Tiempo y Espacio Narrativojji

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Guía repaso “Género narrativo…” primero medio

Tiempo y Espacio Narrativo


● TIEMPO NARRATIVO

Como hemos visto, el tiempo al interior de una obra narrativa es complejo, ya que no necesariamente se
corresponde a la sucesión temporal del mundo real. El tiempo narrativo es manejado y dispuesto de acuerdo a
las necesidades de la progresión de las acciones y puede manifestarse de dos formas diferentes: tiempo de la
historia y tiempo del relato o discurso.

TIEMPO DE LA HISTORIA TIEMPO DEL RELATO

● Es la programación lineal y secuencial de los ● Es la disposición estilística de los acontecimientos.


acontecimientos.
● El narrador rompe la secuencialidad de la historia,
● Las acciones están ordenadas de forma alterando la cronología y disponiendo los hechos de
cronológica, es decir, relacionadas de acuerdo forma aleatoria.
a causas y efectos.
● Se recurre a anacronía, es decir, a la ruptura de la
● Generalmente, la secuencia lineal de secuencia causa-efecto.
acontecimientos, está ordenada desde un hecho
pasado hasta el momento presente de los ● Las formas de anacronía más usuales son:
acontecimientos y los personajes. - La analepsis, anacronía hacia el pasado. Es decir el
narrador, desde un momento presente en el relato,
● Se puede representar gráficamente como una regresa a hechos pasados a es presente narrativo.
línea recta.
- La prolepsis, anacronía hacia el futuro. Es decir, el
narrador desde un presente narrativo nos anticipa
● No necesariamente coincide con el tiempo del hechos del futuro nos anticipa acciones que ocurrirán
relato. en un futuro narrativo.

● Tiempo referencial histórico. Es el tiempo de la realidad histórica en el que se ambienta una


narración. Por ejemplo, este tipo de tiempo es trabajado en las novelas históricas, donde el autor
intenta recrear en su obra la forma de vivir y comportarse de personajes de determinados momentos
históricos. Un ejemplo de este tipo de novelas es Ivanhoe, de Walter Scott, que recrea la Inglaterra
medieval y las cruzadas. O la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, toma como referencia
temporal histórica, la vida monástica de la Edad Media.

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Duración: Otra forma de modificación del tiempo en una narración es alterar la duración de un hecho acción
concreta, así tenemos que el narrador puede insertar pausas en su relato, haciendo que unas horas o minutos
puedan consumir varias páginas y no tengan correspondencia con los minutos de la realidad.

ACTIVIDAD

1. Selecciona 5 hechos relevantes del fragmento literario que va a continuación y luego ordénalos en
dos columnas paralelas, una según el tiempo del relato (disposición estilística) y otra según el
tiempo de la historia (orden cronológico).

“El Túnel” (de Ernesto Sábato)

I. Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está
en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado
que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase "todo
tiempo pasado fue mejor" no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que —felizmente— la
gente las echa en el olvido. (...)

II. Como decía, me llamo Juan Pablo Castel. Podrán preguntarse qué me mueve a escribir la historia de mi
crimen (no sé si ya dije que voy a relatar mi crimen) y, sobre todo, a buscar un editor. Conozco bastante bien
el alma humana para prever que pensarán en la vanidad. Piensen lo que quieran: me importa un bledo; hace
rato que me importan un bledo la opinión y la justicia de los hombres. Supongan, pues, que publico esta
historia por vanidad. Al fin de cuentas estoy hecho de carne, huesos, pelo y uñas como cualquier otro hombre
y me parecería muy injusto que exigiesen de mí, precisamente de mí, cualidades especiales; uno se cree a
veces un superhombre, hasta que advierte que también es mezquino, sucio y pérfido. (...)

Cuando comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar explicaciones de ninguna especie. Tenía
ganas de contar la historia de mi crimen, y se acabó, al que no le gustara, que no la leyese. Aunque no lo creo,
porque precisamente esa gente que siempre anda detrás de las explicaciones es la más curiosa y pienso que
ninguno de ellos se perderá la oportunidad de leer la historia de un crimen hasta el final.

Podría reservarme los motivos que me movieron a escribir estas páginas de confesión; pero como no tengo
interés en pasar por excéntrico, diré la verdad, que de todos modos es bastante simple, pensé que podrían ser
leídas por mucha gente, ya que ahora soy célebre; y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la
humanidad en general y de los lectores de estas páginas en particular, me anima la débil esperanza de que
alguna persona llegue a entenderme. aunque sea una sola persona.(...)
Existió una persona que podría entenderme. Pero fue, precisamente, la persona que maté.

III. Todos saben que maté a María Iribarne Hunter. Pero nadie sabe cómo la conocí, qué relaciones hubo
exactamente entre nosotros y cómo fui haciéndome a la idea de matarla. Trataré de relatar todo
imparcialmente porque, aunque sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia pretensión de ser perfecto.
En el Salón de Primavera de 1946 presenté un cuadro llamado Maternidad. Era por el estilo de muchos otros
ante-riores: como dicen los críticos en su insoportable dialecto, era sólido, estaba bien arquitecturado. Tenía,
en fin, los atributos que esos charlatanes encontraban siempre en mis telas, incluyendo "cierta cosa
profundamente intelectual". Pero arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se veía una escena pequeña
y remota: una playa solitaria y una mujer que miraba el mar. Era una mujer que miraba como esperando algo,
quizá algún llamado apagado y distante. La escena sugería, en mi opinión, una soledad ansiosa y absoluta.
Nadie se fijó en esta escena; pasaban la mirada por encima, como por algo secundario, probablemente
decorativo. Con excepción de una sola persona, nadie pareció comprender que esa escena constituía algo
esencial. Fue el día de la inauguración. Una muchacha desconocida estuvo mucho tiempo delante de mi
cuadro sin dar importancia, en apariencia, a la gran mujer en primer plano, la mujer que miraba jugar al niño.

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En cambio, miró fijamente la escena de la ventana y mientras lo hacía tuve la seguridad de que estaba aislada
del mundo entero; no vio ni oyó a la gente que pasaba o se detenía frente a mi tela.
La observé todo el tiempo con ansiedad. Después desapareció en la multitud, mientras yo vacilaba entre un
miedo invencible y un angustioso deseo de llamarla. ¿Miedo de qué? Quizá, algo así como miedo de jugar
todo el dinero de que se dispone en la vida a un sólo número. (...)

Ahora realiza la actividad en el siguiente recuadro.

TIEMPO DE LA HISTORIA TIEMPO DEL RELATO

1. 1.

2. 2.

3. 3.

4. 4.

5. 5.

● TÉCNICAS DE ALTERACIÓN TEMPORAL DERIVADAS DEL CINE

La relación entre el cine y la literatura ha sido estrecha desde los inicios de este en el siglo XX. Numerosas
obras narrativas han sido adaptadas y llevadas al cine con mayor o menor éxito, pero también, las técnicas
cinematográficas han aport6ado a la renovación de los recursos narrativos del siglo XX, como es el caso del
montaje.

El MONTAJE es una técnica utilizada en el cine para mezclar las imágenes y dar más dinamismo a las
secuencias cinematográficas, de esta forma se logra la representación del movimiento espacial y temporal. En
el plano narrativo, el MONTAJE se presenta, generalmente a través de la pluralidad de narradores y la
diversidad de puntos de vista que genera. Un mismo hecho es presentado desde distintos puntos de vista,
provocando una indeterminación del narrador. Ejemplos de este tipo de montaje se pueden encontrar en la
novela de Ulises, de James Joyce.

ANALEPSIS: SALTOS TEMPORALES AL PASADO

Salto temporal Definición

Racconto Es una alteración en el tiempo cronológico, menos violento que el flash-back. Es una
regresión al pasado desde el presente narrativo, de manera extensa, a través de recuerdos de
los personajes o recordando directamente hechos.

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Flash - back Se rompe la continuidad cronológica, con una vuelta al pasado de algún personaje y un
regreso al presente que se desarrolla. Generalmente ese regreso está enlazado por un objeto,
visión o situación que recuerda un momento pasado de los personajes, de forma breve.

PROLEPSIS: SALTOS TEMPORALES AL FUTURO

Salto temporal Definición

Premonición Se trata de una alteración en la secuencia cronológica con una visión al futuro de personajes o
directamente de hechos, de forma extensa realizada por el narrador.

Flash- forward Es una anticipación violenta al futuro de un personaje o personajes; por lo tanto, también
constituye un quiebre con la secuencialidad cronológica de la historia.
Al igual que el flash-back, esta anticipación está motivada o en lazada por algún objeto,
situación, personaje, etc.

Actividad 2. Lee los siguientes fragmentos y determina qué tipo de alteración temporal poseen. (Analepsis o
prolepsis). Luego especifica la técnica empleada (flash back, racconto, prolepsis, premonición o flash
forward)Justifica tu elección explicando qué procedimiento utilizaste para llegar a la respuesta.

Fragmento 1 “Carta a una señorita en Paris”, Julio Cortázar

“Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como
siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle
Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de
nuevo a Buenos Aires y me lance a mí a alguna otra casa donde quizá… Pero no le escribo por eso, esta carta
se la envío a causa de los conejitos, me parece justo enterarla; y porque me gusta escribir cartas, y tal vez
porque llueve.
Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la tarde, entre niebla y hastío. He cerrado tantas maletas en mi vida,
me he pasado tantas horas haciendo equipajes que no llevaban a ninguna parte, que el jueves fue un día lleno
de sombras y correas, porque cuando yo veo las correas de las valijas es como si viera sombras, elementos de
un látigo que me azota indirectamente, de la manera más sutil y más horrible. Pero hice las maletas, avisé a la
mucama que vendría a instalarme, y subí en el ascensor. Justo entre el primero y segundo piso sentí que iba a
vomitar un conejito. Nunca se lo había explicado antes, no crea que por deslealtad, pero naturalmente uno no
va a ponerse a explicarle a la gente que de cuando en cuando vomita un conejito. Como siempre me ha
sucedido estando a solas, guardaba el hecho igual que se guardan tantas constancias de lo que acaece (o hace
uno acaecer) en la privacía total. No me lo reproche, Andrée, no me lo reproche. De cuando en cuando me
ocurre vomitar un conejito. No es razón para no vivir en cualquier casa, no es razón para que uno tenga que
avergonzarse y estar aislado y andar callándose. (…)”

Marca con una X


ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

4
Estrategia
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Justificación_____________________________________________________________________
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Fragmento 2

“Irresoluto, el hombre lanzó un suspiro largo y agrio, y dirigió luego una mirada al Escorpión, que estaba
sentado junto a Cayetano, al otro lado del escritorio. Ambos investigadores habían ingresado a La Moneda a
través del subterráneo, evitando así que los vieran los periodistas que aguardan noticias en el primer piso del
palacio.”
Roberto Ampuero, Cita en el azul profundo. (Fragmento)

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ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

Estrategia
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Justificación_____________________________________________________________________
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Fragmento 3 Puzzle, Julio Cortázar

“Usted había hecho las cosas con tanta limpieza que nadie, ni siquiera el muerto, hubiese podido culparlo del
asesinato.

En la noche, cuando las sustancias se sumergen en una identidad de aristas y de planos que sólo la luz podría
romper, usted vino armado de un cuchillo curvo, de hoja vibrante y sonora, y se detuvo junto a la habitación.
Escuchó, y al no hallar más réplica que la del silencio, empujó la puerta; no con la lentitud sistemática del
personaje de Poe, aquel que le tenía odio a un ojo, sino con alegre decisión, como cuando se entra en casa de
la novia o se acude a recibir un aumento de sueldo. Usted empujó la puerta, y sólo un motivo de elemental
precaución pudo disuadirlo de silbar una tonada. Que, no está de más decirlo, hubiera sido Gimiendo por ti.

Ralph solía dormir de costado, ofreciendo un flanco a las miradas o los cuchillos.

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Usted se acercó despacio, calculando la distancia que lo separaba del lecho; cuando estuvo a un metro, hizo
alto. La ventana, que Ralph dejaba abierta para recibir la brisa del amanecer (y levantarse a cerrarla por el
mero placer de dormir nuevamente hasta las diez), permitía el acceso a los letreros luminosos. Nueva York
estaba rumorosa y llena de caprichos esa noche, y a usted le causó gracia observar la competencia entablada,
sin cuartel, entre las marcas de cigarrillos y los distintos tipos de neumáticos.
Pero ése no era momento para ideas humorísticas. Había que concluir una tarea iniciada con alegre decisión y
usted, hundiéndose los dedos en el cabello y echando ese cabello hacia atrás, se resolvió a dar una puñalada a
Ralph, ahorrando todo preliminar y toda mise en scène.
Acorde con tal principio, usted puso el pie derecho en la alfombrita roja que señalaba el emplazamiento justo
del lecho de Ralph (claro está que un paso hacia delante); olvidándose de los carteles luminosos, giró el torso
hacia la izquierda y, moviendo el brazo como si estuviera por lanzar un tiro de golf, enterró el cuchillo en el
costado de Ralph, algunos centímetros por debajo del sobaco. Ralph se despertó en el preciso instante de
morir, y tuvo conciencia de su muerte.

Eso no dejó de agradarle a usted. Prefería que Ralph comprendiera su muerte, y que la cesación de tan odiada
vida tuviera otro espectador directamente interesado en ello.
Ralph dejó huir un suspiro, y luego un quejido, y después otro suspiro, y después un borborigmo, y nada
quedó en el aire que pudiese hacer dudar de que la muerte había entrado junto con el cuchillo y se abrazaba a
su nueva conquista

Usted desenterró la hoja, la limpió en su pañuelo, acarició suavemente el cabello de


Ralph —lo cual era una ofensa premeditada— y fue hacia la ventana. Estuvo largo rato inclinado sobre el
abismo, mirando Nueva York. La miraba atentamente, con gesto de descubridor que se adelanta visualmente a
la proa de su navío. La noche era antipoética y calva. Allá abajo, siluetas de automóviles regresaban a
condición de escarabajos y luciérnagas por el imperio del color y la hora y la distancia”.

Marca con una X


ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

Estrategia
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Justificación_____________________________________________________________________
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Fragmento 4 Bonsái, Alejandro Zambra

Al final ella muere y él se queda solo, aunque en realidad se había quedado solo varios años antes de la
muerte de ella, de Emilia. Pongamos que ella se llama o se llamaba Emilia y que él se llama, se llamaba y se
sigue llamando Julio. Julio y Emilia. Al final Emilia muere y Julio no muere.
El resto es literatura:

La primera noche que durmieron juntos fue por accidente. Había examen de Sintaxis Española II, una materia
que ninguno de los dos dominaba, pero como eran jóvenes y en teoría estaban dispuestos a todo, estaban
dispuestos, incluso, a estudiar Sintaxis Española II en casa de las mellizaas Vergara. El grupo de estudio
resultó bastante más numeroso de lo previsto: alguien puso música, pues dijo que acostumbraba estudiar con
música, otro trajo un vodka, argumentando que le era difícil concentrarse sin vodka, y un tercero fue a
comprar naranjas, porque le parecía insufrible el vodka sin jugo de naranjas. A las tres de la mañana estaban
perfectamente borrachos, de manera que decidieron irse a dormir. Aunque Julio hubiera preferido pasar la
noche con alguna de las hermanas Vergara, se
resignó con rapidez a compartir la pieza de servicio con Emilia.

A Julio no le gustaba que Emilia hiciera tantas preguntas en clase, y a Emilia le desagradaba que Julio
aprobara los cursos a pesar de que casi no iba a la universidad, pero aquella noche ambos descubrieron las
afinidades emotivas que con algo de voluntad cualquier pareja es capaz de descubrir. De más está decir que
les fue pésimo en el examen. Una semana después, para el examen de segunda oportunidad, volvieron a
estudiar con las Vergara y durmieron juntos de nuevo, aunque esta segunda vez no era necesario que
compartieran pieza, ya que los padres de las mellizas habían viajado a Buenos Aires (…)

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ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

Estrategia
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Justificación_____________________________________________________________________
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Fragmento 5

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“Clara, inmóvil sobre el cajón, no pudo dejar de mirar hasta el final. (...) Se quedó hasta que la rellenaron con
emplastos de embalsamador y la cosieron con una aguja curva de colchonero. Se quedó hasta que el doctor
Cuevas se lavó en el fregadero y se enjuagó las lágrimas, mientras el otro limpiaba la sangre y las vísceras.
(...) El silencio la ocupó enteramente y no volvió a hablar hasta nueve años después, cuando sacó la voz para
anunciar que se iba a casar.”
Isabel Allende, La casa de los espíritus. (Fragmento)

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ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

Estrategia
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Fragmento 6 Julio Cortázar, Axolotl

“Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los Axolotl. Iba a verlos al acuario del jardín Des-plantes y me
quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora yo soy Axolotl”

ANALEPSIS __
PROLEPSIS ___

Estrategia
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Justificación_____________________________________________________________________
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ESPACIO EN LA NARRACIÓN

Es el LUGAR o los lugares donde transcurre la acción o las acciones de una obra narrativa. Es el escenario
donde los personajes desarrollan sus acciones.

El espacio narrativo no sólo comprende el lugar físico donde transcurre la acción, sino que también abarca los
aspectos sociales y psicológicos que son descritos o sugeridos por la narración. La suma de los aspectos
físicos, psicológicos y sociales en que se desenvuelve la narración constituyen el ambiente narrativo, la
atmósfera general que nos transmite la obra.

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ESPACIO C A R A C T ER Í S T I C A S MANIFESTACIONES

Es el lugar o los lugares donde Las novelas y cuentos realistas


transcurren las acciones. Puede prestan especial atención a la
tratarse de espacios abiertos, ya sea descripción de los espacios
urbano, rural marítimo, campestre, o físicos. Así por ejemplo en los
espacios cerrados, como el interior de cuentos de Baldomero Lillo de
una casa, cine, escuela, etc. Para Sub-terra y Sub-sole podemos
presentar estos espacios el narrador encontrar abundantes
FÍSICO recurre básicamente a la descripción. descripciones de paisajes,
descritos con el mayor detalle.

Está formado por los rasgos que nos La llamada literatura social pone
entrega el narrador, acerca de la su acento principalmente en
sociedad donde tienen lugar los desarrollar y mostrar el espacio
hechos narrados, sus costumbres, social donde transcurre la vida de
SOCIAL vicios y virtudes. los personajes, generalmente con
El entorno cultural y moral, el estatus la intención de mostrar y
social al que pertenecen los denunciar las carencias de los
personajes y su riqueza o pobreza. sectores más débiles de la
sociedad, como por ejemplo, en
los cuentos de Sub-terra escritos
por Baldomero Lillo.

Comprende la interioridad de los Las novelas del autor ruso Fedor


personajes, su mundo interior, los Dostoievski son famosas por su
PSICOLÓGICO conflictos emocionales en que se profundidad psicológica y el
debate; amor, odio, traición, desarrollo de ese espacio narrativo
desesperanza, venganza, etc. en sus personajes, para determinar
La observación de estos detalles y mostrar de alguna manera las
ayuda a determinar la atmosfera o complejidades de la conciencia
clima emocional en que se desarrolla humana. Por ejemplo, en su
la acción. novela Crimen y castigo, explora
la conciencia criminal del
personaje principal Rodion
Raskolnikov.

● El espacio como personaje: no siempre el espacio es un elemento secundario en la narración, y a


veces llega a cobrar dimensiones de lugar mítico o sagrado, o ser un complemento indispensable de
la psicología de algún personaje narrativo.Macondo, el espacio donde se desenvuelve la ficción
narrativa de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, no es simplemente el escenario de la

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novela, sino que adquiere un carácter mítico y metafórico, donde García Márquez quiere condensar
la historia de América Latina. Otro ejemplo importante es la novela de José E. Rivera, La Vorágine,
donde la selva centroamericana es el espacio donde se desarrolla la novela y llega a ser un personaje
más, omnipresente y opresivo para los personajes que desaparecen en ella

Actividad 3: En los siguientes cuentos o fragmentos reconoce los espacios que se presentan.

Fragmento 1

Salí, como siempre sin saber para dónde ir, tenía que ser una calle desierta, en esta ciudad que tiene más
gente que moscas. En la avenida Brasil, ahí no podía ser, mucho movimiento. Llegué a una calle mal
iluminada, llena de árboles oscuros, el lugar ideal. ¿Hombre o mujer? Realmente no había mucha diferencia,
pero no aparecía nadie con condiciones, empecé a tensionarme, eso siempre ocurría, hasta me gustaba, el
alivio era mayor. Entonces vi a la mujer, podía ser ella, aunque una mujer es menos emocionante, porque es
más fácil. Ella caminaba apresuradamente, cargando un paquete de papel ordinario, cosas de la panadería o de
la bodega, estaba con falda y blusa, andaba deprisa, había árboles en la acera, cada veinte metros, un
interesante problema que exigía una gran dosis de pericia. Apagué las luces del carro y aceleré. Ella solo
percibió que yo le iba encima cuando oyó el sonido de caucho de las llantas golpeando el borde de la acera.
Golpeé a la mujer más arriba de las rodillas, en el medio de las dos piernas, un poco más sobre la izquierda,
un golpe perfecto, oí el ruido del impacto partiendo los dos huesos, viré rápidamente a la izquierda, pasé
como un cohete cerca a uno de los árboles y me deslicé con los neumáticos chirriando, de vuelta al asfalto.
Buen motor el mío, iba de cero a cien kilómetros en nueve segundos. Incluso pude ver que el cuerpo todo
desarticulado de la mujer había ido a parar, lleno de sangre, encima de un muro, de esos bajitos de las casas
de suburbio. Examiné el carro en el garaje. Pasé orgulloso la mano suavemente por los guardafangos y los
parachoques sin marca. Pocas personas, en el mundo entero, igualaban mi habilidad en el uso de esas

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máquinas. La familia estaba viendo televisión. ¿Diste tu vueltita, ahora estás más tranquilo?, preguntó mi
mujer, recostada en el sofá, mirando fijamente el video. Voy a dormir, buenas noches a todos, respondí,
mañana tendré un día terrible en la compañía. Rubén Fonseca, Paseo nocturno, fragmento.

Espacio físico

Espacio sicológico

Espacio Social

Microcuento (texto 2)

MARCIANOS

El profe Cárdenas nos hacía clases de astrofísica en la U. Era un hombre serio, cincuentón, con el poder de
hacernos callar con solo una mirada. Era también respetado en la Facultad por su extensa trayectoria y
conocimientos, siendo una figura de inspiración para los estudiantes. Por eso, cuando un día no llegó a clases,
la Facultad entera se conmocionó. Mayor fue la sorpresa de todos cuando volvió, sucio y trastornado,
gritandoque fue abducido. El otro día me lo encontré en el Paseo
Ahumada, con una caja de vino en la mano, anunciando a los
transeúntes una invasión inminente.

Natalia Barra, 16 años, Maipú

Espacio físico
Espacio sicológico
Espacio Social

Microcuento (texto 3)

ESTRÉS

Como toda la gente, el Metro también se estresa. Horacio, así se llamaba el vagón, se aburrió un día de tanto
calor, ruido, caras largas, discusiones y agarrones. Entonces decidió desengancharse de los otros vagones,
salirse de la vía e ir a la superficie. Y así lo hizo. En la estación Universidad de Chile salió, estrellando y

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rompiendo pasamanos, vitrinas y murallas. El sonido era espantoso, aunque no faltó el despistado con
audífonos que no se dio ni cuenta. En el Paseo Ahumada, los transeúntes no lo dejaron tranquilo sacándole
fotos. Creyeron que era una intervención urbana. Fanny Fuenzalida, 14 años, Pudahuel

Espacio físico
Espacio sicológico
Espacio Social

Fragmento 4

Mi amigo corre las cortinas y ejerciendo con su pecho una suave presión, me hace retroceder, lentamente,
hacia el lecho. Me siento desfallecer en dulce espera y, sin embargo, un singular pudor me impulsa a fingir
miedo. El entonces sonríe, pero su sonrisa, aunque tierna, es irónica. Sospecho que ningún sentimiento abriga
secretos para él. Se aleja, simulando a su vez querer tranquilizarme. Quedo sola.
.... Oigo pasos muy leves sobre la alfombra, pasos de pies descalzos. El está nuevamente frente a mí, desnudo.
Su piel es oscura, pero un vello castaño, al cual se prende la luz de la lámpara, lo envuelve de pies a cabeza en
una aureola de claridad. Tiene piernas muy largas, hombros rectos y caderas estrechas. Su frente está serena y
sus brazos cuelgan inmóviles a lo largo del cuerpo. La grave sencillez de su actitud le confiere como una
segunda desnudez.
.... Casi sin tocarme, me de esta los cabellos y empieza a quitarme los vestidos. Me someto a su deseo callada
y con el corazón palpitante. Una secreta aprensión me estremece cuando mis ropas refrenan la impaciencia de
sus dedos. Ardo en deseos de que me descubra cuanto antes su mirada. La belleza de mi cuerpo ansía, por fin,
su parte de homenaje.
.... Una vez desnuda, permanezco sentada al borde de la cama. Él se aparta y me contempla. Bajo su atenta
mirada, echo la cabeza hacia atrás y este ademán me llena de íntimo bienestar. Anudo mis brazos tras la nuca,
trenzo y destrenzo las piernas y cada gesto me trae consigo un placer intenso y completo, como si, por fin,
tuvieran una razón de ser mis brazos y mi cuello y mis piernas. ¡Aunque este goce fuera la única finalidad del
amor, me sentiría ya bien recompensada! María Luisa Bombal, “La última Niebla, fragmento”

Espacio físico
Espacio sicológico
Espacio Social

Fragmento 5
Veinticuatro.
Veintitrés.
Veintidós.
Strickland observó nerviosamente el tablero. No podía ocultárselo; el temor,
la angustia, le poseían en esos instantes. "Siempre lo mismo -se dijo-. Incapacidad de dominarse: ¡si esto se
supiera!" Guardaba el secreto con vergüenza y se prometía no confesar jamás esta pequeña debilidad
inexplicable en un hombre de sus años y de su tiempo. Algo podía ocurrir. A pesar de todas las garantías, de
las prolijas revisiones técnicas, algo podía ocurrir: el resorte que falla;'Ia conexión que salta; en el
complicado mecanismo, una tuerca que desaparece, ¿y entonces?

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Diecinueve.
Dieciocho.
Diecisiete.
Y ese leve temblor, como si el artefacto quisiera desprenderse de sus
soportes; un leve temblor, una oscilación horizontal que, por momentos, se
confunde con las palpitaciones de su corazón, con el pulso acelerado que pone
vacilantes e inseguras sus manos.
Sin embargo, la lucecilla verde le señalaba, desde el tablero, que todo iba
bien; el mecanismo cumplía su programa y se lo estaba indicando así con su
brillante pupila esmeralda que se destacaba sobre el bruñido acero del panel.
Los números pasaban con ritmo parejo, constantes, medidas exactas:
catorce, trece, doce, once.

El momento estaba próximo. Se sentirla profundamente aliviado cuando llegara el instante final. La atención
le resecaba los ojos. Pestañeó, rápidamente, muy rápidamente, para no faltar ni una décima de segundo a su
observación de los números que disminuían, isócronos, y de las pequeñas luces que indicaban el perfecto y
calculado desarrollo de la operación.
Nueve.
Hubo un sacudimiento algo mayor, premonitorio. La pequeña luz verde
Parpadeó, se extinguió. En la oscuridad súbita, como un ojo exorbitado, como una
llamada angustiosa, vehemente, la señal roja: peligro.

Algo anda mal. Se hizo un silencio espeso, silencio de metal en reposo, el silencio de la soledad, el encierro.
En la noche profunda del hermético recinto, la luz roja difundía su nimio resplandor, como una brasa de
cigarrillo que se deja ver en la oscuridad. Sólo la luz de alerta, señalando un desperfecto, quién sabe qué
imprevista avería. Strickland comenzó a sudar frío. Buscó a tientas en el tablero, entre los botones
ordenadores, el marcador de alarma. Sabía que debía saber dónde estaba el botón, bien visible a la luz,
palpable en la sombra, el botón del que dependía, en ese momento, el contacto con el
exterior, la salvación. Los dedos, incontrolables, no daban con él. A tientas, palpando, ciego también su
sentido del tacto por el miedo ya incontenible, buscaba, buscaba.
De pronto, casi inesperado ya, un tenue zumbido. Luz nuevamente. Se
extinguió la pupila roja, parpadeó leve y pálida la señal verde, y luego adquirió
firmeza, decisión .El zumbido aumentó. Y ahora, el casi imperceptible movimiento lateral, lavibración honda,
los ruidos venidos de muy lejos, de los mecanismos situados en
las entrañas, en las prolongadas entrañas del artefacto.
Strickland sacudió la cabeza, empapada en sudor, mientras se reanudaba el
desfile de números:
Ocho.
Siete.
Seis.
Cinco.
Ahora, la angustia era infinita, aplastante.
Segundos, sólo segundos en que puede ocurrir nuevamente la sombra, la oscuridad, el silencio mecánico, la
luz verde que se extingue, la luz roja que
esparce el fulgor de miedo, enfermedad, muerte.
Cuatro.
Tres.
Dos.
¡Ahora! El momento final, la crisis. El fin de la crisis. Strickland se recogió sobre sí mismo, apretó los
músculos, clavó los ojos, mirando hacia adelante en agonía.
Uno.
Las puertas se abrieron con suavidad. Strickland salió de un salto,
atropellando a los que esperaban.
"¡Demonios! -se dijo-. ¿Nunca les perderé el miedo a los ascensores?".

Cuenta regresiva. Hernán Poblete Varas

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Espacio físico
Espacio sicológico
Espacio Social

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