El Lobo y La Cabra

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EL LOBO Y LA CABRA

Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como


no podía llegar a donde estaba ella le dijo: —Oye amiga, mejor baja pues te
puedes caer. Además, este prado donde estoy, está verde y crecido. —Pero la
cabra le dijo: —Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo,
siendo yo tu plato.

Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaños.

EL CABALLO Y EL ASNO

Un hombre tenía un caballo y un asno. Un día que ambos iban camino a la


ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo: — Toma una parte de
mi carga si te interesa mi vida. El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el
asno cayó víctima de la fatiga y murió allí mismo. Entonces el dueño echó toda
la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando
dijo: —¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero
fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!

Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente
te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando
a ti mismo

EL ASNO Y LA PERRITA FALDERA

Un granjero fue un día a sus establos a revisar sus bestias de carga: entre
ellas se encontraba su asno favorito, el cual siempre estaba bien alimentado y
era quien cargaba a su amo. Junto con el granjero venía también su perrita
faldera, la cual bailaba a su alrededor, lamía su mano y saltaba alegremente lo
mejor que podía. El granjero revisó su bolso y dio a su perrita un delicioso
bocado, y se sentó a dar órdenes a sus empleados. La perrita entonces saltó al
regazo de su amo y se quedó ahí, parpadeando sus ojos mientras el amo le
acariciaba sus orejas. El asno celoso de ver aquello, se soltó de su jáquima y
comenzó a pararse en dos patas tratando de imitar el baile de la perrita. El
amo no podía aguantar la risa, y el asno arrimándose a él, puso sus patas
sobre los hombros del granjero intentando subirse a su regazo. Los empleados
del granjero corrieron inmediata—mente con palos y horcas, enseñándole al
asno que las toscas actuaciones no son cosa de broma. No nos dejemos llevar
del mal consejo que siempre dan los injustificados celos. Sepamos apreciar los
valores de los demás.

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