Síndrome Del Piramidal

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SÍNDROME DEL PIRAMIDAL

El síndrome del piramidal, consiste en una contractura o sobrecarga del músculo


piramidal. Normalmente, este músculo, tiende a contracturarse y puede provocar una
sintomatología muy similar a la de la ciática. Este síndrome también se suele llamar
“falso ciático” o genéricamente “ciatalgia”. Presenta la sintomatología de una
lumbociática, pero en este caso no es originada por una compresión del nervio ciático a
nivel de la columna vertebral y sacro.

Lo que realmente sucede en el síndrome piramidal es que por el espasmo y


engrosamiento muscular se comprime al nervio ciático. Esto provocará una serie de
síntomas irradiados hacia la pierna, característicos de la afectación de este nervio.

¿Cuál es el diagnóstico del síndrome del piramidal?

Por todo esto, debemos tener cuidado en el diagnóstico del síndrome piramidal, ya que
se puede caer en el error de pensar que todos los problemas a este nivel, con dolor hacia
la pierna, son una lumbociática.

Cuando es un problema muscular del piramidal, también provocará dolor hacia la pierna
en la parte posterior.

Esto es debido a la existencia de puntos gatillo, los cuales provocan un dolor referido en
un territorio. A veces este dolor referido simula el territorio de algún nervio, como el
recorrido del nervio ciático .

En concreto, en el caso del músculo piramidal da dolor referido en la parte posterior del
muslo , aunque esta vez, a diferencia del dolor ciático, sin bajar del hueco poplíteo. De
la misma forma, el espasmo del músculo piramidal puede activar a puntos gatillo de
musculatura adyacente, como los músculos glúteo medio y menor. Estos si dan un dolor
referido a todo el miembro inferior, hasta el tobillo, en el mismo territorio de la ciática.

¿Qué es lo que ocurre en el Síndrome del Piramidal?


La causa de este síndrome se debe a la contractura de músculo piramidal. Esto se
traduce en un engrosamiento de sus fibras musculares causando una presión y
atrapamiento del nervio ciático. Creando por tanto un cuadro clínico de dolor
característico del nervio ciático, con irradiación al miembro inferior en el recorrido del
mismo.

De la misma forma, no podemos olvidar la existencia de puntos gatillo en un músculo


espasmado, que aun en ausencia de compresión del nervio ciático, darán un dolor
referido en el mismo recorrido.

En concreto, en el caso del músculo piramidal lo da a la parte posterior del muslo,


aunque esta vez, a diferencia del dolor ciático, sin bajar del hueco poplíteo. De la misma
forma, el espasmo del músculo piramidal puede activar a puntos gatillos de musculatura
adyacente, como los músculos glúteo medio y menor, y estos si dan un dolor referido a
todo el miembro inferior, hasta el tobillo, en el mismo territorio de la ciática.

Causas del Síndrome Piramidal

- Mala praxis deportiva

No respetar tiempo de descanso, secuencialidad en la realización de la actividad física,


no realizar calentamientos o estiramientos, realizar actividades físicas de impacto en
suelos duros, etc.

Todo esto es lo que desencadena es que el piramidal esté sobre utilizado. Se agota y no
puede recuperarse, provocando una contractura dolorosa que genera los síntomas de este
síndrome.

- Escoliosis o dismetría anatómica de los miembros inferiores

Van a provocar que el músculo esté en tensión por la necesidad del cuerpo de encontrar
el equilibrio mediante la compensación.

- Disfunciones pélvicas o sacras

Que tengan como causa o consecuencia una afectación de la tensión muscular. El


piramidal es un músculo muy importante en la movilidad de los miembros inferiores,
en el control pélvico y crea un eje virtual para la movilidad sacroiliaca interviniendo
también en sus posibles disfunciones.

- Disfunciones en la esfera ginecológica/urinaria pueden afectar al piramidal

Esto es debido a las importantes conexiones anatómicas que hay entre todas estas
estructuras.

- Operaciones quirúrgicas en la región abdominal y la cadera

De forma frecuente provocan la formación de adherencias. Las adherencias alteran la


estructura y dinámica del tronco. El músculo piriforme se contraerá de manera anormal
para intentar mantener el equilibrio de todo el cuerpo.

Síntomas del Síndrome Piramidal

El síntoma característico es el dolor o fuerte molestia punzante en la zona de la nalga,


sensación de mordisco, que a veces se acompaña de un hormigueo o acorchamiento. A
veces puede aparecer como un latigazo, como quemazón o incluso como un dolor sordo.
Este dolor puede bajar por el miembro inferior con una amplitud distinta dependiendo
de:

 Si estamos ante un músculo piramidal espasmado, con puntos gatillo activos, da


un dolor desde la nalga hasta la cara posterior del muslo, sin sobrepasar la
rodilla.
 En el caso de que los puntos gatillos del piramidal activen los de la musculatura
adyacente, siendo más frecuente en el glúteo menor y medio, el dolor referido
puede bajar hasta el tobillo, recorriendo toda la cara posterior de la pierna.
 Por otro lado, si hay atrapamiento del nervio ciático por el músculo piramidal el
dolor pasa a todo el miembro inferior, siendo el recorrido del éste el mismo al
trayecto del nervio.

Otros síntomas son:

 Que estando sentados necesitemos cambiar frecuentemente de postura para


intentar aliviar el dolor.
 Dificultad para cruzar las piernas.
 El dolor aumenta al estar un tiempo sentados (sobre todo sobre una superficie
dura), de pie, durante la marcha, al levantarse desde la posición sentado y llevar
cargas.
 Existe una rotación externa del miembro inferior afectado en posición decúbito
supino y con frecuencia encontramos un acortamiento de dicha pierna.

Tratamiento del Síndrome Piramidal

El objetivo del tratamiento debe ser eliminar las causas que favorecen el espasmo
muscular. Hay que explicar al paciente cómo evitar su contractura en el desarrollo de
actividad física, en el trabajo, y en cualquier actividad que pensemos que puede ser la
causa de la sobrecarga del músculo piramidal, o bien, que perpetúe su espasmo.

Por otro lado, y fundamental en el tratamiento, es relajar el músculo piramidal. Para ello
debemos:

 Tratar la contractura muscular con técnicas no invasivas de presión de los puntos


gatillo miofasciales. Y en el caso de ser necesario, de forma invasiva
con punción seca.
 Masaje de descarga y con trazos neuromusculares en las bandas tensas
musculares.
 Revisar el resto de musculatura adyacente y de función agonista por un posible
espasmo de coactivación (glúteos, musculatura pelvitrocantérea, isquiotibiales).
 Estiramientos de forma pasiva, asistida y/o activa en consulta del músculo
piramidal y musculatura afectada.
 Enseñar ejercicios para casa de forma precisa, específica y pautada.
 Revisar las estructuras óseas donde se inserta el músculo. Ya que por afectación
de su movilidad y biomecánica pueden causar tensiones en el músculo. Por ello,
hay que revisar sacro, iliacos, fémur y de forma global todo el eje de postura del
paciente.

Hay ocasiones en las que personas con esta sintomatología se han operado de una
hernia, y tras la operación seguían teniendo los mismos síntomas. ¿Y eso como puede
ser? Esto se debe a que en muchas ocasiones tenemos hernian que no nos provocan
dolor, pero al hacernos la resonancia nos ven la hernia en L4-L5 y como los síntomas
son muy parecidos, puede confundirse.

Tendemos a pensar, que un dolor tan intenso no puede deberse a una contractura, como
nos dicen nuestros pacientes, «me duele tanto que debo tener algo roto». En cambio, al
ver que su dolor va desapareciendo después después de tratar su músculo piramidal, se
quedan asombrados.

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