Zapata
Zapata
Zapata
Inicios
Tenía 16 años cuando murió su madre, 11 meses después perdió a su padre.[7][8] Pronto trabajó
como labrador y arriero. El 15 de junio de 1897 fue aprehendido por las fuerzas rurales de Cuernavaca,
durante la fiesta del pueblo de Anenecuilco. Su hermano Eufemio logró que lo dejaran en libertad, pistola
en mano. Por esta razón, los hermanos Zapata abandonaron el estado. Emiliano permaneció un año
trabajando en la hacienda de Jaltepec en Puebla.[9]
Primeras incursiones políticas.
En 1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla para discutir la forma de defender sus tierras y las
del pueblo frente a los hacendados colindantes.[10] Su rebeldía lo condenó a la leva (conscripción), y en
1908, Zapata fue incorporado al 9° Regimiento de Caballería, bajo el mando del coronel Alfonso Pradillo.
[11][12] En Cuernavaca, Zapata fue asignado como caballerango de Pablo Escandón, Jefe del Estado
Mayor de Porfirio Díaz; tras lo cual fue trasladado a cumplir las mismas funciones bajo el mando
de Ignacio de la Torre, yerno del General Porfirio Díaz, quien le tomaría especial afecto por su destreza y
conocimiento con los caballos.
El 24 de enero de 1909, fue fundado en Villa de Ayala el Club Melchor Ocampo que apoyó la
candidatura de oposición de Patricio Leyva para el gobierno del estado de Morelos, entre cuyos
integrantes figuró Zapata siendo esta su primera aparición política ajena al mundo campesino apoyando a
dicho candidato en contra de los latifundistas como Pablo Escandón y Barrón, dueño de la hacienda San
Diego Atlihuayán.[13][14][15]
El 12 de septiembre de 1909, Emiliano Zapata fue elegido calpuleque (palabra náhuatl, que significa jefe,
líder o presidente) de la Junta de Defensa de las tierras de Anenecuilco-Villa de Ayala-Moyotepec[13][16]
[17] donde empezaría a analizar documentos que se originaron en el virreinato que acreditaban los
derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido negados por las Leyes de
Reforma, sobre todo la Ley Lerdo que obligó a las corporaciones civiles a vender o ser expropiadas las
tierras improductivas, lo cual fue motivo en su tiempo del apoyo de varios líderes indígenas como Tomás
Mejía a los gobiernos conservadores mexicanos y al Segundo Imperio Mexicano. Estas leyes además
fueron aprovechadas por varias personas para acrecentar sus tierras de manera ilegal al solicitar la
propiedad de zonas comunales que los pueblos no trabajaban. Por esto, se convertiría en dirigente agrario
de Morelos, su estado natal.
En febrero de 1910 fue incorporado por la fuerza al Noveno Regimiento de caballería con sede en
Cuernavaca, con el grado de soldado raso.[18]
En mayo de 1910 recuperó por la fuerza las tierras de la Hacienda del Hospital[11][19] que eran protegidas
por el jefe de policía, José A. Vivanco, y que dejó en posesión de los campesinos del lugar. Por este
hecho tuvo que escapar varias veces del gobierno, pues fue declarado bandolero.[20] Algunos meses
después participó en la reunión que se celebró en Villa de Ayala, con objeto de discutir lo que después se
convertiría en el Plan de Ayala. Reunió a los vecinos de tres pueblos: Anenecuilco, Villa de Ayala y
Moyotepec. Con ellos inicia un nuevo reparto de tierras derribando las cercas.
revolución maderista y el plan de Ayala.
Para el caricaturista, "Madero se anda por las ramas", sin resolver ningún conflicto, encima de él se levanta el zapatismo sumamente
violento y acompañado de la muerte y la desolación.
Dicho esto mientras con gesto amenazador, golpeó con fuerza su carabina .30-30 sobre el escritorio de
Madero.
En otras pláticas que mantuvo con Francisco I. Madero y Emiliano Zapata, este le demostró con base en
un ejemplo muy simple, como se sentían los campesinos en relación al despojo de sus tierras:
Mire, señor Madero; si yo aprovechándome de que estoy armado, le quito su reloj y me lo guardo, y andando el
tiempo nos llegamos a encontrar y con igual fuerza, ¿tendría usted derecho a exigirme su devolución? —¡Como no,
general, y hasta tendría derecho de pedirle una indemnización por el tiempo que usted los uso indebidamente! [30]
Zapata le dijo que eso era exactamente lo que había pasado en Morelos, donde unos cuantos hacendados
habían despojado a los campesinos de sus tierras
El 25 de noviembre de 1911 Zapata lanzó el Plan de Ayala, redactado por Otilio E. Montaño, documento
que se convertiría en su estandarte y en el fiel ejemplo de la ideología de los campesinos morelenses. En
él se exigía la redención de los indígenas y la repartición de los latifundios creados durante el porfiriato.
Se desconocía a Francisco I. Madero como presidente y se reconocía a Pascual Orozco como jefe
legítimo de la Revolución mexicana. Este documento sería transformado después del levantamiento de
Victoriano Huerta por los diferentes ideología (muchos de ellos influenciados por Ricardo Flores Magon),
y posteriormente defendido por Zapata en la Convención de Aguascalientes. Los intelectuales que se
dedicaron a modificar el Plan de Ayala, en el que desconocían a Madero y Huerta, como presidentes; y
Orozco, como líder de la revolución; se encargaron de dejar claro el carácter social del movimiento, y
además rectificaron el concepto de ‘clase’ dentro de la sociedad mexicana. Arturo Felipe Ávila Espinosa
(Historiador del Instituto de Historia de la UNAM) dice:
“Ponían en la mesa asuntos políticos fundamentales que no habían sido abordados o que habían
sido soslayados por las otras corrientes, como la legitimidad de la Revolución, la representación
de la soberanía popular en una época revolucionaria, la responsabilidad de las corrientes
revolucionarias, la necesidad de su unificación para la formación de un nuevo gobierno y la
convocatoria a que se efectuara una Convención de todos sus jefes para constituir el gobierno
nacional. Estos señalamientos enriquecían el debate político entre las corrientes e indicaban una
posible ruta de convergencia entre ellas.Pero, además, otra característica que distinguió al
zapatismo fue el énfasis con el que defendió el contenido social de la Revolución, su tozudez al
atribuir a ésta un sentido de transformación y de reforma a las instituciones en beneficio de los
sectores populares mayoritarios y excluidos”[31]
Además, el documento postulaba que, en vista de que no se había cumplido con lo que se le había
prometido al campesinado, la lucha armada era el único medio para obtener justicia. Sin embargo el Plan
de Ayala no es sólo un documento que escrito para dar a conocer las ideas del movimiento zapatista, sino
que es el primer indicio en un documento oficial del pensamiento socialista en México, pues este se había
presentado antes con textos publicados, más no oficiales, de Ricardo Flores Magon.[32] Dentro del Plan de
Ayala hay puntos que representan de manera más cercana tales pensamientos son los puntos 6°, 7° y 8°:
“que los terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o caciques a
la sombra de la tiranía y de la justicia venal entrarán en posesión de estos bienes inmuebles
desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes de esas
propiedades, de las cuales han sido despojados” [33]
Para entender este punto se debe recordar que en paralelo a la Revolución Mexicana, sucedía la
Revolución Rusa, que tenía ideales del socialismo aplicados a la clase campesina que era también
mayoritaria en la Rusia de la época.
“7°. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son más
dueños que del terreno que pisan sufriendo los horrores de la miseria sin poder mejorar en nada
su condición social ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura por estar monopolizados
en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas, por esta causa se expropiarán, previa
indemnización de la tercera parte de esos monopolios a los poderosos propietarios de ellas, a fin
de que los pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales para
pueblos, o campos de sembradura o de labor, y se mejore en todo y para todo la falta de
prosperidad y bienestar de los mexicanos” [34]
En esto se plantea en un documento oficial la frase ‘La tierra es de quien la trabaja’, usada después en la
Revolución Cubana, por Ernesto Che Guevara.
“8° Los hacendados, científicos o caciques que se opongan [...] se nacionalizarán sus bienes y
las dos terceras partes que a ellos les correspondan” [35]
Esta frase extraída del artículo 8°, es vital para comenzar a visualizar el pensamiento socialista tanto de
los autores del documento como de Emiliano Zapata.
Emiliano Zapata
La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados en el norte. El gonzalista Jesús Guajardo le
hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le
pidió pruebas y Guajardo se las dio al fusilar a aproximadamente cincuenta soldados federales, con
consentimiento de Carranza y Pablo González, y ofrecerle a Zapata armamento y municiones para
continuar la lucha. Así, acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919.
Zapata acampó con sus fuerzas a las afueras de la hacienda, y se acercó a la misma acompañado
únicamente por una escolta de diez hombres. Al cruzar el dintel, un ordenanza apostado a la entrada, tocó
con su clarín la llamada a honores. Esa fue la señal para que los tiradores, escondidos en las azoteas,
abrieran fuego contra Zapata, que alcanzó a sacar su pistola, pero un balazo se la tumbó; después el
caudillo cayó muerto.[37]No pocos condenaron el procedimiento. Además, esto dio lugar a que, una vez
muerto por más de veinte impactos de escopeta en el cuerpo, Zapata se convirtiera en el propagador de la
revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque ya con menos
intensidad, y los zapatistas acordaron nombrar a Gildardo Magaña Cerda jefe del Ejército Libertador del
Sur. Él sería el último, pues casi un año después, los antiguos compañeros de Zapata se integrarían al
gobierno aguaprietista, aunque algunos de ellos serían asesinados por el mismo gobierno.
Entre la gente común del estado de Morelos, que se negaba a dar crédito a la muerte de Zapata, circulaba
la creencia de que no era su caudillo el que había sido asesinado por Guajardo. Se decía que le hacía falta
un lunar, que si Zapata era más alto o más moreno. Se decía que no era posible que, si Zapata había
escapado a tantas emboscadas y siempre había tenido tan buen olfato para los engaños, hubiera caído de
esta manera. Se decía que Zapata había mandado en su lugar a uno de sus compadres, con quien
compartía un gran parecido. Sin embargo, la identificación del cadáver de Zapata por parte de antiguos
compañeros de armas y gente cercana fue contundente: el cadáver correspondía al caudillo del sur.
Las leyendas llevaron a Zapata hasta el Lejano Oriente, donde un compadre árabe le habría ofrecido
protección; según esa leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Otros más
aseguraban que en las noches de luna, se le podía ver cabalgando cerca de Anenecuilco, el sitio de su
nacimiento. También allí ubicaban, décadas después, a un anciano encerrado en una casa, que aseguraban
era Zapata. Un corrido escrito en esos días dio una idea de esta situación:
Hace algún tiempo, se publicó un texto que cuestiona la versión oficial de la muerte de Zapata en la
Hacienda de Chinameca.[39] Hasta la fecha no ha habido una respuesta pública, con argumentos, ni
siquiera de historiadores profesionales, que refute este cuestionamientos a la versión oficial.
Zapata es el autor de la famosa frase «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida
arrodillado». Dolores Ibárruri, «La Pasionaria», ciertamente la popularizó.