especial, que

se repitió a lo menos en cuatro ocasiones, “me pitié un auto”,

“me bajé un auto”, que significa que se habían robado un vehículo

y a esto se suma la declaración de la pareja de la víctima quien

mencionó que aquella llevaba ese día un banano, las llaves del

auto, su billetera y dinero. Y para justificar por qué llevaba

dinero, da esta testigo una respuesta bastante lógica, la víctima

ese día se encontraba realizando una labor comercial, el traslado

de pasajeros, lo que podía ser pagado con tarjeta o dinero en

efectivo, para dar vuelto, dinero y billetera que no fue

encontrada; también portaba un teléfono Huawei, y en base a la

información aportada por funcionarios policiales esta especie fue

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utilizada para silenciar a otro testigo, lo que se relaciona con

lo que dijo el propio imputado, que un fumón los había visto

ocupando un vehículo así que le pide que no le diga a nadie, pero

se tienen más detalles proporcionados por los funcionarios

policiales pues, para ganar este silencio le entregó una de las

especies sustraídas, un teléfono. La pareja dijo que era un

teléfono Huawei y el que le fue entregado al fumón, era de esa

misma marca. Hubo otros elementos que demuestran la utilización

de este vehículo, un testigo dio respuestas escuetas pero claras

al referir que un día vio el auto en una posición y después en

otra. Se cuenta además con las declaraciones de los co imputados

quien dijo que se fueron carretear, a comprar unos pitos, fueron

a buscar unas amigas, llegaron a las tres de la mañana, incluso

la propia madre de ese imputado declaró que su hijo llegó a las

03:00 de la mañana, que lo usó después también al decir Yetro que

llegó a Miguel a la casa de su polola, ellos asumieron el poder y

control de las especies cuando la víctima ya está muerta, por eso

utilizaron un vehículo, un teléfono para silenciar a un testigo,

se repartieron los dineros. Respecto a las declaraciones de los

testigos de la defensa, una frase que se escuchó mucho fue “no lo

recuerdo” a elementos de contexto, o bien contradicciones, como

cuando el imputado dijo que llamó a Michael al interior del

vehículo y éste refirió que estaban esperando el Indriver, y ese

tipo de situaciones se encontraron en varias ocasiones. El

Ministerio Público mostró elementos suficientes para acreditar el

homicidio y respecto de la apropiación hay elementos bastante

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claros: había dinero, había especies, no fueron encontrados y el

vehículo fue utilizado. Por todo lo expuesto, insistió en un

veredicto de condena por el delito de robo con homicidio.

A su turno, la parte querellante, en sus alegaciones

finales, partió refiriendo que lo que impacta este caso es la

frialdad con que actuó el hechor. Se ha escuchado la declaración

del imputado como de testigos como una situación casual, que se

fue de las manos y en defensa de tercero, pero se ha acreditado

el tipo penal por el que fue acusado. La tesis de la defensa fue

que tomaron el vehículo por un supuesto partido, hay dos

posibilidades, hubo un partido de futbol o bien que nunca

existió. La intención del imputado era la de sustraer las

especies, a su juicio, esta sería la versión más lógica y la

correcta. La participación se ha acreditado con algunos aspectos

de su declaración, como de lo que reportaron funcionarios

policiales quienes recabaron declaraciones de testigos y de los

coimputados. Solari dijo que tomó a la víctima desde el asiento

de atrás y refiere haber realizado esta maniobra por detrás con

la intención de detener la agresión que sufría el amigo, pero se

cae esta tesis, el imputado lo asfixia, versión que es contada no

sólo por el imputado, sino que también se tiene la declaración de

Yetro, y respecto de él se agrega este elemento que se trató de

asfixiar con cordel que se cortó y luego lo hizo con su brazo,

cuando alegó haberse deshecho del cordel. No deja de llamar la

atención la lesión que tiene la víctima en su cabeza, hubo un

golpe desde el sector del copiloto, queda claro que también

20
participa de estos golpes, el chofer se puso de costado para

agredir al copiloto queda con su parte derecha hacia la zona de

Miguel, es probable y posible que Miguel haya golpeado a la

víctima. Luego una vez que la persona fallece, se deshacen del

cuerpo y la frialdad con que se deshacen deja perplejo. Salir del

radio urbano, dejarlo detrás de un macizo, oculto en la basura y

que sólo fue habido cuando una persona “cachureaba” por el

sector. Se subió al vehículo y lo maneja, sin embargo, las

maniobras que ejecuta distan harto de no saber manejar, por lo

tanto, causa bastante duda esta afirmación. En cuanto a la

apropiación, el imputado se reparte el dinero y se sabe por la

propia declaración que brinda Yetro; el celular que lo entrega a

una persona, a un fumón, aspecto corroborado por parte de los

policías, tal como da cuenta el Comisario Narváez. Hubo frialdad

en el uso posterior del vehículo, hay un ánimo y esta intención

de desaparecerlo, hay un uso. De toda la prueba rendida, respecto

de los testigos aportados por la defensa, es un discurso

preparado, aprendido, no aportan mucho en el esclarecimiento y de

plano se descarta que exista otra figura delictiva, además del

daño causado por el delito. Era un padre de familia, hay padres

que quedaron sin un hijo, tres hijos sin un padre, con otra

familia en formación. Insiste en un veredicto de condena.

La defensa del acusado, expuso en sus alegatos de clausura,

que en esta causa, se ha dado una situación bastante particular,

lo que ocurre en relación al ilícito y la dinámica de los hechos,

la conoce la Fiscalía a través de la declaración de Solari

21
Martínez, no podemos creer en los que le conviene y desvirtuar en

aquello que no, ya que el Sr. Solari Martínez pudo haber guardado

silencio, como dijo su hermana. Lo que relata no es normalmente

lo que normalmente ocurre en un delito de robo ni en un delito de

homicidio. Hubo una discusión, una pelea en relación al valor de

la tarifa de una aplicación, más allá si hubo o no golpes. Y en

ese sentido, si se está con la versión más terrible el órgano

persecutor, esto es el golpe de Solari hacia la víctima,

claramente ninguna de esas lesiones son mortales ni se dañó un

órgano vital, lo que demuestra el animus necandi, ninguna de esas

lesiones da a entender que Solari se representó en dar muerte

cierta a la víctima, incluso en la lesión que fue defensiva, pues

lo que hizo su defendido son técnicas que se aplican en las artes

marciales para reducir al adversario como el judo; el tiempo,

haya sido dos o tres minutos cualquiera haya sido la intención

era de lesionar, y conociendo de esta versión del imputado, la

defensa se inclina en sostener un homicidio preterintencional,

claramente la acción desplegada por Solari Martínez tenía la

intención, un dolo directo de dañar a la víctima, pero lo que no

sabe es que puede terminar con la vida de la persona sobretodo si

se realizó en el contexto de una pelea. En este relato no hay por

ningún lugar que los golpes hayan empezado con la intención de

robar, no se puede interpretar la prueba en ese sentido. Solari

pelea para defender a su amigo, lo que se apoya en los dichos de

Rojas y Narváez, y luego cuando se desvanece, tomó la peor

decisión de dejarlo abandonado y para ocultar su ilícito quiere

22
ocultar la evidencia que lo inculpa por eso se desprende del auto

y se lo entrega a su amigo y éste le da distintos usos, él tomó

el control del vehículo, él lo va a limpiar con su tío, botó las

patentes, la billetera de la víctima, él dijo que el dinero se

distribuyó entre Oros y Solari, pero eso no lo prueba nadie; hay

testigos, la hermana de Solari y Paulina Corona que dijeron haber

visto llegar al imputado a las 1:00 de la mañana; que tuvo un

comportamiento extraño que duró por una semana, y que lo único

que hacía era llorar y no salir de la pieza, por tanto no tuvo

contacto con el exterior, no siendo un joven de esas

características ya que sus amigos dijeron, Michael y Guillermo

que jugaba 3 partidos en el día; su comportamiento es distinto a

un joven que tiene un compromiso delictual o una trayectoria

diferente, y por eso cuestiona el testimonio de Yetro Castañeda

ya que no se presentó voluntariamente, si no lo hace PDI no se

hubiera presentado nunca, no tomó la decisión de enfrentar la

justicia, contar lo que había pasado pese a las consecuencias,

entregar su teléfono celular, sino que entra en escena con

posterioridad a que sus amigos se entregaran y lo que hizo fue

imputar responsabilidad con aspectos que ni siquiera son

comprobables, ya que la fiscalía, conociendo las versiones del

acusado y teniendo en cuenta el tipo penal tan grave, en este

caso no se investigó ninguna de las aristas, no se investigó a

las amigas, en cambio, tienen la versión de la familia del

imputado que afirmaron que ese día no salió de la casa lo que

contradice a Castañeda.

23
En relación a la pericia de Carlos Gutiérrez, no se plantea

ninguna hipótesis múltiple de trabajo, sólo trabaja una hipótesis

que es la del acusador que se trata de una acción homicida, habla

de un golpe en la cabeza que no tiene compromiso de un órgano

vital que se puede ocasionar con un elemento contundente, que

puede ser el pavimento, o el golpe de un puño, en ese caso no

genera la muerte, podría sí generar un atontamiento; la lesión de

defensa que es poner el brazo en el cuello, genera una fractura

una obstrucción a la vía aérea pero si hay una obstrucción, sin

necesidad de ser médico, lleva a concluir que el proceso de

asfixia puede ser más rápido; no dio datos de enfermedades que

pueden afectar a la laringe como le fue requerido por la defensa,

se sabe que hay enfermedades que afectan a los cartílagos como la

artrosis o trauma laríngeo externo. En ese sentido entiende que

la pericia da la razón a que la maniobra fue de lesionar. En

cuanto al lazo, debe ser descartado de plano pues si se hubiese

usado habría dejado huella en la estructura o cuello de la

víctima; no hubo lesión de un órgano vital.

La versión del acusado en este aspecto, debe ser considerada

creíble por sobre la de Castañeda, atendido que la intención no

fue la de matar, por el apoyo de los testigos de descargo ya que

existió un partido de fútbol lo que dijo el día 30 de enero del

2020 y no recién en este juicio, versión corroborada por Michael

Mandiola y Guillermo Rivadeneira. Si bien Michael no fue tan

preciso, pero dio un rango de tiempo que puede ser aceptable; se

tiene los testimonios de las otras testigos dieron fe del dinero

24
que le pidió a su mamá, que salió alrededor de las 23:00 horas,

que volvió a las 1:00 a la casa en donde él duerme. La hermana y

la mamá, se les consulta, indican que no encontraron nada extraño

en sus pertenencias. Por tanto, a partir de esta develación de

Solari se desencadena la existencia de este delito.

En cuanto al delito de robo con homicidio, no se probó el

delito contra la propiedad, la versión de Castañeda no debe ser

creíble mientras que su representado confesó y se presentó a la

justicia, mientras que los dichos de Castañeda no fueron

comprobables, además de haberla cambiado durante la

investigación; la teoría de la fiscalía en lo que refiere al

homicidio, no se han hecho cargo ni del dolo directo ni del dolo

eventual, más allá de lo que declaró el perito. Claramente, deben

acreditarse ambos tipos penales y que además el robo se cometió

con ocasión del homicidio.

Por lo tanto, solicita, como petición principal, que se

condene a su defendido como autor de homicidio preterintencional

u homicidio culposo por aplicación del artículo 75 del Código

Penal. En subsidio, se le condene por el homicidio simple, como

autor ejecutor y en este último caso entiende que concurren la

circunstancia del artículo 11 N° 9 del Código Penal y en subsidio

la del artículo 11 N° 8 del mismo cuerpo legal por su

declaración, tal como lo ha dicho el funcionario Narváez, esto es

que se sabía quiénes estaban involucrados pero no del contexto de

lo que habría ocurrido dentro del vehículo, luego hay una pericia

huellográfica en la que su representado no ha sido sindicado, no

25
obstante el 30 de enero él compareció junto con su madre y la

colega Karina Ibarra a reconocer el delito, se entregó y confesó

el delito, además que su madre entregó el celular y el chip lo

que quedó consignado en un acta, sin que hubiera orden judicial

de detención en su contra.

El persecutor, en sus réplicas, se avocó en destacar que la

conducta desplegada por el acusado es claramente, un dolo directo

ya que la conducta por éste desplegada consistió en ahorcar,

asfixiar a la víctima, abrazándola desde el cuello, tomándola con

tal nivel de intensidad y fuerza que le provocó la fractura de su

laringe, se pudo observar este hecho en las propias fotografías

donde se veían trozos de cartílagos en la laringe esparcidos por

la garganta y a eso se le suma la conducta en que se observa en

la víctima mantenía un golpe en la cabeza con compromiso de

conciencia, y durante todo el tramo de tiempo que lleva causarle

la muerte a una persona a través de la asfixia el acusado mantuvo

su conducta en forma constante e insistente. Y ante la

eventualidad de aceptar una idea distinta respecto a un dolo

directo, a lo menos se puede observar en la conducta desplegada

por el acusado un dolo eventual, pues desde la visión de un

hombre medio conforme a las reglas de la lógica, la sana crítica,

cualquier persona que priva a otro de un acto vital como respirar

puede por lo menos preverse que podrá causarle la muerte, y

sabemos de esta conducta pues él mismo señaló en estrados de que

tomó por el cuello a la víctima, los resultados de esta acción

son las que se vieron en el peritaje. Privar a una persona de

26
respirar, en un lapso de tiempo tal, que cause la muerte de una

persona, es a lo menos un dolo eventual y de esa forma lo ha

entendido la Corte de Apelaciones de san Miguel en sentencia

causa Rit 10094-2014 en la cual enuncia que, en el punto N° 4 “el

fenómeno del homicidio preterintencional se produce cuando el

sujeto activo ha provocado la muerte de la víctima en

circunstancias en que sólo aspiraba a atentar contra su

integridad física sin haber querido o aceptado la posibilidad que

ello ocurriera, debe concurrir dolo para estos efectos, luego que

la muerte haya surgido de un resultado no deseado ni previsto, se

ha señalado este modo que adviene el delito preterintencional

cuando existiendo dolo en el agresor para provocar lesiones con

un medio idóneo para ello le provoque la muerte sin que

razonablemente dicho medio sea apto para ese fin”. Que quiere

decir esto, que la conducta desplegada por el sujeto activo debe

contar con medios idóneos para provocar la lesión y un medio no

idóneo regularmente para causar la muerte, en este caso se está

hablando de una asfixia, ahorcar una persona. Conforme a esto se

trae a colación la sentencia Rit 130-2014, Corte de Apelaciones

de Concepción del 14 de marzo del 2014, en el punto N° 4

“Concurrió entonces el acusado esa voluntad de acción orientada a

la realización del tipo objetivo, acción, resultado y reacción de

causalidad que configura el dolo penal, está plenamente

consciente de la actividad desarrollada en su naturaleza formada

y medio de ejecución iniciando un concurso causal de efectos

conocidos o al menos probables representado los cuales, no

27
hicieron desistir de su ataque demostrando voluntad de

concreción, se suma a esto, no en todo caso de ser efectiva la

alegación de la defensa en el sentido que la voluntad inicial del

acusado era sólo de lesionar, igualmente el hecho objeto de la

acusación debe ser calificado jurídicamente como homicidio simple

cometido con dolo eventual ya que el agente pudo representarse el

resultado mortal como probable no obstante ello persiste en su

ataque.” En ambos ejemplos, la figura fue desechada respecto a

un homicidio preterintencional, en el sentido que el medio

ejecutado para causar la muerte es idóneo como tal, en este caso

privar a alguien de respirar, de oxígeno más allá de dos minutos

para causarle la muerte. A su turno la sentencia de la Corte de

Apelaciones de Concepción habla de un lapso de tiempo donde el

sujeto activo puede desistir de su conducta, esto es, la conducta

de lesionar estaba concluida con el golpe que se le dio a la

víctima en la cabeza, toda la conducta posterior es la que le

causa la muerte sobre elementos que demuestran, a lo menos, un

dolo eventual en la ejecución del delito de robo con homicidio,

por lo que el Ministerio Público insiste en su pretensión de

condena.

La querellante al replicar, refirió que la realidad de los

hechos sólo se podría conocer si se contara con la víctima, sin

embargo, de todo el conjunto de prueba que rindió, se puede

llegar a la conclusión de cómo se llevaron a cabo los hechos y

la verdad es que los imputados se subieron a ese vehículo con la

clara intención de asaltar, robar, quitar el dinero y

28
pertenencias del chofer, y lamentablemente con ocasión de esta

circunstancias del robo, al oponer resistencia la víctima, el

acusado lo asfixia al poner el brazo sobre su cuello, entendiendo

que ya que se encontraba con la lesión en la cabeza, se puede

hablar de premio, porque obtiene el vehículo, además que de la

prueba rendida se puede obtener que en un principio la sola

intención del imputado era asaltar u obtener el dinero y

pertenencias para luego irse, pero se provocó todo este hecho

que, con ocasión de este robo. Todo esto se obtiene a través de

la declaración del propio imputado al reconocer haber asfixiado

al conductor, además el mismo acusado le refiere a un testigo de

quien se tuvo conocimiento por las diligencias que ejecutó la

Policía de Investigaciones que había dicho que “se habían bajado

un vehículo” y matado a esta persona, es decir, por este testigo

se pudo probar que la intención siempre fue robar, no de ir a un

partido de futbol o salir con amigos. Este ánimo de apropiación,

se ve en actos posteriores, el hecho de haber repartido el

dinero; el celular de la víctima lo utiliza para silenciar a un

testigo que los vio en el vehículo; la utilización del auto el

mismo día y la semana posterior, incluso haciendo una limpieza

del vehículo, además de sacarles las patentes que no es otra cosa

que esconder todo tipo de evidencia. No existe un homicidio

preterintencional, no fue causal sino planificado por el

imputado, hubo una intención de robo y con ocasión de ella se

provoca la muerte de la víctima, puede a lo menos existir la

figura de dolo eventual ya que no pudo menos que representarse el

29
resultado al haber privado de aire a la víctima cuando le puso su

brazo al cuello, sumado al golpe que ya le habían efectuado a la

víctima. Por lo expuesto, mantienen su pretensión condenatoria

por el delito que prevé el artículo 433 N° 1 del Código Penal.

Por último, la defensa en su réplica, insistió en su

petición, basada en la declaración del acusado que es el único

antecedente que se tiene para determinar lo que realmente ocurrió

y para que la sentencia sea lógica en su estructura, debe

ponderarse la declaración en su totalidad, la que ha sido dada en

forma coherente y persistente y de acuerdo a las características

personales del imputado es un relato creíble. Para sostener la

existencia del dolo de lesionar, claramente el contexto debe

entenderse como el imputado lo cuenta, en el sentido que existió

una riña por una razón se podrá considerar justificada o no, y

esa discusión que se transformó en una pelea, claramente el

acusado no tenía una intención de matar a la víctima, la muerte

no fue ponderado por él como un resultado querido o esperado, ya

que la víctima no tiene ningún daño en órganos vitales pues el

golpe en la cabeza no fue brutal. En este punto, el peritaje de

Carlos Gutiérrez es trascedente, que en definitiva manifiesta que

esta maniobra claramente debe ser realizada con intensidad, para

fractura esos órganos que son cartílagos y frente a la pregunta

de la defensa si esos órganos se pueden fracturar fácilmente por

alguna enfermedad, manifestó que hay enfermedades, pero no sabe

cuáles son, claramente se trata de un perito que no da respuesta

pero que demuestra que puede existir esa posibilidad. Y de

30
existir esa posibilidad de una fractura rápida, es un efecto no

considerado y que va a provocar que el aire no pase por el

conducto aéreo provocándose una obstrucción y de paso la muerte

de una manera más rápida. Esto no es un golpe sino una llave, es

un movimiento de reducción, por lo tanto, el imputado no se ha

representado esa posibilidad de que a través de ello pueda matar

a una persona. Se acompaña una noticia acerca de un fallo en

donde se condena por un homicidio preterintencional obtenido por

la fiscalía de Villa Alemana y de acuerdo a los antecedentes del

caso “Castillo fue agredido con golpes de puño en reiteradas

ocasiones por Aravena tras un altercado en plaza Belén donde el

agresor le propinó en el suelo además un violento cabezazo en el

cráneo. Tras el incidente, el agresor y la víctima tomaron su

rumbo, pero dos días después el cocinero murió producto de un

trauma, hematoma subdural isocreaneano, lesiones intracraneales

conforme a los hallazgos efectuados en la autopsia.”

En cuanto al ánimo apropiatorio, entiende que hay un error

ya que no se puede conocer la intención de estos jóvenes al

momento de subirse al vehículo y si en éste ocurrió alguna

situación, el imputado tiene su versión con apoyo de testigos.

La declaración de Castañeda es dudosa, es el único que es

encontrado con especies del delito, su versión siempre fue eludir

responsabilidad, los coimputados habían reconocido en sede

policial, por lo tanto, trató de enlodar a sus compañeros de

causa, indicando situaciones que él no vio. Así entonces,

insistió en su pretensión principal y subsidiaria.

31
DÉCIMO: Que conforme a todo lo obrado en la audiencia, y a

la prueba rendida por el Ministerio Público, testigos y peritos

que dieron suficiente y fundada razón de sus dichos, apareciendo

como veraces y creíbles, no contradichos sustancialmente,

convicción también acorde con la documental acompañada y unida a

la evidencia fotográfica, apreciada con libertad conforme al

artículo 297 del Código Procesal Penal, y sin contradecir la

lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos

científicamente afianzados, se logró inferir y tener por

acreditado más allá de toda duda razonable lo siguiente:

El día 17 de enero de 2020, alrededor de las once y media de

la noche, en circunstancias que el acusado Miguel Ángel Solari

Martínez junto a su amigo Camilo Oros viajaban en un vehículo

marca Kia, modelo Rio 5, conducido por Carlos Páez Araya tras

haberlo contratado a través de la plataforma inDriver, con la

intención de sustraer especies que aquél mantenía, comenzaron a

agredirlo con golpes en la cabeza para luego Solari Martínez,

quien iba sentado detrás del piloto, con uno de sus brazos,

procedió a tomarlo por el cuello asfixiándolo hasta que se

desvaneció. A continuación, ambos sujetos dejaron al malogrado

conductor tendido en los asientos traseros, posicionándose Solari

en el asiento del chofer y dirigiendo el automóvil hasta el

kilómetro 12 de la Ruta 26, donde escondieron el cuerpo ya sin

vida de Páez Araya en un sitio eriazo, detrás de una estructura

de concreto, cubriéndolo con basura y escombros. Así apropiándose

del vehículo, del dinero –que se repartieron- y las especies que

32
la víctima mantenía en su interior, retornaron en el mismo hasta

las inmediaciones del domicilio de Solari, donde éste entregó el

celular de la víctima a un consumidor de drogas del sector para

que éste no revelarla haberlos visto a bordo del señalado móvil,

oportunidad en la que también contactó a su vecino Yetro

Castañeda Quiroz, a quien le pidió ayuda para esconder el

automóvil, petición a la cual éste accedió no sin antes el

acusado, junto a su amigo, lo utilizaran esa noche trasladándose

por diversos puntos de la comuna e incluso compartiendo con

terceras personas. Posteriormente Castañeda, a instancias de

Solari, se hizo cargo del vehículo, extrayéndole sus placas

patentes y deshaciéndose de la billetera, banano y de otras

especies del ofendido que se encontraban al interior del mismo,

lavando y aspirándolo para mantenerlo estacionado en calle Pica,

cercano a los domicilios de ambos, sin perjuicio de lo cual,

Solari y Castañeda le dieron uso hasta que el móvil fue hallado

seis días después.

Con ocasión de la agresión que sufrió Carlos Páez quien

resultó con un hematoma témporo parietal derecho y con la

fractura de los cartílagos tiroides y cricoides de la laringe,

derivada de la intensa y prolongada maniobra de estrangulamiento,

él mismo murió por asfixia.

UNDÉCIMO: Que del factum asentado, y como además fluye del

acta de deliberación del doce de mayo pasado, resultó acreditado

un delito de robo con homicidio en grado de consumado.

Así entonces, en relación al ilícito asentado, actualmente

33
es reconocido por la Doctrina como un tipo penal complejo, en el

sentido que se trata de una figura que está compuesta por dos

ilícitos penales: robo con violencia o intimidación, es decir se

trata de una apropiación de cosa mueble ajena, sin la voluntad de

su dueño y con ánimo de lucro, empleando, en este caso, violencia

o intimidación, integrado por un delito de homicidio, cometido

con motivo u ocasión del robo.

En virtud de ello, se debe analizar la configuración de los

dos tipos penales referidos.

I.- En cuanto a los elementos del delito de robo con

violencia en las personas y, en primer término, en relación:

A.- Al día, lugar de los acontecimientos como las

circunstancias en que fueron descubiertos, se acreditó que

aquéllos tuvieron lugar el día 17 de enero del 2020, al interior

de un vehículo Kia, modelo Rio 5 color gris, alrededor de las

23:30 horas, móvil que se encontraba en la vía pública y que

afectó a su conductor Carlos Alejandro Páez Araya.

Al respecto y como se verá a continuación, considerando las

particulares circunstancias en cómo este delito se fue

esclareciendo, para una correcta concatenación de hechos y cabal

comprensión de los mismos es que se hará, al menos en lo que

refiere a este tópico, la siguiente relación cronológica: a) Así

entonces la noche del 17 de enero del 2020, la víctima Carlos Páez

se dispuso a salir en el automóvil ya referido desde su domicilio,

para trabajar en transporte de pasajeros. Así lo reportó al

tribunal su pareja Gessenia Estay Saavedra quien señaló que su

34
pareja ese día salió a trabajar alrededor de las 09:00 de la noche

en inDriver, cuando a las 11:45 horas, dejó de tener contacto con

él, lo empezó a llamar por teléfono, no contestaba, así que

empezaron a llamar a hospitales y policías para tener contacto con

él e hicieron la denuncia en Playa Hornito en la 2° Comisaría para

constatar los hechos. Usaba ese día un banano y llevaba celular,

plata, lo que sabía porque vivían juntos, vio cuando echó dinero

en el banano, que lo usaba para dar vuelto, también llevaba su

documentación, licencia de conducir, cédula de identidad, una

foto, las llaves. En cuanto a la aplicación inDriver, era la

segunda semana que la usaba; la primera semana lo usó por tres

días y la segunda semana alcanzó hacerlo dos veces. Explicó además

que la aplicación inDriver funciona conectándose, se deposita un

monto para los servicios que se paga por el uso de la aplicación,

se pone “inicio” y empiezan a recibir los pedidos de movilización.

Los pagos pueden hacerse en efectivo y con tarjeta, Carlos usaba

las dos formas. Ambos trabajaban en una minera y venían con

descanso, era turno 7 x 7. Convivían hacía más de un año. Las

veces anteriores les había ido bien en la aplicación, lo hacía

entre las 9 de la noche y las 1 de la mañana, no más. Se

contactaba con él por teléfono vía whatsapp, estaban siempre en

contacto, fue cosa de minutos ese día, fue a hacer dormir a su

hija, cuando le volvió a hablar él ya no contestó, él solo

manejaba un celular, era un teléfono Huawei negro P20. Lo último

que supo de él, fue en esa jornada a eso de las 11:15 y 11:20

horas, cuando le dijo que iba a hacer la última carrera y se iba;

35
b) Lo siguiente que se supo de Carlos Páez, fue lo acontecido el

21 de enero del 2020, cuatro días después, cuando fue hallado su

cuerpo, abandonado en el Km 12 de la ruta 26 que une Antofagasta

con el Nudo Uribe. De aquello dio cuenta el Sargento 2° Carlos

Nicolás Guzmán Andrade quien refirió que mientras se encontraba de

servicio, primer patrullaje en el cuadrante número 8 perteneciente

a la 2° Comisaría de Antofagasta como jefe patrulla, a las 14:15

horas, Cenco informó vía radial que en el kilómetro 12, ruta 26,

había una persona que estaba denunciando al fono 133 el hallazgo

de un cuerpo sin vida. Se entrevistó con el denunciante de nombre

Marcelo quien lo llevó al lugar donde se encontraba el cuerpo, así

que subieron al km 12 de la ruta 26, al costado de un letrero de

Aguas Antofagasta, en un sitio eriazo, había un cerco y corroboró

que se trataba de un cuerpo sin vida, que estaba entre la basura y

escombros, asomaba en parte su cabeza, se acercaron y advirtieron

el mal olor. Les contó la persona que como a las 12:30 horas se

encontraba caminando por la ruta, a lavar unos camiones, empezó a

cachurear en el sector y encontró el cuerpo. A las 14:25 horas el

testigo Guzmán dio cuenta al fiscal de turno del hallazgo quien

instruyó que la Brigada de Homicidios de la PDI se constituyera en

el sitio del suceso y que posteriormente el cuerpo fuera entregado

al Servicio Médico Legal; c) Con el arribo de personal de la

Brigada de Homicidios de la PDI, procedieron de inmediato a la

adopción de las primeras diligencias y de ello pudo dar cuenta el

Comisario Ckristian René Narváez Asken, al reportar que ese 21 de

enero del 2020 recibieron un llamado del fiscal de turno que les

36
señaló que habrían encontrado un cuerpo a la altura del km 12 de

la ruta 26, salida a Calama, lugar que se encontraba custodiado

por carabineros. Al llegar con su equipo investigador,

efectivamente, atrás de un muro de concreto, en donde había un

tipo de basural y bajo escombros fue encontrado un cuerpo,

cubierto con algunos materiales de basura. Realizaron un examen

visual externo de dicho cuerpo, se encontraba en avanzado estado

de putrefacción, tenía sus mucosas, ojos y partes genitales con

larvas, estaba con “cabeza de negro” que es una de las

características de la putrefacción; llevaba días este cuerpo, de

sexo masculino, vestía una polera color azul con un estampado del

signo Adidas, a altura de los tobillos tenía unos calzoncillos,

puestos en los pies unos calcetines, encontrándose además un short

en las cercanías. A la revisión de las ropas encontraron además

unas llaves con un llavero y una fotografía –exhibiendo las

correspondientes fotografías tomadas durante el desarrollo de esta

diligencia, las que explicó en detalle-. Agregó el investigador

que ese día en la mañana, había adoptado una orden de investigar

por una presunta desgracia de Mejillones y que por ella habían

entrevistado a familiares de Carlos Páez Araya, un joven que

conducía su vehículo con la aplicación inDriver, los familiares

señalaron que se encontraba extraviado desde el 17 de enero y que

el último contacto que tuvieron con él fue a las 23:45 horas -de

ese día- cuando manifestó que iba a dar su última vuelta y no

llegó. Además, le entregaron información acerca de sus

vestimentas, entre ellas el short y la polera Adidas azul. Tales

37
antecedentes les dio luces que podría tratarse de la misma

persona, sin embargo esperaron el peritaje huellográfico y el 23

de enero dicho informe confirmó que se trataba de Carlos Páez; d)

El mismo día del hallazgo se llevó a cabo diligencias periciales

que permitieron probar la exacta ubicación del cadáver, a través

de lo que reportó la perito María Eliana Rojas Méndez quien dio

cuenta de su informe 17/20, explicando el plano del lugar por ella

confeccionado además de las dos imágenes satelitales que

permitieron georreferenciar el sitio (exhibidas y explicadas al

tribunal) y que dieron cuenta que correspondía a la ruta 26, en el

kilómetro 12200, lugar que contaba con dos estructuras: una de

concreto con puerta metálica y otra que es más pequeña y que tiene

una altura desde el piso de dos metros, encontrándose el cadáver

se encontraba detrás de estas estructuras. En lo que refiere a la

distancia del bloque de cemento -donde fue encontrado el cuerpo-

con la calle, está en diagonal de la ruta, el sector más cercano a

7,1 metros y el más lejano 9,8 metros. Concluyó señalando que,

desde lo que observó, el cuerpo de la víctima no se apreciaba

desde la calle; e)En días posteriores, concretamente el 23 de

enero del 2020 en horas de la tarde, el Comisario Narváez refirió

que recibieron en el cuartel policial el llamado de un vecino de

la población Ana Giglia que señalaba que en un pasaje, había un

vehículo sin placas patentes, que dadas las características de

aquel vistas en redes sociales podría tratarse del vehículo

desaparecido, ya que los familiares de Carlos Páez en redes

sociales pusieron fotografías del automóvil y de la persona. Este

38
antecedente se refuerza con lo que contó en juicio Marco Antonio

Bruce Arriagada quien señaló que en un día que no recuerda, se

encontraba lavando autos afuera de su casa, vio un automóvil al

costado de su casa, sin llamarle en ese momento la atención,

porque alrededor arriendan muchas casas a mineros, que dejan sus

autos ahí. Pasó un niño, como a la semana que le contó que habían

encontrado a la persona muerta del vehículo. Le preguntó al niño

sobre el auto y éste le respondió que no había aparecido y que el

color era parecido al que estaba allí. Terminó de lavar el auto,

fue al negocio, conversando con el niño le preguntó por el color

del auto, le mostró el video por el celular, diciéndole al niño

que afuera de su casa hay uno parecido. Fueron a echar una mirada

y el niño le dijo que era el mismo, así que él llamó a los

Carabineros e Investigaciones. Ahora, volviendo al relato de

Narváez Asken, aquel continuó relatando que fueron al lugar

reportado por el denunciante, corroborando que el vehículo estaba

estacionado bajo un árbol al costado de una pared, percatándose

que se trataba del vehículo desaparecido ya que en el sello verde

aparecía la patente, se trataba del automóvil de Carlos Páez, un

Kia Rio 5 de color gris. Informaron al fiscal del hallazgo quien

instruyó pericias de laboratorio. Decidieron efectuar la fijación

planimétrica y fotográfica y posteriormente, con las medidas de

bioseguridad, trasladaron el vehículo al cuartel policial para que

le hicieran las pericias de levantamiento de posibles huellas como

aquellas a cargo de los peritos bioquímicos, los que se

trasladaron desde Iquique, además de hacer fijaciones fotográficas

39
del móvil, tanto en el lugar en que fue encontrado –esquina de

pasaje Pica con Orovilla-, imágenes que fueron exhibidas en juicio

y que Narváez explicó en detalle; f) Con fecha 24 de enero del

2020, refirió el Comisario que les llegó la información del

Servicio Médico Legal con el resultado de la necropsia: la persona

murió por asfixia por estrangulación del tipo homicida; g) El día

26 de enero del 2020 se acercaron al cuartel de la PDI, familiares

del joven Yetro Castañeda, su madre Claudia y sus tíos Camila y

Cristofer, todos de apellidos Quiroz Vega, declaraciones que

fueron conocidas en juicio por Narváez como por los propios

aludidos que comparecieron a estrados –sin perjuicio que estos

tres testigos también depusieron en juicio brindando un relato

similar y con más detalle al que replicó el policía-. Fue así que

el investigador dio cuenta de lo que le reportó Claudia Quiroz,

madre de Yetro quien contó que recibió un llamado de su hermana

que le manifestó que una vecina que vive al frente, hermana de

Miguel Solari, le habría informado que los chiquillos estarían

metidos en lo del inDriver. Luego, conversó directamente con ella

y luego con su hijo quien le dijo que no tenía nada que ver y que

no se metiera. Habló con su hermana y un tío que vivía allí de

nombre Cristofer Quiroz, decidieron venir al cuartel a contar lo

que había pasado son todos hermanos. Luego le tomaron declaración

a Cristofer Quiroz que relató que el día sábado 18 de enero, en

horas de la mañana, su sobrino Yetro le pidió si lo acompañaba a

lavar un vehículo, un Kia Rio 5 color gris, que un amigo se lo

había prestado y debía devolverlo lavado, así que fueron a dos

40
servicentros Copec, uno que está en la Costanera en donde hicieron

un aspirado completo y de ahí a la Copec de Montevideo con Rendic

donde lo lavaron, posteriormente se bajó porque tenía que salir

con su señora. Agregó que cuando su hermana le contó todo,

relacionó lo del vehículo con el mismo hecho y por eso decidió

cooperar. También se entrevistó a la hermana –Camila- que habló

con la hermana de Miguel Solari contándole que los chiquillos se

metieron en un forro ya que estaban metido en el caso del inDriver

y le dijera a la mamá de Yetro a fin se pusieran de acuerdo y

vieran la situación.

Bajo estas circunstancias, con los hallazgos del cadáver de

Páez Araya y de su vehículo, aclaradas la data y causa de muerte

de aquel, obtenida información de posibles involucrados en el

hecho por los antecedentes arribados por la familia de Yetro

Castañeda y apareciendo en ellos el nombre del encausado Miguel

Solari, el día 30 de enero del 2021 se presentaron en dependencias

de la Policía de Investigaciones, Solari, su co partícipe Camilo

Oros, familiares de ambos y la abogada que en ese entonces los

representaba. Solari, brindó una versión en sede policial

concordante a la que expuso en el juicio y que en forma lata se

reprodujo en el motivo 5° de esta sentencia, relato que fue

corroborado por lo que dijo Camilo Oros, y que fue introducido en

este juicio por lo que contó el Sub Comisario de la PDI Francisco

Javier Rojas Bravo, al dar cuenta que el 17 de enero del 2020, se

encontraba con su amigo Miguel Solari con quien iba ir a jugar a

la pelota a una cancha cercana al sector céntrico de la ciudad

41
Alrededor de las 23:00 horas solicitaron un taxi inDriver, para

trasladarse al lugar, el conductor era una persona entre 30 y 35

años que usaba lentes y que el vehículo era gris. Mientras se

dirigían a la cancha recibieron el llamado telefónico de un amigo

que les señaló que tenían que apurarse y le contaron que no tenían

dinero para pagar la cancha y solo $1000 pesos para el transporte

que estaban utilizando, siendo que le habían cobrado $3000 pesos.

El amigo les dijo que le iba a pagar el taxi, el conductor bloqueó

las puertas de su vehículo, increpó que por qué se habían subido

sin dinero para pagar, comenzó una discusión entre los tres y

sorpresivamente el conductor lo atacó con diferentes golpes de

puño en todo su cuerpo. Hizo presente que cuando se subieron,

Camilo iba de copiloto y Miguel se sentó detrás del conductor.

Camilo atinó sólo a defenderse, Miguel comenzó a agredir al

conductor, en un momento señaló que el conductor se desvaneció y

quedó sentado en su asiento, así que Miguel lo tomó desde el

cuello y lo jaló hacia atrás, dejándolo en ese sector y él se

subió a conducir. Camilo le consultó a Miguel si estaba seguro de

lo que iba a hacer, Miguel sólo tomó el vehículo, se trasladaron

desde el sector céntrico hasta la salida hacia Calama, condujo

alrededor de 20 a 30 minutos hasta llegar a Salar del Carmen y una

vez allí, en la oscuridad, Miguel sacó a la víctima desde la parte

posterior del asiento, lo dejó en un sector eriazo, del cual no

vieron nada porque estaba muy oscuro, se subieron al vehículo y

volvieron a la población donde residen. Camilo se bajó del

vehículo y quedó Miguel que había llamado previamente a su amigo

42
Yetro que vive frente a su domicilio, ignorando qué ocurrió

posteriormente ya que se retiró del lugar. Después comenzó a

averiguar y se dio cuenta que el día 19, personas buscaban a una

persona desaparecida, al que reconocieron como el chofer con quien

habían tenido el altercado en el vehículo, comenzaron a asustarse,

se comunicaron, Camilo le dio cuenta a su padre que le indicó que

iba a contratar a un abogado, finalmente el 29 o 30 de enero

llegaron al cuartel policial indicando que son los autores del

homicidio y prestaron declaración en presencia de su abogado.

Yetro Castañeda también declaró en sede policial, versión que

la trajeron a juicio los funcionarios policiales Rojas y Narváez,

este último, quien la tomó –Rojas fue testigo de la misma-, dio

cuenta de ella en los siguientes términos: El día 17, en horas de

la noche, estaba en su domicilio, recibió un llamado de Miguel

Solari quien le dijo que “se había pitiado un auto” y necesitaba

su ayuda. Salió, vio a Miguel Solari y Camilo Oros, estaban en la

esquina de la calle, no lo habían visto así que lo llamaron

nuevamente, les dijo que estaba al lado de ellos, se dirigieron a

dónde él, le pasaron las llaves del automóvil, se dio cuenta que

en calle Uruguay estaba estacionado este vehículo, se subieron los

tres, ellos dos se subieron atrás, él conduciendo y al interior

del vehículo le dijeron que se pitiaron el auto y que al

conductor, Miguel Solari lo había al parecer estrangulado con un

cordón que se le corta y posteriormente con un brazo,

asfixiándolo, dejándolo en el lugar donde posteriormente fue

encontrado. Se preocupó, estaban nerviosos, no sabían qué hacer,

43
luego Camilo se bajó y se fue a su casa y Miguel con Yetro, que

conducía, se trasladaron hacia el sector norte, específicamente al

sector del Jumbo Norte, donde pasaron a buscar a unas amigas de

Solari, cuyos nombres no sabía, fueron a comprar droga, se fumaron

sus pitos de marihuana, posteriormente las niñas descendieron, se

devolvieron a su domicilio, viven frente a frente, dejaron

estacionados el vehículo, Miguel le señaló que debía limpiar el

vehículo y que él se encarga. Al día siguiente fue a lavar el

vehículo junto a su tío Cristofer, lo aspiró, lavó, sacó las

patentes, había una billetera que estaba sin dinero, ya que el

dinero se lo repartieron entre Miguel y Camilo, a él no le pasaron

nada, Miguel le compró marihuana; botó las placas patentes,

cordón, guante, billetera, con tarjeta de crédito, una tarjeta de

la minera, todo fue botado. Y al consultarles por el teléfono –no

hay que olvidar que la pareja de la víctima, de modo enfático,

refirió que éste portaba un celular marca Huawei- les señaló que

Miguel Solari y Camilo Oros se lo entregaron a un vecino

drogadicto, que vivía en la esquina de la calle, porque los había

visto cuando llegaron en el vehículo. Para corroborar esta parte

de la versión, fueron a entrevistar a esta persona de nombre

Carlos Huerta, quien les contó que se encontraba en la noche, en

la plaza, que vio a un vehículo que venía zigzagueando, se

estacionó en Uruguay con Talcahuano, bajaron Oros y Solari, ellos

lo vieron a él, fueron a dónde estaba, le dijeron que si le

preguntaban por el vehículo dijera que no sabía nada por lo mismo

le dieron el celular Huawei. Como es drogadicto, el celular lo

44
cambió por droga a un vendedor del sector del que no se sabía el

nombre, sólo les dio un apodo. Le tomó declaración a él también

acerca de estos hechos y señaló que trató de recuperarlo, pero no

pudo hacerlo pues le indicaron –a quienes se los pasó- que no

sabía dónde lo habían dejado.

Así entonces, establecido por los investigadores la conexión

del encausado -y su compañero Camilo Oros- con la muerte de Carlos

Páez, ocurrida la noche del 17 de enero del 2020 (fecha

determinada por la autopsia practicada a la víctima, y así además

consignado en el certificado de defunción que se tuvo a la vista

en el juicio), pudo también asentarse que Páez, a ese momento, -

tal como su conviviente explicó en estrados- portaba especies de

su propiedad como un celular Huawei color negro P20, una billetera

con documentos personales (cédula de identidad, carné de conducir,

tarjetas de créditos), llaves, una fotografía y dinero en

efectivo, además de un banano. De lo anterior, nada se recuperó,

salvo el vehículo (que estaba estacionado en el pasaje Pica de la

población Ana Giglia), un llavero con llaves y una fotografía de

una niña (adosada al llavero portador de las llaves), especies

encontradas junto al cadáver, cuando fue hallado por un transeúnte

en un sitio eriazo oculto con basura, tal como se obtiene además

de las fotografías tomadas al cuerpo en el lugar en que fue

avistado.

Y si a ello se suma los dichos de Yetro Castañeda Quiroz

quien dio cuenta lo que contaron sus amigos Miguel Solari y Camilo

Oros acerca de lo que hicieron con el dinero de Páez –que se lo

45
repartieron- y el celular –se lo dieron un vecino drogadicto que

los vio llegar en el vehículo momentos posteriores al abandono de

cuerpo en el km 12 de la ruta 26, para que guardara silencio,

abonado por esta misma persona que fue entrevistada por los

policías-, aunado que el vehículo, conforme también refirió

Castañeda, fue utilizado esa misma noche por él y Solari, deja en

la más clara evidencia que el encausado, luego de agredir al

conductor Carlos Páez asfixiándolo con uno de sus brazos,

procedieron junto a Camilo Oros a sustraerle el dinero que

portaba, su celular y el propio vehículo.

Al respecto, el encausado ha contado una versión que ha

mantenido desde que la dio a conocer a los policías aquel 30 de

enero del 2020, amparado en un supuesto partido de futbol al cual

asistiría esa noche con su amigo Camilo, en una cancha emplazada

en el sector centro de la ciudad, llevando sólo $1200 pesos,

tomando para su traslado, un vehículo de la aplicación inDriver.

Ya en él, y raíz de una conversación que Solari sostuvo con un

amigo vía telefónica, donde le dio cuenta de su falta de dinero,

el conductor molesto orilló el vehículo, bajó los seguros y se

trenzó en una discusión que luego derivó en agresiones físicas por

parte de Páez a Oros que iba de copiloto y que habría llevado a

Solari, sentado atrás, en ir en defensa de su amigo por lo que

tomó al chofer con su brazo por el cuello, desvaneciéndose.

Nerviosos y asustados, pasaron al chofer a los asientos traseros y

Solari, no obstante, no saber conducir manejó el vehículo hasta la

salida de Antofagasta por la ruta Salar del Carmen, dejando al

46
conductor tendido en una especie de estacionamiento para luego

retornar a sus casas, y ya en su población llamó Solari a su amigo

Yetro Castañeda pidiéndole ayuda para que se deshiciera del

vehículo y las especies que contenía, aceptando hacerlo.

Que tal versión, ciertamente orientada a la obtención de una

pena más benigna o favorable, fue desestimada por el tribunal, en

primer lugar, por no condecirse con la prueba de cargo, y además

por tratarse de explicaciones que resultaron insuficientes,

acomodaticias e inconsistentes con su propia prueba en aspectos

neurálgicos, tal como se analizará más adelante en la sentencia.

B.- Que, en relación a la apropiación, ello se obtiene de la

dinámica asentada precedentemente y partir de la cual, vencido el

conductor con la maniobra asfíctica empleada por Solari y que le

causó la muerte por estrangulación, aquél junto a su amigo Camilo

tomaron las especies de valor que mantenía consigo el conductor. A

tal conclusión se arribó, ya que pudo probarse que aquéllas las

tenía el ofendido, esto es, el dinero debido a que lo ocupaba para

dar vuelto, tal como explicó la pareja de Páez, Gessenia Estay,

quien afirmó haber visto cómo ese dinero lo guardaba aquel día y

que le era muy necesario ya que la modalidad de pago por los

servicios de transporte que prestaba era con tarjeta y también con

dinero en efectivo; además, agregó la testigo, portaba

pertenencias como un banano, su billetera, documentos personales y

llaves. Y que llevaba además un celular, de marca Huawei color

negro, se probó además de haberlo visto con el aparato portátil,

era el medio con el que se contactaban, recordando la testigo que

47
el último mensaje –ya que dijo que se comunicaban vía WhatsApp- lo

recibió cerca de las 11:20 horas de la noche y recordemos que la

hora de muerte fue situada a las 11:30 horas, de ahí entonces que

no pueda sino concluirse indefectiblemente que lo tenía consigo al

momento de ser agredido. Ahora, que hubo apropiación por parte de

Solari, esto es tomar para sí alguna cosa, haciéndose dueña de

ella, por lo común de propia autoridad (Diccionario de la Lengua

Española) se puede obtener porque esas especies las tenían consigo

cuando arribaron desde la ruta 26, tras dejar el cuerpo de Páez

abandonado en un sitio eriazo, lo que se prueba por la interacción

que sostuvo el encartado y un sujeto de nombre Carlos Huerta, cuya

declaración la introdujo el Comisario Narváez, a quien entrevistó

y le reconoció haber recibido un celular Huawei de parte de Solari

para que no contara que los vio aquella noche en el vehículo

cuando llegaban a la población, entrega que revela la total

disposición que hizo Solari de esa especie que tenía bajo su

poder, accionar que por lo demás fue reconocido, al menos

parcialmente, por el imputado al narrar que en el trayecto en que

dejaron a la víctima y llevaron el vehículo a Yetro Castañeda, los

vio un fumón de la población, le preguntó por qué venía nervioso,

desesperado y transpirado, respondiéndole que le había pasado algo

y dijera que no sabía nada de él. Y esta declaración no vino sino

corroborar la veracidad de la versión que dio Yetro Castañeda a

los policías pues, gracias a él pudieron aquellos dar con dicho

sujeto y recabar tales antecedentes. Y que se trataba del mismo

celular sustraído no cabe duda, tanto por la similitud en las

48
descripciones del artefacto como a la proximidad temporal entre el

ataque a Páez y el encuentro con Huerta cerca de las 01:00 de la

mañana aproximadamente. En cuanto a la apropiación del dinero, se

está a lo reportado por Yetro Castañeda quien dio cuenta que

Solari con Oros se repartieron el dinero entre ellos, tal como

ellos mismos le contaron, dinero que el acusado ocupó en comprar

pitos de marihuana que compartió con Castañeda cuando fueron “a

carretear” al sector norte, en el sector del Jumbo Norte con unas

amigas de Solari esa misma noche, utilizando para ello el

automóvil Kia Río 5 color gris del conductor, circunstancia que

también revela el ánimo apropiatorio que tuvo el encartado, pues

dispuso de él junto con su amigo Yetro, para divertirse. Incluso,

Castañeda refirió que el vehículo fue ocupado por ambos en días

posteriores, situación que guarda concordancia con lo que reportó

el testigo Marco Bruce Arriagada, al señalar que el auto estaba en

dos posiciones: hacia abajo o hacia arriba, y después a los días,

estuvo al otro lado. Podría decirse que no fueron encontradas

huellas de Solari en la pericia huellográfica que efectuó el

profesional Sergio Ulloa al vehículo sustraído, sin embargo, el

mismo perito explicó las dificultades en la obtención de huellas

útiles desde de superficies porosas como el cuero sintético de

asientos.

En suma, el ánimo apropiatorio de Solari respecto al dinero,

el celular y el vehículo quedó en la más completa evidencia al

usar y disponer de ellas, no en cualquier momento, sino que en los

momentos posteriores al acometimiento violento y mortal desplegado

49
por el encartado en contra de la persona de Carlos Páez.

C.- Se acreditó además y de modo indefectible, la ajenidad de

las especies sustraídas, tal como se razonó precedentemente, tanto

el dinero, el celular Huawei como el automóvil, ya que le

pertenecían a Carlos Páez por lo afirmado por su conviviente

Gessenia Estay, y si bien el vehículo estaba a nombre de aquélla,

tal como lo señaló en estrados, lo cierto es que quien lo ocupaba

era la víctima -en sus días de descanso ya que trabajaba en una

minera en turnos 7x7, antecedentes que también fueron

proporcionados por Estay- trabajando en el transporte urbano de

pasajeros por medio de la aplicación inDriver.

D.- En relación al ánimo de lucro, éste se desprende precisa

y claramente por la naturaleza de las especies sustraídas, en el

caso del dinero en efectivo -recaído en sus formas físicas

tradicionales como billetes y monedas-, constituye el medio de

pago por antonomasia en nuestra economía, lo que permite que su

circulación sea inmediata cuando es usado en la compra o

adquisición de bienes y/o servicios como ocurrió en el caso de

marras: el dinero sustraído a Páez fue ocupado por el acusado y

Yetro Castañeda en las horas posteriores al atraco.

Cabe tener presente que este delito además se consumó, porque

todas las especies referidas, salieron efectivamente de la esfera

de custodia de su titular.

E.- En cuanto al medio empleado para lograr la apropiación,

con la misma prueba de cargo pudo establecerse que fue la

violencia, tal como se ha desarrollado en los tópicos precedentes

50
y en su forma más extrema, ya que ocasionó la muerte del ofendido.

En efecto, en relación a las maniobras que el hechor desplegó y no

sólo se incluyen las asfícticas, sino además los golpes que le

fueron propinados al ofendido y quedó en franca evidencia en la

autopsia del cadáver de la víctima. En efecto, el médico legista

Carlos Madariaga Gutiérrez y apoyado en sendas fotografías del

examen al cuerpo del occiso, explicó que en la cabeza, al realizar

incisión en el cuero cabelludo y levantarlo, apreció un hematoma

en la región temporo- parietal derecha, -la zona que está sobre la

oreja según refirió-, es decir, una acumulación de sangre,

provocado cuando estaba vivo con un golpe valiéndose de un

elemento contundente, que bien pudo haberse infligido con el

propósito de dejar a una persona imposibilitada de defenderse ya

que produce un compromiso de conciencia, “queda atontada” como

indicó que se dice vulgarmente. Así las cosas, las explicaciones

dadas por el galeno en torno al golpe que recibió el ofendido,

conforme a la dinámica de hechos asentada, ciertamente pudo haber

facilitado el acometimiento posterior y más grave efectuado por el

acusado en contra de Páez, ya que además de encontrarse a

resguardo desde un punto de vista numérico -eran dos contra uno-

gozaba de una posición de privilegio para reducir a la víctima, al

ir ubicado detrás del asiento del piloto lo que permitió rodear

sin contratiempos el cuello de Páez con el brazo, ya parcialmente

vencido por este golpe, maniobra aplicada con una fuerza de gran

intensidad, graficado con la fractura de los cartílagos tiroides y

cricoides, explicando en este punto el médico que tal fractura no

51
se da usualmente, ni en siquiera una persona que se cuelga es

común de encontrar, por lo tanto, esa energía debe haber sido

importante. Respecto a este tópico, la defensa fue insistente en

consultar si patologías en dicha zona podrían haber contribuido a

que pudiera generar con mayor facilidad la fractura, hipótesis que

en términos generales no fue descartada por el perito, pero que,

para el caso en examen, ciertamente no tiene mayor incidencia

desde el momento que no que ventiló ni se aportó antecedentes que

la víctima padeciera de alguna patología, es más el mismo médico

al describir el cadáver indicó que se trataba de un cuerpo

eutrófico y mesomórfico, adicionándose que se trataba de un hombre

joven, de 35 años de edad. Por lo demás, si para la defensa

resultaba relevante indagar sobre aquello, bien pudo requerir

alguna opinión experta a través de una metapericia que, en la

especie y al parecer no se dio. Ahora, como bien explicó hasta la

saciedad el perito, la muerte de Páez no se dio con la fractura de

los cartílagos, hecho más bien que evidenció el gran despliegue de

energía por parte del hechor, ya que la muerte de Páez fue

producto del estrangulamiento de la víctima a manos de Solari, es

decir cuando lo privó de aire para respirar al rodear su cuello

con el abrazo y apretarlo intensamente, por un lapso no menor, en

caso alguno los escasos segundos que sostuvo Solari.

Sobre el particular, la norma del artículo 433 del Código

Penal expresa que hay diversos momentos en los cuales puede

emplearse la violencia o intimidación, el inciso primero de la

disposición señala que el delito de robo existe sea que la

52
violencia tenga lugar antes del robo para facilitar su ejecución,

en el acto de cometerlo o después de cometerlo para favorecer su

impunidad. Al efecto, estas distintas oportunidades, como señala

Mario Garrido Montt,” hay que vincularlas con la apropiación y no

con el apoderamiento material”, y en el caso que nos ocupa,

evidente resulta que la apropiación se provocó ya vencida la

resistencia de la víctima, vencimiento que sirvió para favorecer

en el momento la impunidad de Solari y su compañero Oros, ya que

pudieron deshacerse fácilmente del cuerpo inerte del infortunado

conductor y salir de momento, impunes de su fechoría.

II.- En cuanto al segundo ilícito penal, integrante del tipo

complejo referido al homicidio, requiere, para su concurrencia,

la presencia de tres elementos objetivos: un comportamiento, esto

es, una acción u omisión dirigida a matar; un resultado material,

la muerte, y un nexo causal entre el comportamiento y el

resultado.

En cuanto a la acción u omisión dirigida a matar, por parte

del acusado, fluyó de su propio relato quien dio cuenta de una

conducta, no por cierto vinculada a las acciones de apropiación

de especies que portaba el ofendido y que fue lo que se asentó en

este juicio sino más bien, conforme a su versión de descargo -y

desestimada por el tribunal- como una maniobra defensiva

orientada a interrumpir las agresiones físicas que el conductor

habría estado desplegando en la persona de Camilo Oros, quien iba

de copiloto, todo motivado al parecer por la falta de dinero de

los jóvenes para cubrir el costo del transporte de éstos hacia el

53
punto que se dirigían, la cancha de futbol Velocidad. En efecto,

lo que el acusado refirió fue que atinó a sacar al chofer de

Camilo, con su antebrazo lo sostuvo como 5 o 6 segundos, de ahí

lo soltó y se desvaneció, botó espuma por la boca. Con Camilo no

tenían reacción, no sabían qué hacer, después reaccionó un poco,

el asiento de chofer lo estiró hacia atrás, al chofer lo dejaron

en el asiento de atrás, se puso a conducir sin saber manejar, se

fueron por el mismo camino desde dónde venían, subiendo por

Salvador allende, saliendo de Antofagasta, a la primera curva hay

como un estacionamiento de vehículos, ahí dejaron el cuerpo. Más

adelante dijo, a propósito de las preguntas del fiscal que no

golpeó al conductor, sólo lo tomó con el antebrazo, no lo golpeó

ni nada, lo tomó como con la parte del codo, lo abrazó el cuello

con su brazo.

Pues bien, en lo tocante a la muerte de Carlos Páez Araya,

no cabe duda alguna de tal circunstancia, probado en primer lugar

por todos aquellos que lo vieron: la persona que lo descubrió el

día 21 de enero del 2020, el funcionario de carabineros -Guzmán-

que recepcionó la denuncia del hallazgo, se constituyó en el

lugar y verificó la situación, el Comisario de la PDI -Narváez-

que también fue al lugar el mismo día del hallazgo y llevó a cabo

las primeras diligencias investigativas, plasmadas en las

fotografías que tomaron y que fueron exhibidas al tribunal.

Y para la determinación de las causas de la muerte de Carlos

Páez Araya, se llevó a cabo la autopsia de su cuerpo a cargo del

médico legista Carlos Madariaga Gutiérrez. Al respecto, dicho

54
profesional en estrados dio cuenta que con fecha 24 de enero del

2020, en el Servicio Médico Legal de Antofagasta realizó autopsia

de Carlos Alejandro Páez Araya, cadáver de sexo masculino, 64

kilos, 1 metro 75 de estatura. Dentro de sus características

externas, es mesomórfico, eutrófico, livideces ausentes, rigidez

cadavérica ausente, ojos no evaluables por su estado de

descomposición, ano defecado, genitales tumefactos (hinchados),

livideces en lechos ungueales en las manos, no presenta punturas

venosas y dentadura en buenas condiciones generales. Dentro de su

examen externo, le llamó la atención el estado de descomposición

en que se encuentra, ya que presenta desprendimiento de la

epidermis, cambio de coloración de la piel de color café verdosa,

tejidos hinchados o tumefactos generalizados, presenta abundantes

larvas de insectos en la superficie del cuerpo, presenta una

serie de lesiones post mortem atribuible posiblemente a fauna

carroñera, posiblemente ratas, pérdida del pulpejo de la mano

izquierda, pérdida de piel, de partes blandas de la pierna,

tercio inferior, cara lateral y en la parte izquierda de la

rodilla y en la pierna izquierda, también lo mismo, esto es,

pérdida de partes blandas. Al realizar el examen interno,

empezando por la cabeza, al realizar incisión en el cuero

cabelludo y levantarlo se aprecia que existe un hematoma en la

región témporo- parietal derecha, que es bastante llamativo, se

trata de la zona que está sobre la oreja, se observó lo que

normalmente se denomina un chichón, un hematoma, una acumulación

de sangre. Después, ya abierto el cráneo, no se observan

55
fracturas, pero sí y concordante con el estado de descomposición

que presenta el cuerpo, se observa todos los tejidos cerebrales

licuefactos, en estado de maceración o de descomposición más

avanzado, no se observan lesiones que llamen la atención; no hay

lesiones en la boca. En el cuello apreció una infiltración pre

laringe en la musculatura y lo más destacado del examen del

cuello que presenta lesiones traumáticas importantes a nivel de

la laringe, a nivel del esqueleto laríngeo, que es un órgano de

la fonación, en su estructura presentan cartílagos, y el de mayor

tamaño es el cartílago tiroides más bien conocido como la manzana

de Adán y el cartílago cricoides que está por debajo de él y

tiene la forma de anillo. Ambos se encontraban fracturados, con

fracturas con minutas, es decir, con múltiples fragmentos. Luego,

en el tórax y abdomen no hay lesiones; en las extremidades

inferiores y extremidad superior izquierda, lo descrito a

propósito de la fauna carroñera, se toman muestras para

toxicológico, alcoholemia y ADN; se tomó muestra de restos de

sangre para el ADN y de muestras de tejidos de órganos para

alcoholemia y toxicológico, en este caso, de hígado. Cuyo

resultado para el toxicológico fue negativo y para alcoholemia

arrojó 1,61 gramos por litro de alcohol en la sangre, es decir,

alcoholemia positiva -al respecto fueron acompañados ambos

informes al juicio, de conformidad al artículo 315 inciso final

del Código Procesal Penal, cuyos contenidos fueron coincidentes a

lo manifestado por el perito Madariaga-. Concluyó que se trata de

una persona de sexo masculino, de 35 años de edad, identificado

56
por huellas dactilares, cuyo diagnóstico fue de asfixia por

estrangulamiento, cuyas lesiones principales fueron encontradas

en la cabeza y en la laringe –cuello- y ello correspondería a

acciones de terceros, siendo un acto homicida.

En cuanto a la oportunidad en que se produjo la muerte, el

mismo médico legista refirió en su informe que la data de muerte

es del 17 de enero del 2020 que es una estimación,

fundamentalmente atendido al estado de descomposición del

cadáver.

De esta forma, el actuar doloso del agente, se desprende de

manera fehaciente, conforme a cómo empleó la fuerza en la

víctima, valiéndose de sus brazos en una zona, el cuello en este

caso, en el cuál si bien no se alojan órganos vitales, sí se

ubica el conducto aéreo que permite el tránsito del oxígeno desde

el exterior hacia los pulmones, necesario e imprescindible para

la vida y que fue obstruido por la asfixia propiciada por el

encausado, al pasar su brazo por delante del cuello y aplicar una

fuerza hacia atrás, aprisionando entre su brazo y el asiento el

cuello a la persona desplegando al respecto gran cantidad de

energía, lo que fue demostrado objetivamente en las fracturas de

los cartílagos tiroides y cricoides, lo que fue evidenciado en la

autopsia y graficado en las elocuentes fotografías tomadas a la

zona afectada. La maniobra asfíctica, en suma, y tal como explicó

el perito, requirió de un tiempo prolongado, sobre un minuto o

dos, como mínimo para lograr el resultado muerte, en caso alguno

los segundos de los que habló el acusado.

57
En consecuencia, se determina que la prueba rendida por los

acusadores resulta suficiente en términos de estándar para

producir convicción en cuanto a que la víctima Carlos Alejandro

Páez Araya, murió por asfixia por estrangulamiento, quedando así

por lo demás graficado en el certificado de defunción que fue

acompañado al juicio por el persecutor.

Que de los hechos asentados se puede desprender que el

actuar del agente obró a lo menos con dolo eventual, a partir que

el encausado, mediante la fuerza desplegada y focalizada en el

cuello de la víctima, la que iba sentada en el asiento del

conductor del vehículo, mientras que el hechor estaba posicionado

en el asiento de atrás, con su brazo la privó de una función

necesaria para poder vivir como es la respiración, no pudiendo

alegarse desconocimiento de ella, toda vez que cualquier persona

sabe o conoce que la respiración resulta imprescindible para la

vida, y para ello basta con hacer el ejercicio de aguantar la

respiración, a lo menos 30 segundos, pudiendo experimentarse de

modo palmario los signos de sufrimiento por la falta del vital

elemento. Al respecto Mario Garrido Montt en su obra El homicidio

y sus figuras penales, en la página 62, sobre el punto, refiere

“que cuando el resultado muerte previsto, fuera de no ser el

objetivo que impulsa al agente a actuar, aparece como un evento

incierto en su acaecer, pero sí probable (lo ennegrecido es

nuestro), y no obstante ello el agente actúa con ánimo de

indiferencia respecto a la posible muerte, se está ante un dolo

eventual”. Y lo que refiere el profesor Garrido aplica plenamente

58
en la especie, toda vez que el acusado, un joven de poco más de

18 años a la fecha de ocurrencia de los hechos, no podía menos

que saber que la obstrucción de la vía aérea provoca asfixia en

cualquier ser humano, y en este caso la maniobra de

estrangulamiento empleada, por la intensidad utilizada produjo la

muerte, resultado que además se vio favorecido por el golpe que

se le infligió a Páez en la cabeza -demostrado claramente en la

autopsia-, no pudiendo el acusado desentenderse de ello, toda vez

que, por más que haya insistido en que ningún golpe le propinó,

ello pugna con sus propios dichos dados en sede policial y que

fueron conocidos en juicio en virtud de lo dispuesto en el

artículo 332 del Código Procesal, al referir en aquella

oportunidad que “comenzamos a lanzarnos golpes de puño en

diferentes partes del cuerpo, siempre desde la cintura hacia

arriba, cabe señalar que siempre fueron golpes de puño y nunca se

utilizó un objeto contundente”. Confrontado por el fiscal, el

acusado no brindó explicación alguna acerca de este cambio de

versión, más allá que resulta evidente que lo declarado en sede

judicial le es más favorable a la tesis enarbolada por su

defensa. Y lo que demuestra aun más la indiferencia al resultado

muerte, fueron los actos posteriores al acometimiento, en caso

alguno dirigidos a que la víctima pudiera eventualmente ser

auxiliada o encontrada prontamente, sino que lisa y llanamente,

el propósito fue deshacerse del cuerpo y además ocultarlo, ya que

no fue dejado en cualquier lugar público que pudiera permitir la

recepción de algún tipo de auxilio o ayuda -como por ejemplo el

59
haberlo dejado en la cercanía de un recinto médico o asistencial,

desde que Solari sólo lo describió como desvanecido, así pudo

existir un lapso de sobrevida capaz de revertir su situación

crítica- más bien fue abandonado en las afueras de la ciudad, en

un sitio eriazo, cubierto de basura y escombros.

Por lo discurrido es que se rechazó la alegación de la

defensa que lo acontecido se trató de un homicidio

preterintencional, toda vez que los requisitos que se requieren

para su configuración -a nivel doctrinario-, esto es, 1)

propósito de causar daño en el cuerpo o la salud de la persona,

aunque no de matarlo; 2) que el resultado mortal en que aquel

propósito se materializó no haya sido previsto, y 3) que ese

resultado mortal haya sido previsible (Garrido Montt, ob cit.

Pág.86), no se dieron en la especie toda vez que resulta

incomprensible que el acusado, un hombre joven alfabeto -contaba

ya a esa época con tercero medio cumplido- no se haya podido

representar siquiera que la privación de aire a una persona -al

asfixiarlo con su brazo obstruyendo la vía aérea- podría

ocasionarle la muerte, ya que se trata de funciones vitales

conocidas por todos y que el estrangulamiento -que fue lo que

ocurrió en este caso- es una forma de impedir que una persona

respire hasta su muerte, por más de un minuto o dos incluso, como

afirmó el perito Gutiérrez. Así entonces, y conforme a los hechos

acreditados en este juicio el encartado actuó aceptando el

resultado, por lo que el evento de la muerte no escapaba al

elemento cognitivo del dolo del agente. Y lo razonado se torna

60
aún más plausible, considerando las vías de hecho previamente

utilizadas por el hechor cual fueron los golpes propinados a la

víctima, uno en particular dirigido a su cabeza sea por el

acusado o por su compañero de delito, lo que bien pudo disminuir

su capacidad de alerta o reacción, tal como explicó el perito

Madariaga, tornándolo más vulnerable al accionar delictivo de

Solari, sin poder descartarse que el estado de ebriedad del

chofer –que no era menor atendido el nivel de alcohol hallado en

su hígado- fuese advertido por sus agresores, lo que

evidentemente les daba una ventaja sobre aquel.

Por lo demás, y que también demuestra la intencionalidad del

hechor, es el ánimo apropiatorio que gobernó los actos del

encausado y su amigo, tal como ha sido demostrado a lo largo de

este motivo, versus la tesis de la defensa asilada en la versión

que ha dado Solari desde el inicio, que ha sido descartada por la

prueba de cargo y porque su propia prueba resultó ineficaz para

comprobarla. Recordemos que el encartado ha relevado

insistentemente como circunstancia gatillante del supuesto enojo

del conductor del vehículo el que éste escuchó una conversación

telefónica de Solari con su amigo Michael Mandiola diciéndole que

no tenía dinero para pagarle al chofer y esto fue, precisamente,

lo que no pudo ser probado. En efecto, tanto Michael Mandiola

Carvajal como Guillermo Rivadeneira Oros, amigos de Miguel

Solari, presentados como testigos al tribunal, refirieron que

Mandiola habría llamado a Solari Martínez y que éste habría

contestado cuando iba a tomar el Indriver, diciendo que le

61
faltaba plata, a lo que contestó que le iba a pasar dos lucas,

que Miguel se dirigía a la cancha, que luego colgó y no supo más

de él. El relato de Rivadeneira, proporcionado en el mismo

sentido, lo justificó ya que acompañaba a Michael Mandiola cuando

llamó al acusado. Como palmariamente se aprecia, los asertos de

estos deponentes, evidencian lo falaz de la versión del acusado,

puesto que Solari amparaba su versión en que el llamado de

Mandiola lo había recepcionado cuando iba en el vehículo de Páez,

hablando en altavoz, forma que habría permitido al conductor

enterarse de que iban sin dinero, provocando tal circunstancia su

enojo, que propició el posterior conflicto. Pero sucede que los

testigos al decir otra cosa, generan una discordancia en un

tópico esencial en la postura de la defensa, que no puede ser

salvada dado lo contradictorio de las versiones, lo que lleva a

la lógica consecuencia que el detonante de la supuesta agresión

del conductor a Camilo Oros nunca existió, ergo se yergue como

lógica la agresión de los pasajeros al chofer con el ánimo de

sustraerle dinero, especies y finalmente el vehículo.

A su turno, el lugar en que ocurrieron los hechos, aportado

al juicio por el encausado y su amigo, no pudiendo descartarse

que tal recorrido no sea veraz y se haya descrito de ese modo por

la más que evidente utilidad que presta a la versión de descargo,

máxime si la aplicación inDriver no hizo llegar a los policías

ningún informe acerca de los trayectos efectuados por el vehículo

Kia modelo Rio 5 la noche del día 17 de enero, no obstante, los

ingentes esfuerzos desplegados al logro de dicho objetivo, tal

62
como detalló el Sub Comisario Rojas Bravo.

Por último, otro argumento de la defensa como que lo que

hizo el imputado al pasar el brazo por el cuello de Páez, habría

sido una maniobra defensiva aplicada a favor de su amigo, similar

a las utilizadas comúnmente en las artes marciales como el Judo,

no resisten análisis lógico alguno, ya que se caen sin más -no se

probó que Solari contara con conocimientos, siquiera mínimos, de

esa exigente disciplina deportiva- y por lo demás, frente a la

supuesta agresión del chofer a su amigo, les bastaba reducir a

Páez y bajarse del vehículo, pues de ser efectivo que éste

bloqueara sus seguros, teniéndolo reducido, ellos mismos pudieron

desactivarlos.

Así las cosas, ante el peso de la evidencia probatoria, sólo

se puede concluir que la víctima quedó en la más completa

vulnerabilidad e indefensión frente a un acometimiento efectuado

no por uno, sino que por dos sujetos, imposibilitado de huir ya

que se encontraba dentro de su vehículo -seguramente utilizando

el cinturón de seguridad-, con cierto grado de alcohol en su

sangre, golpeado en su cabeza con algún elemento contundente -

descartándose por el perito Madariaga que se pudiera haber

provocado por un golpe en el suelo ya que ello hubiera conllevado

algún daño en el pabellón auricular que no se advirtió en la

autopsia- y además estrangulado por el acusado, sujetos que luego

lo despojaron de sus pertenencias para abandonarlo finalmente en

un sitio eriazo.

En lo que refiere al grado de desarrollo del delito de

63
homicidio, alcanzó un grado de consumación perfecto o agotado, ya

que el agente dio muerte a Carlos Páez Araya, con lo cual se

establece el hecho típico.

De otra parte, en relación a la conexión ideológica que debe

existir entre el robo y el homicidio, se trata de una exigencia

contenida en la propia norma del artículo 433 del Código Penal, la

que el sobre al particular, señala que al culpable de robo con

violencia o intimidación en las personas sea que alguna de éstas o

ambas tengan lugar antes del robo para facilitar su ejecución, en

el acto de cometerlo o después de cometido para favorecer su

impunidad será castigado con la pena que la norma contempla si con

motivo u ocasión del robo, se cometiere además homicidio.

Y así, por lo antes referido, se debe definir lo que se

entiende por causar la muerte con motivo u ocasión del robo, tal

como lo establece el primer numeral del artículo 433 del Código

Penal y en relación a la primera acepción la doctrina ha entendido

que se está en su presencia cuando “el sujeto lo ha realizado para

robar. Tanto objetiva como subjetivamente el sujeto busca lograr o

facilitar la perpetración del delito” y respecto de la segunda, se

debe entender que “el hechor lo comete como una manera de

asegurarse u obtener la impunidad”. (Sergio Politoff, Lecciones de

Derecho Penal, Parte Especial, tomo II, Editorial Jurídica, pagina

Nº 369).

En la especie, de los antecedentes antes expuestos quedó

establecido que el agente acometió a la víctima dándole muerte,

agresión que, no sólo facilitó la sustracción de especies del

64
ofendido sino además el resultado fatal como los actos posteriores

a la muerte de Carlos Páez permitieron, al menos temporalmente,

zafar a Solari y su amigo de ser descubiertos, hasta que el peso

de las evidencias obtenidas a partir de los hallazgos del cadáver

como del vehículo llevaron, a la postre, a su identificación,

primero con ocasión de huellas de sus coimputados y luego con lo

declarado por todos ellos. Así entonces, el homicidio de Páez a

manos del encausado, conforme al artículo 433 N° 1 del Estatuto

Punitivo, tuvo lugar con ocasión del robo, es decir, las vías de

hecho desplegadas por Solari, fueron usadas como una manera de

lograr su seguridad o impunidad (Alfredo Etcheberry, Derecho

Penal, Parte Especial, tomo III, pág.342).

DUODÉCIMO: Que los hechos consignados en el razonamiento

anterior son constitutivos del delito de robo con homicidio,

previsto y sancionado en el artículo 433 Nº 1, en relación con

los artículos 432 y 391 N° 2 todos del Código Penal, en grado de

consumado, toda vez que con la prueba aportada al juicio y que

fue analizada latamente en el motivo precedente, se corroboró de

modo claro que el encausado Solari, con otro sujeto -su amigo

Camilo Oros-, se apropiaron de especies muebles ajenas –un

vehículo Kia Río, además del dinero y el celular que portaba el

ofendido-, con ánimo de lucro y sin la voluntad de su dueño,

utilizando la violencia para el logro de su propósito, al punto

de quitarle la vida por estrangulamiento, de modo tal, que con

ocasión del referido robo, además se le ocasionó la muerte al

afectado lo que además les sirvió para favorecer su impunidad,

65
existiendo en consecuencia, un nexo causal entre las acciones

desplegadas y el resultado de muerte.

DÉCIMO TERCERO: Que, establecida la existencia del hecho

punible y su calificación jurídica, a saber, robo con homicidio,

y sin perjuicio de lo que ya se ha adelantado en gran parte a

propósito de lo razonado, corresponde justificar cómo se

estableció la participación del acusado.

Para ello hay que recordar que el Comisario Narváez Asken

dio cuenta de las diligencias investigativas que se generaron a

partir de los hallazgos del cuerpo de Carlos Páez -el 21 de

enero- y del vehículo Kia Río 5 color gris -el 23 de enero-, las

que permitieron, al día 29 de enero, tener identificados a los

involucrados en los hechos, entre ellos al encausado Miguel

Solari Martínez.

Y conforme al relato del policía, la primera oportunidad en

que apareció su nombre, fue el día 26 de enero del 2020 cuando

recepcionaron en el cuartel policial a tres familiares del joven

Yetro Castañeda Quiroz. Narváez dio cuenta de sus relatos en su

declaración, más lo hizo en forma sucinta, sin embargo, esas

mismas personas concurrieron y declararon en juicio. Así, Camila

Quiroz Vega, tía de Yetro, refirió que un día viernes, sin

recordar fecha, recibió un llamado a eso de las 7:00 de la tarde

de parte de la hermana de Miguel -Solari- diciéndole que los

niños estaban involucrados con el asunto del inDriver, así que

fue hasta el domicilio de ella. Al llegar, le contó que fueron

los niños a la cancha oriente a jugar a la pelota y en una

66
botillería se agarraron a pelea con un colombiano y que ahí le

habían hecho la “quitada de un auto”. Luego le dijo que había que

contarle a su hermana, que es mamá de su sobrino Yetro. Fueron

hasta el paradero a buscar a su hermana y que le contara lo mismo

que le dijo a ella. Se reunieron posteriormente en la casa de la

hermana de Miguel para ver qué se iba a hacer con los niños, ya

que al día siguiente los iban a ir a entregar, sin embargo, no

pasó nada. Por ello fue nuevamente a la casa de la hermana de

Miguel, él estaba, le preguntó por el asunto y no quiso brindar

información. Se enteró el mismo día que la historia de la quitada

no calzaba, ya que se empezó a reunir la gente. Se enteró

finalmente que habían matado al conductor, se supone que estaba

solamente Miguel con Camilo en ese momento. Luego fue el turno de

la mamá de Yetro, Claudia Quiroz Vega, quien reportó que se

enteró un viernes, por un llamado que le hizo su hermana Camila,

que la hermana de Miguel quería juntarse con ella por el caso del

inDriver. Fue a las 7:40- a 7:45 horas, después de que saliera de

su trabajo, la estaban esperando en la cancha ubicada en Paraguay

con Talcahuano. Estaba Camila, Jocelyn y Delia prima de Miguel,

le preguntaron si sabía el tema del Indriver contestó que no, le

contaron que los niños estaban metidos, porque habían robado el

auto a unos colombianos, ellos fueron a carretear a la Cancha

oriente y por ahí habían quitado el auto. Después de esa

conversación le pidió a Jocelyn que la dejara procesar, que tenía

que conversar con su hijo Yetro, se fue a su domicilio para

hablar con él y le explicara qué había ocurrido. Habló con él, le

67
dijo que Miguel y Camilo se habían “bajado un auto”, en la PDI le

dijeron que eso significaba robar, que no habían matado a la

persona y que solamente había “vacilado” en el auto. Le indicó a

su hijo que debía presentarse en la PDI, entregarse y hacer las

cosas bien, le contestó que no, que iba a apañar a sus hermanitos

Miguel y Camilo, que era un pacto que ellos tenían, que iban a ir

a todas en lo que hicieran. Le contó que fueron a carretear en el

auto ellos tres, más unas chiquillas cuyos nombres no le dijeron.

No sabía cómo era el auto, vio en Facebook que estaba el vehículo

a dos pasajes de su casa. Se enteró que era el auto de la persona

que habían matado, no sabe cómo ocurrió. Ese viernes en la noche

se juntó toda la familia de Miguel para ver la situación de ellos

en este proceso, se conversó que debían entregarse, la mamá de

Miguel decía que no sabía manejar, él dijo que sí, que había

manejado el vehículo y que andaba siempre con Camilo. A Miguel lo

vino a ver el sábado cuando se juntó él, Camilo y su hijo Yetro,

fue la única vez que vio a los tres. Miguel no estaba en la

conversación de la familia, dijeron que se tenían que ayudar,

ellos en una primera instancia no tenían la intención de

entregarlo, sin embargo, ella dijo que sí, que lo iba a entregar

independiente de lo que hubiese hecho. Convenció a la mamá de

Miguel de entregarlos el sábado a la PDI, pero no sabe qué paso

durante la madrugada del sábado ya en que esa oportunidad,

después le señaló que no iban a ir. Después ya no hablaban del

colombiano, sino que ellos -Miguel y Camilo- habían matado a la

persona, no se mencionó por qué habían matado a esa persona. Él

68
le dijo que Miguel lo había llamado después de las 12, no le

mostró el celular, pero sí vio que a las 3:00 de la mañana volvió

a la casa. No le consta a qué hora salió. Por último, fue

escuchado Cristofer Quiroz Vega, tío de Yetro. Contó que su

sobrino lo fue a despertar, ya en ese entonces vivía con su

hermana. Le pidió que lo acompañara a lavar un auto que se lo

habían encargado y debía entregarlo antes del mediodía. El

vehículo era de color gris, parece que un Kia. En esa época

estaba de vacaciones, era jueves o viernes del mes de enero del

año pasado. Fueron a la calle Rendic donde una Copec, lo lavaron

y enjuagaron, después partieron a la costanera lo aspiró, no le

pareció sospechoso, había gente en el lavado, estaban los dos

solos. A los días se enteró de lo sucedido ya que vio a todos

preocupados en su casa, a su hermana llorando, no sabía por qué,

preguntó y le contestaron que Yetro se había mandado la media

cagada ya que los niños habían matado al hombre y que el auto que

encontraron era de la persona que mataron. En ese momento le

contó a su hermana que había acompañado a Yetro a lavar un auto,

pero no sabía si era el mismo, recordaba que era gris, ignoraba

qué había detrás de ese auto. En ese momento estaba más

preocupado porque se había subido al auto y que cuando lo

revisaran iban a encontrar sus huellas. Vio a Yetro bajar el

automóvil por calle Orovilla, pero no vio de donde lo sacó, y

Orovilla es la calle donde vive Yetro. Después que lo acompañó a

lavar lo dejó en calle Paraguay porque se iba a ir a la playa con

su familia ya que está casado y tiene hijos.

69
Así entonces, con lo que reportaron estos testigos en su

conjunto (testimonios similares a los que narró el policía en

estrados), el Comisario Narváez pudo extraer de modo claro

antecedentes que daban cuenta que Miguel Solari, junto a otro

sujeto, estaría involucrado en la muerte de Carlos Páez y la

desaparición de su vehículo, mientras que Castañeda, hijo y

sobrino de los deponentes, amigo de Solari, se habría vinculado

con aquel después de los hechos, usando el vehículo robado,

entregando los antecedentes de estos sujetos al perito

huellográfico de la institución quien había trabajado con el

vehículo en los días previos, obteniendo resultados el día 28 de

enero. Y este perito, de nombre Sergio Andrés Ulloa Parra,

concurrió el juicio y expuso el informe de autoría señalando que

le correspondió periciar un automóvil marca Kia modelo Rio 5 sin

placas patentes visibles, en dos ocasiones: el día 23 y el día 24

de enero del 2020. Primeramente, fue por su superficie externa

(día 23) y posteriormente, al interior del vehículo en el recinto

policial (día 24). Aplicado los reveladores dactiloscópicos sobre

la superficie externa del vehículo se lograron revelar siete (7)

trozos de huellas; en las superficies internas se revelaron tres

(3) trozos de huellas, que sumados serían diez (10). Estudiados

estos 10 trozos de huellas, se estableció que cinco (5) de ellas

fueron útiles para una identificación dactiloscópica.

Primeramente, se hizo el descarte con la víctima, la dueña del

vehículo y personas residentes del lugar donde fue hallado.

Visualizadas las impresiones de estas personas se estableció que

70
no corresponden a ninguno de los cinco trozos de huellas.

Posteriormente, el oficial a cargo aportó el nombre de cinco

posibles sospechosos del delito que se investigaba y recabadas

las impresiones dactilares de estas cinco personas, se logró

establecer la identidad de los cinco trozos de huellas que fueron

signados HD1, HD4, HD5, HD6 y HD10. El HD1 fue revelado desde el

espejo retrovisor izquierdo del vehículo y que correspondería al

dedo meñique izquierdo de Yetro Castañeda Quiroz. Los trozos de

huella HD4, HD5 y HD6, que fueron revelados desde la cara externa

de la puerta izquierda delantera del vehículo o puerta del

conductor, a la altura de la chapa, estableciendo que HD4 y HD5

corresponde al dedo anular derecho de Yetro Castañeda, mientras

que HD6 a su dedo medio derecho. Por último, el trozo de huella

HD10 revelado desde el interior del vehículo específicamente en

la cara interna del vidrio de la puerta trasera derecha, se

estableció que corresponde al dedo medio izquierdo de Camilo Oros

Mora. En la descripción que hizo de su pericia se valió de

fotografías que fueron exhibidas en el juicio, tomadas al

interior y exterior del vehículo, concretamente a los lugares

desde donde rescataron los trozos de tela.

El día 29 de enero Narváez señaló que tras la petición que

le hicieron al fiscal Carlos Lillo de obtener órdenes de

detención para Miguel Solari, Camilo Oros y Yerko Castañeda, éste

le señaló que se estaban realizando coordinaciones con la

defensoría por cuanto dos de los imputados, Solari y Oros, iban a

ir con su abogado a entregar y dar su versión de los hechos. Así

71
que no les otorgaron las órdenes y esperaron que se presentaran.

Fue así que el día 30 de enero, llegaron los sujetos, sus

familiares y la abogada Karina Ibarra, tomándoseles declaración

en calidad de imputados, declaraciones que ya constan en esta

sentencia, en el caso del acusado Solari en el motivo 5° y en el

caso de Camilo Oros, sus dichos fueron incorporados por el Sub

Comisario Francisco Rojas Bravo en el motivo 11. Pero también

brindó información acerca de la injerencia en los hechos por

parte de Solari Martínez lo que reportó el propio Yetro

Castañeda, declaración que fue incorporada al juicio por el

Comisario Ckristian Narváez.

Y como ha señalado en más de una oportunidad, el encausado

Solari conforme a su declaración judicial -también a la que dio

en sede policial el 30 de enero del 2020-, se ha posicionado en

el lugar, día y horas de los hechos, reconociendo haber sostenido

una interacción violenta con Carlos Páez, pero que ello derivó no

de alguna intención apropiatoria por las especies que mantenía

consigo, sino que para ir en defensa de su amigo Camilo,

explicaciones que han sido refutadas a lo largo del motivo 11° de

esta sentencia y sin perjuicio de lo que se tratará a

continuación.

En consecuencia, el cúmulo de antecedentes que de manera

seria, grave y unívoca incriminan al acusado Solari Martínez en

el delito de marras, lo que permite establecer, más allá de toda

duda razonable, su participación en cuanto autor, en los términos

señalados en el artículo 15 N° 1 del Código Penal.

72
DECIMO CUARTO: Que la defensa hizo férreas alegaciones

orientadas a desestimar la propuesta fiscal para obtener una

recalificación de los hechos a un homicidio preterintencional,

como petición principal y en subsidio a un homicidio simple.

Tales peticiones fueron ya desestimadas por las razones y

fundamentos consignados en los motivos precedentes, agregándose lo

siguiente: 1) Se ha dicho por la defensa que la versión de

descargo presentada al juicio ha sido unívoca, no sólo en el

juicio, sino que también en sede policial. Más allá de coincidir

que ésta, en términos generales así lo ha sido, aquélla presentada

en el juicio difirió en, al menos tres pasajes, que fueron por lo

demás los que se exhibieron para los efectos del artículo 332 del

Código Procesal Penal, esto es, para evidenciar contradicción por

parte del fiscal como de la querellante, con lo que pudo

demostrarse variaciones en ciertos tópicos, sin que se dieran

razones para ello en lo que tiene ver con que haya golpeado a

Páez, si se paró entre medio de los asientos o sí se bajó del

vehículo para posicionar el cuerpo de Páez en los asientos

traseros, conductas que a la época del juicio fueron negadas por

Solari. De otra parte, sí hubo versiones diversas a lo ocurrido

que vinieron del entorno del encausado, tal como lo refirió la

testigo Claudia Quiroz Vega, madre de Yetro, quien dio cuenta que

se enteró de lo sucedido a instancias de Jocelyn, hermana de

Miguel Solari, quien le reportó tras reunirse con ella y Delia -

prima del acusado- que los niños estaban metidos porque les habían

robado el auto a unos colombianos; y que luego, al confrontar a su

73
hijo, éste le dijo que Miguel y Camilo se habían “bajado un auto”

-en la PDI le dijeron que eso significaba robar-, que él no había

matado a la persona y que solamente había “vacilado” en el auto.

Luego, esta misma testigo refirió que después pudo hablar con los

tres (Solari, Oros y Castañeda) cuando se reunieron en una plaza,

Miguel y Camilo le dijeron que Yetro no participó, que mataron a

la persona, pero no dijeron de qué forma o si lo dijeron, no lo

recordaba. Ciertamente, con lo expuesto, el discurso de la defensa

que hubo una sola versión desde el inicio no fue tal, ya que lo

que puede concluirse de lo contado por la hermana de Miguel a

Claudia Quiroz, es que necesariamente debió haber provenido del

propio acusado. A ello debe sumarse lo que Castañeda dijo a los

policías y que escuchó de boca del propio acusado y su amigo

Camilo, en torno a lo que hicieron con el dinero y el celular. La

defensa, por esto mismo, ha insistido en que se reste todo valor a

lo declarado por aquel, ya que no se presentó voluntariamente a la

policía, que su intención era eludir la justicia y enlodar a sus

compañeros de delito. El tribunal, no comparte dicha apreciación,

desde el momento que Castañeda, si bien no se presentó

voluntariamente al cuartel de la PDI, fue habido sin dificultad en

su domicilio, tal como lo reportó el Comisario Narváez cuando fue

a su vivienda, encontrándolo en su pieza, quien dijo saber que en

cualquier momento lo irían a buscar, procediendo a su detención; a

su turno, sus dichos sí fueron abonados por otros medios

probatorios como lo que dijo respecto a la situación del celular

Huawei que Solari le entregó a un vecino drogadicto del sector que

74
lo había visto llegar en el vehículo junto a Camilo Oros,

antecedentes corroborados por el Comisario Narváez cuando

entrevistó a un sujeto de nombre Carlos Huerta; y ante la

afirmación de la letrada Godoy que Castañeda declaró de esa manera

para “enlodar” a su defendido, surge la interrogante de cuál sería

el motivo para ello, ya que Solari en su declaración se ha

referido a él como un amigo y no cualquiera sino uno que lo ayudó

en la utilización, ocultamiento y destrucción de efectos del

delito, injerencia que determinó le atribuyeran un grado de

responsabilidad penal menor al de Solari, declarando sólo cuando

fue detenido, sin que se conozca o haya trascendido al juicio

rencillas ocurridas entre ellos y si al principio dijo algo

diverso -como lo que reportó su madre- seguramente lo fue a

instancias de su amigo Miguel, y para ello basta recordar lo que

la hermana de éste le señaló a la progenitora de Castañeda.

También la defensa cuestionó la labor investigativa de la PDI

señalando, a modo ejemplar que por qué no se indagó con Castañeda

acerca de las jóvenes que habrían salido a “carretear” con ellos

en el sector norte en la madrugada del día 18 de enero del 2020,

pero sucede que el mismo Yetro señaló que las muchachas eran

amigas de Miguel Solari y no de él, de ahí que no supiera siquiera

sus nombres; 2) Que tal como se analizó previamente en el motivo

11°, las declaraciones de los amigos de Miguel Solari, dieron

cuenta de una situación totalmente distinta a la impulsada por el

encausado en torno a la pretendida discusión que se generó entre

el conductor, Solari y su amigo Camilo, derivada de un llamado

75
telefónico que recibió el acusado de parte de Mandiola y cuyo

contenido habría sido oído por Páez, en circunstancias que dicho

deponente -reforzado por el otro testigo de descargo, Guillermo

Rivadeneira- refirió que su amigo recepcionó el llamado mientras

esperaba el vehículo inDriver. Y más allá de la suficiencia

probatoria de la prueba de cargo tal como fue analizada, esta

discordancia advertida demuestra de todas formas, que un aspecto

esencial de la tesis de descargo no tiene ni cuenta con prueba

idónea que la apoye mínimamente, pudiendo de ello obtenerse dos

posibles explicaciones: a) que el partido efectivamente se haya

organizado por los amigos del acusado y que ello lo haya utilizado

como excusa para fundar su pretensión recalificatoria o bien, b)

que derechamente estos testigos, en aras al vínculo de amistad que

les une a Solari y en pos de solidarizar con él, hayan faltado a

la verdad aceptando participar en esta coartada; 3) A su turno,

las declaraciones de la madre y la hermana del imputado como de la

amiga de esta última que curiosamente pretenden dar pábulo a

aquellos aspectos de la tesis de descargo que colisionan con lo

planteado por los acusadores (como el horario en que llegó Miguel

Solari después de ocurrido los hechos materia de este juicio

(señalado por Jocelyn Solari y Paulina Corona); la entrega de la

suma de 1000 pesos por parte de su madre; que estuvo una semana

encerrado en su pieza (todas las testigos), de igual forma se

trata de prueba inidónea ya que además de nutrirse de los sucesos

en base a lo que les dijo Miguel Solari -los que fueron vencidos

por la prueba de cargo-, se comprende que hayan declarado de esa

76
forma dada la relación de parentesco (entre Solari con su madre y

hermana) como de amistad (de Corona con la hermana de Solari al

referir que mantienen una relación de amistad de larga data), y

que si bien no configuran una inhabilidad para ellas, sí tiñe la

verosimilitud de sus dichos, pues del vínculo que tienen o

mantienen con el acusado fluye no solo la afectividad sino que

también lealtad entre ellos, por lo que difícilmente podría

exigírseles dar una versión o aportar elementos diferentes o

distintos a lo depuesto por Solari, lo que deviene de modo

invariable en la imposibilidad de generar convicción acerca de la

versión planteada por el encausado; 4) La defensa fue crítica de

la labor del perito Carlos Madariaga en torno a sus conclusiones,

insistiendo en que éste no habría trabajado o explorado hipótesis

alternativas. Al respecto, al tribunal estimó que el trabajo del

galeno se hizo de un modo correcto, a partir que sus apreciaciones

surgieron de lo que pudo visualizar en el cuerpo de la víctima,

explicando cada hallazgo sobretodo en lo referente al hematoma

temporo-parietal derecho y las fracturas de los cartílagos

tiroides y cricoides, lo que unido a los antecedentes que él

obtuvo de la carpeta investigativa llegó a las conclusiones

expuestas en juicio, explicando incluso algunas de ellas de modo

didáctico y utilizando un lenguaje común, de modo de hacerlo

comprensible tanto a los intervinientes como al tribunal.

Ciertamente, al no ser éstas del agrado de la letrada, bien pudo

en su oportunidad, requerir o presentar informes en que se hubiera

explorado las vías o hipótesis que para su teoría del caso fueran

77
de su interés. Además, al plantearle al perito preguntas

relacionadas con el efecto de alguna enfermedad de base de huesos,

articulaciones o cartílagos en la eventual mayor facilidad de

fractura de los cartílagos de la laringe del occiso, pareció una

maniobra tendiente a sorprenderlo –y con ello hacerse de

argumentos para desacreditar sus conocimientos y/o experticia- ya

que no se allegaron antecedentes que dieran cuenta que el afectado

padeciera alguna enfermedad de esa naturaleza que ameritaran que

el perito lo planteara como hipótesis en su labor pericial y como

se ha dicho, también, de haberse estimado ello necesario por la

defensa, nada le impedía ofrecer la pericia de otro legista al

respecto, única forma de reforzar su propuesta ante quienes como

los abogados, somos legos en esos tópicos; 5) Finalmente, que haya

entregado el acusado su celular a la policía de poca utilidad

resultó, ya que quedó demostrado conforme a los dichos de Narváez

que el aparato recepcionado no es aquel que fue empleado el día de

los hechos, ya que éste se habría destruido, inutilización y/o

destrucción que ciertamente orientó a que sus contactos y

conexiones esa noche, no pudieran verificarse, entre ellas el

pedido de taxi de la víctima por la aplicación inDriver y/o los

llamados hechos o recibidos de sus amigos con los que

supuestamente jugarían un partido de fútbol, qué decir de todo lo

que realizó esa madrugada y en días posteriores, acorde lo reseñó

Yetro Castañeda a personal policial.

DÉCIMO QUINTO: Que, ya en la oportunidad que prevé el

artículo 343 inciso 4° del Código Procesal Penal, dada las

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peticiones que en esta etapa anticipó la defensa iba a efectuar

además de ofrecer rendir prueba testimonial y documental para

fundarlas, es que partió la letrada Godoy efectuando sus

alegaciones, solicitando desde ya se reconozca, la circunstancia

atenuante de responsabilidad penal del artículo 11 N° 6 del Código

Penal, valiéndose para ello de las declaraciones de los testigos

de conducta Patricio Heriberto Oros Pastenes (padre de Camilo,

amigo de Miguel Solari), Francisco Armando Guardia Ly (presidente

del club deportivo Palestino) y José Leopoldo Gómez Escobar

(entrenador del mismo club) quienes, de modo concordante, dieron

cuenta de la trayectoria deportiva del encausado en el club social

y deportivo Palestino, resaltando no sólo sus méritos deportivos

sino que también su participación, compromiso y colaboración con

los niños de las ramas infantiles. Además, acompañó la siguiente

prueba documental: a) Certificado extendido por el Instituto

Superior de Comercio de Antofagasta; b) Certificado escolar

extendido por la escuela D-66 República de Italia; c) Certificado

extendido por la Junta de Vecinos Ana Giglia Zappa; d) Seis

diplomas de honor extendido por la escuela República de Italia; e)

Certificado de enseñanza básica del ya referido establecimiento;

f) Diploma extendido por CORE de fecha 11 de mayo del 2016; g)

Certificado de mejor compañero en el día del niño; h) Diploma

emitido por el Rotary Club por el día del niño; i) Diploma por

participación destacada del año 2014; j) Licencia de enseñanza

media extendida por el Centro de Cumplimiento Penitenciario; k)

certificado de licencia de educación media técnica profesional del

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Liceo Comercial; l) Certificado de permanencia en la escuela; ll)

Tres fotos de prensa con su club deportivo y una cuarta tomada

desde el diario; m) siete fotos de medallas obtenidas; n) Informe

psicosocial del encausado Solari Martínez, confeccionado por

Alejandra Lira Ahumada y Nelly Zuljevic Lastarria, de fecha 25 de

enero del 2021.

De igual forma requirió se reconozca a favor de su defendido

la circunstancia atenuante de responsabilidad penal del artículo

11 N° 9 del código del ramo, toda vez que colaboró sustancialmente

con el esclarecimiento de los hechos, posicionándose en el día,

hora y lugar de los mismos, dando cuenta de antecedentes que

ningún otro medio probatorio pudo aportar a la causa, relevando

además su comparecencia voluntaria a dependencias del cuartel de

la PDI en compañía de sus padres y su abogada, además de hacer

entrega, también voluntaria, de su teléfono celular.

Subsidiariamente, pidió se le reconozca la circunstancia del

artículo 11 N° 8 del mismo texto legal ya que el acusado, el 30 de

enero del 2020 y en compañía de sus padres compareció a la unidad

de la PDI, sin que existiera orden de detención en su contra. En

apoyo de sus peticiones acompañó además la declaración brindada en

sede policial por Miguel Ángel Solari y el informe policial N°

702.

En definitiva, teniendo en cuenta el marco rígido que

establece el artículo 449 del Código Penal, solicita se fije la

pena corporal en el mínimo legal, esto es, 15 años y 1 día de

presidio mayor en su grado máximo.

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Por su parte, el Ministerio Público manifestó no oponerse a

la solicitud de reconocimiento de la irreprochable conducta

anterior que favorece al encausado, acompañando para tal fin el

extracto de filiación y antecedentes el cual carece de mácula. En

relación a la petición de reconocimiento del artículo 11 N° 9 del

Código Penal, se opone a su concesión pues el acusado ha

desconocido la apropiación, además de haber connotado de un modo

diverso la agresión a la víctima, sin que por ello se haya

relevado de la carga probatoria del Ministerio Público; no se

opone, sin embargo, a que se reconozca la mitigante del N° 8 del

artículo 11 estatuto punitivo ya que, al momento de su entrega a

la policía, no se encontraban vigentes las órdenes de detención.

Requirió que la pena se fije en el rango menor, esto es, en

el presidio mayor en su grado máximo, requiriendo se tenga en

cuenta al momento de su determinación que la víctima era padre de

familia, que dejó a una pareja y a la forma en que el acusado y

su compañero de delito se deshicieron del cuerpo.

Por último, la parte querellante refirió no tener oposición

a que se reconozca la circunstancia minorante del artículo 11 N°

6 del Código Penal, adhiriendo también a lo que planteó el

Ministerio Público respecto a que no se tenga por configurada la

circunstancia del artículo 11 N° 9, añadiendo que además se opone

a que se reconozca aquella prevista en el N° 8 de la misma

disposición toda vez que con fecha 24 y 26 de enero declararon

familiares de Yetro Castañeda quienes dieron los nombres de

Miguel Solari y Camilo Oros, por lo tanto, ya se contaba con sus

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identificaciones y a pesar de no haberse despachado órdenes de

detención, ya había antecedentes para identificar a los

encausados.

En cuanto a la pena privativa de libertad, ésta habrá de

fijarse en el tramo del presidio mayor en su grado máximo,

solicitando se tenga particular consideración al momento de

calcular la pena la extensión del mal causado, para lo cual pidió

tener presente que lo dijo sobre este tópico en sus alegaciones

de clausura.

DÉCIMO SEXTO: Que en relación a las circunstancias

minorantes alegadas por los intervinientes, el tribunal es del

parecer, en primer lugar y en relación a aquella consignada en el

N° 6 del artículo 11 del Código Penal, conforme al extracto de

filiación y antecedentes acompañado al juicio del cual se obtiene

que el acusado carece de anotaciones prontuariales pretéritas, se

hará lugar a la misma, abonando a la decisión del tribunal los

documentos y declaraciones de los testigos de conducta aportados

la defensa.

Respecto a la circunstancia minorante de responsabilidad

penal del artículo 11 N° 9 del mismo cuerpo legal, por el hecho

de haberse situado en el día, hora y lugar de los hechos y haber

reconocido, a lo menos, que mantuvo una interacción física con la

víctima, más allá que sus dichos los connote de modo diverso a

fin de obtener una recalificación del delito y de paso una

penalidad más favorable, de todos modos, se le reconocerá esta

minorante, habida cuenta que en el vehículo no se pudieron

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recuperar sus huellas y que las sindicaciones en su contra de

modo principal tienen por fuente, lo sostenido por los otros

enjuiciados, sin poder soslayar que en tal contexto Solari

incluso pudo negar haber desplegado la acción homicida y

atribuírsela a Oros.

Por último, atendido que la mitigante del artículo 11 N° 8

del Estatuto ya señalado, se dedujo por la defensa de forma

subsidiaria y habiéndose acogido la solicitud principal,

innecesario resulta que el tribunal se pronuncie sobre ella.

DÉCIMO SEPTIMO: Que así entonces, para determinar el quantum

de la pena hay que partir señalando que la pena asignada al

delito, de conformidad al artículo 433 N° 1 del Código Penal va

del presidio mayor en su grado máximo al presidio perpetuo

calificado. Y en el caso concreto, tal como ya se anunciara, al

concurrir dos circunstancias atenuantes de responsabilidad penal

(artículos 11 N° 6 y 9 del Código Penal), de conformidad al

artículo 449 N° 1 del Código Penal, el tribunal regulará la pena

en su grado más bajo esto es en el presidio mayor en su grado

máximo y dentro del tramo, se fijará en su parte más baja más no

en el mínimo, por resultar más condigno al hecho como a sus

circunstancias, toda vez que no se puede soslayar la extensión

del mal causado que generó la perpetración de este delito en el

entorno familiar inmediato de la víctima Carlos Páez Araya.

Sobre el punto, la magnitud del daño causado se obtiene el

primer lugar de lo que señaló la pareja que le sobrevive,

Gessenia Estay Saavedra, visiblemente afectada por lo ocurrido

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con quien fuera su conviviente, señalando haber estado en terapia

por estos hechos, entre 8 y 9 meses aproximadamente. La misma

testigo reportó que el ofendido dejó tres hijos, dos de ellos

menores de edad, una de ellas una niña y posiblemente la misma

que aparece en la fotografía que fue encontrada junto al cuerpo

sin vida del infortunado conductor. Tampoco puede soslayarse la

forma en que fue tratado el cuerpo inerte de la víctima por los

hechores, lo que se pudo conocer por las fotografías tomadas por

personal de la Brigada de Homicidios y que fueron exhibidas en el

juicio, elocuentes e impactantes imágenes que reflejan la

indolente forma en que fueron abandonados sus restos, ahondando

aún más, seguramente, el dolor que significó la muerte de Páez

Araya a sus deudos.

DÉCIMO OCTAVO: Que, atendida la extensión de la pena a

imponer, no reuniéndose en consecuencia ninguno de los requisitos

legales exigidos en la Ley N° 18.216, no se le sustituirá al

acusado Solari Martínez la pena corporal por ninguna de aquéllas

contempladas en dicho estatuto normativo.

DÉCIMO NOVENO: Que considerando que la pena deberá ser

cumplida de manera efectiva, se le exime del pago de las costas

al encausado Miguel Solari Martínez.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en

los artículos 1, 11° 6 y 9°, 14 N° 1, 15 N° 1, 18, 24, 25, 28, 50,

51, 432, 433 N° 1 y 449 del Código Penal; artículos 47, 297, 340,

341, 342, 343, 344, 346, 347 y 348 del Código Procesal Penal, se

declara:

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I.- Que se condena al acusado Miguel Ángel Solari Martínez,

en calidad de autor, por el delito de robo con homicidio, en grado

de consumado, a purgar la pena de dieciséis (16) años de presidio

mayor en su grado máximo, y a la accesoria de inhabilitación

absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos

políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones

titulares mientras dure la condena, ilícito perpetrado en la

ciudad de Antofagasta, el día 17 de enero de 2020, en contra de la

persona de Carlos Alejandro Páez Araya.

II.- No reuniendo el sentenciado los requisitos de la ley

18.216, no se le sustituirá la pena impuesta, debiendo cumplirla

efectivamente, para lo cual se le abonará el tiempo que ha

permanecido ininterrumpidamente privado de libertad por esta

causa, desde el 31 de enero del año 2020, fecha en que fue

detenido y controlada su detención, conforme al auto de apertura

remitido y el certificado extendido por el Jefe de Administración

de Causas de este Tribunal.

III.- Se exime al sentenciado del pago de las costas.

IV.- Atendido lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley N°

18.556 sobre Sistema de Inscripciones Electorales y Servicio

Electoral, modificada por la Ley 20.568, asignando la ley, pena

aflictiva al delito por el cual se condenó al encartado Solari

Martínez, comuníquese al Servicio Electoral la presente sentencia

condenatoria si procediere. Ofíciese.

Ejecutoriada que sea esta sentencia, ofíciese a los

organismos que corresponda para hacer cumplir lo resuelto, y de

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conformidad al artículo 468 del Código Procesal Penal en relación

a los artículos 14 letra f) y 113 inciso 2º del Código Orgánico

de Tribunales, remítase los antecedentes necesarios al Juzgado de

Garantía de Antofagasta, para la ejecución de la sentencia y

póngase al sentenciado a disposición del referido Juzgado para

los efectos del cumplimiento de la pena, quien deberá poner a los

condenados a disposición del Servicio Médico Legal para la

determinación de su huella genética para su incorporación en el

Registro de Condenados, al tenor de lo dispuesto en el artículo

17 de la Ley N° 19.970, que crea el Sistema Nacional de Registros

de ADN.

Devuélvase a los intervinientes los documentos incorporados.

Téngase por notificados a los intervinientes y al condenado

de este fallo a contar de esta fecha.

Regístrese y archívese, en su oportunidad.

Redactada por la juez Luz Oliva Chávez.

RIT N 03-2021.

RUC N 2000083808-0

PRONUNCIADA POR LAS JUECES TITULARES DEL TRIBUNAL DE JUICIO

ORAL EN LO PENAL DE ANTOFAGASTA CLAUDIA SOLANGE LEWIN ARROYO, LUZ

ADRINA OLIVA CHAVEZ Y MARCELA ALEJANDRA MESÍAS TORO.

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