QUIMICA

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 15

1. ESTRUCTURA ATOMICA.

EL ÁTOMO: El átomo es la unidad más básica de la materia con propiedades de un


elemento químico. El átomo es el componente fundamental de toda la materia o sea, todo lo
que existe en el universo físico conocido esta hecho de átomos. Todo el universo, todas las
estrellas, galaxias, planetas y demás cuerpos celestes también están hechos de átomos.

El átomo es una unidad básica, está compuesto de tres subestructuras: Los protones,
Neutrones, electrones.

La mayor parte de masa se encuentra en el núcleo, o sea, en los protones y los neutrones.
Un protón tiene aproximadamente 1,800 veces la masa de un electrón. Los electrones
orbitan alrededor del núcleo en una nube que tiene un radio de aproximadamente 10,000
veces el tamaño del núcleo.

En el átomo distinguimos dos partes: el núcleo y la corteza.

- El núcleo es la parte central del átomo y contiene partículas con carga


positiva, los protones, y partículas que no poseen carga eléctrica, es decir son
neutras, los neutrones. La masa de un protón es aproximadamente igual a la
de un neutrón.

Todos los átomos de un elemento químico tienen en el núcleo el mismo


número de protones. Este número, que caracteriza a cada elemento y lo
distingue de los demás, es el número atómico y se representa con la letra Z.

- La corteza es la parte exterior del átomo. En ella se encuentran los


electrones, con carga negativa. Éstos, ordenados en distintos niveles, giran
alrededor del núcleo. La masa de un electrón es unas 2000 veces menor que
la de un protón.

Los átomos son eléctricamente neutros, debido a que tienen igual número de protones que
de electrones. Así, el número atómico también coincide con el número de electrones.

Isótopos: La suma del número de protones y el número de neutrones de un átomo recibe el


nombre de número másico y se representa con la letra A. Aunque todos los átomos de un
mismo elemento se caracterizan por tener el mismo número atómico, pueden tener distinto
número de neutrones.

Llamamos isótopos a las formas atómicas de un mismo elemento que se diferencian en su


número másico.

EL ELECTRON. Desde la antigüedad se sabía que la materia tiene propiedades


electrostáticas, estas se deben a las propiedades del electrón, que se encuentra orbitando
alrededor del núcleo atómico y tiene carga negativa. Los electrones son los responsables de
los enlaces químicos y por lo tanto, de las reacciones químicas.

EL POTRON. Esta partícula es la que distingue a cada átomo de un elemento, el Hidrógeno


tiene un protón, el Helio tiene 2, el Potasio tiene 19, de manera que es el número de
protones en el núcleo, lo que determina qué elemento es. Además el protón tiene carga
positiva, por lo que en un átomo con carga neutra, el número de protones y de electrones es
el mismo.

EL NEUTRON. Es una partícula subatómica que no tiene carga, está contenida en el núcleo
y tiene una masa muy parecida a la del protón. Fue descubierta debido a que las masas de
los átomos no concordaban con las masas de los protones que tenían, por lo que se llegó a
la deducción de que existía otra partícula en núcleo, el neutrón.

A continuación se presentan la masa y la carga de cada una de las partículas subatómicas.


La masa se presenta en gramos (g), y la carga eléctrica en Coulombs (C).

Partícula Masa (g) Carga (C)

Electrón 9.109383x10^ (-28) -1.6022x10^ (-19)

Protón 1.67262x10^ (-24) 1.6022x10^ (-19)

Neutrón 1.67493x10^ (-24) 0

La masa del electrón es claramente menor, más de mil veces menor, por lo que no
contribuye demasiado con la masa macroscópica del átomo. Además, para que un átomo
sea eléctricamente neutro debe tener el mismo número de electrones que de protones.

El número atómico (Z) indica el número de protones que forman el núcleo de un átomo.
Así, por ejemplo, todos los átomos de hierro tendrán 26 protones en su núcleo. Además, si
no nos indican lo contrario, los elementos químicos se encuentran en estado neutro, es
decir, la carga positiva (protones) y negativa (electrones) es la misma, por lo que todos
ellos tendrán también 26 electrones.

El número másico o peso atómico (A) indica el número total de protones y neutrones que
forman el núcleo de un átomo. Como ya hemos indicado antes, el peso de los electrones es
prácticamente despreciable comparado con el de los protones y neutrones, por lo que el
número másico nos indica de forma indirecta el peso del átomo en cuestión. Siguiendo con
el ejemplo del hierro, si consultas la tabla periódica de los elementos verás que el peso
atómico de este elemento es 55.85, lo que quiere decir que todos los átomos de ese
elemento tendrán ese peso.

Por último, los isótopos de un elemento químico son variantes del mismo átomo (es decir,
tienen el mismo número atómico) pero diferente número másico, es decir, diferente número
de neutrones. La mayoría de elementos químicos tienen más de un isótopo natural, siendo
el elemento con mayor cantidad de isótopos estables el Estaño (Sn), que tiene 10 isótopos
naturales diferentes.
2. Electronegatividad. Es una medida de la fuerza de atracción que ejerce un átomo sobre
los electrones de otro en un enlace covalente. Los diferentes valores de electronegatividad
se clasifican según diferentes escalas, entre ellas la escala de Pauling y la escala de
Mulliken.

Las electronegatividades de los elementos representativos aumentan de izquierda a derecha


a lo largo de los periodos y de abajo a arriba dentro de cada grupo. Las variaciones de
electronegatividades de los elementos de transición no son tan regulares. En general, las
energías de ionización y las electronegatividades son inferiores para los elementos de la
zona inferior izquierda de la tabla periódica que para los de la zona superior derecha.

El concepto de la electronegatividad es muy útil para conocer el tipo de enlace que


originarán dos átomos en su unión:
El enlace entre átomos de la misma clase y de la misma electronegatividad es apolar.
Cuantos mayores sean las diferencias de electronegatividad entre dos átomos tanto mayor
será la densidad electrónica del orbital molecular en las proximidades del átomo más
electronegativo. Se origina un enlace polar.

Cuando la diferencia de electronegatividades es suficientemente alta, se produce una


transferencia completa de electrones, dando lugar a la formación de especies iónicas. Los
metales son de baja electronegatividad por lo que tienden a regalar electrones para formar
iones positivos, y los no metales son menos electronegativos, por eso forman iones
negativos. Al conocer la electronegatividad de los elementos se puede predecir fácilmente
el modelo de enlace que formaran (iónico, covalente, coordinado, polar y no polar); cuanto
más fuerte sea el enlace, tanto mayor será la diferencia de electronegatividades.

Tipos de enlaces

En el modelo iónico de enlace el átomo que cede un electrón o más se convierte en catión y
el que lo recibe, en anión. La unión persiste por que los iones se atraen. Es la unión entre
metal y no metal y donde la electronegatividad es mayor 1,67

En el modelo covalente de enlace los electrones de valencia son compartidos por los dos
átomos que se enlazan. Es la unión entre 2 o más átomos no metales y donde la
electronegatividad es menor 1,67.

En el modelo metálico los electrones se mueven libremente entre iones (+). Precisamente
esta propiedad ocasiona que los metales conduzcan la corriente eléctrica. Unión entre 2
átomos metales y donde la electronegatividad es 0

Radio atómico El radio atómico representa la distancia que existe entre el núcleo y la capa
de valencia (la más externa). Por medio del radio atómico es posible determinar el tamaño
del átomo. Dependiendo del tipo de elemento existen diferentes técnicas para su
determinación como la difracción de neutrones, de electrones o de rayos X. En cualquier
caso no es una propiedad fácil de medir ya que depende, entre otras cosas, de la especie
química en la que se encuentre el elemento en cuestión. En los grupos, el radio atómico
aumenta con el número atómico, es decir hacia abajo. En los periodos disminuye al
aumentar Z, hacia la derecha, debido a la atracción que ejerce el núcleo sobre los electrones
de los orbitales más externos, disminuyendo así la distancia núcleo-electrón.

La energía de ionización, es la energía necesaria para arrancar un electrón a un átomo


gaseoso, aislado y en estado fundamental. Los electrones se encuentran atraídos por el
núcleo y es necesario aportar energía para arrancarlos. Siempre se pierden los electrones de
la última capa, que son los más débilmente atraídos por el núcleo.

Mg (g)→Mg+(g)+1e−(1)
Esta ecuación representa la primera ionización del Mg y requiere I1=738 kJ/mol.

Es posible continuar arrancando electrones al ion Mg+ obteniendo el Mg2+. Esta segunda
ionización siempre requiere más energía que la primera (I2=1451 kJ/mol).

El Mg2+ tiene la misma configuración electrónica que el Ne, siendo relativamente fácil
formar este ion. Sin embargo, tratar de arrancar más electrones al magnesio tiene un coste
energético mucho mayor, observándose un incremento muy importante en la tercera energía
de ionización.

Ahora vamos a ver como varían las energías de ionización a lo largo de la tabla periódica.

Al bajar en un grupo la energía de ionización disminuye. Los electrones entran en capas


cada vez más alejadas del núcleo, estando cada vez menos atraída lo que facilita su
extracción del átomo. Veamos una ecuación, aunque sólo exacta para el hidrógeno, nos da
una aproximación a la energía de ionización de átomos poli electrónicos:

I=RHZ2efn2 (2)
ESTADO DE AGREGACION. Cuando hablamos de estados de agregación de la materia,
nos referimos a las distintas fases o formas en que es posible encontrar la materia conocida,
ya se trate de sustancias puras o de mezclas, y que dependen del tipo y la intensidad de las
fuerzas de atracción entre las partículas que componen dicha materia (tales como átomos,
moléculas, etc.).

Se conocen principalmente tres estados de agregación de la materia: el estado sólido, el


estado líquido y el estado gaseoso. También existen otros menos frecuentes, como el estado
plasmático o los condensados termiónicos, pero estas formas no se producen naturalmente
en el medio ambiente.

Cada uno de los estados de agregación posee así características físicas diferentes, como
volumen, fluidez o resistencia, a pesar de que no supone una diferencia química real entre
un estado y otro: el agua sólida (hielo) y el agua líquida (agua) son químicamente idénticas.

Puede obligarse la materia a pasar de un estado de agregación a otro, tan sólo alterando la
temperatura y la presión en las que se encuentra la materia. Así, puede hervirse agua líquida
para llevarla a estado gaseoso (vapor) o puede enfriársela lo bastante como para llevarla al
estado sólido (hielo).

Estos procedimientos de transformación de un estado de agregación de la materia a orto


suelen ser reversibles, aunque no sin cierto margen de pérdida de la sustancia. Los procesos
más conocidos son los siguientes:

Vaporización o evaporación. Se introduce calor (energía calórica) a una sustancia líquida,


cuyas partículas se mantienen juntas de manera cercana pero laxa, fluida, y se las hace
vibrar mucho más rápidamente, aumentando el espacio entre ellas y obteniendo así un gas.

Condensación. Es el proceso inverso al anterior: se le retira energía calórica (se añade frío)
a gas, para forzar sus partículas a moverse más lentamente y aproximarse unas a otras,
obteniendo así un líquido de vuelta.

Licuefacción. Si se somete a un gas a presiones muy altas, es posible obtener de él un


líquido, sin variar la temperatura a que se encuentra. Es un proceso paralelo a la
condensación.

Solidificación. De nuevo: retirando energía calórica (añadiendo frío), se puede aproximar y


enlentecer aún más las partículas de un líquido, para hacer que construyan estructuras
fuertes, resistentes, que determinan a un sólido. Estas estructuras pueden ser cristalinas o de
otra naturaleza.

Fusión. El proceso contrario a la solidificación: se le añade energía calórica (calor) a un


objeto sólido, cuyas partículas están estrechamente conectadas y por lo tanto se mueven
poco o muy lentamente, y se lo puede derretir hasta hacerlo fluir y convertirse en líquido, al
menos mientras dure a una temperatura determinada.

Sublimación. Al recibir energía calórica, ciertos sólidos pueden movilizar velozmente sus
partículas hasta desprenderlas de sí mismo, convirtiéndose así en gas sin pasar primero por
el estado líquido.

Deposición o cristalización. El caso contrario al anterior: al perder o serle retirada su


energía calórica a un gas determinado, es posible hacer que sus partículas se agrupen y se
conviertan en cristales sólidos, sin pasar primero por el estado líquido.

3. PROPIEDADES FISICAS Y QUIMICAS DE METALES, NO METALES,


SEMIMETALES Y GASES NOBLES.

Propiedades físicas

Los metales muestran un amplio margen en sus propiedades físicas. La mayoría de ellos
son de color grisáceo, pero algunos presentan colores distintos; el bismuto (Bi) es rosáceo,
el cobre (Cu) rojizo y el oro (Au) amarillo. En otros metales aparece más de un color, y este
fenómeno se denomina pleocroísmo. Otras propiedades serían:

Densidad: relación entre la masa del volumen de un cuerpo y la masa del mismo volumen
de agua.

Estado físico: todos son sólidos a temperatura ambiente, excepto el Hg.

Brillo: reflejan la luz.

Maleabilidad: capacidad de lo metales de hacerse láminas.

Ductilidad: propiedad de los metales de moldearse en alambre e hilos.

Tenacidad: resistencia que presentan los metales a romperse por tracción.

Conductividad: son buenos conductores de electricidad y calor.

Conductividad eléctrica y calorífica. Efecto de la temperatura

La más baja conductividad eléctrica la tiene el bismuto, y la más alta a temperatura


ordinaria la plata. La conductividad en los metales puede reducirse mediante aleaciones.
Todos los metales se expanden con el calor y se contraen al enfriarse. Los materiales como
el oro, la plata o el cobre tienen conductividades térmicas elevadas y conducen bien el
calor. Se piensa que el libre movimiento de los electrones es la causa de su alta
conductividad eléctrica y térmica. La principal objeción a esta teoría es que en tal caso los
metales deben tener un calor específico superior al que realmente tienen.
Atomicidad

Es el no. total de átomos que intervienen en una molécula, sin importar si son iguales o
diferentes. Por su atomicidad las moléculas se clasifican en monoatómicas, diatómicas,
triatómicas, tetratómicas y poliatómicas. En los metales sus moléculas únicamente son
monoatómicas.

Todo átomo de metal tiene únicamente un no. limitado de electrones de valencia con los
que se unirá a los átomos vecinos. Por ello se requiere un amplio reparto de electrones entre
los átomos individuales. El reparto de electrones se consigue por la superposición de
orbitales atómicos de energía equivalente con los átomos adyacentes.

Propiedades químicas

Los metales a diferencia de los elementos no metálicos no se agrupan como moléculas, M-


M, sino como una red de átomos M cohesionados por sus electrones externos.

En este sentido, los átomos metálicos permanecen fuertemente unidos por un “mar de
electrones” que los bañan, y van a todas partes; es decir, se encuentran des localizados, no
están fijos en ningún enlace covalente, sino que conforman el enlace metálico. Esta red es
muy ordenada y repetitiva, por lo que tenemos cristales metálicos.

Los cristales metálicos, de diferentes tamaños y llenos de imperfecciones, y su enlace


metálico, son los responsables de las propiedades físicas observadas y medidas para los
metales. El que sean coloridos, brillantes, buenos conductores, y sonoros, todo se debe a su
estructura y a su deslocalización electrónica.

Hay cristales donde los átomos se encuentran más compactados que otros. Por lo tanto, los
metales pueden ser tan densos como el plomo, el osmio o el iridio; o tan livianos como el
litio, capaz inclusive de flotar sobre el agua antes de reaccionar.

Corrosión. Los metales son susceptibles a corroerse; aunque varios de ellos pueden
resistirlo excepcionalmente en condiciones normales (metales nobles). La corrosión es una
oxidación progresiva de la superficie del metal, la cual termina por desmenuzarse,
ocasionando manchas y huecos que estropean su brillante superficie, además de otros
colores indeseables.

Metales como el titanio e iridio tienen una alta resistencia a la corrosión, ya que la capa de
sus óxidos formados no reacciona con la humedad, ni permiten que el oxígeno penetre el
interior del metal. Y de los metales más fáciles de corroer tenemos al hierro, cuyas
herrumbres son bastantes reconocibles por su color pardo.

Agentes reductores. Algunos metales son excelentes agentes reductores. Esto significa que
ceden sus electrones a otras especies ávidas de electrones. El resultado de esta reacción es
que terminan convirtiéndose en cationes, Mn+, donde n es el estado de oxidación del metal;
es decir, su carga positiva, la cual puede ser polivalente (mayor a 1+).

Los metales pueden utilizarse como agentes reductores debido a que son elementos
electropositivos; tienden más a ceder sus electrones que a ganarlos de otras especies.

Reactividad. Habiendo dicho que los electrones tienden a perder electrones, es de esperarse
que en todas sus reacciones (o la mayoría) terminen transformándose en cationes. Ahora,
estos cationes en apariencia interaccionan con aniones para generar una amplia gama de
compuestos.

Cuando los metales reaccionan con el oxígeno a altas temperaturas (como las alcanzadas
por una llama), se transforman en óxidos M2On (Na2O, CaO, MgO, Al2O3, etc.). Esto se
debe a que en el aire tenemos oxígeno; pero también nitrógeno, y algunos metales pueden
formar una mezcla de óxidos y nitruros, M3Nn (TiN, AlN, GaN, Be3N2, Ag3N, etc.).

Los metales pueden ser atacados por ácidos y bases fuertes. En el primer caso se obtienen
sales, y en el segundo nuevamente hidróxidos o complejos básicos.

NO METALES-
PROPIEDADES FISICAS
4. La Configuración Electrónica se escribe ubicando la totalidad de los electrones de un
átomo o ion en sus orbitales o subniveles de energía.
NIVELES DE ENERGÍA

En un átomo, los electrones están girando alrededor del núcleo formando capas. En cada
una de ellas, la energía que posee el electrón es distinta. En efecto; en las capas muy
próximas al núcleo, la fuerza de atracción entre éste y los electrones es muy fuerte, por lo
que estarán fuertemente ligados.

Las bandas que nos interesan a nosotros para entender mejor el comportamiento del átomo
son:

1. Existen 7 niveles de energía o capas donde pueden situarse los electrones, numerados del
1, el más interno, al 7, el más externo.

2. A su vez, cada nivel tiene sus electrones repartidos en distintos subniveles, que pueden
ser de cuatro tipos: s, p, d, f.

3. En cada subnivel hay un número determinado de orbitales que pueden contener, como
máximo, 2 electrones cada uno. Así, hay 1 orbital tipo s, 3 orbitales p, 5 orbitales d y 7 del
tipo f. De esta forma el número máximo de electrones que admite cada subnivel es: 2 en el
s; 6 en el p (2 electrones x 3 orbitales); 10 en el d (2 x 5); 14 en el f (2 x 7).

ORBITAL

Normalmente los orbitales se representan por unas superficies tridimensionales que indican
una alta probabilidad de encontrar un electrón. Los orbitales atómicos son los siguientes:

Cada uno de los 7 suborbitales s puede contener 2 electrones, por lo que en total, el orbital f
puede contener un máximo de 14 electrones.

Electrones de Valencia: Son los electrones que se encuentran en la última capa electrónica
(denominada orbitales de valencia) y tienen muchas posibilidades de participar en una
reacción química. Estos electrones poseen el número cuántico principal n más alto. Tienen
vital importancia en la formación de moléculas y compuestos ya que determinan la
capacidad del átomo para formar enlaces. Cuando un elemento se une a otro lo hace a
través de sus electrones de valencia.

También se puede decir que estos electrones son los electrones más alejados al núcleo del
átomo, y en consecuencia los que pueden participar comúnmente en la formación de
enlaces químicos.

Los electrones de valencia son los que permiten que se dé la reacción de un átomo con otro,
ya sea del mismo elemento o de elementos diferentes, ya que tienen la facilidad o
predisposición para participar en los enlaces

Algunas valencias de los elementos químicos

Número de valencia del carbono: 4 Número de valencia del Oxigeno: 6


Número de valencia del Nitrógeno: 5. Número de valencia del Azufre: 6

Número de valencia del Cloro: 7 Número de valencia del Fósforo: 5

5. REGLA DEL OCTETO

La regla del octeto establece que los átomos de los elementos se enlazan unos a otros en el
intento de completar su capa de valencia (última capa de la electrosfera).

La denominación “regla del octeto” surgió en razón de la cantidad establecida de electrones


para la estabilidad de un elemento, o sea, el átomo queda estable cuando presenta en su
capa de valencia 8 electrones.

Para alcanzar tal estabilidad sugerida por la regla del octeto, cada elemento precisa ganar o
perder (compartir) electrones en los enlaces químicos, de esa forma ellos adquieren ocho
electrones en la capa de valencia.

Por ejemplo tenemos:

Veamos que los átomos de oxígeno se enlazan para alcanzar la estabilidad sugerida por la
regla del octeto. Los diferentes colores de electrosfera mostrados en la figura nos ayudan a
interpretar lo siguiente:

1 – Átomos de Oxigeno poseen seis electrones en la capa de valencia (anillo externo en la


figura)

2 – Para volverse estables precisan contar con ocho electrones. ¿Y cómo lo logran entonces?

Comparten dos electrones (indicado en la unión de los dos anillos), formando una molécula de
gas oxígeno (O2)

La justificativa para esta regla es que las moléculas o iones, tienden a ser más estables
cuando la capa de electrones externa de cada uno de sus átomos está llena con ocho
electrones (configuración de un gas noble).

Es por ello que los elementos tienden siempre a formar enlaces en la busqueda de tal
estabilidad.

Excepciones a la regla del Octeto


Berilio (Be)
Es una excepción a la regla del Octeto porque es capaz de formar compuestos con dos
enlaces simples, siendo así, se estabiliza con apenas cuatro electrones en la capa de
valencia.
Como el hidrógeno (H) precisa ceder dos electrones para realizar el enlace (H ― Be ― H), el
átomo de Berilio (Be) comparte sus electrones y alcanza la estabilidad.
Aluminio (Al)

Es una excepción a la regla del octeto porque alcanza la estabilidad con seis electrones en la
capa de valencia. El átomo de aluminio tiende a donar sus electrones y así puede formar tres
enlaces simples con otros átomos

En este caso, el Aluminio (Al) formó tres enlaces con tres átomos de Fluor (F)
Boro (B)

Forma sustancias moleculares con tres enlaces simples.

Fijémonos que el Boro (B) tiene la tendencia de donar sus electrones para los átomos de Flúor
(F), este si obedece a la regla del Octeto, necesitando sus ocho electrones en la capa de
valencia. Como el Boro cede sus electrones, el Flúor se estabiliza con el Octeto formado.

La estructura de Lewis es toda aquella representación de los enlaces covalentes dentro de


una molécula o un ion. En ella dichos enlaces y los electrones se representan con puntos o
guiones largos, aunque la mayoría de las veces los puntos corresponden a los electrones no
compartidos y los guiones a los enlaces covalentes.

Pero, ¿qué es un enlace covalente? Es la compartición de un par de electrones (o puntos)


entre dos átomos cualquiera de la tabla periódica. Con estos diagramas se pueden bosquejar
muchos esqueletos para un determinado compuesto. Cuál de ellos es el correcto dependerá
de las cargas formales y de la naturaleza química de los mismos átomos.
En la imagen superior se tiene un
ejemplo de lo que es una estructura
de Lewis. En este caso el
compuesto representado es el 2-
bromopropano. Pueden apreciarse
los puntos negros correspondientes
a los electrones, tanto los que
participan en los enlaces como los
no compartidos (el único par justo
arriba del Br).

Si los pares de puntos “:” se sustituyeran por un guion largo “–“, entonces el esqueleto
carbonado del 2-bromopropano se representaría como: C–C–C. ¿Por qué en lugar del
“armazón molecular” dibujado, no podría ser C–H–H–C? La respuesta reside en las
características electrónicas propias de cada átomo. Así, debido a que el hidrógeno tiene un
solo electrón y un único orbital disponible para llenar, forma solamente un enlace
covalente. Por lo tanto, jamás puede formar dos enlaces (no confundir con los puentes de
hidrógeno). Por otro lado, la configuración electrónica del átomo de carbono le permite (y
exige) la formación de cuatro enlaces covalentes. Por esa razón las estructuras de Lewis
donde intervienen C y H deben ser coherentes y respetar lo regido por sus configuraciones
electrónicas. De esta manera, si el carbono tiene más de cuatro enlaces, o el hidrógeno más
de uno, entonces puede descartarse el bosquejo y empezar uno nuevo más acorde a la
realidad.Es aquí donde aparecen unos de los principales motivos o respaldos de estas
estructuras, introducidas por Gilbert Newton Lewis en su búsqueda de representaciones
moleculares fieles a los datos experimentales: la estructura molecular y las cargas formales.
Todos los compuestos existentes pueden representarse por estructuras de Lewis, dando una
primera aproximación a cómo podría ser la molécula o los iones.

También podría gustarte