Estado Paternalista - Lect Crítica

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RESPONDA LAS PREGUNTAS 13 A 16 DE ACUERDO CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN

ESTADO PATERNALISTA

El estado paternalista tiene cada vez más promotores. Unos lo defienden en nombre de las buenas costumbres
y los valores éticos; otros en nombre de la salud pública y del bienestar general. Los primeros quieren controlar
Las mentes de los jóvenes; los segundos aspiran a proteger sus cuerpos. Pero más allá de estas diferencias,
unos y otros pretenden regular el comportamiento privado, sustituir a los padres de familia y en ultimas usar el
poder estatal para promover una forma de vida particular: la suya.

Como ha informado la prensa nacional, el gobernador de Antioquia decidió hace unos días prohibir los
concursos de belleza y los desfiles de moda en los colegios públicos del departamento, pues, en su opinión,
“nada aportan a la información ética…y constituyen una actividad discriminatoria, humillante y atentatoria de la
dignidad femenina”. El procurador respaldo la decisión del gobernador con argumentos similares. “me gusta la
idea”, dijo. “La cultura hedonista, la vida fácil, es una de las causas del progresivo deterioro de las ideas y de los
valores”, enfatizó. “Ipsedixitas” llamaba el filósofo Jeremías Bentham a los reformadores sociales que pretenden
convertir sus prejuicios personales en imperativos categóricos, en decretos, leyes o mandatos. La palabreja ya
se olvidó (con razón). Pero el concepto es ahora más relevante que nunca.

El estado paternalista no solo es promovido en nombre de la moral o la ética. Muchas veces se justifica con
base en fines más concreto, la salud pública por ejemplo. En nueva york se prohibió recientemente la venta de
gaseosas de más de medio litro con el fin de proteger la salud de los jóvenes y niños en Francia, los cigarrillos
de chocolate fueron prohibidos hace unos años con el mismo objetivo. Esta semana, en un debate sobre el
consumo de drogas que tuvo lugar en la universidad de los Andes, un funcionario del gobierno colombiano
mencionó una estadística, producida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según la cual la mitad de
las muertes en el mundo tienen como causa probada algún tipo de adicción. Si buena parte de la población es
adicta o enferma, dirán algunos apoyados en la ciencia médica, el estado debería, entonces, regular la dieta y
las formas de vida de todo el mundo. Hacia allá vamos aparentemente.

No es fácil definir los límites del estado paternalista. Su lógica es expansiva, un paso lleva al siguiente, al otro,
al próximo, etc. “¿será entonces que se prohibirá ahora la gimnasia con sus informes ceñidos al cuerpo o el uso
de falditas? ¿Se prohibirán también ciertos bailes y danzas donde las niñas dejan ver sus piernas y brazos?
¿Se promoverá el vestido largo o la camiseta cuello tortuga?”, preguntaba esta semana el abogado David
Suárez. Otras preguntas vienen al caso: ¿Por qué no prohibir las papas fritas? ¿O las hamburguesas? ¿O los
dulces? Al fin y al cabo la obesidad es un problema creciente y muchos estudios señalan, sin dejar lugar a
dudas, que los jóvenes deberían comer más frutas y vegetales.

Un mundo de jóvenes bien vestidos y bien nutridos, que se dedican a cultivar las virtudes duraderas de la
sabiduría y la solidaridad parece un ideal atractivo. Pero puede ser también una gran pesadilla. Sea lo que sea,
no justifica la expansión del estado paternalista y el consecuente menoscabo de las libertades individuales.

Gaviria, A. (2012, agosto 18). Estado Paternalista. El Espectador.


Tomado de: http://www.espetactdor.com/opinion/columna-368445-estado-paternalista.

1. En el cuarto párrafo, la cita “¿Será entonces que se prohibirá ahora la gimnasia con sus uniformes ceñidos
al cuerpo o el uso de falditas? ¿Se prohibirán también ciertos bailes y danzas donde las niñas dejan ver sus
piernas y brazos? ¿Se promoverá el vestido largo o la camiseta cuello tortuga?”, del abogado David Suárez,
pretende

A. promover la intervención del Estado en asuntos privados.


B. alertar sobre el tipo de regulaciones a las que puede llegar un Estado paternalista.
C. mostrar asuntos privados que el Estado actualmente regula.
D. explicar la intervención del Estado en la vida cotidiana.
2. En el fragmento “unos lo defienden en nombre de buenas costumbres y los valores éticos otros
en nombre de la salud pública y el bienestar general. Los primeros quieren controlar las
mentes de los jóvenes, los segundos aspiran a proteger sus cuerpos con la expresión “los
segundos”, el autor se refiere a quienes están

A. en contra del paternalismo por las buenas costumbres.


B. a favor del paternalismo por las buenas costumbres.
C. a favor del paternalismo por el bienestar general.
D. en contra del paternalismo por el bienestar general.
3. Con los ejemplos de Nueva York y Francia el autor pretende que el lector

A. valore positivamente la intervención estatal en asuntos privados.

B. aprecie la importancia de que el Estado regule la dieta de los ciudadanos.

C. comprenda que la regulación del Estado en asuntos privados ya ocurre en el mundo.

D. apruebe el control que el Estado tiene sobre la dieta de los ciudadanos en esos dos
lugares.

4. Según el autor, el Estado NO debe regular el comportamiento privado porque

A. el rescate de las buenas costumbres y los valores éticos no son responsabilidad estatal.

B. los recursos de salud pública deben gastarse de manera más eficiente.

C. la prohibición vuelve más llamativo el comportamiento que se quiere prohibir.

D. los intentos por legislar sobre la esfera privada llevan a imponer prejuicios personales.

RESPONDA LAS PREGUNTAS 17 Y 18 DE ACUERDO CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN

LOS DOS REYES Y LOS DOS LABERINTOS

Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de
las Islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto
tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban
se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias
de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey
de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto,
donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro
divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia
que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día.

Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con
tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo
amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: "¡Oh, rey
del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce
con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío,
donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni
muros que veden el paso". Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto,
donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.

Tomado y adaptado de: Jorge Luis Borges, Los dos reyes y los dos laberintos. Obras completas: Emecé,
Buenos Aires, 1996
5. Al final de la historia, el rey de Arabia dice que en su laberinto "no hay escaleras que subir, ni
puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso". Con estas
palabras, el rey árabe

A. enumera los atributos del laberinto de Babilonia, para demostrar que es más sofisticado y
difícil de superar que el suyo.
B. hace referencia a los diferentes atributos del laberinto de Babilonia para describir el suyo
por medio del contraste.
C. presenta las características del laberinto de Babilonia para dar a entender que el desierto
no puede considerarse un laberinto.
D. describe su laberinto corno una metáfora de la creación divina, en contraste con las
construcciones humanas.

6. Según el texto, ¿dónde le habla el rey de Arabia al rey de Babilonia?

A. Únicamente en la corte del rey de Babilonia.


B. Únicamente en el desierto, a donde es conducido el rey de Babilonia.
C. En el laberinto construido por el rey cíe Babilonia.
D. En la corte del rey de Babilonia y en el desierto a donde este es conducido.

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