Sermon No Mas Abuso Emocional

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[El amor] “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

(La versión NIV, en inglés


comienza diciendo [El amor] protege…) (1 Corintios 13: 7, NIV).

Introducción

¿Cuál piensas que es la palabra clave en este versículo? La repetición de “todo” podría darnos una
pista. ¿Cuál es la palabra clave? SIEMPRE.

En esta versión de la Biblia, podemos notar que la palabra “siempre” está traducida como “todo”.
Todo. Todo. Todo.

En otras palabras, Todo el tiempo. Siempre. El amor protege siempre. Ese ha sido el deseo de Dios
para las familias desde el mismo principio de todas las cosas.

El designio de Dios es que nuestros hogares sean un pedazo del cielo en esta tierra, en donde el
amor está presente y los miembros de la familia se ayudan y apoyan unos a otros. Los pequeños
actos de amor, bondad y atención entre sus miembros son las cualidades positivas que reflejan el
amor protector de Dios por nosotros, sus hijos.

Elena G. de White apoya este concepto en El Hogar Cristiano, en donde declara: “El hogar debe ser
hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los
afectos son cultivados en vez de ser estudiosamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que
se cultive así el amor, la simpatía y la verdadera cortesía mutua” (p. 11).

Tristemente, muchos hogares y aun iglesias se han convertido en un lugar de temor, dolor y tristeza.

¿Qué es abuso emocional?

El abuso emocional recibe también el nombre de “maltrato sicológico”. Puede tener consecuencias
a largo plazo en los niños y lleva a una amplia gama de problemas en la edad adulta. De acuerdo con
Brenda Branson y Paula Silva, “el perpetrador usa la intimidación, la humillación, el aislamiento y el
temor para reducir el sentido de sí mismo y de sanidad de su víctima”.

La mayoría de las personas tienden a minimizar los efectos del abuso emocional porque estos no
parecieran ser tan obvios como aquellos causados por el abuso físico o sexual. Sin embargo, este
abuso es ciertamente el asesino silencioso de las familias y matrimonios cristianos.

El abuso emocional puede incluir: ignorar, rechazar, aislar, asaltar verbalmente, explorar o
corromper, aterrorizar, descuidar a un niño.

Perspectiva bíblica

Desafortunadamente, muchos abusos ocurren durante momentos de enojo e ira. La Biblia es muy
clara en cuanto a los peligros de una persona llena de enojo. Proverbios 22: 24 nos aconseja: “No
hagas amistad con el iracundo ni tengas tratos con el violento, no sea que aprendas sus maneras y
pongas una trampa para tu propia vida”.

Aunque el enojo es una parte importante de nuestro paquete emocional dado por Dios; no debemos
sin embargo dejar que nos lleve al pecado. El llenarse de ira y golpear al niño o lastimar a la esposa,
nunca es aceptable. Santiago hace notar: “Todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y
lento para la ira” (Santiago1: 19). Lo que Santiago está diciendo, es: “No seas temperamental e
irascible”.

Juan 15: 12 nos aconseja que debemos “amarnos unos a otros”. En última instancia, el blanco de la
vida cristiana es el AMOR. La medida de nuestra madurez es nuestro amor por Dios y nuestro amor
por los demás. Si fallamos en nuestro amor, estamos perdiendo el punto central de lo que significa
ser cristianos.

La Palabra de Dios expresa de varias formas este principio fundamental. Veamos unas cuantas
descripciones de cómo nos amamos unos a otros.

A. Darnos preferencia unos a otros (Romanos 12: 10).

B. Servirnos unos a otros (Gálatas 5: 13).

C. Soportándonos unos a otros (Efesios 4: 2).

D. Perdonándonos unos a otros (Colosenses 3: 13).

E. Consolándonos y edificándonos unos a otros (1 Tesalonicenses 5: 11).

F. No llevar registro de las ofensas (1 Corintios 13: 5). G. Liberar al oprimido, esforzarnos por la
justicia (Isaías 58: 9-12).

Estos preceptos nos habilitan para vivir la vida producto del amor que Dios designó para ti y para mí
en nuestras familias. Cuando reflexionamos en esas cualidades, entendemos entonces que, desde
el mismo principio, el plan de Dios era el desarrollo de familias que reflejaran su carácter. ¿Y cuál es
ese carácter? Amor. Ese es el ideal de Dios más alto para nosotros, el de reflejar su carácter de amor.

Dios desea que nos amemos unos a otros como él nos ha amado a nosotros. Y no solamente que
amemos a nuestra familia, sino que amemos a todos los hijos de Dios. Para la sociedad que nos
observa, los cristianos son la propaganda de Dios y la demostración en vivo de la forma como las
familias pueden vivir juntas de la mejor manera posible y crear una mejor sociedad. ¡Esto no es un
imposible! Puede realmente llegar a lograrse. Todo en la vida puede llegar a aprenderse. La buena
nueva es que el amarnos unos a otros como Dios nos ama, es algo que puede aprenderse.

¿Cuál es la apropiada respuesta de la iglesia?

Mientras estamos sentados aquí el día de hoy, debe dársele una respuesta a esta relevante
pregunta: ¿Cuál es una apropiada respuesta de la iglesia al enfrentar el desafío del abuso emocional
dentro de esta congregación? ¿Cómo podemos aprender a amarnos unos a otros? ¿Cómo podemos
guiar y dirigir a otros en ese proceso?

Las siguientes son unas cuantas sugerencias que pueden ser de utilidad, particularmente para
pastores y profesionales que ayudan a los miembros de iglesia a enfrentarse al difícil problema del
abuso emocional y la necesidad de desarrollar relaciones saludables:

A. Hablar acerca y en contra de la violencia y abuso de los niños, las mujeres y los ancianos.

B. Predicar sermones acerca de relaciones saludables.

C. Proveer entrenamiento para padres y familias sobre cómo desarrollar relaciones saludables.
D. Instruir a los hombres acerca de cómo entender mejor su papel bíblico en el matrimonio, al
proveerles una enseñanza equilibrada sobre Efesios 5: 22-28.

E. Instruir a los padres acerca de cómo controlar su ira y sus palabras cuando disciplinan a sus hijos.

F. Mostrar compasión a las víctimas de abuso emocional y fomentar un ambiente de compasión


dentro de la iglesia.

G. Escuchar la historia que cuenta la víctima, a fin de entender bien la situación.

H. Referir a la víctima y al abusador a un consejero profesional que tenga experiencia en la


recuperación después del abuso.

I. Conectar a las víctimas con grupos de apoyo, compañeros de oración, etc.

J. Proveer un lugar seguro para mujeres y niños en crisis.

K. Actuar inmediatamente si se sospecha o se sabe de un caso de abuso. Si se reconocen las señales


de abuso emocional, es mejor investigar.

¿Cuál es nuestra respuesta el día de hoy?

Jesús dijo: “En esto conocerán todos que son mis discípulos: si tienen amor los unos por los otros”
(Juan 13: 35), . Sí, efectivamente, si vamos a vivir como hijos de la luz, debemos iluminar la oscuridad
ahí donde la violencia tenga lugar en nuestro medio. Debemos cuidarnos unos a otros, aun cuando
sea más fácil permanecer en silencio y no involucrarnos.

El sabio Salomón nos insta a lo siguiente: “Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los
desafortunados. Abre tu boca, juzga con justicia y defiende al pobre y al necesitado” (Proverbios 31:
8, 9). Habla y actúa como Jesús. Llena tu mente de buenos pensamientos. Alimenta tu corazón de
buenas cosas. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6: 45). Hermanos y
hermanas, traten a sus hijos con amor y bondad. Anímenlos, en vez de dañar severamente su estima
propia. Esposos y esposas, traten a su cónyuge con amor y paciencia. Sean respetuosos y hónrenlo.

Conclusión

Cuando Ira Edmond Gillett, un misionero en el este de África, regresó a su hogar para informar sobre
sus actividades de ultramar, relató un fenómeno por demás interesante. Repetidamente, Ira Gillett
notó grupos de africanos que pasaban por alto los hospitales del gobierno y viajaban muchos
kilómetros extra para recibir tratamientos médicos en las instalaciones misioneras. Cierto día le
preguntó a un grupo de pacientes por qué caminaban la distancia extra cuando las mismas
medicinas y tratamientos eran ofrecidos en las clínicas del gobierno. La respuesta fue: “Las
medicinas podrán ser las mismas, pero las manos son diferentes”.

Ese tipo de amor es el que hace la diferencia. Esa es la virtud del amor encarnado. Cristo no tiene
otras manos que nuestras manos; no otros pies, sino los nuestros. Somos sus embajadores que lo
representamos ante el mundo. Y cuando amamos como él nos amó a nosotros, esto hace toda una
diferencia. La gente se da cuenta. ¡Que Dios nos equipe y nos bendiga para amar como Jesús amo!
Amén.

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