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FACULTAD CIENCIAS ECONÓMICAS Hito: 2

EMPRESARIALES
Carrera: Administración de Hotelería y Actividad:
Turismo
Materia: Planificación y Promoción Sigla: PPT-711
Turístico
Docente: Claudia Lizarazzu Firma: SEDES LAPAZ
Estudiantes:
• Darlyn Marion Peralta Centellas

CAPITULO IV: EL ESPACIO TURISTICO NATURAL

• Introducción

Según Barbara Ward y Rene Dubos afirman que el hombre habita dos mundos. Uno es
el mundo natural de las plantas y los animales, de los suelos, del aire y de las aguas, el
otro es el mundo de las instituciones sociales y de los artefactos que construye para sí
mismo con sus herramientas y máquinas, su ciencia y sus sueños, para lograr un medio
obediente a los propósitos o direcciones humanos. Este pensamiento se lo divide en dos
categorías: espacio urbano y espacio natural.

• El turista como observador

El turista observador, a veces se llega sentirse abrumado por una serie de folletos que
agregan a algunas fotografías con comentarios en los que se insiste en destacar la
importancia de lo que se promociona mediante adjetivos calificativos, a los que se suman
las opiniones cargadas de anécdotas de sus gulas, termina por pasar de largo por sitios de
gran belleza natural. No vio todo lo que pudo haber visto porque falló el proceso de
comunicación, y la falla debe atribuirse al agente trasmisor y no al sujeto receptor, porque
en turismo el que debe adaptarse es el primer factor, dado que al receptor no lo podemos
adiestrar porque cambia constantemente y es muy heterogéneo en cuanto a edad y nivel
cultural. Para corregir esta deficiencia, los mensajes sobre el ambiente natural deben
basarse en un conocimiento técnico del mismo y en el empleo de códigos de fácil
captación que, en vez de anular la participación del sujeto receptor, la incentiven y
faciliten su comprensión de lo que ve, mediante la indicación de sus partes principales y
sus características morfológicas más sobresalientes.

• El ambiente natural

El ambiente natural es un sistema único y a la vez complicado, está compuesto por


muchos componentes orgánicos e inorgánicos, que se influyen recíprocamente y se
mantienen en un equilibrio dinámico, porque todas sus partes están en continua evolución.
Dicho equilibrio corresponde a leyes de organización interna que regulan el apoyo y
colaboración que cada componente.

Con el pasar de los años, y de acuerdo con el ritmo de evolución de las especies, los
sistemas naturales sufren la modificación de alguno de sus elementos y la inclusión de
otros nuevos. En esas circunstancias, para sobrevivir, el resto debe readaptar su
funcionamiento hasta que el conjunto recupere la armonía. Así, la naturaleza autocontrola
su energía y se mantiene con base en una organización espontánea, guiada por leyes que
también cambian de acuerdo con las necesidades de los sistemas que regulan.

Hoy en día, esta intervención es masiva, principalmente en las tierras fértiles y zonas
boscosas, las que han modificado casi en su totalidad su aspecto original, como muchas
áreas de bosques subtropicales que se han convertido en desiertos de muy difícil
recuperación, lo cual implica la destrucción de un sistema natural que por sí mismo
hubiera continuado existiendo.

Por tanto, el hombre es la variable determinante que debe tenerse en cuenta para clasificar
el ambiente natural, el que, lo mismo que el espacio, se puede dividir en dos partes:
naturaleza virgen naturaleza adaptada.

• El concepto de paisaje

El término paisaje tradicionalmente se asocia con el espacio natural, ya sea éste un lago,
una montaña nevada o un bosque. Se puede definir al paisaje como una cualidad estética
que adquieren los diferentes elementos de un espacio físico, sólo cuando el hombre
aparece como observador, animado de una actitud contemplativa dirigida a captar sus
propiedades externas, su aspecto, su carácter y otras particularidades que permitan
apreciar su belleza o fealdad.

• La calidad del paisaje


Este procedimiento se efectúa automáticamente en el pensamiento de cada individuo, es
muy difícil generalizar, por qué el concepto de belleza varía de una cultura a otra y dentro
de cada cultura en cada individuo.

Para expresar un juicio de valor sobre la calidad del paisaje, los técnicos que trabajan en
turismo deberán siempre enfrentar la dificultad de tener que generalizar su propio criterio,
en su búsqueda por lograr la mayor coincidencia con el de la demanda que se espera visite
un lugar natural. Para ello, es aconsejable controlar los análisis realizados por ellos con
aquellas investigaciones motivacionales que puedan aportar algunos indicios sobre los
gustos de un turista tipo, a fin de determinar qué cualidades del paisaje son las que aprecia
como más agradables y cuáles le pasan inadvertidas o francamente no le interesan. Los
atractivos turísticos naturales están comprendidos en este último grupo, pero con la
particularidad de no contar con los criterios dictados por la moda que condicionan lo
subjetivo; por ejemplo, en la elección de un anillo o el juego de comedor de una casa; sin
embargo, esa no es una carencia que importe, sino una ventaja que facilita la tarea que
iniciaremos en la próxima sección, cuya finalidad es reforzar con información objetiva el
conocimiento del paisaje.

• El análisis del paisaje

topografía, se refiere a las diferentes formas que puede adoptar la corteza terrestre, uno
de cuyos extremos es la llanura y el otro las altas montañas, pasando por una serie de
formaciones intermedias que por su singularidad pueden convertirse en el elemento
paisajístico que más llame la atención.

El tipo de vegetación, en los paisajes abiertos que abarcan un panorama extenso, actúa
como el "vestido" de la topografía y puede convertirse en el elemento principal para las
visiones cercanas que se tienen cuando se entra y circula por un bosque, un área cultivada
o una zona ondulada cubierta de flores silvestres.

El clima es un componente complementario muy importante, porque sirve para conocer


en qué época del año y en qué hora del día cada paisaje encuentra su plenitud estética.
Por otra parte, el clima puede cambiar el aspecto de un paisaje hasta hacerle perder sus
cualidades, como sucede con la niebla o con las nubes que en algunas épocas del año
cubren las montañas o los valles, impidiendo su visibilidad. Otras veces la lluvia puede
malograr la visita a un atractivo natural, o una nevada hacer de una simple visita a él una
experiencia inolvidable, para un turista que nunca antes ha visto ese fenómeno
atmosférico.

El conocimiento del hábitat es necesario porque gracias a él, la información se


enriquecerá y mostrará, por un lado, las formas de vida de cada sitio y su efecto sobre la
naturaleza y, por el otro, las condiciones ecológicas que requieren las especies salvajes y
plantas autóctonas para su existencia.

• Propiedades del Paisaje

Diversidad: que depende de la cantidad de componentes visualmente diferenciables desde


los distintos puntos de vista de los que se puede contemplar un paisaje. El análisis de la
diversidad es uno de los indicadores básicos para definir los recorridos y miradores de un
paisaje.

Repetición: que indica la presencia reiterada de una forma o motivo natural en un grado
tal que lleguen a dominar la escena. La repetición puede dar origen a dos tipos de paisaje:
a) en el que la especie repetida (árboles, flores, rocas, etc.) forman el tema del paisaje, y
b) aquellos en los cuales el elemento repetido (por ejemplo, montañas) se ve como fondo
de algún otro elemento natural que se destaca circunstancialmente como la figura
principal (por ejemplo, un grupo de árboles o un campo de trigo).

Unidad: que se refiere al equilibrio visual de los componentes de una escena. La unidad
de un paisaje es uno de los valores de la naturaleza que más dificultan su lectura a las
personas no adiestradas en la captación de la diversidad.

Cambio: hace mención a los matices que adquiere un mismo paisaje según las horas del
día y los días del año.
• Tipos de paisaje

Podrían dividirse en dos: Homogéneos y heterogéneos

Los paisajes homogéneos son los que, como las llanuras o el mar, están integrados por
muy pocos elementos y presentan la ventaja que su lectura es simple, pero también el
doble inconveniente que es muy difícil diferenciarlos y reconocerlos y que, por su
monotonía, hacen que el turista común que permanece largo tiempo en ellos termine por
aburrirse.

Los paisajes heterogéneos están formados por una gran cantidad de elementos, lo cual,
si bien logra mantener la atención del observador, dificulta su interpretación y
memorización.

• Descripción del paisaje

Existen tres factores que, además de los ya nombrados, son los más idóneos para descifrar
el paisaje, a saber: estructura, forma nítida, diferenciación

La estructura es la ley de distribución, disposición y organización de las partes que


integran la escena natural que se observa. Generalmente queda determinada por el relieve,
que es el principal elemento visual de identificación de un paisaje. Dependiendo de su
tamaño hay dos tipos de relieve: a) el mesorrelieve y b) el microrrelieve.

Las formas nítidas son las partes más visibles o identificables, que por su misma
notoriedad califican el tema del paisaje. Una forma nítida la pueden constituir cosas tan
distintas entre sí como serían el cono de un volcán, un lago o una flor. Todo depende, por
un lado, de lo que se esté viendo y, por el otro, de la amplitud del campo visual. Muchas
formas nítidas alcanzan esa cualidad por la repetición.

La diferenciación estriba en una relación entre el paisaje y el observador que surge


cuando aumenta la permanencia y la observación se agudiza, lo que permite descubrir las
partes secundarias del mismo. Cada paisaje requiere un tiempo distinto de permanencia
del observador para que éste pueda descubrir "las diferencias" que distinguen a los
componentes menores. Mediante la diferenciación, una vez que se han descubierto tanto
la estructura como la forma nítida, empiezan a aparecer los matices del paisaje y el
conocimiento del mismo se perfecciona. De otra manera las mediaciones y pasajes que
unen a las formas de la naturaleza, determinan la formación de una imagen débil y confusa
de la escena. Es la diferenciación que se puede descubrir al factor diversidad.

• La visualización del paisaje

Cada paisaje es un hecho singular cuyo valor no se mantiene constante en toda su


extensión.

Al recorrerlo, siempre encontraremos, como se ha dicho, sitios donde se expresa con


mayor esplendor y belleza. Una posibilidad es dejar que el turista descubra por sí mismo
esos lugares, lo cual sólo es válido para aquella minoría de excursinistas que se internan
en el paisaje, se desplazan por su cuenta y permanecen muchos días en cada lugar que
visitan. La otra es atender las necesidades del turismo masivo que viaja condicionado por
esa circunstancia y no sabe cómo comportarse ni dónde ir si no cuenta con ayuda externa.
Para este último grupo deben acondicionarse las áreas de concentración a fin de evitar
aglomeraciones, y programar las visitas de manera que les deje cierto grado de libertad
con el objeto de que puedan "descubrir" los puntos y los tramos en que el paisaje se
expresa en toda su plenitud.

Un paisaje está construido no solamente por una sucesión de árboles, de terrenos, de


cosas, sino por la atmósfera que se manifiesta en los vapores que allí diluyen las formas
en ciertos puntos y en una bruma sedosa que une los elementos separados, dando al
espectáculo su verdadera unidad.

• La imagen del paisaje

En la conciencia, las sensaciones se registran en forma de imágenes que luego el


pensamiento asimila, disipa, penetra, disocia, recompone y elabora; es decir, el
pensamiento racionaliza los contenidos sensibles de la percepción que lo ha ilustrado, los
convierte en imágenes y los entrega finalmente a la memoria.

En todo este proceso, el acto de la percepción es la fuente primera del conocimiento que
el hombre toma de las cosas que integran la realidad física de su mundo exterior.

En un proceso de percepción teóricamente correcto, la memoria recibe a través del


pensamiento imágenes que son síntesis intencionales, cuya formación requiere que se
invierta la dirección de la atención, forzando, mediante la intervención de la voluntad, su
tendencia a quedarse en lo general y a distraerse con pensamientos totalmente ajenos al
momento que se vive.

• Formas de ver el paisaje natural

En turismo, el impacto visual que produce el ambiente natural varía de acuerdo con el
tipo de actividad que realizan aquellos que lo visitan, las mismas pueden ser de tres clases:
Espectador, Actor y Actor-observador.

El espectador es aquel que se mantiene fuera del paisaje y se limita a observarlo desde
los distintos puntos de vista que le ofrece la ruta por la cual transita.

El turista-actor se incorpora al paisaje, pero para practicar algún deporte como el esquí,
la motonáutica o el surf En esta circunstancia, aunque se pueda suponer lo contrario, el
turista-actor a veces tiene del paisaje una percepción menor que la del turista-espectador:
para un mismo grado de sensibilidad.

El turista actor-observador e incluye a su vez dos situaciones: a) la del visitante que entra
y permanece en el paisaje, y b) la del turista que practica deportes o actividades
sedentarias.

• Capacidad del paisaje

Si bien el alejamiento de la naturaleza en que vive el hombre de la ciudad lo ha


insensibilizado hasta dificultar la captación de sus valores, cabe recordar que la misma
sociedad urbana es la que aporta el mayor número de turistas que en la actualidad
prefieren los atractivos naturales, sobre los pertenecientes a cualquiera de las otras
categorías. Las crecientes oleadas de turistas nacionales y extranjeros que visitan nuestros
atractivos naturales son el orgullo de los gobiernos, porque así se cumplen sus metas
cuantitativas que miden el éxito del turismo por su resultado económico; sin embargo, la
concurrencia masiva a los espacios naturales debe ser controlada, pues más allá de ciertos
límites, el acceso de visitantes puede anular las atracciones que motivaron su viaje,
perturbando además el equilibrio ecológico.

• Limites de capacidad del paisaje

Un número creciente de usuarios no es un problema insoluble para América Latina


siempre y cuando, anticipándose a los hechos, se planifique el uso turístico y recreacional
del espacio natural, porque la cantidad de atractivos naturales no explotados o
subexplotados todavía abarca una gran parte del patrimonio. El proceso debe comenzar
por fijar en los atractivos naturales en explotación sus límites de capacidad, sobre todo en
los más saturados, para que por lo menos no continúe creciendo por encima de sus
posibilidades. Luego de haber resuelto lo más urgente, se deben considerar los atractivos
subexplotados y no explotados realizando la misma tarea, pero en este caso para
determinar con la debida anticipación cuál deberá ser la capacidad óptima y máxima a
que habrán de ajustarse los futuros planes o iniciativas de desarrollo.

• Calculo para determinar la capacidad del paisaje

Sea cual fuere la actitud que se tome, la integridad de un paisaje, cuyo disfrute demanda
la presencia del usuario dentro o en la inmediata cercanía del escenario, se ve
constantemente amenazada cuando aumenta el número de visitantes. Un área natural
cualquiera puede recibir un número de visitantes determinado que, aunque carezcan de
toda educación conservacionista y en su mayoría causen daño al ambiente, son incapaces
de alterarlo apreciablemente, porque el número de unidades que lo integra no lo permite.
Es decir, el efecto de dilución ambiental actúa con gran margen de amplitud.

El efecto de dilución ambiental es aplicable únicamente en las áreas conservacionistas y


en algunos sitios de montaña, un bosque o una pradera, pero no en las playas, pues para
que se produzca la dilución ambiental se deben emplear estándares tan bajos que dejaría
de ser rentable la utilización turística de esos sitios. Allí como el uso debe ser intensivo,
la capacidad debe calcularse mediante la aplicación del concepto de distancia personal o
burbuja ecológica.

CAPITULO V: EL ESPACIO TURISTICO URBANO

• Características del espacio urbano

Tras estudiar las dificultades del hombre urbano para descifrar el paisaje natural, se vio
que el mismo se ofrece a los ojos del observador como una escena muy amplia, que por
su complejidad y variedad de elementos, presenta dificultades para ser captada en sus
detalles. Si al ver las fotografías panorámicas de un paisaje muchas veces no lo
reconocemos, esas dudas se multiplicarían si quisiéramos identificarlo a través de la
fotografía de un árbol o de una roca.

• La percepción del espacio urbano

De igual manera que la percepción de un paisaje natural, la percepción de una ciudad


sobre todo cuando ésta supera los 20 000 habitantes no es total e instantánea como la que
se tiene de un objeto abarcable de una sola vez, sino que se realiza con el transcurso del
tiempo, por la suma de las imágenes parciales que el espacio físico trasmite y que el
hombre registra en sucesivas vivencias.

Cualquiera que sea la organización de una ciudad simple o compleja, sus habitantes,
permanentes o circunstanciales, captarán su coherencia y unidad o su desorden y
confusión. El ambiente urbano, como el ambiente natural, trasmiten las características de
su estructura formal, con la propiedad de que la naturaleza siempre es organizada y el
ambiente artificial de la ciudad a veces no. Ambos ambientes, natural y artificial, tienen
un lenguaje propio: el primero se manifiesta por sí mismo y el otro es la consecuencia de
la expresión de los hombres. En la naturaleza descubrimos que la variedad de
combinaciones de sus múltiples componentes es tan grande, que nos resultó imposible
estandarizar sus formas. Lo más que pudimos hacer fue establecer algunas tipologías y
encontrar cierta ayuda para analizar y describir el paisaje; por el contrario, debido a que
la ciudad al igual que cualquier obra del hombre tiene sus límites, es factible sintetizar su
estructura visual en una serie de formas que la representan con más claridad.

• Nodos

Los nodos son los espacios abiertos o cubiertos de uso público, en los que puede entrar el
turista y recorrerlos libremente. El mejor ejemplo de un nodo es un parque, un zoológico,
una plaza, una galería, un centro comercial, una feria, un mercado, una encrucijada de
calles, el atrio de una iglesia o una estación de autobuses.

Si el nodo es una plaza, desaparece el problema anterior, porque ese lugar puede
visualizarse desde uno o varios puntos fijos sin necesidad de realizar desplazamientos
importantes. Las plazas son áreas nítidas, relativamente pequeñas frente a la superficie
total de una ciudad, pero muy importantes en la formación de la imagen turística de la
misma. Igualmente, importantes son los mercados, ferias, galerías y centros comerciales
que venden artículos o artesanías de interés turístico.
Otros nodos, como las estaciones terminales, los aeropuertos, las aduanas o cualquier otro
lugar abierto o cubierto, a donde llega el turista y debe esperar o quedarse para realizar
un trámite que le quita parte de su tiempo de ocio, deben acondicionarse para facilitar sus
desplazamientos, y así evitar momentos de incertidumbre o de duda. Aquí la señalización
e información de todo tipo adquieren gran importancia para que el turista permanezca el
menor tiempo posible, pues si se encuentra ahí no es porque lo haya deseado sino porque
obligadamente debe pasar por alguno de ellos para continuar su viaje.

• Mojones

Son objetos, artefactos urbanos o edificios que, por la dimensión o calidad de su forma,
destacan del resto y actúan como puntos de referencia exteriores al observador. Pueden
considerarse como mojones cosas tan distintas como un edificio en torre, un monumento,
una fuente, un cartel de propaganda, una iglesia o un quiosco de información al público.
El requisito que debe cumplir una forma urbana para que se vea como mojón es el
contraste. Cada vez que en cualquier parte de una ciudad aparece un elemento singular,
éste pasa inmediatamente a formar parte de los focos urbanos que recuerdan sus
habitantes.

• Barrios

Son secciones de la ciudad relativamente grandes en las que puede entrar y desplazarse
el turista. Prácticamente todas las grandes ciudades del mundo están subdivididas en
barrios, colonias o distritos, pero muy pocas de esas partes se pueden apreciar
visualmente, porque como fueron creadas por razones políticas para facilitar la
administración de las ciudades, frecuentemente se diluyen en un área mucho mayor, que
es visualmente homogénea. Algunos de los barrios tomaron el nombre de antiguos
pueblos o caseríos absorbidos por el crecimiento urbano, en tanto que otros son el
resultado de lotificaciones especulativas que realizó alguna compañía, la que asignó un
nombre comercial a un pedazo de tierra que de la noche a la mañana se transforma en
área urbana. Sin embargo, al circular por la ciudad, esos límites resultan artificiales
porque el mismo tipo de arquitectura que se repite en uno y otro loteo de este tipo los
hace uniformes. Por el contrario, cuando antiguos pueblos anexados a una gran ciudad
conservan su arquitectura, se convierten en barrios fácilmente reconocibles.

• Sectores
Son partes de la ciudad sustancialmente menores que los barrios, pero que tienen sus
mismas características. Por lo general, los sectores son los restos que quedan de un
antiguo barrio, cuyos edificios originales fueron suplantados por otros más modernos,
cuando esa parte de la ciudad alcanzó un nuevo valor comercial. Sin embargo, desde el
punto de vista turístico, los sectores son muy importantes porque si se les pone en valor,
pueden servir para mostrar cómo fue alguna vez una ciudad o pueblo en su etapa de
máximo esplendor arquitectónico.

• Bordes

Son elementos lineales que marcan el límite entre dos partes de la ciudad. Un borde es un
elemento fronterizo que separa barrios diferentes, rompe la continuidad de un espacio
homogéneo o define los extremos u orillas de partes de la ciudad. Los bordes pueden ser
fuertes o débiles. Un borde fuerte es aquel que resulta infranqueable, como lo es una vía
de ferrocarril o una autopista urbana. Las partes así separadas quedan desconectadas por
completo, incluso visualmente cuando a causa de las técnicas de construcción, las vías
están sobreelevadas encima de un terraplén.

• Sendas

Son los conductos de circulación seleccionados por el tránsito turístico vehicular y


peatonal, en sus desplazamientos para visitar los atractivos turísticos y entrar o salir de la
ciudad. La función de las sendas en un centro turístico es similar a la que cumplen los
corredores turísticos a escala de la totalidad del espacio turística: ambos estructuran el
conjunto. Ante la enorme gama de posibilidades de circulación que ofrece la red vial de
una ciudad y ante la igualmente gran probabilidad de extraviarse, todo centro turístico
debe clarificar cuál es la mejor forma de circular por él.

Una senda puede ser importante por dos razones: a) por los puntos o lugares que une, y
b) por sí misma. En el primer caso, por lo general no existen muchas alternativas de
elección cuando los puntos a unir están muy próximos y el trayecto se puede recorrer a
pie.

• Tipos de paisaje urbano

Para obtener una definición más precisa (pero no exhaustiva de los tipos de paisaje de una
ciudad), hay que combinar las variables siguientes:
• Tipo de urbanización.

• Nivel socioeconómico de los edificios.

• Estilo arquitectónico.

• Tipografía.

• Tipo de calle.

• Tipo de pavimento.

• Tipo de árbol

• Esquema físico

La captación de los focos de un centro turístico origina la formación de un número


equivalente de imágenes fuertes, que al correlacionarse en la mente de los visitantes
permite elaborar una síntesis de ese espacio urbano. Al relacionar los focos sin tomar en
cuenta la totalidad de la red de calles y otros miles de edificios intrascendentes, se obtiene
una nueva imagen de la ciudad con base en su organización focal. Sin embargo, ya
sabemos, esto sólo puede elaborarse mentalmente con el transcurso del tiempo; de modo
que al turista hay que auxiliarlo haciéndole destacar la existencia de ese esquema focal
que para los habitantes resulta evidente. El procedimiento aconsejable es la realización,
por parte de técnicos especializados en diseño urbano y en identificación y evaluación de
los atractivos turísticos urbanos, de un estudio de campo para establecer qué elementos
formales formarán parte de la organización focal. Una vez seleccionados dichos
elementos, se debe vaciar esa información en un plano con el fin de determinar el esquema
físico de la ciudad objeto de estudio.

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