Libro Redactar para Convencer
Libro Redactar para Convencer
Libro Redactar para Convencer
Teoría y práctica
de la redacción jurídica
expositiva y argumentativa
Cuarta edición, revisada
Redactar para Convencer: Teoría y práctica de la redacción jurídica expositiva
y argumentativa.
© Roberto Ruiz Báez.
Cuarta edición, revisada. 2018.
Diseño de carátula: Isabel Valdivieso.
INTRODUCCIÓN
Comunicar y convencer
1. Importancia de la comunicación.
2. La palabra como medio de comunicación.
3. El abogado y la comunicación. El uso del idioma.
4. “Principios del escritor”.
4.1. El norte de todo escrito es el
lector. 4.2. El estilo es la persona.
4.3. El lenguaje del abogado asesor.
4.4. Piense: ¿Qué pretendo con este
escrito? 4.5. Primero pensar; luego
escribir.
PRIMERA PARTE
El proceso de redactar
Introducción
I. Principios orientadores de todo escrito
expositivo y argumentativo y de cada una de sus
partes.
1. Unidad. Todo escrito debe tratar un tema y sólo uno.
2. Autocontención: todo escrito debe ser autoexplicativo.
3. Coherencia: todo escrito debe seguir un esquema.
4. Concatenación: en todo escrito cada idea debe llevar a
la siguiente.
5. Estilo apropiado.
II. Cómo redactar párrafos unitarios: coherentes y fluidos
1. El párrafo es la unidad de redacción del razonamiento en
un escrito expositivo y argumentativo.
2. Coherencia.
2.1. Introduzca el tema.
2.2. Desarrolle el tema del párrafo.
¿Cómo desarrollar el párrafo?
¿Cuánto apoyo debe tener un
párrafo? Mantenga la ruta.
2.3. Métodos para desarrollar los párrafos expositivos
y argumentativos.
A. Ejemplo.
B. Causa y efecto.
C. Análisis del proceso.
D. Definición.
a. Definiciones nominales y reales.
b. Definiciones formales o informales.
c. Definiciones consensuales, especializadas,
ad hoc e ideales.
d. Definiciones por sinónimos.
e. Definiciones por negativos.
f. Definiciones por metáforas y símiles.
E. Comparación y contraste.
F. Clasificación.
2.4. Otros métodos de desarrollo de los párrafos.
A. Desarrollo por analogía.
B. Desarrollo del principio legal.
C. Resumen de lo anterior.
D. Calificación
2.5. Párrafos expositivos y párrafos argumentativos.
Diferencias.
2.6. Ideas prácticas para aplicar los métodos de
desarrollo de párrafos.
2.7. Ubicación alternativa de la oración
tema. 2.8. Párrafos sin oración tema
expresa.
2.9. Resumiendo el principio de unidad del
párrafo. 2.10. Mantenga el orden de los párrafos.
2.11. Evite el desorden.
3. Fluidez.
3.1. Palabras de conexión.
3.2. Frase de resonancia de la
anterior. 3.3. Frase resumen.
3.4. Los pronombres.
3.5. Las oraciones correctamente construidas.
3.6. La puntuación ayuda a la fluidez.
4. Ejercicios.
III. Cómo construir oraciones con poder persuasivo
1. ¿Qué es una oración?
2. Cómo redactar oraciones convincentes.
2.1. Siga el orden normal de las oraciones: sujeto, verbo
y complementos.
2.2. Aproveche los principales elementos de la oración.
2.3. Diga una idea después de la otra y no una idea
dentro
de la otra.
2.4. Ordene sus oraciones complejas.
2.5. Evite las construcciones largas y enredadas
2.6. Ponga el modificador junto a la palabra o la
frase modificada.
2.7. Ponga la idea principal en la oración principal.
2.8. Mientras más difíciles sean los conceptos que
quiere explicar, use oraciones más cortas con
menos ideas en cada una.
2.9. Para ganar contundencia ponga las palabras
importantes al principio y al final de la
oración.
3. Tipos estilísticos de oraciones compuestas.
3.1. Oraciones de valor limitado para la redacción
jurídica expositiva y argumentativa.
A. Yuxtapuestas segregadas
B. Estilo llamado de tren de carga y el
de coordinación múltiple.
C. La tríada.
D. La oración balanceada
3.2. Oraciones de mayor utilidad para los escritos expositivos
y argumentativos.
A. Oraciones acumulativas
B. Oraciones periódicas.
C. Construcciones paralelas.
4. Varíe el uso de los recursos de
redacción. 5. Repertorio de oraciones.
IV. Precisión: escoger la palabra correcta.
1. Objetivo: ser preciso con un idioma
potencialmente impreciso.
2. Causas de imprecisión de las palabras.
2.1. Una palabra puede ser imprecisa por ser general
y ambigua.
2.2. Otras veces la ambigüedad se debe a la falta
de definición de la palabra.
2.3. La ambigüedad de una palabra también se
puede deber a su posible doble interpretación.
2.4. Cuidado con las palabras equívocas.
2.5. Denotación y connotación.
2.6. Cuidado con los adjetivos y los adverbios:
son imprecisos.
2.7. Usar pronombres unas veces ayuda a la
precisión, otras crea ambigüedad.
3. Cómo expresarse con precisión.
3.1. Escoja la palabra
adecuada. 3.2. Use el
diccionario.
3.3. No tema repetir la palabra
precisa. 3.4. Cumpla las reglas de
redacción.
4. Cuidado con algunas palabras.
V. Concisión: decir sólo lo que hay que decir
1. Objetivo: decir sólo lo que hay que decir.
2. Elimine las palabras innecesarias.
3. Elimine la palabrería introductoria o “de calentamiento”.
4. Evite las palabras sin sentido.
4.1. No defina lo conocido por el lector
4.2. Elimine lo que está claramente implícito
4.3. No abra temas que no desarrollará
4.4. Las palabras como “así sucesivamente” suelen sonar
fuera de lugar y a menudo chocantes.
5. Evite la repetición innecesaria.
6. No toda repetición es defectuosa.
7. Reescriba.
8. Ejercicios.
VI. Sencillez: la palabra cotidiana lo dice mejor
1. Objetivo: comunicar. La palabra cotidiana comunica mejor.
2. Cuatro principios para ganar sencillez.
2.1. Prefiera la palabra familiar a la rebuscada.
2.2. Prefiera la palabra concreta a la abstracta.
2.3. Prefiera la palabra simple a la
circunlocución. 2.4. Prefiera la palabra o frase
corta a la larga.
3. Evite el exceso de sustantivos.
4. Evite sustantivar verbos u otras palabras.
5. Prefiera las expresiones directas a las
evasivas. 5.1. Palabras acuñadas y
muletillas.
5.2. Palabras aparentemente refinadas.
5.3. Eufemismos.
5.4. Jerga.
6. Cuando tenga a mano una palabra castellana, evite
la palabra extranjera.
7. El lenguaje sencillo escrito es diferente del
lenguaje sencillo hablado.
8. Límite de la sencillez.
9. El maestro equilibra sencillez y madurez.
10. Simplificar es podar.
11. Ejercicios.
VII. Claridad: Cuidar las expresiones
1. Objetivo: que el escrito se entienda fácilmente a
la primera lectura.
2. Si las ideas son confusas la redacción será
confusa. 3. Evite la ambigüedad por asociación.
4. Asegúrese de que sus pronombres tengan antecedentes.
5. Cuidado con los negativos dobles.
6. Distinguir entre conjuntivo y disyuntivo.
7. Cuidado con “el primero” y “el último”; con “éste”
y “aquél”.
8. Cuidado con las fechas, términos y
plazos. 9.La voz pasiva puede ser ambigua.
10. La puntuación afecta la claridad.
11. Una preposición cambia el significado.
12. Evite “castigar” al lector con alardes innecesarios
de sabiduría.
13. Ejercicios.
14. Cuando uno no quiere ser claro.
VIII. Contundencia I. Poder persuasivo.
I. Objetivo: convencer.
II. Motivaciones de fondo que mueven a
las personas a decidir.
1. Motivaciones racionales.
1.1. Jurídicas.
1.2. Extrajurídicas.
1.3. Informar objetivamente convence más al
lector culto que presionar abiertamente.
2. Motivaciones no racionales.
2.1. Ordenar o indicar abiertamente puede ser
contraproducente. En ocasiones puede ser
más efectivo sugerir.
2.2. El escritor convence más si logra que el lector
encuentre que lo que se le propone se conecta
con sus verdades, principios y valores ya
sabidos.
2.3. Convence más lo que se dice con seguridad
y convencimiento.
2.4. Si el escrito está llamado a convencer y
provocar acciones, puede ser conveniente
incluirle entusiasmo y pasión.
2.5. La opinión de la
mayoría. 2.6. Lo que dice la
autoridad.
2.7. El tono amable convence más que
el enfrentamiento y la pelea.
2.8. La forma de preguntar puede inducir la
respuesta. 2.9. El escritor debe tomar en cuenta los
afectos y los
sentimientos personales del destinatario.
IX. Contundencia II. El estilo convincente
III. Motivaciones de forma. El estilo convincente.
1. Cómo no ser convincente.
1.1. Con medios mecánicos.
1.2. Con afirmaciones, adjetivos y
adverbios extremos o exagerados.
1.3. Con falsos enfatizadores.
2. Escoja la palabra o expresión convincente.
2.1. Use verbos.
2.2. Exprésese en forma afirmativa, no negativa.
2.3. Use palabras concretas y específicas en vez
de generales y abstractas.
2.4. No califique innecesariamente.
2.5. Use figuras literarias.
2.6. Cuidado con los clichés y las
perogrulladas. 2.7. Reiterar para convencer.
X. Un toque artístico
1. Motiva mejor lo que se lee con gusto.
2. Ritmo y métrica.
3. Evite las rimas, la cacofonía y los sonidos chocantes.
4. Aliteración.
SEGUNDA PARTE
Estructura de la opinión jurídica
Explicación necesaria
I. Objeto y partes de la opinión jurídica. La pregunta, los
hechos, la respuesta y el razonamiento legal.
1. Objeto de la opinión jurídica.
2. Partes de la opinión
jurídica. 2.1. La pregunta.
A. Primera tarea: precisar la pregunta.
B. Al precisar la pregunta, el abogado debe
determinar el tipo de respuesta que espera el
cliente.
C. Atención a las finalidades secundarias de
la consulta.
D. ¿Debemos siempre dar una respuesta escrita?
E. Ubicación de la pregunta.
F. Forma de enunciar la pregunta.
2.2. Los hechos.
A. Determinación de los hechos.
B. Narración de los hechos.
C. Ubicación de los hechos.
2.3. La respuesta.
A. El criterio legal estricto.
B. El destinatario de la opinión.
II. Objeto y partes de la opinión jurídica (continuación).
El razonamiento jurídico 1.
2.4. El razonamiento jurídico.
2.4.1. Principios generales
A. Formas de razonar aplicables a toda
investigación en las ciencias humanas.
a. Observación.
b. Análisis.
c. Síntesis.
d. Deducción.
e. Inducción.
B. Notas sobre nuestras habilidades para pensar
y razonar.
a. Las habilidades de pensamiento según
Benjamín Bloom.
b. Pensamiento estratégico.
c. La inteligencia emocional.
d. Pensamiento sistémico.
e. Pensamiento crítico.
f. Adquisición y desarrollo de estas habilidades por
el abogado.
C. Aplicación de los principios generales a
la investigación jurídica.
a. Al estudiar unos hechos determinados a la luz
del derecho, el razonamiento del abogado
debe ser al mismo tiempo inductivo y
deductivo.
b. El pensamiento del abogado al redactar
una opinión no es sólo lógico. Es
práctico.
c. El abogado no puede proceder como el
investigador científico: por ensayo y error.
d. Razonamiento al estudiar y razonamiento
al exponer.
2.4.2. El razonamiento del abogado en una opinión legal
consiste específicamente en manejar y aplicar
las fuentes de derecho.
A. Cubrir todas las fuentes.
B. Usar el recto juicio y la hermenéutica jurídica.
C. Tener una actitud crítica frente a las
soluciones dadas.
2.4.3. Alcance y madurez del razonamiento jurídico
A. Método de razonamiento seguido hasta
ahora.
B. Razonamiento del abogado frente a la deficiencia
de la norma jurídica, de la práctica administrativa
o del entorno político.
a. Razonamiento jurídico y política.
b. Razonamiento legal y patología del derecho.
i. La injusticia.
ii. Otras patologías:
inconstitucionalidad, ilegalidad,
arbitrariedad.
iii. La inconveniencia.
C. Razonamiento jurídico y creación del derecho.
a. El proceso de razonamiento al redactar para
crear derecho es inverso al utilizado para
aplicar o interpretar el derecho existente.
b. El redactor debe considerar la utilidad y la
fuerza del derecho como instrumento
constructivo de estructuras y relaciones
sociales.
c. Razonamiento legal y redacción de la
primera constitución o, según Kelsen, de la
“norma supuesta”.
III. Objeto y partes de la opinión jurídica (continuación).
El razonamiento jurídico 2.
2.4.4. El razonamiento al estudiar la consulta.
A. Errores comunes de enfoque del problema y
de organización del pensamiento.
a. Precipitarse a responder.
b. El abogado “no se
puede”.
c. Buscar la respuesta en la práctica
administrativa. d. La rutina: “Aquí siempre lo
hemos hecho así”. e. Tener la conclusión y luego
forzar el apoyo.
f. Escribir sin digerir.
B. El proceso de organización del pensamiento al
estudiar la respuesta de una consulta jurídica.
IV. El estilo en los escritos expositivos y argumentativos
1. Cada escrito exige un estilo determinado.
2. El estilo de la opinión
jurídica. 2.1. Principio
general.
2.2. Recomendaciones particulares sobre el estilo.
3. Notas sobre el estilo en los escritos persuasivos.
4. El estilo que los jueces
prefieren. V. CONCLUSIÓN
APÉNDICE 1. ¿Qué podemos comunicar con la palabra?
APÉNDICE 2. Tendencia de las personas a seguir las opiniones
dadas y lo establecido por la autoridad.
APÉNDICE 3. El uso de palabras extranjeras.
Bibliografía
Índice de personas citadas
PRESENTACIÓN
Con gran satisfacción colocamos en manos de los lectores una obra de
gran valor académico escrita por el profesor Roberto Ruiz Báez. Para la
Facultad de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello, y para mí en lo
personal, es motivo de orgullo publicar un estudio que recoge largos años de
reflexión y de trabajo científico basados en la experiencia acumulada por el
autor en su desempeño profesional como asesor de importantes escritorios
jurídicos y empresas nacionales e internacionales. El acicate fundamental para
su culminación fue la incorporación del Dr. Ruiz Báez en el cuerpo docente de
nuestra Facultad, en los cursos de redacción jurídica que hace tres años
incluimos en el plan de estudios de la carrera de Derecho. Desde su ingreso a
nuestro personal docente quedó de manifiesto su voluntad de volcar en los
estudiantes todo lo aprendido en los más de treinta años de actividad
profesional, en lo concerniente a las destrezas requeridas para comunicarse por
escrito nítida y eficazmente y con mayor poder de persuasión.
La revisión del libro que presentamos patentiza el enorme vacío que
tradicionalmente han dejado los planes de estudio de la carrera de Derecho en
lo que atañe al adecuado uso de uno de los instrumentos fundamentales para el
ejercicio de la profesión: la palabra escrita. Pese a arrastrar errores expresivos
consolidados por la reiteración, muchos abogados han llegado a afinar su
redacción y han alcanzado la claridad, coherencia y contundencia que facilitan
la tarea de persuadir con base en el Derecho. En los últimos años ha crecido,
sin embargo, la preocupación por la sistematización de los criterios que pueden
ser de utilidad para mejorar la redacción jurídica y el libro que hoy ve la luz así
lo prueba. Su gran virtud es que además de formular consejos para el
perfeccionamiento de la redacción en lengua castellana, se nutre de las
peculiaridades de la redacción de documentos legales de diversa índole y de las
máximas de la argumentación jurídica, y se afinca en el objetivo preponderante
en el razonamiento jurídico: convencer al destinatario o destinatarios del
discurso.
Mediante una sabia combinación de sencillez y agudeza, el autor explica
directrices que permiten el dominio de la palabra y una mayor libertad para la
manifestación del pensamiento; en el desarrollo de cada tema acude a ejemplos
concretos y al análisis de textos. Sus metas van más allá de la pureza estilística
y se orientan al sometimiento del lenguaje a los fines comunicativos del
redactor, tomando en cuenta el propósito del escrito, su destinatario y su
contexto. Ello lo
consideramos esencial para la formación de nuestros estudiantes, que no sólo
cargan con deficiencias gramaticales provenientes de los niveles educativos
previos, sino que además evidencian serias debilidades a la hora de expresar
por escrito, de manera ordenada y coherente, una idea que comprenden de
manera cabal.
La relevancia que ha adquirido la oratoria en el medio jurídico, en virtud
del mandato constitucional de establecer la oralidad en todos los procesos, la
cual también se ha visto reflejada en el diseño curricular de la carrera, en modo
alguno resta significación a los esfuerzos que en este libro desembocan. No
sólo porque existe un amplio espectro del trabajo jurídico que seguirá
discurriendo a través de textos, compuesto por dictámenes, contratos, leyes,
reglamentos y sentencias o laudos arbitrales, entre otros, sino también porque
aun dentro del proceso oral la escritura seguirá presente, para la
formalización de ciertas alegaciones o actuaciones e incluso como paso
previo ineludible para la buena preparación de la exposición y el mejor
aprovechamiento del limitado tiempo asignado.
Redactar para Convencer es una obra pionera en la materia en la
literatura venezolana e incluso en la de lengua castellana, que colmará las
necesidades de formación de los estudiantes y profesionales del Derecho.
Esperamos que la continuidad en la labor docente permita al profesor Ruiz
Báez el constante enriquecimiento y ampliación de este brillante estudio.
Jesús M. Casal H.
PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN, REVISADA.
Con mucho gusto pongo a disposición de los estudiosos de la redacción
jurídica, expositiva y argumentativa, esta nueva edición de Redactar para
Convencer, en la cual he incorporado algunas mejoras derivadas de la
experiencia de doce años de docencia utilizando su texto. Algunas mejoras son
de maquillaje; cambié algunas palabras o frases por otras más precisas o claras;
incorporé, además, nuevos ejemplos por su valor demostrativo. Otras son
ampliaciones, como en el tema del razonamiento jurídico, que perfeccioné con
algunas ideas nuevas, con el deseo de que puedan ser útiles a los lectores.
Espero que con estos retoques Redactar para Convencer siga siendo un
instrumento adecuado para la docencia y para ayudar a optimizar la calidad de
la redacción profesional.
Quiero agradecer a la doctora Irma Behrens de Bunimov, Directora de la
Escuela de Derecho de la Universidad Central de Venezuela, por haber
incorporado a la oferta docente de la Escuela el seminario Redactar para
Convencer, que dicté en sus aulas mientras la salud me lo permitió. A las
Doctoras Virginia Tenías de López y Eliana Pardi, Directoras (saliente y
entrante) de la Escuela de Derecho de la Universidad Monteávila, por impulsar
los cursos de redacción expositiva y argumentativa en su Escuela. Y a los
doctores Mario Eugui y Ernesto Fronjosa por su invitación para adecuar el
contenido de Redactar para Convencer a la materia "Redacción Comercial" en
los cursos a distancia programados por la Universidad Metropolitana de
Caracas.
Agradezco al doctor Alfredo Parés, Director de la Escuela de Derecho de
la Universidad Católica Andrés Bello, por su constante apoyo.
Una palabra de agradecimiento y reconocimiento para todos y cada uno
de los estudiantes de derecho de la Universidad Católica Andrés Bello y de la
Universidad Central de Venezuela, que escogieron la materia de redacción
como parte de su formación profesional. Sé del esfuerzo de cada uno por
adquirir la destreza de redactar profesionalmente a fuerza de entender cada
principio de redacción y aplicarlo adecuadamente, hasta lograr una opinión
jurídica impecable.
Agradezco de corazón la lealtad y la paciencia de mis amigos, excelentes
profesionales y profesores, que han apoyado este trabajo con sus ideas sabias y
oportunas: Pedro Paúl Bello, Paciano Padrón Valladares y Arlán Narváez. Y
un
agradecimiento particular a Dirk ter Horst, que insistió en impartir un taller de
redacción a ingenieros, economistas y administradores. Adaptar los principios
de redacción a otros profesionales fue una experiencia útil y valiosa para los
participantes.
Y a mi querida esposa, Montserrat Marigó de Ruiz, quiero agradecerle las
horas de dedicación dirigidas a garantizar el éxito de esta edición revisada,
particularmente en lo relacionado con su calificación profesional, como
psicólogo, en las áreas de gerencia, inteligencia, motivación y comunicación
humanas.
Enseñar a redactar profesionalmente puede llegar a ser un objetivo central
de la educación universitaria. Porque aprender a escribir, en definitiva, es
aprender a pensar y a comunicar. Es desarrollar y madurar el pensamiento
crítico, autónomo, de cada profesional, en cualquier especialidad que estudie.
Podemos estar seguros de esto: un estudiante que puede obtener un título
universitario, tiene la capacidad para convertirse en un escritor ordenado y
profesional. Para lograrlo, debemos proporcionarle los principios de redacción
y entrenarlo con la metodología adecuada.
Aprender a redactar requiere dedicarle un esfuerzo enfocado a
comprender los principios de redacción y a practicarlos. Para alcanzar la
maestría este esfuerzo debe ser continuado por mucho tiempo, consciente,
paciente, perseverante. Y para que tenga resultados óptimos, usualmente debe
hacerse con gusto. Como Mario Vargas Llosa cuando escribe o Fernando
Botero cuando pinta. Nadie los obliga a escribir o a pintar.
Cuentan que en una visita de la campeona de tenis Martina Navratilova a
un colegio de niñas, una niñita le preguntó: “¿Si yo quiero llegar a ser
campeona de tenis tengo que practicar cada día tantas horas como tú?” Martina
le respondió: “Si te haces esa pregunta nunca llegarás a ser campeona.”
PRÓLOGO Y AGRADECIMIENTOS
El año 1978 trabajé como abogado asociado al bufete Baker & McKenzie.
Durante ese año los directivos del bufete me asignaron casi exclusivamente a la
tarea de redactar opiniones. Para ayudarme a hacer esta tarea profesionalmente,
el doctor Malcolm Caplan dedicó muchas horas de su tiempo a mi
entrenamiento. Me dio material de lectura invalorable, utilizado por la firma
para entrenar a sus abogados en el arte de escribir. Pero, además, se sentó
conmigo para indicarme cómo escribir. Revisó mis borradores, tachó sin
clemencia los párrafos y las oraciones inconsistentes, me indicó como
reorganizar mis pensamientos hasta asegurar que el producto final fuera una
opinión clara, concisa y convincente. Considero ese entrenamiento uno de los
privilegios que he tenido en la vida.
Desde que recibí ese entrenamiento pensé que lo aprendido debía estar al
alcance de todos los abogados y de los estudiantes de derecho en Venezuela y,
en realidad, de todos los escritores en lengua castellana. Aprender a escribir
tiene que ver con aprender a pensar y a comunicar. Esas son tareas
fundamentales de todo abogado, y particularmente del abogado asesor.
La ocasión se presentó cuando los licenciados y amigos Nelly Ballesteros
y Gustavo Hidalgo, organizadores incansables de cursos de entrenamiento para
profesionales, me propusieron preparar un curso de redacción de opiniones
legales. Inmediatamente acepté la propuesta y me dediqué con entusiasmo a
trabajar: a) ordenar el material que había ido recopilando durante los 23 años
siguientes al entrenamiento recibido; y b) darle coherencia en una armazón
consistente en castellano. Fruto de ese trabajo es este libro.
Quiero agradecer al doctor Caplan por su paciencia y enseñanzas. A los
doctores Clarence Mann y Hope Camp, consultores jurídicos internacionales
de Sears, Roebuck and Co., quienes me enseñaron cómo ser abogado consultor
de la gerencia. A mis amigos y colegas que me apoyaron para redactar este
libro: al Dr. Otto Carrasquero Martínez, abogado municipalista y, además,
asiduo estudioso de nuestro idioma y de otras lenguas, quien se tomó el trabajo
de leer una y otra vez los borradores, suministrarme bibliografía de apoyo y
hacerme innumerables sugerencias; a los doctores José Antonio Pérez Osuna,
Enrique ter Horst y Bernardo Loreto Yanes por sus invalorables comentarios al
texto de este escrito y por su lealtad desde la época de estudios en la
Universidad Central de Venezuela; al Dr. Lorenzo Eduardo Fernández
Escobar, por haber insistido en
que aceptara impartir los cursos de redacción de opiniones legales y por su
constante ayuda. A mis amigos el sacerdote y antropólogo Ignacio Castillo
Sosa, S.J., José Manuel Arregui, empresario e inspirado escritor, al Dr.
Santiago Ortega Córser, a mi apreciada colega Irma Bontes Calderón y a
Guadalupe Vargas, integrante de la primera promoción de estudiantes de
“Técnicas de Redacción Legal”, quienes me hicieron críticas sabias y
oportunas al borrador de este trabajo. A mi amigo, el Dr. Elías Reif,
Vicepresidente de Sears, Roebuck de Venezuela, S.A., y luego asesor en
mercadeo, quien me orientó atinada y generosamente en el enfoque de mi
profesión hacia el mercado.
Como asesor gerencial tuve la oportunidad de trabajar con profesionales
y empresarios que motivaron mi inteligencia y mi creatividad y con quienes
aprendí cada día. Entre ellos tengo el gusto de señalar a los señores John M.
Werner, Presidente de Alimentos Heinz, C.A., Fred C. Eaton, Presidente de
Sears, Roebuck de Venezuela, S.A., Jorge Menéndez, Director de Mercadeo y
Ventas de Alimentos Heinz, C.A., Bernardo Nouel Couput, fundador y
Presidente de Nouel Ingenieros Consultores, C.A., Rómulo Carrizo Abreu,
José Rafael Malpica, Miguel Ignacio Purroy, María Teresa Vilima y Ronald
Ortega López, los colegas Lucía Eva Ramos de Pérez Osuna, Eduardo
Machado Iturbe, Teresa María Sanabria de Lozano, y a los ingenieros
Leonardo Alcalá Guevara, Andrés Olavarría, Luis Eduardo González Mujica,
Antonio Guzmán Parés, Carlos Hail y Manuel Porras, a quienes estoy
permanentemente agradecido.
Agradezco al Dr. Ricardo Márquez por invitarme a integrar el equipo
profesoral de la Universidad Católica Andrés Bello. Y particularmente al Dr.
Jesús María Casal, Decano de la Facultad de Derecho, y a los miembros del
Consejo de Facultad, por iniciar el seminario “Técnicas de Redacción Legal”,
cuyo objeto es el contenido de Redactar para Convencer. También agradezco
al Dr. Emilio Píriz Pérez, Director de Biblioteca y Publicaciones, y a la
profesora Ana Teresa Rodríguez, correctora de pruebas. Ellos han hecho
posible esta publicación.
Cuando pienso en el aprendizaje de la lengua, desde la escuela primaria,
vienen a mi memoria las clases de los profesores del Colegio San Ignacio de
Loyola. Veo a la Madre Múzquiz, nuestra maestra de tercer grado, dibujando
en el pizarrón, con sus tizas de todos los colores, las clasificaciones de los
sustantivos y de los adjetivos. Recuerdo las explicaciones de los Padres José
Ignacio Urquijo y Luis Molina, así como del profesor Críspulo Ocando, que
incentivaron en sus alumnos el amor por la lengua y la literatura. Y, por
supuesto, tengo presentes los consejos del Padre Pedro Pablo Barnola,
Presidente
de la Academia Venezolana de la Lengua. Es el equipaje que se lleva en el
morral espiritual.
En este ejercicio de recuerdos y agradecimientos, mi memoria me
remonta hasta la primera infancia: entre la penumbra de los años, veo a mi
papá, Rafael Ruiz Carrillo, leyéndonos cada noche un capítulo de “Dos Años
de Vacaciones”, de Julio Verne, para adentrarnos en el amor a la lectura. De
sus labios también oí las palabras de Andrés Eloy Blanco que aún resuenan en
mi mente: “A Dios que me dé tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero
que no me dé un hijo de corazón solitario”.
Y por último, quiero agradecerte, Montse, por las innumerables horas que
generosamente dedicaste a ayudarme con este trabajo.
OBJETIVO Y JUSTIFICACIÓN
1. Objetivo de Redactar para Convencer
Escribir es una práctica, como manejar un carro o tocar guitarra. Como
toda práctica, requiere principios teóricos que la orienten. El objetivo de este
libro es dotar a los estudiosos del derecho de instrumentos que los ayudarán a
mejorar su propio estilo y a redactar opiniones y escritos cada vez más claros y
precisos. El lector comenzará a conseguir sus metas de inmediato; pero siempre
tendrá el reto y el campo para perfeccionar su estilo. Mejorar el estilo requiere
un ejercicio permanente y disciplinado, pues la práctica hace al maestro.
Además de una práctica, escribir tiene mucho de ciencia y de arte. De
ciencia, porque uno debe dominar la materia de la que escribe; y de arte,
porque podemos comunicar la materia más árida con palabras y expresiones
armónicas. En este libro hablaremos de la escritura legal como práctica, como
ciencia y como arte.
Para lograr nuestro objetivo, el libro tiene dos partes. La primera se
refiere al proceso de redactar. Veremos cómo redactar párrafos coherentes y
fluidos; cómo construir oraciones con poder persuasivo; qué palabras escoger;
cómo mejorar el lenguaje y el estilo de escribir. Conoceremos ciertas normas
que nos ayudarán a redactar ordenada y claramente. En la segunda parte
presentaremos la estructura de forma y de fondo de una opinión legal. Al
estudiar la estructura de una opinión legal veremos cómo plantear el problema,
cómo razonar y llegar a las conclusiones y recomendaciones y cómo organizar
el pensamiento para redactar la respuesta. Las normas estudiadas también nos
servirán para redactar cualquier escrito expositivo y argumentativo, legal o no,
e incluso nos beneficiarán en la expresión oral.
7. Un toque artístico.
B. Todo párrafo debe tratar un tema y sólo uno. Ese tema se debe
resumir y presentar en la primera oración del párrafo. Y el resto
del párrafo lo desarrolla.
5. Estilo apropiado
A este tema le dedicamos todo el Capítulo IV de la Segunda Parte.
II. CÓMO REDACTAR PÁRRAFOS UNITARIOS:
COHERENTES Y FLUIDOS
1. El párrafo es la unidad de redacción del razonamiento en un
escrito expositivo y argumentativo
¿Cómo nos expresamos? La unidad de expresión de una idea es la
palabra. La unidad de expresión de un juicio es la oración. La unidad de
expresión de un razonamiento en un escrito expositivo y argumentativo es el
párrafo. Este es el punto de partida para entender que el párrafo no puede ser
considerado como una serie inconexa de oraciones, sino como la presentación
de una unidad de razonamiento que gira en torno a una idea central. Por eso
dice Thomas Kane que “un párrafo expositivo es esencialmente un desarrollo
de un patrón sujeto/predicado...” [33]
El párrafo es visto por los autores como la unidad de expresión de un
razonamiento en un escrito expositivo y argumentativo porque así es el
desarrollo natural del pensamiento. Así se construye todo escrito expositivo,
como puede ser una opinión legal, un trabajo monográfico, un manual de
derecho o un tratado. En estos escritos nuestros pensamientos requieren más de
una oración para expresarse completos. El pensamiento inicial del párrafo de
alguna manera equivale al sujeto en una oración, es decir, es la idea sobre la
que afirmaremos o negaremos algo. Por ejemplo, un párrafo expositivo puede
comenzar: “Los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores”.
Ese pensamiento inicial es una oración completa. Y el predicado de ese
pensamiento, es decir, lo que afirmaremos o negaremos sobre ese sujeto, es un
conjunto de oraciones. El resto del párrafo debe estar dedicado a explicar el
principio enunciado en el encabezamiento. Si lo vemos así, entendemos
fácilmente el concepto de unidad del párrafo. [34]
El sencillo párrafo siguiente está coherentemente escrito; lo encabeza una
oración tema que nos indica su objeto, y el resto del párrafo la desarrolla (los
números se ponen para facilitar el análisis):
(1) Al menos desde finales de los años ochenta, cada
vez mayor cantidad de venezolanos coincidimos en que
la democracia venezolana necesita un profundo
remozamiento. (2) Muchos estamos conscientes de que
es necesario desarrollar nuevos mecanismos de
participación de la ciudadanía en la gestión pública; (3)
se necesita renovar a los partidos políticos, muchos de
los cuales han devenido en simples maquinarias
clientelares; (4) hace falta reformar al Estado para
hacerlo más eficiente; (5) el modelo económico y las
pautas culturales asociadas a él requieren cambios
drásticos para incrementar de manera sostenida el
empleo productivo y la capacidad de competir
internacionalmente; (6) los patrones de distribución del
ingreso deben ser rectificados puesto que cada vez se
han hecho más inequitativos; (7) es imperativo
transformar a la educación formal para hacerla más
eficiente y para incrementar su calidad. [35]
La oración (1) presenta la idea básica que el párrafo desarrollará y las
restantes oraciones la desarrollan o apoyan.
Un párrafo es, como hemos visto, el desarrollo de una idea básica.
Aunque su objeto puede ser muy variado, en un escrito legal un párrafo suele
tener como objeto particular: definir un concepto, explicar la definición,
comparar el objeto de estudio con otro objeto, exponer un argumento, rebatir
una afirmación, analizar un problema... distinguir, clasificar, criticar, discutir,
ampliar, ilustrar, interpretar, esbozar, repasar, resumir... o responder
preguntas, como ¿qué?
¿quién? ¿por qué? ¿cómo? ¿dónde? ¿cuándo? Cualquiera que sea su objeto, el
párrafo unitario debe ser construido con la misma perspectiva y estructura.
Si queremos definir qué es un párrafo, según lo dicho hasta ahora,
podemos afirmar que un párrafo es un conjunto de oraciones que desarrolla la
idea contenida en una oración inicial, llamada oración tema.
El enfoque inicial que hemos visto sobre la estructura de los párrafos,
aunque esencial, debe ser tomado con amplitud, “con un poquito de sal”, como
decían los antiguos. Un párrafo usualmente está compuesto por varias
oraciones: una oración tema, que contiene la idea principal y un grupo de
oraciones de apoyo, que desarrollan esa idea. Pero ocasionalmente nos
convendrá redactar párrafos de una sola oración, e incluso de una sola palabra.
Con eso el escrito puede ganar variedad y énfasis.
Evidentemente.
El párrafo anterior está compuesto por una sola palabra, un adverbio, que
ni
siquiera forma una oración. Esto es posible y conveniente hacerlo de vez en
cuando. Y no altera el principio general, de la unidad del párrafo, enunciado
para comenzar este capítulo.
Los especialistas dicen que un párrafo expositivo y argumentativo es un
ensayo en miniatura. [36] Sus estructuras son idénticas: se inician con la
afirmación de un principio general que a continuación se desarrolla y se apoya
con ideas, detalles y ejemplos. Por eso decíamos en el capítulo anterior que
todo escrito expositivo y argumentativo debe ser el desarrollo de una idea,
igual que todo capítulo y todo párrafo. De manera que la base para aprender a
redactar opiniones, ensayos y escritos expositivos, está en aprender a redactar
párrafos: su estructura es la misma.
Aprender a desarrollar párrafos unitarios es, además, una vía para
aprender a pensar coherentemente, porque sólo podemos expresar
organizadamente lo que concebimos organizadamente. Si cuando estamos
redactando no logramos producir párrafos unitarios, es probablemente porque
nuestro pensamiento todavía no está maduro. Entonces debemos volver atrás y
madurar las ideas para poder expresar un pensamiento coherente en párrafos
unitarios. El abogado logrará comunicar y convencer con una redacción
efectiva sólo si la armazón de su exposición se basa en párrafos unitarios. [37]
Estudios realizados sobre la eficiencia de la escritura y la redacción
indican que para comunicar y convencer eficientemente, un párrafo debe
cumplir dos requisitos: a) ser coherente; y b) ser fluido. La coherencia se
refiere al fondo; la fluidez a la forma. El párrafo es coherente si está
constituido por una oración tema, que indica la idea que el párrafo se propone
desarrollar, y por oraciones que efectivamente desarrollan esa idea principal. Y
es fluido si se lee con facilidad, si sus oraciones están entretejidas de tal
manera que llevan al lector de la mano, suavemente y sin tropiezos. [38]
¿Cómo lograr coherencia y fluidez en los párrafos?
Todo lo que diremos en los capítulos siguientes de alguna manera nos
ayudará a mejorar nuestros párrafos. En la medida en que nuestro lenguaje sea
más preciso, sencillo, claro, conciso y contundente, nuestros párrafos
comunicarán y convencerán más. Ahora veremos algunas normas específicas
que nos ayudarán a construir párrafos coherentes y fluidos.
2. Coherencia
El escritor logra coherencia cuando redacta una oración tema que
contenga una idea básica y oraciones de apoyo que desarrollen esa idea básica.
2.1. Introduzca el tema
La primera oración de cada párrafo debe introducir o al menos sugerir el
tema del párrafo. Algunos autores la llaman oración tema; otros la denominan
oración introductoria, oración principal, oración tópico, oración resumen e,
incluso, oración paraguas.
El siguiente párrafo está encabezado por una oración tema que nos indica
su objeto y el resto del párrafo la desarrolla (los números se ponen para
facilitar el análisis):
(1) Todas las profesiones liberales tienen que ver con la
moral desde el momento en que toda actividad humana
está regida por principios morales. (2) No basta que el
ingeniero conozca a fondo su ciencia y la sepa aplicar en
los casos concretos que se le plantean, ya se trate de la
construcción de una carretera, de un puente o de una casa;
se requiere, además, que proceda con honradez al ejecutar
sus obras, que sea leal a sus clientes y no los explote
traicionando la confianza que han depositado en él. (3)
Otro tanto cabe decir del médico, de quien se exige que
tenga ciencia y conciencia, así como verdadero espíritu de
caridad para sus pacientes. (4) Pero en el abogado, aparte
de que su profesión debe ejercerla con honradez y lealtad,
el conocimiento de su disciplina no es completo, si no
relaciona el derecho con la moral. (5) La palabra misma
“derecho” implica la idea de rectitud y este concepto no se
explica satisfactoriamente si no se relaciona con los
principios racionales de la conducta humana, con los
principios éticos. (6) No basta ni interesa
fundamentalmente la solución legal de un caso, sino la
solución justa; (7) y es claro que quien se satisface con la
primera, frecuentemente ni siquiera acierta con el
verdadero punto legal. (8) En cambio, quien trata de que la
solución legal coincida con la solución justa, insistiendo y
prolongando el estudio de un asunto, casi siempre alcanza
el objetivo propuesto y, (9) de paso, descubre que el
primer punto de vista legal
considerado, ni siquiera representaba una estricta solución
legal. [39]
El párrafo anterior está encabezado por la oración tema (1) que indica el
principio que va a desarrollar. Siguen ejemplos que ilustran el principio
enunciado en la oración tema (2) y (3). Esos principios culminan con el punto
objeto del párrafo (4), que es la moral del abogado. La moral del abogado es
desarrollada más detenidamente, mediante una explicación conceptual (5) y
luego por la exposición de las consecuencias de quien procede motivado por la
moral y quien procede motivado exclusivamente por la solución legal formal
(6) y (7). Detrás de esa afirmación hay una teoría de la necesidad de la moral y
también una experiencia práctica enunciada al principio, indicada en la
conclusión del párrafo (8) y (9).
Para comprobar la coherencia de un párrafo, revisemos si las oraciones
del párrafo desarrollan su oración tema. Si uno no puede establecer una clara
relación entre las oraciones, el párrafo será confuso.
Weihofen nos enseña que “en la redacción legal, la oración tema puede a
menudo ser la declaración de un enunciado legal y el resto del párrafo se
dedica a su ampliación, o a explicación de las razones que lo apoyan”. [40]
Cuando el señor López prendió un cigarrillo en el depósito
de petróleo, incumplió gravemente su contrato de trabajo.
(El resto del párrafo explica la base legal de la
afirmación).
De acuerdo con la ley, el arrendatario puede solicitar la
regulación del apartamento aunque el contrato diga lo
contrario. (El resto del párrafo explica la base legal de la
afirmación).
Una forma lógica de organizar los párrafos en las opiniones legales y en
otros escritos de argumentación legal es enunciar un tema en la primera
oración, seguido de su demostración por la base constitucional, legal,
reglamentaria, pruebas documentales, ejemplos u otros datos.
Ahora bien, toda persona que ejerza una actividad
industrial o comercial en jurisdicción de un municipio
debe pagar el impuesto sobre las actividades económicas.
En efecto, la Constitución... (el párrafo expone el principio
constitucional).
Por su parte, la Ley Orgánica de Régimen Municipal... (el
párrafo explica la base legal del impuesto).
En cumplimiento de las disposiciones anteriores, la
Ordenanza de Impuesto sobre las Actividades
Económicas...
La oración tema puede ser una pregunta:
La pregunta es: ¿cuáles son los privilegios establecidos
por la ley para los créditos de los trabajadores?
El primer paso de su consulta debe ser resolver la siguiente
cuestión: ¿Puede la Compañía terminar unilateralmente el
contrato antes de la fecha de terminación natural prevista
en la Cláusula Diez?
La oración tema puede referirse a un argumento que el párrafo propone
contestar. Tal oración puede comenzar: “Sus asesores les han
recomendado...”, “Hasta ahora la jurisprudencia reiterada ha sostenido que...”.
Si el escritor enuncia las oraciones tema de todos sus párrafos de una
manera evidente y tosca, puede convertir el estilo en monótono o mecánico.
La práctica irá enseñando cómo disimular la oración tema de manera que
resulte natural y ligera sin perder el orden necesario en los párrafos.
La oración tema debe llevar la llamada “idea controladora del párrafo”.
Esta idea es más que un simple titular, que informa de manera general el tema
del párrafo. La oración tema debe presentar el punto específico que va a
desarrollar. En el párrafo utilizado como ejemplo al iniciar este punto, el tema,
podría decirse, es “derecho y moral”. Sin embargo, ese enunciado general,
abstracto, no es la oración tema. La oración tema es más específica, tal y como
indica su encabezamiento: “Todas las profesiones liberales tienen que ver con
la moral desde el momento en que toda actividad humana está regida por
principios morales.” Esa es la idea precisa que va a desarrollar el párrafo. Si
repasamos las oraciones tema indicadas hasta ahora, comprobaremos cómo se
cumple este principio. En consecuencia, comprender la diferencia entre
“tema” y “oración tema” es un paso importante para redactar párrafos
exitosos.
Veamos el siguiente ejemplo:
1. Terminación anticipada del contrato.
2. El primer paso de su consulta debe ser resolver la siguiente
cuestión: ¿Puede la compañía terminar unilateralmente el
contrato antes de la fecha de terminación natural prevista en la
Cláusula Diez?
B. Causa y efecto
Según A. Franklin Parks y sus colegas este método es particularmente
usado en los escritos contemporáneos porque encuadra con nuestra mentalidad
racional y científica. Causa y efecto son dos caras de la misma moneda. La
causa precede, indica el por qué, mientras el efecto continúa e indica
consecuencias. Dentro de esta categoría también se pueden ubicar los párrafos
que tengan que ver con relaciones del objeto tratado en el párrafo. Cuando se
indiquen causas o efectos, se debe tener en cuenta dos factores: a) que sean
relevantes; y b) que sean realmente causas o efectos y no meras condiciones o
circunstancias. Confundir causas o efectos con circunstancias destruye el valor
demostrativo del párrafo.
C. Análisis del proceso
En muchas oportunidades debemos exponer cómo funciona algo. Para
otras profesiones se trata de procesos físicos, químicos, biológicos o
mecánicos. Los abogados tenemos que describir muchos procesos
administrativos o judiciales previstos en alguna norma legal general; otros
procedimientos pueden ser creados por contrato. Cuando se presenten
procesos deben cuidarse dos aspectos: a) la estricta relación progresiva del
mismo; y b) que los hechos sucesivos sean repetitivos, para que constituyan
un proceso y no simplemente una serie irrepetible u ocasional de actos.
Los procesos que debe enfrentar un abogado no sólo son en esencia
judiciales o administrativos. Para redactar una ley o un contrato, muchas veces
el abogado debe entender el desarrollo de un proceso industrial, comercial o
social. En una ocasión se encomendó a un abogado redactar un contrato que
celebrarían una compañía minera, que proveía mineral de hierro en bruto, tal
como era extraído de la mina, y un consorcio que construiría una planta
industrial para la purificación del mineral hasta la obtención de briquetas de
hierro. El abogado debió conocer al detalle el proceso industrial para poder
redactar el contrato. Cuando se trata de regular la relación entre un industrial,
proveedor de productos y un distribuidor de esos productos, el abogado debe
ayudar a diseñar y definir con exactitud el proceso de producción, la
oportunidad y lugar de las entregas, la recolección de los productos, los
mecanismos y zonas de distribución, la oportunidad de los pagos, indicando la
moneda de pago y el lugar de los pagos, así como los mecanismos alternativos
en caso de falla de algunos de los pasos previstos originalmente. También
debe prever los recursos que tiene cada una de las partes en caso de
incumplimiento de la otra.
Cuando analiza un proceso, el abogado debe asegurarse de obtener el
panorama completo, es decir, de cubrir todos los pasos que integran el
proceso. Su habilidad abarcará al menos dos aspectos: a) describir cada paso
convenientemente; y b) prever la solución para los problemas que se puedan
presentar por incumplimientos o fallas que puedan ocurrir en cada uno de los
pasos del procedimiento. En el ejemplo del contrato de distribución de
productos, el abogado se debe preguntar: ¿Qué hacer si al industrial no le llega
la materia prima? ¿Qué hacer en caso de entregas tardías? ¿Se debe fijar un
área exclusiva de distribución? ¿Se deben regular los precios de reventa? ¿Qué
pasa si el distribuidor cambia unilateralmente el área de distribución, o cambia
los precios? El abogado debe agotar las preguntas antes de redactar el
procedimiento. Y, por supuesto, debe discutirlas y madurar cada respuesta con
el cliente.
D. Definición
Definir literalmente significa poner límites. Definir es explicar el
significado de un concepto. Aun cuando el abogado está familiarizado con el
manejo de definiciones, definir con precisión es a menudo complicado,
particularmente cuando tratamos de objetos abstractos y generales, que pueden
tener varios significados. A continuación veremos algunos tipos de definiciones.
a. Definiciones nominales y reales
La definición nominal atiende al significado de la palabra. Usualmente
encontramos definiciones nominales en los diccionarios.
Matrimonio es la unión de un hombre y una mujer para
hacer vida común, con arreglo a derecho. [49]
Si la definición atiende al origen de la palabra puede ser: (i) etimológica,
si atiende al significado de la raíz; o (ii) semántica, si atiende a los cambios en
la historia de la palabra. A este respecto, la observación de Thomas Kane es
pertinente:
Aun cuando es relativamente fácil de obtener, definir
ateniéndose sólo a significados etimológicos y arcaicos de
una palabra tiene sus limitaciones. Uno debe usar los
diccionarios cautelosamente. La etimología de una palabra
no necesariamente es su sentido propio. Los significados
de las palabras cambian y no puede argüirse que el sentido
contemporáneo de una palabra es de alguna forma
incorrecto porque se ha distanciado del original. Ni las
definiciones de los diccionarios nos cuentan toda la
historia. Aunque sean muy atentos y detallados, tienen que
excluir muchas sutilezas en los significados.[50]
La definición también puede ser real, si atiende no al concepto sino a la
institución que hay detrás de la palabra. Veamos esta definición de
matrimonio producida por el ensayista G. K. Chesterton:
El matrimonio no es una simple cadena que apresa el
amor, como dicen los anarquistas; ni es una mera
coronación del amor, como dicen los sentimentalistas. El
matrimonio es un hecho, una relación real humana, como
la maternidad, que tiene hábitos y lealtades verdaderos,
excepto en unos pocos casos monstruosos, en los que se
vuelve una tortura por la locura y el pecado de las
personas. Un matrimonio no es ni un éxtasis ni una
esclavitud; es una sociedad que busca el bien común; es un
ente independiente de trabajo y de esfuerzo, como una
nación. [51]
La definición citada dista mucho de la definición de matrimonio que
encontraríamos en un texto de derecho de familia. No va al concepto, sino a la
realidad subyacente.
b. Definiciones formales o informales
Las definiciones formales se logran al dar lo que llamaba Aristóteles el
género próximo y la última diferencia. El género próximo es la clase o
categoría a que pertenece el concepto que se define. Por ejemplo, si vamos a
definir “novación” debemos comenzar por indicar a qué clase pertenece:
“novación es un modo de extinción de las obligaciones”. Una vez que tenemos
la clase a que pertenece, damos la diferencia de los otros conceptos de la
misma clase. En el caso de la novación, diríamos: “que consiste en extinguir la
obligación existente suplantándose por otra nueva.” [52] Cuando se dé una
definición formal debe cuidarse que tanto la clase a la que se alude como la
última diferencia sean precisas.
La definición informal presenta el significado de un concepto de un
modo menos estructurado. Si en un contexto informal decimos: “la novación
es un medio de quitarse la hipoteca de encima”, no estamos literalmente
definiendo la novación. Simplemente queremos decir que al novar en este caso
concreto cambiamos la obligación garantizada con hipoteca por otra libre de
esa garantía. Para utilizar definiciones informales debemos considerar el
contexto y el tono del párrafo. En los escritos legales usualmente preferiremos
las definiciones formales. Pero en un medio informal y de confianza una
definición informal podría aligerar la redacción. Las definiciones informales
pueden dar lugar a malos entendidos; por esta razón se recomienda usarlas
sólo si el escritor está seguro de que el lector la interpretará únicamente con la
intención prevista por él.
c. Definiciones consensuales, especializadas, ad hoc e ideales
Esta clasificación atiende no al fondo de la definición, sino al propósito
buscado. Las definiciones consensuales dan el significado común y corriente
de la palabra definida. Es el significado encontrado usualmente en el
diccionario general.
Las definiciones especializadas indican el significado técnico de una
palabra para una ciencia o una profesión determinada. Por ejemplo, la palabra
“corredor” en castellano significa “persona que corre” (definición consensual);
en derecho significa “en general, intermediario; quienquiera que intervenga en
ajustes o convenios, y de modo más concreto en compras y en ventas
mercantiles.” [53]
Las definiciones ad hoc son creadas y utilizadas para un fin determinado.
Por ejemplo, en un contrato se definen palabras con un significado preciso
sólo para ese contrato y para ningún caso más: “El Vendedor”, “El
Comprador”, “La Parcela”, definidos en un contrato identifican a personas o
cosas particulares de ese contrato.
Por último, las definiciones ideales establecen lo que debería ser, en
oposición a lo que es. En la definición ad hoc el escritor dice: “Por
conveniencia llamaré X a tal cosa”; en la definición ideal el escritor dice:
“Usaré el término Y para significar tal cosa, el cual es el propio sentido de la
palabra y el que todo el mundo debería usar”. [54]
A pesar de que la Constitución de 1999 consagró el derecho de rebelión
popular contra los gobiernos que “violen la constitución o menoscaben los
derechos humanos”, se sigue confundiendo rebelión popular constitucional y
golpe de estado. El intérprete, entonces, está obligado a precisar mediante
definiciones ideales:
¿Qué diferencia hay entre golpe de estado, grado máximo
de la rebelión, y el derecho de rebelión legítima para
restaurar la vigencia de la Constitución?
Un golpe de estado es una cosa y el ejercicio del derecho
de rebelión es otra. El golpe de estado es un acto arbitrario
de fuerza ejecutado “porque me da la gana”, porque un
grupo no está de acuerdo con el gobierno de turno. Es un
acto delictivo contra la Constitución, contra un gobierno
legítimo, es decir, en el que se cumplen dos requisitos
establecidos en la Constitución: a) electo por el pueblo
conforme a la Constitución y b) cumplidor de la
Constitución y respetuoso de los derechos humanos. Los
golpistas violan la Constitución y son delincuentes, actores
del delito de rebelión tipificado en el Código Penal.
El derecho de rebelión es todo lo contrario: es el ejercicio
de la potestad, consagrada en la Constitución, de
desconocer a la autoridad ilegítima, que gobierna contra la
Constitución y viola los derechos humanos. El ejercicio
del derecho de rebelión está dirigido a restaurar la vigencia
de la Constitución. No sólo no es un delito; según las
palabras de la Constitución es “un deber”. Es requisito
indispensable para que se justifique el derecho de
rebelión, que el
gobierno sea ilegítimo. Por tanto, es indispensable
sustentar la acción en argumentos irrebatibles que
demuestren la ilegitimidad del gobierno.
d. Definiciones por sinónimos
Consisten en explicar una palabra complicada con palabras sencillas. Se
utilizan especialmente al exponer un término técnico o especializado a un
lector que suponemos lo desconoce. O cuando un escritor va a utilizar una
palabra con un sentido determinado, que hemos llamado ad hoc. Si en un
momento dado el escritor se está refiriendo a un escrito en que aparece citado
“lo dispuesto en la Carta Magna”, puede aclarar: “es decir, en la
Constitución”, y así asegura que el lector entienda exactamente su significado
y no vaya a pensar que se trata de la Carta Magna histórica firmada en
Inglaterra en 1215.
e. Definiciones por negativos
En ocasiones puede ser conveniente definir lo que algo no es. Un maestro
de la escritura, G.K. Chesterton, nos suple un ejemplo apropiado, al definir la
miseria, diciendo lo que es su antítesis, prosperidad:
Ahorrar es el camino para progresar; y el miserable es el
hombre que no progresa. En su sentido integral progresar
significa lograr el máximo de cada cosa; y el miserable no
logra nada de nada. El miserable es el hombre en quien el
proceso, desde la semilla hasta la cosecha, se detiene en el
estadio intermedio del dinero. No cultiva cosas para
alimentar a la humanidad; ni para alimentar a un hombre;
ni siquiera para alimentarse a sí mismo. El miserable es el
hombre que muere de hambre y por quien morirían de
hambre todos los demás, en una especie de adoración del
bienestar en su forma muerta, a diferencia del bienestar en
su forma viva. [55]
f. Definiciones por metáforas y símiles
Mientras más abstracto e incomprensible es el concepto definido más
debe el escritor apelar a símiles y metáforas. La experiencia humana más
sublime, y a la vez más misteriosa, es la experiencia mística. Uno de los más
grandes místicos de la humanidad, San Juan de la Cruz, describe, con su
lenguaje del siglo XVI, su experiencia de la comunicación y el amor de
Dios, fenómeno
desconocido a ese nivel para la mayoría de los mortales:
Comunícase Dios en esta interior unión al alma con tantas
veras de amor, que no hay afición de madre que con tanta
ternura acaricie a su hijo, ni amor de hermano ni amistad
de amigo que se le compare. Porque aún llega a tanto la
ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre regala
y engrandece a esta humilde y amorosa alma... que se
sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer, como si
él fuese su siervo y ella fuese su señor. Y está tan solícito
en la regalar, como si él fuese su esclavo y ella fuese su
Dios:
¡tan profunda es la humildad y dulzura de Dios! [56]
Una persona creyente, de cualquier religión, que no haya tenido una
experiencia tan profunda de Dios, difícilmente definirá el amor de Dios con
palabras similares a las citadas.
E. Comparación y contraste
Se comparan dos objetos que son en parte iguales y en parte distintos.
Los especialistas en redacción se refieren a comparación (en sentido estricto)
cuando el redactor habla de parecidos o semejanzas entre dos o más objetos y
de contraste cuando habla de las diferencias. Cuando un escritor compara o
contrasta dos objetos puede tomar varias decisiones: a) puede decidir si tratará
sólo con las similitudes, sólo con las diferencias o con ambas. b) puede tratar a
los dos términos comparados en igualdad de condiciones o darle preferencia a
alguno sobre el otro. Si está hablando de la cesión de créditos, por ejemplo,
puede, en un momento determinado, decir: “La cesión de créditos tiene ciertas
semejanzas con la novación por cambio de acreedor...”, con lo cual mantiene
el foco de la redacción sobre su tema principal. c) puede considerar las
circunstancias objetivas que los haga similares o diferentes; pero también debe
considerar las circunstancias subjetivas: lo que uno quiera destacar.
Cualquiera que sea la decisión, debe anunciarla claramente en la oración tema
y desarrollarla coherentemente.
El desarrollo por comparación o contraste es ilustrado por el siguiente
párrafo del Magistrado Black, al salvar su voto en la decisión de Dennis vs.
Los Estados Unidos, que comienza:
Para empezar quiero dejar claro qué crimen se cometió en
este caso y qué crimen no se cometió. Los demandados no
fueron acusados de intentar derrocar al gobierno. Ni
fueron acusados con actos encubiertos de ningún tipo
dirigidos a derrocar al gobierno. Ellos ni siquiera fueron
acusados de decir alguna cosa o escribir algo destinado a
derrocar al gobierno. La acusación fue que ellos
convinieron en reunirse para hablar y ver si publicaban
unas ideas en una fecha posterior. [57]
Al explicar los tipos de simulación, el Doctor Luis Loreto expone, con un
lenguaje magistral, dirigido a abogados:
...encubierto por el negocio simulado puede encontrarse un
negocio disimulado, comprendiéndose en la doctrina esta
forma particular bajo el nombre de simulación relativa
(Ferrara, Pestalozza). En esta manifestación del fenómeno
jurídico se enseña desde la formación postclásica que el
negocio simulado es nulo, y válido, en principio, el
negocio disimulado, lo que expresa la rúbrica del Codex:
Plus valere quod agitur, quam quod simulate concipitur
(Cod IV, 22). La simulación, en sí, no vicia el acto
disimulado, o, en otros términos, la simulación no es causa
de nulidad del negocio encubierto (Josserand, Les mobiles
dans les actes juridiques, n. 194). Tanto en la simulación
absoluta como en la relativa, el negocio simulado es
absolutamente nulo; pero mientras en aquélla se muestra
un colorido sin sustancia jurídica (colorem habet,
substantiam vero nullam), en ésta se muestra un colorido
con sustancia jurídica distinta (colorem habet, substantia
vero alteram). En la simulación relativa se simula la
apariencia y la realidad se disimula (quae non sunt,
simulo, quae sunt, ea dissimulantur). Mientras que en la
simulación absoluta el proceso simulatorio se dirige a
fingir fraudulentamente (mas no necesariamente) la
existencia de una relación o situación jurídica que no
existe; en la relativa, bajo este fingimiento se oculta una
relación o situación jurídica en todo o en parte distinta de
la ostensible. De ahí que la acción encaminada a declarar
la simulación relativa tenga un doble alcance: positivo el
uno, negativo el otro. Negativo por lo que respecta al acto
simulado; positivo, por lo que
toca al acto disimulado. [58]
F. Clasificación
Para clasificar un objeto de estudio es necesario considerar las partes de
que está compuesto y analizar cada una por separado. Clasificar es analizar e
incluye en primer lugar identificar cada una de las partes que componen el
objeto de estudio. Y luego analizar cada una por separado. Para hacer una
clasificación apropiada el escritor debe considerar: a) un criterio básico para la
clasificación preciso y relevante; tal criterio debe ser formulado y escrito antes
de comenzar a escribir el párrafo. b) las categorías construidas deben ser
mutuamente excluyentes. Si uno de los ítems calza dentro de dos o más
categorías, oscurece la explicación y la clasificación resulta fallida. Y c) la
clasificación debe abarcar todos los ítems componentes del objeto clasificado.
Jorge Luis Borges en Nuevas Inquisiciones, menciona la vieja
enciclopedia china llamada Emporio Celestial de Conocimientos Benévolos
que divide a los animales así: “a) Pertenecientes al Emperador, b)
Embalsamados, c) Amaestrados, d) Lechones, e) Siameses, f) Fabulosos, g)
Perros sueltos, h) Incluidos en esta clasificación, i) Que se agitan como locos,
j) Innumerables, k) Dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l)
Etcétera, m) Que acaban de romper el jarrón, n) Que de lejos parecen
moscas.” [59] Esa, evidentemente, es una clasificación humorística e irracional,
en la cual no se cumplen los requisitos expuestos arriba para una clasificación
apropiada.
Veamos, en cambio, esta clasificación precisa del autor del Siglo XIX,
Luis Sanojo:
La sustitución es una disposición testamentaria por la cual
una persona es llamada a una herencia o a un legado a falta
de otra. Divídense las sustituciones en directas e indirectas
o fideicomisarias y en vulgares, pupilares y ejemplares. Es
directa cuando al heredero instituido o al legatario se
sustituye otra persona para el caso en que ellos no quieran
o no puedan aceptar la herencia o el legado y se llama
directa porque el sustituto recibe directamente del
disponente la liberalidad testamentaria; esta sustitución
recibe el nombre especial de recíproca, cuando los
coherederos y legatarios son sustituidos entre sí. La
sustitución es fideicomisaria cuando el heredero o
legatario recibe el encargo de conservar y restituir a una
tercera persona la herencia o el
legado y se llama indirecta porque el sustituto recibe la
liberalidad por el intermedio del favorecido en primer
lugar. Llámase vulgar aquella por la cual se da un sustituto
a cualquier heredero o legatario que no llegue a aceptar la
liberalidad: es pupilar la institución que hace el padre o la
madre sobre los bienes de su hijo que no ha llegado
todavía a la edad de hacer testamento; y ejemplar la
institución que hacen las mismas personas sobre los bienes
del hijo que por defecto intelectual no puede otorgar
testamento. Estas dos últimas no pueden llamarse
propiamente sustituciones, siendo más bien la ordenación
de la última voluntad del hijo incapaz; pero la
jurisprudencia siempre la ha conocido con el nombre de
sustitución y por tal razón el Código trata de ellas en el
presente título. [60]
2.4. Otros métodos de desarrollo de los párrafos
Además de los métodos examinados, hay otras vías para desarrollar cada
párrafo: a) por analogía; b) por desarrollo del principio legal; c) por resumen
de lo anterior; y d) por calificación. [61] Ilustremos estos métodos con ejemplos.
A. Desarrollo por analogía
Esta es en realidad una forma especial de desarrollo por comparación.
Hay un objeto principal y un objeto analógico secundario. El objeto analógico
usualmente es diferente o contrastante con el principal. El foco se mantiene
sobre el sujeto principal, mientras la analogía sirve para enfatizar, clarificar o
persuadir al lector. El sujeto analógico muchas veces es familiar y concreto y
sirve para explicar conceptos más abstractos y desconocidos para el receptor de
la comunicación.
Proponer castigar y reformar a la gente en la misma
operación, es exactamente como si usted fuera a tomar a
un hombre que sufre neumonía e intenta combinar
tratamiento punitivo y curativo. Arguyendo que un
hombre con neumonía es un peligro para la comunidad,
que adquirió la enfermedad por no haber cuidado su salud
y que puede contagiar a otros, usted puede concluir que él
recibirá una adecuada lección, al castigársele por haber
permitido el deterioro de sus pulmones y por propiciar que
otros sigan su ejemplo y contraigan la enfermedad.
Entonces, lo deja
desnudo toda la noche en la nieve. Pero al mismo tiempo
usted admite que restablecerle la salud es posible, y
contrata un doctor que supervise el castigo y le administre
algunos jarabes amargos, para no mimar al delincuente. [62]
En el párrafo anterior la analogía sirve para facilitar la comprensión de un
criterio abstracto y complejo al mostrarlo con un ejemplo visual. Por ser la
analogía una especie de comparación con un objeto de naturaleza diferente a la
del objeto principal, tiene poco efecto lógico, pero sí efecto ilustrativo y
persuasivo.
Dentro de la analogía podemos ubicar un sinnúmero de anécdotas y
cuentos que el abogado va encontrando en su camino y que ayudan a ilustrar
puntos de difícil comprensión y explicación. A los inversionistas extranjeros y
a sus abogados procedentes de Norte América, Europa o Japón, les resulta casi
incomprensible un fenómeno cultural venezolano (y latinoamericano) que
consiste en la superabundancia de normas legales para casi todas las
actividades humanas imaginables. Para cada insignificante actividad hay una
ley, un decreto, una ordenanza, un reglamento... que casi nadie cumple y no
pasa nada. En Venezuela se llama “permisología”. Explicar este fenómeno era
arduo, hasta que oí un cuento que lo aclaró:
Un señor sube a un autobús y le pregunta al conductor:
- ¿Puedo fumar?
El conductor le contesta:
- No. ¿No está viendo el letrerote que dice “PROHIBIDO
FUMAR”? El pasajero insiste:
- ¿Y por qué el señor que está al lado mío tiene un tabaco prendido?
- Porque él no preguntó.
El chiste es una analogía llevada al extremo de desaparecer al objeto
principal y dejar sólo el analógico.
Si uno tiene el tema del párrafo, pero no logra diseñar una buena oración
tema, puede revisar las vías de desarrollo de los párrafos; a través de ellas
puede precisar el enfoque del párrafo y concebir una idea controladora que le
oriente el sentido del párrafo. Si uno, por ejemplo, quiere redactar un escrito
sobre “la acción de la sociedad civil en la toma de decisiones políticas”, puede
dedicar un párrafo a definir la acción de la sociedad civil en la toma de
decisiones políticas, o buscará ejemplos de actuaciones efectivas de la
sociedad civil, o indicará el
procedimiento utilizado por la sociedad civil para lograr los objetivos
propuestos, o distinguirá el objeto de estudio de otras acciones diferentes,
como podrían ser acciones no políticas (de beneficencia, deportivas,
culturales), o estudiará si hay diferentes clases de participación política
(nacional, regional, municipal).
En otras ocasiones uno puede tener una idea de lo que quiere decir, pero
no sabe cómo decirlo. Echar un vistazo a los modos de desarrollo de los
párrafos puede ayudar. Supongamos, por ejemplo, que uno está redactando el
tema de la acción de la sociedad civil en la toma de decisiones políticas, y
tiene una oración tema: “La sociedad civil tiene derecho a actuar para
provocar decisiones políticas”, pero encuentra dificultad en desarrollar la idea.
Echar un vistazo a los métodos de desarrollo de los párrafos nos puede
orientar. Podríamos continuar diciendo en qué consiste ese derecho
(definición), o podríamos distinguirlo de otros derechos, o identificar distintas
situaciones en que puede ejercerse el derecho (clasificación).
B. Para adquirir el dominio en la redacción de párrafos, al escritor se le
recomienda practicar una y otra vez cuidando las reglas, como hace el
estudiante de piano. Si no lo hace, sus párrafos correrán el peligro de ser
inconexos. Una vez que adquiere dominio, no tendrá que hacer un ejercicio
intelectual específico para planificar cada párrafo que redacte. Con soltura irá
destinando un párrafo a definir, otro a comparar, otro a poner ejemplos, o a
otro fin coherente, según lo requiera el tema y su desarrollo. En cada párrafo
colocará una oración tema y la desarrollará naturalmente, porque ha creado
disciplina mental para entender los puntos y para exponerlos. Como su
escritura es ordenada, al lector también le será fácil seguir el hilo de la
redacción.
C. Si un párrafo es demasiado largo y se hace tedioso leerlo, aun cuando
esté bien hilvanado, debemos considerar dividirlo. En ese caso debemos
buscar una nueva oración introductoria para el segundo párrafo que indique la
relación con el primero.
En su libro Las obligaciones en moneda extranjera, [68] el doctor James
Otis Rodner resuelve elegantemente lo que pudo ser un párrafo largo:
Para el cumplimiento de las obligaciones en moneda
extranjera se debe distinguir si la moneda extranjera está
expresada como moneda de cuenta (moneda de contrato o
moneda alternativa), o como moneda de pago. Cuando la
moneda se fija como moneda de cuenta, ella fija un medio
para definir el ‘quantum’ de la obligación en una moneda
extranjera, pero el deudor se puede liberar entregando el
equivalente de la moneda extranjera en moneda de curso
legal en el lugar de pago. Por ejemplo, en una obligación
pagadera en Venezuela, si se expresa el objeto de la
obligación en dólares en Estados Unidos ($100), el deudor
se libera entregándole a su acreedor la suma de Bs. 1.326 o
la suma de US$100. [69] Cuando la moneda extranjera se
fija como moneda de cuenta se establece para el deudor
una obligación alternativa; el deudor se puede liberar
entregando la moneda extranjera o su equivalente en
moneda de curso (C.C. 1.216). En estos casos tanto la
moneda extranjera, como la moneda de curso legal están
in obligationem, pero una sola de ellas está in solutionem,
ya que el deudor se libera entregando una sola de ellas (ya
sea la moneda de curso o la moneda extranjera).
Ahora el autor va a continuar el mismo desarrollo, pero como el tema es
largo, acertadamente comienza un nuevo párrafo:
Cuando la moneda extranjera se establece como moneda
de pago, el deudor sujeto a las normas de control de
cambio de su domicilio, sólo se libera entregando la suma
en moneda extranjera; así en el ejemplo expresado,
entregando la suma de $100. En estos casos el deudor no
puede pretender liberarse entregando el equivalente en
moneda de curso legal.
Y termina la idea con un tercer párrafo:
Cuando el deudor se obliga en moneda extranjera como
moneda de pago, estamos frente a una obligación simple
ya que la moneda extranjera está tanto in obligationem, o
sea, el deudor está obligado a cumplir su obligación en la
moneda extranjera; así como in solutionem, el deudor sólo
se libera entregando precisamente el monto en moneda
extranjera fijado.
En el ejemplo citado, los tres párrafos guardan una relación de
continuidad perfecta, y mantiene cada uno su materia precisa. Todos están
encabezados por la primera oración paraguas del primer párrafo: “Para el
cumplimiento de las
obligaciones en moneda extranjera se debe distinguir si la moneda extranjera
está expresada como moneda de cuenta (moneda de contrato o moneda
alternativa), o como moneda de pago.”
2.7. Ubicación alternativa de la oración tema
El principio general de una oración tema encabezando el párrafo tiene
sus variantes, que el escritor puede dosificar para enriquecer el escrito.
Veamos algunas:
a. La oración introductoria se puede diluir en todo el párrafo; de tal
manera, el párrafo mantiene su unidad sin tener que ser anunciado en una
oración. En el párrafo transcrito a continuación, la oración introductoria podría
ser redactada más o menos así: “Aunque las garantías constitucionales de
libertad personal no siempre son absolutas, el gobierno no puede ir tan lejos
como para obligar a hacer declaraciones públicas que violen la conciencia
religiosa”. Pero esa oración realmente no aparece. En su lugar, la idea es
desarrollada desde el principio hasta el fin.
Admitimos que las garantías constitucionales de libertad
personal no siempre son absolutas. El Gobierno tiene el
derecho de sobrevivir y de actuar, y los poderes que se le
confieren no son frustrados por las expresas prohibiciones
de la Declaración de Derechos Humanos. El Gobierno
puede declarar la guerra y organizar ejércitos. Con ese fin
puede exigir a los ciudadanos a prestar servicio militar, y
obligarlos al entrenamiento militar a pesar de sus
objeciones religiosas. Puede suspender prácticas religiosas
peligrosas a la moral, y aquéllas que presumiblemente
puedan ser contrarias a la seguridad y al orden públicos.
Pero es dar un paso más allá, y un paso que yo no quiero
dar, decir que el Gobierno puede, como una supuesta
medida educacional, y como medio de disciplinar a los
jóvenes, exigir hacer declaraciones públicas que violen su
consciencia religiosa...
[70]
b. Hay casos en que la primera parte del párrafo prepara una oración
sintetizante principal, que se coloca en el medio del párrafo. Y el resto del
párrafo desarrolla la oración sintetizante. Véase el ejemplo siguiente:
En Estados Unidos, los profesores universitarios apenas
tienen ya biblioteca privada. La constante movilidad de
sus destinos docentes, la pequeñez de sus apartamentos y,
sobre todo la inmensa facilidad para manejar, en cada
caso, y en servicio de préstamo, los libros de la
Universidad que necesitan para sus trabajos, hacen
aparecer como absurda la biblioteca personal de unos
miles de ejemplares. Lo mismo ocurre entre el profesorado
de la Unión Soviética. Quiere esto decir que, en ambos
casos asistimos a una cierta socialización de la cultura y
que, en el futuro, producirá cierta irritación la posición de
una biblioteca muy nutrida, así como el atesoramiento
egoísta de una pinacoteca excepcional. Pongamos, casos
como ejemplo límite, la reacción que experimentaríamos
si supiéramos que “Las Meninas”, “El Entierro del Conde
de Orgaz” o “Los fusilamientos de la Moncloa” se
encontraban en la mansión de un prócer para su personal y
exclusivo deleite. [71]
c. En el siguiente párrafo redactado por el Doctor José Muci Abraham,
vemos varias oraciones secundarias (1), (2) y (3) que preparan una oración
tema (4), seguida de una segunda oración tema (5), que reafirma y amplía el
alcance de la oración anterior y cierra el párrafo (numeración nuestra):
(1) La letra de cambio se crea por medio de la emisión y,
al crearla, el librador asume la obligación de pagar la
deuda cambiaria. (2) También el aceptante, al avenirse en
dar cumplimiento a la orden de pago contenida en el título,
contrae la misma obligación de pagar la deuda cambiaria.
(3) El endosante, al transmitir los derechos derivados de la
cambial, queda igualmente obligado, en principio, a
satisfacer esa misma deuda. (4) De lo anterior se concluye
que a todos los signatarios de una letra de cambio, ya sean
libradores, aceptantes, endosantes, o avalistas, les incumbe
la misma responsabilidad: garantizar el pago de la
cambial.
(5) Todos esos sujetos cambiarios, por ministerio de la ley,
garantizan solidariamente frente al portador el pago de la
letra de cambio (Artículos 436 y 455 del Código de
Comercio). [72]
d. Un buen sistema para lograr énfasis es convertir todo el párrafo en una
preparación para una fuerte oración final de resumen y clímax.
Si eliminamos meros detalles de simple procedimiento, la
operación y efecto de la ley propuesta es, en substancia,
que las autoridades públicas puedan llevar al dueño de un
periódico o revista o a su director ante un juez con la
denuncia de haber escandalizado o difamado a alguien,
particularmente a funcionarios públicos. Al ser denunciado
el dueño del periódico debe probar con suficientes
evidencias para satisfacer el criterio del juez que las
denuncias no son verdaderas y lo que se publicó se hizo
por buenos motivos y por fines justificables. Mientras dura
la investigación, el periódico o revista permanecen
cerrados. Esta es la esencia de la censura. [73]
e. Además de la oración introductoria encabezando el párrafo, se puede
terminar el párrafo con una oración complementaria de la oración tema que
cierra lo expuesto. Un ejemplo lo vemos en este párrafo escrito por el Dr.
Allan- Randolf Brewer Carías:
En los países libremente regidos, toda actividad individual
o gubernativa ha de mantenerse necesariamente
circunscrita a los límites que le señala la Carta
Fundamental, cuyas prescripciones, como expresión
solemne de la voluntad popular en la esfera del derecho
público, son normas de ineludible observancia para
gobernantes y gobernados, desde el más humilde de los
ciudadanos hasta el más alto de los Poderes del Estado. De
los principios consagrados en la Constitución, de las
normas por ella trazadas, así en su parte dogmática como
en su parte orgánica, deben ser simple desarrollo las leyes
y disposiciones que con posterioridad a la misma se
dicten, y tan inconstitucionales y, por consiguiente,
abusivas, serían éstas si de tal misión se excedieran, como
inconstitucionales y también abusivos lo serían
cualesquiera otros actos de los Poderes Públicos que
abiertamente contravinieren lo establecido en la Ley
Fundamental. Así lo ha señalado la Corte Suprema de
Justicia. [74]
2.8. Párrafos sin oración tema expresa
Algunos párrafos pueden ser coherentes sin contener una oración tema
expresa.
a. En este párrafo el Dr. José Román Duque Sánchez explica un
procedimiento previsto en el artículo 12 de la Ley de Minas:
Para obtener un permiso de exploración exclusiva, el
interesado presentará la solicitud al Ministerio de Minas e
Hidrocarburos. El Ministro, al recibir la solicitud, ordenará
su publicación en la Gaceta Oficial, dos veces por lo
menos durante un mes. El solicitante deberá, dentro del
mismo lapso y también dos veces por lo menos, hacer
igual publicación en un periódico de la localidad
correspondiente a la zona donde vayan a realizarse las
exploraciones, o de la más cercana en que lo hubiere y
enviará al Ministerio los periódicos en que haya hecho la
publicación. [75]
b. Un párrafo narrativo:
El primer antecedente conocido de una disciplina de
iniciación a los estudios jurídicos se halla en el siglo XIII
con la obra “Speculum Iuris” de Guglielmo Durante.
Posteriormente, las cátedras de derecho natural, existentes
en las principales universidades europeas a partir del siglo
XVII, se proponían exponer una visión sistemática del
mismo en sus diferentes ramas. Pero fue en el siglo XIX
cuando apareció la disciplina que ofrecía un cuadro
completo del mismo a través del estudio de sus nociones
fundamentales: en 1808 el profesor Carré, Decano de la
Facultad de Derecho de Rennes, publica una “Introducción
General al Estudio del Derecho”; en 1819 aparece la obra
de Lerbette “Introducción al Estudio Filosófico del
Derecho”. Por fin, en 1840, el filósofo Víctor Cousin crea
la primera cátedra de Introducción al Derecho en la
Universidad de París. [76]
En los párrafos transcritos no hay oración tema, al menos físicamente.
Son unas cadenas de oraciones principales que narran una sucesión de hechos.
Tienen una estructura lineal. Podríamos decir, sin embargo, que ambos
párrafos tienen una oración tema tácita: en el primer párrafo sería: “El
procedimiento es el siguiente”. La oración tema del segundo párrafo citado es
el título del apartado: “Antecedentes”, que podría ser expresada más
ampliamente así: “Los
antecedentes a la cátedra de Introducción al Derecho son los siguientes”.
2.9. Resumiendo el principio de unidad del párrafo
El principio de unidad del párrafo es resumido por Carrera y sus colegas
así:
La colocación de la oración principal dentro del párrafo no
es uniforme. Puede estar al comienzo, en medio o al final
del mismo. Cuando la oración principal está ubicada al
comienzo del párrafo todas las demás oraciones
constituyen un desarrollo lógico o una explanación de lo
que en ella se ha dicho. Cuando está situada en el medio,
la primera parte del párrafo será como un preámbulo de la
oración principal, en tanto que la segunda parte será como
una prolongación de dicha oración en forma de aclaración,
confirmación o consecuencia. Cuando la oración principal
está ubicada al final del párrafo ella vendrá a ser como la
afirmación definitiva o la conclusión general de todo el
párrafo. [77]
En conclusión, hay tantas formas de desarrollar un párrafo como el escritor
imagine, siempre que asegure la coherencia mediante un pensamiento
principal y un desarrollo de ese pensamiento. Todas las formas son idóneas.
La forma más usual, sin embargo, y que al mismo tiempo luce como la más
lógica y natural para desarrollar un párrafo en un escrito expositivo y
argumentativo, incluyendo las opiniones legales, es colocar la oración
principal al principio y a continuación desarrollarla.
2.10. Mantenga el orden de los párrafos
Comenzar un nuevo párrafo es dar una señal al lector de que un punto en
el desarrollo ha terminado y que el próximo va a empezar. Por el contrario, si
uno se mantiene en el mismo párrafo está dando por supuesto que está todavía
hablando del mismo punto.
En 1498, la República de Venecia otorgó a Demócrito
Terracina el monopolio para imprimir todos los libros en
árabe, morisco, sirio, armenio, indio y lenguajes bárbaros,
por un período de veinticinco años. En 1518, el Sacro
Emperador Romano Maximiliano le dio a John Shoeffer el
derecho exclusivo de imprimir los trabajos de Livy por un
período de diez años.
En los primeros años del inicio de defensa de los derechos
de autor, se desarrolló otra forma de protección que
podemos llamarla protección “institucional”... [78]
Las palabras introductoras del segundo párrafo indican que el escritor va
a moverse a otro punto, en su desarrollo del tema, de “los primeros años”.
Pero ahí es donde estábamos en el primer párrafo. Lo que él quiso decir es:
“Otra forma de protección de los derechos de autor desarrollada durante los
primeros años del inicio de su defensa, fue la que podemos llamar protección
‘institucional’.”
2.11. Evite el desorden
Weihofen nos advierte que si uno no se cuida en dar coherencia al párrafo
con una oración introductoria, corre el peligro de desordenar la exposición.
Cuando uno está escribiendo después de haber estudiado un punto
ampliamente, suelen agolparse las ideas en la mente. Si nos descuidamos al
redactar, tenemos la tendencia de intentar decir dos o tres ideas a la vez. El
resultado es una expresión incomprensible o enmarañada. Si esto sucede,
debemos desenmarañar nuestro pensamiento, identificando las ideas que
queremos decir. Luego dividirlas y exponerlas una por una.
A continuación veremos ejemplos de párrafos desordenados, constituidos
por oraciones que intentan decir dos cosas al mismo tiempo:
A menos que las leyes de este país sobre la materia (y las
regulaciones administrativas emitidas en su
cumplimiento) sean inválidas, en cuyo caso un rechazo
por los tribunales de este país para restringir la
suspensión de Lizarraga será revertida eventualmente por
la Corte Suprema, lo cual no será hecho por las razones
expresadas arriba, el tribunal del país estaba enteramente
dentro de sus poderes al suspender el permiso de
Lizarraga y su consiguiente autorización para comerciar
mercancías dentro del país.
Este párrafo podría rehacerse así:
El tribunal de este país estaba enteramente dentro de sus
poderes al suspender el permiso de Lizarraga y su
consiguiente autorización para comerciar mercancías dentro
del país. Dicha suspensión permanecerá vigente y no será
revertida por la Corte Suprema, a menos que las leyes
sobre la materia (y las regulaciones administrativas
emitidas en su cumplimiento) sean inválidas.
Otro ejemplo:
En la mayoría de los casos, a un policía se le permite
arrestar a un hombre sin garantía - y no hay evidencia de
que alguna garantía hubiera podido obtenerse en este
caso
- sólo cuando tiene razón para creer que un crimen está
siendo cometido en su presencia.
Aquí no sólo se interrumpe un pensamiento con otro, sino que se hace en
un punto donde el fragmento interrumpido aparentemente dice algo bastante
diferente de lo que el escritor intenta.
Su redacción ordenada podría ser:
En la mayoría de los casos a un policía se le permite
arrestar a un hombre sin garantía cuando tiene razón para
creer que un crimen está siendo cometido en su presencia.
No hay evidencia de que alguna garantía hubiera podido
obtenerse en este caso.
El desorden también se presenta en la falta de conexión de un título con el
párrafo que lo desarrolla. Hemos leído esto:
Capítulo 3: Auge y crisis de la modernización petrolera.
Y el primer párrafo del capítulo empieza a tratar otro tema:
El patrón de movilización social que entra en crisis a
finales de los setenta y que para los noventa luce no
sólo exhausto, sino...
3. Fluidez
Todo escrito coherente tiene un principio de fluidez natural; se mueve de
un punto a otro a lo largo de un camino ordenado; sus partes calzan unas con
otras. La fluidez se logra, además, con el uso de recursos que ayudan a nuestro
escrito a pasar suavemente de una oración a otra y de un párrafo a otro.
Una buena transición es como una bisagra: conecta suave y fluidamente
una oración con otra, o un párrafo con otro. Une lo que pasó con lo que vendrá.
Hay varias formas de hacerlo:
3.1. Palabras de conexión
Se las conoce también como expresiones de transición. En los párrafos
expositivos y argumentativos son indispensables. Pueden ser:
a. De resultado o conclusión: en conclusión, por lo tanto, finalmente,
de ahí, en resumen, para concluir, en pocas palabras,
consecuentemente, en consecuencia, en definitiva.
Los dos puntos son otro signo de puntuación cuya utilidad algunas veces
no es totalmente apreciada. Lo utilizamos generalmente antes de una cita
textual. Es un signo de anticipación, sugiere también otro tipo de secuelas: una
lista, una especificación o una amplificación.
Tiene una sola cosa que hacer: renunciar.
Esto es cierto: nunca nos rendiremos.
El derecho internacional privado es producto de una necesidad
experimental: existen relaciones jurídicas que se extraterritorializan.
[79]
4. Ejercicios
4.1. En el desarrollo del párrafo siguiente encontramos conceptos,
historia, contraste y conciliación de criterios opuestos, en una enumeración
densa pero fácil de leer hasta el final. El ejercicio consiste en: a) ubicar la
oración tema; b) identificar las principales oraciones secundarias y ver cómo
se desarrollan; y c) comprobar cómo logra la fluidez.
El ejercicio de un derecho no puede ser ilimitado. Un
antiguo aforismo sostenía que “quien usa de su derecho a
nadie daña” (“qui iure suo utitur neminem laedit”); pero ya
la jurisprudencia romana determinó que “el ejercicio
rígido de un derecho puede ser la mayor injusticia”
(“Summum ius, summa injuria”) dando lugar, como
sabemos, a la equidad. Hoy día, la doctrina ve el abuso del
derecho muy diversamente: algunos autores la encuentran
en el mismo ejercicio del derecho, cuando se hace con
intención de dañar (teoría subjetivista); otros, simplemente
en su ejercicio “anormal”, contrario al bien jurídico, o sea,
a los fines económicos y sociales del mismo (teoría
objetivista): en realidad, no hay oposición entre ambos
criterios, pues todo abuso de derecho implica
necesariamente la confrontación entre el acto de una
voluntad (aspecto subjetivo) y la función social de un
derecho (aspecto objetivo). Otros niegan sencillamente
esta teoría por considerar que descansa en una
“logomaquia”, es decir en una “discusión en que se atiende
a las palabras y no al fondo del asunto” (Diccionario de la
Real Academia Española); otros, finalmente, estiman que
no se trata sino de un “simple capítulo de la dulcificación
del derecho por la equidad”. [84]
4.2. En el párrafo siguiente identifique la oración - tema. ¿Dónde
comienza el desarrollo? ¿Cómo es el desarrollo del tema? ¿Usted piensa que el
desarrollo es claro y efectivo? ¿Por qué sí o por qué no?
El sistema legal interactúa con e influencia los sistemas
político, económico y social de cada sociedad civilizada.
Cuando una sociedad funciona pacífica, eficiente y
prósperamente, su sistema legal es una causa primaria.
Cuando una sociedad parece resquebrajarse puede ser el
resultado del abuso, corrupción o mal funcionamiento de
su sistema legal, pues toda sociedad civilizada está basada
en el derecho y ninguna ha sobrevivido sin el derecho o
sin un eficiente sistema legal. De allí que el principio de
todo progreso y desarrollo de cualquier sociedad debe
estar basado en la comprensión del propósito y la
necesidad del
derecho, del conocimiento de sus principios fundamentales
y del entendimiento de los procesos por los cuales las
leyes se formulan y se hacen efectivas. El derecho es
envolvente. Permite, prohíbe y regula o modera
prácticamente todas las actividades humanas conocidas, y
afecta a todas las personas directa o indirectamente. Sin
derecho no hay garantía de libertad y progreso para la
persona y para la sociedad. [85]
4.3. En el párrafo siguiente: a) ubique las palabras de transición que unen
a las oraciones; b) identifique la continuidad de la exposición lograda con los
signos de puntuación.
En efecto, Merkl establece que la división tripartita
tradicional de los Poderes del Estado, entendida como tres
tipos de actividad del mismo, independientes y
coordinados, se reduce, bajo la mirada crítico - jurídica, a
dos campos de funciones jurídicas dependientes de la
Constitución y escalonadas: Por un lado la Legislación,
entendida como ejecución de la Constitución; por otro
lado, la Ejecución entendida como ejecución de la
Legislación. La Ejecución vuelve a subdividirse en
Justicia y Administración, resultando en definitiva, en
lugar de la tríada tradicional de los Poderes, una tríada de
funciones jurídicas que se comportan mutuamente de una
manera considerablemente diferente a la de los Poderes del
Estado que, al menos originalmente, fueron concebidos
con sentido oposicional. Los dos sectores de ese complejo
de funciones designado como Ejecución, filiales ambas
con respecto a la Legislación y hermanas, por tanto, entre
sí, son, como hemos dicho, la Justicia y la Administración.
De ello se deduce, en definitiva, que la Legislación es
ejecución inmediata, en primer grado, de la Constitución,
y la Administración y Jurisdicción son ejecución inmediata
de la Legislación y mediata, en segundo grado, de la
Constitución.
Por tanto, lo que es legalidad para los actos de la
Administración y de la Justicia, es constitucionalidad para
la Legislación. [86]
4.4. El siguiente párrafo argumentativo es coherente: lleva un hilo de
pensamiento del principio al fin. Ubique su oración principal e indique cómo
actúan las oraciones secundarias.
Rechazamos anticipadamente las críticas que se hicieren
de que el problema de la vulgarización sea de carácter
experimental, o un estudio in vitro, o que pertenezca al
campo de las especulaciones puramente doctrinarias o de
una rama superespecializada del derecho. Igualmente es
rechazable la objeción de quienes consideran tal instituto
como una arbitraria importación de conceptos jurídicos
extranjeros, porque la vulgarización de la marca es un
problema vivo. El uso que se hace de términos como
“vaselina”, “flit”, “celofán”, “dictáfono”, “aspirina”,
“thermos”, “frigidaire”, “chicle”, “gillete”, “jeep”,
“creolina”, “sanforizado”, “lanolina”, “yoghurt”, “D.D.T.”,
demuestran nuestra última afirmación. Estos vocablos
están en los labios de todos; pero no para identificar un
producto fabricado o vendido por una empresa
determinada, sino que han pasado a ser sustantivos
comunes de libre utilización. Ellos no indican, en
consecuencia, un origen o una procedencia industrial o
comercial, sino genéricamente todos los artículos que en la
mente del consumidor han sido asociados a un producto
único. [87]
4.5. En el siguiente párrafo ubique la oración tema y el desarrollo del
principio expuesto. Determine si es coherente, si desarrolla la idea enunciada
en la oración tema. Diga si es totalmente autocontenido o no.
La lucha por la autonomía resume la lucha por la
democracia en muchos países de Europa y América.
Autonomía Municipal es la antípoda de la Dictadura. La
intervención del pueblo significa el fracaso de las
dictaduras. Dondequiera que un régimen de fuerza ha
querido implantarse, la víctima primordial es la autarquía
comunal. Así hemos visto desaparecer el municipio de la
tierra proverbial de la ciudad - estado, Italia, en la forma
anacrónica del podestá fascista; así ha desaparecido el
sufragio en Alemania, la tierra clásica de las ciudades
libres. Ya no en su función política innegable, sino en su
naturaleza administrativa, pierde el gobierno de la ciudad,
al confundirse en la férrea maquinaria de los sistemas
totalitarios, aquellas características encerradas por Posada,
por Wilcox, por Rowe, por Azcárate, por todos los
maestros de la ciencia municipal en axiomas jurídico -
sociales de exacto contenido genérico. Y la lucha de lo
nuevo contra lo arcaico, el incesante batallar de la
democracia contra los sistemas violatorios del derecho a la
vida, se continúa en las ciudades de hoy, con los mismos
elementos del gremio y organizaciones, como expresión de
un fuero de naturaleza contra la voluntad descomedida de
dominio. [88]
4.6. El siguiente párrafo es desordenado y tiene, incluso, fallas
gramaticales y sintácticas. Reordene el pensamiento expresado: identifique el
pensamiento central y redacte la oración tema y las oraciones de apoyo
principales y secundarias. Deseche el material sobrante.
Para contribuir al desarrollo de las cooperativas, los
gobiernos, aparte de señalar normas en su legislación de
derecho interno, como nuestra ley ZZ, y su reglamento a
dictarse y demás modificaciones y ampliaciones que
orienten y canalicen el desarrollo cooperativo nacional, es
necesario igualmente establecer normas en la legislación
interna con el fin de que busquen su orientación a la
integración internacional, lo que es fundamental necesario
preconizar se busque como necesidad la revisión del
derecho internacional, pues la doctrina cooperativa, como
tercera fuerza económica del mundo, tiende a rebasar las
fronteras y entablar sus relaciones financieras técnicas y
culturales, no ya de pueblo a pueblo, o de Estado a Estado,
sino de continente a continente, por lo que ya no es posible
convencer a los pueblos con el arte diplomático de los
siglos XVII al XIX, envuelto en la capa de la hipocresía,
sino hablar con la franqueza y sencillez que demuestra la
personalidad característica de todo cooperativista. Por ello
es necesario y urgente revisar el viejo derecho
internacional e introducir la nueva doctrina de avanzada en
el campo económico, técnico y educacional. Porque
debido a la escasez de recursos económicos en los pueblos
de economía
en vías de desarrollo es necesaria una planificación de
nuestras operaciones internas primero a base de la
integración internacional. Para ello es necesario estar
preparado en el campo del derecho cooperativo interno y
preparados para orientar y conseguir se plasme en normas
legales del derecho internacional las relaciones
contractuales en el campo cooperativo, pues es necesario
buscar que los países, más avanzados económica y
científicamente, no sólo nos ofrezcan o nos den asistencia
técnica, sino que debe buscarse en lo posible que esa
superioridad financiera y técnica se traslade a nuestro
medio, creándose centrales de planificación económica,
técnica y administrativa, donde la responsabilidad y
participación sea directo copartícipe el movimiento
cooperativo, para cuyo objeto es necesario, una vez más lo
sostengo, revisar la legislación del derecho internacional y
concordarlo con el derecho interno privado, para introducir
la nueva corriente ideológica, el nuevo concepto
financiero, la nueva técnica científica que se llama
cooperativismo.
4.7. En el siguiente párrafo, intente identificar la oración tema y las
oraciones secundarias. Si en su opinión el párrafo está enmarañado, intente
detectar sus pensamientos principales y redactarlo de nuevo coherentemente.
El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se
fundamenta en los principios de justicia social, democratización, eficiencia,
libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los
fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y
provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa
privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin
de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de
vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando
la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y
equidad del crecimiento de la economía, para garantizar una justa distribución
de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática, participativa
y de consulta abierta.[89]
III. CÓMO CONSTRUIR ORACIONES CON PODER
PERSUASIVO
1. ¿Qué es una oración?
La gramática española considera a la oración como “la verdadera unidad
lingüística”, [90] con tres vertientes: psicológica, lógica y gramatical. [91] Unidad
psicológica porque expresa una unidad de dicción y de sentido para un
hablante; la oración vista como unidad psicológica “tiene su expresión
fonética, comprensible siempre para el oyente, en una curva melódica del
lenguaje”; [92] unidad lógica, porque expresa un juicio, es decir, “la relación
entre dos conceptos: sujeto y predicado”; [93] y unidad gramatical, porque es
una unidad sintáctica que gira en torno a un verbo en forma personal. [94] Desde
el punto de vista gramatical, Gili dice que “todos los elementos, palabras,
frases y oraciones enteras que se relacionen de modo inmediato o mediato con
un verbo en forma personal, forman con él una oración”. [95]
Los principios básicos sobre oraciones los aprendimos en la escuela
primaria y secundaria; además los encontramos en toda gramática. Las
oraciones simples, que se definían como una palabra o conjunto de palabras
que expresan un pensamiento completo: “el perro come carne”. La idea gira
alrededor del verbo. Una oración completa podría consistir de una sola
palabra: “Despiértate”, “llueve”. En las oraciones compuestas hay más de un
verbo y pueden ser: a) Coordinadas, cuando unimos dos o más oraciones
simples de la misma importancia mediante una conjunción: “María llegó y
Pedro se fue”. b) Yuxtapuestas, cuando están colocadas una al lado de la otra
sin otra ligazón que puntos, puntos y comas o comas. Las siguientes son
oraciones yuxtapuestas, excepto las dos últimas, que son coordinadas: “Como
cada mañana Julia llevó los niños al colegio. Fue al mercado. Compró para
toda la quincena. Lavó la ropa. Tendió las camas. Preparó la comida. Escribió
una nota. Se fue al casino y perdió los ahorros de toda su vida.” c)
Subordinadas, cuando hay un pensamiento principal y otro secundario: “Dijo
que fuéramos”. “Dijo” es el pensamiento principal y “que fuéramos” el
subordinado.
Aquí no vamos a repetir toda la gramática y la sintaxis. A nosotros nos
interesa la oración por dos razones: a) porque es el medio de expresión de un
pensamiento completo y debemos asegurar que ese pensamiento esté bien
concebido y expresado; y b) porque ese pensamiento completo forma parte de
una unidad expresiva mayor que es el párrafo. Como vimos al comenzar el
capítulo de los párrafos, en los escritos expositivos y argumentativos como los
que escribe un abogado, el redactor requiere de un párrafo para expresar un
razonamiento completo. Un razonamiento está constituido por varios
pensamientos concatenados, es decir, por varias oraciones concatenadas.
Asegurar que nuestras oraciones sean precisas, ordenadas y claras es, pues, una
vía para asegurar que el párrafo sea coherente.
El punto de partida para entender las oraciones en el proceso de redactar,
es comprender que ellas giran en torno a un verbo en forma personal. Si
observamos lo que podemos decir en torno a un verbo en forma personal,
veremos que podemos construir oraciones de una sola palabra: “Sentenciaron”,
“triunfamos”; o con muchas palabras: “Le dije a María que queremos ir a la
playa porque tenemos mucho tiempo estudiando sin descanso y necesitamos
unos días de sol y agua”.
Los abogados usualmente debemos expresar pensamientos complejos y
requerimos construir oraciones con varios verbos en forma personal:
El capital social es un requisito esencial para la
constitución de una sociedad anónima, puesto que los
acreedores sólo cuentan con el patrimonio de la sociedad
para la satisfacción de sus créditos. [96]
La oración anterior es relativamente sencilla y perfectamente ordenada e
inteligible. La siguiente es más compleja, por su número de verbos e incisos,
pero igualmente inteligible:
Propiedad Industrial es el nombre genérico con el cual se
designa la institución o las normas jurídicas que regulan
los derechos que una persona adquiere sobre un nombre,
figura o símbolo usado para distinguir los productos que
fabrica, con los cuales comercia, los que produce como
resultado de su actividad agropecuaria, los que extrae de la
tierra o su establecimiento o empresa. [97]
La fuerza persuasiva de una oración radica en el fondo de lo expuesto y
en su forma. Sobre el fondo hablaremos en el capítulo Contundencia I. A
continuación daremos algunas pautas que nos facilitarán construir oraciones
claras, ordenadas y, en definitiva, persuasivas.
2. Cómo redactar oraciones convincentes
2.1. Siga el orden normal de las oraciones: sujeto, verbo y
complementos
¿Cuál es el orden normal de las oraciones? Es el orden normal del
pensamiento: 1) sujeto, 2) verbo, 3) complementos: directo, indirecto y
circunstancial (de tiempo, modo, compañía, lugar, etc.). La primera regla para
conseguir claridad es redactar las oraciones en ese orden, excepto cuando
deliberadamente uno quiera apartarse del orden para conseguir un efecto
particular, como sería un énfasis en una cierta palabra o frase.
Un viejo manual de la United Press para sus reporteros daba este sencillo
consejo:
El enfoque directo es la mejor manera de comenzar una
historia; no comience las oraciones con partículas, con
oraciones subordinadas, ni similares. Haga sus
afirmaciones en su orden natural: primero el sujeto, luego
el verbo, etc.
En los ejemplos siguientes si el escritor hubiera seguido el orden normal
de las oraciones comenzando con el sujeto, en vez de con “Ha habido” o
“Porque”, se hubiera resuelto su dificultad:
Por ejemplo:
Cuando hay disturbios callejeros, afirmó el defensor, es
correcto decir que el alcalde puede, en cumplimiento de la
ley y a fin de restaurar el orden público alterado, dirigir
la policía municipal.
Al analizar el escrito anterior detectamos varios pensamientos, es decir,
varios verbos: “afirmó”, “hay”, “decir”, “puede”, “restaurar” y “dirigir”. Son
muchas ideas para tratar de comprimirlas todas en una sola oración
compuesta. Podemos separarlas en oraciones más simples, ordenadas y fáciles
de leer:
El defensor sostuvo un principio legal que servirá para
juzgar la actuación del Alcalde: Cuando hay disturbios
callejeros, el Alcalde puede dirigir la policía municipal
para restaurar el orden público.
2.5. Evite las construcciones largas y enredadas
En ocasiones construimos oraciones innecesariamente largas.
Un escritor redactó una oración originalmente así:
Para ser conciso se deben desechar muchas alternativas
posibles, y finalmente se debe haber escogido la forma
más corta de decir el resumen de cada idea.
Tenía la idea, pero la redacción era verbosa. Después de tachar varias
palabras innecesarias, la oración quedó mejor:
Ser conciso es decir cada idea en la forma más corta.
Encontramos esta oración en un texto jurídico:
No hay duda de que no se puede abordar en forma
rigurosamente científica ningún problema positivo del
derecho si no se ha dominado y deslindado previamente la
esfera de sus problemas lógicos.
En una sola oración hay cuatro negativos. Esta redacción afecta la
claridad y la concisión. La oración hubiera sido más clara redactada en
positivo:
Indudablemente, para abordar en forma rigurosamente
científica cualquier problema positivo del derecho,
debemos dominar y deslindar previamente la esfera de sus
problemas lógicos.
Ahora vemos que la oración todavía puede ser más concisa:
El estudio científico de cualquier problema de derecho
positivo exige identificar y entender previamente sus
problemas lógicos.
2.6. Ponga el modificador junto a la palabra o la frase modificada
La colocación inadecuada de modificadores crea ambigüedad:
Se venden sombreros para niños de fieltro.
El principio para colocar las palabras en la oración es: las palabras
relacionadas en el pensamiento deben estar juntas. El sujeto con los
modificadores del sujeto, el verbo con los modificadores del verbo y cada
complemento con sus modificadores.
La razón es facilitar al lector la conexión de las ideas relacionadas. Si
separamos las ideas relacionadas, forzamos al lector a mantener un suspenso
mental hasta que consigue la conexión. Ese suspenso cansa al lector y dificulta
la comprensión. El modificador, por tanto, se debe poner junto a la palabra
modificada: “Se venden sombreros de fieltro para niños”.
Hay ciertas palabras que suelen ser colocadas indebidamente: “Sólo”,
“incluso”, “al menos”, “meramente”, y similares. Usualmente el mejor lugar
para ellas es junto a la palabra que modifican.
Veamos la diferencia en el significado de las siguientes
oraciones: El convino solamente en jugar la próxima
semana.
El convino en jugar la próxima semana solamente.
En la primera “solamente” modifica a “convino”. Es decir, lo único que
convino fue en jugar la próxima semana. En la segunda modifica al tiempo en
que jugaría. Pero pudo haber otros convenios.
Cuando se deban poner frases o incluso oraciones modificadoras o
complementarias de la oración principal, se recomienda:
a. Colocar los modificadores del sujeto junto al sujeto, evaluando en
cada caso si convienen más antes o después del sujeto. Si se
colocan después del sujeto, quedan entre el sujeto y el predicado
y pueden dificultar la lectura.
Enfática Débil
e. Una frase o proposición restrictiva, como las que empiezan con “al
menos”, casi seguro harán un final debilitado.
La sentencia afirmativa no
significa que esta reclamación
particular fue sólida.
b. Representar a la compañía...
c. Nombrar apoderados...
2. En relaciones de tiempo:
6.
8.
Bello indica que “en la mayor parte de los casos bastará el contexto para
remover toda duda; pero conviene que esto se efectúe sin producir embarazo o
perplejidad que obligue a suspender la lectura. Además, en circunstancias
parecidas a las del último ejemplo, podrá determinarse perfectamente el
sentido colocando el verbo en seguida del sujeto, cuando el que es acusativo:
‘El poder que la victoria le había granjeado’.” [138] Siguiendo a Bello, el
abogado redactor debe evitar usar pronombres ambiguos que puedan
confundir al lector.
3. Cómo expresarse con precisión
3.1. Escoja la palabra adecuada
Hasta ahora hemos visto algunas alternativas para escribir con precisión:
Usar en lo posible palabras concretas, definir los términos usados, evitar las
palabras equívocas que puedan ser mal interpretadas, estar atentos a la
denotación y a la connotación de las palabras. Ahora veremos algunas acciones
directamente encaminadas a escoger la palabra adecuada.
Palabras de significado parecido tienen matices que las distinguen. El
abogado debe escoger entre ellas la que satisfaga su necesidad al redactar un
escrito específico.
Entre dos palabras casi sinónimas, una puede ser aceptada favorablemente
y la otra puede sonar ridícula, pomposa o desagradable.
Corriente Pomposa
Ayuda Coadyuva
Incomprensible Abstruso
Explicar Elucidar
Papá Progenitor
Enmarcar Contextualizar
Dirigir Direccionar
Influir Influenciar
Tragar Deglutir
Una sola cosa ocupa su mente Una sola idea ocupa su mente
O en voz activa:
Que. Muchas veces la palabra “que” puede ser substituida por una
expresión más directa.
Si estos fondos manda la ley El comité ignoró que la ley manda
que deben ser retenidos era una retener estos fondos
cuestión que el comité ignoró.
O más directa:
El tribunal no acoge esta
interpretación.
Hay, haber. Comenzar una oración con hay o haber puede ser un
desperdicio de palabras.
Quien, el cual, que es, que eran... Las frases con los pronombres
relativos “que”, “quien” y “el cual” usualmente pueden ser acortadas. Estas
palabras a menudo pueden ser eliminadas como innecesarias.
La concisión más depurada se obtiene cuando una sola palabra o una frase
substituyen un largo argumento: “La muchedumbre solitaria” o “La aldea
global”, en dos palabras cada una resumen un amplio significado. Cuando el
poeta Thoreau dijo: “el hombre promedio vive una vida de quieta
desesperación”, expresó un pensamiento complicado en una sola oración. Jean
Paul Sartre, filósofo existencialista, con un resabio de pesimismo causado por
las guerras mundiales, criticó y popularizó la definición heideggeriana del
hombre como un “ser para morir”.
Podemos glosar otro ejemplo de concisión, “Una imagen vale mil
palabras” y decir: “Una frase concisa vale mil palabras”.
8. Ejercicios
1. Reescriba las siguientes oraciones para eliminar las redundancias:
El tribunal decidió que el alcance del Artículo 44 de la Ley no se
extendía meramente a la protección de terceros solamente.
La comisión redactó el proyecto de ley en el sentido de requerir que todo
contrato de venta de bienes con garantía debería ser efectuado por escrito.
La razón para la complejidad y especificidad de la legislación laboral es
debida a la complejidad de los problemas modernos de las relaciones de hoy
entre patronos y trabajadores.
Aunque ambos delegados pertenecían a diferentes partidos, ellos se
conocían bien el uno al otro.
Algunos abogados van dejando pasar las cosas hasta que la exigencia
del tribunal los impele a actuar. Y actúan a última hora y precipitadamente.
En realidad, no hay excusa verdadera para tal dejadez.
2. Reescriba las siguientes oraciones para hacerlas más concisas:
Pero un nuevo equipo ha sido diseñado para combatir los incendios.
Este equipo es el de bomberos voluntarios.
La organización de la pequeña industria puede ser descrita de una
manera breve.
La señora González es una persona cuidadosa y paciente.
Ella prefiere los vinos que tengan un origen francés.
La exploración de la Gran Sabana fue considerada por los grupos
excursionistas como un objetivo atractivo para ellos.
Ella no siguió el consejo que le dio su
doctor. El trabajo debe ser hecho por ella
mañana.
Ellos salieron victoriosos.
La comunidad estuvo muy dedicada a apoyar a los conservacionistas.
3. Reescriba el siguiente párrafo para hacerlo más conciso. El siguiente
párrafo es unitario y coherente, pues tiene un hilo conductor compuesto por
una idea básica y material de apoyo. Pero es verboso. ¿Podría decir lo mismo
en forma más concisa y efectiva?
Tengo el gusto de dirigirme a ustedes en la oportunidad de hacer
referencia a un tema de vital importancia para todos en estos
momentos de evolución acelerada de la sociedad. Se trata de la
consecuencia necesaria de todo el sistema de producción en una
sociedad que ha sido llamada “de consumo”, por ser el consumo
su más resaltante e identificable característica. Esa consecuencia
es el producto final de todo el proceso, lo que queda después del
consumo: la basura. Ante el fenómeno de la basura nos
preguntamos: ¿Qué hacer con las ingentes cantidades de basura
que todos producimos cada día? ¿Qué decisiones debe tomar el
país nacional, el país político y el país social, si cabe tal
expresión, para abocarse a resolver tan acucioso problema? Lo
que han hecho las sociedades salvajes, sin educación ni cultura,
es apilarla, mantenerla merodeando alrededor de las viviendas,
de los comercios, en las calles y avenidas, en los parques y
playas. El resultado de este primer sistema está a la vista de todos
y no necesita explicación: enfermedades, malos olores, un paisaje
desagradable y deteriorado, suciedad por doquier. Cuando se
tiene un poquito de organización social la basura se recoge y se
deposita en sitios exclusivos para la disposición final. Son los
famosos basureros municipales. Estos basureros, aunque
representan un avance en relación con la primera alternativa, es
el hecho de que sólo logran resolver el problema parcialmente.
La basura queda ahí expuesta al aire libre y se mantiene la
contaminación, pero reducida a un área determinada. Hoy en día
disponemos de una alternativa más técnica y científica, que
pasamos a examinar sin más pérdida de tiempo. Vayamos al
grano. Se trata, nada más y nada menos que del sistema científico
tecnológico de disposición final de la basura. Este sistema
aprovecha los recursos que nos brindan los adelantos científicos
y tecnológicos. Consiste en dos pasos: En primer lugar tenemos
la posibilidad de aprovechar gran parte de la basura. Todos los
metales, por ejemplo, como las latas de refrescos, que son de
aluminio, o el vidrio de las botellas y frascos, e incluso el papel y
el cartón y los tejidos se pueden reciclar y aprovechar. Desechos
orgánicos pueden ser convertidos en abonos excelentes. Pasemos
a ver el segundo aspecto. La basura se puede enterrar, como lo
han hecho en Europa y Estados Unidos, y sobre ella, bien aislada
por toneladas de tierra, se pueden construir hermosos bosques y
parques. Aprovechemos, pues, este reto, para comenzar a
trabajar.
VI. SENCILLEZ: LA PALABRA COTIDIANA LO DICE
MEJOR
1. Objetivo: comunicar. La palabra cotidiana comunica mejor
La misión del lenguaje es comunicar el pensamiento. Las palabras
sencillas, cotidianas, son el medio adecuado para comunicar y para convencer;
son más fáciles de comprender que las extrañas o rebuscadas. La palabra
sencilla se percibe como espontánea, auténtica, sincera. La rebuscada como
pomposa y artificiosa. El lenguaje sencillo convence porque el lector capta
directamente el fondo de lo que lee: el argumento, la conclusión, el riesgo, la
propuesta. El lenguaje enrevesado detiene al lector en las palabras y no le
permite llegar al fondo de la idea. El lenguaje sencillo y directo es agua clara y
transparente. El lenguaje sencillo, como la obra limpia, revela su solidez.
Lograr un estilo sencillo no es una tarea sencilla. Por el contrario, es el
extremo de la maestría. Cuando vemos y oímos a un virtuoso del violín
interpretar a Paganini con dominio y sin esfuerzo, deducimos que detrás de esa
aparente facilidad hay años de práctica disciplinada. Escribir sobre materias
complejas y difíciles, como las jurídicas, con lenguaje cotidiano, requiere
conocerlas y dominarlas, entender los problemas en su justa dimensión y haber
estudiado las alternativas detenidamente. Sólo cuando se domina la materia se
puede exponer con sencillez.
Muchas veces la palabra rebuscada es el ropaje de la ignorancia y el
lenguaje ampuloso disfraza la imprecisión. Por el contrario, “la sencillez es el
sello de la verdad.” Y se logra “adaptando la forma al fondo.” “Lo contrario de
lo sencillo es lo artificioso; lo contrario de lo natural es lo afectado.” [160] Rafael
Tomás Caldera recomienda que al escribir “los términos empleados han de ser
usuales, esto es, bien conocidos, moneda de curso legal, de valor aparente para
el usuario. Si el mayor número de los posibles lectores de un texto desconoce
el ‘estío’, es preferible hablarles del ‘verano’.” [161]
Escribir con palabras sencillas tiene, pues, una doble ventaja: a) Para el
escritor, es una prueba de que domina la materia. Cuando uno domina la
materia es capaz de ir al grano y expresar las ideas en lenguaje cotidiano. Si
uno al escribir no logra ir al grano y exponer ideas simple y directamente, con
palabras sencillas, debe preguntarse si sabe realmente lo que está diciendo. b)
Para el lector, pues entenderá fácilmente el mensaje recibido. Cuando uno lee
un escrito sencillo, las palabras comunican las ideas. En cambio, cuando uno
lee un escrito
complicado, las palabras son un obstáculo entre el lector y el fondo del mensaje.
Cuando un lector se topa con un escrito ampuloso o enrevesado, puede
terminar entendiendo; pero también puede suceder una de las siguientes
consecuencias:
a. El lector se aburre y se desconecta de la lectura; tal como sucede con
los oyentes al escuchar un discurso pesado. A continuación veamos un
característico párrafo enredado, como hemos leído muchos, que trata sobre “el
lenguaje legal”:
Sin embargo, la inteligibilidad no es una ley física de
expresión exacta, sino un principio comunicativo de la
cultura, susceptible de diversos grados de realización; por
eso podemos plantear la necesidad de un buen lenguaje
legal, a fin de fijar un ideal normativo y, al mismo tiempo,
de significar que, en el momento presente, la práctica de
este lenguaje no satisface adecuadamente dicha
pretensión. Y planteada así la cuestión, cómo lograr que
el lenguaje legal sea mejor, un jurista no debe resistir la
tentación de preguntarse si el propio derecho ampara de
algún modo una pretensión de esta clase. Adelantamos
que creemos que sí: las cláusulas del Estado democrático
y del Estado de cultura y el principio de seguridad
jurídica algo tienen que ver con eso.
Palabras y frases enredadas producen en el lector lo que Stuart Chase
llamó “lagunas semánticas”. Lo que termina llegándole al lector es algo así:
Sin embargo la inteligibilidad bla, bla, bla, bla, bla, de la
cultura bla, bla, bla, bla, pretensión bla, bla, bla...
b. El lector se siente ofendido y resentido, porque el escrito no explica lo
que debería explicar, con las palabras adecuadas. Dice Weihofen: “Lanzarle al
lector palabras que no comprende, sin explicación, implica que uno piensa que
él debería ser capaz de comprenderlas. Si no las entiende se ofende su
autoestima. Y un lector herido en su orgullo, aunque la herida sea sutil, será un
lector resentido.” [162] Deleitarse usando palabras rebuscadas puede transmitir la
impresión de que el escritor está más interesado en lucir su conocimiento de un
lenguaje preciosista que en comunicar. Y eso es precisamente lo que logra: no
comunicar. Thomas Kane llama a este fenómeno “profundidad verbal” y lo
define como “la falacia de que las palabras que lucen impresionantes significan
mucho”. [163]
c. El lector puede pensar que él es incapaz de entender el escrito por su
propia deficiencia. Cuántos estudiantes de derecho han sacado bajas
calificaciones en algunas materias porque los libros guías están redactados en
un lenguaje confuso, enrevesado, difícil de entender. El resultado de la
redacción enmarañada es el contrario al buscado: el estudiante no aprende y se
desincentiva. Algunos estudiantes pensarán: “Este libro está mal redactado”;
pero otros dirán: “Esta materia es muy difícil para mí”.
Algunos escritores legales intentan ser oscuros con la ilusión de que sus
palabras pretenciosas y rebuscadas manifiesten unas ideas más difíciles y
estudiadas. Lo que en realidad sucede es que al mostrar un vocabulario
ostentoso sacrifican la claridad, el énfasis y la convicción. Además, hablar o
redactar con lenguaje ininteligible obstaculiza la comunicación real y crea
problemas contrarios al que pretende solucionar. Hace algunos años en Estados
Unidos se realizaron varios estudios sobre la comprensibilidad de los contratos
colectivos de trabajo. Su conclusión fue que el 90% de su vocabulario era
comprensible para personas con nivel de educación secundaria o superior. Sin
embargo, sólo el 14% de los adultos en ese país tenía educación universitaria y
sólo 24% había completado su educación secundaria. Es decir, para la mayoría
de los trabajadores amparados por contratos colectivos era difícil entenderlos.
Los estudios concluyeron que los contratos colectivos redactados en un
lenguaje no comprensible para la mayoría de sus beneficiarios, pueden ser
fuente de malos sentimientos, mayores reclamos, disputas y enfrentamientos
que los que pretenden prevenir. Aun cuando no hemos conseguido cifras
equivalentes para nuestro país y para otros países hermanos de habla hispana,
no es difícil imaginar que entre nosotros la desinformación jurídica debe ser
más dramática.
Sencillez de estilo no significa irse al otro extremo: empobrecer las ideas
presentadas, o utilizar lenguaje o expresiones infantiles. No se trata de bajar el
nivel intelectual al dirigirse a un lector, quien quiera que sea, a varios
magistrados de una corte o un cliente sin mucho nivel educativo. “Bajar el
nivel intelectual” sería simplificar las ideas propias para hacerlas
comprensibles a una persona de menor nivel de inteligencia. Esta actitud es
percibida por el lector y también es interpretada como ofensiva. No se trata de
eso. Una persona normal es capaz de entender conceptos legales complejos si
le son explicados en castellano de todos los días. Si uno no puede hacerlo,
probablemente es porque uno tampoco los entiende bien.
Dice el profesor argentino Rafael Bielsa que “Si bien el lenguaje jurídico
puede considerarse como técnico (en la división tripartita de vulgar, técnico y
literario), lo cierto es que el pueblo necesariamente debe conocerlo puesto que
expresa la norma jurídica, ya que se aplica un principio general, según el cual
nadie puede ignorar la ley.” [164]
En resumen, al abogado se le recomienda redactar en lenguaje sencillo
por dos razones: a) es una exigencia de la comunicación efectiva privada del
abogado con su cliente; y b) es una necesidad del desarrollo nacional. El
pueblo que conoce y entiende sus leyes las podrá cumplir, criticar, mejorar,
integrar a la cultura y a la manera de ser. La comprensión del derecho por
todos los ciudadanos es un pilar fundamental en el desarrollo de toda
civilización.
Sinalagmático Bilateral
Comercializar Comerciar
Extralimitación Exceso
Utilización Uso
De importancia Importante
De naturaleza indefinida Indefinido
De un tipo poco usual Inusual
De manera negligente Negligentemente
La cuestión que está en duda La cuestión dudosa
Los aficionados complican las preposiciones, añadiéndoles nombres:
Performance Ejecutoria
Target Blanco (de tiro), objetivo
A fortiori Necesariamente
A priori Antes
A posteriori Después
Display Exhibición
Stock Inventario
Propela (Propeller) Hélice
Guachimán (Watchman) Vigilante
Hit Éxito
Mall Centro Comercial
Toilette Baño
Accountability Responsabilidad
8. Límite de la sencillez
La regla básica, preferir las palabras simples, de uso diario, en el lenguaje
expositivo y argumentativo, tiene tres excepciones:
a. Cuando los destinatarios son precisamente profesionales en la
materia,
“El primero” y “el último”, “este” y “aquél” son usados algunas veces
para distinguir entre dos nombres mencionados previamente. Se recomienda
evitarlos, porque obscurecen la redacción.
Las dos fechas significativas son 1498 y 1811, la primera
porque es la fecha del descubrimiento y la última porque
es la fecha de la independencia.
Una redacción más clara sería:
Las dos fechas significativas son 1498, del
descubrimiento, y 1811, de la independencia.
El Artículo 98 del Código de Comercio dispone:
Se prohíbe a los factores y dependientes traficar por su
cuenta y tomar interés en nombre propio o ajeno, en
negociaciones del mismo género del establecimiento en
que sirven, a menos que fueren expresamente autorizados
para ello. En caso de contravención, se aplicarán al
principal las utilidades que produzcan las negociaciones,
quedando las pérdidas por cuenta de aquéllos.
¿Por qué en la primera parte del artículo se llama “establecimiento en que
sirven” y en la segunda “principal”? ¿Será que no son lo mismo? Y si el
empleador es un comerciante persona natural ¿se puede considerar un
“establecimiento”? ¿Cómo determinar quiénes son “aquéllos”? Este artículo,
como muchos otros de nuestra legislación, sufre de falta de claridad y puede
dar origen a problemas de aplicación.
Una solución práctica para evitar el molesto uso de “éste” y “aquél”, “el
primero” y “el último” a lo largo de toda la opinión, es definir al principio las
palabras que se usarán con frecuencia en el texto. Si los conceptos definidos
son pocos, se puede hacer cuando uno usa por primera vez el nombre que se
va a definir, poniendo entre paréntesis las definiciones que se usarán adelante:
Ustedes me han consultado si Inversora Manapiare, C.A.,
una compañía constituida en el Estado Amazonas (en
adelante LA COMPAÑÍA) puede terminar unilateralmente
el contrato de asesoría (EL CONTRATO) celebrado con el
señor Gumersindo Paredes (EL ASESOR) para la
instalación de equipos de computación y entrenamiento
del personal de LA COMPAÑÍA en el uso de los
programas (LOS SERVICIOS).
Si los nombres definidos se utilizan siempre en el resto de la opinión se
obtienen dos ventajas: a) simplificar el escrito y facilitar la lectura; b) asegurar
la precisión, porque no tendremos que ir buscando cada vez una forma u otra
de nombrar los conceptos ya definidos.
En los contratos es cada vez más usado incluir una cláusula al principio
para definir los conceptos básicos. En los contratos complejos es casi una
necesidad hacerlo. Esto ocurre, por ejemplo, en los contratos de obra, en los
que hay varias partes: EL PROPIETARIO (de la parcela), LA
CONSTRUCTORA, LA INVERSORA, LOS COMPRADORES. Pero
también hay varias obligaciones definidas desde el principio: LA OBRA, LA
INVERSION. Y nos encontraremos con LA ENTREGA PROVISIONAL, LA
ENTREGA DEFINITIVA, LA RETENCIÓN (en garantía), y quién sabe
cuántos más. Si definimos bien estos conceptos al principio del contrato, la
redacción de obligaciones complejas se nos hace manejable y precisa; y al
lector le resulta fácilmente comprensible.
8. Cuidado con las fechas, términos y plazos
que venir)
13. Ejercicios
1. Algunos pronombres hacen las siguientes oraciones pesadas.
Redáctelas sin el pronombre, utilizando métodos para asegurar la fluidez de las
oraciones, o
construyéndolas de nuevo.
a. El Comisario tiene derecho a revisar los libros, los
documentos y la contabilidad de la empresa. Ello se
basa en lo previsto en el artículo...
Otro ejemplo que trae Carnegie es el del Rector Paley, a quien un ateo
retó en público a demostrar que Dios existía. Paley muy tranquilamente sacó su
reloj, lo abrió y mostró al incrédulo todas las piezas y mecanismos internos.
“Si yo le dijera que todas estas piezas y engranajes se pusieron aquí por pura
casualidad, y que funcionan a la perfección sin necesidad de relojero, por su
propia cuenta,
¿qué diría usted? ¿No dudaría de mi inteligencia? Por supuesto que sí. Bueno,
mire usted las estrellas, el universo que tenemos a nuestro alrededor, con qué
perfección camina y se mueve como un mecanismo armónico, días tras día...
etc. El expositor logró el asentimiento de su interlocutor sobre una verdad
incontrovertible que le sirvió de apoyo para demostrar la verdad debatida. Muy
diferente hubiera sido el resultado de la conversación, si la respuesta hubiera
venido del orgullo: “¡¿Cómo se le ocurre a usted negar la existencia de Dios?!”
Tal respuesta hubiera provocado una posición radical por parte del interlocutor
y la conversación no hubiera llegado a nada. [197]
Usualmente los discursos y las exposiciones escritas que más nos gustan
son las que nos dicen algo que forma parte de nuestra carne y nuestra sangre.
Muchas veces aprobamos lo que dice un líder político no por lo novedoso de su
planteamiento, sino porque coincide con lo que siempre hemos pensado
nosotros.
2.3. Convence más lo que se dice con seguridad y convencimiento
El escritor debe transmitir la seguridad de que conoce la materia, de haber
encontrado la verdad y de estar diciendo la verdad. Si, además de la certeza, el
escritor transmite la fuerza del convencimiento moral, de defender una causa
justa, tendrá aún más fuerza expresiva. Según este principio, la verdad no es
sólo la concordancia fría de las palabras entre sí y con la realidad. La persona
convencida de la verdad y de la justicia de su posición, transmite una energía
especial que mueve al lector a aceptar. Los líderes comunitarios, los
comunicadores sociales y los asesores exitosos, transmiten seguridad y verdad
en lo que dicen. Aun cuando la presentación y el estilo no sean perfectos, la
seguridad y convencimiento de la verdad y la justicia de una causa, es la fuerza
básica que ayuda a la comunicación. Recordemos las palabras del filósofo José
Antonio Marina:
...la inteligencia tiene que aprovechar todos los recursos de
la evidencia para... distinguir el espejismo y la realidad,
para no morir de sed en un viaje alucinado por el desierto.
Tiene que verificar sus afirmaciones. Necesita asegurarse,
confirmar - es decir, hacer firme -, corroborar - es decir,
hacer fuerte como un roble -. Esto lo comprendieron muy
bien las lenguas semíticas para las cuales “verdad” se dice
“emvuah”, lo que aguanta, lo que permite construir
encima, lo que no se olvida, la roca. En Occidente hemos
insistido mucho en el aspecto de concordancia con lo real
y hemos olvidado el aspecto energético, de fuerza y
consistencia, que tiene la verdad. La palabra
“satyagrapha”, tan querida por Gandhi, significa “el poder
de la verdad”, la eficacia de lo verdadero, y es una bella
noción. [198]
Este “poder de la verdad” cobra particular fuerza en la defensa del débil
contra el fuerte, en la reparación de la injusticia flagrante cometida contra el
inocente, en la lucha de la sociedad civil contra el gobierno autoritario, en la
protección de los derechos humanos, en la lucha por la libertad. La seguridad
de tener la verdad y la autoridad del apoyo moral dan a la exposición una
energía
especial y una fuerza demoledora.
Por el contrario, la persona insegura, que duda de lo que afirma, aunque
adorne su escrito con artificios y recursos de forma sutiles, transmite
inseguridad y duda. La seguridad o inseguridad del escritor usualmente es
captada, incluso intuitivamente, por el lector, especialmente si es un lector
educado y entrenado.
Evidentemente, siempre se darán excepciones. Jesús los llamaba falsos
profetas, sepulcros blanqueados, pulidos por fuera, carroña por dentro. La
historia cuenta de escritores y oradores excepcionales que se las ingeniaron
para adornar la mentira con apariencia de realidad y lograron engañar por un
tiempo. Hitler es un ejemplo: llegó al poder mediante el voto popular. Cuentan
de un famoso estafador que logró vender la Torre Eiffel y el Big Ben, pero fue
apresado cuando estaba a punto de cerrar el negocio por la Estatua de la
Libertad. La regla general, sin embargo, es que el lector (y el oyente) captan si
el escritor (o el orador) le está mintiendo o diciendo la verdad. Por eso
decíamos al principio del libro que el estilo es el fondo de lo que se dice y
cómo se dice.
El abogado es un diseñador y constructor de la sociedad, es un arquitecto
y un ingeniero social. Su oficio es más que construir argumentaciones
sofisticadas en el sentido griego de la palabra, armazones conceptuales
artificiosas pero insustanciales, falsas. El argumento verdadero es el que sale
del fondo, como agua cristalina, con la energía de lo auténtico, lo sincero y lo
real.
Los grandes líderes, los grandes predicadores, quienes tienen un poder
casi magnético para comunicar, son personas que sacan sus verdades desde el
fondo de su alma, conceptos que han comprendido, digerido y convertido en
parte de su carne y sangre y los comunican con convicción, dejando traslucir
la fuerza interna, como el karateca que transmite una energía superior
proveniente de las profundidades de la persona.
2.4. Si el escrito está llamado a convencer y provocar acciones, puede
ser conveniente incluirle entusiasmo y pasión
En los escritos motivadores el redactor debe enfatizar o insistir en una
alternativa, o sugerir una vía de acción determinada. El abogado debe evaluar
atentamente cuál es el estilo más adecuado en cada caso. Si se trata sólo de
informar, el estilo será sobrio e institucional. Si se trata de convencer para que
el lector adopte una posición concreta, debe ser más enfático. En estos casos, la
convicción que muestre el escritor es factor importante para convencer. En
ocasiones, el escritor deberá poner pasión y entusiasmo en sus palabras y en el
tono, para mover al lector a aceptar sus ideas. Unamuno recordaba que él decía
lo mismo que muchas personas habían dicho antes. Pero que él convencía por
el tono en que las decía. La Rochefoucauld decía: “El hombre más sencillo
persuade mejor que el más elocuente, si aquél está entusiasmado y éste no lo
está” [199]. Imaginemos por un momento un vendedor promoviendo la venta de un
producto en el que no cree. Nadie le compra.
Lo expuesto se resume en esta frase de Bryan: “Es menester algo más que
el simple conocimiento del tema. Es menester vestirlo de vehemencia. Es
menester estar convencido de que sabemos algo que la gente debe
imprescindiblemente conocer”.[200]
2.5. La opinión de la mayoría
Experimentos científicos reiterados demuestran la tendencia de las personas
a seguir la opinión de la mayoría y lo establecido por la autoridad. Las
personas tienden a aceptar y a hacer lo que haga la mayoría y lo que establezca
la autoridad aun en contra de sus propios criterios y preferencias personales.
[201]
b. “Los verbos que usted quiere usar”, dice Flesch, “son los que
están en la actividad de hacer funcionar las cosas”.
No recordaron Olvidaron
No tuvieron cuidado Descuidaron
No importante Trivial, insignificante
No muy a menudo Ocasionalmente, raras veces
No relevante Irrelevante
No incluyeron Excluyeron
No manifestaron Ocultaron
No fueron diligentes Fueron negligentes
No cumplieron Incumplieron
2. Ritmo y métrica
Gonzalo Martín Vivaldi dice que la armonía “es el arte de producir una
sensación agradable por la sonoridad de las palabras y el ritmo de las frases”.
[241]
Para Albalat la armonía radica “en el sentido musical de las palabras y de
las frases y en el arte de combinarlas de un modo agradable para el oído.” Y
también dice: “Que no se diga que los libros están destinados a ser leídos con
los ojos y no escuchados por el oído. Los ojos también oyen los sonidos. Lo
mismo que el músico oye la orquesta al recorrer la partitura, de análogo modo
basta leer una frase para gustar su cadencia.” El buen sonido de las palabras es
la eufonía, definida por el diccionario [242] como “calidad de sonar bien; grata
armonía de los sonidos y de las palabras”.
Aristóteles definió la prosa como la no posesión de métrica ni la
indigencia de ritmo. Isócrates dijo: “Que la prosa no sea totalmente prosa,
porque sería seca; pero tampoco métrica, porque atraería mucho la atención.”
Robert Louis Stevenson dijo, “La prosa debe ser rítmica, pero no métrica”.
El impacto de una oración depende de las palabras usadas para expresar
el pensamiento, pero también del efecto total creado por su arreglo.
Hay ritmo en las últimas palabras de la novela Doña Bárbara:
Llanura venezolana, propicia para el esfuerzo, como lo fue
para la hazaña. Tierra de horizontes abiertos, donde una
raza buena ama, sufre y espera.
El ritmo es una cadencia que acompaña el sentido de la frase, lo aumenta
y lo refuerza. El ritmo puede ser intangible, pues no tiene reglas. La selección
y el orden de las palabras, la distribución de los acentos, la cadencia producida
por la variación del largo de las frases y oraciones y la puntuación adecuada,
contribuyen al ritmo y hacen agradable la lectura. El lector, incluso, puede no
darse cuenta de que la oración tiene ritmo, ni siquiera saber por qué le gusta,
ni qué recursos se utilizaron para lograrlo, pero como suena armónicamente se
lleva la impresión de que está leyendo algo bien dicho.
Las últimas palabras del Padre de la Patria, Simón Bolívar, escritas en su
lecho de muerte en la Quinta de San Pedro Alejandrino, impactan por su
contenido y por la ocasión en que las redactó; pero las inmortalizó su forma:
Colombianos: mis últimos votos son por la felicidad de la
patria. Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y
se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
El suspenso se prepara en la primera oración, hasta el punto. Y se
desarrolla con la oración periódica, que la lleva al clímax en el desenlace final.
La figura literaria de la última frase (bajaré tranquilo al sepulcro) apoya el
efecto dramático, que cierra en una despedida. El ritmo se eleva gradualmente,
apoyando el sentido de las palabras, llega a su máxima expresión en la palabra
“unión”, y luego baja (casualmente con la palabra “bajaré”), en cadencia
rítmica hasta la última palabra.
Con estas ideas sobre ritmo en mente, leamos estas palabras de Antonio
Sánchez de Bustamante:
Los Estados coexisten por necesidad, y por necesidad
tienen reglas a que deben someterse todas las fases de su
coexistencia. No deben fundarlas ni en la cortesía, que es
arbitraria; ni en el interés, que es parcial; ni en la
reciprocidad, que lleva en definitiva al aislamiento. Su
sociedad les impone el derecho, y tiene que ser de orden
jurídico la norma de sus relaciones... [243]
Además del valor jurídico de sus afirmaciones, no podemos negar el
dominio en el uso del idioma; el ritmo de su redacción acompaña cada una de
las afirmaciones. Las construcciones paralelas avivan la expresión.
4. Aliteración
El diccionario Sopena define aliteración como “la figura que consiste en
emplear, en una cláusula, voces en que se repiten frecuentemente unas mismas
letras.” [244] Modernamente no ha sido muy utilizada por los escritores, pero
algunos sabios oradores y escritores han apelado a ella ocasionalmente con
buenos resultados.
Julio César hizo famosa su frase: “Vini, vidi, vici”. Vine, vi y vencí.
Churchill dijo en inglés: “I have nothing to offer but blood, toil, tears and
sweat”, que ha sido traducida como: “No tengo nada que ofrecer sino sangre,
sudor y lágrimas.”
Albalat dice: “Hay que abstenerse de toda rudeza en el sonido, de todo
tropiezo, de toda disonancia marcada, salvo que, para mantener estos sonidos
o palabras, haya razones de relieve, de originalidad y otros motivos de belleza
literaria.”
Rubén Darío nos habla de “los claros clarines”. Cabrera Infante acuñó
varias: “El cine y el cinismo”, “tanto con los famosos como con los infames”,
“un Estado totalitario y un fracaso total”. [245] Gonzalo Martín Vivaldi trae este
ejemplo de Espronceda:
...Y extático ante ti me atrevo a hablarte. [246]
Un comentarista político dijo:
El Presidente se equivocó; la decisión del Tribunal Supremo
no se ataca: se acata.
Ante las elecciones en que participaba un grupo totalitario, un demócrata
dijo:
Todavía tenemos libertad de elegir para elegir la libertad
La aliteración puede usarse ocasionalmente para efecto mnemotécnico y
para enfatizar una idea. Hay algunas aliteraciones de uso común: “Distinto y
distante”, “de cabo a rabo”, “sano y salvo”. Su uso exagerado es terrible, y
sonaría como “Pablito clavó un clavito.”
SEGUNDA PARTE
ESTRUCTURA DE LA OPINIÓN
JURÍDICA
EXPLICACIÓN NECESARIA
Esta segunda parte tiene por objeto estudiar la estructura y la forma de
una opinión jurídica. Redactar opiniones jurídicas es una tarea importante y
permanente en el ejercicio de la profesión de abogado.
Escoger ese objeto me resultó particularmente atractivo por varias
razones: en primer lugar, por su valor objetivo. Aprender a redactar opiniones
jurídicas tiene que ver con aprender a pensar y a comunicar. Además, tiene
que ver con la teoría jurídica, pero en la misma medida con la gerencia; con el
derecho puro y con la solución de problemas individuales, reales, prácticos, de
empresarios, de hombres y mujeres de negocios, de industriales y
comerciantes y de instituciones de la administración pública. Redactar
opiniones jurídicas es parte del trabajo creador e imaginativo de asesorar, y
puede contribuir a la construcción de una sociedad más justa y organizada.
Como existe poco material escrito en castellano en esta materia, al interés
teórico se añade una necesidad real. Pero, además, había una razón subjetiva:
el entrenamiento específico recibido para redactar opiniones y la experiencia
obtenida en ese campo por más de veinte años de trabajo como asesor de
empresas nacionales y transnacionales. Escribir este trabajo es pasar la
antorcha, compartir lo aprendido.
Redactar opiniones jurídicas es probablemente la forma más frecuente
para un abogado de practicar los principios estudiados en la primera parte: “El
Proceso de Redactar”.
I. OBJETO Y PARTES DE LA OPINIÓN JURÍDICA. LA
PREGUNTA, LOS HECHOS, LA RESPUESTA Y EL
RAZONAMIENTO LEGAL
1. Objeto de la opinión jurídica
Aunque podríamos discutir la diferencia entre las palabras “opinión”,
“dictamen” e “informe”, en este trabajo las usaremos como sinónimas. Y las
entendemos como la respuesta de un abogado a la consulta de un cliente sobre
un punto particular de derecho. Una consulta obedece a una necesidad
específica de un cliente para cuya solución necesita el apoyo de su abogado. El
objetivo final de la opinión es práctico: suministrar al cliente información
jurídica que lo ayudará a mantener el flujo normal de sus operaciones. [247]
Para estudiar la estructura y redacción de la opinión legal es irrelevante
quién la pide: puede ser una entidad administrativa, una empresa pública, una
compañía anónima o un particular. Veamos estos ejemplos: a) la Alcaldía para
la cual el abogado trabaja pregunta qué medios legales puede implementar para
controlar los incendios de vegetación; b) una empresa mercantil desea saber si
puede hacer publicidad comparativa; c) un banco consulta sobre el límite de los
intereses activos; d) una persona natural tiene un problema de evicción con un
terreno que compró y nos pregunta qué hacer; e) un tribunal pide la opinión de
un abogado especialista para decidir. Es irrelevante también si se trata de un
cliente que se dirige a un abogado independiente, o un patrono que solicita una
opinión al abogado miembro de una consultoría jurídica.
Resolver una necesidad precisa de un cliente es, pues, el propósito que
nos va a guiar al redactar una consulta. En esto se diferencia la opinión legal de
otros escritos que un abogado redacta. Cuando redacta una demanda, por
ejemplo, el objetivo del abogado es convencer a un juez de los derechos de su
representado. Si lo que redacta es la contestación de una demanda, se propone
desvirtuar las pretensiones del demandante. En estos escritos procesales está
abogando por alguien; en ellos el abogado no es imparcial, objetivo, sino
persuasivo y motivador. Resalta los argumentos en favor del cliente y desdeña,
minimiza o destruye los argumentos opuestos. Una monografía escrita para una
revista especializada, por el contrario, trata extensivamente un punto específico
de derecho con un enfoque objetivo, expositivo, neutral; si la monografía
considera argumentos en favor o en contra de las posibles posiciones teóricas,
probablemente evalúa ambas posiciones, sin abogar por ninguna. Su
conclusión
es objetiva y académica. Cuando el abogado escribe una opinión está
respondiendo la consulta de un cliente. El cliente quiere saber qué hacer o qué
no hacer y necesita la opinión profesional para decidir. Es decir, una opinión
legal tiene un punto de partida legal; pero no se agota ahí; la opinión es un
medio con un fin práctico específico: apoyar la decisión de un cliente.
Luego NN debe ser condenado con una pena que oscile entre
doce y dieciocho años de presidio.
c. La inteligencia emocional
Tradicionalmente los psicólogos desvincularon la inteligencia de las
emociones: “Cuando se trata del trabajo es conveniente dejar las emociones en
casa”, decía el viejo consejo. Hoy en día la posición de los psicólogos es
contraria. Comenzaron por notar que la personalidad contribuye más que la
inteligencia al éxito en la vida. En la década de los 90 se acuñó el concepto de
inteligencia emocional para indicar que el rendimiento intelectual de la persona
es más que la simple habilidad de resolver problemas teóricos, ya sea de
naturaleza abstracta, matemática, verbal y escrita, o espacial. El cociente
intelectual mide la capacidad de la persona de resolver problemas intelectuales
aislados, pero no mide la capacidad de triunfar en la vida, de mantener
relaciones interpersonales productivas, de detectar y resolver los problemas
principales en la realidad. Existen personas intelectualmente brillantes que son
incapaces de resolver los problemas elementales de su supervivencia. O genios
de la investigación incapaces de asesorar a un gerente. Actualmente los
psicólogos piensan que la inteligencia es la combinación de habilidad mental y
equilibrio emocional. La combinación de estos dos factores tiene un efecto
sinérgico; potencia el rendimiento de la persona en ambos campos, pues
aunque en el cerebro se pueden identificar separadamente las áreas que
corresponden a las emociones y las que corresponden al pensamiento
puro, ambas actúan coordinadamente. De manera que el equilibrio emocional
de las personas y su integración con su área intelectual resultan en un mejor
rendimiento profesional. Este equilibrio es un factor que toda persona debe
tener en cuenta para optimizar su rendimiento intelectual. [268]
En su proceso de crecimiento, el escritor (como toda persona) también
debe aprender a aprovechar las funciones específicas de los dos hemisferios
cerebrales. El hemisferio izquierdo es lógico, racional, metódico, científico; el
derecho es intuitivo, artístico, creativo. La persona que se entrena para actuar
con los dos hemisferios cerebrales aumenta su creatividad y efectividad
profesionales.
La inmadurez, el desequilibrio emocional o la neurosis ocasionan el
efecto contrario a la madurez. Destacados psicólogos y psiquiatras afirman que
la persona inmadura o neurótica es incapaz de apreciar la realidad adecuada y
objetivamente, pues la matiza y acomoda a sus necesidades distorsionadas.
Una persona inmadura o neurótica en el ejercicio de una actividad
profesional,
incluyendo la actividad jurídica, carece de la objetividad necesaria para evaluar
en su justa dimensión los problemas profesionales. Aunque profundizar este
tema escapa del alcance del presente trabajo, es importante advertirlo, para
mencionar todos los factores que influyen en la optimización del razonamiento.
Usualmente los abogados en ejercicio deben trabajar en equipo con otros
profesionales: economistas, ingenieros, administradores, publicistas, médicos,
gerentes, comerciantes, industriales, políticos... Trabajar en equipo exige la
habilidad para comprender el lenguaje y el aporte de otros profesionales y la
capacidad para dirigirse a ellos en un lenguaje a la vez técnico pero accesible.
El abogado maduro emocionalmente puede con facilidad crear relaciones
cooperativas, fluidas y productivas con el equipo.
d. Pensamiento sistémico
Fritjof Capra (La Trama de la Vida) dice que durante el siglo XX ocurrió
un cambio de paradigmas entre los científicos que estudiaban la vida en la
Tierra. El cambio comenzó porque los científicos se dieron cuenta de que todos
los seres vivos que conocemos están enmarcados en una de estas tres
categorías: O son seres vivos que forman parte de otros seres vivos, o son seres
vivos compuestos de muchos seres vivos, o son seres vivos que forman redes
con otros seres vivos. Es decir, cayeron en la cuenta de que la ciencia no puede
seguir considerando a los seres vivos objeto de su estudio como seres aislados,
unidos con otros por una simple yuxtaposición o coexistencia irrelevante u
ocasional. La interdependencia, la conexión de unos seres vivos con otros es
esencial y determina la existencia y el modo de vida de cada uno. Por tanto, los
científicos comenzaron a estudiar redes de seres que actúan como sistemas
interconectados, interdependientes. Cuando cambiaron el enfoque de su
estudio, se dieron cuenta de que la vida en la Tierra está totalmente
interconectada, y que cada uno de los seres vivos forma parte de una inmensa
malla de relaciones en las cuales cada ser juega un papel importante en el
equilibrio de todo el sistema.
El cambio de paradigma en el estudio de la vida tuvo sus derivaciones.
Una de ellas es el concepto de ecología profunda. Actualmente la ciencia
concibe a todo el planeta, particularmente la biosfera, como un sistema
complejo que se ha ido gestando y ha evolucionado durante los 4.500 millones
de años de su historia, de los cuales los últimos 3.500 millones de años ha
llevado la vida en su seno. Las relaciones de los seres vivos en el sistema son
dinámicas, están en constante evolución. Cada ser vivo es un ser actuante, que
crea relaciones, toma del sistema su alimento y bota los desechos al medio.
Por todo el tiempo de
duración de la vida, la red de seres vivos ha logrado sobrevivir y progresar.
Gran parte del progreso se debe a que todo el sistema procede armónicamente.
El desenvolvimiento armónico del sistema de vida no es lineal ni uniforme.
Los científicos han aguzado su mirada para entender cómo un sistema
aparentemente caótico puede mantenerse en orden y evolucionar, con sus
avances y sus retrocesos, sus altos y sus bajos, pero cuyo resultado, en
definitiva, es la supervivencia de la vida y su progreso hacia seres y redes más
complejas y perfeccionadas. Parte de los descubrimientos de los científicos ha
sido constatar que la mayor parte de los avances de la vida en la Tierra se debe
a mecanismos de asociación y cooperación de los seres vivos. Cada uno de
nosotros, por ejemplo, es el resultado del trabajo en equipo de millones de
células. La vida se las ha ingeniado para aprovechar sus recursos conjuntos,
para progresar unida, manteniendo un equilibrio constantemente cambiante y
aparentemente frágil. La ecología profunda ha caído en la cuenta de que para
comprender cada ser ha tenido que entender el sistema en que vive, pero el
sistema cada vez se ha ido agrandando hasta comprender toda la Tierra; y, si
vemos a la Tierra como formando parte de un universo que la afecta, debemos
entender el universo en la medida en que nos afecte, para entender la vida. Al
final los científicos llegan a una conclusión increíble: “O entendemos todo o no
hemos entendido nada”.
Ante esta conclusión, los científicos se preguntan de nuevo: “¿Entonces,
nunca entenderemos nada?” Y la respuesta es: “Ahí está el reto”. La
comprensión cabal de los problemas busca respuestas por la totalidad para
entender la totalidad. Esta respuesta emparenta a la ciencia con los principios
de la espiritualidad de las religiones místicas, que atienden las relaciones de las
personas con la Totalidad, y buscan entender la realidad del Ser.
Para los científicos de la vida ya no existen límites estrictos entre la física,
la química, la biología, la psicología y la sociología, ni entre otras ciencias
relacionadas, porque las leyes de unas y otras se aplican conjuntamente al
estudiar los seres vivos y sus relaciones. El reto de la ciencia es comprender el
funcionamiento del sistema de la vida y su conservación y desarrollo.
El pensamiento sistémico y ecológico cambia totalmente el enfoque de la
ciencia en siglos anteriores. Comprender la totalidad es comprender un mundo
no lineal, no predecible totalmente; un mundo complejo, en el que el todo es
superior a la suma de las partes. Las reglas que se aplicarían a un ser
individual, separado del sistema, no sirven para entender ni resolver los
problemas de la totalidad. Ni la suma de las reglas de todos los seres
individuales entiende la realidad total. Hoy en día el reto de la ciencia y, en
realidad, de la humanidad
completa, es comprender el sistema de vida completo y sus interrelaciones,
para asegurar la supervivencia de los seres humanos y de la totalidad de la vida
en la Tierra.
El enfoque sistémico y ecológico afecta todas las ciencias y las
actividades humanas. La política local, regional, nacional, internacional y
mundial, por ejemplo, no puede plantearse problemas de simple competencia y
confrontación de unos con otros. Por primera vez en la historia de la
humanidad, la idea de la aldea global es un hecho con consecuencias prácticas
inminentes. O entendemos que todos formamos un sistema interconectado, o
más temprano que tarde vamos al fracaso colectivo. La solución del problema
de la pobreza de unos no corresponde sólo a los pobres: es la supervivencia de
la humanidad. La superpoblación o el subdesarrollo de unos llevan al colapso
de todos. El problema de la tenencia de armas nucleares no es un tema de
discusión de un club de selectos. Los recursos naturales, los recursos
financieros, la tecnología para producir, para transportar o para curar, deben
disponerse para resolver los problemas de todos. Mantener desequilibrios
sustanciales en el planeta, creará necesariamente problemas no sólo para los
afectados, sino para todos.
Una primera conclusión del enfoque sistémico de la ciencia es que todo
pensamiento, toda actividad de los seres humanos en la Tierra debe tener como
norte el pensamiento sistémico y ecológico para asegurar la supervivencia de la
humanidad y de la vida. Nuestras relaciones con el medio no pueden ser de
dominación y explotación, sino de miembros participantes del sistema. Ya no
podemos continuar agotando los recursos naturales irresponsablemente, ni
botando los desechos tóxicos donde nos plazca, ni organizando la vida, en
general, sin considerar los efectos de cada acto en el equilibrio total. Si somos
consistentes con la historia biológica del planeta, debemos enfocar las
soluciones desde la perspectiva de la cooperación, la asociación y el equilibrio.
No de la confrontación y el odio. Cooperar y asociarse para sobrevivir y
progresar es la enseñanza de la vida en la Tierra y la exigencia de nuestra
generación.
El pensamiento sistémico también afecta las organizaciones humanas
intermedias, las empresas industriales, de comercio y de servicio, las
organizaciones no gubernamentales, las religiones, los clubes deportivos…
Llegó la hora para la humanidad de revisar sus valores y sus instituciones, sus
actitudes y su conducta, con el fin de ordenar todas sus actividades dentro del
contexto global.
Ahora nos podemos preguntar: ¿Por qué citar el pensamiento sistémico y
ecológico en un libro de redacción? La respuesta, a mi manera de ver, es
evidente. Aprender a pensar y a razonar es aprender a resolver problemas en el
contexto de la vida. La información de que disponemos hoy en día nos exige
resolver los problemas parciales atendiendo a la solución global. Como seres
humanos debemos revisar nuestros valores actuales y reeducarnos para ajustar
todos nuestros actos dentro del contexto sistémico. Todo problema que
analicemos, de cualquier profesión, debe enfocarse tomando en cuenta el
panorama general de la supervivencia y mantenimiento de la vida en la Tierra.
Formamos parte de la gran sinfonía del universo y todas nuestras notas deben
contribuir a la armonía total.
A menor escala, el pensamiento sistémico nos enseña a entender los
problemas específicos dentro de su contexto. Cuando el abogado estudia las
consecuencias legales del despido de un ejecutivo de una empresa, debe
pasearse por los efectos del despido en el desarrollo de las operaciones de la
empresa, en el impacto financiero del despido, en la integración del equipo sin
el ejecutivo despedido, en las consecuencias fuera de la empresa por el despido
de esa persona determinada, que tenía relaciones e influencia en el medio.
Podría ser importante analizar por qué se produjo el despido; si las relaciones
entre los directivos son tensas o fluidas. Ninguno de los elementos que
acabamos de mencionar forma parte de la consulta, pero deben ser
considerados. El pensamiento sistémico nos enseña a entender los hechos
aislados dentro del contexto en que suceden. Sólo así podemos entenderlos
cabalmente y diseñar soluciones adecuadas.
e. Pensamiento crítico
La siguiente es una definición de pensamiento crítico inspirada en la
definición de Francis Bacon, redactada hacia 1605:
Razonar con pensamiento crítico significa disponer
nuestro entendimiento permanentemente para encontrar y
estudiar la verdad dondequiera que se encuentre; observar
atentamente para captar las semejanzas de las cosas; y para
distinguir sus sutiles diferencias; y al mismo tiempo, tener
curiosidad y voluntad para buscar, sensatez para dudar,
disponibilidad para meditar, calma para evaluar, paciencia
para considerar, cuidado para disponer y poner en orden; y
ecuanimidad para no dejarse seducir por lo nuevo, para no
aferrarse a lo viejo y para rechazar todo tipo de impostura.
[269]
Una opinión legal debe anticipar cuáles podrían ser los argumentos
contrarios a la posición que el autor sustenta. Debe, además, evaluar la fuerza
de dichos argumentos y exponerlos con claridad. Al analizar y discutir las
fuentes de derecho, la opinión debe cuidar la verdadera aplicación práctica al
caso concreto de los principios generales que se citen. Siempre hay que
vincular fehacientemente el principio general al caso específico.
El enfoque del razonamiento debe ser objetivo al evaluar los
pros y contras de cada punto tratado. El razonamiento
presenta el análisis de los hechos a la luz de las fuentes legales
que nos han llevado a las conclusiones y recomendaciones. La
opinión legal debe hacer su análisis con un estilo objetivo,
expositivo y descriptivo, analizar las fortalezas y debilidades de
cada aspecto de la situación planteada y de las alternativas
posibles.
Stark nos dice que algunos escritores persuasivos son como los mesoneros
en las fiestas formales. Llevan en la bandeja una serie de pasapalos para que
los invitados escojan los de su preferencia. Estos escritores no logran su
cometido, pues el abogado no debe dejarle la escogencia al receptor. En su
lugar debe directamente entregarle las razones por las cuales debe decidir en
una forma o en otra, llevándolo de la mano. De lo contrario, lo hará perder
tiempo y energía entre una multitud de argumentos, unos buenos y otros malos,
para que él haga el trabajo que el escritor no hizo por él: definir qué es
importante y qué no es.
Cuando un escrito flirtea con varios argumentos, o cuando se pierde
dando más importancia a un argumento que el que lógicamente debe tener, da
la impresión al lector de que no evaluó bien el peso de cada argumento, o que
está ante un caso perdido, e intenta salvarlo con un “pataleo” artificioso.
Stark recomienda dedicarle al argumento principal el 50% de la
argumentación. Al segundo argumento en importancia el 30% y el resto de las
ideas el 20%. Dice: “Razonamientos sencillos son razonamientos ganadores.
Razonamientos enrevesados son píldoras para dormir.” [317]
Nunca subestimar la importancia de un argumento, por débil
que parezca. A primera vista, este principio parecería
contradictorio con el expuesto en el punto anterior. Pero no es
así. Se debe simultáneamente destacar la idea principal y no
menospreciar las otras. La habilidad del abogado está en evaluar
los dos principios y dosificarlos equilibradamente. Una vez un
experimentado litigante de la antigua Corte Suprema de Justicia
tenía que presentar un escrito de informes y le pidió a su
asistente recién graduado que redactara un borrador. El viejo
litigante le dio al asistente casi toda la información necesaria para
la redacción. El asistente redactó y revisó el escrito, al punto que
creía que estaba listo, y se lo entregó al abogado experto. Al
leerlo, el viejo abogado le preguntó al asistente: “¿Por qué
omitiste el artículo de la Ley de Llanos del Estado XX que se
refería al punto?” El asistente contestó: “En realidad no le di
mucha importancia, porque su referencia al objeto de la
demanda no era central, sino
tangencial.” El viejo insistió: “Incluye ese argumento, de todas
maneras. El guerrero nunca debe despreciar un arma que pueda
ayudar a ganar la batalla”. Tiempo después salió la sentencia
favorable. El magistrado ponente le comentó al abogado: “Lo
que definitivamente me inclinó a decidir en favor de ustedes, fue
la cita de la Ley de Llanos del Estado XX. Muy oportuna. Por
cierto, yo redacté el borrador de esa Ley y nunca la había visto
citada.”
Brevedad. Verborrea.
Claridad. Oscuridad.
Fluidez. Repetición.
Encabezamientos. Exceso de notas al pie.
Tono civil.
[1]
Stark, 2000, pag. 11.
[2] Stark, 2000, pag. xii.
[3] Tribunales y Tribulaciones: Apelación al Humor Legal (traducción libre).
[4] Citado por Stark, 2000, pag. xii.
[5] Taller de Presentaciones Gerenciales Efectivas, ya citado.
[6] O’Connor, Joseph y Seymour, John, 1996, pag. 129.
[7] Ibidem.
[8] O’Connor, Joseph y Seymour, John, 1996, pag. 58.
[9] Este principio ya era expresado en 1784 así: “El consumo es el único fin y propósito de toda
producción, y el interés del productor debe tenerse en cuenta sólo en la medida en que sea necesario para
favorecer al consumidor. El principio es tan evidente que sería absurdo intentar demostrarlo. Pero en el
sistema mercantil, el interés del consumidor se sacrifica de forma casi constante al interés del productor; y
parece considerarse la producción y no el consumo el fin último y el objeto de toda la industria y el
comercio...” Adam Smith, padre del liberalismo económico y autor de la famosa expresión “la mano
invisible”. La Riqueza de las Naciones, citado en Ruiz Báez, 1980, pag. 2.
[10] Véase Weihofen, 1980, pag. 5.
[11] Entrevista transmitida por Globovisión, el día 28 de enero de 2002.
[12] Esto es cierto hasta en los diarios íntimos. El escritor Angel Rama, en su estudio introductorio del
diario de Rufino Blanco Fombona dice que cuando un autor escribe un diario íntimo, tiene la secreta
expectativa de que ese diario pueda ser leído por terceras personas. Y cuida la redacción con la consciente
o inconsciente ilusión de proyectar una imagen preconcebida de sí mismo. Rama apoya su afirmación en
párrafos que se suelen encontrar en los diarios que sugieren la posibilidad de que el diario caiga en manos
de terceros. Rufino Blanco Fombona incluso llega a decir que él hubiera podido escribir un diario
diferente, basado en experiencias muy reales de su vida. Pero había querido darle un giro particular,
porque pensaba que esos hechos, pensamientos y sentimientos volcados en el diario tendrían una especial
significación para él si el diario fuera publicado. Blanco Fombona, 1991, pag. 14.
[13] Barrera y Fraca, 1999, dicen que al estudiar el fenómeno de la lengua y la comunicación, los
lingüistas distinguen entre el texto y el contexto. El texto es todo lo escrito, considerado como una unidad
comunicacional. Es todo escrito que tiene una unidad, ya sea un artículo de prensa, un poema, o un
tratado. El contexto se refiere a “todos aquellos aspectos exteriores al texto mismo que inciden en los
mecanismos de su producción y comprensión. Es decir, que hacen que un acto de habla cumpla con el
cometido propuesto por el emisor. Lo más importante de esta concepción estribaría en que el significado
de un texto depende principalmente del contexto en el que el mismo hace su aparición: el texto es un
integrante del ámbito o contexto en el cual aparece, en tanto que éste último determina su
funcionamiento, su significado y su operatividad comunicacional. Puesto que todo mensaje verbal ha sido
elaborado con una función específica, dirigido a un receptor particular (individual o colectivo, conocido o
desconocido) y para desenvolverse dentro de un contexto situacional determinado, resulta casi obvio que
la forma misma del enunciado implique a todos estos elementos en su estructura”. Pag. 20.
[14]
Martín, 2000, pag. 303.
[15] Caldera, 2001, pag. 60.
[16] Citado por Carnegie, 2000, p. 124.
[17] De los niveles de convencimiento hablaremos más en Contundencia I.
[18] Weihofen, 1980, pag. 5.
[19]
Martín, 2000, pag. 297.
[20]
Diario Amiel, 27-3-1854, citado por Weihofen, 1980, pag. 7.
[21]
Kane, 1998, pag. 18.
[22]
Información extractada de Peters & Waterman, Jr., 1984, pag. 148.
[23]
Morris, 1999, pag. 48.
[24] Texto de los ejemplos inspirados en Minto, 1992, Prefacio.
[25]Véase Gili, 2000, pags. 18 y ss. y 325. Gili dice: “El discurso se divide en unidades intencionales a las
que hemos llamado oraciones. Hasta ahora hemos tratado de exponer cómo se expresa gramaticalmente la
relación interna que guardan los elementos de la oración. Fuera de la oración psíquica no existe
concordancia, no hay relación preposicional ni subordinaciones, cesan las agrupaciones fonéticas de
intensidad y entonación. Cada oración es, por consiguiente, una entidad lingüística autónoma y completa.
Sin embargo, las oraciones se suceden guardando entre sí una relación de coherencia representativa,
lógica o afectiva, una trabazón psíquica de orden superior. Si esta relación de continuidad no se revela,
decimos que el discurso es incoherente. La unidad total del discurso, a la cual sirven las oraciones que lo
componen, obedece a leyes psicológicas, y según ellas percibe el oyente o el lector la coherencia o
incoherencia del discurso que se le dirige. Su estudio excede de los límites de la Sintaxis, la cual sólo
puede operar en presencia de medios formales de relación lingüística. Como quiera que estos medios
formales de enlace quedan en su mayor parte confinados dentro de la oración, nuestro estudio habrá de
ceñirse a los recursos de que el idioma pueda valerse para dar expresión gramatical a relaciones que van
más allá de la oración. (Gili, 2000, pag. 325).
[26] Probablemente “autocontenido” sea la palabra más adecuada para traducir la palabra inglesa “self-
contained”, uno de cuyos significados en el Diccionario Webster’s es: “Que tiene dentro de sí o en sí todo
lo que es necesario; autosuficiente, como una comunidad” (“Having within oneself or itself all that is
necessary; self-sufficient, as a community”). La palabra “autosuficiente” puede tener en castellano una
connotación de “pretencioso”; por eso adopté la traducción literal “autocontenido”, advirtiendo que no se
refiere a control emocional; otra palabra que probablemente traduce fielmente el significado de la palabra
original inglesa sería “autoexplicativo”.
[27]
Garner, 2001, pag. 96.
[28]
Weihofen, 1980, pags. 138 y 139.
[29] Weihofen, 1980, pag. 137.
[30] An Approach to Composition Through Psychology, p. 84-85 (1929)
[31] Herrera, Enrique, 1998, pag. 130.
[32] El expositor debe tener particular cuidado en exponer las ideas complejas en forma sencilla y
ordenada para asegurar la recepción más perfecta posible por parte del lector. Recogiendo los resultados
de investigaciones lingüísticas, la autora Hilda Basulto dice: “La comunicación ideal produciría en el
receptor una copia exacta de lo que el emisor pensó, sintió y quiso decir. No ocurre nunca en la realidad
con tal rigorismo. Hay interferencias de mayor o menor validez que impiden la perfección del proceso:
pueden ser mentales o físicas, personales o ambientales. Estas interferencias que opacan la claridad del
mensaje son llamadas por eso mismo, efecto de ruido o de bruma.” Basulto, 2001, pag. 19
[33]
Kane, 1998, pag. 67.
[34] Como dice Rafael Tomás Caldera, “El párrafo es como la unidad a partir de la cual hacemos el
artículo. Aunque, a su vez, está compuesto de proposiciones.” Caldera, 2001, pag. 55.
[35] Carvajal, 2002, pag. 19.
[36] Parks, Levernier y Hollowell, 1991, pag. 149.
[37] Sobre la redacción de párrafos véanse, por ejemplo, los siguientes trabajos: Structuring
Paragraphs, A Guide to Effective Writing, de A. Franklin Parks, James Levernier e Ida Masters
Hollowell; Legal Writing Style, de Henry Weihofen; The New Oxford Guide to Writing, de Thomas Kane;
y Técnicas de Redacción e Investigación Documental, de Liduvina Carrera, Mireya Vázquez Tortolero y
María Elena Díaz J.
[38] Barrera y Fraca, distinguen dos tipos de coherencia: la coherencia local, que debe tener un párrafo
aisladamente considerado; y la coherencia global, que debe tener todo el texto entre sí. Barrera y Fraca,
1999, pág. 22.
[39] Preciado, 1960, pag. 33.
[40] Weihofen 80, pag. 154.
[41] Parks, Levernier y Hollowell, 1991, pag. 16.
[42] Véase Parks, Levernier y Hollowell, 1991, pag. 2.
[43] Véase Garner, 2001, pag. 72.
[44] Véase, por ejemplo, Carrera, Vázquez y Díaz, 1999. Parks, Levernier y Hollowell, 1991, que
hablan de apoyos primarios y apoyos secundarios.
[45] Ruiz Báez, 1980, pag. 5.
[46] Albi, 1966. Pag. 173. Los siguientes párrafos continúan la interesante argumentación, incluyendo
referencia a las Ciudades - Estado griegas y la opinión de Tocqueville, sobre los municipios en las
colonias inglesas en América del Norte. En el párrafo citado hay varias notas al pie de página, que hemos
omitido para facilitar la lectura.
[47]
Maduro, 1967, pag. 537.
[48] Véase Parks, Levernier y Hollowell, 1991, pags. 44 y ss.
[49] Casares, 1969.
[50]
Kane, 1998, pag. 104.
[51] Citado por Kane, 1998, pag. 99.
[52] Definición de Maduro, 1967, pag. 376.
[53] Cabanellas, 1974, pag. 531
[54] Véase Kane, 1998, pag. 99.
[55] Citado por Kane, 1998, pag 103.
[56] San Juan de la Cruz, 1991. Cántico Espiritual, Canción 26. Tomo 2, pag. 164.
[57] Citado por Weihofen, 1980, pag. 159.
[58] Loreto, 1987, pag. 122. El lenguaje utilizado por el eminente Profesor Luis Loreto es técnico y
magistral, pues se dirige a abogados. Si esas mismas ideas fueran a incluirse en una opinión dirigida a no
abogados, se debería adecuar el lenguaje al destinatario, respetando su inteligencia, pero asumiendo su
desconocimiento técnico jurídico.
[59] Borges, 1989, Tomo 2, pag. 86.
[60]
Sanojo, 1977, pag. 22.
[61] Conceptualmente puede haber párrafos descriptivos, narrativos, dialogales o de fantasía; no los
incluimos por no corresponder a escritos expositivos y argumentativos.
[62] Weihofen, 1980, pag. 160.
[63] Este principio fue enunciado en la pág. 57.
[64]
Lares, 1978, pag. 245.
[65]
Rengel, 1965, pág. 161.
[66] Ruiz Carrillo, 1975, pag. 140
[67] Véase Parks, Levernier y Hollowell, 1991. Capítulo 2, pags. 9 y ss.
[68]
Rodner, 1983, pag. 89.
[69] A la tasa de cambio vigente para la fecha del libro citado. Nota nuestra.
[70] Weihofen, 1980, pag. 156.
[71]Carrera, Vázquez Díaz, 1999. La cita es de Guillermo Díaz Plaja, EL libro ayer, hoy y mañana. Pag.
172.
[72] Muci-Abraham, 1978, pag. 158.
[73]Cita del Magistrado Huges, en el juicio Near vs. Minnesota, 283 U.S. 697, 713, 51 S. Ct. 625, 75, L.
Ed., 1357 (1931). Ver Weihofen, 1980, pag. 163.
[74] Brewer-Carías, 1964, pag. 30.
[75]
Duque, 1967, pag. 122.
[76] Olaso, 1970. Tomo 1, pag. 1.
[77] Carrera, Vázquez y Díaz, 1999, pag. 178.
[78] Weihofen, 1980, pag. 157.
[79] Herrera Mendoza, 1960, pag. 1.
[80] Arria, 1987. Volumen 1, pag. 44.
[81] Basulto, 2001, pag. 84.
[82] Vethencourt, 1993, pag. 97.
[83]
Morles, 1979, pag. 123
[84] Olaso, 1970. Tomo IV, pag. 58.
[85] Traducción libre de Smith y Robertson, 1977, pag. 1.
[86] Brewer-Carías, 1964, pag. 24
[87] Sansó y Rondón de Sansó, 1965, pag. 122
[88] A. E. Blanco , 1976, Tomo 2, pag. 119. (Fue escrito el 30-10-44, en plena Guerra Mundial).
[89] Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Artículo 299. Dicho artículo es el primero
del Título VI, Del Sistema Socioeconómico, y de su Capítulo I: Del Régimen Socioeconómico y del papel
del Estado en la Economía.
[90]
Gili, 2000, pag. 17.
[91]
Véase Gili, 2000, pags. 17 y ss.
[92]
Gili, 2000, pags. 18 y 20.
[93]
Gili, 2000, pag. 21. Sobre los aspectos puramente lógicos del razonamiento legal, véanse los estudios
citados en la nota 276.
[94]
Gili, 2000, pag. 22.
[95]
Gili, 2000, pag. 23.
[96] Morles, 1986, Tomo II, pag. 600.
[97] Palacios, 1968, pag. 15.
[98] Este principio es adaptado de Eduardo Blanco, 1971, pag. 106.
[99] Wach, 1977. Introducción.
[100] Artículo 826 del CC:
[101]Ejemplo inspirado en Stanley Robinson: Drafting. Its application to conveyancing and commercial
documents, citado por Vethencourt, 1993, pag. 65.
[102] Weihofen, 1980, pag. 125.
[103] Véase paralelismo, pag. 119.
* Se señalan con un asterisco los ejemplos tomados de Weihofen.
[104] Estos siete tipos de oraciones están descritos detalladamente, con subdivisiones y numerosos
ejemplos en The New Oxford Guide to Writing, de Thomas Kane.
[105] Elizabeth Janeway. Citado por Kane, 1998, pag. 149. Traducción libre.
[106]
Mt, 7,27
[107] Ver capítulo III de la primera parte, sección 3.2 E.
[108] P. J. O’Rourke, citado en Selecciones del Reader’s Digest de abril de 1992, pag. 97.
[109] Irving Kristol. Reader’s Digest, Diciembre de 1991.
[110] Jim Ryun. Reader’s Digest, febrero de 1992.
[111] San Francisco de Sales. Reader’s Digest. Diciembre de 1991.
[112] Geoffrey Hindley. Citado por Kane, 1998, pag. 132.
[113] Anthony Throllope. Citado por Kane, 1998, pag. 131.
[114] Giménez, 1994, pag. 4.
[115] Idea tomada de Lockwood and Emerson, Composition and Rhetoric (1902), citado por Richard
Nordquist en Periodic Sentence, http://grammar.about.com /od/pq/g/periodicsenterm.htm
[116] 1 Corintios 13, 1-3.
[117] Ejemplos inspirados en http://www.grammar-monster.com/glossary/periodic _sentence.htm
[118] Información tomada del texto de la Placa de Luis Aparicio en el Salón de la Fama del Béisbol en
Cooperstown, Nueva York, USA.
[119]
López, 1978, pag. 141.
[120] Editorial Jus, México, 1947, pag. 3.
[121] Weihofen, 1980, pag. 145.
[122] Código Civil, Artículo 577.
[123] Código Civil, Artículo 1056.
[124]Sobre redacción legislativa puede verse el Manual de Técnica Legislativa de Belkys Vethencourt
Velazco. Banco Central de Venezuela, Colección de Estudios Jurídicos. Caracas, 1993.
[125] Gaceta Oficial N° 37.930, del 4-5-04.
[126] Véase abundante información sobre la antítesis, su clasificación y variantes en Schökel, 1994, pag.
127 y ss.
[127]
Schökel, 1994, pag. 127.
[128]
Godoy, 1969, pag. 620.
[129]
Citado por Kane, 1998, pag. 127.
[130]
Kane, 1998, pag. 171.
[131]
Kane, 1994, pag. 192.
[132]
Kane, 1994, pag. 191.
[133]
Caso señalado por Weihofen, 1980, pag. 8.
[134]
Bielsa, 1987, pag. 22.
[135] Código Civil, Artículo 1713.
[136] Los adjetivos y los adverbios también pueden restar contundencia. Véase Contundencia II, pags.
241 y 243.
[137]
Bello, 1984, pag. 287.
[138] Ibídem. Los ejemplos son inspirados en los de Bello, excepto el último, que es textual.
[139] Citado por Weihofen, 1980, pag. 13.
[140] Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española de la Lengua.
[141] Alexis Márquez Rodríguez, Columna “Con la Lengua”, Diario El Nacional, Caracas.
[142] Traducción libre de Kane, 1998, pag. 243.
[143] Citado por Grijelmo, 2001, pag. 364.
[144] Según la Ley de Venta de Parcelas.
[145]
Martín, 2000, pag. 326.
[146] Vethencourt, 1993, pag. 68.
[147] Bello, 1984. Capítulo V, número 107, Pag. 64. Bello dice que el “singular significa unidad
absoluta, v. gr.: ‘Existe un Dios’, y unidad distributiva, v. gr.: ‘El hombre es un ser dotado de razón’,
donde el hombre quiere decir, cada hombre, todo hombre. El singular significa también colectivamente la
especie, v. gr.: ‘El hombre señorea la tierra’”.
[148] Bello, 1984. (Pag. 72, Capítulo VII, números 137 y 142) dice que en “los cargos públicos que
puedan ser ejercidos por mujeres (hoy en día prácticamente todos. Nota nuestra) la desinencia femenina
significa también o únicamente el cargo, como reina, priora, abadesa.” Más adelante (número 142) dice:
“Cuando hay dos formas para los dos sexos, nos valemos de la masculina para designar la especie,
prescindiendo del sexo; así hombre, autor, poeta, león, se adaptan a todos los casos en que se habla de
cosas que no conciernen particularmente a la mujer o a la hembra, v. gr. ‘el hombre es el más digno
estudio de los hombres’, ‘no se tolera la mediocridad en los poetas’, ‘el león habita en las regiones más
ardientes del Asia y del África’. Pero esta regla no es universal, pues a veces se prefiere la forma
femenina para la designación de la especie, como en paloma, gallina, oveja... bien que se dice los padres
por el padre y la madre, los reyes por el rey y la reina, los abuelos paternos o maternos por el abuelo y la
abuela en una de las dos líneas; los esposos por el esposo y la esposa. Muchas otras observaciones
pudieran hacerse sobre esta materia; pero los ejemplos anteriores darán alguna luz para facilitar el estudio
del uso, que es en ella bastante vario y caprichoso.”
[149] Weihofen, 1980, pag. 19. Cita a Collins, Lenguaje, Historia y el Proceso Legal: Un perfil del
Hombre Razonable, 1977.
[150]
Bielsa, 1987, pag. 46.
[151]
Weihofen, 1980, pag. 41.
[152]
Martín, 2000, pag. 306.
[153] Strunk and White, 2000, pag. 23.
[154] Véase Weihofen, 1980, pag. 49.
[155] Podría ser que en un caso concreto el escritor quiera enfatizar la idea; entonces intencionalmente
puede escoger la redacción más verbosa, para dejar claro que el cantante no cobrará un centavo, y que
entregará todo el dinero recogido para obras humanitarias.
[156] Desconozco el autor del escrito citado. Lo cito por su valor como ejemplo de concisión.
[157]
Kane, 1998, pag. 208.
[158]
El diccionario distingue dos tipos de repetición o pleonasmo: a) el pleonasmo figura de construcción,
“que consiste en emplear en la oración uno o más vocablos innecesarios para el recto y cabal sentido de
ella, pero con los cuales se da gracia o vigor a la expresión”. Y b) el pleonasmo defectuoso, entendido
como “demasía o redundancia viciosa de palabras”.
[159]
Martín, 2000, pag. 246.
[160] Martín 2000, pag 299.
[161] Caldera, 2001, pag. 66.
[162] Weihofen, 1980, pag. 62.
[163]
Kane, 1998, pag. 203.
[164]
Bielsa, 1987, pag. 42.
[165]
Citado por Martín, 2000, p. 307.
[166]
Stark, 2000, p. 45.
[167]
Weihofen, 1980, pag. 70.
[168]
Lázaro, 1998, pag. 178.
[169]
Grijelmo, 2001, pag. 297.
[170]
Ver Kane, 1998, pag. 203.
[171] Weihofen, 1980, pag. 75.
[172] Diccionario Clave de uso del Español Actual. Este diccionario hace referencia a una tercera acepción
de la palabra “jerga”: “Aunque la Real Academia Española lo registra también como sinónimo de
jerigonza, en la lengua actual no se usa como tal”.
[173] Véase Kane, 1998, pag. 199.
[174] Ibidem.
[175] Vethencourt, 1993, pag. 63.
[176] Ibidem. La autora cita a Leslie Williams Melville: The Draftsman’s handbook. Oyez Longman
Publishing Limited. 1ª. Edición. Londres 1985.
[177] Logisch Philosophysche Abhandlung. Viena, 1918.
[178] Este concepto es explicado por Moreno, 1992, pag. 399.
[179] La Gramática Española de Larousse dice que cuyo “se comporta morfológicamente como adjetivo”
por acompañar a un sustantivo; pero “funciona sintácticamente como pronombre” pues introduce
oraciones subordinadas adjetivas. Larousse, 2001, pag. 67.
[180] Weihofen, 1980, pag. 92.
[181] Sobre la definición y características de complementos especificativo y explicativo véase Bello, 1984,
números 306 y 307, pág. 123.
[182] Vethencourt, 1993, pag. 98.
[183] Basulto, 2001, pag. 82.
[184] Tomado de Basulto, 2001, pag. 17.
[185] Véase Qué hacer frente a la ambigüedad, pag. 293
[186] El propio convencimiento tiene varios niveles, descritos por la psicología. La Programación Neuro
Lingüística (PNL), por ejemplo, sostiene que el expositor (verbal o escrito) que intenta convencer a otro
será más efectivo en la medida en que sea congruente. La congruencia se logra mediante la alineación de
los niveles neurológicos del aprendizaje. En todo aprendizaje influyen, en primer lugar, los niveles
exteriores, comenzando por el entorno, el contexto, el medio ambiente y las demás personas con las que
nos relacionamos. El segundo nivel es el comportamiento, es decir, las acciones concretas que llevamos a
cabo (las técnicas de exposición, como poner un ejemplo o utilizar recursos audiovisuales). El tercer nivel
es el de las capacidades y habilidades que la persona puede desarrollar: la opinión de una persona
calificada convence más que la del lego. El cuarto nivel es el de las creencias y valores (una persona es
más congruente en la medida en que cree en lo que está diciendo como un valor a conseguir: aumentar la
productividad de una empresa, mejorar la comunidad o disminuir la delincuencia). El quinto nivel es el de
la propia identidad: el sentido básico de uno mismo, la misión en la vida. Por último, señalan un nivel
espiritual; la mayoría de las personas están vinculadas a fines superiores a la propia persona. Cualquier
comunicación será más congruente en la medida en que muestre una alineación desde los niveles más
profundos. Transmitirá fuerza y energía desde dentro, igual que el karateca que contacta la energía
interior para romper una gruesa tabla de madera. (O’Connor y Seymour, 1996, pag. 50 y ss. El modelo
fue elaborado por Robert Dilts).
La psicología tradicional sostiene que motiva más la persona que logra sintonizar los niveles
inconscientes de los interlocutores. Los líderes carismáticos, los dirigentes comunitarios, empresariales u
obreros y los estadistas que han dirigido a otros seres humanos, transmiten una energía, unos principios y
unos valores que entroncan con principios y valores inconscientemente aceptados como buenos y
deseables por los interlocutores. En la medida en que dichos principios sean más profundos, tendrán más
fuerza y permanencia, como los contenidos en el inconsciente colectivo, descrito por Carl G. Jung.
[187] O’Connor y Seymour, 1996, pag. 47.
[188]
Stark, 2000, pag. 62.
[189]
Stark, 2000, pag. 46.
[190]
Stark, 2000, pag. 62
[191] En materia electoral, por ejemplo, es ampliamente conocida la tendencia de los pueblos a votar por
motivaciones emocionales e irracionales, más que por convencimiento racional e intelectual. Los candidatos
que más aceptación tienen entre la población, incluso en los países más desarrollados y educados, son los
que motivan los sentimientos más profundos de las personas, más que los que motivan la razón y la
coherencia lógica.
[192] La exposición minuciosa de estos temas excede el alcance de este trabajo, pero puede ser
conseguida en los manuales sobre venta, de los cuales el abogado puede obtener beneficios. También se
recomienda ver trabajos sobre cómo negociar, como Getting to yes, de Fisher, Roger y Ury, William,
citado en la Bibliografía.
[193] Carnegie, 2000.
[194] Carnegie, 2000, pag. 352.
[195] Es la aplicación, para el receptor de la comunicación, del principio de congruencia expuesto por la
PNL. Véanse, sección 3 de la introducción y nota 186.
[196] Carnegie, 2000, pag. 245.
[197] Carnegie, 2000, pag. 305.
[198]
Marina, 2001, pag. 43.
[199] Carnegie, 2000, pag. 117.
[200] Carnegie, 2000, pag. 156.
[201] En el Apéndice 2, se citan y resumen algunos de esos experimentos y sus resultados.
[202]
Stark, 1999, pag. 238.
[203]
Kane, 1998, pag. 162.
[204] Véase Weihofen, 1980, pag. 105.
[205] Weihofen, 1980, pag. 107.
[206] Se podría discutir si la expresión “muy vacío” es gramaticalmente correcta o no. Su incorrección
se apoyaría en el principio enunciado en el número 225 de la Gramática de Bello, según el cual, “Hay
gran número de adjetivos que no admiten la inflexión superlativa... porque en su significado no cabe más
ni menos (y en tal caso es claro que tampoco puede tener uso la frase superlativa formada con el adverbio
muy grandemente u otra expresión análoga). En contra de esa interpretación podría argüirse que en este
caso sí caben grados, y que, en consecuencia, podría decirse “un poco vacío”, “medianamente vacío” o
“bastante vacío”. Aun aceptando su posible incorrección gramatical, es posible ver u oír esa expresión en
la práctica,
como sucede diariamente en el ejercicio profesional.
[207]
Martín, 2000, pag. 325.
[208]
Stark, 2000, pag. 29.
[209] Ver Martín, 2000, pag. 325.
[210] Weihofen, 1980, pag. 110.
[211]Schökel las identifica en muchos casos. Por ejemplo: “Se graduó de abogado” es voz pasiva, y no
reflexivo, porque él mismo no se gradúa. Da otros ejemplos: “Se oyen las campanas”, “los árboles se
podan en otoño”.
[212] Estos tres ejemplos tomados de Weihofen, 1980, pag. 111.
[213] Weihofen, 1980, pag. 113.
[214]
Martín, 2000, pag. 251.
[215]
Véase el concepto de “calificación”, pag. 93.
[216]
Lázaro, 1999, pag. 328.
[217]
Lázaro, 1999, pag. 386.
[218] Weihofen, 1980, pag. 116.
[219] Declaración al periodista Oscar Yanes, en el programa La Guataca, el día 3 de abril de 2002.
[220] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 20.
[221] A. E. Blanco, 1976, Tomo 1, pag. 40.
[222] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 96.
[223] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 28.
[224] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 64.
[225] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 20.
[226] A. E. Blanco, 1976, Tomo 2, pag. 47.
[227] A. E. Blanco, 1976, Tomo 1, pag. 35.
[228] A. E. Blanco, 1976, Tomo 1, pag. 91.
[229] En su libro Limpia y Fija. Citado por Bielsa, 1987, pag. 28.
[230]
Bielsa, 1987, pag. 28.
[231]
Bielsa, 1987, pag. 29.
[232]
Loreto, 1999, pag. 18.
[233]
Weihofen, 1980, pag. 117.
[234]
Martín, 2000, pag. 252.
[235]
El 17-1-03.
[236] Blanco, Eduardo, 1971, pag. 125.
[237] Unamuno, 1970, pag. 96.
[238] A. E. Blanco, 1976, Tomo 1, pag. 169.
[239] Pérez Osuna, 1979, pag. 161.
[240] Citado por Martín, 2000, pag. 479.
[241]
Martín, 2000, pag. 247.
[242] Diccionario Sopena.
[243] Citado por Herrera Mendoza, 1960, pag. 29.
[244] Teóricamente la aliteración como figura se distingue de la aliteración viciosa, que, según el DRAE,
es
la “repetición de sonidos producida contra la voluntad del escritor o la que no tiene por objeto producir una
armonía imitativa”.
[245] Ver Schökel, 1994, pag. 150.
[246]
Martín, 2000, pag. 248.
[247] La expresión “opinión jurídica” es más precisa que “opinión legal”, porque su alcance es más
amplio: conforme a derecho vs. conforme a la ley. Sin embargo, como en el lenguaje ordinario se usa
frecuentemente el término “opinión legal”, en adelante usaremos las dos expresiones indistintamente,
considerando la palabra “legal” en su sentido material: “norma de derecho de carácter obligatorio”.
[248]Cita de las palabras introductorias del Dr. Carlos Leáñez Sievert a 20 años de Doctrina de la
Procuraduría General de la República. Procuraduría General de la República, 1984. Pag. IX.
[249] Weihofen, 1980, pag. 195.
[250] Weihofen, 1980, pag. 198.
[251] Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, Artículo 126.
[252] Weihofen, 1980, pag. 202.
[253] Maritain, 1967, pag. 14.
[254]
Morris, 1999, pag. 31.
[255] “Reasoning. 1. The drawing of inferences or conclusions from known or assumed facts; use of reason.
2. The proofs or reasons resulting from this.”
[256] “Raison. Faculté de connaitre, de juger... Argument.” Larousse de Poche, París, 1965.
[257] Valbuena Diccionario Latino - Español y Español - Latino, 1939.
[258] Palabra utilizada en los prospectos publicitarios de las compañías promotoras de tiempos
compartidos. La uso por considerarla más precisa que “tomar vacaciones”.
[259] Véase: Definición y Clasificación, capítulo II sección 2.3; y Calificación, capítulo II sección 2.4.
[260] Abbagnano, 1963, pag. 1078, distingue hasta cuatro significados filosóficos de la palabra “síntesis”.
Considero que exceden el alcance de este trabajo. En la práctica profesional del abogado el significado
importante de “sintetizar” es el de “integrar”, como se describe en el texto.
[261] “Es de la intuición más o menos oscura de la unidad que existe en el medio y principio de toda
multiplicidad que la filosofía toma su origen. Y no sólo la filosofía, sino también la ciencia natural. Toda
ciencia, en la frase de Meyerson, es la reducción de multiplicidades a identidades. Descubriendo el Uno
dentro y más allá de los muchos, nosotros encontramos una verosimilitud intrínseca en cualquier
explicación de lo diverso en términos de un principio unitario.” Traducido de Huxley, 1970, pag. 5.
[262] Herrera, Enrique, 1998, pag. 217.
[263] Herrera, Enrique, 1998, pag. 218.
[264] Los criterios incluidos a continuación se exponen siguiendo el pensamiento de cada autor, aun
cuando puedan coincidir y solaparse en varios casos, con matices personales.
[265] http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Benjamin_Bloom
[266] Información sobre Bloom tomada de las clases de la Dra. Zulma Cirigliano, de la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad Católica Andrés Bello, en el Curso de Inducción para
nuevos profesores.
[267] Información sobre el pensamiento estratégico extractada de Lyle, 1993. Pags. 68 a 73.
[268] Información extractada de Goleman, 1995; Segal, 1997; y Weisinger, 1998.
[269] La definición original de Bacon dice: "En cuanto a mí, me di cuenta de que no estaba preparado para
nada tan bien como para el estudio de la Verdad; por tener una mente ágil y lo suficientemente versátil
como para captar las semejanzas de las cosas ... y al mismo tiempo lo suficientemente firme como para
fijar y distinguir sus diferencias más sutiles; por estar dotado por la naturaleza con el deseo de buscar,
paciencia
para dudar, afición para meditar, calma para afirmar, disposición a considerar, esmero para disponer y
poner en orden; y por ser un hombre que no le afecta lo nuevo ni admira lo que es viejo, y que odia todo
tipo de impostura.” (Traducción libre). El texto original se puede ver en http://austhink.com/critical/
[270]
Jn 8, 32.
[271] La psicología ha definido esta persona que llamamos “madura” en diversas oportunidades.
Abraham Maslow (Toward a Psychology of being) la llamó persona “autorrealizada” o “plenamente
humana”, Eric Berne, fundador de la escuela del Análisis Transaccional, la llamó “adulto integrado” y
Carl Rogers (El proceso de convertirse en persona) “la persona que funciona integralmente”. Cada uno
de estos autores y los estudios que se han derivado de sus pensamientos, describen minuciosamente las
características de las personas maduras. Aunque les den distintos nombres están hablando básicamente de
lo mismo. Anteriormente, Carl G. Jung había acuñado el término “individuación” para referirse al proceso
de convertirse en un individuo; y dice: “en la medida en que la ‘individualidad’ abarca nuestra más
íntima, última e incomparable singularidad, también implica ser uno mismo. Por tanto, podríamos traducir
individuación como ‘venir a la individualidad’, o ‘auto-realización’.” (Jung, Collected Works, Tomo 7,
parágrafo 266).
[272] Ver amplia información sobre la metodología de la investigación jurídica en Herrera, Enrique, 1998.
[273]
Morris, 1999, pag. 54.
[274] Ibidem.
[275] Ambas citas de Morris, 1999, pag. 57.
[276]Sobre los aspectos exclusivamente lógicos del razonamiento legal existen excelentes trabajos en
castellano. Véase, por ejemplo, Lógica Jurídica, de Ulrich Kluj, que trata de lógica simbólica. Sobre
lógica formal puede verse el libro de Lógica del Dr. Lorenzo Fernández Gómez, y el clásico El Orden de
los Conceptos, del filósofo Jacques Maritain. Sobre la forma particular de pensar de los abogados véase
Cómo Piensan los Abogados, de Clarence Morris.
[277] Citado por Stark, 1999, pag. 46.
[278] Herrera, Enrique. 1998, pag. 2.
[279] Morris, 1999, pags. 21 y ss.
[280] Abbagnano, 1966, pag. 304.
[281] Herrera, Enrique, 1998, pag. 16.
[282] Código de Procedimiento Civil de Venezuela, Artículo 19: “El juez que se abstuviere de decidir so
pretexto de silencio, contradicción o deficiencia de la ley, o de obscuridad o ambigüedad en sus términos,
y asimismo, el que retardare ilegalmente dictar una providencia, será penado como culpable de
denegación de justicia.” El Artículo 15 del Código Civil Argentino establece que “los jueces no pueden
dejar de juzgar bajo el pretexto de silencio, oscuridad o insuficiencia de las leyes.” Igual sentido tiene el
Artículo 7 del Código Civil de Puerto Rico y también las leyes del cual proceden, el Código Civil
Español, Artículo 6 y el Código Civil del Estado de Luisiana, Art. 21.
[283]Sobre la discusión doctrinaria relacionada con el principio de integralidad del derecho y la posible
competencia o incompetencia del juez para sentenciar en caso de lagunas legales, véase Alchourrón y
Bulygin, 1998, pag. 201 y ss.
[284]
Kelsen, 1941, pag.18.
[285]
Kelsen, 1941, pag. 18 y 19.
[286]
Kelsen, 1941, pag. 138.
[287]
Kelsen, 1941, pag. 139.
[288]
Ibídem.
[289]
Kelsen, 1941, pag. 140.
[290] Sobre Derecho y Política puede verse Herrera, Enrique, 1998; Duverger, 1962. Sobre Derecho
Natural Olaso, 1969; Zambrano, 1963; Frías, 1941; Azpúrua, 1969; Preciado, 1960. Sobre desobediencia
civil Zambrano, 1963; Reyna, 1986 y Del Vecchio, 1964. Y sobre legitimidad de la guerra Luypen, 1968.
Sobre la ética del poder y la filosofía perenne, puede verse Huxley, 1970, pag. 121 y ss. y 193 y ss.
[291] Sobre el derecho positivo como instrumento para mantener el poder político y para controlarlo,
puede verse Duverger, 1962, pag. 47 y ss.
[292] Herrera, Enrique, 1998, pag. 65.
[293] Ibídem.
[294] Herrera, Enrique, 1998, pag. 69.
[295] Herrera, Enrique, 1998, pag. 18.
[296] Olaso, 1970, Tomo 1, pag. 14.
[297] Herrera, Enrique, 1998, pag. 9.
[298] Ibídem.
[299] Preciado, 1960, Pag. 254.
[300] Smith y Robertson, 1977, p 1.
[301] Véase, por ejemplo, Vethencourt, 1993.
[302] El principio de Kelsen de una norma producto exclusivo de la razón, sin sujeción alguna a otra
norma jurídica, hoy en día debe ser limitado. Los tratados internacionales vigentes pueden privar sobre la
constitución de un país; y el derecho supranacional, derivado de los procesos de integración de estados,
puede limitar la soberanía de los países integrados y su posibilidad de crear constituciones sin sujeción
alguna a normas superiores preexistentes.
[303]La filosofía y la ciencia han llegado a la conclusión de la imposibilidad para la razón humana de
conocer y comprender la realidad total desde un punto de vista objetivo. Salvador Pániker lo resume
brillantemente: “Una descripción objetiva del mundo no es posible. Toda observación es relativa al punto
de vista del observador (Einstein); toda observación afecta al fenómeno observado (Heisenberg); ningún
sistema puede probar los axiomas en que se basa (Gödel); sólo lograríamos saber algo del mundo en su
totalidad si pudiéramos salir fuera de él (Wittgenstein). Ninguna observación posee valor absoluto. En la
medida en que todo observador es un organismo viviente, la biología tiene algo que decir en una teoría
de la observación. Pero el propio biólogo que teoriza, en tanto que organismo viviente, no puede
separarse a sí mismo de sus formulaciones teóricas. Se ha llegado a defender la idea de que la vida y la
capacidad de observación no son meros accidentes de la evolución; entre todos los universos posibles no
sólo el que observamos es real; lo que ocurre es que llamamos ‘real’ al que es observable. Es lo que en
cosmología se llama ‘principio antrópico’, una versión fantástica del principio leibniziano de los
‘infinitos mundos posibles’”. Pániker, 1989, pags. 13 y 14. La realidad del universo continúa siendo tan
desconocida para los seres humanos que el científico inglés John Haldane una vez dijo: “Mi sospecha es
que el universo no sólo es más misterioso de lo que suponemos, sino más misterioso de lo que podemos
suponer”. En materia moral y filosófica la dificultad para encontrar una verdad unánimemente aceptada
es, evidentemente, mayor. Lo que puede ser una verdad irrefutable para unos es un disparate para otros.
[304]
Morris, 1999, pag. 29.
[305]
Loreto, 1999, pag. 16.
[306]
Morris, 1999, pag. 64.
[307] Ver Weihofen, 1980, pag. 137.
[308] Gaceta Oficial Extraordinaria Número 5.391, de fecha 22 de octubre de 1999.
[309] Sobre determinación de la pregunta ver capítulo II de la segunda parte, sección 2.1 A, y de los
hechos, sección 2.1 C del mismo capítulo.
[310] Grijelmo, 2001, pag. 307. La frase es original de Juan José Millás.
[311] Dos reflexiones sobre la madurez de la respuesta: 1. Luis Alberto Machado expresa una idea
formulada por los psicólogos y apropiada para el proceso de pensar y elaborar la respuesta: “El escritor no
escribe solamente cuando se encuentra frente al papel. Es mucho lo que llega a escribir estando dormido.
El subconsciente está despierto las veinticuatro horas del día”. Luis A. Machado, 1975, pag. 68. 2.
Cuando Plinio Apuleyo Mendoza le preguntó a Gabriel García Márquez “¿Qué es para tí la inspiración?
¿Existe?”, el novelista le respondió: “Es una palabra desprestigiada por los románticos. Yo no la concibo
como un estado de gracia ni como un soplo divino, sino como una reconciliación con el tema a fuerza de
tenacidad y dominio. Cuando se quiere escribir algo, se establece una especie de tensión recíproca entre
uno y el tema, de modo que uno atiza al tema y el tema lo atiza a uno. Hay un momento en que todos los
obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado,
y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir. Eso es lo que yo llamaría inspiración.” García
Márquez, 1982, pag. 46.
[312]
Stark, 2000, pags. 38 y 123.
[313]
Garner, 2001, pag. 48.
[314]
Weihofen, 1980, pag. 200.
[315]
Martín, 2000, pag. 301.
[316]
Loreto, 1999. Pag. 15.
[317]
Stark, 2000, pag. 135.
[318] Comentarios sobre el libro Legal Writing in Plain English, de Bryan Garner, pags. 143 y 144.
Las listas y la cita son traducción libre del texto.
[319] Traducción libre del Prefacio de Pygmalyon, por G. B. Shaw.
[320] Schökel, 1994, pag. 68.
[321]
Martín, 2000, pag. 327 y 330.
[322] Luis A. Machado, 1975, pag. 92.
[323] Programa “Operación Triunfo 2”, de Televisión Española.
[324] Ver Martín, 2000, pag. 71.
[325] Ibidem, pag. 74.
[326] García Márquez, 82, pag. 38.
[327] García Márquez, 82, pag. 88.
[328] Weihofen, 1980, pag. 325.
[329] Luis A. Machado, 1975, pag. 93
[330] Tagore, Rabindranath, 1999, pags. 101, 102 y 105.
[331] San Agustín. 1968, Libro X, Cap. VI, N° 8.
[332] San Agustín. 1968. Capítulo XXVI, al final.
[333] Caldera. 2001, pag. 37.
[334] Caldera. 2001, pag. 71.
[335] Delisle y Bastin, 1997, pag. 153.
[336] Delisle y Bastin, 1997, pag. 150.
[337] Delisle, 1997, pag. 151. Si esto no bastara, continúan: “...es preciso leer todo el texto, una o varias
veces, antes de traducirlo. Para efectuar la integración de cada una de las palabras y de cada uno de los
enunciados de un discurso, es indispensable partir de un nivel superior. Al tiempo que visualiza el texto,
línea por línea, el traductor moviliza sus conocimientos tanto lingüísticos como extralingüísticos para
aprehender el sentido a través de los enlaces orgánicos de su arquitectura conceptual. La lectura de todo
un
texto presenta otra utilidad: descubrir sus idiosincrasias, es decir, sus particularidades formales como
redundancias, repeticiones de palabras del título, deformaciones de palabras, alusiones, aliteraciones,
juegos de palabras, ritmos inusitados, construcciones paralelas, etc.” (pag. 151) Lo afirmado
anteriormente se refiere a la palabra. Pero los autores van incluso más allá, a “la oración, eslabón que une
la palabra al contexto. ¿Acaso la oración es una unidad autónoma del discurso? ¿Acaso basta con traducir
cada oración separadamente para transmitir el sentido de un mensaje? La textología bilingüe puede darnos
una respuesta a estas preguntas.” Para demostrar que las oraciones se deben entender dentro del contexto,
preparan unos ejercicios, en los que proponen a los estudiantes traducir oraciones aisladas. Una vez que
las han traducido literalmente, les muestran el contexto para mostrar que el sentido en el contexto es
diferente al sentido literal aislado. (pag. 153)
[338] Después de dedicar más de cien páginas al análisis de las principales corrientes de la filosofía
actual, el autor José Ferrater Mora descarta los temas que pueden ser objeto de la filosofía y dice: “¿Qué
queda, pues, que podamos estimar como tema aceptable de investigación filosófica? No hay más remedio
que concluir que lo filosófico no es ‘aquello de que se trata’, sino el modo de tratarlo. La filosofía se
convierte así en un ‘modo de ver’ y en un ‘punto de vista’... Este punto de vista es el de un examen, que
es las más de las veces crítico y analítico, pero que puede ser en ocasiones harto imaginativo, de las
estructuras conceptuales en que van envueltas las diversas ciencias, las múltiples actividades humanas y
los lenguajes de que tales ciencias y actividades echan mano.” Ferrater, 1973, pags. 120 y 122.
Ludwig Wittgenstein (1889-1951), por ejemplo, dedicó su Tratado Lógico Filosófico (1921) a responder
las preguntas: ¿cómo es posible el lenguaje? y ¿cuáles son sus límites? Y en las Investigaciones
Filosóficas (1953) se dedicó a estudiar la naturaleza del lenguaje, en particular, la vinculación entre los
conceptos, las acciones y las reacciones. Es considerado por algunos como uno de los más importantes
pensadores del siglo XX.
[339] Aldous Huxley, por ejemplo, dice: “El mundo como aparece ante nuestro sentido común consiste
de un indefinido número de hechos sucesivos y presumiblemente conectados por la causalidad, que
envuelven un indefinido número de cosas separadas e individuales, vidas y pensamientos, todos
constituyentes de un cosmos presumiblemente ordenado. A fin de describir, discutir y administrar este
universo de sentido común, es que se han desarrollado los lenguajes humanos.
Cuando, por cualquier razón, nosotros deseamos pensar del mundo, no como aparece al sentido común,
sino como un continuo, encontramos que nuestra sintaxis y vocabulario tradicionales son bastante
inadecuados.” Traducción de Huxley, 1970, pags. 34 y 35.
[340] Unamuno. ¡Plenitud de plenitudes y todo plenitud!, Ensayo escrito en 1904, publicado en
Unamuno, 1970, pag. 98.
[341] Traducción libre de Romeo y Julieta, 2° Acto, Escena II.
[342] García Márquez, 1985, pags. 139 y 140.
[343] García Márquez, 1982, pag. 85.
[344]The Ogilvy Center for Research & Development, 535 Pacific Avenue. San Francisco, California
94133, USA.
[345] The Ogilvy Center for Research & Development, 1987, pag 1.
[346] Asch, S.E. Effects of group pressure upon modification and distortion of judgments. En H.
Guetzkow (Ed.), Groups Leadership and Men. Pittsburg: Carnegie Press, 1951.
Asch, S.E. Sudies of independence and conformity; A minority of one against a unanimous majority.
Psychological Monographs, 1956, 70 (9 Whole N° 416).
Asch, S.E. Effects of group pressure upon modification and distortion of judgments. En E. Maccoby,
rd
T.M. Newcomb & E.D. Hartley (Eds.) Readings in social Psuchology (3 edition). New York: Holt,
Rinehart & Winston, 1958.
[347]Moscovici, S. Toward a theory of conversion behavior . En S.L. Berkowitz (Ed.), Advances in
Experimental Social Psychology. Vol 13. New York: Academic Press, 1980, 209-239.
Maass, A. & Clark III, R.D.. Hidden impact of minorities: fifteen years of minorities research.
Psychological Bulletin. 1984, 95, 428-450.
[348] The Ogilvy Center for Research & Development, pag. 5.
[349]The Ogilvy Center for Research & Development, 1987, pag. 7. Cita a Milgram, S. Obedience to
Authority. New York: Harper ando Row, 1974. Y a Hofling, C.K., Brotzman, E., Dalrymple, S., Graves,
N. & Pierce, C.M. An experimental stody of nurse-physician relationships. J. Of Nervous and Mental
Disease, 1966, 143, 171-80.
[350] Véase Grijelmo, 2001, pag. 173.
[351] Casi todas las palabras indicadas como ejemplos en la primera enumeración han sido tomadas del
libro Defensa apasionada del idioma español, de Álex Grijelmo, quien a su vez las cita de la obra del
hispanista Ralph Penny (1988) Gramática histórica del español, Barcelona, Ariel Lingüística, 1993.
[352]Aunque etimológicamente las dos palabras tienen un significado similar (“ver hacia adentro”), los
psicólogos distinguen introspección de insight. La introspección es la “observación interior de los propios
actos o estados de ánimo o de conciencia” (DRAE) y el insight ocurre cuando como consecuencia de la
introspección la persona logra un conocimiento o un descubrimiento de un punto particular.
[353] Todo el capítulo 9 del libro, Los clones del lenguaje, lo dedica a esta categoría de palabras.
[354] Grijelmo, 2001, Pag. 126.
[355] The Oxford Spanish Dictionary.
[356] El uso y la costumbre han llevado a varios diccionarios a aceptar las palabras “actually”,
“eventually” y “success” con sus significados clonados. “Eventually, en inglés significa “tarde o
temprano”, es decir, que necesariamente sucederá. En castellano eventualmente es casual, puede suceder
como no suceder. Las versiones defectuosas de las películas del idioma inglés en castellano traducen
incorrectamente “eventually” por “eventualmente” y desfiguran el sentido de la oración traducida.
[357]Así dice, al menos, la versión de la Constitución de 1999 que yo tengo. Esta es una de las cuatro
versiones de la Constitución que circulan, sin que hasta ahora sepamos cuál es la vigente.
[358] Sentencia de La Corte Superior del Trabajo, de fecha 25-4-72, citada por Pereira, 1978, pag. 28.
[359] Gaceta Forense número 19, pag. 44. Citada por Arcaya, 1971, Tomo 1, pag. 96. Arcaya cita
jurisprudencia reiterada en el mismo sentido.
[360] JTR 15-1-57, V. VI. Citada por Pereira, 1978, pag. 29.