En El Ahí Del Acto Pedagógico - Repaired
En El Ahí Del Acto Pedagógico - Repaired
En El Ahí Del Acto Pedagógico - Repaired
i.-"ñ.qr.r Derrida, "La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias hu-
,áñáJ. Conferencia en Universidad.lohn Hopkinq 1966, citado en Derr¡do, de Jim Po-
;;íl y Vu; H";"ll; (écriture et la différence, 1967,trad. española: Lo escritura y la di-
ferencio,1989.
de
Z. n- Oes.arte s, Meditociones metofísicos, citado en El cuerpo, territorio de lo ímogen,
Elina Matoso.
Elina Matoso, ob. citada.
2
3.
Edgar Morín, /ntroducción o! pensomiento compleio, Barcelona, Gedisa, 1994'
4.
En el ahídel
5. éá"Áo r"nufá Daniel Feldman sobre los discursos pedagógicos: "su ímpetu innovodor
les es necesorio como Parte de uno operoción de coistiucción de su
propio identi-
Jái <...i itt" otbligo o'definir perentoiiomente lo uodiciÓn que se otoco, simplifkon-
do v deformordol.. construyendo modelos renovodores, básicamente .para los
peda-
t, acto pedagóg¡co
ór"i"l ieltdman, nyúdor o enseñor, págs. 124-12s. (El destacado pertenece al
Sááof,,
autor.)
6. Cristina Davin| Corrientes Didácticos Contemporáneas, ?á8s' 41-42'
,r",!
l. iose cimeno dacristán, Teoría de lo enseñanza y desorrollo dely Saúl
cunículo, Págs.21-22.
Fucks para el dia-
á. f"1r.r¡rtu u Edgar Morín, realizada por Dora Friéd Schnitman
rio Págino/t2, el 3 de abril de 1993.
g. Howaid Gardner, Arte, mente y cerebro, uno ,Lproximoción cognitivo o lo realidod.
10. En el apéndice de este libro púede verse el e¡emplo de uno de estos espacios.
'I
I. David Le Breton, Antropotoiío del cuerPo y modernidod, 1990'
12. Claudine Blanchard Laville, Sober y reloción pedogógico, Pá8' 1o7'
15. Daniel Feldman,Ayudor o enseñor, ob. citada' El destacado es mío'
i+. l"un itrn.ois Lyotárd, Lo condición postmoderno. Lyotard llama grandes relatos a los
Drovectos o utópías característicos áe la Modernidád, cuyo fin era legitimar y funda-
'ráíi* lár i"ititlciones, prácticas políticas y sociales, las legislaciones,,las. éticas y las
¡1un"rur de pensar: Se iefiere fund'amentalmente al relato hegeliano, al relato marxis-
ta y al relato Positivista.
rs. É;álde; ha Lido planteada por Francis Fukuyama en el artlculo "iEl fin de la histo-
ria?".
.t6. otro vuelta en lo espiral diglgaico, Pá.8. 60.
Mercedes carcía y Daniel waisbrol,
ii. el"l ápéndice dá este libro puede verse una muestra de trabaios a partir de estos
conceptos.
18. Citado en L. Castellani y L. Gigante, Einstein.
19. Adriana Puiggrós, Volver o educor-
2o. Edsar Mo¡il,-lntroducción ol pensomiento compleio, 1994'
21. Ma"rtín Heidegger, El Ser y el'Tiempo, Pá8. 14. Original: Sein und Zeit, 1927'
ZZ. iantiago fováátotf: "óeu'é significá preguntar?", publicado en Clorin, el l6-IO-9O.
"guchbinder,
Z¡. lt¡ario Poético dél desenmascoromíento, caminos de la curo.
"Lo misión mós olto del físico seró, pues, lo investigoción de
las leyes elementales, los mós generoles, y de ellas se debe'
rá portir poro olconzor, o través de simples deducciones, lo
imagen del mundo.
Ningún comino lógico conduce o esfos leyes elementoles:
solo lo intuición, fundodo en la experiencio, puede permitir al-
conzorlos!'
Alberf Einstein'
Encuadre de la interrogación
r
malestar en la pedagogla
I lorge Medina El
I
no según diversos variociones fundamentoles que constituyen los gron- iQué lugar dar entonces a los saberes y discursos científico-técnicos
des épocos históricas o culturas, dentro de los cuales codo indívíduo que hablan "al" y"del" acto pedagógico? iBorrar la hístoria deldesarro-
oporta su especiol ntotiz".' llo científico-técnico de la educación? éSerán estos pensamientos un re-
torno del irracionalismo en la pedagogía?
Así, el hombre no puede escapar a la necesidad de comprender el ser
de las cosas en algún sentido específico. No puede dejar de interpretar Todo lo contrario. El asunto es justamente volver a Pensar.
su época, su cultura y a sí mismo desde esa comprensión (Carpio, A.,
Y no desde abstracciones que obnubilen Ia visión de lo concreto. Ni des-
1eB1).
de una filosofía que quede en el mundo de las ideas. Ni desde lo teóri-
Nos centraremos aquí en el juego de aproximarnos al ser del acto pe- co", que olvida la mirada de lo "práctico", ni desde la divinización de la
dagógico. Para ello deberemos correr velos que lo encubren, velos que "ptáctica", que deriva muchas veces en experimentalismo vacío de con-
han sido montados por las diferentes formas históricas de comprender- cepto.
lo, dejando así siempre una visión parcial sobre su ser.
Volver a pensar desde un pensamiento que asuma y sintetice estos
Será claramente un juego de interpretación. Veremos que bien vale la elementos y los juegue allí donde la educación se hace concreta.
pena, y que, por sobre todo, tiene sentido. Pero para ello debemos en-
Pues, aunque los distintos saberes y conocimientos bordeen el ser, és-
cuadrar el problema. O, mejor dicho, dirigir bien la pregunta.
te no será develado mientras no se ubique la pregunta correcta: lQué
El problema del ser queda oculto bajo las capas encubridoras de las es el octo pedogógico?
formas históricas en que éste se presenta, como ya hemos dicho en el
Ahora bien, iqué será develar el ser del acto pedagógico? No, por cier-
capítulo anterior. Estas for¡'nas de manifestarse en sus más altas expre-
to, buscar una esencia última. En principio, será conectarse con la situa-
siones se acercan a esta esencia y en sus versiones más burdas se ale-
ción, e/ ohí desnudo de ese ocfo. Poder ver una situación que es esen-
jan-
cialmente abierta (yecta), lanzada y no cerrada al sentido. Poder ver
Itlluchos discursos y metadiscursos propios de Ia ciencia de Ia educa- aquello que se muestra como Pura posibílidad cuando los tres Protago-
ciórr no permiten muchas veces acercarse a é1, por sus propias escisio- nistas de ese acto se encuentran: docente, alumno y conocimiento.
nes y disociaciones. No significa esto negar el gran desarrollo que ha to-
Las diferentes formas históricas de comprenderlo, cada una a su mo-
mado el pensamiento pedagógico en el tiempo y que se ha constituido
do, enfatizan unos aspectos y enmascaran otros.
en diferentes teorías y discursos. Pero sí tomar distancia de la cultura
¡"netadiscursiva que parece haber hecho pie en el campo pedagógico: El desofío, entonces, es poder ver aquello que subyoce como pura po-
discursos que refieren y remiten permanentemente a otros discursos en sibitidad, mós ollá de los formos y modolidodes en que el octo educct-
una suerte de regresión al infinito, movimiento que corre el riesgo de ol- tiva se muestro en codo momento histórico.
vidar o invisibilizar a su objeto concreto en este camino. Pensaremos entonces el ser del acto pedagógico como algo que de-
Pues... "El lenguaje puede ser uno especie de regresión infinito, po- viene.
fabras que hoblon de otros polobros, signos que remiten a otros sig- Parafraseando a Nietzsche y Deleuze, Pensar el devenir "como algo
nos...", dice Ceorge Steiner en un texto más que significativo en su títu- que no ho podido terminor de empezor y que na puede ocobor de de-
lo: cHoy olgo en lo que decimos?o venir"" o, como diremos aquí, que no puede dejar de retornar"
El malestar en ta peoagogla I
es un término no comprometido con el lenguaje de las ciencias' Y tiene Volver al ahí del acto pedagógico intentando una mirada más despo-
el beneficio de ser una imagen que guarda en sí Ia visceralidad, la car- jada, lo que no quiere decir mirada ingenua. Sí será una mirada que
nalidad que adquiere el acto pedagógico en su existencia real. ejercerá el desafío de poner en suspenso algunos saberes imperantes.
Es como lo vive el docente cada vez que el acto pedagógico se reinicia. Una mirada que permita pensar y re-pensar el acto pedagógico, pero
no desde una ínterpretoción (reducción) técnica del pensor, ni desde la
No sólo es espacio, también es tiempo, Pero un tiempo otro. Es tem-
racionalidad tecnológica que instaura un pensar direccionado hacia cl
poralidad. Es devenir existencial en el instante'
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El malestar en la pedagogfa I
I
El escenario es más que los métodos. Es más que las técnicas y más
control y desde Ia causalidad medios-fines, ni desde una observación
que la teoría pedagógica que el educador dice sustentar. Uno puede uti
entomoiógico que disecciona sus partes pero sacrifica el todo'
Iizar los mismos nrétodos y quizás hasta las mismas palabras, puede cal-
Fuede verse también como una mirada metafórica, Pues
va al reen-
car al otro, y de todos modos no conseguir lo misnro. Pero no es sólo
desde
cuentro de Io científico y lo técnico pero desde otros márgenes, aquello designado como currícuium oculto.z Tampoco Io entendemos
otras imágenes.
como algo meramente espacíal, ni relativo a dimensiones distributivas
que no
una mírada que quizás en última instancia será filosófica, Pero de tiempos, equipamientos para la tarea, mobilíario, modos de agrupa-
desde el
será sólo del orden del pensamiento, sino más bien un Pensar miento, etcétera. No es sólo una dimensión organizativa de los elemen.
y la acción pe-
acto pedagógico, en el instante del acto pedagógico Poro tos áulicos e institucionales a los efectos de enseñar.
dagógica.
Estas formas de comprensión del escenario ocurren aun dentro dt:
Lapuestaenescenacotidianadeeseactopuedeserlugardondese una modolidod técnica del pensor. EI escenario implíca y comporta a to-
decons-
funda la deliberación, el discurrir,lugar desde dónde oPerar una dos esos elementos, pero es más que ellos.
trucción del acto pedagÓgico (volveremos sobre esto en el capítulo
si-
Para pensarlo (para comprender) lo que es un escenario, recurriremos
guiente).
e in-
a una metáfora: la situación del sujeto que observa, percibe una pintu-
Desde ese lugar sigue siendo posible ubicar preSuntas esenciales
ra, una obra de arte. Eso que uno siente, eso que uno percibe, esa mez-
terpelar al saber, interpelar el sentido de Io que se hace'
cla de sensación, de pensamiento e inquietud, que nos transforma
Hacer esto es ya un acto ético, es un acto de pensamiento
no ma- cuando asístimos a la visión de, digamos, "Los girasoles de Van Cogh"
niatado. (elija usted, lector, la obra pictórica que más Ie guste).
Y en sí, es un acto pedagógico y político' Ese efecto estético, en suma, ia qué se debe?
que Per-
Por último, será una imagen que extiende un plano ascético' iQué es lo que hace que esa pintura produzca determinado efecto
y re-
mitirá recorrer algunas problemáticas de las que no se habla tanto, con relación a nosotros? iEs su uso de los colores? iSu particular arqui
pensor aquello de lo que sí se hobla' tectura de formas y espacios, fondos y contrastes? iO quizá su peculiar
juego de luces y sombras, de vacío y de figuras? o, por otro lado..., isc
rá su composicién técnica?, isu trama única de relaciones entre cl licn
iCuáles serán las earocterísticos, las determinociones que oPore-
cen en et ahí del acto pedogógico como puro posibilidod,
cuando di- zo con los pigmentos, Ias mezclas, los métodos de perspectiva?
rigimos hocio él lo pregunto por su ser? Dicen Deleuze y Guattari: "No hoy mós que un plono, en el se¡tlitlt¡ th,
c¡ue el orte no comporto más plono que el de lo composición cskllir <r'
Comprenderel aetCIPed@ tto de composíción estétíca. Con esto condición lo moteria se hrrc.c: r,x
¡tresivo: el compuesto de sensociones se realizo en los moterioles, o k¡¡
que sub-
Esta posibilidad es una de las características fundamentales tttrtterioles penetron en el compuesto, pero síempre de monero (/(/(, s('
yacen en el ahí, cuando sus tres actores básicos se reúnen en un esPa- ',tltiqn en el plono de composición propiomente estótico"."
cio y en un tiemPo.
as ril
El malestar en la pedagogla
una cosa es segura. Lo que nos afecta de ta obra, aqueilo que aprenden por fuera de la clase, ni puede reducirse a su particular
nos in- forma
volucra y nos provoca, que nos hace partícipes de su de procesar Io enseñado. Hay algo más.
inconciusividad y
su misterio, es su configuración global. su exclusiva forma
de entramar Se puede, incluso, dar el ejemplo contrario: muchas veces,
todos los elementos conformando una unidad. que en sí aun con
es irreductible
a la suma de sus elementos constituyentes. los mejores materiales, métodos, libros y condiciones, los alumnos
no
arriban a lo esperado. épor qué...? Dejando a un lado las determinacio-
El escenario, entonces, será un eremento esenciar nes que vienen del afuera del acto pedagógico, hay algo
en ra estructuración más.
del acto pedagógico, pues ,,es el plono, el climo, lo composicíón
globol, Ese algo más es el fondo
el 'tempo'en que se despriegon ros díversos desorroilos que puede final por sobre el cual todo el transcurrir del
to- curso se ha dado' Aquella unidad que denominamos escenario.
mor lo toreo'ln
Y este escenario es argo inmateriar, intangíbte, aungue unidad que está en movimiento, que se desptiega en ra temporari-
incruye todos
los elementos materiares que participan en su composicíón, dad de las clases, o det proceso de un curso. Temporaridad que
desde ras no es
técnicas y los métodos didácticos hasta tos modos de tiempo, aunque incluye la cronorogía der tiempo, pues es tiempo
uso de la palabra, exis-
de la comunicación, ra reguración det orden y er poder, der tencíal.
tiempo y del
espacio. El escenario precede en importancia a los elementos materiales
que
Pero no se reduce a eilos, pues es sóro concebibre se utilizan en el transcurrir del curso. pues es el continent que
como unidad, co- e tiñe, que
mo totalidad. tronsfiguro, que "recubre', y,,absorbe,, a cada uno de éstos, desde
el pri_
mer texto hasta el último método. EI escenario los reterrítorializa,
Este escenario se percibe con ros sentidos, se síente los co_
más que se pien- loca en un territorio nuevo dado por él mísmo, desde el momento
sa o, mejor dicho, se siente y ruego se puede pensar. en
Er escenario es ese que se funda.
"algo más" difícil de aprehender.
Les otorga una vida y un sentido que en otras escenas quizás no
Es un excedente que se desprende de ras crases.
Es un efecto de sen- tendrían.
tído que sólo se encuentra oáí.
El escenario precede a los elementos didácticos y materiales,
iQué es Io que explica que por detrás, por sobre o aun las ta-
en contra de reas, los objetivos, el entretejido del programa y las actividades
la precariedad de todos esos elementos, aún se pueda que lle-
muchas veces /le- va adelante el grupo, pero, ar mismo tiempo, también ros
gor o buen puerto en el trabajo con los alumnos? integra. De ahí
radica quizás, la díficultad para su aprehensión y comprensión. pues
el
Aunque sabemos que el docente muchas veces comete educador construye el escenario tombién con estos elementos y
errores, que en re-
no siempre ha utilizado ras mejores técnicas o métodos, que lación con su grupo de alumnos. Más aún, los elementos didácticos,
no siem- los
pre los textos de estudío están a ra artura de to que diversos métodos van encontrando ollí su lugar, van emergiendo
pretende. Aunque en fun-
sabemos que no está siempre bien en las clases, que cíón de construir un determinado escenario.
el rendimiento der
docente es desigual a lo rargo de un curso. La rista es
rarga y podría se- No puede entenderse desde eltiempo cronológico.
guir.
Es simultaneidad y devenir conjunto de educádores, educandos, co-
éQué es lo que explica entonces gue aun así muchos
atumnos apren- nocimiento y todo lo material e inmaterial que los une.
dan, incluso más de lo que se espera de ellos...? No
es sólo Io que
Jorge Medina
I El malestar en Ia pedagogía
Para alcanzar a comprender cuál es el escenario que se teje en una si- Ahí reside su riqueza. y el proceso grupar es una zona de construcción,
tuación determinada, habrá que ver cómo juego su ser el docente. Có- reflexión y producción, pero también de"tiempos muertos,,, momentos
mo deja devenir, fluir su propio ser. Cómo deja que los educandos jue- en que aparentemente no poso nodo.
guen su ser. Cómo juega su poética el docente, su propio estilo.,o
sin embargo, suelen preceder y suceder a ros mejores momentos.
Todos estos serán los elementos esenciales que construyen un deter-
son parte de Ia poliformidad en que se expresa la realidad del apren-
minado escenario.
dizaje y del grupo. El acto pedagógico es rugar de ro decibre, pero
tam-
Algunas preguntas orientadoras pueden ayudar también a pensarlo. bién de Io no decible, de lo indecible, o de Io que no necesita decirse.
iHacia dónde tiende Ia acción del docente? ZA conservar siempre el lu- Según sea el lugar que le dé er educador a esa poriformidad y a
esos
gar de padre omnipotente, Iugar de la "verdad" y "el poder,,? iTiende a tiempos muertos, eso también hará a la construcción del escenario.
perpetuar posiciones psico-familiares regresivas con respecto a sus
El escenario es Iugar de materiarización y de expresíón de lo
alumnos, puestos en el Iugar de hijos? iA ser el Iíder de la dependencia múltiple
y lo diverso, pero que convocan, ilaman a ra unidad para que er
que sus alumnos deben tener hacia él? (Souto, M., 1997,1993).,, acto sea
posible.
O, por el contrario, ipermite que cada uno asuma su propio poder?
unidad y diversidad, juego de equilibrio perpetuo en el escenario
(poder sobre Ia realidad externa y sobre sí mismo). ipermite que el gru- edu-
cativo. cuando uno de estos dos se enfatiza por sobre el otro, argo
po crezca hacia posiciones progresivas en relación con la sociedad y la no
cuaja, algo no cierra, el juego mismo se pierde.
cultura? iPermite que sus alumnos asuman su independencia, su multi-
plicidad subjetiva, su autonomía de pensamiento, su espíritu crítico? icuándo y cómo se pierde ra construcción der escenario como pura
posibilidad del ahí?
óPermite que el alumno seo por momentos el moestro?
ócuáles son las formas, los formatos de ra curtura pedagógica
iQué escenario monta el educador a través de las pequeñas escenas en que
el escenario se deforma, se degenera, se niega?
cotidianas que juega? ZQué valora y qué deja de valorar?
Hay dos formas fundamentares, que no son excruyentes, pues ambas
Interrogantes cruciales que se juegan explícita o implícitamente en la también se convocan mutuamente.
tarea pedagógica.
La primera es cuando al escenario se ro comprende como
escenogro-
Según se vayan tejiendo Ias respuestas, será el tipo de escenarío que fío.Se deriva así en un montaje puramente exterior del escenario,
en su
se arme. apariencia, en imagen vacía de carnadura humana y genuinamente
pe-
Pero el escenario es también aquel soáre el cual se estructuran Ias pa- dagógica. Cuando aquello que era intangible y de un carácter profunda-
labras o Ios silencios, Ios momentos de encuentro con el sentido o con .rente íntimo en el interior de la escena pedagógíca, deviene sólo en
el sin-sentido, la euforia de Ios momentos "llenos" y también la vacui- slrs rasgos más exteriores y ornamentales.
dad, Ia confusión y el caos. Y esta escenografía no tiene por qué no ser bella y otroctivo.
La particular vivencio que se tenga de estos elementos en la tarea pe- Puede estar decorada con computadoras, recursos materiales y
didác-
dagógica también hace a la construcción de un escenario. por ejempro, tirr¡s de última hora y textos actualizados, artefactos del mercado
o de
sabemos que en un proceso grupal siempre hay diferentes momentos. l,r tt-'cn.logía pedagógica más moderna de su tiempo histórico.
El malestar en la pedagogl,r
I
cuando al escenario se lo comprende y se lo encarna como esceno- Dice Ana María Fernández: "El llomodo contexto es en rigor texto del
grafía o como enseñanza escindida para suietos disociados, no desapa- llrupo; es decir que no hay uno reolidod externo gue produce moyorcs
rece, sino que se manifiesta en su forma más encubridora.
se pierde así o menores efectos de influencio sobre los acontecimientos grupoles, si-
su enorme Potencial' no que tol reolidod es porte del propio texto grupol en sus diversos ttttt
de un <lalizaciones; es, por ende, fundonte de codo grupo; mos que esccno'
En este sentido, comprender el acto pedagógico como montaje
es condi- rofío, d ro mo g ru po 1".'n
escenario adecuado será quizás el factor fundamental, pues
t
1
E
El malestar en la pedagogía
I
El desafío pedagógico allí es convertir explícitamente el contexto en La idea de viaje refiere a conocer lo otro que no es una para poder
crecer, perderse y encontrarse a través de lo otro. pero para esto siem-
texto.
pre es necesaria la instancia de la significación en el ahí: que lo otro Ie
Nos guiaremos aquí por algunas reflexiones de Jorge Larrosa: 'Todo lo sea significativo al alumno a partir de convocar su mundo. EI educador,
que poso puede ser considerodo un texto, olgo que compromete nues' cuando enseña, cuando da textos, cuando muestra el mundo, siempre
tra copocídod de escucho, como si quisieron decirnos olgo. Lo impor- emite signos. Y convocar el mundo del alumno es posibilitar que los
tante es lo reloción de escucha (no de apropioción) con el texto. Oír lo alumnos recorran las diversas distancias entre el signo y la signifícación,
gue no se sobe, lo que no se quiere, estor dispuesto o perder pie y de- sin abortar ese viaje interior con apuradas fórmulas y conceptos prees-
jorse tumbor, o tronsformorse en uno dirección desconocido"'" tablecidos
Allí se estaría ingresando al territorio de la experiencia. La experiencia en el acto pedagógico es acontecer de la pluralidad, li-
iPero qué entendemos por experiencia? berar Ia diferencia sin capturarla. Tiene siempre una dimensión de incer-
tidumbre que no se puede reducir. Es ín-transitiva, no es el camino ha-
"Lo experiencio serío lo que nos poso, no lo que Poso..."Larrosa cita
cia un objetivo previsto, hacia una meta que se conoce de antemano,
a Heidegger: "Hocer uno experiencio en olgo significo que olgo nos es apertura hacia lo desconocido (Larrosa, J., l996).
ocoecet nos olconzo, se opodero de nosotros, nos tumbo y nos tronsfor-
mo... Dejornos obordor en lo propio por lo que nos interpelo, entrondo Pero para que suceda el acontecer de Ia experiencia, que no siempre
y sometiéndonos o ello'lt; transcurre en el tranquilo orden lineal de causas y efectos, el docente
debe permitirse transitar no sólo por lugares de certeza y de respuestas
Pasar... pasan muchas cosas, el mundo entero es un PerPetuo trans-
seguras, sino también por zonas excluidas, oscuras, lugares de no certe-
currir de cosas, de sucesos, de textos, de conocimientos. Que la expe- za y de interrogación. Jugar la estructuración, el orden y el cosmos, pe-
riencia acontezca es atribuir un sentido a las cosas con relación a noso-
ro también Ia desestructuración y el caos.
tros mismos. Es una relación de producción de sentido. Es construcción
de sentido, que el mundo suspenda Por un instante su sentido y se abra Después de todo, y en un campo de sinceramiento (que tambíén hay
a la posibilidad de resignificación (Larrosa, J., 1996) que construir, que también es parte del escenario), el docente también
se interroga por el mundo. Él también está muchas veces anonadado
Significativamente, Bárcena y Mélich señalan en el mismo sentido: "Io- por la emergencia de Io real.
momos oquí, por tonto, lo expresión acontecimiento en su sentido de
osistir o uno experiencio, esfo es, de hocer uno experiencio como olgo Éi también es interpelado por el mundo.
que nos ocurre¡ que se opodero de nosotros, que nos tumbo y nos trons- Instaurar aquí un territorio de diálogo es recuperar la relación educa-
formo. El ocontecimiento es lo grove, lo que tiene uno cierto grovedod, tiva como un comportir experiencias. Volvamos a Larrosa: "Si el profe-
oquello que do que Pensor y que rompe la continuidod deltiempo, un ,,or se limito o mostror el código está convirtiendo el texto
en una coso
ontes y un después"." t¡ue hoy que anolizor y no en uno voz que hoy que escuchor. Si preten-
rlc onticipor el sentido de un texto está tombién concelondo de forma
Ex-per-íentio significa salir hacia afuera y Pasar a través. Erfohrung (ex-
(tutoritorio y dogmática lo posibilidod de escucho. pero sí puede mos-
periencia en alemán) tiene la misma raíz que fohren, que se traduce
normalmente por viajar, señala Larrosa.
lror uno experiencio personol, cómo se lo ho escuchodo, cómo rlno se
@
El malestar en la pedagogía I
I .lorge Medina
drama de Io pedagógico: lo más importante de estos Procesos no pode- uno porte definido y secuenciado de un método o de un comino segu-
mos controlarlo.re lncluso J. A. Castorina, en un texto clásico y desde una ro y osegurodo hacia un camino prescriptivo de formoción'!,,
perspectiva psicogenética, ya alertaba sobre la ilusión pedagógica de con- El experimento es la negación de la experiencia.
trolar (capturar) los Procesos de aprendizaje (Castorina, A., 1984).
"Lo ciencio moderno desconfío de la experiencio, lo hace parte del
Si esto es así, el docente se constituye aquí como moesfro al enseñar método y Io reduce o experimento: etopo en el comino seguro y prede-
una relación, pues deviene Persona, se humaniza al dar curso a su Pro- cible que llevo o lo ciencio!',,
pia experiencia, a su incompletud y a su aventura y la comparte en el en-
El circuito de esta negación se completa cuando a la experiencia se la
cuentro con sus alumnos.
mutila dejando emerger sólo los aspectos fácilmente demostrabres, ob-
pues el educador no sólo enseña desde la claridad y la certeza, sino
servables y evaluobles; cuando el alumno se somete a esconder su ex-
también desde la no certeza y sus preguntas sin respuesta. periencia para mostrar sólo lo que de él se espera en un examen.
Debe ser un programa de trabajo, una actitud, un método. Lo cual no "Los oparotos pedogógicos hon estodo cosi siempre comprometidos
quiere decir que fodo conocimiento y todo contenido deba ser conver-
con el controldelsentido, con lo construcción y lo vigiloncia de los lími-
tido en campo de experiencia. Tampoco que determinodo.s contenidos tes entre lo decible y lo indecible, reolidod y aporiencio, verdod y error.
solamente pueden serlo. Nos referimos más bien a estructurar una zo- Y en este momento en que lo principol omenazo es lo homogeneizo-
na, un oire, un climo en que la experiencia sea posible.
ción, hoy que dejor de ínsistir en lo verdad de los cosos y comenzor o
Es posición existencial de comprender el conocimiento como aventura. creor los condicíones paro la pluralidod delsentido. El popet del profe-
sor es hocer que eso plurolidod sea posible...'i terminará diciendo La-
La experiencia de la que hablamos no será posible si no hay encuen-
rrosa,"
f/,o entre educadores y educandos, Pues la experiencio es ocontecimíen-
to desencodenodo por el encuentro. Pero la experiencia también deviene como negación de sí misma
y a la vez, la experiencia compartida será condición necesaria para for- cuando en el ahí se expresa también la cultura pedagógica de la exte-
jar condiciones para el encuentro.'o rodeterminación del conocimiento: el conocimiento suministrado verti-
calmente desde el poder y desde el afuera y, como tal, vivido como ex-
Encuentro y experiencia se co-Pertenecen, se buscan exasperadamen-
tctrioridod,lo que obstruye Ia posibilidad de vivirlo en una relación de
te en el interior del acto pedagógico.
lorOe Medina
I El malestar en la pedagogla I
interioridad, de relación íntima con el campo experiencial del sujeto que entre sí, pues lo primero que tiende a emerger entre ellos es su díferen-
aprende. cia y su distancia.
Y el conocimiento está ahí, reflejando a la cultura y sus contradiccio- Forjar las condiciones para ese encuentro será quizá una de las prin-
nes, dando sentido al encuentro del docente y el alumno, pues los con- cipales tareas del docente, del profesor, del pedagogo: tender puentes
tiene, los enmarca a ambos, provee el sentido para el inicio de Ia rela- entre estos mundos en orden a algo que los trasciende a ambos, a la
ción pedagógica. Pero él también espera ser develado, interrogado. Los historia humana misma.
necesita a ambos para seguir siendo. Y aquí la posibilidad de experiencias de aprendizaje adquiere toda su
relevancia, pues es condición necesaria para tejer estos puentes.
Necesita ser no sólo transmitído, aprehendido, sino también ser cues-
tionado, interpelado, destruido y refundado, para seguir estando vivo. Él Ahora bien, el desencuentro y el conflicto no son lo negoción del en-
también revela su costado de íncompletud, de parcialidad, de inacaba- cuentro.
miento.
Éstos son parte inherente del juego, del trabajo de forjar el encuentro.
Hay encuentro, entonces, cuando estos tres mundos se intersectan, se
Docente, alumno y conocimiento parten de una situación básica de
interpelan mutuamente. Cuando cada uno es interpelado, cuestionado,
desencuentro, el cual retornará muchas veces en el camino de forjar ese
por los otros dos.
encuentro.
Lo cual no puede darse sin conflicto. Los tres protagonistas no tienden
Siempre hay una no suturo, un no encoje, un no cierre total en elvín-
naturalmenfe a encontrarse. Más bien tienden a colisionar, a "chocar"
culo pedagógico (Puiggrós, A., 1995). O sea, una imposibilidad final de
! lorge Medina
El malestar en la pedagogfa
encuentro entre el educador y el educando. lntegrar la reflexión sobre Todos tíenen algo para decir sobre er desencuentro,
Ia ímpavidez fren-
este no encuentro es parte esencial de la acción pedagógica, es parte de te a las contradicciones det mundo y ra emergencia
de ro rear.
la tarea. Mucho enseña el docente cuando reflexiona con sus alumnos
Ahora bien, decíamos antes que er desencuentro y
sobre las diferencias que los separan. Díferencias generacionales, cultu- er confricto no son
la negación del encuentro.
rales, de valoracíón de la realidad. Diferencias en cuanto al valor que se
asigna al conocimiento, a su utilidad o inutilidad. Percepcíones distíntas La verdadera negación, deformación, degeneración
de ra posibiridad
en cuanto al sentido y el valor de los límites, de la convivencía, del furor de encuentro serán ra apatía, er aisramiento, er repriegue
de cada uno
y la víolencia, del compromiso y la ideología. sobre sí mísmo, la dístancia vivida como infranqueabrá.
u enc¡erro der
sujeto ígnorando al otro y al conocimiento.
Pues aquí es el no encuentro mismo el que adquiere sentido pedagó-
gico. En palabras de puiggrós: "Er educador sigue
siendo necesorío, ro cuor
torno necesarío lo diferencia (no ro injusticio):
Es aquí donde el docente deviene educador frente al educando. ro convíerte en consti_
tutiva de la relación pedogógico. Es necesorio,
en combio, er reconocí-
el encuentro en el ahí, en el interior de la relación pedagógica,
Es en miento por porte del educodor de lo desigualdod
en térmínos de dife_
donde adquiere sentido el tematizar (volver tema en la clase) aquello rencio: de conocimientos, íntereses, culturo, proyectos,
lenguo.En ese
que los desune y la distancia que los separa. coso, lo reloción pedagógíco puede constítuirse
como onto-gonismo, es
decir, puede obrirse como un espocio de uno
Convertir en tema los conflictos, Ios emergentes, las debilidades e im- rucho posítívi entre edu-
posibilidades,la misma imposibilidad del encuentro en la relación peda- codor y educando, en ro cuol ra parobro ambos
encuentre espocio pa-
gógica, son formas de construcción de sentído. Y no como escape de la ro desorrollarse'! y en otra parte dirá; "El rechazo
estudíontil de lo cul_
tarea, sino al revés: como pensamiento, como operación de atríbución turo (...) impide el estabrecímiento der ontogonísmo
y trota de inver_
tir lo relocíón de contradicción educador educondo
de significación y de sentidos, que surge desde ese vacío, desde ese sen- / tíegondo o un co_
llejón sin solida. Al negar ar educador, er educando
timiento, desde el extrañamiento frente a los avatares de la realidad. Co- r"-ni"gu a sí mis-
mo juego y crítica de los factores y mandatos que los constituyen y de- mo, porque moestro y olumno sólo exísten
como términos de un vín-
terminan como personas y como grupo. Posibilitor el emerger del gru- clr[o",'o
po, de un pensü y un sentir gue no intento ser domesticodo, ya es un Puede así pensarse en una "rucha positiva"
en términos de un anta-
odo pedagógico. gonismo creativo entre educador y educando.
Y el sentido de estos conflictos sólo puede buscarse si ambos, educa- La negación del encuentro, entonces, será
ra curtura de ra autosufi-
dor y educando, refieren a algo que los trasciende. En primer lugar, es- ciencia, del "estar en otra", de la nada "coor":
ra pranicie infinita y ho-
tá el tercero de la relación pedagógica, el conocimiento, pero, más allá rizontal en que todo do ro mismo, sin rucha,
sin doror, sin pasión. En
de é1, el mundo todo y la historia humana. Ésta es la instancia en que suma, todas las formas en que ros sujetos se
repriegan sobre sí mis-
puede dirimirse el sentido de su distancia y su diferencia, pues es el mos ignorando y no visibilizando al otro como
alguien que tiene algo
mundo del hombre el que los interpela a ambos sobre su posición en para darle.
ese mundo.
Más, la palabra puede ser también expresión de búsqueda. Pero la palabra muere como posibilidad pedagógica cuando no es el
modo de ser de un auténtico decir. Todos sabemos que se puede ha-
Puede ser también no más que un decir desde una ignoroncío armo-
blar mucho y decir poco.
da.
Y hablamos de un decir como expresión de una identidad en forma-
Armada con muchos saberes que ha ido tejiendo y destejíendo en el
ción, como expresión de un pensamiento en curso, como el decir de /o
transcurrir deltiempo, una "ignorancía" no ingenua, quizás socrática. Pa-
experiencía en el sentido ya referido.
labra como certeza, pero también como duda e interrogación frente a Ia
realidad. Como clausura, pero también como apertura. Palabra como La palabra muere en las formas de Ia impostación, de la exteriorídad
una contríbución a clarificar el camíno, como invitación a discurrir en el y de Ia artificialidad cuando se encarnan en el lenguaje.
lenguaje la construcción del conocimiento y sus aproximaciones ince-
La palabra muere cuando es ruido que no dejo oír otras voces.
santes.
Así, su príncípal degeneración como posibilidad pedagógica quizás es-
Si el docente sustenta su palabra en el poder, ésta se aleja de su ex-
té en la saturación de la palabra por parte del educador: cuando éste
presión pedagógica más profunda. Pero se acerca si recupera el poder
ocupa todo el espacio de Ia palabra, quedándole al alumno nada más
de la palabra como diálogo. que el silencio. Aquí, Ia palabra del educador se constituye en negación
Se acerca también cuando no abdica de su palabra, y de su saber. de la palabra del alumno y, más allá de ella, en negación de su identi-
dad. Paradójicamente, en esta situación, el silencio también pierde su
No obstante, el acto de educar convoca también al silencio.
I torge Medina malestar en la pedagogla
El
I
potencialidad, pues ya no precede al decir del educando, a su pregunta, Esta pregunta que los docentes se hacen marca un punto de tensión:
a su error. Ya no es fondo para que puedan surgir nuevas palabras. Ya Ia trama íntima que tejen los tres protagonistas del acto pedagógico no
no hay lugar para que él hable desde su propia existencia reol. puede dejar de retornar como búsqueda de sentido con relación al lu-
gar de cada uno en el mundo, con relación a su propia existencia, y en
Ya no hay espacio para que él construya su palabra.
el horizonte final, al devenir del hombre en su proceso de humonizo-
Craduar las palabras y los silencios es uno de los grandes aprendiza- ción. Éste es elterritorío último que sirue de morco, de continente, poro
jes del educador. volver o osignor sentidos ol odo de educor. Pues es el territorio en que
vive, en que puede vivír la pregunta: ihocía dónde va el ser humono?