María Cuadrado - III. Esclava de Tus Besos
María Cuadrado - III. Esclava de Tus Besos
María Cuadrado - III. Esclava de Tus Besos
SINOPSIS
La caja de pandora poco a poco comienza a abrirse,
el pasado reaparece y los secretos estallan, haciendo
que las personas menos indicadas sufran por ello.
Elizabeth, después de abandonarlo todo por amor y
que saliera mal, comienza sola una nueva vida en
Londres. En este tiempo, conoce nuevas personas, se
rencuentra con viejos amigos, y refuerza ese amor que
siente por Emma, aquella niña que le ha robado el
corazón y le da ganas de seguir adelante; pero no deben
confiar en todos, ya que muchos solo quieren destruirla.
El imperio que formó Damian con tanto esfuerzo, se
viene abajo lentamente, y sin quererlo se queda solo,
mientras en las tinieblas esa persona que quiere
destruirlo, sigue planeando su gran final.
Emma, una niña a la que la vida le ha jugado en
contra, está a punto de descubrir un gran secreto, uno,
que cambiará el rumbo de muchos, quitará algunas
máscaras y les abrirá los ojos a muchas personas, en
especial a Damian.
De la nada, sucesos inesperados los une en el mismo
lugar, haciendo que tengan que trabajar juntos para
poder salvar una vida, por la cual todos estarían
dispuestos a dar la suya.
Todo esto trae consigo una gran sorpresa, la más
inesperada de todas, pero a la vez, una que quizás,
podrá hacer que todo vuelva a la normalidad.
¿Sera que una luz tan diminuta, puede contra toda la
maldad que los rodea?
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Índice
Sinopsis Capítulo 20
Capítulo 1 Capítulo 21
Capítulo 2 Capítulo 22
Capítulo 3 Capítulo23
Capítulo 4 Capítulo 24
Capítulo 5 Capítulo 25
Capítulo 6 Capítulo 26
Capítulo 7 Capítulo 27
Capítulo 8 Capítulo 28
Capítulo 9 Capítulo 29
Capítulo 10 Capítulo 30
Capítulo 11 Capítulo 31
Capítulo 12 Capítulo 32
Capítulo 13 Capítulo 33
Capítulo 14 Capítulo 34
Capítulo 15 Capítulo 35
Capítulo 16 Capítulo 36
Capítulo 17 Capítulo 37
Capítulo 18 Capítulo 38
Capítulo 19 Sobre la autora.
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CAPÍTULO 1
3
Intensifico mi abrazo mientras mi corazón se estalla
por completo, la pongo de pie y la siento en su silla, me
arrodillo frente a ella y lloramos juntas, mientras no
dejo de abrazarla y decirle al oído las mejores cosas del
mundo.
Amo a esta niña con todas las fuerzas de mi corazón,
y por ella, acabo de tomar la decisión de no irme a
Colombia, después de esto que acaba de pasar, ella me
necesita un poco más aquí.
―No te dejaré, eso jamás lo haré, sólo me mudaré
mi niña, pero podrás irme a visitar cuando tú quieras,
seguiremos con las terapias y la otra semana iremos a la
carrera.
La niña me mira cada vez más triste, su carita
apachurrada me perturba, y yo trato de hacerla entender
que no la dejare como ella piensa, así que le digo:
―Eres mi jefa y trabajamos juntas, así que no me
separaré de ti, recuerda que soy tu mamá y las dos
siempre estaremos juntas, aunque vivamos en casa
diferentes, así que ya sabes, sigue practicando para que
muy pronto podamos correr por todas partes.
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Mientras siento que mi vida se acaba por completo me
separo de ella, debo salir de aquí o terminaré haciéndole
más daño, así que añado:
―Sabes que no puedo llevarte conmigo, pero cuando
seas mayor de edad, ya sabes que donde yo esté, hay un
lugar reservado para ti.
―Te quiero ―dice, pegándose nuevamente en mis
brazos con fuerza. ―Gracias mamita, te voy a extrañar
muchísimo.
―Te quiero más mi niña y te extrañaré el doble.
Inés se acerca a nosotras emocionada por lo sucedido y
besa a la niña, mientras yo me coloco de pie.
―¿Te volveré a ver? Prométeme que sí ―insiste la
niña preocupada.
―Me volverás a ver, si me prometes que seguirás con
las terapias.
―Prometido ―me responde y cerrando la mano alza su
dedo meñique, mientras los unimos y decimos al mismo
tiempo: ―Pinky Promise.
Las dos sonreímos con tristeza y le doy un beso de
despedida mientras trato de contener mis lágrimas,
entonces volteo a ver a Inés y esta me abraza.
―No llores, por favor ―le digo.
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―La extrañaremos señorita.
―Y yo a ustedes, pero quiero pedirte algo muy
importante.
En estos momentos lo único que importa es que la
niña no quede desprotegida, ya se han descarado y aquí
solo hay alimañas.
―Dígame, lo que quiera.
― Quiero que ayudes a Emma ahora que no estoy y
las defiendas de Cruella.
―Lo prometo, lo prometo ―me dice, mientras la
abrazo de nuevo y ella añade: ―Le empacaré todas sus
cosas y yo misma se las llevaré a donde me pida.
―Gracias Inés, de verdad gracias por todo.
En ese momento Damián, que está a un lado de la
sala presenciándolo todo, se acerca y veo que corren
lágrimas por sus mejillas mientras mira Emma.
¡Oh! El idiota tiene sentimientos.
―No te me acerques ―le dice la niña, cuando este
se agacha a un lado de su silla. ―Ya no eres mi papá,
¡ya no te quiero!
Sus ojos se abren asombrados y siento cuanto le han
dolido sus palabras, pero en estos momentos no se
merece menos.
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―¿Ves lo que provocas? Afectas a la niña y haces que
diga tarugadas ―grita Casandra acercándose, y sin más
suelta: ―Y tú mocosa paralitica, discúlpate con tu padre,
¡ahora!
―Casandra, ¿qué es esa manera que tratar a mi hija?
―grita por fin Damián saliendo a su defensa.
Al escucharlo, no puedo creer tal cinismo e
inconsciente suelto una carcajada, de inmediato todos me
miran.
―¿Ahora si es tu hija? ¿Ahora si insultas a esa al ver
cómo le habla? Me acabo de dar cuenta que Emma
siempre tuvo razón respecto a ella.
Damián se queda callado y no me responde, lo que hace
que me llene de valor y no me quede callada.
―Ha tratado a tu hija y a todos en esta casa como una
mierda, y tú aun no abres los ojos, aún crees más en ella
que en mí. Que patético eres Damián, que patético.
Este me mira a los ojos y su expresión más que tristeza
es de desolación y dolor.
Que le den y que se joda, no se merece nada más.
―El cariño se gana y se construye cada día que pasa, y
si hoy Emma te dice todo eso, es porque te lo has ganado,
pero sabes algo ―continúo diciendo con toda la fuerza y
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seguridad del mundo. ―Es muy fácil dejar de quererte,
es tan sencillo odiarte y despreciarte, que eso es lo
único que logras obtener de todas las personas que te
quieren.
Volteándome hacia donde Casandra y con ganas de
hacerle de todo y no precisamente algo bueno le digo:
―Tú eres peor que satán, sólo estas aquí para
destruir a esta familia y te está funcionando, yo me
largo de aquí, no soy parte de todo este circo.
Esta suelta una risa irónica que me golpea el hígado,
lo que hace que me acerque más a ella; cuando estoy
casi encima añado:
―Sólo quiero que no le toques un pelo a Emma, o te
juro por lo más sagrado que tengo en la vida que es mi
abuela, que no vivirás para contarlo
prostiputianorexicavividora.
Sin importarme nada lo que piensen los que están
aquí, le suelto un puñetazo que la hace caer la piso. Me
la debía, me la debía por Emma, por mí y por todo lo
que ha hecho y no me he enterado.
Al ver lo que sucede Damián me mira horrorizado
mientras me acerco él y le digo:
―Eres el ser más miserable de la tierra.
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Al empuñar la mano con fuerza me duele por el golpee
que le di a Casandra, pero al verme la hinchazón me doy
cuenta de algo, así que con más rabia que nunca me quito
su anillo y lo meto en el bolsillo de la chaqueta, mientras
añado:
―Bótalo, no vaya a ser que otra, tenga tan mala suerte
de llevarlo y casarse con un hombre como tú, que no ve
más allá de sus narices, adiós Damian, y espero jamás
tener que volver a toparme contigo.
Antes de salir de esa casa me acerco de nuevo a Emma
y le digo:
―No llores hija mía, sabes que nosotras estaremos
juntas siempre. ―La niña asiente y yo seco sus lágrimas
mientras me la como a besos. ―Eres mi luchadora
favorita, y ya verás cómo cuando seas grande, te enseñaré
a conducir un súper auto para que nos vayamos de carrera.
La niña sonríe con tristeza al ver la cara de horror del
idiota que tiene por padre, que a mí en estos momentos me
importa tres cuernos, así que, centrándome solo en ella, le
doy otro beso de despedida y camino hacia la puerta.
―No te vayas por favor, no.
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Escucho a Emma gritar tras de mí, pero no me
devuelvo, si lo hago ya no tendré fuerzas para irme, así
que con lágrimas en los ojos camino más rápido.
―Mamita no me dejes.
Es lo último que es escucho cuando salgo de la casa
tirando la puerta tras de mí.
¡Acabo de salir del infierno!
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CAPÍTULO 2
11
Mientras damos vueltas por todo Londres, las
lágrimas inundan mi cara, primero roban mi tienda y no
puedo recuperar nada, más tarde casi me matan y ahora,
después de tantos esfuerzos, me alejo de mi familia por
el hombre que amo. ―Suspiro. ―Un hombre que
desde que está conmigo ha puesto mi mundo patas
arriba, un hombre que desde que lo conozco todo va de
mal en peor, no quiero volver a estar con él, no quiero
tenerlo cerca.
Le pido a Sergio que pare y me deje por donde sea
que vayamos, entre más me aleje de todo lo que me
relaciona a él será mejor.
―¿Está segura de que se quiere quedar aquí? ―dice
preocupado.
―Sí Sergio, aquí está bien.
―No estoy seguro de que el señor este de acuerdo.
En ese momento lo que piense o crea su señor, me
vale en lo más profundo ―pienso decepcionada.
―El señor ya no es de mi incumbencia ni yo de él,
así que entre menos sepa de mí, mejor.
―Pero, señorita.
―No interfieras Sergio, por favor.
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Le cuento a este los avances de Emma y le ruego que la
proteja y la cuide, después de hablar varios segundos al
respecto, me bajo del coche y sin más camino
perdiéndome entre la gente, a la espera de que Sergio
arranque y se vaya.
Tiempo después me siento en una parada de autobuses
que encuentro cerca y sin pesarlo, me subo y paseo por
toda la ciudad sin rumbo fijo, necesito tiempo a solas para
reflexionar y pensar que haré de ahora en adelante con mi
vida, aunque eso sí, a Emma no la dejaré sola nunca, esa
niña se ha convertido en mi familia, y yo nunca abandono
a mi familia en un mal momento. Miro por la ventana
observando todo lo que el hermoso Londres tiene para
mostrarme, y sin más me elevo por un rato.
Sigo mirando por la ventana mientras pienso que hacer,
y lo único que se me ocurre, es dentro de un rato irme al
local y quedarme ahí esta noche, mientras pienso en algo
mejor.
Cuando ya se hace de noche, me bajo del autobús y
camino por las oscuras calles de Londres, pero cuando mi
estómago ruje y voy a ir por algo de comer, me doy cuenta
de que olvidé mi móvil y mi cartera cuando salí, y con lo
que llevo encima no me servirá para mucho. Miro a mi
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alrededor para ver si me ubico, pero me doy cuenta que
no sé dónde rayos estoy.
¡Esto no podría ponerse peor!
Camino sin rumbo alguno por todas partes, y cuando
mis pies no dan más, miro mi reloj y son las 11:40 de la
noche, llego a un parque y me siento en una de las
bancas, el cansancio puede conmigo y me siento
destrozada de todas las formas. Cierro los ojos y ruego
a mis adentros para qué amanezca rápido, mañana será
un nuevo día y espero que todo cambie; me acomodo
bien en la banca del parque y me preparo para dormir,
no sé dónde estoy y tampoco recuerdo como llegar a la
tienda desde aquí.
La noche está muy fría y el viento azota muy fuerte,
acostada en la banca abro los ojos y miro al cielo, en
ese momento un destello de luz me deja casi ciega y las
gotas comienzan a caer.
¡Mierda!
En definitivo hoy no es mi día.
La lluvia comienza a caer en cuestión de segundos,
yo corro y me meto debajo de un árbol, todo está
oscuro y por la hora los lugares por donde estoy están
cerrados.
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¡Ay Dios!
¿Qué hago?
Tengo la mejor suerte del mundo ―pienso con ironía.
Camino por las calles a la espera de encontrar algo
abierto para llamar a Thalía, pero al recordar que olvidé
mi celular y sólo me sé el número de Damián, miro al
cielo con la esperanza de que un rayo caiga y me parta en
dos.
Es lo único que me falta.
Primero muerta que llamar a Damián.
Me tiro en un andén a llorar desconsolada.
¿Cómo es posible que cuando más feliz soy me pasa
esto?
¿Por qué la vida se ensaña conmigo?
¿Por qué?
―¡Dios! ¿Dime que hecho mal? ―grito desesperada.
La imagen de Damián pasa por mi cabeza y mis
lágrimas se intensifican. ¿Cómo puede ese idiota tratarme
así? ¿Cómo? Cuando lo era todo para mí.
Las horas pasan y por fin deja de llover, como no puedo
dormir, vago por las oscuras calles de Londres un poco
asustada por la desolación, mientras pienso que hacer y
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camino preocupada, de pronto un coche se acerca y sin
importarme nada me paro frente a él para que se detenga.
Me ayuda o me mata, pero de aquí no me quito
―pienso, al ver que vienen a toda velocidad.
―Por favor, me puede dar un aventón ―le digo al
vidrio oscuro sin saber quién conduce.
Nadie responde y será cuestión de tiempo para que
arranque y se vaya, pero para mi sorpresa, segundos
después la puerta se abre y ante mí se encuentra Adam,
mi ex.
―¿Elizabeth Torres Rodríguez, tú aquí? ―pregunta
sorprendido.
―No Adam, soy un fantasma que viene a recordarte
lo poco hombre que fuiste con ella ―le digo, y
mirándolo con amargura me volteo y sigo mi camino.
Lo que me faltaba, otro idiota, otro; definitivamente
nada bueno me prepara el destino.
¡Nada!
―Eliza, Eliza ven que te enfermarás, yo te acercaré
a donde me pidas. Es lo menos que puedo hacer
―grita.
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―Sí, es lo menos que puedes hacer ―digo,
devolviéndome y sentándome en el asiento del
acompañante.
Será una tortura, pero esto, es peor que nada.
Ya en el carro, Adam enciende la calefacción y me pasa
unas toallas que saca del maletero, mientras los dos
permanecemos en silencio.
―¿Qué haces tú en este lugar y a esta hora? ―pregunta
de pronto.
―Me estaba dando un rico chapuzón, ¿no lo ves?
―digo con mala gana y él conociéndome bien, sonríe,
hace silencio y enciende la música.
Conduce por un buen rato y le digo que me lleve a un
lugar, uno donde no puedan encontrarme; duramos en el
coche un buen rato mientras miro por la ventana y veo
como otra vez comienza a llover, de un momento a otro
veo el carro de Damián parqueado en una calle y a
Casandra salir de él.
¿Qué diablos hace esa ahí a esta hora? ―pienso, pero
después de un rato ya no estoy segura de que fuera ella,
seguro alucino; porque esa jamás estaría en un lugar como
ese, además, esa jamás se dañaría su peinado en semejante
aguacero.
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Cuando llegamos afuera de Sangre Latina, me
disculpo con Adam por como lo recibí, y como era de
esperarse, este se vuelve intenso preguntándome de
todo, sólo le faltó preguntar de qué color es mi ropa
interior.
¡Qué horror!
Después de algunos minutos de conversación aún en
el coche, Adam calma su preguntadera y me pide
disculpas por lo que pasó hace mucho tiempo; después
de pensarlo mucho, decido pasar la página y
perdonarlo, así que intercambiando teléfonos prometo
hablar otro día con él como debe ser, se lo debo por
haberme ayudado y no dejarme morir en ese lugar.
Entro al bar y toda la gente voltea a mirarme,
mientras veo si Thalía o alguna de las chicas están aquí,
odio no saberme las direcciones y todo se lo debo a
Alex y Sergio, que siempre nos llevaban a todos lados.
Estoy unos minutos recorriendo el local cuando de
pronto veo a alguien conocido y me acerco a él.
―Hola ―digo apenada.
Cuando él voltea me mira de pies a cabeza y dice
desconcertado:
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―¿Qué te ha pasado? ¿Tantas ganas tenías que venir a
la fiesta, que te viniste nadando en medio de este diluvio?
Lo que dice me hace sonreír, así que mientras trato de
ser fuerte y no desmoronarme le respondo:
―Vine buscando a las chicas, olvidé en la casa mi
celular y mis cosas, y como aquí todo está lejos y es
enredado, me perdí, y un buen samaritano me ha dado un
aventón hasta aquí, y bueno, esperaba encontrar a alguien
conocido para que me ayudara.
―Claro, con gusto te ayudaré, dime que necesitas
―dice invitándome a sentar junto a él.
Necesito otra vida ―pienso cada vez más pesimista.
―Puedes acercarme a casa de Thalía.
―Claro, pero primero te invito a un trago, para que
entres en calor. ―Asiento con una sonrisa, mientras me
sirven un whiskey.
Tacher va por más bebidas y me distraigo un rato
hablando con este, enseguida reafirmo la gran persona que
es y me rio mucho cuando me cuenta todas las locuras que
hace por su hija, sin duda es un gran padre, no como
Damián que es una auténtica porquería.
Tras el primero trago vienen cinco más y al final pierdo
la cuenta, bailo como loca y disfruto de ese momento
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como si fuera el último, así que acabo con todo el
alcohol que llega a mis manos. Cuando Tacher me lleva
a casa de Thalía, no sé qué horas es y mi estado es
deplorable.
―Por todos los santos Elizabeth, ya nos tenías
preocupados a todos.
―Que… Estoy bien…
―Ella está bien ―Escucho decir a Tacher. ―Lo
único que te puedo decir, es que se divirtió.
―Pero mírale esas fachas y además borracha.
Quiero refutar lo que dice, pero no tengo fuerzas.
―Llegó buscándote al bar y me ha pedido que la
trajera, la invité a un trago para que se calentara, porque
quién sabe cuánto tiempo estuvo bajo la lluvia, pero
esta me tomó la palabra y acabó con la reserva.
―Mataré al Brad Pitt andante, lo mataré.
―No te preocupes… que yo estoy de maravilla
―digo poniéndome de pie, pero de inmediato me
desmorono en el sillón, mientras sonrió.
―¿Tacher puedes ocuparte de ella por un rato? Voy
de salida a una emergencia en la clínica. ―Escucho que
le dice Thalía.
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De inmediato me pongo de pie para demostrarles que
estoy perfecta, pero todo me da vueltas y me sostengo de
lo que sea que este a mi lado.
―Ve tranquila, yo la acuesto y espero a que vuelvas
por si necesita algo. ―Escucho y de inmediato unas
manos me sostienen.
De la nada, siento como me elevo del piso y me
sostengo con más fuerzas para no caerme.
―Yo estoy bien ―le digo a Tacher cuando me vuelve
bajar.
―No te preocupes, solo te ayudaré ―me responde,
mientras abre una puerta.
Vuelve a tomarme en sus brazos y yo paso mis manos
por su cuello para sostenerme, su aroma es penetrante, así
que me aferro más a él para olerlo. De un momento a otro,
siento como me deposita en la cama, pero mis manos no se
separan de su cuello y este cae encima de mí.
―Eli, suéltame.
―No.
―¿No? ―dice sorprendido.
―No me dejes ―digo y las lágrimas salen de mí con
fuerza.
―Tranquila, aquí me quedaré.
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Siento como se acomoda a mi lado y me abraza,
mientras soba mi cabeza y le da delicados besos, me
aferro más a él, mientras lloro con fuerza, ya necesitada
este contacto, pero de un momento a otro, la luz al final
del túnel se apaga y me quedo totalmente dormida.
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CAPÍTULO 3
Los días pasan y todo es una tortura, hace una semana que
no sé nada del ken Doll extranjero y aunque me estoy
muriendo por dentro, es lo mejor, él no se merece mi
amor, ni nada de mí.
Entro a la ducha bajo los acordes de La frase más tonta
de la semana de la Quinta Estación, mientras el agua cae
en mi cuerpo y pienso que eso fue lo que fui para Damián,
sólo su parte incompleta, un error más en su vida, una más
del montón, una que nunca significó nada para él; porque
si él hubiera sentido algo verdadero por mí, no hubiera
desconfiado, me hubiera dejado explicarle y no me
hubiera sacado de su despacho y de su vida.
De la nada, recuerdo las imágenes de la noche del bar y
maldigo por no habérselo contado, maldigo haber
conocido a ese idiota que junto a Casandra se empeñaron
en dañar mi relación y no me di cuenta, no lo vi venir y lo
peor, fue que Emma me lo advirtió muchas veces y no le
hice caso.
Que estúpida fui, de verdad yo nunca aprendo.
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La canción cambia y Andas en mi cabeza de chino y
Nacho con Daddy Yankee comienza a sonar y la canto,
tratando de cambiar el rumbo de mis pensamientos, no
puedo seguir pensando en él, ha sido a la persona que
más oportunidades le he dado y en todas me ha fallado,
así que ya es momento de cerrar este libro y comenzar
una nueva historia, una sin él.
―¡Adiós ken Doll! Y ahora si para siempre
―susurro, mientras mi corazón se vuelve pedazos.
Cuando hablo con Thalía y ella se entera de lo
sucedido, quiere matarlo y me regaña por no contarle lo
que pasó antes, aún no puede creer cómo es posible que
su hermano fuera tan miserable. De inmediato Thalía
habla con él y esta me cuenta que las cosas vuelven
hacer como antes, que el idiota de su hermano le ha
prohibido a Emma verme o cerrará el local, y aunque la
niña ha dicho que cierre el local, él igual le ha
prohibido verme.
¡Sera imbécil!
Como de costumbre todos los días me dirijo a la
tienda, el trabajo aquí no para y cada día me gusta más
lo que hago, esto me distrae y me saca de mis
problemas por unas horas.
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Reviso que todo esté en orden antes de abrir el local,
los dulces en su puesto, los panes ya en el horno y los
postres listos para ser devorados. Regreso a la parte trasera
de este y me pongo como de costumbre hacer lo que me
gusta, dejando volar la imaginación, así como a Emma le
encanta.
Al recordarla suspiro con tristeza, desde que paso todo
esto no se ha aparecido por aquí y este local es tan
aburrido sin ella riendo y haciendo locuras.
―Señora Elizabeth. ―Camilo me saca de mis
pensamientos.
―¿Qué pasa?
―La cita de las nueve acaba de llegar, la está
esperando en su oficina.
Al escucharlo miro mi reloj y me asombro de cuán
rápido pasó el tiempo, así que sin más respondo:
―Enseguida salgo.
Lavo mis manos en el fregadero y me quito el delantal
sucio de harina, después de eso tomo mi teléfono de la
mesita y me dirijo a la oficina.
Al llegar me encuentro con la familia Montgomery, que
tienen una gran celebración y quiere que le haga una gran
torta y varios pasabocas.
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―No se preocupen, han llegado al lugar correcto.
Les muestro los catálogos que Emma yo ármanos y
hablamos de mil detalles, al final se deciden por una
decoración mexicana y una gran torta de cinco pisos
rellena de arequipe y unos canapés, pero cuando le
traigo a los niños muestras de nuestros bombones y
golosinas estos no paran de comerlos y me hacen un
gran pedido.
Cuando estos se van, me quedo en la oficina
coordinándolo todo y cuando mis tripas comienzan a
sonar, miro mi reloj y ya es medio día.
Creo que el día de hoy, el tiempo me está jugando
una mala pasada ―pienso.
Este día se está yendo de volada.
Me concentro un poco más para terminar y dejar
todo listo, cuando de pronto alguien toca la puerta y yo
lo miro sorprendida.
―¿Tú aquí?
―¿Esperabas a alguien más? ―dice encogiéndose de
hombros.
―No.
―Espero que no te moleste que haya venido.
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Al escucharlo me quedo callada por unos minutos, no
sé si me moleste o no, pero ya está aquí y echarlo no se
vería nada bien, así que con toda la decencia del mundo le
digo:
―No, al contrario que sorpresa.
Adam pasa, cierra la puerta y se sienta frente a mí,
mientras mirando el lugar dice:
―¿Todo esto es tuyo?
―Ya quisiera yo ―digo sonriendo. ―Trabajo aquí.
Este se queda callado por unos minutos y de pronto me
dice:
―Vamos te invito a almorzar, para recordar los viejos
tiempo y ponernos al día.
―Está bien vamos.
Un poco de distracción no le viene mal a nadie.
Llegamos a un restaurante llamado the ledbury que
queda a pocas cuadras de la tienda, es divino y lo mejor es
que viene mucha gente a esta hora.
Que haya aceptado, no quiere decir que este feliz y
contenta, pero con tal de borrarme a Damián de la cabeza
y distraerme, le acepto la cita hasta a Mr Bean.
Pido de comer lo más ligero que veo, el estómago lo
tengo algo resentido y no quiero empeorarlo todo. La
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conversación con Adam es amena, este me cuenta que
está trabajando en una empresa de entregas, y que como
hoy tubo el día libre no lo pensó dos veces y vino a
buscarme, de pronto al escucharlo me doy cuenta de
algo y le pregunto:
―¿Cómo te enteraste en donde trabajaba?
―Magia ―responde evadiéndome
Que yo recuerde lo único que él sabía de mí, era mi
celular.
¿Será que ahora todos son locos y me rastrean el
teléfono?
Con los hombres de hoy en día uno nunca sabe, así
que no dándole importancia seguimos hablando.
―Cuéntame Elizita, ¿qué te hizo llegar a Londres?
Porque yo tenía entendido que tú no dejabas Colombia
ni por todo el oro del mundo.
―Para que veas Adam, las personas cambiamos de
parecer ―respondo obviando el porqué del cambio.
Me mira curioso no tan convencido de mi respuesta,
pero me da igual, es lo que hay.
―Y cuéntame ¿Cómo están todos por Colombia, tu
familia, las chicas?
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―Todos de maravilla, mi familia feliz de que este por
acá y las chicas cada una en un lugar diferente.
La conversación se alarga un poco más y así duramos
poniéndonos al día de todo, comemos a gusto y cada
segundo que pasa me divierto más hablando con él; una de
las cosas que me gustó hace tiempo era su manera tan
interesante de entretenerme.
En el momento que va al baño, le hago una foto con mi
teléfono y se la mando a las chicas, estas no pierden el
tiempo y de una me escriben.
―Tantas personas que existen en el mundo y tú te
vienes a encontrar con ese, querida la mala suerte vive en
ti ―dice Melissa, mientras yo sonrió con ironía.
Si ella supiera la suerte que tengo, no hiciera esos
comentarios.
―lo bueno es que Londres le ha sentado bien, porque
esta como lindo, ya sabes mi Eli, si puedes pregúntale si
también cambio de gustos y ya es uno de los míos.
No tarda Max en aparecer y yo suelto una carcajada.
―¿De qué te ríes? ―pregunta Adam cuando toma
asiento.
―De nada importante, solo miraba el Instagram
mientras volvías.
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Seguimos hablando y pasando el tiempo mientras
este me hace reír con sus locas ocurrencias, se nota que
no ha cambiado su manera de ser y eso me agrada, pero
después de un rato de estar hablando, se acerca un poco
más de la cuenta y yo me levanto alertada.
Ya decía yo que de eso tan bueno no dan tanto.
―Creo que ya me tengo que ir, me están
necesitando en la tienda, fue un gusto verte.
Salgo casi corriendo del restaurante, pueda que esté
necesitada, pero no precisamente de él.
¡Iluso!
30
CAPÍTULO 4
31
―Claro papá, ella vive conmigo ―interviene
Thalía, mientras yo la miro en busca de ayuda.
¡Qué pena!
―Lo sé, pero quiero que me regales una casa para
yo regalársela.
―Cielo no te preocupes por mí― le digo sobando
su lindo cabello.
―Como no me voy a preocupar, el idiota de mi
padre te echó como un animal y tú no mereces eso.
Al escucharla algo se me remueve dentro y suspiro,
he superado peores cosas en la vida ahora que no
supere a ese idiota.
―En eso tiene razón ―suelta Thalía. ―Mi hermano
es un idiota y patán.
―Mi hijo es muy cabeza dura y cuando le meten
ideas, nadie se las saca ―interviene Marlon.
―Tranquila ya se dará cuenta.
Sí, pero será demasiado tarde ―pienso.
―Entonces que dices abuelo ―insiste la niña.
―Dice que no cielo, y no se preocupen por mí, que
yo me la se arreglar sola.
―Que terca eres Elizabeth ―dice Emma molesta.
―Solo quiero ayudarte.
32
―Con solo vernos, ya me estas ayudando bastante ―le
digo agachándome a su altura y abrazándola ―Todo va a
estar bien, no te preocupes.
Después de que por fin convenzo a la niña de dejar el
tema de la casa a un lado, pasamos un rato agradable los
cuatro junto a Alex y hacemos todas las locuras que se le
ocurren a la niña.
Todos amamos verla feliz.
Los días que Damián sale de viaje, Thalía tras pelear
con Casandra, saca a la niña y me la trae al local, donde
nos comemos a besos y hablamos de sus avances.
Emma me cuenta que ya se sostiene un poco más de
pie, pero que se siente tan sola que ya no quiere volverlo a
intentar, así que, sin importarnos las consecuencias, todos
los días mientras su padre no está la niña pasa conmigo y
yo la sigo ayudando.
La tienda se vuelve tendencia muy pronto y todo el
trabajo se aprieta, los pedidos son más recurrentes y me
toca contratar más personal. Al comienzo, a Emma no le
parece, pero cuando ve todo lo que toca hacer y la poca
ayuda que tengo, sin duda me autorizada la contratación.
Eso pasa cuando tu jefe es una niña.
33
Después de hacer muchas entrevistas, termino
contratando a Gabriela, Jennifer y Adam, quién me pidió
ayuda al quedarse desempleado y Emma no quiso
decirle que no.
―¿Eli, en donde dejo el pedido de harina?
―En la bodega ―respondo mientras preparo unos
ricos bombones de chocolate para Emma.
―La bodega está llena, no le cabe nada más.
Al acordarme del gran pedido que hizo Emma para
todas las cosas que tenemos pendientes respondo:
―Déjala en la bodega número tres esa tiene un
espacio y por favor, infórmale a todos que hay reunión;
se informaran algunas cosas.
Después de hablar con el personal, se dejan claras
sus funciones y se le explican algunas cosas que espero
tengan en cuenta, ya que necesito que me ayuden en
todo lo que puedan para yo poder escaparme y hacer
cosas con Emma.
El día siguiente antes de abrir, Gaby entra a la
oficina y me dice:
―Señora los estantes ya están listos, ¿podemos abrir?
―Ya salgo para revisar, déjame firmar estos
documentos.
34
Luego de terminar con la papelería, salgo a revisar que
todo esté listo para abrir.
―¿Dónde está Frederick?
―Está en la cocina ―responde Gaby.
―Dile que venga a limpiar este desastre ―digo cuando
veo migajas en el piso. ―No se puede abrir si todo no está
en su lugar, así que por favor que venga de inmediato
―digo enojada.
Como pueden fallar en algo tan simple.
―¿Y lo demás está bien? ―me pregunta Jennifer.
―Sí, perfecto, solo necesito que Frederick termine de
acomodar ese desastre y abriremos ¿Dónde están las tortas
que salieron hoy?
―Adam fue por ellas al cuarto de tortas ―responde
Gaby, que va a la cocina por Frederick.
Camino al cuarto donde están las tortas para vigilar que
todo se esté haciendo bien y que Adam no se demore en
colocar las tortas en su lugar, pero cuando llego no lo veo,
recorro el lugar y de pronto lo encuentro sentado en el piso
con la cara entre las piernas.
―¿Qué tienes? ¿Te pasa algo?
―Tranquila no es nada ―dice este levantando la
cabeza al verme llegar.
35
―Entonces, ¿qué haces ahí tirado?
No es normal encontrarlo en este lugar tirado en el
piso.
―Pensando en pedirte disculpas ―dice apenado.
―¿A mí? ¿Por qué? ―pregunto sentándome a su
lado.
―Por todo lo que paso en el almuerzo y en
Colombia.
―Adam ya eso pasó, tranquilo, ya fumamos la pipa
de la paz, ya todo está bien, no te preocupes.
Al pasado a veces es mejor dejarlo donde está.
―Lo sé, y es por eso que se me remuerde la
conciencia al saber, que eres tan buena y yo soy tan
malo ―dice mientras me toma la mano.
―Las cosas pasan por una razón y si así tenía que
pasar, nada se podía hacer.
―Lo siento de verdad ―dice más abatido de lo
necesario.
No sé a qué viene ese remordimiento de conciencia
tan de repente, pero para finalizar ya con este tema le
digo:
36
―No le des mente al pasado, pero demuéstrame que
solo fue un error, una equivocación y que en realidad
no eres un mal hombre.
―Si pudiera retroceder el tiempo nunca lo hubiera
hecho.
―Quién sabe Adam, eso no se sabe.
―Yo estoy seguro que sí, porque cuando te vi algo
dentro de mí se encendió.
Al escucharlo siento un escalofrió dentro de mí, lo que
sea que se haya encendido, que le eche agua y lo apague,
porque no quiero nada con él ni con nadie.
―No entiendo porque dices eso ahora.
―Porque cometí el error más grande de mi vida al
dejarte, soy otro Elí, uno que no quisiera ser y solo me
deje guiar por la cabeza incorrecta.
Al escucharlo los dos sonreímos, es típico que los
hombres dañen una linda relación por culpa de pensar
equivocadamente y seguir a personas que solo los buscan
para pasar el rato.
―Aun me retumba en la cabeza eso que me dijiste ese
día.
―¿Qué cosa?
37
―Que uno nuca debe dejar a alguien que ama por
alguien que quiere…
Eso se lo dije hace mil años que ya ni lo recordaba,
pero sin más termino la frase.
―Porque ese alguien que quiere, te dejara por
alguien que ama.
―Sí, y cuando me di cuenta de eso ya era
demasiado tarde, todo fue un error.
―Adam, los errores son experiencias, aprendizajes,
son cosas que con el tiempo nos van definiendo el
futuro.
Si no que me mire a mí, soy experta en cometer los
errores más grandes del mundo ―pienso.
―Sí, tienes toda la razón, si seguimos en el error
nunca tendremos futuro.
―¿Sigues en el error?
―No, por eso quiero disculparme, quiero comenzar
de nuevo y avanzar.
Es lo único que nos queda en la vida.
―Tranquilo, ya estas disculpado, solo ponte las
pilas y todo resultará.
―Gracias, gracias por ser tan buena.
38
―Sabes algo Adam, no soy persona de segundas
oportunidades, así que espero no equivocarme contigo
por tenerte aquí.
―Ya te demostraré yo que no, en mi tienes a un súper
amigo, aunque sabes que contigo estoy dispuesto a subir
de nivel.
Al escucharlo sonrío, los hombres hoy en día no
desaprovechan ninguna oportunidad para tirarle el lance a
uno.
―Creo que para eso ya no estoy dispuesta ―respondo.
―Tú nunca estas dispuesta a nada Elí ―suelta este y
haciéndome reír añade: ―Contigo el trabajo es del
hombre, tú nunca quieres nada con ninguno, hasta que uno
te convence.
¿Soy tan predecible?
―Pero en estos momentos convencerme es una tarea
imposible.
―Nada es imposible, así que no te preocupes, déjalo en
mis manos.
―Adam, no quiero que intentes nada, no dañemos lo
poco que hemos construido hasta ahora, apenas comienza
una amistad, no la dañes.
39
―Tranquila, no será ahora, yo entiendo por todo lo
que estás pasando.
No, no creo que lo entienda, pero cambiando la el
tema le digo:
―Bueno, ahora necesito que te pares y termines de
llevar las tortas, tenemos que abrir en cinco minutos.
Después de salir de la habitación y que Adam
terminara con sus tareas, la tienda abrió por fin; los
nuevos estaban contentos por comenzar a trabajar y
todo se dio de maravilla.
Desde ese día mi relación con Adam ha mejorado,
con el tiempo se ha convertido en una buena persona, y
no queda rastro de lo que era.
No siempre se tiene que cambiar para mal― pienso.
40
CAPÍTULO 5
41
día me pidió ayuda para ser mejor… De la nada, las
imágenes de como salí de esa casa llegan a mi cabeza y
solo espero que la esté pasando más mal de lo que Alex
nos cuenta, se lo merece.
Aunque lo extrañe no se merece nada bueno.
Cuando salgo de mis pensamientos entro a la sala y
la niña apenas me ve grita.
―Mamita, mamita ven y abrázame, que te he
extrañado una barbaridad ―dice al llevar algunos días
sin vernos.
―Y yo a ti hermosa mía ―le digo, bajando hasta su
silla y abrazándola― ¿Estás lista?
―Es la locura más grande de mi vida, pero si
mamita, estoy lista.
Dejamos a Thalía en el hospital, ya que por más que
quiso acompañarnos, se le presentó una emergencia y le
tocó correr a la clínica, como dice ella: Los bebes no
esperan.
Cuando llegamos al evento está a reventar, así que
de inmediato salimos juntos a registrarnos y después de
pagar nos dan la dotación: Un cartelito con los
números, una botellita llena de energizante y otras de
pintura fosforescente, más unas gafas.
42
Alex coloca la silla de Emma con la carpa cerca de la
meta y habla con el guardia de seguridad para que la
cuide, mientras yo sostengo a la niña a mi lado.
Cuando todos se están poniendo en posición, Alex toma
a la niña y siguiendo mis instrucciones la sube en sus
hombros, mientras Emma al sentirse gigante comienza a
sonreír. Esta de un momento a otro comienza gritar:
―Teresa, Sami, Camila, por aquí, por aquí.
Levanta los brazos y en cuestión de segundos un grupo
de niñas se acercan y aplaudiendo le dicen:
―No me puedo creer, has venido, ¡que felicidad!
―Sí, sí, les presento a mi mamita Eli, porque ya al tío
Alex lo conocen.
―¿Tu mamá?
Todas me miran de pies a cabeza sin poder creerlo.
―Sí, ella es mi mamá ―Recalca la niña.
―Hola niñas ―Las saludo encantada, mientras ellas
me besan.
―Aleeeex ―gritan las niñas y se le tiran encima.
Ese grandulón las besa y las hace reír, mientras Emma
se aferra bien a su cabeza para no caerse.
Cuando dan la orden para iniciar la maratón, las chicas
se despiden y corren hacia donde está cada una de sus
43
familias, a lo lejos veo a Adriana, la mamá de Sami,
que es la mejor amiga de Emma. En ocasiones, cuando
recojo a la niña fuera del colegio, estas nos acompañan
al parque, a comer un helado y hace poco la unimos a
nuestro grupo de lectoras de todo el mundo. La saludo
en la lejanía y veo como la niña llega y se tira en sus
brazos. Sami, es una divinidad al igual que Emma.
La maratón comienza y en cuestión de segundos,
somos un hermoso arcoíris de colores. Emma desde lo
alto saluda a medio mundo y ríe feliz.
Esta niña tiene más vida social que yo ―pienso, al
ver como todos le gritan y la motivan para que llegue a
la meta.
En algunas ocasiones relevo a Alex y lo ayudo a
llevar a Emma, eso sí, vamos a paso de tortuga, porque
con los kilitos que llevo de más soy una debilucha y
lenteja, pero como siempre he dicho; lentos pero
seguros.
Todo sea por cumplir el sueño de mi niña.
Cuando ya no puedo más, Alex me releva,
avanzamos muchísimo más y nos divertimos a lo
grande. Cuando estamos a dos kilómetros de la meta, el
44
grupo de niñas regresan corriendo con la silla de ruedas y
nos dicen:
―¿La dejan terminar la carrera con nosotras? Ándale
mamá de Emma diga que sí, anda sí ―me dice teresa.
―Prometemos ir despacio ―dice Sami al ponerse a mi
lado. ―No sea malita y déjanos llevarla.
Alex y yo nos miramos y sonreímos.
¿Cómo decirles que no?
La niña se sienta en su sillita y entre todas se turnan
para llevarla, mientras le tiran pintura alrededor y se
divierten como lo que son, ¡niñas!
Ver a Emma sonreír y jugando con otras niñas de su
edad, es lo mejor que he podido ver en el tiempo que llevo
separada de Damián, lo mejor.
Alex me mira y al ver mi cara, me abraza y me besa la
sien, mientras me jala para que corra más fuerte y alcance
a las chicas, ya que estas van como un rayo con la silla.
Cuando estamos a centímetros de la meta se escucha la
canción Un sueño de Nicky Jam y sé que Emma la debe
estar cantando feliz, ya que la colocamos casi en todas sus
terapias.
45
Vivir feliz y nada más, hay que saber llegar, dando
mil pasos más yo seguiré, nadie podrá evitar, que yo
logre alcanzar, todo lo que un día yo soñé…
46
sabemos que eso es para problemas, pero sin darle
importancia aceptamos.
Las cosas no pueden estar peor de lo que ya han estado.
La multitud comienza a desaparecer y nosotras
decidimos ir a comer una rica hamburguesa, pero antes de
entrar al carro escuchamos:
―Te advertí que te alejaras de ella.
Volteamos y veo a Damián junto a Casandra y Sergio
que se remueve incómodo.
Algo se mueve dentro de mí al verlo después de tanto
tiempo, de la impresión el piso se mueve y siento que me
voy a caer, así que con una mano toco mi vientre y con la
otra me aferro al brazo de Alex o me caeré.
Está increíble como siempre, esos ojos, esos labios y
esa boca me dejan embobada, aunque su barba es más
larga de lo normal y se ve ojeroso.
Ojalá la esté pasando bien mal ―pienso.
―Sera sapa la maldita Cruella ―suelta Emma al verlos
y me saca de mi burbuja personal, pero Damián sin darme
tiempo a nada suelta:
―Tú, estás despedido ―le dice a Alex, con toda la
mala actitud del mundo y yo lo miro sintiéndome culpable,
mientras él no deja de mirar a Emma.
47
¡Ay Dios!
Qué mal me siento.
―Damián ha sido mi culpa yo...
Intento ayudarlo, pero este no me deja terminar y
añade:
―Te tomo la palabra, todo es tú culpa; así que
aléjate de mi hija, mala mujer y no la dañes más de lo
que ya lo has hecho.
Al escucharlo me dan ganar de correr a él y golpearlo,
pero mis pies no se mueven del piso y mi boca no
articula palabra.
―Si sigue tratando a la señorita Elizabeth de esa
manera, me veré obligado a olvidarme que usted es mi
jefe y le daré su merecido ―Suelta Sergio de pronto
sorprendiéndonos a todos.
―Si Alex se va, también me voy yo, porque sin
duda él es mejor tío-papá que tú; y para hablar de mi
mamita antes lávate la boca, idiota ―le suelta Emma a
Damián, con toda la mala gana que tiene y yo la miro
sorprendida.
¡Ay Dios! Esta niña.
48
―Pues lamento informarte que esos no son nada tuyo,
tu familia somos nosotros, así que mueve esa silla maldita
mocosa paralítica ―suelta Casandra.
―Tú cállate bruja, que más familia mía son ellos,
porque para mí tú eres la plasta más grande que existe en
el mundo mundial.
¡Carajo!
Ahora Emma diciendo palabrotas.
Esta niña cuando aprenderá a quedarse callada.
―Emma Brown, ¡cállate la puta boca ahora mismo!
―le grita el energúmeno de Damián.
Tiene a quién salir ―pienso al escucharlo.
―Ves cómo la influencia de esta afecta a la niña ―Le
dice Casandra con todo su dramatismo. ―Mira que
barbaridades está diciendo.
Al escucharla por fin salgo de mi petrificación, y la
repaso con una mirada que los despellejaría a todos, pero
al poner mis ojos otra vez en Damián se me reseca la boca.
Contrólate Elizabeth Torres, que ese Ken Doll ya pasó
de moda.
―Sergio sube a la niña al carro ―le dice, sin importar
lo que este a dicho antes y aun sin apartar los ojos de mí.
49
Su mirada puesta en mí me tiene más que incomoda,
pero Sergio al llegar junto a la niña se pone a su lado y
dice:
―Lo siento señor, si ha despedido a Alex por
complacer a la niña y hacerla más feliz que usted,
permítame decirle que puede despedirme a mí también,
porque para nosotros tres, es más importante la niña,
que Cruella o trabajar para usted, aunque nos pague con
oro.
Sergio se agacha, abraza a Emma y le susurra algo al
oído, mientras mi niña con sus lagrimones de cocodrilo
asiente y lo besa.
¡Ay Dios!
Que mato a este par.
Quiero intervenir, Pero me siento tan mareada de la
impresión que no me muevo.
―Que grosería, la servidumbre desobedeciéndote y
poniendo en contra de ti a la escuincla ―suelta la
estúpida de Casandra asiéndome reaccionar de pronto.
Es que esta habla y el diablo se esconde.
―Porque no callas de una buena vez esa puerca
boca, bruja desvergonzada, que tú eres el puerco tizón
que siempre llega a indisponer a la gente, ya es hora de
50
que cierres ese hocico que tienes, antes que me toque ir a
cerrártela y te arranque toda esa dentadura postiza.
Casandra hace ademán de acercarse, pero Damián la
detiene y tomándola del brazo dice:
―No pierdas tus palabras con quién no las merece.
Se mueve de su lugar y acercándose a la niña se la
lleva, mientras esta no deja de llorar; antes de montarse al
coche este añade:
―Aléjense de mi hija y de mi familia, no quiero verlos
cerca de ella a ninguno de los tres, ah y usted ―dice
señalándome con un dedo: ―Vaya buscándose otro
trabajo, porque esa dichosa tiendita que tenían queda
cerrada para siempre.
Sin dejarme decir nada mete a la niña en el coche,
mientras Casandra se sube en la parte del piloto y se van.
―¿Por qué si la deja que lo lleve?
Es lo único que sale de mi boca al ver como se alejan.
―Porque esa le ha lavado el cerebro ―dice Sergio,
mientras me montan en el coche y me llevan a casa.
De regreso, estos me cuentan como Casandra ha
tomado el mando de todo y eso me enoja aún más.
¿Cómo un hombre puede estar tan ciego?
51
Cuando Thalía se entera de lo sucedido, pega el grito
en el cielo y regaña a Sergio por renunciar y dejar a la
niña desprotegida con esos. Esta no da crédito a todo lo
que Sergio y Alex le cuenta, y ya que estos se
sinceraron, yo también lo hago y casi se va de espalda
al darse cuenta la cuñadita que se manda, y entre los
tres tenemos que agarrarla para que esta no salga y
cometa doble homicidio.
Aunque me gustaría ―Pienso, a ese que le saque los
ojos, pero a esa, a esa que me la deje a mí.
―Tranquilícese señorita, he hablado ya con Inés y
Lola, ellas se harán cargo de la niña, estas me han
contado que el señor se ha encerrado en su despacho, y
que Cruella ha salido tras dejarlos en la casa, eso sí, la
niña está inconsolable en su habitación y no quiere ver
a nadie ―dice Sergio, mientras cuelga el teléfono.
Luego Alex pasándome otro teléfono se acerca a mí
y me dice:
―Creo que deberíamos raptarla.
Eso es justo lo que yo pensaba.
Hablo con la niña que está hecha un mar de
lágrimas, mientras intento calmarla me cuenta que tiene
prohibida la salida, que nadie puede visitarla y muchos
52
menos nosotros cuatro, incluyendo a Thalía; también me
dice que Casandra ha contratado seguridad que remplazará
a Alex y Sergio mientras iban en el coche, y que cuando
llegaron ya estaban esperándola en casa, pero estos tenían
más pinta delincuentes del bajo mundo, que guardias de
seguridad. La niña llora descontroladamente, mientras yo
siento rabia por todo lo que le hacen, no había conocido
personas más idiotas en mi vida que ese par.
Calmo a Emma como puedo y le digo que pronto se me
ocurrirá algo para que podamos vernos, y que no se
preocupe más por mí, porque ya Thalía me va a ayudar a
conseguir trabajo y todo estará bien.
¿Cómo puedo pensar en irme a Colombia y dejar a mi
niña en esta situación? ¿Cómo?
53
CAPÍTULO 6
54
en la avenida primera paseando en los planchones, aunque
es cierto, esto es totalmente diferente, aquí no estoy con
mi mejor amigo y es extraño, dejé a mi familia lejos por
un amor y mira lo que resultó, ahora estoy aquí viendo
toda la magia de Londres, con Adam, la persona con quién
menos pensé volver a toparme, pero tampoco es que sea lo
peor, él me ha demostrado que puede ser un buen amigo.
La catedral de san pablo es uno de los monumentos que
pasan frente a mi mientras estoy en la barra mirando hacia
las luces de la ciudad, pasamos por los diferentes muelles
mientras la guía nos explica cada cosa que vemos y yo
sonrío con tristeza al recodar algunos lugares donde estuve
con Damián cuando llegué a esta ciudad.
La noche llega en este bello lugar y con ella la luz de
un hermoso Londres, después de bajarnos del barco,
caminamos por Gabriel's Wharf mientras hablamos un
poco más de la vida y lo irónico de que estemos los dos de
nuevo aquí reunidos.
―El mundo es un pañuelo Elí, no podemos topar
con quienes menos pensamos cuando menos lo
esperamos.
55
Cuando se hace tarde, decidimos finalizar la noche
en el mejor lugar del mundo, así que nos vamos a
sangre latina y ahí bailamos y la pasamos de lo lindo.
En medio del baile y la música me divierto y las
preocupaciones se borran de mi cabeza, y más cuando
Tacher y Marcus llegan, este par se han convertido en
personas muy especiales para mí y salir con ellos es la
bomba. Bailo con Tacher y con Marcus al tiempo bajo
las miradas de las mujeres que se encuentran en el
lugar, no todas tiene el privilegio de tener a dos
hombres tan guapos cerca y que sean cien por ciento
para ti, y digo cien por ciento porque cuando ellos están
conmigo me cuidan de tal manera que no me dejan sola
ni un segundo, ni siquiera para ir a lagartearse alguna
mujer.
Con Adam es otro cantar, al verme rodeada por este
par, cambia al instante y no se queda mucho tiempo, ya
que de la nada le sale una urgencia y tiene que irse.
Con los chicos el ambiente es genial y estos hacen
todo para distraerme, en una de esas nos lanzamos a
jugar verdad o reto y yo me muero de risa con sus
ocurrencias
56
―Tacher verdad o reto ― digo pensando que ponerle
hacer o preguntarle.
―Verdad ―dice este negando con la cabeza al ver
mi cara.
―Que gallina eres ―suelta de pronto Marcus y no
puedo evitar reír.
Marcus y yo hablamos un rato para ver que le
preguntamos, y cuando el bombillo se me prende le digo:
―Quiero que me cuentes la verdad de lo que paso
con Elena.
Al escucharme los dos se quedan pasmados, como si mi
pregunta fuera la peor que existe, pero sin más este suspira
y pregunta:
―¿Tú nunca dejas pasar nada por alto verdad?
―Nada nadita, así que habla, porque si yo fuera tú,
hubiera preferido el reto.
Tacher y Marcus se miran y ninguno pronuncia palabra,
pero cuando le voy a insistir a Tacher ya que si no cumple
le toca algo peor, este me dice:
―Damian y yo siempre fuimos los mejores amigos,
éramos un trio contando a Marcus, y siempre salíamos
a todo juntos, fuimos tan unidos que nos confiábamos y
cuidábamos de nuestras mujeres, en especial nosotros
57
dos, porque como vez Marcus con lo niñato que es aún
no se ajuicia.
Al escucharlo este voltea los ojos y le hace mofa, lo
que hace que Tacher y yo nos carcajeemos, luego de
esto continúa:
<Bueno, como te venía diciendo, los dos
cuidábamos de nuestras mujeres y cuando nos tocaba
salir de viaje por muchos días siempre estábamos
pendiente de que estas lo tuvieran todo, y más cuando
yo estaba perdidamente enamorado de las gemelas,
eran como unas hijas para mí, así que cuando tenía
tiempo, iba a casa de Damian a verlas y jugar con
ellas, pero un día, este tuvo una gran pelea con Elena,
ya que tenía un trabajo importante y debía irse, lo que
hizo que cancelara un viaje que tenían previsto como
regalo de aniversario a Italia….>
59
―El problema fue el día siguiente, las foticos que
le llegaron a Damian ―suelta Marcus negando con la
cabeza.
Típico, la historia se repite.
―Esta tenia no sé dónde una cámara y nos tomó
unas fotos mientras la ayudaba a regresar a la cama y la
ayudaba a comer, todo lo tergiverso y yo salí
perdiendo.
―Y le contaste todo eso a Damian.
―Claro, pero él es como la cantante de tu país,
estaba ciego, sordo y mudo
Al escucharlo sonrió con tristeza, siempre le andan
viendo la cara.
<Después de eso se me armó la segunda guerra
mundial, Damian creyó ciegamente cada una de sus
mentiras y desde ese día yo no he vuelto a pisar su
casa, a las gemelas las veía cuando salían con April y
después de la tragedia vino lo peor, este acoso a mi
mujer hasta que se acostó con ella y nos hizo separar,
el necesitaba venganza…>
―Sin duda Casandra aprendió de su hermana ―digo
sin poder evitar guardarme el comentario.
60
―Eli, ellas están cortadas por la misma tijera
―responde Marcus.
Al escucharlo no puedo creerlo, como una mujer le
puede arruinar la vida a un hombre, las amistades y todo
por caprichos vanos, y los hombres con todo lo machitos
que se creen, a veces pueden ser tan idiotas y dejarse
llevar por su ego, dejando atrás la verdad por no dejarlas a
ellas.
―Por eso yo no me encarto con mujeres en algo serio,
después me sale una como Elena y no, definitivamente
no la soportaría ―suelta Marcus de pronto haciéndome
reír.
Después de la revelación, decidimos dejar el tema ahí y
seguir jugando, el turno es para Marcus y cuando le
pregunto si quiere verdad o reto este responde haciéndome
reír.
―Reto, porque con esas preguntas que tú haces yo no
me quiero arriesgar a que Damian me mate o me saques
más información de la necesaria, yo a la mente perversa
de las mujeres como tú les tengo miedo.
Lo que este no esperó sin duda, fue que Tacher y yo lo
pusiéramos hacer un striptis, claro, que debía mandárselo a
mi bueno y mejor amigo Maxi.
61
Ya se imaginarán la cara de ambos, en especial de
mi Max, este no se cambia por nadie, lastima no decir
lo mismo de Marcus.
62
CAPÍTULO 7
66
Regresar a mi pueblo, por el camino viejo, y recoger
mis paso y empezar de nuevo, y empezar de nuevo…
68
―Que ese no nos dañe la fiesta, recuerda que él no se
merece nada de ti ―me dice, mientras me abraza y yo me
aferro más a él, pero este, tan perjudicado como yo por el
alcohol añade: ―Es más, hay que hacerlo pagar por todo.
―¿Cómo? ―pregunto confundida.
―Él me odia y tú lo sabes, solo sigamos disfrutando y
deja que nos vea, morirá de celos y de rabia al verte
conmigo.
Al darme cuenta de lo que insinúa sonrió y asiento,
dispuesta a pasarla bien, solo nos divertimos.
Que la fiesta continúe.
Mientras estamos bailando, sigo cada uno de sus
movimientos, estos se sientan en una mesa que está del
otro lado de la pista, pero justo frente a la nuestra, Tacher
al darse cuenta, sonríe y se encoje de hombros.
Casualidades de la vida.
Cuando la canción acaba, llego a la barra y pidiendo un
trago, le digo al mesero que lo lleve a esa mesa con una
nota.
Tacher y yo volvemos a nuestra mesa y no dejamos de
mirar cuando le llega el trago. Al leer la nota, Marcus alza
la mirada y suelta una carcajada al vernos; de inmediato,
este pide permiso a su mesa y se dirige a nosotros.
69
Damián, lo sigue con la mirada y al cruzar sus ojos
con los míos siento que me hipnotiza, pero dirigiendo la
mirada a Marcus solo me coloco de pie y me le tiro
encima.
―Como ya no ando con tu amigo, me has olvidado
―le digo, cuando me coloca en el piso, después de mi
efusivo abrazo.
―Claro que no colombianita, tú sabes que eres muy
especial para mí.
―Que mentiroso eres ―le respondo y sonríe,
mientras me da un beso en la mejilla.
Marcus, saluda a Tacher gustoso y no deja de reír, al
ver todas las botellas y lo que estamos haciendo.
―Colombianita, lamento decirte que perderás, a este
abuelo le corre alcohol por las venas.
―Ya lo sé, pero le presentaré toda la batalla que
pueda ―le digo, encogiéndome de hombros.
Marcus se queda hablando con nosotros un rato, y le
brindamos de los dos tragos que tenemos en la mesa,
mientras este solo se ríe de nuestra locura y nos dice
que ya le paremos y mejor nos vallamos. Tacher y yo
soltamos una carcajada, esto apenas comienza.
70
Antes de que Marcus se vaya a su mesa, me mata la
curiosidad y le pregunto porque están aquí; este sonríe
al escuchar mi pregunta, mientras nos cuenta que están
cerrando algunos negocios, y sus socios insistieron en
venir a este lugar, así que, sin más, se despide de nosotros
y promete acompañarnos cuando ya todo termine en
aquella mesa.
El resto de la noche, trato de no dirigir la mirada a
donde están, no quiero que note que lo miro, no quiero que
note que me importa, así que, solo me centro en Tacher y
tratar de ganarle al tequila.
Cuando se nos acaba otra botella Tacher va a la barra
por más, pero cuando llega, corre su silla y la pone más
cerca de mí, mientras me dice al oído:
―Vamos hacerlo rabiar un poquito.
Al escucharlo sonrió y me dejo llevar.
Si puedo amargarle el rato para ser feliz, trato hecho.
Cuando este se da cuenta que Damián nos observa, me
da otro trago, mientras con su mano acaricia mi mejilla,
mis ojos se dirigen hacia Tacher y cuando estamos frente a
frente, este se pega más a mí, y yo, queriendo seguirle la
corriente, cierro los ojos y me acerco lentamente para
71
besarlo, pero en ese instante, un mesero llega y nos
interrumpe, lo que hace que nos separemos.
Este me entrega una nota y la letra de Damián
aparece en ella, mientras yo la miro incrédula. Este
hombre no tiene descaro, como me manda papelitos
después de todo lo que ha pasado, pero con toda la
rabia del mundo, rompo su mensaje sin ni siquiera
leerlo, mientras le volteo lo ojos.
¡Que le den al ken!
De inmediato me manda otra nota, lo que hace que
mi curiosidad aumente y la lea.
< Quiero que te largues de aquí, ahora mismo
desvergonzada>
Al leer lo que tiene escrito, Tacher me arranca el
papel de las manos y se para molesto, pero yo lo vuelvo
a sentar con cariño, y como si todo fuera planeado,
hago que se calme, mientras ignoro su mensaje y pienso
cual sería la mejor manera de responderle.
Cuando la encuentro, me pongo de pie y miro la
tarina, el karaoke se desocupa y me subo para que mi
tensión baje, o me calmo así, o me acerco a esa mesa y
yo lo mato aquí mismo.
72
Los acordes de No te quiero nada de Ha Ash suenan y
yo suspiro, cantar siempre me relaja y lo necesito, lo
necesito para no ir a golpearlo por esos papelitos.
La canción comienza a sonar y yo la canto para mí,
cierro los ojos mientras respiro y me calmo, necesito
creerme lo que dice, pero cuando abro los ojos de nuevo,
ya lo tengo al frente de mí en la pista, así que cuanto con
más ganas.
75
Cuando la canción termina Marcus llega a nosotros,
regañándonos y diciéndonos que ya fue mucho por hoy,
pide un taxi y nos echa a los dos enojado, claro, no sin
antes que Tacher, pusiera una mano en mi trasero y
posara sus labios en la mitad de mi boca y mi mejilla,
justo cuando pasamos por el lado de Damián.
Me he encontrado con uno peor que Max.
76
CAPÍTULO 8
77
―Colombianita, yo sabía que me querías, pero no
pensé que tanto ―me dice Marcus mientras me pone de
nuevo en el suelo.
―Es que aquí tengo tan pocos amigos y a ti en
especial te veo tan poco, que me da emoción verte
―respondo y este sonríe.
―Tacher me contó que te estabas mudando y vine a
estrenar tu apartamento, traje algo de comer ―dice,
mientras recoge las bolsas que tiré con mi efusividad y
al revisarlas añade: ―Aunque no creo que se pueda
comer algo de esto.
Al mirar la revoltura que he hecho, sonrió, y
haciéndolo pasar, le digo que prepararé algo que
compré antes de mudarnos.
Marcus se va a ayudar a Tacher mientras yo le hago
comida a esos dos grandulones, cuando los patacones
están, me coloco a sofreír las verduras y a marinar el
pescado, instantes después Marcus llega a la cocina.
―Quiero que me sirvas de primero, no quiero que
Tacher acabe con todo.
Al escucharlo sonrió sin entender y este al ver mi
cara añade:
78
―Yo ya he probado tu comida, Tacher no, además, con
lo de las hamburguesas salí perdiendo y como ahora se te
da más con Tacher que conmigo, apenas sentí el olor vine
corriendo, hoy no me puedes hacer la rosca, porque me las
desquito ―dice este dándome un beso en la mejilla
―Me voy a poner celoso ―interviene de pronto Tacher
que viene cargando unas latas de pintura, ya que estaba
pintando una habitación que no nos había gustado del
todo.
Pero este al ver la cercanía de Marcus, no le importa
que estemos en la cocina y empieza a salpicarnos pintura.
Tan rápido como puedo cubro todo lo que tengo en frente
y salgo corriendo de la cocina tras Marcus, quién no deja
de reír por todo lo que se ha armado, minutos después
cuando acaba el alboroto y Marcus acaba bañado en
pintura, nos turnamos para bañarnos, pero al salir todos
listos y arreglados, nos damos cuenta del desastre que
hemos ocasionado en el apartamento, y que en vez de
arreglarlo quedó peor que antes, y de la comida mejor ni
hablar, cuando volví a la cocina todo estaba tan
chamuscado, que un segundo más y me quedo sin
apartamento.
79
Al llegar a la cocina Marcus y Tacher no pueden
dejar de reír y yo me uno a ellos sin poder evitarlo, el
segundo me invita a quedarme unos días en su
apartamento, mientras entre los dos le pagan a alguien
para que arregle el desastre y pueda volver, eso sí,
cuando Tacher nos invita a almorzar, Marcus protesta y
hace que compremos los ingredientes y que yo lo
prepare, así que me luzco y les hago uno de mis
mejores platillos.
Los días que paso en el apartamento de Tacher son
geniales, y mucho más cuando camille, su hija de unos
5 años, llega esa semana y me enamora, tiene el cabello
negro y los ojitos claros, es tan divina y nos llevamos
tan bien, que cuando vuelvo a mi apartamento la
siguiente semana me lleno de tristeza. Devuelta a la
soledad.
Por primera vez al vivir sin ninguna compañía me
deprimo, y solo el grupo de la Mafia Intocable y el de
lectoras de todo el mundo me sacan una sonrisa, es
más, todas las lectoras al enterase de lo que pasaba,
decidieron armar un viaje relámpago y venirse a
Londres de inmediato.
80
―Este lugar es la bomba, ¡me encanta! ―grita Tiffany,
mientras agarra a Made del brazo y se ponen a bailar.
―Cálmate mujer que puedo ir yo sola ―le dice Made
apurada.
―Que par de locas son esas mujeres ―suelta Eme,
quién viene con las bebidas.
Al ver todos los sabores que trae, estas se vuelven
locas.
―Yo quiero mi Cosmopolitan ―grita Liis, que llega de
la pista sofocada de tanto bailar.
―Cálmate chica, y deja de bailar tanto que te vas a
acabar en una noche ―le dice Katty.
―¡Ay por Dios! Compórtense, que quienes nos vean,
dirán que es la primera vez que salimos a un bar ―suelta
Pao muerta de risa, mientras señala al resto de las chicas
que están en la pista bailando en círculos como locas.
¿Quién dijo que a nosotras nos da pena hacer el
ridículo?
―Que se tengan los calzones todos los hombres de este
bar, que las lectoras de todo el mundo nos hemos juntado
―grita Ysdely haciéndonos carcajear.
―¡Por Dios! Mejor que se agarren los calzones todo el
mundo ―dice Alejandra, al llegar y tomar su whiskey.
81
Cuando Diana, Nurys y Thalía se suman a la fiesta,
somos la perdición total, no hay canción que no
bailemos, ni guapo al que no saquemos a bailar y nos
invite las bebidas.
―Miren, miren Lorena está hablando con el vecino
de Thalía, ella no pierde el tiempo ―sueltan Mary, al
verla tan juntita a Christian.
―Qué bueno está ese vecinito y con ese nombre,
¡Dios! ¿Dónde me consigo uno? ―dice Graciela,
mientras canta: ―La vecinita tiene antojo, antojo que
quiere resolver.
Todas reímos al escucharla y seguimos cantando la
canción, hasta que Adri interviene:
―Nada se compara con el chicuelo que está
bailando con Diana la pervertida, ella si sabe cómo
atrapar a un buen hombre.
―¡Ay! Que lagartas son todas. ―Niega con la
cabeza Luci, mientras se toma el alcohol como agua.
¡Estas chicas se han desatado hoy! ―pienso al
verlas al ataque.
―Pues miren a Yeimi con el Felipe, están bailando
bien pegadito ―suelta Dariana, mientras toma del
brazo a Rubén, unos de los chicos que ha bailado con
82
nosotras toda la noche y añade mirándolo: ― Tú te vienes
conmigo, que ellas consigan otros.
―Y tú te vienes conmigo, porque no estoy para ir de
cacería otra vez ― suelta Sheila, mientras toma a
Sebastián y se lo lleva a la pista.
―¡Ah no! El terreno está muy pantanoso como para
cazar, así que Andrés es mío ―suelta Marcela, mientras
tomando un trago sale a la pista.
Que se atengan los hombres de Londres ―pienso al
escucharlas.
―No, no, no definitivamente tendré que ponerle orden
a esto, porque juntas acabaremos no sólo con la reserva
del lugar, sino también con sus clientes ―suelta Carla,
mientras vemos a Catha y Johana apartar a dos chicos de
sus parejas y llevárselos a bailar una salsa colombiana que
suena en ese momento.
―Chicas, chicas tenemos que hacer algo ya, porque
Tiffany está a punto de pelearse con esas monas
peliteñidas, que le quieren quitar a su conquista
Londinense ―dice Karen, que llega asustada de la pista.
Todas las chicas nos paramos y vamos a ayudar a
Tiffany, que esta con Verito un poco azarada; minutos
83
después, las monas despavoridas se van del lugar, ya
que cuarenta contra dos no es muy justo.
Todas la pasamos de lujo y se me olvidan los
problemas, mientras me pongo a bailar y a tomar como
si no hubiera un mañana; aunque bueno, un mañana en
sangre latina seguro no habrá, porque con la
personalidad de cada una de las chicas y todo lo que
estas hacen, explotarán el lugar, pero sin impórtame
eso, la pasamos bien juntas y nos olvidamos del
mañana, hasta que en uno de nuestros bailes en grupo
siento que algo se mueve en mi barriga tan rápido que
me hace detener.
―¡Qué horror! Algo se me ha movido dentro ―digo
agarrándome de Lorena que está a mi lado en ese
momento.
―Lo que se te han movido son las tripas y las mías
están peor, así que sacamos a este clan maligno de aquí
y vamos a comer.
Suelto una carcajada al escucharla, y sin darle
importancia sigo bailando, aunque mis tripas nunca se
habían movido de esa manera.
Todas juntas la pasamos de bomba, y terminamos la
fiesta dos días después en casa de Thalía y votamos la
84
casa por la ventana, bueno la de ella. La semana que las
chicas se quedan, dormimos donde Thalía unas encima de
otras, mientras todas pedimos permiso en los trabajos y
ninguna va por esa semana, eso sí, no dejamos pasar ni un
día de rumba, alcohol y chicos lindos, pero estos últimos,
de la puerta de mi vida no pasan, Damián se me ha llevado
mi apetito por los hombres y yo aún sigo siendo, esclava
de sus besos.
Cuando la semana acaba y todas se van, yo vuelvo a la
soledad de mi apartamento, hablo todos los días con la
Mafia Intocable, pero no le cuento nada de mi separación
para no preocuparlos; aunque cuando llamo a mi abuela y
Bea me pregunta la fecha de mi boda creo morir.
¡Ni boda ni nada!
Los hombres son de lo peor y como mi Max dice:
“Nunca en mi vida me casaré, y menos con un bueno
para nada que no calienta ni un termómetro”
85
CAPÍTULO 9
87
Los días pasan y conozco a Eudelys y a Caroline,
mis vecinas de piso, y pronto compaginamos muy bien,
tanto que se inventan mil cosas para sacarme de la
depresión que llevo por no saber de Emma y mucho
menos de Damián.
Con ellas siempre me la paso de maravilla, vamos a
cine, compartimos historias de los libros que leemos y
peleamos a nuestros amores literarios; en una ocasión,
vamos a un concierto de rock de unos vejestorios que a
Caro le gustan y a pesar de que me resistí en ir, no
puedo negar que la pasé increíble. Cada día nos
hacemos más amigas, nos turnamos y nos quedamos a
dormir una vez en la semana todas juntas en alguno de
los apartamentos, en donde hacemos maratones de
películas, series y libros, poniéndonos apuestas locas
como la que termine el libro primero en esa noche, se
gana un libro en físico y tiene derecho de hacerle
spoiler a los demás.
¡Yo odio cuando me ganan!
Una semana después me siento muy mal, tengo
dolor abdominal y fuertes dolores de espalda, creo que
la falta de sexo y suspender los anticonceptivos me
pasarán factura, sin olvidar que el periodo me vendrá
88
este mes con toda, es más, creo que me saldrá el sangrado
de los meses que llevo aquí en Londres, ya que las
pastillas me lo retuvieron ―pienso al recordar la escasez
de esta.
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CAPÍTULO 10
90
Casandra está al mando, se nos prohibió acercarnos a la
niña…
Maldigo al escucharla mientras ella continua:
―Pero hoy, la señorita Casandra y los de seguridad han
salido, y he aprovechado para ir a ver a Emma y no estaba
¡La niña ha desaparecido!
―¿Cómo que no está? ―pregunto confundida.
―La hemos buscado por toda la casa y no está, y lo
peor, es que la última vez que la vi, fue hace tres días
después de la discusión, ya que no podía ni subir a su
habitación.
―¿Tres días? ―grito descolocada.
Como se puede desaparecer alguien de la casa así
porque sí.
―Sí, nosotros no podemos salir de la cocina y como le
digo solo hasta hoy pude subir.
― ¿Y Damián?
No sé porque carajos pregunto por él, pero lo hago.
―Desde la pelea y a la luz de hoy, no sale del
despacho.
―¿No sabe lo de la niña? ―pregunto, mientras
empiezo a meter mis cosas en el bolso.
91
―No, no abre la puerta y nadie se atreve a entrar por
miedo, yo me he cansado de llamar a Thalía y al joven
Marcus, pero nada, y Alex y Sergio tampoco contestan,
así que salí de la casa ahora y busqué en un internet el
número de la tienda porque su celular tampoco me lo
contestaba.
―Ya voy para allá Inés, espérame afuera.
―Listo señorita, acá la espero.
Como alma que lleva el diablo, me subo al coche
que me presta Kelis, una compañera de trabajo al
contarle lo sucedido, y sin importarme el color de los
semáforos me las juego toda y salgo para la casa del
Ken Doll. Sin perder el tiempo mientras conduzco, me
pongo los audífonos y llamo a Thalía, pero no contesta,
lo mismo hago con Marcus y me manda a correo de voz
de inmediato, así que les dejo un mensaje de voz
diciéndoles todo y que voy saliendo a casa del puñetero
de Damián, que lleva tres días en su maldita cueva.
Cuando parqueo veo a Inés en la puerta.
―¡Ay! Señorita, ya no sé qué más hacer, le he
tocado la puerta al señor y no abre, y aunque tengo las
llaves, me da miedo que me haga algo. No más
92
recuerdo el día que usted se fue como se puso y me asusto.
―No te preocupes, aquí estoy yo y buscaremos a
Emma, llama a todo el personal que trabaja aquí y
mándalos a buscarla hasta debajo de las piedras.
Buscamos por toda la casa unas mil veces y nada que
aparece, veo que en el patio se estaba construyendo un
invernadero más grande, pero Inés me cuenta que la niña
dijo que no lo quería y suspendieron la construcción.
¡Más orgullosa que ella nadie!
Cuando entro a mi antigua habitación, un escalofrío
recorre mi cuerpo, todo está justo donde lo dejé la última
vez, parece que el tiempo no hubiera pasado y todo fuera
perfecto, pero al acordarme por qué estoy aquí, muevo la
cabeza y trato de olvidar lo que siento.
Él no lo merece.
Entro al baño y está hecho un desastre, ropa en el piso,
lámparas partidas y vidrios destrozados, en medio de todo
el chiquero, veo las fotos que me tomé con Emma en mi
cumpleaños partida en dos, y muchas otras fotos de mis
viajes con Damián destrozadas; así que para no pensar
más en eso y darle prioridad a la niña, las boto en la
basura.
93
Al final, ahí fue donde termino mi amor, en la
basura.
Después de que pasan algunas horas y llena de rabia
al ver que Emma no aparece por ningún lado, le arranco
las llaves de la oficina a Inés y entro dando un portazo.
Damián está sentado en la silla del todo poderoso,
con la cabeza acostada en su mesa y sus manos sobre la
cabeza, pero cuando escucha el fuerte estruendo, dirige
la mirada a mí y su aspecto es deprimente, su barba está
más larga que la última vez que la vi, su cabello casi
encima de su rostro y las ojeras muy marcadas, está tan
pálido que quiero salir corriendo y abrazarlo, decirle
que todo irá bien, necesito tanto su contactos que ver
sus ojos azules tan profundos y vacíos me remueven
por dentro, tanto, que tengo que sostenerme en el
armario para no caer.
Minutos después al pensar en Emma, me armo de
fuerza y sin importarme nada le suelto:
―Imbécil, muévete y sal de aquí, ¡ahora mismo!
―grito.
Al verme, Damián cambia la cara y se pone de pie,
pero se tambalea y tiene que sostenerse para no caer al
94
piso. Por instinto corro hacia él y cuando lo tengo cerca lo
miro, algo en sus ojos no me gusta.
― ¿Estas bien? ―Es lo único que puedo preguntar al
verlo.
Damián me mira, pero no dice nada y solo se acerca,
cuando está justo a un paso de mí, pone su mano en mi
cara y la acaricia. Sin dejar de mirarme sonríe y yo no
entiendo su actitud, ya que después de todo lo que nos ha
pasado, nuestros encuentros son una rivalidad, pero él,
ahora con todo lo que me odia está aquí riendo.
―Damián… ―Vuelvo a pronunciar.
― ¿En dónde estabas? ―dice mientras juega con mi
pelo.
―Damián, por favor reacciona, tenemos que hablar
muy seriamente ―digo cuando recuerdo por lo que he
venido.
―Dile a mamá que venga, necesito hablar con las dos.
―¿Con April? ―pregunto más confundida y este
asiente.
―Abrázame ―dice, mientras se acerca más a mí con
dificultad.
Cuando ya no hay distancia que nos separa, me aprieta
tan fuerte que creo que me romperé, pero su cuerpo se
95
siente tan frío que me preocupo al instante e intento
separarme enseguida, pero solo me sujeta con más
fuerza.
Me meto en su cuello y un olor extraño aflora de él,
otra vez intento alejarlo de mí, pero no lo permite y
solo me sostiene, mientras pega su frente con la mía y
me besa con urgencia, me besa como si no hubiera un
mañana, me besa como solo él sabe hacerlo y su
necesidad es desgarradora, tanto, que tengo que luchar
para no arrancarle la ropa ahora mismo, pero cuando
me separo de él, siento en mi boca un saber extraño.
Enseguida lo reviso por completo, su cara, su boca,
pero no encuentro nada, me alejo de él y llego a su
mesa, tiene un vaso de agua en ella, tomo el vaso y
cuando lo acerco a mi nariz, casi vomito al olerlo.
El olor es asqueroso.
―¿Qué es esto Damián? ―le pregunto preocupada.
Pero no me puede decir más, de pronto intenta llegar
a mí y cae al piso. Regreso hacia él y con ayuda de Inés
intentamos colocarlo de pie, cuando lo ponemos en el
sillón, llamo a Thalía por milésima vez, pero no
contesta, así que Inés de inmediato llama al médico de
Damián, es lo único que se nos ocurre.
96
Mientras lo llama me dice:
―Señorita, que no sea lo que estoy pensando.
―¿Qué cosa Inés?
―Hágame caso, aflójele la ropa, trate de seguirle la
corriente en todo y bríndele confianza, mientras el
médico me contesta y nos dice que más hacer, es más,
iré por el botiquín de primeros auxilios, ya regreso.
Inés se va y me deja más intrigada que nunca, pero aun
así hago lo que me dice, le desbotono la camisa y el
pantalón, al hacer esto, veo sus uñas azuladas y la
preocupación vuelve a mi cuerpo, lo miro y su palidez es
palpable.
Este hombre ha tomado algo.
Damián intenta colocarse de pie y yo trato de ayudarlo,
pero su ahora sudoroso cuerpo me hace sentarlo en el
sillón y quitarle la camisa para secarlo con la misma,
luego de esto voy al baño y traigo una manta, lo cubro
mientras me siento a su lado y lo abrazo.
―¿Por qué te habías ido? ―pregunta
―Tú sabes por qué ―digo, un poco molesta por la
situación.
―Yo solo sé que te amo.
Su comentario me deja fría.
97
¿Cómo es posible que después de todo lo que ha
pasado, él solo se comporte así?
―¿Qué te pasa Damián? ¿Perdiste la memoria?
Intenta ponerse de pie, pero se tambalea y vuelve a
caer en el sillón.
Hago que me mire y cuando sus ojos se encuentran
con los míos lo noto perdido, me acaricia la mejilla y
se acerca más a mí.
―Mamá está feliz de que estés aquí, hace un rato vino
y me dijo que contigo todo estaría bien.
―¿Qué más te dijo tu madre? ―pregunto cada vez más
perdida.
―Que no te dejara ir.
―Pero ya lo has hecho ―respondo de manera
inconsciente.
―Nunca, eso nunca pasará.
Me abraza y besa mi cara, pero al hacerlo lo noto sin
fuerza y le cuesta respirar.
―Damián quédate quieto ven, es momento de que yo te
consienta, solo acuéstate a mi lado ―digo, tratando de
que se quede tranquilo y deje de moverse.
No sé qué tenga, pero cada vez lo noto peor.
―Tú eres el complemento de mi vida.
98
Es lo único que dice cuando se acomoda a mi lado y lo
abrazo, pero yo no respondo, después de todo lo que ha
pasado no sé qué decirle.
¿Qué si aún lo amo?
Sí, pero eso es algo que no admitiré, el jamás sabrá que
aún sigo siendo esclava de sus besos.
Acaricio su cabeza y trato de que permanezca tranquilo,
a pesar de los arrebatos que le entran por besarme o querer
estar conmigo.
Me puedo estar muriendo de ganas, pero hasta ese nivel
no llegaré y menos, sabiendo que él en estos momentos no
está en sus cinco sentidos.
¿Debería aprovecharme de eso? ¿No? ―pienso
Mientras estoy sumergida en mis pensamientos Inés
llega con muchas cosas, y lo primero que hace es tomarle
la temperatura; mientras esperamos unos minutos le
chequea la presión arterial y le dice los valores al médico
que aún está en línea.
―Eli necesito que me ayudes, tienes que distraerlo
mientras le saco sangre.
―¿Sangre?
―Sí y en su estado puede ponerse agresivo si piensa
que le haré daño.
99
―¿En su estado?
―No sé cómo paso, pero Damián en estos
momentos, esta drogado.
―¿Esta qué?
―No es el momento Eli, solo ayúdame.
Mientras Inés hace todo lo que el médico le indica
por teléfono, yo le digo a Damián que todo va a estar
bien, que si me ama tanto como dice se deje hacer todo
lo que Inés le está haciendo. Al comienzo se muestra un
poco reacio, pero hago que me mire y lo beso, no se me
ocurre nada más, solo lo beso y distraigo su mente de lo
que está pasando, lo beso y me reconforto a mí misma.
Ya necesitaba una dosis personal de él ―pienso con
ironía.
Cuando Inés termina, me dice que debo llevarlo al
baño y tomarle una muestra de orina. Asiento mientas
aun no me cabe en la cabeza.
¿Damián drogado?
Como podemos Inés y yo lo llevamos al baño, pero
Damián al ver a Inés cambia la cara y esta tiene que
salir, cuando me quedo sola en el baño me mira y yo
trato de no pesar, porque nunca me hubiera imaginado
estar en este plan y mucho menos con él, aunque no
100
puedo negar, que verlo en este estado me ha ablandado
unos miles.
―Damián, debes orinar aquí adentro ―le digo,
cuando lo siento en el escusado.
―¿Para qué?
Mira el recipiente de mala manera.
―El medico necesita hacerte unos exámenes.
―Yo no estoy enfermo ―dice, más alterado de lo
que debería.
―Lo sé, lo sé, pero quiere hacerte un chequeo
general para comprobarlo el mismo.
―Yo estoy bien.
―Damián ―lo regaño.
―Tú deberías besarme, no regañarme.
Me sujeta por la cintura y me acerca más a él, mientras
me abraza y besa mi vientre.
―Nuestra familia ya es para que fuera más grande,
mucho más grande mujer mía.
Al escucharlo quiero partirle la cabeza con el retrete,
pero me tranquilizo, él no está bien.
―Si quieres que nuestra familia crezca, debes hacer
pis aquí, así los dos nos haremos los exámenes para
saber si estamos bien y podemos agrandar la familia.
101
Las palabras me salen de entre los dientes solo para
convencerlo y para mi sorpresa acepta, se sostiene en
mí y llena el recipiente, pero me deja con la boca
abierta cuando no se vuelve a subir el pantalón si no
que se lo quita por completo.
Un Damián completamente desnudo esta frente a mí
y mi corazón se acelera.
―¿Qué estás haciendo?
―Quiero empezar ya a agrandar nuestra familia.
Al escucharlo quiero matarlo.
―¿Estás loco?
No salgo de mi asombro.
―Sí, por ti, y quiero hacerte mía, aquí y ahora,
simplemente te necesito.
―Damián tú no estás bien.
―Si lo estoy ―dice algo enojado ―Solo necesito
tenerte para volver a encontrarme.
Damián se acerca a mí y me sujeta un poco fuerte
para mi gusto y me sigue diciendo:
―Eres mía y lo serás siempre, solo necesito un poco de
ti ahora, un poco de la mujer que amo.
102
Su comentario me deja cada vez más confundida, todo
este tiempo me ha estado diciendo tantas cosas y hoy, y
ahora…
―Damián…
―No me rechaces esta vez, ya no lo soportaría.
Al escucharlo mi corazón se contrae y lo abrazo, lo
siento tan frágil ahora que me es imposible no hacerlo, y a
pesar de que lo odie, lo abrazo tan fuerte que creo que lo
romperé. Cuando mi abrazo termina, Damián pega su
frente en la mía y escucho:
―Seré esclavo de ti y de tus besos hasta que deje de
respirar.
Sin más pega su boca sobre la mía con urgencia, pero
está tan débil que su beso es suave y pausado.
―Estaremos juntos apenas te recompongas ―le
digo, cuando se detiene para respirar mejor.
―No me recompondré si no te tengo, si no eres mía
no volveré nunca.
Su comentario me eleva y soy yo la que lo besa con
calma, mientras él me abraza lo más fuerte que puede, sin
perder tiempo me quita la blusa que llevo, pero cuando
intenta moverse se tambalea y tengo que sostenerlo con
fuerza para que no se caiga.
103
Esto es una mala idea ―pienso, pero me dejo llevar.
Mientras lo beso lo siento lentamente en el escusado
y trato de que se recueste un poco y pueda sentirse
cómodo, pero él solo me abraza por la cintura y me baja
el pantalón con lentitud, mientras me besa y termina de
quitarme la ropa.
Cuando por fin estamos desnudos los dos, me siento
en sus piernas y nos besamos por una eternidad, cuando
lo siento duro debajo de mí, trato de contener la
respiración y él me sienta tan despacio, que siento un
dolor mezclado con placer, trato me moverme lento,
mientras se pega a mis labios y con sus manos me
acopla más y más; cada segundo que pasa yo
intensifico un poco más, necesitaba tanto de él, que no
se si esté cometiendo un error.
Así duramos unos minutos hasta que ambos
llegamos al clímax, pero cuando me voy a colocar de
pie, me abraza y así permanecemos algunos minutos.
Cuando Inés toca la puerta avisándome que ya llego el
doctor, me incorporo de inmediato y me visto deprisa.
Enseguida, hago lo mismo con Damián y le coloco la
ropa, pero en el intento me mira con picardía, con ganas
de volver a repetirlo, así que antes de que se le ocurra
104
hacerme hacer otro disparate, abro la puerta y le pido a
Inés que me ayude a sacarlo del baño, mientras le entrego
la muestra al médico.
Este, ahora identificado como Francisco, me dice que
Damián debió haber consumido algún tipo de droga, y
presenta un cuadro de intoxicación, así que, acostándolo
en el sofá de la oficina, le coloca una intravenosa y algún
tipo de medicamento, ya solo queda esperar a que se le
pase el efecto.
Me inclino hacia él y acaricio su rostro, él puede ser
todo, pero, ¿un drogadicto? No lo creo, es imposible.
Emma desaparece y su padre se convierte en
drogadicto.
Esto no puede ser cierto.
Esto no puede estar pasando.
Cuando Inés vuelve al despacho, le pregunto de donde
saco todo lo que me trajo, tenía a la mano todas las cosas
que el medico utilizó y no logro entender por qué.
¿Sera que siempre fue un drogadicto y yo jamás me
enteré?
―Eso era de la señora Elena.
Al escucharla me quedo de piedra, esa era toda una
joyita y no en el buen sentido de la palabra.
105
―Hubo un tiempo que la señora Elena cayó en
depresión y consumía.
―¿Damián lo sabía?
―Sí, cuando se enteró fue un momento muy fuerte,
pero con su ayuda ella se mejoró y no volvió a esto, por
eso tengo esas medicinas, porque varias veces a la
señora le pasó lo mismo y usábamos esto, lo que no
entiendo es, ¿por qué le ha pasado al señor? Él odia
todo eso.
―¿Quién sabe? Las circunstancias quizás.
―Eso es imposible, si no lo hizo cuando murió toda
su familia, no creo que lo haga por esto, es imposible y
yo soy capaz de meter las manos al fuego por él en
esto, eso es algo que el señor aborrece, mi niño puede
ser lo que sea, pero es el hombre más correcto referente
a estas cosas, es más tiene una fundación antidrogas.
Mi niño no es un vicioso.
―Lo siento Inés, no quise molestarte, pero con todo
lo que pasa ya no sé qué pensar.
Me quedo hablando con Inés un rato mientras el
doctor sigue revisando a Damián y después de ponerle
algunas cosas más me dice que estará bien, que solo
necesita descansar, eso sí, después de hablar seriamente
106
con Inés la bombilla se me prende y le pido al médico que
le haga exámenes de todo, incluso al agua que está en su
escritorio, es mejor estar prevenidos. Cuando este se va,
me dice que me llamará apenas tenga los resultados, que
será su prioridad.
Horas después cuando estoy apunto que volverme loca
al ver a Emma desaparecida y a su padre así, este despierta
y me mira desorientado, se incorpora en el asiento y al
mirar la destroza que lleva puesta me mira extrañado, pero
como si todo volviera a él de volada se pone de pie, me
mira de mala gana, mientras suelta furioso:
―¿Quién carajo te crees tú para estar en mi despacho?
Es más, ¿quién te ha permitido entrar de nuevo a mi casa?
―Señala más enojado, aunque sin fuerza.
¡Ya volvió el idiota!
Creo que drogado me gustaba más ―pienso
Con ganas de patearle el culo para que se acuerde del
día que lo parieron, traro de resistirme y pensar en Emma,
estoy aquí por ella.
―Me creo la madre de tu hija, porque, aunque tú no lo
quieras, ella y yo lo queremos así, y quiero que sepas que,
por su bienestar, pasaré por encima de ti si me toca.
107
Lo miro con ganas de querer matarlo y cuando la
rabia se apodera más de mí, sin importarme nada de lo
que le hubiera pasado horas antes añado:
―Ve enterándote de una vez, que Emma lleva tres,
escucha bien, ¡tres! Malditos días, desaparecida, y yo
de aquí no me voy hasta que aparezca. ¿Me has
entendido o te lo repito?
―¿Cómo?
Cae sentado de nuevo en el sofá y se toca la cabeza,
aún debe estar confundido.
Cuando Emma aparezca, le pateare el culo por
inepto.
108
CAPÍTULO 11
109
Me mira aun procesándolo todo, sé que en parte no
es su culpa, drogado no podía hacer nada, pero él debía
estar más pendiente de Emma, él debió confiar en mí y
nada de esto hubiera pasado, así que cuando la rabia se
apodera por completo de mi sistema grito más fuerte
para que reaccione:
―Vamos, tú que todo lo puedes y eres el señor
perfecto dime, ¿dónde está la niña? ¿Dime en dónde
está mi hija?
Me mira con cara de preocupación y si antes estaba
pálido ahora no se ni de qué color está; se queda
pensativo e incrédulo de que la niña no esté me dice:
―En su habitación, ella debe estar en su habitación.
―Pues ve enterándote que Inés me ha llamado
preocupada, porque hoy desobedeció la orden de
Casandra y fue a ver a la niña, encontrándose con la
sorpresa de que no estaba, Damián me puedes explicar,
¿por qué eres tan inhumano y apartaste a la niña de
todas las personas que la queremos? ¿Acaso quieres
que sea infeliz siempre? ¿Cómo es posible que le
prohíbas a Thalía, Alex, Sergio e Inés que vengan a
visitar a la niña o se acerquen a ella? Una cosa es que
me odies sin motivo y otra que lo pague Emma.
110
―Claro que tengo motivos para odiarte, y referente a
Emma, yo no he dado ninguna orden de que no se le
acerquen, ¿tú de que me crees capaz? ―dice, mientras
toma su teléfono.
―Pues tu protegida dio la orden y nadie podía verla,
Emma era una carcelera, a la que sólo los guardias de
seguridad que esa misma contrató, le podían llevar la
comida ―le grito fuera de mí.
¿Él es el dueño de esta casa? Pues no parece.
―Esto es increíble, increíble ―grita, y volviendo a
llamar, espera un momento y añade enojado: ―Casandra,
espero que lo que me están diciendo no sea verdad, porque
juro que te mato, así que mueve ese culo y ven a mi
despacho enseguida.
―Sólo reza para que ella no le haya hecho nada a mi
niña, porque no habrá rincón tan pequeño en el mundo,
donde pueda ocultarse de mí y de quienes queremos a
Emma, y da por sentado, que tú también pagarás las
consecuencias ―le digo sin ningún tipo de calma.
Damián me mira y desesperado llama a todo su
personal, los pone a buscar a la niña, mientras Inés le
cuenta las atrocidades que Casandra ordenó en su nombre
111
y que él jamás se dio por enterado, mientras yo siento
que me falta el aire cuando lo escucho todo.
¡Me siento o me desmayo!
Damián llama a la policía mientras Inés me brinda
algo de tomar, pero yo me niego, tengo la garganta
cerrada y nada me pasa, solo necesito encontrar a
Emma. Con los nervios de punta llamo a Sergio y a
Alex mil veces más, cuando estos me contestan por fin
y se enteran de lo que pasa, corren a ayudarnos lo más
pronto posible, pero siento en sus voces más
preocupación y miedo, lo que hace que me ponga peor.
Cuando estoy a punto de arrancarme los pelos,
entro a la habitación de Emma por tercera vez y busco
algo que me pueda decir en donde está, lo que sea.
Comienzo por revolverlo todo más de lo que ya está, y
cuando casi me doy por vencida, veo sangre en el
canasto de la ropa sucia.
¡Ay, Dios bendito!
Sin tiempo que perder comienzo a sacar la ropa y
noto que todos sus guantecitos están manchados de
sangre; de inmediato, miro mis manos y maldigo al ver
la sombra de una cicatriz, una, que me hicieron mis
progenitores cuando era pequeña.
112
Esto no puede estar pasando, no se puede estar
repitiendo mi historia ―pienso, cayendo sentada en la
cama.
Las lágrimas inundan mi rostro, mientras pienso por
todo lo que puede estar pasando mi niña. Cuando vea
Casandra le daré su merecido, eso ya es un hecho. Es que
donde la vea ya mismo, no sabré ni de lo que seré capaz.
Damián entra en la habitación y cuando se acerca, me
le tiro encima sin importarme nada, mientras lo golpeo y
le grito:
―Como a Emma la estén maltratando físicamente en
esta casa, te demandaré y me la llevaré tan lejos, que
nunca en tu vida sabrás de ella, ¡nunca!
―¿Qué locuras estás diciendo mujer? Yo jamás dañaría
a mi hija ―me dice, tomándome de los brazos para que no
lo siga golpeando. ―Nunca la he tocado ni la tocaré.
Más le vale.
―¡Tú no, pero ahora me doy cuenta de quién
sí!―grito, separándome de él y tirándole los guantes
ensangrentados en la cara. ―Que Casandra se atenga y se
esconda bien, porque me la llego a cruzar y no la cuenta.
Se lleva las manos en la cabeza al ver los guantes y
comienza a partir todo a su paso enloquecido, mientras
113
grita cualquier sin fin de barbaridades y se hace sangre
los puños partiéndolo todo, y yo dejo que lo siga
haciendo, se merece sufrir tanto o más, de lo que Emma
lo ha hecho estos últimos meses o bueno, toda su vida.
De un momento a otro la puerta se abre, Inés nos
informa que los detectives y la policía ya han llegado,
así que los dos bajamos y hablamos con ellos, minutos
después, Alex y Sergio llegan, estos al ver a Damián se
acercan con rapidez, y el primero, le da un derechazo y
mirándolo dice:
―Por tu bien, que a Emma no le pase nada o lo vas
a lamentar.
114
CAPÍTULO 12
118
―Ese imbécil no es nada mío, ¡nada! ―suelta Damián
caminando desesperado.
―Quieras o no, él tiene derechos sobre la niña ―le
dice Thalía con amargura.
―¡No! Él no tiene nada, Emma es mía y ese infeliz no
me la va a quitar ―añade este regresando a mí, con una
más que significante mirada, una que me parte hasta el
alma. ―¿Tú y tú amante lo tenían planeado desde antes
verdad? ¿Quieren separarme de mi hija?
Damián me toma de los brazos y me mueve con fuerza,
mientras me grita:
―¿Dónde la tienen? ¡Devuélvela!
―No tengo ningún amante y, y…
Todo lo que hace y dice me afecta tanto, que rompo a
llorar de impotencia, no entiendo porque rayos piensa que
yo me la he llevado, si estoy más preocupada que él.
Marcus, Alex y Sergio lo separan de mí y lo sientan
lejos, en ese momento, Marcus se me acerca y
abrazándome fuerte me dice a oído:
―Cálmate Colombianita hermosa, todos estamos
desesperados y a mi hermano ya se le volvió a nublar la
mente.
119
Asiento y trato de calmarme un poco, mientras
Marcus me sienta al lado de Thalía y este continúa
diciendo:
―Si tú no sabes nada de Nick, explícame las fotos
que le llegaron a Damián.
Al escucharlo Thalía me mira con reproche por no
haberle dicho que era él.
¿Cómo lo iba yo a saber?
―No lo sé Marcus, él sólo me ha invitado a bailar
como a las demás los otros chicos.
―Eli, pero yo jamás te vi junto a él ―interviene
Thalía.
Me quedo pensando unos minutos y al darme cuenta
de algo digo:
―El sólo estaba los días que tú estabas de turno o
cuando te ibas temprano con César, la única que estaba
conmigo siempre que él aparecía era Casandra, y ella
nunca dijo nada, es más, hasta le caía bien.
―Esos malditos ―suelta Thalía a punto de matar a
alguien.
―Marcus, sólo bailé con él en una que otra ocasión,
y el ultimo día que lo vi se propasó besándome, y entre
Max, Alex y todas lo pararon; de allí vienen las fotos,
120
pero no tengo nada con él, no sé quién es, no sé nada, no
sé nada.
Digo por fin la verdad de todo.
―¿Cuándo carajo pasó eso? ―suelta Marcus enojado y
al ver mi cara añade: ―Tranquila hermosa, tranquila.
―Cuando la familia de la señorita vino y doy fe de lo
que acaba de decir, aunque eso de que lo paramos nosotros
no es cierto, la señorita supo defenderse muy bien, y
dejándole un ojo colombiano lo puso en su sitio, los demás
sólo lo terminamos de rematar. ―Me defiende Alex
Marcus sonríe con tristeza, mientras Thalía me abraza.
―¿Cómo no pude darme cuenta de que Casandra me
utilizó? ¿Cómo? ―digo preocupada.
―Tranquila querida, tú no tienes la culpa de nada, tú
no podrías saber que esos idiotas te utilizarían para seguir
arruinándole la vida a Damian ―suelta Thalía.
―Nos utilizó a todos ―interviene Marcus.
―Estoy segura de que Nick sabía que se amaban, pero
también sabía, cómo se pondría el Brad Pitt andante al ver
las fotos, y este tonto se la puso fácil.
Cayó dos veces en la misma trampa ―pienso, al
recordar lo que paso con Tacher.
Definitivamente la gente no aprende.
121
―¿Pero la niña qué tiene que ver él con la pobre
criatura? ¿Por qué el muy imbécil se la ha llevado?
¿Por qué?
Aun no entiendo qué papel juega Emma aquí, por
qué se ensaña con la niña, si el problema es con
Damián.
―Porque ese bastardo es su padre biológico
―suelta Damián de pronto derrotado.
122
CAPÍTULO 13
123
―Cuando encuentre a ese malnacido… ―grita
fuera de sí, pero al ver mi cara de espanto camina hacia
mí, y pasándose las manos por la cabeza dice: ―Eli, mi
Eli yo, yo…
Pero no lo dejo terminar, no puedo, no puedo.
―Lo pasado pisado y enterrado, lo nuestro ya no
tiene cabida aquí, ahora lo que importa es la niña. ―Me
aparto de su lado y salgo al patio a tomar aire.
¿Que esperaba?
¿Me pide perdón y perdonado?
Él está loco, pero de remate.
Lo nuestro se acabó y no hay vuelta atrás, lo que
pasó en ese baño fue un desliz que quedo borrado junto
con la memoria de Damián.
El médico me llama y nos dice algo que nadie puede
creer, a Damián lo estaban envenenando con un veneno
muy poderoso, pero que no le ha causado un daño
grave en su organismo ya que se lo estaban dando hace
poco y en pequeñas cantidades. De inmediato todo el
mundo enloquece y por orden de Damián inspeccionan
cada lugar de la casa, mientras a él le colocan varios
medicamentos y hace traer una mini clínica a su casa,
sin su hija él no sale de aquí.
124
Para sorpresa de todos al llegar a la habitación de
Casandra encuentran no solo la droga y el veneno, sino
también un diario. Sin importarme nada lo tomo y lo leo,
pero en este solo veo el nombre de Damian, en cada
página, en cada espacio libre Damian aparece, en cada
frase, en cada renglón y la obsesión es palpable, y más
cuando leo:
126
Creo que lo que hice con Damián hace días lo ha
empeorado todo ―pienso, al sentir el dolor cada vez
más fuerte.
Marcus me toma del brazo y me sienta en el sofá.
―Tranquilízate por favor, necesito que pienses y
recuerdes algún lugar donde quiso llevarte o algo que
mencionara.
Niego con la cabeza, porque él nunca me dijo nada.
¡Nunca!
Apenas me topé con él un par de veces y eso solo sirvió
para que tomara las malditas fotos, para nada más.
―Él está muy cambiado señor, cuando coincidimos en
el bar no lo reconocí, debe tener unas cuantas cirugías o se
camuflaría con maquillaje, porque ya no lleva ese tatuaje
―interviene Alex de pronto.
―Busquen en todos los hospitales información que nos
sirva, pero ya ―dice el detective O’Connor.
―Sigan tratando de localizar el teléfono y las tarjetas
de la sospechosa, si la encontramos a ella también a la
niña, busquen los últimos lugares que ha frecuentado
―dice el teniente López.
De pronto al escucharlo se me prende la bombilla y me
regaño mentalmente por no haberme acordado de eso
127
antes, como es posible que haya sido tan tonta, sí ese es
el primer lugar al que debí ir. Me paro de un brinco
para ir por Emma, pero al instante me mareo y caigo al
piso.
128
CAPÍTULO 14
131
Después de una eternidad logro encenderlo, sigo mi
camino recorriendo las calles, cuando por fin encuentro la
casa, parqueo en una esquina y decido llamar a Marcus
para darle la ubicación del lugar, pero entonces me doy
cuenta que dejé mi teléfono en el otro auto.
Sin tiempo que perder camino hacia la casa, me
acerco con cautela y miro por la ventana en busca de la
niña, pero no logro ver nada, la oscuridad se ha tornado
y se me dificulta mirar adentro.
Llego a la gran puerta e intento abrirla sin tener
éxito, entonces reviso alrededor de la casa tratando de
buscar por donde entrar, llego a una ventana y escucho
unas voces dentro de la casa, me acerco más a ella, pero
no logro entender lo que dicen, así que me doy la vuelta
buscando más opciones, hasta que de pronto veo la
ventana del segundo piso abierta.
¡Bingo!
Trato de ver cómo puedo subir, pero está muy alto,
tomo lo que encuentro a mí alrededor para hacer una
gran pila y subir un poco más, acomodo algunos
ladrillos y rocas, subo y escalo aferrándome bien a un
poste que tengo a mi lado; después de unos diez
intentos por fin logro subir y entrar.
132
La apariencia por dentro de esta es cada vez más
terrible, telarañas por todos lados, cajas, cuadros y todo
tipo de cosas viejas rodean la estancia, mientras camino el
lugar.
Recorro la habitación con la mirada y un escalofrío
pasa por mi cuerpo, mientras el dolor de la cintura vuelve
y yo me siento en la cama por unos segundos para reposar.
Minutos después cuando me siento mejor, la curiosidad
me puede y comienzo a revisar todo.
Estoy segura de que encontraré algo, mi instinto nunca
me falla ―pienso.
Recorro la habitación mientras reviso algunas cajas,
pero la luz del farol que está afuera es lo único que
alumbra el lugar, así que casi a oscuras lo reviso todo.
Tomo algunas fotos de una de las cajas y me acerco más a
la ventana, veo a un señor bien parecido con bata blanca y
a dos niños junto a él, el más grande de ojos verdes y el
otro de ojos azules, la imagen de Damián y Nick llegan a
mi cabeza de inmediato, y me doy cuenta los buenos
hermanos que fueron en ese tiempo, al verlos abrazados al
que ahora reconozco como su padre.
Sigo mirando y en otras de las fotos veo a dos chicas,
de inmediato reconozco a Thalía, divina y hermosa como
133
siempre, al lado de alguien que se parece mucho a
Damián, así que deduzco que puede ser Loris, su
gemela; busco un poco más y la imagen de una
impresionante mujer aparece de pronto frente a mí y
sonrío, cabello largo, ojos azules y de contextura fina;
detallo cada fragmento de la foto y veo enganchada en
cada pierna de ella a dos hermosas niñas, sus ojitos
verdes y cabello oscuro las delatan, sin duda son las
gemelas y la madre de Damián. La foto irradia tanto
amor y alegría, que no puedo evitar guardarla en el
bolsillo de mi pantalón, y recordando el motivo por el
cual estoy aquí, decido dejar todo en su lugar y seguir.
Al mover algunos chécheres aparece una puerta, y
de inmediato comienzo a mover las cajas que me
estorban para poder acercarme más, pero a medida que
me acerco a esa puerta, un mal olor se impregna en mis
fosas nasales y me advierte que no siga, pero puede
más mi intriga que todo lo que mi cuerpo pueda sentir.
Cuando por fin logro llegar, observo que la puerta
tiene un gran candado, así que dando media vuelta
busco algo con que abrirlo, si está cerrado es porque
hay algo importante.
134
Busco un objeto contundente que pueda romperlo, pero
después de tanto buscar y no encontrar, arranco un barrote
que está casi suelto en una de las ventanas; cuando llego a
la puerta, doy el primer golpe y un gran sonido sale, de
inmediato me aseguro de que nadie venga, y cuando es
seguro, intento dos veces más partiendo el candado, pero
cuando la puerta se abre el olor es tan intenso, que decido
no entrar y salir de la habitación.
Un ruido llama mi atención y camino hacia las
escaleras con cautela, agacho la cabeza para identificar a
alguien, pero todos están de espalda; mi corazón comienza
a latir con fuerza cuando escucho:
―Tráeme a quién sea que esté allá arriba.
135
CAPÍTULO 15
137
El frio es cada vez más intenso y trato de calmarme,
segundos después, siento unos pasos recorrer el lugar,
mientras mi corazón late a mil por hora sintiendo morir,
pero cuando siento una mano sobre mi pierna las ganas
de ir al baño me atacan.
¡Ahora no!
¿Por qué?
Siento unos movimientos cerca de mí y un murmullo
que me eriza la piel, instantes después, escucho como la
puerta se cierra y un gran silencio rodea la habitación.
¡Uffffff!
En ese momento, no sé qué hacer, no sé si salir o
esperar un rato más, pero al sentir el olor y saber ya de
donde proviene, decido levantarme y salir.
Cualquier lugar es mejor que este.
Cuando al fin estoy de pie y cada vez más
impactada, recorro la instancia con la mirada, solo a un
psicópata se le ocurriría hacer esto; dispuesta a salir de
aquí muevo mis pies hacia la puerta, pero algo me
llama la atención, una hermosa pulsera de plata resalta
en uno de los mesones, y se me hace familiar.
Esto no puede ser cierto.
138
A mi cabeza enseguida llega esa pulsera, Es la misma
que le regalé a Gregory en nuestro segundo aniversario,
así que, con todo el miedo del mundo camino hacia ella,
pero al llegar, subo con miedo la manta del mesón y
aprieto mi boca para no gritar, esta tan putrefacto que no
lo reconocería, pero mirando una nota que está en su pie,
leo y creo morir.
Es él.
Es, es, Gregory.
Mi cuerpo tiembla y las lágrimas corren por mis
mejillas al ver el cuerpo sin vida de Gregory frente a mí, al
rodar un poco más la sabana, recorro su cuerpo con la
mirada y veo la brutal masacre. Verlo totalmente
destrozado me impacta y subo las manos a mi boca
tratando de evitar lo inevitable, pero cuando veo las
perforaciones de su estómago, volteo la cabeza y vomito.
No puedo aguantarlo más, no puedo.
Cuando ya nada más puede salir de mí, me limpio la
boca y camino hacia la puerta, necesito salir de aquí, pero
para mi sorpresa la puerta no abre.
Tiemblo y las lágrimas corren por mis mejillas con más
fuerza, mientras trato de salir de este lugar, pero se me es
139
imposible, no abre, así que me toca buscar otra salida
de este matadero.
¡Qué horror!
Reviso la habitación detalladamente y para mi
desgracia, logro ver diferentes cuerpos sin vida; al
pensar en el motivo que me trajo aquí, mi cuerpo
reacciona y mi estómago se contrae tan fuerte, que el
vómito se apodera de mí.
Ella no puede estar aquí.
Camino por la habitación revisando cada mesón que
encuentro, necesito ver que Emma no esté aquí, y no
puedo salir sin haberlo revisado todo.
Es impactante cada cosa que las sábanas me
muestran y noto como algunos de estos cuerpos están
más demacrado que otros; solo unos pocos se
encuentran en perfecto estado y es extraño, porque los
últimos cuerpos que revisé se veían tan perfectos que
no parecían reales, pero eso sí, el olor es cada vez peor,
así que a cada dos cuerpos vomito.
Esto es peor que la morgue ―pienso.
Cuando ya me faltan seis mesones por descubrir, el
miedo aumenta su intensidad y rezo al cielo que esté
equivocada, que mi niña esté bien; voy descubriendo
140
cada uno de los cadáveres con el Jesús en la boca, y
cuando sólo me faltan tres me acerco con pánico.
Dios, que no sea ella por favor.
Llego al mesón lo más despacio que puedo, pero al ver
que una manta cubre algo más pequeño que las otras, lo
peor se viene a mi cabeza.
Esto no puede ser cierto.
¡No!
Miro al cielo y rezo una plegaria mientras tomo la
manta con ambas manos, y la levanto descubriendo el
cuerpo por completo.
―¡No! ¡No! ¡No!
141
CAPÍTULO 16
142
Las imágenes de cuando la conocí, comienzan a
pasarse por mi cabeza, de inmediato recuerdo todos
esos hermosos y locos momentos. Por mi mente pasan las
salidas a escondidas, los momentos que pasamos juntas en
la cocina, las peleas con Damián, las veces que jugábamos
en la piscina y las desveladas al ver los maratones de
películas.
¿Cómo es posible que un ser tan lleno de luz, haya
terminado así?
Tomo su cuerpo y lo abrazo con desespero, mientras
me aferro a ella, este ha sido el dolor más grande que
podré sentir en mi vida, no quería perder lo más bonito
que me pudo pasar, Ella.
El dolor es más fuerte que yo y no puedo sostenerme de
pie, así que caigo al piso y saco todo lo que siento, grito,
lloro y subo las manos a mi cabeza desesperada, esto no
puede ser, no puede. Vuelvo a colocarme de pie y le hablo
a la niña, le grito y le exijo que se levante, pero no lo hace,
de un momento a otro, lo comienzo a romper todo y
enloquezco.
Cada cosa que se atraviesa en mi camino sale disparada
a cualquier dirección, no puedo con este dolor y creo que
no podré nunca. Mientras destrozo la habitación veo tres
143
mesones más a un lateral de mi posición, así que
pensando que no podré encontrar algo peor, voy hacia
ellos y los descubro.
La impresión es cada vez más grande cuando
encuentro sus cuerpos. ¿Qué psicópata es capaz de
hacer esto? ―pienso desesperada, mientras no puedo
despegar los ojos de los cadáveres perfectamente
embalsamados de April, Loris y Elena. De pronto mi
cabeza comienza a dar mil vueltas e intento salir de esta
habitación, necesito avisarle a alguien que estoy aquí,
pero no encuentro como.
La puerta de la habitación se abre y en cuestión de
segundos me toman de la cintura y escucho:
―¿Qué crees que estás haciendo aquí?
Un hombre más grande que Dwayne Johnson, la
roca humana, aparece frente a mí y sin perder un
segundo, me sujeta y me saca de ese terrible lugar.
Cuando bajo recorro la instancia con la mirada y me
percato de todo lo que pueda, necesito huir de aquí
pronto.
Este me lleva a una oficina muy parecida a la de
Damián, me empuja para que entre en ella y me deja
144
encerrada. De inmediato busco como salir, pero me distrae
una foto puesta en una de las repisas.
La joyita de Elena brilla en todo su esplendor.
Así que sin tiempo que perder reviso todo, cada cajón
del lugar, cada estante, revuelvo cada espacio buscando
todo y nada, cualquier cosa, algún indicio de algo, lo que
sea; cuando casi me doy por vencida, encuentro dos
cajones con seguro, así que busco algo con que romperlo,
cuando encuentro un palo de golf, le doy varios golpes y el
primer cajón abre, saco todo lo que hay adentro y lo tiro al
piso.
De este salen papeles y más papeles, reviso cada uno de
estos y me doy cuenta que son las cuentas bancarias de
Damián, las reviso y veo como se han traspasado el dinero
mes a mes a una cuenta en otro estado, sin más, doblo los
papeles y los meto en mi pantalón, tengo que llevarme
toda la evidencia. Sigo revisando y para mi sorpresa veo
varios negocios que Damián estuvo haciendo hace algún
tiempo, lo extraño es que la firma de Nick esta junto a la
de él.
¿Cómo es posible?
Trato de leer lo que dice y veo como este autoriza
traspasarle alguna de las propiedades más importantes de
145
sus empresas, sin poder creerlo guardo cada documento
que implique a Damián
Nick definitivamente estaba a punto de llevarlo a la
banca rota.
Pero cuando creo que no encontrare nada más, el
segundo cajón me revela una computadora, la enciendo
y tiene contraseña, trato de pensar, de descifrarla y
cuando un nombre se me viene a la mente lo coloco
Elena, pero no tengo suerte, sigo probando un sin fin de
contraseñas y cuando se me ocurre otra la coloco sin
pensarlo Damián.
¡Bingo!
Sin duda esta computadora no es de Nick como
pensaba.
De inmediato veo movimientos de dinero,
cargamentos de drogas y muchos documentos que
implican a Nick con terrorismo y narcotráfico, y otros
más donde resalta el nombre de Damián, así que al
darme cuenta que este computador no podré sacarlo,
me envió todo a mi correo y al de Damián.
Por si no salgo viva de aquí ―pienso.
Cuando termino con el computador lo apago y lo
escondo en otro sitio, de inmediato, reviso con más
146
detenimiento el segundo cajón y encuentro un sobre, sin
tiempo que perder ya que alguien puede aparecer en
cualquier momento lo abro.
De este sale un anillo, una foto y varios papeles, miro la
foto y en ella aparece Elena y Damián, al detallarla veo
como esta está luciendo su anillo y de la nada lo suelto
como si me quemara. Reviso los papeles y encuentro dos
cartas. De inmediato abro la primera:
<Querido hijo,
Quizás este no sea el medio adecuado para hacerlo,
pero no encontré otra forma más segura para
desahogarme que esta, toda la casa está invadida por el
odio y el resentimiento de una persona que te ha querido
siempre; hoy tras la muerte de loris, he decidido soltar
algo que he callado desde hace algún tiempo, algo que
debes saber por mí.
Necesito que apenas sepas esto, comiences atar los
cabos, ya que mi primera revelación será de Casandra, sí,
ya que ella no es la hermana de Elena como nos han
hecho creer todo este tiempo, ella es su madre.
147
Lo que dice la carta me deja fría e intrigada, así que
sin poder entender aun lo que pasa sigo leyendo:
153
―Miren nada más quién se nos ha unido a la fiesta
―suelta Nick, mientras camina hacia mí. ―Todo me lo
están poniendo tan, pero tan fácil, que ya me parece
aburrido.
―Pagarás muy caro ese amor que sientes por
Damian, y haberlo hecho feliz este tiempo ―suelta,
Casandra mirándome con rencor.
Nick, se pone frente a mí y agarrándome el mentón
con fuerza me hace mirarlo.
―Pero más caro lo pagará él, eso tenlo por seguro
―me dice, con una sonrisa de satisfacción en la cara.
De pronto y sin ni siquiera esperármelo, se pega en
mis labios de tal manera, que quiero vomitar de nuevo;
trato de resistirme y al no poder, le muerdo la boca tan
fuerte, que un pedazo de su labio se queda en mí.
―¡Perra maldita! ―escucho que grita, mientras un
sabor metálico traspasa mi boca y escupo.
Casandra viene hacia mí y en cuestión de segundos,
siento como su mano se impacta en mi cara, trato de
lanzármele encima, pero el grandulón no me lo permite.
―Ni tú ni nadie podrá con nosotros, maldita.
Segundos después, siento un fuerte impacto en mi
cabeza y la oscuridad se apodere de mí.
154
CAPÍTULO 17
156
Me levanto de la cama más confundida que nunca,
intentando descifrar que es lo que está pasando, me
coloco de pie e intento llegar a la puerta, pero no lo logro,
las cadenas son muy gruesas y no las puedo arrancar.
Después de pensar mil cosas por un largo tiempo, se me
ocurre mover la cama hacia la puerta y así poder ver
mejor, cuando llego a esta veo que la sala está vacía, así
que, sin más comienzo a tratar de abrir la puerta, pero es
inútil, esta no abre; de la nada, escucho un grito y el
cuerpo se me eriza, de inmediato la puerta se abre y Nick
entra, sin más me toma del cuello y tirándome en la cama
me dice:
―Nadie te salvara de esta maldita, así que es mejor
cállate, antes de que adelante tú final.
―Suéltame ―digo tratando de empujarlo, mientras me
aprieta el cuello cada vez más.
Cuando estoy a punto de quedarme sin aire, me suelta y
como puedo le grito:
―¿Dónde está Emma? ¿Dime que hiciste con ella?
―Ella, está justo donde muy pronto vas a estar tú, así
que no te preocupes.
157
Sin pensarlo, me le tiro encima y lo golpeo con todas
mis fuerzas, mientras me agarra las manos y las sujeta en
la cama cuando intenta besarme de nuevo.
―Tienes que ser mía.
―Nunca ―le digo, mientras le muerto fuertemente
el labio y hago que le sangre.
―Maldita ―dice, mientras me golpea fuertemente
el rostro.
Sale de la habitación y suspiro frustrada, si le hizo
eso a Emma, que no me hará a mí.
Los minutos pasan y me desespero, la cara me arde y
mi mente no deja de pensar, necesito salir de aquí,
como sea. Por debajo de la puerta se abre una reja y un
plato de comida aparece.
Hasta ahora no me había dado cuenta que desde hace
días no como bien ―pienso. Aunque no comeré nada
de lo que me den aquí, así que la empujo por la misma
puerta en donde entró.
―No sé qué le abras hecho, pero debes obedecer.
Su voz me pone la piel de gallina y me asomo en la
puerta enseguida, pero no veo a nadie.
―Tienes que comer o te ira peor.
158
El plato vuelve a entrar por debajo de la puerta y yo
miro por debajo de esta intrigada, pero solo puedo ver
sus pies.
―¿Emma? ―le pregunto sorprendida.
La niña al escucharme se queda callada, pero escucho
su respiración, aún no logro ver su cara, pero su voz... esta
solo me deja el plato y se aleja de la puerta.
Al verla alejarse me levanto y miro por el espacio libre
arriba de la puerta, la veo brincar hacia el patio de la
casona.
No entiendo nada, es Emma, es la misma, pero…
¿camina?
Emma corre y me ignora, haciéndome sentir cada vez
más perdida. ¿Y lo que vi allá arriba?
Creo que me estoy volviendo loca y veo a Emma en
todas partes, acepta que no es ella, acepta que ella está
muerta. ¿O si es ella?
Desde ese momento no tengo un rato de paz, ya no
estoy segura de nada y no entiendo lo que está pasando,
cuando se hace de noche escucho unos pasos y de
inmediato me incorporo y reviso quién esta tras la puerta.
Al ver los ojos verdes que me miran se me para el
corazón y la piel se me eriza por completo, me rasco los
159
ojos y vuelvo a mirar para asegurarme de qué si sea
ella, que la que está de pie tras la puerta es Emma.
No puedo estar alucinando, se ve muy real ―pienso.
Pero mis miedos se confirman cuando la puerta se
abre y ella entra.
Después de que se me pasa la impresión de verla
entrar caminando, la miro de arriba abajo y le pregunto:
―¿Qué estás haciendo?
―Trayéndote comida ―responde sin más.
―No me refiero a eso, ¿por qué estás aquí? ¿Por qué
haces esto?
―Aquí vivo ―responde con ironía.
Como si fuera algo obvio.
No sé qué diablos está pasando.
―¿Aquí vives? ―pregunto sorprendida.
―Sí, aquí vivo.
―Claro que no, tú no vives aquí Emma, tú vives con
Damián.
La niña al escucharme me mira extrañada y después
de pensarlo mucho me pregunta:
―¿Tú quién eres?
160
CAPÍTULO 18
163
Sin más, sale de la habitación y yo suspiro al
confirmar lo que no quería, es su cómplice.
Mi cabeza no puede dejar de procesar cada cosa que
he visto y escuchado, no es posible que Emma me
engañara así, solo para hacerme pelear con su padre.
Ella y Casandra a pesar de que no parecía, siempre
estuvieron unidas ―pienso con rabia al darme cuenta
de su actitud.
Mientras todos están allá preocupados, ella está aquí
feliz.
De un momento a otro la puerta se abre y ella entra,
de inmediato cierra la puerta y poniendo un plato
frente a mí me dice:
―Come.
―¿Por qué haces esto? ―pregunto
―Porque no quiero que pases hambre.
―¿No que no me conoces? ¿Por qué lo haces?
No entiendo su actitud.
―Porque aquí nunca llega nadie, solo quería
distraerme y cocinar algo para la nueva, así que te
traigo de comer.
―Emma, cielo, vamos, debemos irnos.
―¿Irnos? ¿A dónde?
164
―A la casa.
―Esta es mi casa, no tengo a donde más irme
―responde.
―Claro que si Emma, Damián, Thalía, Marcus, Alex,
Sergio y todos te esperan.
Al escuchar los nombres la niña me mira sorprendida.
―Claro, me esperan en el cielo junto a la abuela y
todos los demás.
―No, eso no es cierto ―digo acercándome a ella.
―Tú bien sabes la verdad de todo, y sabes que Damián
siempre será tu padre, Emma.
―Primero que todo yo a ti no te conozco, no sé porque
dices todo eso, tienes que dejar de engañarme, ya deja de
decir que Damian está vivo, él está muerto.
―Que Damian a veces sea un idiota, no quiere decir
que este muerto y tú lo sabes, él te ama, y está desesperado
por encontrarte, él necesita que vuelvas.
La verdad, ya no es como hacerla entender, no sé qué le
pasa.
―No entiendo ―dice.
La niña se coloca de pie y se asoma en la puerta para
revisar que nadie venga.
165
―Damian y todos te estamos buscando desde hace
varios días que desapareciste, y yo vine por ti.
―Eso es imposible, yo llevo aquí años ―dice
sentándose en la cama.
―¿Años?
Lo que dice no puede ser cierto.
―Sí, yo llevo aquí varios años, así que todo lo que
dices es mentira, solo me quieres engañar, solo para
que te deje salir y Nick olvide lo que sea que le hiciste.
―Emma, que te ha pasado.
¿Qué le ha hecho Nick?
¿Le ha lavado el cerebro?
―No me ha pasado nada, tú estás loca.
Si antes estaba confundida ahora estoy peor
―pienso.
―Pregúntame algo, lo que quieras saber de ti y yo te
lo responderé.
―¿Cualquier cosa? ―pregunta
―Si
―¿Qué es lo que más me gusta?
―Los animales y los coches, te gusta cocinar y
volver la cocina un chiquero, te encanta hacerle
maldades a Casandra y sacar de quicio a Damian, te
166
encanta vestirte de colores oscuros, amas ponerte guantes
y…
La niña abre los ojos sorprendida al escucharme.
―Mentira, mentira ―dice está de pronto poniéndose
de pie desesperada.
―¿Mentira? Emma por Dios.
―Tienes un invernadero en tu casa, tienes tu cuarto
lleno de coches, ¿cómo dices que es mentira? ¿Cómo?
Después de que todo lo que hacíamos.
―Yo no te conozco, no he hecho nada contigo, y yo,
aunque siempre lo quise nunca tuve eso ―dice esta.
Emma recorre la habitación de un lado a otro, camina y
camina, hasta que de un momento a otro se sienta a mi
lado, y me pregunta:
―¿Amo ponerme guantes?
―sí, todos los días y que combinen.
La niña suspira y cierra sus ojos por unos segundos,
cuando los abre y mirándome como solo ella sabe hacerlo
cuando me va a tirar una bomba me suelta:
―Todo eso me gusta, menos eso último, eso último
es…
―¿Es que?
167
―Es lo que le gustaba a mi hermana, a ella le
gustaba combinar, le gustaba vestir bien, en todo lo que
has dicho me describes a mí y a ella, mezclas los gustos
de las dos, aunque ella era quién amaba la moda y
vestir que todo combinara.
¿Su hermana?
―¿Emily? ―pregunto incrédula
―¿Sabes quién es? ―Asiento y ahora ya no estoy
azul, simplemente no sé qué pensar―. Pero ella está
muerta y desde ese día yo no he salido de aquí.
¿Qué carajos está pasando?
168
CAPÍTULO 19
170
―Emma, de pronto estas confundida, aquí te dieron
algo, es más, hasta fuimos a la maratón.
―A mí nunca me han gustado los deportes ―dice
tocándose su cadenita.
Sin querer y de tanto moverse la cadena, termina
arrancándosela y al tomar el dije me dice sorprendida:
―Espera.
―¿Qué pasa?
―Aquí dice Emily.
―No entiendo ―digo mirándola.
Sin más, la niña me mira con lágrimas en los ojos y sé
que me soltara más información.
¡Ay Dios!
¿Todavía hay más?
―El día del sepelio, cuando estábamos en el
cementerio ella y yo nos apartamos de todos y nos
cambiamos las cadenitas, mientras hicimos un parto de
hermanas...
173
Me mira con odio y camina de nuevo hacia la puerta,
pero entonces le digo antes de que salga:
―¿No? ¿Y por qué me tiene aquí encerrada? ¿Por
qué no me dan comida? ¿Aun crees que él es bueno
cuando tú me estas ayudando a no morir?
La niña se detiene al caer en cuenta lo que estoy
diciendo y cuando está a punto de salir de la habitación
muerta del pánico le digo:
―Mira, hagamos una cosa, el cuerpo de tu hermana
está arriba, solo tienes que ir a verla y darte cuenta que
es cierto, tu padre está vivo y si salimos juntas de aquí
te lo puedo demostrar, y si al final es mentira te
regresaré aquí y tú misma llamaras a Nick para que me
mate.
La niña voltea y me mira incrédula por todo lo que
le digo y yo para animarla continúo diciendo:
―No tienes nada que perder, si al final crees que te
digo mentiras solo tienes que olvidarte de mí y no
volver aquí nunca.
―Está bien, iré a ver, pero no creo poder regresar
aquí hoy, Nick ya está aquí y se me dificultará mucho
volver, me tiene prohibida esta zona ―dice cuando
escucha una puerta cerrarse.
174
―No te preocupes, solo ve y apenas puedas avísame,
una cosa más ―le digo antes de que salga. ―Si llega a
ser verdad lo que te digo, no quiero que hagas nada, no le
digas nada a Nick, solo vienes acá y juntas haremos algo,
pero no confíes en nadie por favor, ya te demostraré que
yo no miento.
La niña asiente y sin más sale de la habitación
dejándome anonadada, Emily era la que estaba con
nosotros, Damián tenía a sus dos hijas vivas y nunca se
enteró ―suspiro. ―Si todo sale como pienso, al final
creo que volveré con Emma, la que desde el principio
Damián creyó que estaba viva.
176
CAPÍTULO 20
179
No me deja terminar de hablar, de inmediato se le
salen las lágrimas y comienza a llorar sin control,
mientras me dice lo duro que fue su partida, lo difícil
que fue perder esa parte de su vida, esa otra ella que
siempre estuvo ahí.
―Emily cálmate, cielo ―le digo.
―No, no mamita, no me digas así, soy Emma y
hasta el día que me muera seré ella, porque ella es mi
hermana, ella era mi vida, era mi reflejo, era mi todo y
que no esté aquí, hace que quiera ser buena, ella
siempre fue mejor que yo.
―Eso no es cierto.
Escucho y la puerta se abre, Emma aparece tras ella
y cerrándola con cuidado añade:
―Tú siempre fuiste la mejor de las dos y esto que
acabas de hacer, me ha demostrado que tengo la mejor
hermana del mundo, tú sin duda, eres un ángel, eres mi
reflejo, mi todo y doy gracias a Dios hoy porque estés
viva.
Corre hacia su hermana y mientras se abrazan, las
dos lloran desconsoladamente. A mí se me es imposible
no llorar al ver el rencuentro después de tanto tiempo,
180
se abrazan tan fuerte, que creo que se quebraran los
huesos, ver esto no tiene precio.
Aquí es cuando te das cuenta que la vida tiene sentido
si se cuenta con personas como esas dos niñas.
Minutos después se separan y la Emma real dice:
―Lamento todo esto, si hubiera sabido quién eras y
que ella estaba vivía, yo te hubiera sacado, te hubiera…
―Tranquila, no podías saberlo, además, me has llevado
comida y me has ayudado ―intervengo.
―Gracias por ayudar a mi mamita ―dice Emily.
Emma al escucharla la mira sorprendida.
―¿Mamita?
―Sí, ella se ha convertido en nuestra mamita y es la
mejor, mucho mejor que Elena, Eli me ha ayudado con
todo, incluso a ser feliz
Sin más Emma se acerca a mí y me dice:
―Gracias, gracias por ayudar y querer a mi hermana,
por hacer eso te has ganado mi amor también.
Abrazo a la niña con todas las fuerzas y cuando se
separa de mí le digo:
―Aquí también tienes a una madre o una amiga, para
lo que necesites.
181
Emma se coloca de pie y dice de pronto mirando a
Emily:
―Si tú estás aquí, ¿entonces papá y todos están
vivos?
―Solo Damián, Marlon y Thalía, los demás no, pero
ellos te amarán y se pondrán felices de que vuelvas.
A pesar de que no todos están vivíos, ella llora de
felicidad al saber que parte de su familia la espera.
―Voy a sacarlas de aquí, iré a buscar las llaves de
las cadenas, no me tardo.
―Ten cuidado ―le pido.
―Tranquila, conozco esta casa como a la palma de
mi mano, no me demoraré.
Sale de la habitación mentiras Emily aun no deja de
llorar, aún no puede crees que su hermana, esa que
tanto extrañaba estuviera aquí con ella.
182
CAPÍTULO 21
184
correa de Caries, amarándolo a su sillita y apagando las
luces que se habían encendido en esta.
La puerta se abre y Emma, entra a la habitación algo
azarada nos dice:
―No he podido encontrar las llaves, Nick ha salido y
se las ha llevado.
―Pero que carajos esta pasado ―Se escucha tras la
silla y Emily vuelve a poner la pantalla.
―¿Papá? ¿Eres tú? Es verdad, ¿Estas vivió? ―dice
Emma mientras las lágrimas no dejan de salir.
―¿Emily? ―dice Marcus y Damián al tiempo.
―No, yo soy Emma ―responde la niña.
―Emily soy yo papá, solo que cuando pensé que
Emma había muerto, quise recordarla convirtiéndome en
ella.
Marcus frena de tal manera, que si no se accidentaron
fue de milagro, de inmediato Damián toma la pantalla y
comienza a gritar:
―¡Dios! Esto no puede ser posible, esto no puede ser
posible está viva, ¡eres tú!
―Sí papá, soy yo.
―Las dos están vivas… ―sigue diciendo incrédulo.
185
Damián se toca la cabeza y no sabe cómo traspasar
la pantalla para estar aquí.
Esta emocionado, alterado, tan aturdido, que la niña
debe pedirle que se calme para que los dos escuchen en
donde estamos, pero Damián más abatido que nunca,
comienza a decirle a su hija tantas cosas que mi
corazón se hace añicos, este mira incrédulo a sus dos
hijas juntas después de tanto tiempo, y cuando Emma le
cuenta lo que paso, se desespera y comienza a decir
barbaridades, mientras yo trato de calmarlos a todos; de
la nada se escucha un ruido y Emma dice:
―Ese es Nick.
Esta intenta salir de la habitación, pero es demasiado
tarde, Nick se acerca y ella tiene que cerrar la puerta
con cuidado.
―Él no puede saber que estoy aquí ―dice algo
asustada al ver todo lo que él le ha mentido, así que
corre a esconderse tras unos escombros.
―Si no quieres que nos maten a las tres cállense la
boca ustedes dos ―dice Emily mientras vuelve a
esconder la pantalla, pero esta vez pone todo en
silencio.
186
La puerta se abre y de inmediato entran Casandra y
Nick, la primera dice al vernos:
―¿Qué tanto es de lo que hablan par de ineptas?
Al escucharla todo se me remueve dentro y sin importar
les grito:
―¿Qué daño te ha hecho esta pequeña para que la
tengas aquí? Yo me quedo por ella, pero déjala ir.
―No, no, no, las dos son el golpe final perfecto, para
acabar con mi hermanito ―suelta Nick sin contemplación.
¿Será que este es tan idiota y aún no sabe la verdad?
―Es tu hija Nick, ¿cómo le haces esto a tu hija? ―le
digo para ver qué tan enterado esta.
―¡Ese idiota no es mi padre! ―grita Emily de pronto.
―Tranquila bastarda, que tampoco eres de mi agrado.
―Emma cállate ―le digo, pero me doy cuenta que este
no es tan santo como lo hace ver Elena.
Trato de seguirle el juego para que no se entere de que
ya sabemos la verdad, así que tratando de negociar añado:
―¿Qué es lo que quieres a cambio de su libertad?
―Lo que quiero es...
Casandra hace un ruido con la boca y este atrayéndola a
él, la besa con pasión y luego añade:
187
―Lo que queremos, es acabar con Damian para
siempre.
―¿Y qué tenemos que ver nosotras con ese imbécil?
―suelta Emily.
―Ella es su mujer y tú su hija, ¿te parece poco?
―dice Nick con amargura.
―Te equivocas, Damián y yo ya no somos nada
―digo.
―Lo sé, gracias a nosotros. ―Sonríe Casandra y
vuelve a besarlo.
Cuando por fin se separan, Casandra camina hacia
mí y con la satisfacción marcada en su rostro me dice:
―Hubieras visto la cara de ese idiota cuando vio las
fotos que le mandé, que iluso, se comió todo el cuento
y cada palabra que le dije, así es como se tiene a un
hombre comiendo de tu mano ―Suelta una carcajada
con tal descaro y cinismo, que me llenan de ira; luego
añade: ―Pero ver su reacción, cuando le dije que eras
mujer de ambos como mi Elena, no tiene precio.
Al escucharla las tripas se me remueven dentro, es
una vil alimaña.
188
―¿No crees que ya le has hecho demasiado daño a esta
familia? ―pregunto, ignorando lo que acaba de decirme,
necesito que las niñas salgan de aquí.
―Ilusa, tú no sabes nada ―suelta Casandra.
―¡Entonces ilumíname zorra! ―le grito con chulería.
Vamos a ver si es capaz de soltar la verdad.
Necesito que estos digan todo para que Emily lo grabe
con la silla y lo podamos usar en su contra.
―Damian mi hermoso hermanito, siempre se sintió
superior por ser hijo de los dos padres y no un bastardo
como yo, y que April siempre lo prefiriera a él y no a mí,
me sacaba el monstruo que llevo dentro ―interviene Nick.
―Estoy segura de que ella los quería a los dos ―digo
sin saber.
Aunque según todo lo que Emily me cuenta, su abuela
era una mujer excepcional, así que no creo que sea
mentira.
―Cállate y escucha, nosotros te iluminaremos un poco
la mente idiota ―interviene Casandra, dándole paso a
Nick.
―En un tiempo Loris, la gemela de Damian y yo, nos
hicimos mejores amigos, pero como siempre el señor “yo
todo lo puedo” lo estropeó y ella se alejó de mí, yo no tuve
189
más opción que acabar con ella, porque a mí nadie me
traiciona.
190
CAPÍTULO 22
191
No sé qué más hacer para que las niñas no escuchen
esas atrocidades, pero ninguna de las dos hace caso, y
Emily le dice:
―Dime, quiero saber todo lo que has hecho, para
odiarte aún más de lo que ya te odio.
―Claro bastarda, será todo un placer ―Suelta de
repente, mientras Casandra le dice algo al oído y
después de besarlo sale de la habitación, mientras
añade:
―Tu hermosa y linda mamita, nunca amó a Damian
y siempre me perteneció, hasta que la estúpida de tu
abuela se enteró y me botó de la casa; Casandra y Elena
hablaron con ella y la amenazaron con llevarse a las
niñas para siempre, además, convencieron a la perra de
April para que no le dijera nada a Damian.
Yo escucho atenta negando con la cabeza.
Cuanta maldad.
―Al comienzo todo iba bien, pero April no podía
vivir con la culpa de saber lo que hacíamos, así que
cuando estaba a punto de decírselo a Damian, hice un
plan para desaparecerla, el problema fue, que me llevé
a mi Elena y la bastarda de tu hermana en el intento -
―continúa este.
192
Su confesión me deja fría.
¿Cómo pudo ser capaz de tanto?
Antes de poder reaccionar y decir algo, se me
adelantan.
―Así que todo este tiempo solo fingiste amarme, solo
fingiste ser mi padre para vengarte de Damian, nunca me
quisiste de verdad, ¡nunca! ―grita Emma mientras sale de
los escombros.
―¿Qué haces aquí?
Nick la mira asombrado, no creyendo que la niña
pudiera estar ahí.
―Vine a comprobar que mi hermana está viva, vine a
darme cuenta que estaba equivocada al querer como padre
a un mal hombre, el mismo que fue el culpable de todo.
―No es lo que crees.
―¿Ah, no?
La niña se acerca más a él y le grita:
―No acabas de decir que soy la bastarda a quién
mataste, eres un miserable Nick y lástima, porque yo si te
quería.
Nick, se queda callado por unos segundos y al no poder
hacer nada y notarse descubierto dice:
193
―Yo nunca quise a nadie que no fuera a mí mismo,
pero Damian lo perderá todo, y ahora tú también te iras
con ella.
Un suspiro sale de mi boca al escucharlo, mientras la
niña llora y grita, al enterarse de como su padre
biológico, es el culpable de toda su desgracia. Caries
comienza a ladrar y yo trato de liberarme de las
cadenas, pero es imposible y comienzo a desesperarme.
Nick toma a la niña con fuerza y la pone a mi lado
mientras la sujeta con más cadenas, luego de esto se
levanta y pone su arma junto a un manojo de llaves
sobre la mesa, nos mira y feliz por nuestra reacción
continúa diciendo:
―El día del accidente, mi padre y Thalía estaban a
aturdidos por lo que pasaba, al no ir en ese carro se sentían
en parte culpables, ellos corrían de una habitación a otra y
con cada muerte se iban derrumbando más, así que decidí
tener una ficha conmigo, una por si algún día me llegaran
a descubrir poder negociar, llegué a la clínica y como tú
estabas en cirugía, me decidí por tu hermana que estaba en
uci y no la habían podido ver, cambié su cuerpo por otro
irreconocible, y pague para que dijeran que ella había
quedado así tras el accidente, y era la que había muerto.
194
Todas nos miramos asombradas al escuchar tantas
cosas malas, pero él no se calla y solo continúa, igual de
aquí no saldremos vivías si no llegan a tiempo.
―Tenía listo los dos cuerpos, ya que tomaría a mis
hijas y se las arrancaría, pero solo pude sacar el cuerpo de
una, ya que la otra se encontraba tan mal después de la
cirugía, que no creí que resistiría, así que saque a Emma
de ahí sin que nadie se diera cuenta, por eso allá arriba
viste el cadáver de una niña parecida, otra que preparé
para Damian, ya que recuperaría a mis hijas y le haría
creer a este que ya lo había perdido todo…
Emma intenta soltarse y yo trato de calmarla, pero Nick
sin más me mira y soltando una risa escalofriante añade:
―¡Ay! Elizabeth, pero contigo será diferente, tú no te
salvaras, no sabes cuánto me encantó destrozar tu tienda y
cuanto me gustará destrozar tu vida, lástima que ese día el
guardaespaldas te salvó, porque la orden era que te quería
frita, rostizada y bien chamuscada; Damian no puede ser
feliz y el estúpido de Gregory no supo hacerlo bien.
Comienzo a gritarle todas las barbaridades y palabrotas
que se me cruzan por la mente, mientras no puedo creer
todo lo que cuenta, pero sin importarle nada, siguiendo su
teatrito continúa:
195
―La orden que le di a Gregory, fue venderte y
prostituirte en mi imperio, pero el idiota quería
secuestrarte para que fueras de él, así que después de
hablarlo y negociarlo, no me saliste más cara que unos
pocos kilos de coca y una pequeña amenaza, para que
este entendiera y fuera de nuevo por ti, pero falló, y yo
al enterarme de eso lo rapté de la clínica, obligando al
médico a que cambiara el dictamen.
Me quedo boquiabierta al escucharlo.
¿Cómo puede existir un hombre en la tierra lleno de
tanta maldad?
Sin duda, Casandra y él son el uno para el otro.
Al ver mi cara sonríe, y acercándose a mí continúa:
―Cómo pudiste darte cuenta en el cuarto de arriba,
su muerte fue la peor, pero no tanto como será la tuya,
ahora que te tengo de frente yo no fallaré, Damian
tendrá que cargar con la muerte de todas las mujeres
que ama y tu peor castigo fue toparte con él.
Me dice cuando ya está casi encima de mí.
De pronto se escucha un ruido y sé que proviene de
la silla de Emily, cuando Nick se va a incorporar para ir
a revisar, le grito:
196
―Eres el peor ser que existe en la tierra y Damián,
siempre será mejor que tú. ―No puedo dejar que llegue
a Ella y se dé cuenta de que lo están escuchando.
Sin más, se tira encima de mí y comenzamos a pelear.
―¡Suéltame! ―grito, y le tiro un manotazo
golpeándole la cara, pero él me sujeta con fuerza e intenta
besarme.
De inmediato, vuelto a enganchar mis dientes en su
labio, y apretando con fuerza me le traigo otro pedazo,
este se separa y yo vomito llena de asco, mientras él cómo
puede me dice:
―Tú serás mía, así como mi mujer fue de él, todo lo de
Damian tiene que ser mío y tú no serás la excepción.
―¡Yo nunca seré tuya! ―le grito―. Y si has de
matarme para que él sufra, me matarás, pero sabiendo que
fui de él y nunca tuya, sabiendo que soy esclava de sus
besos y jamás de los tuyos, sabiendo, que lo amare a él,
como nunca nadie te amará a ti. ¡Nadie! Sólo seré de él y
nunca tuya.
Lo que le digo lo saca de sus casillas, porque
agarrándome con fuerza, me sube el suéter y me toca con
su labio ensangrentado.
197
¿Este hombre es tan miserable que abusará de mí
delante de las niñas? ―pienso sorprendida.
―Sucio, eres un sucio ―dice Emma de pronto a mi
lado.
―¡Suelta a mi mamita! ―grita Emily.
―Ella no es tu madre, ni Damian tu padre ―le grita,
apartándose de mí y caminando hacia ella de nuevo.
―Gracias a Dios que Elena se murió en ese
accidente, ahora sólo falta que Casandra y tú le hagan
compañía ―grita la niña. ―Te contaré algo para que
ahora tú te ilumines un poco.
Al escuchar a Emily me quedo pasmada, no sé con
qué saldrá esta niña, no sé si eso que ella le diga, haga
que nos mate de inmediato.
―Habla de una buena vez bastarda ―le dice riendo.
―Fuimos Emma y yo, las que descubrimos como tú
y esa fornicaban, les tomamos fotos y se las mostramos
a la abuela.
Al escucharla de inmediato Nick cambia la cara y
Emily le brinda una sonrisa que me asusta por no saber
que más dirá, pero entonces escucho:
―Elena, esa ilusa murió enterada de que el hombre
por el que engañó a su esposo, arruinó su vida y la
198
terminó matando, se la jugaba y le juraba amor eterno a
Casandra, porque nosotras te vimos y se lo contamos,
así que papito, Elena murió odiándolos y juntos,
arderán en el infierno.
Nick le da una bofetada a la niña, mientras Emma y yo
intentamos soltarnos las cadenas de los pies, pero es inútil,
así que le grito para que Caries se le tire a Nick y lo aparte
de Ella. Cuando Caries llega a él, le da una patada al
animal, pero Emma sin importarle que nos maten en ese
preciso momento, suelta con chulería:
―Nada de lo que me hagas dolerá, yo soy inmune a ti.
¿Sabes por qué?
Nick niega con la cabeza, incrédulo por la valentía de
esa niña al decirle tantas cosas. Sin más, Emily sigue
diciendo:
―Porque yo gané, gané un mejor papá, una abuela
increíble, una hermana maravillosa, una tía a todas
tuercas, unos tíos que amo y a una hermosa mamita que
me ama tanto o más que yo a ella.
Nick se acerca más a ella y la toma del cuello para que
no diga nada más, mientras le grita:
―Eres igual a mí, por tu sangre corre la mía.
Emily le muerde la mano y le grita:
199
―Eso ni siquiera es cierto, porque al operarme me
transfundieron tanta sangre de otros, que ya la tuya en
mi cuerpo no existe.
Niego con la cabeza al escuchar las ocurrencias de
esta niña, pero cuando pienso que ya se va a quedar
callada, le sigue gritando:
―Sabes, aunque no llevo la sangre de ninguna de
las personas que amo, nadie me rechazó como a ti lo
hizo tu madre, que te botó con el abuelo porque no te
quería y por eso odias a todos, Elena nos lo confesó
cuando le dijimos lo tuyo con Casandra, y se arrepintió
de haber estado contigo, aunque yo nunca la perdoné
―dice la niña.
Esta suspira y limpiándose la sangre que corre por su
labio, después de la bofetada que le dio Nick, se quita
los guantes que lleva puestos y añade:
―A ti te debo esto...
Abre las manos y tiene unas horribles llagas, y al
notar otras heridas aun frescas creo morir.
¿Cómo no las vi antes?
¿Cómo no puede sospechar que por eso ella siempre
llevaba sus guantes?
200
CAPÍTULO 23
202
―Emma por dios no digas eso, que tú no eres como él.
Al escucharme y darse cuenta lo que acaba de decir,
llora con más fuerza.
―Eres una guerrera que alejaron de su familia por
maldad, pero ahora Emily y yo vinimos a rescatarte.
―Gracias, gracias por decirme la verdad, gracias a
Dios que están vivos ―dice Emma mientras la abrazo.
Miro a Emily del otro lado y está echa un mar de
lágrimas, así que trato de tranquilizarla, pero al estar tan
lejos no me escucha y llora aturdida.
―Mi niña por favor cálmate, que juntas vamos a salir
de aquí.
― Mamita…
―Ya verás cómo después de esto, nadie te alejará de
las personas que amas ―le digo al pensar en Damián.
Toda la vida culpándose cuando los verdaderos
culpables nunca habían dejado de hacerle daño.
De pronto otra vez se escucha un ruido y en cuestión de
minutos escuchamos:
―Ya vamos en camino hacia dónde están, tranquilas
―dice Marcus.
―Ese hijo de perra, ese gran hijo de perra…
203
Escucho a Damián que dice un sin números de
barbaridades al enterarse de todo, cuando por fin este hace
silencio añade:
―Sabes Emma, nunca más en la vida te separarán de
las personas que amas, nadie tiene derecho, ¿me
entiendes?
―Sí papito tranquilo, todo estará bien.
―Emily, eres extraordinaria, eres todo lo que
siempre quise, y te amo como el primer día, las amo a
ambas y siempre las amaré por igual.
―También te amo, pero ven por nosotras pronto, ya
no quiero seguir aquí ―le responde cansada de todo
esto.
El silencio se hace palpable en la instancia y solo se
escuchan las respiraciones alteradas de todos, hasta que
de pronto Damián vuele hablar y dice:
―Eli cariño, perdóname, pero…
―Pero no es momento para estar hablando ―Lo
interrumpo.
No quiero que me diga nada, ya mucho ha salido de
su boca todo este tiempo, y aunque se lo que se y haya
pasado lo que pasó, lo que menos quiero es tenerlo
cerca, así que mirando a Emily añado:
204
―Cielo, necesito de tu ayuda para que salgamos de
aquí, dime si estas dispuesta.
―¿Qué piensas hacer Elizabeth? ―suelta Marcus.
―No se muevan, Elizabeth no se pongan en peligro,
Alex y Sergio vienen tras nosotros con la policía, sólo
esperen ―dice Damián preocupado.
―No hay tiempo que perder, en cualquier momento
entran y nos matan, ¿acaso no escucharon todo lo que ya
ha hecho? No le dolerá venir por nosotras en este instante.
Miro a Emily que tiene los ojos bien abiertos, sé que
está asustada tanto como yo, pero hay que intentarlo.
―¿Ves esa mesa cielo?
La niña mira hacia donde le señalo, asiente y yo
prosigo:
―Necesito que camines hacia ella y me traigas lo que
tiene encima, lo más rápido que puedas.
―¿Qué camine? ―responde Emma a mi lado
incrédula.
―Sí, ya ha dado algunos pasos y sé que lo podrá hacer
hoy también.
―Pero están muy lejos mami.
La niña mira la mesa y luego de pensarlo mucho me
mira y añade:
205
―Nunca he logrado llegar tan lejos.
―Claro que si cielo, tú puedes.
―No podré mamita, no podré.
De pronto Emma ofuscada al ver el miedo que tiene
su hermana le suelta enojada:
―A ver idiota, eres la hermana más fuerte, más
inteligente y más capaz de este mundo, te hiciste pasar
por mí, cuatro años sin que nadie te descubriera y,
¿ahora me dices que no puedes dar unos simples pasos?
Además, no olvides que eres una Brown, nosotros
siempre conseguimos lo que queremos, así que vamos
inténtalo.
―Vamos mocosa, ¿no me digas que eres gallina?
―suelta Marcus queriendo animarla.
―Ya cállense, que las gallinas en esta relación son
ustedes ―le suelta la niña, quién no deja de mirar
hacia la mesa.
―Entonces mi campeona inténtalo, que quiero ver
como mueves ese culo ―dice Damián.
La niña sonríe y le digo:
―Hazlo lento como otras veces Emily, tus piernas
están más fuertes ahora y claro que lo lograrás, sólo sé
206
constante, un paso a la vez, vamos, que juntas saldremos
de aquí.
―Si cielo vamos, entre todos vamos a ayuda a la
mamita a salir de esto ―dice Damián y yo me quedo
paralizada al escucharlo.
¿Dijo mamita?
¿Ahora que sabe que nada tuve que ver con el fulano,
me trata bien?
Que le den; si su amor por mí es sólo de momentos ni
falta me hace, pero no digo nada, necesitamos salir de
aquí.
La niña toma las piernas con sus manitas y cuando los
pone en el suelo se levanta despacio.
― Eso es hermosa, así. ―Le doy ánimos.
―Quiero ver qué es lo que has aprendido sin mí, todos
estos años ―le dice Emma retándola, para que no se rinda.
La niña asiente y se suelta de la silla, comienza a dar
pequeños y constantes pasitos mientras le hablo para que
no se detenga, y en cuestión de minutos, llega a la mesa y
hace el mismo recorrido para llegar a nosotras, pero
cuando llega, Emma la jala hacia ella con desesperación y
la abraza.
―Eres la mejor hermana del mundo y te amo, lo sabes.
207
―Lo sé, lo sé y espero que me sigas amando cuando
veas lo que le hice a tu ropa y tu habitación.
―¿Qué has hecho escuincla? ―dice la niña
separándose de ella
―Una pequeña remodelación.
―Te lo perdono solo por todo lo que ha pasado, solo
por eso ―dice Emma con lágrimas en los ojos.
Al verlas juntas mi corazón se me quiere salir del
pecho y comienzo a llorar de la emoción, en ese
momento Emily se acerca a mí y me abraza.
―No llores mamita, todo saldrá bien.
―Claro que si cielo, claro que sí.
Le doy un abrazo tan fuerte que creo que la lastimo,
pero sin más le digo:
― Estoy muy orgullosa de ti.
―Y yo de ti mamita, tú eres una súper mamá, la más
hermosa y la más valiente que vino a rescatarme.
―Por ti siempre lo haría mi niña, por ti todo ―le
digo, mientras me separo de ella.
―¿Y por mí? ―pregunta Emma mirándose las
manos apenada ―Yo también quiero tener una mamá.
Al escuchar lo que dice todo se me remueve por
dentro y comienzo a llorar mientras la abrazo, Dios no
208
me pudo haberme dado mejores hijas que estas dos niñas
―Claro que sí, también seré tu mamá, y te amaré con
todo mí ser.
―Gracias, gracias por querer a mi hermana.
―Y así mismo te voy a querer a ti ―le digo mientras
me separo de ella y le quito las llaves a Emily.
Comienzo a quitarme las cadenas de los pies, pero
cuando me coloco de pie, siento un dolor en la cintura y
trato de contener un grito arrugando mi cara, mientras me
toco el estómago y rezo porque se me pase pronto.
¡Puñeteros cólicos, no es el momento!
―¿Qué pasa mamá? ¿Qué tienes? ―Me mira Emily
preocupada frente a mí.
―Nada cielo, un dolorcito que tengo hace algunos días,
pero todo está bien ―respondo con la respiración
entrecortada por el dolor, pero de inmediato me preocupo,
este dolor ya no es normal.
Nunca me había dado un dolor de esta manera en toda
mi vida, así que dudo que sean cólicos.
209
CAPÍTULO 24
211
apunta, lo que hace que dirija la mirada hacia ellos y
pegue un grito para que se detengan.
Nos harán matar.
¡Mierda!
―De aquí no salen vivas y de eso me encargo
―dice Nick jalando el gatillo, mientras yo me volteo
lentamente y abrazo a las niñas.
¡A ellas no!
Escucho el disparo y pienso lo peor, Emma y Emily
gritan desesperadas en mis brazos.
―¡No!
―Mamita, ¡no!
Aterrada volteo hacia Nick y veo como Caries cae a
los pies de este ensangrentado. De inmediato, agarro a
Emily con más fuerza, ya que quiere ir hacia Caries.
Nick levanta la vista y no deja de apuntarnos.
―Tu estúpida mascota me ha hecho desperdiciar
una bala, pero tranquilas, tengo más aquí para ustedes.
Cuando Nick se prepara a disparar de nuevo por fin
le digo:
―Estas muy equivocado con respecto a tu aliada, y
así como tú me iluminaste yo también lo puedo hacer,
212
así que debes escucharme, porque si me matas nunca
sabrás toda la verdad.
―Habla de una vez, pero no lo olvides tienes los
minutos contados.
Sin más, y rogándole a Dios para que todo salga bien le
suelto:
― ¿Sabes quién fue la culpable de que Elena se
acostara con Damián en el club?
Al escucharme abre los ojos incrédulo de que sepa
sobre eso, pero feliz por su reacción continua:
―Tu querida y adorada suegra.
Me mira confundido y prosigo, bajo la mirada de una
Casandra descubierta.
―Pensé que sabias que Casandra era la madre de
Elena, esa que la drogó para acostarse con Damián, esa
que le hizo creer que tus hijas eran de él, esa que te alejo
del amor de tu vida, ese que tanto reclamas y que tanto has
vengado.
―Mata a esa perra ya, no ves que está ganando
tiempo para que nos maten ―grita Casandra tras de él
intentando quitarle el arma.
―¿Tú como sabes eso? Tienes cinco segundos para
responderme.
213
―Tengo una carta de Elena.
Es lo único que se me ocurre decir, y sin más saco la
carta de mi escondite, pero cuando este viene hacia mí,
Casandra lo detiene y yo miro hacia atrás aterrada.
A Casandra no le temblara la mano para matarme
enseguida.
Veo a la policía acercarse con cautela, pero miro a
todos lados y ni el polvo de los chicos; Casandra le dice
algo a Nick en el odio, mientras este les pide a los
gorilas que cierren la puerta y nos aten, pero antes de
que estos puedan tocarnos veo cómo los chicos salen
por una puerta trasera y se lanzan sobre ellos, Damián
con Nick, Sergio y Alex a los gorilas, y Marcus a
Casandra quién no deja de gritar, yo agarro a Emily que
solo llora, mientras ve a su mascota tendida en el suelo.
El caos se forma en el lugar, Marcus tiene a
Casandra de tal manera que hasta respirar seria
doloroso; veo como Alex y Sergio pelean con los
gorilas y estos no se quedan atrás en los golpes; miro a
Damián, que forcejea y se da golpes con Nick a muerte.
¡Oh mi Dios!
En un abrir y cerrar de ojos veo como Marcus suelta
a Casandra para patear el arma que Nick piensa coger,
214
y esta sale en mi dirección, pero apenas invade mi espacio
me olvido del mundo y la golpeo con todas mis fuerzas.
¡Ya le tenía unas ganitas!
Marcus intenta separarnos, pero esa alimaña se ha
aferrado a mi cabello y me mata el dolor, mientras la gata
que llevo dentro sale de mí y le marco la cara.
―Te acordarás de mí toda la vida perra, esto va por
Emma, Emily y su familia ―le digo enterrándole las uñas,
mientras esta me suelta el cabello y grita de dolor.
Marcus me la quita de encima mientras las niñas le
tiran la pistola a Damián, instantes después, Marcus abre
la puerta para dar aviso a la policía que corre hacia
nosotros, pero de la nada se escucha otro disparo y siento
como algo caliente recorre por mi pierna, miro hacia ella y
veo mi jean empapado de sangre, de inmediato se escucha
otro disparo y el susto me invade por completo, agacho mi
cabeza y un chorro de sangre sale de entre mis piernas.
Me quedo en shock.
¡Dios mío!
Escucho otro disparo y en ese instante, veo como la
policía entra por diferentes partes de la casa, volteo a ver
cómo están los demás y veo a Nick en el piso y a Damián
215
con el brazo ensangrentado, mientras le apunta y lo
desarma.
―Vete al infierno ―Es lo último que dice, cuando
la policía llega a él y le quitan la pistola antes que este
pueda rematarlo.
Desarman a Casandra que no se en que momento
saco otra pistola y esta se enloquece, comienza a darle
golpes a todos mientras la policía llega a controlarla, de
pronto siento unas manitas que me tocan y al mirarla
veo a Emily espantada que grita al verme llena de
sangre.
―Ayuda, ayuda ―Se desespera la niña, mientras yo
sigo muda al ver la escena.
216
CAPÍTULO 25
217
―Tranquilo papa, ahora vamos a que curen a mi
nueva mamita ―dice la niña y este sonríe.
Destrozo la camisa que este me ha dado, mientras la
pongo en algún lugar, hay tanta sangre que no veo de
donde proviene, pero el dolor me invade de nuevo y
grito haciendo que este acelere. Miro a Damián que va
como alma que lleva el diablo y veo su brazo cada vez
más lleno de sangre, instintivamente y sin importar mi
dolor, tomo el otro trozo de su camisa y se lo amarro en
la herida, mientras reprime un gruñido.
El dolor en la cintura comienza a ser irresistible y
grito cuando siento algo extraño en mi cuerpo.
―Tranquila mamita, ya casi llegamos ―dice la
Emily, que me pasa su mano y me aprieta con fuerza.
―Vamos tú eres fuerte, respira.
Tato de controlarme todo lo que puedo, pero el dolor
es tan insufrible que me agarro al sillón para tratar de
controlarme.
―¡Mierda! ¡Mierda! ―grita Damián, mientras
acelera y creo que nos matará.
―Deja de conducir así o no llegaremos vivos al
hospital, ¡no llegaremos! ―le grito, más asustada por
su manera de conducir.
218
―Sí papá, ¡calma que nos vas a matar! ―grita Emma.
Frena enloquecido y se queda pasmado, creo que se
acaba de dar cuenta que estaba de nuevo tras el volante.
―Tú puedes hacerlo, pero cálmate por favor ―digo,
aguantando todo el dolor lo más puedo, mientras respiro
con dificultad. ―Lo estás haciendo bien sólo aminora la
marcha.
Damián no se mueve, este está petrificado y le tiemblan
las manos, pero cuando ya no puedo seguir aguantando el
dolor, grito tan fuerte, que pierde la cordura y acelera en la
oscura madrugada.
―Respira, respira ―me dice Emma un poco asustada.
Pobre mis niñas todo lo que están pasando.
Intento acomodarme un poco, pero de la nada siento
como algo se rompe dentro de mí y cierro los ojos,
mientras un agua sale de mi cuerpo.
¡Creo que se me estalló la vejiga!
¡Ay Dios mío!
¿Pero qué me pasa?
¿Moriré?
―Creo que se me estalló la vejiga ―digo horrorizada a
punto de desmayarme del dolor, mientras veo a Damián
que acelera más mientras grita:
219
―Aguanta, aguanta, ya estamos a punto de llegar.
―Pisa el acelerador y vamos casi volando.
Gracias a Dios no hay tráfico a esta hora, porque, si
así es como el maneja, es un peligro para la sociedad
―pienso, mientras cierro los ojos y trato de calmarme.
El dolor es tan grande que siento que no la contaré, y
en cuestión de segundos siento como unas manos me
sacan de auto y grito aún más fuerte. Me colocan en
una camilla y al abrir los ojos, veo a un grupo de
médicos junto a Thalía que me llevan dentro, mientras
me revisan sin perder tiempo.
Siento como Thalía rasga una pata del pantalón y me
revisan.
―Tranquila, todo estará bien ―dice, mientras revisa
la herida, pero eso no es lo que en realidad me duele
más. ―Te haremos una radiografía para ver en qué
posición se encuentra la bala ―añade, pero la agarro
por el brazo y le digo:
―Algo se ha roto dentro de mí y viene saliendo ―le
suelto y me mira horrorizada, mientras no tengo casi
fuerzas.
―Traigan el ecógrafo portátil de inmediato ―grita,
mientras recorro el hospital a toda prisa.
220
Siento como Thalía para la camilla y poniendo un
aparato encima de mí mira la pantalla, hunde unos botones
y su cara cambia mientras lo mueve; ahoga un grito de
sorpresa cuando ve a Damián entrar con las dos niñas en
los brazos.
―¡Anulen los Rayos X! ―grita Thalía― Llevémosla
al quirófano ¡Ahora! Hay que practicarle una Cesárea.
―¿Estás loca? ―le dice Damián al acercarse―. Le han
disparado ¿Por qué le van hacer una Cesaría?
―Mamita no está embarazada― interviene Emily.
Thalía con la preocupación palpable en la cara, los mira
queriendo abrazarlos, pero se concentra en mí y dice:
―No hay tiempo que perder, ya ha roto fuente y
comenzó trabajo de parto.
Introduce sus dedos dentro de mí y el dolor me parte
por completo mientras escucho:
―Dilatación de ocho centímetros y borramiento del
ochenta por ciento, no podemos perder más tiempo, el feto
viene en podálica y presenta circular de cordón, llamen a
César y díganle que lo quiero en el quirófano ya.
La camilla se empieza a mover de nuevo y esta cambia
de dirección, mientras yo no entiendo nada de lo que pasa.
¿Cómo que voy a tener un bebe?
221
Es la cosa más absurda que he escuchado, Thalía
debe estar confundida al ver a las gemelas, eso debe ser
otra cosa, pero lo que dice no puede ser posible
―pienso, mientras grito de dolor cuando me colocan en
una camilla, así que taladrándola con la mirada le digo
a Thalía:
―Esto no puede ser posible Thalía, que no estoy
embarazada, ¡no lo estoy! ―grito descolocada,
mientras el dolor aumenta.
―Lo siento Eli, pero eso que vienen saliendo de ti,
son los pies, debemos intervenirte ahora ―dice,
mientras me ponen aparatos por todas partes.
Todas las personas que están a mí alrededor dicen
números y cifras, mientras otros me mueven y hacen
algo en mi espalda, de un momento a otro siento un
pinchón tan fuerte y creo no resistir, pero después el
dolor se calma y puedo respirar con tranquilidad.
La puerta se abre y veo como Damián pelea con las
enfermeras, mientras tiene a las niñas en brazos y entra
a la fuerza, detrás de él, llega César que al verme pone
mala cara.
Claro, ¿cómo no? Si lo que dicen es una locura
―pienso.
222
Thalía le entrega a Damián los documentos que tenía
dentro de mi ropa y lo envía a que lo curen y se cambie de
ropa, mientras César se encarga de mí, después de mirar
algunas pantallas aplican algo en mi vientre y comienzan
con el proceso; de inmediato, siento unas manitos que se
posan en mí y cuando volteo hacia mi lado veo a las niñas
y Damián, están con un traje extraño y a este último le
sigue sangrando el brazo, de inmediato Emily me sujeta
con fuerza y dándome un beso me dice que todo estará
bien.
―No deben estar aquí ―digo, algo cansada.
―No te dejaremos sola ―dice Emma, mientras
acaricia mi cabeza.
Escucho algunos ruidos y personas hablando, mientras
escarban en mi vientre y me hacen algo en la pierna, miro
a Damián y este no deja de ver lo que sea que me están
haciendo, mientras las niñas no apartan sus ojitos de mí,
asustadas.
Este no es un lugar apropiado para ellas.
Pasan unos minutos más y de pronto, siento como el
cuerpo me tiembla, sintiendo más miedo que antes, de
inmediato, veo a Thalía poner un bultico encima de mi
barriga y desenrollando el cordón umbilical lo corta,
223
instantes después, se lo entrega a César que corre con
su equipo de trabajo a un lado y no puedo ver más.
¿Era un bebé? ―pienso aterrada―. ¿Acabo de tener
un bebé?
Volteo mi cara para tratar de verlo, mientras Thalía
sigue aun en mi vientre, me siento débil y un poco
mareada, mientras siento mil manos encima de mí. De
pronto, escucho un sonido que identifico como el llanto
de un bebé, pero cuando intento mirar de nuevo, un
peso cae sobre mí y pierdo el conocimiento.
224
CAPÍTULO 26
231
CAPÍTULO 27
234
―Eres mi gemela, no puedes ser ni más bonita que yo,
ni más fea tonta ―suelta Emily haciéndonos reír.
Pero Tacher no reacciona, me mira y mira a las niñas
asombrado, y al darse cuenta de lo que pasa se para y
mirando a Emma le dice:
―El tío Tacher quiere un abrazo.
La niña al escucharlo, sale corriendo y le da muchos
besos mientras la abraza, que ella esté viva, ha llenado de
felicidad los corazones de todos. Estos duran una
eternidad abrazados, mientras las lágrimas afloran, luego
al separarse Tacher le dice:
―Emily, me has hecho el hombre más feliz del mundo.
Sin más, la niña le cuenta que en realidad ella es
Emma, mientras Emily les dice a todos porque tomó el
nombre de su hermana cuando está murió, todos lloran al
enterarse como están niñas a pesar de haber pasado por
tanto hoy están aquí, vivas.
―¿Trajiste a Camille? ―pregunta Emily para cambar
el tema
―No tesoro, está un poco enferma para traerla
aquí―dice este dándole un beso, mientras siento como lo
provoca.
235
Los demás se integran en la conversación y el
ambiente se suaviza un poco haciendo que me relaje,
hasta que de pronto una noticia pasa por la televisión
dejándome atónita.
236
<Una fuente que presenció la llegada de Elizabeth, nos
confirma que la señora se encontraba en estado de
embarazo cuando decidió arriesgar su vida para salvar a
las niñas bastardas de Damian, como lo escuchan, ambas
gemelas están vivas y lo más probable, es que el disparo
recibido haya matado a la criatura que está esperaba.>
240
CAPÍTULO 28
241
―Me alegra que hayas venido ―le digo, cuando la
puerta se cierra y quedamos a solas.
―Y a mí me encanta estar aquí.
―Lamento la actitud de Damián. ― Me disculpo.
Ese idiota parece un niño, nunca sabe cómo
comportarse.
―Tranquila, él sabe lo que ha perdido y yo lo que
he ganado, así que es normal su comportamiento.
―Sí, pero no quiero problemas ―suspiro cansada.
―Él se crea problemas con solo pensar ―dice
sonriendo, mientras toma a la pequeña en sus brazos y
haciéndome reír añade: ―Ahora si voy a cargar a esta
bolita hermosa, antes de que vuelva su padre y se
vuelva loco.
―¿Se vuelva? Ya lo está ―respondo sonriendo.
―Lo sé, y estoy seguro de que él piensa que somos
pareja.
Al escucharlo niego con la cabeza mientras sonrío,
¿y cómo no? Si se lo restregamos en la cara en sangre
latina ―pienso
―No me importa lo que piense ―digo
encogiéndome de hombros.
242
―Claro que te importa ―dice, mientras le hace
monerías a April.
―Quizás, pero es algo que no admitiré nunca ―digo y
él suelta una carcajada.
Nunca admitiré que aun, soy esclava de sus besos,
nunca.
―Pero si admitirás que eres una alcohólica ―dice,
riéndose de mí.
―Cállate― digo, muerta de risa al recordar el tequila.
―Sabes, que siga creyendo que eres mía ―dice,
entregándome a la niña que se ha quedado dormida,
mientras se acerca a mi oído y añade: ―Mi amiga, a la
que más amo y la única que no me quiere comer.
Suelto una carcajada al recordar nuestras locuras y
respondo:
―¿Me amas aunque mi ex te quiera golpear cada vez
que te ve?
―¿Tú ex? ¿Cuál de tantos? ―pregunta mientras se ríe
de mí― ¿Damian o Damián?
―Callateeeee idiota ―digo muerta de vergüenza.
Eso pasa cuando tienes amigos hombres y le cuentas
tus cosas.
Lo que a uno le toca aguantarse.
243
―Casi se me sale una risotada cuando me quitó a la
niña de los brazos, está desesperado.
―¿Desesperado? Creo que no hay palabra más
grande que pueda describirlo.
Soltamos una carcajada y sentándose a mi lado, besa
mi mejilla y me dice:
―Te quiero muchisimooo, no sabes lo feliz que
estoy de que seas parte de mi vida.
―Yo también te quiero Tacher, eres una persona
excepcional.
De un momento a otro, la puerta se abre tan fuerte,
que golpea la pared y April se despierta asustada,
mientras yo volteo al escuchar el sonido y lo único que
puedo ver, es como Damián se lanza encima de Tacher.
―No permitiré que te adueñes de mi mujer y de mi
hija nunca.
―¡Damián! ―grito, cuando pierde la razón y le da
otro golpe.
De inmediato, Tacher se incorpora sosteniendo sus
brazos con fuerza, y antes de que le de otro golpe le
dice:
244
―Si de verdad la amaras, tratarías de acercarte a ella
para arreglarlo, y no hacer estas cosas para que ella se
aleje más de ti.
―Cállate ―le dice, con los ojos rojos del coraje
―Deja de buscar culpables, qué si Eli se alejó de ti, fue
por culpa tuya, así que conviértete en un hombre y ya deja
de actuar como un niño.
―Tacher por favor ―le digo asustada.
―Tranquila Nena, serás mi mejor amiga toda la vida.
Lo que él ha hecho hoy, no va a interferir aquí.
Sin importar, Tacher empuja a Damián y se acerca a
mí, me abraza y me quita a la niña de los brazos que no
deja de llorar. Al verlo, Damián sale como alma que lleva
el diablo de la habitación y yo suspiro enojada.
―Damián me tienen cansada, cansada ―digo
frustrada.
―Es tanto lo que él ha pasado, que ya no sabe cómo
reaccionar para no perder lo que quiere. No seas tan dura
―dice cuando por fin ha calmado a April.
Yo me quedo callada ante su comentario, sé que tiene
razón, pero esa no es la forma, no lo es.
Cuando ya son las doce de la noche, se despide y me
promete volver pronto, sale de la habitación y el silencio
245
hace que me duela el estómago y quiera vomitar, cierro
los ojos para calamar mi respiración, pero la herida de
la pierna comienza a dolerme y todo empeora, me
quedo inmóvil unos minutos para que el malestar se me
pase, pero al no ser así, llamo a la enfermera y me dice
que llamara al médico de guardia para que me revise.
El doctor llega y me dice que todo está bien, que es
normal que la herida me moleste por algunos días, así
que me manda más medicina. Antes de marcharse la
enfermera, me coloca el aparato de alarma junto a mí
para que la llame si necesito algo, y me ayuda a acostar
a la niña en su cunita.
El dolor se me pasa y mi cuerpo se alivia minutos
después, pero no puedo dormir, me quedó mirando por
largo a April que yace dormirá y sonrió, es tan linda
que parece de mentiras, es la niña perfecta de una vida
tan imperfecta, pero es tan parecía a Damián que hasta
llega a molestarme.
¿Por qué no se podría parecer solo a mí? O por lo
menos la gran mayoría. A ella, es lo último que veo
antes de quedarme dormida.
De un momento a otro, comienzo a moverme
espantada al sentir que me quedo sin aire, abro lo ojos y
246
no veo nada, ¡todo está oscuro! Aturdida, muevo mis
manos y siento que algo está en mi cara, de inmediato,
trato de quitar lo que me asfixia, pero no lo consigo, solo
siento como unas manos empujan más fuerte y aplastan
más mi cara.
Le entierro las uñas tratando de que lo suelte y así
poder respirar, pero se me es imposible, peleo como puedo
y pateo la cama para ver si alguien me escucha, pero no
pasa nada, cuando estoy a punto de desmayarme, siento
como se esfuma el peso de mi cara y llega el aire a mis
pulmones.
Gritos estallan en la habitación, pero yo solo me afano
en respirar, mi corazón se quiere salir del pecho y me
siento muy débil, pero, aun así, miro a mi bebe, April esta
despierta en su cuna.
¡Está bien!
Miro al frente y veo como Damián se agarra a golpes
con el enfermero.
¿El enfermero?
―¡Damián ya basta! ―grito.
De inmediato presiono el botón del mando que llama a
la enfermera.
247
―Este malnacido ha querido matarte, ahora le
perseguirá la misma suerte ―grita más fuerte, mientras lo
estrella contra la pared y puedo ver su rostro.
Mi cuerpo se eriza y me paralizo de inmediato.
Esto, no puede ser posible.
248
CAPÍTULO 29
256
CAPÍTULO 30
258
pueden dejar ir a casa, hasta que su peso incremente un
poco más y yo asiento un poco triste.
―Abuelo, abuelo te tengo dos grandes
sorpresas―intervine la niña, mientras me pica el ojo.
―¿Otras más grandes que tener otra nieta y tenerte
aquí a mi lado? ―pregunta.
Este la mira, le tira un beso y me sigue revisando.
―¡Ay! Abuelo, esa no es la sorpresa y no dramatices,
que me veo contigo todos los días al salir del colegio,
aunque bueno sé qué hace más de un mes que no te veía y
ya te extrañaba.
Marlon voltea a mirar a Damián sorprendido y la niña
sonriendo añade:
―Tranquilo abuelo, Damián lo sabe todo y me ha
dicho que podemos vernos todos los días que queramos.
―¡Oh! Eso sí es una gran sorpresa ―le responde al
escuchar a la niña.
―No, no, no las sorpresas son otras ―dice, mientras le
regresa la bebita a Damián.
Con menos esfuerzo que antes, Alex la ayuda a ponerse
de pie y despacio comienza a caminar hacia un abuelo que
ha quedado paralizado completamente, Marlon cae de
259
rodillas al suelo de la impresión y cuando la niña llega
a él, se la come a besos mientras llora.
―Esta ha sido la sorpresa más grande que me han
dado―le dice, aun abrazándola.
―Mi mamita Eli me obligó a hacer las terapias, es
más, fui a la maratón que te conté y Alex y Eli me
llevaron en el burrito.
―Lo sé cielo, te vi en el periódico y en las redes
sociales, eres una guerrerita a las que todos quieren.
―Pero eso no es todo, recuerda que son dos, dos
grandes sorpresas y la otra es más grande aún de que yo
pueda caminar.
―¿En serio? No creo que haya algo más grande que
esto.
La mira extrañado por lo que dice la niña y yo
asiento cuando voltea a verme.
―Cierra los ojos
Cuando cierra los ojos, Emma que estaba
escuchando todo desde el baño, sale con cuidado y se
pone junto a Emily. Cuando estas se toman de las
manos y recordando lo que le decían cada vez que
jugaba con ellas, las niñas le dicen al mismo tiempo:
―¿Dime quién es quién?
260
Marlon al ver a sus dos nietas juntas después de tanto
tiempo, se toca la cabeza y me mira mientras yo asiento;
sin más, abre los brazos y la niña se le tira encima,
mientras la abraza con desesperación.
―Te extrañe preciosa mía, y esta sin duda ha sido lo
mejor que me podía pasar en la vida, lo mejor.
Las niñas le cuenta al abuelo muchas cosas, entre ellas,
todo lo que pasó Emily con Casandra y como Damián no
le prestaba atención a nada, mientras esa mandaba; cuando
Emma le suelta como terminé en el hospital, todo lo que
pasó con su hijo Nick y de todo lo que nos enteramos.
Marlon me mira incrédulo, mientras yo asiento y él no sale
de su asombro, mientras llora al enterarse que ellos fueron
los culpables de todas sus desgracias, y como los cuerpos
de sus seres amados, esos que iba a llevarles flores todas
las semanas, no estaban en sus tumbas si no con ellos.
¡Qué enfermos estaban!
Damián se pone de pie, me entrega a la niña y tomando
del brazo a su padre, lo levanta y lo abraza.
―Lo siento papá, de verdad lo siento.
―Fuiste tan víctima como yo, perdóname también a
mí.
261
Los dos asienten y se abrazan, mientras las lágrimas
corren por sus mejillas, hace algunos años que estos no se
veían y esta reconciliación es muy efusiva, de la nada,
las niñas se meten entre ellos y estos se las comen a
besos, mientras estas los hacen sonreír. ¡Ay Dios que
lloro!
262
CAPÍTULO 31
265
―¿Qué le has dicho a mamá? Apenas he llegado y
me ha pasado el teléfono, esta tan blanca y fría que me
preocupa.
―Bea, acabo de tener un bebé y creo que mamá no
lo ha tomado nada bien.
―¿Qué tú has qué? Barájamela más suave porque
no te entiendo. ¿Qué estas embarazada? ¿Eso es lo que
me estas queriendo decir?
―No, yo estaba embarazada, mi bebe nació hace
poco.
―¿Hace poco? ¿Hace poco? ¿Y ahora es que tienes
el descaro de llamar? ¿No pudiste decir tan siquiera
mamá, tía estoy embarazada?
―Yo no sabía que estaba embarazada Bea,
simplemente me enfermé, fui al médico y ese mismo
día tuve a la niña.
Trato de explicarle lo mejor que puedo.
―Si claro, porque uno se embaraza hoy y lo tiene el
día siguiente ―me responde con ironía.
Le explico mejor como sucedió todo, evitando lo de
mi rompimiento con Damián, ya que dos golpes no
puedo dárselos ahora, pero Bea solo me creyó cuando
le mandé una foto de las gemelas y April, eso sí, le pedí
266
por todos los santos que no le dijera a mi abuela los
detalles siniestros, solo lo necesario.
Esperemos que no haga que le dé un infarto.
Mi familia y las chicas vienen junto a Max, estos
últimos cuando se enteran de que tuve a una bebita, no me
creyeron nada hasta que llegaron a Londres, ya que ellos
me habían visto meses atrás en mi cumpleaños y no tenía
nada de embarazada, aunque de gordita si tenía mucho.
―Se burlan. ―Pero cuando vieron a la niña, todos se
enamoraron ella y no le daban respiro, cosa que también
pasó con Emma.
Pobre mis niñas, con tanta gente ya deben de estar bien
loquitas.
Eso sí, mi familia y amigas pegan el grito en el cielo, al
enterarse de mi rompimiento con Damián, eso nadie se lo
esperaba y al ver a este y a las gemelas tan felices con
April, todos se colocan en mi contra.
Son unos malditos traidores.
Damián se la pasa metido en mi apartamento con las
niñas, yo creo que Emily perderá el año por no ir a la
escuela y él quebrará por no trabajar, aunque bueno,
después de que sus negocios volvieran a la normalidad y
267
su dinero a su cuenta, no creo que le haga mucha falta
perder unos pocos.
Lo bueno de tenerlos en casa, es que no me dejan
hacer nada, ya que ellos quieren estar metidos en todo;
pero el problema se forma cuando Tacher llega y este
está presente.
¿Quién dijo que una mujer no puede tener un amigo
hombre?
Es todo tan, pero tan abrumador, que me tocó echar
a Damián y no permitirle volver hasta que se comporte
como un hombre y deje de actuar como un celoso
inmaduro. Eso sí, después de que se va, muero de risa
con Tacher y Max, por el papelón que está formando y
por el video que le mandó Marcus aquella noche en el
bar.
Damián se lo merece por idiota.
Una noche estamos todos reunidos en mi habitación
y Max sale a recibir una llamada, este regresa todo
extraño y se lleva a las chicas afuera. Cuando llegan
pregunto qué pasa, pero ninguno me da respuesta, solo
me dicen que es un problema que tiene Max en
Colombia y no quieren molestarme con eso, pero me
molesta su actitud.
268
¿Acaso ya no son mis amigos?
De un momento a otros las chicas se ponen intensas, y
me dicen que ya es tiempo de que me dé un respiro, que ya
estoy bien y April se puede quedar con la abuela, pero
cuando ven que yo no quiero separarme de la niña, me la
montan como de costumbre y me sacan casi arrastras de la
casa para llevarme de rumba.
¡Sangre latina nos espera!
Al llegar, el ambiente es increíble, parece que hubiera
pasado una eternidad encerrada y sin salir, las chicas
buscan una mesa y van por sus bebidas; pero a mí me
traen un refresco, ya que como estoy lactando a April, no
puedo ingerir ni una gota de alcohol.
Aunque después de lo que hice con Tacher, no es que
me plazca tomar mucho, así que me conformo con mi rica
coca-cola.
La noche se torna divertida viendo las locuras de todas
las chicas, mientras mi Max me consiente y yo soy feliz; el
único hombre que puedo decir que he extrañado con toda
mi existencia es a este, mi Max, extraño cada locura, y
cada momento con él, y claro con mis chicas.
Comienza a sonar Ahora Que Te Vas de Christian
Daniel, las lágrimas corren por mis mejillas; estas al
269
verme sentimental, me hacen parar a la pista, mientras
le dicen al dj que cambie la canción y comenzamos a
bailar el waka waka de skakira. Al ver a Max no puedo
dejar de reír, mientras hace la coreografía de la canción
y baila enloquecido.
La noche se torna interesante y muy divertida con
las locuras de Max, ya que no quiere verme triste y él
nunca deja de sorprenderme, hoy es mi día y no se
despegará de mí en ningún instante.
Luego de bailar todas las canciones que suenan, me
devuelvo a la mesa cansada, pero Max al darse cuenta,
me mira como perro degollado y haciéndome ojitos me
dice:
―Una más por favor, una más antes de irnos.
―Solo una ¿Entendido? ―le digo sin poder
negarme.
Como le digo que no a Max.
Llegamos a las pistas y comenzamos a bailar,
mientras Max me pone al día que las locuras que hace
con los hombres y yo sonrió, él nunca va a cambiar ni
volviendo a nacer, pero de pronto me alerto cuando en
medio de la conversación este me dice:
270
―Mi retoño, no quiero que me odies por lo que voy
hacer.
―¿Qué vas hace? ―le pregunto aterrada
De inmediato, quitan la canción que está sonando y still
the one de Shania Twain comienza a sonar, pero eso no es
todo, cuando los primeros acordes suenan, volteo
instantáneamente para el escenario y me quedo petrificada,
no me muevo, apenas y respiro.
271
Miro a Max y me mira embobado, mientras traduzco
la canción en mi cabeza y lloro, amo a este hombre y
también es el único para todo en mi vida, pero no
puedo, no puedo.
Minutos después la canción sigue sonando en los
altavoces, mientras Damián se baja y llega a la pista, de
inmediato, me aferro a Max y le digo con la mirada que
no me deje sola, que no me haga esto, pero sin
importarle un rábano, él toma mi mano y se la da a
Damián, mientras se aleja de la pista y sube al
escenario con las chicas.
Maldita encerrona la que me acaban de hacer
―pienso, al darme cuenta el porqué de tanta insistencia
para que saliera hoy.
―No quiero que me odies ―me dice, cuando
comienza a bailar y yo le sigo la corriente.
―No te odio ―digo cuando su boca se posa en mi
oído y un escalofrío recorre mi cuerpo.
―Entonces, ¿por qué no me dejas volver?
―pregunta aún más cerca de mí.
―Porque el dolor que causaste en mí, fue tan
grande, que aún lo siento.
―Déjame borrarlo.
272
―Se puede perdonar, pero olvidar, ya eso me supera,
no es posible.
Al escucharme hace silencio y después de hacerme
girar continúa diciendo:
―Entonces comencemos de nuevo, déjame demostrarte
que nunca más, volverá a pasar nada de lo que ya pasó,
déjame demostrarte todo lo que tengo para darte y que por
idiota dejé de dar.
―No puedo, ya no confío, y si no hay confianza no hay
nada.
―Me volveré a ganar tu confianza ―dice mirándome a
los ojos.
―No creo que eso sea posible ―digo, deseando que se
aleje de mí y a la vez que se acerque.
¡Yo y mis dilemas!
―Se te olvida algo ―me dice, casi pegado a mi boca.
―¿Qué? ―pregunto, casi sin respiración por su
cercanía
―Yo siempre consigo lo que quiero.
Damián no me da tiempo de reaccionar cuando ya está
pegado en mis labios y me da el beso más urgido de la
vida, me besa, me devora, me toma por completo sin
importarle nada y yo, aunque quiera resistirme, caigo
273
desarmada ante él, y no puedo evitarlo, aún sigo siendo
esclava de sus besos.
Cuando ya llevamos varios minutos besándonos con
todo el cinismo de mundo me separo de él, y con todo
el dolor de mí alma, sabiendo que me puedo equivocar
le digo:
―No vuelvas a besarme, porque eso, es jugar sucio.
Una sonrisa sale de su boca y me dice:
―Jugaré lo que me toque jugar para tenerte, no te
perderé, eso no está en mis planes.
―Pero ya me dejaste ir hace mucho.
―Lo sé, pero el beso que me acabas de dar, me ha
demostrado que no estás tan lejos, que aun puedo
encontrarte.
―Será una muy larga tarea, que quizás, no tenga un
buen final ―le digo, separándome de él y saliendo del
local.
No puedo dejarme convencer de él. No puede
embarrarla de esa manera y después arreglar todo tan
fácil.
―Estoy dispuesto a correr el riesgo ―grita, y una
sonrisa sale de mi boca, este hombre, es insoportable.
¡Imposible!
274
CAPÍTULO 32
276
CAPÍTULO 33
Otro de los días que Alex las trae a la casa, las niñas
llegan rápido a mi habitación, estas tienen su propia
llave y si no viven aquí es porque no quieren dejar a su
papá solo, pero apenas este se va der viaje se mudan
por completo, eso sí, se traen a Inés y a Alex consigo,
estas no desaprovechan oportunidad y yo las acojo
feliz, mientras hacemos travesuras y ponemos el
apartamento patas pa´ arriba, ellas lo aman.
En una ocasión mientras estamos todas en el cuarto
cambiando a April que ha hecho una de las suyas,
escucho a Emma y Emily hablar.
―Ya puedes volver a ser tú, es extraño mirarte y
verte así.
278
―Esto es lo que soy, ya no puedo volver a ser la
que era, cambié por tanto tiempo que ya se me olvidó
como solía ser.
Sin más veo como Emma toma a Emily del brazo y la
coloca frente al espejo.
―Yo si me acuerdo bien como eras ―dice Emma
La niña se acerca a mí y diciéndome algo al oído
sonrió, así que entregándole a April en los brazos, me
acerco a Emily y poniéndole unos audífonos le hago cerrar
los ojos y me pongo manos a la obra.
Entro al baño y saco todos los maquillajes que tengo,
me coloco frente a la niña y comienzo a maquillarla
mientras Emma juega con April en la cama.
―Yo jamás usaría eso ―dice Emma cuando he
terminado de maquillar a su hermana.
―No tiene nada de malo cielo, solo no hay que
exagerar, algo lindo y delicado para ciertas ocasiones
―recalco.
Esta se queda pensando y después de mirar mucho a su
hermana suelta:
―Aunque no sea exagerado me vería como un payaso.
Al escucharla suelto una carcajada, mientras ella se ríe
al oírme.
279
―Si me dejas intentarlo te aseguro que te verías
increíble.
De inmediato volteo a Emily para que no haga
trampa y se mire en el espejo, sin más tomo la plancha
y comienzo a poner su pelo lizo, al terminar, me
acuerdo de algo y salgo al cuarto de April, tomo una de
las bolsas que compré con Tacher una vez que salimos
y regreso a la habitación.
Hago que Emily se coloque de pie y cuando
comienzo a desvestirla aun con los audífonos puestos
me dice:
―Cuidado con lo que me van a poner, que si se pasan
de listas me las pagan y Emma, te cuento que al
convertirme en ti me tocó aprender a ser muy, pero
muy mala.
Al escucharla, no puedo evitar sonreír al recordar
todas las locuras que la niña hacía. Emma se acerca y
quitándole uno de los audífonos le dice:
―Pudiste haber aprendido mucho, pero en bromas yo
llevo la corona.
Las niñas se ríen juntas y yo niego con la cabeza, si
Emily de Emma era tremenda no me quiero ni siquiera
imaginar lo que la original sea capaz de hacer.
280
Cuando ya por fin he terminado de arreglar a Emily la
coloco frente al espejo y Emma le dice quitándole los
audífonos:
―Ni con todos los vestidos, ni el maquillaje del mundo
serás más bonita que yo, pero se hizo el intento.
Emily le dedica una falsa sonrisa mientras mirándose al
espejo me dice:
―¿Te acuerdas el día de tu cumpleaños? ¿El día que
me hiciste vestir como princesa?
―Sí, claro cielo.
―Ese día volví a ser yo, me miré al espejo y me vi a
mi misma, a la que era hace mucho tiempo y me dio
tanta tristeza, no quería que se dieran cuenta que esa era
yo, porque yo quería seguir siendo mi hermana, no
quería vivir sin saber que ella estaba aquí conmigo,
aunque solo fuera así, no podía romper la promesa,
pero también sentí miedo, miedo de no reconocerme,
miedo de no volver a ser yo nunca más, miedo de lo
que dejé atrás al transformarme en mi hermana.
Antes de que yo pueda decir algo, Emma se adelante y
le dice:
―¿Sabes que es lo bueno de todo esto?
―¿Qué? ―preguntamos las dos extrañadas
281
―Que ahora no nos parecemos solo en el físico,
antes éramos tan diferentes, que todos se extrañaban
que en realidad fuéramos hermanas, pero el físico era
imborrable.
Emily al escucharla sonríe y hace lo mismo que
Emma hizo, la sienta frente al espejo y antes de ponerle
los audífonos le dice:
―Si yo me aguanté cuatro años siento tú, hoy te
toca intentarlo por mí.
Emma la mira preocupada y entonces sin darle
tiempo de reaccionar le digo:
―Tranquila, no te pondré un vestido, yo te he
comprado algo mejor, así que confía en mí.
De inmediato me pongo manos a la obra y después
de unos minutos cuando termino, Emma me dice con
los ojos aun cerrados:
―Por favor, que lo que me estas poniendo no sea
de color rosa, porque me da algo.
Emily al escucharla sonríe y le dice:
―Estas tan igualita a un algodón de azúcar que no
más de verte ya me empalagué.
Emma sin más abre los ojos y se mira de pies a
cabeza.
282
―Me asustaste bruta.
Emily se acerca a ella y mirándola le dice:
―Creo que es la primera vez que nos parecemos en
todo, aunque yo lleve vestido y tú no.
―Sí, es increíble, hasta lo puedo tolerar.
Estas sonriendo se dan un abrazo y yo no puedo evitar
sonreír, verlas juntas no tiene precio; pero la sonrisa se me
borra cuando Emily toma su teléfono y hace una video
llamada para que su papá las vea.
Cuando Damián toma la llamada en el fondo se escucha
a ti de sin banderas y todo se me remueve por dentro, este,
mira sorprendido a las niñas mientras sonríe por sus
locuras, yo tomo a April en brazos y salgo de la
habitación, no quiero verlo.
Por la noche, cuando Alex viene por las niñas para
llevarlas a su casa llega acompañado, y después de darle
una mirada cómplice se va y lo deja ahí en la sala; minutos
después, las niñas salen corriendo de la habitación y Emily
dejándome atónita dice:
―Hoy haremos una pijamada aquí.
―Nosotras lo hemos invitado― dice Emma.
Al escucharlas me quedo pasmada. Estoy tan segura de
que estos tres están aliados y juntos acabaran conmigo, es
283
más, ahora que lo pienso desde que Damián me echó de
su casa, no he vuelto a dormir con él bajo el mismo
techo. Salgo de mis pensamientos, cuando April se le
lanza en los brazos de Damián y los cuatro se van a mi
recamara.
Ya se adueñaron de mi apartamento―pienso.
284
Pongo a April en la cunita y los cuatro nos tiramos en la
cama, la película comienza y después de unos minutos me
parece muy mala idea, esta película no es para mí y creo
que mucho menos para ellas, pero sin más, estas no le
tienen miedo a nada y la dejan.
Brinco, grito y me erizo cada vez que veo salir a todos
los espantos, bajo la risa de todos, en ocasiones meto mi
cabeza bajo el brazo de Damián, y cuando me doy cuenta
me vuelvo a incorporar en la cama bajo la sonrisa de este.
De pronto, en una de esas la escena es tan fea, que me
vuelvo acurrucar en su regazo para no ver lo que va a
suceder, y este de inmediato aprovecha y me acaricia el
rostro como antes lo hacía, y sin perder tiempo acerca su
cara más a mí y yo abro los ojos al sentir tan cerca su
respiración; nuestras miradas se cruzan y se acerca
lentamente a mi sin parpadear, cuando su frente se conecta
con la mía y sus labios rosan lo míos, me dejos llevar y lo
beso, necesito su contacto, pero vuelvo a la realidad
cuando las gemelas al vernos comienzan a brincar en la
cama y sorprendidas gritan:
―Oh, sí, oh, sí, lo hemos logrado, lo hemos logrado.
Sin más me incorporo y poniéndome de pie enciendo
las luces.
285
Estas dos no pierden el tiempo.
De inmediato y al ver como lo planearon estos tres,
los despacho de una a su casa, pero ellas se van felices,
ya han conseguido lo que querían.
Después de lo sucedido Damián me manda mil
mensajes y yo le digo que lo olvide, solo me dejé llevar
y caso cerrado.
Un desliz lo tiene cualquiera.
286
CAPÍTULO 34
291
―Eres mía de nuevo ―dice, acercándose y
tomándome por la cintura, mientras deposito a April en
su cuna.
―¿Qué haces? ―le pregunto cuando me sube a su
hombro y me lleva a la habitación.
Cuando llegamos me deposita en la cama, y
mirándome a los ojos me dice:
―Quiero besarte, quiero tocarte, quiero cerrar los
ojos y soñar que nunca te fuiste, que nunca te tuve
lejos, quiero idolatrarte y besar cada centímetro de tu
cuerpo.
Lo miro y arqueo una ceja indecisa, pero cuando me
tapa los ojos con una cinta y comienza a desnudarme,
ya no puedo razonar.
292
CAPÍTULO 35
298
CAPÍTULO 36
301
Damián sigue frente a mí de rodillas y yo cierro los
ojos para controlar un poco la respiración, y un flashback
de imágenes llegan a mi mente por arte de magia, todos
los buenos momentos que he vivido con él se pasan por
mi cabeza y yo sonrió feliz, quien diría que solo por un
beso, se ocasionaría todo esto, qué al aceptar una
simple cena, mi vida daría un giro tan radical, uno que
me ha traído hoy hasta aquí. Cuando abro mis ojos,
asiento con la cabeza sin poder negarme a él, a mi
ideal.
Se coloca de pie con una gran sonrisa en el rostro y
sé, que yo también la tengo, estoy tan feliz, que no me
cambiaría por nadie.
―La tercera es la vencida Cielo ―me dice,
dándome un beso que me lleva a Plutón y de regreso.
Segundos después, se va y me deja sola en medio de
todos, mientras mi familia sonríe feliz y la gente se
emociona.
De un momento a otro, todo se vuelve una locura
nuevamente y la gente corre de un lado a otro, siento
como afuera los fuegos pirotécnicos comienzan a
explotar y A ti de Sin Banderas comienza a sonar; de
302
inmediato, me emociono y sonrío, mi chico siempre piensa
en todo.
De pronto, Ena me grita y me hace una señal con la
mano para que vaya hacia ella, pero cuando llego a la
puerta y voy a salir, Max aparece por detrás y
deteniéndome dice:
―No cielo, tú no te puedes ir, tu hermoso machoman
no quiere tentar a la suerte, así que retoño mío toma esto.
Me entrega un hermoso ramo de flores blancas y yo
alucino.
¿Qué está pasando?
Paty se acerca y me coloca una pulserita, mientras Ena,
Melissa y Thalía me pone una tiara, que tiene un hermoso
encaje que cubre mi cabello; moviéndome hacia un lateral
veo a Tacher sonreído, mientras sube sus pulgares en
forma de aprobación y yo sonrió, pero al mirar más allá,
veo a todas de las chicas del grupo de lectoras tomándome
fotos por doquier. ¿Qué es todo esto?
Todos se mueven de aquí para allá y yo no entiendo
nada, pero minutos después ya todo está más claro, las
chicas me toman una foto y al mostrármela alucino.
―Damián te hizo poner el vestido ideal para hoy
―dice Melissa.
303
Abro los ojos asombrada y de inmediato recuerdo
como hace tres días en el centro comercial, Emma,
Emily y Damián me obligaron a probarme un hermoso
vestido blanco con diamantes; estos solo decían una y
otra vez que sería perfecto para el bautizo de April.
Ahora me doy cuenta para qué era perfecto
―pienso, al verme con todo lo que me han puesto las
chicas.
Jamás me imaginé verme tan impresionante, vestida
de novia.
Las chicas se apartan y unas manos se posan en mis
hombros, cuando volteo y veo a Marlon este me sonríe;
después de besar mi mejilla me dice:
―Chica linda, mi hijo te espera. ―Tomándome de
la mano añade: ―Has feliz a mi hijo, se lo merece.
Las chicas se acomodan delante mí y me hacen un
camino para que pase por él, mientras sonríen felices de
ser cómplices de semejante locura. Me agarro del brazo
de Marlon atónita a lo que está a punto de pasar, o más
bien, lo que ya está pasando.
Me voy a casar y ni siquiera lo sabía.
304
CAPÍTULO 37
306
―¡Si no lo quieres, déjamelo a mí! ―grita Max, en
medio de la multitud y nadie puede evitar reír.
La ceremonia comienza y yo aún sigo en las nubes e
incrédula de lo que está pasando; los nervios se me van un
poco al trascurrir unos minutos, pero cuando me coloca el
segundo anillo y dice sus votos creo que me desmayaré,
mientras yo tengo que improvisar, cuando finaliza la
ceremonia, Damián con una sonrisa más que seductora me
atrae a él y dice:
―Te amaré siempre y sin importar que el mundo
conspire en nuestra contra, te amo tanto, que lucharé por
lo muestro hasta después de la muerte, porque mi alma
vive y seguirá viviendo por ti. ―Damián me besa la mano
y sujetándome con fuerza añade: ―Amargada, te
idolatraré el resto de mi existencia.
―Y yo a ti Ken Doll.
307
CAPÍTULO 38
308
―¿Mamá te regañó? ―le pregunto, mientras ella solo
asiente― ¿Qué hiciste para que te regañara?
―A tomi todo, todo ―dice riéndose. ―Y taba rito.
―¿Qué te comiste hija?
―Tel de Em y Em.
Esta le dice Em a las gemelas, pero lo que sea que se
comió, no tengo ni idea de que pudo ser.
―April, ven aquí ahora. ―Escucho a Elizabeth gritar
de pronto en la cocina.
La niña se aferra a mi cuello y me abraza con fuerza
mientras ríe, y yo camino hacia la cocina para ver qué
pasa, pero antes de que pueda entrar, Emma sale y enojada
dice:
―A ti te estaba buscando mocosa traicionera. ―La
niña se pega más a mí y se ríe en mi cuello dulcemente,
mientras Emma añade: ―Ríete ahora malvada, que ya me
las pagarás.
―¿Qué pasó cariño? ―pregunto, sin imaginar que
puedo haber hecho ahora mi Ángel.
De la nada Emily llega a dónde estamos y es esta quién
me responde.
―Pasa que tú Ángel, las ha cagado bien cagada y ha
hecho un desastre.
309
Emily no me deja decir nada y jalándome del brazo
me lleva a la cocina, cuando entro no puedo creer el
reguero que veo.
―Me tomi tel de Em y Em ―dice April.
De inmediato se baja y se sienta en su hermoso mar
de chocolate y pastel, pero antes de reaccionar y decir
algo, la puerta del patio se abre y mi preciosa mujer
aparece. Eso sí, más hermosa que nunca con su barriga
a punto de explorar.
―Por el amor de Dios y todos los santos April, sal
de ahí que te acabo de bañar ―suelta mi mujer al verla.
―Tel, yo quero rito tel ―dice la niña, mientras
chapotea, tira pastel encima de ella y luego se lo come
encantada.
―Papá, el diablillo que está dentro de tu Ángel ha
arruinado nuestro pastel de cumpleaños ―suelta Emily
enojada.
Mis hermosas princesitas mañana cumplen 11
añitos.
―Dejé a April sola por cinco minutos y la niña ha
visto el pastel en la mesa, se ha subido como mico y
como la torta era demasiado grande para ella la ha
tirado, para luego tirarse en ella y devorarla. ―Me
310
explica Elizabeth, mientras llega y me da un beso en los
labios que me sabe a todo lo bueno del mundo.
Esta mujer me encanta.
Luego se acerca a las gemelas y dándoles un beso en al
frente le dice:
―Tenemos tiempo para hacer otra mejor.
Elizabeth intenta sacar a April de su hermoso charco,
pero está resbaladiza y no lo logra.
―¡No saque, no saque mamá! ―grita la niña, mientras
lucha con ella.
Elizabeth lo intenta un rato más y no puede sacarla del
charco, cuando pierde la paciencia y la mira con ojos de
furia, la niña corre hacia mí y se abraza a mis piernas
ensuciándome por completo, mientras se ríe de la cara de
enojo de su madre. De inmediato, me pide que la levante y
cuando lo hago, me llena desde la cara hasta los pies de
dulce sin importarle nada; April, me mira a los ojos y
posando sus manitas regordetas en mis mejillas pasa su
lengua por mi cara y dice haciendo que todos soltemos una
carcajada:
―Papi rito, papi rito.
Como amo a mis mujeres.
311
Toda la tarde me la paso jugando con ellas, pero al
final me toca arreglar un asunto y entro a mi oficina.
Estar en este lugar ahora, es tan diferente a como lo
era antes ―suspiro al recodarlo― Fotos y miles de
dibujos de mis niñas por todo el lugar, le dan vida y
alegría no solo a mi despacho, sino también a la casa
entera.
Reviso mi agenta y me doy cuenta de que, en menos
de dos semanas, tengo otro viaje y creo que a mi mujer
eso no le va a gustar nada. Cuando está en embarazo
odia los aviones, pero yo debo volver a Dubái para la
construcción de una nueva mansión en The World.
Comienzo a revisar los planos que tengo hechos ya
para ese trabajo y hago las modificaciones que me han
pedido, pero después de un rato es inútil concentrarme,
las risas y los gritos de las mujeres que más amo en el
mundo inundan mis oídos, así que dejándolo todo para
después, voy a su encuentro.
Salgo de mi oficina y llego directo a la cocina, es el
lugar preferido de estas cuatro y cuando están ahí, no
hay poder humano que la saque; me dispongo a entrar,
pero escucho a las gemelas hablar y me quedo tras la
puerta escuchando.
312
―Mami ¿Cuándo dejarás de pelear con papá por el
nombre del bebé? ―pregunta Emma
―Cuando acepte que se llamará como yo diga.
―Pero mamá, son gemelas, así que se pueden llamar
Loris como tú quieres y Eli como quiere papá ―dice
Emily dejándome paralizado. ―A propósito ¿Cuándo se
lo dirás? ¿Cuándo sabrá que son gemelas?
¿Tendremos gemelas?
Tengo que agarrarme de la columna que está a un lado
para no caerme.
¿Cómo así que tendremos gemelas?
La he acompañado a casi todos los estudios y nunca
escuché a su médico decir nada, pero claro, como me lo
iba a decir, si Thalía resulto siendo más fiel a ella que a
mí.
Con razón tiene semejante barriga ―pienso
¡Ay Dios!
¡Gemelas!
―Cielo, primero he tenido que digerirlo yo solita, ya
que para mí fue una gran sorpresa; jamás pensé que
tendríamos gemelas, pero después de meditarlo llegué a la
conclusión que se enterará el día que nazcan.
313
―¿Hasta el día que nazcan? ―repiten las dos
asombradas.
―Sí chicas, quiero que cuando nazcan se lleve una
gran sorpresa.
―¡Solpesa! ¡Solpesa! ―grita April.
―Sí cariño, una linda sorpresa se llevará papá.
―No mamá, creo que más que una sorpresa, papá
morirá de la impresión.
―Emma, no digas eso ni en broma.
La regaña Elizabeth, mientras trato de controlarme
para no entrar en este momento y regañarla por no
decírmelo, pero entonces esta añade:
―¿Tú me vez a mi siendo madre soltera con cinco
hijas? Esta casa sería una guardería y si salen como tu
hermana, ¡oh, Dios mío! No podré salir de esta casa
nunca.
Sonrío sin poder evitarlo, April está tan apegada a
Elizabeth, que esta tiene que salir escondida para que la
niña no la vea, porque si la ve, no habrá poder humano
que la aleje de ella; eso sí, la niña salió peor que Emma
y Emily, hace cuanta locura se le ocurre, se monta en
todo, lo tira todo y hasta usa a Caramelo, el perrito de
314
Emily, como transporte cuando está cansada de caminar.
Pobre cachorro, lo que le toca aguantarse.
Mi hija es tan tremenda, que solo recuerdo el día que se
tiró de clavado en la piscina sin flotadores, porque ella ya
era una niña grande.
¡Casi me da un infarto!
Amo a estas mujeres, pero cada una a su manera me
vuelve loco.
Y vienen dos más, dos más.
Cuando llegará el varoncito que me ayude a poner las
rindas en esta casa, lo necesito para formar un ejército que
me ayude a controlar a las fieras ―pienso encantado.
Cuando por fin estoy dispuesto a entrar, escucho:
―Mamá, entonces lamento decirte que cuando papá
vea los tatuajes que nos hemos hecho las cuatro, le dará un
súper infarto.
Sólo de escucharlas mis pies se activan y entro mientras
estas se carcajean, al verme, las tres me miran
sorprendidas, pero más sorprendido estoy yo al verlas
completamente tatuadas; a April los brazos y las gemelas
desde los brazos hasta la cara.
Me siento en una de las sillas de la cocina, mientras
trato de procesar lo que veo, mis mujeres tatuadas con
315
mándalas negras en todo el cuerpo, al ver la barriga de
mi mujer la taladro con la mirada; esta tiene un
hermoso top blanco que apenas le cubre sus inmensos
pechos y una falda larga debajo de su gran barriga
tatuada.
―Gemelas y tatuadas ―digo, cuando por fin puedo
pronunciar palabra― ¿De que más me tengo que
enterar?
―Con que escuchando tras la puerta ―Suelta
Emma con reproche.
―Agradéceselo a tu madre, que de ella he aprendido
estas mañas ―digo, aun azul por todos los
descubrimientos.
Emily y Elizabeth se miran entre ellas, mientras
Emma suelta a April que corre hacia mí y se sienta en
mi regazo, cuando voy a soltar toda la ira que hay en
mí, por ver a mi angelito toda manchada, esta levanta
sus bracitos y me dice:
―Papi tome.
Sin más, pone sus brazos en mi boca y me hace
comer su tatuaje, hecho de alguna crema rara y
deliciosa de mi mujer, quién no deja de reír con las
alcahuetas de mis hijas.
316
―Mamá sólo estaba probando en nosotras, la crema
pastelera que utilizará mañana en nuestro cumpleaños para
tatuar a nuestras amigas ―dice Emma muy contenta al
volver a la escuela y tener muchas amigas ahora.
Asiento, mientras no dejo de saborear los brazos de mi
bebita, y ella se ríe por las cosquillas que le ocasiono. De
un momento a otro, Eli se pone de pie y se acerca a mí,
pega sus labios en mi oído y escucho:
―Cuando termines con April, te espero en mi
habitación, también quiero que me quites los tatuajes.
―Su voz seductora me pone cardiaco al instante, mientras
ella sonríe y me da un beso en la mejilla.
Termino con la niña lo más rápido que puedo, pero esta
no me la pone fácil y parece una lorita, hablándome en su
sinigual mezcla de español-inglés, contándome todo lo que
hace en el día y pidiéndome que juegue con ella; miro a
las gemelas en busca de ayuda y estas sonríen mientras se
acercan a mí.
―Mamá dejó este sobre para ti, y me dijo que tenías
que leerlo antes de salir de aquí ―dice Emily.
Tomo el sobre extrañado, mientras Emma me quita a la
bebita de los brazos y le dice que irán a la piscina, esta
sólo al escucharla se lanza hacia ella y la besa.
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¡Qué divina mis niñas!
Abro el sobre con toda la curiosidad del mundo,
ansioso de saber que nueva locura planeará ahora mi
hermosa mujer, entonces al abrirlo leo:
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Eli toma el control y colocando algo de música, los
acordes de: El mar de sus ojos de Carlos Vives, una
canción que le dedique hace poco, comienza a sonar y ella
se acerca a mí, cuando su nariz roza la mía me dice:
―Muero por un beso de tu boca Ken Doll, recuerda
que un soy esclava de tus besos.
―Y yo muero porque me digas la verdad.
Se pega en mis labios y me da un casto beso dejándome
insatisfecho, no dice nada más, no se acerca más a mí, sólo
me mira y sonríe, mientras me acaricia el rostro.
Sé que quiere distraerme para no hablarlo y ella sabe
cómo ganarme, con esta mujer mi vida ha dado tantas
vueltas y soy tan feliz, que quiero detener el tiempo y que
mi vida de ahora en adelante sea eterna, y aunque todos
los días quiera jalarme de los pelos, por las mujeres que
me tocaron, las amo como nunca pensé amar a nadie.
Sé que mi madre y mi hermana desde el cielo, están
felices de la familia que he formado, y aunque sé que
algún día las volveré a ver, hoy quiero disfrutar acá en la
tierra cada uno de los momentos que me brinda la vida,
una vida que ahora gira a mi favor, una que ahora, quiero
vivir sin desperdiciar un instante, porque cada fragmento
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de tiempo lo quiero recuperar con mi familia; haciendo
todo lo que en un pasado no pude.
―Solo estoy asustada, vienen dos, dos… y si son
como April, me desapareceré. ―Sonrió al escucharla.
―Ahora te pareces más a tu tía Bea― suelto de
pronto.
Esta al escucharme me golpea con su codo.
―Salvaje ―digo sobando mis costillas.
―Tarado.
―¿Por qué?
―Por embarazarme de dos, de dos. ―Me mira
enojada.
―Pues ya sabes lo potente que soy, así que no te
descuides, porque la próxima serán tres.
Al escucharme, mi mujer comienza como lora, a
decir que no quiere tener más hijos y mil cosas mientras
yo sonrió, al darme cuanta a quién le saco eso April.
Mirando con amor y ternura a la mujer que amo, y
por la que soy capaz de cambiar mi universo entero, me
olvido de todo lo que me ha ocultado y sintiéndome
feliz, por esa doble bendición que viene en camino, me
acerco más a ella y antes de posar mis labios en los
suyos con urgencia le digo:
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―Cállate y bésame Amargada, que muero por un beso
de tu boca.
Al escucharla, solo puedo hacer lo que me dice:
―Bésame, que hasta la eternidad seguiré siendo
esclava de tus besos.
FIN.
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SOBRE LA AUTORA
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