Nueva Historia Minima de Mexico Ilustrad

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NUEVA HISTORIA

MÍNIMA DE MÉXICO
ILUSTRADA
NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO
ILUSTRADA
COORDINACIÓN EDITORIAL
Gerardo Jaramillo Herrera
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
Francisco Gómez Ruiz
EL COLEGIO DE MÉXICO
NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO
DEL GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL
ILUSTRADA
DISEÑO GRÁFICO Y PRODUCCIÓN EDITORIAL
Carlos y José Ignacio González Manterola
GM Editores-Espejo de Obsidiana

COORDINADOR GENERAL
Alberto Torres Rodríguez

ASESORÍA EDITORIAL
Carlos Silva y Joel Álvarez de la Borda
Pablo Escalante Gonzalbo
INVESTIGACIÓN ICONOGRÁFICA
Iván Alcántar Terán, Noemí González González, Paulina Millán Vargas Bernardo García Martínez
y Marina Morgado Lapa Trancoso
Luis Jáuregui
CORRECCIÓN DE ESTILO
Hilda Maritza Sánchez Villanueva Josefina Zoraida Vázquez
FOTOGRAFÍA Elisa Speckman Guerra
José Ignacio González Manterola (JIGM), Javier Hinojosa (JH)
Javier Garciadiego
DIAGRAMACIÓN
Carlos Alberto Pérez Flores Pérez y Ofelia Mercado Arzate Luis Aboites Aguilar
REPROGRAFÍA
Ernesto Rodríguez Alarcón

DIGITALIZACIÓN
Octavio Zapata González, Raúl Muñoz Castillo y Gabriel Escamilla Plata

Nueva historia mínima de México ilustrada


Primera edición, 2008

D. R. © Secretaría de Educación del Gobierno del Distrito Federal


www.educacion.df.gob.mx
D. R. © El Colegio de México

Este programa es de carácter público, no es patrocinado ni promovido por partido político alguno y sus recur-
sos provienen de los impuestos que pagan los contribuyentes. Está prohibido el uso de este programa con fines
políticos, electorales, de lucro y otros distintos a los establecidos.
Quien haga uso indebido de sus recursos en el Distrito Federal, será sancionado de acuerdo a la ley aplicable
y ante la autoridad competente.
Distribución gratuita, prohibida su venta.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de este libro para cualquier medio,
incluido el electrónico, sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Hecho e impreso en México.

Portada: De Español e India produce Mestizo, José de Páez, óleo sobre tela, siglo XVIII.
Colección particular. México, 2008
CONTENIDO
PRESENTACIÓN DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 245
Marcelo Ebrard Casaubon 9 Josefina Zoraida Vázquez
Javier Garciadiego 13 La revolución de independencia 247
Axel Didriksson Takayanagui 17 Se funda el Estado mexicano 264
Ante las amenazas extranjeras se experimentan
EL MÉXICO ANTIGUO 21 el centralismo y la dictadura 281
Pablo Escalante Gonzalbo Reforma liberal, intervención francesa y triunfo
Los cazadores-recolectores 24 definitivo de la república 298
Alborada de la civilización 30 La lenta transformación de la vida nacional en republicana 324
Orígenes de la diversidad regional 39
La era del imperio 51 EL PORFIRIATO 337
Crisis y cambio 69 Elisa Speckman Guerra
Los guerreros de Quetzalcóatl 81 La política porfirista: La primera etapa 340
Los señores del agua 92 La segunda etapa 351
En vísperas de la conquista 105 Los últimos años 358
Epílogo 109 Las finanzas públicas y el desarrollo económico 364
Sociedades rurales y urbanas 372
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 111 Cultura 384
Bernardo García Martínez
El periodo fundacional, 1519-1610: La irrupción LA REVOLUCIÓN 393
de los conquistadores 113 Javier Garciadiego
La consolidación de la conquista 128 Críticos, oposicionistas y precursores 393
La conclusión del proceso fundacional 140 De la oposición a la lucha armada 401
El periodo de madurez y autonomía, 1610-1760: El El anacrónico liberalismo 408
encuentro con el mundo exterior 152 La lucha constitucionalista 423
El florecimiento y sus límites 167 El constitucionalismo versus los convencionismos 436
Los atisbos del periodo final 181 Virtudes y límites del carrancismo 447
Conclusión 194 El nuevo Estado 456

LAS REFORMAS BORBÓNICAS 197 EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 469


Luis Jáuregui Luis Aboites Aguilar
Una visión de conjunto 200 Crisis mundial y reorganización política 470
Las primeras reformas de la dinastía borbónica 205 Estabilidad y crecimiento económico, 1940-1958 483
La visita general a los tribunales y cajas reales Desajustes y la respuesta estatista, 1958-1982 500
de Nueva España 207 Movilización ciudadana y cambio político, 1982-2000 521
El poder del virrey y la Ordenanza de Intendentes 218
El cambio de rumbo. Los años noventa 227 AUTORES 539
La consolidación de los vales reales y la
economía novohispana 235 ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 541
El sentimiento nacionalista novohispano 241
PRESENTACIÓN

preciar, comprender y dar a conocer nuestra riqueza his-


A tórica es el propósito principal de este libro, que se dirige
a todos los públicos pero en especial a los jóvenes.
La Nueva historia mínima de México es un clásico de la
historiografía nacional. Lo es por abordar de manera concisa
pero iluminadora episodios clave de la historia de nuestro país.
Están aquí los héroes que forjaron nuestra patria y los hechos
que nos han dado nuestra razón de ser. Somos lo que somos
gracias a nuestro pasado. Estudiar y entender lo que nos pre-
cedió y nos ha dado identidad como mexicanos nos sitúa en
las batallas sociales del presente y nos alienta a la búsqueda de
un futuro mejor.
El estilo ágil, aunado a la profundidad de pensamiento y al
renombre de los historiadores aquí incluidos, hacen de ésta
una obra valiosa y singular pues se trata de uno de los libros
de mayor demanda en la historia editorial mexicana, algo por
completo inédito tratándose de un producto netamente cultu-
ral. De 1973 a 2004, todavía como Historia mínima de Méxi-
co, se publicaron dos ediciones y 21 reimpresiones, hasta
contabilizar un total de 677 mil 500 ejemplares, sin contar las
distintas traducciones que se han hecho al alemán, coreano,
chino, hindi, francés, polaco, griego, hebreo, holandés, portu-
gués y al sistema braille.

Piedra del sol, cultura Mixteca (detalle), periodo Posclásico tardío. Museo Nacional de
Antropología, Conacullta-INAH. Foto JIGM.
10 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA PRESENTACIÓN 11

La circulación pública de este libro ha sido en verdad exi- educativa de construir, construyéndose un México más fuerte
tosa y vertiginosa. En 2004 El Colegio de México la institu- y equitativo.
ción que bajo la batuta de Daniel Cossío Villegas ideó esta Es de resaltar nuestro agradecimiento a El Colegio de Mé-
importante obra actualizó, corrigió y amplió su contenido xico, institución modelo y de generosidad legendaria, por
para ofrecernos una mejor versión, bajo el título de Nueva his- haber tenido la visión de publicar esta magna obra, y por su-
toria mínima de México. Desde ese 2004 hasta mediados de marse con entusiasmo a nuestra iniciativa de una nueva edi-
2008 se han impreso un millón ochenta mil ejemplares en ción ilustrada que beneficie a un número más grande de
cinco reimpresiones de este volumen, lo que sin duda vuelve a lectores.
probar su valía y trascendencia en la vida editorial y cultural La Nueva historia mínima de México ilustrada se conver-
de nuestro país. tirá indudablemente en una referencia personal para muchos
El Gobierno del Distrito Federal, consciente no sólo de la de nuestros lectores, que encontrarán en sus páginas las res-
calidad de esta obra sino de la necesidad de que nuestra his- puestas a sus dudas sobre nuestro devenir histórico y les hará
toria patria sea conocida por el mayor número de personas, ha cuestionarse acerca de su propio papel en la historia de este
sumado esfuerzos para que, a través de su Secretaría de Edu- país, en la huella que dejarán y en la clase de porvenir que a par-
cación, se coedite con El Colegio de México una edición ilus- tir de nuestro singular presente nos aguarda.
trada de la Nueva historia mínima de México destinada a los
estudiantes y jóvenes de la Ciudad de México, en particular, y
a todos los interesados en saber más acerca de nuestro legado
histórico, en general.
Por primera vez el texto original se acompaña con más de MARCELO EBRARD CASAUBON
200 ilustraciones que realzan aun más los momentos clave de la Jefe de Gobierno del Distrito Federal
historia de nuestro país. Se trata de una obra digna de alcan-
zar a un mayor número de lectores, y de un esfuerzo sin duda
alguna loable para poner a disposición de los jóvenes estu-
diantes una herramienta indispensable en su formación no
únicamente académica sino personal y profesional.
Sólo obtendremos mejores beneficios como sociedad si la
educación se convierte en la punta de lanza del desarrollo de-
mocrático. En los jóvenes está el futuro de nuestra nación, por
lo que es necesario brindarles la información y los conoci-
mientos necesarios para que sus acciones se guíen con verdad
y respeto a sí mismos, a la sociedad y, por supuesto, al país.
El Gobierno del Distrito Federal ha puesto su mejor em-
peño en que publicaciones de este tipo, de interés básico y de
gran tiraje, sea el conducto mediante el cual todos los jóvenes
capitalinos y público interesado asuman la responsabilidad
PREFACIO

La Nueva historia mínima de México es un libro que tiene su


historia. Apareció por vez primera en 1973 como fruto del tra-
bajo de profesores e investigadores relacionados con El Cole-
gio de México, bajo la dirección de Daniel Cosío Villegas,
siempre partidario de las obras colectivas y de difusión.
Pocos de sus autores previeron el éxito que tuvo el libro,
pues desde aquella lejana fecha ha estado presente tanto en el
escritorio de los investigadores como en la mesa del estudiante;
en la biblioteca de quien quiere tener una idea global y sinté-
tica del desarrollo del país a través del tiempo, o en la de quien
busca una información puntual sobre un determinado mo-
mento, periodo o persona; tanto en manos de millones de mexi-
canos como de lectores y turistas extranjeros.
El libro, pensado como un texto de divulgación pero sin
que por ello menguara su rigor, fue escrito con un afán de agi-
lidad y amenidad poco frecuente en los textos de historia. Su
éxito puede medirse por los muchos ejemplares impresos de él.
Al empezar el siglo XXI un grupo de connotados historia-
dores se planteó la necesidad de rehacer el gran pequeño libro,
pero conservando los objetivos de brevedad, agilidad y preci-
sión de su primera versión. De esa voluntad nació esta Nueva
historia mínima de México, pues en ese lapso –30 años– se
habían consolidado nuevos conocimientos y perspectivas his-
tóricas.

Francisco Villa en Ciudad Juárez, 1911. Colección particular.


14 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

Publicada por vez primera en 2004, la Nueva historia mí-


nima de México gozó también, como su antecesora, de una
magnífica acogida por el público lector. Constantes reimpre-
siones se han sucedido desde esa fecha, a pesar de que el pri-
mer tiraje fue de un millón de ejemplares.
Me parece oportuno señalar que el objetivo de la primera
Historia mínima de México era realizar unos programas de te-
levisión con distintos capítulos del acontecer histórico nacio-
nal. Con el mismo espíritu, gracias al apoyo del Gobierno de
la Ciudad de México y de su Secretaría de Educación, aparece
ahora esta edición ilustrada, otorgándole a la riqueza del texto
un complemento visual particularmente atractivo. La Nueva
historia mínima de México ilustrada atraerá así más lectores,
y contará nuestra aventura en el tiempo de una forma brillante y
atractiva, en la que mirada y lectura se complementarán mu-
tuamente cumpliendo así, treinta y cinco años después, algo
de aquella voluntad visual que tenía en su origen esta obra.
El Colegio de México, institución muy comprometida con
el país, celebra colaborar con el Gobierno de la Ciudad de Mé-
xico en esta edición de amplia distribución entre los jóvenes
capitalinos, y aprovecha la ocasión para refrendar su apoyo a
la educación nacional.

JAVIER GARCIADIEGO DANTÁN


Presidente de El Colegio de México
PRÓLOGO

a historia de México es increíble. El libro que tienes en tus


L manos es una muestra magnífica y extraordinaria de esta
inmediata aseveración. Imagina de repente el surgimiento de
un imperio asombroso que llegó de la nada, construido du-
rante décadas y años, cansados de migraciones de hombres,
niños y mujeres que recorrieron valles y bosques, desiertos y
llanuras en pos de un ideal mítico o simplemente por una an-
gustiosa necesidad. Pueblos que fueron definiendo sus trayec-
torias de vida social, casi como ocurre en el presente con tu
vida, yendo de aquí para allá para buscar sustento, alegría,
símbolos, música, agua, mucha agua y su comunidad, su
grupo, su destino, porque desde entonces esto ha significado
todo para nuestra trascendente reproducción como cultura y
como nación.
Fueron y vinieron ellos y ellas, aquéllas y aquéllos, hasta
que llegaron a un valle esplendoroso que a nuestros ancestros
les nubló la vista. También se les nubló a los que vinieron des-
pués como conquistadores, y a los que seguimos viviendo en
ella. No hay manera de quitar esa tierra que desde entonces
nos empaña los ojos cuando miramos, desde cualquier punto
de esta Ciudad de México o desde cualquier rincón de nuestra
tierra, el lugar emblemático desde donde surgió la civilización
que nos honra y de la que somos herederos orgullosos.

Biombo de la ciudad de México (detalle), Diego Correa, 1692.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
18 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA PRESENTACIÓN 19

En este libro nuestros historiadores rescatan, de forma cada comprender de dónde vienes ni a dónde vas; no como indivi-
vez más vívida y elocuente, muchos de los momentos de gran- duo, sino como una parte de este colectivo en el que todos
deza y de polémica que forman parte de nuestra cosmogonía, de somos parte de todos y somos, al mismo tiempo uno mismo.
nuestra cultura y de nuestra herencia. Este libro es la más per- Nosotros estamos aquí de paso. Escribimos esto no por
fecta muestra de lo que contiene nuestra historia explicada ningún interés político, ni por decirte nada que tú no puedas
brevemente, muy brevemente, porque por eso es mínima. encontrar en el devenir de tu vida. No hay materia de propa-
Cuando leas este libro, ahora hermosamente ilustrado por pri- ganda en esta breve introducción editorial a un trabajo que en-
mera vez desde su primera edición en 1973, encontrarás lo mejor grandece nuestra cultura y te da herramientas para que sepas
de los momentos de nuestro devenir, desde sus periodos más de tu historia, como mexicana y como mexicano. Nada que ver
trágicos hasta los momentos llenos de gloria, que debes recor- con los comentarios de personajes de las más mínima estatura
dar y analizar. intelectual que nos atacan cuando reproducimos libros tan im-
La historia de tu país es una fuente inagotable de conoci- portantes como éste. Así ha sido siempre y lo encontrarás tam-
miento para que puedas reconocerte como parte de esta gran bién en los pasajes de las polémicas que se han sucedido en la
nación, construir su futuro desde el presente que vives y apren- historia de tu país.
der que tú eres parte, por tu familia, por tus abuelos, por tus El gobierno de la Ciudad de México, a través de su Secre-
amigos, por tus estudios, de la construcción de un proyecto de taría de Educación, busca contribuir con este material de lec-
país, del que serás heredero, historiador y creador. tura sobre la historia de nuestro país, con la espléndida edición
Esta obra es el fruto de un largo trabajo de muchos inves- de un libro que ya tiene su propia historia, ahora enaltecido
tigadores de El Colegio de México, una institución de educa- con una muestra iconográfica magnífica.
ción superior que todos reconocemos y admiramos, que quisieron Se trata de alcanzar un solo objetivo: que recibas de nues-
darte una información veraz sobre el país en el que vives y un co- tro gobierno, de forma gratuita y abierta, como lo estipula el
nocimiento exacto, hasta el grado de lo posible, sobre tu pasado artículo tercero constitucional, lo mejor de la literatura histó-
y porque en tu futuro volverás a pensar estos acontecimientos de rica, para que sigas construyendo un futuro con libertad.
manera distinta, a lo mejor bastante diferente.
La historia de tu país no son recuerdos, tampoco son temas
que debes memorizar ni repetir como si fueran noticias que ya
pasaron y que deberán ser, en algún momento de tu vida, olvi-
dados. Para nada. Se trata de la reconstrucción de tu vida misma,
de la identidad que tienes, y de lo que eres como parte de una co- AXEL DIDRIKSSON TAKAYANAGUI
lectividad tan grande como no te la imaginas, porque en ella apa- Secretario de Educación
reces desde el lugar y desde los acontecimientos que aparecen en del Distrito Federal
este libro, por el cual podrás verificar que, de alguna manera,
estos tienen que ver con algo o con alguien que tú conoces y que
le da el significado al lugar de donde vienes o al que vas.
La historia de nuestro país es la historia de ti misma y de
ti mismo. Porque si no sabes la historia de tu país no sabrás
EL MÉXICO ANTIGUO

PABLO ESCALANTE GONZALBO

M ÉXICO ES MUCHOS MÉXICOS. Lo es, no sólo por las dramá-


ticas diferencias sociales que lo caracterizan, sino porque los
antecedentes étnicos, las tradiciones culturales y los contextos
ecológicos varían enormemente de una región a otra de nuestro
país. La división más antigua, y una de las más determinantes
para la historia, es la que existió entre una civilización agrícola
que se extendió en la mitad meridional del territorio y los pue-
blos de agricultura inestable y cazadores-recolectores que vivieron
en el norte árido. Nuestra predilección por la gran Tenochtitlan
como sitio de referencia de la nacionalidad, nuestra familiaridad
con Moctezuma Ilhuicamina y con Nezahualcóyotl, no deben
hacernos olvidar que otros antepasados nuestros vivían en ran-
cherías de las montañas de Chihuahua, cerca de lobos y osos, y
otros más caminaban desnudos por las ásperas tierras de Baja
California, mirando casi siempre la línea del mar.
El peso demográfico y político de pueblos meridionales como
los nahuas, los zapotecos o los mayas, contribuyó a su supervi-
vencia y a su integración en el nuevo orden surgido a raíz de la
conquista española. Estos pueblos lograron, de diversas formas,

Tláloc, dios de la lluvia, pintura mural teotihuacana, periodo Clásico. Museo Nacional de
Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
22 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 23

Puntas de proyectil. Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM. Cazadores recolectores. Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.

insertar sus costumbres, sus imágenes, su memoria, en el tejido mericana, y sobre las cuales tenemos una gran cantidad de in-
de la historia nacional. Las ideas y las historias de los cazadores de formación. El carácter fragmentario y disperso de los datos
Coahuila, en cambio, o de los pueblos de Jalisco y Zacatecas disponibles sobre los pueblos del norte dificulta su inclusión
que se rehusaron a aceptar el dominio español, fueron borradas en una síntesis.
con el exterminio de esos pueblos. Otros, como los tarahuma- Si trazamos en el mapa una línea de oeste a este que una al-
ras y los seris, han sobrevivido en el borde de las barrancas, en gunos sitios arqueológicos como Huatabampo en Sonora, El
el filo de las playas desérticas, y en el límite de la historia. Zape en Durango, Chalchihuites en Zacatecas, Villa de Reyes en
La brevedad de este texto nos obliga a recuperar el hilo de San Luis Potosí y San Antonio Nogalar en Tamaulipas, obtenemos
las historias centrales, hegemónicas, metropolitanas: la de los una curva, alta en sus extremos y descendente en la región de los
olmecas de San Lorenzo, la de Teotihuacán, la de Tula…, his- bolsones: representa la frontera septentrional de Mesoamérica en
torias que se encuentran en el ámbito de la civilización mesoa- el momento de su mayor expansión, hacia el año 900 d.C. La
24 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 25

prácticamente al mismo tiempo en América y en el resto del


mundo.
El paso a América fue posible gracias al descenso del nivel de
los mares característico de la era geológica conocida como Pleis-
toceno o era glaciar. Durante la última glaciación de dicha era, la
Wisconsiniana (ca. 100000 a 8000 a.C.), hubo etapas de miles
de años de duración en las cuales el noreste de Asia y el noroes-
te de América constituían un territorio continuo: por allí pasó el
todavía joven Homo sapiens sapiens en oleadas sucesivas.
Los indicios más antiguos de presencia humana en el actual
territorio mexicano datan del año 35 000 a.C. Entre esta fecha
y el año 5000 a.C., cuando se inicia el proceso de domesticación
del maíz y el frijol, solamente encontramos bandas de cazado-
res-recolectores y pescadores. Estas bandas eran agrupaciones
bastante versátiles, susceptibles de descomponerse en sus partes.
Durante los meses de escasez, cada familia se situaba en un lugar
Cacería de mamut. Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM. distinto, construía su enramada o se establecía en una cueva, y
desde allí aprovechaba los recursos disponibles en las cercanías.
formación de esa frontera, así como la construcción de la civi- Al llegar la estación de abundancia, generalmente el verano, las
lización mesoamericana misma, fueron el resultado de un largo familias se congregaban en parajes donde se formaba la banda
proceso histórico que empieza con la domesticación del maíz y propiamente dicha para cazar y recolectar. Finalmente, varias
otras plantas, e incluye el desarrollo de técnicas agrícolas inten- bandas podían reunirse y formar macrobandas para inter-
sivas, la división de la sociedad en clases, el despliegue de redes cambiar mujeres, organizar grandes batidas de caza o defender
de intercambio de cientos de kilómetros, y la invención de com- el territorio. Una banda estaba formada por algunas decenas de
plejos dispositivos ceremoniales, como el templo colocado sobre personas, y una macrobanda podía agrupar a varios cientos.
una pirámide y la cancha del juego de pelota. A esta etapa de la historia mexicana, anterior a la agricultura,
se le denomina Etapa Lítica, y la mayor parte de ella transcurre
dentro de la fría era glaciar, cuando todavía existían en América
LOS CAZADORES-RECOLECTORES caballos, antílopes, mamutes, y otras especies que se extingui-
rían con los cambios climáticos que trajo el Holoceno.
El poblamiento de América se inició alrededor del año 40 000 Una de las primeras historias de carne y hueso que podemos
a.C. Hacía medio millón de años que el Homo erectus había recuperar del pasado mexicano ocurrió hacia el año 7 000 a.C.,
aprendido a hacer fuego, pero el Homo sapiens sapiens empeza- poco antes de la extinción de la megafauna americana. Las
ba apenas a existir y aún no se había extinguido por completo la bandas de cazadores-recolectores que vivían en el valle de Mé-
subespecie neanderthalensis. Por lo tanto, es importante obser- xico tenían la costumbre de conducir a los mamutes hacia la
var que el hombre, tal como lo conocemos hoy, inició su historia orilla pantanosa del lago de Tetzcoco (Texcoco). Cuando estos
EL MÉXICO ANTIGUO 27

gigantescos animales se atascaban en el lodo, los cazadores los


asediaban y les causaban heridas con sus lanzas hasta hacer-
los caer, muertos o exhaustos. Cierto día de hace nueve mil
años, una mujer, de 25 años de edad y metro y medio de esta-
tura, participó en una jornada de caza y tuvo la mala fortuna
de golpearse y caer; murió y quedó sepultada en el lodo, con
el rostro mirando hacia abajo. En los libros se conoce a esta mu-
jer como “el hombre de Tepexpan”.
La época alrededor del año 7 000 a.C. reviste una impor-
tancia especial. Los fuertes cambios climáticos que sufrió la
Tierra y que propiciaron la desaparición de varias especies tam-
bién estimularon la diversificación de las actividades económicas.
La tecnología de las puntas de proyectil se especializó para ade-
cuarse a la caza de animales medianos y pequeños como el puma,
el pecarí, el venado, el conejo y el mapache. Además hay evi-
dencia arqueológica suficiente para afirmar que entre el año
7 000 y el 5 000 a.C. las bandas intensificaron las actividades
relacionadas con la recolección: seguramente arrancaban ma-
lezas para despejar el terreno alrededor de las mejores plantas,
desprendían los frutos y las semillas en forma sistemática,
probablemente regaban algunas matas. El resultado de esta
intervención en los ciclos naturales fue la domesticación del
chile, el aguacate y la calabaza (la especie Cucurbita mixta): en
lo sucesivo ninguna de estas plantas podría reproducirse sola.
También aparecieron entonces las muelas para triturar granos,
semejantes a metates sin patas.
Pero no es lo mismo haber domesticado algunas plantas
que ser un pueblo agrícola. Entre un hecho y otro hay siglos de
experimentación y adaptación, lo que llamamos horizonte Pro-
toneolítico (5 000 a 2 500 a.C.). En ese lapso apareció el maíz
domesticado como consecuencia de la manipulación, durante
cientos de años, de las espigas de la especie silvestre Zea me-

Señor de las Limas, cultura Olmeca, periodo Preclásico medio. Las Limas, Veracruz.
Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz, UV. Foto JH.
Páginas siguientes: Altar 4, cultura Olmeca, periodo Preclásico medio. La Venta, Tabasco.
Parque Museo La Venta, Villahermosa, Tabasco, Conaculta-INAH. Foto JH.
30 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

xicana (el teosinte), que fue mutando para producir peque-


ñas mazorcas y finalmente las mazorcas de alrededor de 20
centímetros características de la especie plenamente domesti-
cada, Zea mays, iguales a las de la actualidad. También fueron
domesticados en esta etapa el guaje, el frijol común, el zapote
blanco y el zapote negro.
Hacia el final del Protoneolítico los recolectores se habían
vuelto agricultores, ya no podían alejarse de sus matas; así sur-
gieron las aldeas permanentes. En estas primitivas aldeas se fue
completando el repertorio de los rasgos característicos de Mesoa-
mérica; aparecieron el metate y la mano propiamente dichos, se
domesticó la gran calabaza (Cucurbita pepo), con cuyas semillas
se prepararía el cotidiano pipián de todos los pueblos mesoame-
ricanos; se domesticó el perro, y también hay señales de que se
empezó a practicar el sacrificio humano y cierto culto a los muer-
tos. Las familias que habitaban estas aldeas formaban unidades
sociales más cohesionadas y perdurables que sus antepasados
recolectores. Eran sociedades sin estratificación social, y sus
miembros no reconocían más diferencia que pertenecer a una u
otra familia: técnicamente se las define como tribus.

ALBORADA DE LA CIVILIZACIÓN

En general, suele considerarse que la historia de Mesoamérica


se inicia hacia el 2 500 a.C., cuando la vida sedentaria se ha
generalizado y ya existe la cerámica. En esa fecha comienza el
primer horizonte mesoamericano, el Preclásico, y en particular
su primera etapa, el Preclásico temprano (2 500 a 1 200 a.C.).
También se conoce esta época como Preclásico aldeano, porque
90% de los asentamientos de todas las regiones son aldeas,
que suelen tener un promedio de diez a doce hogares y una
población total de cincuenta a sesenta personas. Los hogares

Vasija zoomorfa en forma de armadillo, cultura Tlatilco, periodo Preclásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JH.
32 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

del Preclásico temprano consistían en varios cuartos agrupa-


dos en torno a un patio; un patrón que se mantuvo hasta la
época de la conquista española, e incluso después. El patio era
el área de trabajo más usual, y los cuartos funcionaban como
dormitorios y almacenes, además de que por lo menos uno de
ellos podía albergar la cocina y el altar.
También surgen en esta etapa algunas villas con más de
doscientos hogares, que superan los mil habitantes. En este ti-
po de asentamientos se encuentran indicios de intercambio a
larga distancia y de ritual público. San José Mogote, en el va-
lle de Oaxaca, es una de esas villas que destacan dentro de su
región: entre los artefactos hallados por los arqueólogos en el
sitio hay piezas de cerámica, conchas marinas, dientes de tibu-
rón, tambores de concha de tortuga y trompetas de caracol
marino, todo ello procedente de la costa del Golfo. En aquellos
mismos años se construyó en el centro de la población un tem-
plete cubierto de estuco y provisto de un altar.
Estas villas fueron el escenario de las primeras jefaturas
mesoamericanas: sociedades jerarquizadas que conferían ma-
yor rango a algunos miembros, como el jefe y sus hijos, y quizá
a algunos guerreros, y promovían el uso de artefactos y atuendos
distintivos para resaltar ese rango. En la persona de los jefes se
concentraban la autoridad religiosa y militar; ellos controlaban
la administración de los excedentes de la comunidad y supervi-
saban el naciente comercio. Estas jefaturas parecen haber tenido
un papel importante en el impulso del gran desarrollo que carac-
terizara al Preclásico medio, pero en la mayoría de las regiones
mesoamericanas tuvieron poca duración, pues muy pronto las
distinciones de rango dieron paso a divisiones de clase; las tareas
del gobierno se especializaron y la nobleza las acaparó.
Hacia el año 1200 a.C. empezaron a realizarse en Mesoamé-
rica diversas obras hidráulicas, canales, terrazas y probable-
mente chinampas. Una consecuencia directa de estos trabajos

Cabeza colosal, cultura Olmeca, periodo Preclásico. La Venta.


Parque Museo La Venta, Villahermosa, Tabasco, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
34 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

parece haber sido la mejoría en el rendimiento agrícola y el in-


cremento de la población. Entre esa fecha y el año 500 a.C.
aproximadamente, transcurre la etapa conocida como Preclá-
sico medio, caracterizada por el surgimiento de la especializa-
ción laboral de tiempo completo y la estratificación social, la
construcción de centros ceremoniales urbanizados y el desarro-
llo de un repertorio de imágenes simbólicas que habitualmente
identificamos como “olmecas”. Precisamente en esta etapa
surgieron los primeros reinos o señoríos en varias zonas de
Mesoamérica.
El intercambio de bienes de prestigio y bienes de culto que
venía ocurriendo entre las villas mayores de las diferentes regio-
nes de Mesoamérica parece haber propiciado cierto acuerdo
entre los grupos dirigentes alrededor de concepciones religiosas
y políticas; también favoreció la diseminación y aceptación de
algunas convenciones plásticas y preferencias estilísticas. Hoy
sabemos que los rasgos de tipo olmeca aparecen de manera más
o menos simultánea en la cuenca del Balsas, en el valle de Mé-
xico, en la costa del Golfo y en otras regiones; y esta simulta-
neidad contradice la antigua idea de que lo olmeca se había
diseminado por Mesoamérica, a partir del Golfo de México, como
resultado de un proceso de expansión militar o comercial impul-
sado desde San Lorenzo o La Venta.
Entre los rasgos que habitualmente identificamos como
olmecas se encuentran el uso de grandes “mesas” de piedra o
mampostería (en algunos casos empleadas como tronos y qui-
zá en otros como altares); la preferencia por la jadeíta y otras
piedras verdes para elaborar ofrendas; la representación muy
frecuente del jaguar, asociado con la figura humana de diferen-
tes maneras: felinos que danzan o luchan con hombres, pieles
de felino que sirven de capa, felinos antropomorfos. Los ros-
tros humanos de tipo olmeca se caracterizan por ojos rasgados
e inclinados y labios muy prominentes que ocasionalmente se

Figura con doble cabeza, cultura Tlapacoya, periodo Preclásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JH.
36 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 37

abren para mostrar unos colmillos fieros; en la parte superior mide” de Mesoamérica, un gigantesco cono ondulante de tierra
central de la cabeza puede haber una incisión, de la cual emer- apisonada rodeado de plazas y pequeñas plataformas.
ge a veces una mazorca de maíz. También se encuentran entre Para los habitantes de La Venta el viaje a los yacimientos
los elementos que solemos llamar olmecas símbolos como la basálticos de Los Tuxtlas era aún más largo que para la gente
“ceja flamígera”, las dos bandas cruzadas en X y la gota de de San Lorenzo; sin embargo, del mismo modo que sus pre-
lluvia con un punto y una raya. decesores, emprendieron constantes travesías en busca de la
El mayor número de centros ceremoniales urbanizados, los materia prima, que trasladaban en balsas por los ríos y por
más grandes y complejos, la mayor concentración de esculturas y la costa, y arrastraban con troncos rodantes cuando no había
las piezas de mayor tamaño se encuentran en las llanuras aluvia- una corriente a mano. Con estas piedras dieron continuidad a
les del Golfo de México. En San Lorenzo se construyó hacia el la excelente tradición escultórica de San Lorenzo y la enri-
año 1200 a.C. una enorme plataforma de tierra que sirvió para quecieron con nuevas creaciones, como la tumba de columnas
poner a salvo de las crecidas del río un gran conjunto de pla- basálticas. También la pequeña escultura de piedras semipre-
zas ceremoniales y viviendas de la elite. Tronos, estelas, cabezas ciosas, como la jadeíta, se diversificó en la etapa del floreci-
colosales y otras esculturas se colocaron en diversos puntos de miento de La Venta; así lo muestran los hallazgos en este sitio
esa meseta artificial. Las esculturas de mayor tamaño eran los y en localidades como Cerro de las Mesas y Río Pesquero.
tronos, antes conocidos como “altares”; sobre ellos se sentaban Es tentador suponer que las prósperas villas parcialmente
los soberanos para presidir algunas ceremonias y muy proba- urbanizadas del Golfo de México, habitadas por escultores, sacer-
blemente para atender los asuntos de gobierno. Las imágenes dotes, guerreros y gobernantes, constituían una suerte de me-
talladas en estos gigantescos asientos proclamaban la perte- trópoli de la cual se derivaron las otras expresiones olmecas de
nencia del gobernante a un linaje especial y señalaban sus Mesoamérica. Pero, como hemos dicho, los datos no favorecen la
vínculos con lo sobrenatural, en especial con el interior de la hipótesis de la expansión desde el Golfo, sino más bien la idea de
montaña, ámbito de la fertilidad por excelencia. Algunas imá- que los rasgos llamados olmecas habían sido adoptados simul-
genes sugieren también una identificación del gobernante con táneamente por las nacientes noblezas mesoamericanas, las cuales
el eje del cosmos y el dios del maíz. Las gigantescas cabezas es- tenían estrechas relaciones entre sí motivadas por el intercambio.
taban hechas normalmente de tronos reciclados; lo más probable Podemos seguir llamando olmecas a los habitantes de la
es que el trono usado en vida por un soberano se convirtiera llanura aluvial del Golfo en el Preclásico medio; es un nombre
en la materia prima para su propio retrato colosal. Colocadas arbitrario que hemos dado a un grupo de pueblos de la familia
directamente sobre la tierra, las cabezas de los soberanos pare- lingüística mixe-zoque. Pero el repertorio de formas y símbo-
cerían emerger de ella: como árboles, como plantas de maíz. los que se emplearon en aquella región no es propiamente una
Durante trescientos años el asentamiento de San Lorenzo fue manifestación étnica, algo propio “de los olmecas”, sino parte de
el centro político de su región, hasta que, en el año 900 a.C., un fenómeno suprarregional.
fue abandonado de manera abrupta tras la mutilación y entierro Entre los sitios de tipo olmeca fuera del Golfo de México
de varias de sus esculturas. Entre el año 900 y el 500 a.C. flo- destacan, por la amplitud y riqueza de sus áreas ceremoniales,
recieron varios sitios en las cercanías, pero ninguno tuvo la mag- Teopantecuanitlán, en Guerrero, y Chalcatzingo, en Morelos.
nitud de La Venta, al que podemos ver como el genuino relevo Cada uno de estos sitios tiene rasgos originales; por ejemplo,
de San Lorenzo. En La Venta se levantó la primera gran “pirá- estelas en forma de T en el primero, y representaciones pecu-
EL MÉXICO ANTIGUO 39

liares de la lluvia y la cueva, en el segundo. Pero en ambos casos


se identifica con claridad el repertorio de artefactos, símbolos y
convenciones estilísticas olmecas. Un repertorio que vemos
también en Tlapacoya y en Tlatilco (en el valle de México), y en
muchas otras localidades de Mesoamérica.

ORÍGENES DE LA DIVERSIDAD REGIONAL

Si la uniformidad es el rasgo característico del Preclásico medio,


la diversidad regional domina el Preclásico tardío (500 a.C. a
200 d.C). Hacia el año 500 a.C. las manifestaciones olmecas se
extinguen en Mesoamérica y son remplazadas por varias culturas re-
gionales que surgen en estos años con un ímpetu notable: nuevos
estilos arquitectónicos tendientes a la monumentalidad, cambios
en la escultura, en la cerámica ritual y en el orden simbólico. Las
motivaciones de este sesgo en la historia de la civilización me-
soamericana no son claras; de lo que sí estamos seguros es de
que las regiones habían alcanzado una consistencia demográfica
y una riqueza económica que no tenían siglos atrás. Esta ma-
durez de las regiones produjo concentraciones de población muy
importantes y permitió la consolidación de las noblezas que
acapararon las funciones de mando. Estas funciones tomaron
un carácter específicamente político, dejaron de regirse sólo
por los principios de representación y liderazgo de las socieda-
des gentilicias y se sustentaron en argumentos como la eficacia
de la acción de gobierno para triunfar en la guerra, organizar el
mercado y urbanizar el espacio.
El surgimiento de Monte Albán es uno de los sucesos que
marcan el inicio del Preclásico tardío. Las villas mayores de los
tres ramales del valle de Oaxaca, que habían crecido de mane-
ra sostenida, cesaron su desarrollo hacia el año 500 a.C. y se
sumaron al proyecto de formar una ciudad. Monte Albán era

Acróbata, cultura Tlatilco, periodo Preclásico. Museo Nacional de Antropología,


Conaculta-INAH. Foto JH.
Páginas siguientes: Vista de la ciudad de Monte Albán, cultura Zapoteca, periodos Preclásico
tardío y Clásico. Zona arqueológica de Monte Albán, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
42 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

una montaña pedregosa, sin agua y deshabitada, pero con la


ventaja de estar situada en el centro del valle; desde su cúspi-
de se dominaban con la vista los tres ramales y las cordilleras
circundantes. El hecho de que Monte Albán haya estado or-
ganizada desde sus inicios en un sistema de grandes barrios o
distritos parece fortalecer la hipótesis de que su fundación fue
el resultado de una amplia alianza celebrada por el conjunto
de los asentamientos del valle.
El promontorio rocoso fue adaptado a las necesidades de
crecimiento de la población que, antes de concluir el Preclási-
co tardío, rebasaba los quince mil habitantes. El primer edifi-
cio público de la naciente ciudad fue el que hoy conocemos
como edificio de los Danzantes. Debe su nombre a las figuras
esculpidas en las lápidas que lo cubren, mismas que parecen
moverse o contorsionarse. Desnudos y con vísceras expuestas,
estos personajes podrían representar más bien a cautivos de
guerra, y seguramente la serie completa equivale a una gran
lista de grupos sometidos.
Esta exaltación pública de la victoria militar había aparecido
ya en San José Mogote, justo en la época de la fundación de
Monte Albán. En la villa de Dainzú, un pequeño centro depen-
diente de Monte Albán situado en el ramal de Tlacolula, también
se ejecutaron relieves de personajes sacrificados, en este caso de-
capitados, y en asociación con el juego de pelota. Hacia el año
200 a.C. se levantó en Monte Albán un edificio con forma de pun-
ta de flecha que, igual que su antecesor, se encuentra cubierto con
lápidas alusivas a la conquista militar. En estas lápidas, sin em-
bargo, en lugar del cautivo mutilado se utiliza el glifo toponímico
de cada pueblo, asociado con una cabeza colocada boca abajo.
Las anteriores evidencias y otras más, ya del Clásico, pa-
recen indicar que la consolidación política de Monte Albán, su
crecimiento urbano y su hegemonía regional se construyeron a
base de una intensa actividad militar. Entre los frutos de esa

Vaso efigie de uso funerario, cultura Zapoteca, periodo Preclásico tardío.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
EL MÉXICO ANTIGUO 45

actividad deben encontrarse importantes remesas tributarias,


capaces de dar riqueza y prosperidad a la ciudad.
El arte funerario, que todos reconocemos como uno de los
rasgos notables de los zapotecos del horizonte Clásico, ya estaba
presente en estos primeros siglos de la historia de Monte Albán:
las tumbas hechas con grandes losas de piedra colocadas en fila
y ricamente decoradas con estuco y pintura, así como los vasos-
efigie de cerámica –conocidos como urnas– que solían colocarse
alrededor de los cuerpos acostados de los muertos.
En el valle de México se aprecian procesos de urbanización
y de concentración de la población similares a los de Oaxaca;
mayores incluso, si tomamos en cuenta que en las orillas del
lago de México fueron dos las ciudades que surgieron en el Pre-
clásico tardío. Se trata de una etapa apasionante de nuestra
historia, que sin embargo se conoce mal. De lo que estamos
seguros es de que Cuicuilco era mucho más que una pirámide
de base circular: había una gigantesca necrópolis, hoy cubierta
por una moderna unidad habitacional, y numerosos montícu-
los, que se pueden ver todavía desde las avenidas que cruzan
el área. A juzgar por las dimensiones de tal centro religioso,
cabe pensar que la ciudad fue de gran magnitud. Una capa de
lava, que en algunos puntos alcanza 15 metros de altura, di-
ficulta las investigaciones y nunca nos permitirá tener una idea
completa de aquel asentamiento.
El efecto de atracción de población rural que Cuicuilco
ejerció en el sur del valle, lo tuvo Teotihuacán entre los habi-
tantes del norte y del oriente. Algunas estimaciones de población
señalan que entre los años 200 y 100 a.C. Teotihuacán llegó a
congregar a cerca de cuarenta mil habitantes. Sin embargo hay
una diferencia importante entre ambas concentraciones: Cui-
cuilco contaba con un complejo de monumentos religiosos que
ningún asentamiento de Mesoamérica tenía para entonces. Teo-
tihuacán albergaba a mucha gente, reunida por el atractivo de

Figurilla antropomorfa, cultura Mezcala, Morelos, periodo Preclásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
EL MÉXICO ANTIGUO 47

la industria de la obsidiana, pero carecía aún de un sistema


ceremonial comparable al de Cuicuilco; era más una agrega-
ción de aldeas que una ciudad.
Cuicuilco empezó a despoblarse tras una erupción del volcán
Xitle ocurrida en el 50 a.C., pero no fue totalmente abandonada
sino unos cien años después, cuando nuevas erupciones la cu-
brieron por completo de lava. Dos de los rasgos característicos
de la cultura de Cuicuilco desaparecieron del valle al extinguirse
la ciudad: la plataforma ceremonial de base circular y las tum-
bas de botellón, caracterizadas por un tiro cilíndrico que daba
acceso a la cámara. Curiosamente, ambos rasgos aparecen en el
Occidente de México (Jalisco, Michoacán, Nayarit, Colima) hacia
el año 200 a.C. y serán característicos de esa región durante los
siguientes mil años. No se ha demostrado ningún vínculo en-
tre ambas culturas pero tampoco puede descartarse.
En otras regiones de Mesoamérica las obras y los sucesos
del Preclásico tardío tienen cierta liga con el antiguo fenómeno
olmeca. Es el caso de la cultura de Mezcala, donde aprecia-
mos la continuidad de una práctica muy característica de
la etapa olmeca, que es la pequeña talla en piedra de figuras
antropomorfas. La estrategia de abstracción de las figuras de
Mezcala parece derivarse de la vertiente menos naturalista del
arte olmeca. Pero además de estos vestigios hay señales muy
claras de una secuela del fenómeno olmeca que se desplaza del
Golfo a la región maya.
Entre el año 500 y el 400 a.C. La Venta fue abandonado
de manera abrupta, pero algunos sitios menores de la región,
como Tres Zapotes y Cerro de las Mesas, permanecieron habi-
tados y continuaron la tradición de esculpir estelas y altares
en grandes bloques de piedra; también conservaron algunos
rasgos del repertorio iconográfico olmeca. Lo que resulta espe-
cialmente interesante es la fuerte semejanza que hay entre la
escultura de estos sitios postolmecas y la que se hace en loca-
lidades situadas al sur, en el alto Grijalva y en las costas de

Templo estilo mezcala, cultura Mezcala-Chontal, Morelos, periodo Preclásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
48 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 49

ta por esa ruta no era nuevo, existía desde hacía siglos; lo que
parece haber ocurrido es que los descendientes de los olmecas
del Golfo fortalecieron la relación con su propio tronco étnico
una vez que se desmoronó el mundo de relaciones comerciales y
políticas de la era olmeca.
En esta época de crisis y reacomodo, en los sitios del com-
plejo Izapa surgió uno de los inventos más trascendentes pa-
ra la historia intelectual de Mesoamérica: la cuenta larga, un
sistema de cómputo calendárico que permitía fechar cualquier
evento con total exactitud a partir de una fecha fija equiva-
lente a la que para nosotros es la fecha del nacimiento de
Cristo. La fecha de referencia para la cuenta larga mesoame-
ricana correspondía con el 13 de agosto del año 3114 a.C., y no
tenemos noticia de que se refiriera a algún suceso particular.
Las inscripciones calendáricas más antiguas que se conocen
proceden de la franja mixe-zoque: Chiapa de Corzo, 36 a.C.;
Tres Zapotes, 31 a.C.; El Baúl, 36 d.C.; Abaj Takalik, 126 d.C.;
La Mojarra, 143 y 156 d.C., y San Andrés Tuxtla, 162 d.C. Es-
tos datos indican que el sistema que conocemos como típica-
mente maya fue en realidad inventado por los mixe-zoques
en una etapa de crisis y recomposición regional. Tampoco el
dispositivo combinado de altar y estela es un invento que po-
damos atribuir a los mayas. Como vimos, estaba en uso en la
Huehueteotl, cultura Cuicuilco, periodo Preclásico. Museo Nacional de Antropología,
etapa olmeca, en Guerrero, en Morelos y en el Golfo, y se tras-
Conaculta-INAH. Foto JIGM. ladó a la región maya precisamente por medio de este corredor
cultural del complejo Izapa.
Chiapas y Guatemala. Tales semejanzas han permitido iden- En el Preclásico medio había ya algunos asentamientos
tificar un fenómeno cultural que se conoce como complejo agrícolas mayas en la selva, como Seibal y Altar de Sacrificios,
Izapa; el punto más septentrional de tal complejo parece ser en un afluente del Usumacinta llamado Pasión, y Tikal, Uaxac-
La Mojarra, en Veracruz, y los sitios más meridionales, Izapa, tún, Nakbé y El Mirador, en el Petén guatemalteco, no lejos de
en México, y Abaj Takalik y El Baúl, en Guatemala. Un esla- la frontera con Campeche. Algunas de estas aldeas fueron la
bón crucial son Chiapa de Corzo y La Libertad, ubicados en cuna de poderosas jefaturas, y en el Preclásico tardío desarro-
el cauce superior del Grijalva. Esta gran franja sinuosa, que llaron áreas ceremoniales compactas y elevadas, caracterizadas
desciende de la llanura aluvial del Golfo y cruza el istmo de Te- por el agrupamiento de varios montículos, cada uno, a su vez,
huantepec, coincide con la ubicación de la familia lingüística coronado por dos o tres plataformas piramidales. La arqui-
mixe-zoque en el Preclásico tardío. El vínculo de costa a cos- tectura y ornamentación de estos conjuntos es ya muy parecida
EL MÉXICO ANTIGUO 51

a la que se verá en el Clásico, pero están ausentes todavía al-


gunos componentes: los retratos reales y los textos epigráficos
acompañados de fechas.
Los grupos del Petén tuvieron cierta expansión hacia el sur
y hacia el Grijalva, no se sabe si pacífica o bélica. Como resul-
tado de esa expansión entraron en contacto con la tradición
de Izapa. Kaminaljuyú y otros sitios del altiplano guatemalte-
co pueden haber sido ámbitos propicios para la asimilación de
las dos vertientes, la mixe-zoque y la maya. En el año 292 d.C.
la cuenta larga aparece asociada a inscripciones y arquitectu-
ra maya en la selva, en la emergente ciudad de Tikal, que será
una de las más prósperas de la región.

LA ERA DEL IMPERIO

Entre el año 100 a.C. y el 200 d.C., etapa que algunos autores
separan del Preclásico y denominan Protoclásico, ocurrieron
varios sucesos importantes en el valle de México. Entonces tuvo
lugar el abandono de Cuicuilco, y Teotihuacán se irguió como
centro político y religioso indiscutible de la región.
Durante los primeros doscientos años de nuestra era se cons-
truyeron las pirámides del Sol y de la Luna así como el templo
de Quetzalcóatl, se trazó la llamada calzada de los Muertos y se
inició la etapa propiamente urbana en la historia de Teotihua-
cán. Si en algún asentamiento prehispánico podemos hablar con
toda propiedad de una ciudad, es en Teotihuacán. Las cons-
trucciones y los pavimentos llegaron a ocupar la mayor parte
de la superficie, sin dejar espacio para huertas o jardines, en un
área de aproximadamente 20 kilómetros cuadrados.
Durante el horizonte Clásico (200 a 650 d.C.) la mayor parte
de la población de Teotihuacán ocupó conjuntos habitaciona-
les multifamiliares de mampostería, y muy poca gente vivió en

Vasija con la imagen del dios del viento, cultura de Izapa, periodo Preclásico.
Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
EL MÉXICO ANTIGUO 53

chozas de adobe, lo cual nos habla de una prosperidad generali-


zada en el asentamiento. Los conjuntos habitacionales se elevaban
sobre grandes taludes, y sus muros carecían de ventanas; uno o
dos pórticos permitían el acceso. La mayoría de estos conjuntos
era de planta cuadrada (de aproximadamente 60 por 60 metros),
aunque había algunos más alargados y otros en forma de L. Los
lados de todos ellos eran paralelos, pero no siempre las esquinas
coincidían; no se trataba, pues, de una cuadrícula exacta. Cada
conjunto equivalía a una manzana o cuadra; las calles de Teo-
tihuacán eran largos pasillos sombreados que circulaban entre
taludes y altos muros, y desde ellas no era posible observar lo
que ocurría en las viviendas.
Varios patios en el interior de cada conjunto habitacional
daban paso a las habitaciones y permitían iluminarlas. Un patio
central y algunas habitaciones mayores facilitaban la congre-
gación de todos los residentes para las actividades religiosas y
administrativas de interés común. En promedio es probable
que hayan vivido unas veinte familias en cada conjunto; todos
se dedicaban a un mismo oficio y además eran parientes. Se-
gún se deduce del análisis genético de osamentas, los varones
de cada conjunto tenían entre sí nexos más estrechos que las
mujeres, lo cual habla de un patrón de residencia patrilocal:
las mujeres iban a vivir a las vecindades de sus maridos.
Se ha observado que varios conjuntos habitacionales tendían
a agruparse para formar barrios; las calles interiores de estos
barrios son algo más estrechas que las que los circundan. Tam-
bién existió un nivel de agrupación que reunía a varios barrios
en distritos. Cada distrito parece haber contado con un centro
ceremonial propio, provisto de un dispositivo de tres templos
que confluían en una plazoleta. Esa plazoleta de distrito debe
haber sido también el punto de reunión de los representantes de
las familias y los barrios para efectos administrativos.

Dios del fuego, cultura Teotihuacana, periodo Clásico. Museo Nacional de Antropología,
Conaculta-INAH. Foto JH.
Páginas siguientes: Quetzalpapalotl, periodo Clásico, zona Arqueológica de Teotihuacán,
Conaculta-INAH. Foto JIGM.
56 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 57

Una parte importante de la población congregada en el militares. También hay algunos conjuntos habitacionales que
área urbana de Teotihuacán, quizá la mitad, era de artesanos, parecen haber albergado a monjes, dedicados por completo a
dedicados a oficios como la producción de núcleos y artefac- las tareas religiosas.
tos terminados de obsidiana, la alfarería, el trabajo del hueso De los reyes teotihuacanos no sabemos casi nada, excepto que
y la concha, la elaboración de telas y cordajes, etc. Por otro parecen haber tenido a Quetzalcóatl como suprema divinidad
lado, la abundancia y buena calidad de las tierras agrícolas protectora, así como los señores de la etapa olmeca se identifi-
del valle de Teotihuacán y la escasa población aldeana en dicho caban con el dios del maíz. El poder de los soberanos en la gran
valle son datos que nos mueven a pensar que muchos habi- ciudad del valle de México debió emanar, al menos en parte, de
tantes de la ciudad realizaban también tareas agrícolas, como su exitosa conducción de las obras públicas: allí estaban las des-
agricultores de tiempo parcial o completo. comunales pirámides y la gran urbe como prueba de la eficacia
Es frecuente que se imagine a todas las sociedades prehis- del gobierno. La organización del trabajo artesanal y el impulso
pánicas como tiranías en las que un grupo inmensamente rico de las actividades de intercambio que garantizaban el arribo de
sometía a comunidades de productores a un trabajo exte- la materia prima y la salida de los productos a otras regiones,
nuante con un férreo control político. Y ciertamente no eran deben haber sido también cualidades estimables para comuni-
democracias, pero su estructura interna era más compleja de lo dades de especialistas que dependían del comercio.
que sugiere el prejuicio. En Teotihuacán hay datos arqueoló- La identificación de todos los barrios, de todos los distritos,
gicos suficientes para comprender, al menos, cuatro asuntos de todos los artesanos, los nobles y los campesinos, como
básicos relacionados con la estratificación social: 1) La base miembros de la misma unidad política, parece haber ocurrido
de la sociedad estaba formada por grupos corporativos, a ma- bajo la imagen protectora de un dios común: Tláloc, señor del
nera de clanes, que adoptaron la forma de barrios urbanos. agua, y de su pareja, Chalchiuhtlicue. Lo más probable es que
2) Estos clanes tenían una diferenciación interna; había algu- las pirámides que siglos después los mexicas visitantes ocasio-
nas familias más ricas que otras. Los conjuntos habitacionales nales del sitio llamaron “del Sol” y “de la Luna” hayan sido, en
donde vivían los jefes solían ser algo más amplios y ricos que realidad, de Tláloc y de Chalchiuhtlicue. La pirámide del Sol
otros de su mismo barrio. Los restos de los individuos de más era un gran “cerro de agua” simbólico, pues los teotihuacanos
alto rango dentro de cada barrio recibían un tratamiento fu- le hicieron un foso periférico y un pequeño canal central, de tal
nerario especial. 3) Los barrios de artesanos, agricultores y suerte que se podía simular que el agua nacía en la cueva natu-
otros trabajadores contaban con una infraestructura urbana ral situada en el vértice de la pirámide para fluir luego alre-
(calles, acceso al mercado, drenaje, vivienda sólida y duradera) dedor de ella. En la plaza de la pirámide de la Luna sólo había
que nos impide definirlos como una masa empobrecida. Dicho una gran escultura, masiva, casi geométrica: la de Chalchiuh-
en otros términos: la vivienda popular urbana, en general, no tlicue, la diosa de la falda de jade.
era de una calidad sustancialmente distinta de la vivienda de Más allá de la ciudad y su entorno agrícola inmediato, Teo-
los sectores dirigentes. 4) Efectivamente hay edificios cuya ri- tihuacán influyó de una u otra forma en todas las regiones de
ca decoración mural y amplias habitaciones los delatan como Mesoamérica. En primer lugar, el Estado teotihuacano era el gran
viviendas de una clase noble. Los conjuntos situados al este de organizador de la producción en el valle de México y segura-
la pirámide de la Luna y al norte de la pirámide del Sol pare- mente también en el valle de Toluca. Lo más probable, según las
cen haber sido la morada de familias de dirigentes políticos y evidencias disponibles, es que haya habido dos grandes com-
EL MÉXICO ANTIGUO 59

ponentes étnicos en este ámbito: los nahuas, que serían la ma-


yoría de la población urbana de Teotihuacán, y los otomianos.
Entre los otomianos había algunos grupos dedicados funda-
mentalmente a la agricultura intensiva en la cuenca del Lerma
(los antepasados de los matlatzincas), y otros grupos dedicados
sobre todo a la explotación de los bosques, a la caza del vena-
do y al cultivo y aprovechamiento del maguey (para obtener
pulque, cordajes, fibra textil) y en menor medida a la agricul-
tura (éstos eran los antepasados de los otomíes y los mazahuas).
Entre los recursos estratégicos que Teotihuacán parece haber
controlado directamente se encuentran los yacimientos de ob-
sidiana de Otumba y de Pachuca, así como los depósitos de cal
de la zona de Tula-Tepeji.
En un segundo nivel de influencia debemos considerar las
cuencas morelenses, donde los teotihuacanos obtenían algodón,
seguramente cacao y otros productos agrícolas de clima cálido,
y el valle de Puebla-Tlaxcala, de donde procedía la pasta de
arcilla necesaria para elaborar la cerámica de tipo “anaranja-
do delgado”, uno de los productos artesanales más finos del
México Antiguo. Teotihuacán debió tener intercambios fluidos
con ambas regiones; quizá recibía tributo de ambas, pero no
podemos asegurar que controlara directamente lo que en ellas
se producía.
Hay un tercer ámbito de acción del poder de Teotihuacán
que involucra asentamientos situados a cientos de kilómetros
del valle de México. La búsqueda de yacimientos de cinabrio
llevó a los teotihuacanos hasta Río Verde, en San Luis Potosí, y
el interés en diversas piedras semipreciosas, como la serpenti-
na y la jadeíta, los condujo a la cuenca del Balsas. No puede
afirmarse que los teotihuacanos hayan llegado a apropiarse de las
materias primas, sin más; es mucho más probable que hayan
impuesto a los lugareños una relación comercial asimétrica.

Chalchiuhtlicue, la de la falda de jade, cultura Teotihuacana, periodo Clásico. Museo Nacional


de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
Páginas siguientes: Vista de la cuidad de Teotihuacán, periodo Clásico. Zona arqueológica de
Teotihuacán, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
62 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 63

La presencia de los teotihuacanos en el Golfo de México


obedecía también a la búsqueda de algunas materias primas,
probablemente las plumas de aves tropicales, el cacao y los
yacimientos de cinabrio y caolín de la zona de Los Tuxtlas.
Cerca de la laguna de Catemaco, los teotihuacanos fundaron
una colonia en Matacapan; de esa manera aseguraron no sólo
su acceso a ciertas materias primas, sino la supervisión de un
importante puerto de intercambio en el que confluían rutas
comerciales procedentes del norte de Veracruz, de la penín-
sula de Yucatán, de las costas de Guatemala –vía el istmo de
Tehuantepec– y de las Mixtecas, por la ruta de Teotitlán-Tux-
tepec. Entre las evidencias más contundentes de la presencia
teotihuacana en Matacapan se encuentra el uso de conjuntos
habitacionales multifamiliares que siguen el modelo de la
metrópoli.
La relación de Teotihuacán con los mayas y los zapotecos
ha sido objeto de numerosos debates. Estamos seguros de que
hubo un vínculo y de que ese vínculo duró varios siglos y fue
bastante estrecho. Muchos artefactos teotihuacanos llegaron a
Oaxaca y a la región maya, y muchas formas teotihuacanas
fueron imitadas por los artesanos del sur. Pero ¿cuál fue la natu-
raleza de estas relaciones?
Hace cincuenta años se hizo el primer reconocimiento explí-
cito de una fuerte influencia teotihuacana en el área maya.
Desde entonces los trabajos arqueológicos y el avance en las
lecturas epigráficas han confirmado esa influencia y han per-
mitido precisar su carácter. En varias ciudades mayas del Petén
hay huellas muy claras de una influencia teotihuacana en la
arquitectura y en la cerámica, así como en representaciones de
parafernalia militar y en algunos símbolos. Tikal es seguramen-
te la localidad en la que los rasgos teotihuacanos se presentan con
mayor claridad: además de vasijas de tipo teotihuacano como
el característico vaso trípode con tapadera, hay en esta metró-

Brasero de Quetzalpapalotl, cultura Teotihuacana, periodo Clásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JH.
64 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 65

Tikal un extranjero nombrado Siyaj Kak; ocho días antes cons-


ta la presencia de este mismo personaje en la villa de El Perú,
situada en la ribera de uno de los afluentes del Usumacinta,
entrada natural al Petén para quien va del valle de México. El
mismo día que llegó el extranjero murió el rey de Tikal, Chak
Tok Ichaak; es decir, con toda probabilidad fue asesinado por
los extranjeros.
También se menciona la llegada de Siyaj Kak en inscrip-
ciones de Uaxactún, Bejucal y Río Azul. En ningún caso se dice
que Siyaj se haya establecido como gobernante; las inscrip-
ciones indican que este personaje instaló en el poder a nuevos
monarcas. En Tikal, el gobernante instalado por Siyaj fue el
teotihuacano “Búho-Lanzadardos”. Después de la usurpación,
los advenedizos consideraron conveniente retirar de las áreas
públicas las estelas que recordaban a los soberanos anteriores
a la incursión teotihuacana, de manera que todas fueron des-
truidas o alejadas de la ciudad. Se trataba de establecer una
nueva dinastía, y en adelante, durante varias generaciones, la
Vaso trípode con tapadera teotihuacano, periodo Clásico. Museo Nacional de Antropología, legitimidad de los reyes de Tikal estaría ligada al origen teoti-
Conaculta-INAH. Foto JH.
Páginas siguientes: Tlalocan (el paraíso de Tláloc, dios del agua y de la lluvia), pintura mural
huacano. El hijo de Búho-Lanzadardos, Yax Nuun Ayiin I, fue
teotihuacana, periodo Clásico. Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM. representado en una estela con atuendo y postura no mayas,
y en su tumba se enterraron vasijas de tipo teotihuacano. Al
poli de la selva varias construcciones que presentan el talud y nieto de Búho-Lanzadardos, Siyaj Chan Kawiil II, se le repre-
el tablero interpretado a la usanza de Teotihuacán, y reciente- sentó de un modo más próximo a las convenciones mayas,
mente se ha encontrado un estandarte de piedra casi idéntico pero flanqueado por dos imágenes en las que su padre viste
al que conocemos como “marcador del juego de pelota”, halla- atuendo y armas de guerrero teotihuacano. En Piedras Negras
do en el barrio de La Ventilla, en Teotihuacán. también hay indicios de presión militar teotihucana, y en Pa-
En uno de los vasos encontrados en Tikal se aprecia una lenque es probable que los teotihuacanos hayan impuesto una
representación de guerreros con atuendo teotihuacano, ostensi- nueva dinastía en el año 431 d.C.
blemente armados, que llegan ante la presencia de un personaje En el altiplano guatemalteco, Kaminaljuyú experimentó
maya, quien los recibe con sahumerios. En un mural de la también una invasión teotihuacana hacia el año 400 d.C. En
cercana Uaxactún se representó también a un guerrero teoti- este caso no hay inscripciones, pero los restos arqueológicos
huacano que recibe el acatamiento de un noble maya. Sólo son muy elocuentes. En Kaminaljuyú se creó lo que Michael
muy recientemente la lectura de los textos epigráficos ha per- Coe ha llamado “una versión en miniatura de Teotihuacán”.
mitido comprender mejor el suceso al que aluden estas escenas. Los colonos construyeron sus templos a la usanza del valle de
Hoy sabemos que el día 31 de enero del año 378 d.C. arribó a México y su cerámica se aplicó a reproducir las formas metro-
68 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 69

politanas. Al morir, preferían ser enterrados con vasijas traídas diana y animales, permanecieron inmersos en un sistema regio-
desde su ciudad de origen. Entre los motivos de los teotihuacanos nal, vinculados con los pueblos de la Sierra Madre Occidental y
para establecerse en esta localidad alteña, el más importante de la costa del Pacífico más que con Teotihuacán.
debió ser su propósito de controlar los yacimientos de obsidia-
na del área, particularmente el del Chayal.
La relación de Teotihuacán con Monte Albán parece haber CRISIS Y CAMBIO
sido discreta y simétrica, y si en el caso maya es claro que
tuvo un ingrediente militar, con Monte Albán parece haber La etapa que va del año 650 al 900 d.C. se conoce normal-
sido más bien diplomática. Los alfareros zapotecos se sintieron mente con dos nombres. Si se mira desde el centro de México,
menos atraídos por la moda teotihuacana que los artesanos de desde el punto de vista de la caída de Teotihuacán y los dra-
Tikal; la presencia de formas teotihuacanas en el repertorio máticos cambios que le sucedieron, se le llama Epiclásico; pero
de Monte Albán es muy menor. Hay un dintel en Monte Albán si se mira desde el punto de vista de la región maya, que justo
que se refiere a una visita de embajadores teotihuacanos, entonces alcanzó su momento más próspero, se le denomina
pero estos embajadores son sacerdotes que cargan bolsas de Clásico tardío. En cualquier caso, la fecha inicial de esta etapa
copal para presentar una ofrenda y no guerreros. Con Oaxaca corresponde con la crisis que acabó con la hegemonía teotihua-
hay, además, una reciprocidad que no observamos con los ma- cana, y la última fecha se refiere a la extinción de la cultura
yas: en Teotihuacán había un barrio habitado por zapotecos que maya clásica. Para ser exactos, 909 d.C., última fecha regis-
mantuvieron durante siglos sus costumbres. Los zapotecos de trada en los monumentos de Calakmul y Toniná.
Teotihuacán eran enterrados en cámaras subterráneas como las Algo antes del año 600 d.C. cesa la influencia teotihuacana
de Monte Albán, y no directamente bajo el piso como los otros en el área maya, y entre esa fecha y el año 700 d.C. las huellas
teotihuacanos. Además, los restos mortales de estos zapotecos de la presencia teotihuacana se borran de toda Mesoamérica: el
eran rodeados con vasos-efigie idénticos a los que se han en- gran puerto de Matacapan se esfuma como centro de intercam-
contrado por cientos en el valle de Oaxaca. bio; la cerámica teotihuacana desaparece de la zona de minas de
La presencia teotihuacana en el Occidente de Mesoamérica es cinabrio en San Luis Potosí; se interrumpe el comercio entre
un asunto poco claro aún. Se ha dicho con insistencia que Morelos y el valle de México, y, en pocas palabras, la era teoti-
los teotihuacanos llegaron a sitios de Zacatecas, como Alta Vista, huacana llega a su fin. Esta violenta contracción del sistema teo-
para captar la circulación de turquesa y beneficiarse de la acti- tihuacano parece haber sido causada por el empuje de ciudades
vidad minera de la región en general; pero aún no se han pre- intermedias que buscaban un papel más activo en las redes de
sentado pruebas firmes. Por otra parte, siempre ha llamado la intercambio; es como si las regiones de Mesoamérica se hubieran
atención un asentamiento de Michoacán, Tingambato, por sacudido la presión de una potencia que pretendía regular la vida
la pasmosa semejanza de su arquitectura con la arquitectura económica de todos. La antigua metrópoli perdió durante la cri-
teotihuacana, pero no hay ninguna evidencia cerámica del vínculo sis más de cuatro quintas partes de su población.
entre ambos sitios. En fin, los asentamientos de Nayarit, Ja- La extinción de la influencia teotihuacana en el área maya
lisco y Colima, caracterizados por sus centros ceremoniales de parece ser una de las causas del aceleramiento en el desarro-
plataformas y plazas circulares y el complejo funerario de las llo regional; las ciudades mayas se volvieron más prósperas: la
tumbas de tiro y la cerámica realista con escenas de vida coti- arquitectura, la escultura y la manufactura de objetos rituales
70 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

y suntuarios alcanzó una variedad y riqueza sin precedentes.


Algunas de las principales ciudades mayas: Palenque, al pie
de la sierra chiapaneca, Piedras Negras y Yaxchilán en el Usu-
macinta, Tikal en el Petén, Calakmul al sur de la península de
Yucatán, tuvieron su etapa de mayor florecimiento en el siglo
VII. Y como ocurre con el resto de la historia maya, esta etapa
de esplendor la conocemos con más detalles y matices que
otras historias de Mesoamérica porque los mayas utilizaron
una escritura glotográfica, capaz de reproducir el discurso oral,
y utilizaron, como se ha visto, un sistema de fechamiento pre-
ciso. En ocasiones los relatos de los mayas del Clásico resultan
monótonos; se habla de nacimiento, entronización, declara-
ciones de guerra, dedicación de templos, muerte… Sin embargo,
la lectura completa de las inscripciones, que ha sido particu-
larmente exitosa en los últimos veinte años, permite descubrir
matices y singularidades: no todos los reyes se comportaban
igual, ni todas las ciudades contaban su historia de la misma
manera. Hay cientos de historias que se desprenden de las ins-
cripciones disponibles, y muchas proceden de ese lapso de gran
esplendor alrededor del siglo VII.
Las inscripciones de Yaxchilán nos permiten conocer, entre
otros individuos, a un rey especialmente afortunado, Itzam-
naaj Balam II, que gobernó de 681 a 742 d.C. Aparece en los
más célebres dinteles labrados de Yaxchilán como gran gue-
rrero y protector de la ciudad. Su gobierno fue próspero y su
vida larga; longevo como su madre, vivió más de noventa años.
Entre sus varias esposas, este monarca tuvo a la señora Kabal
Xook como la más importante: a ella se dedicó uno de los me-
jores templos de Yaxchilán, cuyo interior fue decorado por
magníficos escultores traídos de otras ciudades. Muerta siete
años después que el rey, Kabal Xook fue enterrada en el mag-
nífico templo, con una impresionante ofrenda de veinte mil
navajas de obsidiana.

Señor Zots Choj, duodécimo gobernante de Toniná, Chiapas, periodo Clásico.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
EL MÉXICO ANTIGUO 73

Otra historia de la época de prosperidad es la de Pakal y su


hijo Kan Balam, señores de Palenque (en su época llamada La-
kamhá). Los artistas de esta ciudad prefirieron registrar sus
historias en estuco, sobre las paredes, y en algunos objetos de
piedra, pero no en estelas. Kinich Janaab Pakal I, es decir, Pakal
el Grande, recibió el poder de manos de su madre, cosa poco común
en una sociedad preferentemente patrilineal. Al parecer la ma-
dre, Sak Kuk, había asumido el poder ante la falta de hermanos
varones; el último habría muerto en la feroz guerra contra Ca-
lakmul. Después de gobernar tres años, en una especie de
regencia, la señora dejó el poder en manos de su hijo, que sólo
tenía doce años. Pakal logró levantar la ciudad tras una mala
racha de derrotas militares y alcanzó suficiente riqueza para
construir uno de los mayores palacios del México Antiguo y un
mausoleo monumental para su viaje a Xibalbá, al mundo de los
muertos: el llamado templo de las Inscripciones. Sobre la base de
la estabilidad construida por Kinich Janaab Pakal I, su hijo, Ki-
nich Kan Balam II, llevó a la ciudad a su mayor poderío, e igualó
a su padre en la iniciativa para construir: a él se debe el célebre
conjunto de tres templos, de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol.
Estrictamente contemporáneos de Pakal el Grande fueron
Yuknoom-Cabeza y Yuknoom el Grande, señores de Calakmul.
Singularmente bravo, y al frente de una ciudad más belicosa
que sus vecinas, Yuknoom-Cabeza cuidaba con celo el prestigio
militar del reino y su autoridad sobre ciudades menores. Cuando
la ciudad de Naranjo, en el Petén guatemalteco, quiso emanci-
parse, el ejército de Calakmul acudió de inmediato a someterla
y Yuknoom en persona asesinó a su rey. En el relato se usa el
verbo kuxaj para referir lo que Yuknoom le hizo a su adversa-
rio; se puede traducir de dos formas: lo torturó o se lo comió.
El heredero de Yuknoom-Cabeza, Yuknoom el Grande, orientó
las fuerzas del reino a luchar contra Tikal, apoyando a sus ene-
migos o atacándola directamente.

Dintel 47, inscripciones glíficas, Yaxchilán, Chiapas, periodo Clásico tardío.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
EL MÉXICO ANTIGUO 75

Una señal del poder de los reinos mayas en el siglo VII pue-
de apreciarse en su capacidad para influir en el México central.
Esta influencia, sin embargo, es parte de un fenómeno genera-
lizado de expansión de las regiones que habían constituido la
periferia del sistema teotihuacano. Los grupos de las zonas cen-
tro y centro-norte de Veracruz, con la floreciente ciudad de Tajín
a la cabeza, penetraron en la Huasteca y en la meseta central.
Algunos artefactos encontrados en la ciudad de Cholula mues-
tran una clara influencia de los estilos decorativos del Golfo.
Grupos de mixtecos se dirigieron también hacia Cholula; se-
guramente contribuyeron a la diseminación de ciertos rasgos
iconográficos, y específicamente calendáricos, en asentamien-
tos de Puebla y Morelos. Los mayas, por su parte, influyeron de
manera decisiva en la vida de las elites de dos importantes ciu-
dades, Cacaxtla y Xochicalco. En la célebre pintura mural de
Cacaxtla hay figuras y símbolos procedentes del Golfo y también
del repertorio teotihuacano, pero el estilo de las pinturas, la
composición de las escenas y el tratamiento de los personajes es,
ante todo, maya. Los artistas que los pintaron, y seguramente
también un segmento de la nobleza local, estaban familiariza-
dos con la tradición artística de la cuenca del Usumacinta.
En el caso de Xochicalco la confluencia de tradiciones re-
gionales es aun más sorprendente. La urbanización del espacio
tiene semejanzas con la que vemos en Monte Albán, pero sobre
todo se acerca al sistema maya de agregación de conjuntos
ceremoniales y formación de acrópolis. Las plataformas ar-
quitectónicas operan con el talud y el tablero a la manera de
Cholula, pero utilizan la cornisa volada a la usanza de Tajín.
La decoración del templo de Quetzalcóatl reproduce un tema
teotihuacano, pero más allá de este homenaje, los xochicalcas
evitan el contacto con la decadente metrópoli y prefieren abas-
tecerse de obsidiana en los yacimientos de Michoacán, a pesar
de que están mucho más lejos que los del valle de México. En

Máscara y collar de jade de la tumba de Pakal II, Palenque, Chiapas, periodo Clásico tardío.
Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JH.
76 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 77

Mural de la batalla, cultura Olmeca-Xicalanca, periodo Clásico tardío. Zona arqueológica de


Cacaxtla, Conaculta-INAH. Foto JIGM.

las inscripciones calendáricas de Xochicalco se pone de mani- en los que coincidían varias iniciativas. Fue una época agitada,
fiesto la influencia oaxaqueña, aunque también se traslucen no cabe duda, y fue una época de intensa actividad militar: Teo-
los esfuerzos por crear un nuevo sistema. Y una vez más, igual tenango, en el nacimiento del Lerma, se desarrolla en una
que en Cacaxtla, encontramos en Xochicalco elementos esti- montaña difícil de atacar, y Xochicalco y Cacaxtla, no satisfe-
lísticos que sólo pueden explicarse por un contacto estrecho chos con situarse en lo alto de colinas, se rodean de fosos y
con grupos de elite que conocieran bien el arte maya. Las murallas. En la pintura mural de Cacaxtla el tema de la lucha
figuras humanas esculpidas en el templo de Quetzalcóatl pro- entre la humedad y la sequía adopta la forma de una cruel ba-
ceden, sin duda, de la tradición plástica maya, probablemente talla. En la pirámide de Quetzalcóatl, en Xochicalco, los per-
de la lejana Copán. sonajes esculpidos en el cuerpo superior muestran un enorme
Tal parece que ante el vacío dejado por Teotihuacán, todos escudo y un manojo de dardos.
se apresuraron a reconstruir, desde sus respectivas regiones, Durante el siglo VIII la actividad militar se intensificó tam-
los hilos de una antigua red de intercambios. Y en esa red, antes bién en el área maya, donde alcanzó niveles nunca antes vistos.
administrada por un poder central, ahora se formaban nudos Las disputas por definir las respectivas áreas de influencia –que
78 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 79

mente se refugiaron en una isla, que también fortificaron. Al fi-


nal de esta crisis, hacia el año 830 d.C., la única ciudad de la
región que tuvo cierta prosperidad fue Seibal. En términos ge-
nerales puede afirmarse que las ciudades mayas van entrando
en crisis insolubles a lo largo del siglo IX, y como resultado van
quedando abandonadas: Yaxchilán queda despoblada hacia el
808 d.C. y Palenque poco después; Tikal es abandonada cerca
de 870 d.C.; Calakmul, decadente durante casi un siglo, es fi-
nalmente abandonada hacia el año 909 d.C., y por esa misma
fecha se abandona la ciudad de Toniná.
La historiografía más reciente ha desplazado la antigua
idea de un colapso misterioso: hoy sabemos que fue la guerra
lo que produjo la catástrofe final de los antiguos reinos mayas.
Sin embargo es preciso reiterar que detrás de esas batallas había
más que un belicismo vertiginoso, irracional. Estamos, muy
probablemente, ante la expresión más aguda de la lucha por la
supervivencia de los pobladores de una selva exuberante en
apariencia pero frágil si tenía que cargar con el peso de po-
blaciones numerosas. Los mayas aprovechaban para el culti-
vo las ricas tierras de las márgenes de los ríos, y frecuentemente
Dintel del templo 33 de Yaxchilán, Yaxchilán, Chiapas, periodo Clásico tardío. Museo Nacional las beneficiaban con canales de riego. También cultivaban tie-
de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
rra adentro, en el suelo que ganaban al monte con el sistema
en última instancia entrañaban luchas por los recursos econó- de tumbar árboles y quemar la vegetación. Pero las tierras ri-
micos– dieron lugar a una espiral bélica que sólo concluyó con bereñas eran escasas, y el sistema de “tumba y quema” tenía
la extinción de la cultura maya tal como había florecido en las un punto débil: después de dos o tres años era preciso dejar
tierras bajas durante siglos. Algunos sucesos de la zona del río descansar hasta por más de diez años las parcelas que se ha-
de la Pasión y el lago Petexbatún pueden servir para ilustrar ese bían utilizado, para que recuperaran su vegetación natural y
tiempo de guerra frenética. Allí se gestó un conflicto regional, sus nutrientes.
en la década de 760 d.C., que involucró a las localidades de Los nobles vieron en la guerra una vía expedita para in-
Dos Pilas, Aguateca, Seibal, Aguas Calientes y Amelia. La crementar sus recursos con el tributo que imponían a los venci-
ciudad de Dos Pilas, que hasta ese momento había sido la más dos, pero la energía y el tiempo invertidos en estas guerras
poderosa de la región, fue abandonada por la nobleza local; la terminaron por afectar la organización y el rendimiento de la
gente que se quedó a vivir en el sitio construyó una doble agricultura, especialmente en las zonas de irrigación. Hay
muralla que pasaba cortando antiguas plazas y recintos cere- pruebas firmes de que la nutrición de los campesinos mayas
moniales. También los habitantes de Aguateca recurrieron a la empeoró progresivamente durante el Clásico tardío como con-
construcción de murallas para mejorar su defensa, y eventual- secuencia de una disminución de la producción agrícola, y pro-
EL MÉXICO ANTIGUO 81

bablemente también como resultado de las muchas exigencias


tributarias de unas elites que no conocían límite cuando se tra-
taba de enriquecer sus ciudades. Sociedades menos cohesionadas,
más débiles, y noblezas que insistentemente buscaron mejorar
su posición y sus recursos por medio de la guerra, llevaron a los
reinos a un punto crítico. Muchas ciudades cayeron, devasta-
das o exhaustas, y en otras los campesinos le dieron la espalda
a su nobleza: bastaba con que los agricultores se internaran
en las montañas durante unos meses para que la nobleza que-
dara sin sustento.

LOS GUERREROS DE QUETZALCÓATL

También fuera del área maya las ciudades florecientes del Epi-
clásico detienen su desarrollo y quedan parcial o totalmente
despobladas hacia el año 900 d.C.: Tajín, Xochicalco, Cacax-
tla. La propia Teotihuacán, que había sobrevivido durante más
de dos siglos convertida en un centro regional, quedó desierta.
Comienza entonces el periodo que conocemos como Posclásico,
y que durará hasta la conquista española.
Otro fenómeno que marca el inicio del Posclásico es el
abandono de muchos de los asentamientos mesoamericanos
septentrionales y el consecuente flujo migratorio de sus habi-
tantes hacia el sur. Muchos pueblos que habían vivido durante
siglos en el Bajío, en los Altos de Jalisco y en la Sierra Madre
Occidental, transitaron hacia los valles de Puebla-Tlaxcala,
México y Toluca, y hacia la meseta tarasca. La mayoría de
ellos eran nahuas, pero al parecer hubo también algunos pa-
mes y quizá algunos purépechas; en las fuentes coloniales se
alude a todos ellos con la denominación de chichimecas. Esta
gente estaba acostumbrada a vivir en la frontera de la civili-
zación, en zonas ásperas recorridas por bandas de cazadores-

Escultura cabeza de serpiente de barro. Costa del Golfo, periodo Clásico,


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
82 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 83

recolectores. Como jefaturas militares, eran grupos belicosos larmente elocuente la presencia de algunos señores de Michoa-
que conferían a los guerreros el más alto estatus social. cán en fiestas de coronación mexicas; después de participar en
La situación de conflicto permanente que caracterizó a la banquetes y diversiones durante varios días, los dignatarios
etapa posteotihuacana y la beligerancia de los advenedizos tarascos regresaban a su tierra y continuaban su abierta ene-
norteños se sumaron para situar la guerra en el centro de la mistad hacia México-Tenochtitlan y sus aliados.
vida pública de las ciudades del Posclásico. Los guerreros apa- La ciudad más importante del Posclásico temprano (900 a
recen investidos de atributos religiosos; las batallas se emprenden 1200 d.C.) fue Tula, en el actual estado de Hidalgo. Allí se
en nombre de los dioses, y los sacrificios humanos que se prac- mezclaron la audacia guerrera de los chichimecas con la tra-
tican después de la contienda se conciben como necesarios para dición de algunos nahuas meridionales herederos de Teotihua-
el funcionamiento del orden cósmico. La imagen y los valores cán. En Tula los guerreros son los protagonistas de la escena:
del guerrero llegaron a tener un reconocimiento social sin pre- ocupan la cúspide del edificio más importante de la ciudad,
cedentes. Las órdenes militares de elite, especialmente las de cuya base está decorada con una marcha de coyotes, jaguares
águilas y jaguares, se convirtieron en el principal apoyo de los y águilas que aprisionan corazones sangrantes con el pico. Las
soberanos. El tema de la oposición del águila y el jaguar, repre- canchas del juego de pelota son muy importantes en el sitio, y
sentado como lucha, cópula o yuxtaposición, fue muy común deben haber sido escenarios de un rito guerrero cuya culmi-
en la iconografía del Posclásico: era la metáfora predilecta de nación era la decapitación de los prisioneros de guerra. Tula es la
una sociedad en guerra. primera ciudad mesoamericana en la que se utiliza el macabro
Pero no todos los conflictos se resolvían con las armas, ni las tzompantli, una especie de ábaco gigantesco en el que cada
sociedades podrían haber sobrevivido dedicadas permanente- travesaño era un sartal de cabezas humanas: una de las con-
mente a la guerra. Los reinos del Posclásico buscaron estabilizar tribuciones de los pueblos chichimecas a los últimos siglos de
y administrar la situación de conflicto por medio de alianzas y la historia mesoamericana. También se utilizaron por primera
acuerdos diplomáticos. Las alianzas solían ser triples, aunque vez en Tula el pórtico monumental, formado por varias colum-
también las hubo cuádruples. Mediante ellas se pretendía or- natas paralelas, y el altar antropomorfo que conocemos como
ganizar el dominio político de las regiones, reconociendo a cada chac-mool. Ambos recursos tienen sus antecedentes en asenta-
uno de los reinos aliados su influencia sobre una zona y una mientos serranos del Occidente.
población específicas, y repartiendo los beneficios de la tribu- El éxito de Tula fue más modesto que el de Teotihuacán, pero
tación total. Entre otras célebres alianzas del Posclásico cono- su peso político y militar fue suficiente para impulsar rutas de
cemos la de Chichén Itzá, Uxmal y Mayapán, en la península intercambio de larga distancia, que llegaron hasta Centroa-
de Yucatán; la de Ihuatzio, Pátzcuaro y Tzintzuntzan, en Mi- mérica por el sur, y al menos hasta Sinaloa por el norte. Algu-
choacán, y la de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan, en el valle nos artefactos de procedencia mesoamericana encontrados en
de México. Además de estas alianzas entre “amigos” había asentamientos de los oasis agrícolas de Nuevo México, como
también acuerdos temporales que permitían cierta relación Pueblo Bonito, en el Cañón del Chaco, parecen ser de la época
diplomática entre reinos enemigos. A este respecto es particu- tolteca, si bien no puede determinarse con certeza si llegaron
allí en virtud del impulso comercial de Tula o como conse-
Páginas siguientes: Guerreros colosales, Tula, periodo Posclásico temprano. Zona arqueológica
cuencia del funcionamiento de una red regional. Sabemos que
de Tula, Conaculta-INAH. Foto JH. las aldeas agrícolas de los ríos sonorenses comerciaban con
86 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 87

península de Yucatán, fue prácticamente refundada hacia el


año 900 d.C. a un lado de la antigua ciudad del Clásico. En la
nueva Chichén se recrearon algunas de las principales imáge-
nes y estructuras de Tula: el pórtico de columnatas con planta
en L; el templo de los Guerreros, en cuya cúspide dos serpien-
tes emplumadas, erguidas, sirven de columnas para dar ingreso
a un recinto techado; los pilares con guerreros labrados en sus
caras; el chac-mool; los frisos de águilas y jaguares, e incluso
un tzompantli escultórico que reproduce el sartal de cráneos
tolteca. Acaso los refundadores de Chichén no hayan sido tol-
tecas emigrados sino fuertes grupos de mercaderes de filiación
maya –a quienes suele denominarse putunes–, acostumbrados
a visitar las ciudades nahuas y familiarizados con ellas. Lo que
de plano debemos descartar es que la arquitectura de la nue-
va ciudad haya sido diseñada por alguien que no conociera
Tula. Chichén Itzá fue la ciudad más poderosa de la penínsu-
Chac-mool, sacerdote que presenta ofrenda permanente, cultura Tolteca, periodo Posclásico
temprano. Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JH. la hasta 1300, si bien ejerció ese poder en alianza con Uxmal
y Mayapán. Esta última ciudad rompió la alianza y controló la
pueblos de la Sierra Madre, y hay indicios de contactos entre las región, al parecer en forma tiránica, hasta 1450. Pero el pres-
poblaciones serranas de Chihuahua y Durango y agricultores tigio de Chichén Itzá y el de su elite reformadora, identificada
de Arizona y Nuevo México. El asentamiento agrícola más com- con Kukulcán (nombre yucateco para Quetzalcóatl), persisti-
plejo en el extremo norte del territorio que hoy ocupa México ría hasta la conquista española.
fue Paquimé (también llamado Casas Grandes), en Chihua- Más allá de los vestigios materiales, Tula dejó una estela de
hua, donde se construyó un gigantesco multifamiliar de adobe, gloria entre los pueblos mesoamericanos; su fama excedió el
de cuatro pisos de altura, provisto de calefacción y drenaje, y ámbito nahua y siempre estuvo ligada al poder político y a la
rodeado de plataformas y plazas ceremoniales. Es muy probable idea de civilización. Otro tanto sucedió con Quetzalcóatl, el le-
que Paquimé haya sido una escala importante en el camino de gendario señor de los toltecas. Se decía, por ejemplo, que el
los grupos que llevaban productos mesoamericanos al norte. primer rey de los mayas quichés de Guatemala había sido con-
No es imposible que mercaderes procedentes de Tula hayan firmado en su cargo por Quetzalcóatl, a quien los quichés llamaban
llegado por lo menos hasta Paquimé, atraídos por la turquesa Kucumatz. También los mixtecos atribuían a Quetzalcóatl la
de los yacimientos de Nuevo México que circulaba en aquella fundación de las dinastías que gobernaban en el Posclásico.
región. Tanto los mayas como los mixtecos hacen referencia a Tula en
Como en su tiempo ocurrió con los teotihuacanos, los tol- sus relatos; los mayas afirman que los antepasados de sus se-
tecas tuvieron una presencia importante en la región maya, ñores venían de aquella ciudad, y los mixtecos dicen que el
aunque en este caso es mucho más difícil precisar el modo en gran rey conquistador Ocho Venado, El Jaguar, había viajado
que se produjo esa relación. La ciudad de Chichén Itzá, en la a Tula para ser confirmado en su cargo. Por su parte, la mayo-
88 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 89

Vista de la ciudad de Chichén Itzá, templo de Kukulkán, cultura Maya, periodo Posclásico
temprano. Zona arqueológica de Chichén Itzá, Conaculta-INAH. Foto JH.

ría de los pueblos nahuas del siglo XVI se refiere a Tula como de tradición indígena de la época colonial, la palabra se utili-
lugar de origen de sus linajes gobernantes: lo mismo chalcas, zó para hacer referencia a una ciudad maravillosa, mitológica,
que tetzcocanos, cholultecas, cuauhtinchantlacas, por supuesto habitada por dioses como Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, y tam-
mexicas, y otros más. bién se empleó como un sobrenombre para aludir a una serie
La profunda huella de Tula y Quetzalcóatl en la ideología de ciudades reales o históricas, como Cholula, Culhuacan, Te-
de los pueblos de Mesoamérica no se explica exclusivamente nochtitlan y la propia Tula de Hidalgo.
por la actuación de los toltecas de la Tula de Hidalgo, sus em- Lo que es común a todas las Tulas es su prosperidad, su di-
presas mercantiles y su fuerza militar. Hay algo más. La palabra mensión urbana, su alto grado de civilización y la sabiduría y
Tula (Tollan en su pronunciación náhuatl correcta) significa religiosidad de sus gobernantes. Tula era la ciudad por exce-
etimológicamente “juncal”, lugar donde abundan los juncos o lencia, la ciudad maravillosa, y también era cada uno de sus
tollin. La metáfora del juncal remite a la gran aglomeración de reflejos terrenales. Es muy probable que el prototipo de todas
gente característica de una urbe. En el conjunto de las fuentes las Tulas haya sido la más grande, poderosa y próspera ciudad
del México Antiguo, es decir, Teotihuacán. Allí se inició la tra-
90 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

dición urbana nahua y también el culto a Quetzalcóatl. En la


Tula de Hidalgo se fortaleció el antiguo mito, y al parecer se
originaron algunas ideas nuevas relacionadas con el ejercicio
del poder: el gobernante de esta Tula llevaba el nombre del dios
Quetzalcóatl y tenía la prerrogativa de confirmar en su cargo a
los soberanos de otras ciudades, lo cual hacía perforándoles el
septum nasal con una garra de águila y otra de jaguar.
La familiaridad de mayas y mixtecos con el concepto de
Tula y con el dios Quetzalcóatl refleja el impacto de la tradición
nahua en el sur. Este impacto había comenzado en la época
teotihuacana pero parece haber tenido mayores consecuencias
políticas y religiosas en la etapa tolteca. Ahora bien, el Kukul-
cán de los mayas podría ser el señor de Chichén Itzá, así como
la Tula a la que se refieren los mixtecos en sus fuentes bien podría
ser Cholula (Tollan Cholollan); esta última había conservado la
tradición teotihuacana durante varios siglos, mantenía fuertes
vínculos con Oaxaca y en el Posclásico tenía la reputación de
ser el principal santuario del dios Quetzalcóatl. Lo cierto es que
hubo varias Tulas y varios Quetzalcóatl, y que diferentes reinos
mesoamericanos, al menos en el Posclásico, se adhirieron a esa
leyenda y a esos símbolos como parte de una estrategia para
legitimar su posición de poder, para reconocer a una cabecera
y rendir homenaje a un tronco de nobleza.
Si los mexicas identifican a la Tula de Hidalgo como la ciu-
dad sagrada de Quetzalcóatl, y le atribuyen mayor importancia
histórica que a Cholula o a Teotihuacán es porque esa era “su
Tula”, su metrópoli. Los mexicas habían formado parte de las
provincias septentrionales del reino tolteca, quizá en la zona de
Querétaro, y habían descendido hacia el valle de México cuan-
do su metrópoli entró en crisis y se abandonó, algo antes del
año 1200 d.C. Aun en sus días de esplendor, los mexicas me-
rodeaban por la antigua ciudad de los atlantes y los chac-mooles,
escarbaban en busca de piezas que reciclaban como ofrendas en
Tenochtitlan, y se inspiraban en algunos diseños de la abando-

Lámina 1 del Códice Mendocino, siglo XVI. Bodleian Library, Universidad de Oxford.
92 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 93

Códice García Granados. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Conaculta-INAH.

nada ciudad para crear sus propias obras artísticas. Los mexicas ciudades, todas ellas populosas; los cronistas hablan de aglo-
se consideraban herederos directos de esa Tula, y a Teotihua- meraciones en calles y canales, y se sorprenden por el bullicio
cán la ubicaban en el tiempo más remoto, en el tiempo de la de las plazas de mercado: Chalco-Atenco, Xochimilco, Coyoa-
creación del mundo. cán, Culhuacan, Iztapalapa, Tetzcoco, Tlacopan, Azcapotzal-
La caída de Tula, al parecer en medio de graves conflictos, co, México-Tenochtitlan, México-Tlatelolco y decenas de villas
hacia el año 1200 d.C., marca el inicio del Posclásico tardío, medianas como Coatlinchan, Mixcoac o Tacubaya. Repartidos
etapa que concluye con la conquista española. en estos centros de población del valle de México vivían algo
más de dos millones de personas.
La mayoría de estas ciudades estaba bajo el dominio de
LOS SEÑORES DEL AGUA linajes de la nobleza nahua, pero en muchas de ellas había
población de otras etnias, particularmente otomí y matlatzin-
En vísperas de la conquista española, el valle de México vivía ca. Los nahuas usaban el término altépetl (que quiere decir
una etapa de florecimiento urbano formidable. Había muchas cerro de agua) para referirse a la ciudad, con su población y
94 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 95

un asunto de capacidad administrativa; era preciso respetar la


autoridad tradicional de los reinos sobre ciertas poblaciones y
grupos étnicos. Esto nos ayuda a entender por qué los mexicas
y los tetzcocanos, que acababan de derrotar en la guerra a los
tepanecas de Azcapotzalco, invitaron a Tlacopan, reino tepa-
neca también, a incorporarse en la alianza: había que contar
con el ascendiente que los tepanecas tenían sobre los pueblos
del occidente del valle y de la zona de Toluca, en particular los
matlatzincas; además, la plaza de mercado de Azcapotzalco
desempeñaba un papel crucial en la economía del valle.
La densidad demográfica y la complejidad urbana del valle
de México a principios del siglo XVI se sustentaban en una agricul-
tura muy próspera. En los dos siglos de historia precortesiana
a los cuales se refieren las fuentes coloniales con detalle sólo se
mencionan dos grandes hambrunas, resultado de sequías pro-
longadas. El alto rendimiento agrícola del valle se explica por
Axayácatl, tlatoani mexica, Códice Mendocino, siglo XVI. Bodleian Library, Universidad de Oxford. el uso generalizado del regadío, en tierra firme, y por el siste-
ma de chinampas, practicado en las islas y en las orillas del
sus tierras. Cada altépetl era dirigido por un tlatoani o rey, lago. Las tierras se abonaban con fango y con excremento de
quien era auxiliado por una nutrida burocracia de jueces, re- murciélago, y algunos cultivos se producían a partir de un sis-
caudadores, capitanes y otros administradores. Aunque cada tema de almácigos, que permitía colocar en cada parcela sólo
ciudad tenía bastante independencia en su administración in- las plantas más viables.
terna, había tres grandes reinos con mayor jerarquía que todos Los productos agrícolas de los nahuas del Posclásico eran
los otros; recibían tributo de los demás y podían convocarlos los mismos de los teotihuacanos, de los toltecas y de la mayoría
a participar en guerras o en obras públicas: estos tres reinos de los pueblos mesoamericanos: maíz, frijol, calabaza (especial-
eran Tlacopan, Tetzcoco y México-Tenochtitlan, la más famosa mente la especie Cucurbita pepo), chile, varios tipos de tomate,
de las alianzas triples del Posclásico. Tlacopan obtenía sólo chía, amaranto y algunos otros. Además, el valle era capaz de
una quinta parte de la tributación de los señoríos subalternos proporcionar muchos otros recursos comestibles no agrícolas:
y tenía poco peso en la alianza, mientras que Tetzcoco tenía gran variedad de peces, aves, ranas, insectos diversos, serpien-
una relación bastante simétrica con Tenochtitlan, excepto a la tes, conejos, venados y muchas especies más. En el fondo del
hora de hacer la guerra: no hay duda de que los mexicas eran lago había sal (en el sector de Tetzcoco), y en los bosques de
los líderes militares de la alianza. las cercanías era posible cultivar el maguey y obtener leña. Al-
La Triple Alianza era una necesidad; ningún reino del va- gunos frutales, como el tejocote y el capulín, completaban los
lle de México hubiera podido administrar solo el complejo recursos de la región.
sistema de rutas y plazas de mercado, provincias tributarias y Cada reino subsistía con la producción de sus propios súb-
redes de compromisos entre linajes nobles. Y no era nada más ditos más la que le tributaban otras poblaciones de su área de
EL MÉXICO ANTIGUO 97

influencia. Los productores de cualquier asentamiento debían


pagar un tributo en especie a sus señores, además de estar obli-
gados a participar en la guerra y en las obras públicas. Los
grandes reinos, como aquellos que integraban la Triple Alian-
za, recibían tributos de provincias distantes, y podían llenar
sus almacenes con plumas de quetzal y guacamaya, oro y jo-
yería elaborada, mantas decoradas, algodón, jade, cacao y
otros productos. Estos bienes suntuarios estaban reservados
para el uso de la nobleza y para las fiestas religiosas.
En todas las ciudades nahuas del valle de México había una
división básica de la población en dos grupos sociales: los nobles
o pipiltin (singular pilli) y la gente común o macehualtin (sin-
gular macehualli). Se era pilli o macehualli por nacimiento, y
sólo en casos excepcionales de valor militar un macehual podía
ingresar en las filas de la nobleza. Los macehuales eran agri-
cultores, pescadores, artesanos y trabajadores de otras especia-
lidades, que pagaban tributo a la nobleza. Los pillis se ocupaban
de tareas relacionadas con el gobierno, la justicia, la organiza-
ción de la guerra y el culto religioso, y vivían de los productos
que los macehuales tributaban a palacio y el tlatoani distribuía
periódicamente. Algunos pillis recibían el beneficio tributario
de manera directa; tal era el caso de los jueces, pues la produc-
ción de ciertas tierras estaba vinculada a ese cargo. Y había in-
cluso quienes poseían una especie de feudos, que podían vender y
heredar; eran los oficiales que se habían distinguido en acciones
de guerra y algunos nobles a quienes el tlatoani deseaba premiar:
ambos recibían tierras para que gozaran de su producción y dis-
frutaran de los servicios personales prestados por los campesinos
que las habitaban y trabajaban.
La legislación fortalecía las diferencias de clase y contribuía
a consolidar el prestigio y el poder de la nobleza. Los nobles
usaban vestidos y joyas que estaban prohibidos para el resto de
la gente. Aun en el supuesto de que pudiera comprarla en el

Guerrero águila, cultura Mexica, periodo Posclásico tardío. Museo del Templo Mayor,
Conaculta-INAH. Foto JIGM.
98 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 99

mercado, un macehual no podía utilizar una joya de jade, y si


lo hacía podía sufrir la pena de muerte. El vestido de los no-
bles era de algodón, y no de fibra áspera como el de la gente
del pueblo; las casas de los nobles eran más ricas, más altas y
mejor decoradas; los nobles podían tener muchas esposas, pe-
ro los macehuales no. Los nobles dormían en cómodos lechos
provistos de colchones de pluma, almohadones, sábanas de al-
godón y pieles de venado. Los macehuales vivían muy auste-
ramente.
Esta división de la sociedad en dos clases estaba matizada
por una serie de excepciones y anomalías. Los artesanos no es-
taban obligados a participar en las obras públicas y solamente
tributaban en especie; además, había artesanos muy presti-
giados que se vinculaban al palacio y vivían cómodamente, al
amparo de los señores. Los mercaderes tampoco tributaban
con trabajo, ni estaban obligados a ir a la guerra como el resto
de los macehuales: su servicio al reino se realizaba con la deli-
cada tarea del espionaje en las ciudades enemigas, a las cuales
ellos podían viajar sin despertar suspicacias. Los guerreros de
elite, águilas, jaguares, coyotes, guerreros del batallón otomí, Teocalli de la guerra sagrada, cultura Mexica, periodo Posclásico tardío. Museo Nacional de
llevaban una vida muy singular: se entregaban con una valen- Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
tía casi demencial al combate, y frecuentemente morían en el
campo de batalla o en la piedra de sacrificios de sus adversa- oficiales del ejército. A estos trabajadores se les da en algunas
rios, pero los días de paz gozaban de una situación de privilegio fuentes el nombre de mayeque (singular maye, poseedor de ma-
y reconocimiento social únicos, bailaban, bebían cacao, dis- nos). En la documentación colonial se presenta la situación de los
frutaban de la compañía de cortesanas; si algunos de estos mayeque como peor que la de los calpuleque, y ello se debía, al
guerreros llegaban a viejos, se dedicaban a instruir a los jóve- parecer, al peso excesivo de las cargas tributarias, en especie y
nes en las escuelas. trabajo, que debían pagar al noble titular de la tierra.
Entre los campesinos había quienes trabajaban una tierra También se matizaba y enriquecía la escala social en su ex-
que consideraban propia, por ser miembros de alguno de los mu- tremo inferior con aquella gente que vivía peor o en circunstan-
chos calpullis (barrios formados a partir de los antiguos clanes), cias más azarosas que los macehuales comunes. Las populosas
cuyo derecho de asentamiento había sido reconocido en la histo- ciudades del Posclásico dieron cobijo a vagabundos, delin-
ria de un altépetl. Estos trabajadores, nombrados en las fuentes cuentes y malandrines de diversa índole. En principio, todos
calpuleque (singular calpule), tributaban a su tlatoani. Pero ha- los individuos estaban sujetos y protegidos por la comunidad
bía también campesinos que trabajaban y vivían en tierras que a la que pertenecían, pero cuando un individuo llegaba a des-
habían sido conquistadas y otorgadas como feudos a nobles u prenderse de su comunidad, era imposible que se insertara en
EL MÉXICO ANTIGUO 101

otra; no le quedaba más recurso que la vagancia. Y tal cosa


podía ocurrir cuando un adolescente decidía escapar de la ca-
sa paterna, cuando alguien que había cometido un delito de-
cidía huir de la ciudad para evadir a la justicia o incluso
cuando una comunidad o una ciudad le aplicaba la pena del
destierro a uno de sus miembros por alguna falta grave. Así
surgieron, al parecer, los cargadores del mercado o tamemes
(de tlamama, el que carga), los mendigos, las prostitutas, los
ladrones y salteadores de caminos de que nos hablan las fuen-
tes. Algunas descripciones nos presentan de modo bastante
dramático a individuos andrajosos, desmelenados y llenos de
raspones, que se tambalean en las calles, mal dormidos o bo-
rrachos, en el límite de la humanidad; deambulando noctur-
nos en las plazas de mercado, en busca de los desperdicios
dejados por los tratantes.
La presencia de estos individuos sueltos nos impresiona y
nos resulta tanto más aberrante en cuanto es algo que sucede
en una sociedad rigurosamente corporativa. Entre los nahuas
del valle de México se pertenecía a un calpulli de trabajadores,
a una tribu de mercaderes o a un linaje noble. No pertenecer
equivalía, casi, a no ser. Los linajes nobles estaban escrupulo-
samente documentados en los códices. La poliginia pertinaz
permitía a las familias dirigentes formar una corte al cabo de
una generación; podía haber una burocracia copiosa y sin em-
bargo cubierta por auténticos parientes del soberano. Respecto
a las comunidades de trabajadores, los calpullis (singular cal-
pulli, plural calpultin), sabemos que constituían la célula fun-
damental de toda la organización social prehispánica. Hemos
debatido bastante si se trataba de grupos gentilicios, a manera
de clanes, o si eran demarcaciones administrativas construidas
por la administración estatal. Las fuentes documentales, a fin
de cuentas, indican que la respuesta está en un término medio:
no hay duda de que en los calpullis había lazos de sangre: sus

Xochipilli, dios de la música y la danza, cultura Mexica, periodo Posclásico tardío.


Museo Nacional de Antropología, Conaculta-INAH. Foto JIGM.
102 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 103

hacer bromas. Cada calpulli reconocía a un jefe, al cual algu-


nas fuentes denominan “hermano mayor”; este jefe tomaba
las decisiones pertinentes con el auxilio de un consejo de an-
cianos. Las reuniones de este consejo y de los padres de familia
de cada barrio se verificaban en una casa comunal.
El tlatoani contaba con recaudadores y capataces que se
encargaban de supervisar la tributación que cada calpulli debía
pagar, y de organizar la participación de la gente del calpulli
en las obras públicas. Además, los muchachos de los calpullis
estaban obligados a acudir a una especie de escuela en la cual re-
cibían adiestramiento militar, cuyo nombre náhuatl era tel-
pochcalli, casa de jóvenes. En estas telpochcalli los muchachos
del pueblo recibían instrucción de los guerreros experimenta-
dos, y quienes se distinguían por su valentía podían ascender
hasta convertirse en capitanes o guerreros de elite, auténticos
Piedra de Tízoc, cultura Mexica, periodo Posclásico tardío. Museo Nacional de Antropología, héroes a los ojos de aquella sociedad.
Conaculta-INAH. Foto JIGM.
Los jóvenes nobles acudían también a la escuela –la que
las fuentes denominan calmécac–; allí recibían una educación
miembros estaban emparentados y reconocían antepasados más estricta y claramente orientada a las tareas de dirigencia:
comunes, pero al mismo tiempo, una vez establecidos en una estrategia militar, sacerdocio, gobierno. Algunos de estos jóve-
ciudad y sometidos a sus leyes, los calpullis funcionaban co- nes permanecerían en los templos como sacerdotes del reino y
mo unidades administrativas para efectos de recaudación y otros se incorporarían a las tareas de administración y gobier-
participación en la guerra y en el culto religioso. Había un lími- no. En el calmécac se vigilaba con esmero la conducta de los
te para la injerencia del tlatoani en los asuntos de los calpullis, jóvenes y se buscaba evitar que entablaran relaciones con mu-
pero asimismo había un límite en la autonomía de estas comu- jeres. En las telpochcalli, por el contrario, la disciplina era más
nidades, y ese límite lo imponía su compromiso de obediencia relajada, y al parecer ocurría con frecuencia que los mucha-
a un poder superior, de naturaleza política. Los motivos de chos tuvieran aventuras con muchachas de su misma condición,
las comunidades para pertenecer a ese orden político saltan a la a quienes conocían en las prácticas de danza vespertinas que
vista: vida urbana, mercado, protección militar e incluso pro- se realizaban en la cuicacalli o casa del canto.
tección divina. La pertenencia a una unidad mayor, a un reino, se refren-
Los calpullis tenían una intensa vida propia dentro de sus daba con la participación en las fiestas religiosas de la ciudad,
barrios urbanos. Rendían culto a su propio dios patrono, con- que eran muchas a lo largo del año. Los jóvenes en edad esco-
tribuían con trabajo rotativo al mantenimiento de su templo y lar ejecutaban danzas y se involucraban en juegos y escara-
a la protección de los desgraciados de la propia comunidad, muzas rituales, y toda la población contemplaba aquellos ritos
organizaban sus festividades y se reunían cotidianamente en que se realizaban en lo alto de los templos del recinto sagrado
las plazas y callejuelas del barrio para descansar, conversar, central, y participaba más activamente en aquellos que tenían
104 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 105

lugar en las calles y plazas de la ciudad y en los santuarios de


los alrededores.
Los ritos más intensos de cuantos se celebraban en las ciu-
dades nahuas tuvieron que ser aquellos que involucraban la
muerte de algunos seres humanos. Los mexicas se distinguie-
ron entre todos los pueblos del México Antiguo por el frenesí
con que practicaron el sacrificio humano, en varias modalida-
des. A veces era preciso sacrificar a decenas de bebés para
agradar a Tláloc, dios de la tormenta y la lluvia; se les arrojaba
en remolinos de agua o se les sacrificaba en altares levantados en
las montañas. En una de las fiestas anuales se decapitaba a
una anciana, y un guerrero corría por la ciudad, sujetando por
el pelo la cabeza cercenada y agitándola en todas direcciones.
Para rendir culto a Xipe, dios de la primavera, un sacerdote
deambulaba cubierto con la piel de un sacrificado… La herida,
el desmembramiento, la muerte, eran una presencia constante
en la ciudad de Tenochtitlan y en otras ciudades vecinas. La
población tenía oportunidad de sobreponerse a estas escenas
dramáticas participando en la catarsis de las diversiones pú-
Pectoral de oro, cultura Mixteca, periodo Posclásico tardío. Museo Nacional de Antropología,
blicas: juegos callejeros, ritos con aspectos chuscos como el del Conaculta-INAH. Foto JIGM.
palo ensebado y comedias ridículas en las cuales la gente podía
burlarse de muchachos vestidos de abejorros que tropezaban y
caían de una cornisa, o de actores que fingían ser viejos, tullidos, EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA
enfermos.
Además de su significado religioso, no cabe duda de que Para la época de la conquista española, la Triple Alianza, con
algunas jornadas sacrificiales tenían por objeto exhibir la fuer- Tenochtitlan a la cabeza, había logrado extender sus dominios
za militar de los ejércitos de la Triple Alianza. La campaña hasta territorios de ambas costas, y, en dirección de norte a sur,
contra la Huasteca emprendida por Ahuítzotl, el más belicoso desde Querétaro hasta Oaxaca, además de controlar la zona del
de los tlatoanis mexicas, culminó con el sacrificio de miles y Soconusco, en Chiapas. La llanura costera del Golfo de México
miles de enemigos, hombres, mujeres y niños, que durante cua- había sido sometida. Las prósperas ciudades de los totonacos,
tro días y sus noches formaron cuatro filas frente a las escali- provistas de calles empedradas, redes de canales para el riego
natas de otros tantos templos del valle de México, en espera y el drenaje, huertas, centros ceremoniales amurallados, y abun-
de su turno para subir a la piedra de los sacrificios. Mientras dancia de maíz, cacao, vainilla, frutas, algodón, maderas y otros
marchaban a la muerte hacían un canto triste de ave, como productos, recibían periódicamente la incómoda visita de los
era la costumbre. recaudadores de tributo enviados por los mexicas; además es-
taban obligadas a proteger y albergar a los mercaderes que cru-
EL MÉXICO ANTIGUO 107

zaban el área en expediciones promovidas desde las ciudades de


los aliados. Por otra parte, los huastecos, vecinos septentriona-
les de los totonacos, desafiaron constantemente la estrategia de
la expansión mexica: más tardaban los mexicas en regresar a
casa para celebrar su victoria militar sobre los huastecos, que
los huastecos en declararse insumisos y negarse a pagar tributo.
Las fuentes coloniales atribuyen a varios tlatoanis la conquis-
ta de la Huasteca, señal inequívoca de que ninguno de ellos la
había consumado efectivamente.
En el sur, los mexicas lograron imponer sus condiciones de
tributo y comercio a los reinos mixtecos de la sierra y del valle
de Oaxaca, así como a los zapotecos del valle. Pero había varios
reinos independientes en la costa agrupados en torno al lide-
razgo de Tututepec, y en el istmo. En lo que hoy es Guerrero, los
tlapanecos eran tributarios de la Triple Alianza, pero hubo lo-
calidades que ofrecieron una resistencia tenaz. El señorío de Te-
loloapan, rico productor de cacao, se negó insistentemente a
aceptar el paso de las caravanas comerciales protegidas por los
mexicas, y fue víctima de la más atroz guerra de aquel tiempo:
la población fue exterminada (el exterminio alcanzó incluso a los
perros y a los guajolotes de la localidad) y el señorío fue repo-
blado con colonos nahuas enviados desde el valle de México.
Las rústicas jefaturas de Yopitzinco, en cambio, nunca fueron
sometidas, y sus habitantes, emparentados lingüísticamente con
los apaches, llegaron a atacar ocasionalmente a pueblos tribu-
tarios e incluso a guarniciones de los mexicas.
En el occidente la Triple Alianza encontró una frontera im-
penetrable. El reino tarasco, con su centro en el lago de Pátzcuaro,
regido por otra triple alianza, la de Ihuatzio, Tzintzuntzan y
Pátzcuaro, se extendía por todo Michoacán y parte de los actua-
les estados de Guerrero, Colima, Jalisco y Guanajuato. El uso
que los purépechas hacían del cobre para ciertos instrumentos de
labranza y algunas armas ha llevado a varios investigadores a

Lámina 7, Matricula de tributos. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia,


Conaculta-INAH.
108 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL MÉXICO ANTIGUO 109

proponer que en Michoacán se estaba gestando el cambio cuali- EPÍLOGO


tativo que la tecnología mesoamericana, de tipo neolítico, no había
visto en toda su historia. Sin embargo no hay evidencias firmes Los totonacos vieron en Cortés un aliado aceptable para sacu-
de una producción agrícola sustancialmente distinta a la del dirse el dominio mexica, y sería un disparate reprocharles esa
resto de los pueblos mesoamericanos, ni de una ventaja militar alianza, pues no tenían modo de saber, por ejemplo, que después
semejante, por ejemplo, a la que los asirios tuvieron en el Viejo vendrían la viruela, la tosferina y el tifo, y que sus ciudades que-
Mundo con sus espadas de hierro. Los purépechas defendieron darían desiertas y sus milpas y huertas se convertirían con el
bien su territorio; usaron murallas, pequeños fortines, puntos de paso del tiempo en pastizales. Los tlaxcaltecas cesaron su resis-
vigilancia; organizaron sus campañas militares con un mando tencia inicial y optaron por aliarse a los españoles porque les
unificado, y lograron resistir a los ejércitos enviados desde los pareció que esa alianza garantizaría, precisamente, la integridad
valles centrales de México. Por lo demás, sus ciudades, su ar- de su territorio; ellos no debían lealtad alguna a los mexicas,
quitectura, su vestuario, incluso su escritura y su producción más bien todo lo contrario, eran sus enemigos. Desde el arribo
artística fueron notablemente más austeros que los que caracte- de Cortés a Yucatán hasta la conclusión del sitio de Tlatelolco
rizaban a los nahuas desde la época teotihuacana. con la captura de Cuauhtémoc, hubo muchos señoríos que, tras
Por lo que se refiere a la región maya, las zonas de mayor ser derrotados en combate o después de haber celebrado un
concentración demográfica y con mayor número de ciudades acuerdo con Cortés, se sumaron a sus filas. La conquista de Te-
estaban en los altos de Chiapas y Guatemala y, sobre todo, en la nochtitlan fue una victoria de los tlaxcaltecas, de los tetzcocanos,
península de Yucatán. Tras la caída de Mayapán había no me- de los totonacos y de muchos otros grupos indígenas: fue la úl-
nos de diecisiete señoríos independientes en la península, pero tima guerra del México prehispánico, dirigida sin embargo por
esta fragmentación no fue óbice para el despliegue de una eco- un pequeño ejército que no pertenecía a esa historia.
nomía bastante próspera, que se beneficiaba con el intenso flujo Con la caída de la capital mexica los españoles controlaron
comercial costero. El puerto de Tulum, en Quintana Roo, era buena parte de los antiguos territorios sometidos a la Triple
un enlace vital entre las rutas navegables que unían la península Alianza; en los tres años subsecuentes, con algunas batallas y
con Centroamérica y el Caribe, y las vías pedestres que se diri- numerosos pactos, lograron sujetar a la corona de Castilla in-
gían hacia Tehuantepec y, de allí, a los territorios controlados cluso aquellos territorios que se habían mantenido indepen-
por la Triple Alianza. Los mayas comerciaron con los nahuas dientes: Michoacán, Metztitlán, Tututepec, Tehuantepec y
del Posclásico tardío, y los mexicas no tuvieron la fuerza de los varias localidades de los altos de Chiapas y Guatemala. La
teotihuacanos para irrumpir en aquellas tierras. En realidad, la conquista de Yucatán fue mucho más lenta y quedó inconclusa
capacidad de expansión territorial de la Triple Alianza de Mé- por cerca de doscientos años; el señorío de Tayasal, refugiado
xico, Tetzcoco y Tlacopan parece precaria si se la compara con en el lago Petén-Itzá, no fue sometido sino en 1697. El domi-
el estable y extenso dominio imperial teotihuacano. nio y ocupación de la Sierra Madre Occidental y del conjunto
de las tierras situadas al norte de Mesoamérica, pobladas por
cazadores-recolectores y algunos agricultores aldeanos, fue una
tarea que ni siquiera concluyó en los tres siglos de la historia
colonial.
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760

BERNARDO GARCÍA MARTÍNEZ

L A SEGUNDA GRAN ETAPA DE LA HISTORIA DE MÉXICO es la época


colonial. Tal definición corresponde a los años de la domina-
ción española, en los que el país (ya se le puede llamar así)
adquirió unidad política bajo el nombre de Nueva España. Por
esa razón se ha considerado tradicionalmente que la época co-
lonial, también llamada novohispana, dio inicio tras la caída
de México-Tenochtitlan en 1521 y concluyó con la proclama-
ción de independencia tres siglos después.
Pero tal precisión cronológica es válida sólo en lo relativo a
la existencia formal de Nueva España como unidad política y no
es aplicable a otros aspectos. En lo económico y social, por ejem-
plo, o en lo demográfico y cultural, no se puede hablar de un
periodo que empezara en 1521 y terminara en 1821. En estas
cuestiones sería improcedente tratar de señalar fechas precisas.
La economía de mercado, por ejemplo, se fue transformando
paulatinamente a medida que los españoles expandían sus ac-
tividades comerciales, agropecuarias y mineras a lo largo del
siglo XVI, pero la economía de subsistencia de los tiempos pre-
hispánicos persistió a su lado, y tanto una como otra pasaron

Traslado de la imagen y estreno del santuario de Guadalupe (detalle), Manuel de Arellano,


óleo sobre tela, 1709. Colección particular.
112 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 113

con un momento en que casi todo el mundo experimentó las


grandes transformaciones que siguieron a los viajes de Colón
y los sucesivos contactos e intercambios de Europa, África,
Asia y América. Pero las fechas finales son muy dispares porque
los cambios involucrados no calaron tan hondo o no coinci-
dieron en el tiempo. Puede convenirse, sin embargo, en que
hubo importantes transformaciones de diversa índole –políticas,
sociales, económicas, culturales– que se iniciaron más o menos
hacia 1760. Ésta es una fecha aceptable para poner fin a esa
etapa de la historia de México que se inició cuando los espa-
ñoles llegaron a tierras mesoamericanas. La seguiremos lla-
mando colonial por costumbre y conveniencia, a sabiendas de
que excluimos los últimos cincuenta o sesenta años de la do-
minación española. Éstos pueden considerarse en un conjunto
Descubrimiento del estrecho de Magallanes en 1520, litografía, siglo XIX. Colección particular.
aparte que abarca también –a pesar de la ruptura política– los
Páginas siguientes: Typvs Orbis Terrarvm, Abraham Ortelius, 1592. Colección particular. años posteriores al proceso de la independencia.

por los años de la independencia sin alterarse en lo esencial. Sí


hubo una sacudida económica a principios del siglo XIX, pero la EL PERIODO FUNDACIONAL, 1519-1610
causa principal fue la acometida fiscal emprendida por Espa-
ña en 1804. La población experimentó un drástico descenso La irrupción de los conquistadores, 1519-1530
demográfico entre 1519 y 1575, tras lo cual pasó a unos años
de relativa estabilidad y luego a un periodo de crecimiento que El inicio de la época colonial estuvo asociado a una serie de
se vio alterado hacia 1736, pero no en 1821. La historia am- acontecimientos muy llamativos que comenzaron con la llega-
biental, que estudia el impacto humano sobre el medio físico, da de los españoles y su primera penetración en Mesoamérica.
reconoce que la conquista ocasionó cambios muy importantes Con ello empezó la conquista, término que debe entenderse no
en el paisaje mesoamericano –como ocurrió con la introduc- sólo como el desenlace de una victoria militar sino como un
ción de la ganadería–. Pero para la historia ambiental el fin de complejo proceso de enfrentamientos y acomodos que se pro-
la época colonial no tiene un significado especial, y en cambio longó hasta alrededor de 1560. La conquista, entendida así,
le resulta más importante señalar un límite cronológico hacia cubrió poco más de cuarenta años (repartidos en una fase ini-
1780, cuando se inició el corte de madera en gran escala para cial y otra de consolidación), tras los cuales hubieron de pasar
la construcción naval, o hacia 1880, cuando los ferrocarriles todavía otros cincuenta para que el producto de la conquista,
provocaron cambios muy profundos en el uso del suelo. o sea Nueva España, dejara atrás los años formativos de su
Resultado de lo anterior es que la época colonial puede aco- periodo fundacional para entrar en una fase de madurez.
modarse entre distintos límites temporales según de lo que se Antes de entrar en el detalle de los acontecimientos iniciales
trate. Las fechas iniciales no varían mucho porque coinciden debe hacerse una reflexión sobre el contexto en que ocurrieron.
116 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 117

Este asunto nos remite a la expansión de la economía y la cultu- Estos acontecimientos, que siguieron a la expulsión de los
ra europeas a partir de las exploraciones marítimas portuguesas musulmanes de la Península Ibérica, coincidieron en 1492 con
que, desde mediados del siglo XV, llevaron al establecimiento de la consolidación de la monarquía en las coronas de Castilla y
enclaves comerciales en algunos puntos de las costas de África, Aragón, reafirmada al poco tiempo con el ascenso al trono de
India y el Sudeste asiático, así como a la ocupación de Cabo Carlos I de Habsburgo, de la Casa de Austria, que fue al mismo
Verde, las Azores y otras islas del Atlántico. Estos movimien- tiempo, con el nombre más difundido de Carlos V, emperador
tos estuvieron alentados por la demanda europea de especias de Alemania. Respaldada por su unificación, por la fuerza po-
y sedas, y en el caso de las islas por el interés en sembrar caña lítica de su nuevo rey y por las ventajas económicas obtenidas
de azúcar. Como algunas de estas islas estaban deshabitadas y de América, España se encaminaba a ser la potencia domi-
en otras la población nativa fue diezmada, la economía azuca- nante del mundo europeo.1 Este prospecto se hizo realidad con
rera fue construida sobre la base del trabajo esclavo. Así, el la conquista de México y luego con la de Perú, resultado del
primer movimiento significativo de población que ocurrió en avance de los españoles más allá de las islas, es decir, en el
este contexto fue el de los esclavos africanos de las costas de continente propiamente dicho.
Guinea y Angola comprados por los portugueses, y a veces cap- Al mismo tiempo el Continente Americano, aún no llamado
turados por ellos mismos para trabajar en esas islas. Las activi- de este modo pero sí definido como Nuevo Mundo, empezaba
dades de los portugueses fueron copiadas por sus vecinos los a participar de un circuito de intercambios que poco a poco
castellanos en las islas Canarias. iba abarcando todo el planeta. Estos intercambios involucra-
El deseo de los reyes de Castilla y León por participar de ron personas, animales, plantas, metales, manufacturas y todo
manera más activa en los circuitos comerciales que se estaban lo asociado a ello, desde las enfermedades hasta la cultura.
formando fue lo que los llevó en 1492 a financiar el viaje de Naturalmente, tales movimientos se manejaron de modo de
Cristóbal Colón en busca de la India, con los resultados que son satisfacer prioritariamente los intereses europeos, o españoles
bien conocidos. La ocupación española de las islas del Caribe, en particular, y de ello derivó la situación colonial de depen-
especialmente Cuba, Jamaica, Santo Domingo y Puerto Rico, dencia que marcó a América en los siglos por venir.
fue en buena medida réplica de la experiencia de las Canarias: Tal es, a grandes rasgos, el contexto en que ocurrieron los
ocupación violenta, producción de azúcar, colapso de la pobla- acontecimientos asociados al inicio de la época colonial en
ción nativa, e introducción de esclavos africanos. Hubo sin em- México. Éstos, ya en concreto, tuvieron su origen en Cuba,
bargo algo diferente, y fue el interés castellano por emigrar a donde los españoles tenían casi veinte años de haberse esta-
esas nuevas tierras, formar asentamientos fijos y con gobierno blecido. Deseando expandirse, organizaron varias expediciones.
formal, crear un cierto orden jurídico, mantener lazos cons- Una de ellas, encabezada por Francisco Hernández de Cór-
tantes con la tierra de origen, trasladar ganadería y diversas
actividades agrícolas, en fin, reproducir en lo posible el entorno 1 El uso del nombre España y del gentilicio españoles en el contexto de los siglos XVI y XVII

cultural y social de Castilla. Esto se explica porque esta región es relativamente inexacto, porque las diversas monarquías de la Península Ibérica man-
tenían su individualidad y no existía un “reino de España”. Casi siempre que se habla aquí
tenía un crecimiento demográfico alto y una economía incapaz de España se trata del reino de Castilla, y los españoles son castellanos (o bien extreme-
de satisfacer las necesidades de gran parte de su población. ños o andaluces, que eran súbditos de la misma corona), pero no, por ejemplo, aragone-
ses o catalanes. Hecha esta aclaración, debe observarse que desde la perspectiva
Luego fueron los portugueses quienes siguieron los pasos de los americana, y sobre todo desde la Nueva España, la referencia a España y los españoles es
castellanos, reproduciendo el proceso en las costas de Brasil. justificable y se ha hecho de este modo desde el siglo XVI.
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 119

doba, los condujo en 1517 a la costa de Yucatán. Esta expedi-


ción, que más bien fue un viaje de exploración, dio lugar al pri-
mer contacto entre el mundo europeo y el mesoamericano.
A esta primera expedición siguió otra y a continuación una
tercera en la que ya eran claros los propósitos de conquista,
asunto que implicaba precisar (entre los españoles) diversas
cuestiones jurídicas que definieran y regularan los privilegios
o derechos a que aspiraban los conquistadores. Esta tercera
expedición, organizada por Hernando Cortés, se desprendió
de su tronco cubano en 1519 mediante el recurso de fundar
una población –Veracruz– y erigirle un cabildo (ayuntamien-
to o cuerpo de gobierno local según la tradición castellana).
Así pudo justificar y organizar de manera autónoma su incur-
sión al interior. El avance, que tuvo algunos episodios militares,
llegó a su clímax con la entrada de los españoles en México-Te-
nochtitlan a fines de ese mismo año. Para lograr sus metas Cor-
tés se sirvió de varias maniobras políticas, y especialmente de
una alianza que celebró con los señoríos tlaxcaltecas.
Cabe recordar que Mesoamérica comprendía por entonces
centenares de señoríos, es decir, pequeños estados o cuerpos
políticos que disfrutaban de diferente grado de autonomía. En
náhuatl se les llamaba altépetl. Aunque el concepto tenía equi-
valentes en otras lenguas indígenas, la palabra náhuatl era la
más difundida; luego, los españoles la tradujeron como pueblo
de indios. Casi todos estaban encabezados por un gobernante
o “señor” hereditario, que de hecho era un pequeño rey y el
personaje que encarnaba la legitimidad política (tlatoani en
náhuatl, que los españoles tradujeron como cacique). Los se-
ñoríos eran las unidades básicas de la organización política
prehispánica. Muchos eran tributarios de la Triple Alianza (la
estructura imperial entonces dominante), pero otros, como los
tlaxcaltecas, eran independientes.
La entrada de los españoles en México-Tenochtitlan, si bien
pacífica en lo formal, se convirtió a los pocos días en una ocu-

Carlos V (detalle), anónimo, óleo sobre tela, siglo XVI. Museo Nacional de Historia. Conaculta-INAH.
120 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 121

pación militar apoyada en el sometimiento y prisión del mo- quista y celebraron durante toda la época colonial). La guerra,
narca mexica, Moctezuma. Tal ocupación se prolongó durante sin embargo, no se limitó a esta acción, sino que se extendió a
siete meses, de noviembre de 1519 a junio de 1520, tiempo que otros señoríos –tanto de la Triple Alianza como independien-
los españoles aprovecharon para obtener información y recur- tes– y se prolongó hasta 1525 o 1526. Los españoles triunfaron
sos, pero sobre todo para establecer alianzas con otros señoríos en todas sus acciones militares, no sin intensas batallas y gran-
de un modo que no contradijera las prácticas políticas meso- des dificultades (de lo que se sabe poco, pues la mayoría de
americanas. En este lapso la integridad política de la Triple las fuentes se limita a narrar el sitio de México-Tenochtitlan).
Alianza se fracturó, aunque al mismo tiempo se generó el mo- Simultáneamente, diversas presiones y manipulaciones políti-
vimiento de resistencia mexica que culminó con la deposición cas condujeron al sometimiento sin violencia, o al menos sin
de Moctezuma y la expulsión de los españoles y sus aliados (epi- lucha armada, de muchos señoríos más del centro y sur del
sodio conocido por éstos como Noche Triste y que habría de país, entre los que destacó por su tamaño e importancia polí-
adquirir un lugar importante en la historia popular). tica el reino de Michoacán.
Casi enseguida se presentó en tierras mexicanas una epidemia El resultado directo del proceso referido fue el estableci-
de viruela cuyo efecto devastador fue inmediato. La enferme- miento de una relación formal de dominio entre los españoles y
dad brotó en Veracruz hacia mayo de 1520, introducida por cada uno de los señoríos, que en total rebasaban la cifra de qui-
un grupo español leal a los intereses cubanos que llegó a ese lu- nientos. El asunto implicó una intensa actividad política de
gar intentando detener a Cortés (la expedición de Pánfilo de 1522 a 1525, llena de discusiones, negociaciones y ajustes a
Narváez). La viruela era uno de los componentes del mencio- menudo violentos. Para establecer dicha relación se recurrió al
nado circuito de intercambios que iba abarcando todo el plane- sistema de la encomienda, que consistía en la asignación for-
ta, y hasta ese momento era desconocida en Mesoamérica. Por mal de cada señorío a un conquistador en particular, el cual
ello su población resultó extremadamente vulnerable al conta- quedaba como encomendero de ese señorío. Tal sistema impli-
gio: en menos de un año se había extendido hasta el interior caba, por una parte, que los señoríos conservaran su carácter
causando la muerte de no menos de tres millones de personas. de cuerpo político, sus funciones de gobierno y su capacidad de
Algunos cálculos elevan esta cifra a diez millones. recaudar tributos, y, por otra, que entregaran a su encomende-
Fue entonces cuando empezó la guerra propiamente dicha ro parte sustancial de ese tributo. Los encomenderos quedaban
de la conquista de México: una lucha sumamente violenta obligados a mantenerse en alerta militar y a cuidar de que no
y desigual en la que caballos y armas de fuego, haber exclu- hubiera vuelta atrás en las victorias y alianzas de los españoles.
sivo de los españoles, dieron la ventaja a éstos. El episodio Ciertos señoríos, los considerados de grande o especial impor-
dominante de la guerra fue el sitio de México-Tenochtitlan, tancia (el propio México y los tlaxcaltecas, por ejemplo), fueron
que a pesar de verse debilitada por la viruela resistió a lo largo puestos bajo el control de los representantes de la corona.
de un año que culminó con la toma de la ciudad y la captura de La instauración de un gobierno central representante de la
su último rey, Cuauhtémoc, el 13 de agosto de 1521 (fecha corona de Castilla se fue cumpliendo al tiempo que los con-
que los españoles tomaron como símbolo del triunfo de la con- quistadores consolidaban sus logros en nombre del rey. El pri-
mer paso en este proceso fue un formalismo político que ideó y
Páginas siguientes: Biombo de la Conquista de México-Tenochtitlan (detalle), anónimo,
legitimó al Reino de la Nueva España como sucesor del “impe-
óleo sobre tela. Colección Banamex. rio de Moctezuma” (es decir, la Triple Alianza). En congruencia
124 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

con esta idea los conquistadores decidieron reedificar la derro-


tada y semidestruida ciudad de México para erigirla como
capital de la nueva conquista (soslayando los problemas deri-
vados de su ubicación lacustre). Al margen de estas medidas
de enorme contenido simbólico, la instauración de tal gobierno
implicó la conformación de diversos cargos y funciones, espe-
cialmente en cuanto a recaudación fiscal y administración de
justicia, asuntos de gran importancia para la corona. Ésta, por
su parte, consideró pertinente desligar ciertas provincias o
regiones de la esfera de poder de México, de modo tal que
dispuso la creación de gobiernos aparte en Pánuco (sólo por
breve tiempo), Guatemala (desde 1527) y Yucatán (de 1527
a 1549 y de nuevo a partir de 1565).
Simultánea a lo anterior fue la llegada de numerosos espa-
ñoles que desde 1522 o 1523 hicieron sentir su presencia cada
vez más numerosa. Se les llamó pobladores para distinguirlos
de los conquistadores militares, con quienes tuvieron forzosa-
mente que acomodarse aunque poco a poco sus intereses fueron
divergiendo. Unos y otros, pero sobre todo los pobladores, se
abocaron a fundar varios centros de población (que formali-
zaron erigiendo un cabildo en cada uno) y a establecer lazos
comerciales tanto internos como con las Antillas y España.
También activaron el traslado de animales, plantas y objetos
europeos a Nueva España, así como la difusión de prácticas
ganaderas, agrícolas y manufactureras. Con ello se sembraron
las semillas de lo que habrían de ser, con el tiempo, regiones
bien definidas y culturalmente hispanizadas, como ocurrió,
por ejemplo, alrededor de la más relevante de esas fundacio-
nes, la de la Puebla de los Ángeles en 1531.
No menos importante fue, dentro de todo el contexto citado,
el arribo de frailes de las órdenes mendicantes (franciscanos,
dominicos y agustinos) a partir de 1524, y el paulatino estable-
cimiento de sus doctrinas o bases de evangelización y adminis-

Frailes agustinos en el convento de Culhuacán, anónimo, pintura mural, siglo XVI.


Conaculta-INAH.
126 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 127

tración eclesiástica en cada uno de los señoríos sometidos. Los entonces sus metas, que eran las de permanecer, obtener rique-
religiosos gozaban de gran prestigio y eran de importancia ca- zas y otros beneficios, imponer sus valores, mantener un nivel
pital para la justificación ideológica de la conquista, pues en el aceptable de seguridad? Sólo delegando las funciones y el tra-
contexto del pensamiento cristiano ésta sólo era aceptable si bajo que ellos no podían llevar a cabo, es decir, estableciendo
aducía como fin último la conversión de los paganos. En la prác- un sistema de dominación indirecta. Mesoamérica permitía ha-
tica los frailes, o frailes doctrineros, realizaron su labor con el cerlo, tanto por el antecedente de la Triple Alianza (que en gran
apoyo de los encomenderos y, sobre todo, de los señores nati- parte se había basado en un sistema de dominación igualmen-
vos; además, dependieron del tributo para su sustento. Con esta te indirecto), como porque poseía un sistema político, social y
base operativa, y fortalecidos por la intensidad con que se en- económico que se avenía con ese fin. La clave de ello estaba en
tregaron a su causa, pudieron difundir en poco tiempo diversas la continuidad de los señoríos, que significaba continuidad en las
prácticas religiosas, como los bautismos, la asistencia a misa funciones de gobierno, la administración de justicia, el mante-
(que se acompañaba de música, cantos y fiestas diversas) y el nimiento del orden, la organización del trabajo y el cobro de
culto a los santos, e igualmente hicieron valer normas cristianas los tributos. Estos principios fueron llevados a la práctica gra-
a propósito de la sexualidad y el matrimonio. cias a la agudeza política de Cortés. Pudiera parecer paradóji-
co, pero fueron centenares los señoríos que pasaron por esos
* * * años de enormes sacudidas sin cambio alguno en sus linajes go-
bernantes, su composición social, su vida económica, sus térmi-
Los acontecimientos referidos motivan una serie de observa- nos territoriales, sus posesiones, su relativa autonomía y su
ciones para caracterizar adecuadamente esos años iniciales de cultura básica. El arreglo, después de todo, también les era con-
la época colonial. La primera observación es que el mundo veniente, o al menos lo fue para las elites gobernantes, que
mesoamericano vivió cambios radicales, pero también hubo mantuvieron –por el momento– su posición de privilegio.
permanencias y continuidades. La más llamativa de ellas fue Mucho más conflictiva fue la relación entre los propios espa-
la de los señoríos, conservados como pieza clave del gobierno ñoles. Los conquistadores compitieron fieramente por las mejores
local, del sistema tributario y de la evangelización. La conti- posiciones, como las encomiendas más redituables o los primeros
nuidad fue evidente en aquellos que concertaron alianzas con puestos del gobierno. El buen juicio de algunos se vio opacado
los conquistadores, y muy señaladamente en los señoríos tlax- por la codicia, irresponsabilidad y violencia de los más, y para
caltecas (que mantuvieron un estatus privilegiado durante to- 1525 se habían enfrascado en pleitos tan viscerales que todo el
da la época colonial), pero también se dio en los sometidos a proyecto de la conquista estuvo a punto de colapsarse. La inter-
la fuerza. En la mayoría de éstos, consumadas las acciones mi- vención de la corona –que estableció una audiencia o tribunal
litares los españoles impusieron señores nuevos, aliados suyos, de justicia con facultades de gobierno en 1528–, y la llegada de
que mantuvieron vivas las instituciones locales. religiosos y otros pobladores mitigaron esa inestabilidad, aunque
La explicación de esta continuidad es muy sencilla: los es- introdujeron otros elementos de conflicto. El mayor de ellos es-
pañoles eran pocos y tenían limitada capacidad de acción. Se tuvo representado en la persona de Nuño de Guzmán, quien en-
habían colocado en una posición dominante, pero no podían cabezó un nefasto gobierno como primer presidente de la
(ni querían) encargarse de las infinitas tareas de gobierno que audiencia y luego emprendió la conquista de la Mesoamérica
demandaba un país tan grande y variado. ¿Cómo se cumplirían occidental con métodos mucho más violentos y menos políticos
128 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 129

anterior fue una etapa tranquila, pero, aun así, de gran efer-
vescencia. Los párrafos siguientes resumen lo más relevante
de esos años.
En primer lugar, y de manera muy general, debe anotarse
la instauración de un periodo de paz. Esto fue consecuencia
del fin de las casi constantes guerras entre los señoríos, de la
conclusión de los aspectos militares de la conquista, y del cese
de las pugnas armadas entre los españoles, pero también se
debió al acierto de haberse recurrido al sistema de dominación
indirecta referido atrás. Excepciones a esta cronología se die-
ron en Yucatán, donde el proceso de la conquista fue más tar-
dío y dilatado, y en Nueva Galicia, donde la agresiva política
de Guzmán provocó la sangrienta rebelión de los caxcanes, o
guerra del Mixtón (1540-1542, al norte del actual Jalisco).
Un segundo aspecto de la consolidación de la conquista se
hizo patente, paradójicamente, en el desplazamiento de los
conquistadores de las posiciones formales de poder y su rem-
plazo por funcionarios letrados (o al menos de comporta-
miento más civilizado) en las esferas más altas del gobierno.
Esto, que equivalía al establecimiento de un gobierno civil, pro-
vocó resentimiento entre los conquistadores, pero la corona se
impuso y se hizo representar a partir de 1535 por la figura de
más autoridad que se pudo encontrar: un virrey (literalmente,
Nova Hispania et Nova Galicia, siglo XVI. Colección particular. un vice-rey). La mayoría de los virreyes habría de provenir de
la alta nobleza castellana.
que los empleados por Cortés. Ansioso de deslindarse de Nueva La consolidación de la conquista se dejó ver también en el
España, bautizó a sus conquistas como Reino de la Nueva Ga- acomodo de los señoríos –las unidades básicas de la organiza-
licia y les dio un gobierno propio en 1531. Pero éste, si bien for- ción política prehispánica– al sistema colonial. Se trata de un
malmente reconocido por la corona, no llegó a afirmarse como proceso complejo que se vio influido por diversas circunstan-
algo completamente independiente del de México. cias, entre las cuales la de mayor relieve fue una nueva gran
epidemia que se presentó a partir de 1545. Esta vez fue de sa-
rampión, otra enfermedad igualmente desconocida en tierras
La consolidación de la conquista (1530-1560) mesoamericanas, que causó un segundo y probablemente más
devastador desplome de su población.
De 1530 a 1560 aproximadamente tuvo lugar lo que puede Independientemente de esta tragedia, el acomodo de los se-
llamarse la consolidación de la conquista. Comparada con la ñoríos al sistema colonial implicó cambios profundos que pueden
130 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 131

entenderse, hasta cierto punto, como el precio que tuvieron que


pagar por su subsistencia. Entre los señoríos había enormes di-
ferencias que reflejaban su compleja y variada historia prehis-
pánica, pero los españoles se propusieron borrarlas –en parte
por su incapacidad de comprenderlas y en parte por su deseo de
homogeneizar el panorama novohispano–. Para lograr este fin
tomaron varias medidas.
La primera fue imponer a los señoríos una organización cor-
porativa inspirada en los cabildos castellanos, lo cual tenía
cierta lógica dado que unos y otros eran reconocidos como cuer-
pos políticos con personalidad jurídica, términos territoriales y
relativa autonomía. Parte de este acomodo se reflejó en el hecho
de que a los señoríos se les redefinió, como ya quedó dicho,
bajo el concepto de pueblos de indios (aunque también se con-
servó la forma náhuatl altépetl y los equivalentes en otras len-
guas). Los cabildos de los pueblos de indios fueron denominados
cuerpos de república e integrados con alcaldes y regidores más
o menos a semejanza de sus contrapartes españolas. Tales car-
Tlacos (monedas coloniales), siglo XVI. Museo Nacional de Historia.
gos estuvieron reservados a personajes nobles o de linaje ilustre Conaculta-INAH.
(los llamados principales), y un puesto adicional, el de gober-
nador, se destinó a los caciques. Se diseñó un sistema restringido
de elecciones para permitir la rotación de diferentes grupos o gún el caso, en la población ordinaria. Por lo regular los nobles
intereses, y también se fomentó la creación de una tesorería y principales estuvieron exentos de estas cargas, e igualmente
o caja de comunidad, si bien ésta no adquirió sentido sino po- sus dependientes personales (mayeques), que en algunos pue-
co a poco, conforme se generalizaba el uso de la moneda. blos eran casi tan numerosos como los tributarios formales
Dependiendo del caso, todo esto pudo significar poco más que (macehuales).
un cambio de nombre frente a las prácticas prehispánicas, o La tercera medida fue inducir o presionar a los pueblos de
bien una transformación verdaderamente conflictiva. indios a congregar a sus habitantes en asentamientos de tipo
La segunda medida fue uniformar las cargas tributarias urbano –el origen de los poblados con plaza central, iglesia
buscando el ideal de que cada cabeza de familia de un pueblo prominente y calles rectas, tal como subsisten hasta la fecha–.
de indios pagase a su encomendero, o en algunos de ellos di- Por lo regular, en cada pueblo de indios se formaron varias
rectamente a la corona, un peso y media fanega de maíz al año localidades con estos rasgos, la principal de las cuales se deno-
o su equivalente (esto sin contar otras cargas locales que sub- minó cabecera y las otras sujetos. Esto, en los primeros años,
sistieron). Los ajustes llevaron mucho tiempo (pues, una vez no se logró sino muy lentamente, pero al final fue uno de los
más, primero tuvo que generalizarse el uso de la moneda) y, factores que más pesaron en el acomodo de los pueblos de in-
como era de esperarse, sus efectos fueron muy diferentes, se- dios al sistema colonial y en su gradual transformación.
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 133

El desarrollo de la evangelización estuvo muy ligado a lo


anterior porque los frailes doctrineros no fueron ajenos a los
ajustes mencionados. No se olvide que los pueblos de indios
constituyeron la base operativa de los religiosos, de modo que
éstos planearon establecer un convento con su respectivo tem-
plo en cada uno de los pueblos (preferentemente en la cabecera)
y fomentaron el culto de un santo específico en cada localidad;
además, intervinieron en las elecciones de los cuerpos de repú-
blica y canalizaron gran parte de las cargas tributarias hacia
los gastos del culto. Todo esto contribuyó a reforzar una nue-
va identidad para los pueblos de indios y a resaltar el papel
central que se daba a la Iglesia. Con esta estructura a su ser-
vicio, y ayudándose con el adoctrinamiento de los niños y el
relevo generacional, los frailes lograron (a veces con violencia)
la supresión o marginación de los ritos y los sacerdotes prehis-
pánicos. Pero al mismo tiempo consolidaron los aspectos posi-
tivos de su obra con labores de difusión cultural y con estudios
históricos y lingüísticos de gran valor, como puede verse en las
obras de fray Toribio de Motolinía y fray Bernardino de Sahagún.
También empezaron a edificar sus monumentales y hermosas
construcciones conventuales, concebidas para albergar a mul-
titud de gente y desempeñar las funciones que formaban parte
de su proyecto de conquista y aculturación.
En otro orden de cosas, un aspecto más de la etapa de con-
solidación de la conquista fue el afianzamiento de lazos con el
mundo exterior, aunque de manera limitada. Dado que la me-
trópoli no permitió que sus posesiones americanas gozaran de
libertad en este sentido, los movimientos de personas, bienes
y noticias estuvieron muy controlados y sometidos a restric-
ciones, cuotas y rutas establecidas. En España el único puerto
autorizado a mantener el enlace con América fue Sevilla; en
Nueva España ese privilegio exclusivo le fue dado a Veracruz.
En contraste, el comercio por el Pacífico fue más libre, y Nue-

Fray Bernardino de Sahagún, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVI. Museo Nacional de Historia.
Conaculta-INAH.
134 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 135

delimitadas por sus respectivos obispados. De estas áreas se


derivarían, tiempo después, varias de las intendencias de la
época colonial tardía y luego los estados de la República.
Concomitante con lo anterior fue el surgimiento del mesti-
zaje tanto en su expresión biológica como en la cultural. Aun-
que por parte de algunos (especialmente los frailes) hubo
oposición al contacto entre indios y españoles, y aunque la le-
gislación recalcó siempre la diferencia entre unos y otros, el
hecho fue que las dos poblaciones establecieron pronto una
estrecha relación. Las relaciones sexuales informales fueron
mayoría, pero también hubo matrimonios reconocidos, sobre
todo entre españoles e indias de buena posición. Ya para 1550
el náhuatl y otras lenguas se daban con fluidez entre muchos
pobladores españoles. En contrapartida, no pocos caciques y
nobles se hispanizaron prontamente, y algunas escuelas reli-
giosas pusieron aspectos sofisticados de la cultura europea,
como la retórica latina, al alcance de las elites indígenas (si
Sistema de trituramiento utilizado en los ingenios, grabado, siglo XVI. Colección particular. bien sólo por un breve tiempo). Además, debe añadirse a esto
la incorporación de un numeroso contingente de africanos
va España estableció muy pronto enlaces con Perú sirviéndo- (unos 15 000 a mediados del siglo) traídos a Nueva España
se de puertos como Huatulco y Acapulco. como esclavos. En su gran mayoría eran varones y su mezcla
A pesar de las restricciones, la inmigración de pobladores con las indias fue inmediata.
españoles fue considerable y los llevó a sumar unos 20 000 a El desarrollo del mestizaje corrió parejo con la introduc-
mediados del siglo. Se concentraron principalmente en regiones ción de actividades económicas nuevas en el contexto mesoame-
del interior (donde establecieron ciudades como Antequera de ricano, cuyos efectos se dejaron sentir tanto hacia el interior
Oaxaca y Valladolid de Michoacán), evitando las zonas serra- como hacia el exterior. Dentro, su detonante estuvo en la ga-
nas y costeras. Junto con México y Puebla (más Guadalajara nadería (sobre todo la cría de vacunos y ovinos), la producción
en Nueva Galicia y Mérida en Yucatán) esas ciudades se con- de trigo y azúcar, la cría del gusano de seda y la explotación de
solidaron como centros económicos y de poder. En cada una se minas de plata –todo lo cual llevó a profundas transformaciones
establecieron un cabildo y una catedral con su respectivo obispo de índole ambiental; fuera, en el comercio con España y Perú,
(y otro cabildo, el eclesiástico), se levantaron edificios de tipo que involucraba el intercambio de plata, colorantes y manu-
europeo y se desarrollaron estilos culturales propios. La ciudad facturas (textiles, herramientas, muebles)–. Al mismo tiempo
de México se mantuvo a la cabeza, no sólo por su primacía surgió un mercado de trabajo (sobre todo en los medios urba-
política sino también por su importancia económica y cultural nos), se crearon nuevos medios de transporte (con la arriería
(abrió su propia universidad en 1553), pero todas las ciudades como práctica dominante), y se difundió el uso de la moneda,
por igual extendieron su influencia sobre áreas equiparables acuñada en México desde 1536. Con ello se sembró el germen
136 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 137

de una economía capitalista y se introdujo a Nueva España en


los circuitos mundiales de intercambio.
La demanda de una creciente población española y la aper-
tura de nuevos circuitos comerciales alentaron el surgimiento
de un tipo especial de empresas agropecuarias dotadas de sólida
infraestructura, mano de obra residente, rigurosa organización
y un claro propósito de lucro. Los ingenios de azúcar de los
alrededores de Cuernavaca, cuya fuerza de trabajo original es-
tuvo constituida en gran parte por esclavos de origen africano,
fueron el primer ejemplo de ello. En estas empresas puede verse
una forma embrionaria de las haciendas que tanta significa-
ción habrían de tener en el medio rural novohispano.
El último rasgo que debe asociarse a la etapa de consoli-
dación de la conquista fue el comienzo de la expansión al
Norte. Ésta se inició con diversas incursiones o exploracio-
nes, algunas de ellas alimentadas por la ilusión de encontrar
las riquezas que se atribuían a unas imaginarias “siete ciudades
de Cíbola” situadas en algún lugar del centro del continente,
pero su gran detonador fue el descubrimiento de minas de pla-
ta en Zacatecas, dentro del territorio de Nueva Galicia, en
1548. Este hecho atrajo a dicha localidad y a su entorno (áreas
previamente ocupadas sólo por tribus de cazadores y recolec-
Encomenderos, en Códice Osuna, siglo XVI. Biblioteca Nacional de Madrid.
tores) gran cantidad de pobladores de todo tipo, lo que propició
el tendido de caminos, la apertura de áreas de cultivo, y una
llamativa expansión de la ganadería. Para construir el país, sin embargo, hubo muchos proyec-
tos, tantos como los variados intereses que esto despertó. Los
españoles, en su mayor parte, se identificaron con alguno de
* * * tres proyectos principales. Uno era el directamente emanado
de la experiencia de los primeros contactos y tenía su punto
Cierto que en la mayor parte de Nueva España se instauró la clave, como se explicó, en un sistema de dominación indirec-
paz, mas esto no significaba ausencia de conflictos: los hubo, ta fundado en la subsistencia de los señoríos prehispánicos y en
y muy intensos, sólo que se dirimieron sin mucho escándalo. el que las piezas clave seguirían siendo los encomenderos, re-
Mientras que en los años anteriores se vivieron las circunstan- ligiosos y caciques. En otras palabras, Nueva España debía
cias del contacto indoespañol, de 1530 a 1560 el tema domi- consolidarse como una sociedad de corte señorial, cerrada y
nante fue convertir Nueva España en algo más que un sueño conservadora, en la que el poder y la toma de decisiones reca-
de conquistadores. yeran en esos personajes privilegiados. Además, argüían ellos,
138 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 139

que los encomenderos, frailes y caciques la acaparaban. En


cuestiones de Iglesia preferían a los obispos y curas seculares.
Querían una Nueva España más parecida a España, lo que
significaba una sociedad más abierta y libre, y asimismo un
dominio más directo y orientado a la explotación.
El tercer gran proyecto era el de la corona, que aceptaba con-
ceder cierto espacio frente a los anteriores, pero anteponía a
toda consideración el establecimiento de un gobierno central
fuerte que no sólo sirviera para gobernar a los indios sino también
a los españoles y que, además, cumpliera con la función esen-
cial de canalizar hacia la propia corona la mayor tajada posible
de los recursos que se pudieran extraer del país y sus ocupantes.
Controlar a los españoles resultó ser lo más difícil, porque casi to-
dos los que cruzaban el Atlántico eran ambiciosos y rebeldes.
La corona sabía que, a pesar de su autoridad, carecía de
medios efectivos para hacerse valer: no disponía de un ejército
ni de una burocracia, de manera que si quería imponer leyes y
funcionarios, limitar las pretensiones de encomenderos y frai-
les o controlar los agresivos cabildos de las ciudades, tenía que
valerse de medios muy políticos y armarse de paciencia. Que
el poder real tenía límites fue un hecho que se puso en evidencia
en 1543 con la oposición que se levantó ante el intento de la
Primer virrey de la Nueva España, Don Antonio de Mendoza, lámina de Diego García Panes y
Abellán, siglo XVIII. Fondo Reservado, Biblioteca Nacional, UNAM. corona de imponer una serie de medidas restrictivas denomi-
nadas “Nuevas Leyes”. En Perú los intereses locales se sintieron
tan agraviados que provocaron una insurrección a resultas de
debía premiarse a los conquistadores, nadie podía lograr los la cual el virrey de allá fue asesinado. El de México, Antonio
beneficios de la fe mejor que los frailes doctrineros, y los caci- de Mendoza, no desaprovechó la lección: se dio cuenta de que
ques eran el recurso indispensable para la dominación. era mejor dar tiempo al tiempo, fomentar una legislación con-
Pero no pensaban así otros españoles, especialmente los po- tradictoria, dejar que los demás se enfrentaran, e intervenir
bladores –y éstos eran cada vez más–. Por principio de cuentas sólo para arbitrar en última instancia. Consideró que ese sis-
demandaban su propio espacio y un gobierno que los repre- tema de gobierno sería el más apropiado para mantener en paz
sentara, ya que, como era lógico, no se iban a sujetar a la a los indisciplinados españoles de Nueva España, y así lo probó
autoridad de los encomenderos. Como su presencia era domi- en 1549 cuando encontró una fórmula para dar a los pobladores
nante en las nuevas ciudades, favorecían un escenario de acceso a ciertos beneficios de naturaleza tributaria (el llama-
cabildos fuertes con gran autonomía. También querían tener do repartimiento –un esquema de trabajo obligatorio, aunque
acceso a la mano de obra de los indios, pero se topaban con remunerado, impuesto a los pueblos de indios–) sin dar lugar
140 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 141

a que se tomara como parte de un movimiento contra los en- borar sus propios esquemas de ocupación y a la creación en
comenderos. 1562 de un gobierno separado para las áreas más al norte de
El proyecto de la corona disfrutó de circunstancias favora- Zacatecas. Este gobierno, el Reino de la Nueva Vizcaya (equi-
bles porque el dinamismo económico y la expansión al Norte valente en su origen a los actuales Durango, Chihuahua, Sonora
brindaban válvulas de escape que tranquilizaban a los más y la mayor parte de Sinaloa), guardó cierta apariencia de auto-
ambiciosos y descontentos. Esto también evitó enfrentamientos nomía pero de hecho fue una extensión de la Nueva España
graves y recurrentes con los pueblos de indios, probablemente propiamente dicha y salvaguarda de sus intereses. Hacia el
inevitables de haber sido más escasos los recursos disponibles. mismo fin apuntó la creación de gobiernos separados para
La expansión, por ejemplo, abría espacios para grandes ex- distinguir otras zonas, que se ocuparon después conforme a
plotaciones ganaderas. Aun los indios encontraron ventajas en los lineamientos del gobierno virreinal: Nuevo León y Nuevo
el dinamismo y el crecimiento del país, de modo que algunos, México. Todas estas divisiones jurisdiccionales subsisten en lo
aprovechando la demanda de trabajo y una libertad indivi- esencial hasta hoy.
dual que nunca antes habían tenido, se mudaron a las ciudades La incorporación política, social y económica de las áreas
o se desplazaron al norte. Las oportunidades eran también ocupadas durante la fase preliminar de la expansión al Norte
aprovechadas por los mestizos, entre quienes resultaba común tuvo por resultado inmediato el crecimiento de la parte medu-
una innata flexibilidad cultural que les permitía acomodarse lar de Nueva España. Lo significativo del caso es que estas
en casi cualquier lugar. áreas, originalmente ajenas al espacio mesoamericano, dieron
forma en poco tiempo a la más dinámica –y a su tiempo la más
rica– de las regiones novohispanas, la que se habría de cono-
La conclusión del proceso fundacional (1560-1610) cer como el Bajío. Muchos de los numerosos asentamientos
fundados en este lugar conformaron el modelo de la hacienda
La corona logró afianzar sus proyectos y su sistema de gobierno o empresa agropecuaria, que fungió aquí como elemento bá-
entre 1560 y 1610 aproximadamente. Estas fechas encierran sico de la colonización.
acontecimientos variados y de gran complejidad, muchos de los La expansión estuvo acompañada de un frenesí de funda-
cuales abrieron perspectivas inéditas para Nueva España. Así, ción de nuevas ciudades tanto en el Bajío como en el Norte:
en cierta medida esta etapa deja ver un anticipo del futuro con Durango (1563), Santa Bárbara (1567), Jerez (1569), Celaya
más claridad que las anteriores. No obstante, lo que mejor define (1571), Zamora (1574), Aguascalientes (1575), León (1576),
esos acontecimientos es el hecho de que, en conjunto, contribu- Saltillo (1577), San Luis Potosí (1592), Salamanca (1602),
yeron al cierre del proceso fundacional de Nueva España. Santa Fe (1609) y otras que con el tiempo perdieron impor-
El principio de esta etapa estuvo marcado por el despegue tancia pero que aún subsisten. También hubo fundaciones
de la expansión al Norte, o Tierradentro, como se le llamó en- hechas en estas partes del país por grupos indígenas prove-
tonces. Su mayor incentivo fue el hallazgo de minas de plata, nientes de Tlaxcala y Michoacán a partir de 1591.
que rindió beneficios económicos inmediatos, aunque tam- Con la irrupción de los españoles en el Norte se desató un
bién estuvieron en juego intereses agrícolas y ganaderos. La nuevo ciclo de violencia, el cual, aunque de baja intensidad,
posibilidad de que todo ello beneficiara a Nueva Galicia en fue el más dilatado que se vivió en la etapa colonial. Se trata
menoscabo de la ciudad de México movió a los virreyes a ela- de la guerra chichimeca, como se denominó a una sucesión de
142 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 143

El conflicto sólo terminó cuando el virrey marqués de Villa-


manrique desarrolló una política de paz a partir de 1585, si
bien para entonces muchas tribus habían sido extinguidas.
Aun así, la violencia fue común en el Norte. No mucho tiempo
después estallaron rebeliones que involucraron a las poblaciones
norteñas sedentarias (como ocurrió con los acaxees en 1600 y
los tepehuanes en 1616).
Estos años fueron desastrosos para la población indígena
en general –no sólo la del Norte–. Una tercera gran epidemia,
probablemente de tifo (1576-1581), le dio el último golpe de-
mográfico, dejando su cifra total en menos de dos millones y
causando la destrucción final y definitiva de numerosos pue-
blos de las zonas bajas y costeras. La población aún habría de
disminuir un poco durante las décadas siguientes, para luego
recuperarse de manera muy lenta. Pero los días en que el mundo
de los españoles podía haberse visto ahogado por una abru-
madora mayoría de población indoamericana quedaron atrás.
Hacia 1600, y sin tomar en cuenta diferencias regionales, uno
de cada cuatro o cinco habitantes de Nueva España era espa-
ñol o estaba asimilado a su cultura. La proporción era mayor
en Nueva Galicia, mas no en Guatemala, Yucatán y las provincias
Mexico or New Spaine, John Seller, siglo XVII. Colección particular.
norteñas, donde la presencia española era comparativamente
más tenue.
enfrentamientos con las tribus seminómadas de Tierradentro El descenso demográfico tuvo diversas consecuencias en
que actuaban de manera independiente y lanzaban incursio- otros ámbitos. La más llamativa fue el gradual desplazamiento
nes aisladas. Esta situación tal vez no se hubiera dado de haber de encomenderos, doctrineros y caciques, pues se vieron afecta-
sido posible la reproducción del sistema de dominio establecido dos en su poder y sus ingresos. Por lo que toca a los primeros,
en el área mesoamericana, pero la enorme desigualdad cultu- el relevo generacional hizo fácil desplazarlos de sus posiciones,
ral de las tribus frente a los españoles, la ausencia entre aqué- tras lo cual el cobro de los tributos de casi todos los pueblos de
llas de una organización política estable y un sistema tributario, indios pasó a manos del gobierno. Los frailes doctrineros (cuyas
la desmedida ambición de los nuevos ocupantes, y su interés órdenes religiosas entraron en una fase de declive) fueron rem-
por capturar a los nativos como esclavos (algo ostentosamente plazados gradualmente por clérigos seculares dependientes de
notorio en Nuevo León) impidieron lograr una solución via- los obispos. Los caciques, marginados y empobrecidos, no pudie-
ble. El gobierno trató de imponerse estableciendo puestos mili- ron enfrentar el surgimiento de nuevos grupos de poder dentro
tares o presidios, lo que ayudó a lograr un poblamiento de sus pueblos, y para principios del siglo XVII quedaron exclui-
controlado pero también generó una mayor espiral de violencia. dos de la mayoría de los cuerpos de república.
144 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 145

Paradójicamente fue por entonces, sobre todo entre los años ampliación del personal de las audiencias en 1568, el estable-
del fin de la conquista y la gran epidemia, cuando los frailes cimiento del Juzgado de Indios en 1592, y el del Tribunal de
lograron la conclusión de sus espléndidas obras arquitectóni- Cuentas en 1605. Otros acontecimientos, finalmente, fueron
cas (producto todavía de las circunstancias de la conquista) y de orden económico, en particular la imposición en 1574 del
el desarrollo de las expresiones artísticas asociadas a ellas: pin- impuesto de la alcabala (que gravaba las transacciones mer-
turas, retablos, esculturas, etc. Con el conjunto armónico de cantiles, con excepción de las realizadas por la Iglesia y los
estas obras, erigidas en numerosos pueblos de indios del Méxi- pueblos de indios) y otras medidas que fortalecieron los ingre-
co central (pero no en las tierras bajas, excepto en Chiapas y sos fiscales de la corona.
Yucatán), se abrió el primer capítulo de la brillante historia Al mismo tiempo se robusteció un cuerpo eclesiástico des-
del arte colonial. ligado de las condiciones de la conquista y controlado por el
A todo esto, el gobierno central, favorecido por la dismi- gobierno gracias a los privilegios otorgados por los papas a los
nución de los grupos que habían sido dominantes durante los monarcas españoles (lo que constituía el llamado real patro-
años de la conquista, pudo consolidarse de manera definitiva nato). En este proceso fue significativo el fortalecimiento de
y afirmar el predominio del virrey, las audiencias y otras au- catedrales y obispos gracias a la recaudación del diezmo, im-
toridades representativas del proyecto de dominación de la puesto eclesiástico que gravaba la producción agrícola de los
corona. Así ocurrió, por ejemplo, con sus delegados en el ám- pobladores españoles y cuyo monto crecía conforme aumenta-
bito local, que fueron los corregidores y los alcaldes mayores. ba el número de éstos. También fue significativa la llegada en
Unos y otros (pues eran prácticamente lo mismo) remplazaron 1572 de los jesuitas, quienes no intervinieron en la adminis-
de manera gradual a los encomenderos como enlace con los tración religiosa de la población nativa (excepto en el Norte)
pueblos de indios y encargados del cobro de los tributos, o bien sino que se concentraron en la educación de los españoles y la
se situaron al lado de los cabildos españoles, mermando su au- creación de una elite intelectual.
tonomía. El control gubernamental del repartimiento de trabajo En el terreno comercial se impuso un sistema cerrado y
resultó ser una poderosa arma en el regateo político con los proteccionista que afectó tanto a Nueva España como al resto
pobladores españoles. de las posesiones españolas en América. Su expresión más no-
La consolidación del gobierno central se apoyó también en table fue el condicionamiento del comercio trasatlántico a una
varios acontecimientos importantes. Unos fueron de orden polí- vía exclusiva que, desde 1561, se organizó mediante el siste-
tico, como el descrédito de los encomenderos tras una supuesta ma de flotas, es decir, concentrado formalmente en un viaje
sublevación que involucró a Martín Cortés (hijo del conquis- único anual en el que los barcos navegaban juntos, escoltados
tador) en 1566, o como el establecimiento, cinco años después, por una fuerza armada, y con sus contenidos celosamente con-
del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, cuyo alcance en tabilizados y sujetos a varios impuestos. En Sevilla se organizó
materia de control político e ideológico no era menor que el un gremio de comerciantes o consulado. Si bien el comercio
que tenía en materia de ortodoxia religiosa. No menos impor- nunca había sido libre, la imposición de las flotas lo hizo aún
tante fue el incremento de la burocracia, como lo muestran la más restringido y costoso. En contrapartida, el contrabando
se hizo apetecible.
Páginas siguientes: Biombo de la Ciudad de México (detalle), Diego Correa, 1692.
De manera paralela a lo anterior, y a partir del reinado de
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH. Felipe II (1556-1598), los españoles retomaron su viejo sueño
148 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 149

de llegar al Asia a través del Pacífico. Finalmente lograron su Los hechos anteriores dejan ver que las circunstancias de la con-
meta, lanzándose desde el puerto de Navidad en 1564, abrien- quista quedaban atrás y en su lugar aparecía un verdadero sis-
do una ruta practicable y estableciéndose en Manila en 1571. tema de dominación colonial. Cobraba forma una política de
Con las Filipinas, que surgieron como dependencia de Nueva Es- explotación de recursos concebida globalmente y ajustada a las
paña, el comercio por el Pacífico adquirió nuevas dimensiones. realidades, complejidades e intereses del mundo de los españoles,
Decenas de juncos chinos procedentes de Cantón llevaban a Ma- lejos de los ámbitos restringidos e inestables de conquistadores
nila especias, sedas y porcelanas que los españoles compraban y encomenderos, lejos también de las preocupaciones que po-
con plata mexicana y embarcaban a Acapulco sirviéndose de un nían a los indios en el centro de los proyectos e ideales americanos,
sistema de galeones anuales reglamentado por la corona. como cuando se trazaron los lineamientos originales de la evan-
Acapulco era también un punto de enlace con el comercio gelización. La segunda mitad del siglo XVI vivió el traslape del
peruano y, como éste había llegado a ser casi tan próspero co- feneciente mundo de la conquista, tan anclado en el pasado
mo el novohispano, los intercambios por el Pacífico tuvieron español como en el prehispánico, con las primeras manifesta-
un crecimiento exponencial. A fines del siglo XVI su valor llegó ciones de un orden esencialmente nuevo.
a ser muy superior al de los que había entre Veracruz y Sevilla. La personalidad de Nueva España descansaba en gran me-
Pero como esto competía con los intereses peninsulares, la co- dida en muchas continuidades del pasado prehispánico, pero
rona procedió a limitar los intercambios de Perú con México y esto no significaba permanencia estática. Ya se habrá advertido
los prohibió en 1631. Ocho años después los volvió a permitir la fractura de algunas de esas continuidades, como por ejemplo
pero con la condición de no transportar mercancías chinas. en la decadencia de los caciques. Por encima de ello, las trans-
En Nueva España el desarrollo comercial que se ha referi- formaciones se iban acumulando para dar lugar a un mundo
do estuvo acompañado del nacimiento de una poderosa elite de que, al iniciarse el siglo XVII, se había alejado notablemente de
mercaderes. Sus miembros, imitando a los sevillanos, organi- su pasado. Nueva España tenía tras de sí noventa años de una
zaron su propio consulado en la ciudad de México en 1592. experiencia que, en lo esencial y desde el punto de vista español,
En sus manos quedó el manejo de los enlaces marítimos por había sido un éxito. Los problemas frente al mundo prehispá-
ambos océanos, el control de las importaciones y, natural- nico, como la sujeción política, el dominio económico, la convi-
mente, el de los precios. Se volvieron acaparadores de mercan- vencia física, la conversión religiosa y otros, no habían sido
cías y dinero y su influencia política y poder económico totalmente resueltos pero sí superados, y los inherentes a la si-
crecieron constantemente. La corona fue inclinándose a prohi- tuación colonial en sí, como aquellos que los españoles crearon
bir en tierras americanas la producción de ciertos bienes de y seguían creando entre ellos mismos, habían sido afrontados
consumo (herramientas, vino, papel, textiles finos) con el apa- con medidas que permitían considerarlos, si no superados, al
rente propósito de proteger a los manufactureros españoles, menos bajo control. Quienes sigan la perspectiva de una histo-
pero, en el fondo, no hacía sino ceder ante los intereses de los ria nacional podrán vislumbrar los rasgos esenciales de todo el
insaciables comerciantes. Éstos, no satisfechos con sus privile- conjunto del país que se haría independiente en 1821, especial-
gios, aumentaban sus ganancias obteniendo beneficios adicio- mente si se toma en cuenta la expansión al Norte.
nales del contrabando. Es de destacarse la posición que Nueva España estaba ocu-
pando en el mundo. Su producción de plata (al igual que la de
* * * Perú) se desparramaba no sólo por España sino por gran par-
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 151

te de Europa, pues su fin último estaba siendo el de cubrir las


grandes deudas de la corona española y adquirir bienes que
España, con un pobre desarrollo industrial, no sabía producir.
Los efectos de esta derrama de metálico en la economía euro-
pea fueron enormes. Por otro lado, la plata novohispana tam-
bién circulaba en China (donde las monedas mexicanas fueron
de uso corriente hasta el siglo XIX) y alcanzaba, por otros cir-
cuitos comerciales, hasta India y otras partes de Asia. Cuando
una embajada comercial japonesa llegó a México en 1610 con
grandes expectativas, todo parecía indicar que Nueva Espa-
ña, o al menos una parte de ella, se había ubicado en un punto
clave del nuevo entramado que enlazaba al planeta: algo sor-
prendente si se toma en cuenta el aislamiento en que se había
desenvuelto Mesoamérica unos cuantos decenios atrás. A ma-
yor abundamiento, los intercambios mencionados no eran
puramente comerciales sino que involucraban un considera-
ble tráfico cultural, y esto incluía una relación estrecha con
Perú. Pero Nueva España habría de toparse con la represión de
sus impulsos justo cuando estaba a punto de tomar su lugar en
un mundo cosmopolita.
No está por demás observar que España vivió más o menos
al mismo tiempo un cambio sustancial. Una de las principales
motivaciones de la corona al extender su aparato administra-
tivo fue la de ampliar y hacer más efectiva la recaudación fiscal,
asunto que adquiría mayor importancia conforme España, mal
gobernada, continuamente en guerra, endeudada y empobre-
cida, trataba de reponerse del gran trauma de la derrota de su
Armada Invencible frente a los ingleses en 1588. Varios críticos
y reformistas sociales (los llamados arbitristas) propusieron y
aplicaron diferentes principios de gobierno o “arbitrios” que
trataban de evitar o al menos mitigar lo que estaba ya ante los
ojos de toda España: el fin de su hegemonía imperial, com-
pensado apenas por los brillos de su Siglo de Oro literario. La

La orden religiosa de los agustinos fue una de las primeras que llegaron a la Nueva España.
Ex-convento de Acolman, siglo XVI. Conaculta-INAH. Foto JIGM.
152 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

balanza de poder se inclinaba a favor de los países del norte de


Europa. Para las posesiones americanas eso significaba, esen-
cialmente, que tendrían que someterse a demandas económicas
cada vez mayores.

EL PERIODO DE MADUREZ Y AUTONOMÍA, 1610-1760

El encuentro con el mundo exterior, 1610-1650

Con las tres etapas ya expuestas se cerró en la historia colonial


lo que podemos llamar su proceso fundacional al tiempo que
se veían nacer los elementos de una fase de madurez. Al inicio
de ésta, y hasta la mitad del siglo, hubo una etapa de consi-
derable efervescencia.
Era un hecho que holandeses (liberados recientemente de
la dominación española), ingleses y franceses se estaban ha-
ciendo dueños de los mares. El nuevo equilibrio de poderes
quedó en evidencia en 1621 con la creación de la Compañía
Holandesa de las Indias Occidentales, que mantuvo en jaque
a las naves españolas en el Atlántico y el Pacífico. La captura
de una flota salida de Veracruz por la escuadra holandesa cerca de
Cuba en 1628 puso de manifiesto la decadencia de España y
se tradujo en grandes pérdidas para los comerciantes de Méxi-
co. En lo sucesivo, la inseguridad en las rutas marítimas se
volvió un problema crónico.
Ante este panorama, los arbitristas, que en 1621 habían
llegado al poder en la figura del conde-duque de Olivares (va-
lido del rey Felipe IV), impulsaron un ambicioso programa de
reformas para todo el imperio. Su ejecución en Nueva España
fue encomendada a un virrey, el marqués de Gelves, a quien se
confió la misión de lograr una mejor recaudación fiscal, com-
batir el contrabando y luchar contra los intereses creados. Pero

Retrato ecuestre de Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde-duque de Olivares,


Diego de Velázquez, óleo sobre tela, 1638. Museo del Prado, Madrid.
154 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 155

este hombre carecía de tacto político y actuó con celo excesi- sostenimiento fue impuesto al cabildo y los comerciantes de
vo, desdeñando las perspectivas locales, cosa que lo enemistó México. También se acrecentaron los situados, que eran sub-
con los grupos de poder más fuertes de Nueva España: la au- sidios para erigir fortificaciones y pagar cuerpos de defensa
diencia, el cabildo de la ciudad de México, el consulado, la je- fuera del territorio novohispano.
rarquía eclesiástica, etc. Cuando se enfrentó con el arzobispo Como resultado de estas medidas gran parte de la plata no-
su situación terminó siendo insostenible. vohispana dejó de remitirse a Sevilla y, en cambio, se destinó
El desenlace fue un hecho extraordinario en la historia co- al sostenimiento y defensa de otras posesiones españolas: Fili-
lonial: el virrey fue derrocado en 1624 mediante un golpe de pinas, Cuba, Santo Domingo, Jamaica, Florida. A fines del siglo
Estado orquestado por la audiencia, que aprovechó un momen- XVII llegó a destinarse a este fin casi la mitad de los ingresos fis-
to crítico para expulsarlo violentamente del poder so pretexto cales de Nueva España. La metrópoli compensaba su pérdida
de un motín popular. Lo significativo del acontecimiento es que con las enormes remesas que le enviaba Perú, que por entonces
dejó en claro que en Nueva España la política se manejaba se- vivía su momento de máxima riqueza.
gún sus propias reglas y que, si bien era cierto que se había Nueva España tuvo que acostumbrarse a vivir con los pro-
consolidado un gobierno central, éste distaba de ser un bloque blemas que le acarreaba la debilidad de la metrópoli y a asumir
sólido y omnipotente al servicio de la metrópoli. La autoridad el nuevo papel que ésta le asignó dentro de su imperio. Esto
del rey era reconocida, pero la realidad le imponía límites. Los significaba, en concreto, que cabildos, comerciantes y otras
españoles de Nueva España hacían valer sus puntos de vista y sus corporaciones quedaban obligados a mantener sus bolsillos
intereses. Había llegado el momento en que podrían dar curso, abiertos. Pero no les fue del todo mal, pues a cambio de ello su-
con expresión más moderna, a uno de aquellos proyectos de pieron negociar privilegios nada desdeñables, asuntos en los
país que se hicieron en los tiempos fundacionales de Nueva Es- cuales los acontecimientos de la gran política se mezclaron con
paña: el de los pobladores, aquel que buscaba una sociedad cuestiones de naturaleza local.
más abierta y libre, más semejante a la metrópoli y con mayor El más importante de éstos, por sus implicaciones políticas
espacio para la acción de los cabildos, el clero secular, los agri- y por haber alterado brevemente el panorama económico de
cultores, los mineros y los comerciantes. Nueva España, fue la inundación de la ciudad de México por
La corona tuvo que aceptar los hechos porque de otro modo cinco años a partir de 1629. Mantener la ciudad libre del agua
se arriesgaba a una pérdida mayor; además, tenía otras priori- mediante el drenaje adecuado de su cuenca era problemático.
dades y para ellas necesitaba de la buena voluntad de las elites Se habían invertido grandes sumas de dinero en abrir túneles
locales. Una de esas prioridades era consolidar la llamada y canales, pero evidentemente no eran suficientes. La inunda-
Unión de Armas, esquema financiero mediante el cual se de- ción dio lugar a agrias recriminaciones políticas (por ejemplo,
mandaba a las corporaciones más ricas del imperio que con- se acusó al virrey derrocado de que en su afán de ahorrar había
tribuyeran con fuertes sumas de dinero para ayudar a la mandado suspender vitales obras de desagüe) y motivó deman-
corona. Asimismo se dispuso la formación de un cuerpo naval das extraordinarias de repartimiento de trabajo (para concluir
defensivo para el Caribe, la Armada de Barlovento (1635), cuyo y ampliar esas obras) que afectaron a todos los pueblos de in-
dios del centro de México. Se propuso mudar la ciudad a un
Páginas siguientes: Vista de la ciudad y puerto de Sevilla, Alonso Sánchez, óleo sobre tela,
lugar ligeramente más alto, a la orilla del antiguo lago, pero pre-
siglo XVI. Museo de América, Madrid. valecieron los intereses creados. Entre tanto, Puebla sacó ventaja
158 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

al convertirse, si bien por breve tiempo, en el centro comercial


y manufacturero más activo del país.
Consecuencia indirecta de la inundación fue que hizo insos-
tenible el sistema de repartimiento de trabajo tal como existía
desde 1549. Necesitado de mano de obra para las urgentes
obras del desagüe, el gobierno tuvo que hacer varios ajustes
en 1632, el principal de los cuales implicó excluir a los pobla-
dores españoles de los beneficios del sistema. Ésta fue una
decisión difícil para el virrey, pues perdía un arma que le ha-
bía servido bien como elemento de presión (por ejemplo, años
atrás el cabildo de Puebla se había mostrado reacio a contri-
buir con la Unión de Armas, pero cambió de opinión cuando
se amenazó a sus miembros con cortarles el repartimiento).
Los pobladores en general se resintieron de momento, pero al
final salieron ganando, pues se les abrió un mercado de trabajo
liberado del control gubernamental justo en un momento en
que, debido a la baja demográfica, la mano de obra era escasa
y muy demandada.
Un último intento de saneamiento político se emprendió en
1640, poco antes de que el grupo reformista fuese desplazado
del poder en España. El ejecutor del proyecto fue Juan de Pa-
lafox, obispo de Puebla investido en diversos momentos con los
más altos cargos del gobierno civil, incluido el de virrey. Palafox
enfrentó la complejidad de Nueva España con inteligencia y
trató de buscar un equilibrio entre los intereses en juego, pero
no pudo evitar enfrentamientos que forzaron su regreso a Es-
paña en 1649. Su pleito con los jesuitas a propósito de las pre-
rrogativas episcopales se convirtió en un auténtico escándalo
político. Las resonancias del caso y sus efectos potencialmente
desestabilizadores pusieron fin a lo que quedaba del afán refor-
mador de la corona. Palafox, con su defensa del clero secular y
lo que implicaba, había resultado ser el campeón del proyecto
político y social de los españoles de Nueva España.

Juan de Palafox y Mendoza, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVII. Sala Capitular,
Catedral de Puebla.
160 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 161

La penuria de la corona contribuía a este proceso. De haber


un conflicto entre recaudación fiscal y otras consideraciones,
aquélla era la que se tomaba como prioritaria. Así, la corona
respaldó algunas prácticas de gobierno que le garantizaban aho-
rros administrativos y un ingreso seguro a pesar de ser discutibles
en cuanto al propósito de combatir intereses creados o usos des-
honestos. La más descollante de ellas fue la de vender oficios
públicos, es decir, concesionar funciones de la administración
civil o la hacienda pública, como, por ejemplo, las escribanías (o
notarías públicas), la distribución del correo, el manejo de la
casa de moneda, el cobro de tributos (o sea, el oficio de corre-
gidores y alcaldes mayores) y la recaudación de alcabalas (que
estuvo por mucho tiempo concesionada al cabildo de México y
luego al consulado). También se pusieron en venta los cargos de
los propios cabildos, a veces de por vida. Los oficios se ofrecían
al mejor postor, y obviamente su precio variaba según las posi-
bilidades de obtener de su ejercicio mayor o menor provecho, o
posiciones de prestigio. La práctica abrió la posibilidad de que
familias novohispanas consolidaran su posición y vieran crecer Biblioteca Palafoxiana, litografía, siglo XIX. Colección particular.
su injerencia en los asuntos del gobierno.
Así, esta etapa vio el ascenso gradual de españoles nacidos en la disponibilidad de caudales destinados a costear la edifica-
en Nueva España a posiciones de influencia y poder en diversos ción de catedrales, parroquias y residencias urbanas, la hechura
cargos de la administración (aunque sólo por excepción en los de pinturas y esculturas, la composición de piezas literarias y
más altos), y desde luego también a la riqueza. Es cierto que musicales, etc. Quedaba atrás el ámbito mayormente rural del
la calidad de español se tenía por la sangre o herencia y no por arte de la conquista y en su lugar aparecían las manifestaciones
el lugar de nacimiento, pero fue natural que los peninsulares de un arte urbano. Dentro de este proceso descollaron diversas
difirieran en sus puntos de vista e intereses de los americanos manifestaciones de mestizaje cultural, entre las que cabe des-
o criollos (concepto que no excluía a individuos con variadas tacar la obra histórica de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl (anterior
proporciones de sangre mestiza). Los primeros gozaban de a 1625), que ensalzaba el pasado prehispánico y que en su es-
ventajas para ganar o comprar las posiciones más provechosas, píritu se venía a sumar a piezas poéticas un poco más antiguas,
aunque no siempre, y la incapacidad de España para ejercer como la Grandeza mexicana de Bernardo de Balbuena, que
una autoridad irrestricta dio a los segundos, por entonces, gran cantaba las bellezas y valores de Nueva España. Un aspecto
libertad de acción. adicional de la identidad novohispana puede encontrarse en la
Esta etapa también se distinguió por su florecimiento cul- proliferación durante el siglo XVII de conventos de monjas, cuyas
tural. Su fundamento se hallaba en la consolidación de diversos órdenes, a diferencia de las masculinas, eran puramente con-
colegios (especialmente los jesuitas) y la universidad, así como templativas y de total reclusión.
162 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 163

Finalmente, no debe olvidarse el avance hacia el Norte, que tamente de España con instrucciones más o menos amplias de
recibió nuevo impulso en 1631 tras el descubrimiento de mine- supervisión. Nunca quedó del todo claro si los visitadores po-
rales de plata en Parral. Gran parte de la expansión de esta dían o no ponerse por encima de otras autoridades. Palafox,
época fue orientada hacia Sinaloa y Sonora mediante la funda- por ejemplo, fue visitador y al mismo tiempo virrey. A todo
ción de misiones, establecimientos promovidos por franciscanos ello debe sumarse lo difuso de los linderos y términos jurisdic-
y jesuitas cuyo objetivo era lograr el reacomodo y la conversión cionales. El resultado fue un sistema de pesos y contrapesos
de las poblaciones nativas de las áreas nuevamente ocupadas. que permitía que afloraran las diversas tendencias u opiniones
Las misiones se basaban en la consolidación de un asentamiento y dejaba al descubierto los intereses, reconociendo la autoridad
fijo y trataban de reproducir en cierta medida la organización de suprema pero a la vez distanciándose de ella.
los pueblos de indios del centro del país. Algunas lograron su La corona no había encontrado en Nueva España terreno
propósito, pero otras no pudieron subsistir o hubieron de recu- ideal para instaurar el gobierno que más le convenía. Cuando,
rrir a la fuerza para mantener a sus neófitos; también enfrentaron según lo demandara la ocasión, tenía que imponerse un poco
situaciones de rebelión, como ocurrió con los tarahumaras en por aquí y ceder otro poco por allá, el resultado no era siem-
1648. Al mismo tiempo se fundaron en el Norte nuevos presidios pre el deseado. Pero tampoco era un desastre. El sistema de
o puestos militares y asentamientos civiles. pesos y contrapesos le convenía: no en balde conservó pacífi-
camente sus posesiones por tan largo tiempo.
* * * En primer lugar, tal sistema no era producto de un acciden-
te sino que derivaba de la concepción dominante del ejercicio del
Nueva España entró en su etapa de madurez con varios rasgos poder en el mundo hispánico, en el que la autoridad se afian-
distintivos. Para empezar, ninguna de las piezas que la coro- zaba en la justicia más que en la acción ejecutiva. Impartir jus-
na colocó en la estructura del poder poseyó toda la autoridad ticia era la potestad suprema del rey, y sus representantes y
requerida para mover los hilos de su política. Cierto que el go- delegados –desde los virreyes hasta los corregidores y alcaldes
bierno central se había consolidado, pero las competencias y mayores– participaban de esa función en sus respectivos ámbi-
jurisdicciones de virreyes y audiencias nunca quedaron defini- tos. Por ello era común llamarlos también jueces. La legislación
das del todo, sino que se traslaparon, e igualmente hubo puntos se acomodaba a los casos particulares y daba a los funcionarios
de conflicto con las autoridades eclesiásticas y la Inquisición al un amplio margen de discreción para aplicarla. Los posibles (y
igual que con los cabildos. La fragmentación de la autoridad frecuentes) excesos de éstos tenían un freno en la práctica de los
había estado presente desde los días de Cortés, pero se acen- juicios de residencia, mediante los cuales todos los representan-
tuó como consecuencia de las complicadas y contradictorias tes de la corona, incluidos los virreyes, estaban sujetos a una
disposiciones jurídicas que daban forma (o, más bien, medio censura pública al término de sus periodos de servicio. Muchos
daban forma) a las instituciones de gobierno. Por si esto fue- fueron multados fuertemente por sus faltas o abusos; otros lo-
ra poco, la corona disponía de cuando en cuando una visita, graron evadir los castigos. A pesar de sus imperfecciones, el
procedimiento que implicaba el envío de un funcionario direc- sistema pocas veces dio lugar a episodios de tiranía, y cuando los
hubo fueron solucionados con relativa prontitud.
Páginas siguientes: Gremios de la Nueva España. En segundo lugar, el sistema de pesos y contrapesos hacía
Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, SHCP. innecesaria la peligrosa y costosa opción de un régimen auto-
166 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 167

ritario basado en una fuerza armada, cosa que, por lo demás, rebasaban el centenar y tenían en promedio alrededor de cin-
España no podía proveer en un imperio tan vasto como el su- cuenta trabajadores cada uno. Fundadas en todo esto, las sumas
yo. El razonamiento que había detrás de esto no era diferente más grandes de dinero estaban ligadas a la actividad económi-
del que desembocó en el sistema de dominio indirecto sobre ca dominante de Nueva España: el comercio, y sobre todo el
los señoríos prehispánicos. comercio ultramarino. A muchos pueblos de indios tampoco
Debe tomarse en cuenta que la concepción prevaleciente les iba mal, porque se beneficiaban (relativamente) de su in-
de la sociedad en el mundo hispánico de esos años ponía én- serción en los nuevos circuitos mercantiles, obteniendo buenos
fasis en la asociación corporativa. Los individuos adquirían precios por sus productos (en especial la grana cochinilla) o
relevancia en función de su pertenencia a un cuerpo, y era por controlando parte de las actividades relacionadas con la arrie-
medio de alguno que entraban en el juego político. Nueva Es- ría y el transporte.
paña llegó a su periodo de madurez al tiempo que sus muchas Frente a este panorama hay que contrastar la penuria de la
corporaciones se habían asentado sólidamente y habían acotado corona. Conforme se veía envuelta en mayores dificultades
sus respectivos espacios de acción: la audiencia, los cabildos, económicas sus intereses se estrechaban: el resultado fue que
el consulado, las órdenes religiosas, los pueblos de indios, la la obtención de dinero quedó por encima de todo. Por medio
universidad, los gremios de artesanos, etc. Cada corporación, de impuestos, contribuciones extraordinarias y venta de ofi-
con plena personalidad legal, representaba y defendía los in- cios la metrópoli obtuvo, ciertamente, ingresos considerables y
tereses de su grupo y, al igual que la corona misma, se veía a seguros, pero también tuvo que enajenar parte de su poder
veces obligada a ceder en algunos puntos para ganar en otros. –ese mismo poder tan trabajosamente obtenido limitando la
Naturalmente, dentro de las corporaciones había también po- acción de encomenderos, doctrineros y caciques durante el si-
siciones divergentes, y cada una era como un microcosmos de glo XVI– en favor de una burocracia de nivel medio dominada
la sociedad mayor. En Nueva España las principales diver- por comerciantes, cabildos y, en general, las oligarquías loca-
gencias dentro de las corporaciones se empezaron a vivir, desde les. Así, el gobierno pagó un precio por su consolidación: el de
el siglo XVII, entre criollos y peninsulares. permitir un amplio reparto del poder, el cual, desde la pers-
El juego político favoreció los intereses criollos en la medida pectiva novohispana, se manifestaba en un considerable nivel
en que se hicieron valer en las corporaciones de mayor peso. de autonomía. Si esto se combina con la realidad de una Es-
También les sonrió el panorama económico. La Nueva España paña dependiente de sus posesiones americanas para mantener
de la primera mitad del siglo XVII vivía años de florecimiento su debilitada posición en el escenario mundial, el balance resulta
y recogía el fruto de lo sembrado –o, al menos, los españoles bastante favorable para Nueva España –o al menos para sus
lo hacían–. La minería experimentaba un crecimiento sosteni- privilegiadas elites.
do, y de la exitosa introducción de ganado, trigo y otras especies
se había pasado a actividades manufactureras de raíz europea.
Gran número de molinos de trigo producían enormes cantidades El florecimiento y sus límites (1650-1715)
de harina y disparaban el consumo de pan en toda la sociedad
novohispana, al tiempo que decenas de trapiches e ingenios Nueva España experimentó una serie de desarrollos de gran
proveían de abundante azúcar. Los obrajes, establecimientos complejidad que se hicieron manifiestos de manera muy par-
dedicados a la producción de tejidos, especialmente de lana, ticular a partir del segundo cuarto del siglo XVII, aunque algunos
168 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

ya se venían perfilando desde los años anteriores. Esta etapa


de la historia novohispana arroja muestras de auge indiscuti-
ble, pero también el encuentro con un límite.
Debe anotarse como rasgo de esta etapa –al mismo tiempo
que como continuación de la anterior– el arraigo y desarrollo
de una identidad propia en la que, por un lado, se cultivaron
con éxito modalidades locales de la cultura europea, como en
la literatura y la música polifónica, y, por otro, se crearon formas
y estilos artísticos inconfundiblemente novohispanos, como en
la arquitectura. La poetisa sor Juana Inés de la Cruz, cuya pro-
ducción literaria se concentró en los años de 1680 a 1695,
alcanzó a ser una figura de primer orden en la literatura caste-
llana y, aunque nunca salió de México, sus valores se reconocen
como universales hasta el día de hoy. La producción musical
fue fomentada con entusiasmo por los cabildos eclesiásticos.
A la magnificencia de la arquitectura contribuyó el dinamismo
de los centros urbanos, que en su mayoría acumulaban varios
decenios de estabilidad y crecimiento. La Iglesia secular recla-
mó los sitios más privilegiados en todos y cada uno de los es-
pacios habitados y se hizo presente con nuevos planteamientos
arquitectónicos, siempre de inspiración barroca, que compi-
tieron en esplendor con los antiguos (y ya casi abandonados)
conventos de los frailes mendicantes. Es evidente que la reli-
gión dominaba –y limitaba– el panorama cultural, pero también
hubo muestras nada desdeñables de saber científico, especial-
mente en la minería, la cosmografía y las matemáticas, de lo
que dan fe, entre otras, las obras de fray Diego Rodríguez y
Carlos de Sigüenza y Góngora.
También fue durante esta etapa cuando alcanzaron indivi-
dualidad o llegaron a su madurez otros elementos culturales
que se pueden definir como novohispanos y, ya desde la pers-
pectiva actual, como netamente mexicanos: la cocina, el vestido,
el mobiliario, el lenguaje, la música popular, la danza, etc. En

Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Cabrera, óleo sobre tela, 1750.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
170 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 171

sus detritus, contribuyeron a modificar de manera permanen-


te algunos de los agrosistemas.
La particularidad de la cultura novohispana también se
dejó ver tras el auge de varios cultos religiosos, especialmente
los dedicados a diversas advocaciones marianas. De entre to-
dos, ninguno descolló tanto como el de la virgen de Guadalupe,
sobre todo desde 1648, cuando se le empezó a difundir por toda
Nueva España a partir de su santuario original en las inme-
diaciones de la ciudad de México.
En el terreno económico debe anotarse, por un lado, la ex-
pansión de los rasgos señalados para la etapa anterior, y por
otro, la consolidación de un mercado libre de trabajo –desli-
gado de las prácticas tributarias– en beneficio de empresas
agrícolas manejadas por individuos españoles o por corpora-
ciones como los conventos o los colegios jesuitas –que se hicieron
grandes propietarios–. Detonadores de este proceso fueron la
Carlos de Sigüenza y Góngora, litografía, en Hombres ilustres mexicanos.
ya referida reforma del repartimiento en 1632 y la creciente
Colección particular. difusión de la moneda. Los trabajadores, procedentes en su
mayoría de los pueblos de indios, empezaron a ofrecer sus ser-
vicios a cambio de una paga. Los productos agrícolas entraron
todo ello operaron procesos de mestizaje cultural que involu- en circuitos de mercado amplios y competidos, igualmente aje-
craron mayoritariamente precedentes prehispánicos y españoles, nos a los esquemas tributarios derivados de la conquista.
pero también asiáticos y africanos (que se mostraban, por Estos acontecimientos estuvieron ligados a la conformación
ejemplo, en el extendido uso de sedas y marfiles, en la cerámi- final y a la proliferación de las haciendas. En su forma defini-
ca poblana y los fuegos de artificio, en el gusto popular por la tiva, las haciendas fueron una combinación de propiedad raíz,
canela, o en ciertas expresiones musicales). Muchos de los es- empresa agropecuaria y asentamiento fijo de población. A di-
clavos de origen africano habían sido asignados al servicio ferencia de sus predecesoras de etapas más tempranas, su rasgo
doméstico y eso daba un tono especial a la vida urbana. Estos esencial ya no fue tener trabajadores esclavos (aunque algunas
fenómenos culturales operaron en varios sentidos. Así, por de ellas los tuvieron) o estar asociadas a procesos de colonización,
ejemplo, el náhuatl de mediados del siglo XVII ya se había sino que dependieron de trabajadores libres y se entremezcla-
distanciado en muchas de sus formas expresivas de su antece- ron con los pueblos de indios en las regiones centrales del país.
dente prehispánico. Otros fenómenos tuvieron un componente Estas nuevas haciendas, que habrían de figurar como uno de
ambiental: la expansión de la ganadería, por ejemplo, no sólo los elementos más característicos del medio rural novohispa-
había provocado una revolución cultural (pues el uso de la lana no, se consolidaron a medida que mucha población libre,
y el consumo regular de carne cambiaron el vestido y la dieta usualmente de sangre mestiza, buscaba un lugar donde asen-
de casi toda la población indígena), sino que los animales, con tarse, o que gente de los pueblos de indios prefería abandonarlos
172 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

(temporal o permanentemente) por la conveniencia del tra-


bajo o para librarse del tributo. Así, se establecían como
peones, es decir, trabajadores asalariados residentes en los
terrenos de esas empresas y relativamente protegidos por ellas
(pues por entonces la mano de obra era escasa y valiosa). Si-
multáneamente, los propietarios procuraron ampliar la su-
perficie de sus posesiones comprando o alquilando tierras a
los pueblos vecinos. Entre ellos y las haciendas se estableció
una relación que durante un centenar de años se mantuvo en
relativo equilibrio.
Aunque las haciendas solían tener una base territorial am-
plia, no todas eran grandes propiedades. Su valor estaba en la
producción tanto como en la tierra. Y tampoco todas las pro-
piedades rurales eran haciendas. Los propietarios, por su parte,
constituían un grupo no menos heterogéneo. Entre los más
modestos se contaban pobladores de medianos recursos y cier-
tos clérigos, casi todos criollos y mestizos (era difícil hacer la
distinción entre ellos), pero al grupo se sumaban también al-
gunos caciques de pueblos de indios. En el otro extremo de la
escala estaban los comerciantes y mineros acaudalados (criollos
y peninsulares) que cerraban su círculo de negocios con la po-
sesión de cinco o seis grandes haciendas, y las corporaciones
eclesiásticas –órdenes religiosas (excepto los franciscanos), co-
legios jesuitas, conventos de monjas– que se habían hecho de
numerosas propiedades a base de compras y, sobre todo, do-
naciones piadosas. Estas instituciones también se estaban
agenciando infinidad de fincas urbanas, y sus cuantiosos ca-
pitales les permitían ejercer funciones crediticias. Una canti-
dad cada vez mayor de propiedades rurales estaba hipotecada
a su favor.
En contraste con estas historias de expansión, los pueblos
de indios de casi todas las regiones novohispanas entraron en
una fase de fragmentación política a partir de mediados del

Santa María, Virgen de Guadalupe patrona principal de la Nueva España jurada en México,
el 27 de abril año de la epidemia de 1737, José de Rivera, óleo sobre tela, 1778.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
174 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 175

siglo XVII. Los pueblos, herederos de los señoríos prehispánicos durante ella se vivieron revueltas regionales (Tehuantepec, 1660)
pero ya desligados de sus caciques, tendieron a dividirse con- y motines urbanos (México, 1692) relativamente violentos y de
forme sus distintas secciones o dependencias (sujetos y barrios), considerable repercusión política. El bandolerismo, antes casi
empezaron a desconocer a los cuerpos de república establecidos desconocido, se enseñoreó de los caminos.
y reclamar el derecho a crear los suyos propios, reproducien- Si bien en un contexto diferente, abusos de poder compa-
do en miniatura los rasgos corporativos de la unidad original. rables motivaron el gran alzamiento de los pueblos de Nuevo
El gobierno no objetó la práctica, y el resultado fue que llegó México en 1680, a resultas del cual los españoles fueron expul-
a haber tantos como cinco o seis diminutos pueblos de indios sados de la provincia y no pudieron regresar a ella sino diez
donde cien años atrás hubo sólo uno. Aunque en este juego años después. Cierto que Nuevo México era una región margi-
muchas localidades vieron satisfechas algunas de sus necesi- nal, pero el acontecimiento fue muy significativo: marcó el
dades inmediatas o circunstanciales –por ejemplo, mayor primer revés de la hasta entonces briosa expansión al Norte y,
seguridad en su propiedad corporativa–, el proceso anuló además, el inicio de unos años en que el imperio, por razones
cualquier relevancia política que los pueblos pudieron haber muy diferentes, sufrió otros golpes no menos duros.
conservado, y es una muestra adicional de cuán lejos habían Los franceses, por entonces enemigos de España (pues aca-
quedado en el pasado las condiciones de la conquista. baban de terminar una guerra de cinco años y pronto empeza-
Para los pueblos de indios no era fácil hallar el acomodo ideal rían otra), estaban incursionando con ímpetu en Norteamérica.
en un entorno que cambiaba tanto. La segunda mitad del siglo En 1685 un punto de la costa texana fue ocupado por una trá-
XVII se vio marcada por varias conmociones atribuibles a vicios gica expedición francesa cuyos integrantes perecieron al poco
y abusos en el ejercicio del gobierno, carestía, acaparamiento y tiempo. Como la corona se había vuelto sumamente susceptible
otros males del mismo jaez. Lo más notorio fue la expansión de frente a lo que ocurría en esta parte del continente, su respuesta
una práctica en que incidieron muchos de los corregidores y al- fue inmediata. Implicó, entre otras medidas, un avance sobre
caldes mayores: el llamado repartimiento de mercancías, que Coahuila (de lo que resultó la fundación de Monclova en 1689)
consistía en la venta forzada (y a precios inflados) de toda clase y el refuerzo de varios establecimientos militares. Pero nada de
de productos entre los habitantes de los pueblos de indios. A esto pudo evitar un hecho cuya enorme trascendencia se com-
veces esto implicaba también explotación descarada del tra- prendería años después: la fundación de la colonia francesa de
bajo, como cuando se forzaba a la población a comprar hilo la Luisiana. España pudo compensar este golpe con la ocupa-
para luego obligarla a vender (a precios mínimos) piezas de ción de Baja California, promovida por los jesuitas a partir de
tela. La práctica fue tolerada hasta cierto punto como una más 1697 con el exclusivo fin de extender sus misiones, empresa en
de las cargas tributarias que sufrían los pueblos, y se le llegó a la que obtuvieron magros resultados.
aceptar como el modo de remunerar a estos funcionarios (que Si el balance de la situación en el Norte era preocupante pa-
prácticamente no recibían sueldo, o bien habían comprado el ra la corona, más lo era el que arrojaba la creciente actividad de
oficio). Pero aun los abusos tienen un límite socialmente acepta- ingleses, franceses y holandeses. Éstos se adueñaban del Caribe
ble, y cuando éste se rebasaba surgía la protesta en todas sus valiéndose de sus piratas o corsarios, quienes, entre otras embes-
formas. Aunque de ninguna manera privativos de esta etapa, tidas, atacaron Veracruz y Campeche a sangre y fuego en 1683
y 1685. Ni los dineros de los situados ni las débiles defensas es-
Páginas siguientes: West Indies, 1715. Colección particular. pañolas pudieron evitar que los ingleses tomaran Jamaica en
178 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 179

1655 y que, apoyados en esta base, ocuparan cinco años des- Campeche y Acapulco. Un elemento adicional que desalentaba
pués una extensa zona del oriente de Tabasco (alrededor de la la vida frente al mar era el justificado temor a los piratas.
Laguna de Términos, donde permanecieron hasta 1716), así Nueva España se había desentendido notablemente de su
como Belice, que no habrían de abandonar. Su breve ocupación frente oriental: Tabasco, Yucatán, la frontera con Guatemala.
de La Habana en 1692 causó enorme zozobra. Los descalabros La ya mencionada ocupación inglesa de Belice y la Laguna de
españoles apenas se compensaron con el sometimiento en 1697 Términos fue vista como un percance que no merecía una acción
de un reducto maya que había permanecido prácticamente in- punitiva. Los lazos comerciales con Guatemala (que desde su
dependiente en Tayasal, en el corazón del Petén. fundación como gobierno separado incluía a Chiapas), impor-
tantes hasta bien entrado el siglo XVII, tendieron a decrecer. La
región costera del Soconusco, casi deshabitada desde las últi-
* * * mas epidemias, fue objeto de disputas jurisdiccionales que prác-
ticamente nadie se ocupó de resolver. En Yucatán, entre tanto,
El hecho de que Nueva España despidiera el siglo XVII con un se acentuaban los rasgos particulares que hacían de esa provin-
par de asentamientos ingleses dentro de sus costas era muy cia una entidad virtualmente separada. Estaba supeditada a
significativo. Tal intromisión, inimaginable cien años atrás, re- México en materia judicial y eclesiástica, y su gobierno reconocía
flejaba la decadencia del poder marítimo español y el ascenso teóricamente subordinación al virrey, pero los asuntos yucatecos
de sus enemigos. Nueva España, por otra parte, había llegado se manejaban con total autonomía y, llegado el caso, se trataban
a su madurez al tiempo que salía del aislamiento en que había directamente en España. La economía de la provincia era muy
vivido encerrada durante su fase fundacional. Los aconteci- cerrada y había conservado estructuras muy arcaicas, entre las
mientos del mundo exterior le afectaban directamente. cuales destacaba la encomienda. El gobierno virreinal rara vez
Pero no demasiado. Las intromisiones inglesas perturbaban se mostró interesado en estos asuntos.
una parte del país que había quedado casi despoblada desde fi- Las fronteras exteriores del Norte (que en esta época se
nes del siglo XVI y, además, Nueva España había orientado su designaba usualmente con el nombre de Septentrión) perma-
expansión e intereses hacia el Norte, distanciándose del mundo necían completamente indefinidas y se extendían por un es-
centroamericano y aun de Yucatán. Si se veía involucrada en los pacio casi vacío. Las primeras irrupciones de los indios
asuntos del Caribe era por exigencia de la corona. Más traumá- atapascanos del norte del continente –los llamados apaches–
ticas fueron la temporal pérdida de Nuevo México y la proximi- fueron otra fuente de preocupación. El gobierno gastó mucho
dad de los franceses en los litorales del Noreste, acontecimientos dinero en organizar distintos esquemas de control. En medio
que motivaron respuesta inmediata y decidida. Todo lo dicho, de un sinnúmero de proyectos para la reorganización y defensa
sin embargo, afectaba a la periferia, mas no al centro de Nueva del Septentrión se privilegió el tendido de una cadena de pre-
España, y eso marcaba una gran diferencia. sidios o establecimientos militares de Texas a Sonora, de lo
A pesar de su creciente relación con los sucesos del mundo cual se obtuvieron resultados muy discutibles debido, en gran
exterior, Nueva España había llegado a su madurez como un medida, a la escasez y falta de preparación del personal que
país concentrado en su interior y rodeado de un contorno vir- debía mantenerlos. A pesar de sus fallas, estos ensayos contri-
tualmente cerrado. Costas y litorales quedaban fuera de toda buyeron a formar la experiencia de individuos que un poco
posibilidad de intercambio marítimo con excepción de Veracruz, después ayudarían a alimentar los cuadros de oficiales en el
180 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 181

ejército y ocuparían importantes puestos de gobierno. La fami-


liaridad con el Septentrión y el interés en sus problemas y cir-
cunstancias habría de dejar una marca importante en Nueva
España durante los tiempos por venir.
Pero con todo y su creciente importancia, el Septentrión no
dejaba de ser todavía un espacio casi tan marginal como las
costas y el frente oriental de Nueva España. Ésta, cabe repetir,
era un país volcado hacia su interior. Todas las ciudades impor-
tantes, las regiones dinámicas, la actividad económica, las vías
de comunicación, las manifestaciones artísticas, la riqueza, la
gente, se concentraban en el altiplano del México central. Esta
configuración general del espacio novohispano, creada duran-
te el siglo XVI y consolidada durante el XVII, domina aún hoy la
geografía del país. Hay razones climáticas y ambientales que
explican parcialmente el hecho, que en buena medida también
Puerto de Cádiz, grabado, siglo XVII. Colección particular.
proviene de la fundación original de Nueva España en el sitio
de México-Tenochtitlan, pero no es menos importante el que la
corona construyera deliberadamente un sistema comercial su- Los atisbos del periodo final (1715-1760)
mamente restrictivo y una frontera cerrada.
Tales eran las líneas generales del mapa de Nueva España, El cambio dinástico en España ocurrió cuando su trono, sin
que en su haber tenía ya casi dos siglos de existencia y un cente- heredero, pasó de la casa de Austria (o de Habsburgo) a la de
nar de años vividos en su fase de madurez. Mirando a lo particu- Borbón, misma que reinaba en Francia: el nuevo rey de España,
lar, y sobre todo a su parte medular, podían verse ya claramente Felipe V, era nieto de Luis XIV. El acontecimiento provocó
dibujadas las regiones que la experiencia colonial había creado. gran conmoción en España, pero en México el curso normal
Algunas reproducían con pocas variantes los sistemas espaciales de los asuntos se alteró poco, o al menos no de una manera in-
heredados del pasado prehispánico, como ocurría en la Mixteca mediata o evidente. Sólo después de unos años, hacia 1715, se
Alta y muchas de las zonas serranas, pero otras eran netamente pudo advertir que llegaban tiempos nuevos. A la configura-
coloniales en su origen y desarrollo, como el Valle de Puebla. De ción de una etapa más de la historia novohispana –la última a
éstas, ninguna fue tan conspicua y dinámica como el Bajío, que considerar en este capítulo– contribuyeron también ciertos su-
había nacido de los primeros avances hacia el Septentrión pero se cesos de la política europea.
integró pronto a la parte medular del país. A principios del siglo La afinidad dinástica entre España y Francia no borró la
XVIII el Bajío era la región con mayor crecimiento demográfico, desconfianza entre ambas naciones pero sí aseguró una con-
mayor desarrollo urbano, mayor producción agrícola y mayor di- vivencia estable. En cambio, la relación con Inglaterra fue
namismo social, lo que la haría figurar de manera cada vez más tortuosa y condujo a varias guerras, empezando por la muy
prominente en la historia de Nueva España. prolongada que involucró a este país en los conflictos por la su-
cesión española. El tratado de Utrecht, por el que se puso fin
182 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

a esta guerra en 1713, sancionó la permanencia de la casa de


Borbón en España, pero la obligó a hacer varias concesiones
comerciales en favor de los ingleses. Éstos obtuvieron, a partir
de entonces, un asiento o derecho exclusivo a llevar esclavos
africanos a América.
En España se quiso aprovechar la situación para hacer al-
gunas reformas al rígido sistema que gobernaba el comercio
trasatlántico. El control del tráfico marítimo se mudó de Sevi-
lla a Cádiz y se impusieron algunos arreglos en el sistema de
flotas; adicionalmente, para mayor control de sus movimien-
tos, se dispuso la celebración de ferias comerciales anuales que
coincidieran con la llegada de los convoyes a tierras america-
nas. La feria novohispana se celebró en Jalapa a partir de
1728. Pero estas medidas fueron bastante superficiales y no
ofrecieron una respuesta efectiva ante un hecho que año con
año se hacía más patente: los ingleses aprovechaban la oca-
sión que les brindaba el asiento de esclavos (que en Nueva Es-
paña nunca rebasó modestas proporciones) para introducir
géneros europeos y establecer contactos que les permitieron
iniciar lo que rápidamente se convirtió en un bien organizado
sistema de contrabando. Con ello se llevaban una buena taja-
da del comercio con las posesiones españolas en América. Las
excesivas restricciones comerciales impuestas por la metrópo-
li habían creado en Nueva España un terreno fértil para estas
actividades.
Una nueva guerra con Inglaterra en 1739 tuvo consecuen-
cias más directas en el terreno comercial, entre las cuales cabe
destacar la paralización de las flotas hasta 1754. Lo más tras-
cendental de este hecho fue que, a falta de flotas, el comercio
se hizo de manera exitosa en barcos sueltos llamados navíos de
registro, con los cuales se estableció un precedente que habría
de servir, algunas décadas más tarde, para fundamentar la
gradual liberación del tráfico mercantil.

Baltasar de Zúñiga y Guzmán Sotomayor y Mendoza, Marqués de Valero, Juan Rodríguez


Juárez, óleo sobre tela, ca. 1720. Archivo del Convento de Corpus Christi de México.
184 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 185

Las cuestiones comerciales no fueron las únicas que refle- puede tomarse como uno más de los primeros ejemplos de la
jaron las nuevas circunstancias. La corona emprendió a partir actitud cambiante o modernizadora del gobierno.
de 1714 una reorganización de las agencias de gobierno encar- Conviene anotar que hacia 1750 la población de Nueva Es-
gadas de manejar los asuntos americanos. Durante los siguientes paña era algo superior a cuatro y medio millones de habitantes,
veinte años los destinos de Nueva España fueron encomendados de los cuales la mitad o algo más estaban ligados a los pueblos de
a dos virreyes sucesivos (los marqueses de Valero y Casafuerte) indios (es decir, los matriculados como tributarios y sus de-
que lograron un gobierno estable, bien coordinado, y gradual- pendientes) y el resto era básicamente población criolla o mestiza
mente más eficiente. Otros virreyes posteriores fueron por lo (o mulata y de combinaciones diversas, a la que ya era común
regular gente más capacitada que el promedio de sus predeceso- denominar gente de casta). Dentro de esta cifra, las dimen-
res. También hubo cambios notables en el estilo y el lenguaje del siones de ciertos grupos particulares no eran muy grandes. Los
gobierno, y puede hablarse de una mayor burocratización. individuos de origen africano, incluidos esclavos y libertos,
Un hecho de gran importancia fue el establecimiento del rondaban 10 000 en total, y los españoles peninsulares no re-
Tribunal de la Acordada en 1719. Con él se formó el primer basaban en un momento dado la cifra de 20 000. En ciertas
cuerpo policial efectivo del país, explicable como la respuesta áreas, en particular el Bajío, Nueva Galicia y el Norte, los mes-
al alarmante número de salteadores que asolaban los caminos tizos constituían la mayoría.
de Nueva España. Su mayor significado, sin embargo, radica en Con la creciente presencia de mestizos y mulatos en el me-
haber sido la primera muestra concreta de una nueva filosofía dio rural se vivió un aumento significativo en el número de
de gobierno que ponía énfasis en la efectividad de una autori- pobladores libres que también eran pequeños propietarios (es
dad superior y en la necesidad de proveerle los medios necesa- decir, no tributarios y no incorporados en los pueblos de indios
rios para hacerse valer. Cabe anotar que en Nueva España las ni en las haciendas). Por lo común se les conocía con el nom-
únicas fuerzas armadas existentes hasta este momento eran la bre de rancheros debido a su asentamiento original en ranchos
guardia del virrey y diversos cuerpos de milicias locales, algu- o localidades pequeñas e informales. Algunos se acomodaban
nos eventuales y otros organizados de manera más permanente, como arrendatarios de tierras de las haciendas. En ciertos ca-
cuyo fin era defender las costas y las fronteras norteñas (o al sos estos rancheros, dándose cuenta de las ventajas legales de
menos aparentarlo). Ninguno estaba compuesto por militares formalizar sus asentamientos, se organizaron corporativamen-
de profesión ni mucho menos existía la estructura jerárquica y te como pueblos de indios –aunque ni su composición social ni
organizada propia de un ejército moderno. su historia fueran afines a las de los antiguos y verdaderos pue-
Otro acontecimiento relevante fue la epidemia de tifo, o ma- blos de indios–. Comoquiera que fuese, su presencia cada vez
tlazáhuatl, que abarcó de 1736 a 1739, menos mortífera que más importante estaba produciendo algunos cambios en la es-
sus precedentes del siglo XVI pero más extendida geográfica- tructura social, cada vez más compleja, del medio rural.
mente como consecuencia del mayor intercambio de personas En esta etapa de la vida novohispana fueron muy llamativos
y bienes. La epidemia no fue tan intensa como para revertir la los acontecimientos del Norte, y no sólo por los auges mineros,
tendencia demográfica, que iba en ascenso desde mediados del que se comentarán más adelante. Debe resaltarse el apogeo de
siglo anterior, pero fue muy significativa por sus consecuencias la actividad misionera, con los jesuitas principalmente en So-
económicas y porque dio pie a una intervención oficial con di- nora y los franciscanos en Texas (colonizado de manera defi-
ferentes proyectos sobre el mejor modo de controlarla, lo que nitiva a partir de 1715). Aparte de sus funciones religiosas y
LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 187

de organización política local, algunas de las misiones llegaron


a consolidarse como localidades estables y relativamente po-
pulosas, y como tales alentaron la inmigración de pobladores
diversos que se instalaron en sus inmediaciones (algo con lo
que los misioneros nunca simpatizaron). Las redes de inter-
cambio se hicieron más densas y frecuentadas, y en ellas par-
ticiparon diversos grupos de yaquis, ópatas, tarahumaras y
otros, al lado de una población mestiza de ascendencia muy
variada y con gran movilidad social.
También importante para el Norte fue la ocupación de Ta-
maulipas o Nuevo Santander a partir de 1748, que merece in-
dividualizarse por dos razones. La primera es que con ella se
llenó uno de los grandes espacios que la expansión aún no había
penetrado, sembrándolo de pequeñas poblaciones. La segun-
da, y más significativa, es que en Tamaulipas se inauguró un
nuevo modelo de colonización, ejecutado bajo el control del
gobierno, planificado con rigor y organizado con lineamientos
casi militares: un ejemplo más del espíritu innovador con que
las autoridades abordaban sus proyectos.
Con todo, la densidad de población en el Norte permane-
ció muy baja, y grandes latifundios tomaron el control de ex-
tensísimas zonas desocupadas. Entre todas estas circunstancias
habría de cobrar forma un patrón cultural que es lo que, con
el tiempo, se ha entendido como una forma de vida típica-
mente norteña, distinta en algunos aspectos de la del centro
del país. Pero una generalización como ésta, aunque válida
hasta cierto punto, no debe ocultar las grandes diferencias que
el Norte fue creando en su seno a lo largo de su historia. Mues-
tra de ello fue el caso de excepción que se dio en la región del
Nayar (es decir, la sierra de los coras y los huicholes), enclave
relativamente céntrico que había permanecido fuera del con-
trol español y que no fue conquistado sino hasta 1722. Puede
decirse que, al igual que veinticinco años atrás en el Petén, el
gobierno cubría sus asignaturas pendientes.

Catedral de Puebla. Foto JIGM.


LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 189

Pero las nuevas prioridades que se habían puesto sobre la


mesa eran costosas y se enfrentaban con la cada vez más evi-
dente debilidad económica de la corona. Por fortuna para ella,
Nueva España continuaba viviendo una apreciable bonanza
económica fundada en su comercio, en su rica producción agrí-
cola y, de manera especial, en un nuevo y muy conspicuo auge
minero, representado por el descubrimiento de yacimientos de
plata no sólo en localidades norteñas, como Guanaceví, Cusi-
huiriáchic, Batopilas, Chihuahua y Álamos, sino también, y
sobre todo, en lugares cercanos al centro del país, como Gua-
najuato, Real del Monte y Taxco. De las riquísimas minas de
estos sitios surgieron grandes y ostentosas fortunas que la me-
trópoli no dejó de percibir.
Siempre buscando nuevas y lucrativas fuentes de ingreso, y
a tono con su política de venta de oficios públicos, la corona dio
un paso más allá y procedió a ofrecer posiciones de mayor va-
lor, como por ejemplo en las audiencias. La ocasión sirvió a los
criollos para mejorar su posición y sus contactos. Al mismo
tiempo la corona abrió la puerta a la adquisición de nuevos y ru-
tilantes títulos de nobleza. Con ello se creó un nuevo elemento
de desigualdad en la ya de por sí heterogénea estructura social
novohispana (que poco antes de 1700 contaba sólo con tres an-
tiguas familias tituladas, pero habrían de ser catorce en 1759).
La nueva nobleza estuvo integrada sobre todo por mineros, pe-
ninsulares en su mayoría, o por individuos que habían hecho
méritos –y dinero– en las arduas tareas del Septentrión.

* * *

A mediados del siglo XVIII Nueva España era un país que ha-
bía alcanzado suficiente solidez como para encontrar en él, no
obstante su situación colonial, muchos de los elementos de
identidad que habrían de expresarse más tarde en el México

Mapa de la Sierra Gorda y Costa del Seno Mexicano, anónimo, tinta y acuarela sobre papel,
1792. AGN.
190 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 191

independiente. La consolidación de una identidad nacional o, de ganado a lo largo de distancias tan grandes como la que
en términos más generales, “americana”, fue una preocupa- hay entre Sinaloa y la ciudad de México. Intercambios como
ción fundamental de la cultura criolla y mestiza. Historiadores éstos contribuían, de un modo u otro, a armar un entramado
que recogieron los enfoques indigenistas sembrados en el siglo global. Pero, pasando a otras expresiones de la vida económi-
anterior, como José Joaquín Granados Gálvez, revivieron, y en ca, la mayoría de los productos agrícolas y manufacturas te-
gran medida crearon, la idea de la gran nación tolteca –inicio nían un mercado que rara vez rebasaba el ámbito de sus
de la historia de la “tierra de Anáhuac”– y de la legítima mo- regiones, y las diferencias entre unas y otras en materia de pre-
narquía o “Imperio Mexicano”. De aquí sólo faltaría un paso cios y disponibilidad de bienes eran muy grandes. Además, es-
para definir como “mexicana” a la nacionalidad que cobraba pecialmente en ranchos y pueblos de indios, la economía
forma en Nueva España. dominante era de subsistencia.
Naturalmente, tales intentos de conformación de una iden- Las redes de comunicación eran completas en un sentido;
tidad se restringían a una elite intelectual muy reducida –tal incompletas en otro. Por un lado, casi toda Nueva España se
vez poco más de mil personas–. El común de la gente estaba podía recorrer a pie o en montura por veredas y caminos de he-
lejos de tener conciencia de estas cuestiones, máxime que aun rradura que tapizaban todos sus espacios (planos o montañosos)
la educación más elemental era de alcances reducidos y no to- con excepción de las áreas selváticas o las muy deshabitadas, y
caba, ni de lejos, temas históricos. Esta falta de conciencia no el libre tránsito sólo se entorpecía en la temporada de lluvias.
significaba ausencia de denominadores comunes, muchos de Por otro, los caminos carreteros, puentes y otros elementos ne-
los cuales quedaron ya referidos al hablar de la etapa prece- cesarios para el transporte masivo y económico de mercaderías
dente. El culto a la virgen de Guadalupe, cada vez más popular, diversas eran pocos y malos, y estaban circunscritos a la zona
fue un excelente catalizador ideológico. Pero las identidades central y partes del Norte. Había una movilidad espacial relati-
más fuertes se apoyaban en sentimientos regionales y, en el caso vamente amplia, pero de personas más que de bienes.
de la población indígena, en la individualidad de los pueblos, Al combinar este panorama con el de la movilidad social,
que a pesar de su evolución y fragmentaciones seguían siendo la Nueva España de mediados del siglo XVIII ofrecía un cuadro
el referente básico, y a menudo el único, de la vida social y no menos contrastado. Las nítidas categorías sociales de los
cultural. La identidad corporativa, cabe señalar, era muy fuerte tiempos de la conquista –españoles e indios– todavía eran re-
en todas sus expresiones y, como tal, significaba un contrape- conocibles en ciertos grupos de población que mantenían su
so frente a cualquier otra. distancia social o su aislamiento cultural. Pero, salvo estas ex-
En el terreno económico también se dejaban ver, alterna- cepciones, tales categorías eran ya inoperantes: la población
tivamente, muestras tanto de integración como de falta de ella. se había mezclado demasiado como para que tuviera sentido
Los insumos y los productos de la actividad minera cubrían trazar linderos sociales en esos términos, y continuaba mez-
circuitos amplios que abarcaban casi todo el país, las opera- clándose tanto racial como culturalmente. La legislación per-
ciones de crédito –sustentadas en libranzas, consignaciones, mitía conservar diferencias que a muchos convenía recalcar en
pagarés y otros instrumentos– se extendían de un extremo a busca de privilegios diversos, pero era un reflejo engañoso de
otro, y las hipotecas que respaldaban la actividad agropecua- la realidad social. En cambio, lo que se anunciaba en esta eta-
ria enlazaban a los centros urbanos con todas las regiones. El pa de la historia colonial era el surgimiento de clases sociales
abasto de carne a las ciudades implicaba desplazar partidas determinadas más por su posición económica que por cuales-
192 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 193

El Parián, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII. Colección Banamex.

quiera otras consideraciones. La distancia entre ricos y pobres y por otro a tributarios, peones, rancheros, artesanos y el per-
–muy pocos los primeros, muchos los segundos–, sus intereses sonal más humilde del gobierno y la Iglesia. Estas diferencias
encontrados y sus diferentes percepciones de la realidad ha- socioeconómicas se hicieron más críticas a medida que la co-
brían de tener un peso importante en la historia de los últimos rona se alejó de su interés por mantener el principio de legiti-
años de Nueva España, pero igual lo habrían de tener las afi- midad basada en la justicia y se preocupó más por afirmar su
nidades que unirían por un lado a las elites más privilegiadas poder y saciar su apetito fiscal.
194 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA ÉPOCA COLONIAL HASTA 1760 195

CONCLUSIÓN y que había logrado que buena parte de la riqueza que gene-
raba permaneciera en suelo americano, las acciones e intencio-
España sufrió muchas pérdidas al apoyar a Francia contra nes de la corona auguraban cambios sustanciales y un reclamo
Inglaterra durante la llamada Guerra de los Siete Años (1756- de esa riqueza. Es comprensible que algunos historiadores hayan
1763), acontecimiento europeo que tuvo repercusiones importan- definido estos años de mediados del siglo XVIII como aquellos en
tes en el continente americano. Los ingleses se apoderaron de los que el gobierno ilustrado, desde su perspectiva, pondría fin
La Habana en 1762, y esto provocó la fractura definitiva del a los tiempos de la impotencia para dar principio a los tiempos
sistema de flotas y un gran nerviosismo en el gobierno español. de la autoridad.
Cuando se firmó la paz España recuperó La Habana y pudo
reanudar sus operaciones comerciales, pero la experiencia había
sido traumática. Tal como había ocurrido después de la derrota
de la Armada Invencible en 1588, en España creció la preocu-
pación por subsanar las debilidades del imperio y procurar
devolverle algo del brillo que había perdido. Y también, igual
que casi dos siglos atrás, la corona echó mano de los recursos que
podía obtener de sus posesiones ultramarinas. Pero, fuera de
esas similitudes, las circunstancias eran muy diferentes. En pri-
mer lugar, las potencias europeas habían modificado su con-
cepción del poder y del Estado, abandonando muchas de sus
antiguas perspectivas patrimonialistas para dar lugar a lo que
se conoció como “despotismo ilustrado”, es decir, la exaltación
de un gobierno autoritario, centralizado, eficiente, racionalista
y preocupado por el avance material, pero también interesado,
si no es que obsesionado, por ampliar su base fiscal a toda costa.
Además, en 1759 el trono de España había sido ocupado por un
monarca sumamente activo, Carlos III. Él y sus ministros se en-
cargarían de llevar a cabo un sinnúmero de ajustes y reformas,
juntamente con un relevo de las personalidades del gobierno.
Una nueva generación de funcionarios, oriundos de España y
muchos de ellos con formación militar y experiencia en las duras
condiciones del Septentrión, habría de sustituir a la burocracia
colonial, que a ojos de los flamantes ilustrados era ineficiente y
corrupta. Y no se habría de tolerar que tantas posiciones de po-
der permanecieran en manos de criollos.
Teniendo en cuenta que Nueva España se había conducido
durante el siglo XVII con una considerable dosis de autonomía,
LAS REFORMAS BORBÓNICAS

LUIS JÁUREGUI

D ESDE LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XVIII la corona españo-


la emprendió cambios en la manera de administrar sus vastas
posesiones americanas. En la primera mitad del siglo las refor-
mas fueron más bien tímidas, después se aplicaron innovaciones
de gran vigor que comúnmente se conocen como “reformas
borbónicas”. Tímidas y audaces, todas respondieron al deseo
de la dinastía borbónica en España de retomar los hilos del
poder en América –particularmente en Nueva España, la pose-
sión más rica– iniciando así un proceso de modernización que
duraría prácticamente todo el siglo.
La modernización borbónica tuvo sus bases en una forma de
pensamiento y sistema de valores que se conoce como Ilustra-
ción. Las características principales del movimiento ilustrado
son la confianza en la razón humana, el descrédito de las tradi-
ciones, la oposición a la ignorancia, la defensa del conocimiento
científico y tecnológico como medio para transformar el mun-
do, y la búsqueda, mediante la razón y no tanto la religión, de
una solución a los problemas sociales. En pocas palabras, la
Ilustración siguió un ideal reformista. Su aplicación fue un
proceso de modernización adoptado en el siglo XVIII por prác-

Plaza Mayor de la ciudad de México (detalle), anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 199

ticamente todos los monarcas europeos, de ahí la forma de go-


bierno conocida como “despotismo ilustrado”.
Debido a que chocaba con una sociedad apegada a valores
tradicionales, la Ilustración en España llegó por conducto de
la aristocracia, funcionarios y eclesiásticos; uno de éstos fue
Benito Jerónimo Feijoo, quien con una prosa amena y directa
cuestionó –siempre dentro de los límites de la fe católica– ideas
comunes que consideraba erróneas. Los escritos del padre Fei-
joo fueron muy populares, leídos y comentados por laicos y
eclesiásticos. Por otro lado, el ejercicio del poder por parte de
la dinastía de los borbones fue un claro ejemplo de despotis-
mo ilustrado. Los ministros de Carlos III (1759-1788) y de su
hijo Carlos IV (1788-1808) influyeron en el ánimo reformista
de ambos monarcas; además, difundieron las ideas ilustradas
mediante las llamadas Sociedades Económicas de Amigos del
País y la naciente prensa periódica.
En América las nuevas ideas se aplicaron dentro del molde
de una forma de gobierno ilustrada con un monarca absoluto
cuya autoridad no se cuestionaba. Por este motivo en el trans-
curso de los años se aplicaron cambios modernizadores sobre
las formas de gobierno virreinal; los más destacados ocurrieron
entre 1760 y 1808 y se conocen como las “reformas borbóni-
cas”. Éstas fueron una estrategia del gobierno imperial para
lograr el desarrollo de los intereses materiales y el aumento de
la riqueza de la monarquía mediante cambios importantes en
aspectos fiscales, militares y comerciales, así como el fomento a
diversas actividades productivas. En el ámbito de las reformas
también se diluyeron privilegios, se mejoró en algo la condición
del indio y se extendió la cultura. En este último caso la coro-
na tuvo mucho que ver, pues envió desde Europa a personajes
ilustrados para desarrollar las ciencias, las artes y la industria.
Pero también los americanos tuvieron que ver en la adopción de
nuevas ideas, toda vez que, de manera disimulada, lograron ac-
ceder a ideas ilustradas emancipadoras y hasta revolucionarias.

Carlos III, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII. Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
200 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 201

La mayor cultura y prosperidad hicieron más claro a los criollos miento del sistema defensivo, particularmente en el Caribe y
que el dominio español estaba plagado de abusos y defectos. el norte de Nueva España, así como con la centralización del
Así, el periodo de las reformas borbónicas en Nueva España no poder en manos de los funcionarios del rey. Estas dos tareas re-
sólo fue importante por el crecimiento económico logrado y querían fuertes cantidades de recursos fiscales, para lo cual
por la apertura al mundo atlántico; también fue un periodo de también se emprendió una reforma de fondo en la adminis-
crisis de una sociedad que se percató de que era distinta. tración de la real hacienda novohispana.
A diferencia de la mayoría de los virreyes de los siglos an-
teriores, los que gobernaron Nueva España durante el reinado
UNA VISIÓN DE CONJUNTO de Carlos III fueron hombres extraordinarios: ninguno era no-
ble de nacimiento y todos llegaron a tan alta posición por mérito
En Nueva España el reformismo de los borbones se inició con propio; más importante aún, a todos los impulsaba el afán de
tres visitas (inspecciones a personas y oficinas) que ordenara el renovación del imperio en general y de Nueva España en par-
rey Felipe V (1700-1746) y que reflejaban la clara conciencia ticular. Como si esto no fuera suficiente, la corona española
de la corona de que la situación administrativa del virreinato ordenó a mediados de la década de 1770 una inspección gene-
era deplorable. Gracias a que la economía mostraba un desem- ral de todas las cajas reales de Nueva España: la célebre visita
peño vigoroso, se llevaron a cabo entonces cambios de corte de José de Gálvez (1765-1771). A partir de que este persona-
administrativo que le permitieran a la corona contar con recur- je es nombrado ministro de Indias en 1776, en Nueva España
sos para realizar otros de mayor envergadura. Estos primeros se empiezan a aplicar con fuerza las medidas correctivas que
cambios consistieron en la llamada “centralización de los in- durante su visita había detectado como necesarias. Es en este
gresos reales”, esto es, la transferencia del cobro de impuestos periodo que se emprende la formación de cuerpos de defensa
de manos de particulares a las de los funcionarios del rey. virreinales y se establece la Comandancia General de las Pro-
La ocupación de La Habana por la armada inglesa en 1762 vincias Internas (1776). También en aquellos años se intenta
marcó la necesidad de emprender una segunda etapa de refor- disminuir el poder del virrey y comienza la reforma en la ad-
mas, más enérgica que la anterior; a ello contribuyó en gran ministración provincial con el establecimiento de los inten-
medida el que unos años antes hubiera llegado al trono Carlos dentes y subdelegados (1786).
III de Borbón. Ciertamente, el nuevo monarca contaba con A pesar del ímpetu inicial que recibe este programa mo-
amplia experiencia en las artes de gobierno; sin embargo fueron dernizador, con la muerte de Gálvez en 1786 –y con la llegada
las circunstancias las que lo obligaron a emprender la reorga- al trono de Carlos IV, quien debió enfrentar circunstancias in-
nización político-administrativa de los virreinatos, que en buena ternacionales más adversas que su padre– se observa un cambio
parte continuaba anclada en ordenamientos de fines del siglo en el reformismo borbónico en el que dicho impulso se ve distor-
XVI. Las circunstancias fueron de índole internacional y princi- sionado respecto a su intención inicial. Por el lado económico,
palmente de características bélicas. Por lo mismo, las reformas este cambio también se explica por el relativo freno que mues-
que acometiera Carlos III tuvieron que ver con el fortaleci- tra el desempeño de la economía novohispana comparado con
las dos décadas anteriores, por el hecho de que la real hacienda,
Páginas siguientes: Carlos IV y su familia, Francisco de Goya, óleo sobre tela, 1800.
habiendo extraído en exceso recursos fiscales de la población
Museo del Prado, Madrid. novohispana, comienza a recurrir, en mayor proporción que
204 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 205

en el pasado, a préstamos y donativos, y porque, con motivo LAS PRIMERAS REFORMAS DE LA DINASTÍA BORBÓNICA
de conflictos internacionales, Nueva España se ve “beneficiada”
con el llamado “comercio neutral” (1796-1802 y 1804-1808). Para el gobierno imperial en España era insostenible la situa-
Las reformas borbónicas también tuvieron impacto en los ción de su posesión más rica en América. Tres accidentadas
aspectos sociales y culturales. Fue en estos años que la pobla- visitas parciales (1710-1715, 1716 y 1729-1733) habían mos-
ción resintió el dominio español; un dominio que sólo permitía trado la necesidad de modificar el estado de las cosas: por
el progreso a los más privilegiados, y aun a ellos les costó, y ejemplo, desde 1711 se venía haciendo notar a las autoridades
mucho, apoyar a la corona. Los criollos, a pesar de los resenti- metropolitanas que la renta de alcabalas (impuestos internos
mientos que acumularon durante el periodo, se beneficiaron de cobrados por el tránsito de una mercancía por un suelo alca-
los grandes avances en las instituciones culturales y de la aper- balatorio) proporcionaría más dinero si fuera administrada
tura a otras sociedades del mundo atlántico. A los indígenas por un funcionario de la corona que si se arrendaba a alguna
también les pesó el dominio español, pero más les afectaron las corporación (comerciantes o cabildos civiles). El problema era
varias crisis de subsistencia que hubo en esos años, particular- que, casi siempre, los virreyes decidían otorgar la renta a una
mente las de 1785-1787 y 1808-1810. Hacia la primera década corporación en lugar de que quedara en manos de la corona.
del siglo XIX Nueva España era la caja de caudales del monar- Para el caso de las alcabalas, como para muchas otras rentas
ca español, contaba con una economía en vías de consolidación (casa de moneda, tributos, pólvora, tabaco, naipes, derecho de
y con una identidad propia. La presión que la corona aplicó so- ensaye, bulas, pulque, etc.), la situación comienza a cambiar en
bre los novohispanos en los últimos años del periodo borbónico 1732 con la incorporación a la corona de los cargos más impor-
empobreció a una parte de la población y nulificó las posibi- tantes de la Casa de Moneda de la ciudad de México; esto signi-
lidades de crecimiento económico futuro de la colonia y del ficaba que los mismos dejaban de venderse al mejor postor. El
México independiente. Lo que no hicieron el gobierno español proceso de centralización de rentas continuó durante casi todo el
y sus últimos virreyes fue acabar con el sentimiento de que la siglo; el ejemplo más importante de este proceso fue la incorpo-
situación podía cambiar en favor de los novohispanos. ración de las alcabalas a la administración fiscal novohispana, un
La visión de conjunto de las principales reformas que em- cambio que llevó varios años (1754-1776) y que se vio tempo-
prendieron los ilustrados borbones proporciona un marco de ralmente suspendido por decisión del visitador Gálvez. El proceso
referencia para los últimos años de la Nueva España y los pri- de centralización consistía en ya no “vender” por un monto fijo
meros decenios del México independiente. Puede incluso decirse la función del cobro de impuestos a entidades particulares, lo
que, así como en el periodo de las reformas borbónicas se es- que obligaba a la corona a asumir esa tarea y le brindaba la po-
tableció la mayoría de las divisiones geográficas que tendría sibilidad de incrementar la recaudación y reducir gastos.
una porción del México republicano, y así como en aquellos Cierto es que para lograr esta centralización de rentas la coro-
años nacieron los agravios contra la dominación española, así na debió desembolsar fuertes cantidades de dinero, a la vez que
también, en la prosperidad borbónica de Nueva España se ges- fue necesario hacer más sólida la estructura administrativa del
tó la decadencia económica del México independiente. erario novohispano. Para ello fue muy útil que la economía vi-
rreinal viniera mostrando un buen desempeño desde finales del
siglo XVII. En particular, midiéndola por los impuestos que pa-
gaba, la actividad minera creció razonablemente hasta 1750;
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 207

como toda la economía, mostró un estancamiento durante los


años intermedios del siglo, para crecer espectacularmente en
los decenios de 1770 y 1780.
Costosos como fueron, los primeros cambios prometían, para
mediados de siglo, incrementos importantes en los ingresos del
erario novohispano. El golpe que recibiera España en su hegemo-
nía atlántica a fines de la Guerra de los Siete Años (1756-1763)
fue la circunstancia que aceleró el proceso de reforma. Por una
parte los ingresos se reducían, y ejemplo de ello fue que, junto
con La Habana, en Filipinas había caído Manila, lo que suspen-
dió por varios años la llegada del galeón procedente del Lejano
Oriente y los recursos que aportaba al erario novohispano. Por
otro lado, los gastos se incrementaban fuertemente, pues había
que poner a cubierto militar toda la zona de las Antillas Mayores,
en particular el puerto de La Habana. Con la ocupación de este
último, los ingleses habían llegado muy cerca de la principal fuen-
te de riquezas, que era la Nueva España; por lo mismo, en 1764
se diseñó un plan para fortificar Veracruz, asegurar el camino de
allí a la ciudad de México y formar un pie considerable de tropas
veteranas y milicianas. En noviembre de ese año desembarcó en
Nueva España el primer ejército permanente –el Regimiento de
América– al mando del comandante Juan de Villalba.
De forma simultánea se preparaba una visita que analiza-
ra la situación administrativa y judicial del virreinato. Para
esta tarea se designó al malagueño José de Gálvez.

LA VISITA GENERAL A LOS TRIBUNALES


Y CAJAS REALES DE NUEVA ESPAÑA

Al visitador Gálvez no se le pidió únicamente un diagnóstico;


también se le dieron amplios poderes para reformar todo lo
que exigiera un cambio. Dos eran, sin embargo las instruccio-

Carlos Francisco de Croix, grabado, en Manuel Rivera Cambas, Los gobernantes de México,
1894. Colección particular.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 209

nes principales: incrementar la riqueza del erario novohispa-


no y prevenir abusos y dispendios para la mejor administra-
ción de las rentas. En atención a la primera tarea, el visitador
consolidó el establecimiento del monopolio real de tabaco. Es-
to significaba que la corona se hacía cargo exclusivo de sem-
brar, procesar y vender el tabaco, principalmente en forma de
cigarrillos que en Nueva España se consumían ampliamente,
sobre todo entre las mujeres. En términos de valor, la empre-
sa del tabaco fue la segunda mayor actividad productiva del
virreinato, sólo superada por la rica actividad minera. Por otro
lado, Gálvez también legalizó la situación del aguardiente de
caña, pues dado que su producción estaba prohibida, el con-
sumo ilegal era enorme, con la consecuente pérdida en dere-
chos para las finanzas del rey. Asimismo el visitador estableció
la Contaduría General de Propios y Arbitrios, con la cual la co-
rona pasaba a administrar los recursos de los pueblos, villas y
núcleos urbanos. La medida centralizaba todos estos recursos en
las arcas reales, y aunque en realidad no eran del rey, varios años
después fueron una tentación muy grande en momentos en que
fue urgente el financiamiento de las guerras imperiales.
La designación como virrey de Francisco de Croix (1766-
1771), quien compartía ideas reformistas con Gálvez, facilitó
la visita. Ambos acordaron la inspección del Nuevo Santander,
que desde su fundación (1748) se había dejado casi en el olvido.
Asimismo, meses después el visitador realizaría personalmente
una inspección a las vastas tierras del noroeste novohispano; el
objeto era diseñar una estrategia que permitiera aumentar la
población de esta zona, pacificar a los indios y explotar sus
yacimientos mineros.
Entre tanto, las erogaciones del erario virreinal crecían desme-
suradamente, lo cual se explica por el incremento en el gasto de
situados (cantidad destinada al pago de gastos de defensa) y por

José de Gálvez, anónimo, óleo sobre tela, siglo XIX. Museo Nacional de Historia,
Conaculta-INAH.
Páginas siguientes: El Almacén (detalle), Miguel Jerónimo Zendejas, óleo sobre madera, 1797.
Museo Regional de Puebla, Conaculta-INAH.
212 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

la necesidad de aplacar los tumultos de 1767, ocasionados por la


expulsión de los jesuitas, tema que se abordará más adelante.
El virrey dejó hacer al visitador, quien se dio a la tarea de
inspeccionar cajas reales y tribunales, juzgar a los corruptos,
removerlos de su encargo y, de ser necesario, cerrar oficinas,
como fue el caso de la tesorería de Acapulco que sólo funcionaba
tres meses del año. En el ámbito del objetivo de incrementar
la riqueza del erario real, Gálvez y Croix defendieron una causa
que aparentemente iba en contra de los intereses de la corona:
la reducción en el precio del azogue (que era un monopolio
real) para así fomentar la minería, toda vez que era éste un
ingrediente indispensable para el procesamiento del mineral
argentífero. Como algunas otras de las propuestas de Gálvez,
ésta vendría con los años a mostrar su efectividad en materia
de impulso a la actividad económica y, luego, a los ingresos de
la real hacienda.

* * *

El regalismo, como subordinación de la autoridad eclesiástica


al rey, fue el sello del gobierno borbónico. Para Carlos III y sus
ministros, los privilegios que tenía la Iglesia eran incompati-
bles con los intereses del Estado. La intención era entonces ter-
minar con la vieja metáfora de que el rey era el padre y la
Iglesia la madre de la familia hispánica, para desarrollar una
concepción masculina de la política, con una sola cabeza, y ésa
era la del rey. Los escritores y políticos ilustrados en España
defendieron esta postura que sometía a escrutinio toda la es-
tructura legal de la Iglesia y su participación en la vida de la
sociedad. La posición no hubiera tenido éxito si no hubiera
contado con el apoyo de un sector de la Iglesia, al cual se le lla-
maba jansenista. Fue este grupo el que consideró extravagan-
tes, sobredoradas y de mal gusto las iglesias del barroco tardío,

Puesto de mercado, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII. Museo Nacional de Historia,
Conaculta-INAH.
214 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 215

defendiendo la sencillez y sobriedad del estilo neoclásico. Fue-


ron también los jansenistas, tanto en Europa como en América,
los que atacaron severamente a los jesuitas, quienes defendían
el poder del Papa y buscaban mantener su independencia an-
te la autoridad de los obispos.
La expulsión de los jesuitas de Nueva España no fue con-
secuencia de un planteamiento ideológico originado en el
virreinato, sino de un decreto emitido por el monarca español
a inicios de 1767 que respondía al deseo de terminar con la
resistencia que esa orden religiosa presentaba al poder del rey,
toda vez que defendía la obediencia absoluta al Papa.
Los jesuitas en Nueva España ciertamente contaban con gran-
des y muy eficientes unidades de producción agrícola; también
eran importantes terratenientes urbanos; sin embargo su mayor
influencia en el virreinato provenía de su labor educativa. Ésta se
basaba en un método que convertía al educando en un pensador
disciplinado; tal forma de educar resultaba peligrosa en aquellos
tiempos del siglo XVIII, cuando la ciencia y la filosofía se moder-
nizaban, aun a pesar de los esfuerzos de la Inquisición.
Cuando se recibió el real decreto, las casi coincidentes for-
mas de pensar de Gálvez y de Croix permitieron que la expulsión
de los religiosos se hiciera de manera sorprendentemente rápi-
da y ordenada, tal como lo disponía el monarca: “pues… deben
saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de Es-
paña que nacieron para callar y obedecer, y no para discurrir
ni opinar en los altos asuntos del soberano”. La expulsión de México y las provincias internas, J. Finlayson, grabado al buril sobre papel iluminado
la Compañía de Jesús provocó disturbios entre la población, o a la acuarela, siglo XVIII. Mapoteca Orozco y Berra. Sagarpa.
al menos ésa fue la excusa de los levantamientos. San Luis de
la Paz, San Luis Potosí, Guanajuato y Valladolid de Michoa- y condenar a los miembros del clero que infringieran la ley civil.
cán fueron víctimas del visitador Gálvez (comisionado por el La expulsión de los jesuitas agravió a la parte educada de la
virrey), quien ejercía una dura represión que bien mostraba sociedad: aquella que se vio beneficiada por los colegios jesui-
su obediencia ciega a la corona y su deseo de extirpar a toda tas en veintiún poblaciones de Nueva España desde Chihuahua
costa cualquier indicio de sedición. hasta Mérida, un grupo social que aprendió de esos clérigos
El asunto de los jesuitas en 1767 fue uno de los golpes más tanto primeras letras como gramática latina y estudios supe-
evidentes de la corona al privilegio eclesiástico. Otro fue la re- riores de filosofía y ciencias. El segundo “golpe” afectó a toda la
glamentación en torno a la capacidad del Estado para juzgar población novohispana, en particular a la clase más pobre e
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 217

ignorante, que veía en el sacerdote a un ser semidivino, en ca-


tegoría aparte de los laicos. A final de cuentas, toda la estrate-
gia borbónica contra la Iglesia sólo sirvió para debilitar el
régimen colonial.

* * *

El periodo de esplendor económico más importante de la his-


toria de Nueva España se inicia en la década de 1770, después
de un lapso de estancamiento que, a juzgar por las estadísti-
cas, había comenzado alrededor de 1750. El inicio de los años
de prosperidad coincide con el mandato del virrey Antonio Ma-
ría de Bucareli (1771-1779). La bonanza se explica en parte
importante por el aumento demográfico: entre 1742 y 1810 el
número de habitantes en Nueva España pasó de 3.3 a 6.1 millo-
nes de personas, un enorme incremento que se dio sobre todo
en la población indígena. Ésta vivía predominantemente en
las zonas rurales o en alrededor de 4 682 localidades cuya po-
blación oscilaba entre 2000 y 3 000 habitantes.
A pesar de que la mayoría de la población vivía en zonas
rurales, el número de villas, “pequeños núcleos urbanos” y ciu-
dades creció durante el periodo. La intendencia de México,
donde se asentaba la capital virreinal, contaba con una elevada
proporción de población urbana; en situación similar estaban
las intendencias de Guanajuato y Puebla. Por el contrario, Oa-
xaca y Guadalajara (que en parte comprendía el actual estado
de Jalisco) presentaban un predominio rural, pues las concen-
traciones urbanas se reducían a uno o dos núcleos en cada
intendencia. Algo parecido sucedía con las provincias de Valla-
dolid (Michoacán) y Veracruz.
En cuanto a la estructura de la población, la mayoría la in-
tegraban jóvenes menores de 16 años; la esperanza de vida era
de entre 55 y 58 años para la población blanca, expectativa

Virrey Antonio María de Bucareli, Miguel Cabrera, óleo sobre tela, siglo XVIII. Sala de Cabildos
del Palacio del Ayuntamiento del Distrito Federal.
218 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

que se reducía en el grupo indígena y en las castas. Al respecto


es pertinente señalar que las autoridades virreinales eran cons-
cientes de que se debían mejorar las condiciones de vida de la
población, toda vez que, aparte de las consideraciones humanas,
las epidemias habían sido demasiado dañinas para los más po-
bres, con efectos nocivos sobre las capacidades de crecimiento
económico virreinal. El ánimo más importante en el sentido de
poner al día las condiciones higiénicas de las capitales de las
intendencias provino del segundo virrey Revillagigedo (1789-
1894). Las principales medidas adoptadas fueron el estableci-
miento de cementerios, la prohibición de los entierros en las
iglesias, la normativa sobre ropas usadas, el establecimiento de
lazaretos, etc. Pocos años después, en 1802, llegó al virreinato
la vacuna contra la viruela. Para el proceso de inoculación a la
población se eligieron los curatos como centros sanitarios y el
clero fue el encargado de su administración.

EL PODER DEL VIRREY Y LA ORDENANZA DE INTENDENTES

Como una medida más prudente que opositora, Bucareli en


cierta forma interrumpió las reformas que Gálvez pretendía
aplicar en Nueva España. Tenía razón, pues cuando se hizo
cargo del gobierno eran aún reducidos los recursos de la real
hacienda y muy elevadas las deudas, particularmente de situa-
dos. Cinco años después reportaba un incremento sustancial de
los ingresos netos como resultado de un rígido plan de ahorros.
Una parte importante de este último fue la dilación, primero,
y después la abierta oposición al establecimiento de los inten-
dentes en el virreinato bajo su gobierno.
Heredado de la Francia del siglo XVII, el sistema de las in-
tendencias se venía aplicando desde hacía varios años en otros
virreinatos americanos. En su visita, Gálvez tenía como uno de

Juan Vicente Güemes Pacheco de Padilla, segundo conde de Revillagigedo, óleo sobre tela.
Colección Banamex.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 221

sus propósitos establecer intendentes –gobernantes de provin-


cia– y subdelegados, subordinados de aquellos que debían suplir
a los alcaldes mayores. La oposición de Bucareli a este progra-
ma administrativo no sólo respondía a consideraciones prácticas,
había también un importante trasfondo político, pues con el
nuevo esquema el virrey perdía una parte de su poder: esta úl-
tima era la intención de Gálvez.
Los virreyes tenían diversas funciones, entre ellas la de juez,
administrador, vigilante, cobrador de impuestos, capitán gene-
ral, para el desempeño de las cuales contaban con un cuerpo
de funcionarios locales denominados corregidores o alcaldes
mayores. Estos empleados de la corona no percibían sueldo (o
era muy reducido), lo que los obligaba a dedicarse a actividades
no relacionadas con su empleo. Una de ellas era el reparti-
miento de mercancías, que consistía en que los alcaldes mayores,
como intermediarios de los comerciantes del consulado de Mé-
xico, vendían a los indígenas mercancías de importación o de
producción virreinal a precios altos, a cambio de productos lo-
cales a precios bajos. Esta situación no podía ser tolerada por
un gobernante ilustrado, pues dificultaba la aplicación de me-
didas de gobierno sobre la población, toda vez que, en lugar de
buscar que éstas se cumplieran, los alcaldes mayores se ocupa-
ban de sus negocios propios.
La propuesta de Gálvez era la creación de un grupo de co-
laboradores que descargaran las tareas del virrey; doce hombres
que se harían cargo de cobrar impuestos, hacer justicia, orga-
nizar milicias y administrar las ciudades y los pueblos de su
jurisdicción. A cada una de estas tareas se le llamaba causas:
así, los intendentes debían conocer de las causas de hacienda,
justicia, guerra y policía (este último era en la época un con-
cepto mucho más amplio que la mera persecución de la delin-
cuencia). Por otro lado, Gálvez tenía también en mente la

Matías de Gálvez, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII. Sala de Cabildos del Palacio del
Ayuntamiento del Distrito Federal.
Páginas siguientes: Vista de la Plaza mayor de México, reformada y hermoseada por
disposición del Exmo. Sor. Virrey Conde de Revillagigedo, 1793. AGN.
224 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

militarización de la zona norte del virreinato y la creación de


una oficina encargada exclusivamente de cuestiones fiscales: la
Superintendencia de Real Hacienda. Ambas propuestas busca-
ban restar funciones al virrey. A todos estos cambios se opuso
Bucareli y logró suspenderlos durante su gobierno, tanto por-
que el ministro de Indias en España tampoco los veía con buenos
ojos como porque los hacía innecesarios el buen desempeño
fiscal de Nueva España. En 1776 José de Gálvez fue nombra-
do titular del Ministerio de Indias. A partir de entonces y hasta
su muerte diez años después se aplicaron en Nueva España to-
das las propuestas que resultaron de su visita. Así, el virreinato
experimentó un aluvión de reformas prácticamente desde que
el malagueño ocupó su nuevo cargo. Por ejemplo, en 1776 se
creó la Comandancia General de Provincias Internas que si
bien propició el progreso material, demográfico y cultural de
los vastos territorios norteños, nunca salió totalmente del do-
minio del virrey en la ciudad de México.
Los últimos años del decenio de 1770 son de profundos
cambios. Por una parte, se le concede a Nueva España mayor
libertad para realizar intercambios comerciales, aunque limi-
tados a Perú y Nueva Granada. Por otro lado, en lo adminis-
trativo Gálvez asesta otro golpe a la autoridad del virrey con
la creación de la Superintendencia de Real Hacienda, que le
encarga a un antiguo colaborador suyo. Esta medida pretendía
establecer un “dominio tecnócrata” que apoyara las necesida-
des financieras del gobierno metropolitano. Esto significaba
separar la función de recaudación de impuestos y de asigna-
ción de recursos de manos del virrey y sus colaboradores, de
manera que sólo continuaran siendo jueces, para entregarla al
nuevo cuerpo de funcionarios –superintendente de hacienda e
intendentes–. Este proyecto fracasó porque no fue bien dise-
ñado y con el tiempo mostró múltiples vacíos legales para su
ejecución.

Manuel Tolsá, Rafael Ximeno y Planes, óleo sobre tela, siglo XVIII.
Museo Nacional de Arte, Conaculta-INBA.
226 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 227

En atención al proyecto tecnócrata, la Ordenanza de In- alumbrado de la ciudad de México, que llegó a tener caracte-
tendentes llegó a Nueva España –el último virreinato donde se rísticas similares al de Madrid.
aplicó– en una coyuntura imperial sumamente difícil: acaba- Por otro lado, resultado del afán ilustrado por las expedi-
ba de establecerse cuando falleció el ministro de Indias José de ciones científicas, el virrey Manuel Antonio Flores (1787-1789)
Gálvez (1787), y estaba en plena aplicación (1788) cuando empieza en la ciudad de México la construcción del Jardín Bo-
murió Carlos III, el más reformador de los borbones. De cual- tánico, que concluyó su sucesor, el segundo virrey Revillagigedo.
quier modo, continuó la aplicación del reglamento, con la cual A este último corresponde el inicio de las obras de construcción
se intentó una división más racional del virreinato en sustitu- del Colegio de Minería, encargadas al valenciano Manuel Tolsá.
ción de la confusión y desunión características del pasado. Según Este establecimiento fue pionero en los métodos educativos su-
la ordenanza, a cada una de las doce intendencias (Durango, periores, y en sus planes de estudio se incorporaron las más
Guadalajara, Guanajuato, Mérida, México, Oaxaca, Puebla, modernas corrientes de las ciencias y las nuevas técnicas expe-
San Luis Potosí, Sonora/Sinaloa, Valladolid, Veracruz y Zaca- rimentales. Su edificio, inaugurado en 1811, es aún hoy día uno
tecas) se le asignaría un número grande de jurisdicciones ya de los más espléndidos de la ciudad de México.
establecidas (gobernaciones, alcaldías mayores y corregimien-
tos), a las cuales se les llamó distritos. La aplicación del progra-
ma intendencial estuvo plagada de problemas técnicos que en
parte se explican porque quienes lo diseñaron desconocían las EL CAMBIO DE RUMBO. LOS AÑOS NOVENTA
fronteras de cada jurisdicción. El resultado fue que no se al-
canzó la tan deseada organización del territorio virreinal. Aun El proyecto modernizador borbónico buscaba la centraliza-
así, las intendencias borbónicas fueron la base de la división ción del poder. Sin embargo la Ordenanza de Intendentes no
territorial para la constitución republicana de México. aclaraba del todo esta intención; más bien lo que buscaba la
corona era simplificar la administración del virreinato. Con este
* * * ordenamiento los nuevos funcionarios llegaron a sustituir a los
alcaldes mayores/corregidores. En este proceso se prohibió el
Los años ochenta son de esplendor cultural, característico, entre repartimiento de mercancías toda vez que, a diferencia del ca-
otros factores, de una economía que crece, aunque con desigual- so de los alcaldes mayores, los subdelegados sí recibían sueldo.
dades. Por iniciativa del virrey Matías de Gálvez, hermano del En algunas zonas fue fácil la eliminación del repartimiento; en
ministro de Indias, se funda en la ciudad de México la Real otras ni las leyes ni los hombres pudieron destruir un viejo sis-
Academia de Bellas Artes de San Carlos y ve la luz el periódi- tema que, para evitar el castigo, sólo cambió de nombre.
co La Gaceta de México. En materia urbanística, este virrey Los intendentes y subdelegados llegaron para controlar a un
divide la capital en cuarteles y establece los alcaldes de barrio. mayor número de novohispanos, por tal motivo la ordenanza y
El hijo de dicho mandatario, Bernardo de Gálvez (virrey entre las leyes complementarias hallaron resistencia; de ahí que la
junio de 1785 y noviembre de 1786), ordena la instalación del muerte en 1786 de José de Gálvez, su principal defensor, pro-
piciara que la corona cediera a presiones. Así, antes de que la or-
Páginas siguientes: Plaza del volador, Juan Patricio Morlete y Ruiz, óleo sobre tela, ca. 1772.
denanza se aplicara cabalmente, ya se declaraban impracticables
Palacio de San Anton, Valletta Malta. algunas de sus reglas y en muchos casos se regresó a la situación
LAS REFORMAS BORBÓNICAS 231

previa, lo que le hizo perder coherencia a la totalidad del orde-


namiento y a algunos de sus artículos más importantes.
Tanto el establecimiento de las intendencias y subdelega-
ciones como la centralización de rentas comenzada años atrás
fueron útiles para la recaudación fiscal, lo que se tratará más
adelante. Sin embargo, una vez que se echó a andar, el nuevo
esquema administrativo estuvo plagado de dificultades. Antes
que nada, el segundo Revillagigedo, el más ilustrado de los virre-
yes de Carlos IV, defendía las intendencias pero no estaba de
acuerdo con que se le restara poder a su encargo. Esta concep-
ción se impuso y después de 1789 las iniciativas de los inten-
dentes debieron ser autorizadas por el mandatario virreinal. En
segundo término, la circunscripción territorial de las doce in-
tendencias novohispanas se superpuso con la de los obispados
y con la de las jurisdicciones de algunas rentas centralizadas.
Considerando este último caso puede decirse que las inten-
dencias “llegaron tarde”, pues en Nueva España existía ya un
edificio rentístico al cual se le traslapó el de los intendentes. Un
poco de imaginación permite comprender las dificultades que
había entre, por ejemplo, los intendentes de San Luis Potosí y
Zacatecas cuando la mitad de las alcabalas de esta última co-
rrespondían a la intendencia potosina. El asunto se complica
aun más si se considera que ambos intendentes debían rendir
cuentas a la Dirección General de Alcabalas y Pulques (en la
ciudad de México), cuando según la ley sólo debían hacerlo al
Ministerio de Hacienda (en España) y, después de las refor-
mas de Revillagigedo en 1789, al virrey en Nueva España. Este
último problema se reflejó en espectaculares pleitos entre los in-
tendentes y la administración central del virreinato.
Con todo y sus problemas, fueron sobresalientes los resul-
tados de este y otros componentes del plan reformista. Según
los datos, entre 1765 y 1804 las rentas reales se multiplicaron

Don Pedro Romero de Terreros, primer conde de Regla, anónimo, óleo sobre tela. Monte de
Piedad, México.
Páginas siguientes: Vista de la Plaza Mayor de México, José Joaquín Fabregat, grabado, 1797.
Colección particular.
234 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 235

por cuatro. Esto se explica por varios factores: un aumento en LA CONSOLIDACIÓN DE LOS VALES REALES
el número de impuestos (ya fueran ordinarios o extraordina- Y LA ECONOMÍA NOVOHISPANA
rios), un incremento en las tasas de los impuestos, una mayor
presión fiscal resultado de los cambios administrativos, y el Una de las situaciones financieras más desesperadas de la co-
crecimiento económico. Independientemente de la causa, fue rona ocurrió cuando debió “estabilizar” el precio de muchísi-
enorme el impacto de esta extracción de recursos; de hecho se mos papeles de deuda firmados por el rey (vales reales) que
calcula que los novohispanos pagaban 70% más impuestos per circulaban, casi como dinero, en España.1 La llamada “conso-
cápita que los habitantes de la metrópoli. lidación de vales reales” tenía por objeto que, en la metrópoli,
En el decenio de 1790 la carga fiscal sobre la población la Iglesia vendiera sus propiedades y “prestara” el dinero al
novohispana fue particularmente pesada. Y es que a la coro- real erario. En Nueva España la Iglesia no tenía muchas pro-
na le resultaba ya políticamente imposible sacar dinero de los piedades y las ricas haciendas jesuitas habían pasado a las arcas
impuestos ordinarios. Así, con motivo de los conflictos bélicos de la real hacienda con el nombre de temporalidades. Lo que
en los que se vio inmiscuido el imperio español (la guerra con- sí tenía era mucho dinero que recibía de ricos y pobres para la
tra los franceses en 1793 y el conflicto con Inglaterra en 1796), celebración de misas por el sufragio de sus almas. El Juzgado
la corona debió solicitar préstamos y donativos. Éstos se dife- de Capellanías y Obras Pías prestaba así estos fondos para que
renciaban de los impuestos tradicionales porque el monarca se pudieran operar haciendas, ranchos y obrajes. Fue este dinero
comprometía a pagar réditos por tales aportaciones. el que debía “recoger” la Iglesia de sus deudores para “pres-
Y así fue hasta pocos años antes de la consumación de la tarlo” a la real hacienda.
independencia; el rey pagaba intereses a los “recaudadores” El decreto de Consolidación de Vales Reales se promulgó en
más efectivos del virreinato: el consulado de México, los recién Nueva España a fines de 1804 y su impacto fue enorme: se
creados (1795) consulados de Veracruz y Guadalajara y el Tri- redujo la disponibilidad de crédito y de capital para que tra-
bunal de Minería. Sin embargo, cuando las urgencias fueron bajaran múltiples unidades de producción; se agotaron los fondos
muchas, el monarca, con la ayuda de sus intendentes, echó ma- de ahorros, y muchas personas e instituciones cayeron en la
no de los dineros que no eran suyos pero que por ley estaban pobreza. El decreto fue suspendido a principios de 1809 como
bajo su custodia. Este dinero se hallaba en las cuentas de pro- consecuencia del golpe de Estado contra el virrey José de Itu-
pios y arbitrios (recursos de pueblos, villas y núcleos urbanos), rrigaray (1803-1808); empero, sus efectos fueron duraderos,
de bienes de comunidades indígenas (el “ahorro” de los pueblos pues mermaron la capacidad de la economía para recuperar-
indios para sus emergencias), montepíos (dinero de los funcio- se en el corto y mediano plazos.
narios civiles y militares para sus viudas), etc. Este dinero nunca
fue reembolsado y mucho menos se pagaron réditos. Algunas
cuentas desaparecieron en la etapa liberal (1808-1814; 1820- 1 Esto es, el monarca pidió préstamos a sus súbditos y a cambio emitió vales rea-

1821), otras debieron comenzar de nuevo después de 1821. les (papeles con la firma del rey que llevaban impreso el valor de lo prestado). És-
tos fueron utilizados por las personas como si fuera dinero. En un principio el
valor al que eran aceptados era el que estaba impreso en el papel. Sin embargo,
con el tiempo y al ser emitidos cada vez más papeles, el valor comenzó a ser me-
nor. El deseo de la corona de “estabilizar el precio” respondía a que, si nadie
aceptaba vales reales o los aceptaba a precio muy reducido, la corona ya no po-
día pedir prestado, al menos no mediante el mecanismo de los papeles de deuda.
236 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

En todo caso, la enorme extracción de recursos que expe-


rimentó Nueva España durante la época borbónica habla de
una economía que, a la vez que creció considerablemente, fue
sangrada de ese crecimiento por las autoridades metropolitanas.
El mencionado crecimiento de la población significó una mayor
demanda de mercado. El aumento en el número de habitantes
provocó un mayor número de intercambios comerciales, lo que
a su vez benefició a la actividad agropecuaria. En este senti-
do, durante el periodo se observa que la agricultura estuvo más
orientada al mercado de los núcleos urbanos, y ya no tanto a
la actividad minera. Esta última, por su parte, mostró un im-
portante crecimiento a partir de 1772, mismo que duraría, en
términos generales, hasta 1795. El dinamismo de la minería
respondió a la política de fomento de la corona: precios espe-
ciales para el azogue y la pólvora y exención de alcabala a la
comercialización de los implementos directamente relaciona-
dos con la actividad. Otro elemento que explica el crecimiento
minero fue la relativa liberalización del comercio que por esos
años comenzaron a experimentar las posesiones americanas.
Y es que ante la baja de los beneficios provenientes de la acti-
vidad mercantil, los comerciantes reorientaron sus inversiones
hacia la explotación de yacimientos mineros.
Con todo y el relativo aumento en el número de intercam-
bios mercantiles, es importante señalar que ello no significó que
en la época se formara un solo mercado novohispano. Había
más bien varios mercados donde se producía lo que se deman-
daba en la región. Así, por ejemplo, la intendencia de Oaxaca
producía el maíz que se consumía allí mismo, y no valía la pena
llevarlo hasta la intendencia de Durango. Esto, sin embargo,
no sucedía con algunos productos cuyo precio sí ameritaba el
costo que implicaba transportarlos largas distancias, por cami-
nos muy malos y con elevados pagos alcabalatorios. Estos pro-
ductos eran la plata, algunos textiles, y aguardientes; más

José de Iturrigaray, anónimo, óleo sobre tela, siglo XVIII. Sala de Cabildos del
Palacio del Ayuntamiento del Distrito Federal.
238 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 239

Palacio de Minería, Pedro Gualdi, litografía, siglo XIX. Colección particular.

importantes aún eran las mercancías importadas, que se intro- prescindible azogue llegara al virreinato y que las autoridades
ducían por Veracruz y llegaban a venderse en Chihuahua y aun metropolitanas pudieran hacer uso del dinero que generaba es-
más al norte. La satisfacción del mercado de productos impor- ta rica colonia. Dicho proceso funcionaba así: el rey de España
tados se logró tanto por la liberalización del comercio exterior, pedía dinero prestado a un financiero, por ejemplo francés, y
que llegó a su máxima condición en 1789, como por el llamado éste cobraba el préstamo en la tesorería de la ciudad de México,
comercio neutral, que debió aceptar España en vista del blo- donde se hallaban los recursos provenientes de los impuestos
queo de sus puertos por parte de Inglaterra durante las guerras ordinarios, préstamos, donativos y, después del decreto de con-
que sostuvieron las dos naciones. Esta forma de comercio con- solidación de vales reales, la Iglesia, que había cobrado a los
sistió en el permiso que la corona española dio a países no in- productores novohispanos para prestarle al rey. Por cierto, estos
volucrados en el conflicto para que entraran y salieran de recursos acabaron en las arcas francesas de Napoleón Bona-
puertos novohispanos. La utilidad de tal medida era que el im- parte como resultado de un acuerdo que la monarquía española
240 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 241

había suscrito con él (1803) para apoyarlo en sus campañas mostró un crecimiento relativo por su especialización en la pro-
bélicas contra Inglaterra. Así, una parte importante del ahorro ducción de bienes que le permitieron una mayor vinculación
de los novohispanos financió un conflicto en el que poco tenían mercantil con el centro del virreinato; el caso más importante
que ver los habitantes del virreinato. fue el de la ganadería y sus productos derivados, actividad pa-
Hacia el interior, Nueva España contaba con un mercado ra la cual la ciudad de México, los valles centrales y el Bajío
más dinámico. El Bajío y Michoacán continuaron abasteciendo eran ya para fines de siglo un gran mercado. En caso similar
a la minería y cada vez proporcionaban más manufacturas a se hallaba la porción norte de Oaxaca, que abastecía de gana-
centros urbanos del virreinato y las Antillas. Puebla abastecía dos y azúcar a los mercados centrales. En esta intendencia,
de harinas a esta última región, y si bien la competencia nor- particularmente en la zona de la Mixteca Alta, continuó la pro-
teamericana acabó con este negocio con motivo del comercio ducción del tinte de grana cochinilla, que se exportaba a otros
neutral, su producción textil logró colocarse en Zacatecas, Si- países donde era cada vez más demandado, de ahí que en es-
naloa, Durango, Oaxaca y Guatemala. ta región no desapareciera el repartimiento de mercancías,
El crecimiento demográfico y el de la capital de la intenden- pues todavía era un negocio demasiado jugoso para obedecer
cia de Guadalajara la colocaron en un lugar muy importante de el mandato real. Los valles alrededor de la ciudad de Oaxaca
la economía novohispana; en el periodo se expandieron sus sostenían su economía mediante el abasto a esta última y el
centros manufactureros y se intensificaron los intercambios comercio con la zona del istmo, Chiapas y Guatemala. Yucatán
mercantiles en los que participaban activamente las comuni- recibió, a su vez, de parte de la corona un tratamiento distin-
dades indígenas. El progreso de Guadalajara respondió en to del resto de Nueva España; por ejemplo, le fue concedida la
buena parte al impulso que le dio a su economía el Consulado libertad comercial en 1770, creando en la provincia una especie
de Comerciantes de esa ciudad, creado en 1795. A diferencia de derecho para gozar de una situación especial, lo que produ-
del de México, esta corporación aplicó desde el principio for- jo constantes problemas durante el siglo XIX. Desde el puerto
mas más liberales de intercambio económico. Gracias a ello la de Campeche, Yucatán se convirtió en abastecedor de produc-
feria más grande de Nueva España, la de San Juan de los La- tos regionales al resto del virreinato, Cuba y Nueva Orleans; su
gos, abastecida principalmente por el consulado tapatío, se crecimiento demográfico lo obligó a importar productos de estas
constituyó en el centro de abasto de zonas mineras y urbanas del y otras regiones.
lejano norte. Este último, particularmente el noroeste, experi-
mentó un intenso crecimiento económico por el descubrimien-
to de nuevos yacimientos mineros. EL SENTIMIENTO NACIONALISTA NOVOHISPANO
Por otro lado, la economía de la intendencia de San Luis Po-
tosí (que comprendía los estados actuales de San Luis Potosí, El proceso de cambio en las estructuras de gobierno, las nue-
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y una porción de Texas) vas formas de educación, las instituciones culturales y la
creció cada vez más por el aumento relativo de sus zonas ur- apertura –casi clandestina– al pensamiento europeo y norte-
banas, entre las que se hallaban Saltillo, Monterrey y varios americano, así como las condiciones económicas, necesaria-
poblados en la colonia de Nuevo Santander. Ante la falta de mente implicaron una modificación en la forma de pensar de
yacimientos mineros de importancia, exceptuando los del ac- los novohispanos. Y cómo no iba a ser así si durante todo el pe-
tual estado de San Luis Potosí, la economía de esta región riodo hubo una constante confrontación entre las cuestiones de
242 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LAS REFORMAS BORBÓNICAS 243

El reformismo borbónico hizo mucho para acendrar el senti-


miento criollo, pues en múltiples instituciones recién creadas (la
Academia de Bellas Artes de San Carlos, el Tribunal y el Colegio
de Minería, el Real Jardín Botánico) se designaba a peninsulares
para su dirección mientras que a los criollos se les daba el oficio
de ayudante. Igualmente, los altos cargos burocráticos fueron ocu-
pados por peninsulares. En este caso, empero, se dieron alianzas
entre, por ejemplo, intendentes y grupos locales económicamen-
te poderosos; alianzas que surgieron cuando se trató de defender
alguna situación de mando o privilegio económico. A la hora de
la verdad, al inicio de la guerra de independencia predominó en
los burócratas su lealtad hacia las autoridades peninsulares.
Un elemento importante que explica el sentimiento nacio-
nalista fue el comercio neutral, que puso a los novohispanos en
contacto con los extranjeros, lo que les permitió adquirir una
mayor seguridad en sí mismos. El apuntalamiento de esta con-
fianza la dio, curiosamente, uno de los virreyes más venales
del periodo colonial, José de Iturrigaray, con la creación de las
milicias provinciales (cuerpos militares formados por los habi-
Plaza de Valladolid, litografía, siglo XIX. Colección particular.
tantes de las provincias). Esta medida, orientada a la defensa
de Nueva España con motivo de la guerra entre España e In-
glaterra iniciada a fines de 1804, creó entre los novohispanos
política española y las necesidades interiores del virreinato. Al la conciencia del poder militar de la nación.
principio, antes de los noventa, se llevaron a cabo labores de to- En estas condiciones, los últimos años borbónicos (1808-
do tipo, por ejemplo obras públicas y fundaciones de entidades 1809) fueron muy difíciles: entre muchos otros acontecimien-
culturales. Esta etapa termina cuando la corona teme que a tos, el virreinato se descapitalizó y se intensificó el descontento
Nueva España lleguen las ideas libertarias de la Revolución con motivo de la sequía de esos mismos años. El decreto y apli-
francesa. En el decenio de los noventa comienzan a marcarse cación de la consolidación tuvo efectos económicos, pero más
las diferencias entre peninsulares y americanos y surge el rece- grave fue la crisis de confianza que creó entre la población
lo entre ambos. A pesar de los esfuerzos del gobierno, empiezan novohispana hacia los gobiernos virreinal y metropolitano. El
a utilizarse palabras como libertad, progreso, nación. Fueron primer aviso (1808) fue el intento frustrado de revolución li-
tiempos de cambios en las formas de pensar de los novohispa- beral en Valladolid de Michoacán. El segundo (1810) marcó el
nos. Contra la idea en España de que en América no se hacía comienzo de un fin muy largo y de consecuencias duraderas.
nada que valiera la pena, desde mediados de siglo en el virreinato Con todo y este final tan complicado, el periodo de las reformas
se enaltecía en múltiples escritos la capacidad de sus habitan- borbónicas fue de auge económico y cultural, algo que no se
tes para crear todo tipo de obras intelectuales. volvería a ver en los siguientes cien años.
DE LA INDEPENDENCIA A LA
CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA

JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ

E STE CAPÍTULO COMPRENDE EL PERIODO que va de 1808 a


1876, es decir, el del camino desde la independencia y la fun-
dación de un Estado nacional hasta su consolidación como re-
pública, después de vencer la intervención francesa y el último
intento monarquista. Se trata de un periodo de transición en el
que el liberalismo y el nacionalismo empiezan a imponerse en
el escenario internacional y se forjan los nuevos estados-na-
ción, fenómeno en el cual las naciones iberoamericanas fueron
pioneras.
Las revoluciones norteamericana y francesa, después exten-
didas a las colonias iberoamericanas, introdujeron nuevos
principios en la vida política y en las relaciones entre los estados.
Estos nuevos principios, calificados en 1812 de liberales, recha-
zaban las monarquías absolutas, estableciendo que la soberanía
residía en el pueblo, por lo que sus representantes debían elegir
el gobierno, ejercido por tres poderes distintos: legislativo, eje-
cutivo y judicial, como medio para garantizar los derechos y
las libertades de los individuos. Al adjudicar a los hombres
mayores de edad el derecho de elegir y poder ser elegidos como

Retablo de la Independencia (detalle), Juan O’Gorman, fresco sobre aparejo, 1960-1961.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
246 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 247

representantes, de súbditos se convertían en ciudadanos. Estos LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA


principios afectaron la organización y las relaciones internas de
los países, pero también las relaciones internacionales, que deja- La sociedad novohispana estaba formaba por un mosaico huma-
ron de ser entre dinastías, basadas en la soberanía monárquica no. Sólo 17.5% lo formaban los peninsulares y los criollos, sus
y la exclusividad de mercados, para fincarse en los principios descendientes, habitantes de las ciudades. El grupo peninsular
de libertad de comercio y de protección del individuo y de la era minúsculo y la población distinguía entre los burócratas y los
propiedad privada, promotores de la tolerancia religiosa, de residentes permanentes. El grupo criollo era el más educado y
la reciprocidad de trato y de los derechos marítimos de países 5% era propietario de grandes fortunas, algunos hasta con títulos
neutrales, aun en tiempo de guerra. Era natural que un cam- nobiliarios; pero la mayoría la formaban rancheros, comerciantes,
bio tan drástico exigiera una larga transición para imponerse, empresarios, funcionarios, religiosos y militares medios, aspirantes
contexto que rodeó a las independencias iberoamericanas. a los altos puestos. Alrededor de 60% de la población la represen-
En Nueva España los cambios “modernizadores” impuestos taban los indígenas, que mantenían sus estructuras corporativas.
por las reformas borbónicas ya habían alterado las relaciones Del pequeño grupo de nobles indígenas que hablaba “castilla”
sociales, políticas y económicas construidas a lo largo de más procedían los caciques, gobernadores, hacendados y comer-
de dos siglos, lo que causó un malestar general y un anhelo de ciantes, pero la mayoría monolingüe era la principal fuerza de
autonomía de los novohispanos que se habría de incrementar trabajo y pagaba tributo. Las alteraciones climáticas periódicas
ante las crecientes exigencias económicas de la metrópoli que y el desarrollo de la hacienda habían llevado a muchos de sus
afectaban a todos los grupos sociales. De esa forma, el quiebre miembros a buscar protección en el peonaje. Casi 22% de la po-
de la monarquía en 1808 y la revolución liberal española, que blación lo constituían las castas, mezcla de españoles, criollos,
se mencionarán más adelante, se convirtieron en coyuntura fa- indios, negros, mulatos y mestizos, carentes de tierra e imposibi-
vorable para la independencia, al permitir que los americanos litados para los cargos públicos y para el grado de maestro en los
expresaran sus agravios y experimentaran el constitucionalis- gremios. Desempeñaban toda actividad no prohibida expre-
mo liberal español, influencia que permearía el pensamiento samente: mineros, sirvientes, artesanos, capataces, arrieros,
político americano durante las primeras cuatro décadas de la mayordomos. Algunos se habían desplazado al norte en busca
vida nacional. de fortuna y otros eran mendigos, léperos y malhechores que
Al igual que otros virreinatos hispanoamericanos, en Nueva pululaban en ciudades y centros mineros. Apenas 0.5% era po-
España la independencia se logró después de una larga lucha, blación negra, en parte esclava en haciendas azucareras.
por lo que el Estado mexicano nacería endeble, endeudado, La ciudad de México disfrutaba de tranquilidad cuando
con una economía paralizada, una sociedad dividida y una el 8 de junio de 1808 llegó la noticia de que Carlos IV había
completa desorganización. Para colmo, su fama de prosperi- abdicado en favor de su hijo Fernando. Apenas se preparaba
dad y riqueza lo convirtió en blanco de las ambiciones de los la celebración del suceso cuando una nueva noticia alteró los
nuevos poderes comerciales. No obstante, el optimismo por re- ánimos: la corona había quedado en poder de Napoleón. Al
cuperar su viejo brillo patrocinó el surgimiento de dos proyectos estupor sucedió la preocupación por las consecuencias que el
de nación que lucharían por imponerse, hasta que el esquema hecho tendría para Nueva España.
republicano liberal triunfara. El acontecimiento se había producido dentro de un comple-
jo contexto en el que Napoleón trataba de imponer el bloqueo
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 249

continental contra su enemiga Gran Bretaña, por lo que había


forzado a España a consentir que los ejércitos franceses atrave-
saran su territorio para someter a Portugal, aliada de los britá-
nicos. Antes de delegar la corona de España en su hermano
José, Napoleón convocó una asamblea de representantes y conce-
dió a los españoles una carta constitucional que les garantizaba
ciertos derechos y otorgaba igualdad a los americanos.
Sin embargo, el pueblo español rechazó la imposición y se
levantó en armas. Para organizar la ofensiva se formaron juntas
regionales que, por necesidades de coordinación y representa-
ción, se unificaron en una junta suprema. Pero ésta fue incapaz
de cumplir con su cometido y nombró una regencia que convocó
elecciones a Cortes, es decir, la reunión de los representantes de
la nobleza, el clero y el pueblo, para que debatieran cómo se
gobernaría el imperio en ausencia del rey legítimo.
Aunque los novohispanos habían jurado fidelidad a Fer-
nando VII, el ayuntamiento de México, al igual que los de otras
partes del imperio, consideró que por ausencia del rey la sobe-
ranía se había revertido al reino, lo que hacía indispensable
convocar una junta de ayuntamientos para decidir su gobier-
no. El virrey José de Iturrigaray otorgó su anuencia, pero los
oidores del real acuerdo (que era presidido por el virrey) se
opusieron ante el temor de que se pretendiera la independen-
cia. Era verdad que algunos individuos simpatizaban con la
idea, convencidos de que el reino tenía recursos para proveer
la felicidad de sus habitantes, pero la gran mayoría aspiraba
a una autonomía a la que creía tener derecho.
Mientras el reino convocaba una junta similar a las de la
península, algunos burócratas y comerciantes peninsulares
prepararon un golpe de Estado. En la medianoche del 15 de
septiembre de 1808, unos 300 hombres al mando del rico ha-
cendado Gabriel de Yermo penetraron al palacio y apresaron

Fernando VII a caballo, Francisco de Goya, óleo sobre tela, siglo XIX. Academia de Bellas Artes
de San Fernando, Madrid, España.
Páginas siguientes: El virrey José de Iturrigaray y su familia, óleo sobre tela, ca. 1805.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 253

al virrey y su familia. Los líderes del ayuntamiento también


fueron apresados. Al mismo tiempo, en la sala de acuerdos se
declaraba virrey al militar más viejo del reino. El golpe no sólo
infringía las vías del derecho, sino que mostraba las de la vio-
lencia. El reacio ejemplo de los peninsulares provocó la frus-
tración criolla, que se manifestó en conspiraciones en el marco
de una sequía que produjo escasez de granos. Después de que la
junta de Sevilla nombrara virrey al arzobispo Francisco Xavier
Lizana surgió la primera conspiración en Valladolid. No tardó
en ser descubierta, pero el arzobispo-virrey, con lenidad, sólo
desterró a los implicados. Sin embargo la conspiración ya se había
extendido a Querétaro, próspero cruce de caminos. En 1810, en
casa de los corregidores Miguel y Josefa Domínguez se organi-
zaban “tertulias literarias” a las que asistían los capitanes
Ignacio Allende y Juan Aldama, algunos sacerdotes y comer-
ciantes y el cura de Dolores, Miguel Hidalgo, hombre ilustrado y
ex rector del Colegio de San Nicolás de Valladolid. Los conspi-
radores planeaban iniciar una insurrección en diciembre, al
tiempo de la feria de San Juan de los Lagos, pero al ser denun-
ciados, Allende, Aldama e Hidalgo no tuvieron otra alternativa
que lanzarse a la lucha. Como ese 16 de septiembre era domin-
go, el cura llamó a misa, pero una vez reunidos los feligreses los
convocó a unirse y luchar contra el mal gobierno. Peones, cam-
pesinos y artesanos, con todo y sus mujeres y niños, aprestaron
hondas, palos, instrumentos de labranza y armas, cuando las
tenían, y siguieron al cura.
Esa misma noche las huestes ocuparon San Miguel el Gran-
de y unos días después, en Celaya, aquella muchedumbre
nombró a Hidalgo generalísimo y a Allende teniente general.
En el santuario de Atotonilco, Hidalgo dio a ese ejército su pri-
mera bandera: una imagen de la virgen de Guadalupe. Dos
semanas más tarde los insurgentes estaban a las puertas de la
rica ciudad de Guanajuato. Hidalgo emplazó al intendente
Juan Antonio Riaño a rendirse, pero éste decidió atrincherarse

Ignacio Allende, Ramón Pérez, óleo sobre tela, 1865. Palacio Nacional.
254 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

en la alhóndiga de Granaditas con los vecinos ricos y sus cauda-


les. Hidalgo dio la orden de ataque y, tras una larga resistencia,
la muchedumbre invadió la alhóndiga y con furia se lanzó a
una cruenta matanza y saqueo que Hidalgo y Allende no pudie-
ron contener. El infortunado suceso le restaría simpatizantes al
movimiento y retardaría su triunfo.
Para entonces se había recibido en la capital la convocatoria
para elegir a los 17 diputados que representarían a Nueva Espa-
ña en las Cortes de Cádiz, lo que provocó efervescencia social.
El arzobispo había sido sustituido por don Francisco Xavier
Venegas, cuya mala suerte lo hizo estrenarse como virrey unos
días antes de que estallara el movimiento, obligándolo a orga-
nizar la defensa sin conocimiento del reino. De inmediato or-
denó al general Félix María Calleja que avanzara hacia México
y trajera la virgen de los Remedios a la capital.
A pesar del temor que despertó la violencia, las desigual-
dades e injusticias extendieron la insurrección por todo el te-
rritorio novohispano. José María Morelos, cura de Carácuaro,
se presentó ante Miguel Hidalgo y recibió el encargo de tomar
Acapulco. José Antonio Torres asaltó Guadalajara, y por otras
partes se repitió algo semejante. En cambio Manuel Abad y
Queipo, obispo electo de Valladolid, gran promotor de una so-
lución justa a los problemas sociales novohispanos, rechazó la
violencia del movimiento y excomulgó a Hidalgo. Al enterar-
se de que los insurgentes marchaban hacia Valladolid, huyó
mientras las autoridades entregaban la ciudad para evitar la
suerte de Guanajuato y el cabildo catedralicio levantaba la ex-
comunión a don Miguel.
Para fines de octubre las huestes de Hidalgo estaban en el
monte de las Cruces, a las puertas de la ciudad de México, don-
de el 30 de octubre aquella muchedumbre heterogénea se enfrentó
y derrotó a mil criollos realistas. La ciudad se sobrecogió. Hidal-
go buscó entrevistarse con el virrey pero terminó por ordenar la
retirada, sin que sepamos por qué: ¿lo ocasionó la falta de apoyo

El cura Miguel Hidalgo y Costilla, Antonio Fabrés, óleo sobre tela, 1904. Palacio Nacional.
256 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 257

de los pueblos indios del valle de Toluca? ¿Lo inspiró el temor de Mientras tanto, las Cortes españolas se reunían en Cádiz
repetir los excesos de Guanajuato? ¿Temió verse acorralado por con el fin de decidir el gobierno del imperio en ausencia del
las tropas de Calleja? Lo cierto es que la etapa de las victorias rey legítimo. Los debates y las noticias sobre las Cortes en la
había terminado, pues unos días después los insurgentes tro- península eran leídas ávidamente por los novohispanos y con
pezaron con el ejército realista en Aculco y fueron derrotados. ello se politizaban. Tras largas discusiones se promulgó la Cons-
Allende, inconforme con la dirección de Hidalgo, marchó rumbo titución de 1812, que fue jurada en México en septiembre. La
a Guanajuato, mientras el cura siguió camino a Guadalajara. nueva ley suprema establecía la monarquía constitucional, con
La ciudad recibió entusiasmada a Hidalgo. Éste, sin cali- división de poderes, libertad de imprenta, abolición del tribu-
brar su precaria situación y con el título de alteza serenísima, to, el establecimiento de diputaciones provinciales (seis en la
organizó su gobierno, promovió la expansión del movimien- Nueva España) y ayuntamientos constitucionales en toda po-
to, ordenó la publicación del periódico El Despertador Ameri- blación de mil o más habitantes, que debían organizar milicias
cano, decretó la abolición de la esclavitud, del tributo indígena cívicas para mantener el orden y contribuir a la defensa en caso
y de los estancos, y declaró que las tierras comunales eran de de peligro. Se abolían los virreyes, que eran sustituidos por je-
uso exclusivo de los indígenas. Por desgracia también autori- fes políticos. La constitución satisfacía algunos de los anhelos
zó la ejecución de españoles prisioneros. Allende no tardó en criollos de libertad y representación, pero no les otorgaba la
llegar derrotado, al tiempo que las tropas de Calleja y de José igualdad y la autonomía con que soñaban.
de la Cruz, recién llegado de España, avanzaban hacia Guada- Como los americanos aprovecharon la libertad de prensa
lajara. Aunque estaba convencido de la imposibilidad de la para difundir ideas libertarias en periódicos, hojas volantes y
defensa, Allende tuvo que organizarla. El desastre se consumó folletos, Venegas la suspendió. Mientras tanto, el plan de Ca-
el 17 de enero de 1811 en Puente de Calderón, donde 5 000 lleja para combatir a los insurgentes había logrado cierto éxito,
realistas disciplinados derrotaron a 90 000 insurgentes. lo que aseguró que fuera nombrado jefe político, sucediendo a
Los jefes insurgentes lograron escapar y decidieron marchar Venegas. Calleja difundió la constitución como instrumento
al norte en busca de la ayuda norteamericana. En la hacienda contrarrevolucionario, pero celebró su abolición al volver al
de Pabellón, Allende y Aldama le arrebataron el mando a Hi- trono Fernando VII en 1814, ya que restringía sus poderes. De
dalgo y, en Saltillo, decidieron dejar a Ignacio López Rayón al todas formas, los novohispanos ya habían experimentado su
frente de la lucha. Pero una traición facilitó que Allende, Alda- conversión en ciudadanos.
ma, Hidalgo y José Mariano Jiménez fueran aprehendidos y Al frente de los insurgentes, Rayón instaló en Zitácuaro una
conducidos a Chihuahua, donde fueron procesados y conde- Suprema Junta Gubernativa de América. Los insurgentes con-
nados. En sus dos procesos, Hidalgo enfrentó con honestidad taban con el apoyo de la sociedad secreta de los “Guadalupes”,
la culpa de haber desatado la violencia y ordenado, sin juicio, la que les enviaba dinero, información y consejos, pero Calleja
muerte de muchos españoles, porque “ni había para qué, pues no tardó en desalojarlos de Zitácuaro. Por entonces empezaba
estaban inocentes”. Las cabezas de los cuatro jefes fueron envia- a destacar como gran caudillo el cura Morelos. Sus antece-
das a Guanajuato y se colocaron en las esquinas de la alhóndiga dentes de arriero lo habían familiarizado con gentes y caminos, y
de Granaditas, pero el movimiento había herido de muerte al su natural talento militar lo hizo optar por formar un ejército
virreinato al romper el orden colonial y afectar hondamente la poco numeroso, pero disciplinado y entrenado, al tiempo que
economía y la administración fiscal. su sentido común le permitía sacar provecho de las precarias
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 259

condiciones en que se movía. Con Hermenegildo Galeana y


Mariano Matamoros, sus inapreciables colaboradores, y con
fieles seguidores como Nicolás Bravo, Manuel Mier y Terán,
Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero logró apoderarse de
Chilpancingo, Tixtla, Chilapa, Taxco, Izúcar y Cuautla. En este
lugar resistió dos meses el sitio de Calleja, del cual logró esca-
par milagrosamente y reponerse. Una vez que los insurgentes
dominaron un extenso territorio, Morelos procedió a convocar
un congreso para que ejerciera la soberanía y organizara el go-
bierno. El congreso se inauguró el 14 de septiembre de 1813
en Chilpancingo con la lectura de los “Sentimientos a la Na-
ción”, en los que Morelos declaró que la América era libre, que
la soberanía dimanaba del pueblo y el gobierno debía dividirse
en tres poderes, con leyes iguales para todos, que moderaran la
opulencia y la indigencia. Después de firmar la declaración de
independencia, el congreso confirió el poder ejecutivo a Morelos,
quien adoptó el título de Siervo de la Nación. La constitución
redactada por el congreso, inspirada en buena parte en la es-
pañola de 1812, se promulgó en Apatzingán el 22 de octubre
de 1814. Por desgracia, el congreso se arrogó todo el poder y quitó
a Morelos la libertad de acción. La lucha continuaba; aunque
Morelos logró tomar Acapulco, fracasó en Valladolid y, acorra-
lado, cayó prisionero el 5 de noviembre de 1815; después de
enfrentar los procesos y la degradación eclesiástica fue fusila-
do el 22 de diciembre en San Cristóbal Ecatepec.
Para ese momento el reino mostraba las huellas de los años
de guerra. Su centro estaba devastado por la miseria y la rui-
na. El dominio ejercido por los insurgentes en amplias áreas
había desarticulado la administración y el cobro de impuestos.
Las necesidades de la lucha habían favorecido que los jefes
militares tanto insurgentes como realistas ejercieran amplias
facultades fiscales y judiciales, que servirían como base de su
futuro poder político. De todas maneras, como la Nueva España

Retrato de Morelos, Petronilo Monroy Sánchez, óleo sobre tela, 1880. Salón de Cabildos del
Antiguo Palacio del Ayuntamiento del Distrito Federal.
260 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

parecía haberse pacificado, el gobierno español optó por expe-


rimentar una política de conciliación. Juan Ruiz de Apodaca
fue nombrado virrey en 1816 y de inmediato ofreció una am-
nistía a los insurgentes, que muchos aceptaron. En medio de
un orden que parecía haberse restaurado, en 1817 tuvo lugar
el fugaz intento liberador encabezado por el padre Servando
Teresa de Mier y el capitán español Francisco Xavier Mina.
Con 300 mercenarios, Mina se introdujo hasta el Bajío, pero
fue derrotado por las tropas realistas y fusilado el 11 de no-
viembre de ese año. Mier fue encarcelado en San Juan de Ulúa.
El viejo prestigio de la corona se había desgastado ante su
incapacidad para restaurar el orden, cuando en enero de 1820
se presentó una coyuntura favorable para consumar la inde-
pendencia. En la península, el comandante Rafael de Riego se
pronunciaba por la restauración de la Constitución de 1812 en
los primeros días de enero y forzaba al rey a jurarla, con lo que
provocó que todo el imperio lo hiciera y se convocaran las elec-
ciones a Cortes.
Para entonces los diez años de lucha habían transformado
tanto a la Nueva España que incluso los peninsulares se incli-
naban por la independencia, aunque cada grupo por razones
diferentes. Las altas jerarquías del ejército y la Iglesia la favo-
recían, temerosas de que el radicalismo de las nuevas Cortes
aboliera sus privilegios, entre ellos sus fueros. Otros grupos
deseaban una constitución adecuada al reino, mientras algu-
nos más preferían el establecimiento de una república. Por lo
pronto, el orden constitucional liberó a los insurgentes encar-
celados, y la vigencia de la libertad de imprenta permitió la
aparición de publicaciones subversivas. Esto, sumado a las
elecciones de diputados a Cortes, de diputados provinciales y de
ayuntamientos constitucionales, volvió a alterar los ánimos.
En este contexto surgió un plan independentista dentro de
las filas realistas. Su autor, Agustín de Iturbide, un militar crio-

Francisco Xavier Mina, en Vicente Riva Palacio y Manuel Payno, El libro rojo 1520-1867.
Colección particular.
262 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

llo nacido en Valladolid, simpatizaba con la autonomía pero


había rechazado el curso violento del movimiento insurgente. Des-
de 1815 había expresado la facilidad con la que podría lograrse
la independencia de unirse los americanos de los dos ejércitos
beligerantes. Don Agustín no había sufrido una sola derrota, pero
una acusación había interrumpido su carrera y, aunque fue rele-
vado de aquélla, prefirió volver a la vida privada. La experiencia
de la guerra y su retiro le permitieron reflexionar sobre la situa-
ción, y su acceso a amplias capas de la población lo familiarizó
con los diversos puntos de vista de los novohispanos, mismos que
fue conjugando en un plan para consumar de manera pacífica
la independencia. Su prestigio hizo que el grupo opositor a la
constitución se le acercara, pero, contrariamente a la interpre-
tación tradicional, Iturbide no se sumó a esa corriente, sino que
buscó un apoyo general. Al ofrecerle Apodaca el mando del sur
para liquidar a Guerrero, Iturbide vio la oportunidad de lograr su
objetivo, por lo que informó sobre sus planes a los diputados
novohispanos que marchaban rumbo a España.
Iturbide confiaba en vencer a Guerrero o lograr que se acogie-
ra al indulto, pero como la empresa resultara más complicada
lo invitó a unírsele. Guerrero, a su vez, consciente de su aisla-
miento, había llegado también a una conclusión semejante: la
independencia sólo era posible en unión con un jefe realista. Al
principio desconfió de su viejo enemigo, pero el plan y las se-
guridades que le ofreció Iturbide terminaron por convencerlo,
por lo que pidió a sus tropas que lo reconocieran “como el pri-
mer jefe de los ejércitos nacionales”.
Para lograr el consenso, Iturbide había fundamentado el plan
sobre tres garantías: religión, unión e independencia, que resu-
mían los empeños criollos de 1808 y los de los insurgentes; la de
unión buscaba tranquilizar a los peninsulares. El 24 de febrero
de 1821, en Iguala, se proclamó el plan. Se enviaron copias al
rey, a todas las autoridades civiles y militares del reino y a los je-

Vicente Guerrero, Tiburcio Sánchez, óleo sobre tela, ca. 1881. Salón de Cabildos del Antiguo
Palacio del Ayuntamiento del Distrito Federal.
264 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 265

fes realistas e insurgentes. El plan fue recibido con entusiasmo comunicado y con una población escasa y heterogénea, estaba
por la población y el ejército, a excepción de jefes militares y au- expuesto por el norte al expansionismo de Estados Unidos.
toridades de la capital, y algunos comandantes peninsulares. Aunque pleno de optimismo, el imperio, dividido, desorgani-
Mientras tanto, en Madrid, los diputados novohispanos ha- zado, en bancarrota, con una enorme deuda de 45 millones de
bían logrado que se nombrara al liberal Juan de O’Donojú jefe pesos y habitantes sin experiencia política, nacía sobre bases
político de Nueva España. También, en un último intento por endebles. El reconocimiento de O’Donojú hizo que el camino
lograr la autonomía dentro del imperio español, presentaron del nuevo Estado pareciera expedito, pero aquél murió en oc-
una proposición federalista en junio de 1821 que ni siquiera tubre y privó a la nación de su experiencia y de la legitimidad
fue discutida, por lo que se retiraron. O’Donojú llegó a Vera- que personificaba. Así, concluidos los festejos, la nación queda-
cruz en julio, cuando el movimiento de Iguala ya se había ex- ba frente a la ardua tarea de controlar el territorio, reanudar el
tendido por todo el virreinato, lo que lo convenció de que la cobro regular de impuestos, despertar lealtad en los ciudada-
independencia era irreversible. Por tanto, informó al gobierno nos y lograr el reconocimiento internacional para regularizar
que era imposible contrarrestarla: “Nosotros mismos hemos sus relaciones con el exterior.
experimentando lo que sabe hacer un pueblo cuando quiere Iturbide constituyó una Junta Provisional Gubernativa con
ser libre”. Convencido, decidió entrevistarse con Iturbide, con individuos simpatizantes de diversas propuestas pero sin in-
quien firmó los Tratados de Córdoba en los que reconocía la surgentes, también ausentes de la regencia de cinco miembros
independencia y el establecimiento de un Imperio Mexicano, elegidos por la junta. Iturbide, como presidente de la regencia,
pero que salvaba la unión con España al ser encabezado por de inmediato convocó la elección de diputados para el congreso
un miembro de la dinastía reinante. Enseguida, O’Donojú exi- nacional que debía redactar la constitución del imperio, pero,
gió la capitulación del ejército que ocupaba la capital, lo que ignorando la convocatoria de 1810 para elegir diputados a
permitió que el 27 de septiembre de 1821 una ciudad engala- Cortes, optó por una representación corporativa que favorecía
nada con arcos triunfales recibiera entusiasmada al libertador a las elites. Elegidos los diputados, el congreso comenzó sus
Iturbide, a Guerrero y al Ejército Trigarante. Desfiles, juegos trabajos el 24 de febrero de 1822. En aquel entonces había
pirotécnicos y canciones celebraron la independencia y al liber- llegado la feliz noticia de la anexión de la capitanía de Guate-
tador, mientras el optimismo general disimulaba las contra- mala que, en bancarrota y amenazada de fragmentación, bus-
dicciones existentes entre realistas e insurgentes. caba una salida; pero también llegó otra poco satisfactoria: las
Cortes habían desconocido los Tratados de Córdoba. De inme-
diato los monarquistas empezaron a enfrentarse al grupo que
SE FUNDA EL ESTADO MEXICANO favorecía la coronación de Iturbide.
La situación era complicada. La rebaja de impuestos y
La lucha y la Constitución de 1812 habían favorecido la desor- la desorganización de su cobro, sumadas a la percepción de
ganización de la Nueva España, cuyo enorme territorio, mal que la independencia liberaba a los habitantes de su pago, hi-
cieron escasear los recursos. La urgencia por pagar el sueldo de
empleados y militares requería que el congreso legislara el arre-
Páginas siguientes: Solemne y pacífica entrada del ejército de las tres garantías en la capital
de México el día 27 de septiembre del memorable año de 1821, óleo sobre tela, ca. 1825.
glo de la hacienda pública y del ejército, amén de redactar la
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH. constitución, pero su inexperiencia distrajo a los diputados en
268 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 269

formalismos. El también inexperto Iturbide tampoco supo enfren- El congreso no sólo decretó la ilegalidad del imperio, sino que
tar la situación y, al chocar con los congresistas, amenazó con declaró a Iturbide fuera de la ley si tocaba territorio nacional.
la renuncia. En medio de su popularidad, el rumor de su renuncia Este decreto establecía que, al intentar volver al territorio me-
sirvió para que el sargento Pío Marcha instigara al regimiento xicano en 1824, Iturbide fuera fusilado.
Celaya a amotinarse la noche del 18 de mayo al grito de “¡Viva Fracasado el experimento político monárquico, el país se en-
Agustín I, emperador de México!”. El populacho de la capital contró sin ejecutivo. El congreso reinstalado no dudó en asumir
no tardó en sumarse exigiendo que el congreso discutiera la el poder total y el 31 de marzo nombró un triunvirato forma-
propuesta. Éste, en lugar de negarse, deliberó esa noche en do por Pedro Celestino Negrete, Guadalupe Victoria y Nicolás
medio de la gritería y, como muchos diputados apoyaban la Bravo para ejercer como Supremo Poder Ejecutivo. Las dipu-
petición, una mayoría votó a favor de su coronación. taciones provinciales y el ejército se negaron a obedecerlo y
En medio de las privaciones y del descontento de los insur- exigieron una convocatoria para elegir un nuevo congreso, de
gentes republicanos, Iturbide se coronó el 21 de julio, aunque acuerdo con el Plan de Casa Mata.
con menos facultades que cuando era presidente de la regen- Centroamérica, que en la época virreinal se había adminis-
cia. El descontento y la llegada de Mier, liberado de San Juan trado aparte, fue la única en separarse en forma permanente,
de Ulúa, dieron lugar a conspiraciones. El emperador procedió a pero como Guadalajara, Oaxaca, Yucatán y Zacatecas se de-
encarcelar a los sospechosos, con lo que creó una situación tan clararon estados libres y soberanos, la desintegración pareció
crítica que varios diputados le aconsejaron disolver el congreso. inminente. El poder ejecutivo nombró a Lucas Alamán secre-
Efectuada la disolución el 21 de octubre, Iturbide lo sustituyó tario de Relaciones, quien, para impedir que el territorio se
por una junta nacional instituyente, elegida entre los mismos fragmentara, movilizó al ejército contra la provincia más viru-
miembros del congreso. lenta, Guadalajara. Los representantes de ésta y Zacatecas
Este suceso, unido al temor de las provincias frente al centra- acordaron reconocer la autoridad del congreso a condición de
lismo favorecido por Iturbide, más la imposición de préstamos que el territorio se organizara como una federación. El con-
forzosos, había producido un malestar que iba a aprovechar el greso se resistió a hacerlo, pero el temor a la fragmentación,
joven brigadier Antonio López de Santa Anna para pronun- como la de los virreinatos meridionales, lo llevó a ceder y a
ciarse. El 2 de diciembre de 1822, desde Veracruz, desconoció convocar la elección de un nuevo congreso constituyente.
a Iturbide, exigió la restauración del congreso y el estableci- El nuevo congreso se instaló en noviembre de 1823 con una
miento de un gobierno republicano. El plan apenas logró apoyo, mayoría federalista pero dispuesta a mantener la unión. De esa
pero en cambio sirvió para que las sociedades secretas o logias manera, el acta del 31 de enero de 1824 constituyó los Estados
masónicas armaran una coalición entre las tropas enviadas a Unidos Mexicanos y, después de largos debates, para septiembre
combatirlo, mismas que el 2 de febrero de 1823 lanzaron el tenía listo el texto de la Constitución de 1824, que fue jurada
Plan de Casa Mata. Éste exigía la elección de un nuevo congreso en octubre. En ella se establecía una república representativa,
y, como reconocía la autoridad de las diputaciones provinciales, popular y federal formada por diecinueve estados, cuatro terri-
conquistó el apoyo regional. Iturbide, confiado en que el plan torios y un Distrito Federal; mantenía la católica como religión
no atentaba contra su persona, se limitó a reinstalar el congre- de Estado, sin tolerancia de otra, y un gobierno dividido en
so disuelto. Pero como el malestar no se acallara, abdicó el día tres poderes, con el legislativo como poder dominante. El ejecu-
22 y el 11 de mayo se embarcó con su familia rumbo a Italia. tivo quedó en manos de un presidente y un vicepresidente, y el
270 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

poder judicial en las de tribunales y una Suprema Corte de


Justicia. Se mantuvo el sistema electoral establecido por la
constitución española. Como era un sistema indirecto, aunque
en el primer nivel votaban casi todos los hombres mayores de
edad, era restringido. El presidente de la república era elegido
por las legislaturas estatales. Esta constitución tuvo influencia
de la de Estados Unidos, pero la fundamental fue la de 1812.
El tradicional regionalismo determinó que el federalismo
mexicano fuera más radical que el norteamericano, ya que al
gobierno federal se le privó de autoridad fiscal sobre los ciu-
dadanos. Aunque quedaron a su cargo el pago de la deuda, la
defensa, el orden y la obtención del reconocimiento internacio-
nal, para cumplir con ello sólo se le adjudicó una contribución
que debían pagar los estados –que pocos cumplieron–, más los
impuestos de las aduanas y algunas menudencias.
La elección del ejecutivo favoreció a los ex insurgentes
Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo para la presidencia y
vicepresidencia. La jura de los puestos se efectuó en un ambien-
te de optimismo, confiado en que el nuevo régimen político
aseguraba el progreso. Esto contrastaba con la situación real
del país: endeudado, desorganizado y necesitado de crédito y de
reconocimiento internacional para funcionar. El imperio sólo
había contado con el reconocimiento de Gran Colombia, Perú,
Chile y Estados Unidos, pero requería urgentemente el de Gran
Bretaña que, por su poderío político y financiero, era la única
capaz de neutralizar la amenaza de reconquista y proveer el
crédito necesario. Como Gran Bretaña se interesaba en la plata y
el mercado mexicanos, en 1825 extendió el reconocimiento
y en 1826 firmó un favorable tratado de amistad y comercio.
El afán especulativo de los banqueros ingleses había favore-
cido que antes del reconocimiento se obtuvieran dos présta-
mos. Aunque las condiciones fueron leoninas, los préstamos

Nicolás Bravo, José Inés Tovilla, óleo sobre tela, 1920.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
Páginas siguientes: Combate de Casa Mata, Carl Nebel, litografía, 1851.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
274 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 275

permitieron que funcionara la primera presidencia y que se pu- añil, vainilla, cochinilla, henequén y azúcar. La mayor parte
diera expulsar a los españoles de San Juan de Ulúa, su último del comercio se hacía por Veracruz, Tampico, Matamoros, Cam-
reducto en territorio mexicano. Por desgracia, el país no pudo peche, Sisal, Mazatlán, Guaymas y San Blas, y estuvo azotado
pagar los intereses, con la consiguiente pérdida de crédito y la por el contrabando. Algunas rutas establecidas en el norte, en
pesadilla que significó la deuda para todos los gobiernos. especial entre Santa Fe, Chihuahua y Texas con Estados Uni-
La anhelada libertad de comercio se inauguró con la inde- dos, resultaron especialmente exitosas y, por desgracia, sirvieron
pendencia y permitió la llegada de comerciantes europeos y para alimentar la ambición territorial del vecino del norte.
norteamericanos. El comercio permaneció casi paralizado du- A pesar del estancamiento económico, el recuerdo del lustre
rante las primeras décadas, afectado por el marasmo económico, novohispano, las ambiciones despertadas por la publicación
las malas comunicaciones, la inseguridad, el alto costo de la del libro de Alejandro de Humboldt y la indispensable plata
arriería y la falta de moneda flexible. Iturbide había recurrido mexicana patrocinaron la llegada de capitales británicos y ale-
a la emisión de papel moneda, pero fue suprimida por su caída. manes a la minería. Pero la inyección de capital y la introducción
De esa manera, las libranzas sirvieron como sustituto. En 1829 de la máquina de vapor no fueron suficientes para mantener
se introdujo la moneda de cobre para favorecer transacciones la vieja producción, que se redujo a la mitad. A excepción de
menores, pero como no tardó en falsificarse en gran escala se Zacatecas, la recuperación de la minería fue lenta, pero logró
retiró en 1841, con enormes pérdidas para la hacienda pública. exportar legalmente un promedio de 15 millones de pesos anua-
Las grandes esperanzas que se pusieron en la libertad de les de plata, y otro tanto de contrabando.
comercio no tardaron en ser traicionadas por una realidad que La agricultura, tan afectada por la pérdida de fuerza de
destruyó la incipiente industrialización iniciada a fines del siglo trabajo, la inseguridad y el costo del transporte, también tardó
XVIII. De todas maneras, los grandes paquebotes que llegaron en reponerse. Las haciendas permanecieron en manos criollas
con mercancía a puertos mexicanos procedentes de Europa y y sus dueños continuaron con la diversificación de sus empresas
Estados Unidos animaron ciertas transacciones. Los británicos para defenderse de las fluctuaciones económicas. La produc-
no tardaron en dominar el comercio de mayoreo de manta ba- ción de azúcar, café o henequén para exportación llevó a las
rata, hilazas, instrumentos y maquinaria, mientras que el de grandes haciendas a invadir las tierras de los pueblos, lo que
artículos de lujo se convirtió en coto francés. En los tratados fue causa de insurrecciones rurales.
internacionales se reservó el comercio de menudeo para los Tampoco pudo echarse a andar el sueño de construir ferro-
mexicanos, pero no se pudo evitar que franceses y españoles lo carriles para solucionar el problema de las comunicaciones, pues
invadieran, lo que ocasionó graves problemas diplomáticos estuvo obstaculizado por la falta de financiamiento y sólo se lo-
que forzaron al gobierno a eliminar su prohibición en 1842. La gró construir 18 kilómetros de vía férrea. La misma suerte
libertad de comercio también tuvo consecuencias políticas, ya afectó la formación de una flota mercante; sólo los yucatecos
que algunos comerciantes eran cónsules o vicecónsules de sus contaron con una flota de pequeñas embarcaciones para el comer-
países y se inmiscuían o instigaban pronunciamientos, en es- cio de cabotaje.
pecial en Veracruz y Tampico, para aprovechar los descuentos La vida política tampoco conquistó la estabilidad, y la pla-
de impuestos que les hacían los rebeldes. ga del faccionalismo producida por las logias masónicas y los
Las exportaciones mexicanas continuaron siendo princi- pronunciamientos militares haría que pronto se esfumara la
palmente de plata, aunque también salieron el palo de tinte, paz, aunque hay que advertir que, con excepción de las de
276 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

1832 y 1854, las revoluciones siempre afectaron áreas limitadas.


La logia escocesa, introducida por el ejército español, se había
difundido entre las clases altas, por lo que los radicales decidie-
ron fundar otra más popular. El presidente Victoria la favoreció
en busca de “equilibrio” y el ministro norteamericano Joel R.
Poinsett la registró en Estados Unidos. Esta logia, conocida
como yorquina, adoptó la retórica antiespañola, favorecida por
las clases populares y fortalecida al descubrirse la conspiración
del padre Joaquín Arenas, que promovía una vuelta al orden
colonial. Este hecho incrementó los enfrentamientos entre ma-
sones, empantanando el funcionamiento del gobierno y orillan-
do al vicepresidente Bravo a pronunciarse en 1827 contra las
logias y la intromisión política del ministro Poinsett. La derro-
ta de Bravo y su destierro aseguraron el predominio yorquino
y la aprobación de las leyes de expulsión de españoles.
En un ambiente tenso, en 1828 se llevaron a cabo las elec-
ciones para la primera sucesión presidencial y México no su-
peró la prueba. El voto de las legislaturas favoreció a Manuel
Gómez Pedraza, pero el general Santa Anna se pronunció en
Veracruz a favor de Guerrero. Después de que un motín radi-
cal en la ciudad de México apoyara el levantamiento, Pedraza
renunció. El congreso, sin autoridad constitucional, designó a
Guerrero presidente y a Anastasio Bustamante vicepresidente.
En una presidencia fugaz y desgraciada, y con una hacienda
exhausta, Guerrero tuvo que cumplir con la expulsión de espa-
ñoles y hacer frente a la expedición de reconquista dirigida por
Isidro Barradas. Los generales Mier y Terán y Santa Anna logra-
ron derrotarla. A este éxito se sumó la promulgación del decreto
de abolición de la esclavitud, sin que lograran neutralizar su im-
popularidad. En diciembre de 1829 el ejército de reserva que se
había situado en Jalapa para apoyar la defensa desconoció a
Guerrero, y en enero de 1830 el vicepresidente Bustamante asu-
mió el ejecutivo, con Alamán como secretario de Relaciones.

El primer presidente de México, Guadalupe Victoria, anónimo, óleo sobre tela, siglo XIX.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
278 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 279

La administración de Bustamante se empeñó en dar fin a


los levantamientos militares, ordenar la hacienda pública, nor-
malizar el pago de la deuda británica y favorecer el desarrollo
económico. Alamán puso en orden la hacienda pública y rene-
goció la deuda externa, además de empeñarse en promover el
desarrollo económico y la industrialización. Para ello fundó
el Banco de Avío e importó maquinaria textil, semillas de algo-
dón, cabras y vicuñas finas. Sus esfuerzos y la difusión de
conocimientos prácticos en periódicos como El Mercurio favo-
recieron la fundación de fábricas textiles que, para mediados
de siglo, alcanzarían una módica producción, sin lograr com-
petir con la inglesa.
Aunque todos reconocieron las habilidades de Alamán, des-
confiaron de sus manipulaciones políticas que le habían permi-
tido eliminar enemigos del régimen en algunos estados, lo que
despertó el temor de los gobiernos estatales de que pretendiera
centralizar la administración. A ese temor se sumó el descon-
tento generado por el fusilamiento del general Guerrero y otros
radicales en 1831. Santa Anna, que aspiraba a la presidencia,
decidió aprovechar el malestar para pronunciarse en enero de Anastasio Bustamante, anónimo, óleo sobre tela, siglo XIX. Museo Nacional de Historia,
1832 y desencadenó una revolución tan costosa que condenó al Conaculta-INAH.
gobierno a depender de los préstamos de la Iglesia, la hipoteca
de aduanas y la renta de casas de moneda y salinas, por lo que Los radicales estaban decididos a emprender la reforma li-
al final quedó a merced de los préstamos usurarios para poder beral y, para asegurarse de no tener opositores importantes,
funcionar a medias. decretaron una ley que condenaba al destierro a una lista de
Santa Anna, con el apoyo de las milicias y las entradas de sospechosos que podían serlo. Para octubre de 1833, y en medio
las aduanas de Veracruz y Tampico, triunfó sobre Bustamante de una epidemia de cólera, el congreso inició la promulgación
y el ejército. Los estados condicionaron su apoyo a que volviera de leyes que afectaban a la Iglesia. Se eliminaron el uso de la
Gómez Pedraza y terminara el periodo para el que había sido fuerza pública para el cobro de diezmos y el cumplimiento de
elegido. Efectuadas las elecciones de 1833, resultaron elegidos votos monásticos; la provisión de curatos vacantes por el gobier-
Santa Anna y Valentín Gómez Farías, con un congreso radical no; la clausura de la Universidad, y la laicidad de la educación
e inexperto. Dado que Santa Anna estuvo constantemente en su superior. Gómez Farías suspendió la provisión de curatos por
hacienda o en la campaña militar contra el levantamiento de considerarla impolítica, pero el congreso exigió su vigencia y
“religión y fueros” iniciado contra los gobernadores de Michoa- condenó al destierro a los obispos que se resistieran. La medi-
cán y el Estado de México, durante casi todo el primer año el da, sumada a la proscripción de ciudadanos, hizo estallar el
ejecutivo lo ejerció el vicepresidente Gómez Farías. descontento popular.
280 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 281

convencer al gobierno zacatecano de la legalidad de la ley y


de la imposibilidad de hacer excepciones. Zacatecas aprestó
su milicia para resistir el decreto, aunque a la llegada del ejér-
cito el comandante, la milicia y el gobernador huyeron, lo que
permitió que la capital del estado fuera ocupada sin violencia.
Sin embargo, los hechos parecieron darle la razón a los ene-
migos del federalismo.

ANTE LAS AMENAZAS EXTRANJERAS


SE EXPERIMENTAN EL CENTRALISMO Y LA DICTADURA

El desafío zacatecano y la amenaza de secesión texana genera-


lizaron la percepción de que el federalismo favorecía la desinte-
gración del territorio nacional. Así, aunque el congreso elegido
en 1834 empezó a debatir la reforma de la constitución, termi-
nó por ceder al clamor que pedía al legislativo convertirse en
constituyente y adoptar una “forma más análoga a sus necesi-
Valentín Gómez Farías, litografía, siglo XIX. Colección particular.
dades y costumbres”. Por tanto, mientras Santa Anna empren-
Las reformas religiosas habían contado con la aprobación día la expedición a Texas, los legisladores iniciaron la redacción
de Santa Anna, pero cuando el congreso empezó a discutir la de una nueva constitución. Los diputados procedieron a estudiar
reorganización del ejército, aquél aprovechó el clamor general cuidadosamente los “errores” de la primera ley fundamental y
contra el vicepresidente y los radicales, y reasumió la presi- a debatir la forma de corregirlos.
dencia. El general nombró un gabinete moderado y suspendió Las Siete Leyes, la primera constitución centralista, estuvo
las reformas, a excepción de la supresión del pago de diezmos lista en diciembre de 1836. Aunque los federalistas la tacha-
que tanto favorecía a los hacendados. ron de conservadora, era de cuño liberal, pues preservaba la
De hecho, desde 1829 privaba la inconstitucionalidad. El representación y la división de poderes, que aumentó con un
congreso había violado varias veces la ley suprema, el ejecutivo cuarto, el Poder Conservador, encargado de vigilar a los otros.
sólo funcionaba con poderes extraordinarios, y la debilidad de La percepción de que la extensa representación causaba ines-
la federación dificultaba el funcionamiento del gobierno; es tabilidad llevó a reducirla. De esa manera se estableció un voto
decir, era urgente una reforma constitucional. En 1835, en censitario, similar al que prevalecía en todos los países que
medio de una situación crítica en la que los colonos texanos contaban con representación, es decir, votaban y eran votados
preparaban la secesión, el congreso federal aprobó un decreto sólo aquellos que pagaban impuestos o tenían propiedades. La
que reducía la milicia cívica. Los estados de Zacatecas y de elección continuó siendo indirecta. Los estados perdieron su
Coahuila y Texas decidieron desafiarlo y el ministro de Rela- autonomía y se convirtieron en departamentos, con gobernantes
ciones, José María Gutiérrez de Estrada, trató inútilmente de elegidos por el ejecutivo nacional de una terna que le presen-
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 283

taban las juntas departamentales. Los congresos estatales se


convirtieron en juntas departamentales de sólo siete diputados
y los ayuntamientos se redujeron a aquellos que existían en
1808, además de los de pueblos con más de 8 000 almas y
puertos con más de 4 000. La elección de presidente se hizo
más complicada, pues se determinó que el Senado y la Suprema
Corte de Justicia presentaran sus ternas, de las cuales la Cáma-
ra de Diputados escogería a tres que serían turnadas a las juntas
departamentales; el voto de cada una de ellas sería considera-
do por la Cámara de Diputados, cuyo presidente declararía
quién resultaba vencedor. La hacienda pública se centralizó
para fortalecer al gobierno nacional, pero, aunque el periodo
presidencial se amplió a ocho años y se suprimió la vicepresi-
dencia, el ejecutivo continuó siendo muy débil, ya que estaba
sometido al Poder Conservador, al Congreso y al Consejo de Go-
bierno. Aunque las Siete Leyes se juraron después del desastre
de Texas, el pueblo mexicano, siempre confiado en los mila-
gros, eligió presidente al general Anastasio Bustamante, en un
ambiente de optimismo que veía el sistema como “un nuevo y
prometedor comienzo”.
La ignorancia atribuye al centralismo la independencia de
Texas, pero su pérdida estaba anunciada por la entrada de co-
lonos del expansivo vecino y el interés de Estados Unidos por
comprarlo, expresado por el ministro Poinsett desde 1825.
La corona española había autorizado la entrada de los prime-
ros colonos angloamericanos, preocupada por poblarlo y dar
asilo a sus súbditos de la Luisiana y las Floridas –que había
perdido–, a quienes autorizó a trasladarse a Texas con ciertos
privilegios. Al independizarse México, el gobierno, deseoso de
poblar el Septentrión, mantuvo esa política. Condicionó la en-
trada de colonos angloamericanos a los que fueran católicos,
pero incrementó sus privilegios con la esperanza de convertirlos
así en ciudadanos leales. Se aprobaron concesiones de gran-

Antonio López de Santa Anna, Carlos Paris, óleo sobre tela, ca. 1831.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
284 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 285

des territorios a algunos “empresarios”, quienes se comprome- autorizara el uso del inglés en trámites administrativos y judi-
tían a poblarlos con colonos honestos que recibirían tierra ciales, y aprobara el juicio por jurado, es decir, tribunales en
prácticamente gratis, pagando a los empresarios sólo el deslinde los que los transgresores de las leyes serían juzgados por los
y la división de los terrenos. El estado de Coahuila y Texas cobró propios ciudadanos.
la titulación de la propiedad y un simbólico pago. Por desgra- Pero la reapertura de la aduana en 1835, al vencerse el nuevo
cia, la enorme frontera, la lejanía y la falta de recursos favorecie- periodo de exención de impuestos, volvió a inquietar los áni-
ron que una mayoría protestante y esclavista entrara y violara mos. El comandante militar no supo resolver los problemas y
las leyes, de forma que en las colonias privaba la ilegalidad. los anexionistas volvieron a manipular el temor de los colonos al
Es verdad que el Congreso Constituyente de 1824, al unir antiesclavismo mexicano para inclinarlos hacia la independen-
Texas a Coahuila, provocó muchos problemas, pero para 1834 cia. A fin de fortalecer su movimiento, los colonos hicieron un
la mayoría de ellos se había resuelto. Las verdaderas fuentes de llamado a los norteamericanos para sumarse a su lucha por la
fricción eran la esclavitud y la instalación de aduanas, una vez libertad. Por tanto, en Estados Unidos se formaron miles de clu-
vencidos los plazos de exención. Desde los debates de la consti- bes que reclutaron voluntarios y reunieron armas y recursos. El
tución del estado, el empresario anglosajón Esteban Austin había presidente Andrew Jackson, a su vez, declaró la “neutralidad”
chantajeado a los diputados que querían abolir la esclavitud, en un problema interno mexicano, que además no respetó.
preguntándoles con qué fondos iban a pagar a sus dueños el valor El gobierno optó por el envío de una expedición para some-
de sus “propiedades”. Por tanto, la Constitución de 1827 sólo se ter la rebelión texana, al mando del general Santa Anna. La
limitó a declarar que “en el estado nadie nace esclavo”. En 1829 pobreza del erario y la improvisación del ejército propiciaron
Guerrero declaró la abolición de la esclavitud en México, pero su mala organización y abastecimiento, pero la campaña se
exentó de su vigencia a Texas, a condición de que no se impor- inició con éxito y en una sangrienta batalla se recuperó el fuer-
tara ni un solo esclavo más. Pero el hecho de que en un futuro te del Álamo. Eso no impidió que, al mismo tiempo, los texanos
cercano desapareciera la esclavitud inquietó a los colonos. declararan la independencia el 6 de marzo de 1836 y nombra-
De cualquier forma, iba a ser la ley de colonización de ran un gobierno provisional en el que el mexicano Lorenzo de
1830, que prohibía la inmigración de angloamericanos, la que Zavala fue designado vicepresidente. Santa Anna emprendió la
generalizaría el descontento, mismo que aumentó al abrirse la persecución de tal gobierno y en un descuido cayó prisionero.
primera aduana en 1832. En la villa de Anáhuac provocó una El segundo al mando, el general Vicente Filisola, obedeció ór-
revuelta que desembocó en la reunión de la primera conven- denes del presidente prisionero de retirar las tropas más allá del
ción de angloamericanos. Los especuladores anexionistas, río Grande (más tarde Bravo), lo que aseguró la independen-
llegados a fines de los años veinte, se encargaron de utilizar cia de Texas y sus pretensiones de que ésa fuera la frontera del
hábilmente “estos agravios” para azuzar a los colonos pacíficos. departamento. Las penurias mexicanas frenaron el envío de
Una segunda convención decidió que Austin viajara a México una nueva expedición, no sin que la recuperación de Texas se
para presentar al congreso algunas peticiones. Austin, que tenía convirtiera en una obsesión que impediría al gobierno atender
muchos amigos entre los diputados radicales de 1833, logró que las advertencias británicas de reconocer la independencia pa-
se anulara la prohibición de inmigración angloamericana, que se ra evitar pérdidas mayores.
extendiera el plazo de exención de impuestos, y que Coahui- El centralismo no tardó en traicionar las esperanzas que
la hiciera reformas para aumentar la representación texana, había despertado. Apenas puesto en práctica, la supresión de
286 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 287

las utilizó para bombardear y bloquear Veracruz y Tampico,


obligando al país a endeudarse para pagar una indemnización
muy injusta.
La escasez de fondos incrementó el endeudamiento del
gobierno y forzó al congreso a decretar un impuesto de 15% a
los artículos importados, lo que causó la quiebra de muchos co-
merciantes extranjeros y algunos mexicanos. De esa manera,
antes de que se cumpliera el primer periodo presidencial algunos
buscaban solución a los problemas en una monarquía “con un
príncipe extranjero”, o en la dictadura militar. José María Gu-
tiérrez de Estrada, convencido de que se conspiraba para esta-
blecer esta última, se atrevió a sugerir la alternativa monárquica.
El ejército hábilmente provocó el gran escándalo republicano
que le abriría paso a la dictadura. En 1841 los comerciantes
extranjeros instaron a los generales Antonio López de Santa
Anna, Mariano Paredes y Gabriel Valencia a pronunciarse y, en
octubre, se establecía la dictadura militar encabezada por
Santa Anna. Los federalistas moderados apoyaron la dicta-
dura a condición de que se convocara un nuevo congreso cons-
titucional. Santa Anna lo convocó y los federalistas obtuvieron
la mayoría, lo que selló su destino. En diciembre de 1842 el
gobierno lo disolvió y lo sustituyó por una junta de notables
que redactó las Bases Orgánicas. La nueva constitución centra-
lista eliminó el Poder Conservador, fortaleció al ejecutivo y am-
Vicente Filisola, anónimo, óleo sobre tela, siglo XIX. Museo Nacional de Historia,
Conaculta-INAH. plió la representación y las facultades de las representaciones
departamentales, que se denominaron asambleas legislativas.
ayuntamientos y los impuesto que todos los habitantes tenían Mas la bancarrota hacendaria también imposibilitó su funcio-
que pagar (capitación) provocaron rebeliones rurales y levan- namiento.
tamientos federalistas en el norte. De esa manera la década Una vez juradas las Bases Orgánicas y realizadas las elec-
centralista se convirtió en la de mayor inestabilidad del siglo ciones en 1843, Santa Anna resultó elegido presidente, con un
e hizo más profunda la paralización económica. La debilidad congreso de federalistas moderados empeñado en hacerlo cum-
del gobierno nacional propició intervenciones extranjeras, plir con el orden constitucional. Por tanto, cuando en noviembre
justificadas por reclamaciones que los gobiernos mexicanos de 1844 intentó disolverlo, el congreso se resistió y el 5 de
habían descuidado. En su mayoría eran injustas o exageradas, diciembre de 1844 desaforó a Santa Anna con el apoyo del
como lo probaría el arbitraje internacional al que se sometieron poder judicial, el ayuntamiento y el populacho de la capital. El
las norteamericanas, que las redujo a 15%. En 1838 Francia presidente del consejo de gobierno, José Joaquín de Herrera, de
288 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 289

acuerdo con la ley asumió provisionalmente el ejecutivo. Herre-


ra eligió un gabinete con distinguidos federalistas moderados
y se empeñó en formar un gobierno honesto que reconciliara
las facciones. Los moderados se daban cuenta de la imposi-
bilidad de afrontar una guerra y optaron por negociar el reco-
nocimiento de Texas para evitarla.
Pero el contexto nacional e internacional era adverso. Mé-
xico no sólo estaba amenazado por Estados Unidos sino tam-
bién por España, cuya casa reinante había organizado una
conspiración para instalar una monarquía en el país, con la
anuencia de Francia y Gran Bretaña. Organizado por el minis-
tro español Salvador Bermúdez de Castro, el proyecto contó
con la colaboración de ciudadanos influyentes, como Alamán.
El proyecto dividió aun más el escenario político. Por si fue-
ra poco, para la década de 1840 la asimetría de México con su
vecino se había multiplicado. La población norteamericana lle-
gaba a 20 millones, al tiempo que México apenas excedía siete
millones y carecía de elementos para hacer frente a un país
dinámico que contaba con extensos recursos humanos y mate-
riales. Por desgracia la propuesta mexicana de iniciar la nego-
ciación de reconocimiento era extemporánea y, en junio de Lucas Alamán, Henry Meyer, grabado, 1826. Colección particular.
1845, Texas aprobó la oferta norteamericana de anexarse a Es-
tados Unidos, lo que sirvió para que los federalistas radicales acu- estallar un movimiento federalista en Guadalajara y, a pesar de
saran a Herrera de pretender su venta y la de California. que el ejército norteamericano avanzaba sobre el territorio me-
En esa delicada situación, los monarquistas se acercaron xicano, Paredes distrajo unidades del ejército para combatir a
al general Mariano Paredes y Arrillaga, comandante de la di- los federalistas.
visión de reserva, quien aprovecharía su apoyo para llegar al Paredes también trató de evitar la guerra, pero el presiden-
poder. El prestigio de honestidad y eficiencia de Paredes había te James Polk estaba decidido a adquirir California a cualquier
permitido que contara con los recursos del gobierno, pues el costo. Polk prefería evitar la guerra para no atizar los problemas
fortalecimiento de su división era esencial para apoyar la defen- regionales; por tanto, en La Habana ofreció un soborno al exi-
sa del norte amenazado. No obstante, al recibir la orden de liado Santa Anna e intentó comprar el territorio. A fines de 1845
marchar hacia la frontera, en lugar de obedecerla procedió a un comisionado de Polk se presentó en la capital con diversas
desconocer a Herrera, dirigiéndose hacia la capital para asal- ofertas, pero no fue recibido. Apenas tuvo noticias del fracaso de
tar la presidencia. Su dictadura militarista resultó un gran fra- la misión, Polk ordenó al general Zachary Taylor avanzar hacia
caso, pues no combatió la corrupción, no reordenó la hacienda el río Grande, es decir, a territorio mexicano o, en el peor de los
ni fortaleció la defensa. Como era de esperarse, no tardó en casos, territorio en disputa. Al recibir la noticia de un incidente
290 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 291

violento en marzo, Polk declaró la guerra el 12 de mayo de


1846, acusando a México de haber “derramado sangre nortea-
mericana en suelo norteamericano”, lo que era falso.
Para ese momento ya habían tenido lugar las primeras de-
rrotas mexicanas, el 8 y 9 de mayo. La noticia causó estupor en
la población y determinó el descrédito de la dictadura de Paredes
y del centralismo. Sin considerar los inconvenientes de un cambio
político en medio de la guerra, el 4 de agosto un pronunciamien-
to federalista desconocía a Paredes y restauraba la Constitución
de 1824, lo que obstaculizó la organización de la defensa. Por
un lado, la restauración federalista le arrebataba facultades al
gobierno y lo dejaba prácticamente solo al frente de la guerra;
por otro, la rebatiña de puestos en ayuntamientos, poderes es-
tatales y federales distraía la atención del frente.
Una vez desencadenada la guerra, el resultado era previsi-
ble. México carecía de todo: su armamento era obsoleto; sus
oficiales, poco profesionales; sus soldados, improvisados. Este
ejército se enfrentaba a uno tal vez menor, pero profesional,
con servicios de sanidad e intendencia, artillería moderna de
largo alcance y un caudal de voluntarios que podían entrenar- Mapa de las principales rutas seguidas por los invasores norteamericanos, Díaz de León,
litografía, siglo XIX. Mapoteca Orozco y Berra, Sagarpa.
se y renovarse periódicamente. Mientras el ejército mexicano Páginas siguientes: Entrada del general Scott a la ciudad de México, septiembre de 1847,
tenía que desplazarse de sur a norte, Estados Unidos destaca- Carl Nebel, litografía, 1851. Colección particular.
ba varios ejércitos y atacaba en forma simultánea diversos
frentes, al tiempo que su marina bloqueaba y ocupaba los soldados bien avituallados, lo que hizo su sacrificio casi inútil.
puertos mexicanos, privando al gobierno de los recursos de las Monterrey y Veracruz resistieron con pérdidas costosas y en la
aduanas que los invasores explotaron para sostener la guerra. Angostura el ejército mexicano sostuvo durante dos días una
Como se redujo el pago de impuestos, el comercio se animó. lucha heroica que, al retirarse, se convirtió en derrota.
Precisamente para evitar que sus puertos fueran ocupados, Yu- El ejército que desembarcó en Veracruz no tardó en ocupar
catán se declaró neutral ante la guerra. Puebla, lo que hizo inevitable la caída de la ciudad de Mé-
Para enero de 1847, Nuevo México y California, poco po- xico. Después de cuatro derrotas en el valle de México, Santa
blados y casi sin defensa, habían sido anexados a Estados Anna ordenó el retiro del ejército de la capital para evitarle
Unidos. La superioridad norteamericana aseguró las victorias penalidades, pero cuando el pueblo se dio cuenta del avance
y la ocupación del norte y, después, del eje Veracruz-Puebla. del enemigo trató de defenderla, lo que produjo un río de
El ejército mexicano, mal comido, mal armado, desmoralizado sangre y la declaración del estado de sitio. El 14 de septiem-
tanto por la superioridad técnica del enemigo como por presen- bre de 1847, en Palacio Nacional ondeaba la bandera nor-
ciar el abandono de sus heridos, se mantuvo en la lucha contra teamericana.
294 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 295

Al día siguiente, en la villa de Guadalupe, Santa Anna re- A pesar de la hostilidad de monarquistas y radicales, el
nunciaba a la presidencia, que fue asumida por Manuel de la gobierno llevó a cabo las elecciones y logró que el congreso
Peña y Peña, presidente de la Suprema Corte de Justicia, quien reunido en Querétaro aprobara el tratado en mayo. La elección
trasladó el gobierno a Querétaro. A pesar de la oposición acti- presidencial favoreció a Herrera, quien en junio restablecía el
va de radicales y monarquistas, los moderados lograron reunir gobierno en la ciudad de México. Herrera emprendió la reor-
al congreso y a varios gobernadores para darle visos de cierta ganización del país en una atmósfera de depresión general, con
normalidad al gobierno. amenazas de pronunciamientos monarquistas y federalistas, y
Mientras tanto, las victorias habían generado en Estados enfrentando levantamientos indígenas en varios estados, en
Unidos un expansionismo estridente que clamaba por absor- especial en Yucatán. Pero no era todo, el país sufría también
ber todo México. Polk había enviado a Nicholas Trist para ataques de indígenas y de filibusteros norteamericanos que
negociar la paz, pero ante las victorias norteamericanas le or- buscaban nuevas tajadas de territorio.
denó volver para que exigiera más territorio en el tratado de El gobierno de Herrera logró reorganizar la administración
paz. La orden puso a Trist en un dilema moral; además, ya y reducir el ejército, pero no neutralizar la polarización política
había aceptado la comunicación del gobierno mexicano con entre federalistas moderados y radicales y monarquistas, amén
los nombres de los comisionados con los que negociaría: Luis del grupo que respondía al general Santa Anna. La amargura
G. Cuevas, Bernardo Couto y Miguel Atristáin. Instado por el llevó a las facciones políticas a acusarse mutuamente por la
general Winfield Scott, general en jefe del ejército que había derrota, lo que en cierta forma las obligó a definir sus princi-
marchado de Veracruz a México, y por el ministro británico, pios. Así, en 1849 aparecía el partido conservador, con un pro-
Trist decidió desobedecer e iniciar la difícil negociación que grama estructurado por Alamán, que empujó a los federalistas
culminó el 2 de febrero de 1848 con la firma del tratado de paz a definirse como partido liberal.
en la villa de Guadalupe. Trist confesaría a su familia la ver- En 1851 Herrera entregó pacíficamente la presidencia a su
güenza que lo había invadido “en todas las conferencias [an- sucesor, Mariano Arista, quien, menos afortunado, sucumbió
te]…la iniquidad de la guerra, como un abuso de poder de ante los ataques y pronunciamientos que lo llevaron a renun-
nuestra parte”. En el tratado, México reconocía la pérdida ciar. Después del interinato del presidente de la Suprema Corte
de más de la mitad de su territorio. Se aprobó una indemni- de Justicia, un acuerdo militar impuso al general Manuel María
zación de 15 millones de pesos por daños y el prorrateo de la Lombardini mientras los estados realizaban la elección del pre-
deuda externa mexicana que correspondía a los territorios per- sidente provisional, quien convocaría un congreso. Para en-
didos, pues éstos habían sido conquistados por la fuerza de las tonces todos los partidos habían llegado a la conclusión de que
armas. Los comisionados lograron salvar Baja California y Te- era necesario un gobierno fuerte. De esa manera, realizadas las
huantepec y asegurar los derechos de los mexicanos que vi- elecciones, los votos favorecieron al general Santa Anna, exi-
vían en las tierras perdidas. En el artículo XI, el único favorable liado en Colombia.
a México, Estados Unidos se comprometía a defender la fron- El 20 de abril de 1853 volvió al poder el irresponsable ve-
tera del ataque de los indios de las praderas, pero esto nunca se racruzano. El conservador Alamán le presentó un plan que se
cumplió. Al presentar el tratado al congreso, De la Peña subra- centraba en la necesidad de un gobierno fuerte pero responsable,
yó que se había firmado para recuperar las zonas ocupadas y sin representación alguna, con un ejército respetable, unido re-
que “la república sobreviviera a su desgracia”. ligiosamente y con apoyo europeo. El liberal Miguel Lerdo de
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 297

Tejada le presentó otro que subrayaba medidas económicas para


el desarrollo. Santa Anna, acostumbrado a mediar entre parti-
dos, adoptó el plan conservador de Alamán, quien encabezó su
gabinete, pero procuró poner en acción la política sugerida por
su radical paisano Lerdo, a quien nombró oficial mayor del nue-
vo Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio.
Santa Anna inició una política represiva y desterró al ex
presidente Arista. Como los conservadores consideraban la
dictadura como puente para establecer la monarquía, se em-
prendió la búsqueda de un monarca, la cual tuvo poca fortuna
ante el delicado contexto de la política europea centrada en
los problemas turcos. Alamán murió en junio de 1853 y, ya
sin ese moderador, Santa Anna aumentó la censura y el des-
tierro de liberales. No tardó en cobrarle gusto al poder y con-
virtió la dictadura en vitalicia, adoptando el título de Alteza
Serenísima.
La dictadura enfrentó el eterno problema de la escasez fi-
nanciera y el endeudamiento, y como el dictador no renunció
a sus caprichos y veleidades, para pagarlos estableció nuevos y
absurdos impuestos. No obstante, la dictadura tuvo sus aciertos,
entre ellos la publicación del primer Código de Comercio y la
labor del Ministerio de Fomento, que promovió la importación
de maquinaria e impulsó comunicaciones y bibliotecas.
Santa Anna tuvo que enfrentar de nuevo el expansionismo
norteamericano, insatisfecho a pesar de haberse engullido la
mitad del territorio mexicano y que presionaba para hacerse
del istmo de Tehuantepec, la Baja California y, de ser posible,
los estados norteños. El nuevo ministro norteamericano, James
Gadsden, conocedor de la penuria del gobierno, creyó que
sería fácil conseguir la venta de una buena porción de territorio.
El gobierno norteamericano utilizó como pretexto un error del
mapa con el que se había negociado el Tratado de Guadalupe
y la necesidad del territorio de la Mesilla para la construcción
de un ferrocarril.

Miguel Lerdo de Tejada, anónimo, tarjeta de visita, siglo XIX. Colección particular.
298 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

El gobierno no logró concretar ninguna alianza europea


para neutralizar la amenaza norteamericana, y temeroso Santa
Anna de una nueva guerra aceptó negociar en diciembre de
1853. Estados Unidos aprovechó la firma de un nuevo tratado
para obtener la meseta de la Mesilla y anular la cláusula que
garantizaba la defensa de la frontera de ataques indígenas. Los
10 millones obtenidos le sirvieron a Santa Anna para mante-
nerse en el poder, pero el costo político del tratado fue alto y
desacreditó completamente a la dictadura. Por otra parte, las
esperanzas puestas en un gobierno “fuerte” se habían esfu-
mado y, al año de su toma del poder, el repudio a la dictadura
se había generalizado. El consabido pronunciamiento estalló
en marzo de 1854 con el Plan de Ayutla, promovido por Juan
Álvarez e Ignacio Comonfort. El plan desconocía al gobierno,
repudiaba la venta de la Mesilla y exigía la elección de un con-
greso constituyente que reconstituyera una república repre-
sentativa federal.
Aunque contaron con el apoyo moral de los liberales des-
terrados que residían en Nueva Orleans, por falta de recursos
los rebeldes se limitaron a una guerra de guerrillas, mientras los
pagos de la Mesilla permitieron a Santa Anna combatirlos, de
manera que se mantuvo en el poder hasta agosto de 1855.

REFORMA LIBERAL, INTERVENCIÓN FRANCESA


Y TRIUNFO DEFINITIVO DE LA REPÚBLICA

La dictadura de Santa Anna radicalizó las posiciones políticas.


Aunque los dos partidos compartían la aspiración de progreso,
su idea de cómo alcanzarlo era diferente. Los conservadores
consideraban que sólo podría lograrse mediante un sistema
monárquico y una sociedad corporativa, apuntalados por una
Iglesia y un ejército fuertes. Los liberales, por su parte, pensa-

General Juan Álvarez, Carlos Guevara, óleo sobre tela, 1853.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
300 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 301

ban que sólo una república representativa, federal y popular obstante, Comonfort salió a combatir el movimiento poblano
similar al modelo norteamericano podía garantizarlo, por lo prorreligión y fueros, y al vencerlo no dudó en imponerle un
que consideraban urgente borrar toda herencia colonial, eli- castigo ejemplar y expropió los bienes del obispado de Puebla.
minar corporaciones y fueros, y desamortizar los bienes del También promulgó dos leyes reformistas: la Ley Lerdo, que
clero y las propiedades comunales para convertir a México en desamortizaba las fincas rústicas y urbanas propiedad de cor-
un país de pequeños propietarios. Pero la forma de llevar a ca- poraciones civiles y religiosas, y la Ley Iglesias, que prohibía
bo esta tarea dividía a los liberales. Los moderados querían el cobro de obvenciones parroquiales a los pobres. Los decretos
hacerlo lentamente para evitar toda resistencia violenta, y por fueron repudiados por el arzobispo de México, que los consi-
tanto se inclinaban por restaurar la Constitución de 1824, re- deró un ataque a la Iglesia.
formada. En cambio, los puros se inclinaban por una reforma Efectuadas las elecciones, el Congreso Constituyente se reunió
drástica y, en consecuencia, por una nueva constitución. el 14 de febrero de 1856. Aunque la mayoría era moderada,
El movimiento de Ayutla había logrado sostenerse gracias los puros dominaron los debates, que fueron ardientes. Los te-
a la protección de las montañas del sur y el acceso al mar que mas más polémicos fueron la educación y la tolerancia de cultos.
ofrecía Acapulco, pero ante la urgencia de recursos el general Los liberales aspiraban al control de la educación para modelar
Comonfort había viajado a Estados Unidos para conseguirlos, a los ciudadanos del futuro, pero, congruentes con sus convic-
con poco éxito. No obstante, las circunstancias políticas lo fa- ciones, transigieron en la libertad de enseñanza. No se atrevieron
vorecieron. En 1855 estalló un movimiento moderado en el a declarar la tolerancia religiosa ante el temor general de un
Bajío, seguido de otro monarquista en San Luis Potosí que pre- movimiento popular, pero se eliminó la católica como religión de
tendía poner a Agustín de Iturbide hijo en el trono de un nuevo Estado y se declaró que no se prohibía “el ejercicio de culto al-
imperio. Esto auspició una coalición de liberales puros y mo- guno”. Algunos liberales pretendieron la adopción del modelo
derados y el regreso de los desterrados, al tiempo que las huestes anglosajón del juicio por jurado como institución democrática,
de Álvarez, que se habían extendido lentamente, avanzaban y pero no se aprobó. También se debatió una reforma agraria, pe-
hacían huir a Santa Anna el 17 de agosto de 1855. ro al final en la constitución sólo se incluyó la Ley Lerdo, que
Para el 16 de septiembre los liberales ocupaban la capital. aseguraba la propiedad individual de la tierra.
El 14 de octubre una junta de representantes estatales eligió La constitución promulgada el 5 de febrero de 1857 no era
presidente provisional a Juan Álvarez, quien formó su gabinete radical, pero introdujo en forma sistemática los “derechos del
con liberales puros: Melchor Ocampo, Benito Juárez, Poncia- hombre”: libertad de educación y de trabajo; libertad de ex-
no Arriaga y Guillermo Prieto, miembros de la generación que presión, de petición, de asociación, de tránsito, de propiedad;
empezaba a descollar. Casi de inmediato se iniciaba la reforma igualdad ante la ley, y la garantía de no ser detenido más de
al promulgarse la Ley Juárez, que suprimía los fueros militar tres días sin justificación. La constitución ratificaba la soberanía
y eclesiástico, lo cual posibilitaba la igualdad civil ante la ley. del pueblo constituido en “república representativa, democrá-
La Iglesia, que venía reorganizándose desde la década de tica y federal formada por estados libres y soberanos en todo lo
1840, comenzó el contraataque. concerniente a su régimen interior”, con un gobierno dividido en
Juan Álvarez renunció a la presidencia el 11 de diciembre los tres poderes, con un legislativo unicameral como poder do-
y fue relevado por el moderado Comonfort, quien de inmedia- minante. Mantuvo el sistema indirecto de elecciones y simplificó
to sustituyó a los miembros del gabinete con moderados. No la del presidente de la república, que sería “indirecta en pri-
302 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 303

reció la posición de Benito Juárez quien, por la firmeza de sus


convicciones constitucionales, se mostró dispuesto a jugarse
todo por la ley fundamental. Juárez pertenecía a una etnia
monolingüe de la sierra oaxaqueña y se había educado en el se-
minario y en el Instituto de Ciencias de su estado. Su carrera
había sido apoyada tanto por federalistas radicales como por
centralistas. Su elección como diputado al congreso mexicano
en 1847 le permitió entrar a la vida política nacional, aunque
volvió a su estado para ocupar la gubernatura de 1847 a 1851
y nuevamente en 1856; fue elegido presidente de la Suprema
Corte de Justicia en ese año y regresó a la capital en 1857.
El papa Pío IX condenó los actos del gobierno liberal e
instó al arzobispo Antonio Pelagio de Labastida a incitar una
rebelión conservadora, por lo que se le desterró. Esto hizo que
muchos liberales sostuvieran que era necesaria de una dicta-
dura liberal de transición. En ese contexto el general Félix Zu-
loaga se pronunció en diciembre de 1857 para exigir un nuevo
congreso constituyente. El presidente Comonfort, que tenía
dudas sobre la viabilidad de gobernar con la constitución, lo
apoyó y encarceló a Juárez, que rechazaba ese golpe de Esta-
do. Como unas semanas más tarde Zuloaga desconoció a Co-
Constituyentes de 1857. Colección particular.
monfort y se declaró presidente, éste renunció y liberó a don
mer grado y en escrutinio secreto”, es decir, elegido por los re- Benito, quien constitucionalmente lo sustituyó. La existencia
presentantes designados por los ciudadanos. de dos presidentes hizo inevitable la guerra civil.
Las elecciones convirtieron a Comonfort en presidente titu- El país se dividió. Los gobiernos de Colima, Guerrero, Gua-
lar, pero sin recursos y sin la esperanza liberal de que la venta najuato, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Querétaro, Veracruz y Za-
de bienes eclesiásticos solucionara los problemas financieros del catecas se declararon por la vía constitucional, pero la mayoría
Estado, ya que la Ley Lerdo había producido magros resulta- del ejército y del clero se alineó con Zuloaga quien, dueño de la
dos por las facilidades de pago, los descuentos y la aceptación capital, fue reconocido por los representantes extranjeros. Juá-
de pagos con bonos de deuda, carentes de valor. La ley estaba rez, convencido de que para conquistar una paz duradera era
destinada a que los bienes favorecieran a los arrendatarios, pe- indispensable el imperio de la legalidad, partió a Guadalajara,
ro sus escrúpulos o su pobreza aseguraron que terminaran en pero la amenaza conservadora lo obligó a trasladarse a Veracruz
manos de especuladores. que, además de ser liberal, podía proporcionarle los recursos
A pesar de su moderación, la constitución dejó desconten- de la aduana.
tos a los conservadores y resultó insuficiente para los puros. Como el ejército apoyó al partido conservador, las fuerzas
Esta circunstancia, que hizo flaquear a muchos políticos, favo- liberales se formaron con elementos populares procedentes de
304 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

las guardias nacionales movilizadas para la defensa del territorio


en 1846. Pero la improvisación tuvo sus costos y los ejércitos
conservadores dominaron el centro del país, en especial una vez
que el general Miguel Miramón sustituyó a Zuloaga en la presi-
dencia. La estrategia de Miramón fue centrar sus ataques en
Veracruz, al que sometió a dos sitios. El fracaso del primer in-
tento lo llevó a proyectar un ataque simultáneo por tierra y por
mar, para lo cual adquirió una nave que atacaría desde el mar,
mientras él cercaba el puerto por tierra. Juárez aprovechó que
Estados Unidos le había retirado el reconocimiento a los conser-
vadores por negarse a vender territorio, para solicitar que la
flota norteamericana detuviera la embarcación por piratería.
Aunque el comandante no contaba con autorización, atendió la
petición e hizo fracasar el sitio, aunque más tarde un tribunal
norteamericano consideró que el acto había sido ilegal.
Para consolidar el apoyo de los puros y de la clase empresa-
rial, tan interesada en los bienes del clero, Juárez y su gabinete
de puros optaron por consolidar la reforma y el 12 de julio de
1859 empezaron a promulgar las Leyes de Reforma: nacionali-
zación de bienes del clero, separación de la Iglesia y el Estado,
supresión de órdenes religiosas (cofradías, congregaciones y
hermandades), matrimonio y registro civiles, secularización de
cementerios y, finalmente, libertad de cultos.
La falta de recursos condujo a que los dos bandos compro-
metieran al país con acuerdos extranjeros. Washington aceptó
apoyar a los liberales a cambio de una nueva compra de terri-
torio, pero ésta ni siquiera se consideró. Los liberales aceptaron
firmar el Tratado McLane-Ocampo por el que, a cambio de un
préstamo de dos millones de pesos a México, concedía a los
norteamericanos el libre tránsito por el istmo de Tehuantepec,
con privilegios comerciales y con la posibilidad de intervención
militar en caso de necesidad. Por fortuna, el Senado nortea-
mericano no lo aprobó.

Benito Juárez, José Escudero y Espronceda, óleo sobre tela, 1870. Palacio Nacional.
Páginas siguientes: La batalla de Calpulalpan, Decaen, litografía, 1860.
Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
308 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 309

Los conservadores, a su vez, recurrieron a los europeos, y La flota española llegó a Veracruz en diciembre y, en ene-
con los españoles firmaron el Tratado Mon-Almonte, que reco- ro, arribaron la francesa y la inglesa. Recibido el ultimátum,
nocía una convención de 1853 firmada por Santa Anna, en la Juárez envió al ministro Manuel Doblado a negociar con los
que se aceptaban deudas dudosas. Además contrataron un intervencionistas. Para evitar las fiebres tropicales, Juárez
oneroso préstamo con el banquero suizo Jécker y enajenaron autorizó el desembarco de las tropas a condición de que se vol-
dinero de la representación británica, lo que los desacreditó vieran a embarcar si no se llegaba a un acuerdo. Doblado ase-
con el extranjero y aumentó las reclamaciones contra el gobier- guró que la suspensión era temporal y que los pagos se
no mexicano, así como sus deudas. reanudarían en cuanto fuera posible. Los británicos y españo-
El fracaso del sitio de Veracruz facilitó el triunfo liberal. les aceptaron, pero los franceses no sólo se negaron, sino que
Las victorias de Silao y Calpulalpan abrieron a los liberales las en lugar de embarcarse, desembarcaron más hombres, entre
puertas de la capital. Juárez hizo su entrada el 11 de enero de ellos algunos monarquistas mexicanos, como Juan N. Almon-
1861, pero la paz distaba de haberse conquistado. Despecha- te, hijo de Morelos.
dos por la derrota, los conservadores incrementaron sus cons- El 17 de abril los franceses iniciaron su avance. En situa-
piraciones en Europa y recurrieron al asesinato, cobrando ción tan crítica, Juárez decretó una amnistía a los militares con-
como víctimas a Ocampo, Leandro Valle y Santos Degollado. servadores y autorizó la formación de guerrillas. Ignacio
Por su parte, Juárez decretó la expulsión del delegado apostó- Zaragoza se preparó para defender Puebla del mejor ejército del
lico, del arzobispo, de varios obispos y de los ministros de mundo. El conde de Lorencez, confiado en la total superioridad
España, Guatemala y Ecuador, que habían apoyado a los con- de sus tropas, no atendió las advertencias de Almonte y el 4 y 5 de
servadores. mayo las “gavillas” de Zaragoza lo derrotaron. La humillación
Las elecciones dieron el triunfo a Juárez quien, de inme- sólo sirvió para que Napoleón enviara 30 000 soldados más con
diato, reorganizó la administración y la educación y decretó la un nuevo mando.
adopción del sistema métrico decimal. Pero la escasez de fon- Un año más tarde las tropas mexicanas se concentraron en
dos lo forzó a suspender el pago de las deudas del gobierno, Puebla sin el general Zaragoza, que había muerto de tifo. Des-
tanto los intereses de los préstamos usurarios británicos como pués de un largo sitio, la ciudad sucumbió ante los franceses.
los de las reclamaciones españolas y francesas. La medida fue Juárez se vio forzado a abandonar la capital, que fue ocupada
aprovechada por los monarquistas mexicanos residentes en en junio. Los franceses convocaron una asamblea de notables
Europa para interesar al emperador de Francia, Napoleón III, que proclamó el imperio el 19 de julio y anunció que se invitaría
en el proyecto de instaurar una monarquía en México. El em- a Maximiliano de Habsburgo a ocupar el trono mexicano. La
perador francés soñaba con construir un imperio “latino” que regencia nombrada, formada con algunos destacados generales,
sirviera de muro de contención a la expansión anglosajona, de civiles y eclesiásticos, entre ellos el arzobispo Labastida, resul-
manera que vio en la suspensión de pagos la coyuntura para tó sólo decorativa, pues las decisiones las tomaba el mariscal
intervenir y convocó a Gran Bretaña y España para discutir el Achille Bazaine, de acuerdo con las instrucciones de Napoleón
asunto. En Londres, el 31 de octubre de 1861 los tres países III. Mientras llegaba el emperador, el ejército francés fue ocu-
firmaron una convención que los comprometía a bloquear los pando una a una las ciudades del país gracias a su superioridad
puertos mexicanos del Golfo para presionar la reanudación de militar. No obstante, el asedio de las guerrillas liberales, así co-
pagos, sin intervenir en la política interna. mo el encono popular alimentado por la arrogancia de las tropas
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 311

francesas, hizo difícil mantener a éstas, por lo que hubo que


recuperar algunas poblaciones una y otra vez.
Maximiliano, hermano del emperador de Austria y casado
con Carlota Amalia, hija del rey de Bélgica, recibió en el cas-
tillo de Miramar la visita de los monarquistas mexicanos. El
archiduque puso como condición que fuera el pueblo mexicano
el que lo llamara, condición que los monarquistas cumplieron
recogiendo miles de firmas. Una vez presentadas el 10 de abril
de 1864, Maximiliano aceptó el trono.
El emperador firmó dos tratados con Napoleón III, quien se
aseguró de que México pagara el costo de la aventura. Fran-
cia mantendría 28 000 soldados y concedería un préstamo de
175 millones de francos, de los cuales Maximiliano sólo reci-
biría ocho, pues el resto se destinaría a pagar la inflada deuda
francesa, los gastos de guerra y los intereses. El tratado secreto
acordó que el ejército llegaría a 38 000 soldados y empezaría
a reducirse a partir de 1865.
Después de visitar al Papa, los nuevos emperadores se em-
barcaron rumbo a Veracruz, adonde llegaron a fines de mayo
de 1864. El liberal puerto los recibió con frialdad, lo que con-
trastaría con el entusiasmo con que serían recibidos por “lo
mejor de la sociedad” de Orizaba, Puebla y la ciudad de Mé-
xico, que se desvivió por agasajar a la real pareja.
Muchos liberales moderados colaboraron con el gobierno
imperial esperanzados en que éste lograra resolver los proble-
mas que aquejaban al país desde 1821. Maximiliano, liberal
convencido, anunció que ejercería el patronato real y que no
suprimiría la tolerancia de cultos y la nacionalización de bie-
nes del clero, como le exigía el nuncio papal. Esta decisión lo
privó del apoyo de muchos conservadores y sirvió como moti-
vo de burla de los liberales. México parecía cobrar nueva vida
al convertirse en asiento de la corte imperial. La capital se em-
belleció, se alinearon las calles y se engalanaron con fresnos y

El emperador de México Maximiliano de Habsburgo, Munich, Albert Graefle, óleo sobre tela,
1865. Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
312 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 313

tiendas de raya. La educación y la investigación científica tam-


bién merecieron su atención, mientras la emperatriz promovía
la educación femenina. Maximiliano decidió dividir el territorio
en 50 departamentos y se preocupó por el desarrollo econó-
mico, de manera que firmó un contrato para la construcción
del ferrocarril de México a Veracruz y autorizó el funciona-
miento del Banco de Londres, México y Sudamérica, para
facilitar los intercambios comerciales.
La ocupación francesa forzó a Juárez a desplazarse hacia el
norte. El presidente tuvo que hacer frente no sólo a los france-
ses, sino también a los traidores. Durante 1864 los republicanos
dominaban los estados del norte, Colima, Guerrero, Tabasco y
Chiapas, pero hacia 1865 sólo retenían pequeños reductos aisla-
dos. En este contexto crítico, el general Jesús González Ortega,
ministro de la Suprema Corte de Justicia, exigió desde Estados
Unidos que Juárez le entregara la presidencia por haber conclui-
do su periodo legal. Don Benito, con el convincente argumento de
que la nación estaba en guerra, extendió su mandato mientras
el país estuviera ocupado, decisión que le costó perder el apo-
yo de muchos puros.
Para fines de 1865 las circunstancias empezaron a cam-
biar. El fin de la guerra civil en Estados Unidos permitió a los
liberales contratar un préstamo de tres millones de pesos y
logró que el vecino país protestara por la intervención en Mé-
El emperador Napoleón III, Evert A. Duykinck, en Portrait Gallery of Eminent Men and
xico. Las guerrillas republicanas, convertidas en verdaderos
Women of Europe and America, grabado. Colección particular. ejércitos, empezaron a avanzar.
Agotado el dinero del préstamo francés, el imperio se vio
alumbrado de gas. Apareció el gran paseo del imperio, más asediado por el eterno problema financiero y por el rumor de
tarde rebautizado por los liberales como de la Reforma, y se re- que Napoleón III retiraría sus tropas ante la amenaza que sig-
novó el castillo de Chapultepec. El emperador se dio a la tarea nificaba la consolidación de la Confederación Alemana. Dominar
de legislar. Empezó por redactar el Estatuto del Imperio, que un país tan grande era difícil y el derrumbe era previsible.
promulgó el 10 de abril de 1865, seguido por un código civil Maximiliano intentó formar un ejército nacional y llamó a los
y una ley agraria y de trabajo que devolvía sus tierras a los generales conservadores que había enviado a Europa en misio-
pueblos indios y las concedía a los que no las tenían. Esta ley nes diplomáticas. Su hermano Francisco José accedió a enviarle
aprobaba una jornada máxima de 10 horas, anulaba deudas 4 000 soldados austriacos, pero la protesta de Estados Unidos
mayores a 10 pesos, prohibía el castigo corporal y limitaba las impidió que se embarcaran. La emperatriz ofreció viajar a Eu-
314 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

ropa para exigir el cumplimiento de los tratados, pero ni Na-


poleón III ni el Papa atendieron sus súplicas, lo que la llevó a
perder la razón. La noticia convenció a Maximiliano de que
sólo le quedaba abdicar, pero la oposición de sus ministros lo
hizo desistir, aunque después lo abandonaron a su suerte.
Para principios de 1867, el rápido avance republicano dejó
al imperio reducido a Puebla y Veracruz. El emperador se reple-
gó a Querétaro, donde se le unieron Miguel Miramón y Tomás
Mejía. Al tomar Porfirio Díaz el 2 de abril la ciudad de Puebla,
Miramón propuso abandonar Querétaro, pero Maximiliano se
negó a huir y decidió enfrentar el sitio. Una traición facilitó su
aprehensión. Juárez y Lerdo se empeñaron en aplicarle la ley
de 1862, por lo que fue juzgado por un consejo de guerra. Dos
ilustres abogados lo defendieron, pero no pudieron evitar que
fuera condenado a la pena máxima. De todo el mundo llega-
ron peticiones de clemencia para el Habsburgo, sin que Juárez
cediera. Ante la muerte, el emperador mostró gran dignidad.
Después de escribir a su madre y a su esposa enfrentó al pelo-
tón que segó su vida junto con Miramón y Mejía en el cerro de
las Campanas, el 19 de junio de 1867. Antes de recibir la des-
carga, Maximiliano hizo votos porque su sangre sellara “las
desgracias de mi nueva patria”.
Derrumbado el imperio, el 16 de julio de 1867 Juárez vol-
vió a la ciudad de México y, esta vez, el pueblo, que valoraba
su lucha por preservar la soberanía nacional, lo recibió con
verdadero júbilo. El triunfo de la república anulaba finalmen-
te la opción monarquista, aunque no daba fin a desórdenes y
levantamientos, ahora generados por las ambiciones políticas
de los propios liberales.
Juárez se apresuró a convocar elecciones para agosto. La
desaparición del partido conservador de la contienda política

Sebastián Lerdo de Tejada, Cruces y Campa, tarjeta de visita, ca. 1870.


Colección particular.
Páginas siguientes: Benito Juárez y Porfirio Díaz izan la bandera en la Plaza Mayor
de la ciudad de México, el 15 de julio de 1867, anónimo, acuarela sobre papel.
Museo Casa Juárez, Oaxaca, Conaculta-INAH.
318 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 319

enfrentó a tres liberales: Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y


Porfirio Díaz, el héroe militar de la guerra. Aunque el triunfo
favoreció a Juárez, sus enemigos se multiplicaron, tanto por
su reelección como porque promovía la reforma de la consti-
tución, lo que parecía contradecir su empeño en haberla defen-
dido. La experiencia política de Juárez sin duda era singular,
pues había gobernado durante casi diez años en estado de guerra,
con facultades extraordinarias y prácticamente sin congreso.
Ello le había permitido fortalecer al ejecutivo, pero ahora se
encontraba en situación diferente, pues la Constitución de
1857 mantenía la supremacía del legislativo que, por ser unica-
meral, era más temible. Por eso Juárez promovía la restauración
del Senado para lograr mayor equilibrio. Al elegir un gabinete
de civiles constitucionalistas, Juárez despertó el malestar del
grupo militar que se sentía autor de la victoria y favorecía a
Porfirio Díaz. Con tantos enemigos, don Benito y sus ministros José María Iglesias en Vicente Riva Palacio, México a través de los siglos, grabado.
Colección particular.
se convirtieron en el centro de sátiras y caricaturas políticas,
no obstante lo cual, la total libertad de prensa se mantuvo du- mexicanos a ese país. Esto favoreció el crecimiento de Monte-
rante toda la restauración de la república. rrey, Piedras Negras, Laredo y Matamoros.
El triunfo tampoco redujo la complejidad del panorama, La república también se vio acosada por la falta de recursos.
pues la larga lucha renovó la vieja confrontación entre las La venta de los bienes del clero no había rendido los frutos
regiones y el centro, dado que ésta había fragmentado el poder esperados, aunque había contribuido a sanear las finanzas pú-
debido a que los jefes militares habían gozado de amplias fa- blicas al absorber gran parte de los bonos circulantes de la deuda
cultades fiscales. Para abolirlas e imponer el orden, el congreso interna. Para el pragmático Juárez, la prioridad era la reorgani-
apoyó a Juárez y por decreto las suprimió. Por otra parte, el zación general y el arreglo de la hacienda pública, indispensable
castigo a algunos funcionarios conservadores despertó resenti- a fin de obtener los fondos necesarios para fomentar el desa-
mientos. Juárez trató de paliarlos para iniciar la reconciliación rrollo. Sus ministros José María Iglesias y Matías Romero em-
y en 1870 decretó una amplia amnistía que permitió el regreso prendieron el estudio general de la hacienda pública y de la
del arzobispo Labastida, a quien se dispensó total respeto. deuda. Después de analizar la deuda de 450 millones y ajustar-
La república resentía los años de guerras y requería impul- la a 84 con el repudio de la deuda del imperio, establecieron un
sar la economía. El comercio volvía a ser víctima del desorden, nuevo calendario de pagos. También procedieron a hacer aho-
a pesar de que en la frontera norte la creación de una zona de rros, entre ellos la reducción del ejército a 20 000 hombres.
libre comercio había animado las transacciones y creado un Para 1870, Romero había logrado resumir los avatares de la
polo de desarrollo. Durante parte de la guerra de secesión de hacienda pública desde la independencia y, con una idea clara
Estados Unidos, el algodón del vecino país se exportó por Ma- de los ingresos y los egresos, por primera vez elaboró un presu-
tamoros y se vendieron harinas, alimentos y diversos artículos puesto gubernamental.
320 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 321

Como buen liberal, comprometido con el desarrollo y el pro- una comisión binacional para resolverlas. Ésta logró dictami-
greso, Juárez deseaba favorecer todas las ramas productivas: nar las reclamaciones norteamericanas, pero dejó pendientes las
inversiones, comunicaciones (en especial líneas telegráficas, ca- mexicanas. En 1869 se presentó la oportunidad de ampliar
minos y ferrocarriles) y colonización. No sólo aprobó algunos las relaciones mexicanas con dos nuevos estados: el Reino de
proyectos de inversión norteamericana, sino que reconoció el Italia y la Confederación Alemana del Norte.
contrato que el imperio había firmado para construir el ferro- Al llegar las elecciones de 1871, aunque la popularidad de
carril de Veracruz a México. Su ministro Romero ambicionaba don Benito había declinado, pudo reelegirse. Esta vez Díaz no
fundar un banco nacional de emisión para uniformar la mone- se resignó a la derrota y pronunció el Plan de La Noria el 8 de
da circulante, pero la falta de fondos lo imposibilitó, de manera noviembre, “contra la reelección indefinida”. A pesar de sus
que tuvo que resignarse con el funcionamiento del Banco de conexiones regionales, el movimiento progresó lentamente y
Londres, México y Sudamérica. los generales juaristas lograron contenerlo. La habilidad políti-
Por su experiencia personal, Juárez dio prioridad a la edu- ca de Juárez le permitió aprovechar la división de los liberales
cación. Desde el principio se mostró dispuesto a promoverla para sostenerse durante su última estación, a pesar de sus ad-
como medio para alcanzar el anhelado progreso, integrar a las versidades personales y una frágil salud. Juárez murió en la
etnias indígenas y proporcionarles un lugar digno en la nación. silla presidencial el 18 de julio de 1872.
Así, en el mismo 1867 promulgó una ley que declaraba gratuita De acuerdo con la constitución, Lerdo, presidente de la
y obligatoria la educación elemental, y fundaba la Escuela Na- Suprema Corte, asumió el ejecutivo y concedió una amnistía
cional Preparatoria. general que dio fin al pronunciamiento de La Noria. Ense-
Normalizar las relaciones de México fue otra de sus preo- guida convocó elecciones, en las que fue elegido por aplastan-
cupaciones fundamentales, pues la guerra había provocado la te mayoría. Don Sebastián compartía los mismos principios
ruptura con Gran Bretaña, Francia y España, pero tropezó con que Juárez y su habilidad le permitió restablecer el Senado y
un contexto internacional desfavorable. La distancia y la falta convertir las Leyes de Reforma en constitucionales. En asuntos
de comunicaciones obstaculizaban el contacto con los países religiosos se mostró menos flexible y expulsó a las Hermanas de
iberoamericanos, además de que existían problemas fronteri- la Caridad, a pesar de su labor fundamental en la atención
zos con Guatemala; por esas razones, Juárez trató de evitar hospitalaria. Su “anticlericalismo” lo convirtió en blanco de
que algo nublara las relaciones con Estados Unidos. A pesar de ataques y fomentó rebeliones populares, a las que se sumaron
las diferencias y de no haber contado con su apoyo durante la las surgidas entre los yaquis de Cajeme y la del temible Ma-
intervención, las relaciones entre los dos países estaban en uno de nuel Lozada en Tepic, fusilado a fines de 1873. Lerdo también
sus mejores momentos. La industrialización del vecino país, se enfrentó al Gran Círculo de Obreros de México, con motivo
después de la guerra, había transformado el expansionismo te- de huelgas textiles y mineras, y con los intereses comerciales,
rritorial en uno financiero. Pero existían dos problemas entre al negarse a otorgar una concesión para construir un ferrocarril
ambas naciones: los cruces de nómadas y bandidos en la fron- que uniera México con Estados Unidos, a pesar de haber inau-
tera y las reclamaciones. El primero se dejó pendiente, pues gurado el ferrocarril de Veracruz a México en 1873.
tanto Juárez como Lerdo no autorizaron que los norteameri- La sucesión presidencial volvió a ser causa de discordia.
canos cruzaran la frontera en persecución de “culpables”. Juárez Lerdo aspiraba a ser reelegido, pero esta vez Díaz no esperó a
trató de resolver las reclamaciones y aceptó que se formara que se efectuaran las elecciones y se adelantó a pronunciarse
322 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

con el Plan de Tuxtepec, en el que acusaba a Lerdo de “viola-


ciones a la constitución”. Díaz había aprendido las lecciones de
su fracaso con el movimiento de La Noria y en esta ocasión se
preparó con cuidado. Aprovechó la intervención de Lerdo en
las elecciones de Oaxaca para consolidar una alianza estatal
en su contra. Asegurado el apoyo de su estado, Díaz se trasladó
a Brownsville a fines de 1875, desde donde invitó a goberna-
dores y comandantes militares regionales a sumarse a la lucha.
Pero como el movimiento se centró en el noreste y en Oaxaca,
reformó su plan y ofreció el reconocimiento de títulos y honores
militares a los que apoyaran el movimiento, con lo que multi-
plicó los centros de rebelión.
El general Mariano Escobedo mantuvo en jaque a los rebel-
des y, efectuadas las elecciones en septiembre de 1876, Lerdo
fue declarado electo. En ese momento, al movimiento tuxte-
pecano se sumó el desconocimiento que hizo el presidente de
la Suprema Corte de Justicia, José María Iglesias, del resulta-
do de las elecciones “por fraudes” y que inició una revuelta en
Salamanca. Iglesias recibió poco apoyo, pero su rebelión favo-
reció la causa de Díaz, quien, al frente del ejército, el 11 de no-
viembre derrotaba a las tropas federales en el poblado de Tecoac.
Al huir Lerdo se creó una confusión, pues varios gobernadores
habían reconocido a Iglesias como presidente, por lo que fue
necesaria una negociación entre los dos contendientes. Díaz
ofreció reconocer a Iglesias como presidente provisional si di-
vidía el gabinete entre los partidarios de ambos y él ocupaba
la Secretaría de Guerra. Al no aceptar Iglesias, Díaz optó por
una medida drástica y el 23 de noviembre ocupó la ciudad de
México al frente de un ejército. Una semana más tarde asumía
la presidencia.

Porfirio Díaz con el Plan de La Noria, óleo sobre tela, siglo XIX. Sala Homenaje a Juárez,
Oaxaca, Conaculta-INAH.
324 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 325

LA LENTA TRANSFORMACIÓN sobre todo de criollos y mestizos. De todas formas, la igualdad


DE LA VIDA NACIONAL EN REPUBLICANA quedó como promesa al no lograr mitigarse la apabullante mise-
ria popular, tan vergonzosa frente a la ostentosa opulencia de la
Los seis y medio millones de habitantes del territorio novo- minoría que detentaba la riqueza. Por otra parte, a todos afec-
hispano que se convirtió en Estado independiente en 1821 tó el cambio político. El desorden y la inseguridad de los cami-
constituían un conjunto heterogéneo unido por la experiencia nos causaron pérdidas a los comerciantes e improductividad a
histórica y la religión, en el que sólo una minoría hablaba cas- las haciendas. El abandono produjo la inundación de muchas
tellano. En menor o mayor grado, casi toda la población había minas, que por falta de recursos se vendieron o se asociaron con
visto trastornada su vida por once años de lucha y presenció capitales extranjeros. La burocracia perdió la seguridad de em-
cómo se distorsionaba el orden de trescientos años y se inicia- pleo con la independencia, de manera que con la esperanza de
ba un largo periodo de cambios. El liberalismo español había cobrar sueldos atrasados o de volver a tener empleo, sus miem-
introducido conceptos nuevos, cuyos significados se acomoda- bros favorecieron los cambios de gobierno. Los profesionistas, a
ban muchas veces a los tradicionales. El desencanto con la de- excepción de algunos médicos y abogados prósperos, pasaron a
pendencia de España hacía que las elites y los grupos medios engrosar la burocracia. De todas formas, la salida de ricos pe-
vieran con optimismo las promesas del nuevo orden, que acon- ninsulares y las leyes para su expulsión permitieron que los crio-
tecimientos dolorosos se encargarían de borrar. llos monopolizaran los niveles superiores de la población.
La escasa población, concentrada en el centro y en el sur, Los trabajadores mineros perdieron las ventajas de que ha-
habitaba un enorme territorio que durante el imperio de Iturbi- bían gozado y fueron desplazados en los cargos técnicos por
de había alcanzado su mayor extensión, 4 500 000 km2; había europeos; además, la entrada de textiles burdos afectó a los tra-
sido incapaz de crecer, afectada por las periódicas epidemias y bajadores de las viejas fábricas textiles. El resto de la población
las guerras, de manera que a mediados de siglo apenas rebasaba se ajustó a las limitaciones de los tiempos, mientras que léperos
los siete millones y para la década de 1870, los nueve millones. y pelados aprovechaban todo desorden para obtener un botín.
No obstante, la capital alcanzaba el cuarto de millón de habitan- El clero resintió la pérdida de miembros por su participa-
tes, seguida a gran distancia por Puebla, Guanajuato, Querétaro, ción en la lucha independentista, al tiempo que la lenta secu-
Zacatecas y Guadalajara. La incapacidad de poblar las áreas larización de la vida hizo disminuir las vocaciones religiosas.
septentrionales, sumada a los cambios políticos y las amenazas Por otra parte, convertida en blanco favorito de los gobiernos
externas, redujo el territorio: Guatemala se separó en 1823; Texas de todas las tendencias, la Iglesia vería decrecer sus rentas y
se independizó en 1836; Estados Unidos conquistó Nuevo Mé- capitales durante cuatro décadas, aunque el disfrute de esa
xico y la Alta California entre 1846 y 1847, y en 1853 se vendió riqueza siguió siendo privilegio de 10 obispos y 177 canónigos,
la Mesilla, de manera que al final del periodo la república ha- mientras que el clero regular y secular, reducido a unos 3 500
bía quedado reducida a 1 972 546 km2. Los diecinueve estados, clérigos en 1825, vivía con penurias, a pesar de que sus feli-
cuatro territorios y un distrito federal se habían convertido, para greses resentían el pago de obvenciones.
1869, en veintiocho estados y un territorio. El grupo verdaderamente favorecido por las guerras y
A pesar de que hubo continuidades, la independencia y el es- los desórdenes fue el ejército. Por falta de financiamiento, los
tablecimiento de la república afectaron a la sociedad corporati- 75 000 soldados de 1821 se redujeron a 30 000, cifra insufi-
va desde el principio. La lucha misma permitió cierta movilidad, ciente para vigilar un territorio tan grande. Como buena parte
326 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

de la oficialía vivía de la política, sus ascensos derivaron de su


participación en los pronunciamientos, lo que impidió que se
profesionalizara y que el número de generales fuera exagerado
para la escasa tropa. Padeció, como la burocracia, la constante
impuntualidad en el pago de sus salarios, por lo que los oficia-
les buscaban contratas para el ejército, mientras la forzada
tropa intentaba desertar a la menor ocasión.
Los nuevos ritos y festejos cívicos, que legitimaban el nuevo
orden y que trataban de competir con las fiestas religiosas, se
impusieron poco a poco. En realidad, los cambios más notables
se produjeron en los puertos y en la capital con la llegada de
extranjeros. El arribo de paquebotes no sólo significó la entrada
de mercancías, sino también de novedades, modas e inventos,
así como el aumento de facilidades para viajar a Estados Unidos
y Europa. La nueva compañía de diligencias redujo la dura-
ción de los viajes internos: el de México a Veracruz pudo hacerse
en siete días, a Guadalajara en trece y a Santa Fe en un mes.
La fe en el progreso que había inspirado el iluminismo se
mantuvo, confiada en que la educación resolvería los males
nacionales. La tarea de alfabetizar a la población se confió a
la Compañía Lancasteriana, fundada en 1822 por algunos no-
tables. Llegaron también maestros extranjeros a ofrecerse como
tutores o a establecer escuelas particulares. En cambio, las
universidades perdieron su prestigio y fueron sustituidas por
academias encargadas de difundir conocimientos científicos y
por los nuevos institutos de ciencias y artes promovidos por
los republicanos, los cuales iban a educar a la generación que
haría su entrada a la política a mediados del siglo.
Los calendarios y almanaques cumplieron con la tarea de
difundir noticias históricas y científicas. La politización ini-
ciada en 1808 y la constitución del nuevo Estado favorecieron
la impresión de periódicos, folletos y hojas volantes de carácter
político, favoritos de grandes grupos que, ansiosos de enterarse,

José María Luis Mora, óleo sobre tela, siglo XIX.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 329

los pasaban de mano en mano o escuchaban su lectura en voz


alta en pulquerías, cafés y plazas públicas. Este interés políti-
co le dio relevancia también al interés por la historia, tan bien
representado por Servando Teresa de Mier, Carlos María de
Bustamante, Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora y Lu-
cas Alamán. La literatura también se abriría paso y dejaría
testimonio de los cambios sociales en las obras de José Joaquín
Fernández de Lizardi, Manuel Eduardo de Gorostiza y Fer-
nando Calderón. En cambio, las artes tardarían en recuperar
brillo, a pesar de que el gobierno otorgó algunas becas para
estudiar en Italia o Alemania.
Sólo después de medio siglo llegaría el verdadero cambio al
consolidarse la secularización de la sociedad. La Iglesia, que
con la independencia había perdido el control social ejercido
durante el virreinato, perdería el registro de nacimientos, ca-
samientos y muertes y sus bienes con la reforma. Todo ello la
imposibilitó para prestar los servicios sociales que había dispen-
sado en sus hospitales, escuelas y asilos. Vendidos sus bienes
raíces, muchos conventos fueron derribados o se destinaron a
objetos distintos a los originales. Al ser cedidas algunas iglesias
a denominaciones protestantes, las alteraciones del orden no se
dejaron de presentar. No desaparecieron las escuelas confesio-
nales privadas, pero la educación pública se secularizó en gran
medida.
Las confrontaciones políticas obligaron a los intelectuales,
procedentes en su mayoría del periodismo, a comprometerse de-
safiando la censura o combatiendo la dictadura. El ejercicio
del periodismo permitió un fino análisis de los problemas nacio-
nales, de manera que intelectuales liberales de talla publicaron
importantes obras sobre cuestiones sociales. Así, Manuel Payno,
conocido autor de novelas costumbristas, investigó a fondo la
deuda pública, la desamortización y la reforma; Miguel Lerdo
de Tejada lo hizo con el comercio y la economía, y Melchor

José Joaquín Fernández de Lizardi, en Joaquín Fernández de Lizardi, El periquillo sarniento,


México, 1842, vol. 1. Colección particular.
330 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

Ocampo con los problemas de la Iglesia y el Estado. Por eso no


es de extrañar que hacia las décadas de 1860 y 1870 la prensa
alcanzara gran madurez y que los gobiernos liberales respeta-
ran la libertad de prensa a pesar de sus excesos, mismos que
la convirtieron en el “cuarto poder”.
La honda ruptura provocada por las guerras propició que los
restauradores de la república le dieran prioridad a la integración
nacional mediante la educación y la cultura, como medio para
evitar que una nueva contienda dividiera a los mexicanos. De
esa manera, apenas reocupada la ciudad de México, el minis-
tro de Justicia se apresuró a presentar un plan de instrucción
pública –el cual resultó en las leyes de 1867 y 1869– que tan-
ta relevancia le dio a la enseñanza elemental y que fundó una
institución modelo de educación media: la Escuela Nacional
Preparatoria. En ella se adoptó el método positivista de Augus-
to Comte para combatir la educación tradicional, al sustituir
las explicaciones religiosas y metafísicas por las lógicas y cien-
tíficas. Con esto se esperaba aclarar las mentes de los dirigentes
del futuro. Juárez y Lerdo no se limitaron a impulsar cambios
legislativos, sino que triplicaron las escuelas elementales. El
empeño juarista de castellanizar a los indígenas para inte-
grarlos a la vida nacional produjo gran oposición, mientras la
adopción oficial del positivismo en la educación media y supe-
rior provocó un debate intelectual que se desarrolló durante
los años de la restauración y el porfiriato, ya que muchos libe-
rales lo consideraban contrario a sus principios.
Por otra parte, la intervención francesa despertó un nacio-
nalismo que iba a permear todas las formas culturales, el arte,
la literatura y la música. Ignacio Manuel Altamirano fue su
principal promotor con sus tertulias literarias y su revista
Renacimiento, cuyas páginas abrió a escritores liberales y con-
servadores, como Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Guillermo
Prieto, José Tomás de Cuéllar, Vicente Riva Palacio, Francis-

Ignacio Manuel Altamirano, Cruces y Campa, tarjeta de visita, siglo XIX.


Colección particular.
332 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 333

co Pimentel, José María Roa Bárcena y Anselmo de la Portilla. establecimientos penitenciarios, se vería beneficiada por los
El ambiente favoreció la fundación de sociedades académicas, conocimientos sobre el uso del fierro que traería el arquitecto
como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el Li- Javier Cavallari.
ceo Mexicano y la Academia Mexicana de la Lengua. La música también empezó a cobrar vuelo. La Sociedad
El nacionalismo hizo florecer la novela costumbrista y la Filarmónica, fundada en 1866, al triunfo de la república reci-
histórica, que empezaron a imprimirse por entregas. El estudio bió el edificio de la clausurada Universidad como sede, donde
de la historia mantuvo su lugar privilegiado y la necesidad de impartió clases y ofreció conciertos y conferencias. Las marchas
promover la consolidación nacional hizo surgir los primeros del popular Aniceto Ortega expresarían el toque nacionalista
textos escolares de historia “patria”. Conservadores como Fran- en la música.
cisco de Arrangoiz, Manuel Orozco y Berra y Joaquín García Es posible que este nacionalismo inspirara el intento por
Icazbalceta, al igual que los liberales Guillermo Prieto y Vicen- describir todos los aspectos físicos del nuevo país, empeño que
te Riva Palacio, interpretaban el pasado “nacional”. De acuerdo favoreció el estudio del territorio y sus recursos. El endiosa-
con sus simpatías ideológicas se inclinaban por estudiar los miento de la ciencia y la entrada del positivismo le dieron gran
acontecimientos contemporáneos o por desentrañar y reinter- impulso a su ejercicio, con lo que las academias especializadas
pretar el pasado lejano, tanto colonial como prehispánico. se multiplicaron e impulsaron la profesionalización al ser clau-
Gracias a una lotería, la Academia de San Carlos se reno- surada definitivamente la vieja Universidad en 1865.
vó durante la guerra con Estados Unidos y las artes plásticas La investigación científica también se benefició de la labor
recobraron poco a poco su importancia. Juárez rebautizó la de médicos, naturalistas, geógrafos, químicos y geólogos, impul-
Academia como Escuela Nacional de Bellas Artes y en ella el sada por la Comisión Científica, Literaria y Artística de México
escultor Manuel Vilar y los pintores Pelegrín Clavé y Eugenio (1864-1869), al fomentar contactos y viajes científicos al Viejo
Landesio continuaron trasmitiendo técnicas y estilos europeos. Mundo. Aunque sus frutos se verían más tarde, la publicación de
No obstante, no pudieron resistir el ardor nacionalista y termi- traducciones e informes en el Boletín de la Sociedad Mexicana
naron por adoptarlo. De esa manera, los paisajes y temas his- de Geografía y Estadística sentó las bases para su desarrollo.
tóricos sustituyeron a los religiosos, mientras la litografía y la
caricatura se convertían en instrumentos de ataque al servicio * * *
de la política. De lo que no hay duda es de que José María Ve-
lasco, con sus espléndidos paisajes mexicanos, fue la figura La larga jornada iniciada a principios del siglo XIX, hacia el
más destacada. Por supuesto que mientras las novedades con- último tercio había afectado hondamente a la sociedad. La vie-
quistaban a los artistas capitalinos, en la provincia los artistas ja sociedad corporativa había desaparecido al secularizarse con
mantenían su frescura con bodegones y retratos como los de las reformas, de manera que empezaba a ser en verdad republi-
los costumbristas José María Estrada y Hermenegildo Bustos. cana. Con el cambio de costumbres la vida social era distinta y
La escultura se vio beneficiada por los encargos para las esta- los mismos desórdenes, “la bola”, como los llamaban popu-
tuas de los próceres que adornarían el paseo de la Reforma. larmente, con sus levas que llevaban a ciudadanos de un lugar
La arquitectura, que había languidecido bastante durante las a otro por todo el territorio, habían ampliado su castellaniza-
primeras décadas nacionales, al grado que sólo había permi- ción, ahora propiciada por escuelas públicas que imponían la
tido la construcción del Teatro Nacional, algunos mercados y enseñanza de “la lengua nacional”.
334 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA DE LA INDEPENDENCIA A LA CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA 335

Puente de Metlac, Casimiro Castro, en Álbum del ferrocarril mexicano, 1877.


Colección particular.

El fracaso de los experimentos políticos y las derrotas mi- conquistar una paz que permitiera el desarrollo material, de
litares ante las amenazas extranjeras también habían dejado manera que estaban preparados para aceptar un esquema que
huella. La sociedad era ahora más desconfiada y cautelosa, les asegurara orden y progreso, y estaban dispuestos a pagar
aunque no había perdido su esperanza en el progreso. Triun- su costo, anhelo que Porfirio Díaz sabría aprovechar.
fantes la república y el liberalismo, los mexicanos ansiaban
EL PORFIRIATO

ELISA SPECKMAN GUERRA

P ORFIRIODÍAZ GOBERNÓ EL PAÍS durante treinta de los treinta


y cuatro años que corren entre 1877 y 1911; de ahí que esta
etapa se conozca con el nombre de porfiriato. El periodo se de-
limita, entonces, a partir de dos sucesos políticos: comienza en
1877, cuando, meses después de derrotar a los lerdistas e igle-
sistas, Díaz inicia su primer mandato presidencial, y concluye
en 1911, meses después de haber estallado la Revolución,
cuando Díaz abandona el poder y sale rumbo al exilio.
Héroe de la lucha contra conservadores e imperialistas,
Porfirio Díaz nació en Oaxaca en 1830, por lo que era más joven
que Benito Juárez y que Sebastián Lerdo de Tejada. Además,
a diferencia de ellos, optó por la carrera de las armas y llegó a
obtener el grado de general. En tres ocasiones participó en la
contienda por la presidencia, pero fue derrotado por Juárez y
por Lerdo. Dos veces desconoció el resultado de las elecciones
y se levantó en armas: la primera en 1871, con el Plan de La
Noria, y la segunda en 1876, con el Plan de Tuxtepec. En am-
bas enarboló una bandera antiautoritarista y anticentralista,
pues rechazaba el excesivo poder del presidente de la república
frente a los poderes legislativo y judicial y frente a los gobier-
nos estatales. Además de oponerse a la reelección, pugnó por
reducir las facultades del ejecutivo a los límites establecidos

Porfirio Díaz, F. L. Clarke, 1906. Propiedad Artística y Literaria, AGN.


338 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

por la constitución y, en contraparte, por fortalecer los gobiernos


de los estados o de los pueblos y, en este caso, por respetar su
derecho para elegir a sus autoridades municipales y decidir so-
bre sus asuntos internos.
Como defensor y representante de intereses y grupos regio-
nales contó con el apoyo de caciques y líderes locales; también
con el de militares que habían sido desplazados por Juárez o
Lerdo. Asimismo obtuvo el favor de pueblos o colectividades
campesinas que defendían su autonomía política y que, a cam-
bio, aceptaban la desamortización o la división de sus tierras
entre sus miembros, siempre y cuando se efectuara según sus cos-
tumbres y necesidades; por último, se granjeó la simpatía de
grupos urbanos, que lo consideraban el único hombre capaz
de preservar la unidad y la soberanía y de terminar con el estado de
guerra que había azotado al país por más de cincuenta años.
En noviembre de 1876 entró triunfante a la ciudad de Mé-
xico y, tras la victoria electoral, ocupó la presidencia en 1877.
En su primer periodo respetó la bandera antirreeleccionista:
en 1878 promovió una reforma constitucional que prohibía la
reelección inmediata y en 1880 entregó el poder a su compadre,
Manuel González. Con ello aumentó su caudal político, que
incrementó durante el gobierno gonzalista, pues estableció
nuevos lazos y alianzas. De ahí que, otra vez como candidato
único, ganara las elecciones para un segundo mandato (1884-
1888). Sin embargo en esta ocasión no planeaba abandonar la
silla presidencial: en 1884 una nueva reforma constitucional
permitió una reelección inmediata, es decir, que el presidente
se reeligiera por una ocasión; ello le valió para el cuatrienio de
1888 a 1892. En 1890 se eliminó de la constitución toda res-
tricción a la reelección y en 1903 el periodo presidencial se
amplió a seis años, con lo que, sin mayor oposición, don Porfi-
rio proclamó su triunfo electoral para los periodos 1892-1896,
1896-1900, 1900-1904 y 1904-1910.

Manuel González, Tiburcio Sánchez, óleo sobre tela, 1882.


Museo Nacional de Historia, Conaculta-INAH.
340 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

A lo largo de esos años se produjeron muchos cambios, tantos


que no resulta posible hablar llanamente de porfiriato; hay que
referirse, al menos, a dos porfiriatos, más los años de crisis.

LA POLÍTICA PORFIRISTA

La primera etapa

El primer porfiriato comienza en 1877 y concluye en el inicio


del tercer periodo presidencial de Porfirio Díaz (1888), o cuando
se eliminó toda restricción legal a la reelección indefinida (1890).
Se trata de una etapa de construcción, pacificación, unifica-
ción, conciliación y negociación, pero también de represión.
Al asumir el poder, don Porfirio tuvo que enfrentar diversos
retos. Para empezar, faltaba mucho para consolidar el Estado
y la nación. La Constitución promulgada en 1857, así como en
general el proyecto liberal de Estado y de sociedad, no habían
sido cabalmente aplicados. Como se dijo en el capítulo ante-
rior, la carta magna se refería a una sociedad de individuos
iguales ante la ley y obligaba a los gobernantes a garantizar sus
derechos. Asimismo, para evitar la concentración del poder, lo
dividía en ejecutivo (responsable de ejecutar las leyes), legis-
lativo (de elaborarlas) y judicial (de vigilar su aplicación), y
encargaba al pueblo la elección de sus miembros (presidente
y gobernadores, legisladores, magistrados de la Suprema Corte y
de los tribunales superiores de justicia, así como algunos jueces).
Por último establecía la separación entre el Estado y las igle-
sias y, para garantizar la libertad de cultos, ponía en manos del
gobierno actividades como la educación y la beneficencia.
Sin embargo la aplicación de la constitución se había visto
obstaculizada por la guerra entre los defensores del documento
y sus detractores. Estas trabas no se eliminaron con la victoria

La unión da la fuerza, José María Villasana, en El Ahuizote, 26 de mayo de 1876.


Colección particular.
342 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 343

republicana de 1867, pues subsistían diferentes proyectos de Para lo primero adoptó una política similar a la que ha-
nación. Además, éste no era el único obstáculo. Existía un pro- bían observado Juárez y Lerdo, y no siempre cumplió con su
blema de gobernabilidad; por ejemplo, en la constitución el compromiso hacia los grupos regionales y las colectividades
equilibrio de fuerzas no favorecía al ejecutivo, con lo cual era campesinas. Fundamentalmente tomó dos caminos. En primer
difícil que el presidente controlara la oposición de las corpora- lugar, el de la conciliación o la negociación. Conservó la lealtad
ciones o que sometiera a los poderes regionales; por ello Juárez de los grupos que lo apoyaron y atrajo a los viejos opositores.
y Lerdo concentraron un poder mayor que el instituido por la ley. Así, incorporó al ejército a los soldados que habían defendido
Además, para algunos la carta magna distaba mucho de la rea- el Plan de Tuxtepec, pero también a los que habían sido des-
lidad del momento. Éste fue un argumento recurrente durante plazados por Juárez o por Lerdo, e incluso a los lerdistas e
el porfiriato. Diversos intelectuales sostuvieron, entre otras co- iglesistas. Se casó con Carmen, hija del ex lerdista Manuel Ro-
sas, que la constitución se refería a una sociedad integrada por mero Rubio, y al hacerlo selló su compromiso con dicha facción.
individuos, mientras que la sociedad mexicana era heterogé- Incluyó en sus gabinetes a liberales de trayectoria militar, ex-
nea y sus miembros se seguían sintiendo parte de alguno de los cluidos durante la República Restaurada, pero también a li-
cuerpos y actuando por medio de ellos; por tanto, consideraban berales de trayectoria política o intelectual, sin importar su
que su aplicación debía postergarse. En suma, faltaba mucho filiación. Por ejemplo, para 1884 sólo un ministro de Estado
para la consolidación no sólo de las instituciones y de las prác- puede ser calificado como porfirista; en cambio, había dos jua-
ticas determinadas por la constitución, sino también de un ristas, dos lerdistas y un imperialista. Así, además de unificar
sistema político que mostrara su eficiencia. Además, si bien las facciones liberales, Díaz atrajo a algunos imperialistas y,
Juárez, Lerdo y Díaz habían gozado de gran popularidad en sobre todo, a la Iglesia católica.
ciertas regiones, era necesario preservar la legitimidad y el con- Para ese entonces la institución eclesiástica estaba muy de-
senso, y extenderlo a toda la nación; sobre todo, se requería bilitada. Se le prohibía tener bienes y se habían limitado sus
cohesionar las fuerzas políticas y regionales, terminando con ingresos, por lo que dependía económicamente del Estado.
los riesgos de levantamiento o de fragmentación territorial. Además, había perdido parte de sus miembros, pues sólo se
Por otro lado, tampoco existía plena coherencia o identidad permitía la existencia del clero secular. Y también había per-
nacional. Algunas poblaciones permanecían aisladas y no se dido espacios de participación social, pues se prohibía que el
sentían parte de una unidad que los rebasaba y cuyos gober- culto se celebrara fuera de los templos y que los religiosos aten-
nantes, que tenían una cultura diferente, eran ajenos a sus dieran centros educativos, de beneficencia y hospitalarios. Esta
problemas. Para colmo, las fronteras eran permeables y sub- situación cambió bajo el gobierno porfirista. Díaz no derogó
sistía la amenaza de intervenciones extranjeras. las leyes antieclesiásticas, pero tampoco las aplicó todas. Ad-
Los retos de Porfirio Díaz eran, entonces, unificar y cohe- mitió que la Iglesia recuperara propiedades, que se reinstalara
sionar las fuerzas políticas y regionales, otorgar legitimidad y el clero regular (frailes y monjas) y que se fundaran congre-
legalidad al régimen, respetando o aparentando respetar la gaciones de vida activa, consagradas a la educación y a la
constitución, y lograr el reconocimiento internacional. atención de enfermos y menesterosos. Asimismo, las esposas
de los funcionarios, entre ellas Carmen Romero Rubio, asis-
Páginas siguientes: Carmen Romero Rubio, Wolfestein, sin fecha. Colección particular.
tían a actos religiosos, y las festividades se celebraban públi-
Retrato de Porfirio Díaz, Valleto, ca. 1880. Colección particular. camente y en ocasiones con gran pompa, como la coronación
346 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 347

de la virgen de Guadalupe en 1892. A cambio, la jerarquía


eclesiástica actuó en favor del caudillo, desconoció los levanta-
mientos populares hechos en nombre de la religión y participó
en la evangelización de yaquis y mayos. Por otro lado, al rein-
tegrarse a la labor benéfica y educativa, cubrió espacios que el
gobierno difícilmente podía llenar con recursos propios.
La relación de Díaz con las colectividades campesinas, así
como con caciques o líderes regionales, fue más compleja y va-
riable. En algunas regiones el presidente observó su acuerdo
con los pueblos, respetó su autonomía política y frenó la des-
amortización. En otras localidades no detuvo la fragmentación
de las propiedades corporativas ni tampoco la colonización,
que pretendía incorporar a la producción y al mercado parce-
las no cultivadas, otorgando una tercera parte a las compañías
deslindadoras que las denunciaban. El problema es que estas
compañías arremetieron contra terrenos que sí eran trabajados
pero cuyos dueños carecían de título de propiedad, entre ellos Rurales en el porfiriato, ca. 1890. © 5708, SINAFO-Fototeca Nacional.
algunos pueblos, que así perdieron sus tierras.
También variable era el vínculo de don Porfirio con los go- Estados Unidos. Las relaciones con el vecino del norte impli-
bernadores y caudillos. En forma general, el presidente buscó caban problemas de diversa índole: la deuda exterior mexicana;
colocar a la cabeza de los estados hombres que le fueran lea- el paso de tribus indígenas y ladrones de ganado a territorio me-
les y que contaran con el consenso de los otros grupos de la xicano y el de las tropas que los perseguían; la existencia de una
zona. Si sus partidarios –muchas veces caciques– cumplían zona libre de impuestos que México había abierto en su frontera
con ambas condiciones, los separaba del poder militar pero los con el fin de atraer colonos y el contrabando que ello generaba,
ayudaba a ocupar la gubernatura o a mantenerse en ella; si no y la migración de trabajadores mexicanos a territorio nortea-
cumplían con los requisitos, los alejaba de la esfera política, mericano. A pesar de ello y gracias, entre otras cosas, al pago
pero les brindaba medios para enriquecerse. Así se ganó a los de la deuda y de compensaciones, y a las facilidades brinda-
líderes locales o los debilitó, y logró que las gubernaturas fue- das a los inversionistas, en 1878 Estados Unidos reconoció al
ran ocupadas por hombres que le eran fieles, a quienes dejaba gobierno de Díaz. Sin embargo el presidente de México defen-
cierta libertad, pues no intervenía en su gestión si garantiza- dió con firmeza la soberanía nacional.
ban la paz de la región. Ahora bien, cuando no pudo recurrir a la conciliación o la
Porfirio Díaz también concilió con el extranjero y alcanzó la negociación, Porfirio Díaz optó por un segundo camino: la fuer-
tercera de sus metas: obtener el reconocimiento internacional. za y la represión. Para ello utilizó al ejército, a la policía y a la
Logró restablecer las relaciones diplomáticas con Francia, policía rural. Por ejemplo, en 1879 el gobernador de Veracruz
Inglaterra, Alemania y Bélgica, que se habían roto tras la mo- ordenó fusilar a nueve rebeldes lerdistas, quizá porque exageró
ratoria decretada por Juárez. Asimismo se granjeó el favor de la orden del presidente, quien le pidió que castigara a los cabe-
348 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 349

cillas de la sublevación que a la vez fueran oficiales de la arma-


da, aunque hay quienes dicen que existió otro telegrama con
una somera instrucción: “Mátelos en caliente”. También fueron
ahogadas en sangre las rebeliones agrarias de Sonora y Yucatán,
que se tratarán más adelante. Además, asaltantes de caminos
y bandoleros, entre ellos Jesús Arriaga, Chucho el Roto, y Hera-
clio Bernal, El Rayo de Sinaloa, fueron capturados o asesina-
dos aplicándoles la “ley fuga”.
Pasemos ahora al problema de la legalidad del régimen, es
decir, su distancia o cercanía respecto a las normas constitu-
cionales. Al igual que intervenía en el nombramiento de gober-
nadores, don Porfirio manipulaba las elecciones de diputados,
senadores y magistrados federales. Estas elecciones eran indi-
rectas; esto significa que los varones nacidos en México (pues
las mujeres no podían votar), hijos de mexicanos o extranjeros
naturalizados, mayores de dieciocho años si eran casados y de
veintiuno si no lo eran, y con un “modo honesto de vivir”, vota-
ban para elegir a los electores, quienes a su vez votaban para
elegir a los representantes. Sin embargo las votaciones federa-
les solían ser una farsa: el día de la elección las urnas estaban
desiertas y las papeletas no eran llenadas por los votantes. A
pesar de ello nunca dejaron de practicarse; cada vez se publi-
caban listas de candidatos, se montaban casillas, se imprimían Elecciones nacionales, ca. 1910. © 292515, SINAFO-Fototeca Nacional.
y se contaban los votos. Se trataba de rituales que pretendían
mostrar la eficacia del sistema político y legitimaban el régi-
men. Y lo mismo sucedía en algunas elecciones estatales, que en En suma, el régimen osciló entre la legalidad y la apariencia
ciertos casos también eran indirectas. Así, si en el plano elec- de legalidad. Por otra parte, además de los cambios legislati-
toral las leyes no siempre se cumplían, existía un interés por vos y del uso de la fuerza, en esta primera etapa, gracias a la
brindar una apariencia de legalidad o de respetar, al menos, negociación y a la conciliación, Porfirio Díaz obtuvo el reco-
las formas. Y lo mismo sucedía en otros campos. Otro caso es nocimiento internacional y avanzó en la cohesión nacional, al
el de las leyes de carácter anticlerical, ya que no siempre se vincularse con individuos de diversos partidos, regiones y sec-
aplicaron. Con todo, a pesar de la insistencia de la jerarquía tores sociales. Dado que en la forma predominante de hacer
eclesiástica no se derogaron, y constituían para la Iglesia católica política los individuos representaban a colectividades (su fami-
una amenaza constante. Por ejemplo, se permitió la reinstala- lia, su pueblo, su hacienda, sus compañeros de oficio), al atraer
ción del clero regular, pero de cuando en cuando las autoridades personas el presidente atrajo grupos. Aprovechó los vínculos de
clausuraban algún convento “clandestino”. sus partidarios y logró colocarse en la cúspide de una pirámide
EL PORFIRIATO 351

de lealtades. Por tanto, en lugar de que los grupos de influencia


pudieran convertirse en núcleos de desintegración, unió las ca-
denas de fidelidades para fincar su edificio político.

La segunda etapa

La segunda etapa, que comienza entre 1888 y 1890 y conclu-


ye hacia 1908, se caracteriza por un acentuado centralismo y
por un gobierno cada vez más personalista y autoritario por
parte de Porfirio Díaz y de los gobernadores de los estados.
El cambio de rumbo estuvo acompañado por un relevo en el
personal político, pues murieron muchos de los hombres que
acompañaron a Díaz en su ascenso al poder y los primeros años
de su gobierno. Pero el relevo también respondió a un nuevo jue-
go de fuerzas. Tres figuras –Joaquín Baranda, José Yves Liman-
tour y Bernardo Reyes– desempeñaron un papel importante en
la pugna y fractura de la elite porfirista, y representaron a diver-
sos grupos y regiones, formas de hacer política e ideas de nación.
Baranda, que fue el primero en integrarse al gabinete, fungió
como ministro de Justicia desde 1882; antes había sido gober-
nador de Campeche y tenía fuertes vínculos en esa región;
también los tenía, por medio de sus hermanos, en Tabasco y
Yucatán, y, gracias a Teodoro Dehesa, en Veracruz. Represen-
taba a los liberales de la etapa de la reforma, de trayectoria
civil y civilista, que querían un aparato político limitado.
El segundo en incorporarse al gabinete –pero el último en
integrarse al escenario político– fue Limantour, ministro de Ha-
cienda entre 1893 y 1911. Era miembro del grupo de los “cien-
tíficos”, conformado por figuras como Justo Sierra, Miguel y
Pablo Macedo, Rosendo Pineda, Joaquín Casasús o Francisco
Bulnes. Se trataba de profesionistas destacados, algunos per-
tenecientes a familias acaudaladas y otros vinculados a ellas,
reunidos originalmente en torno a Manuel Romero Rubio, y fun-
dadores de la Unión Liberal, asociación que defendía un gobierno

Porfirio Díaz en Chapultepec, ca. 1900. Colección particular.


352 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 353

de instituciones y que pugnaba por fortalecer las existentes, para


lo cual propuso reformas como la creación de la vicepresidencia.
Por otro lado, de acuerdo con la filosofía positivista, los “cientí-
ficos” consideraban que el método científico debía aplicarse al
estudio de la sociedad y a la resolución de sus problemas; en otras
palabras, pensaban que el estudio sistemático de la sociedad les
permitiría comprender las leyes que regían su funcionamiento y
conducirlas, con lo cual podrían eliminar las trabas que obsta-
culizaban el progreso social. La insistencia en la adopción de una
“política científica” emanada de este método y a cargo de un
grupo capacitado para idearla y aplicarla les valió el sobrenom-
bre de “científicos”. Además, creían que el país necesitaba un
gobierno fuerte, capaz de fomentar la economía y reformar la
sociedad; de ahí su interés por impulsar programas de salud y de
educación. En cuanto a sus vínculos, representaban a grupos
de capitalinos económicamente poderosos, pero estaban desliga-
dos del interior del país y de los sectores medios o populares.
Bernardo Reyes fue el tercero en ingresar al gabinete, aunque
para ese momento contaba con una larga experiencia política:
en 1876 ya era coronel y en 1889 gobernador de Nuevo León,
además de que desde los inicios del porfiriato tuvo una fuerte
presencia en el noroeste del país. Fue ministro de Guerra entre
1900 y 1902 y representaba a los porfiristas clásicos: militares
surgidos de las clases medias o bajas de la provincia, en estrecho
contacto con los estados. Además de contar con el apoyo del ejér- José Yves Limantour, sin fecha. © 19138, SINAFO-Fototeca Nacional.
cito, gozaba de la simpatía de los grupos que apoyó durante su
gestión como gobernador de Nuevo León: empresarios, pequeña
burguesía y clases medias, e incluso de los trabajadores organi- Dos años más tarde, el presidente seguía intentando gober-
zados, pues promovió una política de protección al obrero. nar con “científicos” y reyistas, manteniendo el equilibrio entre
Durante algunos años Díaz logró mediar entre los grupos, ambos, pero a la vez aprovechando la debilidad originada por
pero la ruptura fue inevitable cuando tuvo que elegir a un su- el constante enfrentamiento. Es decir, deseaba explotar lo que
cesor. Ello ocurrió en 1898. Se decidió por Limantour y creyó cada uno le daba: los “científicos” su habilidad para fomentar la
que Reyes y Baranda lo aceptarían. Sin embargo, el ministro de economía y sus relaciones con empresarios, banqueros e inver-
Justicia se opuso y tuvo que renunciar al gabinete, con lo que sionistas de la capital; y los reyistas su presencia en el noroeste,
su grupo perdió presencia, una presencia de por sí débil y mu- su influencia en la milicia y su capacidad para responder a las
cho menor que la de las otras dos facciones. expectativas de los empresarios, pero también de grupos me-
354 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 355

dios y obreros. Al mismo tiempo capitalizaba la división entre llevó a desconocer las demandas obreras. Todo ello explica que
ambas facciones –pues el constante enfrentamiento impedía tuviera que recurrir, de forma creciente, a la imposición, el au-
que se fortalecieran–, y esto lo demandaba como mediador. De toritarismo y la represión.
ahí que nombrara a Reyes ministro de Guerra, mientras que Por otra parte, en esta segunda etapa resulta más obvia,
Limantour lo era de Hacienda. aunque no nueva, la violación a la autonomía de los poderes
Una vez tomada la decisión a favor de un grupo, las pugnas legislativo y judicial. Como ya se dijo, los legisladores y magis-
se agudizaron. En 1902 Limantour negó recursos para la re- trados, tanto federales como estatales, eran prácticamente nom-
novación y modernización del ejército, además de criticar la brados por el presidente o sus allegados, y eran reelegidos una
Segunda Reserva, cuerpo creado por Reyes e integrado por un y otra vez; sólo abandonaban el cargo si se enemistaban con su
número creciente de civiles que recibían instrucción militar los elector o si éste les ofrecía un mejor puesto. De ahí que le debie-
fines de semana. Temeroso de la fuerza que el ejército profesio- ran lealtad y carecieran de autonomía. Por ello el Congreso se
nal y la milicia cívica podrían otorgarle al ministro de Guerra, limitaba a aprobar las iniciativas del ejecutivo. Por su parte la
don Porfirio le pidió que regresara al gobierno de Nuevo León, Suprema Corte se abstuvo de participar en la política y se limi-
hizo cambios en el ejército y desmovilizó a la guardia civil. tó a fungir como tribunal de apelación o de última instancia,
Ya para 1903 o 1904 el dominio de los “científicos” era cuando podría haberse erigido en tribunal constitucional y vi-
patente. Los hombres que habían acompañado a Díaz en su gilar la legalidad y la correcta aplicación de las leyes federales,
ascenso al poder, liberales de trayectoria intelectual y militar, juzgando, entre otras cosas, la validez de las elecciones.
habían sido desplazados del gabinete. Por otro lado, los “cien- También perdieron independencia los gobernadores esta-
tíficos” impusieron a su candidato a la vicepresidencia en las tales. Si bien conservaron ciertos espacios de acción (por ejemplo,
elecciones de 1904. Era la primera vez que se elegía a un vi- en la elección de diputados podían elegir entre los candidatos
cepresidente, que sucedería al presidente en caso de ausencia seleccionados por Díaz o nombrar a los suplentes, quienes mu-
o de muerte, lo cual, considerando que Díaz tenía 73 años, re- chas veces eran los que asistían a las sesiones), y no siempre
sultaba probable. Así, al elegir a un vicepresidente se estaba aceptaban las decisiones del poder federal (por ejemplo, defen-
eligiendo al sucesor del caudillo. Para ocupar el cargo Liman- dieron su derecho a legislar en materia educativa y aceptaron
tour propuso a Ramón Corral, y Díaz lo impuso. la uniformidad de los planes de estudio pero les dieron un ma-
La elite se había fraccionado y el presidente no pudo cohe- tiz regionalista), era clara una creciente intervención del centro
sionarla ni conciliar. Al inclinarse por los “científicos”, desplazar en la política y en la economía de las regiones.
a los viejos liberales y enemistarse con algunos sectores del ejér- Además la centralización se reprodujo en los estados, es
cito, perdió contactos con regiones y grupos, que se quedaron decir, los mandatarios estatales gobernaron de forma igual-
al margen del juego político. A un lado se habían quedado mente personalista y autoritaria. Los jefes políticos, que eran
también diversos sectores en ascenso, que no encontraban aco- autoridades situadas entre los gobernadores y los presidentes
modo en un sistema político paralizado, pues casi todo estaba municipales, dependían del presidente de la república o del
acordado, negociado y repartido. Asimismo, el pacto con los gobernador. Y a su vez los jefes políticos intervenían en los
gobernadores o poderes regionales obligó al presidente a des- concejos municipales. De ahí que en esta etapa se redujera aun
conocer su compromiso con los pueblos y en general con los más la autonomía de los pueblos y que sólo en algunas regio-
campesinos, y el pacto con los inversionistas y empresarios lo nes los municipios conservaran algo de libertad.
EL PORFIRIATO 357

De forma paralela se recrudecieron el control y la represión de


los opositores al régimen. Surgió una oposición política, parti-
daria, que se remonta a los orígenes del Partido Liberal Mexicano.
La oposición también se manifestaba en la prensa. Existían pe-
riódicos oficialistas, como El Imparcial, que concentró el subsi-
dio gubernamental, se centró en la noticia y dejó de lado los
editoriales de opinión. Gracias a una moderna maquinaria, al
bajo costo de los ejemplares, al sensacionalismo y al empleo de
imágenes, logró multiplicar sus lectores y superar, por mucho,
el tiraje de los antiguos diarios. Pero también hubo periódicos no
oficialistas –liberales, católicos u obreros–, algunos de los cua-
les se modernizaron siguiendo la ruta de El Imparcial, pero otros
siguieron imprimiendo pocos ejemplares y con maquinaria vie-
ja. Todos sin embargo tenían algo en común: publicaban notas
en que criticaban la política de Díaz y, en consecuencia, fueron
objeto de represión. Con frecuencia sus directores, redactores e
incluso impresores eran encarcelados. No hay mejor ejemplo
que Filomeno Mata, director de El Diario del Hogar, quien es-
tuvo preso tantas veces que, según se cuenta, cuando le pedían
su domicilio daba tanto el de su casa como el de la cárcel de Be-
lén, pues nunca sabía en cuál de los dos estaría.
También se recrudeció la represión de una protesta social
que iba en aumento, como se verá más adelante. El descon-
tento tomó diversos matices: manifestaciones callejeras, ataques
a edificios públicos, saqueos o bandidaje, huelgas obreras o re-
beliones agrarias. Y, más que en otro periodo, para reprimirlos
se recurrió a la fuerza: fue ésta la etapa en que cientos de hom-
bres, mujeres y niños yaquis fueron deportados a campos de
trabajo en Oaxaca y Yucatán, y de la matanza de mineros en
Cananea y de obreros en Río Blanco.
Por último, Díaz reorientó sus relaciones con el exterior.
Desde el principio había mostrado cautela hacia Estados Uni-
dos y estaba consciente de la amenaza de expansión, ahora

El Imparcial. Diario de la Mañana, martes 8 de enero de 1907, t. XXI, núm. 3792. Fondo
Reservado de la Hemeroteca Nacional, UNAM.
358 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 359

más económica que territorial. Esta cautela, expresada en su


famosa frase “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de
Estados Unidos”, se acentuó por dos razones: la cada vez ma-
yor influencia estadounidense en el Caribe y Centroamérica,
especialmente Guatemala (con la cual México tenía viejos pro-
blemas por límites fronterizos y tránsito de población), y su
creciente peso en la economía mexicana. Para evitar que ad-
quiriera demasiada injerencia cultivó relaciones diplomáticas
y económicas con Inglaterra, Francia y Japón. Asimismo se
opuso a que Estados Unidos se convirtiera en guardián de Amé-
rica Latina frente a la amenaza europea o en árbitro entre los
países americanos, sosteniendo que dicha tarea correspondía a
las propias naciones americanas.

Los últimos años


Porfirio Díaz y su estado mayor, ca. 1904. Colección particular.
Páginas siguientes: General Bernardo Reyes, Álvaro Pruneda,
Diversos fueron los factores que propiciaron el derrumbe del tinta sobre papel, ca. 1900. Colección particular.
régimen porfirista. De hecho, más que hablar de una crisis hay Ramón Corral, Álvaro Pruneda, tinta sobre papel, ca. 1900. Colección particular.
que referirse a varias crisis, que se remontan a los primeros
años del siglo y que, como se verá más adelante, afectan los pla- a Nuevo León, sino que resurgió en la víspera de las elecciones
nos económico, social y cultural, y que influyen en lo político. de 1910.
El régimen porfirista estaba envejecido: el presidente tenía En 1908 Díaz concedió una entrevista a un periodista nor-
ochenta años; la edad promedio de los miembros del gabinete teamericano llamado James Creelman. En ella declaró que no
era de sesenta y siete, y parecida era la de gobernadores, magis- competiría en la contienda electoral que se avecinaba y que
trados y legisladores. Díaz no era el único que llevaba tantos permitiría que ésta se desarrollara en completa libertad, pues
años en el poder, pues la reelección se practicaba en todos ni- consideraba que México estaba preparado para la democra-
veles. Era el caso de los gobiernos estatales: Teodoro Dehesa cia. Ello agitó la opinión pública y promovió el debate políti-
estuvo al mando de Veracruz por dieciocho años, Mucio P. Mar- co aunque, al parecer, para los hombres cercanos al caudillo
tínez gobernó diecisiete años en Puebla, los mismos que Fran- quedó claro que se trataba de una declaración para el exterior
cisco Cañedo en Sinaloa y Joaquín Obregón González en y que, nuevamente, lo que se jugaba era la vicepresidencia. En
Guanajuato. Como se dijo, el régimen también estaba parali- ese momento, con un presidente cada vez más viejo, la vice-
zado, pues había perdido la capacidad de conciliar y de dar presidencia prometía garantizar el camino a la sucesión.
cabida a nuevos sectores políticos y sociales. Y, por si esto fuera En 1909 los “científicos”, apoyados por Díaz, propusieron
poco, también estaba fraccionado. La división entre “científi- de nuevo a Corral. Los reyistas se movilizaron y promovieron a
cos” y reyistas no sólo no desapareció con el retorno de Reyes Reyes, y fundaron clubes de apoyo a lo largo del país, inte-
362 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

grados por clases medias y obreros. Sin embargo, quizá por


lealtad a Díaz o por su renuencia a dirigir o promover siquiera
un movimiento armado que terminara con la paz, Reyes des-
alentó a sus seguidores y aceptó una comisión que le encargó
el presidente en Europa.
Entonces las oposiciones se radicalizaron. Así sucedió con
el reyismo (pues los seguidores de Reyes continuaron con el
movimiento cuando éste partió al extranjero), la oposición li-
beral o el maderismo. Estos grupos eran muy diferentes. Varia-
ban tanto el origen de los dirigentes y de sus fuerzas de apoyo
como su programa, pero para ese momento compartían varias
demandas: apego a la constitución y a la legalidad, respeto al
voto y no reelección, y, en diferentes grados, protección legal de
campesinos y obreros.
Pese a este ambiente, las elecciones se celebraron según la
tradición y se proclamó el triunfo de Díaz y de Corral. Menos de
seis meses después estalló la revolución, y menos de un año
después, en mayo de 1911, don Porfirio se veía obligado a
abandonar no sólo la presidencia sino el país, embarcándo-
se hacia Francia. Con ello terminaba el porfiriato, pues, como se
explicó, el inicio y el final dependen de la historia política y,
concretamente, del ascenso y la caída de Porfirio Díaz.
Esta etapa resultó de suma importancia para la consolida-
ción del Estado-nación, a pesar de que Porfirio Díaz no res-
pondió de manera cabal a su programa ni cumplió con todos sus
retos. Los dos lemas del régimen fueron “orden y progreso” y
“poca política, mucha administración”. Ciertamente se alcanzó
un cierto orden –no completo ni ajeno a alzamientos o rebe-
liones– pero para ello no se requirió poca política. Si bien don
Porfirio recurrió a la fuerza, logró obtener y mantener el poder
gracias a sus lazos personales y clientelistas, a su capacidad
de negociación, y a su habilidad para conciliar y hacer que los
actores políticos dependieran de su intervención. Así, avanzó

Díaz desde la barandilla del Ipiranga, Archivo Casasola, mayo de 1911.


© 34091, SINAFO-Fototeca Nacional.
364 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 365

mucho en la incorporación de fuerzas políticas y regionales. control de los ingresos. Crearon nuevos impuestos que, a dife-
Por otra parte, no se apegó a la legalidad ni respetó las leyes rencia de la etapa anterior, no gravaban u obstaculizaban el
electorales, no aplicó todas las leyes antieclesiásticas, violó ga- comercio. Por último, gracias a un nuevo préstamo, restructura-
rantías individuales (como la libertad de expresión) o no las ron la deuda interna y externa, lo cual a su vez les permitió
garantizó (permitió la existencia del peonaje por deudas, que ganar la confianza del exterior y de los inversionistas y obtener
atentaba contra la libertad de trabajo e incluso contra la liber- otros empréstitos e inversiones. Es decir, una parte de la deuda
tad por nacimiento, ya que las deudas se heredaban); pero a se pagó con el dinero obtenido del extranjero, y para la otra
la vez avanzó en la aplicación de otras áreas del proyecto liberal parte se llegó a un acuerdo con los acreedores con el fin de dife-
e incluso de la constitución. Por ejemplo, hizo valer aspectos rir los pagos y establecer una tasa de interés fija. Con ello pudo
importantes de las Leyes de Reforma y del proyecto de secu- calcularse el monto del débito y convertirlo en deuda de largo
larización (como el respeto a la libertad de religión), continuó plazo. Gracias a todo esto, con los años los gastos no superaron a
con el establecimiento del derecho y la justicia modernas (con- los ingresos e incluso, a partir de 1894, se registró un superávit.
cluyó el proceso de codificación y reguló el amparo frente a Por otro lado, la transformación en los sistemas producti-
sentencias judiciales) y dio pasos decisivos para el proyecto vos fue sorprendente. En respuesta a un contexto internacional
económico defendido por los liberales. Por último, ganó en la favorable, tanto Díaz como González buscaron que el país se
unificación del país, en la creación de una identidad nacional ligara a la economía internacional como exportador de produc-
y en la defensa de la soberanía. tos agrícolas y minerales, pero también fomentaron el desarrollo
De ahí que podamos afirmar que en esta etapa se origina- de la industria y del comercio interior. Al comenzar el porfiria-
ron o se afianzaron muchas de las instituciones políticas del si- to el mercado nacional estaba restringido y subsistían unidades
glo XX. Y lo mismo ocurrió en los ámbitos de la economía, la económicas, en unas ocasiones regionales y en otras locales, que
sociedad y la cultura. producían casi todo lo que consumían y, por tanto, compraban
o vendían muy poco. Era necesario multiplicar la producción y
estimular los vínculos comerciales a lo largo del país y más allá
LAS FINANZAS PÚBLICAS de sus fronteras. Para ello se necesitaban una infraestructura
Y EL DESARROLLO ECONÓMICO legal, inversiones o instituciones crediticias, circulante, medios
de transporte y comunicaciones.
Porfirio Díaz heredó una hacienda pública en quiebra. Las Empezaremos por las leyes. En esta etapa se expidió un có-
deudas con el extranjero y con prestamistas nacionales eran con- digo comercial que permitió contar con una reglamentación
siderables; los ingresos aduanales se entregaban a los acreedores clara, coherente y reunida en un solo cuerpo. Además se elimi-
de la nación; algunos impuestos pertenecían a los estados y no naron las alcabalas, que eran impuestos al tránsito de mercancías
beneficiaban a la federación, y los contribuyentes se oponían a que encarecían los productos y obstaculizaban el intercambio
la creación de nuevas cargas fiscales. Para el arreglo de las fi- a distancia. A ello se unió una política de subsidio a la industria
nanzas los ministros de Hacienda (entre los cuales destacan y a la construcción de obras públicas y de transporte, así como,
Matías Romero, Manuel Dublán y José Yves Limantour) recu- en ciertos años y para algunos sectores industriales, una polí-
rrieron a diversas vías. Redujeron los gastos públicos y adminis- tica proteccionista que gravaba los productos extranjeros que
traron los recursos de forma cuidadosa. Ejercieron un mayor competían con los mexicanos.
366 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 367

Mayor reto implicaba la obtención de recursos guberna-


mentales o privados. En los primeros años el Estado no tenía
dinero. Apenas en la segunda etapa del porfiriato, una vez lo-
grado el superávit, pudo invertir en obras públicas y en comuni-
caciones. Por otro lado existieron fortunas de origen nacional,
que se formaron e invirtieron en distintas regiones, pero fueron
escasas. Por ello, en la primera etapa fue imperativo recurrir
al exterior. El gobierno federal y los estatales ofrecieron gene-
rosas concesiones y una legislación que garantizaba un amplio
margen de utilidades. Gracias a ello atrajeron un considerable
monto de inversiones.
Muchos de estos recursos se emplearon en puertos y, sobre
todo, en ferrocarriles. Cuando Díaz llegó al poder únicamente
existía la línea que comunicaba a México con Veracruz y que
medía 640 kilómetros. El resto de los trayectos se recorría en
caballo o mula, con lo cual los viajes resultaban lentos, sólo po-
dían hacerse en algunas temporadas del año, y sufrían el ataque
de bandoleros. Durante el porfiriato las vías aumentaron a un Hacienda de Santa María Regla, litografía, siglo XIX. Colección particular.
ritmo de 12% al año: en 1885 existían 5852 kilómetros, y para Páginas siguientes: Orizaba desde el puente de Paso del Toro, Casimiro Castro,
en Álbum del ferrocarril mexicano, 1877. Colección particular.
1910, 19 280 kilómetros. Con el fin de atraer la inversión, el
gobierno federal otorgaba dinero por kilómetro construido, ade-
más de que, con frecuencia, los gobiernos estatales ofrecían manufacturados y algunos comestibles. De hecho, el trazado
exención de impuestos y tierras. Las líneas se construyeron fun- ferroviario realizado por las compañías extranjeras respondió
damentalmente con capital estadounidense (42%), pero para al interés por fomentar el intercambio comercial con Estados
contrarrestar su influencia y garantizar la competencia el go- Unidos. A pesar de ello el ferrocarril acarreó también enormes
bierno promovió contratos con Inglaterra (que llegó a controlar beneficios al comercio nacional. Al integrar las zonas comuni-
35%). Además, entre 1902 y 1903 compró el Ferrocarril Nacio- cadas por las vías permitió un comercio a bajo costo y durante
nal Mexicano y el Interoceánico, y en 1906 rescató de la quiebra todo el año, por lo que se multiplicaron los intercambios y fue
al Ferrocarril Central Mexicano; tal fusión marca el origen de los posible producir para mercados lejanos, lo cual favoreció la
Ferrocarriles Nacionales de México y del monopolio estatal. especialización de las regiones.
Puertos y ferrocarriles favorecieron el comercio exterior, pe- El aumento en el comercio vino acompañado por una multi-
ro también el interior. México comerciaba con Estados Unidos, plicación de la producción agrícola, minera e industrial. En la
Europa y el Caribe; exportaba metales y productos agrope- agricultura el sector que experimentó mayor desarrollo fue el de
cuarios en un volumen creciente, que pasó de 40.5 millones exportación, con la producción de henequén, caucho y café. Es-
de pesos en 1877 a 287 millones en 1910. Importaba, también tos productos se cultivaban en haciendas que se beneficiaron del
en cantidades crecientes, maquinaria y herramientas, artículos fomento, del crédito, de los ferrocarriles y de modernas formas
370 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 371

mientas poco sofisticadas. Pero estos talleres fueron poco a poco


desplazados por industrias manufactureras, muchas veces de
propiedad familiar, que operaban con máquinas o herramientas
especializadas, y en las cuales los trabajadores se dividían las
distintas fases de la producción. A partir de 1890, a éstas se
sumaron las industrias modernas, propiedad de sociedades de
empresarios, que operaban con máquinas movidas por energía
hidráulica, vapor o electricidad, y que tenían una mayor pro-
ductividad. En general, las fábricas se concentraban en Nuevo
León, Jalisco, Puebla, Veracruz y la ciudad de México, y se de-
dicaban a la producción de cerámica, cigarros, calzado, cerveza,
textiles, papel o vidrio. Así, la industria que más se desarrolló
fue la ligera, orientada a la producción de bienes de consumo.
Sin embargo, a pesar de que el sector industrial era eficiente y
crecía paulatinamente, su desarrollo se veía limitado por un
ineficaz sistema financiero, el desabasto de materias primas y
Fábrica de papel en Contreras, ca. 1910. Colección particular. la insuficiente capacidad de consumo de la sociedad mexicana.
También lo afectó la carencia de maquinaria y bienes de pro-
de cultivo. En cambio, la agricultura destinada a la producción de ducción, pues la industria pesada experimentó un desarrollo
alimentos sufrió un retroceso. La producción de trigo, cebada, menor y más tardío. Destaca en este campo la Fundidora de
frijol y chile en 1910 era la misma que en 1877, a pesar del notable Fierro y Acero de Monterrey, que se creó en respuesta a la de-
aumento de la población. De ahí que los alimentos se encarecie- manda proveniente, sobre todo, de los ferrocarriles.
ran y que productos como el maíz tuvieran que importarse. El contraste entre la agricultura de exportación y la de con-
También experimentó un impresionante desarrollo la mine- sumo, y entre la industria ligera y pesada refleja un aspecto
ría de exportación, que se concentró en los estados de Sonora, de la desigualdad imperante en el plano de la economía. A ello
Chihuahua, Sinaloa y Durango. Gracias a capitales extranjeros se sumó la desigualdad geográfica, pues algunas regiones se
aumentó la extracción de oro y plata; además, la producción desarrollaron más que otras. Entre ellas el norte, que contó
se diversificó, pues las nuevas tecnologías y el abaratamiento con una economía diversificada (agricultura, ganadería, mi-
del transporte hicieron rentable la extracción de cobre, zinc y nería e industria), con una población mayoritariamente urbana,
plomo, que tenían gran demanda en la industria europea con relaciones salariales modernas y con el mayor índice de
y norteamericana. A principios del siglo XX, a ello se sumó la alfabetización del país. También hubo una desigualdad entre
explotación petrolera. periodos, pues las etapas de prosperidad se vieron opacadas
Otro sector de gran importancia fue la industria, que se por épocas de crisis; por ejemplo, la ocurrida en la década de
transformó a finales del siglo XIX. Durante el porfiriato, sobre 1890 por la caída del precio de la plata, o en 1907-1908 por
todo en algunas regiones, subsistieron los talleres artesanales, el retiro de capitales y el descenso en el precio de las exporta-
manejados por un maestro, con escasos trabajadores y con herra- ciones como consecuencia de la crisis internacional.
372 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

En suma, en esta etapa México se convirtió en un impor-


tante exportador de materias primas, además de que se produ-
jo en el país la primera revolución industrial. Sin embargo, se
trató de un desarrollo desigual que benefició sólo a algunos
sectores, regiones y grupos.

SOCIEDADES RURALES Y URBANAS

Los cambios en la sociedad no fueron menos importantes. Se


produjo un crecimiento demográfico sin precedente. Si, en
cifras aproximadas, en 1877 el país tenía nueve millones de
habitantes, en 1895 contaba con trece millones y para 1910
con quince millones. En el aumento de la población influyeron el
fin de los enfrentamientos civiles, la ampliación de los mercados
y la mejor distribución de alimentos, y, para algunos sectores de
la sociedad, los avances en la higiene y la medicina.
Además de creciente, era una población dinámica, pues fue
una época de migración. Algunos estados del norte del país
(Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León y Tamaulipas),
del centro (Distrito Federal y Puebla), de la costa del Golfo (Ve-
racruz) y del Pacífico Norte (Sonora y Nayarit) recibieron una
gran cantidad de migrantes, provenientes principalmente de
los estados de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Hidal-
go, Zacatecas y San Luis Potosí.
Si bien los migrantes se dirigían sobre todo a las ciudades,un
gran porcentaje de la población seguía habitando en localidades
que contaban con menos de 15 000 habitantes; por ejemplo, ha-
cia 1900 se ubicaba en este tipo de asentamientos 90% de ella.
Así, la mayoría de los mexicanos vivía en y del campo, distri-
buidos en haciendas, pequeñas poblaciones o pueblos y ranchos.
Las haciendas tendieron a concentrar la tierra a costa de la
propiedad corporativa, por lo que los latifundios aumentaron

Los Hacendados de Bocas, Antonio Díaz Becerra, óleo sobre tela, 1896.
Museo Francisco Cossío.
374 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 375

de tamaño como consecuencia de la desamortización y la colo- norte y el sur del país. En el norte las grandes propiedades eran
nización. Si bien las leyes de 1896 y 1910 pretendieron termi- cultivadas por trabajadores temporales o por arrendatarios,
nar con el despojo de tierras comunales, para entonces la quienes estaban en mejores condiciones que en el centro y en el
quinta parte del territorio nacional había cambiado de manos. sur. Los propietarios tenían que ofrecerles mejores sueldos o exi-
A pesar de ello subsistió la propiedad colectiva. Los terrenos girles rentas más bajas, pues los trabajadores escaseaban debido
menos fértiles y poco comunicados no despertaron el interés de a la de por sí reducida población, pero también a que existían
los deslindadores, por lo que quedaron en poder de los pueblos; otras posibilidades de empleo, ya que los hombres podían con-
en otros casos, éstos los dividieron para asegurar la posesión, tratarse en las minas o emigrar a Estados Unidos.
pero siguieron distribuyendo el trabajo según lo acostumbrado. Muy diferente era la situación en el sur, donde los hacenda-
Por otra parte, si bien la desamortización y el deslinde favore- dos necesitaban mano de obra durante todo el año; de ahí que
cieron a los hacendados, también algunos campesinos ricos y prefirieran el peonaje y que para retener a sus peones recurrie-
usureros sacaron provecho del proceso, con lo que se reforzó la ran al sistema de endeudamiento: pagaban a sus trabajadores
mediana propiedad. De ahí la coexistencia de la hacienda o la- con vales de la tienda de raya, que además les otorgaba crédito.
tifundio, la propiedad corporativa y las rancherías. A los peones la paga nunca les alcanzaba para adquirir lo ne-
En esta sociedad rural –o sociedades rurales, pues la situa- cesario y mucho menos para saldar la deuda contraída, por lo
ción cambiaba a lo largo del país– los hacendados ocuparon la que quedaban atados a la hacienda por el resto de su vida y la
cúspide de la pirámide. Algunos eran mexicanos y otros extran- de sus hijos, pues los compromisos se heredaban. Los hacenda-
jeros, y no siempre residían en el campo, pues muchos dejaban dos del sur también recurrieron al enganche, endeudando al
sus tierras a cargo de un administrador para vivir en las ciuda- trabajador con una cantidad inicial, que le entregaban en su
des. En la parte intermedia se contaban rancheros o pequeños lugar de origen. Además utilizaron a prisioneros del orden co-
propietarios, comerciantes o artesanos, y algunos empleados de mún y a los indígenas yaquis y mayos deportados por el ejército.
las haciendas, como el administrador, el mayordomo o técnicos Sin posibilidad de abandonar la hacienda, los peones debían
de maquinaria agrícola. En la parte inferior estaban los cam- tolerar pésimas condiciones de trabajo.
pesinos sin tierra, que trabajaban para los rancheros prósperos No es de extrañar así que durante el porfiriato se produje-
y, en mayor proporción, para los latifundistas. Entre ellos se ran numerosas rebeliones agrarias. Entre ellas destacan la de
cuentan los peones acasillados, que vivían en la hacienda o al- los mayas en Yucatán, la de los yaquis en Sonora y la de los ha-
rededor del casco y que recibían un salario fijo; trabajadores bitantes de Tomochic, que adquirió tintes religiosos gracias a
temporales, contratados sólo cuando existía necesidad de ma- una adolescente de fama milagrosa conocida como Santa Te-
no de obra, lo cual convenía a los dueños de la tierra pero no a resa de Cabora. Por lo general, los rebeldes se oponían a la
los “alquilados”, que tenían que recorrer el país siguiendo las usurpación de tierras, bosques y aguas comunales, y defendían
temporadas de cultivo, y arrendatarios, aparceros o medieros, la autonomía política. En algunos casos también luchaban por
a los cuales los latifundistas rentaban sus tierras menos fértiles a preservar su identidad étnica y cultural, pues a partir de la in-
cambio de dinero o de una parte de la cosecha. dependencia los gobiernos mexicanos adoptaron el principio de
Ahora bien, las condiciones de trabajo y de vida de estos cam- la igualdad jurídica y se esforzaron por homogeneizar a la po-
pesinos variaban según el dueño de las tierras, pero también blación. Pretendieron uniformar lengua y costumbres; algunos
según la región. Nada más ilustrativo que el contraste entre el incluso promovieron el mestizaje con el fin de, como se decía
376 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 377

Plaza de la Constitución, ca. 1910. Colección particular.

en la época, “blanquear” a los indios, a quienes consideraban conjugaron varios de estos elementos, pues era sede del poder
flojos, bárbaros y supersticiosos. Así, muchas comunidades federal, destino de los principales ferrocarriles y concentraba
pelearon por conservar sus tierras, su derecho a elegir a sus re- 12% de la industria nacional.
presentantes y a tomar sus decisiones internas, e incluso a sal-
vaguardar sus tradiciones y su idioma. Crecimiento demográfico en las ciudades
Si bien la sociedad mexicana en esta época fue eminente- Habitantes Habitantes Habitantes
mente rural, durante el porfiriato los centros urbanos crecieron Ciudad en 1877 en 1900 en 1910
de forma impresionante. El caso más notable fue el de la capi- Ciudad de México 240 000 325 000 720 000
tal, pero sobresalieron también Guadalajara, Puebla, San Luis Guadalajara 65 000 101 000 120 000
Potosí y Monterrey (véase el cuadro). Además hubo otras pobla- Puebla 65 000 94 000 96 000
ciones de gran crecimiento, pues si en 1877 sólo diez ciudades San Luis Potosí 34 000 61 000 68 000
tenían más de 20 000 habitantes, para 1910 eran diecinueve. Monterrey 14 000 62 000 79 000
Algunos asentamientos crecieron alrededor de centros mine-
ros (como Cananea o Santa Rosalía), otros gracias al desarrollo Los gobernantes y las elites deseaban que las urbes reflejaran
industrial (Monterrey o Torreón), otros más debido al comer- la prosperidad y el progreso de la nación, y que se parecieran
cio (los puertos de Tuxpan, Progreso, Guaymas o Manzanillo, y a las de las naciones “civilizadas” como las de Estados Unidos o
también las poblaciones por donde cruzaban las líneas ferro- Europa. Deseaban hacerlas bellas y confortables, para lo cual
viarias, como Nuevo Laredo o Ciudad Juárez). En la capital se
378 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 379

construyeron jardines y amplias avenidas, similares a los Cam-


pos Elíseos de París. Pero además querían que fueran seguras
y limpias. Sin embargo las ciudades no estaban preparadas
para recibir tal cantidad de migrantes, y algunos citadinos, ca-
rentes de oportunidades, engrosaron las filas de la delincuencia
y la prostitución. Por otra parte, la mayoría de sus habitantes
vivía en calles sucias e inundadas, y sufría por la falta de vi-
vienda, agua potable y alimentos. Todo ello generó graves pro-
blemas de salud y se reflejó en índices de mortalidad muy
elevados.
Para solucionar estos problemas, y como parte de un pro-
yecto de modernización, los gobernantes expidieron códigos
penales y sanitarios y reglamentos de policía, y reformaron las
cárceles. Para controlar las inundaciones hicieron obras de des-
agüe y pavimentaron calles; para conducir aguas de desecho
construyeron el drenaje, y para el agua potable instalaron tu-
berías. Por último, realizaron una cruzada por mejorar la hi- Compuerta del Gran Canal, 1910. © 276829, SINAFO-Fototeca Nacional.
giene de las ciudades y de sus habitantes: limpiaron las calles,
pusieron en funcionamiento carros de basura y mingitorios, y en grupos reducidos –integrados por hacendados, empresarios,
obligaron a los rastros y, sobre todo a los cementerios, a salir de propietarios de casas mercantiles, banqueros y profesionistas
la traza urbana. Para controlar epidemias aislaban a los enfermos eminentes–, que estaban unidos por lazos de parentesco, amis-
y quemaban sus pertenencias. Al mismo tiempo fomentaron tad o negocios, y que al mismo tiempo invertían en el comercio,
los avances de la medicina y fundaron institutos bacteriológicos la industria y los bienes raíces. Dentro de los sectores medios,
y patológicos. Así, el porfiriato fue una etapa de construcción de que crecieron enormemente como resultado del fortalecimiento
obras públicas, de fundación de instituciones y de reglamen- del comercio y los servicios, se encontraban profesionistas, em-
tación. El Estado reguló múltiples aspectos de la vida del in- pleados públicos y del comercio o el transporte, y artesanos
dividuo, desde sus compromisos con las instituciones y la sociedad, prósperos. Por último, en los sectores populares cabía la mayor
hasta sus relaciones conyugales y familiares, sus hábitos de hi- parte de la población urbana, y estaban integrados por diversos
giene y sus diversiones. grupos, como sirvientes, dependientes de locales comerciales,
Sin embargo no todas las zonas de las ciudades ni todos los artesanos, obreros y vendedores ambulantes.
grupos sociales se beneficiaron del esfuerzo gubernamental y Merecen especial atención los obreros, que a causa del au-
de los impulsos de la modernización. De hecho, el paisaje ur- ge industrial multiplicaron su número y poco a poco fueron
bano reflejaba una marcada estratificación social: las zonas desplazando a los artesanos. No existía una legislación que
comerciales y las colonias habitadas por los grupos privilegiados los protegiera, pues, según las ideas del liberalismo económi-
contaban con todos los servicios, mientras que los barrios popu- co, el gobierno no debía intervenir en la economía y el salario
lares carecían por completo de ellos. La riqueza se concentraba debía fijarse según la ley de la oferta y la demanda. De ahí
380 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 381

que, si bien existía libertad de asociación, no se permitían las


huelgas. Hombres, mujeres y niños cumplían jornadas de doce
a catorce horas diarias, siete días a la semana; podían ser des-
pedidos sin ninguna justificación, y no estaban protegidos
contra accidentes. A los bajos salarios, cuyo poder adquisitivo
descendía de manera constante como resultado de la infla-
ción, se sumaban los descuentos arbitrarios y el pago con vales
de la tienda de la fábrica. Por ello los trabajadores se organi-
zaron en asociaciones de ayuda mutua, aportando una cuota
que servía para los heridos o enfermos, los funerales y las viu-
das o huérfanos. También crearon cooperativas de préstamos
y de suministro de alimentos, así como organizaciones que lu-
chaban por mejorar las condiciones de trabajo y de salario, y
que, en algunos casos, recibieron la influencia de las ideas so-
cialistas y anarquistas.
La política de Díaz hacia los trabajadores osciló entre la Grupo de obreros en Cananea, 1906. Colección particular.
negociación y la represión. El presidente fue más tolerante con Páginas siguientes: Campesinos y alta burguesía porfiriana en una ceremonia cívica,
ca. 1905. © SINAFO-Fototeca Nacional.
las organizaciones mutualistas, a las que subsidiaba y brinda-
ba lugares de reunión, pues sus miembros asistían a los actos
públicos celebrados en su honor y con ello otorgaban legitimi- por las condiciones de trabajo. En un intento por conciliar, Por-
dad al régimen. Pero fue menos tolerante con las organizacio- firio Díaz presentó una propuesta que incluía el aumento de
nes y los movimientos más radicales. A lo largo del porfiriato salarios y el fin de los descuentos, un fondo para huérfanos y
se produjeron constantes conflictos y huelgas, que se multipli- viudas, y la prohibición del trabajo infantil, pero dejaba su apli-
caron a partir de 1900. Díaz buscaba conciliar entre obreros cación a la buena voluntad de los empresarios. Los obreros de
y patrones, pero cuando no lo lograba recurría a la fuerza. No algunas fábricas aceptaron el acuerdo y regresaron al trabajo,
hay mejor ejemplo que los conflictos de Cananea y de Río excepto los de Río Blanco, que se amotinaron y saquearon la fá-
Blanco. En 1906 los mineros de Cananea, en el norte de Sono- brica y la tienda, lo cual les costó la vida a muchos.
ra, se rebelaron exigiendo que se fijara un horario máximo de En suma, la sociedad urbana presentaba una profunda di-
trabajo y un salario mínimo, pero también pedían un trato y visión clasista e incluso étnica. A las elites les preocupaba la
una retribución similares a los que, en la misma empresa, re- apariencia de los sectores populares y de los grupos marginales,
cibían los trabajadores estadounidenses. Sus demandas fueron sobre todo de los que vestían a la usanza indígena, pues pensa-
rechazadas y estalló la huelga, que estuvo seguida por un mo- ban que empañaban la imagen de la ciudad. Su preocupación
tín; para sofocarlo acudieron fuerzas de Estados Unidos, que aumentaba en vísperas de festividades o ceremonias conme-
el ejército mexicano apoyó. morativas, y para evitar que los visitantes extranjeros presen-
Meses más tarde, los obreros textiles de Orizaba, Puebla, ciaran los rastros de miseria y “barbarie” repartían ropa entre
Tlaxcala y el Distrito Federal iniciaron una huelga en protesta los necesitados. Así, subsistían viejos y arraigados prejuicios
384 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 385

sociales y raciales, que algunos grupos ahora sustentaban con


base en ideas “científicas”.

CULTURA

En el porfiriato coexistieron diversas formas de entender al país,


a la sociedad y al individuo, entre ellas el liberalismo, el po-
sitivismo y el conservadurismo. Si bien algunos se apegaron a
las ideas liberales y otros se sumaron con entusiasmo a las
premisas del positivismo y a corrientes como el darwinismo
social, muchos optaron por una postura ecléctica, que combi-
naba elementos del liberalismo y del positivismo. Así, tomaron
de éste la idea de que el método científico debía aplicarse al
estudio de la sociedad y a la resolución de sus problemas, y
criticaron a los liberales por basar la política y la legislación en
teorías importadas en lugar de concentrarse en la observación
de la sociedad mexicana. Sin embargo no querían sustituir las Fiesta patronal de San Matías, Iztacalco, C.B. Waite, 1905. Propiedad Artística y Literaria, AGN.
instituciones liberales ni la Constitución de 1857, conformán-
dose con postergar su aplicación hasta el momento en que se el Estado expidiera una legislación que protegiera a los traba-
juzgara que los mexicanos habían alcanzado el grado necesario jadores y que los patrones los trataran de forma digna.
de evolución. Asimismo pensaron que era necesario impulsar Ahora bien, independientemente del aspecto ideológico, el
la educación y la ciencia, que consideraban los mejores me- catolicismo no había perdido su sitio en el plano religioso. Los
dios para lograr el progreso nacional. mexicanos eran en su mayoría católicos; por ejemplo, en 1910
En cambio otros siguieron simpatizando con las ideas con- 99% estaba bautizado y practicaba la religión. El protestan-
servadoras y con las doctrinas de la Iglesia católica. Pero entre tismo tenía una presencia mucho menor. Los protestantes
ellos había diferentes corrientes. Algunos se oponían a la sepa- habían llegado al país hacia 1870. Con el tiempo, dieciocho
ración entre lo temporal y lo espiritual y defendían la supremacía sociedades misioneras se establecieron en la frontera norte,
de la institución eclesiástica, mientras que otros aceptaban la Guanajuato, Puebla, Pachuca, la ciudad de México y Veracruz,
secularización y se concentraban en recuperar espacios de ac- y captaron a sectores descontentos, a quienes les ofrecían edu-
ción social. Además, hubo quienes suscribieron el catolicismo cación y servicios médicos gratuitos. Sin embargo su propagación
social o pensaron que los católicos debían intervenir en el deve- se enfrentó con diversos obstáculos: a las pugnas internas de
nir político de la nación, pero sobre todo en la resolución de los las denominaciones protestantes se sumaban la desconfianza
problemas sociales que la aquejaban. Los simpatizantes de esta de la población y la oposición de la Iglesia católica. En ocasiones
corriente, que cobró fuerza a principios del siglo XX, se preo- grupos católicos se enfrentaban abiertamente a los misioneros,
cupaban por la desigualdad y la injusticia social, exigiendo que pero éstos recibían el apoyo de Díaz y de los gobernadores es-
386 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 387

tatales, que con ello mostraban su apego a la legalidad, además


de que la expansión del protestantismo prometía frenar la in-
fluencia de la Iglesia católica. Así, si bien el impacto de la
religión protestante fue mínimo en términos numéricos –alre-
dedor de 2% de la población si contamos a los extranjeros– su
existencia simboliza el respeto de la libertad de creencias y la
laicidad del Estado mexicano.
Como hemos visto, en el plano de las ideas existían divisio-
nes entre liberales, positivistas y conservadores, pero en el de los
valores se registraba una gran coincidencia. Las elites, las clases
medias e incluso algunos sectores de los grupos populares com-
partían las mismas nociones acerca de la familia y la función de
la mujer en el núcleo familiar y en el seno de la comunidad, y
esto se reflejaba en múltiples escritos, entre ellos la legislación
y los textos de derecho, la literatura, las publicaciones del clero y
de asociaciones laicas dedicadas a la filantropía, los manuales
Miembros de la elite porfiriana, ca. 1910. © 5869, SINAFO-Fototeca Nacional.
de conducta, las revistas dirigidas a la mujer y a la familia, y Páginas siguientes: Desfile en la Avenida Juárez durante las fiestas del Centenario, 1910.
los impresos sueltos y la literatura popular. Se creía que la fa- Colección particular.

milia debía fundarse en el matrimonio, de preferencia religioso.


El esposo era visto como la cabeza, y la legislación le permitía en el comercio las mujeres necesitaban contar con la autoriza-
manejar los bienes de su esposa sin su autorización (mientras ción del marido. Si bien la educación profesional no les estaba
que ella necesitaba el permiso del marido para manejar los bie- vedada, fueron excepcionales las mujeres de clases altas o me-
nes comunes) y le adjudicaba la patria potestad sobre los hijos dias que tuvieron una formación superior –entre ellas Matilde
(que ella sólo adquiría si el marido moría, pero con ciertas res- Montoya, la primera médica–. Sin embargo, al acercarse el si-
tricciones, pues debía atender a un consultor nombrado por el glo XX las mujeres fueron ganando espacios de participación y,
difunto). Por otra parte, a cada género se le asignaba una esfe- entre otras cosas, publicaron revistas dirigidas a mujeres en las
ra de actuación diferente: al hombre le correspondía el mundo cuales defendían su igualdad intelectual. Destaca también el
de lo público, es decir, lo político y lo laboral, mientras que la incipiente movimiento feminista, que exigía igualdad jurídica y
mujer debía restringirse al ámbito privado y dedicarse a las educativa con los varones.
tareas domésticas. No era bien visto que las mujeres trabajaran Por otro lado, en la literatura y el arte –como sucedía en la
fuera del hogar, y ello sólo se aceptaba en el caso de las viudas comida y la moda– se notaba una fuerte influencia europea,
o de las solteras que necesitaban hacerlo, siempre y cuando rea- sobre todo francesa. Esto puede observarse en la literatura moder-
lizaran “actividades propias de su sexo”, como la costura o el nista, con fuerte herencia del simbolismo francés, y que estuvo
magisterio. De ahí que la legislación no les confiriera la posibi- representada por Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mi-
lidad de votar u ocupar cargos de elección popular, y que res- rón, Amado Nervo, José Juan Tablada y Efrén Rebolledo. O la
tringiera sus actividades laborales; por ejemplo, para trabajar arquitectura, que recogió diferentes estilos –clásico, románico,
390 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL PORFIRIATO 391

mudéjar, gótico, barroco, art nouveau– y los combinó con gran braba la formación de la nación y la defensa de su soberanía,
libertad, a veces en un mismo edificio. De esta majestuosa ar- como también de las instituciones liberales, de las cuales el
quitectura dan cuenta los teatros de las principales ciudades: porfiriato se proclamaba heredero y defensor, y calificaba a
el Juárez en Guanajuato, el de La Paz en San Luis Potosí, el Porfirio Díaz como héroe. Por tanto, en esas fechas no sólo el
Doblado en Léon, el Calderón en Zacatecas, el Peón Contreras país se cubría de gloria, sino también su presidente.
en Mérida. En suma, la cultura porfirista admiró lo extranjero pero tam-
Pero también se fomentó una cultura nacional y naciona- bién presentó un carácter nacional y nacionalista. Expresión
lista, es decir, que reflejaba lo propio del país y que, por ello, clara de lo segundo se dio en los intelectuales de la revolución,
podía servir para fomentar un sentimiento de identidad. Siguien- quienes recogieron una demanda que encuentra sus antece-
do con una vieja tradición se cultivó inicialmente la literatura dentes en los primeros años del siglo XX en el Ateneo de la Ju-
costumbrista de tinte romántico o realista, ya fuera por Ángel ventud. Era un grupo integrado por figuras como Antonio
de Campo, José Tomás de Cuéllar, Rafael Delgado o José Ló- Caso, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y José Vascon-
pez Portillo y Rojas. Más tarde se cultivó también la literatu- celos. Los ateneístas fomentaron la apertura hacia nuevas
ra realista, heredera del costumbrismo pero interesada en la ideas; criticaron el apego al modelo positivista, pues creyeron que
fiel reproducción de la realidad, sus ambientes y sus personajes, el saber podía obtenerse por diversas vías, no sólo mediante el
con Heriberto Frías, Federico Gamboa y Emilio Rabasa. En método científico, y defendieron la capacidad del hombre, sub-
este aspecto destaca asimismo otra vieja tradición, el paisajismo rayando su libertad de acción y elección; pugnaron por la rea-
mexicano, con pintores como José María Velasco y Joaquín firmación de los valores humanísticos en la cultura, por el fin de
Clausell, e incluso con el retrato de personajes, escenas y su- la influencia francesa en la literatura y, en general, por el res-
cesos de la vida cotidiana, a cargo de José Guadalupe Posada, cate de lo mexicano.
quien los difundió en periódicos “de a centavo” y en los cua- Éste y muchos otros fueron los legados que el porfiriato de-
dernillos y “las hojas sueltas” que publicaba la imprenta de jó al México del siglo XX, legados que no se restringieron al
Antonio Vanegas Arroyo. ámbito cultural, sino que abarcaron la política (con los avan-
Sin embargo, para crear lazos de comunión –y nuevamen- ces en la consolidación del Estado-nación), la economía (con
te al igual que lo habían hecho los gobernantes de la república la ampliación de los mercados y de las vías de comunicación,
restaurada–, los porfiristas pensaron que nada era mejor que el fomento de la exportación de productos agrícolas y una in-
la enseñanza de la historia patria, capaz de rebasar las iden- dustrialización incipiente) y la sociedad (con el crecimiento
tidades regionales e inculcar a los niños los valores cívicos demográfico y la urbanización). Sin embargo, también legaría
que podrían calificarlos como futuros ciudadanos. Por ello la vicios políticos, una sociedad y una economía profundamente
educación era gratuita y obligatoria, con programas y textos desiguales, y una serie de conflictos que dieron origen a la re-
oficiales. Sin embargo el proyecto educativo no tuvo el éxito volución y que se dirimirían en las primeras décadas del
esperado. Se concentró en las zonas urbanas y aun en ellas México posrevolucionario.
resultó insuficiente: en 1895 sólo 15% de la población sabía
leer y escribir, cifra que apenas aumentó a 20% en 1910.
Otra forma de promover el nacionalismo, la historia patria
y el culto a los héroes fueron las ceremonias cívicas. Se cele-
LA REVOLUCIÓN

JAVIER GARCIADIEGO

CRÍTICOS, OPOSICIONISTAS Y PRECURSORES

E STE CAPÍTULO SE DEDICA AL ANÁLISIS de la Revolución mexi-


cana, secuela de la etapa porfiriana y proceso definidor del Mé-
xico de buena parte del siglo XX. Aunque para muchos el
concepto Revolución mexicana abarca también la etapa de los
cambios políticos, socioeconómicos y culturales más significa-
tivos, aquí el periodo se limitará a los años de violencia gene-
ralizada, aunque sin considerar el proceso como un sinónimo de
la lucha armada. Más bien se le define como un complejo pro-
ceso mediante el cual fue destruido el Estado oligárquico y
neocolonial de fines del siglo XIX. La institucionalización
comenzada en los últimos años del decenio de los veinte mar-
có el inicio de otra etapa histórica, con la consolidación de un
nuevo tipo de Estado.
Luego de varios años de crecimiento económico y estabilidad
política el régimen porfiriano comenzó a presentar varios sín-
tomas de decadencia. Su crisis fue múltiple e insoluble. Afectó,
con intensidad variada, los renglones político, económico, social,
diplomático y cultural: la magnífica situación de finales del si-
glo XIX se tornó grave desde principios del XX. Los problemas

Tren militar revolucionario, ca. 1913. © 32463, SINAFO-Fototeca Nacional.


394 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

enfrentados por el gobierno porfirista en sus postrimerías ge-


neraron críticas y movimientos oposicionistas entre diversas
clases sociales y grupos políticos.
Los primeros en manifestarse fueron ciertos sectores cató-
licos, influidos por las renovadoras ideas en materia social
sostenidas por el Vaticano desde 1891, cuando proclamó la
encíclica Rerum novarum, que pretendía ofrecer una solución
cristiana a los conflictos sociales. A pesar del acercamiento en-
tre el gobierno porfirista y la Iglesia católica, se reprochaba
moderadamente a Díaz por conservar los principios liberales
anticlericales de la Constitución de 1857. A estos reclamos se
sumó la crítica sociopolítica, luego de que aquella encíclica,
pensada para el mundo industrial europeo, fuera adaptada por
los católicos mexicanos para su entorno, abrumadoramente
rural. Aunque defendían la propiedad privada como un derecho
natural, comenzaron a protestar por la excesiva concentración
de la propiedad agraria, así como las condiciones laborales im-
perantes en la mayoría de las haciendas mexicanas. De los
reclamos contra la situación agraria los católicos pasaron a
censurar el caciquismo y la falta de democracia. Si bien no
aludían personalmente a Porfirio Díaz, a quien siempre reco-
nocieron grandes méritos históricos, lo cierto es que las críticas
dirigidas a su gobierno erosionaron su prestigio y el consenso
de que disfrutaba. El impacto sociopolítico de tales cuestiona-
mientos, aunque moderados, no debe ser minimizado.
Motivaciones de signo contrario dieron lugar al surgimien-
to, hacia 1900, de un grupo de ideología liberal en el que par-
ticiparon diversos sectores de la clase media urbana, como
profesionistas, periodistas, maestros y estudiantes. Alegaban
que el gobierno se hubiera alejado de los principios liberales y
se proponían reorganizar el grupo político decimonónico lla-
mado “partido liberal”, con el objeto de presionar a Díaz para
que aplicara dichos principios: sobre todo el anticlericalismo,
pero también la libertad de expresión, la democracia electo-

Ricardo Flores Magón y su esposa María Talavera, ca. 1906. © 15440, SINAFO-Fototeca Nacional.
LA REVOLUCIÓN 397

ral, la separación de poderes, una adecuada administración de


justicia y la autonomía municipal. Para iniciar las labores re-
organizativas Camilo Arriaga convocó a los defensores de las
ideas liberales a un congreso en San Luis Potosí, en pleno cen-
tro del país. Entre los asistentes destacaron los hermanos Jesús
y Ricardo Flores Magón, hijos de un oaxaqueño juarista y ave-
cindados en la ciudad de México, donde cursaron estudios
jurídicos y publicaban el periódico oposicionista Regeneración.
Pronto entraron en un proceso de radicalización: hacia 1903
extendieron sus críticas a los “científicos” y a Bernardo Reyes,
comenzaron a cuestionar la conveniencia de la inversión ex-
tranjera y a ocuparse de la situación de obreros y campesinos.
Como respuesta, el gobierno los reprimió, lo que forzó a muchos
de ellos a optar por el exilio, radicándose en Estados Unidos.
Su experiencia norteamericana fue dramática y decisiva,
pues hubo deserciones, escisiones y radicalizaciones. Por me-
dio de Regeneración, durante un tiempo siguieron proponiendo
métodos pacíficos de lucha y se mantuvieron afines a la ideo-
logía liberal: así lo demuestra su Programa del Partido Liberal,
redactado en 1906. Luego de rebasar a Arriaga, Ricardo Flo-
res Magón encabezaría el tránsito hacia la ideología anarquista.
Las explicaciones de dicho cambio son varias: sus relaciones
con miembros de las organizaciones socialistas y anarquistas
norteamericanas; el carácter plurinacionalista –con “hispa-
nos”, chinos y europeos– de su nuevo entorno; sobre todo, al
residir en una sociedad más industrializada que la mexicana,
Flores Magón y sus allegados tendieron a otorgar la función
de vanguardia al movimiento obrero y a los intelectuales de
clase media ligados a él, diagnóstico inadecuado para un país
rural, lo que los llevó a cometer errores de estrategia política.
Su alejamiento de México se agravó cuando las influencias que
pudieron tener en el movimiento obrero fueron disminuidas

La compañía de cobre de Cananea, ca. 1905. Archivo Histórico de Hermosillo.


Páginas siguientes: Porfirio Díaz y su gabinete; entre otros: Manuel González Cosío, José Yves
Limantour, Justo Sierra, Justino Fernández, Enrique Creel y Ramón Corral, 1910.
Colección particular.
400 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 401

preocupado, envió a Reyes comisionado a Europa en septiem-


bre de 1909. La mayor parte de sus seguidores, al quedar el
movimiento acéfalo, cambió su filiación a favor de un grupo
que apenas nacía, contrario a la reelección y encabezado por
un hacendado y empresario coahuilense, Francisco I. Madero.
Así, el valor de los reyistas fue múltiple: su escisión debilitó el
régimen; se dedicaron a desprestigiar a los “científicos”, grupo
presuntamente sucesor de don Porfirio, y fortalecieron el mo-
vimiento antirreeleccionista al traspasarle numerosos “cuadros”
con prestigio y experiencia política y de naturaleza multicla-
sista, con clases altas, medias y bajas de las ciudades. De todos
los movimientos que precedieron a la Revolución mexicana, el
reyista fue el que más elementos le aportó: Venustiano Ca-
rranza, Francisco Vázquez Gómez y Luis Cabrera serían los
principales ejemplos.
General Bernardo Reyes, ca. 1909. AGN.

con las represiones a los huelguistas de Cananea y Río Blanco. DE LA OPOSICIÓN A LA LUCHA ARMADA
Para colmo, sus posteriores llamados a la lucha armada les
enajenaron cualquier simpatía de las clases medias y comen- Las crisis que caracterizaron el final del porfiriato explican que
zaron a ser vigilados. A pesar de que desde entonces (1908) Francisco I. Madero se tornara crítico de la política económica
decayó su influencia, es incuestionable su importancia histó- de los “científicos” y llegara a la conclusión de que se debía crear
rica: dirigieron las críticas más constantes y certeras al régimen un partido político de alcance nacional que se opusiera a la re-
porfirista y gracias a Regeneración se concienciaron y politi- elección de Díaz en 1910. A ello se abocó desde la segunda mitad
zaron muchos mexicanos; en sus filas adquirieron experiencia de 1909, realizando tres giras para promover la creación de
varios líderes que luego destacarían en la Revolución mexicana, clubes antirreeleccionistas, que deberían nombrar delegados
y su estancia en Estados Unidos sirvió para minar el prestigio estatales a una convención nacional que se celebraría a principios
internacional de don Porfirio. de 1910, en la que se constituyó el Partido Nacional Antirreelec-
Por último, las preferencias sucesorias de Díaz por los cionista y se designó a sus candidatos para las elecciones presi-
“científicos” provocaron que los reyistas, hasta entonces leales denciales: Madero y el ex reyista Francisco Vázquez Gómez,
porfiristas, se convirtieran en un grupo opositor muy impor- fórmula que sellaba la alianza entre ambos movimientos.
tante, movilizado con el propósito de presionar a Díaz para Hasta ese momento Madero había mostrado una notable
que escogiera a Reyes como su vicepresidente en las elecciones capacidad política, pues en poco tiempo pasó de la oposición
de 1910; muy pronto surgieron agrupaciones, clubes, periódi- regional a la nacional y expandió enormemente su popularidad,
cos y libros contra los “científicos” y a favor de Reyes. Fue tal terminando por desplazar a otros movimientos oposicionistas
la capacidad y fuerza mostradas por sus partidarios, que Díaz, más experimentados (magonistas y reyistas) e integrando bajo
402 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 403

Francisco I. Madero en San Antonio, Texas, 1910. AGN. Francisco I. Madero en Chihuahua con algunos familiares y partidarios, entre ellos su padre y
hermano Justino, Francisco Villa, Pascual Orozco, Federico González Garza, Venustiano
Carranza, Francisco Vázquez Gómez, Abraham González y José María Maytorena, 1910. AGN.
Páginas siguientes: Francisco I. Madero durante una gira electoral en el estado de Coahuila,
1911, IISUE, UNAM.

su liderazgo gran parte de sus bases. Ya como candidato presi- oposicionistas conocidos y habitar en poblaciones los hacía vul-
dencial inició otra gira, pero pronto fue aprehendido –acusado nerables: la muerte de los hermanos Serdán, en Puebla, fue una
de incitar a la rebelión– y confinado en una prisión de San Luis advertencia sobre el destino que esperaba a los antirreeleccio-
Potosí. Durante su encarcelamiento tuvieron lugar las eleccio- nistas citadinos que se involucraran en la rebelión.
nes, en las que fueron declarados triunfadores Díaz y Ramón El impacto del asesinato de Aquiles Serdán fue decisivo,
Corral, y poco después huyó a Estados Unidos, refugiándose pues el llamado a las armas ya no tuvo eco entre los antirree-
en San Antonio, Texas. Allí, Madero y un pequeño grupo de co- leccionistas originales. Sin embargo, la rebelión tuvo buena
laboradores redactaron un plan fechado todavía en San Luis acogida en la sierra de Chihuahua, extendiéndose luego a las
Potosí en el que se convocaba a la lucha armada. ¿Cómo se entidades vecinas: Sonora, Durango y Coahuila. Obviamente,
explica que apelara a las armas un pacifista partidario de la lu- el perfil social de los alzados era distinto: popular y rural; sus
cha democrática? ¿Con quiénes pensó que haría dicha lucha? reclamos también eran diferentes. Si durante los primeros tres
¿Previó las secuelas que traería la violencia? Las bases de Ma- meses los grupos de alzados fueron pequeños, estaban mal ar-
dero eran en su mayoría de clase media urbana, pues en las giras mados y desorganizados y practicaban tácticas guerrilleras, en
sólo había entrado en contacto con gente de ese perfil social. febrero de 1911 Madero finalmente regresó al país para asu-
Como era previsible, el llamado a las armas no fue secundado mir el liderazgo de la lucha, con lo que mejoró la organización
por sus seguidores antirreeleccionistas, pues no reunían las con- del movimiento; así, crecieron las dimensiones de los grupos
diciones adecuadas para una aventura armada; además, ser armados, lo que les permitió atacar poblaciones mayores y en-
406 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 407

Entrada a Ciudad Juárez de las fuerzas revolucionarias maderistas, 1910. Colección particular. Francisco I. Madero al frente de sus tropas, ca. 1911. Colección particular.

frentar combates formales; sobre todo, surgieron alzamientos en los que se aceptó la renuncia de Díaz, y con ello se aseguró
en otras partes del país, como en los estados de Morelos y Gue- el triunfo del movimiento. La Revolución mexicana fue en esa
rrero. Para marzo y abril había grupos operando en numerosos fase inicial una movilización que cambió de oposición electo-
escenarios, lo que dificultaba su represión. Por la desconfian- ral a rebelión armada, con otros actores y escenarios: la lucha
za final que Díaz tuvo de Reyes, el ejército federal había sido urbana y de clase media devino rural y popular. Surgieron
castigado presupuestalmente y numerosos oficiales prorreyis- nuevos líderes, más aptos para una contienda armada rural,
tas habían sido retirados del mando directo de tropas, lo que que no habían participado en el antirreeleccionismo electoral
restó efectividad al ejército, enmohecido además por tantos o al menos no de manera destacada. Fue entonces cuando apa-
años de paz. Si se agrega la simpatía de las autoridades nor- recieron, de manera protagónica, Pascual Orozco, Pancho Villa
teamericanas por la lucha maderista, podrá comprenderse el y Emiliano Zapata. En términos sociales ello implicó la incorpo-
rápido inicio de negociaciones para restablecer la paz. ración de rancheros norteños, de miembros de las ex colonias
La caída de la población fronteriza de Ciudad Juárez du- militares, de proletarios agrícolas, vaqueros, ferrocarrileros,
rante la segunda semana de mayo aceleró las pláticas entre mineros –responsables seguramente de los ataques dinamite-
gobierno y alzados y fortaleció la capacidad negociadora de ros contra las vías férreas–, obreros, artesanos, profesores ru-
los rebeldes, dio lugar a numerosos alzamientos nuevos y pa- rales, así como la de rancheros sureños –como los hermanos
ralizó al ejército federal y a muchas autoridades locales, lo que Figueroa en Guerrero– y de numerosos habitantes y autorida-
explica la cantidad de tomas incruentas de poblaciones duran- des tradicionales de las comunidades campesinas del centro y
te la segunda mitad de mayo, proceso que se agudizó luego de sur del país, como Zapata y todo su entorno familiar. Contra lo
firmarse los Tratados de Ciudad Juárez, a finales de ese mes, deseado por las autoridades gubernamentales, por el propio
408 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

Madero y los otros líderes antirreeleccionistas originales, los


grupos populares se involucraron indefectiblemente en el proce-
so de cambio político; de hecho, lo convirtieron en un proceso
revolucionario. Los primeros tenían demandas políticas; los
otros, reclamos sociales, básicamente agrarios.

EL ANACRÓNICO LIBERALISMO

En los Tratados de Ciudad Juárez se pactó que Díaz sería sus-


tituido, de acuerdo con la ley, por su secretario de Relaciones
Exteriores, Francisco León de la Barra. Sus responsabilidades
serían llevar a cabo el desarme y la desmovilización de las
fuerzas rebeldes y organizar nuevas elecciones. Lo primero re-
sultó un proceso muy complicado: si bien muchos de los alzados
aceptaron volver a la vida pacífica luego de recibir un pago
como gratificación, otros fueron organizados en nuevos “cuer-
pos rurales”. Sin embargo, los principales grupos de rebeldes
se mostraron inconformes: Pascual Orozco y sus seguidores
fueron relegados una vez obtenido el triunfo militar, por lo que
consideraron insuficientes los beneficios logrados; a su vez,
Emiliano Zapata y los alzados sureños se negaron a disolver-
se o a organizarse como “rurales”, pues no estaban dispuestos
a entregar sus armas antes de que les devolvieran las tierras
que consideraban usurpadas por los hacendados, actitud que
los enfrentó al gobierno interino de León de la Barra.
Respecto a las nuevas elecciones, Madero decidió trans-
formar el Partido Nacional Antirreeleccionista en el Partido
Constitucional Progresista; decidió también que para esta se-
gunda elección su compañero de fórmula ya no sería Vázquez
Gómez sino José María Pino Suárez, abogado y periodista na-
Francisco I. Madero, N. Romero, óleo sobre tela, s/f. Acervo patrimonial de la SHCP.
Páginas siguientes: General Emiliano Zapata en su visita a la ciudad de México para saludar a
Francisco I. Madero, junio de 1911. Fondo Gildardo Magaña, IISUE, UNAM.
Sentados: Benjamín Argumedo, Emiliano Zapata y Manuel Palafox.
De pie: Ignacio Ocampo Amezcua, Mr. Carothers, cónsul de EUA y Amador Salazar,
Xochimilco, diciembre de 1914. Archivo Casasola, © 33519, SINAFO-Fototeca Nacional.
412 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 413

binete jóvenes pertenecientes a un sector social inferior al de


los ministros porfirianos, lo que explica que tuvieran distinta
ideología; también llegaron gobernadores muy diferentes de
los anteriores, y lo mismo podría decirse de los diputados y se-
nadores; acaso tuvo mayor importancia el desplazamiento de
los viejos “jefes políticos” por nuevas autoridades locales elegi-
das libremente. En resumen, tiene que aceptarse que la salida
de Díaz trajo, a la vuelta de algunos meses, la transformación de
casi toda la pirámide de poder. Incluso los políticos porfirianos
que pudieron sobrevivir tenían ahora funciones oposicionistas.
Sobre todo, si hacia 1911 y 1912 las clases medias irrumpie-
ron en el aparato gubernativo y en la toma de decisiones, los
obreros y los campesinos aumentaron su capital político. Por
otra parte, la presidencia de Madero trajo prácticas políticas
más democráticas: hubo elecciones libres y se respetó la libertad
de expresión; el poder ejecutivo dejó de dominar al legislativo
y al judicial, y el poder central dejó de imponerse a las auto-
Tropas zapatistas en el estado de Morelos, ca. 1912. © 5853, SINAFO-Fototeca Nacional. ridades estatales y locales.
Páginas siguientes: Tropas zapatistas, ca. 1912. © SINAFO-Fototeca Nacional.
Junto a estos cambios en la esfera política, Madero y las
nuevas autoridades trajeron proyectos novedosos en materias
cido en Tabasco pero radicado en Yucatán, donde colaboró agraria y obrera. Madero, hacendado algodonero y miembro
con el movimiento antirreeleccionista. Resulta cuestionable la de una familia empresarial, era partidario de la propiedad pri-
conveniencia de ambas decisiones: en ausencia de un proyecto vada de la tierra, no confiaba en la propiedad comunal agraria
propositivo de gobierno que pudiera obtener un alto grado de y sostenía que debía construirse un sistema dominado por
consenso, el principio antirreeleccionista, aunque de carácter pequeños y medianos propietarios, junto con hacendados efi-
negativo, había mostrado cualidades unificadoras. Además, cientes y modernos. En lo laboral fue respetuoso de los derechos
el rompimiento con Vázquez Gómez fue desilusionante para organizativos de los obreros, pretendió que éstos mejoraran
muchos por el procedimiento seguido; sobre todo, provocó el sus condiciones socioeconómicas sin afectar gravemente las fi-
alejamiento de muchos ex reyistas de larga experiencia, cuali- nanzas de los industriales y su gobierno comenzó a actuar como
dad política de la que carecería la administración de Madero. árbitro en conflictos entre los patrones y sus trabajadores. El
Pese a todo, éste obtuvo un triunfo arrollador en las elecciones de resultado fue que, gracias al nuevo clima político y al men-
octubre de 1911, aunque accedió al poder presidencial luego guado poder de los industriales, durante 1912 creció el número
de haber roto su alianza con reyistas, orozquistas y zapatistas. de organizaciones obreras y hubo muchas huelgas. Lo mismo
La presidencia de Madero, iniciada a finales de 1911 y con- sucedió en el escenario rural: con el enorme aumento del capi-
cluida de forma violenta en febrero de 1913, se distinguió por tal político de las masas campesinas gracias a su participación
las transformaciones políticas a que dio lugar: llegaron al ga- en la lucha armada contra Díaz y la pérdida de poder de los
416 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 417

Reyes y Félix Díaz, y dos por alzados antiporfiristas desilusio-


nados: Emiliano Zapata y Pascual Orozco. Estas rebeliones
pueden ser explicadas como consecuencia de los cambios en
la balanza de poder nacional: si los primeros pelearon para re-
cuperar su influencia, los segundos lo hicieron para que su
nueva fuerza diera inmediata satisfacción a sus viejos recla-
mos socioeconómicos. Reyes luchó a finales de 1911 porque
creía que en ausencia de Díaz sólo a él le correspondía gober-
nar el país. Félix Díaz se alzó en Veracruz en octubre de 1912
clamando contra la incapacidad gubernativa de Madero. El
problema es que el sobrino de don Porfirio no tenía facultades
ni legitimidad para resolver el problema de la reorganización
nacional a la que obligaba la gran movilización sociopolítica
habida desde las postrimerías del porfiriato. Claro signo de los
Francisco Villa y el general Rábago en Chihuahua durante la campaña contra los orozquistas, nuevos tiempos, sus llamados se quedaron sin respuesta.
1912. © 655719, SINAFO-Fototeca Nacional.
Páginas siguientes: Los generales Huerta, Rábago y Téllez después de la batalla de Rellano Las rebeliones populares zapatista y orozquista fueron radi-
contra los orozquistas, 1912. © 6406, SINAFO-Fototeca Nacional. calmente distintas. Los campesinos morelenses no aceptaron el
licenciamiento dispuesto en los Tratados de Ciudad Juárez,
hacendados, en ese año cambió la balanza de fuerzas en el alegando que no depondrían las armas sin la previa devolución
campo: hubo numerosas ocupaciones de tierras reclamadas co- de las tierras que reclamaban como usurpadas por los hacen-
mo usurpadas y muchas solicitudes de aumento de jornales; dados. Su actitud dio lugar a que el presidente León de la
para su desgracia, los hacendados no contaron con el apoyo Barra los considerara rebeldes. Al llegar Madero a la presidencia
irrestricto de las autoridades, pues ya no estaban los viejos ca- formalizaron su lucha mediante el Plan de Ayala, que exigía la
ciques ni los antiguos “rurales” para respaldarlos. solución de los problemas agrarios y proponía que la comuni-
Paradójicamente, las propuestas reformistas de Madero dad campesina fuera la unidad rural fundamental en el país. La
dejaron insatisfechos a casi todos los grupos políticos y clases importancia militar del zapatismo no coincide con su relevan-
sociales del país, lo mismo que a diplomáticos e inversionistas cia histórica. A todo lo largo de 1912 su lucha fue de reducida
extranjeros. Los hacendados y los empresarios las veían como intensidad. En cambio, la rebelión orozquista fue notoriamen-
un precedente peligroso; los obreros y campesinos, que antes te violenta. Orozco y sus numerosos partidarios se rebelaron en
habían apoyado a Madero –los primeros durante el periodo marzo de 1912, con el Plan de la Empacadora, por dos razo-
electoral y los segundos en la fase armada–, las consideraban nes: los líderes consideraron insuficiente el pago –económico y
insuficientes. Esa insatisfacción generalizada se tradujo en político– recibido por su decisiva participación en la victoria
críticas abiertas y en movimientos de oposición, incluso en sobre don Porfirio, y la soldadesca consideró moderadas y len-
rebeliones armadas. Fueron cuatro los principales enfrenta- tas las reformas sociales propuestas por Madero. A diferencia
mientos violentos que padeció el gobierno maderista: dos enca- de la zapatista, ésta fue una rebelión más pluriclasista que
bezados por beneficiarios del régimen porfirista: Bernardo agrarista, pues además de los numerosos grupos populares no
420 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 421

El teniente coronel Álvaro Obregón y sus tropas antes de salir a combatir a los orozquistas,
Jesús H. Abitia, 1912. Colección particular.

campesinos involucrados, contó con una participación consi- Díaz que habían permanecido leales al gobierno, como Pancho
derable de la clase media regional. Tampoco fue localista: ade- Villa, los que fueron incorporados como auxiliares al ejército
más de que llegó a dominar en todo Chihuahua, incluyendo la federal. El objetivo era contar con elementos igualmente hábi-
capital estatal, tuvo presencia en otras entidades norteñas, les en los métodos guerrilleros y con la misma capacidad de
como Durango, Coahuila y Sonora, e incluso en Zacatecas y identificación con los sectores populares lugareños. Además,
San Luis Potosí. Fue tal su fuerza, que al principio se temió los gobernadores norteños organizaron fuerzas estatales para
que terminara por vencer al gobierno maderista. rechazar las incursiones orozquistas, destacando las del coa-
Para poder derrotar a los orozquistas se colocó al mando de huilense Pablo González y las del sonorense Álvaro Obregón.
la campaña al general Victoriano Huerta con numerosos ele- El resultado fue doble: con la suma de ex maderistas auxilia-
mentos y recursos. También se dispuso que en la batida a los res y fuerzas estatales el movimiento revolucionario adquirió
orozquistas colaboraran sus ex compañeros en la lucha contra fuerza; con su triunfo, el ejército federal recuperó la confianza
422 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 423

Los generales Manuel Mondragón, Victoriano Huerta, Félix Díaz y Aureliano Blanquet, Asesinato de Madero, F. Deni, óleo sobre tela, 1913. Museo Nacional de Historia,
Osuna, fotógrafo, 1913. AGN. Conaculta-INAH.

y encontró en Huerta a su nuevo caudillo natural, situación de se parapetaron, o como Pacto de la Embajada, por haberse
que se manifestaría de manera dramática poco después, cuan- firmado en las instalaciones de la representación norteameri-
do decidió rebelarse contra el gobierno constituido. cana. La oposición simultánea del gobierno de Washington
A finales de 1912 y principios de 1913 Madero creyó que –acaso por los impuestos maderistas al petróleo–, del ejército
al fin había alcanzado la estabilidad por haber derrotado las federal, de los grupos políticos porfirianos y de los hacendados
cuatro rebeliones. Su optimismo se basaba en un diagnóstico y empresarios, junto con la desintegración del frente antirreelec-
equivocado: las cuatro habían padecido serias limitaciones, y a cionista, la desilusión de las clases medias y la inexperiencia
pesar de haber sido vencidas trajeron graves daños al gobier- gubernamental, terminaron por hacer insostenible a Madero,
no de Madero. En una situación política muy riesgosa, con un quien murió asesinado durante el cuartelazo que lo derrocó en
ejército resentido pero recuperado y con un gobierno aislado y febrero de 1913.
con muchos enemigos, Bernardo Reyes y Félix Díaz creyeron,
en febrero de 1913, que juntos y en la propia sede de los po-
deres federales podrían desarrollar un movimiento contrarre- LA LUCHA CONSTITUCIONALISTA
volucionario exitoso. Aunque otra vez fracasaron, el nuevo
caudillo militar, Victoriano Huerta, asumió el mando de ese El gobierno de Huerta comenzó siendo una amalgama de casi
movimiento, por el que Madero pudo ser final y fatalmente de- todos los grupos políticos antimaderistas, con felicistas, reyistas,
rrocado. El acuerdo de los “golpistas” victoriosos es conocido “científicos”, católicos e incluso orozquistas. Además, Huerta
como el Pacto de la Ciudadela, por haber sido éste el sitio don- contó con el apoyo irrestricto del ejército federal, de los hacen-
424 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

dados y de los empresarios. Por lo que se refiere al gobierno


norteamericano, su apoyo a Huerta fue breve, pues a las pocas
semanas Woodrow Wilson –del Partido Demócrata– sustituyó
a William Taft –del Partido Republicano–, y modificó radical-
mente su postura hacia México. El ascenso de Huerta a la presi-
dencia provocó la airada movilización de la mayoría de los ex
rebeldes antiporfiristas, muchos de ellos veteranos también de
la lucha contra el orozquismo y otros tantos convertidos en au-
toridades locales maderistas. Esto explica que la lucha contra
Huerta buscara proteger y conservar los cambios y puestos po-
líticos alcanzados con Madero, así como oponerse al intento de
restaurar un gobierno dominado por políticos porfiristas, apoya-
do en un poderoso ejército federal y favorable a los hacendados
y al resto de las clases altas del antiguo régimen.
La rebelión contra Huerta se desarrolló desde un principio
en cuatro escenarios importantes, cada uno con sus particula-
ridades sociales, políticas, ideológicas, económicas y militares.
El primero fue Coahuila, encabezado por el gobernador Ve-
nustiano Carranza, viejo político reyista convertido en anti-
porfirista hacia 1909. Carranza y las otras autoridades
coahuilenses no reconocieron a Huerta, al que declararon
rebelde, y convocaron a la creación de un ejército –el Cons-
titucionalista– con el propósito de derrocarlo y restaurar la
legalidad. El movimiento antihuertista de Coahuila se carac-
terizó por su naturaleza legalista y por tener como jefe a un
gobernador. Comprensiblemente, los segundos mandos reca-
yeron en los principales políticos y burócratas locales. En
cuanto a fuerzas militares, se contó con los veteranos de la lu-
cha contra Díaz. Esas peculiaridades quedaron plasmadas en
el Plan de Guadalupe. Si bien en el aspecto militar tuvieron
una contribución menor en el triunfo sobre Huerta, fueron
fundamentales para la organización, legitimación y adminis-
tración de la lucha.

Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, 1913.


© 186330, SINAFO-Fototeca Nacional.
426 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 427

En el estado de Sonora el liderazgo fue tomado por varios militares, en él participaron también numerosos grupos de va-
miembros de la clase media, quienes habían estado constreñi- queros, mineros, ferrocarrileros y obreros.
dos económica y políticamente durante el porfiriato, pero que La lucha contra Huerta no fue exclusivamente norteña. La
habían alcanzado apreciables puestos públicos durante el ma- llegada de éste al poder cambió la naturaleza de la lucha de los
derismo. El objetivo de su lucha era conservarlos. Los más zapatistas, aumentando su intensidad. Para comenzar, desa-
importantes fueron Álvaro Obregón, Salvador Alvarado, Plu- pareció la esperanza de que se llevara a cabo alguna reforma
tarco Elías Calles, Manuel Diéguez y Adolfo de la Huerta, entre agraria, pues desde un principio fue evidente que el proyecto
otros. Además de poder político, éstos tenían cierta capacidad huertista para la entidad lo articulaban el ejército federal y los
militar, por la experiencia de las luchas contra los indios ya- hacendados. Además, sus métodos represivos fueron cruentos
quis y porque muchos habían combatido al porfirismo y al y drásticos, lo que aumentó el número de alzados, pues los ha-
orozquismo. Otra característica notable fue que los conflictos bitantes de las comunidades campesinas se vieron obligados a
agrario-indígenas –en especial de las tribus mayo y yaqui– y intensificar su lucha defensiva. Los zapatistas participaron en la
laborales –Cananea– habían dado lugar a que la clase media lucha sin reconocer el liderazgo de Carranza, y gracias a ellos
oposicionista local estableciera alianzas con grupos populares. la fase antihuertista de la revolución fue birregional, y las de-
Así, además de su capacidad militar, la facción sonorense apor- mandas fundamentalmente políticas de 1909 y 1910 se vieron
taría al movimiento su experiencia como clase media capacitada enriquecidas con varios reclamos sociales, en particular la devo-
para establecer pactos y acuerdos con grupos populares. lución de las tierras usurpadas y el respeto a las comunidades
El contingente antihuertista de Chihuahua –y del norte de campesinas tradicionales, consideradas como instituciones no
Durango– era muy particular, al grado de ser dirigido por un sólo válidas sino definitorias en el agro mexicano.
miembro de las clases bajas: Pancho Villa. A diferencia de los Las diferencias sociogeográficas se tradujeron en profundas
alzados en Coahuila y Sonora, Villa no era una autoridad local divergencias políticas, ideológicas y militares. Al margen de la
sino un rebelde típico; en consecuencia, sus lugartenientes y jefatura que le concedía el Plan de Guadalupe, Carranza sólo
los líderes secundarios también pertenecían a los sectores po- encabezaba un ejército rebelde compuesto por sus empleados
pulares. Volvieron a tomar las armas para impedir que Pascual civiles y militares. Para poder convertirse en el auténtico jefe
Orozco alcanzara el poder local o que regresara la oligarquía de toda la rebelión, procedió a exportar su movimiento a las
encabezada por la familia Terrazas. Al margen del aspecto mili- entidades vecinas. A pesar de que con ello disminuía su escasa
tar, su principal contribución fue aportar al constitucionalismo fuerza militar, Carranza prefirió enviar elementos suyos para
un enorme y protagónico contingente de origen popular. Gra- fomentar la sublevación en los estados de Nuevo León, Tamau-
cias al villismo, la lucha antihuertista norteña no se limitó a ser lipas, Zacatecas y San Luis Potosí. Así pasó de jefe estatal a jefe
legalista y de clases medias. Sin embargo, si bien el contingen- regional. Sin embargo, el debilitamiento de las fuerzas que
te villista era popular, de ninguna manera era exclusivamente permanecieron en Coahuila permitió que los huertistas recu-
campesino: además de muchos jornaleros agrícolas, aparceros, peraran la entidad a mediados de 1913, obligando a Carranza
“medieros”, rancheros pobres y miembros de las ex colonias a abandonarla y a radicarse en Sonora, experiencia que le per-
mitió relacionarse con revolucionarios de otros perfiles sociales.
Páginas siguientes: Tropas federales en la ciudad de México, ca. 1913.
Sobre todo, le permitió convertirse en el jefe real de la rebelión
© 5600, SINAFO-Fototeca Nacional. en dos regiones: el noreste y el noroeste.
430 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

A principios de 1914 los rebeldes dominaban ya el norte del


país, y desde mediados y finales de 1913 habían cundido mo-
vimientos antihuertistas de considerable intensidad en San Luis
Potosí, Zacatecas, Sinaloa, Jalisco, Michoacán y Veracruz. En
cambio, el centro, sur y sureste estaban poco involucrados en la
rebelión: además de Morelos y sus zonas vecinas –escenarios de
una violenta guerra entre el depredador ejército huertista y el
ejército zapatista, compuesto por la suma de las unidades defen-
sivas de las comunidades campesinas de la zona–, en el centro
del país apenas había movimientos de consideración en Hidalgo
y Tlaxcala. Son varias las explicaciones sobre el débil desarrollo
de la rebelión en esa región, como su cercanía a la capital y la
importancia del paso del ferrocarril a Veracruz por Puebla y
Tlaxcala, lo que creó un importante “corredor” industrial, por
lo que resultaba estratégico su control y obligaba a su represión.
Respecto al sur, si bien en Guerrero hubo numerosas fuerzas re-
beldes, en Oaxaca sólo operaban unas cuantas. Hacia el sureste,
en Tabasco había varios cabecillas, pero sus acciones no llega-
ron a inquietar al gobierno. Seguramente su composición social,
dominada por finqueros paternalistas y por peones e indígenas,
así como su lejanía y virtual incomunicación, lo convirtieron en
una zona renuente a participar en la lucha antihuertista.
Hacia marzo y abril de 1914 los ejércitos norteños inicia-
ron su avance al centro con el propósito de echar a Huerta de
la capital del país. Juntos, Obregón por el occidente, Villa por
el centro y Pablo González por el oriente, conformaban una
fuerza arrolladora. La derrota de Huerta era inevitable en tan-
to su ejército operaba con una estrategia defensiva y estática,
parapetándose en las ciudades principales; peor aún, haber sido
rechazado por el gobierno de Washington y su falta de control
de la frontera norteña le provocaron una severa crisis econó-
mica, por lo que no pudo reclutar nuevos soldados ni adquirir
armas y municiones. A diferencia del movimiento rebelde, en

Palacio municipal de Veracruz ocupado por las fuerzas norteamericanas,


Melmado, fotógrafo, , 1914. AGN.
LA REVOLUCIÓN 433

continuo progreso desde sus inicios, el gobierno huertista pa-


deció un constante deterioro. En términos políticos, la gran
alianza conservadora que se formó luego del cuartelazo de
febrero de 1913 se desintegró pronto, restándole representa-
tividad, legitimidad y eficiencia. En términos diplomáticos, la
llegada a la presidencia del demócrata Woodrow Wilson y
la pérdida por Huerta de la región donde se encontraban las
principales inversiones norteamericanas explican el creciente
distanciamiento entre los gobiernos huertista y estadounidense.
El inicio del derrumbe del huertismo puede ubicarse hacia
abril de 1914, cuando comenzó el asalto al centro por los ejér-
citos norteños y los marines norteamericanos invadieron Vera-
cruz para impedir que Huerta recibiera un embarque de armas
procedente de Europa.
El avance de los ejércitos norteños motivó numerosos al-
zamientos tardíos en los estados centrales del país. A su vez,
cada derrota del ejército huertista implicó deserciones de las
autoridades civiles. Aunque la División del Norte villista llegó
en junio a Zacatecas, Carranza decidió que sólo los ejércitos de
González y Obregón tomaran la capital del país, disponiendo
que Villa permaneciera en el norte. Esta decisión fue la última
expresión de una larga serie de desavenencias entre ellos,
producto de sus múltiples diferencias socioeconómicas y po-
lítico-ideológicas. La escisión de los constitucionalistas estuvo
próxima a consumarse, aunque finalmente pudieron llegar a
un acuerdo: Villa seguiría siendo elemento fundamental en la
lucha contra Huerta, aunque permanecería en el norte, y Carran-
za convocaría a una convención de generales tan pronto ocupara
la ciudad de México, la cual resolvería sobre las reformas socia-
les que se requerían y sobre el próximo presidente del país.
Salvo este conflicto, el avance revolucionario continuó sin
contratiempos: Obregón lo hizo hacia Sinaloa y Jalisco, ocupan-
do Guadalajara, desde donde se dirigió al centro; González por
Francisco Villa, Jesús H. Abitia, ca. 1914. Colección particular.
Páginas siguientes: Álvaro Obregón durante la firma de los Tratados de Teoloyucan,
Jesús H. Abitia, 1914. Colección particular.
436 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 437

Monterrey, Tampico, San Luis Potosí y Querétaro. La facilidad


del avance no refleja la importancia histórica del proceso. Para
comenzar, el movimiento dejó de ser norteño y se convirtió en
uno que abarcaba al menos la mitad del país. La ampliación
geográfica implicó una ampliación social. Dado que el avance
revolucionario obligó a las elites y a las autoridades huertistas a
huir, abandonando sus puestos, las fuerzas rebeldes acudieron
a las clases medias no huertistas para que colaboraran en la re-
construcción de los gobiernos locales, lo que permitió a dichas
clases llegar al poder. Asimismo, a la llegada de las fuerzas
revolucionarias se establecieron pactos con las clases populares
lugareñas, con decretos obreristas y agraristas a cambio de su
apoyo. Así, durante esos meses la lucha antihuertista se trasladó
a nuevos escenarios e involucró a nuevos actores, muy diferentes
de los rebeldes norteños, quedando obligados éstos a proponer
un proyecto de reconstrucción cabalmente nacional, en términos
geográficos y sociales. En estas alianzas políticas y compromi-
sos sociales se encuentra el origen del Estado mexicano posre- Los generales Álvaro Obregón y Eulalio Gutiérrez durante los trabajos de la Convención
Revolucionaria en Aguascalientes, 1914. © 39092, SINAFO-Fototeca Nacional.
volucionario. Si la lucha electoral maderista había sido sostenida
por las clases medias urbanas, y la rebelión antiporfirista había la más grande concentración industrial del país, en la misma
sido hecha por sectores populares norteños encabezados por un ciudad de México y en Puebla, Tlaxcala y Orizaba, y las re-
distante miembro de la elite, la lucha constitucionalista contra giones más conflictivas en cuanto a las relaciones entre las
Huerta se caracterizó por las alianzas entre sectores medios y haciendas y las comunidades campesinas, en Morelos, Puebla,
populares, encabezados todos por un viejo miembro radicaliza- Tlaxcala y el Estado de México. Fue entonces también cuando
do del aparato político porfirio-reyista. el constitucionalismo pasó de movimiento regional –norteño–
a casi nacional, primero al ocupar el centro y la costa oriental,
y luego al extenderse al sur y al sureste.
EL CONSTITUCIONALISMO VERSUS LOS CONVENCIONISMOS El reto no era sencillo, pues el constitucionalismo debía rea-
lizar labores gubernamentales a pesar de que carecía de un
La Revolución mexicana empezó otra etapa y tomó un nuevo proyecto cabalmente definido y de un aparato político-buro-
derrotero con la ocupación de la ciudad de México y el triun- crático solvente en experiencia y suficiente en cantidad, situación
fo sobre el gobierno y el ejército huertistas, victoria plasmada que lo obligó a conformar un equipo compuesto básicamente
en los Tratados de Teoloyucan, de agosto de 1914, por los que de tres elementos: militares y políticos constitucionalistas que
el movimiento antihuertista devino gobierno y su ejército pa- tuvieran experiencia o capacidad administrativa; miembros de
só de rebelde a pacificador. Otro cambio notable lo impuso el las clases medias marginados por los gobiernos porfirista y
contacto con la zona central, que incluía la ciudad de México; huertista, y la burocracia media y baja del antiguo régimen
438 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 439

tas y zapatistas– deseaban imponer su propuesta de desarro-


llo al resto del país, a pesar de que las de los dos últimos eran
parciales, social y geográficamente. Si bien hubo intentos por
resolver de manera pacífica las controversias y llegar a un pro-
yecto común, las diferencias eran insalvables y el conflicto ine-
vitable. Los intentos conciliadores y las manifestaciones de
hostilidad coexistieron durante la segunda mitad de 1914. El
mayor ejemplo fue la Convención, compromiso adquirido por
carrancistas y villistas en los Pactos de Torreón, para que en
común definieran las reformas políticas y sociales que reque-
ría el país. Las sesiones comenzaron el primero de octubre en
la ciudad de México, pero sin villistas ni zapatistas, razón por la
cual pronto se suspendieron, acordándose que se reanudarían
en Aguascalientes, plaza equidistante entre el norte y la capi-
tal del país. En esa segunda fase disminuyeron los delegados
carrancistas; en cambio, se contó con la presencia de villistas
y zapatistas, representados éstos por delegados de origen urba-
Delegados militares a la Convención de Aguascalientes, 1914, © 5718, SINAFO-Fototeca Nacional. no que exigieron que la Convención reconociera la supremacía
Páginas siguientes: Tropas constitucionalistas combatiendo a las fuerzas del general Villa,
ca. 1915, IISUE, UNAM.
del Plan de Ayala. Es incuestionable que esta asamblea tenía
mayor representatividad social que la anterior, pues contaba
que pudo reciclarse. Con este aparato debía llevar adelante las con los mayores grupos populares; además, se declaró sobe-
reformas sociales a que se había comprometido, en particular rana, se convirtió en gobierno y desconoció la jefatura de Ca-
cambiar la estructura de la propiedad agraria y multiplicar las rranza, quien abandonó la ciudad de México y se dirigió a
medidas obreristas. Asimismo, debía garantizar la estabilidad Veracruz, plaza menos vulnerable que la capital y controlada
que exigían las clases medias. En efecto, para establecerse como por los marines norteamericanos, quienes la desalojaron para
gobierno debía satisfacer los reclamos socioeconómicos que le que la ocuparan los constitucionalistas.
planteaban las clases populares, pero sin provocar el miedo o el La guerra se había reanudado: las tropas de Villa avanza-
rechazo de las clases medias y de los inversionistas extranjeros. ron sobre la capital, donde convergieron con los zapatistas a
De otra parte, el nuevo gobierno constitucionalista necesitaba principios de diciembre de 1914; mientras, Carranza iniciaba
extender su dominio al sur y sureste del país, regiones donde sus preparativos bélicos en Veracruz. Los bandos se redefinie-
no se había luchado contra Huerta, por lo que aún no se debi- ron: los obregonistas resolvieron permanecer como subalternos
litaban las elites locales ni se desarrollaban “cuadros” de cola- de Carranza, y los villistas y zapatistas creyeron que, al ser
boradores o redes de partidarios y simpatizantes del cambio. ambos de origen popular, podían aliarse y luchar por imponer
El problema mayor consistía en que, derrotado el enemigo un proyecto común. El país padecería, a todo lo largo de 1915,
común –Huerta–, los victoriosos ejércitos rebeldes habrían de la llamada “guerra de facciones”. Al principio todo parecía in-
enfrentarse entre sí, pues todos ellos –constitucionalistas, villis- dicar que los ejércitos populares de Villa y Zapata derrotarían
442 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 443

a las fuerzas dirigidas por las clases medias de Carranza y La facción convencionista también resultó inferior en el as-
Obregón. A pesar de tales pronósticos, el resultado fue diame- pecto militar, pues estaba compuesta por dos ejércitos con muy
tralmente distinto, lo que se explica por factores políticos, mili- distintos componentes, estrategias y objetivos, al grado de que
tares, económicos y sociales. El gobierno de la Convención no hubo colaboración entre ellos. Mientras los villistas sabían
se caracterizó por estar encabezado por presidentes –Eulalio que primero había que obtener el triunfo militar, y se dedicaban
Gutiérrez, Roque González Garza y Francisco Lagos Cházaro– por entero a buscarlo, los zapatistas estaban convencidos de
muy débiles, enfrentados a una u otra de las facciones popu- que lo prioritario era reorganizar su región en términos políti-
lares, o a ambas. Esta situación atemorizó a la clase media, cos y de estructura de la propiedad agraria, para luego exportar
que rompió con la Convención, la cual vio mermada su capa- dicho modelo al resto del país. Esto explica que mientras los
cidad de diseño gubernamental, y reducida su posibilidad de villistas estuvieron comprometidos en una cruenta guerra en
establecer alianzas políticas y sociales pluriclasistas, y de lograr varias regiones distantes (el Bajío, la Huasteca petrolera y el
la confianza de la opinión pública, nacional e internacional. noreste), los zapatistas sólo sostuvieron una lucha defensiva,
Para colmo, desde un principio la Convención se caracterizó intentando conservar aislada su región. Además de la falta de
por su permanente secesionismo y por su dependencia de la cooperación suriana, los villistas se vieron afectados por pro-
fuerza militar del caudillo Villa. Más aún, la debilidad de sus blemas “municionísticos”. Hasta agosto de 1914 habían dis-
sucesivos presidentes fue doble: además de que el poder lo puesto del mercado norteamericano; sin embargo, el estallido
detentaban los caudillos militares, Villa o Zapata, o sus prin- de la Primera Guerra Mundial hizo que los países europeos
cipales lugartenientes, el parlamentarismo que campeaba en amigos de Estados Unidos adquirieran toda su producción
esta facción siempre puso al jefe del ejecutivo por debajo de los armera, elevándose con ello los precios. Por otra parte, dado
principales ideólogos y delegados, entre quienes sobresalió Anto- que los constitucionalistas fueron los primeros en ocupar la
nio Díaz Soto y Gama, viejo liberal potosino hecho zapatista. La ciudad de México, tomaron control de los talleres de armas y de
incapacidad gubernamental y la falta de cohesión sociopolíti- las fábricas de municiones construidas por el gobierno porfi-
ca fueron las principales características de la Convención. rista y mantenidas por el huertista.
En cambio, la facción constitucionalista sólo tuvo un jefe, En la “guerra de facciones” también influyeron los facto-
don Venustiano, experimentado y prestigiado. Sobre todo, el res táctico-estratégicos. Para comenzar, Carranza calendarizó
constitucionalista era un grupo más homogéneo, con la discipli- adecuadamente la contienda: conocedor de la inclinación de-
na suficiente para conservar su unidad, identidad y estructura, fensiva de los zapatistas, decidió enfrentar primero al villismo.
a diferencia del convencionismo, que se organizó a partir de una Además, los constitucionalistas tenían la experiencia de operar
alianza reciente de grupos norteños populares modernos (los villis- divididos –cuando menos en ejércitos del noreste y del noroes-
tas) con grupos de campesinos tradicionales del centro y sur del te–, a diferencia de la División del Norte, siempre unida pero
país (los zapatistas). Dicha alianza era imposible de sostener: que ahora tuvo que partirse para luchar simultáneamente en
pronto surgieron diferencias sociales e ideológicas que minaron el centro, el Golfo y el noreste del país. Por último, la táctica
su capacidad gubernativa y debilitaron su fuerza militar. que le había dado tantos triunfos contra el ejército huertista,
la “carga de caballería”, no funcionó contra las trincheras cons-
Páginas siguientes: El general Francisco Villa en campaña contra las fuerzas de Álvaro
titucionalistas. Otro factor fundamental en el resultado de la
Obregón, 1915. Colección particular. “guerra de facciones” fue el económico. Por un lado, los zapa-
446 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 447

tistas repartieron las haciendas, lo que, criterios de justicia


aparte, significó un golpe mayúsculo a la economía local. Por
el otro, Chihuahua era el único estado del país donde la violen-
cia había sido constante desde finales de 1910, por lo que la
destrucción de la riqueza era allí más severa. Por ende, Villa
enfrentaría la etapa más violenta de la revolución sin recursos
para reclutar soldados y adquirir armas, súbitamente encare-
cidas, para colmo, por la gran demanda europea.
En cambio, al avanzar al centro, oriente y sureste del país,
los constitucionalistas dominaron regiones valiosas que no ha-
bían sido alcanzadas por la violencia, como las zonas cerealeras
de Querétaro y el Bajío; asimismo, al ocupar la ciudad de Mé-
xico, Puebla, Tlaxcala y Veracruz se posesionaron de las zonas
fabriles más importantes del país; más significativo resultó el
control de la exportación petrolera por el Golfo, y de la expor-
tación del henequén luego de ocupar Yucatán. Por si esto fuera
poco, la facción convencionista dominó la ciudad de México Venustiano Carranza con algunos diputados al Congreso Constituyente de 1917.
© SINAFO-Fototeca Nacional.
de finales de 1914 a agosto de 1915, y aunque ello fue visto
como una señal de fortaleza militar y política, su control obli- buscara sustraerle bases populares a la facción convencionista,
gaba a responsabilizarse de la alimentación, la seguridad y la lo cierto es que el zapatismo no pudo incorporar a los grupos
salud de la mayor concentración de población del país. campesinos de los estados vecinos ni se interesó por establecer
La expansión constitucionalista al centro, oriente, sur y una alianza con el proletariado del centro del país, y que el villis-
sureste del país le dio, además de recursos económicos, la mo pronto perdió los numerosos apoyos populares de que gozó
posibilidad de reclutar contingentes humanos frescos. Ese durante 1914. A finales de 1915 el triunfo constitucionalista
crecimiento geográfico trajo aparejado el aumento de su re- era incuestionable: había derrotado al villismo en todos los
presentatividad social. Así, mientras una facción alcanzó pre- frentes y arrebatado a los zapatistas la ciudad de México. El
sencia nacional, la otra terminó por quedar integrada por dos gobierno de Carranza fue reconocido por el norteamericano en
fuerzas regionalistas distantes. El constitucionalismo pudo en- octubre de 1915, y dedicó el resto de ese año y todo 1916 a con-
tonces desarrollar una política doble: por un lado, favoreció el solidar su triunfo y a afinar su proyecto nacional.
ascenso de la clase media; por el otro, sin atemorizar a la bur-
guesía, atrajo a los sectores populares mediante concesiones
sociales. Así se explican las adiciones al Plan de Guadalupe, de VIRTUDES Y LÍMITES DEL CARRANCISMO
diciembre de 1914; la ley agrarista de enero de 1915, y el pac-
to, al mes siguiente, con la Casa del Obrero Mundial, la mayor La etapa gubernativa carrancista se divide en dos fases, precons-
organización de trabajadores del país. Aun concediendo que no titucional y constitucional, siendo mayo de 1917 la línea divi-
fuera sincero el populismo carrancista, y suponiendo que sólo soria. La primera se caracterizó por que el aspecto militar era el
448 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 449

Para transitar del proceso revolucionario a la creación del


Estado posrevolucionario los grupos vencedores debían definir
su proyecto de país, lo que hicieron, precisamente, mediante la
Constitución de 1917. A pesar de que la lucha contra Huerta
tenía como primer objetivo la restauración de la legalidad a
partir de la Constitución de 1857, ésta era inviable después de
los siete años de lucha. La nueva ley suprema debía ser elabo-
rada por diputados elegidos a todo lo largo del país. Su número
sería determinado por la cantidad de habitantes de cada esta-
do, y no podían ser elegidos quienes hubieran sido enemigos
del constitucionalismo, lo que excluía a huertistas y a conven-
cionistas: el modelo de país sería definido por los revoluciona-
rios vencedores, quienes no estaban dispuestos a arriesgar en
la tribuna lo que habían ganado en los campos de batalla. La
participación excluyente de constitucionalistas no suponía una
total homogeneidad. Los diputados constituyentes procedían de
todas las regiones del país, lo que implicaba diferentes realidades
El presidente Venustiano Carranza con miembros del cuerpo diplomático y de su estado mayor, sociohistóricas, y cada uno traía sus particulares antecedentes
ca. 1918. © 5752, SINAFO-Fototeca Nacional.
políticos y preferencias ideológicas: había algunos antiguos
predominante. Permanecían en armas los villistas y zapatistas, simpatizantes del catolicismo social; otros habían sido parti-
además de que cundieron otros movimientos armados en varias darios del magonismo; varios eran ex reyistas, y otros habían
partes del país para rechazar la implantación del modelo revo- colaborado con el régimen maderista. Todas estas diferencias
lucionario, como en la región petrolera de la costa superior del explican las polémicas que hubo a lo largo de las sesiones.
Golfo de México, en Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Michoacán. La constitución puede ser vista como un “parteaguas”:
Otro de los mayores problemas del año 1916 fue diplomático y consumación ideológica de la revolución y fundamento nor-
militar, pues como represalia por la incursión de Villa al pueblo mativo del nuevo Estado. Con ella el proceso revolucionario,
de Columbus, en Nuevo México, el gobierno norteamericano en- esencialmente destructivo, pasó a convertirse en gobierno cons-
vió –sin buenos resultados– una fuerte columna “punitiva” pa- tructivo y regulador. Asimismo, si la lucha armada había
ra combatirlo, que permaneció en México de abril de 1916 a sido hecha por gente proveniente del mundo rural, los dipu-
febrero de 1917. El año de 1916 también se caracterizó por un tados que delinearon el México futuro fueron elegidos por y
claro proceso institucionalista y por el predominio de las actitu- entre gente urbana. De otra parte, tanto por la baja densidad
des moderadas en la facción vencedora. En tanto los villistas y demográfica de los estados norteños como por la situación
zapatistas ya habían sido derrotados, el gobierno carrancista bélica que se vivía en entidades como Morelos y Chihuahua,
dejó de requerir apoyos populares masivos, por lo que comen- lo cierto es que las regiones que habían sido las más activas en
zó a revertir la tendencia, dominante en 1914 y 1915, de hacer la lucha armada tuvieron menos representantes en el congre-
grandes concesiones sociopolíticas a tales sectores. so constituyente que los estados que habían sido marginales o
450 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 451

El presidente Venustiano Carranza en gira de trabajo, ca. 1918. © 5268, SINAFO-Fototeca Nacional. El presidente Carranza de visita en el Colegio Militar, ca. 1919. Colección particular.

incluso contrarios a la lucha armada. Nótese que Chihuahua cesidad que se tenía de que un solo mando dirigiera la impos-
sólo tuvo un diputado titular; Sonora cuatro, y Coahuila cinco, tergable reconstrucción nacional. Por lo mismo, se diseñó un
mientras que Jalisco tuvo veinte, Puebla y Veracruz dieciocho país estatista, y en consecuencia autoritario, con un Estado
cada uno, Guanajuato y Michoacán diecisiete, y Oaxaca diez. interventor en materias como la economía, la educación y la
La nueva constitución rápidamente mostró sus semejanzas religión. La nueva constitución resultó nacionalista, pues la re-
y diferencias con la de 1857. Mientras que ésta fue doctrina- volución había buscado terminar con el carácter de México
ria en su liberalismo, la nueva fue muy realista, acorde con la como país neocolonial, y porque acababan de padecerse la in-
complejidad del país; además, reflejó las condiciones interna- vasión norteamericana a Veracruz y la “expedición punitiva”.
cionales de su tiempo, ya siendo evidente la decadencia de las Asimismo, garantizaba grandes concesiones a los sectores po-
aristocracias y las oligarquías, y la crisis de los estados libera- pulares del país, ya fueran reparto agrario o beneficios a los
les. Recuérdese que la Constitución de 1917 se hizo entre la obreros. Dada la fuerza militar y política adquirida por estos
Primera Guerra Mundial y la Revolución bolchevique. La grupos durante la lucha revolucionaria, dichas concesiones
complejidad sociohistórica mexicana fue la causa por la cual eran imprescindibles. La Constitución de 1917 era la única
la nueva constitución avaló formas de propiedad individual y posibilidad de crear un Estado capaz de consolidar y regla-
colectiva, así como la coexistencia de empresas privadas y es- mentar el proceso de transformación que había experimentado
tatales. En lo político, México siguió siendo una república fe- el país al pasar del México porfiriano al revolucionario.
deral, representativa y democrática. Sin embargo, ahora el La puesta en vigor de la nueva constitución y el comienzo de
poder ejecutivo sería el predominante, seguramente por la ne- la presidencia constitucional de Carranza, en mayo de 1917,
452 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 453

dieron inicio formal al México posrevolucionario, aunque toda- que asolaba al país, pues continuó la destrucción de la riqueza
vía faltaban tres años para que se estableciera el auténtico Estado nacional y se tuvo que destinar gran parte del presupuesto
posrevolucionario. Durante su presidencia constitucional Carran- gubernamental al renglón militar. Asimismo, una parte consi-
za enfrentó graves problemas políticos, militares, económicos, derable de la fuerza de trabajo del país había muerto o quedado
internacionales y sociales. Para comenzar, la entrada en vigor de inutilizada durante la lucha armada, y otra porción igualmente
la constitución obligaba a la puesta en práctica de normas y pro- numerosa había emigrado o formaba parte de alguno de los
cedimientos poco conocidos en el país. Después de treinta años ejércitos o grupos en armas. El problema era cualitativo ade-
de porfiriato y de siete de lucha revolucionaria se tenía que em- más de cuantitativo: el exilio de numerosos hacendados, empre-
pezar a elegir a todas las autoridades; asimismo, los poderosos sarios y profesionistas había mermado el capital humano del
jefes militares debían acatar a las nuevas autoridades civiles; país. Para colmo, la Primera Guerra Mundial impidió que flu-
también tenían que comenzar a respetar las garantías indivi- yeran a México el comercio y la inversión extranjera, lo que
duales. Sin embargo eran enormes las dificultades para construir también pospuso la reactivación de la economía nacional.
un régimen democrático en un país que carecía de la cultura po- El conflicto europeo acarreó asimismo serios problemas
lítica y de las instituciones adecuadas, y cuya historia reciente diplomáticos, pues el gobierno estadounidense presionó al de
había oscilado entre el autoritarismo y el desorden. México para que abandonara la neutralidad y actuara en favor
Los problemas militares no desaparecieron con la vuelta a la de los países aliados. Carranza no sólo mantuvo su postura de
legalidad. En efecto, Carranza tenía que continuar su labor de estricta neutralidad, sino que fue acusado de germanófilo, pues
pacificación y sometimiento; de lo contrario varias regiones del el canciller alemán Zimermann le ofreció ayuda militar si Mé-
país seguirían ajenas a su autoridad y al proceso de cambio. xico iniciaba una guerra contra Estados Unidos para recuperar
Además de reducir la fuerza de villistas y zapatistas, tenía que los territorios perdidos a mediados del siglo XIX. Al término de
emprender campañas serias contra varios grupos de rebeldes la contienda europea varios políticos norteamericanos exigieron
menores, de bandoleros y de los denominados genéricamente que se castigara a Carranza por su conducta contraria a Estados
“contrarrevolucionarios”, entre los que destacaban las fuerzas Unidos a lo largo de esos años. Dado que su presidencia habría
de Manuel Peláez y de Félix Díaz, que operaban en la región de concluir en 1920, Washington prefirió no tomar una deci-
petrolera y en la zona central de Veracruz; los rebeldes “sobe- sión radical que pudiera afectar los cuantiosos intereses esta-
ranistas” de Oaxaca, y los ejércitos de los finqueros de Chiapas. dounidenses invertidos en México y dejó que éste siguiera su
Lo grave fue que Carranza tuvo que enfrentar todos estos desa- evolución como país posrevolucionario, presionando tan sólo
fíos con un ejército deficiente, indisciplinado y mal armado. Las para que tendiera hacia la moderación y la institucionalización,
campañas militares provocaron numerosos conflictos políticos, y no hacia el radicalismo.
pues los militares se negaban a reducir sus atribuciones. Tam- Durante el año de 1920 el país tuvo una transformación de-
bién generaron problemas sociales, pues dieron lugar a graves y cisiva, que comenzó con la campaña electoral por la sucesión
numerosos excesos (el “carranceo”) contra la sociedad. Por úl- presidencial entre Álvaro Obregón, distanciado ya de Carranza
timo, las campañas militares agravaron el problema económico pero con fuertes apoyos entre numerosos grupos revoluciona-
rios –militares y civiles, urbanos y rurales, populares y de clase
Páginas siguientes: El “triángulo sonorense”: Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles y
media–, e Ignacio Bonillas, un viejo funcionario constituciona-
Álvaro Obregón, ca. 1920. © SINAFO-Fototeca Nacional. lista –en ese momento embajador en Washington– que gozaba
456 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 457

de la confianza de don Venustiano pero que era desconocido en-


tre los soldados revolucionarios y la opinión pública. Dado que
durante varios años el ejército nacional –Constitucionalista
hasta mayo de 1917– había sido la institución con mayor or-
ganización y fuerza política en el ámbito nacional, y dado el
desnivel en cuanto a redes sociopolíticas, prestigio y populari-
dad entre Obregón y Bonillas, para que el grupo de Carranza
conservara el mando necesitó acudir a tácticas imposicionistas.
La consecuencia fue la revuelta de Agua Prieta, que resultó
breve y prácticamente incruenta. Las actitudes procivilistas de
Carranza le impidieron contar con el apoyo de su propio ejérci-
to, por lo que tuvo que huir de la ciudad de México, y murió
durante una emboscada en un poblado de la sierra poblana.
Este conflicto se caracterizó por el aislamiento en que ter- Los generales Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y el licenciado José Vasconcelos en un
acto en Chapultepec, ca. 1923. Colección particular.
minó Carranza y por los apoyos rápidamente conquistados por
Obregón. Numerosas organizaciones sociopolíticas, tanto gu- influencia, los grupos fundamentales durante el proceso revo-
bernamentales como opositoras, y varios grupos rebeldes de lucionario. A partir de 1920 asumió el poder una clase media
muy distinto signo, se adhirieron al movimiento aguaprietista, distinta social, política e ideológicamente del grupo carrancista,
que comenzó a ser visto como una “revolución unificadora”. pues carecía de vínculos con el antiguo régimen. Parte del poder de
La explicación más plausible es que para don Venustiano sus estas clases medias nuevas provenía de su alianza con los secto-
diferencias con los otros ex revolucionarios –Villa y Zapata– res populares. Si bien éstos ya no aspiraban al liderazgo nacional,
sólo podían resolverse militarmente, mientras que Obregón, como lo habían hecho durante 1915 en la convención, a cambio
Calles y los demás líderes aguaprietistas consideraban que di- de su apoyo y subordinación obtuvieron concesiones políticas y
cho conflicto era sociopolítico: en lugar de luchar contra ellos sociales apreciables. Con todo, esta alianza no implicaba que el
se les debía incorporar al nuevo Estado. Conscientes de que el Estado mexicano posrevolucionario fuera radical, pues las clases
modelo carrancista de Estado posrevolucionario contradecía medias ahora en el poder también habían pactado con los alzados
su naturaleza y se condenaba a la inestabilidad crónica, los nue- contrarrevolucionarios, quienes representaban elites regionales.
vos jefes se mostraron dispuestos a hacer las concesiones polí- Es incuestionable que la revolución fue el acontecimiento
ticas y sociales que exigían los grupos que tan importantes histórico más importante del siglo XX, en tanto que produjo un
habían sido a todo lo largo de la prolongada contienda. nuevo Estado, encabezado por unas clases medias no radica-
les pero que vieron la necesidad de satisfacer los principales
reclamos de los grupos populares que habían participado de-
EL NUEVO ESTADO cisivamente en la lucha. La revolución había sido un proceso
bélico y sociopolítico de diez años de duración, que implicó el
El Estado posrevolucionario mexicano nació hacia 1920, pues só- ascenso de los sectores medios y populares y el desplazamiento
lo entonces lo conformaron, con distintos grados de beneficio e de las oligarquías porfirianas. De 1910 a 1912 fue encabezada
458 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 459

y concentrar el poder, pues la revolución había tenido efectos


disgregadores. Para construir el nuevo Estado tuvieron que ser
desplazados muchos carrancistas. Sin embargo, dado que la
revuelta de Agua Prieta había integrado a la mayoría de los
constitucionalistas y a los principales movimientos antica-
rrancistas, ya fueran de ex revolucionarios o antirrevoluciona-
rios, la coherencia ideológica no sería distintiva del Estado
mexicano posrevolucionario.
En materia agraria, por ejemplo, si bien se complacieron los
reclamos agrarios de algunos grupos revolucionarios, lo cierto es
que se apoyó sobre todo el desarrollo de la pequeña y mediana
propiedad, consecuencia de que muchos líderes revolucionarios
provenían de los sectores medios rurales. En el ámbito obrero,
si por un lado se constituyeron instituciones radicales como la
Confederación General de Trabajadores, por el otro el gobierno
mantuvo una alianza mutuamente beneficiosa con la Confede-
Los generales Calles y Obregón con el embajador norteamericano, ca. 1924. ración Regional Obrera Mexicana. De otra parte, el gobierno de
© SINAFO-Fototeca Nacional.
Obregón decretó la devolución de los bancos incautados duran-
por miembros disidentes de estas elites, apoyados por nume- te la lucha revolucionaria y permitió el regreso de los exiliados
rosos grupos de clase media y algunos elementos populares. A porfiristas y huertistas. La paz alcanzada permitió la recupera-
partir de 1913 la clase media asumió el liderazgo y creció en ción de la agricultura, de la minería y del sistema ferroviario.
importancia la participación popular. Nacido en 1920, el nuevo Además, Estados Unidos comenzó su gran despegue económi-
Estado no resultó democrático, aunque sí con identidad na- co, lo que se reflejó en la demanda de petróleo mexicano.
cionalista; autoritario, pero ampliamente legitimado, y estable Los dos mayores problemas del gobierno obregonista fue-
en tanto que contó con grandes apoyos populares, con la con- ron sus difíciles relaciones con Estados Unidos y la rebelión
ducción de un grupo político-militar hábil y flexible, y con la militar por motivos sucesorios. En efecto, el gobierno esta-
aceptación, en ocasiones forzada, de Estados Unidos. dounidense se negó a reconocerlo oficialmente, alegando que
La presidencia de Obregón, primera del Estado posrevolu- era producto de una asonada militar. Más que una condena
cionario –legitimada con el establecimiento de la paz y con la moral, lo que se pretendía era presionar al gobierno mexicano
organización de nuevas elecciones durante el interinato de para que modificara algunos artículos de la Constitución de
Adolfo de la Huerta–, mostró ya las complejidades de su natu- 1917 que resultaban perjudiciales a los norteamericanos. En
raleza. Comprensiblemente, Obregón procedió como caudillo, lugar de hacer tales cambios, el gobierno mexicano aceptó res-
gobernando según su proyecto. Sus principales objetivos eran petar la no retroactividad de las nuevas disposiciones legales.
iniciar la reconstrucción del país, para lo cual fue determi- Las concesiones de Obregón (mediante los llamados Tratados
nante la pacificación generalizada traída por la revuelta de de Bucareli) al gobierno y a los inversionistas estadounidenses
Agua Prieta, movimiento básicamente incluyente, y centralizar crecerían al final de su periodo, cuando le urgió contar con su
460 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 461

Cadáver del general Francisco Villa, 1923. © 287655, SINAFO-Fototeca Nacional. Toma de posesión del general Plutarco Elías Calles en el Estadio Nacional, 1 de diciembre de
1924, © 44293, SINAFO-Fototeca Nacional.

apoyo ante la previsible rebelión por causas electorales. Puede políticas y culturales– útiles para la reconstrucción del país. En
decirse que el nacionalismo imperante en esos años, más que este aspecto destacaron jóvenes como Manuel Gómez Morín,
político y económico, fue cultural, puesto que el país tenía que di- Vicente Lombardo Toledano y Alfonso Caso, o Narciso Bassols y
señar y consolidar su nueva identidad cultural, propia de un Daniel Cosío Villegas.
país joven pero con numerosos ancestros, nacionalista sin La llegada al poder en 1920 de la nueva clase media per-
xenofobias y revolucionario pero con orden e imaginación mitió que José Vasconcelos fuera el primer secretario de Edu-
transformadora; sobre todo, justiciero pero aglutinante. cación Pública. Para él la revolución debía ser moral antes que
La transformación del país durante el proceso revolucionario agrarista, obrerista o nacionalista. Asimismo, para él la edu-
fue cabal. Los cambios en el ámbito cultural fueron notorios. A cación rebasaba a la simple instrucción, al incluir también
finales del porfiriato apareció una generación, la del Ateneo, que el aspecto cultural y el aprendizaje extracurricular. Por eso
criticó el predominio positivista y la falta de desarrollo de las hu- fomentó la edición de libros y la organización de bibliotecas,
manidades y el arte. Destacaron jóvenes como Antonio Caso, Pe- y propició que los muralistas José Clemente Orozco, Diego Ri-
dro Henríquez Ureña, José Vasconcelos, Alfonso Reyes y Julio vera y David Alfaro Siqueiros pintaran, con afanes didácticos,
Torri. Pocos años después, a la mitad del decenio bélico, irrum- temas revolucionarios en las paredes de edificios centenarios,
pió otra generación, la de “1915”, con su grupo de elite “los siete combinando historia, presente y futuro. De otra parte, los épicos
sabios”. Habían sido víctimas y testigos de la destrucción del y dramáticos acontecimientos de aquellos años dieron lugar al
país, por lo que, en lugar de dedicarse al cultivo del arte y las nacimiento de una nueva corriente literaria, la “novela de la
humanidades, se abocaron a crear instituciones –económicas, revolución”, con escritores como Mariano Azuela, Martín Luis
462 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA

Guzmán, Rafael F. Muñoz, Francisco L. Urquizo y el propio


José Vasconcelos, por cuyas páginas desfilan desde los soldados
anónimos hasta los principales actores de la lucha, Madero,
Carranza, Villa y Obregón.
Al término de su mandato éste decidió apoyar como suce-
sor a Plutarco Elías Calles, líder de la rebelión aguaprietista,
secretario de Guerra y Marina durante el breve gobierno de De
la Huerta y secretario de Gobernación en el suyo. Además de
ser un político de gran experiencia, con nutridas “redes” y con
grandes apoyos entre los sectores populares organizados, como
militar gozaba de importantes respaldos en el ejército. Con to-
do, eran muchos los aspirantes al puesto, sobre todo militares,
por lo que estalló una rebelión con varios cabecillas, aunque el
aspirante principal era el ex presidente provisional y luego se-
cretario de Hacienda Adolfo de la Huerta. El resultado fue
determinado por varios factores: el primero, que a mediados de
1923 fuera asesinado Pancho Villa, quien previsiblemente se
rebelaría en favor de De la Huerta, dejando a los alzados sin un
caudillo militar popular; luego, que los gobiernos mexicano y
norteamericano acordaron reconocerse y apoyarse en los Trata-
dos de Bucareli; por otro lado, mientras que De la Huerta sólo
contaba con parte del ejército y de la “clase política” –el Parti-
do Nacional Cooperatista–, Obregón y Calles contaron con el
respaldo norteamericano, con la mayor parte de los sectores
político y castrense, así como con la gran mayoría de los ele-
mentos populares organizados, tanto campesinos como obreros.
Con todo, el conflicto dejó varias lecciones: luego de las rebe-
liones aguaprietista y delahuertista, ambas preelectorales, quedó
claro que los ex revolucionarios debían reglamentar el reparto
de los puestos de elección popular. Otra lección advertía sobre
la urgencia de despolitizar el ejército nacional y de crear una ins-
titución nacional civil que se convirtiera en la principal insti-
tución política del país. La tercera lección fue la conveniencia
de mantener buenas relaciones con Estados Unidos.

Cura colgado durante la guerra cristera, ca. 1927. © SINAFO-Fototeca Nacional.


464 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 465

Plutarco Elías Calles, aunque colaborador y seguidor de


Obregón, era menos militarista y más político. Por eso su presi-
dencia, de finales de 1924 a finales de 1928, se distinguió por
sus esfuerzos institucionalistas, su enfrentamiento con la Iglesia
católica y sus afanes civilistas. Otra característica de su gobier-
no fue la diarquía, consecuencia de la influencia que mantuvo
el caudillo Obregón. Su principal objetivo fue darle orden y
racionalidad al proceso de transformación posrevolucionaria,
para lo que introdujo normas y reglas –y por ende límites–
mediante comisiones nacionales como la Agraria, la Bancaria y
la de Caminos y de Irrigación, entre otras. También buscó re-
activar y reglamentar la vida económica con la creación de in-
stituciones como el Banco de México y el Banco de Crédito
Agrícola, e intentó darle recursos al gobierno mediante un me-
jor aprovechamiento de las divisas petroleras y con un más efi-
ciente sistema impositivo. En términos agrarios, Calles fue
partidario de la mediana propiedad eficiente, y más que en el Sede de las oficinas del Partido Nacional Revolucionario en la ciudad de México, 1930. AGN.
reparto agrario, confiaba en la irrigación, el financiamiento y
el uso de nuevas tecnologías como instrumentos para solucio- defender sus creencias religiosas, los cristeros provenían de zonas
nar los problemas de los campesinos. Respecto a los obreros, con un alto número de rancheros, los que veían en la reforma
propuso la mutua ayuda a las grandes centrales de trabajado- agraria más una amenaza que una promesa; para colmo, re-
res, en su caso la Confederación Regional Obrera Mexicana. sentían la avasalladora presencia de norteños en casi todos los
Con todo, luego de las rebeliones aguaprietista y delahuertista, puestos gubernamentales. Sus limitaciones militares fueron no-
Calles sabía que el mayor reto era la reducción, despolitización tables: nunca llegaron a conformar un ejército con mando uni-
y reorganización del ejército ex revolucionario, labor que desa- ficado y coordinación entre sus componentes; se trataba más
rrolló uno de sus principales colaboradores, Joaquín Amaro. bien de fuerzas defensivas locales, encabezadas por vecinos con
El gobierno de Calles, por sus afanes de ampliación y conso- poca o nula experiencia militar; sufrieron además limitaciones
lidación estatal, tuvo grandes conflictos con la otra institución económicas, lo que se reflejó en su pobre armamento, y no pu-
de alcance nacional: la Iglesia católica. El enfrentamiento fue de dieron consolidar una alianza con su contraparte urbana, la
una magnitud enorme, pues implicaba competencias cultura- Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa; por
les, educativas, sociales y políticas, de control de la población, último, fueron combatidos por el ejército gubernamental y
terminando por dirimirse bélicamente en la llamada “guerra por fuerzas organizadas de agraristas y obreros. A pesar de
cristera”. Este conflicto asoló duramente por casi tres años, de que no tenían la fuerza suficiente para derrocar al gobierno, era
finales de 1926 a mediados de 1929, al sector rural de varios evidente que los guerrilleros cristeros tampoco serían fácilmen-
estados centro-occidentales: Jalisco, Colima, Michoacán, Gua- te derrotados, por lo que su lucha provocaría una inestabilidad
najuato, Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas. Además de endémica. Por ello el gobierno accedió a negociar con los jerar-
466 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA LA REVOLUCIÓN 467

Monumento a la Revolución, ciudad de México, Jesús H. Abitia, ca. 1937. Colección particular.

cas de la Iglesia católica: éstos acatarían la autoridad guber- caudillo o construir una institución que cumpliera sus funciones.
namental y se abstendrían de actuar en política abiertamente, y La crisis política producida por el magnicidio fue mayúscula.
aquél aceptó que no intentaría poner en vigor los elementos Para solucionarla no era suficiente designar otro candidato y or-
más jacobinos de la Constitución de 1917. ganizar nuevas elecciones. Las rebeliones preelectorales de 1920
Este acuerdo fue uno de los factores que más influyeron en la y 1924 y los asesinatos de los tres candidatos para 1928 adver-
pacificación posrevolucionaria. Establecer la paz con los cristeros tían claramente que faltaba civilizar los asuntos electorales y
también respondía a una urgencia coyuntural, pues en 1929 ten- crear una institución que aglutinara, organizara y disciplinara
drían lugar unas elecciones presidenciales muy particulares. En a todos los ex revolucionarios, reglamentando los procesos de
efecto, y como prueba de la diarquía prevaleciente, el caudillo selección de candidatos a puestos de elección popular. Esta insti-
Obregón había logrado que se reformara la constitución para tución política (el Partido Nacional Revolucionario) fue creada
permitir una reelección presidencial no inmediata. Con el argu- en marzo de 1929. Con dicha creación partidista, con el fin de
mento del antirreeleccionismo comenzaron campañas opositoras la guerra cristera y con la institucionalización del ejército termi-
dos altos militares cercanos al propio Obregón, pero murieron nó el periodo “bronco” de la Revolución mexicana. Puede decir-
pronto de manera violenta. La sociedad estaba dolida, y el am- se que por entonces comenzó una nueva etapa histórica, no
biente político crispado. Un militante católico asesinó también a exenta, obviamente, de cambios y problemas, pero que se carac-
Obregón, ya siendo presidente electo. En ausencia del caudillo terizaría por su considerable concordia social y estabilidad po-
el sistema político posrevolucionario perdió a su gran elector, a lítica –aunque no por ser democrática– y por varios decenios de
su único árbitro. El dilema era esperar la llegada de un nuevo crecimiento económico.
EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000

LUIS ABOITES AGUILAR

D URANTE LOS SETENTA Y UN AÑOS que cubre este último ca-


pítulo la sociedad mexicana vivió grandes transformaciones,
acaso tan profundas y radicales como las de los años que siguie-
ron al arribo de los españoles en 1519. La más significativa fue
sin duda el tránsito de una sociedad agraria a una sociedad
urbana, fenómeno que tuvo lugar al tiempo que ocurría un ex-
traordinario crecimiento de la población. Varios periodos de
prosperidad económica hicieron que la industria y los servicios
alcanzaran un peso cada vez mayor, relegando a las actividades
agrarias y mineras. Otro cambio fue de índole política. Los go-
bernantes lograron construir un arreglo político que hizo posible
una estabilidad duradera. Un régimen autoritario, centrado en
la figura del presidente de la República y en el partido oficial,
recurrió a la negociación pero también a la represión para man-
tener su dominio. Al final del siglo, sin embargo, el crecimiento
económico y el régimen autoritario entraron en franco proceso
de debilitamiento. La sociedad crecientemente urbana y la es-
tabilidad política se mantuvieron.
En estos siete decenios, acontecimientos y fenómenos mun-
diales afectaron a la sociedad mexicana en mayor medida que en
siglos anteriores. La crisis económica de 1929, la Segunda

Plaza Mayor y Catedral de la ciudad de México, ca. 1930. Colección particular.


470 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 471

Guerra Mundial y las reformas de la década de 1980 que des- proteger a los productores nacionales de la competencia exte-
mantelaron el Estado de Bienestar son algunos de los episodios rior mediante aranceles o impuestos a las importaciones, y para
más influyentes. De distintas maneras los mexicanos padecie- mejorar las condiciones de vida de la población, sobre todo en
ron, se beneficiaron, se adaptaron, resistieron o se aprovecharon las ciudades.
de esos acontecimientos, pero poco pudieron hacer por influir La reorientación propiciada por la crisis de 1929 ayuda a
en su desenvolvimiento. entender el rumbo de la sociedad en este tramo del siglo XX, al
menos hasta la década de 1970. Pero, a corto plazo, el impac-
to de la crisis mundial aceleró procesos internos, debilitó ciertos
CRISIS MUNDIAL Y REORGANIZACIÓN POLÍTICA sectores y fortaleció otros. De eso hablaremos enseguida.
El año de 1929 también es importante por la situación po-
La crisis del otoño de 1929 en la bolsa de valores de Nueva lítica. El asesinato del presidente electo Álvaro Obregón en julio
York arrastró a buena parte del mundo a una depresión eco- de 1928 había desatado fuertes tensiones entre grupos políti-
nómica que tardó años en ser superada. Los precios de las cos y militares. Asimismo había propiciado un mayor encono
mercancías y el comercio mundial descendieron de manera en el conflicto armado con los cristeros y en el antagonismo
dramática. El cierre de empresas provocó el desempleo de mi- del gobierno con la Iglesia católica. Era indispensable buscar
llones de obreros y empleados en diversos países. En México la la estabilidad política del país. Un logro importante fueron los
crisis se tradujo en una reducción de las exportaciones y de las arreglos entre el gobierno y la jerarquía católica que pusieron
importaciones, lo que afectó los ingresos del gobierno federal fin, al menos formalmente, a la guerra cristera iniciada en 1926.
que dependían en gran medida del comercio exterior. El de- Por otro lado, ante las divisiones suscitadas por la muerte de
sempleo se hizo más notable en aquellos lugares con mayor Obregón, los bandos políticos llegaron a un acuerdo para es-
vinculación al mercado mundial, como las áreas mineras del tablecer reglas más o menos claras sobre la forma de dirimir
norte. El año de 1929 fue además muy seco. Por esa razón la diferencias y asegurar que los relevos en los cargos públicos, en
mayoría de la población mexicana, que aún vivía en el cam- particular en la Presidencia de la República, se hicieran de ma-
po dedicada a actividades agropecuarias, enfrentó grandes nera pacífica. Así, a principios de marzo de 1929, en el momento
dificultades. en que varios militares obregonistas se levantaban en armas
Ante un mundo tan convulsionado, los gobiernos de Méxi- contra el gobierno federal, nacía en la ciudad de Querétaro el
co y de otros países se vieron obligados a buscar opciones den- Partido Nacional Revolucionario (PNR). El PNR era una coali-
tro de sus propias fronteras. Si los productos mexicanos ya no ción de partidos y de grupos regionales que se reconocían como
podían venderse en el extranjero, no había más alternativa que vencedores de la Revolución de 1910. Su primera prueba fue-
colocarlos en el mercado interno. En ese mismo sentido, se dejó ron las elecciones presidenciales de fines de 1929, cuando el
de pensar que la colonización extranjera y el arribo de los repa- candidato oficial, Pascual Ortiz Rubio, se impuso al que fuera
triados, es decir, los mexicanos que habían emigrado a Estados primer secretario de Educación Pública en 1921-1924, el oaxa-
Unidos, resolverían lo que entonces se consideraba un proble- queño José Vasconcelos, quien encabezó una fuerza electoral
ma grave: la escasez de población. Contar con 16.5 millones de opositora con presencia en algunas ciudades.
habitantes era visto como signo de debilidad y freno al progre- Si bien el surgimiento del PNR guarda estrecha relación con
so de la nación. Desde entonces el Estado tomó medidas para el asesinato de Obregón, también debe verse como un episodio
472 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 473

dicho partido quedó bajo la influencia del general Calles, quien


luego de dejar la presidencia en noviembre de 1928 se convirtió
en el hombre fuerte del escenario político nacional, a tal grado
que se le empezó a llamar “jefe máximo de la Revolución”. En-
tre 1929 y 1935 Calles gozó de gran influencia; entraba y salía
de los gabinetes presidenciales y participaba en la dirección
del gobierno gracias a la lealtad de algunos altos funcionarios,
a sus ligas con el ejército, y a su papel como líder de hecho del
PNR. En ese lapso hubo cuatro presidentes: el tamaulipeco
Emilio Portes Gil, el michoacano Pascual Ortiz Rubio, el sono-
rense Abelardo L. Rodríguez y el también michoacano Lázaro
Cárdenas. Destaca en estos años el esfuerzo legislativo enca-
minado a sustituir los códigos expedidos durante las últimas
décadas del siglo XIX así como a reglamentar las disposiciones de
la Constitución de 1917. Los códigos penal y civil para el Dis-
trito Federal, la ley federal del trabajo, la ley de aguas y el có-
digo agrario son otros tantos ejemplos de tal esfuerzo.
El general Joaquín Amaro y un grupo de oficiales federales comiendo frente al altar de una
En 1935 la figura de Calles entró en rápido declive. Con-
iglesia, ca. 1928. Colección particular. forme la etapa más grave de la crisis mundial quedaba atrás, con
un gobierno económicamente más solvente, y en el marco de
más del esfuerzo por formar un Estado fuerte. Como principal una creciente inconformidad de diversos grupos políticos y sec-
ingrediente, éste debía contar con un centro político capaz de tores populares por las posturas de los callistas (por ejemplo,
ejercer autoridad plena sobre los diversos grupos sociales su anticlericalismo y su oposición a huelgas y paros), el nuevo
dispersos a lo largo del territorio nacional. El centro sería el presidente de la República, el general Cárdenas, rompió con el
gobierno federal, encabezado por el presidente de la Repúbli- jefe máximo en 1935; más tarde, en abril de 1936, lo obligó a
ca. Durante el siglo XIX los grupos gobernantes habían fallado abandonar el país. La intención de Cárdenas era convertir al
en la consecución de ese objetivo político. Si a lo largo del pe- ejecutivo federal en la pieza clave del escenario político. En
riodo porfiriano el gobierno federal había logrado acrecentar cierto modo puede decirse que la fuerza que había logrado
su fuerza, la Revolución de 1910 la había debilitado y frag- acumular el jefe máximo pasó a la Presidencia de la República.
mentado en gran medida. ¿Cómo construir un núcleo político Para fortalecerse, el gobierno de Cárdenas tendió lazos con
fuerte, capaz de evitar rebeliones como la de Agua Prieta de los grupos populares y los sectores radicales, los comunistas
1920, la delahuertista de 1923-1924, la escobarista de 1929 entre ellos, pero también con grupos políticos y de las elites
y de inhibir el fortalecimiento de caudillos y caciques en las que se habían distanciado de Calles. Libre de tutelas, tomó
distintas regiones del país? medidas que muy pronto lo distinguieron de los gobiernos
El PNR representó un avance significativo en la estabiliza- anteriores. El reparto de tierras se aceleró de manera notable
ción política del país. Pero esa función se hizo más clara cuando y alcanzó áreas de alta productividad como La Laguna, en
474 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 475

Banquete en el que participaron Saturnino Cedillo, Tomás Garrido, Plutarco Elías Calles y Roberto Montenegro, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, ca. 1930.
Lázaro Cárdenas en Tabasco, ca. 1932. AGN. Colección Ana Rosa Matute.
Páginas siguientes: Campesinos esperando audiencia con el presidente Cárdenas en Palacio
Nacional, ca. 1935. Colección particular.

Durango y Coahuila; el valle del Yaqui, al sur de Sonora; el va- siones debilitó a las de los municipios. La reforma se radicali-
lle de Mexicali, en Baja California, y la zona henequenera de zó en 1934. El nuevo código agrario eliminó la prohibición que
Yucatán. pesaba sobre los peones de las haciendas, a quienes las prime-
La reforma agraria se había iniciado con el decreto del 6 ras normas habían excluido del derecho de dotación.
de enero de 1915, que ofrecía restituir las tierras de las que se Durante los primeros años del gobierno cardenista las dota-
había despojado a los pueblos, o bien dotarlos si carecían de ciones ejidales aumentaron tanto en cantidad como en calidad,
ellas. El artículo 27 de la Constitución de 1917 impuso el do- pues incluían una mayor proporción de tierras irrigadas. Del
minio de la nación sobre el suelo y el subsuelo. Varias leyes mismo modo se incrementaron los montos del crédito rural que
posteriores reglamentaron la entrega de la tierra a los campe- otorgaron los bancos gubernamentales, el Banco Nacional de
sinos. La formación de ejidos, con sus respectivas dotaciones de Crédito Agrícola y el Banco Nacional de Crédito Ejidal. En al-
terrenos, era facultad del presidente de la República. Median- gunos lugares el crédito sirvió para promover el colectivismo
te una resolución presidencial, un núcleo de campesinos de una ejidal. De igual forma se impulsó la educación socialista –apro-
localidad recibía tierras, aguas y bosques, recursos que no po- bada mediante la reforma constitucional de octubre de 1934–
dían venderse ni hipotecarse, aunque sí heredarse. Los ejidos con el propósito no sólo de desplazar toda doctrina religiosa,
contaban con sus propias autoridades, lo que dividió y en oca- sino de combatir el fanatismo y formar a la juventud con base
478 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 479

en conocimientos exactos de la naturaleza y de la vida social.


Maestros y alumnos también debían vincularse con la producción
y con las organizaciones sociales. Numerosos maestros se con-
virtieron en promotores del proyecto cardenista, lo que provocó
la reacción violenta de no pocos católicos y caciques. En el
mundo cultural el radicalismo estaba a la orden del día. In-
telectuales y artistas creaban organizaciones; se publicaban
novelas de contenido nacionalista e indigenista a la vez que se
combatía el avance del fascismo en Europa. Muralistas como
Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, escritores como Mauri-
cio Magdaleno, y músicos como Silvestre Revueltas participaban
activamente en esas movilizaciones. La Revolución mexicana
pretendía igualarse o identificarse con la lucha proletaria. Pero
la unanimidad no existía. Jorge Cuesta, Salvador Novo y Xa-
vier Villaurrutia, miembros de un grupo conocido como Los
Contemporáneos, mostraban su escepticismo y recelo respecto a
los radicales y por eso eran acusados de elitistas y europeizantes.
Los profesores y estudiantes católicos, entre ellos Manuel Gó-
Manifestación contra la educación sexual y en la que se pide la renuncia de Narciso Bassols en
mez Morín, controlaban la Universidad Nacional y buscaban la ciudad de México, ca. 1933, © SINAFO-Fototeca Nacional.
mantenerla al margen de las orientaciones socialistas. La au-
tonomía y la libertad de cátedra eran su bandera. con el gobierno para que sirvieran de respaldo y contrapeso
La política cardenista también se expresaba en el ámbito in- frente a las presiones de otros grupos, por ejemplo los empre-
ternacional. El gobierno de Cárdenas mantuvo un apoyo firme a sarios de Monterrey, y de otros países, especialmente Estados
la República española contra las fuerzas conservadoras encabe- Unidos. Para afianzar estos cambios, en 1938 se optó por de-
zadas por Francisco Franco, apoyadas a su vez por Adolfo Hitler saparecer el PNR y hacer surgir una nueva criatura, el Partido
y Benito Mussolini. Durante la guerra civil española y a su térmi- de la Revolución Mexicana (PRM). La principal diferencia entre
no, México acogió a miles de refugiados, incluidos los huérfanos ambos era que el nuevo partido no estaba conformado por gru-
que más tarde fueron conocidos como los “niños de Morelia”. pos y partidos regionales sino por cuatro sectores: obrero, cam-
En el contexto de movilizaciones de obreros y campesinos en pesino, popular y militar. En este esquema corporativo el
buena parte del territorio, nació la Confederación de Trabaja- presidente de la República reafirmó su papel de líder de la or-
dores de México (CTM) en 1936, cuya ideología reivindicaba la ganización partidaria, encargada de mediar entre los distintos
lucha de clases. Su dirigente, Vicente Lombardo Toledano, se grupos políticos. Más que en las elecciones, la competencia por
convirtió en un cercano aliado del gobierno cardenista. Dos años el poder y las diferencias se ventilaban y resolvían dentro del
más tarde nació la Confederación Nacional Campesina (CNC), partido oficial.
con el profesor Graciano Sánchez a la cabeza. La intención de No todo era política. También había preocupación por la
Cárdenas era organizar a las clases trabajadoras y vincularlas economía. En 1937 se reorganizó la Comisión Federal de Elec-
480 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 481

Escuela rural federal en Guanajuato, ca. 1935, Archivo Histórico de la Secretaría de


Educación Pública.

tricidad (CFE), creada desde 1933, con el propósito de hacer A fines de 1937 y principios de 1938 el gobierno cardenista
frente a la creciente demanda de energía que las compañías se vio sometido a una dura prueba. Las compañías petroleras
eléctricas extranjeras no parecían interesadas en atender. En extranjeras desafiaron abiertamente al Estado mexicano al de-
1937 el gobierno federal inició la construcción de tres grandes satender un fallo de la Suprema Corte de Justicia que favorecía
presas: La Angostura en Sonora, Palmito en Durango y El a los trabajadores. La respuesta del gobierno fue la expropia-
Azúcar o Marte R. Gómez en Tamaulipas. El propósito de esas ción petrolera, anunciada el 18 de marzo de 1938. La jerarquía
magnas obras era ampliar la superficie irrigada en el norte del católica, los empresarios, obreros, campesinos, intelectuales y
país. Frente a la Universidad Nacional, que había ganado su artistas respaldaron la audaz decisión del presidente Cárde-
autonomía en 1929 y que impugnaba las políticas guberna- nas. Fue entonces cuando la idea de nación cobró gran vigor,
mentales, se creó el Instituto Politécnico Nacional (IPN) en ese quizá como nunca antes en la historia del país. A pesar de los
mismo año de 1937 para diversificar la formación de los cua- esfuerzos de las compañías extranjeras por sabotearla, la indus-
dros técnicos que requerían la industrialización y la expansión tria petrolera nacional salió bien librada gracias a los obreros y
de la obra pública. El gobierno promovió también la construc- técnicos mexicanos y también, hay que decirlo, gracias al es-
ción de infraestructura urbana (agua potable, alcantarillado, caso apoyo que aquellas compañías recibieron del gobierno
mercados) con el fin de mejorar las condiciones de vida de los norteamericano, cuya máxima preocupación era el inminente
habitantes de varias ciudades. estallido de la guerra mundial. Pocos meses después de la ex-
482 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 483

inconformidad. A esta oposición interna debía sumarse la de


los intereses extranjeros afectados por la expropiación petrolera.
El país realmente atravesaba momentos críticos. La amplia y
heterogénea oposición al cardenismo se sumó a la candidatura
del general Juan Andreu Almazán, quien contendería en las
elecciones presidenciales de julio de 1940.
Ante ese escenario, el presidente Cárdenas y el partido oficial
apoyaron al poblano Manuel Ávila Camacho como candidato
a la presidencia. Éste era un general de pocas luces militares
que distaba de compartir el radicalismo cardenista. En una
jornada electoral sumamente disputada, en vista de la popu-
laridad del candidato Almazán, Ávila Camacho se impuso. A
pesar de la violencia y las acusaciones de fraude electoral, Cár-
denas logró entregar el cargo al candidato que había sido desig-
nado por el partido oficial, es decir, por la influencia directa del
presidente de la República. Se estableció así uno de los meca-
nismos básicos del arreglo político del país en el siglo XX: el
presidente de la República, por medio del partido oficial, desig-
naba a su sucesor. Ávila Camacho gobernó de diciembre de 1940
a noviembre de 1946.
Lectura del decreto de expropiación de la industria petrolera en el Zócalo capitalino,
18 de marzo de 1938. Colección particular.

propiación nació la empresa Petróleos Mexicanos (Pemex), cu- ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO ECONÓMICO, 1940-1958
ya fragilidad inicial obligó al gobierno a subsidiarla de distintas
maneras. El nuevo presidente se apresuró a marcar distancia con su
El radicalismo cardenista dividió al país. En 1939, bajo la antecesor. Hizo un llamado a la reconciliación y a la unidad
dirección del abogado Manuel Gómez Morín, nació el Partido nacional. Ávila Camacho justificó esa actitud en vista del di-
Acción Nacional (PAN), cuya intención era enfrentar lo que se fícil entorno mundial. En septiembre de 1939 la invasión de
consideraba excesos socializantes y colectivistas del cardenis- las tropas alemanas a Polonia había desatado la Segunda Gue-
mo, así como impulsar un modelo de sociedad que se alejara rra Mundial. Al principio México se declaró neutral, pero esa
por igual de los ideales socialistas y liberales. Grupos católicos postura se complicó cuando Estados Unidos, después del ata-
y conservadores veían con recelo la educación socialista. No que japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941, declaró la
pocos terratenientes afectados o amenazados por la reforma guerra a Alemania, Italia y Japón. En mayo de 1942, luego de
agraria se sumaron a las filas de inconformes. Pero también gru- sufrir la pérdida de dos buques petroleros por los ataques de sub-
pos populares, como los sinarquistas, de gran presencia en áreas marinos alemanes, México entró al conflicto sumándose a los
rurales del centro del país como el Bajío, participaban de esa aliados (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la Unión So-
484 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 485

Escuadrón 201 en la Plaza de Armas, 1946. Archivo Fotográfico El Universal.


Páginas siguientes: Braceros, Hermanos Mayo, ca. 1945. Archivo Cuartoscuro.

viética). Fue entonces cuando se impuso el servicio militar protegían a los productores nacionales de la competencia inter-
obligatorio. nacional.
A diferencia de los países que sufrieron en carne propia los Por otro lado, la Guerra Mundial obligó al gobierno norteame-
efectos de la guerra, la Unión Soviética en primerísimo lugar, ricano a mejorar las relaciones con sus vecinos latinoamericanos.
el impacto en México fue más bien favorable. Por un lado, la En ese contexto México y Estados Unidos alcanzaron varios
economía recibió un fuerte estímulo por los flujos de capital del acuerdos, al menos en materia de deuda, comercio, braceros,
exterior y por la posibilidad de emprender nuevos negocios. aguas, asistencia técnica y por supuesto en la cuestión petrolera
Los esfuerzos industrializadores de la década de 1930 se vieron derivada de la expropiación de 1938. Cabe destacar la resolu-
fortalecidos por la alta demanda interna y externa. Se vivía una ción de la deuda: México logró un acuerdo que significó una
verdadera euforia entre algunos grupos privados. Si a causa reducción de 90% de los adeudos con Estados Unidos. Si al
de la guerra era difícil adquirir productos extranjeros, los em- auge económico se suma la moderación del rumbo guberna-
presarios y las autoridades gubernamentales unieron esfuerzos mental, por ejemplo la eliminación de la educación socialista
para fabricarlos en el país. Esa estrategia de industrialización, y el acercamiento con Estados Unidos, podemos entender la
conocida como sustitución de importaciones, fue reforzada manera en que se limaron los antagonismos de los últimos años
más adelante con aranceles o impuestos a la importación que del gobierno de Cárdenas.
488 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 489

En 1943 fue creado el Instituto Mexicano del Seguro Social norte, como La Laguna. Varios proyectos de colonización se
(IMSS), una institución de gran importancia en la vida social y pusieron en marcha, sin mayores resultados.
económica del país. Expresaba el interés gubernamental por La Segunda Guerra es un parteaguas en la historia del siglo
modernizar las relaciones laborales, repartiendo el costo de la XX. Consolidó el lugar de Estados Unidos como gran potencia
seguridad social tanto entre los obreros y el gobierno como en- mundial, aunque enfrentada a otra gran potencia, la Unión
tre los patrones. Soviética. En México las secuelas económicas de esa confla-
El IMSS se sumaba así a Pemex, a la CFE y a los bancos agrí- gración ratificaron la preferencia gubernamental, la de los
colas y otras instituciones gubernamentales como Nacional Fi- principales intereses económicos y la de la opinión pública por la
nanciera, que mostraban que el gasto público era indispensable industria y las ciudades; la idea de un país agrario quedó
para impulsar la economía. En este terreno no había rupturas. A relegada. Además, sentó las bases para un largo periodo de cre-
pesar de las diferencias entre Ávila Camacho y Cárdenas, y las cimiento económico que, no obstante las devaluaciones del peso
de éste con el jefe máximo, se aprecia una continuidad en torno de 1948 y 1954, se sostuvo hasta finales de la década de 1960.
a la idea de que el dinero público debía desempeñar un papel En esos años prósperos se consolidó el arreglo político basado
fundamental en el rumbo económico. Esa idea no era exclusiva en un gobierno central o federal de gran poderío. Veamos estos
de México. En numerosos países se había optado por acrecen- tres aspectos con mayor detalle.
tar el papel del gasto público para superar la gran depresión Industrializar el país se convirtió en la gran prioridad gu-
mundial de la década de 1930. En esa estrategia se seguían muy bernamental. Se consideraba que la modernización de México
de cerca las propuestas del economista inglés John M. Keynes, dependía de la multiplicación de fábricas, técnicos y obreros.
que dieron lugar al surgimiento del Estado de Bienestar. A dife- Había la convicción de que las innovaciones tecnológicas pro-
rencia de los países involucrados intensamente en la guerra, en picirían índices más altos de productividad del trabajo, lo que
México el gasto militar disminuyó de manera considerable. Por a su vez posibilitaría mayores ganancias para los empresarios,
ello las inversiones en carreteras, presas, electricidad, hospita- mejores salarios para los obreros y más impuestos para la ha-
les, escuelas y servicios públicos pudieron crecer año tras año. cienda pública. La apuesta por el mercado interno como motor
En este sentido destaca la atención que el gobierno dio al de la economía, que ya se había expresado desde la década de
Sureste. El diagnóstico gubernamental hacía hincapié en que 1930, quedó ratificada.
se trataba de una zona rica en recursos naturales pero atrasada El gobierno apoyó a los industriales con otras medidas.
en términos sociales. El objetivo era explotar esa riqueza no Una de ellas fue el control de la inconformidad obrera por me-
sólo para superar el atraso local, sino para apuntalar la econo- dio de sindicatos y líderes oficialistas, mejor conocidos como
mía nacional. Por medio de las comisiones del Papaloapan y “charros”. A cambio del sometimiento de los trabajadores, los
del Grijalva, creadas respectivamente en 1947 y 1951, el gobier- líderes sindicales recibieron privilegios y cargos públicos o de
no federal inició un amplio programa de inversiones destinado representación popular bajo la bandera del partido oficial. La
a la construcción de hidroeléctricas, obras de control de ave- caída de Lombardo Toledano como líder de la CTM en 1941
nidas y drenaje, desmonte de tierras boscosas o de selva para fue indicio de la rápida subordinación de las centrales obreras
extender la agricultura y la ganadería, carreteras, escuelas, al Estado. La lucha de clases fue sustituida por la unidad na-
hospitales. También se creyó que el Sureste podía aliviar la so- cional. El nuevo líder, Fidel Velázquez, se mantuvo al frente de
brepoblación en algunas zonas del centro del país e incluso del la CTM hasta su muerte en 1997. Representó mejor que nadie el
490 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 491

so: la zona metropolitana de la ciudad de México, Monterrey y


Guadalajara, que en 1965 aportaban 69% de la producción in-
dustrial. La geografía económica del país se reorganizaba. Era
notable el ascenso del Norte y el declive de algunas entidades ricas
de antaño, como Hidalgo, Puebla y Yucatán.
Las actividades agrarias debían subordinarse a la meta
industrializadora. Si bien es cierto que un alto porcentaje del
gasto público se invirtió en el desarrollo rural, sobre todo en la
década de 1940, el propósito era aumentar la producción y
la productividad agraria para sostener una población urbana
que crecía a tasas significativas. Los distritos de riego, en espe-
cial los del norte del país, debían producir mercancías para la
exportación (como el algodón) con el fin de obtener divisas des-
tinadas a la compra de maquinaria e insumos industriales. A
pesar de la sequía de 1949-1958 en el norte y occidente del
país, el campo logró mantener un alto ritmo de crecimiento, a
tal grado que en la década de 1960 casi se logró la autosufi-
Fidel Velázquez, líder de la CTM, ca. 1941. Archivo Fotográfico El Universal.
ciencia alimentaria.
En estos años de crecimiento económico y de expansión del
gasto público la población aumentó de manera impresionan-
control gubernamental sobre la clase obrera. Otra forma de te, sobre todo entre 1930 y 1970. De hecho se trata de uno los
favorecer la industrialización fue mediante la regulación de los principales rasgos del siglo XX. En esos cuarenta años la pobla-
precios de los alimentos en las ciudades. Para tal fin se crearon ción se triplicó, lo que contrasta con su comportamiento en el
varias instituciones, como el Comité Regulador del Mercado de siglo XIX: de la independencia a la revolución el número de me-
las Subsistencias en 1938, la Compañía Exportadora e Impor- xicanos apenas alcanzó a duplicarse. Conforme avanzó el siglo
tadora Mexicana, en 1949, y más tarde, en 1961, la Compañía XX el ritmo de crecimiento demográfico aumentó: de una tasa
Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo). de 1.72% anual en la década de 1930 pasó a 3.28% en la
Un aspecto muy ligado a la industrialización era la urbani- 1960. Para mayor claridad baste decir que con la primera ta-
zación. El gobierno y los sectores sociales más influyentes de la sa se requerían poco más de 40 años para duplicar la pobla-
opinión pública estaban convencidos de que el futuro de la na- ción; con la segunda, la de 1960, sólo se necesitaban 22 años.
ción residía ya no en el campo, sino en las ciudades, en donde En buena medida el aumento obedecía a la disminución sen-
se hallaban las nuevas industrias. Además, por la concentración sible de la mortalidad infantil, logro que se explica por el con-
de la población en un pequeño espacio geográfico era más sen- trol de enfermedades infecciosas y parasitarias. La mejora en
cillo dotarla de los modernos servicios públicos, como alumbrado, los servicios de salud, agua potable y alcantarillado, las cam-
agua potable y alcantarillado, transporte, educación y salud. pañas de vacunación y la aparición de la penicilina fueron
Tres áreas urbanas fueron las más beneficiadas con este proce- otros tantos factores que influyeron en el crecimiento pobla-
492 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 493

Trabajadores de la grúa del ferrocarril, Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, Trabajadores del taller de hélices de la Compañía Mexicana de Aviación, ca. 1950.
ca. 1930, Archivo ICA. Colección particular.

cional. De hecho, en términos de una perspectiva amplia el au- en general creció a tasas muy altas, pero la de las ciudades au-
mento de la población durante el siglo XX constituye el segundo mentó a un ritmo mucho mayor.
gran episodio demográfico de la historia de México: el primero La ciudad de México muestra bien esta historia de urbani-
fue la catástrofe de la población nativa durante las décadas zación. Su población, que rondaba el millón de habitantes en
iniciales del periodo colonial. 1930, creció seis veces en los siguientes cuarenta años. El agua
Después de 1940, además, la población se movilizó quizá potable llevada a la capital desde el Alto Lerma, vialidades co-
como nunca antes en la historia del país, sobre todo del cam- mo el viaducto Miguel Alemán y el Periférico, el Metro y el
po a la ciudad. Las localidades urbanas ofrecían mejores sala- drenaje profundo iniciados en la década de 1960 hicieron po-
rios y servicios públicos. Ya para 1960, según el censo de ese sible semejante crecimiento. El negocio inmobiliario y de la
año, la mayor parte de los mexicanos vivía en las ciudades (en construcción atrajo el interés de empresarios y políticos por
localidades mayores de 2 500 habitantes). Ello era un indica- igual. La inauguración de la Torre Latinoamericana en 1950
dor del cambio social que ocurría en el país y en casi todo el en el centro de la ciudad de México es quizá uno de los símbo-
mundo por esas mismas fechas. La humanidad dejaba atrás los más nítidos de este esfuerzo modernizador centrado en la
el ámbito agrario. Entre 1930 y 1970 la población mexicana urbanización.
EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 495

En el marco de la expansión económica mundial de la pos-


guerra, lo que algunos llaman la “época de oro del capitalismo”,
la economía mexicana conoció años de prosperidad sostenida.
Entre 1940 y 1970 la tasa de crecimiento anual del producto
interno bruto superó 6%, un verdadero “milagro económico”,
como se le denominó. A la vuelta de esos tres decenios desta-
caba el peso creciente de la industria y del sector servicios
(comercio, bancos). La aportación de la agricultura a la econo-
mía era cada vez menor.
Un rasgo que vale la pena destacar es que el crecimiento
económico se hizo en gran medida con recursos internos, es
decir, sin recurrir a préstamos extranjeros. En 1959 la deuda
pública externa era de apenas 649 millones de dólares. No obs-
tante la estrechez de las finanzas públicas, ese crecimiento fue
posible en buena medida gracias a las inversiones guberna-
mentales en infraestructura, energía y comunicaciones. La
inversión privada aumentó sobre la base de una economía
fuertemente protegida de la competencia exterior.
A partir de 1958, y hasta 1970, la economía creció a altas
tasas con estabilidad de precios o baja inflación. Es lo que se
conoce como “desarrollo estabilizador”. En esos años un indi-
cador primordial muestra un comportamiento positivo: el
aumento de los salarios reales, es decir, que los salarios tenían
un poder de compra cada vez mayor. Pero esos salarios al alza
se limitaban a un sector minoritario de trabajadores, casi todos
ubicados en las grandes ciudades y en las principales ramas de
la industria; eran los mismos que se beneficiaban con los servi-
cios del IMSS y de la educación pública, en constante expansión.
No obstante su pequeño tamaño, es claro que ese sector logró
grandes mejoras en sus condiciones de vida y dio paso a un fe-
nómeno que ayuda a entender la estabilidad política en estos años:
la movilidad social. Gracias a la educación pública gratuita, no
era raro que un obrero tuviera hijos universitarios y profesio-
nistas, pero también casa propia, seguridad social y fondos de

Torre Latinoamericana, ciudad de México, 1957. AGN.


496 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 497

el veracruzano Miguel Alemán, el primero en años que no pro-


venía de las filas del ejército y que tampoco había participado
en la Revolución de 1910. Egresado de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Alemán pertenecía a una nueva genera-
ción de políticos y dirigentes. El candidato opositor, el guerre-
rense Ezequiel Padilla, no gozaba ni de lejos de las simpatías
que Almazán tuvo en 1940. El poder político estaba copado
por aquellos que se decían herederos de los vencedores de la
Revolución, la así llamada “familia revolucionaria”.
Alemán se dedicó con afán a promover la industrialización
y a propiciar el crecimiento empresarial, del que no fueron aje-
nos ni él ni algunos de sus colaboradores y amigos. La compañía
constructora Ingenieros Civiles Asociados, que no tardaría en
convertirse en ejemplo del nuevo empresariado mexicano, na-
ció precisamente en ese periodo, con Bernardo Quintana a la
cabeza. Otro empresario destacado, que aprovechó la innova-
ción que significaba la televisión, fue Emilio Azcárraga. La
fortuna de este último creció conforme la televisión se convir-
tió en un medio de comunicación de alcance masivo, capaz de
reorganizar la vida de los hogares, de imponer ideas en torno
Calles de Londres y Génova en la ciudad de México, ca. 1950.
Colección particular. al ocio y los modos de pensar, hablar y consumir. El fenómeno
urbano, la televisión, las facilidades para la transportación aérea
jubilación. Lo mismo puede decirse de los burócratas federales. y la comunicación telefónica, junto con la cada vez más clara
En 1925 se creó la Dirección de Pensiones, que en 1959 se trans- moderación gubernamental, nutrieron las ideas de intelectua-
formó en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los les y artistas. En 1949 Octavio Paz publicó El laberinto de la
Trabajadores del Estado (ISSSTE). soledad, un esfuerzo encaminado a buscar la peculiaridad me-
En 1946 el PRM fue sustituido por el Partido Revoluciona- xicana. A contracorriente del auge de la vida citadina, en 1953
rio Institucional (PRI). Una de las principales diferencias entre y 1955 Juan Rulfo dio a conocer sus dos magnas obras, El Lla-
uno y otro fue la confirmación de una medida tomada por el no en llamas y Pedro Páramo, que mostraban el mundo pro-
presidente Ávila Camacho desde diciembre de 1940: la desa- vinciano, rural. En 1958 Carlos Fuentes sorprendió con su
parición del sector militar. Tal medida era una prueba más de novela La región más transparente, un fino retrato de la vida
la estabilización del régimen político. El desplazamiento de los de la ciudad de México. El radicalismo había quedado atrás.
militares, y su subordinación plena al presidente de la Repúbli- Artistas como Rufino Tamayo, enfrentado al muralismo, ad-
ca, se convirtió así en otro rasgo peculiar del arreglo político quirieron una mayor presencia. La apertura a nuevos estilos y
del país. La primera elección presidencial del nuevo partido formas, provenientes por igual de Estados Unidos y Europa,
fue en 1946, en la que resultó triunfador el candidato oficial, así como de otros países latinoamericanos, se tradujeron en
498 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 499

federal y la figura del presidente de la República. Los otros


poderes de la unión, el legislativo y el judicial, se veían cre-
cientemente debilitados. Además la Guerra Mundial había
propiciado un fenómeno que si bien venía de tiempo atrás, al-
canzó una escala mucho más notable en estos años. Se trata de
la concentración de las rentas públicas en manos federales, y
el consecuente debilitamiento de las finanzas de estados y mu-
nicipios. Aunque en buena medida esa concentración responde
a mejores recaudaciones de gravámenes federales (impuesto so-
bre la renta), también obedece al despojo de fuentes tributarias
de estados y municipios que el gobierno federal había realizado
alegando la necesidad de uniformar y modernizar el sistema
tributario. Es el caso del petróleo en 1922, la minería en 1926,
la electricidad en 1933 y otros más en los años siguientes. Co-
mo resultado, el gobierno federal tenía cada vez más recursos
y ciertamente más obligaciones que los estados y municipios.
La paulatina pero sostenida federalización educativa, enten-
Antonio Montes de Oca, Carlos Fuentes y Octavio Paz, Ricardo Salazar, ca. 1960.
dida a la vieja usanza como expansión del gobierno federal,
Archivo Procesofoto. muestra ese reacomodo entre el centro federal, los estados y los
municipios. En los estados se vivió un fenómeno equivalente:
una diversificación de contenidos. El cine con temas urbanos se despojó a los municipios de las principales fuentes tributa-
(cabareteras, pobres, enmascarados, jóvenes universitarios) re- rias. En términos generales, los municipios eran mucho más
flejaba bien el cambio que vivía el país, o al menos algunas de pobres en 1950 que en 1910.
sus ciudades. Sin embargo, había indicios de que ni el presidente de la
En este periodo se avanzó sustancialmente en la centraliza- República ni el gobierno las tenían todas consigo. Este aspecto
ción política. Para las elecciones de 1946 se estrenó una legis- debe investigarse mucho más, pero se puede decir que al menos
lación electoral que por primera vez dejaba en manos del en materia fiscal e hidráulica la autoridad federal enfrentaba
gobierno federal el manejo de este delicado proceso ciudada- límites y claros desacatos. Por ejemplo, la intención federal de
no. Hasta entonces las elecciones habían sido organizadas por generalizar el impuesto sobre ingresos mercantiles se encontró
las autoridades locales. En 1946 también nació la Secretaría con la oposición de los estados más ricos (Veracruz, Baja Cali-
de Recursos Hidráulicos, que reforzaba la centralización de la fornia, Nuevo León, Jalisco, Estado de México, entre otros). El
administración del agua. En 1948 se creó el impuesto sobre sucesor de Miguel Alemán, el también veracruzano Adolfo
ingresos mercantiles con el propósito de establecer un solo im- Ruiz Cortines (1952-1958), hizo repetidos esfuerzos para que-
puesto federal en ese ramo en todo el país. brar esa oposición sin mayor éxito. En materia hidráulica,
Estos datos hablan de la consolidación de un arreglo polí- grandes empresarios, como los agricultores de la costa de Her-
tico en el que cada vez destacaban más el peso del gobierno mosillo, jamás obedecieron la disposición federal de instalar
500 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 501

medidores en sus pozos para saber cuánta agua extraían del


subsuelo. En Monterrey, los industriales organizaron su propio
sistema de abasto de agua subterránea que no controlaba na-
die más que ellos. La ciudad podía padecer grave escasez de
agua pero la industria seguía viento en popa. Se podrá decir
que esos indicios son escasos y que no alcanzan a desmentir las
interpretaciones más comunes sobre el gran poder del presi-
dente de la República. Quizá sea verdad, pero también es cierto
que esta clase de fenómenos se ha estudiado muy poco. ¿Por qué
decía un alto funcionario de la Secretaría de Hacienda, en 1972,
que antes de ese año era impensable una reunión con todos los
tesoreros de los estados?

DESAJUSTES Y LA RESPUESTA ESTATISTA, 1958-1982

Crecimiento económico y estabilidad política eran los signos


más destacados del país en estos años. Al gobierno del mexi-
quense Adolfo López Mateos (1958-1964) le correspondió Estudiantes de enfermería del Hospital del ISSSTE, ca. 1963. Archivo Fotográfico El Universal.
organizar en 1960 los festejos del 50 aniversario de la Revolu-
ción de 1910. La clase gobernante se mostraba orgullosa de sus que en 1930. La agricultura y la industria mostraban también
logros en la conducción de la nación. Podía presumir de avances aumentos considerables. Para mejorar la oferta eléctrica y dar
en materia de salud, educación e infraestructura, y de fortale- paso al sistema nacional interconectado, en 1960 el presidente
cimiento de la ciudadanía gracias al otorgamiento del derecho López Mateos resolvió adquirir las empresas eléctricas extran-
al voto a las mujeres en 1953. En el tema de salud, por ejem- jeras. En fin, de diversas maneras los gobernantes creían rendir
plo, la mortalidad infantil se había reducido de manera drástica, buenas cuentas de su gestión al frente de los gobiernos revolu-
de veintisiete a doce por cada mil habitantes. Ya no era tan co- cionarios, como se llamaban a sí mismos una y otra vez. López
mún como antes que las familias perdieran hijos. Los asegurados Mateos se daba el lujo de declararse de “extrema izquierda”
del IMSS sumaban cuatro millones y el ISSSTE daba cobertura a dentro de la ideología de la Revolución mexicana. Esas decla-
otros 500 000. El analfabetismo se había reducido de 62% en raciones, y medidas como la adquisición de la industria eléctrica
1930 a 45% en 1960. La superficie irrigada gracias a inver- y la aparición de los libros de texto gratuitos inquietaron a los
siones del Estado sumaba 1.4 millones de hectáreas. Desde empresarios. Temían una expansión estatal que redujera su
1950 podía recorrerse el territorio nacional por vía terrestre, campo de acción e influencia.
de la frontera con Guatemala, en Chiapas, a Ciudad Juárez, A los gobernantes no les faltaba razón. Si se mira con cui-
Chihuahua. La producción de petróleo casi se había triplicado dado, el país se había transformado notablemente desde 1930.
desde 1938 y la generación de energía era siete veces mayor Al crecimiento de la población y a la rápida migración hacia
502 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 503

las ciudades se sumaba el desarrollo de una amplia clase media


urbana cuyas dimensiones no tenían precedente en la historia
del país. Su expansión obedecía al aumento de empleados y
funcionarios de empresas privadas, de burócratas, profesio-
nistas independientes y pequeños empresarios. Esa clase media
se nutrió de la prosperidad económica, del gasto público en
salud, educación e infraestructura y, en general, del conjunto
de políticas, ideas y valores que asociaban el crecimiento del
país a la ampliación del mercado interno. Un indicador grueso
pero quizá elocuente de esta dinámica social es el incremento
de casi quince veces en el número de alumnos de las universi-
dades del país: de 23 000 en 1930 a 335 000 en 1970. Obras
como la Ciudad Universitaria, inaugurada en 1952, o el enorme
fraccionamiento de Ciudad Satélite, junto al Distrito Federal,
iniciado en 1953, o la apertura de grandes tiendas departa-
mentales, eran otros tantos componentes de la expansión ur-
bana. Otro indicador que ilustra este movimiento económico Boca del Cañón del Sumidero, con el antiguo puente Belisario Domínguez
y la obra falsa del nuevo, ca. 1954. Fundación ICA.
pero también social y cultural es el aumento de diecinueve veces Páginas siguientes: Vista aérea de Ciudad Universitaria, 23 de enero 1954.
del número de automóviles entre 1930 y 1970: de 63 000 a Fundación ICA.
1 200 000. Los usuarios de teléfonos se multiplicaron casi por
diez entre 1940 y 1970: de 88 000 a 859 000. Estos números cinturones de migrantes pobres. La desigualdad era por ello
son meros indicios de los cambios en la vida cotidiana de las un componente esencial de la realidad nacional. Un cálculo de
ciudades. A ello habría que sumar las lavadoras, refrigeradores, la distribución del ingreso entre 1950 y 1963 daba resultados
radios, tocadiscos, televisores, máquinas de coser que impusieron alarmantes: 10% de la población más rica concentraba casi la
nuevas rutinas en los hogares. Nuevos patrones de consumo, mitad de la riqueza nacional.
nuevas percepciones, nuevas prácticas laborales y formas de Las inconformidades de obreros y campesinos habían sido
ocio y diversión, así como la creación de expectativas de ascenso resueltas a veces por medio de concesiones y negociaciones y
social gracias a la educación, o bien al empeño y a la discipli- a veces por medio de la violencia. En 1951, por ejemplo, se ha-
na familiar con vocación empresarial, contribuían a configurar bía ignorado una penosa “Caravana del hambre” de miles de
una sociedad menos provinciana y agraria. Una sociedad más mineros y sus familias, quienes caminaron 1 400 kilómetros
cosmopolita y urbana tomaba su lugar. desde Nueva Rosita, Coahuila, hasta la capital del país. Pro-
En esa febril transformación social había sectores incon- testaban por el maltrato laboral de la empresa estadounidense
formes. El crecimiento económico beneficiaba sólo a una parte American Smelting and Refining Company. En 1958 telegra-
de la población, principalmente la de las ciudades, mientras fistas, petroleros y maestros sufrieron la represión y el encar-
que en el campo mostraba rezagos. A la vez que se expandía celamiento de algunos líderes. En Baja California, Chihuahua
la clase media, en las ciudades empezaron a formarse enormes y San Luis Potosí tuvieron lugar movilizaciones político-elec-
506 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 507

El ejército tomó las instalaciones de los ferrocarriles ocupadas anteriormente por huelguistas, Lázaro Cárdenas con Fidel Castro en La Habana, 26 de julio de 1959.
1959. Colección particular. Archivo Fotográfico El Universal.

torales que mostraban un incipiente desgaste de los métodos de los inconformes y radicales mexicanos y en general de toda
autoritarios del partido oficial y en general del gobierno fede- América Latina. En 1961 se creó en México el Movimiento de
ral. En 1959 una gran huelga ferrocarrilera fue reprimida por Liberación Nacional, encabezado por el ex presidente Cárde-
el ejército; varios de sus dirigentes, entre ellos Demetrio Vallejo, nas, que intentó aglutinar distintos sectores que disentían del
fueron a dar a la cárcel acusados del delito de disolución social rumbo de las políticas gubernamentales. De otro lado, la Igle-
y allí permanecieron durante años. A tono con las ideas que sia católica, bajo el lema “Cristianismo sí, comunismo no”, or-
predominaban en Estados Unidos y México en esos años por el ganizó diversas manifestaciones públicas que tensaron aun más
enfrentamiento con la Unión Soviética (la llamada guerra el ambiente político. En ese contexto los empresarios más ricos
fría), los ferrocarrileros fueron acusados de comunistas. En del país, no más de treinta, crearon el Consejo Mexicano de
1962 el ejército acribilló al líder campesino independiente Ru- Hombres de Negocios (CMHN), una organización que pronto
bén Jaramillo y a su familia. ejercería gran influencia económica y política. Ese consejo se
Este clima de gran inconformidad se vio alimentado por la sumó a los organismos empresariales más antiguos, tales como la
Revolución cubana. Guerrilleros encabezados por Fidel Castro Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Conca-
tomaron el poder en enero de 1959, derrocando al dictador naco), la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin),
Fulgencio Batista. La tensión con el gobierno estadounidense la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Cana-
fue agravándose hasta que en 1961 Castro se declaró marxis- cintra), la Confederación Patronal de la República Mexicana
ta-leninista. Esa experiencia revolucionaria nutrió los ideales (Coparmex) y la Asociación de Banqueros de México.
508 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 509

En una enrarecida atmósfera política y diplomática, el go-


bierno de Estados Unidos inició una campaña para contrarrestar
las simpatías que despertaba la experiencia cubana en América
Latina. Como expresión de la guerra fría, entre 1962 y 1964 pre-
sionó a los gobiernos latinoamericanos para aislar económica y
diplomáticamente a Cuba. Pero en ese terreno México se negó
a sumarse a la iniciativa estadounidense. Fue el único país que
se mantuvo firme en su postura independiente en la Organiza-
ción de Estados Americanos. Eso le valió prestigio internacional.
Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense impulsó una
“Alianza para el Progreso” encaminada a prevenir nuevos brotes
insurreccionales en América Latina mediante diversas reformas
sociales y políticas. En ese contexto se ubica la adopción en Mé-
xico del sistema de diputados de partido, que permitió el acce-
so al Congreso de la Unión de un reducido número de diputados
opositores a partir de 1964.
El sucesor de López Mateos fue el poblano Gustavo Díaz Quema del cuartel de Ciudad Madera, Chihuahua, por miembros del ejército después del
asalto de la guerrilla encabezada por Pablo Gómez y Arturo Gámiz, 23 de septiembre de
Ordaz (1964-1970). Éste inició su gobierno enfrentando un 1965. Comité Primeros Vientos.
movimiento de médicos internos y residentes del IMSS, del ISSSTE
y de otras instituciones médicas. A este conflicto se sumó otro entre una sociedad cada vez más urbana y diversa y un régi-
de distinto carácter. El 23 de septiembre de 1965 un pequeño men político que imaginaba que su empeño modernizador jamás
grupo atacó el cuartel militar de Madera, Chihuahua. Aunque se tornaría en una amenaza o en un desafío a su autoridad.
ese brote guerrillero fue rápidamente sofocado, marcó el inicio Ese episodio de represión reveló un régimen político incapaz de
de un periodo de actividad de varios grupos armados que, in- negociar y arreglar un conflicto que había comenzado como
fluidos por la experiencia cubana, intentaron transformar el un simple pleito entre estudiantes. El presidente Díaz Ordaz
país por la vía violenta. La mayor parte de la población, argu- creía ver una conspiración comunista que amenazaba la esta-
mentaban los guerrilleros, vivía en condiciones miserables por bilidad nacional. Conforme se acercaba el inicio de los XIX
la explotación capitalista. Algunos operaban en las ciudades y Juegos Olímpicos, que serían inaugurados en la ciudad de Mé-
otros, como los grupos encabezados por los maestros norma- xico el 12 de octubre de ese mismo año, la situación se fue
listas Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, lo hacían en el campo, complicando. En septiembre el ejército ocupó y desocupó las
en este caso en las montañas de Guerrero. instalaciones de la UNAM, así como las del IPN. El desenlace llegó
Pero sin duda el acontecimiento clave en los desajustes del en la tarde del 2 de octubre. En una trama que apenas empieza
arreglo político nacional fue el movimiento estudiantil de a desentrañarse, los estudiantes reunidos en la plaza de Tlate-
1968, un año de grandes protestas de jóvenes en diversos lugares lolco fueron atacados por soldados del ejército. Ahora se sabe
del mundo. Ese movimiento, y sobre todo su desenlace en la que la tropa respondía a una provocación de francotiradores
matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, mostró la distancia situados en lugares estratégicos, siguiendo instrucciones de
EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 511

Heberto Castillo y su hijo Javier en la cárcel de Lecumberri, 1970. Fundación Heberto Castillo, A.C.
Página anterior: Marcha del silencio en protesta por la intervención militar en la UNAM
encabezada por el rector Javier Barros Sierra, 13 de septiembre de 1968.
Archivo Fotográfico El Universal.

altos funcionarios gubernamentales. Decenas murieron y cen-


tenares más fueron recluidos en el penal de Lecumberri, entre
ellos el escritor José Revueltas y el ingeniero Heberto Castillo.
Esos presos políticos se sumaron a los de la huelga ferrocarri-
lera de 1959 y del movimiento médico de 1965. En protesta
por la matanza, el poeta Octavio Paz, quien obtendría el Pre-
mio Nobel de Literatura en 1990, renunció al cargo de emba-
jador mexicano en India.
Después de 1968 fue evidente que el régimen político era
cada vez más incapaz de encabezar a una sociedad urbanizada,
plural, ilustrada y, sobre todo, inconforme y carente de medios
para expresar sus puntos de vista. Esto último se relacionaba con
uno de los rasgos más evidentes de la vida política: el férreo
control gubernamental sobre los medios de comunicación tan-
to impresos como televisivos. La figura del periodista Jacobo
Zabludowsky, conductor del noticiero televisivo más influyente
512 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 513

Marcha estudiantil en la ciudad de México reprimida por el grupo paramilitar llamado Concierto de Avándaro, Rogelio Cuéllar, 1971. Archivo Procesofoto.
“Halcones”, Armando Salgado, 10 de junio de 1971. Archivo Procesofoto.

durante décadas, es ilustrativa de ese control informativo. Otro ma Metropolitana en 1974) y de mecanismos de apoyo a la
episodio de represión de estudiantes, ocurrido el 10 de junio de clase trabajadora (como el Instituto del Fondo Nacional de
1971 en la ciudad de México, ratificó la distancia entre los oposi- la Vivienda para los Trabajadores, Infonavit, creado en 1972),
tores e inconformes y el Estado surgido de la Revolución de 1910. así como mediante reformas electorales y discursos altisonantes
El Estado mexicano hizo esfuerzos para recuperar terreno relativos a la apertura democrática y al nacionalismo. Destaca
mediante distintas estrategias. Sin embargo, un acontecimiento también el esfuerzo por estrechar relaciones con diversos gru-
clave de la historia del siglo XX dificultó esa tarea. Se trata del pos de intelectuales y artistas, por ejemplo mediante inversiones
fin de la época de oro de la posguerra, lo que se expresó en una en la industria cinematográfica. “O Echeverría o el fascismo”,
disminución en el ritmo de crecimiento de la economía mundial. llegó a decir un escritor cercano al régimen. Sin embargo, este
El año de 1973 es considerado precisamente como el fin de la era esfuerzo gubernamental distó de ser exitoso. Veamos por qué.
de la posguerra y el inicio de una época de crisis generalizada. Por principio de cuentas el crecimiento económico comen-
En México, durante los mandatos de los presidentes Luis zó a reducirse. Era síntoma del agotamiento de un modelo de
Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), desarrollo basado, desde la década de 1930 y sobre todo des-
ambos oriundos de la capital, el gobierno intentó atraer a los pués de la Segunda Guerra Mundial, en la industrialización
grupos inconformes por medio de amnistías, apertura de nuevos por la vía de la sustitución de importaciones. La caída en la
centros de educación superior (como la Universidad Autóno- producción de alimentos y en la generación de divisas mostra-
514 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 515

El 17 de septiembre de 1973 el poderoso empresario regio-


montano Eugenio Garza Sada, dueño de la Cervecería Cuauh-
témoc y fundador del Tecnológico de Monterrey en 1943, fue
asesinado en un intento de secuestro por guerrilleros de la Liga
23 de Septiembre. Durante el funeral los deudos reclamaron
con furia al presidente Echeverría. Ese acontecimiento fue una
de las principales fuentes de tensión entre el gobierno y algunos
sectores empresariales. Tal tensión se fue agravando en vista de
las grandes dificultades económicas que enfrentaba el país. En
ese contexto, en 1976 nació el Consejo Coordinador Empresa-
rial, formado por organizaciones de industriales, comerciantes,
patrones, banqueros y por el influyente CMHN.
Por su parte, sectores obreros, en especial los electricistas
encabezados por Rafael Galván, sostuvieron una tenaz lucha
contra el control sindical de los líderes oficialistas. La incon-
formidad bullía en varios sectores obreros y campesinos. Era
una época de activismo de grupos políticos de distintas tenden-
Luis Echeverría al salir del funeral del empresario Eugenio Garza Sada, septiembre de 1973.
cias, desde maoístas hasta católicos vinculados a la Teología de
Archivo Fotográfico El Universal. la Liberación, es decir, la corriente que reclamaba una opción
por los pobres, sobre todo en América Latina. Además de estas
ba un sector agropecuario exhausto e incapaz de respaldar la dificultades había otro elemento de la vida nacional que se inten-
industrialización. Cada vez era mayor la diferencia entre lo taba ocultar, la denominada “guerra sucia”, es decir, la represión
que exportaba el país y lo que importaba. Es lo que se llama ilegal de los movimientos armados que se prolongó a lo largo
déficit de la balanza comercial. Por otro lado, el ahorro inter- de la década de 1970. En ejercicio de un derecho legítimo de
no ya no era suficiente para financiar la expansión económica. someter a aquellos que lo desafiaban por la vía armada, el go-
Comparado con otros países, el Estado mexicano era muy po- bierno recurrió sin embargo a torturas, desapariciones y ase-
bre. Como los empresarios tampoco se mostraban interesados sinatos de decenas de militantes y al amedrentamiento de sus
en arriesgar sus capitales, la situación fue tornándose cada vez familias. Mientras se llevaba a cabo esa guerra, el gobierno me-
más grave. Aunque el presidente Echeverría intentó hacer una xicano alardeaba con posturas progresistas y a favor del Tercer
reforma fiscal para recaudar más impuestos, los empresarios se Mundo. Destaca el apoyo al gobierno del presidente chileno Sal-
opusieron de manera rotunda. Ante ese fracaso, otro indicio vador Allende y al de Cuba, y la acogida a miles de exiliados
de la debilidad presidencial, el gobierno mexicano decidió pedir uruguayos, argentinos y chilenos que escapaban de las dicta-
préstamos externos para mantener e incluso elevar el gasto pú- duras militares en sus países.
blico. El déficit de las finanzas públicas, o la diferencia entre Expresión del mal manejo de la economía fue la inflación,
ingresos y egresos, no dejaba de aumentar. Así comenzó a acumu- desatada a partir de 1973. En buena medida era resultado de
larse una carga que pesaría sobre las generaciones siguientes. las dificultades del mercado mundial pero también de la emi-
516 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 517

de Echeverría se vio obligado a recurrir al Fondo Monetario


Internacional. A cambio de préstamos, ese organismo exigió
recortes severos al gasto público.
La suerte pareció sonreírle al gobierno y en general a los
mexicanos cuando a principios de 1978 se anunció el descu-
brimiento de grandes yacimientos petroleros en la Sonda de
Campeche. México debía prepararse para administrar la abun-
dancia, dijo el presidente López Portillo. Y con gran tesón,
recurriendo a préstamos extranjeros, el gobierno mexicano hizo
que Pemex elevara su capacidad productiva. Las cifras son es-
pectaculares: por ejemplo, la exportación de crudo pasó de
94 000 barriles diarios en 1976 a 1.5 millones en 1982. En el
sur de Veracruz, Tabasco y Campeche la presencia de Pemex
se convirtió a la vez en polo de atracción y pesadilla. Altos sa-
larios al lado de arbitrariedades laborales, gran demanda de
vivienda en áreas urbanas sin infraestructura, daños al medio
ambiente por la febril exigencia de divisas. Muy pronto la
aportación petrolera se elevó hasta llegar a cubrir la tercera
parte del presupuesto de egresos de la federación.
La experiencia anterior tenía que ver con otra secuela de
la crisis mundial iniciada en 1973. El embargo impuesto por la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en
1973 a Estados Unidos y otros países dio como resultado un
Pozo petrolero en la Sonda de Campeche, Luis Humberto González Silva, 1979.
notable incremento del precio del barril de petróleo, que pasó
Archivo Fotográfico El Universal. de menos de tres dólares en 1970 a más de treinta y cinco en
1981. La economía mundial se estremeció ante el aumento de
sión de dinero y del aumento del gasto público sin respaldo los costos del transporte y de los insumos. Los miles de millones
efectivo. Si en la década de 1960 los precios crecían menos de de dólares que obtuvieron los países petroleros se inyectaron al
5% al año, después de 1973 superaron 20%. El repunte infla- sistema financiero internacional, provocando una baja en las
cionario propició la devaluación del peso en agosto de 1976. tasas de interés. Endeudarse era una opción atractiva.
De 12.50 pesos por dólar, en que se había mantenido desde Esta coyuntura mundial fue la que intentó aprovechar el
1954, pasó a 20 pesos. Éste fue el inicio de una devaluación gobierno mexicano para compensar su debilidad financiera y
sostenida que hizo que el peso perdiera 760 veces su valor en- echar a andar el proyecto petrolero. En 1966 la deuda pública
tre agosto de 1976 y noviembre de 2000 (de 12.50 a 9500 pesos externa era de 1 900 millones de dólares, pero ya en 1982 era
por dólar, si no quitamos los tres ceros que se eliminaron por treinta veces mayor: 59 000 millones. A los funcionarios guber-
decreto en 1993). Para superar la crisis de 1976, el gobierno namentales no les preocupaba, porque confiaban en un alza
518 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 519

Población (Conapo) con el propósito de aplicar medidas enca-


minadas a reducir el crecimiento de la población. Esa inicia-
tiva gubernamental, a pesar de la oposición de la Iglesia católica,
tuvo un claro efecto en la dinámica demográfica. La tasa de creci-
miento disminuyó de manera notable en las décadas siguientes,
de 3.6 a 2.6% entre 1970 y 1990.
El segundo cambio tuvo que ver con la política. Luego de
que en las elecciones presidenciales de 1976 el candidato del
PRI había sido el único participante, el gobierno de López Por-
tillo impulsó una reforma en 1977 para incorporar a la lucha
partidaria a fuerzas políticas consideradas minoritarias, en par-
ticular las agrupaciones de izquierda. Mediante el sistema de
representación proporcional, que estableció dos vías de elec-
ción de los diputados (uninominal y plurinominal), según el
porcentaje de votos obtenidos por cada agrupación, partidos
como el Comunista, el Mexicano de los Trabajadores y el Demó-
crata Mexicano (de origen sinarquista) se integraron a la vida
electoral. Por primera vez hubo diputados comunistas en el
Desechos de llantas causantes de daños al medio ambiente, ca. 1980. Colección particular. Congreso mexicano. Por su parte, el PAN logró acrecentar el nú-
mero de diputados federales. Aunque la reforma electoral de
sostenida del precio del barril, quizá hasta setenta dólares. Todo 1977 dejó intacta la subordinación del poder legislativo respecto
podría pagarse. al ejecutivo federal, así como la hegemonía del PRI, fue el pri-
El auge del gasto público de la década de 1970 se tradujo mer episodio de un esfuerzo sostenido por modificar el sistema
en varios indicadores positivos, por ejemplo una tasa de cre- electoral y, más allá, el arreglo político general del país.
cimiento superior a 7% anual, un aumento sostenido de los Sin embargo, estos logros quedaron opacados ante los graves
salarios reales –al menos hasta 1976– y el mayor gasto en sa- acontecimientos económicos y políticos de 1981 y 1982. Veamos.
lud, educación e infraestructura desde 1929. A decir de los Por lo pronto el cálculo en torno al mercado petrolero falló
expertos, la desigualdad social y regional disminuyó de mane- por completo. Desde mayo de 1981 el precio del petróleo co-
ra sensible a lo largo de la década. menzó a disminuir, al tiempo que se elevaban las tasas de interés.
Hay al menos dos cambios con efectos duraderos que se Con menos ingresos y con mayores gastos por los intereses de la
originaron en esta época. El primero se refiere a la adopción de deuda, la situación de las finanzas públicas se hizo insostenible.
una nueva política demográfica, basada en la planeación y el En agosto de 1982 el secretario de Hacienda reconoció la quiebra
control de la natalidad. Había ya la certeza de que la econo- de la economía mexicana y anunció la posible suspensión de
mía era incapaz de incorporar a una población que crecía a pagos a los acreedores extranjeros. Los especuladores, pero tam-
ritmos cada vez mayores. El gobierno debía tomar cartas en el bién algunos pequeños ahorradores que buscaban proteger su
asunto. En marzo de 1974 fue creado el Consejo Nacional de patrimonio, sacaron del país grandes cantidades de dólares y
EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 521

elevaron el precio de esa moneda de 26 a 70 pesos. La inflación


casi llegó a 100%. En ese contexto crítico, el 1 de septiembre de
1982 el presidente de la República anunció la expropiación de la
banca. Algunos aplaudieron, pero la medida distó de atraer el
apoyo generalizado de la población. Al contrario, la descon-
fianza respecto al grupo gobernante era inocultable.

MOVILIZACIÓN CIUDADANA
Y CAMBIO POLÍTICO, 1982-2000

Las elecciones de Margaret Thatcher como primera ministra


de Gran Bretaña en 1979 y de Ronald Reagan para la presi-
dencia de Estados Unidos en 1980 se consideran el inicio de la
reacción conservadora ante la crisis mundial de 1973. Reducir
el gasto público y afianzar la actividad de la empresa privada
eran dos de los argumentos de esta nueva postura que renega-
ba de las propuestas de Keynes y del Estado de Bienestar.
El lugar de Keynes lo ocupaban ahora economistas que consi-
deraban que los males de la economía residían, a final de cuen-
tas, en el gasto público excesivo. Al mismo tiempo se endurecía
la confrontación con la Unión Soviética favoreciendo una
estrategia armamentista, sobre todo en Estados Unidos. El
nuevo Papa, designado a fines de 1978, se involucró de ma-
nera activa en este escenario mundial. En febrero de 1979
Juan Pablo II visitó México por primera vez. La algarabía po-
pular fue desbordante.
Ante la crisis desatada al final del gobierno de López Portillo,
justo cuando la computadora personal comenzaba a generali-
zarse en oficinas, empresas, hogares y escuelas, tuvo lugar un
cambio drástico en la conducción gubernamental, que afectó
con severidad a la mayor parte de la población. Esa tarea quedó a
cargo del nuevo presidente, el colimense Miguel de la Madrid
(1982-1988). A tono con las posturas de los gobiernos de Esta-
dos Unidos y de Gran Bretaña, y con las condiciones impuestas

Marcha de grupos homosexuales, ca. 1981, Archivo fotográfico El Universal.


522 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 523

Desempleados en la ciudad de México, ca. 1982. Archivo Procesofoto. Manifestación contra el alza de precios, ca. 1982. Archivo Procesofoto.

por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional pa- ilegal, arriesgando sus vidas. Otros optaron por protestar de
ra superar la crisis de 1982, el gasto y las inversiones públicas distintas maneras, como los integrantes de la Coordinadora
disminuyeron de modo significativo (por ejemplo, un tercio del Nacional de Trabajadores de la Educación, formada desde
gasto corriente en 1983) y se inició la venta de numerosas em- 1979 por maestros inconformes con el liderazgo oficialista y la
presas paraestatales. Había que reducir a toda costa el déficit caída de sus salarios. Otros más recurrieron a la opción elec-
de las finanzas públicas. Ante el repunte inflacionario y las toral; empezaron a impugnar y a derrotar al PRI en las elecciones
medidas de contención, los salarios cayeron vertiginosamente. municipales de localidades de cierto peso político, especial-
Un problema antiguo asumió entonces modalidades dramáti- mente en el norte del país, como las capitales de los estados de
cas: el desempleo. Muchas familias comprendieron que tenían Durango y Chihuahua y en la fronteriza Ciudad Juárez en
que vérselas por sí mismas. El resultado fue el crecimiento del 1983. Desde entonces se manifestó una creciente movilización
autoempleo: cientos y luego miles de vendedores ambulantes de grupos sociales inconformes que ocupaban calles y plazas,
se instalaron en banquetas, plazas, calles. En otras familias al- bloqueaban carreteras y casetas de peaje, tomaban oficinas de
gunos varones decidieron emigrar a Estados Unidos de manera gobierno y realizaban actos de boicot a las televisoras, plantones,
524 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 525

Hotel Regis, ciudad de México, Francisco Daniel, 19 de septiembre de 1985. Rafael Caro Quintero, en el Reclusorio Norte de la ciudad de México, 1985.
Archivo Procesofoto. Archivo Fotográfico El Universal.

marchas y huelgas de hambre. No es que antes no hubiera ese de mariguana, cocaína y otras sustancias enervantes en Estados
tipo de actos de protesta, pero ahora ocurrían con mayor fre- Unidos. Este mercado hizo posible el fortalecimiento de alian-
cuencia y eran protagonizados no sólo por obreros y campesinos zas entre productores colombianos, traficantes mexicanos y
empobrecidos, sino también por sectores empresariales y de la distribuidores norteamericanos. Sobornos a las autoridades en-
clase media urbana y agraria. cargadas de perseguir a los delincuentes, ajustes de cuentas, “la-
Los temblores del 19 y 20 de septiembre de 1985 sacudieron vado” de dinero proveniente de este negocio, captura de
buena parte del centro-oeste del país. En la ciudad de México algunos capos como Rafael Caro Quintero y noticias sobre car-
los muertos se contaron por miles. La respuesta del gobierno gamentos incautados atrajeron la atención de la opinión pública.
fue débil y tardía. En cambio, la reacción de los vecinos fue Otro elemento fue el incremento desmedido de la delincuencia
masiva. El contraste entre la debilidad gubernamental y la y de los secuestros en las ciudades e incluso los asaltos en las
fortaleza de la sociedad no pasó inadvertido. Parecía que el carreteras, tal como ocurría en el siglo XIX.
gobierno, atribulado por la economía, carecía de capacidad Las graves dificultades económicas llevaron a los gober-
de maniobra. Esa misma impresión se tenía en otro terreno, por- nantes y a algunos sectores empresariales a cuestionar la via-
que las actividades del narcotráfico empezaron a volverse bilidad del modelo de sustitución de importaciones como eje de
asunto más y más cotidiano. Durante las décadas de 1980 y la economía. Ese cuestionamiento se tradujo en una apertura
1990 ese negocio se extendió a causa del creciente consumo paulatina al mercado mundial. La adhesión en 1986 al Acuer-
526 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 527

Las mujeres trabajan en plantas maquiladoras, ca. 1986. Archivo Procesofoto. De izquierda a derecha: Manuel Clouthier, Rosario Ibarra de Piedra y Cuauhtémoc Cárdenas,
Marco Antonio Cruz, 1988. Imagen Latina.

do General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por durante años y gobernador de Michoacán. La Corriente Demo-
sus siglas en inglés) fue la confirmación de ese viraje funda- crática atrajo a otras agrupaciones que luego fundaron el Frente
mental en la conducción económica del país. En un contexto Democrático Nacional. El candidato priista resultó ser el capi-
de prosperidad de la economía norteamericana, la industria talino Carlos Salinas de Gortari. Por su lado, el PAN eligió como
maquiladora, aquella que importa insumos y componentes, los candidato al sinaloense Manuel J. Clouthier, quien provenía de
arma en el país pero sólo a condición de exportarlos, entró en grupos de empresarios distanciados del gobierno y del PRI a
una etapa de auge; lo mismo ocurrió con las empresas auto- causa de la expropiación de la banca.
motrices que abrieron nuevas plantas en Aguascalientes, Sonora, Las elecciones del 2 de julio de 1988 se recuerdan sobre todo
Chihuahua y Coahuila. Muchas fábricas de la ciudad de Méxi- por la asombrosa “caída del sistema” de cómputo de votos. Tal
co empezaron a cerrar o a mudarse a otros lugares. Esa ciudad, falla provocó la suspicacia y la irritación de los partidos de opo-
el mejor símbolo del proyecto modernizador impulsado por el sición, lo que no impidió que la autoridad electoral, encabezada
Estado, comenzó a ver disminuida su riqueza económica. por el secretario de Gobernación, declarara vencedor al candi-
En estas condiciones y con una inflación de casi 160% en dato priista Salinas. Panistas y cardenistas protestaron con furia.
1987 se inició la campaña para las elecciones presidenciales de Sostenían que el candidato oficial había sido derrotado y que
1988. De una división del PRI surgió la Corriente Democrática por eso se había hecho necesaria la maniobra cibernética. Pero
encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, hijo del ex presidente poco a poco, en gran medida porque los candidatos derrotados
Lázaro Cárdenas, quien había sido militante del partido oficial Clouthier y Cárdenas nunca lograron ponerse de acuerdo en
528 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 529

una estrategia común, las protestas contra el fraude electoral se Entre 1989 y 1990 se renegoció la deuda externa mexicana,
diluyeron y se consumó el triunfo del candidato Salinas. Si bien que tanto pesaba sobre la hacienda pública desde 1981. Esa
el PRI se salió con la suya, el episodio electoral de 1988 tuvo renegociación tuvo un saldo positivo para las cuentas macro-
fuertes repercusiones. El nuevo gobierno tomó posesión con económicas resaltadas por el gobierno, como la baja sensible
muy poca legitimidad. Para fortalecerse, el presidente Salinas en el déficit de las finanzas públicas y la inflación, pero no evitó
decidió dar un golpe de gran efecto mediático: en enero de el declive de la economía. Ni los salarios ni el empleo mostra-
1989, mediante un despliegue policiaco y militar se capturó al ban mejoría. La reducción presupuestal en aspectos como la
poderoso líder de los trabajadores petroleros Joaquín Hernández salud y la educación pública hacían todavía más grave la si-
Galicia, apodado La Quina. Otra repercusión fue el reconoci- tuación de amplios sectores de la población. En el campo
miento en 1989 del primer triunfo de un candidato opositor (el la agricultura campesina, pero también la de pequeños em-
panista Ernesto Ruffo) a una gubernatura, en este caso la de presarios, sufría los embates de una política gubernamental
Baja California. Otra más fue el nacimiento, también en 1989, encaminada a apoyar sólo a los pocos que podían exportar sus
del Partido de la Revolución Democrática (PRD), formado por ex productos. El surgimiento del movimiento de El Barzón en
priistas, comunistas y socialistas de diversas orientaciones. 1993, integrado por deudores de la banca, muchos de ellos
El gobierno comenzó a actuar en un contexto internacional agricultores, reflejaba el malestar de las capas medias de la so-
sacudido por grandes transformaciones. Entre 1989 y 1991 el ciedad. No obstante, los voceros gubernamentales reiteraban
Muro de Berlín, el bloque de países socialistas europeos y la que México estaba a un paso del Primer Mundo. Decían que
Unión Soviética desaparecieron. Estos acontecimientos refor- sólo faltaba el empujón final y éste era la firma del Tratado de
zaron las posturas oficiales estadounidenses y británicas que Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá.
buscaban la disminución del gasto público y la liberalización En efecto, reducir la intervención del Estado en la economía
del mercado mundial, así como el impulso a la inversión priva- y favorecer la libre circulación de mercancías entre los países era
da y a las reglas del mercado, lo que se conoce popularmente otro de los componentes del nuevo modelo de desarrollo econó-
como “neoliberalismo”. En México, un gobierno atento y obe- mico, lo que a su vez se justificaba diciendo que era una forma
diente a esas directrices resolvió “adelgazar” el Estado, controlar inteligente de adaptarse a la globalización económica. Coheren-
la inflación reduciendo el gasto, y vender más empresas gu- te con la adhesión al GATT en 1986, el gobierno salinista inició
bernamentales, como los bancos y Teléfonos de México, esta pláticas para alcanzar un acuerdo comercial con Estados Unidos
última en manos del gobierno desde 1972. La cúpula empre- y Canadá. Se confirmaba así la decisión gubernamental de aban-
sarial se hizo de nuevos nombres, como Carlos Slim. También donar el modelo de sustitución de importaciones e impulsar en
se introdujeron otras reformas significativas, por ejemplo la del su lugar la apertura comercial y las exportaciones como sustento
artículo 27 de la Constitución, que significó la terminación del desarrollo nacional. Ese cambio apuntaba hacia el fortaleci-
del reparto de la tierra y abrió la posibilidad de la enajenación de miento de la integración económica con Estados Unidos, misma
los ejidos. Otra fue la del artículo 130 constitucional que otor- que ya se apreciaba en el mercado laboral, en la expansión de las
gaba el reconocimiento legal a las iglesias y la libertad de la maquiladoras, el destino de las exportaciones y en los millonarios
población creyente para practicar su fe. Esa reforma abrió pa- depósitos de mexicanos en bancos de aquel país. En lo sucesivo
so además al restablecimiento de relaciones diplomáticas con la suerte de la economía mexicana dependería en mayor medi-
el Vaticano. da de la de su vecino. El TLC se aprobó en 1993 y entró en vigor
530 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 531

origen urbano, como el “subcomandante” Marcos, con la de


católicos partidarios de la Teología de la Liberación, con las
divisiones provocadas por la acelerada expansión ganadera y el
reparto agrario, y con un avance inusitado del protestantismo.
La rebelión dio un severo mentís al optimismo del gobierno
salinista.
La segunda sorpresa fue el asesinato en marzo del candi-
dato priista a la presidencia, el sonorense Luis Donaldo Colosio.
El grupo gobernante mostraba sus fracturas y parecía arras-
trar a la sociedad al abismo. Tal vez por el temor generalizado
que provocaban las divisiones en las altas esferas guberna-
mentales, el nuevo candidato priista, el capitalino Ernesto
Zedillo, ganó sin problemas las elecciones de julio de 1994. El
crimen político se repitió en septiembre cuando un alto diri-
gente del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, fue asesinado.
La tercera sorpresa de 1994 ocurrió poco antes de Navidad
y fue de índole económica. Una súbita devaluación del peso
La Comandancia General del EZLN durante la inauguración de la Convención Nacional
de casi 100% sacudió a la economía mexicana, que en 1995
Democrática, 1994. Archivo Procesofoto. decreció más de 6%. El desempleo aumentó, los salarios se reza-
garon aún más y las tasas de interés se dispararon. Numerosos
el 1 de enero de 1994. Todo parecía ir sobre ruedas, pero 1994 fue deudores, que quizá habían hecho suyo el optimismo salinista,
un año de sorpresas. se vieron imposibilitados para pagar los créditos contraídos (al-
La primera sorpresa fue la rebelión del Ejército Zapatista de gunos en dólares) en la adquisición de maquinaria, insumos,
Liberación Nacional en Chiapas, justo el primer día de 1994. Los casas y automóviles, poniendo en dificultades a los bancos. La
indígenas integrantes de esa organización declararon la guerra clase media mexicana, formada al calor del auge económico
al ejército y a su comandante supremo, el presidente de la Re- de la posguerra, vivió su peor época. Con la ayuda financiera de
pública. Tomaron varias localidades, la más importante San Estados Unidos el gobierno del presidente Zedillo sorteó el ven-
Cristóbal de las Casas. Grandes movilizaciones en la ciudad de daval y logró que al año siguiente, en buena medida por el alza
México y otros lugares exigieron el cese de hostilidades. La guerra en los precios del petróleo, se recuperara el crecimiento econó-
duró apenas once días, pero su impacto fue extraordinario. A mico. Pero hubo que aceptar una factura enorme: el gobierno
un paso del Primer Mundo surgía la voz de grupos que recla- se comprometió a asumir los pasivos (los préstamos incobra-
maban una combinación de demandas sociales (servicios de bles) de los bancos –algunos de ellos de muy dudosa legalidad–
salud y de educación) con demandas políticas referidas a for- por medio del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, mejor
talecer los derechos de los pueblos de indios. No es que Chiapas conocido como Fobaproa. La justificación oficial era salva-
fuera la única zona indígena pobre del país, pero allí ese rasgo guardar los ahorros de los mexicanos, que quedaban en riesgo
se conjugaba con la actividad de militantes de grupos radicales de en caso de una quiebra bancaria. El punto es que esa decisión
532 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 533

impuso a la de por sí frágil hacienda pública una nueva carga,


de unos 60 000 millones de dólares más los intereses.
El saldo de 1995 se sumó a las dificultades de la década de
1980, la llamada “década perdida” del desarrollo de América
Latina. Ya para entonces millones de mexicanos habían nacido
y crecido a lo largo de una crisis sostenida. Para colmo, durante
la década de 1990 una sequía complicó la situación del campo,
ya golpeado por el retiro del apoyo gubernamental en el dece-
nio anterior y por el ingreso de productos extranjeros baratos
gracias a los subsidios oficiales en sus países de origen. La mi-
gración hacia Estados Unidos se acrecentó como nunca antes.
En 1997 se estimaba que cerca de nueve millones de mexica-
nos, casi todos en sus mejores años productivos, residían en
Estados Unidos. Esos migrantes se convirtieron en una fuente
de divisas de insospechada magnitud: alrededor de 6000 millo-
nes de dólares en 1997, poco más que los ingresos por turismo.
En los años siguientes las remesas aumentaron hasta llegar a
más de 13 000 millones de dólares en 2003, sólo por debajo de
la exportación petrolera, pero más que la inversión extranjera
y que los ingresos por turismo. Cuatro entidades del centro del
país, Michoacán, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México, Familia en espera de cruzar la frontera hacia los Estados Unidos, Ciudad Juárez, Chihuahua,
recibían los mayores montos. J. Guadalupe Pérez, 2000. Archivo Cuartoscuro.
Hacia el fin del siglo XX tres cuartas partes de la población
vivían en las ciudades, pero al mismo tiempo el resto se disper- los derechos humanos, de las mujeres, de los desaparecidos,
saba en un número asombroso de pequeñas localidades rurales. de los indígenas, de los enfermos de sida y de los homosexuales.
Las mujeres, que cada vez tenían menos hijos (el promedio des- La multiplicación de las organizaciones no gubernamentales era
cendió de 6.1 en 1974 a 2.5 en 1999), se habían sumado de otro síntoma de este activismo ciudadano. Los cientos de indocu-
manera masiva al mercado de trabajo. El analfabetismo había mentados muertos cada año en su esfuerzo por llegar al vecino
descendido de 45% en 1960 a 9.5% en el año 2000. Los pro- país del norte o las más de trescientas jóvenes mujeres asesina-
testantes, organizados en distintas iglesias, eran cada vez más das en Ciudad Juárez, Chihuahua, desde 1990, encontraron
numerosos, sobre todo en el Sureste. Los divorcios y el número amplios espacios en los periódicos y los medios electrónicos.
de hogares encabezados por mujeres aumentaron. En otro te- Hay que subrayar que al parejo de las grandes dificultades
rreno, en el de la opinión pública, la apertura de los medios de económicas se abría paso una poderosa fuerza para transfor-
comunicación, la competencia entre ellos y la independencia mar los arreglos políticos y dar mayor cabida a las prácticas
respecto a las posturas gubernamentales reforzaron la partici- democráticas, al menos en los procesos electorales. Indicio de
pación de ciudadanos en diversos campos, como la defensa de ello fue la reforma constitucional de 1996 que dio autonomía
534 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 535

posiciones vitales del presidencialismo de viejo cuño. La oposi-


ción ganaba más y más elecciones en municipios, congresos
locales y gubernaturas. Destaca el triunfo del perredista Cárdenas,
quien se convirtió en el primer jefe de gobierno del Distrito Fede-
ral en 1997. También en este año el PRI perdió por primera vez
la mayoría en la Cámara de Diputados.
En 2000, con una población de 97.5 millones de habitantes,
casi cinco veces más que en 1930, México era el undécimo país
más poblado del mundo. Algunos datos mostraban un mejora-
miento en la situación social: la esperanza de vida llegó a setenta
y cinco años, cuando en 1930 era de sólo treinta y seis. La re-
ducción de la natalidad y de la mortalidad infantil sustentaba
una tendencia hacia el envejecimiento de la sociedad. Pero por
otro lado, desde 1984 la desigualdad social se había acrecen-
tado, favoreciendo al estrato social más rico. Como contraparte,
poco más de la mitad, según las cuentas del gobierno, o casi dos
tercios de la población, según algunos académicos, podía con-
siderarse pobre. La geografía mostraba un gran contraste entre
áreas ricas como el Distrito Federal, el Occidente y el Norte, y
las áreas pobres, cada vez más pobres, del Sur (Guerrero, Oa-
xaca, Chiapas).
Las elecciones presidenciales de 2000 tuvieron lugar en un
escenario caracterizado por una inseguridad que parecía vin-
culada a la corrupción institucional, con escándalos de fraudes
Mujeres indígenas de diferentes comunidades mexiquenses presentaron pruebas de las acciones bancarios y delitos “de cuello blanco”, con una economía que
que el PRI llevó a cabo en el Estado de México para inducir el voto, 17 de mayo de 2000.
Archivo Cuartoscuro.
crecía a tasas muy bajas, un desempleo que no cedía, y con
salarios cuya capacidad adquisitiva había disminuido 73%
plena al Instituto Federal Electoral (IFE). Por primera vez desde desde 1976. El candidato priista a la presidencia fue el sina-
1946 el gobierno federal no tenía el control de las elecciones, loense Francisco Labastida. Compitió con Cárdenas y con el
que pasaba ahora a manos de ciudadanos sin partido. El nuevo panista Vicente Fox, ex gobernador de Guanajuato.
IFE expresaba el agotamiento del viejo arreglo político basado En la noche del 2 de julio de 2000, para asombro de pro-
en la hegemonía del PRI y su vinculación con el presidente de pios y extraños, el IFE y el presidente de la República anunciaron
la República; también dejaba ver la decisión clara de crear uno el triunfo de Fox. La esperanza se depositaba en un carismá-
nuevo, acorde con las exigencias de una ciudadanía cada vez tico personaje que había abandonado el mundo empresarial
más activa. Lo mismo indicaban las reformas que dieron lugar para ingresar a la vida política. Fox atrajo votos de distintos
a la elección del jefe de gobierno del Distrito Federal, una de las grupos de ciudadanos. Que la mayor parte de la población de-
EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 537

seaba un cambio de régimen político era evidente, pero tam-


bién lo era que no confiaba del todo en Fox. Así lo mostró el
hecho de que el PAN no alcanzara ni por asomo la mayoría en
el Congreso de la Unión. De cualquier modo, el triunfo del can-
didato opositor descabezaba el arreglo político surgido a raíz
de la crisis provocada por el asesinato de Obregón en 1928,
pues quedaba atrás la etapa del partido oficial y su vínculo con
el presidente de la República en turno. Para fortuna de todos,
otros componentes de ese arreglo, como la subordinación de
las fuerzas armadas al presidente, se mantuvieron inalterados.
De ese modo, el país entraba al nuevo siglo con un cambio fun-
damental, si bien limitado a la esfera política. La esperanza
era que ese cambio se tradujera en una mejoría sustancial en
las condiciones de vida de la mayoría de la población. Una so-
ciedad cada vez más involucrada en los asuntos públicos, una
sociedad cada vez más fuerte, cuidaría de que así ocurriera.
En estos siete decenios México vivió un periodo de estabi-
lidad política y social. Éste es un rasgo principalísimo del siglo
XX mexicano que no debe menospreciarse, sobre todo si se le
compara con las turbulencias del siglo XIX. Asimismo es una
etapa que contiene periodos de crecimiento económico que
permitieron una notable expansión de las ciudades y de las
clases medias urbanas. Sin embargo, esos rasgos no alcanzan
a desmentir el alto costo que significó mantener en la pobreza
o empobrecer a la mayor parte de la población del campo y de
la ciudad y de agraviar a los inconformes y opositores al gobier-
no. La perseverante desigualdad social pareció reducirse entre
1960 y 1980 pero volvió a acentuarse desde ese último año.
Las etapas de la economía mundial (la gran depresión, el
auge de la posguerra y la crisis iniciada en 1973) marcaron
un patrón ineludible para la sociedad mexicana. El viraje de la
economía hacia el mercado mundial y la economía nortea-
mericana, y el abandono del modelo del Estado interventor

Cierre de campaña de la Alianza por México, Victoria Valtierra, 24 de junio de 2000. Archivo
Cuartoscuro.
538 NUEVA HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA EL ÚLTIMO TRAMO, 1929-2000 539

AUTORES
Luis Aboites Aguilar: doctor en historia por El Colegio de Mé-
xico; investigador de El Colegio de México.
Pablo Escalante Gonzalbo: doctor en historia por la Universidad
Nacional Autónoma de México; investigador de la Universi-
dad Nacional Autónoma de México.
Bernardo García Martínez: doctor en historia por la Universi-
dad de Harvard; investigador de El Colegio de México.
Javier Garciadiego: doctor en historia de México por El Cole-
gio de México; doctor en historia de América Latina por la
Universidad de Chicago; director de El Colegio de México.
Luis Jáuregui: doctor en historia por El Colegio de México; in-
vestigador del Instituto Mora.
Elisa Speckman Guerra: doctora en histora por El Colegio de
México; investigadora de la Universidad Nacional Autónoma
de México.
Josefina Zoraida Vázquez: doctora en historia de América por
la Universidad Central de Madrid; doctora en historia por la
Universidad Nacional Autónoma de México; investigadora
de El Colegio de México.
José Woldenberg y Vicente Fox en el momento de registrarse a la candidatura a la presidencia,
9 de enero de 2000. Archivo Cuartoscuro.

a mediados de la década de 1980 alimentaron la crisis del arre-


glo político del país construido desde 1929. Si a principios de
la década de 1930 México vivía sumido en una depresión eco-
nómica mundial y en una grave inestabilidad interna, en el
año 2000 reorganizaba su sistema político en paz y en un con-
texto de dificultades económicas quizá no tan graves como las
de 1929 pero sí más prolongadas. Una de las ganancias más
claras de la sociedad mexicana en este lapso fue precisamente
su fortalecimiento hacia el final de siglo, lo que explica el cam-
bio político del año 2000. Pero es claro que a esa sociedad más
activa y fuerte le queda aún mucho camino por andar para lo-
grar un cambio más amplio y profundo.
ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO

Abad y Queipo, Manuel, 254 Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de,


Abaj Takalik, 48 161
Acapulco, 134, 148, 179, 212, Alvarado, Salvador, 426
259, 300 Álvarez, Juan, 298, 300
Aculco, 256 Amaro, Joaquín, 464, 472
Agua Prieta, 456, 458-459 Amelia, 78
Aguascalientes, 142, 437, 438, Anáhuac, 284
439 Angola, 116
Aguascalientes, estado de, 464, Angostura, 291
564 Antillas, 124, 240
Aguas Calientes, 78 Antillas Mayores, 207
Aguateca, 78 Apatzingán, 259
Ahuítzotl, 104 Apodaca, Juan Ruiz de, 260, 262
Alamán, Lucas, 269, 276, 278, Arenas, Joaquín, 276
295, 297, 329 Arista, Mariano, 295, 297
Álamos, 189 Arizona, 86
Aldama, Juan, 253, 256 Arrangoiz, Francisco de, 332
Alemán, Miguel, 493, 497, 499 Arriaga, Camilo, 397
Alemania, 117, 329, 346, 483 Arriaga, Jesús, Chucho el Roto,
Allende, Ignacio, 253, 254-256 348
Allende, Salvador, 515 Arriaga, Ponciano, 300
Almazán, Juan Andrew, 483, Atotonilco, 253
497 Atristáin, Miguel, 294
Almonte, Juan N., 308-309 Austin, Esteban, 284
Alta California, 324 Austria, 311
Alta Vista, 68 Ávila Camacho, Manuel, 483,
Altamirano, Ignacio Manuel, 330 488, 496
Altar de Sacrificios, 49 Azcapotzalco, 93, 95
542 HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 543

Azcárraga, Emilio, 497 Cádiz, 181, 182, 254, 257 Castro, Fidel, 506-507 Colosio, Luis Donaldo, 531
Azores, islas, 116 Cajeme, 321 Cavallari, Javier, 333 Columbus, 448
Azuela, Mariano, 461 Calakmul, 69, 70, 73, 79 Celaya, 141, 253, 258 Comonfort, Ignacio, 298, 300-
Baja California, estado de, 21, Calderón, Fernando, 329 Cerro de las Mesas, 37, 47 302
175, 294, 297, 474, 499, California, 288-290 Chak Tak Ichaak, 65 Comte, Augusto, 330
503, 528 Calleja, Félix María, 254, 256, Chalcatzingo, 37 Copán, 76
Balbuena, Bernardo de, 161 257, 259 Chalchihuites, 23 Córdoba, 118-119
Baranda, Joaquín, 351-352 Calpulalpan, 304, 308 Chalchiuhtlicue, 57, 59 Corral, Ramón, 354, 359, 362,
Barradas, Isidro, 276 Campeche, 275 Chalco-Atenco, 92 397, 402
Bassols, Narciso, 461, 479 Campeche, estado de, 49, 175, Chapultepec, 312 Cortés, Hernán (o Hernando),
Batista, Fulgencio, 506 179, 351, 516, 517 Chayal, 68 109, 119-120, 127-128, 162
Batopilas, 189 Campo, Ángel de, 390 Chiapa de Corzo, 48-49 Cortés, Martín, 144
Bazaine, François Achille, 309 Canadá, 529 Chiapas, 48, 70, 73, 75, 78, 105, Cosío Villegas, Daniel, 461
Bejucal, 65 Cananea, 357, 376, 380, 381, 108-109, 144, 179, 241, Couto, Bernardo, 294
Bélgica, 311, 346 397, 400, 426 313, 500, 530, 535 Coyoacán, 92-93
Belice, 178, 179 Canarias, islas, 116 Chichén Itzá, 82, 86-88, 90 Creelman, James, 359
Berlín, 528 Cañedo, Francisco, 358 Chihuahua, estado de, 21, 86, Croix, Francisco de, 207, 209,
Bermúdez de Castro, Salvador, Cantón, 148 141, 189, 215, 238, 370, 212, 214
288 Carácuaro, 254 372, 403, 416, 256, 275, Cruz, José de la, 256
Bernal, Heraclio, El Rayo de Cárdenas, Cuauhtémoc, 535, 420, 426, 446, 449-450, Cruz, Juana Inés de la, 168
Sinaloa, 348 527, 535 500, 503, 508-509, 523, Cuauhtémoc, 109, 120
Bonaparte, José, 249 Cárdenas, Lázaro, 473-475, 526, 533 Cuautla, 259
Bonaparte, Napoleón, 239, 247, 478, 481, 483, 485, 488, Chilapa, 259 Cuba, 116-117, 152, 155, 241,
249 507 Chile, 270 508, 115
Bonillas, Ignacio, 453, 456 Carlos I de Habsburgo (o Carlos Chilpancingo, 259 Cuéllar, José Tomás de, 330, 390
Brasil, 116 V de Alemania), 117 China, 148, 151 Cuernavaca, 136
Bravo, Nicolás, 259, 269-270, Carlos III, 199, 200-201, 212, Cholula, 75, 89, 90 Cuesta, Jorge, 478
276, 285 226 Ciudad Juárez, 376, 406, 408, Cuevas, Luis G., 294
Brownsville, 322 Carlos IV, 199-201, 231 417, 500, 523, 533 Cuicuilco, 45, 47-48, 51
Bucareli, Antonio María de, 217, Carlota Amalia, 311 Clausell, Joaquín, 390 Culhuacan, 89, 93
218, 221, 224 Caro Quintero, Rafael, 525 Clavé, Pelegrín, 332 Cusihuiriáchic, 189
Búho-Lanzadardos, 65 Carranza, Venustiano, 401, 403, Clouthier, Manuel J., 527 Dainzú, 41
Bulnes, Francisco, 351 424, 427, 433, 439, 442, Coahuila, estado de, 22, 175, Degollado, Santos, 308
Bustamante, Anastasio, 276, 443, 447-448, 450-453, 240, 280, 284, 372, 403, Dehesa, Teodoro, 351, 358
278-279, 283 456, 462 420, 424, 426-427, 450, Delgado, Rafael, 390
Bustamante, Carlos María de, Casafuerte, marqués de, 184 474, 503, 526 Díaz, Félix, 417, 422, 452
329 Casas Grandes, 86 Coatlinchan, 93 Díaz, Porfirio, 314, 318, 321-
Bustos, Hermenegildo, 332 Casasús, Joaquín, 351 Coe, Michael, 65 322, 335, 394, 397, 400-
Cabañas, Lucio, 508 Caso, Alfonso, 461 Colima, estado de, 47, 68, 108, 401, 417, 338, 340, 341,
Cabo Verde, 116 Caso, Antonio, 391, 460 303, 313, 464 346-349, 351, 354, 359,
Cabrera, Luis, 401 Castilla, 116-117, 121 Colombia, 270, 295 364, 381, 391, 402, 406-
Cacaxtla, 75, 76, 77, 81 Castillo, Heberto, 511 Colón, Cristóbal, 116, 113 408, 413, 421, 424
544 HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 545

Díaz Mirón, Salvador, 387 380, 397, 400, 402, 443, González, Pablo, 421, 430 Hernández Galicia, Joaquín
Díaz Ordaz, Gustavo, 177, 508- 453, 458-459, 462, 470, González Garza, Roque, 442 La Quina, 528
509 479, 483, 485, 489, 497, González Ortega, Jesús, 313 Herrera, José Joaquín de, 287-
Díaz Soto y Gama, Antonio, 442 506, 508, 517, 521-522, Gorostiza, Manuel Eduardo de, 288, 295
Diéguez, Manuel, 426 525, 529, 531-533 324 Hidalgo, 83, 88-90, 372, 430,
Distrito Federal, 259, 262, 269, Estrada, José María, 332 Gran Bretaña, 249, 270, 288, 491
224, 372, 280, 473, 502, Feijoo, Benito Jerónimo, 199 308, 320, 483, 521 Hidalgo y Costilla, Miguel, 253-
534, 535 Felipe IV, 152 Gran Colombia, 270 254, 256
Doblado, Manuel, 309 Felipe V, 200, 281 Granados Gálvez, José Joaquín, Hitler, Adolfo, 278
Dolores, 253 Fernández de Lizardi, José 190 Huatabampo, 23
Domínguez, Miguel, 253 Joaquín, 329 Guadalajara, 134, 217, 226, Huatulco, 134
Dos Pilas, 78 Fernando VII, 249, 257 234, 240, 256, 269, 289, Huerta, Adolfo de la, 426, 452,
Dublán, Manuel, 364 Figueroa, hermanos, 407 303, 324, 326, 376, 377, 458, 462
Durango, estado de, 23, 86, 141, Filipinas, 148, 155, 207 433, 491 Huerta, Victoriano, 416, 420,
226, 236, 240, 246, 370, Filisola, Vicente, 285-286 Guadalupe, villa de, 294 422, 424, 427, 430, 433,
372, 403, 420, 426, 474, Flores, Manuel Antonio, 227 Guanaceví, 289 436, 438, 449
480, 523 Flores Magón, Jesús, 397 Guanajuato, 253-254, 256 Humboldt, Alejandro de, 275
Echeverría, Luis, 512-515, 517 Flores Magón, Ricardo, 294, 397 Guanajuato, estado de, 108, 189, Iglesias, José María, 319, 322
Ecuador, 308 Florida, 155, 283 214, 217, 226, 303, 324, Iguala, 262, 264
El Baúl, 48-49 Fox, Vicente, 535, 537-538 358, 372, 385, 390, 450, Ihuatzio, 82, 108
El Jaguar (u Ocho Venado), 87 Francia, 181, 194, 218, 286- 465, 480, 532, 535 India, 116, 151, 511
El Mirador, 49 288, 308, 311, 320, 346, Guatemala, 48, 62, 87, 108-109, Inglaterra, 181-182, 194, 234,
El Perú, villa de, 65 358, 362, 483 124, 143, 178, 240-241, 238, 240, 243, 346, 358,
El Zape, 23 Franco, Francisco, 478 358, 500 366
Elías Calles, Plutarco, 426, 452, Frías, Heriberto, 390 Guaymas, 374, 575 Islas Canarias, 116
456, 457, 461-462, 464, Fuentes, Carlos, 497-498 Guerrero, estado de, 37, 49, Italia, 268, 321, 329, 483
473, 474 Gadsden, James, 297 107-108, 303, 313, 406- Iturbide, Agustín de, 260, 262,
Escobedo, Mariano, 322 Galeana, Hermenegildo, 259 407, 430, 508, 435 264-265, 268-269, 274,
España, 112, 117n, 124, 133, Galván, Rafael, 516 Guerrero, Vicente, 259, 262, 300, 324
134-135, 139, 149, 151- Gálvez, Bernardo de, 226 264, 276, 278, 284 Iturrigaray, José de, 249, 235-
152, 158, 160, 163, 166- Gálvez, José de, 201, 207, 209, Guinea, 116 236, 243
167, 175, 179, 181-182, 224, 226-227 Gutiérrez, Eulalio, 437, 442 Itzamnaaj Balam II, 70
194, 197, 199, 205, 212, Gálvez, Matías de, 221, 226 Gutiérrez de Estrada, José María, Izapa, 48-49, 51
214, 224, 231, 235, 238, Gamboa, Federico, 390 280, 287 Iztapalapa, 93
239, 242-243, 249, 256, García Icazbalceta, Joaquín, 332 Gutiérrez Nájera, Manuel, 387 Izúcar, 259
262, 288, 308, 320, 324 Garza Sada, Eugenio, 514-515 Guzmán, Martín Luis, 461 Jackson, Andrew, 285
Estados Unidos, 265, 269, 270, Gelves, marqués de, 152 Guzmán, Nuño de, 127, 129 Jalapa, 186, 276
274-276, 283, 285, 288, Gómez Farías, Valentín, 278-280 Habsburgo, Francisco José de, 313 Jalisco, 22, 47, 68, 108, 129,
290, 294, 298, 300, 304, Gómez Morín, Manuel, 461, 478, Henríquez Ureña, Pedro, 391, 217, 371-372, 430, 433,
307, 318, 320, 321, 324, 482 460 450, 464, 499, 533
326, 332, 346-347, 357- Gómez Pedraza, Manuel, 276, 278 Hernández de Córdoba, Jamaica, 116, 155, 175
358, 366-367, 375, 377, González, Manuel, 338, 365 Francisco, 117 Japón, 358, 483
546 HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 547

Jaramillo, Rubén, 506 Limantour, José Yves, 351-353, Mayapán, 82, 87, 108 Monclova, 175
Jécker, Juan B., 308 364, 397 Mazatlán, 275 Monte Albán, 39, 42, 45, 68, 75
Jerez, 141 Lizana, Francisco Xavier, 253 Mejía, Tomás, 314 Monterrey, 240, 291, 319, 371,
Jiménez, José Mariano, 256 Lombardini, Manuel María, 295 Mendoza, Antonio de, 138-139, 376-377, 436, 479, 491-
Juan Pablo II, 521 Lombardo Toledano, Vicente, 158 492, 500, 515
Juárez, Benito, 303-304, 308, 461, 478, 489 Mérida, 134, 215, 226, 390 Montoya, Matilde, 387
314, 318, 320-321, 330, Londres, 308, 313, 320 Mesilla, 297, 298, 324 Mora, José María Luis, 326, 329
332, 337-338, 342, 343, 346 López de Santa Anna, Antonio, Mesoamérica, 23, 30, 32, 34, 37, Morelia, 478
Kabal Xook, 70 268-276, 278, 280-281, 39, 45, 47, 49, 57, 68-69, Morelos y Pavón, José María,
Kaminaljuyú, 51, 65 283, 285, 287, 289, 291, 70, 88, 109 254, 257, 259, 309
Kan Balam (o Kinich Kan 294-295, 297-298, 300, Metztitlán, 109 Morelos, estado de, 37, 45, 49,
Balam II), 73 308 Mexicali, 474 69, 75, 406, 412, 430, 437,
Keynes, John M., 488, 521 López Mateos, Adolfo, 500-501, México, ciudad de, 124, 134, 449
Kinich Janaab Pakal I (o Pakal 508 140, 144, 148, 154-155, Motolinía, fray Toribio de, 133
el Grande), 73 López Portillo y Rojas, José, 390 171, 191, 197, 205, 207, Muñoz, Rafael F., 462
Kinich Kan Balam (o Kan López Portillo, José, 512, 517, 224, 226-227, 231, 239, Mussolini, Benito, 478
Balam), 73 519, 521 241, 247, 254, 276, 291, Nakbé, 49
Kucumatz, 87 López Rayón, Ignacio, 256, 257 295, 311, 314, 322, 330, Napoleón III, 308-309, 311-312,
Kukulcán, 87-88, 90 Los Tuxtlas, 37, 62 338, 371, 377, 378, 397, 314
La Habana, 179, 194, 200, 207, Lozada, Manuel, 321 408, 426, 433, 436-437, Naranjo, 73
289 Luis XIV, 181 439, 443, 446-447, 456, Narváez, Pánfilo de, 120
La Laguna, 473, 489 Luisiana, 175, 283 465, 466, 469, 479, 491, Nayarit, estado de, 47, 68, 372
La Libertad, 48 Macedo, Miguel, 351 493, 495-497, 509, 512, Negrete, Pedro Celestino, 269
La Mojarra, 48-49 Macedo, Pablo, 351 522, 524-526, 530 Nervo, Amado, 387
La Venta, 27, 32, 34, 36-37, 42, Madera, 508-509 México, Estado de, 48, 139, 226, Nezahualcóyotl, 21
47 Madero, Francisco I., 401-403, 278, 372, 437, 499, 532 Novo, Salvador, 475, 478
La Ventilla, 64 407-408, 412-413, 416-417, México-Tenochtitlan, 83, 93, 94, Nueva España, 110, 113, 117n,
Labastida, Antonio Pelagio de, 422-424, 462 111, 119-121, 180 121, 124, 128, 133, 135-
303, 309, 318 Madrid, 200, 227, 264 México-Tlatelolco, 93 141, 143, 145, 148-149,
Labastida, Francisco, 535 Madrid, Miguel de la, 521 Mezcala, 45, 47 151-152, 154-155, 158,
Lagos Cházaro, Francisco, 442 Magdaleno, Mauricio, 478 Michoacán, estado de, 47, 68, 160-163, 166-167, 171-172,
Lakamhá, 73 Manila, 148, 207 75, 82-83, 108-109, 121, 178-180, 182, 184-185,
Landesio, Eugenio, 332 Manzanillo, 376 134, 141, 214, 217, 240, 189-192, 194
Laredo, 319 Marcha, Pío, 268 243, 278, 303, 372, 430, Nueva Galicia, 128-129, 134,
Lecumberri, 511 Marcos, subcomandante, 531 448, 450, 464, 527, 532 136, 140, 143, 185
León de la Barra, Francisco, Martínez, Mucio P., 358 Mier y Terán, Manuel, 259, 278 Nueva Granada, 224
408, 417 Mata, Filomeno, 357 Mina, Francisco Xavier, 260 Nueva Orleans, 241, 298
León, 141 Matacapan, 62, 69 Miramar, 311 Nueva Rosita, 503
Lerdo de Tejada, Miguel, 295, Matamoros, 275, 318-319 Miramón, Miguel, 304, 314 Nueva Vizcaya, 141
297, 329 Matamoros, Mariano, 259 Mixcoac, 93 Nueva York, 470
Lerdo de Tejada, Sebastián, 314, Maximiliano de Habsburgo, 309, Moctezuma Ilhuicamina (o Nuevo Laredo, 376
318, 320-322, 330 311, 313-314 Moteczuma), 21, 120, 121 Nuevo León, 141-142, 240, 352,
548 HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 549

354, 359, 371, 372, 427, Pátzcuaro, 82, 107, 108 Quintana Roo, estado de, 108 San Antonio, 402
499 Payno, Manuel, 229, 330, 260 Quintana, Bernardo, 497 San Antonio Nogalar, 23
Nuevo México, 83, 86, 141, 175, Paz, Octavio, 497, 498, 511 Rabasa, Emilio, 390 San Blas, 275
178, 290, 324, 448 Pearl Harbor, 483 Ramírez, Ignacio, 330 San Cristóbal de las Casas, 530
Nuevo Santander, 187, 209, 240 Peláez, Manuel, 452 Reagan, Ronald, 521 San Cristóbal Ecatepec, 259
O’Donojú, Juan de, 264-265 Peña y Peña, Manuel de la, 294 Real del Monte, 189 San José Mogote, 32, 42
Oaxaca, estado de, 32, 39, 45, Perú, 117, 134, 135, 139, 148, Rebolledo, Efrén, 387 San Juan de los Lagos, 240, 253
62, 68, 90, 105, 107, 134, 149, 151, 155, 224, 270 Revillagigedo, segundo conde de, San Juan de Ulúa, 260, 268, 274
217, 226, 236, 240-241, Petén, 49, 51, 62, 65, 70, 73 218, 227, 231 San Lorenzo, 22, 34, 36-37
269, 303, 314, 322, 337, Petexbatún, 78 Revueltas, José, 511 San Luis de la Paz, 214
357, 430, 448, 450, 452, Piedras Negras, 65, 70, 319 Revueltas, Silvestre, 478 San Luis Potosí, 141, 376-377,
534-535 Pimentel, Francisco, 331-332 Reyes, Alfonso, 391, 460 390, 397
Obregón González, Joaquín, 358 Pineda, Rosendo, 351 Reyes, Bernardo, 351-352, 354, San Luis Potosí, estado de, 23,
Obregón, Álvaro, 420-421, 426, Pino Suárez, José María, 408 358-359, 362, 397, 400, 59, 69, 214, 226, 231, 240,
430, 433, 437, 442, 452- Pío IX, 303 401, 406, 417, 422 300, 372, 402, 427, 430,
453, 456-459, 462, 464, Poinsett, Joel R., 276, 283 Riaño, Juan Antonio, 253 503
466, 471, 537 Polk, James, 289-290, 294 Riego, Rafael de, 260 San Miguel el Grande, 253
Ocampo, Melchor, 300, 304, Polonia, 483 Río Azul, 65 Sánchez, Graciano, 478
308, 330 Portes Gil, Emilio, 473 Río Blanco, 357, 380-381 Santa Bárbara, 141
Ocho Venado (o El Jaguar), 87 Portilla, Anselmo de la, 332 Río Pesquero, 37 Santa Fe, 141, 275, 326
Olivares, conde-duque de, 152 Portugal, 249 Río Verde, 59 Santa Rosalía, 376
Orizaba, 311, 367, 380, 437 Posada, José Guadalupe, 390 Riva Palacio, Vicente, 260, 319, Santa Teresa de Cabora, 375
Orozco, José Clemente, 461 Prieto, Guillermo, 300, 330, 330, 332 Santo Domingo, 116, 175
Orozco, Pascual, 403, 407, 408, 332 Rivera, Diego, 461, 478 Scott, Winfield, 291, 294
417, 426 Progreso, 376 Roa Bárcena, José María, 332 Seibal, 49, 78, 79
Orozco y Berra, Manuel, 332 Puebla, 124,134, 187, 209, 311, Rodríguez, Abelardo L., 473 Serdán, Aquiles, 403
Ortega, Aniceto, 333 314, 324, 376-377, 380, Rodríguez, Diego, 168 Sevilla, 133, 145, 148, 154-155,
Ortiz de Domínguez, Josefa, 253 385, 403 Romero, Matías, 319-320, 364 182, 256
Ortiz Rubio, Pascual, 471, 473 Puebla, estado de, 59, 75, 81, Romero Rubio, Carmen, 342-343 Sierra, Justo, 351
Otumba, 59 155, 158, 180, 217, 226, Romero Rubio, Manuel, 343, 351 Sigüenza y Góngora, Carlos de,
Pachuca, 59, 385 240, 290-291, 301, 309, Ruffo, Ernesto, 528 168, 170
Padilla, Ezequiel, 497 314, 358, 371-372, 430, Ruiz Cortines, Adolfo, 499 Silao, 308
Pakal el Grande (o Kinich 437, 446, 450, 491 Ruiz de Apodaca, Juan, 260 Sinaloa, 83, 141, 162, 191, 226,
Janaab Pakal I), 73 Pueblo Bonito, 83 Ruiz Massieu, José Francisco, 531 240, 348, 358, 370, 430,
Palafox, Juan de, 158, 163 Puente de Calderón, 256 Rulfo, Juan, 497 433
Palenque, 65, 70, 73, 75, 79 Puerto Rico, 116 Sahagún, Bernardino de, 133 Siqueiros, David Alfaro, 461, 478
Pánuco, 124 Querétaro, 295, 324, 451 Sak Kuk, 73 Sisal, 275
Paquimé, 86 Querétaro, estado de, 90, 105, Salamanca, 141, 322 Siyaj Chan Kawiil II, 65
Paredes y Arrillaga, Mariano, 253, 294, 303, 314, 436, Salinas de Gortari, Carlos, 527- Siyaj Kak, 65
287-290 446, 464 528 Slim, Carlos, 528
París, 278 Quetzalcóatl, 51, 57, 75-77, 81, Saltillo, 141, 240, 256 Sonora, 23, 141, 162, 179, 185,
Parral, 161 87-90 San Andrés Tuxtla, 49 226, 348, 370, 372, 375,
550 HISTORIA MÍNIMA DE MÉXICO ILUSTRADA ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPONÍMICO 551

380, 403, 420, 426-427, Tingambato, 68 Vanegas Arroyo, Antonio, 390 Washington, D.C., 304, 423,
450, 474, 480, 526 Tixtla, 259 Vasconcelos, José, 291, 457, 430, 453
Tabasco, 178-179, 303, 351, Tlacolula, 42 460-462 Wilson, Woodrow, 424, 433
412, 430, 474, 517 Tlacopan, 82, 93-95, 108 Vaticano, El, 394, 528 Xibalbá, 73
Tablada, José Juan, 387 Tláloc, 20 Vázquez Gómez, Francisco, 401, Xipe, 104
Tacubaya, 93 Tlapacoya, 34, 39 403, 408, 412 Xochicalco, 75-77, 81
Taft, William, 424 Tlatelolco, 94, 109 Vázquez, Genaro, 508 Xochimilco, 92
Tajín, 75, 81 Tlatilco, 30 Velasco, José María, 332, 390 Yax Nuun Ayiin I, 65
Tamaulipas, 23, 187, 240, 372, Tlaxcala, 380, 430, 437 Velázquez, Fidel, 489, 490 Yaxchilán, 70, 73, 78-79
427, 480 Tlaxcala, estado de, 59, 81, 430, Venegas, Francisco Xavier, 254, Yermo, Gabriel de, 249
Tamayo, Rufino, 497 446 257 Yopitzinco, 107
Tampico, 274-275, 278, 287, 436 Tok Ichaak, 65 Veracruz, 254, 275-276, 278, Yucatán, 62, 70, 82, 87, 108,
Taxco, 186, 259 Tolsá, Manuel, 224, 227 287, 291, 294, 385, 430, 109, 119, 124, 129, 134,
Tayasal, 109, 178 Toluca, 81, 95 433, 451 143-144, 178-179, 241,
Taylor, Zachary, 289 Tomochic, 375 Veracruz, estado de, 27, 48, 62, 269, 290, 295, 348, 351,
Tecoac, 322 Toniná, 69, 70, 79 75, 119-120, 133, 148, 152, 357, 375, 412, 446, 474,
Tehuantepec, 48, 62, 108-109, Torreón, 376 175, 178, 207, 217, 226, 491
175, 294, 297, 304 Torres, José Antonio, 354 234, 238, 264, 268, 290, Yuknoom el Grande, 73
Teloloapan, 107 Torri, Julio, 460 303-304, 308-309, 311, Yuknoom-Cabeza, 73
Tenochtitlan (o México- Tres Zapotes, 47, 49 313-314, 320-321, 326-327, Zabludowsky, Jacobo, 511
Tenochtitlan), 20, 82-83, 89- Trist, Nicholas, 294 351, 358, 366, 371-372, Zacatecas, 269, 275, 390
90, 93-94, 104-105, 109 Tula, 22, 59, 82-83, 86-88, 90 417, 430, 439, 446, 448, Zacatecas, estado de, 269, 280,
Teopantecuanitlán, 37 Tulum, 108 450, 452, 499, 517 281, 303, 324, 372, 420,
Teotenango, 77 Tututepec, 107, 109 Victoria, Guadalupe, 259, 269- 427, 430, 433, 464
Teotihuacán, 22, 45, 51, 53, 56- Tuxpan, 376 270, 276 Zamora, 141
57, 59, 62, 64-65, 68-69, Tuxtepec, 62, 322, 336, 343 Vilar, Manuel, 337 Zapata, Emiliano, 407, 408,
76, 81, 83, 89-90 Tzintzuntzan, 82, 108 Villa, Pancho, 407, 416, 421, 412, 417, 439, 442, 456
Teotitlán, 62 Uaxactún, 49, 64-65 426, 430, 433, 438, 439, Zaragoza, Ignacio, 309
Tepeji, 59 Unión Soviética, 484, 489, 506, 442, 446, 448, 456, 460, Zavala, Lorenzo de, 385, 329
Tepexpan, 27 521, 528 462 Zedillo, Ernesto, 531
Tepic, 321 Urquizo, Francisco L., 462 Villa de Reyes, 23 Zimermann, Arthur, 453
Teresa de Mier, Servando, 260, Uxmal, 41, 82, 87 Villalba, Juan de, 207 Zitácuaro, 257
268, 329 Valencia, Gabriel, 287 Villamanrique, marqués de, 143 Zuloaga, Félix, 303-304
Terrazas, familia, 426 Valero, marqués de, 182, 184 Villaurrutia, Xavier, 475, 478
Texas, 179, 185, 240, 275, 280- Valladolid, provincia o
281, 283-285, 288, 324 intendencia de, 217, 226
Texcoco (o Tetzcoco), 25, 82, Valladolid de Michoacán (hoy
93-95, 108 Morelia), 134, 214, 242,
Tezcatlipoca, 88 243, 253-254, 259, 262
Thatcher, Margaret, 521 Valle de Toluca, 57, 256
Tikal, 49, 51, 62, 64-65, 68, 70, Valle, Leandro, 308
73, 79 Vallejo, Demetrio, 506
Nueva historia mínima de México ilustrada
se terminó de imprimir en octubre de 2008
en los talleres de
Corporación Mexicana de Impresión, S.A. de C.V.

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