Nietzsche

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Nietzsche fue un filósofo alemán del siglo XIX.

Consideró que el papel de la filosofía era superar el


racionalismo y el positivismo, que habían alejado al hombre de la vida individual y concreta, y le habían
conducido a sentir rencor hacia ella. Por ello, realizó una critica despiadada a la filosofía y a la cultura de su época
a través de sus escritos.

Su pensamiento fue asistemático, cambiante y muy crítico. Se divide en tres períodos: estético, ligado a la
cultura clásica; científico, en el que se acercó a los ilustrados franceses, y vitalista, donde aparecen los grandes
temas de su filosofía.

Nietzsche sostuvo que los griegos presocráticos utilizaban las representaciones artísticas para hacer la
vida soportable, recurriendo a dos modos contrapuestos: la actitud apolínea, que trataba de cubrir la realidad con
un velo estético, creando un mundo ideal de forma y belleza, que se expresaba en la mitología de los dioses del
Olimpo, en la literatura épica de las epopeyas homéricas y as artes plásticas. Y la actitud dionisíaca, que consistía
en afirmar y abrazar la vida con todo su dolor y sufrimiento, y se expresaba en la tragedia y en la música. La
tragedia, lejos de ocultar la vida, la manifestaba en todas sus dimensiones como fenómeno estético. Para
Nietzsche, la grandeza de la cultura griega presocrática radicaba en la fusión de los elementos dionisiacos, que
representaban la crueldad y la irracionalidad de la vida, con los apolíneos, que la recubrían de belleza.

Según este filosofo, es necesaria una crítica destructiva de la cultura occidental: empezando por la
metafísica, que afirma que el verdadero ser es inmóvil, mientras que Nietzsche propone el cambio necesario en
éste ser.

Por otro lado, Nietzsche hizo una crítica a la ciencia moderna, ya que según él, reduce la verdad a
ciencias cuantitativas. También sostiene que la moral de los esclavos y el cristianismo deben ser eliminados,
porque defienden a los débiles (malos),frente a los señores (buenos). Así, distingue dos morales opuestas e
irreconciliables:

Moral de los señores, la de los hombres superiores y poderosos que aman la vida. Éstos son creadores de
valores, porque deciden por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo a partir de la fecundidad de su energía y
de su vida. Es la moral que volverá con el superhombre, tras la muerte de Dios.

Moral de los esclavos: es la de los débiles y oprimidos, resentidos contra los señores y contra la vida. No
se atreven a decidir lo que es bueno o malo, si no que se aferran al intelecto, que supuestamente suministra
obligaciones universales e inmutables.

El filósofo alemán sostuvo que Dios debe ser suprimido por ser sólo un pretexto para justificar al ser
inmóvil, las verdades inmutables y la moral de esclavos. Dios es el símbolo de “otro mundo” irreal que se opone
a “este mundo”. Nietzsche propuso su muerte, que consideró una condición indispensable para eliminar las
ilusiones creadas por los débiles, que sustentan la idea de un único Dios.

Por otro lado, afirmó que la civilización occidental es nihilista, es decir, que defiende la ausencia o la
negación de toda creencia o principio, por ello supone la destrucción o aniquilación de algo, porque ya no cree en
Dios y no tiene nada que de sentido a la vida. Frente al nihilismo pesimista, hay otro optimista que mira al futuro
y al superhombre.

Finalmente, Nietzsche expone tres propuestas:

La voluntad del poder: es ese principio unificador, inmanente al mundo, que nos permite describirlo e
interpretarlo. Es el instinto principal y superior en el ser humano y a él ha de someterse la inteligencia. Es la
afirmación de la vida y el afán de superación del hombre.

El eterno retorno: es autoafirmación de la vida terrenal, innumerable repetición de todo. todas las cosas
volverán a existir como eran, en el mismo lugar y en el mismo tiempo. Así explica Nietzsche el anhelo de
eternidad que el ser humano encuentra en su interior. Es la autoafirmación de este mundo y de esta vida.

El superhombre es el ser humano postcristiano, que no cree en nada que esté por encima de él, que no
obedece a ninguna moral, ni se encuentra subordinado tampoco a ningún Estado. El hombre no es gregario, sino
que es libre e individualista. Tal estado del ser humano es espiritual. El superhombre sigue su propia moral o
“moral de los señores” porque prefiere los valores de la vida con todas sus consecuencias.

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