Movimiento 33
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SUMARIO
POLÍTICAS
CINCO POLÍTICAS PÚBLICAS PARA AFRONTAR LA PANDEMIA
DANIEL ARROYO........................................................................................... 7
LAS POLÍTICAS DE DESARROLLO TERRITORIAL EN ARGENTINA
LUCIANO SCATOLINI ................................................................................... 10
EL DESAFÍO DE CONSTRUIR POLÍTICAS SOCIALES EN PANDEMIA:
LA EXPERIENCIA EN SEDRONAR
GABRIELA TORRES...................................................................................... 13
LAS POLÍTICAS SOCIALES EN UN PROYECTO NACIONAL,
POPULAR, DEMOCRÁTICO, FEMINISTA Y LATINOAMERICANO
LAURA BERARDO ........................................................................................ 16
LAS POLÍTICAS SOCIALES Y SUS CIRCUNSTANCIAS:
LA PANDEMIA Y LA POSTPANDEMIA
PAOLA VESSVESSIAN .................................................................................. 20
POLÍTICAS SOCIALES, PANDEMIA Y DESPUÉS
NORA AQUÍN............................................................................................... 23
¿ASISTENCIALISMO, AGUANTE O PROMOCIÓN? LA POLÍTICA
SOCIAL EN LA PANDEMIA
CARLOS M. VILAS....................................................................................... 32
LA POLÍTICA SOCIAL EN SENTIDO AMPLIO
NICOLÁS PERTIERRA ................................................................................... 38
ABORDAJE TERRITORIAL: APORTES PARA PENSAR LA AGENDA
DE SALUD
MAGDALENA CHIARA ................................................................................. 41
PANDEMIA, POLÍTICAS SOCIALES Y SISTEMA DE SALUD
JUAN MARTÍN ETCHEVERRY Y MARÍA RUIZ DÍAZ...................................... 45
LA POLÍTICA PÚBLICA DE VACUNACIÓN
DANIEL GARCÍA DELGADO ......................................................................... 48
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OPINIÓN
LOS DESAFÍOS DEL FRENTE DE TODOS ESTE 2021
FRANCA BONIFAZZI .................................................................................. 110
EL ESPACIO POLÍTICO: UN APORTE A LA CAMPAÑA
ELECTORAL 2021
JOSÉ MARÍA FUMAGALLI .......................................................................... 114
OPINIÓN Y REALIDAD
ALEJANDRO QUINTANA ............................................................................ 125
¿Y SI PROBAMOS CON UN PROYECTO NACIONAL?
JUAN GODOY ............................................................................................ 127
EL PUEBLO QUIERE SABER
CARLOS JAVIER GARCÍA ........................................................................... 132
ENSAYO
NEOLIBERALISMO Y CRISIS SISTÉMICA
JUAN CARLOS HERRERA ........................................................................... 135
EL DISPOSITIVO DE PODER NEOLIBERAL Y SUS EFECTOS
SUBJETIVOS EN EL ACTUAL CONTEXTO DE PANDEMIA
XIMENA SOLEDAD JAUREGUIBERRY ......................................................... 138
TRANSPARENCIA, ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA
Y MEDIOS HEGEMÓNICOS
HORACIO LUTZKY..................................................................................... 143
EL DESAFÍO DE COMUNICAR EN PLENA REVOLUCIÓN DIGITAL
BRUNO BECCIA ......................................................................................... 148
POÉTICAS Y MATRICES DE PENSAMIENTO
CARLA WAINSZTOK .................................................................................. 151
HISTORIA
9 DE JUNIO DE 1956: JUAN JOSÉ VALLE, LA REVOLUCIÓN FUSILADA
HUMBERTO RAVA ..................................................................................... 154
DE MASACRES Y RESISTENCIAS: RODOLFO WALSH Y EL
POLICIAL ARGENTINO
JUAN EZEQUIEL ROGNA ............................................................................ 156
LA AUTORREFLEXIÓN COMO DIMENSIÓN DEL PENSAMIENTO
NACIONAL Y LATINOAMERICANO
FRANCISCO PESTANHA, MARÍA VILLALBA Y EMMANUEL BONFORTI....... 161
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RESEÑAS
EL PERONISMO DE LA REVUELTA
DANIEL ARZADUN .................................................................................... 204
PERÓN COMO PROGRAMADOR
LEONARDO FABIÁN SAI ............................................................................ 207
EL POSMOPROGRESISMO Y SU IDEA DE UN PERONISMO SIN
SINDICATOS
FACUNDO DI VINCENZO ........................................................................... 210
FICCIÓN
EL SOMBRERO ROJO
MARCELO COLUSSI ................................................................................... 213
SI QUIERE SERNOS ÚTIL
ANA GÓMEZ.............................................................................................. 216
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REVISTA MOVIMIENTO
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Daniel Arroyo
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IFE y ATP
La tercera política que aplicamos es la más grande: se trata de la transferencia
de dinero a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Asistencia al Trabajo
y la Producción (ATP). El IFE llegó a casi nueve millones de familias del sector
informal en tres pagos de 10.000 pesos, monto que ha perdido valor en la medida que
la inflación fue creciendo. El ATP implicó que el Estado se hizo cargo de cubrir una
parte de los salarios del sector privado. Ante el impacto de la pandemia, sobre todo en
las épocas de mayor aislamiento, el Estado le pagaba directamente a una parte de los
trabajadores del sector privado para evitar el cierre de fábricas y comercios. Esto ha
sostenido una parte de la actividad: la caída de la actividad económica fue menor como
consecuencia de estas asistencias económicas. Esto fue lo más grande en términos de
impacto sobre el PBI. La transferencia de recursos evitó, en el medio de la crisis más
profunda, una catástrofe social.
Urbanización
El año pasado, mi tarea como ministro fue sostener la situación alimentaria.
Este año es transformar planes sociales en trabajo. En este sentido, además del ya
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Infancia
La quinta política tiene que ver con la primera infancia. Según el último dato
del INDEC tenemos 42% de pobreza general y 57% en los menores de 14 años. A
menor edad es mayor el nivel de pobreza. Una de las formas de atender este tema, de
achicar la desigualdad, es lograr que todos los chicos vayan al jardín desde los tres
años, y para eso tenemos que lograr que haya lugar, vacantes para todos, y empezar a
igualar las condiciones para que todos arranquen el proceso educativo a los tres años.
Hay chicos que sí lo hacen, y otros directamente van a sala de cinco, y ahí es donde
está claramente el primer signo de desigualdad. Este año nos toca crear 800 jardines
dentro de este esquema: ya estamos trabajando en 269.
Hablamos de jardines maternales, para chicos de 45 días a 2 años, que tienen
que ver con los sistemas de cuidado, para que cuando las madres y los padres tienen
que salir a trabajar tengan dónde dejar al chico. Y de jardines comunitarios con salas
de 3, 4 y 5 años. Esto impacta claramente en la pobreza estructural.
Este núcleo de políticas públicas sostuvo la situación social en Argentina,
evitando así un colapso. No solo es el Estado el que pudo lograrlo: hay una gran red
de iglesias, movimientos sociales y escuelas. También el sector privado tuvo un rol
importante.
Hemos amortiguado la caída y seguiremos trabajando para que esta crisis,
inédita a nivel mundial, nos afecte lo menos posible. Y seguiremos con la mirada
puesta en quienes más lo necesitan, con el objetivo de alcanzar la movilidad social
ascendente tan justa como necesaria.
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Luciano Scatolini
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Conclusión
Desarrollamos políticas en un contexto complejo que ha puesto en evidencia
la precariedad de la vida misma. La necesidad de repensar nuestros territorios es un
mandato esencial para fundar un tiempo nuevo de realidades más humanas.
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Gabriela Torres
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en este año y medio de gestión pudiéramos abrir 155 espacios nuevos de atención a lo
largo de todo el país.
También elaboramos normativas y lineamientos para los medios de
comunicación públicos y privados, en relación a la necesidad de generar contenidos y
un tratamiento de la problemática en el contenido periodístico y de ficción respetuoso
de las personas, enfatizando en la necesidad de diferenciar a las personas que
consumen y las políticas de acompañamiento y cuidado, de las políticas de seguridad
que se ocupan de perseguir el narcotráfico. Sedronar acompaña a las personas con una
red enorme de espacios y a través de la línea 141 que está disponible las 24 horas,
todos los días del año, y que es anónima y gratuita desde cualquier dispositivo
telefónico.
Cuando se declaró la pandemia nunca dejamos de atender, pero nos vimos en
la urgencia de adaptarnos rápidamente y generar lugares de atención adecuados para
el aislamiento obligatorio de las personas que iban a atenderse. En tiempo récord
abrimos ocho espacios específicos de aislamiento para quienes transitaban un
tratamiento o estaban en proceso de acompañamiento. Ampliamos los espacios de
“primera escucha” y fortalecimos la línea de atención 141, el equipo de trabajo y las
herramientas de intervención para abordar las problemáticas de consumos que se
vieron potenciadas por la pandemia, generando incertidumbre, sensación de soledad
o situaciones de abstinencia profundizadas por el encierro. Garantizamos la tecnología
necesaria en la línea telefónica y los equipos de asistencia inmediata para adecuarse a
la atención remota. Fortalecimos los espacios ambulatorios con más recursos y
acompañamos a las personas, generando operativos para tramitar o renovar el DNI,
entregando tarjetas telefónicas para que no perdieran contacto con sus familias durante
el aislamiento, y recursos para que viajen en tren de manera gratuita para poder
sostener sus tratamientos.
Por otra parte, intervenir en los problemas de consumo en contexto de
pandemia implicó analizar otras cuestiones en relación a las condiciones materiales
de vida de las personas, como la posibilidad de acceder a una vivienda, al sistema de
salud, a un baño en condiciones, al agua potable, a comprar alimentos, etcétera.
Atender todas estas dimensiones nos llevó tiempo, mucha escucha y una presencia
permanente en territorio para poder acompañar e identificar concretamente dónde se
requería incorporar una estrategia de cuidado. Otro aspecto importante que
priorizamos fue el de las condiciones subjetivas de las personas. Hubo que crear
estrategias diferenciadas, tanto para las personas que se quedaron paralizadas, con
miedo y aisladas dentro de sus casas, como para las que no tuvieron registro del miedo,
quizás por su propia necesidad de sobreponerse al contexto, para quienes fue más
difícil establecer prácticas de cuidado de sí mismas y de su entorno.
La vorágine de este contexto hizo que tuviéramos que volver a pensar sobre
las personas y los consumos para poder reinterpretar las manifestaciones del problema
en cuarentena. Hicimos un trabajo profundo con la Mesa Federal y con siete
universidades nacionales que nos acompañaron para poder medir cualitativamente
estas manifestaciones. Los resultados fueron interesantes: quienes no tuvieron trabajo
o posibilidades de enlazar con otros aumentaron más su consumo que quienes tuvieron
redes –familia, trabajo– más sostenidas, y a este grupo le fue menos difícil transitar la
pandemia; en cuanto a cantidad de consumo, el universo adulto consumió más y el
joven consumió menos, quizás porque para la construcción de la identidad adolescente
tiene menos sentido consumir en soledad; en los sectores más vulnerables en términos
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Laura Berardo
1
Presentación de Sinceramente en la Feria del Libro. www.cfkargentina.com/presentacion-de-
sinceramente-en-la-feria-del-libro.
2
18 de mayo del 2019. En la Semana de Mayo, reflexiones y decisiones. Cristina Fernández,
Unidad Ciudadana. www.cfkargentina.com/en-la-semana-de-mayo-reflexiones-y-decisiones.
3
Plataforma del Frente de Todos. Desarrollo Social. https://frentedetodos.org/plataforma.
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4
www.undav.edu.ar/general/recursos/adjuntos/25342.pdf.
5
Fuente: CESO, 10 de abril de 2021: www.parlamentario.com/2021/04/10/vallejos-y-laspina-
debatieron-sobre-crecimiento-y-distribucion.
6
Fuente: INDEC, segundo semestre 2020: www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel3-Tema-4-46.
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www.argentina.gob.ar/produccion/medidas-pymes-covid/atp.
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personas perciben el 50% del salario mínimo vital y móvil con perspectiva de
formarse para el trabajo, terminar su nivel educativo o promover proyectos
productivos de la economía social. También se acompaña a emprendedores con
bancos de herramientas o microcréditos.
En una perspectiva más estratégica y territorial, el compromiso está puesto en
la construcción inmediata de 300 jardines para la primera infancia, la urbanización de
400 barrios populares, la rearticulación con los 847 centros integradores comunitarios
y la formación de sus mesas de participación, articulación y gestión, el fortalecimiento
de los 50 centros de referencia en las provincias, la puesta en marcha del tren
sociosanitario y la construcción transversal de políticas sociales con perspectiva de
género. La inversión económica decidida por el gobierno para dar respuesta a la
segunda ola de coronavirus supera lo planificado en el presupuesto 2021, siendo más
de 480.000 millones de pesos, equivalente al 1,3% del PBI.
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Paola Vessvessian
Paradigmas de época
Afirmar que las políticas sociales no pueden ser entendidas, pensadas ni
desarrolladas al margen del período histórico que las contextualiza, podría parecer una
verdad de Perogrullo, pero de ninguna manera lo es. No sólo los ciclos históricos
extendidos determinan paradigmas dominantes de su época, sino también lo hacen las
coyunturas en cuanto a la operacionalización de tales concepciones. Por caso, con la
dictadura militar se inició un ciclo de un cuarto de siglo de predominio de ideas
libremercadistas e individualistas, donde las personas éramos –centralmente–
consumidores y nuestro valor social equivalía al que se nos otorgara en el mercado de
bienes y servicios. Fueron tiempos donde señoreaba la “cultura del descarte”, como
lo expresa el papa Francisco. Las políticas sociales fueron meros instrumentos
diseñados por tecnócratas de organismos internacionales para ser aplicadas,
idénticamente en cualquier lugar del mundo y en cualquier situación, para asistir a
aquellos “descartados” que “ameritaran” ser objeto de la asistencia, siempre
focalizada en resolver algún único aspecto de carencia.
Con la llegada del siglo XXI arriba además el resquebrajamiento del consenso
neoliberal, abriendo paso al ascenso de los gobiernos populares que enfrentaron las
crisis en América Latina bajo las presidencias de Néstor Kirchner, Lula Da Silva,
Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales, entre otros. Así, el empleo pleno y los
sistemas de protección social vigorosos pasaron a ser los caminos dominantes de la
inclusión y la integración de las sociedades. En el ámbito de las políticas sociales ello
también implicó un nuevo cambio de paradigma. En nuestro país, Alicia Kirchner,
desde el Ministerio de Desarrollo Social, inició un paso vertiginoso de la focalización
hacia la integralidad; de la ubicuidad a la territorialidad; del beneficiario o la
beneficiaria objeto al titular sujeto de derechos; institucionalizando la acción del
Estado como agente activo y presente en la comunidad y promotor del Desarrollo
Humano, hasta erigirlo en un nuevo paradigma que, pese a eventuales retrocesos en
su materialización, continúa vigente.
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Nora Aquín
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Entendida como “la aporía fundamental en la cual la sociedad experimenta el enigma de su
cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura” (Castel, 1995: 20).
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define los lineamientos y objetivos de las políticas sociales, son sus agentes quienes –
a nivel público-estatal o público-societal– facilitan u obstaculizan el encuentro de los
sujetos con los objetos de su necesidad, y quienes propician interpretaciones que
naturalizan o que cuestionan la desigualdad.
En tercer lugar, resulta potente –para comprender el carácter conflictual de la
sociedad toda y de las políticas sociales en particular, y asimismo los requerimientos
de un proceso de politización de las necesidades (Fraser, 1991)– la distinción que
realiza Mouffe (2007) entre lo político y la política. Mouffe propone entender a lo
político como el modo en que una sociedad se instituye a sí misma, y a la política
como el conjunto de prácticas e instituciones tendientes a la creación de un
determinado orden, y a la organización de la convivencia humana en el marco de la
conflictividad derivada de lo político. En esta línea, el antagonismo es constitutivo de
lo político, por lo que cualquier oposición, si alcanza la fuerza suficiente para agrupar
a los seres humanos, puede terminar expresándose en términos de amigo-enemigo,
adquiriendo entonces un carácter político. De manera que el antagonismo es condición
necesaria para que una situación se politice. Hanna Pirkin (citada por Mouffe, 2007)
lo explica diciendo que “en ausencia de aspiraciones rivales y de intereses en
conflicto, un tema nunca entra en el dominio político; no hace falta tomar ninguna
decisión política. Pero para que la colectividad política –el nosotros– actúe, es preciso
resolver esas constantes aspiraciones rivales y esos intereses continuamente en
conflicto, y resolverlos de tal manera que se siga preservando la colectividad”. Esta
perspectiva teórica resulta relevante, sobre todo teniendo en cuenta que interventoras
e interventores sociales y políticos tienen inserción, tanto en el ámbito de lo que
Mouffe denomina la política como de lo político, y que otros autores designan como
público-estatal y público-societal. Diferenciar ambos espacios permite a la vez
establecer mejores articulaciones entre ellos.
En cuarto lugar, apelamos a García Linera (2020), quien propone dos
coordenadas para pensar el Estado: su dimensión monopólica y su dimensión
comunitaria, con predominio de una u otra de estas dimensiones según el estado de la
relación de fuerzas. La dimensión monopólica concentra a las fuerzas de la derecha,
que pugnan por la radicalización de la concentración y el debilitamiento de la
distribución, de modo que los bienes –por definición comunes– se transfieran cada
vez más al capital concentrado. La dimensión comunitaria, en cambio, además de
afirmar que los bienes son comunes, propicia una mayor participación del Estado en
la economía, mayor inversión social y más derechos sociales, todo ello en detrimento
de la dimensión monopólica. Es lo que García Linera llama democracia plebeya, que
se sustenta sobre los pilares de lo común y de lo igualitario. Entiendo que por estos
tiempos no puede hablarse de que una de las dos narrativas sea dominante, pero sí está
debilitado el discurso conservador –cuyo “ruido” no se corresponde con su eficacia
política. La derecha actual conforma redes y movimientos que encuentran en
ocasiones apoyo de manifestaciones cada vez menos concurridas, de sectores medios
urbanos históricamente refractarios al peronismo, a los que Torre (2003) ha
denominado “los huérfanos de la política de partidos, y que ocupan el espacio público
con demandas confusas y desarticuladas”. Ahora bien, tal debilitamiento no ha llegado
para quedarse: por el contrario, es necesario un trabajo permanente desde distintos
espacios y posiciones, si es que apostamos a la constitución de una estatalidad
favorable a las mayorías populares. De cualquier manera, se trata de un buen momento
para demandar por mayor presencia del Estado, por políticas proteccionistas, con
especial énfasis en las de cuidado. Entre ellas, el proceso de vacunación masiva y en
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corto tiempo para atemperar los efectos de la COVID-19 es un valioso ejemplo que
merecerá un estudio minucioso en tiempos futuros, en relación a su carácter igualador.
Síntesis y propuesta
La lucha por las necesidades –y por su interpretación– implica procesos
continuos, conflictivos, negociados y socialmente construidos que develan las
tensiones y contradicciones que se producen, y que tienen efectos en el modo y la
calidad de la atención de necesidades de poblaciones específicas. Se trata de procesos
de confrontación y negociación que cristalizan en políticas sociales, que por ello
mismo pueden ser consideradas como expresión de relaciones de fuerza en los
procesos de lucha por las necesidades, en tanto pueden considerarse como una forma
particular de vínculos sociales entre las instituciones que facilitan –o restringen– el
acceso a bienes y servicios necesarios para asegurar la reproducción social.
Las políticas sociales se materializan en instituciones en cuyo seno se libran
importantes batallas: por la regulación y distribución del derecho a la palabra; por la
determinación de los sistemas de producción de la palabra; por la definición de los
espacios compartimentados de saber; y por el establecimiento de los límites y las
posibilidades de circulación y consumo de la palabra. En su seno se gestan las
narraciones sociales de la realidad y sus supuestos, construcciones activas que no solo
comunican, sino que conforman la realidad, en tanto generan matrices sociales dentro
de las cuales adquieren sentido y sustento formas de comprender, de hacer, de omitir,
de conocer y de actuar (Ricoeur, 2003).
Pensando los tiempos de pospandemia, entiendo que el Estado será fuerte, pero
no está asegurado si se fortalecerá su dimensión monopólica o su dimensión
comunitaria. La batalla que se viene se dará fundamentalmente –aunque no de modo
exclusivo– en el seno del Estado. Es en este marco que debe leerse la importancia de
las elecciones de medio término.
En los próximos tiempos, deberán mantenerse y profundizarse las políticas
sociales contracíclicas que regulen las asimetrías profundizadas por dos fenómenos
perjudiciales: los últimos cuatro años de neoliberalismo y la pandemia. Pero, además,
las políticas sociales deben intentar ser un instrumento no solo distributivo, sino
también democratizador. Esto es trabajar en pro del fortalecimiento de la dimensión
comunitaria del Estado, empujar desde el seno mismo de la sociedad, interactuando
con el gobierno si éste es progresista o nacional-popular –como quiera llamársele. La
mayor o menor fortaleza de este tipo de gobiernos depende de la capacidad
organizativa de las fuerzas societales: ese espacio que hemos llamado lo político. Sin
este intercambio, ningún proceso distributivo y democratizador resulta sustantivo y
sustentable. La consigna “nadie se salva solo”, o sola, debe encarnar en prácticas
colectivas que propicien la formación y el fortalecimiento de lo comunitario. Por lo
tanto, la solidez de las prácticas y las representaciones que consoliden la idea de bienes
comunes produce mayores posibilidades redistributivas y democratizadoras.
Siendo adecuado en los momentos que vivimos enfatizar en las políticas de
cuidado, es deseable, mirando hacia la pospandemia, trabajar hacia la diversificación
de las voces que interpretan las necesidades y que están dispuestas a otorgarles
legitimidad; caminar hacia la constitución de una nueva estatalidad, capaz de poner
nuevas estrategias y nuevas palabras allí donde se presentan nuevas situaciones. Este
no es un problema instrumental, sino fundamentalmente político, en el que habita la
necesidad de eficacia en la prestación de servicios, pero también la capacidad de
resolver los conflictos en pro de las mayorías, propiciando la desmercantilización de
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es cierto que persiste una fuerte e inevitable preocupación por atender los efectos más
urgentes en los grupos más vulnerables, muchos de los cuales ya venían severamente
castigados durante el cuatrienio precedente. Existe una continuidad entre las acciones
emprendidas durante 2020 y 2021 en el escenario de deterioro social agravado por la
pandemia, y también una gran diferencia: el desarrollo de vacunas, la celebración por
parte del Estado de convenios con los laboratorios para su adquisición y el inicio de
la vacunación. La disponibilidad y la aplicación de vacunas contra la COVID-19
define en este sentido un punto de inflexión en las respuestas de política a la pandemia.
A riesgo de incurrir en esquematismo, diría que durante 2020 las acciones del
gobierno tuvieron claro énfasis en materias de asistencia y seguridad social:
transferencias de ingresos vía AUH, AUE, IFE, ATP, REPRO, Tarjeta Alimentar,
distribución de bolsones de alimentos, apoyo a la economía social –“Potenciar
Trabajo” y otros–, restricciones temporales en el ejercicio del derecho de propiedad y
en las relaciones laborales –suspensión de despidos sin causa o por menor nivel de
actividad, suspensión de desalojos de unidades de vivienda, etcétera. ANSES,
Ministerio de Desarrollo Social y Ministerio del Trabajo fueron las agencias
dinámicas de ese primer momento. En 2021 el acceso a vacunas colocó junto a esas
agencias al Ministerio de Salud.
La diversidad de campos de acción y la pluralidad de agencias de gobierno que
intervienen en ellos desde sus respectivas incumbencias sectoriales potencia la
relevancia estratégica de una visión de conjunto de las acciones de gobierno en
escenarios político-institucionales en los que distintos actores proyectan objetivos no
siempre compatibles, y en interlocuciones en las que con frecuencia las disputas sobre
los instrumentos de la acción política son en realidad disputas sobre las políticas y sus
objetivos. La discusión reciente sobre la Tarjeta Alimentar ilustra bien la presencia de
este sesgo a la vez fragmentario y descontextualizador.
La creación de la Tarjeta Alimentar, anunciada durante la campaña electoral
del Frente de Todos en 2019, tiene por objetivo contribuir a enfrentar la dimensión
más lacerante de la pobreza extrema –el hambre– en las apremiantes condiciones de
inminente vencimiento de tramos de repago del endeudamiento generado por el
gobierno anterior y, poco después, el agravamiento de las condiciones económicas y
sociales como efecto de la pandemia. Sus destinatarios y destinatarias se desempeñan
en actividades de la economía popular o informal. Depende del Ministerio de
Desarrollo Social y se financia a través de los mayores ingresos recaudados por el
aporte tributario extraordinario a las grandes fortunas y el aumento de la recaudación
impositiva. Coherente con su objetivo, la tarjeta sólo puede ser utilizada para la
compra de alimentos. No suplanta a la AUH ni a otras políticas preexistentes.
Las opiniones favorables o las críticas que se han difundido acerca de la tarjeta
revelan mucho más que una valoración de su desempeño específico. Explícita o
tácitamente, con mayor o menor intensidad discursiva, todas expresan una opinión
acerca de la vinculación de la Tarjeta Alimentar con determinadas consideraciones
respecto de la generación de los escenarios o las condiciones de contexto o los sesgos
estructurales –como se prefiera llamarlos desde diferentes opciones teóricas– que
hacen posibles, eventualmente necesarios y no solo accidentales el empobrecimiento
de grandes porciones de la población y la desigualdad extrema. Es decir, la
degradación del bienestar social a bienestar de algunos, algunas o algunes.
Tanto el informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política
Ciudadana Tarjeta Alimentar: una ayuda necesaria pero insuficiente (ISEPCi, 2020)
como el del Observatorio de la Deuda Social La Tarjeta Alimentar a un año de su
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Conclusión
La pandemia está generando efectos catastróficos en todo el mundo: millones
de muertes, empobrecimiento de muchísima gente, crecimiento vertiginoso de la
desigualdad y la polarización social, retracción productiva. Minorías que ya estaban
bien antes de la pandemia y que ahora están mucho mejor; mayorías que ya estaban
mal y que ahora son más numerosas y están peor; gente que se ha quedado sin porvenir
y que está peleando el presente.
Una extrapolación de los escenarios actuales a un después de la pandemia no
debería desatender la plausibilidad de esos escenarios catastróficos, de los que la
historia humana ofrece numerosos ejemplos. Enfrentar la pandemia implica enfrentar
aquí y ahora esos escenarios posibles, diseñando y ejecutando políticas que encaren
las urgencias del presente como parte de la configuración de escenarios en los que
“reine el amor y la igualdad”. O algo así. Ello requiere, sobre todo, traducir las
premisas doctrinarias en políticas públicas. En tal sentido, la discusión sobre la Tarjeta
Alimentar remite, desde su propia peculiaridad, a la cuestión mucho más peliaguda de
los combates por el bienestar en el marco de la pandemia y la configuración de los
escenarios post pandémicos.
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Nicolás Pertierra
Una perspectiva amplia respecto de las políticas sociales debe incluir a todo el
conjunto de la política económica. ¿Cuál es el sentido de aumentar las transferencias
monetarias a ciertos sectores, por más que se encuentren en la base de la pirámide
social, si al mismo tiempo se pulveriza el poder de compra de los salarios? Sin ir más
lejos, esa fue la postura adoptada por la alianza macrista. Con el anterior, con el actual,
y con cualquier otro gobierno, está claro el límite que tienen las políticas sociales
basadas en transferencias en ausencia de otras estrategias que apunten al mediano y
largo plazo.
Probablemente, el hecho de concentrar los distintos abordajes de la cuestión
social en un único ministerio haga pensar que una alternativa compite por el mismo
presupuesto que la otra. En el contexto actual, no se puede partir de una falsa
dicotomía entre comer o trabajar, entre alimentos para comedores comunitarios o
infraestructura para atender las demandas de cuidado. La principal meta de política en
términos sociales es modificar el escenario distributivo que recibió el gobierno del
Frente de Todos y que resulta muy desbalanceado a favor de un sector concentrado.
Visto de esta forma, todas estas políticas tienden a reestablecer una distribución algo
más equilibrada de la riqueza nacional, y por ello la ampliación presupuestaria de
todas las políticas sociales es indispensable.
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nuevo esquema, que amplía beneficiarias y beneficiarios y montos hasta los $12.000
por familia con tres o más hijos o hijas, ese monto casi se duplica hasta los $20.000
millones mensuales.
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Magdalena Chiara
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también de las ciudades intermedias, los barrios populares desbordan las fronteras
de los registros del ReNaBaP, y no solo porque con posterioridad a la fecha del
relevamiento se produjeron nuevos asentamientos. Los déficits en el acceso al agua
dentro de la vivienda, la provisión de energía eléctrica y gas natural, el acceso a la red
cloacal, y el acceso al transporte y las condiciones de hacinamiento, alcanzan en
muchas localidades del país a poblaciones más amplias y dispersas, configurando
otras formas de segregación que conviven con las figuras clásicas de villas y
asentamientos que bien registra este Registro.
El acceso a los servicios de salud es sin dudas un problema en los denominados
“barrios populares”, pero afecta también a poblaciones más amplias en territorios
objeto de segregación. Esta heterogeneidad de las periferias interpeló a las
intervenciones estatales diseñadas en relación al manejo de la pandemia del COVID-
19 y debe ser considerada al momento de plantear estrategias de abordaje territorial,
saliendo de la emergencia o encarando la que se viene, la de la pospandemia.
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Daniel García Delgado es director del Área Estado y Políticas Públicas de FLACSO
Argentina.
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Sergio De Piero
La política social, como espacio de acción del Estado que puede diferenciarse
de otras políticas, no nació por voluntad propia. La desestructuración que provocó la
implementación de las recetas neoliberales, primero en la dictadura y luego en el
gobierno de Carlos Menem, lograron un efecto clave señalado tempranamente por
Pierre Rosanvallon: la separación entre lo económico y lo social que, según el autor,
era uno de los triunfos del avance neoliberal. De un momento a otro las condiciones
de vida de millones de personas dejaron de ser un tema de política económica, para
desplazarse al naciente mundo de las políticas sociales. Es cierto, también algunas
particularidades etarias o situacionales empujaron el nacimiento de esta especificidad,
pero es algo difícil de comprender sin observar las realidades de exclusión social que
aquellas reformas provocaron. Entonces, la reflexión sobre la situación social y la
construcción de políticas a tal efecto significaron dos procesos en uno, con mucho de
ensayo y error.
En términos generales podría decirse que hubo dos grandes períodos de la
política social. El primero estuvo dominado por la implementación de las políticas
focalizadas en detrimento de la universalidad, considerada un criterio de ineficacia.
Todo ello se sostenía en una idea base: se trataba de recomponer capacidades
individuales, de modo que cada persona debía diseñar su propia estrategia para
reinsertarse en el mercado laboral, ser empleable. Al mismo tiempo, realidades tan
diversas generaron numerosos programas sociales, muchos de ellos enlatados, sin que
se supiera exactamente su impacto. Se referían a una reconstrucción, pero
inevitablemente corrían detrás de las emergencias.
Lentamente se inició un viraje hacia un nuevo diseño, empujado por la grave
situación social desbordada por programas que pensaban en un largo plazo, en un
contexto de deterioro económico. Se asumió que la estrategia debía consistir en
otorgar a las personas simplemente dinero. Nacen así las Transferencias de Renta
Condicionada (TRC) a cambio de alguna contraprestación: ciudadanía desempleada
recibiría una suma por parte del Estado. También sobre esto existe mucha literatura y
experiencias. Por lo pronto, es evidente que en situaciones críticas –como la crisis de
2001 en Argentina– lograba un efecto inmediato: las familias podían hacerse de los
bienes imprescindibles para su alimentación. El Plan Jefas y Jefes, por otra parte,
incorporó una perspectiva de género en su denominación, no presente hasta ese
momento. Las TRC crecieron en toda la región con distintos diseños, lidiando con la
cuestión del empleo y sus nuevas definiciones, como así también con el modo en que
ello se organizaba –o no.
Con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno y más precisamente en los
gobiernos de Cristina Fernández, se buscó una nueva orientación del área. En ese
sentido hay cierta tensión que recorre el período: por una parte, la certeza respecto de
que la cuestión social requiere de políticas que fomenten el comunitarismo, la
participación y la organización social, alentada desde el Estado. Por la otra, la
implementación de políticas de transferencia, aunque en otra concepción –que ya
mencionaré. Desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (MDSN) se
alentaron iniciativas que tuvieran que ver con la organización social. Mi impresión es
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que los Centros de Integración Comunitaria (CIC) fueron la iniciativa más relevante
y novedosa, articulando tres dimensiones de la política social que buscaban
implementar: posibilitar políticas de distintos niveles del Estado en un solo espacio,
fomentar la participación social y –la más relevante– generar una nueva presencia del
Estado nacional en el territorio. Esta política estuvo acompañada por otras, como los
Centros de Referencia, prácticas que aplicaron también distintos ministerios: una
suerte de reterritorialización del Estado-nación, estableciendo presencia en el
territorio y desandando –de alguna manera o en algunos aspectos– los anteriores
procesos de descentralización.
La otra dimensión, como decía, refiere a la transferencia de ingresos. En 2009
nació la Asignación Universal por Hijo (AUH) que garantiza el pago a padres o
madres sin empleo formal de una asignación por cada hijo o hija menor de edad,
replicando el ya histórico salario familiar que reciben quienes poseen un empleo
registrado. Se trató de equiparar un derecho, pero aun cuando ello ya era un salto
cualitativo, implicó algo más: leer que la situación de informalidad en la que trabajan
millones de personas está lejos de ser un fenómeno coyuntural, y estructura ya parte
de la economía nacional. Es una pésima noticia, pero no es algo de lo que saldremos
en el mediano plazo. La salida individual que pregona el neoliberalismo desde los 90
choca inevitablemente contra las realidades estructurales. La AUH es el resultado de
asumir esa realidad: es una respuesta institucional de carácter estable para quienes
trabajan en la informalidad, y también es un dato el tiempo en que esa lectura demoró
en llegar al Estado.
De este modo, fueron dos lógicas las que atravesaron la definición de las
políticas sociales en el período: estimular la organización comunitaria con apoyo del
Estado –que implicó el fuerte crecimiento de la economía social-popular– y garantizar
ingresos como derecho –expresado en la AUH y en otras políticas, como el
PROGRESAR. El macrismo mantuvo algunas políticas, desfinanciándolas, o bien sin
un proyecto político para sostenerlas, a la vez que agravaba la cuestión social.
Todo ello nos trae a este presente. Más de 30 años de políticas sociales ya
tienen su propia vida, su historia, sus vueltas. Una de esas marcas la constituyen los
actores; la otra, la gestión estatal. No son pocos los actores, ni baja su relevancia. Si
bien el Estado nacional desplegó distintas políticas, ha sido notable el incremento de
la participación de los gobiernos provinciales y municipales. Arrastrando problemas
de recursos de diverso tipo, es notable el incremento tanto cualitativo como
cuantitativo en la cuestión social. Diversos trabajos dan cuenta del incremento del
gasto en asistencia y promoción social por parte de los municipios, como así también
en las áreas de salud y educación en las provincias luego de la descentralización.
La política social se produce en diversos territorios estatales, los cuales
impactan con distinta intensidad y varias dimensiones: nación sigue siendo el actor
con la mayor cantidad de recursos o capacidades, y municipios y provincias con la
presencia permanente, cercana e inmediata. El despliegue de cada uno sin duda
produce efectos diversos, por ello vale mencionar su rol como actores por separado.
Por otra parte, los actores en la sociedad civil: si el crecimiento del sector informal
puede observarse notoriamente desde la década del 90, e incluso un poco antes, la
novedad de los últimos 15 años es su capacidad organizativa. Los emprendimientos
individuales y grupales se han reproducido sin cesar. Las etapas de expansión del
empleo registrado no alcanzaron para incorporar toda la búsqueda de trabajo y el
sector fue alcanzando un volumen económico y social –y político– cada vez más
relevante.
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Siguiendo a Coraggio (2013), no me refiero a la institucionalización de prácticas sociales en un
sentido amplio, sino a un concepto limitado al surgimiento, creación o resignificación de
normativas, planes, programas, instituciones jurídicas y político-administrativas específicas de la
economía popular, social y solidaria.
11
Para un análisis más amplio se puede ver Hopp (2021).
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12
El dato corresponde al cuarto trimestre de 2018.
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Tensiones y desafíos
En este proceso de institucionalización, nos interesa señalar algunas cuestiones
que marcan las potencialidades, tensiones y desafíos de las políticas públicas para la
economía popular, social y solidaria.
La primera es la tensión persistente entre el trabajo y la asistencia en las
políticas de promoción de la economía social y la economía popular en Argentina.
Más allá de su consolidación, éstas han mantenido un rol secundario en la estrategia
socioeconómica de las distintas gestiones de gobierno y una desvinculación con la
política económica y laboral. Esto se expresa en su ubicación central en un ministerio
históricamente dedicado a la asistencia, de bajo presupuesto, con desvinculación,
desconocimiento o exclusión del sector en políticas laborales y económicas que
apoyan a unidades productivas de gestión empresarial o PyMEs, débil reconocimiento
como actor del desarrollo productivo y a nivel sociocultural, en la persistente
estigmatización del sector, entre otras. Esto fue profundizando un carácter híbrido que
coloca a la promoción de la economía social y la economía popular entre la
consideración del trabajo como un medio legítimo de integración social y el uso del
trabajo como un recurso de la asistencia, debilitando la sostenibilidad de estas
unidades productivas en el mediano y largo plazo.
Esta tensión atraviesa el modo en que se concibe el trabajo y sus protecciones,
reactualizando la dicotomía entre trabajadores y asistidos que forma parte de una
construcción social e histórica que fundamenta también un esquema de clasificación
y de organización institucional, a pesar de que esta mirada viene siendo puesta en
cuestión por la situación de amplios sectores que quieren trabajar –y lo hacen
inventando sus propios trabajos, muchas veces en condiciones de suma precariedad–
pero son excluidos del mercado laboral formal. Esta situación (re)produce las
desigualdades entre las distintas categorías de trabajadores, en particular respecto del
trabajo asalariado –aunque éste también ha sido fuertemente precarizado,
especialmente desde los 90, década de hegemonía neoliberal.
La segunda cuestión tiene que ver con los límites del trabajo asalariado como
horizonte de sentido en la definición del sujeto de la protección social y de las
estrategias estatales desplegadas. También se pone en juego en algunas de las
reivindicaciones de trabajadores y trabajadoras. Aun cuando las transformaciones del
mundo del trabajo a nivel global y local han puesto claramente en cuestión la
“promesa” de integración por el trabajo asalariado, este ideal mantiene una gravitación
importante en el diseño de políticas públicas que no logran reconocer plenamente a la
economía popular, social y solidaria como un actor económico de relevancia. Esto se
vincula con un ideal que no existe, que concibe al trabajo asalariado como el principal
medio de integración social, distribución de ingresos, derechos y protecciones (Meda,
2007). Desde la perspectiva de la economía social y a partir de un análisis crítico del
mundo del trabajo actual, la idea de salario reduce la heterogeneidad de experiencias
laborales que se despliegan en la economía popular, considerando una única forma de
organización del trabajo y de acceso a la protección social legítima.13
13
Esta problemática es analizada en profundidad en Hopp (2020).
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Referencias
Canelo P y A Castellani (2016): Informe de investigación 1. Perfil sociológico de los
miembros del gabinete inicial del presidente Mauricio Macri. Observatorio de las
elites argentinas, IDAES-UNSAM.
Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (2019): Planes, programas
sociales y prestaciones de la seguridad social. Buenos Aires.
Coraggio JL (2013): “La Presencia de la Economía Social y Solidaria (ESS) y su
Institucionalización en América Latina”. UNRISD Conference: Potential and Limits
of Social and Solidarity Economy. Ginebra, 6 al 8 de mayo.
14
A modo de ejemplo, podemos mencionar el pasaje del Instituto Nacional de Asociativismo y
Economía Social (INAES) a la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo, o la luchas por la
personería gremial de las organizaciones de trabajadores y trabajadoras de la economía popular.
15
Un ejemplo paradigmático de la importancia de avanzar en regulaciones de nivel nacional en
articulación con lo local es el conjunto de trabajadores y trabajadoras que desarrollan su actividad
en el espacio público. Más allá del reconocimiento que pueda existir de su trabajo a nivel nacional,
por ejemplo, a través de la inscripción en el RENATEP, las dificultades se plantean a partir de las
disputas por los usos del espacio público que se regulan a nivel local. El Informe de Coyuntura
12 (Hopp y Maldovan Bonelli, 2020) aborda esta problemática a partir del caso de las vendedoras
y los vendedores callejeros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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Matías Barroetaveña
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Fuentes consultadas
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Complejas: los escenarios actuales del Trabajo Social”. Margen, 48.
Clemente A (2016): “La pobreza persistente como un fenómeno situado”.
Perspectivas de Políticas Públicas, 10.
Travi B y otros (2014): “La asistencia social como derecho. Constitucionalismo
social, fundamentos teórico-filosóficos y tradiciones disciplinares”. En XXVII
Congreso Nacional de Trabajo Social. Paraná, 11 al 13 de septiembre.
Travi B (2017): “Fundamentos teórico-filosóficos que sentaron las bases de la relación
entre Democracia, Derechos Sociales y Trabajo Social en su proceso de
profesionalización”. ConCiencia, 1.
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Máxima Guglialmelli
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www.argentina.gob.ar/noticias/lanzamos-el-programa-potenciar-trabajo-para-promover-la-
inclusion-socioproductiva.
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Referencias bibliográficas
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oportunidades. Buenos Aires, Siglo Veintiuno.
Ferrari Mango C y J Campana (2018): “Del ‘Argentina Trabaja-Programa Ingreso
Social con Trabajo’ y el ‘Ellas Hacen’ al ‘Hacemos Futuro’. ¿Integralidad o
desintegración de la función social del Estado?”. FLACSO, Informe 11.
Fraser N (2008): “La justicia social en la era de la política de identidad: redistribución,
reconocimiento y participación”. Revista de trabajo, 4(6).
Mazzola R (2018): “Devaluar la AUH”. Página 12, 4-11-2018.
Natalucci A (2012): “Políticas sociales y disputas territoriales. El caso del programa
‘Argentina Trabaja’”. Perspectivas de Políticas Públicas, 2(3).
Quiroga MV y LC Juncos Castillo (2020): “Políticas sociales y nuevos gobiernos en
Argentina y Brasil: un balance a partir de los programas Asignación Universal por
Hijo y Bolsa Familia”. Polis, 55.
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conceptuales para el estudio de la desigualdad”. Nueva Sociedad, 256.
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Horacio Rovelli
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con el REPRO II las actividades comerciales afectadas por las medidas restrictivas
anunciadas por el presidente Alberto Fernández ante el constante aumento de contagios
por coronavirus: “Lo que vamos a hacer en los sectores críticos (gastronómicos,
hotelería, turismo), que son los más afectados, es llevar ese valor del REPRO a $18.000
por mes. (…) A los pequeños empresarios que puedan tener hasta tres o cuatro
trabajadores, les vamos a dar, en la medida que cumplan con los requisitos, la asistencia
al REPRO de $18.000 por trabajador por mes”. Los comercios gastronómicos y los
sectores críticos pueden sumarse al REPRO y desde el mes de junio 2021 pasan de
18.000 a 22.000 pesos por trabajador o trabajadora por mes. Muchos de los titulares de
esos comercios son monotributistas y se creó la posibilidad de que ese comerciante o
empresario gastronómico también puedan inscribirse en el programa. Por otra parte, la
cartera de Desarrollo Social que encabeza Daniel Arroyo continúa con el pago de la
Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Asignación por Embarazo (AUE), cuyo
valor se ajusta de acuerdo con la fórmula de movilidad jubilatoria. También se seguirá
trabajando con la Tarjeta Alimentar: desde el 21 de mayo 2021 se empezó a pagar la
ampliación de esa tarjeta, para llegar a casi cuatro millones de personas. En síntesis,
hasta el 21 de mayo de 2021 el Informe de la Secretaría de Hacienda sobre el gasto
social dice que en COVID-19 y asistencia se destinarán este año 2021 472.000 millones
de pesos –es el 5,36% del gasto presupuestario anual de 8,8 billones de pesos– de los
cuales en prevención –compra de vacunas– se invertirá la suma de 52.913 millones:
menos del 0,1% del PIB. En el año 2020 el conjunto de medidas asociadas al COVID-
19 implicó un gasto devengado de alrededor de 917.793 millones de pesos sobre una
ejecución del gasto total de 7,1 billones de pesos (12,9% del gasto).
Planes Sociales anunciados el 21 de mayo de 2021
Millones
Beneficiarios Plan Nota
de pesos
Empresas REPRO 52.000
Salario complementario 6.000 22.000 pesos por mes
Tarjeta ALIMENTAR 145.000 4.000.000 niños y niñas
Familias PROGRESAR 28.000 1.000.000 jóvenes
Ampliación AUH 29.000 700.000 personas
920.000 trabajadores y
POTENCIAR TRABAJO 90.000 trabajadoras
Vacunas y otros 72.000
Salud Bono 700.000 trabajadores y
Trimestral 14.000 trabajadoras
Reducción de aportes 36.000 Empresas sector crítico
TOTAL 472.000
Para el mes de junio 2021 la AUH general es de 4.504 pesos por mes y para la
zona 1 –Patagonia, La Pampa y Carmen de Patagones– de 5.856 pesos, igual que para
la Asignación por Embarazo. 18 La tarjeta Alimentar es de 6.000 pesos por mes para
las madres con un hijo o hija, y de 9.000 pesos para las madres con más hijos o hijas.
El programa Potenciar Trabajo beneficia a 920.000 trabajadores y trabajadoras,
quienes percibirán en este mes la suma de 12.204 pesos, al ajustarse en un 4% como
parte de la actualización del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM). 19
18
Del cual se paga mensualmente el 80% y el 20% restante a fin de año.
19
El Salario Mínimo Vital y Móvil para junio de 2024 es de 23.544 pesos y la jubilación mínima
de 22.071 pesos.
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Es obvio que con una inflación anualizada del 46,3% en abril de este año contra
abril del año 2020, la ayuda es menor a las necesidades. También es obvio que
deberían reforzarse todas las partidas, pero esencialmente el programa Potenciar
Trabajo, que debería abarcar a más trabajadores y trabajadoras, y debería multiplicarse
la remuneración por cinco para superar la canasta básica total. Este programa significa
el 1,25% del presupuesto de la Administración Nacional: si se lo quintuplica sería del
6,25%, por lo que habría que conseguir financiamiento por un 5% del presupuesto.
Con esa suma, los trabajadores y las trabajadoras construirían viviendas y otras obras
públicas que se hacen con insumos nacionales y sería un multiplicador de la inversión,
creando puestos de trabajo y elevando el nivel de actividad a otras industrias y
servicios ligados a la construcción.
20
Los alimentos que más subieron durante el gobierno de Alberto Fernández (enero 2020-abril
2021): asado, 92%; nalga: 89%; paleta: 86%; cuadril: 82%; carne picada común: 81%; pollo
entero: 73%; tomate entero en conserva: 68%; yerba mate: 66%; jamón cocido: 65%; queso
cremoso: 61% (Fuente: INDEC).
21
Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y Centro de Exportadores
de Cereales (CEC).
22
En el gobierno de Néstor Kirchner, los derechos de exportación de la soja tenían una tasa del
35%; el girasol 32%; el trigo 30%; el maíz 28%; y la carne del 15%. Hoy la tasa efectiva de la
soja es del 30% y de todos los demás granos del 12%, y la de la carne, 9%.
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Oscar Balestieri
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recitales, deportes, todos con enormes concentraciones donde la multitud es parte del
espectáculo.
¿Cuáles son las modificaciones del hábitat que requieren estas nuevas
condiciones? El trabajo remoto impone modificaciones en el uso de las viviendas,
difícilmente adaptadas a la privacidad necesaria para trabajar, estudiar, etcétera. La
vivienda, era pensada antes como el lugar de reposo, de recogimiento, y el trabajo y
la diversión estaban fuera, en otros sitios. Para las y los más pobres, la calle o la plaza
son sitios donde se viven las actividades más diversas. Para los demás: la fábrica, la
oficina, el club o el gimnasio.
Con el crecimiento de la capacidad en las comunicaciones e Internet, se
universaliza el acceso, y toman mayor importancia los subsidios a los grupos
económicamente débiles. La norma que declara a la telefonía e Internet como servicio
público es bloqueado por una justicia muy retrógrada, que dificulta la democratización
del acceso.
La sensación de peligro por la proximidad y las aglomeraciones, o la falta de
espacios verdes en nuestras grandes ciudades, impulsan a muchos y a muchas a
mudarse de las zonas más densas a las periferias: una especie de huida a los barrios
menos densos es la respuesta de los sectores con poder económico para concretarlo.
Eso trae en consecuencia un aumento del tiempo de viajes, porque en muchos casos
el trabajo sigue siendo en la ciudad centralizada, y un aumento del uso del automóvil.
Estos habitantes, acostumbrados a una diversidad de servicios y de atractivos de la
ciudad, poco a poco descubren que esa “fuga” a las periferias pone en evidencia la
falta de equipamiento de servicios de esos lugares, y la dificultad de obtenerlos
cotidianamente. La pandemia, primero con el encierro severo, y luego con el
distanciamiento social, más el trabajo, el estudio y el esparcimiento remotos, los
concentra en la vivienda. Muy pocas viviendas están pensadas para esta nueva
funcionalidad, no solamente las de los pobres –de poca superficie y de poco espacio
libre. Paradójicamente, las viviendas de la clase media y aun de sectores de la media
alta no están proyectadas ni se pueden adaptar a estas nuevas funciones.
Más contradictoria es la situación global del hábitat: los viajes y los traslados
para la educación son habituales. La imagen de la escuela a escala peatonal se ha
perdido en las ciudades grandes. La especialización de los espacios en salud,
esparcimiento o compras imponen desplazamientos significativos. Edificios de alta
densidad ponen en contacto cotidiano a habitantes y visitantes en los ascensores y
espacios comunes. Mientras las exigencias de salubridad ya parecen estar definidas:
espacios al aire libre para reuniones; distanciamiento en todo momento; reducción de
los contactos en espacios cerrados: transporte colectivo, oficinas, fábricas,
espectáculos, etcétera; trabajo remoto. Las ciudades medianas y chicas aparecen como
oportunidad de mejor respuesta ante las pandemias.
Ahora no es ocioso recordar que la fiebre amarilla se repitió a lo largo de cuatro
años, con el último más mortal que los anteriores. Pensar que podemos volver a una
normalidad estilo 2019 parece lejana en el pensamiento de los infectólogos y demás
científicos. Los cambios deben ser orientados y apoyados por la gestión del Estado,
en sus distintos planos, modificando leyes y reglamentos, ayudando económicamente
las transformaciones, no solo con el desarrollo de las comunicaciones, sino también
en la adaptación de la ciudad actual a los nuevos reclamos de una sociedad
postpandemia.
Muchas actividades no podrán superar estos cambios y deberán modificar su
ubicación en el espacio, su dimensión, sus instalaciones. Surgirán otras nuevas, y aquí
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Inés Albergucci
23
El Decreto-Ley 33.302/45 estableció la obligación de aplicar el salario mínimo, básico y sueldo
anual complementario y creó el Instituto Nacional de Remuneraciones con funciones específicas
de fomento e inversión para el turismo social. Además, la norma determinó que el 3% del
aguinaldo derivado de un aporte del 5% del sueldo anual complementario que depositaba el
empleador –pudiendo retener un 2% del pago al empleado o empleada– se destinaría al fomento
del turismo social.
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24
En 2015, el presupuesto destinado a turismo social –Prestaciones Turísticas– rondaba el 28%
de participación del presupuesto total del Ministerio. En 2019 apenas representaba un 8%. En esta
gestión estamos recuperando los niveles de participación, representando hoy un 21% del
presupuesto total y, de esto, más del 50% se destina a infraestructura. Cabe señalar que el
presupuesto del Ministerio se ha quintuplicado desde 2019. Recibimos en cada UT sólo tres
hoteles disponibles para turismo social –de 16 hoteles en total. El cierre de hoteles profundizó el
estado de deterioro de la infraestructura, haciendo aún mucho más costoso y difícil su
acondicionamiento y apertura, lo que tuvo por consecuencia una caída de visitantes: entre 2015 y
2019 cayó un 72%. La cantidad de plazas disponibles para turismo social en 2015 era 3.700
(UTCH) y 2.970 (UTE): en diciembre de 2019 recibimos 890 de plazas en UTCH y 970 en UTE.
25
La ministra de Seguridad, Sabina Frederic, derogó la resolución que creaba un Centro de
Entrenamiento en nuestros hoteles, lo que permitió a la AABE dejar sin efecto la cesión. Al mismo
tiempo, el Hotel 5 se encontraba ocupado por agentes de GNA que prestaban servicios de
seguridad en el Partido de General Pueyrredón. Dicho hotel es uno de los que mejor acceso tiene
a la playa, siendo de los más elegidos para turismo social. Por ello, dichos agentes fueron primero
destinados al Hotel 9 y luego abandonaron el complejo, cuando el operativo de seguridad culminó.
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Médico de Embalse al sistema de salud local.26 Esto requirió a su vez rápidas mejoras
de infraestructura, lo que se vio acompañado de su respectivo aumento presupuestario.
En el transcurso de 2020, habiendo cuadriplicado el crédito para que dé curso a la
inversión, el área de turismo social se enfocó en llevar adelante procesos licitatorios
para el mejoramiento integral de ambas unidades. Primero en lo referido a la
preparación de la emergencia a través de la adquisición de estufas y calefactores,
instalación eléctrica, adquisición de generadores eléctricos y elementos médicos.
Luego, se dio lugar a los procesos de mejora de infraestructura sobre los hoteles en
funcionamiento.27
Estamos frente a un plan integral de mejora de la infraestructura sin
precedentes. Entre 2020 y 2021 proyectamos inversiones por más de 950 millones de
pesos, y otros 970 millones para 2022, sin contar las inversiones de obras públicas ni
lo referido a crédito internacional. Tampoco olvidamos la importancia del diseño de
un plan de mantenimiento que preserve las estructuras y las mejoras realizadas.
Además, estamos impulsando un conjunto de actividades deportivas, recreativas y
culturales que permitan mejorar la oferta turística en las unidades. Senderos, avistaje,
miradores, recorrida de los muesos y tour histórico, ferias de artesanías, cine, deportes
y otro conjunto de actividades son las que estamos planificando junto con las y los
trabajadores de las unidades, actores de la economía popular, instituciones deportivas
locales y las comunidades de Chapadmalal y Embalse en su conjunto, para enriquecer
la experiencia turística.
Esto permite reforzar la identidad, el sentido de pertenencia y
fundamentalmente ser parte del entramado de estrategias que impulsan el desarrollo
en estos territorios. Cualquiera que recorra Chapadmalal y Embalse advertirá la
importancia de los complejos en el desarrollo de estas comunidades.
26
Así fue como el Hotel 4 de UTCH alojó a más de 100 personas en situación de calle a solicitud
del Municipio de General Pueyrredón en el contexto de la pandemia. En el caso de la UTE se
llevó adelante, en vínculo con el COE local, el “Plan Operativo COVID-19 UTE” que consistió
en poner a disposición camas y guardias médicas de 24 horas con los elementos de bioseguridad
necesarios para realizar la atención correspondiente. El Hotel 7 de esta unidad funcionó como
Unidad Extrahospitalaria para aislamiento; el servicio médico continúa atendiendo a personas con
síntomas compatibles con COVID-19; y se realizaron hisopados y test serológicos con apoyo de
hospitales cercanos, con articulación de recursos humanos e insumos del municipio, de la
provincia y de nuestro Ministerio.
27
Esto implicó trabajos en techos para los hoteles 1, 2, 4 y 5 de Chapadmalal, mejora de fachadas,
pinturas exterior e interior, cambio de ventanas y trabajos de carpintería para los hoteles 1, 2 y 5
de Chapadmalal y 2, 4 y 7 de Embalse. Estas obras se encuentran casi finalizadas. Se adquirieron
elementos de carpintería, equipamiento para el servicio médico, elementos de plomería,
vehículos, uniformes y equipamiento. Actualmente, se están llevando adelante trabajos de
electricidad, reforma en sanitarios, construcción de infraestructura accesible –ascensores,
sanitarios para personas con movilidad reducida– para los hoteles 1, 2 y 5 de UTCH y hoteles 2,
4 y 7 de UTE; la refacción integral sobre el Hotel 6 de UTCH y Hotel 3 de UTE. En los próximos
meses se espera comenzar los trabajos sobre los bungalows y el Hotel 6 de UTE, y hacia fin de
año los hoteles 7, 8 y 9 de Chapadmalal. Lo proyectado incluye también intervenciones en las
áreas deportivas, en el sector de plazas y juegos, en las piletas y casas de té de ambas unidades.
Además, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación se encuentra impulsando la licitación de
obras por 1.500 millones de pesos para la refuncionalización integral de los hoteles 1 de Embalse
y 4 de Chapadmalal. Simultáneamente, estamos en un proceso de acuerdo con un banco de crédito
internacional para financiamiento que permita la refuncionalización del Hotel 3 de Chapadmalal,
conocido como “hotel de los niños”, utilizado por última vez en los Juegos Olímpicos de 1995, y
el Hotel 5 de Embalse, cuyo último año de funcionamiento fue en 1985.
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Daniel Lauria
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no tienen conectividad, hay que atenderlos en las escuelas con material impreso y
docentes vacunados.
¿Cómo recuperamos a los sectores medios que, si pueden, abandonan la
educación de gestión estatal para pasarse a la de gestión privada? Desde la crisis de
comienzo de siglo hemos desarrollado políticas educativas centradas en los sectores
más desfavorecidos y no hay ninguna duda que fue lo correcto. Simultáneamente,
fuimos perdiendo contacto con las escuelas tradicionales que históricamente
constituían bastiones de la clase media. Tal vez sea hora de revisar si las políticas
homogéneas sirven para el conjunto de la sociedad, cuando en los hechos la
privatización de la educación consolida la fragmentación social.
¿Qué queremos enseñar a nuestros alumnos y alumnas mientras dure la
pandemia? ¿Podemos acaso seguir manteniendo la ficción de que los y las docentes
deben ajustarse a un desarrollo curricular, como si la situación pedagógica fuese la
misma de antes de la pandemia pero que lo único que cambió fue la presencialidad?
Ante una situación excepcional, hacen falta soluciones excepcionales. No podemos
continuar con todas las materias y con todas las actividades, como si nada hubiese
cambiado. Hay que priorizar los contenidos y los objetivos a desarrollar. Si no
tenemos tiempo para todas las áreas, reordenemos el diseño curricular. No tiene
ningún sentido seguir con las mismas cargas horarias, mientras los alumnos y las
alumnas no asisten a clases en las mismas condiciones. En la escuela primaria hay que
preocuparse definitivamente por la lectura y la escritura, otorgándole la mayor
cantidad de tiempo posible. En secundaria trabajemos sobres las áreas básicas y
dejemos el resto para el momento en que volvamos a tener cierta normalidad –aunque
podríamos aprovechar y replantear los diseños con menor cantidad de materias
obligatorias y algunas optativas.
¿Cómo recuperamos la iniciativa en el campo educativo e incorporamos a
nuestro proyecto político a los sectores que no están totalmente convencidos y
permanentemente fluctúan? Aquí algunas pocas propuestas:
• con confianza en las conducciones políticas del sistema educativo, las que
deberían tener un profundo conocimiento del mismo que les permita lograr un
respeto del conjunto de la comunidad educativa por su formación, desempeño y
antecedentes académicos, técnicos y políticos;
• con declaraciones públicas precisas y prudentes: a veces lo que abunda no es
bueno –sobre todo cuando resulta claramente contradictorio– y tampoco lo es el
silencio absoluto que hace que la comunidad educativa no conozca quién es alguna
ministra jurisdiccional, ni cuál es su pensamiento en torno a la política educativa
a implementar en el corto y largo plazo;
• asistiendo los equipos técnicos al territorio con espíritu militante, para contribuir
a la solución de los inconvenientes que se presenten; y no descansar sobre la tarea
de las y los inspectores, muchos de los cuales –no todos, por suerte– no sienten
ningún compromiso político con la tarea que tienen que desarrollar, y mucho
menos con un gobierno de carácter popular;
• presentando un plan de contingencia jurisdiccional o regional mientras dure la
pandemia, no con medidas aisladas; permitiendo que cada institución, dentro de la
política propuesta, proponga y desarrolle prácticas centradas en las características
de su comunidad; la experiencia hasta ahora marca que en general a las alumnas y
los alumnos de la escuela secundaria no les sirve la asistencia alternada; quizás
sería preferible consolidar una rutina basada en la comunicación a distancia con
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Esteban Bogani
28
https://publications.iadb.org/es/el-futuro-del-trabajo-perspectivas-regionales.
29
https://www.worldbank.org/en/publication/wdr2019.
30
https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/future-of-employment.pdf.
31
https://read.oecd-ilibrary.org/employment/perspectivas-de-empleo-de-la-ocde-2019_bb5fff5a-
es#page58.
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32
Entrevista a Sharan Burrow, https://revistas.unlp.edu.ar/redea/article/view/12074.
33
Ver el reporte El futuro del trabajo: www.ituc-csi.org/the-future-of-work-ituc-report.
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34
https://willrobotstakemyjob.com.
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Desafíos para los trabajadores y las trabajadoras y para las políticas públicas
De acuerdo con lo anterior, surge como producto de distintos ejercicios de
prospectiva un panorama un tanto desalentador, aunque no coincidente con las
distopías en las que los robots gobiernan el mundo. Hasta aquí, en todo lo revisado
hay varios supuestos asumidos y cuentas hechas. Está menos presente la idea de futuro
como construcción, como objeto de la voluntad colectiva: en este caso, la de los
trabajadores.
Hoy nadie imagina una experiencia como la de los ludistas ingleses de la
primera revolución industrial, cuando telares y máquinas de hilar eran destruidos por
los trabajadores que veían en esas máquinas amenazas a sus ocupaciones.36
Actualmente, los algoritmos y los procesadores son literalmente menos asequibles
para el común de los trabajadores y las trabajadoras y, por ende, no hay posibilidad
de acción colectiva a desplegar sobre estas tecnologías, pero tampoco la intención de
hacerlo.
De una lectura histórica surge que existen ciclos y momentos disruptivos en
los que el capitalismo se revoluciona a sí mismo. Pero el progreso técnico no es una
ley natural y, por lo tanto, el futuro de los trabajadores y las trabajadoras dependerá,
principalmente, de ellas y ellos, de su organización, de su capacidad de diálogo y de
generar acuerdos y oposiciones.
Hoy las bases de materiales del trabajo, sus soportes tecnológicos y sus modos
de organización cambiaron las competencias de los trabajadores y las trabajadoras.
Algo similar sucede con los procesos de constitución de su identidad: la “conciencia
obrera” está más fragmentada, o quizá coexisten distintas “conciencias”.
Para muestra, un botón, o dos, de trabajadores o trabajadoras que llevan a cabo
actividades en empresas vinculadas a la economía digital. Hace apenas unos meses
los trabajadores estadounidenses del gigante Amazon37 eligieron no sindicalizarse, y
unos días atrás los “riders” españoles –o una parte de ellos– se manifestaron en contra
de la ley que los reconoce como trabajadores en relación de dependencia respecto de
35
www.editores-srl.com.ar/revistas/aa/11/kuka_robotica_mundo.
36
http://web.csulb.edu/~ssayeghc/theory/wintertheory/machinebreakers.pdf.
37
www.pagina12.com.ar/334701-los-empleados-de-amazon-votaron-en-contra-de-su-propia-
sindi.
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38
https://www.rtve.es/noticias/20210511/manifestaciones-contra-ley-riders/2089621.shtml.
https://www.rtve.es/noticias/20210511/cronologia-ley-rider/2084930.shtml.
39
Alberto Briozzo, en el seminario Claves para el diseño de políticas públicas 2020:
www.youtube.com/watch?v=yXtSz74LVFY.
40
Para conocer más sobre este tema: www.fes-sindical.org/detalle/sindicatos-en-transformacion-
40.
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Pimpi Colombo
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Liliana Barg
¿Quién no tuvo alguna vez una pesadilla? Pintores como Fuseli, o Beksinski,
escritores como García Márquez o Borges, han tenido como tema las pesadillas. “La
gran diferencia entre Gabriel García Márquez y los demás era que cuando tenía una
pesadilla su mayor deseo no era despertar, sino escribir. Quienes durmieron alguna vez
a su lado y lo escucharon gritar despavorido por las imágenes de un mal sueño
aprendieron con el tiempo que no debían interrumpirlo. Sabían, o acabarían por saberlo,
que cada horror en la mente de Gabo iba a ser un nuevo cuento. Está claro que, en el
caso de García Márquez, los demonios no saltaban a la realidad, sino a la literatura.
Gabo los veía posarse en su vientre, los sufría un instante y luego los arrastraba hasta
su escritorio para obligarlos a trabajar en sus historias. Entonces el único peso palpable
era el de sus dedos oprimiendo las gastadas teclas de una máquina de escribir” (Oliveros
Acosta, 2019). “Pesadillas”, es un artículo publicado en El Heraldo el 13 de julio de
1950: allí se narraba la historia de un hombre que vendía sus pesadillas para sobrevivir.
Está claro que no es el caso de nuestro país. Lo que sucedió a nivel global, la
pandemia, es una verdadera pesadilla, y no fue un sueño como los de García Márquez
o Borges, que tenían principio y fin en un relato, un cuento o un libro. En la pandemia
la realidad se fue escribiendo a través de contagios, muertes, confinamiento, ruptura de
redes, pantallas invasoras de la intimidad familiar, teletrabajo con ruidos y ladridos de
perros. Una nueva normalidad que no es normal, pérdidas de todo tipo, duelos, tristeza,
aislamiento, un virus que se expande con nuevas variantes, pero que no golpea a todos
por igual. Sacude a los y las más pobres, a quienes viven al día, a quienes tienen
viviendas en barrios precarios, a quienes pierden sus trabajos y sus proyectos
personales, a quienes tienen que atender a otros u otras, a quienes deben postergar
sueños y deseos. Pero hay algunos sectores de poder, apoyados por los medios y por
muchos jueces y juezas, que se vuelven cada vez más ricos en este período y se mueven
como ratas rapiñando en medio de una tempestad.
Al inicio de la emergencia sanitaria se escuchaban voces utópicas que sostenían
que después de esto la sociedad iba a ser mejor. Sin embargo, movimientos
anticuarentenas, campañas de odio en los medios, rechazo a los cuidados sanitarios,
noticias falsas, inundaron noticieros y programas de radio y televisión con mensajes
negacionistas que dañan la salud de la población. Estos sectores, que enarbolan la
libertad individual como consigna propia del pensamiento neoliberal, están en las
antípodas del concepto de libertad como inclusión en una sociedad, como valor social
no individual que solo se puede garantizar con la participación del Estado a través de
políticas públicas que den cuenta del derecho a tener derechos.
Las violencias se han exacerbado con el aislamiento. Las víctimas,
desprotegidas, encerradas con los victimarios, con redes de sostén debilitadas o
ausentes, sufren más, porque el amparo llega tarde o no llega. Las diferentes
modalidades de violencia –doméstica, económica, institucional, laboral, contra la
libertad reproductiva, política, mediática, acoso virtual o violencia en el espacio
público– continúan presentándose en sociedad, sobre todo en las formas más graves de
violencia por motivos de género: femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes
de odio, trata de personas y violencia sexual, entre otras.
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manera, acatamos órdenes y solo salimos cuando podemos estar seguras, no hay
probabilidad de sufrir un ataque, cosa curiosa cuando se verifica que la mayor parte de
los ataques contra mujeres se lleva a cabo en su propio domicilio”. Así lo indican las
estadísticas de La Casa del Encuentro para el año 2016 que muestran que “el 59 por
ciento de las víctimas fue asesinada en el territorio íntimo (su propia casa, o la que
compartían con quien terminó por asesinarlas, por ejemplo); el 21 por ciento, en el
espacio público (la calle, un baldío, el monte, una ruta); una fue víctima de muerte
violenta en una comisaría”. Entonces, si el espacio público no es para las mujeres y no
pueden estar solas en la madrugada, no pensemos ya en las salidas de los boliches
bailables, sino en las salidas o ingresos a los trabajos o cualquier otra actividad que lleve
a la potencial víctima a estar en la calle en “horarios poco aconsejables”; pero tampoco
lo es el espacio privado, sus propios hogares, donde sin importar el horario quedan a
merced de los violentos y posibles femicidas. ¿Qué lugar reserva el pensamiento
patriarcal a las mujeres? ¿Hay algún lugar donde podamos estar? ¿Hay algún sitio que
consideren viable para las mujeres quienes interpretan los hechos, los espacios y los
cuerpos? (Lastres, 2018: 86) Los estereotipos de género están presentes en todos lados.
Es común verlos en fallos de jueces que carecen de perspectiva de género en sus
sentencias, por ejemplo: el juez que recientemente en Santa Fe dejó libre a un imputado
por abuso sexual porque usó preservativo.
¿Es posible que la sociedad en general naturalice o desestime la violencia
machista y el patriarcado? ¿De qué manera se reproducen los estereotipos de género?
Las posiciones de dominación y de sujeción se incorporan en la temprana infancia y son
reforzadas por distintas instituciones, en la escuela, en los dispositivos de atención o en
los medios de comunicación, por periodistas que preguntan a una víctima si hizo algo
raro o algo mal y la responsabilizan de la conducta del agresor. Es un desafío arduo. La
violencia de género es un mal presente a nivel mundial, y se van sumando nuevas
formas de ejercerla.
La ciudadanía debe asumir el compromiso de no contribuir con la perpetuación
de estos crímenes. La mejor manera de colaborar es simple: no violentar a personas
valiéndose de medios digitales, no difundir contenidos íntimos de terceros o terceras, y
no juzgar a esos terceros o terceras por sus elecciones privadas. Muchas son las
ocasiones en que debemos explicar que una actitud machista, discriminadora o violenta
identificada a tiempo puede ponernos un paso más lejos de la violencia que sufren día
a día los cuerpos de las personas que son objeto de la violencia de género. Un estereotipo
de género deconstruido es un avance en materia de ejercicio de derechos. No podemos
evidenciar diferencias intelectuales o morales entre los sexos, ya que “lo que se llama
hoy naturaleza de la mujer es un producto eminentemente artificial”, decía John Stuart
Mill (1869), construido por las prácticas, los discursos y los roles impuestos, permitidos,
tolerados y prohibidos por los detentadores masculinos del poder. “No hay chances de
saber hoy cuál es la verdadera naturaleza de ninguno de los dos sexos. Sólo tenemos
evidencias de cómo han funcionado en vinculación y, además, en relación de
subordinación del sexo femenino al masculino”.
Dentro del marco general de protección de las mujeres contra la violencia de
género que dan la CEDAW con su protocolo facultativo y la Convención de Belem Do
Pará, en nuestro país se legisla ampliamente a partir del año 2002: Ley 25.673 de Salud
Sexual y Procreación Responsable (2002); Ley 25.929 de Parto Humanizado (2004);
Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (2006); Ley 26.485 de protección integral
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (2009); Ley 26.618
de matrimonio igualitario (2010); Ley 26.743 de Identidad de Género (2012); Ley
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27.412 de paridad de género (2017). En 2017 la ley 27.352 reformó el artículo 119 en
los delitos contra la integridad sexual, ampliando los actos que pueden ser tipificados
como “acceso carnal”, incluyendo la “vía oral” y la introducción de objetos, dando lugar
al consentimiento, la protección y la dignidad. La ley de interrupción voluntaria del
embarazo de 2020 también vino a dar respuesta a las demandas de los movimientos de
mujeres. Una cuestión particular es la Ley 26.791 de 2012, que incorporó la figura del
femicidio-travesticidio-transfemicidio al artículo 80 incisos 4 y 11 del Código Penal de
la Nación, y los establece como tipos agravados del delito de homicidio. Sin embargo,
hay severas resistencias de algunos jueces en su aplicación, sobre todo en mujeres trans,
por lo que varios casos fueron sometidos a la evaluación de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos en relación con la discriminación por orientación sexual.
Los avances legislativos son necesarios, pero no suficientes. Son necesarias
nuevas prácticas que garanticen derechos a las mujeres y una escucha activa, sobre todo
en este momento de pandemia. Debemos incluir mecanismos de alerta temprana de las
violencias por motivo de género, incluyendo preguntas de tamizaje en los dispositivos,
y también en los de atención remota; apoyo a la Ley Micaela para capacitar en los
ámbitos del sector público y a la Ley de Educación Sexual Integral; campañas de
deconstrucción de estereotipos de género; construcción de nuevas masculinidades;
capacitación a operadores y operadoras de justicia y fuerzas de seguridad;
fortalecimiento de los patrocinios legales gratuitos; e impulso a las acciones
reparatorias, acordes a la Ley Brisa. Hay que incorporar el tema de la sexualidad en
diferentes ámbitos –en las escuelas, en las residencias de larga estadía para personas
mayores, en las internaciones de pacientes con padecimientos subjetivos–, darle lugar
al placer y también proteger de los abusos y las violencias sexuales. Coincidimos con
Alicia Stolkiner (2013), que sostiene que “en salud es imposible no intervenir, se lo
hace hasta por omisión. Entonces, el desafío es cómo intervenir. Cómo lograr prácticas
donde se entrecrucen saberes y discursos, y en las que se encuentre como núcleo la
potencia de la vida”.
Es urgente y necesario repensar nuestras prácticas, habilitando el diálogo con
distintas disciplinas, trabajando en conjunto para aliviar los padecimientos subjetivos
de esta época de pandemia y disponiéndonos al intercambio y a la sinergia del trabajo
con otros y otras. De este modo, y junto a la vacunación masiva de todas las personas
adultas, podremos recuperar la vida y los abrazos, enfrentando a los demonios que
irrumpieron en la realidad como una verdadera pesadilla.
Bibliografía
Bourdieu P (2007): La dominación masculina. Barcelona, Anagrama.
Lastres ML (2018): “Sobre la banalidad del mal en la violencia de género cuando los
estereotipos son los cimientos de la banalidad”. Revista Jurídica de Buenos Aires, 97.
Mill JS (1869): La esclavitud femenina. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Molina C (2021): “Promoción de la salud en clave territorial; una experiencia desde la
obra social de empleados públicos de la provincia de Mendoza”. En Agenda de la salud
pública argentina, Buenos Aires, ISALUD.
Moreno Sarda A (2002): “Bases para una educación igualitaria: la crítica al modelo
androcéntrico”. En Salud Pública y Educación para la Salud, 2 (2).
Oliveros Acosta O (2019): García Márquez, el señor de las pesadillas. Bogotá,
Fundación Gabo.
Stolkiner A (2013): Medicalización de la vida, sufrimiento subjetivo y prácticas en
salud mental. Buenos Aires, Psicolibro.
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EL ESTADO CRUJE
Mariana Segura
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Rut Diamint
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Se utilizó como fuente el documento de Norris R (1992): “Leyes de impunidad y los derechos
humanos en las Américas: una respuesta legal”. Revista IIDH, San José, Costa Rica, 15, enero-
junio: 47-121.
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al Estado chileno que no se aplicara la Ley de Amnistía para resolver los casos de
delitos que constituyen atentados graves a los derechos humanos y delitos de lesa
humanidad. Chile fue desmontando muy lentamente los amarres institucionales que
no permitían el juzgamiento de militares. Se priorizó la gobernabilidad sobre la
democracia, pero con un resultado relativamente positivo. La penalización progresiva
de los acusados de abusos, sin embargo, no inhibieron a un porcentaje considerable
de ciudadanos que siguen apoyando el accionar militar.
En Perú, el gobierno de Alberto Fujimori dictó la Ley 26.479 de amnistía
general al personal militar en situación de actividad, disponibilidad o retiro, y los
civiles implicados, procesados o condenados por los sucesos del 13 de noviembre de
1992 (artículo 2). La Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró que dos
leyes de amnistía, introducidas por el gobierno del presidente Fujimori en 1995, eran
incompatibles con la Convención Americana sobre Derechos y carecían por lo tanto
de efecto legal. La autonomía militar peruana no ha sido doblegada. Ya no hay apoyos
internacionales para golpes militares. No obstante, el apego de las fuerzas armadas al
orden constitucional es aceptado en tanto no se modifique su autonomía. Los casos de
La Cantuta y Barrios Altos son los más emblemáticos, sin castigo a los responsables
debido a las leyes de amnistía.
La mayoría de los países que sufrieron dictaduras militares promulgaron leyes
de amnistía, tanto a quienes habían sido considerados por los militares como enemigos
de la patria, como a los miembros de las fuerzas armadas que violentaron
horriblemente los derechos humanos de la población. Por ejemplo, en Honduras hubo
al menos tres decretos de amnistía que aseguraron la impunidad de los militares y las
fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos. En Guatemala, las
fuerzas de seguridad, los paramilitares y las fuerzas armadas no fueron investigadas
por sus delitos de lesa humanidad. El Salvador adoptó una amnistía en cumplimiento
con los acuerdos de Esquipulas II, que garantizó la impunidad de las fuerzas
gubernamentales y los grupos terroristas de derecha.
Las preguntas que se formulara Norris a inicios de los años 90 mantienen una
aterradora vigencia: “¿Cómo se puede medir el impacto de las leyes de impunidad?
¿Cuántos agentes del terrorismo del Estado han sido enjuiciados y castigados? ¿En
cuántos casos ha habido investigaciones imparciales y exhaustivas? ¿En cuántos casos
se han establecido las responsabilidades?” (Norris, 1992: 113).
Una mirada a la realidad actual de América Latina, con militares patrullando y
reprimiendo a ciudadanos; con militares protegiendo a dirigentes políticos de dudosa
legitimidad; con militares actuando de policías para “imponer” la ley; con militares
reemplazando a otras instituciones en la protección de la salud; con militares
ocupando puestos de gobierno… es suficiente para responder a esas preguntas. Las
leyes de amnistía y los indultos asentaron la impunidad. Esa impunidad debilita el
sistema republicano y la división de poderes. Los militares aguardan, cautelosos y
pacientes, que escenarios más favorables les permitan recuperar poder. Pues hay que
recordar que los militares primero aprenden a obedecer, sabiendo que luego les toca
mandar.
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Joaquín Bousoño
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Audiovisual, (…) cuya constitucionalidad había sido cuestionada por el grupo Clarín
y luego ratificada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en su fallo del año
2013” (Charras, Lozano y Baladron, 2020: 2). A través de demandas judiciales, Clarín
evitó presentar el plan de adecuación en donde informaría los pasos a seguir para su
desinversión, pero, luego del fallo de la Corte Suprema, presentó su adecuación a fines
de 2013. “Diez meses después de declarar admisible el plan de Clarín, el gobierno
declaró que el mismo no se encuadraba en la reglamentación de la ley” (Becerra y
Mastrini, 2017: 12). La guerra era contra los propietarios concentrados de los medios,
y el objetivo era la democratización de la comunicación.
Las leyes LSCA y LAD conformaron autoridades con representación de las
minorías parlamentarias, las universidades, sindicatos y pueblos originarios: una
verdadera revolución en el marco del acceso y la participación en las políticas de
comunicación. Pero en un mes el gobierno entrante desbarató estos puntos clave y
conformó un ente convergente con una doble sujeción al PEN –en su dependencia a
la Jefatura de Gabinete y reemplazando dos directores asignados por los consejos
federales creados por las leyes por dos asignaciones más del Ejecutivo Nacional–
rompiendo la autonomía y la pluralidad para formar un organismo oficialista, sumado
a que el ente puede sesionar con un mínimo de cuatro miembros y no es necesario –
ni lo fue– asignar los otros tres miembros por parte de la comisión bicameral, uno por
cada una de las primeras tres minorías parlamentarias.
A eso se agrega que el DNU 267/2015 derogó el artículo 48 de la LSCA sobre
prácticas de concentración indebida, junto con el 161, que establecía el plazo de un
año para la adecuación (Califano, 2019). Esto dio pie a la mayor y más expeditiva
fusión de multimedios en Argentina, Cablevisión-Telecom, a la cual solo se le exigió
transferir negocios de banda ancha fija en 28 localidades del interior, donde la
situación era casi monopólica, demorar por lo menos medio año para brindar servicios
de cuádruple play y proveer servicios mayoristas de Internet residencial para que otros
operadores pudieran prestar el servicio usando su red (Charras, Lozano y Baladron,
2020). Otra vez en las acciones vemos la incongruencia del ministro de
Comunicaciones Oscar Aguad, garantizando la ayuda a los medios más chicos.
La construcción de un pasado fatal por parte de los medios, junto a la alianza
Cambiemos, permitió repensar las políticas en torno al salvataje, retomando una
posición previa al mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Tanto el breve
gobierno de Eduardo Duhalde como el de Néstor Kirchner legislaron con la sombra
de la crisis y la devaluación que dejó a los medios en un estado de fragilidad inédito.
Este fue el espíritu que se fomentó: los medios no se encontraban en la misma
situación económica. La ley de Servicios de Comunicación Audiovisual no afectó su
sustentabilidad económica –sí su rentabilidad, como dictaminó la Corte Suprema,
pero no es suficiente para declarar inconstitucional los artículos que instaban a la
desinversión, ya que no afectaban su derecho de expresión. Son justamente estos
mandatos los que sentaron precedente y a la vez afianzaron una postura difícil de
revertir: “Además de consolidar los rasgos del sistema tal cual se encuentra y
condicionar el mapa de medios a futuro, deja a los sectores privados con un poder
cada vez mayor y más concentrado, lo que tornará cada vez más difícil cambiar las
reglas del juego” (Califano, 2009: 6).
Se amplió el régimen de licencias; se desreguló la televisión por cable al
considerarla TIC, lo cual le ahorró atenerse a las cuotas de programación, entre otras
cosas; se derogaron los artículos de la LAD que permitían regular los precios de los
servicios. En 2015 el gobierno entrante modificó de manera descomunal el panorama
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de los medios audiovisuales y las TIC en menos de un mes. Este batacazo ejecutivo
fue motivo de una demanda internacional encabezada por el Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH). En el informe oficial, el CIDH sostuvo que esperaba atentamente la ley de
comunicaciones integral y convergente que el gobierno informó como objetivo final
de estos parches. Esta ley nunca llegó, el gobierno decretó urgentemente, pero no se
encargó de reconstruir lo pisado. Se creó una comisión para la elaboración del
proyecto de ley, la cual convocó en 2016 a numerosas audiencias donde se congregó
selectivamente a una mayoría de expositores representantes de las cámaras
empresariales, pero nunca se presentó un borrador o anteproyecto (Califano, 2019).
En este contexto se sancionó el DNU 690/2020, que cae nuevamente en la
lógica que caracteriza a la regulación de las políticas de comunicaciones en Argentina:
la carencia de debate público y la falta de objetivos de mediano y largo plazo. Estas
falencias afectan seriamente la idea de participación ciudadana, que está directamente
asociada a la calidad de la democracia. Menos participación significa democracia de
menor calidad. Como afirman Mastrini y Krakowiak, el gobierno de Alberto
Fernández no identificó al sector de las comunicaciones como una de sus prioridades,
ni durante la campaña electoral ni en sus primeros meses de gobierno. A pesar de que
el decreto 690/2020 reivindica como un derecho humano el acceso a esos servicios y
afirma que es un deber indelegable del Estado Nacional garantizarlo, es cuestionable
el proceso por el cual se sancionó, ya que ni siquiera se llevaron adelante rondas de
consultas con empresas y organizaciones de la sociedad civil para buscar consensos
que ayudaran a mejorar la regulación. Si pensamos a las políticas públicas como un
territorio que configura los modos de relacionamiento con lo social, entre actores y
con el Estado, como un lugar de encuentro, de mediaciones, pero también de disputas,
tanto en el sentido de lo social y cultural, como de lo político y lo económico, es
necesario proceder para su sanción consultando con los actores involucrados, para que
no se reduzca la legitimidad de esta regulación.
Las políticas públicas son una herramienta para responder a las necesidades de
la ciudadanía, un instrumento que supone la acción del Estado, pero que no excluye
la participación de diferentes actores de la sociedad civil –en el diseño,
implementación o auditoría. Las políticas públicas son un espacio de intervención,
incidencia y construcción de poder. El procedimiento en este caso –que se repite a lo
largo de la historia argentina– es inverso. Se pone “el carro delante de los caballos” al
establecer una regulación específica antes de plantear un debate amplio sobre los
objetivos de política para establecer cuál es el interés público que se busca proteger.
Se publica el DNU en el Boletín Oficial y luego se decide iniciar las consultas con los
actores.
El mandato de Macri terminó sin siquiera un proyecto de ley convergente y
con intervenciones que favorecieron la concentración económica y la restricción de la
competencia en el sector, pero por ahora no se vislumbra una política de comunicación
democrática que contemple una instancia de participación y debate,
independientemente de quién conduzca la administración del Estado.
Bibliografía
Becerra M y G Mastrini (2017): “Políticas de medios del kirchnerismo. Análisis de
las políticas de comunicación 2003-2015 y agenda pendiente”. En Medios en guerra.
Balance, crítica y desguace de las políticas de comunicación 2003-2016. Buenos
Aires, Biblos.
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Daniel Prassel
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NO ES LA HIDROVÍA, ES LA SOJA
Gustavo Koenig
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Franca Bonifazzi
Reflexionar respecto de la orientación que tendrían que tener las decisiones del
gobierno del Frente de Todos y avanzar en cómo desearíamos que sea nuestro futuro
próximo es lo que alimenta la esperanza depositada en la coalición gobernante que
nos propuso un proyecto de vida y de comunidad mejor a los frustrantes años
neoliberales de la presidencia de Mauricio Macri.
Para poder soñar en grande, también hay que poder reconocer lo próximo, lo
inmediato, aquello que está en nuestro poder y en nuestras manos, e implica tener
claridad en el objetivo político: atravesamos un año electoral y debemos salir airosos
y airosas de él, para poder concretar las transformaciones anheladas. Este año las
elecciones son preeminentemente legislativas: el gobierno nacional se juega el
sostenimiento de la mayoría en el Senado y, con una Cámara de Diputados de números
muy ajustados, la posibilidad de una buena performance que le permita alcanzar el
quórum propio y avanzar en los asuntos pendientes: entre otros, la postergada agenda
referida al Poder Judicial, dada la dificultad en construir mayorías o el quórum para
el tratamiento de determinados temas. En varias provincias también se trata de una
renovación de bancas en sus poderes legislativos, y en los distritos locales, las y los
ediles que permitirán lograr un escenario más favorable para articular, en los casos de
municipios con gobiernos oficialistas, las medidas en pandemia, porque son escasos
los municipios que eligen ejecutivos.
Este año 2021 es un escenario decisivo para la construcción de poder y la
consolidación de una nueva mayoría para sentar las bases del proyecto político del
Frente de Todos en los poderes legislativos nacionales, provinciales y locales. Al
menos en el escenario nacional, el llamado “poroteo” que rige el cálculo de la
democracia plantea diversos escenarios.
El Senado
Las elecciones al Senado nacional se realizarán en ocho jurisdicciones
provinciales: las peronistas Santa Fe, Tucumán, Catamarca, La Pampa, Chubut; las
opositoras Corrientes y Mendoza; y la peronista no oficialista Córdoba. Cabe aclarar
que hay jurisdicciones provinciales peronistas que no necesariamente expresan una
adhesión total al proyecto del Frente de Todos, que han manifestado algunas marcas
de diferencia con la Casa Rosada. Sin embargo, en general los gobiernos provinciales
mantienen puntos de encuentro con el gobierno nacional, a diferencia del
cordobecismo que plantea un peronismo visiblemente opositor a Alberto y Cristina.
El peronismo en la Cámara Alta pone en juego 15 de las 41 bancas con que
cuenta y que le permiten una holgada mayoría a la hora de dar tratamiento a las leyes.
Las provincias que aportan dos bancas son aquellas en las cuales ganar la elección
legislativa nacional es clave: Santa Fe, Tucumán, Catamarca, La Pampa, Chubut y
Corrientes. Esta última, a pesar de estar gobernada por la oposición, aporta dos
senadores del Frente de Todos que finalizan mandato. Las tres restantes bancas que
han ingresado por la minoría lo han hecho en Córdoba, Mendoza y Chubut, esta última
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por el Frente Renovador, que integra la coalición nacional gobernante. El desafío que
se presenta es al menos retener el triunfo en seis de los ocho distritos que elegirán
representantes en la Cámara Alta, tarea difícil que deberá reflejarse en la estrategia de
economía de esfuerzos, privilegiando a estos distritos en el tablero del armado del año
electoral y en las acciones de gobierno.
Cámara de Diputados
Construir la base para la transformación de la nueva coalición gobernante
implica ganar nuevos escaños en esta elección legislativa, para elevar las bancas
actuales de 119 a 129, a los fines de alcanzar el quórum propio. En la actualidad se
ponen en juego 127 bancas, de las cuales 50 son del Frente de Todos y 60 de Juntos
por el Cambio. Los distritos determinantes son la provincia de Buenos Aires, que
renueva 35 bancas, 16 del Frente de Todos y 14 de Juntos por el Cambio; Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, que renueva 13 escaños: 10 corresponden a Juntos por el
Cambio y 3 al Frente de Todos; Santa Fe y Córdoba ponen en juego nueve bancas
cada una: de la primera, cinco son de Juntos por el Cambio, tres del Frente de Todos
y una del Frente Progresista, y Córdoba tiene cinco bancas en manos de Cambiemos,
tres en manos del peronismo cordobés y una del Frente de Todos. Entre Ríos y
Mendoza aportan cinco diputados y diputadas cada una. La primera, oficialista, pone
en juego tres bancas de Juntos por el Cambio y dos del Frente de Todos, y la segunda,
tres bancas de Juntos por el Cambio, una del Frente de Todos y una de Unidad y
Equidad Federal.
El panorama entre los distritos más poblados marca un escenario complejo: se
ponen en juego 77 bancas, de las cuales solo 26 son del Frente de Todos, y en donde
se debe apostar a ensanchar la base de diputadas y diputados electos.
En otras provincias con gobiernos peronistas que han tenido un buen
desempeño electoral están en juego 16 bancas del Frente de Todos. Las oficialistas
Chaco y Tucumán renuevan cuatro bancas; San Juan, Catamarca y La Pampa ponen
en juego tres bancas. Estas provincias aportan, cada una, dos diputados y diputadas
nacionales del Frente de Todos, y Santiago del Estero tres. Son distritos que deberán
repetir los triunfos alcanzados para retener los 13 escaños que sostienen a la coalición
gobernante en el nivel nacional. Lo mismo sucede con las oficialistas Formosa,
Chubut y Tierra del Fuego, que aportan dos bancas cada jurisdicción, donde una es
del oficialismo y la otra de la oposición, sumando en conjunto tres bancas más.
Las oficialistas Santa Cruz y La Rioja podrían mejorar la performance
electoral: de tres diputados o diputadas que aportan cada una, solo uno de los que van
a renovar es del Frente de todos actualmente, con lo que suman dos bancas más que
el oficialismo en juego.
Neuquén, Corrientes, Misiones, Jujuy y Salta, con gobiernos provinciales
distintos a la coalición gobernante, ponen en juego tres bancas cada una. Actualmente
el Frente de Todos pone en juego una banca en cada una de esas provincias, lo que
suma cinco escaños. En Río Negro, de dos bancas, una es del Frente de Todos.
El panorama complejo que abre este poroteo son los cimientos sobre los cuales
se construirá la agenda de la Argentina pospandemia, y las posibilidades del gobierno
de Alberto Fernández y Cristina Fernández a la hora de proyectar los cursos de acción
del gobierno con la capacidad de construir las mayorías parlamentarias necesarias. Es
conocida la vocación de diálogo del presidente, y la capacidad de convocar a todas las
fuerzas políticas, pero también es conocido el rol que jugó la oposición en la pandemia
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sobre la base de las clases sociales. En lo personal, según el caso prefiero utilizar una
combinación de los dos sistemas, aunque incluyendo en la clasificación economicista
a los excluidos del sistema económico e incluyendo en el sistema sociológico a los
desclasados.
Las ideas comprenden a todas las creencias y los conceptos sustentados por los
distintos colectivos sociales –el pueblo, en nuestra concepción de la política. El mundo
de las ideas reconoce las contribuciones de la cultura, la religión, el arte en todas sus
expresiones y, por supuesto, de lo económico, lo social y lo político. Todo ese bagaje,
construido, sucesivamente transmitido de una generación a otra, y enriquecido
permanentemente por el pueblo según sus percepciones de la realidad, configura lo
que reconocemos como la cultura popular. El conjunto de las ideas incluye desde las
más elementales –el bien y el mal, la belleza y la fealdad, etcétera– hasta las más
complejas y elaboradas –conceptos éticos, económicos, sociales y políticos sobre el
desarrollo, la igualdad la justicia, la inserción en el mundo, etcétera. Igual que antes,
para abarcar a la totalidad del escenario político, el conjunto de las ideas incluye a las
propias y a las diferentes, y también a las opuestas.
La organización comprende a todos los mecanismos con que los pueblos, o
parte de ellos, se asocian y cooperan entre sí para acumular y gestionar el poder con
la finalidad de alcanzar sus objetivos. Según su alcance, las organizaciones pueden
ser barriales, comunales, municipales, provinciales, nacionales e inclusive
internacionales; según la finalidad, pueden estar constituidas para alcanzar beneficios
socioeconómicos –empresas, sindicatos, etcétera– o de otro tipo, tales como
culturales, sociales u otros, incluyendo por supuesto a las organizaciones y los partidos
políticos. La organización de más alto nivel de cada comunidad es su gobierno,
destinado a dirigir y ordenar el desempeño de esa comunidad y de todos y cada uno
de sus integrantes. Para representar a la totalidad del espacio político todas las
organizaciones están comprendidas, desde las más democráticas a las más
autocráticas, incluyendo no sólo a las legítimas, sino también a las que no lo son.
Según mi símil geométrico, estos tres ejes, pueblo, ideas y organización
definen el “espacio político”, concebido como el gran escenario conceptual42 donde
el pueblo construye, elije y confronta sus ideas, y establece las organizaciones sociales
y políticas que, en su interacción y competencia, construyen su futuro. El hecho de
haber incluido en cada uno de estos tres ejes –explícitamente y sin excepciones– a
todas y todos los integrantes del pueblo, de las ideas y de las organizaciones es el que
nos permite ahora reconocer y delimitar dentro del gran espacio o escenario político
a cada uno de los actores políticos actuantes, los propios, los de nuestros eventuales
aliados y los de nuestros adversarios.
Así, el espacio político al que pertenecemos, “nuestro espacio político”, está
delimitado y contiene a “nuestro pueblo”, “nuestras ideas” y “nuestras
organizaciones”. En modo análogo, también podemos diferenciar a “otros espacios
políticos” ocupados por los demás actores en el gran escenario, incluyendo a nuestros
eventuales aliados y nuestros diferentes adversarios. Esta forma de individualizar a
los distintos espacios políticos también permite ubicar y caracterizar a los espacios
vacíos que, como sabemos, siempre tienden a ser ocupados.
42
Destaco la necesidad de diferenciar el espacio político del territorial, en tanto el primero
describe y permite caracterizar a las distintas fuerzas políticas y el modo en que se diferencian y
las posibilidades de aliarse o entrar en competencia entre sí. Esta forma de analizar el espacio
político debería aplicarse en cada territorio real y actualizarse a lo largo del tiempo.
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Los también denominados poderes fácticos, tales como los sectores económicos concentrados,
la prensa dominante y un sector importante de la Justicia.
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Estos sectores incluyen a partidos menores de escasa representación parlamentaria, a sectores
fácticos de poder y a los sectores del pueblo que no se alinean en modo estable con ninguna de
las fuerzas en disputa, pero que pueden resultar determinantes de los resultados eleccionarios, a
los que denominaré los NI.
45
El comunitarismo, prefigurado por Perón en La Comunidad Organizada se consolidó como
filosofía recién a finales del siglo XX, en oposición a determinados aspectos del individualismo
y en defensa de fenómenos como la sociedad civil. Centra su interés en las comunidades –
entendidas como soberanías intermedias– y sociedades, y no en el individuo. Los comunitaristas
creen que las teorías liberales no dan la suficiente importancia a las comunidades, limitando las
posibilidades de que la ciudadanía participe activamente en el debate público. La tensión entre
los derechos individuales y las corresponsabilidades sociales es un punto esencial para analizar la
mayor parte de los problemas éticos de nuestro tiempo: ecología, sistema sanitario, género,
libertad de expresión, multiculturalismo, etcétera.
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Para algunos liberales, la mejor forma de representación social es la anarquía.
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políticos. A su vez, los poderes fácticos se organizan mediante una compleja red de
cámaras y asociaciones profesionales de representación sectorial o regional,
federaciones y uniones de nivel nacional. Estas organizaciones disponen de un
elevado poder de influencia, tanto ante el Poder Ejecutivo Nacional, como ante los
poderes legislativos y judiciales, por medios no siempre transparentes, ni con fines
completamente claros. En consonancia con su aparente o real interés por la política,
los sectores que denominamos NI no poseen fuertes mecanismos organizativos para
su representación. Sin embargo, algunos de estos sectores no enteramente indiferentes
a la cosa pública se organizan a través de asociaciones que reúnen actividades y temas
generales o vecinales de su interés.
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Capacidad de subsidiar a personas, empresas y sectores afectados, así como la disponibilidad
de infraestructura sanitaria y de vacunas.
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IFE, aumento de la AUH, distintas medidas de subsidio al consumo de los sectores populares,
entre otras.
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Fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas del Frente de Todos y Juntos por el Cambio
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el poder. Una forma de pensar esas tensiones es mediante el análisis de las fortalezas
y debilidades en los planos de las representaciones ideológicas, sociales y políticas
que son propias e intrínsecas del Frente de Todos, de Juntos por el Cambio y de los
poderes fácticos existentes en nuestro país, así como de las oportunidades y las
amenazas que el entorno externo establece para cada una de esas fuerzas. En el cuadro
de la página anterior hay un primer y muy provisorio análisis de fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas (FODA) que presenta cada uno de esos actores
en los planos que delimitan el espacio político. Sobre la base del análisis precedente,
las acciones que parecen apropiadas para la campaña electoral del Frente de Todos en
cada uno de los planos que definen al espacio político serían las siguientes.
En el plano de la representación ideológica, poner en evidencia las distintas
representaciones ideológicas de cada espacio político, y en particular las
contradicciones del liberalismo y el neoliberalismo para efectivizar representaciones
sociales y políticas capaces de satisfacer las reales necesidades de la sociedad. En la
práctica, ello significa:
• mostrar la consistencia del pensamiento de las candidatas y los candidatos del
Frente de Todos y las contradicciones entre el discurso y la realidad de Juntos por
el Cambio en cada municipio y cada provincia;
• atraer a quienes compartan un pensamiento próximo o que no tengan en claro el
propio, en particular a los sectores denominados NI;
• confrontar en modo constructivo a quienes se oponen a nuestras ideas.
En el plano de la representación social: mejorar y profundizar los mecanismos
de representación social en cada territorio, tomando en cuenta las problemáticas y las
demandas sociales más importantes. En nuestro caso, creo necesario:
• analizar qué sectores carecen de una adecuada representación, con especial énfasis
en los NI, por caso, los sectores profesionales y empresariales o los movimientos
ecológicos, entre otros;
• mejorar o construir esas representaciones, a nivel municipal o provincial;
• desarrollar y aplicar formas de reforzar y lograr una mejor y más positiva
interacción entre las diferentes organizaciones sociales propias o afines.
En el plano de la representación política: mejorar en modo no verticalista la
articulación política con los distintos sectores sociales, brindando canales de acceso y
de tratamiento efectivo de sus demandas e invitándolos a ser partícipes de la acción
política y de sus resultados, con énfasis en los NI, a niveles municipales y
provinciales. Para ello sería conveniente:
• facilitar la comunicación entre las conducciones de todas y cada una de las
principales organizaciones sociales y las candidatas y los candidatos municipales
y provinciales, estableciendo mecánicas que permitan a las primeras una mayor y
mejor receptividad de sus problemas y propuestas;
• propiciar la participación de representantes de las organizaciones sociales propias
o afines en la elaboración de las políticas, logrando así que se sientan
efectivamente representadas por el Frente de Todos;
• reconocer los mejores aportes de las organizaciones sociales, brindando el acceso
a sus dirigentes a la conducción y a las candidaturas que sea necesario establecer,
para lograr una victoria acomodada en las próximas elecciones. 53
53
Mi deseo es que esta forma de pensar al espacio político sea de utilidad para todos en la
realización de sus propios análisis. También pido que me hagan llegar cualquier comentario o
aporte a mi correo [email protected].
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OPINIÓN Y REALIDAD
Alejandro Quintana
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Juan Godoy
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Quizás resulte ocioso, pero vale recordar que el peronismo buscar servir al
pueblo, y no al revés. Ya lo establece la segunda verdad peronista: “el peronismo es
esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y, por lo tanto, no
peronista”. La tercera verdad también hace referencia a lo mismo. Por eso Eva Perón
en sus clases en la Escuela Superior Peronista decía que “el funcionario que se sirve
de su cargo es oligarca. No sirve al pueblo, sino a su vanidad, a su orgullo, a su
egoísmo y a su ambición. Los dirigentes peronistas que forman círculos personales
sirven a su egoísmo y a su desmesurada ambición. Para mí, esos no son peronistas.
Son oligarcas, ídolos de barro, porque el pueblo los desprecia, ignorándolos y a veces
hasta compadeciéndolos”. Al mismo tiempo, criticaba los círculos políticos, como la
política de casta, afirmando que “cuando vemos a un político que no quiere que nadie
más que sus amigos entren en el círculo, pensamos que también él es un oligarca. Ese
también se quiere preparar otra casta para él”.
El progresismo se autoproclama además como una suerte de “vanguardia
iluminada”, despreciando las tradiciones nacionales y el sentir del pueblo. Toma para
sí mismo la vara de la moral, de lo que “está bien” y lo que “está mal”. Ya Envar El
Kadri, años atrás, problematizaba ese momento en el cual “el peronismo recibió ese
inmenso caudal de clases medias, que llegaron con ciertas ideas empresariales, que
traían la visión de los ‘señores’, la soberbia de considerar que nada ni nadie podía
estar por encima de ellos”. El peronismo siempre consideró que “en esta tierra lo
mejor que tenemos es el pueblo”.
Desde otro aspecto, nos interesa reseñar que en el prólogo a un libro sobre
América Latina de Guzmán Carriquiry, el por entonces cardenal Jorge Bergoglio
criticaba dos corrientes de pensamiento que consideraba débiles: por un lado, la
concepción imperial de la globalización, y por otro lo que llamaba “progresismo
adolescente”, sosteniendo que éste es “una suerte de entusiasmo por el progreso que
se agota en las mediaciones, abortando la posibilidad de un progreso sensato y
fundante relacionado con las raíces de los pueblos”. Ambas posturas son
“antipopulares, antinacionales, anti-latinoamericanas”, aunque se presentaran bajo la
máscara “progresista”.
El campo nacional, que tradicionalmente se abocó a buscar la emancipación
nacional, se encuentra encerrado en un progresismo que no conoce y menos aún pone
en discusión los problemas del país, sino que se suma al relativismo cultural, a las
“agendas políticas de las minorías” –muchas de las cuales son fomentadas por las
usinas de ideas extranjeras– en detrimento de las de las mayorías, cuando no a cuanta
“moda adolescente” esté dando vueltas.
Quizás no sea en vano señalar que resulta hasta violento –más aún en este
contexto económico y social nacional– ver a la clase política transformada o
pretendiendo aparentar ser tiktokers, cuando prácticamente la mitad de nuestra
población y más del 60 por ciento de las pibas y los pibes –según las estadísticas
oficiales– son pobres; o que se quejen de lo que consideran sus “magros salarios”
cuando –también según sus propias estadísticas– ese nivel salarial los ubica mucho
más cerca de la cúspide de la pirámide salarial que de la base –cabría preguntarse qué
le queda a la mayoría de nuestros trabajadores, trabajadoras, jubiladas y jubilados–; o
que en este marco se autoproclamen imprescindibles e importantes, por lo cual
debieran recibir una vacuna antes de lo establecido por los criterios fijados por el
gobierno; ni qué hablar de quienes estrechan amistad –y salen en fotos sonrientes–
con nuestro enemigo histórico y usurpador de nuestro territorio, por citar algunos
ejemplos al azar.
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proponen cumplir los sectores de la vida nacional para alcanzar las metas que les son
comunes y exponer de modo integrado el conjunto de políticas y medidas con las que
el Estado contribuye a su logro”.
No resulta necesario –no es nuestra intención– reseñar las referencias a la
planificación realizadas por Perón, ya que sería muy largo, en tanto si un elemento
está en el centro de la política peronista es justamente la planificación. Nuestra
intención en este recorrido es marcar solamente y en forma breve la lógica de
construcción política-económica en virtud de la búsqueda de la segunda y definitiva
independencia. Perón abre su texto póstumo sosteniendo que “treinta años de lucha
pública por el país, en el pensamiento, la acción y la reflexión, me han suscitado la
convicción de que nuestra Argentina necesita definir y escribir un proyecto nacional.
Este proyecto tiene que ser verdaderamente nacional, vale decir, realizado por el país”.
El modelo, dice Perón, es el punto de partida para la conformación de un proyecto
nacional. En ese proyecto nacional tienen que participar todas las áreas fundamentales
de la comunidad: políticas y grupos sociales. Lo que establece Perón con el Modelo
son lineamientos, luego debían venir las soluciones definitivas. Vale decir que los
lineamientos son el modelo, y las soluciones el proyecto. Cirigliano destaca que, si
esa propuesta o modelo logra ser adoptado como propio por decisión de la voluntad
colectiva de realización, se transforma en un proyecto.
Estos instrumentos que mencionamos –también los principios doctrinarios,
desde ya– y El modelo argentino debieran servirnos como base y como orientación en
la actualidad. Es imperioso volver a él y a otros textos, para volver a formular un
proyecto de nación. El legado del peronismo es amplio: va de las realizaciones a los
núcleos doctrinarios, pasando por diversas herramientas diseñadas, discursos, libros,
etcétera. En este marco, que Perón haya decidido realizar este modelo para un
proyecto nacional no resulta casual. Ese diseño actúa a modo de testamento político,
resulta sumamente significativo y nos interpela en el presente. A pesar de que lo
combaten de las más diversas formas y desde diferentes vertientes ideológicas, a la
vez que procurando obturar su expresión, el pueblo argentino ha demostrado una y
otra vez su voluntad nacional de lucha, de sobreponerse a las adversidades: sobran
creatividad y capacidad. Este pueblo grandioso guarda aún una fuerza que se convierte
en torrente y resulta imposible detenerlo. Al mismo tiempo conserva una épica que
nos llevará nuevamente a construir un destino de grandeza, otros relatos memorables
de nuestra larga lucha por la emancipación nacional.
En este sentido, para cerrar, traemos a la memoria a los forjistas, quienes
afirmaban que “el pueblo está en la raíz de lo nacional. Está en lo particular suyo, y
de ahí salen sus generalizaciones. Razona de sí para afuera, y no de afuera para sí. Por
eso acierta siempre en las cosas grandes de la Patria. Los doctorcitos son los que se
equivocan. (…) Sólo del pueblo argentino, de la masa innumerable sin voz y sin más
conocimiento que la certeza de sus propias dificultades, puede surgir la salvación
entera de la Nación”. Perón argumentaba también que “muchos han despreciado el
ingenio y el poder del pueblo, pero a largo plazo han pagado caro su error. Los pueblos
siguen la táctica del agua; las oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan
y explotan. El agua aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna por
desbordar; si no lo consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, minándola y
buscando filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logra, termina en el
tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua
pasa siempre, torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta se muestra
impotente para regularla”.
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Marca la costumbre que para hablar de la Revolución de Mayo hay que hacerlo
en el mes de mayo. Pareciera que hacerlo en otro mes del año hace que la reflexión
quede fuera de lugar. Este artilugio me suena a trampa de los hacedores de la
denominada “historia oficial” en la historiografía argentina. Así, los hitos
fundamentales de nuestra identidad nacional quedan reducidos a eventos del pasado
que ya no tienen peso en el presente. El subtítulo de estas líneas se enfrenta a esta
orden del imperialismo cultural: si el mandato de la academia indica que a la Patria se
la piensa sólo en mayo, desde el lado del pueblo podemos afirmar que siempre es
mayo cuando pensamos la Patria. Sirva este párrafo introductorio para justificar por
qué el sol de mayo sigue caminando por las páginas otoñales de junio.
El recuerdo de los actos escolares, reflejo de lo enseñado en las aulas, insiste
en afirmar que la clave de la Revolución de Mayo de 1810 estaba en French y Beruti
repartiendo escarapelas, o en mulatas vendiendo empanadas –casi como un anticipo
fatídico del choripán actual–, o en la discusión metafísica sobre si había o no paraguas
en ese virreinato del sur del mundo. Pero la cuestión de fondo estaba y sigue estando
en responder a esta pregunta: ¿en quién reside la soberanía, en una elite iluminada o
en el pueblo? Las elites pueden cambiar su ropaje, se visten de salvadoras de la patria,
de conservadoras o progresistas, de analistas político-sociales de prestigio, pero en el
fondo responden mediata o inmediatamente a poderes económicos. No han dejado de
ser lo que eran en los primeros años del siglo XIX en estas costas del “Buen Ayre”:
contrabandistas de ideas foráneas para justificar a quienes hambrean al pueblo para
acumular riquezas.
Por eso, tal vez, lo más verdadero –como categoría histórica– que nos ha
legado esa narración escolar sea la frase “el Pueblo quiere saber de qué se trata”. Sí,
el Pueblo siempre quiere saber, aunque a veces no sepa cómo, o no encuentre quién
interprete su pregunta.
El que escribe estas líneas disfrutó de la alegría militante en un ya lejano 25 de
mayo de 1973, cuando el compañero Héctor Cámpora asumía el gobierno en nombre
del movimiento peronista, proscripto desde 1955. El discurso pronunciado en el
Congreso se había escrito desde “abajo hacia arriba”, ya que muchos grupos de
militantes habían elevado sus propuestas desde el campo específico de su quehacer
político. En nuestro caso, la Educación de Adultos. Nunca sabremos si esta
metodología fue tan cierta, la lógica nos dice que no, pero creerlo no deja de ser una
caricia sobre tanto recuerdo hecho cicatriz.
Todo duró muy poco, apenas unos segundos, si lo consideramos desde la
perspectiva histórica. Las imágenes pasan velozmente por la memoria: renuncia de
Cámpora, luchas internas, semillas de cizaña sembradas en el terreno siempre fértil
del egoísmo. Asume Perón, consciente de su salud deteriorada y de que con ese acto
aceleraba su propia muerte. Ocurrida ésta, las persecuciones y los asesinatos ocurridos
bajo la democracia sólo fueron el presagio de los que sobrevinieron durante la
dictadura cívico-militar-religiosa-económica. Las oligarquías de dentro y de fuera
querían nuestras riquezas y sistemáticamente eliminaron a quienes podían oponerse a
su propósito.
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Sólo un grupo de mujeres, “locas” de amor por sus hijas e hijos desaparecidos
y sus nietas y nietos secuestrados en cautiverio supieron y pudieron volver a encarnar
la clave de 1810: el Pueblo quiere saber. ¿Dónde están nuestros hijos? ¿Tienen
hambre? ¿Tienen frío? Pero no preguntaban sólo por sus propios hijos e hijas. El
tiempo y la lucha les enseñaron a ellas, y ellas a nosotros, que, en realidad, cuando
preguntaban por sus hijos e hijas, preguntaban por las multitudes de militantes, de
pobres y hambrientos, por todos los descartados y descartadas de la historia.
La Nación quedó destruida económica y moralmente por el neoliberalismo
traidor. Porque tiene que quedar bien en claro que el neoliberalismo no tiene patria y
no es posible aplicar en un país sus políticas de rapiña sin la complicidad de los
traidores autóctonos.
Treinta años después, el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner asume su
presidencia para hacerse cargo de un país en ruinas. Este hombre casi desconocido,
que asume su mandato con un porcentaje de votos menor que el índice de
desocupación vigente entonces, dice en su discurso inaugural dos frases que
definieron su identidad y su rumbo. Identidad: “formo parte de una generación
diezmada”. Rumbo: “no pienso dejar mis convicciones en la puerta de entrada de la
Casa Rosada”. Por su identidad, diezmada de ausencias, volvieron a latir nuestros
corazones veteranos que habían saltado jubilosos treinta años atrás y, como diría don
Atahualpa Yupanqui, “con nosotros nuestros muertos pa’que naide quede atrás”. Por
su rumbo, comenzó un período de gobierno, continuado luego por la compañera
Cristina, en el que volvió a vislumbrarse la dignidad del Pueblo, expresada, entre
muchos otros logros, en las manos ocupadas del trabajador y la trabajadora; la
construcción de miles de edificios escolares; la recuperación de la industria y
tecnologías nacionales; el reconocimiento de la salud, la educación y la alimentación
como derechos humanos y no bienes de mercado a los que sólo acceden quienes
pueden comprarlos; la protección de la infancia y de la ancianidad. Como corolario,
el desendeudamiento externo permitió liberarnos de los buitres financieros que
asfixiaban nuestra economía.
¿No pudimos con un enemigo poderoso? ¿No supimos comunicar nuestras
ideas y proyectos? ¿Nos distrajimos en la ocupación mezquina de espacios de poder,
en vez de valorar el tiempo de realización de los proyectos políticos? Muchas son las
causas, pero la cuestión es que el neoliberalismo volvió, más cruel y efectivo que
nunca. Hoy, después de cuatro años de destrucción, hemos vuelto al gobierno, apenas
y con lo justo. Al gobierno, porque para volver al poder falta mucho todavía. De ahí
el título de estas líneas.
Una nota de color en la enseñanza de los hechos de mayo de 1810 señalaba
que el virrey Cisneros era bastante sordo, como consecuencia de haber sido herido en
la batalla de Trafalgar (1805), por lo que, siguiendo el simbolismo, uno podría decir:
¡cómo iba a escuchar los reclamos del pueblo! Con esta digresión lo que queremos
señalar es que las y los gobernantes, y la dirigencia en todos los estamentos sociales:
legisladores, legisladoras, dirigentes sindicales, referentes políticos, religiosos,
sociales y económicos, pueden tener defectos –como los tenemos todos– pero no
pueden ser “sordos” como Cisneros. Porque el Pueblo, como en 1810, quiere saber y
por eso pregunta.
El pueblo quiere saber por qué hay que negociar tanto con los sectores
monopólicos de la economía argentina, cuyo único negocio parece ser aumentar sin
justificación sus ganancias a costa de empobrecer al país. ¿Por qué está tomando tanto
tiempo analizar la cadena de precios y distribución de alimentos y otros bienes
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imprescindibles para la vida? ¿No debería tomarse aquí, como un mandato urgente, la
advertencia de nuestro Himno Nacional: “oíd el ruido de rotas cadenas”? Si las
familias argentinas no pueden acceder al pan, la leche o los medicamentos, ¿qué
sentido tiene cantar “libertad, libertad, libertad”?
Si la denominada “Ley de Medios”, aprobada por una inmensa mayoría
legislativa, fue derogada por decreto, ¿por qué no restaurar también por decreto su
vigencia, para democratizar, aunque sea un poco, el funcionamiento de los medios
masivos de comunicación?
¿Por qué nos cuesta tanto modificar un sistema financiero construido sobre una
ley de la dictadura que usurpó el poder en 1976? ¿Por qué los tiempos de los trámites
legislativos parecen no tener la urgencia que las necesidades del pueblo reclaman?
¿Por qué cuesta tanto plantear y comenzar a implementar una nueva
distribución de la tierra, dando prioridad a la producción de la agricultura familiar?
¿Por qué permitimos que los monopolios de siembra nos sigan envenenado con los
agrotóxicos o destruyendo nuestros bosques nativos? ¿Por qué cuesta tanto encontrar
espacios para oír los reclamos de los argentinos y las argentinas pertenecientes a los
pueblos originarios y encontrar una solución en común?
¿Por qué la Suprema Corte de Justicia se parece cada vez más en su accionar a
una junta de comandantes militares? ¿Por qué no hay ninguna forma de sanción para
las y los comunicadores que mienten, difaman y distorsionan la realidad, incluso
contribuyendo a que muchos y muchas compatriotas se enfermen y mueran?
¿Por qué no se escuchan con más claridad las voces de las y los dirigentes
sindicales denunciando las injusticias y acompañando las medidas de gobierno que
intentan solucionarlas?
¿Por qué es tan tibia la decisión de retomar el control soberano de nuestras vías
navegables, como el Paraná? ¿No nos damos cuenta de que es la “versión siglo XXI”
de la Batalla de la Vuelta de Obligado?
Podríamos prolongar esta lista de preguntas incompleta y aleatoria, pero la
muestra tiene la intención de abrir el camino para que cada compañera y cada
compañero la completen con otras que les parezcan más relevantes. Estas preguntas
no tienen la intención de “correr por izquierda” a nadie, sino, por el contrario, buscan
poner en evidencia la magnitud de la crisis que estamos atravesando, cuya resolución
será mucho más difícil si no preservamos la unidad de las fuerzas que integran nuestro
espacio político.
Las vivencias de este tiempo de pandemia nos obligan a valorar los esfuerzos
hechos por nuestro gobierno. Sin duda, si el neoliberalismo hubiera seguido en el
poder, éste habría sido un 25 de mayo mucho más doloroso de lo que ya es. ¿Somos
conscientes de que nuestro gobierno está reconocido mundialmente como el que más
recursos económicos ha distribuido para morigerar los problemas sociales y
económicos que la pandemia produjo? ¡El primero en el mundo! La obligación ética
de agradecer no tiene por qué anular la obligación de preguntar como Pueblo que
quiere vivir cada vez más como Comunidad Organizada.
La militancia política del campo nacional y popular es alegre, porque milita
por la vida y siembra la esperanza. Hunde sus raíces en la historia y busca la justicia
que repare. Parafraseando al poeta cubano, al mismo tiempo que nos ponemos “a
llorar por los ausentes”, cantamos con toda la fuerza de los descamisados y grasitas
de Evita: “pagarán su culpa los traidores”.
¡Viva la Patria!
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constituyen una dimensión necesaria: explican su desarrollo, aunque las causales sean
diferentes. En este caso, fue la propagación de un virus de naturaleza zoonótica, cuyos
efectos agudizarán aún más el clima de confrontación geopolítica y económico-
comercial entre una potencia en declinación –Estados Unidos– y otra que viene
consolidando su ascenso –China–, sin desconocer el protagonismo geoestratégico de
Rusia, los reacomodamientos de la Unión Europea y las restricciones que operarán
sobre las estrategias de recuperación de las naciones emergentes. El cambio de
gobierno en Estados Unidos intentará compensar el debilitamiento de su “liderazgo
imperial”, abriendo expectativas para un sistema de equilibrio multipolar inestable
que sustituirá la “unipolaridad” emergente de la caída de la Unión Soviética en 1991
y fortalecida por el ataque a las “torres gemelas” en 2001.
El orden global exhibe indicadores más que preocupantes en los niveles
extraordinarios de concentración de la riqueza por una élite privilegiada –la riqueza
del 1% más rico de la población mundial, según el Informe OXFAM 2020,
corresponde a más de dos veces la riqueza del 90 % de la población mundial, mientras
que 2.153 personas poseen más riqueza que el 60% de la población mundial. La revista
Forbes del 31-12-2020 afirmaba que la fortuna de las 10 personas más ricas del mundo
había crecido en 540.000 millones de dólares en nueve meses, al mismo tiempo que
hay más desempleo, pobreza, marginalidad social, migraciones, violencia y
precariedad de la vida. En otras palabras: globalización económica sin globalización
social ni gobernanza política: capitalismo para pocos y miseria para muchos. La
pandemia ha profundizado esta brecha, cabalgando sobre la lógica de la economía
especulativa que ha posibilitado que los ricos sean aún más ricos, sin importar los
medios utilizados, como lo demuestra el diferencial de acceso a las vacunas por parte
de las naciones periféricas.
Esta crisis de la racionalidad capitalista neoliberal articula tres dimensiones
principales. En lo económico, la especulación subordina la lógica productiva al
crecimiento de la renta financiera y tecnológica, por tanto, la viabilidad del desarrollo
industrial depende del cofinanciamiento público a través de regímenes laborales
precarios y exenciones fiscales e impositivas. La nueva economía resigna su función
de proveer a la integración de la sociedad.
El Estado, a su vez, se convierte en agente compensador de la deserción
empresarial de las obligaciones fiscales, y al mismo tiempo facilita el proceso de
valorización del capital vía flexibilización laboral y reducción de ingresos de los
sectores medios y bajos para mantener los niveles mínimos de acceso a bienes y
servicios esenciales. El Estado deberá atender las demandas del sector
transnacionalizado, vía endeudamiento, que pugna por controlar unidades de
prestación de servicios públicos y áreas de explotación de materias primas orientadas
a la exportación con bajos niveles de fiscalización pública. La fuente de acumulación
del capitalismo neoliberal requiere cada vez más de las franquicias de los Estados que,
a su vez, deben garantizar bajos costos de explotación, desregulaciones normativas,
permisividad fiscal y represión de las demandas sociales.
En tanto, la sociedad percibe la impotencia del Estado para garantizar el acceso
y la calidad de los servicios públicos esenciales y el desconocimiento de sus derechos
por instituciones públicas colonizadas por intereses particulares y corporativos. Es el
caso de los “poderes judiciales”, los servicios de fiscalización y de seguridad, con
gestiones ineficientes, clientelares y no pocas veces captadas por la economía
criminal. Un ejemplo: las acciones judiciales propias del “law fare”. De esta manera,
se configura una realidad que lleva a la pérdida de confianza ciudadana en los poderes
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públicos por su parcialidad hacia los poderosos. Los valores de libertad y justicia son
ganados por el escepticismo, y los individuos quedan expuestos a una competencia
sin “reglas de juego” y con altos costos para insertarse en la vida laboral y comercial,
donde cada vez más se impone la ética del sobreviviente, reconceptualizado como
“emprendedor”. En ese mundo, los poderes fácticos maximizan sus apuestas, mientras
el resto de la población se adapta a las condiciones disponibles para sobrevivir.
Privilegio y necesidad: esa es la cuestión, esa es la “grieta” que muestra la
imposibilidad del diálogo y de los consensos, mientras no sea efectiva la vigencia de
los derechos individuales, colectivos y sociales para fundar un “orden de derecho”
que haga explícita la impugnación de los privilegios.
El nuevo escenario mundial se anuncia con una dinámica de polaridades. En
lo económico, habrá que esperar prácticas de fuerte proteccionismo en el marco de
una globalización hegemonizada por los países centrales. Es probable que la
competencia por la hegemonía mundial incremente la intensidad de conflictos
geoestratégicos, una especia de “guerra civil global fragmentada e intermitente”
donde cabe esperar oportunidades e incentivos para fortalecer modos de cooperación
entre naciones periféricas y formas de integración subregional, espacios de autonomía
dinámica para oponer a las potencias hegemónicas. Un escenario que conspira contra
la gobernanza global si no existen instituciones internacionales sustentadas en pactos
regulatorios entre estados soberanos. La pandemia dejará cambios en los patrones de
consumo y producción. Se afianzarán nuevos modos de sociabilidad que implican
transformaciones económicas, demográficas, de valores y de creencias. La propensión
al consumo y al endeudamiento se intensificará como necesidad de la economía
especulativa y los Estados periféricos serán objeto de presiones e intervenciones para
controlar recursos estratégicos. El concepto y la práctica de la democracia serán
terreno de lucha con ideologías libertarias que pugnan por restringir derechos
colectivos. La precarización laboral y el desempleo tecnológico descubrirán nuevas
formas de trabajo cooperativo en áreas de servicios y de producción más cercanas al
consumidor-usuario; con competencia con el “capitalismo digital”, aplicaciones y
formas de “uberización” que escamotean su responsabilidad empresarial; y trabajo en
la provisión de servicios tecnológicos y sociales con modelos de cuidado comunitario,
etcétera. Mientras, los gobiernos deberán reactivar la asistencia técnica y crediticia
para desarrollar nuevas formas de empleabilidad con fiscalización pública.
No hay respuestas asertivas para el corto y mediano plazo, sino la invitación a
explorar y sumar inteligencias y voluntades de cambio. En principio habrá que
resignificar el concepto y práctica de la política, en el sentido de una “reconstrucción
ética de lo público”, conciencia de lo “común” y compromiso con políticas públicas
orientadas a los “bienes comunes y universales”: ingreso, salud, vivienda, educación,
conocimiento. Se deberá también reformular las instituciones del Estado cooptadas
por la racionalidad privatista desde los años 90; garantizar los derechos de ciudadanía
y relegitimar la mediación política, desalentando las ideologías de la sospecha sobre
proyectos políticos legitimados por la voluntad colectiva; reformular los modelos de
gestión gubernamental en el sentido de una dinámica pública que funcione como
matriz de atención a las demandas, intereses y derechos de la población; afirmar la
soberanía fiscal con políticas tributarias progresivas de mayor imposición a la renta
de los capitales y en el control de la evasión impositiva y arancelaria; superar la lógica
de intervención estatal por acciones focalizadas o sectoriales; y desarrollar visiones y
abordajes integrales de los problemas estructurales para orientar intervenciones
planificadas con integración de saberes técnicos y competencias políticas.
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La subjetividad neoliberal
Tal como fuera mencionado, en la estructura capitalista actual en su vertiente
neoliberal no solo se busca la concentración de la riqueza en oligopolios económicos,
sino que supone también una voluntad de globalización de sus valores, apropiándose
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Palabras finales
El lazo social como fundamento de toda acción política es una amenaza para
el mercado. Por eso se instaura como característica fundamental de la subjetividad
contemporánea al “individualismo”, cuando la política se encuentra exactamente en
el extremo opuesto: el de la solidaridad y el compromiso social. En el actual contexto
de pandemia el neoliberalismo busca crear una ficción de sociabilidad encarnada en
los runners, la asistencia a shoppings y a bares, que se opone a la noción de real lazo
social, en tanto construcción colectiva que se sostiene en el cuidado del otro. Por
paradojal que suene, la mayor muestra de solidaridad y lazo social hoy es quedarse
en casa: “Es difícil pasar por alto la suprema ironía del hecho de que lo que nos unió
a todos y nos empujó a la solidaridad global se expresa a nivel de la vida cotidiana en
órdenes estrictas para evitar contactos cercanos con los demás, incluso para aislarse”
(Žižek, 2020: 25).
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Horacio Lutzky
Este trabajo se enmarca en los debates acerca del rol del Estado, renovados con
la pandemia, focalizando en un aspecto esencial en particular: la comunicación. Se
propone aquí revisar los conceptos actualmente vigentes de transparencia y acceso a
la información pública, en vistas a favorecer una discusión hacia una reelaboración y
ampliación de tales criterios que dé cuenta de la impostergable necesidad del Estado
de contar con herramientas sólidas para proveer adecuadamente a sus obligaciones de
gobierno abierto; y, en igual medida, para contrarrestar prácticas antidemocráticas
respecto del manejo de información de interés público, mayoritariamente en manos
de operadores antiestatales.
A partir de una muy sucinta mención acerca del origen y juego de las nociones
de gobierno abierto, transparencia, acceso a la información y corrupción, estas líneas
se posicionan en el contexto actual de disputa entre la renovada legitimidad del Estado
presente, solidario y sumamente activo como regulador de aspectos básicos de la
sociedad, por un lado, y los grupos concentrados y sectores privilegiados que rechazan
la intervención estatal y reivindican los postulados neoliberales, por el otro. La
transparencia, el derecho de acceso a la información pública y la participación se
encuentran completamente condicionados por ese debate, por cuanto la masa crítica
de información que llega a la población es mediada, seleccionada y tratada por
medios concentrados de comunicación que tienen interés directo en el resultado de
esa contienda. Sin embargo, esa realidad no es prácticamente reflejada en las
conceptualizaciones existentes en la doctrina, así como tampoco en las normas locales
e internacionales sobre lo que en la actualidad se entiende como información pública.
La información es un prerrequisito para la participación, la colaboración, la
auditoría, la responsabilización y demás elementos propios de una buena gobernanza.
Asimismo, la propia noción de gobierno abierto como criterio deseable para una
democracia de calidad supone la existencia de un importante, adecuado y consistente
flujo de información estatal hacia la ciudadanía. Entonces, ¿de qué hablamos cuando
hablamos de información, y particularmente de información pública? ¿Cómo debe el
Estado abastecer el acceso a ese bien social reconocido en numerosas convenciones
internacionales de derechos humanos? ¿Se cumple el cometido con publicaciones en
el Boletín Oficial y en portales web oficiales, mientras el grueso de la información
sobre asuntos de interés público queda en manos de corporaciones mediáticas? ¿Tiene
el Estado facultades o –más aún– obligación de instrumentar canales propios eficaces
y de amplia llegada a los más amplios sectores de la población posibles? A la hora de
intentar responder estos interrogantes, además de aludir al derecho positivo y los
principios generales elaborados a nivel internacional, no debería prescindirse de datos
fácticos insoslayables: la comunicación privada se encuentra en su abrumadora
mayoría en manos de sectores empresarios con fuertes intereses económicos en la
política neoliberal, cosmovisión incompatible con un Estado fuerte y regulatorio.
Antecedentes
Las tensiones acerca del rol del Estado, la corrupción, la eficiencia y la
modernización, especialmente desde el Consenso de Washington (1989), impusieron
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Bruno Beccia
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competencia por ser vistos. Las lógicas multimediales limitan al discurso político en
torno a valores que priorizan, por sobre el contenido en sí, las nociones de inmediatez,
simultaneidad, impacto y la compartición global del mensaje.
Nuestro trabajo es una ardua labor de inserción de discursos políticos en ese
ecosistema digital convergente. Los contenidos, por más que se refieran a un mismo
hecho, cobran características diversas, dependiendo de la plataforma en la que se
inscriban. Ya no hay productos masivos para todos y todas, ahora son productos de
nicho, direccionados y encorsetados. Por lo tanto, la comunicación masiva es ahora
comunicación orientada a una masa fragmentada y agrupada en torno a algunos
valores aleatorios que hace a los sujetos orgullosos por pertenecer. Pertenecer para
ser.
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Carla Wainsztok
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Sur realismos
Leer es recitar, es decir inventar entonces poéticas pedagógicas de igualdades.
Las igualdades como amorosas irreverencias. Leer no es repetir, ni dejar que se nos
impongan habladurías.
Los conocimientos y los afectos. Los afectos y los efectos de los
conocimientos. Toda educación es sentimental, toda lectura es sentimental. “Pasión
de leer, linda calentura que casi alcanza a la del amor, a la de la amistad, a la de los
campeonatos” (Mistral, 2018: 56).
Las lecturas y las interpretaciones. Las lecturas y los ensayos. Ensayos
latinoamericanos con matrices propias de pensamientos. “Las matrices de
pensamiento son formas de reelaboración y sistematización conceptual de
determinados modos de percibir el mundo, de idearios y aspiraciones que tienen
raigambre en procesos históricos y experiencias políticas de amplios contingentes de
población y se alimentan de sustratos culturales que exceden los marcos estrictamente
científicos o intelectuales” (Argumedo, 1993: 81).
Matrices y gramáticas, las gramáticas de nuestras matrices. Nos convidamos a
desarmar el concepto de matriz de pensamiento para leer toda su potencialidad. La
idea de matriz y su raíz madre nos hace pensar en esa mujer sureña que cobijó pensares
y saberes populares. Al mismo tiempo, matriz nos refiere al trabajo manual, pensar y
hacer. ¿Acaso el hacer no es el otro nombre del pensar? ¿Cómo se hace sin pensar?
¿Cómo se hace sin querer? Pensar y hacer con las manos. Las manos y las
humanidades. Las manos y las humanizaciones. Las humanidades que no son sólo las
ciencias.
Pensar desde el sur fue para mi maestra. “Un pensamiento crítico dirigido a
cuestionar los límites y falencias del proyecto de la modernidad; a resaltar los espacios
silenciados de la historia y del presente, donde se encuentran las claves y valores
fundantes de las propuestas alternativas frente a la modernización salvaje que
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Bibliografía
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Humberto Rava
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que tuviera que ver con el “régimen depuesto”. El terrorismo de Estado marcaba con
sangre los comienzos de un período de violencia, golpes militares y rebeliones. En
efecto, en los bombardeos de junio de 1955, 34 aviones de la fuerza aérea y la marina
argentina arrojaron bombas que cayeron sobre la población civil, su propio pueblo, en
su gran mayoría oficinistas sorprendidos a la hora del intermedio laboral y ocasionales
pasajeros y pasajeras del lugar, dejando más de 300 muertos y mil heridos. Le siguió
el golpe de Estado de septiembre de 1955. La masacre que empezó el 9 de junio de
1956 duró exactamente tres días. Lanús, Campo de Mayo, la Escuela de Mecánica del
Ejército y La Plata se constituyeron en escenarios macabros. En un basural de José
León Suarez unos pocos escaparon milagrosamente del alevoso fusilamiento, algunos
eludiendo el pistoletazo del remate. Si durante los siguientes días de junio no hubo
más fusilamientos fue porque el general Juan José Valle, que no había sido capturado,
decidió entregarse voluntariamente a cambio del compromiso de que se detendría la
matanza y la promesa de que su vida sería respetada. Se cumplió lo primero, pero él
fue fusilado el martes 12 de junio. Los detenidos quedarían en esa condición hasta la
llegada al poder del presidente Arturo Frondizi, quien asumió en 1958.
A seis meses del hecho, el periodista Rodolfo Walsh encuentra a uno de los
sobrevivientes, y luego descubre que hay más de uno. Operación Masacre fue una
investigación periodística que culminó siendo parte de los libros más importantes de
la literatura argentina. Reconstruye ahí el fusilamiento y pulveriza la versión oficial
de los hechos. Walsh inauguraría así la novela testimonial, mucho antes de que
Truman Capote escribiera A sangre fría, que consagró el género.
Lo que constituía un horroroso crimen falto de antecedentes no impidió que
una parte de la sociedad argentina y la mayoría de los partidos políticos siguieran en
aquel entonces rindiendo homenaje a las obras de la Revolución.
El objetivo de los bombardeos y los fusilamientos fue imponer el terror,
golpear en forma feroz e indiscriminada como escarmiento sobre el conjunto de la
sociedad. Sólo así sería posible desmontar un modelo socioeconómico en el que el
ingreso y el poder estaban repartidos de modo mucho más equitativo que en los años
dorados de la oligarquía a los que se intentaba volver. Después de los hechos, el
semanario Palabra Argentina, dirigido por el tucumano Alejandro Olmos, se atrevió
a organizar “Marchas del Silencio” para desagraviar a las víctimas. El coronel Ricardo
Ibazeta, uno de los caídos, era primo de Olmos. El mismo Olmos años después hizo
un extraordinario trabajo de investigación militante, para demostrar y denunciar a la
espuria deuda externa conformada por Martínez de Hoz, Videla y sus socios golpistas.
Su investigación y la denuncia que inició durante esos años son un símbolo. Junto a
Valle y los fusilados de aquella época son parte de la lucha permanente por la dignidad
de la República.
En estos tiempos, la justicia condenó a varios de los herederos de aquel 55,
clausurando la impunidad que siempre tuvieron. La sangre generosa de estos
compañeros, caídos a manos de la infame “revolución libertadora”, será por siempre
un pedestal que lleva adelante la digna bandera de la justicia y la libertad.
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Protagonista de “La muerte y la brújula”, célebre relato de Jorge Luis Borges incluido en el
libro Ficciones (1944).
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Primer momento
En el primer volumen de cuentos es clara la influencia de Borges y Adolfo
Bioy Casares, artífices de Seis problemas para don Isidro Parodi, obra de 1942 que,
según el propio Walsh, inaugura el género policial en la Argentina. En las historias
que integran Variaciones en rojo (1953) aparecen dos personajes principales: el
comisario Jiménez y Daniel Hernández, corrector de pruebas de editorial Corsario y
detective vocacional. Ambos cultivan una amistad sin fisuras, cuyo origen
desconocemos, y se complementan a la hora de resolver los enigmas. Jiménez, como
encarnación de la ley del Estado, representa la visión oficial. En todos los relatos, tal
visión se muestra indefectiblemente superficial, motivo por el cual el comisario
recurre al saber de quien ha aprendido a leer los indicios gracias a su oficio. Esto
aparece explicitado por Walsh en la “Noticia” que abre el libro: “seguramente todas
las facultades que han servido a D.H. en la investigación de casos criminales eran
facultades desarrolladas al máximo en el ejercicio diario de su trabajo: la observación,
la minuciosidad, la fantasía (…) y sobre todo esa rara capacidad para situarse
simultáneamente en planos distintos, que ejerce el corrector avezado cuando va
atendiendo, en la lectura, a la limpieza tipográfica, al sentido, a la bondad de la sintaxis
y a la fidelidad de la versión” (2013: 22). El primer cuento se titula, sintomáticamente,
“La aventura de las pruebas de galera”. Allí, el corrector despeja el misterio sobre un
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posible accidente, suicidio u homicidio, observando las marcas que la víctima dejó en
el borrador final de una publicación de la editorial donde Hernández trabaja. Por otra
parte, cabe decir que D.H. funciona como alter-ego de R.W.: no solo su oficio coincide
con el que el joven Walsh desarrolló en la editorial Hachette, sino que el escritor
también supo firmar textos periodísticos con esas otras iniciales. Además, si nos
desplazamos a aquel plano extraliterario tan fructífero para ponderar a Walsh en su
verdadera estatura, su capacidad para leer los indicios se consagró en la anticipación
de la invasión norteamericana a Bahía de los Cochinos, cuando interceptó y consiguió
desentrañar los mensajes encriptados de la CIA. Volviendo a sus primeros relatos de
ficción, podríamos decir que no presentan a un cultor purista del policial de enigma,
porque los crímenes encuentran motivaciones psicológicas y sociales. Sin embargo,
los casos presentados no dejan de circunscribirse a los ámbitos privados de la
burguesía o, parafraseando a Michel Foucault, al “juego silencioso de los cautos”
(Link, 2003: 21).
Segundo momento
Si vamos a los relatos que conforman Cuentos para tahúres, escritos entre
1950 y 1962, veremos que el lugar de Jiménez es ocupado por un comisario jubilado
de apellido Laurenzi. Daniel Hernández no participa activamente en las resoluciones
de los crímenes, sino que se dedica simplemente a reproducir los casos que su amigo
rememora en alguna mesa de bar. Como detective y narrador “diferido” de estas
historias, Laurenzi hace su aparición en un relato titulado “Simbiosis” (1953), desde
cuyo párrafo inicial afirma lo siguiente: “El país es grande. (…) Usted ve campos
cultivados, desiertos, ciudades, fábricas, gente. Pero el corazón secreto de la gente,
usted no lo comprende nunca. Y eso es asombroso porque soy policía. Nadie está en
mejor posición para ver los extremos de la miseria y la locura. Lo que pasa es que uno
también es un ser humano. Pasado el tiempo nos cansamos, dejamos que las cosas
resbalen sobre nosotros. (…) Con tres o cuatro palabras explicamos todo: un crimen,
una violación o un suicidio. (…) ¡Pobre de usted si me trae un problema que no se
pueda resolver en términos sencillos: dinero, odio, miedo!” (2013: 215).
La serie de cuentos protagonizados por Laurenzi lo irán mostrando como una
víctima de sus propias palabras: las resoluciones de los enigmas no podrán
circunscribirse a un puñado de intenciones adivinables y sus experiencias de vida –
fundamento de la verdad para el género policial en su vertiente negra– pondrán en
evidencia que las complejidades de lo social exceden cualquier planteo teórico o
racional. El desencanto va invadiendo los relatos hasta desembocar en el último de la
serie. Escrito en 1962, lleva por título “En defensa propia” (1962). Allí Laurenzi
repasa el caso que le demostró que “ya no servía para comisario”: “Estaba viendo las
cosas, y ya no quería verlas” (2013: 279), confiesa a Hernández. Recuerda la llamada
de un juez para que vaya a su casa y verifique un asesinato cometido en supuesta
defensa propia. Laurenzi observa la escena y descifra el montaje perpetrado por el alto
magistrado, quien pretendía hacer pasar el ajuste de cuentas con un maleante que había
descarrilado a su hija con un asalto a su domicilio sin otra motivación aparente.
Laurenzi comprende que no alcanza con la capacidad para saber leer los indicios. El
lugar de la verdad pasa entonces a la esfera de la voluntad, del “querer ver” para
“saber”. Finalmente, Laurenzi le dice al juez: “No sé lo que va a hacer usted, doctor,
pero he estado pensando en lo difícil que es ser un comisario y lo difícil que es ser un
juez. Usted dice que este hombre quiso asaltarlo, y que usted lo madrugó. Todo el
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Tercer momento
Vayamos ahora a Operación Masacre, obra inoxidable publicada por primera
vez en 1957. Allí, Walsh decidió retomar la tarea en el punto exacto donde Laurenzi
la abandona. Walsh quiso ver, y esa voluntad conllevó la necesaria politización de su
investigación. Con esta primera obra de no ficción, Walsh dio continuidad al género
policial, al tiempo que lo revolucionó. Cuando se topó con la increíble historia de Juan
Carlos Livraga, “el fusilado que vive”, decidió tomar cartas en el asunto y desanduvo
el camino iniciado por Edgar Poe, unificando las figuras del detective, del narrador y
del autor. Por otra parte, impulsado por el “coraje civil” y la “fe en la justicia”, su
tarea de inteligencia ya no tuvo como objetivo el descubrimiento de una verdad, sino
el desentrañamiento de una red de mentiras. Denunció entonces a la ficción urdida por
el Estado terrorista y a ella le contrapuso las “evidencias” recogidas por su minuciosa
investigación. Buscando restituir algo de justicia a las víctimas y a sus familias, se
acercó al peronismo a través de los sujetos populares y escuchó de sus bocas una
suerte de contra-rumor, múltiple y contradictorio, que se contraponía al relato oficial
que negaba la masacre. Podríamos decir que, en suma, Operación Masacre es la
contracara de Variaciones en rojo. A partir de allí, será imposible la coexistencia y
complementariedad de las visiones de Jiménez y Hernández, tan imposible como
imaginar una relación amistosa entre Rodolfo Walsh y el teniente coronel Desiderio
Fernández Suárez.
Palabras finales
En los años subsiguientes, Walsh verificará el manto de impunidad que acabó
imponiéndose a pesar de las contundentes “evidencias” presentadas. Así lo explicitaba
en ¿Quién mató a Rosendo?, su última obra de investigación aparecida en 1969:
“Hace algunos años, al tratar casos similares, confié en que algún género de sanción
caería sobre los culpables: que el coronel Fernández Suárez sería castigado, que el
general Quaranta sería castigado. Era una ingenuidad en la que hoy no incurriré. (…)
El sistema no castiga a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los
mantiene” (1985: 166). A propósito de esta asunción de cierta candidez original y del
posterior escepticismo que lo llevaría a decidirse por la lucha armada, recordamos la
distinción de Mempo Giardinelli (2013) entre los cultores del género policial de
Estados Unidos y Latinoamérica: mientras los primeros creen en el sistema y su
capacidad correctiva, los segundos verificarían que los crímenes y la corrupción no
son excepciones del sistema, sino las reglas de su funcionamiento. En tal sentido,
podríamos decir que la continuidad del policial en Walsh se manifiesta en una
parábola que va desde la cosmovisión norteamericana hacia la latinoamericana.
Es cierto que Rodolfo Walsh fracasó en su intento de hacer prevalecer a la
justicia. Sin embargo, con el paso del tiempo sus textos de no ficción consiguieron
erigirse como verdades históricas. Al mismo tiempo, junto con Carlos Gamerro (2005)
podríamos afirmar que Operación Masacre representa “el paso decisivo hacia un
género policial auténticamente argentino”, porque Walsh supo superar al policial
negro en el momento mismo de absorberlo: “quien investiga –Walsh mismo– no es
un policía o un detective. sino un periodista; la policía ha cometido el crimen y el
aparato judicial se ha encargado de encubrirlo, la lucha del investigador no es lograr
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que se haga justicia, ni siquiera que se la aplique la ley, sino, más modestamente, hacer
saber la verdad –que nadie quiere oír”.
Desde la matriz del género policial, Walsh fue el primero en advertir la
inversión de las relaciones entre el Estado, la ley y la verdad, y en leer los indicios de
las ficciones que suelen tejer la realidad política de nuestro país. Un país en donde las
fuerzas del antiperonismo han sabido implantar “las más crudas y despiadadas
tiranías”,55 regando la patria con sangre popular mientras baten el parche de la
democracia y la libertad.
Bibliografía
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http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2005/08/13/u-1032278.htm.
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09/2009/08/la_ficcion_paranoica_ricardo_p_1.php.
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https://es.wikisource.org/wiki/Carta_abierta_de_un_escritor_a_la_Junta_Militar.
Walsh R (1985): ¿Quién mató a Rosendo? Buenos Aires, de la Flor.
Walsh R (2001): Operación Masacre. Buenos Aires, de la Flor.
Walsh R (2013): Cuentos completos. Buenos Aires, de la Flor.
55
Recogemos la expresión de la “Proclama” publicada por los generales Valle y Tanco en la
noche del 9 de junio de 1956.
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En sus clases del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano y La Universidad en
la Argentina para las carreras de grado de la Universidad Nacional de Lanús, y en trabajos tales
como Introducción al pensamiento nacional de Francisco Pestanha y Emanuel Bonforti y La
Universidad en la Argentina, del modelo colonial al reformismo de Aritz Recalde.
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Las Malvinas Argentinas fueron ocupadas por los ingleses en el año 1833, lo cual expresa una
doble condición de dominación.
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Conclusiones
Las preocupaciones expuestas indican que la Autorreflexión no solamente
constituye una herramienta pedagógica orientada a formar hombres y mujeres con
sentido de pertenencia nacional y latinoamericana. Se trata además de un ejercicio que
promueve la observación del propio sujeto, individual, grupal y nacional, y de un
componente que contribuye a los procesos de emancipación colectiva, además de
facilitar la creación de categorías propias para analizar los procesos latinoamericanos.
Las categorías construidas desde la formalización de prácticas políticas y
sociales propias permiten una reflexión situada de acontecimientos propios de nuestro
continente. Al decir de Ana Jaramillo, se trata de “auscultar a Latinoamérica para
interpretarla, comprenderla y transformarla”. El diagnóstico que comprenda la
opresión social y la opresión nacional de nuestro continente permitirá la emancipación
social y colectiva. Una frase sintetizadora de estos procesos fue la de FORJA: “Somos
una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre”.
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Bibliografía
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Francisco Pestanha, María Villalba y Emmanuel Bonforti son docentes del Seminario
de Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad Nacional de Lanús.
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Leslie Bringas
Aún hoy resuenan los ecos de aquel 17 de octubre de 1945. ¿Qué sucedió en
esa jornada? ¿Cuáles fueron los significados? Es una pregunta sobre la cual desde la
historiografía argentina y extranjera se han escrito infinidad de páginas intentando
explicar e interpretar esos hechos. Es difícil encontrar en la historia universal y mucho
menos en la historia argentina un paralelo con aquel 17 de octubre.
Muchos historiadores coinciden en que ese día representa la partida de
nacimiento del peronismo. En principio se podría estar de acuerdo, pero está claro que
el Perón político ya existía desde el 43. También está claro que es en esa jornada que
las masas trabajadoras encuentran y reconocen a Perón como su líder, y de esa forma
pasan de ser un objeto político prácticamente pasivo a ser un actor político activo.
Finalmente, también está claro que el 17 de octubre de 1945 es un parteaguas en la
historia argentina: la política nunca volverá a ser la misma. A partir de ese día los
conflictos políticos comenzarán a atravesar todas las clases sociales y la oposición,
incluida la clase media, que había comenzado con una reivindicación democrática, irá
tomando actitudes cada vez más conservadoras en defensa de los intereses de las elites
(Torre, 1990: 140).
En la historiografía se han generado innumerables debates que aún continúan
vigentes: ¿las masas trabajadoras fueron autónomas o heterónomas? ¿Racionales o
irracionales? ¿Homogéneas o heterogéneas? ¿Perón crea el peronismo o el peronismo
crea a Perón? ¿Fue un dictador o un demócrata? ¿Era de izquierda o de derecha? Sin
dudas, es imposible llegar a una única respuesta a estas y tantas otras preguntas que
forman parte de estos debates. Pero son discusiones estériles si no se entiende quién
fue Juan Domingo Perón, cuál fue su pensamiento, dónde encuentra sus raíces
ideológicas y cuál fue el contexto histórico que le tocó vivir.
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Esta es la fecha oficial que figura en la documentación. Sin embargo, existe una polémica
respecto al lugar y fecha de nacimiento de Perón. Todo indicaría que nació el 7 u 8 de octubre de
1893 en la localidad de Roque Pérez. Norberto Galasso (2005) e Hipólito Barreiro (2000) se
inclinan por esta fecha.
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Infantería con asiento en Paraná, Entre Ríos. En 1917 y 1919, ya con el grado de
teniente, fue enviado a intervenir en las huelgas en la compañía inglesa La Forestal.
Es a partir de estos primeros contactos con la realidad de las clases obreras que toma
una postura crítica al gobierno radical, y en especial al uso del Ejército en la represión
de los conflictos obreros. Esta fue una de las principales críticas que desde el Ejército
se le hizo al gobierno de Yrigoyen: se acusó al caudillo radical de no distinguir
adecuadamente entre Ejército y Policía. Es a partir de esta diferencia que la postura
de Perón se acerca más a la corriente de los militares nacionalistas. En 1920 fue
transferido como instructor a la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”, donde
tomó contacto con humildes aspirantes que en su mayoría provenían de las clases
bajas del país. En 1926, ya con el grado de capitán, fue enviado a cursar en la Escuela
Superior de Guerra. En enero de 1929 recibió el diploma de oficial del Estado Mayor.
Durante su periodo en la Escuela Superior de Guerra comenzó con su
producción de textos, que fue muy abundante durante toda su vida. Al concluir su
paso por la Escuela Superior de Guerra se lo asignó al Estado Mayor del Ejército, y al
año siguiente, en 1930, al Colegio Militar de la Nación para desempeñarse como
profesor de Historia Militar: primero fue suplente, pero al cabo de unos meses lo
nombraron titular del cargo. Ese año se produce el Golpe de Estado de Uriburu. Perón
no tuvo una participación protagónica: se podría decir que fue indirecta. Si bien estaba
alineado con los militares nacionalistas, tuvo una mirada crítica hacia la oligarquía
conservadora que también formaba parte del entorno de Uriburu y se encontraba más
cercano a los justistas. Perón escribió en primera persona su participación en el texto
Lo que yo vi de la preparación y realización de la revolución del 6 de septiembre de
193059 escrito en enero de 1931. Durante la dictadura de Uriburu, y posteriormente en
los dos gobiernos de la Concordancia, no ocupó cargos gubernamentales. Tuvo varios
destinos dentro de la órbita del Ejército en Argentina y en Chile. En ese periodo fue
ascendido a mayor y volvió a publicar varios trabajos. Uno de ellos, Apuntes de
Historia Militar (1932), es de especial interés, ya que en él se puede vislumbrar las
raíces de lo que años más tarde sería la Doctrina Peronista.
Entre 1939 y 1941 fue enviado a la Italia de Mussolini para capacitarse. Allí
recibió cursos de economía, esquí y alta montaña, y pudo visitar varios países de
Europa en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Sin lugar a duda, esa fue una
experiencia única para un militar y futuro líder político. A principios de 1941 vuelve
a la Argentina, es ascendido a coronel y destinado a Mendoza. Pero en mayo de 1942
nuevamente lo destinan a Buenos Aires a trabajar bajo las órdenes de Edelmiro J.
Farrell, y es en ese momento que comienza su actividad con el GOU (Grupo Obra de
Unificación). Al año siguiente se produce la Revolución de 1943 que derroca a Ramón
Castillo y se le dará a Perón la oportunidad para iniciarse en cargos gubernamentales.
Al asumir la presidencia Pedro P. Ramírez, Farrell es nombrado ministro de Guerra y
Perón es designado a cargo de la Secretaría del Ministerio de Guerra. En octubre de
1943 interviene en la resolución de conflictos laborales con el gremio de la carne. A
partir de esta participación queda en muy buenos términos con los líderes sindicales
y esto le permitió obtener un cargo adicional en el Departamento Nacional del
Trabajo, que más tarde fue transformado en Secretaría de Trabajo y Previsión,
quedando bajo la órbita de la presidencia. Desde allí, Perón pudo implementar una
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Perón escribió sobre las revoluciones militares que le tocó vivir en 1930, 1943 y 1955. En el
caso particular de sus memorias de septiembre de 1930, fueron publicadas como apéndice en las
propias memorias del general José María Sarobe en 1957. Posteriormente, se publicaron los
relatos de Perón de estas tres revoluciones en 1963 bajo el título de Tres revoluciones militares.
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conceptualizar lo que entiende por ‘guerra’. Los capítulos más interesantes son el
segundo y el tercero, ya que los conceptos y las ideas volverán a aparecer en sus
trabajos posteriores, cuando desarrolle su doctrina política. En el segundo capítulo
cita a Karl von Clausewitz, quien afirma que la guerra “es la continuación de la
política por otros medios” y la define como “un acto de fuerza para obligar al contrario
al cumplimiento de nuestra voluntad” (Perón, 1932: 101). En el tercer capítulo
incorpora el concepto de “nación en armas” de Colmar von der Goltz. Estos dos
generales prusianos de fines del siglo XIX tuvieron una influencia muy importante en
Perón.
En el mundo moderno, a partir de la Revolución Francesa, la guerra había
dejado de ser una cuestión de estamentos, de ejército contra ejército, para
transformarse en la lucha de pueblos contra pueblos. La guerra dejó de ser una
cuestión exclusivamente militar, y pasó a ser una cuestión social que afectaba a todo
el entramado social y atravesaba a todas las clases. El concepto de nación en armas o
guerra total es cuando todos los recursos de una nación están dirigidos al esfuerzo
bélico, tal como había sucedido en la Primera Guerra Mundial. La consecuencia más
importante de estos cambios es que a partir de allí son los pueblos los que pueden
hacer su propia historia. Esta es una idea que reaparecerá a lo largo de la obra de
Perón: los pueblos como artífices de su propio destino.
El 10 de junio de 1944, ya como ministro de Guerra, Perón fue invitado a
inaugurar la Cátedra de Defensa Nacional en la Universidad Nacional de La Plata. El
tema que desarrolló en su discurso fue El significado de la Defensa Nacional desde el
punto de vista militar. En su alocución retomó algunos de los conceptos que había
utilizado en sus Apuntes de Historia Militar y los profundizó, dándoles un sentido
político, donde se pueden apreciar las cuestiones que lo preocupaban. Perón ya no era
el joven oficial profesor de Historia Militar: ya se puede distinguir a un Perón político
que ha capitalizado sus experiencias en la Europa de la Segunda Guerra Mundial y su
labor en la función pública. Tiene, además, una lectura mucho más certera de la
política internacional y del lugar en el que se debería insertar la Argentina.
El discurso se inicia presentando la guerra moderna como un fenómeno social,
tal como ya lo había planteado doce años antes en sus Apuntes de Historia Militar.
Utiliza la frase, a veces mal atribuida a Julio César: “Si quieres la paz, prepárate para
la guerra” [Si vis pacem, para bellum], como punto de partida. Hace una distinción
entre las naciones satisfechas, que son las que poseen todo lo que necesitan para
obtener su felicidad, y las naciones insatisfechas, que son las que le falta algo para
satisfacer sus necesidades, que pueden ser mercados, materias primas o un papel
político. Perón dice que las naciones satisfechas son de naturaleza pacifista y que las
insatisfechas, si no pueden lograr lo que necesitan mediante la política, no temerán
hacerlo mediante la guerra. Aquí hay dos temas que son centrales en el pensamiento
de Perón: el primero es la felicidad del pueblo como objetivo de la política, y el
segundo, aunque no lo mencione por su nombre, es la necesidad del imperialismo
como forma de obtener el recurso escaso de las naciones insatisfechas. Por otra parte,
podemos ver nuevamente la influencia de Clausewitz que ya había esbozado en sus
Apuntes de Historia Militar. Prosigue Perón diciendo que la forma de resguardar la
vocación pacífica de una nación satisfecha es preparándose para la guerra, y esto es
lo que él entiende como Defensa Nacional.
Perón continúa con el concepto de “nación en armas o guerra total” de van der
Goltz, donde no basta con un ejército poderoso si no hay un pueblo detrás que brinde
los recursos desde todas las ramas de la actividad productiva. Perón ve así a la Defensa
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Nacional como una tarea muy compleja que debe tomar en cuenta todos los aspectos,
desde la preparación para el conflicto hasta después de su finalización. Habla de los
objetivos políticos, a los que clasifica en positivos, si se trata de mantener lo que se
tiene, y negativos, si se trata de conquistar algo nuevo. Pero sostiene que estos
objetivos políticos son la expresión directa de la sensibilidad de un pueblo: el pueblo
instintivamente sabe lo que necesita y lo que le conviene. La función del gobernante
es interpretar esta sensibilidad y concretar estas soluciones que vienen del pueblo.
Estos conceptos también son importantes, porque definen la forma en la que Perón
entendió a la relación pueblo-gobernante y al liderazgo como conducción.
Posteriormente, detalla los roles de la diplomacia, de las fuerzas armadas y de la
política interna. A esta última le asigna una gran relevancia y señala que, ante el
peligro de una guerra, es necesario dejar las cuestiones internas de lado para enfocarse
en el enemigo externo, evitando utilizar la amenaza o el poder del agresor para
resolver cuestiones de política interna. Aquí utiliza a modo de ilustración ejemplos de
la historia mundial, pero también habla de los perjuicios ocasionados por las grietas
en el frente interno en Argentina durante la Guerra de la Independencia y demás
conflictos con otras naciones. También menciona los aspectos sociales de la política
interna que tienen relevancia para la defensa nacional. Menciona la gran cantidad de
casos de ciudadanos que no pueden cumplir con su instrucción militar por no contar
con la aptitud física necesaria, debido a problemas de alimentación y enfermedades.
Aquí podemos ver que Perón introduce a la justicia social como una clave de la
defensa nacional.
El siguiente tema que aborda en su discurso es el de la acción industrial y la
defensa nacional. Perón utiliza para ilustrar el crucial papel que desempeña la
industria en el esfuerzo bélico el caso de la participación de Estados Unidos en la
Primera y Segunda Guerra Mundial, donde el aporte de su capacidad industrial fue
decisivo en ambas contiendas. Advierte que la planificación para la actividad
industrial no es empresa sencilla, y debe ser anticipada en tiempos de paz. Perón se
refiere al caso argentino, señalando como una vulnerabilidad el hecho de no tener una
industria pujante y que la economía nacional dependiera de la producción primaria.
Aquí Perón criticaba, en primer lugar, el destino de las inversiones de los capitales,
tanto argentinos como extranjeros, en actividades de bajo riesgo y altos retornos,
muchas veces con garantías del Estado, como algo negativo para el desarrollo
industrial, y por ende para la creación de fuentes de trabajo. Además, se refiere a la
dependencia que se genera respecto a los países industrializados en el caso de no tener
disponibles materias primas, productos terminados o tecnologías durante una crisis
que afecte a la Nación. Perón analiza la cuestión industrial, sin dejar de lado los
aspectos energéticos, la obtención de materias primas, los estímulos que se deben
proveer desde el Estado y las condiciones laborales de los obreros y las obreras. Si
bien ve como positivo el periodo de industrialización por sustitución de importaciones
que se había dado en la década del 30, considera que no es suficiente para garantizar
la defensa nacional. Finaliza este tramo del discurso refiriéndose a la necesidad de
implementar una educación técnica de la juventud que acompañe al crecimiento
industrial. Podemos ver que, para Perón, el desarrollo industrial era un aspecto central
de la política para el desarrollo de la defensa nacional, y sería uno de los pilares de su
gobierno.
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Anquin, Carlos Astrada, Hernán Benítez, Ireneo Fernando Cruz y Arturo Enrique
Sampay. El libro La Comunidad Organizada está compuesto por veintidós capítulos
en los que hace un recorrido histórico y un repaso filosófico de la civilización
occidental, que abarca desde la cultura greco-romana hasta nuestros días. Toma las
principales ideas de los grandes pensadores, 60 señala cuál fue su aporte a la
construcción de nuestra civilización y discute con ellos. Para Perón el objetivo
principal del ser humano es la felicidad, y lo analiza sobre los ejes de lo material y de
lo espiritual. Habla de la “insectificación” como la pérdida de confianza del individuo
y la sensación de inferioridad frente al gigante externo. El materialismo intransigente
lleva a la sustitución de la porción espiritual en el resentimiento y el desencanto ante
la insectificación, a la náusea. En esta exposición podemos ver algunos de los
principales rasgos que Perón muestra a lo largo de su obra: por una parte, la felicidad
como el gran anhelo del hombre y, por otra parte, la armonía entre lo material y lo
espiritual como medio para lograrla. Luego expone su idea del rol del Estado. Critica
al liberalismo que fomenta el individualismo amoral que lleva al egoísmo y al
marxismo que promueve el colectivismo atomizador que lleva a despersonalizar al ser
humano. Perón toma una postura diferente cuando dice: “Lo que caracteriza a las
comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus individualidades y el sentido con
que se disponen a engendrar en lo colectivo” (Perón, 1949: 50). Y concluye que al
sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba, y por equilibrio, no por
imposición. Ve en la comunidad organizada un cambio de paradigma que puede
devolver al ser humano su fe en lo individual, en lo familiar y en lo colectivo. Perón
denuncia una crisis de las ideas democráticas: sostiene que esta crisis es materialista,
causada por los deseos insatisfechos de una cultura que se ha establecido sobre los
derechos y no sobre las obligaciones. La forma de devolver al ser humano su absoluto,
es decir, el sentido de la vida, es una comunidad donde el individuo pueda aportar al
bien general. Una comunidad donde el individuo pueda encontrar la justificación de
su existencia. La respuesta que propone Perón es la vuelta a la armonía entre el
progreso material y los valores espirituales.
La Comunidad Organizada es un proyecto de civilización alternativo al
liberalismo y al comunismo, que busca salir del modelo dependiente en el que se
desarrolla la Argentina como país periférico. Es además un sistema social de
construcción del poder que afirma la necesidad de una sociedad justa y democrática,
que tiene sus bases en las organizaciones intermedias libres del pueblo, como
condición necesaria para la realización del individuo. Y finalmente es un modelo
geopolítico internacional que propone una tercera posición frente al individualismo
liberal y al colectivismo comunista, a los cuales considera como sistemas agotados.
“Lo que nuestra filosofía intenta restablecer al emplear el término armonía es,
cabalmente, el sentido de plenitud de la existencia. Al principio hegeliano de
realización del ‘yo’ en el ‘nosotros’, apuntamos la necesidad de que ese ‘nosotros’ se
realice y se perfeccione por el ‘yo’” (Perón, 1949: 75). Plantea así una nueva relación
dialéctica entre el individuo y la comunidad, en la que no se puede realizar el uno sin
la otra, ni viceversa, y el vehículo que permite esta relación son las organizaciones
intermedias libres que confluyen en el Estado.
El estudio de estos textos y discursos de Perón dan una somera idea sobre cómo
fue el desarrollo del pensamiento político de Juan Perón y los elementos que se
60
Perón refiere allí a Sócrates, Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Descartes, Hobbes, Spinoza,
Vico, Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Kant, Fichte, Comte, Spencer, Darwin, Hegel, Marx,
Berkeley, Bergson, Schelling, Heidegger y Kierkegaard, entre otros.
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incorporan a su idea de la defensa nacional. Idea que cobra mucho sentido cuando
analizamos los contextos históricos de dependencia frente al imperialismo que
plantean las potencias imperialistas y las elites dirigentes a partir de mediados del
siglo XIX. También podemos apreciar claramente cómo es la evolución del Perón
militar al Perón político, y finalmente al Perón estadista.
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afirmar que las influencias europeas fueron despreciables en la génesis ideológica del
peronismo.
Conclusiones
Hemos visto cómo se desarrolla en sus inicios el pensamiento de Perón, el cual
continúa desplegando y afirmando a través de los años y los cambios de coyuntura
internacional hasta su muerte en 1974.
La doctrina peronista buscó ser una tercera opción frente a las alternativas que
proponían las ideologías de los dos grandes bloques a mediados del siglo XX: una
nueva propuesta revolucionaria que rompía con el paradigma materialista posterior a
la Revolución Industrial y que buscaba la armonía o el equilibrio entre los valores
espirituales y el progreso material. Una armonía que se encuentra presente a lo largo
del todo el pensamiento de Perón: la armonía entre lo individual y lo colectivo, entre
la cooperación y la competencia, que solo se puede lograr dentro del concepto de
comunidad organizada.
La visión de Perón no fue un Estado omnipresente, sino uno formado por la
confluencia de las organizaciones intermedias libres para mediar en la puja
distributiva. Un Estado donde el líder no es un jefe o una jefa, sino un conductor o
una conductora. El jefe manda, el conductor persuade. El rol de la conducción fue
fundamental para Perón, ya que –según decía– era necesario superar los caudillismos.
Según él, es la conducción la que crea movimientos y es la organización la que vence
al tiempo. Armonía, organización y conducción son tres conceptos que Perón, tal vez
por su formación militar, considera fundamentales para establecer una nueva ética
política superadora que ofrece una alternativa a las ideologías dominantes de la
postguerra.
Justicia social, independencia económica y soberanía política son las llamadas
“tres banderas” del peronismo y de alguna manera condensan la esencia de la doctrina
que Perón desarrolló a través de su obra escrita y de sus discursos. Bien podríamos
decir que Perón no inventó nada nuevo: su gran mérito fue tomar elementos ya
existentes y darles nuevas formas y nuevos contenidos. A pesar de haber transcurrido
casi medio siglo de su desaparición, aun nos sigue interpelando como comunidad y
como nación.
Bibliografía
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Facundo Di Vincenzo
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de concebir “las cosas del mundo”– liberal, eurocentrista y evolucionista en todas las
provincias.62 Su propuesta era implantar en el país una dirigencia política ilustrada
que garantizaría, a sus ojos, la formación de buenos gobiernos, esto es, gobernantes
que respetaran las leyes de la Constitución republicana y liberal. En estos colegios
nacionales se impartía una serie de materias: latín, gramática, geografía, literatura y,
por supuesto, historia. En esta última materia los contenidos a dictar se fundaban en
la historia narrada por el mismo Mitre (Herrero, 2010). Todas las disciplinas
proponían formar un individuo apto para desempeñarse en todas las actividades de la
vida, sea como ciudadano ilustrado, como gobernante o para cualquier trabajo del
mundo moderno. Ahora bien, bajo esta concepción, propia de Mitre, tiene escaso valor
la enseñanza técnica o industrial, puesto que los colegios nacionales preparan al
individuo para todo tipo de actividades que requiera la sociedad. Además, para Mitre
es fundamental que en cada capital de provincia se instale uno o varios colegios
nacionales con el objeto de lograr orden y progreso. Sin duda el Estado nacional
cumple con esta meta: en 1899 existen 18 colegios nacionales en todo el país, y
algunas provincias contaban con varios de ellos.
Por otro lado, los relatos, como han señalado pensadores, historiadores,
filósofos o teólogos, desde Platón (380 ac) hasta Aníbal Quijano (1988) y Norberto
Galasso (2012), tienen efectos diferentes sobre los seres humanos, y más aún si éstos
no han participado de los acontecimientos que les son narrados. En otras palabras, sin
la posibilidad de la transmisión por vía oral de los sucesos –de padres o madres a hijos
e hijas, de abuelos o abuelas a nietos y nietas– lo escrito y lo aprendido en la escuela,
colegios o universidades se convierten en el único relato de los tiempos pasados.
En el caso de Argentina, entre mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX
se producen las transformaciones sociales más profundas de su historia. Tras la
victoria de Buenos Aires sobre las provincias en la Batalla de Pavón (1861), comenzó
una fase de sistemática aniquilación de gauchos e indios, percibidos por el gobierno
porteño vencedor –y por la narrativa oficial– como el atraso y la amenaza para un
proyecto de Nación. Al mismo tiempo, se motorizaba desde los Hombres del Estado
–presidentes, ministros, funcionarios y profesores de los colegios y universidades
nacionales– el reemplazo de estas poblaciones –gauchos e indios– por inmigrantes
europeos. En síntesis, se cerraba el ciclo, ya que los inmigrantes eran hombres y
mujeres que no habían participado de los tiempos pasados, y tampoco tuvieron la
posibilidad de escuchar –la historia oral– de quienes sí habían participado de las
guerras por la emancipación y las guerras civiles.
El escritor, historiador y político Jorge Abelardo Ramos (1960: 9), en su
prólogo a la segunda edición del El Paso de los Libres (1960) de Arturo Jauretche,
probablemente es quien mejor expresa este problema: “Los poetas de levita
escribieron pausadamente, más tarde, la historia novelesca que les granjeó la fama
buena para ellos y la mala fama para los otros. Esta distribución del prestigio fue una
operación colosal, y ha perdurado en las escuelas por donde pasamos todos. La
tradición oral de la historia no escrita se confinó en el interior patriarcal; pero los hijos
62
En 1863 dependían de las autoridades nacionales sólo dos colegios de segunda enseñanza: el
de Monserrat en Córdoba y el del Uruguay, que pasó a depender de la jurisdicción nacional
cuando se federalizó la provincia de Entre Ríos. Los objetivos y planes de estudio de ambos
colegios respondían a los criterios dominantes: enseñanza prioritaria para el ingreso a la
universidad y régimen de internado. En 1863 se creó el colegio nacional Buenos Aires, en 1864
en Catamarca, Salta, Tucumán, San Juan y Mendoza, y en 1869 en Santiago del Estero, San Luis,
Corrientes y La Rioja (Martínez Paz, 1997: 284).
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Paradoja del tiempo quizás, los letrados de fines del siglo XX e inicios del siglo
XXI, modernos y posmodernos argentinos, sostuvieron lo que decían estos letrados
del siglo XIX. Muchos de ellos no pueden o no quieren aceptar que el pueblo haya
elegido, seguido y luchado junto a líderes populares como Peñaloza, Quiroga o
Varela. Se les hace un nudo en la garganta. Se le paralizan los dedos y parece que no
pueden escribir cuando se cruzan con documentos que hablan sobre la relación que
existía, existe y existirá entre la política y el pueblo, o la masa de trabajadores y
trabajadoras. Siguiendo a Mitre hace más de cien años, traducen en lenguaje liberal
esta relación y hablan de manipulación, caudillismo o populismo. Para ellos, la
política y la democracia pasaban por la ciudadanía. Ahora bien, ¿cómo era esa
ciudadanía? Cuando se habla de los derechos políticos durante el siglo XIX, estos
autores en general se detienen en las elecciones. En realidad, estas elecciones se
realizaban sin la existencia de derechos civiles –libertad de opinión, difusión,
organización y manifestación– ni derechos sociales –derecho a la educación, trabajo,
salario justo, salud, jubilación, libre elección e igualdad, garantizando a todas las
personas un nivel aceptable de bienestar. En consecuencia, esas elecciones, esos
derechos políticos, tenían un alcance muy limitado, estaban vacíos en su contenido,
sirviendo más para justificar a los gobiernos que para representar a sus ciudadanos.
Siglo XX y después…
A pesar de todo, hace menos de cuarenta años la historiografía académica
comenzó a realizar estudios de los llamados “sectores populares”. ¿Cómo fue posible
este giro? Porque tomaron la tradición de estudios populares surgida en Europa –sí,
eso también lo vieron primero en Europa– con los estudios culturales de la escuela de
los Annales de Lefrevbre y Bloch, o de la historia popular en las revueltas y
revoluciones en Gran Bretaña de los ingleses E.P. Thompson, Rodney Hilton y
Christopher Hill, las investigaciones del historiador francés Roland Mousnier, o las
microscópicas búsquedas del italiano Carlo Ginzburg. El resultante fue una buena
cantidad de interesantes exploraciones y estudios surgidos en la década del ochenta.
Hablo de los trabajos de Raúl Fradkin, Samuel Amaral, Carlos Mayo, Raúl Mandrini,
Ricardo Salvatore, de algunos de sus discípulos o autores y autoras que han realizado
buenos trabajos, como el caso de Diego Santilli, Sara Emilia Mata, Gabriel Di Meglio,
Ana Frega, Beatriz Bragoni y Gustavo Paz. Subrayo: estos autores y autoras
argentinas no se reconocen como deudores de la tradición de estudios de los sectores
populares o de los caudillos desarrollados por el revisionismo histórico o por la
izquierda nacional, por mencionar tan sólo algunos estudios que se pasan por alto, en
otras palabras, que habían sido publicados previamente y que todo buen investigador
puede encontrar: están los libros de José Luis Alberto Herrera (1926), José Luis
Busaniche (1927), Fermín Chávez (1957 y 1962), José María Rosa (1964), Roberto
Zalazar (1964), Washington Reyes Abadie (1966), Jorge Abelardo Ramos (1957 y
1973), Norberto Galasso (1975) o Hugo Chumbita (1976), entre tantos otros. Además,
hay que destacar las publicaciones del Instituto Nacional de Investigaciones
Históricas Juan Manuel Rosas, que se dedicó con su revista a diversos temas
relacionados a los líderes populares entre los años 1939 y 2002, más aquellos
historiadores e historiadoras que desde lugares subalternos o espacios académicos
menos posicionados realizaron sustanciosos estudios sobre el siglo XIX, mostrando
otras lecturas sobre los líderes populares, como es el caso de Diego Molinari (1938)
o Alfredo Terzaga (1995).
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El antropólogo alemán Eric Wolf (1987) desarrolla extensamente el tema.
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dejado esa tarea al costado, y con ello ha perdido la historia del pueblo que vivió el
siglo XIX.
Bibliografía
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Miguel E. V. Trotta
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New Deal del gobierno de Roosevelt, pero sus proposiciones van más allá de las
experiencias del naciente keynesianismo de la época. Pensar la planificación
intersectorial de las políticas como convergencia en el desarrollo industrial y una
economía centrada en el mercado interno es propio del Estado Social que Bunge
anticipa, propone y promueve.
Pero no sólo tiene en mira a los trabajadores como sujetos centrales para el
desarrollo industrial desde un punto de vista meramente productivo, sino que además
va a anticipar la necesidad de políticas que garanticen satisfactorias condiciones de
vida para los trabajadores, las trabajadoras y sus familias. Se advierte en ello tanto la
mirada estratégica del crecimiento del número de obreras y obreros necesarios para
consolidar el proceso de industrialización, como una perspectiva humanista que dirige
su mirada a las condiciones de vida, particularmente al problema de la vivienda
popular, consecuencia de la urbanización espontánea y no planificada, los procesos
de producción, los flujos migratorios internos y externos y la pobreza. No llega a este
análisis solamente desde la especulación teórica, sino que su implicación en las
organizaciones de obreros católicos lo tienen como partícipe directo de la situación
social de los obreros en la década del treinta: su objetivo es promover una sociedad
en la que todos los sectores obtengan beneficios de modo equitativo, conforme al
ideario socialcristiano con norte en la idea del Bien Común. En varios números de su
Revista de Economía Argentina desde 1938 a 1943 analiza en detalle la evolución del
déficit habitacional y las estrategias de acceso de los trabajadores y las trabajadoras a
la tierra y a la vivienda. En ello radica la correlación con la posterior política de
desarrollo integral promovida por el gobierno justicialista desde 1946, cuando la
política de desarrollo económico se diseñó e implementó paralelamente a un complejo
conjunto de políticas sociales que significaron una redistribución del ingreso y una
elevación inédita en las condiciones de vida de los trabajadores y las trabajadoras.
En numerosos textos desde 1938 Bunge no sólo advierte sobre el problema de
la tierra y la vivienda como problema social que impacta directamente en la
organización familiar y las condiciones de vida, sino que además enfatiza la
centralidad de dos efectores para su resolución: la cooperativización de los propios
trabajadores y trabajadoras, y la intervención estatal como estrategia fundamental para
enfrentar el problema. En julio de 1939, con motivo de la celebración del primer
Congreso Panamericano de la Vivienda Popular, Bunge revela a modo de síntesis su
particular preocupación: “¿Qué vamos a exhibir los argentinos en el primer Congreso
Internacional de la Vivienda Popular? (…) Yendo hacia poblaciones más grandes,
cuando se tratara de la vivienda urbana, podríamos mostrarles algunos atrayentes
grupos de casas construidas para las familias de sus obreros por fábricas, empresas de
servicios públicos o por algunos gobiernos provinciales o por el municipio. Pero, por
su escaso número en el conjunto de las viviendas modestas no son representativas.
Tampoco lo serían, por la misma razón, las 660 viviendas que en total ha podido
construir la Comisión Nacional de Casas Baratas (no es error de imprenta, no faltan
tres ceros a la derecha, ni siquiera dos ceros, ni uno: seiscientas sesenta en veintitrés
años). La vivienda popular realmente representativa en nuestro país es la vivienda de
una habitación, esos 200.000 o más hogares de una sola pieza, en cada una de las
cuales viven y a veces también trabajan los padres y todos sus hijos, cualquiera sea su
número, sexo, edad y enfermedades; algunas veces dos familias en una de ellas. Esas
piezas que dan al patio de una casa antigua ensombrecida por un edificio gigante al
lado. Esa y no otra es la vivienda popular urbana en las grandes ciudades argentinas”
(Bunge, 1939: 198).
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Conclusiones
El examen de estos aspectos conduce a ciertos interrogantes que aún poseen
actualidad. ¿Es posible reconciliar desarrollo industrial y políticas sociales, en el
marco de la cuarta revolución industrial? ¿Cuál es la centralidad que adquiere en este
contexto la política económica dirigida hacia el pueblo? Notoriamente hasta en los
apartados puramente macroeconómicos, existe en Bunge una permanente mirada en
una economía antropocéntrica enfocada en el bienestar del pueblo, como cuando
plantea anticipadamente la necesidad de un desarrollo industrial regional desde la
Unión Aduanera del Sud (Bunge, 1930: 41). Para Bunge, no existe desarrollo
económico sin bienestar de la sociedad. Cuando el justicialismo desarrolle en sus
planificaciones integrales la intersectorialidad entre política económica y políticas
sociales –éstas entendidas como constitutivas de las primeras– concretará las ideas de
transformación que habían surgido en este debate previo.
Las tensiones presentes en ese contexto continúan vigentes. Su reflexión acerca
de una economía que contiene al ser humano como centro suponía una superación a
una economía liberal ortodoxa de esa época, en la que el mercado como entidad
autorregulada prescindía de la consideración de las consecuencias sociales que
objetivamente esa economía producía. “Una economía nacional es el resultado
histórico de un conjunto de hechos, factores y fuerzas que se producen y actúan en
una nación, tales como el territorio, su población, la acción de sus gobiernos, la acción
individual creadora, la vida internacional, la orientación de los intereses corporativos
y la influencia del pensamiento constructor y de los ideales de su pueblo” (Bunge,
1930: 7). Los procesos de transformación de un orden pueden rastrearse en las ideas
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de sus pioneros, quienes, formando parte de sus pueblos, perciben que esos procesos
se encuentran en el orden anterior y los impulsan: anticipando, lidiando con lo que
domina y abriéndose paso en los proyectos que devienen de modo irrefrenable, como
la historia misma.
Bibliografía
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El Ministerio de Educación
Respecto al Ministerio de Educación –luego de “Cultura y Educación”– se
puede afirmar que fue una de las carteras netamente civiles de la dictadura, tanto en
lo relativo a la procedencia de los niveles superiores del personal como a la de los
ministros. La heterogeneidad en el reclutamiento fue el rasgo fundamental del área
durante este período. Por un lado, fueron seleccionados ministros especializados, con
experiencia en altos cargos en gestión universitaria –como decanos o rectores– o en
carteras educativas provinciales o nacionales –como subsecretarios o secretarios– y
por otro se incorporaron individuos que no pertenecían al “mundo educativo”, sino al
área técnica o económica (Canelo, 2016: 68). Sumado a esto, también dentro de la
política educativa se observaban las distintas disputas por el poder y las fracciones en
la cúpula militar anteriormente expuestas, debido mayormente a esta heterogeneidad
presente en sus integrantes. Entonces, el ámbito educativo no era un todo coherente y
homogéneo. Debido a esto, presentó una amplia variedad de medidas ensayadas en
distintos momentos que fue cuestionada dentro del mismo ámbito militar, lo cual
dificultó sus implementaciones. Las tensiones presentes hicieron que el Ministerio de
Cultura y Educación fuera uno de los más inestables de todo el “Proceso”. La opinión
pública de aquellos años tendió a calificarlo como “el área de las incertidumbres”,
debido a la falta de definiciones que se observaban dentro suyo y a las constantes
disputas entre sus miembros (La Nación, 28-3-1979: 8).
Los funcionarios que ocuparon de facto los cargos dentro del Ministerio de
Cultura y Educación fueron: Ricardo Pedro Bruera, desde marzo de 1976 hasta mayo
de 1977; Albano Harguindeguy, entre mayo y junio de 1977, y entre agosto y
noviembre de 1978; Juan José Catalán, desde junio de 1977 hasta agosto de 1978;
Juan Rafael Llerena Amadeo, desde noviembre de 1978 hasta marzo de 1981; Carlos
A. Burundarena, desde marzo hasta diciembre de 1981; y Cayetano Licciardo, desde
diciembre de 1981 hasta diciembre de 1983 (Rodríguez, 2015: 65). El grupo de
funcionarios dentro del ámbito educativo se caracterizó por ser partidario del
nacionalismo: tanto Llerena Amadeo como Licciardo, Burundarena y Catalán
pertenecían a redes católicas, a grupos conservadores o nacionalistas. Las medidas
que intentaron implementar fueron acordes a su ideología, pero se vieron
obstaculizadas por la fracción liberal presente dentro de la cúpula militar.
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“La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) fue el nombre que tuvo la estrategia represiva
elaborada por los Estados Unidos en el marco de la denominada Guerra Fría. La misma estaba
fundamentada en el concepto de ‘guerra interna’ como respuesta al peligro de la ‘invasión’
comunista. En ese sentido se consideraba que, debido a la expansión soviética, la defensa nacional
ya no podía ejercerse sólo a partir de los parámetros de una guerra clásica (territorial y de fronteras
en el plano militar) sino que la defensa de la ‘civilización occidental y cristiana’ ante la ‘amenaza
marxista’ exigía dar la batalla en todos los frentes: en el ámbito de la cultura, la educación, la
economía, la política y la sociedad en su conjunto. En Argentina, siguiendo esta línea, el gobierno
militar buscó convencer a la población de que la irrupción de las Fuerzas Armadas implicaba la
drástica opción entre el caos o el orden, ya que estábamos en guerra contra ‘el enemigo interno’,
contra el marxismo apátrida” (Duhalde, 1983).
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Formación Cívica había sido impuesta como asignatura través del decreto nacional 1259 el 8
de julio de 1976, para reemplazar a la materia Estudio de la Realidad Social Argentina (ERSA),
introducida por el gobierno peronista de 1973 en reemplazo de Educación Democrática.
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Sin embargo, las protestas que llevaron a cabo fueron desoídas por el Ministerio de
Educación de la Nación (Alonso, 2007: 112).
Por otro lado, los liberales no coincidieron con las ideas que se intentaba
inculcar desde la asignatura señalada. Se oponían a la conformación de un sujeto
ascético y tradicionalmente moral, como proponían los nacionalistas, y afirmaban, por
el contrario, la concepción de un sujeto individualista, “dinámico”, pensándolo en
función de la economía, pretendiendo que concibiera al mercado como el mejor rector
social, y que considerara al consumo, a la especulación y a la acumulación de riqueza
y su disfrute como rectores de su conducta. No se centraban en la “restauración de
valores perdidos”, sino en la necesidad de poner a tono al sistema educativo con los
requerimientos de la época y en dar respuesta a las profundas transformaciones
científicas y tecnológicas. Por eso, el orden no se presentaba como un fin en sí mismo,
sino como una condición necesaria para el despliegue de estas propuestas. La cuestión
educativa era concebida en términos modernizadores y racionalizadores (Pineau y
Mariño, 2006: 75). Por ende, al exponer las ideas principales de esta facción se
entiende que su línea de pensamiento no coincidía con los objetivos ni con los
contenidos que planteaban los nacionalistas desde la materia Formación Moral y
Cívica.
Defendiendo su postura, los liberales evidenciaron su opinión en el periódico
La Nación. Dicho diario reflejaba las principales ideas de este sector, quienes eran
representantes de las viejas clases dominantes agrarias diversificadas en actividades
industriales, comerciales y financieras, y conservaban un importante peso ideológico,
como también un gran prestigio social. Además, en 1976, este matutino, junto al diario
Clarín y La Razón, realizaron la “compra” de una fracción de las acciones de Papel
Prensa SA, por lo cual dichos periódicos comenzaron a compartir el manejo de la
empresa con el Estado. Por ende, había una estrecha vinculación entre un sector de la
facción militar del gobierno y el matutino. Así podía entenderse la postura que
mantenía La Nación respecto a las medidas liberales económicas propuestas durante
el gobierno militar, las cuales apoyaba y estimulaba (Sidicaro, 1993: 399), mientras
expresaba su completa disconformidad respecto a la incorporación de la materia
Formación Cívica y Moral en la currícula escolar.
No era la primera vez que podían leerse en las columnas de dicho diario
expresiones de desacuerdo respecto a las medidas tomadas dentro del Ministerio de
Educación. Desde el inicio del “Proceso”, con cierta frecuencia La Nación reprochaba
a los gobernantes de facto una notoria incompetencia para mejorar el funcionamiento
de los distintos sistemas educacionales. Siguiendo su corriente de pensamiento,
resaltaban el rol de la educación en el nuevo ordenamiento de la sociedad (Sidicaro,
1993: 431). Y en esa línea, el matutino presentó su postura respecto a la
implementación de la materia en cuestión, la cual tenía objetivos contrarios a la
ideología sostenida por los liberales. Podía leerse en una de sus columnas que no
respetaba el pluralismo religioso de la sociedad argentina, encubría la educación
católica dentro de las escuelas e iba en contra de la ley 1420, la cual garantizaba el
carácter laico de la enseñanza pública. En una nota de opinión de La Nación se
expresaba que la religión católica en la Argentina no era “ni la de todos los habitantes
ni era la correspondiente a una concepción pluralista de la vida nacional”. Por ende,
entendiendo que los contenidos de esta materia se entrelazaban plenamente con la
religión católica, no avalaban su enseñanza en las escuelas laicas. Así, embestían
específicamente respecto a esta cuestión: “Con referencia al tema ‘El hombre y sus
realizaciones políticas’, en primero y segundo año; o ‘El hombre y sus realizaciones
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y Cívica residía en que sus programas “no imponen religión alguna, pero exponen con
valentía –y ése es su gran mérito– los principios rectores de la Doctrina Católica, que,
insistimos, son los principios del Orden Natural”. Declaraba, además, respecto de los
grupos que se postulaban en contra de la materia: “Por eso y ante todo es conveniente
aclarar que no se debe ver en la oposición a la ‘Formación Moral y Cívica’ una simple
actitud crítica o de discordancia. Es la reacción programada del enemigo contra
cualquier intento de cristianizar la sociedad; trata de una verdadera campaña en
resguardo del sistema que preserva la subversión y el caos cultural” (Cabildo, 26,
agosto 1979: 24). De esta manera, los nacionalistas defendían su postura y seguían
apoyando la implementación de los contenidos de la asignatura en debate, negando el
carácter religioso de su enseñanza, aunque, tal como expresan las citas, sostenían que
la religión católica era la que correspondía al orden natural de la sociedad. Apuntaban
también contra los grupos que se oponían a ella, acusándolos de enemigos. Mantenían
la idea de que la Argentina era católica desde sus orígenes, que prácticamente la
totalidad de los argentinos pertenecían a esta religión, y que la ley 1420 de educación
común, laica, gratuita y obligatoria desconocía los deseos de dicha mayoría. Incluso,
desde esa revista se evidenciaba un claro apoyo al mandato de Llerena Amadeo, al
cual avalaban por su actuación dentro del Ministerio y culpaban al “Proceso” por las
limitaciones impuestas sobre él (Cabildo, 41, marzo 1981: 24).
De todas formas, a pesar de defender públicamente la asignatura y de negar su
carácter religioso, los nacionalistas católicos debieron hacer caso a estas críticas
públicas, por lo cual el ministro Llerena Amadeo debió revisar los contenidos de la
materia y modificar algunos de ellos. Sin embargo, como hemos anticipado en la
introducción, la asignatura “Formación Moral y Cívica” siguió manteniendo un tinte
católico, más allá de esas reformas (Kaufmann y Doval, 2006; Alonso, 2007).
Reflexiones finales
En este artículo se observó la falta de homogeneidad a la hora de llevar a cabo
las decisiones tomadas dentro del grupo militar, en este caso en el ámbito educativo,
y cómo el hecho de que hubiese dos grupos diferenciados, liberales y nacionalistas,
perjudicó la implementación de determinadas medidas. El Ministerio de Educación
fue visto como el más inestable a la hora de poner en acción las decisiones que sus
ministros pretendían llevar a cabo, consecuencia de la división presente en él. En este
caso, hemos observado cómo la disposición del ministro Llerena Amadeo de
incorporar la materia Formación Cívica y Moral fue plenamente repudiada y
cuestionada por el sector liberal, demostrando esa disputa las diferentes concepciones
que esta fracción y la nacionalista poseían respecto a determinados temas. El intento
de incorporar esta materia en la currícula escolar generó grandes repercusiones en el
ámbito liberal, las cuales se evidenciaron en el periódico La Nación, y tomaron tales
dimensiones que llevaron a los sectores nacionalistas a defender públicamente los
contenidos de la asignatura, reverlos y modificarlos en parte. La Iglesia, por su parte,
encontró apoyo solo en un grupo del poder, los nacionalistas, y esta fue una de las
razones por la cual no logró obtener el control total de la educación. Los nacionalistas
encontraron amplia cantidad de obstáculos a la hora de llevar a cabo sus ideas ya que
debieron explicar y defenderlas en distintos medios frente al sector liberal presente
dentro del Ejército. Esto evidenciaba fricciones y conflictos dentro del poder, y fuertes
divisiones dentro de la cúpula militar, las cuales impedían al poder militar funcionar
como un todo homogéneo.
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Bibliografía
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Jorge Majfud
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familiar del presidente James Polk, tendrá una larga carrera política y morirá en un
asilo para enfermos mentales. Entre sus contribuciones que lo sobrevivirán por mucho
tiempo, se cuenta el haber logrado poner final a la convivencia civilizada entre
católicos y protestantes en Pensilvania; haber identificado a cierto grupo de
inmigrantes europeos como nativos del continente americano; y demostrado que la
retórica xenófoba es una poderosa arma política para unir una sociedad dividida por
el fanatismo de sus colores y de sus clases sociales.
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EL PERONISMO DE LA REVUELTA
Daniel Arzadun
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Disponible en www.youtube.com/watch?v=mbPoEN6Jw6o.
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EL POSMOPROGRESISMO Y SU IDEA DE
UN PERONISMO SIN SINDICATOS
Facundo Di Vincenzo
“Una casa sin cortinas” (2021) de Julián Troksberg, un documental sobre Isabel
con pocos documentos.
Sobre estos tiempos –postmoprogresistas– que corren, el filósofo y pensador
nacional Alberto Buela (1998: 10) dijo: “Se puede vivir como el hombre light que
sólo busca ‘estar al día’ y no saber; no tener opiniones chocantes, siendo siempre
encantador; someterse al mercado de divisas y al internet. O de lo contrario, se puede
vivir como el hombre iniciático, haciéndose el sabio, parodiando un saber que no se
posee. Oscureciendo las aguas para que parezcan más profundas, como le gustaba
decir a Nietzsche”. En el caso del documental Una casa sin cortinas observo que
cumple con varios elementos de la caracterización desarrollada por este filósofo
nacional.
En primer lugar, el director que aparece narrando o preguntando a los
entrevistados bien podría ser un prototipo del “hombre light” del que habla Alberto
Buela. Podría ser noruego o polaco, ¿qué importa? A lo largo del documental se
desliza como un ser desapegado de su suelo, historia o memoria, y lo que es peor, de
una tradición profunda y de larga data: hablo de los documentales sobre temas
históricos en la Argentina –Raimundo Gleizer, Pino Solanas, Leonardo Favio. El
prototipo del hombre light no busca certezas ni se preocupa por consultar a quienes
han estudiado (Carri, 1967; Cabo y Roa, 1971; Palacio, 1979; Torre, 1983; Baschetti,
1997; James, 2006; Galasso y Ferraresi, 2018; Duzdevich, Raffoul y Beltramini, 2015;
Mazzieri, 2020) un periodo que, evidentemente, él no ha estudiado. En consecuencia,
sólo siembra dudas, atiende inquietudes, en pocas palabras: en lo único que parece
enfocarse es en vaciar de contenido político al personaje central del documental,
María Estela Martínez de Perón, comúnmente llamada Isabel. Justamente, en este caso
llegamos a un segundo elemento, el relacionado con “oscurecer las aguas para que
parezcan más profundas”. En resumen, en el documental no se alude a la historia de
Isabel o, más bien, a partir de una serie de testimonios de corte tendenciosos se arriba
a una idea ya instalada sobre Isabel desde 1976 hasta nuestros días. Repasemos.
María Estela Martínez de Perón asumió la Presidencia tras la muerte de Perón
–ella era la vicepresidenta elegida por el líder justicialista–, desempeñándose en el
cargo desde el primer día de julio de 1974 hasta el golpe cívico militar que la derrocó
el 24 de marzo de 1976. No sólo fue la primera mujer que había llegado a la
Presidencia en Argentina en más de 166 años de historia, sino que se convirtió en la
persona que luego de ocupar el cargo ejecutivo estuvo mayor tiempo detenida en
nuestro país: más de cinco años. Mientras estuvo detenida por la dictadura militar
comenzó una embestida desde los medios hegemónicos de comunicación –Clarín, La
Nación, la televisión abierta– que intentó asociar la vida de Isabel con el oscurantismo,
la falta de cualidades políticas y una dudosa reputación asociada a la vida nocturna.
Con la vuelta de la democracia la difamación no cesó, el liberalismo de izquierda –
Página 12–, de derecha –La Nación– y de centro –Clarín– se encargó de repasar las
caracterizaciones elaboradas sobre Isabel durante la dictadura, en una operación
meticulosa que buscaba correr del escenario político a la columna vertebral de
movimiento peronista: los sindicatos.
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La democracia que volvió en 1983 no tenía nada que ver con aquella
democracia de 1946 a 1955, y tampoco con la democracia de 1973-1976. Como bien
señala el historiador y filósofo nacional Héctor Muzzopappa (2015): “La ‘vuelta de la
democracia’ de 1983 fue jubilosamente acogida debido a la finalización de uno de los
períodos más oprobiosos de la historia argentina. El contraste con el período anterior
fue más que sensible. La opresión ejercida por la dictadura militar retrotrajo el espíritu
de los argentinos a la valoración de sus derechos elementales, como el de la vida; de
allí el desarrollo del movimiento de los derechos humanos. Fue como arrancar desde
cero. Sin embargo, ese punto de partida fue más que eso, fue un cambio de sentido,
puesto que señalaba el imperativo de recorrer nuevamente instancias ya superadas
históricamente. Y en eso consistió la democracia de Alfonsín, en volver a la
experiencia de un modelo de Estado ya superado. La casi totalidad del espectro de la
corporación de la clerecía académica, para no decir la totalidad, adhirió a ese concepto
de la democracia elaborado por el ‘cientismo’ social. (…) Instaurado un acrítico
concepto de democracia que remitía a un modelo obsoleto y antipopular,
descalificadas las fuerzas sociales, particularmente el sindicalismo por corporativista,
con la ‘vuelta a la democracia’ se instituyó también un consenso ideológico sobre el
cual se realizarían las reformas neoliberales de los 90 que eclosionarían en el 2001, y
que no fueron sino el intento de liquidación final del Estado Social”.
En este punto deberíamos formularnos otras preguntas: ¿por qué fue
bastardeada Isabel? ¿A quién representaba y por qué afectaba tanto esa
representación? ¿Qué representaba Isabel para la casta militar de los años 1976-1983
y que representa para la casta política de los años 1983-2021? Durante el exilio de
Perón en España –y aquí sí inevitablemente Julián Troksberg se ve obligado a
mostrarlo– Isabel Perón jugó un rol fundamental para delinear las estrategias del
movimiento de los trabajadores y las trabajadoras peronistas que resistían como
podían en aquellos tormentosos años 60 y 70. Isabel viajó a la Argentina llevando las
directivas del líder justicialista. El documental no repara en profundidad estas
acciones de Isabel, en donde, gracias al contacto con diferentes referentes del
sindicalismo peronista, el movimiento cobró un nuevo impulso en los momentos en
donde surgía otro sindicalismo: el sindicalismo “sin Perón”. Juan Domingo Perón,
como bien demuestra el principal biógrafo de Isabel, Diego Mazzieri, le encargó una
tarea imprescindible en momentos extremadamente peligrosos. De allí que Isabel
represente la línea histórica del justicialismo, aquella que liga al líder con el
movimiento obrero organizado en sindicatos. Probablemente de allí que la izquierda
juvenil y filomarxista que se acercó al movimiento peronista en aquellos años la
recuerde con desagrado y hasta repugnancia. Isabel representaba un peronismo que
aquellos grupos no vivieron ni entendieron. Algo que se puede observar en el
documental con los testimonios de Nilda Garré, Juan Manuel Abal Medina y Dante
Gullo, ya que todos ellos se enfilan en un desprecio con pocos argumentos. Lo mismo
ocurre con los representantes de la casta política de la vuelta de la democracia
entrevistados durante la película: Carlos Corach y Carlos Ruckauf.
Otra falencia que encuentro, y esta ya es grave, es que no se revisa en el
documental las acciones tomadas durante el gobierno de Isabel. Tras el fallecimiento
del líder justicialista y en un contexto latinoamericano marcado por una embestida
norteamericana que promovía golpes militares con generales formados por los
anglosajones en la Escuela de las Américas –Brasil, 1964; Bolivia, 1971; Chile, 1973;
Uruguay, 1973– durante su gobierno, como afirma Mazzieri, el índice de pobreza
promedio osciló entre el 2% y el 4,4%. Con pleno empleo, no se contrajo un solo
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EL SOMBRERO ROJO
Marcelo Colussi
Un martes por la tarde en aquel lejano 1940 llegó al pueblo. Hacía mucho calor,
y el polvo del camino se le había pegado al cuerpo con la transpiración.
Buscó algún hotel con la esperanza de poder darse una ducha y refrescarse un
poco. El calor y la suciedad lo tenían desesperado. Pero después de dos búsquedas
infructuosas, en el tercer hotel que visitó y donde sí encontró habitación, no había
agua.
Se resignó: seguiría sucio. Al menos, ya tenía dónde pasar la noche. En
compensación, tomaría algo fresco. Fue al bar contiguo a la pensión y pidió cerveza
bien helada. Para aumentar su disgusto le dijeron que desde un día atrás estaba cortada
la energía eléctrica, y que en todo caso podían ofrecerle cerveza a temperatura
ambiente con cubitos de hielo. Le pareció espantoso, pero no habiendo otra cosa,
aceptó.
La llegada al pequeño pueblo no había sido muy triunfal precisamente. No
esperaba un recibimiento apoteósico, por cierto. Pero sí algo más de gratificaciones.
Sucio, empapado de sudor y polvoso, tomando cerveza tibia enfriada con trocitos de
hielo –parecía orín, pensó– y molesto por la falta de electricidad, ese día prefirió
acostarse lo más pronto posible. Mañana quizá las cosas irían mejor.
El miércoles despertó con energía. Como siempre, alegre ante cualquier
adversidad, su proverbial esperanza volvía a renacer. Pensó cómo haría la campaña
publicitaria.
Megáfono en mano, a bordo de su destartalado Ford modelo 28 y siempre con
su infaltable sombrerito rojo, comenzó a rodar por las polvorientas calles anunciando
el evento.
“¡Este domingo, después de misa de diez, en la plaza central del pueblo, no se
pierda la espectacular presentación del Gran Dioso!”.
Lo llamativo del anuncio concitó la atención. Los rumores comenzaron a
propalarse.
Esa tarde, de un calor insoportable y sol rajante, después de la siesta volvió a
salir con su vehículo redoblando la invitación. “¡No se lo pierda: este domingo,
después de misa de diez, extraordinaria presentación del nunca visto Gran Dioso!”.
Nadie sabía exactamente de qué se trataba. Lo curioso del nombre atraía tanto
como lo insólito de la oferta: ¿qué sería lo que haría este tipo?
Una vez más, el jueves por la mañana salió a anunciar la función. Los corrillos
en el pueblo no paraban. Lo habían bautizado “El del sombrerito rojo”, porque eso era
lo más llamativo de su figura. En realidad, no tenía nada de particular, de grandioso,
más allá del provocativo nombre. Gordito, de baja estatura, cara inexpresiva y piernas
arqueadas, su aspecto no era muy atlético. No tenía nada que llamara la atención como
personaje de circo. En todo caso, parecía más un viajante llegado al pueblo a ofrecer
productos cosméticos, o ropa, o quizá medicinas. Fuera de su particular sombrero,
nada en él provocaba asombro.
Aunque sí lo provocaba lo que venía anunciando.
Tanto asombro provocaba que ese mismo jueves, al mediodía, fue visitado por
el alcalde y el jefe de policía, junto a dos agentes, en el restaurante donde se había
sentado a almorzar. La conversación fue amable, aunque para las autoridades del
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lustrados, con su inexpresiva cara recién afeitada se dirigió con parsimonia hacia la
silla que le estaba reservada. El silencio se hizo sepulcral. Todas las miradas estaban
concentradas en su persona.
Sin mediar palabra, encendió la punta de la mecha; la llama comenzó a correr
hacia el cañón. La multitud contenía la respiración. Hasta el viento y los pájaros
parecían haberse puesto de acuerdo en no hacer ningún ruido. Todo era una tensa
espera.
La llama avanzó sobre la mecha, y en pocos segundos la misma se consumió
por completo. De pronto, se produjo una gran explosión. ¡Bum! Y un denso humo
cubrió la escena… Nadie pronunció una palabra…. Hasta que algún niño, ya aburrido,
comenzó a marcharse, seguramente por no entender lo que estaba pasando.
Del Gran Dioso nadie vio nunca ni una uña. El sombrero rojo ahora lo usa, a
veces, el hijo del alcalde, en general los días festivos. Eso fue lo único que se encontró.
El Fordcito y el cañón fueron a parar a un depósito municipal, y allí siguen oxidándose
a la intemperie.
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Ana Gómez
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del desempleo
emparche chapas
despeje incertidumbres
engrase el engranaje
del conjunto
traiga saberes
que vienen de otros tiempos
baje a los pozos
de agua
más profundos
resista poema
de los nuestros
póngase en el costado
nunca al centro
vuélquese todo entero
a una esperanza
levante la mirada
apunte lejos
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