Capítulo VIII Edad Media
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Capítulo VIII Edad Media
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Transcrito por el Profesor y abogado Dr David Torruella Placencia
CAPÍTULO VIII
LA EDUCACIÓN MEDIEVAL
Entre los monasterios hay que contar en primer lugar los de la orden benedictina,
citada anteriormente, y que en la Edad Media alcanzan su máximo desarrollo hasta
convertirse en el eje de la educación monástica occidental. De ellos sobresalieron el de
Monte Casino, en Italia; e! de York, en Inglaterra; el de Fulda, en Alemania; el de San Gall,
en Suiza, y el de Tours, en Francia. Después se desarrollan los monasterios y conventos de
otras órdenes, como las de los cluniacenses y cistercenses y los de los franciscanos y
dominicos, que también contribuyen a la cultura y a la educación medievales.
Durante la Edad Media surge un nuevo tipo de educación eclesiástica, las escuelas
catedrales, que se desarrollan sobre todo a partir del siglo XI. En ellas la enseñanza estaba a
cargo de un scholasticus o didascalus, aunque también participaban en ésta los mismos
obispos y monjes o sacerdotes especialmente dotados de cultura. Las escuelas catedrales
más notables fueron las de Letrán en Roma, Lyon, Reims, Lieja, Magdeburgo, Padeborn,
etc., las cuales sin embargo comenzaron a decaer desde que se fundaron las universidades.
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Las escuelas catedrales estaban destinadas principalmente a la formación de los
clérigos. Su enseñanza estaba constituida por el trivium y el quadrivium, es decir, por
materias realistas y humanistas, y por la sacra página o teología. Como las escuelas
monacales, tenían también una escuela externa, a las que asistían alumnos de las clases
sociales superiores y profesionales.
De la educación eclesiástica de la Edad Media ha dicho Dilthey: "Ante todo hay que
desechar la idea de que el estado eclesiástico haya puesto a los pueblos en posesión de
conocimientos superiores. Nada de esto ... Consiguientemente, la instrucción no podrá
fundarse sobre la incitación y el entusiasmo intelectuales, no Sólo sobre la obediencia, el
castigo y el amor propio de la juventud, o bien sobre un ingenio excepcional para el que no
sea demasiado grande ningún obstáculo. Por eso se ejercitó predominantemente la memoria
y algunas otras cosas, como el sentido del lenguaje 1.
1 Otto Willman, Teoría de la formación humana. Madrid, Instituto San José de Calasanz.
Más importante aún que estas creaciones palatinas es la obra emprendida por
Carlomagno para elevar la instrucción de su pueblo iniciando así una educación seglar,
estatal, que desgraciadamente no tuvo continuación, pero que sentó un precedente valioso
en el proceso posterior de la educación pública. Reconociendo, en efecto, el estado
lamentable en que se hallaba la cultura de los eclesiásticos y la necesidad de contar con
funcionarios para su Imperio, dictó Proclamas o Edictos, inspirados sin duda por Alcuino,
que era su consejero. En la primera, del año 787, después de deplorar el estado de
ignorancia de los miembros de la Iglesia y de los Monasterios, les exhorta " no sólo a no
descuidar el estudio de las letras, sino también a estudiar con humildad y seriedad para que
puedan ser capaces de penetrar fácil y correctamente en los misterios de las Sagradas
Escrituras ... Para esta obra han de ser escogidos hombres que tengan la voluntad y
habilidad de aprender y un deseo de enseñar a los otros". Dos años después, en 789, dirigió
otra Proclama ordenando que se crearan escuelas en todas las parroquias, en las que los
niños pudieran aprender a leer. En los monasterios se debería enseñar los salmos, los signos
de la escritura, los cantos, la gramática y los libros sagrados. Asimismo, llegó a ordenar en
otra Proclama del año 802 dirigiéndose a los señores, "que todo el mundo enviará su hijo a
la escuela para estudiar las letras y que el niño permanecerá en la escuela hasta que sea
instruido en ellas". Al mismo tiempo, buscó en Roma maestros para sus escuelas e instituyó
funcionarios (missi dominici) para que actuaran como inspectores de la enseñanza en ellas.
La obra de Carlomagno subsistió durante algún tiempo, sobre todo con su hijo, y con la
actuación de Alcuino en el monasterio de San Martín, en Tours. En el año 829 los obispos
de Galia se dirigieron a Luis el Piadoso pidiéndole que "siguiendo el ejemplo de su padre,
se establezcan escuelas en vuestro reino para que la labor de vuestro padre y de vos mismo
no desaparezca por descuido".
Alfredo el Grande realizó una labor parecida en Inglaterra, adonde llevó sabios y
educadores de fuera de su reino para elevar el nivel cultural de éste, preparando así el
surgimiento de las universidades en épocas posteriores.
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3. LA EDUCACIÓN CABALLERESCA
Valor, honor, fidelidad, protección, cortesía, son las principales virtudes que debe
reunir el caballero. Pero a la vez ha de poseer ciertas condiciones físicas: saber manejar las
armas, realizar determinados ejercicios y dominar algunos elementos espirituales e
intelectuales. aunque éstos no en forma tan sobresaliente como aquellos. Refiriéndose a las
cualidades del caballero, dice Cornish, citado por Monroe 1. "Observamos en aquellos
caballeros un valor temerario, una arrogancia personal, un respeto de sí mismo. un
cumplimiento cortesano de la palabra de honor, aunque empeñada con arreglo a ciertas
formas. despreocupación de toda ventaja personal, excepto la gloria guerrera y por otro
lado, ferocidad salvaje, crueldad deliberada coraje llevado casi hasta la locura,
extravagancia manifiesta. prodigalidad frívola, falta de disciplina militar, escasez de fe
cristiana e infidelidad”.
Dilthey compara el desarrollo de este tipo del caballero medieval con el de los
guerreros de la época heroica de los griegos, romanos y árabes, y advierte que se encuentra
en la historia de todos los pueblos.
4. LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
La influencia de las universidades en la Edad Media fue gran. de tanto política como
culturalmente. Organizadas conforme al principio de los gremios, tuvieron sin embargo una
visión más amplia que éstos. Con ellas hubieron que contar muchas veces no sólo los reyes,
sino hasta los mismos Papas en sus diferencias. Culturalmente, representaron la cúspide de
la sabiduría de la época hasta el Renacimiento, en que comienzan a declinar por atenerse a
sus tradiciones escolásticas y no admitir más que muy tardíamente las nuevas ciencias.
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Por su parte las ciudades, a medida que fueron desarrollando, se crearon también escuelas
municipales, independientes de las claustrales y catedrales. Aquellas tenían un carácter
esencialmente práctico, pero algunas también enseñaron materias de carácter humanista
como la literatura, la geografía y la historia. Muy significativo es el hecho de que, a
diferencia de las escuelas eclesiásticas, éstas daban la enseñanza en el idioma vernáculo.
Los alcaldes nombraban generalmente a un rector o director (scholasticus) quien se
encargaba de seleccionar a los maestros. En la citada Ordenanza de la Hermandad de San
Casiano se disponía que hubiera veedores para vigilar la enseñanza de estas escuelas y que
sus maestros sufrieran un examen para poder ejercer la enseñanza. Ésta consistía
esencialmente en la lectura, escritura, cálculo y doctrina cristiana. Generalmente las
escuelas percibían retribuciones de los alumnos, aunque también los municipios contribuían
a su sostenimiento con subvenciones y con la aportación de los edificios y el material
necesarios. Los maestros tenían por lo general un carácter ambulante; iban de un pueblo a
otro contratándose temporalmente. Con el tiempo llegaron a tener mayor estabilidad,
consideración y sueldos. A fines de la Edad Media las escuelas municipales habían
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adquirido un gran desarrollo, sobre todo en las ciudades del centro y norte de Europa, y
constituyeron los comienzos de la educación pública, como veremos oportunamente.
1 L. Luzuriaga, Documentos para la historia escolar de España, Vol. L Madrid, Centro de Estudios Históricos,
1916.
Aunque limitada en su mayor parte a España, la enseñanza de los árabes tuvo una
gran trascendencia porque fueron los sostenedores y transmisores de la cultura clásica a
toda Europa, cuando ésta aún se hallaba en el período más oscuro de la Edad Media. Por
ellos fueron conocidos principalmente Aristóteles y los filósofos neoplatónicos.
Durante la época de los árabes, ciudades como Córdoba, Toledo, Granada y Sevilla
eran los únicos centros de gran cultura existentes en Europa. En ellas y otras muchas
ciudades se crearon escuelas, bibliotecas, palacios, mezquitas y baños públicos que tardaron
mucho tiempo en desarrollarse en otras partes. Como dice Cubberley: "La Europa
occidental de los siglos x a XIII presentaba un triste contraste, en casi todos los aspectos,
con la vida brillante de la España meridional" 1. Y según Dilthey: "Los árabes de España
desarrollaron independientemente los estudios filosóficos, matemáticos y de las ciencias
naturales desde el punto en que los habían dejado los alejandrinos".
Entre los sabios de la cultura árabe figuran Avicena, el físico y filósofo, y Averroes,
filósofo y comentador de Aristóteles. También se distinguió el pensador Abentofail que
escribió una obra pedagógica El hombre natural, que según Dilthey es el Rousseau árabe,
pudiéndose comparar aquél con el Emilio.
Con los musulmanes colaboraron en la labor cultural los judíos, que en esta época
alcanzaron una gran altura intelectual en España y que contribuyeron también a la difusión
de las ciencias y de la filosofía clásica.
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7. LA PEDAGOGÍA MEDIEVAL