Las Ficciones de La Razón, o El Kantismo Como Ficcionalismo
Las Ficciones de La Razón, o El Kantismo Como Ficcionalismo
Las Ficciones de La Razón, o El Kantismo Como Ficcionalismo
26
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
27
Leonel Ribeiro dos Santos
presenta a Lange como “el punto más alto de los llamados neokantianos” (Spitze
der sogenannten Neukantianer), los cuales, según dice, “deben buscarse tanto
entre los filósofos profesionales como entre los investigadores de la naturaleza”
(die sowohl unter den Philosophen von Profession, als besonders unter den Naturforschern
zu suchen sind).5 En otro momento de ese ensayo, el mismo Lange es presenta-
do como “jefe de los jóvenes kantianos” (Haupt der Jungkantianer).6 Y, una
decena de páginas más adelante, declara que el futuro de la filosofía en Alema-
nia pertenece a estos “jóvenes kantianos” (Jungkantianer), entre los cuales cuenta,
además de Lange, a Otto Liebmann, Hermann Cohen y otros menos conoci-
dos. Para Vaihinger, las expresiones “Neukantianer” o “Jungkantianer” tie-
nen un sentido amplio (como veremos más adelante, ¡también incluye en ellas
a Nietzsche!), aunque no designan todavía una escuela o tendencia de pensa-
miento determinada, sino antes un grupo muy variado de pensadores, los
cuales, a pesar de sus diferencias de formación y sin abandonar sus propios
programas filosóficos, se empeñaban en llevarlos a cabo en un diálogo directo
con la filosofía de Kant. Lo que los unía era la consigna, formulada por Otto
Liebmann en 1865, en su obra Kant und die Epigonen: “Zurück zu Kant” (Re-
greso a Kant).7 Kant les servía de estímulo para pensar más radicalmente los
problemas que la filosofía y la ciencia del tiempo planteaban. Pero, enseguida,
ese regreso a Kant significó también una mayor atención al texto kantiano, de
nuevo leído y comentado intensa y extensamente, y una mayor atención tam-
bién a las tesis kantianas, que son ahora objeto de una renovada hermenéutica
en el esfuerzo por escapar al espíritu de la filosofía crítica y por reconstruir su
coherencia sistemática. El regreso a Kant permitiría aún el descubrimiento (o
redescubrimiento) de aspectos de la filosofía kantiana que no habían sido cul-
tivados por las interpretaciones de los pensadores idealistas y, trayendo así a la
luz nuevas dimensiones del kantismo, revelaba también un Kant diferente.
Pero podía revelar igualmente las limitaciones de la filosofía kantiana, propo-
niendo a los nuevos hermeneutas y pensadores la tarea de llevar más lejos
todavía, y de forma más consecuente, el programa iniciado por el autor de la
Crítica de la Razón Pura.
Es esta actitud de pensamiento que encontramos en Vaihinger. Su contri-
bución para el regreso al kantismo y para la renovación de los estudios kantianos
fue decisiva a varios niveles. En primer lugar, como minucioso comentador de
28
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
29
Leonel Ribeiro dos Santos
30
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
31
Leonel Ribeiro dos Santos
32
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
33
Leonel Ribeiro dos Santos
34
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
35
Leonel Ribeiro dos Santos
que ahora evoca colocando las ideas de la razón del lado de los segundos. Con
eso, las ideas (cosmológica, psicológica y teológica: Mundo, Alma/Yo, Dios),
no son reducidas a la condición de “meros entes de razón vacíos” (bloss leere
Gedankendinge, entia rationis ratiocinantis), sino que son reconocidas como “entia
rationis ratiocinatae”, como “conceptos heurísticos” para buscar la constitu-
ción y ligación de los objetos de la experiencia en general en una unidad
sistemática —no, sin embargo, como conceptos ostensivos que digan cómo es
constituido un objeto. Kant explica entonces cómo se puede hacer un uso
legítimo de las ideas bajo el modo del “como si”. A pesar de que no puedan
hacer referencia a ningún objeto que les corresponda ni determinarlo, plan-
tean todavía “como presupuesto tal objeto en la idea” (unter Voraussetzung eines
solchen Gegenstandes in der Idee), y ese objeto trascendental, así presupuesto, es
como el esquema de un principio regulativo que, con todo, sólo sirve para el
uso empírico de la razón, permitiendo la dilatación del conocimiento de la
experiencia, no garantizando, sin embargo, ningún conocimiento de aquel
objeto mismo en cuanto tal.
A continuación Kant explica ese funcionamiento del uso “como si” de las
ideas de la razón (Alma, Mundo, Dios) tomadas como conceptos heurísticos, o
como principios de la unidad sistemática de los fenómenos dados en la expe-
riencia psicológica o cosmológica. Sigamos la exposición propuesta por el filó-
sofo: “Tomando las ideas como principios, en primer lugar vamos a relacionar
(en la psicología) todos los fenómenos, todos los actos y toda la receptividad de
nuestro espíritu al hilo conductor de la experiencia interna, como si esta fuese
una sustancia simple que existe con identidad personal... En segundo lugar
(en la cosmología), tenemos que buscar las condiciones de los fenómenos na-
turales, internos y externos, en una investigación de nunca acabar, como si [als
ob] fuese infinita en sí y sin un término primero o supremo... En fin, en tercer
lugar (en relación a la teología), debemos considerar todo lo que pueda perte-
necer alguna vez al conjunto de la experiencia posible, como si [als ob] esta
constituyese una unidad absoluta, a pesar de ser totalmente dependiente y
siempre condicionada por los límites del mundo sensible, e incluso, simultá-
neamente, como si [als ob] el conjunto de todos los fenómenos (el propio
mundo sensible) tuviese, fuera de su esfera, un fundamento supremo único y
omnisuficiente, o sea, una razón originaria, creadora y autónoma, relativa-
36
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
37
Leonel Ribeiro dos Santos
tica y relativa, una verdad que es sólo correcta en relación al que la profiere y
al fin que persigue, y cuyo contenido, por consiguiente, sólo con cautela y
prevención puede ser llamado “verdadero”.32 La ficción tiene apenas una uti-
lidad práctica, al paso que la hipótesis tiene una utilidad teorética. Una hipó-
tesis debe ser verificable. La ficción, por el contrario, no puede ser verificable
ni confirmada por la experiencia, pero puede justificarse por el servicio que
presta, no sólo a los intereses prácticos humanos sino también a la práctica de
la investigación científica.33
Sea cual fuere el valor de este esclarecimiento, a lo largo de la obra, su
propio autor no la respeta, aplicando el término ficción indistintamente a
todo tipo de representaciones, sean las de las ciencias, sean las de la filosofía o
las de la religión. Tal generalización y nivelación se extienden también a los
tópicos para los cuales Kant desarrollara —y por veces instituyera— un len-
guaje específico (intuiciones, categorías, ideas, postulados, esquemas, símbo-
los), o procediera a distinciones estratégicas y metodológicas (mundo sensible
/ mundo inteligible, fenómeno / noúmeno, constitutivo / regulativo, determi-
nante / reflexionante). Para Vaihinger, todo eso está incluido en el “como si” y
cae bajo su generosísima noción de ficción, juntamente con los presupuestos
de la moralidad (reino de los fines, dignidad de la humanidad, libertad), las
nociones de la filosofía kantiana del derecho y de la política, los tópicos de la
filosofía kantiana de la religión. Pero Vaihinger nunca se detiene para intentar
entender la diversa intencionalidad de esos conceptos, los diferentes planos en
los que funcionan, la legitimación que los califica en esa función específica.
A pesar de que así es tendencialmente reducida al modo de pensar del
“como si” e interpretada como un ficcionalismo generalizado, la filosofía
kantiana no es completamente desvalorizada. Por el contrario, según Vaihinger,
representa el punto máximo que alcanzó el pensamiento humano en su máxi-
ma pureza: la conciencia de que vive de ficciones de las que se sabe el autor.
Veamos, en este sentido, este pasaje en que Vaihinger comenta el trecho de la
Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, donde se habla de la “digni-
dad de la humanidad como una simple idea”. El texto de Kant es el siguiente:
“En esto reside precisamente la paradoja: en que la simple dignidad de la
humanidad, en tanto naturaleza racional, sin otro fin ni ventaja a alcanzar por
medio de ella, por consiguiente, el respeto por una mera idea, deba servir de
prescripción imprescindible de la voluntad, y en que precisamente en esta
38
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
Y ya que estamos a estas alturas de aire enrarecido, donde habitan sólo aque-
llos espíritus fuertes a quienes también se dirige el Zaratustra nietzscheano,
pasaré a otro aspecto que la hermenéutica vaihingeriana del “als ob” kantiano
proporcionó: el reconocimiento de una genealogía kantiana del programa fi-
losófico de Nietzsche.
En apéndice a la edición de la obra que estamos comentando, Vaihinger
incluye un ensayo sobre Nietzsche, titulado “Nietzsche y su doctrina de la
ilusión conscientemente querida” (“La Voluntad de Ilusión”). No era la pri-
mera vez que Vaihinger se ocupaba de la filosofía de Nietzsche. Ya había
publicado un volumen, dos años después de la muerte del filósofo, leyéndolo
entonces precisamente “en cuanto filósofo” (Nietzsche als Philosoph, 1902). Como
él mismo confiesa, en el Prefacio a Die Philosophie des Als Ob, su descubrimien-
to del Nietzsche filósofo no fue precoz: “Cuando, al final de los años 90, leí a
Nietzsche, relativamente al cual hasta entonces me mantuviera distante [...]
reconocí con alegre admiración una profunda afinidad entre mi comprensión
39
Leonel Ribeiro dos Santos
40
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
nos escritos de Nietzsche del tercer período (Zarathustra, Jenseits von Gut und
Böse, Genealogie der Moral, Götzendämmerung, Antichrist), de una “metafísica del
como si” (Metaphysik des Als-Ob), la cual se encara de frente la siguiente cues-
tión: ¿qué papel desempeña la ilusión en el todo del acontecer mundano y
cómo se debe considerar y valorizar este acontecer a partir del cual se produce
necesariamente la ilusión? En un programa así, la ilusión sería concebida no
ya sólo como la lógica del pensamiento humano, pero como la lógica del mun-
do, como el propio juego del ser consigo mismo. La creación estética y la
ilusión poética nos permitirían el mejor vislumbre acerca de la creación del ser
como un eterno representar y falsear. La voluntad de apariencia, de ilusión y
de engaño se revelarían así con más profundidad metafísica que la voluntad de
verdad de los científicos y metafísicos. Y así concluye Vaihinger: “Desde este
punto de vista, la ilusión (Schein) ya no debe ser lamentada y combatida por los
filósofos, como fue hasta ahora, sino que, en la medida en que es útil y valiosa,
y al mismo tiempo se evidencia como estéticamente intocada, la ilusión debe
ser afirmada, deseada y justificada”.39 De no ser por la enfermedad que lo
aquejó en los últimos años, Nietzsche habría llegado inevitablemente al cami-
no que había sido tomado por Kant, que él tan mal interpretó y que fuera
también recorrido por F. A. Lange, de quien recibió una fuerte influencia en
su juventud. Tal es la convicción de Vaihinger.40
La aproximación de Nietzsche a Kant es, sin duda, sugestiva y fecunda,
tanto para la hermenéutica de la filosofía kantiana como de la nietzscheana y
para una reevaluación de la relación de esta con aquella. Pero necesitaría ser
trabajada de forma que se entienda mejor el tenor de ese diálogo incomprendido
entre los dos filósofos y el modo en que el programa nietzscheano responde,
por continuidad, antítesis o profundización, al programa de Kant.41 Lo que
en el fondo une a los dos pensadores es la valorización que, a su modo, hacen
de la ficción poética y, gracias a eso, el reconocimiento de la importancia de la
poética de la ficción como trabajo fundamental de la actividad creadora del
espíritu.
41
Leonel Ribeiro dos Santos
42
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
mundo de donde brotan todas las categorías, sino también como origen de la
fe ideal y del obrar de la humanidad,43 y no ignora la importancia que Kant
atribuye a la imaginación trascendental.44 Pero entiende la imaginación como
una fuerza psíquica biológica, que produce sus representaciones por un juego
mecánico con necesidad inmanente, “en conformidad con leyes puramente
mecánicas” (gemäss rein mechanischen Gesetzen). En Kant, la imaginación es pro-
ductiva y creadora de formas, y su producción y creación tienen lugar según
una lógica espontánea de “juego libre” (con las representaciones), y, con todo,
ese juego espontáneo, no dictado por reglas, es en sí mismo pertinente, tiene
su ley interior, es “conforme a fines” (zweckmässig).
Pero, sobre todo, aquello a lo que Vaihinger no prestó atención (tornándo-
se incapaz de comprender el “als ob” kantiano y todo lo que indica) fue lo que
Kant llamó la facultad de juzgar reflexionante. Pienso que se puede decir que
es el principio de reflexión que rige toda la filosofía trascendental kantiana. Es
éste el que está en acción en la creación de ideas estéticas, en los raciocinios por
analogía, en el esquematismo simbólico, en el uso heurístico de las ideas de la
razón o del principio de la teleología de la naturaleza, en el “como si”. El juicio
de reflexión o juicio reflexionante no es un juicio de aplicación de conceptos
dados a casos subsumidos por estos, sino que es un juicio que implica siempre
la invención de una nueva revelación, bajo la forma de una imagen, de un
símbolo, de un esquema o de una idea. El principio de reflexión es el propio
principio de subjetividad como conciencia de los presupuestos de lo que está
en juego en su conocer, en su obrar, en su sentir estético, en su comprensión.
Pero porque ese juicio no es meramente una modalidad de juicio ficcional de
la lógica común, sino un juicio reflexionante de intencionalidad subjetiva, el
sujeto, al hacerlo, ficciona, pero no se deja engañar con sus ficciones. Ocurre
entonces algo análogo a lo que acontece en las creaciones de la poesía. Citemos
un pasaje del discurso kantiano, en el cual el filósofo juega con la ambigüedad
de los términos latinos “lusus”, “ludus”, “ludere”, de donde provienen tam-
bién “illusio”, “ludibrium”, “ludificari”: “Hay ciertas imágenes de las cosas
con las cuales la mente juega sin ser engañada por ellas, y el artista no propone
a los incautos el error, sino la verdad envuelta en los mantos de la apariencia, la
cual no ofusca su hábito interior, sino que se exhibe a los ojos decorada, no
defrauda con adorno y engaños a los ingenuos y crédulos, sino que, usando las
43
Leonel Ribeiro dos Santos
44
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
45
Leonel Ribeiro dos Santos
Notas
46
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
5. Hans Vaihinger, Hartmann, Dühring und Lange. Zur Geschichte der deutschen
Philosophie im IX Jahrhundert. Ein kritische Essay, 1876, p. 8.
6. Ibíd., p, 205. En un ensayo más tardío de auto-interpretación, Vaihinger se
declara como un “discípulo de Lange“ y ve salir de este dos líneas de neokantismo —el
de Cohen, que se propone profundizar la doctrina kantiana de forma cada vez más fiel
y rigurosa en el sentido del idealismo trascendental, y el suyo, que pone en conexión el
neokantismo de Lange con el empirismo y el positivismo: “Vom Neukantianismus
eines F. A. Lange aus konnten zwei verschiedene Wege eingeschlagen werden, entweder
konnte der Kantische Standpunkt auf Grund genaueren Eindringens in die Kantische
Lehre schärfer und treuer herausgearbeitet werden, dies geschah durch Cohen. Oder
man konnte den Neukantianismus Langes mit dem Empirismus und Positivismus in
Verbindung bringen. Dies ist durch meine Philosophie des Als Ob geschehen, die
aber ebenfalls auf ein gründlicheres Eindringen in die Kantische Als-Ob-Lehre führt”.
“Hans Vaihinger, “Wie die Philosophie des Als Ob entstand”, en Raymund Schmidt
(Hrsg.), Die Deutsche Philosophie der Gegenwart in Selbstdarstellungen, Bd. II, Felix Meiner,
Leipzig, 1921, p. 197.
7. No hay unanimidad en cuanto a la atribución a Liebmann del papel de
desencadenador del movimiento del neokantismo. Otros lo atribuyen a Hermann Lotze,
y hay quien invoca la Lección Inaugural proferida por Eduard Zeller en la Universidadad
de Heidelberg en 1862. Véase: Siegfried Marck, “Am Ausgang des jüngeren
Neukantianismus. Ein Gedenkblatt für Richard Hönigswald und Jonas Cohn“, Archiv
für Philosophie 3 (1949), pp.144-164; A. Philonenko, L’École de Marbourg . Cohen –
Natorp – Cassirer, Vrin, Paris, 1989, p. 9.
8. Hans Vaihinger, Commentar zu Kants “Kritik der reinen Vernunft”, Stuttgart /
Berlin / Leipzig, 1881-1892.
9. Hans Vaihinger, “Kant ein Metaphysiker?”, Kant-Studien 7 (1902), 117: “Dem
Schlagwort, ‘Kant ein Metaphysiker’ kann man das gleichwertige gegenüberstellen:
‘Kant ein Metaphoriker’”.
10. “Der traditionelle Kant, der Kant der historischen Lehrbücher, mit einem Wort:
der Schul-Kant ist eben nicht der volle und ganze Kant. Um Kant ganz und voll zu
verstehen, resp. verstehen zu wollen, dazu gehört eben nicht blos Verstand, sondern
auch Mut”. Die Philosophie des Als Ob, p. XIV. Para una apreciación general de la inter-
pretación vaihingeriana de Kant, en cuanto al modo y el contenido, véase el ensayo de
Walter Del-Negro, “Hans Vaihingers philosophisches Werk mit besonderer
Berücksichtigung seiner Kantforschung”, Kant-Studien, 1934, pp. 316-327.
11. “Man hatte auf diesem Wege weitergehen sollen: so hatte man das Kantische
Resultat sich rein bewahrt: freilich hatte dieser grosse Philosoph elbst seine ruhmreichen
Entdeckungen mit den Rettungsversuchen abgelebter rationalistischer Dogmatik
befleckt und so selbst dazu beigetragen, dass seine richtigen Resultate begraben und
vergessen wurden”. Die Philosophie des Als Ob, p. 43.
47
Leonel Ribeiro dos Santos
12. Vaihinger insiste en la idea de que Kant, a pesar de haber descubierto la natu-
raleza ficcional de las representaciones filosóficas y haya mostrado ampliamente su uso,
no tuvo, con todo, clara conciencia de su descubrimiento, e incluso comprometió al
envolverla en el lenguaje de la metafísica tradicional. De la misma forma, Kant no
habría llegado a comprender el mecanismo de la génesis y funcionamiento de las
ficciones de la mente, los cuales, según Vaihinger, son de orden biológico y se explican
por el mecanismo de la adaptación y concurrencia que rige el mundo de los organismos
vivos, de acuerdo con la teoría de Darwin: “Kant hat wohl die Idee gehabt, dass alle
Formen des Begriffes und der Anschauung rein subjektiv, d.h. fiktiv seien, allein bis
zu der energischen Betonnung and Forderung der historisch-genetischen Ableitung
dieser höheren Begriffswelt aus elementaren Empfindungswelt durch Anpassung und
Konkurrenz ist er nicht fortgeschritten. Wie viel uns Kant also zu tun übrig gelassen
hat, kann einigermassen aus diesem Vergleiche [mit Darwin] hervorgehen. Kant hat
gerade die Hauptfrage: durch welchen Mechanismus des Denkens denn wir mittelst
dieser subjektiven Vorgange und Vernichtungen doch instande sind, die objektive
Welt theoretisch und praktisch zu berechnen - nicht genugend beantwortet”. Ibíd., p. 183.
13. Sobre el concepto vaihingeriano de verdad, véase: Hans von Noorden, “Der
Wahrheitsbegriff in Vaihingers Philosophie des Als Ob”, Zeitschrift zur philosophische
Forschung, 1953, pp. 99-113. Sobre este tópico, no perdieron su pertinencia las pági-
nas dedicadas por Cassirer a Vaihinger en el ensayo arriba citado.
14. F. A. Lange, Geschichte des Materialismus und Kritik seiner Bedeutung in der
Gegenwart, 2 vols., 1866.
15. Die Philosophie des Als Ob, p. 771.
16. En verdad, un contemporáneo de Kant ya lanzara esa idea, mediante la cual
pensaba poder aproximar y reconciliar la filosofía de Kant como la de Leibniz. Se trata
de Salomon Maimon, en su ensayo de 1793, Über die Progressen der Philosophie, donde a
cierta altura se lee: “Yo ya hice notar que Leibniz hizo uso ventajoso del método
matemático de las ficciones en la filosofía. Es aquí el lugar donde quiero explicarme
mejor sobre eso, con lo que no sólo lanzo una luz sobre este método, sino también para
disgusto de muchos kantianos, espero reconciliar a Leibniz con la Crítica de la Razón
Pura”. (Ich habe schon bemerkt, dass sich Leibniz mit Vortheil der mathematischen
Methode der Fiktionen in der Philosophie bedient habe. Hier ist der Ort wo ich mich
hierüber naher erklären will, wodurch ich nicht nur ein Licht über diese Methode zu
verbreiten, sondern auch (manchen Kantianer zur Ärgerniss) Leibnizen mit der Kritik
der reinen Vernunft auszusohnen hoffe“. (reimpr. Aetas Kantiana, Bruxelles, p. 29).
17. “Die eigentlich erste fruchtbare Anwendung der Fiktion in der Philosophie
machte Kant, allein teilweise auch er ohne methodische Klarheit”. Die Philosophie des
Als Ob, p. 264; véase también pp. 269 y 272.
18. Reflexionen, Ak XVIII, 69.
19. Carta a Garve de 21 de septiembre de 1798, Briefwechsel, Ak XII, 225.
48
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
49
Leonel Ribeiro dos Santos
30. “Das Poëm des Verstandes ist Philosophie - Es ist der höchste Schwung, den der
Verstand sich über sich selbst giebt”. Novalis, Schriften, WBG, Darmstadt, 1981, Bd.2,
Das philosophische Werk I, 531.
31. KrV B 700, Ak III, 444.
32. Die Philosophie des Als Ob, p. 603.
33. Ibíd., p. 609.
34. Grundlegung, Ak IV, 439.
35. Die Philosophie des Als Ob, p. 652.
36. Ibíd., Prefácio, X.
37. “Das bedeutendste philosophische Werk, was in den letzten Jahrzehten
erschienen ist, ist unzweifelhaft Lange, Geschichte des Materialismus, über das ich eine
bogelange Lobrede schreiben konnte. Kant, Schopenhauer und dies Buch von Lange -
mehr brauche ich nicht”. Nietzsche, Sämmtliche Briefe, Walter de Gruyter, Berlin, 1986,
Bd.2, 184.
38. “Nietzsche hat tatsächlich sehr viel von Kant, freilich nicht von dem Kant, wie
er in den Schulbüchern steht […], sondern vom Geiste Kants, des echten Kant, der den
Schein bis in seine tiefsten Wurzeln durchschaut, aber auch die Nützlichkeit und
Notwendigkeit des durchschauten Scheins mit Bewusstsein erkennt und anerkennt”.
Die Philosophie des Als Ob, p. 772.
39. “Von diesem Standpunkt aus ist der Schein nicht mehr wie bisher von den
Philosophen zu beklagen und zu bekämpfen, sondern der Schein ist, soweit er als
nützlich und wertvoll, sowie als ästhetisch einwandsfrei sich herausstellt, zu woollen
und zu rechtfertigen”. Ibíd., p. 788.
40. Ibíd., p. 790.
41. Un pasaje de El crepúsculo de los ídolos puede darnos una indicación de la lectura
nietzscheana del agnosticismo metafísico kantiano. Bajo el título “En cómo el ‘mundo
verdadero’ se tornó finalmente una fábula“, escribe: “El ‘mundo verdadero’, inaccesi-
ble, indemostrable, que no puede ser prometido, pero que, a pesar de ser apenas imagi-
nado, constituye una consolación, es un imperativo. (En el fondo, está el sol antiguo,
oscurecido por la niebla y la duda, la idea se tornó pálida, nórdica, koenigsbergiana.)...
Abolimos pues el ‘mundo-verdadero’: ¿qué mundo nos resta, entonces? ¿Tal vez el
mundo de las apariencias?... ¡No! ¡Abolimos conjuntamente el mundo de las aparien-
cias!” (pp. 38,39). Quiere decir: se abole la propia distinción entre uno y otro.
42. “El pensamiento debe, pues, ser considerado como un mecanismo, una máqui-
na, un instrumento al servicio de la vida. Esta concepción es más importante para la
lógica de lo que parece a primera vista, y por cierto para la lógica como una técnica del
pensamiento, no como teoría del conocimiento”. Die Philosophie des Als Ob, p. 7.
43. Ibíd., p. 69.
44. Ibíd., pp. 78-79.
50
Las ficciones de la razón, o el kantismo como ficcionalismo
45. “Sunt autem quaedam rerum species quibus mens ludit non ab ipsis ludificatur.
Per quas artifex non incautis propinat errorem sed veritatem veste pparentiae indutam
quae interiorem ipsius habitum non obfuscat sed decoratam oculis subiicit, quae non
fuco et praestigiis frustratur imperitos et credulos sed sensuum luminibus adhibitis
ieiunam et exsuccam veritatis speciem coloribis sensuum perfusam in scenam peducit.
[...] Species quae fallit perspecta ipsius vanitate et ludibrio evanescit sed illudens cum
non sit nisi veritas phaenomenon perspecta reipsa nihilo minus durat et simul animum in
erroris ac veritatis confiniis quasi fluctuantem suaviter movet sagacitatisque suae con-
tra apparentiae seductiones conscium mire demulcet. Species quae fallit displicet quae
illudit placet admodum et delectat”. Kant, Entwurf zu einer Opponenten-Rede, Ak XV, 2,
906-907.
46. Este discurso fue publicado por primera vez por Arthur Warda, en el
Altpreussische Monatschrift 47 (1910), 662-670 y, poco después, Bernhard Adolf
Schmidt ofreció la respectiva traducción alemana (“Eine bisher unbekannte lateinische
Rede Kants über Sinnestäuschung und poetische Fiktion”) en Kant-Studien XVI (1911),
5-21. El discurso de oposición de Kant y la disertación de Kreutzfeld fueron publica-
dos en el vol. XV (tomo 2, pp. 903-935) de los Kants Gesammelte Schriften de la
Akademie-Ausgabe. Existe traducción italiana de las dos piezas, acompañada de un
estudio interpretativo por M. T. Catena: I. Kant – J. G.Kreutzfeld, Inganno e illusione.
Un confronto accademico, Ed. Guida, Napoli, 1998, pp. 41-62. Una tradución anotada
italiana más reciente del discurso kantiano es propuesta por Oscar Meo en Apéndices su
obra: Kantiana minora vel rariora, Il Melangolo, Genova, 2000, pp. 113-132. Una
traducción inglesa del discurso de Kant por T. Meerbote —I. Kant, Concerning Sensory
Illusion and Poetic Fiction— integra el volumen Kant’s Latin Writings. Translations,
Commentaries, and Notes, ed. por L. W. Beck en colaboración con M. J.Gregor, R.
Meerbote, J. A.Reuscher, Peter Lang, New York, 1992, pp. 161-183.
47. Es conocido el proceso instaurado por Platón a los artistas y a los poetas, en la
República (599 a-602 e, passim). Pero la posición platónica puede no soportar una
lectura tan simplista, sobre todo, si atendemos a un pasaje de las Leyes (817 a-c) donde
los filósofos es que son propuestos como los genuinos poetas que inventan y ponen en
escena la auténtica tragedia, aquella que imita la vida más verdadera, más bella y
excelente.
48. Kritik der Urteilskraft, Ak V, 315.
49. Véase: Eva Shaper, “The Kantian ‘As-if ’ and its Relevance for Aesthetics”,
Proceedings of the Aristotelian Society, New Series, vol. LXV (1964-1965), 219-234;
Ulrich Müller, “Objektivität und Fiktionalität. Einige Überlegungen zu Kants ‘Kritik
der Urteilskraft’”, Kant-Studien 77 (1986), 203-223.
50. Véase: Eva Schaper, “The Kantian ‘As-if ’ and its relevance for Aesthetics”, Ibíd.,
p. 226: “Vaihinger devoted a large part f his book to an investigation of Kant’s work in
order to document the fictive method without so much as mentioning the ‘Critique of
51
Leonel Ribeiro dos Santos
Aesthetic Judgement’”. Yet here, if anywhere, one would have thought, Kant was
unambiguous in employing proposals to consider the content of experience in an as-if
fashion”. También António Marques, A razão judicativa. Estudos sobre Kant, Imprensa
Nacional-Casa da Moeda, Lisboa, 2004, p. 163.
51. Kritik der Urteilskraft § 45, Ak V, 306.
52