Libro-Rita-Alvarez Diseño Curricular
Libro-Rita-Alvarez Diseño Curricular
Libro-Rita-Alvarez Diseño Curricular
integral y
contextualizado
2
HACIA UN CURRICULUM
integral y
contextualizado
La Habana, 1997
3
Organización lineal................................................. 77
Organización cíclica............................................... 77
Organización por temas.......................................... 78
Secuenciación de los contenidos en el plan de
estudio................................................................... 78
Referencias............................................................. 80
Bibliografía.............................................................................. 181
8
Capítulo I
Fundamentos didácticos
y curriculares
Los que estamos vinculados con la práctica educativa hemos acumulado vivencias que
por referirse casi siempre a la cotidianidad del aula nos permiten reflexionar sobre la
pluridireccionalidad de los ámbitos comprometidos.
No sería una novedad relacionar situaciones, generalmente conflictivas, que van desde
el número de alumnos en la clase y la disponibilidad de materiales docentes, hasta el
dominio del tema por el profesor y la sistematicidad de su preparación profesional;
pasando por tópicos tan diversos como la perdurabilidad de los conocimientos en el
educando, la naturaleza de sus experiencias y el interés por su propio aprendizaje; así
como el papel de la familia y la comunidad en el proceso educacional, para no hacer
mención de algunos problemas tan embarazosos como es el de la pertinencia de los
contenidos programáticos en su relación con los paradigmas curriculares y con la
realidad del contexto en que se desarrollan.
Una introspección sobre el fenómeno educativo nos lleva a revelar la naturaleza del
mismo.
En el aula, en el propio proceso de enseñanza, se expresan interrelacionadamente los
más diversos elementos que hacen de la educación uno de los procesos más complejos
que existen. Al tratarse de un proceso entre sujetos (alumnos y docentes) que se
interrelacionan en actividades de diversas direcciones: enseñar, aprender, comunicarse,
etc., intervienen factores propios de su condición bio-psico-social que lo hacen particular
y diverso.
Pero además, el enseñar y el aprender se amplía a las relaciones con otros sujetos,
como son el resto de los educandos, y profesores que componen el colectivo escolar, la
familia y los miembros de la comunidad (micro sociedad), donde se contextualiza la
educación. Mientras que, por otra parte, interviene en el proceso la cultura: contenido
seleccionado en el curriculum, que se concreta no sólo en el libro de texto, sino en
aquellas fuentes mediadoras de los conocimientos y en las experiencias acumuladas por
la humanidad.
Los problemas de la educación no son, por tanto, sólo los del alumno y el maestro;
tampoco son los que ocurren únicamente en el aula, ellos también se dan en las
instituciones escolares y en el entorno social.
La comprensión del carácter multilateral de la educación nos remite a la adopción de
una postura abierta y consciente frente a sus problemas. Hoy día no puede abordarse la
labor docente desde posiciones empíricas. Han pasado los tiempos en que, apoyados
9
en el conocimiento de cierta(s) materia (s) o inspirados en las dotes artísticas, algunos
devenían educadores.
El saber educativo es un campo que si bien reúne infinidad de resultados científicos,
está en franca construcción, lo que lejos de eximirnos de su conocimiento, nos
compromete como docentes, con su desarrollo.
Con una concepción dialéctica y crítica del proceso docente, para aprender es
necesario aproximarse a la realidad desde dentro, desde la psiquis del sujeto, a partir de
sus experiencias, vivencias, conocimientos e intereses.
El aprendizaje es la modificación interna del sujeto, del individuo, en sus formas de
pensar, sentir y actuar, a partir de que le permite nuevas formas de relación consigo
mismo, con los demás y con el medio, influyendo directamente en el crecimiento
personal. (Castellanos Doris, 1994.)
Aprender es interactuar con el objeto, en un proceso de ¨ir y venir de la reflexión a la
acción¨ (Pansza, M.: 85) en el que los hombres y la realidad misma se transforman.
El aprendizaje es un proceso individual, de gestión cognitiva, en el que se pone en
acción la personalidad total del sujeto. Pero también es un proceso social, de
interactuación con otros sujetos: el maestro, otros alumnos, la familia, la sociedad.
Aprender es elaborar el conocimiento ya que este no está dado, ni acabado; implica
considerar que la interacción alumno-alumno y con el grupo son medios y fuentes de
experiencias para el sujeto que posibilitan el aprendizaje. En el proceso de aprender hay
que reconocer la importancia de la comunicación y de la dialéctica en las modificaciones
del sujeto-grupo (Pansza, M. : 86).
En esta concepción de aprendizaje el maestro dispone y organiza las condiciones que
pongan al alumno en situaciones de resolver el conflicto de enfrentar algo nuevo, desde
las posiciones de lo conocido, donde no se le resuelve, sino que se le facilita el proceso
de acercarse a un nivel de desarrollo cualitativamente superior.
El análisis de la naturaleza social del hombre nos remite a la necesidad de la
comunicación. Unicamente se comunica el hombre, en los procesos sociales de
producción material y espiritual. El lenguaje es la vía esencial de la comunicación del
pensamiento, y estos factores: pensamiento y lenguaje en su interrelación dialéctica se
desarrollan mutuamente, son fuentes del enriquecimiento integral del hombre, y a través
de sus productos, se desarrolla la sociedad.
Los fundamentos teóricos de la actividad y la comunicación están en el centro del
proceso educativo. Los resultados de las investigaciones filosóficas, psicológicas y de la
teoría de la comunicación han contribuido al desarrollo de la educación mediante la
utilización teórica y metodológica de estos conceptos.
El proceso educativo se efectúa por un conjunto de acciones que llevan a cabo sus
protagonistas: educadores y educandos, en un contexto social determinado, a lo largo
de sus ciclos vitales.
El proceso educativo lo ejecutan seres humanos: maestros, alumnos, la familia,
cumplimentando sus respectivos roles en su interactuación, y esta circunstancia le
imprime un sello peculiar que es el de lo humano, lo subjetivo, irrepetible, particular,
auténtico.
La educación no puede perder lo genuino y especifico de cada persona, porque
depende de ellas. La educación, sistémica y científica no cabe en un proceso
impersonal y tecnologizado. Lo hermoso de la educación, lo que la hace grande,
generosa, culta, artística, aún en el carácter científico que pueda tener, es su
carácter vivificante: vida y obra del que educa y del que es educado y todo acto de
esquematizar y despersonalizar la educación es un acto vil, brutalizador,
desconocedor de la esencia misma del hombre.
El proceso educativo es, además, de naturaleza social. La educación se formaliza a
través de instituciones especializadas: la escuela, los institutos, la universidad, y estos
centros representan la sociedad, sus aspiraciones, su cultura, su historia, sus
16
costumbres, sus conflictos, sus demandas. Pero la sociedad educa, además, a través
de factores no formalizados. Los medios masivos de comunicación: radio, t.v. la prensa;
los centros culturales: museos, salas de arte, bibliotecas; los centros de entretenimiento;
los grupos y asociaciones actúan con sus contenidos, con sus mensajes, su estilo,
sobre los miembros de la comunidad, formándolos positiva o negativamente.
Hoy día el proceso educativo trasciende los muros de los centros escolares y se este
consciente o no, las acciones y mentalidades de personas, grupos e instituciones
sociales (no escolarizadas) influyen sobre la población, formando parte del proceso de
educación.
En ocasiones estas acciones educativas no formales tienen más fuerza y están mejor
dotadas que los cursos sistematizados de la educación escolarizada. La calle, los
amigos, los programas de televisión, las películas, la moda, el hogar, son factores
sociales que forman parte esencial del tiempo de los niños, adolescentes y jóvenes.
Resulta a veces tan significativo para ellos que pasan a constituir su vida.
La escuela, muchas veces obligada por la familia, con acciones autoritarias y
desmotivantes y contenidos ajenos a la "vida" del individuo, aparece ante el alumno
como aquello de lo cual no se puede librar, lo que no necesita para vivir, lo que no le
resulta útil, ni le interesa.
A veces la escuela, el proceso de educación formal, el sistema obligatorio, básico, legal,
aparece en la vivencia de muchos niños latinoamericanos como algo desvinculado de la
vida. La escuela es una cosa, la vida es otra. En la vida aprende, juega, se divierte, se
relaciona con los demás, es el, tiene ideas propias; en la escuela sufre, imita, repite, se
enajena y entrega su ser a otros sin saber a quién, ni por qué, o para qué.
El proceso educativo es real, vital, es la acción, el interactuar de los que aprenden y
los que enseñan. El proceso es dinámico, movido por conflictos y sus enfrentamientos,
reveses y éxitos.
El concepto de educación como proceso, obliga al docente, al educador, a
entrar en el juego de la educación como sujeto activo y dinamizador; a ver al
alumno como ente que interactúa y a la sociedad como el entorno igualmente
activo, no frío ni estático como marco que de luz o sombra; sino como sistema de
factores económicos, políticos, sociales, culturales que se introducen en el
proceso y que revierten su reflejo sobre aquellos, en una interactuación flexible,
fresca y vital.
Visto así el proceso de educar: dinámico, complejo, vital está en el aula cada día, en
el campo de deportes de la escuela, en el museo, en el arroyo o a la salida del poblado,
en la casa de los compañeros del aula, en la celebración del día del educador. Es la
escuela insertada en el hogar y en la comunidad, son estos insertados en la escuela.
La educación es entonces un proceso real y subjetivo, particular y social, vital. El
maestro es formador de personalidades, y no sólo enseñante, porque entra en la vida de
sus alumnos. Los educandos son sujetos individuales, pero al tiempo son miembros de
una familia, de grupos de intereses afines, son seres que forman parte con otros niños y
con los maestros, de la vida.
17
La dimensión científica de la educación: La Didáctica
Paradigmas Educativos
La Escuela Tradicional
La Escuela Nueva
La Escuela Nueva tiene su origen entre fines del XIX y principios del XX como crítica a la
Escuela Tradicional, y gracias a profundos cambios socio-económicos y la aparición de
nuevas ideas filosóficas y psicológicas, tales como las corrientes empiristas, positivistas,
pragmatistas, que se concretan en las ciencias.
Esta concepción pedagógica, cuyo progenitor fue Dewey (1859-1952) en EUA, centra
el interés en el niño y en el desarrollo de sus capacidades; lo reconoce como sujeto
activo de la enseñanza y, por lo tanto, el alumno posee el papel principal en el
aprendizaje. El otro elemento que identifica esta tendencia pedagógica es que la
educación se considera como un proceso social y para asegurar su propio desarrollo. La
escuela prepara para que el niño viva en su sociedad, y ella misma se concibe como una
comunidad en miniatura, en la que se ¨aprende haciendo¨.
La pedagogía de Dewey se considera:
• genética: la educación como un desarrollo que va de dentro (poderes e instintos del
niño) hacia afuera;
• funcional: desarrolla los procesos mentales teniendo en cuenta la significación
biológica;
• de valor social: porque hay que preparar al individuo para ser útil a la sociedad.
La Tecnología Educativa
Referencias
Capítulo II
La Escuela Activa (Práctica) pone en su centro la actividad del alumno, como un proceso
interno, cognoscitivo, en función del desarrollo y la interacción con el medio.
En el giro que da este modelo a la concepciones anteriores, pone el énfasis no en el
para qué, ni en el qué sino en el cómo; es decir, cómo el alumno aprende, cómo
¨descubre¨ la realidad, cómo atender a sus problemas e intereses.
La peculiaridad de la Escuela Activa está dirigida al desarrollo de la personalidad del
alumno, sus necesidades, intereses, apoyada en las nuevas teorías psicológicas
cognitivas. En su absolutización, abandona el interés que pusieron otros modelos en la
adquisición de conocimientos disciplinares, los que en la Escuela Activa no tienen valor
en sí mismos, ni como medio para intervenir en la sociedad.
Este modelo didáctico cambia los roles del maestro y del alumno. Este último es el
protagonista principal, mientras que el poder del maestro descansa, no ya en los
contenidos, sino en el dominio de la técnica.
La Didáctica Crítica concede más importancia que otros modelos a los aportes
disciplinares, como soporte para la construcción del conocimiento y el análisis de los
problemas sociales; en ella la realidad social deviene medio de aprendizaje, como
contenido histórico - social (cultural) y como campo de acción y de formación.
31
El carácter conflictivo de los procesos sociales y del propio aprendizaje del alumno,
determina la dinámica de los procesos educativos, por lo que rechaza la idea de
objetivos predeterminados.
Una síntesis de los modelos curriculares analizados nos permite distinguir la existencia
de tres perspectivas distintas en el tratamiento de los objetivos: la tecnológica o
racionalista, la social y la psicológica.
La primera, la tecnológica, es una vieja preocupación racionalista, revitalizada
actualmente, que pone énfasis en el valor del contenido ciencia-cultura, con justificación
en sí mismo. Su modelo ¨pedagogía por objetivos¨ es, sin embargo, poco adecuado para
poder reflejar la estructura de los saberes porque el modelo del pensamiento, que
subyace en la disciplina, no puede reducirse a objetivos específicos, por lo que se ve
obligado a fragmentar el conocimiento para poner en función de operaciones, también
simplificadas, observables y susceptibles de medir.
La perspectiva social, de un enfoque sociológico, responde a las relaciones escuela-
sociedad, la forma en que ellas se establecen y la determinación de contenidos y
métodos que sumerjan al alumno en la problemática social.
Una rama de la perspectiva social, conservadora, ve en la escuela la continuidad de la
sociedad (presente también en la pedagogía por objetivos); y la perspectiva crítica
concibe la escuela como institución de cambio y reconstrucción social mediante la
intervención creadora del egresado escolar. Estas últimas son directrices difíciles de
plasmar en objetivos específicos, pues son incompatibles con la concepción cerrada de
los objetivos.
La perspectiva social abierta es contraria a la determinación, de antemano, de los
resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje y de la educación en general.
La perspectiva psicológica interpreta la educación como un recurso para el desarrollo
de los procesos cognoscitivos y de la personalidad del alumno y lo plasma en una
concepción procesual del curriculum, dirigido más al cómo, a la técnica para el desarrollo
intelectual, con lo que se esquematiza, al dejar al margen el contenido disciplinar y el
contexto social.
Por otro lado, la perspectiva psicológica ha dado aportes significativos en las
corrientes cognitivistas, humanistas y del aprendizaje social.
A modo de síntesis parcial digamos que el problema de los objetivos no puede ser
abordado desde una sola perspectiva, so pena de adoptar un posición metafísica. La
naturaleza multidireccional del proceso de enseñanza-aprendizaje, obliga a que este
importante componente del proceso: el objetivo, que se relaciona dialéctica e
integralmente con dicho proceso, sea tratado desde todos los ángulos que exige su
complejidad.
32
Fundamentos Teóricos de los Objetivos
Educar quiere decir alcanzar objetivos, pero esto sólo es posible cuando el maestro
prevé mentalmente los resultados del proceso educativo. Si al maestro le falta la
orientación hacia el futuro, hacia el destino del futuro adulto, hacia las exigencias de la
vida que el alumno tendrá que enfrentar hoy y mañana, entonces se mecaniza su trabajo
y se convierte este en una sucesión de lecciones. Por eso, el sentido profundo del
trabajo del maestro es la comprensión de las tendencias hacia el futuro. Ninguna otra
profesión necesita tanto de ideas precisas y objetivas, que le permitan proyectarse hacia
el futuro, como la del maestro.
Si se quiere saber si el maestro ha comprendido o no este trabajo dirigido al futuro,
pregúntesele sobre su idea acerca de la imagen del hombre y referente al ideal que lo
mueve y las direcciones en que orienta sus iniciativas en la escuela.
La imagen del hombre no es un ideal abstracto, ni ajeno a la vida, separado de
relaciones y necesidades específicas. Esta imagen es histórico-concreta y se determina
33
por la posición del hombre en la sociedad, por el papel que juega como constructor
consciente de su vida y de la vida social.
En este carácter dinámico, dirigido al desarrollo posterior del hombre y de la sociedad,
radica la importancia de la determinación del objetivo educacional.
Los objetivos como categoría pedagógica, significan los fines, aspiraciones y
propósitos a lograr en el proceso docente. Ellos encierran una intención, definida
y orientada a un fin, que influirá sobre todo el proceso en su conjunto, dándole un
carácter orgánico, de sistema, a la educación (Alvarez de Z., Rita M.,1993.)
En la conciencia de los educadores el objetivo se presenta como una representación
ideal del resultado supuesto (proyectado) de su trabajo. Esta representación podrá estar
atinada o desatinada, clara o confusa, pero nunca totalmente arbitraria, por cuanto está
siempre socialmente condicionada.
El trabajo práctico con los objetivos, si bien parte de la concepción teórica analizada,
tiene que pasar por los aspectos metodológicos para hallar su aplicabilidad en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Nuestra experiencia docente nos ha permitido integrar una serie de momentos
metodológicos para el ¨funcionamiento¨ didáctico de los objetivos. Esos momentos son
los siguientes: derivación, sistematización, determinación y formulación.
Derivación
Pérez Pérez: Fines o metas (fines del proceso de aprendizaje coincidentes con
valores científicos - culturales.
Objetivos Generales (período de escolaridad: ciclos cursos, áreas)
Objetivos Específicos (bloques de contenidos)
Objetivos Didácticos (unidades elementales de contenidos)
Nuestra propuesta, que sometemos a consideración, parte del criterio de que todos
los objetivos son didácticos, en tanto esta es una categoría de la ciencia didáctica que,
en todo caso, encuentra su concreción en los correspondientes niveles de organización
del proceso educativo, ya sea en el plano del diseño o en el plano de desarrollo del
propio proceso.
Fines:
las aspiraciones más generales, que contienen los valores, principios, e ideología
reconocidas por la comunidad social y se identifican en una concepción y política
educacional.
Objetivos Generales:
39
concreta los fines en términos de conductas generales: cognoscitivas,
procedimentales y actitudinales, que devienen aspiraciones a lo lograr en los
alumnos al terminar ciclos de aprendizajes, nivel de enseñanza, etc.
Objetivos Particulares:
precisiones de aspiraciones de comportamiento del alumno, que responden a
contenidos concretos de asignaturas o áreas de saberes de un nivel determinado.
Objetivos específicos:
aquellos que orientan los aprendizajes a lograr en el núcleo más concreto del
proceso de enseñanza-aprendizaje: el conjunto de clases de la unidad temática.
Es evidente que, por ejemplo, los elementos psicológicos intervienen con más fuerza
en los objetivos específicos, mientras que los socio históricos intervienen más en la
determinación de objetivos generales y fines de la educación.
• La derivación de los objetivos.
En el momento de decidir los objetivos de cualquier nivel hay que establecer los
nexos con los inmediatos superiores (integración - derivación).
• La taxonomía.
En la determinación de los objetivos deben quedar reflejadas las intenciones
instructivas y educativas del proceso.
Referencias
Capítulo III
Los contenidos de la
enseñanza-aprendizaje
Hay concepciones didácticas explícitas sobre el tema de los contenidos y otras que se
hallan implícitas en el que hacer docente y por lo tanto, más difíciles de hacer
conscientes, algunas de las cuales nos proponemos analizar.
En la Escuela Tradicional lo más importante es el contenido, representante de la
ciencia, que consiste en un repertorio de conocimientos aceptados acríticamente:
nociones y conceptos, imagen del positivismo, que representan un contenido acabado,
con una lógica única, que no es susceptible de modificación, ni interpretación.
El contenido en la Escuela Tradicional viene fijado desde el exterior, elaborado por
instancias técnico administrativas y llega establecido en un programa a cumplir, del cual
el maestro hace una sola lectura para el y para el alumno, mientras el proceso del
conocimiento queda reducido a su aprehensión.
La realidad para este paradigma es inmutable, estática, establecida, y el acercamiento
del alumno para hacerla suya es a través de una captación sensorial que implica una
46
actividad de apropiación (integración o adaptación); el objeto de conocimiento es una
fracción de esa realidad que se aborda para extraer de allí su esencia: en eso radica la
significatividad del conocimiento. (Pérez Suárez, E.C. 1988: 84)
El tomar los modelos culturales de las minorías sociales, que elevan su nivel por el
cúmulo de los conocimientos, la obsesión por la eficacia, el curriculum diseñado por
administradores sin vínculo con el contexto ni con el alumno, la concepción de la
inamovilidad de la sociedad y la desprofesionalización del profesor que es un aplicador
de curriculum, son algunas de las razones que ofrece Pérez Pérez (1994:71) para
explicar el énfasis culturalista de la Escuela Tradicional.
El modelo de la Escuela Práctica parte de los principios del movimiento progresista
que pone el interés en la vida y los problemas reales del alumno. El acento deja de estar
en los conocimientos disciplinarios tal como los conciben las ciencias y se sitúa en el
alumno.
El conocimiento es un medio para el desarrollo personal y no una finalidad en sí
mismo, como en la Escuela Tradicional, ni tampoco un medio para intervenir en la
sociedad.
Los avances que se han ido produciendo en las ciencias, que aportan nuevos
conocimientos y en ocasiones nuevas interpretaciones o enfoques epistemológicos, han
intervenido en la propia concepción didáctica de ¨contenido¨, a lo que se agrega el
notable volumen de información que ha hecho de la selección de conocimientos un
problema al que tiene que dar respuesta, en especial, la teoría de las didácticas
particulares.
Los aportes de la teoría psicológica, y en particular las del aprendizaje, han venido a
modificar, por otra parte, el concepto tradicional de contenidos de la enseñanza,
ampliándose a todo aquello que el alumno aprende, en una acepción de aprendizaje que
tiene que ver con el crecimiento integral de la personalidad; es decir, el conocimiento de
la ciencia sí, pero además el de la sociedad, la naturaleza y el del propio hombre y su
forma de pensar (metacognición, métodos del pensamiento), y comportamientos para la
intervención y enriquecimiento del propio conocimiento (métodos de investigación).
La Didáctica Crítica concede más importancia a las aportaciones disciplinarias como
soporte, tanto de la construcción de conocimientos como para el análisis de los
problemas sociales.
En esta concepción como observa J. Pagés, el contenido cumple con los siguientes
requisitos: las ideas no aparecen estáticas, se mueven a través de las contradicciones y
conflictos; los contenidos tienen relación con la experiencia personal y social de quienes
aprenden y no se legitiman únicamente a través de los criterios profesionales (1995: 10).
En la Didáctica Científico Crítica el contenido adquiere un lugar predominante. Se
enriquece y se diversifica. Deja de ser un contenido exclusivamente factual, como en el
primer modelo, o subordinado al interés del alumno que ha de descubrirlo, como en el
segundo. El conocimiento se problematiza y el alumno lo construye, en relación con la
cultura vivida, donde el aprendizaje es no sólo una dimensión individual, sino
fundamentalmente social.
El aprendizaje es concebido como un proceso de esclarecimiento, de elaboración de
verdades que se producen entre los hombres y lo individual, y que en sentido estricto
queda subordinado a lo social (aprendizaje grupal) donde la importancia o
47
significatividad de los aprendizajes tiene aquí un sentido social (Pérez Suárez, 1988:
85-86).
Definición de Contenido
Las definiciones de contenido nos remiten, en primera instancia, a la cultura como fuente
de su existencia.
El paradigma crítico aborda la fuente social con profundidad, estableciendo una relación
más intencionada entre el objeto de estudio: la sociedad y el sujeto alumno, con el
propósito de que el último desarrolle un pensamiento y actitudes integrales: crítico,
creativo, decisorio y solucionador de problemas.
La fuente sociológica pone al curriculum crítico frente al dilema individuo-sociedad, en
tanto se parte de la premisa de que el fin de la educación es el desarrollo del individuo
en la sociedad.
Esta situación plantea al proceso docente la importancia de conocer tanto al hombre
(el modelo o modelos de individuos, características, potencialidades), como a la
colectividad en que se inserta. Para la fuente sociológica del contenido se trata de
revelar todos los aspectos de la identidad y la universalidad, para formar un continuum
en el mundo interdependiente de hoy (Muñoz, E y J Pagés 1991: 122).
Para los autores antes mencionados, se trata de encontrar en lo social la fuente de
identificación como individuo, como pueblo, como nación, al tiempo que se reconoce la
realidad y las vías de la universalidad expresadas en la interdependencia; pero esta, a
su vez, como componente de la identidad. Para la Didáctica Crítica el mejor aporte de la
educación a la comunidad es proporcionar conocimientos fiables, analíticos, críticos, de
su realidad, a través de su lógica, y no de la imposición de objetos externos. (Muñoz y
Pagés 1991: 122)
El contexto social ofrece suficientes ámbitos para la reflexión en el plano educativo
que inciden en la selección y formación de valores.
Existen situaciones que conducen a una falta de identidad de los alumnos que se
pierden en el anonimato que da la masificación de la vida actual, la dispersión personal y
el aislamiento, todo lo cual conduce a una pérdida de la memoria colectiva, a un sentirse
sin identidad personal, ni social.
50
Lo anterior, unido a los problemas del mercado de trabajo que lleva a la frustración
e inseguridad y a desconfiar de la utilidad de la escuela, junto a la introducción de
valores extraños que se arraigan amparados en una infraestructura muy superior a la de
nuestros pueblos, destruye poco a poco, los más genuinos valores de nuestra cultura.
Utilizar la sociedad como fuente del contenido curricular es un reto, que exige
una formación científica y cultural del profesorado, quien debe ser capaz de ver
con ojo certero, discriminatorio, racional y afectivo lo genuino, necesario, útil,
constructivo y valioso.
Este punto de vista sociológico conduce a otra fuente del contenido si bien nacida de
lo social, pero que por su peso específico debe ser tratada en sí misma: la ciencia.
El papel esencial de la educación formal, que es poner al alumno en contacto con la
cultura, se realiza a través de los contenidos científicos de las diversas áreas del saber
humano que se seleccionan para instrumentar las disciplinas curriculares.
¨El objeto de la ciencia es un producto teórico, el resultado de hallar una explicación a
los hechos que en un momento determinado se presentan como contradictorios e
insuficientes y cuya explicación genera en los investigadores la elaboración de nuevas
rupturas con los conocimientos existentes¨ (Braustein, N.A. 1975: 258).
Así, la ciencia es el resultado de la actividad teórico-práctica del investigador. Pero
esa actividad es una construcción social, producto de la reflexión-acción de los hombres
hacia parte de la realidad, lo que deviene objeto de conocimiento.
La realidad social, y la educación forma parte de ella, en cierto sentido tiene una
existencia externa al investigador, pero por la praxis se convierte en una realidad
humanizada, en la que ¨las circunstancias cambian a los hombres y los hombres
cambian a las circunstancias en el proceso histórico-social¨ (Pérez Suárez, N.A. 1988:
122).
Interpretamos la ciencia como construcción, como proceso de ruptura de
explicaciones dadas y que requieren ser examinadas en búsqueda de nuevas
respuestas.
En esta concepción crítica de la ciencia, la construcción del conocimiento no es
privativa del investigador, sino que se trata de una nueva postura del profesional,
del educador, frente a su objeto de trabajo que es abordado con un sentido
cuestionado, crítico, de perfeccionamiento permanente a partir de la realidad, que
requiere reflexionar sobre ella, y llevar de nuevo a la práctica el producto de la
reflexión.
El contenido de la ciencia, no puede entenderse únicamente como el sistema de
conocimientos: teorías, conceptos, leyes, que reflejan el objeto y sus movimientos, sino
además como los procesos que sigue el hombre en su pensamiento y su acción para
asimilar la realidad como una totalidad concreta. Con esto reiteramos el criterio de que
entendemos la cultura y con ella la ciencia, como el conocimiento del objeto de estudio y
sus métodos de actividad: la experiencia de su aplicación, así como la actividad
creadora y de búsqueda, tendientes a solucionar problemas (Danilov, M.A. 1978: 50).
Partimos de considerar que la base de la educación formal está en la ciencia,
criterio que sostiene la concepción de la Didáctica Científico-Crítica que
proponemos. El contenido educativo debe descansar en los saberes
sistematizados y estructurados lógicamente por las ciencias, que contribuyen a
51
formar un pensamiento lógico y una cultura universal en el alumno, como base
para la comprensión del mundo de su época y de los contextos productivos en
que se desenvolverá, así como de las relaciones personales y sociales.
Estos elementos integradores de las ciencias y de la cultura, devienen contenidos
curriculares, en una selección que responde no sólo a la ciencia en sí misma, sino a un
sentido pedagógico, como veremos más adelante.
El contenido no sólo tiene los referentes cultural y científico; también lo tiene en el orden
psicológico.
¨El contenido pasa a través de la personalidad del alumno¨, (Alvarez, C. 1995) en
todos sus procesos cognitivos y volitivos.
Los contenidos se aprenden a través de la actuación íntegra del educando, de su
personalidad sistémica. El alumno, en el acto de aprender no puede sustraerse de
experimentar necesidades, intereses, motivaciones y sentimientos.
El aporte fundamental de la Psicología, como fuente del contenido, radica en el
conocimiento que ofrece del educando como sujeto del evento educativo, en especial del
proceso de aprendizaje.
Uno de los procesos cognitivos que posibilita la actuación consciente del hombre
como personalidad es el pensamiento, a través del cual penetra de forma profunda en el
objeto de conocimiento, dirigido a lo desconocido, a resolver nuevas tareas, a descubrir
lo que permanece oculto para él.
El modo de existencia racional de la conciencia humana suele llamarse pensamiento.
Pensar es construir el fragmento idealizado del objeto real. Es transformar la imagen del
objeto real en un objeto idealizado (pensado), en consonancia con los fines,
necesidades y motivos personales y sociales.
El pensamiento es un proceso psíquico indisolublemente relacionado con el lenguaje.
Se vale de expresiones sintéticas de los objetos para llegar a su esencialidad, como son
los conceptos, juicios, razonamientos.
El pensamiento como forma de reflejar los objetos de la realidad, es un fenómeno
histórico- social complejo y estudiado por diferentes ciencias, desde diferentes ángulos.
¨En la ciencia pedagógica el pensamiento general es considerado como una función
compleja de la conciencia que comprende la capacidad para analizar, sintetizar,
generalizar y realizar otros procesos mentales es decir, el reflejo de la realidad objetiva
en conceptos, juicios, teorías¨ (Rubinstein, S.L. 1959: 370-371).
Las teorías psicológicas de los procesos cognitivos han avanzado en la consideración
sobre la estructura y los tipos de pensamientos, tanto por sus características esenciales,
como por el campo científico en que se mueven.
Rubinstein (1959: 371) señala que ¨durante el estudio del contenido multiforme de las
diferentes ciencias, los escolares deben dominar un amplio sistema de operaciones
lógicas y en resumidas cuentas una forma más madura de pensamiento¨.
Hoy día, con el resultado de investigaciones psicológicas y de las ciencias
particulares (Historia, Matemáticas, etc.) se sabe que el pensamiento está
compuesto por un conjunto de habilidades metodológicas, constituidas en el
52
plano psicológico por el dominio de reglas de referencias y decisiones, que
permiten ejercer un pensamiento autónomo y crítico y requiere además de un
entramado conceptual (teorías) que facilita, de acuerdo a la perspectiva en que
uno se sitúe, ordenar, explicar, interpretar los hechos del área específica que se
estudia.
Siguiendo un paradigma crítico-constructivista la formación del pensamiento se realiza
mediante un aprendizaje significativo.
La enseñanza significativa, en palabras de Ausubel, se resume en un proceso en que
el alumno debe transformar el significado lógico en significado psicológico.
La verdadera alternativa al aprendizaje memorístico y repetitivo no es el
descubrimiento (Escuela Activa) por parte del alumno, sino el significado, o sea la
relación del contenido nuevo, de modo no arbitrario y sustancial, con lo que el alumno ya
sabe.
El proceso de formación del pensamiento parte de la realidad social: cultura, ciencia y
las ideas previas que posee el alumno, tanto académicas, como empíricas. El esquema
de Muñoz y Pagés (1991) sirve de base para expresarlo de la siguiente forma:
53
Desarrollo de la Personalidad
Taba - Hechos
(1974) - Principios
- Conceptos
- Sistemas de pensamiento
- Conocimientos científicos:
• Conocimientos propiamente dichos
Stenhouse • Habilidades :
(1984) de referencia (comunes o básicas)
específicas (de vocación o profesionales)
liberadoras (ocio)
Los conocimientos
Las habilidades
Habilidades de la comunicación:
• Verbal
• No Verbal
Este enfoque ofrece una visión sistémica de las habilidades, en las que se
interrelacionan las de carácter instructivo, cognitivas, con las propiamente profesionales.
En realidad así como se forman los conocimientos fácticos en su interrelación con las
conceptuales, también las habilidades se desarrollan en una compleja red de
interrelaciones, en la cual, además, se asimilan conocimientos gracias a la actividad
consciente de quién aprende, y desarrolla sus habilidades en el acto de aprender
conocimientos.
Para resumir este tópico, de la naturaleza del contenido, sólo deseo significar la
especificidad que se presenta en el contenido de la enseñanza-aprendizaje.
Por una parte se ha visto que el contenido tiene una naturaleza compleja y sistémica,
que se presenta como conocimientos, habilidades y actitudes en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Cada uno de estos elementos tiene sus particularidades que lo
caracterizan: los conocimientos son dependientes de las ciencias y las fuentes de
saberes; las habilidades son procedimientos que implican ejercitación para ser
dominadas; y las actitudes tienen una alta carga de afectividad.
Por otra parte, insistamos una vez más, que estos aspectos no se presentan
dicotomizados en el proceso docente, sino en una integralidad. Ellos dependen, en
primer lugar, de los conocimientos seleccionados, que en este sentido son materia prima
para la construcción total del aprendizaje y la formación integral del alumno. El
conocimiento, bien entendido que no es sólo el de la ciencia, apunta hacia las
habilidades a desarrollar y las actitudes a formar. Lo contrario es una formalidad que
deja vacío al proceso educativo.
61
Contenidos.
Organización lineal
64
La más tradicional de las perspectivas es la lineal, que organiza los contenidos en
atención a la propia lógica disciplinar de manera que la asignatura -el curriculum
escolar- es una copia, lo más fiel posible, de la ciencia que se estudia.
Este tipo de secuenciación tiene su esencia en la disciplinariedad.
Organización cíclica
Otra perspectiva, también utilizada desde hace mucho, es la llamada cíclica o en espiral.
Responde igualmente al criterio de disciplinariedad, en la que el ordenamiento de los
contenidos sigue la lógica de la ciencia, pero tiene la peculiaridad de que retoma los
contenidos cíclicamente, a otro nivel de complejidad.
Este modelo organizativo de los contenidos requiere de que se acompañe de
metodologías muy acertadas para garantizar que no se repitan exactamente los
contenidos tratados en el ciclo anterior. La práctica escolar en América Latina está llena
de experiencias negativas que utilizan este modelo secuencial de los contenidos, lo que
provoca en los estudiantes hastío e indiferencia por el contenido.
Una forma diferente de organizar los contenidos es por temas. Esta perspectiva tiene
una génesis epistemológica. Al parecer nuevos conocimientos en las ciencias, o nuevas
dimensiones en el análisis de sus teorías o metodologías, se ha dado por organizar el
curriculum a partir de temas. Por ejemplo, en las Ciencias Sociales han aparecido temas
sobre la medicina, la vida cotidiana, el medio ambiente, y tantos otros. Esta perspectiva
rompe la lógica tradicional de la ciencia, la que es sustituída por la secuenciación de
temas. Esta forma de organizar los contenidos se apoya en un principio de
interdisciplinariedad, que muchas veces está acompañado de la sobre estimación de la
actividad (activismo) del alumno en el estudio de temas, problemas aislados, en
detrimento del conocimiento científico.
En ocasiones se seleccionan temas pero en el contexto de la lógica disciplinar y, más
bien, refuerzan la estructura epistemológica del área de estudio, solución que considero
más adecuada a los efectos de la educación integral del alumno, sobre todo para los
niveles de escolaridad media y superior.
• Por módulo. La organización del contenido del plan de estudios por módulo responde
a los conceptos de globalización e interdisciplinariedad. En este modelo se rompen
las estructuras disciplinares y se organizan los contenidos a partir de temas y/o
problemas relacionados con la vida del escolar, con la comunidad, con situaciones
profesionales.
En la educación superior este modelo puede integrar las actividades del orden
científico, investigativo y de servicios o productivos, al enfrentar problemas concretos
de la comunidad que se relacionan con el quehacer profesional.
Para llevar a cabo estas actividades los estudiantes requieren del contenido teórico
de varias disciplinas, que deben aparecer interrelacionadamente en el tratamiento de
la práctica profesional, cuestión que al no hacerse puede provocar la pérdida del
carácter científico del tratamiento del problema y caer en posiciones empíricas. Esta
situación se da comúnmente en la formación de profesionales en América Latina, al
querer introducirse las actividades prácticas de la profesión desvinculadas de la
preparación teórica respectiva.
Referencias
Capítulo IV
La dinámica del proceso de
enseñanza-aprendizaje:
los métodos
Estas y tantas otras frases flotan en el ambiente cuando entre docentes se comienza
a hablar de los métodos de la enseñanza-aprendizaje y no debe parecernos demasiado
extraño si valoramos que este elemento didáctico ha ido ¨de lo sublime a lo ridículo¨ más
de una vez en las concepciones educativas.
En el tratamiento teórico del método se han implantado posiciones instrumentalistas
en que aquel se reduce a técnicas, instrumentos del proceso de enseñanza-aprendizaje
lo que sin dudas, conceptualmente, es objetable .
El aislamiento del método del resto del proceso docente - en el cual se hace un
tratamiento epistemológico inadecuado - ha desencadenado una gran producción de
procedimientos y técnicas de enseñanza, se ha creado el criterio de que las técnicas
poseen poderes mágicos y se ha condicionado una mentalidad docente que sólo va en
busca de las soluciones prácticas, eventuales, rápidas, atractivas y procedimentalistas.
Esta concepción tecnicista de los métodos conduce a la consideración de que la
enseñanza-aprendizaje se reduce al método y, por lo tanto, lo didáctico es el método. De
ahí se empiezan a generar criterios de que la Didáctica no es una disciplina científica, en
68
tanto es únicamente método; a pensar en la Didáctica como empiria, estrategia, e
incluso a denominar metodológía de la enseñanza a lo restrictivo a procedimientos y
técnicas.
La inclusión del pensamiento psicológico en la Didáctica, lo que sin dudas ha
contribuido al desarrollo de esta última disciplina, ha hecho aparecer ciertas
consideraciones limitadas que reducen el método al proceso cognoscitivo
exclusivamente, en una intervención aislada de los aspectos psicológicos en el proceso
educativo.
Frente a esto se encuentran posiciones que sacratizan la ciencia y la autoridad que
posee el maestro, quien asume el saber; de donde el método es el del maestro (al estilo
de la Escuela Tradicional), criterio que tristemente pervive y, a veces, con mucha fuerza.
Otra forma de sacratizar la ciencia es hacer descansar la concepción de método
educativo en el método de la ciencia que se enseña, argumento que conduce a que el
docente subestime la Didáctica y la excluya de su interés: ¨el que sabe matemáticas es
un buen profesor de matemáticas¨.
Algunas corrientes didácticas apoyadas en el estudio de los procesos cognoscitivos o
en la estructura de métodos generales, han construido órdenes (métodos) universales,
que suponen válidos para cualquier materia, imprimiendo al tratamiento de los métodos
de enseñanza esquemas rígidos, que han contribuido a su fracaso e invalidez.
Queda claro que con el método se está frente a un complicado problema de la teoría
y la práctica didáctica.
En este capítulo aspiramos a dilucidar la esencia del método y sus elementos
constitutivos y condicionantes, para con un mejor dominio conceptual aportemos vías
para la toma de decisiones del maestro, de cara al proceso educativo.
La epistemología del método requiere de estos elementos como vía para superar las
propuestas de corte instrumentalistas y alcanzar lo idiosincrásico y casuístico del alumno
y lo sociohistórico concreto de un genuino proceso educativo.
En las páginas anteriores hemos hablado del Método como la categoría del proceso
didáctico que expresa el ordenamiento, la memorización, el descubrimiento, la
manipulación, la facilitación, la estimulación, el control, el reforzamiento, la orientación, la
construcción, la significación.
Pero ¿cuál es la esencia de esta categoría, cuál es su función como componente
didáctico?
71
La dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje
El profesor es un agente social del proceso educativo; es el factor que vincula al alumno
con la materia, con la sociedad o con los demás alumnos. Pero el maestro prepara
aquellas condiciones para que el alumno aprenda por sí mismo, que no quiere decir que
el sólo descubra el contenido; el maestro puede y debe, en ocasiones, brindar el modelo
75
lógico de la materia, y llegado el momento, tiene que programar las acciones del
alumno para que transcurra por el proceso cognitivo autónomo.
Aprender es, en nuestro criterio, comunicarse, desplegar actitudes, pensar.
La relativa autonomía que posee el proceso educativo en relación con la
sociedad se expresa en los métodos de aprendizaje. El aprendizaje tiene que ser
socializador, no sólo individualizador.
El aprendizaje es un proceso histórico - social, en tanto se aprende el producto
de la cultura, en contacto con la sociedad, a través de la institución a la que se le
encarga socialmente la función de enseñar: la escuela, y a través del profesional
mediador de esta gestión: el maestro.
No participamos de la ideología educativa que hace depender el aprendizaje del
propio alumno, ni aún contando con la más alta y sofisticada tecnología. El maestro
sintetiza lo mejor de la cultura: historia - sociedad - ciencia y por una mediación
pedagógica facilita al alumno el aprendizaje seleccionando los más valiosos y útiles
contenidos, las actividades que lo llevarán más rápido y sin esfuerzos inútiles a su mayor
desarrollo y autonomía.
El maestro socializa el proceso y los métodos al poner al alumno en relación a las
variables sociales necesarias para su formación: objetos de conocimiento,
procedimientos culturales, laborales, profesionales, valores humanos, etc.
La socialización del proceso educativo supone para los métodos de enseñanza-
aprendizaje la interactuación, el interaprendizaje, es decir, el compartir el
conocimiento, la actividad, el proceso, los resultados, los afectos.
Que el alumno se ponga en contacto con los materiales, que actúe sobre ellos,
que razone, que piense, en una palabra: que aprenda, no quiere decir que en el
proceso educativo esté solo, aislado.
Las actividades y procedimientos del autoaprendizaje, necesarios como
dijimos, corren de la mano con el interaprendizaje. La acción de interaprender la
realiza el alumno con el maestro y, sobre todo, con los demás alumnos. La
filosofía es la de compartir e interactuar; la didáctica es la de construir en común
el conocimiento, formarse en grupos; la metodología es valerse de las
experiencias, conocimientos, capacidades y valores de los demás, y ofrecer los
suyos propios y, en ese intercambio, ganar todos.
La actividad comunicativa
La actividad comunicativa es inherente al ser humano (por ser este un ser social) y a la
educación, (por tener esta una naturaleza social). El proceso educativo puede
considerarse un proceso de comunicación: alumno-alumno, alumno-maestro, alumno-
sociedad, maestro-sociedad, maestro-sociedad-alumno.
La comunicación tiene su núcleo en el lenguaje. Este es el instrumento vital de la
comunicación humana. Uno de los aprendizajes básicos de la escuela es el lenguaje en
cualquier nivel de escolaridad.
La actividad del lenguaje ocurre interrelacionada con las otras actividades educativas
que he mencionado: las del pensamiento y las actitudinales, e intervienen en el
desarrollo de estas áreas de la personalidad, como también sucede en sentido contrario.
76
Pensamiento
Comunicación Actitudes
En la complejidad y riqueza del proceso educativo existen factores que actúan como
referentes del método, condicionándolo. Esos referentes son:
• los sujetos del proceso: alumno y docente,
• el modelo curricular,
• el contenido que se enseña,
• las condiciones espacio-temporales-materiales.
Criterio 1 2 3
Finalidad Logocentrismo Psicocentrismo Desarrolladora
Educativa (centrado en la (centrado en el de la
materia). alumno). integralidad del
alumno.
Relación Individualización Socialización Individualizació
individuo - . (Interaprendizaj n -
sociedad (Autoaprendizaj e) Socialización.
e).
Papel del Conducción
profesor Directividad. No directividad. orientadora
y flexible.
Participació Pasivo Activo Constructivo-
n del (Reproductivo (Productivo). Reflexivo-
alumno. ). Crítico.
Forma de Deductivo (D). Inductivo (I). Pensamiento
razonamient Analítico (A). Sintético (S). lógico-
o dialéctico,
general y
particular.
Característic Simbólico. Intuitivo. Significativo:
a del Especializado. Globalizado. conocimientos -
contenido. procedimientos
-
actitudes.
Las actividades esenciales del aprendizaje, según nuestro punto de vista, están dirigidos
a:
• La formación del pensamiento (dominio del contenido):
construcción de conocimientos
elaboración de procedimientos relativos a los métodos del conocimiento y del
pensamiento
• La utilización de fuentes de conocimientos y medios de información; procesamiento
de la información.
• El dominio de la comunicación.
• La formación de actitudes y valores.
Las actividades requieren ser estructuradas por los métodos, a través de su red
de procedimientos y técnicas. Sólo si se atiende a todas esas direcciones de la
actividad educativa, pueden hablarse de métodos de enseñanza. Es decir, el
método (porque responda a un paradigma de enseñanza y no a una idea
asistémica) regula, coordina, sistematiza, toda la actividad del proceso, dirigida al
desarrollo total de los alumnos: pensamiento, comunicación actitud, mediante la
utilización de fuentes y medios lo más variado posible.
La metodología del trabajo con problemas que propone Fernández Huerta (1979 :
IV:74) que aplica tanto a trabajos investigativos como a proyectos, es ilustrativo de este
tipo de método. Paso a reproducirla tal como nos la presenta Pérez P. (1994: 118).
83
Construcción de alternativas. 4
1. Se sitúa en las necesidades del alumno, se incardina en el curriculum y tiene que ver
con la innovación-investigación.
2. Deberá responder a las preguntas de qué, cuándo, cómo, dónde, con qué, para qué
resolver, etc.
3. ¿Qué y cómo lo sabremos a término, información, comportamiento, actitud, destreza?
. ¿Qué datos tenemos y qué datos deberemos poseer antes de decidir¿.
4. ¿Qué vías diferentes nos pueden llevar al resultado final?, ¿hemos agotado todas las
vías posibles?, ¿cabe ensayar otras distintas?.
5. ¿Qué recursos necesitamos para cada alternativa: personas, tiempo, dinero,
materiales , beneficios en cada una, obstáculos realizadores y modo de reducirlos?.
6. ¿Qué criterio de toma de decisiones tomaremos? ¿Reevaluar los resultados?
¿Acuerdo de prioridades?.
7. ¿Qué tácticas se van a emplear, qué grado de responsabilidad se le asigna a cada
uno, cuándo comenzar, es necesario la meticulosidad?.
8. Realización del problema. ¿Se han logrado los objetivos?. ¿Qué secuencias o pasos
han sido más útiles, se ha previsto la retroalimentación, hay que redefinir el
problema, se puede generalizar el método resolutivo, qué nuevos problemas se han
generado?.
Métodos de investigación
Método creativo
Los métodos creativos ponen al alumno en contacto con la realidad; se crea, no para
reproducir una información, una teoría o metodología, sino para aplicarla con
originalidad, buscar variantes, mejorar los resultados, o innovar, descubrir, inventar la
propia información o la metodología.
85
Método decisorio
Criticar no es oponerse de oficio, estar en contra, sino tener la mente abierta para
pensar que puede ser distinto y tener recursos para llegar a un juicio válido.
No es ocioso insistir en que todos los métodos analizados: problémico, investigativo,
creativo, decisorio, crítico; pasan por la actividad del pensamiento, de la comunicación y
por la del desarrollo actitudinal.
• Provoca una motivación afectiva, pués los alumnos advierten que los objetivos
están a su alcance.
• Se puede programar la cantidad de los ejercicios requeridos para cada alumno.
Método de Proyecto.
Plan Dalton.
Enseñanza por unidades.
Enseñanza Programada.
La Enseñanza por Unidades o Plan Morrison (H. C. Morrison) guarda relación con
los pasos formales de Herbart.
Las fases del Plan Morrison son:
• Exploración por parte del profesor de lo que los alumnos saben sobre la unidad y
los motiva.
• Presentación del tema mediante exposición del profesor cuya asimilación será
verificada.
• Asimilación del tema por los estudiantes a través de investigaciones y
experiencias, mientras el profesor provee de materiales y dirige el estudio.
• Organización de los contenidos estudiados por el alumno en un esfuerzo de
integración de lo asimilado.
• Recitación del tema por los alumnos, mientras reciben preguntas por sus
compañeros.
La Enseñanza Programada (B. F. Skinner) apropiada para el estudio de índole
intelectual se lleva a cabo mediante máquinas computadoras. Permite que el alumno
trabaje a su propio ritmo mediante programas que incluye la auto verificación de los
resultados obtenidos y su corrección.
La enseñanza programada es eficiente para el aprendizaje individual e instructivo de
las partes fundamentales de la disciplina, y no para la profundización y reflexión, ni
aspectos formativos de la personalidad .
Los métodos socializados pueden adoptar técnicas muy variadas, tales como:
• preparación de proyectos
• investigaciones
• discusión, asambleas
• panel, etc.
De la misma forma la exposición del profesor puede hacerse bajo las técnicas de:
• relato
• cronología
• biografía
• efemérides
• círculos concéntricos
• interrogatorio
• diálogo
• argumentación.
Todas ellas descansan en la exposición del profesor, pero tiene algunos elementos
distintivos (muchas veces determinadas por el tipo de conocimientos que tratan), que se
deben dominar, por las razones siguientes:
• hace más variada y atractiva la enseñanza
• deviene modelo procedimental al mostrar al alumno cómo se expresa un
determinado asunto en formas diferentes.
Para llegar a asimilar el conocimiento hay que dominar las formas del pensamiento. En
dependencia del tipo de material y del conocimiento específico se requieren técnicas del
desarrollo del pensamiento.
Algunas técnicas del desarrollo del pensamiento lógico son:
• Narración o relato: construcción de un argumento en su dinámica.
• Descripción: análisis detallado de elementos en estado estático.
92
• Caracterización: selección de rasgos esenciales del objeto.
• Explicación: nexos causales, espaciales, temporales.
• Comparación: semejanzas y diferencias.
• Demostración: prueba de la veracidad o no del planteamiento hipotético.
• Generalización: sistematización de los elementos esenciales comunes.
Técnicas de planeamiento
Decidir actividades a realizar
Calendariar actividades
Distribuir responsabilidades
Fijar consumo de tiempo o fecha de cumplimiento
Determinar recursos necesarios
Determinar criterios para controlar y evaluar
Desarrollar lo planificado:
entrevista
proyecto
investigación
visita
excursión
intercambio con los compañeros
consulta al profesor, etc
A modo de conclusión
95
El método estructura las actividades para el desarrollo de la personalidad
integral del alumno: su pensamiento, su capacidad de comunicarse e informarse y
el despliegue de sus actividades; todo lo cual se corresponde con el contenido.
Para ello se organiza el trabajo del alumno de forma individual o grupal, mediante
la utilización de determinadas fuentes y medios de información.
He aquí la riqueza y complejidad de los métodos educativos, en cuyo núcleo
hay que situar el carácter subjetivo de la actividad, desplegada por los sujetos del
proceso.
La dinámica del proceso de enseñanza aprendizaje tiene en su centro a los
métodos. La selección, orientación, flexibilidad, variedad, control y evaluación de
las actividades del alumno y el profesor exigen de este último un dominio que va
desde su preparación teórica, a la aplicación creativa y crítica y la permanente
retroalimentación.
Referencias
Capítulo V
La evaluación educativa
Volvamos una vez más a la práctica educativa; ahora para detenernos en lo referente a
la evaluación.
El haber participado durante años, en jornadas de calificación de exámenes, en
análisis de la evaluación de los alumnos, en juntas de profesores con el mismo fin, en
comisiones de evaluación curricular, en cursos de postgrado, en forum científicos, en
defensas de tesis, en reuniones de padres y otros eventos sobre la evaluación, me ha
brindado innumerables fuentes de criterios sobre la evaluación.
Una selección de las frases más recurrentes puede situarnos de plano en el tema que
nos ocupa:
• A mi nadie me saca el máximo, el 100 es para mí.
• Hizo bien el examen, pero como conversa mucho tengo que darle una lección.
• Tienen derecho a matricularse, aunque es seguro que no pasan de primer año.
• Piensen lo que ustedes quieran, pero en el examen se ajustan a mis criterios.
• Para el examen estudien por el cuestionario.
• Este es el grupo bueno, siempre sale con buenas notas.
• Ya tienen los objetivos, pueden prepararse para el examen.
• Ese profesor es un odioso, desaprueba a casi todos.
• Yo le copio las preguntas de clase, porque esas son las que pone en el
examen.
• Busquemos los cuestionarios de años anteriores.
• Yo solo voy a clases cuando el profesor consolida para los exámenes.
• Si no fuera obligatorio, no evaluaría.
• No me gustan las pruebas objetivas, pero no tengo tiempo para calificar
preguntas abiertas.
• Sólo me interesa sacar los exámenes para salir de la escuela.
• Este alumno es de ocho.
• ¿Cómo fulano salió bien, si copió de mí y yo desaprobé?
• Lo que me apena, es que mis padres sepan mis notas.
• A mi ningún compañero tiene que evaluarme.
• Yo no tengo que dar explicaciones de cómo califiqué.
• Yo prefiero los controles escritos, pues los orales me ponen nervioso.
• Esa escuela es buena, pués los alumnos alcanzan altas notas.
• Los alumnos no deben participar de los análisis de evaluación.
• Todavía no sé para qué estudié esa asignatura.
98
• Si es egresado de esa escuela, es bueno.
• No quiero recién graduados en mi empresa, pues no saben hacer nada.
• Saquen el libro para realizar una prueba.
• Pongan los libros debajo del pupitre, que vamos a comenzar la prueba.
• Te quedas estudiando el domingo, porque desaprobaste matemáticas.
• Mi hijo es excelente, siempre saca las mejores calificaciones.
• Terminé la carrera, pero tengo miedo de empezar a trabajar.
• No quisiera acordarme de los períodos de exámenes.
Muchos hemos sido testigos de frases como estas que nos invitan a la reflexión.
Lo primero que se destaca es, tal vez, que la evaluación no es privativa del ámbito
escolar. Opinan los alumnos y los docentes, pero también los padres de familia, los
profesionales en ejercicio, en fin la comunidad.
Se desprende de las frases anteriores que:
Los alumnos han mitificado la evaluación: por ellas cualifican a los profesores,
jerarquizan las asignaturas, y sólo perciben el proceso de aprendizaje en los factores
que lo remiten a la evaluación: objetivos a evaluar, contenidos a evaluar, consolidación
para la evaluación.
Centrado su aprendizaje en la evaluación, lejos de actuar como mecanismo de
motivación, desestimula; no ayuda a que el alumno gane confianza en sí mismo, y
desmoraliza cuando reciben humillación y los demás los juzgan, castigan y desvaloran
por los resultados obtenidos.
Muchas veces en la capacitación que despliego a profesores de varios países,
incluyendo los del nivel universitario, realizo un ejercicio de reflexión que consiste en una
retrospectiva de la vida profesional o estudiantil hasta develar los momentos más felices
(positivos) o los más conflictivos (negativos), relacionados con la enseñanza o el
aprendizaje.
Resulta muy deprimente constatar que en la mayoría de los casos los momentos
negativos están vinculados a la evaluación, en sus manifestaciones de castigo,
coacción, injusticia, humillación. El rol evaluativo del docente aparece asociado a los
momentos más difíciles de su labor; pero son muy estimulantes y se recuerdan con
verdadero efecto constructivo cuando la experiencia ha sido positiva.
Analicemos ahora, desde el punto de vista de los docentes, las frases listadas sobre
la evaluación:
Los profesores comprenden la evaluación de manera divergente: no le dan crédito o
la sobrestiman, creen en la evaluación ¨objetiva¨ o en la cualitativa, posiciones en las
que evidencian su adscripción a modelos pedagógicos diferentes.
También se expresa la actitud contradictoria de creer en un modelo evaluativo y
aplicar otro, debido a las condiciones organizativas, administrativas o legislativas que lo
someten; actitud que enajena al docente y lo hace ¨esclavo¨ de la evaluación y del
magisterio.
Se palpa en esas frases el abuso de poder, el autoritarismo que emana del acto
evaluativo, de cuyas manifestaciones la subjetividad es reina, para prejuiciar al alumno,
o al grupo; para imponer criterios, para ejercer coacción, intimidar, ofender, encasillar
clasificatoriamente a los alumnos.
99
Para esas posturas discriminatorias del docente, la evaluación tradicional resulta un
instrumento idóneo y de aquellas frases se desprende la consideración superficial,
estrecha y errónea de identificar la calificación con la evaluación, y esta con el examen
final.
Se observa, de forma generalizada, el concepto de evaluación de resultado, de
examen final y de calificación cuantitativa; mientras que ella no forma parte del proceso
de enseñar, o en este impera el espíritu amenazante del examen.
La prueba evalúa lo que no se ha enseñado y este sentido de la evaluación, como
bumerang, redunda en un estatismo en la educación.
El maestro se hace cómplice de dar a su asignatura y a su persona una imagen refleja
de la evaluación: ¨el es muy exigente y su asignatura es la más difícil, porque tiene
muchos desaprobados"; o ¨es muy buena gente, porque sus alumnos aprueban".
No se escapa la familia de este análisis.
Algunas de las frases anteriores han sido expresadas por padres de escolares,
quienes bajo la mística de la evaluación, y envueltos en el manto de la cultura
tradicional, utilizan la evaluación, y más específicamente las notas que se les otorgan a
sus hijos, como el factor que rige las relaciones padre-hijo: estímulos, premios, castigos,
y prácticamente es el único elemento que vincula a los padres con el centro escolar.
Algunas de las frases anotadas nos permiten adelantar el comentario de que la
evaluación educativa es también de dominio de la sociedad.
La comunidad suele tener una representación de los centros escolares de acuerdo
con las calificaciones de los exámenes y se basa en esos mismos criterios para hacer
reconocimiento de sus egresados.
Las características sociales y tradiciones culturales devienen condicionantes de los
paradigmas educativos. Así, la falta de cultura de la crítica y la autocrítica, la fuerza de la
competitividad y el individualismo son factores de la dimensión ideológica que
determinan la dificultad de utilizar evaluación cualitativa, participativa y formativa.
Son síntomas de la época en América Latina las corrientes de la educación básica y
obligatoria que conllevan la masificación de la población estudiantil. Pero la falta de
estructuración de la política educativa tiene sus reflejos también en la evaluación.
Así frente a ingresos masivos (no selectivos) para seguir la norma ¨democrática¨ los
centros educativos, en especial las universidades, optan en el primer año por ¨limpiar¨ la
matrícula, hacer una selección ¨subterránea¨, supuestamente académica, mediante la
evaluación. Los alumnos de los primeros años de las carreras, que ingresan sin la
suficiente preparación para el nivel universitario, y a quienes no se les capacita en lo
necesario, son excelente material para una temprana expulsión del centro por la vía
¨legal¨ de la evaluación.
Los receptores sociales de los egresados: los centros laborales, muchas veces los
rechazan expresando su desconfianza por la preparación profesional que ha santificado
el mecanismo de la evaluación. Esto pone en crisis la formación universitaria de dichas
instituciones revelando una dicotomía entre la evaluación-certificación de títulos y la
capacidad real para incorporar al graduado a la vida productiva profesional.
La evaluación educativa es factor de importancia social, institucional y personal, y
aunque es percibida con diferentes matices de acuerdo con el rol que se desempeñe,
tiene su impacto en la consideración intelectiva y afectiva de la comunidad escolar.
100
Haciendo una generalización podríamos decir que cada sujeto percibe la
evaluación de forma particular:
Los alumnos perciben la evaluación:
• Como una preocupación permanente, algo que pesa sobre ellos
irremediablemente.
• Como veredicto que concluye si es bueno o malo, si obtiene premio o castigo.
• Como agente que provoca sentimientos de miedo, o esperanza, inseguridad,
felicidad.
• Como algo externo a él, relativo al profesor o al centro escolar.
• Como algo que da las cualidades del profesor o de la asignatura.
¿Qué es evaluar?
Un recorrido por las innumerables definiciones que de la evaluación nos brindan los
didactas sería interminable y rebasa los propósitos de este capítulo. Pero sí es
interesante destacar algunos de los componentes que han ido dando carácter a la
categoría evaluación.
Para Hilda Taba ¨Evaluar es la clarificación de los aprendizajes que representan un
buen desempeño [ ... ] [ ... ] maneras de obtener evidencias de los cambios que se
producen en los estudiantes [... ] medios para sintetizar e interpretar esas evidencias [ ...
] empleo de la información obtenida con el objeto de mejorar el plan de estudio [... ]¨
(Morán 1987:209).
Para Taba es, a groso modo, la actividad que puede coadyuvar a vigilar y mejorar la
calidad de la práctica educativa.
Si para los conductistas evaluar es medir, para Díaz Barriga es como ¨un interjuego
entre una evaluación individual y una grupal¨. Es un proceso que permite reflexionar al
participante de un curso sobre su propio proceso de aprender, a la vez que permite
confrontar ese proceso con el proceso seguido por los demás miembros del grupo y la
manera como el grupo percibió su propio proceso (Díaz B., A. 1980 : 9).
Para Morán Oviedo la evaluación apunta a analizar el proceso de aprendizaje en su
totalidad, abarcando todos los factores que intervienen en su desarrollo para favorecerlo
u obstaculizarlo (Morán, O. P., 1987: 212).
110
Carlos M. Alvarez de Zayas distingue entre control y evaluación. El control dice es
una función de dirección permanente del proceso (...) y es parte del método (...)
mediante el cual se comprueba operativamente el grado de aproximación del estudiante
al objetivo planteado y sugiere tareas específicas para la solución de problemas (...) el
control se convierte en retroalimentación, es parte instructiva y educativa del proceso,
del método y está siempre presente en el mismo (Alvarez, C. M., 1995).
La evaluación siguiendo el criterio de Alvarez de Zayas, es como función de estado,
consustancial a un momento del proceso, a un estadío del mismo. La evaluación se
desarrolla en aquellos períodos en que el profesor entiende necesario la constatación,
para la etapa, del resultado alcanzado.
La evaluación es un control, pero que se desarrolla cuando se supone que el escolar
ya tuvo la posibilidad de producir el salto de calidad inherente al desarrollo de su
aprendizaje y que refleja el objetivo, por eso en el criterio de este autor es una categoría
de estado (...). La evaluación, sigue opinando Alvarez de Zayas, es inherente al tema, a
la asignatura y niveles superiores de organización del proceso. A nivel de clase, en la
mayoría de los casos, la evaluación deviene control.
El concepto de tema: como núcleo del proceso de enseñanza-aprendizaje, que se
identifica con un objetivo de transformación cualitativo del alumno, es el factor
determinante, para C. Alvarez de Z., para asociar con la evaluación. Es decir, se evalúa
aquellos objetivos, de la formación de habilidades y capacidades que requieren un
número sensible de horas - trabajo y que son propios de los temas. A nivel de clase el
alumno está en proceso de formar esas habilidades y no es dable, para este autor,
evaluar pues ¨no se ha producido aún en el alumno un salto cualitativo en el desarrollo¨
(Alvarez de Zayas, C.M., 1995).
Para Santos la evaluación es un proceso permanente de rigurosa reflexión sobre la
práctica; es un vaivén entre el alumno y el maestro destinado a comprenderla y
mejorarla (1992 : 10).
Pérez Pérez destaca que evaluar no es valorar, sino las consecuencias que se habrán
de derivar de esas medidas, es decisión (1994 : 151).
Finalidades de la evaluación
• Evaluar para que sirva como referente al mejoramiento del proceso educativo:
Para recoger información y obtener juicios de valor
Para alcanzar criterios científico - técnicos (pedagógicos), contextuales
(sociológicos), personales (psíquicos)
Para interpretar la actividad educativa, de suerte que optimice sus
perspectivas cualitativamente
Para que se pueda valorar todas las dimensiones del proceso educativo
Para que pueda servir de orientación a profesores y alumnos, y a
metodologías, estrategias, etc.
Para establecer nuevas finalidades de la educación: en productos y procesos
Para que se amplíe el alcance de la propia evaluación, a todos los elementos
que gravitan en torno al proceso: profesor, familia, curriculum, institución
escolar
Funciones de la evaluación
• Función de acreditación.
La función de acreditación de la evaluación es de carácter externo al proceso de
enseñanza-aprendizaje. Consiste en la certificación de los conocimientos para dar
respuesta a una necesidad institucional.
Los resultados alcanzados por el alumno, hayan sido por vía del análisis cualitativo, o
por vía cuantitativa sumativa, son requeridos como constancia social.
Independientemente de la motivación que pueden tener los alumnos por educarse, de
la satisfacción que puede provocar en adolescentes y jóvenes el acercamiento al
saber, la incorporación a la escuela también es una responsabilidad personal,
familiar y social, y se está en la obligación de dejar constancia del uso hecho del
tiempo y los recursos. Para ello se institucionaliza un sistema de acreditación que
en el plano técnico y moral debía responder lo más posible a los verdaderos
saberes del alumno.
En el plano administrativo la certificación acredita al alumno el paso de grado, de
ciclo, de nivel escolar; facilita la homologación de conocimientos y de títulos a
niveles locales, nacionales e internacionales, por lo que en este sentido la
evaluación desempeña una importante función.
También se acreditan los centros para cumplir con los requerimientos legales del
estado.
Lo objetable de la acreditación es la ideología negativa de base. La
identificación de la acreditación con la medición y con los resultados
cognitivos exclusivamente; considerarla el centro y única función de la
evaluación remite al modelo educativo tradicional, y en el mejor de los casos
al tecnológico y le da la espalda a todas las consideraciones que hemos
tenido en cuenta de una enseñanza integral.
Función de comprobación.
La evaluación tiene la función de comprobar el estado en que se halla el proceso
educativo: el aprendizaje del alumno, el grado de cumplimiento de las
finalidades propuestas, la efectividad de metodologías, el papel desempeñado
por las condiciones y recursos, etc. Esta función se logra a través de los
instrumentos que permiten obtener información.
La comprobación es amplia y compleja, como amplio y complejo es el proceso
educativo. En realidad hay que comprobar todas las dimensiones del proceso.
La función de comprobación está inmersa en el proceso, es la que mejor se
identifica con el carácter formativo y cualitativo. Ella se concreta en los
instrumentos evaluativos. Las demás funciones se apoyan en la de
comprobación.
Función comparativa.
No se trata de decir que la evaluación tiene que ser comparativa, en la que la
calificación de un alumno depende de la nota alcanzada por otro, o por un
grupo. Se trata de analizar que se evalúa ¨comparando¨, estableciendo relación
con ciertos criterios, a saber: los resultados se comparan con:
las exigencias: suficientes y necesarias, definidas en los objetivos
los criterios de los contenidos científicos
los criterios del nivel de entrada (previos) del alumno
Función de selección.
117
La función de selección de la evaluación es necesaria en la educación. Se
selecciona, a partir de la evaluación, contenidos a reforzar, medios de
enseñanza para apoyar el aprendizaje, alumnos para integrar equipos, trabajos
para ser exhibidos, estudiantes para que hagan una exposición de sus
conocimientos, o para que intervengan en una dramatización.
La selección puede servir para discriminar y, entonces, es negativa; pero se trata
de hacer ver al alumno que la evaluación sirve para tomar decisiones. Decide
el alumno: si sigue estudiando un tema o selecciona otro, si utiliza un libro u
otro, si hace grupo con estos compañeros o con otros. En todos los casos hay
selección.
Función de jerarquización.
La evaluación también va dejando definido los alumnos que tienen problemas con
ciertos conocimientos, o determinadas habilidades, los que no cumplen los
requisitos de asistencia, o puntualidad, o de presentación formal de los
trabajos, o tienen dificultades en la exposición oral. En ese sentido la
evaluación tiene la función de ir jerarquizando, es decir, de establecer
diferencias.
La jerarquización más evidente de la evaluación es la de marcar quiénes
¨aprueban¨: cumplen las exigencias suficientes y necesarias como para dar
satisfacción a las finalidades planteadas por todos, y quiénes ¨desaprueban¨
porque no las satisfacen.
Así como dijimos antes (en el capítulo referido a objetivos) que no hay docente, ni
educación, sin la proyección de futuro, trazarse objetivos y aspiraciones;
tampoco hay educación ni evaluación que no deje establecido quiénes se
desarrollaron en función de aquella proyección.
Otra cosa es hacer de esta función de la evaluación un uso discriminatorio y
humillante. En la jerarquización deben participar todos, alumnos y docentes: los
que desean volver a hacer el trabajo, los que quieren reunirse de nuevo a tratar
el tema. Son jerarquías que no significan que estos son los ¨buenos¨ y estos
son los ¨malos¨, pero son jerarquías.
Función de comunicación.
La evaluación no termina al conocer los resultados e interpretarlos.
Una función fundamental de la evaluación es la de comunicarse con los demás
sujetos del proceso. Se comunican los resultados del aprendizaje, las causas,
se intercambia la interpretación que le da cada quien.
La función comunicativa es una de las más educativas de la evaluación. Ella
permite la exposición de sus criterios: que el alumno escuche el del profesor,
que conozca el de los compañeros, que libere sus angustias y preocupaciones.
La función comunicativa es también instructiva cuando se vuelve sobre los
argumentos cognoscitivos: lo que se pudiera haber explicado y no se hizo; la
118
forma en que lo planteó otro alumno; la habilidad que ha logrado un
compañero.
La función comunicativa, bien llevada, contribuye a las buenas relaciones del
grupo, al conocerse mejor, a respetar a los demás, a no creerse mejor, ni peor
que los otros.
Función de orientación.
Interpretados los resultados, evaluado lo logrado y aún insuficiente, se toman
decisiones para retroalimentar el proceso. ¿Qué hacer?, ¿qué mantener?,
¿qué cambiar?, ¿qué dirección tomar?, ¿qué actitud tiene que asumir el
individuo y el grupo?.
La orientación es el momento de volver a empezar el proceso a un nivel
cualitativamente superior de la espiral.
Como se observa, las funciones de la evaluación son muchas y variadas, como complejo
y rico es el proceso educativo.
En el proceso de evaluación, durante la enseñanza-aprendizaje, el flujo de las funciones
produce contradicciones que sólo pueden ser resueltas en el propio proceso.
Servirse de la reflexión que deja el análisis de un trabajo realizado, hacer que los
alumnos opinen, limar las asperezas que pueden aparecer al evaluarse unos a
otros, convencer de los que deben repetir el trabajo, felicitar a los que han
obtenido resultados de más calidad, dejar exhibidos en el mural trabajos bien
realizados, son acciones derivadas de las funciones de la evaluación que sólo
pueden hacerse en la cotidianidad del proceso educativo. Nadie debería pensar en
días especiales, horas extras, citas en el gabinete del profesor, palabras en los
pasillos, para cumplir estas funciones; sólo caben y son idóneos mientras se
instruye y se educa, mientras se enseña y se aprende.
Evaluación cualitativa
120
La evaluación es cualitativa porque va dirigida a la ayuda óptima del proceso de
aprendizaje, procurando con su intervención elevar la calidad de un sistema que es
abierto. Esta concepción de evaluación se basa en la racionalidad de una metodología
en que la evaluación puede participar en el proceso, en su interrelación dialéctica con los
restantes componentes del proceso: objetivos, contenidos, métodos.
Evaluación
Evaluación investigativa
Evaluación inicial
Evaluación de resultados
Evaluación final
Cerrada o test.
• Por el grado de interpretación Abierta o ensayo.
de la respuesta.
Oral.
• Por el tipo de lenguaje que se Escrito.
utiliza. Gráfico.
Inicial.
• Por el momento en que se
Intermedia.
realiza.
Final.
Diagnóstico.
• Por la intención. Procesual.
125
De resultado.
Conceptual.
• Por el tipo de contenido. Procedimental.
Actitudinal.
Docente.
• Por quién es el evaluador. Alumno:
autoevaluación,
coevaluación.
En el capítulo de métodos introduje un criterio de clasificación de acuerdo al proceso
cognoscitivo del alumno:
• motivacional: de aproximación al tema
• búsqueda de información
• planeamiento del aprendizaje
• desarrollo del aprendizaje: procesamiento y sistematización
• aplicación - comunicación.
Plan de acciones.
• Planeamiento del Elaboración de proyecto.
aprendizaje.
• Planificación:
Delimitación de los objetivos y contenidos curriculares objeto de la
evaluación, consecuentes con el paradigma educativo.
Selección de las técnicas e instrumentos para recoger las evidencias de
los aprendizajes.
Determinación de los criterios para establecer el análisis de los datos.
Conseguir que el proceso evaluativo funcione como parte del proceso educativo del
alumno, es la máxima aspiración de un genuino profesional de la educación.
Para ello pueden tenerse en cuenta las siguientes consideraciones metodológicas
emanadas de nuestra experiencia docente educativa:
• Involucrar al alumno en el proyecto educativo, invitándolo a que plantee
expectativas, aspiraciones, metas.
• Procurar que el alumno conozca la realidad en que se va a producir el
aprendizaje como razón de contextualización y delimitación de sus
posibilidades y conocimiento de las fuentes de que puede valerse.
• Establecimiento del compromiso individual y grupal en el proceso.
• Despliegue del proceso de aprendizaje teniendo en cuenta la dirección de lo
previsto.
• Enseñar a identificar los posibles movimientos transformadores en el proceso y
los factores que intervienen como vía para poder reorientar, cambiar y trazar
nuevos rumbos.
• Enseñar que las cosas cambian, detectar cuándo necesitan cambiar y poder
cambiarlas.
• Controlar, regular el proceso en plazos continuos, intermedios, aplicando
instrumentos que permitan obtener información sobre la calidad de la marcha
del proceso: si se corresponde con los resultados que se preveían alcanzar
para ese momento y analizar las causas de éxito y fracaso.
• Enjuiciar valorativamente los resultados. Enseñar a sentir satisfacción por los
logros y motivaciones, por seguir luchando por otros, nuevos y mejores.
129
La Moral de la Evaluación
Referencias
Capítulo VI
Curriculum integral
y contextualizado
Tipos de Curriculum
La estructura curricular
La evaluación curricular
BIBLIOGRAFIA