Historia Uruguaya - La Cisplatina, La Independencia y La Republica Caudillesca.

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HISTORIA URUGUAYA/TOMO

Uno de los peiTodbs más ricos de nuestro pasado.


La dom inación luío- brasileflg y e l proceso
independentista que culntína con la cruzada
Libertoddr^ de 18Í E)fN acim iento del Estad<
O r ie n ta l /• e l niento de la Reppblica
c a u til lesean ^CSiref fc r. l¡i, trama turbulenta
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EDICIONES DE LA BANDA OR IEN TAL


HISTORIA URUGUAYA

TOMO 3 1820 - 1838

LA CISPLATINA. LA
INDEPENDENCIA Y LA
REPUBLICA CAUDILLESCA

ALFREDO R. CASTELLANOS

EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL


PR IM ER A EDICION:
E.B.O., D ICIEM BRE DE 1974 CAPITULO I
SECUNDA EDICION: LA DOMINACION LUSO - BRASILEÑA
E.B.O., JU LIO DE 1975 (1820 - 1828)
TERCERA EDICION:
E.B.O., M ARZO DE 1977
C U ARTA EDICION:
E.B.O., A B R IL DE 1980

Q UIN T A EDICION: La derrota de Tacuarembó (enero 22 de 1820) seguida de la ca­


E.B.O., A B R IL DE 1982 pitulación de Rivera en Tres Arboles ante las autoridades militares por­
tuguesas (marzo 2), pusieron término a la denodada lucha contra Ja
invasión luso-brasileña de la Provincia oriental (1816-1820).
Poco antes y después de dichos sucesos, las autoridades civiles y
militares de Canelones, San José y Maldonado acordaron su reconoci­
miento al gobierno portugués instaurado en Montevideo, bajo condi-i
dones que aseguraban su autonomía administrativa en términos seme­
jantes a los acordados entre Lecor y el Cabildo montevideano cuando
la capitulación de aquella plaza al invasor (enero de 1817); a ellas se
agregaban otras, relativas a la no imposición de contribuciones a los
pueblos, mantenimiento de las milicias departamentales, y exención
de éstas de prestar servicios fuera de su jurisdicción.
De este modo se consolidó la dominación portuguesa en todo el
territorio de la Provincia hasta 1824, bajo el mando superior del G e­
neral Carlos Federico Lecor como su Gobernador y Capitán General
conforme a las antiguas jerarquías administrativa y militar españolas.

1. La Administración Portuguesa

Desde comienzos de su ocupación, Montevideo quedó bajo la


autoridad directa del mariscal Sebastián Pinto de Araújo Correa (el
vencedor de India Muerta) como Gobernador de la ciudad. Su Cabildo,
entonces reducido a cinco miembros por alejamiento de la mayoría de
ellos, fue de inmediato integrado por nombramiento directo acordado
entre Lecor y la minoría capitular, recurriendo a personas adictas al
invasor.
En los años subsiguientes Lecor fue creando una más amplia orga­
(g) EDICIONES DE LA BANDA ORIENTAL S.R.L. nización administrativa, que integró con algunos de los más destacados
elementos de la oligarquía montevideana, y también con compatriotas
Gaboto 1582 — Teléf. 4 32 0'6 — Montevideo.
suyos, reservándose para sí en algunos casos la decisión superior de loi>
Queda hecho el depósito que marca la ley. asuntos políticos, administrativos y judiciales más importantes.
Así, en 1818 fue restablecido el Tribunal del Consulado en la forma
Impreso en el Uruguay — 1982.
como lo estaba "en tiempo de los orientales", y creadas las Cámaras
de Apelaciones y la Junta Superior de Real Hacienda, ambas presididas reclamantes respecto a la posesión de aquellos bienes, al tiempo de
por el propio Lecor. procurar el restablecimiento de la riqueza ganadera arruinada al cabo de
A partir de 1820, lograda la "pacificación" de la Provincia oriental, cuatro años de lucha.
pudo proseguir la política de paulatina absorción de todos los resortes Al comienzo de ésta los invasores realizaron grandes arreadas de
de su gobierno y administración iniciada desde su entrada triunfal en ganado en pie a través de la frontera con el Brasil, con destino a las
Montevideo en enero de 1817. estancias y saladeros de Río Grande; luego de su victoria se procedió
Los Cabildos de la campaña, desmembrados en su casi totalidad al otorgamiento a oficiales y soldados portugueses y brasileños de
durante la lucha contra el invasor, fueron integrados al igual que el vastas tierras situadas al norte de la Provincia conquistada. En esta zona
de Montevideo, con elementos adictos a Lecor, así como los cargos de escasamente poblada aunque abundante de ganado se establecieron
Síndicos Procuradores y jueces territoriales y de los pueblos. centenares de aquellos oficiales y soldados, llegando a constituir una
Solamente las milicias departamentales quedaron al mando de algu­ dependencia económica de la Capitanía brasileña de Río Grande, a la
nos antiguos lugartenientes artiguistas de menor jerarquía, pues los que se pré'tendió anexar en 1819 por el denominado Tratado de la
principales jefes divisionarios habían sido muertos, caído prisioneros, o Farola que fijaba el límite meridional de aquélla en el río Arapey.
emigrado con el Jefe de los Orientales al cabo de aquella denodada Otras tierras pertenecientes a jefes artiguistas o abandonadas por
lucha; estos jefes-caudillos locales hallábanse subordinados a las autori­ sus poseedores en el curso de la lucha fueron igualmente distribuidas
dades militares portuguesas por intermedio de Rivera convertido en entre los invasores, quienes también, en algunos casos, aprovechando la
Comandante General de la Campaña al servicio de Portugal. depreciación de las tierras adquirieron vastas estancias a bajo precio.
Para el logro de su política de conquista Lecor contó desde un Numerosos son los testimonios documentales, — títulos de propie­
principio con la adhesión expresa o tácita de la oligarquía montevi- dad, relatos, informes, etc.— , que atestiguan esta política apropiatoria
deana, contrariada en sus intereses económicos y materiales en general, llevada a cabo durante los años 1820 y 1821, cuyas consecuencias socio­
por la revolución popular artiguista. económicas llegan hasta nuestros días.
En primer término los grandes hacendados españoles y criollos En esta política Lecor debió contemplar también a los estancieros
(montevideanos y bonaerenses), — los "malos europeos y peores ame­ criollos que prestaron su colaboración o apoyo a la dominación portuguesa.
ricanos" como los califica respectivamente el Reglamento de tierras Una de sus primeras medidas fue el restablecimiento del Cuerpo
de 1815— , privados del usufructo de sus enormes estancias, abando­ de Hacendados y la celebración de juntas o reuniones de sus apodera­
nadas, por su obstinada resistencia a fomentarlas y poblarlas, y entre­ dos de la campaña, con vistas al fomento de la jndustria pastoril, "fuerza
gadas a brazos más laboriosos y útiles a la prosperidad de la Provincia. de la riqueza nacional".
Formaban parte también de aquella clase los comerciantes y sala­ De ello resultó la autorización otorgada a aquellos que fueran legí­
deristas a quienes la "empeñosa lid" de Artigas contra el centralismo timos propietarios de sus tierras, para adueñarse del ganado cimarrón
bonaerense y la invasión luso-brasileña había perjudicado económica­ existente en una vasta zona del noroeste de nuestro territorio, así como
mente, en la medida que había aislado a Montevideo de la campaña les fue reconocido el derecho a aquel ganado que paciera en las tierras
impidiendo la entrada de sus frutos pecuarios y por consiguiente su de su propiedad.
exportación e industrialización. La medida venía a beneficiar a los grandes propietarios territoriales,
En un principio Lecor se limitó a asegurarse la adhesión del patri- excluyendo a los simples poseedores del disfrute del ganado montaraz
ciado montevideano mediante el otorgamiento de altos cargos admi­ que constituía la inmensa mayoría de la riqueza pecuaria del país. Esto)
nistrativos, rumbosos títulos nobiliarios, ostentosas condecoraciones re­ fue completado con la fijación de una frontera a la altura del río Daymán
gias, y lucidas fiestas y saraos, mientras no pudo disponer del dominio para la "compra, venta y exportación de ganado vacuno y caballar", y el
total del territorio de la Provincia invadida. establecimiento de las correspondientes receptorías, prohibiéndose la
Logrado éste como queda dicho en 1820, debió atender al urgente extracción de vacas al otro lado de la frontera; quedaba así sustraída al
reclamo de los hacendados desposeídos por el Reglamento artiguista giro económico de la Provincia toda su parte norte, cuyas tierras habían
de 1815, respecto de las tierras y ganados de su propiedad. sido adjudicadas a la oficialidad y soldadesca luso-brasileña convirtién­
dola en una inmensa reserva ganadera para la Capitanía de Río Grande
2. El Problema Rural: Tierras y Ganados. del Sur.
Mayor prudencia debió observar Lecor en lo relativo a la tenencia
El problema rural era de difícil solución por cuanto había que de la tierra, puesto que desde un principio se vio enfrentado al embate
contemplar los contrapuestos intereses de los conquistadores y de los de los hacendados desposeídos por el Reglamento artiguista de 1815 que
reclamaban el desalojo de sus beneficiarios establecidos de años atrás en presan sus respectivos títulos", debiendo denunciar las "sobras" bajo
sus campos; ello habría equivalido a la quiebra de la política de "pacifi­ el mismo apercibimiento antedicho.
cación" emprendida por el conquistador a partir de la capitulación de los De este modo los grandes hacendados se vieron compensados do
Cabildos de la campaña, y de Rivera en Tres Arboles a comienzos de 1820. sus frustrados reclamos reivindicatoríos, por cuanto eran quienes estaban
Varias resoluciones debieron ser adoptadas en el correr efe dicho en mejor situación económica para pagar aquellas "composiciones" más
año para solucionar este espinoso problema, en que Lecor jugábase el o menos moderadas, y no se limitaba la extensión de las tierras que
decidido apoyo de los grandes hacendados, y la frágil sumisión del ve­ podían adquirir de esta manera, con lo que se generaba nuevamente el
cindario rural. Finalmente la difícil situación fue resuelta por la acordada latifundio.
de agosto 26 de 1820 que establecía que "todas las familias y vecinos Una disposición especial contemplaba a "los habitantes y familias
que se hallaren con población en cualesquiera terrenos sin excepción algu­ notoriamente pobres del país", a quienes se admitía adquirir solamente
na antes del mes de Enero corriente en que se realizó la pacificación una suerte de estancia "a censo redimible de cuatro por ciento al año"
general, se les ampare en la posesión y población indistintamente, y no sobre el valor de su tasación o de las últimas posturas presentadas.
se permita que los incomoden los antiguos propietarios con ningún pre­ No obstante sus minuciosas y rigurosas disposiciones que le daban
texto, anulando como anulo todas las órdenes, decretos y providencias una apariencia de equidad y formalidad en cuanto a garantía de iegíti-
que se han expedido en contrario". mos derechos, el bando del 7 de noviembre de 1821 vino a favorecer
De este modo los beneficiarios del Reglamento artiguista de 1815, solamente a los grandes propietarios del "antiguo régimen" español y
considerados poseedores de buena fe, viéronse protegidos en el goce de del "nuevo régimen" portugués, haciendo del conquistador el árbitro
sus tierras; los antiguos propietarios desposeídos sólo podrían recuperar último de las disputas legales sobre la tenencia de la tierra.
los campos desocupados, o aquellos ocupados por verdaderos intrusos Los propietarios de las tierras confiscadas en 1815 pero no repar­
aprovechando del "río revuelto” de los años de lucha. tidas, las recobraron salvo que hubieran sido ocupadas por los portu­
Por la vía de la propiedad de los ganados llegóse no obstante a gueses. En caso de haber sido repartidas, la situación de los donantes
una cierta limitación de aquella acordada en favor de los donatarios varió en función de diversos factores: muchos no pudieron probar su
artiguistas; una resolución del año 1821 reducía su amparo a solamente posesión de "buena fe" por haber perdido los recaudos extendidos
el terreno necesario para el ganado manso por ellos poseído, "y de conforme al Reglamento artiguista, o no haberlos obtenido en tiempo ••
ningún modo de los alzados"; y como se ha visto anteriormente, estos debido a la invasión portuguesa en 1816; en cuyo caso perdieron sus
constituían la inmensa mayoría de los existentes en dichas tierras, con tierras a manos de sus antiguos propietarios desposeídos, pasando en el
lo que se reducía la extensión de la donación originariamente recibida. mejor de los casos a la condición de arrendatarios o aparceros de
éstos, o, en peor situación, de peones. Algunos se ampararon en cer­
Finalmente un bando del 7 de noviembre de 1821 estatuyó una
tificados expedidos por los otrora jefes y caudillos artiguistas por en­
nueva fórmula al viejo problema colonial del "arreglo de los campos",
tonces al servicio del invasor, como Rivera, Julián Laguna, Manuel Du-
convirtiendo al conquistador en árbitro acerca de los títulos de tenen­
rán, Manuel Pintos Carneiro; de este modo conservaron sus tierras, y
cia de la tierra, al par que deparaba nuevos ingresos fiscales para estrecharon lazos de dependencia personal con aquéllos a la manera
mantener el pesado andamiaje burocrático y militar de la ocupación.
de la "hueste" feudal.
Por dicho bando se reglamentaba la compra-venta de los campos Otras disposiciones de las autoridades portuguesas de ocupación
realengos, sea vacantes o simplemente poseídos particularmente, de­ se inscriben también en esta política en favor de los grandes propie­
biendo ser denunciados a la Superioridad, y solicitada su venta o ad­ tarios territoriales, como ser: la supresión de las pulperías volantes
judicación, respectivamente; los terrenos denunciados, divididos en suer­ donde los pequeños hacendados y "gentes sueltas" de la campaña reali­
tes de estancia serían subastados al mejor postor. zaban un reducido comercio de cueros que eludía los gastos y demoras
A los poseedores sin título legítimo de propiedad o sin compro­ de su conducción a Montevideo; la represión del contrabando y del
bante de pago de sus campos, se les señalaba un plazo perentorio de vagabundeo, obligando a los hombres sueltos, sin oficio ni beneficio, a
seis meses para presentarse ante la Superioridad para regularizar su convertirse en peones o ser enrolados como soldados. Muchos de ellos
situación mediante una "moderada composición, que se hará con la se alistaron en las milicias departamentales criollas que reconocían como
mayor equidad posible"; pasado ese plazo, previa intimación, y en caso su jefe superior a Rivera, convirtiendo a éste en la figura de mayor
de "notoria contumacia", sus campos serían susceptibles de denuncia prestigio del medio rural, reconocido por süs hombres, y contemplado
por parte de terceros y vendidos en subasta pública, la obligación de por las autoridades portuguesas; este prestigio sería de enorme signifi­
presentarse en el plazo señalado, se aplicaba también a los propietarios cación cuando su incorporación a la Cruzada Libertadora de 1825.
legítimos en caso "que poseyeran más terrenos que aquellos que ex­ También se inscribe en aquella política propietarista los proyectos
de fundación de pueblos donde concentrar a "todas las familias pobres A poco de iniciarse en 1818 la contra-ofensiva final portuguesa
de la campaña, y aquellas que tengan que desalojar en adelante los contra las fuerzas artiguistas, se restableció el comercio con las zonas
campos que ocupan de ajena propiedad", según una resolución del año de la campaña que iban siendo ocupadas por el invasor, al tiempo que
1821, a quienes se les daría ''tierras suficientes para labrar en nuevas fueron habilitados varios puertos sobre el Río de la Plata y el Uruguay
poblaciones que se van a levantar", y se las auxiliaría "con instrumen­ sucesivamente dominados por la flota portuguesa.
tos de labranza y animales de labor” . De este modo la ganadería El tráfico mercantil, tanto interno como externo, aumentó paulati­
mayor quedaría exclusivamente en manos de los grandes hacendados, namente, y varias casas de comercio de criollos y españoles reiniciaron
reservándose al "pobrerío" un incierto destino de labradores o chaca­ sus actividades; pero también se instalaron otras nuevas casas extran­
reros en los alrededores de los nuevos pueblos. Así fue fundado, en jeras, sobre todo de brasileños y portugueses, iniciándose así una fuerte
octubre de 1821, el pueblo de San Pedro de Durazno; el propio Ri­ competencia con aquéllos en que los últimos habrían de contar con el
vera en 1831 explicaba su origen en "la necesidad reconocida por el favor de las autoridades de ocupación, provocando tempranos resque­
gobierno portugués de reunir en un punto del Estado diversas familias mores entre los primeros y dichas autoridades.
que faltas de terrenos propios y de medios para adquirirlos se veían Los conflictos comenzaron con motivo de nuevos impuestos marí­
expuestas a la miseria, y formar una barrera contra la invasión de indios timos y aumento de otros ya existentes que se quiso establecer, siendo
salvajes y cuartel de policía rural". fuertemente resistidos por el Consulado de Comercio que finalmente
Al cabo de nueve años de revolución (1811-1820), salvo el breve obtuvo su sustitución por otros menos gravosos sobre el tráfico terres­
interludio artiguista (1815-1816), la campaña oriental había retrograda­ tre. A partir de 1820, luego del derrumbe de la resistencia artiguista a la
do a una situación más grave y conflictual que durante el dominio invasión luso-brasileña, se iniciaron años de prosperidad para el comer­
español. La habilidosa política de Lecor al fin de cuentas no satisfizo cio montevideano, que restableció sus relaciones con las provincias del
enteramente a ninguno de los intereses en pugna: no todos los hacen­ litoral argentino llegando en poco tiempo a acaparar casi todo el trá­
dados recobraron las tierras de que fueron desposeídos en 1815, ni fico mercantil entre éstas y Europa; dicho comercio se hacía por el
todos los donatarios artiguistas conservaron las suyas: el favor de las puerto de Montevideo y a través del río Uruguay, eludiendo el puerto
autoridades portuguesas privó sobre las reiteradas pragmáticas y los de Buenos Aires, resistido por las provincias interiores desde los tiem­
minuciosos procedimientos. Los reducidos integrantes del "clu b " del pos de la Liga Federal artiguista, que en cierto modo revivía en este ,
Barón de la Laguna constituyeron una casta superprivilegiada que pro­ solo aspecto mercantil.
vocó los celos y descontentos de quienes no disfrutaban de iguales fa­ Pero poco duró el gozo de los comerciantes montevideanos debido
vores no obstante su adhesión al régimen. a las medidas discriminatorias dictadas a partir de 1821 por influjo
Así se fue engendrando un sordo rencor de buena parte de la de las autoridades portuguesas de ocupación en favor de sus compa­
oligarquía terrateniente, particularmente de los "vicentinos" españoles triotas comerciantes, y del comercio con Portugal y Brasil.
desengañados de la esperada restitución de estos dominios a la Corona Así la prohibición de matar vacas e introducir sus cueros en Mon­
española, así como de sus propiedades territoriales, como se habían tevideo, el recargo de derechos a los cueros orejanos, unido a las
prometido de la invasión portuguesa; también el odio ancestral del licencias para pasar ganado en pie al Brasil, asestaron un rudo golpe a
campesino oriental contra el "portugo" depredador e intruso contri­ los saladeristas y comerciantes criollos, haciendo que el ganado se
buyó a mantener latente el espíritu de rebelión que explotará en forma evadiera para el país limítrofe y el puerto de Río Grande se convirtiera
casi unánime en la Cruzada Libertadora de 1825.
en el depósito general y centro de exportación de los frutos de la cam­
paña oriental. Otras varias medidas fueron dictadas en el marco de una
política proteccionista del comercio, la navegación y los saladeros bra­
3. Ei Comercio: Nuevo Régimen Colonial
sileños, tales como: la introducción de cueros extranjeros, esto es, bra­
sileños, sin someterlos a ningún gravamen especial; la protección a la
Como se dijo anteriormente, el comercio montevideano padeció producción portuguesa o brasileña frente a los artículos competitivos de
graves penurias durante la lucha de Artigas contra el centralismo bo­ otras procedencias; igualmente la protección a los navieros y comer­
naerense y la invasión portuguesa, debido a su desconexión con la ciantes brasileños frente a los criollos y españoles en lo referente a fle­
campaña de donde extraía los frutos de su giro mercantil. Asimismo la tes; la instalación de numerosos traficantes portugueses y brasileños, y
guerra marítima emprendida por los buques corsarios artiguistas que agentes de casas comerciales de Río, que disfrutaban de toda clase de
desde 1816 bloqueaban el puerto de Buenos Aires, y surcaban el Río privilegios.
de la Plata y el Atlántico, añadió nuevas dificultades y perjuicios al De este modo, el Cónsul inglés Mr. Hood pudo informar en 1824
comercio de importación y exportación dé Montevideo. que "la parte principal de esta clase (de los comerciantes) son oficiales
y soldados del último ejército portugués ¡unto a un gran número de se escuchase al Cabildo de la capital; que al menos las dos terceras
comerciantes, traficantes y técnicos portugueses que poseen todo el partes de los empleos políticos, militares y cívicos fueran ocupados por
comercio brasileño y del río, y que son muy ricos". hijos del país, a propuesta del mismo Cabildo: la creación de una Cá­
Todas las disposiciones dictadas entre 1821 y 1822 en favor de la mara de Apelaciones y de un Tribunal de concordia o conciliación para
producción, el comercio, y la navegación portuguesa y brasileña, retro­ las causas civiles, así como el mantenimiento del Tribunal del Consu­
trajeron a la Provincia oriental a su antiguo status colonial de tiempos lado para las causas mercantiles; la garantía de los derechos individua­
del dominio español; pero este "neocolonialismo' portugués era más les tales como el de "habeas corpus", abolición de la pena de tor­
perjudicial aún que el de la antigua Metrópoli para la riqueza y los mentos, y sustitución de la muerte por penas correctivas; la abolición
intereses del país. Lejos de constituir aquella unidad económica engas­ del Tribunal de la Inquisición pasando sus causas a la autoridad ecle­
tada en el viejo sistema mercantil de la Madre Patria, habíase converti­ siástica ordinaria; la libertad de imprenta sin previa censura, aunque
do en un país conquistado, y por consiguiente sometido a la exacción con responsabilidad ulterior ante un Tribunal especial por calumnias con­
y expolio del conquistador, que debía sacar el mayor y más pronto pro­ tra las personas, o injurias contra el orden público, la religión o los
vecho de su conquista. magistrados; la libertad de comercio con todos los pueblos, así como la
Este sector de los comerciantes y saladeristas montevideanos, que libertad de trabajo o industria; el establecimiento de una Casa de M i­
integraban también numerosos hacendados, enfrentado al nuevo mo­ sericordia para huérfanos, y enfermos pobres y desvalidos; la organiza­
nopolio mercantil intruso, depuso gradualmente su adhesión inicial al ción de una enseñanza pública, gratuita v común a todos los ciudada­
dominio portugués, y en su momento alentó también el espíritu de nos y pueblos del Reino; la prohibición de la introducción de escla­
rebelión que culminara en la Cruzada Libertadora de 1825. vos después de cuatro años de la "pacificación" de la Provincia oriental
por las armas portuguesas...
La misión, aunque nunca obtuvo el asentimiento del rey Juan VI,
4. La Cisplatina Portuguesa. sirve para mostrar cómo en medio de su humillante objetivo, poder­
dantes y apoderados procuraban mantener una cierta ' autonomía" de la
antigua Provincia, elevada a la categoría de Reino unido a los de Por­
La vieja ambición de la Corona portuguesa de alcanzar los "límites
tugal, Brasil y Algarbe.
naturales" del Río de la Plata para sus dominios del Brasil habría de
resurgir en ocasión de la conquista de la Provincia Oriental; en esta Algunas de las rogativas impetradas al soberano portugués fueron
nueva instancia apoyada por una buena parte de la oligarquía monte- obtenidas posteriormente, tales como: el mantenimiento del Tribunal
videana, enemiga al mismo tiempo de la política centralista del Directorio del Consulado (1817), la fundación de la Casa de Niños Expósitos (1818),
bonaerense y de la "anarquía" artiguista que había experimentado entre la creación de la Cámara de Apelaciones (1818), la fundación de la
los años 1814 y 1817. Sociedad y Escuela Lancasteriana (1821) para aplicación del nuevo siste­
Así fue que una semana después de la entrada de las fuerzas lu­ ma de "enseñanza mutua".
sitanas en Montevideo, la minoría del Cabildo que capituló su entrega Dos años después de la misión Larrañaga-Bianqui a Río de Janeiro,
al invasor resolvió enviar una diputación a Río de Janeiro "a los rea­ un episodio aún más humillante vino a demostrar el total entregamiento
les pies de Su Majestad" D. Juan VI de Portugal, para solicitarle la in­ de los montevideanos "cisplatinos" al invasor: fue el nefando tratado
corporación de la Provincia Oriental a sus dominios. Integraban dicha llamado de la Farola suscrito entre Lecor y el Cabildo de Montevideo
diputación el Síndico Procurador de la ciudad, D. Gerónimo Pío Bianqui, en enero 30 de 1819.
y su vicario el Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga, quienes en marzo de Por dicho acuerdo secreto se cedían para su anexión a la Capitanía
1817 presentaron al soberano portugués aquella petición basada en de Río Grande los territorios situados al norte del río Arapey (más de
quince puntos tendientes a organizar política y administrativamente a la cien mil kilómetros cuadrados), y las fortalezas de Santa Teresa y San
Provincia Oriental en el "alto rango de Reyno con el nombre de Reyno Miguel, a cambio de la construcción por parte de Lecor de un fanal o
Cisplatino, uniéndolo al poderoso Reyno lusitano". farola en la isla de Flores, y la cancelación de varias deudas contraídas
En dichos puntos se "suplicaba": el mantenimiento de los Cabildos por el Cabildo con el jefe invasor inmediatamente después de su entrada
elegidos por sus respectivos pueblos, con "todos sus fueros, privilegios en Montevideo.
y atribuciones", y que el de Montevideo continuara en el gobierno El tratado era absolutamente nulo del punto de vista del Derecho
político del futuro Reino Cisplatino, elegido en la forma como lo fue internacional, por cuanto era celebrado entre dos autoridades del mismo
el de 1816 y presidido por el Gobernador Militar de la plaza; la con­ Estado, el Gobernador y Capitán General de la Provincia (Lecor) y el
servación de las leyes, usos y costumbres que habían regido hasta en­ Cabildo de Montevideo, órgano municipal, sin mandato popular, ele­
tonces en la Provincia, y en caso necesario de su reforma o innovación gido bajo el influjo del invasor, y por consiguiente coacto y careníe
medios de deliberar en plena libertad, bajo la protección de las Armas bernarse en orden y sosiego; que por consiguiente debía formar parte
Portuguesas, pero sin la menor sombra de constreñimiento, la forma de de otro Estado, no pudiéndolo ser Buenos Aires en medio de sus gue^
Gobierno y las personas que por medio de sus Representantes regular­ rras civiles, mucho menos el Entre Ríos, y tampoco España cuya domi­
mente congregados, entienden que son las más apropiadas a sus parti­ nación tenía contra sí el voto de los pueblos; por tanto no quedaba
culares circunstancias". otro recurso que la incorporación a la monarauía portuguesa bajo una
Grande debió ser el asombro de Lecor ante tan insólita actitud dij constitución liberal, lo que libraría a la Provincia de la anarquía, vi­
su soberano que contradecía abiertamente la tradicional política de viendo en orden bajo un poder respetable. D. Francisco Llambí dijo
expansión imperialista de la Corte portuguesa en el Río de la Piala, que la independencia de la Provincia no haría otra cosa que fomentar
reiniciada en 1808 desde Río de Janeiro; v desagradable también debió las ambiciones de las provincias limítrofes, particularmente Entre Ríos
serle por cuanto la más que probable independencia de la provincia y Buenos Aires que pretenderían atraerla a su lado en la lucha que
oriental contrariaba sus propios planes respecto a ella. sostenían entre sí; la unión a cualquiera de ellas la haría partícipe en
Desde tiempo atrás el ambicioso procónsul lusitano preveía en la esta lucha reproduciendo los males de la guerra que el país había
creciente agitación liberal de la burguesía brasileña los síntomas de Ja experimentado demasiado; que de hecho la Provincia se hallaba en
futura independencia de la antigua colonia portuguesa de América, poder de las tropas portuguesas sin que hubiera modo de evitarlo, y
que el regreso de Juan VI a Lisboa tornaba más próxima; en tal caso al cabo de cuatro años cualquiera que fuera la resolución a adoptarse
la segregación de la Provincia Oriental sería un grave perjuicio para el podría ser desbaratada por el primero que pudiera contar con cincuenta
Brasil, a cuyo servicio iba a ponerse en la persona de su Regente el hombres decididos; que la Provincia diezmada en su población, sin
príncipe D. Pedro, hijo del monarca lusitano. armamento, sin rentas y casi sin comercio se hallaba reducida a una
Ante tal perspectiva, pensando también que su porvenir político era nulidad completa para disponer de su destino.
más promisorio en estas latitudes que en Portugal su patria, no trepidó Finalmente Larrañaga, alzando algo más el punto de mira que
Lecor en desvirtuar las instrucciones recibidas de su soberano, a objeto los anteriores, fundó su opinión favorable a la incorporación a Portu­
de lograr que el Congreso a reunirse en la Provincia Oriental votara gal en los siguientes términos:
su incorporación a la Corona portuguesa. ' Nuestro deber nos llama a consultar los intereses públicos de la
A tal efecto, contando con la complicidad del Gobernador Inten­ Provincia, y sólo esta consideración debe guiarnos; porque en los
dente interino D. Juan José Durán, fueron dictadas nuevas instrucciones extremos, la salud de la Patria es la única y más poderosa ley de nues­
electorales que aseguraban la integración del Congreso con elementos tras operaciones. Alejemos la guerra, disfrutemos de la paz y tranquili­
adictos a los planes de Lecor: en lugar de diputados elegidos por los dad que es el único sendero que debe conducirnos al bien público.
pueblos en número proporcional a su población, se estableció un nú­ Consideremos este territorio como un Estado separado que debe unirse
mero fijo de aquéllos (18), integrado por los Síndicos Procuradores de conservándole sus leyes y sus fueros, sus principios y sus autoridades.
los Cabildos de la Provincia (4) y los alcaldes Ordinarios o territoriales Pidamos la demarcación de sus límites según estaba cuando fue ocu­
de la campaña (9) como miembros natos, restando solamente cinco pada por lo portugueses; sean sus naturales o vecinos los que deban
diputados para ser elegidos, no popularmente, sino por los respectivos optar a los empleos de la Provincia; sean ellos sus únicos jueces por
Cabildos. De este modo se evitó la elección directa por parte de los quienes sus habitantes han de sostener y defender sus derechos; aspi­
habitantes de los pueblos de la Provincia, sustituyéndola por la inter­ remos a la libertad de comercio, industria y pastura; procuremos evitar
vención de magistrados y autoridades llegados a sus cargos por influen­ todo gravamen de contribuciones, y finalmente acordemos cuanto crea­
cia o nombramiento del propio Lecor. mos más útil y necesario para conseguir la libertad civil, la seguridad
Así integrado, el Congreso se instaló en Montevideo el 15 de julio individual y la de las propiedades del vecindario".
de 1821 bajo la presidencia de Durán (Juan J.), el padre Larrañaga Por aclamación general fueron aprobadas las palabras de Larrañaga,
(Dámaso A.) como Vicepresidente, y D. Francisco Llambí como Secretario. y votada por unanimidad la incorporación a Portugal "bajo la precisa
Luego de una escaramuza inicial acerca de la legitimidad del Con­ circunstancia de que sean admitidas las condiciones que se propondrán
greso, que fue cuestionada por un solo diputado (D. Luis Eduardo Pérez), y acordarán por el mismo Congreso en sus ulteriores sesiones" (julio 18).
se entró de lleno en la discusión acerca del futuro destino de la Pro­ Resultaba así que la "incorporación” se haría bajo "condiciones",
vincia, en cuya oportunidad (julio 18) fueron pronunciados los tres las cuales en los términos de Larrañaga significarían preservar la auto­
únicos discursos que registra el acta de la sesión: D. Jerónimo Pío nomía de la Provincia con un espíritu semejante al de la misión que
Bianqui dijo que "hacer de esta Provincia un Estado, es una cosa que aquél cumpliera en 1817 conjuntamente con Bianqui, en Río de Janeiro.
parece imposible en lo político"; dijo que carecía de medios para sos­ Entre los días 23 y 26 de julio fueron discutidas las condiciones
tener su independencia, y de población, recursos y elementos para go­ de la incorporación propuestas por una Comisión designada al efecto
(julio 19); finalmente fueron aprobadas veintiuna "bases" (julio 28), y celeste, distintivo patrio, como medio de "conservar en lo posible el
"bajo la imprescindible obligación de que se le respeten, cumplan, ob­ carácter particular del Estado".
serven y hagan observar", fue votado el "pacto" de incorporación "al La innovación tuvo su origen en una comida a que invitó Lecor,
Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbes, constitucional" (julio 31). donde uno de los asistentes colocóse una cinta azul celeste en el
Suscriben el acta de incorporación, el barón de la Laguna — Lecor— brazo, gesto que fue imitado por otros comensales, tomándolas todas
y los congresistas Juan J. Durán, Dámaso A. Larrañaga, Fructuoso Rivera, de un ramo de flores que adornaba la mesa; el episodio se reprodujo
Tomás García de Zúñiga, Gerónimo Pío Bianchi, José Vicente Gallegos, por la noche entre la concurrencia a la Casa de Comedias, por lo que
Loreto de Gomensoro, Alejandro Chucarro, Romualdo Ximeno, Mateo el jefe portugués accedió a aquella nueva condición para no herir ¡os
Visillac, José de Alagón, Manuel Lago, Luis E. Pérez, Manuel Antonio sentimientos localistas.
Silva, Salvador García y Francisco Llambí. Las "bases de incorporación" fueron juradas por Lecor y el Con­
Las "bases" reproducían y ampliaban los términos propuestos por greso (agosto 5), y por los Cabildos del Estado (agosto-setiembre de
Larrañaga: el territorio de la Provincia Oriental debíase considerar dis­ 1821).
tinto de los demás del Reino Unido, bajo el nombre de "Cisplatino" (a) Profunda sorpresa debió causar en la Corte de Lisboa la noticia
Oriental, y gozar del mismo rango que los demás reinos de la monar-i de la incorporación a Portugal votada por el Congreso Cisplatino de
quía lusitana, teniendo su representante en el Congreso Nacional; se Montevideo; máxime cuando se tuvo conocimiento de las maniobras de
le reconocerían los mismos límites "que tenía y se le reconocían al Lecor. El ministro Pinheiro Ferreira reclamó de éste las informaciones
principio de la revolución", que eran por el Norte los del río Cuareim, correspondientes, desaprobando en forma severa y terminante su con­
sin perjuicio de la reclamación ulterior ante el Congreso Nacional "de ducta, por cuanto daba pie a la sospecha de que la Corte portuguesa
los campos comprendidos en la última demarcación practicada en hubiera impartido instrucciones dobles, lo cual podría acarrearle graves
tiempo del Gobierno español", vale decir los del tratado de San Ilde­ compromisos con España (diciembre de 1821).
fonso de 1777 que llegaban hasta el Pepirí Guazú en el alto río Uru­ Por su parte Lecor, ya resuelto a romper todo vínculo de sujeción
guay; se le conservarían sus leyes, así como los privilegios, exenciones, a su soberano, se dirigió al Príncipe D. Pedro, Regente del Brasil, solici­
fueros, costumbres, títulos, preminencias y prerrogativas de sus pueblos, tándole su protección para los pueblos de la Provincia Císplatina, cuya
autoridades, familias e individuos todos de la Provincia; se mantendrían geografía "obliga a seguir los destinos del Brasil, o ser su más encarni­
sus autoridades civiles independientes de las militares, y los particu­ zado y peligroso enemigo"; y para robustecer dicha solicitud, simulando
lares sólo podrían ser juzgados por jueces civiles; se adjudicaría a los una misión a la Corte de Lisboa, Lecor envió al Dr. Lucas J. Obes a
naturales de la Provincia, o casados y avecindados en ella, todos los Río de Janeiro, ante el propio Príncipe D. Pedro (febrero de 1822).
empleos y cargos concejiles, excepto por ahora la Capitanía General; Entre tanto el espinoso asunto de la incorporación de la Provincia
se eximiría de toda traba al cqmercio, la industria y la agricultura, y oriental fue llevado a las Cortes Extraordinarias reunidas en Lisboa: los
no se impondría contribuciones extraordinarias por motivo alguno; nadie diputados portugueses impugnaban su legitimidad, la cual era defendida
podría ser compelido a prestar servicio militar, excepto los vagos o mal por los diputados brasileños. La prolongada discusión vióse interrum­
entretenidos, y las milicias locales sólo podrían ser obligadas a salir de pida por la independencia del Brasil proclamada a orillas del río de
sus respectivos departamentos cuando lo exigiera la tranquilidad pública Ipiranga el 6 de setiembre de 1822.
o en caso de invasión del Estado, y nunca fuera de los límites de éste; Cuatro días más tarde Lecor, declarado traidor por su soberano,
se promovería la creación de un Obispado independiente para este salía de Montevideo e instalaba su Cuartel General en Canelones (se­
territorio. tiembre 11), poniéndose desde ese momento al servicio del flamante
Se incluía entre estas cláusulas la aceptación de las bases consti­ emperador y "Defensor Perpetuo" del Brasil, D. Pedro I, en abierta
tucionales aprobadas, por el Congreso General de la nación; el mante­ rebelión contra sus compatriotas.
nimiento de Lecor en su mando superior; el nombramiento de un Sín­
dico Procurador del Estado para reclamar contra cualquier violación de
estas condiciones; para cuyo cargo había sido ya designado D. Tomás 5. Los Conatos Revolucionarios de 1822 y 1823.
García de Zúñiga (julio 27).
En sesión del 1? de agosto fue aprobada la fórmula del juramento
de la incorporación, y una 22? "base" relativa al escudo, y a la esca­ La independencia del Brasil proclamada por el "grito de Ipiranga"
rapela para las tropas regulares del nuevo Estado cisplatino. El primero provocó la ruptura de la unidad de las fuerzas luso-brasileñas de ocu­
consistió en el agregado de la esfera armilar (emblema heráldico de pación de la Provincia oriental en dos bandos adversarios acérrimos:
Portugal) al escudo de Montevideo; la segunda en la inclusión del color el grueso de las tropas, de origen brasileño, con Lecor al frente, se
declaró por el Emperador del Brasil, constituyendo el bando denomi- "La Aurora" dirigido por el general Antonio Díaz, y luego "El Pampero"
unidad más destacada era la división de “ Voluntarios Reales" al man- dirigido por el mismo Díaz, Santiago Vázquez y Juan Feo. Giró; en
unidad más destacada era la división de "Voluntarios Reales" al man­ dichas publicaciones se hablaba, ya en forma expresa o simbólica, del
do del brigadier Alvaro da Costa de Souza Macedo, se mantuvo fiel "despotismo imperial" y de un "fuerte, impetuoso e irresistible" viento
a su soberano Juan VI formando el bando denominado "lusitano" o (el pampero) que se acercaba bramando a nuestras playas desde "un
de los "talaveras". Al producirse la salida de Lecor de Montevideo yen­ pueblo moderno, sin duda, entre los otros pueblos, pero antiguo y
do a instalarse en Canelones, primero, y luego en San José, fue acom­ grande por la importancia y solidez de sus instituciones (Buenos Aires),
pañado de lo más representativo de su "círculo", entre ellos el Go­ gozando ya de un cielo puro, respirando un aire saludable, y robuste­
bernador Intendente interino, Durán, y el Síndico Procurador General, ciéndose bajo los benignos influjos de un Pampero".
García de Zúñiga. Alvaro da Costa permaneció en Montevideo, asis­ También en la campaña sentíanse síntomas de agitación. Desde su
tido por un Consejo Militar, a la espera de las órdenes que debían Cuartel General en San José, apoyado por las tropas brasileñas, Lecor
serle impartidas desde Lisboa. había obligado a los Cabildos y milicias departamentales a prestar pú­
Fue en estos decisivos momentos que se organizó en Montevi­ blicas aclamaciones y juramentos de fidelidad al Brasil, a su Emperador,
deo una sociedad política secreta de tipo masónico denominada de y a la incorporación del Estado cisplatino (octubre 12-17 de 1822); as!
los ''Caballeros Orientales", con la finalidad de trabajar por la libe­ lo hizo también Rivera al frente del Regimiento de Dragones de la
ración de su Provincia natal de los "poderes intrusos" de Portugal y Unión, en el arroyo de la Virgen (Dpto. de Florida).
Brasil. Algunos antiguos jefes y lugartenientes artiguistas, como Lavalleja,
Francisco Solano Antuña, que fue secretario del Cabildo aportu­ Berdún — liberados de su cautiverio en la isla das Cobras (Río de Ja­
guesado en 1817, escribió años más tarde acerca del origen de aquella neiro) a fines de 1821, y de regreso a su patria— , así como L'lupes,
sociedad: "Cuando el Brasil se erigió en imperio independiente de Ojeda, promovían reuniones de vecinos en distintos lugares de la cam­
Portugal, pensaron los buenos hijos de este país que era llegada la paña, para resistir los desmanes de las partidas brasileñas de guarnición
oportunidad de sacudir el yugo que nos oprimía, y volver a integrar
en los pueblos próximos o diseminadas por todo el territorio. No obs­
la República Argentina, a la que habíamos pertenecido. Con tan im­
tante las medidas preventivas y represivas adoptadas por Lecor las reu­
portante objeto establecimos en 1822 una sociedad política que se de­ niones se sucedieron, y fueron dando homogeneidad a un movimiento
nominó de "Caballeros Orientales". La componían todos los principales general de resistencia a la ocupación imperial brasileña que luego sería
ciudadanos que habían resistido los halagos de la astuta política del canalizado por la Cruzada Libertadora de 1825.
General Barón de la Laguna, tan liberal en conceder cruces, grados mi­
Así lo hacía Lavalleja en una estancia de que era mayordomo en
litares y otras dignidades". Rincón de Clara (actual Dpto. de Tacuarembó), siendo descubierto por
No todos sus integrantes habían resistido los halagos de Lecor, la gente de Lecor quien envió a Rivera para prenderle, logrando aquél
sino que algunos de ellos en un principio habían mirado con buenos huir para Entre Ríos (noviembre de 1822).
ojos la invasión y luego la ocupación de la Provincia oriental por las Entre tanto en Montevideo, los "Caballeros Orientales" aprovechan­
fuerzas portuguesas, si bien más tarde advirtieron su error, y cautelo­ do el creciente antagonismo entre Lecor y Alvaro da Costa y a favor de
samente le retiraron su favor o su apoyo; así ocurrió con Juan F. Giró, la tolerancia de este último, crecían en sus propósitos independentistas.
Francisco J. Muñoz, Juan B. Blanco, Cristóbal Echevarriarza, Lorenzo J. Uno de sus miembros, Cristóbal Echevarriarza, en sesión del Cabildo
Pérez, Daniel Vidal. Distinto era el caso de Gabriel A. Pereira, los her­ del 16 de diciembre de 1822 hizo una clara y terminante exposición
manos Manuel e Ignacio Oribe y los españoles Domingo Cullen, An­ de la situación imperante, señalando el grave compromiso en que se
tonio Díaz y Francisco Aguilar, quienes en ningún momento habían hallaban las autoridades y el vecindario de Montevideo ante aquella
condescendido con la dominación luso-brasileña. pugna entre los poderes de Portugal y Brasil "extraños" por igual a la
Montevideanos por origen o radicación, componían un estamento Provincia.
burgués con íntimas prevenciones contra los caudillos rurales producto "La incorporación de ella — añade— , propuesta por el dicho Con­
de la gesta revolucionaria de la "Patria v ie ja ', y buscaban el apoyo greso Cisplatino (prescindiendo de lo que puede decirse sobre su legiti­
de los hombres de orden de Buenos Aires para sus trabajos indepen­ midad) fue al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbe; este reino
dientes, con miras a la incorporación de la Provincia Oriental al seno unido no existe de hecho".
de las Provincias Unidas como era el viejo ideal artiguista, aunque sin "La incorporación de esta Provincia — prosigue Echevarriarza— , y
igual fervor autonomista. especialmente a un nuevo Estado, no puede ser legitimada sino por un
La sociedad tuvo sus órganos de publicidad, como los periódicos acto público de un Congreso regular que exprese el voto libre de sus
habitantes"; y termina proponiendo la reunión de este Congreso repre­ pueblo en general, llegándose a suscribir entre la diputación montevi-
sentativo de la parte de la Provincia no dominada por las fuerzas de deana (Luis Edo. Pérez, Ramón de Acha y Domingo Cullen), y el go­
Lecor, esto es, Montevideo y sus alrededores. bierno de dicha provincia un primer tratado de alianza ofensivo-defensiva
Por unanimidad el Cabildo aprobó la convocatoria de aquella Asam­ "contra el usurpador Lecor y demás de sus satélites americanos que
blea, recabando para ello la anuencia del Consejo Militar portugués ocupan el territorio oriental"; por las demás cláusulas se establecía la
presidido por el brigadier da Costa; igualmente resolvió negar obedien­ organización de un ''ejército santafecino del Norte", y la invitación "a
cia a Lecor, y desconocer ¡a autoridad del Síndico Procurador García las provincias hermanas a la cooperación y auxilio" (marzo 13 de 1823).
de Zúñiga. La intervención directa del Gral. López pudo vencer las vacilaciones
El nuevo Cabildo montevideano para 1823, electo popularmente del gobernador de Entre Ríos, Gral. Lucio Mansilla, temeroso de una
pocos días más tarde (diciembre 31 de 1822), prosiguió y dio mayor invasión portuguesa a su territorio desde la Provincia Oriental en favor
amplitud a los trabajos revolucionarios de su antecesor. de su ex-gobernador depuesto Ricardo López Jordán, exiliado en Mon­
El Congreso proyectado debió ser suspendido, por cuanto el Conse­ tevideo y apoyado por Lecor.
jo Militar portugués consideró necesario aguardar instrucciones de su Entre las provincias de Santa Fe y Entre Ríos fue celebrada enton­
soberano antes de resolver sobre su realización. ces una convención para salvar al pueblo oriental "de la opresión en
Igualmente el nuevo Cabildo declaró asumir el "gobierno civil" de que se halla por las tropas imperiales", y por la cual ambos gobiernos
la Provincia (enero 3 de 1823), y buscó el apoyo de algunos prestigiosos "invitarían a los de Buenos Aires y Corrientes para que tomen una parte
jefes militares, y de los gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe y Entre en tan gloriosa empresa" (agosto 4 de 1823). Poco después aquellos
Ríos. mismos gobiernos y la diputación de Montevideo suscribían un nuevo
Lavalleja fue el primero elegido como Jefe Militar del Ejército tratado por el cual los primeros pondrían sus respectivas fuerzas en la
independiente; pero contestó al Cabildo en tono reticente, donde tra­ costa del río Uruguay dentro de quince días, comprometiéndose el go­
suntaba no tener mucha confianza en los planes de dicha corporación. bierno de Montevideo a dar cuenta a la liga "d e la fuerza con que
Por lo demás, Lavalleja ya había comenzado a urdir sus propios planes cuenta para el sostén de la guerra, en el término de veinte días'1
revolucionarios en el litoral argentino, y no se hallaría dispuesto a su­ (agosto 16).
jetarse a los del Cabildo. No tuvo igual suerte la diputación del Cabildo montevideano (Cris­
Por su parte Rivera contestó a la invitación del Cabildo mediante tóbal Echevarriarza, Santiago Vázquez y Gabriel A. Pereira) en Buenos
una evasiva. Comienza por decirle que está de acuerdo con él "en Aires (enero de 1823), cuyo gobernador era el Gral. Martín Rodríguez y
principios y opiniones", pero que no cree que el país sería feliz con su ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia, inspirador del unitarismo
una "independencia absoluta", sino que sólo podría serlo con una porteño. Bien pronto los diputados orientales advirtieron los "principios
"independencia relativa"; e intenta desanimarle acerca del pretendido maquiavélicos" de dicho gobierno, dando por descartada toda posibili­
apoyo de las provincias argentinas "continuamente agitadas del estado dad de obtener su intervención oficial en la empresa, y ni siquiera su
de revolución", que "no han de agotar por esta Banda los recursos que apoyo privado en armas, municiones y dinero. Dificultades semejantes
necesitan para conservar la suya; ni han de comprometerse en una afrontaron otros comisionados orientales (Braulio Costa, Félix Castro y
guerra desastrosa con una nación americana y limítrofe, sin otro interés Pedro Trápani) en recaudar un empréstito en Buenos Aires para obtener
que establecer en esta parte del río un Estado independiente". fondos con destino a las fuerzas santafecinas y entrerrianas que partici­
Tampoco aceptó Rondeau la jefatura militar de las fuerzas revolu­ parían en la empresa. El gobierno bonaerense no solamente no auxilió
cionarias, aduciendo no poder hacerlo sin autorización del gobierno de a ésta en forma alguna, sino que recurrió a procedimientos que con­
Buenos Aires del cual dependía. tribuirían a su total fracaso. En setiembre de 1823 envía al Dr. Valentín
Paralelamente a estas gestiones personales, el Cabildo montevidea­ Gómez a Río de Janeiro a objeto de reclamar la devolución de la
no de 1823 despachó sendas misiones a los gobiernos de Santa Fe, Provincia Oriental a las Provincias Unidas, en base a fundamentos de
Entre Ríos y Buenos Aires. orden histórico, económico y social, al tiempo que se negaba la legiti­
A la sazón dichas provincias, más la de Córdoba, hallábanse vincu­ midad y legalidad de su incorporación a Portugal votada por el Con­
ladas por un tratado de tipo confederativo llamado "del Cuadrilátero", greso Cisplatino. La Cancillería imperial brasileña respondió invocando
celebrado en enero de 1822, por el que se puso fin a la "anarquía como títulos a la posesión de la Provincia oriental: su voluntad mani­
del año 20" que había enfrentado a aquellas provincias en una guerra festada en dicho Congreso y ratificada por los juramentos y aclama­
sin cuartel. ciones de sus autoridades; la paz de que la había dotado librándola del
La misión de Santa Fe (marzo de 1823) encontró el más amplio "despotismo de Artigas", y los abultados gastos que había realizado
apoyo de su gobernador, Gral. Estanislao López, de sus ministros, y del en la misma de los que tenía derecho a indemnización (febrero de 1824).
Durante el tiempo que abarcó esta gestión al fin de cuentas fra­ "2 ? Que declara nulas y de ningún valor las actas de incorpora­
casada, el gobierno de Buenos Aires despachó otras dos misiones: una ción de los Pueblos de la campaña al Imperio del Brasil, mediante la
ante el gobernador López de Santa Fe, y otra a la Provincia Oriental arbitrariedad con que todas se han extendido por el mismo barón de
ante el Cabildo de Montevideo y los jefes Lecor y Alvaro da Costa. la Laguna y sus consejeros, remitiéndolas a firmar por medio de gruesos
La primera, confiada al Dr. Juan García Cossio, tenía por objeto destacamentos de tropa que conducían a los hombres a la fuerza a las
prevenir a López de los riesgos de una guerra contra un enemigo su­ Casas Capitulares, y suponiendo o insertando firmas de personas que
perior en recursos, que si resultaba vencedor consolidaría su dominio no existían, o que ni noticia tenían de estos sucesos por hallarse ausen­
en la Provincia Oriental, invadiría la de Entre Ríos, Corrientes quedaría tes de sus casas".
aislada, y las demás Provincias amenazadas e impotentes; y si fuera "39 Que declara que esta provincia Oriental del Uruguay no per­
vencido, la plaza de Montevideo no sería entregada sino a España por tenece, ni debe, ni quiere pertenecer a otro Poder, Estado o Nación
orden de su aliada Portugal como se había acordado entre ambas. que las que componen las Provincias de la antigua Unión del Río de la
La artificiosa argumentación del diputado de Buenos Aires, unida Plata, de que ha sido y es una parte, habiendo sus Diputados en la
a la retracción de Mansilla, ganado por la diplomacia bonaerense con Soberana Asamblea Gral. Constituyente desde el año 1814 en que se
iguales argumentos, hizo fracasar la concreción del acuerdo de ayuda sustrajo enteramente del dominio español europeo".
mutua militar a la Provincia Oriental, de agosto 16 de 1823, entre los La enérgica y categórica declaración, — antecedente de las "leyes
gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos, poniendo obstáculos este último fundamentales" del 25 de agosto de 1825 en la Florida— constituyó
al pasaje de las tropas santafecinas por su territorio rumbo a las costas el último acto formal de los conatos revolucionarios orientales de los
del Uruguay. años 1822 y 1823.
La misión a Montevideo, a cargo del general Miguel Estanislao Su fracaso se debió a la falta de apoyo material por parte de
Soler, venía a obtener un armisticio entre las fuerzas de Lecor y da aquellos a quienes acudieron sus promotores, pues poco o nada po­
Costa a la espera del resultado de las gestiones de Gómez en Río de drían llevar a cabo por sí, aislados en Montevideo, amenazados desde
Janeiro, y a adquirir un exacto conocimiento del estado de opinión en fuera por Lecor, quien dominaba toda la campaña, y recelados de cerca
la Provincia Oriental respecto de su destino político. por da Costa quien eludía un choque decisivo con aquél mientras
Cuando Soler arribó a nuestro territorio, los generales Lecor y da aguardaba la inminente orden de regresar con sus hombres a Lisboa
Costa habían celebrado ya el pacto que dirimía el conflicto entre am­ de la que hallábanse ausentes desde hacía siete años.
bos. Luego de algunos inevitables choques entre fuerzas lusitanas e La actitud de Buenos Aires desbarató los planes del Cabildo res­
imperiales en los alrededores de Montevideo, virtualmente sitiado por pecto de la ayuda de las Provincias Unidas. El gobierno bonaerense
estas últimas, la situación de las primeras tornóse muy difícil; máxime eludía un conflicto armado con el Brasil a poco de haber salido de
cuando su jefe Alvaro da Costa se hallaba en un grave compromiso la cruenta "anarquía del año 20"; por lo demás el "tratado del Cua­
frente a los trabajos revolucionarios emprendidos por el Cabildo y los
drilátero" impedía a Santa Fe y Entre Ríos actuar por sí solas en ma­
"Caballeros Orientales" usufructuando de aquella pugna. teria de política exterior prescindiendo de Buenos Aires, quien hizo
Recibida la orden de su soberano de evacuar Montevideo embar­ jugar dicho acuerdo para frenar el cumplimiento de los compromisos
cándose para Lisboa con la guarnición portuguesa bajo su mando, da contraídos por aquellas provincias con la diputación del Cabildo mon­
Costa entró en negociaciones conciliatorias con Lecor, dando cuenta
tevideano.
de ello al Cabildo. Este mostróse sorprendido de que aquel jefe se Privado éste de todo apoyo exterior, sin conseguirlo tampoco de
hallase dispuesto a franquear la entrada a la ciudad de las tropas bra­ los prestigiosos caudillos de quienes también lo solicitó, con escasos
sileñas, desentendiéndose del compromiso, contraído cuando la capitu­ recursos pecuniarios y sin fuerzas materiales para llevar a cabo sus
lación de la plaza en enero de 1817, de entregarla al Cabido en caso planes revolucionarios, se abandonó a la suerte futura de la Provincia
de ser evacuada. Por lo cual, en sesión del 29 de octubre de 1823, Oriental poniéndola libre y espontáneamente bajo la protección de
"después de una ilustrada y madura discusión", resolvió el Cabildo
la Provincia y Gobierno de Buenos Aires.
por unanimidad:
"19 Que declara nulo, arbitrario y criminal el acto de incorpo­
ración a la Monarquía Portuguesa sancionado por el enunciado Con­
6. La Dominación Brasileña (1824-1828).
greso de 1821, compuesto en su mayor parte de empleados civiles a
sueldo de S.M.F., de personas condecoradas por él con distinciones de
honor, y de otras colocadas previamente en los Ayuntamientos para la El 18 de noviembre de 1823 Lecor y Alvaro da Costa ajustaron una
seguridad de aquel resultado". convención por la que daban término a sus disidencias luego de iargas
negociaciones hechas al margen del Cabildo. Por dicha convención se también desterró a varios políticos liberales de la tendencia nacionalista
disponía todo lo relativo a la evacuación de Montevideo por las fuer­ anti-portuguesa, entre ellos su antiguo ministro José Bonifacio de An-
zas portuguesas y su embarque para Lisboa; la incorporación de algu­ drade, brillante orador, literato, ardiente patriota que más había con­
nas de dichas fuerzas a las imperiales brasileñas exceptuados los jefds tribuido a la independencia de su país y a la exaltación de don Pedro.
y oficiales; y la garantía de que las autoridades y habitantes que se Este, a partir de su golpe de Estado, convirtióse en un soberano
habían adherido o puesto bajo la protección del rey de Portugal no autócrata, por lo que debió enfrentar durante todo su reinado (1822-
serían molestados en sus personas ni en sus bienes. Da Costa se com­ 1831) una irreductible oposición dentro y fuera del país que conspiró
prometió a entregar las llaves de Montevideo a Lecor, desoyendo los contra su gobierno.
reclamos del Cabildo y faltando a lo pactado cuando la capitulación Esta circunstancia coadyuvó a los planes de Lecor, quien en su
de la plaza de enero de 1817. nuevo mandato en la Provincia Cisplatina se comportó también en for­
Et 28 de febrero de 1824 da Costa y las fuerzas portuguesas partie­ ma autocrática, favoreciendo en mayor grado los intereses brasileños en
ron de Montevideo, poniendo fin a la "dominación lusitana" en la detrimento de los intereses locales.
Provincia Oriental (1820-1824); el 2 de marzo siguiente Lecor hacía su En su nueva jerarquía "im perial" no hizo sino continuar y acen­
segunda entrada en la plaza, esta vez al frente de las fuerzas imperiales, tuar la política desarrollada en el primer período de su gobierno como
iniciando así la "dominación brasileña" (1824-1828). jefe portugués. Volvió a rodearse de los antiguos integrantes de su
"Esta fue la causa por la que emigramos a Buenos Aires como "club ", y reiteró las prodigalidades en materia de títulos nobiliarios,
ciento y tantos orientales entre jefes, oficiales y algunos particulares", altos cargos administrativos y tierras entre sus secuaces y conmilitones.
escribe Juan Spikerman en su relato de la cruzada de los Treinta y Tres. La Constitución imperial preveía la designación de un Presidente
''Con manifiesta infracción de una de las cláusulas de la Conven­ para cada una de las Provincias, asistido de un Consejo Asesor de diez
ción del 18 de noviembre — escribe De María— , se libró orden de miembros, a más de los Consejos administrativos de los pueblos.
destierro el 25 de marzo contra el canónigo don Pedro Vidal; don José Estos dos órganos de Gobierno no fueron nunca establecidos en
Catalá y Codina, Director de la Escuela Lancasteriana; Fray Lázaro Cadea, la Provincia Cisplatina, y por lo que respecta a su Presidencia recién
su ayudante, y don Zenón Piedra, ex-Franciscano. A la vez eran sepa­ en 1826 D. Francisco de Paula Maggessi fue designado por el Emperador.
rados de sus empleos el doctor don Jaime Zudáñez, asesor del Cabildo, La Provincia estuvo representada en las Cortes imperiales de Río
y don Francisco Araúcho, secretario, sindicados de contrarios a los im­ de Janeiro por dos diputados y un senador; aquéllos fueron Francisco
perialistas durante la lucha entre éstos y los lusitanos". Llambí y Lucas J. Obes; para este último cargo fue electo Larrañaga,
Numerosos son los testimonios (cartas, oficios, memorias, autobio­ quien no pudiendo ocuparlo por su ceguera fue sustituido por Nicolás
grafías) que muestran esta emigración, ya voluntaria o forzada, de nu­ Herrera.
merosos orientales, no solamente a Buenos Aires, sino a las provincias! Durante los años 1824 y 1825 Lecor ejerció una dictadura militar,
del litoral argentino, inmediatamente antes o después de la entrada de que al iniciarse la "Cruzada Libertadora" arrasó con los últimos fueros
Lecor en Montevideo. vecinales (destituciones, confinamientos, prisiones, destierros, confisca­
Uno de sus primeros actos públicos fue disponer la jura del Pro­ ciones). Esta conducta le acarreó la disconformidad, primero, y luego la
yecto de Constitución imperial brasileña por las autoridades y vecin­ formación de una corriente ligeramente moderada y liberal entre algu­
dario de Montevideo, la que fue precedida de un simulacro de plebis-. nos de sus más conspicuos colaboradores de la primera hora, como los
cito popular. Este último llevóse a cabo en la siguiente forma: el do­ antes mencionados Obes y Herrera, quienes discrepaban con la política
mingo 25 de abril de 1824 el susodicho Proyecto fue leído pública­ autocrática de Lecor y su apartamiento de las disposiciones de la Cons­
mente a los vecinos de la ciudad y su jurisdicción convocados al efecto, titución imperial en lo que se refiere al gobierno de la Provincia
quienes al siguiente día debieron concurrir a lugares señalados para Cisplatina.
firmar en dos libros, "en el uno los que quisieren se jure este Pro­ El descontento fue cundiendo también entre los comerciantes y ha­
yecto y quede aprobado como Constitución de este Imperio, y en otro cendados, si bien por distintos motivos.
los que no fueren del mismo p a re c e r..." Pasado el período de auge de los anos 1820 a 1822, el comercio
Así, bajo coacción de las fuerzas ocupantes, el Cabildo proclamó exterior montevideano comenzó a declinar. A favor de la paz lograda
y ¡uro al Emperador constitucional del Brasil (mayo 6), y celebróse la por el Tratado del Cuadrilátero (1822) con las provincias interiores
jura pública de la Constitución brasileña (mayo 9), la cual había sido (Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos), Buenos Aires vio acrecido su tráfico
finalmente otorgada por aquel soberano el 25 de marzo de 1824. mercantil internacional, particularmente con Inglaterra, en detrimento
Antes de su otorgamiento el flamante Emperador había disuelto del puerto de Montevideo, perdiendo éste la mayor parte del comer­
la Asamblea Constituyente que sustituyó por un Consejo de Estado; cio de tránsito en beneficio de la vecina capital; también disminuyó
en forma casi total el tráfico mercantil con las provincias del litoral ar­ CAPITULO II
gentino, las cuales no obstante la existencia de aduanas interiores se
abastecieron de los artículos entrados por el puerto de Buenos Aires. LA “CRUZADA LIBERTADORA” Y LA
Entretanto los comerciantes montevideanos debían soportar la com­ INDEPENDENCIA ORIENTAL (1825 - 1828)
petencia de los comerciantes brasileños establecidos en nuestra capital,
y el pago de pesadas contribuciones y empréstitos para sostener el
gravoso aparato burocrático y militar de la ocupación imperial.
Por su parte los hacendados adictos al régimen se vieron defrau­
dados en sus esperanzas de orden y seguridad en el disfrute de sus
bienes.
No obstante las medidas policiales para asegurar el "sosiego co­ 1. Desarrollo General.
mún" de la campaña, el abigeo, las faenas clandestinas y las fugas de
esclavos eran cosa frecuente; a ello cabe agregar las reuniones revolu­
"Se hallaban emigrados en Buenos Aires muchos jefes patriotas
cionarias de continuo denunciadas por las autoridades brasileñas, am­
orientales que habían tomado parte activa en los sucesos del año 1823
paradas por los medianos y pequeños propietarios agraviados por la
en Montevideo con la esperanza de dar libelad a la Provincia domi­
política fiscalista y propietarista del régimen.
nada por los portugueses desde 1817 que la invadieron".
En efecto, el bando del 7 de noviembre de 1821 fue llevado hasta
"La batalla de Ayacucho ganada por los patriotas en diciembre de
sus últimas consecuencias en este período; las denuncias de campos
1824 ■ — que decidió los destinos de América Española—-, inflamó el
vinieron en definitiva a favorecer a los grandes propietarios, sobre todo
patriotismo de estos emigrados que reunidos en la casa de comercio
brasileños, quienes por razones económicas y políticas estaban en me­ que regenteaba don Luis Ceferino de la Torre firmaron espontánea­
jores condiciones para ultimar el costoso trámite burocrático de dichas
mente un compromiso jurando sacrificar sus vidas en la libertad de su
denuncias, en perjuicio de los medianos y pequeños hacendados con
patria dominada por el Imperio del Brasil".
menores posibilidades para sustentar sus pretensiones.
"Siete fueron los patriotas iniciadores y que contrajeron ese he­
Todo esto unido a una intervención fiscal cada vez mayor en las roico compromiso: Dn. Juan Antonio Lavalleja, su hermano, Dn. Manuel,
operaciones y transacciones sobre tierras, propiciada por Lucas J. Obes
Dn. Manuel Oribe, Dn. Luis Ceferino de la Torre, Dn. Pablo Zufriategui,
a objeto de aumentar los recursos del Estado, provocó el descontento Dn. Simón del Pino y Dn. Manuel Meléndez, nombrando en seguida
de aquéllos, contribuyendo a crear el clima de rebelión que encontró
unánimemente a Dn. Juan Antonio Lavalleja jefe de la empresa".
en la campaña oriental la "Cruzada Libertadora" de 1825. En estos términos inicia el mismo de la Torre la "M em oria" de la
A los tres meses de iniciada (abril-junio de 1825), dominaba ésta
Cruzada, escrita poco antes de su muerte en 1869.
toda la campaña habiendo reducido a las fuerzas imperiales brasileñas
La noticia de la victoria de Ayacucho, llegada a Buenos Aires en
a la sola posesión de las plazas fuertes de la Colonia y Montevideo.
la noche del 21 de enero de 1825, fue ruidosamente festejada por el
Poco había durado la "paz imperial" para Lecor. Encerrado tras
pueblo con desfiles, vítores y arengas patrióticas en los lugares pú­
los muros de nuestra ciudad vio llegar hasta ellos a los "patrias", con
blicos, iluminación, repique de campanas, cohetes, salvas de artillería
la misma sorpresa — hija de confiada superioridad, y orgulloso despre­
de plaza y de los buques de guerra surtos en el puerto, Te-Deum, repre­
cio análogos— con que Elío, catorce años atrás, vio llegar también a
sentación teatral, durante tres días consecutivos.
los "gauchos" de Artigas a las puertas de Montevideo.
Varios periódicos bonaerenses se ocuparon de la situación en que
se hallaba la Provincia Oriental sometida a la dominación brasileña, y
por aquellos mismos días se hablaba de interesar al propio Bolívar
en la causa de su liberación.
Un informe de época dirigido al Barón de la Laguna da cuenta de
haberse festejado también la victo-¡a de Ayacucho en un tambo de
las afueras de Montevideo con "una merienda concurrida de gentes
exaltadas, con el fin de celebrar la para ellos fausta noticia, a que se
siguieron brindis chocantes con los principios de paz, orden y buena
armonía tan encargados por S. M. el Emperador".
Contagiados de este entusiasmo general, los conjurados orientales
siguieron reuniéndose en el comercio de de la Torre, y en un saladería de Florida, adonde había convocado a los diputados de los Cabildos
de las afueras de Buenos Aires, propiedad de Pascual Costa, arrendado de la campaña a objeto de constituir en dicho lugar un Gobierno
por Lavalleja; el número de los participantes fue aumentando gradual­ Provisorio para la Provincia.
mente hasta constituir el grupo de los "Treinta y Tres" de la Cruzada. Instalado este Gobierno Provisorio el 14 de junio de 1825 en la
Al mismo tiempo se constituyó una Comisión encargada de colectar Florida, en manos de su Presidente, D. Manuel Calleros, dejó Lavalleja
auxilios en dinero y pertrechos, que obtuvo la contribución pecuniaria una "M em oria" donde daba cuenta de los resultados obtenidos en los
tanto del Gobierno como de acaudalados vecinos de Buenos Aires. dos meses de la "Cruzada"; entre otros haber formado "un ejército
No era ajeno a esta colaboración el interés de los grandes hacen­ respetable" de más de 3.000 hombres bien armados y organizados,
dados, saladeristas y comerciantes bonaerenses por asentarse en los dividido en diferentes cuerpos: sobre Montevideo, la Colonia y costas
fértiles campos de la Provincia Oriental luego de liberada, y acaso incor­ inmediatas, costa del Uruguay y río Negro hasta Mercedes asegurando
porada a las restantes Provincias Unidas, ampliando de este modo sus las comunicaciones con Buenos Aires, y sobre la frontera con el Brasil
actividades mercantiles relacionadas con la salazón de cueros y de car-1 en el Cerro Largo; a más de las fuerzas a sus órdenes inmediatas en
nes, cuya exportación veríase acrecentada a consecuencia del Tratado de la barra del Santa Lucía chico, y las del mando de Rivera destacadas
Comercio celebrado en febrero de 1825 con Inglaterra. en observación en el Durazno.
Los preparativos de los conjurados eran conocidos por Lecor por El Gobierno Provisorio designó a Lavalleja Brigadier General y Co­
medio de sus agentes en Buenos Aires, a pesar de lo cual no adoptó mandante en Jefe del Ejército, y a Rivera Inspector General del mismo.
las medidas necesarias para impedir su desembarco en nuestro territo­ El 20 de agosto de 1825 se instaló también en la villa de la Florida
rio, acaso por considerar descabellada la empresa. la Sala de Representantes de la Provincia, elegida por los pueblos a
Divididos en dos grupos los expedicionarios zarparon desde la playa convocatoria del Gobierno Provisorio; el día 22 designó a Lavalleja Go­
de San Isidro el 19 y el 15 de abril de 1825, respectivamente, reunién­ bernador General de la Provincia.
dose en la isla Brazo Largo, en el delta del Paraná, donde los primeros Los meses de julio a setiembre de 1825 transcurrieron sin hechos
aguardaron varios días a los restantes. Desde allí, armados de dos ter­ militares notables, hasta la obtención de dos grandes victorias orien­
cerolas y dos sables cada uno, partieron en dos lanchones en la noche tales: Rivera en el Rincón de las Gallinas (setiembre 24) en un acto de
del día 18, y luego de burlar a los barcos brasileños que patrullaban arrojo y audacia sorprende a una guarnición brasileña a la que arrebaja
el río desembarcaron en la playa de la Agraciada al amanecer del si­ sus caballadas, y dispersa a una columna enemiga que marchaba en
guiente día 19 de abril de 1825. aquella dirección; Lavalleja en las puntas del Sarandí libra el 12 de
Así se inició la "Cruzada Libertadora" que enarbolaba la tricolor octubre siguiente la más importante batalla hasta entonces en los ana­
artiguista con el lema "Libertad o Muerte'1 como testimonio de conti­ les militares rioplatenses. Un fuerte ejército brasileño de 3.000 hombres
nuidad del proceso histórico iniciado por el Jefe de los Orientales. de caballería, al mando de los célebres guerrilleros riograndenses Bentos
Preparada de antemano por emisarios enviados semanas antes des­ Gonzálvez y Bentos Manuel Ribeiro, es arrollado por los patriotas "sable
de Buenos Aires, la pequeña hueste vio aumentado su número con su­ en mano y carabina a la espalda", diezmado y perseguido por más de
cesivas incorporaciones; entre ellas la de Rivera, a la sazón Coman­ dos leguas, dejando en el campo numerosos muertos, heridos y pri­
dante General de la Campaña al servicio del Brasil, ocurrida el 27 de sioneros.
abril en el dramático episodio de las proximidades del arroyo Monzón. La victoria de Sarandí decidió la expectante actitud del gobierno
La incorporación de Rivera procuró a la Cruzada la paulatina adhe^ de las Provincias Unidas, cuyo Congreso resolvió la "incorporación" de
sión de las gentes de la campaña — pequeños hacendados y peones— , la Provincia Oriental (octubre 25) y se aprestó a enfrentar la declaratoria
donde aquel había asentado su prestigio en tiempos de la "Patria de Guerra del Imperio del Brasil (diciembre 10 de 1825).
Vjeja", y durante la dominación luso-brasileña que acató desde comien­ La revolución oriental había demostrado su capacidad de organiza­
zos de 1820. ción político-administrativa, y también militar, sin ayuda alguna hasta
Provista de numerosa caballada a su pasaje por los pueblos ocu­ entonces.
pados casi sin resistencia por parte de sus pequeñas guarniciones, la Encerradas las fuerzas imperiales en las plazas fuertes de Montevi­
fuerza patriota cercana a los mil hombres marchó sobre Montevideo, deo y la Colonia, la campaña militar del "Ejército Republicano" argen­
llegando a la cumbre del Cerrito el 7 de mayo ante el estupor de las tino-oriental fue recién iniciada en diciembre de 1826, marchando hacia
autoridades brasileñas de la plaza. el Brasil, donde tras algunas victorias parciales derrotaba decisivamente
Dejando una pequeña fuerza sitiadora al mando del coronel Manuel a las fuerzas imperiales brasileñas en la llanura de Ituzaingó (febrero
Oribe, día a día aumentada con nuevas incorporaciones de los alrede­ 20 de 1827).
dores de Montevideo, Lavalleja estableció su Cuartel General en la Villa Por los meses de febrero a diciembre de 1826 la flotilla de las
Provincias Unidas al mando del irlandés Guillermo Brown, batía en
sucesivos combates a la escuadra brasileña en aguas del Río de la Plata Provincia, integrada por los siguientes diputados de los Cabildos de
la Campana: Dn. Manuel Calleros (1763-1841) elepidn c , .
y costas del Brasil, y finalmente, días antes de Ituzaingó, le infligía
una decisiva derrota frente a la isla de Juncal, en la boca del río Uru­ d 'r M 'i H 6 laH Col° " \ del Sacramento; Dn F r l U S t M u ñ o ' z " S " »
de Maldonado; Dn. Manuel Durán, por el de San osé- Dn Puan
guay, (febrero 9 de 1827).
Estos contrastes militares en tierra y mar, unidos a la creciente opo­
sición a su régimen autocrático, fueron mellando la resistencia del
srr&ss¿deSan,°Domin8°*•*«« vDn. ?:
Emperador Dn. Pedro a llegar a una solución de paz con las Provincias r i. A T é- < ?T pareció Lavalleja manifestándole su respeto y obedien­
Unidas en momentos que se desarrollaaban las gestiones del mediador cia, y haciéndole entrega de la "M em oria" más arriba referida donde
reseñaba lo realizado hasta el momento por la "Cruzada": la formación
inglés lord Ponsonby con participación de Lavalleja.
La conquista de las Misiones por Rivera (abril de 1828) desmoronó y d stnbucón de sus fuerzas militares; el establecimiento de una Re­
ceptoría en Canelones para la percepción de los derechos sobre los
aquella resistencia y aventó los planes anexionistas del gobernador bo­
artículos introducidos en Montevideo, y desde ésta en la Campaña- la
naerense Dorrego, inclinándolos decididamente por la independencia
preservación de los bienes de los vecinos refugiados en aqueMa nlaza
de la Provincia Oriental, que es declarada por la Convención Preliminar
bajo dominio brasileño, poniéndoles bajo custodia de sus encargados
de Paz suscrita en Río de Janeiro el 27 de agosto de 1828.
hasta la presentación de sus legítimos dueños, o hasta resolución del
Ratificada ésta por las partes signatarias, Brasil y las Provincias
futuro gobierno de la Provincia; el nombramiento de una Comisión
Unidas, y canjeadas las ratificaciones el 4 de octubre de 1828, entraron
provisoria de Hacienda para la administración de las rentas públicas-
en vigor sus disposiciones; de acuerdo a ellas el nuevo Estado inde­
pendiente se dio sus propias autoridades de gobierno: la Asamblea G e­ PbtaXPeC|'|CIOn Paten,es de corso contra el enemigo, en los ríos de fa
Plata y Uruguay; a reunión de considerables recursos en armas muni­
neral Constituyente y Legislativa instalada el 22 de noviembre de 1828,
ciones y demas elementos bélicos, adquiridos en Buenos Aires por la
y el Gobierno Provisorio designado por aquélla el 19 de diciembre Comision Oriental constituida en dicha ciudad
siguiente.
Con fecha 13 de diciembre de 1828, el Gobierno Provisorio decla­ a i~ C° n MCl,aJ 17,d e iunio de 1825 el "Gobierno Provisorio" convocó
a los pueblos de la Campaña para la elección de una Sala de Repre-
raba cesantes de hecho y de derecho todas las autoridades extranjeras
en sus funciones sobre el territorio del nuevo Estado, en el cual no I Z hS I 6 l 3 Provmcia' formulando la "Instrucción" correspondiente
acerca de la forma como realizar dicha elección
había más jurisdicción que la del Gobierno nombrado por la Repre­
sentación Nacional. »i ™ M Uand? I(? hiíos de la Patria han'lanzado con heroísmo
a tn l J t °i Libertad", y empuñando las armas para recuperarla
hra^P 1 \ ' SUelT P uebl°s y SU política existencia debe li­
brarse a los organos legítimos de su voluntad".
2. La Obra Institucional de la Cruzada (1825-1827). Empecemos por plantear la Sala de nuestros Representantes, y
r ? S° Ü°|S lle,vara a otros de ¡8ual importancia para la organii-
"El Congreso de la Provincia muy en breve será reunido; él deter-< zacion política del país, y para los progresos de la guerra"
minará sobre la suerte del País y demás que corresponda. Intertanto, a t .n JT P anted¡c,ha "Instrucción" la Sala contaría con un represen­
vosotros Padres de la Patria os encargo y os hago responsables ante tante por cada pueblo, elegido por tres ciudadanos propietarios en el
ella, por la recta administración de justicia, el orden en vuestro vecin­ mismo o en su jurisdicción; estos tres electores serían a su vez elegidos!
dario, y demás que vos toca de obligación". por los vecinos varones establecidos en el pueblo, mayores de 20 años
a excepción de los esclavos. '
En estos términos, de neto cuño artiguista, se dirigía Lavalleja a los
Cabildos de la Campaña por oficio del 17 de mayo de 1825; diez días El voto era público, y el diputado elegido por este sistema a dos
más tarde volvía a dirigirse a ellos instándolos a que 'sin pérdida de grados, fuera civil, militar o eclesiástico, debía ser americano o con
instantes" designaran "un sujeto de virtudes, patriotismo, instrucción y carta de ciudadanía propietario, y residente en cualquier punto de la
responsabilidad" que "sin la menor demora" se hallare en la villa de Provincia, y conocido amigo de su independencia"
la Florida el día 12 de junio, para que reunido con los demás formen' n3rtiHn P o invierno de 1825, y bajo el constante peligro de las
un "gobierno provisorio" y "principien el trabajo de la grande obra de partidas brasileñas que recorrían el territorio, los Cabildos y Alcaldes
nuestra independencia y de nuestro destino". reunieron a los vecinos de las villas y pueblos de su jurisdicción para
El día 14 de junio, a dos meses de iniciada la "Cruzada Libertadora", proceder a la elección pública de sus Representantes.
quedaba instalado en dicha localidad el "Gobierno Provisorio" de la "C ruzadíTnhp ?adH°' 6» 20 í 6 agOSt° ' 3 SÓI° cuatro meses de iniciada la
Cruzada Libertadora pudo ser reunida en la villa de la Florida la
"Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental", integrada Las iniciativas y proyectos de uno y de otro, transformadas en
por los diputados de Guadalupe de Canelones, San José, San Salvador, leyes o decretos, muestran una orientación semejante a la que Riva­
San Fernando de la Florida, Ntra. Sra. de los Remedios (Rocha), San davia había impreso a su gobierno: tendencia a la centralización político-
Pedro del Durazno, San Fernando de Maldonado, San Juan Bautista (San­ administrativa contraria a las autonomías locales; preeminencia de la
ta Lucía), San Isidro de las Piedras, Rosario, Vacas, Pando, Minas y V í­ "civilización" de la ciudad sobre la "barbarie" de la campaña; refor-
boras; el Pbro. Juan Francisco Larrobla (1774-1842) fue elegido su mismo liberal "a la europea" pero teórico y ajeno a la realidad social
presidente. del país.
Esta 1ra. Sala de Representantes o I Legislatura, abarcó desde agos­ La prueba más evidente de esta consustanciación de la II Legisla­
to de 1825 hasta julio de 1826, sesionando en la Florida y en San tura con la política rivadaviana fue su aceptación de la Constitución
José, sucesivamente. unitaria (marzo de 1827), sancionada por el Congreso General Consti­
Entre sus primeras resoluciones designó a los diputados orientales tuyente de las Provincias Unidas (diciembre de 1826) pero rechazada
ante el Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas reunido por la casi totalidad de dichas provincias.
en Buenos Aires desde diciembre de 1824; y a Lavalleja como Gober­ La renuncia de Rivadavia (junio 27 de 1827) motivada por la insólita
nador y Capitán General de la Provincia Oriental (agosto 22) por el ''Convención García" suscrita en Río de Janeiro (mayo 24), provocó
término de tres años. un vuelco fundamental en la política rioplatense: la disolución de aquel
Haciendo uso de la facultad que le fuera otorgada por la misma Congreso, y la elección del federal coronel Manuel Dorrego como
Sala (agosto 31), Lavalleja delegó el mando político en un triunvirato Gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores
(setiembre 22), a objeto de proseguir la lucha armada contra las fuer­ de las Provincias Unidas (agosto 12).
zas imperiales brasileñas de ocupación; fue en ese tiempo que se obtu­ La reacción anti-unitaria se hizo sentir de inmediato, alcanzando
vo las dos grandes victorias de Rincón (setiembre 24) y Sarandí (oc­ también a la Provincia Oriental: Alvear fue sustituido por Lavalleja
tubre 12). en el mando del "Ejército Republicano" en la guerra contra el Brasil;
En febrero de 1826 el Congreso General Constituyente reunido en algunos altos funcionarios de la administración provincial fueron desti­
Buenos Aires designa a D. Bernardino Rivadavia Presidente de las Pro­ tuidos de sus cargos. Esto aumentó la tensión pre-existente entre Lava­
vincias Unidas (1826-1827); con ello comienza a desarrollarse una po­ lleja y las autoridades de gobierno de la Provincia oriental sitas en
lítica hacia la Provincia Oriental de neto corte "unitario" centralista, Canelones, que vino a desembocar en el golpe de Estado dado por
que provocará una notoria escisión entre los orientales, partidarios unos aquél (octubre 12 de 1827), por el cual disolvió la 2da. Sala de Repre­
y contrarios otros a dicha política que cercenaba los fueros autonómi­ sentantes y reasumió las funciones de Gobernador en las que había
cos de su Provincia. sido sustituido el año anterior por Joaquín Suárez.
Es así que Lavalleja a instancias del gobierno de Buenos Aires será Eran aquellos los precisos momentos en que la gestión mediadora
sustituido en el Gobierno de la Provincia Oriental por D. Joaquín Suárez de lord Ponsonby había recomenzado bajo mejores auspicios que hasta
(julio 5), y por el general porteño Carlos de Alvear en la jefatura del entonces, sobre la base de la "independencia oriental", y dándose en
"Ejército Republicano" argentino-oriental que a fines de aquel año 1826 ella participación, por vez primera, a los propios orientales en la per­
daría comienzo a la "campaña del Brasil". sona de Lavalleja.
La 2da. Sala de Representantes, o II Legislatura, se integró de una Este delegó el mando político de inmediato en D. Luis Eduardo Pé­
forma distinta de la primera, conforme a la nueva ley de enero 19 de rez para proseguir las operaciones militares contra el imperio del Brasil,
1826 aprobada por ésta. yendo a situar su Cuartel General en el Cerro Largo en lugar próximo
De acuerdo a ella se compondría de 40 diputados, asignando un a la frontera con dicho país.
número variable a cada uno de los nueve departamentos de la Provincia, Aproximándose el término legal de su mandato de tres años para el
según se explicará más adelante. cual había sido designado en agosto de 1825 por la primera Sala de
Esta nueva Sala instalada en Canelones en setiembre de 1826 no Representantes, Lavalleja instó al gobernador delegado Pérez para que
contó en ningún momento con el número completo de sus integrantes; convocara a elecciones de una tercera Sala de Representantes de la
si bien fue aumentando en los meses sucesivos a medida que los pue­ Provincia Oriental, lo cual hizo éste en julio de 1828.
blos eran ocupados por los patriotas, y en consecuencia realizadas las Las elecciones fueron llevadas a cabo en el mes siguiente, en mo­
elecciones previstas. En ella predominó el elemento de tendencia "u n i­ mentos que se ultimaba en Río de Janeiro la "Convención Preliminar
taria", liderado por D. Francisco J. Muñoz; del mismo modo que en de Paz" entre las Provincias Unidas y el Brasil (agosto 28 de 1828),
el Gobierno sustituto de D. Joaquín Suárez, también instalado en Ca­ entre cuyas disposiciones se establecía la convocatoria a elecciones para
nelones, se hallaba representado en su Ministro D. Juan Francisco Giró. una Asamblea de Representantes encargada de designar un Gobierno
provisorio y redactar una Constitución para el nuevo Estado Oriental inglés lord Ponsonby, y un mes antes del "golpe de Estado" de Lavalleja
independiente. (octubre 12) por el que fue disuelta esta misma Sala.
Por consiguiente aquellas elecciones de agosto de 1828 realizadas De acuerdo a estas dos últimas leyes, la ''Convención Preliminar
a instancias de Lavalleja, fueron válidas para los Representantes a esta de Paz" de 1828 debió haber sido ratificada por la Sala de Representantes
Asamblea por la parte de la Provincia bajo la jurisdicción de las autori-* de la Provincia Oriental, lo que no ocurrió por la circunstancia antedicha.
dades patrias; completadas con las efectuadas luego a convocatoria de
las autoridades brasileñas de gobierno de Montevideo para la parte so­ b) Relativas a los derechos y garantías individuales:
metida a su jurisdicción (Arts. 4*? y 5? de la Convención), integraron la
"Asamblea General Constituyente y Legislativa" del Estado instalada en — sobre amnistía (setiembre 19 de 1825): para todos aquellos que
San José el 22 de noviembre de 1828. en el término de un mes se incorporasen a las filas patriotas de las que
hubiesen desertado o rehusado pertenecer a ellas, sea cual fuere su
opinión y las circunstancias en que se hubieren hallado;
3. La Labor Legislativa de las Salas de Representantes de la Provincia — sobre libertad de vientres y prohibición del tráfico de esclavos
Oriental (1825-1827). (setiembre 5 de 1825): declarando libres a todos los que nacieren en la
Provincia de esta fecha en adelante, y prohibida la introducción de
esclavos del extranjero;
Las principales resoluciones de la vasta obra cumplida por las dos
Legislaturas orientales entre los años 1825 y 1827 pueden ser agrupadas — sobre libertades individuales (julio 6 de 1826):
del siguiente modo: Art. 1? Ningún individuo podrá ser arrestado ni detenido, sino para
ser juzgado por la autoridad respectiva en el más breve tiempo posible,
Art. 2? Las propiedades consagradas por las Legislaturas están al
a) Relativas a la soberanía (autonomía) provincial: abrigo de toda violencia y de toda extorsión arbitraria.
Art. 39 La industria será enteramente libre de todas las trabas que
— las "LEYES FUNDAMENTALES" de independencia, y de unión a contradigan su engrandecimiento.
las Provincias Unidas, y la ley de pabellón provincial, del 25 de agosto
Art. 4? La injuria, la calumnia y la sedición, serán perseguidos como
de 1825. Su significado y coordinación serán explicados más adelante; delitos o como crímenes.
— sobre la forma de gobierno del Estado (julio 9 de 1826): la forma Art. 59 Cualquier opinión manifestada de viva voz, por escrito o
"republicana y representativa" debía servir de base a la Constitución por la prensa, será libre de toda censura previa o subsecuente, y de
de la República de las Provincias Unidas; tal el mandato de los diputan toda dirección administrativa.
dos orientales al Congreso Gral. Constituyente reunido en Buenos Aires; Interesa destacar que en el proyecto originario del diputado Fran­
— sobre aceptación de la "Constitución de 1826" (marzo 28 de cisco J. Muñoz se incluía un sexto artículo donde luego de admitirse la
1827): previo informe favorable de la Comisión nombrada para exa­ existencia de un "culto privilegiado, mantenido a expensas de todos los
minarla (marzo 21 de 1827), la Sala aceptó la Constitución sancionada ciudadanos, y aún por aquellos mismos que no lo profesan", se reco­
por aquel Congreso (diciembre 26 de 1826), por diecisiete votos en veinte nocía la más absoluta "libertad de las otras creencias religiosas". El
diputados presentes; artículo fue retirado por su autor ante las objeciones acerca de su ino­
— sobre facultades del Ejecutivo Nacional (setiembre 20 de 1827) se portunidad antes de ser sancionada la Constitución nacional.
ratifica la autorización dada por el antedicho Congreso al Gobernador
de Buenos Aires en todo lo relativo a guerra, paz y relaciones exteriores c) Relativas al Poder Ejecutivo:
de las Provincias Unidas; pero la Legislatura de la Provincia Oriental se
reservaba la facultad de aprobar los tratados de paz, amistad y comercio, — sobre el Gobernador y Capitán General de la Provincia: creación
sin cuyo requisito el Ejecutivo nacional no podía ratificarlos; y nombramiento (agosto 22 de 1825); duración y sueldo (agosto 25 de
— sobre reasunción de la soberanía (setiembre 21 de 1827): la Pro­ 1825); fórmula de juramento (agosto 26 de 1825); delegación del mando
vincia Oriental reasumía la parte de soberanía de que se había despren­ político (agosto 31 de 1825).
dido al incorporar sus diputados al Congreso General Constituyente de Lavalleja fue designado para aquel cargo por el término de tres
las Provincias Unidas, disuelto el 18 de agosto de 1827. años, al cabo de los cuales la Legislatura de la época resolvería sobre su
Esta resolución es adoptada en momentos que se reiniciaban las reelección; se le asignaba un sueldo de seis mil pesos mensuales; se
gestiones de paz entre el Brasil y las Provincias Unidas por el mediador? fijaba la fórmula de juramento ante la Sala de Representantes para la
toma de posesión de su cargo, la cual llevóse a cabo el 19 de setiembre — sobre inmunidades parlamentarias (marzo 20 de 1827):
de 1825 en la Florida; se le facultaba para delegar el mando político Art. 1? Los Representantes jamás serán responsables por sus opi­
en una o más personas por las ocurrencias de la guerra o cualquier niones, discursos o debates.
otra causa, lo cual hizo Lavalleja el 22 de setiembre de 1825 en un Art. 2? Tampoco serán arrestados por ninguna otra autoridad du­
triunvirato integrado por Manuel Calleros, Manuel Durán y José Núñez. rante su asistencia a la Legislatura, y mientras vayan o vuelvan de ella,
Esta última facultad fue reformada por ley de enero 5 de 1826, excepto en el caso de ser sorprendidos "infraganti" en la ejecución de
estableciéndose que la delegación del mando político tenía que hacerse algún crimen que merezca pena de muerte, infamia u otra aflictiva, de
en el Ministro Secretario, toda vez que el Gobernador y Capitán Gene­ lo que se dará cuenta a la Sala con la información sumaria del hecho.
ral tuviese que alejarse a más de ocho leguas del lugar donde residiera Art. 39 Cuando se forme querella por escrito contra cualquier Re­
la Sala de Representantes; presentante, examinado el mérito del sumario en juicio público, podrá
— sobre Ministros Secretarios: el Gobernador fue facultado para la Sala con dos tercios de votos suspender en sus funciones al acusado,
designar por sí tres Ministros Secretarios: de Gobierno, de Hacienda, y y ponerlo a disposición del Tribunal competente para su juzgamiento.
de Guerra (agosto 26 de 1825). Por ley de enero 5 de 1826 se redujeron Art. 4? Puede igualmente la Sala corregir a cualquiera de sus miem­
a dos: un Ministro Secretario de Gobierno y Hacienda, y un oficial bros con igual número de votos, por desorden de conducta en el ejerci­
encargado del Despacho de Guerra. cio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobrevi-
Por ley de febrero 3 de 1826 se estableció la responsabilidad de niente a su incorporación; pero bastará la mayoría de una sobre la
los Ministros en el "puntual y acertado" desempeño de sus cargos, así mitad de los presentes para decidir en las renuncias que voluntariamente
como el derecho de comparecencia voluntaria a Sala, u obligatoria en hicieren de sus cargos.
el caso que ésta lo exigiere (derecho de llamado), "a fin de ¡lustrar o
ilustrarse sobre los negocios del interés público de que están encargados". e) Relativas a la Administración de Justicia:
Por ley de setiembre 5 de 1825, se estableció un sencillo sistema
d) Relativas al Poder Legislativo: de administración de justicia en materia civil: para asuntos no mayores
de diez pesos, en forma verbal ante los jueces territoriales, comisiona­
— sobre régimen de sesiones y Comisión Permanente (agosto 31 de dos o alcaldes de barrio de los pueblos; entre diez y veinte pesos, en
1825): terminados los asuntos que motivaran su instalación, la I Legisla­ la misma forma ante los Jueces ordinarios, siendo sus fallos inapelables,
tura suspendería sus funciones, debiendo reunirse cada cuatro meses, y por más de veinte pesos, en 1? instancia, siendo sus fallos apelable^
excepto para resolver algún asunto grave. ante el Gobierno de la Provincia.
Antes de suspender sus sesiones se nombraría una Comisión Per­ Por ley de octubre 6 de 1826 que suprimió los Cabildos, fue orga-i
manente de tres de sus miembros, encargada de convocar extraordina­ nizada una administración de justicia más completa y compleja, que
riamente a la Sala; abarcaba lo civil y lo penal: tres Jueces Letrados de 1? instancia en
— sobre incompatibilidades (diciembre 21 de 1825): el cargo de re­ los lugares a señalar por el Gobierno, no pudiendo permanecer más
presentantes fue declarado incompatible con cualquier otro empleo civil de tres años en el mismo lugar; uno o más Jueces de Paz a juicio del
o militar. Gobierno en cada partido de la Provincia, cuyas facultades serían regla­
Es éste un antecedente inmediato del artículo 25?, Inc. 1? de nues­ mentadas oportunamente por la Sala; un Tribunal de Apelaciones cuya
tra primera Constitución de 1830; organización se haría por una ley especial; y un Defensor de pobres
— sobre integración de la Sala (enero 19 de 1826): fue reformada y menores.
su primitiva composición a razón de un diputado por cada pueblo Para varios de estos cargos fueron designados abogados bonaerenses
(Convocatoria del Gobierno Provisorio, de junio 17 de 1825), por la de tendencia unitaria, conforme a la política rivadaviana seguida por el
de cuarenta diputados: ocho por el departamento de Montevideo; cinco Gobierno sustituto de la Provincia, cuyo Ministro de Gobierno era D.
por cada uno de los departamentos de Maldonado, Canelones, Colonia Juan Francisco Giró, uno de los más destacados partidarios de aquella
y Soriano; cuatro por cada uno de los departamentos de San José y política, autor de varios Reglamentos más bien teóricos que adaptables
Paysandú; y dos por cada uno de los departamentos de Cerro Largo y a nuestra real situación económico-social de entonces.
Entre Yi y río Negro (Durazno); el sistema da su elección, así como las
calidades exigidas a electores y elegidos, eran los mismos de la ante­ f) Relativas al gobierno interior:
dicha convocatoria del 17 de junio de 1825. Mediante esta nueva forma
fue integrada la II Legislatura instalada en Canelones en setiembre Por la antedicha ley de octubre 6 de 1826, desde el 1? de enero
de 1826, según se dijo anteriormente. de 1827 quedaban suprimidos todos los Cabildos de la Provincia.
Fue ésta una de las típicas medidas de carácter unitario en cuanto constituye un valioso antecedente de nuestra Constitución de 1830. Varios
al desconocimiento de las autonomías locales en favor de una mayor de los principios políticos e instituciones contenidas en aquellas leyes
centralización político-administrativa. y resoluciones fueron incorporados a nuestra primera Carta Fundamental,
Al fundar su opinión favorable a la supresión de aquéllos, el dipu­ como por ejemplo, las libertades y derechos individuales, la responsa­
tado Francisco J. Muñoz, otro de los más destacados representantes del bilidad de los Ministros, el régimen de receso del Poder Legislativo, las
pensamiento unitario rivadaviano, dijo que "los cabildos habían jugado inmunidades e incompatibilidades parlamentarias, la justicia letrada, el
en este país de un modo que se les veía, como cuerpos soberanos control legislativo de las contribuciones.
muchas veces, y muy pocas como municipales". Esto señala una marcada diferencia entre la "Cruzada Libertadora"
Así como las funciones judiciales que antes cumplían algunos de los de 1825 y la "admirable alarma" de 1811, inorgánica ésta por su misma
antiguos cabildantes fueron transferidas a la nueva Administración de espontaneidad y por la idiosincracia de sus protagonistas, que recién
Justicia mencionada anteriormente, sus funciones de policía fueron atri­ definió sus objetivos políticos y formas de gobierno en las memorables
buidas a Comisarios, a razón de uno por cada departamento: éstos jornadas y documentos del año XIII.
serían auxiliados por Alcaldes, vecinos "de probidad" nombrados para Esta preocupación de Lavalleja y sus compañeros de 1825 de dar
cada uno de los cuarteles en que serían divididos los pueblos y la a la ''Cruzada" una inmediata organización en lo político-administrativo
campaña. Las funciones de estos últimos serían reglamentadas conjun­ y en lo militar, respondería, entre otros motivos, a borrar del espíritu
tamente con las de los Jueces de Paz. de los hombres de gobierno de Buenos Aires, y de no pocos orien­
tales, las animosidades y prevenciones contra la llamada anarquía de los
"tiempos de Artigas". Ello explicaría la deliberada omisión de su nom­
g) Disposiciones generales: bre y de toda mención a su obra que es dable observar, con justificable
extrañeza, en los documentos emanados de los propios hombres de la
— sobre Hacienda Pública: por ley de febrero 12 de 1826 fueron
"Cruzada Libertadora"; sólo su pabellón tricolor recuerda significati­
creadas la Contaduría, la Receptoría y la Tesorería generales, con fun­
vamente los ideales políticos del Jefe de los Orientales.
ciones específicas en materia de administración, recaudación y conser­
No obstante, un espíritu similar al de 1811 animaba a los hom­
vación de las rentas públicas, respectivamente;
bres de nuestra campaña que se incorporaron a las huestes de Lavalleja
— sobre contribuciones: por ley de setiembre 5 de 1825 se prohi­
luego de un lustro de aparente sometimiento a las autoridades luso-
bió la imposición de contribuciones directas, y sólo se autorizó la de
brasileñas. La política de exacciones, despojos y persecuciones practi­
un tanto por ciento "el íntegro caudal de cada propietario", a fijar por
cada por éstas, afectó en distinta medida a aquellos hombres: pequeños
una Comisión designada por el Gobierno, "si las urgencias de la guerra"
y medianos hacendados, muchos de ellos beneficiarios del Reglamento
así lo demandasen.
artiguista de 1815, aparceros y medianeros pobres, gentes sueltas sin
Por ley de febrero 3 de 1826 se estableció "que ninguna otra
ocupación estable; ello explica su incorporación casi unánime a la
autoridad que la de los Representantes de la Provincia, podrá establecer
"Cruzada Libertadora" de 1825, como catorce años atrás lo habían hecho
contribución o impuesto alguno, directo o indirecto, ni pena pecu­
contra el despotismo y la expoliación de las autoridades españolas de
niaria", ni "ordenar sueldo, pensión ni gasto alguno de los fondos
Montevideo. El movimiento adquirió así carácter nacional y Lavalleja
públicos";
pudo despertar este sentimiento al decir en su primera proclama en el
— sobre instrucción pública: por ley de febrero 9 de 1826 se dispuso
más auténtico estilo artiguista:
la creación de escuelas de "primeras letras" en todos los pueblos de la
"Compatriotas: vuestros libertadores confían en vuestra coopera­
Provincia, según el "sistema lancasteriano".
ción a la honrosa empresa que han principiado. Colocado por voto
— sobre reclutamiento mliitar: por ley de setiembre 5 de 1825 se
unánime a la cabeza de estos héroes, yo tengo el honor de protestaros
dispuso que los regimientos de línea fueran reclutados entre los hombres
en su nombre y en el mío propio, que nuestras aspiraciones sólo llevan
solteros, "vagos y malentretenidos", y casados sin ocupación ni oficio;
por objeto la felicidad de nuestro país, adquirirle su libertad. Campo
que los artesanos y labradores formen el cuerpo de reserva de la milicia
volante, abril de 1825".
provincial conforme a las necesidades de la guerra.

4. La Independencia Oriental; las leyes del 25 de Agosto de 1825.


La precedente enumeración de las principales leyes o resoluciones
de las Legislaturas orientales entre 1825 y 1827 revela la existencia de En sesión del 21 de agosto de 1825 de la primera Sala de Repre­
una verdadera "constitución" política para la Provincia Oriental, que sentantes de la Provincia reunida en la Florida, su presidente, Pbro.
Larrobla, propuso "que se tomase en consideración el método que debía Escribano, Secretario, o quien haga sus veces, a la Casa de Justicia;
observarse para declarar de nulidad la ilegal incorporación de esta Pro­ antecedida la lectura de este Decreto, se testará y borrará desde la
vincia al Brasil". primera línea hasta la última firma de dichos documentos, extendiendo
"C on este motivo, — añade el acta— , el Sr. Diputado Anaya (D. en seguida un certificado que haga constar haberlo verificado, con el
Carlos) presentó una nota de este y otros puntos de inmediata relación que deberá darse cuenta oportunamente al Gobierno de la Provincia.
sobre la cual se hicieron algunas observaciones, y se resolvió se volviese 2? En consecuencia de la antecedente Declaración, reasumiendo la
la nota al mismo Diputado, para que refundiéndola bajo los principios Provincia Oriental la plenitud de derechos, libertades y prerrogativas inhe­
en que estaba concebida, la presentase a la Sala en la siguiente sesión. rentes a los demás Pueblos de la tierra: SE DECLARA DE HECHO Y ,DF.
En este estado, el Sr. Anaya expuso: que siendo este asunto de la DERECHO, LIBRE E INDEPENDIENTE DEL REY DE PORTUGAL, DEL EM­
primera importancia, creía por muy conveniente se nombrase otro Di­ PERADOR DEL BRASIL, Y DE CUALQUIERA OTRO DEL UNIVERSO, Y CON
putado, que de acuerdo con él hicieran alguna explanación; y discutida AM PLIO PODER PARA DARSE LAS FORMAS QUE, EN USO Y EJERCICIO
esta propuesta se eligió al señor Diputado Pérez (D. Luis Eduardo). Se­ DE SU SOBERANIA, ESTIME CONVENIENTE".
guidamente varios señores Diputados recordaron la necesidad de tomarse Esta es la denominada ley de independencia.
en consideración la forma en que debía pronunciarse la Sala para de­
clararse la Provincia unida a las demás Argentinas que forman la Inde­ "La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental del
pendencia de Sud América en el sistema de libertad, y después de un Río de la Plata, en virtud de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
corto debate se acordó que los mismos señores Anaya y Pérez presen­ legalmente reviste para resolver y sancionar todo cuanto tienda a la
tasen en proyecto su parecer, según las observaciones que habían pre­ felicidad de ella, declara que su voto general, constante, solemne y
cedido a esta determinación. También se comisionó a los expresados decidido es, y debe ser, por la unidad con las demás Provincias Argén-'
señores para que presentasen un proyecto de decreto sobre el pabellón tinas a que siempre perteneció por los vínculos más sagrados que el
que debe usar la Provincia, en calidad de por ahora". mundo conoce. Por tanto, ha sancionado y decreta por Ley fundamental
Tal fue la génesis de las tres leyes del 25 de agosto de 1825, las la siguiente:
dos primeras "con valor y fuerza de ley fundamental", cuyo texto es "Q U E D A LA PROVINCIA ORIENTAL DEL RIO DE LA PLATA U N ID A
el siguiente: A LAS DEMAS DE ESTE NOM BRE EN EL TERRITORIO DE SUD AMERICA,
POR SER LIBRE Y ESPONTANEA VOLUNTAD DE LOS PUEBLOS Q UE LA
"La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental de!
COM PO N EN , MANIFESTADA CON TESTIMONIOS IRREFRAGABLES Y
Río de la Plata, en uso de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
ESFUERZOS HEROICOS DESDE EL PRIMER PERIO DO DE LA REGENERA­
legalmente reviste para constituir la existencia política de los pueblos
CIO N POLITICA DE DICHAS PROVINCIAS.
que la componen, y establecer su independencia y felicidad, satisfa­
ciendo el constante, universal y decidido voto de sus representantes, Esta es la denominada ley de unión.
después de consagrar a tan alto fin su más profunda consideración, "La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental del
obedeciendo la rectitud de su íntima conciencia, en el nombre y por la Río de la Plata, en uso de la soberanía ordinaria y extraordinaria que
voluntad de ellos, sanciona con valor y fuerza de Ley Fundamental, lo legalmente reviste, ha sancionado y decreta con valor y fuerza de ley
siguiente: lo siguiente: Siendo una consecuencia necesaria al rango de la indepen­
1? Declara írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre dencia y libertad que ha recobrado de hecho y de derecho la Provincia
todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y jura­ Oriental, fijar el Pabellón que debe señalar su Ejército y flamear en
mentos arrancados a los pueblos de la Provincia Oriental por la vio­ los pueblos de su territorio, SE DECLARA POR TAL EL Q UE TIENE
lencia de la fuerza, unida a la perfidia de los intrusos poderes de Por­ AD M ITID O, COM PUESTO DE TRES FAJAS HORIZONTALES, CELESTE,
tugal y el Brasil, que la han tiranizado, hollado y usurpado sus inalie­ BLANCA Y PUNZO, POR AHORA Y HASTA TANTO Q UE INCORPO RADO S
nables derechos, y sujetándola al yugo de un absoluto despotismo, LOS DIPUTADOS DE ESTA PROVINCIA A LA SOBERANIA NACIONAL
desde el año de mil ochocientos diez y siete hasta el presente de mil SE ENARBOLE EL RECO N O CIDO POR EL DE LAS PROVINCIAS UNI-
ochocientos veinte y cinco. DEL RIO DE LA PLATA A Q UE PERTENECE.
Y por cuanto el Pueblo Oriental abomina y detesta hasta el recuer­ Esta, obviamente, es la denominada ley de pabellón.
do de los documentos que comprenden tan ominosos actos, los Ma­
gistrados civiles de los Pueblos en cuyos archivos se hallan depositados En la sesión preparatoria de la Sala de Representantes del 18 de
aquéllos, luego que reciban la presente disposición, concurrirán el pri­ agosto de 1825, fue leída una nota del Gobierno Provisorio donde,
mer día festivo, en unión del Párroco y vecindario, y con asistencia del entre otros conceptos, se expresaba: "Este día será el más grande y
memorable que se registre en nuestros fastos; él datará la dichosa época vención Preliminar de 1828; ellas darían pie a los comisionados argen­
del recobro de todos los derechos y bienes sociales. Los pueblos, poi* tinos para refutar la tesis anexionista de los comisionados imperiales.
el órgano de sus Representantes, harán sin duda el pacto de su nueva La segunda parte de la "le y de independencia" da a ésta su de­
existencia, eí nombramiento de la autoridad que ha de administrar sus nominación de tal: a consecuencia de la nulidad absoluta de aquellos
intereses, y el de los Diputados al Congreso de la Nación a que perte­ actos, por insubsanables vicios de consentimiento, la Provincia Oriental
necen. Estos son, en concepto del Gobierno, los objetos primordiales ha reasumido "la plenitud de los derechos, libertades y prerrogativas"
que reclaman la consideración de la Sala, por la suma importancia y de los demás pueblos libres de la tierra, en cuya virtud se declara "de
trascendencia que revisten". hecho y de derecho" libre e independiente de Portugal y Brasil y de
El presidente del Gobierno Provisorio, D. Manuel Calleros, quieta cualquier otro pueblo del universo.
leyó esta nota, recibió desde Buenos Aires, fechada el día anterior, una Los pueblos de la Provincia Oriental han reasumido sus "derechos
carta de D. Francisco J. Muñoz donde le dice: primitivos", como los llamaba Artigas en 1811, al comienzo de su "re ­
"M ucho celebraré que se reúna la representación provincial y que generación política"; y se declaran en libertad e independencia de hecho
se expida del modo que está indicado". "Lo principal es nombrar G o­ y de derecho, que el Jefe de los Orientales proclamara en su respuesta
bernador y Capitán General de la Provincia confiriéndole las facultades al oficio del Directorio bonaerense por el que se le comunicaba la De­
que son necesarias en casos extraordinarios; adoptar el proyecto de claratoria de la Independencia de las Provincias Unidas del 9 de julio
Empréstito que se ha pensado; declarar que se use en la Provincia el de 1816, en los siguientes términos: "H a más de un año que la Banda
Pabellón Nacional; declarar ilegales e inconsistentes los actos del Con­ Oriental enarboló su Estandarte Tricolor y juró su independencia abso­
greso Cisplatino, y los demás que tuvieron lugar en aquella época luta y respectiva. Lo hará V. E. presente al Soberano Congreso para su
hasta el día". Superior conocimiento. Tengo la honra de saludar a V. E. con toda mi
La primera parte de la "le y de independencia" responde a la impe­ afección. Purificación, 24 de julio de 1816. — JOSE ARTIGAS".
riosa necesidad jurídico-política de declarar la nulidad intrínseca de los Ningún hecho posterior cambió esta situación de independencia de
actos del Congreso Cisplatino de 1821 respecto de Portugal, y de las hecho y de derecho de la Provincia Oriental, salvo los acontecimientos
aclamaciones y juramentos de 1822 en favor del Imperio del Brasil, "d e que dieron motivo a la expresa declaratoria de nulidad "d e hecho y
ningún valor para siempre" por haber sido "arrancados" a los pueblos de derecho" contenida en la primera parte de la "le y de indepen­
de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida a la perfi­ dencia".
dia de aquellos "intrusos poderes". El sentimiento de independencia no fue absolutamente destruido
El segundo párrafo de esta primera parte dispone la anulación for­ por la dominación luso-brasileña en el espíritu de los orientales.
mal de aquellos actos, aclamaciones y juramentos. Las nuevas corrientes liberales de la época permitieron comprender
Ya lo había expresado el Cabildo de Montevideo en términos análo­ al Ministro de Negocios Extranjeros de Portugal, Pinheiro Ferreira, que
gos, pero en forma más explícita, el 29 de octubre de 1823, al declarar el dominio lusitano de la Provincia oriental no podría consolidarse sino
"nulo, arbitrario y criminal el acto de incorporación a la Monarquía por la auténtica voluntad y consentimiento de su pueblo, o sea por un
Portuguesa sancionado por el enunciado Congreso de 1821, compuesto régimen de derecho basado en la elección libre y asegurado por una
en su mayor parte de empleados civiles a sueldo de S. M. F. (el rey de Constitución. Esto fue, como se ha visto anteriormente, el origen de la
Portugal), de personas condecoradas por él con distinciones de honor, convocatoria del Congreso Cisplatino de 1821, en cuyas "Instrucciones"
y otras colocadas previamente en los Ayuntamientos para la seguridad* el propio ministro portugués preveía como una de las tres únicas "h i­
de aquel resultado"; así como "nulas y de ningún valor las actas de pótesis" acerca del futuro de la Provincia ocupada, que ésta se consti­
incorporación de los pueblos de la Campaña al Imperio del Brasil, me­ tuyera en Estado independiente, lo cual él mismo consideraba 'lo más
diante la arbitrariedad con que se han extendido por el mismo Barón probable".
de la Laguna y sus consejeros, remitiéndolas a firmarse por medio de "N o se diga: los pueblos de la Banda Oriental quieren que su
gruesos destacamentos de tropa que conducían los hombres a la fuerzaj clero, sus magistrados, sus bienes, su comercio, su industria, y su se­
a las Casas Capitulares, y suponiendo o insertando firmas de personas guridad y policía sean de ahora en adelante dirigidos no ya por sus
que no existían, o que ni noticia tenían de estos sucesos por hallarse antiguas leyes, sino por las leyes vigentes en el Brasil", escribía Pinheiro
ausentes de sus casas". Ferreira.
La importancia y oportunidad de estas declaraciones de 1823 y 1825 "¿D ónde deliberaron aquellos pueblos sobre tan positivos puntos?
pudieron apreciarse en el curso de las negociaciones de paz entre las ¿Cómo deliberaron?, añade más adelante. No deliberaron, ni podían
Provincias Unidas y el Imperio del Brasil que culminaron en la Con­ deliberar. Pero ciertos individuos erigiéndose en intérpretes de la vo­
luntad que nunca existió, ni podía existir en los pueblos, son los que "Bajo este mismo concepto, añaden más adelante, hemos elevado
así lo afirman". antes de ahora igual solicitud al Gobierno de Buenos Aires, conside­
De las tres fórmulas puestas a su consideración el Congreso consi­ rándolo no solamente ligado en principios e intereses con los gobier­
deró en primer término la independencia, para desecharla por imprac­ nos de Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos, sino también autorizado
ticable o inconveniente en la situación en que se hallaba entonces la exclusivamente por las tres Provincias para negociar y emprender contra
Provincia; de allí que por descarte se inclinara a su incorporación a la usurpación de este territorio; nosotros no podemos menos que li­
Portugal, más bien por un motivo circunstancial que por razones perma­ sonjearnos del resultado de nuestra solicitud, pues que aquel Gobierno
nentes de índole histórico-políticas. no sólo está dispuesto a auxiliarnos, sino que prepara los medios de
Las palabras de Larrañaga dan la tónica cabal de este sentimiento: hacerlo con dignidad y eficacia".
"El dulce nombre de la Patria debe enternecernos; pero el patriota Suscriben esta representación fechada en Montevideo, diciembre 26
no es aquel que invoca su nombre sino el que aspira a librarla de los de 1822, entre otros, Juan Francisco Giró, Manuel Oribe, Pablo Zufria-
males que la amenazan. Hemos visto invocado este sagrado nombre por tegui, Ramón de Acha, Silvestre Blanco, Francisco Araúcho, Gabriel A.
diferentes facciones que han destruido y aniquilado al país; después Pereira, Atanasio Aguirre, Lorenzo ). Pérez, Francisco Solano Antuña,
de diez años de revolución estamos muy distantes del punto céntrico Juan Benito Blanco, Roque Graseras, Luis Eduardo Pérez, Santiago Váz­
de que hemos salido. A nosotros nos toca ahora conservar los restos quez, algunos de los cuales habían admitido y/o servido a las autorida­
de ese aniquilamiento casi general; si lo consiguiésemos, seremos unos des portuguesas de ocupación...
verdaderos patriotas". La casi unanimidad que alcanzó el movimiento revolucionario de
1825 fue determinada por factores análogos a los que promovieron el
El resto de su discurso fue una nueva manifestación de la antigua
de 1811, que culmina con la independencia de la Provincia Oriental
aspiración autonómica de la Provincia, forma larvaria de su independen­
proclamada en las jornadas de abril de 1813, y disfrutada efectiva­
cia; ella fue concretada en las bases del "pacto de incorporación" al
mente desde 1815 hasta 1817.
reino unido de Portugal, Brasil y Algarbe constitucional, votada por el
Congreso el 31 de julio de 1821. Al recuperar en agosto de 1825 la independencia avasallada por la
ocupación luso-brasileña, se manifiesta el mismo propósito de los tiem­
Ideas análogas profesaba también Rivera (congresal en 1821), cuan­
pos de la "Patria vieja" de organizar un Estado con una experiencia ya
do en marzo de 1823 — según se dijo anteriormente— fue invitado por
vivida, y fortalecida su unidad social, política y administrativa por la
el Cabildo de Montevideo a sus planes revolucionarios contra la domi­
nación luso-brasileña; su réplica consistió en no admitir como viable comunidad de intereses y tradiciones.
circunstancialmente la "independencia absoluta", sino una "indepen­ Robustecida de este modo la personalidad soberana de la Provin­
dencia relativa". cia Oriental, el problema se vuelve a plantear respecto de su unión
con las demás que desde 1812 trataban de organizarse independiente­
El sentimiento de independencia estuvo latente, no sólo en el pue­
mente como Provincias Unidas del Río de la Plata.
blo, — de lo que existe abundante prueba documental— , sino entre
muchos de los hombres de la oligarquía montevideana. A esto responde la denominada "le y de unión" del 25 de agosto
de 1825: desde que por la declaración de independencia la Provincia
Por los mismos días en que Cristóbal Echevarriarza impugnaba en
Oriental había reasumido "am plio y pleno poder para darse las formas
el Cabildo la incorporación a Portugal votada en 1821, un grupo re­
que en uso y ejercicio de su soberanía estime conveniente", por aquella
presentativo de vecinos de Montevideo se dirigía al Gobernador de San­
ley declaraba quedar "unida a las demás de este nombre (del Río de
ta Fe, D. Estanislao López, solicitando "d e sus hermanos los santafeci-
nos su poder y auxilio para la salvación de su tierra, que no pueden la Plata) en el territorio de Sud América, por ser libre y espontánea
esperar de sus propios esfuerzos". "El momento ha llegado, Excmo. voluntad de los pueblos que la componen, manifestada con testimonios
señor, — le dicen— , de dar la libertad a la Banda Oriental y arrojar irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la rege­
neración política de dichas provincias".
de nuestro suelo un enemigo que sólo puede ocuparlo a la sombra de
nuestras disensiones. El a su vez empieza a sentir los elementos de El ciclo integracionista de la Provincia Oriental al seno de las
la discordia, que la razón ya sofocó entre nosotros, y dándonos en su Provincias Unidas (1813-1816), había quedado interrumpido por la ocu­
confusión un auxilio poderoso, nos ofrece un triunfo fácil y un vasto pación luso-brasileña (1817-1825). La Liga Federal artiguista de los años
campo de gloria al esfuerzo y patriotismo de nuestros hermanos". (La 1814-1815 habíase desmembrado por la secesión de Córdoba, primero,
discordia en filas del enemigo a que se refiere la nota, era la enco­ en 1816, y luego por la actitud de Santa Fe y Entre Ríos, en el pacto
nada rivalidad entre "lusitanos" e "im periales" ocasionada por la de­ del Pilar con Buenos Aires en 1820; el pacto de Avalos (1820) entre la
claración de independencia del Brasil, de setiembre 7 de 1822). Provincia Oriental y las de Corrientes y Misiones, había quedado sin
objeto por la derrota y ostracismo de Artigas, su "Director de la guerra los "pueblos" del interior de la "Antigua Unión" de las provincias
y la paz". rioplatenses.
Larrañaga en su discurso en el Congreso Cisplatino alude en tér­ La preparación del Congreso fue hecha por Buenos Aires mediante
minos acongojados a este "estado de abandono" en que se hallaba en­ la celebración de un pacto con las provincias litorales de Santa Fe,
tonces la Provincia Oriental: "Desamparados de España desde el año Entre Ríos y Corrientes, y el envío de misiones a las provincias inte­
catorce, dice; a pesar de los decididos esfuerzos de muchos habitantes riores con el fin de recabar su anuencia y compromiso para la convo-'
de esta Provincia, Buenos Aires nos abandonó, y todas las demás Pro­ catoria de dicho Congreso.
vincias hicieron otro tanto. La Banda Oriental sola ha sostenido una Con las tres primeras provincias nombradas Buenos Aires suscribió
guerra muy superior a sus fuerzas; cualquier convenio anterior, cual­ el llamado "tratado Cuadrilátero" (enero de 1822), obra maestra de la
quiera liga o cualquier pacto está enteramente disuelto por esta sola diplomacia rivadaviana en cuanto a atraer el centro de gravedad polí­
razón". tico de la nación a la antigua capital virreinal, frustrando los propó­
Este estado de independencia de hecho y de derecho en que se sitos análogos de Córdoba. Las misiones fueron despachadas a mediados
hallaba entonces al pueblo de la Provincia Oriental fue reconocido por de 1823, incluso hasta el lejano Cuyo, y todas ellas recogieron el
el Ministro portugués Pinheiro Ferreira cuando le acordó la facultad de apoyo de las provincias interiores a la reinstalación del "Cuerpo
decidir libre y espontáneamente acerca de su futuro destino político, Nacional".
luego desvirtuado por las maniobras de su subordinado Lecor. Logrado este acuerdo previo de carácter general, por la ley del 5
Este mismo estado es el que reasume la Provincia Oriental el 25 de marzo de 1824 sancionada por la Sala de Representantes de la pro­
de agosto de 1825 luego de declarar la nulidad de los actos de incor­ vincia de Buenos Aires, quedó facultado su Gobernador "para invitar a
poración y juramentos arrancados por las autoridades luso-brasileñas. los pueblos de la Unión a fin de reunir lo más pronto posible la Re­
Con la subsiguiente declaración de "u nión" a las Provincias Uni­ presentación Nacional"; meses más tarde, en octubre 21, se fijó a Bue­
das, se remida el ciclo integracionista de la Provincia Oriental en el nos Aires como lugar de reunión del Congreso por el voto casi unáni-’
seno de aquéllas, en el estado que se hallaban en aquel momento. me (13 en 14) de los gobiernos provinciales.
La disolución del Congreso de Tucumán y la caída del Directorio El 16 de diciembre de 1824 quedó instalado el "Congreso Gene­
en 1820, habían frustrado el intento de organizar a las provincias de ral Representante de las Provincias Unidas en Sud Am érica"; en su ¡do­
la "Antigua Unión" del Río de la Plata en un Estado soberano y ble carácter constituyente y legislativo se verá abocado a problemas de
constituido. índole política, administrativa, económico-financiera, militar, cultural, etc.,
propios de la organización del "nuevo régimen", en sustitución del
la historiografía argentina de cuño unitario, no sin cierta intención
peyorativa, ha denominado de la "anarquía" al período que se extiende "antiguo régimen" destruido por la revolución, según lo definiera en
desde 1820 a 1824, en que a falta de un gobierno "nacional" rigió un forma precisa el Presidente del Congreso doctor Manuel Antonio de
Castro en su alocución inaugural. Una de sus primeras resoluciones, fue
sistema de "pactos" entre provincias autónomas, frecuentemente en lu­
cha entre sí. la llamada "Ley Fundamental" de enero 23 de 1825, algunas de cuyas
principales disposiciones son las siguientes: hasta la elección del Poder
En este período fermental de la vida política de los pueblos del Ejecutivo nacional éste queda provisoriamente encomendado al gobier­
Plata se manifiesta un doble proceso: el fortalecimiento del régimen no de Buenos Aires, al que se le señalan facultades precisas todas ellas
provincial en sus estructuras político-administrativas, y el anhelo ge­
relacionadas con la representación exterior de las Provincias; hasta la
neral de formar una nueva nación sudamericana como ya lo había promulgación de la Constitución, las Provincias se regirán interinamente
logrado Colombia.
por sus propias instituciones; la Constitución que fuere sancionada por
Luego de otros efímeros intentos regionales, Buenos Aires y Córdo­ el Congreso sería sometida oportunamente a la consideración de las
ba polarizan los esfuerzos hacia la instalación de un Congreso nacio­ provincias, y no sería promulgada ni establecida en ellas hasta que
nal con aquella última finalidad. hubiera sido aceptada por éstas.
La designación de Rivadavia a comienzos de 1821 como Ministro Tanto el Congreso por su origen y funcionamiento como la "Ley
de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, decidirá en favor de ésta Fundamental" de 1825 reposan sobre un verdadero pacto interprovincial,
la convocatoria y reunión del Congreso nacional con asiento en dicha de tipo confederativo más bien que federal, sobre los objetivos funda­
ciudad. mentales y de carácter nacional, y con el mayor respeto hacia la autono­
El acontecimiento fue precedido de un intenso movimiento de opi­ mía de las Provincias, en el goce de su "soberanía e independencia",
nión general que puso de manifiesto la gravitación cada vez mayor de de acuerdo a la tesis federalista.
A este régimen asentado sobre bases tan conformes a los princi­ 5. La Mediación Británica; Antecedentes Mediatos e Inmediatos
pios artiguistas, prestó su "reconocimiento, respeto y obediencia" el
Gobierno Provisorio de la Provincia Oriental en junio de 1825, al tiempo
Desde agosto de 1822 Jorge Canning (1770-1827) desempeñaba el
que designaba a D. Francisco J. Muñoz y D. Loreto Gomensoro por
cargo de Ministro en la Secretaría de Estado para Asuntos Exteriores
sus comisionados ante el Ejecutivo Nacional y el Soberano Congreso de la Gran Bretaña, en el cual había sucedido al extinto vizconde die
de las Provincias Unidas. En setiembre de 1825, en virtud de la "le y de Castlereagh, director de la política exterior británica (1812-1822) desde
unión" votada el 25 de agosto anterior, la Sala de Representantes de la las postrimerías del imperio napoleónico hasta las vísperas del Congreso
Provincia Oriental designa a D. Tomás Xavier de Gomensoro y D. José de Verona, última reunión de la "Gran Alianza" europea que había
Vidal y Medina como sus diputados ante aquel Congreso. contribuido a formar junto con Rusia, Austria, Prusia y Francia.
La "unión" no se hacía a las Provincias Unidas como un Estado Canning culminó la obra de su antecesor acerca de las relaciones
ya constituido por cuanto aquéllas no existían como tal, no solamente de Gran Bretaña con los antiguos dominios españoles de América, que
por falta de órganos de gobierno comunes y superiores a las autorida­ desde 1816 se hallaban, en su mayoría, en el goce de una independen­
des provinciales existentes, sino hasta por la propia indeterminación cia de hecho respecto de la Madre Patria.
geográfica de su territorio político, que para algunas de aquellas autori­ A mediados de 1823 había logrado una aproximación con los Es­
dades debía comprender todo el antiguo Virreinato platense con el Pa­ tados Unidos a objeto de encarar conjuntamente el problema de aque-'
raguay y el Alto Perú (Bolivia), e incluso Chile y el resto del Perú; de lias relaciones y el eventual reconocimiento de los nuevos Estados his­
allí las diversas denominaciones dadas en los documentos de la época panoamericanos; éstos se hallaban amenazados por una inminente inter­
a esta vasta organización política: Provincias de la Antigua Unión, o vención armada de las potencias de la "Gran Alianza", de la que Ingla­
Unidas del Río de la Plata, o Unidas de Sud América. terra se había separado cuando la adopción por parte de aquélla del
A este respecto, en sesión de abril 11 de 1826 del Congreso Ge­ principio de "intervención", formulado por el canciller austríaco prin­
cipe de Metternich en los Congresos de Troppau y Laybach (1820-1821).
neral Constituyente de las Provincias Unidas — esto es, al año siguiiente
En marzo de 1823 los Estados Unidos se habían adelantado a re­
de votada la "ley de unión" de la Provincia Oriental al seno de aqué­
conocer la independencia de las ex-colonias españolas de América, y
llas— decía el doctor Juan J. Paso, uno de los más destacados miem­
en el curso de sus negociaciones con Gran Bretaña instábanla a hacer
bros del susodicho Congreso: "Hablando con propiedad, si se mira lo lo mismo, como condición previa y fundamental para una ulterior co­
que en el día hay, se verá que no es más que un cuerpo de agregación, laboración anglo-norteamericana en los problemas relativos a sus rela­
llévese la idea y la imaginación donde se quiera, y a pesar de ser una ciones con dichos dominios.
verdad que hay un cuerpo moral que llamamos Nación. Nación disemi­ Canning, aunque partidario también del reconocimiento de los nue­
nada, sí hay; pero en el Congreso no hay Nación; lo que hay es hombres vos Estados hispanoamericanos, se hallaba frente a un doble obstáculo
que han enviado todas las Provincias, con la ¡dea y tendencia de mar­ para lograr este objetivo: uno interno, que era la falta de apoyo de su
char a establecer esa Nación, que es el objeto y deseos de todos; pero partido en el Gabinete y en el Parlamento británicos, y otro externo,
no hay más que cuarenta, cincuenta o cien diputados ¡untos, y nada más". la reacción que tal medida habría de provocar en el seno de la "Gran
Por consiguiente, la Provincia Oriental no se declaraba incorporada Alianza" europea, precipitando su intervención en los asuntos de His­
a ningún Estado, sino su aspiración a formar parte del que surgiere del panoamérica de los que Inglaterra había logrado dificultosamente man­
Congreso General reunido en Buenos Aires a fines de 1824, instruyendo tenerla alejada hasta el momento.
a sus diputados que debían "sostener la libertad bajo el sistema de Finalmente, el 2 de diciembre de 1823 el quinto presidente de
gobierno representativo, sin consentir en otro alguno por más que las los Estados Unidos, James Monroe (1758-1831), enviaba al Congreso su
circunstancias le aconsejaren", y que "en toda duda sobre materia de histórico "M ensaje" donde se hallan expresados los principios de la
superior importancia se consulten con la legislatura de la Provincia". doctrina que lleva su nombre, y habría de regular de allí en adelante
La lucha entre unitarios y federales no iba a demorar en entablarse la política exterior de su país en América y frente a Europa.
en el seno del Congreso, y será el motivo del fracaso de este nuevo En él se expresa el principio de "no intervención" europea en
los ex-dominios españoles de América, cuyos gobiernos, — dice— , "han
intento de organización política de las Provincias rioplatenses, que será
declarado y mantenido su independencia, cuya independencia hemos re­
a su vez el último en que le toque participar a la Provincia Oriental. conocido basados en serias consideraciones y justos principios"; inter­
La crisis del año 1827, que provocará la disolución clel Congreso, en­ vención que sería considerada como "manifestación de una disposición
contrará a aquélla en camino de su independencia absoluta y soberana.. poco amistosa hacia los Estados Unidos". "Es imposible — añade— , que
las potencias aliadas (la "Gran Alianza" europea) puedan extender su Estados hispanoamericanos daba a Gran Bretaña un prestigio sin igual
sistema político a cualquier porción de este continente, sin poner en en el Nuevo Mundo.
peligro nuestra paz y felicidad; ni nadie puede creer que nuestros her­ Fue en tales circunstancias que se vio enfrentado a la disputa sur­
manos del sur, librados a sí mismos, adoptarán voluntariamente aquel gida entre el Brasil y las Provincias Unidas por la posesión de la Pro­
sistema. Es igualmente imposible, por lo tanto, que nosotros mirásemos vincia Oriental.
c‘pn indiferencia tal interposición, en cualquier forma que ocurriera". La mediación británica fue solicitada separadamente por ambas par­
El "M ensaje" del presidente Monroe fue un duro golpe a la polí­ tes antes de estallar el conflicto armado entre ellas; y aun antes todavía,
tica británica en Hispanoamérica, por cuanto habría de acrecentar el las Provincias Unidas habían intentado otras vías diplomáticas para re­
prestigio de los Estados Unidos entre los antiguos dominios españoles, solver el diferendo.
en detrimento de los intereses de Gran Bretaña de largo tiempo asen­ En setiembre de 1823 D. José Valentín Gómez comisionado por el
tados en ellos. gobierno de Buenos Aires ante el del Imperio del Brasil, presentó én
1 : De allí en adelante Canning se propondrá contrarrestar los avances Río de Janeiro una reclamación oficial tendiente a la devolución de la
dé la política norteamericana entre los nuevos estados hispanoamerica­ Provincia Oriental ocupada por fuerzas lusitanas y brasileñas desde 1820.
nos, al tiempo de promover intensamente los intereses británicos en La reclamación se basaba en fundamentos de carácter histórico, ju­
dichos estados. rídico y político que en buena parte serán reiterados en el transcúrso
Durante todo el transcurso del año 1824, Canning desarrolló una de la posterior mediación inglesa de los años 1826-1828. Entre los prime­
titánica tarea orientada hacia dos objetivos: la definitiva inmovilidad de ros, la pertenencia de la Banda Oriental a los antiguos territorios del
la, "Gran Alianza" europea respecto de los asuntos de Hispanoamérica, Virreinato platense en cuya situación se hallaba cuando su separación
y el paulatino reconocimiento de aquellos nuevos Estados por parte de de la Madre Patria, prosiguiendo dentro del seno de las Provincias
Gran Bretaña. Unidas no obstante sus diferencias políticas con el gobierno de Bue­
!" Lo primero lo obtuvo explotando hábilmente los antagonismos de nos Aires, en cuya situación se encontraba cuando fue ocupada por las
los aliados, hasta el punto de desfibrar totalmente el "concierto euro­ fuerzas portuguesas. Entre los fundamentos jurídicos se invocaba la nu­
peo" dificultosamente logrado por su antecesor Castlereagh. Lo segundo lidad de la incorporación a Portugal votada en 1821 por el Congreso
mostrando a los aún reacios a aquel reconocimiento entre sus correli­ Cisplatino, convocado y reunido por Lecor con manifiesta violación de
gionarios en el gobierno, que la tozudez de Fernando VII respecto de las instrucciones de la Corte portuguesa en Río de Janeiro, sometido a
yna mediación británica para un arreglo pacífico con sus ex-colonias la influencia de las fuerzas lusitanas de ocupación, y finalmente no
relevaba a Gran Bretaña de sus anteriores compromisos frente a España ratificada por las Cortes portuguesas de Lisboa disueltas con anteriori-1
y las demás potencias europeas, reservándose el derecho de dar cual­ dad a la independencia del Brasil. Los argumentos políticos se referían
quier paso que reputara apropiado con respecto a los nuevos estados a la conveniencia para los nuevos Estados americanos inclusive el Brasil
hispanoamericanos sin tomar en cuenta a aquéllas. en los primeros pasos de su independencia, de no debilitar con iguales
Así, entré los años 1824 y 1825 Inglaterra fue celebrando tratados procedimientos la fuerza de sus razones y sus quejas contra las violen­
Comerciales con México, Colombia y las Provincias Unidas, que equiva­ cias y usurpaciones de las antiguas metrópolis europeas.
lían al reconocimiento de los gobiernos de estos países y por consi­ A todo esto contestó el Ministro brasileño de Asuntos Exteriores
guiente de su independencia política. arguyendo: la validez del Congreso Cisplatino, y los juramentos y acla-i
El año 1825 habría de obtener un resonante triunfo diplomático maciones al Emperador pronunciados por los pueblos de la campaña
que reafirmaría el prestigio y la influencia británica en América meri­ de la Provincia Oriental en octubre de 1822, su liberación por las armas
dional: la mediación entre Portugal y Brasil para que la primera reco­ portuguesas del despotismo de Artigas, y finalmente los abultados gas­
nociera la independencia de su antigua colonia proclamada en setiem­ tos efectuados por su ocupación.
bre de 1822. Las negociaciones iniciadas recién instalado Canning en el Con esta respuesta, en febrero de 1824 quedaron rotas las nego­
"Foreign Office", culminaron en agosto de 1825 cuando el soberano ciaciones emprendidas por el comisionado del gobierno de Buenos Aires
portugués D. Juan VI transfirió a su hijo, el flamante Emperador D. ante la corte imperial brasileña.
Pedro, la soberanía total sobre el Brasil. En mayo de 1825 el Congreso General Constituyente de las Provin­
Al cabo de cuatro años de incesantes ajetreos diplomáticos Canning cias Unidas resolvió el envío de una embajada a Bolívar con motivo de
había logrado instaurar en Río de Janeiro, ¡unto con las instituciones su venida a Bolivia, para felicitarle en nombre de la nación argentina
monárquicas que tanto admiraba, un centro de influencia comercial y por sus relevantes servicios a la causa de la emancipación americana,
política, lo que unido al tácito reconocimiento otorgado a los nuevos afianzada en los campos de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824; y
aprovechando esta oportunidad solicitar la intercesión del Libertador a España y Portugal, nos sería hoy difícil rechazarla en cuanto a Buenos
para una acción conjunta de las repúblicas americanas a objeto de obli­ Aires y Brasil. Esa opinión consta en actas. Las partes en la cuestión
gar al Emperador brasileño a dejar a la Provincia Oriental en libertad han cambiado, pero los derechos sustanciales de las dos partes en
para que dispusiera de su destino, y en caso de negarse a ello emplear cuestión (quienquiera que las represente) no han sido por ello alterados".
todos los medios para liberarla. Este precedente sugerido por Canning servirá de fundamento a
No obstante reconocer que el Brasil no tenía derecho a retener a una de las bases de la primera fórmula de arreglo presentada por las
la Provincia Oriental, Bolívar rehusó cooperar con las Provincias Unidas Provincias Unidas cuando la misión Ponsonby en 1826.
en caso de una guerra con aquel país, por lo que fracasaron igualmente
estas gestiones.
El último medio recurrido por el gobierno de las Provincias Unidas 6. La Misión Ponsonby; Primeras Tratativas (1825-1827).
para evitar un conflicto armado con el Brasil fue solicitar la mediación
de Gran Bretaña; esta fue concretada en julio de 1825 por intermedio
del ministro argentino en Londres. No obstante la buena disposición de las Provincias Unidas y el
Con anterioridad había sido sugerida por el Gobierno de las Pro­ Brasil para una mediación británica en el conflicto por la posesión de
vincias Unidas al Encargado de Negocios británico en Buenos Aires, la Provincia Oriental, la irreductibilidad del emperador Don Pedro a
Mr. Woodbine Parish, quien a su vez en febrero de 1825 llamó la desocupar ésta bajo ninguna condición dilató aquella gestión diplomá­
atención de Canning sobre este asunto. Preocupado por la solución de tica hasta comenzada ya la "Cruzada Libertadora” de Lavalleja.
la disputa entre Portugal y Brasil acerca del reconocimiento de la inde-: Votada la "ley de unión" a las Provincias Unidas el 25 de agosto
pendencia de este último por parte del primero, Canning se mostró de 1825 por la Sala de Representantes de la Provincia Oriental reunida
reticente a una mediación en la cuestión diplomática, suscitada por la en la Florida, y aceptada la "reincorporación" de ésta por el Congreso
ocupación brasileña de la Provincia Oriental y el reclamo de su devo­ General Constituyente reunido en Buenos Aires, el 25 de octubre si­
lución por parte de las Provincias Unidas. Así, en oficio del 16 de guiente, ello trajo como consecuencia inevitable la declaración de guerra
junio de 1825 al plenipotenciario británico en Río de Janeiro, Mr. Charles del Brasil a las Provincias Unidas el 10 de diciembre de dicho año.
Stuart, le expresa: "Buenos Aires nos ha solicitado que intervengamos Habíase producido el hecho previsto y temido por los representan­
con la Corte de Río de Janeiro para conseguir la evacuación de Mon­ tes diplomáticos ingleses en Buenos Aires y Río de Janeiro. Bien pronto
tevideo por la guarnición brasileña. Una contra-solicitud nos ha sido sus consecuencias hiciéronse sentir gravemente en el comercio britá­
presentada de Río de Janeiro. Nos hemos negado a intervenir en una nico en el Río de la Plata cuando el Brasil impuso el bloqueo naval
disputa en la que no tenemos intereses” . al puerto de Buenos Aires. En tales circunstancias, Canning se decidió
Más adelante alude a la fórmula sugerida por Inglaterra y aprobada finalmente a mediar entre las Provincias Unidas y el Brasil a oBjeto de
por las restantes potencias de la "Gran Alianza” europea en 1818, lograr la paz que restableciera el prestigio y el comercio británico en
respecto de la reclamación española por la invasión portuguesa de la la región platense.
Provincia Oriental: Portugal continuaría en posesión de ésta hasta tanto
Dispuso al efecto en marzo de 1826 que el Enviado Extraordinario'
España pudiera hacer efectivos sus derechos mediante el envío de fuer­
y Ministro plenipotenciario de Gran Bretaña ante el gobierno de las
zas propias que sustituyeran a las fuerzas lusitanas de ocupación, reem­
Provincias Unidas, lord John Ponsonby (1771-1855), pronto ya para su
bolsando luego a la Corona portuguesa los gastos ocasionados con mo­
partida hacia Buenos Aires, se detuviera previamente en Río de Janeiro
tivo de ella.
para realizar ante el Emperador brasileño la apertura de las negocia­
Y añade más adelante:
ciones de mediación. El emisario mediador era portador simplemente de
"S i el Brasil hereda los derechos de Portugal a ocupar Montevideo
la base propuesta por el gobierno de las Provincias Unidas, o sea la
hasta que ciertas condiciones de reocupación por España fueran cum­
anteriormente mencionada semejante a la establecida en 1818 por las
plidas, por otra parte Buenos Aires pretende heredar los derechos de
potencias de la ''Gran Alianza” europea para el arreglo de idéntica
España a una posesión permanente en este arreglo” .
disputa entre España y Portugal, esto es: que el Brasil cediera la Pro­
"N o sabemos si el Gobierno de Buenos Aires está dispuesto a
vincia Oriental a las Provincias Unidas, y éstas pagaran al Brasil una
admitir que tiene la obligación de pagar por la recuperación de la
suma de dinero como compensación y reembolso de los gastos efec­
posesión, como España había consentido".
tuados por la ocupación portuguesa, primero, y brasileña luego, de
Én iguales términos se dirigía Canning a Parish en octubre 19 de
nuestro territorio.
1825:
"La opinión que nosotros (Inglaterra) contribuimos a dar en cuanto La fórmula incluía una segunda propuesta, y era que "la ciudad y
territorio de Montevideo fueran erigidos en un estado independiente, Congreso Cisplatino de 1821 y de las juras y aclamaciones al Imperio
en situación semejante a las ciudades hanseáticas de Europa". por los pueblos de la Provincia Oriental en 1824.
Esta propuesta había sido sugerida por Mr. Charles Stuart antes Ejt^ el curso de la última entrevista, lord Ponsonby volvió a sugerir
del estallido del conflicto armado, recibiendo un frío rechazo por parte la fórmula de la independencia de la Provincia Oriental, suscitándose
de Canning quien adujo que tal solución expondría a Gran Bretaña a el siguiente diálogo con el ministro Inhambupé:
la acusación de intentar crear entre Brasil y las Provincias Unidas a modo "M e preguntó: — "¿Q uién será la garantía del arreglo?" Le con­
de amortiguador una isla de influencia británica, o una colonia disfrazada. testé que no veía la necesidad de ella, pero insistió: — "¿Inglaterra no
Análogas reservas formuló a lord Ponsonby en las instrucciones para ofrecería esa garantía?" Le repliqué que seguramente no. Me dijo que
su misión, en oficio de 18 de marzo de 1826 donde dice: su pregunta se refería, especialmente, a la garantía de la libre navega­
"Se ha sugerido, como V.E. está ya enterado, que Montevideo, o ción del Río de la Plata. Le manifesté que tal vez Inglaterra consintiera
toda la Banda Oriental con Montevideo por capital, podría ser erigida en tomar algunas medidas para asegurar el libre comercio en ese río,
en un estado separado e independiente. Nosotros aquí no estamos en si se lo solicitaran todas las partes interesadas".
condiciones de juzgar hasta dónde semejante arreglo sería practicable, "M e preguntó: — "¿D ónde se encontrarían personas capaces de cons­
y hasta qué punto el territorio y población de ese nuevo Estado se tituir el gobierno de la provincia?"
hallarían capacitados para adquirir y desenvolver acertadamente una exis­ "Le contesté lo siguiente: — "Los mismos que pueden hacer la gue­
tencia política independiente. Con respecto a este arreglo V.E. no debe rra podrán, probablemente, mantener la paz, y en Montevideo, que us­
ofrecer la garantía de S.M., ni alentar ninguna demanda en ese sentido". tedes retienen ahora por la fuerza, por lo menos las tres cuartas partes
Tres cosas quedaron claramente establecidas en aquellas instruccio­ de los habitantes están decididamente contra ustedes, como nadie lo
ignora; y una ciudad tan favorablemente situada como ésa puede pro­
nes: que el emisario mediador se limitaría a trasmitir al gobierno impe­
ducir personas capaces de gobernar".
rial brasileño las dos propuestas antedichas, la primera formulada por
Otros varios argumentos circunstanciales fueron esgrimidos por am­
el gobierno de las Provincias Unidas, y la segunda como un "sondeo"
bos interlocutores, hasta que finalmente el ministro Inhambupé formuló
para el caso de que aquélla fuera rechazada pero sin compromiso al­
la contrapropuesta brasileña para su presentación ante el gobierno de
guno por parte de Gran Bretaña; que el mediador no sugiriera contra­
Buenos Aires: que las Provincias Unidas reconocieran la incorporación
propuesta alguna por parte del Brasil, limitándose a trasmitir a las Pro­
del "Estado Cisplatino" al Brasil como provincia del Imperio, y en
vincias Unidas las que aquel país formulara; y que en caso de ser compensación Montevideo sería declarado puerto libre para todas las
solicitada por ambas partes, consintiera en la garantía de Gran Bretaña naciones, y de abrigo para los buques de las Provincias Unidas sin
solamente para asegurar al Brasil la ininterrumpida navegación del Río pagar derechos.
de la Plata, y esto únicamente si fuera necesario para el arreglo de la
A fines de agosto de 1826 Ponsonby partió de Río de Janeiro, arri­
cuestión disputada, por cuanto el gobierno inglés preferiría evitar, en
bando a Buenos Aires en los primeros días de setiembre; el 20 de este
lo posible, compromisos de esa naturaleza.
mes tuvo su primera entrevista con el flamante presidente de las Pro­
Muy sagazmente advertía Canning a su emisario que "la dificultad vincias Unidas, D. Bernardino Rivadavia, y en ella recibió un rotundo
de toda la cuestión residía en que el valor de Montevideo para cada rechazo de la contrapropuesta brasileña. En el curso de la misma, Pon­
parte consistía menos, tal vez, en el positivo beneficio que pudiera espe­ sonby adelantó a título personal su opinión sobre que la independen­
rarse derivara de su posesión que en el perjuicio que temían por el cia de la Provincia Oriental era la única base posible de una negocia­
hecho de su posesión por la parte contraria". Los hechos se encarga­ ción de paz con el Brasil; de allí en adelante en ésta como en las
rían de demostrar a lord Ponsonby la acertada previsión del canciller siguientes entrevistas con Rivadavia y su Ministro de Relaciones Exte­
británico. . . riores, Francisco de la Cruz, todo giró en torno a la solicitud del go­
Entre mayo y agosto de 1826 sostuvo Ponsonby en Río de Janeiro bierno de las Provincias Unidas respecto a que Inglaterra garantizara
varias entrevistas con el Ministro brasileño de Asuntos Exteriores, viz­ en todas sus partes cualquier arreglo que se concertara sobre aquella
conde de Inhambupé, quien se mantuvo en una cerrada negativa a acep­ base.
tar cualquiera de las dos propuestas trasmitidas por el mediador. La De acuerdo a sus instrucciones Ponsonby eludió tal compromiso,
cesión de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas fue objetada, tal y sólo adelantó la posibilidad de que fuera lograda la garantía británica
como lo preveía Canning, más que por interés en retenerla para sí, por respecto de la libre navegación del Río de la Plata siempre que fuera
los perjuicios que irrogaría a la seguridad del Brasil su posesión por solicitada por ambas partes. Finalmente a pedido de Rivadavia y con la
aquel Estado, argumentando además sobre sus derechos emanados del tácita aprobación del gobierno de las Provincias Unidas, el propio Pon-
sonby, siempre a título personal, redactó las bases de la contrapropuesta Provincia Cisplatina estuviera libre de invasores, y el gobierno de Buenos
a presentar al Brasil; ellas eran, que la Provincia Oriental fuera erigida Aires reconociera la independencia y la integridad del Brasil del cual
en un Estado libre e independiente, y que las partes contratantes, Brasil aquélla formaba parte por su libre y espontánea decisión.
y las Provincias Unidas, se comprometían a solicitar, juntas o separada­ Ante tal situación García disponíase a regresar de inmediato a Bue­
mente, que Gran Bretaña prestara al nuevo Estado y a las partes con­ nos Aires, pero el ministro Gordon lo convenció de que se entrevistara
tratantes aquella garantía que juzgara suficiente a tal objeto. igualmente con el ministro Queluz por cuanto no desesperaba de que
La contrapropuesta contenía otras disposiciones relativas a la demo­ pudiera llegarse a una fórmula 3e paz. Al cabo de tres entrevistas con
lición de las fortificaciones de Montevideo y la Colonia, al retiro de éste, ocurrió algo insólito: el emisario de lás Provincias Unidas ins­
las fuerzas argentinas y brasileñas de la Provincia Oriental, y a la de­ truido por su gobierno para tratar la paz con el imperio del Brasil sobre
volución de los prisioneros en una y otra parte. la base única de la independencia de la Provincia Oriental, terminó sus­
No obstante la reticencia de Rivadavia a prestar su aprobación a cribiendo una convención preliminar, el 24 de mayo de 1827, por la
la fórmula propuesta por Ponsonby debido a dificultades políticas inter­ cual dejaba a la Provincia de Montevideo, llamada Cisplatina, en poder
nas, fue igualmente presentada al gobierno imperial brasileño por inter­ del Brasil, renunciando a todos los derechos que las Provincias Unidas
medio del ministro inglés en Río de Janeiro, Roberto Gordon, recibiendo podrían pretender sobre ella; por su parte el Emperador se compro-
un airado y categórico rechazo por parte de aquél, en febrero de 1827. mentía a tratarla con igual o mayor esmero que a las demás provincias
Allí pareció terminar todo, dando lugar a un duro reproche dirigido del Imperio, dándole un régimen apropiado a sus costumbres y nece­
por Gordon al nuevo Ministro brasileño de Asuntos Exteriores, marqués sidades.
de Queluz, en los siguientes téminos: La "Convención García" fue unánimemente rechazada por el gobierno
"S. E. duda de la existencia del deseo en el gobierno de Buenos y el ejército de las Provincias Unidas, así como por el pueblo y la prensa
Aires de terminar la guerra según examen del proyecto trasmitido por en general, como lesiva del honor nacional, provocando además la re­
el infrascripto; pero jueces imparciales no dejarán de reconocer mucho nuncia del presidente Rivadavia (junio 27 de 1827).
menor disposición pacífica en la actitud asumida por el ministro bra­ Con anterioridad a su rechazo, y en conocimiento de la inminencia
sileño para cerrar la puerta a una negociación amigable". del mismo, Ponsonby advirtió a Rivadavia que la mediación inglesa
No obstante esta abrupta clausura de las negociaciones, Gordon si­ podría cesar inmediatamente de producirse la repulsa de la convención,
guió insistiendo sobre el ánimo voluble del Emperador D. Pedro, siendo que a su juicio era altamente ventajosa para las Provincias Unidas;
así que semanas más tarde comunicaba a Ponsonby que aquél se hallaba también el ministro inglés en Buenos Aires, Mr. Parish, mostróse indig­
mejor dispuesto a admitir la independencia de la Provincia Oriental nado por el rechazo de la "Convención García", significando que ella
siempre que para lograrla se adoptasen formas que no implicaran el habría traído la paz tan necesaria al país, costara lo que costara.
desconocimiento de su actual derecho a gobernarla. Hasta el propio Canning escribe a Ponsonby el 26 de octubre de
Ante aquel insólito viraje, luego de nuevas entrevistas entre Pon­ 1827: "M e place comunicar a V. E. que su proceder respecto de los
sonby y el ministro de la Cruz, y previas las seguridades del caso por preliminares firmados por M. García, pero no ratificados en Buenos Aires,
parte del propio Emperador trasmitidas por Gordon, se resolvió el envío está completamente de acuerdo con los puntos de vista del gobierno
de un emisario de las Provincias Unidas ante la corte de Río de Janeiro de S. M. Los términos en que esos preliminares están concebidos no
a objeto de tratar la paz sobre la base única de la independencia de son ciertamente los que un equitativo mediador hubiera propuesto. Sin
la Provincia Oriental. embargo, considerando el estado de agotamiento de Buenos Aires, y
"^Fue elegido para tal misión D. Manuel J. García, quien poco antes considerando también las consecuencias, tanto morales como políticas,
había sido designado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario que la continuación de la guerra probablemente ocasionaría a esa repú­
ante Gran Bretaña. blica, tomado en conjunto, habríamos deseado la aceptación de esa
La "misión García" resultó un gravísimo traspié para la diplomacia solución".
de las Provincias Unidas, lo que trajo aparejada una profunda crisis La paz era el supremo objetivo perseguido por la diplomacia bri­
política en el seno de éstas. tánica en su mediación en el conflicto argentino-brasileño; obtenida
Al llegar a Río de Janeiro en mayo de 1827, el emisario encontróse aquélla poco importaba la situación de la Provincia Oriental siempre
con que el Emperador había cambiado nuevamente de opinión, y pro­ que se contemplara los intereses mercantiles de Gran Bretaña, cuya pre­
fundamente afectado por la derrota de ituzaingó (febrero 20 de 1827) servación costituye una preocupación constante en la correspondencia
había jurado por su honor ante el Senado brasileño no tratar de la paz de los diplomáticos ingleses en Río de Janeiro y Buenos Aires con el
con las Provincias Unidas, sino que continuaría la guerra hasta que la "Foreign O ffice" de Londres. En febrero de 1825, hacía entonces ya dos
años, Gran Bretaña había celebrado un tratado de Amistad, Comercio y de los años 1826 y 1827, tales como el desplazamiento de Lavalleja, su
Navegación con el gobierno de las Provincias Unidas, por el cual se Gobernador y Capitán General, por el general Alvear en el mando su­
acordaba a los naturales de ambos países una recíproca libertad de premo del "Ejército Republicano" argentino-oriental en la campaña mi­
comercio e iguales franquicias en sus respectivos territorios, dentro de litar contra el Imperio brasileño; la designación de numerosos "porteños"
los términos de la nación más favorecida. unitarios para cargos judiciales y administrativos; la sustitución de La­
De este modo asegurados sus intereses mercantiles en el Río de la valleja por D. Joaquín Suárez en el cargo de Gobernador, dispuesta por
Plata, al igual que en otras regiones del Nuevo Mundo, las ambiciones la Sala de Representantes orientales donde predominaban los elementos
territoriales de Gran Bretaña en éste, explicables bajo el régimen mono­ unitarios; las medidas administrativas de esta naturaleza adoptadas por
polista colonial español, no gravitaban ahora de igual modo en su las nuevas autoridades de gobierno de la Provincia Oriental, y finalmente
política exterior relativa a los nuevos Estados hispanoamericanos. la aprobación por la susodicha Sala de Representantes de la Constitución
También Manuel García justificó más tarde la violación de las ins­ unitaria de 1826, rechazada por la casi totalidad de las restantes Pro­
trucciones recibidas, diciendo que el presidente Rivadavia y sus ministros vincias rioplatenses.
antes de su partida para Río de Janeiro le habían expresado que la paz Todas estas medidas fueron generando una sorda rivalidad con La­
era el único punto de partida para todo, y si la guerra continuaba la valleja y la mayoría de los jefes orientales, que habría de desembocar
anarquía era inevitable y habría que resignarse al vandalaje. en el golpe de Estado del 13 de octubre de 1827 por el que lavalleja
El rechazo de la "Convención García" pareció liquidar definitiva­ reasumió el cargo de Gobernador de la Provincia y disolvió a su Sala
mente las negociaciones de la mediación británica desarrollada por Pon­ de Representantes.
sonby desde hacía poco más de un año. Fue en el curso de aquellas medidas que advirtióse el surgimiento
entre algunos patriotas orientales, de una corriente de opinión en pro
de la independencia absoluta de su Provincia.
7. La "Base Unica" de la Independencia. El hecho ocurrió en ocasión de la misión conferida por el presi­
dente Rivadavia, en junio de 1826, al Oficial Mayor de su Ministerio de
Como se ha visto, la propuesta acerca de la erección de Montevideo Gobierno, D. Ignacio Núñez, ante las autoridades de gobierno de la
y su territorio como un Estado independiente figuró como una fórmula Provincia Oriental.
alternativa desde los comienzos de la misión Ponsonby, a modo de La misión tenía por principal objeto resolver las desinteligencias
sugerencia de la Cancillería británica, pero sin demasiado entusiasmo y surgidas entre estas últimas, — particularmente de parte de Lavalleja—
con no pocas prevenciones y reservas. por causa de la política centralista iniciada por el gobierno de las Pro­
Jugada y descartada en las primeras entrevistas del mediador en Río vincias Unidas, y, desde luego, imponer dicha política en la Provincia
de Janeiro, fue nuevamente sugerida por éste como "base única" al Oriental.
presidente Rivadavia, luego del sucesivo rechazo de la propuesta inicial En tales circunstancias, el Ministro de Gobierno de las Provincias
de las Provincias Unidas, y de la contrapropuesta brasileña. Unidas, D. Julián S. de Agüero, denunció ante la Junta de Representan­
Formulada nuevamente por la misión García, fue insólitamente de­ tes de la Provincia Oriental, la existencia de un proyecto promovido en
jada de lado por éste al suscribir la Convención preliminar del 24 de ésta "con calor", tendiente a su separación de la Unión Argentina, y su
mayo de 1827, contando con el apoyo de la diplomacia británica a constitución en un estado independiente.
pesar de su posición inicial favorable a aquella solución. "El que suscribe — expresa en su oficio de junio 26 de 1826— , se
No obstante, la base única de la independencia de la Provincia estremece al reflexionar sobre las consecuencias que deben sobrevenir
Oriental resurgió en los meses siguientes al rechazo de la "Convención si los traidores que promueven esta idea no son castigados ejemplar­
García", y ello por obra de los acontecimientos políticos ocurridos en mente".
el seno de las Provincias Unidas. El propio Ponsonby había detectado este sentimiento como lo ex­
El gobierno de Rivadavia había iniciado una política netamente uni­ presa en varios de sus informes oficiales.
taria que contrariaba a la mayoría de las Provincias, y a los sentimientos En oficio del 2 de octubre de 1826 al ministro Canning le advierte
federales de Lavalleja y de otros jefes de la "Cruzada Libertadora", todos que "es una verdad indiscutible que a los orientales les disgusta estar
ellos antiguos oficiales de Artigas imbuidos de un fuerte sentido auto­ sometidos a Buenos Aires, casi tanto como al Brasil, y que la indepen-i
nomista. dencia es su más ardiente anhelo"; y nuevamente a Canning en octu­
Diversas medidas políticas, administrativas y militares de típico corte bre 20 de 1826: "los orientales están tan poco dispuestos a permitir que
unitario fueron adoptadas respecto de la Provincia Oriental en el correr Buenos Aires tenga predominio sobre ellos como a someterse a la sobe­
ranía de S. M. el Emperador. Ellos luchan contra los brasileros, pero es Dorrego a admitir la independencia absoluta de la Provincia Oriental
para rescatar a su país y librarse ellos mismos de una asfixiante escla­ como base de dichas tratativas. Fundábase la actitud de éste en la espe­
vitud, no para colocarse bajo la autoridad de Buenos Aires; y si el ranza de una pronta y decisiva derrota militar del Brasil, para lo cual
Emperador fuera alguna vez desalojado de la Banda Oriental, los orien­ contaba además con la colaboración de los propios brasileños enemigos
tales estarían igualmente prontos a luchar contra Buenos Aires por su del Emperador que refugiados en Buenos Aires preparaban una expedi­
independencia como lo hacen ahora contra el Brasil". ción contra éste, y cuyos preparativos contaban con el apoyo del go­
Fue por aquellos mismos años que Ponsonby trabó relación en Bue­ bierno en dicha ciudad.
nos Aires con D. Pedro Trápani (1783-1837), patriota oriental emigrado La esperada derrota del Emperador haría innecesaria la renuncia de
cuando la entrada de las fuerzas imperiales brasileñas en Montevideo a las Provincias Unidas a la Provincia Oriental, precio que habíase admi­
comienzos de 1824. Instalado con un saladero en las afueras de Buenos tido en favor de la paz cuando meses atrás la situacfón militar era aún
Aires, allí se reunieron varias veces los promotores y participantes de incierta para ambas partes en lucha.
la Cruzada de 1825, siendo miembro de la Comisión que tuvo a su cargo Ponsonby, advertido de esta variante en el ánimo del nuevo go­
la recolección de fondos y auxilios para dicha empresa. bierno de las Provincias Unidas, resolvió redoblar sus esfuerzos en pro
Tanto Ponsonby como Trápani aluden uno al otro varias veces en de la base única de la independencia absoluta de la Provincia Oriental,
su correspondencia en términos de amistad y colaboración en la fase para lo cual planeó con el ministro británico en Río de Janeiro, Mr. Gor-
final de las negociaciones de paz emprendidas por el primero, quien don, y bajo su propia responsabilidad, una hábil maniobra diplomática
reconoce la influencia decisiva de Trápani ante Lavalleja en lo que se para obtener el decisivo apoyo de Lavalleja a sus propósitos.
refiere a la exigencia de la independencia absoluta de la Provincia Orien­ En marzo de 1828 el agregado de la Legación británica en Río de
tal como la "base consabida" de aquellas negociaciones. Janeiro, Mr. Frazer, fue enviado ante Lavalleja en su campamento del
El propio gobierno de las Provincias Unidas, receloso de la intro­ Cerrito, en Cerro Largo, sobre el Yaguarón, portador de nuevas bases
misión de Trápani y de su influjo ante Lavalleja, intentó impedir su de negociaciones propuestas por el Emperador; dichas bases establecían:
salida de Buenos Aires cuando aquél se trasladó a la Provincia Oriental 1?, que las tratativas de paz se harían sobre la base de la independencia
en marzo de 1828 con el propósito de entrevistarse con Lavalleja en de la Provincia Oriental; 2?, que el nuevo Estado no estuviera en liber­
su campamento sobre el Yaguarón. tad de unirse, por incorporación, a cualquier otro; y 3?, que las plazas
Será por intermedio de Trápani que Ponsonby entablará contacto fuertes de Montevideo y la Colonia serían entregadas a los orientales.
con éste a fin de dar intervención directa a los propios orientales en De conformidad con dichas bases, Ponsonby escribe a Gordon desde
las negociaciones donde se jugaba el destino de su patria. Buenos Aires en marzo de 1828:
"H e despachado para entrevistarse con Lavalleja a una persona en
la que confío plenamente (por ser del mayor interés para ella el apoyar
8. La participación Oriental en las Negociaciones. mis opiniones), para conseguir con aquel jefe las gestiones necesarias
a seguir para el buen éxito de nuestra obra".
''Es a Lavalleja a quien deberemos la paz, en gran parte al menos.
El golpe de Estado de Lavalleja (octubre 12 de 1827) restableció a Creo que nunca la hubiéramos alcanzado por medios correctos sin su
éste en el cargo de Gobernador de la Provincia Oriental, que poco cooperación, y es en él en quien confío para impedir los planes extra­
después delegó en Luis Eduardo Pérez para continuar las operaciones vagantes y locos (se refiere a los de Dorrego y los emigrados brasileños)
militares contra el Brasil. de los que han sido arrastrados a la desesperación, tal vez por la tiranía
En el mes de agosto de 1827, el federal coronel Manuel Dorrego del Emperador y por sus malas actitudes. En una palabra, descanso en
había sido designado Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, y Lavalleja para el rechazo y derrota del propósito de levantar en Sud
como tal encargado de las relaciones exteriores de las Provincias Unidas; América el estandarte del republicanismo contra la monarquía. Lavalleja
por los mismos días habíase disuelto el Congreso Gral. Constituyente me ha prometido que no se combinará, de ningún modo, con los súb­
reunido en aquella ciudad desde 1824. ditos rebeldes del Emperador. Ha prometido limitarse a asegurar la
A partir de estos hechos Ponsonby reemprenderá el curso de las independencia de su propio país, y detenerse ahí".
negociaciones interrumpidas seis meses atrás cuando el rechazo de la ..."H e c h a la paz Lavalleja cesará de ser jefe del Ejército nacional,
"Convención García", ahora con la participación de Dorrego y Lavalleja. y quedará gobernador y capitán general de la Provincia y nada más".
En esta nueva etapa de las tratativas de paz, Ponsonby va a encon­ "Puede estar seguro de que cuidará de ocupar Montevideo con orien­
trarse con una inesperada dificultad: la reticencia del nuevo gobernador tales* y no con bonaerenses. Es en absoluto, tan hostil al dominio de
64 \ doles que sólo deberían hacerlo sobre la base de una independencia
65

esta república sobre su país como S. M. puede serlo. Todos sus inte­
reses, así como sus pasiones, lo estimulan a asegurar la independencia temporaria al cabo de la cual la Provincia Oriental se pronunciaría en
de su tierra". favor de uno de los dos Estados a que quisiera pertenecer.
La persona de confianza a quien alude Ponsonby en la nota trans­ Afortunadamente la decidida actitud de los plenipotenciarios bonae­
cripta es Trápani, quien no pudo llegar a entrevistarse personalmente renses en mantener las bases ya convenidas, el temor del Emperador a
con Lavalleja por habérsele detenido en Durazno a instancias del go­ nuevos contrastes militares en momentos que enfrentaba a una creciente
bierno de Buenos Aires. El emisario Frazer llegó en cambio a fines de oposición interna, y la patriótica actitud de Rivera al acatar al gobierno
marzo de 1828 al campamento de aquél, situado en el antedicho pueblo de la Provincia Oriental y no retener por su cuenta a las Misiones
obstaculizando las negociaciones de paz, hicieron que éstas prosiguieran
de Cerrito.
sin impedimento bajo las condiciones convenidas.
En su informe a Gordon, de abril 13 de 1828, dice así:
Los propios plenipotenciarios bonaerenses, generales Tomás Guido
"Fue en este lugar que entregué sus cartas en manos del general
y Juan R. Balcarce, alegaron que cuanto mayores fueran los progresos de
Lavalleja. Las leyó detenidamente, y por repetidas veces me aseguró
la campaña de Rivera, tanto más derechos creerían haber obtenido los
que estas proposiciones debían satisfacer a todos los habitantes de la orientales para conquistar su independencia.
Banda Oriental, pues que les aseguraban la realización de los propósi­
tos por los cuales habían batallado durante tres años. Más aún: afirmó
que las proposiciones eran tales que si le hubieran sido hechas a él
en el año 1825, las hubiera aceptado de inmediato y hubiera aceptado 9. La "Convención Preliminar de Paz" de 1828.
negociar con el Emperador. No opuso objeción alguna en cuanto al
fondo o expresión de las proposiciones, y concluyó asegurándome que Entre el 11 y el 27 de agosto de 1828 se celebraron en Río de Ja­
escribiría de inmediato al gobierno de Buenos Aires recomendándole neiro varias reuniones entre los Ministros plenipotenciarios de ambas
enérgicamente la inmediata aceptación de las mismas. En caso de que partes: los generales Guido y Balcarce por las Provincias Unidas, el mar­
surgieran algunas objeciones, me declaró que él mismo tomaría sobre qués de Aragaty, el teniente general Joaquín de Oliveira Alvarez, y
sí el removerlas". D. José Clemente Pereira por el Emperador del Brasil.
Por su parte, el 9 de marzo de 1828 Ponsonby recibía por inter­ Los temas fundamentales de las deliberaciones fueron los siguientes:
medio del Ministro de Relaciones Exteriores de las provincias Unidas,
general Juan Ramón Balcarce, la nota por la cual su gobierno aceptaba a) forma de la declaración de independencia de la Provincia Orien­
las nuevas bases para la paz propuestas por el Emperador, mostrándose tal. Los plenipotenciarios brasileños propusieron que dicha declaratoria
dispuesto a enviar un emisario autorizado para su ajuste, ya sea a Mon­ fuera realizada unilateralmente por el Emperador, quien prometía solem­
tevideo o Río de Janeiro a elección de aquél. nemente "crear, erigir y constituir completamente la Provincia Cisplatina
Apenas logrado este trabajoso acuerdo, se produce un hecho que en un Estado libre, separado e independiente".
pudo echar a perderlo todo: la invasión y conquista de las Misiones A ello se opusieron los plenipotenciarios bonaerenses por cuanto
por Rivera (abril-mayo 1828), en abierta disidencia de tiempo atrás con significaría reconocer el derecho preeminente y exclusivo del Brasil a
Lavalleja, y desde mediados de 1826 ausente de la Provincia Oriental, la posesión de aquella Provincia, sobre la cual hipotéticamente ambas
y embarcado en sus propios planes contra el Brasil en connivencia con partes pretendían derechos equivalentes. Luego de varias fórmulas pre­
caudillos federales de algunas provincias argentinas. sentadas y desechadas por una y otra parte, se adoptó la siguiente que
La inopinada actitud de Rivera comprometía la suspensión de hos­ las ponía en un absoluto pie de igualdad en cuanto a sus derechos a
tilidades acordada entre las Provincias Unidas y el Brasil mientras se "declarar" la independencia del nuevo Estado:
realizaban las nuevas tratativas de paz; esto explica la resolución de Artículo 19 Su Majestad el Emperador del Brasil declara la Pro­
Lavalleja de enviar fuerzas al mando de Oribe para impedir la invasión vincia de Montevideo, llamada hoy Cisplatina, separada del territorio del
de aquél a territorio brasileño. Imperio del Brasil, para que pueda constituirse en Estado libre e inde­
Por lo demás el triunfo de Rivera reanimó las esperanzas de Do- pendiente de toda y cualquier nación, bajo la forma de gobierno que
rrego en la derrota definitiva del Emperador, y por consiguiente en ne­ juzgare conveniente a sus intereses, necesidades y recursos".
gociar la paz con el Brasil bajo nuevas condiciones que no fueran la Artículo 2? El Gobierno de la República de las Provincias Unidas
independencia absoluta de la Provincia Oriental; así se lo hizo saber concuerda en declarar, por su parte, la independencia de la Provincia
a los emisarios de las Provincias Unidas poco después de su partida de Montevideo, llamada hoy Cisplatina, y en que se constituya en Estado
hacia Río de Janeiro para ultimar las negociaciones de paz, advirtién­ libre e independiente en la forma declarada en el artículo precedente".
Esta fórmula de compromiso entrañaba un tamaño error y una pro­ la independencia e integridad de la Provincia de Montevideo, por el
funda injusticia de carácter histórico al hacer aparecer la independencia tiempo y modo que se ajustare en el tratado definitivo de paz".
oriental como una concesión graciosa de las potencias signatarias de la Artículo 10? Siendo un deber de los dos Gobiernos contratantes
Convención. auxiliar y proteger a la Provincia de Montevideo hasta que ella se
La independencia oriental fue un largo proceso histórico que arranca constituya completamente, convienen los mismos Gobiernos en que, si
de los sentimientos autonomistas de la gobernación de Montevideo du­ antes de jurada la Constitución de la misma Provincia y cinco años
rante el régimen colonial, adquiere carácter provincial bajo la inspira­ después, la tranquilidad y seguridad fuese perturbada dentro de ella por
ción de Artigas, se robustece y toca los límites de una independencia la guerra civil, prestarán a su Gobierno legal el auxilio necesario para
"d e hecho" durante toda la lucha contra el centralismo bonaerense y mantenerlo y sostenerlo. Pasado el plazo expresado cesará toda la pro­
la invasión portuguesa, y culmina en el desarrollo de la "Cruzada Liber­ tección que por este artículo se promete al Gobierno legal de la Pro­
tadora" de 1825, por obra de los propios orientales. vincia de Montevideo, y la misma quedará considerada en estado de
Esta verdad histórica fue reconocida en ocasión de suscribirse el perfecta y absoluta independencia".
2 de enero de 1859 un tratado entre nuestro país, la Confederación ar­ Artículo 11? Ambas Altas Partes contratantes declaran muy explícita
gentina y el Imperio del Brasil, en una de cuyas cláusulas las partles y categóricamente, que cualquiera que pueda venir a ser el uso de la
contratantes declaraban que la Convención de 1828 había consignado la protección que en conformidad al artículo anterior se promete a la
independencia de la República de acuerdo "con la sola voluntad maní-» Provincia de Montevideo, la misma protección se limitará, en todo caso,
festada por el Pueblo Oriental". a hacer restablecer el orden, y cesará inmediatamente que éste fuere
Andrés Lamas, gestor de dicho tratado, decía a este respecto: restablecido". <
"El Brasil y la Confederación argentina han hecho hidalgamente la La fórmula conciliatoria aprobada con ánimo de "protección" en­
reparáción de un vacío dolorosísimo para todos los orientales, que en­ cerraba algunas incongruencias jurídicas y no pocos peligros para el
cerraba la citada Convención de 1828. En ella se estipulaba por la sola futuro del nuevo Estado. Así la mención al "estado de perfecta y abso­
voluntad y el interés de las Altas Partes contratantes la independencia luta independencia" en que éste quedaría recién al cese de aquella pro­
de la entonces Provincia Oriental". tección, daría a entender que no era tal desde el momento de cele­
"N o aparecía en el acta de nuestra nacionalidad una sola palabra brarse la Convención hasta entonces, transigiendo en parte con la fórmula
que se refiriese a nuestra propia voluntad. Tal omisión, a más de dolo- de la independencia "temporaria" y por vía de ensayo propuesta por los
rosísima, era peligrosa". plenipotenciarios bonaerenses.
. . . " E l Brasil y la Confederación Argentina levantándose sobre los El derecho a intervenir en auxilio del "Gobierno legal'' se estable­
actos oficiales y diplomáticos, hijos de las circunstancias, acaban con cía de "motu propio" para las Altas Partes contratantes sin necesidad
inmenso honor suyo, de declarar que reconociéndonos nación libre e de expreso pedido por parte de aquél, y además se dejaba librada a
independiente obraron de acuerdo con la voluntad manifestada por el las mismas partes contratantes la determinación de la "legalidad" del
pueblo oriental del Uruguay". gobierno en cuyo auxilio y protección se comprometerían.
Afortunadamente los hechos ocurridos en los cinco años siguientes
ó) carácter de la independencia: definitiva o temporaria. a la jura de nuestra primera Constitución de 1830, no obstante darse
Correspondió a los plenipotenciarios bonaerenses plantear la incon­ las circunstancias previstas en el artículo 10?, no dieron lugar a esta
siderada propuesta, sugerida meses atrás por Dorrego, de otorgar al intervención "protectora" de las Altas Partes contratantes...
nuevo Estado oriental una independencia temporaria por cinco años,
para que durante este tiempo ensayase su capacidad política para orga­ c) forma de convocatoria a elecciones para la Asamblea de Repre­
nizarse y constituirse como Estado independiente, al final de cuyo pe­ sentantes del nuevo Estado.
ríodo sería considerado en libertad para pronunciarse sobre su destino. Al momento de elaborarse y aprobarse la Convención, la Provincia
En previsión de un futuro inmediato de guerras civiles y anarquía Oriental se hallaba sometida a dos autoridades: dentro de Montevideo,
en el nuevo Estado se le preparaba una tabla de salvación para su D. Tomás García de Zúñiga ejercía la Presidencia de la Provincia Cls-
naufragio político, por su incorporación voluntaria a las Provincias Uni­ platina, designado por el ¡Emperador de acuerdo a la Constitución bra­
das o al Im p erio.. . sileña de 1825, y por consiguiente supeditado a las autoridades del
Los ministros brasileños se opusieron enérgicamente a esta solución, Imperio; sobre el resto de la Provincia se ejercía la autoridad del go­
pero de su discusión surgieron las siguientes disposiciones de la Con­ bernador Luis Eduardo Pérez delegado por Lavalleja, con sede en Durazno.
vención Preliminar: Luego de algunas controversias los plenipotenciarios bonaerenses y
Artículo 3? Ambas Altas Partes contratantes se obligan a defender brasileños acordaron la siguiente fórmula salomónica:
Artículo 4? El Gobierno actual de la Banda Oriental, inmediata­ Artículo adicional. "Ambas Altas Partes contratantes se comprome­
mente que la presente Convención fuese ratificada, convocará los Repre­ ten a emplear los medios que estén a su alcance a fin de que la nave­
sentantes de la parte de dicha Provincia que le está actualmente sujeta; gación del Río de la Plata y de todos los otros que desaguan en él,
y el Gobierno actual de Montevideo hará simultáneamente una igual se conserve libre para el uso de los súbditos de una y otra nación, por
convocatoria a los ciudadanos residentes dentro de ésta, regulándose el tiempo de quince años, en la forma que se ajustare en el Tratado
el número de diputados por el que corresponda al de los ciudadanos definitivo de paz".
de la misma Provincia, y la forma de su elección por el Reglamento La disposición establecía un régimen jurídico "sui géneris" para el
adoptado para la elección de sus representantes en la última Legislatura. Río de la Plata y sus tributarios, particularmente el Uruguay en su
Artículo 5? Las elecciones de Diputados correspondientes a la po­ doble condición de curso de agua internacional y frontera entre la Con­
blación de Montevideo se harán precisamente a extramuros, en lugar federación argentina y el nuevo Estado independiente.
que quede fuera del alcance de la artillería de la misma plaza, sin Respecto del Plata y del Uruguay nada se dice acerca del nuevo
ninguna concurrencia de fuerza armada." Estado oriental, ribereño de ambos, y las partes contratantes disponen
Artículo 6? Reunidos los Representantes de la Provincia fuera de acerca de su navegación sin mención ni reserva alguna respecto de los
la plaza de Montevideo y de cualquier otro lugar que se hallare ocu­ derechos de aquél; esto dará origen a fines del siglo pasado a una pe~
pado por tropas, y que esté al menos diez leguas distante de las más regrina tesis de Argentina acerca de que el Uruguay nació a la vida
próximas, establecerán un Gobierno provisorio que debe gobernar toda independiente como un Estado con "fronteras secas".
la Provincia hasta que se instale el Gobierno permanente que hubiere Inglaterra no prestó, si acaso le fue solicitada, garantía alguna acerca
de ser creado por la Constitución. Los gobiernos actuales de Montevideo del cumplimiento de esta Convención, como ambas partes contratantes
y de la Banda Oriental cesarán inmediatamente que aquél se Instale''. se lo habían planteado por separado a Ponsonbv a comienzos de su
Artículo 7? Los mismos Representantes se ocuparán después en for­ gestión mediadora. Ante una consulta que le fuera formulada por los
mar la Constitución política de la Provincia de Montevideo, y ésta antes plenipotenciarios bonaerenses una semana antes de suscribirse dicha
de ser jurada, será examinada por Comisarios de los dos Gobiernos Convención, contestó el mediador, quien se hallaba por entonces en
contratantes para el único fin de ver si en ella se contiene algún ar­ Río de Janeiro:
tículo o artículos que se opongan a la seguridad de sus respectivos "En respuesta el infrascripto tiene el honor de comunicarles que no
Estados. Si aconteciere este caso, será explicado pública y categórica­ tiene autorización de su gobierno para contraer ningún compromiso de
mente por los mismos Comisarios, y, en falta de común acuerdo de garantía de ninguna convención preliminar o tratado definitivo de paz,
éstos, será decidido por los dos Gobiernos contratantes". y se permite referir al conocimiento de S. E. el general Balcarce de que
El Reglamento a que se refiere la parte final del artículo 49 fue el cuando el infrascripto tuvo el honor y el placer de desempeñar la mi­
aprobado el 19 de enero de 1826 por la Sala de Representantes de la sión de representante británico en Buenos Aires, se hallaba en posición
Provincia Oriental que aumentaba a 40 el número de éstos, mantenién­ similar."
dose la elección a dos grados y demás disposiciones de las primeras fl texto de la Convención Preliminar de Paz de 1828 adolecía de
instrucciones electorales de junio 17 de 1825. graves defectos y omisiones, algunas de las cuales han sido señaladas
Otro punto fundamental de las deliberaciones de Río de Janeiro anteriormente.
entre los plenipotenciarios bonaerenses y brasileños fue el relativo al Pero otras dos, sobre todo, comprometían el futuro del nuevo Es­
tiempo y forma como las fuerzas beligerantes desocuparían la Provincia tado: la no fijación de sus límites territoriales, y la obligación de
Oriental, y particularmente las Misiones Orientales por las fuerzas de someter el texto de la Constitución aprobada, antes de su jura, al exa­
Rivera. Esta última cuestión estuvo a punto de hacer fracasar las nego­ men de ambos Gobiernos contratantes, "para el único fin de ver si en
ciaciones por cuanto los emisarios bonaerenses propusieron mantener ella se contiene algún artículo o artículos que se opongan a la seguridad
allí una fuerza de 1.500 hombres hasta quince días después de notificada de sus respectivos Estados" (Artículo 79).
la evacuación de la plaza de Montevideo por las fuerzas brasileñas. El motivo de lo primero fue, sin duda, diferir aquella ardua cues­
Ante la enérgica protesta de los emisarios brasileños, quienes ame­ tión para cuando fuera celebrado el Tratado definitivo de paz, a objeto
nazaron con interrumpir las negociaciones, y a instancia de Ponsonby de no entorpecer con prolongadas y acaso ásperas disputas la inmediata
quien amagó con retirar su mediación, fue retirada aquella propuesta obtención de suspensión de hostilidades que era reclamada por los
salvándose así un trance difícil. pueblos y gobiernos de ambos Estados beligerantes. Porque, ¿cuáles se­
A último momento, cuando ya habían sido aprobados los diecinueve rían los límites a reconocer al nuevo Estado? ¿los antiguos del Tratado
artículos de la Convención, se incluyó el siguiente: de San Ildefonso de 1777, reivindicados por las Instrucciones del año
X III? ¿Los del Tratado Rademaker-Herrera de 1812? ¿Los del Tratado CAPITULO III
de la Farola de 1819? ¿Los reclamados en el Congreso Cisplatino de
1821? LA ETAPA PRECONSTITUCIONAL.
Tampoco los Constituyentes de 1830 se decidieron a hacerlo, y ello EL “ESTADO DE MONTEVIDEO” (1 8 2 8 - 1830)
a consecuencia de la obligación de someter a examen de las potencias
contratantes la Constitución aprobada, que fue seguramente con el pro­
pósito de prevenir que en el texto constitucional se incluyera alguna
disposición acerca de los límites territoriales del nuevo Estado.
Acerca de los propósitos e incidencia de la mediación británica de
1826-1828 respecto de la independencia del Estado oriental, expresa el
historiógrafo norteamericano William W . Kaufmann:
"En Gran Bretaña el arreglo preliminar, donde fuese conocido, me- De acuerdo a lo dispuesto por la Convención Preliminar de Paz
recio la aprobación general. Los propósitos primarios de la política bri­ de 1828, inmediatamente después de su ratificación por las partes con­
tánica habían sido promover una paz satisfactoria para ambos beligeran­ tratantes las autoridades de gobierno de la República Oriental debían
tes, y conseguir la reanudación del comercio. Con estos fines logrados, convocar a elecciones de Representantes, a quienes se les señalaba dos
incluso el "Foreign O ffice" ignoró los términos particulares del tratado. cometidos expresos: establecer un Gobierno provisorio para toda la Pro­
Muy poco importaba el futuro de la Banda Oriental con tal de que vincia (Artículo 6?), y formar la Constitución política del nuevo Estado
hubieran cesado las hostilidades". (Artículo 7?).
. . . " L a disputa sobre la Banda Oriental habría de resolverse no por- La Convención fue ratificada, sucesivamente, por el Emperador del
1que Ponsonby y Gordon arguyeran y aconsejaran, sino porque los beli­ Brasil (agosto 30), Lavalleja (setiembre 20), y el gobierno de Tas Provin­
gerantes descubrieron que la paz les era recíprocamente ventajosa. No cias Unidas (setiembre 29), y canjeadas las ratificaciones el 4 de octu­
había la Banda Oriental de ser libre porque dichos emisarios favorecie­ bre de 1828 en Montevideo.
ron su causa. Una poderosa voluntad de parte de los habitantes del terri­ Las elecciones de Representantes se llevaron a cabo en el mes de
torio, más que ninguna intervención externa, proporcionó el ímpetu octubre de 1828, y el 22 de noviembre siguiente se instalaba la Asam­
hacia la independencia uruguaya. En ambas instancias la influencia bri­ blea en la villa de San José.
tánica había de ser el medio para un fin ya determinado, una ayuda Dos días más tarde ésta se proclamó Asamblea General Constitu­
conveniente, pero difícilmente un factor determinante en sí mismo". yente y Legislativa del Estado (noviembre 24), y el 1? de diciembre de
1828 el general José Rondeau fue por aquélla designado Gobernador
Provisorio, y D. Joaquín Suárez Gobernador sustituto en ausencia del
titular.

1. La Asamblea General Constituyente y Legislativa.

La Asamblea reunió a hombres de los más ilustrados de su tiempo,


si bien de ideologías y tendencias diversas y hasta antagónicas: libera­
les y conservadores; algunos artiguistas, y anti-artiguistas o anticaudi-
llistas en general, los más; partidarios de Lavalleja y Rivera; unitarios y
federales.
Incluso figuran en ella hombres nacidos fuera del territorio orien­
tal, como el bonaerense doctor Julián Alvarez, partícipe en el movi­
miento de mayo de 1810, y ex redactor de "L a Gaceta de Buenos Aires";
el cordobés doctor Agustín de Urtubey, promotor de la independencia
de su provincia natal bajo los auspicios y protección de Artigas en 1815;
el fraile chileno Solano García vinculado a los primeros intentos revolu­
cionarios de su país en 1810; y el alto-peruano doctor Jaime Zudáñez,
promotor del movimiento subversivo de Charcas en 1809, y destacado del 12 de julio de 1906, sustituyéndoles por "dos ramas de olivo y de
luchador por la independencia de Chile y de las Provincias Unidas. laurel unidos en la base por un lazo azul celeste".
Había hombres de la "Patria vieja" como Miguel Barreno, ex Se­ — sanción de la Constitución del Estado (10 de setiembre de 1829).
cretario de Artigas, Manuel Calleros, Gabriel A. Pereira, Pablo Zufriate-
gui, Atanasio Lapido, Pedro P. de la Sierra, Manuel V. Pagóla, junto a
"hombres nuevos" o de poca actuación pública hasta entonces en el b) relativas al Poder Ejecutivo:
país, entre los que figuran los dos miembros más destacados de la Asam­
— sobre calidades del Gobernador provisorio (19 de diciembre de
blea: el doctor José Ellauri, que era Secretario de la Comisión de Cons­
1829) donde entre otras condiciones se establecía que pudiera serlo un
titución y autor del proyecto que sirvió de base para la redacción de
civil o militar, "nacido dentro del territorio llamado hasta aquí Provin­
ésta, y Santiago Vázquez, colaborador en la redacción de la Constitu­
cias Unidas del Río de la Plata", "conocido amigo de la independencia
ción rivadaviana de 1826, fuente también de nuestra primera Consti­
y libertad del país".
tución. Alejandro Chucarro, Francisco A. Vidal y Lorenzo J. Pérez ha­
La fórmula aprobada tenía un destinatario notorio, que fue el gene­
bían integrado las Salas de Representantes de la Provincia entre los
ral Rondeau, con lo que se quiso obviar la rivalidad existente, dentro y
años 1826 y 1827, aportando su experiencia en la labor desarrollada
fuera de la Asamblea, entre los partidarios de los generales Lavalleja
por éstas. Hombres como Francisco Solano Antuña, Pedro Francisco de
y Rivera.
Berro, Cristóbal Echevarriarza, Francisco Llambí, Juan B. Blanco, habían
sido miembros del Cabildo de Montevideo en distintas épocas.
Abogados, clérigos, hacendados, comerciantes, soldados, casi todos c) relativas al Poder Legislativo:
ellos montevideanos, "tenían todos, al decir de Bauzá, ya por sí mis­
mos, ya por sus familias, antecedentes particulares y hechos propios — declarativa del carácter de "Asamblea General Constituyente y Le­
que acreditaban su amor a la causa pública, y su respeto a la voluntad gislativa del Estado" (24 de noviembre de 1828).
nacional". La Asamblea por sí misma se atribuía una función de gobierno que
Las sesiones de la Asamblea tuvieron lugar, sucesivamente, en San no le había sido expresamente señalada por la Convención de 1828, pero
José (noviembre - diciembre de 1828), Canelones (diciembre de 1828 - que indudablemente le correspondía dado su carácter representativo de
febrero de 1829), la Aguada (febrero - abril de 1829), y finalmente en la soberanía nacional.
Montevideo (abril de 1829 -octubre de 1830). — de elecciones (1? de abril de 1830), reglamentaria de las disposi­
Dado su doble carácter de "legislativa" y "constituyente", su obra ciones constitucionales relativas a las elecciones de Representantes, Se­
será examinada en cada uno de estos aspectos, separadamente. nadores y miembros de las Juntas Económico - Administrativas.
La elección de Representantes era directa por el pueblo, lo que
significaba un notable progreso respecto de los sistemas electorales
practicados hasta entonces en el país durante el proceso revolucionario,
2. Labor Legislativa de la Asamblea.
que lo fueron de segundo y tercer grado; la de Senadores era indirecta,
a dos grados, mediante Colegios electores departamentales en número
Las más importantes de las leyes aprobadas pueden ser agrupadas no menor de siete miembros, elegidos por !a ciudadanía activa de cada
de la siguiente forma: departamento, los que a su vez elegían al Senador por éste y dos su­
plentes.
a) relativas a la soberanía nacional:
d) relativas al Poder Judicial:
— creación del pabellón del Estado (diciembre 6 de 1928), "blanco
con nueve listas de color azul celeste, horizontales y alternadas, dejando — de "Reglamento Provisorio de la Administración de Justicia" (agos­
en el ángulo superior del lado del asta, un cuadro blanco en el cual to 12 de 1829), que establecía la jerarquía y competencia de los órganos
se colocará el sol". judiciales en materia civil y penal.
Dicho pabellón fue reformado luego por ley de! 12 de julio de Sería ejercida por: Jueces de Paz en cada pueblo, para demandas
1830, dándole su diseño actual; inferiores a 200 pesos; Alcaldes Ordinarios en cada capital de departa­
— creación del escudo de armas del Estado (marzo 19 de 1829) que mento, para apelación de las anteriores demandas y para las compren­
es el actual escudo nacional luego que le fueron suprimidos los ador­ didas entre 300 y 3.000 pesos; un Juez Letrado en lo Civil en la Capi­
nos de trofeos militares, de marina, y símbolos de comercio, por ley tal, para asuntos desde 3.000 pesos, apelaciones de sentencias de los
Alcaldes Ordinarios (2? instancia) y de los Jueces de Paz (3? instancia); El fallo de este juri era irrevocable y de ejecución inmediata por
un Juez Letrado del Crimen en la Capital, para todas las causas de esta el Juez de primera instancia.
materia, debiendo integrar un Tribunal con otros cuatro "hombres bue­ — ampliatoria sobre libertad de vientres y tráfico de esclavos (22 do
nos" sacados a sorteo de una lista de 60 vecinos, formada anualmente enero de 1830), por la que hacía extensiva la ley anterior del 5 de se-
por el Gobierno, y remitida al Tribunal; un Tribunal de Apelaciones en timbre de 1825 "a todos los puntos del territorio en que no ha estado
la Capital, integrado por tres jueces letrados elegidos por la Asamblea en observancia hasta la fecha".
General de una lista propuesta por el Gobierno. Un censo de 1830 elevaba a 2.491 los esclavos en Montevideo, y
Este último órgano judicial conocía, en grado de apelación, todas con frecuencia en los diarios de la época figuraban anuncios de venta
las causas civiles, y las criminales en que no se hubiese impuesto pena y fuga de estos desdichados.
capital, deportación perpetua, o más de seis años de prisión; y en grado
de súplica, y en las causas criminales que hubieren impuesto aquellas
g) relativas a materias varias:
penas, con un Jurado compuesto de nueve individuos que conocería
sólo sobre los hechos. — restablecimiento de la Biblioteca Pública (11 de mayo de 1830)
El Reglamento declaraba abolido el juramento de los acusados en por la cual se dispuso también la colocación del retrato de su fundador,
causas criminales, el tormento, y la confiscación de bienes, y establecía Pbro. José M. Pérez Castellano.
la libertad bajo fianza en cualquier estado de la causa para los delitos — de independencia eclesiástica (2 de julio de 1830) por la cual se
en que no hubTese de recaer pena corporal. disponía que el Ejecutivo impetrara a la Santa Sede la separación de la
Por ley del 3 de abril de 1830 se elevó a cinco el número de diócesis de Buenos Aires.
miembros del Tribunal de Apelaciones. — sobre establecimiento de una Aduana en la Isla de Martín García.
La consideración de este asunto dio lugar a un interesante debate,
e) relativas al gobierno interior: dond’e por primera vez se hizo mención a la jurisdicción oriental sobre
la referida isla dentro de los términos de la Convención de Paz de
— de elecciones (1? de abril de 1830), ya mencionada anteriormente, 1828 (Sesiones de octubre 3, 5 y 16 de 1829).
por lo que se refiere a la elección de los miembros de las Juntas Eco­
nómico-Administrativas:
— de Policía (18 de diciembre de 1829) por la que se establecía un 3. Labor constituyente de la Asamblea.
Jefe Político y de la Policía en cada departamento, y tantos tenientes
cuantos eran los pueblos del Estado, nombrados por el Ejecutivo, así
como cabos y celadores a las órdenes de aquéllos. Al segundo día de su instalación, el 24 de noviembre de 1828, la
Esta ley vino a otorgarles a dichos funcionarios las funciones de Asamblea designó la Comisión de Constitución y Legislación, integrada
policía que antes correspondían a los Cabildos -— disueltos ya en 1827, por el Dr. Jaime Zudáñez como Presidente, el doctor José Ellauri como
a excepción de los de Montevideo y la Colonia— , y suprimidos total­ Secretario, los dos más destacados jurisconsultos de la Comisión, y los
mente desde la publicación del Reglamento de Administración de Jus­ diputados Juan Feo. Giró, Cristóbal Echevarriarza, Pbro. Solano García,
ticia que subrogó a los Cabildos también en sus funciones judiciales. Luis B. Cavia y José A. Zubillaga.
En poco más de tres meses elaboró un proyecto de Constitución
que fue presentado a la Asamblea el 9 de marzo de 1829, y cuya discu­
f) relativas a los derechos y garantías individuales: sión comenzó dos meses después, el 6 de mayo siguiente.
Al dar comienzo a ésta, dijo su miembro informante doctor Ellauri:
— sobre libertad de imprenta (4 de junio de 1829) que consagraba "Lo grande y lo perfecto no era compatible con las escasas luces
el principio de que "todo ciudadano puede por medio de la prensa de los miembros de la Comisión, y con dificultades de todo orden que les
publicar libremente sus ¡deas sobre cualquier materia, sin previa censura". ha sido forzado superar para concluir un trabajo tan delicado como im­
La ley establecía el procedimiento para los juicios en caso de abuso portante. Los señores Representantes son testigos oculares de las faltas
de esta libertad, que correspondía privativa y exclusivamente a un juri que se han sufrido en las diferentes residencias accidentales que ha
o tribunal popular de siete miembros, elegidos de la siguiente manera: hecho necesariamente la Asamblea en los otros Departamentos. Sin la
el acusador y el editor (o el autor en su caso) presentarían una lista comodidad precisa para el recogimiento y la meditación, sin libros, y
de siete ciudadanos; cada uno de aquéllos elegiría tres de la lista de la sin una sociedad numerosa de ciudadanos ¡lustrados a quienes consul­
contraparte, y los seis así elegidos lo harían a su vez con el séptimo. tar, y de quienes recoger conocimientos útiles".
No obstante lo cierto de estas dificultades no faltaron "luces” a los toda su extensión imaginable", pero luego bajo la dominación luso-
redactores del proyecto de Constitución, por cuanto en él se advierte brasileña las autoridades locales manifestaron su opinión contraria a
las fuentes principales de inspiración y ejemplo, a saber: la Constitución la libertad de cultos en sus solicitudes y reclamos a la corte de Río de
francesa de 1791 y la española de Cádiz de 1812 a la que aquélla sirvió Janeiro.
de modelo, la cual a su vez sirvió de modelo a varias Constituciones Cabe recordar que al tratarse por la II Legislatura oriental el pro­
republicanas americanas, como las de las Provincias Unidas de 1819 y yecto de ley sobre libertades individuales en julio de 1826, su autor
1826, la boliviana de 1826, y la chilena de 1828. D. Francisco J. Muñoz propuso una fórmula de "culto privilegiado” com­
A estas fuentes cabe agregar los Reglamentos y Estatutos provisorios patible con la más absoluta libertad de creencias, la que fue desechada
para Jas Provincias Unidas aprobados entre 1815 y 1817, y la legislación por extemporánea.
aprobada por las Salas de Representantes de la Provincia Oriental entre La cuestión fue resuelta en sentido liberal en los años sucesivos,
los años 1825 y 1827. por la vía de la ley antes de serlo por la reforma constitucional de 1917.
Cuatro meses duró la discusión del proyecto de Constitución, de
mayo a setiembre de 1829; los temas más controvertidos fueron los
siguientes: — la ciudadanía legal.

— nombre del nuevo Estado. El criterio de los constituyentes fue muy amplio en cuanto a su
extensión, y la sola excepción fue el rechazo de la moción de Zudáñez
Fueron propuestos varios: "Estado de Montevideo” (Comisión), así que la hacía extensible a "los naturales de la República Argentina desde
denominado en los documentos oficiales de la época; "Estado Oriental", el momento de avecinarse en el Estado".
''Estado Oriental del caudaloso Río de la Plata" o "Estado Oriental del Varios representantes manifestaron que la Argentina había renun­
Uruguay" (Lázaro Cadea); "Estado del Nord-Argentino" (Solano García). ciado a todos sus derechos desde la ratificación de la Convención de
Finalmente se resolvió por el de "Estado Oriental del Uruguay", Paz de 1828, y que cualquiera distinción que se hiciera con sus natu­
cuya justificación histórica hizo el Pbro. Manuel Barreiro en los siguien­ rales era impolítica y hasta peligrosa, no siendo éste el medio ni la
tes términos: "Creo que el nombre de Oriental que ha tenido hasta oportunidad de manifestar la gratitud que se le debía.
ahora la Provincia es el que debe observarse, porque cualquiera de las
razones que se han expuesto en oposición no pueden pesar con ío que
sus guerreros han llevado siempre este nombre, como en el Rincón, — la organización del Poder Legislativo.
Sarandí e Ituzaingó".
En sala, Ellauri modificó su criterio sustentado en Comisión favo­
rable al sistema bicameral aprobado por ésta, presentando en cambio
— religión del Estado.
un proyecto de una sola Cámara de Representantes; recogido por Gadea
Se propuso varias fórmulas: "La "Religión santa y pura de Jesucristo" (don Lázaro) en una sesión posterior, por ausencia del autor, explicó
(Comisión); la "Católica Apostólica Romana", sin admitir ni tolerar jamás que el proyecto creaba dentro de la misma Cámara una Junta censora
el ejercicio de otra alguna (Pbro. Barreiro); igual que la anterior, pero de nueve miembros encargada de revisar las resoluciones de aquélla.
con el mayor respeto a las personas cualesquiera fueren sus opiniones Razones de economía fueron también aducidas en favor del proyecto
religiosas (Zudáñez y Chucarro). unicameral, que finalmente fue desechado manteniéndose el criterio bi
Ellauri, típico representante del pensamiento liberal, defendió la fór­ cameral de la Comisión.
mula de la Comisión, que consideraba suficientemente explícita sin ne­
cesidad de especificar que se trataba de la religión católica "que por
tantos años profesan los pueblos"; y se opuso a toda otra referencia — forma de elección de la Cámara de Representantes.
que, directa o indirectamente, pudiera entrañar proscripción o persecu­
ción a las opiniones privadas y a las personas que las profesan. La Comisión proponía que esta materia fuera determinada por una
La Asamblea resolvió solamente que "la religión del Estado es la ley especial. Zudáñez sostuvo que debía serlo por la propia Constitu­
Católica Apostólica Romana", sin hacerlo acerca del problema de la ción, y que la elección de Representantes fuera directa; su opinión fue
libertad de cultos conforme a los reparos de Ellauri. apoyada por la mayoría, en el entendido que todos los gobiernos repu­
Los antecedentes nacionales en la materia eran variables: las Ins­ blicanos representativos y los publicistas modernos estaban conformes
trucciones del Año XIII reclamaban la "libertad civil y religiosa en con la elección directa por el pueblo.
— la exclusión de los militares del Poder Legislativo. vacío sólo podía ser calificado por la conciencia del primer Magistrado;
y finalmente, que en este concepto era principio universalmente reco­
La cuestión se planteó en general para los empleados civiles y mi­ nocido que los Ministros fuesen amovibles a voluntad del Ejecutivo.
litares dependientes por servicio a sueldo del Poder Ejecutivo. Ellauri adujo que el principio de la "am ovilidad" era propio de
La fórmula de la Comisión decía: "N o pueden ser Representantes ', las monarquías, como prerrogativa del Trono, pero inadaptable a nues­
pero en el curso de la discusión se advirtió que podrían serlo si renun­ tro régimen representativo republicano; a lo que replicó nuevamente
ciaban a sus empleos, por lo cual se modificó aquella redacción por la Vázquez que no se hallaría un solo ejemplo de la "inam ovilidad" de
siguiente: "N o pueden ser electos Representantes". los Ministros en las constituciones republicanas, para lo cual citó una
El hecho no habría tenido mayor entidad sino que luego que el por una las estadounidenses de Norteamérica.
proyecto de Constitución había sido sancionado, los Jefes militares ele­ Finalmente se aprobó el principio de la "am ovilidad" sostenido por
varon una "Representación" solicitando que fuera suprimido el artículo Vázquez, según el cual el Presidente de la República podía también
que los excluía del Poder Legislativo, documento que lucía en primer destituir a sus Ministros de Estado.
término las firmas de Rivera, Lavalleja y Eugenio Garzón. Los consti­
tuyentes resolvieron archivar el petitorio por su inoportunidad, en mo­
— la celebración de tratados de "federación".
mentos que el proyecto de Constitución se hallaba a examen de las
potencias signatarias de la Convención de Paz. Entre las atribuciones del Poder Ejecutivo, la Comisión establecía
La exclusión fue equivocada e injusta, y como lo dijera Rodó años la de celebrar tratados de alianza y federación.
más tarde, "se verificó bajo el influjo de una constante prevención con­ Esto último fue suprimido a instancias de Vázquez quien objetó
tra la influencia perturbadora del caudillaje"; pero es también erróneo que el término "federación" comprometía la independencia del país
el atribuirle como lo hace Bauzá la causa de las agitaciones y revueltas luego que la Asamblea había sancionado que era y sería siempre inde­
que perturbaron la vida política del país en los años subsiguientes. pendiente.
La "Constitución del Estado" fue finalmente sancionada por la Asam­
— la amovilidad o inamovilidad de los Ministros de Estado. blea el 10 de setiembre de 1829, examinada por los gobiernos de Ar­
gentina y Brasil el 26 de mayo de 1830, y solemnemente jurada en
Fue éste quizás el punto de más alto nivel doctrinario en las deli­ Montevideo el 18 de julio de 1830 por las autoridades de gobierno,
beraciones de la Asamblea por cuanto enfrentó a dos de los hombres civiles, eclesiásticas, militares, y pueblo en general, conforme al cere­
más destacados de la misma: José Ellauri y Santiago Vázquez. monial establecido por ley de junio 26 de 1830.
La Comisión había incluido entre las competencias del Presidente En la misma fecha se procedió a la jura en las ciudades, villas y
de la República la de "nombrar los Ministros para su despacho, y los pueblos de la campaña, a excepción de Meló, Trinidad y Mercedes
Oficiales de las Secretarías". donde se postergó por pocos días más a causa del mal tiempo.
Masini (don Ramón) propuso que se incluyese la facultad también
de destituirlos, promoviendo así uno de los más prolongados e intere­
santes debates de la Asamblea. 4. La Constitución de 1830: Llneamientos Generales; Crítica.
Ellauri sostuvo el principio de la ''inamovilidad" de los Ministros
de Estado, esto es que su destitución se rigiera por los mismos medios
establecidos para los demás empleados públicos, por causales expresas. Como corresponde a su época y a sus fuentes y modelos, nuestra
"El Ministro a quien trate de deponer el Presidente — dijo— , ha primera Carta Fundamental se inspira en el típico "constitucionalismo"
llenado sus deberes, o no. Si lo primero, es una injusticia dejarlo sujeto liberal europeo posterior al Congreso de Viena (1815), con los correcti­
al capricho del gobernante, y sin garantías para conservarse en un puesto vos propios del republicanismo oligárquico jeffersoniano.
que ha desempeñado bien; es inferirle una nota que no ha merecido. En el "Manifiesto" de la Asamblea que precede al texto constitu­
Y si lo segundo, la Constitución señala los medios legales para la des­ cional, se dice:
titución de todos los empleados, etc.". "La igualdad ante la Ley, la libertad que no se opone a ésta y la
Replicó Vázquez sosteniendo que los Ministerios eran cargos de seguridad de las personas y propiedades, son las bases de donde arranca
confianza, apoyada su provisión en aptitudes especiales de sus encar­ la felicidad de los ciudadanos y el engrandecimiento de las Naciones".
gados; que la ley preveía para la acusación de los Ministros que la "La forma de gobierno republicano y representativo, que ha sido
infringían, pero no para los ineptos, o para los que sin serlo no llena­ sancionada, no sólo es conforme al espíritu público del país, a los
ban el puesto con toda la habilidad que la causa pública exigía, y cuyo principios proclamados desde la revolución de América, y a los deseos
de casi todos sus habitantes, sino también el más propio para alcanzar República a la Asamblea General, trastornando sus específicas funciones
esa libertad que tanta sangre y tantos sacrificios cuesta a los orientales". legislativas con funciones electorales sujetas al influjo de las pasiones
"Vuestros Representantes, siguiendo ese sentimiento nacional, han partidarias; no fomentó la vida autonómica de las Juntas Económico-
desenvuelto las bases en que se funda; han dividido los Poderes; se­ Administrativas, pálido remedo de ¡os antiguos Cabildos coloniales, ver­
pararon la formación de las leyes, de su ejecución y aplicación; detalla­ daderas escuelas de gobierno propio; la antes referida exclusión de los
ron las atribuciones de cada uno, y reconocieron que residiendo la so militares de los cargos legislativos; la suspensión de la ciudadanía "por
beranía radicalmente en la Nación, sólo a ella por medio de sus repre­ la condición de sirviente a sueldo, peón jornalero", por la sola presun~
sentantes compete formar las que se han de obedecer, porque sólo ella ción de su falta de independencia cívica frente al patrón; la omisión de
puede imponer preceptos coercitivos de la libertad natural cuando lo los derechos de reunión y asociación, siguiendo en esto las prevencio­
exige la felicidad común, único y exclusivo fin de toda asociación nes de la doctrina liberal europea postnapoleónica; la carencia de (estí­
política". mulos para el progreso material e intelectual, acaso por la creencia de
"Los derechos sociales del hombre han sido respetados: su igualdad los Constituyentes en que ello debía ser objeto de la legislación ordina­
legal, la seguridad personal, la inviolabilidad de las propiedades, el ria; las excesivas trabas en cuanto al procedimiento de su reforma, quo
derecho de petición, el libre ejercicio de toda clase de industria, agri­ confirma el carácter de "dogm a" con que se quiso revestir a nuestra
cultura y comercio, la libertad de prensa, el reposo doméstico, el secreto primera Constitución.
sagrado de las correspondencias epistolares, y, finalmente, el pleno goce Otras críticas que se le han formulado provienen de un erróneo
de cuanto la ley no prohíbe, han sido consagrados en la Constitución". criterio de anticipación histórica, según el cual nuestros Constituyentes
El liberalismo americano, — y particularmente rioplatense— , de la de 1830 debieron prever problemas que hoy resultan evidentes pero que
primera mitad del siglo XIX, debió solucionar el tránsito entre la M o­ no eran siquiera previsibles en su tiempo, o no era de estilo político
narquía y la República mediante la institución del "presidencialismo” entonces encararlos por la vía de las normas constitucionales, sino por
con fuertes atributos gubernamentales y administrativos, y dando el pre­ la de la ley común.
dominio efectivo a calificadas minorías. En términos generales, nuestra primera Constitución ha tenido en­
Conforme a las ¡deas de su tiempo, nuestros primeros constitu­ tusiastas panegiristas e implacables detractores; una vez más "in medio
yentes hicieron de la instrucción y de la fortuna requisitos indispensa­ stat virtus", si bien más próxima a la alabanza que a la detracción. Fue
bles para el ejercicio de las funciones de gobierno. redactada por hombres en su mayoría de la ciudad, pertenecientes a la
Así resulta de la condición de poseer un determinado capital -— o burguesía intelectual y mercantil; también en su mayoría ajenos al pro­
renta equivalente de profesión, arte u oficio— para ser elegidos repre­ ceso revolucionario de las luchas por la independencia del país, que no
sentantes, senadores o presidentes de la República (Arts. 24, 30 y 74), pocos miraron con prevención sin mengua por ello de su patriotismo.
como de un mínimo de instrucción para el ejercicio de la ciudadanía. La Constitución por ellos redactada no se ajustaba exactamente a
Esto último ha sido particularmente criticado: haber incluido entre la "república caudillista" que era nuestro país en 1830 y siguió siéndolo
las causales de suspensión de la ciudadanía, la de no saber leer ni por cuarenta años más; pero pasado ese tiempo logró poco a poco que
escribir los que entraran al ejercicio de ella desde el año 1840 en ade­ el país se ajustara a ella y así pudo sobrevivir casi un siglo que es la
lante (Art. 11, inc. 5). mejor prueba de sus virtudes políticas frente a las cada vez más efí­
La crítica es errónea en cuanto a que se privaba de la ciudadanía meras Constituciones que la sucedieron.
a quienes habían luchado por la independencia del país. Fue precisa­
mente un hombre de la "Patria Vieja", Miguel Barreiro, quien advirtió
que por lo menos una cuarta parte de la población de la campaña no 5. El "Gobierno Provisorio".
sabía leer ni escribir, y que sin embargo se había sacrificado por su li­
bertad, y, en consecuencia, no podía dejarse a estas gentes en la clase Como ya fue explicado antes, el 1? de diciembre de 1828 la Asam­
de extranjeros sin una notable injusticia; su aclaración recibió la apro­ blea Constituyente designó Gobernador Provisorio del Estado al general
bación general. La suspensión alcanzaba, pues, a los que fueran analfa­ José Rondeau (1773-1844); durante su ausencia por encontrarse en Bue­
betos al entrar en el ejercicio de la ciudadanía diez años más adelante, nos Aires, D. Joaquín Suárez fue designado Gobernador sustituto.
o sea quienes en 1830 no tenían voto activo ni pasivo; tiempo suficiente Luego de sus primeros servicios a la causa de la revolución oriental
para adquirir aquella instrucción mínima que los capacitaría para el en tiempos de la "Patria Vieja", Rondeau habíase distanciado de Arti­
ejercicio de sus derechos políticos. gas a raíz de las incidencias relativas a la convocatoria del Congreso de
En cambio son justas las críticas en algunos otros aspectos; así Capilla Maciel en 1813, y finalmente alejado del país desde mediados
por ejemplo: no fue acertado confiar la elección del Presidente de la de 1814.
A propósito de este su nombramiento puede aplicarse el juicio emi­ Poco tiempo después Lavalleja renunciaba a su doble ministerio,
tido por Mitre respecto de su exaltación al Directorio de las Provincias en el que Rondeau daba entrada a nuevos elementos del "riverismo".
Unidas en 1820: “ Sin ambición y sin odios, respetado por sus virtudes;, Así planteadas las cosas, Lavalleja fuera del gobierno pero su grupo
capaz de abnegación como ciudadano, valiente como soldado, fiel a aún fuerte dentro de la Asamblea, se suscitó en el seno de ésta un
sus amigos y dócil a sus consejos, no era el hombre de las circunstan­ incidente que trajo aparejada la renuncia del Gobernador.
cias", y para quien "e l gobierno no era sino una simple cuestión de A raíz de repetidos desórdenes y atentados promovidos por los
sumisión al deber". pobladores de la colonia del Cuareim (Bella Unión) formada por Rivera
El nuevo Gobernador asumió el mandato el 22 de diciembre de con indios traídos de su campaña en las Misiones, la Asamblea dispo­
1828, y bien pronto se verá tomado por la rivalidad de los partidarios níase a disolver dicha población; Rivera solicitó entonces que se pu­
de Lavalleja y de Rivera que los asambleístas trataron de zanjar mediante, siera bajo sus órdenes un batallón de Montevideo para sofocar los de­
su elección, y que trastornará su gobierno con giros a uno y otro bando. sórdenes en aquella lejana colonia, a lo que accedió el Gobierno, moti­
En su propósito de mantenerse por igual separado de ambos, Ron- vando esto que la Asamblea votara la suspensión de dicha medida y un
deau se apoyará en el grupo de orientales "unitarios" que lo llevó al pedido de explicaciones al Ministerio de Guerra.
cargo, entre los cuales constituirá su primer Ministerio: Juan Francisco Por toda respuesta, el Gobernador y sus ministros, con fecha 17
Giró, Francisco J. Muñoz y coronel Eugenio Garzón, en las Secretarías de abril de 1830, dirigieron una nota a la Asamblea en la que luego de
de Gobierno y Relaciones Exteriores, de Flacienda, y de Guerra, respec­ defender la medida dispuesta como una atribución única y exclusiva del
tivamente. Poder Ejecutivo, manifestaba Rondeau 'su firme resolución de sostener
Esta actitud le valió la oposición tanto de lavallejistas como de las atribuciones del poder que se le ha confiado, y que antes de per­
riveristas. Los primeros, partícipes en las campañas militares o en la obra mitir que con su aquiescencia sea degradada la autoridad con que fue
de gobierno de la "Cruzada Libertadora" de 1825; los segundos, hasta investido, la devolverá íntegra, como para tal caso debe considerarse
la firma de la Convención de Paz de 1828 vinculados al régimen brasi­ devuelta por medio de la presente nota".
leño imperante entonces en nuestro territorio, y con escasa representa­ La Asamblea aceptó esta renuncia, eludida en forma expresa por
ción en el seno de la Asamblea, tales como Nicolás Herrera y Lucas J. Rondeau, y encargó del Gobierno a Lavalleja. En el fondo era una
Obes entre otros. Estos últimos rodearon a Rivera, — otrora también al maniobra política del lavallejismo, unido accidentalmente a los unita­
servicio de la dominación luso-brasileña— , cuando en 1828 el con­ rios indispuestos con Rondeau desde su alejamiento de los ministerios,
quistador de las Misiones regresaba triunfante al cabo de dos años de contra la influencia cada vez mayor del bando riverista.
ausencia, desconectado de la nueva situación del país. La lucha de posiciones entre Lavalleja y Rivera había llegado a su
La oposición de lavallejistas y riverisías, también adversarios entre "climax". "Ambas tendencias caudillistas, — escribe Pivel Devoto— , si
sí, trajo aparejada la caída del Ministerio unitario a mediados de 1829, bien desnaturalizándose, revestíanse de ciertos contornos doctrinarios
y la entrada de Rivera y Lavalleja en el gobierno: el primero como M i­ con la adhesión de los elementos cultos de la ciudad aún cuando esos
nistro universal, y el segundo como Jefe del Estado Mayor del Ejército. elementos se repeliesen íntimamente por el antagonismo que trasunta­
De allí en adelante la historia política del país se concretará a una ban y por ser psicológicamente extraños".
lucha de posiciones entre ambos prestigiosos jefes orientales y sus res­ Al amparo de una posición legalista, Rivera se levantó en armas en
pectivos bandos o facciones, en último término con vistas a las primeras la campaña en apoyo de Rondeau contra el nuevo Gobernador y la
elecciones generales conforme a la nueva Constitución sancionada por resolución de la Asamblea. La intervención de amigables componedores,
aquellos mismos días. entre los que figuraba Larrañaga, logró evitar la lucha armada en mo­
Poco a poco Rondeau se fue inclinando al grupo de Rivera entre mentos que la Constitución acababa de ser aprobada por los gobiernos
el cual designó a Obes como Ministro de Hacienda, y a Herrera y de Argentina y Brasil (mayo de 1830).
Santiago Vázquez como Agentes diplomáticos ante los gobiernos de El 18 de junio de 1830, luego de idas y venidas, propuestas y con­
Brasil y la Argentina, respectivamente. trapropuestas, fue suscrita la denominada "transacción de los generales"
En enero de 1830 Lavalleja fue designado interinamente Ministro o "pacto de los compadres", primero de esta naturaleza suscrito en
de Gobierno y Relaciones Exteriores, y de Guerra y Marina, y Rivera nuestra política: Lavalleja era reconocido depositario legal del Poder Eje­
Comandante General de la campaña, cargo que se avenía cabalmente a cutivo, Rivera confirmado en la Comandancia General de la campaña
su idiosincracia caudillesca, similar al que había desempeñado bajo la de la que había sido separado con motivo de su sublevación y a Ron­
dominación luso-brasileña, y que servirá a sus planes para la obtención deau conservado el sueldo de Gobernador hasta el establecimiento del
de la futura presidencia de la República. nuevo gobierno constitucional; los Ministros "unitarios" designados por
Lavalleja permanecerían en sus cargos; cesarían las hostilidades y habría
"perpetuo olvido" de las pasadas disidencias.
CAPITULO IV
"A l fin podemos gozarnos con la dicha de poseer dos bienes ines­ LA REPUBLICA CAUDILLISTA (1830 - 1838)
timables que la suerte ha rehusado hasta ahora a la mayor parte de
nuestros hermanos del mundo: Constitución y paz doméstica", escribía
un diario montevideano al día siguiente.
Un mes más tarde, exactamente, el 18 de julio de 1830 era solem­
nemente jurada nuestra primera Constitución.
El 1? de agosto siguiente se procedía a las primeras elecciones ge­
nerales de acuerdo a la ley electoral del 1? de abril de 1830 anterior­ "La Constitución de 1830, — escribe Zum Felde— , impone al país
mente explicada. una armazón legal teórica y arbitraria, como si éste fuera una asociación
Los "compadres” reconciliados, más en apariencia que en la reali­ de hombres que recién comienza, sin antecedentes, sin costumbres, sin
dad de los hechos, hicieron sentir su natural influjo en un electorado tendencias, sin nada existente. Para los Constituyentes el país comienza
en su mayoría poco o nada preparado para estas lides comiciales, y ese día, en virtud de un libre contrato, y toda la vida anterior no cuenta
dominado por el prestigio de los caudillos y la propaganda personal para nada".
de sus secuaces. . . . " E l país que van a constituir, como si fuera una masa neutra
Lavalleja desde su cargo en la ciudad se hallaba en desventaja que puede ciársele la forma y normas que se crea conveniente, tiene sin
frente a Rivera, como años antes dominador de la campaña. La circuns­ embargo su constitución real, natural, viva, de hecho. Está determinada
tancial unión de Lavalleja con elementos unitarios era más endeble que por todos los factores que la Constitución escrita y postiza no puede
la de Rivera con los elementos cisplatinos y abrasilerados y el carisma anular: sus condiciones económicas, sus circunstancias históricas, sus
caudillesco de éste mayor que el prestigio militar del Jefe de la Cruzada. caracteres".
No es extraño, pues, que los partidarios de Rivera ganaran las elec­
ciones generales de agosto de 1830, asegurando a aquél el ascenso a
la primera Magistratura del país. 1. Situación Demográfica y Cultural.
En los primeros días de octubre se instalaron nuestras primeras Cá­
maras de Representantes y Senadores, las que el día 22 se reunieron
A fines del siglo XVIII, Félix de Azara calculaba la población de la
por vez primera en Asamblea General con asistencia del Gobernador Banda Oriental en 30.000 almas, distribuidas casi mitad por mitad entre
Provisorio Lavalleja que la declaró solemnemente instalada. Montevideo y los dieciséis restantes núcleos poblados de su campaña.
El 24 de octubre siguiente volvió a reunirse para elegir al Presidente
En 1830 se la calculaba en unas 74.000, así distribuidas: 14.000 en
de la República, obteniendo Rivera veintisiete votos, Lavalleja cinco, Ga­ Montevideo (20 % ) y 60.000 (80 % ) en los veinticuatro poblados enton­
briel A. Pereira dos, y Joaquín Suárez uno. ces existentes en el resto del país, a saber: dos ciudades (Maldonado y
Como Rivera hallábase en el Durazno cuando se produjo su elec­ Colonia), catorce villas (Guadalupe de Canelones, San Juan Bautista o
ción, le fue comunicada la misma invitándolo a concurrir a la mayor Santa Lucía, San José, Florida, Rosario, San Salvador, Santo Domingo
brevedad para prestar juramento ante la Asamblea. Así lo hizo aquél el Soriano, Mercedes, Paysandú, Belén, Meló, Rocha, San Carlos y San
6 de noviembre siguiente, en cuya oportunidad dijo el flamante primer Pedro del Durazno), y ocho pueblos (Las Piedras, Pando, Porongos o
Presidente constitucional de la República: Trinidad, Real de San Carlos, Víboras, Carmelo, Salto y Santa Teresa).
"Yo me comprometo a emplear todos mis conatos para promover la Una escasa densidad de población (0,4 habitantes por km.2) se
dicha de esta tierra tan privilegiada por la naturaleza y que puede correspondía así con una escasa urbanización.
llegar a ser una de las más felices del nuevo mundo". Muy bajo era también el índice de la instrucción pública. En 1830
"Contando, pues, con vuestras sabias deliberaciones, con vuestros había unas 14 escuelas de "primeras letras" en todo el territorio na­
consejos saludables y con la cooperación de todos los orientales, yo cional, con alrededor de 1.000 alumnos; en su casi totalidad varones,
me resigno y acepto el mando supremo de la Nación, no porque rne con no menos de siete años de edad. La enseñanza oficial era gratuita,
considere con la capacidad necesaria para promover su dicha y felici­ e impartida según el "sistema lancasteriano" introducido en Montevi­
dad futura, sino porque siento en el fondo de mi corazón una disposi-.' deo por Larrañaga en 1821 bajo la ocupación portuguesa, y dispuesto
ción general hacia la fraternidad y unión de todos los miembros de esta para todo el país en 1826 por la Sala de Representantes de la Provincia.
gran familia". Desde 1829 funcionaba en nuestra capital una "Escuela de Comer­
cio" fundada por el Tribunal del Consulado, como correspondía a una
plaza eminentemente mercantil; y desde mediados de 1830 una cátedra entre aquellos ocupantes y quienes se pretendían sus legítimos dueños
de Latinidad, única forma de enseñanza superior. al regresar éstos a sus campos una vez restablecida la paz.
El índice de analfabetismo debía ser muy alto, sobre todo en la Esta particular situación económico-financiera influyó, y fue influida
campaña: ello explicaría la suspensión de la ciudadanía para los anal­ a su vez por ella, en la estructura social del país; en la capital, una
fabetos del año 1840, forma como los constituyentes buscaron estimular, oligarquía territorial, mercantil y política, y una escasa clase media pro­
de modo indirecto, la instrucción primaria en el pueblo. fesional y artesanal; en la campaña, una poco numerosa clase de pe­
Escasa era por lo demás la experiencia política de las masas cam­ queños propietarios en los alrededores de las villas y pueblos, y una
pesinas por lo que se explica también esa especie de delegación tácita mayor población campesina de arrendatarios y tenedores de tierras, peo­
del ejercicio de sus derechos cívicos en el "caudillo” . nes, changadores y gentes varias sin ocupación ni oficio.
Por debajo de esta estructura socio-económica, un sordo recelo
entre los hombres de la ciudad y de la campaña que explicará muchas de
nuestras guerras civiles del siglo pasado.
2. Situación Económica y Financiera.

El país poseía una única fuente productora de riqueza: la ganadería 3. Situación Político-Administrativa.
mayor, practicada en forma extractiva más que reproductiva, y por los
mismos métodos rudimentarios que en la época colonial.
Los años de paz entre 1828 y 1830 permitieron una notable recu­ El nuevo Estado accedía a la vida independiente en condiciones di­
peración pecuaria luego del grave perjuicio ocasionado por las luchas fíciles emanadas de la forma como ésta fue protocolizada en los docu­
armadas, y por las cuantiosas extracciones de ganado en pie para el mentos oficiales de 1828.
Brasil ocurridas bajo la dominación luso-brasileña (1820-1828). Esta recu­ Su soberanía aparecía temporariamente mediatizada en virtud de las
peración permitió el resurgimiento de la única industria manufacturera facultades de "protección" que se atribuyeron las potencias asignadas
existente hasta entonces: la salazón de cueros y carnes, y la curtiembre. de la Convención de Paz; y su independencia amenazada por las indi-
Volvieron a ponerse en pie los antiguos saladeros coloniales y otros nue­ simuladas acechanzas anexionistas de una y otra durante varios años
vos en las afueras de Montevideo, de los que en 1830 había alrededor1 después de aquélla.
de quince, así como las primeras curtidurías. Tampoco la noción de "territorio" nacional había cobrado estado
Las demás industrias menores eran de índole artesanal, practicadas general en la conciencia públca del país, particularmente en las zonas
casi exclusivamente por los mismos patronos con pocos o ningún obrero próximas a los Estados vecinos. La comunidad de vínculos históricos,
a sueldo o jornal. administrativos, y también de índole personal con dichos Estados du­
En cambio habíase operado un sensible retroceso en la producción rante un siglo, hacía ficticia la noción misma de las "fronteras" políticas
agrícola, particularmente notable en el caso del trigo que obligaba a del nuevo Estado oriental, a lo que contribuía su indeterminación legal
una cuantiosa importación de harina del extranjero. con respecto al Brasil. Ello explica la interrelación de los sucesos políti­
Las importaciones, en general, superaban levemente a las exporta­ cos orientales, brasileños y argentinos hasta la séptima década del siglo
ciones; éstas se hallaban limitadas en cuanto a rubros y mercados: cue­ pasado.
ros y lanas para Inglaterra, carne salada (tasajo) para Brasil y Cuba. El Estado Oriental del Uruguay había sido definido constitucional­
A este déficit en la balanza comercial cada vez mayor en los años mente como "la asociación política de todos los ciudadanos compren­
sucesivos, agregábase la pobreza del Erario público por falta de un ade­ didos en los nueve departamentos actuales de su territorio" (Art. 1?)f
cuado sistema financiero, siendo las rentas de aduana la principal fuente Seis de ellos habían sido creados en 1816 por disposición de Arti­
de recursos del Estado. gas: Montevideo, Canelones, Soriano, Colonia, San José (comprendidos
A sus dificultades financieras contribuían: los gastos, en especial los los actuales de San José, Florida y Flores) y Maldonado (comprendidos
del ramo militar, que superaban a los recursos: la enajenación de varias los actuales de Maldonado, Lavalleja y Rocha).
rentas fiscales a particulares, la carencia de contribución inmobiliaria. Los tres restantes, Entre Ríos Yí y Negro (Durazno), Cerro Largo
A este respecto, la propiedad rural hallábase dominada por el lati­ (comprendidos los actuales de Cerro Largo y Treinta y Tres), y Paysandú
fundio, que como queda dicho no pagaba contribución al Fisco. Muchas (comprendidos los actuales seis departamentos al norte del río Negro),
tierras eran poseídas por simples ocupantes sin título de propiedad fueron creados en 1827 por decreto del Gobierno sustituto de la Pro­
desde los tiempos de la "Patria Vieja", lo que unido a la falta de deli­ vincia. Los límites de los dos últimos con el Brasil quedaron legalmente
mitación precisa de dichas tierras constituía un semillero de pleitos indeterminados hasta mediados del siglo pasado, si bien de hecho el
A

poderoso vecino impuso hasta entonces los actuales que arrancó final­ dicional, que sirve de fábula a los niños y de historia a los viejos, no
mente a la República en 1851. podía haber sido adquirida sino con una larga serie de servicios que
estuviesen en armonía con el pensamiento de la Campaña, su partido,
su patria, su familia, su casa".
Formado y educado en el seno de la multitud campesina extraña a
4. Rivera y Oribe: Origen de ios Partidos Tradicionales. la vida de la ciudad, y personificando sus más fervientes anhelos así
como sus vagas ideas sobre libertad civil y política, Rivera se hallaba
"En 1830, — expresa Zum Felde— , la realidad social del país es poco a gusto en la ciudad-capital, de doctores y de comerciantes.
netamente caudillesca. Es éste un país semidesierto, sin alambrados y Fue así que gran parte de su gobierno la pasó en la villa de San
sin caminos; sin agricultura que cree hábitos sedentarios y pacíficos, áí Pedro del Durazno, donde se trasladó al poco tiempo de su ascensión
mismo tiempo que intereses conservadores; sin más vías y medios tíe a la Primera Magistratura. El gobierno efectivo quedó en manos de
comunicación que el caballo y la carreta; con costumbres musculares y los hombres que lo habían rodeado en la víspera, — los abrasileradofc
púgiles generadas por las faenas pecuarias; sin más centro de asocia­ de ayer y los cisplatinos de anteayer— , quienes ocuparon cargos pú­
ción que la pulpería, ni más autoridad reconocida que la del caudillo. blicos claves: Lucas J. Obes, ex-diputado de la Provincia Cisplatina en
La acción de la autoridad legal casi no puede ejercerse en ese desierto, la corte portuguesa de Río de Janeiro, fue confirmado en la Fiscalía Ge­
con tan largas distancias cortadas de montes y serranías". neral del Estado; Nicolás Herrera, ex-secretario de Lecor y ex-Senador
..."A q u í, en el Uruguay, el gaucho ecuestre y bravo, acostumbrado de la Cisplatina en Río de Janeiro, ingresó al Senado de la República;
a pelear, que ha hecho al país con su brazo y con su sangre, que no José Ellauri, magistrado durante la ocupación brasileña de Montevideo,
tiene apego al terrón que no cultiva, romántico del valor y duro para la luego constituyente, fue designado Ministro de Gobierno y Relaciones
muerte, no puede ser ni encajado en la legalidad convencional, por Exteriores; Julián Alvarez, representante y miembro del Tribunal de Ape­
las condiciones en que vive, ni puede ser desechado, por su carácter y laciones; a ellos cabe agregar D. Juan Andrés Gelly, quien sin tener
por su tradición". cargo oficial alguno no era menos influyente que los otros en el go­
"Alejado de la ciudad cuyos hábitos y política le son ajenos, hu­ bierno. La_cltcun5tancia. de. sei„H_errera, Ellauri, Alvarez y Gelly, cuñados
raño con el "doctor ' que le desprecia, receloso de las autoridades cuya de Obes, hizo que sus adversarios políticos llamaran a este notorio
arbitrariedad teme, ¿cuál será su intervención en la vida pública? Nece­ círculo gubernativo los "cinco hermanos", en quienes Rivera dejó la
sariamente seguirá a los caudillos. El caudillo es un gaucho como los dirección de los negocios públicos.
demás, por sus sentimientos y hábitos, pero más Inteligente, más ente­ Desde mediados de 1831 se inició una virulenta campaña perio­
rado, más enérgico, más emprendedor; su prestigio le viene de la su­ dística por parte del bando lavallejista — cuyas figuras más destacadas
perioridad de sus condiciones respecto a la masa. El gauchaje deposita eran Giró, Muñoz, Garzón y Barreiro (Miguel)— que provocó a fines de
en él su confianza política; es una delegación de soberanía hecha de un aquel mismo año la renuncia del ministro Ellauri y la asunción de D.
modo tácito; sabe que donde está el caudillo está su causa. Si él se Santiago Vázquez como Ministro universal en las cuatro Secretarías de
levanta le siguen; muchos no saben bien por qué pelean pero están Estado.
con su caudillo, y por tanto están donde deben estar. Cada pago ti'ene Jjn lugar de aminorar, arreciaron las críticas de los lavallejistas al
su caudillejo, cada región o conjunto de pagos su comandante a que punto de hacer prever la inminencia de una rebelión armada. £sta fue
responden los caudillejos; el país o conjunto de regiones su caudillo iniciada en junio de 1832 por el mayor Juan Santana en el Durazno
nacional, al que responden los otros caudillos menores. Este caudillo contra Rivera, y en julio por Garzón en Montevideo, lo que obligó a
nacional es el verdadero jefe del país, en él residen la autoridad y la la renuncia de Vázquez y su asilo en un buque extranjero.
fuerza". Tras un intento de contemporización con los revolucionarios, el
Tal era Rivera en 1830: desaparecido Artigas, el primer gaucho del presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, don Luis Eduar­
país; de Comandante General de la Campaña a presidente de la do Pérez, fue depuesto de su cargo por aquéllos, quienes por unos
República. días quedaron dueños de la ciudad.
"Id y preguntad desde Canelones hasta Tacuarembó quién es el Aunque el movimiento no iba dirigido personalmente contra el
mejor jinete de la República, — escribía Manuel Herrera y Obes en Presidente sino contra la gestión de sus Ministros, Vázquez en particu­
1847— , quién es el mejor baqueano, quién es el de más sangre fría, lar, la reacción de Rivera no se hizo esperar, y un mes más tarde hacía
en la pelea, quién el mejor amigo de los paisanos, quién el más gene­ su entrada en Montevideo, sofocando la rebelión y reponiendo a Váz­
roso de todos, quién, en fin, el mejor patriota, a su modo de entender quez en el Ministerio.
la patria, y os responderán todos el general Rivera. Su reputación tra­ Siguió una dura represión del lavallejismo mediante destierros, con­
fiscación de bienes, — entre ellos al propio Lavalleja— , suspensión de antiguo Jefe de la Cruzada, Lavalleja, cuando éste se levantó en armas
fueros parlamentarios, bajas militares, destitución de empleados, que contra el presidente legal.
aumentaron el desprestigio del Ministro; en setiembre de 1833 Rivera "Su ideal de gobernante, — escribe Pivel Devoto— , era definir la
reasumió sus funciones presidenciales y tres días después renunciaba autoridad dentro del orden, unificar el país y fundar sobre bases sólidas
Vázquez por motivos de salud. y honestas su sistema administrativo".
En octubre de 1833, Francisco Llambí y Manuel Oribe, vinculados Hombres de distintos bandos políticos o sin actuación política al­
con anterioridad al lavallejismo, ocuparon los Ministerios de Gobierno, guna hasta entonces, rodearon al nuevo Presidente, quien en realidad
Relaciones Exteriores y Hacienda, y de Guerra y Marina, respectiva­ no había militado en ningún bando, y que en la opinión general era
mente; en diciembre del mismo año Obes pasaba a sustituir a Llambí considerado como "el amigo del orden".
en sus tres Secretarías de Estado. En este sentido, y por obra de las circunstancias, se vinculará a
En abril de 1833 los lavallejistas habían intentado una segunda Rosas, quien también en marzo de 1835 iniciaba su segunda goberna­
revuelta invadiendo nuestro territorio desde el Brasil por la frontera del ción de la Provincia de Buenos Aires con la suma del poder público.
Yaguarón, la que fue rápidamente sofocada por las fuerzas legales. Había por entonces en Montevideo un calificado grupo de unitarios
En marzo de 1834 Lavalleja en persona al frente de una pequeña hueste argentinos emigrados de su país en 1832 durante el primer gobierno de
formada en territorio entrerriano, desembarcó en Higueritas iniciando Rosas; entre ellos el coronel Juan Lavalle, — responsable del fusila­
el tercer y último movimiento revolucionario, que al igual de los ante­ miento del federal Dorrego— , a quien Rivera dispensó particular acogida
riores fue derrotado por las fuerzas de Rivera viéndose obligado aquél a e incorporó a las filas de nuestro ejército nacional.
retirarse hacia el norte y refugiarse en territorio brasileño. Estos unitarios colaboraban en algunos periódicos desde cuyas pá­
En estas guerras civiles se advierte la indisimulada connivencia de ginas se hacía una dura crítica a los actos del Ministro de Gobierno
los países limítrofes con los revolucionarios: del Brasil por intermedio Francisco Llambí, al tiempo que una combativa propaganda contra Ro­
de algunos jefes riograndensej^y de la Argentina por el apoyo de los sas; fue a instancias de este último que por dicho Ministerio se decretó
^federales rosistas bonaerenses, en particular de D. Juan Ramón Bal­ la clausura de uno de aquellos periódicos, "El Moderador", medida
carce, Gobernador y" Capitán General de la Provincia (1832-1833). calificada de anti-liberal y absolutista por los opositores al gobierno, el
( En noviembre de 1833 se realizaron las elecciones para la segunda, cual fue visto como identificado con la política rosista.
Legislatura en medio de una general indiferencia de la opinión pública La oposición cuyas figuras más destacadas eran Lucas J. Obes y
que aún no creía suficientemente en las virtudes _del sufragio para cam­ Santiago Vázquez, ex-ministros de Rivera, contaba con el apoyo de éste,
biar la situación. Los últimos meses de gobierno de Rivera vieron so­ quien desde la Comandancia de la campaña actuaba como gobierno
metida su administración a la crítica general, particularmente en el cuasi-autónomo al margen de las disposiciones legales y administrativas.
aspecto financiero cuyo examen había sido iniciado en el Cuerpo Le­ Fue a raíz de las elecciones para Alcaldes Ordinarios en enero de
gislativo; de sus adictos sólo Lucas J. Obes permanecía en el gobierno 1836, que se produjo el primer enfrentamiento entre ambas autorida­
promoviendo importantes proyectos económico-administrativos, y desa­ des: el Poder Ejecutivo y el Comandante General de la Campaña inter­
rrollando una vasta gestión diplomática para afianzar la acechada inde­ vinieron desembozadamente en los actos preparatorios y en el desarrollo
pendencia del país. de los comicios en los que finalmente triunfaron los candidatos del
primero.
Al término de su mandato constitucional (octubre 24 de 1834), Ri­
Nuevas desinteligencias entre aquellas autoridades dieron como re­
vera hizo entrega de su cargo al presidente del Senado, D. Carlos Anaya;
sultado la supresión de la Comandancia Gral. de la Campaña por de­
cinco días después fue por éste designado Comandante General de la creto del P. E. del 9 de enero de 1836.
Campaña regresando a su querida villa de San Pedro del Durazno.
No obstante sus protestas de acatamiento, en ¡ulio de 1836, casi en
Volvía así al mismo cargo que desempeñara hasta su ascensión a vísperas de las elecciones para representantes nacionales de noviem­
la presidencia de la República, el cual carecía de objeto en plena paz bre de dicho año, Rivera se alzó en armas contra el gobierno. Eduardo
y en vigor las nuevas instituciones político-administrativas del país. Acevedo Díaz en las páginas de "Lanza y Sable" describe el estupor
El 1? de marzo de 1835 el general Manuel Oribe fue elegido se­ del paisanaje que creía que el gobierno era quien se había sublevado
gundo Presidente constitucional por el voto unánime de la Asamblea contra don Frutos (Cap. X III ) . . .
General.
Dos bandos se enfrentaban con tendencias bien definidas: el de los
A la fecha de su elección gozaba de general prestigio por sus "Amigos del Orden", "Sostenedores de la Legalidad” , "Defensores de
dotes morales, cívicas y militares: ellas habían sido puestas una vez las Leyes", como rezaban las divisas de los partidarios del gobierno; y
más de manifiesto en el decisivo apoyo prestado a Rivera contra su el de los "liberales", opuestos a los conatos autoritarios de éste y
vinculados a tendencias análogas en los países limítrofes, los farrapos* incondicional de Oribe, el Gobierno se resolvió por la continuación de
ríograndenses y los unitarios argentinos, enemigos, respectivamente, de la lucha.
los regímenes autocrátícos del Emperador D. Pedro y de Rosas. Fue entonces que entró en juego un nuevo factor que alteró el
Por decreto del Gobierno de agosto 10 de 1836, toda la pobla­ equilibrio de las fuerzas en pugna: la intervención decisiva de la divi­
ción, tanto militares como civiles, debía usar una divisa o un distintivo sión naval francesa en el Río de la Plata en contra de los planes mili­
de color blanco en el sombrero o en el vestido con el lema de ' De­ tares de Oribe.
fensores de las Leyes", cuyo color había sido el de las vinchas de loa La enemistad de los agentes consulares y jefes navales franceses
patriotas de 1811. provino de la negativa de Oribe a permitir que se remataran en el
Por su parte, los revolucionarios adoptaron una divisa color celeste, puerto de Montevideo los barcos apresados al gobierno de Rosas, con
tomado de la escarapela nacional, que a poco cambiaron por el rojo el cual aquéllos se hallaban en conflicto desde marzo de 1838 en que
según explica D. Andrés Lamas del siguiente modo: el celeste pronto establecieron el bloqueo del puerto de Buenos Aires y de todo el litoral
se desteñía por la acción del sol o de las lluvias convirtiéndose en de la Argentina. En octubre del año 1838, aliadas con Rivera y los uni­
blanco, por lo cual aquella divisa fue confeccionada con la bayeta del tarios argentinos que militaban en sus filas, las fuerzas navales francesas
forro de los ponchos y chiripaes, de color colorado, más firme y resis­ se apoderaron de la isla Martín García frustrando así todo intento del
tente a la acción de los agentes atmosféricos. gobierno de Oribe por obtener el envío de fuerzas desde Buenos Aires.
Blancos, y en tono peyorativo "blanquillos", fueron llamados los Su suerte quedó así sellada: la revolución triunfante a las puertas
partidarios del gobierno; colorados, y en igual tono peyorativo "anar­ de Montevideo; desbaratados sus intentos diplomáticos ante el Empera­
quistas" o "tiznados", fueron denominados los revolucionarios, quienes dor a objeto de lograr una alianza con el Brasil para combatir al ene­
a sí mismos se titulaban "constitucionales". migo común coaligados; la escuadra francesa prestando su apoyo táctico
El bando de los blancos se formó con los antiguos lavallejistas y a los revolucionarios, Oribe abrió negociaciones de paz con Rivera, nom­
con otros hombres sin filiación política anterior, partidarios del orden brándose al efecto comisionados por ambas partes.
y la legalidad; el bando de los colorados se integró con los antiguos El 21 de octubre de 1838 fue firmada en el Míguelete la Conven­
colaboradores en el gobierno de Rivera, y los unitarios con Lavalle ción de paz según la cual Oribe resignaría el mando de inmediato; así
a su cabeza. lo hizo el 24 ante la Asamblea General por exigirlo, dijo, "e l sosiego
La tradición afirma que ambos llevaron por vez primera sus divisas del país y la consideración de que los sacrificios personales son un
en la batalla de Carpintería (setiembre 19 de 1836), en la que triunfaron holocausto debido a la conveniencia nacional".
las fuerzas legales quedando sofocada la intentona revolucionaria. El mismo día 24 se embarcaba Oribe para Buenos Aires, y asumía
En octubre de 1837 Rivera inicia su segunda revolución largamente el ejercicio del Poder Ejecutivo D. Gabriel A. Pereira, presidente del
preparada en territorio riograndense en connivencia con los jefes farra- Senado.
pos rebelados contra el Emperador del Brasil, partidarios de la segre­ El 10 de noviembre Rivera entraba en Montevideo al frente de su
gación de aquel vasto Estado y su erección en república independiente. titulado Ejército Constitucional.
El primer encuentro en Yucutujá a los diez días de iniciada su in­ La lucha entre los bandos colorado y blanco no había terminado
vasión por el Cuareim (octubre 22) fue favorable a las fuerzas de Rivera, aún definitivamente; cinco años más tarde resurgiría dentro del gran
en cuyas filas militaba Lavalle y un pequeño contingente de unitarios conflicto rioplatense de la "Guerra Grande" (1839-1852).
argentinos.
Durante los meses subsiguientes Rivera emprendió una guerra de
recursos y rápidos movimientos que le aseguraron el dominio casi total
del territorio nacional. Entretanto el Gobierno reorganizaba sus fuerzas 5. La Labor Pública y Privada Bajo las dos Primeras
agotando todos los recursos militares y financieros para precipitar el Presidencias Constitucionales.
desenlace de la lucha.
El 15 de junio de 1838 las fuerzas gubernistas eran derrotadas en
En medio del cúmulo de dificultades que debió enfrentar la Repú­
Palmar; los vencedores marcharon luego sobre Paysandú y Montevideo.
blica en los comienzos de su vida independiente, provenientes unas
En tales circunstancias se produjo una divergencia en el seno del G o­
bierno: en tanto el Ejecutivo entablaba negociaciones con el de Buenos del pasado y emergentes otras del presente inmediato, importante y
Aires para el envío de tropas con que proseguir la lucha, la Asamblea vasta fue la labor cumplida por sus dos primeros gobiernos constitu­
General abría negociaciones de paz con los insurrectos. cionales.
Fracasadas éstas por las exigencias de Rivera acerca de la renuncia Una de sus primeras preocupaciones fue el fomento de la inmigra­
ción extranjera a objeto de aumentar los brazos que reclamaba la pre­ pecuaria del país, la que el gobierno de Oribe en su Mensaje al Cuerpo
caria situación económica del país. Legislativo de marzo de 1836 estimaba en 1.600.000 vacunos.
Gobierno y particulares aunaron esfuerzos para incentivar esta co­ La cría de este ganado criollo se hacía "a la buena de Dios” , valga
rriente inmigratoria. la expresión de un diario de la época, sin intentar su refinamiento por
En las postrimerías del gobierno de Rivera, su ministro Lucas J. cruza con otras razas, lo cual será ensayado en pequeña escala con el
Obes decretó el destino de fondos públicos como anticipo para gastos ganado lanar por parte de algunos extranjeros, particularmente franceses.
de pasaje, alojamiento y alimentación de inmigrantes, con obligación El problema del fomento de la ganadería estaba íntimamente ligado
de posterior reembolso por parte de éstos; serían preferidos las mujeres, al de la tenencia de los campos de pastoreo, en su mayor parte poseí­
los artesanos y simples operarios o peones, particularmente para indus­ dos en latifundio, y cuyos poseedores también en la mayoría de los
trias y trabajos urbanos. A su vez varios particulares formularon al G o­ casos carecían de títulos de propiedad siendo solamente meros ocupantes.
bierno vastos planes de inmigración de colonos, con preferencia para Los pleitos reivindicatoríos entre propietarios y estos poseedores
tareas de labranza. precarios y los consiguientes juicios de desalojo, constituyeron una ver­
De estos últimos el más importante fue presentado por D. Samuel dadera plaga durante la primera presidencia constitucional.
Fischer Lafone para traer al país un millar de inmigrantes canarios y En 1833, terminada la segunda revolución de Lavalleja, Rivera cortó
de las provincias vascongadas, artesanos y labradores, el cual tuvo prin­ el nudo gordiano en favor de los simples poseedores decretando la ad-
cipio de ejecución a fines de 1835 y adquirió cierta importancia en judicación a éstos ' en toda propiedad" de las tierras poseídas sin título,
sucesivos arribos a Montevideo de aquellos colonos. salvo el derecho de los propietarios "en los términos que con ellos
Por decreto del 9 de setiembre de 1834, a fines del gobierno de mismos se estipularen".
Rivera, fue fundada una villa en las faldas del Cerro a objeto de "dar La medida tenía un evidente sentido político tendiente a contra­
a la industria todo el ensanche posible, y ofrecer a la inmigración ex­ rrestar la propaganda de los revolucionarios que se aprovechaban deJ
tranjera un centro apropiado e inmediato al primer mercado de consumo descontento y la resistencia de la población rural desalojada o amena­
de la República"; la nueva villa fue denominada "Cosmópolis" cual co­ zada de desalojo.
rrespondía a su finalidad de albergar colonos de todas las nacionalidades. También gran parte de las tierras de propiedad del Estado eran
Durante el año 1835 desembarcaron en Montevideo 1.803 inmigran­ poseídas por particulares sin título. La regularización de esta posesión
tes, así distribuidos: 640 canarios, 597 vascos franceses y españoles, y se hizo mediante ley de mayo 17 de 1833, durante el gobierno de
566 africanos. Estos últimos no eran colonos ni inmigrantes libres sino Rivera; por ella se distinguía entre las que hubieren estado poseídas
esclavos, cuya introducción al país confinó por varios años no obstante desde veinte años antes de dicha ley, y las que lo hubieran estado
la ley dictada en 1825 por la Sala de Representantes de la Provincia, y por menos de ese tiempo.
lo dispuesto por la Constitución de la República respecto a la prohibi-t Las primeras podían ser adquiridas por sus poseedores si lo solici­
ción de dicho infame tráfico; prohibición que fue reiterada por suce­ taban dentro de un plazo de seis meses a partir de la fecha de ia
sivos decretos de Oribe y ratificada por ley de junio 16 de 1837 que ley; su precio era fijado por un jury de cinco propietarios, dos nom­
declaró libres a todos los negros que en adelante fueren introducidos brados por el Gobierno, dos por el interesado, y el quinto por estos
en el país. cuatro reunidos.
A fines de 1835 un censo de población del departamento de Mon­ Respecto de las segundas se adoptó el régimen de enfiteusis para
tevideo arrojaba un total de 23.404 habitantes, así distribuidos: 14.390 quienes las solicitaran, por el término de cinco años, durante los cualesi
en la ciudad, y 9.014 a extramuros. el enfiteuta pagaría un canon anual fijado por ley; al cabo de dicho
Siendo la ganadería la principal y casi única fuente de riqueza del plazo éste era preferido, sea para continuar su contrato, sea para ad­
país, fueron dictadas numerosas medidas tendientes a su conservación quirir la tierra si el Gobierno se resolvía a venderla. Esto último fue
y fomento, tales como la represión de los frecuentes robos de ganado dispuesto a mediados de 1835, bajo la presidencia de Oribe, a objeto
llevados a cabo por centenares de vagos y malhechores que infestaban de obtener fondos para el exhausto erario público. El precio mínimo
la campaña, al solo efecto de extraer sus cueros para venderlos luego a del canon anual fijado por ley en 1833 era de 500 pesos la legua
mercachifles y pulperías volantes no patentados; la obligatoriedad del cuadrada, muy por debajo del valor real de los campos de pastoreo,
certificado de ganado expedido por los Jueces de Paz o Tenientes A l­ por lo que fue subido al doble y luego al triple en 1835 y 1836, res­
caldes; la contramarca de los cueros vendidos; la contratación de peo­ pectivamente, como medio para combatir la especulación y la desva­
nes mediante papeletas expedidas por la policía; la prohibición de ma­ lorización del patrimonio público.
tanza del ganado alzado. El territorio nacional calculado en 5.618 leguas cuadradas en 1836
Estas medidas permitieron una sensible recuperación de la riqueza se hallaba así distribuido: 2.365 eran de propiedad particular (43 % ) ;
2.375 de propiedad fiscal en régimen de enfiteusis (4 3 % ), y 870 en ciones que le fueron exigidas por nuestro Gobierno; en 1836 con Fran­
situación no determinada (14 % ) , teóricamente también de propiedad cia, con quien quedó concluido un Convenio que acordaba a aquel país
fiscal. el tratamiento de la nación más favorecida; y en 1835 un acuerdo con
A efectos de la regularlzación y control de todo lo relativo a las España por el cual los barcos de dicha nacionalidad tendrían en puertos
tierras públicas, en diciembre de 1831 fue creada la Comisión Topo­ orientales las mismas franquicias que España concediera en los suyos
gráfica, primera oficina técnica con que contó el país; su obra más a nuestros barcos.
importante fue la Carta Topográfica de la República confeccionada en El comercio exterior vióse sensiblemente acrecido por medio de la
1837 por su presidente, coronel Ingeniero José María Reyes (1803-1864). Reglamentación consular aprobada en 1835 bajo el gobierno de Oribe,
Respecto a la agricultura su notorio atraso era debido a varios fac­ que regulaba la intervención de los agentes consulares uruguayos en el
tores: la frecuencia de las revoluciones que provocaban la destrucción extranjero en la promoción de las transacciones comerciales con nuestro
o el abandono de las sementeras; la falta de hábito o de preparación país.
agrícola de la población rural, casi enteramente dedicada a la gana­ También fue autorizada la creación de una Sala de Comercio que!
dería por ser mayores, más seguros y menos trabajosos sus beneficios; comenzó a funcionar a fines de 1835, donde se proporcionaba abun­
los frecuentes robos a que estaban expuestas las zona chacareras pró­ dante información sobre entradas y salidas de buques, manifiestos de
ximas a la Capital. carga, entrada de frutos de la campaña, observaciones meteorológicas,
Bajo el gobierno de Rivera se dio un vigoroso impulso a esta acti­ y contaba con un telégrafo de señales para anunciar al comercio el
vidad mediante la distribución de semillas seleccionadas de trigo entre arribo de los buques a nuestro puerto.
los agricultores de dichas zonas, y la constitución de una "Sociedad Un padrón de 1835 arrojaba las siguientes cifras relativas a los es­
Agrícola" encargada de mejorar los instrumentos y métodos de trabajo, tablecimientos comerciales e industriales del departamento de Monte­
popularizar la enseñanza de estos mediante publicaciones y organizar un video: 590 casas dé comercio; 290 pequeñas artesanías; 19 atahonas;
establecimiento experimental donde dar educación práctica a un cierto 19 saladeros; 36 fábricas de ladrillos y 2 de baldosas.
número de jóvenes pobres de los departamentos. Había también 537 chacras y quintas, 38 tambos de lecheras y
Estas medidas, continuadas bajo el gobierno de Oribe, permitieron 4 estancias.
que en 1836 la cosecha de trigo fu'era tan abundante, que luego de
atender al consumo Interno quedara un considerable sobrante nara
exportar. r Respecto de la Hacienda Pública su estado era de crisis perma­
nente, tanto por falta de un plan o sistema tinanciero que asegurara
También se procuró el fomento de las escasísimas industrias na­
recursos suficientes y estables al Erario nacional, cuanto por obra de las
cionales mediante leyes o decretos proteccionistas en materia de aran-
frecuentes convulsiones políticas internas.
celes aduaneros respecto de algunos artículos extranjeros competitivos
con los de fabricación nacional. Los derechos aduaneros de importación y exportación eran las ren­
tas más importantes del Estado; contaba además con otras de impor-<
Salvo la fabricación y comercialización del pan sometidas a impues­ tancia mucho menor, como ser los derechos de caza de lobos marinos
tos especiales y severo contralor a cargo de las Juntas Económico- en el Este; papel sellado; patentes de industria y comercio; derechos
Administrativas, los demás industriales, nacionales o extranjeros, gozaban sobre venta del pan, sobre el abasto de carne a la ciudad, sobre la
de plena libertad de acción.
exportación de ganado en pie para el Brasil.
La necesidad de importar del extranjero todo cuanto se refiere a La mayor parte o la casi totalidad de estos últimos eran rematados
objetos de lujo y aún de primera necesidad (azúcar, harinas, sal, yerba, a particulares, quienes se hacían cargo de su recaudación a cambio de
telas), hizo del puerto de Montevideo uno de los más activos de Sud* una suma de dinero pagada al Erario público al contado o a plazos.
América al promediar el siglo pasado. La balanza comercial siguió siendo Las únicas rentas con que en realidad contaba el Estado eran las
levemente desfavorable por varios años todavía, a la espera del pro­ de aduanas, principalmente de Montevideo, y de varias receptorías, sub
gresivo aumento de las exportaciones de cueros y carnes saladas. receptorías y resguardos establecidos sobre la costa del río Uruguay y
Las mayores importaciones procedían de Brasil (azúcar, yerba, caña, sobre el Yaguarón. En cambio la propiedad territorial no pagaba con­
aguardiente, maderas, tabaco), Inglaterra (paños, lienzos), Estados Uni­ tribución alguna al Fisco.
dos (harinas, tabaco "colorado") y en menor escala España, Francia v Los gastos públicos se multiplicaban en tanto las leyes de presu-
Genova. '
puesto permanecían casi invariables, aumentando así año a año los dé­
Con algunos de estos países fueron iniciadas negociaciones para la ficits de caja que ni alcanzaban a cubrir las rentas fiscales, todo ello
celebración de tratados de comercio: en 1835 con Inglaterra, las que por causa de las revueltas Internas y el despilfarro administrativo.
quedaron suspendidas en razón de no aceptar dicha nación las condi­ No faltaron las advertencias ni los planes tendientes a solucionar
este estado de cosas, en base al establecimiento de contribuciones di­
rectas y rentas fijas; equitativa distribución de los impuestos; equilibrio das para la administración de los gastos y recursos del Estado, permi­
entre los ingresos y egresos; publicidad de los pagos públicos y su tieron rescatar todas las rentas empeñadas o hipotecadas por el gobier­
no anterior, y disminuir notablemente los déficits de caja.
contralor por el Poder Legislativo; racional utilización del rico patri­
monio territorial del Estado para la extinción de la deuda interna. Durante el gobierno de Oribe se dictaron importantes leyes socia­
les: en marzo de 1835 la de pensiones a las viudas e hijos menores de
Pero todos estos planes y propósitos se estrellaron contra los apre­
jefes y oficiales con ocho años de servicio por lo menos; en junio dej
mios a que se vio enfrentado el Gobierno, particularmente el de Ri­
mismo año las de retiro y reforma militar que otorgaban, respectiva­
vera, a causa de aquellas convulsiones políticas; frente a ellas las me­
mente, una pensión mensual y un premio de retiro a los jefes y oficia­
didas gubernativas se limitaron a los empréstitos internos, muchas veces
les fuera de servicio que lo hubieran cumplido por lo menos durante
en condiciones cuasi usurarias, a la venta en condiciones análogas de
diez años; en mayo de 1838 la de jubilaciones y pensiones civiles, que
algunas propiedades nacionales, y a la enajenación de rentas futuras y
alcanzaba a todos los empleados que por innecesarios, enfermedad o
de ciertos derechos fiscales.
vejez fueran separados de la Administración pública. El monto de las
En 1831 el Gobierno se vio necesitado de echar mano de la tierra
pensiones en cada uno de estos casos variaba de acuerdo a la anti­
pública para hacer frente a la deuda flotante. Con tal objeto, por ley güedad en el cargo y a la causal jubilatoria.
de marzo 17 de dicho año el P. E. fue autorizado a vender las tierras
La instrucción y la enseñanza públicas fueron también objeto de
de "propios" del extinto Cabildo de Montevideo, las del ejido de la
atención por parte de nuestros dos primeros gobiernos constituciona­
ciudad, y los edificios y terrenos públicos dentro del departamento de
les, no obstante lo exiguo de los recursos presupuéstales.
la Capital; sacrificio inútil puesto que con ello sólo pudo amortizarse
una pequeña parte de aquella deuda. En 1830 había catorce escuelas públicas de "primeras letras" en
todo el país; a fines de 1833 había veinticuatro con 1.400 alumnos;
Al comienzo de su gestión el gobierno de Oribe intentó la orga­
en 1835 ascendían a treinta y tres.
nización del crédito público mediante la negociación de un empréstito
El movimiento escolar alcanzó a algunos pueblos de la campaña,
interno de dos millones de pesos para pago de la deuda exigible, ga­
como Salto, Víboras, San Salvador, Vacas y Piedras, donde en 1831
rantizado por diversas rentas fiscales; los títulos a emitir gozarían de
fueron instaladas dichas escuelas.
un 6 % de interés, y podrían ser negociados hasta por el 60 % de
Un nivel de enseñanza media era impartido en algunos estableci­
su valor nominal.
mientos privados fundados en este período, como el "Colegio Oriental"
Aun cuando la iniciativa encontró resistencia en el Cuerpo Legis­ (1831) de los esposos Curel, el "Colegio Oriental de Humanidades" (1838)
lativo por temor a sucesivos empapelamientos de la plaza, de su dis­ del Pbro. Antonio de Vargas, y el Colegio de los P. P. Escolapios (1836)
cusión parlamentaria surgió la autorización al Poder Ejecutivo para con­ donde concurrió José Pedro Varela, el futuro Reformador de la escuela
tratar dentro o fuera del país un empréstito para cubrir el capital e uruguaya.
intereses de la deuda exigible, el cual fue fijado en tres millones
Por ley de junio 11 de 1833, a iniciativa del entonces senador y
de pesos. Vicario Apostólico, Larrañaga, fueron instituidas nueve cátedras de en­
También fue aprobada la creación de un "Gran Libro de Deudas señanza superior, disponiéndose que cuando todas o la mayoría de
y Rentas Públicas", sellado y bajo llave, suscritos sus folios por los
ellas estuvieran en funcionamiento el Poder Ejecutivo erigiría la Uni­
presidentes de ambas Cámaras, y que sólo podía abrirse en Asamblea versidad.
General bajo cuya custodia quedaba.
De inmediato comenzó a funcionar la de Filosofía, junto a la de
A efectos de la contratación del empréstito, a fines de 1835 fue Latinidad que lo estaba desde 1830, ambas a cargo de fray José Benito
comisionado a Europa D. Juan Francisco Giró, quien realizó gestiones Lamas. En 1835 fueron incorporadas las cátedras de Matemáticas, Dere­
en diversos mercados europeos, no logrando concretar sus propósitos cho Civil y Teología, por lo cual, por decreto de Oribe del 27 de mayo
debido a la desconfianza general que existía respecto de los países de 1838 fue instituida y erigida la Universidad Mayor de la República.
sudamericanos; la primera revolución de Rivera acabó con las últimas El proceso fundacional se completó en pleno Sitio Grande, por decreto
esperanzas de obtener dicho empréstito.
del ''Gobierno de la Defensa" de Montevideo, de julio 15 de 1849,
El gobierno debió entonces recurrir a viejos y nuevos procedimien­ procediéndose a la solemne inauguración de la Universidad llevada a
tos financieros: concesión de tierras públicas en enfiteusis, descuentos cabo el 18 de julio del mismo año.
en los sueldos de la Administración pública, patente extraordinaria,
A fines de 1837 el gobierno de Oribe designó una Comisión en­
impuesto sobre herencia, derechos adicionales de Aduana sobre nu­
cargada de la reorganización y habilitación de la Biblioteca y Museo
merosas importaciones.
públicos de Montevideo, que desde su fundación de 1816 había expe­
No obstante ello, las medidas de orden y severo contralor adopta­
rimentado graves perjuicios bajo la dominación luso-brasileña, hallán­
años después de jurada nuestra primera Constitución, según se dedu­
dose clausurada desde 1826. Provista de nuevos libros donados por par­ ciría aunque en forma no muy clara, de la correlación entre los artícu­
ticulares, y una valiosa colección zoológica, botánica y mineralógica los 17?, 18? y 19? de la Convención de 1828.
donada por Larrañaga, la institución fue reabierta al público el 18 de La política seguida en este aspecto por la Cancillería oriental bajo
julio de 1838, tres meses antes del vencimiento y resignación de Oribe los gobiernos de Rivera y de Oribe fue firme y coherente: lograr ía
al mando presidencial. intervención de nuestro país en la celebración de aquel Tratado defi­
nitivo de paz, y reclamar los límites históricos de la "Banda O riental"
durante el dominio español, esto es, los del tratado de San Ildefonso
Importantes progresos urbanísticos y edilicios experimentó Monte­
(1777) entre España y Portugal.
video en este período.
En agosto de 1829, por resolución de la Asamblea General Consti­ La primera gestión acerca de la fijación definitiva de nuestros lí­
tuyente había comenzado la demolición de sus murallas; por decreto mites fue realizada en mayo de 1831 por el Ministro de Relaciones
Exteriores, José Ellauri, ante el Encargado de Negocios del Brasil; meses
de octubre 19 de 1833 fue dispuesta la apertura de la vetusta Cluda-
dela colonial a fin de comunicar a la Ciudad Vieja con la naciente Ciu­ más tarde éste contestó que su gobierno no podría concluir ningún tratado
dad Nueva trazada al Este de aquélla en 1829. En mayo de 1836 fue al respecto sin la participación del gobierno de las Provincias Unidas.
inaugurado en su interior el Nuevo Mercado público, y en diciembre En diciembre de 1832 el general Rondeau fue designado Encargado
de 1836 decretada la formación de la plaza Independencia contigua de Negocios ante el gobierno de las Provincias Unidas, señalándose
entre sus cometidos el de indagar ante éste acerca de la participación
a éste.
En noviembre de 1835 fue consagrado el Cementerio Nuevo (hoy de un Ministro o Comisario del Uruguay en el Tratado definitivo de
Central), quedando desafectado para lo sucesivo el Cementerio viejo paz con el Brasil.
situado a la altura de la esquina de las actuales calles Durazno y Andes. Tampoco la gestión de Rondeau halló ambiente favorable en el go­
Por lo que respecta a la edificación privada, un cómputo de 1836 bernador de Buenos Aires, general Juan Ramón Balcarce, encargado de
señalaba un total de 1.081 fincas en la Ciudad vieja y el Cordón; la las relaciones exteriores de las Provincias Unidas, ouien, en abril de
más notable de las construidas en esta época fue, en 1831, la casa de 1833, sin dar cuenta alguna al respecto, designó a un emisario para
D. Antonio Montero, entonces llamada "palacio del mármol", actual negociar con el Brasil la conclusión del Tratado definitivo de paz.
sede del Museo Romántico en la calle 25 de Mayo (entonces San Pedro). En febrero de 1833 Lucas J. Obes fue designado Encargado de
Los diversos servicios públicos eran atendidos por la Policía y las Negocios ante el gobierno de Gran Bretaña y Comisarlo ad-hoc ante la
Juntas Económico-Administrativas, sin que por largo tiempo estuvieran Corte del Brasil, a objeto de llevar a cabo gestiones análogas a las
claramente deslindadas las atribuciones de estas últimas. anteriores.
Los principales progresos logrados en este aspecto, fueron: mejora "La conducta equívoca e indecisa de los Gobiernos de la Repú­
en el alumbrado público sustituyéndose las humeantes candilejas de blica Argentina e Imperio del Brasil respecto a la suerte futura del
aceite por velas de sebo (1835); primera ley de empedrado público Estado Oriental, — decíase en el decreto de su nombramiento— , ha
(mayo 12 de 1835); organización del servicio de celadores nocturnos dado a su Gobierno en todo el período de su existencia constitucional,
(1835); reorganización de la Junta de Higiene (1838) con funciones de una lección práctica y convincente que su independencia y sus liber­
policía sanitaria. tades serían también aventuradas sin la intervención de una potencia
respetable y mediadora en la formación del tratado definitivo de paz,
cuya garantía podría comprometerse hasta el punto de sostener el goce
de la soberanía y de los derechos de este Estado".
6. La Política Exterior: el Problema de los Límites. A su paso por Río de Janeiro, Obes debía recabar ante la Corte
brasileña "la concurrencia de un Ministro público del Estado Oriental"
El aspecto más Importante de la política exterior de nuestro país en la celebración del Tratado definitivo de paz, "que represente sus
bajo sus dos primeras presidencias constitucionales fue el relativo al derechos y sostenga los intereses nacionales".
perfeccionamiento de su estatuto territorial respecto de los límites. Obstáculos de orden interno impidieron la partida de Obes, hasta
La Convención Preliminar de 1828, como se ha visto, no establecía que llegado a la Cancillería a fines de 1833 concibió un plan de vasta
los límites del nuevo Estado, cuya indeterminación era mucho mayor alcance: forzar al Brasil a la fijación de sus límites con el Uruguay
por lo que se refiere a sus fronteras terrestres con el imperio del Brasil. mediante una acción diplomática conjunta con otros países sudamerica­
Este problema quedó tácitamente diferido para el momento del nos que tenían proble.mas limítrofes similares con el Imperio, tales como
Tratado definitivo de paz entre el Brasil y las Provincias Unidas; cuya Bolivia, Perú, Paraguay y Colombia, sobre la base de la línea demarca-
celebración virtualmente debía llevarse a cabo dentro del plazo de cinco
toria del tratado de San Ildefonso de 1777. Acogida favorablemente la y mal visto de Rosas, el plan Obes fue abandonado por el gobierno de
iniciativa uruguaya por el gobierno de Bolivia, en agosto de 1834 D. Oribe quien comunicó su desistimiento al de Bolivia.
Francisco Joaquín Muñoz fue designado Agente confidencial ante aquél, En el fondo de esta cuestión ocurría que la diplomacia oriental
siendo además portador de una nota para el gobierno del Perú acerca hallábase trabada por los términos de la Convención Preliminar de
de análoga gestión diplomática. 1828 que dejaba librada exclusivamente a la iniciativa de la Argentina
Llegado a Chuquisaca en los primeros días de diciembre de 1834, y el Brasil la solución del problema de los límites de nuestro país.
Muñoz obtuvo la ratificación por parte del gobierno boliviano, presidi­ Es por esta razón que el propio Obes, simultáneamente con su
do por el general Andrés Santa Cruz, de su formal apoyo al plan de antedicho plan, emprendió otra importante gestión diplomática ante
la Cancillería uruguaya, así como también secundó las gestiones del Gran Bretaña exponiendo los motivos y razones por los cuales el G o ­
agente oriental ante los gobiernos de Perú y Colombia. El primero le bierno oriental prescindiría de la "protección" reconocida por el ar­
prestó también su adhesión, sin llegar a formalizar una gestión concreta tículo 11 de aquella Convención a las potencias signatarias de la misma,
en este sentido; del segundo no se conoce respuesta alguna al respecto. y recabando la aprobación de Inglaterra a esta resolución. El gobierno
De acuerdo a la documentación relativa a esta misión, el Uruguay inglés declinó hacerlo por entender que la misión "m ediadora" de
hallábase dispuesto, como solución transaccional frente a las previsibles Inglaterra había terminado con la firma de la Convención de 1828 de
exigencias del Brasil, a reclamar como línea limítrofe la del Ibicuy, la que no había salido garante.
renunciando de este modo a la más septentrional del Pepirí-Guazú. No obstante el abandono del plan Obes, la política del gobierno
A a su pasaje rumbo a Bolivia, Muñoz logró interesar en el plan de Oribe respecto del problema de los límites con el Brasil siguió la
de la Cancillería uruguaya a los gobernantes de Córdoba, Tucumán, Ca- misma línea de su antecesor. Los cancilleres de ambos mandatarios se
tamarca y Salta, quienes manifestaron su aprobación del mismo, lo hallaban animados del mismo propósito: la reincorporación de las M i­
siones orientales al patrimonio territorial de la República; objetivo que
cual habría sido un poderoso respaldo en la gestión que eventualmente
será sacrificado en 1851 por el "Gobierno de la Defensa" como precio
emprendiera el gobierno de las Provincias Unidas ante el Brasil.
a la colaboración brasileña a la derrota de Rosas.
No obstante haber comenzado la misión Muñoz bajo tan favorables
Fue así que a mediados de 1837 el Brasil, por intermedio de su
auspicios, el plan Obes habría de fracasar por causas internas y externas
Encargado de Negocios en Montevideo, inició una apertura diplomática
a nuestro país.
tendiente a la celebración de un tratado de alianza ofensivo-defensiva
Concluido el mandato presidencial de Rivera (octubre 24 de 1834), con nuestro país en momentos que el gobierno imperial brasileña en­
O.bes vióse enfrentado a una fuerte oposición que lo obligó a renunciar frentaba una profunda crisis política agravada por preparativos revolu­
a todos sus Ministerios (enero de 1835); el nuevo presidente, Oribe,
cionarios en Río Grande del Sur.
confió la Secretaría de Relaciones Exteriores a D. Francisco Llambí En tales circunstancias la Cancillería oriental, a cuyo frente se
(marzo de 1835). encontraba Llambí, replanteó el postergado problema de los límites con
Entretanto el Brasil inició una hábil maniobra diplomática tendiente el país vecino, como única base para la negociación de aquel tratado,
a frustrar el plan Obes: en noviembre de 1834, por intermedio de su sin lo cual el gobierno oriental consideraba altamente desventajosa su
Encargado de Negocios en Montevideo, anunció a nuestro gobierno el celebración; a tal efecto se proponía que se dejase a nuestra Repú­
propósito de celebrar el Tratado definitivo de paz que habría de re­ blica en posesión provisional de las fronteras que gozaba la antigua
gular los límites entre ambos Estados, dando intervención en él a nues­ Provincia oriental, hasta su fijación por el Tratado definitivo de paz.
tro país. De este modo el gobierno oriental se halló enfrentado a un La línea que se pretendía ocupar provisionalmente era en su parte más
difícil dilema: si proseguía las negociaciones ya comprometidas con septentrional la del río Ibicuy, dejando para la discusión de aquel Tra­
los gobiernos de Bolivia y Perú debía desechar la propuesta del Brasil, tado el arreglo de los territorios situados más al norte.
con riesgo de que éste procediera a resolver aquel problema prescin­ Las negociaciones iniciadas en Montevideo fueron continuadas en
diendo de nuestro país. Río de Janeiro por el doctor Carlos G. Villademoros, poco antes desíg-'
Por lo demás, el plan Obes provocó el desagrado del gobierno nado Encargado de Negocios de nuestro país en el Brasil (junio de 1837).
de Rosas, quien tiempo después con el pretexto de declarar la guerra Su estada en aquella ciudad coincidió con la segunda revolución
al presidente boliviano, general Santa Cruz, adujo que la misión Muñoz de Rivera preparada en Río Grande con la ayuda de los farrapos río-
había intentado desquiciar la unidad de la Confederación argentina; lo grandenses rebelados también contra el gobierno imperial brasileño.
que éste refutó públicamente de manera firme y categórica confirmando La alianza ofensivo-defensiva con éste era tanto más necesaria al
los verdaderos propósitos de aquélla. gobierno de Oribe en momentos que las fuerzas de Rivera obtenían
De este modo, desbaratado por la maniobra diplomática brasileña sus primeros triunfos en el norte del país; no obstante, el gobierno
oriental no depuso sus legítimas exigencias para la celebración de aquella cendiese de ella; y así sucesivamente por todo el tiempo de la revo­
alianza, por lo cual se interrumpieron las negociaciones. lución riograndense (agosto de 1838).
Las instrucciones recibidas a este respecto por Villademoros eran Otra importante gestión diplomática fue entablada por el gobierno
claras y terminantes. La fijación de los límites entre el Brasil y nuestro de Oribe, ésta ante gobiernos europeos.
país era condición previa a la conclusión de la susodicha alianza, sobre En julio de 1835 Juan Francisco Giró fue designado Ministro Ple­
la "base invariable'' de los antiguos territorios de la Provincia Oriental: nipotenciario ante la Corte de Madrid, y ante el gobierno de S. M.
el Chuy, la costa oriental de la laguna Merín (Mini), el curso del río británica: por lo primero debía gestionar el reconocimiento de nuestra
Yaguarón hasta sus nacientes en la Cuchilla Grande, y desde ésta hasta independencia por parte de España, y por lo segundo, concertar un
las fuentes del Ibicuy, siguiendo el curso de este río hasta su desem­ Tratado de Comercio con Inglaterra, si bien el motivo principal en
bocadura en el Uruguay; por nuevas instrucciones trasmitidas al Agente este último país era la negociación de un empréstito de tres millones
diplomático oriental se le ordenaba además que la navegación de la a que se ha hecho referencia en páginas anteriores.
laguna Merín de los buques nacionales debía ser enteramente libre Luego de la muerte de Fernando Vil (1834) varias naciones hispano­
hasta los puertos de Río Grande y Porto Alegre. Otras instrucciones se americanas iniciaron gestiones ante la Corte de Madrid para el logro
referían al tratado de extradición de esclavos y criminales el cual tam­ de relaciones estables con la Madre Patria, incluso el reconocimiento
poco podía ser suscrito sino después del acuerdo sobre los límites. de su independencia por parte de la Corona española.
Un año después el gobierno de Oribe acreditaba una nueva mi­ Nuestro país se sumó a aquellas gestiones mediante esta misión
sión diplomática ante la Corte del Brasil, confiada al general José M. confiada a Giró.
Reyes (julio de 1838), a poco de producida la derrota de Palmar (junio Ya en enero de 1834, por decreto del gobierno de Rivera habíase
15) que habría de sellar la suerte de aquel gobierno. autorizado la entrada de buques españoles a los puertos orientales, con
No obstante la critica situación de éste, el emisario fue prevenido la condición de enarbolar la bandera uruguaya al tope de su palo ma­
en sus instrucciones que la nueva gestión ante el gobierno imperial yor. Con anterioridad a este decreto, el comercio con España hacíase
debía entablarse sobre las mismas condiciones de la anterior, sin arro­ de modo indirecto, vía Estados Unidos o Brasil adonde las autoridades
jar "presunción de que la necesidad o la debilidad del poder de la españolas expedían las patentes de salida de sus mercaderías.
República o el temor de atraerse el disgusto del Brasil en estas cir­ En las instrucciones a Giró se le prevenía que no debía admitir
cunstancias le inducen a buscar su alianza para sostener la causa qne proposición alguna que no tuviera por base el reconocimiento del Es­
defiende". tado oriental en su categoría de nación libre e independiente; salvo
La patriótica intransigencia del gobierno de Oribe a ceder un ápice que los emisarios de todas las demás naciones americanas hubieran
en las legítimas exigencias de la República hizo frustrar nuevamente preferido que dicho reconocimiento se hiciera de manera implícita me­
las negociaciones con el Brasil, descartando toda posibilidad de su diante un Tratado de Comercio, en cuyo caso podría el Uruguay ha­
ayuda militar para enfrentar a las fuerzas revolucionarias de Rivera ya cerlo del mismo modo. Se le prevenía acerca de este Tratado la ob­
a las puertas de Montevideo. tención de una recíproca igualdad de derechos comerciales entre los
La más estricta neutralidad fue observada por el gobierno de Oribe naturales de ambos países, y oponerse a toda clase de indemnización
respecto de los conflictos internos del Brasil y de la Confederación que el Gobierno español reclamase; en caso que esta exigencia obs­
Argentina; si bien el flagrante apoyo material prestado a Rivera por tara a la celebración del acuerdo, se estaría a lo que hubieran obte­
los caudillos farrapos riograndenses y los emigrados unitarios argenti­ nido al respecto los emisarios de las demás repúblicas americanas.
nos, a los que se agregó el apoyo táctico de la escuadra francesa en La misión Giró no tuvo éxito en España debido a esta exigencia
los ríos de la Plata y Uruguay, fue Inclinando a Oribe a una estrecha por parte de su gobierno como previa al reconocimiento de nuestra in­
vinculación con el gobierno de Rosas, en un principio no conforme dependencia. No obstante a mediados de 1835 fue aprobada una ley
con la posición neutralista de la Cancillería oriental. por nuestra Asamblea legislativa que acordaba a los buques españoles
En tanto el gobierno de Oribe posponía su propia estabilidad a en puertos orientales las mismas franquicias que en puertos españoles
los intereses supremos del país, Rivera celebraba un Insólito tratado se otorgara a nuestros barcos. En 1837 llegaba a España por vez pri­
con los revolucionarios riograndenses, por el cual se obligaba a ha­ mera un buque de pabellón uruguayo, con un cargamento de cueros
cerse elegir por el pueblo oriental Presidente de nuestra República en y de inmediato una Real Orden del gobierno español abría los puer­
el más corto tiempo posible, y a no dejar jamás dicho cargo sin pasar tos de la Península a nuestros barcos.
inmediatamente al de Comandante General de la Campaña, para luego La misión Giró en Londres tenía, según dijimos, un doble objeto:
suceder a su sucesor en la Presidencia de la República cuando éste des­ la ceebración de un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con
Gran Bretaña, y la concertaclón de un empréstito de tres millones de B I B LI O GR A FI A S U M A R I A
pesos votado por nuestra Asamblea General.
Respecto de lo primero, el plenipotenciario uruguayo debía ulti­
mar las negociaciones ya iniciadas en Montevideo en 1834 entre nues­
tro Gobierno y el agente diplomático británico Mr. Hamilton, e inte­
rrumpidas a raíz de las discrepancias surgidas respecto de algunas de
las disposiciones del texto propuesto por éste, quien argumentaba ca­
recer de instrucciones para su corrección o enmienda.
Las gestiones de Giró tampoco tuvieron éxito en Inglaterra en Las obras marcadas con un “ asterisco” son especialmente reco­
cuanto a este Tratado, ni respecto al empréstito, en ambos casos por mendables para los estudiantes por su mejor adaptación didáctica.
los mismos motivos: los informes desfavorables trasmitidos por Mr. Ha­
milton acerca de la situación económica y el crédito de nuestro país,
y la primera revolución promovida por Rivera a mediados de 1836 que CAPITULO I
vino a poner en duda la propia estabilidad de nuestro gobierno, y cuya
noticia fue recogida por la prensa londinense.
En resumen: la sórdida ambición de los Esta'dos vecinos, Argenti­ 'A LO N SO , ROSA / SALA DE TOURON, LUCIA / DE LA TORRE, NELSON
na y Brasil, impidió que la República obtuviera la fijación de sus fron­ / RODRIGUEZ, JU LIO : “ La oligarquía oriental en la Cisplatina” .
teras históricas, manteniéndolas en incertidumbre hasta el desenlace de (Montevideo, 1970).
la "guerra Grande" (1851); y las rencillas internas comprometieron gra­ ‘ A RC O S FERRAND, LUIS: "L a Cruzada de los Treinta y Tres" (Monte­
vemente la menguada economía del país en los inicios de su vida video, s/f.)
constitucional. *BAUZA, FRANCISCO: “ Historia de la Dominación Española en el Uru­
guay” , Tomo Tercero, Libro VI (Montevideo, 1929).
*CAM PO S DE G A RABELLI, MARTA: “ Aspectos de la dominación lusita­
n a" (“ E L P A IS ” , Montevideo, octubre 17, 18, 20 y 21 de 1953).
— "L a Revolución Oriental de 1822-1823. Su génesis” . (Montevideo,
1972-1978).
"Dom inación luso-brasileña. La revolución oriental de 1822-1823". Facul­
tad de Humanidades y Ciencias. Instituto de Investigaciones Histó­
ricas. Documentos para la Historia de la República Oriental del
Uruguay, tomo III. (Montevideo, 1966).
‘ FALCAO ESPA LT ER, MARIO: "L a vigía Leco r". Montevideo, 1919).
’ PIV EL DEVOTO, JU A N E.: " E l Congreso Cisplatino" (Montevideo, 1937).

CAPITULO II

"A ctas de la H. Junta de Representantes de la Provincia Oriental (Años


1825, 26-27)". (Montevideo, 1920).
“ Actas de la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, 1825” , pu-
blic. de la Cámara de Representantes. (Montevideo, 1961).
*BLANCO ACEVEDO, PABLO : "inform e sobre la fecha de celebración del
Centenario de la Independencia” . (Montevideo, 1922).
* BLANCO ACEVEDO, PABLO : "L a mediación de Inglaterra y la Conven­
ción de Paz de 1828” . (Montevideo, 1928).
"Docum entos para servir al estudio de la Independencia N acional", Publ.
del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. (Montevideo, 1937-
1938). "Archivo Histórico Diplomático del Uruguay” , tomo 1. (Montevideo, 1942).
"Docum entos para la Historia Nacional” , public. de la «Revista Históri­ CASTELLANO S, ALFRED O R.: "Dos informes acerca de la República
ca». (Montevideo, 1923-1926). Oriental del Uruguay en 1834 y 1835” . Apartado de la “ Revista
"D iarios de campaña y Memorias de los actores de la Revolución de Histórica” , tomo XXVIII (Montevideo, 1958).
1825” , en “ Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay” , GARCIA SELG A S, G ILBER T O : "La elección presidencial de Don Ma­
Edic. documental conmemorativa, tomo XIX (Montevideo, 1952). nuel O ribe". (Montevideo, 1935).
*PIV EL DEVOTO, JU A N E. y RANIERI DE PIV EL DEVOTO, ALCIRA: "La * PIV EL DEVOTO, JU A N E. y RANIERI DE P IV E L DEVOTO, ALCIRA: "R i­
epopeya nacional de 1825". (Publicación mensual ilustrada, Montevi­ vera, Oribe, y los orígenes de la Guerra Grande” . (Montevideo,
deo, 1975). 1971).
*DE FREITAS, ANTONIO M.: " E l levantamiento de 1825’’. (Montevideo, P IV EL DEVOTO, JU A N E.: "L a misión de Francisco J. Muñoz a Bolí-
1944). via” . (Montevideo, 1933).
FER R EIR O , FE LIP E: " Glorias auténticas y falsas glorias” . (Montevideo,
1930).
GARCIA, FLAVIO: "L a Misión de Ignacio Núñez a la Provincia Oriental” .
(“ Boletín Histórico” del Estado Mayor del Ejército” , Nos. 77-79, págs.
79-212, Montevideo, Julio-Diciembre de 1958).
H ERRERA , LU IS A. DE. "L a misión Ponsonby” . (Montevideo, 1930).
KAUFMANN, W ILLIAM : "L a política británica y la independencia de Amé­
rica Latina. 1804-1828” . (Caracas, 1963).
RIPPY, J . FRED: "L a rivalidad entre Estados Unidos y Gran Bretaña por
Am érica Latina (1808-1830)” . (Buenos Aires, 1967).
RAVIGNANI, EMILIO: "Asam bleas Constituyentes Argentinas” , tomo III.
(Buenos Aires, 1937).
‘ SALGADO, JO S E : "H istoria diplomática de la Independencia oriental” .
(Montevdeo, 1926).

CAPITULO III

"A ctas de la H. Asamblea General Constituyente y Legislativa del E s­


tado” . (Montevideo, 1896-1901).
BAUZA, FRANCISCO : “ La Constitución Uruguaya” y "Lo s Constituyentes” ,
en “ Estudios Constitucionales” . (Montevideo, 1953).
‘ P IV E L DEVOTO, JU A N E. y RANIERI DE PIV EL DEVOTO, ALCIRA: "E l
nacimiento de la República” . (Montevideo, 1971).
PIV EL DEVOTO, JU A N E.: "Las ideas constitucionales del Dr. Jo sé
Ellau ri” . (Montevideo, 1955).
*ZUM FELDE, A LBER T O : "Evolución histórica del Uruguay” . Cap. IV.
(Montevideo, 1920).

CAPITULO IV

‘ ACEVEDO, EDUARDO: " Anales Históricos del Uruguay” , Tomo I, Parte


Segunda.
INDICE

CAPITULO I
LA DO M IN A CIO N LUSO-BRASILEÑA (1820-1828) .............................. 5
1. La administración portuguesa ....................................................... 5
2. El problema rural: tierras y ganados .......................................... 6
3. El comercio: nuevo régimen colonial .......................................... 10
4. La Cisplatina portuguesa ............................................................... 12
5. Los conatos revolucionarios de 1822 y 1823 .............................. 19
6. La dominación brasileña (1824-1828) .......................................... 25

CAPITULO II
LA “ CRUZADA LIBERTADORA" Y LA INDEPENDENCIA
ORIENTAL (1825-1828) ................................................................... 29
1. Desarrollo general .......................................................................... 29
2. La obra institucional de la Cruzada (1825-1827) ....................... 32
3. La labor legislativa de las Salas de Representantes de la Provin­
cia Oriental (1825-1827) ................................................................. 36
4. La independencia oriental; las leyes del 25 de agosto de 1825 41
5. La mediación británica; antecedentes mediatos e inmediatos . . 51
6. La Misión Ponsonby; primeras tratativas (1825-1827) ................. 55
7. La “ Base Unica" de la independencia ........................................ 60
8. La participación oriental en las negociaciones ........................... 62
9. La "Convención Preliminar de Paz" de 1828 ............................. 65
CAPITULO III
LA ETAPA PRECONSTITUCIONAL.
EL “ ESTADO DE M O N TEVID EO " (1828-1830) .................................... 71
1. La Asamblea General Constituyente y Legislativa ....................... 71
2. Labor legislativa de la A sam blea.................................................. 72
3. Labor constituyente de la Asamblea ............................................ 75
4. La Constitución de 1830; lincamientos generales; crítica .......... 79
5. El "Gobierno Provisorio" ............................................................... 81
CAPITULO IV
LA REPUBLICA CAUDILLISTA (1830-1838) .......................................... 85
1. Situación demográfica y cultural .................................................. 85
2. Situación económica y financiera .................................................. 86
3. Situación político-administrativa ................................................... 87
4. Rivera y Oribe: origen de los partidos tradicionales ............... 88
5. La labor pública y privada bajo las dos primeras presidencias
constitucionales ...................... ................................. ...................... 93
6. La política exterior: el problema de los límites ......................... 100
BIBLIOGRAFIA SUMARIA ......................................................................... 107

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