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Articulo Grupos Ayuda Mutua

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Grupos de ayuda mutua en el duelo:

eficacia y perspectivas
Mutual help groups in mourning:
efficiency and perspectives
Bermejo Higuera J. C. 1 , 1
Centro de Humanización de la Salud
Sánchez Sánchez E. J. 2
2
Centro de Escucha. Tres Cantos, Madrid

RESUMEN ABSTRACT
Con el objetivo determinar el grado de eficacia del acompaña- In order to determine the grade of efficiency of therapeutical
miento terapéutico a personas en duelo en grupos de ayuda assistance to people in mourning in mutual help groups, we
mutua, realizamos un estudio de una población de 44 personas have carried out a study on a group of 44 people in mour-
en duelo, distribuidas en siete grupos de ayuda mutua, coordi- ning. They were divided in seven mutual help groups which
nados por un experto. Partiendo de una evaluación personal del were coordinated by an expert. We have carried out a perso-
duelo de cada participante, hemos hecho un seguimiento de la nal evaluation of each participant’s mourning throughout ten
evolución de las personas a lo largo de diez sesiones de acom- sessions of mourning guidance. The study of the results leads
pañamiento de ayuda a la elaboración del duelo. El estudio to the following conclusions: all the people involved in the
cualitativo de los resultados autoriza a concluir lo siguiente: to- study are substantially benefit from participating in mourning
das las personas de la población en estudio se benefician con- help groups. A vast majority of the participants experiment a
siderablemente de la elaboración del duelo en grupo. Una gran significant progress in their symptoms as well as in how they
mayoría realiza progresos significativos en términos de mejora express and deal with the emotions associated with their loss.
de síntomas, expresión y manejo de emociones asociadas a la They also experiment a considerable decrease of their feelings
pérdida; disminución considerable de sentimientos de culpa y of guilt and reproach, and an increase in their activity and in
reproches; incremento de la actividad y de las ocasiones de go- the occasions of enjoyment of life. We have also noticed a
ce y disfrute de la vida; aceptación progresiva de la ausencia progressive acceptance of the absence of the loved one as
del ser querido y asunción de nuevos roles en su medio junto well as the assumption of new roles within their environment,
con una progresiva vuelta a la normalidad en sus relaciones so- which leads to the normalization of their social relationships.
ciales. Estos avances hacia la normalidad son más modestos All these improvements towards normality seem to be more
en un porcentaje que se sitúa en torno a un diez por ciento de modest in ten per cent of the people participating in this
la muestra en estudio, siendo estas personas las que mostra- study. These people showed more vulnerability, which can be
ban una vulnerabilidad mayor anterior a la pérdida, bien por explained by a weaker personality structure, or by the kind of
una estructura de personalidad más débil, bien por un estilo de relationship they had with the deceased, characterized by de-
relación con el fallecido de tipo dependiente y con límites poco pendence and few or no limits between the self and the other.
definidos entre el yo-tú. Constatamos, así mismo, que resulta Likewise, we have verified the benefit of combining strategies
beneficioso combinar estrategias de aceptación incondicional of unconditional acceptance –which are favourable to the par-
que favorezcan la autoexpresión de los participantes y su impli- ticipants’ self-expression and their involvement in the group–
cación en el grupo con tareas y técnicas activas que favorezcan with active tasks and techniques which favour the generaliza-
la generalización y consolidación de los progresos en la acepta- tion and consolidation of the improvements they have rea-
ción de la pérdida, el automanejo emotivo y el compromiso con ched in the acceptance of the loss, the emotional self-control
las demandas vitales de cada uno. and the compromise with each one’s vital demands.
Palabras clave: Key words:
Duelo, abordaje holístico, grupos de mutua ayuda, progreso. Duel, integral treatment, groups of mutual aid, progress.

MAPFRE MEDICINA, 2007; 18 (2): 82-90

Correspondencia:
J. C. Bermejo Higuera
Centro de Humanización de la Salud
Sector Escultores 39. 28760 Tres Cantos. Madrid
jcbermejo@humanizar.es
INTRODUCCIÓN la concepción holística de la persona, que hacen
que el duelo sea una «experiencia global» (5).
Nos basamos en el concepto holístico del ser Los grupos de ayuda mutua están integrados
humano y nuestra atención a los grupos de duelo por entre ocho y doce personas que se reúnen a
constituye una ayuda centrada en la persona, en lo largo de diez sesiones –una por semana– de
consonancia con el enfoque de la psicología hu- hora y media de duración cada una. Son hetero-
manista (1-3). En este sentido, el duelo constituye géneos, tanto en cuanto a la edad de los partici-
una experiencia vital, que abarca un conjunto de pantes (de diez y ocho años en adelante), como
reacciones de la persona que afectan a lo somáti- en cuanto a la modalidad de las muertes de sus
co, lo mental, lo emotivo, lo social y lo espiritual seres queridos.
(valores, creencias). Si bien se describen una serie El experto coordinador dinamiza –entre otras–
de etapas por las que presumiblemente pasan las las siguientes «experiencias grupales que contribu-
personas que viven un duelo, éste constituye una yen al cambio» (7): La expresión emocional, las
experiencia idiosincrásica. Las reacciones de due- manifestaciones personales, la experiencia de emo-
lo están muy mediatizadas por el influjo cultural ciones intensas, la experiencia de comunión, el al-
y social de pertenencia del doliente. truismo, la participación de los «espectadores si-
El grupo genera sentimientos de pertenencia lenciosos», el aprovechamiento del descubrimiento
grupal y alto nivel de cohesión, hecho de simpa- de semejanzas, la experimentación (de conductas
tía por el sufrimiento de los demás y de satisfac- alternativas), el modelado, la inducción de espe-
ción por el progreso de los compañeros; atmósfe- ranza, el descubrimiento guiado de los factores
ra de sostén y apoyo mutuo para expresar cognitivos implicados en forma de pensamientos
contenidos existenciales y emocionales muy per- distorsionados o de sesgos interpretativos.
sonales; similitud percibida al encontrarse y com- A lo largo de las sesiones se van trabajando los
partir con otras personas con análogas experien- diversos determinantes o manifestaciones del due-
cias traumáticas, lo que mitiga o compensa los lo, sirviéndonos de actitudes, habilidades y técni-
apoyos externos, percibidos en ocasiones como cas que proceden de diversos paradigmas terapéu-
poco comprensivos o condescendientes con el ticos, tomando la psicología humanista como
propio dolor. base (ausencia de juicio moralizante, aceptación
Nos basamos en las tareas del duelo que descri- incondicional, implicación y congruencia del tera-
be J. W. Worden: (4) aceptar la realidad de la peuta y base segura empática (8).
pérdida, trabajar las emociones asociadas a la ex- En este estudio cualitativo el material para el
periencia de pérdida, adaptarse a un medio en análisis está proporcionado por las propias mani-
que el fallecido ya no está y recolocar emocional- festaciones de las personas de los distintos gru-
mente al fallecido y seguir viviendo. En síntesis, pos, así como por la observación de sus conduc-
tratamos de ver qué progresos hacen en dichas tas en las sesiones.
tareas las personas implicadas en el intercambio
en grupos de ayuda mutua. El fin último del estu- DESCRIPCIÓN DE LA MUESTRA
dio es el de calibrar la eficacia de la terapia gru-
pal en el duelo, con el fin de obtener indicadores La muestra del estudio está formada por 44
para mejorar la labor de acompañamiento en los personas en duelo, distribuidas en siete grupos de
grupos de duelo. ayuda mutua, a lo largo del año 2004. La media
de edad es de 54 años. Treinta y cuatro personas
MATERIAL Y MÉTODOS están por encima de los 45 años.
El 73% de la muestra está integrada por muje-
El establecimiento de la línea base de nuestro res. Probablemente dicha diferencia entre varones
trabajo está constituido por los datos extraídos de y mujeres se deba, al menos en parte, a condicio-
las evaluaciones que realizamos a cada usuario de nantes culturales.
la muestra. Dicha evaluación explora las distintas Respecto al parentesco, son más los usuarios
áreas o dimensiones personales implicadas, según que consultan por la pérdida del cónyuge y de hi-
jos que la suma del resto de dolientes. Esto es
comprensible y concordante con las observacio- TABLA 2. Área afectiva
nes clínicas, dado que cuanto más estrecho es el Tristeza y desconsuelo 70,2 %
vínculo, es esperable que mayor sea el impacto de
Llanto intenso y frecuente 66,7 %
su pérdida y, por tanto, más la necesidad de bús-
Enfado, rabia, ira 38,5 %
queda de ayuda.
Las personas de estudios de grado medio o pri- Culpa 35,9 %
marios predomina en la población en estudio (34). Sentimiento de desamparo 33,3 %
Hablando en términos generales, se observa una Sentimiento de impotencia 28,2 %
sensibilización creciente para buscar ayuda en el Ansiedad 25,6 %
duelo. Sólo siete personas del total esperaron siete Anhedonia (incapacidad para el disfrute) 15,4 %
meses o más para solicitar asesoramiento.
Astenia, apatía 10,3
La mayoría de personas del grupo en estudio
(23) buscaban ayuda por seres queridos fallecidos Desesperanza 7,7%
por enfermedad. Miedo a la muerte 5,1 %
En cuanto a los determinantes somáticos del Miedo a afrontar le futuro y asumir el rol
duelo más presentes en la muestra se reflejan en la del difunto 5,1 %
Tabla 1: Casi la mitad de las personas están o han Alivio, liberación 0,6 %
estado en tratamiento, bien en el médico de Aten-
ción Primaria, bien en los servicios de Salud Men-
tal y toman algún tipo de fármaco (antidepresi- tar el futuro y las obligaciones de la vida. El enfa-
vos, ansiolíticos o hipnóticos). La percepción está do, con mayor o menor intensidad (38%), cuan-
agudizada, dirigiéndose hacia estímulos que «ha- do es dirigido hacia uno mismo alimenta la culpa
blan» de la ausencia del ser querido («miro su si- –con base real o sin ella– (35%). La ansiedad, en
tio vacío», «al entrar en casa, dirijo mi mirada su vertiente afectiva, está concretada en aprensión
hacia la habitación de él»). Resalta la debilidad y temores difusos («tengo miedo a que enferme
muscular, asociada probablemente a la astenia vi- alguno de mis hijos» o «me fijo mucho en las
tal y la anhedonia (incapacidad de disfrute) que imágenes de accidentes que dan por televisión»).
refleja la Tabla 2. La actividad cognitiva (Tabla 3) expresa, sobre
Las emociones (Tabla 2) «esperables» en un todo, los intentos de mantener el vínculo o expre-
duelo, como la tristeza y aflicción, expresadas en sa deseos –inconscientes– de recuperación física
el llanto frecuente e intenso, están presentes en
más del 70% de las personas de la muestra. Es de
notar que más de la mitad muestran miedo al fu-
turo y más concretamente miedo a asumir el rol TABLA 3. Área cognitiva
del difunto, quizá porque el número de cónyuges Recuerdos e imágenes intrusivas (aversivas) 51,3 %
de los grupos es alto (17). Este sentimiento está
Déficit de atención y/o memoria 33,3 %
muy relacionado con el de impotencia para afron-
Incredulidad y aceptación, alternándose 28,2 %
Hablar con él o sentirlo cerca
(sentido de presencia) 23,1 %
TABLA 1. Área somática
Confusión y desorientación 7,7 %
Trastornos del sueño 31,1 % Alucinaciones 7,7 %
Debilidad muscular 12,8% Negación («sé que está en algún lugar») 5,1 %
Hipervigilancia de fijación en la ausencia 7,7% Ideación suicida (no elaborada) 5,1 %
Punzadas u opresión en el pecho 7,7% Desesperación («no tengo futuro»,
Vacío en el estómago 5,1% «no hay esperanza para mí») 2,6 %
Cefaleas o fuerte comprensión en la cabeza 2,6% Intentos de suicidio 2,6 %
tar la ausencia: llanto intenso y desconsolado y
TABLA 4. Área social conductas, repetitivas y que se viven como una
No percepción de apoyo social 18, 0 % necesidad, de contacto con lugares y objetos que
se viven «como si» fuese el ser querido. Tanto és-
Aislamiento social 22,7
tas como otras conductas de tipo evitativo (ten-
Déficit en la asunción de roles 15,4 %
dencia a la cama, evitar lugares que recuerdan al
Envidia de otras personas («no puedo ver ser querido vivo) pueden ser interpretadas como
a los amigos de mi hijo») 5,1%
señales de resistencia de aceptación de la realidad
Idealización del fallecido y/o de la relación 5,1 % (ésta sí) dolorosa de la ausencia.
Resentimiento 2,6 % La dimensión espiritual, entendida como el ci-
miento de valores y creencias que orientan la vida
y actos de la persona, se ve afectada para bien o
TABLA 5. Conductas motoras para mal: son más los creyentes cuya fe entra en
crisis. Un cierto concepto de Dios subyace en ellas:
Búsqueda del fallecido (sueños, cementerio,
fotos, otros lugares) 51,3 %
la de un Dios «todopoderoso» que defrauda. Así
mismo, se tiende a dar mayor valor a «otras cosas
Llanto frecuente 51,3 %
de la vida», como la familia o la amistad o el al-
Evitación de lugares y objetos (cementerio, truismo e interés por el sufrimiento ajeno.
casa, fotos...) 15,4 %
Clinofilia (tendencia a estar en cama) 12,8 % DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Conducta distraida 10,3 %
Necesidad de conservar los objetos del Seguiremos el orden establecido de las catego-
ser querido 7,7 % rías en estudio, para pasar finalmente a resumir
Visitar lugares de recuerdo 5,1 % las conclusiones referidas a las tareas del duelo.
Hiperactividad 2,6 % Área somática: Al trabajar el tema de los auto-
cuidados (quinta o sexta sesión), la mayoría co-
mienzan a hacer esfuerzos por cuidarse física-
del ser querido, y se concreta en continuas rumia- mente: comer ordenadamente, hacer ejercicio,
ciones, alucinaciones, sueños y hablar con el organizar el sueño. Sobre todo las mujeres valoran
muerto. Las imágenes intrusivas se le imponen el cuidarse, quieren hacerlo, y lo hacen: ir a la pe-
(«no puedo quitarme de la cabeza la imagen de luquería, darse una sesión de masajes, arreglarse,
mi marido las últimas semanas que estuvo en el lucir alguna prenda de color, ir a un balneario,
hospital»). Este sentido de presencia a través de apuntarse a natación o a clases de bailes de salón.
estos diversos «contactos» que establece con el Si bien algunas personas dicen haberse «sentido
difunto son adaptativos para el doliente, hasta mal» al hacerlo, reconocen haberlo pasado bien.
que sea capaz de manejar los recuerdos y de Recuerdan lo trabajado en el grupo y se dicen a sí
aceptar la ausencia. mismos que «no hay nada malo en ello», y que
La dimensión social de las personas de la mues- por divertirse no por eso «quieren menos» a su ser
tra no se ha resentido en buena medida (77,3 %, querido. No más de cinco personas de los grupos
Tabla 5). Buscan y aprecian los contactos socia- seguían teniendo problemas en la ingesta, bien por
les, e incluso temen estar solas. Como decía una conductas bulímicas, bien por restricciones signifi-
madre que hacía duelo por su hijo: «Estamos co- cativas. Estas mismas personas continuaban al fi-
nectados por los móviles». Si bien la compañía es nalizar las sesiones tomando medicación antide-
apreciada por una mayoría, algunos (18 %) ex- presiva, ansiolíticos y sedantes.
presan desilusión por el apoyo percibido. Se mantienen en algunos ilusiones perceptivas
Los datos de la Tabla 5 parecen indicarnos que (signo de negación de la ausencia), pero hacen
lo que más hacen las personas que buscan ayuda crítica de ellas mucho más fácilmente que antes.
para su situación de duelo son aquellas que refle- «Me voy dando cuenta de que no vendrá, que es
jan una dificultad, hasta el momento, para acep- así la vida».
Área cognitiva: Ya no se sienten como «bichos menor dificultad para aceptar la pérdida. Es co-
raros», al ver que a otros les pasan cosas como a mo si para muchos (quizás para la mitad de las
ellas. Aunque no han desaparecido, la mayoría ya personas de la muestra) los objetos, lugares y los
no se obsesiona con imágenes «dramáticas» de su restos mortales del ser querido fueran el «último
ser querido y van incorporando recuerdos de lo vi- reducto» que inconscientemente mantiene el an-
vido juntos y valorando lo que mutuamente se en- helo de reencuentro o recuperación (física). Estas
riquecieron. Van dando un significado realista a personas «necesitan» de dichos objetos y se dis-
sus momentos de llanto o de malestar asociados a tinguen claramente de aquellas otras que los ma-
situaciones o fechas señaladas, comprendiendo que nejan con libertad, sin obsesionarse. A éstas les
eso es «normal» y no un signo de «estar peor». Al- sirve de recordatorio y les da paz y ánimos, a
gunos componentes de los grupos siguen haciendo aquéllas les desasosiega porque tienen todavía di-
inferencias arbitrarias de sus conductas y sintién- ficultades para activar la presencia «afectiva» (la
dose culpables: «No fui una buena madre, porque única posible ya). Inconscientemente se vive la re-
la tenía que haber prohibido fumar (a su hija), pe- lación con estos objetos como «estar» con él/ella
ro sí fui una buena madre, porque me quedaba con (o «tenerlo»). Una hija decía: «Tengo que ir (a
ella (en el hospital) cuando estaba mala». La ma- otra ciudad) al menos cada mes y pasarme buenos
yoría, no obstante, va aceptando los fallos o equi- ratos abrazada a un árbol que plantó mi padre,
vocaciones concretas que pudieron tener con el ser tengo que estar con él». Una esposa decía: «Llevo
querido y abandonando el juzgar su persona ente- a mi marido conmigo siempre en mi bolso, un
ra por ello; abandonan las autoexigencias exagera- frasquito con sus cenizas».
das y los debería y aceptan que su amor y el de su Tanto en estos dos casos como en otros mu-
ser querido no fueron perfectos. chos, dichas conductas de pseudoidentificación
El esfuerzo por «ponerse en el lugar» de los de- de los objetos (o restos) con la persona fallecida
más contribuye a reconciliarse con el entorno, al fueron haciéndose mucho menos rígidos hacia el
tiempo que les motiva para reanudar las relacio- final de las sesiones, permaneciendo un grupito
nes personales. de ocho o diez personas a las que seguía resultan-
Se da mayor variedad respecto al significado do difícil un manejo libre y positivo de los mis-
que se atribuye a la relación con los restos del ser mos. Éstas personas se caracterizaban por una
querido (bien se trate de la visita al cementerio o vinculación previa muy estrecha o posesiva o de-
de la ubicación de las cenizas): los hay que pien- pendiente en exceso con su ser querido.
san que ir al cementerio «no significa nada» o Área emotiva: Un noventa por ciento de los
que la urna de las cenizas «es un bote y ya está», participantes en los grupos va progresando hacia
otros consideran que visitar la tumba es como un un mejor estado de ánimo general: se va suavi-
«pago» (son sus palabras) a su ser querido por zando la intensidad de los sentimientos y van te-
tanto como recibió de él; los hay que dicen «él es- niendo un mayor control sobre los mismos; se es-
tá allí, metido en la tierra» y una mujer decía que fuerzan por cambiar actitudes pesimistas y son
«sería terrible dejar marchitar las flores que pon- más diestras en cuestionar sus sentimientos de
go sobre su tumba, porque es como si entonces culpa («empiezo a aceptar –decía una madre que
no le quisiera (a su marido); sé que es absurdo, se culpaba por haberse quedado paralizada ante
pero...» era para ella una necesidad. su hijo accidentado– que yo, entonces, no era
Igualmente hemos visto variedad en el trato que dueña de mí»), sin que, en muchos casos, éstos
dan las personas a los objetos, fotos y lugares del desaparezcan del todo, sobre todo cuando se per-
ser querido (habitación, casa) y a la resonancia miten disfrutar o divertirse. El dolor es menos in-
emotiva de los mismos: desde los que han dejado tenso y persistente en la mayoría y muchos expe-
todo como estaba cuando murió, a los que les rimentan paz.
agrada que un hijo se vista prendas del hermano Nuevamente hay que decir que aquellas perso-
o hermana fallecidos. nas que fomentan el sentimiento de presencia, ex-
El significado psicológico de estas conductas perimentan más la rabia y la desesperanza: «Es
tiene que ver, a nuestro entender, con la mayor o que creo que está ahí mi hijo... y, cuando te das
cuenta de que no es así...; sólo sé que mi hijo no Área conductual: Vemos que las «tareas para
está», decía una madre en medio del llanto y casa» (hacer un álbum de fotos, escribir una car-
apretando los puños con fuerza. Estas personas ta al ser querido, tratar de decirle al esposo cómo
tienen también mayor dificultad para manejar los me ayudaría en un momento dado un gesto de
recuerdos y pensamientos intrusivos negativos. cariño, etc.) ayudan a las personas de los grupos
La mayoría, sin embargo, va siendo capaz de ac- de duelo, siempre que se explique la finalidad de
tivar recuerdos positivos, al tiempo que una vi- las mismas, teniendo en cuenta ir poco a poco y
sión más realista (lejos de la idealización) de su respetando las diferencias de cada uno. Es preci-
ser querido. so manejar correctamente la retroinformación so-
La estabilización del estado de ánimo (no exen- bre los resultados, a ser posible dada por el gru-
ta de altibajos) tiene repercusión en el autocon- po. Es, sobre todo, al ver que van siendo eficaces
cepto y el autoaprecio, como decía una persona o útiles en el afrontamiento de nuevos roles y
en la octava sesión de uno de los grupos: «Yo me conductas lo que les va haciendo cuestionar la
sentía muy inútil, pero estoy empezando a querer percepción de inutilidad o de inadecuación que
y a quererme; soy práctica, he llegado a una ar- tenían sobre ellos mismos. Creemos, además,
monía conmigo misma: él (su marido) me ayudó que, a la par que se les anima a incrementar con-
y yo le ayudé a él». ductas adaptativas (por ejemplo, a reanudar sus
Área social. A los que están superprotegidos por contactos sociales) y/o a reducir conductas desa-
la familia les cuesta más salir, relacionarse o hacer daptativas (como las rumiaciones excesivas), se
cosas agradables como ir al cine o al teatro; se de- trabajen los sesgos mentales rígidos («todos» me
jan «arrastrar». Los que tienen depresión y los que dan de lado, este mundo es «un valle de lágri-
sienten fuerte animosidad por el supuesto desinte- mas»...) o las autoexigencias exageradas. Final-
rés de familiares y amigos, se encierran en sí mis- mente, decir que el ensayo de conductas en las se-
mos y alimentan desconfianza y resentimiento que, siones, sobre todo las referidas a las habilidades
en algunos casos, extienden a «todo el mundo». sociales, así como la imaginación guiada, se
Hemos visto que estos sentimientos y estas reac- muestra como táctica eficaz en el trabajo con
ciones son difíciles de erradicar. Nuestra táctica personas en duelo. Los resultados vistos en este
privilegiada es invitarles a reconsiderar estos ses- estudio podemos calificarlo de desigual, quizás
gos, aduciendo el ejemplo de la acogida y respeto porque muchas dificultades para «comportarse»
de los compañeros del grupo como contraargu- en el duelo en las relaciones con los demás están
mento de su tesis («todo el mundo te da la espal- arraigadas en la personalidad de muchas perso-
da, cada uno va a lo suyo», comentaba con amar- nas y en las conductas «esperables» socialmente
gura un matrimonio cuyo hijo había muerto en que con frecuencia no tienen en cuenta la parti-
accidente). Alrededor de una docena de personas cularidad de cada uno al afrontar las pérdidas.
de los grupos se encontraban en esta situación en También creemos que influye en la dificultad pa-
las últimas sesiones. El resto hicieron avances sig- ra «actuar», para hacer cosas que ayuden en el
nificativos en sus relaciones sociales, tanto con duelo el hecho de que éste se ve, en gran medida,
amistades previas como con nuevas personas. To- como algo que «nos pasa», algo pasivo, y no tan-
dos, sin embargo, cultivaron muy pronto (hacia la to como «algo que hacemos». El duelo dista mu-
cuarta sesión de grupo) las relaciones con el resto cho de ser visto como una experiencia existencial
de participantes en su grupo de duelo y la mayoría que reclama, como toda realidad de la vida, qué
siguen, por lo que sabemos, encontrándose perió- «hago» con ella.
dicamente y ayudándose, tanto en momentos de Área espiritual: Hemos encontrado una clara y
«bajones» como en cuestiones prácticas (buscar muy general influencia en el área de los valores y
trabajo) y proporcionándose compañía. En gene- las creencias, en el sentido de que, la magnitud
ral, valoran más el soporte de la familia, aunque del dolor por la pérdida de un ser querido, ha in-
son los menos los que tienen una historia previa de fluido en una reubicación, podríamos llamar, de
comunicación a nivel emocional entre ellos, lo cual los mismos. Ya no se da tanta importancia a cier-
les resulta muy difícil «aprender» ya. tas realidades de la vida, al tiempo que se poten-
cian otras. Las primeras sesiones de grupo, la te en todos los aspectos, disminuye o desaparece
mayoría está rumiando su dolor, su amargura o la toma de fármacos, restablecen las relaciones in-
los sentimientos que sean, pero, avanzando las terpersonales, asumen roles y responsabilidades,
sesiones se va percibiendo, no todos al unísono, se manejan mejor con sus emociones y aceptan
un incremento del interés por los compañeros y como «normales» los momentos de recaídas, se
una solidaridad y empatía por los demás. Al fina- hacen más diestros y autónomos de sus pensa-
lizar las sesiones, todo el mundo expresa, de una mientos y recuerdos que ahora les procuran paz y
u otra manera, que se han hecho más solidarios agradecimiento por lo vivido juntos con su ser
con el sufrimiento ajeno, que al compartir el do- querido, van abandonando los sentimientos de
lor, éste se hace menos pesado, se vuelven más re- culpa y los reproches tanto los que dirigían a sí
alistas frente a las realidades de la vida, aunque mismos como los que se referían al ser querido,
tenemos que volver a citar a este respecto a un tienen una percepción más realista de la vida y de
pequeño grupo de personas que siguen incrusta- su propias posibilidades para afrontarla, se per-
dos en su dolor. Se relativizan otras adversidades miten disfrutar y comprenden que su «derecho a
de la vida, como el robo en casa que le ocurrió a vivir» no es incompatible con el amor que tenían
una familia o como la operación de cadera a la a su familiar, ya no sienten la necesidad de reacti-
que una mujer tuvo que someterse. var el recuerdo de su ser querido con una intensi-
Entre los que se confiesan creyentes, se dan di- dad exagerada, sino que cuando lo hacen es para
ferentes posturas: para algunos, los menos, su fe reconocer y valorar lo que la convivencia les enri-
resulta ser apoyo y consuelo y les ayuda a sobre- queció a ambos, y esto les permite continuar con
llevar el dolor de la pérdida. Otros están «desen- su vida e incluso les sirve de motivación para ello.
cantados» con un Dios que ven como «culpable» Hay un grupo, en torno al diez por ciento del
(«¿por qué se ha llevado a mi hijo?, ¿por qué no total, en el que se dan conductas de más o menos
se lleva a otros, que matan o roban...?»). Un con- momificación (del ser querido y de la experiencia
cepto de Dios todopoderoso que ha de salvar propia de convivencia con él), a través de la nece-
(nos) del sufrimiento y de la muerte «evitándo- sidad de visitar el cementerio o tener las cenizas
noslos», prevalece sobre el concepto bíblico de continuamente a la vista, pensar reiteradamente
un Dios que salva desde el amor, «a pesar de» la en el ser querido; pensamientos e imágenes intru-
adversidad y de la muerte. Ante la enorme difi- sivas de la enfermedad o muerte del ser querido,
cultad de aceptar la incomprensible realidad de la tienen intensos anhelos de reencuentro, de rever-
muerte, y, por tanto, la incuestionable realidad tir la pérdida. Estas personas siguen presas de in-
de la vida como «injusta», las personas proyec- tensos emociones de rabia, culpa, desesperanza,
tan la rabia que genera dicha realidad, dirigién- ansiedad, llanto y congoja casi constantes; perci-
dola hacia otros, muchas veces a Dios, aún en ben el cariño, la comprensión y el interés de los
personas que se dicen no practicantes o no cre- compañeros del grupo y de los que les rodean,
yentes. Es como si personalizar en «alguien» con- pero están muy centradas en su dolor, aunque al-
creto la responsabilidad de lo ocurrido, aliviara gunas de estas personas están activas (han vuelto
un tanto el dolor lacerante de la ausencia. a trabajar o afrontan las responsabilidades fami-
liares), lo hacen con enorme dificultad o porque
CONCLUSIONES «no tienen más remedio». Persisten síntomas de
alteración del sueño, por exceso o por defecto,
La elaboración de la experiencia del duelo en tendencia a la cama y al aislamiento, tienen pen-
grupos facilita a sus componentes realizar avan- samientos recurrentes de muerte y en algún caso
ces considerables en las tareas (categorías y sub- siguen teniendo intentos autolíticos, tienen tras-
categorías en estudio). tornos alimenticios (bulimia o restricción y de-
Más o menos el cincuenta por ciento de las per- sorganización de la alimentación). Esto no quiere
sonas de este estudio puede afirmarse que llevan a decir que no hagan esfuerzos y que no consigan
cabo avances significativos de mejoría de sínto- cambios o avances en aspectos puntuales del tra-
mas y en las tareas del duelo: se cuidan físicamen- bajo de su duelo: algunos cuidan de nietos o de
sus hijos, han vuelto a su trabajo (sobre todo si la adaptación de las personas. Esto nos lleva a
éste no exige el trato con el público y si tienen al- varias conclusiones:
gún compañero o jefe más comprensivo que les Z La estructura de la personalidad y la índole de
ayuda en la tarea o no les censura si no pueden la vinculación afectiva previas del doliente con
realizarlo al cien por cien). el ser querido debiera ser evaluada mejor en las
Habría un grupo intermedio, alrededor de una personas que consultan por duelo, y sería, posi-
docena del total, que muestra avances considera- blemente, aconsejable una ayuda individual pa-
bles en las últimas sesiones del grupo, pero de ralela a la grupal a las personas especialmente
manera desigual: se acepta, en general, mucho vulnerables.
mejor la realidad de la pérdida, pero en unos Z Nos parece no sólo posible sino necesario in-
permanecen elementos ideacionales persistentes, corporar en la ayuda a grupos de duelo técnicas
sobre todo pensar reiteradamente en el ser queri- procedentes de distintos enfoques psicoterapéu-
do y dificultades para no sentirse culpables ticos e investigar su eficacia, potenciando las
cuando se sorprenden mucho rato sin hacerlo. que sirvan mejor a la mejoría de las personas y
Aunque se han hecho más conscientes de las abandonando las menos eficaces. Entre ellas,
emociones asociadas a su experiencia de pérdida las técnicas basadas en el psicodrama, las tareas
y a las consecuencias para su salud y su equili- conductuales o las actividades basadas en los
brio, persiste en algunos la tendencia a idealizar enfoques de reatribución de significado.
al ser querido, o se tienen dificultades con la au- Z Es necesario abordar la ayuda en el duelo desde
toestima. Asumen roles y tareas que les obliga la la convicción de que las personas nos perturba-
situación, pero algunos tienen expectativas sobre mos, ante las adversidades de la vida, tanto en
su desempeño exageradas por querer abarcar de- nuestros pensamientos como en nuestros senti-
masiado o querer hacerlo (cuidar de un hijo, ha- mientos y acciones. Estos tres niveles de res-
cer trámites...) solos o «como él/ella lo hacía». puesta ante la pérdida de un ser querido se ven
Sus ideas y pensamientos excesivamente rígidos afectados y, por tanto, son los sentimientos, los
hace que se perturben en ocasiones: «en el cum- pensamientos (ideas, filosofía) y las acciones el
pleaños de mi hija lloré mucho, por tanto estoy objetivo diana del trabajo con personas en due-
peor o voy para atrás». lo. Dicho trabajo terapéutico, cuando es en
El resumen de este estudio sería: grupo, es más complejo, pero también puede
El trabajo con personas en duelo en grupo, con ser más eficaz (y eficiente por el ahorro de
el diseño descrito, ayuda a la gran mayoría, pero tiempo) si se dinamizan convenientemente por
con distintos grados de eficacia en cuanto a remi- parte del asesor las fuerzas «sanantes» que ha-
sión de síntomas y a avances hacia el equilibrio y bitan en el interior del propio grupo.

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