Clase 7 Sexologia
Clase 7 Sexologia
Clase 7 Sexologia
Indice:
• LA RESPUESTA SEXUAL
o La respuesta sexual de Masters y Johnson
▪ Fase de Excitación
• mamas
• rubor sexual
• miotonía
• esfinter anal
• ritmos respiratorio y cardiovascular
• boca,labios,lengua,glándulas salivares
• clítoris
• útero
• labios mayores
• labios menores
• pene
▪ FASE DE MESETA
• mamas
• rubor sexual
• miotonía
• esfínter anal
• ritmo respiratorio
• presión arterial
• clítoris
• vagina
• útero
• testículo
• labios mayores
▪ FASE DE ORGASMO
• mamas
• rubor sexual
• miotomía
• recto
• ritmo respiratorio
• presión arterial
• clítoris
• labios mayores y menores
• vagina
• enrojecimiento sexual
• músculos
• hiperventilación pulmonar
• taquicardia
• pene y zona pelviana
▪ FASE DE RESOLUCIÓN
o La respuesta bifásica del Kaplan
▪ Fase Vasocongestinva
▪ Fase motora
o La respuesta de Kaplan
o Otros formatos de respuesta sexual
o Evaluacion
o Bibliografía
LA RESPUESTA SEXUAL
Estudiaremos la relación sexual, el coito, el hacer el amor, como prefieren designar
algunos a este encuentro sexual único y múltiple a la vez. La denominación de
respuesta sexual le fue dada por Masters y Johnson, habida cuenta de que ellos
consideran que la sexualidad es una respuesta fisiológica, casi un reflejo orgánico.
Adoptamos esta denominación porque está consagrada en la nomenclatura
sexológica. No obstante, mantenemos nuestra opinión de que es Insuficiente,
incompleta y restringida a lo fisiológico, cuando el acto sexual o la relación sexual
que denominamos coito, es mucho más que lo biológico. Incluye al par humano
protagónico en todas sus dimensiones: bio-psico-social y trascendente.
Respuesta es uno de los polos del binomio estímulo-respuesta de un reflejo
orgánico. No nos quedaremos en la simple descripción de esa respuesta en el plano
sexual, pues no perderemos de vista lo que ya etimológicamente significa la palabra
coito: "reunión". Consideramos de vital importancia para todo estudio sexológico, el
conocimiento profundo de la respuesta sexual normal. No solamente porque en
base a ese conocimiento podremos comprender los trastornos fisiológicos y
patológicos -las variantes fisiológicas y patológicas al decir de Bianco [1] , y por
ende las terapias más adecuadas para su corrección, sino -sobre todo- porque la
Sexología en sus comienzos enfatizó mucho más la patología sexual, los trastornos
del funcionamiento sexual como la impotencia y la frigidez, que la normalidad
sexual. Tengamos en cuenta que los estudios, referidos a la Biología sexual están
ubicados a la hora 10 de nuestro Reloj de la Sexología, ya casi al final de la historia
de los conocimientos sexológicos.
La anatomía de los órganos sexuales participantes de la respuesta sexual fueron
estudiados en diferentes épocas, pero ni siquiera el extraordinario resumen que
Kinsey publicara al final de su "Conducta Sexual de la Mujer" [2] fue suficiente para
la comprensión científica y acabada de la anatomía sexual.
Masters y Johnson [3] recogieron el desafío que en 1925 lanzara Dickinson y que
decía: "Nuestra. vigorosa protesta contra los detalles sensuales de la seudociencia
pornográfica carecerá de valor, a menos que poseamos tablas y estadísticas
fisiológicas en las que podamos encontrar datos exactos y normales y asimismo
ofrecer una prolija y breve literatura para contar con un stándard de instrucción
correcto sobre la educación del sexo". Junto a Van de Veide, Dickinson fue el
primero en efectuar investigaciones sobre fisiología sexual. Los aportes de Iwan
Bloch y de Havelock Ellis correspondían a especulaciones a partir de algunos casos
clínicos y a principios de siglo, pero que -sin embargo abordaban la sexualidad
normal, habitual, cuando todavía se legitimaba el estudio de lo sexual en el campo
exclusivo de la patología. Las aportaciones de Freud sobre el orgasmo clitoridiano y
vaginal, no dejaron de ser especulaciones teóricas que no fueron confirmadas por la
experiencia científica actual.
El libro "Respuesta Sexual Humana" de Masters y Johnson [4] publicado en 1966,
recogió por fin el resumen más completo después del de Kinsey publicado en 1952
y corregido a la luz de los datos disponibles en esa época. Pero el resumen de
Masters y Johnson no fue una simple "puesta al día". Incorporaba una investigación
de once anos de duración en que 382 mujeres entre 18 y 78 anos, y 312 hombres
entre 21 y 89 años, fueron estudiados en la primera observación, registro y
evaluación de la respuesta fisiológica frente a un "estimulo sexual efectivo" en un
laboratorio experimental.
Realizaron entrevistas, cuestionarios, observación directa y registro instrumental de
sus respuestas sexuales. Para ello se utilizaron equipos conocidos, como
electrocardiógrafos y electroencefalógrafos, pletismógrafos (que miden el volumen
de los órganos) y la filmación, fotografía, grabación de sonido, registro de humedad,
de contractilidad muscular, de secreciones, de presión arterial y ritmo respiratorio,
palpación, tacto y hasta el uso de un equipo para el coito artificial.
Las experiencias, realizadas en privado y luego ante el equipo de investigación,
demandó la participación de hombres y mujeres hetero, homo y bisexuales, en una
o múltiples entrevistas durante los once años referidos. Los actos sexuales fueron
hetero y homosexuales y por automanipulación. El resultado obtenido constituye el
conjunto de información más confiable, científicamente obtenido y con el máximo
rigor, así como una referencia inevitable para toda persona que incursione en el
campo de la Sexología.
Para este trabajo, solo haremos los resúmenes pertinentes para la comprensión
más acabada de la actividad sexual coital, y recomendamos la lectura del libro en su
totalidad. Incluiremos las aportaciones de Kaplan así como de otros autores, que
han permitido una presentación más clara de la respuesta sexual humana en los 20
años que siguieron a este formidable aporte de Masters y Johnson, al punto que los
convirtió en auténticos "liberadores sexuales", e indiscutidos maestros de la
sexología mundial. Sus aportes posteriores en el campo de la sexoterapia, posibles
gracias al estudio de la anatomía y fisiología sexual, terminaron por consagrarlos en
el campo científico de nuestro tiempo.
Paralelamente a la descripción de los cambios anatómicos y fisiológicos que se
producen frente a una estimulación sexual, vamos a describir también los detalles
significativos de la anatomía normal de los órganos extragenitales y genitales
involucrados.
A. La respuesta sexual de Masters y Johnson
Estos autores proponen que la respuesta sexual se cumple de acuerdo a un ciclo
compuesto por cuatro fases.
Por tanto, denominamos a este modelo como "respuesta tetrafásica".
Las cuatro fases son
1. Fase de Excitación
2. Fase de Meseta
3. Fase de Orgasmo
4. Fase de Resolución.
Desde luego, esta división obedece a razones didácticas, ya que no todas las veces
la respuesta sexual normal cumple todas estas fases. Pero responde al modelo de
respuesta más común a todas las personas.
1. Fase de Excitación
Se parte de una estimulación física, psíquica o de ambos, que aumenta la tensión
sexual en todo el cuerpo y no sólo en los genitales, como habitualmente se supone.
a. Las mamas (glándulas mamarias) de la mujer sufren, en primer lugar, la erección
del pezón de una manera no siempre simétrica. Secundariamente, por
vasodilatación de las venas, aumenta el tamaño de las mamas. En el varón se
observa, en un 60 por ciento la erección del pezón, y no es habitualmente una zona
erógena dominante, como en la mujer. En esta última, la estimulación de las mamas
constituye un juego precopulatorio muy extendido (más del 90%); y un 11 % se las
manipulan durante la autoestimulación. En el varón homosexual la estimulación
mamaria es más frecuente como estímulo eficaz.
b. El rubor sexual, que consiste en una erupción maculopapulosa de la piel,
aparece en el 75 % de las mujeres y en el 25 % de los varones hacia el final de la
fase de excitación, y se extiende del epigastrio al abdomen, pecho, cara y frente y
es índice de tensión sexual.
c. La miotonía de esta fase es todavía Incipiente para la que se instalará en fases
siguientes, pero tanto en la mujer como en el varón se observan movimientos
involuntarios, caricias lentas y suaves que se hacen cada vez más rápidos e
intensos, con aumento de tensión en los músculos largos de los miembros, los
músculos intercostales y los abdominales. En el varón se ve la elevación testicular
parcial por contracción del cremáster.
d. El esfinter anal se contrae en esta fase voluntariamente junto a los glúteos,
tanto, que las mujeres utilizan esta contracción para aumentar su tensión sexual.
Pero es irregular en el varón en esta fase.
e. Los ritmos respiratorio y cardiovascular no se modifican mucho en esta fase
de excitación, aunque tanto en el hombre como en la mujer puede verse aumento
del ritmo cardiaco y de la presión arterial en proporción directa con el grado de
tensión sexual.
f. Antes de pasar a las zonas genitales, recordemos que Kinsey [5] señalaba la
importancia de la boca, los labios, la lengua, las glándulas salivares y nasales,
que durante la excitación sexual cumplen una función múltiple. Casi todas las
especies mamíferas colocan la boca sobre alguna parte del cuerpo del compañero
sexual en los juegos precopulatorios, de allí su importancia sexual filogenética, y el
ser humano "ratifica sus orígenes cuando practica la actividad bucal durante sus
relaciones sexuales". No sorprende, dice, que las dos regiones del cuerpo
significativas eróticamente, la boca y los genitales, se pongan en contacto directo.
También se observa el juego lingual intenso, así como el aumento de la secreción
de saliva que va aumentando con la excitación. Por último, los lóbulos de las
orejas se congestionan con aumento de la sensibilidad, registrándose casos de
excitación hasta el orgasmo. Esta es la fase en que las zonas erógenas secundarias
son estimuladas, y además de las ya señaladas, se mencionan la nuca, el cuello, las
plantas de los pies, las palmas de las manos, las axilas, las extremidades de los
dedos, los dedos de los pies, el ombligo, la zona interna de los muslos, las nalgas,
la zona sacrocoxígea, las ingles y otras zonas particulares de acuerdo a la variación
individual.
g. El clítoris, ese órgano único de la anatomía femenina cuyo único objeto es el de
recibir y transformar los estímulos sexuales, esa antena orgásmica, muy inervada y
con una estructura anatómica con grandes variaciones, pasa fácilmente
desapercibido para los varones. Nosotros señalamos en nuestras charlas
premaritales, que un varón que no sepa lo que es el clítoris y dónde está, no debería
casarse.
Consta de dos cuerpos cavernosos al igual que el pene, envueltos por dos cápsulas
fibrosas que se unen en la parte media por un tabique de fibras musculares lisas y
fibras elásticas. Cada cuerpo cavernoso se une al pubis y al isquion por un pedículo.
Mide entre 2 y 3 centímetros y consta de un cuerpo y un glande. Este último mide
entre 2 mm y 1 cm de ancho. Masters y Johnson se niegan a dar medidas, y se
sabe que pueden variar mucho. Está inervado por el nervio dorsal del clítoris, rama
del nervio pudendo e Irrigado por las arterias clitorídeas dorsales y profundas,
ramas de la arteria pudenda interna. Los cuerpos cavernosos se llenan de sangre
como un órgano eréctil de una manera semejante a la del pene. Los músculos
isquiocavernosos, ubicados a ambos lados del clítoris, se insertan en él.
El clítoris no es la sede del orgasmo. Por tanto, no existe un orgasmo clitorídeo y
otro vaginal. Hay un solo orgasmo vaginal, a punto de partida de las zonas erógenas
primarias de la mujer: el clítoris o la vagina. Por tanto la estimulación del clítoris en
la fase de excitación no debe interpretarse como un índice de inmadurez
psicológica, sino como una maniobra necesaria en el 89 % de las mujeres, como lo
demostró Kinsey.
h. Las reacciones de la vagina son las más precoces de toda la fase. Entre los 10 y
30 segundos después de cualquier forma de estimulación sexual efectiva, ya
comienza la lubricación de la vagina. Debemos tener en cuenta que la vagina es
una cavidad virtual y en reposo está colapsada, cerrada. Pero con la fase de
excitación, se expanden y dilatan los dos tercios internos de la misma y se
congestiona la entrada o tercio externo de la misma constituyendo la "plataforma
orgásmica". Por la vasodilatación, toma un color rojo púrpura. Sabemos que la
sensibilidad de la vagina es mayor y única en algunos casos, tan sólo en el tercio
externo, entre el introito y unos dos o tres centímetros hacia dentro, con un máximo
de excitabilidad táctil y propioceptiva en los cuadrantes Inferiores, a la hora 4 y 8 si
lo comparáramos con la esfera de un reloj.
La falta de inervación sensitiva de la parte profunda de la vagina hizo reflexionar a
los investigadores sobre el placer aumentado de las mujeres cuando son
penetrados totalmente. Ello se debe al estiramiento de regiones perivaginales y a
estímulos psicológicos provocados por la sensación de ser penetrada y de disfrute
por el goce del compañero. Pero sabemos que la entrada de la vagina es una zona
erógena primaria, cuya estimulación lleva al orgasmo, al igual que el clítoris. Y que
la pared anterior o superior de la vagina es la única sensible a pocos centímetros del
introito, lo que fue interpretado como el estimulo a la base del clítoris a través de le
uretra, o como la sede del punto G, tercera zona erógena primaria según algunos y
que hoy no es aceptada a nivel de la mayoría de las escuelas sexológicas.
i. El útero se eleva parcialmente dentro de la cavidad pelviana, se trepa en
anteposición y comienza la irritabilidad del fondo del útero. Este comportamiento es
el que facilita la formación de la dilatación de la vagina que se denomina efecto de
"tienda" durante la fase de excitación. Perry y Whippie [6] plantean que lejos de
producirse la dilatación distal de la vagina por el tropamiento del útero, en ciertas
mujeres se produciría un "efecto de marco" con dilatación de la entrada de la
vagina y estrechamiento en embudo del fondo de la vagina.
j. Los labios mayores ubicados en la parte externa de los genitales femeninos,
formándole un marco anatómico y piloso, con el vello sexual típico que se continúa
con el pubiano, cuando están juntos señalizan la vagina por una línea. Constituyen
el órgano anatómico equivalente a los escrotos masculinos. En la fase de excitación
se congestiona, se separa y eleva anterolateralmente, alejándose del orificio
vaginal. El aumento de tamaño es evidente, así como su cambio de color, cuya
visualización por el hombre es sumamente excitante. Son los verdaderos "órganos
eréctiles" de la mujer.
k. Los labios menores son los labios internos, y son similares a la piel que recubre
el pene masculino. Se le ha otorgado siempre un elevado valor como fuente de
excitación erótica, casi tan importante como la del clítoris.
Estudios recientes señalan su 'importancia como verdaderas prolongaciones
inferolaterales del clítoris, con una estructura sensitiva muy alta. Sabemos que el
lado interno de los labios menores constituyen parte de la vulva, una continuación
externa y amplia de la vagina, limitada precisamente por los labios mayores y el
introito. Cuando se produce la introducción del pene, éste roza los labios menores
con una fuerte fricción y deslizamiento.
En la fase de excitación, se produce una gran vasodilatación y desplazamiento
hacia afuera y adelante, con lo que incrementan el desfiladero vaginal en un
centímetro. No es extraño que durante la autoestimulación, se efectúen tirones
rítmicos de los labios, y la mujer, sólo con el cruce de piernas y la presión de los
muslos, puede estimular sus labios y tironear de paso al clítoris, donde se inserta el
extremo superior de los labios menores, formando el capuchón del clítoris.
En la fase de excitación, sabemos que los estímulos más eficaces para la
estimulación son sobre todo táctiles, más que los visuales, sobre todo a nivel del
clítoris, el seno y la boca. También influye la calidad de la relación de pareja, lo cual
no es prevalente en el varón. Y el predominio de las fantasías. Desde luego que
también influyen los estímulos táctiles no genitales, olfativos, auditivos como la
música y la voz y un ambiente sugestivo.
Antes de pasar a estudiar las reacciones de la respuesta genital del varón, haremos
una breve consideración sobre la creencia de que la mujer es más lenta en
reaccionar sexualmente que el varón, ya que se produciría en esta etapa o fase
de excitación.
Kinsey se preocupó por el problema, ya que se partía de la base de que todas las
mujeres eran lentas y todos los hombres eran rápidos para obtener la respuesta
sexual, por lo que precisaran un estimulo más prolongado y específico [7].
No existe tal diferencia desde el punto de vista fisiológico. Existe si, en los hechos,
una lentitud mayor en la mujer para reaccionar, pero debido a inhibiciones
psicológicas y culturales. Si un hombre y una mujer son expuestos a situaciones
estimulantes similares, como en la autoestimulación, ambos llegan al orgasmo al
mismo tiempo. El cuadro siguiente es elocuente
Por tanto, en el coito se ven diferencias de reacción, pero por razones psicológicas y
culturales, y de hecho existe un 11 % de mujeres que responden con tanta
velocidad como la mayoría de los varones, y se estima que este porcentaje será
mayor cada vez en la medida que las mujeres logren superar la represión sexual de
que son objeto.
i. El pene en la fase de excitación reacciona con la erección. El pene es un órgano
también único y el clítoris no puede considerarse un equivalente, pese a su
semejanza estructural. Desde niño, el varón juega con el pene, lo observa en sus
cambios de tamaño por una respuesta externa, patente y consciente.
Está formado por tres cuerpos cilíndricos de tejido vascular, los capilares
sinusoidales, envueltos en vainas fibrosas de 2 a 4 milímetros, llamada albugínea
cada una, y por otra más densa, la fascia penis, cuya consistencia e
inextensibilidad límite determina la dureza o consistencia del pene cuando se llenan
de sangre los cuerpos. Esta fascia penis sólo abarca el pene desde su raíz externa
hasta el surco balanoprepucial o corona del glande. Los tres cuerpos son: dos
cuerpos cavernosos ubicados en la parte superior y paralelos, y un cuerpo
esponjoso inferior, de base inferior más ancha y que contiene la uretra peneana -la
uretra posee tres partes: la peneana, la membranosa o perineal y la prostática-. El
tabique que separa ambos cuerpos cavernosos es incompleto en la porción
pendular (anterior) del pene y permite al pasaje libre de la sangre entre ellos.
El cuerpo esponjoso comprende el glande, por una dilatación anterior, y el bulbo,
por una dilatación posterior y que se introduce profundamente en el periné,
constituyendo una suerte de "raíz" del pene, y que puede palparse entre las bolsas
o escroto y en la zona perineal. Los cuerpos cavernosos se bifurcan por detrás en
dos "crura penis".
2. FASE DE MESETA
Si la estimulación sexual efectiva continúa, de la fase de excitación se pasa a la fase
de Meseta, donde la tensión sexual alcanza el máximo posible previo al orgasmo.
Su duración depende de la efectividad del estímulo y de la continuidad del mismo.
Ya sabemos que el ciclo de respuesta sexual puede ser interrumpido
voluntariamente en cualquier etapa. Se denomina fase de Meseta, porque la curva
que dibuja la excitación sexual deja de crecer y se mantiene horizontal, como una
meseta.
Los cambios que se producen en la mujer y en el hombre, son los siguientes:
a. En las mamas de la mujer, sigue aumentando la turgencia del pezón, crece el
tamaño de los senos y la aréola sufre una intensa tumefacción, con aumento de la
dilatación venosa, cubiertas del enrojecimiento sexual. Naturalmente, en el varón no
se ven estos cambios y la erección del pezón, si existió, continúa.
b. El rubor sexual está totalmente desarrollado en la mujer y se extiende
prácticamente a todo el cuerpo. En el varón, a diferencia de la mujer, prácticamente
no habla enrojecimiento sexual en la fase de excitación, pero en esta fase aparece
al igual que en la mujer, en la zona del epigastrio primero y se expande a tórax,
cuello, cara, frente, hombros y brazos, pero ya al final de la fase.
c. La miotonía es igual en ambos sexos, con aumento de la tensión voluntaria e
involuntaria con contracciones semiespásticas en cara, abdomen e intercostales.
d. El esfínter anal se puede contraer voluntariamente como forma de estimulación
en ambos sexos, pero no es frecuente más que en un 50 % de los casos, según
Kinsey.
e. El ritmo respiratorio comienza a incrementarse en ambos sexos recién hacia el
final de la fase de meseta. En cambio el ritmo cardíaco se incrementa a 100 y hasta
175 latidos por minuto.
f. La presión arterial sube en la mujer en 20-60 mmHg y en el hombre de 20-80
mmHg la presión sístólica, mientras la diastólica sube en la mujer entre 10 y 20
mmHg, y 10-40 mmHg en el varón.
h. El clítoris, como lo vimos en la figura 1, se eleva y retrae hacia el pubis,
colocándose dentro del capuchón.
El pene aumenta su consistencia, sobre todo en el glande, que no había sido
totalmente congestivo en la fase anterior, y aumenta de tamaño, cambiando de color
a más oscuro. Sabemos que si el varón pierde la erección por distracción o
esperando la respuesta de la mujer, ella puede recuperarse rápidamente. En
a. Las mamas continúan tumefactas y el pezón erecto, pero no más que en la fase
de meseta. La rápida detumescencia y arrugamiento de la aréola, indica que el
orgasmo se ha producido.
b. El rubor sexual aumenta paralelamente a la intensidad del orgasmo y se vé en el
75% de las mujeres, mayor que .en los hombres (sólo,25%).
c. La miotomía implica una pérdida "del control voluntario de las contracciones
musculares que se mantenía en la fase de meseta, y aparecen contracciones
involuntarias y espasmos de grupos musculares en todo el cuerpo. El espasmo
carpopedal que implica la contracción espasmódica de los músculos de pies y
manos, colocando los pies en hiperextensión y en garra las manos. Dejando de lado
las contracciones .pubocoxígeas para considerarlas entre las reacciones vaginales,
se observan muecas y contorsiones de la cara y del cuello, y los músculos de los
brazos y piernas se contraen involuntariamente, así como los abdominales. Ello
provoca movimientos de presión manual, tomándose del borde de la cama, de una
parte del cuerpo del compañero en forma rítmica. Los dedos de los pies pueden
juntarse fuertemente o separarse, el dedo grande del pie sube y baja, las piernas y
los brazos están extendidos en línea recta. Por contracción de la masa muscular, la
columna vertebral adopta la típica posición de arco convexo hacia adelante y la
cabeza en opistótonos. Se habla de verdaderas convulsiones semejantes a una
crisis epiléptica en algunos casos, con movimientos violentos, continuos, torciendo
la cabeza, vocalizando, quejándose a gruñendo y hasta gritando [19]. En ese
sentido, dice Salerno [20]que el transcurso de la unión sexual es de un silencio
relativo, salvo el balbuceo de una u otra palabra cariñosa, hasta que la excitación y
concentración progresiva hacia el placer final obnubila el pensamiento y conduce a
exteriorizar ciertas expresiones guturales automáticas, características de cada
individuo. La eclosión del orgasmo culmina en el hombre con manifestaciones
sonoras que semejan, desde un rugido atenuado hasta un grito suave; la mujer en
cambio emite un quejido tenue y continuado que se esfuma con la culminación del
goce, pudiendo llegar a modular gritos de diversa tonalidad. Es un axioma conocido
-dice Salerno- que durante el coito placentero el hombre ruge, mientras la mujer se
queja. Y recuerda al Kama-Sutra que dice: "el comercio sexual puede ser
comparado a una querella".
Las conocidas embestidas pelvianas constituyen movimientos de toda la región, que
ya han comenzado a producirse en la fase de meseta, luego de la introducción del
pene en la vagina. En el orgasmo, las contracciones de los glúteos, del abdomen,
de los abductores y aductores del muslo, coordinan un movimiento de vaivén muy
intenso -y poderoso, que deja de ser voluntario en la fase de orgasmo, son más
cortos y enérgicos, cada vez más rápidos y culminan con una contracción
espasmódica de propulsión anterior. Debemos señalar que en algunas mujeres, se
realiza un aprendizaje de las embestidas pelvianas, puesto que culturalmente
habían sido condicionadas para permanecer inmóviles, pasivas durante el coito. No
obstante, es la zona genital donde se percibe más claramente el orgasmo.
d. En el recto se perciben fuertes contracciones esfinterianas simultáneas con las
de la plataforma orgásmica vaginal. e. El ritmo respiratorio llega al máximo, con 40
por minuto (lo normal en reposo es de 16 r.p.m.) y el ritmo cardíaco alcanza de 110
a 180 pulsaciones por minuto. Ambas reacciones son proporcionales en intensidad y
duración con la intensidad del orgasmo, más específicas en la mujer que en el
hombre.
f. La presión arterial sube también al máximo: de 120 mmHg de base, puede
ascender de 150 a 200 mmHg la máxima, y de 80 mmHg a 100 y 120 mmHg la
mínima. Sube menos que en el varón.
g. En el clítoris, cuyo glande había migrado dentro de su capuchón al final de la
fase orgásmica, no se registran modificaciones. No hay un orgasmo clitoridiano, en
el clítoris.
h. Los labios mayores y menores no modifican los cambios previos.
i. La vagina es la sede de la mayor cantidad y calidad de cambios durante el
orgasmo. La musculatura que rodea el tercio externo de la misma, así como la
plataforma orgásmica que se formó durante la fase anterior, constituyen las
estructuras directamente involucradas. Para comprender mejor el proceso,
analicemos la musculatura perviana.
Las contracciones de los músculos ubicados en el tercio externo y que integran la
plataforma orgásmica de la vagina, que habían sido voluntarias durante la fase de
meseta, se hacen involuntarias, y aparecen bruscamente, con una frecuencia de
cada 0.8 segundos, de 5 a 12 veces, que constituyen un solo orgasmo en su
conjunto. Los intervalos son cada vez mayores y de menor intensidad. Como vimos,
las contracciones del esfínter anal son sincrónicas. También el útero se contrae
desde la zona media a la inferior, con apertura del cuello del útero, lo que facilita la
fecundación por el pasaje de los espermatozoides, pues se describe una "succión"
del contenido del fondo de saco de la vagina. Todos los músculos perivaginales se
contraen rítmicamente durante el orgasmo.
El llamado músculo pubocoxígeo en realidad está constituido por un conjunto de
músculos que forman todo el piso perineal y rodean la entrada de la vagina y el ano.
En la vagina sólo ocupa de un centímetro a cuatro centímetros de su tercio externo,
variable de acuerdo al desarrollo muscular y a la constitución de la mujer. El mismo
puede ejercitarse para acrecentar la intensidad del orgasmo, aunque inicialmente
Kegel lo recomendaba para recuperar la tonicidad de la musculatura vesical en las
multíparas y luego de cada parto, cuando había incontinencia urinaria.
Las contracciones perivaginales de la plataforma orgásmica perfectamente
registradas por la mujer, junto a la rápida detumescencia areolar con arrugamiento
del pezón, constituyen signos inequívocos de que el orgasmo ya se ha producido,
lo que, según Masters y Johnson "es inútil la simulación por parte de la mujer de un
estado de orgasmo" y "libran al experimentador de cualquier duda acerca de si la
mujer está simulando o no un orgasmo". Como existen mujeres que no habiendo
obtenido el orgasmo, lo simulan frente a sus maridos, con estos conocimientos sería
imposible el engaño... piadoso por cierto.
El orgasmo femenino es más prolongado que el del varón, y las primeras 3 a 6
contracciones se dan respetando el intervalo de 0.8 segundos, al igual que en el
varón. Las siguientes son de menor intensidad y más espaciadas.
Es durante el orgasmo que se registra el entorpecimiento sensorial mayor, como lo
señaláramos y en las mujeres se produce el cierre de los ojos, la huperventilación,
la apertura de la boca, y luego de la "tuforada de calor" de la fase de meseta,
experimenta el "latido pélvico ° o sensación de contracción involuntaria de la vagina
o el perineo bajo, como signo premonitorio del orgasmo.La experiencia orgásmica
de la mujer sólo consta de una fase y no de dos, como en el varón.
En el orgasmo en el varón se observan las siguientes modificaciones genitales y
extragenitales.
a. El enrojecimiento sexual sólo se vé en el 25 %.
b. Las contracciones espasmódicas de los músculos en forma involuntaria son
semejantes a los de la mujer. No es extraño que luego del coito se experimenten
dolores lumbares, y en brazos, piernas y abdomen, por el esfuerzo realizado
involuntariamente. El espasmo carpopedal es menos frecuente en el hombre en
posición coital superior por razones obvias, pero aparece si el hombre está en
posición inferior, en la postura coital de Andrómaca.
c. La hiperventilación pulmonar se logra, al igual que en la mujer por taquipnea de
40 respiraciones por minuto y la duración depende del grado de excitación sexual.
d. La taquicardia llega hasta 110 o 180 r.p.m. Y la presión sanguínea sube entre 40
a 100 mmHg en la máxima (llega hasta 220) y entre 20 y 30 mmHg para la mínima.
La hipertensión transitoria es mayor que en la mujer, hecho a tener en cuenta en los
hipertensos y cardiópatas.
d. El pene y la zona pelviana sufren una serie de modificaciones que determinan
que el orgasmo masculino posea dos fases: 1. la sensación de inevitabilidad
eyaculatoria o emisión y 2. la eyaculación.
No se debe confundir la emisión preeyaculatoria que se trata de una expulsión de 2
ó 3 gotas de semen que asoman del meato urinario -que es fecundante- y que
ocurre al final de la fase de meseta.
La sensación de inevitabilidad eyaculatoria o emisión es producida por las
contracciones de los vasos eferentes del testículo, el epidídimo y el conducto
deferente, así como de las vesículas seminales y la próstata, segregando líquido
seminal en la uretra prostática y membranosa o perineal, que aumentan de dos a
tres veces su tamaño, como ya lo señaláramos en la fase de meseta. Naturalmente,
la secreción de la glándula de Cowper es nula. Es mayor el líquido segregado si
existió un largo período de abstinencia. El periodo dura nada más que 2 ó 3
segundos y es percibido claramente como premonitorio del orgasmo eyaculatorio
por el varón joven, pero es inexistente en el anciano.
La dilatación de esa "vejiga" en cavidad cerrada como ya lo señaláramos en la fase
de meseta, comprime a la próstata, al utrículo prostático –esa zona "femenina" o
resto embrionario que da origen al útero en la mujer, y de gran sensibilidad, sede el
erotismo uretral según Abraham- y estimula las propias paredes de la uretra, lo que
aumenta la sensación de que "viene" la eyaculación.
La eyaculación es la experiencia única del varón, y que no se produce en la mujer,
pese a que recientes teorías no confirmadas afirman lo contrario. La eyaculación
posee un centro nervioso ubicado en la médula lumbar y un centro cortical,
vinculado con el tálamo, el sistema límbico y el hipotálamo, los que a su vez
abarcan en sus proyecciones las "áreas del placer". Al ser corticalizada la
experiencia, la eyaculación es consciente y voluntaria, aunque puede ser
involuntaria y regida por el simpático. En este estadio eyaculatorio, se mantiene el
cierre del esfínter vesical interno, pero se abre el esfínter vesical externo incluído en
el músculo pubocoxígeo, que permite avanzar al semen al bulbo del cuerpo
esponjoso y luego a todo lo largo de la uretra peneana hasta el meato y el exterior.
Los músculos perianales, el isquiocavernoso, el bulboesponjoso, transverso
superficial y el tranverso profundo del periné, se contraen en forma involuntaria pero
coordinada.
Las contracciones expulsivas se dan con intervalos de 0.8 segundos, al igual que en
la mujer y en el ritmo arcaico típico y de gran significado. Se producen 3 ó 4
contracciones con igual intervalo e intensidad, y luego se produce un
enlentecimiento del ritmo contráctil y una disminución de la intensidad de las
contracciones con mínima fuerza expulsiva. La fuerza de impulsión del semen es
intensa al principio, y las dos o tres primeras contracciones eyaculatorias lanzan a
unas 12-24 pulgadas del meato las gotas seminales. Las primeras porciones de
semen provienen de la próstata, las segundas de la ampolla de los conductos
deferentes, etc., y se diferenciaron 6 porciones diferentes sucesivas. El volumen de
semen es variable, pero la primera eyaculación siempre es mayor que una segunda
en caso de producirse.
La capacidad multiorgásmica del hombre es menor que la de la mujer, porque el
período refractario, típico del hombre, que sucede a la eyaculación, y que dura entre
minutos y horas para cada uno de acuerdo a la constitución individual y a la edad,
está presente provocando una indiferencia o anestesia a la estimulación
postorgámica. Habíamos visto que era posible la estimulación del glande del pene
en la vagina, pero luego del orgasmo era dolorosa la estimulación peneana durante
la autoestimulación.
Masters y Johnson demostraron que el placer obtenido por el orgasmo en el varón
era mayor en el primer orgasmo, por las razones antedichas, y entre las que se
cuenta el mayor volumen eyaculado, y menor en el segundo orgasmo. Sin embargo
en la mujer, el primer orgasmo es menos placentero que el segundo o tercero. De
allí que para equilibrar la intensidad placentera de los orgasmos masculino y
femenino, el primer orgasmo de la mujer podría ser obtenido manualmente, luego
ser penetrada y entonces se obtendría el segundo orgasmo más placentero en la
mujer, junto al primer orgasmo más placentero en el varón.
Aunque debido a motivos culturales, la mayor lentitud en la respuesta sexual de las
mujeres, sobre todo para la obtención del orgasmo, nos sugiere efectuar la
Para ello, el varón debería renunciar a su biología, como sugiere Gerard Zwang [21]
y también debería renunciar a su papel de maestro o de maestro de ceremonias del
coito, so pretexto de una mayor experiencia y conocimiento que la sociedad le
exige. Es la mujer la que impone la mayor cantidad y calidad de modificaciones a la
respuesta sexual biológicamente establecida, humanizándola y alejándola de su
herencia animal. Es ella la que debe indicar dónde y cómo ser acariciada, el
momento de la penetración -cuando la meseta ha avanzado, está lubricada y la
vagina está dilatada en su fondo, lista para recibir al pene- y la que debe indicar la
inminencia de su orgasmo, para hacer coincidir su segundo orgasmo más
placentero con el primero del varón. Habitualmente, el varón no tiene dificultades
para seguir estas indicaciones y el saber sexual de la pareja aseguraría un buen
desempeño.
4. FASE DE RESOLUCIÓN
Es la última fase del ciclo de respuesta sexual, y existen diferencias entre el hombre
y la mujer. Luego del orgasmo, en la mujer mantiene la capacidad potencial de
volver a tener otro orgasmo si recibe una estimulación sexual efectiva, salvo los
patrones monoorgásmico y tetánico que vimos. En cambio, en el varón la fase de
resolución se caracteriza por acompañarse de un periodo refractario y sólo al final
del mismo pueden volver a ser estimulados para obtener otro orgasmo. Las
excepciones a esta regla son escasas, pero existen.
Ya señalamos que la detumescencia areolar y el arrugamiento del pezón son
característicos de haberse producido el orgasmo, pertenecen a esta fase y junto al
rápido retorno a la normalidad por descongestión de la piel, los labios mayores y
menores, de la plataforma orgásmica y de los ritmos respiratorio y cardiaco, se
observa un hecho típico: la perspiración, sobre todo en la mujer.
Se trata de una fina capa de sudor en el dorso, muslos y parte anterior del torso. La
transpiración puede ser profusa y mayor en las axilas, palmas de manos y plantas
de pies, frente y labio superior. Cuanto mayor fue la experiencia orgásmica, mayor
la sudoración.
El clítoris en la mujer recupera su lugar, descendiendo a su posición pudenda en
unos 5 a 10 segundos, mientras que el pene disminuye su tamano de erección, pero
mantiene la tumefacción durante 5 a 10 minutos. a detumescencia peneana se
produce en dos estadios: La primera, durante el periodo refractario, con disminución
del volumen en un 50% en forma rápida, aunque ello depende de la duración de las
fases de meseta y excitación. Si el hombre demoró mucho el momento del orgasmo
alargando la fase de meseta, la detumescencia demora más tiempo en producirse.
Pero si se extrae el pene de la vagina, o si el hombre camina, o habla de un tema
asexual, la involución es más rápida. La micción postorgasmo asegura una aún más
rápida detumescencia, pues el hombre no puede orinar con el pene en erección.
Finalmente, las bolsas recuperan su carácter escrotal, los testículos descienden a
las mismas y la casi desaparición de los mismos en el momento del orgasmo, da
lugar a una flaccidez y recuperación de la posición del testículo izquierdo más bajo
que el derecho.
1. FASE VASOCONGESTIVA
2. FASE MOTORA
Esta segunda fase de Kaplan [24] comprende las fase de Orgasmo y Resolución
de Masters y Johnson. También fueron estudiadas por nosotros en el ítem
precedente, pero resumimos el proceso así:
FASE MUSCULAR MASCULINA
Kaplan también discrimina dos fases del orgasmo masculino:
La fase de emisión está dada por el pasaje de semen en muy pequeña cantidad, a
la uretra peneana desde la uretra posterior(membranosa o pelviana y prostática),
que está dilatada desde la fase de excitación. Se descontrae el esfínter estriado
externo de la uretra, que integra el llamado músculo pubocox(geo, lo que estimula
sensitivamente la pared uretral, provocando la sensación de inevitabilidad
eyaculatoria. Dura solo unos segundos previos a la eyaculación y prácticamente
anuncia el comienzo del orgasmo.
La fase de eyaculación está dada por la contracción clónica de los músculos que
integran el esfínter estriado externo de la uretra, con una frecuencia de 0,8
segundos, sobre todo las primeras 3 a 5 contracciones y que llegan a 8 - 12
contracciones, más espaciadas y de menor intensidad las últimas (estas
características son idénticas a las del orgasmo femenino). El semen es expulsado
en chorros, en forma intermitente, e impulsado por las contracciones de los
músculos lisos de la uretra peneana, pudiendo alcanzar una distancia variable, de
hasta 2 metros en la juventud, sin fuerza alguna en la vejez, como guarismo normal.
El volumen del eyaculado también es variable, pero el mínimo oscila entre 2 a 2 y
medio centímetros cúbicos. Concomitantemente, se contraen los órganos anexos, lo
que aumenta la fuerza de expulsión, como ya lo vimos.
La respuesta bifásica, concebida hacia 1974 , 4 años después de publicada la
respuesta tetrafásica de Masters y Johnson, constituyó toda una novedad en el
campo sexológico, y contribuyó a la elaboración de una "Nueva Terapia Sexual",
que permitía estudiar la "vulnerabilidad" de cada fase de la respuesta. Tal vez
contribuyó a ello el estilo más ameno, menos académico que el de Masters y
Johnson, que utilizara Kaplan en su "Nueva Terapia Sexual" en dos tomos [25].
HORMONAS Y SEXUALIDAD
Kaplan efectúa un resumen muy interesante sobre la acción de las hormonas
sexuales masculinas y femeninas sobre la conducta en general y sobre la respuesta
sexual en particular.
La testosterona o andrógeno es el "elixir de la sexualidad", y tanto en varones como
en mujeres, incrementa el deseo sexual, favorece la vasocongestión con más altos
niveles de excitación, y "brinda el entorno químico que se requiere para un
funcionamiento y estructuración idóneos del orgasmo genital: producción de semen,
erección, eyaculación. Aumenta el nivel energético, el apetito, el metabolismo y la
agresividad o conducta de dominancia. Constituye un verdadero afrodisíaco. En los
homosexuales no revierte, por ello, la orientación, sino más bien incrementa el
deseo en el sentido en que ya está establecido.
EVALUACIÓN LECCIÓN 7