La Fiesta Del Chivo M.V.L

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Trabajo Práctico n°1

Carrera: Profesorado de Historia

Curso: 4° año

Espacio curricular: Historia


Americana del Siglo XX

Profesora: Sánchez, Marina.

Alumno: Battilana, Enzo.

Ciclo lectivo: 2021

ISdFDyT N°28
Novela: “La Fiesta del Chivo” (2000)

Autor: Mario Vargas Llosa


Argumento:
La obra literaria se centra en 4 ejes temáticos primordiales:
-La Historia de Urania Cabral (protagonista de la obra) y el regreso a su país
de origen luego de 35 años.
-El ascenso de Trujillo al poder, la dualidad de su personalidad (en la vida
pública por un lado, y en su intimidad por otro), el análisis de los miembros
del régimen más allegados al “Generalísimo” y sus últimos días como
dictador (antes de su asesinato).
-La conspiración, el atentado y el tiranicidio contra el “Benefactor de la
Patria”.
-Las consecuencias (principalmente jurídicas, políticas y sociales) del
asesinato de Trujillo y las secuelas del Trujillismo en la sociedad
dominicana.
Vargas Llosa comienza la narración de la historia detallando algunas de las
razones que motivaron a Urania Cabral a regresar a su tierra natal, República
Dominicana, luego de 35 años. Desde el inicio de la novela, Miss Cabral (así la
llamaban en EEUU) expresa un amalgamiento de sentimientos, sobre todo rencor,
odio y cierta lastima por el estado de parálisis en el que se hallaba su padre, a
quien la vejez había castigado severamente con un derrame cerebral. En esta
primera historia, el literato comienza a desarrollar la narración en tiempo presente,
relatando las sensaciones y emociones que le provocaban a Urania estar
nuevamente en su tierra, de la cual se sentía ajena, transitar sus calles y su
indecisión para enfrentar cara a cara a su padre. Luego, el autor recurre al recurso
de la analepsis, que es básicamente la interrupción de la línea temporal de la
narración para explicar hechos del pasado, en este caso, la infancia y
adolescencia de Urania hasta su partida a Adrian (Míchigan, EEUU) en 1961,
lugar donde su vida cambia por completo de dirección. En EEUU, Urania consigue
triunfar en el ámbito académico, en la carrera de abogacía, desde sus primeros
estudios en Adrian hasta su graduación con honores en Harvard. Su éxito laboral
no resultó menor, de hecho llegó a ocupar un cargo como funcionaria del Banco
Mundial, puesto en que coincidió en reuniones con Henry Chirinos (una de los más
personajes más allegados al “Benefactor”), embajador del gobierno de Balaguer,
personaje que había sido acérrimamente trujillista, pero sin embargo, luego del
asesinato de Trujillo, como cualquier político corriente, prefirió adaptarse al nuevo
orden político que se estaba configurando en torno a Balaguer, con tal de
mantener su posición en el poder. El encuentro con su padre, Agustín “Cerebrito”
Cabral, terminó siendo una catarsis de Urania, debido a que el derrame cerebral
padecido por Agustín le había imposibilitado hablar. Aun así, Urania le dijo todo lo
que necesitaba decirle, le pregunto todo lo que anhelaba preguntarle, se mostró
indiferente con el (y con total razón), y pese al repudio que le generaba, terminó
por apiadarse y compadecerse de él en un determinado momento, cuando
comienza a darle la fruta que trajo la enfermera. Si hay algo que Urania le deja en
claro a su padre, es que, a pesar del arduo trabajo, había tenido tiempo para leer,
que había empleado parte de ese tiempo en analizar el régimen de Trujillo, y que
dicho análisis no se basaba únicamente en el tinte personalista del régimen y en la
especie de religión cívica (más por miedo que por carisma) en la que se había
transformado el espectro social del trujillismo, sino que había profundizado el tema
minuciosamente.
Posteriormente, ingresa a la habitación de cerebrito Lucinda, una de sus primas, y
se lleva una peculiar, inesperada, pero al fin y al cabo grata sorpresa. El
recibimiento de su prima Lucinda fue bastante cálido, quizá un poco sobrecargado
de preguntas y de habladuría (esto a Urania no le extrañaba, su prima siempre
hablaba excesivamente, desde niña padecía de verborragia). Pese a que habían
pasado 35 años desde la última vez que se vieron, ninguna de las dos guardaba
rencor, ambas sentían que tenían un montón de asuntos pendientes que hablar,
novedades por contarse. Diferente era el caso de su tía Adelina, quien le
recriminaba el hecho de haber abandonado a su padre durante 35 años, el
hombre que la crió y le dio todo su amor. Dicho planteo era comprensible dado
que momentáneamente no estaba al tanto de la terrible barbaridad que había
cometido Don Agustín, su sobrina no le había revelado que su padre le había
entregado la virginidad de su hija al Chivo para salvar su posición política. No fue
hasta el final de la obra que Urania decide contarles la verdad a su tía Adelina, a
sus primas Lucinda y Manolita y a su sobrina Marianita.
Dicho todo esto, en base a las características narrativas de este primer eje
temático, podría ser clasificado como una biografía de Urania Cabral (uno de los
pocos personajes ficticios de la obra).
El segundo eje temático se enfoca en la historia de Rafael Leónidas Trujillo
Molina. El autor consigue a través del relato, reflejar esa dualidad de la
personalidad del dictador, un tanto dicotómica si se compara su manera de ser y
su modo de proceder para con sus allegados y su familia, con su modo de actuar
en la vida pública y el despotismo con el que ejerce el régimen político. De esta
manera, Llosa consigue que el lector aprecie las distintas facetas y los diferentes
rasgos que constituyen la personalidad del tirano. Pese a que este eje temático se
centra en la figura del Chivo, el autor desarrolla en él, descripciones en torno a
algunos de los personajes más allegados al dictador, los cuales van adquiriendo
un papel más relevante en el desarrollo de la obra. Entre estos personajes
podemos destacar a los funcionarios del régimen por un lado (entre los principales
allegados del generalísimo: Henry Chirinos, Cerebrito Cabral, Johnny Abbes,
Manuel Alfonso, Joaquín Balaguer), y a los miembros de su familia (su esposa
María; sus hijos Ramfis, Angelita, Rhadamés; sus hermanos Héctor y Petán).
Estos dos círculos, de funcionarios por un lado y familiares por el otro, permiten
anticipar o conocer ciertos aspectos y conflictos del régimen, y por tanto,
constituyen la antesala del acceso al mundo privado del régimen trujillista.
Trujillo era un personaje sumamente complejo, lleno de conductas diversas y
hasta contradictorias. Mediante la novela, conocemos sus rutinas y también el
terrible autoritarismo que ejercía, la total normalidad con que ejercía el uso de la
coacción (tanto legitima, mediante las fuerzas armadas, como ilegitima mediante
el SIM, los caliés y los cepillos). Otro rasgo que se expresa claramente en la obra
era el gran afecto que Trujillo sentía por su madre Altagracia Julia Molina
Chevalier, la rigurosidad con que la visitaba, además de la manera en que la
veneraba. Ese amor y respeto para con su progenitora, junto con su principio ético
de poner a la familia por encima de cualquier otra cosa, contribuyen a humanizar y
sensibilizar hasta cierto punto la figura del tirano. Otro de los temas tratados en
este eje es la ambición de la familia Trujillo y las pocas convicciones políticas de
los sucesores del tirano, que habían provocado en el Generalísimo cierta
preocupación, sentía que no tenía a nadie en su familia que pueda corresponder
correctamente la sucesión del trujillismo en el poder.
Otro de los temas cruciales tratados en este eje es el conflicto entre la iglesia
(Obispo Reilly y Panal) y el régimen Trujillista, que de no ser por Balaguer (quien
salvó al Obispo Reilly de la ejecución ordenada por Pupo Román) hubiera
desembocado en una nueva ocupación norteamericana en República Dominicana.

Estos dos primeros ejes temáticos confluyen hasta desembocar en el crudo y


desagradable final de la obra, la violación de Urania por parte del Chivo, impotente
y avergonzado porque había perdido su masculinidad.
El tercer eje temático presenta en su estructura y en su contenido narrativo, desde
principio a fin, cierta predisposición a generar suspenso e intriga en el lector. Este
eje conforma el nudo (o desarrollo) de la novela, y por ende es totalmente propio
de su naturaleza literaria ese sentimiento de intriga que inspira su lectura. A lo
largo de su desarrollo, conoceremos la conspiración contra Trujillo con lujo de
detalles. Si bien en este eje se señala que son 7 las personas que idearon la
conspiración (a la cual se sumaron luego 4 integrantes más), el mismo se centra
principalmente en 4 de los conspiradores: Tony Imbert, Salvador Estrella Sadhalá,
Amado García y Antonio de la Maza. Otro de los aspectos que este eje esclarece,
es la participación de EEUU en el asesinato de Trujillo, a través de Henry
Dearborn, John Banfield y Bob Owen, quienes habían dado su apoyo formal a
Lorenzo Berry (encargado de la CIA en ciudad Trujillo) y le habían encargado que
suministrara armas, dinero y explosivos a los conspiradores. Amado fue quien
proporcionó la información sobre el viaje de Trujillo a San Cristóbal, el 30 de Mayo
de 1961, sin custodios, solo acompañado de su chofer Zacarías de la Cruz. El plan
consistía básicamente en matar al Chivo y mostrar el cadáver a Pupo Román (J.
R.R Fernández) que era el elegido para presidir una junta cívico-militar (encargada
de mantener la paz durante la transición a la democracia), la cual luego de 6
meses convocaría a elecciones.
En este eje, volvemos a encontrarnos con el mismo recurso narrativo que ha sido
una constante a lo largo de toda la novela, la analepsis, en este caso para
esclarecer los principales acontecimientos y circunstancias que motivaron al Turco
Sadhalá, Tony Imbert, Antonio de la Maza y Amado García (los protagonistas del
tiranicidio en la obra) a conspirar en contra del tirano y finalmente ejecutar el
asesinato. Desde el punto de vista organizativo, el plan estaba lleno de carencias,
de puntos débiles, como por ejemplo, no contar con la planificación de planes de
acción alternativos para enfrentar panoramas adversos o inesperados; además, la
ejecución del mismo fue pésima, los ajusticiadores cometieron muchas
equivocaciones, como haber omitido dos veces las señales a sus colegas de
acción para que procedan a seguir al generalísimo en primera instancia, para
luego bloquearle el paso; haber dejado a Pedro Livio Cedeño a la deriva y luego
trasladarlo a un hospital (en vez de a una clínica privada); haber abandonado el
cadáver del chivo en el auto y sobre todo, haber dejado con vida a Zacarías de la
Cruz, probablemente el peor error de todos.
Es en este eje donde se produce y desarrolla el momento crucial, el nudo de la
historia, la narración del asesinato de Trujillo desde la perspectiva de los
ajusticiadores. Este eje temático culmina con la persecución, la tortura y el
asesinato de los conspiradores (a manos del SIM y de las Fuerzas Armadas,
guiadas por Ramfis), de los cuales solo sobrevivieron dos: Tony Imbert y Luis
Amiama Tió, quienes luego fueron convocados por Balaguer, quien reconoció sus
servicios a la Patria.
Por último, en el cuarto eje temático el autor hará hincapié en el escenario
posterior al asesinato de Trujillo, la reacción de su familia, los recelos
(incentivados por Johnny Abbes) de Héctor y Petán (quienes se negaban a ser
enviados al exilio, hasta que el dinero arregló todo) para con el presidente, la
destacada actuación de Balaguer en la transición democrática, quien supo actuar
de forma muy inteligente en cada una de sus decisiones, y mediante sus
cualidades de estadista, su frialdad a la hora de actuar, logró salvar al país
dominicano del Big Stick (por entonces disfrazada bajo la política de la buena
vecindad del presidente Franklin Roosevelt, que revestía el Gran Garrote con
ciertas modificaciones, pero sustancialmente no modificaban su base).
El autor cierra la obra describiendo la desvergüenza con la que Cabral entrega a
su hija a Manuel Alfonso, quien la traslada a San Cristóbal (pasando previamente
por la ciudad colonial), a la casa de Caoba, y finalmente detalla de manera cruda y
precisa el desagradable acto de violación del Chivo, a quien en esta ocasión, su
virilidad le jugó una mala pasada. Aun así, Trujillo, humillado y avergonzado por su
impotencia, despoja a Urania de su niñez, de su país, de su familia y de la
posibilidad de amar a un hombre (cito textualmente a Urania cuando habla con sus
primas acerca del éxito que cada una tuvo en la vida… “Yo las envidio a ustedes,
mas bien. Sí, sí, ya sé, tienen problemas, apuros, decepciones. Pero, también,
una familia, una pareja, hijos, parientes, un país. Esas cosas llenan la vida. A mí,
papá y su Excelencia me volvieron un desierto”).

Personajes:

Rafael Leónidas Trujillo Molina: Este es uno de los dos personajes principales de
esta historia (junto a Urania Cabral). Fue apodado Benefactor, Generalísimo y
Jefe. Una figura sumamente compleja de describir. Dualidad es el término que
mejor se acopla a la descripción de su personalidad. Trujillo era déspota,
autoritario, arbitrario, hostil y cruel a la hora de ejercer el poder; en cambio, con su
familia parecía otra persona. Para Trujillo, el respeto hacia su familia y el cuidado
de la misma, estaba por encima de todo (motivo por el cual en numerosas
ocasiones salvó el pellejo de sus hijos, los cuales no paraban de avergonzarlo por
las cosas que hacían). Otro de los rasgos del dictador es la devoción que sentía
por su madre, a la cual veneraba como a una diosa. El culto a la personalidad es
otro de los aspectos que constituye su modo de ser; este es uno de los rasgos
más característicos de este personaje, tanto es así que se avergonzaba de su
color de piel (él no era blanco, su madre era Haitiana), motivo por el cual se
maquillaba.
El desenfreno sexual es otra de las facetas que componen la personalidad del
tirano, rasgo por el cual lo apodaron el Chivo. Paradójicamente, los últimos años
de su vida le habían arrebatado lo más preciado para él, su virilidad.
Una infancia llena de complejos, había sembrado en él, amor propio, orgullo y
convicción, pero también ambición, arrogancia y resentimiento desmedidos.

Ramfis Trujillo: El heredero del Benefactor, hijo mayor de Trujillo, quien lo


reconoció como tal aunque biológicamente era hijo de Rafael Dominici (esto fue
dado a luz por el escritor Jesús Galíndez). Trujillo era su salvavidas. Heredó de su
padre adoptivo todos sus vicios, su ambición, su elegancia, su apetito sexual y su
falta de escrúpulos, aunque por lo demás no se parecía en nada, no tenía
convicciones de ningún tipo, ni políticas, ni personales. De hecho su única
convicción era “tirarse” a las mujeres más bellas de Hollywood a cambio de
ostentosos obsequios y a las jóvenes de República Dominicana (cito textualmente:
“para las jóvenes dominicanas era un honor ser tiradas por Ramfis”…), en muchos
casos inocentes (como Rosalía Perdomo). Vengó a todos los ajusticiadores de su
padre, a excepción Tony Imbert y Luis Amiama Tió. Murió en un accidente
automovilístico en Madrid, en el año 1969, a los 40 años.

Rhadamés: Descrito por Vargas Llosa como un “brutito”, era uno de los secuaces
de Ramfis, a quien seguía a todos lados (siempre en estado de ebriedad desde
temprano). Se dedicó al Narcotráfico (no como vendedor, sino como dealer).

José “pechito” León Estévez: Marido de Angelita Trujillo. Era coronel. Dirigía la
Academia Militar Batalla de las Carreras (no por mérito propio, sino por ser el
yerno de Trujillo). Era otro de los secuaces de Ramfis (compañero de orgias y
abusos). Es descrito por Vargas Llosa como otro “pimpollo”. Estuvo junto a Ramfis
y a Rhadamés el día que abusaron de Rosalía Perdomo.

Porfirio Rubirosa: Diplomático, militar, jugador de polo y piloto automovilístico. Era


otro de los que preseleccionaba posible aspirantes a ser “tiradas” por el Chivo. En
el libro es descrito como un galán. Algunos rumores afirman que tuvo un romance
con Eva Duarte Perón.

Johnny Abbes: Desde joven, siempre había sido inteligente y versátil, pero de
mente retorcida. Disfrutaba del sufrimiento ajeno. Durante el régimen de Trujillo
fue Jefe del SIM, y por ende la cara visible del abuso de la autoridad del mismo.
Para expresar la idea en términos coloquiales, era la figura del régimen que se
“embarraba hasta el cuello”. Era un hombre realmente fuerte, muchos lo
consideraban el mejor peleador de Trujillo, lo que hace de este personaje todo un
gran púgil.
La violencia y la perversión de este individuo parecían no tener límites, violó todo
tipo de derechos humanos, torturando (a través de métodos como el
ablandamiento), matando (arrojando al mar los cadáveres) y ejerciendo una
tremenda arbitrariedad.

Henry Chirinos: Pese a su imagen deteriorada y poco cuidada, y su devoción por


el alcohol y la comida, que le había valido el apodo de “Constitucionalista Beodo”,
la mente de Chirinos era brillante. Si hay algo en lo que se destacaba era en el
habla y en la escritura. El Senador Chirinos a pesar de ser acérrimo trujillista,
demostró que era amigo del poder y no del régimen, conservando su posición
luego de la muerte de Trujillo y convirtiéndose luego en embajador. Por sus
características, tanto físicas como intelectuales, este personaje podría asociarse a
Enrique Chirinos Soto, un abogado, constitucionalista, periodista, escritor y
político, que fue Diputado y Senador de Perú (y que Vargas Llosa conoce muy
bien).

Urania Cabral: Protagonista principal y narradora de su pasado, de los sucesos


acontecidos durante la dictadura de Trujillo, y de la conexión entre su vida y el
régimen. Abogada recibida con honores en Harvard. Tiene una mente realmente
brillante. El traumático episodio al que fue sometida por Trujillo, con complicidad
de su padre y de Manuel Alfonso, la ha convertido en una persona fría, distante,
imposibilitada de formar una familia.
Un rasgo fundamental de este personaje es su valentía. Después del espantoso
suceso que vivió, ahogó sus penas en la lectura y en los conocimientos y tuvo una
exitosa carrera en EEUU. A pesar de lo sucedido, Urania decide volver a enfrentar
a su padre y resolver los asuntos pendientes, demostrando todo su coraje.

Salvador Estrella Sadhalá: Apodado el Turco. Era el mejor amigo de Tony Imbert.
Una persona bastante agradable, hombre de familia, ferviente devoto del
catolicismo. Las tremendas injusticias que se cometieron durante el régimen
indignaron a Salvador, este fue uno de los aspectos que lo motivaron formar parte
del tiranicidio. El otro está más vinculado a sus convicciones religiosas, no se
decidió a actuar hasta que monseñor Zanini no le mostró una cita de Santo Tomás
de Aquino, la cual dice “La eliminación física de la bestia es bien vista por dios si
con ella se libera al pueblo”.
En todo momento su principal preocupación era su familia. Luego de confesarse
en el convento de los dominicos se entregó al SIM, para finalmente ser asesinado
a los 42 años de edad en la Hacienda María. A pesar de ser persuadido para que
cometa el suicidio, el turco no acepta dejar de perder su Fe, y finalmente es
ejecutado por Ramfis.

Amado García Guerrero: Era miembro del Ejército, tenía el rango de coronel. Se
desempeñaba con eficacia. Era un acérrimo trujillista. Le tocó vivir en carne propia
la hostilidad del régimen, cuando fue forzado a desistir de casarse con Luisa, su
amada, y luego fue obligado a matar al hermano comunista de Luisa Gil (sin saber
que este era su hermano). Se había hecho gran amigo de los Sadhalá cuando
estos le brindaron hospedaje en su hogar, donde se enteró de la conspiración.
Estos 3 factores combinados fueron los que impulsaron a Amado a formar parte
del tiranicidio. Murió enfrentándose a los caliés (financiados por el SIM) afuera de
la casa de su tía.

Antonio de la Maza: Empresario y activista político. Fue el principal artífice e


ideólogo del golpe contra Trujillo, motivado principalmente por el deseo de vengar
a cualquier precio a su hermano Tavito, asesinado por el régimen. Fue el quien se
contactó con el encargado de la CIA en Ciudad Trujillo, Lorenzo Berry (quién le
suministró dinero, armas y explosivos). Murió enfrentándose al servicio de
inteligencia junto a Juan Tomás Díaz.
Antonio Imbert Barrera: Era buen amigo de Salvador Sadhalá, a quien sabía
cómo irritar burlándose de su convicción religiosa. Militar y político durante la
dictadura de Trujillo, se había hartado de la hostilidad y la inhumanidad del
régimen. Ya había formado parte de un golpe fallido, y por ende conocía la
dificultad que demandaba llevarlo a cabo. Acaba por convencerse de que la única
manera de desplazar al Chivo del poder es asesinándolo. Fue uno de los únicos
dos sobrevivientes entre los conspiradores, junto a Luis Amiama Tió. Fue
presidente de facto de la Republica Dominicana en 1965, luego del golpe al
presidente Bosch. Murió hace 5 años, a los 95 años de edad, a causa de una
neumonía.

Agustín “Cerebrito” Cabral: Por lo que el autor describe, Cerebrito amaba a su hija,
pero amaba más la zona de confort en la que se sentía sirviendo al Generalísimo.
Más que un funcionario del régimen, era un súbdito del Jefe. Había sido Senador
Nacional hasta que fue destituido por orden del Generalísimo, situación que le
impedía vivir con tranquilidad. Por sugerencia de la perversa mente de Manuel
Alfonso, Agustín decide entregar a su hijita de catorce años, Uranita Cabral, como
ofrenda al Benefactor, mostrando su gratitud para intentar recuperar su confianza.
La bajeza de este disparate destruye la imagen de este personaje, mostrando su
peor cara. Pese a saber de la objetividad que demanda el estudio de la historia,
para cerrar el análisis de este personaje voy a tomarme el atrevimiento de utilizar
un refrán, “A cada cerdo le llega su San Martín”, Agustín padecía el final de su
vida, acabado, imposibilitado de hablar por el derrame cerebral, muerto en vida.

Pupo Román: Siempre menospreciado por el Generalísimo. Dicha situación lo


hartó y terminó por decidirse a conspirar en su contra. Aunque al momento de
actuar se acobardó por completo y se desentendió de la estrategia prevista. Murió
luego de 4 meses y medio de ser sometido a constante tortura (a manos de
Ramfis).

María Martínez Alba: Nombrada como la prestante dama. Es descrita como un


personaje ambicioso. Deseaba ser escritora, por lo que el Chivo contrató a José
Almoina para que escriba por ella, para luego publicar los escritos con su autoría.

Algunos otros personajes como Manuel Alfonso (el encargado de conseguirle las
mujeres al Chivo), Benita Sepúlveda, Rosalía Perdomo, Manuelita, Marianita,
Lucinda, Adelina, los hermanos de Trujillo, Angelita, la familia de Salvador, la
madre del Benefactor y los otros conspiradores (Luis Amiama Tió, Livio Cedeño,
los Díaz Quezada, Huáscar Tejeda Pimentel), Henry Dearborn, el Obispo Reilly,
Monseñor Zanini, todos aquellos que brindaron hospedaje a los ajusticiadores
prófugos, entre otros, no son descriptos por el autor debido a su papel secundario.
Joaquín Balaguer: Dejé para el final la descripción de este personaje porque es el
que elegí. El motivo de la elección es su personalidad, su inteligencia, su
simpleza, su capacidad de mantener la calma en los momentos más adversos.
Pese a haber sido uno de los más leales servidores de Trujillo y su mano derecha,
acaba por traicionar a Trujillo (quién ya estaba muerto), difamando el régimen en
la ONU y tomando una serie de medidas como la liberación de presos políticos y
el envío al exilio de la familia del Benefactor, todo por un bien mayor, una
transición pacífica hacia la democracia y el bienestar del país.

Mensaje y aporte de la obra para entender las dictaduras


latinoamericanas:
El mensaje y aporte de esta obra para entender las dictaduras latinoamericanas se
centra en describir a través del personaje de Trujillo (analizado desde diferentes
perspectivas: la de Urania, la de los conspiradores, la de los gringos, la iglesia,
Balaguer, etc) algunos de los rasgos de su personalidad, y exhibir algunas de las
características comunes entre esta y las otras dictaduras latinoamericanas: Como
el caudillismo/personalismo/mesianismo (reflejado en “Dios y Trujillo, una
interpretación realista”, discurso escrito de Joaquín Balaguer), el despotismo, el
culto a la personalidad, la violación de derechos humanos (torturas y asesinatos),
la falta de tradición democrática, la fachada de legalidad (hay un “gobierno
constitucional”, claramente funcional al Generalísimo, por algo Balaguer es
llamado “presidente fantoche”), la tremenda represión social y el miedo que
inspiraba la mirada del tirano en las personas. Por otro lado, también se describen
las particularidades que caracterizan a Trujillo, haciendo del tirano un personaje
único (a diferencia de Pérez Jiménez, Batista, Rojas Pinilla o Perón, para sacar de
su país al Chivo la única forma era matarlo).
Por otra parte, la obra también refleja la realidad social de la época durante el
período trujillista, el miedo, el temor, el excesivo control de la ciudadanía por parte
del régimen (la vigilancia mediante el SIM) y el machismo instaurado como
realidad predominante, simbolizado principalmente en la figura del dictador,
realmente sádico y perverso, experto en cosificar a las mujeres. Las violaciones de
Rosalía Perdomo y de Urania representan la realidad de cientos de miles de
mujeres que pasaron por la misma situación durante este régimen (al igual que en
otras dictaduras latinoamericanas).
La novela describe hechos históricos como La Masacre del Perejil (1937), la
rebelión llevada a cabo por el movimiento 14 de Junio y las sanciones económicas
de la OEA luego del atentado fallido contra Betancourt. Además brinda un
panorama general sobre la situación del régimen a lo largo de los años, los
conflictos con la Iglesia, la presión estadounidense, la defensa de la soberanía
nacional por parte de Trujillo y los conflictos internos del régimen.
Otros hechos históricos fundamentales develados en la obra fueron la revolución
castrista, el envío de Perón al exilio y el cruel asesinato de las Mariposas Mirabal,
Patria, Minerva y María Teresa (activistas anti trujillistas, verdaderas heroínas de
la Nación Dominicana), que simboliza no solo un hecho histórico, sino también la
intolerancia a la disidencia por parte del régimen. Dedé Mirabal fue la única
sobreviviente, y si bien su participación en el activismo antitrujillista no fue
relevante en comparación con la de sus hermanas, las apoyaba en todo (incluso
guardaban las armas en su casa para utilizar en posibles sediciones o
levantamientos). Desde 1981 en Latinoamérica se conmemora el 25 de Noviembre
como día contra la violencia de género. En el año 1999, la ONU proclamó y
reivindicó el 25 de Noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer, en honor a las hermanas Mirabal (asesinadas por orden
del Chivo el 25 de Noviembre de 1960).
En síntesis, el escritor Vargas Llosa, logra representar con éxito los rasgos de la
dictadura mediante formidables descripciones y abordando la temática desde
múltiples perspectivas. Otra de los aspectos que la obra deja en claro a través del
personaje de Urania, es que el trujillismo como espectro social no murió con el
asesinato de Trujillo (de hecho llega hasta nuestros días, sigiloso y silencioso y
conservando su tinte nacionalista).
A modo de cierre, cabe señalar que el despotismo y la arbitrariedad de los
regímenes dictatoriales (lejos de ser un rasgo particular del trujillismo) han sido
una constante en América desde la emancipación de las metrópolis europeas.
Esto lo explicita el mismo autor en una entrevista mediante la siguiente frase: "Se
puede demostrar que los latinoamericanos, en estos 200 años de independencia,
hemos vivido más tiempo bajo la férula de estos personajes desdeñosos de las
instituciones y el constitucionalismo liberal, que administrados por presidentes
obedientes de las normas".

Valoración personal de la obra:


Esta obra es una verdadera joya de la literatura hispánica, su clara redacción, el
amalgamiento entre la historia ficticia de Urania y la realidad del régimen, su
exactitud histórica a la hora de describir algunos hechos puntuales (torturas como
el ablandamiento, persecuciones del SIM, los caliés y los cepillos, las sanciones
de la OEA, la presión estadounidense, etc.), sus semejanzas con la literatura
histórica, hacen de esta obra uno de los pilares de la literatura latinoamericana.
Otra de los aspectos llamativos de la novela es el realismo con el que el autor
describe la obra (la lectura de la obra nos revela el estudio minucioso que el autor
debe de haber realizado para describir con tanto lujo de detalles las características
del régimen).
La estructura diacrónica del relato, lejos de desorientar al lector, permite conjeturar
y predecir ciertos sucesos (muchos de ellos cruciales) de la obra. Las múltiples
perspectivas desde las que el autor realiza el abordaje de los temas, hacen de
esta historia una verdadera obra de arte.
Para sintetizar la idea, me gustaría hacer énfasis en el romanticismo narrativo
(salvando las distancias, algunas descripciones que me recordaron al “Facundo”
de Sarmiento) de la obra, que mediante descripciones muy precisas, le brindan al
lector la posibilidad de introducirse mejor en el contexto histórico y de analizar de
manera más competente la relación entre la obra y la historia real.
Vargas Llosa logra exhibir a la perfección los diferentes rasgos y facetas del
dictador, que pese a tener ciertas particularidades en su conducta (como su
lealtad familiar), entra en la categoría prototípica de muchos de los dictadores
clásicos latinoamericanos del siglo XX.
Lo que permitió la perpetuación de estos déspotas dictadores clásicos en el poder
fue la complicidad que habían establecido con la sociedad civil, que aceptó ser
sometida al paternalismo dictatorial en muchos casos por convicción, y en otros
por miedo o conveniencia.
Las dictaduras son una problemática que llega hasta nuestros días, y que se
diferencia sustancialmente de las dictaduras clásicas, porque se configuran en
torno a ideologías (a diferencia de las dictaduras clásicas, que no respondían a
ideología alguna, sino a los intereses estadounidenses).

Telenovela: Hugo León Ferrer; Jorge Sastoque Roa

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