Inexistencia Del Acto Juridico

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lNEXISTENCIA DEL ACTO JURIDICO

*Dr. Pedro C. Aldea Suyo

I.- PRECISIONES GENERALES

El estudio de la ineficacia del acto jurídico, suele comenzarse en la doctrina aludiendo a la


figura de la “inexistencia”, al respecto Diaz Picazo, “refiere que la inexistencia es la forma
más radical de la ineficacia del acto jurídico. Lo más grave que le puede ocurrir a un acto
jurídico y por tanto al contrato, es no existir siquiera. Sin embargo, la noción de
“inexistencia” presenta algunas dificultades en orden a su definición y delimitación”.1

Consideramos que el concepto de inexistencia del acto jurídico, constituye una


construcción de la doctrina Francesa, que se sirvió de ella con el fin práctico de eludir las
rigurosas consecuencias a que en derecho de aquel país conducía el principio tradicional
consagrado por la jurisprudencia que impone el carácter taxativo de las causas de
nulidad. En esa orientación partiendo de la idea de que la nulidad solo puede ser
acordada en base a un texto legal, los intérpretes se encontraron frente a supuestos en
los cuales el texto legal faltaba, pero en los cuales una absoluta ineficacia venía exigida
por la naturaleza misma de las cosas. Se establece un ejemplo, en el sentido de que
ningún precepto legal declara que sea nulo un matrimonio entre personas del mismo
sexo; entonces, se dice que el acto no es que sea nulo, pues ni siquiera existe.

Sin embargo, en la doctrina se ha diseñado un concepto, respecto de la inexistencia,


partiendo desde el punto de vista de su “utilidad” y “necesidad”. Al respecto se ha dicho
que carece de utilidad porque la existencia del acto jurídico o de un contrato, no produce
consecuencias jurídicas mayores que aquellas a las que conduce la nulidad radical y
absoluta, carece de necesidad porque no es preciso que la nulidad esté taxativamente
impuesta por la ley, sino que basta con que venga exigida por el significado y por la
finalidad que deba atribuirse a la propia ley o por obra de los principios generales del
derecho.

La doctrina de la inexistencia experimentó, sin embargo, por obra de la doctrina Francesa


una importante aplicación; al respecto, se ha dicho que cuando faltan de manera total y
absoluta los elementos lógicamente necesarios para la realización del acto jurídico (por
ejemplo, la falta total y absoluta del consentimiento, del objeto o de la causa), el acto en
cuanto tal es inexistente. Al respecto, se tiene la norma preceptiva del artículo 1261 del
Código Civil, que textualmente establece “ no hay contrato sino cuando concurren los
requisitos (…)”, es decir, cuando faltan algunos de los requisitos señalados (
consentimiento, objeto, causa), no es que el acto jurídico o el contrato sea nulo, es que
“no hay acto jurídico o contrato”. Sin embargo, con semejante punto de partida la
diferenciación entre la inexistencia y la nulidad resulta extraordinariamente difícil y
este

*Docente ordinario de la UNSAAC- Facultad de Derecho.


1
Diez Picazo.-“fundamentos del Derecho civil patrimonial”, vol. I, Ed. Tecnos, 1969, pág.
283.
Al respecto, son muchos juristas que han buscado otros caminos para sustentar la
inexistencia; en efecto se dice que el acto jurídico nulo es un acto que existe para el
derecho y de alguna manera produce algún tipo de efectos jurídicos. Excepcionalmente,
el contrato puede quedar saneado, convalidado o convertirse en un acto o contrato válido.
Mientras que el acto o contrato inexistente, sería absolutamente inexistente. En
cambio es nulo un supuesto de hecho negocial cuando existe una manifestación de
voluntad como fenómeno sensiblemente perceptible, y si bien no existe como acto jurídico
o como intento dirigido a un resultado, frente al ordenamiento jurídico no puede producir
sus efectos a causa de la falta de elementos sustanciales o esenciales de validez y de
eficacia.

En esa orientación las construcciones lógico- formales, sin embargo, no permiten


resolver el problema, entonces, desde un punto de vista lógico sólo podrá hablarse de
la inexistencia cuando nada haya sido llevado a cabo en la realidad. Pero si nada ha
sido realizada toda discusión perece o huelga comentarios. Por esto, el problema ha
tratado de ser resuelto desde un punto de vista jurídico-valorativo. La “inexistencia” no
se plantea como afirmación en el plano del ser, sino como una proposición del mundo del
deber ser. Lo que quiere decirse, cuando se habla de inexistencia del acto jurídico o del
contrato, esto es, que no puede merecer la consideración ni ser calificado como contrato.
Sin embargo, tampoco con ello se llega a unos resultados claros, que permitan deslindar
el referido concepto de la “inexistencia”, frente al concepto de nulidad. Porque nulo es un
calificativo que denota la misma idea, es decir, en paridad significa que no hay ningún
negocio o que lo que hay no puede valorarse como acto o negocio jurídico.

Puntualizamos que el mantenimiento de la categoría de la inexistencia se ha propugnado,


más que por razones de carácter teórico; por motivaciones de orden práctico. En ese
orden de ideas, la posibilidad de extraer consecuencias excepcionales del acto jurídico
nulo y la imposibilidad de que lo mismo suceda en el acto jurídico inexistente no parece
una razón decisiva. Al respecto, se advierte que este tema ha jugado todo un importante
papel en relación con la cuestión del matrimonio putativo o invalidado (art. 284° C.C.) “se
ha señalado que si bien el matrimonio contraído de buena fe produce efectos civiles
aunque sea declarado nulo, no puede producir efectos civiles cuando es absolutamente
inexistente (así tenemos el ejemplo de un matrimonio ficticio); sin embargo, frente a ello
cabe precisar que los efectos civiles en el caso indicado derivan de la buena fe y que, por
consiguiente, siempre que se haya producido un fenómeno capaz de producir una
apariencia y de suscitar una confianza, la buena fe encuentra un soporte y los efectos
jurídicos deben producirse”2

Finalmente puntualizamos las críticas que hacen los juristas italianos, referida a que se
suele hablar de la inexistencia jurídica como una categoría distinta de la nulidad del acto o
negocio; tema que abordamos más adelante, al tratar la evolución de las doctrinas
respecto a la teoría de la inexistencia.

II.- ANTECEDENTES Y EVOLUCIÓN DE LA DOCTRINA.


Al respecto el Dr. Fernando Vidal Ramírez, puntualiza que “el acto inexistente ha sido
insumido en la nulidad del acto jurídico.
2
Diez Picaso.- Ob. Cit pág.287

Esta es la razón, para que el citado jurista, desarrolle la teoría del acto, en su vertiente de
la nulidad y anulabilidad; en esa orientación puntualiza los siguientes conceptos, respecto
a los antecedentes y evolución histórica partiendo del derecho romano, así como su
posterior sistematización en la doctrina y codificación francesa, alemana e italiana; al
respecto, la cita es la siguiente:

“(…) en Roma, se distinguió entre la sanción de derecho civil, en que se incurría


por falta de uno de los requisitos de validez del contrato (Nulidad Absoluta) y la
protección que el pretor concedía, en virtud de su Imperium, a los menores, así
como a los contratantes cuyo consentimiento hubiera sido viciado (Nulidad
Relativa) -agrega el jurista en cita- que para la doctrina que postula la diferencia
entre inexistencia del acto y la nulidad del mismo, quedan comprendidas dentro de
una genética, referida a la ineficacia del acto jurídico- agrega – que la teoría de la
ineficacia se inicia en la Edad Media -concluye refiriendo- que la nulidad formulada
en Roma se caracteriza por la exclusión de la inexistencia del acto jurídico como
una causal de ineficacia de él y por la distinción que formula entre la nulidad de
pleno derecho y la anulación judicial. Posteriormente, desde el siglo XVI algunos
jurisconsultos comenzaron a postular la inexistencia del acto jurídico como una
causal de ineficacia, distinta de la nulidad, entonces no debe confundirse la
inexistencia de un acto jurídico que no se ha podido formar como tal por la
carencia de un órgano vital, con la nulidad del acto producida por un vicio que lo
condena una vez formado. En el Derecho Francés, especialmente al redactarse el
Código Civil Francés de 1804, la doctrina denotaba la profunda división entre la
inexistencia y la nulidad de los actos jurídicos y distinguía entre los elementos
esenciales y los no esenciales de los actos jurídicos, por ende en pro de la
distinción entre la inexistencia y la nulidad de dicho acto, se habla de inexistencia
cuando el acto carece de un elemento esencial, como cuando falta la
voluntad o se produce un error optativo; y, la nulidad referida al acto nulo o al
acto anulable. Mientras que, los Mazeud, quienes califican la inexistencia como
una categoría inútil y falsa y por ello no toman partido por ella y mantienen su
filiación a la corriente de la nulidad, sea absoluta o relativa, -y en cuanto a la
doctrina Alemana- citando a Ennecerus, refiere que el Código Alemán sólo
denomina nulo al negocio jurídico cuando la falta de consecuencia jurídica se
basaba en causas concretas determinadas: incapacidad de celebrar negocios
jurídicos, falta de voluntad, etc. ; entonces, -refiere el jurista en cita- que aparece
el concepto de “inexistencia”, el mismo que esta insumido en el de la
nulidad, más concretamente en el del acto nulo. Finaliza, puntualizando que la
doctrina Italiana no ha acogido tampoco el concepto de acto inexistente; que ni en
la ley ni en la doctrina se emplean siempre tales expresiones y que la ley habla de
nulidad aun cuando se trate de anulabilidad y, en la doctrina, la nulidad se llama
inexistencia o nulidad radical o absoluta, (Vidal Ramirez, 1985, pag.499)Y la
anulabilidad se denomina simplemente nulidad; de ahí la distinción entre negocios
inexistentes o nulos radicalmente, y negocios nulos. - finaliza citando a Enrico
Betti y refiere “puede hablarse de verdadera inexistencia jurídica del negocio, no
existe de él más que una vacía apariencia, no produce efectos jurídicos ni siquiera
de carácter negativo o divergente y un negocio como nulo presupone que el
negocio exista como supuesto de hecho (…)

En este orden de ideas, el sistema adoptado en nuestra codificación civil nacional, solo
hay dos categorías de actos imperfectos: los actos nulos y los actos anulables; así refiere
el Dr. Vidal Ramírez, citando al Maestro León Barandiarán.

En la doctrina se ha establecido una nomenclatura tripartita de actos en: actos


inexistentes, actos nulos y actos anulables; esto a partir de la causa que produce la
nulidad; clasificación que no ha tenido éxito puesto que la inexistencia se sustenta en la
falta de un elemento para su formación esencial del acto jurídico y ven en la nulidad
cuando se trata de actos prohibidos por la ley; y, se enfatiza que la inexistencia y la
nulidad no son instituciones distintas. El acto inexistente se confunde desde el punto
de vista de sus efectos con el acto nulo; en esa orientación, el Dr. Vidal Ramírez,
puntualiza “que el Código Civil del 36 y el actual del 84, no reconocen una tercera
posición, la llamada inexistencia de los actos jurídicos” 5

III.- LA INEXISTENCIA DEL ACTO JURÍDICO EN LA DOTRINA PERUANA

Es cierto que, las condiciones de inexistencia del acto en el derecho civil, se definen como
aquel acto inexistente, al que le falta un elemento esencial sin el cual no tiene
existencia y en consecuencia debe considerarse como no-sucedido.

La palabra acto Inexistente – para algunos juristas nacionales- implica una contradicción.
El acto como la persona existe o no, y el llamado inexistente es un no-acto, o sea que no
lleva las características necesarias para que el juez sea el que lo descalifique, pues lo que
está en sí mismo y comprobado esto no es un acto jurídico aunque pueda ser un hecho.
Precisamente, para confirmar o no esta puntualización citamos los planteamientos de tres
autores nacionales; a saber:

Juan Guillermo Lobmann Luca de Tena 6

“Fragosas han sido las discusiones en torno a la inexistencia, surgio al parecer de


un comentario de Napoleón al proyecto del Código Francés en la sección de
matrimonio y específicamente en lo referente al matrimonio entre personas del
mismo sexo ese

4
Ob. Cit. Págs. 500-505
5
Ob. Cit. pág. 506
6
El Negocio Jurídico. Editora Jurídica Grijley EIRL, 2 da Edición. Informativo Legal Rodrigo
Asesores Financieros SA. Octubre 1994
matrimonio era inexistente. Su fundamento, se apoyaba en que al no tener el
ordenamiento legal pensaba una circunstancia similar, no se podía aplicar la
nulidad porque esta solo debía operar cuando la ley lo dispusiere expresamente.
La teoría de la inexistencia encontró abonado su campo por la citada imprevisión
legal y por la rigidez imperante entonces en los conceptos de nulidad y que la
nulidad siempre había de ser textual y expresa y en lugar de extender sus
alcances (de la nulidad), argumentaron que para aquellos casos huérfanos de
sanción, de previsión legislativa, no era correcto aplicar los preceptos de la
nulidad. Señala que la legislación positiva no ha recogido esta teoría de la
inexistencia, por carecer de actualidad y de mayoritario respaldo doctrinario.
La legislación peruana de 1936 no admitió la inexistencia del negocio como
doctrina porque “obscurecía el campo legislativo” y el legislador hablo de validez,
concepto vinculado a la nulidad, mas no a la inexistencia.- refiere – que en
derecho “no hay contraposición entre el ser y el no ser, entre el existir y el
no existir, si no entre el valer y el no-valer, de tal modo que el cuestionamiento
sobre la existencia del negocio resulta tarea extraña al Derecho. Lo que al
Derecho le interesa es saber si un negocio jurídico puede o no tener amparo y
valor jurídico atendiendo siempre a cuáles serán sus consecuencias. Finaliza
puntualizando que la inexistencia es la nada, es imposible imaginársela; solo
sería virtualmente posible definirla no a través de la misma sino como
carente de lo que es el ser. Por consiguiente, la inexistencia, como la nada, no
admite explicación, no permite conceptuar su esencia y no se revela a la mente
sino mediante negaciones de todo lo que es. Pero la inexistencia jurídica no es
tan inexistencia, porque no se respalda en negaciones y porque los actos
supuestamente inexistentes pueden generar consecuencias de alguna
especie (…)”7

Dr. Anibal Torres Vasquez.8

“ la opinión dominante es la que identifica el “acto jurídico inexistente” con el “acto


jurídico nulo”; desde el plano de los derechos es posible perfilar una noción de
inexistencia material distinta de la existencia jurídica o nulidad. La teoría opuesta
refiere que la inexistencia es distinta de la nulidad, constituye un vicio más grave y
radical. Resulta un contrasentido decir que un acto jurídico es inexistente, es como
afirmar la inexistencia de lo que existe; no hay el binomio: “acto jurídico existente”
y “acto jurídico inexistente”, porque existe en la realidad son calificados por el
Derecho como jurídicamente existente (ejm. un contrato, un homicidio) o no
inexistente (ejm. El juego de un niño), puede existir en la realidad e inexistir
jurídicamente (ej. No es jurídico el acto por el cual invito un amigo a un paseo; si
no concurro a la cita mi amigo no puede demandarme judicialmente.
7
Ob. Cit. Pág. 521-523.
8
Acto Jurídico. Editorial San Marcos, Ed. 1998, Lima-Perú.
Una cosa es la “realidad real” y otra la “realidad jurídica” (ej. El matrimonio
celebrado por el raptor con la raptada menor carente de discernimiento no
constituye un “acto jurídico” – el matrimonio es inexistente- pero si es un “hecho
jurídico”, por cuanto el raptor tiene responsabilidad penal y civil). Si hay
manifestación de voluntad, pero falta algún requisito de validez el acto jurídico es
inexistente, lo inexistente es el acto humano como “acto jurídico” pero como
“hecho jurídico”, sí puede existir si es que produce efectos jurídicos. (ej. De
mala fe se celebra un matrimonio ante funcionario incompetente, cuya
incompetencia es conocida por ambos contrayentes, con el único propósito de
tener acceso carnal; el matrimonio es inexistente y como tal no produce los efectos
que le son propicios. Son inexistentes como actos jurídicos, pero existen como
hechos jurídicos; la teoría de la inexistencia carece de utilidad práctica. Es ocioso
y está fuera del ámbito del Derecho el seguir debatiendo sobre la existencia
o inexistencia jurídica de hechos como los mencionados. El Código Civil
Peruano, al igual que la doctrina y la legislación comparada predominantes,
identifica la inexistencia con la nulidad del acto jurídico. Si falta la
manifestación de voluntad o algún requisito de validez estamos frente a un acto
inexistente que el ordenamiento jurídico califica como invalido, sancionándolo con
la nulidad absoluta (art. 219° CC), no es posible hablar de inexistencia sin
vincularla con la nulidad, “nulidad absoluta e inexistencia son sinónimos”. La
cuestión es académica y se resuelve en estos términos: el negocio es “inexistente”
cuando falta la declaración de voluntad (negocio “no nato”); puede ser “nulo” por
defecto de forma o de requisitos de sustancia (negocio nacido muerto). El acto
jurídico inexistente es aquel al cual le falta manifestación de voluntad o los
requisitos de validez, acto nulo, es el que infringe normas imperativas, el orden
público o las buenas costumbres (nulidad absoluta) o cuando sus requisitos
esenciales adolecen de algún vicio (nulidad relativa o anulabilidad). Para otros la
inexistencia se da cuando el acto no ha tenido ni inicio de concepción por tanto
no vale ninguna conversión. En cambio, será nulo, con nulidad absoluta y radical,
cuando habiendo sido concebido le falta alguno de los requisitos de validez,
porque el acto se ha formado, pero nace muerto, no produce efectos. La
anulación del contrato requiere de sentencia judicial, en cambio, la
inexistencia opera de pleno derecho, si interviene la justicia es solo para
constatarla. El contrato anulable produce efectos en tanto no exista una sentencia
judicial que lo anule y el inexistente no produce ningún efecto, el contrato anulable
puede ser atacado solo por determinadas personas, en cambio la inexistencia
puede ser incoada por todo aquel cuyo derecho pueda ser afectado, pudiendo el
juez declarar de oficio que tiene una existencia aparente. El contrato anulable
puede ser confirmado, no así la inexistente; lo que no existe no es susceptible
de confirmación o de prescripción. Citando a Josserand refiere “las sanciones
de los actos ineficaces son la inexistencia, la nulidad absoluta y la nulidad relativa
o anulabilidad”. El acto inexistente es un “acto abortivo”, esto es algo más que
la nada, excepcionalmente se le puede conceder ciertos efectos, por ejemplo, un
matrimonio putativo. Reitera que la inexistencia y nulidad son perfectamente
sinónimas; a la verdadera nulidad se le denomina también inexistencia. Que
admitiéndose la distinción entre “acto jurídico inexistente “y “acto jurídico nulo”, tal
distinción carece de utilidad práctica, no se justifica una regulación de la
inexistencia aplicada a situaciones donde únicamente existe nulidades; agrega,
que el acto jurídico nulo como el inexistente, pueden llegar a tener existencia como
actos jurídicos validos y eficaces; así como, tanto los actos inexistentes como los
nulos son susceptibles de prescripción y de caducidad”1

Dr. Lizardo Taboada Córdova 2

Refiere enfáticamente que “uno de los temas mas importantes dentro de la categoría de la
nulidad de los actos jurídicos, lo que constituye el tópico de la “nulidad tacita o virtual” 3.
Refiere que la nulidad expresa o textual es aquella que es declarada directamente por la
norma jurídica, por lo general con las expresiones: es nulo, bajo sanción de nulidad, y
otras expresiones, que indique la aceptación por parte del sistema jurídico de un acto
jurídico en particular en una circunstancia especial, entonces se está ante un supuesto de
nulidad textual. Y en cuanto a la nulidad tacita o virtual refiere es aquella que sin venir
declarada directamente por el supuesto de hecho de una norma jurídica se deduce o
infiere directamente por el supuesto de hecho de una norma jurídica, se deduce o infiere
del contenido de un acto jurídico, por contravenir el mismo orden publico, las buenas
costumbres una o varias normas imperativas –agrega- que la nulidad virtual se encuentra
tácitamente contenida en las normas jurídicas y que hace evidente cuando un acto
jurídico en particular tiene un contenido ilícito, no solo por contravenir las normas
imperativas, sino también por contravenir un principio de orden público o las buenas
costumbres; siendo así, esta categoría de nulidad “exige una interpretación no solo de la
norma jurídica, sino también de las bases o fundamentos del sistema jurídico, conformado
por normas imperativas, orden publico y buenas costumbres, es decir “ una interpretación
integral del sistema jurídico, no solo sus normas, sino también de sus fundamentos
jurídicos en su totalidad -finalidad- refiriendo que la utilidad e importancia de la nulidad
virtual, está en el mecanismo de salvaguarda del principio de legalidad en el ámbito de
celebración de los actos jurídicos y contratos . En cuanto se refiere, específicamente a la
inexistencia de los actos jurídicos, puntualiza que el código civil peruano solamente
reconoce dos modalidades de invalidez o ineficacia estructural la nulidad y la anulabilidad,
ineficacia funcional y en modo alguno se refiere a la inexistencia como categoría principal
o accesoria de ineficacia. Ello es así por cuanto la inexistencia es una categoría de
ineficacia que solo se acepta en los sistemas que no aceptan la nulidad virtual,
como consecuencia del principio que “no hay nulidad sin texto”. Esta es justamente
la razón por el cual en el sistema legal peruano no se reconoce la inexistencia como
categoría de ineficacia, siendo las mismas totalmente innecesarias, al estar claramente
consagrada la nulidad virtual en el octavo inciso del artículo 219, del C.C., debidamente
concordado con el artículo V del título preliminar del código civil. El Dr. Taboada señala
también que a mayor parte de nulidades especificas son supuestos de nulidad virtual o
tacita, tratándose esta categoría de una formula genérica para privar de efectos jurídicos a
todos los actos cuyo contenido sea ilícito, sin necesidad de acudir a un tipo penal”.

9
Ob. Cit. Págs. 579-586
2
nulidad del acto jurídico, ed. Grijley, 2da edición, setiembre 2002, Lima – Perú.

3El Doctor Taboada Desarrolla La Nulidad Del Acto Jurídico O Categorías Como El Lo Denomina, En Dos Vertientes; Nulidad Textuales
Expresa Y Tacita O Virtual.
IV.- NUESTRO PUNTO DE VISTA. A partir de las citas precedentes y puntos de vista de
los tres juristas citados; asumimos los argumentos del Dr. Lizardo Taboada Córdoba y,
agregamos, las ideas siguientes: en efecto, la moderna clasificación y enfoque de la
nulidad de los actos jurídicos, dada el avance de la ciencia y la tecnología de
comunicación se sustentan en base a la nulidad textual o virtual; mas la naturaleza de
determinados actos establecen esa categoría; como bien explica el Dr. Taboada, la
nulidad es textual por que aquellas colisionan con normas jurídicas preestablecidas,
mientras que, es virtual, porque aquellas colisionan con normas imperativas y categóricas
, además se infieren o se comprenden tácitamente y se vinculan con la hermenéutica de
los actos jurídicos. De otro lado, dentro de la autonomía de la voluntad y la liberalidad
contractual, las personas, pueden celebrar actos jurídicos, dentro del gama que le permite
las normas o las no previstas por ellas; sin embargo, aquellas tienen un limite, esto es que
no deben colisionar con normas imperativas y categóricas, con el orden publico y las
buenas costumbres; siendo así el propio planteamiento del tema, por parte del Dr. Aníbal
Torres; tiene sustento, aun cuando no compartimos con la poca claridad, respecto a la
diferencia entre nulidad e inexistencia de los actos jurídicos; pues. El equipara o mejor
considera como sinónimos, cuando en la realidad se puede establecer diferencias a partir
de los planteamientos del Dr. Taboada.

V.- CONCLUSIONES.

5.1.- En nuestro sistema jurídico civil, no está regulado expresamente, la teoría de la


inexistencia del acto jurídico; por lo mismo, la teoría asumida por el legislador peruano, es
la teoría de la invalidez o ineficacia de dichos actos, en sus vertientes de nulidad y
anulabilidad.

5.2.- En los sistemas jurídicos que asumen la teoría de la inexistencia no admiten los
actos ilícitos, por lo mismo que a su vez, no admiten las categorías de la nulidad en sus
vertientes de inexistencia, nulidad y anulabilidad.

5.3.- La doctrina si admite la teoría de la inexistencia del acto jurídico, la misma que está
sustentada en la escuela francesa, a partir de la vigencia del código civil de 1804, aun
cuando en la actualidad no tenga vigencia o aplicación plena.

5.4.- En nuestro código sustantivo, encontramos el uso frecuente del término inexistencia,
cuando se refiere por ejemplo a la validez o invalidez de un matrimonio, que colisiona con
el interés público, con las buenas costumbres especialmente, con la plena vigencia de
normas imperativas y categóricas.

BIBLIOGRAFIA.

Luis Diez Picazo.-“FUNDAMENTOS DEL DERERCHO CIVIL PATRIMONIAL”, Vol. I, Ed.


Tecnos, 1969, pág. 283

Vidal Ramírez Fernando.- “TEORIA GENERAL DEL ACTO JURIDICO”, Ed. Cultural
Cusco SA, 1RA edición, LIMA-PERU, 1985, pág. 499
Guillermo Lohmann Luca de Tena, EL NEGOCIO JURIDICO, Ed. Grijley EIRL. 2da
edición, informativo legal Rodrigo Asesores financieros SA octubre 1994

Aníbal Torres Vásquez, acto jurídico, Ed. San Marcos, edición 1998, Lima – Perú.

Lizardo Taboada Córdova, nulidad del acto jurídico, ed. Grijley, 2da edición, setiembre
2002, Lima – Perú.

Vidal Ramirez Fernando.- “Teoría General del Acto Jurídico”, Ed. Cultural Cuzco S.A.
primera edición, Lima-Perú, 1985, Pág. 499.

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