La Metodologia Tradicional de Ensenanza
La Metodologia Tradicional de Ensenanza
La Metodologia Tradicional de Ensenanza
Resumen
El arte flamenco, con una clara reminiscencia popular y como fruto de un profundo
mestizaje de los pueblos y culturas que han estado en contacto con Andalucía, se ha
transmitido, y se transmite, de forma oral. En este artículo mostraremos que tal metodología
tradicional dista mucho de ser una práctica en desuso y obsoleta y que sigue favoreciendo
el proceso de enseñanza-aprendizaje del flamenco. Ese método propicia el florecimiento de
una serie de aptitudes relacionadas con la espontaneidad, la improvisación y la intuición,
que por otro lado son de capital importancia para el desarrollo de la principal función de la
guitarra flamenca: el acompañamiento, tanto del cante como del baile. Para mostrar la
importancia que tratadistas del siglo XX dan a esa impronta musical flamenca, hemos
realizado una selección de tres tratados de guitarra flamenca con el objeto de constatar la
importancia que sus autores dan a la metodología tradicional de enseñanza de cara a la
plena y cabal formación del músico flamenco.
Palabras clave:
Abstract:
Flamenco art, with a clear popular reminiscence and as the result of a deep miscegenation
of the peoples and cultures that have been in contact with Andalusia, has been transmitted,
and transmitted, orally. In this article we will show that such a traditional methodology is
far from being a disused and obsolete practice and that it continues to favor the teaching-
learning process of flamenco. This method fosters the flourishing of a series of skills related
to spontaneity, improvisation and intuition, which are also of capital importance for the
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development of the main function of the flamenco guitar: the accompaniment of both
singing and dancing. To show the importance that twentieth-century authors give to that
flamenco musical stamp, we have made a selection of three flamenco guitar treatises in
order to verify the importance that their authors give to the traditional methodology of
teaching in the face of full and complete formation of the flamenco musician.
Keywords:
Traditional method, oral transmission, flamenco guitar, Rafael Marín
Calahorro Arjona, Manuel Ángel. "La metodología tradicional de enseñanza en los
tratados de guitarra flamenca del siglo XX". Música Oral del Sur, n. 14, pp. 103-121, 2017,
ISSN 1138-857
Guitarristas del siglo XIX como Trinitario Huertas 1, Antonio Marín, Juan Valencia,
Bernardo Troncoso o Julián Arcas, que ya hicieron gala de una técnica clásica muy refinada
pero sin renunciar a los referentes populares, se prodigaron en la reelaboración de piezas
del repertorio tradicional andaluz. Estos autores contribuyeron muy directamente a crear un
repertorio de aires populares andaluces transcritos para guitarra solista. Y ese proceso actuó
en favor de esa guitarra popular rasgueada, que se benefició del virtuosismo y de una
técnica más depurada asociada a la práctica del estilo punteado.
1
Para Blas Vega, esa tradición de interpretar la música popular bajo la óptica de la técnica clásica, es
iniciada por Trinitario Huertas (1804-1875). En: BLAS Vega, José. El maestro Patiño. En:
NAVARRO García, José Luis y ROPERO Núñez, Miguel (directores). Historia del flamenco. Vol. II,
Sevilla: Tartessos, 1995, p. 145.
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DE GUITARRA FLAMENCA DEL SIGLO XX
En relación al siglo XIX, Eusebio Rioja3 establece tres etapas de la figura del guitarrista. La
primera de ellas abarcaría hasta aproximadamente 1864. En ella aparece un guitarrista
sumiso al cante y cuya función es realizada dentro del anonimato. A continuación seguiría
una etapa muy breve en la que el propio cantador será quien se acompañe con su guitarra.
Y finalmente, a partir de la década de los setenta del siglo XIX, surgiría la figura de un
guitarrista acompañante que habría ido adquiriendo cada vez más importancia,
culminándose esta evolución con el gran salto a los escenarios del guitarrista de concierto.
Por su parte, Blas Vega situó la aparición de la guitarra flamenca como solista de la mano
del maestro José Patiño, en el año 18654.
Y en torno a la segunda mitad del siglo XIX, junto con esta revalorización del instrumento,
nace el flamenco. Como anunciábamos con anterioridad, hay dos instrumentos iguales en
apariencia pero diferentes en repertorio y técnica: guitarra flamenca y guitarra clásica.
Nosotros focalizaremos nuestra atención sobre la primera en este contexto recién
introducido. Si tenemos en cuenta el primer tratado de guitarra rasgueada como precedente
y antecesor de nuestra guitarra flamenca, debemos remontarnos al año 1596, con Joan
Carles Amat y su Guitarra española de cinco órdenes 5. Desde entonces, la técnica del
rasgueado ha perdurado constante en los ámbitos populares hasta la actualidad 6, siendo una
2
Esa dualidad, instaurada en un cierto recelo hacia lo popular, puede apreciarse nítidamente desde
comienzos del siglo XVII. Véase la voz “vigüela” en: COVARRUBIAS Horozco, Sebastián de.
Tesoro de la lengua castellana o española. Madrid: Luis Sánchez, 1611, Biblioteca Nacional de
España (R/6388), fol-74r. Véase también la consideración de Pietro Cerone en relación a los músicos
que tañían la guitarra: CERONE, Pietro. El melopeo y maestro. Nápoles: J. B. Gargano y L. Nucci,
1613, Biblioteca Nacional de España (R/9274), p.155.
3
RIOJA Vázquez, Eusebio. La emancipación del guitarrista. En: NAVARRO GARCÍA, José Luis y
ROPERO Núñez, Miguel (directores). Historia del flamenco. Vol. II, Sevilla: Tartessos, 1995, pp. 35-
36.
4
En concreto se basa en un cartel del 28 de octubre de 1865 en el que se anuncia la interpretación de
un zapateado con 82 variaciones por el guitarrista José Patiño, quien luego acompañará el cante de
Silverio Franconetti. En: BLAS VEGA, José. El maestro Patiño…op. cit. pp-144-145.
5
AMAT, Joan Carles. Guitarra española de cinco órdenes, la cual enseña de templar y tañer rasgado
todos los puntos naturales, y b, mollados, con estilo maravilloso. Y para poner en ella qualquier
tono, se pone una tabla, con la qual podrá qualquier sin dificultad cifrar el tono, y después tañer y
cantarle por doze modos, y agora añadida por el mismo autor. Y a la fin se haze mención también de
la Guitarra de quatro órdenes. Valencia: Aguftin Laborda, 1758. Biblioteca Nacional de España
(MC/3602/28). [1ª ed.: Barcelona: 1596]
6
Para ver la popularidad que ha tenido la práctica del estilo rasgueado desde la guitarra barroca
consúltese: ARRIAGA Moreno, Gerardo. La guitarra renacentista. En: La Guitarra Española.
Madrid: Opera Tres, 1993, pp. 71-72; CHRISTENSEN, Thomas. The Spanish Baroque Guitar and
Seventeenth-Century Triadic Theory. Journal of Music Theory. Vol. 36, nº.1, New Haven: Duke
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University Press on behalf of the Yale University Department of Music Stable, 1992, p. 20; TORRES
Cortés, Norberto. El estilo “rasgueado” de la guitarra barroca y su influencia en la guitarra flamenca:
fuentes escritas y musicales, siglo XVII. Música oral del Sur. n. 9, 2012, pp. 288-320; VALDIVIA
Sevilla, Francisco. La guitarra rasgueada en España durante el siglo XVII. Málaga: Servicio de
Publicaciones y Divulgación Científica de la Universidad de Málaga, 2015.
7
ARRIAGA Moreno, Gerardo. Ciclo Música Española Barroca. Madrid: Fundación Juan March,
2004, p. 16.
8
MILÁN, Luis de. Libro de mvſica de vihuela de mano. Intitulado El maeſtro... Valencia: Francisco
Díaz Romano, 1536, Biblioteca Nacional de España (R/14752).
9
CERVANTES Saavedra, Miguel de. Novelas exemplares. Madrid: Iuan de la Cuesta, 1613,
Biblioteca Nacional de España (Cerv/112), fol.143v.
10
El más claro ejemplo del costumbrismo andaluz lo encontramos en: ESTÉBANEZ Calderón,
Serafín. Escenas andaluzas. Madrid: Imprenta de Don Baltasar González, 1847, Biblioteca Nacional
de España (1/14717).
11
Véase por ejemplo: DEMBOWSKI, Carlos. Dos años en España durante la guerra civil. 1838-
1840, Barcelona: Crítica, 2008. [1ª ed.: París, 1841]; FORD, Richard. Manual para viajeros por
Andalucía y lectores en casa. Madrid: Ediciones Turner, 2008. [1ª ed.: Londres, 1845]; GLINKA,
Mikhail. Los papeles españoles de Glinka. 1845-1847. Madrid: Consejería de Educación y Cultura de
la Comunidad de Madrid, 1996.
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Matos o Agustín Gómez. Como afirma Berlanga 12, con éstos se retomaron las ideas
propugnadas por Hugo Shuchardt a finales del siglo XIX y que conectan el flamenco con
sus antecedentes musicales de naturaleza andaluza.
Estos tres tratados van más allá de la mera exposición del material musical, pues ofrecen
reflexiones sobre la naturaleza de la guitarra flamenca e incluyen apuntes en torno a cómo
debe integrarse este instrumento como un componente fundamental de la música flamenca.
Después de repasar a cada autor de un método tradicional de enseñanza, queremos extraer
esa serie de similitudes que estarían en plena consonancia con la idiosincrasia musical
flamenca y que atañen a la improvisación, la espontaneidad, la intuición y al
12
BERLANGA Fernández, Miguel A. Repensando el flamenco en claves musicales. Líneas de
investigación. En: OLARTE Martínez, Matilde (ed. y coord.). Fuentes documentales
interdisciplinares para el estudio del Patrimonio y la Oralidad en España. Congreso Internacional,
Salamanca, Pontevedra: Ed. Dos Acordes, 2012, p.247.
13
España, Orden de 25 de mayo de 1983, Boletín Oficial del Estado, 1 de junio de 1983, núm. 130.
pp.15277-15279.
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RAFAEL MARÍN
Ilustración 1: Portada del método de Rafael Marín. Fuente: MARÍN, Rafael. Método de
Guitarra… op. cit. Portada.
14
MARÍN, Rafael. Método de Guitarra. Por Música y Cifra, Aires Andaluces. Córdoba: Colección
Demófilo, Ed. La Posada, 1995. [Edición facsímil del Método de guitarra. Flamenco. Único
publicado de aires andaluces, publicado por Dionisio Álvarez, 1902]
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Rafael Marín y su obra, poco valorados por la flamencología hasta hace unos años, son
motivos de una reciente revalorización. Sin embargo, su relevancia ya quedó nítidamente
señalada en la biografía hecha por Domingo Prat, motivo por el cual consideramos
oportuno incluir aquí algunos pasajes más significativos:
Desde muy joven demostró viva afición a la guitarra por lo «flamenco», siendo una revelación
entre su familia la facilidad con que, autodidácticamente, arrancaba amplios rasguitos y
elegantes punteados. […] Fue ventajosamente contratado para actuar en la Exposición de
París de 1900, donde consiguió grandes éxitos y buenos frutos. Al regreso de aquel gran
certamen, según nos dice él mismo, compone en solo catorce días su «Método de Guitarra».
[…] Como maestro, puede decirse que fue punto de partida de la mayoría de los
contemporáneos. […] En el año 1900 formaba parte del elenco de profesores de la «Sociedad
Guitarrística Española»16.
Puesto que en este método afloran por primera vez multitud de cuestiones que forman parte
de la idiosincrasia de la guitarra flamenca, considerándose precursor de una nueva
tratadística focalizada en la guitarra flamenca, convendrá detenerse en algunas cuestiones
más detalladamente. Esto nos permitirá hacernos eco de la concepción del autor en torno a
cómo debía afrontarse la enseñanza de este instrumento.
En la segunda parte práctica el autor expone las particularidades del sistema cifrado de
música que se incluye en las transcripciones debajo del pentagrama. La mayoría de
guitarristas flamencos, en continuidad con la práctica de la guitarra tradicional o popular,
no se sometían a un método sistemático de enseñanza. Así lo describe Marín : «en el género
andaluz no hay ni hubo jamás escuela de manos, sino que cada uno lo ha colocado como ha
podido ó sabido»17. Y en consonancia con este hecho iría asociado también un
desconocimiento musical por parte del guitarrista.
15
MARÍN, Rafael. Método de Guitarra…op. cit. p. VII.
16
PRAT, Domingo. Diccionario de Guitarristas. Ohio: Editions Orphee Inc., Columbus, 1986.
[Facsímil de la Primera edición de Romero y Fernández, Buenos Aires, 1934]. En: MARÍN, Rafael.
Método de Guitarra…op. cit. p. VII-VIII.
17
MARÍN, Rafael. Método de Guitarra…op. cit. p.7.
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Precisamente, hablando del acompañamiento de los estilos libres como las malagueñas, las
granadinas o los fandangos, alude a la libertad creativa del cantaor, que adorna a capricho
cada uno de los tercios según sus facultades. En esa tesitura la misión del acompañante será
la de esperar y estar alerta, adaptándose y adecuando el acompañamiento al servicio del
cante19. A colación del modo en que se ha de acompañar con la guitarra, también Marín
reconoce que los bailes flamencos se suelen bailar a capricho, apoyándose en ese código de
comunicación que se vale de señales visuales para estructurar formalmente el baile en el
mismo momento de su puesta en práctica, es decir, en el desarrollo de la actuación20.
18
MARÍN, Rafael. Método de Guitarra…p.71.
19
Ibídem. p. 178.
20
Incluimos aquí las consideraciones que hace el autor sobre el acompañamiento del baile por
alegrías: “Para acompañar el baile de alegrías se empieza rasgueando, y después el cantador sale con
una copla; la bailadora ó bailador hace su salida y empieza á bailar. Una vez terminado el cante, la
bailadora hace un movimiento con el cuerpo, casi imperceptible, pero lo suficiente para que el que
toca comprenda que el que baila quiere entrar en falseta (variación), y entonces el que acompaña
empieza una variación que ejecuta las veces que quiera, ó bien la enlaza con otra, y así
sucesivamente, hasta que el bailador por otro movimiento demuestra que quiere cante, y entonces el
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Aunque Marín no niega que con la guitarra se ejecuten e interpreten obras del género serio
– guitarra clásica-, defiende a ultranza la esencia de la guitarra española, cuya nacencia va
ligada a la interpretación de los aires regionales andaluces, que encuentran su mejor forma
de expresión en la guitarra. Un repertorio de aires que «se presta mucho á la fantasía del
que ejecuta, […] donde se permiten y hasta dicen ó suenan ciertas libertades en la
combinación de acordes que en obras de otra naturaleza estarían muy mal vistas» 22. En esta
cita se pone de realce la inexistencia de un repertorio de aires regionales andaluces cerrado
y sumiso a una partitura. Todo lo contrario, es susceptible de variación y enriquecimiento
por parte del guitarrista.
que toca hace unos tiempos de rasgueo y seguido lo que llaman el remate de falseta. Una vez
terminado éste, vuelven á cantar, y luego se hacen otras variaciones, hasta que el bailador dice,
«vámonos», y con unos tiempos de rasgueo termina el baile”. (MARÍN, 1902: 177)
21
En relación a la faceta acompañante del guitarrista, llama la atención cómo Marín incluye un hecho
anecdótico que curiosamente en la actualidad tiende a repetirse: “Es curioso ver que, al equivocarse el
cantador ó bailador, han de volver la cara y mirar al tocador indicando el error que ha padecido, y el
público no inteligente en estos espectáculos opina casi del mismo modo que los primeros, siendo así
que, si se analiza detenidamente, el tocador es el peor retribuido, peor mirado, etc., etc.; pero que
suele ser por lo general la parte más saliente y principal de todo un tablado”. (MARÍN, 1902: 179)
22
Ibídem. p. 80.
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23
Ibídem. p. 6.
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ANDRÉS BATISTA
Manual Flamenco24 (Madrid, 1985).
Ilustración 2: Portada del manual de Andrés Batista. Fuente: BATISTA, Andrés. Manual…
op. cit. Portada.
En 1985, la publicación del Manual Flamenco de Andrés Batista abre una nueva puerta en
lo referente a la transcripción del cante y su acompañamiento guitarrístico, que aborda con
complejidad rítmica y precisión admirables. El libro, escrito en español e inglés, se
estructura en cinco capítulos en los que se estudian cuestiones referentes a la historia,
clasificación de los estilos flamencos, estructuras formales y esquemas de acompañamiento
de diferentes estilos. Aun habiendo publicado numerosos títulos en el campo de la
pedagogía de la guitarra flamenca, Batista justifica el método tradicional de enseñanza de la
guitarra flamenca, pues «la enseñanza mediante el sistema musical, es reciente. Antaño el
alumno, solo disponía del aprendizaje bis a bis»25.
Nos parece relevante que, en el capítulo III titulado Esquemas del cante y baile, Batista
establezca las estructuras formales del cante y del baile, incluyéndose además la
terminología formal dentro del argot flamenco 26. Consideramos una gran aportación la de
este autor al tratar de sistematizar un esquema formal con pretensión de validez
24
BATISTA, Andrés. Manual Flamenco. Madrid: Edición de autor, 1985.
25
Ibídem. p. 8.
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4.-Cada estilo de cante y baile, posee unas peculiaridades propias (además de las que puede
aportar el intérprete). El evitar mezclar falsetas o variaciones, ritmos y acordes de distintos
estilos entre sí, dará claridad de carácter y sentimiento a cada uno de ellos, logrando una
riqueza y variedad, tanto al interpretarlos, como al oírlos.
5.- Una variación o falseta puede ser bonita y flamenca; pero no la adecuada al estilo de cante
o baile o sentimiento personal del artista al que se acompañe. No olvidar que hay variaciones
cantaoras y otras que son bailaoras. Se llama falseta cantaora, a la que facilita la afinación e
inspiración (pellizco) del cantaor, y bailaora, la que marca con claridad el ritmo y los acentos
del baile, facilitando los arranques y expresividad de quien esté bailando.
6.- Las notas o acordes de paso, han de adaptarse a la necesidad y conveniencia del estilo
personal del cantaor, para facilitar y ayudar la interpretación de éste 28.
Consideramos muy relevante que Batista defienda la tesis de que para ser un buen
concertista es necesario haber asimilado la labor de acompañamiento, argumentando que
esa guitarra de concierto, en sus inicios, nació de la mano de aquellos guitarristas que
además de ser buenos acompañantes tenían una agilidad e intuición creativa29.
26
En el cante se establecen tres partes fundamentales: temple, primera y segunda parte. El esquema
del baile dependerá del montaje propuesto: salida, letras, silencios, subidas, escobillas, etc. Prosigue
el capítulo aclarando y explicando la terminología propia del flamenco en sus tres facetas: cante, baile
y guitarra, tan propia del flamenco y cuyo conocimiento y aprendizaje es tan importante para el
entendimiento entre los artistas: pellizco, jaleos, arranque…
27
Ibídem. p. 32.
28
Ibídem. p. 55.
29
Ibídem. p. 8.
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Este libro representa un auténtico manual práctico sobre la guitarra flamenca que se centra
en transmitir una visión sobre cómo se trabaja el flamenco a la hora de su puesta en escena.
Al igual que en el método de Marín, se explican los códigos de comunicación necesarios
para el desarrollo formal de la música flamenca, que deberán ser compartidos por todos los
intérpretes del flamenco: cante, baile y guitarra. Debe también destacarse que este método
fue pionero en la siempre complicada transcripción del cante 30 y su respectivo
acompañamiento guitarrístico, facilitando de esta forma el aprendizaje y asimilación de los
pasajes musicales característicos del acompañamiento: “respuestas” musicales ante los
tercios del cante, acordes de dominante o de paso que se introducen en el desarrollo del
cante, etc.
MANUEL CANO
La guitarra. Historia, estudios y aportaciones al arte flamenco 31 (Córdoba, 1986).
Ilustración 3: Portada del método tratado de Manuel Cano. Fuente: CANO Tamayo,
Manuel. La guitarra. Historia…op. cit. Portada.
30
Batista, en relación a la representación de los melismas, apoyaturas, afinaciones, etc. del cante,
afirma que la música escrita en partitura no es una reproducción literal del cante, dada la dificultad
extrema de esta escritura.
31
CANO Tamayo, Manuel. La guitarra. Historia, estudio y aportaciones al Arte Flamenco. Sevilla:
Ediciones Giralda, 2006. [Edición facsímil de La guitarra, Historia, estudio y aportaciones al Arte
Flamenco, publicado por Manuel Cano en 1986]
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Esta obra es un tratado de guitarra flamenca que ha sido considerado por muchos como un
hito imprescindible para cualquier investigador en flamenco. Bien es verdad que en la
actualidad ha sido superado y completado por otros autores, pero en la década de los 80
supuso la presentación en un solo manual de una gran diversidad de información en
relación a la música flamenca, indagando en su historia, estilos, cantaores, guitarristas,
estudios de guitarra, obras de conciertos, constructores, etc. Esto lo convierte en un tratado
que va más allá del mero aprendizaje de falsetas, obras y variaciones, que procura
transmitir la idiosincrasia musical del flamenco. Si en el primer capítulo Cano hace un
recorrido histórico desde la vihuela hasta la actual guitarra, en el segundo nos justifica la
importancia de la música popular en la génesis y cristalización del flamenco. Por su parte,
los capítulos 3 y 4 entran más de lleno en el estudio de la guitarra y su incorporación al arte
flamenco, indagando además en los diferentes estilos y sub-estilos flamencos,
encuadrándose éstos según la procedencia. Finalmente, en los capítulos 5 y 6 se exponen
letras flamencas y se hace un pequeño recorrido histórico por los diferentes constructores
de guitarra considerados más relevantes.
Como hemos dicho antes, Cano dedica su segundo capítulo a defender la importancia de
una música popular como fuente inagotable de inspiración para nuestra música flamenca.
En el establecimiento de los diferentes estilos flamencos, señala que los creadores e
intérpretes más destacados de música popular han permitido fijar algunos de los principales
cantes flamencos33. Podemos citar el caso concreto de las malagueñas: posiblemente,
muchos cantaores interpretaron malagueñas muy personales y con características únicas,
pero quizás personajes como Chacón, La Trini o El Mellizo, dada la belleza de su
interpretación, así como su popularidad, permitieron fijar sub-estilos dentro del estilo
troncal (la malagueña)34. En esta misma línea, vemos como los propios artistas flamencos
32
Ibídem. p. 85.
33
Según las teorías de Cecil J. Sharp.
34
Sobre esta actitud ante el fenómeno flamenco, resulta interesante la descripción que hace Cano del
guitarrista “El Murciano”: “No quiso tampoco estudiar la música conservando, así y toda su vida,
cierta fantasía, sino salvaje al menos independiente, tan llena de fuego como de vena inagotable
siempre viva y fresca. El compositor Glinka pasó una gran temporada en Granada, y uno de sus
encantos de viajero era estarse horas enteras escuchando a nuestro Rodríguez “el Murciano”
improvisar variantes a los acompañamientos de Rondeñas, Malagueñas, Fandangos, etc. […] Pero si
el no haberse sujetado a los principios de la música favoreció la espontaneidad de su inspiración, que
ninguna regla entrenaba, en cambio es de lamentar que se perdiesen aquellos rasgos, quizás como
evaporados en el espacio. Razón ésta, por la que se ha regido siempre el arte popular y sobre todo en
el de la guitarra. Era muy corriente que al pedirle Glinka como alguno de sus amigos que lo
escuchaban, la repetición de un paso que le había entusiasmado, ni él mismo encontraba manera de
repetirlo, resultando de esa creatividad nata”. (CANO, 1986: 48)
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han padecido una acuciada carencia metodológica en su estudio que, si bien ha supuesto
una determinada falta de rigurosidad en la transmisión de los conocimientos, ha hecho
posible el engrandecimiento y evolución de nuestra música flamenca. Y al hilo de esta
misma idea, Cano defiende que de la búsqueda incesante de las diferentes posibilidades de
acoplamiento entre el cante y la guitarra, también han ido aflorando nuevas motivaciones
musicales que han permitido la creación de nuevos estilos35.
El acompañamiento de guitarra estará supeditado a la expresión y al cante. A este respecto
Cano cita el caso de la elasticidad del compás en el cante por soleá -una práctica tan
recurrente y real como no reglada-, haciendo hincapié en el gran conocimiento del cante
que ha de tener el guitarrista:
Tal y como venimos estudiando, aunque marcadas por un principio básico, tienen una
elasticidad que las va acondicionando en cada momento a las más justa interpretación. En las
soleares es donde más se aprecia esta forma que definiríamos como de intuición flamenca del
guitarrista, que dentro de esta justa medida busca en cada acompañamiento un ritmo que,
marcando las distintas estrofas cantadas sepa dar en cada estilo la perfecta velocidad y el justo
silencio necesario al esfuerzo de la voz cantaora que ha de completar una frase medida 36.
Este tratado constituye un compendio teórico y práctico útil para cualquier guitarrista
flamenco. Como ya se ha observado, quizá ha quedado algo obsoleto en relación a los
35
Ibídem. p. 86.
36
Ibídem. p. 156-157.
37
Ibídem. p. 156.
38
Incluimos aquí otra evidencia más del papel relevante que juega el cante flamenco en la formación
del guitarrista, y que puede ser observada en este texto de Cano sobre el guitarrista Miguel Borrull:
“Miguel Borrull fue un intérprete de gran ejecución y un sonido lleno en la guitarra, pero que además
tuvo esa intuición y predisposición para el acompañamiento al baile, lo que dotó de un gran
conocimiento y expresión en los compases flamencos que, en este caso de acompañante a Manuel
Torre, pone a su servicio para lograr esa justeza y apoyo, guiando y acoplando al mismo los tercios
cantables que por su especial expresión y creación del cante necesitaban de esa guitarra justa en el
compás y con un conocimiento exacto del cante que acompañaba en cada momento”. (CANO, 1986:
194)
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En primer lugar, el flamenco, basándose en buena proporción sobre una cultura ágrafa,
parte del desconocimiento musical de la mayoría de los intérpretes de guitarra flamenca. Si
Marín admite una ausencia de metodología reglada unido a un desconocimiento musical, el
bis a bis mencionado por Batista también es aludido por Cano cuando reconoce la carencia
de metodología reglada para su estudio, ya que «es una forma tradicional, autodidacta y
creativa, que ha ido pasando y asimilándose de forma directa entre los guitarristas»39.
Apostillamos que este desconocimiento musical ha sido y es propio de la música
flamenca40.
Con el análisis de estos tratados, se aprecia también que se otorga bastante importancia al
estudio de la música popular, considerada como antecedente más directo de los estilos
flamencos. Se observa, por ejemplo que, tanto Marín como Cano, proponen un estudio del
flamenco que parta de las fuentes musicales tradicionales. En el tratado de Marín se
aconseja el estudio de muchas canciones populares (el vito, manchegas, bailete inglés,
panaderos…); también en el libro de Cano se estudia la implicación de la guitarra en la
música popular, analizándose los palos del flamenco partiendo desde sus orígenes (zambra,
zarabandas, fandango y romances). Como también comentábamos más arriba, Cano
defiende que los creadores e intérpretes más destacados de música popular han permitido
fijar algunos de los principales cantes flamencos.
39
CANO Tamayo. La Guitarra…op. cit., pp. 86-87.
40
Muchos de mis “colegas” que se dedican a acompañar al cante y al baile no tienen ninguna noción
de lenguaje musical, sin embargo son verdaderos músicos y compositores. En mi caso, también
aprendí a tocar la guitarra flamenca de oído, adquiriendo los aprendizajes por imitación de lo que veía
o escuchaba.
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LA METODOLOGÍA TRADICIONAL DE ENSEÑANZA EN LOS TRATADOS
DE GUITARRA FLAMENCA DEL SIGLO XX
Otro de los aspectos que queda patente en los textos es el carácter creativo e innovador del
músico flamenco. Marín defiende que el toque flamenco se presta a la fantasía del
ejecutante, permitiéndosele licencias en su ejecución y por tanto dejando cabida a la
creación e innovación artística. También Batista reconoce que los primeros concertistas
fueron consecuencia de que estas dos cualidades convergieran en el guitarrista
acompañante. Y como no, la intuición es necesaria para Cano en la labor acompañante, para
adaptarse a la elasticidad propia del cante. Y es que, como no podía ser de otra manera, la
importancia que se da al acompañamiento al cante en la formación del guitarrista
flamenco queda sólidamente demostrada en los tratados analizados. Para empezar, los tres
proponen una clasificación de los diferentes palos del flamenco con sus diferentes
variantes41. La última parte del método de Marín se dedica íntegramente al
acompañamiento de cantes flamencos y de diferentes canciones populares. En el tratado de
Cano se añaden apreciaciones importantes de cómo acompañar los diferentes estilos
propuestos, adaptándose también al estilo personal. Para éste, el acompañamiento de
guitarra tendrá una medida supeditada a la expresión y al cante. La misma importancia
otorga Batista a un tipo de acompañamiento adaptado al cante, tan necesario para la
formación del guitarrista. Además de proponer un esquema formal por el que normalmente
se desarrollará el cante flamenco, Batista hace referencia a la necesidad que el guitarrista
tiene de estar completamente familiarizado con el esquema formal básico de desarrollo de
un baile flamenco, es decir, con el conocimiento de las partes en las que aparecen los
zapateados, las escobillas, las llamadas, los desplantes, etc.
Finalmente, también es necesario conocer el argot propio del flamenco, como se puede
entrever en los tratados analizados. Los intérpretes del flamenco, cantaores, bailaores y
guitarristas, utilizan una terminología muy concreta que es extraña al lenguaje musical
universal. Dicha terminología irá en función de las estructuras formales de las tres facetas
del flamenco, siendo fundamentales para el entendimiento entre los músicos flamencos:
41
En la terminología flamenca llamamos palos a los diferentes estilos flamencos. Dentro de un mismo
palo encontraremos variantes que, aun compartiendo características musicales respecto a su grupo de
adscripción, presentan variaciones significativas que permiten identificarlas.
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REFERENCES / REFERENCIAS
- AMAT, Joan Carles. Guitarra española de cinco órdenes, la cual enseña de templar y
tañer rasgado todos los puntos naturales, y b, mollados, con estilo maravilloso. Y para
poner en ella qualquier tono, se pone una tabla, con la qual podrá qualquier sin dificultad
cifrar el tono, y después tañer y cantarle por doze modos, y agora añadida por el mismo
autor. Y a la fin se haze mención también de la Guitarra de quatro órdenes. Valencia:
Aguftin Laborda, 1758, Biblioteca Nacional de España (MC/3602/28). [1ª ed.: Barcelona:
1596]
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