08-15-2021 - La Guerra de La Mente

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LA GUERRA DE LA MENTE

Quizás la guerra más permanente a la que nos vemos enfrentados guarda relación con
nuestros pensamientos. El Señor se queja, a través del profeta Isaías y dice:

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos... porque mis pensamientos no
son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos.” (Isaías 55:7-8).

Nuestra manera de pensar, debe estar sujeta a los pensamientos de Dios. Esto forma
parte del plan divino. Jesucristo, como Señor, demanda tener el primer lugar en
nuestros pensamientos. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.” (Mateo 22:37-38).

Sabemos que, por su naturaleza caída, la mente es hostil y rebelde. Pablo afirma que:
“La mentalidad pecadora es enemiga de Dios: no se somete a la ley de Dios, ni puede hacerlo.”
(Romanos 8:7 NVI). Esto significa que el enemigo pone pensamientos que no podrán
ser controlados, solo con la fuerza de voluntad. En relación a esto, los espíritus que
más operan, en estos tiempos modernos, son los espíritus de error y los de rebelión
(1Timoteo 4:1).

Una de las tácticas principales de que se vale el maligno es el engaño.

Este opera en tres niveles diferentes.

El primer nivel está dirigido al incrédulo, a quien Satanás mantiene ciego a la realidad
del evangelio. Para eso emplea los medios de comunicación masiva. Por ejemplo, en
las series de televisión, con mucha frecuencia se imparten modelos de los ritos ocultos.
Vemos con frecuencia gente agorera, astrólogos, y toda clase de mensajes ocultistas. El
movimiento de la "Nueva Era" surgió en la década de los años 80’s para hacer efectivas
estas ideas engañosas, ofreciendo un disfraz de "religión" diseñado al gusto de las
personas.

Este tipo de espíritus que operan a través de los medios de comunicación, atan las
mentes y los pensamientos para no ver la verdad completa. El mismo apóstol Pablo,
hablando sobre las influencias espirituales a que está sometido el mundo, declara:
"Aún si nuestro evangelio está encubierto, lo está para los que se pierden. El dios de
este mundo ha cegado la mente de los incrédulos, para que no vean la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es imagen de Dios" (2 Corintios 4:3-4 NVI).

El segundo nivel de engaño está dirigido al creyente carnal. Alguien que frecuenta las
cosas del Señor, pero su estilo de vida, aún sigue dominado por el viejo hombre. El
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engaño del diablo le hace creer ideas como: “Tú nunca podrás triunfar, ni ser tan
espiritual como ese hermano”, o “Eso es sólo para gente especial”. El diablo busca entrar a
través de nuestros pensamientos por las cosas que vemos. Es el medio que emplea para
influenciar nuestras mentes con sus modelos. La inundación de la “basura” del
ocultismo es tan fuerte que, a veces no alcanzamos a reaccionar. Vemos con frecuencia
mensajes subliminales en la televisión, enviados a nuestro inconsciente. Esto apunta a
la destrucción de los valores espirituales y morales.

Esta avalancha de poderes ocultos está dirigida especialmente al mundo infantil. Los
programas de televisión acentúan la invocación de espíritus y la comunicación con
ellos. Ciertos juguetes de entretención representan demonios. Revistas y álbumes de
colección enseñan la iniciación a la magia y a la astrología. Se enseña el uso de dados
mágicos, conjuros de amor, lectura de las manos y toda suerte de actividad ocultista. El
propósito es hacer creer a los niños que participar del mundo de los espíritus es algo
natural y bueno.

Los demonios no tienen autoridad para hacer su obra nefasta, a menos que encuentren
"puertas abiertas" en la mente del creyente. Se dice que la mente es el "taller del
diablo". Todo elemento de cooperación, al aceptar ideas engañosas, producirá efectos
devastadores en la vida espiritual. Al llegar a este punto, la destrucción es inevitable e
ineludible. Los conflictos espirituales son el resultado final de situaciones no resueltas
que se almacenan por largo tiempo. Las constantes divisiones del Cuerpo de Cristo son
la evidencia más lamentable de la acción de las tinieblas.

La lucha contra la mente carnal es diaria. La Biblia nos enseña que debemos mantener
nuestra mente limpia, sin guardar conflictos para el día siguiente. La exhortación
bíblica nos dice: “Cuando se enojan, no pequen. No permitan que el sol se ponga estando aún
enojados, y no den cabida al diablo” (Efesios 4:26-27 NVI). Además, se nos anima a no
tener parte “con las obras infructuosas de las tinieblas” sino más bien estas deben ser
expuestas a la luz (Efesios 5:11).

El tercer nivel de engaño, está dirigido a los creyentes maduros. El deseo del maligno
es engañar, "si fuere posible, aún a los escogidos" (Mateo 24:24). La forma de hacerlo es
con mucha sutileza. El enemigo trata de sorprenderlos cuando están descuidados y
vencerlos en el ámbito espiritual, para que no sean eficaces sus esfuerzos.

Los "dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16) van dirigidos a la mente del creyente.
Como la mente es el centro neurálgico de la propia guerra espiritual, el diablo conoce
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la importancia de ella en el hombre. Aquí edifica Satanás sus "fortalezas", introduce sus
"argumentos", toda "altivez", y todo "pensamiento" contrario a Dios (2 Corintios 10:4-
5). A través de la mente implanta temores, inseguridades, envidias, celos, y así puede
controlar la vida de un creyente descuidado.

La exhortación bíblica es a permanecer vigilantes: “Velad y orad, para que no entréis


en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mateo
26:41). El arma espiritual contra los "dardos de fuego del maligno" es el "escudo de la
fe". En el armamento romano, el escudo cubría el cuerpo entero. Esto indica que
debemos aprender a guardar nuestra mente bajo la completa seguridad de la sangre de
Cristo, por donde ningún dardo enemigo puede penetrar.

En la vida cristiana, nuestro espíritu es el nexo en nuestra relación con Dios, y con el
mundo espiritual (Juan 4:24; Efesios 6:12).

Como el espíritu representa la parte más elevada del hombre, esta se relaciona con su
carácter. Aquello que domina su espíritu se convierte en un atributo de su carácter. Por
ejemplo, si permite que el orgullo lo domine, se dice que tiene un espíritu altivo:
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”
(Proverbios 16:18). Del mismo modo, el espíritu del creyente es habitado por el
Espíritu Santo, “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios.” (Romanos 8:16), llegando a ser el centro de la conciencia y de la adoración a
Dios, “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al
Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que
adoren.” (Juan 4:23-24).

Nuestro espíritu u hombre interior posee reglas para su uso y gobierno. A


continuación, presentamos unos pasajes bíblicos que hablan acerca del carácter y el
ejercicio de la voluntad:

“Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse” (Prov.
25:28 NVI).

“El espíritu humano es la lámpara del Señor, pues escudriña lo más recóndito del
ser” (Prov. 20:27 NVI).

“¿Cuánto se ha apagado la lámpara de los malvados? ¿Cuánto les ha sobrevenido


el desastre?” (Job 21:17 NVI).
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La lucha espiritual, está graficada en el dibujo siguiente. Las explicaciones se darán a


continuación. Básicamente re refiere a la vida de victoria de la “Nueva Criatura”
(2Cor.5:21), que ha sido transformada e inflamada por el Espíritu Santo.

De acuerdo al gráfico anterior, podemos reconocer tres áreas en el espíritu humano


renovado (Ezequiel 36:26-27):

 La conciencia. Es el área de expresión de la voluntad de Dios hacia nosotros.


Juan 8:9 – “Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la
mujer que estaba en medio.” Hebreos 9:14 – “¿cuánto más la sangre de Cristo, el
cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?”
 La intuición. Esta área nos permite percibir la presencia del Señor, y ser
enseñados por Dios.
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 La comunión. Es el área donde adoramos a Dios Debemos aprender a conocer el


estado de nuestro hombre interior, ya que es él quien se enfrenta a los demonios
en el mundo espiritual.

Existen tres estados en nuestro espíritu:

 El estado bajo u oprimido. Nuestro espíritu está seriamente asediado por los
demonios. Se le ayuda al espíritu con una mente dispuesta a la batalla. Como
dice Joel 3:10: “Diga el débil, fuerte soy” ...en el Señor.

Efesios 3:16 – “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser
fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu.”

Efesios 6:10 – “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el


poder de su fuerza.”.

 El estado en calma o paz. Este es el estado óptimo para recibir edificación y


guianza de Dios.

 El estado exaltado. La persona ha perdido el control pasando a interpretar otras


manifestaciones como espirituales, cayendo en la carnalidad.

Al diablo se le llama el "príncipe de la potestad del aire" (Efesios 2:2). Él obra a través de
espíritus de demonios que se ubican, muchas veces, en zonas geográficas. Por esto es
necesario conocer el mundo espiritual; aunque no lo vemos. Al no discernir el espíritu
(Ejemplo: desánimo, pesadez espiritual) estamos ejerciendo una lucha contra espíritus
sin cuerpo, pero que operan en las personas. La intención del diablo es robar la
salvación, oprimir y atar a los creyentes para que lleven una vida de pobreza
espiritual.

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