Clase 7 Sexologia

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Clase N° 7

Indice:

• LA RESPUESTA SEXUAL
o La respuesta sexual de Masters y Johnson
▪ Fase de Excitación
• mamas
• rubor sexual
• miotonía
• esfinter anal
• ritmos respiratorio y cardiovascular
• boca,labios,lengua,glándulas salivares
• clítoris
• útero
• labios mayores
• labios menores
• pene
▪ FASE DE MESETA
• mamas
• rubor sexual
• miotonía
• esfínter anal
• ritmo respiratorio
• presión arterial
• clítoris
• vagina
• útero
• testículo
• labios mayores
▪ FASE DE ORGASMO
• mamas
• rubor sexual
• miotomía
• recto
• ritmo respiratorio
• presión arterial
• clítoris
• labios mayores y menores
• vagina
• enrojecimiento sexual
• músculos
• hiperventilación pulmonar
• taquicardia
• pene y zona pelviana
▪ FASE DE RESOLUCIÓN
o La respuesta bifásica del Kaplan
▪ Fase Vasocongestinva
▪ Fase motora
o La respuesta de Kaplan
o Otros formatos de respuesta sexual
o Evaluacion
o Bibliografía

LA RESPUESTA SEXUAL
Estudiaremos la relación sexual, el coito, el hacer el amor, como prefieren designar
algunos a este encuentro sexual único y múltiple a la vez. La denominación de
respuesta sexual le fue dada por Masters y Johnson, habida cuenta de que ellos
consideran que la sexualidad es una respuesta fisiológica, casi un reflejo orgánico.
Adoptamos esta denominación porque está consagrada en la nomenclatura
sexológica. No obstante, mantenemos nuestra opinión de que es Insuficiente,
incompleta y restringida a lo fisiológico, cuando el acto sexual o la relación sexual
que denominamos coito, es mucho más que lo biológico. Incluye al par humano
protagónico en todas sus dimensiones: bio-psico-social y trascendente.
Respuesta es uno de los polos del binomio estímulo-respuesta de un reflejo
orgánico. No nos quedaremos en la simple descripción de esa respuesta en el plano
sexual, pues no perderemos de vista lo que ya etimológicamente significa la palabra
coito: "reunión". Consideramos de vital importancia para todo estudio sexológico, el
conocimiento profundo de la respuesta sexual normal. No solamente porque en
base a ese conocimiento podremos comprender los trastornos fisiológicos y
patológicos -las variantes fisiológicas y patológicas al decir de Bianco [1] , y por
ende las terapias más adecuadas para su corrección, sino -sobre todo- porque la
Sexología en sus comienzos enfatizó mucho más la patología sexual, los trastornos
del funcionamiento sexual como la impotencia y la frigidez, que la normalidad
sexual. Tengamos en cuenta que los estudios, referidos a la Biología sexual están
ubicados a la hora 10 de nuestro Reloj de la Sexología, ya casi al final de la historia
de los conocimientos sexológicos.
La anatomía de los órganos sexuales participantes de la respuesta sexual fueron
estudiados en diferentes épocas, pero ni siquiera el extraordinario resumen que
Kinsey publicara al final de su "Conducta Sexual de la Mujer" [2] fue suficiente para
la comprensión científica y acabada de la anatomía sexual.
Masters y Johnson [3] recogieron el desafío que en 1925 lanzara Dickinson y que
decía: "Nuestra. vigorosa protesta contra los detalles sensuales de la seudociencia
pornográfica carecerá de valor, a menos que poseamos tablas y estadísticas
fisiológicas en las que podamos encontrar datos exactos y normales y asimismo
ofrecer una prolija y breve literatura para contar con un stándard de instrucción
correcto sobre la educación del sexo". Junto a Van de Veide, Dickinson fue el
primero en efectuar investigaciones sobre fisiología sexual. Los aportes de Iwan
Bloch y de Havelock Ellis correspondían a especulaciones a partir de algunos casos
clínicos y a principios de siglo, pero que -sin embargo abordaban la sexualidad
normal, habitual, cuando todavía se legitimaba el estudio de lo sexual en el campo
exclusivo de la patología. Las aportaciones de Freud sobre el orgasmo clitoridiano y
vaginal, no dejaron de ser especulaciones teóricas que no fueron confirmadas por la
experiencia científica actual.
El libro "Respuesta Sexual Humana" de Masters y Johnson [4] publicado en 1966,
recogió por fin el resumen más completo después del de Kinsey publicado en 1952
y corregido a la luz de los datos disponibles en esa época. Pero el resumen de
Masters y Johnson no fue una simple "puesta al día". Incorporaba una investigación
de once anos de duración en que 382 mujeres entre 18 y 78 anos, y 312 hombres
entre 21 y 89 años, fueron estudiados en la primera observación, registro y
evaluación de la respuesta fisiológica frente a un "estimulo sexual efectivo" en un
laboratorio experimental.
Realizaron entrevistas, cuestionarios, observación directa y registro instrumental de
sus respuestas sexuales. Para ello se utilizaron equipos conocidos, como
electrocardiógrafos y electroencefalógrafos, pletismógrafos (que miden el volumen
de los órganos) y la filmación, fotografía, grabación de sonido, registro de humedad,
de contractilidad muscular, de secreciones, de presión arterial y ritmo respiratorio,
palpación, tacto y hasta el uso de un equipo para el coito artificial.
Las experiencias, realizadas en privado y luego ante el equipo de investigación,
demandó la participación de hombres y mujeres hetero, homo y bisexuales, en una
o múltiples entrevistas durante los once años referidos. Los actos sexuales fueron
hetero y homosexuales y por automanipulación. El resultado obtenido constituye el
conjunto de información más confiable, científicamente obtenido y con el máximo
rigor, así como una referencia inevitable para toda persona que incursione en el
campo de la Sexología.
Para este trabajo, solo haremos los resúmenes pertinentes para la comprensión
más acabada de la actividad sexual coital, y recomendamos la lectura del libro en su
totalidad. Incluiremos las aportaciones de Kaplan así como de otros autores, que
han permitido una presentación más clara de la respuesta sexual humana en los 20
años que siguieron a este formidable aporte de Masters y Johnson, al punto que los
convirtió en auténticos "liberadores sexuales", e indiscutidos maestros de la
sexología mundial. Sus aportes posteriores en el campo de la sexoterapia, posibles
gracias al estudio de la anatomía y fisiología sexual, terminaron por consagrarlos en
el campo científico de nuestro tiempo.
Paralelamente a la descripción de los cambios anatómicos y fisiológicos que se
producen frente a una estimulación sexual, vamos a describir también los detalles
significativos de la anatomía normal de los órganos extragenitales y genitales
involucrados.
A. La respuesta sexual de Masters y Johnson
Estos autores proponen que la respuesta sexual se cumple de acuerdo a un ciclo
compuesto por cuatro fases.
Por tanto, denominamos a este modelo como "respuesta tetrafásica".
Las cuatro fases son

1. Fase de Excitación
2. Fase de Meseta
3. Fase de Orgasmo
4. Fase de Resolución.
Desde luego, esta división obedece a razones didácticas, ya que no todas las veces
la respuesta sexual normal cumple todas estas fases. Pero responde al modelo de
respuesta más común a todas las personas.
1. Fase de Excitación
Se parte de una estimulación física, psíquica o de ambos, que aumenta la tensión
sexual en todo el cuerpo y no sólo en los genitales, como habitualmente se supone.
a. Las mamas (glándulas mamarias) de la mujer sufren, en primer lugar, la erección
del pezón de una manera no siempre simétrica. Secundariamente, por
vasodilatación de las venas, aumenta el tamaño de las mamas. En el varón se
observa, en un 60 por ciento la erección del pezón, y no es habitualmente una zona
erógena dominante, como en la mujer. En esta última, la estimulación de las mamas
constituye un juego precopulatorio muy extendido (más del 90%); y un 11 % se las
manipulan durante la autoestimulación. En el varón homosexual la estimulación
mamaria es más frecuente como estímulo eficaz.
b. El rubor sexual, que consiste en una erupción maculopapulosa de la piel,
aparece en el 75 % de las mujeres y en el 25 % de los varones hacia el final de la
fase de excitación, y se extiende del epigastrio al abdomen, pecho, cara y frente y
es índice de tensión sexual.
c. La miotonía de esta fase es todavía Incipiente para la que se instalará en fases
siguientes, pero tanto en la mujer como en el varón se observan movimientos
involuntarios, caricias lentas y suaves que se hacen cada vez más rápidos e
intensos, con aumento de tensión en los músculos largos de los miembros, los
músculos intercostales y los abdominales. En el varón se ve la elevación testicular
parcial por contracción del cremáster.
d. El esfinter anal se contrae en esta fase voluntariamente junto a los glúteos,
tanto, que las mujeres utilizan esta contracción para aumentar su tensión sexual.
Pero es irregular en el varón en esta fase.
e. Los ritmos respiratorio y cardiovascular no se modifican mucho en esta fase
de excitación, aunque tanto en el hombre como en la mujer puede verse aumento
del ritmo cardiaco y de la presión arterial en proporción directa con el grado de
tensión sexual.
f. Antes de pasar a las zonas genitales, recordemos que Kinsey [5] señalaba la
importancia de la boca, los labios, la lengua, las glándulas salivares y nasales,
que durante la excitación sexual cumplen una función múltiple. Casi todas las
especies mamíferas colocan la boca sobre alguna parte del cuerpo del compañero
sexual en los juegos precopulatorios, de allí su importancia sexual filogenética, y el
ser humano "ratifica sus orígenes cuando practica la actividad bucal durante sus
relaciones sexuales". No sorprende, dice, que las dos regiones del cuerpo
significativas eróticamente, la boca y los genitales, se pongan en contacto directo.
También se observa el juego lingual intenso, así como el aumento de la secreción
de saliva que va aumentando con la excitación. Por último, los lóbulos de las
orejas se congestionan con aumento de la sensibilidad, registrándose casos de
excitación hasta el orgasmo. Esta es la fase en que las zonas erógenas secundarias
son estimuladas, y además de las ya señaladas, se mencionan la nuca, el cuello, las
plantas de los pies, las palmas de las manos, las axilas, las extremidades de los
dedos, los dedos de los pies, el ombligo, la zona interna de los muslos, las nalgas,
la zona sacrocoxígea, las ingles y otras zonas particulares de acuerdo a la variación
individual.
g. El clítoris, ese órgano único de la anatomía femenina cuyo único objeto es el de
recibir y transformar los estímulos sexuales, esa antena orgásmica, muy inervada y
con una estructura anatómica con grandes variaciones, pasa fácilmente
desapercibido para los varones. Nosotros señalamos en nuestras charlas
premaritales, que un varón que no sepa lo que es el clítoris y dónde está, no debería
casarse.
Consta de dos cuerpos cavernosos al igual que el pene, envueltos por dos cápsulas
fibrosas que se unen en la parte media por un tabique de fibras musculares lisas y
fibras elásticas. Cada cuerpo cavernoso se une al pubis y al isquion por un pedículo.
Mide entre 2 y 3 centímetros y consta de un cuerpo y un glande. Este último mide
entre 2 mm y 1 cm de ancho. Masters y Johnson se niegan a dar medidas, y se
sabe que pueden variar mucho. Está inervado por el nervio dorsal del clítoris, rama
del nervio pudendo e Irrigado por las arterias clitorídeas dorsales y profundas,
ramas de la arteria pudenda interna. Los cuerpos cavernosos se llenan de sangre
como un órgano eréctil de una manera semejante a la del pene. Los músculos
isquiocavernosos, ubicados a ambos lados del clítoris, se insertan en él.
El clítoris no es la sede del orgasmo. Por tanto, no existe un orgasmo clitorídeo y
otro vaginal. Hay un solo orgasmo vaginal, a punto de partida de las zonas erógenas
primarias de la mujer: el clítoris o la vagina. Por tanto la estimulación del clítoris en
la fase de excitación no debe interpretarse como un índice de inmadurez
psicológica, sino como una maniobra necesaria en el 89 % de las mujeres, como lo
demostró Kinsey.

La clitorización o estimulación manual del clítoris requiere un conocimiento


adecuado, para obtener la estimulación del cuerpo primero, y luego del glande -que
nunca debe estimularse de entrada, sino previa excitación general y del cuerpo del
mismo -con mucha suavidad. El clítoris también cuenta con un capuchón del glande,
que puede recubrirlo durante todo el coito. La única postura coital, como lo veremos
más adelante, en que el glande del clítoris está expuesto y en contacto con el pubis
del hombre es la de la mujer sobre el hombre o posición de Andrómaca.
En la fase de excitación, el clítoris aumenta de tamaño por vasodilatación tanto de
ancho como de largo y el glande está tumefacto. Las terminaciones nerviosas más
abundante son las de Pacini, sensibles a la presión propioceptiva y desde luego, las
terminaciones del dolor.

h. Las reacciones de la vagina son las más precoces de toda la fase. Entre los 10 y
30 segundos después de cualquier forma de estimulación sexual efectiva, ya
comienza la lubricación de la vagina. Debemos tener en cuenta que la vagina es
una cavidad virtual y en reposo está colapsada, cerrada. Pero con la fase de
excitación, se expanden y dilatan los dos tercios internos de la misma y se
congestiona la entrada o tercio externo de la misma constituyendo la "plataforma
orgásmica". Por la vasodilatación, toma un color rojo púrpura. Sabemos que la
sensibilidad de la vagina es mayor y única en algunos casos, tan sólo en el tercio
externo, entre el introito y unos dos o tres centímetros hacia dentro, con un máximo
de excitabilidad táctil y propioceptiva en los cuadrantes Inferiores, a la hora 4 y 8 si
lo comparáramos con la esfera de un reloj.
La falta de inervación sensitiva de la parte profunda de la vagina hizo reflexionar a
los investigadores sobre el placer aumentado de las mujeres cuando son
penetrados totalmente. Ello se debe al estiramiento de regiones perivaginales y a
estímulos psicológicos provocados por la sensación de ser penetrada y de disfrute
por el goce del compañero. Pero sabemos que la entrada de la vagina es una zona
erógena primaria, cuya estimulación lleva al orgasmo, al igual que el clítoris. Y que
la pared anterior o superior de la vagina es la única sensible a pocos centímetros del
introito, lo que fue interpretado como el estimulo a la base del clítoris a través de le
uretra, o como la sede del punto G, tercera zona erógena primaria según algunos y
que hoy no es aceptada a nivel de la mayoría de las escuelas sexológicas.
i. El útero se eleva parcialmente dentro de la cavidad pelviana, se trepa en
anteposición y comienza la irritabilidad del fondo del útero. Este comportamiento es
el que facilita la formación de la dilatación de la vagina que se denomina efecto de
"tienda" durante la fase de excitación. Perry y Whippie [6] plantean que lejos de
producirse la dilatación distal de la vagina por el tropamiento del útero, en ciertas
mujeres se produciría un "efecto de marco" con dilatación de la entrada de la
vagina y estrechamiento en embudo del fondo de la vagina.
j. Los labios mayores ubicados en la parte externa de los genitales femeninos,
formándole un marco anatómico y piloso, con el vello sexual típico que se continúa
con el pubiano, cuando están juntos señalizan la vagina por una línea. Constituyen
el órgano anatómico equivalente a los escrotos masculinos. En la fase de excitación
se congestiona, se separa y eleva anterolateralmente, alejándose del orificio
vaginal. El aumento de tamaño es evidente, así como su cambio de color, cuya
visualización por el hombre es sumamente excitante. Son los verdaderos "órganos
eréctiles" de la mujer.
k. Los labios menores son los labios internos, y son similares a la piel que recubre
el pene masculino. Se le ha otorgado siempre un elevado valor como fuente de
excitación erótica, casi tan importante como la del clítoris.
Estudios recientes señalan su 'importancia como verdaderas prolongaciones
inferolaterales del clítoris, con una estructura sensitiva muy alta. Sabemos que el
lado interno de los labios menores constituyen parte de la vulva, una continuación
externa y amplia de la vagina, limitada precisamente por los labios mayores y el
introito. Cuando se produce la introducción del pene, éste roza los labios menores
con una fuerte fricción y deslizamiento.
En la fase de excitación, se produce una gran vasodilatación y desplazamiento
hacia afuera y adelante, con lo que incrementan el desfiladero vaginal en un
centímetro. No es extraño que durante la autoestimulación, se efectúen tirones
rítmicos de los labios, y la mujer, sólo con el cruce de piernas y la presión de los
muslos, puede estimular sus labios y tironear de paso al clítoris, donde se inserta el
extremo superior de los labios menores, formando el capuchón del clítoris.
En la fase de excitación, sabemos que los estímulos más eficaces para la
estimulación son sobre todo táctiles, más que los visuales, sobre todo a nivel del
clítoris, el seno y la boca. También influye la calidad de la relación de pareja, lo cual
no es prevalente en el varón. Y el predominio de las fantasías. Desde luego que
también influyen los estímulos táctiles no genitales, olfativos, auditivos como la
música y la voz y un ambiente sugestivo.
Antes de pasar a estudiar las reacciones de la respuesta genital del varón, haremos
una breve consideración sobre la creencia de que la mujer es más lenta en
reaccionar sexualmente que el varón, ya que se produciría en esta etapa o fase
de excitación.
Kinsey se preocupó por el problema, ya que se partía de la base de que todas las
mujeres eran lentas y todos los hombres eran rápidos para obtener la respuesta
sexual, por lo que precisaran un estimulo más prolongado y específico [7].
No existe tal diferencia desde el punto de vista fisiológico. Existe si, en los hechos,
una lentitud mayor en la mujer para reaccionar, pero debido a inhibiciones
psicológicas y culturales. Si un hombre y una mujer son expuestos a situaciones
estimulantes similares, como en la autoestimulación, ambos llegan al orgasmo al
mismo tiempo. El cuadro siguiente es elocuente

Por tanto, en el coito se ven diferencias de reacción, pero por razones psicológicas y
culturales, y de hecho existe un 11 % de mujeres que responden con tanta
velocidad como la mayoría de los varones, y se estima que este porcentaje será
mayor cada vez en la medida que las mujeres logren superar la represión sexual de
que son objeto.
i. El pene en la fase de excitación reacciona con la erección. El pene es un órgano
también único y el clítoris no puede considerarse un equivalente, pese a su
semejanza estructural. Desde niño, el varón juega con el pene, lo observa en sus
cambios de tamaño por una respuesta externa, patente y consciente.
Está formado por tres cuerpos cilíndricos de tejido vascular, los capilares
sinusoidales, envueltos en vainas fibrosas de 2 a 4 milímetros, llamada albugínea
cada una, y por otra más densa, la fascia penis, cuya consistencia e
inextensibilidad límite determina la dureza o consistencia del pene cuando se llenan
de sangre los cuerpos. Esta fascia penis sólo abarca el pene desde su raíz externa
hasta el surco balanoprepucial o corona del glande. Los tres cuerpos son: dos
cuerpos cavernosos ubicados en la parte superior y paralelos, y un cuerpo
esponjoso inferior, de base inferior más ancha y que contiene la uretra peneana -la
uretra posee tres partes: la peneana, la membranosa o perineal y la prostática-. El
tabique que separa ambos cuerpos cavernosos es incompleto en la porción
pendular (anterior) del pene y permite al pasaje libre de la sangre entre ellos.
El cuerpo esponjoso comprende el glande, por una dilatación anterior, y el bulbo,
por una dilatación posterior y que se introduce profundamente en el periné,
constituyendo una suerte de "raíz" del pene, y que puede palparse entre las bolsas
o escroto y en la zona perineal. Los cuerpos cavernosos se bifurcan por detrás en
dos "crura penis".

La erección es un interesante fenómeno fisiológico. Las ramas de la arteria pudenda


interna llegan por tres ramas a su vez: dorsales del pene, bulbouretrales y
cavernosas, todas las cuales terminan en las arterias helicinas que desembocan en
los espacios cavernosos. Dos venas drenan el pene: las venas dorsales superficial y
profunda. Entre el sistema arterial y venoso están los senos sinusoidales.
La erección es un proceso hidráulico con fluido sanguíneo, por ingurgitación o
vasocongestión de los cuerpos cavernosos casi exclusivamente, por cierre reflejo –
probablemente - de los senos sinusoidales. La sangre que llega demora en salir, e
incluso lo hace por un pasaje rítmico que imprime una pulsación externa al pene,
independiente inicialmente del ritmo cardiaco. La dilatación de los cuerpos está
limitada, como vimos, por la fascia penís, lo que le otorga la consistencia o dureza
particular al pene erecto. La sangre queda atrapada en los senos cavernosos. El
pene, que estaba fláccido, pequeño, sólo útil para la micción, pasa a ser un pene
ancho y rígido, capaz de coito.
Debemos tener en cuenta que la erección está a cargo casi totalmente de los
cuerpos cavernosos, y menos del cuerpo esponjoso que contiene a la uretra
peneana. Los cuerpos cavernosos se comunican ampliamente entre si en toda la
porción anterior del pene, y en la parte posterior se separan formando como dos
cuerpos o "crura penis" que se insertan firmemente en las ramas isquiopúbicas de la
pelvis, como ya lo señaláramos. Esta firme inserción da base a la erección, apoyo
para que la parte pendular del pene se erija a la posición horizontal o incluso hacia
arriba en la juventud. La función de los músculos isquiocavernosos que se insertan
en estas "crura penis" no cumplen ninguna función, como en el toro -por ejemplo -
en que su contracción provoca el brusco pasaje de sangre hacía la porción Inferior.
El misterio de la erección ha tratado de ser develado, pero lo demostrado es que
obedece a un aumento del Iinflujo arterial y una proporcional disminución del eflujo
venoso, en un proceso discontinuo. La acción de determinadas sustancias
activadoras de la erección también fueron estudiadas, y naturalmente se descubrió
un péptido vasoactivo intestinal producido en el músculo liso de este órgano que
actúa como vasodilatador de los cuerpos cavernosos. En la terapia de la impotencia
se utiliza la papaverina inyectada directamente en los mismos para producir una
erección que dura cerca de una hora.
Una teoría de la erección recogida por Vignolo Puglia [8] plantea que por la
existencia de unos "polsters" o almohadillas compuestas por fibras longitudinales de
fibras musculares lisas en la íntima de arterias y venas, se regularía el acceso de la
sangre arterial a los senos cavernosos. En flaccidez, la sangre pasaría casi toda al
lecho venoso y muy poca pasaría a los senos cavernosos por las arterias helicinas y
nutricias. Pero durante la erección, desaparecería ese "shunt" arteriovenoso y la
sangre pasaría a llenar los senos cavernosos. Esta teoría está sin confirmación.
La erección se produce por excitación sexual, pero también en circunstancias de
stress, en el sueno, durante el trabajo, e incluso por razones patológicas, como en el
adenoma de próstata o en el priapismo.
Está regida por el sistema nervioso autónomo, parasimpático, por lo que es
involuntaria. Junto a la lubrificación vaginal, la vasocongestión genital, la formación
de la plataforma orgásmica y de la erección de los pezones, la erección del pene
constituye un reflejo involuntario. Como veremos más tarde, la eyaculación y el
orgasmo masculino y femenino, así como la micción y la defecación, son reflejos
voluntarios. Los centros neurológicos de la erección están ubicados en la médula
sacra: S2, S3 y S4, en la médula cervical: C3 a C6 y en el cerebro, el septum medio,
la corteza límbica y el núcleo medio dorsal del tálamo.
Estudios más recientes han demostrado la participación del sistema simpático en la
erección, pues el sistema adrenérgico es el principal moderador de las
contracciones musculares lisas de los vasos. Y de todas las teorías propuestas, la
más aceptada a la fecha, concibe la venoconstricción como atrapadora de la sangre
en los cuerpos cavernosos. Pero aún no se aclaró exactamente el mecanismo de la
erección normal. El dominio simpático o parasimpático del proceso es crucial para
su esclarecimiento, y muy importante para una terapia de las disfunciones. La
erección consta de dos fases, hecho no bien señalado por Masters y Johnson: la
tumescencia y la rigidez.
La tumescencia implica el aumento del grosor por llenado de los cuerpos
cavernosos y se ha demostrado que el mayor tamaño del pene se alcanza con el
pene en flaccidez [9] y por tanto Incapaz de penetrar. Luego de este llenado se

produce la rigidez, en que la presión intracavernosa, de 5 mmHg pasa a más de 90


mmHg, que implica una fuerte presión interna contra la albugínea, que es una de las
fascias más gruesas y resistentes del cuerpo. Se puede medir la tumescencia
peneana nocturna (TPN) que coincide con los movimientos oculares rápidos del
sueño.
En los animales, la erección adquiere características especiales. Por ejemplo, en el
toro, los músculos isquiocavernosos se contraen contra los "crura penis" dilatados,
expulsando la sangre hacia la parte pendular del pene. Algunos mamíferos
inferiores, como las ballenas, tienen un hueso peneano, el "os penís", que cuanto
mayor es, menor es la participación de tejido cavernoso.
El tamaño del pene fláccido varia entre 8,5 a 10,5 cm con un promedio de 9,5
centímetros. Pero puede ser normal un pene de 8 cms de longitud. Masters y
Johnson demostraron que los penes más pequeños duplican su tamaño durante la
erección, mientras que los penes más largos crecen menos durante la erección.
También demostraron que el tamaño del pene no tiene nada que ver con la
actividad sexual previa del hombre, ni con el tamaño general del cuerpo, lo cual es
un mito bastante extendido. Debe saberse que la dilatación de los dos tercios
internos de la vagina durante el periodo de excitación, llamada de sobreexpansión
vaginal, junto a la lubricación, prepara la penetración peneana, y que luego que ésta
se produce, hay una adaptación perfecta, como un guante, a cualquier tamaño del
pene. En un principio el pene "baila" en el fondo y luego se da el ajuste. Pero
también si se introduce el pene muy precozmente, antes de que se produzca la
excitación y sobreexpansión o "tienda", la vagina tiene dificultad para acomodar el
pene erecto. Por ello el hombre debe esperar a que la lubricación que anuncia la
dilatación se produzca previamente. La experiencia prostibularia que apura los
plazos y urge al varón, predispone a este tipo de error, por ignorancia del proceso
fisiológico de la mujer.
Los estímulos que hacen posible la erección son, sobre todo, los siguientes:
Concomitantemente con la erección, se produce el engrosamiento de la piel del
escroto, aplanándose y elevándose las bolsas, junto a los testículos que son
arrastrados hacia el periné por acortamiento del cordón espermático.
Y pasamos a la fase segunda o de Meseta.

2. FASE DE MESETA
Si la estimulación sexual efectiva continúa, de la fase de excitación se pasa a la fase
de Meseta, donde la tensión sexual alcanza el máximo posible previo al orgasmo.
Su duración depende de la efectividad del estímulo y de la continuidad del mismo.
Ya sabemos que el ciclo de respuesta sexual puede ser interrumpido
voluntariamente en cualquier etapa. Se denomina fase de Meseta, porque la curva
que dibuja la excitación sexual deja de crecer y se mantiene horizontal, como una
meseta.
Los cambios que se producen en la mujer y en el hombre, son los siguientes:
a. En las mamas de la mujer, sigue aumentando la turgencia del pezón, crece el
tamaño de los senos y la aréola sufre una intensa tumefacción, con aumento de la
dilatación venosa, cubiertas del enrojecimiento sexual. Naturalmente, en el varón no
se ven estos cambios y la erección del pezón, si existió, continúa.
b. El rubor sexual está totalmente desarrollado en la mujer y se extiende
prácticamente a todo el cuerpo. En el varón, a diferencia de la mujer, prácticamente
no habla enrojecimiento sexual en la fase de excitación, pero en esta fase aparece
al igual que en la mujer, en la zona del epigastrio primero y se expande a tórax,
cuello, cara, frente, hombros y brazos, pero ya al final de la fase.
c. La miotonía es igual en ambos sexos, con aumento de la tensión voluntaria e
involuntaria con contracciones semiespásticas en cara, abdomen e intercostales.
d. El esfínter anal se puede contraer voluntariamente como forma de estimulación
en ambos sexos, pero no es frecuente más que en un 50 % de los casos, según
Kinsey.
e. El ritmo respiratorio comienza a incrementarse en ambos sexos recién hacia el
final de la fase de meseta. En cambio el ritmo cardíaco se incrementa a 100 y hasta
175 latidos por minuto.
f. La presión arterial sube en la mujer en 20-60 mmHg y en el hombre de 20-80
mmHg la presión sístólica, mientras la diastólica sube en la mujer entre 10 y 20
mmHg, y 10-40 mmHg en el varón.
h. El clítoris, como lo vimos en la figura 1, se eleva y retrae hacia el pubis,
colocándose dentro del capuchón.
El pene aumenta su consistencia, sobre todo en el glande, que no había sido
totalmente congestivo en la fase anterior, y aumenta de tamaño, cambiando de color
a más oscuro. Sabemos que si el varón pierde la erección por distracción o
esperando la respuesta de la mujer, ella puede recuperarse rápidamente. En

cambio, el cese de la estimulación del clítoris en esta fase preorgásmica, provoca


un "paro sensitivo", como lo señalábamos al estudiar las zonas erógenas, la
excitación cae a cero, y se debe volver a empezar. Esto es, en la mujer la excitación
debe ser continua, mientras que en el hombre puede ser discontinua.
i. La vagina desarrolla totalmente la plataforma orgásmica del tercio inferior con
aumento del ancho a 6-9 cms y la profundidad a 11-12 cms. Si se produce la
penetración, la vagina dilatada y lubricada permite la entrada cómoda del pene y
luego se adapta a su tamaño, permitiendo un contacto con sus paredes, aunque con
poca sensibilidad.
En el varón, la vasocongestión de la pelvis no es el único fenómeno. La uretra
membranosa y prostática se convierten en una cavidad cerrada, pues la
musculatura pubocoxígea del piso perineal, rodea con sus haces y forma un esfínter
alrededor de la uretra a su ingreso en el cuerpo esponjoso, pero también se cierra el
esfínter vesical en su extremo superior. Así, las secreciones prostáticas y de las
vesículas seminales, con poca participación de las Glándulas de Cowper, a las que
antiguamente se les daba mucha importancia, van dilatando esa cavidad cerrada, o
"cámara de presión" que alcanza unos 30-40 mm de Hg en esta fase, comprimiendo
a la próstata y estimulando las paredes de ese órgano hueco transitorio. Ello
provocaría una mayor urgencia eyaculatoria y orgásmica, al igual que el llenado de
la vejiga por la orina provoca deseos de orinar. Naturalmente, si no continúa la
estimulación, se abre el esfínter vesical interno y el semen -que de eso se trata la
secreción -, pasa a la orina donde se disuelve; y se elimina con la próxima micción.
De todas formas, en el meato urinario, que constituye una dilatación en el extremo
externo de la uretra peneana, se acumula líquido seminal, que puede ser
fecundante. Esa "gotita" sugiere la necesidad de que la introducción del pene en la
vagina en el coitus interruptus o cuando va a utilizarse el preservativo, no se
produzca o se conozcan los riesgos.
Cuando no se produce la fase de meseta, por fracaso en la erección, por ejemplo,
se puede registrar una disminución extrema del tamaño del pene o hiperinvolución.
También se ve por exposición al frío, por extremo cansancio o por la edad.
j. El útero se eleva totalmente en la pelvis mayor, con acentuación del efecto de
"tienda" al subir el cuello. El cuerpo es más irritable.
k. El testículo sube totalmente y es patognomónica (típica) de eyaculación cercana.
i. Los labios mayores están separados y congestivos, y si se prolonga la fase de
meseta, tanto en la nulípara como en la multípara, la vasodilatación puede ser tan
importante que aumenta dos y tres veces su tamaño habitual, pero mientras en la
nulípara hasta se vuelven edematosos y demoran varias horas en
descongestionarse si no se llega al orgasmo, en la multípara sólo se demora entre 2
y 3 horas. m. Los labios menores son, luego del clítoris, los que sufren los cambios
más notables en la mujer. Son los verdaderos órganos eréctiles de la mujer, según
Bottani [10]. En la fase de meseta, aumenta todavía más de tamaño, hasta dos y
tres veces su diámetro protruyendo entre los labios mayores. Y ocurre en esta fase
la reacción sexual más específica de la mujer en todo su ciclo sexual: cambia el
color de los labios menores. Si es nulípara del rosado al rojo brillante; y si es
multípara, del rojo vivo al rojo vinoso. Se expande a ambos lados de la vulva y llega
hasta el capuchón del clítoris. Esto se ha denominado piel sexual y se afirma que
cuando aparece, la mujer ha alcanzado el nivel de meseta en la respuesta sexual y
a mayor intensidad del color, mayor intensidad de excitación. Además, la piel sexual
es patognomónica de inminente orgasmo. n. Las glándulas de Bartholino y de
Cowper, que tanta importancia se les atribuía en el pasado, sólo tienen una
pequeña actividad en la fase de meseta con una escasa secreción.
3. FASE DE ORGASMO
El orgasmo es una compleja experiencia psicofísica, del que participa toda la
persona y que consiste en un "brusco e intenso goce de alivio de una tensión
emocional y sensorial" de tipo sexual. Se habla de culminación, clímax, acmé, punto
álgido, eretismo máximo, etc. Orgasmo no es sino otra palabra para expresar
descarga, liberación completa de la tensión sexual, dice Cheeser [11]. Es una
sensación vivida que el joven no lo logra completamente sino después de los 20
años [12]. Reich [13] decía que se trata de una "contracción y expansión unitarias
involuntarias en la culminación del acto sexual". Planteó una fórmula del orgasmo de
acuerdo a su teoría de la economía sexual, expresada así: Tensión mecánica------
>Carga Bioeléctrica------>Descarga Bioeléctrica-----Relajación Mecánica. El que a su
vez expresarla el funcionamiento vital en general.
Orgasmo proviene del griego "orgasmós, orgaö" que significa "estar lleno de ardor."
Pero el orgasmo como fase de la respuesta sexual, expresa una experiencia de
pocos segundos, en que la vasocongestión y miotonía general y genital que habla
llegado al máximo en la fase de meseta, se liberan involuntariamente desde un
umbral propio de cada persona. La máxima sensación se experimenta en la zona
pélvica, concentrándose específicamente en el clítoris, vagina y útero en la mujer, y
en el pene, la próstata y las vesículas seminales en el varón. La duración es variable
para cada persona.
Quijada [14] dice que el orgasmo "es el clímax o acmé emotivo-sensorial que
acompaña ala eyaculación del hombre y que en la mujer es la culminación más
completa y feliz del coito y de la masturbación, que en el mismo instante parece
alcanzar una inmensidad que en ninguna ocasión siente la persona". Existe una
perdida de los límites del Yo, una sensación de flotar, volar, levitar, de estar fuera
del tiempo y el espacio, de totalidad, de plenitud, que puede expresar la comunión
total de dos personas. Kinsey [15] señalaba que existe en ese momento una
reducción de las percepciones sensoriales, que empieza durante las primeras fases
de la excitación, pero que culmina con un máximo durante el orgasmo, incluyendo
pérdidas de conocimiento momentáneas, por segundos o minutos, y que los
franceses llaman "la petit morte" o pequena muerte y "la mort douce" o muerte
dulce. Es en el orgasmo que el individuo prescinde de los cuidados o precauciones
para no ser visto u oído y queda vulnerable. Es una experiencia semejante a la
epilepsia de tipo gran mal, dice. O al estornudo, por la repentina descarga de
tensiones neuromusculares. El orgasmo sexual "constituye uno de los aspectos
más asombrosos del comportamiento humano".
Se discute si la mujer es orgásmica en el 100 % de los casos, o si existe un
porcentaje de mujeres fisiológicamente anorgásmicas. Sobre el orgasmo del varón
no se discute. Malinowaki había señalado que las mujeres indígenas no dan signos
de orgasmo sino de satisfacción "por la atención recibida". Dice Quijada [16] que -
"el coito significa para la mujer dos satisfacciones: instintiva seguridad de que es
excitante para el varón, y -más instintiva sensación de que es fértil. Sólo en tercer
lugar puede echar de menos el orgasmo". El término acabar es más utilizado por el
varón que por la mujer, pero esto tiene varias explicaciones: el período refractario
que sigue al orgasmo en el varón, no existe o es muy corto en la mujer, quien
mantendría su capacidad multiorgásmica en todos los casos.
El gran problema de que las hembras animales, en los primates, no llegan al
orgasmo tal como lo concebimos ahora, parece estar resuelto en que efectivamente
no llegan, y las referencias a hechos aislados en conejas, chimpancés, gatos, tigres
y leonas, no son concluyentes. Pero esta referencia es pertinente para plantear el
origen filogenético heredado del animal, que podría condicionar la ausencia de
orgasmo de la mujer. Fue Kinsey quien planteó por primera vez que "la mujer es la
única entre los mamíferos, que tiene la capacidad de alcanzar el orgasmo con cierta
frecuencia y regularidad, cuando está sexualmente excitada". Entre el 12 al 16 % de
las mujeres son multiorgásmicas habitualmente y todas poseen la capacidad de
obtener más de un orgasmo alguna vez.
El orgasmo masculino consta de dos fases: de emisión y de eyaculación. El
femenino consta de una sola fase. Estudiaremos ambas respuestas cuando
consideremos la respuesta bifásica de Kaplan, en la fase motora.
A esta altura del trabajo, presentamos las conocidas gráficas de respuesta sexual
del varón y la mujer, que incluyen las cuatro fases.
El hombre posee una forma típica de respuesta, pero posee muchas variantes
individuales. El primer orgasmo es más intenso que el segundo, cuando es posible
el segundo orgasmo, de acuerdo a la duración del período refractario postorgasmo,
típico del varón y ausente en la mujer. El tiempo total de duración es de unos pocos
minutos, aunque el varón normal puede demorar voluntariamente el
desencadenamiento orgásmico para acompasar sus fases de respuesta a los de la
mujer.
La mujer posee por lo menos tres diagramas distintos de respuesta, aunque existe
una infinita variedad.
En el diagrama A vemos el patrón monorgásmico de respuesta sexual, en que la
fase de excitación se interrumpe por breves períodos, continúa hasta una meseta
corta y muy intensa, culminando con un "knock-out orgásmico" como lo denomina
Blanco [17], sin periodo refractario, pues puede seguir siendo excitada, pero no lo
desea. El varón, aunque quisiera, no puede ser excitado mientras dure la fase
refractaria que dura entre 2 y 10 minutos, habitualmente, en los jóvenes. A medida

que aumenta la edad, el período refractario, también se prolonga. En la tercera


edad, puede durar varios días.
El patrón polliorgásmico de respuesta femenina se dibuja así :
La curva es semejante a la del patrón masculino, pero fuego del primer orgasmo,
que suele ser menos intenso que el segundo, y si se continúa estimulando
efectivamente a la mujer, esta llega al segundo y hasta a 6 orgasmos, en forma
habitual. En el patrón poliorgásmico se culmina con una lenta fase de resolución.

El patrón multiorgásmico es el que plantea ese "récord" de orgasmos múltiples. La


fase de excitación es rápida, la meseta corta y los orgasmos de diferente intensidad
y alta frecuencia. Generalmente se superan los 15 orgasmos [18]y Blanco relata un
caso de 52 orgasmos . Excepcionalmente, y por autoestimulación artificial con
vibradores, se puede llegar a obtener entre 50 y 90 orgasmos seguidos. La fase de
resolución es muy lenta.
En el diagrama D observamos un "patrón tetánico" de respuesta sexual femenina,
propuesta por Blanco, en que la fase de orgasmo se prolonga en su cima y luego de
unos 30 segundos, pasa a la fase de resolución en forma abrupta y con rechazo a
toda nueva estimulación.
Las respuestas que se registran en los diversos orgasmos durante el orgasmo
femenino son las siguientes:

a. Las mamas continúan tumefactas y el pezón erecto, pero no más que en la fase
de meseta. La rápida detumescencia y arrugamiento de la aréola, indica que el
orgasmo se ha producido.
b. El rubor sexual aumenta paralelamente a la intensidad del orgasmo y se vé en el
75% de las mujeres, mayor que .en los hombres (sólo,25%).
c. La miotomía implica una pérdida "del control voluntario de las contracciones
musculares que se mantenía en la fase de meseta, y aparecen contracciones
involuntarias y espasmos de grupos musculares en todo el cuerpo. El espasmo
carpopedal que implica la contracción espasmódica de los músculos de pies y
manos, colocando los pies en hiperextensión y en garra las manos. Dejando de lado
las contracciones .pubocoxígeas para considerarlas entre las reacciones vaginales,
se observan muecas y contorsiones de la cara y del cuello, y los músculos de los
brazos y piernas se contraen involuntariamente, así como los abdominales. Ello
provoca movimientos de presión manual, tomándose del borde de la cama, de una
parte del cuerpo del compañero en forma rítmica. Los dedos de los pies pueden
juntarse fuertemente o separarse, el dedo grande del pie sube y baja, las piernas y
los brazos están extendidos en línea recta. Por contracción de la masa muscular, la
columna vertebral adopta la típica posición de arco convexo hacia adelante y la
cabeza en opistótonos. Se habla de verdaderas convulsiones semejantes a una
crisis epiléptica en algunos casos, con movimientos violentos, continuos, torciendo
la cabeza, vocalizando, quejándose a gruñendo y hasta gritando [19]. En ese
sentido, dice Salerno [20]que el transcurso de la unión sexual es de un silencio
relativo, salvo el balbuceo de una u otra palabra cariñosa, hasta que la excitación y
concentración progresiva hacia el placer final obnubila el pensamiento y conduce a
exteriorizar ciertas expresiones guturales automáticas, características de cada
individuo. La eclosión del orgasmo culmina en el hombre con manifestaciones
sonoras que semejan, desde un rugido atenuado hasta un grito suave; la mujer en
cambio emite un quejido tenue y continuado que se esfuma con la culminación del
goce, pudiendo llegar a modular gritos de diversa tonalidad. Es un axioma conocido
-dice Salerno- que durante el coito placentero el hombre ruge, mientras la mujer se
queja. Y recuerda al Kama-Sutra que dice: "el comercio sexual puede ser
comparado a una querella".
Las conocidas embestidas pelvianas constituyen movimientos de toda la región, que
ya han comenzado a producirse en la fase de meseta, luego de la introducción del
pene en la vagina. En el orgasmo, las contracciones de los glúteos, del abdomen,
de los abductores y aductores del muslo, coordinan un movimiento de vaivén muy
intenso -y poderoso, que deja de ser voluntario en la fase de orgasmo, son más
cortos y enérgicos, cada vez más rápidos y culminan con una contracción
espasmódica de propulsión anterior. Debemos señalar que en algunas mujeres, se
realiza un aprendizaje de las embestidas pelvianas, puesto que culturalmente
habían sido condicionadas para permanecer inmóviles, pasivas durante el coito. No
obstante, es la zona genital donde se percibe más claramente el orgasmo.
d. En el recto se perciben fuertes contracciones esfinterianas simultáneas con las
de la plataforma orgásmica vaginal. e. El ritmo respiratorio llega al máximo, con 40
por minuto (lo normal en reposo es de 16 r.p.m.) y el ritmo cardíaco alcanza de 110
a 180 pulsaciones por minuto. Ambas reacciones son proporcionales en intensidad y
duración con la intensidad del orgasmo, más específicas en la mujer que en el
hombre.
f. La presión arterial sube también al máximo: de 120 mmHg de base, puede
ascender de 150 a 200 mmHg la máxima, y de 80 mmHg a 100 y 120 mmHg la
mínima. Sube menos que en el varón.
g. En el clítoris, cuyo glande había migrado dentro de su capuchón al final de la
fase orgásmica, no se registran modificaciones. No hay un orgasmo clitoridiano, en
el clítoris.
h. Los labios mayores y menores no modifican los cambios previos.
i. La vagina es la sede de la mayor cantidad y calidad de cambios durante el
orgasmo. La musculatura que rodea el tercio externo de la misma, así como la
plataforma orgásmica que se formó durante la fase anterior, constituyen las
estructuras directamente involucradas. Para comprender mejor el proceso,
analicemos la musculatura perviana.
Las contracciones de los músculos ubicados en el tercio externo y que integran la
plataforma orgásmica de la vagina, que habían sido voluntarias durante la fase de
meseta, se hacen involuntarias, y aparecen bruscamente, con una frecuencia de
cada 0.8 segundos, de 5 a 12 veces, que constituyen un solo orgasmo en su
conjunto. Los intervalos son cada vez mayores y de menor intensidad. Como vimos,
las contracciones del esfínter anal son sincrónicas. También el útero se contrae
desde la zona media a la inferior, con apertura del cuello del útero, lo que facilita la
fecundación por el pasaje de los espermatozoides, pues se describe una "succión"
del contenido del fondo de saco de la vagina. Todos los músculos perivaginales se
contraen rítmicamente durante el orgasmo.
El llamado músculo pubocoxígeo en realidad está constituido por un conjunto de
músculos que forman todo el piso perineal y rodean la entrada de la vagina y el ano.
En la vagina sólo ocupa de un centímetro a cuatro centímetros de su tercio externo,
variable de acuerdo al desarrollo muscular y a la constitución de la mujer. El mismo
puede ejercitarse para acrecentar la intensidad del orgasmo, aunque inicialmente
Kegel lo recomendaba para recuperar la tonicidad de la musculatura vesical en las
multíparas y luego de cada parto, cuando había incontinencia urinaria.
Las contracciones perivaginales de la plataforma orgásmica perfectamente
registradas por la mujer, junto a la rápida detumescencia areolar con arrugamiento
del pezón, constituyen signos inequívocos de que el orgasmo ya se ha producido,

lo que, según Masters y Johnson "es inútil la simulación por parte de la mujer de un
estado de orgasmo" y "libran al experimentador de cualquier duda acerca de si la
mujer está simulando o no un orgasmo". Como existen mujeres que no habiendo
obtenido el orgasmo, lo simulan frente a sus maridos, con estos conocimientos sería
imposible el engaño... piadoso por cierto.
El orgasmo femenino es más prolongado que el del varón, y las primeras 3 a 6
contracciones se dan respetando el intervalo de 0.8 segundos, al igual que en el
varón. Las siguientes son de menor intensidad y más espaciadas.
Es durante el orgasmo que se registra el entorpecimiento sensorial mayor, como lo
señaláramos y en las mujeres se produce el cierre de los ojos, la huperventilación,
la apertura de la boca, y luego de la "tuforada de calor" de la fase de meseta,
experimenta el "latido pélvico ° o sensación de contracción involuntaria de la vagina
o el perineo bajo, como signo premonitorio del orgasmo.La experiencia orgásmica
de la mujer sólo consta de una fase y no de dos, como en el varón.
En el orgasmo en el varón se observan las siguientes modificaciones genitales y
extragenitales.
a. El enrojecimiento sexual sólo se vé en el 25 %.
b. Las contracciones espasmódicas de los músculos en forma involuntaria son
semejantes a los de la mujer. No es extraño que luego del coito se experimenten
dolores lumbares, y en brazos, piernas y abdomen, por el esfuerzo realizado
involuntariamente. El espasmo carpopedal es menos frecuente en el hombre en
posición coital superior por razones obvias, pero aparece si el hombre está en
posición inferior, en la postura coital de Andrómaca.
c. La hiperventilación pulmonar se logra, al igual que en la mujer por taquipnea de
40 respiraciones por minuto y la duración depende del grado de excitación sexual.
d. La taquicardia llega hasta 110 o 180 r.p.m. Y la presión sanguínea sube entre 40
a 100 mmHg en la máxima (llega hasta 220) y entre 20 y 30 mmHg para la mínima.
La hipertensión transitoria es mayor que en la mujer, hecho a tener en cuenta en los
hipertensos y cardiópatas.
d. El pene y la zona pelviana sufren una serie de modificaciones que determinan
que el orgasmo masculino posea dos fases: 1. la sensación de inevitabilidad
eyaculatoria o emisión y 2. la eyaculación.
No se debe confundir la emisión preeyaculatoria que se trata de una expulsión de 2
ó 3 gotas de semen que asoman del meato urinario -que es fecundante- y que
ocurre al final de la fase de meseta.
La sensación de inevitabilidad eyaculatoria o emisión es producida por las
contracciones de los vasos eferentes del testículo, el epidídimo y el conducto
deferente, así como de las vesículas seminales y la próstata, segregando líquido
seminal en la uretra prostática y membranosa o perineal, que aumentan de dos a
tres veces su tamaño, como ya lo señaláramos en la fase de meseta. Naturalmente,
la secreción de la glándula de Cowper es nula. Es mayor el líquido segregado si
existió un largo período de abstinencia. El periodo dura nada más que 2 ó 3
segundos y es percibido claramente como premonitorio del orgasmo eyaculatorio
por el varón joven, pero es inexistente en el anciano.
La dilatación de esa "vejiga" en cavidad cerrada como ya lo señaláramos en la fase
de meseta, comprime a la próstata, al utrículo prostático –esa zona "femenina" o
resto embrionario que da origen al útero en la mujer, y de gran sensibilidad, sede el
erotismo uretral según Abraham- y estimula las propias paredes de la uretra, lo que
aumenta la sensación de que "viene" la eyaculación.
La eyaculación es la experiencia única del varón, y que no se produce en la mujer,
pese a que recientes teorías no confirmadas afirman lo contrario. La eyaculación
posee un centro nervioso ubicado en la médula lumbar y un centro cortical,
vinculado con el tálamo, el sistema límbico y el hipotálamo, los que a su vez
abarcan en sus proyecciones las "áreas del placer". Al ser corticalizada la
experiencia, la eyaculación es consciente y voluntaria, aunque puede ser
involuntaria y regida por el simpático. En este estadio eyaculatorio, se mantiene el
cierre del esfínter vesical interno, pero se abre el esfínter vesical externo incluído en
el músculo pubocoxígeo, que permite avanzar al semen al bulbo del cuerpo
esponjoso y luego a todo lo largo de la uretra peneana hasta el meato y el exterior.
Los músculos perianales, el isquiocavernoso, el bulboesponjoso, transverso
superficial y el tranverso profundo del periné, se contraen en forma involuntaria pero
coordinada.
Las contracciones expulsivas se dan con intervalos de 0.8 segundos, al igual que en
la mujer y en el ritmo arcaico típico y de gran significado. Se producen 3 ó 4
contracciones con igual intervalo e intensidad, y luego se produce un
enlentecimiento del ritmo contráctil y una disminución de la intensidad de las
contracciones con mínima fuerza expulsiva. La fuerza de impulsión del semen es
intensa al principio, y las dos o tres primeras contracciones eyaculatorias lanzan a
unas 12-24 pulgadas del meato las gotas seminales. Las primeras porciones de
semen provienen de la próstata, las segundas de la ampolla de los conductos
deferentes, etc., y se diferenciaron 6 porciones diferentes sucesivas. El volumen de
semen es variable, pero la primera eyaculación siempre es mayor que una segunda
en caso de producirse.
La capacidad multiorgásmica del hombre es menor que la de la mujer, porque el
período refractario, típico del hombre, que sucede a la eyaculación, y que dura entre
minutos y horas para cada uno de acuerdo a la constitución individual y a la edad,
está presente provocando una indiferencia o anestesia a la estimulación
postorgámica. Habíamos visto que era posible la estimulación del glande del pene
en la vagina, pero luego del orgasmo era dolorosa la estimulación peneana durante
la autoestimulación.
Masters y Johnson demostraron que el placer obtenido por el orgasmo en el varón
era mayor en el primer orgasmo, por las razones antedichas, y entre las que se
cuenta el mayor volumen eyaculado, y menor en el segundo orgasmo. Sin embargo
en la mujer, el primer orgasmo es menos placentero que el segundo o tercero. De
allí que para equilibrar la intensidad placentera de los orgasmos masculino y
femenino, el primer orgasmo de la mujer podría ser obtenido manualmente, luego
ser penetrada y entonces se obtendría el segundo orgasmo más placentero en la
mujer, junto al primer orgasmo más placentero en el varón.
Aunque debido a motivos culturales, la mayor lentitud en la respuesta sexual de las
mujeres, sobre todo para la obtención del orgasmo, nos sugiere efectuar la

corrección inteligente de las siguientes curvas superpuestas y que fueron fuente de


muchos sufrimientos sexuales:
La Curva ideal de las respuestas sexuales de la pareja debería ser:

Para ello, el varón debería renunciar a su biología, como sugiere Gerard Zwang [21]
y también debería renunciar a su papel de maestro o de maestro de ceremonias del
coito, so pretexto de una mayor experiencia y conocimiento que la sociedad le
exige. Es la mujer la que impone la mayor cantidad y calidad de modificaciones a la
respuesta sexual biológicamente establecida, humanizándola y alejándola de su
herencia animal. Es ella la que debe indicar dónde y cómo ser acariciada, el
momento de la penetración -cuando la meseta ha avanzado, está lubricada y la
vagina está dilatada en su fondo, lista para recibir al pene- y la que debe indicar la
inminencia de su orgasmo, para hacer coincidir su segundo orgasmo más
placentero con el primero del varón. Habitualmente, el varón no tiene dificultades
para seguir estas indicaciones y el saber sexual de la pareja aseguraría un buen
desempeño.
4. FASE DE RESOLUCIÓN
Es la última fase del ciclo de respuesta sexual, y existen diferencias entre el hombre
y la mujer. Luego del orgasmo, en la mujer mantiene la capacidad potencial de
volver a tener otro orgasmo si recibe una estimulación sexual efectiva, salvo los
patrones monoorgásmico y tetánico que vimos. En cambio, en el varón la fase de
resolución se caracteriza por acompañarse de un periodo refractario y sólo al final
del mismo pueden volver a ser estimulados para obtener otro orgasmo. Las
excepciones a esta regla son escasas, pero existen.
Ya señalamos que la detumescencia areolar y el arrugamiento del pezón son
característicos de haberse producido el orgasmo, pertenecen a esta fase y junto al
rápido retorno a la normalidad por descongestión de la piel, los labios mayores y
menores, de la plataforma orgásmica y de los ritmos respiratorio y cardiaco, se
observa un hecho típico: la perspiración, sobre todo en la mujer.
Se trata de una fina capa de sudor en el dorso, muslos y parte anterior del torso. La
transpiración puede ser profusa y mayor en las axilas, palmas de manos y plantas
de pies, frente y labio superior. Cuanto mayor fue la experiencia orgásmica, mayor
la sudoración.
El clítoris en la mujer recupera su lugar, descendiendo a su posición pudenda en
unos 5 a 10 segundos, mientras que el pene disminuye su tamano de erección, pero
mantiene la tumefacción durante 5 a 10 minutos. a detumescencia peneana se
produce en dos estadios: La primera, durante el periodo refractario, con disminución
del volumen en un 50% en forma rápida, aunque ello depende de la duración de las
fases de meseta y excitación. Si el hombre demoró mucho el momento del orgasmo
alargando la fase de meseta, la detumescencia demora más tiempo en producirse.
Pero si se extrae el pene de la vagina, o si el hombre camina, o habla de un tema
asexual, la involución es más rápida. La micción postorgasmo asegura una aún más
rápida detumescencia, pues el hombre no puede orinar con el pene en erección.
Finalmente, las bolsas recuperan su carácter escrotal, los testículos descienden a
las mismas y la casi desaparición de los mismos en el momento del orgasmo, da
lugar a una flaccidez y recuperación de la posición del testículo izquierdo más bajo
que el derecho.

Las mamas demoran bastante en recuperar su tamano. El útero, al bajar al fondo de


saco de la vagina, abre su orificio externo, desaparece el efecto de "tienda", y la
vagina, tan modificada en longitud y anchura, vuelve lentamente a su tamaño
original, observándose en los casos de buena respuesta sexual, urca lubricación en
la fase de resolución.
Se han efectuado muchas reflexiones y observaciones sobre el período de
resolución. Se exige que exista relajación y sueno. Otros protestan que el varón
queda "muerto" y la mujer continúa dispuesta, con una alacridad que expresa su
alegría y presteza por estar sexualmente satisfecha, según Quijada [22].
Se observó que, al retornar la agudeza visual y sensorial, pueden doler las heridas
causadas o los golpes involuntarios. Si la mujer está menstruando, sangra más
luego del orgasmo, al cesar el estímulo simpáticomimético. Pero el más clásico
comentario corresponde a Galeno, quien decía:
"Triste est amnie animal post coitem, praeter mulierem gallumque" que significa:
"Todo animal está triste después del coito, excepto la mujer y el gallo". Pero ello no
corresponde a la realidad. El varón normal, sano, no está triste, sino satisfecho,
alegre, quieto y pletórico. Es cierto que con frecuencia el varón da la espalda a la
mujer y se duerme luego del coito, lo que fastidia y frustra a la mujer todavía
invadida por oleadas de ternura, dicha y placer, y que desea comunicarse con el
compañero en el plano más espiritual de un diálogo amoroso. Pero el prejuicio de
"acabar" o de "haber terminado" el "acto" debe superarse por parte del hombre para
lograr que el coito se humanice y se transforme en una expresión privilegiada y rica
del lenguaje comunicacional y sexual de dos personas totales, no sólo de sus
cuerpos, como se insiste erróneamente, o de la cintura para abajo, como cree el
común de la gente. De allí que prefiramos designar al coito como "relación sexual".
B. LA RESPUESTA BIFASICA DE KAPLAN
La psicoterapeuta y sexóloga Helen Singer Kaplan [23] , concibió en 1974 una
simplificación de la Respuesta sexual de Masters y Johnson, reduciendo a dos fases
las cuatro propuestas por éstos.
Primera Fase: VASOCONGESTIVA
Segunda Fase: MUSCULAR
Tuvo en cuenta el mecanismo fisiológico dominante en cada fase, no sólo a nivel
genital, donde predominan esos fenómenos, sino en todo el cuerpo. Desde luego
que estos factores ya habían sido señalados por Masters y Johnson al plantear su
respuesta sexual, pero Kaplan efectúa una elaboración teórica sobre las
conclusiones experimentales de aquéllos. No debemos olvidar que los verdaderos
creadores del formato de respuesta sexual humana son Masters y Johnson. Todas
las elaboraciones posteriores son especulativas y teóricas, no fundamentadas en la
experiencia de laboratorio de gran rigor científico que a los mismos inspiraron.
No obstante, esta concepción bifásica, que fue la primera ?pues ahora planteó una
segunda trifásica?, ha sido de gran utilidad para la comprensión clínica y terapéutica
de la respuesta sexual. Ha proveído a los sexoterapeutas de un instrumento
formidable para la comprensión de los trastornos sexuales. No perdamos de vista
que el interés científico por esclarecer el mecanismo de producción de los
fenómenos de respuesta sexual no es teórico no académico: obedece a la
necesidad imperiosa de poseer, por parte de los terapeutas, de un modelo de
normalidad al cual referir sus hallazgos clínicos y sus resultados terapéuticos en la
disciplina sexológica. Aunque bastaría con que la biología del coito se hubiera
esclarecido, después de siglos en que cualquier otra función de menor importancia
que la función sexual ya había merecido el interés y la vida entera de muchos
cientffIcos.
La respuesta sexual propuesta por Kaplan inicialmente fue la siguiente:

1. FASE VASOCONGESTIVA

Comprende las fases de Excitación y Meseta de Masters y Johnson, y se


caracteriza por el predominio de la dilatación de los vasos sanguíneos en todo
el cuerpo, pero predominan en los genitales con la aparición de los cambios
ya descritos en la consideración de la respuesta tetrafásica, a la cual
referimos al lector.
En el siguiente Cuadro se resumen brevemente estos cambios:
La erección peneana puede producirse en ausencia de comunicación de los
centros nerviosos sacros (centro de la erección inferior) con los centros
superiores. La estimulación táctil de los genitales y sobre todo del glande del
pene, produce la erección en ausencia de estimulación psíquica. Pero también
es posible, y aún más frecuente, la erección sin participación de la
estimulación táctil de las zonas erógenas, producida por fantasías o por la
estimulación sensorial visual, auditiva y olfatoria sobre todo. El pensamiento
puede ser soberano en la erección.
FASE VASOCONGESTIVA FEMENINA
Se describen dos subfases:

1. FASE DE LUBRICACION - HINCHAZON vaginal


Vagina colapsada, tensa y seca a expandida, hueca y húmeda, "erección interna",
"invaginación" Utero congestivo, trepa fuera de la pelvis
2. PLATAFORMA ORGASMICA
Máxima v.c. - introito, 1/3 ext. vaginal
Labios, vagina posterior, periné
Proceso abarca: toda la piel corporal DIFUSA, pechos y genitales
Respuesta INTERNA y NO CONCIENTE
Centros nerviosos: No bien estudiados. PARASIMPATICO MEDULAR.
INFLUENCIA SUPERIOR.
Kaplan se queja de que las estructuras nerviosas involucradas en la fase de
vasocongestión no estén bien estudiadas en la mujer como en el varón, y debe
inferirse que son las mismas estructuras.

2. FASE MOTORA
Esta segunda fase de Kaplan [24] comprende las fase de Orgasmo y Resolución
de Masters y Johnson. También fueron estudiadas por nosotros en el ítem
precedente, pero resumimos el proceso así:
FASE MUSCULAR MASCULINA
Kaplan también discrimina dos fases del orgasmo masculino:
La fase de emisión está dada por el pasaje de semen en muy pequeña cantidad, a
la uretra peneana desde la uretra posterior(membranosa o pelviana y prostática),
que está dilatada desde la fase de excitación. Se descontrae el esfínter estriado
externo de la uretra, que integra el llamado músculo pubocox(geo, lo que estimula
sensitivamente la pared uretral, provocando la sensación de inevitabilidad
eyaculatoria. Dura solo unos segundos previos a la eyaculación y prácticamente
anuncia el comienzo del orgasmo.
La fase de eyaculación está dada por la contracción clónica de los músculos que
integran el esfínter estriado externo de la uretra, con una frecuencia de 0,8
segundos, sobre todo las primeras 3 a 5 contracciones y que llegan a 8 - 12
contracciones, más espaciadas y de menor intensidad las últimas (estas
características son idénticas a las del orgasmo femenino). El semen es expulsado
en chorros, en forma intermitente, e impulsado por las contracciones de los
músculos lisos de la uretra peneana, pudiendo alcanzar una distancia variable, de
hasta 2 metros en la juventud, sin fuerza alguna en la vejez, como guarismo normal.
El volumen del eyaculado también es variable, pero el mínimo oscila entre 2 a 2 y
medio centímetros cúbicos. Concomitantemente, se contraen los órganos anexos, lo
que aumenta la fuerza de expulsión, como ya lo vimos.
La respuesta bifásica, concebida hacia 1974 , 4 años después de publicada la
respuesta tetrafásica de Masters y Johnson, constituyó toda una novedad en el
campo sexológico, y contribuyó a la elaboración de una "Nueva Terapia Sexual",
que permitía estudiar la "vulnerabilidad" de cada fase de la respuesta. Tal vez
contribuyó a ello el estilo más ameno, menos académico que el de Masters y
Johnson, que utilizara Kaplan en su "Nueva Terapia Sexual" en dos tomos [25].
HORMONAS Y SEXUALIDAD
Kaplan efectúa un resumen muy interesante sobre la acción de las hormonas
sexuales masculinas y femeninas sobre la conducta en general y sobre la respuesta
sexual en particular.
La testosterona o andrógeno es el "elixir de la sexualidad", y tanto en varones como
en mujeres, incrementa el deseo sexual, favorece la vasocongestión con más altos
niveles de excitación, y "brinda el entorno químico que se requiere para un
funcionamiento y estructuración idóneos del orgasmo genital: producción de semen,
erección, eyaculación. Aumenta el nivel energético, el apetito, el metabolismo y la
agresividad o conducta de dominancia. Constituye un verdadero afrodisíaco. En los
homosexuales no revierte, por ello, la orientación, sino más bien incrementa el
deseo en el sentido en que ya está establecido.

Los andrógenos son segregados en el testículo del varón y en las suprarrenales de


la mujer, en menor cantidad desde luego. Son estimuladas por la Hormona
Folículoestimulante y la Hormona Luteinizante (FSH y LH), de la hipófisis, las que a
su vez son liberadas por estimulo de un decapéptido descubierto en 1971: la
Hormona liberadora de la Gonadotropina (Gn RH) y producida en el Hipotálamo, y
que se trata de una neurohormona. Este avance en la comprensión de las
secreciones hormonales a nivel del hipotálamo, constituye una clave para la
comprensión del mecanismo por el cual las emociones y los estímulos psíquicos
actúan favoreciendo la liberación de las hormonas sexuales. Kaplan insiste en que
los andrógenos, con lo importante que son para condicionar la conducta sexual,
actúan poco en comparación con las influencias psíquicas, que son soberanas con
su poder de presidir la conducta y sentimientos sexuales de las personas. Los
estrógenos y la progesterona femeninas, no poseen una acción demostrable sobre
la conducta sexual de una manera directa. La progesterona, contenida en las
píldoras anticonceptivas, inhiben la sexualidad femenina por un mecanismo indirecto
y por antagonismo con la acción androgénica. Los estrógenos favorecen el trofismo
de las paredes vaginales, así como la lubricación vaginal, efecto más evidente en
las mujeres postmenopáusicas.
En su resumen sobre el control nervioso de las respuestas sexuales, pone al día las
observaciones de Olds, Mc Lean y Money sobre las "Areas del placer", afirmando
que la sexualidad ocupa un lugar único entre los impulsos humanos, pues está
presidida, sobre todo, por el principio del placer. Naturalmente, el principio de
realidad no le es ajeno. Pero la dualidad de la motivación humana, en el binomio
placer-dolor, obedece a los recientes descubrimientos de áreas del dolor y del
placer, íntimamente relacionados. Cuando Olds [26], descubre en 1950 las áreas
del placer, se interpretó a nivel psicológico que el "principio del placer" postulado por
Freud es un factor motivacional de primera importancia, y que "de todas las
funciones humanas, la sexualidad es la más placentera de todas". Esta es la
explicación elemental del tabú que veló al sexo y la sexualidad por siglos, ya que
placer, hedonismo y pecado iban de la mano en las concepciones morales y
religiosas.
La cercanía de las áreas del dolor y del placer las del dolor regulan casi todas las
conductas, las frenan o inhiben si sobrepasan un umbral explica que las
estimulaciones inadecuadas por extemporáneas o excesivas, puedan despertar más
bien dolor, sufrimientos y aversión, que placer. O que el placer intenso pueda
entorpecer el dolor que una estimulación producirla fuera de ese estado placentero.
La estimulación manual del clítoris o el glande del pene puede dar lugar a estas
variaciones de dolor y placer.
EL ESQUEMA DIALECTICO DE LA RESPUESTA BIFASICA
Gerard Zwang [27] plantea que existe un antagonismo dialéctico entre las fases
inicial y terminal de la respuesta sexual. Por otro lado, los griegos afirmaban que
Afrodita ejercía una influencia predominante sobre la segunda fase, y Eros sobre la
primera fase de la respuesta coital.
Eros, más emotivo y afectivo, suave y cariñoso, reina sobre la fase inicial del coito,
presidido por la tranquilidad, la relajación y el abandono. En cambio Afrodita, la
diosa del amor, es más sensual, agresiva, violenta en su pasión, por lo que reina en
la fase muscular orgásmica.
Por esta razón, preparamos un esquema que ejemplificara la naturaleza, predominio
de sistemas vegetativos, los fenómenos que aparecen, las actitudes prevalentes, los
centros nerviosos afectados, y el significado instintivo de cada una de estas dos
fases.
No podemos disimular nuestro entusiasmo por el esquema bifásico, ya que con su
simplicidad y practicidad, muestra claramente la esencia de los fenómenos a partir
de sus elementos básicos, y podemos luego ir enriqueciendo cada fase con
subdivisiones diversas.

C. LA RESPUESTA TRIFASICA DE KAPLAN


A las dos fases de vasocongestión y muscular, agrega Kaplan [28] en 1979 una nueva
fase: la fase del deseo.
Todo el movimiento intelectual y científico que despertó el aporte inicial de Masters y
Johnson y la de la misma Kaplan, generó nuevas ideas, perspectivas e intuiciones.
Harold Lief señalaba en Estados Unidos que el deseo sexual había sido descuidado
y que posee una significativa importancia clínica. Kaplan reúne, entonces, diversos
aportes y los suyos propios, inspirados en sus fracasos terapéuticos y plantea la
existencia de una fase del deseo, como un progreso significativo para la visión más
integrativa de la respuesta sexual, que, de bifásica, pasa a ser trifásica: fase de
deseo, fase de excitación y fase orgásmica.
El deseo sexual es el apetito o Impulso producido por activación del sistema neural
cerebral específico. Es tener ganas, estar dispuesto, motivado, expectante.
DESEO
Acción de desear: sentir atracción por una cosa hasta quererla poseer o alcanzar
(Diccionario).
Apetito o impulso producido por activación del sistema neural específico (Kaplan)
Deseo sexual: vivenciado como sensaciones especificas que mueven a buscar
experiencias sexuales o a mostrarse receptivo a ellas.
Se caracteriza por:
- Sensaciones genitales
- Vaga excitación
- Interés en experiencias sexuales
- Disposición abierta a las mismas
- Inquietud general
- Sólo cesa con el orgasmo
Al igual que con la fase de Excitación y de Orgasmo, Kaplan plantea una Anatomía
del deseo y una Fisiología del deseo:
FASE DEL DESEO
ANATOMIA DEL DESEO
(Común para hombre y mujer)
1. Estructuras neurológicas:
1. Sistema límbico: emoción, motivación
2. Núcleos del hipotálamo
3. Región preóptica
11. Centros excitatorios y aversivos:
próximos entre sí
interrelacionados
111. Receptores químicos, en las neuronas de los CENTROS DEL PLACER:
reaccionan a las endorfinas
IV. Conexiones con los CENTROS DEL DOLOR Y DEL PLACER. El dolor tiene
prioridad sobre el placer.
Conexiones con centros que analizan experiencias complejas
Conexiones con el almacén MNEMICO
Conexiones con sistemas de recuperación
Conexiones con centros reflejos espinales genitales.
RESPUESTA SEXUAL TRIFASICA
FASE DEL DESEO
1. Estructuras anatómicas especificas del CEREBRO
2. CENTROS excitatorios e inhibitorios
3. NEUROTRASMISORES, uno inhibitorio y otro excitatorio
4. CONEXIONES con otras áreas del cerebro, integrando la experiencia vital del
individuo.
FISIOLOGIA DEL DESEO
A. HORMONAS:
1. TESTOSTERONA hormona de la líbido. Para ambos sexos.
2. FL HL: Factor Liberador de la Hormona Luteinizante: péptido segregado por
el hipotálamo FAVORECEN
B. NEUROTRASMISORES:
1. SEROTONINA Inhibidora
2. DOPAMINA excitadora de centros sexuales del cerebro.
C. PAREJA POTENCIAL ATRACTIVA Y RECEPTIVA:
su accesibilidad, ligazón, excitación ESTIMULA los centros sexuales del DESEO
Enamoramiento: eleva el deseo: afrodisíaco Dolor y miedo: inhiben el deseo.
D. DESCONEXION VOLUNTARIA: Si se decide suspender la conquista del placer
sexual o no favorecerla, se puede desconectar el mecanismo neurológico del deseo.
E. INHIBICION: Por enojo u hostilidad o dolor. Más en mujeres.
F. VULNERABLE POR FACTORES EXPERIENCIALES:
1. El objeto sexual de deseo es condicionado por ellos
2. Es difícil distinguir entre factores biológicos y experienciales del deseo
sexual.
Las diferencias masculinas y femeninas ante el deseo sexual son muy claras en
algunos casos.
Animales machos:
Olfato
Vista
Otros indicios del celo en la hembra.
Animales hembras:
celo cíclico
presencia de macho sexualmente activo que las corteja.
En los varones humanos, el objeto del deseo es sumamente condicionable, muy
sensible a factores ligados a la experiencia. En el término "experiencia" en realidad
se engloba un complejo sistema de recuerdos, conocimientos, fantasías, sueños,
enseñanzas, condicionamientos morales, religiosos y sociales; la normalidad psíquica
y los rasgos caracteriales y de personalidad. La eroticidad subjetiva o capacidad de
experimentar placer en forma individual. Depende de la calidad e intensidad de los
estímulos recibidos y que despiertan el deseo. Lo que es deseable para unos es
despreciable para otros o indiferente.
Una característica que debemos destacar es que el deseo es coercible, se puede
desconectar el mecanismo neurológico. Recordemos que la fase apetitiva del instinto
sexual humano, es coercíble también y puede asociarse con esta concepción: deseo
y apetito sexual.
La labilidad del deseo es grande, y se anula o inhibe por enojo u hostilidad, y hay
incompatibilidad entre deseo o agresividad o violencia. Por eso, el deseo da lugar a
la excitación.
La sede del deseo es el cerebro y sus funciones psíquicas, mientras la sede específica
de la excitación y el orgasmo son los genitales.
Tengamos en cuenta que la Fase del Deseo fue incorporada como válida y de uso
para la consideración de los problemas sexuales en la comunicación científica y sobre
todo médica internacional. La clasificación de las disfunciones sexuales incorporan la
del deseo en la última Clasificación de las Enfermedades Mentales de los Estados
Unidos (DSM 111). Resumiendo, las diferentes propuestas aceptadas para la
respuesta sexual, serian las siguientes:

D. OTROS FORMATOS DE RESPUESTA SEXUAL


Al igual que las propuestas de Kaplan, se ha formulado la presentación de este
fenómeno mediante varias comunicaciones de interés.
Whippley Perry [29] han propuesto una respuesta de tres fases:
1. Fase muscular: mínimas sacudidas musculares pubococcígeas. Coincidiría con
la fase del deseo de Kaplan.
2. Fase muscular: las contracciones musculares provocarían el mayor aflujo
sanguíneo.
3. Fase de orgasmo: plantean varios tipos de orgasmo. Siguiendo las categorías de
Singer, los habría de tres tipos: orgasmo vulvar, orgasmo mezclado y orgasmo
uterino.
El orgasmo vulvar o clitorídeo, tiene su foco de experiencia en la plataforma
orgásmica, el foco de la respuesta muscular en el músculo pubococcígeo con el
punto desencadenante común en el clítoris e inervado por el nervio pudendo. Los
orgasmos son únicos o múltiples.
El orgasmo uterino o vaginal tiene su foco de experiencia en el útero y órganos
pelvianos, el foco de respuesta muscular es el útero, con el punto desencadenarte
común en el punto G e inervado por el nervio pelviano, y el plexo hipogástrico y se
produce un solo orgasmo, conclusivo.
Y el orgasmo mezclado o también vaginal, que tiene su foco de experiencia en la
vagina, los focos de respuesta muscular tanto en el músculo pubococcígeo como en
el útero, inervados por los nervios pelviano y pudendo, produciéndose uno o varios
orgasmos.
EL PUNTO G
No está demostrada su existencia, pero Ladas, Whipple y Perry efectuaron una
revisión histórica de este supuesto órgano, cuya importancia sería doble: sería la
tercera zona erógena primaria de la mujer, junto al clítoris y la vagina, y sería
responsable de la eyaculación femenina.
Según estos estudios, ya Aristóteles y Galeno hablaron de la eyaculación de la
mujer. Regnier de Graaf, el descubridor del folículo que lleva su nombre, describió
en 1672 la "próstata femenina" y la correspondiente eyaculación del líquido formado
en ella. Alexander Skem en 1880 también describió una glándula periuretral. Van de
Velde en 1926 habla de una secreción en el momento del orgasmo femenino.
Finalmente, Ernst Grafenberg junto a Robert L. Dickinson, describen el punto que
lleva su nombre: punto G o de Grafenberg, así bautizado por Perry y Whipple.
Su localización sería a lo largo de la superficie suburetral de la pared anterior de la
vagina, a unos 4 - 5 centímetros del introito. La estructura probable sería una
compleja cadena de vasos sanguíneos, glándulas, conductos parauretrales,
terminaciones nerviosas y un tejido que rodea el cuello de la vejiga. Pero no se
identificó el tipo de célula del órgano.
La estimulación es mayor en determinadas posturas coitales, como la de la mujer en
posición superior o manualmente. Y llevaría al orgasmo.
Pero no se ha demostrado que exista siquiera en el 10 o 12 % de mujeres que
afirman estos autores que lo poseen.
Los estudios de Whipple y Perry se inscriben dentro de la Escuela Bioenergética,
heredera de las concepciones de Wilhelm Reich en Estados Unidos, y agregan
algunas conclusiones más sobre el orgasmo y la eyaculación femenina: No se
produciría la plataforma orgásmica en estas mujeres, sino más bien se abriría la
entrada de la vagina, con lo que no se produce el efecto de "tienda" sino de "Marco",
con la bajada del útero, y más bien expulsa el pene de la vagina. También plantean
una diferencia entre clímax y orgasmo. Para Reich el clímax es una experiencia
genital localizada y para Lowen un alivio de la tensión sexual. Estaría regido por el
nervio pudendo, según Whipple y Peny. Pero el orgasmo sería para Reich una
experiencia en que participan todos los músculos del cuerpo, y para Lowen una
satisfacción profunda de ternura y amor. Para Whipple y Perry el orgasmo estaría
regido por el nervio pelviano. Naturalmente, estos datos pueden correlacionarse con
las categorías orgásmicas de Singer que ya vimos más arriba.
Tordjman [30] presentaba en 1979 una teoría del doble orgasmo femenino: uno
superficial o somático, cuyo centro neurológico está en la médula sacra (S2, S3 y
S4) que requiere una estimulación superficial exteroceptiva, una inmovilidad y
vigilancia pasiva, en que el clítoris, la boca, la zona interna de los muslos y los
labios menores son los más sensibles. El orgasmo implica la contracción rítmica de
la plataforma orgásmica. Es similar al orgasmo eyaculatorio del varón.
El segundo orgasmo femenino, profundo o visceral, tiene su centro en la médula
dorso lumbar (D11, D12. L1) y las estimulaciones sobrevienen por la penetración y
estimulación de los fondos de saco de la vagina y el cuello del útero que, a
diferencia de lo afirmado por Masters y Johnson, estarían inervados ricamente por
corpúsculos terminales dependientes del plexo hipogástrico de naturaleza simpática
que llegan por el nervio pelviano. Por su estímulo se contraerían los órganos
pelvianos internos y el útero. El fenómeno seria similar y por idénticas vías a la fase
de emisión o preeyaculación del varón. Estas aclaraciones responden a la inquietud
planteada por Kaplan sobre el desconocimiento de los centros neurales femeninos.
EL MUSCULO PUBOCOCCIGEO
Tal vez el aporte más interesante y que está demostrado por la clínica, es la puesta
al día sobre el músculo pubococcígeo. Está constituído por el conjunto de músculos
de la base perineal, rodeando los tres orificios externos de la mujer y los dos del
hombre: uretra y ano. Estos músculos son los que en los animales mueven el rabo o
la cola. El grosor es palpable en la entrada de la vagina, y mide de 1 a 5
centímetros. Es un músculo poco ejercitado. La parte más interesante desde el
punto de vista orgásmico es la parte anterior, aunque sabemos que las
contracciones anales son eficaces en la excitación sexual de hombres y mujeres y
también se dan involuntariamente durante el orgasmo. El varón nota las
contracciones voluntarias de la fase de meseta en el pene, así como durante el
orgasmo. La fuerza de la contracción puede ser muy intensa hasta expulsar el pene
de la vagina, o muy débil hasta ser casi imperceptible.
Puede explorarse el músculo pubococcígeo mediante una serie de ejercicios:
• a. Contraer y ver el perineo que se mueve en respuesta a las órdenes de
contracción. Diferenciar de las contracciones anales.
• b. Cerrar y abrir la abertura vaginal, con autoexamen con espejo.
• c. Introducir el dedo en la vagina y ubicarlo a unos 2 5 centímetros de la
entrada; luego con dos dedos y percibir la contracción. d. Tratar de
interrumpir el fluido de la orina. Este ejercicio sirve para el hombre y la mujer.
Fue Kegel quién describió en 1952 un ejercicio para combatir la incontinencia
urinaria de las mujeres puérperas, descubriendo que ellas aumentaban la potencia
de sus orgasmos, que así se volvían más placenteros. El mismo inventó un aparato
neumático que, introducido en la vagina, permite medir la fuerza de la contracción,
que se dibuja en un papel si se desea o se observa en un manómetro. El aparato se
denomina Perineómetro de Kegel.
Pero hay otros aparatos para medirlo, como el perineómetro electrónico o miógrafo
vaginal, el perineómetro clínico con registrador, e incluso se han inventado aparatos
para realizar ejercicios de entrenamiento de estos músculos. Así el "Femtone
Isometric Vaginal Excerciser" es un miembro de látex. Otro, el "Vagitone y Vagette #
76" contiene un estimulador eléctrico del músculo muy parecido a un vibrador.
Los ejercicios aconsejados para entrenar el músculo pubococcígeo pueden ser
realizados con o sin el dedo o con elementos artificiales, con o sin el dedo insertado.
Se recomienda comenzar con ejercicios de 15 minutos 2 veces por día. Las
• contracciones iniciales son de unos 3 segundos de contracción y 3 segundos
de relajación, por 10 veces seguidas, para evitar la tetanización y cansancio
del músculo. Luego, aumentar hasta 10 segundos en la contracción y 10
segundos en la relajación, también 10 veces seguidas. Finalizar con breves
sacudidas de contracción relajación por varios minutos. Luego de varias
semanas recién se podrá llegar al máximo: 100 contracciones 3 veces al día,
o sea 300 por día.
a. Bottani [31] propone contraer y estirar hacia arriba, en la mujer, a lo que
llama "contracción aspirante".
Naturalmente, el ejercicio puede ser excitante sexualmente, sobre todo con la
adquisición de las contracciones rítmicas que provocan lo que Lowen
denomina "placer cinestésico".
Para la escuela bioenergética reichiana, 3 son los factores más importantes
del coito:
1. Entrenamiento del músculo pubococcígeo.
2. La postura coital adecuada.
3. Intensidad del vínculo con el compañero.

También se ha aconsejado la ejercitación del músculo pubococcígeo


en los varones con disfunción eréctil o eyaculación precoz, para tomar
conciencia de sus contracciones musculares y promover la
vasocongestión.
• b. Sapena Pastor [32] propone una modificación a la respuesta trifásica de
Kaplan, agregándole una fase intermedia entre la fase del deseo y de
excitación: la fase neuroendócrina. Con ella las fases serían cuatro y la
denominación propuesta es Respuesta Cuadrifásica.
Este autor se refiere a una anatomía, una fisiología y una vulnerabilidad
propias de esta fase, caracterizada por la activación hipotalámica y la
liberación de neurohormonas liberadoras de FSH y LH, como ya lo vimos, y
que preparan la respuesta sexual en sus fases sucesivas por acción de los
andrógenos.

• C. Yáñez [33] plantea la existencia de un ciclo de respuesta sexual


compuesto de seis fases:
4. Inicial. Que correspondería a la fase del deseo.
5. Excitadora: Coincide con la fase de excitación propuesta.
6. Meseta: Idem con la propuesta.
7. Fase resolutiva: que coincide con la fase orgásmica.
8. Refractaria: es involutiva.
9. Final: de recuperación.
• d. Gardiman(16) sobre la investigación experimental de 67 sujetos, planteó la
existencia de 5 fases:
10. Cortejo
11. Excitación
12. Tensión sexual
13. Orgásmica
14. Extinción.

Las cuatro últimas corresponden a las fases propuestas por Masters y


Johnson. El cortejo es "el lapso en el que, partiendo de una relativa y
cuasi indiferencia sexual, una de las partes induce a otra a participar
en el juego sexual".

• e. Salerno [34] proponía en 1967 una respuesta bifásica de la actividad


sexual: 1 Fase preparatoria o circuito acelerado de la libido o etapa de la
satisfacción pregenital, y 2. Fase de ejecución o circuito retardado o etapa del
goce adulto.
o La Fase preparatoria incluía:
i. Erotización del pensamiento.
ii. Ideas voluptuosas.
iii. Excitación erótica visual.
iv. Contacto corporal en superficie, determinante de una
sintonización erógena bioeléctrica difusa.
v. Juegos manuales, caricias.
vi. Contactos parciales intensivos: labios, mamas, genitales.
vii. Suele efectuarse una felatio o cunnilingus fugaz.
o La fase de ejecución comprendía:
viii. Genitalización del erotismo.
ix. Concentración máxima de carga en el pene y la vagina.
x. Urgencia ejecutiva, representada por un intenso deseo de
penetrar en el hombre y de ser penetrada en la mujer.
xi. Adopción de la posición echada en decúbito dorsal por parte de
la mujer, con el hombre sobre ella estableciendo un contacto
tóracoventral.
xii. Introducción del pene en la vagina.
xiii. Atenuación progresiva de la carga libidinosa del circuito anterior
o acelerado.
xiv. Desimpregnación erótica del pensamiento.
xv. Anulación de ideas.
xvi. Movimientos acelerados de vaivén de los genitales
acompañados de flexión y deflexión de la pelvis.
xvii. Orgasmo automático, sin interferencias psíquicas.
xviii. Relajación neuromuscular y tendencia al sueño.
2. Armonizar el nivel de deseo de ambos: Pues existen diferencias en las
curvas de respuesta sexual del hombre y la mujer, con características propias
de cada persona, que deben ser exploradas, conocidas y reconocidas
durante el período de ajuste o adecuación sexual, que puede llevar tiempo
como etapa aprendida.
3. Romper la monotonía. Una vez que se ha logrado el acuerdo para la
armonización del orgasmo, pueden estereotiparse las señales o el sistema de
señales para iniciar la relación sexual.
La comunicación en el preludio logra su máxima expresión, pues se ponen de
manifiesto todas las capacidades seductoras de ambos cónyuges, en que se
halagan mutuamente, satisfaciendo los deseos y participando en juegos
altamente placenteros que, por su carácter intimo y exclusivo, se refuerza en
su significación. El carácter altamente lúdico de esta etapa, da lugar a que se
manifiesten conductas tan paradojales como la caricia, la succión, el
fingimiento y el ataque. Aparecen los componentes normales y perversos,
sobre todo voyeuristas y exhibicionistas, así como sádicos y masoquistas,
fetichistas; en grados que no inhiban las instancias posteriores, y que sean
respetuosas de las preferencias eróticas y morales del otro.
Se discute sobre si el juego preliminar del preludio implica una necesaria
regresión infantil de las conductas, hacia reminiscencias placenteras
infantiles, como afirman algunos autores, con carácter imprescindible para
lograr esa comunicación y entrega abandono al otro. Se afirma que la
capacidad de regresión está en directa relación con la capacidad de obtener
y dar placer en el coito, en todas sus etapas. Otros afirman que el juego
sexual es propiamente adulto, producto de la superación de temores,
prejuicios, mitos y errores educativos, así como el condicionamiento
antisexual y antipiacentero. Erikson afirma que sólo en la adultez joven,
después de haberse superado la etapa adolescente, el ser humano está en
condiciones de compartir su intimidad sin reparos en el encuentro sexual.
Al parecer, tanto la superación de tabúes, como la capacidad de regresión
infantil, de acuerdo a la personalidad y mecanismos de defensa de cada
Individuo, participan en esa "desactivación" del alerta frente al otro, en esa
"disolución de la conciencia", en el abandono, típica de la reacción sexual, de
Zwang, dominada por el sistema nervioso parasimpático. Por algo los griegos
hacían presidir, en esta etapa del coito, a Eros; y a Afrodita en la etapa
orgásmica.

En realidad, pueden plantearse muchas variantes de los formatos de respuesta sexual


propuestos por Masters y Johnson, de acuerdo con el deseo o la necesidad de
enfatizar, analizar o descomponer las diferentes etapas de una fase. Sabemos que el
ordenamiento en fases de un proceso que es unitario, tanto en sus aspectos
anátomofisiológicos, como psíquicos y sociales.
El coito es la actividad sexual en que el intercambio de estimulación se produce
mediante las embestidas pélvicas con el miembro masculino inserto en el canal
vaginal, dice Gardiman, en una concepción descriptiva conductual. [35]
El coito es la cumbre del encuentro interpersonal, el diálogo integral más completo
de cuantos intercambios puedan concebirse, en el que la persona está involucrada
con su presente, su historicidad y su proyecto de futuro. Por eso no es igual un coito
entre personas desconocidas que entre dos amantes. Entre dos amantes
circunstanciales o entre dos amantes con pasado y futuro común.
El coito puede compararse a una sinfonía, con un preludio, un desarrollo dramático y
un postludio.
Paincera [36]afirma que la relación sexual normal es la culminación de una relación
amorosa preexistente que en el acto sexual se transforma en entrega total. La
participación activa de ambos es indispensable para una buena relación sexual,
aunque este autor insiste en la finalidad instintiva activa para el hombre y pasiva o
receptiva para la mujer.
Riviere [37] afirma que el coito es la manifestación esencial de la sexualidad adulta
en su expresión genital, habitual generadora del orgasmo.
Se debe dedicar tiempo al coito, pero un tiempo de gran calidad, en lo que se
denomina preludio del coito, etapa privilegiada en que las dos personas buscan dos
objetivos, según Tordjman . [38]

EVALUACIÓN LECCIÓN 7

1) ¿CÓMO SE DIVIDE –SEGÚN MASTERS Y JOHNSON, LA RESPUESTA SEXUAL TETRAFÁSICA?

2) ¿CUÁL ES EL ÓRGANO FEMENINO, EQUIVALENTE EN LA MUJER AL ESCROTO?

3) ¿CUÁNTO DURA EL PERÍODO REFRACTARIO EN LOS JÓVENES Y EN LA TERCERA EDAD?

4) DESCRIBA BREVEMENTE, LA DIVISIÓN FISIOLÓGICA DE LA RESPUESTA SEXUAL, PROPUESTA


EN 1974, POR HELENE KAPLAN.

5) EXPLIQUE MUY BREVEMENTE, EL “ANTAGONISMO DIALÉCTICO” DE LA RESPUESTA SEXUAL,


DE G.ZWANG.

6) ¿QUÉ OBJETIVOS, SEGÚN TORDJMAN, SE BUSCAN EN EL COITO?

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