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Anorexia Modulo V

El documento describe el trastorno de anorexia como una prisión autoconstruida en la que la persona se aisla gradualmente del mundo y de las sensaciones placenteras a través de una abstinencia alimentaria cada vez mayor. Aunque la persona intenta controlar su percepción de la belleza y del peso, la patología termina controlándola a ella. El tratamiento exitoso requiere que el terapeuta comprenda la lógica de la persona anoréxica y cree una pequeña abertura en su armadura mediante la reactivación controlada del placer para generar
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Anorexia Modulo V

El documento describe el trastorno de anorexia como una prisión autoconstruida en la que la persona se aisla gradualmente del mundo y de las sensaciones placenteras a través de una abstinencia alimentaria cada vez mayor. Aunque la persona intenta controlar su percepción de la belleza y del peso, la patología termina controlándola a ella. El tratamiento exitoso requiere que el terapeuta comprenda la lógica de la persona anoréxica y cree una pequeña abertura en su armadura mediante la reactivación controlada del placer para generar
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Anorexia: refugio y prisión

El trastorno de anorexia es el trastorno alimentario más claramente perturbador, porque


cuando se manifiesta lo hace de manera opuesta a la lógica del sentido común: ¡dejar de
comer hasta incluso alcanzar la muerte!

Para explicar las patologías alimentarias contamos con miles de teorías: desde la freudiana,
según la cual proceden de traumas sexuales vividos en la infancia, a las que las consideran
fruto de disfunciones biológicas y genéticas o de relaciones intrafamiliares morbosas.

Más allá de estas disertaciones teóricas sobre su origen, lo importante es destacar el hecho ya
demostrado de que es posible recuperarse de estas patologías en tiempo breve.

Cómo surge el trastorno de anorexia

Pero, ¿cómo surge la anorexia? La primera característica de la anorexia es su aparición gradual


y no de manera traumática. Lo hace a través de un proceso de una cada vez mayor abstinencia
alimentaria que lleva a un total rechazo de la comida.

Este proceso gradual se genera habitualmente por la exigencia de no engordar o de adelgazar


para adecuarse a los modelos de belleza socialmente avalados. Después de un tiempo, esta
tendencia se alimenta sola. Es decir, pese a que la delgadez excesiva de nuevo aleja a la
anoréxica de los cánones de belleza, se alimenta sola debido a que la patología ya se ha
asentado y ha modificado las percepciones y la propia capacidad de juzgarlas idóneas o
equivocadas. Por tanto, adelgazar se convierte en el objetivo principal pese al choque con la
tan valorada opinión de los demás.

La tendencia a la abstinencia entonces comienza a invadir otros ámbitos, donde también se


anula la posibilidad de sensaciones agradables. Es así como comienza un progresivo
aislamiento social y la cancelación de actividades placenteras. Las sensaciones comienzan a
producir miedo. Y el individuo afectado se coloca una armadura abstinente que lo protege a la
vez que lo aprisiona. Ya no es una intención de no comer, es un terror y una compulsión
irrefrenable por evitar la comida.

La trampa de la anorexia y su solución

La trampa que la persona se ha construido está demasiado bien forjada y ya no consigue salir
sola de ella. Esto provoca la consiguiente reacción en los demás, que a menudo resultan
fuertemente contraproducentes: intentos de convencimiento racional, forzar a comer, etc.
Los familiares acaban por producir, con las mejores intenciones, los peores efectos: solo
conseguirán con estos métodos que se hunda más en el interior de su jaula. Por desgracia, no
basta la buena intención, es necesario ser estratégicos.

La solución a este problema exige la capacidad de asumir la lógica, aparentemente absurda, de


la persona anoréxica. Exige sintonizar con ella a la hora de intervenir y ser capaz de influir
sugestivamente sobre el sujeto y los familares, especialmente cuando el trastorno ha llegado
ya a su máxima expresión patológica y de resistencia al cambio. La anorexia es uno de los tipos
de patología que pone a prueba duramente la capacidad del terapeuta. “No existen pacientes
imposibles sino únicamente terapeutas incapaces”, decía el genial Don Jackson, fundador del
Mental Research Institute de Palo Alto.
La reactivación del placer en el trastorno de anorexia

La finalidad del terapeuta será la de crear una primera hendidura en la armadura-prisión del
afectado. De tal modo que vuelva a reingresarse en el mundo de las sensaciones del que se ha
protegido obsesivamente. La reactivación del placer, aunque mínima y controladísima (por el
propio paciente) en un primer momento, acabará generando espontáneamente un cambio de
tipo avalancha que lo terminará sacando de su prisión.

Sea cual sea el tipo de anorexia (crónica, juvenil, sacrificante, etc), la finalidad última, aunque
no el protocolo de actuación, que deberá adecuarse explícitamente, será la de recuperar las
sensaciones conforme desaparece el miedo a experimentarlas, eliminar la armadura para
eliminar la rígida prisión que esta supone.

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