Doble Moral en La Política Peruana

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Discurso de Motivación Reflexiva N° 112

Doble Moral en la Política Peruana


Por: Reynaldo Charres Vargas

Señoras y Señores

Este discurso lo dedico a mi padre don Enrique Charres, longevo de 92 años,


al recordar 11 años de su partida al cielo celestial, allí donde moran las almas
invisibles y que en vida me dejó un mandato de fortaleza, con esta hermosa
frase: “nunca desfallezcas en tus proyectos, pero siempre ten presente tus
valores y principios, no te traiciones a ti mismo”.

A lo largo de mi existencia, como viviente y observador de la gestión pública


y de sus operadores, que reciben un sueldo del Estado, pude registrar un
conjunto de hechos principalmente referidas a la conducta de los principales
políticos de mi país. Desde el lejano año 1970 hasta la fecha conozco bien el
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desempeño de cada uno de los protagonistas de la administración pública, y
también privada. Con estas referencias en manos, ahora puedo emitir un
juicio de valor, cuyo resumen está escrito en este discurso.

Todos sabemos que las actividades políticas son exclusivas de personas, y es


la suma de las labores personales los que hacen posible que la sociedad
tenga viabilidad y funcionamiento bajo un régimen democrático, y si
hablamos de democracia debo decir que sigue siendo el mejor sistema de
convivencia en el planeta, por eso no han prosperado otras formas de vida.
Pero, la democracia necesita de dirigentes y ejecutores honestos, fieles y
doctos en la administración pública, para ser tal, es decir personas íntegras
con dotes, conocimientos, cualidades y habilidades.

Además, los operadores de la administración pública tienen un compromiso


implícito de ejercer sus funciones con fidelidad y probidad en el servicio por
el bien común. No hay otro propósito, sin embargo a lo largo de los últimos
40 años, hemos visto una sucesión de personajes y hechos impropios,
adversos hasta ridículos claramente antidemocráticos, pues los empleados
rentados por el Estado hacen muy poco por atender y solucionar las
demandas, necesidades y los problemas de la población mayoritaria. Son
incapaces de reaccionar y otras veces se traicionan así mismos por ser
individuos volátiles sin coherencia y por supuesto con ausencia de valores
personales, como: honestidad, raciocinio, eficacia y dignidad, tan necesarias
para cumplir bien sus funciones dentro la benevolencia de las leyes y
normas.

Hay más de un millón y medio de individuos que han copado el aparato


burocrático, algunos con altísimos sueldos claramente inmerecidos por ser
puestos de confianza. El 60% de estas personas se han formado con
paradigmas equivocados, por eso vemos una inmensa cantidad de faltas,
errores, bajezas y distorsiones en el desempeño público; así: donde lo
incorrecto reemplaza a lo correcto; la mentira se convierte en verdad; lo
malo ahora es bueno; lo imprudente es prudente; lo falso en verdadero; lo
vulgar en aceptable; lo contaminado en limpio; o lo ilegal en legalizado. Está 3
claro, hay un mundo invertido con triquiñuelas y anti-normas de conducta
personal, y al estar gravemente distorsionados, no son apropiadas ni válidas.

Esta pesada, sucia y equivocada forma de actuar, le seguirá costando el país


mucho dinero dado que los inoperantes manejan trucos para disimular sus
errores y faltas, que luego se convierten en grandes problemas y con
reclamos alterados de los gobernados. Lamento decir que no conozco a
ningún político o funcionario que haya aceptado su ineficiencia por su
desempeño al contrario siempre afirman que su proceder fue lo correcto.

Podemos resumir diciendo: que los servidores públicos de la política peruana


en casi todos los niveles eligen, aceptan y siguen conductas equivocadas, por
tanto pasan a ser individuos peligrosos con anormalidades psicológicas cuya
presencia es una amenaza para la estabilidad institucional dado que tienen
habilidades opuestas a la ley. Casi siempre se mimetizan con facilidad para
cambiarse de camiseta política y cuantas veces se les ocurra. Sus caprichos,
inestabilidad y sus vacilaciones son signos de inseguridad pero son duchos
en maniobras, no tienen decencia ni recato para sacar un provecho
particular, tampoco manifiestan remordimiento por las faltas cometidas.

Todas estas personas vacilantes, dubitativas, ineficaces que falsean su


identidad y sus hábitos son los llamados sujetos de DOBLE MORAL, y al
tener dos éticas, dos rostros, dos imágenes y dos formas de pensar y actuar,
se ubican entre las especies raras de condición inestable y bipolar. Ellos
tienen objetivos, horizontes y estados de ánimo que varían con rapidez de
acuerdo a las oportunidades, ya que están invadidos por ansias e impulsos de
desesperación y en sus mentes se anidan energías inquietantes que los
martirizarán por siempre.

Me faltaría espacio y papel para relatar los innumerables hechos que he


apuntado en mi agenda de ocurrencias, originadas por las conducta de
políticos, funcionarios y autoridades con doble moral, unos en actividad y
otros ya fallecidos, por ejemplo: el transfuguismo visto en el Congreso ya no
causa asombro; el súbito cambio de militancia en partidos es costumbre que
ni siquiera llama la atención; los lobbies y sobornos a favor de intereses
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particulares ya es norma; igualmente, un enemigo político se convierte en el
mejor amigo después de un trato clandestino; un abusador o usurpador es
elogiado; al mentiroso y farsante se le da votos; a un corrupto se le premia
con otro puesto mejorado; un violador o pedófilo se convierte en líder de
opinión; un delincuente o asesino es perdonado con facilidad; a un traidor
de la patria, se le rinde honores; a un profesor se le ningunea; a un enfermo
se le mata sutilmente; a los niños se les ofrece una televisión hecha para
adultos; las familias son rehenes en sus propios hogares por la presencia de
un televisor que lo martiriza con noticias de crímenes y publicidad
engañosa; a un impostor se le regala elogios; a un comunicador que trafica
o vende su profesión se le acepta como correcto; etc., etc.

Ciertamente, los electores nombran a los gobernantes de turno y son ellos


quienes a su vez deben elegir a personas con una moralidad comprobada
para ocupar puestos y cargos en la vida nacional, por eso es muy importante
establecer parámetros de probidad y de méritos con reglas que permitan
examinar, elegir, distinguir y valorar las conductas personales de los
servidores públicos especialmente los de alto nivel político para luego no
lamentar o criticarlos con amargura.

Muchos plantean la necesidad de establecer filtros rigurosos, para evitar


fracasos, el descontento o el rechazo a las conductas sucias de unos y otros,
pues quizás sería bueno incluir procedimientos de anticipación o de
prevención con la participación de la sociedad civil más el apoyo de
instituciones rectoras de las buenas prácticas. Entonces, podría ser la
población organizada quien deba asumir el control, la vigilancia y el
acompañamiento funcional para que los in-morales duales no lleguen a los
altos cargos de la gestión pública, de ésa manera tendríamos congresistas,
ministros, viceministros, directores, asesores, magistrados, fiscalizadores,
consultores, gobernadores regionales y alcaldes con mejores valores de
honestidad.

Los responsables de ejercer una función pública tienen que saber guardar
fidelidad a los intereses de la nación, no lo pueden traicionar con sus malas
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acciones, por tanto tienen la obligación de servir sin prebendas ni sobornos
soterrados. Su deber es mantener la integridad y la coherencia en principios,
valores y capacidades que otorga una sociedad democrática. Y lo que hoy
vemos a diario son un cúmulo de fracasos, y al fracasar hacen un daño al país
en general.

En el contexto de una corrupción generalizada, la responsabilidad de


modificar las conductas duales que conducen al fracaso gubernamental, es
sin duda, el más grande desafío que todos unidos debemos erradicarla, solo
así podremos vislumbrar un desarrollo con equidad y bienestar. Tenemos
que unir fuerzas para eliminar desde la raíz a las malas hierbas para que los
frutos sean sanos; y eso obligará a modificar algunos parámetros vigentes
del servicio público. No nos traicionemos nosotros mismos ni a los demás
tal como dijo mi padre hace muchos años atrás. No podemos mostrar una
careta de fidelidad o benevolencia y luego mostrar la otra cara de la
aberración, la traición o el embuste.
Si las clases políticas que gobiernan las naciones democráticas, no despliegan
campañas intensivas de educación política y fidelidad partidaria, tampoco
podremos avanzar pues seguiremos estancados en un hoyo pestilente o
iremos por el sendero de la perdición, la ineficiencia y la corrupción
soterrada, y será mucho peor si seguimos usamos modos clandestinos, el
oscurantismo o la ceguera para gestionar la administración de nuestras
sociedades.

Finalmente, quiero saludar a mujeres y hombres que son fieles a sus ideas,
creencias y costumbres, pues nunca deben hipotecarlas, falsearlas ni
olvidarlas. La autenticidad y la veracidad deben marcar la diferencia ante los
demás y es así como se construye una convivencia más feliz, grata y
duradera.

Los invito a seguir mis comentarios en las distintas páginas web, que con
afecto los comparto. Ellas son:

https://reynaldocharresvargas,blogspot.com 6
https://publicacionesrchv.blogspot.com

https://frases-rchv.blogspot.com

https://arte-maki.blogspot.com

Muchas Gracias.

Perú, Mayo 2021

Reynaldo Charres Vargas, pensador, observador y motivador voluntario.

Este documento se publica en el Internet y es de libre disposición, claro está


preservando los derechos de autor que amparan las leyes universales.

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