Campos Semánticos de Platón
Campos Semánticos de Platón
Campos Semánticos de Platón
IDEA: Para el autor esta sería la realidad primera, modelo de todas las demás copias, y ocupando
una realidad inmaterial distinta de las demás. Las ideas son entidades únicas, inmateriales,
perfectas, eternas e inmutables, y actúan de modelo del resto de la realidad. Hay una gradación
importante entre ellas, estando en primer lugar la idea del bien, que en el texto del mito de la
caverna aparece como representación del sol. En el mito de la caverna, los objetos más perfectos
del exterior de la cueva, recogen precisamente ese mundo de las ideas, y solo pueden ser
conocidas mediante el uso de la razón.
DIALÉCTICA: Una de las formas de conocimiento verdadero en Platón que se expresa a partir de
toda la obra, ya expuesta de manera intuitiva por su maestro Sócrates. El hombre aprendería a
través del diálogo con una sucesión de preguntas y respuestas, en un intento de definir los
conceptos abstractos e ideas. Poco a poco vamos descartando hipótesis y enriqueciendo otras,
hasta alcanzar la definición precisa de lo que buscamos. Posteriormente, una vez llegado a la idea,
se produciría el sentido contrario. La definición abstracta va impregnándose en los conceptos más
concretos y aplicándose a las realidades sensibles. Esta es forma que utiliza Platón para llegar al
concepto de “justicia” en la misma obra de la República. (En el texto, la palabra dialéctica no
aparece, pero sí continuamente referencias al diálogo y la oposición de ideas).
OPINIÓN: Hace referencia al conocimiento falso, de carácter sensible, alejado del conocimiento
inteligible y racional, y sometido por tanto a la mera subjetividad (cada uno tiene su propio juicio).
Platón lo pone en boca de los sofistas y su fin fundamental es el engaño y la persuasión del oyente.
En el símil de la línea, esta “Doxa” haría referencia a la creencia (pistis) y la imaginación (eikaisia)
(el conocimiento de los objetos sensibles y de las imágenes: lo que vendría a ser la ciencia
empírica, y el arte actuales). Ninguno de estos saberes humanos, según Platón tiene relevancia
para el verdadero conocimiento de la realidad. En el texto del mito de la caverna, hay que distinguir
entre aquellos objetos reflejados en el interior de la caverna por el fuego (imágenes o iconos /
eikaisia) y los objetos en sí mismos mostrados a los esclavos (objetos físicos / pistis).
JUSTICIA: La justicia para Platón viene a ser el orden o equilibrio entre distintas virtudes de cara a
la construcción de una polis perfecta: dar a cada cual lo que corresponde por su naturaleza. En
esta idea de justicia, cada ciudadano debe cumplir el papel asignado según su naturaleza para el
buen funcionamiento de la ciudad: los filósofos serán los gobernantes garantes de esta virtud, los
guardianes serán guiados por la fortaleza y el pueblo llano por la templanza. El ideal de justicia
platónico es por otro lado, plenamente organicista y no se basa en una asignación de derechos
individuales (como podría ser la tradición contractualista), sino en un reparto de deberes para el
buen funcionamiento de la comunidad.
ESTADO: En Platón el estado se identifica con el gobierno justo y adecuado de la Polis o la ciudad
estado griega. Este estado tiene varias características: se entiende de forma organicista (importa el
conjunto y no el interés individual), es autoritario (Platón rechaza profundamente la democracia, al
que considera el gobierno de los ignorantes), elitista o aristocrático (el gobierno siempre debe ser
ejercido por los mejores y los más preparados, los sabios o reyes filósofos). Platón considera solo
que un estado fuerte y unido será capaz de afrontar los peligros potenciales que pueden acosar a
la polis: la democracia representa la desunión y la lucha de facciones por el poder. Por otro lado, la
visión de Platón cambiaría posteriormente en otras obras, mostrándose más tolerante con la
democracia.
EDUCACIÓN: Con este término, Platón se reconoce seguidor de la paideia griega, es decir: la
educación se entiende fundamentalmente como formación del buen gobernante y del buen
ciudadano para el correcto funcionamiento del estado, herencia de Sócrates y de los sofistas. Sin
embargo no se propone una educación igual para todos los ciudadanos, en cuanto que Platón no
defiende una democracia. La educación que reciben los distintos estratos de la población será muy
distinta dependiendo del rango que ocupen en la ciudad. Así, los gobernantes tendrán una
educación sumamente larga, que les capacite para velar por los intereses de la polis, los guardianes
una formación basada en las necesidades militares, mientras que el pueblo llano asumirá solo una
educación superficial basada en el conocimiento técnico (tecné) de la profesión que han de ocupar
en el futuro,
HOMBRE: La visión de Platón del hombre es puramente dualista. El hombre es una mezcla de
cuerpo y alma, en la que el alma es el elemento inmaterial, puro, inmutable, perteneciente al
mundo de las ideas, mientras que el cuerpo sería una prisión transitoria sometida al mundo de lo
sensible, y por lo tanto, corruptible, sometido al cambio y que desaparece con el paso del tiempo.
Para explicar esta unión, Platón hizo referencia a la teoría de la transmigración de las almas. El
alma, que habita en el mundo de las ideas, caería al mundo sensible y se reencarnaría sucesivas
veces en distintos cuerpos: cuando esos cuerpos desaparecían, ascendía nuevamente a ese mundi
inmaterial y se repetiría el proceso indefinidamente. De esta interpretación parte también la idea
platónica del conocimiento como un recuerdo de lo que conocimos en el mundo de las ideas,
cuando el alma vagaba sola en esa realidad.
ALMA: El alma para Platón recoge la parte noble del ser humano, ese elemento inmaterial y puro.
Pero el alma, no es uniforme, sino que tiene una división tripartita, explicada en el mito del carro
alado: el alma se asemeja a un carro tirado por un auriga y dos caballos, uno blanco y otro negro.
Así existirá un alma concupiscible, marcada por su cercanía al mundo sensible, existirá un alma
irascible, marcada por su fortaleza, y un alma racional, más cercana al mundo de las ideas (el
auriga). Dependiendo del alma que domine sobre las demás, los hombres tendrán una naturaleza
determinada u otra. Así, los gobernantes estarán regidos por el alma racional, los guardianes por el
alma irascible y el pueblo llano o trabajadores por el alma concupiscible. Es por ello que estos
últimos, sometidos al mundo sensible, deben ocuparse de los trabajos manuales y de la actividad
productiva de la polis, mientras gobernantes y guardianes forman la élite de la polis.
ÁMBITO INTELIGIBLE: Esto se recoge en el texto con todo aquello vinculado al exterior de la
caverna. En el desdoblamiento que propone Platón para interpretar la verdadera naturaleza de la
realidad, el ámbito inteligible recoge precisamente aquella esfera de la realidad auténticamente
verdadera, que sirve de modelo para el mundo sensible. Este ámbito inteligible apunta en sentido
metafísica, hacia los conceptos matemáticos en primer lugar y en su lugar más alto por las propias
ideas. En el plano del conocimiento, son cognoscibles por la razón discursiva (dianoia) y la razón
pura (contemplación o noesis).
ÁMBITO SENSIBLE: en el texto aparece con todo aquello vinculado con el interior de la cueva, y
recoge ese mundo material, copia el mundo de las ideas efectuado por un demiurgo, modelador
de una realidad primigenia sin forma. Este ámbito sensible tiene características bien marcadas: está
sometido al cambio, a la corrupción, la imperfección y la destrucción. Es cognoscible meramente por
la opinión, y en cuanto cambiante no es verdadero. Era, de alguna manera, las hipótesis que
proponía Heráclito para explicar el mundo e incluyen, siguiendo el símil de la línea, los objetos
físicos y las imágenes.
BIEN: En Platón el bien viene a representar la idea más sublime y el más alto grado de
conocimiento que puede adquirir el sabio, necesario para el gobierno de la Polis. En el texto
aparece simbolizada con el término “sol”, y como indica el mismo, es el último estadio de
conocimiento al que puede aspirar el hombre estudioso. Con esto Platón deja muy clara la conexión
entre la ética y la verdad. Pero esta idea de bien no es puramente ética, sino esencialmente política,
vinculada al correcto ordenamiento de la polis. El correcto funcionamiento dependerá del orden o
justicia entre los distintos integrantes del estado platónico. Sin embargo, el bien no es asequible
para todo el mundo, y a veces ha de ser impuesto a aquellos que por sí mismo no desean aplicarlo:
Platón rechaza el intelectualismo moral de Sócrates (quien conoce el bien lo hace siempre).
VIRTUD: Son las excelencias éticas del comportamiento humano. Se corresponden con distintas
facultades del alma. Dependiendo del alma que domine en el ser humano, dominará una virtud u
otra. Así, los hombres con un alma racional tendrán la sabiduría y la prudencia como principal virtud,
mientras que los guardianes tendrán la fortaleza y la clase trabajadora con un alma concupiscible
tendrán la templanza.
RAZÓN: La razón es el elemento diferenciativo del hombre con el resto de los animales, pero las
tesis de Kant van mucho más allá de esta breve definición. Por la razón entendemos la capacidad
de la facultad del entendimiento propia de los hombres, no para crear conceptos, sino para
ordenarlos y para conducirlos hacia un fin determinado. Esa razón podrá ser utilizada para
múltiples tareas: la razón pura tratará del conocimiento teórico y las condiciones para discernir el
conocimiento verdadero o falso, mientras que el uso de la razón práctica nos conducirá a dilucidar
el comportamiento humano, la ética y los fines del ser humano. Como tal, la razón no se tiene que
limitar al conocimiento fenómenico proveniente de la experiencia empírica, sino que también puede
usar ideas nouménicas (metafísica) válidas para la justificación de la ética.
ILUSTRACIÓN: En términos históricos, es el movimiento cultural dominante del siglo XVIII basado
en el empleo de la razón para modificar y reformar la sociedad estamental de la época. En el
sentido más filosófico del texto, es fundamentalmente el uso de la razón para permitir el paso de un
estado de dependencia o heteronomía (minoría de edad) por parte de los individuos iletrados o
ignorantes, hacia individuos adultos, independientes y autónomos, capaces de ejercer su libertad
sin necesidad de la supervisión paternalista de distintos tutores.
USO PÚBLICO DE LA RAZÓN: En el sentido del texto, hablamos de la libertad de los individuos,
en cuanto personas ilustradas y autónomas (doctas) para expresar sus opiniones respecto a
un tema determinado. Esto se traduce en términos políticos en libertad de imprenta y tolerancia
religiosa o el disfrute de distintas libertades políticas. Este uso público de la razón permite la mejora
paulatina de las leyes y las costumbres, evitando el riesgo de caer en revoluciones y cambios
drásticos que pondrían en riesgo el correcto funcionamiento de la sociedad, y fomentando un
reformismo ilustrado que vaya ampliando paulatinamente el bienestar y las libertades de los
individuos.
MINORÍA DE EDAD: Con este término hacemos alusión al estado de heteronomía que domina
a aquellos individuos que o bien están sometidos a la autoridad paternalista de un tutor
(factor externo) o bien a su propia incapacidad de hacer uso de su propia razón y actuar
moralmente con responsabilidad propia. Esta minoría de edad no obedece a una edad concreta
o particular, sino que es un estadio mayoritario en una sociedad por lo general iletrada e inculta. La
fórmula ilustrada para eliminar esta minoría de edad se basa precisamente en la instrucción y la
educación como medio del individuo para hacerse responsable personalmente de su propio
destino, por un lado, y por otro, en la progresiva liberación del tutelaje paternalista de los
responsables políticos (iglesia y estado, especialmente).
TUTORES: Con la palabra tutores hace referencia a los poderes políticos y religiosos que de forma
paternalista mantienen la tutela sobre aquellos hombres que se mantienen en una minoría de edad
y no son capaces de gobernarse por sí mismos. La iglesia y el estado absoluto serán
fundamentalmente aquellos poderes fácticos que tengan más intereses en mantener su dominio
sobre los súbditos, en la medida en que obtienen una posición social privilegiada gracias a los
mismos. Puesto que Kant no puede cuestionar abiertamente la monarquía absoluta de Federico II,
se centra en la cuestión religiosa y en la crítica al tutelaje que mantiene la jerarquía eclesiástica y
muchos soberanos autoritarios sobre las cuestiones de fe y las decisiones religiosas de sus
súbditos. El cuestionamiento de la monarquía absoluta vendrá de la mano de las revoluciones
liberales y especialmente de la Revolución Francesa, cinco años más tarde de la publicación del
panfleto.
CIUDADANO/SÚBDITO: Son diferentes status políticos de los individuos bajo el estado moderno.
Siendo súbdito, el individuo está sometido al arbitraje del monarca absoluto y su sumisión al
mismo, la pertenencia a una sociedad estamental dividida en privilegiados y no privilegiados. En
cuanto hablamos de ciudadano, estamos haciendo referencia a un sujeto político tratado por igual
en un estado de derecho que ha dado un status jurídico similar a todos los miembros integrantes de
la sociedad. Este carácter de ciudadano se desarrolla fundamentalmente a partir del triunfo de la
Revolución Francesa, pero es fruto de toda la ideología ilustrada del siglo XVIII. Su triunfo vendría
acompañado del auge del liberalismo y de la sustitución de la sociedad estamental por la sociedad
de clases, mucho más abierta.
HOMBRE: El hombre en Kant va mucho más allá de su mera naturaleza fenoménica (naturaleza
biológica) y tiene una dignidad moral particular, radicalmente distinta a la del resto de las criaturas
de la naturaleza, basándose precisamente en su libre albedrío y su conciencia moral. Esto
convierte al individuo como un ser digno de respeto, entendido como un fin en sí mismo y
sin que el resto de la sociedad lo pueda convertir en un medio para obtener otros fines
distintos de los suyos propios. Este planteamiento es general a toda la tradición ilustrada que es
profundamente humanista y pone al hombre (entendido como individuo) como fin último sobre el
que debe girar todo progreso y desarrollo de la sociedad.
DEBER(ES): Postulado básico de toda la ética moral de Kant. La ética formal de Kant es una ética
basada en el cumplimiento de deberes impuestos desde el imperativo categórico, anteponiéndose
a cualquier otro fin ético ni cálculo de consecuencias individual o empírico (felicidad personal, bien,
utilidad etc…), y basados fundamentalmente en la autonomía del sujeto moral y su capacidad
racional. Ambas cosas son las que fundamentan el imperativo categórico (tratar al hombre como fin
en sí mismo y nunca como medio, según la teoría del derecho de Kant). Esto nos obligaría a tener
la libertad como uno de los pilares básicos a cumplir en cualquier sistema político moderno.
VOLUNTAD DEL PUEBLO: Kant apela aquí a los planteamientos contractualistas de moda en esa
época, especialmente aquellos vinculados con las teorías de Locke y sobre todo Rousseau (y su
idea de voluntad general). El pueblo (que vendría a ser entendido como el “tercer estado”, no
privilegiado) va adquiriendo más protagonismo político, busca una mayor representación en el
estado y pide parcelas de libertad cada vez mayores en el campo religioso, cultural o económico.
Esto conducirá definitivamente a las revoluciones liberales que se abren en Inglaterra y Estados
Unidos y alcanzan su máxima expresión con la Revolución Francesa (1789).
CLASE SOCIAL: La sociedad de Marx es una sociedad explicada desde la dinámica de la historia
económica y el materialismo histórico. Si entendemos que la estructura socioeconómica es el
elemento fundamental configurador de la realidad de los hombres, lógicamente la sociedad estará
guiada por esa estructura económica. La clase social es un grupo de hombres unido entre sí por
su vinculación común a unas formas y relaciones de producción determinadas. El elemento
económico, por tanto, y no el estatus o el abolengo, se convierte en el estratificador básico de la
sociedad entre grupos privilegiados y no privilegiados. Aparte de esto, Marx concede una
importancia fundamental a la conciencia de pertenecer a una clase social determinada, porque es
la manera como tiene la clase social de defender sus intereses frente al resto de la sociedad. Es por
ello que el Manifiesto Comunista hace de entrada un llamamiento al proletariado precisamente para
tomar conciencia de su identidad.
LUCHA DE CLASES: Es uno de los términos más importante del materalismo dialéctico. Si la
realidad en Marx es histórica, esta se traduce en un conflicto, en un perpetuo enfrentamiento. Ese
conflicto se canaliza a partir de la oposición que existe entre distintas clases sociales que
luchan por el control de los medios de producción y las fuentes de riqueza. Cada sistema de
producción en la historia (esclavismo, feudalismo o capitalismo) tendrá su peculiar oposición de
clases (amo/esclavo, señor/vasallo) pero tienden a la simplificación con la llegada de la Revolución
Industrial (burguesía/proletariado). Por otra parte, esta lucha de clases podrá ser más o menos
enconada dependiendo de las circunstancias históricas, pero no permiten la idea de una sociedad
armónica, basada en la cooperación entre distintos grupos sociales. La reforma o el progreso de un
sistema político o económico determinado es algo que no solo el marxismo niega, sino que además
tenderá a desaparecer, puesto que el declive del capitalismo conducirá a un enfrentamiento cada
vez mayor entre las clases en pugna.
ESTADO: En el sentido del texto, Marx habla del “estado representativo moderno”. Ese estado
es, en términos objetivos, el estado liberal alcanzado por las revoluciones burguesas, en las que se
han otorgado unos derechos y libertades políticas, han abolido las diferencias jurídicas del Antiguo
Régimen y han introducido mecanismos de representación popular por sufragio censitario. Sin
embargo, desde la perspectiva marxista, el estado tiene una connotación puramente negativa: en
cuanto que forma parte de una superestructura política, el estado es solo reflejo de las relaciones de
producción y representa por tanto tan solo los intereses particulares de la clase burguesa,
defendiendo la libertad de comercio y el derecho a la propiedad privada, como forma de legitimar
jurídicamente estos intereses egoístas. El estado liberal es tan solo un eslabón en el desarrollo
hacia una sociedad sin clases, y como tal, tiene que ser sustituido a la fuerza (de manera
revolucionaria) por un estado comunista (una dictadura del proletariado) que logre modificar las
formas de producción y llegar a la igualdad de clases.
EXPLOTACIÓN: La explotación de unas clases por otras ha existido desde siempre (por el control
de la vida del amo frente al esclavo, por la posesión de la tierra en el feudalismo, etc…), sin
embargo esta explotación se hace mas “abierta” en el capitalismo industrial, y se vuelve
esencialmente económica. El burgués explota al proletario a partir de las plusvalías que
obtiene de los salarios de los trabajadores. El beneficio que debía ir directamente al proletario se
queda en manos del burgués, alienando al trabajador. Al mismo tiempo, el proletario queda
sometido a las leyes de oferta y demanda del mercado, quedando tanto su trabajo como su propio
salario a merced de esas fuerzas impersonales.
HOMBRE(S): La interpretación del hombre de Marx parte de varios supuestos. En primer lugar, el
hombre se entiende como un ser eminentemente biológico, material, olvidando cualquier
dualismo platónico o de raíces cristianas. Al mismo tiempo ese ser humano deja de ser entendido
como un individuo marcado especialmente por su carácter racional: el hombre se entiende como un
ser social, inmerso en comunidades que están delimitadas esencialmente por su vinculación a la
estructura económica, generando clases sociales. Por último, el hombre se explica por su acción,
su trabajo sobre el medio que le rodea y sobre su interacción con sus semejantes. Ese trabajo en
principio debería ser la forma de realización del hombre, el medio para alcanzar sus propios fines y
su autonomía. Sin embargo, en cuanto que el trabajo está mediatizado por un sistema económico,
este se convierte en forma de explotación y dominación, y no de realización personal.
RAZÓN: Para Nietzsche el uso de la razón como herramienta de comprensión de la realidad –tal y
como se ha utilizado desde la filosofía antigua hasta la modernidad- está completamente superado.
La razón ha deformado la realidad, la ha hecho ver a los hombres bajo el prisma de lo verdadero y
lo falso, y sobre todo ha permitido la creación de conceptos que han eternizado un instante de esa
realidad continuamente sometida al cambio. Bajo el uso de la razón se esconde una voluntad de
poder, de dominio de la realidad por parte de la propia filosofía y los filósofos, que Nietzsche
considera muchas veces inevitable, pero que tiene que ser criticada con dureza, puesto que
destruye la auténtica esencia cambiante de la realidad.
ESPÍRITUS LIBRES / INCIPIT ZARATUSTRA: Con estos términos Nietzsche hace referencia a su
propia interpretación del hombre, aunque con distintos matices. El ideal del hombre por llegar tras
su filosofía, va a ser el del superhombre, aquellos individuos fuertes que sean capaces de
quebrar con las convenciones morales de la sociedad (por eso habla de espíritus libres) y
que una vez que hayan aceptado el nihilismo sean lo suficientemente capaces para darse a
ellos mismos sus propios valores y sus propias concepciones morales. Esto lo ha reflejado
Nietzsche en distintas ocasiones: al hablar de la moral de los señores, que dominaba la cultura
griega homérica y sobre todo, en la metáfora del camello (el hombre viejo, sometido a la carga de la
vieja moral), el león (el asesino del gran dragón –Dios-, los espíritus libres) y el niño (aquel individuo
que ya no siente miedo ante nada y ha superado el sentimiento de culpa).
MORAL / VIRTUD: La moral tiene un sentido negativo, especialmente en el texto (piadoso, virtuoso,
pecador, penitencia), no en el único sentido de que Nietzsche defiende un relativismo de valores,
sino sobre todo en referencia a que esta moral apunta hacia una negación de la verdadera vida, los
instintos o los sentimientos. La propuesta nietzscheana pasa por una transmutación de los valores:
será bueno y moral todo aquello que sea positivo para la vida. Será inmoral todo aquello que vaya
contra esta vida terrena, incluidas todas las interpretaciones que pretendan quitar importancia a esta
realidad material (la creencia religiosa en otra vida, en un mundo distinto a este etc…)
PROGRESO: Esta es una idea heredada de la Ilustración con la que la Escuela de Frankfurt
manifiesta una doble lectura. Por un lado ha sido la idea de progreso mal entendida la que ha
conducido a la expansión de una racionalidad instrumental, al dominio absoluto de la técnica
sobre la razón práctica, y a la opresión de unos hombres por otros. Ese progreso técnico ha
conducido, por ejemplo, al uso de la bomba atómica o la guerra química para exterminar más
eficazmente sociedades enteras. Para la Escuela de Frankfurt, el ideal de progreso tiene que
retornar a las raíces positivas de la Ilustración: un progreso moral que nos conduzca al predominio
de la razón práctica o emancipativa y que lleve a la verdadera autonomía del ser humano y su
liberación frente a la naturaleza y sus semejantes.
REVOLUCIÓN: A diferencia de Marx, la teoría crítica expone con muchas reservas el uso de la
revolución como forma de cambio social y político. La razón básica es que los procesos
revolucionarios, especialmente los propiamente marxistas, han traído como resultado la
aparición de regímenes autoritarios. En nombre de la revolución, se han puesto en entredicho o
abolido los derechos básicos heredados de la ilustración y el liberalismo político, como la dignidad
de la persona, la libertad de expresión o los mecanismos de representación política. Además, según
la Escuela de Frankfurt, el neocapitalismo posterior a la crisis del 29 ha sabido reinventarse y
solucionar por sí mismo una crisis terminal, conduciendo a una sociedad de clases medias, con un
amplio consumo de masas y derechos generalizados (estado del bienestar), que de alguna manera
ha cuestionado la propia lucha de clases (y los consiguientes procesos revolucionarios) que había
previsto Marx para el siglo XIX.
SOCIEDAD JUSTA/CORRECTA: En relación con el sentido del texto, Horkheimer se separa por
completo del ideal utópico de la sociedad sin clases marxista, a la que considera un totalitarismo
encubierto. La sociedad justa o correcta de la escuela de Frankfurt ha ido transformándose a lo
largo de las décadas, pero siempre ha pasado por un reforzamiento de la democracia, la denuncia
de las ideologías dominantes y sus formas de opresión, y la creación de una sociedad civil
desarrollada, con capacidad de crítica e ilustrada, y muy implicada en la vida política y social. Esta
ha sido la teoría de la ética comunicativa de Jurgen Habermas, en las últimas décadas.
LIBERTAD: Es un valor fundamental para la Escuela de Frankfurt de cara a una sociedad justa.
Con la defensa de la libertad (política), la escuela abandona las posiciones más autoritarias del
marxismo y del totalitarismo, convierte en blanco de sus críticas las actuaciones impersonales del
estado, y esgrime la libertad y los derechos políticos de los individuos como un valor necesario para
cualquier sociedad bien ordenada. Sin embargo, una máxima libertad política no es compatible con
el otro de los principios básicos de cualquier estado occidental, el de la justicia (entendido como
igualdad económica y derechos sociales y económicos). De ahí que una sociedad puramente regida
por el mercado, sea una sociedad completamente libre, pero sumamente injusta en cuanto que
sería muy desigual.
JUSTICIA: Por justicia entendemos en el texto todo el ideal de igualdad social, esgrimidos por
socialistas, socialdemócratas y utilitaristas del estado del bienestar. Esa igualdad social se traduce
fundamentalmente en una serie de derechos sociales y económicos básicos (configurantes de
ese estado del bienestar). Sin embargo, un exceso de justicia social nos induciría a crear un estado
demasiado poderoso que podría poner en peligro las libertades de los individuos. Es por ello que
Horkheimer busca una solución intermedia, al igual que hará una década después (años setenta)
John Rawls con su contrato social, en el que pone la libertad y la igualdad como los dos valores
fundamentales de cualquier democracia occidental.
VISIÓN TÉCNICA DEL MUNDO: En el texto, esta expresión se emplea para aquel conjunto de
cosas que tiene una función determinada en el mundo: todas las cosas que crea el hombre se
han construido con una finalidad particular (como el abrecartas que menciona el texto). De la
misma manera, podríamos pensar que la idea de un Dios creador del hombre podría robar el
carácter existencial del mismo, al otorgarle una esencia predeterminada. Esta es la razón por
la que el existencialismo de Sartre necesariamente es ateo. Para que el hombre sea nada y tenga
una existencia completamente libre, es necesario que no exista ningún creador previo a él. Esta
posición distancia a Sartre del existencialismo “cristiano” (Marcel, Jaspers), que ve a Dios no como
negador de la condición humana, sino todo lo contrario.
HOMBRE: La visión del hombre en Sartre es la evidencia de la nada, el vacío (aunque este término
no tiene nada que ver con el nihilismo). Esto significa que para explicar al ser humano pone en
primer lugar la existencia frente a la esencia, lo que quiere decir que el hombre no está
condicionado ni determinado por ninguna esencia ni ningún proyecto previo, sino que se
configura así mismo en el hecho propio de existir. Es por ello que el hombre se entiende, desde
esta perspectiva más puramente metafísica, como la ausencia de definición. El hombre es a lo
sumo, proyecto por cumplirse en el propio desarrollo de la existencia y bajo la más absoluta libertad.
Entendido de forma más metafísica, el hombre fue denominado por Sartre como el para-sí,
conciencia de la existencia que debe definirse frente a la realidad (en-sí) que le rodea.
PROYECTO: Al igual que la nada, es un sinónimo para hablar del ser humano. Es el único
elemento definidor del hombre. Los individuos eligen su propio camino en la existencia, configura su
propia esencia. Este proyecto tiene tres características básicas:
a)Se construye de forma particular, singular, única, es decir, que cada individuo crea o fabrica su
propio proyecto de vida: sus valores, sus metas, sus inquietudes, etc…
b) Se hace con total y absoluta libertad, independientemente de las condiciones que
nos toquen vivir. Para Sartre, la libertad es compañera inseparable del hombre.
c)El sujeto se convierte el único responsable de su propia vida. En cuanto ser libre, no puede
depositar la responsabilidad de sus acciones en un ser que sea distinto a él mismo (Dios, un partido
político, un dirigente…).
ANGUSTIA: El hombre o para-sí al ser último creador de su propio destino, se encuentra con la
inevitable responsabilidad de asumir las consecuencias de sus actos. Esta responsabilidad le
provoca una angustia, el miedo a la equivocación o al error en nuestras propias decisiones.
Es por ello que todos los juicios relacionados con las opciones personales, la política, la ética o con
la religión, no tienen a ningún Dios ni a ninguna regla moral infalible al final del camino: tan solo
quedan en manos del propio sujeto que le confiere su propio sentido. Frente a la alegría y la falta de
culpa del superhombre de Nietzsche, el nihilismo (la ausencia de ese Dios) en Sartre sume al sujeto
en la zozobra y en la inquietud permanente. No hay ninguna decisión superior a otra: todas nadan
en esa angustia.
RESPONSABILIDAD: La libertad nos lleva necesariamente a asumir que el sujeto (que es
entendido como puramente autónomo) se convierte en el último responsable de sus actos. El sujeto
se convierte en creador particular de sus propios valores. Como hemos dicho antes, la
responsabilidad recae sobre él mismo y no sobre nadie más, en cuanto que nadie le puede
impedir a actuar de una forma distinta a cómo él lo desee. La ausencia o el desvío de la
responsabilidad se convierte en una conducta inauténtica, en la que sujeto reniega de su propia
libertad.
La responsabilidad también convierte al sujeto en portador de una ética, que oscila entre una visión
solipsista y egoísta (no salimos de nuestro mundo particular) considerar al resto de los hombres
como proyectos que pueden convertirse en competidores de nuestro propio proyecto de vida (“el
infierno son los otros”). Sartre sin embargo aboga por una ética del deber al modo kantiano, en el
que cada individuo/proyecto se convierte en un fin en sí mismo, y por lo tanto se hace digno del
respeto, al igual que sucede con la formulación del imperativo categórico (a diferencia de Kant no
existe ninguna fundamentación racional ni universal para esta ética: Sartre la asume de forma
individual, aunque él la desee para sus semejantes).
ELECCIÓN: Es el otro gran rasgo definitorio del hombre. Los hombres somos libres, en sentido
metafísico (no necesariamente político). Es decir, independientemente del estado político en el que
vivamos, de las condiciones biológicas que disfrutemos o suframos, el hombre es por definición
libertad. Está condenado a ser libre, como menciona el propio Sartre. Es decir, puede optar por
un proyecto o por otro, pero está obligado ineludiblemente a elegir. La misma no elección, el
dejarse llevar (la vida inauténtica o la mala fe) es en sí misma una elección sobre nuestra
propia existencia. Por otro lado, ninguna elección que hagamos es superior a las demás, ni
moralmente mejor ni más verdadera. Se asume desde la ausencia total de un responsable superior
al propio sujeto.